EROS EN ROTACIÓN Boletín No.15 (Septiembre 2011) [email protected]
Contenido:
1. Regañan a Miss Colombia, Catalina Robayo, por no usar
ropa interior
2. Opiniones sobre los concursos de belleza
3. Concursos de… belleza
4. ¿Por qué Venezuela gana concursos de belleza?
Regañan a Miss Colombia, Catalina Robayo, por no usar ropa interior
La representante de Colombia para Miss Universo, Catalina Robayo,
recibió una llamada de atención por parte de oficiales del
concurso por presentarse en varios eventos durante la semana sin
ropa interior y con faldas muy cortas, que han dejado que se vea
más de lo que resulta apropiado.
Paula Shugart, presidente de la organización de Miss Universo,
asegura haberse sentido totalmente sorprendida por los reportes.
“El ver a las chicas con vestidos muy cortos ya fue bastante
sorprendente, pero el ver a Catalina en la portada de un periódico
local sin pantaletas fue muy, muy desagradable”, dijo.
Según evidencian algunas fotografías, la joven de 22 años sabe cómo
captar la atención de las cámaras, pues no dudó en recurrir a un
estratégico cruce de piernas sin ropa interior, durante una visita a
la escuela de samba Rosas de Ouro
¡Qué amena! La Miss Colombia insiste que usa panties pero se
demuestra que no
Que amena es la candidata de Colombia en Miss Universo, Catalina
Robayo, al insistir en que sí utiliza ropa interior.
Sin embargo en una actividad de la organización de Miss Universo
fue captada sin nada debajo, a lo que le restó importancia aunque
reitere que llevaba pantaletas.
Juzguen ustedes la foto y podrán darse cuenta que la Robayo está
insultando la inteligencia de la gente tratando de esconder algo que
ya debe admitir.
Aunque en nuestra opinión que una mujer use panties o no ¿qué
más da eso? ¿acaso está eso contra del pudor de una persona? a mi
juicio no.
Sí porque es risible que los del Miss Universo vean eso como algo
atentatorio contra las buenas costumbres si en esos concursos se
suele practicar la doble moral y se incurren en actos más
bochornosos que andar sin panties.
Catalina Robayo.
El truco de Miss Colombia consiste en ir sin bragas
Todo vale para conseguir la fama. Miss Colombia, la guapa Catalina
Robayo, ha protagonizado un pequeño escándalo en la sesión de
fotos que se llevó a cabo en la Escuela de Samba Rosas de Ouro en
Sao Paulo (Brasil), con motivo de la final de Miss Universo que
tendrá lugar el próximo 12 de septiembre de 2011.
Lo cierto es que esta joven de 22 años, 1,75 de altura, unas medidas
de infarto (87-63-96) y un tirón sexual notable, ya no sabe qué hacer
para llamar la atención.
La maciza Robayo, favorita a llevarse la corona de la más guapa del
mundo, se presentó al acto sin ropa interior, momento que que
captaron los paparazzi con gran astucia. La colombiana no sólo iba
sin sujetador: tampoco llevaba bragas.
Calculadora como un matemático, Catalina Robayo puso su mejor
sonrisa y se cruzó de piernas consciente de que no llevaba nada
debajo.
Los periodistas, ante el espectáculo, oscilaron entre el asombro y la
admiración. Popularidad en alza y juego sucio el de esta morena
nacida en Cali cuyo nombre está dando la vuelta a la Red.
Opiniones sobre los
Concursos de Belleza
Los concursos de belleza Marcelo Colussi
Rebelión
La belleza, si bien siempre difícil de definir, es algo inherente a
todos los seres humanos aunque no se la problematice en forma
explícita. Entendámosla, para dar un marco general mínimo a partir
del que poder seguir hablando del asunto, como la búsqueda del
placer estético, el placer de los sentidos. La belleza, por tanto, va de
la mano de lo sublime, de lo que en términos perceptivos nos
deleita. De las artes, sin dudas –quizá la forma superior de
búsqueda de la belleza; pero también la podemos encontrar en la
cotidianeidad, en cada pequeño detalle de la vida práctica.
