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Adolfo Soto Sáez Restaurantes y Apartamentos Turísticos Rincones del Vino Ezcaray - Logroño (La Rioja) España

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Justi Gallo, pasión por Santa Bárbara y el Carnaval’ Justita la peluquera, Justita la ‘Barrumbarra’, o simplemente Justi.

Una mujer a la que la vida ha golpeado duramente una y otra vez, pero ha sabido levantarse y seguir caminando con la cabeza erguida y siempre en su cara una sonrisa encantadora. No conoció a su padre, ya que murió cuando tenía un año. Siempre a su lado un perrito, ¡los que habrá tenido y disfrutado a lo largo de su vida!

A su abuela, un buen fotógrafo la inmortaliza cuando salía de la iglesia, su fotografía aparecerá en los periódicos de la época. La foto impone un poco.

1. Maria Santos, la abuela de Justi Gallo, saliendo de la iglesia de Santa María la Mayor. 2. A la derecha, Justa, la madre de Justi, junto a María (comadrona), centro, y su hermana Faustina (Vda. de Carlín), en Sta. Bárbara.

Su madre lucho mucho para sacar adelante a los hijos, lo que logró con matrícula. Lamentablemente uno de ellos Cipri, murió a los 16 meses, volvió a poner el mismo nombre a otro hijo, que murió en Ezcaray a los 26 años. Aun disfrutó de otros cuatro.

1. Con sus vecinas, Arsenia, Faustina, Justi, Jesusa y Celia, apoyadas en el ‘haiga’ en la plaza de ‘la Verdura’, frente a la tienda de Carlina en cuyo escaparate vemos hasta botijos de barro. 2. Justi en su peluquería escuchando a Elena Francis.


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Justi, con tres lacitos, guarda de la escuela un bonito recuerdo que quiere enviar a la familia de la chica que comparte la fotografía. En ella ya vemos su especial y limpia sonrisa que no la dejará ni en los momentos más difíciles de su vida, que serán muchos.

Justi, a la izquierda con lacitos, junto a su amiga Esperanza Martínez (Camineros) (1). En una boda de mirón ala izquierda el autor. Ignoro quien me empujó pero por poco bajo todas las escaleras de la iglesia en bicicleta (2).

Tan solo en una ocasión Justi pareció decidida a cambiar el perro por el cerdito valiente, pero se lo llevaron para hacer una película sobre una granja y retomó el perro como mascota.

“Perla” 1. Acompañada por su madre, Justi trata de dar de comer algo al cerdito, muy poco convencida de lograrlo, vamos que le da algo de miedo. Era la cerdita ‘Clementina’. Ya crecida un día la pusieron un abrigo para hacerla una foto, a la cerdita aquello le pareció como una camisa de fuerza arremetiendo con furia y rompiendo cuantos muebles en la habitación había, el problema fue quitarla el abrigo, y lo peor que no pudieron hacer la foto. 2. Con Tere Jorqui, “arriesgando” sobre el crecido río Oja en el puente de la ferrería de los Grandmontagne. De niña, jovencita y no tan joven, a Justi le pasaron mil aventuras y en compañía de su vecina Celia, Carlina II, pasaban el rato maquinando como entretenerse.

‘Justi, el billete y Perla’ De niña, Justi Gallo (Barrumbarra), cuidaba a ratos del niño Pitín, o alguna de las dos niñas Pilar o

Esperancita, hijas de Doña Pilar Nájera, una maestra de Ezcaray que la daba clase. Vivía entonces la maestra encima del piso de Lorenzo Soto, cerca de la plaza de la ‘Verdura’, de la que cantaban, “la plaza de la ‘Verdura’ tiene una famosa esquina, en las que viven felices Barrumbarras y Carlinas”, apodos cariñosos con que se conocían a dos de las familias que compartían una de las casas con esquina a la plaza y a la calle que la une con el pórtico de la iglesia. Estando Justi en casa de la maestra esta la da un billete de cinco pesetas y la manda a comprar alguna cosa que necesitaba para comer. La niña mientras bajaba las escaleras iba soñando y jugando con el billete tirándolo al aire, a la que caía lo recogía y decía ¡Ahora tengo dos!, lo volvía a tirar y cogía en el aire, ¡Ahora tengo tres!, tan emocionaba estaba haciéndose rica de una manera tan sencilla que no se había dado ni cuenta que desde el portal contemplaba la escena una perra de caza de Lorenzo entrenada o coger cuanto le tiraban al aire. Cuando la niña tira de nuevo el billete ya llegando al portal la perra de un salto tras metérselo a la boca se lo tragó.


