dÍa 7º. tallin, estonia

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DÍA 7º TALLIN: Museo Etnográfico al aire libre en Rocca al Mare

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DÍA 7º TALLIN: Museo Etnográfico al aire libre en Rocca al Mare

En el bosque se encuentra el pueblo-museo en un territorio de casi 90 hectáreas donde han reunido construcciones rurales estonias desde el siglo XVII hasta mediados del siglo XX. Las construcciones auténticas las han deshecho en el lugar, las han traído al museo y han vuelto a levantar aquí. El museo se dedica a coleccionar, estudiar y exponer lo más típico del campo estonio, exponiéndolo por regiones.

Vemos varias granjas enteras: viviendas con techo de paja, estufas sin chimenea, almacenes, saunas, establos, corrales, pozos en el patio, cocinas de verano. También nos

quedan por el camino un mesón, una escuela, molinos de viento: daneses y holandeses, y de agua, una tienda rural, una herrería y una de las 3 capillas más antiguas de madera y paja que quedan en Estonia.

Para la alegría de los niños merodean gallinas, hay ovejas pastando y una pareja de cerditos en la pocilga.

Durante la visita les enseño las diferencias en construcciones entre las regiones: qué materiales había al alcance, cómo se solía construir y los porqués.

Entramos en las viviendas cuyos interiores son de la época correspondiente con muebles, telares, utensilios de cocina, aperos de labranza auténticos. En la tienda rural con el exterior e interior de antes de la segunda guerra mundial venden cerveza, vino de pequeños productores, chocolate en envoltorios de la época, telas y cerámica.

En el mesón se puede comer comida típica estonia sentados en bancos largos de madera y ver la exposición de artesanía local.

Por unos senderos escondidos en el bosque llegaremos a la exposición de las islas donde los cubrecamas, las faldas de mujeres y las puertas de almacenes y graneros tienen más colorido que en otras regiones de Estonia.

Durante el paseo les cuento sobre la servidumbre, las relaciones entre el hacendado y el granjero, las creencias, las tradiciones folklóricas que han desaparecido y las que conservamos. En la vivienda de pescador les revelo el secreto del contrabando.

Si vamos al museo un sábado o domingo por la mañana podemos disfrutar de la actuación de un grupo de baile folklórico en trajes típicos, acompañado por músicos de folklore.

En verano y con sol es requeté-agradable pasear al aire libre por el museo respirando aire puro del bosque y meterse en la boca los arándanos que recogen con su propia mano si es temporada (julio-agosto).

Así, día 17 de julio, damos por terminado nuestro paseo por los Países Bálticos. Mañana, día 18, después de comer, partimos hacia España. Todo ha salido como estaba previsto. Desde aquí le damos gracias a Dios, a la agencia de viajes que técnicamente ha elaborado el programa, a los chóferes, a los guías y, sobre todo, a los componentes del grupo, que, como siempre, han superado en respeto y puntualidad mucho más de lo previsto. Tallin, día 17 de julio del 2015 Federico Almenara Ramírez