educar en valores

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EDUCAR EN VALORES, un compromiso de la educación de nuestro siglo. Curso de Actualización Docentes, FCE, UNA, San Lorenzo 2011 Página 1 SOCIEDAD, VALORES Y EDUCACIÓN Fuente inicial: Ponencia de Ramón PÉREZ JUSTE Adaptación y complementación temática: Lic. Julia Irene Segovia 1. INTRODUCCIÓN ¿Cuáles son los valores que deben ser objeto de la Educación Superior? La educación en valores juega un papel preponderante en el concepto de integralidad, nota de una educación de calidad merced a la cual los valores son elementos constitutivos de la acción educativa que el profesorado debe brindar al alumnado. En la actualidad la educación ya no es solo información, es esencialmente, FORMACIÓN. Tres son las grandes cuestiones a plantear, todas ellas teniendo a los valores como eje de referencia: a) ¿Qué características de la sociedad actual representan una exigencia a los sistemas educativos para que asuman la educación en valores? c) ¿Qué relación se da entre la educación en valores y la educación superior de calidad? d) ¿Qué líneas de acción pueden configurar un sistema de educación en valores en las aulas universitarias? 2. CARACTERÍSTICAS DE LA SOCIEDAD ACTUAL: RAZONES PARA UNA EDUCACIÓN EN VALORES Caracterizar la sociedad actual es un punto de partida importante para educar en valores. En tal sentido vamos a abordar cuatro grandes aspectos relacionados con la sociedad, cualquiera sea su contexto. a) La rapidez y profundidad con que avanza el saber así como las nuevas demandas de formación. b) Algunos de los cambios que ha experimentando la institución familiar c) Los avances en la comunicación y en las tecnologías de la información.

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EDUCAR EN VALORES, un compromiso de la educación de nuestro siglo.

Curso de Actualización Docentes, FCE, UNA, San Lorenzo 2011 Página 1

SOCIEDAD, VALORES Y EDUCACIÓN

Fuente inicial: Ponencia de Ramón PÉREZ JUSTE Adaptación y complementación temática: Lic. Julia Irene Segovia

1. INTRODUCCIÓN

¿Cuáles son los valores que deben ser objeto de la Educación Superior?

La educación en valores juega un papel preponderante en el concepto de integralidad,

nota de una educación de calidad merced a la cual los valores son elementos constitutivos

de la acción educativa que el profesorado debe brindar al alumnado.

En la actualidad la educación ya no es solo información, es esencialmente,

FORMACIÓN.

Tres son las grandes cuestiones a plantear, todas ellas teniendo a los valores como eje de

referencia:

a) ¿Qué características de la sociedad actual representan una exigencia a los

sistemas educativos para que asuman la educación en valores?

c) ¿Qué relación se da entre la educación en valores y la educación superior de

calidad?

d) ¿Qué líneas de acción pueden configurar un sistema de educación en valores en

las aulas universitarias?

2. CARACTERÍSTICAS DE LA SOCIEDAD ACTUAL: RAZONES PARA

UNA EDUCACIÓN EN VALORES

Caracterizar la sociedad actual es un punto de partida importante para educar en valores.

En tal sentido vamos a abordar cuatro grandes aspectos relacionados con la sociedad,

cualquiera sea su contexto.

a) La rapidez y profundidad con que avanza el saber así como las nuevas demandas

de formación.

b) Algunos de los cambios que ha experimentando la institución familiar

c) Los avances en la comunicación y en las tecnologías de la información.

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d) Las tensiones que se aprecian en la humanidad, que corre a pasos agigantados

hacia la aldea global a la vez que los pueblos experimentan la necesidad de

autoafirmación para no diluir la propia identidad en el mar de la uniformidad.

Junto a ello, y como telón de fondo, la demanda generalizada de Calidad, demanda que ha

llegado con fuerza al ámbito de lo educativo.

A) Las nuevas demandas de formación

En la actualidad se destacan avances espectaculares en el saber, así como una enorme

productividad científica, técnica, filosófica y literaria.

El avance del saber a una rapidez vertiginosa hace muy difícil a los propios especialistas

estar al día. No debe extrañarnos, pues, que el saber adquirido en el sistema educativo

pueda quedar obsoleto apenas unos años después de haber concluido los estudios.

Junto a ello, las demandas sociales, cada vez más complejas, exigen unos aprendizajes que

pocas veces se abordan en las escuelas; se trata de aprendizajes para "responder a las

mutables situaciones que se nos presentan, es decir, más que aprendizaje de conductas es

conveniente el aprendizaje de actitudes y valores". No sólo el conocer sino además el

aprender a conocer. Poseer herramientas esenciales para seguir aprendiendo durante toda la

vida.

Del mismo modo, esas circunstancias de nuestro tiempo exigen aprendizajes innovadores,

capaces de anticiparse a los problemas, además de implicarse en su solución. El primer

aspecto tiene relación con el denominado pensamiento divergente, habitualmente poco

cultivado, al menos en relación con la presencia y atención prestada al pensamiento

convergente. Mientras el segundo se aprecia en tareas con una única solución correcta, el

primero se abre a las ideas nuevas y se relaciona con la creatividad. Por ello el

APRENDER A CONOCER es un pilar fundamental de la educación contemporánea

puesto del conocimiento de habilidades no sólo para la profesión, sino para la vida misma,

depende el éxito personal y profesional del egresado universitario. Más allá de la

creatividad para ejercer con éxito la profesión, es fundamental la creatividad para vivir

mejor y ser felices.

Estos hechos aconsejan que, además de capacitar a las personas para afrontar situaciones

nuevas, las instituciones educativas deban dotar a las nuevas generaciones de herramientas

de formación intelectual, esto es, de medios para seguir aprendiendo una vez que se

abandona el sistema educativo. Es la única forma de que las personas puedan acomodarse a

esas circunstancias cambiantes que caracterizan a los nuevos tiempos, además de poder

actualizar sus conocimientos y formación durante toda la vida.

