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Page 1: Tapatío 14 de enero

Fundadores • Jesús Álvarez del Castillo V. • Jorge Álvarez del Castillo Z. • Editor-Director • Carlos Álvarez del Castillo G.

Supervisor: Aimeé Muñiz / [email protected]

PÁGINA 6-B Sábado 14 de enero de 2012

• Los jóvenes se han apropiado del Parque Ávila Camacho, como en otros tiempos lo hicieron los niños que disfrutaban en el lugar de numerosos juegos mecánicos, espectáculos teatrales y muchas golosinas.

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Recorrido por un espacio plural

Hundido entre dos grandes avenidas(Patria y Ávila Camacho), justo en el lími-te de los municipios de Guadalajara y Za-popan, un parque de larga tradición enGuadalajarahareabiertosuspuertasalpú-blicodespuésdeunarduotrabajodereno-vación por parte del municipio.

Cuatroañospermanecióenestadodeabandono, luegodeque laempresaconce-sionaria Grupo Mantenimiento de GirosComercialesInternacional,anunciaraquedejaba el lugar por no resultar rentable.Hasta hace algunos meses, la administra-ción actual del Ayuntamiento de Guadala-jara tuvoabienrecuperarel lotequeseen-contraba en un estado casi selvático y conrastros de vandalismo –como grafiti, des-trucción de inmuebles y árboles quema-dos—, para rehabilitarlo y convertirlo denueva cuenta en un espacio de recreaciónpara los tapatíos.

Desdeelpasado3dediciembreydes-puésdeunainversiónde40millonesdepe-sos, los viejos árboles del Parque Ávila Ca-macho han vuelto a ver niños jugar a sualrededor,madresquelosobservandecer-ca mientras tejen y conversan entre ellas,parejasdenoviosquesebesanenel jardín,solitarios acompañados de sus libros, na-vegantesdellagoartificialy–comounano-vedad—, decenas de chavitos en patinetaque ensayan sus trucos en la recién cons-truida skatopista.

Cincuenta años de historia

LahistoriadelparqueÁvilaCamacho

se remonta a los años sesenta, cuando fueconstruido y consolidado como sitio deatracciónparalostapatíosgracias,engranparte,alaformacióndelaPresaZoquipan,lugar donde confluyen de manera naturalel arroyo de la Barranca Ancha, que correpor la avenida Montevideo, y el río Atema-jac,quepasaenmediodelaavenidaPatria.

Imágenes de esa época que circulanen la red, dejan ver un esplendoroso la-goconpatos,canoasyembarcacionesdemayor tamaño que se utilizaban con fi-nes recreativos. Según se cuenta, con elpaso de los años el cuerpo de agua se vioinvadido por el lirio, por lo que se deci-dió secarlo.

Años después, a mitad de la déca-da de los noventa, el Ayuntamiento deGuadalajara concesionó el espacio a lainiciativa privada. Primero se llamó Di-versiones Maravillosas, cuya principalatracción eran los juegos mecánicos;más tarde fue Gokartmanía, lugar quedisfrutaron los fanáticos de correr au-tos de carreras; y finalmente el parqueDivertido, el cual combinó ambosatractivos.

La administración del parque Ávi-la Camacho regresó recientemente amanos del Ayuntamiento y fue interve-nido por diversas dependencias, entreellas la Dirección de Ecología, para re-tirar los arboles secos e infectados;Mejoramiento Urbano, para repararlos daños al mobiliario existente, yObras Públicas, para la creación del la-go artificial.

Espacios para todos

El escudo de la ciudad y un llamativoletrero en el rojo característico del actualgobierno, invitan al transeúnte y automo-vilistadelatransitadaavenidaManuelÁvi-la Camacho, a pasar a disfrutar de los dis-tintos espacios que pretenden incluir a lamayor diversidad posible de usuarios.

Si se ingresa por la escalinata y setorna a la derecha, se verá la skatopista,explanada habilitada con rampas, esca-lones y rieles destinada a los amantes dela patineta, patines y bicicletas de motocross. Son principalmente jóvenes varo-nes entre 12 y 24 años los que circulanpor el espacio y toman turnos para prac-ticar sus trucos, observados desde lasorillas tantoporgruposdechicasadoles-centes, comopordoselementosdesegu-ridad montados en bicicleta.

