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GEC MAGAZINE REVISTA DIGITAL DE INTERÉS CULTURAL/SEPTIEMBRE 2011/Nº 2 ENTREVISTA Moad khouli CUADERNO DE VIAJE CONCEPTO INDIO DEL AMOR EXPOACTIVA ROCÍOGÓMEZ MÁS ALLÁ DE LA CENICIENTA LA BUTACA ROJA super 8 UN CLÁSICO EQUIVOCADO

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Gec Magazine es una revista digital de interés cultural

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GEC

GECMAGAZINE

REVISTA DIGITAL DE INTERÉS CULTURAL/SEPTIEMBRE 2011/Nº 2

ENTREVISTA

Moad khouli

CUADERNO DE VIAJECONCEPTO INDIO DEL AMOR

EXPOACTIVA

ROCÍOGÓMEZ

MÁS ALLÁ DE LA CENICIENTA

LA BUTACA ROJA

super 8UN CLÁSICO EQUIVOCADO

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GEC

Gec es una revista mensual en formato digital. El contenido de las imágenes y artí-culos es responsabilidad exclusiva de los autores y colaboradores. Los artículos escritos por colaboradores externos no representan necesariamente el punto de vista de la editorial. Todos los derechos de imágenes son propiedad de sus autores y no pueden ser reproducidas sin permiso de ellos.

MAGAZINEEDITA

GECMAGAZINE

DIRECTOR/ EDITOR/ DISEÑADORCayetano Landero Quintero

COLABORADORESRosa Mª Gómez Santos

Tania González RedondoCarmen Ramos

Charo Murillo MarínJuan Manuel Blanco

Juan Luís MartínCarolina Rubio

Dolores Franco DomínguezJuan José Santana

aRTIsTaS iNvItAdOsRocío GómezmoAd Khouli

[email protected]

http://gecmagazine.blogspot.com/

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índiceEN PORTADA/ MOAD KHOULI

pág 6-9CUADERNO DE VIAJE

pág 10-13LECTURAS NO OBLIGATORIAS

pág 14-15POEMARIO DESTACADO

pág 16-17EXPOACTIVA - ROCÍO GÓMEZ

pág 18-33LA MADRE NOCHE cap.II

pág 34-37LA MIRADA DE DAVID

pág 38-39LA BUTACA ROJA

pág 40-41

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"2"

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"2"DOS van cogidos de la mano..., la dualidad, es par y no nones, la parejita, lo plural, llegar el segundo, el doble de uno y la mitad de cuatro, la esperanza de realizar una tercera.

EDITORIAL

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EN PORTADAmoad khouliNos acercamos a este joven artista para conocer un

poco más sobre él, sobre su obra y su manera de entender la música.

Llegamos a la cafetería con algo de antelación a la hora señalada, al cabo de un rato vemos entrar a la imagen de nuestra portada, un joven delgado, alto y con un estilo personal muy marcado. Tras los sa-ludos pertinentes dimos comienzo a la entrevista:

¿Cómo llegaste al mundo de la música? Cuéntanos un poco sobre tus referencias artísticas (influen-cias), sobre los inicios y tu primer concierto.

Podríamos decir, que el mundo de la música siem-pre estuvo presente en mi casa. Por fortuna, vengo de familia de músicos. Tengo un padre cantautor y una madre con un color de voz precioso. Mis prime-ras influencias fueron mi padre con su laúd, recuerdo perfectamente como nos sentaba a mis hermanos y a mí en el sofá del salón y nos mostraba sus nuevas obras. Como su voz profunda nos transmitía un sen-timiento maravilloso. Recuerdo esos momentos y po-dría explicarlos como una puerta abierta a otro mun-do donde todo era posible. La delicadeza con la que mi madre siempre ha tratado e interpretado los tan-gos de Gardel, las baladas de Machín, el flamenco, la copla, era el complemento perfecto para ese mundo del que te hablo. Todo ello, a lo largo del tiempo ha ido formando y forjando, mi propia manera de hacer música, mi personalidad dentro de ella. Desde que tengo uso de conciencia escribo, reivindico lo que an-tes mis ojos puede ser más o menos justo. Y es hoy, lo que intento hacer llegar.

Mis influencias pasan por clásicos del Gospel, Ben Harper, Otis Reding, Marvin Gaye, Janis Joplin, la in-creíble Lauryn Hill, Leela James, pop como el de Nata-lie Imbruglia, Hip Hop Americano como The Fugees, Hip Hop Francés como Psi4 de la Rime, Willy Denzey. Artistas varios del r&b y es que siempre, desde pe-queño, me ha llamado la atención un quejío “negro”.

A nivel nacional como no, el inigualable Joaquín Sa-bina, O´funk´illo, David Broza, Carmen París, Mártires del Compás, Bebe, El Bicho, Los Aslandticos, no paro

de escuchar a Vetusta Morla, a Marwan…El hip hop de Frank T (al que me acercó mi hermano), La Mala Rodríguez, Aniki, más o menos todo el movimiento alternativo dentro de este estilo en España siempre lo he seguido con bastante atención. El Hip Hop lati-no de Akwid, Cuarto Universo,… Podría seguir nom-brando grupos pero bueno, a groso modo, creo que éstos son una influencia evidente, o no tanto (jeje), en mí. Si decirte, que mi último descubrimiento es Hindi Zahra, con su “Beatiful Tango”. De casualidad un día en una terraza la descubrí, y desde entonces me tiene con el pellejo caío´ de espaldas.

La primera oportunidad la tuve en mi pueblo, en el Bar Kayún, ahí fue la primera vez que me enfrenté a público “real” junto a Ismael (al piano) y Diego (gui-tarra flamenca). Hicimos un repertorio de versiones, canciones clásicas que pasaban desde el r&b al pop, y la aceptación fue espectacular. Imposible no recor-dar ese día y dejar de sonreír.

Paso seguido y resumiendo un poco, tras algún que otro casting, colaboraciones y duetos en discos con otros artistas, discográficas, también amenicé algu-na que otra boda y fiesta de pueblo con pachangas varias que me dieron bastantes tablas. Allí fue donde encontré a Jesús María Romero, él comenzaba con su guitarra y un día nos juntamos para dar forma a nuestras inquietudes musicales. Así con el tiempo, AFAOLONT nos pidió una colaboración con su causa, y llamamos a Adrián Ramírez (percusión latina y ca-jón flamenco). Los tres grabamos una maqueta bajo el nombre de “Disculpen las Molestias”; consiguien-do tocar en varios bares, festivales, etc.

Ése fue el comienzo de lo que hoy es el grupo moAd Khouli, además contamos con Juan Cristóbal Do-mínguez (guitarra acústica y saxofón) y Juan Miguel Ramírez (bajo) con los que grabamos una nueva ma-queta titulada “Camino del Trébol”. Los cinco nos es-trenamos en 2009, a lo grande, ante 1.300 asistentes en el Teatro Falla de Cádiz, al que conseguimos poner en pie. Compartiendo cartel con artistas ya recono-cidos del panorama musical. Vinieron candidaturas

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a premios como los de Huelva Joven de la Junta de Andalucía, más actuaciones como en el Ámbito Sur, Jazzolontía, El Duende y demás bares de otros pue-blos y capitales, terrazas, más festivales, hasta que hace cuestión de pocos meses nos inscribimos en un concurso a nivel autonómico, “Es Hora de Actuar” que premiaba al ganador grabándole un disco y pro-mocionándolo a nivel andaluz; y tras bastantes ga-las, quedamos como ganadores. Es cuestión de que llegue 2012 para que juguemos en primera línea de juego en este otro universo, como es el de la música.

