diaconia de la verdad en la mision teologica.doc

23
INTRODUCCIÓN La diaconía de la verdad es un servicio que debería brindar la Iglesia como parte de su misión. La teología debe mostrar su interés de incluirla como parte de su esencia., frente a la necesidad de ser humano por la búsqueda de la verdad. La filosofía al tener como objetivo ello y uso de la razón, no muestra una desconvergencia sino una relación que entrelaza la fe con la razón. Así el quehacer teológico debe ser aperturante ya que la filosofía puede servirle como herramienta para determinados fines. Es así que a través de un análisis de cómo la filosofía y la teología establecen sus puntos de búsqueda de la verdad. Se muestra la relación que hay entre fe y razón por lo que en vista que comparten el mismo criterio y la teología lo utiliza se debe hacer parte de su labor como diacona de la verdad.

Upload: freddy-conislla-cusipuma

Post on 05-Dec-2014

183 views

Category:

Documents


9 download

TRANSCRIPT

Page 1: DIACONIA DE LA VERDAD EN LA MISION TEOLOGICA.doc

INTRODUCCIÓN

La diaconía de la verdad es un servicio que debería brindar la Iglesia como parte de su misión.

La teología debe mostrar su interés de incluirla como parte de su esencia., frente a la necesidad de ser humano por la búsqueda de la verdad.

La filosofía al tener como objetivo ello y uso de la razón, no muestra una desconvergencia sino una relación que entrelaza la fe con la razón.

Así el quehacer teológico debe ser aperturante ya que la filosofía puede servirle como herramienta para determinados fines.

Es así que a través de un análisis de cómo la filosofía y la teología establecen sus puntos de búsqueda de la verdad. Se muestra la relación que hay entre fe y razón por lo que en vista que comparten el mismo criterio y la teología lo utiliza se debe hacer parte de su labor como diacona de la verdad.

Page 2: DIACONIA DE LA VERDAD EN LA MISION TEOLOGICA.doc

DIACONIA DE LA VERDAD EN LA MISION TEOLOGICA

1. LA BUSQUEDA DE LA VERDAD EN EL HOMBRE

La curiosidad humana busca respuestas a preguntas inquietantes acerca de la verdad, el ser, la existencia autentica, el Absoluto, la trascendencia del espíritu, el bien y el mal. La tendencia a investigar, a conocer el sentido último de las cosas, ha existido en el hombre a lo largo de toda su historia.La historia de la filosofía es la huella que ha dejado esa tendencia investigadora del hombre, es la serie de aspectos y soluciones que han descubierto los filósofos, en sus investigaciones acerca de la realidad. (Montemayor, 1982)

1.1. LA FILOSOFIA

Según la definición tradicional, la filosofía estudia las causas supremas de todas las cosas, es decir, los fundamentos últimos de la realidad entera. Es, además, un conocimiento científico, y por lo tanto, debe contener el rigor característico de la ciencia. (Ibíd.)Dentro de la filosofía se plantea el desarrollo de problemas como parte de su labor y estudio. Así tenemos, en Montemayor (1982):

1.1.1. Los problemas referentes al conocimiento

Se trata de determinar la validez del conocimiento. Teniéndose como cinco probables soluciones al problema: El escepticismo, que niega la validez a todo conocimiento, lo mejor es dudar. El empirismo, cuyo conocimiento es valido solamente cuando esta apoyado en alguna experiencia sensible. El racionalismo, que pretende que la necesidad y la universalidad del conocimiento científico solo se consiguen por medio de facultades intelectuales. El idealismo, que niega que podamos llegar a conocer las cosas independientes del sujeto cognoscente, solo captamos nuestras propias ideas. El realismo, por ultimo, sostiene que si tenemos conocimientos validos, alcanzados por los sentidos y la inteligencia, y que alcanzan a la misma realidad, la cual es independiente del sujeto que conoce.

1.1.2. El problema del ser

Es el problema central de la metafísica, y se trata de preguntar acerca del ser, en qué consiste ser.Es necesario distinguir el ser y los seres. Este ultimo son las cosas y las personas y en filosofía se designa mejor como ente. En cambio, el ser (en singular) debe ser entendido como verbo, como acto, y, justamente, la pregunta es: en qué consiste ese acto de ser, qué es ser. A partir de allí, surgen problemas colindantes, como: qué es existir, qué es una esencia, cuál es la esencia de la realidad.

Page 3: DIACONIA DE LA VERDAD EN LA MISION TEOLOGICA.doc

1.1.3. El problema del Absoluto

Trata sobre el problema de la existencia y la esencia de Dios. Se estudia independientemente de la religión que se profese.Las soluciones que dan los filósofos se mantienen en el plano de las facultades naturales del hombre, preferentemente en el plano racional.

1.1.4. La existencia del hombre

Relacionado al existencialismo, cuyo tema central es la elucidación de la características de la existencia autentica del hombre. Se trata del problema más humano que pueda afectar a cada uno: libertad, valores, degradación, entre otros.

1.1.5. El problema de la constitución y evolución del Universo.

El problema del tiempo y del espacio, de la evolución y de la esencia de la materia corresponden al estudio de los físico s modernos. Mas en el momento que una persona trata de fundamentar los conocimientos en cuanto tales, en su propio ramo, en ese momento está haciendo filosofía (Cosmología)

1.1.6. Los problemas de la lógica, la ética y la estética

El tema típico de la lógica es el orden de los conceptos. A la ética le corresponde tratar las cuestiones acerca del bien y del mal. La estética le corresponde el estudio de arte y la belleza.

