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lunes 21 de mayo de 2007
El efecto túnel
El desarrollo de la mecánica cuántica hace posible el descubrimiento de nuevos efectos,
imposibles desde un punto de vista clásico. Quizás el más popular es el efecto túnel,
donde, haciendo una comparación rápida y mala, es como si al tirar una pelota a una
pared, la atravesara sin tocarla. Así es como se desprende de un análisis de una situación
análoga, a través de la ecuación de Schrödinger.
La pared cuántica
Veamos primero qué se entiende por “pared”, y qué le ocurre a un electrón cuando llega
a ésta. La energía de una partícula siempre es la suma de su energía cinética, y la
energía potencial. Por tanto, su energía siempre será igual o mayor que la potencial. Los
casos en que la energía es menor que a potencial, desde la física clásica, representan
estados imposibles de alcanzar por parte de una partícula. Así, el punto en que la
energía total se iguala a la potencial representa un “punto de retorno”, la partícula no
puede avanzar, sino que debe retroceder. Es el equivalente a una “pared”.
En la figura, la energía del electrón de arriba es mayor que el escalón, y por tanto lo
supera, perdiendo un poco de energía cinética. El electrón de abajo en cambio, debe
retroceder tras llegar al punto en que su energía es igual a la energía potencial, y por
tanto, su energía cinética se anula en ese punto.
Analicemos la situación del segundo electrón desde el punto de visto cuántico, con la
ecuación de Schrödinger.
La ecuación a resolver es la siguiente:
cuya solución, vimos en la entrada anterior, es una combinación de seno y coseno. La
combinación de seno y coseno, por la fórmula de Euler, es equivalente a una función
exponencial imaginaria, y más útil para el análisis que sigue. Así, la función de onda se
puede expresar de forma general como:
Tal como vimos anteriormente, k (el vector de onda) está relacionado con el momento
cinético, y por tanto, el sentido en que se desplaza la partícula. Un signo + significa que
se desplaza en el sentido creciente de x (va de izquierda a derecha). El signo – describe
un movimiento en sentido contrario. Tal como se ha planteado el dibujo, estamos en el
primer caso, es decir, el electrón se desplaza de izquierda a derecha, situación que en la
función de onda describe el primer término(k positivo). Por tanto, en nuestro caso
concreto, se debe escoger B=0 para anular el segundo término.
Veamos ahora las dos regiones del espacio que delimita el escalón. A la izquierda, (E-V)
es una cantidad positiva,(energía total mayor que la potencial), y la ecuación de onda
representa a un electrón libre (una exponencial imaginaria, o una combinación de
funciones seno y coseno). En cambio, en la zona derecha, (E-V) es negativo (energía
menor que la energía potencial), el vector de onda es imaginario, y la función de onda
representa una exponencial real decreciente. Es decir, aún siendo una zona prohibida
según la física clásica, en la mecánica cuántica una partícula puede existir en esa zona,
pero con una probabilidad cada vez menor, según se profundiza en la pared.
La distancia que puede penetrar un electrón en la zona prohibida antes de que su
probabilidad sea prácticamente nula, depende de la diferencia entre su energía y el valor
del potencial. Cuanto mayor sea la diferencia E-V, más rápidamente cae la probabilidad.
En el caso extremo en que V tiende a infinito, la profundidad de penetración tiende a
cero, es decir, el electrón no entrará en la pared (tal como se asumió cuando hablábamos
del pozo cuántico).
El efecto túnel
Por tanto, un partícula puede penetrar en una pared de potencial, algo imposible según
la física clásica. Una partícula puede penetrar una distancia (pequeña), aunque la
probabilidad de encontrar a la partícula en ese lugar disminuye según se profundiza.
¿Qué ocurre si la pared de potencial termina antes de que esta probabilidad se extinga, o
se reduzca demasiado?. En este caso, al “otro lado” de la pared la función de onda
vuelve a describirse por un electrón libre. Es por tanto posible que un electrón llegue a
una barrera, la atraviese, y aparezca al otro lado de ésta, con una probabilidad
determinada, aunque menor que la que tenía antes de atravesar la barrera.
La probabilidad de atravesar la barrera depende de la masa de la partícula, de la altura
de la barrera, pero sobre todo, de su anchura. Las distancias típicas para que la
probabilidad sea suficiente para hacer túnel está en el orden de los angstroms y
nanómetros.
