el estudiante proletario nº5

Upload: wutangmember

Post on 09-Apr-2018

222 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

  • 8/8/2019 El Estudiante Proletario n5

    1/8

    EL ESTUDIANTE PROLETARIOPublicacin mensual del Colectivo Revolucionario Espartaquista Estudiantil N5, octubre de 2010

    Los explotadores siem-

    pre se han considerado la

    vanguardia de los explo-tados Ante Ciliga

    Precio de colaboracin: 0,20 euros

    Perdimos ganandoCREEAlicante-Sevilla

    Gran respuesta ala llamada de los

    sindicatos

    Con los datos en lamano, hay que admitirque nos equivocamos.La Huelga General del29 de septiembre fue unverdadero xito, o almenos, as lo dejan verlas valoraciones hechaspor todo sindicato y par-

    tido que tom parte enla convocatoria dasposteriores a la jornadasusodicha. Se mire pordonde se mire, el CREEfall en sus cavilacionessobre la Huelga, basa-das en una minucia talcomo el empleo del ma-terialismo histrico paraanalizar la Huelga Ge-neral mediante el estu-dio de la correlacin defuerzas entre clases aescala internacional y laincidencia en la con-ciencia de los trabaja-dores de las tretas yardides de toda layaque venan empleandosindicatos y partidos po-lticos para agitar unaHuelga nacida muerta

    al tiempo que iban mi-nando una y otra vezlas tibias oportunidadesque la convocatoriabrindaba a los trabaja-dores para autoorgani-zarse.

    En rigor500.000 personas

    se dieron cita en la ma-

    nifestacin convocadaen Madrid. 400.000 enla de Barcelona a pesarde las distintas convo-catorias alternativas

    que se sucedieron du-rante todo el da, que alfinal acabaron sumn-dose a la riada demayor peso no sinhaber hecho ejerciciopusilnime de crticadesde lo lejos. 50.000personas en Sevilla,cifra desconocidadesde las manifesta-ciones en contra de laentrada del ejrcito delEstado en la guerra deIrak. Vigo qued para-lizada cuando 100.000de las 300.000 queviven en la ciudad seecharon a la calle. Ypodramos seguirdando hasta aburrir ci-

    fras altisonantes de laadscripcin tan impor-tante que tuvo laHuelga en todo el Es-tado espaol.

    Si dejamos a unlado los desfiles milita-res y nos vamos alcentro neurlgico detoda huelga, los pi-quetes, entonces escuando terminamos deponer en evidencianuestras afirmacionessobre la Huelga. El 100% de la industria auto-movilstica secund laHuelga. Los piquetestuvieron trabajo, perono demasiado. El ser-vicio de transportes fueotro de los grandesabanderados de los

    sindicatos para legiti-mar su actividad, puesa excepcin de los ser-vicios mnimos pacta-dos o impuestos, el

    resto qued parali-zado totalmentedada la labor efec-tiva de los pique-tes. Y as a lo largoy ancho de la acti-vidad productiva agran escala en elEstado espaol: f-bricas, empresas,

    centros educativos,etc. Todo estaba enhuelga.

    La nica excepcinrealmente reseablefue la de los funciona-rios pblicos. La inci-dencia de la Huelga fuedesigual aunque entodos los casos venamuy en lnea de lo que

    haba sido la Huelgadel 8 de junio: un fra-caso estrepitoso.

    Aparte quedaba tam-bin el Metro de Ma-drid, puesto queSolidaridad Obrera nohaba convocado

    Huelga y Euskal Herria,donde los sindicatosmayoritarios naciona-listas ELA y LAB seabstuvieron de seguirel juego a CCOO yUGT.

    Por tanto, la visinglobal del 29-S es devictoria de la clase tra-bajadora llamada a

    hacer Huelga en de-fensa de sus condicio-nes de trabajo y devida y frente a los re-cortes de derechos del

    gobierno ZP y la Re-forma Laboral.

    SubestimacinLas eternas nego-

    ciaciones con la pa-tronal y el Estado delas centrales sindica-

    les mayoritarias res-pecto a la ReformaLaboral levantabansuspicacias entre lostrabajadores. Aquelloera inadmisible deplano. Como res-puesta, una panto-mima general delsector pblico del 8de junio que era msconfirmatoria que re-

    vulsiva. Y, pese a ello,el 29-S ech a la callea ms de un milln depersonas llamadaspor los sindicatos ma-yoritarios.

    Esta situacin seinscribe transversal-mente en el actualmomento de la com-batividad obrera a es-

    cala internacional.Aunque su desarrolloavance en lnea recta,hay no pocas desvia-ciones, retrocesos,

    SUMARIO Perdimos ganandoEn portada

    Viejo combate,nuevos combatientes

    Pgina 3

    Tauromaquia,

    cuestin de clase (II).

    Si no lo matas,

    entonces sPgina 4

    Los sindicatos

    contra el proletariado

    (I): PSI y CGT dividen

    al proletariado ita-

    liano (1913-1921)

    Pginas 5 y 6

    Chvez gana, elmovimiento obrero

    pierde

    Pginas 6 y 7

    Combate en lasaltas esferas bur-

    guesasPginas 7 y 8

    discrimiNacin

    Pgina 8

  • 8/8/2019 El Estudiante Proletario n5

    2/8

    El Estudiante Proletario, Octubre 2010 CREE Pgina 2

    Los trabajadoresestn todava inde-

    fensos ante las ma-niobras oportunistas

    de los sindicatos

    Ni poltico nieconmico. LaHuelga tuvo unxito miedtico

    Puedes ponerte en contacto con nosotros en: [email protected] Vistanos en nuestro blog: http://espartaquismoestudiantil.wordpress.com Tambin nos encontrars en la Facultad de Comunicacin de la Universidad de Sevillay en la Facultad de Ciencas Polticas de la Universidad Miguel Hrnndezde Elche.

    fracasos, derrotas yderrotas estrepitosas.Se puede desconfiar delsindicato, pero atende-remos los primeros a sullamada siempre ycuando no haya otra al-ternativa real para plan-tear un combate pornuestros derechos ycontra el capital. No setrata de que el trabaja-dor asimile una con-signa como la deautoorganizacin; setrata de que por sus pro-pios medios se apropiede la misma al compren-

    der que no hay otraforma de lucha. Y a ellono han contribuido ni lossindicatos (eso por des-contado) ni los partidosobreros o proletarios(marxistas, anarquistas,socialistas; o tantosotros istas que se quie-ran incluir); que han ele-vado la convocatoria de