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Nunca Justi había querido desaparecer hasta aquel momento, tampoco se atrevía a volver sin la compra y el billete y al rato, acurrucada en un rincón del portal, lloraba junto a la perra que trataba de consolarla. Pasado algún tiempo Meli, la mujer de Lorenzo, oyó los sollozos de la niña y bajando al portal trató de calmarla hasta que finalmente pudo saber entre palabras entrecortadas lo sucedido.

La dijo que no se preocupara que vigilara las cacas del perro y tan pronto saliera el billete se lo daría de nuevo, lavado y planchado, la niña calmada con aquello subió de nuevo acompañada por Meli. Cuando Pilar Nájera y su marido supieron lo ocurrido no pararon de reír. Siempre recordaban como un perro truncó en un descuido los sueños de hacerse rica sin trabajar a Justi, que era recogiendo el dinero que llueve del cielo. Pero para ello alguien tiene que tirarlo, lo que en Ezcaray ocurre tan solo en bautizos y el día de las Aleluyas. Nunca Justi se olvidó de aquel día.

1. En la ponderosa, la pequeña caseta de la huerta en la que pasó tan buenos ratos. 2. Don Lázaro Vargas, Parroco de Ezcaray, celebra la boda de Justi y Goyo.

‘La traca valenciana’ En la tienda de ‘Carlina’ se podía comprar desde pescados a frutas y verduras, cerámicas de

Navarrete, cestería, castañas asadas los fines de semana, chucherías para los niños, incluso ¡petardos, cohetes y tracas! Arsenia, una vecina que vivía sola en una callejita junto a la plaza que va a dar al taller de artesanía textil de los Valgañón, para celebrar su cumpleaños invita a merendar a una vecina y a sus dos amigas, las hermanas María y Faustina, la segunda madre de Carlina, Vitoriana Arroyo, que así se llamaba, lo de Carlina más bien era un apodo porque su padre y abuelo eran Carlines.

Carlina tenía dos hijos, la niña, Celia, la solía ayudar en la tienda y era muy amiga de su vecina Justi. Como tenían mucho tiempo para pensar, normalmente “maldades benignas”, enteradas del acontecimiento decidieron que podían animar la velada a su abuela y amigas. Ni cortas ni perezosas cogieron de la tienda la traca valenciana más grande que encontraron y al atardecer cuando las mujeres celebraban con su chocolate y moscatelito el cumpleaños de Arsenia en el primer piso, por las escaleras, desde el portal a la puerta de la cocina colocaron la traca prendiéndola tan pronto habían terminado.

Si una traca al aire libre produce un ruido ensordecedor imaginar que puede ocurrir en un espacio cerrado como el descrito. Los petardos se convirtieron en bombas y la vieja casa parecía venirse abajo mientras un humo denso y lacrimógeno se adueñaba del portal y la escalera. Cuantos trabajaban en los telares de Cecilio Valgañón y en la cercana fábrica de mantequillas de los Jorqui oyeron el estruendo y junto a otros vecinos de la plaza acudieron a socorrer a las ancianas que desde la ventana de la cocina pedían socorro.


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Como nadie sabía que es lo que realmente había ocurrido y la humareda del portal les impedía entrar y saber si había fuego las dijeron que se descolgasen desde la ventana a una pequeña escalera que habían traído Ángel Alonso del cercano almacén de vinos, pero ninguna de las tres mujeres lo hacía, insistieron de nuevo los hombres y ya Faustina les dijo, “pero como vamos a descolgarnos y bajar por la escalera, ¡si no llevamos bragas!”, lo que era muy cierto, y es que realmente en aquellos tiempos las mujeres de estas edades raramente las usaban.

(1) Boda de Justi & Goyo.

