giros de los tiempos

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Concurso de Relatos 2015

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Page 1: Giros de Los Tiempos
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Giros de los tiemposConcurso de Relatos 2015http://tres-dias-de-kvothe.foroactivo.com

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Page 3: Giros de Los Tiempos

Giros de los tiempos

Esta era una noche profunda y tranquila, había un viento delicado que

hacía danzar las hojas en las ramas de sus árboles. La luna esa noche era

enorme, se veía tan cerca… tanto, que podías agarrarla por los cachetes y

besarla, brillaba con la fuerza de su nombre, y su resplandor bañaba por

completo el páramo del Eld. Era un páramo pequeño, quizás del tamaño de 5

establos, a su alrededor todo era bosque, y en el límite del páramo con el

bosque había una fogata que ardía con timidez, era tímida porque así, Bruts lo

quería. Y alrededor del fuego habían tres arcanistas. Tres El’the.

- ¿Hace cuánto fue que huimos de la universidad? – La voz de Dendi

brotó con miedo de sus labios.

- No lo sé con certeza, hemos estado corriendo por muchos lugares;

Imre, Faderfoul, Severen, Renere y ahora estamos en el Eld. Quizás dos ciclos

y un poco más.

Bruts miraba como el fuego ardía, lo miraba como mira un hombre en el

alma de una mujer enamorada, porque sabe que lo controla. Sabe darle forma

y poder. Bruts sabe el nombre del fuego, y mucho más… – te faltó mencionar

aquel pueblucho abandonado, Tern – dijo Bruts, sin apartar la vista del fuego.

- Cierto, en aquel sitio todo era muy extraño. No sé como logramos

pasar una noche allá. Era como si los dioses hubiesen tenido una batalla y al

final simplemente se hubiesen marchado, y nunca nadie más volviese a pisar

terreno allí –en ese momento Dendi se estremeció por completo–le sigues

teniendo terror a ese lugar, he Dend.

- Todo es culpa de él, míralo, ni se preocupa por nosotros- dijo Dendi

mirando a Bruts con odio- arriesgamos nuestras vidas por él aquel día en la

universidad y ahora tenemos a la ley del hierro tras nosotros, eso sin contar a

la mismísima directora; ese demonio rojo, no quiero ni pensar lo que nos haría

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si nos encuentra- Dendi estaba tenso, apretaba sus puños y mandíbulas; pero

solo hasta ahí.

Todos sabían quien era Bruts. Dominaba todas las artes que enseñaban

en la universidad, sabía el nombre del fuego, su simpatía era la de dioses y lo

había demostrado derrotando al mejor maestro simpatista de la escuela. Solo

le quedaba la directora; ese demonio rojo…

Tern se levantó de su canto de piedra y este se resquebrajó, apuntando

con un dedo a Bruts dijo: – Ya es hora de que lo digas, dinos que pasó aquel

día. ¿Por qué de repente estabas luchando contra esos profesores? Si no

llegásemos a intervenir te hubieran matado ¡Te exijo una respuesta! Nos lo

debes.

Bruts arqueó una ceja- No me gusta tu tono ¿No pretenderás

intimidarme nombrando a la piedra, no? Después de todo…

El canto ya partido estalló en miles de similares piedrecitas tomando

todas direcciones, astillando las ramas de los árboles, perforando las hojas,

haciendo que Dendi y Tern se lanzaran al suelo.

- ¡Como, como es posible! ¡¿Cuándo aprendiste el nombre de la

piedra?!- dijo Dendi desde el suelo.

- Oh Dend, he aprendido muchas cosas este último bimestre, de hecho

una de ellas nos ha traído hasta aquí hoy. En su momento se los diré, pero

ahora debo pensar, pues no queda mucho por hacer - Dendi aún no se reponía

del shock, su cuerpo blanco e inerte casi parecía una escultura.

– Siempre podemos seguir huyendo- dijo Tern, aún agitado- nunca nos

encontrarán…- a veces, cuando Tern quiere, su voz parece reconfortante y

tibia, como un abrazo en la mañana de un gélido invierno. Por desgracia era de

noche.