Desintegración alfa
La emisión de partículas alfa está relacionada con el efecto túnel. Una partícula alfa es
un átomo compuesto por 2 protones y 2 neutrones, sin electrones. Corresponde a un
núcleo de Helio 4 (4He
2+). Un átomo con un número elevado de protones y neutrones
mantiene estas partículas pegadas entre sí gracias a la interacción fuerte. Un esquema de
la energía potencial en el interior de un átomo es como sigue:
Existe una zona de barrera de potencial en la transición entre el dominio de la
interacción fuerte y la electrostática. Superar esa barrera requeriría aportar una gran
cantidad de energía. Sin embargo, una partícula alfa es capaz de atravesar la barrera por
efecto túnel, desintegrando así el núcleo al que pertenecía.
El microscopio de efecto túnel
El efecto túnel es la base hoy día de algunos dispositivos, como son diodos, láseres y
detectores. Pero una de las aplicaciones más importantes está relacionada con la
microscopía de superficies.
Ver STM: Microscopio de efecto túnel
Escrito por Julio a las 8:36:00 AM 2 comentarios
Etiquetas: Fundamentos, Mecanica cuántica
jueves 19 de abril de 2007
La ecuación de Schrödinger en acción
La ecuación de Schrödinger determina la función de onda de un sistema. En particular,
aplicado a un electrón, describe cómo se comporta cuando está un entorno específico
descrito por la energía potencial V(x), y unas condiciones de contorno. Según la
expresión de este potencial y condiciones, la ecuación es más o menos sencilla de
resolver. Vamos a ver un par de casos sencillos, de donde se deducen consecuencias
importantes.
El electrón libre
La situación más simple es cuando un electrón no se halla sometido a ningún tipo de
interacción. En este caso, la energía potencial es nula, y se habla de un “electrón libre”.
La ecuación de Schrödinger independiente del tiempo queda entonces como
La solución a esta ecuación es:
(x)=A·sen(kx)+B·cos(kx)
Por cada valor de k, hay una autofunción, o estado del sistema. El significado de la
variable k está relacionado con el momento cinético. Al sustituir la función de onda en
la ecuación de Schrödinger, se puede deducir el valor de la energía en función de la
variable k:
de donde se deduce que k es proporcional al momento cinético. A la variable k se le
denomina vector de onda, dado que si recordamos la expresión del momento para un
fotón,
k está relacionado con la longitud de onda.
La relación entre E y k se denomina relación de dispersión, y describe los estados
posibles del electrón. En el caso del electrón libre, toda su energía es únicamente la
cinética, debida a su movimiento. El electrón se halla lejos de cualquier interacción y no
hay ninguna condición especial sobre k o sobre E, y por tanto, el electrón puede tener
cualquier valor de energía cinética. Es decir: un electrón libre no tiene cuantizada su
energía, su energía es un continuo, y existen infinitos estados posibles para él.
El pozo cuántico infinito
El segundo ejemplo es llamado el pozo cuántico. La energía total del electrón siempre
es la suma de su energía cinética y potencial. Si limitamos una región del espacio donde
el potencial es nulo, pero fuera de éste se hace infinito, entonces el electrón se halla
confinado, metido en un pozo, limitado entre las posiciones x=0 y x=L.
No tiene sentido plantear la ecuación de Schrödinger en una zona de potencial infinito,
dado que el electrón nunca tendrá una energía total mayor que ésta; pero sí se puede
plantear dentro del pozo. No obstante, ahora es necesario incluir condiciones de
contorno: la probabilidad de encontrar al electrón en una zona donde no tiene sentido
planteárselo tiene que se nula; es decir:
(0)=0
(L)=0
La solución a la ecuación de Schrödinger en la región del pozo sigue siendo la misma
que para el electrón libre. Al aplicar las condiciones de contorno, sin embargo:
De la primera condición, se deduce que todas las autofunciones se describen sólo por la
función seno, y no por la suma de seno y coseno, como en el electrón libre. Pero la
condición más importante es la segunda: sólo puede ser cero cuando A·sen(kL)=0. Una
solución es que A=0. Pero al ser el seno una función periódica, esto también ocurre
cuando kL es un múltiplo entero . De esta forma, se revela que el vector de onda k está
cuantizado: no puede existir cualquier estado, sino sólo aquellos cuyo vector de onda
sea un múltiplo entero de /L. Y como consecuencia, la energía también está
cuantizada:
Es decir, aún cuando siguen existiendo infinitos estados posibles para un electrón en un
pozo infinito, la energía de éstos no puede ser cualquiera, sino que está cuantizada.