    Huelga General al gradomismo de Dios.Cada cual a su ma-

    nera, ha intervenidopara que el trabajadorse adhiera a ttulo indivi-dual y en clave fetichistaa la Huelga. Sin duda al-guna, la potencia de lamquina propagands-tica ha hecho muchobien por la orquestacin

    de la idoneidad de laconvocatoria y por la de-fensa de los interesessindicales. Hemos su-bestimado a los sindica-tos y los partidospolticos izquierdistas,pues han impulsadoadelante una Huelgacreada sobre nada, a

    base de panfletos, car-teles, mtines hechospasar por asambleasy ardides varios.

    fuerte de lo en un pri-mer momento se nosapareca; el alcance dela reflexin de la clasetrabajadora sobre laconvocatoria deHuelga General enbase a su concienciade clase fue menor delo esperado. Hubo de-bate y confrontacin deideas en torno a estahuelga, pero que nopudieron ir ms allporque el frreo encua-dramiento organizativosolap todo intento decrtica y oblig a la ad-

    hesin por la va rpidade la individualidad in-consciente.

    Esto tambin esproducto del estado delas luchas obreras aescala internacional ysu repercusin en elEstado espaol. Lossindicatos siguen inmo-vilizando el combate de

    la clase trabajadoracomo antao, ancuando ejemplos mino-ritarios de autoorgani-zacin se estnextendiendo (Tekel,Turqua; y Metro deMadrid). Como reminis-cencia de tiempos desubyugacin, muchosobreros que despiertanse encuentran confu-

    sos y desorientados;y creen ver en sindica-tos y partidos obrerosuna alternativa de com-bate a sus miserablescondiciones de vidaque muy lejos est deser tal. Pese al des-prestigio de los sindica-tos espaoles, a su

    primera llamada, am-plios sectores de lostrabajadores respon-dieron. Movidos por elespritu de combate ydefensa de sus intere-ses, fueron engaadosy usados como carnede can de sindicatosy partidos para vana-gloriarse de su victoriamatemtica. El mo-mento actual no res-ponde precisamente auna oposicin generaldel trabajador a los sin-dicatos; y muchomenos, al necesario

    combate abierto contraellos que relanzara de-cididamente la lucha aescala internacionalcontra la dominacincapitalista.

    Equivocados?Si es cierto que el

    trabajador ha ganado,no hay nada que le

    diga a l que en reali-dad es as. El 29-S hasido un xito para lossindicatos por haberpodido salir a la calle ydecirse obreros ypara aquellos queponen en las naricesde los que somos ver-daderamente crticoslas cifras de participa-cin. Algunos hablan

    de combate contra elEstado capitalista! Ytodo porque vieron le-vantarse algunas barri-cadas para defendersede las embestidas ab-solutamente fuera detono de los esbirros delcapital. Tal es la indi-gencia de un discurso

    que discurso ni cala nipuede calar en los traba-

    jadores, que viven da ada el retroceso de susconquistas laborales ycvicas (jubilaciones,

    ayudas sociales) que elcapital en conjunto le hapreparado para restituirla Tasa de Ganancia.

    Por tanto, conclui-mos que la Huelga Ge-neral ha sido un xito:trabajadores engaadosy arrastrados a los desfi-les militares de los sindi-catos y partidos. Parosde fbricas en los que

    los trabajadores se en-frentaban entre ellos enlos piquetes cuando noeran sino interesesconstruidos por los sindi-catos los que les separa-ban. Brutalidad policial(esperada) que tuvo queser combatida que, des-pus de combatida, secriminaliz vilmente.

    Cuando los segui-distas reclaman el re-conocimiento de supapel de crticos,dejan al margen queUGT y CCOO tenan ensus manos (como bue-nos sindicatos vertica-

    les) el aparatoideolgico casi en tota-lidad, y que ellos apro-vecharon la inercia parasubirse en tropel a laconvocatoria para nodescolgarse y hacervaler su combatividad;como han adherido mi-mticamente su propa-ganda a la de ellos para

    que de las viejas con-signas y discursos con-tra los sindicatos sloquede ya el recuerdo.Estos son los que ahorase llevan las manos a lacabeza porque las cen-trales mayoritarias hanvuelto a negociar conZapatero, sorprendidos.Estos son los autode-nominados vanguar-

    dia y los que cifrantodo espritu de lucha aque nos encuadremosen su aparato organiza-tivo burgus.

    SobreestimacinSi la burguesa, a

    travs de sus sindicatosy partidos, era ms

    Miles y miles de trabaja-dores confusos y des-orientados en un mar desiglas que siembran ladivisin de la clase tra-bajadora. Un gobiernoque ha rechazado nego-

    ciar una coma de la Re-forma Laboral, unossindicatos oportunistas yunos correligionarios nomenos oportunistas.ste es el panorama dela gran victoria de laclase trabajadora.

  • 8/8/2019 El Estudiante Proletario n5

    3/8

    El Estudiante Proletario, Octubre 2010 CREE Pgina 3

    Viejo combate, nuevos combatientesContradictoria lucha en la minera del carbn

    CREE. Jan

    A nadie se le escapa queel sector de la extraccin car-

    bonfera no tiene mucho msrecorrido que hacer. El capita-lismo, conmovido por el siste-mtico esquilmado de losrecursos naturales y la conta-minacin producida en suempleo, ha querido buscarfuentes de energa alternativaque permitan continuar consu alocada carrera hacia laautodestruccin planetariabajo el designio de los pin-ges beneficios que obtendrcuando las investigaciones enenergas no contaminantes einagotables pongan sobre lamesa la frmula de la rentabi-lidad que se ha logrado du-rante tantos aos con elcarbn o el petrleo.

    No quiere decir esto quela extraccin de carbn sehaya detenido totalmente, nique su consumo est parali-zado. Justo al contrario, el ca-pital no renuncia a aquellasexplotaciones econmicas

    a las que no han extrado eljugo totalmente, por poquitoque quede. Pero para mayorseguridad, prefiere deslocali-zar la produccin para asgozar de amplias cuotas derentabilidad al poder destinarmenos inversin al capital va-riable (factor trabajo) sin re-nunciar a la produccin deplusvalor mediante la explota-cin ms vil. Las cuencas mi-neras del Este europeo, deChina y Latinoamrica son

    ahora el objetivo prioritario. Enaquellos lugares donde la le-gislacin establece unos m-nimos de proteccin altrabajador (aunque sea yacosa de tiempos mejores),las cuencas de extraccin decarbn van a la deriva.