- No es la ley del hierro lo que me preocupa, o quien quiera que sea el

que ande tras nosotros.

<<nuestro destino ya está sellado, solo nos queda esperar>> reflexionó

Bruts para sí mismo, que tenía la vista perdida en el inmenso cielo, como si

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contara las estrellas con extremo ahínco, como si buscara algo, detuvo su

mirada en la luna, que curiosamente tenía ínfimos matices de un rojo puro.- Me

pregunto…

*****************************************************************************

Al rato los tres se acostaron, cada uno de espalda al otro. No apagaron

la hoguera y tampoco montaron guardia, no lo necesitaban, eran tres El’the

después de todo. Habían todo tipo de simpatías creadas cada 10 metros hasta

llegar a 1 milla, todo tipo de trampas; árboles vinculados, hojas vinculadas,

artilugios detectores de calor humano, sigaldrías con runas de oro, cobre y

hueso. Eran El’the y podían dormir plácidamente manteniendo su alar fijo.

Tern dormía profundamente. Soñaba con los mejores días. Cuando solo

eran E’lirs que iban a ligar a las posadas de Imre, soñaba con los tragos de

Scutten y con los concursos en el Eolio, soñaba con el día en que Dendi ganó

su caramillo de plata tocando precisamente uno, aquel día la borrachera que

pegaron fue de leyenda, no quedó barril de Metenglil lleno en la despensa del

Eolio. Soñó con los duelos de simpatía avanzada, con las noches en el archivo.

Y Soñó con el día que nombró por primera vez la piedra… << Silanxis >>

murmuró en sueños.

Dormía contento y profundamente. Su semblante era una carcajada.

Sentía como si bailara, sus hombros se movían al compás de un ritmo de no se

sabe donde. Poco a poco fue entrando en la realidad- Tern, Tern, venga

hombre despierta ya, dios, no sé como puedes dormir de esa forma en este

momento.

- …Pero… que haces…- Tern se hallaba estupefacto, su voz era

pastosa y callada. Echó un vistazo a su alrededor par de veces y dijo mirando a

Dendi- ¿Pasa algo?

- Al parecer Bruts también duerme como tú.

-Y… ¿No estarás pensando en escapar, no?

- Claro que no, se mejor que tú que sin él no llegaremos mucho más

lejos de este bosque. Pero lo he estado pensando…- la mirada de Dendi

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enfocaba algo y Tern hizo un vago intento de seguirla, un intento tan vago

como las ganas que tenía de seguir despierto.

- No sé de qué vas Dend, no estoy para acertijos- dijo Tern cerrando

incondicionalmente un ojo y con el otro presto a ello también.

- Su saco, sé que si buscamos ahí encontraremos las respuestas. No

puedo seguir más Tern, prefiero arriesgarme, quiero llegar al fondo de esto. No

me importa lo que pase, prefiero morir sabiendo, que vivir engañado. El final de

nosotros está cerca, puedo sentirlo. Además, el mismo lo dijo…”no queda

mucho por hacer”. Y yo quiero saber.

Los ojos de Tern esta vez eran dos lunas redondas mirando a Dendi,

como si hubiese dicho la cosa más ridícula jamás oída- ¡¿A caso perdiste el

sentido común?!

- Shhh habla bajo, o lo hecharás todo a perder- dijo Dendi en

reprimenda- Si no me ayudas igual lo voy hacer.

- Está bien, pero dime ¿Cómo lo vas hacer? Sabes bien que su saco es

imposible de abrir, ya lo hemos intentado. Sabes que guarda sus más

preciadas cosas ahí. A veces hasta he llegado a pensar que Bruts sabe el

nombre del… ¿saco?

- Y entonces ya podrán ver lo que escondo. Muy bien, muy bien Dend.

La voz llegaba serena desde el otro lado de la hoguera, brotando como ascuas

de los labios de Bruts, que se hallaba en la misma posición en la que

supuestamente dormía, pero con la mirada fija en su par de amigos.