Esta gráfica representa los valores de energía que puede tener una partícula dentro de un
pozo infinito, representado por las dos líneas verticales azules. Superpuesta a cada
energía, está puesta la función de onda correspondiente a ese estado.
La consecuencia más importante de estos dos ejemplos es entender que una partícula
que se halla confinada entre dos barreras de potencial, no puede tener cualquier
energía, sino que la tendrá cuantizada. Por el contrario, cuando una partícula se halla
libre de cualquier interacción, no hay condiciones para su energía, sino que es
continua.
El átomo de Schrödinger
¿Cuál es el potencial de energía de unos electrones en el átomo? Este potencial no es
otro que el electrostático, que es inversamente proporcional a la distancia:
donde r es la distancia en el eje radial, y Z el número de protones del átomo. En este
potencial se pueden ver dos zonas claramente separadas, dependiendo de la energía del
electrón:
Una zona donde un electrón sería considerado “libre”, y por tanto, fuera del átomo y
con energía continua (Zona A), y una zona donde el electrón se halla confinado por el
potencial (Zona B), y por tanto su energía cuantizada. La solución de la ecuación de
Schrödinger para este potencial es complicada, pero hace aparecer finalmente la misma
cuantización que Bohr y Sommerfeld tuvieron que postular para describir los electrones
del átomo.
La frontera entre las zonas A y B se denomina "nivel de vacío", es la energía de
referencia respecto de la cual se refieren las otras., y representa la diferencia entre un
electrón ligado, o confinado dentro del átomo, y un electrón que ha conseguido escapar.
Según se toma esta referencia, las energías de los electrones ligados son negativas,
mientras que la de los electrones libres son positivas.
Para arrancar un electrón de un átomo, es preciso darle una energía al menos igual a la
de su ligadura. Con eso, su energía queda en el nivel de vacío. Si se le suministra más,
esa energía extra se emplea en poner en movimiento al electrón, energía cinética, que al
ser ya un electrón libre, no tiene ningún tipo de condición especial.
Escrito por Julio a las 9:10:00 AM 0 comentarios
Etiquetas: Fundamentos, Mecanica cuántica
lunes 2 de abril de 2007
La interpretación de Copenhague
Tras el desarrollo de la mecánica cuántica ondulatoria de Schrödinger, y la matricial de
Heisenber, Paul Dirac dio un paso más allá explicando como ambas teorías eran la
misma, con distinta descripción. Más aún, Dirac profundizó en el desarrollo incluyendo
la radiación electromagnética y efectos relativistas, de donde surgió la electrodinámica
cuántica, y la predicción de la existencia de partículas exactamente iguales a las ya
conocidas, excepto que su carga estaba invertida: Dirac descubría así las antipartículas.
Paralelo al desarrollo, se trabaja igualmente en la interpretación de la teoría cuántica. Si
la mecánica clásica trata de situaciones y sistemas cotidianos, que se traducen a
ecuaciones, en la física cuántica si bien los primeros descubrimientos (radiación de
cuerpo negro, efecto fotoeléctrico, etc…) responden a este esquema, al desarrollar en
profundidad la mecánica se presenta el caso contrario, en las que se desarrollan
soluciones matemáticas a las que hay que encontrar una interpretación física. (Las
antipartículas son un caso así, por ejemplo)
No fue hasta la conferencia de Solvay de 1927 en Bruselas que la interpretación quedó
finalmente establecida, debido principalmente a Niels Bohr. Una interpretación no
exenta de debate, ya que científicos de la talla de Einstein no la compartieron, e
intentaron una y otra vez ponerla a prueba con experimentos mentales, tratando de
demostrar algún tipo de contradicción.
Probabilidad y función de onda
La interpretación de la función de onda no es algo trivial de hacer. Dependiendo del
problema, el sistema puede hallarse en distintos estados representados por su posición,
momento cinético, momento angular, o cualquier otra cantidad observable; estados que
se describen a través de su energía.
Pero el principio de incertidumbre de Heisenberg muestra que es imposible determinar
con total precisión estos mismos valores. Max Born (1882-1970) llegó a la conclusión
de que la función de onda representa entonces la probabilidad de encontrar a un sistema
en un estado determinado. Para un átomo, representa la probabilidad de encontrar a un
electrón en una posición dada, pero no va a describir cómo éste orbita alrededor del
núcleo, de igual forma la física clásica describe la trayectoria de un planeta alrededor
del Sol.