1.1.7. Características de los problemas filosóficos

1.1.7.1. Por su origen

La filosofía se basa en una actitud innata del hombre, es una tendencia que pertenece a su naturaleza, y por lo cual se lanaza a la búsqueda de soluciones a los problemas que lo afectan.Por otro lado, a priori, se observa que todo sistema filosófico ha tenido su origen a partir de una intuición general, que sirve como estructura del resto de las tesis de ese autor.

1.1.7.2. Por su objeto

La filosofía pretende una fundamentación suprema de todas las tesis que sustenta. No solo profundidad, sino también en extensión, en un saber plenamente humano, en el sentido de que penetra justamente en los temas y cuestiones que afectan íntimamente la vida personal de cada hombre.

Page 4: DIACONIA DE LA VERDAD EN LA MISION TEOLOGICA.doc

1.1.7.3. En cuanto a su resolución

En cuanto a la resolución de sus problemas, sigue un método eminentemente racional, lo cual no implica que se desechen datos empíricos, pues, al contrario, estos constituyen, precisamente, el material sobre el cual la inteligencia profundiza y encuentra su causa o razón.

1.2. LA METAFISICA

La metafísica se designa no sólo a la ciencia más general que existe, la ciencia del ser en cuanto ser y sus atributos fundamentales, opuesta por ello a las ciencias particulares que versan sobre una concreta "parcela" de ser, sino que también hace alusión a una filosofía primera o sabiduría, entendida como teología, es decir, una ciencia particular que constituiría, junto con la Filosofía segunda o Física y las Matemáticas, una de las partes en que se divide teóricamente la filosofía.

Algo tienen en común, no obstante, la ciencia del ser en cuanto ser y la teología: ambas son ciencias de los primeros principios y "axiomas" que sirven de fundamentación a las demás ciencias particulares. Por este motivo, la metafísica se dividió en metaphisica generalis o ciencia del ser y metaphisica speciallis, o ciencia del ser supremo, aunque particular, una de cuyas ramas fue la teología.

En tanto que ciencia general del ser, la metafísica abarca también la ontología, o ciencia del ente ("lo que es") en tanto que es ente y que ha sido equiparada al conocimiento formal de los géneros supremos de las cosas.

En cuanto al método de conocimiento utilizado por la metafísica, éste no es experimental (a posteriori) o empírico, sino que se basa en deducciones a priori, es decir, independiente de la experiencia. (Marquinez, 1984)

2. LA BUSQUEDA DE LA VERDAD EN LA TEOLOGIA

Tomando punto de vista de Silva (2005) centra la búsqueda de la verdad en teología con la verdad teológica y la hermenéutica. Tomando sus apuntes se desarrolla lo siguiente:

2.1. LA VERDAD COMO ACONTECIMIENTO DE LA REVELACIÓN DE DIOS

“En el sentido de esta tradición sapiencial se nos muestra que la verdad de la fe tiene el carácter de acontecimiento. Como acontecimiento, la verdad de la fe está asociada al tiempo y al espacio en donde ella acontece. No es simplemente una verdad abstracta; ella está asociada a una historia que la constituye y conforma internamente.En su misma historicidad, la verdad de la fe es un acontecimiento personal: es el acontecimiento de Jesús de Nazareth, que acontece en un tiempo y en un lugar determinados, y que, aconteciendo para siempre, es manifestación y testimonio del ser de Dios, es luz para los hombres, es vida entregada, es libertad regalada.