- Por los Amyr Bruts ¿Cuánto tiempo llevas despierto?- Tern se había

levantado y caminaba lenta y temerosamente hacia atrás, como buscando

refugio.

- En realidad nunca dormí, solo pensaba profundamente- esta vez giró

su cuerpo boca arriba, en dirección al cielo- escuché todo lo que hablaron, y las

palabras de Dend me convencieron. Ya es hora de que lo sepan. Vengan

amigos míos. – dijo Bruts sentándose cruzado de piernas y haciendo un

ademán con las manos, invitándolos a sentarse a su lado.

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Page 7: Giros de Los Tiempos

Y eso hicieron.

Bruts comenzó a abrir su saco de terciopelo mientras sus camaradas se

sentaban a su lado. Era un saco del color de las cenizas de un tronco

quemado, pero más oscuras, como si las hubiesen mojado. A medida que

desataba los complicados nudos susurraba pequeñas palabras, palabras sin

sonido.

- Te dije que sabía el nombre del saco- susurró Tern a Dendi.

Bruts hizo caso omiso y prosiguió en su faena unos segundos más,

segundos que bastaron para que sus camaradas dirigieran sus ansiosas

miradas hacia la boca del saco que poco a poco se abría. Hasta el

chisporroteante fuego de la hoguera parecía querer asomarse, curioso e

inquieto.

Era como si por fin estuviesen abriendo un valioso cofre que llevaba

centurias sellado.

Primero una simple piedra, después un complicado artefacto del tamaño

de una naranja. Poco a poco iban apareciendo todo tipo de cosas; una vela

púrpura, un cuchillo sin mango, un anillo que parecía un pedazo de estrella y

una moneda que brillaba como una.

Todo esto sucedía mientras sus amigos iban asintiendo con la cabeza

una y otra vez.

Hasta que se quedó con la mano metida en su saco y mirando a la

hoguera, como si dudara en sacarlo.

Finalmente resolvió hacerlo. Era una especie de libro antiguo bien

cuidado, un libro de pocas páginas, encuadernado completa y perfectamente

con una sola y fina lámina de plata, y con un cierre de cobre. Bruts pasó

lentamente la palma de su mano por la cubierta, justo donde a relieve unas

palabras grabadas en mármol y oro rezaban “Giros de los tiempos”.

Bruts le pasó el libro a Tern, que jugueteó un rato con él. Intentó abrirlo,

lo inspeccionó cuidadosamente desde cada ángulo y terminó pasándoselo a

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Page 8: Giros de Los Tiempos

Dendi. Este solo lo agarró y alzando la mano en que lo llevaba dijo mirando a

Bruts- ¿esta es la causa de nuestros problemas?

- En realidad es su contenido la causa. Pero sí, en esencia ese es el

origen.

- ¿Y me puedes decir de donde lo has sacado y como abrirlo?- dijo

Dendi agitando libro en mano.

- Vamos a volver un tiempo atrás, volvamos al día en que me hallaron

peleando en la universidad. A ver, díganme ¿Recuerdan el lugar exacto donde

me encontraron?

Los tres quedaron en silencio mirándose un largo minuto. Dendi y Tern

cavilaban.

- ¡Frente al archivo!- resolvió Dendi.

Tern miró el libro unos segundos.

- No puede ser. Este libro no puede ser del archivo- dijo Tern señalando

la mano de Dendi que seguía en alto- es decir, yo soy quien heredó el profundo

legado de Títere. Antes de morir me confió todos sus secretos. Yo sé cuáles

son los tomos más antiguos, conozco cada telaraña y cada mota de polvo del

archivo. Conozco incluso literaturas que el actual maestro archivero ignora.-

Tern ya se hallaba de pie junto a Dendi- Y te digo, este libro no pertenece al

archivo.- ya para cuando acabó le había quitado el libro a Dendi de sus manos.

Se hizo otro largo y silencioso minuto, Bruts y Tern se miraban. Esta vez

era la mente de Tern la que realmente cavilaba, que se movía cual moderna

maquinaria.- A menos que…

Bruts enarcó una ceja al compás de una leve sonrisa.

