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EL ESPEJISMO DE LA MALDICIÓN DE LA ABUNDANCIA:¿LA BENDICIÓN DE LA ABUNDANCIA

Y LA MALDICIÓN DEL IMPERIO?1

THE CURSE OF ABUNDANCE AS A MIRAGE: THE BLESSING OF ABUNDANCE AND THE EMPIRE’S CURSE?

Ricardo Restrepo Echavarría2, Carlos Vázquez3 y Karen Garzón Sherdek4.

Resumen: Auty, y Sachs y Warner revivieron el argumento de la maldi-ción de la abundancia: la idea de que la riqueza en recursos naturales tiene efectos netos negativos en el desarrollo de las naciones. Sin embargo, el resultado ha sido descubierto en ser altamente dependiente de los tipos de variables que se utilizan para representar la riqueza de los recursos natu-rales5, y cuestiones similares se pueden plantear sobre variables utilizadas para representar la “maldición”. En este trabajo proponemos la búsqueda de mejores variables, examinando la relación entre el ingreso medio de los recursos naturales por persona y una amplia gama de los principales indi-cadores de desarrollo: Ingreso Nacional Neto Ajustado, PIB per cápita, un agregado de servicios y bienes industrializados, la desigualdad medida por el coeficiente de Gini, Pobreza, el Índice de Desarrollo Humano, el Índice de Prosperidad, el Índice de Progreso Social y el Índice de Estado Frágil. Hacemos esto a escala mundial entre 1970 y 2010. Por el contrario, nos encontramos con que la riqueza de los recursos naturales está relacio-nada positivamente con el desarrollo. Sugerimos, como alternativa, que gran parte de los casos actuales donde los abundantes recursos naturales perjudican a las naciones han sido casos de robo común por parte de tira-nos, frecuentemente con el respaldo de las potencias imperiales.

Palabras clave: Maldición de la abundancia, economía política, derechos humanos, desarrollo, imperio.

1 Artículo recibido: 10 de diciembre de 2017; artículo aprobado: 16 de abril de 2018.2 Universidad Nacional de Educación, Ecuador. Correo-e: [email protected] Instituto de Altos Estudios Nacionales, Ecuador. Correo-e: [email protected] Instituto de Altos Estudios Nacionales, Ecuador. Correo-e: [email protected] Cfr. Brunnschweiler, C.N., “Cursing the blessing? Natural resource abundance, institutions, and economic growth”, in World Development, n. 36, 2007, pp. 399-419.

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Abstract: Auty, Sachs and Warner rekindled the argument that presents abundance as a curse: the idea that a wealth of natural resources has, at the end, negative effects on the development of a nation. However, this result has been shown to be highly dependent on the variables used to represent natural resources’ wealth, the same can be said about the vari-ables used to represent this wealth as a “curse”. In this paper we look for better variables, examining the relationship between the median income per capita coming from natural resources and a wide range of the main development indicators: adjusted GDP, GDP per capita, an aggregate of services and industrial goods, inequality meassured by the Gini coeffi-cient, poverty, the human development index, a prosperity index, the so-cial progress index, and an index meassuring a state’s fragility. We do this at a global scale focusing on the period from 1970 to 2010. We find that natural resources’ wealth is positively related to development. We suggest, as an alternative, that a large number of cases in which a great wealth of natural resources seems to worsen the development of nations due to the pillage perpetrated by tyrants, frequently with the backing of the impe-rial powers.

Key words: the curse of abundance, political economy, human rights, development, empire.

1. Introducción

La historia de la dominación colonial e imperial está constituida de manera significa-tiva por la transferencia violenta de recursos naturales desde los países periféricos en vías de desarrollo a los Estados imperiales, que hoy en día poseen la mayor riqueza del mundo. Este es un tema en la construcción del mundo moderno, que se vigoriza con la expansión europea en las Américas y toma una mutación macroscópica en el Nuevo Orden Mundial, en el umbral del mundo de la posguerra, y con el auspicio de nuevas instituciones políticas, económicas y militares. El miembro del Consejo Nacional de Seguridad y Director de Planificación de la Política Exterior del Departamento de Es-tado de Estados Unidos, George Kennan, expuso en su Memo PPS23 de 1948 los fi-nes para los cuales las instituciones internacionales a las cuales él contribuyó a formar, funcionan: “tenemos alrededor del 50% de la riqueza del mundo, pero sólo el 6,3% de su población… Nuestra verdadera tarea en el período que viene es crear un patrón de relaciones que nos permita mantener esta posición de disparidad sin detrimento alguno a nuestra seguridad nacional. Para ello... nuestra atención tendrá que concentrarse en

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todas partes sobre nuestros objetivos nacionales inmediatos. No podemos engañarnos a nosotros mismos con que podemos permitirnos hoy el lujo del altruismo y en ser be-nefactores del mundo”6. “La protección de nuestras materias primas” en el resto del mundo, particularmente en América Latina, prevalecerá sobre la preocupación por la “represión policial”7. Por otra parte, la necesidad de erradicar “la idea generalizada de que el gobierno tiene la responsabilidad directa por el bienestar de las personas”8 triun-faría sobre las metas políticas de desarrollo para todos.

Auty y Sachs y Warner argumentaron, con mucha resonancia en los círculos aca-démicos y de formulación de políticas, que los recursos naturales eran una maldición para el desarrollo, ya que su análisis del crecimiento económico en las últimas décadas señalaba que la dotación de recursos naturales ha contribuido a un menor crecimiento. Resulta por esta razón que los diseños del orden mundial delineados para fomentar la desigualdad existente entre los “desarrollados” y “no desarrollados” podría haber esta-do haciendo a las naciones en desarrollo un favor. Esto porque dado que los recursos naturales son un obstáculo para el desarrollo, es mejor que se mantengan en posesión de alguien más. Por otra parte, la posesión de recursos de los países menos desarrolla-dos agobiaron el desarrollo propio de los países desarrollados, hasta que finalmente se “liberaron (a sí mismos) de las cadenas que se han asociado con los recursos”9. O por lo menos esto sería la implicación de la tesis de la maldición de la abundancia.

Sin embargo, se ha descubierto que la tesis de la maldición de la abundancia es altamente dependiente de los tipos de variables que se utilizan para representar la ri-queza de recursos naturales. Por ejemplo, Sachs y Warner10 usaron el porcentaje de las exportaciones de recursos naturales como la variable representativa de la riqueza natural. Brunnschweiler11 sostiene que esto puede mostrar la sobre-especialización y la dependencia, y que si la abundancia de los recursos naturales estuviera representada mejor, en su estudio, con la medida del capital natural del Banco Mundial, el supuesto efecto de la maldición desaparece, y se convierte en una bendición. Brunnschweiler y

6 Kennan, G., “Review of Current Trends, U.S. Foreign Policy”, in Policy Planning Staff, n. 23, 1948, p. 524.7 Cfr. Kennan. G., “2nd Regional conference of US chiefs of mission in Rio de Janeiro”, in Of-fice files of the assistant secretary of state for Latin American affairs Edward G. Miller 1949-1953, 1950. 8 LaFeber, W., Inevitable revolutions: The United States in Central America, New York, W. W. Norton & Company, 1993, pp. 97-98.9 Duruigbo, E., “The World Bank, multinational oil corporations and the resource curse in Africa”, in Journal of International Law, n. 26, 2005, p. 12.10 Cfr. Sachs, J.D., y Warner, A. M., “Natural resource abundance and economic growth”, in Cfr. Sachs, J.D., y Warner, A. M., “Natural resource abundance and economic growth”, in Center for International Development and Harvard Institute for International Development, 1997. 11 Cfr. Brunnschweiler, C.N., y Bulte, E.H., “Linking natural resources to slow growth and Cfr. Brunnschweiler, C.N., y Bulte, E.H., “Linking natural resources to slow growth and more conflict”, in Science, n. 320, 2008, pp. 616-617.

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Bulte12, sin embargo, señalan que “la búsqueda de la variable perfecta de recursos está en marcha”. Aquí nos gustaría hacer una contribución a esta búsqueda, así como a la búsqueda de las variables de la maldición más perfectas, observando la relación entre el ingreso medio de los recursos naturales por persona y una amplia gama de indicadores clave de desarrollo. Nuestro estudio agrega una fuerte confirmación13 a la idea de que el impacto causal estadístico neto de los recursos naturales está lejos de ser una maldi-ción para el desarrollo, y al contrario, es de hecho una bendición. Exploramos también la hipótesis alternativa de que la aparición de una maldición de la abundancia se debe más bien al robo a escala mundial, respaldada por el imperio.