    Caso ste el del Estadoespaol. Las protestas de

    principios de los noventa lo-graron que los trabajadoresmineros quedasen al am-paro de unas leyes queaseguraban la pervivenciade sus puestos de trabajo,destacando el Decreto Leyque primaba el consumo decarbn nacional en las cen-

    trales trmicas del Estado.Cuando ha tocado renovarel compromiso con los mi-neros, el Ejecutivo Zapateroha preferido evadirse deresponsabilidades y cargarla culpa a Bruselas.

    La continuidad de laactividad econmica quemantiene a flote a ms de10.000 familias en el Es-tado espaol est en peli-gro. A ello se suma el quelas subvenciones del Es-

    tado entregadas a las em-presas de explotacinminera se encuentran fuerade las esferas de control,los salarios no se han pa-gado a los trabajadores ylos empresarios rapiado-res culpan al Estado quelos subvenciona de su faltade liquidez. En este gro-

    tesco crculo vicioso el nicoperjudicado es el obrero dela mina.

    Los intereses contra-puestos de unos y otros ha-can estallar el polvorn. Lasnminas de julio y agosto delos trabajadores de las em-presas de Victorino Alonso

    y Lamela Viloria estaban sinpagar, y eran ms de 2.500.En la cuenca leonesa co-mienzan las protestas. Pi-quetes y cortes de carreterase suceden durante los pri-meros das. Los antidistur-bios cargan en El Bierzocontra los trabajadores.Nuevos cortes de carreteray barricadas con neumticosquemados. Cortes de lneasferroviarias. Manifestacio-nes. A ms de 500 metros

    bajo tierra 50 mineros se en-cierran en el Pozo de lasCuevas de Palencia paraprotestar por el pago de susnminas de los meses deverano. Por razones simila-res, 12 trabajadores de Tre-mor de Arriba, Casares,secundan la decisin de en-cerrarse en la mina.

    Estas no son sino las pri-meras protestas de una ole-ada reivindicativa que seextiende hasta finales deseptiembre. El da 22, unamarcha de 200 minerosparte de Villablino en direc-cin a Len como medida depresin al Ejecutivo nacional

    para que firme el DecretoLey que permita a los mine-ros seguir viviendo de su tra-bajo unos cuantos aosms. Este movimiento con-fluye con otros que sucedensimultneamente en Astu-rias y Aragn, importantesregiones mineras que cla-man tambin por la firma delDecreto Ley que prime la ex-traccin y consumo de car-bn nacional. 4 trabajadoresde Coto Minero Cantbrico e

    Hijos de Baldomero Garcaentran en huelga de hambrefrente a las oficinas que Vic-torino Alonso tiene en Ponfe-rrada, punto al que laMarcha Negra (como as sele ha denominado como re-miniscencia de la marchaminera que fue a Madrid en1992) llegara un da des-

    pus de su salida.El conflicto es alimentado

    desde las centrales sindicalesmayoritarias (en especial, UGT)al convocar stas Huelga Ge-neral en la minera los das 23 y24, as como el 29 y 30 de sep-tiembre. Como la ontogenia re-capitula la filogenia, las distintassecciones mineras de los sindi-catos urden a pequea escalalas mismas tretas que las cen-trales a gran escala. Se ponenmono azul y llaman a la huelgaen la minera a la vez que victi-mizan al empresario que est

    en el mismo barco. La perfidiaen su mximo esplendor!Como llamar a la Huelga Gene-ral y clamar por una vuelta a lasnegociaciones con el Ejecutivo,la estructura sindical hiede a pu-trefaccin.

    El movimiento finaliza el da29-S, da en el que la marchallega a Len y acude a las ma-nifestaciones de la Huelga Ge-neral. Ese mismo da, el Colegiode Comisarios de la Unin Euro-pea da el visto bueno al Decreto

    Ley de extensin de las ayudasa la minera hasta el 2014 delGobierno espaol. Los minerosvuelven a la superficie y aban-donan las huelgas de hambre.Todo retoma sus cauces habi-tuales.

    En cuatro aos, los conflic-tos se sucedern incluso mslgidos que antes; puesto quelas contradicciones ligadas a laactividad minera en estos nue-vos tiempos ecolgicos no hansido suprimidas, sino simple-

    mente desplazadas en eltiempo. La lucha de los mineroses la lucha de toda la clase tra-bajadora y su victoria parcial nodebe ser motivo de alegrasalvo que nos permita sacar va-liosas lecciones que nos formenpara las prximas luchas.

    Segunda Marcha Negra de los mineros leoneses, dieciocho aos despus.

    Pdenoslo a travs de nuestro correo: [email protected] la Universidad de Sevilla (Facultad de Comunicacin, Rectorado).En las calles de Linares, Sevilla y Jerez de la Frontera, principalmente.En formato PDF en nuestro blog: http://espartaquismoestudiantil.wordpress.com

    EL ESTUDIANTE PROLETARIO, rgano propagandstico del Colectivo Revolucionario EspartaquistaEstudiantil, lo podrs encontrar en:

  • 8/8/2019 El Estudiante Proletario n5

    4/8

    El CREEabre su organizacin y las pginas de El Estudiante Proletario a todoaquel que desee colaborar en nuestro proyecto. As:

    Si posees algn sistema de impresin y quieres ayudar a la difusin de nuestra prensa y panfletos, avsanos anuestro correo: [email protected] Si quieres escribir en EEP, slo tienes que decrnoslo adjuntando tema y enfoque del artculo (*Nota: el CREEsereserva la decisin final de su publicacin. Cualquier debate, confrontacin, comentario, etc. es un paso adelante. Toda carta, objecin y crtica sern bien re-cibidas.

    En el nmero deagosto de El Estu-diante Proletario dedi-cbamos un artculo aanalizar el entramadode intereses existentesen relacin a la aboli-cin de los toros enCatalunya. Coment-bamos al respecto quela tal medida no habasido resultado de unavance real en cuantoa los derechos de losanimales en Catalunya

    (al menos, relativo alos diputados/as de lascmaras de represen-tacin catalanas, queno as en la calle; puesCatalunya es uno delos territorios mscomprometidos encuanto la defensa ani-mal), sino una estrata-gema que pretendarevestir de verde todo

    aquello que ola a ran-cio, reaccionario, pa-tritico y catalanista.Tras el fallo del Tribu-nal Constitucional res-pecto al Estatuto deCatalunya, la burgue-sa catalana respondicon una supresin dela fiesta taurina que noera sino un claro in-tento de diferenciacinnacional.