Uno de los que parece más joven enla pista es Juan, de 12 años, quien descu-brióhaceapenassietedías–graciasasusamigos y vecinos—, la existencia delnuevo skate park. Para poder pasar lastardes mejorando su dominio de la pati-neta, Juan debe tomar el autobús desdelos rumbos de San Isidro, y claro, haberterminado la tarea del día.

Si se llega en automóvil, el parqueofrece servicio de estacionamiento conun costo de 10 pesos. Partiendo de ahí,basta caminar unos pasos adelante paraencontrar otro de los principales atracti-vos del espacio recién rehabilitado: unlago artificial con una superficie de cin-co mil metros cuadrados y profundidadde 1.20 metros, que, en palabras del ad-ministradordelparque,EmilianoArella-no González, pretende rescatar parte dela historia de aquellos primeros años.

Allí se pueden rentar pequeñas bar-cas, kayaks, y hasta pelotas inflables gi-gantespara“caminar”sobreelagua.Losnavegantesquevayanhaciaelcentrodelparque, podrán observar al final de sutrayecto, un barco de cemento que per-manece sobre tierra desde que el parquefue abierto por primera vez.

Otra estructura que persiste desdeentonces, es una construcción circularde cemento, actualmente en obra, peroque en un futuro cercano fungirá comocomedor y área comercial. En sus pare-des exteriores se han pintado coloridosmurales con diferentes temas, como elfondo del mar, y al interior se encuentra–por el momento— una persona encar-gada del préstamo gratuito de bicicletas.

Al continuar caminando cerca de las

pistas donde algún día corrieron go-kartsyquehoysirvenprincipalmenteaciclistas,se llegará a un área de juegos que sin dudaserá más popular cuando empiece el tiem-po de calor. Se trata de coloridas culebrasde metal que incluyen chorros de agua, demanera que los visitantes podrán sentirsecasi como en un balneario.

Ademásdelasnumerosasáreasver-des, falta mencionar la existencia de unauditorio para cerca de mil personas, elcual fue inaugurado el pasado 14 de di-ciembre por la secretaria de Cultura deGuadalajara, Myriam Vachez, con un es-pectáculo musical de villancicos. Se es-pera que el foro se mantenga activo en laorganización de actividades culturales.

Los detalles faltantes

“Es la primera vez que vengo y esta-mos sufriendo porque no tenemos ban-cas”, dice una madre que, desde la bar-da que rodea los juegos infantiles,observa a sus pequeños hijos. “Yo vengoporsegundavezypenséqueya ibanaes-tar las bancas”, añade su amiga, “nos di-

jeron que en un mes ya las van a tener. Esincómodo venir ahora”.

Emiliano Arellano confirma que laobra se encuentra a un 90%: “Tenemosalgunas cosas que nos hacen falta, comolas bancas –que todo parque debe te-ner—, la parte de comedor que será ha-bilitada con mesas y sillas, y la zona co-mercial. Pero estamos pensando que enun mes ya estamos al 100%”.

Otro aspecto pendiente es el funcio-namiento de la red inalámbrica gratuitaGDL libre, que aunque anunciada a laentrada del parque, aún no se tiene acce-so a ella. Arellano aseguró que la red es-tará lista en 15 días, cuando se resuelvael contrato de la luz.

El administrador del parque, depen-diente del Consejo Municipal del DeportedeGuadalajara(Comude),agregaquedes-de lareaperturasehatenidounamuybue-na respuesta de la gente, y que, sin embar-go, la expectativa es llegar a doblar la cifrade 15 mil usuarios que visitaron el parquedurante el mes de diciembre. “Yo creo quees una meta bastante alcanzable, ya queapenas llevamos un mes y medio”.

Reabierto a principios de diciembre pasado, el parque Ávila Camachoofrece actividades para toda la familia

Nuevos aires paraun viejo parque

• Los “skatos” aprovechan las rampas que se han colocado en una parte de esteparque, lugar que les permite practicar sus trucos.

• La experiencia de caminar, o rodar, sobre el agua, se consigue en estas enor-mes pelotas.

◗ El Parque Ávila Camacho está abierto to-dos los días de 8:00 a 19:00 horas. La en-trada tiene un costo general de $5.50 pe-sos y el estacionamiento de $10.00 pesos.

◗ La administración del lugar tiene con-templado ofrecer actividades propias. Porel momento ya es posible asistir a clasesde zumba gratuitas en la explanada, delunes a viernes de 8:30 a 9:30 horas.

