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La cuestion del otro y de la dlversidad en In pedagogia.

Carles Skliar

Introduccion.

En este texto nosproponernos dilucidar algunas de Jos problemas involucrados en la

cuestion de la identidad, la diferencia y la al teridad, una cuestion que no s610 atraviesa

de Ilene el cuerpo y e l corazon de diferentes cam pos disciplinares (com o ocurre sobre

todo con la filosofla, pero tarnbien co n In antropologia, el psiccanallsis, la psicologta

social, In literatura, los Estudios Culturales, etc.) sino que adernas ha recobrado una

nueva vigencia en el debate educative conternporaneo. .

Nos parecen ser dos, al menos, los ejes lnsosleyables que deberemos abordar aqul: .. .

A) e! problema de las concepciones mas 0 m enos actuales, sernejantes y/o

divergentes, que no s parecen mas influyentes COil relaci6n a terrninos tales

como "identidad", "alteridad'', "Otro", "diferencia", etc.;

B) el problema de fa relacion (y no ya de la definicion conceptual) con la

alteridad, de In relacion 0 re laclones con el "Otro", que nos permitira, a su vez,

intuir y explicitar algunas preguntas crucialesque surgen hoy. en el campo de[a educaci6n. . .

Id entidad es, alteridad, diferencia y el O tro. A lgunas cuestiones conceptuales,

Digamos, en primer Iugar, qu e nos resultarfa util acotar n uestra d iscu si6 n inlcial

concentrandonos en el par 0 binomio "identidad/diferencia". l.Que es 10 que esta en

juego cuando hablam os de "identidad'ty de "diferencia?" l . .Porque, ademas, ese par de

terrninos nos resulta casi siempre como una oposici6n casi imposible de desarticular? .;_ ,Y por cual razon, inclusive, nos da la sensacion que esas palabras se hall vue Ito

euferuismos que uada 110S dicen, t6piccs vaclos de rea lid ad , co nce pto s vaclos de

_ _.._ co nte n_ jd o? -_ .- ~_ -._ --.-- .- -- -.- :_ -.- .._ -. - -- -- -- -- -- -- -- -- -- - - - - ..- _. - - ---- - ._ -_ -- -- -~ -- -- - -- - -.- _ - --

En una rapida y superficial aproximacion podrlarnos decir que la :uidentidad" es

simplemente aquello que se es, aquello que yo soy, aquello que nosotros somes,

otorgandole al terrnino un cierto valo r pos itiv o, a firrn atlv o, un a cierta autonornla e

independencia:identidad es "aquello que soy" y e sa e xp re si6 n, "aquello que. soy",

supone que la identidad se considera a 51 misma como la unica referencia, como el

unico patron a ser considerado, En esa misma direcci6n la "diferencia" podrla ser

tambien una entidad independlente: se trata de aquello que el otro es, aquello que los

otros son. Asf puestas las cosas, no surgen mayores dudas, pues la identidad define 1 0

que es "propio", [0 que est'nuestro" (soy blanco, soy hom bre, so y heterosexu al, soyadulto, somas argentinos, sornos docentes, etc.), m ientras que Ia diferen cia defin e ' 0que es "del otro", 1 0 que es de "los otros" (es mujer, es homosexual, es vieja, son

n ifto s, so n g ita no s, so n alumnos, etc.) ,

Una buena parte de los diccionarios contribuye decididarnente a fijar esas

definiciones. O bservernos, por ejernplo, com o definen esos term lncs el diccionario de

fa Real Acadern ia Espanola 0 el Marra M ollner: el term ina identidad supone "el hecho

. d e ser una persona 0 cosa la rnisma que se supone 0 se b usca 0 bien la circunstancia de

se r una persona fa que dice ser"; el term ino diferencia, a su vez, es definido como:

" .

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"cualidad 0 accidente per el que una cosa se distingue de otra 0 varied ad entre cosas

de una m isrna especie".

S in emba rg o, y apenas volvem os a m irar las definiciones anteriores, surgen problem asgraves de .cornprension del problema de la ideutidad y la diferencia. D igam os,

entcnces, que toda afirrnaclon y roda definicion de identidad, de cualquier idenridad.

es el resultado de una serie de negaciones, de una serie de expresiones negativas

acerca de la identidad: pensar en la identidad significa, a la vez, decir "no soy tal 0

cual cosa", "no somos tal 0 cual cosa". La mismo ocurre con la diferencia, plies

cuando afirm arnos la dlferencia en el otro 1 0 que estarnos queriendo decir es, en cierro

modo que el otro no es 1 0 qu e yo soy, que los otros no son 1 0 que nosotros som as.