¿Cómo entiendes la música?¿Que quieres expresar con ella?

Entiendo la música como una capa más de mi piel, un escape, un puente entre la realidad que todos ven y mi propia realidad. Como un “todavía hay so-lución”, es básicamente lo que pretendo transmitir con ella. El hecho de componer y decir las cosas a mi forma, a nivel personal, interno; me sirve para poder desahogar muchas de mis percepciones respecto a todo lo que nos rodea. Sembrar oportunidades en aquellos que nos escuchan, da igual la temática que trate el tema. Ya sea amor, desamor, justicia, injusti-cia, flores, campos, minas, colores, etc, etc,…procuro nutrirme de aquello que cabe en mis manos y por supuesto, de aquello que no depende de ellas.

Lo que si decir, que en todas las canciones lo que prima es que veamos a las personas como tales, in-dependientemente de géneros, razas, y demás aba-lorios. Ése es el mensaje base del que parte todo el repertorio que estamos intentando dar a conocer. El respeto, el ser humano como esperanza de cambio, la diferencia siempre vista como una característica que suma.

¿Cuál es tu estilo o como clasificarías tus canciones?

Esta pregunta que me haces es el eterno dilema (jeje) no sabría bien en qué genero clasificarme por-que pienso que hay pinceladas de todos ellos en cada canción. Antes te dije cuales podían ser más o menos mis influencias, cual ha sido mi camino hasta llegar donde hoy me encuentro. Lo que siempre respondo ante esta cuestión es estilo propio, a ver me explico. Digamos que cada uno de nosotros, de los compo-nentes del grupo, trae de por sí una visión particular y un bagaje distinto al del otro, en cuanto y tanto en el punto de encuentro en el camino de los cinco es donde nace “moAd Khouli”.

No creo que hagamos una fusión de varios estilos, tal y como se entiende hoy la fusión. Humildemen-te estoy convencido de que llegamos a más que eso, todo conjugado con un estilo personal, una propia manera de decir, interpretar y de hacer llegar. Tam-poco me reconozco en la categoría, exclusivamente, de cantautor por lo que te comento de la interpreta-ción. Ante esta tesitura siempre derivo a la gente que nos pregunta a youtube, que nos busquen, y juzguen ellos mismos. Es hasta hoy, la forma más sencilla de la que he salido al paso ante este tipo de plantea-miento.

En estos tiempos duros para la economía, ¿cómo ves el panorama musical andaluz? ¿Existen mece-nas para los nuevos artistas?

El panorama está complicado, para que te voy a de-cir que no, si te estaría mintiendo. En primera perso-na te digo que llevo varios años intentando abrirme paso en este mundo sin tener que renunciar a mi or-gullo andaluz, es decir, sin tener que cruzar Despe-ñaperros para alcanzar mi sueño. Sinceramente creo, que el panorama está difícil, es complicado que hoy por hoy alguien apueste ciegamente por tu producto, pero también he de decir que cuando ofreces algo diferente a lo que existe en el mercado tienes bas-tantes puertas abiertas. Claro está que puede ser un arma de doble filo, porque al igual que puede ir bien puede ser catastrófico, pero en esto que hablamos el riesgo está presente al igual que en cualquier faceta o aspecto de la vida.

El riesgo, el esfuerzo deben acompañar siempre al trabajo, y no cabe duda que con sus gotas perti-nentes de suerte, evidentemente. Por el momento la aceptación ha sido prácticamente del 100%, y me siento muy orgulloso de ello. Donde hemos ido, nos han vuelto a llamar para volver, y el cariño, la estima con la que nos han tratado ha sido genial. Tanto de profesionales, como de público asistente a las actua-ciones. Nuestra sensación siempre ha sido muy bue-na, y eso son ánimos para continuar. Como agua para un sediento, pues más o menos igual. Bien es cierto, y creo no equivocarme, que ante todo la confianza y la creencia debe partir de uno mismo. Me explico, cree en ti y creerán en ti. Es la fórmula que me aplico, y te aseguro que funciona.

“cree en ti y creerán en ti. Es la fórmula que me aplico, y te aseguro que funciona.”

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¿Cuáles son tus proyectos de futuro? ¿Tienes algo grabado? o ¿estás preparando nuevo material.?

El proyecto más inmediato es la grabación del disco, ya estamos planteando repertorio. Decidir cual en-tra en el lp y cual se dejará para los directos. Si todo va bien, a principios de 2012 estará en la calle y co-menzará la lucha. Estamos ya ansiosos por mostrar el trabajo de todo este tiempo. Hace poco grabamos varios videos que colgamos en youtube, y es que nos dimos cuenta en las últimas actuaciones, ante tantísima gente, como fue con Escenario Occidente (20.000 personas asistieron) que teníamos que ofre-cer un mínimo de calidad, tanto en imagen como en sonido, ante la demanda. Y así ha sido, en youtube estamos, bajo el nombre de “moAd Khouli”. Todo en plan maquetado, con pocos arreglos porque sobre todo lo que queríamos era mostrar nuestra esencia en estado puro. El sentimiento lo más cercano y con las menos florituras posibles.

Ésa será la base del disco, el patrón que marcará todo el repertorio. El directo nos beneficia sin lugar a dudas, y por eso decidimos hacerlo así. No obstante, seguimos puliendo, aumentando repertorio, actuan-do y que no nos falte por favor (jeje).

Son muchos los artistas y músicos que difunden su obra a través de las redes sociales y portales como My space, spotify,... ¿Qué opinas sobre la libertad de difusión de la música, de las descargas ilegales o legales?

Mucho tardó en llegar esa libertad, como aquel que dice. Ilegal entiendo que es arrinconar a una perso-na que aporta amplitud al patrimonio cultural de una comunidad, llámese país, pueblo, ciudad o el mundo entero. El que un sentimiento, una sensibilidad esté bajo la supervisión de un mercado frívolo que sólo entiende de tantos por cientos, beneficios y demás cifras es el peor cepo con el puede topar cualquiera que aspire simplemente, a poder comer de esto.

No hay que ser hipócrita, y está claro que en base a la inversión económica así llegarás más o menos a la masa, pero todo depende también de la ambición personal. En lo que a mí me concierne, te digo que lo que beneficia al músico es el directo. Hoy por hoy los discos no se venden, por lo que recursos como mys-pace, spotify, youtube y demás redes sociales han sido un alivio para nuestro colectivo. Cualquier per-sona del planeta puede acceder a nuestro trabajo sin coste alguno, y esa misma persona decide, sin ningún

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tipo de presión, si asistir o no a algún concierto, in-teresarse, seguir al artista. Día a día se apuestan más por los festivales, y ésa es la mejor plataforma para los artistas. El trampolín es la apuesta por el directo.

Respecto a las descargas ilegales, cuántos no hay que llenan conciertos y los asistentes se conocen de “p a pa” el repertorio porque se lo han descargado de la mula. Cuántos no hay que han llegado a ser co-nocidos a través de este tipo de recursos “ilegales” y llenan directos, y por fortuna viven de sus creacio-nes. Es un debate complicado, porque si bien es cier-to que el acceso es menos complicado, las grandes multinacionales van perdiendo adquisición económi-ca, y se excusan en este tipo de argumentos no por-que dejen de ganar sino porque ganan menos. ¿Lo positivo? Que por fin las pequeñas y medianas pro-ductoras tienen su oportunidad ante el gigante. Y es que éste siempre va a lo seguro, más de lo mismo, así satura al mercado y me alegro que se le haga frente, por mucho que se empeñen de colgarles la etiqueta de la ilegalidad a poder elegir libremente lo que se quiere o no se quiere. Te garantizo que el que admira, admira de verdad y compra tu trabajo.