El actual interés por los programas de enseñar a pensar podría inscribirse en esta línea de

pensamiento. Aportaciones como las de Reuven Feuerstein con su Programa de

Enriquecimiento Intelectual, el Proyecto Inteligencia de la Universidad de Harvard, o

Aprender a pensar, del profesor De Bono, son ejemplos a tener en cuenta.

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Evidentemente, no es posible o al menos no

tiene sentido, formar la mente sin servirse de contenidos

a aprender, o acudir a tareas meramente formales que

pongan en ejercicio las capacidades de referencia; pero

sí puede ponerse el énfasis más en la formación o en la

adquisición de saberes.

Pues bien, parece adecuado dar preferencia a

aquella sobre esta, seleccionando los contenidos que

contribuyan en mayor medida a su logro a la vez que

aportan saberes necesarios y útiles a los aprendices.

Esta opción, por otra parte, como veremos más

adelante, repercute positivamente en el logro de una

verdadera formación integral en la que los valores

jugarán un importantísimo papel.

La Educación en la actualidad no debe

plantearse sólo como una cuestión en términos del

binomio instrucción formación intelectual, sino que se

debe ir más allá, extendiendo la preocupación hasta

alcanzar la meta de una verdadera formación integral,

de calidad: formar personas con la autonomía necesaria para saber definir su propio

proyecto de vida, para comprometerse con él una vez apreciada su valía, y para ser capaces

de hacerlo realidad, de vivirlo en libertad. Esto puede resumirse en la expresión:

Personas útiles para sí mismas y para toda su sociedad.

Debe quedar clara constancia de que esta opción ha de tener importantes

repercusiones para el desarrollo de la actividad académica. En efecto, estos planteamientos

implican que los tradicionales contenidos son medios no fines para la formación intelectual,

e incluso integral, y, en modo alguno, el centro de la actividad académica. Así pues, lo

importante para el profesor no sería "dar el programa", desarrollar el temario, sino formar la

mente y la persona toda de los educandos a través de la actividad académica.

El entusiasmo del docente por su tarea formadora marca la diferencia. Los maestros que

enseñan con el ejemplo construyen personas íntegras, capaces de amarse a sí mismos y

proyectarse en forma positiva hacia los demás.

Por otro lado, esta opción sí permite el denominado aprendizaje significativo,

recomendación técnica de la Educación Reformada.

El aprendizaje humano en terminología del profesor García Hoz que sostiene que como

docentes estamos llamados a formar no solamente recursos humanos, sino sobre todos,

SERES MÁS HUMANOS.

[SOLAMENTE LA EDUCACIÓN

PODRÁ SALVAR AL MUNDO.]

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B) Los cambios en la familia.

La familia es considerada como la célula básica de la sociedad y como el elemento

fundamental tanto en la creación de lo que Rof Carballo llama el cimiento básico de la

personalidad como resultado de la socialización primaria.

Los problemas que afectan a la familia dejan huellas notables en sus miembros,

especialmente en los los hijos, que en todas las edades necesitan de la seguridad que brinda

la familia.

Sin embargo, como todos sabemos, la familia ha evolucionado notablemente con el tiempo,

siendo de destacar los cambios que ha ido experimentando en las funciones que le son

reconocidas.

La familia ha avanzado en un proceso de especialización de funciones; de ser prácticamente

autosuficiente durante siglos, ha ido pasando, mediante un proceso de progresiva

especialización, a delegar, al menos parcialmente, determinadas funciones en la sociedad.

Ya Smelser mantenía que el paso de la familia tradicional a la moderna consiste en un

proceso de diferenciación y de especialización: la familia habría evolucionado de una

situación de multifuncionalidad (funciones como la económica, la profesional, la educativa)

a una clara especialización, en concreto en la "gratificación afectiva de sus miembros y en

la socialización de las nuevas generaciones en las normas y valores culturales vigentes en la

sociedad"

Hoy pocas personas reclamarían para la familia la formación profesional de sus miembros,

al igual que la formación cultural. Sin embargo, se mantiene la necesidad de que la familia

siga asumiendo la formación moral y religiosa, la educación en cuanto socialización básica

(hábitos, formas educadas...) y, desde luego, el desarrollo de la afectividad, el control de los

instintos.

Tamaño y componentes

Pero la familia viene experimentando algunos cambios significativos en las últimas

décadas, cambios todos ellos con notorias repercusiones; uno de ellos tiene que ver tanto

con los componentes como con su propio tamaño.

De la familia extensa, donde abuelos, padres e hijos formaban una unidad, una unidad

amplia que le daba sentido de profundidad, que aseguraba las raíces, que facilitaba la

transmisión de las tradiciones..., se ha ido pasando a los diversos tipos de familias que

conocemos hoy en la sociedad.

Es responsabilidad de la familia brindar la primera formación ética a los hijos. Los buenos

hábitos se aprenden en la familia. Es esencial reconocer que mucho de lo que viven los

padres y las madres cultivan luego los hijos. El hogar es la primera escuela, nuestros

primeros educadores son nuestros padres esencialmente. El ambiente familiar es la primera

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determinante circunstancial que abre caminos. Valoremos el papel de la familia en la

educación en valores de los hijos, luego ciudadanos honorables.

C) Un mundo tecnológico y sin barreras

El mundo de final del segundo milenio es muy diferente del de apenas cincuenta años atrás;

los cambios son muchos, muy profundos y se producen con enorme rapidez, sin apenas

tiempo para poder asimilarlos.

Las nuevas tecnologías

Uno de los campos en que los cambios son más significativos para nosotros es el de las

nuevas tecnologías, sobre todo por lo que representan para la comunicación, el aprendizaje,

la información y el saber. Las tecnologías traen consigo notables repercusiones para el

trabajo, la ciencia y el progreso en general.

En las sociedades modernas, las nuevas tecnologías representan formas de influencia de

enorme potencial, capaces de irrumpir en la vida personal de modo subrepticio,

modificando las posiciones y valores propios. Será necesario contar con formación

suficiente para defenderse de tales intromisiones, no quedando inermes ante ellas.

De entre las múltiples aportaciones de las tecnologías conviene destacar lo que están

representando para la comunicación: hoy es fácil saber, casi de inmediato, lo que ocurre a

miles de kilómetros, a la vez que podemos desconocer lo que acontece en nuestro propio

bloque de vecinos.