Tern se llevó la palma de la mano a la frente, se hallaba anonadado-

solo una pregunta Bruts, sola una ¿Sabes y haz abierto este libro alguna

vez...?

- << Cahrventi >>… el cerrojo de cobre se disparó describiendo un

pequeño arco hacia atrás, haciendo rechinar cobre sobre plata.

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Page 9: Giros de Los Tiempos

Tern dio un paso atrás soltando el libro de un tirón, como si no pudiese

con el peso de su nombre, como si quemara.- Por Tehlu Bruts, que has hecho.

Ya entiendo todo, ya entiendo porque nos persiguen.

Nunca había oído de alguien que dominara su nombre, pero… ¿No

pensaste en las consecuencias? ¿No pensaste que todo esto podría pasar al

abrirla? –Tern extendió sus manos abarcando todo el entorno.

- ¡No me vengas con reprimendas! ¿Acaso no lo hubieses hecho tú?

Dime. ¿No la hubieses abierto de tener la posibilidad? ¿No quieres saber lo

que había dentro?

Tern se quedó pensativo, sabía cuál era la respuesta. Sabía que la

respuesta era sí, nadie más que el en este mundo lo ansiaba.

Dendi, que solo se limitó a escuchar los diálogos se levantó, dió un

paseíto alrededor de la hoguera, se volvió a sentar, y mirando a sus amigos

dijo.- No lo capto, la verdad. Llevo rato tratando de entenderlo todo, pero no sé

de qué diablos hablan. ¿Qué nombre es el que sabe Bruts? Y más que todo

¿Qué diablos fue lo que abrió?

- Dendi, como puedes ser tan zafio por Tehlu ¿Es que acaso no lo

ves?... Este desgraciado sabe el maldito nombre del cobre. Así fue como abrió

el libro ¿ya lo entiendes?- dijo Tern llevándose los dedos a la sien y mirando a

Dendi.

Dendi volteó la mirada hacia Bruts.

- Vaya, sí que tienes secreticos he. Nuestro amigo es todo un

nominador, pero a todas estas sigo sin entender, que tiene que ver el archivo

con el nombre del cobre, con…- Los ojos de Dendi se abrieron redondos de

expresividad, se levantó de un salto como que impulsado por un resorte,

señalaba a Bruts agitando un dedo continuamente mientras miraba y caminaba

hacia Tern.

- Ahora lo entiendes, he Dend.

- ¡Valaritas!…, Bruts abrió la puerta de cuatro placas de cobre

nombrándolas joder, de ahí sacó el libro ¡Estamos condenados! Lo dijo la

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Page 10: Giros de Los Tiempos

directora, siempre lo dice el día en que ascienden a un estudiante a El’the. Los

únicos lugares a los que no pueden accesar los El’the son: Valaritas y el ala

derecha del cuarto piso de las Gavias, el que lo haga será severamente

castigado y expulsado de la universidad.- dijo Dendi señalando aun a Bruts y

mirando con impaciencia a Tern.

- Exacto Dend. Eso fue lo que sucedió. Entré al archivo al llegar la

noche, justo cuando todos se van a dormir. Entré y nombré las cuatro placas de

cobre, la enorme puerta cedió ante mi poder y dentro solamente había un atril

con ese libro en él.

Lamento decepcionarte Tern, pero no había una sala gigante con tomos

misteriosos y mágicos, no habían pergaminos con historias inéditas, solo eso,

un atril y su libro, ese libro. Y como ya les dije es el contenido a lo que

realmente debemos temer. No al hecho de que haya abierto Valaritas. Eso no

me preocupa.

Vengan, vuelvan a sentarse a mi lado. Que la historia aún no acaba.

Y eso hicieron.

- Tern, de nosotros eres el más ducho en historias, solo tú sabes

diferenciar una real de una falsa. Eres casi como un Edena. Por eso quiero

pedirte que nos narres brevemente lo que sabes de la historia de Kvothe. Ya

irás entendiendo de qué va todo esto.