Como última pregunta y para finalizar la entrevista, ¿qué esperas de la música?

Bueno, pues esperar no espero mucho por no des-esperar (jeje). Lo que si deseo es seguir implicado, trabajar en la concienciación de que no todo está perdido, en el aspecto de que aunque parezca men-tira hay mucho más que hacer. El servirme de la mú-sica como herramienta en mi propia batalla por la igualdad de oportunidades. La vida es maravillosa y es lo que pretendo transmitir en cada sentimiento, palabra que entono y pronuncio, las soluciones siem-pre en la boca.

El mundo como algo perfecto no es precisamente en lo que creo, pero si se puede hacer más igualitario entre los que lo habitan. Existe la felicidad aunque sea momentánea, y a ella es a la que llevo por bande-ra. Es la manera que tengo de agradecer a mi familia, a mis amigos, a mi pueblo… hoy, mañana y siempre.

Más Información en:www.myspace.com/moadkhoulihttp://www.youtube.com/watch?v=Z5I125p23SI&feature=relatedhttp://www.youtube.com/watch?v=wZb8o_YOVlo&feature=related

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Cuaderno de Viaje

Textos y fotografía por Charo Murillo

En mi viaje a la India con mi compañera Cristina, una de las paradas de nuestra ruta fue Jaisalmer, conocida también como “Ciudad Dorada” por el color amarillento de sus edificaciones, por el color dorado del desierto de Thar. Jaisalmer, a pocos kilómetros de la frontera con Pakistán, emerge de las arenas del desierto y a pesar de estar en la India, hace que el viajero se sienta sumergido en un cuento oriental de Las Mil y Una Noches, algo que dota a esta ciudad de una magia especial. Nuestra jornada comenzó con una visita al fuerte de Jaisalmer, una construcción característica de la mayoría de las ciudades importantes del estado indio de Rajastán, desde el cual se podía divisar toda la ciu-dad. En su día, Jaisalmer contaba con una posición estratégica que decayó cuando las rutas comerciales que atravesaban el desierto fueron sustituidas por las marítimas, haciendo innecesario el paso por la ciudad. No obstante, el turismo contribuyó a su renacimiento. Los habitantes de la ciudad presumen de contar con el único fuerte poblado del mundo, y esto, sin duda, es lo más atractivo de la ciudad, algo que le da un encanto y una vida especial y que hace que la mejor forma de disfrutarlo sea recorrerlo a pie. Dentro del fuerte hay comercios, casas humildes, palacios, templos jainistas y, por supuesto, vacas.

Concepto indio del amor

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Nuestro primer día en Jaisalmer acababa con un paseo en camello para ver el atardecer en el de-sierto de Thar y tras éste, nos disponíamos a bus-car un locutorio para dar parte a nuestras familias en España de que todo iba bien. En India son muy comunes los locutorios, pequeños establecimientos que cuentan con varias habitaciones con un teléfono desde el que poder llamar. Entramos y, en inglés, ha-blamos con el señor que regentaba el local, Kumar, al que avisamos de que queríamos hacer unas llamadas a España. Cristina, mi compañera de viaje se metió en una puertecita y yo me dispuse a entrar en otra. Después de hacer un par de llamadas salí afuera y pagué a Kumar las rupias de mis llamadas y me sen-té a esperar a Cristina que, cada vez que parábamos en un locutorio, se llevaba al teléfono más de media hora hablando con su familia y con su novio. Mientras esperaba observaba a Kumar, un señor de unos 65 años, aunque teniendo en cuenta el des-gaste de los indios podría tener perfectamente diez años menos aunque no los aparentara. Su piel era muy oscura y castigada por el sol, su nariz grande y

redonda y aún tenía algo de pelo canoso y algo on-dulado al final de una prominente calva. Kumar me miraba y sonreía mostrando los pocos dientes que ya le quedaban, era una sonrisa amable y a la vez hospi-talaria. Como parecía que tenía ganas de hablar le dí conversación y empezamos a hablar de lo típico: ¿De dónde sois?, ¿Os gusta mi país?, ¿Es vuestra primera vez en India?... Mientras contestaba a sus preguntas Cristina se asomaba a la puerta y le pedía nuevamen-te línea telefónica a Kumar. Yo le sonreí y le dije que ahora tenía que hablar con su novio y que teníamos, al menos, para media hora más de conversación. Kumar me sonrió y me empezó a hablar de las chicas extranjeras. Le sorprendía que las chicas ex-tranjeras viajaran solas, o que viajaran con sus novios sin estar casadas. Yo le dije que cada vez se casaban menos chicas en mi país, que vivían con sus novios sin casarse y que eso era algo muy común. Kumar movía la cabeza de un lado a otro, sin perder la son-risa en su rostro pero al mismo tiempo mostraba in-comprensión y su gesto me decía que había algo que le chocaba y no entendía. Es ahí cuando empezó su

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tiempo que iban llegando más hijos al matrimonio. Kumar tenía siete hijos y no recuerdo cuántos nie-tos. Todos vivían juntos, excepto alguna hija que se había casado y se había ido a vivir con la familia de su esposo. Me resultó un tanto curioso que todos vivie-ran juntos, ¿cómo podían vivir tantas familias juntas con tantos hijos en una misma casa? Kumar cogió un trozo de papel y un bolígrafo y trató de explicarme con dibujos cómo vivían la mayoría de las familias en India. Me dibujaba una especie de recinto, una par-cela en cuyo interior había varias viviendas donde se distribuía la gran familia, desde los ancianos a los nuevos miembros que poco a poco iban llegando. Kumar hablaba orgulloso de su familia y me enseña-ba algunas fotos de sus nietos.

explicación del concepto indio del amor. Todos hemos oído alguna vez cómo son los matrimo-nios en India, aunque no hay una ley general y no todo el mundo responde a unos mismos patrones. Evidentemente, en un país con más de mil doscien-tos millones de personas y en el siglo XXI, por muy arraigadas que estén las costumbres, no todo el mundo actúa igual. No obstante, a groso modo, sa-bemos que en la cultura india muchos de los matri-monios son pactados por las familias de los jóvenes que luego formarán una pareja para toda la vida, les guste o no. Aquella tarde en el locutorio de Jaisalmer Kumar me hizo ver las cosas desde su punto de vis-ta, me enseñó a comprender el concepto indio del amor, aunque, personalmente, prefiera el concepto occidental del amor. Kumar me contaba que a los 16 años se casó con su esposa, la mujer que sus padres consideraron adecuada para él. Era una prima suya, pero que él no conocía y no la conoció hasta unos días antes de su matrimonio. Yo le pregunté a Kumar si, en caso de que no le hubiese gustado esa persona que habían elegido sus padres para él, hubiera tenido opción de oponerse a esa elección. Sin embargo, me contesta-ba sonriente y me explicaba que si sus padres habían elegido a esa persona para él, lo habían hecho con amor y que tenía que respetar la decisión de sus pa-dres que querían lo mejor para él. Kumar me hablaba de las etapas del amor. Me decía que, evidentemen-te, al principio esa chica era una desconocida para él pero que el matrimonio, con la bendición de Dios, era el comienzo para que el amor de la pareja flo-reciera. Un amor que comenzaba con una amistad, con el respeto mutuo hasta que el día a día transfor-maba ese amor de amigos en un amor de pareja, un proyecto de vida en común que se coronaba con la llegada del primer hijo y que se iba fortaleciendo al

