johnson samuel - la historia de rasselas principe de abisinia

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    La historia de Rasselas,Prncipe de Abisinia

    Samuel Johnson

    Estudio preliminar:Elvio E. Gandolfo

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    C E N T R O E D I T O R D E A M R I C A L A T I N A

    La traduccin de esta obra fue efectuada por Elvio E. Gandolfo

    Ttulo original: Rasselas, prince of Abyssinia

    BIBLIOTECA BSICA UNIVERSAL

    1982 Centro Editor de Amrica Latina S. A.

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    ESTUDIO PRELIMINAR

    La figura de Samuel Johnson, tambin conocido como Doctor Johnson, domina de maneracontradictoria y elusiva el panorama intelectual ingls de la segunda mitad del siglo XVIII. Para los siglosposteriores, y sobre todo en Inglaterra, ms que un autor pas a ser un personaje inolvidable: el quecompusiera con meticulosidad y cario el escocs James Boswell en su Vida de Samuel Johnson. Enparte, ello se debe a que casi toda su enorme produccin est constituida por trabajos clsicamenteconsiderados impersonales o menores (transcripcin de debates parlamentarios, prlogos, comentariosbibliogrficos, miscelnea, biografas), aunque se trate de obras monumentales (un Diccionario de lalengua inglesa, y una edicin crtica y anotada de las obras completas de Shakespeare).

    Haba tambin un violento contraste entre su aspecto fsico (de cuerpo grande y desgarbado, afectadopor una especie de oscilacin y temblor permanente, con cicatrices de una cercana viruela, ciego de un

    ojo y miope del otro, vestido desaliadamente) y la excepcional claridad para expresarse verbalmente(alguien coment que sus palabras parecan una segunda edicin corregida); y entre su capacidad deorganizar con lgica y buen sentido cualquier tipo de tema o trabajo y sus peligrosos ataques demelancola e inercia, que l era el primero en temer por su cercana a la demencia.

    Su vida estuvo dividida en dos perodos ntidamente delimitados, incluso en lo creativo. El primero, conmucho el ms prolongado y difcil, se extendi a lo largo de cincuenta aos, y representa una permanentelucha a brazo partido contra la miseria y sus propias limitaciones; en ese perodo escribi casi toda suobra. El segundo, que comienza a partir de una pensin acordada por el rey Jorge III, est constituido porlas dos dcadas en que rein como una especie de soberano de las letras inglesas, sobre todo a tra vs desu versatilidad y profundidad como conversador en reuniones sociales o en las reuniones de un Club

    Literario cuya sede era una taberna. Es el aspecto que ha dejado registrado con fidelidad Boswell en suVida, salvando as para la posteridad una parte de la obra de Johnson tan importante como la escrita.Rasselas, un relato filosfico publicado en 1759, marca con claridad la divisin entre las dos etapas.

    Samuel Johnson naci el 18 de septiembre de 1709 en una casa (ahora convertida en museodedicado a su memoria) de la Plaza del Mercado de Lichfield, localidad de la regin de las Midlands. Elestado de salud del recin nacido era tan precario que se temi por su vida y se apresuraron a bautizarloesa misma noche. Poco despus se vio afectado por la escrfula, segn se cree contagiada por unanodriza que lo amamantaba. Esta enfermedad le dej un ojo prcticamente inutilizado y el otro miope. Supadre, Michael Johnson, era librero. Aunque respetado por sus vecinos, nunca pudo salir de la miseria, a

    la que haba colaborado en su momento la compra de la enorme biblioteca del conde de Derby. Con suhabitual precisin para definir problemas propios o ajenos, su hijo Samuel escribira ms tarde: mi padre,que en la primera parte de su vida haba contrado deudas, nunca comerciaba lo suficiente para pagarlas ymantener a su familia; sacaba algo, pero no lo suficiente.

    Su madre, creyente y puntillosa (que fomentara en Johnson cierta tendencia a la culpa de razreligiosa), lo llev a los tres aos a Londres en un breve viaje, con la intencin de curarlo mediante eltoque de la Reina Ana, siguiendo una creencia de la poca. A su regreso tuvo un segundo y ltimo hijo,Nathaniel, con quien Samuel nunca se llevara bien.

    La biblioteca de Michael Johnson constituy la base de ese saber enciclopdico y variado quecaracterizara a su hijo Samuel. En los momentos de quietud o melancola iba descubriendo a los poetasingleses, a Petrarca, profundizaba el dominio del latn o tena su primer memorable contacto conShakespeare. Lo que ms le atraa, sin embargo, eran los relatos sobre costumbres y creencias de pases

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    lejanos. Pronto la fabulosa capacidad del nio para memorizar y ordenar lo ledo se destac en el medioprovincial de Lichfield. En 1717 Samuel comenz sus estudios en la escuela primaria del pueblo, paracontinuarlos luego en la Escuela de Stourbridge, ayudado por distintos mentores impresionados por sucapacidad intelectual.

    Ya en esa poca comenzaron a sucederse sus perodos de actividad o concentracin frentica, y susataques a veces prolongados de enorme inercia, durante los cuales era incapaz de trabajar. En 1728comenz sus estudios en Oxford: la imposibilidad de poder terminarlos, por falta de medios (vesta conharapos, sus zapatos estaban casi destrozados) fue una de las primeras grandes frustraciones de su vida.Tuvo que regresar a Lichfield, y con su costumbre de encarar pragmticamente los momentos difciles,buscando el movimiento antes que la resignacin, adquiri la costumbre de realizar extensas caminatas,sobre todo entre Lichfield y Birmingham, que distaban unos veinte kilmetros entre s.

    Ser famoso por su erudicin no le haba servido de nada, y a veces incluso dificultaba sus relacionescon los dems. En Birmingham viva un Dr. Swinfen, padrino de Johnson. Samuel acudi a l paraconsultarlo sobre una cura para sus depresiones: le entreg un relato completo de sus sntomas, escritoen latn. La agudeza profesional con que estaba escrito impresion tanto al mdico que lo mostr aalgunos amigos, infidencia que Samuel no pudo perdonarle y agri su amistad durante aos.

    Poco a poco Johnson se fue quedando en Birmingham, donde contaba con la amistad de EdmundHector. Para sacarlo en parte de su difcil situacin econmica a ste se le ocurri hacerle traducir un libroque Johnson haba ledo en Oxford: el Viaje a Abisinia del padre portugus Jerome Lobo, basndose en laversin francesa. El librero Warren se encargara de editarlo y venderlo. Poco despus de empezar eltrabajo Johnson cay vctima de un ataque depresivo. Su amigo consigui convencerlo de seguir, perotuvo que desempear el papel de ayudante: Johnson dictaba la traduccin desde su lecho y Hector latranscriba fielmente.

    El volumen apareci en 1735. Ese mismo ao Johnson se cas con Elizabeth Porter, una viuda casiveinte aos mayor que l. Empeando en ello parte de su dote, instalaron una academia privada paraensear griego y latn, empresa que termin en el fracaso, ya que slo cont con un mximo de sietealumnos.

    Al fin parti a Londres, en compaa de David Garrick, que llegara a alcanzar gran fama como actordramtico, y adaptador de las obras de Shakespeare. Su esposa, a quien llamaba Tetty, se qued enHampstead, y durante un tiempo Johnson se entreg a una vida bohemia, recorriendo las calles a altashoras de la noche y disfrutando del clima de los bodegones donde coman personajes tan annimos y po -bres como l.

    Al fin entr en contacto con el editor Cave, quien publicaba un peridico de naturaleza miscelnea:

    The Gentleman's Magazine, pionero de ese tipo de publicaciones y al que el propio Johnson atribuye en suDiccionario el origen de la acepcin de la palabra magazine que significa revista. Johnson empez acolaborar con el variado equipo de redactores, y su primer trabajo fue un poema publicado en marzo de1738, en el que defenda a Cave contra editores rivales que lo haban atacado. Poco despus dio aconocer su primer trabajo personal: Londres, un poema sobre la gran capital, escrito como imitacin deuna stira de Juvenal.

    Sus actividades en la revista se interrumpieron un tanto cuando, luego de la partida de Londres de sugran compaero de caminatas el poeta Richard Savage, viaj a las Midlands, donde pas varios meses,haciendo serena vida social, perodo que ms tarde recordara como uno de los ms fe lices de su vida.

    A partir de 1741 Johnson se encarg de una seccin fija de la revista: la transcripcin de los debates

    del Parlamento. La misma se realizaba de modo indirecto: un decreto de 1738 prohiba la transcripcinliteral. Se recurri entonces al ardid de presentarlos como debates del Parlamento de Liliput (la obra de

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    ofrecer citas como ejemplos de buen uso. Su obra representa el momento en que el idioma ingls seregulariza, en un gran esfuerzo colectivo, y permite adems rastrear convicciones y matices personalesdel propio Johnson, no slo en la seleccin de autores citados, sino tambin en algunas de las definiciones(en donde dejaba filtrar prejuicios como su clsico disgusto hacia los escoceses aunque cinco de sus seis

    ayudantes lo eran, o hacia su propio trabajo: la palabra lexicographer significa segn l: Escritor dediccionarios; ganapn inofensivo, que se ocupa de rastrear el origen, y detallar el significado de laspalabras). Justamente el trabajoso aspecto filolgico es el menos slido de la obra, y el que hizo que sudiccionario fuera criticado en exceso a partir de mediados del siglo XIX, cuando esa disciplina sedesarroll ms. En el momento de su publicacin (1755), sin embargo, el Diccionario se convirti en unobjeto imprescindible en todo hogar ingls, y lo sigui siendo durante todo un siglo.

    El mismo ao de publicacin del Diccionario Johnson recibi un ttulo honorfico de Master of Arts de launiversidad de Oxford, y redact su famosa carta a lord Chesterfield. A este noble con intereses culturaleshaba dedicado Johnson su Plan para el Diccionario, escrito antes de emprender la monumental tarea.Pero lord Chesterfield no volvi a ocuparse de l, hasta que en el preciso momento en que aparecapublicada la obra escribi dos supuestas alabanzas, de ndole frvola y muy poco felices. Johnsonreaccion entonces con una majestuosa carta de rechazo que los historiadores de la sociologa literariatoman como el mejor documento y testimonio del momento en que se acaba el sistema del mecenazgo yel hombre de letras pasa a depender de su propio trabajo. Para expresar su desagrado ante esasospechosa ayuda de ltimo momento Johnson escribi: No es un padrino, milord, quien mira despreo-cupado cmo un hombre lucha por la vida en el agua y, cuando ste ha llegado a tierra, lo estorba con suayuda. Si la atencin que usted ha tenido a bien conceder a mis esfuerzos hubiese sido ms temprana,habra sido bondadosa; pero se demor hasta que estoy indiferente y no puedo disfrutarla, hasta queestoy solo y no puedo compartirla, hasta que soy conocido y no la necesito.