Page 5: DIACONIA DE LA VERDAD EN LA MISION TEOLOGICA.doc

Por ello, como afirma I. de la Potterie, citando a un teólogo ortodoxo, "el único punto de partida para una concepción cristiana de la verdad es la cristología". Este es un aspecto, sin duda, destacado muy especialmente por San Juan, para quien la "verdad" es tanto la realidad como la revelación divina.Esta concentración ontológico-personal del concepto de verdad no puede constituir un hecho insignificante o secundario para la teología, puesto que él impulsa al pensamiento teológico a discernir y a formular la verdad de la fe como apertura y acogida del misterio inefable de Dios, como participación libre en el acontecimiento de Jesucristo en la historia. Ciertamente, la teología no puede producir este acontecimiento; sin embargo, pensando, puede y debe remitir a él, puede y debe ayudar a comprenderlo, puede y debe decirlo para los hombres y mujeres de hoy. Justamente porque "la verdad teológica" no puede "producir" este acontecimiento, ella queda remitida a una realidad que no solo siempre la supera, sino que, más fundamentalmente, solo se le manifiesta en el movimiento mismo de la fe. Por ello, a esta dimensión ontológico-personal de la verdad, corresponde siempre por parte del hombre la fides qua, la acogida del amor gratuito y misericordioso Dios, que, en Cristo, nos invita a participar de la amistad divina (cf Jn 15, 14 y 15). Sin embargo esta concentración ontológico-personal de la verdad en Cristo, en caso alguno justifica la sola relación afectivo-existencial (fe fiducial) con Él. Los mismos textos joánicos recién citados, efectivamente nos hablan de cómo Jesús nos llama "amigos" y no siervos, pero, a su vez, en ambos textos la amistad se establece en estrecha relación con el conocimiento de Dios y con el hacer su voluntad. La amistad con Cristo no es una mera afección sensorial, sino que, justamente, es vivir en la verdad (2 Jn 4; 3 Jn 3s), es vivir desde ella (Jn 18, 37; 1 Jn 2, 21; 3, 19)Pero como acontecimiento de salvación, la verdad no solo se identifica con Cristo (Jn 14, 6), sino también con el Espíritu. El Espíritu de Cristo es también el Espíritu de la verdad (cf. Jn 14, 17; 15, 26; 16, 13; 1 Jn 4, 6 y passim). "Cuando llegue Él, el Espíritu de verdad, os guiará hacia la verdad total" (Jn 16, 13). Es posible destacar cuatro importantes funciones del Espíritu en relación a la verdad: En primer lugar, el envío del Espíritu hace posible que el mismo "Evangelio de la verdad" (Gal 2, 5.14; cf Col 1, 5) siga vivo en la Iglesia; que aquel acontecimiento de la salvación de Dios en Cristo no quede anclado en el pasado, sino que viva hoy en su Iglesia; que la Verdad siga siendo el principio vital de la Iglesia. En segundo lugar, el texto nos indica que esta Verdad viva en la Iglesia, por el envío del Espíritu ahora se comunica a todos los hombres, por medio de ella. Al acontecimiento mismo de la salvación pertenece el don escatológico y universal del Espíritu, de tal manera que ahora el Espíritu de la Verdad no solo abre el futuro escatológico de Dios, sino que, además, según las promesas del Dios fiel (cf Jl 3, 1-5), Él deja de ser la propiedad de un pueblo, de una raza, de una generación, de un género, ...: "Sucederá en los últimos días, dice Dios: Derramaré mi Espíritu sobre todo mortal y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros jóvenes verán visiones y vuestros ancianos soñarán sueños. Y también sobre mis siervos y sobre mis siervas derramaré mi Espíritu..." (Hech 2, 17-18). Esta universalidad del acontecimiento de la verdad, Pablo la expresará extraordinariamente, asociando indisolublemente al Espíritu, a Cristo y a la Iglesia: "Los que os habéis bautizado en Cristo os habéis revestido de Cristo: ya

Page 6: DIACONIA DE LA VERDAD EN LA MISION TEOLOGICA.doc

no hay judío ni griego; ni esclavo ni libre; ni hombre ni mujer; ya que todos vosotros sois uno en Cristo Jesús" (Gal 3, 27-29). El tercer aspecto que queremos destacar nos remite a las palabras y promesas de Jesús: "Cuando llegue él, el Espíritu de verdad, os guiará hacia la verdad total" (Jn 16, 13). Ciertamente, aquí la verdad se manifiesta como un acontecimiento inacabado; aún no estamos en la verdad total; nuestras experiencias, como también nuestras conceptualizaciones y nuestros símbolos, no son expresiones definitivas del acontecimiento de la salvación. Sin embargo, junto con afirmar la provisoriedad de nuestra experiencia de la verdad, podemos confiar en el don del Espíritu que nos guiará hacia la plenitud de la verdad. El cuarto aspecto del texto en cuestión nos permite determinar mejor en qué consiste ese camino hacia la verdad. Este no queda en una vaga confianza en la posible acción del Espíritu, sino en la configuración con Cristo, en la habitación de su palabra en nosotros. De este modo el Espíritu de la verdad, en cuanto se nos ha enviado por el Padre y el Hijo como don escatológico de la salvación, nos inserta en el misterio mismo de Cristo, nos hace uno con Él, nos hace partícipes de la vida de Dios. “ (Silva, 2005)

2.2. LA VERDAD COMO ACONTECIMIENTO DE LA LIBERTAD Y DEL AMOR

“De las consideraciones anteriores de la verdad como acontecimiento de la revelación de Dios, se sigue otra característica fundamental de verdad, comprendida teológicamente: ella es un acontecimiento que se verifica en su capacidad para transformar nuestra vida y nuestra historia de acuerdo a la voluntad salvífica de Dios. En efecto, el sentido de la verdad de la fe no es construir, por medio de enunciados categoriales, un conjunto ordenado de ideas acerca de Dios, del hombre y del mundo, sino, interpelar al hombre para que este participe en el acontecer actual de la verdad, para que se deje transformar por ella, para que viva en ella y desde ella. En el texto de Jn 8, 32 "y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres", es posible reconocer un carácter "transitivo" de la verdad hacia la libertad. Y la transitividad de la verdad se verifica en una doble transformación que suscita en quien se abre a ella y la acoge en la fe. Por una parte, la verdad de la fe le revela al hombre aquella verdad que él mismo se esconde y oculta: el pecado. Esto es "conocer la verdad": reconocer el pecado y la culpa en la propia vida y en la vida del mundo. La verdad, en este sentido, revela al hombre su verdad y lo confronta con ella. Pero la verdad de la fe no solo se orienta transitivamente al hombre para develarle su verdad, sino que, al mismo tiempo, para conducirlo hacia ella, para llevarlo a la vida y a la libertad. Este acontecimiento de la verdad, es entonces el acontecimiento de la vida y de la libertad, el acontecimiento del amor gratuito y salvífico de Dios. Pero como acontecimiento de salvación, la verdad de la fe no solo se muestra en su transitividad hacia la libertad, sino que desde ella misma también hacia el amor. Llama la atención que en un número significativo de textos veterotestamentarios 'emet (verdad) que en 100 de los 127 casos los LXX traducen por alétheia aparece junto a hésed (amor), indicando que ambos conceptos se encuentran a un mismo nivel y que ambas poseen un peso específico. En textos como Os 4, 1 y Mi 7, 20 'emet se encuentra incluso antes que hésed, pero en la mayoría de los casos están unidos por un "y", marcando así la estrecha relación entre ambos, donde 'emet modifica hésed, otorgándole al

