crespo, ana maría () raíz colonial de la tradición otomiana en la región gunajuato-querétar

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Crespo, Ana María () Raíz Colonial de La Tradición Otomiana en La Región Gunajuato-Querétar

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  • Raz colonial de la tradicin otomiana en la regin Guanajuato-Quertaro

    Ana Mara Crespo Beatriz Cervantes J.*

    L a regin que actualmente ocupan los esta-dos de Guanajuato y Quertaro ha sido, porra-zones histricas, una zona de frontera, y por lo tanto, una regin de transicin. En su confor-macin novohispana confluyeron elementos propios del sur de Mxico, como la persistencia de la comunidad indgena, y elementos del norte -ya lo ha expresado Wolf en su estudio sobre el Bajo del siglo XVIII. El objetivo de este trabajo es considerar el poblamiento ind-gena, en particular de hablantes de otom, en la franja situada al norte del curso medio del Lerma (mapa 1). Pensamos que hasta hoy este problema ha sido poco estudiado.

    Esta franja -que se ubica entre los ros Turbio al occidente y San Juan al oriente, incluye las estribaciones de las sierras de Guanajuato y Sierra Gorda; el cauce del ro Laja atraviesa su parte central- comprende los bajos guanajuatenses y los valles quereta-nos. Es la zona que conquista y puebla el cacique otom Nicols de San Luis Montaez en el siglo XVI (mapa 2).

    La conquista y colonizacin de este territo-rio, realizadas en buena medida por hablantes de otom, constituyen un proceso que parte del siglo XVI y que, en el territorio de Sierra Gorda, se prolonga hasta el XVIII. Este hecho histrico da fisonoma al carcter regional que perdura en diferentes manifestaciones, tanto

    Centros regionales de Quertaro y Guana;uato, INAH.

    en los enclaves an existentes de hablantes de otom en Guanajuato y Quertaro, como, espe-cialmente, en la cultura popular. Y tambin en aspectos que estn vinculados con la historia de la tenencia de la tierra, por ejemplo, la cohesin a travs de formas religiosas, que condicion las respuestas sociales en momen-tos histricos coyunturales como fueron la guerra de independencia, la desamortizacin de tierras de comunidad, la revolucin del 10, la guerra cristera y la reforma agraria.

    La poblacin que habitaba el norte del Lerma a la llegada de los espaoles -informa Saha-gn- estaba constituida por tres grupos de chichimecas: otomes, tamimes y teochichime-cas, que convivan en la zona. l El mapa de Clavijero, publicado en su Historia Antigua de Mxico y elaborado con datos de Bernal Daz del Castillo, seala que ocupaban esta parte "salvages chichimeques y otomites"; en este mapa el ro Lerma lleva su antiguo nombre, Tololotlan (mapa 1).

    Por entonces era zona lmite de los imperios azteca y tarasco, espacio de tensin con forta-lezas que a lo largo de ambas fronteras res-guardaba gente otom. Este grupo tnico se en-contraba a lo largo de la cadena de fortalezas que guardaban el imperio azteca al cuidado del seoro de Jilotepec,2 y se encontraban asimis-mo en la marca del Lerma, resguardando la provincia tarasca en sus fronteras oriental y

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    norte. As, en la. Relacin de Celaya se mencio-na que en Acinbaro vivan otomes refugiados quienes, sojuzgados por los meneas, haban emigrado unos a Tlaxcala y otros a Michoacn; tenan sus propios seores y mantenan sus tradiciones culturales; slo haba un calpixque enviado por los seores tarascos viviendo en-tre ellos.3

    Ambos reinos colindaban a su vez con zonas chichimecas; segn la Descripcin de Querta-ro las fortalezas del seoro de Jilotepec tenan la funcin de proteger al imperio azteca de las incursiones realizadas por aqullos.4 En cam-bio, segn la Relacin de Celaya, en Acmbaro, junto con los otomes, "poblaronanaymeso los yndios que se dicen chichimecas, los quales tuvieron siempre los gobernadores del dicho Michoacn puestos en frontera para defensa de sus tierras contra los yndios mexicanos y otros amigos suyoS".5

    . Es necesario un estudio ms profundo del carcter de esta frontera, ya que es posible que no tuviera la funcin de proteger a los grupos sedentarios; sino que nicamente fuera fron-tera entre estos dos reinos. En tal caso, los chichimecas de la zona intermedia (guamares, pames y otomes), no habran actuado solos, sino bajo el control de uno de los reinos (como se propone en la Relacin de Celaya) lo que habra hecho a este territorio una franja de jurisdiccin ya fuera tarasca o mexica. Cabe recordar que Conin, desde Quertaro, comer-ciaba con chichimecas y. mexicas.