    La referencia a su soledad se relaciona con la muerte de su esposa Tetty, en 1752. Aunque en losltimos tiempos ambos se haban distanciado, su desaparicin hundi a John son en una profunda pena. Apartir de entonces no volver a casarse, y se rodear en cambio de una serie de personajes extravagantesa quienes albergar bajo su techo poco a poco. Ante todo estaba Francis (o Frank) Barber, un muchachonegro liberto, a quien tom bajo su proteccin quince das despus de la muerte de Tetty. Lo tratarasiempre con gran respeto (se cuenta, por ejemplo, que se encargaba siempre de comprar en persona lacomida de Hodges, su gato, para no ofender a Francis al encargarle el cuidado de un animal domstico).Cuando en 1765 Johnson ocup una casa en el Nro. 7 de la calle Fleet, residiran all (adems de l yFrancis), Anna Williams, una mujer madura y ciega; el anciano Levet, delgado mdico cuya prctica aveces rozaba el curanderismo; la viuda Desmoulins, hija de su padrino el Dr. Swinfen; y una mujer llamada

    Poli Carmichael, quienes vivan todos en un estado de hostilidad mutua permanente. Como el propioJohnson escribiera una vez a Hester Thrale: la seora Williams odia a todos; Levet odia a Desmoulins yno aprecia a la seora Williams; Desmoulins odia a los dos; Poli no aprecia a nadie.

    Pero nos hemos adelantado en el tiempo. Aparte de sus numerosos trabajos de ndole miscelnea(prefacios o contribuciones a obras sobre intercambio comercial, educacin, etc.). Johnson escribe en1749 otro poema importante: Sobre la vanidad de los deseos humanos, tambin basado en Juvenal. En1750 se impone escribir dos ensayos semanales, que se publicaban bajo el nombre The Rambler(algo ascomo el paseante), y que constituyen en su mayor parte reflexiones sobre la conducta en la vida, perotambin sobre temas histricos, literarios o generales. Se extendieron a lo largo de dos aos, al igual que

    otra serie peridica, The Idler, publicada a partir de 1758.

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    Como en el momento de escribir la primera serie se encontraba concentrado en el Diccionario, lanecesidad econmica no parece haber sido el impulso bsico para emprenderla. Se trataba ms bien decrear un mecanismo para combatir su propensin a la inercia y para ejercitar su viejo hbito de trabajarcon un plazo lmite, que sola cumplir siempre a ltimo momento. Anteriormente haba realizado, por

    ejemplo, planes que a veces rozaban lo pattico para organizar su tiempo y sus lecturas: Boswell citadiversas listas en las que precisaba la cantidad de lneas de distintas obras y el promedio de tiempo enque podra leerlas.

    Tambin en estos aos Johnson funda un club informal, que se reuna en King's Head, una tabernafamosa por sus beefsteaks. All asistan personajes como el abogado John Hawkins (quien escribira mstarde una biografa de Johnson), Hawkesworth (que registrara los viajes del capitn Cook), la escritoraCharlotte Lennox, y sobre todo el doctor Richard Bathurst, a quien Johnson apreciaba profundamente. Eltrabajo a destajo, ininterrumpido, y las conversaciones y polmicas con los amigos fueron siempre paraJohnson el mejor remedio contra la melancola y el temor a la locura. Segn su clebre frase: una silla detaberna es el trono de la felicidad humana. Entre los numerosos amigos que hizo en esa poca sedestaca el pintor Joshua Reynolds, que dejara a la posteridad los mejores retratos de Johnson, en los quecapt con fidelidad su personalidad a lo largo del tiempo. Tambin provendra de l el principal impulsopara la fundacin del Club Literario de los ltimos veinte aos, que se transformara en una de lasreuniones de eruditos y talentos ms famosa de la cultura inglesa.

    En 1756 Johnson escribi una enorme cantidad de artculos, comentarios bibliogrficos (para laLiterary Gazette) y un importante Plan para la edicin de las obras completas de Shakespeare, viejoproyecto incumplido. Como crtico de literatura, se mantuvo un tanto distante con respecto a la novela, queera el principal fenmeno literario del momento. Le desagradaban tanto Sterne como Fielding, y admirabaa Richardson por su inclinacin moralizante. Una carta a este ltimo, pidindole unas libras prestadas paraevitar la crcel por deudas (que en esa poca poda equivaler a una condena a cadena perpetua, o amuerte), indica que sus problemas econmicos estaban lejos de verse resueltos. En 1758 se encontrabaotra vez bajo arresto, por una deuda de cuarenta libras, oportunidad en que acudi en su ayuda el editorJacob Tonson, que estaba interesado en su edicin de Shakespeare. Y para culminar esta dcada crucial,en 1759 muere su madre.

    Es entonces cuando escribe, en el plazo de una semana, y para pagar el funeral de Sarah Johnson, elrelato filosfico Rasselas, prncipe de Abisinia, sobre el que volveremos ms adelante. Este texto seala elmomento en que su vida entra en un remanso final en cuanto a las dificultades econmicas y su yasobradamente merecida fama. Rasselas tuvo una celebridad inmediata, y pronto fue traducida al francs,el italiano y el alemn. Por fin, en 1762, el rey Jorge III le otorga una pensin de 300 libras anuales, que le

    bastaban y sobraban para sus necesidades. A partir de ese ao su produccin escrita declinanotablemente, y se acenta en cambio su actividad de polemista y conversador. Comienza tambin aviajar cada vez con mayor frecuencia y placer. La obra ms importante publicada en estas dos dcadas esla esperada edicin completa da Shakespeare, que, prometida para 1757, aparece recin en 1765, enocho volmenes y con una tirada de mil ejemplares.

    Dueo al fin de su tiempo, Johnson realiza uno de sus primeros viajes invitado por Joshua Reynolds asu Devonshire natal. No deja de ser conmovedor que en aquella isla de gran podero naval que era laInglaterra del siglo XVIII, sea sa la primera ocasin en que uno de sus hombres literarios msimportantes ve el mar, a la edad de 52 aos.

    Reynolds qued tan impactado en ese viaje por la conversacin de Johnson, que ms adelante se

    ocup de proponer y llevar adelante un club informal de amigos, que se reuniera peridicamente en unataberna a discutir los ms diversos asuntos. La idea se convirti en realidad en 1764, y sus ocho miembros

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    originales fueron (aparte de Johnson) Reynolds, Burke, Nugent, Beauclerk, Langston, Goldsmith, Chamiery Hawkins. La fama del Club Literario era tan grande que pasar a integrarlo equivala a ser elegido para elParlamento. En diez aos pas de los ocho miembros originales a diecisis, y en el momento de la muertede Johnson haba alcanzado un record de treinta y cinco integrantes. Otros nombres importantes de esa

    especie de universidad heterodoxa fueron Gibbon, Garrick, William Jones y Warton.En 1763 se haba producido el histrico encuentro entre Johnson y Boswell, en la trastienda de la

    librera de Tom Davies. A partir de entonces la pareja del corpulento Johnson y del inquieto escocs iraconformando poco a poco esa inquebrantable amistad con momentos de sublime buen y mal humor quequedara fijada en un do de personajes tan imperecedero como el de Don Quijote y Sancho Panza, o elde Laurel y Hardy.

    Ya en el primer encuentro Johnson sometera a Boswell a un rudo tratamiento que en l pareca ser loms cercano al afecto. Ms tarde, fatigado por su persistencia en obtener datos de su vida, le dira: Haydos cosas que me tienen harto: usted y yo. Boswell se encarg sin embargo de registrar esos veinte aosde escasa actividad escrita de Johnson con una penetracin y flexibilidad magistrales, brindando unaimagen matizada, real, nada beata del gran hombre. Baste dar dos ejemplos. En el primero es posibleadvertir la aspereza de Johnson en las discusiones (segn Goldsmith no se poda discutir con l porquecuando su pistola yerra el tiro, te voltea con la empuadura). Un caballero aficionado a las teorascuriosas plante la posibilidad de vida futura tambin para los seres irracionales, cosa que irrit a Johnson,como toda opinin religiosa no ortodoxa. As, cuando el pobre teorizador cuenta Boswell, con serio ypensativo semblante metafsico, dijo, dirigindose a l: 'Pues es verdad, seor, que cuando vemos a unperro inteligente no sabemos qu pensar de l', Johnson, balancendose con regocijo por la idea quebrillaba en sus ojos, se volvi rpidamente y replic: Es cierto, Sir; y cuando vemos a un sujeto muy necio,tampoco sabemos qu pensar de l. Entonces se levant, fue hacia el fuego, y se qued all un rato,riendo y regocijndose.

    El segundo ofrece un ejemplo del mtodo contundente de sentido comn que segua Johnson, porpequeo que fuese el tema. Boswell cont que en Italia haba visto c mo colocaban a un escorpin dentrode un crculo de carbones encendidos, y cmo el animal se retiraba al centro del mismo y se clavaba elaguijn de la cola en la cabeza, lo cual sera un curioso ejemplo de suicidio deliberado. Johnson manifiestaen cambio que el animal se retira al centro por ser el sitio menos caliente, que muere slo por el calor, yque volver la cola sobre su cabeza es slo un reflejo convulsivo. Para creer en la teora de Boswell exigeque el gran anatomista Morgagui diseque un escorpin sometido al experimento, y certifique la presenciadel aguijn en su cabeza.

    En 1765 Henry y Hester Thrale, una acaudalada pareja que haba conocido el ao anterior, lo visitan

    en su antro de la calle Fleet, donde se encuentra abatido por la enfermedad y la depresin, y lo invitan avivir en su mansin de Streatham. Nace entonces una gran amistad entre los Thrale y Johnson, de la quequedara abundante testimonio epistolar y anecdtico. Siempre sera bien atendido por ellos, hasta que lamuerte de Henry provocara algunos roces con Hester que terminaron por destruir sus vnculos amistosos.

    Aparte de hacer peridicas sus excursiones a las Midlands, Johnson emprendi un prolongado viaje aEscocia y las Hbridas en compaa de Boswell, en 1773. El tena 64 aos, Boswell 32. Fue all dondems conversaron, donde compartieron momentos de peligro (estuvieron a punto de naufragar) y dondeJohnson conoci el placer de encontrarse a la altura de las circunstancias a pesar de su edad. Comoescribira a su amigo John Taylor: No est mi vida cabeza abajo? Clavado a un solo sitio cuando joven,y vagando por el mundo cuando otros se ven obligados a quedarse sentados: me siento desencajado. Soy

    como un barco de vela ancha, y sin ancla.Al regresar, cada uno de ellos escribi un volumen sobre la experiencia. Ms tarde Johnson viajara en

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    compaa de los Thrale a Gales, y, por ltimo, a Pars. De este ltimo viaje (en el que exasperaba a susacompaantes por su fervor en visitar meticulosamente cuanta biblioteca se cruzaba en su camino) guardun diario cuya temtica da una idea de su curiosidad siempre vida: las reglas que gobiernan la vida de losmonjes benedictinos; el hecho de que los perros del Rey fueran casi todos ingleses; la insipidez de las

    lentejas en s mismas, y as sucesivamente.Johnson era ya una celebridad pblica, a la que se consultaba como a un orculo, y con cuya efigie

    llegaron a acuarse monedas de medio penique en Birmingham. Lejos de mantenerse inactivo, noescatimaba esfuerzos cuando se recurra a su capacidad o su caridad. Colabor en pesadas tesis deamigos; se present como testigo cuando su amigo, el erudito italiano Giuseppe Baretti, fue acusado deasesinato luego de una trifulca callejera; e incluso intervino, infructuosamente, en favor de la vida de unclrigo a quien se conden a muerte por falsificacin, y para quien escribi no slo la carta dondesolicitaba el perdn (y con la exigencia de que no se supiera que l lo haba hecho) sino tambin unsermn para ser ledo en la crcel, y numerosas notas de aliento.