¿Puede hablarse de la "belleza" de los seres humanos? Tema arduo,
polémico; la ética ha tratado inmemorialmente estos asuntos. ¿Es la
belleza algo material o espiritual? Convengamos que efectivamente
sí hay belleza humana. Lo cual nos lleva a plantear qué es su
opuesto: ¿la fealdad? ¿Quién es bello y quién es feo? ¿Con qué
criterios medir eso? Y más aún –hablando de ética–: ¿es posible
medirlo? ¿Para qué medirlo?
Si de belleza material se trata, el problema se torna muy complejo.
La belleza de la que podemos dar cuenta con el sentido de la vista es
totalmente social, cultural, histórica. ¿En nombre de qué alguien es
más bello que un feo? ¿Quién es más feo o fea que otro u otra? Si
extremamos la indagación, vemos que los valores ligados a la
belleza física son absolutamente relativos, convencionales. ¿Es más
bella la piel negra o la blanca? ¿Es más bella una nariz atravesada
por un hueso de animal o un labio con un aro de metal que una no
tiene nada de eso? ¿Cuándo comenzamos a decir que algo es feo?
¿Es más bello un seno femenino que nunca usó sostén –como el de
las mujeres de algunas tribus en el Africa negra–, flácido y caído casi
hasta la cintura, o aquel que lleva muchas siliconas, como el de
tantas mujeres occidentales, rígidos y firmes? ¿Qué es más bella: una
cabellera rubia o las trenzas de pelo negro? ¿Un calvo no es bello
entonces? ¿Los pies de una mujer china, amarrados desde niña y por
tanto muy pequeños, son más bellos que un número 44? ¿Son bellos
los tatuajes? ¿Por qué ahora los y las occidentales los usan tan
profusamente? Antes, unas décadas atrás apenas, ¿eran feos? ¿Y por
qué ahora en Occidente se atraviesan narices, labios, orejas y
ombligos con aros de metal? ¿Pasaron a ser bellos esos accesorios
que antes usaban algunos pueblos "primitivos"? ¿No eran bellos
hace unos años? ¿Era bella la Mona Lisa, o era una gorda con
muchos kilitos de más? Como vemos, todo esto nos pone ante
planteos difíciles. Primera conclusión, entonces: la belleza es
relativa, los patrones de belleza son históricos, convencionales.
Por cierto esto no es nada nuevo. Lo que queremos destacar aquí –
tampoco esto es nuevo, pero vale la pena no olvidarlo nunca y
recalcarlo toda vez que sea posible– es que en un mundo regido
ampliamente por la idea de lucro, de ganancia económica a costa de
cualquier otra cosa, también la belleza ha pasado a ser un artículo
más de consumo, una mercadería.
¿Por qué medir la belleza? Más allá que sea posible o imposible la
medición, ¿para qué hacerlo? ¿Qué hay en juego ahí? Básicamente
ello responde a una lógica mercantil; hasta donde sabemos, ninguna
civilización en ningún estadio previo al capitalismo avanzado ha
osado realizar estas mediciones. La exaltación de la belleza física
(femenina o masculina) que podemos encontrar por toda la historia
de la humanidad en modo alguno tenía como objetivo premiar al
"más bello" o a la "más bella". Ha sido una exaltación, y no más que
eso; exaltación, incluso, más ligada a lo espiritual sin un ánimo
comercial, lo cual dista mucho de la noción competitiva de un
concurso. Los concursos de belleza a que hoy día estamos ya
totalmente habituados son algo muy reciente, de mediados del siglo
pasado. Hoy por hoy se nos somete a una búsqueda casi obsesiva de
la belleza entendida según ciertos modelos, aunque no tengamos
para comer y seamos analfabetos. Segunda conclusión entonces: la
belleza física tal como hoy la concebimos es una mercadería más de
consumo, representante de sociedades donde ya no se sabe qué
hacer con el dinero excedente y con el tiempo libre y donde una vez
satisfechas las necesidades primarias se impuso la "obligación" de
ser bellas/os según criterios fijados en forma impositiva; obligación
que se traslada al Tercer Mundo creando procesos aberrantes.