    Otro documento base concerniente a la dis-tribucin de los grupos indgenas a la llegada de los espaoles a esta regin es el de Gonza-lo de las Casas, redactado hacia 1574, que, dicho sea de paso, al argumentar las causas justas de la guerra contra los chichimecas, ayud a justificar la poltica de exterminio planteada por el virrey Enrquez.6 Segn ste eran tres los grupos principales: los guachichi-les, que se encontraban hacia el oeste, desde el valle de Seora (Len) y quienes formando un arco proseguan por el actual San Luis Potos hasta cerca de Ro Verde; al centro estaban los guamares entre el Ro Grande (Lerma) y el Valle de San Francisco -ambos eran grupos

    de vida nmada-; hacia el oriente se ubicaban los pames -semisedentarios-, quienes desde el Ro Grande por Acmbaro, seguan hacia la Sierra Gorda 7 (mapa 3). Por cierto, el mapa-de Jimnez Moreno (1944) est basado principal-mente en esta informacin.8

    El documento de Gonzalo de las Casas co-rresponde realmente a una etapa posterior al momento del contacto con los espaoles, pues-to que se escribe cincuenta aos despus. Es un hecho que debieron haberse suscitado gran-des movimientos en esta franja fronteriza. Tanto la parte de la frontera mexica al oriente, como la tarasca al sur, estuvieron cuidadosa-mente resguardadas mientras existan ambos reinos. La cada de Tenochtitlan y el posterior sometimiento a los espaoles aceptado por el seor tarasco ocasionaron un movimiento de pueblos que gener una nueva situacin en la geografa regional. Los tarascos, al someterse a los espaoles, no pudieron detener ms el empuje de la invasin nmada.9

    Por otra parte un trabajo sobre el avance tarasco al norte del Lerma en los siglos XIV y XV, anota que para el siglo XVI la frontera se retrajo al sur de la lnea marcada por el ro, coincidiendo, ms o menos, con los actuales lmites entre Guanajuato y Michoacn.1oDe la misma manera, la distribucin de los grupos para la franja entre el ro Laja y el ro San Juan, en lo que, hoyes territorio queretano, debi haber sido distinta.

    Adems, a partir de 1550 la guerra con los chichimecas se recrudeci, pues los espaoles avanzaron sobre territorio norteo atrados por el descubl"imiento de las minas de Zacate-caso Para 1574, sin duda haba cambiado el panorama de la regin. Es posible plantear que hubo un retraimiento de los gruposagrco-las estacionados en esta franja y un avance de los norteos hacia el sur. Sin embargo, el mapa presentado por Powell sobre la distribucin de los pueblos en esta comarca diverge de lo propuesto por Gonzalo de las Casas. En primer lugar -segn Po~ll-, la zona queretana de los valles, hasta el Laja, estuvo poblada por otomes; en segundo, los guamares se exten-dan sobre una franja continua al norte del

  • Lerma entre el Laj a y el sureste de Jalisco, y en tercero, los guachichiles se circunscriban a la zona norte de la Mesa Central, sin alcanzar el Lerma. En este mapa, el principal habitat de los pames estara entonces al norte, en la Sierra Gorda. 11

    Esta otra propuesta nos parece ms cercana a la que debi ser la situacin previa a 1550. O sea, que en los valles queretanos la poblacin de agricultores fue mayoritaria y que en toda la franj a estuvieron conviviendo hablantes de otom, pame y guamar.

    El papel que tuvieron estos grupos otomia-nos al penetrar los espaoles todava no est claro. Al parecer, con base en datos que a conti-nuacin expondremos, participaron en un pro-yecto de colonizacin otom: ayudaron a los espaoles en su penetracin hacia el norte a cambio de permanecer en esos lugares.

    A raz de la cada de Tenochtitlan se produjo una conmocin en la poblacin existente. Una de las consecuencias de este acontecimiento fue el movimiento de poblacin a que dio lugar. Hacia la zona que nos hemos venido refiriendo se . gener un movimiento este-oeste; provino de la regin de Jilotepec, como lo resean di-ferentes versiones recogidas en documentos sobre la actuacin de los caciques otomes de este seoro. Se trata de documentos en que stos alegan mritos en la conquista y coloni-zacin de aquellos lugares. Nos referimos a la relacin de mritos de Nicols de San Luis Montaez, al parecer, el principal conductor de esta empresa. Tambin a la relacin de mritos de Juan de la Cruz Zamora; cacique acompaante de Nicols de San Luis que se estableci en Salamanca. Asimismo a la infor-macin que Fernando de Tapia da de su parti-cipacin en la conquista y en la fundacin de Quertaro y a la probanza de cacicazgo de su hijo Diego.12

    Estos documentos describen la campaa de Nicols de San Luis, quien, desde Jilotepec, emprende la conquista y colonizacin de la Gran Chichimeca al lado de otros caciques otomes. Entre ellos se encontraba Fernando de Tapia (Conin), su hijo Diego de Tapia y Juan

    de la Cruz. Estas campaas se inician (segn los documentos) en la dcada de los veinte y es posible (conforme a Jimnez Moreno) que hayan tenido relacin con la empresa prepara-da por Corts y que se menciona en su Carta de Relacin del 3 de septiembre de 1526: "entre la costa del norte y la provincia de Mechoacn hay cierta gente y poblacin que llaman Chi-chimecas". Corts envi a explorarla a 60 gentes a caballo, 200 peones y muchos indios amigos. Corts dice, adems, tener noticias de zonas muy pobladas por gente que vive "a la manera de los de ac y an algunos de estos pueblos se han visto por espaoles".13

    Es posible que -puesto que la llegada de los espaoles ocurri en una poca de fuertes presiones entre ambos reinos-, los otomes de las marcas tanto tarasca como azteca propug-naran por un proyecto propio de conquista y colonizacin. Al parecer, son varias las incur-siones que hicieron don Nicols y sus caciques: realizaron unas, poco despus de la cada de Tenochtitlan, aprovechando la confusin que la sigui -como es la de Conin hacia Querta-ro--; en otras acompaaron como guas a los primeros espaoles que incursionaron en el territorio-como la expedicin de Corts y las de Nuo de Guzmn-, efectuaron otras ms por orden expresa del virrey, al incrementarse la guerra con los chichimecas.

