el pensamiento pedagógico en la edad moderna

6
EL PENSAMIENTO PEDAGÓGICO EN LA EDAD MODERNA EL HUMANISMO PEDAGÓGICO El Humanismo es el movimiento cultural que marca la transición entre la Edad Media y la Edad Moderna. Se fragua en Italia en el siglo XIV, se extiende a otros países sin olvidar que a partir del siglo XVI también se proyecta al Nuevo Mundo. Se trata de un movimiento de retorno a los textos en toda su pureza y calidad lingüística, sin las interpretaciones y errores depositados en ellos a través de los tiempos. Concede importancia al estudio del griego y el latín. Lo que se traza en estos siglos es un proyecto educativo. En el siglo XVII comienza a manifestar síntomas de decadencia, se debe a que las humanidades se reducen a un aspecto puramente formal y literario y se revelan incapaces de dar respuesta a las necesidades educativas de un mundo cada vez más complejo. En el orden político y religioso, Europa vive la gran escisión de la cristiandad, la ruptura de la unidad medieval y el azote de las guerras de religión. Los humanistas buscan la conciliación y la paz para evitar la desintegración cultural europea. Los clásicos son la base de la nueva cultura, pero siempre que se supediten a la fe y a la salvación eterna. Los humanistas cristianos saben que la filosofía cristiana es el más alto grado del conocimiento, pero tampoco están dispuestos a renunciar a los tesoros de la sabiduría creados por la razón humana. Como no todos son seguros para la fe o la moral hay que optar por los mejores, aunque suponga sacrificar la elegancia formal. Existe un nuevo tratamiento antropológico, la dignidad del hombre, las perfecciones con las que Dios le ha dotado, pero él puede torcer sus designios. El pensamiento cristiano recuerda con insistencia la historia de la salvación y la ayuda sobrenatural de la gracia. La educación sirve para moldear al hombre de acuerdo con todas las perfecciones que hay implícitas en su naturaleza. Es un proceso lento guiado por la razón, que lleva al hombre a actuar dentro de unos criterios de rectitud y a encaminarse hacia lo

Upload: feyword

Post on 04-Dec-2015

221 views

Category:

Documents


6 download

DESCRIPTION

EL PENSAMIENTO PEDAGÓGICO EN LA EDAD MODERNA.

TRANSCRIPT

Page 1: El Pensamiento Pedagógico en La Edad Moderna

EL PENSAMIENTO PEDAGÓGICO EN LA EDAD MODERNA

EL HUMANISMO PEDAGÓGICO

El Humanismo es el movimiento cultural que marca la transición entre la Edad Media y la Edad Moderna. Se fragua en Italia en el siglo XIV, se extiende a otros países sin olvidar que a partir del siglo XVI también se proyecta al Nuevo Mundo. Se trata de un movimiento de retorno a los textos en toda su pureza y calidad lingüística, sin las interpretaciones y errores depositados en ellos a través de los tiempos. Concede importancia al estudio del griego y el latín. Lo que se traza en estos siglos es un proyecto educativo. En el siglo XVII comienza a manifestar síntomas de decadencia, se debe a que las humanidades se reducen a un aspecto puramente formal y literario y se revelan incapaces de dar respuesta a las necesidades educativas de un mundo cada vez más complejo.

En el orden político y religioso, Europa vive la gran escisión de la cristiandad, la ruptura de la unidad medieval y el azote de las guerras de religión. Los humanistas buscan la conciliación y la paz para evitar la desintegración cultural europea.

Los clásicos son la base de la nueva cultura, pero siempre que se supediten a la fe y a la salvación eterna. Los humanistas cristianos saben que la filosofía cristiana es el más alto grado del conocimiento, pero tampoco están dispuestos a renunciar a los tesoros de la sabiduría creados por la razón humana. Como no todos son seguros para la fe o la moral hay que optar por los mejores, aunque suponga sacrificar la elegancia formal.

Existe un nuevo tratamiento antropológico, la dignidad del hombre, las perfecciones con las que Dios le ha dotado, pero él puede torcer sus designios. El pensamiento cristiano recuerda con insistencia la historia de la salvación y la ayuda sobrenatural de la gracia.

