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DICIEMBRE 2012 I Apuntes del diálogo en la Asamblea General de la Compañía de las Obras MiCo – Fiera Milano Congressi, Milán, 25 de noviembre de 2012 Julián Carrón PÁGINA UNO CON LA AUDACIA DEL REALISMO En estas páginas, Andrea Pisano, Bajorrelieves del Campanario de Santa María del Fiore, Florencia. Aquí, El arte de la navegación.

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DICIEMBRE 2012 I

Apuntes del diálogo en la Asamblea General de la Compañía de las Obras MiCo – Fiera Milano Congressi, Milán, 25 de noviembre de 2012

Julián Carrón

PÁGINAUNO

CON LA AUDACIADEL REALISMO

En estas páginas, Andrea Pisano, Bajorrelieves del Campanario de Santa María del Fiore, Florencia. Aquí, El arte de la navegación.

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CON LA AUDACIA DEL REALISMOPÁGINA UNO

II DICIEMBRE 2012

JULIÁN CARRÓN

Apuntes del diálogo en la Asamblea General de la Compañía de las Obras MiCo – Fiera Milano Congressi, Milán, 25 de noviembre de 2012

LA CRISIS Y LA PERSONA

Bernhard Scholz. Estos tiempos están caracterizadospor una seria dificultad para los que llevan a cabo obrasy empresas. Todo parece venirse abajo, como duran-te un terremoto. En la última asamblea descubrimoscómo ser libres y no esclavos de las circunstancias, ycómo vivir con una capacidad constructiva que mu-chos nos han testimoniado. Hoy nos vemos navegan-do contracorriente. ¿Qué puede ayudarnos a tener au-dacia y realismo?Julián Carrón. He aceptado con cierto reparo la invi-tación de mis amigos a dirigirme a vosotros, por-que sois vosotros los verdaderos protagonistasen este terremoto. El motivo por el quepuede resultar útil que yo os hablees ayudaros a que seáis másconscientes de que cadauno de vosotros – empre-sario o trabajador – es unapersona. Puede pareceralgo evidente, pero no creoque sea banal. Porque estoes lo que todo el mundo dapor descontado hoy, redu-ciendo a la persona a suscapacidades. Es una falacia.Decir que el empresario esuna persona quiere decirque, antes que cualquierotra cosa, necesita de una con-ciencia personal sin la cual todo lodemás, empezando por sus capacidades,resulta insuficiente. Es demasiado evidentehoy en día que el terremoto afecta al núcleo del pro-pio “yo”, a su consistencia. En este sentido, la crisis pue-de ser una ocasión preciosa para descubrir la verdad deuno mismo, dónde está su consistencia, y de este modoestablecer un fundamento adecuado para afrontar la si-tuación, el desafío que tenemos ante nosotros y que nun-ca es ajeno al ejercicio de la propia profesión.

Pero, ¿qué es el “yo” de cada uno de nosotros? El ge-nio de Dante viene en nuestra ayuda: «Ciascun con-fusamente un bien apprende nel cual si queti l’animo,e disira; per che di giugner lui ciascun contende» (Vir-gilio a Dante: Todos intuyen confusamente la existenciade un bien en el cual el alma pueda encontrar satis-

facción, y lo desean; por ello, todos luchan para al-canzarlo). (Purgatorio XVII, vv. 127-129). ¿Dónde pue-de un “yo” constituido de este modo, con este deseode bien que nos constituye, encontrar la consistencianecesaria para resistir en medio del terremoto? Aquíradica el verdadero desafío de las circunstancias ac-tuales. Para encontrar una respuesta no bastan las opi-niones, interpretaciones o conversaciones, que nos ha-cen perder el tiempo. Hace falta que cada uno mire ensu propia experiencia (o en la experiencia de otros) ybusque qué tiene la consistencia suficiente para per-

mitirle mantenerse en pie. Santo Tomás nos pro-porciona el criterio de esta consistencia: «La

vida del hombre consiste en el afecto queprincipalmente le sostiene, y en el

que encuentra su mayor satis-facción» (Santo Tomás deAquino, Summa Thelogiae,IIa, IIae, q. 179, a.1 co). Portanto, para tener consis-tencia es necesario encon-trar ese afecto capaz desostener la vida, justa-mente porque se apoyapor completo en la expe-riencia de satisfacción.