2. La Teoría de la Maldición de la Abundancia

Varias explicaciones se han publicado para explicar el fenómeno de la maldición de la abundancia, incluyendo la idea de que “los hombres de un suelo robusto y fértil, son con mayor frecuencia cobardes y afeminados; mientras que por el contrario, un país estéril hace que los hombres por necesidad sean atentos, vigilantes, y trabajadores”14, el deterioro de la relación de intercambio de los recursos naturales versus los bienes in-dustrializados15, el hecho de hacer la industria nacional más costosa por la apreciación de la moneda nacional16, la absorción de las capacidades de capital y humanas con vín-culos débiles con otros sectores de la economía17, y el deterioro de las instituciones18. Nuestro proyecto aquí no es encontrar la explicación de la maldición de la abundancia,

12 Ibídem, p. 617.13 Cfr. Wright, G. y Czelusta, J., “The myth of the resource curse”, in Cfr. Wright, G. y Czelusta, J., “The myth of the resource curse”, in Challenge, n. 47, 2004, pp. 6-38; Sinnott, E., Nash, J. y de la Torre, A., Natural resources in Latin America: Beyond booms and busts? Washington, DC, The World Bank, 2010.14 Cfr. Bodin, J., Cfr. Bodin, J., Six books of a commonwealth, Oxford, Blackwell, 1967.15 Prebisch, “The economic development of Latin America and its principal problems”, in Prebisch, “The economic development of Latin America and its principal problems”, in United Nations Department of Economic Affairs, 1950, pp. 9-11.16 Cfr. Rajan, S.C., “Poor little rich countries: another look at the resource curse”, in Cfr. Rajan, S.C., “Poor little rich countries: another look at the resource curse”, in Environ-mental Politics, n. 20, 2011, pp. 617–632; Palma, J.G., ‘Four sources of “de-industrialisation” and a new concept of the “Dutch disease”’, in J.A. Ocampo ed., Beyond Reforms: Structural Dynamics and Macroeconomic Vulnerability. New York, Stanford University Press and World Bank, 2005; Bresser, L.C., y Gala, P.S.O.S, “Macroeconomia estruturalista do desenvolvimento” en Revista de Economia Política, n. 30, 2010, pp. 663-686. Bresser-Pereira y Gala, 2010.17 Cfr. Rajan, S.C., “Poor little rich countries: another look at the resource curse”, Cfr. Rajan, S.C., “Poor little rich countries: another look at the resource curse”, op. cit.; van Wijnbergen, S., “The Dutch disease: A disease after all?” in Economic Journal, n. 94, 1984. Rajan, 2011; van Wijnbergen, 1984; van der Ploeg, F., “Natural resources: Curse or Blessing?” in Journal of Economic Literature, v.49, no. 2, 2011, pp. 366-420.18 Cfr. Murshed, S. M., Badiuzzaman, M., & Pulo�, M.H, “Revisiting the role of the resource Cfr. Murshed, S. M., Badiuzzaman, M., & Pulo�, M.H, “Revisiting the role of the resource curse in shaping institutions and growth”, in ISS Working Paper Series, n.605, 2015, p. 23.

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pero sí hacer una contribución en la búsqueda de los medios adecuados para verificar empíricamente la hipótesis de recursos y argumentar que de acuerdo con los estándares apropiados, no hay ninguna maldición general. Estas son algunas de las formulaciones centrales de la teoría de la maldición de la abundancia.

Hay un curioso fenómeno que los científicos sociales llaman la “maldición de la abundancia”19. Los países con grandes dotaciones de recursos naturales, como pe-tróleo y gas, a menudo obtienen peores resultados en términos de desarrollo econó-mico y buena gobernanza. Paradójicamente, a pesar de las perspectivas de riqueza y oportunidades que acompañan el descubrimiento y extracción de petróleo y otros recursos naturales, dichas dotaciones con demasiada frecuencia impiden un desarro-llo equilibrado y sostenible20. A pesar de que dejar el petróleo bajo tierra significa que se está renunciando al inte-rés, el suelo podría ser el lugar más seguro para este activo, especialmente si existe el riesgo de que los gobiernos pueden utilizar los ingresos para sus propósitos y no para el bien de la sociedad, como ha ocurrido tantas veces ya. En tales casos, las personas pueden beneficiar a algunos, pero claramente no tanto como si el dinero se hubiera gastado en formas que estaban destinadas directamente a mejorar su bienestar21.En la actualidad existe una fuerte evidencia de que los Estados con abundancia de recursos naturales se desarrollan menos que sus contrapartes que tienen escasos re-cursos22.Los países ricos en recursos, casi sin excepción, están plagados de múltiples proble-mas nefastos de carácter social, económico y político23.Los países que tienen depósitos de recursos naturales en cantidades abundantes han mostrado una tendencia a tener peores resultados que los que no son dotados de ma-nera similar, en casi todos los indicadores sociales y económicos24 La falta de recursos no ha sido un obstáculo para que los países con pocos recursos se eleven a alturas envidiables en las arenas de crecimiento económico y desarrollo social. En realidad, puede afirmarse que estos países no han liberado sus recursos de las cadenas que se han asociado con estos. Sin preocuparse de la riqueza de los re-

19 Cfr. Auty, R. M., “Industrial policy reform in six large newly industrializing countries: The Cfr. Auty, R. M., “Industrial policy reform in six large newly industrializing countries: The resource curse thesis”, in World Development, n. 22, 1994, pp. 11-26.20 Humphreys, M., Sachs, J. D., y Stiglitz, J. E., “Introduction”, in Humphreys, M., Sachs, J. D., y Stiglitz, J. E., “Introduction”, in Escaping the resource curse, Hum-phreys, M., Sachs, J. D., & Stiglitz, J. E., eds. New Yor�, Columbia University Press, 2007, p. 1.21 Ibídem, p. 14.22 Ross, M. L., “The political economy of the resource curse”, in Ross, M. L., “The political economy of the resource curse”, in World Politics, n. 51, 1999, p. 297.23 Duruigbo, E., “The World Bank, multinational oil corporations and the resource curse in Duruigbo, E., “The World Bank, multinational oil corporations and the resource curse in Africa”, op. cit., p. 2.24 Ibídem, p. 5.

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cursos, y propulsado por las circunstancias en que se encontraban, han sido capaces de hacer su camino hacia un rápido crecimiento25. La preocupación de que la riqueza de los recursos naturales de alguna manera puede ser empobrecedora es un tema recurrente en ambos debates sobre políticas y en el análisis empírico. La regularidad empírica parece estar en los datos, pero la compren-sión de sus causas ha sido una tarea mucho más difícil26.

Por lo tanto, podemos concluir algunos temas comunes sustentados por la teoría de la maldición de la abundancia: la maldición de la abundancia es una hipótesis sus-ceptible de verificación empírica; las observaciones empíricas apoyan la existencia de una relación positiva entre la riqueza de los recursos naturales y el empobrecimiento, o lo que es equivalente, una relación negativa entre la riqueza de los recursos naturales y el desarrollo social, político y económico. La pregunta ahora es cuál es la mejor manera de medir la riqueza de recursos naturales y la mejor manera de medir el desarrollo. En este sentido, se discuten algunas aproximaciones y proponemos hacer el análisis con otro conjunto de variables.

2.1. Medidas de riqueza de los recursos naturales

Sachs y Warner (1997) construyeron su análisis mediante el uso de los porcentajes de las exportaciones como representación de los recursos naturales. Sin embargo, esta va-riable como una variable de la riqueza natural no es central, ya que la medida central de la riqueza es el PIB per cápita y como Brunnschweiler señala: “uno debe esperar conclusiones sobre la “maldición” de la riqueza o abundancia de los recursos naturales, basándose en la mayor aproximación posible de tal medida”27. También hay un aspecto negativo en el uso de porcentajes de la variable de la riqueza en lugar de los valores ab-solutos, ya que una parte central de lo que es deseable en este tipo de investigación es un diagnóstico de la realidad que le ayuda a uno a descifrar e identificar las estructuras causales del problema percibido, de tal manera que puedan ser intervenidas productiva-mente. Por analogía, se considera el caso de una población hambrienta que sólo recibe un trozo de pan al día por persona y nada más. Al tener en cuenta la cantidad despro-porcionada de la ingesta de carbohidratos de esta población, en relación con la ingesta total, el “científico de la pobreza” desacertadamente puede llegar a la conclusión de la “maldición de los carbohidratos”, cuando claramente, no hay ningún problema parti-25 Ibídem, p. 12.26 Hausmann, R., y Rigobon, R. H., “An alternative interpretation of the ‘resource curse’: Hausmann, R., y Rigobon, R. H., “An alternative interpretation of the ‘resource curse’: Theory & policy implications”, in National Bureau of Economic Research, n. 9424, 2002, p. 3.27 Brunnschweiler, C.N., y Bulte, E.H., “Linking natural resources to slow growth and more Brunnschweiler, C.N., y Bulte, E.H., “Linking natural resources to slow growth and more conflict”, op. cit., pp. 400-401.