Tradicionalmente, en el mundo capitalista moderno que nos legó el
siglo XX, la belleza física es una mercadería de consumo femenino.
Hacia fines del siglo, y ya en el XXI, también los varones acceden al
consumo de este nuevo ámbito. De todos modos, por amplia
mayoría la belleza aún sigue siendo una mercadería mucho más
patrimonio del sexo "débil". En una sociedad patriarcal, machista
como la que abunda por toda la superficie del globo –salvando las
diferencias entre "desarrollados" y "subdesarrollados", pero
machistas todas al fin– la belleza es aún un atributo más del ámbito
de las mujeres. Por lejos la belleza es todavía en nuestro imaginario
social una calidad femenina; hoy por hoy, por tanto, concurso de
belleza sigue siendo sinónimo de "la mujer más bonita", aunque
también existan concursos masculinos. Tercera conclusión: en un
mundo patriarcal las mujeres siguen funcionando como objeto para
los varones, como "muñequitas", ratificándose el estereotipo
femenino de "tonta bonita".
El hecho que hoy exista una creciente preocupación por la "belleza"
física por parte de los varones –fundamentalmente en las sociedades
opulentas, aquellas donde sobran los recursos–, ello no significa en
modo alguno una equiparación en los derechos de género. Que haya
una moda de "metrosexuales" (varones tan acicalados como las
mujeres) no habla de un progreso humano. Habla, en todo caso, del
crecimiento de una tendencia que más bien debería aterrorizarnos:
mientras sigue muriendo de hambre una persona cada 7 segundos a
nivel mundial, y mientras la fabricación de armamentos continúa
siendo el principal negocio de la humanidad –armamentos que se
usan, obviamente: alrededor de 15 guerras se cursan actualmente en
todo el planeta–, hay una alegre tendencia al consumo de "artículos
para ser bellas/os", como cirugías plásticas, dietas para mantenerse
delgado, siliconas para implantes y cosméticos (estos últimos
facturan ventas de 14.000 millones de dólares anuales). ¿Todo esto
nos da más belleza? Cuarta conclusión: lo superficial, lo banal, lo
puramente cosmético ocupa un lugar cada vez más creciente en la
civilización hedonista que impone el capitalismo desbocado. La
forma superó al contenido.
Hoy día asistimos a una cantidad increíble de certámenes de belleza
de difusión internacional, con fuerte impacto económico y amplia
difusión mediática: más de 50 anuales, es decir más de uno por
semana. El más rutilante sin dudas es el de Miss Universo, pero por
mencionar sólo algunos de los tantos que existen, podrían citarse:
Miss Mundo, Miss Europa, Miss América, Miss Verano-
Internacional, Miss Bikini-Internacional, Miss Vacaciones, la Reina
del Mes, la Más Bella Señora Casada, la Más Bella Turista, Miss
Internet México-EE.UU., Miss Internet Guatemala-EE.UU., Miss
Internet El Salvador-EE.UU., el Más Bello Busto, la Más Bellas
Piernas, Miss Latina, la Más Bella Estudiante, la Más Bella
Universitaria, la Más Bella Rubia, la Más Bella Morena, Miss Fútbol,
la Más Bella Deportista, las Más Bellas Caderas, la Más Bella
Trabajadora de Bancos, la Más Bella Trabajadora de Industrias, Miss
Invierno, Miss de la Navidad, Miss del Año Nuevo, a los que deben
sumarse todos los certámenes nacionales que envían representantes
para los grandes concursos internacionales como Miss Mundo o
Miss Universo.
Pero siguiendo esas pautas impuestas por las tendencias
dominantes del mundo marcadas por las potencias económicas,
incluso los colectivos más pobres, más postergados, aquellos donde
las necesidades básicas ni siquiera están cubiertas, también copian y
reproducen las modas del Norte, modas que nada tienen que ver
con sus auténticas realidades. Así podemos asistir a concursos de
belleza en cualquier barrio pobre, aldea o colectivo popular del
Tercer Mundo, en una kermés, en un sindicato, en una fiesta escolar
en una zona urbano-marginal. Ya no sólo Miss Universo o Miss
Mundo; también contamos con la reina de belleza indígena en
cualquier comunidad latinoamericana o la reina de un conjunto de
tribus africanas. ¿Patético? ¿Consecuencias de un mundo
globalizado?