Es justamente en estenivel en donde nosotros,como cristianos, podemos

ofrecer nuestra sencilla contri-bución: si somos los primeros en

aceptar la verificación de la fe en las cir-cunstancias actuales. Sólo alguien que ha he-

cho esta verificación puede testimoniar que sóloCristo, presente en la Iglesia, corresponde a las exi-gencias constitutivas del corazón del hombre. Comonos recordaba el miércoles pasado Benedicto XVI,«Cristo, sólo Él satisface los deseos de verdad y de bien[de los que habla Dante] enraizados en el alma de cadahombre» (Audiencia general, 21 noviembre 2012). SóloCristo, por tanto, asegura una satisfacción tal que ge-nera un afecto capaz de sostener la vida en cualquiereventualidad, revelándose como un ancla segura en me-dio del terremoto. Aquí se puede ver si el desafío de lascircunstancias ha hecho madurar en nosotros una cer-teza que nos permite ofrecer a nuestros hermanos»

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DICIEMBRE 2012 III

Gesù e la Samaritana al pozzo.

La arquitectura. A la izquierda, El arte de la construcción.

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los hombres un punto de apoyoseguro. Sólo Él puede ser el funda-mento adecuado de una amistadoperativa como la vuestra, puessólo en la compañía de amigos ver-daderos seréis capaces de mirar la re-alidad de vuestra empresa con ver-dad, sin ser vencidos por el miedoque os impide reconocer cómo es-tán las cosas, única condición parapoderlas afrontar con alguna posi-bilidad de éxito. Una compañía de amigos que os sos-tenga a la hora de mirar todos los signos de la situa-ción en la que cada uno se encuentra sin censurar nin-guno, que os anime y os apoye en la disponibilidad areconocer y a obedecer a las indicaciones de todo lo quehace falta cambiar, que os sugiera y os ayude a tener laaudacia de tomar las decisiones, incluso arriesgadas, más

adecuadas para afrontar los desafíosque tenéis ante vosotros.

Si todo esto se confirma en vues-tra experiencia, descubriréis el valormás precioso de vuestra amistad: sersostén para una mirada más verda-dera sobre la realidad. Comparadocon esto, cualquier ventaja o bene-ficio del tipo que sea resulta dema-siado poco para tiempos de terre-moto, y no sólo.

Santo Tomás percibió bien la naturaleza del desafío:«De la naturaleza brota el terror de la muerte, de la gra-cia brota la audacia [palabra que habéis elegido comotítulo de este encuentro]» (cfr. Santo Tomás de Aqui-no, Super Secundam ad Corinthios, 5, 2). «“De la gra-cia brota la audacia” quiere decir entonces: gracias auna Presencia distinta de nosotros brota en nosotros

IV DICIEMBRE 2012

«La navegación de AndreaPisano es emblemática dela audacia. Detrás de losdiscípulos está Jesús. El

camino, el paso, la travesíahacia el destino resulta

posible únicamente cuandohay una presencia»

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La agricultura. A la derecha, El tejido.

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la audacia» (L. Giussani, Un avvenimento di vita, cioèuna storia, Edit-Il Sabato, Roma 1993, p. 308). Podrétener la audacia que necesito sólo si estoy disponiblea apoyar todo en esa presencia, en esa compañía ver-dadera que me ofrece el punto de apoyo para arries-gar. Por tanto, como decía don Giussani, «La navega-ción de Andrea Pisano (un pequeño bajorrelieve[…]) es emblemática de la audacia. En ella se recor-tan las figuras de dos discípulos que sobre la barca, hen-diendo las aguas del lago, reman hacia la otra orilla, ten-sos y a la vez tranquilos y seguros: detrás de ellos, enla barca, está Jesús. El camino, el paso, la travesía ha-cia el destino resulta posible únicamente cuando hayuna presencia (si uno tuviese que remar solo, se le nu-blaría la vista, se pararía enseguida). El camino se vuel-ve sencillo si hay una presencia, es decir, digamos en-seguida la palabra: si hay una compañía» (Ibidem).

EL ORIGEN Y LA OBRA

Scholz. Muchas obras y empresasasociadas a la CdO nacen depersonas que pertenecen ala experiencia cristiana,vivida con frecuencia en elmovimiento de Comunióny Liberación. ¿Cómo serefleja este origen en laobra? ¿Cómo se refleja enla empresa?Carrón. Te agradezco estapregunta, porque en estostiempos resulta especial-mente urgente aclarar cuáles la relación entre el mo-vimiento de Comunión y Li-beración y las obras llevadas a cabopor personas educadas en el movimiento.