    Siguiendo el orden en que van siendo men-cionados, entre los poblados que dice fundar Nicols de San Luis, est en primer lugar el grupo de la zona de Amealco entre los ros Lerma y San Juan, que es la entrada natural a esta regin. Tal parece que estas fundaciones van marcando una avanzada estratgica, re-corriendo hacia el noroeste la lnea fronteriza; todo indica que el sistema es el usado en pocas anteriores por grupos prehispnicos, como los recorridos por Xlotl de reconocimiento del terreno para llegar al Valle de Mxico y tomar posesin de l. 14

    Estos documentos constituyen el fundamen-to de la memoria histrica otom, que conside-ra esta empresa como propia; podra decirse que el caso otom es semejante al de los hablan-tes de nhuatl que acompaaron a Nuo de

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  • Guzmn: "en cierta manera fue sta la ltima conquista azteca'" .15 Quienes acompaan a Nicols de San Luis son caciques principales al mando de sus propios guerreros. Fernando de Tapia, por ejemplo, sustent a su costa a 500 indios de arco y flecha para hacer sus "entra-das"'.16 Tapia afIrma que descubri y pobl Quertaro y Xich con sus sujetos, hasta el valle de Pozinquia, el valle de Apaseo y San Miguel. 17

    Las campaas por la regin fueron dirigidas a lugares de los que se tena noticia y que segu-ramente contaban con poblacin, como fue el caso de la de Diego de Tapia relacionada con las minas. 18

    Primo Felifiano Velzquez divide en cuatro partes los documentos de la relacin de Nico-ls de San Luis: los dos primeros (rescatados por Beaumont) son, la Relacin de Quertaro y el que llama la Relacin de Acmbaro porque fue encontrado en ese lugar y relata su funda-cin; la Relacin de San Bartolom Aguaca-liente, que posean los indios de El Pueblito, Qro., y el rescatado por Cabrera.19

    En el documento de Beaumont, llamado de Quertaro por referirse principalmente a este lugar, se hace hincapi en el reparto que don Nicols hizo de las tierras conquistadas (mapa 4). Va mencionando los lugares que tienen dueo (pertenecen a caciques que lo acompa-aron en su campaa) y los sitios que se funda-ron como congregaciones. En la congregacin de Quertaro quedaron doce caciques "para que vayan poblando y congregando ms gente cristiana"'.20 Se otorga a cada congregacin cuatro caballeras de tierra de ganado mayor por los cuatro vientos, "stas son las congrega-ciones de indios cristianos como se refiere en este mi escrito, que sirve de ttulo, para que conste en todo tiempo el servicio ... "21

    Al (mal se mencionan una serie de fundacio-nes eq semicrculo desde Tolimn, al noroeste, pasando por San Luis de la Paz al norte, bajando por el Laja hasta Celaya para cerrar en San Bartolom Aguacaliente. Esta es la zona que prevalece como ncleo otom.

    En la versin recogida por Cabrera (mapa 5)

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    un primer grupo de asentamientos correspon-de al documento de Quertaro de Beaumont: la zona Quertaro y Ro Laja. El punto de partida es San Juan del Ro, pero estos recorridos tienen como centro Quertaro.

    Este documento considera otra serie de recorridos a partir de Apaseo hacia el Lerma, que incluye Acmbaro, Santiago Tarandaquao y Salvatierra, dejando libre la zona entre el ro Quertaro-Laja y el Lerma.

    Incluye adems un recorrido de mayor ple-nitud que partiendo de San Miguel del Palmar (pozos) al norte, pasa por Santa Mara, Valle de San Francisco, para llegar a Zacatecas y ba-jar por Len hasta Valle de Santia'go. Se hace mencin de grupos chichimecas en la zona de San Luis de la Paz, tales como capuceles, gua-guermes (guamares), guachichiles y pames.

    Las incursiones mencionadas indican un sistema de recorrido en semicrculo con direc-cin noroeste, dejando libre una tierra inter-media como de 50 km entre un recorrido y otro.

    De la estada de Nicols de San Luis en San Luis Potos y Valle de San Francisco se hace mencin en el nombramiento que como capi-tn de chichimecas le otorga el virrey Mendoza en 1557.

    En el documento publicado por Vargas Rea sobre la fundacin de Huimilpan se puede ver que Nicols de San Luis dice fundarla en 1529 y en base a ello el virrey Mendoza otorga la merced en 1551.