- ¿Kvothe? ¿Kvothe el sin sangre? ¿El arcano?

- Exacto Dendi, ese Kvothe. El único que hay. Por favor Tern…

- Bueno, como deben saber hay muchas historias, la mayoría son solo

comentarios y mentiras. Pero yo sí sé la verdad, pues tengo algo de sangre

Ruh.

De niño los Chandrian mataron a toda la troupe de Kvothe, incluyendo

sus padres. Sí. Kvothe era un Edena Ruh, uno de verdad. Más tarde fue a la

universidad y aprendió mucho, era un genio. Aprendió el nombre del viento y se

enamoró. Y siguió en busca de los asesinos de su padre, aprendió sobre ellos

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y sobre los Amyr. Aprendió el arte de amar con Felurian y aprendió en Ademre

el ketan y el lethani.

Después huyó de la universidad, pues mató a un Rey en Imre y a otro en

Renere. Se enfrentó a uno de los Chandrian y lo mató. Pero olvidó quien era y

olvidó como se ama, se fue a un lugar lejano y abrió una posada durante tres

largos años. Y lo encontraron. Los Chandrian lo fueron a buscar, hubo una

batalla enorme ese día, el puebl…- De repente Tern enmudeció, como si

hubiese reparado en algo.

- Ya te diste cuenta, he Tern, aquel pueblucho, el que parecía

embrujado, el que visitamos después de Faderfoul. Ese es exactamente el

lugar del que estás hablando.

- Tern empezó a sudar, no lo podía creer, aquel lugarcillo atroz- ¿Y

cómo lo sabes?

- Sencillo, aquel día lo presentí y me puse a ello, intenté buscar algún

indicio que lo corroborara. Y lo encontré, encontré el lugar exacto donde estuvo

la posada. Encontré algunos papeles chamuscados de Cronista, la tinta casi se

había gastado; aun así pude leer algo. Además, encontré un lugar donde la

madera olía diferente, olía a cítrico, olía a Roah.

- Su baúl…- dijo Tern.

- Anjá, ese mismo. Estuvimos donde Kvothe combatió a los Chandrian,

donde la historia termina. O mejor dicho, donde supuestamente termina.

-¿Cómo que supuestamente? La historia termina ahí, todos saben que

Kvothe murió aquel día, ellos lo asesinaron.

La mirada de Bruts fue a parar al suelo, justo donde el libro aún estaba

tirado.- En ese tomo de plata esta la verdad Tern. Ahí está escrito todo, nada

de cuentos. La guerra de creación, la historia de los modeladores. Como fue

que surgieron cada uno de los Chandrian y los Amyr, así como sus nombres y

señales ¿Sabías que los Ruach también tienen señales?

- De los Amyr se habla mucho, de hecho en la escuela han habido

cuatro ¿sabías? Arwyl, Hemma, Elodín y nuestra querida directora. También se

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Page 12: Giros de Los Tiempos

habla de un ser peculiar, una niñita que habitaba en las profundidades de la

universidad.

Tern se levantó, caminó hasta el libro, y se quedó mirándolo. Sentía su

poder, sentía sus secretos, ahí estaba la gran verdad, no más cuentos, la pura

verdad. Lo recogió y recostándose a un árbol lo abrió y se puso a ello.

La brisa revoloteaba y jugaba con el pelo Tern a medida que este leía, el

viento se volvía inquieto.

*******************************************************************************************

Tern cerró el libro de un golpazo.- Las últimas tres páginas no se pueden

abrir, es como si estuviesen pegadas con algo.

- No es que estén pegadas, solo están muy juntas, demasiado diría yo-

dijo Bruts, al tiempo que encendía su pipa de fresno con pequeños grabados

en siarú- estoy seguro de que un pequeño hálito las puede separar.

- Fanfarrón. Lo que quieres decirme es que las páginas están unidas por

el viento y solo hace falta nombrarlo. Es como una segunda cerradura.