1) El movimiento de Comunión y Liberacióntiene una finalidad educativa: educar personas quepuedan luego, asumiendo su propia responsabilidad, to-mar la iniciativa de generar obras. Se trata de una res-ponsabilidad confiada totalmente al adulto. El movi-miento no entra en la gestión de la obra, porque seríacomo admitir que el movimiento no es capaz de generaradultos que asuman su propia responsabilidad; y estosupondría el fracaso de la experiencia de un movimientocomo el nuestro. No es que el movimiento se desinte-rese de las obras. No. El movimiento se interesa y estápresente desarrollando su tarea propia, es decir, mediantela generación contínua de un sujeto adulto. Don Gius-sani estaba tan convencido de que el movimiento po-

día generar sujetos adultos que dejó completamente ensus manos la responsabilidad de las obras que elloscreaban; no sintió la necesidad de poner un «guardián»para tener bajo observación a las personas. “Arriesgó”todo y apostó por la conciencia de la responsabilidadde los adultos.

2) La obra es por entero de aquel que la hace, por tan-to no hay una obra “del” movimiento. El movimien-to no tiene obras, salvo el Instituto Sacro Cuore, quedon Giussani quiso como un ejemplo para todos enel ámbito educativo. Por eso, ninguna otra obra estábajo la responsabilidad directa del movimiento. El mo-vimiento no forma parte del Consejo de administra-ción de esta o aquella obra, y por tanto, al no formarparte de él, no asume la responsabilidad de las deci-siones que toma un Consejo de administración. Creo

que la cuestión es simple.Todos aquellos que, como adultos, deciden

dar vida a una obra, deben tener con-ciencia de su responsabilidad total

con respecto a la obra. Esto esparticularmente impor-tante porque a veces se per-cibe una falta de esta con-ciencia. Por eso puede su-ceder que se dejen pasar co-sas sobre las que habríaque intervenir, sin asumirla responsabilidad comoadultos. Si todos fueranverdaderamente conscien-tes de su responsabilidad,ciertas cosas no sucederían.

Esto es una llamada a laresponsabilidad personal en

cuanto adultos, y por tanto un des-afío para crecer en la autoconciencia que

determina el modo de gestionar las obras en lasque estáis implicados. Esta asunción de responsa-

bilidad forma parte del crecimiento del sujeto que to-dos deseamos. Es la responsabilidad propia del laicoque la Iglesia quiere que cada uno asuma, de modo quecon sus obras pueda testimoniar la novedad de la vidacristiana, la novedad que nace de la criatura nueva. Poreso creo que queda mucho camino por hacer, y no por-que no existan muchas experiencias admirables entrevosotros, sino porque es necesario aprender de lo quesucede, o de las posibles deficiencias que se ponen demanifiesto en las obras, para tomar conciencia y evi-tar errores o riesgos que muchas veces debemosafrontar.

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DICIEMBRE 2012 V

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La capacidad de un adulto – que participa en laexperiencia de Comunión y Liberación – de generarobras es signo de la vivacidad del movimiento, de suenergía educativa para generar personas sensibles a lasnecesidades de los demás y capaces de juntarse pararealizar iniciativas y obras que constituyan respuestasadecuadas a las necesidades. A esto no renunciaremosnunca. ¡Muchas veces me quedo sin palabras ante vues-tra creatividad, iniciativa y generosidad! Este es el fru-to de la educación recibida en el movimiento de Co-munión y Liberación. Es algo precioso, que testimo-nia la capacidad que tiene la fe de generar sujetos ca-paces de convertirse en protagonistas a través de larealización de obras. Semejante riqueza de obras es unhecho, un dato evidente para todos, y no puede ponerseen discusión a causa de los límites personales o de loserrores que cualquiera puede cometer. Es más, re-conocerlos, pedir perdón y corregirse repre-senta la posibilidad de volver a tomarconciencia de la propia responsa-bilidad en las obras en las quecada uno está implicado.No se puede poner en pe-ligro tal riqueza por unafalta de responsabilidadpersonal.

Además del realismo y dela prudencia a la hora dellevar a cabo las obras queDios nos permite hacer,forma parte de esta res-ponsabilidad hacer res-plandecer en ellas la dife-rencia que portan, porejemplo, en la forma de trataral personal o de relacionarse con losclientes y proveedores. Parecen signos casibanales, pero todos sabemos que hablan a vozen grito de una humanidad diferente.