Page 7: DIACONIA DE LA VERDAD EN LA MISION TEOLOGICA.doc

amor su fidelidad, seguridad y verdad (Sal 25, 10; 40, 12; 57, 4; 85, 11; 86, 15; 89, 15; 138, 2; Gn 24, 27; 32, 11; Ex 34, 6; 2 Sam 2, 6; etc.). Nos parece importante el texto de Oseas 4, 1: "no hay verdad ni amor ni conocimiento en esta tierra". No interesa aquí el "diagnóstico de la realidad", cuanto el hecho que en este texto se establece una relación entre el conocimiento de Dios y la verdad y el amor. El conocimiento de Dios se realiza en la práctica de 'emet y hésed. La continuación de este texto de Oseas deja claro que no se trata de una práctica que se dirija directamente hacia Dios, sino que preferentemente hacia los demás. Y cuando se dirige hacia Dios, ya no se trata del comportamiento de individuos, sino que compromete a todo el pueblo de Israel. En Cristo la experiencia de vida y libertad que produce el Espíritu es la única que relativiza los demás vínculos y libera de ellos. En este sentido no basta la adhesión de principio al mensaje de Jesús, ni siquiera la solemne declaración de su señorío (Mt 7, 21); se requiere de una fe que opere efectivamente por la caridad (Gal 5, 6). De allí que Pablo advierta sobre el peligro de tomar la libertad como "pretexto para la carne; antes al contrario, servíos unos a otros por amor. Pues toda la ley alcanza su plenitud en este solo precepto: Amarás a tu prójimo como a ti mismo" (Gal 5, 13-14). Esta transitividad de la verdad hacia la libertad y hacia el amor, no debe entenderse como un pasar de una cosa a otra, como un dejar algo para alcanzar lo otro. Más bien, en esta transitividad se manifiesta la única fuerza del Espíritu de la verdad, que cuando lo acogemos mediante la fe, nos configura con Cristo y nos permite llamar a Dios Abbá (Gal 4, 6; Rom 8, 15). De este modo, verdad-libertad-amor se integran y corresponde en el único movimiento de la fe, posibilitado por la acción del Espíritu. Ya en el AT la expresión 'amén expresará entre otros dos significados que "se fundan en la misma dialéctica del concepto". Por una parte, expresará la respuesta creyente a aquello que Dios mismo revela, o hacia aquello que se comunica con su autoridad; en este caso, decir "así sea" será reconocer la verdad y consistencia de aquello se afirma (cf. Dt 2, 7, 15-26; Tob 8, 8). Pero, al mismo tiempo, aquello verdadero se reconoce como "válido" y, por tanto, como algo que involucra y compromete a quien pronuncia el amén (1 Re 1, 36; Jer 15, 11; Neh 8, 6; Sal 41, 14; 72, 19). Por cierto, no se trata de un compromiso voluntarista, por cuanto nuestro amén se funda siempre en el "Dios del amén" (Is 65, 16). Así Pablo podrá confesar que "todas las promesas hechas por Dios han tenido su sí en él; y por eso decimos por él "Amén" a la gloria de Dios" (2 Cor 1, 20).” (Ibíd.)

2.3. LA HERMENEUTICA Y LA CUESTIÓN DE LA VERDAD

“Aunque el concepto de hermenéutica hunde sus raíces en los mismos orígenes del pensar filosófico, donde la ermeneia ya comprende tanto la expresión, como la explicación y, sobre todo, la interpretación de un pensamiento, pareciera que sus antecedentes más próximos se han de reconocer en un proceso histórico de "antítesis a una antítesis", en el que aquellas primeras instrucciones de carácter metodológico, especialmente a partir del siglo XVII, comienzan a constituir la ciencia o el arte de la interpretación. Desde entonces, y hasta finales del siglo XIX, la hermenéutica procurará ofrecer las reglas de la correcta interpretación. Su propósito será de índole preferentemente normativo e incluso técnico, limitándose a dar instrucciones metodológicas a las ciencias específicamente

Page 8: DIACONIA DE LA VERDAD EN LA MISION TEOLOGICA.doc

interpretativas para prevenir la arbitrariedad en el campo exegético. De este modo, desde el Renacimiento surge una hermenéutica teológica (hermenéutica sacra), una filosófica (hermenéutica profana) y una hermenéutica jurídica. Pareciera haber acuerdo en situar el siglo XVII, como el inicio de un proceso de universalización de la hermenéutica, en el que autores como J. Dannhauer, G.F. Meier y J.M. Chladenius comprendieron la hermenéutica como el arte general de la interpretación, es decir, en forma germinal, como una hermenéutica universal dentro del espíritu racionalista. Estas doctrinas generales de la interpretación rompieron el marco de las hermenéuticas especializadas, o sea, de las doctrinas técnicas destinadas específicamente a las Sagradas Escrituras o a los autores de la antigüedad clásica.” (Ibíd.)

