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8/9/2019 HIPOCRATES - Tratados http://slidepdf.com/reader/full/hipocrates-tratados 1/217 TRATADOS HIPOCRÁTICOS TRATADOS HIPOCRATICOS JURAMENTO  SOBRE LA CIENCIA MÉDICA. SOBRE LA MEDICINA ANTIGUA  SOBRE LA ENFERMEDAD SAGRADA  EL PRONÓSTICO. SOBRE LOS AIRES, AGUAS Y LUGARES  SOBRE LA DIETA EN LAS ENFERMEDADES AGUDAS. SOBRE LA DIETA INTRODUCCIÓN GENERAL DE CARLOS GARCÍA GUAL TRADUCCIÓN Y NOTAS DE M. D. LARA NAVA, C. GARCÍA GUAL, J. A. LÓPEZ FÉREZ Y B. CABELLOS ÁLVAREZ BIBLIOTECA BÁSICA GREDOS BIBLIOTECA BÁSICA GREDOS C EDITORIAL GREDOS, S. A. Sánchez Pacheco, 85, Madrid, 2000 MY D. Lara Nava ha traducido Juramento y Sobre la medicina antigua, C. García Gual Sobre la ciencia médica, Sobre La enfer- medad sagrada, El pronóstico y Sobre la dieta, J. A. López Férez Sobre los aires, aguas y lugares y B. Cabellos Álvarez Sobre la dieta en las enfermedades agudas. Quedan rigurosamente prohibidas, bajo las sanciones establecidas por la ley, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, así como su distribución mediante alquiler o pt~stamo público sin la autorización escrita de los titulares del copyright.

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TRATADOS HIPOCRÁTICOS

TRATADOSHIPOCRATICOSJURAMENTO  SOBRE LA CIENCIA MÉDICA.SOBRE LA MEDICINA ANTIGUA  SOBRE LAENFERMEDAD SAGRADA  EL PRONÓSTICO.SOBRE LOS AIRES, AGUAS Y LUGARES  SOBRELA DIETA EN LAS ENFERMEDADES AGUDAS.SOBRE LA DIETA

INTRODUCCIÓN GENERAL DECARLOS GARCÍA GUAL

TRADUCCIÓN Y NOTAS DEM. D. LARA NAVA, C. GARCÍA GUAL,J. A. LÓPEZ FÉREZ Y B. CABELLOS ÁLVAREZ

BIBLIOTECA BÁSICA GREDOS

BIBLIOTECA BÁSICA GREDOS

C EDITORIAL GREDOS, S. A.

Sánchez Pacheco, 85, Madrid, 2000

MY D. Lara Nava ha traducido Juramento y Sobre la medicinaantigua, C. García Gual Sobre la ciencia médica, Sobre La enfer-medad sagrada, El pronóstico y Sobre la dieta, J. A. López Férez

Sobre los aires, aguas y lugares y B. Cabellos Álvarez Sobre ladieta en las enfermedades agudas.

Quedan rigurosamente prohibidas, bajo las sanciones establecidaspor la ley, la reproducción total o parcial de esta obra porcualquier medio o procedimiento, así como su distribuciónmediante alquiler o pt~stamo público sin la autorizaciónescrita de los titulares del copyright.

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Diseño: Brugalla

ISBN 84-249-2481-9.Depósito Legal: B. 15589-2000.

Impresión y encuadernación:CAYFOSA-QUEBECOR, Industria GráficaSanta Perpétua de la Mogoda (Barcelona).

Impreso en España - Printed in Spain.

INTRODUCCIÓN GENERAL

1

LA MEDICINA HIPOCRÁTICA Y SU CONTEXTOHISTÓRICO Y CULTURAL

La mayoría de los escritos que componen el llamadoCorpus Híppocraticum fueron Compuestos en los últimosdecenios del siglo y y los primeros del IV a. C. De ningunode todos esos tratados médic:os atribuidos al famoso Hi-

pócrates de Cas que vivió entre 460 y 380 a. C. aproxi-madamente, contemporáneo de Sócrates y de Tucídidespodemos asegurar con exactitud que realmente fuera com-puesto por su mano magistral. Pero es muy probable quealgunos de los libros más famosos de esa biblioteca pro-fesional procedan de su enseñanza directa, e incluso al-gunos de su propia escritura. En todo caso, la variedad delos textos~ y de su temática no excluye una clara coinci-dencia de miras en los aspectos más generales de la me-dicina como téchne, y en la concepción del médico comoprofesional al servicio de los hombres.

Ya muchos siglos antes de Hipócrates se practicaba lamedicina en Grecia y los médicos gozaban de una repu-

tación alta como demzourgo(. Bastará recordar el papelque tienen Macaón y Podalino en la Ilíada, o algunas ins-cripciones arcaicas que honran la memoria de un médicoilustre. Hubo escuelas de medicina en varias ciudadesgriegas y del sur de Italia, pero fue la de Cos, la isla dondenació y ejerció el gran Hipócrates. la que logró a fines delsiglo y a. C. la reputación más sólida ligada al recuerdo de

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de Heráclito en Sobre la dieta y la de Diógenes de Apolo-nia en Sobre los vientos. Algún texto médico de tono di-vulgador, como el Sobre la ciencia médica, bien pudo serredactado por un sofista, y en este caso se ha sugerido elnombre de un enciclopedista como Hipias de Élide, al quePlatón ha caricaturizado estupendamente.

Por otro lado, sabemos que la medicina como un sa-ber técnico influyó en otros autores de la época clásica,como Tucídides o Platón. Es precisamente Platón quienen su Fedro menciona con elogio y como ejemplar el mé-todo de Hipócrates, siendo nuestra fuente clásica mgs an-tigua sobre el amplio prestigio de su contemporáneo. Nohay, en cambio, huellas en nuestros textos hipocráticosde la teoría socráticoplatónica del alma como principiode vida trascendente a las funciones del cuerpo. La pala-bra psyché aparece muy pocas veces en los tratados delCorpus (p. e. en el Sobre la dieta) y no tiene un sentidoimportante. El hombre es, para estos médicos, un cuerpo,sano o enfermo, cuyos trastornos psíquicos tienen tam-bién un origen corporal. También conviene recordar queserá Aristóteles, hijo de un médico de la corte macedonia,X

XIITRATADOS HIPOCRÁTICOSquien desarrolle en sus tratados sobre los animales unaprimera anatomía comparada, que algunos médicos hele-nísticos, posthipocráticos, sabrán aprovechar.

Basten estas breves indicaciones de introducción so-bre el lugar y momento en que se desenvuelve el pensa-miento hipocrático. Esta medicina pionera se desarrollócon talante científico, aunque con medios terapéuticos muylimitados, con evidentes lagunas básicas en su visión ge-

neral de la enfermedad (recordemos, por ejemplo, que losgriegos ignoraban la existencia de los microbios, carecíande una química elemental y tenían un instrumental médi-co rudimentario y una farmacopea muy reducida). El ni-vel de la ciencia hipocrática, por citar el titulo de un librode R. Joly, debe estimarse más que por sus logros concre-tos por sus afanes racionalistas y sus objetivos. Es ciertoque subsisten en esos textos antiguos ciertos restos decreencias populares (aunque la crítica de la supersticiónes muy fuerte en algunos textos básicos~ y que a veces seimpone una tendencia muy propia del pensamiento grie-go antiguo a teorizar sin sólida base experimental. Sinembargo, conviene, pensamos, evaluar esa <hazaña cien-

tífica» no tanto por sus logros concretos como por susplanteamientos y sus anhelos. Y recordar cuántos sigloshabrán de pasar para que esos métodos terapéuticos yesos esquemas teóricos sean desplazados por una medi-cina más experimental y más capaz, y, sobre todo, poruna medicina estimulada por otras técnicas de explora-ción del interior humano y una más amplia farmacopea.

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LA MIRADA DEL MÉDICO

Como hemos subrayado ya, el médico hipocrático .seconsidera un profesional, que aplica su téchne al cuidadode los enfermos. La therapeía del cuerpo del enfermo cons-J1INTRODUCCIÓN GENERALXIIItituye su objetivo. Con su tratamiento profesional, objeti-yo, racionalizado, pretende devolver a éste la salud perdi-da. De modo que los conceptos de salud y enfermedad re-sultan básicos para comprender su actuación. Pretendemediante su cuidado médico hacer que el enfermo recu-pere su salud natural, el buen orden de su cuerpo, el equi-librio interno recordemos el símil de Alcmeón de laisonomía de los elementos que ha sido perturbado poralgún agente dañino. Todo debe funcionar de acuerdo conla naturaleza, kat& physin. Vencer a la enfermedad signi-fica recomponer o reconquistar la propia physis elimi-nando los factores dañinos que la descompensaban. Por tan-to conviene saber qué es la naturaleza propia del cuerpo ycómo está éste compuesto, a fin de intervenir en el proce-

so de curación.Notemos, por lo pronto, que la atención del médicoa diferencia de la teoría del filósofo está enfocada aun objetivo práctico. Saber qué es el hombre, en abstrac-to, indagar las archal de la corporeidad humana, es algoimportante, pero aquí está subordinado a una actuaciónpráctica, terapéutica, del médico.

De ahí que haya una cierta dependencia de las teoríasfilosóficas, y también una polémica en cuanto la medici-na quiere prescindir de las hipótesis de algunos presocrá-ticos, tal como veremos en el tratado Sobre la medicinaantigua. El autor de este texto sostiene que la medicinatiene más que ver con la alimentación bien programada

que con las hipótesis filosóficas acerca del ser último delhombre.La enfermedad, nósos, es, pues, el concepto central en

la perspectiva hipocrática. El hombre es, en esta perspec-tiva médica, ante todo un ser sujeto a las enfermedades, yluego a la muerte. El cuerpo humano es así visto como unrecipiente complejo y un tanto misterioso, cubierto por lapiel y articulado por el esqueleto, que puede ser afectadopor heridas externas y desequilibrios internos. (La idea de

XIVTRATADOS HIPOCRATICOSque el cuerpo funciona como un organismo, como unamáquina, y que los componentes del mismo son instru-mentos, árgana, coordinados al servicio del conjunto noestá expresa en el Corpus Hippocraticum. El término

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mismo de órganon, instrumento, aparece en contados ca-sos y sin relieve especial. Hay en este punto notables dife-rencias respecto a la concepción aristotélica, que resultamucho más avanzada y moderna.) Detectar la enferme-dad, prever su desarrollo, combatir su avance, y tratar derestaurar la salud en el cuerpo dañado, tales son los afa-nes del médico como technítes al servicio de la sociedad.La iatriké es una téchne y no una epistéme, y como tal arteo ciencia aplicada debe definir bien sus objetivos y méto-dos para obtener sus resultados. Es un saber empírico, entodo caso, que requiere una teoría previa, pero que debeser revalidada justamente en su praxis terapéutica habi-tual, mediante experimentos y comprobaciones metódi-cas. En ese sentido al hipocrático le importa menos saberqué es el hombre que observar y comprender cuándo ycómo enferma, y cómo puede ser devuelto a su salud na-tural, a su equilibrada naturaleza.

El médico hipocrático tiene unos medios de observa-ción muy limitados. Como indica un estudioso moderno,«La actitud ante la enfermedad era racional, pero los me-dios empíricos para su posterior conocimiento estabanausentes, ya que ni la estructura celular del cuerpo ni losmicrobios que lo invaden podían ser vistos ni estudiados»(Phillips). No tenían nada del complicado instrumental

moderno, por supuesto. Ni microscopios, ni estetoscopios,ni rayos X. Acostumbraba el médico a servirse de sus fa-cultades de observador, poniendo en juego todos sus sen-tidos y su práctica clínica. Todavía pasa por alto algunamanifestación importante: no toma el pulso al enfermo,por ejemplo. Para conocer el aspecto de las enfermedadesexamina al enfermo buscando las manifestaciones exter-nas de su mal. Hace honor a la sentencia de AnaxágorasINTRODUCCIÓN GENERALXVópsiS adélon ta phainómena, «a partir de lo que se mues-tra debe ver lo oculto». A partir de los síntomas, t¿l sé-meia, debe inducir los padecimientos internos y pronosti-

car el proceso morboso. Toda una semiótica se despliegaante los ojos del médico, ininteligible al profano, revela-dora para el profesional. El texto más significativo y claroal resp&to es el comienzo del Pronóstico, que bien podríaestar escrito por el mismo Hipócrates. (Y el de Epidemias1 23, que citaremos luego.)

El médico debe leer, por así decir, en el rostro y en lapostura del enfermo su dolencia. Y luego prever y profe-tizar el desarrollo de la misma y proveer con sagaz tera-péutica a un éxito favorable. El pronóstico y no el diag-nóstico es lo característico de ese saber médico, que ve alenfermo como paciente de un proceso, en el que el cuer-po es como el campo de batalla de factores enfrentados.

El médico hipocrático no tiene un cuadro médico de mu-chas enfermedades con nombres específicos al que refe-rirse, y dispone, por otra parte, de una farmacopea muypobre. De modo que trata de colaborar con los elementosbenéficos de la propia naturaleza del paciente, a fin de queel decurso de la enfermedad tenga un buen éxito. Pronos-ticar ese desarrollo resulta prioritario, y la habilidad en elpronóstico define al médico. Excelente observador enmuchos casos, anota los cambios del mal, atiende espe-cialmente a los momentos decisivos, las crisis, y orienta,

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por decirlo así, el proceso hacia un buen final. Pero mu-chas veces el médico se encuentra con la imposibilidad desalvar al enfermo, cuando el daño es ya irreparable o im-previsible el remedio. (En algún texto del CH se reco-mienda al médico que no acepte tratar a los enfermos in-curables o terminales, para no ser dañado en su prestigioprofesional, tan importante en el oficio.) Las historiasclínicas recogidas en los siete libros de las Epidemias re-velan muy bien este proceder del médico, que registra yanota día a día, minuciosamente, los síntomas del proce-

xvlTRATADOS HIPOCRÁTICOSso morboso y en muchos casos asiste al final, sin una actuacióndecidida ni un veredicto claro, a la muerte delpaciente. Estos documentos de los casos observados porel médico, que viaja y estudia a los enfermos a lo largo desus días de enfermedad, muestran muy bien, en su sucintoestilo, la capacidad de observación a la par que el templeanímico de estos profesionales. El médico atendiendoal principio de ophelefn ¡cal me bláptein apenas intervie-ne en algunos casos, o no nos dice cómo ha intervenido,

sino que asiste al combate del enfermo con su dolenciacomo un atento y refinado testigo.

EL OSCURO INTERIOR DEL CUERPO HUMANO

Los médicos griegos de la época clásica no practica-ban la disección de cuerpos humanos, por razones de res-peto religioso. Más tarde sabemos que sí la conocieron losalejandrinos, e incluso se dice que en la Alejandría del si-

glo nI a. C. algunos audaces investigadores llegaron a prac-ticar alguna vivisección humana experimental (sobre va-rios criminales convictos). Sí es probable que algunos hi-pocráticos diseccionaran animales, como lo hizo más tardeAristóteles y, desde luego, Galeno. De tal modo, el cono-cimiento que tenían del interior del cuerpo humano erabastante vacilante e hipotético. Por otra parte, como yaadvirtió Aristóteles, el observar el interior de un cuerpomuerto sin una debida preparación no permitía advertirmuchos elementos importantes de su funcionamiento, yaque éste había dejado de comportarse como en el ser vi-yo. Fue la anatomía comparada aristotélica la que permi-tió avanzar en este terreno, pero aún en ella perduraron

muchos errores anteriores.El interior del cuerpo, negado a una sensación direc-ta, lejano a esa aísthesis toú sómatos que un famoso texto

JINTRODUCCIÓN GENERAL

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xx~íinvoca como el criterio fundamental del conocimientomédico (la sensación que el médico tiene del cuerpo delenfermo), es pensado como un largo recipiente en el queestán instalados los órganos fundamentales corazón,pulmones, estómago, etc. y por el que circulan unosfluidos mutantes, como la sangre, el aire, el agua, la bilis,etc., es decir, lo que los médicos de la segunda generaciónhipocrática llaman los «humores». En ese espacio huecointerior, en el que los huesos forman el armazón esquelé-tico, revestido luego por las carnes y los nervios, existenademás unos conductos que transportan esos humores ylos distribuyen por el cuerpo, aunque las ideas sobre susconexiones (con el cerebro, el corazón, los pulmones, elestómago, etc.) varían bastante. Suelen distinguir nuestrosautores los «nervios» o tendones, neurd, y los tubos hue-cos por donde circulan los humores, sin separar las venasde las arterias hasta una fecha algo posterior. (Tanto unascomo otras son llamadas phlébes.) Se discute si los hipo-cráticos conocieron la circulación de la sangre, en cual-quier caso sus nociones sobre todos esos conductos inte-riores y su función están bastante alejadas de lo real. Mástarde daremos algunas precisiones sobre estos elementos,pero ahora quiero sólo indicar que la idea vaga y general

del interior del cuerpo está fundada en una concepciónimaginativa, y no en conocimientos anatómicos relevan-tes. De hecho, se ha dicho con razón que la medicina hi-pocrática es todavía preanatómica. Y la representacióndel cuerpo en su interior carece de un esquema claro desus órganos y vasos.

Citaré al respecto unos párrafos de M. Vegetti, un buenconocedor de estos textos:

<El paradigma más difundido y dominante comoha mostrado Robert Joly comporta una concepción delcuerpo como recipiente hueco, dentro del cual circulanfluidos que se combinan, s~ encuentran y reaccionan en-

tre sí; los órganos internos, en los casos raros en que son

rXVIIITRATADOS HIPOCRATICOStomados en cuenta, son considerados como canalizacio-nes o como bombas aspirantes y evacuantes respecto alfluir de esos líquidos.

Cuando, excepcionalmente, ánthropos viene pensadoen su acepción antropológiCa complexiva y esto acaece

siempre por efecto de una presión teórica externa a lamedicina, que se origina en el campo de la filosofía de lanaturaleza el concepto viene constantemente reducidoa los elementos que llenan el recipiente. Eso sucede demodo ejemplar al comienzo del De natura honíinis: elhombre no es únicamente uno de los fluidos comprendi-dos en el cuerpo, pero si es correcto afirmar que el cuer-po del hombre tiene en si sangre, flegma, bilis amarilla ynegra>.

<El materialismo médico antiguo es coherente si-

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gue diciendo Vegetti algo más adelante en la concep-ción del hombre como un recipiente in-formado de losmateriales que ingresa, y capaz de transformarlos en flui-dos que en él discurren hasta la evacuación, normal opatológica. El alma misma está concebida en Sobre ladieta como un fluido espermático, compuesto de agua yfuego (1 7, 25), que penetra en el cuerpo, y circula en él através de poros y vasos (1 360), y se alimenta del humor,hygrón, corpóreo (II 60-61). En Naturaleza de! hombre 6,donde psyché mantiene el valor arcaico de principio vital,ésta viene relacionada por los médicos adversarios denuestro autor a la sangre, cuya pérdida determina lamuerte. (En otros lugares, particularmente en Sobre losaires, aguas y lugares, psyché tiene el valor psicológico-antropológico de carácter de los individuos o pueblos.)

La imagen más difundida, que atraviesa textos deinspiración metódica y doctrinal muy diferentes, es laque representa el cuerpo como un campo de batalla, omás bien como un terreno neutro en el que se desarrollala lucha por el poder entre elementos diversos...> (M.Vegetti, <Metafora politica e immagine del corpo>, enTra Edipo e Euclide, págs. 45-48).

El médico no tiene una idea clara de los procesos in-

teriores del cuerpo, aunque sabe de algunos, como el deINTRODUCCIÓN GENERALXIX

la respiración y el de la cocción de los alimentos pép-sis, y tiene una vaga idea de la conversión de éstos ensustancias incorporadas en parte al mismo, y en parteeliminadas por evacuación. De ahí la enorme importanciaque se concede a la dieta en su sentido más amplio y porautores muy distintos, como son el que escribió Sobre lamedicina antigua (donde los comienzos de la medicinaauténtica coinciden con los descubrimientos de la alimen-tación conveniente al hombre) y el autor del Sobre la dieta.El médico hipocrático presta gran atención a las cualida-

des de los alimentos ingeridos, así como también estudialas deyecciones del enfermo para informarse del decursode la enfermedad. Los excrementos, el sudor, el flato, elaliento, muestran los síntomas del proceso morboso.  En cuanto al órgano central que dirige el conjunto detodos esos cambios y movimientos internos, en el tratado

Lugares en el hombre se dice que «no hay ninguna archédel cuerpo» (cap. 1), mientras que tanto Enfermedad sa-grada como Naturaleza del hombre asignan un papel rele-vante en la dirección y origen de estos procesos al cerebroy a la cabeza, respectivamente. En el Sobre el corazón sesitúa el principio vital en el vetrículo izquierdo del cora-zón (cap. 10). Pero éste es un texto algo tardío, que supone

un avance en sus esbozos anatómicos, como se ha seña-lado a menudo. Según M. Vegetti y otros han comentado,el pensamiento organicista sobre el cuerpo comienza conPlatón y con Aristóteles, y es éste quien en sus estudiossobre los animales lleva hacia ~adelante la visión anatómi-ca de los varios órganos del cuerpo, y de éste como unaestructura orgánica, con una perspectiva muy distinta ala de los hipocráticos. Galeno intenta combinar luego am-bas teorías.  Pero, así como la observación clínica del médico anti-

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guo parece limitada a analizar lo que entra y lo que salede ese cuerpo humano, de cuyo interior sabe poco conprecisión, su atención a los factores externos que pueden

XXTRATADOS HIPOCRÁTICOSafectar al equilibrio natural del paciente le lleva a consi.derar muy ampliamente el ambiente en el que vive y ac-túa. De ahí que la dietética se amplíe a un estudio delambiente y de las condiciones de vida de los pacientes. Elser humano como individuo está condicionado por eseentorno físico y climático. (La atención a esos factores ex-ternos es bien visible en textos un tanto programáticoscomo Aires, aguas y lugares, pero también en muchas his-torias clínicas de las Epidemias.)

Predomina, en toda esta concepción del enfermo y laenfermedad, una visión del hombre como organismo físi-

co, que en gran parte se apoya en una idea previa de basefilosófica. Las relaciones entre la medicina y la filosofíaen Grecia son complejas, y hubo desde muy pronto in-fluencias reciprocas, aunque la medicina es una de lasprimeras ciencias en conquistar una plena autonomíametódica. El escrito Sobre la dieta es, a este respecto, muyinteresante. Son numerosos los escritos médicos que ex-ponen en un comienzo ideas generales sobre el hombre yel cosmos, para luego avanzar hacia un tratamiento con-creto de sus temas médicos. Pero la atención al conjuntodel ser humano, a la ph>isis que es la norma de la salud,caracteriza a la mayoría de los textos más antiguos.

LA CIENCIA MÉDICA Y SU CONTEXTO HISTÓRICO

La medicina hipocrática se configura en un horizontehistórico e intelectual que podemos delimitar con preci-sión. Los tratados más significativos del CH (El pronósti-co, Sobre la medicina antigua, Epidemias 1 y m, Sobre ladieta en las enfermedades agudas, Sobre la enfermedad sa-grada, Sobre los aires, aguas y lugares, Sobre la dieta, etc.)están escritos en los últimos decenios del siglo y o a co-

mienzos del siglo IV a. C. Son obra de Hipócrates o de

jINTRODUCCIÓN GENERALX)U

otros médicos de su generación. Esto es lo que nos inte- resa destacar: estos profesionales de la medicina pertene-

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cen a un momento muy bien caracterizado de la cultura griega, el del apogeo de la ilustración y del racionalismo.

Tienen un patrimonio tradicional, en cuanto technítai dela curación y demiourgo4 formado por un repertorio deobservaciones y experiencias adquiridas en la prácticapropia y en la enseñanza recibida de sus maestros y pre-cursores en el arte, médicos ambulantes, y también maes-tros de gimnasia y educadores de atletas. Pero, bajo el in-

flujo de la teoría filosófica acerca de la regularidad de lanaturaleza, estos escritores médicos tratan de explicitarlos fundamentos teóricos de su arte y de confirmar la va-

lidez de su ciencia exponiendo sus principios generales. Siempre sin perder de vista el objetivo final: combatir las

dolencias y devolver al hombre la salud, su condición na-tural. Se empeñan en demostrar que la medicina, comociencia real, téchne eoúsa, no sólo es una práctica benéfi-ca, sino también un saber operativo acerca del hombre ydel mundo en el que vive y perece. La hazaña intelectualde estos médicos ha pervivido como impulso hacia el co-

nocimiento del hombre, más allá de sus limitados logrosen motivos concretos de su dominio científico.  Uno de los pocos datos firmes que tenemos sobre Hi-pócrates es el de su nacimiento en Cos hacia el 460 a. C.Esto quiere decir que era un estricto coetáneo de Demó-

crito de Abdera y que era unos diez años más joven queSócrates. Bien pudo escuchar, como señala la tradiciónbiográfica, al famoso Gorgias, y tomar lecciones de suhermano, el médico Heródico de Selimbria, reputado porsus tratamientos dietéticos. Sabemos también que ejercióla actividad médica en el norte de Grecia (en Tesalia y enTracia, como el autor de Epidemias 1 y III) y en la isla deTasos y cerca del Ponto Euxi no, y que murió en Larisa auna edad avanzada. Debió de gozar pronto de prestigiocomo profesional ilustre, a juzgar por la referencia de

XXIITRATADOS HIPOCRÁTICOSPlatón en el Protágoras (31 Ib) que lo nombra como ejem-plo de un maestro en su oficio, dispuesto a enseñar aotros mediante salario. (El Protágoras fue escrito hacia el395 a. C., y sitúa el coloquio allí narrado unos treintaaños antes.)

Era uno de los Asclepiadas, es decir, uno de los des-

cendientes de Asclepio, el héroe fundador de la medicina.Al remontar su genealogía hasta el sabio hijo de Apolo,los médicos de Cos sólo destacaban el carácter gremial yfamiliar de su oficio, lo mismo que los rapsodos de Quíos,los #Homéridas», remontaban la suya hasta el patriarcade l~ épica, Homero. También sus hijos fueron médicos,Tésalo y Dracón, y a su yerno Pólibo le atribuyeron algu-nos autores antiguos el tratado Sobre la naturaleza delhombre.

La Antología Palatina (XII 135) nos ha transmitido un

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hermoso epitafio honorífico, que le rinde alabanzas comoa un noble guerrero, y que pudo estar grabado sobre sutumba en Larisa:

El tesalio Hipócrates, de linaje coico, aquí yace,que, nacido del tronco divino de Febo, trofeos múltipleserigió derrotando a las enfermedades con las annas de Higiea,y consiguió inmensa gloria no por azar, sino con su ciencia.

Pero en ese combate «con las armas de Higiea», quelogra sus victorias no de la casualidad, sino del saber téc-nico, ou t~chei allá téchnei, Hipócrates no era, sin duda,un guerrero solitario. Su actividad profesional se inscribeen una tradición larga dentro de la historia social griega,ya que desde los poemas homéricos está atestiguado elprestigio de algunos médicos. (Cf. fiada XI 514; OdiseaXVII 383.) Sabemos, luego, de la estimación y altos emo-lumentos de destacados médicos, como Democedes deCrotona, que trabajó en Egina, en Atenas, y en la corte deltirano Policrates en Samos (según cuenta Heródoto, m131), o como Ctesias de Cnido, que lo hizo en la corteINTRODUCCIÓN GENERALXXIIIpersa de Artajerjes II, o como Onasilo y sus hermanos, a

los que alude una inscripción chipriota de Edalion (demediados del siglo y) prometiéndoles una elevada suma otierras por atender a los heridos en un asedio de la ciu-dad. Tanto en la guerra como en la cotidiana práctica dela vida ciudadana, el médico era un demiurgo necesario yapreciado, un «artesano» itinerante, hábil en su oficio, enuna praxis que requiere la habilidad manual y el ejercicioconstante de la inteligencia. Ya desde mucho antes deHipócrates la medicina griega se había desarrollado sobreunos supuestos empíricos y técnicos, al margen de la me-dicina religiosa y de la superstición popular.

La distinción entre el médico que cura heridas de gue-rra mediante la cirugía y diversos cauterios, y el médico

de enfermedades internas, está ya en la épica, según unosversos de Arctino en su poema El saco de Troya (com-puesto a fines del siglo vm a. C.), que se refiere a Macaón yPodalirio, hijos de Posidón aquí (o de Asclepio, según laversión homérica):

Su padre, el ilustre Sacudidor de la tierra, les conce-dió sus dones a ambos, pero a uno lo hizo más gloriosoque al otro. A uno lo dotó de manos más ligeras para sa-car dardos de la carne, y para cortar y aprontar remediosa todas las heridas. Al otro le infundió en el pecho todolo preciso para reconocer lo escondido y para curar loincurable. Él fu~ el primero en advertir los relam-

pagueantes ojos y la abotargada mente de Áyax enloque-cido.

Volviendo a ello, es importante destacar que la medici-na griega se había desligado, desde muy antiguo, de cual-quier vinculación con las prácticas religiosas y con la ma-gia. Ya en Homero hay testimonios de ese médico queactúa al margen del sacerdote purificador. Es el caso deMacaón, hijo de Asclepio, que «vale como médico por mu-chos hombres» y sabe «extraer los dardos y aplicar suaves

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remedios a las heridas» (11. XI 5 14-5). Aunque en Grecia

XXIVTRATADOS HIPOCRÁTICOSperduraron con éxito los santuarios y templos donde, bajoel patrocinio de Asclepio, se operaban milagrosas curas, yla medicina popular que recurría a prácticas mágicas y aremedios supersticiosos siguió contando siempre con nu-merosos adeptos, la medicina científica discurrió por ca-minos propios, bien diferenciados de los frecuentados pormagos, adivinos, curanderos de varios tipos y trazas, y adi-vinos de diversa catadura. Tanto el autor de Sobre la enfer-medad sagrada (1, 2, 17) como el de Sobre los aires, aguas ylugares (que bien pudiera ser el mismo) expresan su desdénhacia los practicantes de esos turbios remedios, y manifies-tan su confianza en que todas las enfermedades son natu-rales y deben tratarse por medios naturales.

Por otro lado, la deificación de Asclepio no parece unproceso demasiado antiguo. Según L. Edelstein, se produjoa fines del siglo vi a. C., cuando, en la tendencia a persona-

lizar la relación religiosa del enfermo con la divinidad cu-radora, se habría desplazado a Apolo, el Sanador por exce-lencia, Péan, en favor de Asclepio, el héroe, hijo del dios yde la ninfa Corónide. El culto a Asclepio, atestiguado enEpidauro hacia el 500 a. C., se introdujo en Atenas hacia el420 a. C. y en Cos a mediados del siglo iv. Es decir que enCos no existía ni el templo ni el culto en tiempos de Hipó-crates, cuando la escuela de medicina era ya famosa. Coneste dato queda rechazada la hipótesis de E. Littré, quepensaba en una influencia de los casos recogidos en losanales y tablillas votivas de los templos en las notas de losmédicos (en Prenociones de Cos y Predicciones 1). El cultoes posterior y subsistió en buenas relaciones con las prácti-

cas de los médicos, que podian enviar a sus enfermos des-hauciados a visitar los templos como último recurso.Ya antes de Hipócrates había médicos y escuelas médi-

cas en diversas ciudades griegas; las había en el sur de Ita-lia, donde Crotona fue, en el siglo vi, la escuela más presti-giosa, en Cirene, en Cnido y en Cos. Hipócrates es unheredero de técnicas y saberes que él y sus contemporá-1INTRODUCCIÓN GENERALXXVneos harán avanzar mediante una mayor conciencia metó-dica y con una teoría mucho más ambiciosa en cuanto a suvisión de la medicina como un saber causal en torno a las

enfermedades y la salud. Para este progreso, la medicinarecibió un impulso decisivo de la filosofla presocrática, deesa physiologla jónica que aspira a describir una concep-ción del mundo ordenado según unos principios funda-mentales inmanentes a los procesos naturales. Y tampocofue Hipócrates de los pioneros en pretender expresar unaconcepción filosófica de la enfermedad y la salud, o delhombre como un organismo complejo sometido a la acciónde diversos factores naturales. A una generación anteriorpertenecen Alcmeón de Crotona, y Empédocles de Agrigen-

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to, y Diógenes de Apolonia, por citar los nombres de tresinfluyentes pensadores del período presocrático. En el CHhay huellas de diversas teorías filosóficas, pero hay tam-bién un empeño por destacar la autonomía del saber mé-dico respecto de esas teorías generales. En este punto seinserta, creemos, el empeño hipocrático de fundamentarla medicina como saber, como téchne ejemplar, en unacosmovisión racional de las últimas causas del acontecerhumano; pero, a la vez, en una serie de prescripcionespara la actuación del médico con una bien definida fina-lidad: la de velar por el mantenimiento de la salud y la dealejar las dolencias del cuerpo.

La concepción de la salud como un equilibrio interno,y de la enfermedad como un excesivo predominio de unelemento sobre otros, fue expuesta por Alcmeón y recogi-da por los médicos hipocráticos. También la teoría de queel cerebro es el centro de la actividad mental procede deél; así como la teoría acerca del pneúma vital procedede Diógenes. Pero lo que define a la medicina hipocrática noes tanto la aceptación de estos conceptos, como su apro-vechamiento. El conocimiento de la naturaleza, y en es-pecial de la naturá!za del hombre, por parte del médicotiene una finalidad práctica: la conquista de la salud, la

XXVITRATADOS HIPOCRÁTICOSrestauración del equilibrio somático. El afán especulativopor conocer las causas de los procesos naturales se com-bina, en la actividad médica, con la observación y la expe-

riencia clínicas. Esta combinación es lo que otorga un se-llo característico al saber hipocrático. Aun en los autoresque recriminan el uso de postulados filosóficos o de hypo-théseis (como el autor de Sobre la medicina antigua) en-contramos una gran dosis de especulación. Y en los escri-tores más especulativos, como el autor de Sobre la dieta,encontramos constantes referencias al dato sensible y a laobservación de los síntomas específicos. La medicina en-cuentra en la «sensación del cuerpo», aísthesis toú sóma-tos, el criterio fundamental para la verificación de la teo-ría. Atento a los síntomas, el hipocrático interpreta unasemiótica que le conduce a un empirismo muy concreto.Los signos corpóreos son la base de la terapia, las indica-

ciones por las que se rige el pronóstico y la medicación.Hipótesis, observación de los síntomas, conjetura de lascausas morbosas, medicación, son etapas de un procesometódico en el que se complementan la experiencia sen-sible (aísthesis) y la reflexión (logismós) para aplicar losrecursos de la ciencia (téchne siempre y no epistéme) enfavor del paciente. La naturaleza, el médico y el enfermohan de colaborar en esa reconquista de la salud. Y el co-nocimiento del médico es el instrumento fundamental, aun-que limitado, para obtener la victoria.

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Una gran importancia en esta concepción tiene el ha-ber identificado la enfermedad como un proceso morbo-so que afecta al organismo en su conjunto; es más, comoun proceso determinado por causas concretas que se des-arrolla con síntomas típicos y predecibles en un curso re-gular. El médico hipocrático sabe predecir ese curso, comosabe, desde un momento definido del mismo, conjeturarel pasado del mismo, y emitir su juicio a partir de los sín-tomas presentes y el recuento de los anteriores: eso es elpronóstico.INTRODUCCIÓN GENERALXXVII

La enfermedad presenta en su decurso unos momen-tos decisivos. Son las crisis, en las que se decide el rumbodel proceso patológico, bien hacia la salud (mediante laevacuación o el depósito o apóstasis de los elementos da-timos), o bien hacia una muerte irremediable. Junto coneste concepto es también interesante la cOncepción deque los elementos morbosos sufren una especie de coc-ción (pépsis, pepasmós) por la que pierden su carácter da-timo y quedan, por así decir, digeridos por el organismo.Hay días críticos y momentos en que la intervención delmédico puede ser decisiva. El médico debe estar atento yactuar aprovechando el kairós, ya que el tiempo es un fac-

tor incuestionablemente valioso en toda terapia.Por lo demás, el médico hipocrático parece advertir deantemano que la enfermedad es una abstracción y que loque él tiene ante sí es siempre a un enfermo, a un hombresufijente al que ha de salvar con unos medios muy limita-dos. Muchas veces, ante las enfermedades más graves elmédico se ve obligado a prescribir una dieta que ayude alenfermo a mantenerse con fuerzas para resistir y a procu-rar no exacerbar las dolencias. Son escasos los medicamen-tos que el médico tiene a mano, y los conocimientos de fi-siología y anatomía tampoco le proporcionan una ayudaeficaz en el tratamiento de las enfermedades agudas. Porello se confina en la observación minuciosa y atenta.

En los libros 1 y III de Epidemias se nos cuentan cua-renta y dos casos cinicos, de los que veinticinco (un 600/o)concluyen con la muerte del paciente. Son raras las refe-rencias a los tratamientos aplicados, mientras que la aten-ción se concentra en los síntomas del enfermo. Estos ca-sos historiados son una muestra del talante científico conque el médico periodeuta, probablemente el mismo Hi-pócrates, atiende a los enfermos más graves. Sin amba-ges, en algunos textos se aconseja al médico no tratar losCasos desesperados (sin duda, para evitar posibles cen-Suras posteriores).

XXVIIITRATADOS HIPOCRÁTICOS

Para diagnosticar un caso son múltiples los factores

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que el médico debe observar, como advierte un texto ci-tado con frecuencia (Epidemias 123):

En lo que respecta a las enfermedades, las recono-cemos a partir de los siguientes datos, teniendo en cuen-ta la naturaleza humana universal y la particular e indi-vidual, la de la dolencia, la del paciente, las sustanciasque se le administran, quién se las admiistra  si a par-tir de esto el caso se presenta de soluc¡óft más fácil omás arduo , la constitución atmosférica general y la delos astros y cada terreno en particular, y lo que respectaa los hábitos, el régimen de vida, las ocupaciones, y laedad de cada uno, con sus palabras, gestos, silencio, pen-samientos, sueños, insomnios, pesadillas, cuáles y cuándo,y sus tics espasmódicos, sus picores, sus llantos, juntocon sus paroxismos, deposiciones, orinas, esputos, vómi-tos, y todo aquello que indica las mutaciones de la en-fermedad y sus depósitos en un sentido crítico o mortal:sudor, tensión, escalofríos, tos, estornudos, hipo, re~pira-ción, eructos, ventosidades, silenciosas o ruidosas, he-morragias, hemorroides. Hay que atender a todo esto y alo que con estos síntomas se indica.

La observación detenida del paciente en su contex-

to doméstico y en su situación más general requiere delpracticante de esta medicina un enorme esfuerzo de aten-ción, al que el médico presta todos sus sentidos: <Es unatarea el examinar un cuerpo. Requiere vista, oído, olfato,tacto, lengua, razonamiento», dice una sentencia de Epi-demias (VI 8) (TÓ sóma ¿rgon es tén sképsin dgein, ópsis,ako~, ns, haph~, glóssa, logismós). Hay que tener en cuen-ta  como remacha en Sobre el dispensario m¿dico 1<lo que es posible ver, y tocar y escuchar. Y lo que es po-sible captar (aisthésthai) por la vista, el oído, el tacto, elolfato, la lengua, y la reflexión (gnómei), cuantas cosas esposible conocer con todos nuestros medios».

Los reproches que al comienzo de Sobre la dieta en

las enfermedades agudas se hacen a los tratamientos te-INTRODUCCIÓN GENERALXXIXrapéuticOs de la escuela cnidia nos ayudan a precisaraquellos puntos en los que el autor estaba orgulloso dela superioridad de su perspectiva. Allí se centra la críti-ca a la doctrina de las Sentencias cnidias en tres puntos:los cnidios dan poca importancia al examen prognósticodel enfermo y se guían sólo por las declaraciones del pa-ciente, como podría hacerlo un profano; sus tratamien-tos son rígidos y usan unas cuantas recetas demasiadoestereotipadas de antemano; en su afán por clasificar ydenominar las enfermedades se fijan demasiado en pe-

queñas distinciones, a veces irrelevantes para la tipolo-gía, y creen que la denominación distinta requiere untratamiento distinto. Frente a estos trazos, el médicohipocrático se fija menos en dar nombre a las enferme-dades y mucho más en el estado general del enfermo yen la evolución del proceso morboso; atiende a la dietacon cuidado de evitar cambios bruscos, a la vez que pro-cura no debilitar demasiado al paciente con un régimenalimenticio severo o contraproducente; su examen pro-fesional de los síntomas le conduce a emitir un pronós-

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tico sobre la evolución del enfermo.El escaso interés por la nomenclatura y por el diagnós-

tico diferencial es característica notable del autor de Elpronóstico y de Sobre la dieta en las enfermedades agudas.En su comparación del hombre sano con el enfermo, quees una regla básica para el juicio médico, el hipocráticoatiende al conjunto orgánico dañado más que a los órganosconcretos afectados; deja un tanto de lado los diagnósticoslocales para atender al cuadro sintomático general. Y, delmismo modo, atiende al curso de la enfermedad más que alestado momentáneo del paciente. Cada paciente presentaal cuidador su historia clínica, recogida en los casos narra-dos en Epidemias, y aludida en El pronóstico. Pero el sujetode esa historia no es la enfermedad (en cuanto realizaciónde un tipo abstracto), sino el paciente con su naturalezaindividual y su organismo humano.

uXXXTRATADOS HIPOCRÁTICOS

Los autores del CH tenían escasos y rudimentarios co-

nocimientos de anatomía, ya que no practicaban la di-sección de cuerpos humanos (sin duda por motivos reli-giosos y legales). Desconocían el sistema nervioso. Teníanuna vaga y errónea idea del sistema vascular y de la circu-lación de la sangre. (Los textos en que se reconoce al cora-zón como centro del sistema son postaristotélicos.) Su fi-siología se centraba en la explicación de la función de loshumores (flegma o flema, y bilis, amarilla y negra), la mez-cla de éstos (la lcrásis, esencial para la salud y de la que de-pendía el temperamento determinado de una persona), lacirculación interna del aire vital (el pne¡2 ma) y de la sangrey el agua, junto con los humores ya citados. Los mutuosimpedimentos eran el agente de numerosas dolencias. Las

causas de las mismas estaban fundamentalmente en la ali-mentación inadecuada  que produce residuos superfluosdifíciles de eliminar (perissómata) o gases (ph5sai) , o en los trastornos producidos por el ambiente, que es espe-cialmente perturbador en los cambios de estación y queafecta al organismo de muy diversos modos. Sin conoci-mientos de química, especulaban sobre las reacciones delorganismo humano ante factores elementales: lo cálido y lofrío, lo seco y lo húmedo, y lo amargo y lo dulce, lo crudo ylo cocido, etc. Las explicaciones pueden variar, y son dehecho bastante variadas, pero todas ellas pueden reducirsea unos esquemas etiológicos muy similares. Por otro lado,el instrumental médico era muy limitado (excepto en ciru-

gía, donde las intervenciones eran más efectivas y precisas)y los remedios de la farmacopea antigua muy sencillos. «Laactitud ante la enfermedad era Racional, pero los mediosempíricos para su posterior conocimiento estaban ausen-tes, ya que ni la estructura celular del cuerpo ni los micro-bios que lo invaden podian ser vistos ni estudiados». (E. D.Phillips, Greek Medicine, Londres, 1973, pág. 34).

Calibrar el nivel de la ciencia hipocrática es difícil.Calificar esta medicina como «precientifica» nos pareceINTRODUCCIÓN GENERAL

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XIOUinadecuado e injusto. Es una ciencia incipiente, con unesfuerzo metódico y sistemático por alcanzar la condi-ción de una ciencia positiva, basada en principios objeti-vos y en una percepción ajustada y minuciosa de la reali-dad. Desde sus comienzos tiende a servirse de postuladosgenerales y, a la vez, a desligarse de las especulacionesfilosóficas, en su afán por obtener un conocimiento delhombre y su entorno que le permita una actuación eficaz.Desde luego, no logra prescindir de esas especulacionesarriesgadas, ni comprueba sus hipótesis mediante la ex-perimentación. Los experimentos son casi inusitados y latecnología apenas se desarrolla. Como señala R. Joly, «elmédico griego quiere atenerse a la observación estricta;incluso cree atenerse, pero en realidad, a menudo proyec-ta sobre los hechos que observa unos a priori inconscien-tes que los recubren o los enmascaran completamente».

Pero, ¿es que acaso podíamos esperar que sucediera deotro modo? Todo nuevo saber, todo avance científico, seinscribe en el marco de un sistema de ideas y creenciasprecedentes; las generalizaciones, que en parte heredó de laphysiolog(a presocrática y en parte construyó ella misma,condicionaron y limitaron la objetividad científica de lamedicina hipocrática. A pesar de su denodado empeño de

observación y experiencia, los médicos griegos no pudieronliberarse de tales concepciones erróneas, sino que encasi-llaron sus datos empíricos en esos esquemas de explicacio-nes vagas y poco adecuadas. Ph5sis philei kr>$ptesthai, <lanaturaleza gusta de ocultarse», como decía Heráclito, y elproceso de desvelamiento (que es lo que etimológicamentesignifica el término alétheia «verdad») es arduo. La medici-na hipocrática camina, creemos, por el sendero que condu-ce a la ciencia médica moderna, pero dista largo trecho dela ciencia actual. Ello no resta interés a su estudio. Al con-trario, apreciando bien la distancia, se pueden justipreciarmejor sus méritos y admirar con justicia su audacia.

C~tRi~os GARCÍA Gu~t

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SOJIIyaJOdIH SOUVIV~II

r

JURAMENTO

Juro por Apolo médico, por Asclepio, Higiea y Pana-cea, así como por todos los dioses y diosas, poniéndolospor testigos, dar cumplimiento en la medida de mis fuer-zas y de acuerdo con mi criterio a este juramento y com-promiso:

Tener al que me enseñó este arte en igual estima que

a mis progenitores, compartir con él mi hacienda y tomara mi cargo sus necesidades si le hiciere falta; considerara sus hijos como hermanos míos y enseñarles este arte,si es que tuvieran necesidad de aprenderlo, de formagratuita y sin contrato; hacerme cargo de la preceptiva,la instrucción oral y todas las demás enseñanzas 2 de mishijos, de los de mi maestro y de los discípulos que hayansuscrito el compromiso y estén sometidos por juraméntoa la ley médica, pero a nadie más ~.

Haré uso del régimen dietético para ayuda del enfer-mo, según mi capacidad y recto entender: del daño y lainjusticia le preservaré.

No daré a nadie, aunque me lo pida, ningún fármaco

letal, ni haré semejante sugerencia ~. Igualmente tampo-co proporcionaré a mujer alguna un pesario abortivo ~.En pureza y santidad mantendré mi vida y mi arte ~.

No haré uso del bisturí ni aun con los que sufren delmal de piedra: dejaré esa práctica a los que la realizan ~.

cia A cualquier casa que entrare acudiré para asisten-del enfermo, fuera de todo agravio intencionado o co-

4TRATADOS HIPOCRÁTIcOSrrupción, en especial de prácticas sexuales con las perso-nas, ya sean hombres o mujeres, esclavos o libres ~.

Lo que en el tratamiento, o incluso fuera de él, viereu oyere en relación con la vida de los hombres, aquello

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que jamás deba trascender, lo callaré teniéndolo porsecreto.

En consecuencia séame dado, si a este juramento fue-re fiel y no lo quebrantare, el gozar de mi vida y de miarte, siempre celebrado entre todos los hombres ~. Massi lo trasgredo y cometo perjurio, sea de esto lo contrario.

NOTAS AL TEXTO

Salvo en casos excepcionales, la enseñanza de la medicina en Gre-cia no era gratuita, como tampoco lo era su ejercicio. Hipócrates cobra-ba por enseñar (PLATÓN, Pro¡agoras 311 b-c) y. probablemente, tambiénpor ejercer, ya que toda profesión tenia derecho a un salario y la medici-na no era excepción; pero es dificil saber las cantidades percibidas, pueslos textos que nos hablan de ello son de épocas posteriores, cuando yaalgunos médicos hacían fortuna (E. L¡TTRÉ, Oeuvres complé¡es dHippo-cra¡e, iv, París, 1861, pág. 613). Entre los médicos hipocráticos sólo serechaza el afán de lucro, como aparece, principalmente, en Sobre la de-cencia y en Preceptos. Unas breves y precisas indicaciones pueden verseen P. LAIN ENTRALGO,La medicina hipocrazíca. Madrid, 1970. págs. 388-9.En este compromiso de Juramento, K. DC¡cHGRABER(.Die árztliche Stan-desethik des hippokratischen Eídes~, Que!!. u. Siudien z. Geschích¡e d.Naturwissenscha fien u. d. Medízin 3 [1933], 102 [cit., en adelante, .Stan-desethik,J) ve una manifestación de la defensa de los intereses de famí-

lía o de gremio, que también se písarna en la obligación de compartir lahacienda con el maestro, en la de subvenir a sus necesidades y en la deatender a la educación de sus descendientes.

2 Juramenío señala tres tipos de enseñanza: parangellíé (preceptiva)designa el conjunto de reglas y preceptos relativos a la actuación del mé-dico en el ejercicio de su profesión; akro¿sis es la enseñanza oral, cual-quiera que sea su nivel y aunque esté tanibién explicada en libros; loipEmdth~sis es el resto de los conocimientos médicos, las cuestiones parti-culares, tanto teóricas como prácticas, que se presentan en el ejerciciomédico y que el alumno aprende en su contacto con el maestro o en laasistencia a los enfermos. Algunos autores han entendido que parange-1,1 se referia a escritos esotéricos, pero con ello se violenta arbitraria-mente la acepción común del vocablo (Lírr~É, Oeuvres..., lv, págs. 613-5).

JURAMENTO5W. H. S. JONES considera esta división de la enseñanza como algo curio-so e inhabitual, probablemente porque no le encuentra paralelos coetá-neos (The Doctors Oa¡h, cambridge, 1924, pág. 43, n. 1). Por el contra-río, L. EDELSTEIN (The hippocratíc Oarh. Texí, Transiation and In¡erpre-¡a¡ion, Baltimore, 1943 [= Anciení Medicine. Selec¡ed Papers of LudwigEdeistein, ed. poro. y c. L. TEMKIN, Baltimore, 1967, pág. 47]). siguiendosu datación tardía de Juramento, la remite a textos del pitagórico ARIs-TóXENO (58 D l-D 9, DK).

3 En la antiguedad existían familias de médicos, en donde la ense-ñanza se transmitía de padres a hijos como una herencia. La Grecia de

los siglos vi y y presenta a Asclepio como el padre y fundador de la fa-milia médica, en cuyo seno se conserva y se transmite el arte; los biógra-fos de Hipócrates nos dicen que su abuelo, su padre, sus hijos y sus nie-tos fueron también médicos; Platón menciona a Acumeno y a su hijo En-ximaco, ambos de profesión médica, y el médico más representativo dels. iv, Diocles de canísto, fue también hijo de médico. La existencia de es-tas familias fue un hecho corriente en la antiguedad (cf. DEICHORABER,.Standesethik,,, pág. 101). Por testimonio de GALENO, en su escrito Sobrelas operaciones a~atÓmicas 11 280-281 K., sabemos que, en esas familias,los hijos aprendían desde pequeños no sólo a leer y escribir, como en el

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resto de las familias, sino también los conocimientos médicos, incluidala disección. El mismo Galeno piensa que, en un principio, esas familiasmédicas constituían un clan cerrado al que ningún extraño tenía acceso;pero no existen documentos que lo avalen, ya que los que se nos han con-servado son coetáneos de Juramento (cf. LITTRÉ, Oeuvres..., IV, págs.611-12). De ser así, la situación cambió con el tiempo: PLATÓN (Prolagoras31 ib) afirma que también los extraños eran admitidos por Hipócratescomo alumnos; GALENO lo confirma de la familia de los Asclepiadas (11281 K.). Ambas posibilidades, pues, existían entre los asclepiadas de cosen el último tercio del s. y. También Juramento muestra que era posibleincorporarse a la profesión médica aun no perteneciendo a una de esasfamilias, que estaban abiertas a los extraños.

Dianéma designa, principalmente, el regimen alimenticio, pero enla antiguedad comprendía también otros tratamientos, como los bañosy determinados ejercicios, según se ve en Sobre la medicina antigua. Elhecho de que se mencione aqui en primer lugar la dietética y luego sealuda a la farmacología y a la cirugía sirvió a EDELSTEINAnCIenI Medici-ne..., pág. 22) de argumento, junto a otros, en lavor del origen pitagóricode Juramento. Según L¡rTR~(Oeuvres..., IV, pág. 622). esta división de lamedicina en tres ramas es conocida sólo desde tiempos de Herófilo (cl.cELso, II). ARÍSTÓxENO (58 D 1, DK) la atribuye a los pitagóricos, quienescreían, sobre todo, en la eficacia de la dietética, confiaban menos en lalarmacología y ponían en último lugar la cirugía y las cauterizaciones(cf. también PLATÓN Timeo 87c-89d). Pero hay que tener en cuenta que

6TRATADOS HIPOCRÁTICOSruna valoración similar de estos tres campos se encuentra en la escuelamedica llamada ~empírica.. (K. DEICHGRABER, Die griechzsche Empiriker-

sc,tíuíe, Berlín-Zurich, 1965, pags. 120 y 289). Por otro lado, en el mismoCH un libro está consagrado a regular la alimentación en caso de enfer-medades agudas; Sobre la medicina antigua ve en el descubrimiento dela dieta adecuada un hecho capital, origen de la ciencia médica, y enlos dernas escritos nosológicos la dicta ocupa siempre el primer lugaren el tratamiento de los enfermos, antes que la farmacología y la ciru-gía. Juramento sigue, en este punto, la tendencia general de la medicinade la época (ct. H. L)ILLER, Kleine Schri fien zur antiken Medizin, Berlín-Nueva York, 1973, pag. 211).

Los medícos hipocraticos tenían en su poder medicamentos, algu-nos de naturaleza senenosa, que ellos mismos preparaban o que pedíanal larmaceútico (p/aarmakopólés). En cualquier caso, los médicos debíanconocer los componentes con su dosificación y administrar los remedios

(cl. Sobre la decencia 9). En opinion de DE¡cHoícsaER(.Standesethik~, págs.107-8), no se trata aquí de la eutanasia, que no ofrecía problema en laantiguedad, sino del envenenamiento y, como caso especial, del suicidio.Tambien EoecsTeís<Ancient Medicine..., pág. 8> piensa que aquí se aludeal suicidio, rechazado por los pitagóricos como muestra la actitud de Fi-lolao (PLATOS, Fedon 61e Ss.). Para entender esta prohibición LITTRE(OeO-vres..., IV, pág. 622) evoca la situación en la antiguedad, donde el envene-namiento era difícilmente detectable y perseguible, al no existir la prác-tica de la autopsia ni el análisis químico; dado que los casos de envene-miento eran frecuentes, Juramento habría querido reforzar la justicia

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en un punto cii el que contaba con débiles recursos. Edelstein piensa,por el contrario, que los griegos antiguos tenían conciencia de poder de-tectar el envenenamiento y disponían de medios poderosos para hacer-lo, como la t(>rtiira; por ello invoca aquí nuevamente el influjo de la éticapitagoríca.  En el CH no parecen existir Otros pasajes que aludan a es-te tema. Pero, de hecho, Juramento recoge leyes generalmente conoci-das, y codificadas en el derecho ático, que prohibían el envenenamientoy consideraban el suicidio como un crimen (DEICHGRÁBER, .Standesethík.,pág. i08 y nn. 34 y 35). También los médicos, en general, ponían especialcuidado en la administración de fármacos venenosos. Es significativo,al respecto, el testimonio de Ctesías de Cnido, que, hacía el año 400, fuemédico del rey de Persia Artajerjes II. ~ dice que, en tiempos desu abuelo y de su padre, sólo excepcionalmente se administraba el elé-boro, porque se conocía su peligrosidad, pero no la dosis terapéutica quehabía que administrar (G. HARIG-J. KoLLEscH, .Der híppokratísche Eid.Zur Entstehung der antíken mediziníschen Deontologie., Philologus122-123 [1978-79], 62, n. 25; y W. ARTELT, Studien zur Geschich¡e der Be-grille ~.Heilmitteh und ~Gift.. (Jrzei¡-Homer-Corpus Hippocraticum (Stu-dien zur Geschichte der Medízin. 23], Leipzig. 1937, pág. 95). A pesar de

jJURAMENTO

este testimonio, que describe la situación en la época hipocrática, D. W.AMUNDSEN afirma que la prohibición de proporcionar venenos es propiade Juramento y atípíca en la medicina antigua (.The Líability of the Physi-cian in classícal Greek Legal Theory and Practíce~, Journ. Hisí. Medie.32 [19771, i93).

6 El aborto estaba sancionado en muy pocas ciudades de la Greciaantigua y sólo se conoce una prohibición en Tebas y en Mileto (cf. DE¡cH-ORABER, ,Standesethik., pág. 108). Se puede afirmar que, a partir de lasofística, fue una cuestión frecuentemente debatida en Atenas y que la

mayoría de los filósofos no sólo lo admitían, sino que incluso lo reco-mendaban. PLATÓN lo considera una institución propia del Estado ideal(Republica 46 le; Leyes 740d) y admite que las comadronas puedan prac-ticarlo silo consideran conveniente. Aun sin razones niedícas es tambiénadmitido por ARISTÓTELES (Política 1335b 20 ss.), quien ve en él una delas mejores maneras de mantener la población dentro de los límites de-seables. Sin embargo, las opiniones sobre el momento en que puede serpracticado no son unánimes: si Aristóteles aconseja que se realice antesdeque el feto tenga vida animal, Platón, los estoicos y la mayoría de filo-sofas y científicos piensan que puede realizarse durante todo el embara-zo; sólo los pitagóricos, en opinión de EOELsTEIN(Ancient Medicine..., pag.¡7), disienten del resto y niegan la licitud del aborto en cualquier mo-mento. El aborto terapéutico era tambien admitido por los médicos hi-

pocráticos y, así, vemos que Enfermedades de las mujeres habla, con to-da naturalidad, de los diversos preparados abortivos para eliminar losletos muertos, paralizados o a medio desarrollar; pero hasta ahora sólose ha podido aducir un caso de aborto no terapéutico en el CH: el de So-bre la naturaleza del niÑo 13, donde el autor describe cómo hizo abortar,de manera un tanto grotesca, a una bailarina dedicada a la prostitución.Otros casos aducidos por R. HA,,NEL(.Der kunstliche Abortus im Alter-tum., Arch. Gesch. der Med. 29 [1937], 224 Ss.) y retomados tambien porEdeistein como prueba de que Juramento mantiene en este punto unaactitud radicalmente opuesta a la del resto del CH, no demuestran que

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el aborto no terapéutico fuese también practicado por los médicos hipo-cráticos: en sólo dos de esos casos se trata de expulsión del embrión, que,por lo demás, o ya estaba muerto o ponía en peligro la vida de la madre(cl. 1. M. LoNIE, The Hippocratic Treatises .On (3eneration~. .On tite na-ture of tite Child.. .~Diseases ¡Vs, Berlín, De Gruyíer, 1981, pág. 165 yn. 301.

Los términos hagn¿5s y hósiós pueden entenderse de varías mane-ras. Junto con la justicia, la santidad y la pureza son ideales aplicadosaquí al médico, pero que, en general, se pueden aplicar también a cua-lesquiera acciones humanas. Sí bien Deíchgraber enfatíza la importan-cia que tiene, en Juramento, el concepto de justicia (incluso el de la anti-gua díké griega), para Edelstein, cuya interpretación se da siempre a la1

r8TRATADOS HIPOCRÁTICOSluz de la doctrina pitagórica, esta exigencia de pureza y santidad respondeal elevado ideal de vida de los adeptos a esa doctrina.

El tratamiento del mal de piedra parece haber sido una prácticamuy antigua en Grecia. Aquí se le da la suficiente importancia como pa-

ra mencionarlo expresamente y ser objeto de juramento. Por ello, algu-nos autores antiguos vieron en este pasaje una alusión a la castración,de considerables repercusiones sociales; pero la mayoría ha entendidoque con esta enfermedad se designaba a la cirugía en general, que esta-ría ya claramente diferenciada de la medicina interna y seria practicadapor un grupo especial de médicos. Esta tesis lue puesta en cuestión porAndreae y rechazada taxativamente por LITTRÉ(Oeuvres..., IV, págs. 615y sigs.), para quien esa pretendida separación no resiste una confronta-ción con los textos del CH, donde los internistas son a la vez cirujanos(cf. LAIN ENTRALGO, La medicina hipocratica, pág. 345). DEiCH6RÁDER(.Staxí-desethik., pág. 109> admite también como hecho histórico esa distinción,pero no aduce pruebas; aunque no menciona opiniones antiguas que vie-ran, en este pasaje, una referencia a la castración, piensa que Juramento

pretende garantizar la capacidad reproductora del hombre, dejando enmanos de especialistas la delicada operación de vesícula. EDEcsTE¡N(An-cient Medicine.... pág. 30), por su parte, acepta igualmente la distinciónde ambas especialidades, pero piensa que aquí se rechaza no sólo unaoperación concreta, sino la cirugía en general, en consonancia con la tra-dición pitagórica que también las distinguía y que consideraba la labordel cirujano como de rango inferior; seria, por otro lado, normal que undogma que rechazaba todo tipo de sacrilícios cruentos rechazara tam-bién el uso del cuchillo para aquel que quería mantener su vida y su of i-cío en pureza y santidad. Sin embargo, tampoco Edelstein aporta la pruebapositiva de su tesis: que en el s. mv, donde él sitúa a Juramento, existieraya un grupo especial de cirujanos (cf. DILLER, Kleine Schn ¡ten,,., pág. 221).La interpretación de este texto es, pues, oscura y quizás sólo contenga

una llamada a la prudencia, como pensaba Littré. JONES ve en él una delas posibles adiciones posteriores con que se fue engrosando Juramento(Hippocrates 1, Loeb Class. Libr., Londres, 1923, págs, 295 y 296. n. 2).

Los votos sobre el comportamiento del médico con sus pacientesson tan generales que difícilmente se puede ver en ellos algo caracterís-tico de Juramento. Con todo, EDELSTEIN íAncient Medicine..., págs. 34 ysigs.) los compara con algunas prescripeiones de Sobre el médico, en dondese descubre un fuerte acento utilitarista, en contraste con el rigor éticoque aquí se expresa y que no distingue entre hombre y mujer ni entrelibre o esclavo.

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O El deseo y la búsqueda de la justa fama es tema Irecuentementetratado en el CH y, de modo especial, en Sobre la decencia. DEICHORADER<Der hippokratische Eid. Stuttgart, 1955, págs. 25-6 y 41) advierte en es-te pasaje de Juramento un deseo de fama utilitarista: el médico mira porJURAMENTO9su reputacion y ésta sólo se logra sí actúa como es debido. EDEL5TEIN~Ancieut Medicine..., págs. 5 1.2) cree que aquí no se busca el buen nombrepara aumentar la clientela, sino la fama y el renombre inmortales (la mis-ma opinión defiende J. H. WOLF, .Der Wílle zum Ruhm. Meditationenuber den letzten Satz des hippokratischen Eides., en Melemata. Festschr.W. Leibbrand, ed, por J. SCNIJMACHER, Mannheim, 1967, págs. 233-47). Esconsciente Edefstein de la aspiración al prestigio que se detecta en todala medicina hipocrática; pero resalta que, en este pasaje, hay un intentode superar esa realidad un tanto prosaica. La aspiración de Juramentoexpresaría. incluso con las mismas palabras, la de SOLÓN (1 3-4) por al-canzar un nombre entre las generaciones luturas. en recompensa por loque había hecho y escrito. La gloría lutura entrelos hombres era, en efecto,una aspiración general entre los griegos.

SOBRE LA CIENCIA MEDICA

Hay quienes han convertido en propia ciencia el difa- 1mar las ciencias; si bien no creen dedicarse a lo que yodigo, sino hacer una demostración pública de su saberpersonal. Pero a mí el llegar a descubrir algo de lo des-conocido, cualquier cosa que resulte de mayor provechoinventada que ignorada, me parece que es afán y tarea pro-pios de la inteligencia, e igualmente, el realizar hasta suconclusión lo que estaba hecho a medias, En cambio, elempéñarse en desprestigiar con palabras maliciosas lo ha-

lIado por los otros con un método científico, sin corregirnada, sino difamando los descubrimientos de los enten-didos ante los ignorantes, no me parece afán y tarea dela inteligencia, sino, más bien, maledicencia natural otorpeza.

Pues, desde luego, sólo a los faltos de una preparacióncientífica les es adecuada esa actividad, propia de genteambiciosa, pero incapaz en todo, de utilizar su mezquin-dad para calumniar los trabajos de sus vecinos, siles sa-len bien, y en mofarse de ellos, si les salen mal. A quienes

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íncurran en semejante conducta respecto a las demás pro-fesiones, que los rechacen los que las dominan, los quetengan interés en ello y en los puntos que les interesen.El discurso que ahora presento va a oponerse a quienesde tal modo comercian con la medicina, y está envalento-nado a causa de la gente a quien censura, bien equipado

12TRATADOS HIPOCRÁTICOSpor la ciencia que viene a socorrer, y muy capacitado porla sabiduría en la que recibió su educación.2 Ahora bien, me parece que no hay, en absoluto, ningu-na ciencia que no sea real. Porque también es absurdo juz-gar que cualquiera de las cosas que son no existen. Puesde las cosas que no existen, ¿quién podría observar su en-tidad y enunciar cómo son? Porque, si Fuera posible verlo que no existe, de igual modo que lo que existe, no sé

cómo alguien podría considerar no existentes esas mis-mas cosas que puede ver con sus ojos y percibir en su en-tendimiento que son. Pero no hay cuidado de que sea así.Al contrario, siempre se ven y se conocen las cosas queson, y lo que no existe ni se ve ni se conoce

Se conocen, en efecto, los objetos de las ciencias aho-ra constituidas, y no hay ninguna que no se vea estableci-da sobre un modelo real 2 Y yo opino que también toma-ron ellas sus nombres de los objetos. Pues sería absurdo,e imposible, considerar que los objetos surgieron de losnombres. Los nombres son convenciones sobre la natu-raleza, y los objetos no son convenciones, sino productosnaturales ~.

Todo este párrafo tiene un marcado tono filosófico, que respon-de al principio eleático de que sólo lo que es puede pensarse y percibir-se, mientras que de lo no existente nada puede decirse. Este eco de lasdilundidas tesis de Parménides llevó a A. E. Taylor a postular que el autordel tratado pertenecería a la escuela eleática.

2 Traduzco por ~modelo. el término griego eidos (que luego utiliza-rá, técnicamente. Platón con un uso propio para designar la idea o for-ma esencial de los objetos) y también por .objetm.. En este uso preplató-nico (también en Sobre la medicina antigua 15). ya se percibe un ciertorigoren su sentido: alude al aspecto visible, reconocible, y. por lo tanto,base del conocimiento y la experiencia, de lo real. La raíz de eldos es laque tenemos en el verbo latino video, y la conexión con el .ver~ estaba

muy clara para un griego.Nuestra traducción intenta recoger el orden de palabras en losmanuscritos, a riesgo de repetir la referencia a la naturaleza. El términophysios, que va en ellos tras nomothetAmata, fue trasladado por Gom-perz al final de la frase, tras blast~mata, en una conjetura excelente; pe-SOBRE LA CIENCIA MÉDICA13

Pues bien, sobre estos temas, si alguno no se entera 3suficientemente por lo dicho, podrá instruirse más clara-mente en otros estudios. Acerca de la medicina, pues so-

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bre ésta es mí charla, voy ahora a hacer mi disertación;y en primer término voy a definir lo que considero quees la medicina: el apartar por completo los padecimien-tos de los que están enfermos y mitigar los rigores de susenfermedades, y el no tratar a los ya dominados por lasenfermedades, c9nscientes de que en tales casos no tienepoder la medicina. Cómo, pues, actúa, y cómo es capaz deactuar continuamente, sobre eso va a versar el resto demi exposición. Y en el curso de mi disertación sobre estaciencia refutaré al mismo tiempo los argumentos de losque piensan menospreciarla, en aquel punto en que creacada uno de sus detractores que anda acertado.

El comienzo de mi exposición es algo que será, cierta- 4mente, admitido por todos. Que algunos de los tratadospor la medicina se curan, está reconocido. Pero no todos.Y en esto ya se hacen reproches a la ciencia, y aFirmanlos que dicen lo peor que entre los afectados por las en-Fermedades los que escapan a ellas escapan por casuali-dad, y no por la ciencia. Yo no voy a privar, yo no, a lasuerte de ninguna influencia, pero creo que en aquellasenfermedades que son mal tratadas las más de las vecesse presenta la mala suerte, mientras que las bien trata-das consiguen buena suerte ~. Además, ¿cómo es posible

roque es claramente una lectío Iacilíor.  Hay aquí una alusión a la doc.trina protagorica sobre la convencionalidad de los nombres (que tambienpuede remontar hasta Parménides), que Platon volverá a trata! en su Cra-tilo. Frente a los onómata, frutos de la convención, los eídea serían fru.tos naturales, blastémata, literalmente ~brotes~ (como los vegetales) dela naturaleza Lo 4ue funda la ciencia es, precisamente. ese carácter deestar dirigida no hacia los nombres convencionales (nomothet~mata, si~no hacia los obje.tos mismos en su manifestación visible (eídea.i.

Acerca de la oposición t,ché 1 téchn¿. casualídad~ 1 4cíencia~,véase Sobre la medicina antigua (MA) 12.

14TRATADOS HIPOCRÁTICOSa quienes han recobrado la salud acharcarlo a alguna otracausa sino a la ciencia médica, si utilizándola y sirviéndo-se de ella se han curado? Pues no quisieron contemplarel mero rostro de la Fortuna, y por ello se entregaron así mismos a la ciencia, de forma que están liberados deuna dependencia de la suerte, pero no, sin embargo, deuna dependencia de la ciencia. Y con esa medida se en-tregaron y confiaron en ella, y de tal modo admitieron surealidad y reconocieron su eficacia al ver realizado suefecto.