Muchos pueden ser los efectos derivados, algunos, evidentemente, muy positivos; sin

embargo, la posible pérdida de identidad, la dificultad para poseer planteamientos propios,

la pérdida de sensibilidad ante acontecimientos por graves que sean... deben ser

considerados en el debe o, al menos, en el platillo del potencial riesgo.

Falta de tiempo, de serenidad y la prisa.

Curiosamente, cuando más disponible está la información es cuando la Humanidad se

encuentra con menos reposo y tranquilidad para hacerse cargo de toda esa montaña

inmensa de conocimientos disponibles.

El ser humano se ve bombardeado por la información, pero no tiene tiempo para asimilarla.

Esto puede ser un elemento muy peligroso ya que nos movemos en un mundo de

consumismo. Todos quieren llamar la atención de los lectores, oyentes y televidentes, y lo

hacen en los titulares de las noticias, de los reportajes..., justo donde el informante pone su

intención, donde se da en menor grado la objetividad y en mayor cantidad la subjetividad

desde la propia ideología, desde el grupo al que se pertenece...

La posibilidad de que los "media" configuren nuestra manera de pensar, nuestra ideología,

es mucho mayor en nuestro tiempo que en la primera parte del siglo actual, sin ir más lejos.

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La ruptura del ámbito de intimidad

Las tecnologías, por otra parte, se han convertido en intrusos en nuestro mundo

reservado: ni las paredes nos aíslan de la intromisión de la TV, de la radio, del fax, de los

correos electrónicos, redes sociales por internet, celulares y otros adelantos de la tecnología

que son verdaderos espías en nuestras vidas.

El bombardeo de ideas, doctrinas, posiciones fundadas o infundadas... es continuo,

reiterada e intensamente manipulando las mentes de los seres humanos, en especial de los

más jóvenes, de los menos formados, de los más inexpertos.

Violencia, sexo, intolerancia, injusticia, se mezclan sin solución de continuidad con

ejemplos de entrega, de respeto, de amor..., pero no siempre se está en condiciones de

valorar con objetividad los mensajes de uno y otro tipo.

La sociedad vive modelos de vida relativos en los que las diversas formas de vivir

se justifican con la falta de tiempo, la democracia mal entendida que nos permite hacer

todo lo que queremos y no lo que debemos, las necesidades que cada vez son mayores, los

conflictos sociales, las ansias de poder, de dominación, de falta de espiritualidad. Vivimos

en un mundo donde todo se justifica, sólo basta decir: La persona y sus circunstancias.

D) Entre el ciudadano del mundo y la lucha por la identidad.

Al igual que la información fluye con rapidez y rompe todo tipo de barreras, las

comunicaciones, rápidas y al alcance de muchos, están rompiendo tabúes, prejuicios...

acercándonos a diversas realidades. El turismo ha supuesto en este punto un elemento clave

para el conocimiento de la Humanidad, para la comprensión, el respeto y la tolerancia de la

diversidad, de la diferencia.

Las migraciones

Sin embargo, junto al turismo, fenómeno transitorio y periódico, se dan las migraciones,

interiores y exteriores, forzadas por las guerras, la carencia de trabajo, el hambre, las

injusticias, las necesidades extremas, la desesperanza, el abandono, la irresponsabilidad de

los gobernantes, y esto ocurre en momentos en que los países receptores se encuentran con

el fenómeno del paro y otras medidas de presión como situaciones límites propias de

nuestro tiempo.

La lucha por el puesto de trabajo hace que muchos inmigrantes, aparte de ser explotados

por quienes les reciben, susciten movimientos de rechazo, de racismo, de intolerancia, la

xenofobia propia de los países poderosos económicamente hablando. Estas situaciones dan

lugar a acciones crueles, violentas y sistemáticas contra el extranjero, contra las personas de

otra raza, color, religión o ideología, procedencia. Se vive el fenómeno social de la

explotación del poderoso al débil o la persecución de los indocumentados.

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Nacionalismos y multiculturalismo.

Las migraciones están dando lugar a sociedades multiculturales; no es raro que en

determinados países convivan personas de raza, cultura y religión muy diversas.

La diversidad no siempre es vista como un bien, como una riqueza; en ocasiones se percibe

como amenaza lo que origina movimientos de defensa, cuando no de rechazo. En ocasiones

se plantea su aceptación desde una posición de superioridad: se habla de la tolerancia

entendida como aceptación benévola, como condescendencia, como consentimiento...

La educación debería dar un paso más, encaminado al respeto del otro y hasta a la

valoración positiva de las diferencias como elemento enriquecedor del yo para

convertirlo en un nosotros más completo.

Un fenómeno de nuestro tiempo es el nacionalismo exacerbado. Frente a la

tendencia a la aldea global, a considerarse ciudadano del mundo, cada vez más extendida

como consecuencia de los avances económicos, tecnológicos y políticos, se produce el

efecto contrario, de autoafirmación de la propia identidad.

La afirmación de la propia identidad nada tiene de reprobable, más bien todo lo

contrario; otra cosa es que esto se lleve a cabo maximizando lo diferente y minimizando lo

común, expulsando del sistema al que "no es de los nuestros", discriminando al otro si no se

deja asimilar...

El extremo de estos planteamientos lleva a la guerra, a las limpiezas étnicas, a las

masacres de decenas de miles de personas, al exterminio del rival...

Otros aspectos podrían considerarse, pero parece innecesario. Basta con dejar

constancia de los problemas que afectan a las nuevas generaciones y que requieren alguna

repuesta formativa: las drogas, los fundamentalismos, el suicidio, el abandono, la

mendicidad, la explotación infantil... para que quede patente la necesidad de abordar las

respuestas educativas más adecuadas.

E) Consecuencias para la educación.

La Inteligencia emocional pone de relieve el progresivo reconocimiento de la

importancia de la formación integral frente a los tradicionales productos de los centros de

formación sistemática. La capacidad para conocerse, aceptarse, enfrentarse a problemas,

sintonizar con las preocupaciones de los demás, autocontrolarse... son competencias cada

vez más reconocidas cuya influencia, sobre el éxito profesional y hasta sobre la satisfacción

personal, no se pone en duda.