Pierde así sentido el concepto de órbita que se había manejado, y surge el concepto de
orbital, que es la región del espacio en la cual es probable encontrar al electrón. En vez
de una órbita circular, donde un planeta ocupa una posición determinada, existen
regiones del espacio, con más probabilidad que otras de encontrar el electrón allí.
Complementariedad: dualidad partícula – onda
Prácticamente desde el inicio del desarrollo de la mecánica cuántica, quedó patente que
ondas y partículas parecían ser dos propiedades que puede poseer un solo sistema. Para
un físico clásico, estas dos propiedades son excluyentes, y por tanto, una de las dos debe
estar equivocada.
Sin embargo, para un físico cuántico las propiedades ondulatoria y corpuscular no son
excluyentes, sino complementarias. Cual de las dos propiedades se revela en un
experimento, depende del experimento en cuestión. Un mismo experimento nunca
pondrá de manifiesto ambas propiedades, por lo que no es posible discriminar si una es
más correcta que la otra.
La función de onda permite representar esta complementariedad. Una función de onda
que abarque una región de espacio extensa es incompatible con la idea de una partícula
ocupando una posición. Se habla entonces de una función de onda deslocalizada, y el
sistema se comportará más como una onda que como una partícula. Y puede suceder lo
contrario, que la función de onda se halle muy concentrada en una región pequeña del
espacio: entonces el sistema se comportará como una partícula, y se habla de una
función de onda localizada.
Colapso de la función de onda y el gato de Schrödinger
Vimos como la función de onda, matemáticamente, es la suma (o superposición) de una
serie de autofunciones para las cuales se podía resolver la ecuación de Schrödinger.
Estas autofunciones representan además cada uno de los estados posibles de un sistema;
pero cuando se hace una observación (o medida experimental), uno y sólo uno de estos
estados se revela en el experimento, con una probabilidad determinada.
Esto quiere decir, que antes de hacer una medida, el sistema se halla indefinido: el
estado es una mezcla de todos los estados posibles. Pero sin embargo, al observar y
hacer interaccionar el sistema de medida con el sistema de estudio, la interacción hace
que el sistema se decante por un estado en concreto, produce un colapso de la función
de onda a un estado en concreto, el cual mantendrá hasta que se le someta a otro tipo de
interacción distinta.
El ejemplo más conocido que se emplea para ilustrar este colapso, es el experimento
teórico conocido como el gato de Schrödinger. Sin embargo, Schrödinger no era
partidario precisamente de esta interpretación, y lo que intentaba era ilustrar lo absurda
que era:
En un caja, encerramos un gato junto con una fuente radioactiva, un contador Geiger, un
martillo y un recipiente con un gas venenoso. La desintegración de la fuente es un
proceso cuántico, que tiene una probabilidad del 50% de ocurrir. Si ocurre, el contador
Geiger activa un dispositivo por el cual el martillo rompe el frasco del gas, y el gato
muere. Si no ocurre, el gato permanece vivo. Todo está metido en un caja, y la única
forma de saber si el gato sigue vivo o muerto es abriéndola. Por tanto, el gato tiene una
probabilidad del 50% de estar vivo o muerto. Según la interpretación cuántica, mientras
no se abra la caja, el gato está a la vez en un estado vivo y muerto, lo cual parece
ridículo.
Es sin embargo más útil para entender el colapso, hablar del experimento de Stern y
Gerlach. Recordemos: un electrón posee un spin que puede tener dos estados : “arriba”
(s=1/2) y abajo(s=-1/2). Se le hace atravesar una zona con un campo magnético no
uniforme. Antes de atravesarlo, no se sabe si el estado del spin del electrón: tiene un
50% de probabilidad de estar en uno u otro. Pero al atravesarlo, el spin se orienta (en
realidad, la superposición de los estados arriba y abajo colapsa a uno de ellos), de forma
que se el electrón se desvía de su trayectoria en un sentido u otro.
Si ahora ese electrón, con un spin determinado, le hacemos pasar por otro dispositivo de
Stern – Gerlach , con el campo magnético en la misma dirección que el anterior, el
colapso no sucederá, porque el estado ya había sido determinado, y por tanto, tiene un
100% de probabilidad de que al atravesar el campo magnético, el estado final sea el
mismo que el inicial. En ningún caso podrá cambiar al estado contrario.