5 Dirá ahora mi oponente que también muchos enfermosse han curado sin acudir a un médico, y yo no voy a des-confiar de su palabra. Pero me parece que es posible ser-virse de la medicina sin acudir a un médico, no en el sen-tido de saber lo que es correcto o lo no correcto en ella,sino en lo de conseguir éxito tratándose a sí mismos delmismo modo como los hubieran tratado de haber acudi-do a médicos. Precisamente eso es un gran testimonio enFavor de la realidad de la ciencia, de que existe y es gran-de, que se vea que incluso los que no creen en ella se sal-

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van gracias a ella.Pues es muy necesario que incluso los que no acudie-

ron a médicos, que estaban enfermos y se curaron, sepanlo que hicieron o no hicieron para curarse. Porque reco-braron su salud medicándose con el ayuno o abundantealimentación, con abundante bebida o con sed, o con ba-ños o con abstenerse de ellos, con ejercicios o con repo-so, con sueños o con insomnio, o bien con una mezcla detodo eso. Y al haber experimentado mejoría les es muynecesario haber conocido qué fue lo que les benefició, ycuando sufrieron daño qué fue lo que les dañó al experi-mentar el daño. Que no todo el mundo es capaz de cono-cer lo que se distingue por ser beneficioso y lo que le esdañino. Si, por lo tanto, el que pasó una enfermedad sabeelogiar y censurar algo de los tratamientos del régimencon eí que recobró la salud, todo eso hallará que es pro-rSOBRE LA CIENCIA MÉDICA15pio de la medicina. Y no menos los errores que los acier-tos son pruebas de la existencia de tal ciencia. Pues lo quele ha beneficiado le benefició al serle administrado correc-tamente, y lo que le causó daño le dañó por no serle ad-ministrado correctamente. Ahora bien, donde tanto lo co-

rrecto como lo incorrecto tienen uno y otro su definidolímite, ¿cómo no ha de haber una ciencia? ~. Pues yo afir-mo que esto es lo propio de la ausencia de ciencia: queno haya nada correcto ni incorrecto. Pero donde existenlo uno y lo otro, eso no puede ser ya obra del azar, sinode la ciencia.

Aún más: si, en efecto, sólo por medio de medicamen- 6tos, purgativos y astringentes, lograran la curación la me-dicina y los médicos, pudiera ser débil mi argumento. Pe-ro el caso es que se ve claramente que los médicos de másprestigio curan mediante dietas y otros tratamientos, quenadie negará, no sólo un médico, sino tampoco un parti-cular inexperto que los haya escuchado, que provengan

de su ciencia. Nada hay, pues, ineficaz en lo que prescri-ben los buenos médicos y la medicina misma, y en mu-chísimas cosas de las que crecen o se preparan están pre-sentes las propiedades esenciales de las curas y los medi-camentos, de modo que tampoco a ninguno de los que securan sin médico le es posible achacarle el mérito al azarespontáneo con un razonamiento justo. Pues lo espontá-neo no aparece por ningún lado apenas se examina la cues-tión. Porque todo lo que acontece puede mostrarse que

Semejante punto de vista está expresado en el comienzo de MA.El criterio de la orthótjs y lo orthón es uno de los básicos para postular

la existencia de una técnica real, que se atiene a unas reglas y normas fijas.6 Tó autómaton, do que se produce por sí mismo, lo espontáneo.,es algo distinto del mero azar, o de la fortuna, tyché~ en cuanto que pare.ce subrayar lo mecánico y sin objeto del proceso por el que aparece talfenómeno; tych¿ indica, más bien, la irresponsabilidad, y alcanza una pro-yección más amplia. La palabra aparece ya en DEMÓCRITO (fr. B ¡82) y.Probablemente, también en Anaxágoras (a juzgar por PLATÓN, Fedón 98b-c>.

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j

16TRATADOS HIPocRÁTICOSsucede por algo, y en este <por algo» se ve claro que loespontáneo no tiene ninguna realidad, sino que es sólo unnombre. Y la medicina, tanto en esos resultados <por al-go» como en los actos de previsión, se ve y se ha de versiempre que tiene una realidad.

Esto o algo así podría, pues, decirse frente a quienes

atribuyen la salud recobrada al azar, y se lo escatiman ala ciencia. En cuanto a los que niegan la ciencia por las

muertes desdichadas de algunos enfermos, me admira quénotable argumento esgrimen para sostener que el infor-turno de los que han muerto está falto de culpa, y que laculpable es la inteligencia de los que practican la medici-na. Arguyen que los médicos pueden haber prescrito me-dicinas inconvenientes, y que los pacientes no pueden ha-ber desobedecido sus prescripciones.

Ahora bien, es mucho más lógico que los enfermos seanincapaces de cumplir lo que se les ha prescrito que el quelos médicos prescriban lo que no debieran. Los unos ac-túan con sano entendimiento y con cuerpo saludable, to-mando en consideración el caso presente y aquellos otrosdel pasado que se le presentaron con iguales síntomas, de

modo que pueden decir cómo se pusieron a salvo los quetrataron en otras ocasiones. Pero los otros no saben lo quepadecen ni por qué padecen, ni lo que va a suceder a par-tir de su situación actual, ni lo que suele pasar en los ca-sos semejantes a esos, y reciben las prescripciones del mé-dico, aquejados por el dolor presente, temerosos del futu-ro, llenos de enfermedad, vacíos de alimentos, ansiososde recibir algo contra la enfermedad más que lo conve-niente a su salud; sin deseos de morir, pero incapaces desoportarlo con firmeza. En tal situación, ¿qué es lo pro-En tói did ti tenemos una expresión sustantivada de un giro pre.

posicional para indicar la causa, en lugar del nombre absiracto. Si lee-

mos ese ti con acento: ¡o dia ti. .el porqué», la expresión nos recuerdauna categoría aristotélica.SOBRE LA CIENCIA MÉDICA17bable: que ellos hagan lo que les prescribieron los médi-cos, o que hagan otras cosas que las prescritas? ¿O quelos médicos prescriban a quienes se hallan en esa condi-ción que mi relato ha aclarado hace un momento, cosasque no debieran? ¿Es que no es mucho más verosímil quelos médicos den las prescripciones convenientes, y que los

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otros naturalmente sean incapaces de obedecerles, y al noobedecerles se precipiten en la muerte, cuya causa los queno razonan rectamente la atribuyen a los no responsablesen nada, liberando a los culpables?

Hay algunos que hacen reproches a la medicina tam- 8bién por motivo de los que no quieren tratar a los ya do-minados por la enfermedad, diciendo que se medicanaquellos casos que por si mismos se curarían, pero los quenecesitan de importante socorro no los toman en sus ma-nos, y que sería preciso, si fuera una ciencia la medicina,que los medicara a todos por igual.

Pero los que dicen eso, siles reprocharan a los médi-cos que, cuando hacen esas afirmaciones, no los cuidana ellos como a locos, les harían reproches más razonablesque al reprocharles lo otro. Pues si alguno reclama a laciencia lo que ni puede la ciencia, o a la naturaleza lo quela naturaleza no produce naturalmente, desconoce que suIgnorancia es más afin a la locura que a la incultura ~.Pues para aquello que podemos dominar por medio de re-cursos naturales o por instrumentos de la ciencia, en esonos es posible ser profesionales ~, pero en lo demás no es

La frase, en la que se contrastan el poder de la phys¿s y el de la

¡echn~ es importante. Los límites marcados por la naturaleza son algofijado, según el pensamiento antiguo, para siempre. La frase está tam-bién muy cuidada desde el punto de vista estilístico: ej gar liS C téchnen~S ha m~ techné ~ ph9sin es ltd m~ ph>~sis péphyken, axiescie d>inas¡hai,agnoel ógnoáan armózonsan maní& mallon ~ ama¡hzgi.

Los dimiourgoí dominan los objetos por medio de los instrumen-tos de las artes. (tois¡ te t6n physu5n ¡ots¡ te tón ¡¿ch n¿On organois epa-kratein). La relación entre <dominio» e instrumental técnico es sugestiva.

18TRATADOS HIPOCRÁTICOSposible. Cuando una persona sufre algún mal que es su-perior a los medios de la medicina, no se ha de esperar,en modo alguno, que éste pueda ser superado por lamedicina.

Así, por ejemplo, de los cáusticos empleados en medi-cina, el fuego es el que cauteriza en extremo, pero hay mu-chos otros menos fuertes que él. Lo que se resiste a los

cáusticos menores todavía no es evidente que sea incura-ble. ¿Pero cómo no va a ser incurable lo que se muestrasuperior a los más potentes? Aquellos casos en que se re-curre al fuego como reparador y que no se dejan someterpor él, ¿acaso no muestran que necesitan otra ciencia, yno de ésta en la que el fuego es un instrumento? Mi razo-namiento es el mismo acerca de los demás recursos de quese sirve la medicina, que de todos ellos afirmo que, en loscasos que el médico no los aplica con éxito, hay que echar-le la culpa al poder de la dolencia, no a la ciencia.

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Los que hacen reproches a los que no tratan a los ca-sos perdidos les exhortan a tomar en sus manos tantoaquellos enfermos a los que no conviene como a los quees conveniente tratar. Al hacer esas exhortaciones recibenla admiración de los que son médicos de nombre, pero sontomados en broma por los que lo son también de oficio.Desde luego que los expertos de esta profesión no necesi-tan ni los reproches ni las alabanzas de gente tan insen-sata, sino los de quienes han reflexionado en qué sentidoson satisfactorias las actuaciones de los profesionales biencumplidas, y de qué andan faltas si defectuosas, y en esosfallos, cuáles deben achacarse a los profesionales y cuá-les a los propios pacientes.9 Lo que atañe a las demás cienéias se dirá en otra oca-sión y en otro discurso, pero las cosas pertinentes a la me-dicina, cómo son y cómo deben juzgarse, unas el discur-so ya desarrollado, y otras el presente va a enseñarlas. Des-de el punto de vista de quienes tienen. bastantes conoci-mientos en esta ciencia existen dos clases de enfermeda-SOBRE LA CIENCIA MÉDICA19des: unas que se presentan en lugar bien visible y que noson muchas, y las otras, que están en lo no aparente y queson numerosas ~. Las primeras brotan en la piel, con

erupciones, o cambio de color, o hinchazones en lugar vi-sible. Permiten, pues, mediante el examen ocular y el pal-parías, percibir su dureza y su humedad, y si están fríaso calientes, y cómo son tales por la presencia y ausencíade lo uno y lo otro. En todos estos casos los remedios de-ben ser infalibles, no porque sean fáciles, sino porque es-tán descubiertos. Han sido descubiertos y están al alcan-ce ciertamente no de los que quisieran, sino de quienesestán capacitados en ellos. Y tienen tal capacidad quie-nes no carecen de formación y no andan escasos de habi-lidad natural.

Con que respecto de las dolencias manifiestas debe es- 10tar así bien provista la ciencia; y, no obstante, tampoco

ha de andar desprovista frente a las menos manifiestas.astas son las que están referidas a los huesos y a la cavi-dad interior.

Y el cuerpo tiene no sólo una cavidad, sino varias más.Hay, por una parte, dos que reciben el alimento y lo ex-pulsan, y, luego, otras más, distintas de éstas, que cono-cen quienes se interesan por estas cosas. Pues los miem-.bros que tienen carne que los envuelve, lo que llaman mús-culo, todos poseen una cavidad interior. Porque cualquiermiembro suelto, ya esté recubierto por piel o por carne,está hueco. Y, cuando está sano, está lleno de aire; y, cuan-do está enfermo, de un líquido turbio . Desde luego tie-nen esa carne los brazos, la tienen los muslos, la tienen

las piernas Pero, además, incluso en los sectores faltosde carne existen cavidades como éstas que se han indica-

~ La distinción entre medicina externa y medicina interna es de prí-Inera importancia incluso desde la óptica del profano.

O bien ~ La palabra griega es ich~r, poco técnica en talSentido

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20TRATADOS. HiPOCRÁTICOSdo en los provistos de carne. Así el llamado ~<tórax» ~, enel que está albergado el hígado, la esfera de la cabeza, endonde está el cerebro, y la espalda, junto a la que estánlos pulmones; ninguna de estas partes hay que no esté hue-ca, llena de muchos intersticios, a los que nada impideser recipientes de muchas cosas, de las que algunas da-ñan algo a su poseedor y otras en cambio le son muy pro-vechosos. Además de estos intersticios hay muchos con-ductos sanguíneos y nervios, no sueltos en medio de la car-ne, sino extendidas a lo largo de los huesos, ligamento con-junto de las articulaciones, y en cierta medida las mismasarticulaciones, en las que giran los extremos ensambla-dos de los huesos dotados de movimiento. De éstas justa-mente no hay ninguna que no resulte porosa y tenga entorno unas celdillas, que pone en evidencia el líquido

turbio ~ que emana de las mismas cuando se las abre, ysale en cantidad y causando muchos dolores.II Desde luego que nada de lo dicho le es posible saberloa nadie por verlo con sus ojos. Por ello he denominado«oscuras» ~ a estas cosas y así han quedado juzgadas porla ciencia. No es que nos tengan bajo su dominio por seroscuras, sino que han sido sometidas en la medida de lo

~ Hó te gar th6r~x kaleómenos. Todavía se percibe el origen meta-lórico de la denominación del tórax, ya que el t/zt,ffx es la pieza de laarmadura, o coraza, que recubre el tronco. Es este uno de los primerosejemplos del uso metafórico (junto con EUR., Her. br. 1095> del términopara aludir a lo que nosotros, con otra metáfora, llamamos el ~tronco

humano. > De nuevo el término es ichtr. Cf. L~m~ ENT RALGO, La »,edwiuía Iii-pocrauca, pág. 147. Esta palabra comenzó por significar el liquido claroque corría por las venas de los dio~es, en lugar de la sangre propia delos mortales. En su decurso diacrónico su sentido se ha degradado, a partirde la oposición entre ich6r y sangre normal, hasta ese signilicado deturbio líquidos, ~humor o .pus blanquecino que aqui tiene. Para másprecisión, véase el art, de M.-P. DIJMINIL, .Le sens dich¿Jr dans les texteshippocratiques~. en Corpus H¿ppocraticum. Actes du Coil. hipp. de Mons,Mons. 1977, págs. 65-76.

~ Ad~1a significa ~no evidentes~., ~imposibles de mostrar.SOBRE LA CIENCIA MÉDICA21

posible. Y es posible en la medida en que las naturalezasde los enfermos admiten el ser objeto de examen y las delos que investigan estén dispuestas a tal investigación.Cierto que se conocen con mucho más esfuerzo y con mu-cho más tiempo que si pudieran verse con los ojos.

El caso es que las enfermedades que escapan al exa-men de los ojos quedan sometidas al examen de lainteligencia.

Por lo demás, de cuanto sufren los enfermos por el he-cho de no ser observados rápidamente, no son culpables

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los que los atienden, sino la naturaleza del paciente y lade la enfermedad. El médico, ya que no le ha resultadoposible ver lo que causa el daño ni enterarse de oídas, loaborda con su razonamiento. Porque, ciertamente, lo quelos paciente~ de enfermedades internas intentan relatarde sus dolencias a los que les atienden, lo notifican mássobre la base de sus conjeturas que sobre sus conocimien-tos. Pues si conocieran sus enfermedades, no habrían caí-do en ellas. P9rque.es propio de la misma inteligenciael conocer las causas de las enfermedades y el saber aten-der a ellas con todos los cuidados que impiden que lospadecimientos se hagan mayores.

Así que cuando no.es posible escuchar un informe fia-ble de lo que se le cuenta, el médico ha de recurrir a otromedio de observación. Y de la lentitud consiguiente no esculpable la ciencia, sino la naturaleza de los cuerpos hu-manos. La ciencia, pues, considera oportúno intentar lacura después de informarse, examinando cómo curará nocon audacia, sino con entendimiento, y más bien con sua-5 Tés auzes synesios. El conocer y el curar son dos aspectos funda-mentales de la conciencia del médico. Synesis significa eso: .compren-SiÓn...conciencia. y .,entendimiento~. Para tal conocimiento, el médicoatiende a las informaciones orales de los pacientes, pero sobre todo, másallá de esas confesiones, a su observación de los síntomas, como indica-

rá Pronóstico

22TRATADOS HIPOCRÁTICOSvidad que por medio de violencia. Y la naturaleza huma-

na, si es capaz de someterse a examen, también es capazde ser curada. Pero si en el tiempo en que es examinadaresulta vencida (por el mal) a causa de que el paciente acu-de tardíamente al médico o bien por la rapidez de la en-fermedad, se producirá la muerte.

Pues si la enfermedad avanza desde un mismo puntode salida que la cura, no es más rápida que ésta, pero sile toma adelanto inicial es más rápida. Y le toma ventajaa causa de la densidad de nuestros cuerpos, en los que lasenfermedades habitan en terreno no fácil de observar, ya causa de la negligencia de los propios enfermos. Que sue-le ocurrir. Pues quieren curarse no al ser atacados, sinoestando ya invadidos por sus dolencias.

12 Desde luego, el poder de la ciencia es más digno de ad-mirar cuando produce el restablecimiento de alguno delos enfermos de dolencias internas que si tratara a losincurables >.

No hay en ninguna de las profesiones descubiertas unapretensión semejante. Sino que entre éstas aquellas querealizan su oficio por medio del fuego, cuando éste no es-tá presente están inactivas, y sólo activas cuando se haencendido el luego. Y todas aquellas artes que ejercen suoficio con materiales que pueden rectificarse: unas, con

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maderas, otras, con cueros; otras por pintura (o grabado)en bronce, hierro, y otros elementos semejantes a éstos,y así son la mayoría de los oficios, siendo los objetos pro-ducidos por esas artes y trabajados en esos materiales fá-ciles de conformar y rectificar, y con todo, no atiendenen su trabajo tanto a la rapidez como a la corrección. Ysin excederse, siempre que les falta alguno de sus instru-mentos, cesan. Y aunque también en ellas la lentitud es

~ Gomperz supone una laguna en el texto a partir de este punto. Jo-nes cree que el párrafo siguiente se halla bastante corrupto.SOBRE LA CIENCIA MÉDICA23inconveniente a su interés y provecho, sin embargo se laprefiere.

La medicina, que está privada, tanto en lo referente a, 13los abscesos purulentos como en lo del hígado y los riño-nes, y en lo de todas las afecciones de la cavidad interior,

de ver algo con la mirada, con lo que todos ven todos sus objetos del modo más cabal, ha encontrado, sin embargo,

otros medios para actuar. Con que por la claridad o la as-pereza de la voz, por la precipitación o lentitud de la res-

piración, y por cada una de las secreciones, que suelen eva-cuarse a través de las salidas que están destinadas a cadauna de ellas, de sus olores, colores, unas veces, y de sufluidez y espesor otras, la medicina toma sus medidas yconjetura de qué son síntomas tales indicios y qué partesson las afc ctadas o las que pueden serlo.

Cuando esto no se revela, y la naturaleza por sí mismano envía al exterior tales indicios, ha encontrado mediosde obligarla, con los que la naturaleza, forzada sin daño,los da. Y, en cuanto ella los emite, indica con éstos a losexpertos de la ciencia lo que debe hacerse. Por ejemplo,se ve obligada por medio de la acidez de alimentos y be-bidas a expulsaría flema ~. De ese modo, al quedar a la

vista algo, permite conjeturas sobre aquellas partes que.están en un lugar cuya visión es imposible. En otros ca-sos se fuerza la respiración, por medio de marchas, ca-rreras, y subidas en cuesta, a que revele aquello que pue-de indicar. Produciendo sudores por los tratamientos an-tedichos, por las emanaciones de líquidos cálidos por lafiebre se obtienen indicios de lo que tales síntomas indi-can. Hay también secreciones de la vejiga que son muchomás suficientes para expresar la enfermedad que las quese eliminan a través de la piel.

>7 Tó phlegma, .flema, o ~pituita~, es uno de los cuatro humoresbásicos en la teoria antigua. No se olvide, por otra parte, que nuestro

autor no es un profesional y que su lenguaje no es, en estos ejemplos,¡¡¡Uy técnico.

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24TRATADOS HIPOCL(TICOS

Además (la ciencia médica) ha inventado bebidas y ali-mentos tales, que, al resultar más calientes que los ele-mentos causantes de la fiebre, los derriten y los hacen fluirhacia afuera, a ellos que, de no sufrir ese trato, no se di-solverían. Con que, unas veces por unos medios y otraspor otros, son diversas las secreciones y los síntomas pro-porcionados, de modo que no es extraño que las descon-fianzas se hagan duraderas y los intentos de curación máslentos, cuando los signos que han de interpretarse se pre-sentan ante el entendimiento del médico a través de di-versas interpretaciones ~.14 Por lo tanto, que la medicina posee en sí misma efica-ces razonamientos para sus curas, y que con justicia pue-de negarse a atender las enfermedades que no tienen cla-ra solución, y que puede tratar enfermedades sin come-ter errores, lo demuestran las palabras ahora dichas y lasactuaciones públicas de los entendidos en la ciencia, quelo evidencian con sus obras, despreocupándose de los dis-cursos, porque consideran que la gente tiene una confian-za más natural por los hechos que ven que por lo que pue-dan oír >~.

>~ Todo este capitulo es muy interesante desde el punto de vista dela concepeión del método de la medicina, basado en la con jetura <¡ekmaí~res¡hai) y en la interpretación <he rm¿neia) de los signos y síntomas quese al recen a su comprensión terapéutica <¡en ¡he rapeuousan synesin~t Apartir de los indicios externos, él diagnostica sobre las causas no Visi-bles de la enfermedad y les busca remedio.

>9 .Los ojos son testigos más exactos que los oídos. decia HEutÁcLI-io(tr. lOla), y una sentencia popular dice: los oídos suelen ser menosdignos de fe que los ojos., según recoge HERÓDoTo, 1 8.SOBRE LA. MEDICINA ANTIGUA

Los que han pretendido hablar o escribir de medicina 1basando su explicación en postulados como <lo calientey lo frío», <lo húmedo y lo seco» o cualquier otro, come-ten errors de bulto en muchas de sus afirmaciones porquerer reducir al mínimo la causa de las enfermedadesy de la muerte del hombre, atribuyendo a todas el mismoorigen, en base a uno o dos postulados>. Pero son toda-

¡ Es éste el ataque de un hombre de ciencia que se opone firmemen.tea la aplicación de métodos filosóficos en medicina. La unión filosolia-

medicina se dio por primera vez entre los pitagóricos; entre los filósofosjonios, kue Empédocles el máximo exponente de esa unión, como ya seha dicho. Pero, así como a línales del s. y la tilosolía seguía sus propiosderroteros, al margen de la medicina, ésta estaba aún hipotecada por aqué-lía y sulria cada vez más su influjo. El método que el autor ataca ea elde las hypo¡hese ja. El término hypó¡hes,s no equivale aqui a lo que la cien-cia moderna entiende por hipótesis., que debe estar respaldada por losdatos y depender siempre de la experimentación. Aqui es una premisaque debe ser aceptada a pnon y que en ningún momento necesita ser de-¡Riostrada ni verilicada; equivale, pues, a lo que para nosotros es un pos-

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tuladoo axioma El término poJna haberse introducido en el campo dela medicina procedente de cosmólogos y geómetras, y por ello, entre otrasrazones G. E. R. LLOYD sugiere que el autor se dirige contra el pitagóri-CO Fílolao 1 Who is attacked in On Ancien¡ Medicine?., Phrones,s 8(19631121.126>; pero lo cierto es que no aparece en ningún texto claramente an-terior a MA (para su uso en Platón y su relación con nuestro tratado, cf.

A. J. FESTu6I~ss Hippocra¡e LAncíenne Medecine, Paris, 1948, págs. 25-26,Y LLOyn, op. ci:., pág. 121, donde se resumen los principales puntos de

26TRATADOS HIPOcRÁTIcOsvía más criticables porque se equivocan en un arte queya existe 2, un arte del que todos se sirven en momentoscruciales y por el que sus practicantes y profesionalesexpertos son tenidos en gran estima.

vista). En cualquier caso, la doctrina jonia de los elementos no utilizaeste término, que implica un conocimiento relinado de la lógica: los filó-sofos jonios hablaban de archE, con el doble sentido de .postulado lógi-co. y de .principio..

2 Se introduce aquí un tema central en el conjunto del tratado: elde la medicina como arte o saber técnico. Aunque, en un principio, una¡échn¿ era un arte manual, un olicio artesanal, poco a poco las diferen-tes ¡écl¡nai lucran adquiriendo gran importancia social y. en el s. y, eranya objeto de reí lexión teorica. La ¡echni se distinguía de la ep¿s¡Étn¿, por-que no era una realidad puramente teórico-deductiva, y de la empeiria,porque suponía un sistema de reglas y categorías sólidamente estructu-

rado. A lines del s. y y principios del y, existían diversas ¡echnai ya cons-tituidas, provistas de unas reglas y un método, ricas en observaciones,que se tradujeron en manuales metódicos sobre distintas materias, co-mo retórica, dietética, arquitectura, armonía, cocina, pintura, etc. En estecontexto cabe situar este pasaje y la interpretación dada a amphi ¡ech-n~s eoús¿s. ya que el autor pone el acento en el hecho deque la medicinatiene unas reglas; es decir, en que está constituida como un arte. Estaafirmación, que volverá a repetírse a lo largo del escrito, se fundamentaen el conocimiento médico ya adquirido en tiempos del autor: la cienciamédica adquiere, por primera vez, conciencia de su propia existencia ycalidez.

Traducimos cheiro¡ec/¡n~s por .practícante.. El término significa,literalmente, .experto en su ti-abajo con las manos. Se reliere al artesa-

no y comprende a escultores, como Fidias y Policleta, o a herreros, zapa-teras y otros obreros manuales. En Platón suele tener una connotaciónpeyorativa, que indica un cierto desprecio por la actividad manual y téc~nica Irente a la intelectual (Apología 21b ss.). En el CH, por el contrario,no hay nada de peyorativo en el uso de la palabra, que equivale a .prac-tícante de la-medicina; tal es la importancia que en el CH se conc~dea la destreza manual en el médico: unas líneas más abajo los médicosbuenos se dilerencian de los malos por su inteligencia (ka¡h gn3rn~n) Ypor su habilidad manual <ka¡á cheira) Por su parte, demiourgás, tradu-cido aquí por .prolesional, es, literalmente, el que trabaja para el pue-

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blo. Se reí lere a la persona instruida en cualquier profesión y que ejer-ce ésta como servicio póblico. En este sentido se opone al profano o idí~tis (cf. cap. 21).SOBRE LA MEDICINA ANTIGUA27

Hay, en efecto, profesionales; algunos son malos, pe-ro otros son excelentes; y esto seria imposible si no hu-hiera en absoluto un arte médico o éste no hubiese inves-tigado ni descubierto nada, ya que todos los médicos se-rían entonces igualmente inexpertos e ignorantes y todolo relativo a la enfermedad estaría regido por el azarPero esto no es así y en la medicina sucede igual que enlas demás artes, donde los profesionales difieren mucho

entre sí por su destreza manual y por su inteligencia. Porello no creo que tenga necesidad de postulados vacuos ~,

como las cosas invisibles y oscuras en las que si hay querecurrir a ellos para explicarlas. Temas, por ejemplo, co-mo los celestes o los subterráneos 6, donde, si uno afirma

El ator, como se verá más adelante, se propone demostrar, en laprimera parte del escrito, que la medicina está ya constituida como ¡echn&Aquí antícipa los puntos centrales sobre los que va a apoyar su demos-tración: a) existe una investigación que ha dado lugar a descubrimientosválidos; b) en la base de esa investigación se encuentran, íntimamente

ligados, experiencia (etnpeiria) y saber (epís¡¿mi); c) gracias a ellos se halogrado reducir el campo de la ¡ychl, ampliando el de la ¡echn~ que sele contrapone. En los caps. 12 y 14 se habla de logísmos como del proce-dimiento propio de la medicina, que incluye esos dos momentos comple-mentarios de la observación atenta y. a la vez, reflexiva; solo así la medi-cina empírica adquiere la categoría de ¡échn~ como conjunto de cono-cimientos.

En contra de la lectura lcain¿s, propuesta por Heíberg y adopta-da por FESTOGIÉRE en su traducción (pág. 33, n. 12). basándose en el pa-ralelismo con ka man tropon de comienzos del cap. 13, preferimos enten-der con iones que aquí no se había de un nuevo postulado; el rechazoClarísímo de todo tipo de postulados en medicina, que el autor acaba demanifestar, así lo ayala. Se trata, más bien, de lo inútil que resultaría

Un postulado vacío de contenido real, cuando se somete a verificaciónaqitello de lo que se habla. Sólo en la esfera de lo no constatable tienencabida las hypo:heseis.

Las meteára, en el s. y, comprenden tanto-los cuerpos celestes co-Mo los fenómenos meteorológicos; la distinción entre astronomía y me-teorología no se introduce hasta el s. iv. Tanto el estudio de los meteóraComo el de las cosas subterráneas es característico de la filosofía na-¡Ural de jonios y sicilianos (cf. J. BURNET, Plato s Euthyphro, Apology andCnt0, Oxford, 1924, págs. 76-77). El término mete>5rológos tiene un matiz

28TRATADOS HIPOCRÁTICOSconocer cómo son, no hay evidencia de que sean verdade-ros o falsos ni para el que habla ni para los que escuchan.Y es que no existé el punto de referencia que tiene que

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haber para conocer la verdad ~.2 La medicina hace tiempo que tiene todo lo que necesi-ta para ser un arte ~, y ha descubierto un punto de par-tida y un método con el que se han conseguido a través

a veces despectivo; así, el autor de Sobre los aíres, aguas y lugares 2 seve en la obligación de defenderse contra posibles detractores de su doc-trina: y sí a alguien le parece que esto son cosas del cielo.... Nuestropasaje lleva una gran carga de ironía, definiendo estos temas comoaphanea y aporeámena (cf. la ridículización a que es sometido el Sócra-¡es aristofánico de las Nubes 188 y 228).

Esta frase resume la crítica que hace el autor a todos aquellos quedesvirtúan la ciencia, usando métodos que le son ajenos. Al mismo tiem-po, viene a ser un sumario de la razón científica a la que permaneceráfiel en toda su exposición. Con frecuencia le veremos defender la validezde los descubrimientos realizados, sin los que no se puede seguir ade-lante (caps. 2 y 9). o poner ejemplos de la vida ordinaria (capa. 16, 18 y20). o reterirse a la observación del mundo visible y cercano (cap. 22).El concepto básico de tal razón científica es el de la ais¡hes,s toú s6n,a-¡os del cap. 9.

La polémica sobre el valor científico y la eficacia operativa de las¡echnai se avivo en la segunda mitad del siglo v,cuando la lilosofía elea-ta, y en especial Melisso (fr. B 7-8. DK) negaron que la experiencia y lossentidos pudieran ser fuente de conocimiento. Dentro del CH. el tratado

Sobre la ciencia médica polemiza abiertamente contra los que niegan quela medicina sea una tech ni; en MA no es éste el tema central, pero ocupaun lugar importante. Ambos escritos parten de un concepto de techniya elaborado. Nuestro tratado no desarrolla este concepto y sólo insisteen dos aspectos (a rch* y hodós) que le sirven en su polémica con los .in-novadores; pero, en su época, se consideraban requisitos de una technllos siguientes: ser útil para algo, tener una tarea especílica. reposar so-bre un conocimiento capaz de ordenar todos los medios a un objetivocomún y poder ser enseñada (F. HEiNIMANa, Eme vorpíatoniache Theo-ríe der Techne, Mus. Helv. 18 [1961]. 105-106).  Todo ello apunta a unadoctrina científica elaborada ya por la sofística, en cuya esfera de influen-cia está claramente inmerso el autor de MA. Un estudio del debate sobrela cientificidad de la medicina puede verse en M. VEGETTI. Technaí e fi

lusolia nel Peri ¡echnes pseudoippocratico~. en Atti d. Accad. d. Sc. ¡1.Tormo 98 (1964). 1-73.SOBRE LA MEDICINA ANTIGUA29

de los años muchos y valiosos descubrimientos. Y los de- más se irán consiguiendo en el futuro, si el que está capa-citado y conoce lo ya descubierto parte de ahí en su in-vestigación. Pero el que, rechazando y despreciando todo eso, intenta investigar con otro método y otros esquemas, aunque asegure que ha descubierto algo está equivocadoy se engaña a sí mismo, ya que esto es imposible. Intenta-ré demostrar por qué forzosamente es así, explicando ydemostrando qué es este arte. De ahí resultará evidente

que es imposible lograr descubrimientos de cualquier otra manera que no sea ésta.  Es fundamental, en mi opinión, que el que habla de este

. arte diga cosas inteligibles para los profanos ~, ya que no le compete ni investigar ni hablar de algo distinto a lasdolencias 4:.íe ellos mismos padecen y sufren. Ciertamen-

-~ te que a ellos, por ser profanos, no les resulta fácil com-prender sus propias enfermedades, cómo se producen ycesan y por qué causas crecen o disminuyen; pero si esotro el que lo ha descubierto y se lo explica, les es com-

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prensible porque cada uno, al escuchar, no tiene más querecordar lo que le sucede a si mismo. Y si se falla en ha-cerse comprender por los profanos, y no se les pone ental disposición, se está fuera de la realidad. De ahí que nohaga falta para nada un postulado.

En cuanto a su origen, ni la medicina habría sido des- 3cubierta ni siquiera hubiera sido objeto de investigación(pues no habría habido necesidad de ella), si a los enfer-mos les hubieran convenido en sus dietas y alimentación

Como experto en medicina y en el conocimiento de la naturalezahumana, el médico hipocrático se siente en el deber de enseñar al prof a-110. Este, a su vez, por su situación en la poíís tiene obligación de accedera la cultura Los autores hipocráticos tienen en cuenta frecuentementea los prof anos (cf. Sobre la dieta en las enfermedades agudas 6. 8; Sobrelas Ventosidades 1; etc.). Para la obligación de hacerse entender por ellos,~- W. JAEGER, Paideia: los ideales de la cultura griega, trad. española, J.XiaAiJw Rocas, México, 1957, págs. 791 y sigs.

30TRATADOS HIPOCRÁTICOSlas mismas cosas que comen y beben los sanos, o las queéstos tienen en su régimen de vida, y si no hubiera habi-do otras mejores. De hecho, fue la necesidad ~o la que lle-vó a los hombres a buscar y descubrir la medicina, pues-to que la alimentación de los enfermos no requería lo mis-mo que la de los sanos, como tampoco ahora lo requiere.

Yendo, incluso, más atrás en el tiempo, creo que la die-

ta y la alimentación que usan hoy los hombres sanos nohubiera sido descubierta, si el hombre hubiera podido be-ber y comer plantas, frutos, ramas o hierbas como haceun buey, un caballo o cualquier otro animal. Porque és-tos no sólo se alimentan de esas cosas y crecen con ellas,sino que incluso viven sin daño y no necesitan para nadade otro tipo de alimento.

Sin embargo, yo estoy convencido de que al princi-pio también el hombre usaba esos alimentos y que sólocon el paso lento del tiempo se ha llegado a descubrir yelaborar las dietas actuales. Porque a causa de una dietafuerte y propia de animales, al tomar crudas y no equili-bradas cosas que tenían grandes principios activos , los

~i La idea de progreso de la humanidad, simbolizada en la figura dePrometeo. estaba muy enraizada en el siglo y. Aparece frecuentementeen poetas (Esquilo, Sófocles), filósofos (Demócrito, Protágoras), médicosy científicos vinculada al desarrollo de fas technai, que proporcionabanal hombre un control cada vez mayor de la naturaleza. Protágoras (Pí~-TON. Protdgoras 320-322) y PRÓDICO (B 5, DK), entre los sofistas, veían elorigen del progreso en la necesidad., que había empujado al hombrea organizar 1 as instituciones sociales y a descubrir las artes. Pero ya an-tes ANAXAGORAS afirmaba que el hombre salió de su estado puramente

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natural por medio de la experiencia, la memoria, cl saber y la ¡echnE(B21 b, DK). Esta corriente doctrinal suponía una .secularización. del pen-samiento griego y chocaba 1 rontalmente con la mitología cíclica del eternoretorno. En esta corriente hay que encuadrar a MA. Su autor hace conla historia de la medicina algo similar a foque Tucídides. en su Arqueo-logia, había hecho con fa historia ético-política.

II En esta breve historia dc la dietética, en cuyo descubrimiento 5ttúa el autor el nacimiento de fa medicina, se introducen ya conceptosbásicos para la propia teoría sobre el origen de la enfermedad. Ákrltase aplica aquí a los alimentos tomados por el hombre cuando su dietaSOBRE LA MEDICINA ANTIGUA31hombres padecían dolores, sufrimientos terribles y muer-tes fulminantes, como también hoy padecerían. Sin dudaen aquellos tiempos era natural que sufrieran menos porla costumbre, pero de todas formas también sufrían enor-memente. Y la mayoría de ellos, al tener constitucionesdemasiado débiles, era natural que murieran, resistien-do más tiempo los más robustos; igual que ahora, que unosse liberan fácilmente de los alimentos fuertes, pero otrosno sin muchos dolores y sufrimientos. Por esa razón, creoyo, es por lo que también ellos buscaron una alimentaciónadecuada a su naturaleza y encontraron la-que actualmen-te utilizamos. Así que a partir del trigo, tras haberlo re-

mojado, aventado, molido, cernido y mezclado,cociéndo-lo después elaboraron pan ¡2; de la cebada también hicie-era fuerte y propia de animales.. Más adelante (cap. 14), se precisarásu sentido de alimentos que contienen distintos humores salado, amar-go, ácido, etc. que no están bien equilibrados o temperados. La faltade lcr¿sis (mezcla) de esos humores será la causa de la enfermedad.D~nan,is, por su parte, es el concepto más vital para el autor en su com-prensión de la naturaleza, y sobre él elabora la teoría de la enfermedad> la salud. La base de todo el pensamiento médico de MA se encuentraen la afirmación de que hay en cada cosa grandes principios activos.,completada (cap. 14) con la deque de ellos depende la vida del hombresano.. Esta idea general, tomada de la medicina empirica de períodosmás antiguos, se hace extensiva, en MA. a una interpretación fisiológica

más precisa y se aplica a la propia teoría médica. El término dynamisse traduce, generalmente, por cualidad., propiedad. o poder.; noso-¡los preferimos traducirlo por principio activo, que corresponde mejora la idea de una entidad simple y real, caracterizada por una actividadque provoca en el organismo efectos específicos observables (cf. H. W.MILLER, Dynamís and Physis in On Ancient Medicine., iraus. aud Proc.i~f ¡he American Phil. Ass., 83 [¡952], ~ss.).

teodicea de las Suplica EuRÍPIDEs (195-218), el des-mabrímiento del pan figura por prime entre las aportaciones de lattvilización. CANTaaaLc~(.Incivilime¡sano dal Prometeo all~Antigo-e Con una nota su Eurípide Supp. 18 e la datazione del De Antí-la Medicina. Ann. Fac. di Let¡ere3solia di Trieste 3 [¡966-1967],!42) piensa que Eurípides ha tom idea de nuestro tratado y con-

duye que éste fue publicado h~

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TRATADOS HIPOCRÁTICOSron torta y, sometiéndola a otras muchas manipulaciones,la hirvieron y la cocieron; mezclaron y equilibraron asílos elementos fuertes con otros más débiles, adaptándo-los todos a la naturaleza y capacidad del hombre, guia-dos por la idea de que si los comían siendo fuertes su or-ganismo no podría asimilarlos ~ y causarían dolores, en-fermedades y muerte; y que, por el contrario, aquellosque pudiera asimilar redundarían en nutrición, crecimien-to y salud.

A este hallazgo y a su búsqueda ~, ¿qué nombre se lepodría dar más justo y adecuado que el de medicina? Por-que, ciertamente, se descubrió con vistas a la salud, parasalvaguarda y nutrición del hombre, en sustitución deaquella dieta de la que se seguían padecimientos, enfer-medades y muertes.4 No deja de ser comprensible que a éste no se le consi-dere un arte; porque no parece adecuado llamar a alguienexperto en un arte en el que nadie es profano y que todosconocen X debido a su imprescindible uso. Pero el ha-llazgo en sí es importante y requirió mucha observacióny conOCimientO técnico. Incluso hoy en día los que se ocu-

~ Literalmente dominar <lcrateein. epikrateein). Aquí se trata del.dominio que el hombre ejerce sobre los alimentos que ingiere, por loque abarca todo el proceso de digestión y metabolismo. El término epi-Icrateia fue introducido en la medicina por Alcmeón de Crotona y, a par-tir de entonces, tuvo una enorme importancia en ella. El concepto estáparticularmente ligado a la teoría humoral, en la que la enfermedad seexplica como .predomínio de un humor sobre los demás.

~ De este modo queda descrita la medicina en su doble vertientede .investigación y de .patrimonio de saber adquirido.

~ Aquí Festugiére. siguiendo a Gomperz. modifica el texto mediantela inclusión de es ti (en alguna medida). El matiz que pretende añadiresta conjetura me parece innecesario, ya que aquí no se habla del cono-cimiento específico de la medicina en su estadio posterior y técnico, ~

no del conocimiento más general, que tiene el hombre, de la dieta quehabitualmente usa. Tin chrésin te kai anankln es suficiente precisión delsentido que se da a epistttn~.SOBRE LA MEDICINA ANTIGUA33pan de los gimnasios y de los ejercicios físicos siguen con-tinuamente investigando, con ese mismo método, qué ali-mentos y bebidas puede el hombre asimilar mejor y cuá-les pueden hacerle más fuerte.

Analicemos también la medicina reconocida como tal, ~la que se ha descubierto para los enfermos, la que tieneun nombre y unos profesionales. Veamos si también ellatiene esos mismos objetivos y cuál fue en su momento el

punto del que partió.Por mi parte, como dije al principio, creo que nadiehubiera investigado sobre el arte de la medicina, si las mis-mas dietas hubiesen sidoadecuadas para los enfermos ypara los sanos. Todavía hoy los que no disponen de un ar-te médico, los bárbaros y algunos griegos siguen por pla-cer la misma dieta que los hombres sanos, y no se absten-drían ni reprimirían de ningún deseo. Los que investiga-ron y descubrieron la medicina, guiados por idéntica men-talidad que aquellos de los que he hablado antes, en pri-

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mer lugar creo rebajaron la cantidad de esos mismosalimentos y, en vez de muchos, los redujeron a unos po-cos. Y luego, al ver que eso ayudaba a ciertos enfermospero no a todos (porque había algunos cuya constituciónno permitía asimilar ni siquiera unos pocos alimentos yparecían necesitar algo más suave), descubrieron las pa-pillas, mezclando con mucha agua algunos de los elemen-tos fuertes y suprimiendo así su fuerza mediante la mez-cla y la cocción. Y a aquellos que ni siquiera podían dige-rir papillas se las quitaron también; y llegaron a las bebi-das, vigilando que estuvieran convenientemente medidasen su mezcla y cantidad y administrándolas ni más ni me-nos temperadas de lo preciso.

Debe quedar claro que a algunos enfermos las papillas 6no les convienen, sino que al tomarlas se les agudizan lasfiebres y los dolores; y es obvio que lo que se les ha admi-nistrado, al ser alimento y crecimiento para la enferme-dad, viene a ser destrucción y debilitamiento para el cuer-

34TRATADOS tIIPOCRÁTICOSpo. Pues bien, todo aquel que en ese estado recibiera ali-mento sólido como torta o pan, aunque fuera en cantidadmínima, sufriría diez veces más y de forma más ostens¡-ble que si hubiera tomado papilla; y ello se debe a que elalimento es demasiado fuerte para el estado del enfermo.Además, a quien conviene tomar papilla en vez de sólidole haría mucho más daño comer más cantidad que menos,e incluso comiendo poco lo pasaría mal.

Todas las causas de los males nos llevan a lo mis-mo ~: los elementos excesivamente fuertes y dominantesdañan al hombre, tanto al que está sano como al enfermo.7 ¿Dónde está, pues, 1a diferencia de intención entreaquel que llamamos médico y reconocemos como practI-cante, que descubrió la dieta y nutrición para los enfer-mos, y aquel Otro que por primera vez descubrió y elabo-ró para todos los hombres la alimentación que ahora to-mamos, tan distinta de aquella otra dieta salvaje y pro-pia de fieras? Porque a mí el razonamiento me parece elmismo, y único e idéntico el hallazgo. Ambos pretendie-ron lo mismo: uno intentó suprimir aquellos alimentos queuna naturaleza sana no podía asimilar, por su brutalidad

y estado puro; el otro los que un hombre no puede sopor-~ Algunos críticos consideran que el autor hacc aquí una simplili~caclón de las causas de la enfermedad, semejante a la que combate enel cap. l (FEsTUiiERE,Hippocrate: LAncienne..., pág. 40, n. 33; M. VEui~s-Ti, Ippocrate Opere, Turín, 1965, pág. 168, n. 17). Pero no hay tal contra-dicción; lo que el autor hace, en realidad, es formular la conclusión lógi-ca que se desprende de las experiencias y hallazgos de la medicina empí-rica antigua. El siguiente capitulo, que sirve de resumen al apartado de-dicado al examen de los primeros pasos de la téchne ¡~trik~ (caps. 2-6),aclara el sentido dc la frase es tú autó anagetai: el razonamiento me pa-

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rece el mismo, y unico e idéntico el hallazgo~. Por lo dcmás, es éste unestadio de la medicina que el autor ha superado: el asunto cs muchomás complejo y requiere mayor precísión~ (cap. 9). Al final del escritoqueda más claramente definida su postura con respecto a las causas dcla enfermedad, que pueden ser diversas: .hay que saber también qué en-termedades son causadas por los principios activos y cuáles por las es-tructuras ínternas~ (cap. 22).SOBRE LA MEDICINA ANTIGUA35tar, a causa del estado de salud en que accidentalmentese encuentra. Realmente, ¿en qué se diferencian ambascosas, sino en que esto tiene más facetas, es más comple-jo y requiere más dedicación, mientras que aquello es elpunto de partida, que se dio antes en el tiempo?

Equiparar la dieta de un enfermo a la de un hombre 8sano no es menos perjudicial que equiparar la de éste ala de las fieras y demás animales i7~ Tomemos, por ejem-plo, a un enfermo con una dolencia no grave ni incurablepero tampoco totalmente benigna, sino de aquellas en queun error dejaría sentir claramente su efecto; imaginemosque quisiera comer pan y carne o cualquier otra cosa queun hombre sano come con provecho; y que no lo hicieraen gran cantidad, sino mucho menos de lo que podría co-mer estando bien. Tomemos, por otra parte, a un hombre

sano, de constitución no muy débil pero tampoco fuerte;pongamos olle come cebada o cosas similares, con las queun buey o un caballo se beneficiaria y se pondría fuerte;y que tampoco lo hace en grandes cantidades, sino mu-cho menos de lo que podría comer. Pues bien, este hombresano, obrando así, no sufriría ni arriesgaría menos su sa-lud que el otro, que estando enfermo tomó indebidamen-te pan o torta. Todo esto es testimonio de que, investigan-do con este mismo método, el arte de la medicina se po-dría descubrir en su totalidad.

Si hubiera sucedido simplemente, como se piensa, que 9todo lo que era demasiado fuerte perjudicaba y todo loligero beneficiaba y nutría al enfermo y al sano, la cosa

hubiera sido relativamente fácil: tomando un gran mar-gen de seguridad, hubiera bastado con tender hacia lo más

~ El texto griego es oscuro y ha dado lugar a diversas correccionesen los manuscritos y a conjeturas de los editores. Nuestra traducción seajusta lo más posible a la lectura que propone la edición que seguimos.A Pesar de la oscuridad del texto, el sentido del pasaje es claro y quedasuficientemente explicado con el ejemplo que aduce el autor.

36TRATADOS HIPOCRÁTICOSsuave. Ahora bien, no es menor error ni perjudica menosal hombre administrarle cantidades de alimento inferio-res y más pobres de lo que necesita, ya que la violencia

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del hambre afecta muchísimo a su constitución, lo debili-ta y llega a causar su muerte. Muchos males, distintos perono menos terribles que los causados por el exceso de ali-mentación, proceden igualmente del ayuno. Por ello, elasunto es mucho más complejo y requiere mayor preci-sión, pues hay que apuntar a una cierta medida. Y la úni-ca medida, número o peso válido al que uno podría refe-rirse para conocer qué es lo preciso es la percepción sen-sible del cuerpo humano

Por esto, resulta una gran empresa adquirir el domi-nio de una ciencia con tal precisión que no puedas equi-vOCarte minimamente aquí o allá; y yo, por mi parte, aplau-it Metrou zínós stochasasthai. En el prólogo del escrito (cap. 1). elautor, frente al método acritico de los postulados, ha reclamado para laciencia médica un criterio objetivo con el que poder verificar que se estáen lo cierto. Para definir este criterio. MA recurre a la norma aritmético-geométrica (m¿Eron, aríthmds, s¡ath más) de origen pitagórico y ya comúnen la época. M. PoHLENz(Hippokrates de Prisca Medicina, Hermes 53119181, 415) recuerda que Eurípides en las Ranas de ARisTOPANE5(v. 797),quiere someter la technl trag¡kt a un stathmos y a un ,net ron. Unas refe-rencias al mismo tema en Platón y Jenofonte pueden verse en Fe.sruo¡g-RE(HippoCrate: LAncienne..., pág. 41, n. 4l), quien concluye resaltandoel hecho de que la noción de ciencia exacta estaba ya determinada conprecisión en el último período del s. y. En el campo médico, y dentro del

mismo CH. la doctrina del met ron-a rjthmos-stathmos se encuentra tam-bién en el tratado Sobre la dieta, para cuyo autor habría que descubrirla medida de los alimentos y el número exacto de los ejercicios adecuados a cada tipo de constitución (1 2). MA concretará este criterio objeti-vo en la aisthEsis toú sOmatas, que hay que entender como todo aquelloque se deja sentir en el cuerpo humano, en el doble sentido de sensacio-nes que experimenta el propio cuerpo y que son perceptibles a los senti-dos del médico. Sobre el sentido de la expresión aís¡h¿sís tou sómatos,véase P. LAIN ENTRALGO, La medicina hápocrdtaca, Madrid, 1970. págs.239-40, y .Quaestiones hippocraticae dísputatae tres, en La collectionh¿ppocratáque et son róle dans Ihistoire de la niedecáne, vol. 11. Leiden.1975, págs. 305-lO.SOBRE LA MEDICINA ANTIGUA

37diría calurosamente al médico cuyos errores fueran losmínimos. Pero es muy difícil discernir dónde está la cer-teza absoluta. En realidad, a la mayoría de los médicosme parece que les ocurre lo que a los malos pilotos: loserrores que éstos cometen, estando el mar en calma, noson advertidos; pero en el momento en que les coge unfuerte temporal o un viento contrario, si pierden la nave,todos se dan cuenta de que ha sido por ignorancia e im-pericia. Del mismo modo, cuando los malos médicos, y sonmayoría, tratan a enfermos que no tienen nada grave ya los que no perjudicarían las más grandes equivocacio-nes (tales enfermedades son numerosas y atacan al hom-

bre mucho más que las peligrosas), los profanos no advier-ten sus errores; pero cuando tienen que enfrentarse conuna enfermedad virulenta y peligrosa, entonces sus fallosy su ignorancia resultan obvios a todos. Y es que las con-secuencias, en ambos casos, no se hacen esperar mucho:se presentan inmediatamente.

Se puede compr~ader sin dificultad por qué el ayuno 10inoportuno causa tantos daños como el exceso, tomandocomo ejemplo el caso del hombre sano.Hay algunos a quienes sienta bien comer una sola vez

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al día y tienen esto como norma, porque les conviene ~.Por lo mismo, otros tienen necesidad, además, de un al-9 Este pasaje y lo que viene a continuación guarda un paralelismocon los caps. 28 y ss. de Sobre la dieta en las enfermedades agudas y ellollevó a E. LiTTitÉ a creer que ambos tratados eran obra del mismo autor<Oeuvres completes d~Hippocra te, vol. 1, Paris. 1861, págs. 315 y sigs.). Hoyapenas se acepta ya esta tesis, aunque se opina comúnmente que MA es-tá dentro del área de influencia de ese tratado (R. JoLY, Híppocrates, VI-2.París, 1972, pág. 23. n. 3).  La diferencia entre comer una sola vez aldíao añadir además,-un almuerzo aparece también en So>,re las afeccio-lies 20, Enfermedades de la mujer 41. líO, y Sobre la dieta III 81. que nosda una muestra del interés de la medicina hipocrática por la dieta pre-ventiva; es decir, para hombres sanos. Cabe señalar, por lo demás, queen la Atenas del s. y el almuerzo matinal era todavía un lujo (cf. ARísTÓ-PANES, Nubes 416).

38

TRATADOS HIPOCRÁTICOSmuerzo, porque les sienta bien. Hay, incluso, algunos quesiguen una de las dos costumbres por placer o por otracoyuntura. Y es que para la mayor parte de los hombresno suele haber diferencia entre seguir una norma u otra,si están habituados a hacer una sola comida o a añadirel almuerzo. Pero hay algunos que si se salen de su nor-ma no se librarían fácilmente de sus consecuencias y pa-decerían lo indecible con alterar su régimen un solo día,y si me apuras ni siquiera completo. En el caso de los quehicieran un almuerzo no habitual, porque en seguida sesentirán cargados y abotargados física y mentalmente, lle-nos de somnolencia, amodorrados y sedientos; si por aña-

didura cenan, tendrán flatulencias, retortijones y el vien-tre suelto. Para muchos, ése es el principio de una enter-medad seria, aunque la cantidad de alimento fuera la mis-ma y no mayor que la que tenían costumbre de consumiren una sola vez. En el caso del que suele tomar ademásun almuerzo, y eso le va bien, en cuanto pasa su hora sintomarlo siente una gran debilidad, temblor y desvaimien-to. Tendrá también ojeras, la orina más pálida y calientey sabor amargo de boca; le parecerá que se le revuelvenlas entrañas y sentirá vértigo, desmayo y desfallecimien-to. Es más, si intenta cenar, el alimento le resultará desa-gradable y no podrá tomar lo que normalmente cena losdías que ha hecho su almuerzo habitual: esos mismos

alimentos, al ir bajando con retortijones y ruido, provo-can ardor de estómago y son causa de insomnio y sueñosagitados. Para muchos, ése es también el comienzo de unaenfermedad.11 Hay que analizar por qué causa les han sucedido esascosas. En el caso del que suele comer una vez al día, creoque es porque no aguardó el tiempo suficiente para quesu estómago terminara de digerir la última comida, la hu-biera asimilado y hubiera tenido reposo después de ha-berse vaciado; en lugar de eso, en plena digestión, ingirió

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nuevos alimentos. Los estómagos de estas personas digie-SOBRE LA MEDICINA ANTIGUA39ren muy lentamente y necesitan reposo e intervalos ma-yores.

En cuanto al que tiene la costumbre de tomar un al-muerzo, la caúsa está en que su organismo necesitaba ali-mento tan pronto como consumió el de la anterior comi-da, sin ningún descanso, y ese alimento no le llegó a tiem-po. En realidad, lo que le pasa es que se debilita y consu-me por causa del hambre, a la que yo atribuyo todos losmales que padece, según he dicho. Es más, afirmo quecualquier hombre sano que permanece dos o tres días sincomer tendrá los mismos síntomas que he descrito en losque prescinden del almuerzo.

En mi opinión, estas constituciones que acusan mucho 12y rápidamente los errores son más débiles que las demás;el más parecido a un hombre de condición débil es el en-fermo y éste es más débil aún y con más motivo tiene quepadecer por apartarse de lo que es oportuno.

Siendo tal la precisión requerida por el arte, es difícilque éste alcance en todos los casos la máxima exactitud.Y eso que en muchos de sus aspectos 1a medicina llegaa conseguir esa precisión. De ello se hablará. Lo que digo

es que no se puede rechazar la medicina antigua comoinexistente ~ o que no ha investigado correctamente, porno ser exacta en todas sus modalidades. Más bien creo que,por lo muy cerca que pudo llegar de la verdad partiendode una gran ignorancia, son dignos de admiración sus des-cubrimientos, alcanzados mediante el razonamiento, porIIel camino correcto y no por azar

20 Aquí está el colofón a la primera parte del escrito y. por ello, elBiltor insiste en algunas ideas básicas, ya desarrolladas. como la exis-Wncia de una technl médica (caps. 1 y 2).

21 En este resumen final queda de maniliesto dónde sitúa el autorel nacimiento de la medicina: en el momento en que, por medio del logis-Ntds, se reduce el campo de acción de la tychl y ésta ya no domina sobreIenlermedad. La agnoszi, al igual que la lalía de empeiría y de episttmldel cap. í, implica aquí la presencia de la tychl. En otro tratado del CH

40TRATADOS HIPOCRÁTICOS13 Quiero volver a la teoría de los que investigan el arteal nuevo estilo, es decir partiendo de un postulado 22~

Si son lo caliente o lo frío, lo seco o lo húmedo los quedañan al hombre, es preciso que el que cure correctamentelo haga valiéndose también de lo caliente contra lo fríoy de lo frío contra lo caliente, o de lo seco contra lo hú-medo y de lo húmedo contra lo seco. Pues bien, pongamosel ejemplo 23 de un hombre que no sea de constitución

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fuerte, sino débil. Supongamos que come trigo tal y co-mo sale de la era, crudo y sin elaborar, que come carnesin guisar y que bebe agua. Con semejante dieta estoy se-guro de que padecerá muchó: tendrá dolores, su organis-mo se debilitará, el estómago se le estropeará y no podrávivir mucho tiempo. ¿Qué tratamiento habrá que poneral que se encuentra en este estado: lo caliente, lo frío, loseco o lo húmedo? Porque es obvio que habrá de ser algode esto, ya que si el mal lo causa alguno de los elementosde esos dos pares, según el razonamiento de aquéllos ha-brá que curarlo con el elemento contrario 24, De hecho, el

se dirá que ..el médico que conoce así la medicina no se apoya en el azary. con fortuna o sin ella, tendrá éxíto~ (Sobre los lugares en el hombre46). Para la oposición téchn¿-tych~. y. F. HEINIMANN, .Eine vorpíatonis-che Theorie...., pág. 107. n. II, y pág. 108, n. IB.

22 Comienza ahora la revisión de la medicina que se basa en postu-lados lilosóficos y su confrontación con la propia teoría del autor. A ladoctrina de los cuatro elementos se contrapone la de los humores, y éstase desarrolla a medida que se refuta aquélla. Sobre el tema de la innova-ción del método de los postulados, véase lo dicho en n. 1.

23 El autor, fiel a su idea de que el médico debe decir cosas fami-liares a los profanos (cf. cap. 2) va a aducir numerosos ejemplos para ha-cer comprensible su doctrina. En esta segunda parte del escrito se haFá

uso de pruebas, testimonios y comparaciones que el público pueda com-prender. Con el ejemplo propuesto, el autor inicia la refutación de la teoríade los cuatro elementos, ciñéndose, naturalmente, al terreno de la dieta.

24 Se trata aquí del método de la alopatia. o tratamiento por los con-trarios, que ocupa en el CH un lugar importante entre los diversos mo-dos de curar. Aforismos II 22 formula clara y rotundamente el principiode que, en general, los contrarios son curados por los contrarios. Tam-bién se encuentra de distintas formas en Aforismos II 25 y 34. Sobre lasSOBRE LA MEDICINA ANTIGUA41remedio más seguro y claro es suprimir al enfermo la dieta que seguía, dándole pan envez de trigo, carne guisada en lugar de cruda y vino como bebida. Con este cambio es imposible que no se ponga sano, a no ser que esté ya consumido por el mucho t

iempo que siguió la otra dieta.¿Qué decir? ¿Era que su mal lo causaba lo frío y se curó al administrarle las cosas caltes, o afirmaremos lo contrario? Creo yo que el que así fuera interrogado se vería en un gran aprieto, porque quien hizo el pan ¿Qué fue lo que quitó al trigo: lo caliente, lo frío, lo seco o lohúmedo?; y porque lo que se ha entregado al fuego y al agua, y además en su elaboración han intervenido otras muchas cosas que tienen su virtualidad y naturaleza propias, ha perdido algunos de sus componentes, pero se ha combinado y mezclado conotros.

Sé, por supuesto, que no es lo mismo para el organis- 14mo humano el pan de harina fina que el de harina sin cer-nir, hecho con trigo solo o también con salvado, mezcla-do con mucha o con poca agua, bien amasado o sin ama alecciones 6 y Epidemias VI

 6, 2.Esta doctrina supone que hay una adaptación del organismo al medio ambiente y, más en concreto, una reacción del cuerpo a los estímulos externos. Esa reacción tiene lugar porque las cosas que son contrarias se atraen, se suscitan. se engendran yse sustituyen unas a otras. La teoria de los contrarios se basa en deter-minadas experiencias médicas (p. ej.. la fiebre), pero es también reflejode la filosofía, que veía en el movimiento la esencia de todas las cosas,como es el caso de los físicos jonios y. en especial, de Anaxímenes. Ana-ximandro y Tales. A la escuela de Mileto le servía para explicar la saliday puesta de los astros, la evaporación del agua del mar, la lluvia, el desarrollo

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del embrión, la sucesión de las generaciones. las transformacio-nes de las especies, etc.  Opuesta a la teoría de los contrarios estabala de los semejantes o afines, que se encuentra también en algunos luga-res del CH (Semanas 46, Sobre la naturaleza del hombre 8). Según ella,los efecto del organismo y del medio exterior se acumulan y van en elmismo sentido: el calor aumenta el calor, el frío aumenta el trío y, engeneral, las cosas que son semejantes se provocan y refuerzan unas a otras.Esta teoría está en la base de la cosmología pitagórica y es recogida porEmpédocíes y Alcmeón.

42TRATADOS HIPOCRÁTICOSsar, muy cocido o casi crudo, y otras muchas cosas más.Y lo mismo pasa con la torta de cebada. Hay en cada cosagíandes principios activos muy distintos entre sí. El queno se da cuenta de esto o no lo hace objeto de conocimien-to al observarlo 25 ¿cómo podrá siquiera conocer algo de

los padecimientos en el hombre? Pues éste se resiente ysufre alteraciones, en un sentido u otro, por la influenciade cada uno de esos principios, y de ellos depende la vidadel hombre sano, la del que se recupera de una enferme-dad y la del enfermo. De ahí que conocer estas cosas, yno otras, sea sin duda lo más imprescindible y útil, sabien-do además que fue, al investigar correctamente y con ra-zonamiento aplicado a la naturaleza humana, como lasdescubrieron los pioneros de un arte que consideraron dig-no de ser atribuido a un dios, como comúnmente sepiensa 2~ Pues no creyeron que lo que dañaba al hombrefuera lo seco o lo húmedo, lo caliente o lo frío, ni que ne-cesitase nada de esto. Pensaron, por el contrario, que lo

que le perjudicaba era la fuerza de cada cosa y lo que ha-bía en ella de excesivo para la naturaleza humana, que no

25 Nuevamente, la unión de experiencia y ciencia es resaltada porcl autor, para quien ya está dado el paso entre una medicina puramenteempírica, que se limíta sólo a observar, y otra ya constituida como tech nl.

26 Durante mucho tiempo la medicina estuvo en Grecia vinculada alos templos de Asclepio, y todavía en el s. y se designaba con el nombrede Asclepíadas a los médicos. Este hecho llevó a algunos críticos a pen-sar que las corporaciones médicas procedían de la casta sacerdotal decste héroe mitológico; pero los estudios de Edelstein han mostrado loinfundado de esta tesis. En cualquier caso, la primitiva medicina griegahundía sus raíces en la mitología y veía en Asclepio al héroe sanador de

muchas y variadas enfermedades como le llama Píndaro y del queQuirón había aprendido el uso correcto de los pharmaka (Piticas III 5-7,45-46; IV 271; Nemeas III 55). Para PLATÓN (República 407c ss4 Asclepiosigue siendo el inventor del arte de la medicina. Sin embargo, la medicí.na racional o .laica~ no nació de la medicina religiosa. sínode las obser-saciones y rellexiones de los lilósolos, corno ya se ha dicho en la intio-ducción. La medicina hipocrática, sobre todo, siguió un canino contra-puesto al de la antigua medicina religiosa.SOBRE LA MEDICINA ANTIGUA43

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lo podía asimilar; y eso fue lo que trataron de suprimir.De lo dulce lo más fuerte es lo más dulce; de lo amargo,lo más amargo; de lo ácido, lo más ácido, y, en fin, de ca-da componente, su grado máximo ~.

Y es que veían también que esos mismos elementos for-maban parte del hombre y le perjudicaban. Y así es: enel organismo se encuentran lo salado, lo amargo, lo dul-ce, lo ácido, lo astringente, lo insípido y otros muchos ele-mentos más, dotados de principios activos distintos encantidad y fuerza. Mezclados y combinados unos conotros, pasan inadvertidos y no perjudican al hombre; pe-ro en el momento en que alguno se disgrega e individuali-za, entonces se deja sentir y causa sufrimiento al hom-bre 26~

En el caso de los alimentos que son inapropiados y nossientan mal al comerlos, cada uno de ellos es amargo, sa-lado, ácido o con algún otro humor intemperado y fuerte,que provoca el trastorno, junto con los factores que se dis-gregan en nuestro organismo. Por el contrario, es claroque los alimentos que solemos comer y beber contienen

27 El lenguaje de este pasaje es muy ambiguo. Habría que entenderque lo dulce, cuando está niás concentrado y sin mezcla de otro compo-nente, predomina y es lo mas fuerte. A nivel teórico, cada componente

podría quizás existir en su estado de mayor concentración y en él seriamas poderoso (MILLER, .Dynamis and Physis..... pág. 184).~ Esta es la expresión de la doctrina lisiológíca de MA sobre las

causas de la enlermedad. Sus antecedentes se encuentran en Alcmeón.que fue a la vez lilósofo y médico. Dentro de la corriente filosófica delos elementos, Alcníeón no limitaba éstos a los cuatro que generalmentese aceptaban; para él. su número era indelinido. La salud consistía enuna ísonomía (equilibrio) de los elementos, mientras que la mona rchíatpredominio) de uno de ellos era la cau ,a de la enlermedad (Fr. B 24, DK).Esta doctrina ejerdó un gí-an inílujo cmi la escuela de Cos y en la teoríamédica en general.  Lo salado, lo amargo, lo dulce. etc., no son, en MA.mas que ejemplos de humores, cuyo número queda, así, indelinido. Enla krés,s (mezcla) de estos humores estriba la salud, y en la apókrisis (día.

gregación) de alguno de ellos, la enterníedad. El lenguaje y la terminolo-gía dc este pasaje son eco de Anaxágóras.

44TRATADOS HIPOCRÁTICOSen poquisima medida ese humor intemperado y dominan-

te; me refiero al pan, la torta y sus derivados, alimentoshabituales para el hombre y que, al margen de los elabo-rados para el placer y el hartazgo, son los que éste consu-me cotidianamente. En general, tales alimentos ni provo-can trastornos al hombre ni disgregación de los principiosactivos de su organismo, sino vigor, crecimiento y nutri-ción. Y la razón no es otra que el hecho de estar bien com-binados, sin ningún elemento intemperado y fuerte, sinoformando todo el conjunto una unidad simple 2915 Lo que no entiendo es de qué manera, con sus supues-

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tos, curan a los hombres los que mantienen aquella teo-ría, desviando el arte de este método hacia elde los pos-tulados. Porque no creo que ellos hayan descubierto algoque por sí mismo 30 sea <lo calientes, alo fríos, <lo seco»o alo húmedos, sin que sea copartícipe con algún otro ti-po de principio. Pienso, por el contrario, que emplean losmismos alimentos y bebidas que utilizamos todos y quea lo uno le atribuyen el ser caliente, a lo otro frío, y a lode más allá seco o húmedo. Porque recomendar a un en-fermo que tome algQ caliente sin más no conduciría a na-da, ya que inmediatamente le preguntará qué cosa, conlo que se verá obligado a divagar o tendrá que recurrira alguna de las que son corrientes.

29 Los Mss. anaden kai ischyron (y fuerte»), lectura que adopta Hei-berg. Debido al contrasentido que esto supone con lo dicho anteriormente.Littré lee lcaí mP íschyron. Jones, siguiendo a Kuhlewein, suprime estelinal.

~ »Por sí mismo, en estado independiente, autó ephheoutoó, hasido ya aplicado, en el capítulo anterior, a lo dulce, lo salado, etc. Estos,a los que se acabará denominando humores» (cap. 24). sí pueden darseaislados, al contrarío que el frío ~ el calor; pueden concebirse, y el autorasí lo hace, como substancias simples en estado independiente. El autor

expone su propia doctrina en los mismos términos en que refuta la doc-trina de los cuatro elementos, aplicada a la medicina. Los términos setoman de doctrinas como la de Anaxágoras (B 12, DK).SOBRE LA MEDICINA ANTIGUA45

En realidad, si hay algo que sea a la vez caliente y as-tringente, o caliente e insípido, o caliente y flatulento (yaque hay muchas cosas calientes que tienen otros princi-píos activos opuestos entre si), seguro que habrá diferen-cia entre administrar lo caliente y astringente o lo calien-te e insípido; o también lo frío y astringente (que eso esigualmente posible), o lo frío e insípido. Pues entiendo quecada uno de estos pares produce el que le es totalmente

opuesto y que esto sucede no sólo en el hombre, sino enun pedazo de cuero, en la madera y en otras muchas co-sas menos sensibles que él. Y no es lo caliente lo que lle-va el principio dominante, sino lo astringente, lo insípidoy los demás elementos que he mencionado. Esto es así enel hombre y fuera del hombre: en lo que come, en lo quebebe y en lo que se aplica externamente, sea unguento oemplasto.

Mi opinión es que, de todos los principios activos que 16hay en el organismo, son el frío y el calor los que menosinfluencia tienen, por las razones que expongo a continua-ción. Mientras están combinados el frío y el calor no per-judican, debido a que el calor se equilibra y atempera con

el frío, y el frío con el calor. Cuando uno de ellos se dis-grega, entonces perjudica. Pero precisamente en el mo-mento en que el frío sobreviene y hace daño al hombre,lo primero que en seguida acude es lo caliente que, debi-do al propio frío, brota del sujeto de modo espontáneo ysin necesidad de ayuda o tratamiento. Esto ocurre así enlos hombres sanos y en los enfermos. Por ejemplo: si unhombre sano desea refrescarse en invierno con un bañode agua fría o de otra manera, cuantas más veces lo haga,siempre que no haya dejado congelar su cuerpo, tanto más

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se calentará al vestirse y ponerse al abrigo; por el contra-río, si quiere calentarse con un baño bien caliente o po-niéndose muy cerca del fuego y recogerse después al mis-mo abrigo de antes vestido de igual manera, se advertiráque pasa más frío y que tinta mucho más que cuando se

46TRATADOS HIPOCRÁTICOShabía refrescado. O bien, si uno que está sofocado de ca-br se abanica y de esa manera se procura algo de fresco,cuando deje de hacerlo, su calor y sofoco serán diez vecesmayores que si no se hubiese abanicado. Y todavía unejemplo aún más significativo: aquellos a quienes se leshielan los pies, las manos o la cabeza al haber caminadopor la nieve o por otro sitio muy frío, ¡qué mal lo pasandurante la noche al arroparse y ponerse al calor, por cau-sa del ardor y de la comezón! Incluso hay algunos a los

que les salen ampollas como si se hubieran quemado confuego. Y esto no les pasa hasta que no se han calentado.¡Tan rápidamente acude cada uno de esos elementos allado del otro! . Podría dar miles de ejemplos.

En cuanto a los enfermos, ¿ no es cierto que a los queles entran escalofríos les sube mucho la fiebre?; ¿y queésta no es virulenta, sino que cesa en seguida, sin más con-secuencias por lo general y manteniendo el cuerpo calientemientras dura? Además, tras recorrer todo el cuerpo, elcalor suele terminar en los pies, que es donde el temblory el frío eran más intensos y duraron más tiempo. A suvez, el frío, al brotar el sudor y desaparecer la fiebre, esmucho mayor que si ésta no hubiese tomado el comienzo.