Queda aquf claro que hay u np rin cip io d e in te rd ep en de nc ia , y no de autonom la, entre

'identidad y diferencla, Aun asl serfa necesario explicar en que sentido ideutidad y

di ferencia dependen una de In otra; y n os p are ce oportuno presenter par 1 0 m enos dos

explicaciones bien diferentes: .

A ) Podrlarnos peusar, por una parte, que la identidad es el origen, la referencia, el

punta de partida inevitab le e inexorable, .a partir del cual se hace pos ible

definir la diferencia, m ecanism e que express la tendencia habitual a pensar que

"aquello que soy", "aquello que somes", constituye In norma, Jo normal , y que

s6(0 a partir de alii es posible describir, deflnir, evaluar y juzgar "aquello que

no soy", "aquello que no som es";

B) Podriamos pensar, por otra parte, que la identidad y la diferencia estan

mutuamente deterrninadas y que, en oposici6n a la idea anterior, es la

diferencia la que ocupa el primer lugar, esto es, aquella que a Craves de un

p ro ce so p errn an en te y complejo de diferenciaci6n (I) va creando multiples y

diferentes configuraclones de identidad.

Una vez que hernos presentado esta discusion inicial, es irnportante en tender que

identidad y diferencia no son 5610 aetas del lenguaje a bien que, justarnente por ello ,

son a la vez actos de poder, A estes actos de poder pod rlamos d enorn in arlo s como el"poderde.representar identidades y diferenclas",

· ·"De·un -mo-do- ta t· vez> tm ly -s imp lif ic ad -o ,- di ga :rnt is ·- que- ·h iy ·hay --nadccde'inoc lmc ia :y tc -de- ·- . .- . ... - -.

neutralidad en las definiciones de ldentidad y diferencia y, entonces, tal vez sea

necesario que la pregunta: "l..que es la identidad y/o la diferencia representada?" (que,

como pueden ver, es una pregunta orientada hacia la naturaleza, hacia el contenido

resultante de esa representacion), sea desplazada y deje lugar a una pregunta

to ta lrn en te d if ere nte y que seria, para nuestra discusion, rnucho m as significativa,asaber: "l,QLlien tiene el pcder de representar la identidad y I a d i ferencia? ' 0 bien, de

una forma todavia mas sintetica: "lQlIien represents a quien?", "l,quien tiene el pcder

de representar a quien?". - .

Sabemos que el pader de representar, ese quien representa a qulen, es crucial para

aquello que el filosofo Jacques Derrida denomin6 como "polltlcas de 1£1diferencia".

E n cierto sentido 1 0 que se pone en juego aqul es que, por u n lade, el otro parece ser

un simple resultado directo de aquello que el "yo" y el "nosotros" se representan de el

y, por otro lado, que la consecuencia de ese proceso conduce a tina disputa, a una

verdadera batalla de signiflcados acerca dequienes ostentan el poder de representar y,

per 1 0 tanto, acerca de la identidad y del nombre de esa identidad que es atribuida alos dernas. . ..

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Serfa interesante reflexionar en este m em ento acerca de aquello que.escribiera C larise

L ispector acerca de In identidad, del poder de la identidad, el modo a traves del.cual

.otorgamos y fijamos identidad a [as demas, e] modo en que damos a un nombre a losotros. L a e sc rito ra brasilefia se p re gu nta : "/.,Yo reducida a una palabra? Pero /.,que

palabra me representa? Una cosa si que se, yo no soy rni nornbre. M i nornbre

pertenece a los que me llarnan". (2)

E1 proceso de diferenciacion, que hernos mencionado con anterioridad, sugiere

siempre la presencia de mecanlsrnos de poder que pueden .ser relacionados, por

ejemplo, con actos de demarcaci6n de fronteras (H nosotros" y "elias"), con aetas de

clasificaci6n 0 catalogaci6n 0 etiquetamiento (<<normal" y "anorrnal", "correcto" e

"incorrectc", "positive" y "negative"), can actos de Inclusion y de exclusion

("nosotros" y "ellos"), etc. .

Esas separaclones, esas distinciones, no SOl1 simplemente·· diferenciaciones

gramaticales, sino modes de organizar individuos, grupos y comunidades en torno de

aquello que denom inarnos como "oposiciones binarias", esto es, la idea del pr ivilegio

de: un primer term ina, a l que se le otorga un valor positive, en desmedro de un

segundo term ina, al que se Ie atribuye un valor negative. Podrfamos .d ecir que tod as

las relaciones de identidad y diferencia se organizan y se ordenanalrededor de esas

oposiciones binarias, oposiciones que, reiterarnos, no expresan nunca una simple

division de l mundo en do s clases simetricas.

En esas oposiciones el primer te rrn ino es fa clave, e! maximo valor de la jerarqula, el

punta de partida a partir del eual es posible definir el segundo term ino; sin em bargo, Y.

vale fa pena explicitarlo, el segundo terrnino, en ese pensam iento dualtstico, 11 0 existe

fuera del primero;' es tin term ino dependiente, de menor valor, de meno r j er arqu la .