La educación sirve para moldear al hombre de acuerdo con todas las perfecciones que hay implícitas en su naturaleza. Es un proceso lento guiado por la razón, que lleva al hombre a actuar dentro de unos criterios de rectitud y a encaminarse hacia lo bueno y lo verdadero, conformándose como lo que es: un ser hecho a imagen y semejanza de Dios. El fin de la educación para los humanistas es alcanzar la virtud, que el saber se convierta en sabiduría de la vida y que sirva para ser feliz en este mundo cumpliendo con la voluntad de Dios.

Aunque la verdadera educación comienza en la infancia, en el ámbito doméstico, antes del nacimiento los padres deben tomar ya las precauciones necesarias para que la generación del hijo se realice en las mejores condiciones posibles.

Los humanistas consideran que los estudios no pueden ser privativos de una clase social y que se deben extender a todos los ciudadanos. Abordan también la educación intelectual femenina, aunque de manera muy limitada, relegándola al ámbito doméstico.

Los agentes de la educación se personifican en los padres y los pedagogos. Sobre la madre recae la responsabilidad del cuidado físico y de organizar unos buenos hábitos de vida. Sobre el padre iniciar al hijo en su formación intelectual. La figura del maestro se sigue considerando un ministerio casi sagrado, pues el maestro es un seguidor de la tarea docente de Jesucristo,

Page 2: El Pensamiento Pedagógico en La Edad Moderna

aunque progresivamente va adquiriendo un carácter profesional, lo que acentúa la importancia de la educación institucionalizada y la necesidad de ordenarla y controlarla.

El humanismo pedagógico subraya la importancia de combinar la severidad con la dulzura, critica el castigo físico e insiste en que se gratifiquen los aciertos y se disculpen los errores. Además, la educación debe adaptarse a las capacidades individuales, lo que exige un conocimiento y seguimiento personal.

La formación comienza por una enseñanza elemental, en lo que se aprenden los rudimentos de la lectura y la escritura, junto con la doctrina cristiana. Posteriormente se estudian las artes liberales o Trivium que culminaban con la Retórica y después las doctrinas del Quatrivium. Prosiga o no en sus estudios superiores, la persona ya ha adquirido los principios de las artes y de las ciencias y con ellos un amor por el saber, que le permite continuar su propia educación. Si el alumno tiene ingenio suficiente se formará en la Filosofía Moral.

BARROCO, DISCIPLINARISMO Y REALISMO PEDAGÓGICO

Con la crisis de la cultura y de la pedagogía de inspiración humanística y en una ambiente de incertidumbre creado por los conflictos religiosos, el estancamiento económico y el reforzamiento de las barreras estamentales, surge en la mitad del siglo XVI una nueva sensibilidad, la “barroca”. Se trataba de una visión pesimista del mundo. La doctrina del pecado original pasó a primer plano y se empezó a conceder más importancia a la religión que a la cultura.

El hombre barroco desconfía de sí mismo y por eso necesita la ayuda de los demás para educarse.

La enseñanza y la educación estuvieron marcadas por dos grandes corrientes pedagógicas:

El “disciplinarismo” que concebía la educación como un proceso de transformación interior en el que la influencia externa también tiene un papel fundamental.

El “realismo” que buscaba alternativas más cercanas al mundo real de los alumnos, saberes que tuvieran algún tipo de aplicación práctica.

La formación religiosa constituía el fin de la educación. Un aspecto de la formación que pasó a primer plano fue la educación de los sentimientos. El punto crucial de la formación es orientar la voluntad pues en el ser humano hay tendencias innatas contrarias a la virtud. Estrechamente vinculada con la formación moral se hallaba el cultivo de la sensibilidad estética. El buen gusto se convierte así en una manifestación de la armonía interior propia del hombre virtuoso.

En cuanto a los contenidos de la educación, tuvo lugar en Europa una profunda reestructuración del currículo en las diversas instituciones docentes. La enseñanza primaria deja de estar concebida como preparación para el ingreso en la enseñanza secundaria y se configura con sustantividad propia. Se abandona el estudio del latín. La lectura, la escritura, el cálculo, la doctrina cristiana y la urbanidad forman parte de la enseñanza elemental. La moral

Page 3: El Pensamiento Pedagógico en La Edad Moderna

cristiana adoptó la forma de “catecismo”, que aunque sólo ocupaba una pequeña parte del horario escolar, la educación religiosa impregnaba con la realización de actos y ceremonias la jornada y el calendario escolar.