Por consiguiente, ¿qué daño serio o importante podríaocasionar aquello a lo que con tanta presteza acude suopuesto para contrarrestar automáticamente su influjo?;¿cuál es el gran remedio que necesita?17 Alguien me podría replicar que en los causones, las pe-rineumonías y otras enfermedades virulentas.32 no hay

31 Adviértase, en todo este pasaje, corno Irlo y calor se interpretancomo substancias que, al ser activas y manilestarse en esa actividad, seconvierten en dyndmeís; es decir, en principios activos» o poderes..En este tipo de indicaciones se manifiesta el penetrante espíritu científi-co del autor.

32 En MA son escasísimas las veces que se da el nombre de una en-fermedad. Las que aqul se mencionan entran dentro del grupo que el CHdenomina. frecuentemente, con el término genérico de .enfermedades5OBRE LA MEDICINA ANTIGUA47alternancia de lo caliente y lo frío, ni los enfermos se li-bran pronto de la fiebre. Para mí, ése es el mejor ejemplode que los hombres no tienen fiebre simplemente por cul-pa de lo caliente y que ésta no sería la única causa de laenfermedad: la misma cosa es a la vez caliente y amarga

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o caliente y ácida o caliente y salada y así sucesivamente;de igual modo también lo frío se combina con otros prin-cipios activos. Estos son los causantes del mal; junto aellos está también lo caliente, cuya fuerza será tanta cuan-ta sea la del principio dominante, se acentuará y aumen-tará con la de él, pero sin tener ninguna influencia mayorque la que le es propia.

Que esto es así lo veremos claro por lo indicios siguien- 18tes, comenzando por lo más visible, de lo que todos mu-chas veces ya hemos tenido y tendremos experiencia.Cuando tenemos catarro de nariz y ésta empieza a desti-lar, la mucosidad es, en general, más acre que la que seproducía antes y salía por las fosas nasales corrientemen-te; produce inflamación y notas que la nariz se irrita y sepone muy roja, site tocas con la mano. Y sí el catarro esprolongado incluso se ulcera la zona descarnada y dura.El ardor en la nariz no cesa cuando empieza a salir la mu-cosidad y hay inflamación, sino cuando aquélla fluye másespesa y menos acre, cocida y más mezclada con la ante-~rior. Entonces es cuando cesa también el ardor.

Pero en los casos en los que manifiestamente la causadel catarro es sólo el frío, sin que haya ningún otro factorconcomitante, en todos ellos la curación es la misma: seha pasado del frío al muchísimo calor y del calor al mu-

chísimo frío, rápidamente y sin ningún tipo de cocción.Todos los demás casos, cuyas causas estén en la exacer-bación y falta de fusión de los humores, yo sostengo quese producen de la misma manera y se restablecen una vezcocidos y temperados éstos.

agudas». En sobre la díew en las enlermedades agudas 5 se las delínecomo las más funestas.

48TRATADOS HIPOCRÁTICOS19 De otra parte, los flujos de humores que van a los ojos,al tener todo tipo de acidez y humores fuertes, ulceran lospárpados y a veces corroen las mejillas y la zona de lasojeras por donde baja el flujo; incluso rasgan y corroenla membrana que cubre la pupila. Los dolores, el ardory la hinchazón son tremendos hasta el momento en quelos humores, al cocerse, se vuelven más espesos y se for-ma la legaña. La cocción es el resultado de la mezcla y fu-

sión de unos humores con otros, al haber fermentadojuntos ~>.Otro ejemplo: los flujos de humores que van a la gar-

ganta, que producen tos y anginas, ¿risipelas y perineu-monías, salen al principio salados, líquidos y ácidos, sien-do éste el momento en que las enfermedades alcanzan sumáxima virulencia; cuando, por el contrario, se hacen másespesos y están más cocidos y sin ninguna acidez, es elmomento en que cesan las fiebres y los otros males.

Sin lugar a dudas hay que interpretar que, en todos

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estos casos, el origen del mal está en los factores cuya pre-sencia da lugar necesariamente a esa situación concretay cuyo cambio en otra combinación le pone fin. En conse-cuencia, los males producidos por lo caliente o lo frío ais-ladamente, sin estar combinados con ninguna otra cuali-dad, cesarían con el solo cambio de calor a frío y vicever-sa, lo que sucede de la manera que ya he dicho antes ~.

33 En los caps. 18 y 19 de nuestro tratado tenemos la explicaciónmás completa de cómo la medicina antigua concebía el fenómeno de lacocción». En este pasaje el concepto está claramente definido como laacción de combinar de tal modo los humores que dé como resultado laperfecta kresís de todos ellos. El autor presenta tres tipos de enferme-dad el catarro normal, la oftalmía y la perineumonía y demuestra quela mejoría está en relación directa con el hecho deque la secreción o mu-cosidad se ha hecho menos acre y más espesa como resultado de lapepsis. En realidad, la cocción equivale a nuestra digestión, pero enun sentido más amplio: una buena digestión conduce a un comportamientode los humores que es garantía de salud. Precisamente por ello, el autordedica tanta atención a los problemas de alimentación y dietética.~ Queda, así, rechazada la aplicación de la doctrina de los cuatroSOBRE LA MEDICINA ANTIGUA49

En los demás casos, todo el ma! que padece el hombre

se debe a las cualidades. Así, por ejemplo, cuando en elcuerpo se ha expandido un elemento amargo, concreta-mente el que llamamos bilis amarilla, ¡qué náuseas, ar-dores y desgana se apoderan de nosotros! Al liberarnosde él, a veces incluso limpiándose el propio organismo demodo espontáneo o con ayuda de una purga, si esto suce-de en el momento oportuno, claramente desaparecen losdolores y la fiebre; sin embargo, ningún remedio los hacecesar, mientras esos elementos estén sueltos, sin cocer niatemperar. Igualmente, ¡qué irritaciones y espasmos enlas entrañas y el pecho, y qué angustia sienten aquellosen los que hacen presa acideces fuertes y agudas! Y nadade ello cesa hasta que éstas no se han purgado, atempera-

do y mezclado con el resto de los humores. Ahora bien,para cocer y mutarse, para volverse más fluido o espesohasta formar un determinado humor, pasando por otrosde todo tipo (y de ahí la importancia .en estos casos de losperíodos de tiempo y de las crisis 35), quienes realmentemenos aptitud tienen son lo caliente y lo frío, ya que, encualquier caso, no podrían fermentar ni espesar. Pues ¿có-mo podríamos decir que ellos modifican su cualidad se-gún los elementos con los que se combinan, si el calor só-lo en combinación con el frío pierde su cualidad de calien-elementos a la medicina. Con ello, el autor rechaza, igualmente, la apli-cación inmediata y mecánica de procesos 1 isicos al campo biológico.

~ Krís¡s es la determinación de la enfermedad» de modo similar

al de un veredicto judicial. El momento de la cocción» era decisivo parael resultado de la enlermedad, ya luera éste la recuperación, la agrava-ción o la muerte. La crisis se producia en lo que se llamaron días críti-cos», según la creencia común de que la enlermedad tendia a llegar a sucrisis en un día fijo a partir de su comienzo. Aunque Galeno atribuyó es-la doctrina a Hipócrates, se piensa que hay en ella una pervivencia delPítagorism0 para el que los números tenían poderes místicos (Jorn~s, Híp-Pocra,es, vol. 1, Londres, 1923, págs. LIV-LV). Seguir la enlermedad a travésde sus distintas etapas era fundamental para el médico hipocrático.

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50TRATADOS HIPOCRÁTICOSte, y el frío sólo con el calor? ~. Sin embargo, los demáselementos que se dan en el hombre son más favorablesy mejores cuanto más numerosos son los factores de quese componen. El estado más saludable del hombre es aquelen que todos los elementos están cocidos y en equilibrio,sin que ninguno deje que se destaque su principio activoparticular. Creo que esto ha quedado ya probado.20 Dicen algunos médicos y sabios ~ que no sería posiblesaber medicina sin saber qué es el hombre; que, por el con-trario, eso es algo que debe aprender el que quiera curar-lo correctamente. Tiende su lenguaje hacia la filosofía 3,como es el caso de Empédocles y otros quJen sus trata-dos Sobre la naturaleza ~ han descrito desde el origen

36 Pasaje de texto incierto y de dilícil interpretación. Probablementetenga razón JONES(ibid.. págs. 50-1) al considerarlo como una interpolación.~ El término sophísia¡ no tiene todavia el sentido peyorativo de

»profesor de sabiduría o »solista» que le darla Platón. Se refiere, sim-plemente, al lilósoto. aunque no deje de percibirse una cierta ironía entodo cste pasaje.

~ En estas primeras lineas ha vuelto a aparecer el tono polémicocon el que el auto,- suele introducir sus temas. Comienza aquí la terceraparte del escrito en la que se cxpone el método correcto de la investiga-ción médica. El autor entra en materia con un tenis polémico que le da.rá pie. enírentándose a doctrinas conocidas, para resaltar la propia co-mo única válida.  La palabra phulosop/iii aparece ya con su sentido pre-ciso de »lilosolía» y no el más general de »sabiduría» o alán de saber.

Por el contexto puede apreciarse que el autor se refiere a la lilusofia na-tural de los jonios. No hay datos para precisar si el término técnico sedebe a Sócrates, a la sofística o si nace, precisamente. en escritos médi-cus como el nuestro (FESTUGIÉRE. Háppocrale..., pág. 57).

~» Los críticos no están de acuerdo en si hay aquí un ataque direc-to contra Empédocles y su doctrina, o si la mención del filósofo jonio essimplemente ilustrativa. Creemos con JAEGER (Paídeía.., pág. 800, n. 40>que la alusión solo sirve para ilustrar el significado de la palabra philo-soph¡l. FESTtJGIÉRE toma esa alusión como la principal evidencia para fe-char nuestro tratado entre 440 y 420 a. C. <Híppocrate.... pág. 58, n. 69>,por ser en esa época cuando la lilosofia de Empédocles fue particular-mente influyente.  Entre los autores que escribieron algún tratado So-bre la naturaleza destacan Zenón, Anaxáguras. Arquelao, Diógenes de APo

lonia, Pródico y Gorgías.SOBRE LA MEDICINA ANTIGUA51qué es el hombre, cómo llegó a existir y de qué fue forma-do. Pienso, por mi parte, que todo aquello que los sabiosy médicos han dicho y escrito sobre la naturaleza se ajus-ta menos al arte de la medicina que al de la literatura ~y creo, además, que sólo a partir de la medicina es posí- -ble conocer algo cierto sobre la naturaleza ~. Aprender- -lo será posible cuando se haya abarcado aquélla correc-

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tamente y en su totalidad 42; y para esto me parece queaún falta mucho. Me refiero a esa investigación que con-siste en conocer con exactitud qué es el hombre, por quécausas llega a existir y todo lo demás. Porque a mí al me-~> Graphik~ que nosotros traducimos por literatura, es, en el s. ya. C., tanto el arte de la escritura como el de la pintura. Cualquiera delas dos ínterpretaciona del término es válida, lo mismo si se quiere veraquí una alusión a Empédocles que comparaba la formación de todoslos seres a partir de los cuatro elementos con el trabajo de un pintor que,con unos pocos colores, representa todos los seres que quiere (B-23. DK),como si se preliere ver una relerencia al atomismo de Leucipo y Demó-crito, que comparaban las diversas combinaciones de átomos para for-mar los seres con las de las letras que componen la palabra (A 6, DK).La idea del autor es que las elucubraciones de los tratados sobre la natu-raleza son tan inútiles en medicina como puedan serlo en el arte graphí-ke. Es notable su habilidad, al relerirse, precisamente, a un arte ya cons-tituido y admitido desde antiguo y que no había necesitado de la filoso-fía para desarrollarse Con ello refuerza su tesis de que tampoco la me-dicina lo necesita.

~ Afirmación revolucionaria, extraña a un mundo donde las doctrí-mas médicas eran adaptaciones de teorías lilosólicas. El autor de MA no

en su empeño de desligar la medicina de la fílosolia. Hay que notar1 Insistencia en distinguir entre escribir sobre la naturaleza» y cono-cer algo cierto» sobre ella. Véase el final del capítulo primero donde el

contraste se da entre decir algo sobre las cosas oscuras e invisibles»conocer la verdad» <eidenai tó saphesI.~ Este pasaje ha sido señalado, desde Líttré, como el -Punto de re-

rencía de PLATÓN, cuando afirma <Fedro 270b-e) que Hipócrates y la ra-III nos enseñan que no se puede conocer el cuerpo sin conocer la totalí-md, según se ha dicho en la introducción.  Para el autor de MA. iníluen-por el escepticismo del movimiento sofístico, la naturaleza del hom-~consiste en su individualidad, en la suma total de sus reacciones par-culares al alimento y la bebida.

52TRATADOS HIPOCRÁTICOSnos me parece que las cosas que un médico debe necesa-riamente saber sobre la naturaleza y esforzarse en apren-der, si quiere actuar correctamente, son qué es el hom-bre en relación con lo que come y bebe, qué es en rela-ción con sus demás hábitos y qué le puede pasar a cadaindividuo a partir de cada cosa concreta ~. Y no decir

simplemente cosas como que el queso es un alimento no-civo porque perjudica al que se atiborra de él. Lo que hayque decir es qué tipo de mal, por qué motivo y a qué ele.mento del organismo no le conviene, porque hay otros mu-chos alimentos y bebidas nocivas que no afectan siemprede la misma manera a la salud del hombre. Por tanto, di-gamos algo así como que «el vino puro, bebido en canti-dad, afecta en tal sentido al hombre», y todos los que co-nozcan esto sabrán que ése es el principio activo del vinoy que él es el causante ~. Sabemos entonces, al menos, en-

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qué elementos del organismo humano influye más.

~ El autor, consciente de que los fenómenos existentes son únicosen un momento dado, y preocupado por el problema de abarcarlos den-tío dc una teoría general, rechaza todo reduccionismo. Concorde con elloestá su crítica a los que limitan al mínimo las causas de la enlermedad(cap. 1). De ahí también que en el cap. 19, en las líneas donde enuncíasu propia teoría sobre el origen de la enfermedad, no concrete éste ental o cual factor, sino tan sólo enuncie las condiciones generales en lasque cualquiera de ellos puede ser individualizado como causa.

~ Este pasaje ofrece algunas dilicultades. Para Jones. que proponealgunas correcciones, contradice el argumento general. al decir que elvino mismo es el culpable, ya que la opinión del autor es que ningún ali-mento en sí es causante de males y sólo perjudíca en determinadas con-diciones. Para salvar esta contradicción. Jones propone cambiar h~it¿t5(ésa, ése) por towute (»tal» o »cual») e introducir la negación ouk aiteautos. De esta forma, su interpretación sería: »tal o cual dynaníis del vi-no es la culpable, y no simplemente el vino en si». Sin embargo, creemoscon FEsTUGIERE <Hippocra¡e.., pág. 65, n. 76) que el texto puede mante-nerse sin correcciones. La contradicción que ve Jones desaparece, si Setiene en cuenta que aquí se trata del vino akrCtos (puro); es decir, en eSecondición hay un principio activo de un humor que no está atemperadoy.. solo así» es como perjudica.

SOBRE LA MEDICINA ANTIGUA53Realidades de este orden son las que me interesa que

queden claras en todo lo demás. Porque el queso, por po-ner un ejemplo que ya hemos utilizado, no daña a todospor igual, sino que hay quienes hartándose de él no su-fren ningún daño. Al contrario, a los que les sienta bienles proporciona un extraordinario vigor, mientras queotros lo eliminan con dificultad. Y es que sus Constitucio-nes físicas son distintas y se diferencian en que el orga-nismo contiene un factor que es hostil al queso y que seve atacado y movilizado por él. Aquellos en los que ese hu-mor se encuentra en mayor cantidad y es predominante

padecen naturalmente más. Si fuese perjudicial a toda na-turaleza humana, a todos les sentaría mal. Y eso, si unopuede saberlo, no lo padecería.

Por ejemplo: en la convalecencia, y todavía más en en- 21fermedades largas, se producen muchos desarreglos, unasveces sin causa externa y otras debido a cosas que se to-man ocasionalmente. Si resulta que ese mismo día el en-fermo ha hecho algo inhabitual, como bañarse, dar un pa-seo o tomar un alimento distinto, aunque sea mejor ha-cer estas cosas que no hacerlas, sé que la mayoría de losmédicos, igual que los profanos, le atribuyen sin más aalguna de ellas la causa; y, como realmente la descono-

cen, suprimen algo que hubiera sido quizás muy con-veniente.No debe ser así, sino que hay que saber qué consecuen-

cias puede tener un baño o un esfuerzo realizados en unmomento inoportuno. Porque el daño que causan uno yOtro es cada vez distinto, como también lo es el de un ex-Cesoo el de cualquier alimento. De manera que el que nosabe la relación que guarda cada cosa con el individuo noodrá conocer los efectos que produce en él ni utilizarlaorrectamente ~.

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~ El autor propone su propio procedimiento de investigación, alse ha llegado partiendo del método de la medicina antigua. único válí-para él (cf. cap. 2). La expresión, aquí, es inversa a la propuesta de

54TRATADOS HIPOCRÁTICOS22 En mi opinión, hay que saber también qué enferme-dades son causadas por los principios activos y cuáles porlas estructuras internas. Por principio activo entiendo elgrado máximó en intensidad y fuerza de cada uno de loshumores 46; por estructura, los órganos internos delhombre ~. De éstos, unos son cóncavos y van de lo anchoa lo estrecho o están completamente abiertos, otros sonduros y redondos, otros amplios y colgantes, otros exten-didos, otros alargados, otros compactos, otros abultados

y de tejido poco consistente y otros, finalmente, esponjo-sos y porosos.Según esto, ¿atraer hacia sí y absorber un líquido de

otra parte del cuerpo lo harán mejor las estructuras cón-cavas y abiertas, o las duras y redondas, o las cóncavasque se van estrechando? Yo pienso que estas últimas, quea partir de una cavidad ancha se van estrechando. Esto

la que partió: hay que saber »qué es el hombre en relación con lo quecome y bebe y qué es en relación con sus demás hábitos»; a la vez. com-plementa el »qué le puede pasar... a partir de cada cosa» del cap. 20.

~« Clara definición de dynamis, que tiene el doble valor de fijar el

concepto central de la teoría lisiológica del autor (cl. nn. II y 27) y esta-blecer la dilerencía entre fisiología y anatonima como dos ¡amas de lamedicina.

~ Con la niención dc los sch¿nw¡a (estructuras) como causantestambién de la enfermedad, el autor atenúa su afirmación anterior (cap.19) deque todas las enfermedades vienen de los principios activos. Algu-nos autores, extrañados por esta mención, piensan que el escrito conclu-ye en el cap. 21 y que los capítulos restantes son un añadido posterior.Nosotros no sólo vemos en estos capítulos finales una total coherenciacon el resto dcl tratado, sino que los considerarnos, ademas, importafltes en el conjunto dc la obra. En primer lugar, esa atenuación a la queacabamos de relerírnos amplía el contenido de una ¡echn~ que, para elautor, »en muchos de sus aspectos... llega a conseguir... precisión» (ct.

polla e idea, »muchos de sus aspectos», del cap. 12); en segundo lugar, unodc los objetivos del escrito es demostrar que el método que propone Clautor es el válido y. con estos capítulos sobre los órganos internos, Seestá poniendo a prueba la validez de este método en otros campos de lamedicina; finalmente, el cap. 24 es un claro epilogo del escrito.SOBRE LA MEDICINA ANTIGUA55hay que entenderlo observando lo que nos es visible ~.Por ejemplo, con la boca completamente abierta no po-drás absorber ningún líquido, pero si sacas para afuera

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SOBRE LA ENFERMEDAD SAGRADA

Acerca de la enfermedad que llaman sagrada sucede 1lo siguiente. En nada me parece que sea algo más divinoni más sagrado que las otras, sino que tiene su naturale-za propia, como las demás enfermedades, y de ahí se ori-gina. Pero su fundamento y causa natural lo considera-

ron los hombres como una cosa divina por su inexperien-cia y su asombro, ya que en nada se asemeja a las demás.Pero si por su incapacidad de comprenderla le conservanese carácter divino, por la banalidad del método de cura-ción con el que la tratan vienen a negarlo. Porque la tra-tan por medio de purificaciones y conjuros.

Y si va a ser estimada sagrada por lo asombrosa, mu-chas serán las enfermedades sagradas por ese motivo, queyo indicaré otras que no resultan menos asombrosas nimonstruosas, a las que nadie considera sagradas. Porejemplo las fiebres cotidianas, tercianas y cuartanas nome parecen ser menos sagradas ni provenir menos de unadivinidad que esta enfermedad. Y a éstas no les tienen ad-

Ifliración. Y, por otro lado, veo a personas que enloque-cen y deliran sin ningún motivo evidente y que realizanmuchos actos sin s~ntído; y sé de muchos que sollozan ygritan en sueños, de otros que hasta se ahogan, y otrosque se levantan deprisa y se escapan fuera de sus casasy desvarían hasta que despiertan, y que luego están Sa-DOs y cuerdos como antes, quedando pálidos y débiles, ytSo no sólo una vez, sino muchas. Hay otros muchos ca-

60TRATADOS HIPOcRATICOssos y muy varios, que hablar de cada uno haría prolija lacharla.2 Me parece que los primeros en sacralizar esta dolen-cia fueron gente como son ahora los magos, purificado-

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res, charlatanes y embaucadores 2, que se dan aires deser muy piadosos y de saber de más. Éstos, en efecto, to-maron lo divino como abrigo y escudo de su incapacidadal no tener remedio de que servirse, y para que no queda-ra en evidencia que no sabían nada estimaron sagrada es-ta afección- Y añadieron explicaciones a su conveniencia,y asentaron el tratamiento curativo en el terreno seguropara ellos mismos, aduciendo purificaciones y conjuros,prescribiendo apartarse de los baños y de un buen núme-ro de comestibles que serían comida inconveniente paralos enfermos. De entre los pescados de mar (prohibieron)el salmonete, la raya, el mújol y la anguila éstos son,por lo visto, los más mortíferos 3~ entre las carnes, las

He preferido adoptar la numeración en capítulos de Iones, que sediferencia de la de Littré (seguido este autor también por Wilamow¡tz,y Grensemann) por subdividir en cuatro el primer capitulo de éste. Enla numeración de Littré este primer parágrafo, muy amplio, encierra elataque del autor contra los magos y purificadores, como un prólogo depolémica general, con una clara unidad de composición, subrayada porla frase que clausura el periodo final. Pero ese capitulo tan extenso re-sulta demasiado largo en comparación con los demás; la división de Io-nes es, en este aspecto, más regular y permite una precisión mayor enlas citas. (Conviene que el lector recuerde esta doble numeración de los

capítulos, ya que es frecuente que las referencias se hagan en una o ciiotra.)2 Sobre los milgo¡, karharta¡, ag9rta¡ y aldzones, pueden leerse las

págs. 40 y sigs. de G. LANATA, Medicina magíca e religione popolare mn GiS-cia lino al! eut d Ippocrale, Roma, 1967. Los kathartal trataban de ClI~minar o purificar la enfermedad, considerada como una <mancha., rní¿~~ma, mediante sus ritos y conjuros. De algún modo estaban más especitlizados que los demás <curanderos. mencionados, que tienen en comúlsu condición vagabunda y su ambigua reputación. Falta en esta lista tUInombre griego. el del taumaturgo o hechicero: gó¿s.

Doy un sentido fuerte al adjetivo epikirótatoz, para que resalte laironí a del autor, al hacer estos comentarios marginales.61

SOBRE LA ENFERMEDAD SAGRADA

de cabra, ciervo, cerdo y la de perro éstas son, pues, lascarnes más alborotadoras del estómago; de las aves, elgallo, la tórtola y la avutarda que se considera que sondurísimas; entre las hortalizas, la menta, el ajo y la ce-bolla ya que lo ácido no es nada adecuado para unconvaleciente. En cuanto al vestido (prohibieron) llevar-lo negro porque lo negro alude a la muerte; y (pres-cribieron) no yacer sobre pieles de cabra ni llevarlas; yno estar con un pie sobre el otro, ni mano sobre manoya que todo eso son actitudes prohibitivas a. Eso lo

ordenan de cara a lo divino, como si tuvieran un saber su-perior, y formulando otros motivos, de modo que, si el en-fermo llegara a curarse, de ellos sea la gloria y la destre-za, y si se muere, quedara a salvo su disculpa, conservan-do la excusa de que de nada son ellos responsables, sinosólo los dioses, ya que no les dieron ningún medicamentopara comer o beber ni los trataron con baños de modo quepudieran ser culpables de algo.

Yo supongo que de los libios que habitan en el inte-nor de su país ninguno puede andar sano, si viven a base

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de pieles y carnes de cabra, porque lo que es allí no tie-nen ni manta ni vestido ni calzado que no sea de cabra.Pues no tienen más ganado que cabras.

Y si el comer y llevar eso produce y desarrolla la en-fermedad, y el no comerlo la cura, tampoco entonces es

divinidad 6 la responsable, ni son de provecho las pu-rificaciones, sino que lo que cura y lo que daña son los>mestibles, y se esfuma el influjo de lo divino.

~ En todos estos tabúes hay, como se ve, una amalgama de creen-la supersticío~as, mezcladas ocasionalmente con algún consejo dieté-~. L. GIL, Therape,a La medicina popular en el mundo cldsico, Madrid,9, págs. 340-48, recuerda algunos otros .,remedios de la epilepsia, enmedicina popular antigua.

Por libios. se entienden los habitantes de los desiertos del N. deTica; no se trata de aludir a un pueblo en concreto. Al emplear los términos de theds o tó the fon el escritor se refierelo divino en conjunto, sin individualizarlo en un dios.

62TRATADOS HIPOCRATICOS3 Así que, a mí al menos, me parece que quienes inten-tan por este procedimiento curar esas enfermedades nolas consideran sagradas ni divinas. Pues, cuando por me-dio de tales ritos purificatorios y semejante tratamientose obtiene un alejamiento del mal, ¿qué impide que, porotros artilugios semejantes a ésos, les sobrevenga y seatraiga sobre las gentes? De modo que ya no es culpablelo divino, sino algo humano. Porque quien es capaz de

apartar tal dolencia actuando como purificador y comomago, ése también podrá atraerla con sus maquinaciones,y en este manejo se desvanece lo divino.

Con sus palabrerías y maquinaciones fingen saber al-go superior y embaucan a la gente recomendándoles pu-rificaciones y expiaciones, y el bulto de su charla es invo-cación de lo divino y lo demoniaco. Aunque a mí me pare-ce que no construyen sus discursos en torno a la piedad,como creen ellos, sino, más bien, en torno a la impiedady a la creencia de que no existen los dioses, y que su sen-tido de lo piadoso y lo divino es impío y blasfemo, comoyo voy a demostrar.4 Pues si pretenden tener conocimientos para hacer ba-

jar la luna y ocultar el sol, y para producir la tormentay la calma, lluvias y sequías, y dejar el mar insoportabley la tierra estéril, y toda una serie de trucos por el estilo,y aseguran que, bien sea por medio de ritos o por algúnotro ingenio o práctica, es posible lograrlo, a mí me pare-ce que los que se dedican a esto cometen impiedad y pien-san que no existen los dioses ni tienen ningún poder, nisiquiera para impedirles nada de sus actos extremos, por-que no tienen temor de los dioses. Ya que, si un hombreactuando como mago o por medio de sacrificios hiciera

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desaparecer la luna y OCultar el sol, y produjera tempes-tad y calma, yo ya no creería que ninguna de éstas era unacosa divina, sino humana, si es que el ámbito de lo divinoestaba dominado y esclavizado al poder de un hombre-SOBRE LA ENFERMEDAD SAGRADA63

Pero tal vez no sucede esto así, sino que hombres quecarecen de un medio de vida se las ingenian y se inventanmuchos y varios trucos en cualquier asunto, y en esta en-fermedad achacándole la culpa a un dios en cada mani-festación de la dolencia. Porque no inculpan a uno solo,sino a varios. Con que si uno imita a una cabra, o si rugey si sufre convulsiones por el lado derecho, dicen que laresponsable es la Madre. de los Dioses. Si grita de modomás fuerte y más agudo, lo asimilan a un caballo y afir-man que el responsable es Poseidón ~. Si se le escapa al-gún excremento, lo que sucede muchas veces a los que es-tán dominados por la enfermedad, se le aplica el sobre-nombre de la diosa Enodia; pero si es más repetido ymenudo, como los pájaros, el de Apolo Nomio. Si echa es-puma por la boca y da coces, Ares tiene la culpa. Los quetienen terrores nocturnos, espantos y delirios, y dan sal-tos de la cama y se escapan fuera de sus casas, dicen quesufren ataques de Hécate y asaltos de los héroes. Recu-

Las manifestaciones de los ataques sugieren, según los curande-ros, qué dios es el responsable: la Madre de los Dioses, señora de bestiasselváticas, como las cabras y los leones (recuérdese su representación so-bre un carro tirado por éstos, como el de Cibele), o Poseidón, señor delcaballo, o Apolo, especialmente vinculado a los pájaros, o el furiosoAres que infunde la rabia y la ferocidad en el combate, tienen, sí, su par-cela de influencia definida por los variados síntomas en que se manifies-la la epilepsia.

Enodia, <la de los caminos<, es calificativo de Hécate, diosa noc-Ilvaga y terrorífica, y de la agreste Anemia, o de Perséfone, la diosa in-fanal. (En Eui, lón 1049, la invoca el coro para que patrocine un enve-nenamiento: <Enodía, hija de Deméter. tú que dominas los asaltos noc-turnos, y también los diurnos... <)

Hécate era la diosa de los fantasmas y terrores nocturnos, asocia-da a práctic~ má~cas y, hechizos (cf. Eui, Mcd. 396, etc.). Los héroeseran, en la creencia popular, figuras de los muertos que podian reapare-cer, maliguos y peligrosos, en momentos especiales, para <atacar. concePanto y vehemencia, a los vivos. Para este aspecto de los <héroes., co-UOCSpíntus de los difuntos, cf. E. RonDa, Psique, 1. trad. esp., Barcelo-1973, págs. 161 y sigs.. y A. Baaucmi, Gil ¿roí greci, Roma, 1958, págs.y sigs.

64TRATADOS HIPOCRATICOSrren a purificaciones y a conjuros, y realizan una acciónmuy impía y sacrílega según} a mi me parece.

Porque purifican a los poseídos por la enfermedad consangre y otras cosas semejantes, como si tuvieran algunamancha de sangre, o fueran criminales, o hechizados por

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otros hombres, o hubieran cometido algún acto sacríle-go. Y deberían hacer lo contrario con ellos, hacer sacrifi-cios y rogativas y llevarlos a los templos para suplicar alos dioses.

Pero no hacen nada de eso ahora, sino que efectúan suspurificaciones y los residuos purificados unos los escon-den bajo tierra, otros los echan al mar, y otros los llevana los montes adonde nadie los toque ni los pise. Pero se-ría necesario llevarlos a los templos y ofrendarlos a la di-vinidad, si es que la divinidad es la responsable. No creoyo, sin embargo, que el cuerpo de un hombre sea manci-llado por la divinidad; lo más sometido a la muerte, porlo más santo. Por el contrario, incluso si resulta mancha-do o dañado en algo, es la divinidad quien puede purifi-carlo o santificarlo, más que mancharlo con impu-rezasPorque de los mayores y los más impios delitos es ladivinidad lo que nos purifica, y santifica, y es nuestra pro-tecciónlobí; y nosotros mismos fijamos límites claros alos santuanos y los terrenos consagrados a los dioses, paraque nadie los transgreda si no va puro, y nosotros al en-trar hacemos abluciones, no en la sospecha de que nosmanchamos (al entrar), sino por si tenemos alguna impu-¡O Sobre la mentalidad popular y las nociones tradicionales de

<mancha. o<mancilla. y purificación, y sus relaciones con lo divino, pue-de verse elexcelente libro, de 1951, de E. R. DoDDs, Los griegos y lo ir?~cionaL trad. esp., Madrid, 1960 (reimp. 1980), y los ya citados de G. LAJU-TA. Medicina magica e religione..., y L. GIL. Therapeia..., espec. págs. 137y siga.

¡Obí. Prefiero la lección iryma del MS. M. con la lección rh~fl~adoptada por Iones y Grensemann, el sentido sería: <lo que nos limpivSOBRE LA ENFERMEDAD SAGRADA65reza de antes, vernos purificados de ella. En fin esto eslo que opino acerca de lo que pasa con las purificaciones.

La enfermedad ésta en nada me parece que sea más 5divina que las demás, sino que tiene su naturaleza como

las otras enfermedades, y de ahí se origina cada una. Yen cuanto a su fundamento y causa natural, resulta elladivina por lo mismo por lo que lo son todas las demás.Y es curable, no menos que otras, con tal que no esté yafortalecida por su larga duración hasta el punto de ser másfuerte que los remedios que se le apliquen.

Tiene su origen, como sucede también en otras enfer-medades, en la familia. Pues si de un flemático nace unflemático, y de un bilioso un bilioso, de un tísico un tísi-co, y de un esplénico un esplénico, ¿que impide que cuan-do el padre o la madre tenían la enfermedad también latenga alguno de los descendientes? Porque el semen pro-viene de todas las partes del cuerpo, sano de las sanas,

y enfermizo de las enfermas. Y otro testimonio de que ennada es más sagrada que las restantes enfermedades esque ataca a los flemáticos por natural constitución, perono se da en los biliosos ¡2 Ahora bien, si fuera más divi-na que las demás, sería preciso que la enfermedad éstase presentara por igual en todos, y que no discrimanaraentre el tipo bilioso y el flemático.

Pero el caso es que la causa de esta dolencia está en 6el cerebro, lo mismo que la de las demás enfermedades

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 Katá génos, <en la familia., es decir, <por herencia.. Sobre lasCreencias griegas en torno a la herencia, véase el estudio de E. Las¡cy,Ole Zeugungs. und Vererbungslehren der Antike, Wiesbaden, 1951.

¡2 La distinción entre el individuo <flemático. <phlegmatódes) y el<bilióso. (cholódEs), según que predomine uno u otro humor. i. e., phlég-neo chólos, en su organismo, pertenece al primer hipocratismo.  EnCUanto a la noción de que <el semen (gónos) procede de todo el cuerpo.,eflcon tramos un claro paralelo en Sobre los Gires, aguas y lugares 14. <ef.Otios Pasajes del CH discutidos en el estudio recién citado de E~ Las¡cy,Pégs. 76 y sigs.)

66TRATADOS HIPOCRATICOSde mayor gravedad. De qué manera y por qué motivo se

origina lo expondré yo claramente.El cerebro humano es doble, como también el de losotros animales. Una sutil membrana lo divide por la mi-tad. Por eso no siempre se siente dolor en la misma partede la cabeza, sino a veces sólo a uno de los dos lados, yotras en toda.

Hacia él se dirigen venas de todo el cuerpo, muchasy finas, y dos gruesas, la una procedente del hígado, y laotra del bazo. La que procede del hígado se presenta deesta manera: una parte de la vena se dirige hacia abajopor el costado derecho bordeando el riñón y por la regiónlumbar hacia el interior del muslo, y llega hasta el pie,y es denominada vena cava. La otra sección se dirige ha-

cia arriba a través del diafragma y el pulmón del costadoderecho. Y se escinde a la altura del corazón y del brazoderecho. Y el conducto restante continúa hacia arriba através de la clavícula por el lado derecho del cuello, jun-to a la misma piel, de modo que llega a ser visible. Al lle-gar junto al oído se oculta y allí se escinde; y el conductomás grueso, más denso y más hueco concluye en el cere-bro, mientras otro va al oído derecho, otro al ojo derechoy otro a la nariz. Eso, en lo que respecta a las venas queproceden del hígado. La vena que sale del bazo se extien-de por el costado izquierdo, también hacia arriba y haciaabajo, como la del hígado, pero es más fina y más débil.7 Por estas venas precisamente recogemos la mayor par-

te del aire, ya que ellas son los respiraderos de nuestrocuerpo, al atraer hacia ellas el aire exterior; y luego lo dis-tribuyen por el resto del cuerpo a través de las venas me-nores, y lo refrescan y de nuevo lo expelen. Pues el aireintroducido no puede detenerse sino que se mueve haciaarriba y hacia abajo. Pues si se detiene en algún punto Yse queda retenido, aquella parte donde se detiene vienea quedar paralizada. La prueba es que cuando uno estáechado o sentado y tienen oprimidas unas venas menores,SOBRE LA ENFERMEDAD SAGRADA

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materno, éstos corren el peligro de ser dominados por es-ta enfermedad.9 Si el flujo desciende hacia el corazón, sobrevienen pal-pitaciones y asma ~ y el pecho queda dañado, e inclu-so algunos se vuelven jorobados. Porque cuando la flemafría avanza hasta el pulmón y el corazón, la ~angre se en-fría. Las venas, al enfriarse violentamente, baten contrael pulmón y el corazón, y el corazón sufre palpitaciones,de modo que a causa de esta violencia se crea el asma yla sensación de ahogo. Porque no entra todo el aire quedesea (el enfermo), hasta que el flujo queda dominado y,una vez caldeado, se pone a circular por las venas. A con-tinuación cesan las palpitaciones y el asma. Cesan en lamedida en que cesa el agobio. Si baja el flujo más abun-dante, más despacio; si es menor, más deprisa. Y silosflujos descendentes son frecuentes, tanto más frecuenteresulta atacado el enfermo. Así que eso es lo que sufrecuando (el flujo) le llega al pulmón y al corazón; cuandole llega al vientre, le produce diarreas.10 Si (la flema) se encuentra cerrados estos caminos, y elflujo va en descenso por las venas que antes dije, (el afec-tado) se queda sin voz y se ahoga; y le sale espuma por

15 El flujo descendente (katdtroos) produce <pálpitos. (palmós, tér-

mino que servirá para indicar el <pulso., en médicos posteriores) y dsth-ma (<asma, dificultades respiratorias.).  Desde aquí hasta el final del§ 12 se exponen los efectos del flujo interno y descendente de la flema(katdrroos tos2 phlégmatos), enfrentado a la acción del aire y de la sal-gre.  El médico hipocrático ignora el sistema nervioso y su función.SOBRE LA ENFERMEDAD SAGRADA69la boca, le rechinan los dientes, agita espasmódicamentelos brazos, sus ojos se extravian y pierde la razón, y a al-gunos se les escapan los excrementos. Estas manifesta-ciones se dan unas veces en la parte izquierda; otras enla derecha, otras, en fin, en ambas. Cómo padece cada unode estos síntomas, yo voy a explicarlo.

Se queda sin voz cuando de repente la flema, al pene-trar en las venas, le cierra el paso al aire y no le permiteel paso hacia el cerebro ni hacia las venas cavas ni hacialos intestinos, sino que impide la respiración. Pues cuan-do el hombre toma por la boca y las narices el aire (al res-pirar), éste va prímero al cerebro, y luego en su mayor par-te hacia el vientre, y una parte va al pulmón, y otra a lasvenas. A partir de aquí se dispersa hacia los demás miem-bros por las venas. Y toda la porción que llega al vientre,ésa refresca el vientre, y no sirve para nada más. Y lo mis-mo la que va al pulmón. Pero el aire que penetra en lasvenas se distríbuye por las cavidades [y el cerebro], y de es-te modo procura el entendimiento y el movimiento a los

miembros, de manera que, cuando las venas quedan ob-turadas por la flema y no pueden recibir el aire, dejan alindividuo sin voz y sin razonamiento.

Los brazos quedan inertes y se agitan convulsivamen-te al estar detenida la sangre y no estar en circulación,como acostumbraba. Y los ojos le dan vueltas, al obturarselas venas menores y tener pulsaciones. Por la boca se de-rrama una espuma que sale de los pulmones; ya que, alno llegar a ellos el aire, espumean y bullen como a puntode morir. Y el excremento cae hacia abajo por la violen-

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cia del ahogo. Se produce el ahogo al oprimirse el hígadoy la parte superior del vientre contra el diafragma y al ha-llarse interceptada la entrada del estómago . Y presio-

~ Aparece aquí, por vez primera en ese sentido, el término stóma.chas, designando el orificio de entrada o el conducto superior del estó-fisgo (tés gastrós). En el CH no hay un término propio para el estómago,PAra el que se usan los de gast¿r y ko¡lí¿~ que aluden al <vientre, en gene-

70TRATADOS HIPOCRÁTICOSnan cuando el aire no entra en el cuerpo como tenía porcostumbre. El enfermo da patadas cuando el aire se en-cuentra encerrado en estos miembros y no es capaz de sa-lir hacia afuera a causa de la flema. Precipitándose a tra-vés de la sangre hacia arriba y abajo produce convulsio-nes y dolores, y por eso el individuo cocea.

Sufre todo eso cuando la flema fría afluye a la sangre,que está cálida. Pues enfría y detiene la sangre. Si el flujoes mucho y denso, al punto provoca la muerte, pues so-mete con su frío a la sangre y la congela. Pero si es me-nor, la domina por unos instantes impidiendo la respira-ción, pero luego cuando en breve plazo se dispersa por lasvenas y se mezcla con la sangre que es abundante y cáli-da, si queda así dominado, las venas vuelven a recibir elaire y recobran el entendimiento (los pacientes).11 De los niños pequeños que son atacados por esta en-fermedad, la mayoría muere, si el flujo se les presenta co-pioso y al soplar el viento del Sur. Pues sus venas meno-res, que son finas, no pueden acoger la flema, por su es-

pesor y abundancia, sino que la sangre se les enfría y secongela, y de ese modo se mueren. Si es poco y hace sucurso descendente no por ambas venas, sino por una u otrade éstas, sobreviven, pero quedan marcados. Pues se lesqueda distorsionada la boca, o el ojo, o la mano, o el cue-lío, según por donde la vena menor al llenarse de flemasea dominada y oprimida. Por tanto, a causa de esa venamenor, necesariamente esa parte del cuerpo, la dañada,es más débil y más deficiente. Pero a la larga y con el tiem-po resulta beneficioso, en conjunto. Porque ya no es pro-penso a los ataques una vez que está señalado por este mo-tivo: a causa de esa opresión las demás venas están daña-das y se van comprimiendo en cierta proporción, de mo-

do que reciben el aire, pero la corriente de flema ya no

ral. Sólo más tarde stómachos (derivado de stóma, <boca.) se usará par5el estómago propio (ejs. en Plutarco y en Galeno).SOBRE LA ENFERMEDAD SAGRADA71puede circular por ellas. Con que es natural que esosmiembros sean más débiles, estando dañadas las venas.Aquellos que sufren el flujo con viento norte y en peque-

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ña proporción y por el lado derecho sobreviven sin que-dar marcados. Pero hay riesgo de que (la enfermedad) crez-ca y se desarrolle con ellos, de no ser tratados con los re-medios oportunos. Con que esto es lo que sucede con losniños, o algo muy próximo a esto.

A los mayores (la enfermedad) no los mata, al atacar- 12los, ni tampoco los deforma. Ya que sus venas son anchasy están llenas de sangre cálida, por lo que no puede impo-nerse la flema ni enfriar la sangre tanto como para con-gelaría, sino que resulta vencida y se mezcla con la san-gre pronto. Y de este modo las venas reciben el aire, y elentendimiento se mantiene, y los síntomas antedichos sepresentan menos a causa del vigor (del individuo).

Pero cuando la dolencia ésta ataca a los más ancianos,los mata o los deja parapléjicos, por este motivo: porquelas venas las tienen vacías y su sangre es escasa, ligeray acuosa. Así que si el flujo desciende en abundancia y, eninvierno, los mata. Porque impide la respiración y conge-la la sangre, si es que el flujo desciende por ambos lados.Y si viene por uno solo, lo deja parapléjico. Ya que la san-gre no puede imponerse a la flema, al ser (la sangre) lige-ra, fría y escasa, sino que resulta vencida y se congela, deforma que aquellas partes por donde la sangre quedó al-terada quedan impedidas.

El flujo desciende más por la derecha que por la iz- 13quierda, porque por allí las venas son más capaces y másflumerosas que en el costado izquierdo. El flujo descien-de y se licua sobre todo en los niños, cuando se les ha ca-ía cabeza, sea por efecto del sol o de un fuego, yde repente se les hiela el cerebro, ya que entonces se se-~ra la flema. Se derrite a causa del calentamiento y laailatación del cerebro; y se segrega a causa del enfriamien-to y la contracción, y así comienza a fluir hacia abajo.

72TRATADOS HIPOCRÁTICOS

En unos casos esa es la causa, en otros resulta cuandode pronto, tras vientos del Norte, irrumpe el viento delSur, y el cambio afioja y relaja el cerebro contraído y en-fermizo, hasta el punto de que la flema rebosa, y de esemodo se produce el flujo.

Se derrama el flujo también a causa de un terror os-curo o si uno se asusta ante el grito de otro, osi en medio

del llanto no es capaz de recobrar pronto el aliento, cosasque íes ocurren a menudo a los niños. Si ocurre cualquie-ra de estas cosas, en seguida el cuerpo es presa de escalo-fríos, y (el paciente), quedándose sin voz, no recobra la res-piración, sino que su respirar se detiene, y el cerebro secontrae, y la sangre queda detenida, y así se segrega y sedesliza hacia abajo el flujo de flema. En los niños éstasson las causas del ataque de la enfermedad en su co-mienzo.

Para los ancianos el mayor enemigo es el invierno. Pues

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cuando al lado de un gran fuego se les ha recalentado lacabeza y el cerebro, y luego se encuentra con el frío y sequeda helado, o bien llega desde el frío a un cálido inte-rior y junto a una abundante fogata, sufre la misma expe-riencia y le sobreviene el ataque de acuerdo con lo antesdicho. Incluso en primavera hay un gran riesgo de pade-cer eso mismo, si la cabeza se recalienta al sol. En el ve-rano muchísimo menos, ya que no hay esos cambios sú-bitos.

Cuando uno ya pasa de los veinte años, ya no le atacaesta enfermedad, a no ser que le sea congénita desde ni-ño; sino que se presenta en muy pocos casos o en niguno-Porque entonces las venas están llenas de sangre abur-dante, y el cerebro está compacto y firme, de modo queno sale ningún flujo hacia las venas. Y en caso de que aflJ-ya, no domina a la sangre, que es abundante y cálida.14 Pero a aquel que desde niño ha crecido y se ha desa-rrollado con la enfermedad, se le hace costumbre el sUfriria durante los cambios de los vientos, y le sobrevienenSOBRE L.A ENFERMEDAD SAGRADA73ataques en la mayoría de éstos, y sobre todo cuando so-pía el viento del Sur. Y le es difícil librarse. Pues su cere-bro está más húmedo de lo natural, y rebosa por efecto

de la flema al punto de que resultan más frecuentes losflujos, y la flema ya no puede separarse ni el cerebro re-cobrar su sequedad, sino que está empapado y permane-ce húmedo.

Se puede conocer esto muy precisamente en algunosanimales atacados por la enfermedad y muy en concretoen las cabras. Pues ellas son afectadas muy a menudo. Sile abres a una la cabeza, encontrarás que su cerebro estáhúmedo y rebosante de líquido hidrópico y maloliente, yen eso reconocerás de modo claro que no es la divinidadla que infecta el cuerpo, sino la enfermedad ~

De ese modo le ocurre también al ser humano. Puescuando la enfermedad se ha prolongado en el tiempo, ya

no resulta curable. Pues el cerebro es corroído por la en-fermedad y se licua, y la parte derretida se vuelve acuo-sa, y envuelve el cerebro por fuera y lo sumerge. Y poreste motivo se vuelven más propensos a ataques frecuen-tes y más fáciles. Por eso, además, la enfermedad devie-ne muy duradera, ya que el liquido que baila y circundael cerebro es ligero en su abundancia, y pronto es domi-nado por la sangre y se calienta en contacto con ella.

Los que ya están habituados a la enfermedad, presien- 15ten de antemano cuándo van a sufrir un ataque, y se apar-tan de la gente, a su casa, si tienen su vivienda cerca, ysi no, a un lugar solitario, donde sean muy pocos los que

17 Abrirle el cráneo a una cabra es lo que hizo Anaxágoras para con-fundir al adivino Lampón (según la anécdota que cuenta PLUTARCO Cfl Va-da de Perwles 6) y mostrar que la deformación del mismo no era motivode presagio, sino efecto de una malformación interna. Aquí se proponeun experimento semejante, como muestra de la teoría; pero no se leocurre al autor su¡erir que se contraste el cerebro de una cabra loca concl de una normal (como observa R. JoLY, Le rnveau de la scíence h¡ppo-C?atique, París, 1966, pág. 214) para confirmar su tesis.

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74TRATADOS HIPOCRÁTICOSlos vean caer, y al punto se esconden (bajo su manto>. Yeso lo hacen por verguenza de su enfermedad y no por te-rror, como muchos piensan, de lo divino. Los niños peque-ños al principio caen donde sea a causa de su inexperien-cia. Pero cuando ya han sido atacados varias veces, unavez que lo presienten, se refugian junto a su madre o jun-to a algún otro al que conozcan muy bien, por temor y mie-do a su dolencia. Pues todavía desconocen el sentimientode la verguenza.16 En los cambios de los vientos sobrevienen los ataquespor lo que voy a decir, y especialmente al soplar los delSur, y luego en los sopíos del Norte, y después con los de-más vientos. Porque esos dos son mucho más fuertes quelos otros vientos y de lo más opuesto uno a otro por suconstitución y su actividad .

El viento del Norte condensa el aire y aparta lo nebli-noso y húmedo y deja la atmósfera límpida y diáfana. Delmismo modo actúa sobre los demás factores que se origi-nan del mar y de las otras aguas. Pues de todo despeja lohúmedo y turbio, incluso de los mismos seres humanos,y por ello es el más saludable de los vientos.

El viento del Sur hace todo lo contrario. En primer lu-gar, comienza por humedecer y dispersar el aire conden-sado, de modo que no sopla fuerte al pronto, sino que enun comienzo provoca la calma, porque no puede imponer-se de repente sobre el aire, que antes estaba compacto ycondensado, pero con el tiempo lo disuelve. De igual mo-do actúa sobre la tierra, y sobre el mar, los ríos, fuentes,

pozos, y sobre las plantas y en aquello en lo que hay algohúmedo. Y lo hay en cualquier ser, en uno más, yen otromenos. Todas estas cosas perciben la presencia de este

IC Es interesante constatar los paralelos entre lo que se dice de lasinfluencias de los vientos, y el calor y la humedad, con lo que se advierteen Sobre los aires, aguas y lugares.SOBRE LA ENFERMEDAD SAGRADA75viento, y se vuelven turbias en vez de claras, y de frías sehacen cálidas, y de secas se tornan húmedas, Las vasijasde barro que hay en las casas o que están enterradas, lle-

nas de vino o de algún otro liquido, todas ellas percibenla presencia de este viento y alteran su aspecto en otraforma. Y presenta al sol, a la luna, y a los demás astrosmucho más borrosos de lo que son naturalmente.

Puesto que incluso de tal manera domina a cosas queson tan grandes y fuertes, es natural que domine en granmodo a la naturaleza humana y que el cuerpo lo percibay que cambie. Por eso, con las alteraciones de estos vien-tos, forzoso es que bajo los sopíos del Sur se relaje y hu-medezca el cerebro, y las venas se harán más flojas; mien-

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tras que bajo los sopíos del viento norte se condensa lomás sano del cerebro, y se segrega lo más enfermizo y máshúmedo, y lo baña por fuera; y de tal modo sobrevienenlos flujos en estas mutaciones de los vientos. Así se origi-na la enfermedad, y se desarrolla a partir de lo que se agre-ga y se desagrega. y en nada es más imposible de curarni de conocer que las demás, ni es más divina que las otras.

Conviene que la gente sepa que nuestros placeres, go- 17zos, risas y juegos no proceden de Otro lugar sino de ahí(del cerebro), y lo mismo las penas y amarguras, sinsabo-res y llantos. Y por él precisamente, razonamos e intui-mos, y vemos y oímos y distinguimos lo feo, lo bello, lobueno, lo malo, lo agradable y lo desagradal~le, distin-guiendo unas cosas de acuerdo con la norma acostumbra-da, y percibiendo otras cosas de acuerdo con la convenien-cia; y por eso al distinguir los placeres y los desagradossegún los momentos oportunos no nos gustan (siempre)las mismas cosas.

También por su causa enloquecemos y deliramos, y senos presentan espantos y terrores, unos de noche y otrospor el día, e insomnios e inoporturnos desvaríos, preocu-paciones inmotivadas y estados de ignorancia de las cir-

76TRATADOS HIPOCRÁTICOScunstancias reales y extrañezas ~9. Y todas estas cosas laspadecemos a partir del cerebro, cuando éste no está sa-no, sino que se pone más caliente de lo natural o bien másfrío, más húmedo, o más seco, o sufre alguna otra afec-ción contraria a su naturaleza a la que no estaba acos-

tumbrado.Así, por ejemplo, enloquecemos a causa de su hume-dad. Pues cuando está más húmedo de lo natural, forzo-samente se mueve, y al moverse, no permanecen establesni la visión ni el oído, sino que unas veces vemos y oímosunas cosas, y otras veces otras, y la lengua expresa las co-sas como las ve y oye en cada ocasión. Pero durante todoel tiempo en que el cerebro está firme, todo ese tiemporazona el individuo.18 La corrupción del cerebro se produce a causa de la fle-ma y de la bilis. Reconocerás una y otra causa por los si-guientes rasgos: los que enloquecen a causa de la flemaestán tranquilos, y no son gritones ni alborotadores, los

(que desvarían) a causa d~ la bilis van gritando y son peli-grosos e inquietos, y siempre están haciendo algo absur-do. Si enloquecen de modo continuo,, ésos son los motivos.

Pero si se presentan espantos y temores, (eso sucede)a causa de una alteración del cerebro. Se altera al calen-tarse. Y se calienta a causa de la bilis, cuando se precipi-ta hacia el cerebro a través de las venas sanguíneas, pro-cedente del cuerpo. Y el temor se mantiene hasta que denuevo se retira hacia las venas y el cuerpo. Entonces cesa.

El paciente se angustia y se deprime sin motivo al en-

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friársele el cerebro y condensársele más de lo habitual.Eso lo sufre a causa de la flema. A causa de esta afecciónsufre también olvidos. Por la noche grita y chilla, cuandode repente se le recalienta el cerebro. Esto lo padecen los

~ En lugar de aethlai, lectura del MS. e, aceptada por Littré y Jo-nes, Grensemann prefiere la variante Uthé; se tratana entonces no deactos extraños, inhabituales,, sino de olvido..SOBRE [A ENFERMEDAD SAGRADA77biliosos, los flemáticos no. Se recalienta precisamentecuando la sangre llega al cerebro en cantidad y allí echaa hervir. Llega en abundancia por las venas antes dichascuando el hombre ve en sueños una imagen aterradora yestá dominado por el terror. En efecto, del mismo modoque a un hombre que está despierto se le enciende el ros-tro y se le enrojecen los ojos, cuando se aterroriza y sumente concibe realizar alguna mala acción, así tambiénle sucede durante el sueño. Pero en cuanto se despiertay vuelve en si y la sangre de nuevo se reparte por las ve-nas, cesa.

De acuerdo con esto considero que el cerebro tiene el 19mayor poder en el hombre. Pues es nuestro intérprete,

cuando está sano, de los estímulos que provienen del aire.El aire le proporciona el entendimiento. Los ojos, losoídos, la lengua, las manos y los pies ejecutan aquello queel cerebro apercibe. Pues en todo el cuerpo hay entendi-miento, en tanto que hay participación del aire, pero elcerebro es el transmisor de la conciencia.

Pues cuando el hombre recoge en su interior el aireque respira, éste llega en primer lugar al cerebro, y luegose reparte el aire en el resto del cuerpo, habiéndole deja-do en el cerebro lo~x¿nejor de sí, y lo que le hace ser sensa-to y tener inteligencia. Pues si llegara primero al cuerpoy en segundo lugar al cerebro, después de haber dejadoen las carnes y en las venas su poder de discernimiento,

iría al cerebro estando caliente y ya impuro, estando mez-dado con el humor de las carnes y de la sangre de modoque no seria ya límpido. Por eso afirmo que el cerebro esel intérprete de la comprensión ~.

20 Aunque la capacidad de sentir (tó aisthdnesthai) y aun de ciertoentendimiento (ph rónésis) se encuentra repartida por el cuerpo, graciasal aire, es el cerebro el receptor primero, el intérprete único y el difusorde ese entendimiento Tiene como funciones propias no sólo el discrimi-Bar los estímulos procedentes del exterior y el pensar. sino también elSer la sede de todas las emociones, y el órgano de la intelección, median-

  TRATADOS HIPOCRÁTICOS20 El diafragma, singularmente, tiene un nombre adqui-

rido por el azar y la costumbre, pero que no está de acuer-do con su naturaleza 21 No sé yo qué capacidad posee el

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diafragma en relación con el pensar y reflexionar; a noser que, si una persona se alegra en exceso o se angustiainesperadamente, (el diafragma) se estremece y da saltosa causa de su finura, precisamente por estar tensado almáximo dentro del cuerpo, y porque no tiene ninguna ca-vidad en la que haya de acoger un bien o un mal que lecaen encima, sino que por uno y otro se queda perturba-do por la debilidad de su complexión natural. Puesto queno percibe nada antes que los d~emás órganos del cuerpo.En fin que tiene ese nombre y su referencia sin motivo,al igual que las llamadas <orejasa ~ del c9razón, que ennada contribuyen a la audición.

Dicen algunos que pensamos con el corazón y que és-te es el (órgano) que se aflige y se preocupa ~. Pero no es

te el que tenemos comprensión (syneszs) y conciencia, y también juicioracional (d¡agnószs). Hay en este capitulo una notable riqueza de térmi-nos intelectuales. Por otro lado, en el papel que tiene en los procesos men-tales el aire, parece reflejarse la influencia de las tesis de Diógenes deApolonia.

21 El nombre del diafragma, haz phr~nes (aunque se utiliza tambiénel singular phr¿~n~l está en relación etimológica con el verbo phrondd~ .pen-sar, meditar.. En un principio, en Homero, p. ej., las phr~nes han estadovagamente localizadas en el pecho, y eran consideradas como la sede de

las emociones y del pensamiento, el lugar del thymós o ánimo; posterior-mente se localizaron más precisamente en el diafragma. (Para la concep-ción primitiva, véase R. B. ONIANS, The orgzns of zndoeuropean thought,cambridge. 1951, págs. 23 y sigs.).  La discusión sobre silos nombresse impusieron <por naturaleza. (ph>~sei) o <por convención. (nómó:) esuno de los temas destacados en la reflexión de los sofistas sobre el len-guaje (recuérdese, p. ej., el Crdt¡lo de Platón).

22 Tanto el término aurículas, como la forma corriente <orejasproceden del diminutivo del nombre que en latín designa la oreja: auns-Se trata, pues, de una metáfora ya fosilizada en la actual denominación.

23 La tesis de que el corazón es el órgano del pensamiento parecehaber sido defendida por EMP8DOCLES DE AGRIGENTO. Afirmaba que en élreside el pensamiento (nó¿ma), alimentado por la sangre. <La sangre que

SOBRE [A ENFERMEDAD SAGRADA79así; lo que pasa es que tiene convulsiones, como el diafrag-ma y, más bien, por las mismas razones. Pues de todo elcuerpo tienden hacia él venas y está congregándolas demodo que puede sentir si se produce algún esfuerzo pe-noso o alguna tensión en el individuo. Forzosamente elcuerpo se estremece y se pone tenso al sentir una pena,y experimenta lo mismo en una gran alegría, cosa que elcorazón y el diafragma perciben con especial sensibilidad.No obstante, de la capacidad de comprensión no partici-pan ni uno ni otro, sino que el responsable de todo esoes el cerebro 24

Con que, así como percibe el primero entre los órga-nos del cuerpo la inteligencia (procedente) del aire, asítambién, si se produce algún fuerte cambio en el aire de-bido a las estaciones, y el aire mismo se altera, el cerebroes el primer órgano que lo percibe. Por eso, justamenteafirmo que las dolencias que atacan a éste son las más agu-das, las más graves, las más mortales y las más difícilesde juzgar por los inexpertos.

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rodea el corazón es para los hombres el pensamiento., dice un famosoverso del filósofo (fr. B 105, DK: haima gór anzhrdpo¿s perikdrd,ón estaPlóema). El pitagórico F¡LoLAo afirmaba que <la cabeza es (el principioo el órgano) del pensamiento; el corazón, de la vida y la sensación. (fr.B 13, OK). (cf. las notas y trad. de C. EGOERS Las¡, en Los filósofos preso-créticos, III, Madrid, 1980, págs. 125-28.) Hay notables puntos de contac-to entre algunas ideas de Filolao sobre la sangre cálida y la flema y nues-tro texto. También él afirma que la flema es fría, en contra de la etimolo-lía del término, que ya observa el autor del Anónimo Londinense: phlég-ItIO proviene de la misma raíz del verbo phUgó, <inflamar, encender..24 Alcmeón de crotona habla señalado que <sentir (aisthdnesthai)Y entender. <xynienai) son actividades diferentes; la primera es común5 todos los animales, la segunda es específica del ser humano y radica

el cerebro. Nuestro autor insiste en esa misma tesis de que a~szhesisVPhTónesis son distintas y que esta última es función del cerebro. La te-lis de que sensación y pensamiento están unidos la defendió Empádo-lCs (según testimonia ARISTÓTELES en Met. IV 5, 1009b fr. 31 B 106,

contra quien parece dirigida la polémica aquí.78

80TRATADOS HIPOCRÁTICOS21 Esa enfermedad que llaman <la enfermedad sagrada»se origina a partir de las mismas causas que las demás,de cosas que se acercan y se alejan, es decir, del frío,del sol, y de los vientos que cambian y que nunca son es-tables. Ésas son cosas divinas, de modo que en nada hayque distinguir a esta dolencia y considerar que es más di-vina que las restantes, sino que todas ellas son divinas y

humanas. Cada una tiene su naturaleza y su poder en simisma, y ninguna es desesperada ni intratable.La mayoría pueden remediarse mediante esas mismas

cosas en las que tienen su origen. Porque una cosa le ~salimento a otra, pero en otras ocasiones es su destrucción.Eso, desde luego, debe saberlo el médico, de modo que,distinguiendo el momento oportuno de cada cosa, dé yaumente el alimento en un caso, y se lo disminuya y nie-gue en otro. Es preciso, pues, tanto en ésta como en lasotras enfermedades, no aumentar las dolencias, sino eh-minarías, administrando lo más contrario a la enferme-dad en cada caso, y no lo más afín. Pues con lo afin sedesarrolla y aumenta, y por efecto de lo contrario se con-

sume y extingue 26,Aquel que sabe producir lo seco y lo húmedo, lo fríoy lo caliente entre los hombres, mediante la dieta, ése pue-

~ El consejo de <conocer el momento oportuno. para intervenir estema recurrente en el Cli (cf. P. LAIN ENTRALGO, La medicina hipocrética,Madrid, 1970, pág. 317 con nota). El kairós es importante para el éxitoen cualquier empresa humana, como destaca el pensamiento griego tra-dicional y también algún sofista, como el ret¿~rico Gorgias, pero es espe-

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cialmente recomendable conocerlo (díag:guóskein tón kagrón) en el tra-tamiento médico, donde el tiempo es un factor vital. En la referencia alos cambios de ambiente, confróntese el cap. 2 de Sobre los aires, aguasy lugares.

26 El método alopático es típico de la medicina hipocrática en ge-neral. También subyace aquí la idea alcmeónica de que la enfermedadestá producida por un exceso o preponderancia de cierto elemento y deque la salud puede restaurarse mediante la vuelta a la isonomia, ayudandoa los elementos deficientes en el conflicto.SOBRE LA ENFERMEDAD SAGRADA81de curar también esta enfermedad 27, si reconoce lostiempos oportunos para los tratamientos adecuados, sinpurificaciones ni magia, ni toda la charlatanería de eseestilo 28

27 La dietética es el recurso más seguro para el médico antiguo. Laimportancia de la misma está bien expuesta en la teoría de Sobre la me-dicina antigua.

28 Todo este capítulo final tiene un claro tono de colofón que repi-te y resume las tesis básicas del texto, a Costa de reiterar los consejosfundamentales, incluso dentro del mismo capitulo.

EL PRONÓSTICO

Que el médico se ejercite en la previsión me parece ex- 1celente. Pues si conoce de antemano y predice ante los en-.fermos sus padecimientos presentes, los pasados, y losfuturos, y si les relata por completo incluso los sínto-mas que los pacientes omiten contar, logrará una mayorconfianza en que conoce las dolencias de los pacientes, de

manera que las personas se decidirán a encomendarse asi mismas al médico. Y así dispondrá del mejor modo eltratamiento, al haber previsto lo que va a ocurrir a partirde la situación actual.Desde luego que el devolver la salud a todos los enfer-mos es imposible. Esto sería mucho mejor, en efecto, queel predecir lo que va a suceder. Pero el hecho es que loshombres mueren unos fallecen antes de llamar al mé-dico, a causa de la violencia de su enfermedad, otros enseguida, después de haberlo llamado, algunos sobrevivien-

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do un día, y otros un breve tiempo más, antes de queel médico se enfrente a combatir con su ciencia contra laenfermedad que sea. Hay que conocer, pues, las caracte-No hay contradicción lógica en el hecho de que el médico prediga

el pasado de la dolencia; se trata de que, de antemano, puede conocer,antes o sin que el paciente se las refiera, esas experiencias, deduciéndo-las del estado presente. Que el médico no debe depender sólo de los rela-tos de los enfe¡-mos se indica también en la crítica contra los cnidios alcomienro de Sobre la dieta en las enfermedades agudas.

84TRATADOS HIPOCRÁTICOSrísticas naturales de estas dolencias, en qué medida es- -tán por encima de la resistencia de los cuerpos huma-nos, y, al mismo tiempo, si hay algo divino en estasenfermedades 2, y aprender a prever estos casos. De esa

manera conseguirá uno un justo prestigio y se hará unbuen médico. Respecto de aquellos que tienen posibilidadde recobrarse, podrá atenderlos con más garantía cuan-to más tiempo tenga de antemano para sus decisiones encada caso; y, conociendo previamente y prediciendo quié-nes van a morir y quiénes van a salvarse, se eximirá deresponsabilidad.2 En las enfermedades agudas hay que observar atenta-mente esto: en primer lugar, el rostro del paciente, si esparecido al de las personas sanas, y sobre todo si se pare-ce a sí mismo ~. Esto sería lo mejor, y lo contrario de suaspecto normal lo más peligroso. Puede presentar el as-pecto siguiente: nariz afilada, ojos hundidos, sienes depri-

midas, orejas frías y contraídas, y los lóbulos de las ore-jas desviados, la piel de la frente dura, tensa y reseca, yla tez de todo el rostro amarillenta u oscura.

2 Esta referencia a <algo divino. (ti the fon) en las enfermedades hasuscitado múltiples comentarios desde tiempos de Galeno. Kúhlewein,seguido por Iones, llega a atetizar la frase. Lain Entralgo entiende que,por <divino., el autor se refiere a algo que está más allá de lo tratable,como si dijera <algo fatal.. Sobre el problema de la noción de <lo divi-no. en éste y otros textos, véase el claro art. de A. THIVEL, <Le divin dans

la Collection hippocratique., en el vol, col. La Collection hippocratiqUl

et son róle dans lhistoire de la médecíne, Leiden, 1975, págs. 57-76. co-mo él destaca (pág. 60), el reconocimiento de algo divino significa aquíque la medicina positiva reconoce un limite, de ningún modo un repro-che al alcance científico de la medicina. Sobre este residuo de lo <dlvino. en las enfermedades no vuelve a tratarse en este escrito.

Es decir, si tiene su aspecto habitual. Nótese que el médico hipo-crático no toma la temperatura ni el pulso del enfermo. En primer lugarobserva. La descripción siguiente del paciente de una enfermedad agu-da es la famosa descripción de la llamada facies hippocratica (reflejo. ge-neralmente, de un síntoma disentérico).

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85EL PROHÓSTICO

Si al comienzo de la enfermedad el rostro está así, ytodavía no es posible hacer predicciones por los demássintomas, hay que preguntar si el paciente ha tenido in-somnios, o si tenía la tripa muy suelta, o si tiene hambre.En el caso de que la respuesta sea afirmativa a cualquie-ra de estas cuestiones, se puede considerar menor el peli-gro. El caso se resuelve4 en un día y una noche, si el ros-tro estaba así por esas causas. Si ninguna de ellas se con-firma, ni se restablece en el tiempo antes dicho, hay quesaber que esto es un indicio mortal.

Pero si la enfermedad ya tiene más de tres días y elrosiro tiene ese aspecto, preguntar acerca de lo que an-tes he indicado, y examinar los demás síntomas, en todoel cuerpo y en los ojos. Si acaso rehúyen la luz, o lagri-mean involuntariamente, o bizquean, o el uno se hace máspequeño que el otro, si lo blanco se mantiene rojo o lívi-do, o si aparecen venillas negras en ellos, o Iegaftas en tor-no a las órbitas, o están inquietos, saltones o fuertemen-te hundidos, o si la color del rostro en general está altera-da, todo eso son indicios malos y funestos.

Hay que observar también los resquicios de los ojosdurante el sueño. Pues si se deja ver algo del blanco pordebajo de los párpados cerrados, no siendo por efecto deuna diarrea o de una purga, o que sea costumbre del pa-Ciente el dormir así, el sintoma es maligno y bastantemortal.

Si se ponen curvos o lívidos los pátpados, o los labios,la nariz, junto con alguno de los demás síntomas, hayque saber que se avecina la muerte. [También es indiciode muerte el tener los labios entreabiertos, colgantes, fríosY muy blanquecinos].

<Se resuelve. o <hace crisis., kdnetaL El concepto de <crisis., que

larca el punto culminante y el comienzo de la solución del proceso pa-~lógico, es muy importante en el CH. La frase, que Littré y iones recogen, es considerada por B. Alexan-

515on un suadido.

86

TRATADOS HIPOCRÁTICOS3 El médico debe encontrar al paciente echado sobre elcostado derecho o el izquierdo, teniendo el cuello, los bra-zos, y las piernas, un poco doblados y todo el cuerpo tum-bado relajadamente. Pues de ese modo suelen estar echa-dos la mayoría de los que tienen salud. Las mejores pos-turas de estar acostado son las más parecidas a las de lossanos. Estar tumbado de espaldas con los brazos y las pier-nas estiradas es menos bueno. Y si el yacente se va haciaadelante y se escurre hacia abajo a los pies de la cama,

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es aún peor.Si se le encuentra con los pies desnudos y que no es-

tán muy calientes, y los brazos y las piernas en posicio-nes violentas, [y descubiertos,] malo, porque es indicio deagitación.

También es indicio de muerte que duerma con la bocaabierta siempre, y que, estando echado de espaldas, ten-ga sus piernas fuertemente apretadas o muy separadas.Estar echado boca abajo, en quien no tiene tal costumbrede dormir cuando está sano, indica un cierto desvarío, obien dolor en torno al vientre. Que el enfermo quiera sen-tarse cuando la enfermedad está en su momento álgidoes malo en todas las dolencias agudas, pero es malísimoen los casos de neumonía.