En ese momento Cristina abrió la puerta, Ku-mar miró a Cristina y luego dirigió de nuevo su mirada hacia mí. Yo miré a Cristina y luego a Kumar y le dije a éste: ¡el amor! Cristina me miraba extrañada porque no tenía ni idea de nada de lo que habíamos estado hablando, ella estaba en su mundo en aquél peque-ño cuarto del locutorio de Jaisalmer mientras Kumar me hablaba de un amor muy distinto al de Cristina hacia su novio. Un amor más cercano al amor a la familia y a Dios que al amor y la atracción de pareja. Pagamos a Kumar y nos despedimos de él. Sonriente, Kumar nos despedía y nos deseaba un fe-liz viaje por su país. Este es uno de los momentos que recuerdo con más cariño de mi viaje por India. Esa conversa-ción con Kumar que me hizo abrir la mente y enten-der el punto de vista del hindú hacia el tema de los matrimonios y el amor. Independientemente de que mi opinión personal esté en un punto muy lejano a la visión de Kumar, por no decir que está en la antípoda, me sentí satisfecha con su dulce explicación.

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La India es un país que sorprende, que amas o que odias, un país de contrastes donde la mayoría de su población vive arraigada a tradiciones como los matrimonios concertados o la jerarquía de las castas, donde hay tantas cosas incomprensibles como que la gente muera de hambre y a su vez las vacas, en algunos casos, vivan mejor que muchas personas, incluso cuentan con una Carta de Derechos recogidos en la Consti-tución. No obstante, el tema de las vacas lo aparto porque da para contaros más anécdotas de este país.

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lecturas no obligatorias

Por Carmen Ramos

Antes de haber aprendido a leer ya tenía mi cuen-to favorito: La Cenicienta. Tan favorito llegó a ser y tantas veces mi paciente hermana me lo leyó, que llegué a aprendérmelo de memoria. Mis entonces vecinas de El Carmen me rogaban cada tarde que se lo repitiera y yo como un papagayo cogía mi cuento y haciendo como que leía lo repetía palabra a palabra.

Y es que no podemos negar que los cuentos son para los niños la puerta de entrada a la literatura y que mientras leemos estas líneas todos estamos recor-

dando nuestro cuento favorito, quien nos lo regaló e incluso hasta las ilustraciones del mismo. Tan fuer-te es el poder de los cuentos que en el último año se han estrenado dos películas que revisan en clave moderna dos clásicos: Alicia y Caperucita. De éste úl-timo además la editorial Narval ha editado una her-mosa versión ilustrada por Adolfo Serra.

Tiene el mérito esta editorial no sólo de rescatar un clásico, sino también de pertenecer a un movimiento cada vez mayor en nuestro país que en los últimos años apuestan por una literatura infantil de calidad, donde pesa tanto la calidad del texto como de las ilustraciones que lo sustentan. Cabe destacar el tra-bajo en este sentido de Kalandraka, Tandem u Hotel Papel. Ésta última edita libros en bilingüe inglés / es-pañol y con una vocación más allá del divertimento que confiere la lectura, intentando que la educación en valores esté también presente en sus títulos. En-tre las más grandes, cabe destacar el éxito del libro “Princesas olvidadas o desconocidas” publicado por Edelvives y que se ha convertido en un best seller, dando un toque moderno y con mucho humor al mundo de la realeza cuentística.

Y es que más allá de la Cenicienta, más allá de la empalagosa iconografía Disney, más allá de “Ha-rrypotteres” y “GerónimosStilton”, existe una litera-tura infantil y juvenil con gusto y que se entiende no sólo como un producto sino como una herramienta para que los niños y las niñas se acerquen a la lectu-ra como acto gozoso y no como obligación. Y no es que los best seller infantiles y juveniles me parezcan mal, todo lo contrario, pero siempre que los tome-mos como excusa para que el pequeño lector pue-da ir probando otras cosas. Las comparaciones son odiosas, pero para ilustrar esta hipótesis nada más hay que pensar que si a un niño lo alimentamos sólo de un tipo de verdura no conocerá el sabor de otras verduras. Se perderá el picorcillo de las fresas, la ro-tundidad de la carne o la suavidad del pescado. Así que quizás se pueda ir metiendo carne picadita en el

MÁS ALLÁ DE LA CENICIENTA

Ilustración de La Cenicienta por Gustave Doré

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plato de verdura e irle hablando de lo buena que es la carne. Estimo además que la vuelta y relectura de los clásicos (como sucede en la literatura para adul-tos) es necesaria. ¡Que vigencia en estos tiempos de tanto culto al cuerpo de un cuento como “El patito feo” de Andersen! Y por supuesto no puedo dejar de mencionar al padre del cuento moderno: el italiano Gianni Rodari, eternamente recordado entre otros por sus “Cuentos por teléfono”.

No es fácil en esta era tecnológica que corre sentar a un niño o a un joven a leer. Las más de las veces te dirá que a ver si sale la película y así se entera de que va el libro, otras será la Play, la Wii, la Xbox, el Face-book, el Tuenti, el Twitter, la tele, los exámenes… No es fácil crear ese hábito, pero sí que existen peque-ños trucos, rutinas o actividades que pueden ayudar en esa tarea. Existen muchas lecturas apropiadas en este sentido como son los libros del gran filósofo José Antonio Marina (Director además del Observatorio Andaluz de las Letras) Pero me gustaría destacar un libro bastante práctico y directo al grano que ha pu-blicado la editorial Berenice – perteneciente al Gru-po Almuzara, que por cierto también cuenta con una editorial infantil y juvenil en sus filas llamada “Toro-mítico” – bajo el título “Manual de Técnicas de ani-mación a la lectura” Este libro escrito por Fran Nuño (propietario de una librería en la Calle San Luis de Se-villa, escritor, editor y con una dilatada experiencia en actividades relacionadas con la lectura en colegios e institutos) contiene un muestrario de actividades prácticas y juegos de animación a la lectura bastante fáciles de llevar a cabo, vistas desde la propia expe-riencia del autor y con vocación de ser pinceladas, pequeñas piedrecitas que marquen el camino hacia el hábito de la lectura en niños y jóvenes.

Y aunque no soy pedagoga, no puedo dejar de re-conocer en mi misma y en los que me rodean las numerosas habilidades que la afición a la lectura provoca. Entre las más loables destaca esa extraña complicidad que se encadena entre los consumido-res habituales de la lectura, complicidad llevada has-ta la metáfora en el futurista libro “Fahrenheit 451” de Ray Bradbury, donde las personas en vista de que los libros son quemados por el poder, se retiran a un bosque donde formaran una extraña comunidad que se aprende libros de memoria para que no se pierdan. Inspirados en este libro, nació el Proyecto Fahrenheit 451 como idea del director y autor tea-tral Antonio Rodríguez Menéndez. Bajo su paraguas han nacido asociaciones en toda Andalucía y en al-gunas provincias fuera de nuestra Comunidad. Yo co-

laboro habitualmente con ellos, siendo testigo de la gran labor que hacen narrando textos en las plazas, bibliotecas y en cuantos sitios les requieran. Recien-temente las Personas Libro de Sevilla han publicado un libro de poemas denominado “Verso Libro”, en el que hablan de sus lecturas favoritas y animan a los jóvenes a leer. Una cuidada edición hecha por Nuño Ediciones, que tiene vocación de convertirse en un proyecto más amplio con el objetivo de promover la lectura entre nuestros jóvenes, y que contará con un blog y actividades paralelas con el libro como prota-gonista indiscutible.