Antes de terminar este punto, quisiera aprovechar estaocasión para decir algo con respecto a la CdO, pre-sentada a menudo en los periódicos como el «brazoeconómico» de CL, y que lleva a algunos a pensar queCL depende económicamente de la CdO. Nada más le-jos de la realidad.

Desde el comienzo, el movimiento ha vivido exclu-sivamente gracias a los sacrificios económicos de laspersonas que se adhieren a él. El que pertenece al mo-vimiento se compromete a donar mensualmente unacantidad de dinero libremente establecida, el llamado«fondo común», que don Giussani siempre indicó

como un gesto que nos educa en una concepción co-munional de lo que uno tiene, en la conciencia de lapobreza como virtud evangélica y como gesto de gra-titud por lo que se vive en el movimiento. Precisamentepor esta razón educativa mencionada, no es relevan-te el importe de la cantidad que cada uno dona, sinola seriedad con la que permanece fiel al compromisoadquirido. Para sostener la vida de nuestras comuni-dades en Italia y en el mundo y las iniciativas carita-tivas, misioneras y culturales, el movimiento de Co-munión y Liberación no necesita nada más; y por esosomos libres de todo y de todos a la hora de llevar acabo nuestra tarea como movimiento.

LA RESPONSABILIDAD

Scholz. Con frecuencia se considera la pertenencia ala Iglesia o a un movimiento eclesial como un lí-

mite a la responsabilidad personal, mientrasque tú insistes en el hecho de que justa-

mente tal pertenencia favorece laasunción de responsabilidad.

¿En qué sentido pertenecerpotencia la responsabilidadpersonal?Carrón. Todo depende decómo se conciba el nexo en-tre pertenencia y responsa-bilidad. Hay tipos de per-tenencia que, en vez de ayu-dar a madurar, a crecer enla responsabilidad, susti-tuyen al sujeto que perte-nece. Como si la pertenen-cia a cierto grupo pudiese

ahorrar el riesgo de la responsa-bilidad personal y justificar a priori el

propio comportamiento. Existe, en cambio,una pertenencia que genera a la persona en su

responsabilidad, en su libertad, en su iniciativa. Estoes, despierta todas las energías latentes del sujeto.

«La dimensión comunitaria – decía don Giussani –no representa una sustitución de la libertad, ni una sus-titución de la energía y de la decisión personales, sinola condición para que estas se afirmen. Si yo pongo unasemilla de haya sobre la mesa, incluso mil años después(supuesto que todo permanezca tal cual) no habrá ger-minado nada. Si yo tomo esa semilla y la pongo en tie-rra, entonces llegará a convertirse en una planta. El hu-mus no sustituye a la energía irreductible, a la “per-sonalidad” incomunicable de la semilla; pero el humuses la condición para que la semilla crezca.

VI DICIEMBRE 2012

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La comunidad es una dimensión y una condición in-dispensable para que la semilla humana dé su fruto. Poreso la verdadera persecución, la más inteligente, es laque ha usado el mundo moderno, y no la que usó Ne-rón con su anfiteatro. La verdadera persecución no sonlas fieras, ni tan siquiera los campos de concentración.La persecución más encarnizada es el veto que el Es-tado moderno intenta poner a la expresión de la di-mensión comunitaria del fenómeno religioso.

Para el Estado moderno, el hombre puede creer en todolo que quiera – es asunto de su con-ciencia –, pero sólo si esta fe no im-plica como contenido suyo que to-dos los creyentes sean una sola cosay que, por eso, tengan derecho a vi-vir y expresar esta realidad. Impedirla expresión comunitaria es comocortar de raíz el alimento de la plan-ta; la planta morirá poco después» (L.Giussani, El sentido religioso, En-

cuentro, Madrid 2008, pp. 188-189). Creo que tenemosdelante muchos ejemplos de lo que sucede cuando se im-pide esta posibilidad, esta expresión comunitaria deci-siva para el crecimiento de las personas.

La prueba de la pertenencia es su capacidad de ha-cer fructificar la semilla, es decir, de generar adultos conuna capacidad de estar en la realidad, de juzgar, de com-prender la realidad, de estar disponibles a escucharla.A este nivel no bastan afirmaciones de principios. Senecesitan testimonios que documenten que las personas

florecen en la pertenencia y que lapertenencia genera a las personas.