Según Wikipedia "El certamen de Belleza "Miss Universo" fue creado a
principios de la década de los años 1950. Debe su existencia a la Miss
América 1951, Yolanda Betbeze, quien rehusó posar con uno de los trajes
de baño "Catalina's", provocando la ruptura del contrato que tenía la
compañía textil Pacific Mills con Miss América para promocionar a la
marca, lo que obligó a Pacific Mills a crear su propio concurso para darse
promoción, en asociación con el ayuntamiento de Long Beach (California,
Estados Unidos). Pacific Mills fue luego comprada por Kayser-Roth y más
tarde por Gulf and Western Industries. Miss Universo, mientras tanto, fue
cobrando más y más relevancia y se convirtió en un espectáculo
transmitido a varios países a través de la CBS. En 1966 se hizo la primera
transmisión a color; y en 1972 el concurso salió de Miami Beach para
empezar su viaje por el mundo. A partir de ese momento ha tenido varias
sedes en los cinco continentes, y sus ganadoras también provienen de todos
los rincones del planeta".
El concurso de Miss Mundo –otro de los grandes certámenes de esta
naturaleza– se inició en el Reino Unido en 1951 por obra del
empresario por Eric Morley. Su renombre creció en la medida en
que la fama de la televisión lo hizo. Este es uno de los espectáculos
televisivos más vistos del planeta. Posicionado en el tercer puesto
del ranking mundial de audiencia luego de la final de la Copa
Mundial de Fútbol y la ceremonia de apertura de los Juegos
Olímpicos, tiene una audiencia de dos mil millones de personas.
Todos estos grandes y super mercadeados concursos están dirigidos
por poderosas organizaciones empresariales que ganan enormes
cantidades de dinero con su desarrollo. Miss Universo, por ejemplo,
es una franquicia que se renueva anualmente. En cada país
interesado en mandar una candidata para el certamen internacional
existe un tenedor de esta franquicia que, tras el pago de una
cantidad de dinero, variable según su capacidad económica, tiene
los derechos en ese territorio para mandar una delegada bajo reglas
que la empresa Miss Universo impone: la delegada debe ser mujer
de nacimiento, nunca deber haberse casado, nunca debe haber
estado embarazada, debe tener entre 18 y 27 años cumplidos al 1º de
febrero del año en que compita, debe tener la nacionalidad del país
por que el va a concursar, ser la ganadora del título nacional del país
al que representa o, en su defecto, la suplente, debe tener la
disposición de ser Miss Universo y cumplir todo lo que el detentar
ese cetro conlleve, debiendo además contar con pasaporte y visa
estadounidense.
Por supuesto el modelo de belleza que se ha impuesto –marcado
desde los fabricantes del glamour, los patrocinadores de los grandes
certámenes internacionales, pero válido también para esas
muchachas indígenas o negras, de un barrio pobre o de un caserío
rural– es el del Norte dominante: ser bella es ser rubia (¿cuántas
rubias se tiñen el cabello de color negro?), es ser delgada y tener
prominentes pechos inflados de siliconas. Cuarta conclusión, casi
forzosa: ¿se goza más la vida siendo bella o bello según esos
patrones? ¿Se tiene mejor sexo si se es delgada/o, rubia/o o las uñas
pintadas? ¿Se alcanzan mejores orgasmos luego de una cirugía para
quitarnos las arrugas y con una buena dotación de silicona encima?
¿Se es más sano siendo bella/o según estos criterios?