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cular con los carbohidratos. Obviamente, el problema es la falta de comida en general. Del mismo modo, el científico social hará bien en no ignorar las cifras absolutas, en lugar de concentrarse en términos de riqueza puramente proporcional. Atkinson y Ha-milton (2003) usan una variable más cercana al PIB, pero sigue siendo vulnerable a los riesgos presentados por términos puramente proporcionales, ya que utilizan el porcen-taje de los recursos naturales per cápita. Tal vez el problema real sea similar al que existe para la población hambrienta que acabamos de mencionar: falta de recursos suficientes, naturales y otros, llegando a la gente en general, mientras que no hay ningún problema en particular con los recursos naturales en sí.

La propuesta de Brunnschweiler de utilizar la relativamente nueva medida del capital natural del Banco Mundial, es un paso en la dirección correcta. Como se dijo an-tes, el uso de esta medida no da como resultado la maldición. Desde un punto de vista de economía política, lo que se quiere saber es si la contribución los recursos naturales a la economías están causando malos resultados en materia de desarrollo. Operacional-mente, si obtener ingresos de los recursos naturales es mejor para el desarrollo o no. En este sentido y teniendo en cuenta nuestras observaciones acerca de las medidas porcen-tuales y absolutas, mirar a la renta de los recursos naturales es más revelador. Además, se debe considerar cualquier tipo de riqueza en términos per cápita, ya que obviamente, si una nación con una cantidad dada de recursos será considerada como rica o no, de-penderá de entre cuantas personas se tienen que distribuir estos recursos.

Interesantemente, el Banco Mundial suministra un porcentaje de rentas de los recursos naturales en PIB28, pero no proporciona una medida absoluta de la renta de los recursos naturales. Por lo tanto, se utilizó el PIB per cápita del Banco Mundial y el porcentaje del PIB de los recursos naturales en el mundo para obtener la medida de-seada del ingreso anual promedio absoluto de los recursos naturales por persona en el período 1970-2010, de los 183 países para los cuales dicha información pudiera deri-varse. Utilizamos esta medida para calcular el promedio de 40 años, en lugar de todos los años, con el fin de mitigar los efectos potenciales de las pequeñas diferencias en los años para los cuales dicha información es registrada de forma variable.

2.2. Medidas de la maldición Así como hay diferentes indicadores alternativos para la representación de la abundan-cia de recursos naturales, hay varias alternativas para la representación de la variable de la maldición. Creemos que cuando se evalúa la hipótesis de la maldición de la abundan-cia, lo mejor es tomar una aproximación multidimensional que puede llevar con mayor

28 Por la definición del Banco Mundial, este tiene en cuenta la suma de las rentas petroleras, la renta del gas natural, la renta del carbón (duro y blando), la renta mineral y la renta forestal.

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precisión a tomar en cuenta aspectos fundamentales de desarrollo de los cuales las per-sonas se preocupan y para los cuales no hay un indicador único. De hecho, la tesis de la maldición de la abundancia se ha utilizado en múltiples formas para sugerir una re-lación negativa, no sólo entre la abundancia de recursos naturales y el crecimiento eco-nómico, sino también, con una variedad de indicadores de desarrollo como la democra-cia, la industrialización, y otros. Nos proponemos examinar la relación individual que pueda existir entre la abundancia de recursos naturales y el estado actual de desarrollo nacional, utilizando una amplia variedad de indicadores: Ingreso Nacional Neto Ajusta-do29, PIB per cápita, el agregado de servicios y de bienes industrializados, la desigualdad medida por el coeficiente de Gini, la Pobreza, el Índice de Desarrollo Humano, Índice de Prosperidad, el Índice de Progreso Social y el Índice de Estado Frágil30. Los datos de 29 Ingreso Nacional Neto Ajustado: es el PIB menos el consumo de capital fijo y el agotamiento de los recursos naturales.30 Creemos que si la abundancia de recursos naturales tiene un efecto negativo en la democra-cia, entonces sería una maldición. De hecho, un ejemplo de esto ha sido discutido por Ross. Sin embargo, los datos disponibles utilizados para obtener la conclusión son de tan mala calidad en el presente momento, que es mejor estar científicamente agnósticos sobre el tema hasta que mediciones de mejor calidad sobre los índices nacionales de democracia estén disponibles. Para ilustrar nuestras preocupaciones, se consideran los dos conjuntos de datos de democracia más referenciados: el proyecto Polity utilizado por Ross y Freedom House. El proyecto Polity, según su sitio web, es financiado por la CIA a través del Political Instability Tas� Force (PITF); y, Freedom House es financiado por varios otros instrumentos de la política exterior estado-unidense (USAID, NED y el Departamento de Estado de los Estados Unidos), que de acuerdo con documentos del escándalo Irán-Contra, ha sido un instrumento de propaganda por el “fallecido director de la CIA, William Casey, y un veterano de las operaciones clandestinas en el extranjero de la CIA, Walter Raymond, Jr.,” (Parry, P., y Kornbluh, P., “Iran-Contra’s Untold Story”, in Foreign Policy, n. 72, 1988, p. 4), para apoyar a los Contra de Reagan contra los Sandinistas que se rebelaron contra la dictadura de Somoza (Ibídem, p. 14). Estas fuentes, respectivamente, sitúan a los Estados Unidos como un país 100% democrático y le otorgan una puntuación perfecta de ‘democracia plena’, incluyendo consideraciones de derechos y Estado de derecho, aun cuando las élites políticas y económicas llevan al país a una guerra de agresión, con asesinatos masivos, basados en engaños a la población y al Congreso (Cfr. Bugliosi, V., The prosecution of George W. Bush for murder, New York, Vanguard Press, 2008) Los estudios actuales muestran cómo sistemáticamente la política representa los intereses de las élites económicas sobre los de la mayoría (Gilens, M., y Page, B. I., Testing theories of American politics: Elites, interest groups, and average citizens, in Perspectives on Politics, n.12, 2014, pp. 564-577), y los banqueros se ven recompensados por arruinar la economía y millones de vidas a través de acciones ilegales masivas, en vez de ir a la cárcel (Cfr. Greenwald, G., With justice and liberty for some: How the law is used to destroy equality and protect the powerful, New York, Metropolitan Books, 2011; Ferguson, C. H., Predator nation: Corporate criminals, political corruption, and the hijacking of America, New York, Crown Business, 2012; Chittum, R., “Going easy on Eric Holder’s Wall Street inaction”, in Columbia Journalism Review, 2014). En la época de la esclavitud, los Estados Unidos tienen un puntaje de 9 de 10; y con las leyes de Jim Crow, 10 de 10. De acuerdo con