Si habéis sido capaces de llegar hasta aquí en el la-berinto de libros que he dejado esparcido en estas líneas, tan sólo me queda pediros una cosa: leed. Ese es el mejor estímulo para que los niños lean, para que sean más libres.

Más información: •Editorial Narval: http://www.narvaleditores.com/index.htm•Kalandraka: http://www.kalandraka.com/•Tamden: http://www.tandemedicions.com/cas/home.php•Hotel Papel: http://www.hotelpapel.com/•Grupo Almuzara: http://www.editorialalmuzara.com/editorial.php•Fran Nuño: http://www.frannuno.es/•La Mirada que respira: http://www.escueladelec-tura.com/•Personas Libro: http://agendapersonaslibro.blogs-pot.com•Verso Libro: http://versolibro.blogspot.com

Ilustración de La Cenicienta por Gustave Doré

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EL RATÓNPor Dolores Franco Domínguez

Hace algún tiempo llegaron a nuestra redacción diversos textos infantiles que nos llamaron la atención. Pensamos que era una buena idea incluir un apartado dentro de Gec dedicado a los más pequeños y así lo hemos hecho.Hoy os traemos un cuento de Dolores Franco Domínguez, una mujer , que aun achacada por los dolores de la edad, sigue teniendo ese espíritu joven y así lo demuestra, encontrando tiempo para escribir y dedicar sus escritos a esos locos bajitos.Con este pequeño cuento inauguramos esta sección para los enanos de la casa.Que la disfruten.

LOS ENANOS DE LA CASA

En estas noches de invierno, cuando tan largas se hacen,en la puerta de mi patio un ruido se escuchaba,

no sabía lo que era, algo raro me sonaba.Cuando de pronto, en la puerta vi el hocico de un ratón,

parece que tenía frío, empujaba para entrar, y a la noche siguiente le puse un trozo de pan,

todas las noches venía a ver que podía encontrar,noche tras noche, todas eran igual.

Y faltaba algunas noches y yo me puse a pensar,¿qué le pasará al pobre ratón?

pero al cabo de unos días, el pobre se presentóya le faltaba hasta el rabo, ya no podía comer,

estaba triste y apagado.Pero a la noche siguiente, en un cubo lo encontré,

se había caído en el cubo, sería cuando fue a beber.Aquí termina la historia de este pobre ratón, que para calmar su sed en un cubo se ahogó.

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poemario destacado

Estos versos se escribieron para expresar el amor del músico por su gui-tarra, en ellos, le habla de sus sentimientos y evocan la respuesta de ésta. Quieren contar lo que para el artista se convierte en una relación de amor y pasión, reflejada en aquellos momentos en los que el músico crea, siente y da vida a la guitarra. Hoy se han convertido en los versos que nacen de una voz flamenca…

MADERA BRILLANTE

Tu piel madera brillante,tu mástil frente a las olasenredándose en el cante,

lamentos de caracolas,flor de colores fragantes

brillantes como la aurora.

Mis manos en tu figuravan templando tus sonidos

tus notas en mi “sentío”cordales de mi locurametales de escalofrío.

Sones que aprenderdulces silencios por llenar

mis notas quieren detener el tiempo.Vibra mi interior y se renueva la pasión

en el silencio…silencio…

Mecida por tu abrazo quiero sentir notas que nunca dí

aprender de tus manos y revivirVivir…

Mecida por tu amorSentir…

notas que nunca díAprender de tus manos

Y revivir...

Carmen Martagón

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Rocío Gómez EXPOACTIVA

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LA MADRE NOCHECAPÍTULO II (PRIMERA PARTE)

DEAMBULANDO POR LA ESTACIÓN DE “INVALIDES”

Una vez que hubimos bajado, el tren se puso de nuevo en marcha haciendo volar algunos papelillos que estaban tirados entre las vías. La máquina se adentró en aquellos negros túneles cual espa-gueti sorbido por una vasta boca de oscuridad, al tiempo que los últimos vagones serpenteaban por las vías al compás que marcaban las ruedas sobre los raíles. Lo vi alejarse con la incertidumbre en mis labios. Poco a poco, los pequeños faros redondos del último coche fueron perdiéndose en aquella nada. Sólo permanecieron brillando las luces adheridas a las mugrientas paredes del túnel indicando el itinerario seguido por aquel diablo verde, ladrón de sueños. Ningún viajero más había bajado. La oscuridad, la nada y la incertidumbre se daban cita en un mismo lugar y tiempo, y yo y mi niña éramos los testigos de aquel chocante encuentro.Cuando el tren se hubo alejado, otro elemento si cabe más inquietante vino a ocupar su lugar. El silencio se hizo dueño de aquella estación. Pero aquel silencio tenía su propio sonido. Era un leve ruido continuo, casi por debajo de los límites de la percepción humana, pero que no dejaba de zumbar en mi cabeza. A veces parecía traer a mi mente la imagen de un enorme monstruo que excavaba y engullía noche tras noche desde las profundidades. Pero el sonido del silencio del metro tenía también su propio aroma; ese peculiar olor del mundo subterráneo es difícil de describir, ya que no se parece a ningún otro. Como fino perfume de neumá-tico quemado por la desaceleración de la frenada, como penetrantes partículas férreas desprendi-das de la vía por el roce de las ruedas impregnando el aire, como cargante humedad calcárea pro-cedente de las paredes y los techos empapados por el abundante agua que fluye por el entresuelo de la ciudad, como mezcla de las delicadas esencias que visten con elegancia a mujeres y hombres en la ciudad mundial del perfume, como producto de los pequeños mini-basureros formados alre-dedor de las papeleras cerradas por el plan “Vigipirate”, como procedente de la inmundicia en la que viven los mendigos que deambulan por aquellos túneles...o quizás como mezcla y resultado de todo eso junto. Ese peculiar aroma del mundo subterráneo permanecía allí, cargando el ambiente y recordándome la extraña situación en la encontraba.Lo primero que hice al bajar, fue buscar un cartel que señalara el camino que debíamos seguir para no perdernos en aquel laberinto. Por un momento pensé que en el metro, si no es por los indica-dores de dirección, es casi imposible hallar un camino que te conduzca adonde tú quieres, y este hallazgo de mi mente produjo en mí una extraña sensación de desconfianza y desconcierto.La niña tiró de mi brazo y me lanzó otra de sus miradas. La comunicación entre nosotras era per-fecta. Las palabras no eran necesarias para decirnos lo que pensábamos o sentíamos. Sus ojos me interrogaban sobre qué era lo próximo que íbamos a hacer, a dónde iríamos, qué camino escoger. La respuesta de mi gesto no era muy alentadora, seguía impasible, aparentando normalidad para no inquietarla más de lo que ella ya lo estaba, para que creyese que yo controlaba la situación y no había de qué preocuparse. Sentía sobre mi cabeza y mis hombros el peso de toda aquella respon-sabilidad .Yo nunca serví para mentir y la interpretación tampoco ha sido nunca mi fuerte. Además, sentía que todo este teatro era inútil ante ella, que era capaz de desnudar mi alma y llegar a mis más profundos pensamientos. Siendo tan pequeña, ella demostraba una madurez que nunca antes me había manifestado. Quizás, aquella situación estaba sirviendo para unir, aún más de lo que ya lo estaban, nuestros espíritus. En mi mirada ella no encontró la respuesta, pero yo en la suya sí encontré la fuerza para luchar.