La enseñanza media siguió dominada por el estudio de las lenguas clásicas. Se aprendía el latín y en menor medida el griego. El resto de las asignaturas tenían menor importancia y se añadían como complemento al comentario de los textos de los grandes autores. El estudio comenzaba con la Gramática y en la segunda etapa la disciplina reina era la Retórica. Por influencia del Humanismo, tuvo también un lugar destacado la Historia. Se dio impulso a otras disciplinas como la Geografía, las Matemáticas y al Derecho.

La renovación de la enseñanza superior recibió su impulso definitivo en la época de la Ilustración.

ILUSTRACIÓN Y MODERNIDAD: BASES PARA LA SECULARIZACIÓN DE LA CULTURA

El movimiento de la Ilustración, conocido con equivalentes y significados diferentes según los distintos países donde se desarrolla, constituye el último eslabón o fase de una compleja modernidad iniciada con el Renacimiento humanista y culminada en 1789 con la Revolución francesa. Es la consecuencia de las dos etapas anteriores: el Humanismo renacentista y el reformismo cultural y religioso del Barroco.

Suele considerarse a Inglaterra pionera de la Ilustración. Las ideas inglesas pasaron con desigual fortuna y temporalización al resto de Europa.

En España, el movimiento ilustrado no tuvo la misma fuerza y proyección que en el resto de Europa. Tuvo en común el cambio de las estructuras sociales y la preparación de la transformación política y como rasgo diferencial que la Ilustración española sigue siendo especialmente cristiana.

El hombre de la Ilustración es aquel que aspira a vivir fuera de las servidumbres de la tradición y se atreve a pensar por sí mismo. Para los ilustrados del siglo XVIII la preocupación será saber cuál es la vía o método que nos garantiza el saber o certeza, la respuesta fue: el método científico.

El tipo ideal de perfección humana es el hombre que hace cosas, que construye artefactos, que se transciende así mismo en la realización de hazañas, en descubrimientos y conquistas, que valora su genio, su fuerza y el poder de su razón.

Los Ilustrados, que al haber pasado por sucesivas etapas que desencadenaban en los mismos hechos: guerras; violencia; ignorancia; enfermedades; etc., quieren romper con la tradición para un proceso indefinido que nos permitiese avanzar hacia etapas cada vez más plenas y sin retrocesos. De ahí que una de las características de la modernidad sea la secularización de la cultura.

Se enfrentaron dos cosmovisiones de la realidad: la tradicional católica y la racionalista e inmanentista de raíz protestante. Los Ilustrados sometieron a revisión el papel e intervención

Page 4: El Pensamiento Pedagógico en La Edad Moderna

de la Iglesia en el mundo. La nueva sociedad no necesitaba estar inspirada por la Iglesia, tenía al Estado. El papel de la Iglesia se reducía a un ente puramente metafísico de naturaleza espiritual, sin incidencia o protagonismo alguno en el orden social.

Durante la Ilustración se considera a la educación uno de los derechos fundamentales e inalienables de la condición humana. Consideraron la educación como panacea de todos los males y la presentaron ligada a términos como progreso, bienestar, felicidad, etc.

El Estado a partir del siglo XVIII hizo de la educación uno de los instrumentos fundamentales de construcción nacional.

La mayoría de los ilustrados sostuvo que la nueva educación debía ser pública, sin exclusiones, universal, obligatoria, gratuita, uniforme y cívica.

Se apuesta por una metodología didáctica más activa, práctica y empírica. El sentir de los tiempos apuntaba a la necesidad de un nuevo saber que debía venir presidido por un sentido práctico y utilitario. La agricultura, la técnica, la industria, el comercio, la navegación, las artes mecánicas, etc. , se presentaban como las fuentes de riqueza nacionales. Ellas debían ser el objeto por excelencia de la enseñanza, el interés prioritario de la política.