Rechinar los dientes en los accesos de fiebre, entrequienes no tienen esa costumbre desde niños, es señal dedelirio y de muerte. Y si desvaría al tiempo que lo hace,ya se presenta decididamente mortal.

Si sucede que el paciente tenía ya por casualidad unaherida o se ha hecho una llaga durante la enfermedad, hayque saberlo. Porque si el hombre va a morir, antes de lamuerte ésta se pondrá lívida y seca, o amarillenta y seca.4 Respecto de los movimientos de las manos sé lo Si-guiente: en todos aquellos casos de fiebres agudas, o de

neumonía, y en ataques cerebrales y cefalalgias en que lasagitan ante el rostro, o bien cazan en el aire, o arrancanhilos de las mantas, o recogen briznas de paja y arrancanEL PRONÓSTICO87pajitas de las paredes, todos esos movimientos son sínto-mas malos y mortales.

Una respiración apresurada señala que hay dolor o in- 5flarnación en las partes de más arriba del diafragma. Unaprofunda respiración y con largos intervalos indica deli-rio. Si se espira aire frío de las narices y de la boca resul-ta ya un indicio funesto. Hay que considerar que la bue-na respiración tiene una influencia muy importante para

la recuperación en todas las enfermedades agudas que vanacompañadas de fiebre y hacen crisis en cuarenta días.Los sudores mejores en todas las enfermedades agu- 6

das son aquellos que sobrevienen en los días críticos y queeliminan por completo la fiebre. Benéficos son tambiénlos que se producen por todo el cuerpo e indican que elpaciente sobrelleva más fácilmente la dolencia. Los queno se presentan con estos caracteres no son provechosos.Los peores son los fríos y que ocurren sólo alrededor dela cabeza y en el cuello. Pues ésos, acompañados de fie-bre aguda, indican muerte; y con una más suave, una lar-ga enfermedad.

En el hipocondrio lo mejor es que esté sin dolor, blan- 7

do y terso tanto por el lado derecho como por el izquier-do. Pero si se hincha y presenta dolor, o está tenso, o endisposición desigual de la parte derecha en comparacióncon la izquierda, todo eso debe reclamar atención y cui-dado. Si es que, además, se presentan latidos en el hipo-mdrio, eso indica agitación o desvarío. Entonces es pre-

o escrutar a fondo los ojos de tales pacientes. Pues siIS pupilas se mueven continuamente, hay probabilidad

que el enfermo se vuelva loco.Una hinchazón en el hipocondrio que es dura y dolo-

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~sa es malísima si se extiende por todo el hipocondrio.~ro si está sólo en un lado, es menos peligrosa si está enizquierdo 6. Pues semejantes tumores al comienzo (de

iones señala que ésta parece la primera alusión a la apendicitish la literatura médica griega.

88TRATADOS HIPOCRÁTICOSla enfermedad) indican un peligro de muerte en breve pla-zo. Pero si la fiebre persistente sobrepasa los veinte díasy la hinchazón no cede, deriva a la supuración. Tienen es-tos enfermos en el primer período también hemorragiasnasales y esto les es muy benéfico. Además conviene pre-guntarles siles duele la cabeza o si pierden vista. Si suce-de algo de eso, avanzará por ahí el caso. La hemorragiasuele darse más en los más jóvenes de treinta y cinco años.

Los tumores blandos e indoloros y que ceden a la pre-sión del dedo hacen sus crisis más tarde y son menos pe-ligrosos que los anteriores. Si sobrepasa los sesenta díascon fiebre y la hinchazón no cede, indica que habrá supu-ración. Y lo mismo se aplica a cualquier tumor en el res-to del vientre- En fin, todos los que son dolorosos, durosy grandes indican muerte en breve plazo, y cuantos sonblandos, indoloros y ceden al ser presionados por el dedoson más duraderos.

Los tumores en la región del vientre provocan menosabscesos que los de la zona hipocondríaca, y los que sepresentan por debajo del ombligo son los menos propen-sos a la supuración. Y la hemorragia es más probable en

los de las regiones superiores. Y de todos los tumores queperduran en esas regiones hay que esperar supuración.En cuanto a los depósitos de pus hay que examinarlos

con estas indicaciones: de todos los que salen hacia afue-ra, los mejores son [los que son pequeños y] los que mássobresalen y que acaban en punta; y los que son grandes.anchos y que apenas concluyen en punta son los peores-De los que revientan en el interior, los mejores son los queno comunican en ningún punto con la parte externa, sinOque están extendidos y son indoloros y toda la zona ofre-ce un color uniforme. En cuanto al pus el mejor es el blan-co, ligero, (homogéneo] y mínimamente de mal olor, el peores el contrario al de este tipo.

8 Las hidropesías resultantes de las enfermedades agu-das son todas malignas; pues no eliminan la fiebre y 501EL PRONÓSTICO89muy dolorosas y mortales. La mayoría comienza en losflancos [y en la espalda,] y otras incluso en el hígado. Aaquellos, en efecto, en que comienzan en los flancos [y enla espalda], se les hinchan los pies y les entran diarreasmuy largas, sin que desaparezcan sus dolores en los flan-cos y la espalda, sin que se les vacie y ablande el vientre.

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A aquellos a los que se les producen a partir del hígado,les entran ganas de toser y esputan de modo insignifican-te, y se les hinchan los pies y el vientre no les funciona,a no ser con deposiciones duras, dolorosas, y de modo for-zado, y en el vientre les salen hinchazones, unas a la dere-cha, otras a la izquierda, que persisten o van y vienen.

Que la cabeza, las manos y los pies estén fríos cuando 9está caliente el pecho y el vientre es malo; pero es muybueno que todo el cuerpo esté cálido y blando por igual.

El paciente debe darse la vuelta con facilidad y estarligero en sus cambios de postura. Si se viera que está pe-sado en todo su cuerpo y en los brazos y las piernas esbastante peligroso. Si, además de la pesadez, se le ponenlívidos las uñas y los dedos, la muerte es de esperar enseguida. Si los dedos se le ponen negros por completo ytambién los pies, es menos funesto que si están lívidos.Pero es preciso examinar también los demás síntomas.Pues si el enfermo parece que soporta mejor la dolenciao muestra alguno de los síntomas que indican mejoría,además de los indicados, puede esperarse que la enferme-d se resuelva en un absceso, de forma que el pacientereviva, aunque pierda las partes ennegrecidas de su¡erpo.

Que los testículos y las partes genitales sufran espas-

Ros indica dolor o muerte.En cuanto al sueño, según lo acostumbrado por natu- 10aleza entre nosotros, debe estar despierto durante el díadormir de noche. Si esto va cambiado, resulta peor. Ydañará mínimamente, si duerme por la mañana tem-aflo hasta un tercio del día. Pero los sueños que sobre-

90TRATADOS HIPOCRÁTICOSpasan este tiempo son más malignos. Lo peor es no dor-mir ni durante el día ni durante la noche. Que puede serinsomnio a causa de dolor o de angustia, o que se derivedelirio de este síntoma.11 La deposición mejor es la blanda y consistente, y a lahora en la que acostumbraba a evacuar cuando estaba sa-no y en cantidad proporcionada a los alimentos ingeridos.Pues siendo así la deposición, el bajo vientre suele estarsano. Si el excremento es líquido, conviene que salga sin

ruidos, y no en deposiciones frecuentes y escasas. Puessi el paciente se fatiga por el tener que levantarse de con-tin~¡o tendrá insomnio. Y si hiciera muchas veces deposi-ciones copiosas, hay peligro de que se desmaye. Pero esnecesario que haga sus deposiciones de acuerdo con lacantidad de los alimentos ingeridos, dos o tres veces dedía y una sola de noche, y que evacue lo más abundantepor la mañana, como es lo normal en un individuo sano.

Conviene que las deposiciones se hagan más densas alllegar la enfermedad a su crisis. Que sean rojizas y no de-

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masiado malolientes. Es conveniente, además, que se ex-pulsen lombrices redondas con las heces al acercarse laenfermedad a su crisis. Es preciso que en cualquier en-fermedad el vientre esté relajado y con volumen normal.Hacer deposiciones muy acuosas, o blancas, o muy ama-rillas, o espumosas, resulta todo ello malo. Y también esmalo que sean escasas, viscosas, blancuzcas, amarillover-dosas y lisas. Pero más funestas que ésas son las negraso untuosas o lívidas [o de color herrumbroso] y fétidas.Las variadas son indicios de una enfermedad más larga,.pero no menos mortífera. [Son las que contienen partícu-las orgánicas mezcladas, y que son biliosas, de color ver-de o negruzco, que se evacuan unas veces conjuntamen-te, y otras en parte.]

En cuanto a las flatulencias lo mejor es que salgan sinruido y sin ventosear. Pero es mejor que salgan inclusocon ruido, que el que sean retenidas allí [y se acumUleflEL PRONÓSTICO91en el interior]. Aunque en caso de salir así, indican queel individuo sufre algo o bien está fuera de sus cabales,a no ser que el hombre actúe así de buen grado al expelersu flatulencia.

Los dolores e hinchazones en el hipocondrio, cuando

son de poco tiempo y sin inflamación, se resuelven conun rumor de tripas, y muchas veces se evacuan con orinay heces. Y si no, se eliminan por sí mismos. Resulta bené-fico que desciendan a las partes bajas.

La mejor orina es la que deja un sedimento blanqueci- 12no, liso y uniforme a lo largo de todo el período hasta quehace crisis la enfermedad. Pues indica seguridad (en la cu-ración) y que la dolencia será de breve duración. Pero sies intermitente (el sedimento) y unas veces la orina estransparente, y otras veces deja un sedimento blanqueci-no, liso y uniforme, la enfermedad será más duradera ymenos firme la curación.

Si la orina es de color rojizo y deja un sedimento roji-

zo y liso, la dolencia será más duradera que la anterior,pero muy cierta la curación. Sedimentos como de harinasgruesas en las orinas son malos, y aún peores los escamo-sos. El sedimento liviano y blanco es muy mal indicio; peoraún es el que se parece al salvado. Si hay nubecillas ensuspensión en las orinas, las blancas son buenas, las ne-gruzcas malas.

En tanto que la orina es sutil y de un rojo claro, indicaque la enfermedad no ha madurado; en caso de que la en-fermedad sea ya de larga duración y la orina tenga ese as-pecto, hay riesgo de que el paciente no pueda resistir hastaque la enfermedad quede digerida. Pero más indicadorasde muerte son, entre las orinas, las acuosas, pestilentes,

negras y densas. Pára las mujeres y los hombres las pési-mas son las negras; para los niños, las acuosas. Aquellosque mean orinas ligeras y crudas durante mucho tiempo,aunque ofrezcan otros síntomas de recuperación, están

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92TRATADOS HIPOCRÁTICOSpropensos a un absceso en las regiones inferiores aldiafragma.

También hay que recelar de las que presentan manchasgrasientas, en forma de telas de araña, flotando por enci-ma. Porque son indicios de consunción.

Hay que examinar en las orinas las nubecillas que sedan en ellas, si se presentan en la superficie o más abajo,y qué clase de coloración ofrecen. Y las que se muevenhacia abajo con los colores que antes hemos dicho que sonfavorables, hay que estimarlas buenas, y, de otra parte,hay que recelar de las que emergen con los colores quese ha dicho que son malos. Pero no te dejes engañar si,estando con una enfermedad la vejiga sola, emite orinacon esas características; pues no será un síntoma de todoel cuerpo, sino sólo de la propia vejiga ~.13 El vómito más beneficioso es cuando está compuestode flema y bilis en gran medida y no se vomita (ni] espeso[ni mucho] en demasía. Los peores son los menos mez-cIados.

Si lo vomitado resulta de color verde puerro o lívido

o negro, sea cualquiera de estos colores, hay que reputar-lo maligno. En caso de que el mismo paciente vomitarade todos estos colores, entonces ya resulta muy gravemen-te funesto. Muerte rapidísima indica el vómito lívido, sihuele con mal hedor. Todos los olores a podrido y con pes-tilencia son malos en los vomitados de cualquier clase.14 En todas las afecciones del pulmón y los costados esconveniente que el esputo se expectore fácil y rápidamen-te, y que lo amarillo aparezca fuertemente mezclado conel esputo. Pues en caso de que se expectore mucho des-

Se suele subrayar lo atinado de esta apreciación que, por otro

do, destaca que lo que le interesa al autor es la atención a la patologíageneral del cuerpo en su conjunto como un organismo vivo, y no se 005-pa de las afecciones particulares que sólo dallan a tal o cual miembroconcreto del mismo.EL PRONÓSTICO93pués del comienzo del dolor y el esputo sea amarillentoo rojizo, o acompañado de mucha tos, o no muy mezcla-do, resulta peor, ya que el esputo amarillento y no mez-clado es peligroso, y el blanco, viscoso y redondo, nocivo.También es malo el que es muy verdoso y espumoso; siademás está poco mezclado, hasta el punto de parecer ne-gro, éste es mucho más terrible que los anteriores.

[También es malo que el pulmón no se limpie ni expec-tore nada, sino que se encuentre lleno y el catarro burbu-jee en la garganta.]

Que se presenten al comienzo o más tarde, catarro yestornudos en todas las dolencias del pulmón es mal sin-toma; sin embargo, en todas las otras enfermedades mor-tales los estornudos son provechosos. Un esputo amari-llento mezclado a un poco de sangre en los casos de neu-monía, cuando se expectora al comienzo de la enferme-dad, es signo muy indicativo de restablecimiento. Pero si

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sucede al séptimo día o después, ya es menos seguro. To-dos los esputos son malos si no hacen cesar el dolor. Lospeores son los negruzcos, como ya se ha descrito. Mejo-res son todos los que hacen cesar el dolor al expectorar.

Todas las afecciones de estas partes que no concluyen 15en eliminaciones mediante esputos, ni en evacuación delas tripas ni en sangrías ni por medio de purgas y trata-mientos dietéticos, hay que saber que acabarán supuran-do. Las supuraciones, todas cuantas se empiezan a supu-rar cuando el esputo es aún bilioso, son muy funestas, tan-to si lo bilioso se expulsa aparte del pus como si sale con-juntamente. Especialmente si el absceso comienza a su-purar tras unos esputos de este tipo, al contar ya siete díasla enfermedad, hay que esperar que el enfermo muera aldecimocuarto día, a no ser que se le presente algún buenSíntoma.

Los indicios favorables son los siguientes: que sopor-te con facilidad la enfermedad, que respire bien, que quede.libre de dolor, que expectore fácilmente el esputo, que to-

94TRATADOS HIPOCRÁTICOSdo su cuerpo esté por igual caliente y relajado, y que notenga sed, y que sus orinas, deposiciones, sueños y sudo-res sean buenos, según cada uno se ha descrito; si todosestos síntomas se presentan así, no va a morir el pacien-te. Pero si suceden algunos sí y otros no, aunque viva másde catorce días puede morirse.

Son malos los síntomas contrarios a éstos: que sopor-

te penosamente la dolencia, que su respiración sea pro-funda y frecuente, que no haya cesado el dolor, que ex-pectore a duras penas el esputo, que esté muy sediento,que su cuerpo esté dominado de forma desigual por la fie-bre, y tenga así el vientre y los costados calientes, y la fren-te, las manos y los pies fríos, y que la orina, deposiciones,sueños y sudores, sean malos, según se ha descrito cadauno de ellos. Si alguno de estos síntomas se añade al es-puto ya indicado, el enfermo morirá seguramente antesde llegar a los catorce días, en el noveno o el undécimo.Hay que conjeturar, pues, que este esputo es muy mor-tal, y que no consiente la supervivencia hasta los catorcedías. Reflexionando sobre los indicios buenos y malos que

sobrevengan, y a partir de ellos, hay que formular las pre-dicciones. Pues de tal modo dirás la verdad más preci-samente.

Los demás abscesos, en su mayor parte, revientan unosa los veinte días, otros a los treinta, algunos a los cuaren-ta, y los hay que llegan a los sesenta días.16 Hay que prestar atención al comienzo del absceso, cal-culándolo a partir del día en que el enfermo empezó a te-ner fiebre o en el que tuvo escalofríos y en el que puededeclarar que en el lugar donde sentía la dolencia, experi-

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menté pesadez en lugar de dolor. Pues eso es lo que suce-de en los comienzos de los abscesos. Con que a partir deese momento hay que esperar que se produzcan las expul-siones del pus en los intervalos ya dichos.

Si el absceso puede estar en un lado sólo, hay que [ha-cer que el paciente se dé la vuelta sobre uno y otro, e] iIiEL PRONÓSTICO95formarse de si siente dolor en el costado. Y si uno estámás caliente que el otro, reclinándolo sobre el costado sa-no, preguntarle si siente como un peso suspendido desdela parte de arriba. Y si sucediera esto, sólo a ese lado estáel absceso, en aquel costado en el que se origina lapesadez ~.

Conviene advertir todos los abscesos por estos sínto 17mas: en primer lugar la fiebre no remite, sino que se man-tiene más ligera de día, y más intensa por la noche; se pre-sentan sudores abundantes; tienen ansias de toser y noexpectoran apenas nada; y los ojos se les quedan hundi-do~ y las mejillas presentan rojeces, y las uñas de las ma-nos se curvan y los dedos se ponen calientes, sobre todoen las puntas; les salen hinchazones en los pies y pústu-las por el cuerpo, y no tienen apetito.

Los abscesos que se prolongan presentan todos estos

síntomas y hay que confiar de firme en ellos. Pero tam-bién los que son recientes se manifiestan con éstos; si bienaparecen, además, aquellos síntomas que ocurren en loscomienzos, y al mismo tiempo el paciente encuentra ma-yor dificultad en respirar.

Los que van a reventar más pronto o más tarde hay quereconocerlos por los siguientes indicios: si el agobio so-breviene desde el comienzo, y la tos y la dificultad respi-ratoria y la expectoración se mantienen, hay que esperarla supuración a los veinte días o aun antes. Si la fatigaes más leve y los demás síntomas en proporción, hay queesperar el reventón más tarde. Es necesario que tanto eldolor como la dificultad en respirar y la expectoración pre-

cedan a la salida del pus.Sobreviven aquellos, sobre todo, a los que la fiebreabandona el mismo día, tras la apertura del absceso, yPronto tienen ganas de comer y quedan liberados de su

como adviene Iones, no está claro el sentido del experimento. TalVCz haya una laguna en el texto.

96TRATADOS HIPOCRÁTICOSsed, y su vientre evacua poco y compacto; y su pus es blan..co, liso, y uniforme al salir, y privado de flema, y lo elimi-nan sin fatiga ni tos. Así se libran de la enfermedad delmodo mejor y más rápido. Y si no, tanto mejor cuanto mássemejante a esto resulte.

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Mueren aquellos a los que la fiebre no abandona el mis-mo día, sino que, pareciendo abandonarlos, de nuevo rea-parece y vuelven a estar calientes, y tienen sed, no sien-ten ganas de comer, su tripa está suelta, y su pus es ama-rillo y lívido, o con flema y espumoso. A quienes les ocu-rre todo esto, mueren. A quienes les ocurren unas cosassi, pero otras no, algunos de ellos mueren, y otros con lar-go tiempo se recuperan.

Pero hay que hacer el pronóstico basándose en todosestos indicios en estos casos y en todos los demás.18 Aquellos a los que se les forman abscesos proceden-tes de enfermedades pulmonares junto a los oídos, que lessupuran hacia las partes de más abajo y les producen fis.tulas, ésos se restablecen. Hay que conjeturar tales casospor estos síntomas: si la fiebre se mantiene, y el dolor nose retira, y la expectoración no se expele de modo normal,y las deposiciones no son biliosas ni se deshacen fácilmen-te ni están bien mezcladas, y la orina no es abundante nideja un sedimento muy espeso y abundante, pero el pa-ciente se encuentra asistido de todos los demás indiciosde restablecimiento, en esos casos hay que esperar quehabrá abscesos de ese tipo. estos se les presentan en laspartes inferiores a quienes les sobreviene algo de flemaen torno al hipocondrio; y otros, arriba, a aquellos que tie-

nen el hipocondrio relajado y sin dolencias. Y el pacien-te, después de estar un tiempo con mala respiración, de-ja de estarlo sin otra caúsa evidente.

Los abscesos en las piernas en los casos de pulmoníagrave y peligrosa son todos favorables, y los mejores sofllos que se producen cuando ya está modificándose el C5~puto. Pues si la hinchazón y el dolor se produjeran al tielilEL PRONÓSTICO97po que el esputo se hace purulento en lugar de amarilloy es evacuado fuera, en tal caso parece segurisimo que elhombre va a recuperarse y el absceso va a desaparecermuy pronto sin dolor. Pero si el esputo no se evacua bien,

y no se ve que la orina deje un buen sedimento, hay ries-go de que la articulación quede lisiada o que presente mu-chas dificultades.

Si desaparecieran los abscesos sin que se evacue el es-puto y manteniéndose la fiebre, malo. Pues hay riesgo deque el enfermo enloquezca y muera. De los abscesos quederivan de las dolencias pulmonares mueren, sobre todo,los más viejos. En los restantes abscesos perecen más losmás jóvenes.

Los dolores acompañados de fiebre en la región lum- 19bar y en las zonas de abajo, si se apoderan del diafragma,y dejan la parte inferior, son muy funestos. Con que hayque aplicar la atención a los demás síntomas, de modo que

si también alguno de los demás indicios se muestra ma-ligno, el caso es desesperado. Pero si, asaltando la enfer-medad el diafragma, los demás síntomas no se presenta-ran malignos, hay muchas esperanzas de que ésta derivea un absceso.

Dureza y dolor en la vejiga son siempre malos. Los másfunestos son los que se acompañan con fiebre continua.Pues entonces los dolores de la misma vejiga son capacesde matar por sí mismos, y en tales casos los intestinos nocvacuan [, a no ser deposiciones duras y a la fuerza]. El

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mal se diluye al mear una orina purulenta, que deja unsedimento blanco y liso. Pero si la orina no pasa y la vesí-cula no se ablanda y la fiebre es continua, es de esperarque el paciente muera en los primeros períodos de su en-ratedad. Este tipo de mal ataca especialmente a los ni-os desde los siete años hasta que cumplen quince.

Las fiebres tienen sus crisis en los mismos días en 20uanto a su número, tanto las que permiten recobrarse

98TRATADOS HIPOCRÁTICOSa los pacientes, como las que son mortales. Así que lasmás benignas de las fiebres y que han avanzado con lossíntomas más seguros cesan al cuarto día o antes. Las máscriminales de las fiebres y que se desarrollan con los másgraves síntomas matan al cuarto día o antes. El primerataque febril concluye ahí; el segundo llega hasta el sép-

timo día, el tercero hasta el onceno, el cuarto hasta el díacatorce, el quinto hasta el diecisiete, y el sexto hasta elveinte. Estos (períodos de fiebre) se cumplen [en las en-fermedades agudas] cada cuarto día, por añadidos, hastael día veinte. Pero nada de esto se puede calcular exacta-mente contando por días enterós. Que ni siquiera el añoy los meses están ajustados a cuenta por días enteros. Des-pués, según el mismo modo de cálculo, por adición suce-siva, el primer periodo es de treinta y cuatro días, el se-ogundo de cuarenta días, y el tercero de sesenta días

 Sigue ahora una exposición sobre los días críticos que, si bien di-fiere en los detalles, tiene una correspondencia con la doctrina admitidapor el autor de Epidemias 1 y III, y en general, en otros tratados del CH.Quisiéramos recordar una importante observación de M. D. GRMEK al res-pecIo: .Si la doctrina de los días críticos puede ser razonablemente in-terpretada como el resultado del deseo de introducir el número en la ex-plicación de la naturaleza, esfuerzo del que Pitágoras es un representan-te ejemplar, no es menos verdad que tal opinión estaba particularmentebien indicada para el país donde la mayor parte de los enfermos teníanya el paludismo, ya la neumonía. Los accesos de la fiebre terciana o dela fiebre cuartana se suceden con una regularidad perfecta que dependedel ciclo biológico del parásito; los enfermos que sufren de una franca neis-monia padecen una crisis justamente al cabo de una semana de fiebre.

Un médico de las regiones nórdicas no habría elaborado jamás una teo-ría de las fiebres agudas comparable a la que uno encuentra en los escri-tos de Hipócrates. (en .Réalité nosologique au temps dHippocrate. ~el vol, col. La Col!. h¿pp. et son róle..., págs. 237-55, la cita en pág. 240)-

lO Según W. H. 5. ioNEs, Hippocrates, vol. II, Londres~cambrid5,1923, pág. 43, la serie de los días críticos aquí expuesta parece ser así:1. 4, 7, 11, 14, 17, 20, (24. 27, 31), 34, (37), 40, (44, 47. 51, 54, 57),60. Laatención a los días críticos en el tratamiento de una enfermedad está biendocumentada en varios casos descritos en Epidemias 1 (caps. 15-27), aUW

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EL PRONÓSTICO99En sus comienzos es dificilisimo pronosticar las fiebresque harán crisis en un tiempo más amplio, porque los co-mienzos de unas y otras son muy semejantes. Pero hay quereflexionar sobre ello desde el primer día y examinar ca-da cuarto día en la adición, y no pasará inadvertido adón-de se dirige (el curso de la fiebre).

También la constitución de las cuartanas viene deeste ordenamiento. Las que van a hacer crisis en un tiem-po muy breve son más fáciles de conocer, pues son desdeun comienzo muy grandes los síntomas que las diferen-cian. Los que van a reponerse están con buena respiracióny sin dolores, y duermen por las noches y presentan losdemás síntomas muy favorables. ~n cambio,. los que mo-rirán están con respiración dificultosa, sin dormir, deli-rantes y con todos los demás malisimos síntomas. De mo-do que, conociendo de antemano esto, hay que hacer lasconclusiones de acuerdo con la duración y la suma de díasen aquellas enfermedades que progresan hacia la crisis.De acuerdo con el mismo cálculo tienen las mujeres suscrisis después del parto.Dolores de cabeza fuertes y continuos acompañados 21de fiebre, si se les añade alguno de los síntomas morta-

les, son algo muy funesto. Pero si, sin síntomas de esa na-t~¡raleza, el dolor sobrepasara los veinte días [y continua-ra la fiebre], hay que aguardar una hemorragia nasal uotro derrame hacia las regiones de más abajo. En caso deque el dolor sea reciente hay que esperar una hemorra-a a través de la nariz, o una supuración, especialmente

las fechas concretas de los días críticos no coinciden del todo conleflalados aquí, como destaca Alexanderson. Por otra parte, en el opús-

Sobre los días cnticOs, incluido en el CH. tenemos otro apunte so-ft la cuestión. La palabra katdstasis, .constitución~, se usa en el CH para desig-

un tipo de enfermedad bien caracterizado o una condición climáticaO tipificada, especialmente en Epidemias 1. Es un término bastanteeciso en esta incipiente terminología científica.

100TRATADOS HIPOCRÁTICOS

si el dolor está en las sienes o en la frente. La hemorragiaes más de esperar en los más jóvenes de treinta y cincoaños, y la supuración en los más viejos.22 El dolor agudo del oído con fiebre continua y fuertees malo. Pues hay peligro de que el paciente caiga en deli-rios y de que muera. Como, en efecto, este tipo de mal esengañoso, hay que aplicar la atención a todos los demássíntomas desde el primer día. Los enfermos más jóvenesmueren al séptimo día, y aun antes, de esta dolencia; losancianos mucho más tarde. Es que las fiebres y los ata-

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ques de delirio les sobrevienen menos a ellos, y sus oídosse &delantan por ello a supurar. Siñ embargo, a esas eda-des las recaídas de la enfermedad que se dan matan a lamayoría. Los jóvenes, antes de expulsar el pus, perecen.Pero una vez que el pus blanco fluye fuera de la oreja, hayesperanza de recuperación para el joven, si además se aña-de algún otro buen síntoma de restablecimiento.23 La garganta ulcerada, con fiebre, mal signo. Con quesi además se añade algún otro síntoma de los ya conside-rados malignos, hay que predecir que el enfermo está enpeligro. Las anginas son muy terribles y prontisimamen-te mortíferas, en todos aquellos casos en que no produ-cen ningún daño visible en la garganta ni en el cuello, pe-ro causan un tremendo dolor y ahogo respiratorio. Pueséstas pueden causar asfixia el mismo día, o el segundo,el tercero [o el cuarto]. Todas las que se presentan con se-mejantes síntomas y causan dolor, e inflaman y producenenrojecimiento en las gargantas, ésas son muy funestas,pero más duraderas que las de antes. En aquellos casosen que se extiende la rojez conjuntamente por el cuelloy la garganta, ésas son más duraderas, y de ellas en gene-ral suelen reponerse los pacientes, siempre que el cuelloy el pecho conserven el enrojecimiento y no retroceda ha-cia dentro la erisipela.

Pero si la erisipela no desaparece en los días críticosni siquiera mediante la formación de un absceso en la ZO-EL PRONOSTICO101na externa, ni el pus se expectora de manera fácil o sindolor, eso indica muerte o una recidiva del enrojecimien-to. Lo más seguro en un enrojecimiento es que se viertaal exterior lo más posible. Si se dirige hacia los pulmones,provoca delirios y de estos casos generalmente se derivanabscesos.

Es peligroso seccionar u operar la campanilla, cuan-do está enrojecida y grande. Pues en esas intervencionesse producen inflamaciones y hemorragias. Por lo tanto,

en tales casos hay que intentar reducirla por todos losotros medios durante ese tiempo. Pero cuando ya se haconstituido lo que llaman <grano de uva. ~, y está lapunta de la campanilla gruesa y redondeada, y lo de másarriba más delgado, ése es el momento oportuno para ope-rar con seguridad. Es mejor además atender a la opera-ción después de haber vaciado la tripa del paciente, si eltiempo lo permite y el hombre no está ahogándose.

En los casos en que cesen las fiebres sin presentarse 24síntomas de mejoría ni en los días críticos, hay que espe-rar una recaída en ellas. En aquella fiebre que se prolon-ga estando el enfermo aliviado, y no teniendo dolor porcausa de una inflamación ni por ninguna otra causa apa-

rente, en ésta hay que esperar un derrame con hinchazóny dolor hacia alguna de las articulaciones, y, más proba-blemente, hacia las de abajo.

Tales abscesos se producen más frecuentemente y enmenor tiempo en los más jóvenes de treinta años. Hay quesospechar directamente algo de absceso si la fiebre semantiene y sobrepasa los veinte días. Se dan menos en los

¡2 El término gríego staphyl¿ es sentido aún como metafórico. Es la

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metáfora luego fosilizada en~el término .~úvula., recogido a partir dellatin, en muchos idiomas modernos.  Este párrafo fue excluido por Er-inerins y Kúhlewein, por la razón de que no trata del pronóstico, sinode una precisa intervención quirúrgica. Pero ésa no parece una razón con-vincente, ya que nada impedía al autor introducir algún añadido o digre-sión ocasional en su escrito, sin extenderse demasiado en ella.

102TRATADOS HIPOCRÁTICOSmás viejos, por muy duradera que sea la fiebre. Hay queesperar tal absceso si la fiebre es continua, y se transfor-mará en cuartana si es intermitente y se agarra de mane-ra diversa, y lo hace en la proximidad del otoño. Como losabscesos acaecen en los menores de treinta años, así lascuartanas son más frecuentes en los de treinta años y másviejos. Hay que saber que los abscesos se forman más yson más lentos en curar en invierno, pero son menos pro-

picios a las recaídas.Cuando alguien con una fiebre no mortal confiesa quele duele la cabeza y que se le presenta ante los ojos unamancha sombría, y a eso se añade una opresión en la bo-ca del estómago, pronto se presentará un vómito de bilis.Si, además, tiene escalofríos y la zona de debajo del hipo-condrio está fría, aún se presentará más pronto el vómi-to. Y si bebe o come algo durante ese tiempo, vomitarámuy rápidamente.

De estos casos, aquellos en los que el dolor se produceel primer día, se encuentran agobiados al máximo el cuar-to y el quinto. Y al séptimo se ven liberados. Sin embar-go, la gran mayoría comienzan a sentir dolores al tercer

día, y se hallan muy atormentados el quinto. Se ven libe-rados de ellos al noveno o al onceno día. Los que empie-zan a sufrir dolores al quinto y todo lo demás les aconte-ce según la proporción de lo antes dicho, su enfermedadalcanza su crisis al día catorce. Estos síntomas se presen-tan muy frecuentemente en las fiebres tercianas de honi-bres y mujeres. A los más jóvenes se les presentan tam-bién en éstas, pero sobre todo en las fiebres continuas yen las tercianas genuinas.

Quienes con una fiebre de este tipo sienten dolor decabeza, pero en lugar de ver ante los ojos una mancha os-cura, tienen disminución de la visión o ven chispas de luz,y en lugar de ardor de estómago sienten a derecha o iz-

quierda una tensión en el hipocondrio, sin dolor ni infla-mación, en éstos es probable una hemorragia por la na-EL PRONÓSTICO103riz en lugar del vómito. En tal caso precisamente en losjóvenes hay que esperar más la hemorragia; y menos enlos treintañeros y mayores; en éstos, en cambio, hay queesperar los vómitos.

Los niños tienen convulsiones si la fiebre es aguda ysu vientre no evacua, y sufren insomnio, y están aterrori-

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zados, y están llorosos, y cambian de color y lo toman ama-rillo, pálido o rojo.

Les ocurre eso con mucha facilidad a los niños más pe-queños, hasta los siete años, mientras que los niños ma-yores y los hombres ya no se ven atacados por espasmosen las fiebres, a menos que sobrevenga alguno de los sin-tomas más violentos y dañinos, como sucede en los casosde frenitis.

Quiénes van a reponerse y quiénes a perecer, de los ni-ños y de los demás, hay que deducirlo por todos lossíntomas ~, como han quedado descritos en cada uno delos casos. Y eso lo digo a propósito de las enfermedadesagudas y de lo que de ellas se deriva.

Aquel que va a hacer su pronóstico correctamente so 25bre quiénes van a sobrevivir y quiénes van a morir, y enqué casos va a permanecer más días la dolencia y en cuá-les menos, ha de tener capacidad para juzgar, después dehaberse aprendido todos los síntomas, reflexionando lasinfluencias de unos frente a otros, tal como se han expues-to tanto en el caso de los esputos y las orinas como de losdemás, y cuando a la vez va a expectorarse el pus y la bilis.Ha de advertir, además, las tendencias de las enferme-dades endémicas rápidamente, y no pasar por alto la dis-posición de la época del año. No obstante debe tener bue-

nos conocimientos acerca de los signos y los demás sínto-¡3tDeducirlo por todos los síntomas. (lekmalres¡hai ¡oisi sympas¡

$¿meíoLsin)es una recomendación en la que el autor insiste una vez más,destacando la atención necesaria al conjunto de éstos y a cada uno, se-gún los ha descrito.

TRATADOS HIPOCRÁTICOS

mas, y que no le pase por alto que en cualquier año y encualquier región los malos significan algo malo y los fa-vorables algo bueno, puesto que tanto en Libia como enDelos y en Escitia son verídicos los indicios antes des-critos.

En fin, conviene saber que no es nada asombroso queen unos mismos lugares se alcance el éxito en la mayoríade los casos, siempre que uno, habiendo hecho su apren-dizaje, sepa juzgarlos y considerarlos correctamente. Nohay que echar en falta el nombre de ninguna enfermedad

que no se encuentre aquí registrado ~. Pues todas las do-lencias que presentan su crisis eh los tiempos antes indi-cados, las reconocerás por dichos síntomas.

~ En contraste con los autores de cnido, el médico de cos quieresefialar que no es muy importante el precisar los nombres de las enfer-medades, sino el cuadro general para su análisis. No se trata de fijar undiagnóstico, sino de atender a la patología general.SOBRE LOS AIRES, AGUAS Y LUGARES

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Quien quiera estudiar perfectamente la ciencia mé- 1dica debe hacer lo siguiente: en primer lugar, ocuparsede los efectos que puede ocasionar cada una de las esta-ciones del año, pues no se parecen en nada mutua-mente, sino que difieren mucho no sólo entre sí, sinotambién en sus cambios 2 Después, ha de conocer 105

¡ orth¿5s zetein. El adjetivo orthós (.derecho., recto.) se convir-tió en un término técnico (.correcto., .exacto.) entre los sofistas, quelo emplearon especialmente en sus estudios sobre el lenguaje. Protá-goras, por ejemplo, llamaba art hoé peja, término que podríamos tradu-cir por corrección lingi.Éistica., al uso exacto y riguroso de formasy géneros gramaticales (A 26 DK). orrhos disfrutó de singular apre-cia, como sinónimo de .exacto., en otros campos científicos. durantelos últimos decenios del siglo y a. c. Pensemos en Tucídides, por citarsólo el caso más conspicuo. Por su parte, zetein (<investigar., <haceruna pesquisa.) es muy utilizado entre los oradores, como término jurí-dico, y también en la obra de Tucídides.

2 merabolal Galeno comenta que metabolt, vocablo muy frecuen-te en este tratado hipocrático, significa no sólo el cambio de unaestación a otra, sino también cada una de las alteraciones que experi-.menta una estación durante su transcurso. Realmente, a lo largo denuestro escrito, elementos de alta importancia en la producción de

enfermedades y en la constitución y modo de ser de las gentes de unaciudad o país son, no tanto las estaciones del año, como los cambiosque en ellas acontecen: Por otra parte, de lo que se nos dice, en elcap. 2, respecto de la alteración experimentada por los órganos inter-nos al compás del cambio de las estaciones, se desprende que un buenmédico ha de ser, ante todo, un experto conocedor de la meteorología,especialmente en lo que se refiere a la climatología de una ciudad o104

106TRATADOS HIPOCRÁTICOSvientos, calientes y fríos, especialmente los que son co-munes a todos los hombres, y, además, los típicos decada país. También debe ocuparse de las propiedadesde las aguas, pues, tal como difieren en la boca y porsu peso ~, así también es muy distinta la propiedad decada una.

Así, cuando se llega a una ciudad desconocida, espreciso preocuparse por su posición: cómo está situada

con respecto a los vientos y a la salida del sol. Puesno tiene las mismas propiedades la que mira al Nor-te que la que da al Sur, ni la orientada hacia el solsaliente, que la que mira al Poniente. Hay que ocuparsede eso de la mejor manera, y, además, de qué aguasdisponen los habitantes: si consumen aguas pantanosasy blandas, o duras y procedentes de lugares elevadosy rocosos, o saladas y crudas.

Respecto del suelo, hay que saber si es pelado y se-co, o frondoso y húmedo, y si está encajonado y es sofo-

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cante, o elevado y frío. Además, hay que enterarse dequé tipo de vida gozan los habitantes: si son bebedores,toman dos comidas al día 6 y no Soportan la fatiga, o

región concreta. Cf. Aforismos III 1, a propósito de la influencia decisi-va del cambio estacional y de las bruscas variaciones de temperaturaen el curso de las afecciones.

dyndm¿es. Son, tanto las <cualidades., <propiedades., <virtu-des.,, como los .principios activos, que, en este caso, las aguas provo-can dentro del organismo humano. Cf. P. LAIN ENTRALGO, La medicinahipocrdtica, Madrid. 1970, págs. 72 y sigs., con abundante bibliografía.

~ stathmós, palabra de gran riqueza semántica: <establo., <colum-na., <peso.. Corresponde a la raíz de híst~mi <poner., <colocar.. Yadesde Homero tiene los valores de <balanza. y <peso..

Así traducimos Bor¿as <viento del Norte., <Norte.. En rigor, noes el Norte geográfico. sino, más bien, el NE. Cf. K. NIELsEN, <Remar-ques sur les noms grecs et latins des vents et des régions du del,Class. and Mediaev. 7 (1945), 1-113.

6 artst~ds es, propiamente, quien toma el driston o <comida dela mañana., <almuerzo.. Así pues, se aplica a quien hace dos comidasal día: <almuerzo. (ariston) y <cena< (de fpnon), que se tomaba a la caí-SOBRE LOS AIRES, AGUAS Y LUGARES107si aman el ejercicio físico y el trabajo, comen bien y

beben poco.Partiendo de estos puntos, hay que ocuparse de cada 2dato por separado. Pues si uno los conociera perfecta--mente mejor todos, pero, si no, los más posibles,no ignoraría, al llegar a una ciudad que desconoce, nilas enfermedades locales, ni cuál es la naturaleza de lasafecciones comunes, de suerte que ni andaría confusoen el tratamiento de las enfermedades, ni cometería erro-res, cosa que es natural que suceda, si se medita enlos datos concretos, sin conocerlos de antemano.

Según transcurre el tiempo y pasa el año, podrá de-cir cuántas enfermedades generales van a atacar la ciu-dad en verano o en invierno, y cuántas enfermedades

particulares es de temer que le ocurran a cada unoa causa de un cambio en su dieta Pues quien conocelos cambios de las estaciones y la salida y ocaso de losastros, a la vista de cómo ocurre cada uno de esos he-dios, podrá prever cómo va a ser el año. Al reflexionary prever de este modo, conocerá perfectamente la oca-sión oportuna de cada caso, conseguirá curar en la ma-

da de la tarde y era, en general, más copiosa que la que se tomabapor la mañana. El sistema de comidas entre los griegos antiguos eramuy variado, según épocas y lugares. En Homero, por citar un caso

relevante, se habla de tres comidas: driston (desayuno), defpnon (comi-da) y dórpon (cena).idia <particulares., individuales., por oposición a pdnko¡na

.generales<, <comunes<. Que los cambios climáticos producen enfer-medades generales, mientras que, en cambio, la modificación de ladieta acarrea afecciones individuales es una idea corriente en los es-critos médicos que estudiamos. Cf. Sobre los flatos 6 y Sobre la natura-leza del hombre 9, entre otros.

La <dieta. (díaita), no sólo se refiere a la alimentación (comi-das y bebidas), sino también a los ejercicios físicos y al descanso. Ver-

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ter el término por <tipo de vida<, seria dar una idea aproximada delconcepto

108TRATADO5 HIPOCRÁTICOSyor parte de las ocasiones y obtendrá un éxito grandísi.mo en la ciencia médica.

Si alguien pensara que esos datos son propios de lameteorología ~, en caso de cambiar de criterio, sabráque la astronomía contribuye a la medicina, no en po-quisima, sino en grandísima medida. En efecto, los ór-ganos internos ~ les cambian a los hombres juntamen-te con las estaciones.3 Voy a decir yo claramente cómo hay que observary comprobar cada uno de los puntos citados.

La ciudad que está expuesta a los vientos calienteséstos soplan entre los puntos de salida y puesta del

sol en invierno , cuando recibe esos vientos comohabituales y está al amparo de los vientos del Norte,en esa ciudad es forzoso que las aguas sean abundan-tes, algo saladas y estén a flor de tierra, calientes enverano y frías en invierno; que sus habitantes tenganla cabeza húmeda y llena de flema, y se les trastornenfrecuentemente los intestinos 12 a causa de la flema

 El autor se defiendé, en este punto, de todo ataque contra unapretendida orientación teórica de la medicina. Para algunos estudio-sos, los vocablos <meteorología. y <astronomía. tienen aquí el mismoalcance. Otros, en cambio, piensan que la astronomía debe entenderse

como una parte de la meteorología, Cf. J. MANaFELO, <Plato and themethod of Hippocrates., Greek Rom. and Byz. Stud. 21, 4 (1980), 338.lO kotlíai. Son las dos cavidades: la superior o tórax y la inferior

o intestinos. Littré traduce por <órganos digestivos..En el mundo jonio de fines del siglo y a. C, había varios siste-

mas para designar los vientos, pero ninguno de ellos logró imponersesobre los demás. Según NIELSEN, <Remarques...., pág. 21, dentro deuna elemental rosa de los vientos, el curso del sol en invierno habríaque situarlo en los 300 42~ Sur. Así, pues, el punto de salida del solen invierno estaría situado entre el E.-SE. (Este-Sureste) y el SE.; lapuesta, entre el 0.-SO. (Oeste-Suroeste) y el SO.

12 Puede pensarse que, en los caps. 3 y 4, junto a múltiples y pre-cisas observaciones de primera mano, encontramos, asimismo, huellas

de un sistema teórico y preconcebido que no cuadra bien con los pre-supuestos de otros tratados hipocráticos. Así, la afirmación de que5OBRE LOS AIRES, AGUAS Y LUGARE5109que fluye hacia ellos procedente de la cabeza; que po-sean un aspecto bastante flojo, por lo general, y queno sean buenos comedores ni bebedores. Efectivamen-te, los que tienen la cabeza débil no pueden ser buenosbebedores, pues la borrachera les ataca más.Las enfermedades típicas de aquí son las siguientes:

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en primer lugar, las mujeres son enfermizas y propen-sas a flujos, y, además, muchas son estériles por enfer-medad, no por naturaleza, y abortan con frecuencia. Alos niños les sobrevienen espasmos, asmas y la afecciónque, según se cree, la causa una divinidad ~ y es sa-las ciudádes expuestas a vientos calientes favorecen la flema, parecedesprenderse de que esos vientos traen la lluvia, lo que vendría a coin-cidir, a su vez, con la condición húmeda de tal humor. Pero no dejade haber un cierto contrasentido, si comparamos el pasaje con otrosescritos donde se nos dice que la flema es el humor más frío. Cf. Sobrela naturaleza del hombre 7.

~ Muchos editores. a partir de ZWINGER (Hippocratís vzg¡nti duocommentarii Theodori Zwingeri studio et conatu, Basilea. 1579, pági-nas 239-258), aceptan la conjetura tó theion <la divinidad., en vez dela lectura de los manuscritos tó paidion. En todo caso, es evidentela referencia a la epilepsia. LITTRÉ (Oeuvres completes dHíppocrate.10 vols.. 1839-1861, vol. II [1840], págs. 18-19), manteniendo la lecciónde los códices, traduce <le mal des enfants., aduciendo, en defensade su postura, las palabras de Galeno a propósito de este lugar: <Laenfermedad (Cs decir, la epilepsia) se llama paidion, como lo ha mos-trado Hipócrates en Sobre los aires, aguas y lugares.. G. LANATA, Medi-cina magica e religione popolare in Grecia fino alleté di Ippocrate, Ro-ma, 1967, págs. 23-26, ha manifestado que, paradójicamente, el tratadoque más encarnizadamente combate la teoría de la posesión demónica

como causante de los fenómenos morbosos, haya contribuido, el quemás, a divulgar el nombre de <enfermedad sagrada. (hiré noúsos). sinhaber propuesto para tal afección ningún nombre específico, sino nom-brándola como <esa enfermedad., <esta afección., etc. En estos casos,el adjetivo hierós, más que entenderlo como divino<, cabe verlo comotodo lo que revela una actividad o poder prodigiosos y mágicos, porencima de la capacidad de comprensión humana. Así, una enfermedadhir~ lo es porque viene causada por fuerzas misteriosas e inexplica-bles. Dentro del CH, donde aparece también el término epilepsia (enplural, por ejemplo, en Aforismos III 22), que responde a la idea de

110TRATADOS HIPOCRÁTICOSgrada; a los hombres, disenterías, diarreas, escalofríos,fiebres crónicas de invierno, muchas pústulas noctur-nas y hemorroides en el asiento.

En cambio, no se producen, por lo común, pleuritis,perineumonías, causones, ni las que son consideradasenfermedades agudas. No es posible, realmente, que es-

tas enfermedades tengan fuerza donde los intestinos sonhúmedos.Sobrevienen oftalmías húmedas, no graves, de corta

duración, a no ser que predomine una enfermedad ge-neral a causa de un gran cambio.

Cuando las personas pasan - de los cincuenta años,unos flujos procedentes del cerebro las dejan parapléji-cas, si de repente les da el sol en la cabeza o pasan frío.

Ésas son las enfermedades endémicas que les sobre-vienen. Y, además, si prevalece alguna enfermedad ge-

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neral a causa del cambio de estación, también la pade-cen.4 Las ciudades que, al revés de las anteriores, estánexpuestas a los vientos fríos que soplan entre los pun-tos de puesta y salida del sol en verano 14, en tales ciu-dades, que tienen esos vientos como habituales y estánal amparo del viento del Sur y de los vientos calientes,ocurre como sigue. En primer lugar, las aguas son, porlo común, duras, frías y dulces. Los habitantes son, porfuerza, vigorosos y flacos, y, en su mayoría, tienen lacavidad inferior cruda y seca, pero la superior les fluyemejor. Son más biliosos que flemáticos. Tienen la cabe-za sana y dura, y están expuestos, generalmente, a rotu-ras internas.

<ataque., <golpe., encontramos otras maneras de designar tal enfer-medad. Se la llama <enfermedad de Heracles. en Sobre las enfermeda-des de la mujer 1 7, por citar un caso interesante; en otros lugaresse la titula <la gran enfermedad..

~ Respectivamente. 0.-NO-NO. y E.-NE.-NE.SOBRE LOS AIRES, AGUA5 Y LUGARES111

Entre ellos se dan las siguientes enfermedades: mu-

chas pleuritis y las consideradas enfermedades agudas.Es natural que sea así, siempre que sus cavidades seanduras. Se producen muchos empiemas por cualquier mo-tivo- La causa de eso es, tanto la tensión del cuerpo,como la dureza del vientre. Pues la constitución secay la frialdad del agua los exponen a roturas internas.

Es forzoso que tales naturalezas sean comedoras yno muy bebedoras, pues no es posible que sean a la vezmuy dados a la comida y a la bebida. Al cabo de algúntiempo 15 surgen oftalmías que son secas y fuertes, e,inmediatamente, se forman heridas 16 en los ojos.

En los que tienen menos de treinta años se produ-cen fuertes hemorragias por la nariz en verano; las en-

fermedades llamadas sagradas son raras, pero violen-tas. Como es natural, esas personas son de vida máslarga que otras. Sus heridas ni se inflaman, ni se con-vierten en malignas. Su carácter 17 es más salvaje queapacible.

~ DILLER, Ueber die Umwelt (De aere, aquis, locis). Corpus Medí-corum Graecorum, 1, 1, 2, Berlin. 1970, pág. 31, traduce: <de formapasajera., siguiendo al parecer a W. J. VERDENIUS, <Notes on Hippo-crates Airs, waters, places., Mnemosyne 8 (1955), 14-24, partidario deentender el giro preposicional, no como <tras un tiempo., sino por<durante un corto tiempo.. El texto griego es diá chrónou.

lO LimÉ, Oeuvres~., II, pág. 21: .et produisent rapidement la fonte

de loeil<.7 ethea (en singular, ¿thos). Con vocalismo breve tenemos ~thos,que es la forma nominal corriente y significa <costumbre., <hábito..Recuérdese la forma verbal eí5tha <tengo por costumbre.. En relacióncon estas palabras está la raíz de pronombre reflexivo swe- <suyo.,<de él., y el verbo hístpmi (raíz dhE-) <poner., <establecer.. ~theasirve, desde Homero, para designar el paradero habitual de los anima-lCs. En Heródoto lo éncontramos referido al lugar donde habitan lospueblos. Pero, aparte de este uso, se aplica ya desde Hasroto (Trabajosy días 67) al comportamiento de una persona. A partir de Aristóteles

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el adjetivo gthikós, que, precisamente, sirve para dar título a dos tra-tados aristotélicos, introduce la novedad de distinguir entre zthikd y

112TRATADOS HIPOCRÁTICOS

Entre los hombres, ésas son las enfermedades pro-pias de aquí, y, además, cualquier otra enfermedad ge-neral que predomine a causa del cambio de estación.

En lo tocante a las mujeres, en primer lugar, mu-chas resultan estériles 18 a consecuencia de las aguas,que son duras, crudas y frías. Efectivamente, sus mens-truaciones no son las apropiadas, sino escasas y doloro-sas. Además, dan a luz con dificultad y rara vez abor-tan. Cuando dan a luz, son incapaces de alimentar asus hijos, pues se les seca la leche a causa de la durezay crudeza de las aguas. Les -sobrevienen tisis, con fre-cuencia, después de los partos, pues, por la violencia

de los mismos, sufren desgarramientos y convulsiones.A los niños se les forman hidropesías en los testícu-los, mientras son pequeños, pero, después, al avanzarla edad, les desaparecen. En esta ciudad los niños lle-gan a la pubertad bastante tarde.5 Pues bien, con respecto a los vientos calientes yfríos y a esas ciudades, ocurre tal como queda dicho.Pero, en las ciudades que están expuestas a los vientosque soplan desde la zona comprendida entre las salidasdel sol en verano e invierno 19, y también en aquellas

politiká, esto es, lo referido al comportamiento personal y lo pertinen-te al Estado.

IB stériphai. Así DILt.as&, Lleber..., pág. 30. Los manuscritos ofrecendiversas lecciones: steriphnaí o striphna¡ Hemos de pensar en un sufi-jo -phos, relacionado con ciertos nombres de animales, cf. daphos <cier-vo., y además, en una palabra indoeuropea sterysz, que en griego dasteira, <estéril., Cf. lat. sierílis. Que las aguas duras y frías producenesterilidad en las mujeres lo leemos tambien en ARISTÓTEI-HS, Sobrela generación de los animales IV, 2, 767a33-35, quien puntualiza, soste-niendo que, en ocasiones, en vez de esterilidad, tales aguas favorecenel nacimiento de mujeres (tó th~lykotían). En la misma línea de pensa-miento sostiene el filósofo, en otro lugar, que el esperma poco espeso.frío y húmedo es infecundo o no sirve más que para engendrar muje-res (Sobre la generación de los animales II 7 747a3-5, e HistoriaS delos animales VII 1, 582a29-32).

 Es decir, E.-NE.-NE., y E-SE-SE. La contraposición entre 51-SOBRE LOS AIRES, AGUAS Y LUGARES113que ocupan una posición opuesta a las anteriores, ocu-rre como sigue.

Las que están orientadas hacia la salida del sol son,como es natural, más sanas que las que miran haciael Norte y que las orientadas hacia los vientos calien-tes, aunque sólo haya un estadio 20 de separación entreellas. Pues, en primer lugar, el calor y el frío son más

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moderados, y, además, todas las aguas orientadas haciala salida del sol son, por fuerza, claras, de olor agrada-ble y blandas. No se produce niebla 21 en esa ciudad,pues lo impide el sol, cuando se levanta y resplandece.Efectivamente, por la mañana domina aquél por lo ge-neral 22

Los habitantes, por su aspecto, gozan de buen colory vigor, más que en cualquier otro sitio, si no lo impidealguna enfermedad. Tienen la voz clara y son mejoresen actitud 23 e inteligencia que los orientados hacia elNorte, del mismo modo que son también mejores losdemás seres que nacen en este lugar.

tuación hacia el Este, buena y sana, y orientación hacia Poniente, siem-pre mala y nociva, está de acuerdo con la oposición polar típica delpensamiento arcaico y precientifico.

20 El estadio media 177,6 m. Equivalía a seiscientos pies (unpie = 0,296 m. De ser una medida de longitud, pasó a designar, enlos juegos gimnásticos, la carrera de velocidad, cuyo recorrido oscila-ba entre uno y cuatro estadios.

21 réra te m¿ es una conjetura antigua que aparece ya en Galeno.Los manuscritos ofrecen erateinds <agradables..

22 El pasaje está corrupto. La última oración es el resultado desecluir <niebla., siguiendo el criterio de DIU.ER, Veber..., pág. 32. De

aceptar la presencia en el texto de tal elemento y leer con los manus-critos, tendríamos que traducir: <Pues por la mallana se esparce laniebla, por lo general.. Es un lugar muy discutido, con diversas conje-turas y enyniendas, según los diversos editores y comentaristas.

23 orgt es el <movimiento natural., <temperamento., <actitud.,pero también, <cólera., <pasión.. Cf. orgízomai encolerizarse., y or-Rasmós <excitación.. La aplicación del vocablo a la esfera del com-Portamiento y manera de ser es algo que se remonta a Hastono (Traba-jos y Días 304).

114TRATADOS HIPOcRÁTIcOS

La ciudad así orientada se parece muchísimo a laprimavera por la moderación del calor y del frío. Lasenfermedades son menos numerosas y más flojas y separecen a las que sobrevienen en las ciudades orienta-das hacia los vientos calientes. Las mujeres son allí muyfecundas y dan a luz con facilidad.6 Tal sucede por lo que respecta a las ciudades ante-

riores. Las que están mirando hacia la puesta del sol,a cubierto de los vientos que soplan desde el Oriente,e, incluso, de los vientos calientes y los fríos, proceden-tes del Norte, pasan de largo por ellas, esas ciudadesestán, por fuerza, en una posición muy malsana. Pues,en primer lugar, sus aguas no son claras. La razón deello es que por la mañana predomina generalmente,la niebla, que, al mezcíarse con el agua, le quita la trans-parencia, pues el sol no brilla antes de haberse elevadoa lo alto.

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En verano soplan por la mañana brisas frescas ycae rocío, y, durante el resto del día, el sol, en su mar-cha hacia la puesta, abrasa especialmente a las perso-nas. Por ello, como es natural, son éstas de mal colory débiles; participan de todas las enfermedades mencio-nadas, sin que ninguna les esté especialmente reserva-da. Como cabe esperar, tienen la voz grave y ronca a

  24 allí,consecuencia del aire que es en general, impuro

y malsano. En efecto, ni siquiera es limpiado del todopor los vientos del Norte, pues estos vientos no se acer-can. Y los que se acercan a esas ciudades y allí domi-nan son muy húmedos, pues lo son los vientos de Occi-dente.

24 atr sirve para designar la niebla a partir de Homero- Junto 8ese valor, desde los presocráticos. adquiere la acepción de .aíre., refe-rido al que está junto a los hombres y es respirado por ellos, por opO-sición a aithtr <parte alta de la atmósfera., <éter..SOBRE LOS AIRES, AGUAS Y LUGARES115

Tal situación de una ciudad se asemeja muchísimo

al otoño, respecto de los cambios del día, porque hayuna gran diferencia entre la mañana y la tarde.Así sucede en lo relativo a los vientos que son fa- 7

vorables o desfavorables. Quiero explicar, a propósitode las aguas, cuáles son malsanas, cuáles muy saluda-bles, y cuántos males y bienes es natural que se produz-can a causa del agua, pues ésta contribuye muchísimoa la salud 25

Las aguas quietas, pantanosas y estancadas son, porfuerza, en el verano, calientes, gordas 26 -y fétidas, por-que no fluyen, pero, como las alimenta el agua de llu-via, siempre nueva, y las calienta el sol, son, necesaria-mente, de mal color, nocivas y productoras de bilis; en

invierno, son heladas, f rías y turbias a causa de la nievey los hielos, de suerte que ocasionan, con gran facili-dad, flema y ronqueras. Quienes las beben tienen siem-pre el bazo grande y contraído 27 y el vientre duro, del-gado y caliente. Se les quedan delgados los hombros,clavículas y Ja cara, pues las carnes se consumen al irse

25 Que las aguas y los lugares podían ser causa de enfermedadeses una teoría que encontramos ya en ALCMEdN (B 4 DK): <se producen~sc., enfermedades) también por causas externas: cualidad de las aguas.país, fatigas, necesidad, y otros motivos por el estilo..

26 pach9s-efa-~ <gordo., referido a las aguas es sinónimo de .du-rol-a,, es decir, que tienen gran cantidad de sales disueltas. Recorde-

3505 otros calificativos del agua en donde se utilizan; referidos al gua-lo, adjetivos correspondientes, previamente, al campo semántico delI8Cto: malakds <blando. (cf. lat. mollis), skl~ros, <duro., etc. Obsér-~C5e, por otra parte, la diferencia entre los vientos (calientes. favore-~en la flema; fríos, propician la bilis, en caps. 3 y 4 respectivamente)las aguas (el calor del sol las vuelve propensas a causar bilis; ello, las hace apropiadas para ocasionar flema).

~ tnemy~ménous, participio perfecto medio de m9~ <cerrar.,contraer. De la misma raíz que myst¿s <iniciado en los misterios., más exactamente <el que cierra o mantiene en posición cerrada.,

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Itgún unos, los ojos, según otros, la boca, cierta importancia tiene¿libién la palabra myops <que contrae los ojos., <miope..

116TRATADOS HIPOcRÁTIcOShacia el bazo. Por ello, esas personas son delgadas. Ta-les hombres son comedores y tienen mucha sed; sus ca-vidades, tanto la de arriba como la de abajo, están muysecas, de manera que necesitan remedios 28 un tantofuertes.

Esa afección les acompaña en verano e invierno. Ade-más, sobrevienen hidropesías, numerosísimas y morta-les en grado sumo. Efectivamente, en verano, se danmuchas disenterías, diarreas y fiebres cuartanas de lar-ga duración. Esas enfermedades, al prolongarse, hacencaer en hidropesía a las personas de tal constitucióny acaban con su vida.

asas son las afecciones que les ocurren en verano.En invierno, a los más jóvenes les sobrevienen perineu-monías y achaques de locura 29; a los de más edad, fie-bres ardientes a consecuencia de la dureza del vientre;a las mujeres, hinchazones y leucoflegmasia ~. A duraspenas conciben, y dan a luz con dificultad. Los reciénnacidos son grandes y están hinchados; después, con laalimentación, se quedan consumidos y enclenques ~

~ pharmakon es, para el médico hipocrático, toda susíancia ex-tenor capaz de producir una modificación en el enfermo. Tal vocablosirve para denominar desde una comida especial hasta un purgante.DILLER, Veber..., pág. 37. lo traduce, con reservas, como <purgantes..

29 maniltdea noseumata. El adjetivo maniódes, empleado para de-signar notas típicas o propias de la locura, aparece a mediados delsiglo y a. C. Por su parte, manté significa <locura, desde HaitóooTO(VI 112). Los dos términos están relacionados con maínomai <enfure-cerse., y con ménos <ardor combativo., <furor.. En el CH encontra-mos la descripción de algunas enfermedades mentales y neurológícssfrenítis, letargo, melancolía, epilepsia, etc. A su vez, en la medicinapopular, la locura se interpretaba como un miasma, castigo de los dio-ses o consecuencia de la pasión amorosa, cf. L. GIL, Therapeia- La me-dicina popular en el mundo clásico, Madrid, 1969, que ofrece variosejemplos.

~ También llamada <inflamación blanca. o .anasarca<. cf. Afo-rismos VII 29.

31 De entender pondrás en sentido activo, cabría traducirlo por.~causan problemas. o <fatigas.. Así lo entiende DILLER, Ueber..-, pág. 37-SOBRE LOS AIRES, AGUAS Y LUGARES117En las mujeres la menstruación no se presenta bien trasel parto. A los niños se les forman, especialmente, her-nias, y a los hombres, varices y úlceras en las piernas,de suerte que no es posible que personas de tal natura-leza sean de larga vida, sino que envejecen antes queles llegue el momento. Además, las mujeres creen que

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han concebido, y, cuando llega el parto, desaparece laplenitud de su vientre. Eso sucede, cuando la matriztiene hidropesía.

Pienso que las aguas de ese tipo son malas para todouso. En segundo lugar, están aquellas cuyas fuentes sa-len de rocas pues, por fuerza, son duras, o de latierra, donde hay aguas termales o se obtiene hierro,cobre, plata, oro, azufre, alumbre, asfalto o nitro. Efec-tivamente, todos éstos se forman a causa de la fuerzadel calor. Por tanto, de una tierra de tal tipo no es posi-ble que se produzcan aguas buenas, sino duras, ardien-tes, difíciles de eliminar por la orina y contrarias a laevacuación del vientre. Las mejores son las que manande lugares elevados y de colinas de tierra, pues son dul-ces, transparentes y aptas para mezcíarse con un pocode vino 32 Durante el invierno resultan calientes, y, enverano, frescas. Son así cuando proceden de fuentes muyprofundas.Hay que elogiar, sobre todo, aquellas aguas cuyosmanantiales brotan en dirección a la salida del sol, es-32 Es decir, que basta mezclarlas con poca cantidad de vino paraobtener una bebida agradable. Es bien conocida la costumbre griegade mezclar el vino con el agua. HoMaRo da por sabida la proporciónen que deben combinarse esos elementos y no la comenta; sí habla,

en cambio, de la vasija reservada para tal mezcla (krettr). Vino puro,sin embargo, le da Ulises al Cíclope en la Odisea (IX 347 ss.), consi-guiendo emborracharlo al poco rato. En cuanto a la costumbre dedar de beber vino a los niños (cf. pág. 59), los poemas homéricos, eter-no manual educativo de los griegos durante toda la Edad Antigua, nosmuestran cómo Aquiles, siendo niño de corta edad, bebía de la copade Fénix, que se la ofrecía gustoso (Ilíada IX 487).

118TRATADOS HIPOCRÁTICOSpecialmente la correspondiente al verano. Por fuerza,son bastante claras, de buen olor y ligeras. En cambio,de las que son saladas, crudas y duras ninguna es bue-na para beber, pero hay algunas constituciones y enfer-medades a las que resulta conveniente el beber talesaguas, asunto sobre el que hablaré en seguida.A propósito de estas aguas, ocurre también lo siguien-te: aquellas cuyas fuentes dan hacia la salida del sol,ésas son las mejores del grupo; después, las que están

en situación intermedia entre la salida y la puesta delsol en verano, especialmente las orientadas hacia la sa-lida; en tercer lugar, las que quedan entre las puestasdel sol en verano e invierno; y las peores, las orientadashacia el Sur, entre la salida y la puesta del sol en in-33vierno. Esas aguas son muy dañinas para los del Sury mejores para los del Norte.

Conviene usar las aguas de la siguiente manera: elque está sano y fuerte no haga ninguna distinción, sino

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beba en cada ocasión la que se le presente. Pero el que,por causa de una enfermedad, quiere beber la más con-veniente, logrará la salud, de la mejor manera, si obracomo sigue: a todos aquellos cuyo vientre es duro y tien-de a inflamarse, convienen las aguas muy dulces, muyligeras y muy claras. A cuantos tienen el intestino blan-do, húmedo y flemático les convienen las aguas muyduras y algo saladas, pues así es como más se les seca-rán los intestinos,

Efectivamente, todas las aguas que son las mejorespara cocer y muy disolventes ~, ésas, como es natural,son las que más sueltan el vientre y lo relajan. En caITI-

~ Así, DILLER, Veber..., pág. 39, que lo atribuye a los habitantes.Otros entienden <con vientos del Sur.. Por ejemplo, Liri~ag, OeuVres,vol. II, pág. 31.

~ takerós, de la misma raíz que ttlcj <fundir.. <disolver. (cf. la-tín tabes <putrefacción.). Algo más abajo encontramos, en nuestra tra-ducción, <relajan.. que vierte a diat¿kÓ.SOBRE LOS AIRES, AGUAS Y LUGARES119bio, todas las que son crudas, duras y, en modo alguno,buenas para cocer, ésas contraen el vientre y lo se-can. Realmente, los hombres, por su inexperiencia,

están en un error a propósito de las aguas saladas, por-que las consideran buenas para evacuar, cuando son con-trarias, en grado sumo, a la evacuación. En efecto, soncrudas y malas para cocer, de tal suerte que, por obrade ellas, también el vientre resulta estreñido, más bienque suelto.

Así sucede en lo relativo a las aguas de fuente. Res- 8pecto de las aguas de lluvia y de todas las que procedende nieve, voy a explicar qué ocul-re.

Las aguas de lluvia son muy ligeras, muy dulces, muyfinas y muy claras ~. Pues, ante todo, el sol se lleva yarrebata del agua la parte más fina y ligera. Lo demues-tran las sales. En efecto, el componente salino se queda

allí, a causa de su densidad y peso, y se producen sales,pero el sol arrebata la parte más fina a consecuenciade su ligereza. Se lleva tal componente, no sólo de lasaguas estancadas, sino también del mar y de todos loscuerpos en que hay algo de humedad. Y la hay en todoelemento.

~ x~raínei. La noción de x~rós seco., (opuesta a hygrós húme-do.), en el caso que nos ocupa, alude al carácter estreñido del vientre.Cf. Aforismos II 20 y III 17. Por otra parte, xErós entra en el mismocampo semántico que aúos seco. (cf. auaín?J <resecar.), pero, a dife-rencia de este último, comporta una connotación especial de <dureza<.

~ ARISTÓTELES usó, con fines biológicos, estas notas físicas del

agua. Así, cuando escribe: en los que tienen una vejiga, una vez eva-cuado el excremento, queda en los conductos un depósito salado (hal-myrís) y terroso, pues la parte dulce y potable, a causa de su ligereza(lcouphótata,>, pasa a las carnes. <Partes de los animales IV 1, 676a33-36).Por cierto, los dos términos que colocamos entre paréntesis parecenhaber sido tomados directamente del tratado hipocrático que estudia-mos. Parecida influencia de pensamiento encontramos en Meteorológi-CoS II 2 334b29-33, en lo tocante a la formación de las aguas de lluvia.

~ La teoría de la evaporación se remonta a ANAxAGoa.&s (A 90 DK).Según este pensador, el liquido estancado al principio, tras haber sido

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contrario y otras nubes chocan de repente contra lasnubes que, reunidas por el viento, se ponen en marchay avanzan ~. En ese instante, la primera parte de lanube se condensa allí mismo; la que le sigue llega a con-tinuación, y, de esta forma, se espesa, ennegrece, se con-densa en un mismo punto, revienta a causa del pesoy se produce la lluvia.

Estas aguas son las mejores, como cabe esperar, pe-ro requieren ser hervidas y purificadas ~ De lo contra-

41 Cf. ARISTÓTELES, Sobre la generación de los animales V 6,786a16-17: <la cocción vuelve dulce a cualquier cosa; es el calor elque realiza la cocción..

42 Como en n. 39, elipsis del sujeto en griego. L¡rrU, Oeuvres..,vol. II, pág. 35 piensa que se trataría, en este caso, de <la parte lige-raAtusTÓTELES (Partes de los animales II 7. 652b33 55.) recoge y am-plia la teoría aquí expuesta sobre el origen de la lluvia. Nos hablael estagirita del vapor de agua que se eleva desde la tierra, llevadohacia arriba por su propio calor y condensado en lo alto por la accióndel aire frío que hay encima de la tierra; entonces se produce la lluviaa consecuencia del enfriamiento del vapor de agua. Cf. la misma teoríaen Meteorológicos 1 9. 346b24-32 y II 347b12-20.

~ Así entienden el texto los distintos editores y, ya antes, la tra-

ducción latina Pero el número del verbo podría inducir a tomar <lasflubes, como sujeto,, en vez de entenderlas como objeto directo.~ apos4,estha¡. Este verbo significa normalmente corromperse..

El texto ha planteado varias dificultades de comprensión. Lmssg (Oeu-vres, vol. II, pág. 35) traduce: <mais u faut la faire bouíllir pour enPrévenir la corruption., diciendo, en la nota correspondiente, que hadejado el texto sin modificar, pero ha traducido <según el sentido ge-

122TRATADOS HIPOCRÁTICOSrio, tienen mal olor y, a quienes las beben, les sobrevie-nen ronquera, tos y voz bronca.