    Un grupo de editores le propuso redactar una serie de biografas sobre poetas ingleses, paraenriquecer una antologa. Aparecidas en 1779 con el nombre de Vidas de los poetas ingleses, constituyenuna digna coronacin de su trayectoria, y una de las cumbres de la crtica literaria de la poca.

    A partir de 1782 su salud declina rpidamente. Sufra lo que l llamaba un asma espasmdica, ytambin de hidropesa. Siempre haba temido a la muerte, creyndose indigno del juicio al que serasometido por Dios. En 1777, en plena fama, haba escrito: Cuando examino mi vida pasada no descubroms que un derroche estril de tiempo con algunos trastornos del cuerpo y perturbaciones de la mentemuy cercanas a la locura.

    Poco a poco fue quedando postrado en su casa. Sus ansias de vivir eran intensas: tres o cuatro dasantes de su muerte declar a Boswell: Dara una de estas piernas por un ao ms de vida, de vidacmoda, quiero decir, y no como la que ahora padezco. Ante lo inevitable, sin embargo, dio muestras deun alto estoicismo: pidi a su mdico que le confirmara la gravedad irremediable de su estado, y entoncesdej de tomar los tranquilizantes y medicamentos, para entregar su alma limpia de nubes al Creador.Leg sus bienes terrenales a Francis Barber. A su gran amigo Joshua Reynolds le pidi tres cosas: que leperdonara treinta libras que le haba pedido prestadas, que leyera la Biblia, y que nunca empleara su lpizen domingo. Sus ltimas palabras fueron una bendicin para la seorita Morris, hija de un amigo. Muri el13 de diciembre de 1784, y sus restos fueron enterrados en la Abada de Westminster.

    Cuando Johnson expuso en una carta al editor William Straham su propsito de escribir Rasselas, conabundantes precisiones profesionales acerca de la extensin del texto y lo que esperaba cobrar por el

    trabajo, an no le haba dado ese nombre. El ttulo que sugera era La eleccin de vida o La historia delprncipe de Abisinia. Tampoco ofreca en la carta precisiones sobre el argumento, aunque se refera a unaconversacin sobre el tema que haba mantenido con Straham la noche antes.

    La forma que eligi para expresar gran parte de sus ideas sobre el mundo fue la del cuento oriental,gnero que ya haba practicado anteriormente. La eleccin de Abisinia como lugar de la accin recuerdade inmediato su primera traduccin profesional: El viaje a Abisinia del padre Lobo. Tambin haba ledovolmenes sobre Etiopa y otras regiones africanas, y se haba enterado de la costumbre de enterrar a losprncipes de esas regiones en un valle aislado por montaas (el Valle Feliz que aburre a Rasselas y delque huye a conocer el mundo).

    El libro de Johnson tiene numerosos puntos de contacto con otro cuento filosfico de extensin similar

    publicado el mismo ao, felizmente a tan poca distancia cronolgica que no justifica presunciones deimitacin: el Cndido de Voltaire. El tono es totalmente distinto, sin embargo: Johnson se expresa con voz

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    reposada, aunque no desprovista de humor, y se concentra ms en lo conceptual que en lo visual o loshechos. Los personajes deambulan con mucho menos frenes que en Voltaire, y ste, que ya presiente yhasta colabora con los estremecimientos de la cercana Revolucin, se concentra en las mismascatstrofes generales (terremotos, matanzas, desastres) que el prncipe Rasselas desecha como

    demasiado amplias para ser efectivamente experimentadas por seres humanos. La conclusin a la queambos llegan, sin embargo, es similar: Cndido decide dedicarse humildemente a cultivar su jardn,Johnson hace regresar a sus peregrinos a Abisinia, luego de una conclusin en la que nada se concluye.

    No faltan en el texto pasajes donde Johnson expresa sus contradicciones y preocupacionesexistenciales, encaradas con objetividad y limpieza expresiva. Es lo que ocurre con el mecanismo de laobsesin, brillantemente expuesto en los captulos sobre el astrnomo; o con la contraposicin entre elelevado sentido comn del sabio Imlac, y su brusca defensa de la creencia en las apariciones deultratumba.

    Injustamente, se ha achacado a Rasselas cierto carcter artificioso, acentuando el adjetivo filosficopor encima del sustantivo cuento. Su lectura, sin embargo, deja la misma impresin de generosidad yfalta de dogmatismo exagerado de la propia biografa de Johnson. Como sus dos sabios (Imlac y elastrnomo), el autor parece dejarse llevar por la corriente de la vida, sin dirigir su rumbo a ningn puertoen especial.

    Elvio E. Gandolfo

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    Captulo I

    Descripcin de un palacio en un valle

    Ustedes, que escuchan con credulidad los susurros de la fantasa, y que persiguen con ansiedad losfantasmas de la esperanza, que cuentan con que la edad cumpla las promesas de la juventud, y que lasdeficiencias del presente sean subsanadas por el maana, presten atencin a la historia de Rasselas,Prncipe de Abisinia.

    Rasselas era el cuarto hijo del poderoso emperador en cuyos dominios el Padre de las Aguascomienza su curso; cuya riqueza derrama las corrientes d la abundancia, y despliega sobre medio mundolas cosechas de Egipto.

    De acuerdo a una costumbre legada de poca en poca entre los monarcas de la zona trrida,Rasselas fue encerrado en un palacio oculto, con los dems hijos e hijas de la realeza abisinia, hasta queel orden de sucesin lo convocara a ocupar el trono.

    El sitio que la sabidura o la prudencia de la antigedad haba destinado a ser la residencia de losprncipes abisinios era un amplio valle en el reino de Amhara, rodeado por todos lados de montaas,cuyas cimas se cernan sobre la parte central. El nico pasaje por el que se poda entrar era una cavernaque pasaba bajo una roca, sobre el que se haba discutido durante largo tiempo si era natural o fruto delesfuerzo humano. La salida de la caverna quedaba oculta por un denso bosque, y la boca que se abrasobre el valle estaba cerrada con portones de hierro, forjados por los artfices antiguos, tan macizos queningn hombre poda abrirlos.

    Desde las montaas de todos los costados bajaban arroyuelos, que llenaban el valle entero de verduray fertilidad, y formaban un lago en el centro, habitado por peces de toda clase, y frecuentado por cuantaave la naturaleza ha enseado a mojar sus alas. Este lago descargaba su agua sobrante en una corriente

    que atravesaba una obscura grieta de la montaa del costado norte, y caa con un ruido espantoso deprecipicio en precipicio hasta que dejaba de orse. Los flancos de las montaas estaban cubiertos de rbo -les; las riberas de los arroyos se vean matizadas por las flores; cada soplo de viento arrancaba aromas delas rocas, y cada mes caan frutos al suelo. Cuanto animal existe que coma hierba o ramonee entre losarbustos, ya sea salvaje o manso, vagaba en este amplio circuito, a salvo de los animales de presagracias a las montaas que lo confinaban. En un sitio se vean rebaos y manadas alimentndose en laspraderas, en otro todos los animales de caza retozando en la hierba; el alegre cabrito saltaba de roca enroca, el mono sutil jugueteaba en los rboles, y el elefante solemne descansaba en la sombra. Toda ladiversidad del mundo estaba all reunida; se haban juntado las bendiciones de la naturaleza, y expulsadoy excluido sus maldades.

    El valle, ancho y frtil, suministraba a sus habitantes todo lo necesario para vivir, y todos los deleitessuperfluos se agregaban en la visita anual que haca el emperador a sus hijos, cuando el portn de hierrose abra ante el sonar de la msica, y, durante ocho das, todos los que vivan en el valle deban proponercualquier cosa que pudiera contribuir a hacer ms agradable el encierro, a llenar los vacos de la atencin,y a aminorar el aburrimiento del paso del tiempo. Cada deseo era concebido de inmediato. Todos los art-fices del placer eran convocados para alegrar el festejo; los msicos ejercan el poder de la armona, y losbailarines exhiban su actividad ante los prncipes, con la esperanza de poder pasar la vida en aquelcautiverio bendito, al que slo eran admitidos aquellos cuya actuacin agregara novedad al lujo. Laapariencia de seguridad y deleite que comunicaba este retiro era tal, que aquellos para quienes era nuevosiempre deseaban que pudiera ser perpetuo; y como a aquellos sobre los que el portn de hierro se haba

    cerrado una vez no se les permita el retorno, el efecto de una experiencia ms prolongada no podaconocerse. De modo que cada ao produca nuevos proyectos placenteros, y nuevos competidores en

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    busca de quedar prisioneros.El palacio se alzaba sobre una elevacin, a unos treinta pasos por encima de la superficie del lago.

    Estaba dividido en numerosas zonas, construidas con mayor o menor magnificencia, segn el rango deaquellos para quienes estaban planeadas. Los techos estaban transformados en arcos de piedra maciza,

    unida por un cemento que se endureca an ms con el paso del tiempo; y el edificio segua en pie desiglo en siglo, burlndose de las lluvias del solsticio y de los huracanes del equinoccio, sin necesitarreparaciones.

    Ese edificio, tan amplio que slo era conocido en su totalidad por ancianos funcionarios que habanheredado sucesivamente los secretos del lugar, estaba construido como si la sospecha en personahubiese dictado los planos. Para cada cuarto haba un pasadizo abierto y uno oculto; cada zona secomunicaba con el resto, ya sea desde los pisos superiores y mediante galeras privadas, o mediantepasajes subterrneos que partan de los departamentos inferiores. Muchas de las columnas tenancavidades insospechadas, en las que una larga estirpe de monarcas haban depositado sus tesoros.Despus cerraron la abertura con mrmol, que nunca deba ser quitado salvo en caso de extremaurgencia para el reino; y registraron sus tesoros en un libro, que a su vez estaba oculto en una torre, a laque slo poda entrar el emperador, asistido por el prncipe que tuviera que sucederlo.

