“¡El saborde la
venganza!”
Miguel-A.
130 seg.(Rumba Tres)
Un amigo me decía que él nunca había entendido por qué las necesidades sexuales de los hombres y de las mujeres son tan diferentes entre sí. Que él nunca había entendido todo eso de Marte y Venus. Y nunca había entendido por qué los hombres pensamos con la cabeza (?), y las mujeres con el corazón.
Una noche, la semana pasada, mi mujer y yo nos íbamos a la cama. Bueno, empezamos a ponernos a tono y, en ese momento, ella me dijo:
- Creo que ahora no me apetece. Tan sólo quiero que me abraces.
- ¿Quéeee? -grité.
Así que ella me pronunció las palabras que todo marido en el planeta Tierra teme:
- ¡No sabes conectar con mis necesidades emocionales como mujer!.
Al día siguiente, fuimos de compras a unos grandes almacenes. Me di una vuelta, mientras ella se probaba tres modelitos carísimos. Como no sabía decidirse por uno u otro, le dije que se comprara los tres. Entonces me dijo que necesitaba unos zapatos a juego, y le contesté que me parecía bien. Luego fuimos a la sección de joyería, de donde salió con unos pendientes de diamantes.
¡Estaba tan emocionada! Debía pensar que me había vuelto loco, pero no creo que le importara demasiado. Creo que me estaba poniendo a prueba cuando pidió una raqueta de tenis, porque no juega nunca al tenis. También me parece que rompí sus esquemas cuando le dije que sí.
- ¡Vamos a la caja a pagar! -me dijo.
- No, cariño -le respondí-, creo que ahora no me apetece comprar todo eso.
De verdad, tendrían que haberle visto la cara. ¡Se quedó pálida!.
- Tan sólo quiero que me abraces -le dije.
En ese momento, empezó a poner cara de querer matarme.
- No sabes conectar con mis necesidades financieras como hombre -añadí.
Creo que el sexo se ha terminado para mí hasta la primavera del año que viene, o más aún. ¡Pero qué dulce sabor tiene la venganza!.