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los primeros cinco de estos indicadores son del Banco Mundial. El PIB per cápita es un indicador básico en decirnos si los ingresos de los recursos naturales, paradójicamente, tienen un efecto negativo sobre el PIB total per cápita. Medir un conjunto de servicios y manufactura31, por la medida del Banco Mundial, es importante para saber si los in-Polity, el índice democrático de Colombia no baja, cuando prácticamente la totalidad de la parte superior y media de los políticos de un partido político de masas, la Unión Patriótica, fueron asesinados al entrar la década de 1990 (Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la Organización de los Estados Americanos, 1993, p. 1); mientras que, según Freedom House, el índice cae sólo un poco. El nivel democrático de Ecuador se ubica por debajo del de Colombia, a pesar de que los periodistas, sindicalistas y líderes políticos, que se comunican y compiten por el poder son asesinados regularmente en Colombia, pero no en Ecuador (véase cifras del asesinato de reporteros revelados por el Comité de Protección de Periodistas, la Confederación Sindical Internacional sobre los asesinatos sindicales, y Green, sobre asesinato político en la región). Ecuador, a diferencia de Colombia, no ha experimentado los 60 o más años de conflicto político y una guerra civil sangrienta, la cual ha desplazado a seis millones de ciudadanos de sus familias, tierras y derechos (por encima del desplazamiento en Irak, y ahora sólo por debajo de Siria), y escuadrones de la muerte de derecha no han tomado el Estado en grandes porciones, incluyendo partes de los militares, y los poderes ejecutivo y el legislativo (Wilkinson, D., Death and drugs in Colombia, Bogotá, Random House Mondadori, 2011; López, C. N., Ávila, A. F. y Corporación Nuevo Arco Iris, Y refundaron la patria: De cómo mafiosos y políticos reconfiguraron el estado colombiano, Bogotá, Debate, 2010).Un índice que tiene estos errores elementales, revela su falta de fiabilidad. Mientras esperamos por una mejor medida de la democracia para incorporar a los factores que determinan el grado en que un país tiene un desarrollo políticamente deseable o está maldecido, creemos que los factores que se consideran en este trabajo, aunque de manera imperfecta, para medir el grado de “maldición” o “bendición” nos sacan adelante en la evalua-ción de la tesis de la maldición de la abundancia. Esperamos que estos problemas no maldigan los índices de prosperidad y progreso social, dado que a menudo también se tienen en cuenta componentes políticos medidos equivocadamente. Esta esperanza no es demasiado intolerable, ya que son sólo una parte de la composición de estos índices.31 Derivamos Manufacturas y Servicios agregados per cápita de las Manufacturas sobre el Valor Añadido (% del PIB) del Banco Mundial, el Servicio de Producción del Valor Agregado (% del PIB) y el PIB per cápita. Manufactura en relación a las industrias que pertenecen a las divisiones 15-37 de la International Standard Industrial Classification (ISIC). El valor agregado es la producción neta de un sector después de sumar todas las salidas y restando los insumos intermedios. Se calcula sin hacer deducciones por depreciación de los activos fabricados o por el agotamiento y degradación de los recursos naturales. El origen del valor agregado se determina por la ISIC, Revisión 3. Para los países VAB, el valor bruto añadido al coste de los factores se utiliza como denominador. Junto con los servicios que corresponden a las divisiones de la ISIC 50-99, que incluyen el valor agregado en el comercio al por mayor y al por menor (incluyendo hoteles y restaurantes), el transporte, el gobierno, servicios financieros, profesionales, y perso-nales, tales como la educación, salud y servicios inmobiliarios. También se incluyen los cargos imputados de servicios bancarios, derechos de importación y las discrepancias estadísticas ob-servadas por los compiladores nacionales, así como las discrepancias que surgen por reajuste. El valor agregado es la producción neta de un sector después de sumar todas las salidas y restando los insumos intermedios. Se calcula sin hacer deducciones por depreciación de los activos fa-bricados o agotamiento y la degradación de los recursos naturales. El origen industrial de valor

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gresos de los recursos naturales son una maldición para la participación de los sectores más intensivos en conocimiento. En cuanto a la relación entre la riqueza de los recursos naturales y lo que el coeficiente de Gini del Banco Mundial revela, tiene una medida central de si los ingresos de los recursos naturales son una maldición para la igualdad socio-económico y la democratización de las relaciones económicas. Explorando la re-lación entre la riqueza de los recursos naturales y la pobreza, a partir de la base de datos del Banco Mundial, lleva a una medida central de si la abundancia de recursos naturales es una maldición para el ideal de tener al menos un ingreso mínimo de nivel de supervi-vencia para todos, que pueda sacar a la gente de extrema necesidad. La observación de la relación con el índice de desarrollo humano, a partir de la base de datos de la ONU, nos dice si la riqueza de los recursos naturales es una maldición para el acceso universal a la renta mínima, la esperanza de vida y las oportunidades educativas.

El Índice de Prosperidad es un ranking anual, creado por el Instituto Legatum que tiene en cuenta 89 subíndices en ocho áreas: economía, la iniciativa empresarial y de oportunidad, gobierno, educación, salud, seguridad y protección, la libertad perso-nal y de capital social. Este índice abarca 142 países en el mundo, que representan el 96% de la población mundial y el 99% del PIB mundial32.

El Índice de Progreso Social tiene como objetivo medir la capacidad de las so-ciedades para satisfacer las necesidades humanas básicas que permiten a los ciudadanos y las comunidades mejorar y mantener su calidad de vida, y crea las condiciones idea-les para que las personas alcancen su potencial. El modelo considera tres dimensiones: las necesidades humanas básicas (nutrición y la atención básica de salud, agua y sanea-miento, vivienda y seguridad personal); fundamentos de bienestar (acceso a los conoci-mientos básicos, el acceso a la información y las comunicaciones, salud y el bienestar y la sostenibilidad de los ecosistemas); y oportunidades (derechos personales, la libertad personal y la elección, la tolerancia y la inclusión, y el acceso a la educación superior). El índice incluye indicadores de 52 países33.

El Índice de Estado Frágil se centra en los indicadores de riesgo y se basa en miles de artículos e informes que son procesados por una herramienta de software de evaluación de conflictos, a partir de fuentes disponibles electrónicamente. Refleja los riesgos políticos a través de las presiones que los Estados tienen y reconoce cuando las mismas están empujando a un Estado al borde de un fracaso34.

añadido se determina por la ISIC, Revisión 3. Nota: Para los países VAB, el valor añadido bruto al coste de los factores se utiliza como denominador (World Bank, 2015).32 Índice de la Prosperidad Legatum, 2015.33 Índice de Progreso Social, 2015.34 Fondo para la paz, 2015.

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El espejismo de la maldición de la abundancia 59

Para los indicadores de desarrollo tomamos un promedio de los tres últimos años para los cuales existen datos. La razón para solo tomar en cuenta esos años es por-que esta es la medida del resultado final de desarrollo, contra la cual juzgaremos si los resultados de la riqueza de los recursos naturales son una maldición o no.

3. Dos conjuntos de resultados de que la riqueza natural es una bendición para el desarrollo

En esta sección, utilizando las definiciones de las variables anteriores, primero realiza-mos una prueba preliminar sobre todas las variables que comparan los diez países más desarrollados con los países menos desarrollados, con respecto a su cantidad de ingre-sos de recursos naturales per cápita. A continuación, llevamos a cabo pruebas econo-métricas lineales y logarítmicas en la relación entre estas variables para todos los países para los cuales hay datos. No encontramos ningún apoyo a la tesis de la maldición de la abundancia, pero sí encontramos apoyo a la idea de que los recursos naturales son una bendición para el desarrollo.

3.1. Comparación de la riqueza de los recursos naturales para los países más y menos desarrollados Habiendo construido las variables sobre las cuales la hipótesis de la maldición de la abundancia puede ser probada, se puede afirmar que esperamos que si la tesis de la maldición de la abundancia es cierta, entonces los países más desarrollados no deben haber recibido un ingreso de recursos naturales desproporcionadamente más alto por persona que los menos desarrollados. Sin embargo, los datos de prueba contradicen estas implicaciones de la teoría de la abundancia, ya que por el contrario, indican una maldición de la falta de recursos naturales. Miremos estos resultados uno por uno.

Se puede observar en el gráfico que los diez países más desarrollados, medido por el índice de ingreso nacional neto ajustado per cápita anual, recibieron muchos más ingresos por persona que los países menos desarrollados. En promedio, los países más desarrollados recibieron US$ 4.569,11 por persona por concepto de los recursos natu-rales por año, mientras que los países menos desarrollados recibieron US$ 35,93. Los países más desarrollados recibieron un total de 126 veces más ingresos que los países menos desarrollados por concepto de recursos naturales.

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Revista de Derechos Humanos y Estudios Sociales60

Gráfico 1. Ingresos de recursos naturales para los países más y menos desarrollados, clasificados por concepto del Ingreso Anual Nacional Neto Ajustado Per Cápita

Gráfico 2. Ingresos de recursos naturales por persona, de los países más y menos desarrollados por concepto del PIB por persona

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El espejismo de la maldición de la abundancia 61

Se puede observar en el gráfico que los diez países más desarrollados, medido por el PIB por persona, recibieron mayores ingresos por persona que los menos desa-rrollados. En promedio, los países más desarrollados recibieron 4.378,33 USD por per-sona por los recursos naturales por año, mientras que los países menos desarrollados recibieron $ 26,84. En total, los países desarrollados recibieron 16.212% más de ingre-sos que los países menos desarrollados, de recursos naturales.

Gráfico 3. Ingresos de recursos naturales para los países mejores y peores clasificados por concepto de manufacturas y servicios agregados

Se puede observar que los países mejores y peores clasificados por concepto de manufacturas y servicios agregados también recibieron ingresos de recursos más altos por persona que los menos desarrollados. Los países más desarrollados recibieron un promedio de $851,49 por persona por año, como beneficio de los recursos naturales, mientras que los habitantes de los países menos desarrollados recibieron $ 39,51, equi-valente a sólo el 4,6% de lo que los primeros países desarrollados recibieron por recur-sos naturales.