El humo ascendía de la pipa lentamente, pero solo hacia arriba, no

tomaba ninguna dirección en particular a pesar del viento. Ascendía vertical,

perfectamente vertical, tan vertical que tomó la forma de una lanza. Una lanza

de humo, eso era lo que pendía del aire. Salió disparada hacia Tern, impactó

directo en el libro y se disolvió creando una pequeña cortina de humo. Cuando

esta se dispersó Tern reparó en que el libro estaba abierto con las tres últimas

páginas libres y sueltas.

- Prosigue, que esta es la mejor parte- dijo Bruts.

Bastaron tres rachas de vientos y que se consumiera la hierba de la pipa

de Bruts para que Tern terminara de leer las tres páginas.

Tern cerró el libro lentamente. Miró a sus amigos y cerró los ojos. Los

volvió a abrir y esta vez estaban llorosos. Su rostro era pura tristeza, bajó la

cabeza y se quedó asi un rato. La volvió a levantar y dijo- ya entiendo aquello

que dijiste de “no queda mucho por hacer”.

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Page 13: Giros de Los Tiempos

Dendi esta vez no preguntó que pasaba, estaba cansado de parecer el

tonto. Además, los semblantes de Tern y Bruts hablaban por si solos. Era el fin

y en su momento hallaría la respuesta de porqué.

Los tres amigos se hallaban sentados alrededor de la hoguera una vez

más, el silencio olía tristeza y a pesar. Olía a muerte.

*****************************************************************************

Una hoja del árbol más cercano fue a parar a la palma de la mano de

Bruts, la hoja era diferente, a pesar de ser otoño aquella hoja no era como las

demás. Era negra y se consumía poco a poco. No tenía vida.

- Ya están aquí- dijo Bruts, con vos queda.

Dendi sin moverse miró a su alrededor- ¿quiénes, quienes están aquí?

- Tranquilo Dend, ya los verás. Será cuando ellos quieran.

*****************************************************************************

Bruts miraba al cielo una vez más, y sus ojos se movían de un lado a

otro. Pero ya no estaba. La luna se había ido, solo quedaba su hoguera para

dar luz y esperanza.

Una figura habló desde el umbral que formaban dos árboles cercanos.-

Así que ustedes son los que tienen el libro. Que decepción, pensé que serían

seres más intimidantes. Pero solo son unos chicos de escuela- los arcanistas

dirigieron sus miradas justo donde los árboles se consumían.

- No creas, aquel de allí es poderoso. Puedo sentirlo, sabe muchos

nombres- esta era una mujer de un blanco perturbante, parecía como si

estuviese enferma.

- Por supuesto que es poderoso, tanto, que el fuego de su hoguera

permanece intacto, aun cuando debería ser azul ante mi presencia- el último se

hallaba parado justo al lado del árbol donde Tern leyó el libro. Parecía muy

molesto.

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Page 14: Giros de Los Tiempos

Bruts se levantó orgulloso, sin mostrar temor, con la vista y el mentón en

alto.

- Tú debes ser Usnea- dijo señalando con un dedo al hombre del umbral-

Tú Alenta, dijo a la mujer- y tú eres Cyphus- dijo Bruts, totalmente convencido-

¿Dónde están los otros?

- Pero si tenemos un valiente aquí que se atreve a nombrarnos ante los

vientos, ante la luna- otro hombre se hallaba de pie en la copa de un árbol. A

su lado, sentado e indiferente había otro más.

Bruts habló al que estaba en las alturas- ¿Qué más da? igual ya están

aquí. No importa que sepa sus nombres ni que los pronuncie, de todas formas

no tengo poder sobre ellos. Es una lástima que no haya traído hierro sabes,

pues por tu condición de fata te hubiese vinculado fácilmente. No es cierto,

Stercus…- este último pegó una carcajada para después ponerse serio, como

si Bruts tuviese razón.

Los cinco visitantes se reagruparon a escasos pasos del lado opuesto de

la hoguera, estaban quietos, mirando y esperando.