    Ahora, donde dijedigo, digo Diego. Seabolieron las corridasde toros por querer serdistintos, por dar cons-tancia en leyes queellos son distintos. La

    burguesa espaolistarespondi atacandovilmente la medida to-mada, en base a argu-mentos de cortedemocrtico y nacio-nal. Exactamente losmismos que el otrosector beligerante enel conflicto empleabapara justificar su deci-sin histrica. Dosfracciones de la bur-guesa enfrentadasentre s bajo auspicios

    idnticos, logrando po-larizar a la opinin p-blica y arrastrando trassus intereses a laclase trabajadora y alos sectores popula-res.

    Semanas despusde formular en esostrminos una noticiade tanto calado comofue aqulla, los acon-tecimientos nos dan larazn. El Parlament havotado a favor de laproposicin de ley deCiU para no incluir enesa medida nada msque la lidia, eximiendo

    de su ilegalizacin loscorrebous (muy tpicaen las zonas del Ebro);el bou embolat(todoslos aos los medios decomunicacin sehacen eco de la fiestaen la que el toro tiene

    en sus astas un arma-zn de hierro con algo-dn petroleadoardiendo) y el bou cap-llaat (astas atadas).Se alude al hecho deque los toros, en nin-guno de los tres casos,son asesinados, alcontrario de lo queocurre con aquellosque son llevados a laarena a dejarse la vidapor contentar a un p-blico sediento de san-

    gre.

    La iniciativa contcon un respaldo am-plio en la cmara. SloICV-EUiA vot en con-tra, arrastrando tras des dos votos de diputa-dos que no eran deese partido. La pro-puesta aprobada por elsector catalanista de la

    burguesa ms mode-rado (PSC-ERC-CiU)es un primer pasohacia la restauracinde la tauromaquia to-talmente en Cata-lunya; y viene a darpor sentado que los di-putados se encuentranmuy lejos de defendera los animales contralas torturas y vejacio-nes que sufren en

    nombre de la fiesta ode la patria. Cmoexplicar entonces quela fiesta taurina msarraigada en las tradi-ciones catalanas se le-gitime y la espaolano?

    El nacionalismo, denuevo, es el eje centralde este nuevo debate.Ahora, los burguesescatalanes se echanatrs y recuperan sustradiciones taurinas.

    La burguesa espaolaresponder clamandopor una restitucintotal. Y usarn las mis-mas argucias de siem-pre para dar validez asus prfidos presu-puestos. En este caso,como en tantos otros,la clase trabajadora esarrastrada tras unabandera burguesa.

    Tanto sea sta cata-lana como espaola, elproletariado debemantener su autono-

    ma reivindicativa y re-negar de seguir a unosu a otros. Slo la clasetrabajadora puedeabolir la explotacin yel sufrimiento animal;pues slo ella es

    capaz de tomar con-ciencia de la tortura, lahumillacin y la veja-cin. La vivimos ennuestros puestos detrabajo todos los das!

    No nos dejemos lle-var por ninguna insig-nia nacional, porque lapatria es un conceptoajeno a nuestra condi-cin. No les hagamos

    el juego y ayudemos aperpetuar su domina-cin como clase. Si laburguesa catalana yla espaola se enfren-tan, que as sea! Nos-otros debemos atacarsin contemplaciones aambas.

    El Estudiante Proletario, Octubre 2010 CREE Pgina 4

    Tauromaquia, cuestin de clase (II). Si no lo matas, entonces s

    CREE. Jan-Sevilla

    La patria es unconcepto ajeno anuestra condicin

    El nacionalismo, denuevo, es el ejecentral de este

    debate

    Colabora con el CREE

  • 8/8/2019 El Estudiante Proletario n5

    5/8

    El Estudiante Proletario, Octubre 2010 CREE Pgina 5

    Los sindicatos contra el proletariado (I): PSI y CGT

    dividen al proletariado ital iano (1913-1921)CREE.Alicante

    No podemos tratar de comprender los motivos del

    auge del movimiento obrero en Italia sin tener en

    cuenta que el capitalismo en el pas de la bota sur-gi con retraso con respecto a sus competidores

    europeos, que ya se haban repartido entre ellos

    el mundo y que dejaban a Italia como potencia de

    segundo orden. El gobierno, caracterizado por

    el eclecticismo abiertamente practicado para

    ganar apoyos, emprendiendo algunas reformas

    sociales proclamadas por la izquierda y apo-yando algunas causas ms conservadoras que

    reivindicaba la derecha. Llev a cabo una eco-

    noma de guerra, motivada por un nacionalismo

    exacerbado y por un deseo de conquista territo-

    rial que, sumado a la manipulacin poco velada

    de las instituciones burguesas, como el parlamen-

    tarismo, tuvo como consecuencia la desconfianzadel pueblo en este sistema democrtico y con-

    dujo, por un lado, al repunte de la combatividad

    obrera; y ms tardamente, a la subida al poder

    del fascismo.

    El fantasma de la Pri-mera Guerra Mundial seacercaba cada vez ms,y el ambiente popular secaldeaba. Un sector re-ducido de los socialistasy anarquistas procurabatransformar este conflicto

    venidero en un auge dela lucha de clases.

    En Ancona la situacinera crtica, y se iniciarondesfiles antimilitaristaspese a la prohibicin gu-bernamental. El sindicatoConfederacin Generaldel Trabajo proclam

    huelga general ante losnueve muertos de lasprotestas. Finalmente, lacifra fue nicamente detres, por lo que CGT diomarcha atrs, termi-nando de indignar al pro-letariado de la ciudaditaliana. Para sorpresa delos dirigentes socialistasy sindicalistas, los obre-ros se levantaron con-tra las fuerzas delorden y llegaron a supo-ner un peligro para la se-guridad de la ciudad. Noobstante, la pasividad deCGT en la convocatoriahuelgustica y difusin delos sucesos de Anconaconden al valiente pro-letariado italiano, redu-cido por las fuerzas derefuerzo policacas y mi-litares. La traicin porparte del CGT y del PSIqueda bien expresada en

    estas palabras de Serrati(representante de la frac-cin maximalista del PSI:No podamos ni deba-

    mos obedecer a la masa

    amorfa de los no organi-

    zados (no sindicaliza-dos).

    Pese a esto, la re-vuelta se extendi a otraszonas de Italia, comoTurn (movilizando a30000 obreros), y a Sa-landra le fue necesario

    emplear 100000 hom-bres para reprimirla anivel nacional.