Gráfico 4. Ingresos de recursos naturales por persona para los países mejor y peor clasificados por concepto del coeficiente de Gini

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Revista de Derechos Humanos y Estudios Sociales62

Aquí también se puede observar que los países más desarrollados, como lo con-firmarán los resultados obtenidos con el coeficiente de Gini, han recibido notables ingresos más altos por recursos naturales por persona. En promedio, los países más igualitarios recibieron un ingreso de recursos naturales de $ 804,04; mientras que los países más desiguales recibieron $ 96,66, que es sólo el 12% de lo que recibieron los habitantes de los países más igualitarios.

Gráfico 5. Ingresos de recursos naturales por persona, para los países mejor y peor clasificados por concepto del índice de Pobreza

Este gráfico también nos permite ver la desigualdad de los ingresos de los recur-sos naturales que van a los países en los que hay más y menor pobreza. En promedio anual, los países pobres recibieron $ 733,03 por persona, por concepto de los recursos naturales; mientras que los países más pobres recibieron sólo $ 38,72. Pero, los países más ricos recibieron 18,9 veces lo que recibieron los países más pobres.

Gráfico 6. Recursos naturales por persona de los países mejor y peor clasificados por concepto del Índice de Desarrollo Humano

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El espejismo de la maldición de la abundancia 63

Esta comparación gráfica también mostró que los países con el Índice de De-sarrollo Humano (IDH) superior tenían ingresos significativamente más altos por re-cursos naturales, que los países de desarrollo humano inferior. Los países con un IDH superior recibieron un promedio de US$1.070,97 por persona al año, por concepto de recursos naturales; mientras que los países con IDH inferiores recibieron $39,57 que es sólo el 3,6% de lo que recibieron los ciudadanos de los países desarrollados por con-cepto de recursos naturales.

Gráfico 7. Ingreso de recursos naturales por persona, para los países mejores y peores clasificados por concepto del Índice de Prosperidad

Una vez más, vemos en la gráfica que los países clasificados como más próspe-

ros han recibido muchos más ingresos por persona por concepto de recursos naturales que los países clasificados como menos prósperos. Los países clasificados como más prósperos recibieron $ 1.125,43 en promedio anual por persona; mientras que los paí-ses menos prósperos recibieron $ 128,82. Los países clasificados como más prósperos recibieron 773% más de ingresos por recursos naturales por persona que los países cla-sificados como menos prósperos.

Gráfico 8. Ingreso de recursos naturales por persona para los países mejores y peores clasificados por concepto del Índice de Progreso Social

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En este gráfico se puede observar que los países con los mayores Índices de Progreso Social tienen notablemente mayores ingresos por persona por concepto de recursos naturales. Los países con mayor puntuación recibieron anualmente $ 1.137,06 por persona por recursos naturales; mientras que, los países con un índice de Progreso Social mínimo recibieron $ 147,15 que está a sólo un 12,9% de lo que los países más desarrollados recibieron.

Gráfico 9. Promedio por ingreso de recursos naturales por persona para los países mejoresy peores clasificados por concepto del Índice de Estado Frágil

En este caso también se puede observar que los Estados peores clasificados por concepto del Índice de Estado Frágil, recibieron significativamente más ingresos por persona por concepto de recursos naturales, que los Estados más frágiles. En pro-medio, los Estados menos frágiles recibieron $ 1.076,77 por persona al año; que es 707,85% más que los $ 133,29 de ingresos por persona al año que recibieron los Esta-dos más frágiles.

En ninguna de las variables de desarrollo analizadas existe alguna confirmación de la tesis de la maldición de la abundancia. La diferencia es clara, pero en la dirección opuesta. Por el contrario, las bendecidas naciones desarrolladas utilizan muchos más recursos naturales.

3.2. Resultados econométricos

MetodologíaLos valores de cero fueron eliminados en las observaciones de las variables dependien-tes e independientes. Los valores de las variables fueron transformados a logaritmos

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para crear los modelos logarítmicos. Se pusieron a prueba en 17 modelos con el soft-ware SPSS 22.0: 9 modelos lineales y 8 modelos logarítmicos.

Y=α+βX es la ecuación lineal.Ln (X) = valores logarítmicos de las variables es la ecuación logarítmica lineal

Análisis de ModelosLa siguiente tabla (tabla 1) muestra los resultados de las pruebas realizadas.

El primer modelo ANNI = 5.186,86 + 1,09 TNR muestra coeficientes positivos, indicando una relación directa entre el ingreso total de los recursos naturales y el ingre-so nacional neto ajustado per cápita. Esto muestra que la tendencia es opuesta a lo que implica la tesis de la maldición de la abundancia. Los coeficientes son significativos de-bido a que los valores de la prueba t de Student y la prueba de Fisher están por encima del umbral de significación. Sin embargo, el coeficiente de determinación, denominado R2 de 10.6% determina que la muestra no se ajusta a un modelo lineal, aunque esto no implica la negación de la relación entre las variables analizadas.

En el segundo modelo, , la función logarítmica lineal tiene un nivel de significancia mayor. Sus valores de t y F son altos, y al igual que al anterior hallazgo, muestra una relación directa entre la variable independiente y depen-diente, lo que significa que el aumento de los ingresos totales de recursos naturales per cápita tiende a resultar en un mayor ingreso neto per cápita. Su R2 es del 12.9%, aunque es mayor que el modelo anterior, no es suficiente para decir que los datos corresponden a una función logarítmica.

El tercer modelo, , con coeficiente de rango β es tan pequeña que tiene que ser expresado en notación científica para distinguirlo de cero, y muestra que los Estados se vuelven más frágiles cuando las personas tienen me-nos ingresos por concepto de recursos naturales. Sin embargo, el bajo valor obtenido en la prueba t del coeficiente β (-1.96) implica que no debe ser tenida en cuenta ya que su nivel de significación no se eleva por encima del umbral crítico (2.10 en términos absolutos con un nivel de confianza del 95%).

La forma logarítmica del cuarto modelo, , con-firma la relación mostrada en el modelo anterior de que si un país tiene pocos recursos naturales se vuelve más frágil, lo que confirma la hipótesis de esta investigación. Su prueba t y F son aceptables. Además, la R2 del 5,2% no indica un buen ajuste.

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Tabla 1Matrix econometric results

Model Number Model Coeffici

ent Coefficient

value se t sig R R2 Corrected R2 F sig F DW N

Expected signs

1 ANNI=α+βTNR α 5.186,86

669,12

7,75

0,00 33,4% 11,2% 10,6%

21,00

0,00

1,62

169 +

β 1,09

0,24

4,58

0,00 +

2 LnANNI=α+βLnTNR α 6,41

0,27

23,86

0,00 36,6% 13,4% 12,9%

25,83

0,00

1,71

169 +

β 0,28

0,06

5,08

0,00 +

3 FSI=α+βTNR α 70,88

1,80

39,28

0,00 15,1% 2,3% 1,7%

3,86

0,05

1,80

167 +

β -1,26E-03 0,00

(1,96)

0,05 -

4 LnFSI=α+βLnTNR α 4,41

0,08

55,66

0,00 24,0% 5,8% 5,2%

10,11

0,00

1,77

167 +

β (0,05)

0,02

(3,18)

0,00 -

5 HDI=α+βTNR α 67,03

1,20

55,71

0,00 22,1% 4,9% 4,3%

8,91

0,00

0,07

176 +

β 1,31E-03 0,00

2,99

0,00 +

6 LnHDI=α+βLnTNR α 4,01

0,05

88,01

0,00 30,8% 9,5% 9,0%

18,29

0,00

0,19

176 +

β 0,04

0,01

4,28

0,00 +

7 GINI=α-βTNR α 40,89

0,86

47,73

0,00 12,3% 1,5% 0,8%

2,21

0,14

0,04

146 +

β -1,95E-03 0,00

(1,49)

0,14 -

8 LnGINI=α+βLnTNR α 3,76

0,06

65,94

0,00 14,3% 2,0% 1,4%

3,01

0,08

0,05

146 +

β (0,02)

0,01

(1,74)