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-Mami, a lo mejor estás un poco cansada porque te has dormido en el tren. ¿Quieres beber de mi agua?-Bueno cariño, dame un poco.Tomé de sus pequeñas manos la botella transparente y bebí con ánimo de renovar mi alma.En esta situación no me quedaba otra opción que intentar salir de allí, y ahora que ya estaba más segura de mí misma y de mi pequeña, me sentía con la energía necesaria para emprender el ca-mino. Había varios carteles que indicaban distintas salidas y conexiones con la línea 8 y el RER C. Así que pensé que quizás los mejor sería tomar la línea 8 en dirección “Balard”, bajar en la estación de “La Motte-Piquet/Grenelle”para luego tomar allí la línea 6 en dirección “Nation” y bajarnos final-mente en la estación de “Montparnasse-Bienvenüe”, que era, en definitiva, el lugar donde había comenzado aquel desafortunado viaje. Así, desde allí, regresaríamos a casa. La niña y yo nos pusimos en marcha siguiendo la indicación del cartel que marcaba la dirección escogida por mí. Subimos las escaleras y pronto comenzamos a atravesar pasillos de bóvedas circules, subir y bajar escaleras, ir de un lado para otro... y en ningún momento perdía de vista los carteles indicadores. Para aquel laberinto de los túneles del metro yo tenía un lema: “Nunca tomes ningún camino sin leer el cartel de indicación, sin saber adónde vas”. Pero este trasiego de pasillos empezaba ya a agotarme. Hacía tiempo que no me bajaba en aquella estación y no recordaba bien si para conectar las citadas líneas 13 y 8 se debía corretear mucho o no; pero tanto caminar me estaba resultando un poco sospechoso. Pero había otros elementos para el desconcierto. De todas las escaleras mecánicas que encontramos, ninguna funcionaba, cosa que aunque, de una parte, pudiera parecer un tanto extraño, de otra, solía ser común. Sabía que la estación Invalides era grande, ya que además de conectar dos líneas de metro, conec-taba otra de RER (tren de cercanías). Recordaba que entre los pasadizos había visto alguna vez algunas tiendecillas, pero en esta ocasión no topamos con ninguna..., pero sobre todo, algo que me estaba resultando más insólito todavía era, que a pesar de ser hora punta, no nos habíamos trope-zado con nadie. Los flujos migratorios subterráneos de la ciudad habían sido cortados por la acción de un extraño suceso, quizás el mismo que había detenido los relojes de la estación, o el mismo que había adormecido a todos los que venían en nuestro vagón. Esta situación estaba produciendo en mí la pérdida de la noción de tiempo y espacio: entre ese laberinto de túneles infinitos no sabía dónde me encontraba después de tanto andar, y tampoco tenía ni idea del tiempo que habíamos empleado en nuestro deambular.Las galerías vacías, silenciosas..., una sensación de escalofrío recorría mi cuerpo cada vez que penetraba en una nueva: eran todas tan parecidas que empezaba a tener la sensación de que re-corría siempre la misma. Mi niñita estaba ya tan cansada como yo. No sé como la pobrecita aguantó tanto tiempo sin que-jarse.-Mami, ¿nos hemos perdido? -No cariño, es sólo que creo que han colocado algunos carteles equivocados, pero tranquila que pronto vamos a salir de aquí.Aquellos pasillos estaban tan desiertos…; sólo la publicidad los decoraba y permanecía como mar-ca y signo de la sociedad a la que pertenecíamos. Mi niña iba mirando cada uno de aquellos car-teles que, en ocasiones, se repetían idénticos uno tras otro. Ella los leía todos con ese interés de quien está empezando a descubrir el mundo y con eso se entretenía y hacía más ameno su camino.-Mami, este cartel lo hemos visto antes.-No sé...seguro que sí...no ves que los repiten mucho para que te quedes con lo que dicen...-¿Y por qué quieren que nos los aprendamos? ¿Son los maestros los que los ponen ahí para que los niños se los aprendan?Desde luego su compañía no tenía precio. Sus disparatadas ocurrencias de niña me hacían sonreír y yo me sentía orgullosa de tener una hija tan despierta. Desde luego tenía que reconocer que si para algo estaba sirviendo esta extraña experiencia, era para conocerla mejor y para disfrutar de ella. La vida tan ajetreada que se lleva en las grandes ciudades te impide a veces tener el tiempo suficiente para estar y disfrutar de tus seres queridos. Pensé que en muchos aspectos me estaba perdiendo muchas cosas de mi niña que ya nunca volverían. Me había perdido su primer día de

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colegio, no la había visto comer por primera vez sola, ir al servicio sola, su primer disgusto con un amiguito... pero en estos momentos que ahora estábamos pasando juntas, sentía que podía recu-perar todo el tiempo perdido.-Claro que no cariño. Son los dueños de los comercios quienes los ponen porque quieren que les compremos las cosas que venden.-¿Y porqué quieren que compremos?-Pues para ganar dinero, para poder comprarle cosas a sus hijos.-¿Y por qué quieren comprarle cosas a sus hijos?¿Es que no pueden cogerlas ellos de sus propias tiendas?-Claro que sí, pero un comerciante no tiene en su tienda todo lo que se necesita.-Entonces estos carteles son para vender...y ¿qué significa “Attentifs, ensemble” (atentos, juntos)?-No siempre son para vender, a veces también sirven para informar de cosas. Eso es el lema de la campaña “Vigipirate”. Verás, hay gente mala que se ha dedicado a hacer gamberradas, a romper cosas, a robar... y a poner bombas por ahí, y lo que hacen esos carteles es pedir a la gente que ayude a la Policía para coger a los malos, ¿lo entiendes?Su cabecita no dejaba de maquinar cosas y hacer preguntas una tras otra, sin darme tiempo casi a buscarles una respuesta que se adecuara a su edad y entendimiento; aunque eso sí, sin faltar jamás a la verdad. Nunca me ha gustado mentir a los niños. Ellos tienen derecho a saber en qué mundo viven.Con tanto andar y hablar estábamos cansadas, pero no había ningún sitio donde sentarse a hacer una parada en el camino, que no fuera directamente en el suelo. Y aquel suelo era tan negro y su-cio, que no lo veía apropiado para que una niña se sentara. Quizás yo sea un poco proteccionista con ella, pero creo que es porque tengo el instinto maternal muy arraigado en mi ser. Esta debilidad fue sin duda mi perdición, y seguramente la causa de todo lo que sucedió aquel día, pero yo, hasta entonces, no sabía nada. Sin duda, creo que en cada momento me estaba dejando llevar por mis instintos, no sólo el maternal, también el de supervivencia. Hacía un buen rato que estaba muerta de sed, pero como el único recurso del precioso líquido que teníamos era una pequeña botella de agua mineral que la niña llevaba en su mochila, quise reservarla para más adelante. Sin embargo, mi pequeña parecía leer mi pensamiento y ver en mi rostro, marcado por el cansancio, la necesidad hídrica.-Mami, ¿tienes sed? Puedes beber de mi botella si quieres. Yo no tengo sed y casi todos los días la dejo entera.-No cariño, no te preocupes. Guárdala para luego...Pero ella sacó la botella de la mochila y casi me obligó a beber, así que yo le di un pequeño trago para contentarla. Aunque fue poca el agua que penetró en mi boca, sentí como me refrescaba y calmaba mi sed. Sentí además una especie de euforia interior... creo que fue al ver cómo mi niña se preocupaba por mí y comprender que ese profundo sentimiento que yo tenía por ella era recíproco. A pesar de ser tan pequeña, tenía en su interior un amor tan grande hacia mí... al menos eso era lo que yo percibía, lo que sus ojillos y sus actos me transmitían. El amor entre dos amantes es difícil de describir, el de una madre por un hijo es imposible.Sin embargo, la fatiga de nuestras piernas seguía sin encontrar descanso. Los túneles del metro están tan desprovistos de todo; y por supuesto, el único lugar posible para sentarse son las escale-ras. Escaleras que subimos y luego bajamos y que, para nuestra sorpresa, nos llevaron a un nue-vo apeadero. Grande fue nuestra alegría cuando por fin pudimos posarnos sobre los asientos de plástico naranja de aquella estación. Creo que hasta corrimos hacia ellos al verlos, como si alguien pudiera venir a quitárnoslos... ¿Iba a resultar al final que, cuando menos quieres que haya gente, ésta aparece?... Pero no, no tuvimos tanta suerte. Aquella estación estaba tan vacía de vida como los túneles. Hasta las ratas parecían haber desaparecido. Sin embargo, otra sorpresa aún más grande nos aguardaba allí. Al principio no reparé en ello por-que la alegría de haber llegado por fin a algún sitio y de poder descansar me había impedido fijarme en que se trataba de la misma estación donde nos habíamos bajado hacía un rato.-A ver cariño, tenemos que ver qué línea de metro es la que pasa por aquí y en qué dirección va, porque quizás nos hallamos confundido después de tantos pasillos.-