    Captulo II

    La insatisfaccin de Rasselas en el Valle Feliz

    Los hijos y las hijas de Abisinia vivan all slo para conocer las dulces vicisitudes del placer y eldescanso, ayudados por todos los que eran habilidosos para agradar, y gratificados por cuanta cosapueden disfrutar los sentidos. Vagaban en jardines fragantes, dorman en fortalezas de Seguridad. Todoarte era practicado para hacerlos sentir complacidos con su condicin. Los sabios que los instruan no lescontaban ms que las desdichas de la vida pblica, y describan todo lo que se extenda ms all de lasmontaas como regiones calamitosas, donde siempre imperaba la discordia, y donde el hombre era presadel hombre.

    Para aumentar la opinin de la propia felicidad que sentan, se los entretena diariamente concanciones, cuyo tema era el Valle Feliz. Sus apetitos eran excitados con enumeraciones frecuentes dedistintos goces; y el festejo y la diversin eran las ocupaciones permanentes, de la maana a la noche.

    Por lo general estos mtodos tenan xito: pocos de los prncipes haban deseado alguna vez ampliarsus horizontes, y pasaban la vida con la plena conviccin de que tenan al alcance de la mano todo lo queel arte o la naturaleza podan otorgar, y compadecan a aquellos excluidos por el destino de aquel refugiode la tranquilidad, como a vctimas de la suerte y esclavos de la desdicha.

    As es como se levantaban por la maana y se acostaban por la noche, complacidos de los dems yde s mismos, todos menos Rasselas, que, en su vigsimo sexto ao de vida, empez a retirarse de lospasatiempos y las reuniones, y a entregarse a las caminatas solitarias y la meditacin silenciosa. Confrecuencia se quedaba sentado ante mesas cubiertas de delicias, y olvidaba probar las golosinas que colo -caban ante l; se levantaba bruscamente a media cancin, y se retiraba apresuradamente hasta donde nole llegara el sonido de la msica. Sus servidores observaron el cambio, y se esforzaron por renovar su

    amor por el placer; l desdeaba sus atenciones, rechazaba sus invitaciones, y se pasaba da tras da enlas riberas de arroyuelos resguardados por rboles, donde a veces prestaba atencin a los pjaros en las

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    ramas, a veces observaba jugar un pez en la corriente, y con frecuencia recorra con los ojos las praderasy las montaas llenas de animales, algunos de los cuales mordan la hierba, y otros dorman entre losarbustos.

    Esta singularidad de su humor hizo que se destacara. Uno de los sabios con cuya conversacin

    Rasselas se haba deleitado en otros tiempos lo sigui en secreto, con la esperanza de descubrir la causade su inquietud. Rasselas, que no saba que haba alguien cerca de l, despus de fijar por cierto tiempolos ojos sobre las cabras que coman hierba entre las rocas, empez a comparar la condicin de losanimales con la propia.

    Cul es la diferencia entre el hombre y el resto de la creacin animal? Cada animal que vaga juntoami tiene las mismas necesidades corporales que yo: tiene hambre y mordisquea la hierba, tiene sed ybebe de la corriente; su sed y su hambre quedan saciados, est satisfecho y duerme; se levanta otra vez ytiene hambre; se alimenta de nuevo y queda en paz. Yo tengo sed y hambre como l, pero cuando la sedy el hambre terminan no quedo en paz; como a l, la necesidad me hace sufrir, pero no quedo satisfechocomo l con la saciedad. Las horas intermedias son aburridas y lgubres; anso tener hambre otra vez,para poder aguzar mi atencin. Los pjaros picotean las bayas o el maz, y vuelan de regreso a lasarboledas, donde se sientan en aparente felicidad sobre las ramas, y pasan sus vidas modulando unaserie invariable de sonidos. Del mismo modo puedo llamar al laudista y al cantor; pero los sonidos que meagradaban ayer hoy me cansan, y se me harn an ms pesados maana. No puedo descubrir en miinterior ningn poder de percepcin que no quede ahto con su propio placer; sin embargo no me sientocomplacido. Seguramente el hombre cuenta con un sentido latente para el que este sitio no ofrecegratificacin; o tiene algunos deseos distintos de los sentidos, que deben ser satisfechos para que puedaser feliz.

    Despus de decir esto alz la cabeza, y al ver que se elevaba la luna, camin hacia el palacio. Cuandoatraves los campos y vio los animales que lo rodeaban dijo:

    Ustedes son felices, y no necesitan envidiarme a m, que camino entre ustedes, cargado conmigomismo; tampoco yo, dulces criaturas, envidio vuestra felicidad, porque no es la felicidad del hombre. Sufromuchas angustias que no los aquejan a ustedes; temo al dolor cuando no lo siento ; a veces me retraigoante maldades recordadas, y a veces respingo ante maldades anticipadas: seguramente la justicia de laprovidencia ha equilibrado los sufrimientos especiales con goces especiales.

    El prncipe se entretena con observaciones semejantes mientras regresaba, expresndolas con vozquejosa, aunque con una expresin que dejaba ver cierta complacencia en su propia perspicacia, y enrecibir cierto consuelo de las desdichas de la vida, gracias a la conciencia de la sensibilidad con quesenta, y la elocuencia con que se quejaba de ellas. Se mezcl alegremente en las diversiones de la

    noche, y todos se regocijaron al descubrir que su corazn se haba descargado.

    Captulo III

    Las necesidades de quien nada necesita

    Al da siguiente, su antiguo instructor, que crea estar ahora al tanto de la inquietud mental delprncipe, tuvo la esperanza de curarla con consejos, y busc solcitamente una oportunidad de conversar,

    que el prncipe no deseaba demasiado conceder, ya que consideraba desde haca tiempo que el intelectodel anciano estaba agotado.

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    Por qu se mete conmigo ese hombre? deca. No podr olvidar nunca esas conferencias queslo me agradaban mientras eran nuevas, y que para ser nuevas otra vez deben ser olvidadas?

    De modo que se intern en el bosque, y se entreg a sus meditaciones de costumbres; cuando, antesde que sus pensamientos tomaran una forma determinada, advirti que su perseguidor estaba junto a l, y

    al principio se sinti impulsado por la impaciencia de alejarse con rapidez; pero como no quera ofender alhombre que en otros tiempos haba reverenciado e incluso amado, lo invit a sentarse junto a l sobre laribera.

    El anciano, as alentado, empez a lamentar el cambio que haba observado ltimamente en elprncipe, y a preguntar por qu se retiraba con tanta frecuencia de los pla ceres del palacio para entregarsea la soledad y el silencio.

    Huyo del placer dijo el prncipe, porque el placer me ha dejado de complacer; me entrego a lasoledad porque soy desdichado, y no deseo nublar con mi presencia la felicidad de los dems.

    Seor dijo el sabio, usted es el primero que se queja de la desdicha en el Valle Feliz. Esperoconvencerlo de que sus quejas no tienen un motivo real. Usted posee aqu todo lo que el Emperador deAbisinia puede otorgar; aqu no hay trabajo que soportar ni peligro que temer, y sin embargo hay todo loque el trabajo o el peligro pueden conseguir o comprar. Mire a su alrededor y dgame cul de sus necesi-dades est insatisfecha: si no necesita nada, por qu est infeliz?

    El motivo de mi queja es que no necesito nada, o que no s qu necesito dijo el prncipe; si tuvierauna necesidad conocida, tendra un deseo preciso, y entonces no me afligira ver que el sol se mueve contanta lentitud hacia la montaa occidental, ni me lamentara cuando rompe el da y el sueo ya no meoculta de m mismo. Cuando veo a los nios y los corderos persiguindose unos a otros, se me ocurre quesera feliz si tuviera algo que perseguir. Pero como poseo todo lo que necesito, encuentro que cada da ycada hora son exactamente iguales, salvo que la ltima es an ms aburrida que el primero. Que suexperiencia me informe cmo el da puede parecerme ahora tan corto como en la infancia, cuando lanaturaleza an era fresca y nueva, y cada instante me mostraba algo que nunca haba observado antes.Ya he disfrutado demasiado; dme algo que desear.

    El anciano qued sorprendido ante ese tipo nuevo de afliccin, y no supo qu contestar, aunque noquera permanecer en silencio.

    Seor dijo, si hubiese visto usted las desdichas del mundo, sabra valorar el estado en el que seencuentra.

    Ahora me has dado algo que desear dijo el prncipe; ansiar ver las desdichas del mundo, dadoque verlas es necesario para ser feliz.

    Captulo IV

    El prncipe sigue penando y meditando

    En ese momento un sonido musical anunci la hora de comer, y la conversacin termin. El ancianose alej bastante insatisfecho al descubrir que sus razonamientos haban provocado la nica conclusinque pretendan evitar. Pero en la declinacin de la vida la vergenza y la pena duran poco: ya sea porquesoportamos con facilidad lo que hemos soportado durante mucho tiempo; o porque, al encontrar que con

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    la edad se preocupan menos de nosotros, nos preocupamos menos de los dems; o porque vemos conmenos angustia las aflicciones a las que sabemos que la mano de la muerte est por poner fin.

    El prncipe, cuyos puntos de vista se haban extendido a un espacio ms amplio, no poda calmar conrapidez sus emociones. Antes lo haba aterrado la longitud de la vida que la naturaleza le prometa, porque

    consideraba que en un tiempo tan largo sera mucho lo que deba soportarse; ahora se regocijaba por sujuventud, porque en muchos aos mucho poda hacerse.

    Aquel primer rayo de esperanza que entraba en su mente, reaviv la juventud en sus mejillas, yredobl el brillo de sus ojos. Arda en deseos de hacer algo, aunque an no conoca con claridad el fin olos medios.

    Haba dejado de estar melanclico o aislado; pero como se consideraba dueo de un caudal secretode felicidad, que slo poda disfrutar ocultndolo, fingi ocuparse de todos los proyectos de diversin, y seesforz por hacer que los dems se sintieran complacidos con el estado que a l mismo lo cansaba. Perolos placeres nunca son tan mltiples o continuados como para no dejar gran parte de la vida sin emplear;haba muchas horas, tanto de la noche como del da, que poda pasar pensando a solas sin despertarsospechas. La carga de la vida se haba alivianado mucho: asista con ahnco a las reuniones, porquesupona que la frecuencia de sus apariciones era necesaria para el xito de sus propsitos; se retirabaalegremente a la intimidad, porque ahora tena en qu pensar.

    Su principal diversin era imaginar ese mundo que nunca haba visto; situarse en condicionesdistintas, verse enredado en dificultades imaginarias, y comprometido en locas aventuras; pero subenevolencia siempre haca terminar sus proyectos en el alivio de la angustia, el descubrimiento delfraude, la derrota de la opresin, y la difusin de la felicidad.

    As pasaron veinte meses de la vida de Rasselas. Se ocupaba tan intensamente de la actividadvisionaria, que olvid su soledad real, y, en medio de los preparativos continuos para los diversosincidentes de los asuntos humanos, dejaba de lado considerar por qu medios poda mezclarse con lahumanidad.

