carrigan lou photolasser

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  • CAPTULO PRIMEROCAPTULO IICAPTULO IIICAPTULO IVCAPTULO VCAPTULO VICAPTULO VIICAPTULO VIIIESTE ES EL FINAL

  • LOU CARRIGANPHOTOLASSER

  • Como es natural, los dos cadveres estaban plidos, lvidos.Pero tan plidos y lvidos como ellos estaban las personas vivas que los contemplaban en silencio, en aquella confortable suite del lujossimo. De

    Luxe Hotel de Nueva, York.Siete hombres, en total. Uno de ellos nada ms y nada menos que el mismsimo director de la CIA, que posiblemente era el que estaba ms

    plido; incluso ms que el hombre y la mujer muertos.Junto a l estaba mster Cavanagh, el jefe absoluto del Grupo de Accin de la CIA. A su lado, un poco ms atrs, estaba Charles Alan Pitzer, jefe

    del Sector New York de la CIA. Al otro lado del cadver del hombre, sombros, estaban dos de los ms expertos agentes del Servicio de SeguridadInterna de la CIA. Y arrodillado, examinando el cadver, estaba el mdico, llamado con toda urgencia a la Central.

    Finalmente, sentado en el suelo junto al telfono cado, al lado de la mesita de grueso cristal volcada, estaba el sptimo hombre, que haba llamadopor telfono manejndolo con todo cuidado con un pauelo, evitando as dejar impresas sus huellas digitales; este hombre era ya conocido en toda laCIA como Simn-Floristera, el ayudante de Pitzer en el Sector New York. Y se le conoca as porque ste era el nombre clave que utilizaba para l laagente Baby, la nia mimada de la CIA, la espa ms peligrosa del mundo.

    Estos eran los siete hombres reunidos en la confortable suite del lujossimo De Luxe Hotel, el gran competidor del Waldorf Astoria. Pero afuera, enel pasillo, en el vestbulo, y tambin en la calle, haban ms agentes de la CIA, no menos de una docena, vigilando. Vigilando no saban qu.

    En el momento en que el mdico se incorporaba y se acercaba al cadver de la mujer, Simn-Floristera colgaba suavemente el auricular, se ponaen pie, y se acercaba a su jefe directo, Charles Alan Pitzer.

    Peggy no sabe dnde est Baby, seor musit.Primero, la haban llamado por la radio de bolsillo, pero Baby, la divina, colosal, infalible e implacable espa, no haba respondido a la llamada.

    Debido a lo cual, Simn-Floristera haba pensado que si ella no llevaba la radio encima quiz era porque estaba en el Morning News, peridico dirigidopor Miky Grogan, y en el cual trabajaba como periodista la seorita Brigitte Montfort, alias Baby. Pero en el Morning tampoco estaba, as que Simnopt por llamar adonde deba haber llamado en primer lugar: al sensacional apartamento que Brigitte tena en el Crystal Building, en la Quinta Avenida.Y all, Peggy, la fiel sirvienta de Brigitte, tampoco le haba podido orientar respecto a su paradero.

    Al parecer, Brigitte Montfort no se hallaba en Nueva York. Y esto fue motivo suficiente para que los gestos de todos aquellos hombres fuesen anms sombros. Cada vez que la CIA tena una seria dificultad, se recurra a la agente Baby, que dejaba sus labores periodsticas para convertirse en laespa ms temida del mundo.

    No se le ocurre dnde puede estar? pregunt el director de la CIA, mirando a Pitzer.No, seor murmur ste. Es decir, se me ocurren muchos sitios, pero...Hay que localizarla inmediatamente ataj el director. No slo porque la necesitamos para que investigue lo que ha sucedido aqu, sino

    porque Angevine tena instrucciones concretas de reunirse con ella en Nueva York, para cierto trabajo.No saba nada de esto susurr Pitzer.Lo lamento susurr tambin el director de la CIA. Era un trabajo fuera de lo corriente por muchsimos conceptos, y no se inform a nadie,

    Pitzer.Lo comprendo, seor. Y puestas as las cosas, me pregunto si la desaparicin de Baby no estar relacionada con las muertes del seor

    subdirector y su esposa seal con la barbilla hacia los cadveres.Qu quiere decir?Si el seor Angevine tena que entrevistarse con Baby aqu, y a l lo encontramos muerto junto a su esposa, y Baby no aparece por parte alguna,

    cabe pensar que a Baby le haya ocurrido algo tambin.El director reflexion unos segundos, antes de exponer:Segn eso, usted considera que Baby y Angevine ya realizaron el contacto, que ella se fue o se la llevaron, y mataron a Angevine y su esposa.Podra ser eso, seor. Si el subdirector vino a Nueva York, con instrucciones para entrar en contacto con Baby, y a l lo encontramos muerto y

    Baby no aparece...Pitzer movi la cabeza con gesto de pesar. El subdirector de la CIA, Cecil Angevine, enviado directamente por el director, viaja a Nueva York con

    su esposa, Susan Angevine, con la indicacin de que debe llamar a Baby. Luego, el subdirector y su esposa aparecen muertos y Baby no responde...Qu cosa ms lgica que pensar que tambin a ella poda haberle ocurrido algo?