    Finalmente, el documento de Juan de la Cruz Zamora (mapa 6) interesa porque es su propia visin sobre esta gesta. A diferencia de los anteriores, el punto de partida es San Jernimo Aculco, una de las fortalezas de la frontera de Jilotepec mencionadas en la Des-cripcin de Quertaro. Desde este punto el recorrido es hacia lo que en el documento se seala como la frontera noreste en San Juan Bautista Amuxe (Victoria), y que es la franja que Gonzalo de las Casas considera pame. Formando de nuevo un semicrculo baja hasta Amaxei -nombre otom de Quertaro-- y termina en San Pedro de la Caada. Otro recorrido que se menciona es hacia el noreste, hasta las minas de San Francisco Xich. Asi-

  • mismo, de Amaxei parte otra lnea al sur hacia San Francisco Urireo, punto tambin de fron-tera del reino tarasco. Hacia el oriente, el pun-to extremo, seguramente frontera, es San Juan Bautista Xidoo, lugar donde este cacique se establece. A nuestro parecer este documento es importante porque fija las fronteras de lo que a partir de entonces ser la zona de tradi-cin otom.

    En la fuildacin de Acmbaro, segn el documento que publica Beaumont, participan caciques otomes y tarascos.22

    Como es bien sabido el apoyo de los otomes a los capitanes espaoles, frailes y encomen-deros fue definitivo para la incursin hispana al norte del Lerma; stos los conducen a travs del territorio y les sirven de gran ayuda para la guerra contra los chichimecas. A cambio, ellos legalizan su asentamiento por medio de mer-cedes reales formando pueblos, barrios y con-gregaciones. Estas fundaciones, en ocasiones, se establecen en condiciones de privilegio, como es el caso de San Bartolom Aguascalientes o los mismos de Apaseo y Quertaro.

    Esta epopeya contada de muchas maneras nos recuerda un poco los cantares de gesta, transmitidos de generacin en generacin por la tradicin oral.

    Fuente documental de importancia para conocer el poblamiento de esta zona, ya entra-do el siglo XVI, son las Relaciones Geogrficas de Quertaro y Celaya levantadas hacia 1580 para cumplir con las rdenes del Rey Felipe 11.

    En lo que se~fiere a Quertaro, Ramos de Crdenas, por encargo del Alcade Mayor Her-nando de Vargas, responde al cuestionario con un profundo conocimiento de la regin y de la historia de sus pobladores; as, sta se consti-tuye en fuente de primera importancia para el conocimiento de los otomes. La de Celaya, en cambio, proporciona informacin en forma escueta. Para la regin de Guanajuato se cono-cen, gracias a la publicacin de Vargas Rea, los mapas que acompaan a esta Relacin.

    La Descripcin de Quertaro, al referirse a los pueblos de indios de la regin, menciona los que existen en el momento y los recin desapa-recidos debido a la accin de los chichimecas.

    Estos lugares se indican por lo general con su nombre otom acompaado del de su santo patrn, a excepcin de los de San Juan del Ro y Quertaro que son cabeceras y pueblos de espaoles. Estos nombres cuya traduccin se incluye, son equivaleD:tes a los que mencionan los documentos de Nicols de San Luis y sus caciques, por lo que fue posible su identifica-cin (mapa 7). Ramos de Crdenas anota al fmal que el mapa que acompaaba a esta Relacin tiene los nombres de las poblaciones en nhuatl. Llama la atencin este manejo bilinge de la toponimia. En general los pobla-dos mencionados permanecen hasta la fecha.

    La Relacin de Celaya proporciona informa-cin para la zona sur de Guanajuato, cuyas cabeceras de doctrina eran los pueblos de Acmbaro y Yuririapndaro. El Alcalde Ma-yor se encontraba en la recin fundada (en 1570) Villa de Celaya.

    Los asentamientos de esta primera etapa de poblamiento en la regin Celaya-Acmbaro siguieron los cauces de los ros Lerma y Laja. Se da noticia de 46 pueblos sujetos a Acmbaro que contaban con 2,600 vecinos (cabezas de familia), indicndose que la poblacin se haba visto muy reducida debido a la peste que asol en 1576. Los indgenas de esta parte, se indica, hablaban otom, chichimeca, mazahua y ta-rasco; los tarascos eran los ms numerosos.

    Los pueblos sujetos a Yuriria, se menciona, hablaban tarasco y chichimeca; eran 26 pobla-dos, y la mayora tenan nombre tarasco. En el mapa actual se localiz aproximadamente la mitad de los pueblos mencionados en esta Relacin; hay, pues, una diferencia notable entre los pueblos existentes en aquella poca y los que hay actualmente.

    En la Relacin de Celaya llama la atencin la gran cantidad de pueblos que, aun con la disminucin debida a la epidemia de 1576, subsisten en la zona. Esto podra indicar ya sea una poltica de colonizacin proveniente de la zona tarasca similar a esta otom que sea-1amos' o bien, la existencia, previa a la llegada de los espaoles, de un buen nmero de estos pueblos.

    Ya para 1580, en lo que se elabora la Rela-

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  • cin, el territorio limtrofe entre los dos esta-dos, Guanajuato y Quertaro, estaba bien delimitado, a diferencia de lo que ocurre en la Relacin de Nicols de San Luis, que indistin-tamente se refiere a la regin sin sealar lmites de provincias.