Como amargamente lo expresó una concursante de Miss Puerto
Rico luego del certamen: "¿Es una Miss Puerto Rico una verdadera
representación de la mujer portorriqueña? De ser así no serían necesarias
cirugías y procesos estéticos además de dietas estrictas a las que son
sometidas estas muchachas a tan corta edad. ¿Acaso la celulitis, las estrías
y el sobrehueso en la nariz nos resta belleza? ¿Ante los ojos de quien? Al
final de cuentas ¿para qué tanto sacrificio si luego de un año pasan
nuevamente al anonimato en el que vivían antes de ser reina? Sin embargo,
durante su reinado entregan la dirección de sus vidas a otras personas que
es la que la va a llevar al triunfo. La reina sólo obedece. La mayor parte del
tiempo transcurre en la preparación para un concurso internacional,
posando al lado de dirigentes de grandes empresas capitalistas (casi siempre
hombres), realizando comerciales. En fin, una reina de belleza no es mucho
más que un objeto que vende y se deja vender, un simple adorno que posa
sonriente al lado de gobernadores, presidentes y cuya voz y opinión, junto
con su ferviente deseo de paz, mundial no son más que eco en el vacío".
Quinta conclusión: los concursos de belleza son una muestra en
pequeñito de la sinrazón del mundo en que vivimos –clasista,
machista, blancocentrista, mercantilizado, dominado por poderes
que generan una cultura superficial y ramplona– todo lo cual nos
convoca a seguir luchando por "otro mundo posible".
Concurso de... ¿Belleza?
Para ganar un concurso de belleza debes de ser mayor de edad,
tener cara de quinciañera, peinado de una mujer de cuarenta años,
un busto bastante generoso, unas pompas de acero y,
importantísimo, ser soltera. Reducido a una palabra: Barbie.
En México esto no es diferente. Debes de medir más de 1.68, pesar
mucho menos de lo recomendado por el médico, y si existe algún
“defecto” eliminarlo de inmediato en un quirófano.
Esta moda de la cirugía estética crece cada día en las mujeres
comunes, mucho más en las Misses de belleza que deben lucir
espectaculares para el concurso. Como muchos fenómenos de la
cultura de masas, la moda por la cirugía tiene reminiscencias del
show business americano. Las mujeres latinas de diferentes etnias y
razas eligen el mismo modelo a la hora de cambiar de imagen: la
tradicional chica de California, pero con senos grandes y nariz
pequeña.
Desde la prehistoria
Desde el principio de la vida humana la mujer ha sido objeto de
belleza. Las esculturas y grabados primitivos nos muestran figuras
femeninas voluminosas, incluso deformes, que reflejan el interés de
los prehistóricos por la fertilidad, tan necesaria para la continuidad
del grupo.
Posteriormente en los textos bíblicos encontramos el de Esther, reina
de Babilonia, quien embellecía con afeites sus maravillosos ojos,
hasta el punto de ser considerada la mujer con los más bellos ojos
que nunca existió.
Después en Egipto se encontraban peines de marfil, cremas, negro
para los ojos, polvo, etc., dentro de pequeños recipientes en los que
estaban grabadas las instrucciones para su uso.
El refinamiento de los cuidados estéticos era enorme. Fórmulas
secretas embellecían a las reinas de Egipto que, con mucha rapidez,
eran imitadas por sus cortesanas. Los peinados, las pelucas, los
baños de leche, las estilizadas siluetas, todo formaba parte de una
cultura en la que lo espiritual, el arte, la religión y la ciencia tenían
una importancia fundamental.
Especial atención merecían el cabello, la piel y los ojos. El cabello
era teñido con henna, consiguiendo mil matices encarnados o bien
se rasuraba completamente para facilitar los continuos cambios de
pelucas, sumamente sofisticadas. Las dos reinas que más se
significaron por su belleza y sus secretos de estética fueron Nefertiti
y Cleopatra.
Grecia fue la civilización de la belleza. Ha sido tal su influencia en
las culturas occidentales posteriores que su cultura y su arte han
configurado el llamado ideal clásico de belleza. Eran, en contraste
con los egipcios, todos los estamentos sociales los que compartían su
inquietud por la estética.
La mayor atención la prestaban al cuidado del cuerpo. Los cánones
de belleza griegos no toleraban ni la grasa ni los senos voluminosos.
Era necesario cultivar el cuerpo para conseguir la perfección estética
que consistía en, además de tener senos pequeños y fuertes, poseer
un cuello fino y esbelto y los hombros proporcionados.