    En el silencio que sigui a la inconclusa pero muy significativa ltima frase de Pitzer, son, poco despus, la voz del mdico de la CIA.Est bien dijo: por m, pueden proceder. Tomen fotografas y todo eso.El director de la CIA hizo una sea a los dos agentes del Servicio de Seguridad Interna, y stos asintieron con la cabeza. Ahora les tocaba a ellos y

    al grupo especial que esperaba afuera, muy discretamente, ya que, por supuesto, la noticia de aquellas dos muertes no trascendera en modo alguno, nisiquiera fuera de las paredes de aquella suite. Todo, incluso la recogida de los cadveres, se efectuara de tal modo que ni siquiera los ms cercanosclientes del hotel tendran la ms remota sospecha de que all haba ocurrido algo.

    Y bien? pregunt el director, mirando al mdico.Naturalmente, si lo desea, seor, procederemos a la autopsia, pero en lo que a m respecta, no la necesito. La cosa no puede estar ms clara: al

    seor Angevine lo han matado de un balazo al corazn. En cuanto a la seora Angevine, ha fallecido a consecuencia de la rotura de la base del crneo,no de la herida del costado.

    Le parece a usted que eso tiene alguna explicacin con sentido?Por supuesto que s. Le dispararon un tiro, por la espalda, cuando ella corra, alejndose del centro de este saloncito, hacia la puerta seal.

    La bala le dio en el costado, y quiz por el dolor de la herida o la fuerza del impacto, la derrib... La seora Angevine debi girar, cay de espaldas, y segolpe la base del crneo con esta mesita de cristal, derribndola... y muriendo entonces en el acto.

    Veamos si lo he entendido murmur el director: alguien entra en esta suite, dispara contra Cecil Angevine, y le mete la bala en el corazn. Laseora Angevine echa a correr, intentando escapar, as que tambin disparan contra ella; le aciertan en el costado, de tal modo que pierde el equilibrio,gira, se golpea de cabeza contra le mesita de cristal, y se rompe la base del crneo... Es as?

    Yo dira que sta es una sntesis exacta de lo ocurrido, en efecto, seor.A qu hora fallecieron?Entre las seis y las ocho de la tarde de ayer. La autopsia nos lo aclarara con ms seguridad, desde luego. Desea que la llevemos a cabo?El director de la CIA tard mucho en contestar...Se qued mirando a Cecil Angevine, no slo el segundo hombre de la CIA, despus de l, sino amigo personal de muchos aos. Ahora, Cecil

    estaba muerto, asesinado. Y su esposa, la dulce y triste Susan, siempre tan resignada, tan valerosa... En el rostro de ella haba observado el directoruna extraa mueca, mezcla de determinacin, de miedo y de dolor. En el rostro de Angevine, en cambio, haba solamente una expresin... de estupor.S, de estupor, de asombro, de incredulidad. Haba muerto inmerso en el ms grande asombro de su vida. A los cincuenta y cuatro aos, todava fuerte,dotado de una inteligencia viva y veloz, admirable, Cecil Angevine, enviado expresamente a Nueva York por el director de la CIA, haba muerto lleno deasombro, de un balazo al corazn.

    Por qu tanto asombro? La persona que los haba matado a ambos no deba entrar precisamente en el crculo de amistades de Angevine, asque... por gui asombrarse? Un par de veces a la semana, el director y el subdirector de la CIA jugaban juntos al golf. Angevine era un jugadorhermtico, de expresin inaccesible, y as era en todas las cosas de su vida. Jams se alteraba, jams demostraba sorpresa por nada. En el oscuro,sucio, repugnante y srdido mundo del espionaje haba aprendido muy bien a no exteriorizar nunca nada. Por qu aquel asombro tan grande, a la hora

  • de su muerte?No dijo, por fin el director. La autopsia no. Vamos a hacer un intento con la Photolaser. Quiz podamos saber lo que caus tanto asombro

    a Cecil.El mdico parpade.Podra dar resultado admiti.Al menos, lo intentaremos. Ocpese de que todo est preparado a mi regreso a la Central, doctor.S, seor.El mdico sali del saloncito, y los dems quedaron silenciosos, pensando en la Photolaser, uno de los ltimos y ms espectaculares avances

    en la investigacin tcnica. Aunque hasta el momento no se haba podido comprobar que sus resultados pudieran ser, plenamente satisfactorios, valala pena intentarlo, en una ocasin como aqulla. La Photolaser era ni ms ni menos que una fotografa de los ojos de una persona muerta, utilizandoel rayo lser como agente impresor. Segn teoras que; al parecer estaban siendo comprobadas, la ltima imagen vista por el ojo humano quedaimpresa en la retina, exactamente igual que si el ojo fuese un objetivo fotogrfico y pelcula a la vez. Luego, el sistema ultraperfeccionado de los rayoslser, captaban esa imagen y la convertan, simplemente, en una fotografa. El proceso para conseguir esto era fabuloso, de una complejidad tal queescapaba a la comprensin de la mayora de las personas.

    Sin embargo, exista tal proceso, tal posibilidad, conseguida por los criminalistas norteamericanos, y por supuesto la CIA se haba apresuradohaca ya algunos meses a incorporar la Photolaser a su completsimo material de investigaciones... Pero la pregunta estaba en las mentes de todosaquellos hombres: poda ser verdad? Realmente podan esperar que los asombrados ojos de un hombre muerto les proporcionasen nada menosque la fotografa de su asesino?

    Lo sabran, seguramente, aquella misma noche.* * *

    Eran casi las cinco de la madrugada cuando mster Cavanagh, que dormitaba con los codos apoyados sobre su mesa del despacho que tena enla Central, alz la cabeza, al or los golpes en la puerta.