Las aguas que proceden de nieve y hielo son todasnocivas, pues, cuando se hielan una vez, ya no vuelvena su antigua naturaleza, sino que la parte clara, ligeray dulce se separa y desaparece, pero queda el compo-nente más turbio y pesado

Puedes observarlo de la siguiente manera. Efectiva-mente, si quieres, cuando sea invierno, echa agua en

un vaso con una medida y expónla a la intemperie, don-de más se hiele; después, al día siguiente, llévala al sol,donde más se deshaga el hielo, y, cuando se haya licua-do, mide el agua: comprobarás que es bastante menos.Ésta es la prueba de que, a causa de la congelación,desaparece y se seca la parte más ligera y sutil, perono, desde luego, la más pesada y densa, pues no podríahacerlo ~

neral.. A. Cos.~v, Traité dHippocrate des Airs, des Eaux et des Lieux,

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Alcmeón del vocabulario político de su época. También en el texto quenos ocupa hay ciertas resonancias del campo politico, concretamentede las luchas de partidos: entrar en discordia. (stasidzein), vencer.(kratetnj, tener el poder. (ischyein). etc.

124TRATADOS HIPOCRÁTICOSuna distinta en cada momento, según los vientos. Puesa una le da fuerza el Bóreas ~, a otra, el Noto; y, res-pecto de las demás aguas, la misma explicación.

Pues bien, con aguas de tal clase se depositan, porfuerza, lodo y arena en las vasijas, y, por haberlas bebi-do, sobrevienen las enfermedades mencionadas. Por quéno se dan éstas en todas las personas sin distinción,voy a explicarlo.

Todos aquellos cuyo vientre funciona bien ~ y estásano, cuya vejiga no es propensa a inflamarse y en don-

de la salida de la vejiga no está excesivamente cerrada,ésos orinan con facilidad y ño se les concentra nadaen la vejiga. Pero en todos aquellos cuyo vientre estáinflamado, la misma inflamación le acontece por fuerzaa la vejiga. En efecto, cuando ésta se calienta más delo normal, se inflama su salida, y, cuando le ocurre eso,no suelta la orina, sino que la cuece y calienta dentrode sí misma, y la parte más fina y pura de la orina sesepara, pasa y sale con la micción, pero la más densay turbia se concentra y espesa: al principio es algo pe-queño; después, se hace más grande.

Efectivamente, al ser agitado por la orina, el elementoque se condensa se combina consigo mismo, y así crece

y se endurece; en cada micción, forzado por la orina,choca contra la salida de la vejiga, impide orinar y cau-sa un fuerte dolor, de tal suerte que los niños que pade-cen de cálculos frotan y estiran sus partes sexuales, por-que les parece que allí está la causa de la micción-

~ Vientos del NE. y SO., respectivamente, es decir, diametralmen-te opuestos. El Noto traía a Grecia la lluvia y la humedad, por lo quelos términos de él derivados comportan connotaciones referentes a 18-les efectos causados. Así, notios equivale a meridional, pero tambiéna húmedo., lluvioso..

51 euroos es, propiamente, que fluye bien.. La noción de .flw-

dez. (eurroia) de los humores, del pneuma, del vientre, etc. es sinó-nima de salud y equilibrio.SOBRE LOS AIRES, AGUAS Y LUGARES125

He aquí una prueba de que ocurre así. En efecto,los que padecen de cálculos expelen una orina clarísi-ma, porque la parte más densa y turbia de ella se quedaen la vejiga y se concentra.

Así se forman la mayor parte de los cálculos. Perotambién se produce una piedra 52 a causa de la leche,

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si ésta no es saludable, sino caliente en exceso y biliosa,pues calienta los intestinos y la vejiga, de suerte quea la orina, como se calienta al mismo tiempo, le aconte-ce lo que hemos dicho.

Además, afirmo que es mejor darles el vino a los ni-ños, mezclado lo más posible con agua, pues así quemay reseca menos las venas.

En las mujeres, sin embargo, no se forman piedrasigualmente, pues su uretra es corta y ancha, de suer-te que la orina se expele con facilidad. Efectivamente,ni se frotan el sexo, como ocurre en los varones, ni setocan la uretra, pues tienen un conducto que les llegahasta el sexo. Ahora bien, en los hombres, tal conducto

52 pOros tufo., o toba, es la piedra caliza, muy porosa y lige-ra, utilizada, especialmente, para cimientos. Término técnico de arqui-tectura, empleado por los médicos para designar los cálculos vesicaleso nefríticos. pdpvsis es el vocablo específico que indica la formaciónde un cálculo.

~ E. LasKy, Zur Lithiasis-Beschreibung in Peri aérOn, hyddt¿sn,tOpan., Wien. Studien 63 (1948), 69-83, ha señalado con qué precisiónexpone sus argumentos el médico hipocrático. Salvo algún detalle que

corregiría hoy la ciencia por ejemplo, sabemos desde hace tiempoque los que padecen cálculos no emiten una orína más clara que lade los sanos estas palabras siguen siendo, a veinticinco siglos dedistancia, válidas para nosotros. Ello es tanto más relevante, cuantoque son especulaciones y conclusiones extraídas por vía analógica, da-do que, a la sazón, los médicos no practicaban la anatomía. A mayorabundancia y precisión del texto, Lesky ha indicado que la uretra fe-menina. en efecto, mide tres o cuatro centímetros, frente a los quince-diecisiete de la masculina.

126TRATADOS HIPOCRÁTICOSno es directo ~, y aparte de eso, su uretra no es ancha.Por otro lado, las mujeres beben más que los niños ~10 Pues bien, en lo relativo a esos puntos, la situaciónes así o muy parecida. Pero, con respecto a las estacio-nes, se puede determinar cómo va a ser el año ya mal-sano, ya saludable, si se reflexiona como sigue. Efec-tivamente, si las señales que ocurren a la puesta y la

salida de los astros acontecen como es normal, se pro-ducen lluvias en otoño, el invierno es moderado, ni de-masiado benigno, ni excesivamente frío, y, en primave-ra y verano, las lluvias son oportunas, es natural que,de esa forma, el año sea muy saludable.

En cambio, si el invierno transcurre seco y con vien-to del Norte, y la primavera lluviosa y con viento delSur, el verano es, por fuerza, abundante en fiebres ycausa oftalmías- Pues, cuando sobreviene repentinamen-te el calor sofocante, mientras la tierra está húmeda

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a causa de las lluvias de primavera y del viento del Sur,el calor es, por fuerza, el doble: porque la tierra estámojada y caliente, y porque el sol quema. Además, laspersonas no tienen firme el vientre, ni seco el cerebropues no es posible que, cuando la primavera es detal condición, dejen de tener empapados el cuerpo y lacarne, de suerte que les sobrevienen a todas ellas fie-bres agudísimas, pero, sobre todo, a las personas fle-máticas. Como es natural, padecen disenterías las mu-jeres y los de constitución muy húmeda.

Si a la salida de la canícula ~ se producen lluvia y~ Según LESKY, ibid., pág. 74, a consecuencia de la curvatura sub-

púbica, que está fijada en el trtgonum urogenital.~ Esta última frase es secluida por bastantes editores, Diller en-

tre ellos. Otros han querido leer orinan, en vez de beben.~ La constelación del Can~ Perro o Perrita, también conocida co-

mo Sirio, que es la estrella más importante del grupo, se mostraba,en época clásica, en los días en que los calores estivales eran másfuertes: del 23 de julio al 2 de septiembre. Se la llamó Canícula o Perrita porque, en la antigúedad, Sirio aparecía al mismo tiempo queSOBRE LOS AIRES, AGUAS Y LUGARES127tempestad y, además, soplan los vientos etesios ~ esde esperar que cesen las enfermedades y que el otoño

sea saludable. Pero, de otro modo, hay peligro de quesobrevengan casos de muerte entre los niños y las mu-jeres; pero muy pocos, en cambio, entre los ancianos;y, asimismo, es de temer que quienes sobrevivan termi-nen por contraer fiebres cuartanas y, después de lascuartanas, hidropesía.

En cambio, si el invierno transcurre con viento delSur y es lluvioso y benigno, y la primavera, con vientodel Norte, es seca e invernal, cabe esperar, ante todo,que aborten todas las mujeres que estén embarazadasy cuyo parto sea para la primavera. Por su parte, lasque dan a luz tienen unos hijos canijos y enfermizos,de tal suerte que éstos, o se mueren d~ inmediato, o

viven desmirriados, débiles y enfermizos.~so en cuanto a las mujeres. A las demás personas,les sobrevienen disenterías y oftalmías secas 58 y, a al-gunas, catarros ~> que descienden desde la cabeza has-el sol en los primeros días de agosto, a manera de perrito al lado deun dueño más voluminoso (aparentemente y a simple vista, se entien-de). Tal hecho acontece, hoy día, a finales de agosto. En otro ordende cosas, advertimos en todo el capitulo la presencia de las cuatropropiedades: frío-caliente, húmedo-seco. El exceso de humedad, porejemplo, produce enfermedades en las naturalezas húmedas: mujeresy flemáticos; el frío seco pone en peligro a las naturalezas biliosas, etc.

~ et~síai vientos etesios, formado sobre dtos año. (cf. latínuetus). Aplicase a los que cambian en determinada época del año. En-

tre los griegos, se daba tal apelativo a los que soplaban desde el NO.,especialmente durante el verano.~ ophthalmiaí es el término especifico para designar las inflama-

ciones de los ojos: las secas (x~raí) son peores que aquellas en queel ojo está húmedo o lagrsmea.

~ katdrroi <flujo que desciende.. Es un concepto bastante amplioen los tratados médicos. Cualquier humor puede experimentar movi-mientos hacia arriba o hacia abajo. El buen médico sabe controlar,provocar o reducir esaa corrientes mediante los recursos de su arte.

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128TRATADOS HIPOCRÁTICOSta los pulmones. Por tanto, es natural que a los fle-máticos y las mujeres les sobrevengan disenterías, por-que, a causa de la humedad de su constitución, la flemales baja fluyendo desde el cerebro; que a los biliosasse les produzcan oftalmías secas a consecuencia del ca-lor y la sequedad de su carne, y a los ancianos, cata-rros, por causa de la delgadez y desgaste de sus venas,hasta el punto de que, unos mueren de repente, y otrosquedan parapléjicos ~ del lado derecho.

Ciertamente, cuando, durante un invierno caliente ydominado por el viento del Sur, ni el cuerpo ni las ve-nas adquieren consistencia ~, al presentarse una prima-vera con viento del Norte y, además, seca y fría, enton-ces, el cerebro, en el preciso instante en que, con lallegada de la primavera, debía relajarse y limpiarse

bajo los efectos de la coriza y las ronqueras, en ese mo-mento se condensa y adquiere consistencia, de tal suer-te que sobrevienen las mencionadas enfermedades, cuan-do se presentan de improviso el verano y el calor, y seproduce, por tanto, un cambio de estación- pneumón <pulmón (otros manuscritos dan pleúmón). La pri-mera lectura, la más corriente en los escritos hipocráticos, y precisa-mente en singular, es un intento de aproximar tal órgano al conceptode pneúma. La etimología, desde luego, exige pleumOn (cf. Ial. pubito-fis; otros derivados son en el CH: pleumonía, peripleumonía, pleumó.o,etc.). Es de la misma raíz que pU~ <navegar., flotar, en cuanto quelos pulmones flotan en el liquido que los recubre.

61 parapl~k tol. Abundan en los diversos libros del CH los deriva-

dos de pMssG <golpear., <herir, <afectar. parapl¿x significa en Ho-sicio <golpeado de costado por las olas (Odisea V 418). A su vez, para-pl~kro1 conlíeva la acepción poética de loco. (cf. Sórocias, Ayante 230),y la de afectado de parálisis, como sucede en el tratado que estud~a-mos. Otros términos de la misma familia frecuentes en el CH son: <iipO-)pl¿xís, pliktikos, etc. En cambio, himípllgia n~ aparece hasta el médsco Pablo de Egina, en el vn d. C.

62 Las lecciones de los códices están muy alteradas en este pasa-je. Seguimos el texto fijado por Diller.SOBRE LOS AIRES, AGUAS Y LUGARES129

Las ciudades que están bien orientadas respecto delsol y los vientos y gozan de buenas aguas notan menos

tales cambios; pero las que tienen aguas pantanosas yestancadas y no disfrutan de buena orientación con re-ferencia a los vientos y al sol, ésas los sienten más.

Si el verano es seco, las enfermedades cesan bastan-te pronto, pero, si es lluvioso, son de larga duración.Además, existe el peligro de que, por cualquier motivo,se formen úlceras cancerosas 63, si se produce una he-rida. Al final de las enfermedades, sobrevienen lien-terías 65 e hidropesías, pues los intestinos no se secanfácilmente.

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Si el verano es lluvioso y con viento del Sur, e, igual-mente, el otoño, es forzoso que el invierno sea malsanoy cabe esperar se les produzcan fiebres ardientes a losflemáticos y a los de más de cuarenta años, y pleuritisy perineumonías a los biliosos.

Si el verano es seco y con viento del Norte, y el oto-ño lluvioso y con viento del Sur, es natural que, parael invierno, se den cefalalgias, y esfacelos de cerebro,y, además, toses, ronqueras y corizas, y, en algunas per-sonas, tisis.

63 phag~dainai <úlcera cancerosa, cáncer (cf. P. CHANTRAINE,Dictionnaire éíysnologíque de la langue grecque. Paris, 1980, pág. 1.167).El significado etimológico es el de enfermedad que devora (cf. pha-gefn <comer., devorar., y esp. <antropófago.).

~ hélkos es <herida en vivo., úlcera, por oposición a la lesióncausada por corte o golpe (plqt, oult, Irá ma). A veces, h~lkos se aplicaa cualquier tipo de herida visible. Se nos habla incluso, en ocasiones,de <heridas internas..

65 lejeníerlal es la afección en que el intestino (éníeron) resultaliSO o unido (le los). Se manifiesta por la deposición diarreica de ali-mentos mal digeridos.

 sphókelos sirve para designar la. gangrena y la caries ósea. En

4foriSnsos VII 50, se advierte que los que padecen esfacelo en el cere-bro mueren al cabo de tres días. En oportuno comentario, Galeno sos-tiene que no se trata de gangrena total, sino de gangrena inminente.

130TRATADOS HIPOCRÁTICOS

Si el verano transcurre con viento del Norte y es se-co, y no se produce lluvia ni a la salida del Perro, nia la de Arturo 67, es conveniente, sobre todo, para losde naturaleza flemática, los de constitución húmeda ylas mujeres, pero tal circunstancia es enemiga, en gra-do sumo, de los biliosos. Efectivamente, se secan endemasía y se les producen oftalmías secas y fiebres agu-das y de larga duración; y, también, a ciertos indivi-duos, se les produce melancolía, porque la parte máshúmeda y acuosa de la bilis se seca y agota, pero sequeda la parte más densa y agria. También, en lo refe-rente a la sangre, sucede de acuerdo con la misma ex-plicación. Por tales motivos les ocurren estas enferme-

dades. En cambio, todos esos aspectos son saludables paralos flemáticos, pues se secan y llegan al invierno, noempapados, sino a punto de secarse.

[Si el invierno transcurre con viento del Norte y esseco, y la primavera con viento del Sur y lluviosa, seproducen durante el verano oftalmías violentas y, en losniños y mujeres, fiebres] 69,

67 Arturo es la primera estrella de la constelación del Boyero o

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Bootes. Significa el que cuida de la Osa... Arturo tiene su orto heliacoentre el 5 y 15 de septiembre.

 melancholiai, de mélas <negro. y chol~ bilis., es decir .bilisnegra.. Corresponde a la afección denominada hoy hipocondría. Enlas Cartas pseudo-hípocraticas encontramos una buena descripción delos síntomas de la melancolía, atribuidos, en este caso, al comporta-miento de Demócrito: los melancólicos, se nos dice, son taciturnos,solitarios y buscan lugares desiertos (L¡rrR~, Oeuvres..., vol. IX, pági-nas 330-332).

 Muchos comentaristas y editores (Baqueo, Zwinger. Coray, Lit-tré, Diller..) secluyen este pasaje por entenderlo como una repeticiónde lo dicho al comienzo de este mismo capítulo. En cuanto al capítulosiguiente, EDRLSTR1N, Pero a~r5n..., pág. 24, piensa que está interpolado.Sostiene el estudioso que la única finalidad de la obra que estudiamosera dar indicaciones teóricas sobre el pronóstico de las enfermedades,y, dado que este capitulo se refiere a ciertas prohibiciones respectoSOBRE LOS AIRES, AGUAS Y LUGARES131

Si uno reflexiona y observa de acuerdo con esas nor- 11mas, puede prever la mayor parte de lo que ha de suce-der a consecuencia de los cambios de estación. Es pre-ciso vigilar, sobre todo, los cambios más importantesde las estaciones, y no dar purgantes a discreción, nicauterizar 70 en la región del vientre, ni cortar, hasta

- 71que pasen diez días o masLas fechas más importantes y peligrosas son las si-

guientes: ambos solsticios 72, especialmente el de vera-no, y los dos llamados equinoccios ~, en particular, el

del tratamiento, habría que pensar que está fuera de lugar. En cam-bio, DILLER, Wanderarzr..., págs. 14-15, demostró la estrecha relaciónde este capitulo con el final del segundo, así como su papel de resu-men y enlace con todo lo anterior.

70 Algunos editores modifican la lección de los códices (kaíein<quemar., .cauterízar~), leyendo kinefn remover., <purgar~, o ka-thai rein <purgar..

~ Vemos, en estas líneas, la actitud prudente y mesurada del hi-pocrático conocedor de su arte. Diez días serian un plazo prudentede expectativa, antes de decídirse a terapéuticas normales (purgar).o comprometidas (cauterizar y cortar).

72 h~liou íropw, literalmente cambios o giros del sol.. En nues-tros días suceden, del 21 al 22 de junio, el de verano (momento enque el sol se sitúa en el Trópico de Cáncer), y el 21 o 22 de diciembreel correspondiente al invierno (el sol se sitúa en el Trópico de Capri-cornio). Entre los griegos del siglo y a. C., el solsticio de verano ocu-rna el día 1 o 2 de julio; el de invierno entre el 26 de diciembre yel 3 de enero. Cf. D. R. DícKs, Early Greck Asíronomy lo Anistotie, Nue-va York, 1970, págs. 36 y 31.

~ is~meríai. El momento en que la duración de los días es igual

a la de las noches en toda la tierra acontece, en nuestros días, del20 al 21 de marzo y del 22 al 23 de septiembre. Cf. D¡cKs, Early...,pág. 15, que, aun no diciendo nada de la fecha concreta en que suce-den, insiste en que el aspecto del cielo es muy diferente hoy del quepodían observar los griegos del siglo y a. C., precisamente a causade la precesión de los equinoccios. Esta es la razón por la que se vaanticipando, poco a poco, la llegada de las estaciones, pues el puntode intersección del ecuador con la eclíptica momento de losequinoccios.... se desplaza continuamente hacía Occidente, unos 50 se-gundos por año, de suerte que en 25.000 años se completa el circuito

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de la eclíptica. Por poner un ejemplo ilustrativo: ahora, la Estrella Po-

132TRATADOS HIPOCRATICOSde otoño. Hay que vigilar también la salida de los as-tros, sobre todo, la del Perro, y, a continuación, la deArturo, y, además, el ocaso de las Pléyades ~ En efec-to, las enfermedades hacen crisis ~, especialmente, enestos días: unas causan la muerte; otras cesan, y todaslas demás se modifican bajo otra forma y aspecto 7612 Así están las cosas sobre esas cuestiones. Por otraparte, a propósito de Asia y Europa, quiero mostrarcuánto difieren mutuamente en todo; y, con referenciaal aspecto de sus pueblos, en qué se distinguen y, ade-más, que no tienen ningún parecido entre sí. Sería lar-go un discurso sobre todos sus pueblos, pero acerca delos más importantes y distintos voy a decir cómo me

parece a mí que son.Afirmo que Asia es muy distinta de Europa en la na-turaleza de todos los productos de la tierra y, también,en la de sus hombres. Efectivamente,, en Asia todo esmás hermoso y mayor; el país está más cultivado y elcarácter de sus habitantes es más dulce y sosegado ~

lar, o Alfa de la Osa Mayor, está a menos de un grado del Polo Norle;en cambio, en los días de Hiparco de Nicea, ilustre astrónomo del si-glo u a. C., distaba 120 24 de tal punto.

~ Ocurre entre el 5 y el 11 de noviembre.~ Sobre los conceptos .crisis, hacer crisis, cf. Sobre la medicina

antigua 19 y n. 35.76 methistataí eis háteron efdos ka( hetér~n katd.stasin. Sobre etdos ykatdstasis, cf. Sobre los humores 1. eldos pasa, de referírse al aspecto fí-sico de los seres, hacia un acontecimiento lógico (clase, .forma de losfenómenos.). ¡Qué distintas son las palabras del autor de Sobre los flatos2, cuando sostiene que todas las enfermedades tienen una sola forma(¿dan)!

~ éthea ~pió¡era kat euorg~tótera. Respecto a Éthea véase la n. 17.Por su lado, tpios moderado, <bondadoso, dicese de un padre, delas palabras y, asimismo, de la virtud de un medicamento. Tambiénse atribuye a la temperatura de un país o al carácter de sus habitail-tes: <moderado, <templado.. Por último, euorg~tós (cf. n. 23 a propó-sito de orgt> aparece aquí por primera vez dentro de la literatura grie-

ga. Al hablar de Asia, el autor apunta, sobre todo, a Asia Menor.SOBRE LOS AIRES, AGUAS Y LUGARES133La causa de eso es la mezcla de las estaciones ~, por-que Asia está situada en medio de los lugares de salidadel sol ~ mirando hacia Oriente y bastante lejos delfrío. Crecimiento de las cosechas y aptitud para el cul-tivo los ofrece en grado sumo, siempre que no haya na-da que predomine de forma violenta ~, sino que elequilibrio prevalezca en todo.

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Ahora bien, en Asia no se dan las mismas condicio-nes en todos sitios, sino que toda la parte del país situa-da entre el calor y el frío, ésa es la de mejores frutosy árboles, la más templada y la que goza de las mejoresaguas, tanto caídas del cielo, como nacidas de la tierra.En efecto, ni está excesivamente abrasada por el calorni se reseca a causa de la sequía y la falta de agua,ni sufre la violencia del frío, ni resulta húmeda 52 yempapada a consecuencia de las muchas lluvias y la nie-ve. Naturalmente, las cosechas son abundantes allí, tantolas nacidas de semillas, como las de plantas que ofrece

~ kt kr&sis tón horé6n. Sobre el concepto de kr¿sis puede verse lodicho en Sobre la medicina antigua 14 y n. 28.  Si la cocción (pépsis)de los humores ha sido la adecuada, éstos permanecen en equilibrio, sinque ninguno de ellos prevalezca sobre los demás. Aquí se aplica la teoríadel temperamento (temperancia o templanza) a las estaciones, en el sen-tido de que ninguna impone sus rigores o notas dominantes sobre lasdemás.

~ Tanto en verano, como en invierno, para un habitante de AsiaMenor, el sol sale siempre por territorio asiático.

50 Léxico tomado del terreno político. Cada partido ~aqul elemen-tos, estaciones o rasgos de una estación) tiende a preaominar (ep¿kra-tefn) violentamente (bíaíós) sobre los demás. -

51 Nos encontramos aquí con otro término sacado de la esfera po-lítica: isomoir¡i~ que alude al hecho de tener igual participación políti-ca o los mismos derechos que los demás (cf. TUCÍDIDES, VI 39, y VII75). Cuando, contrariamente, una facción política se impone violenta-mente sobre las demás, termina por incurrir en insolencia (h$ibnis) oen ambición (pleonexía) (cf. Tuctomas, 1 17, y III 82-83).

S2 El texto griego resulta incierto en este punto. Unos editoresSustituyen noti~ <propia del viento del Sur., <húmeda., por epeí dé.y dado que.; otros, añaden Oút~ ni., etc.

134TRATADOS HIPOCRÁTICOSla tierra de por sí misma. Los hombres consumen losfrutos de estas últimas, convirtiéndolas en cultivadas,en vez de silvestres, y transpíantándolas a lugar conve-niente.

Los animales que allí crecen son magníficos, comocabe esperar, y, sobre todo, paren mucho y alimentanmuy bien a sus crías. Los hombres son robustos, muy

hermosos de aspecto, muy altos y muy poco diferentesentre si en aspecto y estatura.Naturalmente, esa situación es muy parecida a la pri-

mavera, por su propia naturaleza y por la templanzade las estaciones. La valentía, el aguante en las fatigas,el denuedo ante el esfuerzo y el brío no pueden darseen una naturaleza tal ~ ~, ni de la misma raza ni deraza distinta, sino que prevalece el placer. Por ello, sonmúltiples las formas que se dan entre los animales.13 Pues bien, así me parece que están las cosas con

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referencia a egipcios y libios. Tocante a los que habitana la derecha de la salida del sol en invierno hasta lalaguna Meótide éste es, en efecto, el límite entreEuropa y Asia, ocurre lo siguiente: estos pueblos son,

83 Postulan la existencia de una laguna en este lugar Zwinger, Co-ray y Diller, entre otros. Algunos prefieren verla después de dondetraducimos <placer.. Así hacen Líltré, Jones, Vegetti, y otros, siguien-do el texto citado por Galeno. En todo caso, es opinión extendida que,en este lugar, se habría hecho referencia a los egipelos y libios, a losque menciona al comienzo del cap. 13. El contenido de tal laguna ha-bría sido el polimorfismo de los animales en Libia y Egipto. A juiciode algunos estudiosos, Aristóteles se habría basado en la parte perdi-da al redactar, en sus Historias de los animales, concretamente el pa-saje correspondiente a VIII 28, 6061,20-22, donde, para explicar la granvariedad de las bestias salvajes, dice que, en razón de la falta de agua.parece que los animales se unen, cuando se encuentran en los lugaresdonde hay agua, y que se aparean <incluso no siendo de la nusleaespecie. (kai ta m~ homáphyla).

~ Otras veces transcrita como Mayátide. Es el Mar de Azov, enel que desemboca el río Tanais (hoy, Don).SOBRE LOS AIRES, AGUAS Y LUGARES135

en tal comarca, más diferentes entre si que los antesmencionados, a consecuencia de los cambios de las es-taciones y por causa de la naturaleza de la región.

Sucede con el país lo mismo que con los hombresen general. Efectivamente, donde las estaciones sufrencambios muy grandes y muy frecuentes, allí la tierraes muy salvaje y desigual, y verás que hay muchísimas85montañas boscosas, llanuras y praderas

En cambio, donde las estaciones no se diferenciangran COSa, allí la tierra es muy llana. Y ocurre así, tam-bién, con respecto a los hombres, si se quiere meditaren ello. Realmente, hay naturalezas parecidas a monta-

ñas boscosas y ricas en agua; otras, a lugares peladosy sin agua; otras, a parajes con praderas y pantanos;otras, a la llanura y la tierra desnuda y seca. Pues lasestaciones que modifican la índole de la forma son dife-rentes. Si son diferentes entre sí en gran medida, tam-bién en su aspecto se producen diferencias bastante nu-merosas.

Dejaré a un lado los pueblos que difieren poco, pero 14respecto de los que son muy diferentes, o por la natura-leza o por la costumbre, diré en qué condiciones están,86

refiriéndome en primer lugar a los macrocéfalos

Desde luego, no existe ningún otro pueblo que tengaunas cabezas parecidas. En efecto, al principio fue lacostumbre la mayor responsable de la longitud de la

85 En verdad, más que una dependencia del relieve respecto delclima, acontece al revés.

86 Los macrocéfalos (makrokephaloi) son mencionados ya por AN-TIPONTE (B 46 DK), quien no da más noticias sobre ellos. Lo más proba-ble es que el autor de nuestro tratado no conociera directamente a

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este pueblo legendario, del que se había ocupado la historiografía jóni-ca, y al que se le solía situar en un lugar incierto en torno al MarNegro. Los antropólogos saben hoy que, efectivamente, tales deforma-ciones del cráneo tenían lugar, a la sazón, entre ciertos pueblos delCáucaso

136TRATADOS HIPOcRATICOScabeza, pero, ahora, también la naturaleza se une a lacostumbre.

Piensan que los que tienen la cabeza más grande sonlos más nobles. En cuanto a la costumbre, ocurre losiguiente: tan pronto como nace el niño, modelan conlas manos su tierna cabeza, cuando todavía está blan-do, y la obligan a crecer en longitud aplicándole venda-jes e instrumentos adecuados, bajo cuyos efectos serompe la forma redonda de la cabeza y aumenta, en cam-

bio, la longitud.De este modo la costumbre consiguió, al principio,que la naturaleza fuera de tal tipo, pero, transcurrien-do el tiempo, el rasgo entró en la naturaleza, de tal suer-te que la costumbre no impone ya su fuerza87 En efec-to, el semen procede de todas las partes del cuerpo ~:

87 Vemos, en este pasaje, claramente expuesta la teoría de que lacostumbre (nómos) puede modificar la naturaleza (physis), de tal suer-te que los rasgos adquiridos pasan a formar parte de la constitucióngenética de los individuos y, por tanto, a convertirse en un rasgo here-ditario. Por lo demas, es nota común de los tratados hipocráticos más

antiguos del CH la armonía y cooperación entre la naturaleza y la cos-tumbre. Es ilustrador el pensamiento de Demócrito, para quien <lanaturaleza (ph>tsis) y la enseñanza (didach~) son algo parecido (paraplt-sion), pues también la naturaleza altera el ritmo del hombre y, al alte-rarlo. crea naturaleza (metarythmoúsa de physiopoief). (B 33 DK). Cf.J. A. LÓPEZ Fáuutz, <La idea de ph9sis en Demócrito y su utilizaciónen el CH., Cuad. Filol. Clás. 8 (1975), 209-218.

8~ Entre los presocráticos hallamos numerosas lucubraciones so-bre el origen del esperma, la formación y alimantación del embrión,la diferenciación entre los sexos, etc. Cf. el exhaustivo trabajo de E.LE5KY, Die Zeugungs- und Vererbungslehren der Antike und ihr Nach-wirken, Wíesbaden, 1950. Concretamente, referido al CH, de la mismaautora puede verse también <Die Samentheorien in der híppokratis

chen Schriftensammlung, en Festschrift zum 80 Geburtstag M. NeUburgers, Viena, 1948, págs. 302-308. A grandes rasgos, encontramos losiguiente: EMPÉDOcLEs opinaba que si el semen encontraba un ambien-te cálido. nacía un varón, y sí frío, una mujer (B 65 DK); otros creiS1~que el <sexo masculino procede especialmente del lado derecho, y Clfemenino, del izquierdo. (cf. Aforismos V 38 y 48); ANAXÁGORA5 (A 13SOBRE LOS AIRES, AGUAS Y LUGARES137de las partes sanas, el sano; de las enfermas, el enfer-mo. Por tanto, si, por lo general, de padres calvos nacen

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hijos calvos, de padres de ojos azules hijos de ojos azu-les 89, de padres bizcos hijos bizcos, y el mismo razo-namiento sobre el resto de la figura, ¿qué impide quetambién de un macrocéfalo nazca un macrocéfalo? Pe-ro, ahora, ya no se dan, igual que antes (las cabezasalargadas), pues la costumbre ya no tiene fuerza, a cau-sa del trato con otros hombres.Pues bien, creo que así están las cosas respecto a 15éstos. Opinaré, ahora, sobre los que habitan junto al Fa-90SíS

Esta comarca es pantanosa, calurosa, húmeda y bos-cosa. Durante cualquier estación se producen allí mu-chas y violentas lluvias. Los habitantes viven en lospantanos, y sus viviendas, de madera y caña, están cons-truidas en medio de las aguas; pasean poco por la ciu-dad y el mercado, pero navegan por todas partes en em-barcaciones construidas con un solo tronco, pues haymuchos canales.

DK) y DEMÓcRITO (B 32 y 124) sostenían que el semen procede de todoel cuerpo. Esta última teoria, llamada pangenética, aparece en varioslugares del CH: Sobre la enfermedad sagrada 5, y, con ciertas varian-

tes, en Sobre la naturaleza del niño y Sobre las enfermedades IV. Ci-tando por la edición de LITTRÉ, respectivamente. VII 470, 474, 480 y542. No obstante, en el CH advertimos varias modificaciones respectoa Demócrito, especialmente la presencia de la teoria de los humoresy la diferenciación entre los distintos espermas individuales en razónde sus cualidades: denso ¡ligero, sólido ¡fluido.

89 glaukoí <azul claro.. Referido a los ojos, suele oponerse a <ne-gro. (mélas) y a <claro. (cha ropós). Los médicos hipocráticos crearonel verbo glaukóomai <padecer glaucoma., afección que toma el nom-bre a partir del color que adquiere el fondo del ojo. Cf. glaúk~ma yglau&asis.

~ Es el río más oriental del Mar Negro. Atraviesa la región delextremo este de dicho mar, al sur del Cáucaso. Tal comarca era la

Cólquide. El río Fasís era considerado como uno de los limites natura-les entre Asía y Europa.

138 TRATADOS HIPOCRÁTIcoS SOBRE LOS AIRES, AGUAS Y LUGARES139

Beben aguas calientes y estancadas, corrompidas porel sol y aumentadas por las lluvias. El propio Fasis esel más lento de todos los ríos y fluye muy manso. Losfrutos que se producen allí carecen todos ellos de desa-

rrollo, están blandos y sin sazón, a consecuencia del ex-ceso de agua, razón por la que tampoco maduran. Unagran niebla procedente de las aguas cubre el país.

Precisamente por esos motivos, los que viven juntoal Fasis tienen un aspecto distinto al del resto de loshombres. En efecto, son de elevada estatura y excesiva-mente gruesos; no se les nota ninguna articulación nivena; tienen color amarillo, como los que padecen icte-ricia; poseen la voz más fuerte entre los hombres, puesno disfrutan de aire transparente, sino brumoso y hú-

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medo, y son, de nacimiento, un tanto perezosos paralas fatigas corporales.

Las estaciones no cambian mucho, ni en lo referenteal calor ni en lo tocante al frío. Lós vientos, en su ma-yor parte, son húmedos, a excepción de una brisa pro-pia del país. esta sopla a veces fuerte, violenta y calien-te. A este viento le llaman Cencrón 9l~ El viento delNorte no llega apenas allí, pero, cuando sopla, es débily suave..16 Así están las cosas en lo referente a las diferencias,en naturaleza y forma, entre los habitantes de Asia ylos de Europa

Respecto a la indolencia y cobardía de sus habitan-tes, y, concretamente, de que los asiáticos sean menos

~ Se ha relacionado etimológicamente con kérchnos <ronquera..En los escritos médicos se encuentra, asimismo, el adjetivo kerchal¿OS<seco., <ronco..

92 Algunos editores secluyen <y los de Europa., basándose en quevarias traducciones latinas omiten la cita, y en que el escritor .fl~ha hablado todavía de Europa.. Así lo hace Lzmg, Oeuvres..., Vol. II,pág. 62. Pero, en realidad, al comienzo del cap. 12, se ha aludido Ya la diferencia entre los habitantes de Asia y los de Europa.belicosos que los europeos y de carácter más pacífico,

las responsables son, sobre todo, las estaciones, porqueno ocasionan grandes cambios, ni en calor ni en frío,sino que son parecidas. Efectivamente, no se producenconmociones de la mente ni perturbación violenta delcuerpo, motivos por los que es natural que el carácterse vuelva rudo y tenga un componente mayor de irrefle-xión y apasionamiento que cuando está siempre en lasmismas circunstancias.

Los cambios en todos los aspectos son, en efecto, losque despiertan la inteligencia del hombre y no le permi-ten estar inactivo. Por esos motivos me parece a mí quecarece de vigor el pueblo asiático y, además, a causade sus instituciones ~ pues la mayor parte de Asia es-

tá gobernada por reyes.Donde los hombres no son dueños de sí mismos niindependientes, sino que están bajo un señor, su preo-cupación no es cómo ejercitarse en las artes de la gue-rra, sino cómo dar la impresión de no ser aptos parael combate. Los riesgos, en efecto, no son iguales: losvasallos, como es de esperar, van a la guerra, sufrenfatigas y mueren, por fuerza, en defensa de sus amos,lejos de sus hijos, su mujer y demás seres queridos. Conlos méritos y hazañas que los vasallos realizan, los amosaumentan su poder y se encumbran, mientras que aqué-líos obtienen como fruto los peligros y la muerte.

Aparte de eso, la tierra de unos hombres de tal con-

dición se encuentra, por fuerza, abandonada a causa de

~ Tras cada uno de los motivos (prophdsies) naturales, el autoracude a las instituciones políticas (nómoi), como explicación adicionalde la debilidad de los asiáticos. nomos, sustantivo formado sobre laraíz de némó <repartir según el uso o la conveniencia., designa lo queestá do acuerdo con la norma y el uso. Desde comienzos del siglo ya. C., se especialíza en designar las leyes, tanto las no escritas, comolas fijadas por la escritura.

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140TRATADOS HIPOCRÁTICOSlas guerras ~ y la ociosidad, de tal suerte que, aunqueuno sea por naturaleza valiente y animoso, se ve apar-tado de su manera de pensar por obra de las institucio..nes.

Gran prueba de ello es que, cuantos habitantes deAsia, griegos o bárbaros, no están gobernados por unseñor, sino que son independientes y soportan las fati-gas en su propio interés, ésos son los más combativosde todos. Pues desafían los peligros en su propio bieny obtienen personalmente tanto los premios por su va-lentía como el castigo por su cobardía.

Verás, además, que los asiáticos son diferentes en-tre sí, unos, mejores, y otros, peores. De esto son res-

ponsables los cambios de las estaciones, tal como que-da dicho por mí en lo que precede.17 Así están las cosas respecto de los que viven enAsia. Por otra parte, en Europa habita el pueblo de losescitas ~ que vive en torno a la laguna Meótide y esdistinto de los demás pueblos. Se les llama sauróma-tas ~. Sus mujeres montan a caballo, disparan con elarco, arrojan dardos desde los caballos y luchan contralos enemigos, mientras son virgenes. No pierden la vir-

~ Los manuscritos leen hypó apolem¡<5n .por la falta de guerras.,lo que crea probk~mas de contexto. Se han propuesto varias solucio-nes. Littré, Jones y Diller aceptan polem iOn <por las guerras..

~ Con este nombre se calificaba a todos los pueblos nómadas quehabitaban en las estepas, especialmente en lo que hoy conocemos Co-mo Ucrania. Para más detalles sobre los escitas, véase HERÓDOTO, IV1-144; allí hay una cumplida información sobre: origen (5-15), etnogra-fía (16-35) y costumbres (59-82).

~ Este pueblo, después llamado <sármata., habitaba una regiónextendida desde el este del río Tanais (Don) hasta el Volga, según sabe-mos por HERÓDOTO (IV 116). Era distinto del escita, aunque habíaIsla misma lengua con ciertas peculiaridades. En todo caso, la identidAdentre saurómatas y sármatas es asunto polémico ya desde la antigue-dad, pues, incluso dentro de un mismo autor, no siempre se mantieflel mismo criterio. PLINIO EL VIEJO, por citar un autor singular, Dra loidentifica (Historia Natural IV 80), ora los diferencia (VI 16).

SOBRE LOS AIRES, AGUAS Y LUGARES141ginidad hasta que han matado a tres enemigos, y no secasan antes de haber celebrado los sacrificios impues-tos por la costumbre.

La que toma marido, deja también de montar a ca-ballo, hasta que no se presenta la necesidad de una ex-pedición militar en masa. Carecen del seno derecho,pues, cuando son niñas, aún de corta edad, sus madresles aplican al seno derecho un aparato de bronce, cons-

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truido con tal finalidad, tras haberlo puesto al rojo; elpecho se quema, de suerte que se anula su desarrolloy transmite todo su vigor y plenitud al hombro y brazoderechos ~

Sobre la figura de los demás escitas, en lo referente 18a que se parecen entre si y no a ningún otro pueblo,vale la misma explicación que la relativa a los egipcios,salvo que unos padecen inclemencias a causa del calor,y los otros, bajo los efectos del frío.

La llamada estepa escita es llana y abundante en pra-dos; carece de árboles y tiene suficiente agua, pues haygrandes ríos que sacan el agua desde las llanuras.

Habitan allí los escitas. Se llaman nómadas ~, por-que no tienen casas, sino que viven en carros. Los ca-rros son, los más pequeños, de cuatro ruedas, y los otros,de seis; están protegidos en derredor con fieltros y pre-parados con ingenio a manera de casas. Unos, con unasola habitación; otros, incluso con tres. Son, además,impermeables al agua, la nieve y los vientos.

Es propio del pensamiento precientifico sostener que una fuer-za natural, si es bloqueada, encuentra salida y manifestación adecua-da por otra parte. Más que con una realidad contrastada,, nos encon-

tramos ante un postulado de carácter mágico, al estilo de los que sue-len ofrecer, especialmente, ciertos tratados de orientación cnidia.~ nomddes (singular nomos). Propiamente, <que apacientan., de

donde <pastores.. Es un derivado de ném6~ ya visto. Cf. el sustantivo1IOP52ÓS <pasto., <alimento., y, con acentuación distinta, nómos, queacabamos de ver.

142TRATADOS HIPOCRÁTICOS

Tiran de los carros, ya dos, ya tres yuntas de bueyessin cuernos. En efecto, no tienen cuernos a causa delfrío.

Pues bien, en esos carros viven las mujeres. Los hom-bres,por su parte, van montados a caballo. Les siguensus rebaños ~ y, además, la vacas y caballos. Permane-cen en el mismo lugar durante todo el tiempo en quehay suficiente pasto para sus animales, pero, cuandono lo hay, se van a otra comarca. Comen carne cocida,

beben leche de yegua y degustan «hípaces>. Esto es que-so de yegua.19. Así es lo referente a su manera de vivir y costum-bres. En relación con las estaciones del año y con elaspecto de las personas, sucede que el pueblo escita esmuy diferente de los demás hombres; ofrece un parecí-do dentro de sí mismo, al igual que el pueblo egipcio;es muy poco fecundo; y el país cría animales salvajesmuy exiguos en tamaño y número, pues está situadoen el Norte mismo, al pie de los montes Ripeos ~, des-

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de donde sopla el Bóreas.El sol llega muy cerca, al final de su curso, cuando

alcanza el solsticio de verano, y entonces calienta du-rante poco tiempo y no con fuerza. Los vientos que so-plan desde zonas cálidas no llegan allí, salvo en pocasocasiones y débiles, pero soplan continuamente, proce-

~ próba la, que desde Homero venía aplicándose al ganado y losrebaños en general, pasa en ático a referirse a las ovejas. En el casoque nos ocupa, nos decidimos por entenderlo como <ganado menor.

lOO Ya en Homero leemos que el limite septentrional de la Tierraestá formado por una alta cadena de montañas. Para nuestro autor,los montes Ripeos (relacionados etimológicamente con rípW .lanzar.)serian el borde norte de la Tierra, más allá del cual sólo habría mar.No se hace mención, en cambio, del mítico pueblo de los hiperbóreos.es decir, los que habitaban al norte de las montañas desde donde so-plaba el Bóreas. Cf., para la cuestión, J. DESAUTELS, .Les monts Rl-phées et les hyperboréens dans le traité hippocratique Des airS, deseau.x el des lieux., Rey. Erud. Grec. 84 (1971). 289-296.SOBRE LOS AIRES, AGUAS Y LUGARES143dentes del Norte, vientos fríos a causa de la nieve, elhielo y las muchas aguas. Los vientos jamás abandonanlas montañas, que, por obra de ellos, son inhabitables.

La niebla ocupa, durante la mayor parte del día, lasllanuras en donde viven los escitas, de suerte que siem-pre es invierno, mientras que el verano dura pocos días,y, aun durante ésos, no en demasía. Las llanuras sonaltas y peladas, y no están coronadas de montañas, sal-vo por el Norte.

Allí, tampoco los animales son grandes, sino apro-piados para guarecerse bajo tierra, pues les impiden cre-cer tanto el invierno como la desnudez del país, ya queno existe refugio ni guarida.

Los cambios de las estaciones no son grandes ni vio-lentos, sino que éstas son parecidas y poco diferentes.Por ello, también los habitantes son parecidos de aspec-

to entre sí, y, además, por tomar siempre la misma co-mida y usar la misma ropa en verano e invierno, porrespirar un aire húmedo y denso, por beber aguas pro-cedentes de nieve y hielo, y por evitar la fatiga. Puesno es posible que ni el cuerpo ni el espíritu soportenlas fatigas, donde los cambios de las estaciones no sonviolentos.

Por estos motivos, su aspecto físico es grueso, car-noso, sin articulaciones aparentes, húmedo y flojo ~Su cavidad intestinal es la más húmeda de cuantas exis-ten, porque no es posible que se seque el vientre en talregión, naturaleza personal y condición del clima, sinoque, a consecuencia de su grasa y su cuerpo sin pelo,

se parecen entre sí, los varones con los varones, y lasmujeres con las mujeres.

101 ARISTÓTELES recoge la explicación sobre el temperamento hú-medo de los escitas (hvgroi~ según él), pues, en su opinión, tambiénes húmedo el aire que los rodea (ha periéch~n autaus atr hygrós); cf.Sobre la generación de los animales V 3, 782b33.35.

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144TRATADOS HIPOCRÁTICO5

Pues, cuando las estaciones son parecidas, no se pro-ducen ni destrucción ni deterioro en la coagulación delsemen ~, de no ser en caso de alguna necesidad for-zosa o enfermedad.20 Ofreceré una gran prueba respecto a la humedad.Efectivamente, comprobarás que los más de los escitas,precisamente todos los que son nómadas, tienen caute-rizados los hombros, brazos, muñecas, pecho, caderasy riñones 103 por ningún otro motivo que por la hume-dad y blandura de su naturaleza. Pues no son capacesni de tender el arco ni de impulsar el dardo con su hom-bro a consecuencia de su humedad y relajamiento. Pe-ro, cuando son cauterizados, se seca el exceso de hume-dad, que sale de las articulaciones, y el cuerpo se les104

pone más vigoroso, más robusto y mejor articulado

Son pernituertos y rechonchos ~. En primer lugar,porque no se ponen fajas, como en Egipto, pues no lasusan, con vistas a la equitación, a fin de tener buenasasentaderas. Y, además, por su vida sedentaria. Realmen-102 en l¿i ioú gónou xyrnptxei. El tecnicismo x»np~xis alude a que

el liquido seminal se condensa. adquiriendo una forma compacta. Cf.ptgnymi .coagular<, <solidificar..

103 En la cauterización practicada a los escitas, si es que no setrata de tatuajes como insinúa Diller en su traducción, encontramosla oposición de agua (la humedad que comportan las articulaciones)y fuego (el hierro candente que se les aplica).

104 Es decir, con articulaciones más robustas y de mejor aspecto.

Áríhron .articulación, en general, y aríhróñ aparecen, en los escritosmédicos, aplicados a la perfecta unión de los miembros (brazos y pier-nas) con el resto del cuerpo y al correcto funcionamiento de cada miem-bro por separado. Cf. ararískó .ajustar<, .adaptar<, <encajar. El fa-moso escrito Sobre los articulaciones (Peri árlhr?ln), en donde muchosquieren ver la pluma de Hipócrates, es un magnifico exponente delalto grado alcanzado por los hipocráticos en materia de cirugía y tera-péutica traumática.

lOS DILLER, Ueber..., pág. 71. traduce por <hinchados. (gedunsen).al aceptar la corrección propuesta por Wilamowitz: bladea. en vez deplaléa.SOBRE LOS AIRES, AGUAS Y LUGARES145

te, los varones, mientras no son capaces de montar acaballo, permanecen sentados en el carro la mayor par-te del tiempo y caminan poco a consecuencia de susemigraciones y viajes a la redonda. En cuanto a las mu-jeres, es de admirar qué pernituertas y flojas de aspec-to son.

El pueblo escita es rubicundo a causa del frío, yaque el sol no es intenso. La blancura es quemada porel frío y se vuelve rubicunda.

No es posible que gentes de tal naturaleza sean muy 21

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prolíficas. Efectivamente, al varón no se le presenta ungran deseo de unión sexual por efecto de la humedadde su naturaleza y de la blandura y frigidez de su vien-tre, motivos por los que no cabe esperar, ni mucho me-nos, que el hombre esté dispuesto para el comercio car-nal. Además, al ser zarandeados continuamente por loscaballos, se quedan débiles para la unión sexual.

En los hombres se dan esos motivos. En las mujeres,la grasa y humedad de su carne. En efecto, las matricesya no pueden retener el semen. Por otra parte, la mens-truación no les viene como es debido, sino en poca can-tidad y con retraso, y la entrada de la matriz está cerra-da como resultado de la grasa y no recibe el semen. -Las mujeres son indolentes y gordas, y su vientre esfrío y blando.

Por estas razones de fuerza, el pueblo escita no esmuy prolífico. Gran prueba de ello la dan las esclavas.Efectivamente, tan pronto como se juntan con un va-rón, conciben en su vientre, en virtud de sus fatigas yde sus carnes enjutas ~.

106 Ciertos escoliastas entienden que las esclavas son delgadas aconsecuencia de sus trabajos y fatigas. Pero, quizá, debamos inclinar-nos por ver aquí, sencillamente. dos razones que justifican la fecundi-

dad de tales esclavas: su trabajo y su cuerpo enjunto, por oposicióna sus amas, que evitan las fatigas y, encima, están gordas. ARISTÓTELESrecoge la teoría de que el exceso de gordura es causa importante de

146

TRATADOS HIPOCRÁTICOS22 Hay, además, numerosisimos impotentes ~ entre losescitas; hacen trabajos femeninos y hablan lo mismo quemujeres. Los de tal condición son llamados Anarieos ~.Pues bien, los indígenas le echan la culpa a la divini-dad, veneran a estos hombres y se arrodillan ante ellos,temiendo cada uno por su propia persona. Sin embar-go, personalmente, me parece que esta afección es divi-na como todas las demás, y que ninguna es ni másdivina ni más humana que otra, sino que todas son pa-esterilidad, al decir que, en los hombres y mujeres bastante gruesos,el residuo seminal (ló perillñma ló spermaíikón) es gastado para pro-vecho del cuerpo, en vez de dar lugar, respectivamente, al semen y

las menstruaciones (Sobre la generación de los animales II 7, 746b25-29).107 eunouchías, es decir, <que se comporta como un eunuco. Elvocablo eunoúchos alude al que se ocupa (~ch6) del lecho (eunt) o, ensentido amplio, de la habitación. Como es sabido, se castraba, por cau-tela, a los encargados de la vigilancia y cuidados de las mujeres, dedonde eunouchíz~ <castrar (MATEO, XIX 12). Cuando hombres, omujeres, padecen de nacimiento alguna deformidad en los órganos ge-nitales resultan estériles, leemos en ARISTÓTELES (Sobre la generaciónde los animales II 7. 746b24), que destaca el aspecto barbilampiño delos eunucos.

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m0~ anariefs <afeminados, <no belicosos; adjetivo formado sobrean- sin, falto de y Ár~s <dios de la guerra y la guerra misma.Es una conjeturE de Gomperz, aceptada por Díller y antes por Hei-berg. Los manuscritos leen anandrieis no varoniles (B), lección reco-gida por Littré, y andriefs (V). HERÓDOTO (1105) cuenta cómo los esci-tas que cometieron sacrilegio al saqueár el templo de Afrodita pade-cían la <enfermedad femenina, y eran llamados enarées (o endrees),es decir, <afeminados. Frente a la enfermedad como castigo, tal comose nos presenta en Heródoto, en el tratado hipocrático tenemos unaexplicación racional basada en motivos <prophdseis) y en la impeflOsEnecesidad (anánkr). Destaquemos, además, la insistencia del historia-dor en calificar de divinos por obra y gracia de Afrodita a los afecta-dos de tal enfermedad. En cambio, en el escrito que estudiamos, 51son los más nobles y ricos los que sufren esa dolencia, ello se debe,sencillamente, a la práctica continua de la equitación, entre otros mo-tivos.SOBRE LOS AIRES, AGUAS Y LUGARES147recidas y todas divinas. Cada una tiene su propia natu-raleza y ninguna acontece sin causa natural lOO

Como -me parece a mi que se produce esta enferme-dad, voy a explicarlo. A causa de la equitación, les dandolores articulares líO por llevar colgando continua-mente los pies desde los caballos; y, después, se quedan

cojos e, incluso, padecen úlceras en las caderas losque enferman en serio.Tratan de curarse a sí mismos de la siguiente mane-

ra: cuando comienza la enfermedad, cortan una vena- por detrás de cada oreja. Cuando sale la, sangre, les en-tra sueño a causa de la debilidad y se duermen. Des-pués, despiertan: unos, curados; otros, no. Pues bien,me parece que con estas curaciones se destruye el se-

109 dneu ph>~sios. En pasajes como éste hemos de ver en ph~sis.no sólo el origen< o la <explicacíón< de la enfermedad, sino tambiénel orden regular< de la naturaleza. Frente a HERÓDOTÓ (1 105. y IV67) que achaca la enfermedad mujeril de los escitas a un castigo divi-

no, el autor hipocrático da como razón etiológica el corte sufrido enlas venas de detrás de las orejas, pero subrayando con un me parece<(emol doke 1), repetido dos veces en corto espacio, que se trata de unaopinión personal. Pero la misma teoría la encontramos también en So-bre los lugares en el hombre 3, Sobre la generación 2 y Sobre los enfer-medades II 1, tratados, todos ellos, en los que se sostiene, de algúnmodo, la teoría pangenética, es decir, el postulado de que el semenprocede de todas las partes del cuerpo. Por último, la teoría de queel semen procede de la cabeza y llega a los órganos sexuales a travésde unos vasos que pasan por detrás de las orejas, surge en el si-glo y y la encontramos en varios escritos médicos: Sobre la generaciónhabla en tres ocasiones de esas venas portadpras de semen. (Cf. L¡T-TRÉ, Oeuvres, vol. VII, págs. 470, 472 y 506.)

líO la kédmaía es un término oscuro, utilizado sólo en plural. De-finido como enfermedad crónica de las articulaciones, por Erotianoen su léxico. No sabemos nada cierto sobre la etimología del vocablo.

 helkoúníai di Ischia, donde helkoúníai es conjetura de JERÓNI-MO Maicuaz~u, editor de Hipócrates en griego y latín (Venecia, 1588).Tal lectura viene apoyada por una traducción latina (uulneran4urj),del siglo x. Los códices leen hdkonrai, lección seguida por Littré,que traduce: occasioner... la dístension de la hanche.

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j

148TRATADOS HIPOCRATtCOSmen, porque a lo largo de las orejas hay unas venasy, cuando se las corta, quedan estériles los que han re-cibido el corte. Me parece a mi que cortan esas venas.

Después de eso, cuando se llegan a las mujeres yno son capaces de unirse con ellas, al principio no sepreocupan, sino que están tranquilos, pero, cuando, apesar de intentarlo dos, tres e, incluso, muchas veces,no obtienen ningún resultado mejor, tras pensar que han

cometido alguna falta contra la divinidad a la que echanla culpa 112, se ponen atuendo femenino, se acusan a símismos de falta de virilidad, actuan como mujeres ytrabajan al lado de éstas en lo mismo que ellas hacen.

Les ocurre esto a los escitas ricos, no a los más ba-jos, sino a los más nobles y poseedores del mayor po-der, por efecto de la equitación; a los pobres, en cam-bio, les sucede menos, pues no montan a caballo. Ahorabien, sería preciso que, de ser esa enfermedad algo másdivina que las demás, no les sobreviniera solamente alos escitas más nobles y ricos, sino a todos por iguale, incluso, más a los que poseen poco, sies que los dio-ses se complacen en ser honrados 113 y admirados por

los hombres, y, a cambio de eso, les otorgan sus favores.Pues, como cabe esperar, los ricos hacen muchos sa-crificios a los dioses, les dedican ofrendas, porque tie-nen dinero, y los honran, pero los pobres, a causa desu indigencia, los honran menos y, además, les hacen

112 epaitidotnai es <inculpar de algo a alguien< (cf. HERÓDOTO, II121; TucíDiDEs, VI 28). En general, para la relación entre pecado come-tido y dolencia padecida, véase P. LAIN ENTRALGO, Enfermedad y peca-do, Barcelona, 1961.

113 En la lectura de nuestro tratado (timómenoi dé ei chaz rousinhoi theoi kai thaumazómenoi hyp anthrópÓn) puede, verse un reflejo

del pensamiento y de la letra de EURIPIDES, quien, en el prólogo deHipólito, hace decir a Afrodita respecto de los dioses: timómenoi chat-rousin anthrdptln h>2po, es decir, gozan cuando son honrados por loshombres. La tragedia fue representada en el 428 a. C.SOBRE LOS AIRES, AGUAS Y LUGARES149reproches, porque no les conceden dinero, de suerte queel castigo por faltas de esta índole más bien lo paganquienes tienen poco que los ricos.

Por tanto, como he dicho antes, esta afección es di-

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vina de igual manera que las demás, y cada una en par-ticular sobreviene de acuerdo con la naturaleza. Estaenfermedad les ocurre a los escitas por un motivo deíndole semejante al que acabo de referir.De forma parecida ocurre también entre los demáshombres. En efecto, donde la gente cabalga más y congran frecuencia, allí numerosisimas personas padecendolores articulares, ciáticas y podagras 114, y están muypoco capacitadas para el trato sexual. Estas afeccionesse dan entre los escitas. Son las personas más impoten-tes por los motivos expuestos, y, además, por el hechode llevar siempre pantalones 115 y estar a caballo la ma-yor parte del tiempo, de tal manera que no tocan susexo con la mano, y, de resultas del frío y el cansan-líocío , olvidan el deseo sexual y la unión carnal; y nosienten ninguna excitación antes de haber perdido suvirilidad 117

114 La gota< es en griego podagra. En nuestro texto tenemos eladjetivo podagriós, esto es, lo pertinente a la afección de la gotas.Etimológicamente es una <trampas o cepo para atrapar animales(perros, caballos, etc.) por las patas (cf. JENOFONTE, Ciropedia 1 6, 28).Metafóricamente se aplicó también a la enfermedad que atenaza e im-

pide el funcionamiento normal de los pies (o de las manos, cheirúgra).Asimismo, el término dgra caza sirvió para designar una serie deinstrumentos quirúrgicos apropiados para sacar dientes (odontégra;cf. Sobre el médico 9) o astillas de algún hueso ostégra; cf. GALENO,X 449 KtIION).

115 anaxyrídes. Prenda usual en los pueblos asiáticos (cf. HERÓDO-TO, 1 71, y V 79; JENOFONTE, Anabosis 1 58, etc.), pero impropia, a laSazón, del atuendo griego.

116 hypó kópou. También podría traducirse del traqueteo. delZarandeo, propio del cabalgar.

117 Después tampoco, naturalmente. O sea, los escitas carecen dedeseo sexual desde antes de haber perdido la virilidad. No obstante,

150TRATADOS HIPOCRATICOS23 Así están las cosas en lo tocante al pueblo escita.Los demás habitantes de Europa se distinguen entre si,tanto en estatura como en figura, por obra de los cam-

bios de estación, porque éstos son grandes y frecuen-tes; y, además, se producen calores violentos, inviernosrigurosos, muchas lluvias, y, por el contrario, sequíaslargas y vientos, causas por las que acontecen cambiosnumerosos y de todo tipo.

Como cabe esperar, eso lo nota también la genera-ción en el momento de la coagulación del semen, y re-sulta distinta e, incluso en el mismo individuo, no esla misma en verano que en invierno, ni con tiempo llu-vioso, que con seco.

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Por esta razón, creo yo, el aspecto de los europeoses más variado que el de los asiáticos y su estatura esmuy diferente, en consonancia con cada ciudad. Efecti-vamente, los daños experimentados en la coagulacióndel semen son más numerosos cuando los cambios delas estaciones son frecuentes, que cuando éstas son pa-recidas e, incluso, iguales a.

Con respecto a sus costumbres vale la misma expli-cación. La actitud fiera, intratable y fogosa se da en

la braquilogía del texto ha dado lugar a interpretaciones diversas: yno se excitan hasta que pierden la virilidad (DILLER, Ueber..., página77); .pe~rdiendo su virilidad antes de sentir ningún impulso (JONEs,Hippocrates, vol. 1, pág. 131); en el momento en que lo intentan, hanperdido ya su potencia viril (LITTRá, Oeuvres... vol. II, pág. 83).

lIS Magnifico ejemplo de la teoría que sostiene la influencia delmedio ambiente sobre la constitución humana, a consecuencia de laalteración experimentada por el semen en el momento de la fecunda-ción. Ciertamente, el texto hipocrático nos habla de la condensación<toú gónou en téi symptxei) del germen fecundador. En tal momentovan a darse los factores decisivos para decidir la forma física y eltalante psíquico de las personas. phthor~ que nosotros traducimos pordaño o .destrucción (cf. caps. 19 y 23), suele verterse también co-

mo ~corrupción. A nuestro entender, cabe ver en el vocablo la nociónde mezcla que posee en Otros contextos más tardíos.SOBRE LOS AIRES, AGUAS Y LUGARES151naturalezas de tal clase, pues las perturbaciones, cuan-do son frecuentes, producen la ferocidad del caráctery terminan con el comportamiento civilizado y bonda-doso. Por este motivo, pienso que los habitantes de Euro-pa son más animosos que los de Asia, pues, donde elambiente es siempre el mismo y semejante, se dan loscomportamientos indolentes, pero, donde experimentacambios, las fatigas del cuerpo y del alma. Con descan-so e indolencia crece la cobardía; con el esfuerzo y los

trabajos, las actitudes viriles.Por eso, son más combativos los habitantes de Euro-pa, y, también, a causa de sus instituciones, porque noestán gobernados por un rey, como los asiáticos. Verda-deramente, donde los hombres están bajo un rey, allíson, por fuerza, sumamente cobardes. Lo he dicho yaantes. En efecto, sus almas están esclavizadas y no quie-ren, de buen grado, correr peligros al azar en defensade un poder ajeno; en cambio, los hombres independien-tes eligen los peligros en su propio interés y no en elde otros, están dispuestos voluntariamente y marchanante el peligro, pues recogen en persona el premio desu victoria. De esta manera, las instituciones contribu-

yen, y no las que menos, al valor.Así está la situación, en lineas generales, con res- 24pecto a Europa y Asia. También en Europa hay pueblosque difieren unos de otros en estatura, aspecto y valen-tía. Las diferencias son las mismas que acaban de de-cirse a propósito de lo anterior, pero voy a explicarloaún con más claridad.

Todos los que habitan en un país montañoso, esca-broso, elevado y rico en agua, donde los cambios de lasestaciones resultan muy diferentes, son, como es natu-

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ral, de elevada estatura y de constitución bien dotadapara las fatigas y la valentía. Tales naturalezas compor-tan, en medida no pequeña, salvajismo y fiereza.

152TRATADOS HtPOCRATICOSA su vez, los que viven en regiones encajonadas, ri-cas en prados y sofocantes, están expuestos a los vien-tos calientes en mayor medida que a los fríos y consu-¡9

men aguas calientes, ésos no son altos ni espigadossino de constitución propensa a la anchura, carnosos,de cabellos negros, de tez más oscura que blanca y me-nos flemáticos que biliosos. La valentía y el aguante nose dan en su alma, de conformidad con la naturaleza,pero pueden producirlos las instituciones políticas, st

colaboran en ello.Si hay en el país ríos que ~acan de la comarca elagua estancada y la de lluvia, sus hombres están mássanos y con la tez más brillante. Pero, si no hay ríos,y beben aguas de manantial y, asimismo, otras estanca-das y pantanosas ¡20, tales personas, por fuerza, mues-tran un gran vientre y bazo inflamado.

Los que viven en una cdmarca elevada, llana, vento-sa y rica en agua son de elevada estátura, parecidos en-tre sí y de carácter poco viril y un tanto bondadoso.

~ kanoníaí significa, literalmente, hombres altos como una ca-

ña. Vocablo que sólo aparece.en este lugar. Relacionado con kanO~ocaña y. de ahí, .regla~, modelo. GREN5EMANN (Das 24 Kapitel....págs. 426 y sigs.) piensa ques se alude aquí al canon de PoucLaTo,famoso escultor de Argos que había dedicado un escrito (Kanón) a laadecuada simetría del cuerpo humano. El tipo atlético, al que corres-pondería tal canon, sería el ofrecido por el famoso Doriforo del quenos han llegado copias de época romana. Por lo demás, GALENO men-ciona varias veces la importancia de Policleto en medicina (1 343, IV606 y 744-5, V 499, VI 126 KtJHN).

~ krlnaíd te kai stó,sima pínoíen kai helódea. Entendemos el textode forma parecida a la versión de Líttré. El escollo lo ofrece la lecturakrenaia de manantial, de fuente, aportada por los mejores manus-critos, pero que parece estar en contradicción con el carácter malsano

que se le atribuye aquí. A la vista de ello, ciertos editores aceptanla lectura limnala .lacustre. .palustre, formada sobre Iímni (así.JONES, HíppocrateS. vol. 1. pág. 135); otros tienen problemas en la tra-ducción: beben agua estancada procedente de cisternas y pantanos(DILLER, Ueber..., pág. 81, que, no obstante, mantiene los manuscritos).SOBRE LOS AIRES, AGUAS Y LUGARES153

Los que viven en zonas pobres, sin agua y peladas,que no resultan temperadas en los cambios de estación,son, como es de esperar, de figura seca y vigorosa, más

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rubios que morenos, y, en cuanto a carácter y tempera-mento, orgullosos y tercos. En efecto, donde los cam-bios de estación son muy frecuentes y muy distintos en-tre si, allí también encontrarás formas, caracteres ynaturalezas muy diferentes.

Y bien, tales son las diferencias más importantes dela naturaleza humana. Pero, además, está la tierra enque uno se desarrolla, y las aguas, pues comprobarásque, en general, el aspecto y las costumbres de los hom-bres se acomodan a la naturaleza del país 121 Por tan.to, donde la tierra es fértil, blanda y abundante en agua,donde las aguas están a flor de tierra, de suerte queson calientes en verano y frías en invierno, y donde lasituación es buena respecto de las estaciones, allí loshombres son carnosos, de articulaciones poco destaca-das, húmedos, nada sufridos y de espíritu cobarde, engeneral. La pereza y la somnolencia reinan entre ellos;para las artes son bastos, carentes de finura y sinagudeza.

En cambio, cuando el país es pelado, pobre en aguay escabroso, azotado por el invierno y abrasado por elsol, allí los habitantes son duros, secos, bien articula-dos, vigorosos y velludos. Notarás que en naturalezasde tal índole radican la extrema laboriosidad y la acti-

¡21 ARISTóTELES parece tener en cuenta este texto cuando, refirién-dose a las abejas, sostiene que los lugares comportan, también, dife-rencias en las costumbres (ustorios de los animales IX 40, 624b28.30).El filósofo hace extensivas a los animales las notas de salvajismo yferocidad que en el texto hipocrático caracterizan a los hombres delas montañas (Historios de los animales VIII 29, 607a10-12). S. BYL,Recherches sur les grands traités biologiques dAristote: sources éc ritesCt pr~jugés, Bruselas, 1980, ha subrayado cómo se repite, en el últimopasaje citado, el vocabulario de nuestro tratado.

TRATADOS HIPOcRÁTIcOs

tud vigilante; que, por su carácter y comportamiento,son orgullosos y obstinados; que tienen más de salvajeque de civilizado; que son peculiarmente agudos e inte-ligentes para las artes y bastante aptos para la guerra,y que todo lo demás que se produce en la tierra estáen consonancia con el país.

Así son las naturalezas y aspectos más opuestos en-

tre si. Si te vales de estas pruebas para estudiar lo de-más, no cometerás errores.SOBRE LA DIETA EN LAS ENFERMEDADES AGUDAS

Los autores de las denominadas Sentencias cnídias 1describieron con precisión las experiencias que sufren losafectados por cada enfermedad y la manera de resolver-se alguna de ellas. Y hasta ese punto incluso alguien noprofesional en medicina podría describirías sin error, si

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los enfermos le informasen adecuadamente de las expe-riencias que sufren. Pero cuantos datos necesita conocerel médico profesional sin que el enfermo se lo diga, de és-tos muchos no los tienen en cuenta; síntomas, que son im-portantes de cara a un diagnóstico, y variables según loscasos.

Cuando analizan los síntomas y dicen cómo ha de tra- 2tarse cada caso, en este punto opino de manera muy dife-rente a la suya. Y no sólo por eso no estoy de acuerdo, si-no también porque utilizaron un número reducido de re-medios. En la mayoría de los casos, si se exceptúan lasenfermedades agudas, prescriben administrar purgantesy dar a beber suero y leche durante una temporada.

Si estos remedios fuesen válidos y adecuados para las 3enfermedades que prescribieron, serían mucho más dig-nos de aprobación, pues pese a ser pocos, serían suficien-tes. Pero actualmente no es así.

Quienes han revisado posteriormente los tratados, exa-minaron con un criterio más propio de médicos lo que hayque aplicar a cada caso. Pero resulta que tampoco sobrela dieta los antiguos autores escribieron nada digno demención, ni tuvieron en cuenta su importancia. Desde lue-154

156TRATADOS HIPOcRATIcOSgo que algunos no desconocían la amplia tipología y lasmúltiples formas de cada enfermedad, pero al querer es-tablecer con claridad el número de cada una, se equivo-caron. Pues es difícil darlo si la dolencia de los enfermos

se determina por diferencias insignificantes entre los sín-tomas, y se estima que no es la misma enfermedad si notiene exactamente la misma denominación.4 A mi, en cambio, me gusta prestar atención a toda lapráctica médica. Pues cuanto es bueno o aceptado hay quehacerlo con precisión y exactitud; lo que requiere rapidezhay que hacerlo sin demora; cuanto exige una aplicaciónadecuada, realizarlo con propiedad; lo que hay que tra-tar sin causar dolor, hacerlo de forma que cause el me-nor posible, y todo lo demás de este tipo, preciso es ha-5 cerlo con miras de superación, tratando de aventajar a loscolegas.

Yo elogiaría de forma especial al médico qu.e, precisa-

mente en esas enfermedades agudas, que son las que pro-ducen la muerte a la mayoría de los hombres, superandoen algo a los otros colegas, los aventajase. Enfermeda-des agudas son las que los antiguos denominaron pleuri-tis, perineumonía, frenitis, causón 2, y todas sus deriva-das, en las que las calenturas son constantes por lo gene-ral. Pues cuando no se extiende de forma epidémica untipo de enfermedad infecciosa, sino que las enfermeda-des son esporádicas, mueren víctima de las dolencias deesta clase un número igual o mayor de enfermos que de

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todas las otras juntas.6 Los particulares no distinguen en absoluto a los mé-dicos cuya actuación en estos puntos aventaja a la de suscolegas, y aprueban o censuran sobre todo las curacionesextraordinarias. Pues, desde luego, lo que voy a referir es

El autor propugna para el profesional en la ciencia médica unideal competitivo, y con los términos diapherón:os tón dilón, e¡e epi ¡6b~l¡wn exhorta a una aretE individual; no hay que ser sólo un buen médi-co, sino tratar de ser el mejor.