Para sintetizar: mientras que el primer termino constituye y deterrnina la norma, el

segundo parece vivir bajo su influjo, bajo su sornbra; m ientras que el primer terrnino10 es todo, el segundo, s6(0 sobrevive gracias al prirnero. Ese tipo de pen sam iento , esa

forma de organizaci6n conceptual, pensernoslo, ha generado todo tip o 'd e v io le nc ia ,

v io le nc ia sim bo lic a y material. Y " agregamos, nada de esc pensamiento puede ser

considerado como "natural", como "normal", sino corno el resultado de un largo.

p ro ce so h ist6 ric o, p olltic o, cultural, lingtllstico y educativo. .

Nos parece oportuno en este momento del texto deja!" para la reflexi6n un pequefio

... _ei(t~,.yn_~._ ~ r ~ _ y ~ _ _ r _ t _ a _~ ~ . . ! : ' !~~~!~Y~~~~e__~~!~_q~~I.__.n..~~_~ro_~j_~_[Q'-'9.9.!1gens_?,_L~.~!!~~. . ._rnuy bien todo 10 q ue hernos intentado decir hasta ahora, pero, sabre todo, se trata de

un fragrnento que traduce una serie inquietante de cuestiones de identidad y .diferencia

con relacion al ambito de la educaci6n. Dice Perez de Lara:

En efecto, Ia diferencia, In desviacion, la lncllnacion hacia 1 0 noidentico, que conform a la intim idad de cada uno, nos aleja de la

identldad que los otros nos dan y , en 1 0 m a s Intirno de cada cual quiza

todos sabemos que no somos nadle, Sin embargo, la educucion se

impone el deber de hacer de cada uno de nosotros alguien: alguien

can una identidad bien deflnida por los canones dela norrnalidad, los

canones que marcan aquello que' debe set" habitual, r ep etid o, r ec to , en

cada uno de nosotros. (3)

L a cuestion del O tro (4): preocupaciones y obsesiones con las figuras d e la a lte rid ad .

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','I

Nos interesa en este-rnomento de la texto poder desarrollar algunas de las ideas mas

actuales ace rca de la cuesticn del O tro, para poder desentrafiar hacia el final de esta

segunda parte dos problem as que consideram os irnportantes en su derivacion hacia el,

campo educative:

A) La concepcion -del O tro s610 como exterioridad a nosotros, como alga que

nosotros no somas; concepcion que se expresa con la sentencia: "yo no soy el

Otro";

B ) Las -forrnas de relacion, polltica, cultural y pedag6gica, que se establecen

alrededor de esa prirnera cuesti6n.

C reernos, para iniciar nuestra discusion, que la figura del O tro ha side yes todavla tina

figura cargada de p rocesos de colonizaci6 n, de d orninacidn y de violencia. Y c re emos,adem as , que a partir-de ese tipo d e flguracion y configuraclon s610 es posible pensar

en dos tipos de relacion can el O tro: 0 bien el racismo (una forma de rnatar al Otro), a

b ie n la to le ra nc ia (una.forma de tenet que soportar, que aguantar al Otro),

Es nuestro proposito, entonces, poder ofrecer argurnentos que perm itan desarticular y

desestabil izar esos principios, esto es , la posibilidad de pensar la figura de l Otro y la

relacion con la alteridad desde una perspective completarnente diferente, Eso es

im po rta nte, so bre tcdo, para: el campo de la educaci6n, un territorio que esra a punta

de saturarse 0 se ha saturado ya de definiciones, ternaticas, contenidos, didacticas,

etc., con relacion a la cuesti6n de la ldentidad y 1a diferencia,

Para iniciarnos en esa idea digamos que en toda figura de alteridad existirla una doble

configuraci6 n: en primer lugar, existe la figura de otro que yo no soy, que es diferente

de m i, pero que puedo yo ver, rnateriallzar, comprender, alguien sobre el cual puedo

yo pensar en su alteridad y alguien a quien puedo, en consecuencia, asim ilar, hacerparecido am i, asemejarIo a quien yo creo que soy. Esta figura recibe por 1 0 general el

m ote de "alteridad proxim a" 0 bien, slmplemente, de "Otro pr6j lrno". En segundo

lugar, existirla tambien In figura de un otro que es radicalmente diferente de ! T I i

m isrno, aIguien que es incornprensible para m i rnisrno, que me e s impens ab le y, por 1 0

tanto, alguien a quien no puedo asim ilar y del eual no puedo producir ningun tipo de

conocim iento y/o de saber. Esa figure eshabitualm ente definida en Ia literature com o

"alteridad radical" a bien "Ot'ro radical".