Scholz. Hay personas que con su ta-lento y temperamento han tenido eldon de crear obras y empresas. Sehan puesto en juego personalmen-te, han asumido su responsabilidad.Pero en algunos casos este compro-miso personal se convierte en»

DICIEMBRE 2012 VII

«La prueba de la pertenenciaes su capacidad de hacerfructificar la semilla, es

decir, de generar adultos con una capacidad de estar

en la realidad, de juzgar, de comprender la realidad»

La medicina. A la izquierda, La legislación.

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personalismo, en un estar centrados ensí mismos, lo que conlleva una relati-vización de los criterios objeti-vos. Este personalismo sepone de manifiesto tambiénen la dificultad del paso ge-neracional. ¿De dónde naceeste personalismo y cuál se-ría el camino para una valo-ración real de la persona res-ponsable?Carrón. El personalismoes un intento equivocado deresolver el problema de lavida, de alcanzar ese cum-plimiento por el que vale la penavivir. Es una lástima que ese intento naz-ca de la incapacidad de comprender la na-turaleza del “yo” y de no haber encontrado res-puesta adecuada a sus exigencias. «Por naturaleza elhombre es relación con el infinito», recordábamosen el último Meeting de Rímini. Si no nos damoscuenta de que estamos «hechos para el infinito», bus-camos consciente o inconscientemente responder anuestra necesidad humana – decías – «centrados ennosotros mismos», algo que nunca podrá satisfacerel deseo de infinito que nos constituye. Además deequivocado, el personalismo es inútil para respon-der a la exigencia por la que uno construye.

Pero este personalismo puede subsistir gracias ala connivencia de todos los que creen resolver el pro-blema de su vida descargando su responsabilidadsobre quien ejerce ese personalismo, el llamado «res-ponsable» (todos podemos serconniventes con este persona-lismo). Entonces, «la relacióncon el responsable, cuando se lesigue porque es el jefe de la or-ganización sobre la cual se des-cargan todas las esperanzas, y dela que se pretende que realicenuestro proyecto, tiende a estarabsolutamente cerrada en unadependencia individualista.

La obediencia que se instaura es obediencia a laorganización, de la cual el responsable es punto cru-cial y guardián, y esto elimina la creatividad de nues-tras personas, porque todo está establecido y defi-nido por la estructura a la que uno se adhiere y todose convierte en esquema» (L. Giussani, Il rischio edu-cativo, SEI, Torino 1995, p. 63).

¿Cómo se sale del personalismo?Del personalismo se sale como se

sale de cualquier idolatría: en-contrando una presenciatan verdadera que nos pro-voque por la promesa decumplimiento que sumisma existencia planteaante nosotros. Sólo quiense da cuenta de la verda-dera naturaleza de su ne-cesidad humana puedecomprender que lo únicoque responde a ella es se-

guir esa presencia que nosprovoca por la promesa que con-

tiene. Pero la clave está en la concep-ción misma del seguimiento. No se puede

concebir el seguimiento como un mero ejecutarórdenes de alguien sobre quien hemos descargadonuestra responsabilidad con la esperanza de queese alguien resuelva el problema de nuestra vida.

«El seguimiento – decía don Giussani – es eldeseo de revivir la experiencia de la persona quete ha provocado y te provoca con su presencia enla vida de la comunidad; es la tensión por llegar aser no como aquella persona en su concreción,llena de límites, sino como aquella persona en elvalor al que da su vida y que redime en el fondoincluso su cara de pobre hombre; es el deseo departicipar en la vida de esa persona en la que te esdado algo de Otro, y es a este Otro a lo que mani-fiestas devoción, a lo que aspiras, a lo que quieres

adherirte en este camino» (Ibi-dem, p. 64).

Sólo alguien comprometidoen revivir la experiencia de lapersona que le ha provocadopuede llegar a ese Otro, a Aquelen el que encuentra aquello a loque aspira: al no tener necesi-dad de centralizar todo y a to-dos en sí mismo, puede por finliberarse de cualquier persona-

lismo.Sólo un hombre así puede suscitar en otro el de-

seo de seguir, de implicarse, y ayudar así a sus co-laboradores a ser ellos mismos, poniéndoles en si-tuación de ofrecer su propia contribución a la obracomún. De este modo, todos los recursos humanosse ponen al servicio de la obra.

VIII DICIEMBRE 2012

PÁGINA UNOCON LA AUDACIA DEL REALISMO

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«Sólo quien se da cuenta de la verdadera naturaleza desu necesidad humana puede

comprender que lo único que responde a ella es el

seguimiento de esa presenciaque nos provoca por

la promesa que contiene»

La escultura.