    En la actualidad no existe casi ningn po-blado de Guanajuato con nombre otom, aun-que se ha conservado en la memoria recogida por los historiadores locales la denominacin otom de algunos de ellos.

    Por la informacin de estas Relaciones se desprende que haba adems una gran dife-rencia de poblamiento entre la actual zona de Quertaro, poco poblada, y la de Guanajuato, con una enorme cantidad de pueblos. Al pare-cer, la zona limtrofe para los tarascos se en-cuentra al sur de Celaya.

    Con la paz chichimeca pactada en la regin en la dcada de 1590, una nueva poltica de poblacin se desarroll en el rea. A principios del siglo XVII se aplic la cdula de congrega-ciones que redujo a los indgenas dispersos dejando de esta manera el territorio libre para la colonizacin espaola. Esta poltica fue favorecida tambin por el descenso de pobla-cin indgena debida a epidemias y a la disper-sin de los ltimos aos del siglo XVI y princi-pios del XVII. De esta manera, los principales pueblos de la regin quedaron establecidos defmitivamente en esta poca (Romero, 86). En trminos generales, se congregaron los ha-bitantes de diversas comunidades en poblados que ya estaban ocupados por poblacin indge-na, como fue el caso de Huimilpan, Irapuato o Silao.

    En las primeras dcadas del siglo XVII, se produjo una fuerte migracin del centro de Mxico hacia esta zona debido a presiones hispanas. Es probable que haya habido una segunda incursin otom en aquella poca, ya que la poblacin indgena continu siendo predominantemente de esta etnia. La zona que recibi principalmente esta carga de po-blacin incluye la regin Celaya-Acmbaro, la ciudad de Guanajuato (por las minas) y la zona Jilotepec-Quertaro.23

    En la porcin sureste de Guanajuato este

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    incremento favoreci la formacin de pueblos independientes y la elevacin al rango de cabecera de pueblos antiguos. Deber profun-dizarse en el carcter de la integracin de estas migraciones tardas, que consideramos depen-da del desarrollo econmico de los lugares donde se ubican.

    Por otra parte, aun cuando la participacin otom en condiciones de privilegio (en conside-racin a los servicios prestados en la conquista y colonizacin) casi se haba diluido hacia prin-cipios del siglo XVII, todava aparecen miem-bros de esta etnia en la fundacin de pueblos, como es el caso de los hermanos Juan y AD.drs Lpez y ocho indios otomes que fundaron San Francisco del Rincn en 1607.24

    Hacia la porcin de Quertaro, fue un he-cho importante la fundacin de Cadereyta en 1642, pues dio lugar a una serie de fundacio-nes cuyo fin era pacificar grupos hasta enton-ces rebeldes de la Sierra Gorda. Los asenta-mientos indgenas fueron tanto de otomes, sobre la franja colindante con Hidalgo, como de chichimecas, barrio de San Gaspar y Teti-llas.25

    En el transcurso del siglo XVIII se aprecia un rpido proceso de mestizaje, principalmen-te en el mbito urbano, segn lo indican los datos de Villaseor y Snchez (mapa 8) para las diversas alcaldas mayores (cinco en Gua-najuato y dos en Quertaro).

    La informacin de Villaseor es dispareja; los datos, levantados segn parece por Alcal-da Mayor, difieren mucho en precisin y en riqueza de informacin. ."

    A partir de la segunda mitad del XVIII se acelera el proceso de desintegracin de las comunidades propiciado por el auge econmi-co y tambin relacionado con la expulsin de las rdenes religiosas -primero franciscanos, despus jesuitas-, quienes seguan sostenien-do una poltica indgena que impeda el acceso de la mano de obra a las empresas coloniales.

    En las ciudades la fuerza de trabajo indge-na fue siendo absorbida poco a poco por este tipo de empresas, las minas y los obrajes por ejemplo.

    Los trabajadores de las ciudades fueron

  • entonces sujetos al pago de impuestos y poco a poco se concertaron en consumidores de las mercancas que se producan para el mercado interno. Ya hacia estos aos los indgenas urbanizados haban perdido parte de su iden-tidad tnica; ello se manifiesta, por ejemplo, en la ciudad de Guanajuato, donde tres de las cuatro capillas de indios que haba a fmes del siglo XVI (de tarascos, otomes, mazahuas y mexicanos) ya estaban en desuso. Adems de que, por razones comerciales, se haba permi-tido a los indgenas vestir como espaoles y montar acaballo. 26

    Pero en la zona rural y en los barrios de la mayora de las ciudades principales, por lo general, la poblacin segua conservando su identidad tnica. Villaseor seala que en Quertaro la totalidad indgena hablaba el otom y slo indica espaoles viviendo en Que-rtaro, San Juan del Ro y Tolimn. En Guana-juato (segn el mismo autor) se hablaba otom en Celaya, Salvatierra, San Miguel, Silao, Gua-najuato, Pursima, San Francisco y San Luis de la Paz, y tarasco en la zona suroeste del actual estado. Casi todas las localidades de Guanajuato, se indica, estaban pobladas por espaoles e indgenas; su proporcin variaba