    Las promesas de ane-xiones territoriales hicie-ron a la burguesaparticipar y venderse almejor postor. En la reta-guardia nacional, confia-ron en el papel de lossindicatos y de los altoscargos del PSI para apa-ciguar a las masas, furio-sas por el reclutamiento

    de campesino pobre-mente armado y dirigi-dos, que dio pie a una olagigantesca de huelgas ydeserciones. El PSI de-leg la responsabilidadde coordinar el movi-miento al consejo centralde los sindicatos, los cua-les no quisieron extenderla revuelta a otras indus-trias. Cuando el ene-migo pisotea nuestrosuelo, tenemos un solo

    deber, resistir Palabrade la CGT.

    La posicin del ala re-formista del PSI en elpoder iba en lnea a ladefensa de la patria bur-guesa propia de la social-democracia europea. Ennombre de la industriamilitar, los obreros eranarrastrados a matarseentre ellos. Pero si con-fiamos en las palabras de

    los seores Trevs y Tu-rati, no era negar el so-cialismo.

    El grado de traicinsindical y partidista al-canz extremos insultan-

    tes, al aliarse CGT con laburguesa para constituirlos comits de moviliza-cin industriales, pana-ceas consistentes encomida, ayuda para lasfamiliasen las ciudadesms susceptibles de re-

    acciones obreras. A suvez, CGT y el PSI pedana los trabajadores que re-nunciasen a las huelgas,que retrasasen la luchade clases para no debili-tar las fuerzas del Estadodemocrtico. El PSI, elpartido obrero de Italia,daba alas a un capita-lismo de Estado, mspreocupado por impulsarel negocio blico estatalque de fomentar (o acaso

    retrasar) las luchas prole-tarias.

    Posguerra. Turn y laconsumacin de la trai-cin de CGT y PSI

    El final de la PrimeraGuerra Mundial trajounas compensacionesterritoriales insuficientes,as como una deuda p-blica de 63 billones, queaumentaba a un ritmo deun billn por mes. El ga-binete Nitti ejerci unapresin fiscal con im-puestos que alcanzabanentre el 9 y el 12% en sa-larios. Los comerciales,aterrados por las reaccio-nes obreras, suplicaronayuda a los sindicatos.

    La creacin de laGuardia Real para repri-mir el movimiento obreroy liquidar el bolche-vismo, tuvo la ardua

    tarea de contencin delproletariado ante los145trabajadores muertos y444 heridos. En este con-texto surge la gran expe-riencia de Turn.

    Si Roma era el centroadministrativo de Italia yMiln el comercial y fi-nanciero, Torino era sinduda el centro industrialitaliano, poblacin obreraen tres cuartas partes deltotal, fundamentalmente

    agrupadas en el sectorde la metalurgia con lapreponderancia de FIAT.

    A la insurreccin anti-belicista de Ancona, seuni la ocurrida en 1917.Contagiado por la Revo-lucin Rusa y motivado

    por la falta de vveres b-sicos, el proletariado ini-ci una insurreccin endireccin a la Cmara delTrabajo, a la que se unie-ron soldados del regi-miento Alpino. Lapropaganda guberna-mental que defenda quela revuelta estaba organi-zada por los alemanesimpidi una mayor adhe-sin por parte del sectormilitar, que con ametra-lladoras y tanques silen-ciaba de momento lasinfona obrera de Turn.

    LOrdine Nuovo(Gramsci) fue transcen-dental en Torino, ya quesu nueva concepcin delos consejos obrerosllev al proletariado turi-nense a abandonar loscomits de empresacuyas listas de candida-tos eran propuestas por

    los sindicatos (eligiendoa los reformistas y opor-tunistas), y autoorgani-zarse en comits defbrica cuyos objetivoseran el control de la pro-

    duccin, el armamento yla preparacin militar, po-ltica y tcnica del prole-tariado para tomar elbello cielo italiano porasalto.

    Estos nuevos consejosconsiguieron logros im-

    portantes y sorprenden-tes, como la movilizacinen 1919 de 120.000obreros en una hora, locual nos da buena mues-tra de la fuerza quepuede alcanzar la masaobrera organizada por smisma.

    Un conflicto entreobreros y patronos por elhorario de trabajo en fe-brero y marzo de 1920despert al proletariado,

    especialmente turins, ypromovi el lock outporparte de los patronos or-ganizados en Cofindus-tria. Se desencaden lagran oleada de huelgasgenerales, en la que par-ticip prcticamente lamasa entera de trabaja-dores, y por primera vez,no espoleada por el ham-bre o por el paro, si nopor el deseo de hacersecon el deseo de destruirel poder estatal. CGT yPSI se desentienden to-talmente. En el primercaso, rechazando losconsejos obreros; en elsegundo, dando la direc-cin del movimiento a laseccin del PSI de Turny llevando a cabo unacampaa de burla, des-precio y desinformacinde este movimiento portoda Italia.

    Al final, mientras los tu-rinenses defendan la de-mocracia obrera, el PSIcelebr un encuentro enMiln para charlar sobreproyectos y mtodos

    Malatesta yAlceste de Ambrils

    regresaron cuando elambiente se caldeaba

    Giacinto Serrati era ellder de la fraccin

    maximalista del PSI,antibolchevique y

    pro-reformista

  • 8/8/2019 El Estudiante Proletario n5

    6/8

    El Estudiante Proletario, Octubre 2010 CREE Pgina 6

    tericos, incluso paradiscutir acerca de losconsejos obreros! La luci-dez del proletariado turi-ns radica en que desdeel primer momento sedesentendi del controlsindical y partidista, pro-

    clamando que su luchaera en dos frentes, con-tra la burguesa y con-tra los jefes traidores.

    Parte del proletariadoitaliano no se dej enga-ar. Los ferroviarios dePisa, Livorno y Florenciase negaron a transportartropas a Turn, los traba-jadores portuarios y mari-neros de Livorno yGnova sabotearon elmovimiento en los puer-

    tos. Los trabajadores decorreos, del ferrocarril, deMiln...pese a la oposi-

    cin de los ayudantes delcapital, proclamaron lahuelga general. La ate-morizada burguesa ita-liana propuso una seriede reivindicaciones,aceptadas por los traba-jadores bajo la presin de

    socialistas y sindicalistas.

    Los incumplimientosde los acuerdos que otor-garan al proletariado unmayor control en la f-

    brica encendieron a losturinenses, que reivindi-caron de nuevo una

    huelga general, bus-cando el apoyo de sindi-catos, reformistas,maximalistas, anarquis-tas, Slo estos ltimosse unieron, bajo la direc-cin moral de Malatesta yde los anarcosindicalistas

    de la Unin Sindical Ita-liana (USI).Las oportunas inter-

    venciones del PSI (quetodava diferenciabaentre huelgas econmi-cas y polticas como dosopuestos irreconciliables)y de CGT impidieronuna extensin real delmovimiento turins,que ahora se enfrentabaprcticamente solo al ca-pitalismo nacional y al

    Estado italiano, con surecin creada GuardiaReal. A las pocas sema-

    nas, desisti. Y al poco,el fascismo se encargde satisfacer con creceslas demandas de la bur-guesa italiana.