No nos interesa tanto aqui insistir en. e l c on te ni do de esa duplicidad de figuras de

alte rid ad , sin o m as bien en cornprender aquello que Ia cultura oficial de Oecidente,

con su s po llticas, sus Institu ciones, su literatura, sus disciplines forrn ales, etc., hace de

ellas, hace can elias. D igamos de un modo acotado que se ha produc ida una tentative

pa r reducir el otro radicalmente diferente en un otro proximo, en un otro que pueda

ser reconocible, parecido, sem ejante. Ese m ecanism e, que en apariencia puede parecerinocuo, ingenue, provoca varias consecuencias diferentes que podrtarnos resum ir del

siguiente modo:

A) No cabe duda que, bajo esa reduccion, el O tro esta eclipsado, subordinado, por

la jerarqula qu e le atrib uirn os al "nosotros";

B ) Se podrfa entender "que traducir toda alteridad radical en proxima, esto es,

ap ro xirn ar el O tro a n oso tro s,e s Una tentacion diflcil de evitar, ya que toda

alteridad es p resentada y representada siempre como una perturbacion a

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r

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nuestra identidad, como una arnenaza a nuestra construcclon arrnonica de

cultura, de nacion, de genero, de raza, de generacion, etc.;

C) Se crea asf la ilusicn que el Otro radicairnente diferente desaparece, se esfuma,

no existe mas en ese proceso de volverlo proximo, entendible, pensable, d6cil.

Estas tres ccnsecuencias (el eclipse, la aprcxlrnacion y la desaparicion del Otro

radical mente diferente) solo contribuyen a rnantener [a ficcion de Occidente,

ficci6n que se deshace en pedazos cuando asistimos a la perpetuacion " ' a e ' la

guerra y del racismo con relaci6n a toda figura de alterldad que se convierta 0

se invente como radicalmente diferente de la idea de "nosotros",

Autores tales como Marc Guillaume y Jean Baudrillard (5) nos dicen que en esa

operacion ficticia siernpre permanece un resto, un residue: de heche, en el Otro se

esconde una alteridad 'que es ingobemable, que es irreductible y, agregan los autores,que es tam bien irremediable. EI otro que fue norrnalizado, 0 que al menas asi fue

pensado, imaginado 0 deseado, puede despertarse en. cualquier momento: "La

alteridad arrastrada vuelve bajo la forma de odio, de racismo y de experimentacicn

mortlfera" (6). Una vez perdida la relaci6n con el otro, pues se to ha querido asirnilar,

pues se 1 0 ha querido conquistar,pues se 10 ha querido aproxirnar, se inaugura un

vinculo de pura artificialidad. Y no hay de nuestra cultura que nos permita pensar que

eJ racisrno puede desaparecer, ya que todaslas acciones de nuestra cultura estan

orientadas hacia una violenta construcci6n diferenclal del Otro; asf nuestra cultura es

"una cultura autista con apariencia de false altrulsrno" (7) ,.

Cabe hacernos aqul una nueva y diflcil pregunta: GPorque se hate necesaria esa

violencia al construir diferencialmente a t Otro? 0 dicho 'de otro modo: w o r q u e se

precisa y se rechaza, al mismo tiernpo, esa figura de alteridad radical? Por una parte esposible afirrnar que todo ello se vuelve necesario para quitarnos de enclrna, para

erradicar de nosotros, la perturbacion que el otro provoca en nosotros; por otro lade,

tambien es posible decir, que s610 necesitamos al Otro para confirmar y dar

positividad a nuestra identidad. Necesitamos del loco, del deflciente, del nino" del.

extranjero, del salvaje, del marginal, de la mujer, del violento, del presidiario, del

indlgena, etc., pues a una distancia prudencial todos ellos nos perrniten reinventar y

resguardar la identidad que nos auto-arrogamos, que nos auto-otorgamos.

De ese modo, necesitamos y utilizamos al loco, po r ejernplo, para poder confirmar

nuestra racionalidad; necesitarnos y utilizamos a1 deficiente, par ejemplo, para poder

confirrnar nuestra normalidad; necesltarnos y utilizarnos al extranjero, por ejernplo,

para poder confirrnar nuestra nacionalidad, nuestra idea de nacion, etc.

Todo ello queda muy bien expresado en un breve texto de Zigmunt Bauman, cuandoescribe que: "La puesta en orden, ahora, se vuelve indiferenciada de la proclamaci6n

de las siernpre renovadas 'anormalidades' trazando siempre nuevas Hneas divlsorias,

identificando y separando siempre nuevas "extrafios '. 'Vecinos' de a! lado,

corn ple ta rn en te fa rn ilia re s. y sin nlngun problema, puede, de la neche a la manana,

transforrnarse en horrorosos 'extranos'. desde que un nuevo orden sea idealizado

'purificando'ellugar" (8). .