3. RELACION ENTRE FILOSOFIA, METAFISICA Y TEOLOGIA

La teología, en cuanto a elaboración refleja y científica de la inteligencia a la luz de la fe, no puede prescindir de relacionarse con las filosofías elaboradas de hecho a lo largo de la historia, tanto para alguno de sus procedimientos como también para lograr sus tareas especificáis.

3.1. FE Y RAZON

“Según el testimonio de los Hechos de los Apóstoles, el anuncio cristiano tuvo que confrontarse desde el inicio con las corrientes filosóficas de la época. El mismo libro narra la discusión que san Pablo tuvo en Atenas con « algunos filósofos epicúreos y estoicos » (17, 18). El Apóstol considera más oportuno relacionar su argumentación con el pensamiento de los filósofos, que desde siempre habían opuesto a los mitos y a los cultos mistéricos conceptos más respetuosos de la trascendencia divina.En efecto, uno de los mayores esfuerzos realizados por los filósofos del pensamiento clásico fue purificar de formas mitológicas la concepción que los hombres tenían de Dios. Como sabemos, también la religión griega, al igual que gran parte de las religiones cósmicas, era politeísta, llegando incluso a divinizar objetos y fenómenos de la naturaleza. Los intentos del hombre por comprender el origen de los dioses y, en ellos, del universo encontraron su primera expresión en la poesía. Las teogonías permanecen hasta hoy como el primer testimonio de esta búsqueda del hombre. Fue tarea de los padres de la filosofía mostrar el vínculo entre la razón y la religión. Dirigiendo la mirada hacia los principios universales, no se contentaron con los mitos antiguos, sino que quisieron dar fundamento racional a su creencia en la divinidad. Se inició así un camino que, abandonando las tradiciones antiguas particulares, se abría a un proceso más conforme a las exigencias de la razón universal. El objetivo que dicho proceso buscaba era la conciencia crítica de aquello en lo que se creía. El concepto de la divinidad fue el primero que se benefició de este camino. Las supersticiones fueron reconocidas como tales y la religión se purificó, al menos en parte, mediante el análisis racional. Sobre esta base los Padres de la Iglesia comenzaron un diálogo fecundo con los filósofos antiguos, abriendo el camino al anuncio y a la comprensión del Dios de Jesucristo.

Page 9: DIACONIA DE LA VERDAD EN LA MISION TEOLOGICA.doc

Al referirme a este movimiento de acercamiento de los cristianos a la filosofía, es obligado recordar también la actitud de cautela que suscitaban en ellos otros elementos del mundo cultural pagano, como por ejemplo la gnosis. La filosofía, en cuanto sabiduría práctica y escuela de vida, podía ser confundida fácilmente con un conocimiento de tipo superior, esotérico, reservado a unos pocos perfectos. En este tipo de especulaciones esotéricas piensa sin duda san Pablo cuando pone en guardia a los Colosenses: « Mirad que nadie os esclavice mediante la vana falacia de una filosofía, fundada en tradiciones humanas, según los elementos del mundo y no según Cristo » (2, 8). Siguiendo las huellas de san Pablo, otros escritores de los primeros siglos, en particular san Ireneo y Tertuliano, manifiestan a su vez ciertas reservas frente a una visión cultural que pretendía subordinar la verdad de la Revelación a las interpretaciones de los filósofos.El encuentro del cristianismo con la filosofía no fue pues inmediato ni fácil. La práctica de la filosofía y la asistencia a sus escuelas eran para los primeros cristianos más un inconveniente que una ayuda. Para ellos, la primera y más urgente tarea era el anuncio de Cristo resucitado mediante un encuentro personal capaz de llevar al interlocutor a la conversión del corazón y a la petición del Bautismo. Sin embargo, esto no quiere decir que ignorasen el deber de profundizar la comprensión de la fe y sus motivaciones. Todo lo contrario. Resulta injusta e infundada la crítica de Celso, que acusa a los cristianos de ser gente « iletrada y ruda ». La explicación de su desinterés inicial hay que buscarla en otra parte. En realidad, el encuentro con el Evangelio ofrecía una respuesta tan satisfactoria a la cuestión, hasta entonces no resulta, sobre el sentido de la vida, que el seguimiento de los filósofos les parecía como algo lejano y, en ciertos aspectos, superado.Un pionero del encuentro positivo con el pensamiento filosófico, aunque bajo el signo de un cauto discernimiento, fue san Justino, quien, conservando después de la conversión una gran estima por la filosofía griega, afirmaba con fuerza y claridad que en el cristianismo había encontrado « la única filosofía segura y provechosa ».De modo parecido, Clemente de Alejandría llamaba al Evangelio « la verdadera filosofía », e interpretaba la filosofía en analogía con la ley mosaica como una instrucción propedéutica a la fe cristiana y una preparación para el Evangelio. Puesto que « esta es la sabiduría que desea la filosofía; la rectitud del alma, la de la razón y la pureza de la vida. La filosofía está en una actitud de amor ardoroso a la sabiduría y no perdona esfuerzo por obtenerla. Entre nosotros se llaman filósofos los que aman la sabiduría del Creador y Maestro universal, es decir, el conocimiento del Hijo de Dios ».La filosofía griega, no tiene como primer objetivo completar o reforzar la verdad cristiana; su cometido es, más bien, la defensa de la fe.En la historia de este proceso es posible verificar la recepción crítica del pensamiento filosófico por parte de los pensadores cristianos. Entre los primeros ejemplos que se pueden encontrar, es ciertamente significativa la figura de Orígenes. Contra los ataques lanzados por el filósofo Celso, Orígenes asume la filosofía platónica para argumentar y responderle. Refiriéndose a no pocos elementos del pensamiento platónico, comienza a elaborar una primera forma de teología cristiana. En efecto, tanto el nombre mismo como la idea de teología en cuanto reflexión racional sobre Dios estaban ligados todavía hasta ese momento a su origen griego. En la filosofía aristotélica, por ejemplo, con este nombre se referían a la parte más noble y al verdadero culmen de la reflexión filosófica. Sin