Supongamos en cambio, que un electrón desplazándose en el eje y, con un spin arriba
tras atravesar un campo magnético no uniforme en el eje z, atraviesa otro dispositivo de
Stern – Gerlach , pero con el campo magnético en el eje x. En este caso, el spin fue
determinado respecto del eje z, pero no lo fue respecto del eje x, y por tanto se vuelve a
la situación inicial: habrá un 50% de probabilidad de que el spin se oriente hacia un
sentido u otro en el eje x.
“Dios no juega a los dados”
(Albert Einstein a Niels Bohr acerca de la mecánica cuántica)
Esta interpretación de la mecánica cuántica fue principalmente expuesta por el danés
Niels Bohr, de ahí que lleve el nombre de interpretación de Copenhague. Su
característica principal es que está basada en probabilidades, pero que son propias de la
naturaleza.
La descripción de gases, o de sistemas con muchas partículas, está basada en la
estadística, probabilidades y azar. Pero son probabilidades basadas en la ignorancia, e
imposibilidad práctica de manejar un número elevado de ecuaciones, que se usan para
hallar valores promedio que determinan las propiedades del sistema.
La mecánica cuántica en cambio es probabilística por naturaleza. No hay elementos
desconocidos que nos impidan determinar su propiedades, sino que esas probabilidades
son las únicas propiedades que podemos conocer. Esta visión de la naturaleza de la
interpretación de Copenhague no le gustaba, entre otros, a Einstein, quien durante
tiempo intentó demostrar que debían existir variables ocultas que impedían conocer y
determinar propiedades más allá de sus probabilidades. Cosa que hoy día aún no ha sido
posible demostrar.
“Deja de decirle a Dios lo que debe de hacer”
(Niels Bohr respondiendo a Albert Einstein)
Escrito por Julio a las 8:07:00 AM 2 comentarios
Etiquetas: Fundamentos, Mecanica cuántica
jueves 29 de marzo de 2007
La mecánica ondulatoria de Schrödinger
La mecánica matricial de Heisenberg fue un éxito ya que de ella se podían deducir los
resultados ya conocidos de física cuántica, pero partiendo de principios generales
válidos para cualquier sistema. Sin embargo, el desarrollo es farragoso, y bastante
abstracto, lo cual hacía a la teoría de Heisenberg poco atractiva.
A Erwin Schrödinger (1887-1961) le desagradaba tanta abstracción, y prefirió
desarrollar la mecánica a través de conceptos más reales. Partió de la teoría de Louis de
Broglie, en la que se podían considerar a las partículas como ondas. Si este era su
comportamiento (al menos uno de ellos), entonces matemáticamente ese sistema debía
ser descrito por ecuaciones correspondientes a ondas.
Gracias al desarrollo matemático de Joseph Fourier (1768-1830), se sabe que cualquier
función puede ser descrita como una combinación infinita de funciones seno y coseno:
que son precisamente las que describen a las ondas más simples. De esta forma, un
sistema y su evolución, se describe por una suma de ondas. La mecánica de Schrödinger
es llamada así mecánica ondulatoria, y se resume en una única ecuación en derivadas
parciales, la ecuación de Schrödinger dependiente del tiempo:
(Versión simplificada, donde es la función de onda que describe el sistema, y V(x) es la energía
potencial del sistema. La ecuación se puede generalizar a las 3 dimensiones del espacio, usando geometría
cartesiana, cilíndrica o esférica)
Pero, ¿qué significa esta ecuación?
La mecánica trata de hallar la evolución de un sistema, partiendo de los factores que lo
afectan. La mecánica de Newton trata de hallar la trayectoria en el espacio de un móvil,
sabiendo cómo actúan determinadas fuerzas a través de las tres leyes de Newton.
William Hamilton (1805-1865) desarrolló una mecánica equivalente a partir de
conceptos distintos. En vez de tratar con el intuitivo concepto de fuerza (una fuerza
produce un cambio en el movimiento de una partícula, una aceleración), usó el más
abstracto y general energía. Un sistema posee una energía cinética debida a su
movimiento. Cuando nada interacciona con el sistema, esa es su única energía. Sin
embargo, cuando sí hay una interacción, hay un intercambio de energía a través de una
energía potencial. Este intercambio es el que produce las fuerzas en la descripción de
Newton.