Ahora bien, si la familia, tradicional recinto de la formación básica de las nuevas

generaciones, como consecuencia de los cambios en su tamaño, composición y roles

desempeñados por el padre y la madre, no está en condiciones de asumir funciones hasta

ahora privativas de ella y, necesita ayuda y colaboración por parte de otras instituciones; si

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los cambios derivados del avance de las nuevas tecnologías representan potenciales

peligros para la configuración de la propia identidad, para la posesión de criterios propios,

coherentes y adecuados; si el mundo moderno pone a las jóvenes generaciones ante

problemas cada vez más difíciles y complejos, cuya solución requiere de formación y

criterio propio, parece lógico llegar a dos tipos de conclusiones:

*Las jóvenes generaciones deben recibir formación, y no sólo información, para

mantener su identidad ante estímulos externos que pueden ejercer influencias

poderosas sobre ellas

*La escuela, como institución educativa sistemática en cualquiera de sus niveles

educativos, incluyendo a las universidades, debe asumir la gran responsabilidad e

FORMAR ciudadanos, aptos para vivir en sociedad, que se amen a sí mismos y se

proyecten con identidad propia hacia las nuevas culturas.

3. LA EDUCACIÓN DE CALIDAD

La calidad es una demanda generalizada por parte de las sociedades avanzadas. La

organización y estructuración de la sociedad permite la exigencia de calidad a los bienes,

productos y servicios que prestan las personas, los grupos y las organizaciones. Razones de

competitividad, de supervivencia de las organizaciones, y de superación personal y

profesional de quienes ofertan tales productos, bienes y servicios, pueden explicar tan

elevada preocupación por este tema.

Los movimientos en pro de la calidad

El interés y la preocupación por la calidad, puede apreciarse claramente en una serie de

movimientos que han dado importantes frutos. Basta referirnos a las aportaciones de

Deming, seguidas especialmente en el Japón, al modelo americano de calidad (CWQC), a

las propuestas de la International Standard Organization, con sus normas ISO y,

específicamente en Europa, al modelo de calidad de la European Foundation for Quality

Management [Fundación Europea para la Gestión de la Calidad (EFQM)], fundada con el

apoyo de J. Delors, el 15 de septiembre de 1985.

La calidad como preocupación en el ámbito educativo

La preocupación por la calidad también ha llegado al mundo de la educación;

probablemente, toda la teoría pedagógica ha tenido siempre en su punto de mira el tipo de

educación que ahora denominamos "de calidad"; pero la realidad de la educación prestada

en los centros educativos ha distado bastante de las formulaciones teóricas, unas veces por

carencia de medios o por una demanda social reductiva, otras por falta de formación del

profesorado, otras por la poca exigencia de los destinatarios de la acción educativa. Bien

sabemos que en este tiempo, el alumnado no siempre se exige a sí mismo y menos al propio

sistema educativo.

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La preocupación por la calidad ha alcanzado al ámbito de lo normativo. La actual

Reforma educativa, regulada por la Ley General de Educación del Paraguay 1264/98,

menciona claramente calidad de la enseñanza, incluyendo temas como la cualificación y

formación del profesorado, la orientación educativa y profesional, la programación docente,

la innovación e investigación y la evaluación del sistema educativo. Esta ley contempla no

sólo a los niveles iniciales de educación, sino además, a los niveles medio y superior,

incluyendo a las universidades.

En el ámbito de la educación universitaria también se están tomando iniciativas en este

sentido. Bien sabemos que la ley 2072/03 De evaluación y acreditación de la Educación

Superior, crea la ANEAES, Agencia Nacional de Evaluación y Acreditación de la

Educación Superior en el Paraguay cuya tarea esencial es velar por la calidad de los

procesos de formación brindados por las universidades en nuestro país.

Una posible explicación

Como ya se ha señalado, una posible explicación a tan gran y extendida

preocupación puede hallarse en los movimientos de competencia entre empresas, en la

lucha por la supervivencia y hasta en la organización de los consumidores, exigiendo cada

vez más calidad a los productos, bienes y servicios que se les ofrecen.

La educación de calidad

Mientras las concepciones reductivas de la educación limitan la acción perfectiva de

ésta a la transmisión del saber acumulado por la Humanidad y, últimamente, ponen énfasis

en la formación intelectual del alumnado, en cuanto capacita para seguir aprendiendo,

para estar al día una vez se abandona la escuela, la Educación se enfrenta con el

perfeccionamiento de la persona en su totalidad, sin dejar dimensión alguna sin la debida

atención en su proceso de optimización, de mejora continua, de planificación, de

realización profesional y personal.

Obviamente, este planteamiento supone asumir la necesidad de una acción

educativa orientada a la formación intelectual y a la transmisión / adquisición del saber,

pero la enriquece al incorporar como campos de actuación sistemática dimensiones como la

educación física, estética, social, moral, espiritual trascedente.

Si bien la religión en la educación superior es un factor netamente filosófico y

confesional, que puede formar parte de la formación de los universitarios según los dogmas

y orientaciones de la propia institución, sabemos que la educación pública se estructura

sobre la libertad de culto, entonces solo resta mencionar la gran importancia de formar a los

futuros profesionales en su dimensión trascendente, basados en la cultura de la fe y la

esperanza en su propio ser, en su sociedad, en su país, en el bien común que puede practicar

en el ejercicio de su profesión. Hacer el bien es una forma de trascender, el bien personal y

el bien común. Educarlos para alcanzar la felicidad es un desafío de la educación actual.

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Esta preocupación por la formación de la persona en toda su plenitud, en todas sus

dimensiones constitutivas, no es garantía plena de calidad. La formación intelectual y la

correspondiente al resto de ámbitos ético, social, estético, físico, religioso, trascendental

deben mantener adecuadas relaciones de armonía y coherencia.

Hay que lograr que la educación que se imparta en un centro educativo responda a

un proyecto educativo, proyecto que no puede ser ajeno a una concepción del ser a educar,

esto es, de la persona humana. Para ello, el proyecto, por ser uno, deberá estar adornado de

armonía y coherencia entre sus partes ya que, de no ser así, podríamos estar hablando no de

proyecto sino de proyectos, con todo lo que ello representa. La unidad de criterio y la

coherencia son factores fundamentales para educar en valores.