Ciriaco Monge feliz en su carro en el que traía, o llevaba, maletas y mercancía de la estación a comercios, empresas y hoteles, al igual que hacía Mahave con el suyo. Dejaría el “negocio” a su hijo Felisín hasta el año 64, cierre de la estación. Como maletero pasó al “Pepón”, autobús de línea regular. 2. Canuto sobre el carro, aún tiene cuerda y humor. Felisín Monge a la derecha, posiblemente el carro es el suyo. Tenía a la yegua tan bien educada, como su padre al burro, que desde la estación paraba, una vez descargados los equipajes en los hoteles, en la puerta del bar de Josefa, de Cuesta, etc., en los que se tomaba un descanso y un porroncito de vino, “cuartillo”, acompañado por Federico, un buen cazador, Floren, un buen músico, etc. En las mesas del bar de Josefa, guardaban en sus cajones algo para comer, ¿pan, cebolla, tocino...? Otros transportes que hacían eran de leña, “tacorros” gruesos, o fina para encender, de las fábricas a las casas particulares y hoteles.

El burrito busca y encuentra a su dueño En el bar de Josefa, que tiene tres puertas a tres calles, un día Ciriaco, el padre de Felisín que tenía

un burrito bien amaestrado, tras beberse un porroncito charlando con sus amigos se fue por otra de las puertas olvidándose del burro y el carro. El inteligente animal, al ver que no salía en el tiempo previsto se fue como todos los días a recorrer los bares que acostumbraban a visitar tratando de encontrarle, lo que así ocurrió en el bar de Cuesta. Además del taller para hacer herramientas de carpintería, era músico, un artista con la caja, y pregonero, como Félix Puelles.


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Como al resto de jóvenes de Ezcaray las fiestas de Santa Bárbara la encantaban. Subían las cuadrillas y familias andando llevando en barcas de frutas la comida y bebida, algunas se ayudaban por burros pero eran pocas.

En las laderas de Santa Bárbara se reúnen para comer familias, vecinos y amigos, muchos viven en la plaza de La Verdura o junto a ella. Alguien lleva al perrito que disfrutará con las sobras.

(1). Encarna Mendi y… Lazo izquierda, Fina, Pedro Arrechinolaza, Carmen Gallo, Ángeles (telefonista), Justi Solanas, una chica de Arnedillo y el futuro maestro que será el padre de Esmeralda. (2). Félix, el hermano de ‘las Autovía’, se inclina para que Justi al fondo, que sonríe, pueda salir. Creo reconocer a Candi (telefonista) a su lado, Daniel Galillo y Ángeles hermana de Candi. Con camisa blanca Paulino (Cubeitia o parecido). El trío es; Tere Arrechinolaza, Isidoro Mingo e Inés, la ‘Coneva’, tía de Pili, casada con Arturo (Pituco). El ambiente es extraordinario, que envidia, actualmente, salvo a la hora de la misa y procesión, cuando el tiempo lo permite, se puede calificar de triste. Apenas baila nadie y cada día menos personas se quedan a comer.

(1) Como en el chiste de los cuatro legionarios en el camello, el burro parece ir un poco... (2) Justi con Antonio Tapia. (3). Carmen, la guapa hermana de Justi y su ayudante en la peluquería.


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Fotografías ampliadas del album de Justi.

1. El Cardizal es aún un huerto con árboles frutales, las Teñas sigue siendo campo de fútbol. El baile y buen ambiente preceden a la comida. Es increíble pero Santiago Bengoa no toca el bombo, junto al sonoro instrumento parece estar el pequeño Bengoa, padre de Aitor, otro buen músico del grupo navarro ‘Nueva Etapa’, y su abuela, a la derecha, con un ancho sombrero.

2. En esta ocasión se divierten en compañía de uno de los burros que suben la comida, todos quieren salir junto a él y casi lo tapan. Junto al burro, ‘Macuca’, un ligón de mucho cuidado a pesar de no ser lo que se dice guapo. Izquierda de pie; Arsenio, Toni, Cirilo, Pepe, Victor Guerra, Antonio Sáez, Eladio. Sentados; José, Pepín Urizarna (se fue a Buenos Aires y no regresó) y a la izquierda de rodillas Gerardo Urizarna, Domingo, y Justi a la derecha, nos deleita con su particular sonrisa y la alegría de una chica muy especial. Abraza al burro Cipriano Arriaga, a su lado Jesús Miguel (un Pochila), casado con Luci.


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Fotografías ampliadas del album de Justi.