En el renacimiento el ideal de belleza de las mujeres nobles italianas
consistía en tener un cuerpo de formas muy curvadas, la frente alta
y despejada, sin apenas cejas y la piel blanquecina. Tener el pelo
rubio era sinónimo de buen gusto y para conseguirlo mezclaban los
extractos más extraños.
Como podemos deducir, hemos tomado un poco de aquí y de allá
para crear el modelo estético perfecto. La mujer moderna toma el
modelo clásico, el griego, casi asexual, casi mujer.
Nuestra Belleza
Nuestra Belleza México surge en 1994 como eliminatoria oficial del
concurso Miss Universo en México, el cual es el certamen
internacional de belleza más importante del mundo.
Obteniendo la corona en este certamen de belleza, sigue tratar de
obtener el reconocimiento internacional en Miss Mundo y Miss
Universo. ¿Pero a costa de qué?
Entrar a un concurso de belleza estatal y salir ganadora es muy
gratificante, o cuando menos eso es lo que escuchamos de todas las
Misses. Estar en México D.F. días antes del concurso nacional es una
gran experiencia que no podrán olvidar. Conocer y hacer amigas de
otros estados de la república, tener clases de modelaje, obtener un
cambio de imagen, utilizar ropa de super lujo, una gastritis,
probablemente anorexia y una baja de autoestima importante.
Hábil recurso: silicón
Según la Sociedad Americana de Cirujanos Plásticos (American
Society of Plastic Surgeons) los cinco procedimientos de cirugía
cosmética más practicados son la liposucción, el aumento del
tamaño de los senos, la cirugía de los párpados, la corrección de la
nariz, y el estiramiento de la piel de la cara.
Desde 1992, la cirugía estética ha aumentado en un 198 por ciento.
La cirugía plástica reconstructiva en un 19 por ciento. La liposucción
ha aumentado en un 33 por ciento desde el año 1998. La cirugía de
aumento de senos en un 12 por ciento en el año 2000. La cirugía de
párpados ha incrementado en un 44 por ciento desde el año 1998.
Nuestra belleza es ahora de muñecas de maquilladora. Unas rubias,
otras trigueñas, de ojos celestes o tapatíos, pero hechas en serie por
maestros del arte del bisturí. Conforme las mujeres participen más
en la economía o en la cultura de la nación, veremos mujeres más
conformes con su físico y más preocupadas por incrementar sus
habilidades e inteligencia, que realmente piensen que la belleza
también viene del interior, no sólo del silicón.
¿Por qué Venezuela gana concursos de belleza?
LesObservateurs - France24
¿Miss Universo o Miss Cirugía? Es la pregunta con la que el portal
informativo France 24 ilustra su nota sobre el nuevo triunfo de una
mujer venezolana en un concurso de belleza.
El tema seguramente parece trivial. Pero sea o no, sin duda
despierta interés en los medios. El editor de Les Observateurs, una
de las secciones de France 24 me contactó para pedirme un
comentario sobre el tema. La versión resumida y traducida al
francés está junto al artículo que incluye el testimonio de Jennifer J.
Schell, candidata a Miss Venezuela 2005. Pueden leerloAQUI.
A continuación la versión completa de mi artículo en español.
Hagan sus comentarios, en este post o directamente en la nota de
France 24.
¿Por qué Venezuela gana concursos de Belleza?
Por que el concurso Miss Venezuela es una de las pocas
instituciones que en Venezuela se manejan de manera estricta y
organizada.
Venezuela es un país en el que la incertidumbre es una constante.
Cada día los venezolanos nos levantamos sin saber si la autopista
que recorre Caracas de Este a Oeste está bloqueada por un
accidente, una protesta o simplemente por demasiados automóviles.
Tampoco sabemos cuanto cuesta un dólar en el mercado paralelo de
divisas; menos si el gobierno va a expropiar hoy una empresa
privada, o si la Asamblea Nacional va a dictar un nueva ley
“socialista del siglo XXI”.