La mecánica de Hamilton en primer lugar determina cual es la energía total del sistema:
la suma de energía cinética, y potencial. Esta cantidad recibe un nombre: el
hamiltoniano. Para hallar la trayectoria se hace uso de un principio general de la física:
el principio de mínima acción, por el cual, la evolución de un sistema será tal que hará
que su energía total sea la mínima posible. De todas las trayectorias posibles que pueda
tener un móvil, realizará aquella que minimice su energía.
La ecuación de onda de Schrödinger sigue esta misma filosofía. El primer término del
lado izquierdo de la ecuación se representa la energía cinética, mientras que el segundo
la energía potencial: es el hamiltoniano, pero en versión cuántica.
Cuando un sistema no depende del tiempo, es un sistema estacionario, y la ecuación a
resolver es ésta, llamada ecuación de Schrödinger independiente del tiempo.
Mientras en la mecánica clásica de Hamilton trataría de hallar la función tal que el
valor de E sea mínimo, la mecánica cuántica trata de calcular todas las funciones n
con su correspondiente energía En, ya que según el enfoque tomado por de Broglie y
Schrödinger, y gracias también a el desarrollo matemático de Fourier, la descripción
total del sistema es una combinación de todas estas funciones de onda, cada una con su
propia energía.
Los operadores
Si vemos la ecuación de Schrödinger independiente del tiempo, matemáticamente es un
problema conocido como de autovalores, y que ya había desarrollado Fourier: la
solución a la ecuación son todas esas funciones (llamadas autofunciones) 1,2,3...
tales que al aplicarles una serie de operaciones, resulta un número de veces
E1,E2,E3…(autovalor o valor propio) la misma función 1,2,3... Sólo esas funciones
son válidas, y la solución general al problema es una suma de todas las autofunciones.
De esta forma, hay que hablar de operadores. La ecuación de Schrödinger, hemos dicho
que representa la versión cuántica del hamiltoniano H, una cantidad que contiene la
suma de energía cinética y potencial:
Si queremos asimilar las expresiones clásica y cuántica del hamiltoniano, entonces hay
que identificar al momento lineal p con un operador que actúa sobre la función de onda
calculando su derivada. La energía potencia, una función de la posición x, sería un
operador que multiplica la expresión V(x) por la función de onda.
El significado físico de los operadores es el de calcular una magnitud observable en un
proceso de medición. Más concretamente, dada una función de onda , suma de varias
autofunciones (=A1+B2+C3...), el resultado es en realidad la probabilidad de que
la medida se corresponda con un sistema en el estado 1, 2, ó 3... Por ejemplo, el
operador hamiltoniano H, da como resultado observable la energía total del sistema En,
de cada uno de los estados posibles, y la probabilidad medir tal valor .
La función de onda representa por tanto una probabilidad respecto al estado en que se
encuentra el sistema, y una medida del sistema revela uno y sólo uno de estos estados,
con una probabilidad determinada.
Este es uno de los pilares más importantes para la interpretación de la mecánica
cuántica: antes del proceso de medición, el estado del sistema no está definido, sino que
hay unas probabilidades de que tras realizar una medida, el resultado de la medición sea
uno en concreto. Sin embargo, tras haber sido medido, el sistema permanece en ese
estado determinado. Para un sistema dado, no es posible determinar qué estado se
revelará en un proceso de medición. Sin embargo, sí se puede determinar la
probabilidad de que ese resultado aparezca.
Mecánica matricial vs mecánica ondulatoria
Un resultado importante de la mecánica matricial de Heisenbserg era el principio de
incertidumbre que aparecía durante el proceso de medida. El orden en que se hacen las
medidas hace variar el resultado, de forma que si se miden posición y momento, la
cantidad [x•p – p•x] es distinta de cero (y en particular, un número complejo). Este
resultado sugería la necesidad de utilizar matrices que representen a x y p, ya que la
multiplicación de matrices no es conmutativa.
Desarrollemos ahora con los operadores x y p la diferencia xp – px aplicada a una
función de onda .
Estos operadores, por tanto, tampoco poseen la propiedad conmutativa, sino que hay
una diferencia distinta de cero, e igual a la obtenida por Heisenberg. Esta coincidencia
sugiere por tanto que el tratamiento con operadores es equivalente al tratamiento con
matrices . De hecho, los elementos que forman las matrices se pueden calcular a partir
de los operadores y las funciones de onda.