Nos queda clare, entonces, que ha y una relacion de violencia can e] Otro, que se

produce a traves de su desfiguraclon y de su utilizaci6n para los fines de garantizar

nuestra identidad. Nos queda clare tambien que disponer de "nuestra identidad",

garantizarla, hacerla efectiva, supone siernpre el heche de haber violentado <CIa

identidad de los 0 tros",

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6

'. ,

Y tal vez nadie com o N ietzsche haya acertado tanto en la definicion de esa violencia

que surge can relacion al O tro, a la idea de Otro que estarnos desarrollando aquf; dice

elfilosofo que "Todo hombre que ha decidido que otro es un imbecil 0 una m alapersona se enfada cuando el otro dem uestra que no 1 0 es". (9 )

La soluci6n que Occidente (repetirnos, a traves sabre todo de sus instituciones) nos

o frece p ara refren dar toda esa violencia, toda esa m as acre del O tro surge ho y bajo el

lema de la tolerancia, bajo la forma de la s polfticas de Ja tolerancia bacia los

individuos y /o hacia las comunidades. No quisierarnos detenernos mucho en esa

cuestion, pues hay una nutrida y b ien d ocu rn en tad a bib liog rafla al respecto , p ero b aste

decir que para una b uen a p arte de lo s a ut or es conternporaneos, la tolerancia no es

necesariamente 1 0 contrario del racism o e, inclusive, rnuchos la consideran su ante-

sala, esto es, entienden la tolerancia com o la preparaci6n para una violencia posterior.

Hasta aqul, parecerla que no hay vinculo Con el O tro que nosea puesto enjuego 0 a

traves de su desfiguracion y aproxlmacion 0 bien por medio del "tener que

soportarlo", del no haber mas rem ed io qu e, au nq ue o dian do lo , "tener q ue ag uan tarlo ",D icho de otra manera: pareceria que en la relaci6n con el O tro 0 se es un dorninador

colonialista, 0 se es un estoico.Y es en este punta crucial de nuestra texto donde sobreviene una suerte de paradoja o..

si ustedes 10 quieren, de am bigiledad. U no de los principales, sino el principal entre

los filosofos de la alteridad, Emmanuel Levinas (10), sugiere que no puede haber

relaci6n con el O tro sl el O tro no ingresa en esa relacion, justarnente, en cuanto Otro,

como Otro. Esto quiere decir, sin mas, que toda relacion con el Otro basada en Slj

invencion, en su traduccion, en su aproximacion, no es una relaci6n con el O tro.

Tam bieri eso quiere decir que el O tro no es unterna sabre el cual podem os decir alga,

no constituye una tematica en sf rnisma, no podernos hacer del O tro un Cerna a

desarrollar en texto . E l m ism o fil6sofo nos hace pensar tarnbien que la relacion can el

otro no es sirnetrica, que no puede describirse como una simple formula de equidadentre el "yo" y el "O tro",afirmando que el "yo" y el "O tro" no son term inos quepuedan se r pensados dentrode un a equlvalencia.

Lo que acabamos .d e exponer hasta aqui puede ayudarnos a comprender en parte un

conjunto de problemas que se han planteado y se plantean actualrnente en la

4 • form acion pedagcgica de m aestros y rn ae stra s, e n 1 0 que se refiere a 111cuestion delOtro, y a.las.relaciones-peaag6gtcas"quede-aH[-parecen'-derivarse:' --" .... _. .-

Edu ca cio n, id en tid ad y diferencia: i,N uestra pregunta acerca del O tro 0 l a p re guntaque es del Otro?

Q uisierarnos sintetizar a continuacion algunos de los principales obstaculos en laformaci6n y en el pensar pedag6gicos en relacion can fa cuesti6n del O tro, laidentidad y Ia diferencia.

A ) Nos parece que existe una suerte de confusion que no nos perm ite diferenciar

e ntr e nue str a cuesticn (0 nuestras cuestiones) ace rca del O tro, y las cuestiones

que son del Otro. Eso significa que en la educaci6n, per 10 general, se han

irnpuesto nuestras cuestiones, nuestras preguntas, nuestras preocupac iones,

nuestras obsesiones acerca del Otro y quiere decir, tambien, que las

c ue stio ne s, las p reg un ta s, la s p re ocu pa cio ne s y o bsesio nes d el O tro n o parecentener cabida en el espacio pedag6gico.

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7

B ) Creernos que hay una idea generalizada que consiste en admitir que es

irnprescindible poseer un discurso tecnico, racional,acerca del O tro,

antecedente que s e cree fundam ental para la relacion con el O tto, Eso supone

que si no tenemos, par ejemplo, un discurso tecnico sabre la locura, no habrla

posibilidad de relacionarnos co n los locos; 0 que si no disponernos, par

ejernplo, de un discurso raeional sabre la po breza, no podrlamos relacionamos

can los pobres, etc.