Page 10: DIACONIA DE LA VERDAD EN LA MISION TEOLOGICA.doc

embargo, a la luz de la Revelación cristiana lo que anteriormente designaba una doctrina genérica sobre la divinidad adquirió un significado del todo nuevo, en cuanto definía la reflexión que el creyente realizaba para expresar la verdadera doctrina sobre Dios. Este nuevo pensamiento cristiano que se estaba desarrollando hacía uso de la filosofía, pero al mismo tiempo tendía a distinguirse claramente de ella. La historia muestra cómo hasta el mismo pensamiento platónico asumido en la teología sufrió profundas transformaciones, en particular por lo que se refiere a conceptos como la inmortalidad del alma, la divinización del hombre y el origen del mal.El Obispo de Hipona consiguió hacer la primera gran síntesis del pensamiento filosófico y teológico en la que confluían las corrientes del pensamiento griego y latino. En él además la gran unidad del saber, que encontraba su fundamento en el pensamiento bíblico, fue confirmada y sostenida por la profundidad del pensamiento especulativo. La síntesis llevada a cabo por san Agustín sería durante siglos la forma más elevada de especulación filosófica y teológica que el Occidente haya conocido. Gracias a su historia personal y ayudado por una admirable santidad de vida, fue capaz de introducir en sus obras multitud de datos que, haciendo referencia a la experiencia, anunciaban futuros desarrollos de algunas corrientes filosóficas.Varias han sido pues las formas con que los Padres de Oriente y de Occidente han entrado en contacto con las escuelas filosóficas. Esto no significa que hayan identificado el contenido de su mensaje con los sistemas a que hacían referencia. Justamente aquí está la novedad alcanzada por los Padres. Ellos acogieron plenamente la razón abierta a lo absoluto y en ella incorporaron la riqueza de la Revelación. El encuentro no fue sólo entre culturas, donde tal vez una es seducida por el atractivo de otra, sino que tuvo lugar en lo profundo de los espíritus, siendo un encuentro entre la criatura y el Creador. Sobrepasando el fin mismo hacia el que inconscientemente tendía por su naturaleza, la razón pudo alcanzar el bien sumo y la verdad suprema en la persona del Verbo encarnado. Ante las filosofías, los Padres no tuvieron miedo, sin embargo, de reconocer tanto los elementos comunes como las diferencias que presentaban con la Revelación. Ser conscientes de las convergencias no ofuscaba en ellos el reconocimiento de las diferencias.En la teología escolástica el papel de la razón educada filosóficamente llega a ser aún más visible bajo el empuje de la interpretación anselmiana del intellectus fidei. Para el santo Arzobispo de Canterbury la prioridad de la fe no es incompatible con la búsqueda propia de la razón. En efecto, ésta no está llamada a expresar un juicio sobre los contenidos de la fe, siendo incapaz de hacerlo por no ser idónea para ello. Su tarea, más bien, es saber encontrar un sentido y descubrir las razones que permitan a todos entender los contenidos de la fe. San Anselmo acentúa el hecho de que el intelecto debe ir en búsqueda de lo que ama: cuanto más ama, más desea conocer. Se confirma una vez más la armonía fundamental del conocimiento filosófico y el de la fe: la fe requiere que su objeto sea comprendido con la ayuda de la razón; la razón, en el culmen de su búsqueda, admite como necesario lo que la fe le presenta.Un puesto singular en este largo camino corresponde a santo Tomás, no sólo por el contenido de su doctrina, sino también por la relación dialogal que supo establecer con el pensamiento árabe y hebreo de su tiempo. En una época en la que los pensadores cristianos descubrieron los tesoros de la filosofía antigua, y