0,08 -

9 GDP=α+βTNR α 6.675,46

886,80

7,53

0,00 43,6% 19,0% 18,6%

4186,8%

0,00

1,65

180 +

β 2,11

0,33

6,47

0,00 +

10 LnGDP=α+βLnTNR α 6,57

0,26

25,03

0,00 38,9% 15,1% 14,7%

31,75

0,00

1,60

180 +

β 0,31

0,05

5,63

0,00 +

11 MaS=α+βTNR α 5.347,89

727,17

7,35

0,00 23,4% 5,5% 4,9%

9,91

0,00

1,53

173 +

β 0,83

0,26

3,15

0,00 +

12 LnMaS=α+βLnTNR α 6,43

0,29

21,92

0,00 28,5% 8,1% 7,6%

15,08

0,00

1,63

173 +

β 0,23

0,06

3,88

0,00 +

13 PI=α+βTNR α (0,24)

0,15 -168,8%

0,09 19,3% 3,7% 3,0%

5,21

0,02

1,82

137 +

β 1,75E-04 0,00

2,28

0,02 +

14 Poverty=α+βTNR α 36,01

2,70

13,33

0,00 19,1% 3,7% 3,0%

5,34

0,02

1,80

142 +

β -4,37E-03 0,00

(2,31)

0,02 -

15 LnPoverty=α+βLnTNR α 4,25

0,44

9,70

0,00 33,1% 11,0% 10,3%

17,39

0,00

1,84

143 +

β (0,39)

0,09

(4,17)

0,00 -

16 SPI=α+βTNR α 62,90

1,27

49,52

0,00 14,7% 2,2% 1,4%

2,86

0,09

1,87

131 +

β 1,11E-03 0,00 169,0%

0,09 +

17 LnSPI=α+βLnTNR α 3,91

0,06

65,83

0,00 31,9% 10,2% 9,5%

14,65

0,00

2,05

131 +

β 0,05

0,01

3,83

0,00 +

6,47

0,02 43,6% 19,0% 18,6%

41,87

0,02

2,05

180

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El espejismo de la maldición de la abundancia 67

El quinto modelo, , indica una relación direc-ta entre el Índice de Desarrollo Humano y el total de rentas de recursos naturales per cápita. Su R indica una relación positiva entre estas variables. Su t y F son significativos. Sin embargo, R2 del 4,3% no indica un buen ajuste lineal.

La forma logarítmica, del sexto modelo, confir-ma los resultados esperados, esto es, a mayores rentas de recursos naturales, mayor es su Índice de Desarrollo Humano. Su corrección R2 de 9,0% aunque no es óptima, indi-ca que es su forma más adecuada. Su prueba t y F son significativos.

Los modelos 7, 8, 13 y 16 deben ser descartados, ya que sus coeficientes no pa-san la prueba t (2.10 en términos absolutos con un nivel de confianza del 95%).

El noveno modelo, , es el que muestra mejores resultados, ya que la prueba t para la variable independiente y su F obtienen los valores más altos. Igualmente, el R de 43,6% indica una fuerte correlación positiva entre el to-tal de rentas de los recursos naturales y el PIB per cápita, el cual verifica la tesis de esta investigación. También tiene el máximo R2 (18.6%).

Su forma logarítmica , confirma la expectativa de que las más altas rentas de los recursos naturales per cápita dan lugar a un mayor PIB per cápita. Sus pruebas t y F son significativas. Cuenta con una R de 38,9%, lo que implica una alta correlación positiva y un R2 de 14,7%, lo que indica menos de un ajuste que con el modelo lineal.

El modelo undécimo, MaS , es complejo para inter-pretar, ya que incluso teniendo en cuenta que la prueba t para la variable explicativa y su prueba F alcanzan valores elevados y que tiene una R de 23,4%, lo que indica una alta correlación positiva entre el total de las rentas de recursos naturales per cápita y la va-riable dependiente de la manufactura más servicios, lo que confirma la tesis de esta in-vestigación; su R2 (4,9%) indica que no debe ser tomado como un modelo explicativo.

El modelo logarítmico del doceavo modelo, a pesar de que confirma los resul-tados esperados de alta manufactura y los servicios por persona, dado el ingreso de los recursos naturales más alto, y que su prueba t y F son significativos, su R2 de 7,6% im-plica una baja calidad del ajuste.

El modelo Pobreza = 36,01 – 4,37E – 03 TNR, que indica una relación inver-sa entre la pobreza y el ingreso total de los recursos naturales per cápita, muestra que cuanto mayor es la renta de los recursos naturales de una nación, más bajo es su nivel de pobreza. Su R (19,1%) indica una baja correlación entre estas variables. Su prueba t y F son poco significativas; y, su R2 del 3%, no indica un buen ajuste lineal.

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Revista de Derechos Humanos y Estudios Sociales68

Su forma logarítmica confirma lo opuesto a la maldición de la abundancia, es decir, mientras las rentas de los recursos recibidos por los habitantes de una nación sean más altos, más baja es la tasa de pobreza. Su R (33,1%) indica una correlación entre las variables. Su R2 corregida de 10,0%, indica un buen ajuste. Sus pruebas t y F muestran resultados significativos.

El modelo 17, , tiene resultados significativos en sus pruebas t y F, es decir, a ingresos de los recursos naturales per cápita más altos de una nación, mayor es su progreso social. Su R (31,9%) indica una correlación entre las variables. Su R2 de 9,5%, indica que tiene un buen ajuste.

Cabe señalar que el alto nivel de diferencia entre los coeficientes α y β en el mo-delo, así como los valores bajos del R2 indican que no debemos tener la tentación de sobreestimar la importancia de recursos naturales como la única variable explicativa en un complejo proceso de desarrollo. Sin embargo, dado los objetivos de la presente investigación se puede afirmar que los datos no apoyan la hipótesis de la maldición de la abundancia, y por el contrario, los recursos naturales son un factor importante en el desarrollo. 4. Recursos naturales, imperio y nueva situación Los datos globales sobre los recursos naturales y el desarrollo que se muestran aquí, cuestionan seriamente la credibilidad de la hipótesis de la maldición de la abundancia. No hay nada inevitable, natural o causalmente general detectado en una escala global que identifica los recursos naturales como una maldición para el desarrollo. De hecho, los datos recopilados y analizados aquí lo que sugieren es que la abundancia de recursos naturales es una ventaja evolutiva. Los países con grandes ingresos de recursos natu-rales son robustamente más propensos a tener un nivel de desarrollo más alto que los países con pocos ingresos de recursos naturales. Sin embargo, hay países con una gran riqueza de recursos naturales cuyos habitantes viven en la miseria y donde parece que los recursos se han convertido pasivos. E igualmente, hay países con muy pocos recur-sos naturales, cuyas poblaciones viven en la abundancia.

Veamos algunos ejemplos del primer tipo. Entre 1970 y 2000, el gobierno de Ni-geria recibió 300 miles de millones de dólares por las ventas de petróleo, sin embargo la población que vivía en la pobreza extrema aumentó de 36% a casi el 70% y la des-igualdad se disparó mientras unos pocos se enriquecían35. Otro caso claro es Guinea

35 Cfr. Sala-i-Martin, X., y Subramanian, A., “Addressing the natural resource curse: an illustra- Cfr. Sala-i-Martin, X., y Subramanian, A., “Addressing the natural resource curse: an illustra-tion from Nigeria”, National Bureau of Economic Research, n. 9804, 2003; Wenar, L., “Property rights and the resource curse”, in Philosophy & Public Affairs, n. 36, 2008, pp. 5-6.

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El espejismo de la maldición de la abundancia 69

Ecuatorial, donde Teodoro Obiang ha gobernado por la fuerza desde 1979, torturando a disidentes políticos, promocionando ejecuciones extrajudiciales y ha concentrado el poder sin elecciones creíbles. En la década de 1990, grandes depósitos de petróleo se encontraron en la Bahía de Guinea y el país se convirtió rápidamente en el tercer ma-yor exportador de petróleo de África. Mientras que el PIB per cápita aumentó en 2007, incluso por encima de la de los Estados Unidos; dos tercios de la población estaban desnutridos y una mayoría vivía por debajo de US$ 1 al día36. Claramente, la pequeña élite está utilizando los ingresos nacionales del petróleo para enriquecerse, mientras re-prime a la gente.

Chile es otro ejemplo. Augusto Pinochet llegó al poder con un sangriento golpe de Estado militar con apoyo estadounidense contra el gobierno democráticamente ele-gido de Salvador Allende y gobernó entre los años 1973-1990; en donde se asesinó y torturó a miles, priorizando los gastos militares obtenidos a partir de la enorme riqueza obtenida del cobre37. Le tomó casi dos décadas al gobierno militar impuesto lograr el PIB per cápita alcanzado por Allende, de acuerdo con cifras del Banco Mundial.