El mejor medio para lograrlo es el planteamiento integral e integrado, esto es, una

forma de enfrentar la educación en la que todas las acciones sistemáticas programadas

cobren sentido en su contribución a una gran meta final o fin de la educación. Básicamente,

la integralidad equivale a la armonización de las actuaciones de todos los miembros de la

comunidad educativa, de forma que todos ellos contribuyan a un proyecto común, esto

es, que hagan posible el logro de los objetivos generales por los que se lucha.

Los objetivos generales tienen así un peso importante, un papel rector o directivo

sobre toda la actividad escolar, de modo que todo cuanto se organice y cuanto se planifique

de forma específica sirva a su consecución; es más, que cuanto ocurra en el aula y el centro,

se reoriente, se reconvierta, se aproveche, para tales logros.

Obviamente no podemos limitar la formulación del fin de la educación a enunciados

genéricos, con los que todo el mundo puede estar de acuerdo: perfeccionamiento de la

persona, plenitud del ser, ... Debemos formularlo en términos que especifiquen su

naturaleza, de forma que sea posible aceptarlo o rechazarlo; pero, una vez aceptado,

asumirlo como propio y trabajar en pro de su logro.

Analicemos los FINES de la Educación Paraguaya que orientan el sistema educativo

en nuestro país. Corresponden a todos los niveles educativos, desde la Educación Inicial

hasta la Educación Superior Universitaria.

La educación paraguaya busca la formación de mujeres y varones, que en la

construcción de su propia personalidad logren suficiente madurez humana, que les

permita relacionarse comprensiva y solidariamente consigo mismo, con los demás, con la

naturaleza y con Dios, en un diálogo transformador con el presente y el futuro de la

sociedad a la que pertenecen, y con los principios y valores en que esta se fundamenta.

Al garantizar la igualdad de oportunidades para todos, busca que varones y mujeres, en

diferentes niveles, conforme con sus propias potencialidades, se califiquen

profesionalmente para participar con su trabajo en el mejoramiento del nivel y calidad de

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vida de todos los habitantes del país.

Al mismo tiempo, busca afirmar y dinamizar la identidad de la nación paraguaya y de

sus culturas, en la comprensión, la convivencia y la solidaridad entre las naciones, en el

actual proceso de integración regional, continental y mundial.

La educación paraguaya busca que:

Estos fines determinan el tipo de persona que desea formar el proceso educativo en nuestro

país, es por ello que revisten gran importancia. Veamos entonces qué cualidades deberá

poseer la persona que egresa de nuestro sistema educativo.

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Un fin de esta naturaleza requiere la capacidad de seleccionar metas, algo con un

fuerte componente intelectual, la estimación o valoración positiva de las mismas y la

voluntad, la fortaleza, para hacer del proyecto una realidad.

Las dos últimas dimensiones no son cognitivas o, mejor, no son plena y totalmente

cognitivas. La valoración, en efecto, nace de un conocimiento en profundidad de las cosas:

no es posible apreciar lo que se desconoce, pero, a la vez, hay cosas que se conocen y se

menosprecian o desprecian, o simplemente no se aprecian.

La fortaleza es una virtud que requiere esfuerzo, repetición de actos, creación de

hábitos, una vez existe el convencimiento de que algo es bueno y merecedor de tal

esfuerzo.

El desafío para el logro de los fines es amplio y podemos estudiarlo desde tres puntos de

vista:

a) Encontrar los medios adecuados para logro de una meta muy elevada y, por tanto,

difícil de alcanzar.

b) Identificar los medios que cumplan con el principio de integralidad, de forma

que contribuyan a un único proyecto educativo y lo hagan desde la diversidad de

planteamientos y objetivos de los diferentes profesores y educadores.

c) Que se trate de medios educativos y nunca manipulativos, esto es, que

contribuyan a la planificación del tipo de persona que se desea formar y no a su

degradación (falta de autogobierno debido a la manipulación).

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4. LA EDUCACIÓN EN VALORES COMO RESPUESTA

La respuesta a tan difícil cuestión radica en una educación integral que haga de los

valores el punto de referencia, su núcleo esencial.

De una parte, la educación en valores es una de las dimensiones de una educación

completa; por tanto no debe obviarse, dejarse de lado, ni incorporarse en forma reductiva,

como un mero apéndice o como un elemento colateral.

La posesión de una escala de valores parece ser un elemento nuclear de la

personalidad, de la madurez humana, capaz de dar sentido unitario a la vida, de contribuir a

su madurez personal. Los valores, en efecto, son organizadores de la personalidad, a la que

dotan de las herramientas necesarias para afrontar los problemas, diseñar acciones

destinadas a su solución y dotar de la energía necesaria para llevarlas a la práctica.

Pero es que, además, hay planteamientos metodológicos capaces de afrontar la tarea

de la educación en valores de modo integrado; es importante mencionar que hay formas de

trabajar que permiten que cada educador, desde su específica posición, y a partir de las

acciones encaminadas al logro de sus objetivos particulares, pueda estar contribuyendo al

logro de esa meta final unificadora, que da sentido unitario a la vida de cada persona.

Por último, esa metodología a la que nos vamos a referir, se sustenta en el fomento

y en el respeto a la autonomía, siendo la antítesis de la manipulación. En efecto, su

elemento constitutivo nuclear se centra en la reflexión y en el espíritu crítico como

objetivos a cultivar, lo que sirve de contrapeso a la influencia externa de los educadores, ya

que son herramientas por las cuales la persona hace propias o rechaza las influencias

externas. Si las hace propias con plena conciencia ya no son manipulativas. Se trata, por

tanto, de compaginar la influencia de en qué consiste todo acto educativo con la

capacitación para defenderse de toda acción manipuladora.

5. LA PROPUESTA METODOLÓGICA

La educación en valores, como influencia optimizadora de las personas, debe llevarse a

cabo sobre la base de ciertos principios:

La influencia ha de ser directa y manifiesta, y nunca realizarse de modo

encubierto, con ocultación maliciosa, como corresponde a los influjos

manipuladores.