C) Tenernos la sospecha que se ha vuelto per dernas habitual y necesaria una

curiosa transformacion del O tro en una tematica, en una tematizaci6n d el O tro .

ASI, se confunde y se hace coincidir perm anen ternen te la p obreza co n eI pobre,

Ia drogadiccion can [as drogadictos, la locura con los locos, \a d eficien cla co nlos deflcientes, etc. .

D) Pensarnos que [a experiencia del Otro, par 10 general, acaba por sersirnpliflcada y/o tlpificada de un modo artificial. Con esa banallzacion, se

estarla creando la ficcion que la experiencia del O tro puede ser rapidarnente

capturada, ordenada en categorlas, definida sin dernaslado esfuerzo;

.. ' : . / '

E) Todo nos hace pensar que el Otro acaba por transforrnarse, entonces, 5610 en

un objeto de reconocimiento, donde la perturbacion, la sensibilidad y la pasion

de la relacion con el O tro quedarian fuera de Iugar,

F) En el debate establecido sobre esas cuestiones, nos parece que hay unavuelta

constante a las preguntas: "quien es el Otro", a "c6mo es el Otro", a, "quehacemos co n el Otro", 0 "c6m o nos preparamos para trabajarcon eJ Otro", a la

vez que no parecerla haber dem asiado lugar para poner en tela de juicio y bajosospecha l a p regunt a acerca de l "noso tros" ,

G) En [a formaci6n de los maestros y maestros se observa In tendencia a

p riv ileg iar m uch o m a s la imagen de un docente que sepa hablar "sabre el

O tro", "acerca del O tro", pero que no "converse con el O tro" y , rnucho m enos,

.....dejar queJas' . 'Otrosconversen.entr.eellos.m lsmos'L; ..-·-·--~---·-·····--- ---- --..-....

Tal vez un buen punto de partida para cornenzar a desandar esas ideas consensuadas

en el escenario pedag6gico actual, sea. aquel de volver a m irar bien parte del texto que

cornpone esta texto . A llf, podrem os encontrar algunos indicios com o para poder decir,

p or e jempl o:

A) Que hay una cuesti6n nuestra acerca del O tro y que hay, tamb ie n, u na c ue sti6 n

que es del O tra. Q uiza la educaci6n no sea otra cosa que mantenery sostener

es a tensi6n, esa separaclon hasta el final, sin la pretension d~ querer reducir la

cuestion del O tro ,;. nuestra cuestion, ni la de hacer d ernago gia, considerando

com o validas unlcam ente las cuestiones que vienen d el O tro .

B ) Que no es irnprescindible disponer de un d is cu rs o tecnico;' racional, sabre el

Otro para relacionarnos con 61 en cuanto Otro.

C) Que el O tro no 'puede ser ternatizado, que e] O tro no es una tematica, que no

podem os ni debemos hacer de! O tro un terna escolar.

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. . .

D) Que l a expe ri enci a de! O tro no puede ser sim pllficada, reducida, banalizada,

etc. Esc significa que Ia experiencia del O tro es irreductible y que no puede ser

asimilada y /o asernejad a a nu estra ex periencia.

E) Q ue el Otro no es un objeto de reconocimiento.

F) Que la cuesticn de la forrnacion es rnucho mas concentrarse y poner en

suspenso y bajo sospecha la idea de quienes somos "nosotros" y mucho rnenos

la insistencia en la idea de quien es el "O tro".

G ) Que la form aclon del docente debe redundar en una figura de conversaci6n

con el Otro y no en una figura de explicacion del Otroy bacia al O tro.

Es el momenta, aqul, de poder entonces debatir y pen sar en algu nas con secu enciaspedag6gicas de aquello qu e hernos leldo y sentido hasta ahora.

Considerernos, en p rim er lugar, aquello que la educacion tiene de poslbilidades en 1 0

que se refiere a pensar y sentir al O tro, a pensar y sentir con el O tro, e inclusive en 1 0

que respecta a la posibilidad de nosotros se r Otros e n la e du ca ci6 n. Como bien 1 0 dice

N ietzsche: "L a educacion es el arte de re-bautizarnos 0 de ensefiarnos a sentir de otro

modo". (11)

De heche, podriamospensar la educaci6n como la posibilidad de ofrecer y de intentar

se r o tra s casas mas alia de aq uello q ue ya somos, y si n dejar de querer sec aque llo que

ya estamos siendo.

