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-iluminada–Lejos del resentimiento,

Fabiana se toma a la risa su historia. Es cultura popular.

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A Negreteno le guardo rencor”

“

La novia. Fabiana López se hizo famosa por ser abandonada por el ganador del Prode. Ahora es feliz con su marido, su hijo y los perros. Y sabe perdonar.

Su historia le gusta pe-ro se la piden poco. Se la acuerdan las ma-más de las chicas que va conociendo en sus ocupaciones (salir a vender cosméticos, o cuando la llaman para

la política, o en el baile de los sábados y los domingos, y los dos días también, y sin el marido). Y cuando se la recuer-dan, contenta. “Algunos me dicen: ‘eso no lo cuentes más’. Pero yo digo: ¿Por qué? Si no tengo ningún rencor...”

En esta cuadra de la calle Murature, en Rafael Calzada, la numeración está

TexTo: Leonardo Torresi (ltorresi@clarin.com)foTos: Julio Juárez

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mal, es un lío. Está el 24, después el 58 y el 72 en el medio. Son esos números o no son, pero es así. En uno de los núme-ros, de los pares, hay una casita como del campo, con un portón de antes, de esos nada de estrés, con plantas muy crecidas que están antes que la casa, o arriba; el resto de la cuadra parece ha-bérsele adelantado en los años.

Bueno, ya pasamos por los vaqueros secándose al revés y acá adentro está, sentada y con collar y toda su luz per-sonal, la famosa Fabiana López.

Nos sale casi lo mismo: “¡Por fin co-nocemos a la famosa Fabiana López!” Y eso la hace reír más fuerte que la música que está puesta en el equipo, chamamé, una forma de escucharse a sí misma, de vivir reconciliada.

“Tiembla el techo”, dice el marido, Armando, sobre los alcances del equi-

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Reguetón.Con ese chico, que tiene trabajo en

una pizzería y aparte una moto, Fabia-na se sacó “diez prodes”. Eso ya lo decía una vez que Clarín le hizo una nota en 1996, cuando Murature era de tierra. Hace un año hay asfalto.

Los “diez prodes” siguen en vigen-cia. Lucas es “un chico bueno, trabaja-dor y muy sano”.

Y cualquiera sabe que esos adjetivos son mucha plata. Una plata que no se va a gastar. La otra sí, se escurrió hace mucho y se aprovechó con felicidad. “Me compré vestidos, corpiños, desha-billés. ¡Pavadas! Era una chica joven.”

Cierto. Veintitrés. Y ella y Negrete vivían en Villa Domínico, otra parte de la zona sur. Negrete es el hombre de la nota de acá adelante, el que vi-ve en Paraguay. Vivían en Domí-nico, Negrete al lado. Fabiana con Gertrudis (tía) y Faustina (prima). Ella era novia de él; bah, “novia”, pero también le planchaba.

“Nos veíamos sábados y domingos. Yo ni siquiera sabía que se llamaba Mercedes.”

Ese dato es cómico pero relevante. El domingo más famoso del Prode, Orlando Marconi gritó por la TV: “¡La ganadora es la señora Mercedes Ne-grete”. Y Faustina reaccionó con esta intriga: “¿Será parienta del vecino?”.

Fabiana con la boleta. “Yo mucho no entendía, pero me parecía que coinci-dían las crucecitas.” El novio, ella dice, le había dejado la boleta para mirarla mientras él jugaba al truco con unos amigos. “Fuimos y le preguntamos so-bre la parienta. Y él empezó a hacerse el desconcertado.” Lo raro del descon-cierto fue que Negrete fue a un cajón a buscar un revólver y se puso a tirar unos tiros al aire en la calle.

En limpio: Mercedes era hombre y acababa de ganarse el Prode.

Así fue que unos amigos del truco le juntaron unos pesos a un millonario y se fueron a la Capital, al canal.

Y en la casa de al lado. Gertrudis, o Faustina, o las dos, le dijeron a Fabiana:

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“Vos andá también, nos seas boba”. Y no. “No tengo ropa. Qué voy a ir.”

-Un arreglo en Tribunales-Es de Sáenz Peña, Chaco. Siempre trabajó de niñera o de empleada do-méstica. Se mudó a Calzada en 1977. Nunca tuvo plata. Nunca no: sólo esa vez, en 1972. De 300 y algo, Negrete le dio 10 (en la nota de adelante todo esto es convertible a millones y trasladado a detalles). Fue por un arreglo en los Tribunales. Fabiana diría que fue “gra-cias” a ese arreglo porque la parte le pareció bien en ese momento y ahora igual, le sigue pareciendo bien.

Eso sí, en el momento, y ahora, le pa-reció feo que en la tele Negrete empe-zara a decir que era “solo”.

“Me quedé esperándolo, pero no volvió. A la madrugada escuchamos un ruido al lado. Pero era el hermano que había venido a buscar la ropa.”

A Negrete lo vio una sola vez más, en el juzgado. “Se puso a llorar, y la

verdad que me dio un poco de lásti-ma. Para hacerlo sufrir un poco yo le decía que no me interesaba la plata, que lo que quería era que se volviera conmigo. Que estuviéramos

juntos.”No importa.Los perros. Fabiana quiere contar-

nos los nombres. Anotamos Estrella, Buji, Huevo, Dana, la Chiquita. Y la ga-ta “Luli Noemí Aguirre”.

Noemí siempre es buen segundo nombre. Aguirre es el apellido de Ar-mando, el que la quiso en la pobreza, que se casó con ella ahí nomás de Ne-grete, que trabaja en una parrilla y acá nos muestra unas ventanas que com-pró con los ahorros. Cuando pueda va a hacer una pieza más. Va a poder. Eso sí que es Argentina.

Bueno, a los 63 años, Fabiana vende los cosméticos y una vez iba a termi-nar la escuela pero no la terminó. Iba a la iglesia evangélica pero la tiene un poco abandonada. Siempre está con el peronismo y participa en el barrio y en las elecciones un poco más. Los sábados y los domingos, al baile. “Soy una persona feliz, vivo bien con lo que tengo, mi casa, mi marido, mi hijo y no le guardo rencor a nadie.” Eso, y punto, es suficiente._

“a negrete lo vi una sola vez mas, en el juzgado. se puso a

llorar, y la verdad que me dio un

poco de lastima.”

Una más en la mesa de Mirtha Legrand

“Si la infelicidad tiene nombre y apellido debería llamarse Fabiana López.” Eso llegaban a escribir sobre “la perdedora

del Prode” (eso también).Era la víctima total, realzada en el

desprendimiento al servicio de una gran novela gráfica: “A esta muchacha el

Prode le ha hecho perder su felicidad”. Pero Fabiana “no quiere el dinero. Sólo

desea a su Ramón”.Fue (lo que hoy se conoce como) una mediática. Almorzó con Mirtha, le

encontraron un papel en Los Campanelli y como era un chica gorda la mandaron a

adelgazar con Cormillot.Eso pasó. Permaneció como mito del engaño, el verbo podría ser pasado al presente. Tiene la capacidad, o la paz,

de disfrutar su propia historia como si la repasara desde afuera. Se divierte. Hace

16 años Clarín la encontró, le hizo una nota y ella le dijo que sí, que cómo no, que le gustaría volver a la tele. “Mi recuerdo

es bueno. Iría a saludar a la gente.”

Mediatica en Los ‘70