    Adelante autoriz.Para su asombro, entr el director de la CIA, que le hizo un gesto para que no se moviese. El director estaba lvido hasta lo increble. En una mano,

    llevaba un gran sobre de slido papel amarillento, que dej sobre la mesa. Tom un cigarrillo del paquete que Cavanagh tena sobre la mesa, loencendi y pregunt:

    Le gustara saber a qu fue Cecil Angevine a Nueva York?Si no se me inform antes, no creo necesario hacerlo ahora, seor.Le comprendo. Pero me temo que debo ponerlo al corriente, Cavanagh, porque tenemos que recuperar el documento que Cecil llev a Nueva

    York. Y le dir por qu en ese documento estn muy bien especificadas ciertas ofertas que la CIA hace al Gobierno de Pekn; ofertas cuya naturalezaprovocaran la ms violenta reaccin rusa, jams conocida. Ni que decir tiene que si ese documento cae en manos de los rusos, el asunto de los misilesy Cuba quedar como una pequea tontera, en la historia del espionaje.

    Santo Dios jade Cavanagh, plido tambin. Pero fue una locura escribir ofertas de esa ndole, seor!S el director se mordi los labios. Pero tena que hacerlo, y enviar esa oferta, expresamente escrita, a Nueva York. Y no quise confiar en

    nadie ms que en Cecil Angevine. As que, pretextando un pequeo viaje personal, slo para divertirse unos das, los Angevine partieron hacia NuevaYork. All Cecil Angevine deba entregar la carta a un agente chino, que estaba en contacto directamente conmigo, y que, por cierto, al no ser requeridopor. Angevine, me llam privadamente y me pregunt qu ocurra. Por eso nos pusimos todos en marcha hacia Nueva York... Ya sabe el resto.

    S,... Bueno, seor, no quisiera drmelas de listo, pero pienso que esto podra ser una jugada de ese agente chino.No neg el director, con voz ronca. Lo sabemos positivamente, Cavanagh: la Photolaser ha sido conseguida con pleno xito.Entonces..., sabemos quin mat al subdirector?En efecto. Quiere ver el rostro del asesino?Por supuesto que s, seor!El director abri el sobre, sac varias fotografas y tendi la ms ampliada al jefe del Grupo de Accin de la CIA, que la tom, vivamente

    interesado. La volvi hacia l, vio al asesino, y su rostro qued blanco como la leche, antes de dar un salto que le hizo golpearse de rodillas contra elborde de la mesa.

    Qu broma es sta? aull.No es una broma. Es la Photolaser Cavanagh.All, en la fotografa, pistola en mano, apuntando hacia el frente, es decir, hacia la persona de Cecil Angevine cuyos ojos haban tomado la

    impresionante fotografa estaba, muy claramente identificable, la ltima imagen que Cavanagh habra esperado ver: la imagen de Brigitte Montfort, aliasBaby, la nia mimada de la CIA, la mejor agente que este servicio haba tenido jams, la ms fiel y abnegada, la incorruptible, la insobornable agenteBaby.

    Slo poda ser ella. Elegante como siempre, hermosa como ninguna mujer del mundo... Sueltos sus largos cabellos negros, entornados susgrandiosos ojos azules, ligeramente crispada su boquita sonrosada, adelantada la mano derecha en el momento del disparo...

    Dios... Dios, Dios, Dios...! No..., no...! Esto no es posible...Por qu no? pregunt framente el director.Pe. pero... Pero, seor..., es Baby!Lo s. Por qu, no, insisto?Pero... Pero... NO!Le dir algo ms, Cavanagh: en el cadver de Susan Angevine no haba bala alguna; al parecer, fue extrada de la herida. Pero s hemos

    conseguido la bala que estaba en el corazn de Cecil; corresponde a la pistola ltimamente entregada por McGee, el jefe de nuestro Departamento deArmas Especiales, a la seorita Montfort. Usted sabe que est registrada, y sabe tambin que las marcas de las estras de una pistola son como lashuellas digitales de una persona: no hay dos iguales. No le queda la menor duda: Baby ha matado al subdirector de la CIA y a su esposa. Los haasesinado.

    Cavanagh mova negativamente la cabeza.No, no, no, no... Santo Dios, por qu iba a hacer ella una cosa semejante? Escuche... Tengo una teora, seor... Permtame exponerla!Si me convence de que no ha sido Baby, le juro que se lo agradecer, Cavanagh. Qu teora es sa?Bien... Angevine pudo llamar a Baby, de acuerdo a lo convenido, y ella acudi. Pero lleg alguien ms, utiliz la pistola de Baby para...La Photolaser la muestra a ella disparando. A nadie ms. Y no olvide el gesto de asombro de Angevine.S... S, pero...Tengo ms noticias para usted... Hacia las nueve de la noche, la telefonista de servicio en el De Luxe Hotel recibi una llamada interior,

    procedente de la suite de los Angevine. Era la seora Angevine, que orden expresamente que nadie molestase a su marido, que estaba durmiendo...Luego dej un recado: si alguien llamaba preguntando por ella, la telefonista deba decirle que haba salido, y que se encontrara con esa persona a lasdiez y media en la entrada a Central Park, situada enfrente de la Avenida de las Amricas... Si llamaba ms tarde de las diez y media, la siguiente horade cita sera las once y media, luego a las doce y media, a la una y media... Y efectivamente, poco despus, a eso de las nueve y veinte, la telefonista