    ConclusionesLa experiencia de los

    movimientos obreros ita-lianos durante el primercuarto del siglo XX nosaporta enseanzas valio-ssimas aplicables al pre-sente. La necesidad deun partido verdadera-mente revolucionariodurante la poca de agi-tacin, el rechazo a laSantsima Trinidad de latraicin, reformismo, par-lamentarismo y sindica-lismo; y, ante todo, la

    capacidad de agitacin yorganizacin de los con-sejos obreros, la fuerza

    de la solidaridad proleta-ria,son premisas quedesde el CREE procla-mamos incansablementepara lograr un verdaderoxito del movimientoobrero, fundamentado ensu unin ms all de si-

    glas y organismos diviso-rios, una uninfundamentada en lamisma situacin de ex-plotacin laboral, cuyavoz sean nicamente losconsejos obreros, frutosde la autoorganizacin,pilares de la nueva socie-dad, elementos que lle-varn por fin al hombre aabandonar la larga bar-barie y entrar, fusil enmano, en la poca glo-

    riosa de la civilizacin co-munista.

    Textos recomendados

    Como ya hemos venido haciendo durante meses atrs, El Estudiante Proletario trae de nuevo una seleccin detextos de diversos autores y temticas que, desde el CREE, consideramos indispensables para el debate sobrecuestiones de gran importancia para el proletariado en su lucha por la emancipacin mundial.

    Sylvia Pankhurst

    La intransigenciarevolucionaria de un

    partido obrero esinversamente

    proporcional a suintegracin en elEstado capitalista

    Para acceder a ellos, peddnoslos a nuestra direccin de corre electrnico:[email protected]

    Lenin y la Revolucin Rusa. Ante Ciliga. Programa de fundacin de la Liga Espartaco. Rosa Luxemburgo (Liga Espartaco-K.P.D.). Materialismo histrico y Divergencias tcticas en el movimiento obrero. Gorter y Pannekoek. Lenin o el socialismo desde arriba. Daniel Gurin.Ajuste de cuentas con el leninismo. Union Ouvrire-Ediciones Mayo 37

    Chvez gana, el movimiento obrero pierdeCREE

    De sobra es sabido que elCREE no bebe los vientospor Hugo Chvez y sus par-ticulares formas de entrar enel socialismo del Siglo XXI.A diferencia de las distintas

    organizaciones de izquierdaso izquierdistas, nosotros novamos a considerar los resul-tados obtenidos por la coali-cin PSUV-PCV en laselecciones a la AsambleaNacional de Venezuela comoun xito y, menos an,como una profundizacin dela revolucin.

    En primer lugar debemosdecir que victoria, lo que sedice victoria, no ha existidopara nadie. La coalicinPSUV (Partido SocialistaUnificado de Venezuela) y

    PCV (Partido Comunista deVenezuela) no ha logradoaglutinar los votos sufi-cientes que le permitieran lo-grar los tan cacareados dostercios en la Asamblea. 98diputados frente a los 64 de

    la oposicin, en unos comi-cios donde particip el66,45% de los electores lla-mados a las urnas. Se pierdela mayora absoluta y la posi-bilidad de obrar a las anchaspara Hugo Chvez.

    La oposicin se defiendede su derrota por los supues-tos ardides del sistema elec-toral que, a pesar de lamayora de votos, no se logramayora en representacin.Izquierda Unida lloraba deemocin al saber que no son

    los nicos damnificados porla Ley DHont que les lleva

    por el camino de la amar-gura

    Tras los comicios, cadacual represent la farsa a sumodo: el oficialismo se re-gocij en una victoria sobrelas rbitas nacionales del

    imperialismo yanqui. Losopositores tambin hablandel triunfo de su causa anti-chavista; poniendo en evi-dencia el retroceso encuanto a legitimidad delproyecto socialista delcomandante. No existe con-tradiccin alguna entreambos planteamientos: ga-ne la izquierda chavista o laoposicin pro-imperialista;quien pierde es la clasetrabajadora venezolana ymundial.

    La construccin de lajaula en la que el chavismo

    est encerrando almovimiento obreroen Venezuela sigueadelante, as lo ratifi-can estas eleccio-nes. Aunque elproyecto del PSUV

    haya encontrado enlos ltimos aos pro-blemas que no hasabido enfrentar,sale de estos comi-cios reforzado en subsqueda de la instauracinde un capitalismo de Estadofrreo que nos pueda hacerpasar por socialismo. Losestertores de una crisis capi-talista que el gobierno so-cialista y revolucionario hasufrido como el que ms, in-tegrado como se encuentra

    en las estructuras de comer-cio internacionales; el re-

    punte de la combatividadobrera en Venezuela que elchavismo ha asimilado inme-diatamente a los delirios trots-kistas o perpetuados porelementos contrarrevolucio-narios, los intentos de recon-ciliacin con la derechacolombiana a la que tanto

    haba criticado tras la eleccinde Juan Manuel Santos, el

  • 8/8/2019 El Estudiante Proletario n5

    7/8

    El Estudiante Proletario, Octubre 2010 CREE Pgina 7

    apoyo claramente intere-sado al petrleo iran y su va-ledor poltico MahmudAhmadineyad y otros menes-teres de la poltica nacional einternacional revolucionariano parecen haber pasadofactura al proyecto reacciona-

    rio del socialismo del SigloXXI.Este socialismo post-

    moderno no es ms que elnuevo ttulo de un emergentemovimiento pequeo-bur-gus histricamente marcadopor la integracin tarda delas burguesas autctonas la-tinas (ms aun, de aquellospases situados en la periferiacapitalista) tras el fin de la co-lonizacin que les hace re-chazar su papel comoagentes del capital extran-

    jero, aunque su cometido no

    sea sino ste. Justo al contra-rio, defienden vehemente-mente su emancipacinrespecto al capital no forneoen favor del desarrollo end-geno de las fuerzas producti-vas nacionales; disfrazandode socialismo lo que es la

    defensa de una revolucinburguesa tarda e imposiblecuando los flujos econmicoscapitalistas se han mundiali-zado.