Vemos en primer plano, centro, a Dionisio, el peluquero de la plaza y algunos de sus hijos, mujeres y nietos. A la izquierda quizás esta Basi la ‘Habanera’, sombrero, y Victor Guerra, bota, con su familia. Las banastas de fruta y cestos se han vaciado, todo está sobre los improvisados manteles. Incluso junto a Basi vemos un cochecito de niño y es posible que ella lo tenga en brazos. Puede ser la pequeña de Filo, Susana. Carlina y familia con Ignacio, el panadero, cerca de ella. Vemos a Luís y Arcadio Basurto, etc.

Manolo, el del bombo, tenía un pequeño taller para reparar bicicletas, donde Arturo Romaní las alquilaba. Izquierda; Luís, Pili Pérez, Luís Lladó, Cipri, Mari Carmen, Manolo, Sarita, Allende Tapia, Justi, Vega, (al fondo), Toni (sentado), Juanito, Antonio Sáez, una Munartia, detrás Blanqui Arriaga, fondo derecha, Loli (su padre vendía en un puestito móvil chucherías y deliciosos buñuelos que hacía su madre).


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En aquellas épocas todo el pueblo, incluso las personas mayores, participaba en la fiesta.

1. Pili Pérez del Pozo (Hija de Lolo Pérez, el pastelero), Juanito Gómez, el padre de Sarita, de primeras nupcias, y Poldín de su segundo matrimonio con María Arriaga, Carmen Gallo con el pequeño Alfredo, José (padre de Silviano, etc.), Pepe, casado con Celes y los niños… 2. La pequeña Patricia con su padre Josechu, Carmen, Fernando Rodríguez… Ya casada, Justi sigue disfrutando de Santa Bárbara.

1. Aún no se hicieron los últimos arreglos en al ermita de Sta. Bárbara, ni la campana de Turza se ve en su tejado. 2. En la plaza Justi con Arcadio Aransay (un Bascuñana), Ricardita, Casimiro, Allende Tapia y Domingo Antonio ‘el Chofero’, embelesado con ella. Domingo, cruza las piernas.

* * *Dulcinea y Sancho Panza 2. Esperando que las pidan si quieren bailar, las cosas eran así. ¿Quien es la niña del collar?


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Las bicicletas eran en aquellos tiempos “lo más”, no todo el mundo se podía permitir este lujo. Ya si tenían timbre y frenos que funcionaban la locura. Celia era feliz con su descapotable.

Conchi Mahave, Justi, Manolo, Josefina y Vega, Angelines (hija de Marcos-pintor), Elo Viniegra y Filo. ¿El niño...?

Celia y Justi, día de gala. María José Díez (hermana Luís-panadero), Justi.

De niña vio llegar a los soldados y cadetes de la ‘Academia General Militar de Zaragoza’ y se fue haciendo mayor considerando normal la llegada de aquellos alegres muchachos que rompían las rutinas de sus vidas y se reían y tonteaban con ellos por unos días, cuando se iban los chicos del pueblo en venganza no las sacaban a bailar durante unos días.

Esperando a los chicos. Celia, Justi, Isabelita. 2. Josefina, Justi, Allende Tapia y Vega.


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No solo venían a Ezcaray a pasar unos días los Caballeros Cadetes, también muchos soldados que tenían que cumplir con el periodo militar obligatorio que les atendían y montaban el campamento. Alguno encontró novia y mujer en Ezcaray.

1. En el bar del cine, atendido por Pelayo, María y Aurorita. 2. Con Elenita García, tenía una mercería en la esquina de la plaza del conde, bajos de Cornejo, su padre Basilio, un bar, se casó con un militar y les destinaron a Colombia, sobre los 36 años, ya viviendo en Madrid, fallece, dejando cuatro hijos. Era educada, elegante y simpática. Juan, uno de sus hermanos por no hacer la mili se fue a la patagonia argentina. Otros hermanos eran Jesús y Angelito. 3. Elena ya casada con dos de sus hijos.

1. Frente al Café Central, con Blas, el fotógrafo de la academia, y un compañero. 2. Gastando bromas en la peluquería a un soldado llamado Antonio, Justi y Allende Tapia.