  • vio a la seora Angevine cruzar el vestbulo y salir del hotel.Bien! brillaron los ojos de Cavanagh. En ese caso, podemos...!No se ofusque frunci el ceo el director. Susan Angevine muri entre las seis y las ocho de la noche. Puede explicarme cmo pudo,

    entonces, salir a las nueve y veinte?No... No seor, pero...En cambio, dgame si esto le parece imposible para nuestra Baby: matar a dos personas, llamar luego por telfono simulando la voz de Susan

    Angevine, y salir luego vestida con ropas de sta, engaando a cualquiera, y acudir tranquilamente a una cita. Una cita a la que, naturalmente, llev eldocumento robado a Cecil Angevine. Le parece imposible que ella haga esto?

    No hay nada imposible para ella, pero...Otra cosa: tambin sabernos que, hacia las cuatro de la tarde, Cecil Angevine pidi, desde su suite, comunicacin telefnica con la seorita

    Montfort, en el Crystal Building, Quinta Avenida. Y la seorita Montfort estaba all, contest, y dijo que, en efecto, ira a visitar al seor Angevine alrededorde las cinco, esto es, una hora ms tarde.

    Cavanagh se dej caer en su silln como destrozado. Escondi el rostro entre las manos, y ambos hombres permanecieron en silencio, hasta queel director continu:

    Los dos sabemos muy bien que Baby tiene muy buenos amigos rusos, Cavanagh... Eso no le dice nada?No... No!No?No, seor... No s lo que est pasando. Pero s s que si Baby ha hecho eso... habr sido por algo.Qu quiere decir? casi grit el director.Bueno, no s...No s qu clase de explicacin puede usted buscar ahora, en beneficio de su querida jovencita, Cavanagh! Por el amor de Dios, es que no

    puede comprenderlo? Baby ha matado al subdirector de la CIA y a su esposa, y ha desaparecido con un documento que pondra las cosas al rojo vivoentre Estados Unidos y Rusia...! No lo comprende?

    S, seor. Parece Cavanagh mir la fotografa y trag saliva, parece que ha sido ella, todo lo indica as. Pero... yo insisto en que si lo hahecho ha sido por algo... explicable.

    De veras? Bueno, pues vaya usted a que se lo explique. Y que se lo explique muy bien, porque hay seis hombres que estn esperando miorden para traerla aqu. Y as lo haremos, si usted no consigue que ella le d una explicacin razonable.

    Tenga en cuenta que quiz otras personas se la llevaron y que pueden haberla... matado, incluso. Pero si regresa a su apartamento, yopersonalmente ir a...

    Puede salir ahora mismo, si quiere replic agriamente el director de la CIA, porque la seorita Montfort regres a su apartamento estamadrugada, a las cuatro, y, al parecer, no ha vuelto a salir..., ni ha llamado a Pitzer, ni ha hecho nada, a pesar de que su criada sabe que la estuvimosllamando con toda urgencia... Tambin se le ocurre alguna explicacin para eso?

    No... A m no, seor. Pero, estoy seguro de que ella nos pondr al corriente en seguida.Magnfico. Si ella logra convencernos de que tuvo buenas razones para asesinar a Cecil Angevine y a su esposa..., yo me pegar un tiro,

    Cavanagh, porque ello implicara que Cecil era un traidor... No lo entiende usted as?S.;. S, seor. Pero quiz haya otra explicacin... Ir a hablar con Baby. Puedo... hacerlo a mi manera?Hgalo como guste asinti sombramente, el director. Pero quiero esa explicacin antes del medioda... O eso, o...

  • CAPTULO PRIMERO A las nueve y media de la maana, Peggy, la rubia y bonita doncella de la seorita Brigitte Montfort, fue a abrir la puerta del apartamento, y en su

    rostro apareci un gesto de sorpresa al ver ante ella a los tres hombres: mster Cavanagh, Pitzer y Simn, el de la floristera donde Pitzer tena su cuartelgeneral de la CIA en el sector de Nueva York.

    Oh... Oh! exclam.Est la seorita, Peggy? pregunt Pitzer, sombro.S... S, seor, s... Se est baando... Pasen, por favor...Cavanagh esper a que Peggy hubiese cerrado la puerta para musitar:Se est baando? No le dijo usted que ayer noche la estuvimos buscando?Pu, pues... no... No seor, yo... Bueno, yo me acost y no s cundo regres la seorita, y... y esta maana no... no he recordado que la

    estuvieron llamando...Quiere decir que ella an no se ha enterado? casi grit Pitzer.No... No, seor, no se ha enterado, no...Cmo es posible que usted olvidase decirle que la habamos estado llamando? aull Pitzer, descompuesto el rostro. Eso no haba

    sucedido jams!Lo... lo siento, seor Pitzer... Yo...Cavanagh la ataj con un gesto.Quiere decirle a Brigitte que estamos aqu, Peggy?S, seor... Voy a decrselo ahora mismo!Ech a correr hacia el fondo del apartamento, y los tres hombres, tras cambiar una mirada, se dirigieron hacia el saln. Simn fue el primero en

    sentarse, fruncido el ceo, sombra como nunca su expresin, habitualmente simptica.Peggy ha mentido asegur Pitzer. Brigitte siempre le dice que no sabe mentir, y es verdad. Adems, nunca, en todos estos aos, haba