    Con todo el desarrollo his-trico precedente, los objeti-vos emancipatorios de estaburguesa nacional necesitanser revestidos de contenidosnuevos que entronquen conlas necesidades e interesesms arraigados en la clasetrabajadora y las arrastra trassu proyecto cuando los obje-

    tivos de la misma quedan

    muy alejados de aquelloque el burgus pueda dis-pensar. Las antiguas revolu-ciones burguesas hacemuchos aos que dejaronde ser un movimiento pro-gresivo para el desarrolloeconmico, social, poltico y

    cultural; ms si cabe en elmomento del capitalismoglobalizado y globalizador.Si anteriormente el proleta-riado se jugaba algo en lasmismas, y su tcito apoyo alcampo burgus frente a lamonarqua/absolutismo eranecesario; ahora nada hayque la burguesa puedaofrecer al proletariado, in-cluso si esta misma pre-tende subyugarnos con sushueras palabras acerca delsocialismo.

    Los comicios electorales

    a la Asamblea Nacional ve-nezolana no son, por tanto,ni un paso adelante ni unpaso atrs para el proleta-riado. Que exista mayorade unos o de otros nadahar por los trabajadores.Al contrario, ir siempre en

    detrimento de su propiocombate contra el capital.Dejados arrastrar hacia lasurnas y hacia una luchafraccional burguesa que esajena a sus propios intere-ses, el proletariado venezo-lano ha cado en un errordel que debe sobreponerserpidamente ahora que anivel mundial repuntan lasfuerzas de la clase obrera,y sobre ella recae unaenorme responsabilidad.

    No se trata de profundi-

    zar en el camino abierto por

    el burgus Chvez, sino enponer patas arriba su sis-tema burgus falsamentesocialista que no tardar endescubrirse en flagrantecontradiccin consigomismo. Del edificio depoder que Chvez ha cons-

    truido para l y los suyos noquedar piedra sobre pie-dra; y Chvez ser vencidosi se combaten, en primerlugar, las risibles ilusionesque l mismo ha sembradopara perpetuar su domina-cin como abanderado dela burguesa.

    Luchas en las altas esferas burguesas: Irn-EEUUCREE.Alicante

    En las ltimas semanashemos recibido a travs delos medios de comunicacininformaciones muy diversasacerca de la polmica mante-nida por el presidente de

    EEUU, B.Obama, y su hom-logo iran, M. Ahmadineyad.Como expertos jugadores deajedrez, ambos estrategasintentan combatir al enemigodesde dentro.

    En el caso estadouni-dense, por ejemplo, se in-tenta influir militar yeconmicamente en Irn,promocionando a su propioaliado electoral en el pas, yen definitiva, tratando de de-

    monizar este rgimen a losojos de la comunidad interna-cional. El presidente iran,por su parte, trata de utilizarlos atentados del 11S paramovilizar a las masas delpas americano, con sus dis-cursos acerca de la corrup-cin y utilizacin de estostrabajadores por parte de laslites, de las mentiras verti-das acerca de los atentados

    y de la deslegitimidad de lainvasin del mundo musul-mn, la particular poltica ex-terior antiislamista de EEUU.En lugar del grito Dios lo

    quiere! que vociferaronnuestros antepasados para justificar sus cruzadas, ellosnicamente podran procla-mar: EEUU lo quiere!o Elislam lo quiere!.

    Una vez ms, tanto B.Ocomo M.A, como buenos bur-gueses (por mucho que elsegundo lo niegue), tratan demovilizar a las masas a su in-ters, ora apoyndose en el

    choque de civilizaciones,ora considerando el sionismocomo el mayor mal delmundo; invadiendo un pasextranjero para su propio be-neficio, tratando de comba-tirlo con discursospanislamistas.

    Cabe decir que las decla-raciones de Obama causan-tes de la polmica sonradicalmente falsas, y en la

    famosa reunin de la ONU,las palabras de M. Ahmadi-neyad no fueron chocantes,ni llenas de odio. En todomomento se lament del

    destino de las vctimas de losatentados, pero exigi elmismo respeto para laenorme cantidad de falleci-dos en Oriente Medio por lasambiciones capitalistas de

    EEUU, disfrazadas hbil-mente bajo el imperativo ca-tegrico de justicia. Reclamuna investigacin ms seriade los sucesos, pues existenevidencias de una colabora-cin interna con los terroris-tas, que hace cada vez msdudosa la hiptesis de BinLaden y su ejrcito de kami-kazes islamistas.

    Precisamente, pese a queno haya tenido casi repercu-

    sin en los medios, en octu-bre de 2001 salieron bajo lasombra de la censura unosdocumentos que demostra-ban que Bush y Bin Ladenposean negocios e intere-ses comunes, lo cual re-marca Ahmadineyad en sutesis de que la lucha no ha deser entre los pases, sinoms bien en contra de la c-pula de EEUU-Israel-Reino

    Unido. Con posterioridad, sesucedieron las diversas ame-nazas, invasin militar, expul-sin de los estadounidensesdel pas,dejando final-

    mente un ambiente de Gue-rra Fra que en algn mo-mento terminar por estallar.

    No cabe detenerse a ha-blar de la revolucin quepropone Obama para Irn,

    pues todos comprendemosque cuando habla de demo-cratizar el pas se refiere asometerlo a graves presioneseconmicas mediante em-bargos (como sucede), de-jando como nica salida unaliberalizacin del pas a looccidental; as como a influiren el pas del enemigo consus tres armas democrticasfavoritas: la demagogia ensus candidatos electores, su

    ejrcito y la manipulacin dela informacin.

    No hemos de dejarnos en-gaar tampoco por las falsasdemandas de esa deforma-cin del internacionalismo deM.Ahmadineyad, empaado

    su punto de vista por el isla-mismo radical, que a cadallamada suya a la revolucinhace acompaar la palabraislmica, convirtindose

    Entre discursos

    islamistas y demagogia

    demcrata barata

    se dirime la geopoltica

    entre Irn y EEUU

    La revolucinislmica al servicio de

    los intereses de laburguesa musulmana

  • 8/8/2019 El Estudiante Proletario n5

    8/8

    Hace un par de meses, hice un trabajosobre el nacionalismo para la asignatura deSociolingstica del MUI en Humanidades dela UEX. Ttulo: Lengua, identidad y nacin.Bibliografa: sobre todo, Sociologa del len-guaje (1979) de Joshua Fishman, Encuen-

    tros con el nacionalismo (1995) de ErnstGellner y Lenguas en guerra (2005) de IreneLozano. Se trata de una bibliografa un tantoirregular, aunque Gellner me parece indis-pensable para todo aquel que quiera pensarel nacionalismo.