Echa un vistazo

Para ver imágenes antiguas del parque sepuede visitar en Facebook el álbum de fo-tos “Presa Zoquipan (Parque Ávila Cama-cho)” del Grupo Tierra Mojada de México:https://www.facebook.com/grupotierra-mojada.

¡Visítalo!

PARA SABER

Nuevos aires paraun viejo parque

Nuevos aires paraun viejo parque

Nuevos aires paraun viejo parque

Nuevos aires paraun viejo parque

Nuevos aires paraun viejo parque

Nuevos aires paraun viejo parque

Nuevos aires paraun viejo parque

Nuevos aires paraun viejo parque

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EL INFORMADOR

TAPATÍOSábado 14 de enero de 2012 PÁGINA 7-B

Diario deun espectador

Atmosféricas. Dobla el frío de estos días el bríodel jardín asordinado. Las guías del jazmín tienenahora una especulativa precaución que espera me-jores días. El arrayán, interperrito, prepara sus car-gamentos de Sol y de buenaventura que puntualeshabrán de llegar a lomos de la próxima estación.Sube la luna al mástil de la noche y el gato regresasobre sus pasos de fieltro. La voz, insomne, siguediciendo: Tanto ocupé no tener nada que asir/ siem-pre fue mi avidez de ese modo...

**Confieso que he vivido. El título de las célebres

memorias de Pablo Neruda destaca entre las pilasde libros de fortuna que un puesto ofrece. Algunavez mojado, amarillento, ajado por las lecturas y losaños, el volumen cambia, como nadando, al fin demanos. El nombre de su antigua propietaria trae elregalo extra de la evocación de un querido y ex-traordinario arquitecto muerto ya hace años. Neru-da utiliza todo su poderío en algunas descripcionesdel Chile más austral que permanecerán como mo-delos de incomparable, certera elocuencia. Hay detodo, además. Retratos de escritores famosos, ta-rascadas al paso, melifluas insinuaciones, ningu-neos y descalificaciones varias, endebles defensasde un pertinaz estalinismo impresentable y amar-go (a pesar de todos los Retours de l’Urss, de todoslos Gulags), variadas descripciones de premios yhomenajes que el chileno fue largamente cose-chando, frases lapidarias, tiernos relatos de suamistad con una mangosta, recuentos sumarios desu pasión por los caracoles. Pero bien advierte elpoeta, con sagaz precaución, desde las primeras lí-neas: “Estas memorias o recuerdos son intermiten-tes y a ratos olvidadizos porque así precisamente esla vida”. Sacando todas las cuentas Confieso quehe vivido es un deslumbrante paseo por una de lasvidas latinoamericanas más intensas y espectacu-lares del siglo XX. Sus reiterados homenajes y evo-caciones de García Lorca, son, por ejemplo, indele-bles y entrañables; sus descubrimientos del lejanooriente de los albores de su carrera diplomática es-tán trazados con portentosas intuiciones, sus visio-nes de México, grandilocuentes y acartonadas a ra-tos, tienen también los rasgos del genio: “Méxicovive en mi vida como una pequeña águila equivo-cada que circula en mis venas. Sólo la muerte le do-blegará las alas sobre mi corazón de soldado dor-mido”. Neruda, el gran mal poeta del que hablabaBorges, el gran poeta, tout court, de cuerpo entero.

**En algún lugar de sus memorias dice Neruda:

“Lo mismo me sucedía con los adultos, gente mí-nima, empleados de ferrocarriles y de correos ysus “señoras esposas”, así llamadas porque la pe-queña burguesía se escandaliza intimidada antela palabra mujer”. Y luego: “Todo podía pasar, to-do pasaba. El único diario de la oposición [en Mé-xico] era subvencionado por el gobierno. Era lademocracia más dictatorial que pueda concebir-se”. (Re: Vargas Llosa)

**Corazón de las cosas (proustiana). Qué le que-

da a la caja de madera roída por los años que en suinterior sigue guardando la ilusión misma de la vez

primera. Una sombra delicada de la tapa que seabre, un olor que salta jubiloso sin importar el tra-mo largo de todos estos años. El tacto, mejor, de supiel casi tan tersa como las manos que una vez latrajeron. La caja guarda entonces el hilo invisible ydorado de todos los días que fueron: pero guardatambién el de los días que vienen. El sonido de la ta-pa que se cierra, humilde y singularísimo, conden-sa con nitidez la vasta música de lo que pasa. Cajaperdida y ahora recuperada, repositorio de la inmi-nencia, ventana, umbral.