    ~ acuerdo a la importancia de stas. En Guanajuato se da cuenta de algn otro dialecto hablado por pequeas porciones de habitan-tes. En ocasiones slo se indica presencia ind-gena sin especificar etnia; esto seguramente era debido a la prdida de idioma y a que los aludidos no estaban sujetos a pueblos, sino libres. En Celaya (la ciudad, sus barrios y haciendas) viVan 2 65.0 familias de la nacin otom, que "'son descendientes de los chichime-cas que poblaron ~tas partes antes de la conquista". ?:I

    El peso de la poblacin rural de origen otom en la zona de Celaya se manifiesta en un pleito que se dio a principios del siglo (1711), fue ganado por indgenas de El Huaje, San Miguel Octopan, Rincn de Tamayo y San Juan de la Vega quienes as consiguieron las tierras de la hacienda de El Huaje para ampliar sus ejidos y declararse pueblos. 28

    En el siglo XVIII se sigui manteniendo la

    poltica de colonizacin virreinal que consista en emplear poblacin indgena cristianizada para poblar las tierras en conflicto, como fue el caso de la Sierra Gorda queretana. Los fran-ciscanos emprendieron hacia mediados del siglo (1742) la pacificacin de los indgenas alzados con ayuda del brazo militar proporcionado por Escandn. Una vez ms, los otomes sirvieron como ncleo integrador en las comunidades de esta 2;ona; tambin participaron como mano de obra asalariada en las numerosas miv.as de la sierra. Cadereyta, cabecera de la zona, con-taba en 1792 con 3 456 indios tributarios en su jurisdiccin -pames y otomes- y con 3 496 no indios.29

    Durante el siglo XIX el hecho relevante fue la afectacin de tierras de comunidad por las leyes de Reforma. Al no contar con base de sustentacin, se present un acelerado proce-so de desintegracin de comunidades y prdi-da de identidad tnica.

    Ese siglo, como sabemos, fue de grandes conflictos internos que comenzaron con la Gue-rra de Independencia; sta agit la zona de nuestro inters lo mismo que los encuentros entre conservadores y liberales, la guerra con-tra los franceses, etc. La participacin deind-genas como soldados fue importante en aque-llas vicisitudes. El punto culminante de la participacin otom en cuanto tal, surgi con el levantamiento de los comuneros en Que)"ta-ro, quienes protestaban por la afectacin de sus tierras, ordenada por el gobernador, para de este modo subsidiar la guerra contra Es-tados Unidos. Esta protesta culmin en la lla-mada rebelin de Sierra Gorda de 1848.30

    ,Sin embargo, aun cuando perdieron la ma-yora de sus tierras comunales, se siguieron manteniendo comunidades en varias zonas de la regin, con su lengua, organizacin y cos-tumbres. Es posible que a partir del despojo se haya intensificado la cohesin dentro de orga-nizaciones de carcter tradicional, principal- -mente religioso.

    Hacia fines de siglo, la presencia otom fue notable todaVa, tanto que los gegrafos porfi-ristas la tuvieron presente (mapa 9).

    Su presencia estuvo muy localizada. Se ubic

    /' 93

  • en la Sierra Gorda, en Jalpan, Victoria (anti-gua Xich de indios) y Tierra Blanca, as como en el distrito de Tolimn. En Quertaro esta presencia disminuy en la zona de los valles y se hizo notoria en Amealco, en la zona sur. En Guanajuato fue cierta en la Sierra Gorda, yen la zona del ro Laja: Celaya, Santa Cruz, Co-momort, Cortazar y Salamanca, disminuyen-do hacia el Lerma y desapareciendo casi al po-niente y noroeste. Se notan en el mapa algunos puntos que correspondan a comunidades rura-les en donde se hablaba el otom, es el caso de Magdalena y San Jernimo en Valle, otros en Cortazar-Apaseo, etc. Pedro Gonzlez en su Breve estudio sobre antigedades, razas e his-toria de Guanajuato, publicado en 1897, afIr-m que era curioso que en Guanajuato, aun cuando los nombres de origen indgena de los lugares fueran tarascos o nahuas en su mayo-ra, todos los indgenas hablaban otom. Sea-la que se hablaban dialectos otomianos: maza-hua en la lnea entre Quertaro-Guanajuato; pame en San Luis de la Paz, San Diego de la Unin, y huachichil entre Pnjamo y Abasolo; meco o serrano entre la huasteca y la Sierra Gorda de Quertaro.31

    En el transcurso del siglo XX, la poltica impulsada a travs de diversas medidas a consecuencia de la revolucin de 1910, presio-naron cada vez con ms violencia la integra-cin de la poblacin del medio rural en calidad de asalariados, a las formas de produccin capitalistas. La tendencia clara fue desapare-cer no slo las caractersticas peculiares de una etnia cualquiera, sino toda tradicin ind-gena. La poltica agraria, educativa, la indus-trializacin y consiguiente urbanizacin, abo-naron este fenmeno.