A la puerta de la peluquería se reúne la familia, antes de embarcar Paco para Buenos Aires. Están con los veraneantes que acogen en su casa en verano, el resto del año la alquilan a dos maestras, Doña Pilar y Doña Emilia. Con esto y cosiendo su madre les fue criando. 2. Justi, llevando de copiloto a Blanqui, ayudanta de peluquera, dispuesta a plantar batalla a Alonso, su madre dará la salida. Parece incluso distinguirse la cabecita de un niño junto a Blanqui


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Algunas empresas de Ezcaray pasaban por momentos críticos (como ahora, 2012) y los hermanos de Justi no todos los meses cobraban los salarios, las cosas empeoraban y como tantos riojanos (unos 20.000), vieron su salvación y la de la familia en América, un tío les habló bien de Argentina y reclamó, uno tras otro, a dos de los hermanos de Justita que embarcaron con rumbo a Buenos Aires.

1. Ante la puerta del Oratorio de San Felipe Neri, que se encontraba frente a su casa, con su madre, hermanos Cipri y Paco, (Alfredo ya está en Argentina), Carmen y la perrita de la época (Quizás sean estas las únicas fotos del exterior del Oratorio) y de sus hermanos en Ezcaray. 2. Apoyadas en el muro del Oratorio de San Felipe, Justi, ya peluquera, con su madre. 3. La joven clienta está quedando francamente bien, es Pili Ortiz Nájera.

En la ciudad de tan bonito nombre los aires no eran tan buenos y como a tantos emigrantes les tocó sufrir y llorar mucho. Nunca reclamaron a las novias que en Ezcaray dejaron con la promesa de que las llamarían para casarse, ni pudieron regresar pronto y ricos, como el novio de Maitechu al caserío.

Los barcos con destino a Buenos Aires zarpan del puerto de Santander.

Pasaran muchos años, unos veinticinco, hasta que sus dos hermanos regresaron a Ezcaray. Años

después su madre fue a Buenos Aires para conocer a la nueva familia de aquellas lejanas tierras, acompañada en el viaje por las hermanas Luisa, Isabel y Maura Rodríguez, hijas del secretario de Ezcaray en aquel momento, reclamadas por sus hermanos que al igual que los Gallo vivían en Argentina (su hermano Feliciano, fue asesinado al comenzar la ‘Guerra Civil Española’), nada extraño que quisieran alejarse de aquel horror. Tras el regreso de la madre de Justi a Ezcaray, volvieron, Paco unas tres veces y Alfredo unas 12 veces. Hoy, 2010, con 90 años, ha muerto en Argentina Alfredo, el último de los hermanos de Justita. Paco murió seis años antes.


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Una serie de desgracias y accidentes terminó con buena parte de la descendencia de los hermanos de Justi. Creo que hoy tan solo viven dos de sus sobrinas.

1. Cipri hermano de Justita con un amigo de Bilbao. Algunos de los últimos recuerdos de su vida en Ezcaray. Nos dejó a los 26 años, el 3 de octubre de 1953. Al fondo vinos V. Satorre y el carrito de los helados a la puerta del bar. 2. Cipri, junto a la ‘rubia’ de Paco Mendi, con Antonio (Cambriles), Angelito Calvo (Gallangos) y Victor (Peraitia), tío de Raúl. Detrás, bajo los portales, Café Moderno.

Hay algunas fotos de Paco y Alfredo a su regreso a Ezcaray, donde pasaron unos días, ¡tras veinticinco años de ausencia! Volvieron como dice la letra de un tango, con la frente marchita, el paso del tiempo platearon su sien…

Los hermanos que se fueron a Buenos Aires, volvieron a los muchos años a pasar unos días en Ezcaray, llevando a su regreso unas fotos como recuerdo junto a su corazón.

Con su hermana Carmen. Este precioso paseo junto al río Oja les encanta, Ezcaray ha cambiado, como la casa donde nacieron que se tiró para hacerla nueva. Todo está precioso. (Dos) En Santa Bárbara, lugar que les trae imborrables recuerdos, la congoja de uno de los hermanos se convierte en llanto, el otro hermano trata, quizás inútilmente, de consolarlo.

“Ezcaray de mis amores, nunca te volveré a ver…” Los recuerdos son muy fuertes, cuantas felices fiestas de Santa Bárbara pasaron en este lugar. El dolor de

dejar de nuevo Ezcaray, amigos y familia, sabiendo en el fondo de su corazón que quizás nunca les volverán a ver, hace que las lágrimas rueden por el rostro de uno de ellos, su hermano trata, quizás inútilmente, de consolarlo.