    Un da, mientras estaba sentado en una ribera, imagin para sus adentros que una virgen hurfanaera despojada de su pequea dote por un amante traidor, y que gritaba pidindole a l la devolucin y eldesagravio. La imagen estaba grabada con tanta fuerza en su mente, que se puso en pie de un salto paradefender a la doncella, y se precipit a atrapar al malhechor, con toda la ansiedad de una persecucinreal. Como es natural el miedo acelera la huida del culpable. Rasselas no pudo capturar al fugitivo a pesarde todos sus esfuerzos; pero decidi cansar mediante la perseverancia a quien no poda superar envelocidad, y sigui corriendo hasta que el pie de la montaa detuvo su marcha.

    All volvi en s, y sonri de su impetuosidad intil. Despus alz los ojos hacia la montaa y dijo:

    Este es el obstculo fatal que impide al mismo tiempo el disfrute del placer, y el ejercicio de la virtud.Cunto hace que mis esperanzas y deseos han volado ms all de este lmite de mi vida, que sinembargo no he tratado an de sobrepasar!

    Impresionado por esta reflexin, se sent a meditar; y record que desde que haba decidido por vezprimera escapar de su confinamiento, el sol haba pasado dos veces sobre l en su trayectoria anual.Ahora senta una pena que no haba conocido antes. Consider cunto poda haber hecho en el tiempoque haba pasado y no haba dejado nada real detrs. Compar los veinte meses con la vida del hombre.

    En la vida dijo, no hay que contar la ignorancia de la infancia, ni la imbecilidad de la edad. Pasamucho tiempo antes de que podamos pensar, y pronto dejamos de tener el poder de actuar. El perodoreal de la existencia humana puede calcularse razonablemente en cuarenta aos, de los cuales me he

    pasado meditando la vigsimo cuarta parte. Lo que he perdido es seguro, porque por cierto lo posea;pero quin puede darme seguridades sobre los prximos veinte meses?

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    La conciencia de su propia estupidez lo hiri muy hondamente, y pas un largo tiempo antes de quepudiera reconciliarse consigo mismo.

    El resto de mi tiempo dijo, se ha perdido por culpa o estupidez de mis ancestros, y de las absurdasinstituciones de mi pas; lo recuerdo con disgusto, aunque sin remordimiento: pero los meses que han

    pasado desde que una nueva luz se clav en mi alma, desde que conform un proyecto de felicidadrazonable, se han despilfarrado por mi culpa. He perdido lo que no puede recobrarse; durante veinte me-ses he visto cmo se alzaba y se pona el sol, un ocioso contemplador de la luz del cielo: en ese perodolos pjaros han abandonado el nido de la madre, y se han entregado a los bosques y los cielos; el nio haabandonado el pezn, y aprendido poco a poco a trepar las rocas en busca de un sustento independiente.Slo yo no hice progresos, y sigo impotente e ignorante. La luna me ha advertido acerca del fluir de la vidacon ms de veinte cambios; la corriente que rodaba a mis pies me echaba en cara mi inactividad. Mequed sentado refocilndome en el lujo intelectual, sin tener en cuenta ni los ejemplos de la tierra, ni lasinstrucciones de los planetas. Veinte meses han pasado; quin los devolver? Estas penosaslamentaciones se asentaron en su mente; pas cuatro meses en decidir que no perdera ms tiempo endecisiones ociosas, y se vio llevado a una actividad ms vigorosa, cuando oy observar a una doncella,que acababa de romper una taza de porcelana, que lo que no poda repararse no deba lamentarse.

    Era algo obvio; y Rasselas se reproch no haberlo descubierto; no haba sabido, o no habaconsiderado, cuntas sugerencias tiles se obtienen por azar, y con qu frecuencia la mente, empujadapor su propio ardor hacia panoramas lejanos, pasa por alto las verdades que descansan evidentes anteella. Por unas pocas horas se apen de su pena, y desde ese momento concentr toda su mente enbuscar los medios de escapar del Valle de la Felicidad.

    Captulo V

    El prncipe medita su huida

    Entonces descubri que sera muy difcil realizar lo que era tan fcil suponer realizado. Cuando mir asu alrededor, se vio encerrado por los barrotes de la naturaleza, que hasta entonces nunca haban sidorotos, y por el portn, a travs del cual nadie que hubiera pasado una vez haba podido regresar. Ahora sesenta impaciente como un guila entre rejas. Pasaba semana tras semana trepando a las montaas, paraver si haba alguna abertura oculta por los arbustos, pero descubri que todas las cspides eran

    inaccesibles por su altura. Desesper de abrir el portn de hierro; porque no slo estaba asegurado portodo el poder de la destreza artesanal, sino que adems era vigilado siempre por centinelas sucesivos, ypor su ubicacin se vea expuesto a las miradas permanentes de todos los habitantes.

    Despus examin la caverna a travs de la cual se volcaban las aguas del lago; y al bajar los ojos enun momento en que el sol brillaba con fuerza sobre su boca, descubri que estaba llena de rocasdentadas, que aunque permitan que la corriente fluyera a travs de numerosos pasajes estrechos,detendran cualquier cuerpo slido. Regres desalentado y afligido; pero como ya conoca la bendicin dela esperanza, decidi no desesperar nunca.

    Pas diez meses en estas bsquedas infructuosas. Sin embargo el tiempo pas alegremente: por lamaana el prncipe se levantaba con nuevas esperanzas, al caer la tarde aplauda su propia diligencia, y

    por la noche dorma profundamente despus de sus fatigas. Encontraba mil entretenimientos que distraansus esfuerzos y variaban sus pensamientos. Distingua los diversos instintos de los animales y las diversas

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    propiedades de las plantas, y encontraba que el lugar estaba repleto de maravillas, con cuya contempla-cin pensaba consolarse, en caso de que nunca lograra llevar a cabo la huida; alegrndose de que susempeos, aunque an no coronados por el xito, le hubiesen suministrado una fuente de investigacininagotable.

    Pero su curiosidad original an no haba disminuido; decidi obtener algunos datos sobre lascostumbres de los hombres. Su deseo an continuaba, pero su esperanza disminua. Dej de escrutar losmuros de su prisin, y pas por alto buscar con nuevas herramientas grietas que saba no podanencontrarse, aunque decidi mantener siempre a la vista su propsito, y aprovechar cualquier recurso queel tiempo le ofreciera.

    Captulo VI

    Una disertacin sobre el arte del vuelo

    Entre los artistas que haban sido atrados al Valle Feliz, para trabajar en pro de la comodidad y elplacer de sus habitantes, se encontraba un hombre famoso por su conocimiento de los poderes de lamecnica, que haba inventado muchos aparatos, tanto tiles como recreativos. Mediante una rueda quela corriente haca girar, obligaba al agua a entrar en una torre, desde donde era distribuida a todas lasdependencias del palacio. Erigi un pabelln en el jardn, alrededor del cual mantena el aire siemprefresco mediante chubascos artificiales. Una de las arboledas, apropiada para las damas, era ventilada porabanicos, a los que un arroyuelo que la atravesaba les daba un movimiento constante; y a distancias

    adecuadas estaban ubicados suaves instrumentos musicales, algunos de los cuales sonaban a impulsosdel viento, y otros gracias al poder de la corriente.Este artista era visitado a veces por Rasselas, a quien le agradaba todo tipo de conocimiento, ya que

    imaginaba que llegara el momento en que todos los que adquira le seran tiles en el mundo externo. Unda el prncipe lleg para entretenerse como de costumbre, y encontr al maestro ocupado en construiruna carroza a vela; vio que el diseo era utilizable en superficies parejas, y con expresiones de granrespeto solicit que fuera terminado. El operario qued complacido al verse tan considerado por elprncipe, y decidi obtener honores an ms altos.

    Seor dijo, usted no ha visto ms que una pequea parte de lo que las ciencias mecnicas puedenlograr. Sostengo desde hace tiempo que en vez del lento transporte de las naves y los carruajes, el

    hombre podra emplear el movimiento ms veloz de las alas; que los campos areos estn abiertos alconocimiento, y que slo la ignorancia y el ocio necesitan arrastrarse sobre el suelo.Tal insinuacin reanim el deseo del prncipe de pasar ms all de las montaas; como haba visto lo

    que el mecnico ya haba llevado a cabo, imagin de buena gana que poda hacer ms an; sin embargodecidi pedir ms datos, antes de que la esperanza lo afligiera con la desilusin.

    Me temo le dijo al artista, que tu imaginacin prevalece sobre tu habilidad, y que ahora me dicesms lo que deseas que lo que sabes. Cada animal tiene asignado un elemento; las aves tienen el aire, elhombre y los animales la tierra.

    Del mismo modo replic el mecnico, los peces tienen el agua, en la que los animales puedennadar naturalmente, y los hombres mediante la destreza. Quien puede nadar no necesita perder las

    esperanzas de volar; nadar es volar en un fluido ms denso, y volar es nadar en uno ms sutil. Slotenemos que proporcionar nuestro poder de resistencia a la distinta densidad de materia a travs de la

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    cual debemos pasar. Uno ser impulsado necesariamente hacia arriba en el aire, si puede renovarcualquier impulso sobre l ms rpido que lo que el aire puede desviarse debido a la presin.

    Pero el esfuerzo de nadar es muy arduo dijo el prncipe; incluso los miembros ms fuertes prontose cansan: me temo que el acto de volar ser an ms violento; y las alas no servirn de mucho, a menos

    que podamos volar ms lejos de lo que podemos nadar.El esfuerzo de elevarse del suelo dijo el artista, ser grande, como podemos verlo en las aves

    domsticas ms pesadas; pero a medida que subamos, la atraccin de la tierra, y la gravedad del cuerpo,disminuirn poco a poco, hasta que llegaremos a una regin donde el hombre flotar en el aire sin lamenor tendencia a caer: entonces no habr que preocuparse por moverse hacia adelante, ya que el menorimpulso bastar. Usted, seor, cuya curiosidad es tan amplia, imaginar con facilidad con qu placer unfilsofo, provisto de alas y suspendido en el cielo, vera la tierra y todos sus habitantes rodando debajo del, y ofrecindole de modo sucesivo, gracias a su movimiento diurno, todos los pases que queden dentrode un mismo paralelo. Cmo entretendra al espectador suspendido ver la escena en movimiento de latierra y el ocano, de las ciudades y los desiertos! Registrar con la misma seguridad los mercados, y loscampos de batalla; las montaas infestadas de brbaros, y las regiones fructferas alegradas por laabundancia y acunadas por la paz! Con qu facilidad rastrearemos entonces todo el curso del Nilo; conqu facilidad nos trasladaremos a regiones lejanas, y estudiaremos el rostro de la naturaleza de unextremo a otro de la tierra!

    Todo eso es muy deseable dijo el prncipe; pero me temo que ningn hombre podr respirar enesas regiones de especulacin y serenidad. Me han dicho que la respiracin es dificultosa sobre lasmontaas altas; sin embargo en esos precipicios, aunque tan altos como para producir un aire muy tenue,es muy fcil caer; en consecuencia sospecho que en cualquier altura donde la vida pueda sostenerse,puede haber peligro de un descenso demasiado rpido.