    'Sin embargo, hay datos que denotan la persistencia de la presencia indgena. Hacia los aos veinte, las comunidades se organiza-ron en torno a demandas de restitucin o dotacin de tierras de comunidad. Las prime-ras comunidades solicitantes en Guanajuato, se ubicaron en la zona de tradicin otom o en la de influencia tarasca, al sur, en los l-mites con Michoacn. La mayor parte de est~s comunidades no logr probar legalmente su

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    derecho a la restitucin de tierras y slo consi-gui, en el transcurso de los aos, la dotacin de ejidos.

    En los aos treinta Soustelle realiz un estudio; ah indica que encontr siete dialectos distintos del otom en la regin, eran los de: Tolimn-Jalpan, la Caada-Pueblito, Tolimn-Higueras, Amealco, Cadereyta, Ro Laja y Tierra Blanca32 (mapa 10).

    Los censos del cuarenta muestran una pre-sencia mnima de hablantes de otom; los del setenta, en que se basa el 11, la presentan an ms disminuida. En recorridos de campo rea-lizados a principios de los ochenta se locali-zaron hablantes, aunque muy contados, en municipios no registrados en el censo.

    La mayor concentracin de hablantes (mapa 11) se encontr en Amealco, seguramente de-bido a su aislamiento, y un poco ms reducida al norte de Quertaro, en Tolimn y Caderey-tao Disminuida an ms en Jalpan, Ezequiel Montes y San Juan del Ro; estuvo ausente en el resto del estado, aun cuando se sabe de hablantes en La Caada, Corregidora y Te-quisquiapan. Para Guanajuato, en San Luis de la Paz, San Miguel, Celaya y Villagrn. No se seal en Comonfort, Juventino Rosas; Apa-seo, Tierra Blanca ni Dolores, donde an h%y se encuentran algunos hablantes. Seal el censo, en cambio, presencia de hablantes en los principales ncleos urbanos como Irapuato y Len, seguramente debido a la migracin en busca de fuentes de trabajo.

    Esta misma distribucin, que coincide con la zona ms importante del desarrollo de una cultura otom regional de que hemos hecho mencin, se manifIesta asimismo a travs de la arquitectura religiosaQ,e las capillas para el culto familiar, que se encuentran a lo largo del Ro Laja desde Dolores Hidalgo, San Miguel de Allende, Comonfort, Caada de Ixtla, Tierra Blanca, la zona de Coln-Tolimn en Querta-ro, as como al sur en Amealco.

    Sobreviven an hoy en esta zona formas econmicas tradicionales de manejo del suelo, como es el caso de las poblaciones que habitan en barrancas o en caadas a lo largo de los ros Tolimn y Laja, as como en Tierra Blanca y

  • San Juan del Ro. Su persistencia a travs de organizaciones de carcter religioso o semirre-ligioso como son las cofradas, hermandades o los concheros, les permiten mantener an una cohesin si no ya de etnia, s de grupo social

    Notas

    1 Fray Bernardino de Sahagn, Historia General de las cosas de la Nueva Espaa, Mxico, ed. Porroa, colec-cin "Sepan cuntos ... , nm. 300, 1979, p. 598.

    2 Francisco Ramos de Crdenas, "Descripcin de Que-rtaro, en Valentn Fras (comp.), La conquista de Quertaro, Mxico, Impr. de la Escuela de artes del Sr. San Jos, 1906, p. 21.

    3 Luis Vargas Rea (ed.), -Relacin de Celaya y su Partido, 1570, Documentos relativos a Guanajuato, Mxico, Biblioteca de Aportacin Histrica, 1945, pp. 128-131.

    4 Francisco Ramos de Crdenas, op. cit., p. 21. 6 Luis Vargas Rea (ed.), op. cit., p. 130. 6 Philip Powell, La guerra chichimeca (1550-1600),

    Mxico, Fondo de Cultura Econmica, 1977, p. 118. 7 Gonzalo de las Casas, La guerra de los chichimecas,

    Biblioteca de Aportacin Histrica, Mxico, ed. Vargas Rea, 1944, pp. 22-27.

    8 Ver Wigberto Jimnez Moreno, -La colonizacin y evangelizacin de Guanajuato en el siglo XVI, en Cua-dernosAmericanos, ao 111, enero-febrero, Mxico, 1944.

    9 Ibidem, p. 126. JO Jos Antonio Contreras, La presencia tarasca en el

    estado de Guanajuato; fluctuacin de frontera, Mxico, Universidad Veracruzana, Jalapa, Ver., 1985, pp. 178-185.

    11 Philip Powell, op. cit., p. 49. 12 Valentn Fras, en 1906, reproduce dos versiones de

    la relacin de Nicols de San Luis; una, la exhumada por Beaumont y publicada en su obra, y la otra tomada de una copia hecha a finales del siglo XVIII que rescata el P. Heliodoro Cabrera a principios de siglo. Existen otras. Ayala Echavarri publica en 1948 un interesante docu-mento que es una versin ms amplia de la narracin de la conquista de Quertaro y San Juan del Ro. Este documento fue copiado en 1717 por Fr. Jos Diez, guar-din del Convento de la Cruz, quien lo encontr en es-tado de deterioro. El original se encuentra en el archivo franciscano en Roma.