Page 11: DIACONIA DE LA VERDAD EN LA MISION TEOLOGICA.doc

más concretamente aristotélica, tuvo el gran mérito de destacar la armonía que existe entre la razón y la fe. Argumentaba que la luz de la razón y la luz de la fe proceden ambas de Dios; por tanto, no pueden contradecirse entre sí. Más radicalmente, Tomás reconoce que la naturaleza, objeto propio de la filosofía, puede contribuir a la comprensión de la revelación divina. La fe, por tanto, no teme la razón, sino que la busca y confía en ella. Como la gracia supone la naturaleza y la perfecciona, así la fe supone y perfecciona la razón. Esta última, iluminada por la fe, es liberada de la fragilidad y de los límites que derivan de la desobediencia del pecado y encuentra la fuerza necesaria para elevarse al conocimiento del misterio de Dios Uno y Trino. Aun señalando con fuerza el carácter sobrenatural de la fe, el Doctor Angélico no ha olvidado el valor de su carácter racional; sino que ha sabido profundizar y precisar este sentido. En efecto, la fe es de algún modo « ejercicio del pensamiento »; la razón del hombre no queda anulada ni se envilece dando su asentimiento a los contenidos de la fe, que en todo caso se alcanzan mediante una opción libre y consciente.” (J. Pablo II, 1998)

3.2. DIACONIA DE LA VERDAD

“Entre los diversos servicios que la Iglesia ha de ofrecer a la humanidad, hay uno del cual es responsable de un modo muy particular: la diaconía de la verdad. Por una parte, esta misión hace a la comunidad creyente partícipe del esfuerzo común que la humanidad lleva a cabo para alcanzar la verdad; y por otra, la obliga a responsabilizarse del anuncio de las certezas adquiridas, incluso desde la conciencia de que toda verdad alcanzada es sólo una etapa hacia aquella verdad total que se manifestará en la revelación última de Dios: « Ahora vemos en un espejo, en enigma. Entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de un modo parcial, pero entonces conoceré como soy conocido » (1 Co 13, 12).El hombre tiene muchos medios para progresar en el conocimiento de la verdad, de modo que puede hacer cada vez más humana la propia existencia. Entre estos destaca la filosofía, que contribuye directamente a formular la pregunta sobre el sentido de la vida y a trazar la respuesta: ésta, en efecto, se configura como una de las tareas más nobles de la humanidad. El término filosofía según la etimología griega significa « amor a la sabiduría ». De hecho, la filosofía nació y se desarrolló desde el momento en que el hombre empezó a interrogarse sobre el por qué de las cosas y su finalidad. De modos y formas diversas, muestra que el deseo de verdad pertenece a la naturaleza misma del hombre. El interrogarse sobre el por qué de las cosas es inherente a su razón, aunque las respuestas que se han ido dando se enmarcan en un horizonte que pone en evidencia la complementariedad de las diferentes culturas en las que vive el hombre.La Iglesia, por su parte, aprecia el esfuerzo de la razón por alcanzar los objetivos que hagan cada vez más digna la existencia personal. Ella ve en la filosofía el camino para conocer verdades fundamentales relativas a la existencia del hombre. Al mismo tiempo, considera a la filosofía como una ayuda indispensable para profundizar la inteligencia de la fe y comunicar la verdad del Evangelio a cuantos aún no la conocen.Así mismo, La Iglesia tiene el deber de indicar lo que en un sistema filosófico puede ser incompatible con su fe. En efecto, muchos contenidos filosóficos, como los temas de Dios, del hombre, de su libertad y su obrar ético, la emplazan directamente porque afectan a la verdad revelada que ella custodia. Cuando

Page 12: DIACONIA DE LA VERDAD EN LA MISION TEOLOGICA.doc

nosotros los Obispos ejercemos este discernimiento tenemos la misión de ser « testigos de la verdad » en el cumplimiento de una diaconía humilde pero tenaz, que todos los filósofos deberían apreciar, en favor de la recta ratio, o sea, de la razón que reflexiona correctamente sobre la verdad.” (Ibíd.)

4. LA MISION TEOLOGICA COMO DIACONIA DE LA VERDAD

4.1. LA MISION TEOLOGICA

La teología es una ciencia positiva cuyo objeto es la interpretación conceptual de la existencia cristiana, una existencia que es creyente. Se entiende entonces que Dios es atestiguado por la fe en Cristo crucificado.La teología es una ciencia de salvación, por consiguiente lo que esta en juego en el conocimiento y en el discurso sobre Dios es el problema de la salvación humana. Esto hace que el objeto de la teología no se limita hablar sobre Dios; debe ocuparse de todo aquello que se ocupe de la salvación humana.La fe cristiana es una ha de ser una fe encarnada y comprometida, el creyente debe reflexionara también teológicamente sobre las realidades terrenalesLa encarnación es uno de los rasgos más específicos de la fe cristiana. Este misterio revela que al hacerse presente Cristo en la historia humana, la historia viene hacer un lugar teológico, donde actúa conforme a los tiempos.Así la naturaleza de la Teología debe ser una reflexión comprometida, pública y política.Las teologías mas comprometidas con la causa de la liberación, y de la justicia y los derechos humanos han exigido a la fe cristiana. Estas han ofrecido una amplia plataforma para el dialogo y la colaboración con diferentes sectores incluso no creyentes del mundo moderno.Es cierto que en la teología hay temas o tratados nucleares, pero esto no quiere decir que la reflexión teológica sobre otros temas y problemas no sea teología autentica.El universo teológico es un cuerpo compacto en la cual todo esta relacionado. La revalorización de las fronteras en la teológica: entre la fe y la incredulidad, entre el pensamiento teológico y las ciencias seculares, no dejaran de ser cuestiones teológicas o que dejen de interesar a la teología. Estas preocupaciones han sacado a la teología de su aislamiento y la ha introducido en el dialogo interdisciplinario.La teología de las realidades terrenas (creación y redención), las teologías políticas centra su atención en la escatología para explicar la dimensión política de la fe, de la esperanza y de la praxis cristiana. Las teologías de la liberación, con su praxis liberadora. Son parte de esa misión que se extiende en el quehacer teológico.La teología debe presentarse en su misión con un alto grado de humildad y modestia, reconociendo con lucidez sus haberes y sus limitaciones.Debe participar en el dialogo interdisciplinario apelando al ejercicio de la racionalidad y no a la fuerza de autoridad. Participar en el dialogo interdisciplinario con un animo discente.