    Estas fueron las conclusiones, a modo deresumen, de mi trabajo:a) La nacin, como sentimiento y como mo-delo de organizacin, es una creacin de lasreivindicaciones nacionalistas. Surge comoconsecuencia de la unin de la cultura y lapoltica bajo ciertas condiciones socioecon-micas que no son universales ni inmanentes,

    sino que son producidas por el ascenso so-cial de una nueva clase capitalista, burguesay urbana, que se ha enriquecido tras la in-dustrializacin y aspira al gobierno del Es-tado o a la creacin de uno nuevo. Por ello,se interesa por la cultura y la Historia de lanacin oprimida como diferenciada de lasdems.b) La nacin se construye sobre una solacultura o etnia, una sola variedad lingsticay una sola unidad poltica, en oposicin atodas las dems. El individuo adquiere laciudadana en funcin de su conocimientodel lenguaje y de su participacin en la etni-

    cidad y la cultura del Estado, es decir, enfuncin de su identidad cultural.

    c) La identidad cultural es una construccinpsicosocial que engloba el conjunto de prc-ticas y creencias comunes que alientan enel individuo el sentimiento de pertenencia aun grupo en oposicin a los dems y a partirde diferencias como la variedad lingstica,la procedencia o la raza.d) El nacionalismo lingstico erige la nacinsobre el carcter indentitario, prestigioso ylegitimador de la lengua en oposicin al dia-

    lecto. Sin embargo, las diferencias entre losconceptos lengua y dialecto son exclusiva-mente extralingsticas. Nada impide que undialecto acabe convirtindose en lengua.e) La estructura gramatical y el lxico decada variedad lingstica no determinan lapercepcin de la realidad del hablante, sinoque la reflejan.f) La variedad lingstica tampoco determinala identidad del individuo o del grupo, sinoque, del mismo modo, la refleja.g) No existen variedades lingsticas supe-riores a otras: todas ofrecen a sus hablanteslas mismas posibilidades de comunicacin y

    conocimiento. Todas las gramticas sonigual de perfectas.h) La planificacin lingstica tiene como ob-jetivo discriminar el acceso al poder. Su pro-ducto ms evidente es la variedad estndar,que sirve como aglutinante simblico de loshablantes de los distintos geolectos y socio-lectos que conforman la comunidad lings-tica de la nacin.i) La lengua propia tambin tiene como ob-jetivo nico discriminar el acceso al poder.La alarma social causada por la prdida deidentidad es una excusa inventada para re-forzar los lazos de cohesin nacional interna

    en oposicin a lo extranjero.

    Me interesaba, sobre todo, entender elpensamiento nacionalista. Los hechos estnen la calle y en la tele (muchas veces, mani-pulados en ambos casos). El nacionalismoes, en s mismo, una forma de manipulacin:los polticos lo usan para dividir a las clasespopulares (hablamos tanto del nacionalismoperifrico de Euskadi, Galiza o Catalunyacomo del nacionalismo centralista de Es-paa o Francia, etc., quiz el ms peligroso,

    pues, asumido como natural por las estruc-turas mentales de la gente, a lo que contri-buyen fenmenos de masas en teoraneutrales como el ftbol, es ms difcil decombatir. Es decir, tan nacionalista es el PPcomo el PNV). Los polticos nacionalistascatalanes ejercen formas de control, coac-cin y censura sobre los grupos dominadosanlogas a las que ellos mismos denunciansufrir por parte del nacionalismo espaol. Anadie se le escapa que los gobiernos nacio-nalistas catalanes son la avanzadilla penin-sular de la poltica retrgrada contra losinmigrantes.

    Estoy a favor de que cada comunidad de-cida qu relacin poltica y administrativaquiere mantener con el resto de comunida-des. Estoy a favor del federalismo y del de-recho a la autodeterminacin de los pueblos,no de las naciones (derechos que niega laactual Constitucin espaola).

    Segn Gellner, la nacin es una conse-cuencia necesaria del capitalismo industrial.Todo nacionalismo es conservador. Noes posible un nacionalismo de izquier-das.

    Si queremos construir una izquierda cohe-rente debemos seguir buscando ms all de

    trminos discriminatorios como nacin onacional.

    Somos un partido poltico comunista,un grupo estudiantil que defiende lanecesidad de articular las reivindica-ciones obreras y estudiantiles sobre labase dela comprensin mtua de losproblemas y una accin decidida y ra-dical.

    Somos herederos de las grandes lu-chasobreras y estudiantiles de la His-toria, tomando ante ellas una posturacrtica que nos permita reflexionar yaprender de sus aciertos y errores.

    Somos comunistas y revoluciona-rios, no una secta ni un grupsculo.Nuestras posiciones son nuestramejor arma, nacidas al calor de lalucha y la reflexin. Con ellas partici-pamos en los rganos unitarios depoder obrero y estudiantil: los conse- jos o asambleas, verdadera expre-sin de democracia obrera y

    estudiantil.- Intentamos imprimir a las luchas enlas que participamos una dimensinms amplia y radical, valindonos denuestra presencia en los consejos y

    asambleas creados para el comabteunitario por los trabajadores. Somos marxistas antiautoritarios,espartaquistas e intransigentes inter-nacionalistas. Somos trabajadores yestudiantes dispuestos a todo por laemancipacin obrera internacional.- Somos radicales en la medida enque las condiciones histricas de des-

    composicin capitalista exigen que loseamos.- No somos la vanguardia de nadie,slo una fraccin del proletariado.Somos explotados, no explotadores.

    El Estudiante Proletario, Octubre 2010 CREE Pgina 8

    Nuestras posiciones

    esta proclama en unopuesto radical a la verda-dera revolucin obrera. Es in-concebible la articulacin deestas reivindicaciones y lu-chas de los trabajadores bajouna bandera que no sea la

    de sus propios intereses declase, que surjan de sus pro-

    pias condiciones econmicasy se fortalezcan en la lucha,con ningn otro valor que nosea el de la solidaridad inter-nacionalista.

    En oposicin a la mayorade los partidos izquierdistas,

    que gustan de apoyar a cual-quiera que ose levantar la

    voz a EEUU, el ColectivoRevolucionario Esparta-

    quista Estudiantil niegatoda divisin obrera, quepese a la demagogia de Ah-madineyad, se puede diluci-dar en la pretensin de una

    unidad de masas bajo susconsignas burguesas prfi-

    das. Contra la falsa polticainternacionalista de Irn, quecombate una cpula depoder para establecer otra; ycontra la extensin de la dic-tadura del capital, slo cabeuna alternativa para el prole-

    tariado: la revolucin comu-nista internacional.

    discrimiNacinDavid Matas. Cceres