El caso de Ecuador es uno en el que la CIA instaló una dictadura militar represi-va en 1963, un asunto que no es negado por la CIA, sino más bien afirmado38. En este marco, a Texaco se le dio una tercera parte del territorio nacional para explotar petróleo en 1964. A Texaco se le permitió emplear violencia sexual sobre las poblaciones indí-genas en la Amazonía, mientras que vertieron miles de millones de barriles de petróleo y residuos en esta zona con prácticas de mala calidad, lo que ha causado muerte gene-ralizada, cáncer y otras enfermedades a la población de la zona. Unas 30.000 personas afectadas interpusieron un juicio contra Texaco, ahora Chevron, pero aún están espe-rando justicia39. Mientras tanto, las elites se hicieron ricas y endeudaron el país40.

Irán es otro ejemplo. De 1953 a 1979, Irán fue gobernado por Shah Pahlavi. El Shah llegó al poder tras un golpe de Estado militar sangriento respaldado por Es-tados Unidos y Reino Unido, en contra del gobierno de Mohammed Mossadegh que fue democráticamente elegido. La propuesta electoral clave de Mossadegh fue utilizar la riqueza natural de Irán para las necesidades internas de desarrollo del país. En cam-bio, el Sha repartió lucrativos contratos petroleros a Anglo-Iranian Oil (40%) que pasó

36 Ibídem, p. 6.37 Kornbluh, P., Kornbluh, P., The Pinochet file: A declassified dossier on atrocity and accountability, New York, Na-tional Security Archive, 2004.38 Cfr. Agee, P., Cfr. Agee, P., Inside the company: A diary of the CIA, London, Farrar Straus & Giroux, 1975; Undisclosed, “Review of Inside the company: Diary of the CIA”, in Studies in Intelligence, n.19, 1975, pp. 35-38.39 Zeitchik, A., “Sludge match: Inside chevron’s 9 billion legal battle with Ecuadorian villagers”, in Rolling Stone, 2014.40 Comisión de Auditoría Integral del Crédito Público, 2008.

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a denominarse British Petroleum en 1954; Royal Dutch Shell (14%); y las multinacio-nales de EE.UU. (40%) como Exxon, Mobil, Gulf, SoCal, y Texaco; tras el golpe para apoyar a las trasnacionales de las naciones golpistas. El Sha se sostuvo a sí mismo por la fuerza. y violaciones de los derechos humanos, mientras llenaba los bolsillos de una pequeña élite41.

Arabia Saudita, un aliado cercano de Estados Unidos, se encuentra en la parte superior de los gobiernos represivos de todo el mundo, sostenida por la inmensa ri-queza petrolera, que a su vez se usa para generar la violencia en la que este régimen se mantiene a flote. Para que nadie se confunda, el nombre de Arabia Saudita expresa la opinión de que el país, que por cierto tiene la segunda mayor reserva del petróleo en el mundo42, es la posesión de la familia real43. Arabia Saudita tiene el cuarto gasto militar más alto del mundo44 y es el segundo mayor importador de armas45. El régimen saudí está en la cima en términos de represión, violaciones de derechos humanos, restricción de libertades y represión a la mujer, decapitaciones públicas a los “infieles”, entre otras prácticas46.

Del segundo tipo, aunque no es necesario que todos los países ricos que tienen pocos ingresos por concepto de recursos naturales sean contabilizados, ya que no son estadísticamente significativos, es interesante señalar la posibilidad de que los recursos naturales pueden haber tenido un papel más importante en su desarrollo del que pa-recería. Consideremos a Suiza: “el aumento del nivel de vida de los suizos para tomar una posición superior a nivel internacional fue claramente un fenómeno del corto siglo XX”47. En el corto siglo XX, especialmente durante las guerras mundiales, Suiza ad-quirió una posición privilegiada en la que el oro no está ausente. En este caso también

41 Cfr. Johnson, C. Cfr. Johnson, C. The sorrows of empire: Militarism, secrecy and the end of the republic, New York, Metropolitan Books, 2004; Bejesky, R., “Geopolitics, oil law reform, and commodity market expectations”, in Oklahoma Law Review, n. 63, 2011; Dorman, W, A. y Farhang, M., The US Press and Iran: Foreign policy and the journalism of deference., Berkeley, CA, University of California Press, 1987; Epstein, E.J., “The flight of the shah. The secret deals of the oil cartel”, in New York Magazine, n. 8, 1975, p. 57.42 Administración de Información de Energía de EE.UU, 2015.43 Kamarava, M., Kamarava, M., The modern Middle East: A political history since the First World War, London, University of California Press, 2011, p. 67.44 Cfr. Perlo-Freeman, S., y Solmirano, C., “Trends in world military expenditure 2013”, in Cfr. Perlo-Freeman, S., y Solmirano, C., “Trends in world military expenditure 2013”, in SIPRI Fact Sheet, 2014, pp. 1-7.45 Cfr. Wezeman P. D. and Wezeman S. T., Cfr. Wezeman P. D. and Wezeman S. T., Trends in international arms transfers, 2014, Estocolmo, SIPRI, 2015.46 Amnistía Internacional, 2015. Amnistía Internacional, 2015.47 47 Cfr. Studer, R., “When did the Swiss get so rich?: Comparing living standards in Swit- Cfr. Studer, R., “When did the Swiss get so rich?: Comparing living standards in Swit-zerland and Europe 1800-1913”, in Journal of European Economic History, v.37, n. 2., 2008, pp. 405-452.

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hubo robo. Debido a los reclamos de propiedad sobre los bancos suizos por las vícti-mas del Estado nazi, el gobierno suizo formó la Comisión Independiente de Expertos, para investigar. Sobre esta cuestión de los recursos naturales, en particular el oro, el cual nos concierne, la Comisión llegó a la siguiente conclusión:

Precisamente en lo referente a las entregas de oro de la Reichsbank alemán, es evi-dente que los lingotes robados entraron en el país con el conocimiento de las perso-nas del más alto nivel, a pesar de que entraron a través de una ruta secreta... Como un país neutral que se ha librado de los estragos de la guerra, que sin duda tenía una ventaja competitiva, incluso si no experimentó ningún crecimiento significativo du-rante la guerra misma... La inversión de dinero de los impuestos en el proceso de re-construcción europea era extraordinariamente rentable, permitiendo a la economía explotar su posición privilegiada. Desde finales de la década de 1940, comenzaron a expandirse de nuevo los mercados de Europa, y las empresas suizas fueron capaces de aprovechar las oportunidades de crecimiento considerablemente ayudadas, hasta cierto punto, por créditos para la exportación del gobierno48.

El mundo en desarrollo es el objetivo habitual de sugerencias políticas basadas en la tesis de la maldición de la abundancia. En ese contexto, hay que recordar tres co-sas más cruciales. La primera es que la mayoría de los países en desarrollo experimentan un pasado colonial, caracterizado por la extracción de la riqueza de recursos que trans-fiere riqueza natural de las colonias a Europa y América del Norte. En segundo lugar, en su cuna de desarrollo, Europa y América del Norte tuvieron vastos recursos natura-les, extraídos con frecuencia de sus colonias. Y finalmente, existe la expectativa de que a medida de que las naciones se vuelven más desarrolladas, son menos intensivas en recursos naturales, como el porcentaje de la producción total. De ser así, en igualdad de circunstancias, se puede esperar que las naciones en desarrollo tengan que ser hoy en día más intensas en recursos naturales que sus homólogos desarrollados, aunque cabe destacar que las naciones desarrolladas hoy en día poseen recursos naturales mucho más que sus contrapartes en desarrollo en términos absolutos per cápita.

Leif Wenar sostiene que en los casos en que existe una supuesta maldición de la abundancia, tenemos más probabilidades de encontrar la fuente real del problema al ver cómo las prácticas humanas corregibles en la economía global, particularmente el robo, conduce a los resultados de desarrollo no deseados. Wenar sostiene que no se necesitan nuevas e innovadoras reglas abstractas de comercio justo que eviten que una maldición se produzca. Más bien, el problema central radica en el hecho de que los re-gímenes represivos y gobiernos internacionales y las corporaciones violan sistemática-

48 Comisión Independiente de Expertos de Suiza, Comisión Independiente de Expertos de Suiza, Switzerland, National Socialism and the Second World War, Zurich, Pendo Verlag, 2002, pp. 520-521.

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mente los derechos de propiedad de las personas que poseen esos recursos. Tales dere-chos de propiedad están en el corazón del comercio basado en el intercambio, donde ahora en cambio hay robo.