La equivalencia entre ambas descripciones de la mecánica cuántica la demostró el
británico Paul Dirac (1902-1984) en 1925
Escrito por Julio a las 7:55:00 AM 0 comentarios
Etiquetas: Fundamentos, Mecanica cuántica
jueves 22 de marzo de 2007
Mecánica cuántica y principio de incertidumbre
El descubrimiento de de Broglie acerca de la naturaleza ondulatoria de las partículas
lleva asociado un fenómeno nuevo, que en el mundo clásico del sentido común, resulta
sorprendente y en principio antiintuitivo.
Fue Werner Heisenberg (1901-1976) quien llegó a él, pero de una forma totalmente
distinta. Hasta ese momento, el desarrollo de la física cuántica mezclaba la física
clásica, con el añadido de postulados cuánticos, fruto de resultados experimentales. Sin
embargo, un entendimiento total de la naturaleza requiere una teoría más amplia, de la
que se deduzcan estos postulados; hay que desarrollar una mecánica cuántica.
La mecánica clásica parte de las tres leyes de Newton. A partir de ellas, es posible
describir cualquier situación, y llegar a una ecuación de movimiento, es decir, una
ecuación que al resolverla se obtiene la evolución en el tiempo del sistema estudiado. Es
un sistema que vale tanto para describir la oscilación de un muelle, como la órbita de un
planeta alrededor del Sol.
La mecánica cuántica trata de hacer exactamente lo mismo: partir de un punto común
que sea capaz de describir la evolución de cualquier sistema a nivel cuántico. En vez de
tratar cada sistema de forma particular (efecto fotoeléctrico, efecto compton, difracción
de electrones, el modelo de Bohr para las órbitas), se trata de obtener el comportamiento
de cualquier sistema general partiendo de unas ciertas bases.
En el desarrollo de esta mecánica, Heisenberg llegó a un resultado matemático bastante
sorprendente. El desarrollo incluía unas operaciones matemáticas que representan la
observación experimental del sistema. El resultado fue que si se hacían dos
observaciones, por ejemplo de la posición y el momento cinético, el orden en que se
hace influye en el resultado final. Matemáticamente, si se hace una observación A, y
otra B, esto quería decir que A•B es distinto de B•A. De hecho, su diferencia (A•B -
B•A) es un número complejo. Este resultado ocurre sólo para determinadas cantidades
relacionadas, como la posición y el momento, o la energía y el tiempo.
Desde el colegio nos enseñan que la multiplicación tiene la propiedad conmutativa. Sin
embargo, esto es válido cuando hablamos de números. Cuando se trata por ejemplo, de
matrices, entonces esta propiedad no está asegurada. Así es como la mecánica de
Heisenberg está basada en álgebra matricial, y de ahí que el desarrollo de Heisenberg se
le llame mecánica matricial.
Si bien matemáticamente es posible entender que A•B no sea igual a B•A, ¿qué sentido
tiene eso en el mundo real? Implica que el orden en que se realiza una medida, influye
en el resultado final. Uno puede medir la posición de una partícula con una precisión
determinada. Sin embargo, al medir el momento cinético, la precisión tiene un límite, y
es imposible determinarla tan bien como se quiera. Aunque el fenómeno está
relacionado con el proceso de medida y de experimentación, éste en realidad no tiene
nada que ver. El experimento no limita la posibilidad de determinar con la precisión
deseada los valores, sino al contrario, es la propia naturaleza la que limita la precisión
del experimento. Incluso con sistemas de medición idealmente perfectos.
El principio de incertidumbre de Heisenberg se puede comprender teniendo en cuenta
qué es en realidad un proceso de observación experimental. Un sistema se observa a
través de un sistema de medida. Este sistema, para poder dar algún tipo de medida
necesita interaccionar con el sistema de observación, es decir, requiere intercambiar
una energía, y ese cambio de energía, o de estado del medidor, se relaciona con alguna
propiedad del sistema de estudio.
Sin embargo, al igual que el medidor sufre un cambio de estado, el sistema observado
cambia igualmente de estado, por lo que al hacer otro tipo de medida sobre el sistema,
éste ya no está en el mismo estado, y esta segunda medida no es independiente, sino que
depende de la primera.
El determinismo que hasta ese mismo instante era incuestionable, decía que conocidas
las condiciones iniciales, era posible determinar con total exactitud la evolución de un
sistema. Sin embargo, Heisenberg demostraba que es imposible conocer con toda la
precisión que se quiera las condiciones iniciales de un sistema, y por tanto, no es posible
determinar su evolución.