Ha de promoverse el análisis reflexivo y crítico de las propuestas realizadas por los

educadores.

Trabajar por la formación de una personalidad consciente, sobre lo meramente

emocional y poco reflexivo, porque debemos apuntar a formar personas autónomas

y autogestivas.

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La educación en valores supone aunar, de modo armónico, la formación de las

dimensiones intelectiva, estimativa o valorativa y volitiva a través de los

diferentes actos educativos.

La voluntad se educa y resultado de la educación adecuada de la voluntad es la

persona con deseos de progresar, de ser mejor, de vivir plenamente, de superar

obstáculos, de adaptarse fácilmente a los cambios y a las situaciones que le plantea la

vida, porque tiene la voluntad para ser feliz.

La formación intelectual concede al hombre obrar de modo inteligente, reflexivo,

plenamente personal, orientándole en sus múltiples decisiones.

La estimativa hace posible sentirse a gusto con su proyecto personal de vida,

valorado como bueno, deseable, digno de ser llevado a la práctica.

Y la volitiva permite hacer realidad ese proyecto considerado digno y deseable,

merced a la fortaleza, a la fuerza de voluntad para superar las dificultades que se

presenten en su realización.

Por ello, nuestra propuesta se estructura en torno a los siguientes puntos:

a) Integración de las dimensiones intelectiva, estimativa y volitiva en

un único proyecto educativo.

b) Desarrollo del juicio ético con el rigor de una sólida formación

intelectual, donde la filosofía y el método científico deben jugar un

importante papel. Su meta será la formación del espíritu crítico.

b.1.Integrando los objetivos de la formación ética en el

contenido ordinario de las materias en busca de un auténtico

aprendizaje significativo.

b.2.Realizando actividades sistemáticas específicas de

desarrollo ético.

b.3.Aprovechando las situaciones ordinarias de la vida de los

Centros para reafirmar los valores propuestos.

c) Creación de un clima institucional coherente, en el que los valores

propuestos por el personal educador se vivan efectivamente.

Los ejes de este clima son:

* Confianza.

* Libertad.

* Responsabilidad.

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d) La práctica cotidiana de los valores por parte del alumnado, según

la propia realidad del centro educativo.

En particular, se espera que los alumnos:

*Tengan ocasión de elegir y comprometerse.

*Sean responsables ante el grupo y el profesor del ejercicio de

su libertad.

*Se esfuercen en la realización correcta de las actividades (sólo

educa lo bien hecho).

e) Conexión de la institución educativa con la comunidad para el

ejercicio de los valores seleccionados, todo esto por medio de las

actividades de Extensión Universitaria.

Se pretende que los educandos:

* Conozcan la realidad de la sociedad en la que viven.

* Analicen y valoren sus características y necesidades.

* Tengan ocasión de comprometerse en actividades de

voluntariado social en las que puedan ejercer su liderazgo

personal, profesional y social, siempre en la búsqueda del bien

común.

6. DESARROLLO DE LA PROPUESTA

A continuación desarrollaremos las propuestas mencionadas en el cuadro anterior

a) Integración de las dimensiones intelectiva, estimativa y volitiva en

un único proyecto educativo.

La mayor reserva de los profesores a la educación en valores es la de que siendo

ellos docentes algunos utilizan el término "enseñantes" deban ir más allá de la docencia, de

la transmisión del saber. Otros ponen el acento, sea por convencimiento o como excusa, en

el riesgo de manipulación.

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EDUCAR EN VALORES, un compromiso de la educación de nuestro siglo.

Curso de Actualización Docentes, FCE, UNA, San Lorenzo 2011 Página 16

Es necesario que hoy, los docentes asuman el compromiso de ser educadores, no

simples transmisores de saberes. La educación actual ha pasado de la mera

información a la verdadera formación del alumnado, pues está comprobado que el

ser humano es un ser racional pero sobre todo es esencialmente un ser emocional.

En la medida en que se asuma que el docente de hoy no puede limitarse a trasmitir

el saber existente sino a formar intelectualmente al educando para que sea capaz de seguir

aprendiendo de modo autónomo al margen de él, sobre todo cuando ese educando abandone

la educación sistemática, su tarea va más allá de la simple explicación para abarcar la

dirección del aprendizaje, de un aprendizaje que, en su momento, deberá llegar a ser

autónomo.

Su tarea, además de centrarse en que sus alumnos adquieran el saber de los libros de

modo más o menos comprensivo, deberá llegar a estimular y desarrollar determinadas

funciones mentales, como las de observación, clasificación, ordenación, relación,

análisis, argumentación, interpretación, razonamiento, elaboración, creación,

recreación…

En esa preocupación por la autonomía intelectual podemos diferenciar una meta y

un camino; la meta es la formación del espíritu crítico, y el camino la función mental de la

reflexión. El aprendizaje es tanto más humano cuanto más personal, algo que se aleja

notablemente de un aprendizaje memorístico.

La memoria, importantísima en el proceso de saber, debe cultivarse tras una etapa

reflexiva, y no al contrario; se debe memorizar aquello que ha sido recibido y

comprendido. La reflexión permite que uno tome conciencia, postura personal frente a los

contenidos de aprendizaje: yo puedo conocer teorías marxistas y no aceptarlas, o ser un

experto conocedor de la Teología y ser ateo. Pero es mi posición personal, no la que otros

me han inculcado. Para ello va a ser necesario poner énfasis en ir dotando a los educando

de los adecuados criterios, gracias a los cuales podrá ir sometiendo a análisis y valoración

cuantos contenidos de aprendizaje se les exijan.

La clave, como se ve, está en la promoción y estímulo hacia un tipo de aprendizaje,

profundamente humano, significativo y no superficial. En este punto estimo que todo el

profesorado debe encontrarse de acuerdo, aunque sea consciente de que es difícil de llevar a

la práctica. De hecho, me resisto a creer que haya profesores que, conscientemente, asuman

que su única tarea es conseguir que sus alumnos memoricen determinados saberes; cuando

menos, entiendo, esperan de su alumnado una comprensión de la realidad aprendida y una

cierta capacidad para valerse de lo aprendido en la vida diaria.