2 cadsos .fiebre alta..SOBRE LA DIETA EN LAS ENF. AGUDAS157una clara señal de que el vulgo es absolutamente torpepara comprender cómo hay que tratar estas enfermeda-des: precisamente en ellas, el que no es un profesional dela medicina, parece serlo, ya que es bastante fácil apren-derse los nombres de lo que se suele prescribir a los en-fermos en estos casos; si alguien nombra el jugo hervidode cebada ~, o el vino de tal o cual clase, o la hidromiel,a la gente le parece que tanto los médicos buenos comolo menos competentes, dicen en todo ello exactamente lomismo. Y no es así, sino muy al contrario: las divergen-cias entre unos médicos y otros son muy grandes en estetema.

A mí me parece importante reseñar cuantas cuestio 7nes los médicos desconocen y tienen aún por resolver pe-se a lo necesario que es saberlas, e importante tambiénapuntar todo aquello que procura una utilidad o un per-juicio grande. Por ejemplo, no se sabe siquiera por quéen las enfermedades agudas unos médicos pasan todo elproceso administrando tisana de cebada sin colar y esti-man estar dando el tratamiento adecuado, y por qué otros,en cambio, consideran primordial que el enfermo no tra-gue ningún grano al bebérsela, pues piensan que es alta-mente nocivo; al contrario, administran el jugo hervidode cebada pasándolo antes por un paño. Algunos médicospor su parte, no darían ni tisana pastosa, ni el jugo coci-

Aparece aqui la típica distinción hipocrática entre el profesionalmédico designado con el término ¡etrós y los particulares no profesiona-les aludidos como idiórai, demótai y mEi~¡rós. La distinción implica tam-bién la exigencia de una clase médica profesional cargada de profundosconocimientos causales, que es lo que el vulgo o el particular no poseen.

Los términos pdsdne y chylos plantean problemas de traducción.Hay en el tratado una distinción clara entre bebidas sin hervir, pOma,y bebidas hervidas, rdphema. Los términos aludidos al principio apare-cen englobados dentro del segundo grupo y como dos tratamientos cla-ramente diferenciados. Hemos interpretado pti.sdn¿ como tisana de gra-nos de cebada, y chylós como jugo hervido de cebada, o caldo de cebada.

158TRATADOS HIPOCRATICOSdo, otros lo harían al séptimo día, y otros al final, cuandola enfermedad entra en su fase crítica.

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8 Los médicos carecen por completo de la costumbre deplantearse tales investigaciones; y quizá, ni cuando se lasplantean, dan soluciones. Pero, sin embargo, la gente ha-ce recaer sobre toda la ciencia la falsa y grave acusaciónde que la medicina parece que no existe en absoluto.

Ciñéndonos a las enfermedades agudas, si los que prac-tican la profesión van a diferenciarse tanto unos deotros, que lo que uno aplica por considerarlo lo mejor, elotro piensa que es malo, desde luego que, por cosas así,casi se podría decir que la medicina es igual a la mántica;pues también los adivinos piensan que una misma ave, siestá a la izquierda, es favorable, y si está a la derecha, unmal augurio, y hay algunos de estos que opinan lo contra-rio; y también en el arte de la observación de vísceras ocu-rren cosas de igual tipo, y variaciones según los casos.9 Afirmo que la reflexión precedente es muy importan-te, y que afecta directamente a la mayoría de los asuntosde la medicina y a los más decisivos temas. Pues a todoslos enfermos les puede aportar algo importante para susalud; a los que gozan de ella, para conservarla, a quie-nes practican un deporte, para mantenerse en forma, y,en general, para lo que quiera cada uno.10 El elegir la tisana de cebada entre los derivados de loscereales para el tratamiento de tales enfermedades, me

parece que es una decisión acertada, y doy mi aprobacióny elogio a quienes lo hicieron.Pues su gluten es suave y pastoso, denso, saludable,

contiene la fluidez y humedad necesarias, y, además, noda sed y es fácil de evacuar, si es que en el tratamientose requieren estas últimas propiedades. Tampoco es as-tringente ni produce alteraciones violentas, ni hinchazón

El término cheirónax, que aparece dos veces en el tratado, es dedifícil traducción; parece referirse al médico en calidad de demiurgo dela comunidad, incidiendo en su aspecto artesanal y práctico.SOBRE LA DIETA EN LAS ENF. AGUDAS159

de vientre, pues al cocerse ya queda hinchado al máximoposible.Cuantos toman en estas enfermedades la tisana de ce- 11

bada, no deben, por así decirlo, abstenerse de ella ni unsolo día, sino seguir el tratamiento sin interrupción, a me-nos que, a causa de un purgante o lavativa, se requierahacer un intervalo. A los que suelen hacer dos comidasal día, hay que administrarles dos veces la tisana, y a quie-nes suelen hacer una, una vez y antes de comer; aunquetambién a estos últimos, si parece conveniente aumentarla dosis, se les pueden ir dando paulatinamente dos veces.

En cuanto a la cantidad, basta con que desde el prin-cipio del tratamiento no se dé ni mucha tisana ni excesi-

vamente concentrada, sino la que habitualmente admitael paciente, y evitar que se produzca una gran sensaciónde vacio.

Respecto al aumento de cantidad de liquido hervido, 12no hay que ampliar la dosis en el caso de que la enferme-dad sea más seca de lo previsto, sino tomar, antes de labebida hervida, vino o hidromiel, lo que parezca conve-niente. Lo adecuado a cada tipo de enfermedad, se expon-drá más adelante.

Pero si la boca se pone húmeda y las secreciones pul-

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monares marchan como es debido, para dejar dicho lo fun-damental, hay que aumentar la cantidad de bebida hervi-da. Pues una humectación abundante y bastante rápidaes indicio de que la fase crítica se producirá en breve, yuna humectación más lenta y en menor cantidad apuntaa una crisis más lenta.

Se hablará más adelante de muchos otros aspectos im- 13portantes en los que hay que basarse para emitir un diag-nóstico y que ahora no se han tratado. A maydr evacua-ción, corresponde un aumento de dosis hasta la fase crí-tica. Es muy importante sobre todo que los enfermos enlos que se prevé que la crisis se produzca el quinto, elséptimo o el noveno día, continúen el tratamiento dos días

160TRATADOS HIPOCRATICOSdespués, para calcular previamente el día par e impar.

Luego, hay que dar por la mañana bebidas hervidas, y porla tarde, cambiar a una dieta de sólidos.14 Este tipo de normas es válido para los que, la mayoríade las veces, usan desde el principio un tratamiento detisana con los granos de cebada. Pues en los enfermos depleuritis los dolores cesan solos, justo en el momento enque empiezan a expectorar en cantidad apreciable y a eva-cuar. Las deposiciones son bastante más completas y lasupuración menor que si lleva otro tipo de dieta, y las fa-ses criticas son menos complicadas, más claras y con me-nores posibilidades de recaída.15 La tisana debe hacerse con cebada de la mejor calidadposible y darle una cocción esmeradísima, sobre todo si

no se piensa usar solo su jugo hervido. Pues aparte deotras propiedades, su fluidez hace que, aunque se traguealgún grano, no cause ningún perjuicio, ya que al bajarpor el tórax, no se adhiere ni se fija a ningún punto. Unacebada hervida en las mejores condiciones, contiene to-das las propiedades necesarias: es muy fluida, no da sed,y es muy digestiva y ligera.16 Pues bien, si no se exige que el modo de cocción de es-tas bebidas cumpla cuantas condiciones se requieren, po-dría producir grandes daños.

El administrar bebidas a enfermos con el intestino obs-truido por alimentos sólidos sin hacerlos evacuar previa-mente, agudizaría el dolor que ya sufren, y si no lo tienen,

puede provocárselo. El ritmo respiratorio aumentaría, yeso es nocivo, pues se produce desecación pulmonar, y fa-tiga en los hipocondrios, bajo vientre y diafragma.

Por ejemplo, el caso siguiente: si hay un dolor conti-nuo de costado rebelde a las cataplasmas, los esputos nosalen, sino, al contrario, se ponen totalmente viscosos; Siel dolor no se consigue eliminar disminuyendo la tensiónintestinal, o haciendo una flebotomía, la solución que me-jor parezca de las dos, y se administra una tisana en talesSOBRE LA DIETA EN LAS ENF. AGUDAS

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161condiciones, la muerte sobreviene rápidamente a estospacientes.

Así, por estas causas y otras semejantes, algunos que 17siguen tratamientos continuos de tisanas suelen morir alséptimo día o en menos tiempo. Unos con la mente tras-tornada, otros ahogados por el asma o los estertores. Losantiguos pensaban que estos enfermos habían recibido ungolpe, basándose sobre todo en que al morir, su costadose halla lívido, totalmente igual que si los hubieran gol-peado. Pero el motivo es que mueren antes de que se lesquite el dolor, pues rápidamente surgen problemas res-piratorios.

Como ya queda dicho, los esputos viscosos y sin cocera causa de la respiración rápida e intensa, no pueden su-bir; antes al contrario, al estar retenidos en los bronquiospulmonares, producen estertores. Y cuando se llega a es-te punto, es síntoma muy frecuente de muerte. Pues el es-puto mismo, como está retenido, dificulta la entrada deaire y le fuerza a que salga rápidamente, y ambas cosasse agravan entre si. Pues los esputos retenidos aumentanel ritmo respiratorio, y un ritmo respiratorio alto los ha-ce viscosos e impide que salga. Esto ocurre no sólo si setoma la tisana fuera del momento oportuno, sino más to-

davía, si se ingiere o se bebe algo menos adecuado que latisana.Las recomendaciones para quienes siguen un trata- 15

miento de tisana de cebada con sus granos o de su jugohervido son en todo muy similares. Los que no usan nin-guna de estas dos, sino sólo bebidas sin hervir, deben to-mar otro tipo de precauciones un poco diferentes.

Lo que hay que hacer es, en esencia, lo siguiente:Si la fiebre empieza cuando se está recién comido y 19

no se ha evacuado el intestino, haya dolor o no, hay quecortar la dosis de líquido hervido hasta que se considereque el alimento se encuentra ya en la región intestinal in-ferior. Si hay algún dolor, entonces hay que administrar

162TRATADOS HIPOcRATICOSuna bebida sin hervir, la oximiel 6, caliente en invierno yfría en verano; si se produce mucha sed, hidromiel y aguasola. Luego, si duele o aparece algún síntoma de peligro,

y las fuerzas del enfermo lo permiten, hay que dar a be-ber al séptimo día la tisana hervida, en pequeñas dosis yno muy concentrada. Cuando al enfermo recién comidono se le consigue hacer bajar el alimento citado antes, siestá pujante en edad y fuerzas, hay que purgarle, y si es-tá débil, administrarle un supositorio, a menos que la eva-cuación se produzca por si misma.20 Desde el comienzo del proceso de la enfermedad y alo largo de todo él, hay un momento importante en la ad-ministración de bebidas hervidas al que hay que estar es-

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pecialmente alerta: cuando los pies están fríos. Hay quecortar en ese momento la dosis y, sobre todo, abstenersetambién de las bebidas sin hervir. Cuando el calor bajea los pies, entonces hay que darlas.

Considerad que este momento es muy importante entodas las enfermedades, pero más aún en las agudas y, es-pecialmente, en las que comportan un estado febril. Hayque administrar sobre todo la infusión de jugo de cebaday luego la tisana, según el examen detallado de los sínto-mas descritos antes.21 No está fuera de lugar que el dolor de costado, tantosi aparece al principio como si aparece después, trate deeliminarse primero con fomentos calientes; la más efec-tiva de tales aplicaciones es agua caliente en un odre, ve-jiga o en un recipiente de barro o bronce. Hay que ponerantes sobre el costado algo blando como lenitivo.

Es bueno también aplicar una esponja grande y blarda, con el agua caliente bien escurrida. Es preciso, asimis-mo, recubrir la parte superior de la esponja caliente, pueS

6 La oximiel es una mezcla de miel y vinagre, clasificada como

ma o bebida sin hervir. Su uso se expone ampliamente en el cap. 58.

SOBRE LA DIETA EN LAS ENF. AGUDAS163valdrá y se mantendrá más tiempo, además de que así seevita que el vapor vaya a la respiración del enfermo; ex-cepto si esto parece útil en algún sentido, pues hay vecesque por algún motivo es necesario hacerlo así. Tambiénestán la cebada y la arveja; hay que aplicarlas mezcladascon vinagre más ácido que cuando es para beber y en bol-sas hervidas. Y el salvado, de la misma manera. Las cata-plasmas secas más adecuadas son las sales y el mijo tos-tado en bolsas de lana, pues es ligero y lenitivo.

Un tratamiento de este tipo a base de remedios emo 22lientes, resuelve también los dolores de clavícula. La fíe-

boto¡~iía, sin embargo, no hace remitir el dolQr lo mismo,a menos que no sea de clavícula. Pero si el dolor es rebel-de a las cataplasmas, no hay que aplicar calor por muchotiempo, pues se produce la desecación pulmonar ya refe-rida y supuración. Ahora bien, si el dolor aparece en laclavícula, o con pesadez de brazos o alrededor de lasmamas, o sobre el diafragma, hay que hacer una fleboto-mía de la vena interna del codo, y no dudar en eliminarmucha sangre hasta que fluya de un rojo más intenso, obien, en vez de roja y limpia, blanquecina, pues los doscasos se dan.

En cambio, si el dolor aparece sobre el diafragma y no 23se manifiesta en la clavícula, hay que aliviar el intestino

con eléboro negro o con euforbio. Con el eléboro negrohay que mezclar, pastinaca, seseli, comino, anís o cual-quier otra planta aromática, y con el euforbio, jugo de sil-fio. Estas plantas, aunquese mezclen unas con otras,tienen unas propiedades muy semejantes. El eléboro ne-gro es mejor y más eficaz que el euforbio, pero éste haceevacuar mejor los gases que el eléboro. Ambos hacen ce-sar el dolor, aunque también otros muchos purgantes lomitigan, pero los más efectivos que conozco son ésos, da-do que también los purgantes que se administran en las

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bebidas hervidas son válidos, al menos todos tos que noson excesivamente desagradables, bien porque amarguen,

164TRATADOS HIPOcRÁTIcOSo porque produzcan alguna repugnancia, por la dosisabundante, el color o por algún reparo que susciten.24 Cuando se toma el remedio, hay que beber inmediata-mente la tisana de cebada, y administrarla en la propor-ción habitual, sin aumento especial, ya que es también ra-zonable no dar ningún líquido hervido en mitad del pro-ceso del purgante; cuando el efecto pase, entonces el pa-ciente debe rebajar la dosis habitual, y luego, si el dolorha ido cesando y nada lo contraindica, que aumente lacantidad.25 Mi presc¡Ipción es esta misma en el caso de que hayaque usar jugo hervido de cebada. Pues afirmo que es mu-

cho mejor, en términos generales, empezar inmediatamen-te a tomar bebidas hervidas que, tras estar a dieta pre-viamente, hacerlo al tercero, cuarto, quinto, sexto, o sép-timo día; a menos, desde luego, que la enfermedad mani-fieste su fase crítica durante ese período. Las normas aseguir en su preparación, son iguales a las que quedandichas.26 Pues bien, tal es mi opinión sobre la toma de líquidoshervidos. Pero también sobre las bebidas sin hervir. la quese quiera tomar de las que voy a indicar, mi opinión es,en general, la misma. Conozco a médicos que actúan dela manera más opuesta a como hay que hacerlo. Pues quie-ren todos, tras un proceso de deshidratación de dos, tres,

o más días, al principio de la enfermedad, suministrar enese estado líquidos hervidos y sin hervir. Quizá les pare-ce verosímil que, si se opera un gran cambio en el orga-nismo, se produzca una fuerte reacción en sentido con-trario.27 El producir un cambio es un logro no desestimable. Sinembargo, hay que efectuarlo bien y con seguridad; y, des-de luego, es mejor aún la ingestión de alimentos a raíz deél. Si el cambio no se operase de la manera adecuada, p0dna ser muy perjudicial a quienes suelen tomar tisanasde cebada con los granos, pero también a los que sólo to-SOBRE LA DIETA EN LAS ENF. AGUDAS165

man bebidas sin hervir y a quienes beben únicamente lainfusión de jugo de cebada, aunque a éstos en menormedida.

Los conocimientos adquiridos que sean útiles hay que 28aplicarlos incluso en la dieta de los que gozan de buenasalud. Pues bien, si ya en los que están sanos un determi-nado tipo de dieta presenta grandes diferencias con otrotipo, sobre todo durante los cambios, ¿cómo no va a pre-sentarlas en las enfermedades, y las más acusadas en lasagudas?

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Pero, además, es fácil comprender que una dieta de co-mida y bebida de mala calidad y de poca variación es ensí misma siempre más segura para la salud, en términosgenerales, que si se cambia de repente a otras cosas. Y quetanto en los que suelen hacer dos comidas diarias, comoen los que suelen hacer una, los cambios repentinos pro-ducen daño y debilidad.

También a quienes no tienen costumbre de comer a me-diodía, si lo hiciesen, el cambio les produce al momentopesadez en todo el cuerpo, y los hace débiles, lentos y sinfuerzas. Y si añadiesen la comida de la tarde, se les pro-duciría ardor de estómago. A algunos, incluso, les daríadiarrea, porque, en contra de lo habitual, el intestino acos-tumbrado a tener intervalos de sequedad, a no llenarsedos veces y a no digerir alimentos dos veces, se encuen-tra cargado.

Es útil en estos casos compensar el cambio. En efec- 29to, es necesario que duerman tras la comida vespertinacomo si fuese de noche, en invierno sin frío, y en veranosin calor. Pero si no pueden conciliar el sueño, debendar un paseo largo y lento, sin pararse; no tomar por lanoche más que un poco de comida y que no les cause tras-torno, y menos aun beber nada, incluso lo que no sea acuo-so. Una persona en tal estado sufrirá más aún si comiese

tres veces al día hasta saciarse, y más todavía, silo hicie-se más veces. No obstante, hay muchos, los que están acos-

166TRATADOS HIPOCRÁTICOStumbrados a ello, que desde luego llevan muy bien el ha-

cer al día tres comidas abundantes.30 Ahora bien, también los que tienen la costumbre de ha-cer dos comidas al día, si no comen a mediodía, están dé-biles, faltos de fuerzas, bajos de rendimiento en cualquieractividad y con dolor de cardias. Pues tienen la sensaciónde que llevan las tripas colgando, su orina es caliente yde un tono verdoso amarillento, y los excrementos total-mente consumidos. A algunos la boca se les pone amar-ga, los ojos hundidos, las sienes les palpitan y las extre-midades se les enfrían. La mayoría, por no hacer la comi-da del mediodía, no puedeh hacer la de la tarde, y si lahacen, se les produce pesadez intestinal y duermen mu-cho peor que si hubieran comido antes.

31 Pues cuando esto ocurre en personas sanas por un cam-bio de la dieta del mediodía, es evidente la utilidad de noaplicar ni suprimir nada contra la norma habitual.32 Además, esta persona que toma una sola conlida al día,en contra de su costumbre, si después de estar en ayunasel día entero comiese en la cena la cantidad habitual, eslógico que, si ya entonces se sentía mal y débil por estarsin comer y luego por la tarde pesado tras haber comido,se sienta ahora mucho más. Por supuesto que, si estuvie-se en ayunas un periodo todavía mayor de tiempo y co-

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miese después de repente, la pesadez sería aún mayor.33 Conviene que el que contra sus costumbres pasa el díaen ayunas, lo compense de la siguiente manera: que no co-ja frío ni calor, ni se fatigue, pues todo esto lo soportaríamal; que haga la comida de la tarde bastante menos co-piosa de lo que suele y a base de alimentos que no seansecos, sino que contengan bastante humedad; que no be-ba nada acuoso ni en proporción menor a los alimentos,y al día siguiente, comer poco al mediodía, de forma quese llegue paulatinamente a lo habitual.34 De todos estos enfermos, los que padecen bilis amar-ga en la región superior son quienes toleran peor talesSOBRE LA DIETA EN LAS ENF. AGUDAS167cambios. Los afectados por flemas en las zonas superío-res toleran, en general, bastante mejor el hacer dieta encontra de sus costumbres, de forma que el comer una so-la vez al día frente a su norma, podrían soportarlo másfácilmente.

Lo expuesto es indice suficiente de que los cambios 35muy fuertes que se producen en nuestra naturaleza y nues-tros hábitos orgánicos crean muchísimas enfermedades.Por lo tanto, no se pueden hacer ayunos severos fuera delmomento oportuno, ni aplicar nada cuando la enferme-

dad está en su fase más aguda y presenta inflamaciones,ni se puede de repente cambiar todo el tratamiento en nin-gún sentido.

Se podrían decir también muchas otras cosas relacio 36nadas con las anteriores sobre el aparato digestivo: porejemplo, lo bien que se toleran los alimentos a los que seestá acostumbrado aunque no sean buenos naturalmen-te, y lo mal que se admiten los que no se tiene costumbrede tomar aunque no sean malos. Y exactamente igual, lasbebidas.

El ingerir, sin tener costumbre, mucha carne, ajo, o sil- 37fio, sea el tallo o el jugo, o cualquier otro alimento deeste tipo que contiene fuertes propiedades particulares,

causa tantos trastornos, que uno debería extrañarse me-nos de que provoque más dolores intestinales que otrosalimentos.

Ahora bien, si se tuviese la información correcta, sesabría cuántos problemas intestinales causa el comer pande cebada al que suele comer de trigo: hinchazón de vien-tre, flato, cólicos agudos, y la pesadez y alteraciones in-testinales que producen el pan de trigo a quien habitual-mente come el de cebada. Se sabría también la sed queda el propio pan de trigo comido caliente, por lo seco quees y lo lento de su digestión; y si se come, sin ser el hábitoalimenticio, pan de harina demasiado pura, o pan con mez-cla de harina de varias clases, se sabría qué diferencia se

168TRATADOS HIPOCRÁTICOS

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co después van a utilizarlos, o bien van a seguir una dietasólida.

Los que siguen tratamientos de tisana de cebada des- 40conocen, por completo y de base, por qué las tisanas lesdañan cuando empiezan a tomarlas sin ayunar antes dos,tres, o más días. Ni tampoco los que usan la infusión dejugo hervido saben por qué les perjudica cuando no la em-piezan a tomar de forma correcta. En cambio, lo que tra-tan de evitar y sí saben es que resulta muy nocivo el queel enfermo que suele usar jugo de cebada beba, tisana an-tes que la enfermedad llegue a su fase de cocción.

a ~ciceón~ (kykedn): bebida que consiste en una mezcla de varios in-gredientes (cebada, queso rallado, vino, acaso miel, etc.) en diversasproporciones

170TRATADOS HIPOCRÁTICOS41 Todo esto es prueba sólida de que los médicos no lle-van bien los tratamientos de sus pacientes. Al contrario,mandan ayunar a afectados por enfermedades que no lorequieren cuando se va a seguir una dieta de líquidos her-vidos, y en las enfermedades en que no hay que pasar delayuno a los líquidos, en éstas, prescriben el cambio. Y porlo general, lo hacen justo al revés, en el momento precisoen que, si la enfermedad está en su fase más aguda, lo queconviene es ir pasando de líquidos hervidos al ayuno.42 A veces estos tratamientos hacen bajar de la cabezasustancias crudas, y de la región torácica, sustancias bi-

liosas. El insomnio les sobreviene a estos pacientes, y, porello, la enfermedad no madura. Los enfermos se ponenirritables, deprimidos, fuera de juicio; sus ojos chispean,sus oídos están llenos de ruidos, las extremidades se lesquedan frías, y la orina sin cocer. Los esputos son lige-ros, salados, pequeños y de un color puro; les suda el cue-lío, están inquietos, la respiración es intensa o demasia-do profunda por las dificultades que encuentra el aire alsubir; se les frunce el ceño, les dan unos desmayos terri-bles, se arrancan las ropas del pecho, las manos les tiem-blan y, a veces, también el labio inferior. Cuando estas co-sas aparecen al principio, evidencian un delirio violento,y, generalmente, mueren. Los que superan este estado es,

bien mediante un absceso, una hemorragia nasal, o expec-torando mucho pus, no por otros medios.43 Pues no veo siquiera que los médicos sean expertos encómo reconocer los diferentes estados de debilidad en lasenfermedades: la debilidad producida por el ayuno, la pro-vocada por alguna otra irritación, o por lo penoso o agu-do de una enfermedad, ni observo tampoco que tengan ex-periencia en cuantas afecciones y variantes de todo tiponuestra naturaleza y el hábito originan en cada individuo,pese a que su conocimiento o ignorancia producen la sa-

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lud o la muerte.SOBRE LA DIETA EN LAS ENE. AGUDAS171

Si en un estado de debilidad cuya causa es lo penoso 44o agudo de la enfermedad se prescribe un aumento de só-lidos o líquidos hervidos o sin hervir, por creer que la de-bilidad obedece a la dieta, el daño es mayor. Pero tambiénno reconocer un estado de debilidad producido por el ayu-no, y forzar al paciente con la dieta, es vergonzoso. Esteerror supone un riesgo, aunque menor que el otro, peroprovoca mucha más hilaridad. Pues si otro médico o pro-fano que llega, y, tras informarse de la situación del en-fermo, le prescribe beber o comer lo que el otro le prohi-bió, claramente se verá que su actuación le beneficia. Lagente vitupera esta manera de actuar de los profesiona-les prácticos, pues les parece que el médico o particularque llega el último, por así decirlo, hace levantarse a unmuerto. Dejaré expuestos, respecto a este asunto, los in-dicios por los que hay que diferenciar cada caso.

Parecidas a las precisiones sobre el intestino son las 45que voy a hacer a continuación: si el cuerpo entero repo-sa durante mucho tiempo sin tener costumbre de ello, nova a quedar de inmediato fortalecido del todo. Si, tras ha-cer un reposo mayor aún, vuelve luego de manera brusca

a áctividades que fatigan, está claro que va a sentirse enbaja forma. Lo mismo ocurre también con cada parte delorganismo, pues a los pies y a las otras articulaciones lespasaría igual si, al no tener hábito de realizar un esfuer-zo, se ponen de repente y a ratos a realizar una actividadque lo requiera. Los dientes, los ojos y todos los órganossin excepción sufrirían también eso, puesto que inclusousar cama dura o blanda sin estar acostumbrado produ-ce trastornos molestos, y el dormir al aire libre, cuandono se suele hacer, endurece el cuerpo.

Bastará con dar un ejemplo de todo esto. Pongamos 46por caso quien tiene en la pierna una úlcera, ni grave nibenigna en exceso, ni de curación especialmente fácil o

difícil, y que este paciente desde el comienzo mismo per-maneciese tumbado y sin mover para nada la pierna, tal

172TRATADOS HIPOCRÁTICOSenfermo presentaría menor inflamación y sanaría más rá-

pido que si, durante el periodo de tratamiento, la hubie-se movido al andar. En cambio, si el quinto, sexto, o losdías posteriores quisiera levantarse y echar a andar, en-tonces le costaría más esfuerzo que si, desde el principio,hubiese seguido el tratamiento andando. Si sufriese de re-pente mucha fatiga, le seria mucho más penoso que el fa-tigarse lo mismo que en esos días siguiendo aquel trata-miento. Todos estos hechos atestiguan entre sí que cual-quier cambio repentino y desmesurado, sea en el sentidoque sea, es muy perjudicial.

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parecidos, beber los vinos citados y dejar de tomar el blan-co. Hay también que tener en cuenta que, si está rebaja-do con agua, va a producir menos daño a las partes supe-

174TRATADOS HIPOCRÁTICOSriores y a la vejiga, y si es puro, favorecerá más al in-testino.53 El beber hidromiel durante todo un proceso agudo esmenos recomendable a los que sufren de bilis amarga ehinchazón de vísceras, que a quienes no padecen esto. Damenos sed que el vino dulce, pues ablanda el pulmón, fa-vorece la expectoración en medida conveniente y apaci-gua la tos, por contener alguna sustancia que da a los es-putos la viscosidad necesaria. La hidromiel es tambiénbastante diurética, si no encuentra alguna dificultad enlas vísceras, y favorece la evacuación de sustancias bilio-

sas por el aparato excretor, deposiciones que, a veces, tie-nen buen aspecto y, a veces, un color más oscuro de lo quedebe, apareciendo espumosas. Esto se da, sobre todo, enlos que padecen bilis e hinchazón de vísceras.54 La hidromiel rebajada propicia la expulsión de espu-tos y ablanda el pulmón. La hidromiel pura favorece másque la rebajada la evacuación de heces espumosas, máscalientes y biliosas de lo necesario. Los excrementos deeste tipo conllevan otros grandes daños, pues no calmanel dolor del hipocondrio, sino que, al contrario, lo exacer-ban, y ocasionan angustia y agitación de miembros, ade-más de ulcerar el ano y el intestino. Ya dejaré escritos losremedios contra esto.

55 Quien utiliza en estas enfermedades agudas la hidro-miel sin bebidas hervidas o sin hervir, se encontraría biencasi siempre, y mal pocas veces. Lo sustancial de a quié-nes hay que darlas, a quiénes no, y por qué no hay quehacerlo, está ya dicho.56 La gente acusa a la hidromiel de consumir a quienesla toman, y de ahí la creencia de que provoca rápidamen-te la muerte. Esta opinión negativa viene de los que se de-jan morir de hambre, pues algunos usan sólo la hidromiel,y en seguida ya se le achaca esto. Pero en absoluto es así.Al contrario, la hidromiel, si se bebe sola y no causa pro-blemas intestinales, tiene mucha más fuerza que el agua.SOBRE LA DIETA EN LAS ENF. AGUDAS

175En algunas cosas es más fuerte que un vino ligero, flojoe inodoro, y en otras menos. Las diferencias de fuerza en-tre el vino y la miel pura son grandes. Si uno bebe de vinopuro doble de la cantidad de miel que ha tomado, si nole causa problemas de vientre, la miel le fortalecerá sinduda mucho más, pues evacuaría en abundancia. Si bebetisana hervida y además hidromiel, se sentirá harto en ex-ceso, con flato y molestias en las vísceras de la zona delhipocondrio. Si la hidromiel se toma antes de las bebidas

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hervidas, no daña igual que si se bebe después; al contra-rio, presta una cierta utilidad.

La hidromiel cocida tiene mucho mejor aspecto que la 57cruda, pues se pone brillante, fina, blanca y transparen-te. No puedo añadirle ninguna propiedad diferente a lacruda, pues ni siquiera es más dulce aunque la miel seade buena calidad. Desde luego es más floja y produce me-nos deposiciones, aunque no necesita el apoyo de estaspropiedades. La hidromiel hay que herviría, sobre todosi la miel es de mala calidad, impura, negra y no tiene buenolor, pues la cocción hace desaparecer casi todos los de-fectos de su mal aspecto.

La bebida denominada oximiel resultará útil muchas 58veces en esas enfermedades agudas, pues hace expecto-rar y respirar bien. Es oportuno usarla en los siguientescasos: la oximiel muy ácida sería bastante efectiva con-tra los esputos que no suben fácilmente, ya que, al hacersubir a los esputos que producen carraspera, lubrica y lim-pia la traquea como si pasase una pluma, calmaría un po-co el pulmón, pues es lenitivo, y si esto ocurre, produciráun beneficio grande. Sucede a veces que la oximiel muyácida no logra hacer salir los esputos, sino que los ponepegajosos, y esto es nocivo. Especialmente sufren esto losque por otros motivos también están en trance de muer-

te, y no pueden toser, ni expeler los esputos que tienendentro. En estos casos también hay que tener en cuentala fuerza del enfermo, y, si hay esperanza, dársela. Y si

176TRATADOS HIPOCRÁTICOS

se le da la oximiel, hay que administrársela templada, enpequeña dosis y poco a pOCG.59 La oximiel poco ácida humedece la boca y la faringe,hace salir los esputos y no da sed. Es buena para el hipo-condrio y las vísceras próximas. Dificulta la acción nocivade la miel al equilibrar las sustancias biliosas que contie-ne, hace expulsar los gases, estimula la orina y producebriznas en los excrementos. A veces sucede que en estasenfermedades agudas esto es perjudicial, sobre todo por-que dificulta el paso del aire y lo hace retroceder. Puedetambién debilitar y enfriar las extremidades, y éste es elúnico problema digno de mención que la oximiel puedeproducir.

60 La oximiel hay que beberla de noche, en cantidad pe-queña, en ayunas y antes de una bebida hervida, aunquenada impide tomarla mucho después. No es convenienteque usen oximiel sola los que siguen únicamente una die-ta a base de líquidos sin hervir. El motivo es el siguiente:ante todo, las úlceras e irritaciones intestinales, pues alestar en ayunas, la oximiel agravaría el estreñimiento quehay, y depués, porque quitaría a la hidromiel su fuerza.Si parece que es útil administrar oximiel en grandes do-sis a lo largo de toda la enfermedad, hay que poner poco

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TRATADOS HIPOCRÁTICOSquedará dicho en la enfermedad en cuestión, e igualmen-te lo de los remedios compuestos.65 A muchos de los enfermos que toman baños, lo hagande forma continua o no, eso puede beneficiarles. Pero ocu-rre que algunas veces hay que recomendarlos menos, por-que en pocas casas la gente dispone de las condiciones,medios y personas como es debido. Y si el baño no se to-ma en óptimas condiciones, sería muy perjudicial. Puesse requiere una habitación sin humos, agua abundante, ymeterse varias veces pero sin demasiada brusquedad, ano ser que se necesite así. Y lo más importante, no hm-1

piarse friccionando, y si se hace, utilizar agua caliente yuna cantidad mucho mayor de lo que se suele usar conjabón, y verter mucha durante la limpieza y después deella.

Es preciso también que la bañera esté cerca, y que sepueda entrar y salir de ella con facilidad; quien se bañadebe estar tranquilo, en silencio y sin hacer nada, que lefroten y le echen el agua otros. Se necesita tener prepara-da mucha agua templada y echársela rápidamente por en-cima. Hay que usar esponja en vez de cepillo y dar en el

cuerpo aceite antes de que se seque. La cabeza sin embar-go, hay que secarla en seguida con una esponja escurri-da, y no dejar que se enfríen ni ella, ni las extremidades,ni el resto del cuerpo. No hay que bañarse estando reciéncomido o cuando se acaba de beber líquido hervido, nitampoco comer ni beber nada inmediatamente después.66 Hay que consertírselos al enfermo en gran medida, sigoza de buena salud, si le gustan mucho los baños y estáacostumbrado a tomarlos. Pues los enfermos que los pi-den, se sienten bien después ellos, y mal si no se bañan.En general, va mejor a la perineumonía que al causón.Pues el baño mitiga el dolor de costado, de pecho y de lazona dorsal, cuece los esputos, los hace salir, favorece la

respiración y no fatiga. Suaviza las articulaciones y la epi-SOBRE LA DIETA EN LAS ENF. AGUDAS179dermis, es diurético, quita la pesadez de cabeza y hume-dece la nariz.

estos son los efectos positivos que procura el baño, y 67todos ellos necesarios. Si embargo, si hay alguna deficien-cia en la preparación de uno o de varios requisitos, se co-rre el riesgo de que el baño no beneficie, sino que perju-dique. Pues cualquier pormenor que los servidores no pre-paren como es debido produce mucho daño. Es muy po-co oportuno que se bañen quienes, en estas enfermeda-des, tienen el intestino más húmedo de lo debido, y muy

inoportuno también para los que padecen un estreñimien-to más fuerte de lo que conviene y no han evacuado an-tes. Tampoco tienen que bañarse los que están débiles,sienten náuseas o vómitos, quienes vomitan bilis y tienenhemorragias nasales, excepto si el flujo es menor de lo de-bido; y ya se sabe qué es lo debido en estos casos. Si esasí, hay que bañarles sólo la cabeza, o el cuerpo entero,si es útil en otros aspectos.

Si los preparativos están bien hechos y el paciente es- 68tá dispuesto a recibir el baño, hay que bañarlo todos los

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días. A los que les gusta bañarse, nada les perjudicaría nique lo hiciesen dos veces al día. Los baños pueden tomar-los mucho más los que usan la tisana de cebada en gra-nos que los que utilizan sólo su jugo hervido, aunque tam-bién éstos pueden hacerlo a veces. En cambio, a los quetoman sólo bebidas casi nunca les conviene bañarse; sinembargo, hay veces que pueden hacerlo. Es preciso que,por las razones que quedan expuestas, se conjeture a quéenfermos va a serles útil el baño en cada tipo de dieta, ya qué enfermos no. Pues a los que necesitan alguno decuantos beneficios opera el baño, hay que bañarlos porcuanto le sacan provecho; y a los que no necesitan ningu-no de ellos y hay, además, algún indicio de que el bañono les conviene, no bañarlos.

j

SOBRE LA DIETA

LIBRO 1

Si yo considerara que alguno de quienes me han pre- 1cedido en escribir acerca de la dieta humana adecuadaa la salud había expuesto en sus escritos, en conjuntoy en detalle, conociéndolo correctamente, cuanto le esposible abarcar a la inteligencia humana, a mí me bas-

taría, tras el trabajo realizado por otros, con reconocerlo que es atinado y valerme de estos resultados en lamedida en que cada uno de ellos me pareciera ser útil.Ahora bien, son muchos los que ya han escrito sobreestos temas, pero ninguno aún supo bien cómo de-bían tratarse por escrito. Unos acertaron en un pun-La insistencia en que muchos ya han escrito o compuesto tra-tados sobre el tema ya que el verbo repetido varias veces por elautor, syngrdph6. puede tener en la época este preciso sentido re-salta que la literatura sobre dietética era abundante a comienzos del

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s. iv a. C. (si aceptamos la fecha más habitualmente admitida paraeste tratado). En el CH nos quedan unas pocas muestras de ésta, enSobre la dieta en los enfermedades agudas, Sobre la dieta saludable,y en Sobre las afecciones (caps. 3941). No solo médicos, sino tambiénpreparadores de gimnastas estaban muy interesados por el tema, talera el caso de un Herodico de Selimbria. La postura que nuestro escri-tor adopta frente a sus predecesores le caracteriza como un eclécticoconsciente y crítico, que presume de culminar con su obra de conjuntoy su visión amplia una tarea tradicional, cf. W. D. SMITH, .The Deve-lopmení of Classical Dietetic Theory~, en Hippocra¡ica. Paris, 1980, pá-ginas 439-448.

182TRATADOS HIPOCRATICO5to, otros en otro; pero en el conjunto todavía no lo hizoninguno de mis predecesores. No obstante, no es justohacerte reproches a ninguno de ellos por no haber podi-

do completar sus descubrimientos; más bien hay queelogiarlos a todos por haber emprendido tal investiga-cion.

Con que no vengo dispuesto a censurar lo que nose ha dicho acertadamente, sino que mi intención es con-firmar con mi asentimiento lo que está bien entendido.Porque todo cuanto mis predecesores han expuesto acer-tadamente no me es posible describirlo de manera dife-rente si lo describo correctamente. En cuanto a lo quehan escrito de modo equivocado, con sólo rechazarloy decir que no es así, nada concluiré. Con exponer loque me parece acertado en cada tema dejaré claro cuáles mi propósito.

Y hago estas observaciones iniciales por la razon si-guiente: que la mayoría de la gente, una vez que hanoído al primero que dio explicaciones sobre algo, noaguardan a los que luego comentan sobre el tema, sinadvertir que es propio del mismo proceso intelectual 2reconocer lo dicho acertadamente y descubrir lo queaún no estaba enunciado.

Yo pues, como dije, confirmaré con mi aprobaciónlo que esté expuesto acertadamente, y en cuanto a lodicho inexactamente mostraré cómo es en realidad. Ytodo aquello que ninguno de los anteriores intentó ex-plicar, yo indicaré también cómo se presenta.

2 La oración es muy interesante y merece ser citada en griego:ou gignóskontes hóti t¿s aulés esti dianoí¿s gnónai ¡a orthós eir~ména,exeurein te la m¿pd eir~mena. Traduzco dianola por .proceso intelec-tual., como hace R. Joly.

El autor insiste, con varios verbos, en la importancia de su apor-tación: de un lado confirmará lo dicho, de otro mostrará algo nuevoy dará su demostración (egO... prosomolog~sO. d~lOs6..., cgt epidCI.zL~)Todo este prólogo está muy cuidado; en cambio, el párrafo final deSOBRE LA DIETA183

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Afirmo que quien pretende componer acertadamen- 2te un escrito sobre la dieta humana debe, antes que na-da, reconocer y discernir la naturaleza del hombre engeneral; conocer de qué partes está compuesto desdesu origen y distinguir de qué elementos está dominado.Pues si no reconoce la composición fundamental, seráincapaz de conocer lo que de ella se deriva. Y si no dis-cierne qué es lo dominante en el cuerpo, no será capazde procurarle lo conveniente al ser humano ~. Por tan-to, esa debe conocerlo el autor de tal escrito y, junta-mente con ello, la cualidad de todos los alimentos ylas bebidas con las que nes mantenemos, qué propie-dad tiene cada uno, tanto si proviene de su misma natu-raleza, como si es debida a la ocasión forzada y a latécnica del hombre. Pues es preciso saber cómo hay quedisminuir la influencia de las cosas que son fuertes porsu naturaleza y cómo hay que potenciar el vigor de las

la obra, en que vuelve a insistir en su aportación, parece un tantoapresurado.

Este párrafo en que se sostiene que, para escribir de dietética,hay que conocer y discernir previamente la naturaleza del hombre engeneral (próton mén pantós physin anzhrópou gnónai kai diagnónai)

ha sido objeto de múltiple atención, por su afirmación de un funda-mento filosófico y por su cercanía a la alusión platónica al métodohipocrático en un famoso pasaje del Fedro platónico.

Traduzco aquí dynamis por .cualidad., mientras que m~s ade-lante utilizo también el término .influencia.. Me parece imposible re-coger en un solo vocablo la amplitud semántica del término griego;del mismo modo que resulta imposible recoger siempre su relacióncon djynamai .poder.. La traducción del término por .potencia~. comoen los textos aristotélicos, resultaría impropia; d9namis se hace untérmino técnico más preciso en la filosofía de Aristóteles; pero ya enlos textos hipocráticos tiene una notable importancia como categoríafundamental y concepto general; así, p. ej., podemos recordar sus usosen Sobre la medicina antigua. Para más detalles, cf. H. W. MILLER .The

concept of Dynamis in De vicíu*, Trans. Amer. Philol. Assoc., 90 (1959),147-64, y G. PLAMBÓCK, Dynamis im Corpus Hippocraricum, Mainz, 1964.

184TRATADOS HIPOCRATICOSdébiles, por medio de la técnica, cuando quiera que se

presente el momento oportuno para lo uno y lo otro.Los que ya conocen lo dicho ahora todavía no po-seen con ello el tratamiento completo para medicar alhombre, ya que no puede el ser humano mantenerse sa-no sólo comiendo, sino que tiene además que practicarejercicios. Pues presentan influencias opuestas entre sícomidas y ejercicios, pero se complementan con vistasa la salud. Porque los ejercicios - físicos producen natu-ralmente un gasto de lo acumulado, mientras que losalimentos y bebidas restauran lo vaciado ~

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Conviene, según está admitido, discernir la influen-cia de los ejercicios físicos, tanto de los naturales comode los violentos, y cuáles de ellos proporcionan unaumento de las carnes y cuáles una disminución; y nosólo esto, sino además las relaciones convenientes delos ejercicios con respecto a la cantidad de alimentos,la naturaleza de los individuos, y las edades de los cuer-pos, y su adecuación a las estaciones del año, a las va-riaciones de los vientos y a las situaciones de las locali-dades en que se habita, y la constitución del año. Hay

6 La relación entre ejercicios (pónoi) y comidas (sita) y bebidas(poid) es uno de los ejes sobre los que pivota todo el tratamiento dieté-tico. La consideración de las dyndmeis de alimentos y ejercicios encontraposición ocupa la mayor parte de los libros II y III. La descom-posición del equilibrio saludable entre unos y otros es la causa delas enfermedades, que pueden curarse mediarte un apropiado régi-men dietético- Aquí aparecen los conceptos un tanto elementales de<gasto. y de <repleción del vacio, en los que se funda la explicaciónde los procesos fisiológicos básicos en la dieta. La oración alude, pues.a los procesos de kenósis y de pl¿rósis que constituyen el movimientoalternado en el que se basa el funcionamiento saludable del cuerpo,siempre que se da la proporción justa de uno y otro (tas symmetflasrón pón~n pros ¡o pléihos tón s¡Wn). Pónoi lo traducimos por <ejerci-

cios físicos.; pero pónos en griego supone siempre la noción de unesfuerzo considerable, fatigoso Ponoi ,nen gar pephykasi analósai ¡¿1hyparchonta sí ta de kai pota ekpl~rósai ¡a kenó¡hen ¡a. así se enunciaeste postulado básico.SOBRE LA DIETA185

que conocer las salidas y las puestas del sol, de modoque se sepa prevenir los cambios y los excesos de lascomidas y bebidas, de los vientos y del universo ente-

  7ro , de todo lo que, ciertamente, les vienen a los se~res humanos las enfermedades.

Y con haber analizado todo eso aún no queda com-pleta la investigación. Si, además de esto, pudiera ha-llarse, en cada caso, la proporción de alimentos y elnúmero ajustado de ejercicios que no ofrecieran un de-sequilibrio ni por exceso ni por defecto, así se descubri-ría de manera exacta la salud para los individuos. Alio-ra bien, mientras que todo lo dicho anteriormente estáinvestigado y descubierto, tal como es, esto es imposi-ble descubrirlo.

Cuando uno está presente y puede observar a unhombre que en el gimnasio se desviste y realiza sus ejer-cicios físicos, puede conocerlo de forma que puede man-tenerlo sano, privándole de algunas cosas y complemen-

tando su dieta con otras. Pero si uno no esta presente,le resulta imposible prescribir con exactitud alimen-.

La importancia de los factores meteorológicos, como los cam-bios de estación, orientación de los lugares, los diversos vientos y cli-mas, etc., es algo que el médico hipocrático suele tener en cuenta; ver,p. ej., Sobre los aires, aguos y lugares, en general, o Sobre la dietaen las enf. agudos, caps. 28, 35, 45-8. La expresión ¡oa~ hólou kósmou<del universo entero. no parece tener aquí un significado preciso (co-mo más tarde, en cap. 10), sino tan sólo un sentido vago y general,

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refiriéndose a todo el ambiente., las circunstancias en las que se pro-duce la enfermedad.

La exactitud, aknbeia, es algo imposible en un terreno comoéste, donde la ciencia está siempre referida a un conocimiento de loindividual. La teoría no es, por si misma, suficiente, de modo que elanálisis de lo general no conduce a una investigación completa o auto-suficiente (Tad¡a de pdnía diagndnti oupO auulr&zes 10 heúr¿m¡1 estin).Es un tema que ya está advertido en Sobre la medicina antigua 9 y12. En cuanto ¡echni, la medicina no alcanza una exactitud absoluta,sino que está limitada por su propio objeto. <Con exactitud., es akri-beian, sólo puede actuar el médico en casos concretos; las prescripcio-nes generales tienen una limitada imprecisión.

186TRATADOS HIPOcRÁTIcOStos y ejercicios. Por otra parte si, aunque sea en muypequeña dosis, los unos resultan inferiores a los otros,

forzoso será que con el paso del tiempo el cuerpo sevea vencido por el exceso y caiga enfermo. Así que conesto queda dicho lo que me parece que es posible inves-tigar.

Mis predecesores, en efecto, han emprendido la in-vestigación hasta este punto, pero ni siquiera estas co-sas las han enunciado correctamente. En cambio, yo lashe expuesto hasta el fondo, y además he descubiertoel diagnóstico previo ~, que indica antes de que el in-dividuo caiga enfermo por efectos del exceso en qué sen-tido se producirá el desequilibrio. Porque las enferme.dades no les atacan a los hombres de improviso, sinoque se incuban poco a poco para declararse luego de

golpe O, Yo he descubierto a fondo lo que sufren lospacientes y cómo hay que recompensar esto para reco-brar la salud, antes de que lo sano en el hombre seaderrotado por lo enfermo. Con que se añada esto a loya escrito concluye la tarea objeto de mis propósitos.3 Los seres vivos, tanto el hombre como todos losdemás, están constituidos por dos elementos, diferentes

El concepto de prodiagn.~sis es el descubrimiento fundamental,el <hallazgo. heur~ma, del autor de este tratado, y en éste asientasu orgullo como investigador. A diferencia del pronóstico. tal comose delimita en el tratado de ese nombre, esta prodidgn~sis o <diagnós-ticoprevio se orienta no a definir la dolencia mediante una atención

al curso de la misma, sino a prevenirla y evitarla. Tenemos aquí elconcepto de un tratamiento preventivo, que trata de evitar la enferme-dad buscando recobrar el equilibrio perdido a partir de los síntomasiniciales de la misma, sin permitirle un pleno desarrollo. Mantenerla salud, amenazada por un exceso, es el objetivo: proka¡alambdnein¡~n hvgieian, como dirá luego; para ello hay que estar prevenido me-diante un saber de la dieta conveniente.

LO Alía ka¡a mik ron syllegomenai a¡hroos ekpha¡nontai (hai noI2-soi,i. Este desarrollo latente de las enfermedades es lo que hace posiblela actuación presentiva subsiguiente a la prodiágnósis, que opera so-

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bre los primeros indicios o síntomas del mismo, como base semiótica-SOBRE LA DIETA187en cuanto a su propiedad esencial, pero complementa-rios en su funcionamiento : fuego y agua. Ambosaunados son autosuficientes frente a todos los demásy para sí mismos; pero cada uno por si, separadamente,no lo es ni para si mismo ni ante ningún otro.

En cuanto a su propiedad natural cada uno poseeesto: el fuego puede moverlo todo en cualquier circuns-tancia y el agua nutrirlo todo en cualquier caso I2~ Asu vez, por turnos, cada uno domina y es dominado has-ta lo más amplio y lo mínimo en lo posible. Porque nin-guno puede imponer su dominio totalmente por la ra-zón siguiente: al fuego, al avanzar sobre lo último delagua le falta la nutrición; de modo que se retira adondeencuentra de qué nutrirse; y al agua, al avanzar sobrelo último del fuego, le falta movimiento, con que en esose detiene, y cuando se detiene ya no es potente, sinoque ya se consume en alimento del fuego que la ataca.

Por eso ninguno de los dos puede imponer su domi-nio de un modo absoluto. Si alguna véz quedara venci-do cualquiera, el que fuera, de los dos, nada de lo queexiste seria tal cual es ahora; pero mientras sea así, los

seres continuarán siempre siendo los mismos, y ningu-no de estos principios ni ambos a la par se extinguirán.

Diaphóroin ¡~n d~namin, symphóroin tÉn chr¿sin, que podría-mos verter como <divergentes por su cualidad, convergentes por suutilidad., si quisiéramos conservar algo del juego de palabras, busca-do por el autor. En su funcionamiento, los dos elementos, pontrapues-tos polarmente. originan una tensión que es armónica y vital, muyde acuerdo con las teorías de ciertos filósofos presocráticos.

~ La actuación contrapuesta del fuego y del agua como princi-pios cósmicos fundamentales (aunque derivados del aire) la expuso Ar-quelao, discipulo ateniense de ANAXÁGORAS (cf. KIRK-RAVEN, Los filóso-

los presocrd¡icos, trad. esp. J. GAEcLA FERNÁNDEZ, Madrid, 1969, pági-nas 551 y sigs.), y también Hipón de Regio (ibid., pág. 131). Que elagua es nutrición para el fuego se dice también en Sobre los carnes,cap. 6, y en Acerca del alma de ARISTÓTELES (II 4, 8, 416a), y es negadoen Sobre las enfermedades IV.

188TRATADOS HIPocRÁTICOSDe modo que el fuego y el agua, como dejo dicho, sonautosuficientes en todo y para todo igualmente para unmáximo y un mínimo.4 A cada uno de ellos, respectivamente, se le asocianestas cualidades: al fuego lo cálido y lo seco; al agualo frío y lo húmedo. Pero cada uno retiene algo del otro:el fuego del agua lo húmedo; pues existe humedad enel fuego; y el agua del fuego lo seco; pues hay sequedad

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en el agua ~ Siendo así estos principios, de uno y otrose segregan muchas y varias formas, tanto de simientescomo de seres vivos, que no son nada semejantes entresí ni en su aspecto ni en su modo de actuar. Porquecomo los elementos no se fijan jamás en un mismo pun-to, sino que continuamente están mudándose hacia estoy lo otro, por necesidad resultan distintos los seres quese originan segregándose de ellos.

En realidad nada perece de todas las cosas ni nadanace que ya antes no existiera ~ Sólo varian <losseres> combinándose y disgregándose. Pero los huma-nos estiman que lo que crece viene a nacer desde el Ha-des a la luz, y que lo que mengua desde la luz al Hadesperece. Pues clan más crédito a sus ojos que a su enten-dimiento, cuando no son capaces siquiera de juzgar so-bre lo visible. Yo en cambio explico estas cosas de acuer-do con la razón O, Seres vivos, en efecto, los hay tanto

~3 Las cuatro cualidades fundamentales se encuentran ya en lateoría cosmológica de Empédocles; pero la presencia de cualidadesdiversas en los elementos contrapuestos puede relacionarse con la con-cepción anaxagorea de la materia, quizás a través de Arquelao. (Cf.R. Joiv, Recherches sur le trair~ pseudo-hippocratique Du r~gime. PS-ris, 1961. pág. 21.)

14 Esta sentencia y las siguientes parecen ecos de las teorías deEMPÉDOCLES (frs. 9, 17) y de ANAXÁGORAS (frs. 17 y 21), especialmentede éste.

lO Aqui tenemos la oposición entre lo ,~visible., té horeámefla, ylo que se juzga por la .razón., gn6m¿, que es característica de algunospensadorcs presocráticos, pero que resulta menos usual en un médico.SOBRE LA DIETA189aquí como allí. Y no es posible que algo, si está vivo,muera a no ser junto con todo. ¿ Pues adónde irá a mo-rir? Ni tampoco que lo que no existe se origine, pues¿de dónde vendría a existir? Lo que sucede es que todoaumenta y disminuye hasta el máximo y el mínimo de

sus posibilidades.Lo que en mi charla llamo <nacer» o <perecer. lodescribo así de acuerdo con la gente, pero aclaro quese trata de que eso se mezcla y se disgrega. Lo que su-cede es de este modo: nacer y perecer es lo mismo; mez-clarse y disgregarse, lo mismo; aumentar y disminuir,lo mismo; nacer y mezcíarse, lo mismo; morir y sepa-rarse, lo mismo; cada ser frente a todos y todos frentea cada uno, lo mismo, y nada de todo ello es lo mismo.Pues la convención es contraria a la naturaleza respec-to de todo esto.

Todas las cosas, divinas y humanas, se mueven cam- 5biando arriba y abajo. El día y la noche se mueven has-

ta un máximo y un mínimo. Como la luna va hasta unmáximo y un mínimo, asaltos del fuego y del agua, asítambién el sol va hasta lo más largo y lo más breve,y todo es lo mismo y no lo mismo. Luz para Zeus, oscu-ridad para Hades; luz para Hades, oscuridad para Zeus;lo de allí viene aquí, y lo de aquí va allá; en cualquierépoca, en cualquier lugar contrarrestan aquellas cosasla función de éstas y, a la par, éstas de aquí la de aqué-llas.

Pero <los hombres> no saben lo que hacen, mientras

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que creen saber lo que no hacen, y desconocen lo queven. Sin embargo todo les sucede por una divina necesi-dad, tanto lo que quieren como lo que no quieren. Al

Este uso de gndma .razón., es interesante, y se da en otros pasajes.En las lineas siguientes se detecta un cierto «pastiche. del estilo deHaráclito en las contraposiciones y antítesis. Sin embargo, como indi-ca Joly, la influencia anaxagórea es más profunda que la del efesio(cf. Jo¡.y, Recherches..., págs. 21.26).

190TRATADOS HIPOCRÁTICOSpresentarse acá las cosas de allá, y al ir allí las de aquí,mezclándose unas con otras, cada una cumple el desti-no asignado, en su aumento y su disminución. A todasles viene la destrucción, a unas de otras, a lo mayorde lo menor y a lo menor de lo mayor; y se desarrollalo mayor a partir de lo menor, y lo menor a partir delo mayor.6 Todas las. cosas, así el alma del hombre, y el cuer-

po igual que el alma, están implicadas en un orden ~En el ser humano se introducen partes de partes, con-juntos de conjuntos, que presentan una combinación defuego y de agua, los unos para tomar, los otros paradar. Los que toman causan disminución, los que danaumentan. Unos hombres sierran un madero: el uno em-puja, el otro tira. Hacen lo mismo, disminuyendo aumen-tan I7~ Tal es la naturaleza del hombre: lo uno empuja,lo otro tira; lo uno da, lo otro recibe; y a lo uno se loda y a lo otro se lo toma; y le da a esto tanto más yle toma a esto tanto menos. Cada parte conserva su es-pacio propio; las unas, al disminuir, se separan yendoa ocupar un espacio menor; las otras, al progresar ha-

cia lo mayor, se mezclan y pasan a una disposición su-perior. Las partículas extrañas, heterogéneas, son ex-pulsadas de un lugar que les es ajeno.

~ De esta oración: Té de díla pánta, kaí pysch~ an¡hrdpou kal sO-ma hoko fon he psych~. diakosmeftai, se han dado varias interpretacio-nes. Me parece que hay aquí una huella de las teorías de Anaxágorasacerca del orden impuesto sobre el mezcíarse y disgregarse de los ele-mentos radicales en las cosas. Pánta d¡ekosmlse notas dice el filósofoen su amplio fr. 12, que explica ese orden cósmico por la acción dela Mente, noús, que, en cambio, queda sin mencionar en nuestro texto,silencio que me parece significativo. Al autor de Sobre la dieta sólole interesa resaltar que hay un orden natural, no quién fue el ordena-

dor del mismo.~ La imagen de los dos trabajadores con la sierra, en una acciónaparentemente opuesta pero concorde. le habria gustado. sin duda,a HERÁcLITo (cf. sus frs. 59 y 60). Otras dos veces, en los caps- 7 y16, repite nuestro autor el ejemplo.

1SOBRE LA DIETA191

Cada alma, que tiene sus partes mayores y menores,circula por sus propias partículas, sin necesitar de la

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adición o de la supresión de partes, sino que tan sólorequiere un espacio de acuerdo con el aumento y la dis-minución de sus componentes; cumple sus funciones encualquier espacio al que llega y acoge lo que le sobre-viene ~. Lo que no es del mismo género no puede que-darse en lugares que le son inconvenientes, y así vagasin rumbo y al azar; en cambio los elementos que sejuntan unos a otros conocen a qué se agregan; porquese agrega lo conveniente con lo conveniente, mientrasque lo inconveniente guerrea y combate y se distancialo uno de lo otro. Por eso el alma del hombre creceen el ser humano y en ningún otro más; y del mismomodo ocurre en los demás grandes animales. Cuandosucede de otro modo, se producen separaciones violen-tas de lo demás ~

Ahora voy a dejar de tratar de los demás seres vi- 7vos, y me explicaré acerca ,del hombre. Pues bien, enel ser humano penetra un alma que contiene una com-binación de fuego y agua, y es una parte del cuerpohumano 20~ Sus partes, tanto masculinas como femeni-nas, se forman muchas y variadas, y aumentan con el

~ La concepción del alma. (psychE~ es claramente materialista.Principio de vida que impregna, podríamos decir, el cuerpo animándo-

lo, necesita un espacio adecuado en un cuerpo adecuado. Hay algouniversal en el alma, pero hay algo específico en cada una, es decir,cada tipo de alma corresponde a una especie animal.

19 Sobre la influencia de Anaxágoras. cf. JoLX, Recherches..., pá- ginas 26-35, y C. W. MOLLaR, Gleiches zum Gleichem, Wiesbaden, 1965,págs. 122-26. 20 En estos párr;fos la concepción de la psych¿ como spérma senos presenta de un modo muy rápido. Probablemente la idea era cono-cida. Había sido mantenida por Hipón de Regio, según apunta MosTO-TELEs (en Acerca del alma 1 405 b), y la recoge también PLATÓN en unpasaje del Tímeo 73b-c. Para mayores explicaciones sobre esta concep-ción embriológica, véase JoLY, op. cit., págs. 29 y sigs.

192yTRATADOS HIPocRÁTIcOsrégimen de vida adecuado al hombre. Forzoso es quelas partes del hombre contengan todos sus constituyen-tes, pues de aquel que no hubiera desde un principiouna partícula no podría desarrollarse ni recibir nutri-ción, sea mucha o poca, ya que carecería de base parasu posterior crecimiento.

Conteniéndolos todos, cada parte crece en su propioespacio, recibiendo la nutrición que proviene de un aguaseca y de fuego húmedo, introduciéndose algunos ele-mentos a la fuerza y expulsando otros. Del mismo mo-do que los carpiI~tcros sierran un madero, el uno tiray el otro empuja, y hacen lo mismo; y al presionar ha-cia abajo se desliza hacia arriba, ya que no admitiríabajar fuera de su momento, y si se lo fuerza todo seestropea. Así la nutrición humana: lo uno tira, lo otroempuja; forzando hacia adentro sale afuera, y si se ha-

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ce violencia a contratiempo todo va al traste.8 Cada parte mantiene su propia disposición durantetanto tiempo como,su espacio lo admite, y cuando yano y tampoco recibe suficiente nutrición para el desa-rrollo máximo de sus posibilidades, entonces cambia aun espacio más amplio, tanto las partes femeninas co-mo las masculinas, impulsadas del mismo modo porfuerza y necesidad- Las que primero cumplen el destinoasignado, éstas se separan primero, y al mismo tiempose combinan unas con otras. Pues cada parte primerose separa, y luego se combina de nueve.

Una vez que han cambiado de lugar y consiguen in-sertarse en un sistema armonizado según relaciones mu-sicales exactas, en el que aparecen las tres consonan-cias, cuarta, quinta y octava, viven y se desarrollan conlos mismos ingredientes que antes. Pero si no consiguenalcanzar este acuerdo armónico, y no resultan acorda-dos los graves con los agudos en el primer intervaloo en el segundo o en la octava, si un solo tono falla,todo el acorde queda malogrado, como que no podría

uSOBRE LA DIETA193servir de acompañamiento al canto 2I~ Entonces cam-bian de lo mayor a lo menor antes del momento asigna-do, porque desconocen lo que hacen.

Acerca de machos y hembras, de por qué nacen unos 9y otras daré mis explicaciones al avanzar el escrito. Pe-ro cualquiera que sea el sexo de la parte que avanzay consigue la armonía, ésta se mueve, siendo húmeda,por efecto del fuego. Al moverse se inflama y consiguesu nutrición de los alimentos y del aire respirado que

penetran en la mujer; así al comienzo en todo igualmen-te, en tanto que es algo tierno. Pero por efecto del movi-miento y del fuego se seca y se solidifica; y al solidifi-carse se endurece en toda su superficie. Entonces elfuego, que queda encapsulado, ya no puede obtener su-ficiente nutrición ni expulsa el aire interno a causa dela dureza de la capa envolvente. De modo que consumela humedad del interior.

En cuanto a las partes duras y secas por naturalezaen el organismo, éstas no se consumen en nutrición delfuego, sino que se hacen más sólidas y se quedan com-pactas al faltarles la humedad, y son las que se denomi-nan huesos y tendones. El fuego, a partir de la hume-

dad combinada y agitada por él, organiza el cuerpo deacuerdo con la naturaleza y según el destino asignadode este modo: a través de las partes duras y secas nopueden forjarse pasajes duraderos, porque ahí no obtie-ne nutrición, lo que sí puede en las partes húmedas yblandas, ya que éstas le sirven de sustento. Pero tam-bién en éstas hay una sequedad que no es consumidapor el fuego, y estas partes se cohesionan unas con otras.

El fuego que está encerrado en lo más dentro es elmás abundante y consigue hacerse una salida más am-

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plia, porque lo húmedo era por allí más abundante, y

~ Es muy probable la inspiración pitagórica en este pasaje so-bre la proporción armónica del alma; acaso a través de Filolao.

y194TRATADOS HIPOCRÁTICOSeso es lo que llamamos «vientre» 22 De alh salió haciaafuera, una vez que se encontró falto de alimento, y sefabricó conductos para el aire respirado y la obtencióny distribución de los alimentos. La parte encerrada, queera la más húmeda del fuego, produjo en esos espaciosinteriores del resto del cuerpo tres conductos, que sonlo que se llaman «venas cavas». Y entre éstas, lo queresta del agua se concentra y se densifica sólidamente23

en lo que se llaman las «carnes»10 En resumen, el fuego todo lo ha organizado por simismo en el interior del cuerpo, a imitación del univer-

so, acordando lo pequeño con lo grande y lo grande conlo pequeño 24, La cavidad estomacal es como el órganomás amplio, recipiente para el agua seca y húmeda, afin de proporcionaría a todo el resto y recibir de todolo demás, a la manera del mar, nutridor de los animalesadaptados a él y destructor de los inadaptados. En tor-no a esta <cavidad estomacal> produjo el fuego una con-densación de agua fría y húmeda, conducto para un aireinterior frío y caliente, a imitación de la tierra, que trans-forma todo lo que cae sobre ella. Y al consumir estoy desarrollar lo otro, ha logrado una dispersión de agua

22 koilW, la .cavidad. central, por asi decir, del cuerpo.

23 sdrkes. Por .venas cavas, he traducido koflai phUbes.24 Es muy interesante, esta formación del feto, en la que el prin-cipio activo es el fuego, que asume también el papel de .ordenador.,como era el no¿~.s en el kósmos de Anaxágoras. De nuevo aparece elverbo díakosm~o. con el sentido de .organizar. u .ordenar., grato aAnaxágoras. He,u dé lógt5i pónta di¿ kosm~saro karé tropon autó heéu-¡di ¡ti en ¡di sOrnan té p9r, apomim!smn ¡ot2 hólou, mikrti prós megdlakai megdla pró~ mzkrd es una sentencia solemne, que anuncia la com-paración del microcosmos y el macrocosmos, que luego reapareceráen otro contexto. Se ha comentado que, tal vez, haya aquí algún ecode doctrinas orientales, pero no parece justificado. La comparaciónes antigua en el pensamiento griego. JOLY (Recherches..., págs. 39-52)que comenta con amplitud el pasaje, prefiere pensar en influencias

pitagóricas.SOBRE LA DIETA195ligera y de fuego aéreo, invisible y visible, secreción delo compacto, en lo que se mueve cada elemento parallegar a hacerse visible en el momento prefijado. En elinterior el fuego ha formado tres circuitos, que se co-rresponden entre si tanto por dentro como por fuera:el uno en las cavidades de lo húmedo, a la manera dela luna, el otro en la capa sólida circundante, a la ma-

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nera de los astros, y el circuito medio que alcanza tantoel interior como el exterior, a la manera del sol.

El fuego más cálido y más intenso, que domina todo,que todo lo dirige de acuerdo con la naturaleza, inacce-sible a la vista y al tacto, es aquel del que depende elalma, la inteligencia, el pensamiento, el crecimiento, ladisminución, el movimiento, la alteración, el-sueño, elestar despierto. Éste lo gobierna todo en todo momen-to, tanto lo de aquí como lo de allí, sin vacilar jamás.

Los hombres no saben observar lo invisible a partir 11de lo visible 25, Porque usan técnicas semejantes a lanaturaleza humana y lo ignoran 26, La providencia delos dioses les enseñó a imitar sus propias funciones,sabiendo lo que hacen pero desconociendo lo que imi-

~ L.o invisible se manifiesta a través de lo visible, como se diceen la famosa sentencia de ANAxÁGo¡c&s: ópsis ad~I431¡ té phainomenalo aparente es visión de lo invisible (21A). Este es un principio muyimportante para el médico, que por los síntomas aparentes reconocedolencias internas. .mediante la visión de la inteligencia., ¡¿í ¡¿5 ~flÓ-m¿s opse¡. según decía el autor del Peri UchnEs.

26 Pero la mayoría, los hombres en general, desconocen tal hecho:ho¡ dé an¡hrépoi ek tón phanerdn ¡a aphan¿a skep¡esthaí ouk epistan-¡aí. ¡echn¿isi gar chredmenoi homoi~¡sa an¡hr6pín~i ph~sEi ou gignós-

kous¡n. He aquí un tema propio de Heráclito: el desconocimiento conque deambulan cual sonámbulos los humanos. Las lineas siguientesevocan con su estilo brevilocuente y antitético las sentencias densasde Heráclito. Sobre la imitación de la naturaleza en las artes y técni-cas humanas, véase lo que dice ARISTiTELES. en su Física II 8.

27 Theón nóos es una expresión que encaja en la mentalidad reli-giosa tradicional que parece sustentar el autor, como se ve luego enalgunos textos del libro IV.

196TRATADOS HIPOCRÁTICOStan. Pues todo es semejante siendo distinto, concertadosiendo divergente, dialogante sin entrar en diálogo, po-seedor de razón siendo irracional. Opuesto es el modode ser de unas cosas y otras, concertándose entre sí.Porque convención y naturaleza, con las que actuamosen todo, no andan de acuerdo, concordando 25,

Los hombres han establecido ellos entre si lo con-vencional, aunque ignoran sobre qué bases lo estable-

cieron; pero la naturaleza de todo la ordenaron losdioses. Lo que los hombres establecieron jamás se man-tiene en los mismos términos ni correcta ni incorrecta-mente, pero cuanto los dioses déterminaron persiste jus-tamente. Tanto se diferencia lo recto y lo no recto.12 Yo voy a demostrar que las artes conocidas son si-milares a los procesos experimentados por la naturale-za humana, tanto visibles como internos. Así en el casode la <técnica> adivinatoria 29 Por los signos visiblesconoce lo invisible y por lo invisible lo visible, y por

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lo que es conoce el futuro, y por los muertos lo vivo,y por los hechos irracionales comprenden los adivinos,el que es sabio siempre de modo acertado, el que noes sabio unas veces si y otras no. Eso es un simulacrode la vida y la naturaleza del hombre. Un hombre, tras

25 Esa oposición entre physis y nómos (ya aludida al final del ca-pítulo 4) es un tema tópico en la época de la sofistica. nomos .conven-ción~ o .ley~, es lo que los humanos han dispuesto (di¿thesan), mien-tras que la .naturaleza la ordenaron los dioses (¡heoi diekósrnlsan).