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Me quedé callada un momento, pensativa:-Bueno de todos modos, vaya a donde vaya el tren que pase por aquí, creo que lo cogeremos por-que lo que es urgente es salir de esta estación tan caótica.La niña asentía a lo que yo decía.-Eso es, mami... tú sabes lo que hay que hacer.Así que me acerqué para ver mejor el cartel situado junto a las vías donde se informa de la línea y dirección del tren. Las lágrimas casi caen de mis ojos al ver en aquel rótulo blanco de dirección un número celeste: el trece, rodeado de su respectivo círculo y bajo él la denominación “Saint Denis/ Asnières-Gennevilliers”. Eso significaba que todo nuestro periplo por los túneles no había servido de nada. Estábamos en el punto de inicio. ¿Cómo era posible? Quizás esos carteles estaban todos mal puestos... no entendía nada. Estaba desconcertada; y como yo, mi niña.Sin duda, había algo extraño en aquella situación que se escapaba a mi entendimiento. Buscaba una explicación a aquel fenómeno, pero no se me ocurría ninguna que fuera convincente. Había-mos seguido escrupulosamente todos y cada uno de los carteles indicadores. Era imposible que fuéramos a dar al mismo lugar... y para más escarnio, después de tanto andar. Tenía que buscar una explicación lógica porque aquella niñita se inquietaba, y a cada momento me reclamaba res-puestas. Ella confiaba en mí y yo no podía fallarle: era mi hija.

Extraido de la obra: La Madre Noche

de Tania González.

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La mirada de DavidPor Cayetano Landero

Mi vida comenzó en Carrara, en la Toscana italiana. Corría el año 1449, cuando un grupo de canteros, golpe a golpe, fueron arrancándome de la gran mon-taña. Llegué a medir seis metros de altura por otros tanto de ancho. Mi piel se caracterizaba por no tener vetas, estaba limpia y sin grietas que debilitaran mi estructura. Tras algunos problemas con el transpor-te, fui trasladada de la vieja montaña a la gran ciudad italiana conocida como Florencia.Corrían aires de cambio en la ciudad, las recientes luchas políticas acabaron con el poder de los Medici para instaurar una república que ayudó, en cierta ma-nera, al impulso y florecimiento cultural de la ciudad. Después de un largo recorrer por las calles de la ciu-dad, llegamos a una amplia plaza donde majestuosa se levantaba la gran cúpula de Filippo Brunelleschi. Según comentaban los tiradores del carro que me

llevaba, era la primera sin igual, con una altura que rozaba las nubes. La fachada de aquella construcción estaba decorada con cientos de láminas de muchas de mis hermanas, otorgando a aquel edificio un as-pecto solemne y sagrado. Todos los ciudadanos la co-nocían como el Duomo o Santa María dei Fiore.A la vuelta de la plaza, oía murmullos a mi pasar, al-gunos decían que era enorme, gigantesca, que sólo alguien con manos maestras podría labrarme, otros, sin embargo, hablaban de mi futuro añadiendo que sería un buen soporte para decorar la nueva cúpula de Brunelleschi. El vehículo que me transportaba paró de súbito y se abrieron ante mí las grandes puertas de un almacén, propiedad del gremio de tejedores. Fue allí donde me bautizaron con el sobrenombre de “la Giganta”, era la más grande del lugar, sobresalía en altura y blancura entre el resto de piedras que allí había.Durante una década estuve olvidada entre las som-bras de un rincón de aquel viejo almacén. Con el paso de los años vi como muchas de las piezas que allí estaban fueron labradas y utilizadas para decorar

algún espacio del famoso Duomo. Mientras, yo se-guía esperando que llegara mi ansiado turno.Una mañana entró por la puerta el dueño del alma-cén acompañado por un hombre de mediana edad, ataviado con ropajes de cantero y con una bolsa de cuero colgada de su cinto donde portaba sus herra-mientas. Asombrado por mis dimensiones, se fue acercando poco a poco. Mandó que le arrimaran una escalera y utilizando una cuerda comenzó a tomar medidas de mis proporciones. Sacó de la bolsa de cuero un pequeño martillo y un cincel y comenzó a golpearme suavemente, al tiempo que comentaba la dureza y finura de mi piel.Una vez anotadas las proporciones tomó un trozo de carbón con el que fue perfilando un dibujo en mi su-perficie y seguidamente recogió sus herramientas y

volvió a marcharse murmurando algo de un encargo imposible que le habían hecho.Pasaron varios días hasta que Agostino di Duccio, que así se llamaba aquel hombre que tomo mis propor-ciones, volviera a entrar por la puerta del almacén. Mandó que me sacaran de aquel rincón sombrío y que me colocaran en un espacio amplio y lleno de luz natural. Una vez que los trabajadores del almacén me hubieron colocado en el enorme patio, Agostino mando llamar a los aprendices de su taller para que le ayudaran en su trabajo. Después de anotar unos puntos en mi superficie y de delimitar el trazo de un dibujo en mi piel, comenzó a cincelar bruscamente, saltando a cada golpe pedazos de mi cuerpo. De re-pente, al cabo de unas horas dejó de golpearme in-sultando y vociferando improperios hacia mí, hasta que cayó al suelo rendido. Acto seguido, recogió sus herramientas y no volví a verlo.Volví a mi rincón de sombras, fracturada y desmem-brada por las manos de Agostino di Duccio. Poco a poco se fueron disipando mis sueños de formar par-te, al igual que mis hermanas, del famoso Duomo