Al principio del desarrollo de la física cuántica, calcular la trayectoria de un electrón
alrededor de su núcleo carecía de sentido porque no había medios para observarlo
experimentalmente. Louis de Broglie hace dudar de la posibilidad de hacerlo al afirmar
que el electrón es una onda. Pero Heisenberg elimina totalmente esta posibilidad, ya que
se hace imposible siquiera imaginar un experimento capaz de medir la posición y
velocidad del electrón con la precisión necesaria.
El principio de incertidumbre es parte de la naturaleza. Pero al igual
que no se observa movimiento ondulatorio de partículas en el mundo clásico, el
principio tampoco se manifiesta en estas escalas. Si tomamos por ejemplo un electrón, y
medimos su posición con una indeterminación de 1 angstrom (el tamaño de un átomo),
entonces la indeterminación en la velocidad será de:
es decir, si se midiera la velocidad del electrón, y estuviera en torno al 5% de la de la
luz (para poder ignorar efectos relativistas), entonces la indeterminación representa un
46% de la medida. Si la velocidad medida fuera mucho menor, este porcentaje sería
mucho mayor. Y si la medida diera un valor por debajo de la propia indeterminación…
es lo mismo que no saber absolutamente nada acerca de su velocidad.
Esa misma indeterminación de un angstrom en la posición de la Tierra (Masa~1024
Kg)
en su órbita alrededor el Sol, da una indeterminación en su velocidad de 6•10-48
m/s. La
velocidad de traslación de la Tierra es de 30.000 m/s, por lo que una indeterminación
del orden de 10-48
m/s es insignificante, representa del orden del 10-51
% de la medida:
se puede decir que la posición y velocidad de la Tierra se hallan perfectamente
determinadas.
Werner Heisenberg recibió el premio Nobel en 1932
Anexo
Heisenberg y los rayos Gamma
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Etiquetas: Fundamentos, Mecanica cuántica
Heisenberg y los rayos Gamma
Viene de: Mecánica cuántica y principio de
incertidumbre
Heisenberg ideó un experimento teórico para explicar su principio de incertidumbre.
Queremos ver un electrón a través de un microscopio de rayos Gamma. Esta radiación
posee una longitud de onda del orden de 10-12
metros.
El detector de rayos gamma tiene un tamaño determinado, que cubre un ángulo de
visión 2. La resolución de un sistema así determina el tamaño o distancia mínima que
se puede distinguir, y está relacionada con la longitud de onda y el ángulo de detección:
Esta resolución nos determina la indeterminación en la posición. Si colocamos un
electrón en una posición concreta, la radiación no lo distinguirá de otro que se halle a
una distancia menor de x.
Cuando el fotón de rayos Gamma choca con el electrón, le comunica un momento
cinético Pe, como ocurre en el efecto Compton. El rayo Gamma por su parte sale
rebotado hacia el detector, pudiendo caer entre dos casos límite, marcados en el dibujo
como p1 y p2
Ambos fotones dan la misma señal en el detector, aunque corresponden a un
intercambio del momento cinético con el electrón distintos. En ambos casos, el
momento cinético total en el eje x (electrón+fotón) es igual al momento del fotón p
antes del choque:
Puede parecer que este resultado es debido a limitaciones del experimento. Pero no es
así, sino que es el experimento el que está limitado por la naturaleza. Probemos el caso
totalmente ideal en el que la resolución espacial del microscopio es perfecta, es
decir,x=0, debido a que usamos una radiación no de rayos Gamma, sino de rayos
cósmicos, u otros con una longitud de onda tan próxima a cero como queramos.
El resultado es que la indeterminación del momento se hace cada vez mayor hasta ser
infinita: se hace imposible determinar el momento cinético. Cuanto menor es la longitud
de onda del fotón, mayor es su momento cinético, y mayor es la cantidad que le puede
transmitir al electrón tras el choque.
Supongamos ahora que disminuimos el tamaño del detector hasta hacerlo tan pequeño
como queramos. Esto supone que el ángulo de detección se hace cero, y como
consecuencia, la indeterminación del momento cinético se hace cero: hemos
determinado con una precisión perfecta el momento cinético, p=0.
Sin embargo, la resolución espacial, la indeterminación en la posición x es la que se
dispara a infinito: se hace imposible determinar la posición del electrón.
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