    cometido esa chica un fallo semejante. Ha mentido.Ni Cavanagh ni Simn hicieron comentario alguno. Cavanagh se sent tambin, y encendi un cigarrillo, con mano temblorosa... Pitzer pareca no

    saber qu hacer, y finalmente se sent a su vez, sac su pipa, apagada, y se la coloc entre los dientes de un manotazo.Tiene que haber un error dijo, de pronto.Cavanagh movi negativamente la cabeza y se dedic a fumar en silencio. En un silencio denso, inquietante.Poco despus, el bonito reloj musical del lujoso saln emiti tres campanadas. Las diez menos cuarto. Y un par de minutos despus, por fin,

    apareci Brigitte Montfort, tan bella que los tres hombres se quedaron sin respiracin, incapaces tan, siquiera de ponerse en pie.Bellsima, fantstica, increble, recogido el cabello en la nuca, radiante la dulcsima sonrisa, brillantes los ms bellos ojos azules del mundo,

    resplandeciente su piel del color del oro, ataviada con una salida de bao en forma de capita de color azul, de modo que apenas serva para ocultar elhermossimo torso, dejando en cambio al descubierto las ms sensacionales piernas del mundo, la agente Baby salud, alegremente:

    Buenos das, caballeros... Oh, por favor, no se levanten, no...Como uno solo, los tres hombres se pusieron en pie, rojos sus rostros.Buenos das murmuraron.S, parece que es un hermoso da de setiembre... Creo que tendremos un bonito sol. Les invito a desayunar..., y de paso, me dirn qu queran

    ayer de m. Imagino que algo importante, claro. No comprendo cmo Peggy no me dej al menos una nota en mi cama, indicndome que le llamase, toCharlie.

    Nadie es infalible murmur Pitzer. Pero, hasta ahora, Peggy lo haba sido.Est muy apesadumbrada, pobreeilla.Supongo que, despus de esto, la despedir.Brigitte Montfort, alias Baby, la divina espa, se qued mirando, atnita, a Charles Alan Pitzer.Despedir a Peggy? se pasm. Por supuesto que no pienso hacer semejante cosa! Un fallo lo tiene cualquiera, to Charlie. Usted mismo

    ha dicho que nadie es infalible... Qu prefieren para desayunar?Ya hemos desayunado minti Pitzer, qu saba que tanto l como los dems no hubiesen podido tragar bocado.Ah... Bueno, espero que no les moleste que lo haga yo. Anoche me acost muy tarde, y tengo apetito... Santo cielo, si son casi las diez! agit

    una campanilla de plata, y se sent, mirando con amable socarronera a los tres hombres. Bueno, ya pueden sentarse, queridos... S, Peggy, por favorsrveme aqu mismo sonri deliciosamente son de confianza, no crees? Mis mejores amigos del mundo! No se sientan?

    Peggy se acerc, baja la mirada, y deposit la bandeja sobre una mesita, delante de Brigitte, mientras los tres hombres se sentaban. La espacontempl con agrado su desayuno: jugo de fruta, tostadas con sal y dos hermosos tomates abiertos por la mitad...

    Nunca me cansar de elogiar el tomate dijo despreocupadamente. De verdad no quieren tomar nada? Caf, quiz?Los tres movieron negativamente la cabeza y Brigitte mir a Peggy, que slo con el gesto comprendi que poda retirarse. Cosa que hizo a toda

    prisa y con visible alivio.El tomate... empez Brigitte.Brigitte cort Cavanagh, no la llam ayer el seor Angevine?Ella se qued con un trozo de tomate a medio camino de su boquita, sorprendida.Angevine? Qu Angevine?Nuestro subdirector.El subdirector de la CIA? se pasm Baby. No... No me llam. Por qu?Vino, a Nueva York con instrucciones concretas de ponerse en contacto con usted dijo roncamente Cavanagh. Est segura de que l no la

    llam?Claro que estoy segura. Qu tontera...! Cmo podra olvidar una cosa como sa? Caramba, nada menos que el subdirector de la

    todopoderosa CIA... Y qu quera de m?El seor Angevine tenia que entregar un documento a cierta persona, y nuestro director le recomend expresamente que recurriese a usted para

    que le asesorase en el contacto y lo respaldase discretamente, cuando se llevase a cabo.Ah... Parece que nuestro director confa mucho en m. No olvidar darle las gracias..., a pesar de que no he intervenido en ese contacto,

    naturalmente.Mmm... El seor Angevine la llam sobre las cuatro de la tarde... Seguramente, usted no estaba en casa a esa hora.Las cuatro de la tarde? reflexion Brigitte, masticando graciosamente el tomate. S... S, s, seguro: estaba aqu. Lo recuerdo muy bien. Sal

    a eso de las cinco menos veinte... S, las cinco menos veinte. O sea, que a las cuatro estaba aqu, sin duda.Y no recibi la llamada de Angevine?Ya le he dicho que no frunci el ceo ella. Qu les pasa a ustedes, qu importancia puede tener eso? Un momento, acaso el seor

    Angevine dice que s me llam?