Tern aún tenía el libro y pensó que tal vez podría usarlo para bien de él y

sus amigos. Cuando miró la cubierta vió un pequeño atisbo de suerte. El

siempre ha sido demasiado ingenuo, creyó que podía negociar con tales seres.

- Si es este libro que quieren – dijo agitándolo levemente- se lo pueden

llevar. No sabemos que secretos contiene, ni siquiera lo hemos abierto, pues

no sabemos como.

¡Tómenlo!- ofrecía Tern con la mano extendida.

Pero permanecieron callados esta vez.

La hoguera de Bruts ardía candente, a puro fuego. El resplandor que

ofrecían las llamas envolvía por completo la escena de aquel lugar del Eld.

Como si hubiese una enorme vela simpática prendida en un solo y oscuro

cuarto.

Tern aún tenía la mano extendida, aún tenía esperanzas.

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Page 15: Giros de Los Tiempos

De repente toda el área iluminada fue cediendo terreno ante una terrible

sombra que se desplazaba como una marea, era de un oscuro inusual, como el

oscuro que ves cuando cierras los ojos para intentar dormir.

Bastó un breve tiempo para que todo el lugar se volviera oscuro y

tenebroso, solo en la hoguera había luz, pero esta vez ardía solo para si misma

y alrededor todo era oscuridad. Como si la hubiesen tapado con una cúpula de

cristal.

Y una voz habló desde las profundidades de la espesa oscuridad…

- Yo sé quien eres Bruts, sé que sabes de nombres, sé que abriste el

libro y lo leíste. Llevo centurias esperando que alguien lo sacase de la

universidad- la voz cada vez se sentía más cerca- no podíamos llegar a el, no

mientras estuviese bajo el cuidado de los Amyr- esta vez una figura tomó forma

y se abrió paso justo entre los demás Chandrian- pero ahora ya lo tenemos y

ustedes saben sus secretos, nuestros secretos.

El hombre de oscura voz ya se hallaba delante de ellos justo en el lado

opuesto de la hoguera, las sombras salían como destellos desde las

profundidades de su ser y en su rostro no había nada, solo una perturbante

oscuridad.

Lo curioso era que a su lado había otro Chandrian más.

Bruts se hallaba inmóvil, sin embargo su semblante aún gritaba a voces

que no había perdido la cordura, aún.

- No se si arrodillarme de miedo o si sentirme honrado. El mismísimo

Lanre ante mí. No, espera. Ya no eres Lanre, no con esas sombras. Eres

Haliax, cierto. Y a tu lado nada más y nada menos que Kvothe, la viva leyenda.

Pero ese ya no es tu nombre, no es cierto ¿Maedre…?

Y cierto, era él.

Tenía el pelo justo como cuentan en las posadas. De un rojo vivo, un

rojo como la sangre, candente y espeso. Sus ojos eran de un verde chispeante,

un verde naturaleza y limón, como los pastos en primavera. Pero la expresión

de su mirada era diferente, pues ya la leyenda de las posadas no era humano.

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Page 16: Giros de Los Tiempos

Bruts le arrebató el libro de las manos a Tern- Aquí está todo- dijo

tocando la cubierta con un dedo y mirando a Kvothe- veo que llevas la espada

de ceniza, sé que tomaste posesión de ella el día que lo mataste ante las

puertas de piedra, pero lo que no sabías era que también habías tomado su

lugar como Chandrian al asesinarlo. Por eso fueron a buscarte aquel día a la

posada, pero dime ¿Qué pasó con Cesura?

Kvothe frunció el ceño al oir tales palabras, aún le dolía recordar aquel

momento.

Su enojo hizo que el mundo se paralizara, sumergiéndolo en un

profundo silencio. Ya el aire no batía, nadie podía articular sonido alguno,

parecía una pausa eterna.

- ¿Cesura? Con esa espada tuve que asesinar a mi discípulo y al

cronista. La saqué del baúl de Roah, solo lo pude abrir cuando me convertí en

lo que soy ahora. Y después la tiré, esa era una espada Adem y yo desde

aquel día ya no soy del Lethani.

Y la hoguera se apagó.

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