29 La mántíca es la primera entre las varias ¡echnai que el autorpresenta (caps. 12-24) como ejemplos de la mimisis inconsciente, conla que las artes parodian procesos naturales. Como se ve. se guardade negar el valor de la adivinación, aunque sugiere que algunos adivi-nos se equivocan (de modo parecido se expresa a propósito de la adivi-nación de los sueños, en el comienzo del libro IV). Sabre el tema dela mím~sis en el pensamiento griego de la época, véanse los textosque cita Joiy, Recherches.... págs. 53-75, así como sus precisiones 50-bre lo peculiar de nuestro texto, en el que la influencia más probablees la pitagórica, aunque un tanto difusa.5OBRE LA DIETA197haberse unido a una mujer, engendra un niño. Por lovisible conoce lo invisible, cómo será. La razón huma-

na, que es invisible, conociendo lo visible avanza desdeel niño hasta el hombre; por el presente conoce el futu-ro. No es similar el muerto al vivo; pero por el cadáverse conoce al ser viviente. El estómago carece de enten-dimiento, pero con él entendemos que tenemos sed ohambre. Las mismas experiencias están en la base delarte adivinatoria y de la naturaleza humana. Para quie-nes las conocen están siempre correctas, para los queno las conocen de manera permanente, unas veces síy otras no.

Los artesanos funden el hierro con el fuego, presio 13nando al fuego con el sopío del aire; le sustraen el ali-mento que tenía, y volviéndolo maleable lo baten y lo

moldean. Y con el alimento de otra agua <el hierro>se hace resistente. Lo mismo hace con el hombre el maes-tro de gimnasia: le sustrae mediante el fuego la nutri-ción de que disponía, presionándolo mediante la respi-ración. Y cuando se ha vuelto maleable <el individuo>,lo golpea, lo moldea, y lo purga; y éste con una aporta-ción de aguas de otra parte se vuelve resistente.

También los bataneros hacen eso: pisotean, baten, 14estiran, y con rudo tratamiento fortalecen, cortando loque sobresale y recosiendo embellecen los tejidos. Lomismo le ocurre al hombre con ese tratamiento.

Los zapateros cuartean lo entero en trozos y de los 15trozos hacen piezas enteras; cortando y taladrando lo

que está pasado las recomponen en buen estado. Tam-bién eso le pasa al ser humano. De sus conjuntos secuartean trozos y de estos trozos ensamblados se origi-nan conjuntos nuevos; sometidos a punzadas y cortespor los médicos en lo que tienen deteriorado, recupe-ran la salud. Y esto es lo propio de la medicina: recha-zar lo que causa dolor, y al eliminar lo que motiva eldolor devolver la salud. La naturaleza por sí misma lo

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vez que lo tienen trabajado lo utilizan para todo. El hom-bre sacude el trigo, lo lava, lo muele, y lo utiliza cocién-dolo al fuego; pero no se aglutina en el cuerpo con unfuego violento, sino con uno suave.

Los escultores hacen una imitación del cuerpo sin 21alma, y forman seres no dotados de razón, a partir deagua y tierra, humedeciendo lo seco y secando lo húme-do; recortando lo que sobra y añadiendo lo que falta,desarrollando (sus obras> de lo más pequeño a lo másgrande. Lo mismo sucede en el hombre: va creciendode lo más pequeño a lo más grande, eliminando lo quesobra, añadiendo lo que falta, humedeciendo lo seco ysecando lo húmedo.

Los alfareros hacen girar el torno, y éste no se des- 22plaza ni adelante ni atrás, y al moverse en los dos senti-dos a la vez imita la rotación del universo. Y con lamisma rueda que voltea sobre sí fabrican variados ca-charros, nada semejantes uno a otro, a partir de los mis-mos materiales y con los mismos instrumentos. Lo mis-mo les pasa a los hombres y al resto de los animales.

pág. 57). Los manuscritos dicen que la lengua imita a la música..Todo este párrafo sobre música suena a pitagórico.

y200TRATADOS HIPOCRÁTICOSEn el mismo ciclo son modelados todos, de los mismosmateriales y con los mismos órganos, tornando seco lohúmedo y húmedo lo seco, y no son semejantes en nada.23 Un caso parecido es el de la escritura: combinaciónde figuras, signos de la voz humana, capacidad de re-memorar los hechos pasados, y de indicar lo que debe

hacerse ~ El conocimiento se construye con siete figu-ras. Todo eso lo ejecuta el hombre, tanto el que sabede letras como el que no sabe. A través de siete estruc-turas también se construyen las sensaciones del hom-bre: el oído en contacto con los sonidos, la vista conlo visible, las narices con el olór, la lengua con el saborde lo gustoso y lo desagradable, la boca con el habla,el cuerpo con el tacto, los conductos interiores y exte-riores con el aire cálido o frío. Gracias a estos sentidosle llega al hombre el conocimiento.24 El esfuerzo competitivo, el aprendizaje gimnásticoes algo así por el estilo: <los maestros de gimnasia> en-señan a transgredir las normas según una norma, a ser

injustos justamente, a engañar, hurtar, robar, cometeractos violentos, a lo peor de la mejor manera 3Z~ El que

31 Es interesante recordar aquí los términos griegos, que resul-tan más amplios que su traducción castellana, p. ej., grammatikt .es-critura.. o schtmata .figuras.. .signos gráficos. y .letras. (y aquísólo los signos vocálicos). Dice así el texto: Grammatik~ ¡oió,sde. schE-mdWn synrhesis. semeia phonis aníhropín~s, dynamis d paroichómenamrWmoneúsai, tá poi~t~a dflósai. La relación entre las siete vocales

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(o signos vocálicos. schtmata) y los siete sentidos (también schtmaia.estructuras.) es, evidentemente, mucho más convencional de lo que el autor advierte. La referencia al número siete ha hecho pensar enuna relación con el texto de Sobre las semanas, caps. 8 y 19. W. Kranzha sostenido la existencia de una fuente común a ambos; tampoco pue-de descartarse una influencia directa de uno en otro.

32 Es interesante este ataque del dietético contra los que se dedi-can a la ag&nii~ la paidotribía, y. pocas líneas después, a la hypokrzti-k¿. Desdén hacia posibles competidores y recelos críticos de un ilus trado. acaso con algún eco sofistico en tal actitud. Este ataque excluye,SOBRE LA DIETA201no hace eso es malo, y el que lo hace bien bueno. Unamuestra de la insensatez popular. Admiran eso, y consI-deran que entre todos <los participantes> sólo uno esbueno, y todos los otros malos. Muchos son los que ad-miran, pocos los que entienden.

Las gentes que acuden al mercado hacen lo mismo.Los hombres practican el engaño comprando y vendien-do. Y el que más engaña, ése recibe admiración. Bebien-do y enfureciéndose hacen lo mismo. Corren, pelean,combaten, roban, engañan, y uno solo de todos es pre-miado. El arte del actor embauca a los .espectadores.Dicen unas cosas y piensan otras; los mismos entran

y salen que no son los mismos. Propio-del hombre esdecir esto y hacer aquello, y que la misma persona nosea la misma, y sostener unas veces un juicio y otrasotro. Así que todas las artes tienen algo en común conla naturaleza humana.

El alma humana que, como ya dejé dicho, presenta 25una combinación de fuego y agua y las partes del serhumano, se introduce en todo ser vivo que respira, yciertamente en cualquier humano, sea joven o viejo. Pe-ro no en todos se desarrolla del mismo modo, sino queen los cuerpos más jóvenes, donde la circulación es rá-.pída y el cuerpo está creciendo, se inflama y se consu-me ligera en el desarrollo del cuerpo. En cambio, en

los de más edad, cuando la circulación ya es lenta yel cuerpo está más frío, se gasta en la mengua delindividuo.

Pero todos los cuerpos <humanos> que están en suplenitud y en las edades de procreación pueden nutrir-ía y desarrollarla. Un guerrero que puede dar comidaa numerosos hombres es un jefe poderoso, pero cuandoéstos le abandonan se ve más débil. Así es también para

según Joly, que el autor fuera el pedotríba Heróclíco de Selímbria,de cuyas enseñanzas, sin embargo, hay algunas huellas en el tratado.

202TRATADOS HIPOCRÁTICOS

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cada cuerpo. Los que pueden nutrir muchísimas almasésos son los más fuertes, y a medida que éstas les aban-donan son más débiles ~~.26 Lo que penetra en otro terreno no se desarrolla,tan sólo lo que penetra en la mujer se desarrolla si en-cuentra las condiciones favorables. Entonces todos susmiembros se distinguen y se desarrollan a la vez, y nin-guno con anterioridad o retraso sobre otro ~ Los ma-yores por su condición natural se hacen visibles antesque los menores, sin haber nacido antes ninguno.

No todos los seí-es se estn¡cturan en el mismo tiem-po, sino que unos van más deprisa y otros más despa-cio, según como consiga cada uno el fuego y la nutri-ción. El caso es que algunos alcanzan a ser visibles alos cuarenta días, lo otros a los dos meses, y los otrosa los cuatro. Y del mismo modo llegan al nacimiento:unos más aprisa, a los siete meses, completamente for-mados, y los otros, más lentamente, a los nueve mesesse muestran a la ltjz por completo con la composiciónque mantendrán a lo largo de su vida.27 Con que machos y hembras se originan regularmen-te, en lo posible, de este modo. Las hembras, que sonmás afines al agua, se desarrollan a partir de comidas,bebidas y hábitos fríos, húmedos y blandos; los machos,

más próximos al fuego, de los alimentos secos y cálidos~ El alma (psychE) aparece como spérma, que puede penetrar en

cualquier ser vivo, pero sólo desarrollarse en el cuerpo apropiado; esdecir, el alma humana sólo se desarrolla en el cuerpo humano. Mien-tras que los muy jóvenes y los viejos consumen con su extremado ca-lor o frío ese germen vivificador, el hombre y la mujer adultos tienenpoder de aumentar esta alma similar, y así pueden multiplicarlay procrear. A ello parecen aludir las últimas palabras, poco claras-

~ En oposición a otros, que sostienen que, en el embrión o feto,se desarrolla antes alguna parte privilegiada <así, según Empédocles.es el corazón lo primero en formarse), aquí se sostiene un desarrolloembriunal homogéneo de todas las partes, lo cual puede muy bien re-

montar a la teoría de Anaxágoras.SOBRE LA DIETA203y de una dieta semejante. De modo que si se quiere en-gendrar una hembra hay que adoptar un régimen afinal agua, y, si un varón, hay que mantener una pautaafín al fuego. No sólo al hombre le conviene hacerlo,,sino también a la mujer.

Porque lo que se desarrolla no es sólo <el germen>segregado por el hombre, sino también el de la mujer,por lo siguiente ~. Ninguna de las dos partes tiene depor si suficiente movimiento a causa de la abundanciade lo húmedo y por la debilidad del fuego para consu-

mir el flujo y volverlo sólido. Pero cuando ambos<gérmenes> se encuentran convergiendo en un mismolugar, se suman uno al otro, el fuego con el fuego yel agua con el agua del mismo modo. Si entonces hancaído en lugar seco, se produce el movimiento y el fue-go domina al agua confluyente, y desde este encuentrose desarrolla el fuego, hasta el punto de no ser apagadopor el flujo que sobreviene, sino que resiste su avancey lo solidifica sobre la base ya formada. Pero si caenen húmedo, enseguida desde un comienzo <ambos

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gérmenes> se apagan y se disuelven en el proceso demengua.

Sólo en un día de cada mes pueden solidificarse uni-dos y dominar los flujos que les sobrevienen, y eso siem-

~ La opinión de que ambos padres segregan la semilla spérmay ps-vch~ del recién nacido fue sostenida por Parménides, Empédo-cíes, Demócrito, Anaxágoras, y Epicuro. Pero hay un testimonio deAristóteles (De gen animal. IV 1, 763b) en contra de la atribución de taltesis a Anaxágoras: .Dicen algunos que en los fetos existe en seguidala oposición (de sexos), como dicen Anaxágoras y otros de los fisiólo-gos. Porque la simiente (spérma) viene del macho, y la hembra ofrecesólo el lugar (de recepción), y en los machos está a la derecha y enhembras a la izquierda.~ Censorino (V 4) es quien incluye a Anaxágo-ras con los otros precursores de la tesis mantenida en Sobre la dieta,y dice más: .Anaxágoras autem eius parentis faciem referre liberosiudicavit qui seminem amplaus contulisset. (VI 8).

204TRATADOS HIPOCRÁTICOSpre que resulte que han convergido en un mismo lugaral mismo tiempo desde ambos lados ~.28 Pueden cohesionarse mutuamente lo femenino y lomasculino porque en uno y otro de los progenitores senutren uno y otro ~ y porque el alma es lo mismo entodos los seres vivientes, aunque el cuerpo de cada unosea diferente. En efecto el alma siempre es idéntica, tan-to en el más grande como en el más pequeño; porque

no se altera ni por su condición natural ni por presio-nes, en tanto que el cuerpo nunca es el mismo, ni pornaturaleza ni a la fuerza, ya que algo de él se disgregaen todo y algo se mezcla con todo.

En el caso de que las partes segregadas por ambosprogenitores sean masculinas, se desarrollarán según sufundamento, y de ellas nacerán hombres brillantes porsu espíritu y fuertes de cuerpo, con tal de que no lesperjudique su régimen de vida posterior ~ En el casode que lo procedente del hombre sea masculino, y lode la mujer femenino, y que se imponga lo masculino,el alma más débil se funde con la más fuerte, ya queno tiene adónde retirarse que le sea más apropiado en

lo que está a su alcance. Pues lo menor se dirige a lomayor y lo mayor converge con lo menor. Y juntamentedominan lo que tienen a su disposición. El cuerpo varo-nil se desarrolla, en tanto que lo femenino disminuyey se aleja en pos de otra suerte. Y esos individuos sonmenos brillantes que los anteriores; sin embargo, al im-

~ Una alusión curiosa al ciclo de fecundidad femenino, aunquela reducción del período fértil a un único día resulta chocante-

~ También esta idea de que ambos progenitores pueden segregar

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un semen de uno u Otro sexo es original (en la medida que nosotrosconocemos las teorías embriológicas antiguas). Se encuentran sólo enel Peri gonés, caps. 6 y 7.

~ A partir de aquí se esboza, en breves trazos, un sistema de ca-racteres basados en la combinación seminal, que distingue seis tipos.Probablemente hay un influjo de Empédocles. pero a la vez una adap-tación importante de nuestro autor en tal teoría.SOBRE LA DIETA205ponerse lo masculino proveniente del hombre, son va-roniles y reciben con justicia tal apelación.

Pero silo masculino proviene de la mujer y lo feme-nino del hombre, y se impone lo masculino, esto se de-sarrolla del mismo modo que lo de antes, mientras quelo femenino mengua. Los que nacer4 sobre esta base sonafeminados, y se les llama así con razón. Estas tres son,pues, las maneras de formarse los hombres, que se dis-tinguen en que lo son más o menos <hombres>, por lacombinación del agua y del fuego, de sus elementos ysus alimentos, crianzas y usos. Me explicaré al avanzarel tratado también sobre estos puntos.

El ser femenino se origina de la misma manera. 29Cuando lo femenino se segrega de ambos progenitores,nacen las hembras muy femeninas y muy hermosas. Si

lo femenino proviene de la mujer, y lo masculino delvarón, y se impone lo femenino, resultan unas mujeresmás bravas que las anteriores, pero también éstas sonmoderadas. Mas cuando lo femenino viene del varón,y lo masculino de la mujer, y domina lo femenino, éstese desarrolla según el mismo modo, pero de ahí salenunas mujeres más bravas que las anteriores y las lla-man masculinas.

Si alguno no cree que el alma se fusiona con el al-ma, que observe los carbones ~. ¿ Acaso al echar los noencendidos a los ya ardientes, fuertes sobre débiles, ydarles así el alimento, no forman todos un cuerpo ho-mogéneo? Y allí no puede distinguirse uno de otro, sino

que se inflaman en un mismo montón, y el conjunto essemejante al final. Y cuando se han gastado el alimentode que disponían se disuelven en lo invisible; eso es loque sufre también el alma humana.

~ La imagen da una noción muy clara de la condición materialde esa psych¿ - spérma que se funde y cohesiona dentro del cuerpo.

206TRATADOS HIPOCRTICOS30 Acerca del nacimiento de gemelos la explicación loaclarará del siguiente modo: en lo fundamental la cau-sa está en la matriz de la mujer ~. Pues si a uno y aotro lado del orificio de entrada ambos costados se han

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desarrollado por igual, y están receptivos de igual ma-nera, y se han secado tras la menstruación, resulta ca-paz de dar nutrición a las simientes que recibe del hom-bre, en caso de que se escindan a ambos lados de lamatriz por igual. Si la simiente es abundante, pues, porparte de ambos progenitores y se desprende fuerte, pue-~de desarrollarse a ambos costados, porque consigue lanutrición conveniente. En otro caso no nacen gemelos.

Cuando lo segregado por ambos progenitores es mas-culino, resulta forzoso que se origine un varón en am-bos costados, y cuando es femenino, de uno y de otro,que nazcan hembras. Y cuando uno es femenino, y otromasculino, aquel de los dos que se impone, ese sexo sedesarrolla. Los gemelos nacen parecidos entre sí por es-tas razones: en primer lugar, porque se desarrollan enidénticos lugares; luego, que ambos han sido segrega-dos al mismo tiempo; luego, qúe se desarrollan con losmismos alimentos, y que salen conjuntamente en el partoa la luz.31. La superfetación resulta del modo siguiente: cuandola matriz está cálida y seca naturalmente, y lo mismola mujer, y el esperma llega seco y cálido, no hay yaen la matriz ninguna humedad que domine la simienteque allí cae. Por eso desde un comienzo ésta se consoli-

da y vive, pero no puede perdurar, sino que incluso vie-ne a destruir el embrión ya existente, porque no les sir-ven a ambos las mismas cosas.32 El agua más ligera y el fuego más suave, al con-seguir su combinación en el cuerpo humano, dan comoresultado la constitución más saludable por los motivos

Algo parecido se dice en Sobre la naturaleza del niño 31.SOBRE LA DIETA207siguientes: en las mayores variaciones de las estacionesdel año ni la una ni el otro se condensan hasta su extre-mo, ni el agua llega a lo más denso en los aflujos del

agua, ni el fuego en los del fuego, ni en los Cambiosde las edades ni con los usos de comidas y bebidas. Puesambos <tal agua y tal fuego> pueden admitir muy col-mada generación y plenitud. El bronce más dúctil y sua-ve admite la mezcla más firme y resulta el más bello.Y el agua más ligera y el fuego más suave al entraren combinación resultan del mismo modo. Así que losque tienen esa constitución natural viven en estado sa-ludable todo el tiempo, hasta los cuarenta años, y algu-nos hasta la extrema vejez. Y a aquellos a los que lesataca alguna enfermedad después de los cuarenta años,no suelen morir.

Todos los cuerpos que tienen una combinación del

fuego más fuerte y del agua más densa son fuertes yvigorosos, pero requieren mucho cuidado. Pues tienenmuchos cambios en uno y otro sentido, y tanto en losaflujos del agua caen en dolencias enfermizas como enlos del fuego, de un modo semejante. A tal individuo,para enfrentarse a las estaciones del año, le convieneutilizar un régimen de vida afín al fuego, al sobrevenirel aflujo del agua, y cuando sea el aflujo del fuego utili-zar un régimen dietético afín al agua, variándolo paula-tinamente de acuerdo con la estación.

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Cuando el agua más espesa y el fuego más ligero

1se encuentran combinados en un cuerpo, se dan talesefectos que hay que diagnosticar una naturaleza fría yhúmeda. Estos cuerpos son más enfermizos en inviernoque en verano, en la primavera que en otoño. Respectode las edades, los más sanos son los niños; en segundolugar, los adolescentes; y muy enfermizos son los másviejos y los de edades próximas. Y estas naturalezas en-vejecen rápido. A éstos les conviene mantener una dietade todo aquello que calienta y seca, tanto en alimentos

208TRATADOS HIPOCRÁTICOScomo con ejercicios, y realizar los ejercicios que afec-

tan al exterior del cuerpo más que al interior.Si el fuego más húmedo y el agua más densa logransu combinación en el cuerpo, hay que reconocer unanaturaleza húmeda y cálida por los siguientes síntomas:tales personas enferman sobre todo en primavera, y muyraramente en otoño, porque en la primavera hay un ex-ceso de la humedad, y en el otoño una Justa proporciónde sequedad. De sus edades la más enfermiza es la ju-ventud. Los cuerpos se desarrollan deprisa y están pro-pensos a los catarros. Les conyiene llevar una dieta deaquello que enfría y seca, tanto de comidas y bebidascomo de ejercicios, y en cuanto a estos ejercicios físicosles conviene más realizar los que afectan al interior del

cuerpo. Si se combinan el fuego más fuerte y el agua másligera, la naturaleza será seca y cálida. En estos indivi-duos la enfermedad se presenta durante los aflujos delfuego, y la salud en los del agua. Cuando están en suedad de plenitud, en la buena disposición de su carne,son más propensos a las enfermedades, y los más sanosson los viejos, y de igual modo en las edades próximasa una y otra. Les convienen dietas que enfrían y hume-decen, y aquellos ejercicios físicos que, calentando y con-sumiendo un mínimo, procuren muchísimo refresco. Losde tal condición natural son de larga vida y logran unabella vejez.

Si se da una combinación del fuego más suave y delagua más seca, la naturaleza resultante es fría y seca,enfermiza en el otoño, saludable en primavera, y se com-porta de ese modo en las épocas cercanas a una y otraestación. Su edad enfermiza es en torno a los cuarentaaños, y los más sanos son los niños. De modo parecidosucede en las cercanías de uno y otro período. Las die-tas (que le convienen) son las que siendo cálidas hume-decen, y ejercicios que, adoptándose paulatinamente~SOBRE LA DIETA

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209calientan con suavidad, sin consumir mucho de las re-servas naturales.

Así que acerca del diagnóstico de la naturaleza hu-mana esto es lo que hay que discernir al considerar laconstitución fundamental ~

En cuanto a las edades, por si mismas presentan las 33siguientes características 42~ El niño está formado conuna combinación de elementos húmedos y cálidos, por-que está compuesto por ellos y con ellos se desarrolla.En efecto, lo que está muy próximo al nacimiento esmuy húmedo y muy cálido, y crece al máximo, y de igualmanera lo que está más cercano. El joven es una mez-cla de elementos cálidos y secos, cálidos porque la apor-tación de fuego se impone sobre el agua; y secos porquela humedad de la infancia ya se ha consumido, una par-te gastada en el crecimiento del cuerpo, otra en el mo-vimiento del fuego, y en parte por los ejercicios físicos.El hombre, cuando su cuerpo detiene su crecimiento,es seco y frío, porque el fluir de lo cálido ya no se impo-ne, sino que queda detenido, y al aquietarse el cuerpoen su crecimiento se queda enfriado. Pero aún le restalo seco de la edad anterior, y aún no tiene la humedadde la edad siguiente y del aflujo de agua <de la vejez>,.

y por eso está dominado por elementos secos. Los vie-jos son fríos y húmedos, a causa de la retirada del fue-go, y del aflujo del agua, es decir, distanciamiento delo seco y constitución de lo húmedo.En todos los seres vivos los machos son más cálidos 34y secos, y las hembras más húmedas y frías por los mo-41 La oración parece recoger, a modo de cláusula que cierra unamplio capítulo, uno de los temas generales apuntados en el cap. 2,con carácter programático: así hay que .discemir la constitución fun-damental. diagigndslcein tés ex arch&~s sysrdsios.

42 Las características de las cuatro edades se explican por la mez-cla de las cuatro cualidades básicas: lo cálido y lo frío, lo seco y lohúmedo.

210TRATADOS HIPOCRÁTICOStivos siguientes. Desde un comienzo cada uno <de lossexos> se originó con tales caracteres y se desarrollagracias a ellos, y tras el nacimiento los machos se sir-

ven de unos hábitos de vida más esforzados, de maneraque se calientan y se secan, mientras que las mujeresllevan un régimen de vida más húmedo y más tranqui-lo, y llevan a cabo una eliminación del calor de su cuer-po cada mes.35 A propósito de la llamada inteligencia del alma yde la necedad sucede lo siguiente. El fuego más húme-do y el agua más seca al lograr su combinación en uncuerpo consiguen su mayor inteligencia, ya que el fue-go retiene del agua la humedad y el agua del fuego la

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sequedad ~. Cada uno de ambos es así de lo más auto-suficiente. Ni el fuego muy necesitado de alimento vaa buscarlo lejos, ni el agua falta de movimiento se que-da inerte. Así que cada uno es muy autosuficiente tantosolo frente al otro como en la mezcla con él. Pues loque menos necesita de sus circunstancias, eso se aplicamás y mejor a lo presente, el fuego que se mueve mini-mamente a no ser por obligación, y el agua que se mue-ve lo más posible no siendo retenida por la fuerza. Elalma que tiene la combinación de estos elementos esla más sensata y la más memoriosa. Y si por algún in-flujo cualquiera de éstos creciera en exceso o se agosta-ra, resultaría la más estúpida, porque es, con estascualidades, de lo más autosuficiente.

Si se da una combinación del fuego más puro y delagua <la más pura>, y el fuego resulta ser algo inferior

~ La mezcla más completa es la que proporciona una mejor in-teligencia (ph ronesis psych~s). HERÁcLITo (fr. 74) y Diógenes de Apolo-nia habían sostenido que el alma seca es la mejor., y nuestro autorseñalará más adelante que, siendo el fuego el elemento activo y el aguael pasivo, la estupidez es más propia de aquellos en que predominalo húmedo. Pero lo mejor es una buena krds¿s, equilibrada. Para hue-llas de teorías de Empédocles, cf. TsoFs.ssTo, De sen.su 6 55.

 La corrupción de lo melor es la pésima.SOBRE LA DIETA211

al agua, también salen individuos inteligentes, pero ín-~ feriores a los de antes, ya que al ser dominado el fuego

por el agua y al hacerse lento su movimiento, se dirigemás torpemente hacia las sensaciones. Son considera-blemente constantes tales almas en lo que se aplican.Y si se sigue una dieta correcta, puede <el tal individuo>resultar más inteligente y agudo de lo que prometía sunatural ~. Le conviene a éste utilizar los tratamientosafines al fuego, sin hartazgos ni de comidas ni de bebi-das. Por lo tanto le conviene practicar carreras de velo-

cidad, para que el cuerpo se vacie de lo húmedo y quelo húmedo se condense más pronto. Luchas, friegas, yejercicios gimnásticos semejantes no le conviene practi-car, para que los poros no se hagan más amplios y secolmen de exceso, pues en ese caso seria fatal que elmovimiento del alma se hiciera pesado. Conviene darpaseos, tanto después de comer como de mañana y des-pués de las carreras. Después de comer, para que elalma reciba un alimento má~ seco que los alimentos in-geridos; de mañana, para que los conductos se vacíende humedad, y no se obstruyan los poros del alma; traslos ejercicios físicos, a fin de que las secreciones produ-cidas por la carrera no se queden en el cuerpo, ni se

mezclen al alma, ni obstruyan los conductos ni se alte-re el alimento. Y conviene recurrir a los vómitos parapurificar el cuerpo, en caso de que los esfuerzos físicoslo hagan insuficientemente, y tomar alimento tras losvómitos aumentándolo poco a poco durante cuatro díasal menos, o más. Es más conveniente tomar friegas quebaños, y tener trato sexual con más frecuencia al pro-ducirse los flujos de agua, y con menor frecuencia enlos del fuego.

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Sobre la constitución somática operan los beneficios de la die-ta apropiada. Ahora entra el autor en terreno propio, y da indicacio-nes claras, referidas a los hábitos y ejercicios usuales.

212TRATADOS HIPOCRÁTICOS

Si en uno se presenta la potencia del fuego inferiora la del agua, forzosamente su alma será más lenta, yéstos son los que llaman bobos. Al ser, por tanto, lentoel movimiento circular del alma, en un breve punto laalcanzan las sensaciones, que son rápidas, y en pocose mezclan a causa de la lentitud del movimiento circu-lar. Pues las sensaciones del alma, las que vienen porla vista o el oído son rápidas, y las del tacto más lentasy más fáciles de aprehender. Por eso tales individuos

perciben éstas no menos que las demás personas, es de-cir las de frío, calor y otras por el estilo. Pero todasaquellas que hay que percibir por la vista o el oído, queno se saben de antemano, no son capaces de captarlas.Pues si el alma no es agitada por el fuego que la impul-sa, no puede percibir qué sucede.

Tales almas no lo experimentan por su tosquedad.Pero si siguen un buen régimen, también éstos puedenmejorarse. Les conviene un tratamiento como el del ca-so anterior, con ~los alimentos más secos y en menorcantidad, y con ejercicios más abundantes y más vivos.También les conviene tomar baños de vapor, y tener vó-mitos después de estos baños, con un aumento de la

alimentación tras los vómitos en un periodo más largoque en el caso anterior. Y si se hace esto puede mejorarsu salud y su inteligencia.

Si en mayor medida resulta dominado el fuego porel agua presente, tenemos esos individuos que llamannecios unos y otros idiotas. La locura de éstos derivaa una mayor torpeza y lentitud. estos lloran sin ningúnmotivo, temen lo que no es terrible, se duelen de lo queno es penoso, y no perciben en realidad nada de lo quedeben percibir los sensatos. Les conviene tomar bañosde vapor y purgarse a fondo con eléboro después de

 Uno de los pocos lugares (junto con los caps. 67, 73 y 76) CfI

que se recomienda recurrir a una droga: es muy poco partidario de esto.SOBRE LA DIETA213los baños, y seguir la dieta recomendada en el caso an-terior. Necesitan delgadez y sequedad.

Si el agua obtiene una potencia inferior a la del fue-go que ofrece una combinación pura, en los cuerpos conbuena salud el alma de esta clase es inteligente y percí-be prontamente lo que le afecta, y no ofrece muchasalteraciones. Por tanto la naturaleza de esta clase es

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de un alma buena. Pero también este individuo puedehacerse mejor con una dieta correcta, y peor con unamala. A éste le conviene un régimen de vida más bienafín al agua, evitando los excesos de comidas, bebidasy ejercicios, y con carreras de fondo y díau los y luchade palestra y todos los, demás ejercicios gimnásticos,haciéndolos sin ningún exceso. Pues si conserva su cuer-po en disposición saludable y no está alterado por na-da, la combinación de su alma es inteligente.

Si la potencia del agua está aún más dominada porel fuego, es forzoso que esta alma sea más vivaz en tan-to en cuanto se mueve más deprisa, y que atiende másdeprisa a las sensaciones, pero que sea menos estableque las anteriores, puesto que selecciona más deprisalos datos que se le presentan y se dirige hacia más obje-tos por su rapidez. A éste le conviene un régimen dieté-~tico más afín al agua que en el caso anterior; y tomarpan de cebada más que de trigo, y mejor pescados quecarnes, y una bebida más aguada, y tener menos rela-ciones sexuales; y en los ejercicios físicos servirse so-bre todo de los naturales y en gran número, y de losvíolentos servirse sólo en caso de necesidad, y pocos.Y de vómitos sólo tras los hartazgos, para que se vacíeel cuerpo, pero que se caliente lo mínimo. A estos tipos

les conviene ser flacos para ser inteligentes, pues de laabundancia de carnes es fatal que se origine una infla-mación en la sangre. Y cuando esto le ocurre a un almasemejante, se instala en la locura, al quedar dominada

214TRATADOS HIPOCRÁTICOSel agua y extendido el fuego. Les conviene a éstos dedi-carse a sus ocupaciones después de haber comido másque en ayunas, ya que su alma está más asentada alestar impregnada de la alimentación conveniente queal estar falta de alimento.

Si aún más el agua está dominada por el fuego, se-mejante alma es demasiado vivaz y es forzoso que tengapesadillas. A éstos los llaman maniáticos, puesto queestán muy próximos a la locura. Pues con una inflama-ción corta y a destiempo enloquecen, ya sea en momen-tos de embriaguez o de abundancia de carne o en una

comilona de carne. Por tanto un individuo de este tipodebe abstenerse de todo eso y de cualquier otro hartaz-go, y de los ejercicios gimnásticos violentos; debe con-sumir pan de cebada de harina gruesa, y verduras her-vidas, a excepción de las laxantes, y pequeños pescadosen salmuera; y lo mejor es que beba agua, si lo soporta,y si no, lo más parecido a esto, a base de un vino blancoy suave. Además muchos paseos matinales, y despuésde comer sólo para mantenerse en pie, a fin de que losalimentos no se sequen con estos paseos de después de

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la comida, y que el cuerpo se vacíe por la mañana. Ytomar baños completos de agua tibia mejor que darseunciones. Les conviene también en verano recurrir a sies-tas cortas durante el día, no muchas, de modo que elcuerpo no se deseque por causa de la estación. Es pro-vechoso en primavera que se purguen con eléboro des-pués de haber tomado baños de vapor, y luego recurrira una dieta sedante, y tampoco este individuo debe de-dicarse a sus trabajos en ayunas. Con estos cuidadosel alma de este tipo puede ser la más inteligente.36 Con que acerca del alma, de que sea inteligente oinsensata, la causa es esta combinación, como queda aquídescrito por mi. Y mediante la dieta puede hacerse me-jor o peor. Cuando domina el fuego en sus cursos, talvez es posible aumentar el agua, y cuando domina elSOBRE LA DIETA215agua en la combinación acrecer el fuego. Con esto se47

hacen las almas más inteligentes o más insensatasDe los siguientes caracteres no es causa la combina-

ción dicha: el irascible, el indolente, el artero, el sim-ple, el malévolo, el benévolo. De todos éstos la causa

está en la naturaleza de los poros a través de los quese mueve el alma. Pues según cómo sean los conductospor los que el alma circula y a los que el alma se lanzay en los que se mezcla, así se forma el carácter. Poreso no es posible variar tales disposiciones mediantela dieta, porque no es posible moldear de nuevo unanaturaleza oculta.

De igual modo también de cómo sea la voz son cau-santes los pasos por donde se mueve el aire respira-do. Según cómo sean aquellos por los que el aire se mue-ve y a los que el aire encuentra, tal será forzosamentela voz. Y a ésta es posible volverla mejor o peor porquese pueden hacer más suaves o más ásperos los pasos

del aire inspirado, pero lo anterior es imposible cam-biarlo mediante la dieta.

LIBRO II

La situación de las regiones y la naturaleza de cada 37una hay que considerarla del modo siguiente ~. En ge-

~ Este párrafo clausura rápidamente el tema. A continuación semencionan ciertos rasgos de carácter de los que no es responsablela combinación seminal, y en los que no tiene papel la dietética.

~ Traduzco así el término póroz. También esto puede ser un ecode teorías de Empédocles. (Cf. el ya citado resumen de Teofrasto.)~ El auto¡~ sigue la exposición de los puntos prometidos en su

programa introductorio, pasando ahora a ocuparse de .das situacionesde las regiones~ (théseís tón ch6ru3n) y de las .variaciones de los vien-tos~ (merabolós ¡On pneuPnarón), que había anunciado en 1 2. Estosdos capítulos (37-38), que hablan brevemente de los factores ambienta-les, le sugieren al lector actual una relación con el tratado de Sobre

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hielos> en el invierno.Acerca de los vientos, de cuál es la naturaleza y la 38

potencia que presenta cada uno, hay que distinguirlasdel modo siguiente. Todos los vientos tienen la capaci-dad natural de humedecer y enfriar los cuerpos de losanimales y las plantas por estas razones: forzosamenteesos vientos soplan desde la nieve y el hielo, de terre-nos helados, de ríos y lagos y de un suelo húmedo yfrío. Y los más fuertes vientos proceden de condicionesmás fuertes y más potentes, los más débiles de condi-ciones menos duras y más débiles. Así pues como hayaire en el interior de los animales ~, así también lo hayen todos los demás seres, en unos menos y otros más,

~ Esta doctrina puede evocar el panneumatismo de Diógenes deApolonia, pero debía de ser un tópico muy aceptado en esta época.Confróntese, en el CH. Sobre los vientos 3, y Sobre la naturaleza delniño 12. con respecto al nivel de estas teorías, ver R. Joiv. Le niveaude la sc¡ence hippocrarique, París, 1966. págs. 87-97. Tanto para desig-nar el viento como para el aire interior de los cuerpos, el autor utilizael mismo término de pnedma (que en otros textos se opone al aireexterior. arr).

218TRATADOS HIPOCRÁTICOSsegún su tamaño. Por naturaleza, pues, todos los vien-tos pueden enfriar y humedecer. Pero según la disposi-ción de las regiones y lugares a través de los que seoriginan los vientos en cada terreno, resultan diferen-tes unos de otros: más fríos, más cálidos, más secos,más húmedos, más enfermizos, más saludables.

Respecto a la causa de cada uno hay que conocerlo siguiente: el Bóreas sopla frío y húmedo, porque pro-

viene de tales regiones y discurre por lugares tales queel sol no los alcanza y no les sorbe la humedad, dese-cando el aire. de modo que <el viento> llega a la tierrahabitada conservando su potencia propia, siempre quela disposición de la región no lá destruya.

Y para los que habitan muy cerca resulta muy frío,y mucho menos para los que habitan mucho más lejos.

El viento del sur sopla desde lugares semejantes porsu naturaleza a los del viento norte. Pues soplando des-de el polo sur, surgiendo de la abundante nieve, el hieloy las zonas duramente congeladas, forzosamente serápara los que habitan por allí cerca de éste tal cual espara nosotros el Bóreas. Pero no llega igual a cualquier

región. Porque al soplar a través de los accesos del soly a través de la zona meridional su humedad es absor-bida por el sol. Al desecarse se hace más ligero, porlo que necesariamente llega aquí seco y cálido 5lEn las zonas de muy cerca necesariamente desarro-lla tal potencia, cálida y seca, como la que muestra enLibia: abrasa las plantas y, sin que se advierta, desecaa los humanos- Puesto que, en efecto, no puede absor-ber humedad ni de la mar ni de un río, sorbe lo húme-do de los hombres y de las plantas del todo. Y cuando

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cruza el mar, como es cálido y ligero, colma de hume-SI Sobre las causas de los vientos, mencionando su desplazamientodesde el polo, había escrito ANAxÁGos~&s, interesado en explicar los cam-bios atmosféricos (cf. fr. A 42, en Los filósofos presocraticos, II, Ma-drid. 13. C. G., 1979, pág. 376).Y5OBRE LA DIETA219

dad abundante la región a la que aboca. Fatalmente elNoto es cálido y húmedo, de no ser que las posicionesde los terreno~ sean causas <de otra cosa>. De un modosemejante se presentan las cualidades de los otrosvientos.  Según cada una de las regiones los vientos son delmodo siguiente. Los vientos que desde el mar van hacialas tierras, o bien desde la nieve, los hielos, o las lagu-

nas o los ríos, todos humedecen y refrescan tanto avegetales como a animales, y procuran salud a los cuer-pos, siempre ~ue no se excedan en su frialdad. Enton-

ces éstos causan daños, porque producen grandes cam-bios de calor y de frío en los cuerpos. Esto lo sufrenquienes habitan en terrenos pantanosos y cálidos cercade fuertes ríos. Pero los otros vientos que soplan desdelos lugares antedichos son beneficiosos, al aportar el

aire puro y sereno y ofrecer humedad al principio cáli-do del alma.Todos los vientos que soplan hacia el interior de la

tierra son necesariamente más secos, porque se van de-secando a causa del sol y del suelo. No pudiendo ex-traer su nutrición de otra parte, los vientos atraen lohúmedo de los seres vivos, y dañan tanto a las plantascomo a los demás seres vivos. Y todos los que por enci-ma de las montañas llegan a las poblaciones, no sólodesecan, sino que además perturban el aire que respira-mos, y también los cuerpos de los humanos, de maneraque producen dolencias. Con que hay que distinguir lanaturaleza y la potencia de cada uno de ese modo; y

cómo hay que precaverse ante cada uno de ellos lo mdi-caré al avanzar en el tratado.De alimentos y bebidas hay que distinguir la cua- 39

 lidad fundamental de cada uno, sea natural o bien arti-ficial, de esta manera siguiente. Todos cuantos hanintentado expresarse de modo general acerca de la cua-lidad básica de las cosas dulces o saladas o grasas o

r220

TRATADOS HIPOCRÁTICOSsobre alguna otra sustancia del mismo tipo, no andanbien informados 52, Porque no tienen la misma cualidadunas que otras todas las cosas dulces, ni las grasientas,ni ninguna de las demás por el estilo. Pues muchas co-sas dulces son laxantes, y otras son astringentes, unasdesecan y otras humedecen. De igual modo sucede contodas las demás. Hay algunas que son astringentes yotras laxantes, unas son diuréticas y otras nada de eso.De igual modo sucede con las cosas que-rescaldan y las

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demás semejantes: tiene una una cualidad y otra tieneotra. Así que no es posible acerca de todas en conjunto

52 Se anuncia el catálogo de alimentos al que se dedican los ca-pítulos sigs. (40-46) de este libro. Se indica que existen otros textosen la literatura especializada de la época, pero nuestro autor pretendeser más completo y sistemático que sus precursores. No tenemos sufi-cientes elementos de juicio para confirmarlo, pero podemos fiarnosde su aserto. El catálogo de los alimentos, bastante amplio, parecerecoger datos tradicionales y es notoriamente más completo que cual-quier otra noticia conservada, lo cual tampoco es decir mucho. Porotra parte, en su insistencia sobre lo complejo de las influencias delos alimentos, y en la búsqueda de la d9namis esencial de unos y otros,encontramos un rasgo de realismo critico, semejante al del famosopasaje de Sobre la medicina antigua 14-16, donde se polemiza contraopiniones demasiado esquemáticas o .metafisicas~, acerca de los prin-cipios fundamentales. Mientras que en el libro 1 de Sobre la dieta en-contrábamos una afirmación de principios filosóficos sobre la consti-tución última del organismo fuego y agua, humedad y sequedad, ca-lor y frío, como en otros testimonios de filósofos presocráticos, aquíparece imponerse un cauto sentir próximo al principio de observaciónempírica del profesional hipocrático. Sobre el valor científico de loscaps. siguientes es difícil pronunciarse. Cf. .IOLY, Le niveau..., páginas100-115. Sólo otros dos textos en eICH dan algunas listas semejantes.

aunque mucho más breves: el Apéndice a ,.Sobre las enfermedades agu-das en notas sueltas, y Sobre las afecciones 39-61. La comparaciónde los textos revela coincidencias que se explican por la referenciaa una tradición abierta de esos conocimientos, medio populares medioprofesionales. Es probable que en los escritos dietéticos aludidos pornuestro autor, y perdidos para nosotros, abundaran este tipo de listas-El mérito de estos caps. estrib: en su esfuerzo por dar una lista am-plia y de conjunto.SOBRE LA DIETA221demostrar que son de tal o cual manera. De cada unaen particular yo enseñaré la cualidad que posee.

La cebada es por naturaleza algo frío y húmedo, y 40

deseca. Contiene también algo purgativo procedente deljugo de la cáscara. La prueba es que si quieres hervirlos granos de cebada sin mondar, el zumo resulta fuer-temente purgativo. En cambio, si la mondas, <el zumo>es, más bien, refrescante y astringente.

Pero cuando la tuestas, lo húmedo y purgativo desa-parece por efecto del fuego, y lo restante es frío y seco.En cuantas ocasiones haya que refrescar- y desecar, laharina de cebada puede lograrlo así, usándola en cual-quier tipo de masa. Tal es la efectividad que tiene elpan de cebada. Las harinas no bien cribadas dan menosalimento, pero son más laxantes. Las puras son más ali-menticias y menos laxantes. El pan de harina amasado

de antemano, humedecido, basto, resulta ligero, y es la-xante y refresca. Refresca porque se humedeció cOn aguafría, es laxante porque se digiere pronto, y ligero por-que una gran parte del alimento se separa y se expulsacon el aire respirado. Pues como los conductos son muyangostos para tal alimento al sobrevenir más no pue-den aceptarlo, y una parte, que se ha aligerado, la ex-pulsan con el aliento, y otra, al quedar dentro, produceflatos. Y ésta es ya expulsada por arriba en eructos,ya por abajo con las heces. Así que una gran parte del

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alimento se pierde fuera del cuerpo.Pero si te propones dar el pan de cebada apenas re-

cién .amasado, esa masa resulta astringente; ya que, alestar seca la harina y no habiéndose aún impregnadode agua, al caer en el vientre atrae la humedad de éste,que está caliente. Pues resulta por naturaleza que lo ca-liente atrae lo frío, y lo frío lo caliente. Y al consumirsela humedad del vientre es forzoso que éste se reseque,y que por el agua que ha penetrado junto con la masade cebada lo que allí está se enfrie. Con que en todos

222TRATADOS HIPOCRÁTIcOslos casos en que conviene refrescar o desecar a uno queestá con diarrea o con alguna otra inflamación, un pande este tipo actuará eficazmente.

En cambio, un pan seco, de harinas bien molidas,

no es tan astringente al estar muy condensado, pero damás alimento al cuerpo, ya que los conductos acogenel alimento que se disuelve tranquilamente. De modoquehace su recorrido lentamente, pero sin producir ga-ses ni eructos. El pan de cebada bien molido, amasadocon anterioridad, alimenta menos, es más laxante y pro-duce más gases.41 El ciceón ~ hecho con harinas de cebada sólo conagua enfría y alimenta, y con vino alimenta, calientay es astringente; con miel calienta menos y alimenta,y es más laxante, siempre que la miel no sea pura; enese caso, es astringente. Con leche, todos los ciceonesson alimenticios, pero si la leche es de vaca ~ es as-

tringente, y si es de cabra mas bien laxante, mientrasque el de leche de oveja lo es menos, y resulta más la-xante con leche de yegua o de burra.42 Los trigos son más fuertes y más alimenticios quelas cebadas, pero menos laxantes, y lo mismo su jugo.El pan basto reseca y es laxante, el blanco alimenta más,pero es menos laxante. Entre los tipos de panes el quetiene levadura es ligero y laxante; ligero, porque la hu-medad la consume el ácido de la levadura, a la que sir-ve de alimento; y es laxante porque pronto es digerido.El pan sin levadura (ácimo) es menos laxante y más nu-tritivo. El que está amasado con su zumo es muy ligero,

~ Sobre el cycedn, cf. A. DELATTE, Le cyce6n, breuvage rituel destnysteres d Eleusis, París-Bruselas, 1955.S4 Seguimos a Joly, que toma la lectura de O: báeion, en lugar de

óion (dde oveja~~) que dan otros manuscritos. También ARIsTÓTEI-Es. enHist. anim. III 20, 52 Ib, señala: .la leche menos densa es la de camello,seguida por la de yegua, y en tercer lugar la de burra; la leche másdensa es la de vaca.~ Cf., sobre la carne, cap. 46.SOBRE LA DIETA223pero suficientemente nutritivo, y resulta laxante. Alimen-

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ta porque es blanco, pero es ligero porque está amasa-do con una sustancia muy ligera y tiene de ella su leva-dura y está cocido al fuego. Resulta laxante porque losuave y laxante del trigo se le mantiene agregado.

En cuanto a los panes mismos, los más nutritivosson los más grandes, porque su humedad queda menosconsumida por el fuego. Y los horneados son más nutri-tivos que los cocidos sobre el hogar o con un asador,ya que están menos abrasados por el fuego. Los cocidosen el cubano o bajo las cenizas son los más secos;los segundos por la ceniza, los otros a causa del barrococido que absorbe la humedad. Los hechos con la florde la harina son los más fuertes de todos ellos, y aúnmás los de la flor del grano, y son muy nutritivos, sibien no son igualmente laxantes.

La harina pura, embebida de agua además, refresca,como la infusión de ese agua pasada por el fuego. Unainfusión hervida de esas harinas bastas resulta ligeray laxativa. Las harinas hervidas en leche son más laxan-tes que las hervidas en agua, a causa del suero, y sobretodo en el caso de las<leches> laxantes. Todas aquellasharinas que se cuecen o se tuestan con miel o aceitecalientan y provocan eructos; son provocadoras de eruc-tos porque siendo alimenticias no son de fácil digestión,

y son caloríferas porque contienen en la misma sustan-cia grasas y materias dulces mal avenidas entre sí quereclaman una cocción distinta. La flor de la harina yel grano, hervidos, son fuertes y sustanciosos, pero nolaxantes.

La espelta es más ligera que el trigo, y los derivados 43de ella son parecidos a los del trigo, pero más laxantes.

~ El kltbanos es un recipiente de barro en el que se cocía el panpor el calor de los tizones encendidos en torno.

Y2241 RATADOS HIPOCRÁTICOSLa avena humedece y refresca, tanto si se come comosi se bebe en un caldo.44 Las harinas de cebada y de trigo recién cocidas sonmás secas que las viejas, por estar más cercanas al fue-go y a la preparación. Cuando envejecen, lo cálido seevapora y lo frío penetra en ellas. Los panes calientesresecan, los tríos menos, y aún menos los del día pasa-

do, y provocan una cierta delgadez.45 Las habas son algo sustancioso, pesado y flatulento.Flatulento porque los conductos no pueden acoger elalimento que les llega en masa, y pesado porque tienepocos residuos en su nutrición. Los guisantes dan me-nos gases, y son más digestivos. Los blanquecinos y losalargados son más laxantes que los otros, y menos f la-tulentos, siendo nutritivos. Los garbanzos blancos sonlaxantes, diuréticos y nutritivos; su parte carnosa ali-menta, la dulce es diurética, y la salada resulta laxante.

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El mijo en grano o en salvado es seco y astringente.Junto con los higos es fuerte para los que trabajan. Elmijo solo, hervido, es nutritivo, pero no se digiere fácil-mente. Las lentejas producen calores y perturbaciones,sin ser laxantes ni astringentes. La arveja es pesada yfuerte; engorda y llena y da al hombre buen color. Elgrano del lino es nutritivo y astringente; y tiene algode refrescante también.

Las semillas de salvia tienen efectos muy parecidos.La almorta es por naturaleza algo fuerte y cálido, peromediante la preparación resulta más ligera y refrescan-te y es laxante. El jarámago humedece y es laxante. Lasemilla de pepino actúa más de diurético que de laxan-te. El sésamo no lavado es laxante, llena y engorda; re-sulta laxante a causa de la cáscara externa, y llena yengorda por su parte carnosa. Lavado es menos laxante,pero llena y engorda más; y seca y abrasa a causa desu sustancia grasa y oleaginosa. El cártamo es laxante.La amapola es astringente, sobre todo la negra, pero5OBRE LA DIETA225también la blanca. Sin embargo, es nutritiva y fuerte.Los jugos de todas estas plantas son más laxantes quesus granos. Por lo tanto hay que cuidar en la prepara-

ción, en todos los casos en que quieras resecar, de ex-traerles el zumo y utilizar sólo la pulpa; y en los quequieras purgar aprovechar más el zumo y menos la pul-pa, y ésta más jugosa.

Acerca de los animales que comemos conviene hacer 46las siguientes precisiones. La carne de bovino es fuerte,astringente y de difícil digestión para el estómago, yaque este animal es de sangre densa y abundante. Asíque sus carnes son pesadas para el cuerpo, y tanto lacarne misma como la leche y la sangre. En cambio laleche de oveja es ligera e igualmente la sangre, y la car-ne por el estilo. La carne de cabra es más ligera quelas anteriores y es más laxante.

Las carnes de cerdo dan al cuerpo más fuerza queésas, y son bastante laxantes, porque <el cerdo> tienelas venas finas y con poca sangre, y mucha carne. Lacarne de cordero es más ligera que la de oveja, y lade cabrito más que la de cabra, ya que son menos san-grientas y más húmedas. Porque incluso los animalesque son secos y fuertes por naturaleza, cuando son tier-nos, son laxantes, y cuando crecen lo son menos.

Y de igual modo las de ternera en relación con lasde vaca. Pero las de cochinillo son más pesadas que lasde cerdo, pues por naturaleza este animal es abundanteen carne y de poca sangre, y tiene un exceso de hume-dad mientras es joven. Así que, cuando los poros no acep-

tan la nutrición que les llega, ésta queda retenida, ca-lienta y perturba el intestino. Las carnes de asno sonlaxantes, y la de los asnillos aún más, y también lasde los caballos, aún más ligeras. Las de perro resecany calientan y dan vigor, pero no son laxantes. La de loscachorros humedece y es laxante y más diurética. Lade jabalí reseca y da fuerza y es laxante. La de ciervo

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y226TRATADOS HIPOCRÁTICO5reseca, es menos laxante, y es más diurética. La de lie-bre es seca y astringente, y produce alguna orina. Lade zorro es más húmeda, y también diurética. Tambiénla de erizo terrestre es diurética y humedece.47 En cuanto a las aves, pasa lo siguiente. En generaltodas son más secas que las de los cuadrúpedos. Puestodos los animales que no tienen vesícula carecen deorina y de saliva, ya que a causa del calor del vientrese consume la humedad procedente del cuerpo en el ali-mento para el elemento cálido, de modo que no tienenorina ni saliva. Y en quien está falto de tal humedad,es forzoso que la carne sea seca. La más seca es la dela paloma torcaz, en segundo lugar la de la perdiz, yen tercero las de la paloma, la gallina y la tórtola. La máshúmeda es la de la oca. Las que se nutren de granosson más secas que las otras. Las carnes de pato y delas demás aves que viven en los pantanos o sobre lasaguas son todas húmedas.48 De los pescados los más secos son éstos: la escor-pena, el «dragón», el «caliónimo», el salmonete, el «glau-

co», la perca, el sábalo. Los peces de roca son casi to-dos ligeros, como, p. ej., el tordo marino, el merlo, elgobio, y el «elefitis.. Estos peces son más ligeros quelos que son viajeros, porque al estar tranquilos presen-tan una carne suave y ligera. En cambio, los que vanerrantes y batidos por las olas, fortalecidos por el es-fuerzo, tienen una carne más firme y pesada. Rayas, an-gelotes, platijas y los semejantes son ligeros. Cuantostienen su alimento en lugares fangosos o pantanosos.como róbalos, mújoles, anguilas, esos peces son más pe-sados, porque encuentran su alimentación entre el aguafangosa y lo que crece en tales lugares, de donde inclu-so el aire respirado que un hombre inhala le daña y

le abotarga.Los peces de río y de laguna son aún más pesadosque éstos. Los pulpos, las sepias y los de especie seme5OBRE LA DIETA227jante ni son ligeros, según parece, ni laxantes, y debili-tan la vista; en cambio los caldos hechos con ellos sonlaxantes. En cuanto a los moluscos, por ejemplo, las os-traperías, lapas, púrpuras, bocinas, y ostras, su pulpaes astringente, mientras que su caldo es laxante. Losmejillones, las pechinas, y las telinas son más laxantesque los anteriores, y lo son sobre todo las ortigas demar. Los peces cartilaginosos hidratan y son laxantes.

Los huevos de erizos y el jugo de langosta son laxantes,como el «arkos>., y también los cangrejos, sobre todolos de río, pero también los marinos, y son diuréticos.

Los pescados en salmuera hacen adelgazar y rese-can. Los grasos son en buena medida laxantes. De lospuestos en salazón, los más secos son los marinos, yluego los de río, mientras que los de lago son los máshúmedos. De los pescados en salazón aquellos que sonlos más secos <de por sí> lo son también en salmuera.

De los animales domésticos los que pacen en los bos- 49

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ques y los campos son más secos que los que se críanbajo techado, porque en sus ejercicios al aire libre sesecan bajo el sol y con el frío, y viven respirando unaire más seco. Son más secos los animales salvajes quelos domésticos, y los que comen poco que los que co-men mucho, los que comen heno más que los que co-men hierba, los que comen frutos más que los que nolos comen, los que beben poco más que los que bebenmucho, los que tienen mucha sangre más que los quetienen poca o ninguna, los adultos más que los muy vie-jos o los jóvenes, los machos más que las hembras, losno castrados más que los castrados, los negros más quelos blancos, y los velludos más que los lampiños. Loscontrarios son más húmedos.

De los animales por sí mismos las carnes más fuer-tes son las más sometidas a esfuerzos, y las más abun-dantes en sangre y las del costado por donde se recues-tan <los animales>. Las más ligeras son las que menos

228TRATADOS HIPOCRÁTICOSse fatigan, y las de poca sangre, y las que quedan a lasombra, y todas las más interiores del animal. Entrelas desprovistas de sangre el cerebro y la médula sonlas más fuertes; y las más ligeras son cabezas, pies, se-xos y tendones. De los peces las carnes más secas sonlas de la parte dearriba, y las más ligeras las de bajoel vientre, y las cabezas son más húmedas a causa dela grasa y del cerebro.50 Los huevos de las aves son un alimento fuerte, nu-

tritivo y flatulento. Fuerte, porque están muy cerca delorigen de la vida; nutritivo, porque eso es la leche parael recién nacido, y flatulento, porque de un pequeño vo-lumen se desarrollan enormemente.51 El queso es fuerte, ardiente, nutritivo y astringen-te. Fuerte, porque está muy cerca del origen de la vida;nutritivo, porque es el residuo sólido de la leche; ar-diente, porque es graso; y astringente, por estar concen-trado con zumo <de higuera> ~ y con cuajo.52 El agua es fría y húmeda; el vino, caliente y seco,y tiene de su poso algo laxante además. De los vinos,los tintos y ásperos son mas secos, y no son ni laxantesni diuréticos ni expectorantes. Resecan por su calor, al

consumir la humedad del cuerpo. Los tintos suaves sonmás húmedos, y producen gases y son más laxantes. Lostintos dulces son más húmedos y más débiles, y produ-cen gases al introducir humedad. Los blancos ásperoscalientan, pero no resecan, y son más diuréticos quelaxantes. Los vinos jóvenes son más laxantes que losotros, por estar más cerca del mosto y son más nutriti-vos, y también los aromáticos más que los que no tie-nen aroma, por ser más maduros, y más los gruesosque los ligeros. Los ligeros son más diuréticos. Y los

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xante. Pues no le da alimento al cuerpo ni le ayuda.Al calentarlo le seca por efecto de su jugo. El puerrocaliente menos, y es diurético y laxante. Tiene tambiénalgo de purgativo; humedece y hace cesar la acidez deestómago. Hay que comerlo al final. El nabo humedece,disolviendo el flegma con su aspereza; pero las hojasen menor medida. Para la artritis es dañina la raíz, quepermanece en el estómago y es de difícil digestión. Losberros caldean y disuelven la carne, y coagulan el fleg-ma blanco, hasta llegar a producir estranguria. Lamostaza es cálida. También ella es laxante y producedificultad en la orina. También el jaramago provoca efec-tos semejantes a esos. El coriandro es cálido y astrin-gente, y calma los ardores de estómago, y si se comeal final produce además sueño. La lechuga es más fríaantes de que tenga su jugo; a veces causa debilidad enel cuerpo. El eneldo es cálido y astringente, y detienelos estornudos cuando se huele. El apio es más diuréti-co que laxante; pero sus raíces son más laxantes quela planta misma. La albahaca es seca y astringente. Laruda es más diurética que laxante, y tiene algo coagu-lante, y si se bebe antes sirve de alivio contra las póci-mas venenosas. El espárrago es seco y astringente. Lasalvia es seca y astringente. La hierba mora refresca

e impide las poluciones nocturnas. La verdolaga frescarefresca, pero seca calienta. La ortiga purga. La caía-.minta calienta y purga. La menta calienta y es diuréticay detiene los vómitos; y si uno la come a menudo, derri-te el semen hasta producir pérdidas, e impide la erec-ción y deja el cuerpo débil ~. La acedera, que calien-é~ La menta tiene una varia influencia. Como condimento tuvo aIT-plio uso. Cf. A. C. ANDREWS, .The Minís of the Greeks and RomansSOBRE LA DIETA231ta, es laxante. El armuelle es húmedo, sin embargo noes laxante. El bledo es cálido, no laxante. La col calien-ta, y es laxante, y evacua las sustancias biliosas. El zu-

mo de acelgas es laxante, pero la planta es astringente;las raíces son más laxantes que las hojas de acelga. Lacalabaza calienta, humedece y es laxante, pero no esdiurética. El nabo es ardiente, y humedece y perturbael cuerpo, pero no es laxante, y provoca disuria. El po-leo calienta y es laxante. El orégano calienta, y evacualos humores biliosos. La ajedrea actúa de modo seme-jante. El tomillo es cálido, es laxante y diurético, y eva-cua los humores flegmáticos. El hisopo calienta y eva-cua los humores flegmáticos.

Entre las hierbas salvajes, las que en la boca soncálidas y bienolientes, ésas calientan y son más diuréti-cas que laxantes. Aquellas que tienen una naturaleza hú-

meda, fría e inconstante u olores pesados, son más la-xantes que diuréticas. Las que son acres o ásperas sonastringentes. Las que son picantes y de buen olor, sondiuréticas. Las que son picantes y secas en la boca, re-secan. Las que son ácidas son también refrescantes. Sondiuréticos los zumos del hinojo marino, del apio, las in-fusiones de ajo, de citiso, de hinojo, de puerro, de cu-lantrillo, de hierba mora. Y son refrescantes éstos: elescolopendrio, la menta, el seseli, la achicoria, la pimpi-nela, el hipérico, las ortigas. Laxantes y purgantes son

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los caldos de guisantes, lentejas, cebada, acelgas, col,mercurial, saúco, cártamo, Estas plantas son máslaxantes que diuréticas.

and their condimentary Uses, Osiris (1958), págs. 127-49: Tuvo tam-bién su mitología, que está relacionada con sus efectos en lo eróticoy sexual; véase el sugestivo capítulo .Las desdichas de la menta~ deM. DETIENNE, en Los jardines de Adonis [trad. esp. por C. BERMEJO,Madrid. 19831, págs. 153-88. También la lechuga entró en ese sistemasemimítico. por sus propiedades anafrodisiacas.

1232TRATADOS HIP~RATICO555 En cuanto a la fruta pasa lo siguiente. Las frutasen sazón son más laxantes, y las verdes más que lassecas. Vamos a exponer la propiedad natural de cadauna.

La mora calienta, humedece y es laxante. Las peras

maduras calientan, humedecen y son laxantes. Las du-ras son algo astringente. Las peras silvestres de invier-no maduras son laxantes y limpian el vientre. Pero lasverdes son algo astringente. Las manzanas dulces sondifíciles de digerir; las ácidas maduras lo son menos.Los membrillos s~n astringentes y no laxantes. Los cal-dos de manzanas sirven para detener los vómitos y sondiuréticos. Incluso su olor va bien contra los vómitos.Las manzanas silvestres son astringentes; cocidas sonmás laxantes. Contra el asma los zumos y las mismasmanzanas bebidas son benéficas.

Las serbas, los nísperos, los frutos de cornejo y losdemás por el estilo son astringentes y bloquean la tri-

pa. El jugo de la granada dulce es laxante, y tiene algoardiente. Las granadas vinosas son flatulentas, y lasagrias son más refrescantes. Los granos de todas ellasson astringentes. Los pepinos crudos son cosa indiges-ta; los melones son diuréticos y laxantes, pero dan gases.

Las uvas son cálidas y húmedas, y son laxantes, so-bre todo las blancas. Cierto que las dulces calientan bas-tante, porque guardan ya mucho calor. Las verdes ca-lientan menos, pero si se toman en bebida purgan. Laspasas son algo ardiente, pero son laxantes.

Los higos verdes humedecen, son laxantes y dan ca-lor. Humedecen por ser jugosos, calientan y son laxan-tes por su zumo dulce. Los primeros higos son los peo-

res, porque son los de más leche, y los últimos son losmejores. Los higos secos son ardientes, pero son laxan-tes.

Las almendras son un alimento ardiente, pero nutri-tivo. Ardiente por su aceite, nutritivo por su pulpa. LasSOBRE LA DIETA233nueces redondas son semejantes. Las anchas, maduras,son nutritivas, y si están peladas son laxantes, y produ-cen gases. Las pieles, en cambio, son astringentes. Las

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bellotas de encina, de roble, y los hayucos son astrigen-tes, crudos o tostados; cocidos, menos.

Las carnes grasas son ardientes, pero laxantes. Las 56carnes conservadas en vino resecan y alimentan; rese-can a causa del vino, y alimentan por la carne. Conser-vadas en vinagre calientan menos a causa del vinagre,y alimentan bastante. Conservadas en sal las carnes sonmenos nutritivas, por quedar privadas de la humedadpor la sal; adelgazan, resecan y son bastante laxan-tes ~

De cada uno de estos alimentos conviene disminuiro aumentar sus propiedades específicas del modo si-guiente, en el conocimiento de que todo, tanto animalescomo plantas, está compuesto de fuego y agua, y conesto aumenta y en esto se resuelve. Así que a los ali-mentos fuertes se les priva de su propiedad cociéndolosy enfriándolos varias veces; a los húmedos se les arre-batá la humedad pasándolos por las brasas y tostándo-los; y a los secos <se les cambia su propiedad> mojá.i-dolos y rociándolos; a los salados se los moja y se cue-cen; a los amargos y ácidos se los mezcla con los dul-ces, y a los astringentes con los grasientos. Y de todoslos demás conviene tomar noticia por lo ya dicho.Todo lo que está pasado por el fuego y tostado es

más astringente que lo crudo, porque el fuego le ha arre-batado la humedad, el zumo y lo grasiento. Así que cuan-do cae en el estómago, atrae hacia sí la humedad dela cavidad, y obtura los orificios de los conductos veno-é2 Este capítulo concluye el catálogo de los alimentos; trata decómo, mediante la preparación, se pueden estimular o disminuir laspropiedades naturales de cada uno. Dia ,~chnJs queda modificada lacualidad que tienen unos u otros kata phys¡n.

u

234TRATADOS HIPOCRTICOSsos, secando y calentando, de manera que contiene losdesagues de la humedad.

Todos los alimentos que provienen de las zonas ári-das, secas y tórridas, son más secos y más caloríferosy aportan mayor vigor al cuerpo, porque son más pesa-dos, más densos y más nutritivos, con el mismo volu-men, que los que vienen de regiones húmedas, lluviosasy frías. estos son más húmedos, ligeros y fríos. Por lotanto no sólo hay que conocer la cualidad específica delos cereales, de las bebidas, y de los animales, sino tam-bién sus lugares de origen. Cuando, en efecto, se quiera

procurar al cuerpo un alimento más fuerte de los mis-mos comestibles, habrá que recurrir a los que procedande regiones áridas, tanto en cereales como en bebidasy en carnes. Y cuando se quiera una nutrición más lige-ra y más húmeda, recurrir a los de regiones máslluviosas.

Las cosas dulces, picantes, saladas, amargas, áspe-ras y carnosas dan naturalmente calor, tanto las queson secas como las húmedas. Pero todas las que tienenuna parte predominante de sequedad en su interior, és-

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tas resecan y calientan. Cuantas tienen una parte ma-yor de humedad, todas ésas a la vez que dan calor hu-medecen y son más laxantes que las secas. Pues al darmás alimento al cuerpo, provocan una revulsión en elvientre, y al traer humedad resultan laxantes. Todo loque, aportando calor, reseca, ya sea comida o bebida,y que no provoca ni sálivación ni orina ni deposiciones,reseca el cuerpo por lo siguiente: al calentarse el cuer-po se vacía de la humedad, en parte por los mismosalimentos, y en parte porque lo humedo se consume enalimento para el calor del alma, y en parte porque, ca-lentándose y haciéndose más sutil, se evapora a travésde la piel.

Las sustancias dulces y las grasas y las oleaginosasdejan repleto, porque se derraman a partir de un pe-

uSOBRE LA DIETA235queño volumen. Al calentarse y al derramarse colmanel calor del cuerpo y causan una sensación de plenitud.

Las sustancias ácidas, picantes, astringentes, áspe-ras, bastas, o secas, no llenan, porque dejan abiertosy limpian los orificios de los conductos venosos. Quelos unos secando, los otros mordiscando y contrayendo,hacen que se agite y se concentre en un pequeño volu-men la humedad que hay en la carne, y se hace grandeel vacío en el cuerpo. Con que cuando quieras saturarcon pocos alimentos o vaciar con más, utilizar unos uotros.

Todos los alimentos frescos dan más vigor que losdemás por esta razón, que están más cerca de lo vivo.En cambio los viejos y pasados son más laxantes que.los frescos, porque están más cerca de la corrupción ~.

Los alimentos crudos provocan cólicos y eructos, por-que aquello que debe efectuarse con ayuda del fuego,eso lo lleva a cabo el estómago, que es más débil quelos alimentos ingeridos. Los platos que se preparan consalsas son ardientes y húmedos, porque tienen ingre-dientes grasos, cálidos, y con propiedades diversas unasde otras en un mismo guiso. Los preparados en salmue-ra o en vinagre son mejores y no ardientes.

Respecto a los baños pasa lo siguiente. El agua 57potable humedece y refresca, pues da humedad al cuer-po. El baño salado calienta y reseca, ya que teniendoun calor natural atrae fuera del cuerpo la humedad. Losbaños calientes en ayunas adelgazan y refrescan, pues

por el calor arrebatan la humedad del cuerpo; y al ver-se privada la carne de la humedad, el cuerpo se enfría.Después de la comida calientan y humedecen, al despa-rramar lo húmedo que hay en el cuerpo en un volumen

~ Un punto de vista muy claro para una mentalidad precientifi-ca, como señala Joly, es éste que pone en relación fuerza y vida, ycorrupción y excrementos.

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236TRATADOS HIPOCRATICOSmayor. Los baños fríos lo contrario: al cuerpo en ayu-nas le dan algo de calor y humedad, y al que ya ha co-mido se lo quitan, estando húmedo, y, al ser algo frío,lo llenan de la sequedad que conllevan. La abstinenciade baños reseca, al consumirse lo húmedo; y la priva-ción de unguentos otro tanto.58 El darse unguentos calienta, humedece y ablanda.El sol y el fuego resecan por esta razón: que, siendojustamente calientes y secos, atraen la humedad del cuer-po. La sombra y los fríos moderados humedecen, puesdan más que toman (humedad). Todos los sudores, alsalir, adelgazan y resecan, al abandonar la humedad elcuerpo. El coito adelgaza, humedece y calienta; calientaa causa del ejercicio y de la secreción de lo húmedo,adelgaza por la evacuación, y humedece a causa de loque queda en el cuerpo de lo licuado a causa del

ejercicio.59 Los vómitos adelgazan a causa de la evacuación dela comida, sin embargo no resecan, a no ser que al díasiguiente se adopte el tratamiento adecuado; sino quehumedecen más bien, a causa de la repleción y del de-rretimiento de la carne producido por el esfuerzo. Perosi al día siguiente uno deja que esto se consuma en ali-mento de lo cálido y se va aumentando la dieta de mo-do paulatino, desecan. El vómito libera la tripa estreñi-da, y estriñe la que está más suelta de lo oportuno, alhumedecer aquélla y contraer esta otra. Por tanto, siuno quiere producir un efecto astringente, hay que pro-ducir el vómito muy deprisa tras haber comido, antes

de que el alimento que es húmedo descienda hacia aba-jo, y servirse sobre todo de alimentos astringentes y delos picantes. En cambio, si se quiere soltar el vientre,

~ La noción de que por medio de los ejercicios se produce unalicuación interior, s,~n~exis, de las carnes, algo asE como lo que podria~mos considerar un ,sudor o .~humor. interno, está en otros párrafos.cf. II 40 y III 78. Reaparece en Otros textos del CH.SOBRE LA DtETA237conviene retener los alimentos <en el vientre> el mayortiempo posible, y recurrir a alimentos y bebidas áspe-ros, salados, grasos y dulces.