  • No exactamente. Dice usted que sali a las cinco menos veinte... Adonde fue?Pues fui a... Oiga, me est interrogando... a m? sus bellsimos ojos se abrieron mucho.No, no... Era... es una pregunta de curiosidad personal.Ah, bueno... Adonde fui? Fui a mi pequeo chalet junto al lago, ya saben...S, s... Fue directamente desde aqu, despus de salir a las cinco menos veinte?S, claro.Y qu fue a hacer all?A escribir un artculo qu... Seor, qu ocurre? Esto es todo un interrogatorio, a mi juicio. Ciertamente, lamento no haber estado en Nueva York

    cuando me necesitaba nada menos que el subdirector de la CIA, pero...Estuvo con alguien en la cabaa del lago?Claro que no. Si hubiese querido compaa, me habra quedado en Nueva York Quera estar sola y tranquila, para escribir un artculo, con el que

    pienso sorprender a Miky. Muy bueno... Por cierto, leyeron ustedes mis artculos sobre el amor?Fue usted en coche? murmur Cavanagh. O tom alguna lnea regular de servicio?Fui en mi coche, naturalmente. Por qu tengo que tomar un bus, disponiendo de dos hermossimos coches?A qu hora regres?Deban ser las cuatro de la madrugada, ms o menos. Es formidable ir en coche por Nueva York a esa hora.S, desde luego. Escribi usted su artculo?Pues... no. No sonri como disculpndose. Ni siquiera all consegu concentrarme lo suficiente, as que de madrugada, muy cansada y

    decepcionada, regres aqu. Haca un poco de fro en la cabaa, y, por unas pocas horas, no quise encender la calefaccin.Muy sensato susurr Cavanagh. Volvamos al seor Angevine. Entiendo que usted le conoca, Brigitte.S, claro... Le he visto algunas veces en Washington y bastantes en la Central. Qu pregunta tan tonta! Claro que conoca...! Conoca?

    Conoca? Querr usted decir que conozco al seor Angevine, no?Y a su esposa? La conoca?La haba visto un par de veces en... Conoca? Tambin en pasado? Por Dios..., qu ha ocurrido?Los han matado a los dos.Al seor Angevine y a su esposa...? Dios mo! Cundo y dnde, cmo, quin...?Esperbamos que usted pudiese ayudarnos a resolver este enigma dijo Cavanagh, con voz que pareca a punto de romperse como si fuese

    cristal. Tenamos esa esperanza.Ayudarles yo? Pero... cmo?Pensbamos que Angevine la haba llamado por telfono para citarla en su hotel, y que quiz sabra usted algo.No... No me llam, ya se lo he dicho, seor.Por lo tanto, usted no fue all, al hotel, a verlo.No.Pitzer solt un, gemido, se puso en pie y se acerc al gran ventanal-puerta que daba a la terraza con piscina. Simn miraba a Baby; fijamente, con

    expresin desorbitaba. Cavanagh se pas las manos por el rostro, con gesto, de desespero.O sea se oy apenas su voz que l no la llam, ni usted estuvo all, ni vio a los Angevine, no sabe nada...No...Ya suponemos que si l la llam, debi advertirle la mxima discrecin, pero, claro, Brigitte, eso no cuenta para m, ni para Pitzer...

    Comprende?S, seor, comprendo.La llam l?Los hermosos, dulces, sonrosados labios de Brigitte Montfort se plegaron un instante en un gesto slido, duro, decidido.No.Ni siquiera por telfono, ni por radio, o...?No.Mire, Brigitte...Pitzer se volvi de pronto lvido.S la llam! grit. l la llam, y usted estuvo all y mat a los dos!To Charlie! se envar Brigitte.Por todos los diablos, sabemos eso con toda seguridad, as que no se moleste en negarlo! Tiene usted un abrigo azul, de entretiempo, con

    cuello forrado...? Estoy, seguro de que s lo tiene! Vaya a ver a su armario, Simn! el agente de la CIA se puso en pie, vacil y mir a Brigitte, que ledevolvi una inexpresiva mirada. Le digo que vaya a buscarlo!

    S, seor murmur Simn-Floristera.En cuanto a usted, no tiene objeto que niegue lo que acabo de decirle! seal Pitzer a Brigitte, con mano temblorosa. Lo Sabemos con

    toda certeza!Qu tontera sonri framente Brigitte. Cmo van a saber ustedes algo que no ocurri?Ocurri! Los mat a los dos y...! Pitzer pareci deshincharse de pronto y qued abatido. Brigitte, sabemos que estuvo all, y que lo hizo.

    Todo lo que hizo. Est bien... Pero para hacer eso usted debi tener poderosos motivos, no es cierto? Slo tiene que darnos una explicacin,devolvernos el documento...

    Qu documento? inquiri ella.El documento que Angevine tena que entregar a un agente chino!No s de qu me habla, querido. Adems, no me gustan del todo los chinos. Quiz dentro de unos aos sean ms simpticos, pero de momento.Sabemos muy bien lo que a usted le gusta o le disgusta! Muy bien, le disgustan los chinos, y, por cualquier motivo, le disgust a usted Cecil

    Angevine, y lo mat! Por qu? Por qu lo mat, por qu mat a su esposa? Por el amor de Dios, por qu, por qu, PORQUE...?Est usted histrico, to Charlie. Le va a dar una embolia, querido.Brigitte intervino Cavanagh, puesto que Pitzer se qued sin habla, dganoslo a nosotros. Dganos qu pas, y veremos de solucionar el

    asunto. No importa lo que sea, dganoslo. Usted sabe que Pitzer y yo, y Simn, daremos la vida por ayudarla, haya hecho lo que haya hecho... Perodganos qu pas all.