    Nada se intentara nunca replic el artista, si hubiese que superar antes toda objecin posible. Siquiere usted apoyar mi proyecto, har el primer vuelo arriesgndome yo mismo. Ha estudiado la estructurade todos los animales voladores, y encontr que la continuidad plegadiza de las alas del murcilago es laque ms se acomoda a la forma humana. A partir de ese modelo empezar mi tarea maana, y en un aoespero estar en el aire, ms all de la malicia y del alcance del hombre. Pero slo trabajar con lacondicin de que la habilidad no sea divulgada, y que usted no me pida hacer alas para nadie fuera denosotros.

    Por qu hacer que otros envidien tal ventaja? dijo Rasselas. Toda habilidad debera ejercersepara provecho universal; todo hombre debe mucho a los dems, y debera devolver la bondad que harecibido.

    Si todos los hombres fueran virtuosos replic el artista, les enseara prontamente a volar. Perocul sera la seguridad de los buenos, si los malos pudiesen invadirlos a placer desde el cielo? Contra unejrcito que surcara las nubes, ni muros, ni montaas, ni mares podran ofrecer la menor seguridad. Unabandada de salvajes norteos podra flotar en el viento, y aterrizar de inmediato con violencia irresistiblesobre la capital de una regin rica que pasara debajo de ellos. Incluso este valle, retiro de prncipes,mansin de la felicidad, podra ser violado por el brusco descenso de alguna de las naciones desnudasque pululan en la costa del mar del sur.

    El prncipe prometi guardar el secreto, y esper la realizacin del proyecto, no del tododesesperanzado de la posibilidad de xito. Visitaba el taller de cuando en cuando, observaba losprogresos, y adverta muchas invenciones ingeniosas que facilitaban el movimiento, y sumaban la livian-

    dad al vigor. El artista estaba cada da ms seguro de que dejara atrs a los buitres y las guilas, y prontosu confianza contagi al prncipe.

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    Las alas quedaron terminadas en un ao; y en la maana designada, el fabricante apareci equipadopara volar sobre un pequeo promontorio: agit un momento los alones para juntar aire, despus saltdesde su sitio, y en un instante cay al lago. Sus alas, intiles en el aire, lo sostuvieron en el agua, y elprncipe lo arrastr a tierra, medio muerto de terror y humillacin.

    Captulo VII

    El prncipe encuentra a un hombre erudito

    El prncipe no qued afligido por este desastre ya que se haba permitido la esperanza del xito sloporque no tena ningn otro medio de escape a la vista. An persista en sus propsitos de abandonar el

    valle feliz en la primera oportunidad que se le presentara.Ahora su imaginacin se haba detenido; no tena perspectivas de entrar en el mundo; y a pesar detodos sus esfuerzos por mantenerse animado, poco a poco la insatisfaccin hizo presa de l, y dej quesus pensamientos vagaran una vez ms hacia la tristeza cuando la estacin lluviosa, que en esas regioneses peridica, volvi incmodos los paseos por los bosques.

    La lluvia continu durante ms tiempo y con mayor violencia que nunca antes; las nubes se rompansobre las montaas circundantes, y los torrentes se volcaban hacia la llanura central desde todos loscostados, hasta que la caverna fue demasiado estrecha como para descargar el agua. El lago sedesbord, y toda la parte baja del valle qued cubierta por la inundacin. La elevacin sobre la que estabaconstruido el palacio, y algunos otros puntos de terreno alto, eran todo lo que el ojo poda descubrir. Los

    rebaos y manadas abandonaron las praderas, y tanto los animales salvajes como los mansos se retirarona las montaas.La inundacin oblig a todos los prncipes a limitarse a los entretenimientos domsticos; y a Rasselas

    le llam particularmente la atencin un poema recitado por Imlac, acerca de las diversas condiciones de lahumanidad. Orden al poeta que lo visitara en su departamento, y le recitara sus versos por segunda vez;despus, cuando conversaron familiarmente, se sinti feliz de haber encontrado a un hombre que conocatan bien el mundo, y poda pintar con tal habilidad las escenas de la vida. Le hizo mil preguntas sobrecosas que, aunque comunes para los dems mortales, le resultaban extraas a l, debido a su encierrodesde la infancia. El poeta se compadeci de su ignorancia, y qued encantado con su curiosidad, y loentretuvo da tras da con novedades e instruccin, a tal extremo que el prncipe lament la necesidad de

    dormir, y ansiaba que llegara la maana para renovar su placer.Mientras estaban sentados juntos, el prncipe orden a Imlac que contara su historia, y que le dijeraqu accidente lo haba obligado, o qu motivo lo haba inducido a pasar su vida encerrado en el ValleFeliz. En el momento en que Imlac iba a comenzar su relato, llamaron a Rasselas a un concierto, de modoque se vio obligado a contener su curiosidad hasta la noche.

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    Captulo VIII

    La historia de Imlac

    El fin del da es, en las regiones de la zona trrida, el nico momento de diversin y entretenimiento, yen consecuencia lleg la medianoche antes de que la msica cesara, y las princesas se retiraran.Rasselas llam entonces a su compaero, y le pidi que empezara la historia de su vida.

    Seor dijo Imlac, mi historia no ser larga: la vida dedicada al conocimiento pasa en silencio, y esmuy poco perturbada por los acontecimientos. Hablar en pblico, pensar a solas, leer y or, preguntar ycontestar preguntas, es la ocupacin del erudito. Vaga por el mundo sin pompa ni terror, y slo esconocido o valorado por los hombres semejantes a l.

    Nac en el reino de Goiama, no muy distante de las fuentes del Nilo. Mi padre era un rico mercader,que comerciaba entre las regiones interiores de frica y los puertos del Mar Rojo. Era honesto, frugal, ydiligente, pero de pocos sentimientos y estrecha comprensin: slo deseaba ser rico, y ocultar sus

    riquezas, por temor a que lo arruinara el gobernador de la provincia.Seguramente mi padre tiene que ser negligente en el ejercicio de su cargo dijo el prncipe, si unhombre se atreve en sus dominios a tomar lo que pertenece a otro. Acaso no sabe que los reyes sonresponsables de la injusticia tanto como si la hubieran hecho? Si yo fuera emperador, ni el ltimo de missbditos se vera oprimido con impunidad. Me hierve la sangre cuando me cuentan que un mercader no seatreve a disfrutar de sus honestas ganancias, por miedo a perderla en manos de la rapacidad del poder.Nombra al gobernador que rob al pueblo, para que pueda exponer sus crmenes al emperador.

    Seor dijo Imlac, su ardor es el efecto natural de la virtud impulsada por la juventud: llegar lapoca en que usted absolver a su padre, y en que tal vez oiga hablar del gobernador con ms paciencia.En el reino abisinio la opresin no es frecuente ni tolerada; pero an no se ha descubierto ninguna forma

    de gobierno que pueda impedir por completo la crueldad. La subordinacin supone poder por una parte, ysometimiento por la otra; y si el poder est en manos de hombres, a veces se abusar de l. La vigilanciadel magistrado supremo puede hacer mucho, pero mucho quedar sin hacer. El nunca puede conocertodos los crmenes que se cometen, y rara vez puede castigar todos los que conoce.

    Eso no lo comprendo dijo el prncipe; pero prefiero orte en vez de discutir. Sigue con tu relato.Mi padre prosigui el prncipe, pretenda en un principio que yo slo tuviera la educacin que me

    capacitara para el comercio; y como haba descubierto en m un gran poder de memorizar y una granrapidez de captacin, declaraba con frecuencia su esperanza de que alguna vez yo me convirtiera en elhombre ms rico de Abisinia.

    Por qu deseaba tu padre pregunt el prncipe aumentar su riqueza, si sta ya era mayor de lo

    que l poda descubrir o disfrutar? No deseo dudar de tu veracidad, pero dos cosas que se contradicen nopueden ser ciertas al mismo tiempo.Dos cosas que se contradicen contest Imlac no pueden ser ciertas al mismo tiempo, pero si se las

    imputa al hombre, pueden serlo. Sin embargo la diversidad no es inconsistencia. Mi padre poda esperaruna poca de mayor seguridad. Sin embargo siempre es necesario algn deseo para mantener la vida enmovimiento; y quien ve satisfechas sus necesidades concretas puede admitir las necesidades de lafantasa.

    Eso puedo concebirlo hasta cierto punto dijo el prncipe. Lamento haberte interrumpido.Con esta esperanza prosigui Imlac, mi padre me envi a la escuela; pero una vez que descubr el

    deleite del conocimiento, y experiment el placer de la inteligencia y el orgullo de la invencin, empec a

    despreciar las riquezas en silencio, y decid desilusionar las intenciones de mi padre, cuyas groserasconcepciones provocaban mi piedad. Cumpl veinte aos antes de que su ternura me expusiera a la fatiga

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    del viaje, lapso durante el cual haba sido instruido, por maestros sucesivos, en toda la literatura de mi re-gin natal. Como cada hora me enseaba algo nuevo, viva en una serie continua de gratificaciones; peroa medida que me acercaba a la mayora de edad, fui perdiendo gran parte de la reverencia con la quesola considerar antes a mis instructores; porque, cuando mi leccin terminaba, no me encontraba ni ms

    sabio ni mejor que el comn de los hombres. Con el tiempo mi padre resolvi iniciarme en el comercio, yabriendo uno de sus depsitos subterrneos, extrajo y cont diez mil piezas de oro. 'Esto, jovencito' dijo,es el capital con el que debers negociar. Yo empec con menos de la quinta parte, y ya ves cmo ladiligencia y la parsimonia lo aumentaron. Esto te pertenece, para derrocharlo o aumentarlo. Si lodespilfarras por negligencia o capricho, debers esperar mi muerte para ser rico; si en cuatro aosduplicas tu capital, entonces dejaremos que cese toda subordinacin, y viviremos juntos como socios yamigos; porque quien tenga la misma habilidad que yo en el arte de hacerse rico ser mi igual.

    Cargamos nuestro dinero sobre camellos, oculto en fardos de mercancas baratas, y viajamos hastala costa del Mar Rojo. Cuando pase mi mirada sobre la extensin de las aguas, mi corazn salt como elde un prisionero escapado. Sent que se encenda en mi mente una curiosidad inagotable, y decidaprovechar esta oportunidad de ver las costumbres de otras naciones, y de aprender cienciasdesconocidas en Abisinia.

    Record que mi padre me haba urgido a que mejorara mi capital, no mediante una promesa que yono deba violar, sino mediante un castigo en el que tena la libertad de incurrir; y en consecuencia decidcomplacer mi deseo predominante, y, bebiendo en las fuentes del conocimiento, aplicar la sed de lacuriosidad.

    Como se supona que deba comerciar sin relacin con mi padre, me fue fcil entrar en conocimientocon el capitn de un barco, y conseguir un pasaje a otro pas. No tena motivos para elegir el derrotero demi viaje; me bastaba con saber que, hacia dondequiera que viajara, vera un pas que nunca antes habavisto. En consecuencia sub a un barco que se diriga hacia Surat, dejando una carta a mi padre donde leexpona mi intencin.