Lo que sí estamos seguros es que Osmel Sousa está al frente de la
Organización Miss Venezuela como lo ha sido por más de un cuarto
de siglo. En un país donde todo cambia día a día, él tiene siempre
un objetivo claramente definido, y por tanto trabaja para cumplirlo:
Hacer reinas de belleza.
El país en general es un permanente caos organizado, pero el
concurso Miss Venezuela es una de las empresas más importantes
de la Organización Cisneros, un conglomerado de medios y
entretenimiento de origen venezolano y alcance latinoamericano,
propiedad de Gustavo Cisneros.
El concurso Miss Venezuela tiene una canción que es como una
especie de himno a la belleza. En una de sus partes dice: “en una
noche tan linda como ésta, cualquiera de nosotras podría triunfar…”
Para su director, Osmel Sousa la tarea de encontrar mujeres bellas es
relativamente fácil en Venezuela, pues en cualquier centro
comercial, en la calle, en las universidades; en todas partes, se
encuentran mujeres lindas. Adicionalmente las candidatas
comienzan uno o dos años antes un proceso de “retoques” con
cirugía plástica, entrenamiento, dietas, ejercicios, pues el resultado
está a la vista.
Muchas niñas sueñan con ser Miss Venezuela desde que tienen corta
edad. El padre de Stefanía Fernández, Miss Universo 2009, contaba
en una entrevista a una emisora de radio que su hija jugaba a ser
reina desde que era muy pequeña. Como ella, muchas niñas lo
hacen. En sus colegios comienzan a ser reinas de su salón de clase, o
del equipo de fútbol. Cuando llegan a la adolescencia muchas
quieren ser modelos de pasarela. Hasta hay campamentos
vacacionales a los cuales las niñas van a aprender a ser modelos.
Así, Venezuela seguirá teniendo Misses. Pero también problemas
sociales, económicos y políticos que se nos olvidan por instantes
gracias al orgullo de ser el país de las mujeres más bellas del
universo.
Como mujer venezolana considero un deber patrio agregar un
comentario al impecable escrito de mi colega Luis Francisco:
A diferencia de lo que el mundo cree, en Venezuela efectivamente
las mujeres son, en su inmensa mayoría, espectaculares, no sólo por
su belleza, sino por su temple, su valentía, su carácter para enfrentar
una crisis económica feroz, donde existe una elevada tasa de
mujeres que son padre y madre a la vez, que luchan, trabajan,
estudian, son madres, esposas, amantes, hijas, hermanas, amigas,
comadres, y aún así, desde la más humilde, hasta la más académica,
vive cargada de problemas de todo tipo, de preocupaciones propias
y ajenas, y aún así mantiene en su corazón la voluntad de salir a la
calle al menos con una “pinturita en los labios”, porque así creemos
que podemos salir a conquistar a ese mundo hostil que está allá
afuera. Y esa pinturita no es para agradar a nadie, ni conquistar el
corazón de algún príncipe azul que ande medio perdido por ahí, esa
pinturita es como una gasolina que mueve el motor del amor
propio.
Esos concursos de belleza no demuestran la belleza legendaria de la
mujer venezolana, creo que lo que comprueba es que los
venezolanos sí somos capaces de lograr lo que queremos siempre y
cuando nos organicemos y luchemos para ello. Osmel es un
extraordinario empresario de la belleza y ha hecho de ese tema una
industria súper rentable. Las chicas ganan no sólo por su belleza,
sino porque se preparan, practican, estudian, las asesoran, eso es lo
que deberíamos hacer en todos los sectores de la vida del país. Las
chicas van a esos concursos “a ganar” mientras que en otros países
no se toman muy serio el asunto y las chicas van simplemente a
concursar y confían únicamente en su belleza. Como ven, es
cuestión de poner foco…
Si es bueno o es malo que el mundo conozca a Venezuela como el
país de las mujeres bellas, no tiene sentido discutir sobre eso. Mi
apuesta es que en algún momento logremos que nos conozcan
también por nuestra capacidad y fortaleza en muchas otras cosas.
Laura John wrote @ agosto 26, 2009 at 12:11 pm