S i re le ern os el parrafo anterior verem os que contiene tres dimensiones que s610 en

apariencia parecen diferentes: en primer lugar, la idea que la educaci6n es un acto' de

ofrecer, es aquello que se ofrece y no aquello que se im pone 0 se pide de los dernas,

de lo s Otros. Lo que estarla en juego all! es la necesidad de repensar la educacion

como un dar, un dar a conocer, un dar a ver, un dar a pensar, un dar a narrar, un dar a

irnaginar, un dar a sentir, etc. En segundo lugar, la idea de intentar y desear ser otras

cosas aparte de 10 qu e ya somas 0 estamos siendo, constituye ni mas ni menos que la

of rnedula del acto educativo: si la educacion consiste en solo reforzar y fijar 10 que ya

er a y /o 1 0 que soy, 0 sl consiste en que debe abandonar 1 0 que estoy siendo, entonces

la educacion no tienen raz6n de ser. En tercer Iugar, y en dependencia co n la idea

anterior, desear ser otras casas no significa de m odo alguno dejar de ser 1 0 que som os,

pues ese es el punta de partido para que otras experiencias, otros saberes, otras

percepciones, tengan lugar en educacion.

Pero: l,c6m o pensam os en ella si nuestra relacion con el Otro esta caracterizada por la

violencia, por Ia desfiguraclon, por la im posici6n de otras identidades, identldades que

nosotros considerarnos normales? i,C6mo salir de ese atolladero de didacticas,ternaticas y descripciones del O tro que nada a muy poco tiene que ver ca n las

cuestioues que son del Otro y con la relaci6n con el Otro en cuanto O tro?

M ic hel W alze r (12), uno de los mas conocidos filosofos que trabajan la cuesti6n de la

tolerancia, es de la idea que la escuela pub lic a d eb erfa perm itir a sus individuos la

posibilidad de avanzar en posiciones cad a vez mas conscientes, m enos resigna das,

m enos estoica s y mas cornprometidas. Para ese autor no habrla mejor programa

educativo que aquel que tuviera como fundamento una profunda descripci6n de las

guerras religiosas, e tn ic as, ra cia le s, e tc .

La que Walzer nos esta s ug irie nd o pod rfa ser de utilidad, pero necesitamos pensar L in

poco mas alia, de sdab land o el pro blem a re cien plan teado :

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A) Nos parece que hay una cierta tendcncia a presentar las cuestiones de racismo,

tolerancia, etc., en. terrninos de ternaticas, de contenidos escolares, -deproblemas didacticos que podran aparecer .0 no en el aula, dependiendo de

criterios m as 0 menos programaticos, En ese senti do es que varias reforrnas

educativas vienen presentando sugerencias ace rca de como trabajar

didacticarnente con el problema del racismo, de la paz, de las guerras, 'de (a

rniseria, del respeto, la tolerancia, la diversidad, etc. -

B) Pensamos que en esa forma de plantearse el trabajo radica un primer y

"casi"definitivo problem a: com o 1 0 dijimos antes, se transforma la cuestion de

la relacion con el O tro, can los otros, en ternaticas que no son ternaticas, qu e

no pueden ser ternaticas, que no deben ser ternatlcas. Ese problema de la

. ternatizacion, reconozcarnos, es tan viejo como 10 es la institucion escolar, '

C) Creernos, entonces, que se remplaza la experienciadel O tro, nuestraexperiencia y [a experiencia de la relac ion con el Otro, p O T ternaticas

reguladoras y controladoras. Esa formula: "tematicas" en vez de

"experiencias", hacen que el O tro en cuanto Otro sea' 5610 u na c ar ic atu ra

exo tica, p ueril, su perficial.

Consideremos un ejemplo, entre tantos.otros ejem plos posibles, L a escuela, durante

largo ti ernpo, se ha debatido alrededor de si su funci6n (0 mision) consistiria

shnplernente en introducir tematicas "algidas" tales como la sexualidad, la ..

drogadiccion, la deficiencia, la pobreza, etc., a traves de Ia utilizaci.6n de textos

explicativos, de la explicaci6n del maestro/a ylo de la explicaci6n de especlalistas.

Una vez introducidas esas u otras.cuestiones, siernpre permanecfa la pregunta: I<~pero

es sobre la drogadlccion 0 sobre los drogadictos que deberlamostrabajar?". Tal vez

ho y la cuestion no sea ni una cos a ni la otra, Quiza hoy. mas que nunca, de 10 que setrata es de pensar que la funcion de la escuela est! en "conversar con los drogadictos"

y no en hablar acerca de ellos, generalmente sin ellos.

Pensar la educaci6n como una conversaclon can elias tal vet: sacuda nuestra secular

tendencia a una pedagogfa que hace del O tro, pura y exclusivam ente, un dla mas en el

calendario escolar,

Nos parece que queda clare que nuestras ideas educativas se hall in stalad o rnu ch o mas

de l lado de la s "experiencias" que de aquel de las "tematlcas". Definitivarnente sf.