Está en el corazón del derecho internacional que el pueblo de cada país es due-ño de sus recursos naturales, compatible con el control estatal y privado de recursos a través de las leyes vigentes49. La propiedad de los recursos naturales de las personas está consagrado en los primeros artículos, tanto del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos; como en el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales, el cual dice:

1. Todos los pueblos tienen el derecho a su libre determinación. En virtud de este derecho establecen libremente su condición política y persiguen libremente su desa-rrollo económico, social y cultural.2. Todos los pueblos pueden, para sus propios fines, disponer libremente de sus ri-quezas y recursos naturales...

Entonces, los recursos de un país pertenecen al pueblo de ese país. Conceptual-

mente, sería inadmisible que, por ejemplo, Cuba realice una perforación horizontal y extraiga el petróleo de Texas. Lo análogo sucede cuando una dictadura violenta toma y sostiene el poder por la fuerza, lo que impide al gobierno popular del poder, y vende al exterior los recursos naturales del país para dominarlo. Se está robando los recursos del país y los compradores internacionales están traficando con bienes robados. Aquí se evidencia el caso de la analogía de Wenar, excepto que es con en el intercambio interna-cional donde las violaciones de derechos de propiedad se “legalizaron”.

Un grupo que domina a los guardias y toma el control de un almacén puede ser capaz de dar algo de la mercancía a los demás, aceptando dinero a cambio. Pero quien les paga se convierte simplemente en el poseedor, no el dueño del botín. Esto contrasta con un grupo que domina un gobierno electo y toma el control de un país. Dicho grupo también puede entregar algunos de los recursos naturales del país, aceptando dinero a cambio. Sin embargo, en este caso el comprador no adquiere simplemente una posesión, sino todos los derechos y libertades de la propiedad, lo que se supone que son, y de hecho son, protegidas y aplicadas por los tribunales de los otros estados y las fuerzas policiales50.

Que una substitución del derecho por la fuerza ocurra en los casos donde pa-

rece haber una maldición de la abundancia proporciona una explicación alternativa a

49 Wenar, L., “Property rights and the resource curse”, Wenar, L., “Property rights and the resource curse”, op. cit.50 Ibídem, p. 13.

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tales casos. Con frecuencia, los males del país dotado de recursos son provocados por los agentes del comercio internacional que reconocen al robo de los recursos natura-les como la de los de dictadores, violando una ley básica en las leyes de propiedad: la Convención sobre los Contratos de Compraventa Internacional de Mercaderías, por ejemplo, que sigue la reivindicación intuitiva que hace una venta válida, en donde el vendedor debe ser propietario del bien o tener la autorización del propietario. Con frecuencia, los dictadores son puestos allí por la fuerza, precisamente por esos agentes internacionales, como algunos de los ejemplos anteriores lo muestran. Por ningún con-cepto se puede decir que Obiang haya contado con el consentimiento de los propie-tarios de los recursos para venderlos, tampoco se puede decir que Pinochet haya sido autorizado por los propietarios a vender el cobre de Chile, ni se puede decir que el Sha ha sido autorizado por los propietarios para vender los recursos de Irán.

En la perspectiva aquí expuesta, la evidencia demuestra que, en primer lugar, tie-ne que haber una fuerte reducción en el alcance de la supuesta causalidad negativa de la maldición de la abundancia. Y en segundo lugar, vale la pena preguntarse si lo que queda de residuo probatorio para apoyar la teoría no puede explicarse en gran medida, no por nuevos postulados teóricos de una calidad paradójica, sino por el mecanismo de robo mucho más familiar por parte de los poderosos. Científicamente, no sugerimos poner el restante “vino viejo en una nueva botella”, y llamar al fenómeno ya conocido de robo algo que se supone que es nuevo, es decir, “la maldición de la abundancia”. En nuestra opinión, también sería desaconsejable en materia política, ya que si las so-ciedades necesitan de políticas basadas en la ciencia para desarrollarse, lo mejor es usar un lenguaje sencillo que no enmascare o distorsione la atribución de las fuentes de obstáculos para el desarrollo. Si los recursos naturales están causalmente relacionadas positivamente con el desarrollo, parece aconsejable no “patear la escalera” 51 mediante declaraciones teóricas generales de que son una maldición, en lugar de la comprensión de las formas en que los recursos naturales se pueden utilizar para el desarrollo, y los agentes que amenazan tal uso.

En el siglo XVIII Montesquieu explica y justifica la esclavitud como: “Los pue-blos de Europa después de haber exterminado a los de América, tuvieron que hacer esclavos a los de África con el fin de utilizarlos para limpiar tanta tierra”52. El enfoque de Montesquieu era resolver el problema de los recursos naturales: hay tanta tierra que necesita una limpieza. El resultado fue una maldición para los nativos americanos y africanos. Sin embargo, en el caso de Montesquieu está claro que el problema no es con

51 Análogo a la idea de Chang’s. (Cfr. Chang, H., Análogo a la idea de Chang’s. (Cfr. Chang, H., Kicking away the ladder: Development strategy in historical perspective, London, Anthem Press, 2002).52 Montesquieu, Charles Louis de Secondat 1748, Montesquieu, Charles Louis de Secondat 1748, The spirit of the laws, The Federalist Papers Project, p. 250.

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los recursos naturales, sino más bien con los que exterminaron a los pueblos e hicieron esclavos de los demás. Este estudio da apoyo empírico a la necesidad de volver a centrar los problemas atribuidos a los recursos naturales y prestar atención a los problemas de dominación e imperio que hacen la contribución más decisiva para la maldición de la abundancia experimentada por los pueblos de los países pobres.

A pesar de que está más allá del alcance de este documento, el trasfondo aún más profundo de este análisis que consideramos es necesario mencionar y ampliar en futuras investigaciones, es que la extracción de recursos naturales en la forma moderna de la vida humana pronostica el desastre ecológico y la sexta extinción en masa en el planeta, mediante el cambio climático abrupto que incluye una grave amenaza para la especie humana53. Dos causas principales de esto son las piezas centrales de la forma en que adquirimos nuestra energía a partir de recursos naturales: la carne de los anima-les y de los combustibles fósiles54. En consecuencia, una de las acciones necesarias que con urgencia el mundo necesita tomar es sustituir estas dos fuentes de energía. Sin em-bargo, cabe señalar que las naciones desarrolladas centrales, las cuales son las causantes principales de las emisiones de CO2 y que han cosechado los mayores beneficios, no pueden exigir moralmente a las naciones periféricas abstenerse de utilizar sus recursos naturales, que son tan vitales para su desarrollo, sin algún tipo de compensación. El mito de la maldición de la abundancia no puede apuntarse a que las naciones pobres no se desarrollen. Por el contrario, si las naciones pobres no ejercen su derecho al desarro-llo mediante el uso de sus recursos naturales, las naciones ricas tendrán que compen-sarlos en un marco de corresponsabilidad diferenciada para una supervivencia digna de ser vivida. Al observar las funciones pertinentes de los diferentes actores en el sistema internacional, así como la importancia de los recursos naturales para el desarrollo, nues-tra esperanza es que este análisis contribuya a la identificación de una nueva división in-ternacional de la producción y de las responsabilidades requeridas por los imperativos del desarrollo para todos, en el contexto del cambio climático peligroso.

53 Cfr. Ceballos, G., Ehrlich, P. R., Barnosky, A. D., García, A., Pringle, R. M., y Palmer, T. M., “Accelerated modern human–induced species losses: Entering the sixth mass extinction”, in Science Advances, n. 1, 2015.54 Cfr. Mann, M. E., “Defi ning dangerous anthropogenic interference”, in Cfr. Mann, M. E., “Defining dangerous anthropogenic interference”, in Proceedings of the National Academy of Sciences USA, n.106, 2009, pp. 4065–4066; Mann, M. E., “Earth will cross the climate danger threshold by 2036”, in Scientific American, n. 310, 2014; Centro de Recursos Mundiales, Causes of deforestation in the Brazilian amazon, 2012. Disponible en: <http://www.wrsc.org/attach_image/causes-deforestation-brazilian-amazon>; Goodland, R., y Anhang, J., “Livestock and climate change: what if the key actors in climate change are... cows, pigs and chic�ens?” in World Watch, November/December 2015, pp. 10-19; Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático 2007, Human and Natural Drivers of Climate Change, Intergovern-mental Panel on Climate Change. Disponible: <https://www.ipcc.ch/publications_and_data/ar4/wg1/en/spmsspm-human-and.html#fnr4>.

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