**Harar. Siempre será el cierto lugar al final de

los caminos de humo y de viento en donde se cal-cinan los huesos del peregrino. Harar, al este deEtiopía. Rimbaud y su mirada translúcida queconsidera por siempre las murallas oscuras de laciudad ensimismada. Las huellas que del caseríomuestra la pantalla tienen por sobre todas las co-sas la definitiva marca del ángel en fuga. Una mu-jer idéntica y distinta mira al forastero bajo sumanto de colores: y su belleza brilla como un pu-ñal al aire. Harar, lejos del mar. Los callejones pordonde Arthur ganó por primera vez la plaza sevuelven más blancos aún ahora.

**Un poema de René Char, en traducción de Ma-

rio Bojórquez, publicado en el sitio de Círculo dePoesía:

¡Hiciste bien en irte, Arthur Rimbaud!

¡Hiciste bien en irte, Arthur Rimbaud! Tus die-ciocho años refractarios a la amistad, a la malevo-lencia, a la estupidez de los poetas de París, así co-mo al ronroneo de abeja estéril de tu familiaardenesa un poco loca; hiciste bien en lanzarlos le-jos de ti, meterlos bajo la cuchilla de tu guillotinaprecoz. Tuviste razón de cambiar el boulevard delos holgazanes, el cafetín de los mea-liras, por el in-fierno de las bestias, el comercio de los astutos y losbuenos días de los simples.

Este impulsoabsurdodelcuerpoydelalma,es-ta bala de cañón que da en su blanco haciéndolo es-tallar ¡Sí, la vida de un hombre, está bien por allá!No se puede, al dejar la infancia, indefinidamenteestrangular al prójimo. Si los volcanes cambian po-co de lugar, su lava recorre el gran vacío del mundoy le otorga las virtudes que cantan en sus heridas.

¡Hicistebienen irte,ArthurRimbaud!Nosotrossomos algunos que creemos, sin pruebas, que la fe-licidad es posible contigo.

**Cumpleaños. Comparecen el párvulo gusto y

la buena estrella que trajo a los magos hasta el por-tal. La piñata es un cándido balón improbable quese mece desde el arrayán hasta la llamarada. En suvaivén amable convoca el alboroto que busca, fie-ramente, el final abordaje. Toda la tarde es el man-tel propicio sobre el que los niños juegan con eltiempo. Cinco velas alumbran, bajo el alero protec-tor de la casa conmovida, los días que crecen. Y eljardín insiste quedamente en dar a quien lo habitasu hospitalidad y su gracia.

POR JUAN PALOMAR ([email protected])

por: David Izazaga

No es necesario viajar miles de kiló-metrosparaencontrarhistoriasextraordi-narias, fuera de lo común, dignas de con-tarse: basta con salir a caminar algunascuadrasalaredondadetucasa,paratopar-te con todo la maldad del mundo, con lobueno, con lo maravilloso o lo inverosímil.

En el parque de la vuelta, por ejem-plo, ocurren muchas cosas: las mismasque pueden ocurrir en cualquiera de loscientos, de los miles de parques de cual-quier parte del mundo. Ahí está, sentadoenunabanca,a las10delamañana,aquelhombre de familia que lleva meses y me-sessaliendodesucasaconrumboauntra-bajo que ya no existe más que en sus re-cuerdos. Y ahí se la pasa, horas enteras,sentado, viendo en ocasiones al horizon-te y de vez en cuando certificando –comosi le pagaran por ello– el trabajo que llevaacaboelviejitoque,apoyandoelbrazoenuna muleta y la escoba en la otra mano, seencarga de barrer el parque todos los dí-as. Él no lo sabe, pero a aquel hombre delarga barba nadie le paga, es decir, no co-braformalmenteporello,noestáenlanó-mina de ningún Ayuntamiento, sino quesimplemente se encarga de que las callesy las banquetas estén limpias y se confor-ma con lo que le dan de propina los veci-nosy loquesaca luegodevenderbotellas,cartonesytodoloqueenesemundosella-ma “basura buena”.