    Si no estuve all... Cmo puedo saberlo?No lo entiende... No lo entiende! solloz Cavanagh. Se la est acusando de alta traicin, Brigitte...!A m? Vamos, vamos, querido...Alta traicin! grit Pitzer, ya recuperado de su acceso de ira. Sabe lo que eso significa?Que me cortaran mi lindo cuello... No?Brigitte, por favor, por favor, por favor... suplic Cavanagh. Dganos lo que pas, por qu lo hizo. Escuche, hay seis hombres esperando que

    termine esta entrevista. Si conseguimos la explicacin, regresarn a Washington. Si no la conseguimos, tendr que llamar por mi radio de bolsillo, y alos pocos minutos, un helicptero vendr a la terraza de este edificio, a recogerla para llevarla a la Central. Por mucho que se resista, por mucho que

  • esos hombres lamenten tener que hacerlo, se la llevarn, aunque sea a la fuerza.A la fuerza? No ser necesario; jams disparara contra un Simn, seor.Pero dispar contra Cecil Angevine! tron Pitzer. Por qu? Por todos los demonios! POR QUE? Acaso l era un traidor? Fue eso,

    Brigitte, fue eso?No.Entonces, qu fue? Por qu dispar contra l?No he dicho que hiciese tal cosa. No estuve all, no vi a Cecil Angevine, ni a su esposa.Estuvo usted all!No.Cavanagh abri la boca, pero en aquel momento reapareci Simn-Floristera, lvido como un cadver, y adelant los brazos para mostrar el abrigo

    que haba encontrado en el armario de Brigitte Montfort. Fue un gesto un tanto teatral, pero de efectos decisivos.Y ahora? susurr Cavanagh. Estuvo usted all o no?Un duro destello pas por los ojos de Baby.No neg una vez ms.Dios mo jade Cavanagh. Brigitte..., voy a tener que llamar para que vengan por usted...Llame encogi ella los hombros:. Nadie conseguir hacer variar mi negativa, seor. Llame a quien guste. Y luego, ser mejor para todos que

    puedan demostrarme a m que s estuve con Cecil Angevine, y que lo mat...

  • CAPTULO II Hacia la una de la tarde, el helicptero se pos sobre el csped cercano al edificio de la CIA, en Langley. Cuando las grandes aspas dejaron de

    girar, los tres hombres miraron a Brigitte Montfort. Solamente tres, incluido mster Cavanagh, porque, en efecto, Brigitte Montfort no haba opuesto lamenor resistencia a su... detencin, de modo que cuatro de los seis hombres que esperaban en el Crystal Building no tuvieron necesidad de intervenir.Pitzer y Simn tambin se haban quedado en Nueva York, si bien Pitzer asegur que partira hacia la Central por sus propios medios, en cuanto fueseposible.

    Hemos llegado dijo el piloto.De verdad, Simn? dijo Brigitte, con simptico tono de burla. Pues qu bien... Ha sido un vuelo magnfico: muchas gracias.Gracias a usted murmur, el agente de la CIA.A m? se sorprendi la divina. Por qu?Por ser tan comprensiva, con nosotros. Nos habra resultado muy doloroso tener que... Bueno... Quiero decir que jams se nos haba ocurrido

    que tuvisemos que luchar con usted, y...Dios les libre de eso, Simn! se aterr Brigitte. Lo pasaran muy mal, porque soy muy peligrosa! Pero, realmente, Simn: pensaron,

    aunque slo fuese un instante, que yo peleara contra mis nios?Los dos agentes bajaron la cabeza, y Cavanagh se mordi los labios. Aquello era tan absurdo que, durante el vuelo haba tenido la sensacin de

    que estaba soando. Cientos de veces Baby se haba jugado la vida por cualquier agente de la CIA, por cualquier Simn, como ella los llamaba atodos... Cientos de veces se haba arriesgado por ellos, del modo ms descabellado y suicida... Y ahora haba asesinado al subdirector de la CIA y asu esposa, una mujer buena, honesta y dulce?

    Brigitte murmur: todava puede usted explicarme a m lo que pas.Dnde?En el De Luxe Hotel, cuando visit a Angevine.Ah, eso... No lo s, seor. No estuve all.En cuanto bajemos de este helicptero, dejar de estar usted bajo mi influencia, se la llevarn otros hombres. No ser conmigo con quien tendr

    que vrselas.Me las he tenido que ver con gente peor que con unos cuantos seores de la CIA con corbata.Cavanagh estuvo unos segundos mirndola fijamente. Luego asinti con la cabeza e hizo una sea. Uno de los agentes salt del helicptero y se

    volvi, tendiendo la mano a Brigitte, que la acept con encantadora sonrisa.Junto al helicptero esperaban ya cuatro agentes del Servicio de Seguridad Interna de la CIA, que miraban a Baby con expresin estupefacta e

    incrdula. Pero las rdenes haban sido dadas con toda claridad: deban esperar all a la agente N.Y. 7117, Baby, y llevarla, muy bien vigilada yarmados, al cuarto que se le haba preparado en el edificio. Fantstico. La opinin de aquellos cuatro hombres, que se guardaban muy bien demanifestar, era que alguien se haba vuelto loco en la Central.