El logro de adecuados niveles de capacidad reflexiva y espíritu crítico resulta

fundamental para una educación en valores no manipulativa, para una educación, sin más,

no manipulativa. Pero, a la vez, es la base de una sólida educación moral, y ello, al menos,

por tres importantes razones:

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* Porque conduce a la autonomía intelectual, que precede a la autonomía ética y

moral según las concepciones de psicólogos como Piaget o Kohlberg.

* Porque la educación ética necesita de opciones personales, tomadas libremente.

* Porque para comprometerse con unos determinados valores es necesario

apreciarlos, y el primer paso para apreciar algo es conocerlo, y conocerlo en

profundidad, no sólo en sus aspectos superficiales.

El papel estelar de la reflexión en este tipo de aprendizaje, por otra parte, no es algo

alejado de las teorizaciones del aprendizaje.

Las teorías cognitivas, al exigir la integración de los nuevos saberes en base a los

conocimientos previos, demandan ese tipo de análisis reflexivo. De no ser así, el saber es,

con frecuencia, algo muy superficial, únicamente útil en el marco de las instituciones

educativas para superar los exámenes. Estaríamos ante una UNIVERSIDAD que sólo

prepara para el éxito dentro de su propio marco y no para tener oportunidades de lograrlo

en la propia vida.

Es más, en algunas taxonomías, como en la de Bloom, difícilmente pueden alcanzarse

objetivos de cierto nivel en realidad, todos menos los de conocimiento, los más bajos en la

escala sin el ejercicio de la reflexión, de la toma de conciencia de lo que se está haciendo.

b)Desarrollo del juicio ético con el rigor de una sólida formación

intelectual, donde la filosofía y el método científico realicen sus

aportaciones. Su meta será la formación del espíritu crítico

b.1.Integrando los objetivos de educación ética en el contenido

ordinario de las materias en busca de un auténtico aprendizaje

significativo.

b.2.Realizando actividades sistemáticas específicas de

desarrollo ético.

b.3.Aprovechando las situaciones ordinarias de la vida de los

Centros para reafirmar los valores propuestos.

De todos los componentes de la educación ética, el más ligado a la educación en

sentido tradicional tiene que ver con el juicio moral.

No debe olvidarse que el elemento clave, diferenciador del ser humano, específico

suyo, es la capacidad intelectual, de pensar, de razonar y sobre todo de sentir.

Para el desarrollo del juicio moral se han ideado metodologías específicas, como

puede ser la discusión de dilemas morales, debida a Kohlberg. Sin embargo, cabe

preguntarse si no es posible conseguir los mismos resultados planteando la enseñanza de

forma que se cultive ese juicio moral al hilo de la actividad ordinaria en las aulas.

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Curso de Actualización Docentes, FCE, UNA, San Lorenzo 2011 Página 18

Y esto es uno de los elementos nucleares de la propuesta. Sea cualquiera la materia

del currículo que se enseñe, cabe plantearse objetivos que se limiten a la mera

incorporación del saber conocer, o que alcancen la comprensión de lo estudiado, su

aplicación, su valoración... Pues bien, en la medida en que, con un adecuado plan, en cada

asignatura se plantee la posibilidad de que el alumno llegue al nivel de valoración, se

estará poniendo en ejercicio el juicio que, si se refiere a cuestiones éticas, será el juicio

ético.

Obviamente, este planteamiento no se opone en modo alguno a que haya actividades

específicas centradas en el desarrollo del perfil ético de futuro profesional, sean estas

sistemáticas y, por tanto, planificadas, o bien realizadas con motivo de acontecimientos o

circunstancias concretas de la vida del centro o de la comunidad que conviene aprovechar

para conseguir los objetivos.

c) Creación de un clima institucional coherente, en el que los valores

propuestos por el personal educador se vivan efectivamente.

Los ejes de este clima son:

* Confianza.

* Libertad.

* Responsabilidad.

La institución del nivel superior es un ambiente educativo; el ambiente,

obviamente, ejerce una acción envolvente que, en muchas ocasiones, resulta negativa y va

contra la acción sistemática de la educación.

Pero también el ambiente puede "construirse" de forma que constituya un conjunto

de estímulos positivos que, de una parte, faciliten la acción sistemática y, de otra, por sí

mismos resulten educativos.

El carácter de constitutivo del proyecto educativo exige que resulte coherente con

los objetivos, de forma que, mutuamente, se refuercen los efectos. De no ser así, muchos de

los esfuerzos sistemáticos de los educadores pueden verse profundamente limitados cuando

no anulados.

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d) La práctica cotidiana de los valores por parte del alumnado, según

la propia realidad del centro educativo.

En particular, se espera que los alumnos:

*Tengan ocasión de elegir y comprometerse.

*Sean responsables ante el grupo y el profesor del ejercicio de

su libertad.

*Se esfuercen en la realización correcta de las actividades (sólo

educa lo bien hecho).

Si, desde un primer momento, hemos planteado la necesidad de integrar las

dimensiones intelectiva, apreciativa y volitiva, la vida de los Centros debe ser el marco

adecuado para esta última dimensión.

El ejercicio de la decisión necesita de ocasiones para la repetición de actos, hasta

llegar a los hábitos. Y la vida de los centros debe crear oportunidades de decidir tras un

proceso intelectivo de análisis de la situación, de valoración de alternativas, de compromiso

con las decisiones y, con posterioridad, de exigencia de responsabilidades.

La misma actividad académica debe permitir opciones y dar ocasión y estímulo a la

decisión personal. En tal sentido, al lado de los objetivos de aprendizaje de carácter

obligatorio, mínimos, deben aparecer los objetivos optativos, donde la opción se da entre

varias alternativas en función de los intereses personales. Pero, además, y atendiendo a las

propias capacidades, debe animarse a los alumnos a elegir objetivos libres, de forma que su

rendimiento pueda ser valorado en función de sus aptitudes.