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florentino.Corrieron los días, las semanas y los años como el agua en un manantial hasta llegar al inicio de un nuevo siglo. Creo recordar que fue en septiembre de 1501, era una tarde de finales de verano, a la caída del sol pude oír a los trabajadores hablar de la llega-da a la ciudad de un conocido artista, muy hábil en varias disciplinas artísticas y que venía de la ciudad eterna de realizar el encargo de la obra de la Piedad para el Vaticano.No tardaría mucho tiempo en el que aquel hombre llegado de Roma pasara por el almacén de Florencia en busca de buenos materiales para su trabajo. Así fue, una temprana mañana, una de esa en las que aun reinaban las sombras de la noche se presentó en el almacén un joven de unos veinticinco o veintiséis años, ataviado con ropajes anchos manchados de polvo de mármol y borrones de pintura en sus bra-zos, lucía una larga cabellera y una incipiente barba que crecía desarbolada por su mentón.Dio vueltas y vueltas, observando a todas mis herma-nas hasta que llegó a pararse delante de mí. Rozó la palma de su mano sobre mi superficie y con un trozo de paño comenzó a quitarme el polvo de años atrás y al cabo de un rato, se sentó frente a mí y trazando líneas sobre la arena del suelo dejó ver una figura de hombre desnuda.Tan deprisa como hubo acabado de dibujar aquella silueta, mandó que me sacaran del almacén, me lle-varon al taller cercano al Duomo, donde había mu-chas de mis hermanas esperando para ser utilizadas, luego me tapo con una gran tela para que nadie pu-diera verme.¡Miguel Ángel! ,¡Se olvida los esbozos!, oí a lo lejos, por lo que supuse que ese era el nombre de aquel joven. Destapo con ímpetu la tela que me cubría y arrojando los esbozos en el suelo, comenzó a to-mar medidas y a trazar líneas y puntos en mi piel, al tiempo que me decía con un tono de voz tan suave que sólo los dos podíamos oír: -¿quién te hizo este horror?, ¿Quién pudo fracturar este divino cuerpo?- Pensé que hablaba de aquel Agostino di Duccio, que tiempo atrás intentó modelarme. Dispuso sus herramientas alrededor de mí y comen-zó a cincelar mi piel de manera dulce y delicada, has-ta tal punto, que no sentía caer los pedacitos de mi cuerpo que se soltaban con cada golpe. Así pasaba los días enteros y cuando llegaba la noche volvía a ta-parme con recelo, se tumbaba a mi lado y se echaba a dormir.Alguna vez escuche el murmullo de la gente y de los albañiles del Duomo hablando del trabajo de Miguel Ángel, sobre el duro encargo de realizar al joven pas-

tor rey de los de Israel. Lo cierto, es que en menos de un año, mi superficie se fue devastando con cada gol-pe de cincel dejando al aire las formas redondeadas de aquellos esbozos en pluma y papel. Pronto surgió de mi lado izquierdo un largo brazo con una mano de grandes dimensiones que parecían sostener un trozo de piel sobre mis hombros. Seguidamente surgió mi cabeza, el otro hombro y más tarde mi cintura. Él seguía hablándome al tiempo que trabajaba di-ciéndome que sería su mejor obra, que todo el mun-do se sorprendería al pasar por mi lado, que ya no volvería a estar entre las sombras y que algún día, en un futuro, todos hablarían de nosotros.

Este es el breve relato sobre una piedra que llegaría a convertirse en una de las esculturas más conoci-das de la Historia del arte. El David de Miguel Ángel se encontraba en la Plaza de la Señoría de Floren-cia, donde hoy encontramos una copia, hasta 1947, cuando fue reubicada a la Galería de la Academia de la capital Toscana. La obra de Miguel Ángel repre-senta la imagen de un joven en la plenitud de la vida, justo en el momento antes de su enfrentamiento con el gigante Goliat, con una mirada penetrante y un ex-presión de tensión que se refleja en el movimiento del cuerpo y la musculatura.

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No creo que decir a estas alturas de verano, que el gran taquillazo del mismo ha sido SUPER 8, el intento de JJ Abrams y Spielberg de ganar dinero a mansalva a costa de la nostalgia de miles de cinéfilos, yo inclui-do, de un tipo de pelis que ya no se realizan o que nos ayudaron a crecer cuando íbamos descubriendo este arte y pensábamos que lo más grande que había era el Ruso de Rocky 4 y las peleas de Rambo y el coronel Truman. Pero vayamos por parte.

En su libro sobre la generación del 70, llamado “MO-TEROS TRANQUILOS, TORO SALVAJE”, Peter Brisking, define a Spielberg así…”Después del estreno de “TI-BURON”, Steven no dejaba de preguntar a la produc-tora, cuanto dinero llevaba ganado la película y que parte le correspondía a él, no se interesó por la críti-ca, que hablaba de la mejor película de terror de los

últimos años, solamente quería saber si tendría su dinero el siguiente lunes del estreno….”.

Steven Spielberg, es posiblemente, uno de los mejo-res directores de su generación, a mi juicio, tiene al-guna de las mejores películas comerciales que se han hecho en toda la historia del cine, además de ser uno de los mejores narradores de historias que jamás han existido y que posiblemente existan. Que el denomi-nado “Rey midas” de Hollywood pasará a la historia del cine, no tengo dudas, sus películas así lo demues-tran “ENCUENTROS EN LA TERCERA FASE”, “ET”, “EL IMPERIO DEL SOL”,”EN BUSCA DEL ARCA PERDIDA”, “LA LISTA DE SCHINLER”,”MINORITY REPORT”…etc, pero que también es uno de los tipos más listos e inteligentes del mundo para sacar oro de autenticas películas vacías, tampoco tengo dudas.

“SUPER 8” UN CLÁSICO EQUIVOCADO

Por Juan José Santana Hernández

LABUTACA ROJA

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En los ochenta, leer en una película, producida por Steven Spielberg, era garantía de éxito seguro, “LOS GOONIES”, tuvo esa suerte, además de resultar un film muy entretenido, estaba bendecido por tito Spielberg, y eso hizo que lo devoráramos como si de un clasicaso se tratara. Contaba Richar Donner en una entrevista, que hablando con el guionista de la peli, Chris Columbus, otro tipo muy listo, le decía, que como demonios pretendía que rodase aquella chorrada con niños, y Chris le respondía, Steven está encantado, le parece una peli de piratas con niños. El bueno de Donner, que es un artesano magnifico, rea-lizó la película y le salió un clásico ochentero a la al-

tura de “ET”, “UNA PAN-DILLA ALUCINANTE”, “EXPLORADORES”,“EL SECRETO DE LA PI-RAMIDE” o “CUENTA CONMIGO”, todas con denominador común, a niños que pasan miles de aventuras y que nos hacían olvidar nuestras vidas monótonas en nuestros pueblos.

JJ Abrams, tampoco es muy torpe, autor de la serie de culto “PERDIDOS” y director de otras dos pelícu-la de diferente tono, la tercera parte de misión im-posible, y la destacada versión actualizada de “STAR TREK”, consigue con esta peli de niños un grandio-so pastiche, que entretiene, conmueve e ilusiona a parte iguales. Lo mejor que se puede decir de “super 8” es que no te engaña, la historia está muy bien narrada y la acción empieza desde el principio, en se-guida estás identificado con los niños y enseguida te mete el director en el bolsillo, gracias a la empatía que sientes por los personajes principales que a la larga dan pena, lastima y mucha ternura.

No digo que sea una obra maestra, no creo que ni lo pretendiera, lo que consigue es que los viejos ciné-filos que crecimos en los ochenta, volvamos a sentir las ganas que teníamos de hacer películas o al me-nos las ganas que teníamos de vivir mil aventuras con nuestros amigos.No lo duden, si no han visto “SUPER 8”, no se la pier-dan, es una rara avis en la profundidad más inútil de los estrenos americanos del verano, ésta es al me-nos, brillante, en el ritmo, en la profundidad de los personajes y lo que es más importante, que te cuenta cosas, desde cuando que no salen del cine en verano con la sensación de haber visto algo?.

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LLEVATELA A TODAS PARTES´