    Captulo IX

    Contina la historia de Imlac

    Cuando me intern por vez primera en el mundo de las aguas, y perda de vista la tierra, mir a mi

    alrededor con complacido terror, y pensando que mi alma se ampliaba ante la perspectiva sin lmites,imagin que poda pasear la mirada a mi alrededor para siempre sin saciarme; pero en poco tiempo mecans de contemplar aquella uniformidad balda, donde slo poda ver de nuevo lo que ya haba visto.Baj entonces al interior de la nave, y por un tiempo dud acerca de si todos mis placeres futuros noterminaran as, en el disgusto y la desilusin. Aunque seguramente, me dije, el ocano y la tierra son muydistintos: la nica variedad del agua es el descanso y el movimiento, pero la tierra tiene montaas y valles,desiertos y ciudades; est habitada por hombres de distintas costumbres y opiniones encontradas; ypuedo tener la esperanza de encontrar variedad en la vida, aunque la pase por alto en la naturaleza.

    Con este pensamiento tranquilic mi mente; y durante el viaje me entretuve a veces aprendiendo delos marineros el arte de la navegacin, que nunca haba practicado, y a veces haciendo planes para mi

    conducta en situaciones distintas, en ninguna de las cuales me he visto nunca.Estaba casi hastiado de mis diversiones navales cuando desembarcamos sin inconvenientes en

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    Surat. Puse a buen recaudo mi dinero, y una vez que compr algunas mercaderas para exhibir, me un auna caravana que pasaba hacia el interior del pas. Mis compaeros conjeturaron por uno u otro motivoque yo era rico, y a travs de mis preguntas y mi admiracin, descubrieron que era ignorante, y me consi -deraron un novicio al que tenan derecho a engaar, y que deba aprender al costo usual el arte del fraude.

    Me expusieron al hurto de los sirvientes y a la extorsin de los funcionarios, y me vieron despojado confalsos pretextos, sin ninguna ventaja para ellos mismos, como no fuera la de re gocijarse en la superioridadde su propio conocimiento.

    Un momento dijo el prncipe. Existe en el hombre una depravacin tal como para hacer dao aotro sin beneficio para l mismo? No me cuesta imaginar que todos se complazcan con la superioridad;pero tu ignorancia era simplemente accidental, y, al no deberse a un crimen o tontera tuyo no poda darlesmotivos para aplaudirse a s mismos; y el conocimiento que tenan, y del que t carecas podran habrtelomostrado tan efectivamente advirtindote como traicionndote.

    El orgullo rara vez es delicado dijo Imlac, se complace con viles ventajas; y la envidia no se sientefeliz sino cuando puede compararse con las desdichas de los dems. Eran mis enemigos, porque losagraviaba creerme rico; y mis opresores, porque les encantaba encontrarme dbil.

    Adelante dijo el prncipe: No dudo de los hechos que cuentas, pero supongo que los atribuyes amotivos equivocados.

    Con semejante compaa dijo Imlac llegu a Agra, la capital del Indostn, la ciudad en la quereside por lo comn el Gran Mogol. Me dediqu a aprender el idioma de la regin, y en unos meses podaconversar con los hombres eruditos; a algunos los encontr hoscos y reservados, a otros accesibles ycomunicativos; algunos no queran ensear a otros lo que haban aprendido con tanta dificultad; y algu nosmostraban que la meta de sus estudios era adquirir la dignidad de instruir.

    Me hice acreedor de tanta consideracin por parte del tutor de los jvenes prncipes, que mepresentaron al emperador como hombre de conocimiento inusual. El emperador me hizo muchaspreguntas respecto a mi pas y mis viajes; y aunque no puedo recordar ahora nada de lo que dijo acercadel poder de un hombre comn, me separ de l sorprendido por su sabidura, y enamorado de subondad.

    Ahora mi reputacin era tan grande, que los mercaderes con los que haba viajado me solicitaronrecomendaciones para las damas de la corte. Me sorprendi la confianza con que lo hacan, y lesreproch de buena manera sus prcticas en el camino. Me oyeron con fra indiferencia, y no dieronseales de vergenza o pena.

    Despus estimularon su pedido con el ofrecimiento de un soborno; pero lo que yo no hara porbondad, no lo hara por dinero, y los rechac, no porque me hubiesen hecho dao, sino porque no les

    permitira daar a otros; porque saba que usaran mi reputacin para engaar a aquellos que lescompraran su mercadera.Cuando no me qued nada por aprender en Agra, viaj a Persia, donde vi muchos restos de la

    antigua magnificencia, y observ muchos modos distintos de vida. Los persas constituyen una nacineminentemente social, y sus reuniones me brindaron oportunidades diarias de observar personajes yconductas, y de rastrear la naturaleza humana a travs de todas sus variaciones.

    De Persia pas a Arabia, donde vi una nacin a la vez pastoral y guerrera; que vive sin residencia fija;cuya nica riqueza la constituyen sus hatos y manadas; y que sin embargo ha emprendido a travs detodas las pocas una guerra hereditaria con el resto de la humanidad, aunque nunca codiciaron nienvidiaron sus posesiones.

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    Captulo X

    Contina la historia de Imlac.Disertacin sobre la poesa

    Dondequiera que iba, encontraba que la poesa era considerada como el saber ms alto, y tratadacon una veneracin que se acercaba a la que todo hombre debe manifestar ante la Naturaleza Anglica. Ysin embargo me maravillaba que, en casi todos los pases, los poetas ms antiguos fueran consideradoslos mejores: ya sea porque cualquier otro tipo de conocimiento es un logro al que se llega poco a poco, yla poesa es un don que se otorga de una sola vez; o porque la primera poesa de toda nacin los sor-prenda como una novedad, y conservaba la reputacin por consenso, que reciba al principio poraccidente; o que, como corresponde a la poesa describir la Naturaleza y la Pasin, que son siempreiguales, los primeros escritores se adueaban de los objetos de descripcin ms impactantes, y loshechos ms probables en la ficcin, y no dejaban nada a los que los seguan, sino la transcripcin de los

    mismos acontecimientos, y combinaciones nuevas de las mismas imgenes. Sea cual fuese el motivo, porlo comn se observa que los escritores primitivos son dueos de la naturaleza, y sus seguidores delartificio; que los primeros sobresalen en el vigor y la invencin, y los posteriores en elegancia yrefinamiento.

    Yo deseaba agregar mi nombre a esta ilustre fraternidad. Le todos los poetas de Persia y Arabia, ypoda repetir de memoria los volmenes que estn suspendidos en la mezquita de la Meca. Pero prontodescubr que nadie haba sido nunca grande por imitacin. Mi deseo de excelencia me impuls a dirigir miatencin a la naturaleza y la vida. La naturaleza iba a ser mi tema, y los hombres mis oyentes: no podadescribir lo que no haba visto no poda esperar conmover de delicia o terror a aquellos cuyos intereses yopiniones no comprenda.

    Como ahora estaba decidido a ser poeta, vea todo con un nuevo propsito; mi esfera de atencincreci de pronto; no poda pasar por alto ningn tipo de conocimiento. Recorra las montaas y losdesiertos en busca de imgenes y semejanzas, y dejaba impresos en mi mente cada rbol del bosque ycada flor del valle. Observaba con igual cuidado las asperezas de la roca y los remates del palacio. Aveces vagaba entre los laberintos del arroyo, y a veces contemplaba los cambios de las nubes estivales.Para un poeta nada puede ser intil. Todo lo que es bello, y todo lo que es horrible, debe ser familiar parasu imaginacin: debe ser versado en todo lo que es espantosamente vasto o elegantemente pe queo. Lasplantas del jardn, los animales del bosque, los minerales de la tierra, y los meteoros del cielo, todo debecolaborar a almacenar en su mente una variedad inagotable: porque toda idea es til para reforzar odecorar la moral o la verdad religiosa; y quien ms sepa ms poder tendr de diversificar sus escenas, y

    de complacer a su lector con alusiones remotas e instruccin inesperada.En consecuencia tena que estudiar con cuidado todas las apariencias de la naturaleza; y cada pas

    que he visitado ha contribuido en cierta medida a mis poderes poticos.En un estudio tan amplio dijo el prncipe, seguramente habrs dejado mucho sin observar. Hasta

    ahora he vivido dentro del permetro de estas montaas, y sin embargo no puedo salir sin encontrarmecon algo que nunca he visto o escuchado antes.

    Al poeta dijo Imlac le corresponde examinar no lo individual, sino la especie; tomar nota de laspropiedades generales y las apariencias mayores. No enumera las vetas del tulipn, ni describe losdiferentes matices del follaje del bosque: en sus retratos de la naturaleza debe exhibir rasgos lo bastantedestacados e impactantes como para recordar el original a todas las mentes; y debe pasar por alto las

    discriminaciones menores, que alguien puede haber advertido, y otro haber pasado por alto, en favor delas caractersticas que son obvias tanto a la vigilancia como a la negligencia.

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    Pero conocer la naturaleza es slo la mitad de la tarea de un poeta: debe conocer de la mismamanera todos los modos de vida. Su ndole exige que estime la felicidad y la desdicha de cada condicin,que observe el poder de todas las pasiones en todas sus combinaciones, y rastree los cambios de lamente humana cuando es modificada por las diversas instituciones y las influencias accidentales del clima

    o la costumbre, desde la vivacidad de la infancia hasta el abatimiento de la decrepitud. Debe despojarsede los prejuicios de su poca y pas; debe considerar el bien y el mal en su estado abstracto e invariable;debe hacer caso omiso de las leyes y las opiniones presentes, y elevarse a las verdades generales ytrascendentales, que siempre sern las mismas. Debe contentarse en consecuencia con el lento procesode su nombre, desdear el aplauso de su propia poca, y confiar sus pretensiones a la justicia de laposteridad. Debe escribir como intrprete de la naturaleza, y legislador de la humanidad, y considerar quepreside los pensamientos y los modales de las generaciones futuras, como un ser superior al tiempo y elespacio.

    Su esfuerzo an no ha terminado; debe conocer muchos idiomas y muchas ciencias; y para que suestilo sea digno de sus pensamientos, debe, mediante la prctica incesante, familiarizarse con cadadelicadeza del habla y cada gracia armnica.

    Captulo XI

    Contina el relato de Imlac.Comentario sobre el peregrinaje

    En ese momento Imlac estaba atacado por la euforia, y empezaba a magnificar su propia profesin,cuando el prncipe exclam: Basta! Me has convencido de que ningn ser humano puede llegar a ser poeta. Sigue con tu relato.En realidad ser poeta es muy difcil dijo Imlac.Tan difcil replic el prncipe, que por el momento no quiero or ms nada sobre tus esfuerzos.