Perc aclaramos: "experienclas" no significa aqul "ejercicios", "juegos", "hacer como

sf", "sirnulaciones", "representaciones", etc. .

Y querernos dejar clare otra cuesti6n: no nos parece que se trate ahora de articular y

de pensar en una didactica de la relacion con el Otro, una suerte de ensefianza formal

ace rca de como serla posible aproximarnos al Otro yfo aproxirnar el Otro haclanosotros.

Tal vez sea interesante pensar en aquello que Tzevetan Todorov (13) describe como

las cuatro fases de relaci6n con el O tro, pero de hacerlo no desde una rapida y

escolarizada traducci6n, no como un programa escolar que tenga [a pretension de

comprender al Otro y luego fijarlo en el curriculum, dejandolo inerme, cas t muerto, en

alg una d iseip lina d e co nocim ien to .

L a p rim era fase consiste em la mas simple asirnilacion del O tro y In afirm aci6n de la

propia iden ti dad, La segunda, supone la renuncia del "yo", para confundirnos COil el

O tro, del eual el "yo" serla s610 una ernanacion, una derivacion. En ese caso Ia unica

identidad que es afirrnada es la del O tro. La tercera fase consiste en retornar la

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.,

identidaddel "yo" y , asl, la dualidad entre el "yo" el "otro" se vuelve unlvoca, es

decir, hay una presencia slrnultanea y al m ismo tiernpo disyuntiva. En la cuarta fase

hay, n uevarnen te, un eclipse del "yo", perc en este caso ese "yo" no se identiflca niconsigo mismo, ni con el O tro.

B ien alejados de la ternatizacion del Otro y de la "didactizacion" de una pretendida

relacion con el O tro, podrlarnos recorder aqul al poeta frances Edmond Jabes, quien

sugiere que el O tro posibilitaal sujeto decir "yo", esto es, que no exlstiria ninguna

identidad sin la presencia del Otro, sin la presencia de la alteridad. Asl, el Otro esta en

el interior de nosotros m ismos, somas nosotros, desde el memento en que

pronunciarnos el pronornbre personal que en cada lengua 1105 identifica como

, humanos.

NOTAS

(1) Nos parece oportuno y necesario describir e intentar aclarar aqul una confuisi6n

habitual que se presenta en el campo educative, derivado de In utilizacion y

cornprension del termlno "diferencia/s", en relaci6n a otro terrnino sernejante:

"diferente/s". Los "diferentes" son sujetos, as! sefialadcs, as! apuntados, que resultan

de urn largo proceso de construccion e invenci6n diferencial, Esse proceso es llamado

de "diferencialismo", esto es, una forma de categorizacion, separacion y disrn inucion

de algunas rnarcas . identitarias con relacion al vasto y ca6tico conjunto de las

diferencias humanas, Las "diferenclas", cualesquiera sean, no pueden nunca ser

descripras com o m ejores 0 p eo re s, s up erio re s 0 inferiores, buenas a malas, etc. EI

heche que algunos identidades ° rnarcas de identidades sean consideradas diferentes,

nos sugiere el heche que se ha producido un cierto tipo de difereuciallsrno, es decir,que esas marcas se consideran 'como negativas yen oposici6n a la idea de 10 normal.

de la normalidad. EI diferenclallsrno, adernas de ser un proceso polttico, constltuye

uno tram p a cultural y .educativa, que hace que, por ejernplo, la m ujer sea ccn sid erad a

com o In diferente del genera, .Ios negros como los diferentes de [a raza, los nifios y los

ancianos como los diferentes de [a edad, los deficientes com o los diferentes de In

., norrnalidad corporal, etc.

(2) Clarise Lispector. Un soplo de vida. Madrid: Siruela, 1999.

(3) Nuda Perez de La ra . I dentid ad , d ife re nc ia y diversidad. M antener viva In pregunta,

En Jorge Larrosa & Carlos Skliar, Habitantes de B abel. Polltica y poetica de [a

diferencia. B arcelona: Editorial L aertes, 20 0 I.

(4) En buena parte de la literatura filosofica y psicoanalltica francesa, a la cual

hacernos referencia en esta texto , se utiliza el terrnino autre (que se refiere a todo otro

en term inos generales y , entonces, inespeclficos) y la palabra autri (que podrla

traducirse por el pr6jimo, por ser proximo a otra persona). U tilizarernos la expresion

O tro , c an rn ay usc ula , para designar la alteridad en general, todo O tro, cualquier O tro,

y utilizarernos la expresi6n otro, con rninusculas, para nornbrar cada otro especffico,

cada o tra deterrninado, singular.

(5 ) M arc G uillaume & Jean B audrillard. Flguras de la Alteridad. B arcelona: Tusquets

Editores, 2002, p. 17.