Los sueños, en ayunas, adelgazan y enfrían, si no 60son largos, pues eliminan la humedad natural <en elcuerpo>. Pero si son prolongados, al calentarla derritenla carne y relajan el cuerpo y lo dejan débil. Despuésde la comida al calentar humedecen, esparciendo la co-mida por el cuerpo. Tras los paseos matutinos es cuan-do el sueño reseca en grado máximo.

El no dormir tras las comidas daña, al no dejar alalimento que se disuelva; al que está sin comer le pro-cura un cierto adelgazamiento, pero le daña menos. La

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inactividad humedece y deja el cuerpo débil, pues el al-ma que está inactiva no consume la humedad originadaen el cuerpo. El ejercicio reseca y pone el cuerpo fuerte.

Una única comida <al día> adelgaza, reseca y estriñeel vientre, porque lo húmedo del estómago y de la carnees consumido por el calor del alma. El desayuno consi-gue los efectos contrarios a la comida única. El aguacaliente como bebida adelgaza en todo y de igual modoel agua fría. El frío excesivo tanto en el aire respiradocomo en la comida y en la bebida congela la humedaddel cuerpo y estriñe el vientre por el frío y la solidifica-ción. Pues domina a la humedad del alma. También losexcesos de calor solidifican <lo húmedo> de modo queasí tampoco hay difusión de éste. Todo lo que al calen-tar el cuerpo, sin aportarle alimento, vacía de humedadla carne sin producir un exceso, causa en el hombreun enfriamiento; pues al evacuarse la humedad existen-te, se enfría a medida que se llena del aire que penetrade fuera.

En cuanto a los ejercicios hay que apreciar la 61cualidad que tienen del modo siguiente. Hay, en efecto,

~ Tras haberse ocupado de la alimentación, el autor va a hablarde los ejercicios, pónoi, que constituyen el otro tema fundamental de

Y238TRATADOS HIPOCR~TICO5unos que son naturales, y otros violentos. De ellos losnaturales son el ejercicio de la vista, del oído, de la voz,y del pensamiento.

Así pues, el ejercicio de la vista tiene esta propie-dad: aplicándose el alma a lo que observa se mueve y se

calienta; y al calentarse se seca, porque se vacía de lohúmedo. A través del oído, cuando le llega un ruido, elalma se agita y se esfuerza, y con este esfuerzo se ca-lienta y se seca. En todo lo que el hombre piensa, seagita su alma, se caldea y se reseca, por esos esfuerzos,trabaja gastando su humedád, vacía las carnes, y enfla-quece al individuo. Todos los ejercicios de la voz, seandiscursos, lecturas o cantos, todos ellos agitan su alma.Y al agitarse se caldea y se reseca, y gasta su humedad.62 Los paseos son, desde luego, naturales, y lo son mu-cho más que los demás ejercicios, pero tienen algo deviolento. La cualidad propia de cada uno de ellos es lasiguiente. El paseo de después de la cena - reseca el

vientre y el cuerpo, y no deja que el estómago acumulegrasa por lo siguiente: al moverse el hombre, se calien-la dieta. Los caps. 57, 58, 59 y 60, sobre los efectos de los baños, lasunciones, los vómitos y los sueños (de dormir y no de soñar se hablaaquí), constituyen una transicion. Los cinco capítulos dedicados a losponor concluyen este libro II.

 Como los alimentos, también los ejercicios resultan o bien na-turales, kara phy~in, o bien artificiales o .violentos, dió bí~s, que sonlos que obligan a un esfuerzo extraordinario. Es curioso que hastala actividad de los sentidos sea considerada un pónos. E incluso el

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pensamiento, en cuanto que supone un movimiento del alma queno es mero espíritu, ni mucho menos, sino que se reseca y humedece.como el resto del cuerpo, es un ejercicio. Se ha recordado, a esterespecto, la frase que puede leerse en Epidemias VI 5: .el pensamientode los humanos es un paseo de su alma (psychés peripatos phrontís).Ya Anaxágoras había considerado que .toda sensación va acompañadade esfuerzo (fr. A 94 D K).

~ Traduzco por cenar y, otras veces, simplemente por .comida la palabra defpion, que era la comida fuerte que los griegos hacían por la tarde.SOBRE LA DIETA239tan los alimentos y el cuerpo, de modo que la carneatrae lo líquido y no permite que se concentre en tornoal estómago. Así que el cuerpo se llena, y el estómagoadelgaza. Se reseca por lo siguiente: al moverse y calen-tarse el cuerpo, lo más ligero de la nutrición se consu-me, una parte por el calor congénito, y otra se pier-de con la respiración hacia el exterior, y en parte tam-bién se va a la orina. Y queda como resto lo más secode los alimentos dentro del cuerpo, de modo que se re-secan el estómago y la carne.

Los paseos matutinos adelgazan, dejan la cabeza des-pejada y alerta, y el oído vivaz, y liberan el estómago.

Adelgazan porque el cuerpo, al moverse, se calienta, yla humedad disminuye y se elimina, en parte mediantela respiración, y parte al sonarse y al escupir, y en par-te se gasta en alimento para el calor del alma. Liberanel estómago, porque al penetrar desde arriba en éste,que está caliente, el aire frío, el calor se retira ante elfrío. Dejan despejada la cabeza por la razón siguiente:cuando el vientre se vacía, al estar caliente, atrae haciasi lo húmedo del resto del cuerpo y de la cabeza. Y alvaciarse <de humedad> la cabeza, se purifican la vistay el oído. Y se póne uno alerta. Los paseos después de.los ejercicios físicos dejan los cuerpos purgados y fla-cos, al no permitir que la exudación de la carne produ-

cida por el esfuerzo se concentre, sino que la eliminan.De las carreras, las dobles y de fondo 69, aumen- 63tadas paulatinamente, al calentar la carne pueden co-cerla y fundirla, y así aumentan por digestión la poten-cia de los alimentos en la propia carne, y dejan los cuer-pos más lentos y más firmes que las carreras sencillas.

 Esta noción del .calor vital, es muy importante también en labiología aristotélica, cf. F. SOLM5EN, .The vital heat, the inborn pneu.ma and the aether., en Journal of HeII. Studies 77 (1957), págs. 119-23.

69 Como apunta JoLY, esta terminología de las carreras resulta untanto difícil de traducir (cf. sus Recherches..., págs. 115-20).

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Son más convenientes a los que comen mucho, y másen invierno que en verano.

Las carreras con vestidos tienen la misma propie-dad, pero como calientan más deprisa dejan los cuer-pos más húmedos, si bien con menos color, porque elaire puro que se recibe no purifica (el cuerpo), sino queéste se mueve en el mismo aire durante el ejercicio. Demodo que esto les conviene a los individuos secos y alos de abundante carne que quieren perder peso, y alas personas de edad por la frialdad de su cuerpo.

Los díaulos y los dobles díaulos consumen menos lacarne, y secan más, porque los esfuerzos que se produ-cen en las partes internas del alma extraen lo húmedode la carne y enflaquecen el cuerpo y lo secan. Las ca-rreras simples consumen menos la carne, pero resecany contraen al máximo la carne y el vientre, ya que, alnecesitar una respiración muy rápida, atraen la hume-dad hacia esos esfuerzos.64 Los ejercicios gimnásticos agitados con brusquedadson, para los individuos enjutos, inconvenientes. Puesproducen desgarramientos por lo siguiente. Estando ca-liente el cuerpo, adelgazan mucho la piel, condensan lacarne menos que las carreras, y vacían la carne de suhumedad. Las flexiones y elevaciones de brazos caldean

mucho menos la carne, y aguzan el cuerpo y el alma,y evacuan el aire.La lucha libre y el frotamiento ofrecen en mayor me-

dida el ejercicio a las partes externas del cuerpo, y ca-lientan, endurecen y hacen que se desarrolle la carnepor lo siguiente. Por un lado las partes por naturalezaduras se hacen más compactas al ser frotadas, y las hue-cas se desarrollan, como es el caso de los conductosvenosos. Porque al calentarse y secarse atraen hacia síel alimento a través de los poros, y luego aumentan..La lucha de cuerpo a tierra tiene unos efectos semejan-tes a los de la lucha libre, y reseca más a causa delSOBRE LA DIETA

241polvo, y desarrolla menos carne. La lucha de manos ydedos reseca y atrae las carnes hacia arriba, y efectossimilares logran la lucha con el saco y la gimnasia debrazos 7O~ La retención de la respiración fuerza los po-ros (a abrirse) y adelgaza la piel y puede expulsar lahumedad de la piel.

Los ejercicios gimnásticos en el polvo y los del 65cuerpo untado en aceite difieren en lo siguiente. El pol-vo es frío, el aceite cálido ~í. Durante el invierno elaceite ayuda al desarrollo, porque impide que el fríoarrebate nada al cuerpo. Durante el verano el aceite,que produce un exceso de calor, hace que se funda la

carne, cuando se recalienta a causa de la estación, delaceite y del esfuerzo. El polvo de los ejercicios gimnás-ticos favorece el desarrollo durante el verano, pues alrefrescar el cuerpo no deja que se recaliente hasta elexceso. En cambio en invierno enfría y congela. Que-darse en el polvo después de los ejercicios durante unrato breve en el verano es provechoso, porque refresca;pero si es mucho tiempo reseca demasiado y deja loscuerpos duros y secos como leños. El frotamiento deaceite mezclado con agua reblandece e impide un peli-

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el sudor y la respiración; pero ese líquido no es un ~humor. en elsentido más estricto que tiene el término en otros tratados del CH.SOBRE LA DIETA243dio de la respiración se purifica todo el cuerpo; y elhumor concentrado, al calentarse, se aligera y se expul-sa de la carne hacia afuera a través de la piel, que eslo que se llama <sudor cálido». Una vez segregado éste,la sangre se reafirma en su movimiento natural, y lafiebre remite, y la fatiga cesa, en general, al tercer día.

Estos achaques, pues, hay que tratarlos del modo si-guiente: disolviendo lo acumulado mediante baños devapor y baños calientes, y con paseos no forzados, demodo que <los pacientes> queden limpios, y recuperenla disminución de la carne con ayuda de breves alimen-tos y adelgazando.

Conviene, además, untarse con aceite sosegadamen-te durante un buen rato, para no recalentarse con elesfuerzo, y frotarse con unguentos sudoríparos y emo-lientes, y dormir en cama blanda.

A quienes ya tienen hábito de ejercicios el achaqueles viene de esfuerzos desacostumbrados por los moti-vos siguientes. Sea cualquier ejercicio al que el cuerpono esté entrenado, forzoso es que la carne esté húmeda

en relación a este punto, en el que no está acostumbra-do a esforzarse, como es el caso de los que no practicanla gimnasia en cualquier ejercicio. Entonces necesaria-mente la carne se fundirá, se disgregará y se acumularácomo en el ejemplo anterior. Conviene seguir este trata-miento: acudir a los ejercicios habituales, para que elhumor concentrado calentándose disminuya y se pur-gue, y el resto del cuerpo no se humedezca ni se quedeinactivo. Conviene recurrir a los baños calientes tam-bién en este caso, ya unguentos de igual modo que enel caso anterior. Pero no necesita para nada de los ba-ños de vapor, ya que los ejercicios calentándolo sufi-cientemente disminuyen y eliminan el liquido amonto-

nado. Las luxaciones <o lesiones> producidas por los ejer-cicios habituales se originan del modo siguiente. De un

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ejercicio moderado no proviene ninguna tensión. Perocuando se esfuerza uno más de lo oportuno, reseca de-masiado su carne. Así que ésta se vacía de su humedad,y se caldea y sufre dolor, se estremece y cae en unafiebre bastante prolongada, a no ser que uno la tratecorrectamente. En ese caso, en primer lugar hay quebañar al enfermo en un baño ni demasiado caliente nidemasiado abundante, luego darle a beber después delbaño un vino suave, y que coma de cena muy variosy muchos alimentos, y como bebida que tóme un vino

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aguado y suave, y en abundancia, y luego que conservemucho tiempo en el estómago <la comida> hasta quelos conductos venosos se llenen y se hinchen. Luego,que vomite, y después de un breve paseo que se acuesteblandamente. Luego conviene aumentar lentamente losalimentos y los ejercicios habituales durante seis días,y en éstos disponer al individuo en su régimen acos-tumbrado de comida y bebida ~

Este tratamiento tiene la siguiente propiedad: puederehidratar el cuerpo resecado en exceso sin caer en ex-ceso. Si, desde luego, fuera posible, conociendo cuál esla causa de la dolencia, curarla mediante la dosis con-veniente de alimentación, bien estaría así. Pero eso esimposible, y lo otro es fácil. Porque el cuerpo reseco,al recibir todo tipo de alimento atrae de cada alimentolo conveniente a cada parte del cuerpo, que queda llenay humedecida, y, tras vaciarse el estómago por el vómi-to, rechaza el exceso. El vientre, al quedar vacio, se re-vuelve. Entonces, la carne regurgita la humedad que lesobra, y no suelta la que le es adecuada, a no ser por

~ Estos consejos son como una fórmula resumida de los que sCdarán con mayores distingos y precisiones en el libro siguiente- Yaaqui nos encontramos las nociones fundamentales de ,,vaciamICnto~

y ~repleción., y eí rechazo del perturbador .exceso. <hyperbolt) quCson loa factores determinantes de la enfermedad que puede medicarsecon una dieta ajustada-SOBRE LA DIETA245violencia bien de medicamentos o de ejercicios o poralguna otra revulsión. Acudiendo a un tratamiento pro-gresivo reconducirás el cuerpo a su anterior régimende vida suavemente.

LIBRO III

En lo que respectá a la dieta humana, como ya he 67dejado dicho antes ~, no es posible tratar por escritocon exactitud hasta el punto de establecer la justa pro-porción de los ejercicios frente a la cantidad de los ali-mentos. Pues son muchos los impedimentos ~ En pri-mer lugar, las constituciones naturales de los hombres,que son diferentes. Ya que incluso las de por sí secas,lo son más y menos, tanto respecto de si mismas comoen contraste de las unas con las otras; y lo mismo lashúmedas y todas las demás. Después, resulta que lasedades tienen diversas necesidades; además están las

disposiciones de los paises, y los cambios de los vien-tos, las variaciones de las estaciones, y las característi-cas del año.

En los alimentos mismos hay una enorme variedad.Difieren unos trigos de otros, y un vino de otro vino,y lo demás que nos sirve de alimento, de modo que,

7S Cf. cap. 2.~ Este párrafo inicial suscita el recuerdo del célebre aserto de

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Protágoras, a comienzo de su escrito Sobre los dioses (fr. 4 DK: .Res-pecto a los dioses no puedo saber ni qué son ni qué no son ni cómoson en su aspecto; pues son muchos los impedimentos: la oscuridad¡del tema] y lo breve que es la vida humanas). Admitiendo aquí unposible eco de la frase del sofista, destaquemos se insiste en la imposi-bilidad de .redactar por escrito con exactitucL. (syngrdpsai es aknbeian,j,incidiendo de nuevo en esa noción de lo escrito (siempre el verbo syngrd-phein) que está en los dos primeros caps. del tratado.

y246TRATADOS HIPOcRATIcOSsiendo todo diverso, eso impide que sea posible darleun tratamiento escrito con exactitud ~ Con todo, losanálisis 7~ que yo he descubierto sirven de diagnósticosobre los factores dominantes en el cuerpo, sobre si losejercicios dominan a los alimentos, o si los alimentosa los ejercicios, y de cómo hay que remediar cada caso,y prevenir la salud, de modo que no se aproximen lasenfermedades, a no ser que uno cometa muy grandes

errores y a menudo. En esos casos ya se requieren me-dicamentos, y hay casos en que ni con medicamentosse puede restaurar la salud. En la medida, pues, en quepuede avanzarse en los descubrimientos, yo he llegadomuy cerca del límite, pero la exactitud no está al alcan-ce de nadie.68 En primer lugar, pues, en interés de la mayoría dela gente escribiré con qué medios pueden ayudarse

~ La idea se encuentra tambien en Sobre la medicina antigua 12,14.

~ Emplea el t~rmino d¡agnósies (pero el manuscrito M da prog-nOsies) para referirse a sus ,reconocimientos~, mientras otras veces

el término preciso de su descubrimiento es el de prodidgnosis. La dífe-rcncia entre ambos está expresa en el cap. 69: ~Diagnóstico previo alenfermar, diagnóstico de lo que ocurre a los cuerpos... (esti de pro-diagnósis men pro toó kanznein, diagnosis de tón snma fon ti pepon-the...). Advirtiendo un desequilibrio corporal por los indicios o sinto-mas que testimonian un exceso de alimentos o de ejercicios, el autorpuede aplicar un tratamiento ajustado al caso. Es una noción diferen-te de la del c.pronóstico.. que hace de nuestro autor, el padre de lallamada hoy medicina preventiva. Aunque la idea es corriente a finesdel s. y, él la expone y sistematiza. como señala Joly, siendo tal vezel introductor del término prodia gnosis, tal vez de su invención. Mien-tras que el pronóstico hipocrático atiende al desarrollo de la enferme-dad, este diagnóstico previo trata de atajar su evolución a partir de

los primeros síntomas de un desarrollo.~ Por lo que aquí se dice, parece que el autor se dirigiera a lamasa de los hombres, a los trabajadores, a aquellos que tienen queandar sometidos a las duras condiciones de su labor cotidiana y nodisponen, por lo tanto, del ocio necesario para estar disponible paraunos cuidados especiales de higiene ni tiempo libre para un régimenSOBRE LA DIETA247quienes toman las comidas y bebidas ocasionales, entretrabajos obligados, viajes forzados por sus necesidades,

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y travesías por mar en busca de sustento, expuestos alsol en contra de lo conveniente, sometidos al frío al mar-gen de lo útil, y recurriendo a un régimen de vida delo más inestable. Para éstos, pues, de acuerdo con lascircunstancias, resulta conveniente adoptar la dieta quevamos a exponer ~.

Con que divido el año en cuatro secciones, que eslo que la mayoría reconoce precisamente: invierno, pri-mavera, verano y otoño. El invierno va desde el ocasode las Pléyades al equinoccio de la primavera; la prima-vera, desde este equinoccio al surgir de las Pléyades;el verano, de las Pléyades hasta la salida de Arcturo;el otoño, desde Arcturo al ocaso de las Pléyades.

de vida deportivo y refinado en su dieta alimenticia, como si así sepudiera hacer frente a las criticas que Platón expone en RepúblicaIII 406a-e, Realmente la distinción entre dos públicos diversos desdeel punto de vista de su situación social es algo que nuestro autor olvi-da enseguida, y es un rasgo más interesante desde el punto de vistaliterario que desde la propia significación social (cf. JoLY, Recherches...,págs. 127.36). La crítica de B. FARRINGTON en su art. .,La mano en elarte de curar., que dedica unos párrafos a nuestro texto (en Manoy cerebro en la Grecia Antigua, trad. espa, Madrid, 1974, págs. 81-83),recalca esa falsedad de las pretensiones de este autor. Esta intención

se queda en mero artificio literario. Aquí nos da unas normas muygenerales, variando el régimen de vida según la estación del año, quedifícilmente son de utilidad para quienes andan forzados a trabajosduros, así como lo que se dice de las comidas. En el cap. siguientehabla de que su heurima, la invención de un régimen dietético acomo-dado, es para quienes están más libres en su tiempo y más dotadosde recursos.

~ El régimen variable según la época del año no es un descubri-miento propio del autor. También en Sobre la dieta saludable 1. encon-tramos unoa consejos semejantes, sólo que más simples. La relaciónentre ambos textos ha sido discutida. Mientras Fredrich pensaba enuna influencia de Sobre la dieta saludable en nuestro texto, Joly pien-sa que, en caso de admitir una influencia, seria la contraría, y que

Sobre la dieta es el texto más antiguo de los dos.

248TRATADOS HIpocRATIcos

Durante el invierno, pues, para oponerse a la esta-ción, fila y dura, conviene adoptar los hábitos de vida

siguientes. En primer lugar hay que acostumbrarse auna sola comida, a no ser que uno tenga el vientre seco,y en tal caso, desayunar un poco. Y tomar alimentossecos y astrigentes, cálidos, variados y sin mezcla, me-jor comidas con pan, y mejor asados que hervidos, ypara beber tintos bastante puros y en menor cantidad;las hortalizas convienen muy poco, a no ser de Las calo-ríficas y secas, y hervidos y caldos muy pocos. Y mu-chos ejercicios de toda clase; y carreras de fondo, aumen-tándolas paulatinamente~ y lucha libre prolongada, con

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el cuerpo aceitado, a lo que uno se forzará despues deentrenamientos ligeros. Y paseos rápidos tras los ejer-cicios gimnásticos~ lentos y al sol después de la comida,y muchos paseos matutinos, comenzando poco a pocoy progresando a un ritmo vivo, y concluyéndolos de ma-nera sosegada.

Conviene también descansar en lechos duros, y dar-se caminatas y carreras nocturnas . Porque todo esoadelgaza y calienta. Y friccionarse con unguentos masa menudo. Cuando uno quiera bañarse, si se ha esforza-do en la palestra; que tome un baño frío; pero si hapracticado cualquier otro ejercicio, le es más provechosoel caliente. Practicar el trato sexual con mayor frecuen~cia en esta estación, y los mayores más que los másjóvenes. Acudir también a los vómitos, las personas deconstitución más húmeda tres veces al mes, y los mássecos dos, después de comidas muy variadas. Tras losvómitos retornar poco a poco a la alimentación habi-tual en un plazo de tres días, y durante este tiempo prac-ticar ejercicios más ligeros y menos numerosos. Hay quevomitar después de <haber comido> carne de vaca y de

si como señala .Joly, no parece que sean éstos los conSejoS másadecuados a braceros y trabajadores que tienen que ganarse su vida.

SOBRE LA DIETA249cerdo y de las otras que producen un excesivo hartazgo;y también conviene vomitar tras el hartazgo de quesoy de alimentos dulces y grasos desacostumbrados. Tam-bién después de una borrachera y de una variación dealimentación y de un cambio de región es mejor vomitar.

Puede uno abandonarse al frío con plena confianza,a no ser después de las comidas y ejercicios gimnásti-cos; sí en los paseos matutinos, cuando el cuerpo em-pieza a entrar en calor, tanto en las carreras como enel resto del tiempo, guardándose del exceso. Pues noes bueno para el cuerpo no exponerse al frío invernal;

que ni siquiera los árboles, de no quedar expuestos alinvierno, pueden producir sus frutos en su sazón, ni man-tenerse vigorosos ~ Y practicar muchos ejercicios du-rante esta estación, de toda clase. Pues no resultan ex-cesivos, a no ser que se produzcan lesiones.

astas son las indicaciones que doy a los profanos.Por qué es así lo diré ahora. Siendo la estación fría ydura, también los seres vivos se ven afectados por algoparecido. Forzoso es, pues, que el cuerpo entre en calorlentamente con el ejercicio, y que sólo una pequeña por-ción de la humedad interna sea evacuada. Además, elespacio de tiempo que se dedica al ejercicio es breve,y mucho el que se dedica al reposo. Porque es corto

el día, y larga la noche. Por esa razón ni la duración<de los ejercicios> ni el ejercicio presentan exceso. Asíque es preciso llevar ese régimen de vida durante estaestación, desde el ocaso de las Pléyades al solsticio, cua-renta y cuatro días. En torno al solsticio conviene estaralerta muy precisamente, y tras el solsticio conservarla misma dieta durante otros tantos días.Después de éste, es ya el momento en que sopla el

céfiro

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y la estación es más suave. Entonces hay que adap-2 La comparación con el mundo vegetal parece asumir fuerza de

prueba (aunque en casos como éste se basa en una opinión popular.pero incierta), ~f. JoLY, Le niveau..., págs. 73 y sigs., y n. ad loc.

250TRATADOS HIPOcRÁTIcOStar la dieta a la estación durante quince días. Luegoviene el surgir de Arcturo, y es el tiempo en que apare-ce la golondrina. En el período siguiente ya convienevivir con un régimen más variado hasta el equinocciotreinta y dos días. Conviene, por lo tanto, acompañarel cambio de estación con los hábitos dietéticos, varián-dolos con comidas y ejercicios más suaves y ligeros, aco-modándolos poco a poco a la primavera.

Cuando llega el equinoccio, entonces son los días más

suaves y más largos, y más cortas la noches, y la esta-ción que se aproxima es cálida y seca, y la que transcu-rre alimenticia y temperadal Por consiguiente convieneque, así como los árboles, que no tienen entendimiento,se preparan en este tiempo una protección de cara alverano, en su desarrollo y su sombra, así también lohaga el ser humano. Puesto que él tiene entendimiento,debe procurarse un desarrollo saludable de su carne.Es preciso, pues, para no cambiar de repente el régi-men dietético, dividir el tiempo en seis períodos de ochodías.

En el primer periodo, pues, es preciso reducir ejer-cicios y realizar más mitigados los que se mantengan,

y tomar alimentos más suaves y más puros, y bebidasmás aguadas y más blancas, y practicar la lucha de pa-lestra con aceite al sol. En cada estación hay que variarcada uno de los habitos dietéticos poco a poco. Por ejem-pío, de los paseos, suprimir los más de después de lascomidas y los menos de los matutinos. Y servirse delos chuscos de cebada más que de los panes de trigo,añadir legumbres hervidas, y equilibrar los platos her-vidos con los asados, tomar baños, y desayunar tam-bién un poco; y menos relaciones sexuales, y menos vó-mitos: en principio reducirlos de tres a dos, y luego quesean a mayores intervalos, para que el cuerpo se afirmebien provisto de carnes y con una carne limpia, y que

la dieta sea suave durante este tiempo hasta la apari-ción de las Pléyades.SOBRE LA DIETA251

Entonces viene el verano, y conviene ya adaptar elrégimen de vida a éste. Con que, una vez que se alcenlas Pléyades, acudir a alimentos más suaves, y más pu-ros, y en menor cantidad; luego a pan de cebada másque al de trigo, bien amasado y de harinas gruesas, ya bebidas suaves, blancas, acuosas; con un almuerzo fru-

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gal, y breves sueños tras el almuerzo; con hartazgo decomida en muy escasos momentos, y tomar abundantebebida durante la comida. A lo largo del día beber lomenos posible, a no ser que el cuerpo se vea afectadopor una sequedad apremiante. Habituarse a legumbreshervidas, a excepción de las ardientes y secas, y tomar-las también crudas, a excepción de las que dan calory son secas. No recurrir a los vómitos, a menos quese produzca un hartazgo. Muy poco de relaciones se-xuales, y darse baños templados. La fruta de la esta-ción es demasiado fuerte para la naturaleza humana;mejor, pues, es abstenerse de ella. Pero si uno la toma,tomándola después de las comidas se perjudicará menos.

En cuanto a los ejercicios, conviene entrenarse encarreras sencillas, pocos díaulos y durante corto tiem-po, y paseos a la sombra, y lucha libre sobre el sueloa fin de recalentarse mínimamente. El revolcarse porel suelo es mejor, desde luego, que las carreras, puesestas resecan el cuerpo vaciándolo de la humedad. Nosalir de paseo después de la cena, a no ser lo justo pararelajarse. Recurrir a los paseos de mañana. Y cuidarsedel sol, y de los fríos matutinos y, al atardecer, de losque exhalan ríos, lagos o nieves.

Continúese con este régimen de vida hasta el solsti-

cio, de modo que durante este tiempo se suprimirá todolo que es seco, cálido, negro, y sin mezcla, y los panes;a no ser un poco (de pan) que se tome por placer. Yen el tiempo siguiente se nutrirá de alimentos suaves,húmedos, refrescantes, blancos, y puros, hasta la apari-ción de Arcturo y el equinoccio, noventa y tres días.

L

252TRATADOS HIPocRATIcOS

A partir del equinoccio hay que llevar la dieta si-guiente, acomodándola gradualmente en otoño para elinvierno, previniéndose de los cambios de fríos y de solcon un vestido grueso. Durante este tiempo, tras hacer

vestido los ejercicios preliminares, practicar las friccio-nes y la lucha untados de aceite, adaptándose poco apoco. Y darse los paseos al sol. Tomar baños calientes,suprimir los sueños durante el día, y tomar alimentosmás cálidos, y menos húmedos y puros; y bebidas másoscuras, suaves y no aguadas, y hortalizas secas en me-nor medida, y continuar así en toda la dieta suprimien-do los alimentos de verano; y adoptar los de inviernopero no en extremo, a fin de acercarse lo más posiblea la dieta invernal en cuarenta y ocho días, desde el

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equinoccio hasta el ocaso de las Pléyades.69 Esto es lo que recomiendo a la mayoría de las gen-tes, a todos los que por necesidad tienen que proseguirsu vida azarosamente, y no pueden desentenderse de lodemás para dedicarse a cuidar de su salud. Pero paraquienes eso es accesible y que ya han reconocido queningún beneficio hay en las riquezas ni en los demásbienes al margen de la salud 83, para éstos he descu-83 cree Joly que puede haber aquí una alusión al poema de Arí-frón de Sición. que bien pudo publicarse hacia el 400 a. c. Es un Peána la Salud, personificada como Higiea y representada, a veces, comocompañera de Asclepio en centros ligados a su culto. Dice así en latrad. de F. R. ADR-snos (en Lírica Griega Arcaica, Madrid, 1980, B. c. G.,pág. 455)

¡Salud, la más venerable de los felices para los mortales,ojalá viva yo en tu compañía durante el resto de mi vida y túestés benévola a mí lado! Pues sí hay alguna felicidad en lariqueza, o en los hijos, o en el mando real que es para los hom-bres igual a ser un dios, o en los deseos que intentamos cazarcon las redes ocultas de Afrodita. o si existe algún otro placerenviado por los dioses a los hombres o algún descanso en lostrabajos, sólo en unión de ti. oh feliz Salud, florece y brillaen el trato con las Gracias: sin ti nadie es feliz.

SOBRE LA DIETA253bierto una dieta que se aproxima lo más posible al ma-yor grado de verdad. Ésta es la que voy a exponer, enefecto, avanzando el escrito.

Este hallazgo es hermoso para mi, que lo he hecho,y útil para quienes lo aprendan. Ninguno de los de an-tes intentó nunca comprenderlo, y frente a todo lo de-más juzgo que esto es algo de gran valor.

Se trata de un diagnóstico previo al enfermar, diag-nóstico de lo que les ocurre a los cuerpos, de si el ali-mento prevalece sobre los ejercicios, o si los ejerciciossobre los alimentos, o si están acomodados unos a otros.

Pues las enfermedades se producen por el predominiode uno cualquiera de esos dos factores. Del andar equi-librados unos y otros viene la salud. Ahora voy a tratarde esos casos, e indicaré cómo son y cómo acontecenen personas que parecen gozar de salud, comen a sugusto, pueden hacer ejercicios, y están bien de cuerpoy de color.Las narices se llenan sin motivo evidente después 70de la comida y del sueño, y parecen estar llenas, pe-ro sin moqueo. Sólo al empezar el paseo de mañana ylos ejercicios, entonces se moquea y se escupe. Al avan-El aprecio por la salud está manifestado también en el conocidocanto de banquete (7D) que la considera el primer bien:

Tener salud es lo mejor para un mortal.Lo segundo es haber nacido hermoso por naturaleza.Lo tercero, ser rico sin engaños.Y lo cuarto gozar de la juventud con los amigos.

comienza aquí la descripción del primero de los quince casosque el autor distingue para aplicarles el tratamiento adecuado segúnsu prodiagn~sis. Todos provienen de un desequilibrio entre alimentosy ejercicios. E,n los nueve primeros dominan los alimentos, y en losseis últimos (caps. 79-84) dominan los ejercicios. Las nociones de .rc-

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pleción. (pl~smon¿) y de .vaciamiento. <lcene~sis) son fundamentalesen esta concepción del desequilibrio. Para el tratamiento de conjuntoy la sistematización de estos quince casos, véase el comentario de iOLY,en Recherches..., págs. 138-67.

254TRATADOS HIPOCRÁTICOSzar el tiempo, también los párpados se tienen pesados,y se apodera de la frente como una comezón; y no setienen ganas de comida, y menos capacidad para beber<que de ordinario>, y con esto sobrevienen palideces,y se desencadenan catarros o temblores febriles, segúnla zona a donde se desplace el hartazgo ocasional.

A lo que el paciente se encuentre haciendo en esemomento se le echan las culpas, pero eso no es culpa-ble. Es que en él los alimentos se imponen a los ejerci-cios, y el hartazgo, acumulándose poco a poco, le ha

empujado hacia la enfermedad. Pero no hay que dejarlollegar hasta este punto. Sino que, apenas uno reconozcalos primeros de esos síntomas, ya hay que advertir quelas comidas predominan sobre los ejercicios y que pocoa poco se está acumulando el hartazgo. Porque el mo-queo y la salivación indican va la crisis de la saciedad.Al encontrarse el cuerpo tranquilo, bloquean las salidasde la respiración, por ser enorme el hartazgo. Pero si<el cuerpo> se calienta con el ejercicio, <esa destilación>se hace más ligera y se segrega.

A un paciente semejante hay que curarlo del modosiguiente. Que se ejercite a fondo con las prácticas gim-násticas habituales evitando lesionarse, y que dándose

un baño caliente vomite a continuación de una comidade alimentos muy variados. Después de la vomitona quese enjuague la boca y la garganta con un vino astrin-gente para que los orificios de las venas se obturen yno sean absorbidos ningunos restos de los producidospor el vómito. Luego levantarse y dar un breve paseopor el soí. Al día siguiente, que haga los mismos paseos:y los mismos ejercicios, pero en menor número y másligeros que antes. Y que se quede sin almorzar, si es~verano; y si no es verano, que coma un poco; y enla cena que reduzca a la mitad lo que acostumbra a~cenar. Al tercer día que recobre todos sus ejerciciosbituales y sus paseos, y que aumente poco a poco

SOBRE LA DIETA255alimentos a fin de volver al quinto día después del vó-mito a la cantidad de comida acostumbrada. En fin, sitras esto se encuentra bastante bien, que se mediqueen lo demás con comidas menos abundantes y con masejercicius.

Pero si no han menguado los, síntomas de la sacie-dad, dejando pasar dos días después de haber vueltoa la comida habitual, que vomite de nuevo y que se rea-

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dapte según las mismas indicaciones. Y si es preciso,también una tercera vez, hasta que se vea libre de suhartazgo.

Hay algunas personas que, cuando los alimentos do- 71minan a los ejercicios, se ven afectadas del modo si-guiente. Comenzando la saciedad les sobrevienen sue-ños largos y agradables, y se echan a dormir algún ratodurante el día. El sueño se produce al humedecerse lacarne, y se desparrama la sangre, y se serena disper-sándose también el aire respirado. Pero cuando el cuer-po no soporta ya la saciedad, provoca una secreción in-terna por efecto de la violencia -de la circulación que,al enfrentarse a la nutrición que viene de los alimentos,produce perturbaciones en el alma. Entonces ya no sonagradables los sueños, sino que forzosamente perturbanal individuo, y éste se imagina que combate. Pues talescuales son las sensaciones que sufre el cuerpo, tales sonlas cosas que ve el alma, aunque le falte la vista ~

Así que, cuando el paciente llega hasta este punto,ya está cerca de la enfermedad. Pero cuál enfermedadle alcanza, es algo incierto. Pues según sea la secreciónque sobrevenga y en qué lugar se imponga, eso determi-na la dolencia. Pero el que es sensato no ha de dejarque avance, sino que apenas reconozca los primeros sín-

tomas ha de medicarse como el enfermo anterior, si biennecesita más tiempo y un ayuno más severo.

85 Este aserto está muy en consonancia con lo que dirá luego so-bre los sueños en el libro IV.

256TRATADOS HIPocRÁTIcOs72 También son síntomas de saciedad los siguientes.El cuerpo está dolorido, en unos casos todo él, en otrosuna parte del cuerpo cualquiera. El dolor se asemejaa la fatiga. De modo que creyéndose estar fatigados, <losafectados> se medican con descansos y repleciones has-ta que abocan a la fiebre. Y ni aun entonces se dan cuen-ta de su situación. Sino que tomando baños y comidastrasforman su enfermedad en una pneumonía, y se co-locan en un peligro extremo.

Ahora bien, conviene tomar precauciones antes dellegar a las enfermedades, y remediarse según el modo

siguiente. Lo mejor es ponerse a transpirar mediantebaños de vapor suaves, y si no, bañándose con aguaabundante y caliente, relajando el cuerpo lo más posi-ble; y recurriendo a alimentos en primer lugar ácidosy abundantes, y luego a los demás, vomitar bien, y allevantarse dar un paseo de breve duración al sol, y lue-go echarse a dormir~ Por la mañana hacer muchos pa-seos aumentándolos poco a poco, y además los ejerci-cios gimnásticos ligeros y en progresión semejante a loanterior. Ese paciente necesita un muy considerable adel-

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gazamiento y caminatas.En caso de que, por no haberlo previsto, uno llegue

a un estado febril, que no tome sino agua durante tresdías, si es que la fiebre le cesa durante éstos; en otrocaso, medicarlo con un caldo de cebada. Escapará encuatro o siete días y echará a sudar. Es bueno recurrira unguentos sudoríficos cuando las crisis. Porque fuer-zan el sudor.73 Algunos a causa de la saciedad padecen los síntomasque voy a describir. Les duele y sienten pesada la cabe-za, los párpados les caen después de las comidas y se~en perturbados en sus sueños, y les parece tener fie-bre, y a veces el vientre se queda detenido. En las rela-ciones sexuales parece que uno está más ligero por elmomento, pero luego se encuentra más pesado. En es-SOBRE LA DIETA257tos pacientes la cabeza atrae la saciedad por revulsión,con ello hace que el vientre se retenga, y es ella la quese siente pesada. Graves riesgos amenazan, y allí en don-de irrumpe la saciedad, eso se corrompe.

Por tanto, hay que precaverse del modo siguiente.Si uno quiere dar un tratamiento más rápido, dar pri-mero un baño de vapor y luego purgar con el~boro; lue-

go acudir a alimentos ligeros y suaves durante diez días;y a platos laxantes, a fin de que el bajo vientre dominea la cabeza mediante una revulsión por abajo. Y paseoslentos y matutinos, bastantes, y lucha en la palestra ycon el cuerpo aceitado. Que tome el almuerzo y una sies-ta después del almuerzo que no sea larga. Después dela cena levantarse sólo para un breve paseo. Y bañarse,y darse fricciones con unguentos pero bañarse conagua templada, y abstenerse del coito. Este es el tra-tamiento más rápido.

Si uno no quiere tomar bebidas medicinales ~, quetome un baño caliente y que vomite después de tomaralimentos ácidos, húmedos, dulces y salados, y que des-

pués del vómito salga a dar tan sólo una vuelta; y quepor la mañana practique los paseos suaves y los ejerci-cios prescritos progresivamente durante seis días. Al sép-timo, depués de un hartazgo, provocar otro vómito deesos mismos alimentos, y continuar con el mismo méto-do. Seguir con estos tratamientos durante cuatro sema-nas, pues es generalmente en este tiempo en el que seopera el restablecimiento. Luego aumentar alimentos yejercicios, y provocar los vómitos con mayores interva-los, y aumentar en menor espacio los alimentos, a finde que el cuerpo se recupere, y restablecer la dieta ensu forma habitual poco a poco.

 Es decir, el eléboro citado antes. Se ha hecho notar la pocasimpatía del autor por la administración de drogas. Incluso en las po-cas veces que alude al eléboro propone un tratamiento alternativo máslento para evitar su recurso.

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258TRATADOS HIPOcRÁTIcOs74 Nacen también de una saciedad los síntomas siguien-tes. Cuando el vientre digiere los alimentos y las carnesno los admiten, la nutrición que se queda produce fla-tulencia. Cuando se almuerza, se retiene; pues lo másligero es expulsado por lo más fuerte, y los pacientesparecen haberse liberado (de todos los restos). Peroesto reaparece mucho más fuerte al día siguiente. A me-dida que se aumenta día a día se hace más fuerte, ydomina lo retenido a lo que se introduce, y provoca re-calentamientos, y perturba todo el cuerpo, y provocadiarrea. Ése es el nombre que se aplica cuando sólo esexpulsada por abajo la nutrición corrompida.

Cuando, al recalentarse el cuerpo, la purga se hace

violenta, los intestinos son arañados, y quedan ulcera-dos y se producen deposiciones sangrientas, eso es loque se llama disentería, enfermedad penosa y peligro-sa. Entonces hay que tomar precauciones y suprimir elalmuerzo y un tercio de la cena. Disponerse a más ejer-cicios, a luchas de palestra y a las carreras y camina-tas, después de las prácticas gimnásticas y de mañana.Cuando se cumplan diez días, añadir a la comida la mi-tad de lo restado, y provocar un vómito y aumentar elalimento durante cuatro días. Cuando se cumpla otradecena de días, añadir el resto de la comida y provocarotro vómito, y al aumentar la comida lo dejarás sanoen este espacio de tiempo. No tengas miedo de oprimir

al paciente con los ejercicios.75 Se dan también los siguientes síntomas. Al día si-guiente se devuelve la comida cruda sin un ardor deestómago; el vientre evacua, menos que en proporcióna los alimentos ingeridos, pero bastante sin embargo,y no se produce ninguna molestia. En estos individuosel vientre, al ser frío, no puede digerir el alimento du-rante la noche. De modo que, al ponerse en acción, sevomita el alimento crudo. Por tanto conviene que en es-SOBRE LA DIETA259te caso se le dé calor al vientre por medio de la dietay de los ejercicios.

En principio, por tanto, hay que recurrir a pan ca-liente y fermentado, mojándolo en vino negro o en cal-do de cerdo. Y a pescados hervidos en salmuera pican-te, y tomar además trozos de carne, por ejemplo piesde cerdo hervidos, y cerdos grasos asados, pero no mu-chos cochinillos, ni carne de perrito ni cabritillo. Encuanto a hortalizas: puerros, ajos hervidos o crudos, acel-gas hervidas y calabazas. Bebidas más bien puras, y sue-ños largos, y el primer día pasarlo sin el almuerzo.Dormir después de los ejercicios gimnásticos, carreras

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dobles, aumentándolas de poco en poco, lucha ligera ycon el cuerpo untado de aceite, pocos baños, y más fre-cuentes unguentos, muy numerosos los paseos de ma-ñana, y pocos después de la comida. Precisamente loshigos son buenos en la cena, acompañados de vino pu-ro. Con este tratamiento se reponen unos más aprisa,y otros más despacio.

Otros experimentan los padecimientos siguientes. 76Pierden la color y, en cuanto comen, vomitan al pocorato materias ácidas, y la acidez les sube hasta la nariz.Los cuerpos de estos individuos no están limpios, y acausa del esfuerzo la parte que se funde de la carnees mayor que la que se elimina por medio de la circula-ción. Entonces este remanente se opone a la nutrición,y la empuja violentamente y la pone ácida. Con que elalimento es vomitado, y ese humor es rechazado bajola piel, y causa en el individuo la falta de color y enfer-medades semejantes a la hidropesía.

Así que hay que tomar precauciones del modo si-guiente. El tratamiento más rápido es dar a beber cIé-boro aumentándolo gradualmente, como he dejado des-crito antes. Pero la curación más segura es por mediodel tratamiento dietético siguiente. En primer lugar, hayque producir un vómito después de un baño caliente,

260TRATADOS HIPOcRÁTIcOsluego aumentar la comida durante siete días hasta al-canzar lo habitual. Al décimo día tras el vómito que vo-mite de nuevo, y que se reanude el tratamiento según

la misma progresión. Hasta por tercera vez hágase deeste modo. Que practique carreras sencillas, pocas y rá-pidas, y saltos y flexiones de brazos, y fricción, con unalarga permanencia en el gimnasio y lucha por el suelo.Numerosos paseos después de los ejercicios, y tambiéndespués de comer, y muchísimos de mañana. Que se défricciones recubierto de polvo. Cuando quiera bañarse,que tome un baño caliente, y que persista sin almorzardurante todo este tiempo. Y si se repone en un mes,que luego se trate con el método conveniente hasta elrestablecimiento total. Y si persiste algún resto, conti-nuar con los tratamientos.77 Hay algunos que tienen ardores de estómago al día

siguiente de una noche en que se les origina secreciónde un hartazgo. Así que, al agitarse el cuerpo despuésdel descanso nocturno, tomando una respiración de rit-mo más frecuente, se expulsa forzadamente con el aireexpirado algo caliente y ácido. De esto se originan do-lencias a no ser que uno actúe con precaución. A estospacientes les conviene también ser medicados como losdel caso anterior. Pero que practiquen más ejercicios.78 A algunos les suceden estos síntomas siguientes. Enindividuos que tienen cuerpos de carne densa, cuando

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los alimentos se recalientan y se disuelven durante elprimer sueño, al calentarse la carne por efecto de losalimentos y por el sueño, se produce una abunj:lante se-creción de la carne, que es húmeda. Entonces la carne,que es densa, no acepta el alimento, y el humor segre-gado de la carne, oponiéndose a la nutrición y recha-zándola, ahoga al paciente y lo recalienta, hasta quevomita. Luego comienza a encontrarse más ligero. Nin-guna tensión se presenta visible en el cuerpo, pero hayfalta de color. Al avanzar el tiempo se presentan ya fati-SOBRE LA DIETA261gas y enfermedades. Éstos sufren algo parecido a aque-líos que, no habiendo practicado la gimnasia, de pron-to, se lanzan a los ejercicios, y provocan una violentay abundante licuefacción de la carne.

A tales individuos hay que tratarlos del modo siguien-.te. Suprimirles un tercio de sus alimentos; recurrir acomidas ácidas, secas, astringentes, bien olientes y diu-réticas, y a muy numerosas carreras de fondo con laropa puesta, y a los díau¡os y carreras sencillas desnu-do, y a friegas y un poco de lucha libre: pelea de manos<tanto la pelea de manos como el golpear el saco deboxeo son de lo más conveniente>. Y muchos paseos des-

pués de los ejercicios, y también matutinos y despuésde la comida. El ejercicio de la voz resulta oportuno,pues provocando una evacuación de la humedad aligerala carne. Conviene pasarse sin almuerzo. Recurrir a es-tos hábitos durante diez días; luego recobrar la mitadde la comida que se había eliminado en el plazo de seisdías, y producir un vómito, y después del vómito aumen-tar gradualmente la comida durante cuatro días. Cuan-do se cumplan los diez días a partir del vómito, quese recobre toda la comida suprimida. Que continúe conlos ejercicios y los paseos y se encontrará sano. Unanaturaleza semejante requiere mayor dosis de ejercicioque de alimentación.

Padecen algunos los siguientes síntomas ~ En sus 79deposiciones evacuan el alimento húmedo, sin digerir-lo, no por causa de una enfermedad como la lientería,ni tampoco les causa esto ninguna molestia. Sino quepadecen esto sobre todo los que tienen vientres fríosy húmedos. En efecto, a causa de la frialdad no llegana digerir del todo, y a causa de la humedad eVacuan.

~ com¡eui~a,~ aquí los seis casos de predominio de los ejercicios,en contraste con los anteriores donde predominaba la repleción porexceso de alimentos.

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ción habitual.Hay quienes tienen unas deposiciones húmedas y 81

putrefactas, pero que en lo demás están sanos y hacenejercicios, y no sienten dolores. Y algunos se desentien-den de sus ocupaciones. Al pasar el tiempo, el vientrecon su calor atrae entonces las carnes, y provoca dolor.Se niegan a comer, el vientre se les ulcera y entoncesresulta difícil estreñirlo. Así que es preciso tomar pre-cauciones antes, al advertir que el vientre está calientey húmedo más de lo normal, y que se está produciendoen él un exceso de esfuerzos inconvenientes. Hay, enefecto, que refréscarlo y resecarlo por medio de la dieta.

Con que primero hay que suprimir la mitad de losejercicios gimnásticos, y una tercera parte de los ali-mentos. Hacer uso de pan de cebada amasado bien, deharinas gruesas, y de los pescados más secos hervidos,no de los salados ni de los grasientos; pueden tomarsetambién a la brasa. En cuanto a las carnes de ave, to-mar cocidas las de paloma torcaz y pichón, y asadassin condimentos las de perdices y de gallinas; las de

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TRATADOS HIPocRÁTICOs SOBRE LA DIETA265

liebre que sean hervidas en agua. De las hortalizas sil-vestres todas las que son refrescantes, y las acelgas her-vidas y con vinagre. El vino tinto, como astringente.

Como ejercicios gimnásticos carreras rápidas. Queno se dé muchas fricciones, sino pocas, y tampoco hagalucha. La lucha con las manos, el movimiento de bra-zos, el golpear el saco, y el revolcarse por el suelo re-sultan convenientes, pero no en cantidad. Que practi-que los paseos especialmente después del gimnasio, bas-tantes y en proporción con el ejercicio, y muchos másdespués de comer en proporción con la comida, y demañana de manera ajustada a su disposición personal.Y que se bañe tranquilamente en agua tibia. Después

de haber llevado este régimen de vida durante diez díasrecupérese la mitad de la comida y el tercio de los ejer-cicios. Y provocar un vómito tras haber comido cosassecas y astringentes, y sin retener un rato la comida,sino que vomite lo más pronto posible. A partir del vó-mito, auméntese gradualmente la comida durante cua-tro días, así como la bebida y los ejercicios, poco a po-co. Cuando se cumpla la decena añádase lo restante dela comida <habitual> y algo menos de los ejercicios ytras provocar un vómito, continúese con el mismo tra-

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tamiento. Durante esta época conviene hacer una solacomida al día hasta que se reponga.82 A otros les sucede que tienen una deposición secay quemada, y la boca reseca, y al pasar el tiempo seles vuelve también amarga, y se les para el vientre yla orina. Pues cuando el intestino no tiene humedad,se hincha en torno a los excrementos y tapona las sali-das, causa dolor y produce fiebre, y se vomita todo cuan-to se come o se bebe. Al final vomita incluso las heces.Cuando se llega a tal extremo, ya no se puede sobrevivir.

Por lo tanto, hay que precaverse antes advirtiendoque tal persona está dominada por una sequedad ca-liente. Conviene, por tanto, que este paciente se alimen-te con pan de cebada bien amasado y humedecido, ypan de alforfón fermentado en caldo de salvado, y to-mar verduras frescas a excepción de las ácidas y secas,hervidas; de los pescados tomar los más ligeros hervi-dos, incluso las cabezas de peces y crustáceos; y mejí-llones, erizos de mar y cangrejos, y caldos de almejasy las mismas almejas, que sean de las más húmedas;y pies de cerdo delanteros, hervidos; y carnes de cabri-to, de cordero y de perro pequeño, hervidas. [En cuantoa pescados, los de ríos y lagos hervidos] U El vino dul-ce, aguado.

Los ejercicios ni muchos ni rápidos, sino que todosmoderados. Use de los paseos al a!ba, suficientes segúnsu disposición personal y después del gimnasio acordescon el esfuerzo realizado. Después de la cena que nopasee. Que tome baños, y unos sueños en blando y al-uerzo. Tras el almuerzo una siesta no larga. Que sesirva fruta que humedece tras las comidas. Y guisantesverdes, o secos, mojándolos en agua.Que en sus ejercicios suprima también este pacienteun comienzo la mitad de los que hacía anterior-desde

ente. Luego que haga un vómito tras tomar alimentosdulces, grasos, salados y oleaginosos, pero que los re-

tenga el mayor tiempo posible en el estómago antes delvomitado. A continuación que vaya aumentando la ali-mentación durante tres días y que no prescinda del al-muerzo. Cuando se cumplan los diez días que se apli-que progresivamente a los ejercicios en mayor número.Si se le presenta repleción tras la comida o desarreglosen el estómago, que vomite. Si no, que continúe con es-te tratamiento el tiempo restante.

Aparecen también los síntomas siguientes. Tienen es- 83calofríos después de los paseos de la mañana, y sienten

U Esta mención resulta incoherente, Con Joly, parece mejor con-siderarla como una .glosa aberrante..

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~ La conclusión se aplica sólo a los seis últimos casos. Como enotros párrafos, da la impresión de que se cierra de una manera untanto apresurada el asunto, como si nuestro autor quisiera despachar-lo deprisa, sin más recapitulaciones. En este libro el autor ha ex-puesto, de manera muy precisa y ordenadamente sus prescripcionesdietéticas, basadas en su teoría y en el diagnóstico previo sobre unos-determinados síntomas. Hay en él un afán de ser sistemático y com-pleto en estos puntos, como nos lo había anunciado en los capitulosde prólogo del libro 1, para destacarse así y culminar la obra de algu-nos precursores en el campo de la medicina dietética. Lo expuestoaquí está de acuerdo con lo expuesto en el libro II sobre las propieda-des de los alimentos y los ejercicios. Como se ve, cada libro tiene supropia unidad. Y, teniendo en cuenta la manera de componer de estosprosistas, hay que advertir que encontramos una composición bastan-te cuidada, en su conjunto. El libro siguiente, el IV, viene a ser unapéndice, donde se trata un tema un tanto marginal, pero interesantepor cuanto los sueños son también sintomas del proceso vital.

268TRATADOS HIPocRÁTICOspo despierto, dividiéndose en muchas atenciones no re-sulta dueña de si misma, sino que se entrega en algunaparte a cada facultad del cuerpo: al oído, a la vista, altacto, al caminar, a las acciones del cuerpo entero. Lamente no se pertenece a si misma. Pero cuando el cuer-po reposa, el alma, que se pone en movimiento y estádespierta, administra su propio dominio, y lleva a caboella sola todas las actividades del cuerpo.

Así que el cuerpo no se entera, pero el alma despier-ta lo conoce todo, ve lo visible y escucha lo audible,camina, toca, se apena, reflexiona, quedándose en su bre-ve ámbito. Todas las funciones del cuerpo o del alma,todas ellas las cumple el alma durante el sueño ~. Demodo que quien sabe juzgar estas cosas rectamente po-see buena parte de la sabiduría ~.87 En cuanto a todos los sueños que son divinos y queanuncian, sea a las ciudades o a los particulares, bieneso males, hay personas que tienen el arte de interpretar-los. También aquellos en los que el alma indica de ante-mano padecimientos del cuerpo, un exceso de plenitudo de vaciedad de las sustancias naturales o una evolu-

ción de elementos desacostumbrados, también ésos losjuzgan. Y unas veces aciertan, y otras se equivocan, y

~ Ya Fredrich demostró que la atención a los sueños como sín-tomas de afecciones corporales era una idea extendida en la épocaen que se redactó nuestro tratado. Pensaba, además, que las coinci-dencias que se hallan entre este textó y el escrito de Artemidoro acer-ca de la interpretación de los sueños podrían deberse a la utilizaciónpor ambos de un tratado anterior Sobre los sue,ios, perdido luego. A.Palm. por su parte, señaló que la concepción de la actividad del alma

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durante el sueño parece ser de origen pitagórico. En tal sentido M.DETIENNE (en La notion de .daímon~ dans le pythagorísnte ancien, Pa-rís, 1963, págs. 71 y sigs.) mostró que este párrafo recuerda algunasexpresiones del Fedón platónico (65c, 67e, 70a, 80e. 81b-c, 83a), de esaprovenicncia. En cuanto al valor semiótico de los sueños, véase el co-mienzo del tratadillo aristotélico Acerca de la adivinación por los sueñOS.

91 Como señala ~oly, este ~ de sophia resulta más propio dels. y que del iv.SOBRE LA DIETA269en ninguno de los casos conocen el por qué de lo quesucede, ni cuando aciertan ni cuando se equivocan, sinoque dan consejos a fin de precaverse de que no ocurraalgún daño. Mas no enseñan, desde luego, cómo hay queprecaverse, sino que recomiendan rezar a los dioses.Cierto que invocar a los dioses es bueno; pero convieneinvocar a los dioses y ayudarse a sí mismo92.

Con esto sucede lo siguiente. Todos los sueños que 88durante la noche reproducen las acciones diurnas delindividuo o sus intenciones, que se le presentan comofueron hechas o pensadas durante el día, a propósitode un asunto digno, ésos son buenos para el individuo.Pues indican la salud, ya que el alma persiste en susproyectos diurnos, sin estar dominada por la repleción

ni por la vaciedad ni por ningún otro impedimento lle-gado del exterior. Pero cuando los ensueños se enfren-tan a las acciones del día y se presenta entre ellos seauna batalla o disputas, eso indica una perturbación enel cuerpo. Y si es fuerte, un daño fuerte, y si floja, unomás débil. Sobre si entonces conviene renunciar a laacción o si no, no lo juzgo. Pero aconsejo que se cuideel cuerpo. Pues se ha producido, a partir de una reple-ción existente, una secreción, y ha perturbado el alma.

Con que, silo que la obstaculiza es fuerte, convieneprovocar un vómito y acudir durante cinco días a ali-mentos ligeros y recurrir a los paseos matutinos, mu-chos y rápidos, de acuerdo con una gradación, y practi-

car ejercicios gimnásticos proporcionados al gradualaumento de los alimentos. Si lo que se opone es másdébil, suprímase el vómito y un tercio de los alimentos;

92 Postura cauta la del autor, que distingue entre sueños de ori-gen divino y sueños de origen corpóreo, y que no niega el valor dela mántica como ¡~chn~, pero define un ámbito específico a la inter-pretación médica. La máxína final es una muestra de su actitud. Lode <invocar a los dioses. es consejo que reaparece al final del capitulosiguiente (con distinto verbo: epikaleisthai y euchesthai).

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270TRATADOS HIPOCRÁTICOSy aumenta gradualmente y poco a poco éstos otra veza lo largo de cinco días. Además insistir en los paseos,

y practicar los ejercicios de la voz, y rogar a los dioses,y la perturbación pasará.

89. Ver el sol, la luna, el cielo y las estrellas, puros yradiantes, cada uno en su aspecto ordinario, es buensíntoma. Pues con todos estos signos se indica la saluddel cuerpo. Así que conviene velar por mantener esa dis-posición con la dieta que se siga. Si sucediera algo con-trario a esto, indica alguna enfermedad para el cuerpo,con signos más violentos más violento, y más flojo consignos más débiles.

Así que la órbita exterior es la de las estrellas, laintermedia la del sol, y la de la luna es la que da alas cavidades internas ~. Siempre que alguna de las es-trellas se ve alterada o desaparece o es detenida en sugiro por una bruma o por una nube, se trata de un sig-no más bien débil. Pero si lo es por agua o por granizo,más fuerte. Indica que se ha producido en el cuerpouna secreción húmeda y flegmática ~ que se ha intro-

ducido en el circuito exterior.A tal paciente le conviene esforzarse en las carrerascon vestido, muchas, que aumenten a partir de poco,a fin de que exude lo más posibe, y también que hagamuchos paseos a la salida del gimnasio, y que se man-tenga sin desayunar. Después de haber suprimido untercio de sus alimentos que lo reponga gradualmenteen cinco días. Y si pareciera que <el obstáculo> es másviolento, que se sirva también de baños de vapor. Con-viene, pues, que la eliminación se haga a través de lapiel, puesto que el daño está en el circuito exterior. Los

~ La comparación del cuerpo con el cosmos estaba ya en el ca-

pitulo 10, con la referencia a las tres órbitas (per<odoi) de los astros-~ El autor de nuestro tratado raramente emplea el término de.flegmátíco<. así como el de .hilioso., que viene luego. Tal vez aqt.ise inspire en alguna fuente con estos términos.SOBRE LA DIETA271alimentos tomarlos secos, ácidos, astringentes, puros,y en los ejercicios practicar los que desecan al máximo.

Si es la luna la que sufre alguno de esos procesos,conviene provocar la revulsión hacia dentro, recurrira un vómito después de alimentos ácidos, salados y emo-lientes, y a carreras veloces y a paseos, y a ejerciciosde la voz, y a suprimir el almuerzo, y a privarse de la

comida y a recobrarla gradualmente del mismo modo.Hay que hacer la revulsión hacia dentro por este moti-vo: porque el daño se mostró cerca de las cavidades delcuerpo.

Si es el sol el que sufre algo semejante, entonces esoes más violento y más difícil de eliminar. Hay que ha-cer la revulsión en ambos sentidos; practicar las carre-ras largas y las cortas, los paseos y todos los restantesejercicios, y la supresión de alimentos y su recupera-ción gradual del mismo modo. Enseguida, tras haber

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vomitado, aumentar de nuevo en cinco días.Si los astros se ven oprimidos, estando el cielo sere-

no, y parece que están débiles, <el paciente> está domí-nado por la sequedad del circuito y <esto> indica riesgode caer en enfermedad. Entonces hay que eliminar losejercicios, adoptar un régimen de vida más húmedo ysuave, con baños, abundante reposo, y mucho dormir,hasta reponerse.

Si lo que se opone parece ser fogoso y cálido, indicauna secreción de bilis. Si estos accidentes dominan, in-dica enfermedad. Si los astros vencidos desaparecen, hayriesgo de que de la enfermedad se llegue a la muerte.~Y si lo que se opone pareciera haber sido puesto enfuga, y huir rápidamente, y que los astros lo persiguen,hay riesgo de que el paciente enloquezca, a nó ser quesea curado. A todos éstos les conviene sobre todo quesigan un régimen hasta el final, tras haberse purgadocon eléboro. De no ser así, conviene que sigan una dietacon agua, y que no beban vino, a no ser blanco, ligero,

272TRATADOS HIPOCRÁTIcOssuave y aguado. Que se abstengan de alimentos calien-tes, ácidos, resecantes, y salados. Que <el paciente> prac-tique muchísimos ejercicios naturales y muchísimas ca-rreras con vestido. Que no haya ni fricción, ni lucha,ni revolcarse por el suelo. Que duerma mucho y en blan-do. Que mantenga reposo, al margen de los ejerciciosnaturales. Que pasee después de las comidas. Es buenotambién que tome baños de vapor. Y que vomite des-

pués del baño de vapor. Que durante treinta días nose llene (en las comidas). Que cuando se llene, vomitetres veces al mes tras ingerir alimentos dulces, aguadosy ligeros.

Siempre que un astro va errante de un lado a otrosin necesidad, eso es indicio de una perturbación cau-sada por la inquietud. A este paciente le conviene reía-jarse. Que vuelva su alma hacia los espectáculos, sobretodo los cómicos, y si no, hacia lo que más se regocijeen contemplar, durante dos o tres días, y se repon-drá ~ De lo contrario, hay riesgo de que caiga enfer-mo.

Si alguna de las estrellas parece precipitarse fuera

de su órbita, siempre que sean puras y brillantes y cai-gan hacia oriente, es indicio de salud. Cualquier cosaque, siendo pura, es secretada fuera del circuito deacuerdo con la naturaleza de oeste a este, está bien. Puestambién lo que se segrega en el vientre y lo que se vier-te en la carne sale todo fuera del cii cuito. Pero si <elastro> es negro y turbio y parece que se desplaza haciael oeste, o hacia el mar o hacia la tierra o hacia arriba,eso indica enfermedades. Los que van hacia arriba de-rrames en la cabeza; los que van hacia el mar dolencias

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de vientre; y cuantos van hacia tierra, indican sobre to-do tumores que se producen en la carne.

~ Curioso consejo psicoterapéutico.SOBRE LA DIETA273

En estos casos conviene reducir un tercio de la ali-mentación, y después de vomitar aumentarla gradual-mente en cinco días, y en otros cinco recobrar toda laalimentación habitual Y tras hacer un nuevo vómitorecuperarla con la misma progresión.

Cuando te parezca que un cuerpo celeste se estable-ce sobre ti, si es puro y húmedo indica que tienes salud,puesto que lo que se introduce en el hombre desde eléter es puro, y así lo ve el alma tal cual penetra. Perosi es algo negro, impuro y opaco, indicio es de enferme-dad, no por repleción ni por vaciedad, sino por inter-vención de algo exterior. A este individuo le convienepracticar carreras sencillas veloces, a fin de que la fu-sión del cuerpo sea la mínima posible y que al servirsede una respiración muy rápida se expulse el influjo ex-traño. Después de las carreras <conviene darse> paseosrápidos. La dieta que se adopte ha de ser suave y ligera

durante cuatro días.Cualquier cosa que parezca que se recibe pura dela divinidad pura es buena para la salud. Pues indicaque las cosas que penetran en el cuerpo son puras. Cuan-do parece que se ve lo contrario de esto, no es bueno.Pues indica que algo enfermizo ha penetrado en el cuer-po. Es preciso, entonces, que también este paciente seatratado como el del caso anterior.

Si parece que está lloviendo con una lluvia suave enun día sereno, y que no diluvia fuertemente ni hay grantempestad, buen síntoma. Pues indica que el aire respi-rado que viene del aire externo es adecuado y puro. Sies lo contrario a eso, que llueve mucho y hay tormenta

y vendaval con agua turbia, es indicio de enfermedadprocedente del aire ingerido. Es preciso que tambiénesta persona sea tratada de la misma manera, pero conmuy pocos alimentos en conjunto.

Con estos conocimientos sobre los signos celestes,en efecto, hay que tomar precauciones y seguir un régi-L

274TRATADO5 HIPOCRÁTICOSmen, y rogar a los dioses; dando gracias por los buenospresagios a Helios, a Zeus Celeste, a Zeus Protector delhogar, a Atenea protectora del hogar, a Hermes, a Apo-lo, y en los casos contrarios a los que apartan los ma-les, a Gea, y a los Héroes, para que todos los elementosdañinos sean apartados ~.

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90 Son indicio de salud también estos signos: ver y oíragudamente lo que sucede sobre tierra, caminar con fir-meza y correr con seguridad y rapidez sin miedo, verla tierra lisa y bien trabajada, y los árboles florecien-tes, y cargados de frutos y bien cuidados, y ríos quefluyen con normalidad y con agua clara ni más ni me-nos de la conveniente, y las fuentes y los pozos por elestilo. Todo eso indica salud en el hombre, y que el cuer-po y sus circuitos y las aportaciones del exterior y lassecreciones están en orden.

Pero si se viera cualquier cosa contraria a éstas, in-dica algún desarreglo en el cuerpo. Si están dañadosla vista y el oído, es indicio de una enfermedad en lacabeza; entonces hay que dar muy numerosos paseospor la mañana y después de la comida, además del régi-men de antes. Si sonlas piernas las afectadas, hay queprovocar una revulsión con vómitos, y hay que recurrira la lucha libre con mayor frecuencia además del régi-men indicado en el caso anterior.

Una tierra abrupta indica que la carne no está lim-pia. Hay que dar muy numerosos paseos después de losejercicios. Falta de frutos en los árboles señala corrup-ción del semen humano. Si los árboles pierden las ho-jas, el daño procede de lo húmedo y lo frío; pero si es-

tán rozagantes, pero sin frutos, de lo cálido y seco. Enun caso, pues, hay que caldear y secar con los hábitosde la dieta, en el otro enfriar y humedecer.

~ La Diosa Tierra y los Héroes espiritus de los muertos soninvocados por su función apotropaica. La nota piadosa reitera conse-jos anteriores, en un línea tradicional.SOBRE LA DIETA275

Ríos que no van con un curso normal indican des-arreglos en la circulación de la sangre; si fluyen de másun exceso, si fluyen de menos una falta. Es preciso que,por medio del régimen dietético, en un caso se aumente

y en otro se disminuya. Cuando no fluyen puros indicanperturbación. Se elimina por medio de carreras senci-llas y paseos que crean un movimiento con respiraciónde ritmo rápido.

Fuentes y pozos dan indicaciones sobre la vejiga; en-tonces hay que purificar con diuréticos. Un mar agita-do indica una dolencia de vientre; entonces hay que pur-gar con ayuda de laxantes ligeros y suaves. Tierra o unacasa que tiemblan indican, para un hombre sano, unadebilidad, y para un enfermo salud y cambio de la si-tuación actual. Para el sano, pues, le conviene cambiarde dieta: que empiece por vomitar, para recuperar lue-go su dieta normal poco a poco. Porque todo su cuerpo

es perturbado por su dieta actual. En cambio al queestá enfermo le conviene recurrir a la misma dieta; puessu. cuerpo está ya cambiando con el régimen actual.

Ver la tierra inundada por el agua o por el mar indi-ca enfermedad, por existir mucha humedad en el cuer-po. Así que hay que recurrir a los vómitos, y a su-primir el almuerzo, y a los ejercicios y a seguir un régi-men seco. Luego recobrar lo habitual desde poco ylentamente.

Tampoco es bueno ver la tierra negra ni abrasada,

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en los sueños y espantan al hombre indican una reple-ción de alimentos desacostumbrados y una secreción,flujo bilioso y una enfermedad peligrosa. Entonces hayque producir un vómito y aumentar luego gradualmen-te los alimentos en cinco días, con los más ligeros, niabundantes ni ácidos, ni con los secos ni los calientes,y con aquellos ejercicios que son justamente acordesa lo natural, con excepción de los paseos de despuésde comer. Servirse también de baños calientes y del re-poso. Cuidarse del calor y del frío.

Cuando en el sueño le parece a uno que come o bebelas bebidas o alimentos de costumbre, es indicio de ne-cesidad de nutrición y de deseo del alma. Si son carnes,las muy fuertes un exceso muy grande, las más débilesmenos. Lo que es bueno al comerlo, también es asi alsoñarlo. Conviene suprimir alimentos, en efecto, ya queindica un exceso de comida. También los panes hechoscon queso y miel indican lo mismo. Que se beba aguaclara no es dañino. Todo lo demás es dañino.

Todas las cosas, de las habituales, que una personacree contemplar <en sueño> son indicio de un deseo delalma. Lo que uno rehúye espantado indica una reten-ción de sangre debida a la sequedad. Es conveniente<entonces> enfriar y humedecer el cuerpo.

Cuando uno se pelea o es punzado o atado por otro,eso indica que una secreción contraria al circuito se haproducido en el cuerpo. Es conveniente vomitar, dese-car y pasear; tomar alimentos ligeros y aumentarlos trasel vómito durante cinco días.

También los vagabundeos y ascensiones penosas in-dican lo mismo. Vadear ríos, hoplitas, enemigos, mons-truos de formas extrañas, indican enfermedad o locura.Conviene servirse de pocos alimentos, ligeros, suaves,y de vómitos, recobrarse luego en cinco días tranquila-mente, y practicar numerosos ejercicios naturales, ex-

278 TRATADOS HIPOcRÁTIcOs

cepto después de la cena, y evitar el baño caliente, elrelajamiento, el frío y el sol.

Sirviéndose de estos preceptos, según quedan des-critos, se mantendrá una vida sana. Aquí queda descu-

bierta por ml la dieta, en la medida que puede descu-brirla quien es humano, con la ayuda de los dioses.

INDICE GENERAL

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Págs.

INTRODUccIÓN GENERAL. VIITRAT~uos HiPocRÁTIcOs 1

Juramento 3Sobre la ciencia médica 11Sobre la medicina antigua 25Sobre la enfermedad sagrada 59El pronóstico 83Sobre los aires, aguas y lugares 105Sobre la dieta en las enfermedades agudas 155Sobre la dieta 181

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TÍTULOS DE PRÓXIMA APARICIÓN

20. ARISTÓFANES. Comedias: Los acarnienses. Los caba-lleros.21. JENOFONTE. Helénicas.

22. JENOFONTE. Anábasis.

23. JENOFONTE. Ciropedia.

24. PLATÓN. Diálogos 1: Apología, Critón, Eutifrón, Ion, Li-