    Cuntame dnde fuiste cuando abandonaste Persia.Desde Persia dijo el poeta viaj a travs de Siria, y resid durante tres aos en Palestina, donde

    entr en relaciones con gran cantidad de naciones europeas del norte y el oeste; las naciones que ahoratienen todo el poder y todo el conocimiento; cuyos ejrcitos son irresistibles, y cuyas flotas gobiernan lasregiones ms remotas del globo. Cuando compar a esos hombres con los nativos de nuestro propio

    reino, y los de los reinos que nos rodean, parecan casi pertenecer a otro orden de seres. En sus paseses difcil desear algo que no pueda obtenerse: mil artes distintas, de las que nunca omos hablar, seesfuerzan continuamente en pro de su conveniencia y placer, y todo lo que su propio clima les ha negadose los suministra el comercio.

    Por qu medios son los europeos tan poderosos? dijo el prncipe. O por qu, dado que ellospueden visitar con tal facilidad Asia y frica para comerciar o conquistar, no podemos los asiticos o losafricanos invadir sus costas, instalar colonias en sus puertos, y dictar leyes a sus prncipes naturales? Elmismo viento que a ellos los lleva de regreso podra conducirnos all a nosotros.

    Seor contest Imlac, son ms poderosos que nosotros porque son ms sabios; el conocimientosiempre imperar sobre la ignorancia, as como el hombre gobierna a los dems animales. Pero no s que

    motivo puede darse para que su conocimiento sea mayor que el nuestro, salvo la vo luntad inescrutable delSer Supremo.

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    Cundo podr visitar Palestina y mezclarme con su poderosa confluencia de naciones? dijo elprncipe con un suspiro. Hasta que llegue ese momento feliz, que me dejen ocupar mi tiempo conrepresentaciones como las que t me das. No ignoro el motivo que rene a tantas personas en ese sitio, yno puedo dejar de considerarlo como el centro de la sabidura y la piedad, al que deben acudir continua-

    mente los hombres mejores y ms sabios de todas las tierras.Hay algunas naciones dijo Imlac, que envan pocos visitantes a Palestina; porque muchas sectas

    eruditas y de numerosos miembros de Europa concuerdan en censurar el peregrinaje como supersticioso,o en desdearlo como ridculo.

    T sabes dijo el prncipe, lo poco que me ha familiarizado mi vida con la diversidad de opiniones;or los argumentos de ambas partes ser demasiado largo; t, como los has meditado, dime el resultado.

    El peregrinaje dijo Imlac, como muchos otros actos piadosos, puede ser razonable o supersticioso,segn los principios bajo los cuales se realiza. Los largos viajes en busca de la verdad no son obligatorios.La verdad, tal como se la necesita para ordenar la vida, siempre se encuentra donde se la busca conhonestidad. El cambio de lugar no es una causa natural del aumento de piedad, porque inevitablementeproduce disipacin mental. Sien embargo, si se tiene en cuenta que los hombres se dirigen todos los dasa contemplar los campos donde se llevaron a cabo grandes acciones, y regresan con impresiones msintensas del acontecimiento, una curiosidad similar puede predisponernos a contemplar la regin dondetuvo su principio nuestra religin; y creo que ningn hombre examina esas escenas terribles sin ciertaconfirmacin de sus decisiones sagradas. Que el Ser Supremo pueda ser calmado con mayor facilidad enun sitio que en otro, es el sueo de la supersticin ociosa; pero que algunos sitios puedan obrar sobrenuestras mentes de un modo fuera de lo comn, es una opinin justificada por la experiencia diaria. Quiensuponga que sus vicios pueden combatirse con mayor resultado en Palestina, tal vez descubra que estequivocado; an as puede ir all sin mayores daos: quien piense que se lo perdonar con mayor liber tad,deshonra al mismo tiempo a su razn y a la religin.

    Esas son distinciones europeas dijo el prncipe. Las meditar en otro momento. En tu opinin,cul es el efecto del conocimiento? Esas naciones son ms felices que nosotros?

    En el mundo dijo el poeta, existe tanta infelicidad, que a un hombre apenas le queda tiempo librede sus propias desdichas como para calcular la felicidad relativa de los dems. Por cierto el conocimientoes uno de los medios de placer, como lo confiesa el deseo natural que toda mente siente de aumentar susideas. La ignorancia es simple privacin, mediante la cual nada puede producirse: es un vaco en el que elalma se siente inmvil y aletargada por falta de atraccin; y sin saber por qu, siempre nos regocijamoscon lo que aprendemos, y lamentamos lo que olvidamos. Por lo tanto me siento inclinado a concluir que sinada contrarresta la consecuencia natural del aprendizaje, nos volvemos ms felices a medida que

    nuestras mentes abarcan un panorama ms amplio.Cuando enumeramos las comodidades especiales de la vida, descubrimos muchas ventajas por partede los europeos. Curan heridas y enfermedades que a nosotros nos hacen languidecer y perecer.Sufrimos inclemencias climticas que ellos pueden evitar. Tienen aparatos que se encargan de muchostrabajos difciles que nosotros debemos ejecutar mediante el esfuerzo manual. Existe tal comunicacin)entre sitios distantes, que difcilmente pueda decirse que un amigo est ausente en relacin a otro. Lasagacidad que poseen elimina todos los inconvenientes pblicos; atraviesan las montaas con suscaminos, y construyen puentes sobre sus ros. Y si descendemos a las cosas ntimas de la vida, sushabitaciones son ms cmodas, y sus posesiones estn ms seguras.

    Quienes tienen tales comodidades dijo el prncipe, de las cuales ninguna envidio ms que la

    facilidad con que mis amigos separados pueden intercambiar sus pensamientos, seguramente son felices.Los europeos contest Imlac, son menos infelices que nosotros; pero no son felices. La vida

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    humana es en todas partes un estado en el que hay mucho por soportar, y poco por disfrutar.Captulo XII

    Contina la historia de Imlac

    An no deseo suponer dijo el prncipe que la felicidad est repartida de modo tan parsimoniosoentre los mortales; ni puedo dejar de creer que, si pudiera elegir mi modo de vida, podra llenar cada dade placer. No herira nadie, y no provocara resentimiento; aliviara toda desgracia, y disfrutara de lasbendiciones de la gratitud. Escogera mis amigos entre los sabios, y a mi esposa entre las virtuosas; y enconsecuencia no me vera en peligro de ser tratado traicioneramente o con dureza. Mis hijos, gracias a miscuidados, seran instruidos y piadosos, y me devolveran en mi ancianidad lo que hubiesen recibido en lainfancia. Quin se atrevera a molestar a quien podra convocar en cualquier parte a miles de personasenriquecidas por su generosidad, o auxiliadas por su poder? Y por qu la vida no iba a deslizarseserenamente en un dulce trato recproco de proteccin y reverencia? Todo esto puede hacerse sin ayuda

    de refinamientos europeos, que por sus efectos parecen ms aparatosos que tiles. Dejemos que sequeden con ellos, y prosigamos nuestro viaje.Cuando me fui de Palestina dijo Imlac, atraves muchas regiones de Asia; en los reinos ms

    civilizados como mercader, y entre los brbaros de las montaas como peregrino. Al fin empec a aorarmi pas natal, poder descansar despus de mis viajes y fatigas en los lugares donde haba pasado misprimeros aos, y alegrar a mis antiguos compaeros con el recitado de mis aventuras. Con frecuencia meimaginaba a aquellos con quienes haba pasado las alegres horas del amanecer de la vida, sentados a mialrededor en la noche, maravillndose de mis cuentos, y prestando atencin a mis consejos.

    Cuando tal pensamiento se adue de mi mente, consider todo momento que no me acercara aAbisinia como desperdiciado. Me apresur a llegar a Egipto, y, a pesar de mi impaciencia, me detuve diez

    meses en la contemplacin de su antigua magnificencia, y en investigaciones entre los restos de suantigua sabidura. En El Cairo encontr una mezcla de todas las naciones; algunos haban llegado allimpulsados por el amor al conocimiento, otros por la esperanza del lucro, y muchos por el deseo de vivirde acuerdo con su propio modo sin que los observaran, y de quedarse ocultos en la obscuridad de lasmultitudes: porque en una ciudad populosa como El Cairo, es posible obtener al mismo tiempo lasgratificaciones de la vida social, y la reserva de la soledad.

    De El Cairo viaj a Suez, y me embarqu en el Mar Rojo, siguiendo la costa hasta que llegu alpuerto desde el que haba partido veinte aos antes. All me un a una caravana, y volv a entrar en mipas natal.

    Ahora esperaba las caricias de mis iguales, y las felicitaciones de mis amigos, y no dejaba de tener

    esperanzas de que mi padre, fuera cual fuese el valor que hubiera asignado a sus riquezas, se sintieraorgulloso y alegre de tener un hijo capaz de aumentar la felicidad y el honor de la nacin. Pero pronto meconvenc de que mis pensamientos eran vanos. Mi padre haba muerto haca catorce aos, despus dedividir su riqueza entre mis hermanos, que se haban mudado a otras provincias. De mis compaeros, lamayor parte estaba en la tumba; de los dems, algunos pudieron recordarme con dificultad, y otros meconsideraron corrompido por las costumbres extranjeras.

    Un hombre acostumbrado a las vicisitudes no se desanima con facilidad. Despus de un tiempoolvid mi desilusin, y me propuse destacarme ante los nobles del reino; me admitieron a sus mesas,oyeron mi historia, y me despidieron. Abr una escuela, y me prohibieron ensear. Decid entoncesinstalarme en la serenidad de la vida domstica, y cortej a una dama a quien le gustaba mi conversacin,

    pero que rechaz mis propuestas porque mi padre era un mercader.Fatigado al fin de requerimientos y rechazos, decid separarme para siempre del mundo, y dejar de

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    depender de la opinin o el capricho de los dems. Esper la poca en que se abra la puerta del ValleFeliz, para poder despedir a la esperanza y el temor: lleg el da; mi actuacin fue bien re cibida; y meentregu con jbilo al encierro perpetuo.

    Has encontrado al fin la felicidad? dijo Rasselas. Dmelo sin reservas; ests satisfecho con tu

    condicin? O an deseas estar otra vez vagando e investigando? Todos los habitantes del valle celebransu suerte y, en la visita anual del emperador, invitan a otros a compartir su felicidad.

    Gran prncipe dijo Imlac, dir la verdad; no conozco a uno solo de tus servidores que no lamente lahora en que entr en este retiro. Yo soy menos infeliz que el resto, porque tengo la mente repleta deimgenes que puedo variar y combinar a placer. Puedo entretener mi soledad renovando el conocimientoque empieza a esfumarse de mi memoria, y recordando los accidentes de mi vida pasada. Sin embargo,todo esto termina con la triste consideracin de que mis adquisiciones ahora son intiles, y que ninguno demis placeres puede disfrutarse otra vez. Los dems, cuyas mentes slo llevan impreso el momentopresente, estn o corrodos por pasiones malignas, o se quedan sentados estpidamente en las tinieblasdel vaco perpetuo.

    Qu pasiones pueden infestar a quienes no tienen rivales? dijo el prncipe. Nos encontramos enun sitio donde la impotencia excluye la malici