Másallá, sobreuncamellónenmediodeunagranavenida,vanrecogiendolaba-sura empleados de un Ayuntamiento a losquedotandeuniformes,primas,regalosenNavidad, aguinaldo y por supuesto salariodiario, y lo hacen con las ganas con las queun niño de seis años se come las verduras:con un canasto a su lado y un par de guan-tesparaquesusmanosnoselesrasguñen,mal levantanlashojassecasquehadejado

elotoño, lospapelesytodasesascosasquela gente gusta dejar por ahí y hacen comoque hacen su trabajo.

Si levantas la vista es porque tu oídoteavisaquealgoseescucha:esunacamio-netaquecirculamuylentamenteporelca-rril de alta velocidad y que en su parte al-ta lleva un megáfono por el que salenfrases distorsionadas que repiten cons-tantemente que te compran todo, y todoes todo: ese colchón que ya nadie querríani regalado porque los resortes ya estántan apachurrados que no los levantaría niun milagro, ese mueble que ha estadoarrumbado ahí desde que llegó el mueblenuevo, las monedas que durante años yañosguardótumadreconlaesperanzadeque algunos de sus descendientes se hi-cieran ricos, las revistas que ya nadie leeporque están ilegibles. En fin, todo lo quehasta tú creerías que es basura te lo com-prarán por unas monedas.

Yunasmonedasesloqueestápidien-do aquel hombre que carga una cobija ensu espalda, junto con una mochila en laquenollevanadamásquesusilusionesdellegar“alotrolado”:élvieneconeltrenquepasaa tansólounascuadrasdeahíyse irátambién con el tren. A él no lo verás todoel tiempopidiendomonedascomosíal se-ñordecabelleraplateadaqueseaproximaalosautosqueseparanenelsemáforopa-ra pedir también algunas, porque es cie-go y su condición –él cree– le permite mal-deciraquiennoledéeinclusogolpearconsu bastón a aquellos autos cuyos conduc-tores no le hagan caso, ya sea porque deverdaddeliberadamenteno lequieranha-cercasooporquenopueden,pueshayqueterminar de maquillarse y ya faltan pocascuadraspara llegara laoficina,obienpor-que hablan por teléfono celular mientrasestá el alto y seguirán hablando cuandomanejen, aún cuando eso signifique quesu capacidad merme en un 50%, al cabo

que no hay agentes de tránsito cerca. Yaunque los hubiera.

Y mientras, en el autobaño de la es-quina, la larga fila de autos augura unbuen negocio; el conductor del minibúsque se detiene porque hay pasajerosque desean bajar, recuerda que ya vanvarios días sin que barra la unidad quemaneja, detalle del que pueden darcuenta quienes van ahí, porque tienenque ir, aunque aquello esté hecho unverdadero basurero.

Unas cuadras adelante podrás vercómo el caos en la ciudad se puedeejemplificar con la imagen de una glo-rieta: sorprendentemente quienes ma-

nejan al extremo izquierdo creen quepueden dar vuelta a la derecha, comosi estuviesen en una calle perdida delpueblo más remoto del Sur del Estado,en el que no hay más que dos autos. Ypor arriba, en el cielo, al que voltearíassólo si te tocara la mala suerte de queun minibús te pasara las ruedas por en-cima, se escucha un helicóptero desdeel que se vigila lo que no se puede vigi-lar desde la tierra. Todos voltean a ver-lo, como voltean cuando escuchan elulular de la ambulancia y no bajan lavista hasta que consiguen ver nada,pues no se ha sabido de alguna ambu-lancia que exhiba por las calles, en su

recorrido hasta el hospital, el cuerpoherido de aquel que acaba de levantaren alguna calle por la que parecía nopasaba nada, pero pasa.

Pasa en tu cuadra, a la vuelta de latiendaque frecuentasyquizáunascuan-tas cuadras más allá. Pasa aquí como encualquier parte del mundo: lo mejor y lopeor, lo bueno y lo malo. No es nada mássino aguzar el sentido, observar con cui-dado, voltear a donde nadie voltea paraadvertirlo. Levantar el mantel para ver loquehaydebajode lamesa.Oaceptarquehas perdido el trabajo y que ya es hora deir buscando otro y dejar de ir a ese par-que a esperar a que ocurran cosas.

Fatiga crónica

En un díapasa todo

• Hay que aguzar un poco la mirada para descubrir las historias que se encuentran a nuestro alrededor.

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