Rendir de acuerdo con las capacidades es un elemento de educación ética; en efecto,

bastaría recordar la parábola de los talentos para entender lo que tal hecho significa, aunque

puede acudirse, desde otra posición ideológica, al sentido de la responsabilidad con la

sociedad de la que se forma parte y de la que se recibe el bien de una educación gratuita o

ampliamente subvencionada. Sin embargo, es muy frecuente que en los Centros se dé un

planteamiento conformista con todos aquellos educandos que logran la suficiencia en las

diferentes materias.

La convivencia como objetivo y como medio para los valores sociales.

La convivencia entre los miembros de la comunidad educativa, algo ordinario y

natural, es la ocasión paralela a las situaciones de aprendizaje en el ámbito intelectual. Si el

profesor debe preparar aquéllas para facilitar la formación intelectual, y de su riqueza y

calidad depende el grado de significación del aprendizaje más o menos superficial o

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Curso de Actualización Docentes, FCE, UNA, San Lorenzo 2011 Página 20

significativo de la convivencia se espera que los alumnos aprendan a vivir en comunidad,

ámbito privilegiado para realización de los valores morales.

En ese vivir en comunidad es preciso que impere la disciplina asumida

personalmente por los miembros del grupo; tal disciplina, si lo es en verdad y profundidad,

nace del autodominio, de la confianza en que, de la puesta en juego de las propias fuerzas,

se sigue el éxito en las metas. La autodisciplina, apoyada y estimulada por el profesorado,

es la forma fundamental de cultivar lo que hemos denominado la dimensión volitiva en la

formación profesional.

En el marco de la convivencia se pueden practicar toda una serie de valores éticos a

la vez que se aprende a vivir. Valores como el trabajo cooperativo, la solidaridad, la

tolerancia y el respeto, el saber escuchar, dialogar, discutir y disentir, el defender los

propios derechos y puntos de vista sin agresividad utilizando la fuerza de la razón... tienen

en ese marco el medio por excelencia para su vivencia.

Un aspecto problemático de la convivencia es la falta de disciplina; como afirma

García Hoz, no se trata de un mero problema de orden externo sino, como en cualquier

cuestión educativa, "de un problema ético en última instancia". La falta de disciplina

perturba el orden y la convivencia; con ella, la persona indisciplinada no sólo no se

forma sino que, a la vez, perjudica a los demás.

Ambos hechos deben tener el adecuado tratamiento; en efecto, de una parte, será

necesario restaurar el orden alterado, sobre todo en la medida en que ese orden haya sido el

fruto del convencimiento y aceptación por parte del grupo. De otra, esa restauración debe

intentarse que sea formativa para el propio alumno. Para ello conviene utilizar

preferentemente los medios positivos (refuerzos) antes que los negativos. Pero, además, y

teniendo en cuenta que tales acciones indisciplinadas tienen siempre sus causas, es

recomendable:

*Promover la toma de conciencia por parte del educando de su indisciplina y del mal

que produce (para él y para el grupo).

*Estimular el diálogo tutorial en busca de la identificación de las causas.

*Procurar la búsqueda conjunta de posibles soluciones para resolver el problema.

*Estimular el cambio y la rectificación. El apoyo externo tutor, familia, amigos a la

mejora aceptada y deseada, al menos a nivel intelectual, resulta esencial.

*Implicar activamente al educando en su proceso de mejora conductual.

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e) Conexión del Centro educativo con la comunidad para el ejercicio

de los valores seleccionados.

Se pretende que los educandos:

*Conozcan la realidad de la sociedad en que viven.

*Analicen y valoren sus características y necesidades.

* Tengan ocasión de comprometerse en actividades de

voluntariado social o similares.

La educación en valores, lo hemos dicho reiteradamente, supone vivir de

conformidad con aquéllos que cada uno, tras una opción personal libre, ha decidido

comprometerse. Como acabamos de ver, la vivencia tiene un importante campo en los

propios Centros, pero no tendría sentido que, fuera de su ámbito, o del familiar, se viviera

de forma incoherente con las opciones personales tomadas en un ambiente educativo.

En tal sentido, parece razonable, y hasta conveniente, que los Centros creen

oportunidades para que sus educandos puedan ejercitar los valores en el marco de las

necesidades de la comunidad, siendo uno de los campos más propicios el del voluntariado

social.

Conviene dejar constancia de que tal vivencia debe ser integrada y no convertirse en

un apéndice meramente yuxtapuesto a todo lo demás. No parece difícil constatar que

materias como Filosofía, Ciencias Sociales, Ciencias Exactas, Ciencias del ámbito

financiero, permitan la incorporación de valores durante desarrollo de sus clases, sin

embargo sabemos que estas ciencias preparan para la vida profesional y, sobre todo, para la

vida personal exitosa. Es por ello que se impone la necesidad de incorporar valores en

todos los ámbitos del saber, a fin de formar a los futuros profesionales integralmente.

CONCLUSIÓN

La educación en valores es un componente clave de la educación de calidad; la

educación reglada no puede dejar de lado su responsabilidad en este punto tanto por las

exigencias y demandas de nuestro tiempo cuanto por los cambios que viene

experimentando la familia, recinto tradicional de este importante ámbito de formación.

Los riesgos reales, de que el influjo de los educadores pueda deslizarse desde una

acción perfectiva a otra de carácter manipulativo, deben reducirse y, hasta eliminarse de

raíz, acudiendo a metodologías respetuosas con la dignidad de las personas, orientadas a

promover su autonomía en lugar de producir su gobierno exterior, por nobles y elevados

que sean los objetivos a conseguir.

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La responsabilidad de las autoridades políticas y educativas radica en la formación

del profesorado; en la actualidad se da una clara fractura entre el tipo y nivel de formación

que se exige a quienes ejercerán la educación y el tipo de actuación profesional que se les

demanda. De una formación generalmente académica en cuestiones puramente disciplinares

(licenciado en ...) se pasa, en ocasiones sin apenas formación específica a profesor de, para

culminar, y aquí sin formación alguna, en la exigencia de que sean educadores. Este salto

es tan elevado que, por sí sólo, puede explicar con facilidad la falta de eficacia de la

institución educativa en las tareas más nobles y elevadas de entre las que se le han

encomendado.

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