    Existen otros escritos en que Nicols de San Luis resea sus conquistas; otro es el de la fundacin de Acmbaro, tambin encontrado por Beaumont, y repro-ducido en el tomo 3 de Mxico a travs de los siglos, y el publicado por Vargas Rea que se titula Nicols de San Luis funda Huimilpa, Quertaro, en 1529.

    Gruzinski (en La memoria y el olvido, pp. 33-46) sostiene que el documento de 1717 del P. Diez es una

    que comparte una misma tradicin. En 1984 al interrogar sobre su origen a un hombre de Cruz del Palmar, municipio de San Miguel de Allende, contest:' "nosotros pertenecemos al reino de Jilotepec, de ah venimos ... "

    versin hecha por caciques otomes de Quertaro elabo-rada a mediados del siglo XVIII. Nosotros proponemos que se trata de versiones diferentes de una misma tradicin oral con evidentes reminiscencias prehispni-cas y que, en cuanto tal y con las reservas del caso, es vlida. En este trabajo tomamos las versiones editadas por Fras.

    Respecto al documento de don Juan de la Cruz, tomamos la edicin que hizo la Gaceta de la Crnica e Historia de Salamanca publicada en 1986. Aqu se indica que este documento fue copiado por el historiador Pedro Gonzlez en 1891 de un documento que le prest el Sr. Eufemio de la Cruz Zamora, descendiente de antiguas familias del barrio de Nativitas, en Salamanca.

    13 Hernn Corts, Cartas de Relacin, Mxico, ed. Porroa, col. "Sepan cuntos ..... , nm. 7, 1983, p. 382.

    14 Fernando de Alba Ixtlilxchitl, Obras histricas, t. 1, Mxico, UNAM. Instituto de Investigaciones Histri-cas, serie Historiadores y Cronistas de Indias: 4, 1975, pp. 389-394.

    16 Wigberto Jimnez, op. cit., p. 132. 16 Fray Alonso de La Rea, Crnica de la Orden de

    N.P.S. Francisco, Provincia de San Pedro y San Pablo de MicJwac,n de la Nueva Espaa, Mxico, Imprenta de J. Barbedillo y Ca., 1882, p. 274.

    17 -Informacin de los mritos y servicios prestados por don Fernando de Tapia en la conquista y fundacin de Quertaro y probanza de cacicazgo de don Diego de Tapia, Mxico, Boletn del Archivo General de la Na-cin, t. V, nm. 1, enero-febrero, 1934, pp. 34-46.

    18 Primo Feliciano Velzquez, Historia de San Luis Potos, Mxico, Sociedad Mexicana de Geografa y Esta-dstica, 1947, pp. 362-363.

    19 Ibidem, p. 366. ~ Valentn Fras, -Relacin de mritos y servicios

    de don Nicols de San Luis Montaez, conquistador de Quertaro. La conquista de Quertaro, op. cit., p. 63.

    21 Ibidem, p. 65. 22 Pedro Gonzlez, "Breve estudio sobre antigeda-

    des, razas e historias del estado de Guanajuato, segun-da parte del tomo VII del folleto de La Opinin Libre, Mxico, 1897, p. 407.

    23 Jos Miranda, "La poblacin indgena de Mxico en el siglo XVII, en Historia Mexicana, Mxico, El Colegio de Mxico, vol. XII, nm. 2, octubre-diciembre, 1962, pp. 186-187.

    24 Pedro Gonzlez, op. cit., p. 283.

    95

  • 25 Jos Mara Reyes, Relato histrico de Querta-ro, Mxico, Biblioteca de Aportacin Histrica, 1946, p . 12.

    26 Eric Wolf, -El Bajo en el siglo XVIII; un anlisis de integracin cultural-, en David Barkin, Los beneficiarios del desarrollo regional, Mxico, col. Sepsetentas, nm. 52, 1972, pp. 75-76.

    27 Joseph Antonio Villaseor y Snchez, Teatro ame-ricano. Descripcin general de los reinos y provincias de La Nueva Espaaysusjurisdicciones, Mxico, Direccin de Turismo del estado de Guanajuato, 1975, p. 31.

    96

    28 Jos Guadalupe Romero, Noticias para formar la

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    historia estadstica del Obispado de Michoacn, Mxico, imprenta de Vicente Garca Torres, 1862, p. 219.

    29 Peter Gerhard, A Guide to the Historical Geography of New Spain, Cambridge University Press, 1972, p. 63.

    ~ Leticia Reina, MRebelin en Sierra Gorda, 1847-1849-, en Rebeliones campesinas en Mxico, 1819-1906, Mxico, Siglo XXI, 1980, pp. 291-299.

    31 Pedro Gonzlez, Geografa local del estado de Gua-najuato, Mxico, imprenta Pastor y Ca., 1902, p. 5.

    32 J acques Soustelle, La famille otomi-pame du Mexi-que Central, Paris, Institut d'Ethnologie, 1937, pp. 179-185.

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  • La mano de obra femenina en el departamento de escogido se caracterizaba por la habilidad manual para seleCCIOnar el papel,

    localizando desperfectos e irregularidades en las resmas.

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  • 108

    Del trapero al departamento de escogido, un abismo: de lo sucio e inservible se pasaba a lo limpio y til.