Page 13: DIACONIA DE LA VERDAD EN LA MISION TEOLOGICA.doc

4.2. DIACONIA DE LA VERDAD EN LA MISION TEOLOGICA

La fe y el pensar son dos cosas independientes, la fe no necesita de la filosofía, pero en tanto que es ciencia positiva de la fe si depende de la filosofía ya que toda explicación óntica se mueve bajo un fundamento ontológico.Así partiendo de esta premisa de Heidegger, observamos en los textos anteriores que hay unas ansias de la búsqueda de la verdad en el hombre, mostrada a través de sus inquietudes o reflexiones. Esto no es incompatible con el quehacer teológico que busca también a través de una exégesis y la hermenéutica de la Palabra de Dios, establecer verdades a favor de la fe y la vida cristiana juntamente con la secular.Se establece entonces como parte de la misión teológica una reflexión con referente a ello y teniendo en cuenta la premisa citada anteriormente, al mostrarse la humanidad con una necesidad de encaminarse bajo un criterio que le ayude a tener un sentido y criterio en su vida, con lo cual utilizando herramientas de la filosofía y una contextualización de la verdad revelada en Cristo, la teología estaría aportando al desarrollo del ser humano.Así, la teología se vuelve servidora a favor de aquellos que buscan la verdad, la cual no se muestra bajo un criterio de poder conocerlo todo, sino que hace uso de otras herramientas que le ayudan a tomar criterios de reflexión. Por ello toma de la filosofía lo necesario para encaminarlos hacia donde el quehacer teológico tiene como criterio principal: la fe en Dios y en Jesucristo.Esta labor que emprende la teología la vuelve un diacono a favor de este mundo que esta ávido de encontrarle un sentido a su vida y existir. Entonces se vuelve la teología en diacona de la verdad. Una verdad que para la teología esta encarnada en Jesucristo.Por tanto, la teología debería incluirla como parte de su misión, ya que la teología en su búsqueda de la verdad, se encuentran con acontecimientos en la cual se revela Dios y en estos acontecimientos se muestra la libertad y el amor que van de la mano, para mostrarse en la encarnación de la verdad que se muestra en Jesucristo.A través del Espíritu Santo y herramientas de otras ciencias, como la filosofía, puede encontrarse esa expresión de su quehacer teológico, frente a esta necesidad apremiante en el ser humano.A través de la hermenéutica puede establecerse puntos de encuentro con la filosofía y así mostrar una solidez e involucrada en espacios terrenales y ser vista como servidora a favor de la humanidad.Así, la diaconía a de la verdad como practica de la fe y con la audacia de la razón, para un servicio de la humanidad, debe establecerse como parte de esa misión que tiene la teología en su espacio y quehacer teológico.

Page 14: DIACONIA DE LA VERDAD EN LA MISION TEOLOGICA.doc

CONCLUSIONES

1. La filosofía cubre la necesidad del hombre en la búsqueda de la verdad y sentido de la vida.

2. La teología, a través de sus reflexiones, establece que la encarnación de la verdad esta en Jesucristo.

3. La fe y la razón no son cuestiones que no se pueden relacionar par aun determinado fin. Ambos pueden servirse para esclarecer determinados acontecimientos.

4. Estos acontecimientos muestran la revelación de Dios a favor del hombre en su querer de darle libertad unida al amor, por medio de la guía de su Santo Espíritu

5. La teología en su misión hacia los demás, como parte de su praxis, muestra su quehacer teológico en la historia humana involucrándose en sus necesidades y mostrándose en forma integral, por lo cual si es necesario utiliza herramientas de otras ciencias para alcanzar sus objetivos.

6. La diaconía de la verdad es el servicio que debe ofrecer la Iglesia a favor de la humanidad para ayudarla alcanzar la verdad.

7. La diaconía de la verdad por tanto al tener fines que comparte con la misión de la teología, debe estar unida a ella.

Page 15: DIACONIA DE LA VERDAD EN LA MISION TEOLOGICA.doc

BIBLIOGRAFIA

1. MARQUINEZ ARGOTE, German. Metafísica desde Latinoamérica. Universidad Santo Tomas. 3 ed. Colombia: 1984

2. MARTINEZ DIEZ, Felicito. Teología Fundamental: dar razón de la fe cristiana. San Esteban – Edibesa, 2 ed.Madrid.1997

3. MONTEMAYOR. S. .J, Alfredo. Lecciones de Historia de la Filosofía. Proyección.. 2 ed. Lima: 1982

4. SILVA SOLER, Joaquin. Teología y Vida: Hermenéutica y Verdad Teológica. Vol. XLVI. 2005