Así ocurrió, los dos murieron muy lejos de Ezcaray, en Argentina, su segunda patria. En cuanto a Justi y Carmen nunca salieron de Ezcaray. Justi aprendió peluquería con Justita la de Berna, más

adelante se fue a Madrid a estudiar en una academia de peluquería. Abrió una peluquería en Ezcaray en la que tenía como ayudantes a su madre y a su hermana Carmen, cuando se quedó sin trabajo. Mas tarde enseñó el oficio de peluqueras a Blanqui y Maribel. Blanqui, antes de casarse y trasladarse a Barcelona, siguió con la peluquería en Ezcaray que dejó Carmen (hija de Geroncio) cuando se fue a Madrid.


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La madre vivió muchos años al igual que su guapa hermana que nunca se casó. Durante estos años Justi vivió una época de tranquilidad y felicidad.

El coche de Justi con el agua, el sol y el tiempo ha encogido. Marimar Jorqui conduce. Al fondo la curiosa puerta de Cornejo. (Dos) Chuchi, alcalde de Ezcaray, preside la entrega de premios a las ventanas y balcones más bonitos.

Como la canción, llegó el amor cuando menos lo esperaba, y encontró a una excelente persona, Goyo, con quien se casó tras pensarlo algunos años. Tuvieron tres hijos, Alfredo, en recuerdo a su hermano, Susana y Carmela. Justita y Goyo se sienten orgullosos por recibir un merecido premio al embellecimiento de sus ventanas y balcones con plantas y flores, al igual que cuantos vecinos de Ezcaray en esta ocasión les acompañan, lo que da a las calles colorido, vida y alegría.

El antes y después de una casa y fachadas, en este caso la de Justi, de merecido premio.

En la misma época se derriba la casa de los Urrea, en cuyos bajos se establecieron Inmade y el “Troika”.


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En la aldea de Cilbarrena ya no vive nadie, pero sus descendientes siguen manteniendo en buenas condiciones la iglesia y cementerio que tanto les costó conseguir y celebrando la fiesta de su santo con misa, procesión y merienda, vino y gaseosa para todos. Goyo, el marido de Justi, desciende de este lugar y nunca se perdía la fiesta.

Goyo con su hermana Josefina llevan las andas del engalanado Santo. Un pequeño grupo de músicos de Ezcaray alegran la entrañable procesión. Esteban hace lo que puede con los platillos. Justi tiene tres hijos y durante muchos años serán etapas de felicidad.

En la Ponderosa pasaron muchos ratos felices.

Su madre, algo natural por su edad, al igual que su querida hermana han dejado este mundo, hasta el

final cuidadas y mimadas por Justi, incluso sin perder el humor. Lo más duro ha sido perder a Goyo, a quien como a su hermano Arturo, le falló el corazón.

Entre tantas amarguras, la vida le ha da una nueva alegría, una preciosa y parlanchina nieta, Jimena, una de cal y otra de arena. No se rinde ni pierde el ánimo o la sonrisa, es una mujer que me encanta.


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Quizás para huir por unas horas de la dura realidad y recargar las baterías Justi ha recurrido y lo sigue haciendo al disfraz. Es ingeniosa y espontánea, de nuevo la sonrisa ilumina su rostro sea cual fuera la persona a la que da nueva vida, olvidando por un día la que en el reparto de papeles en el gran teatro del mundo a ella le tocó.

Carmela, una de las hijas de Justi con su cervecita a temperatura ideal (1) Carmela y su hermana Susana con su abuela, el gato siamés ‘Pitufo’ y el payaso (2) También en la peluquería, Carmen sonríe y no sabe como acabará ‘el despeinado’ (3) Justi es maestra del disfraz.

De nuevo con Silvi, han pasado muchos años desde que Alfredo se fue a Buenos Aires y Mariano nos dejó.


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Justi nunca morirá, quizás su cuerpo nos deje algún día, pero mientras quede una de las muchas fotografías de sonrisa encantadora u original disfraz su alma siempre estará entre nosotros. Ella ama la fotografía y las guarda como preciado tesoro.

Incansable e imaginativa, al igual que sus amigas y compañeras de Mujeres de Ezcaray.


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Su vida, como el de tantas personas, merecen un libro, yo no me atrevo a escribirlo, porque me refiero a un gran libro, tan solo en estas breves páginas rindo un sincero homenaje a esta mujer, todo corazón, valor y coraje y deseo lo mejor para toda su familia. Horas de felicidad.

Desde estas páginas, a toda mi familia, amigas y amigos un fuerte abrazo. Justi

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