    Uno de ellos se acerc ms y dijo con voz tensa:Agente N.Y. 7117, debe usted venir con nosotros.Eso, queridos, va a ser un grandsimo placer. Pero..., qu ocurre? No me han trado rosas de bienvenida!Los cuatro agentes se quedaron sin saber qu hacer o decir. Miraron a Cavanagh, desconcertados, y ste ech a andar hacia el edificio, cojeando

    de aquel modo tan caracterstico, rgida la cadera... Cojera debida a una bala que haba encajado aos atrs, en Buenos Aires, cuando agentessecretos enemigos lo haban acorralado. Y cuando, herido y acorralado, su mente estaba aceptando ya la idea de que iba a morir, apareci, de pronto,una jovencita de ojos azules y largos cabellos negros, que rompi el cerco, se lo carg en hombros y lo sac con vida del apuro, y de Buenos Aires...

    No se preocupe oy a su lado la dulce voz. No me ocurrir nada..., Simn.Mster Cavanagh resping y mir a Brigitte, que, una vez ms, haba adivinado sus pensamientos, quiz observando la angustia que haba en su

    rostro. Cavanagh consigui tragar saliva y comenz a decir:Brigitte, tiene que...De verdad, no se preocupe por m. Pero... quiere hacerme un favor, seor?S... Por Dios, claro que s!Pues vaya a su despacho y ocpese de atender al Grupo de Accin, que es lo suyo. No quisiera que, debido a una ausencia de usted, algn

    Simn se encontrase en apuros en cualquier parte del mundo. As que... vaya a atender todos los mensajes..., por favor.Cavanagh tena la sensacin de que una garra le estaba apretando la garganta. Supo que no iba a poder hablar, al mismo tiempo que saba que no

    tena necesidad de hacerlo para que Brigitte le comprendiese. Sin ms, desvi su marcha, que comenz a diverger de Brigitte Montfort y de los cuatrohombres que la llevaban, muy bien vigilada y armados, hacia el edificio.

    All fue instalada en un cuarto que la espa conoca muy bien. Era un saln grande, con todas las comodidades que pudieran pedirse: bar,biblioteca, televisin, msica, muebles impresionantes, alfombras lujosas... Si aquello era una celda, muchas personas no habran tenido inconvenienteen ser encarceladas. En una de las paredes haba un espejo cuadrado, y Brigitte se qued mirndolo amablemente. Saba muy bien que aquel espejoera especial. Por aquel lado, era, sin duda alguna, espejo corriente y moliente, pero, por el otro lado, era transparente como el ms puro cristal de modoque, quien estuviese tras el espejo, poda contemplar a sus anchas todo el saloncito, sin que desde el saloncito pudiesen verlo a su vez. Lo sabaperfectamente, porque haba estado varias veces al otro lado del espejo.

    Qu pretendan con aquella tontera del espejo? Ellos tenan que saber que ella saba que podan verla. Entonces... qu esperaban? Ponerlanerviosa? Qu tontera...!

    Se acerc al espejo, sonri, se llev una mano a los labios y tir un besito hacia las personas que haba al otro lado. Es decir, si haba alguien enaquel momento, claro...

    * * *La media docena de hombres que haba al otro lado del espejo cambiaron miradas, sonriendo prietamente, cuando la agente Baby les envi el

    beso.Y uno de ellos coment:Va a ser igual que golpear con un martillo de cristal sobre un yunque: no le sacaremos nada.A lo mejor es que no hay nada que sacar objet otro Cmo podemos creer que ella haya asesinado al seor Angevine?Las pruebas son terminantes intervino un tercero. No puedo comprenderlo, pero ha sucedido, y nosotros tenemos un trabajo que hacer. Un

    trabajo dursimo.Y parece una nia... Cuntos aos tiene ya Baby?Nueve ri otro de los observadores de la espa.Los dems tambin rieron, quedamente. Pero eran unas risas notablemente nerviosas. All tenan su presa: deban... destrozarla mentalmente,

    hasta que la... derrotasen, la venciesen, la aniquilasen... Momento a partir del cual, ella dira todo lo que ellos quisieran. Que dijese.

  • Vamos a dejarlo en veinticinco, se mostr ms razonable otro de los hombres. Bien... Quin comienza?Observmosla un rato. Al fin de cuentas, es un placer y un privilegio, no os parece?Por mi parte mascull el nico que hasta entonces no haba hablado, pienso hacer mi parte lo mejor que sepa y pueda, pero os aseguro una

    cosa: no creo que ella haya hecho eso.Eso quiere decir que vas a trabajar sin conviccin.Llmalo como quieras. Demonios, se trata de Baby, no es as?Nadie protest. Se quedaron mirndola, observndola con toda atencin. No tenan excesiva prisa porque, con toda lgica, se haba llegado a una

    conclusin: si el documento lo tena Baby, lo recuperaran tarde o temprano; y si no lo tena, si ya estaba en camino de Mosc o de cualquier otro lugar,por mucha prisa que se diesen, no podran recuperarlo ya.

    Brigitte Baby Montfort fue al bar, lo abri y estuvo examinando su contenido. La vieron volverse, frunciendo el ceo, y dirigirse hacia el telfono.Cuando descolg el auricular y habl, oyeron perfectamente sus palabras, por el altavoz colocado sobre sus cabezas.

    Soy Baby. Vamos a ver: quin est encargado de mi mantenimiento?Ah, usted mismo? Muy bien, querido, entonces escuche esto: o me instalan en una celda repugnante o, ya que me han instalado en un lugar

    confortable; se ocupan de que lo sea de verdad. Vamos a ver, por qu no hay martini?As lo espero. Traiga tambin hielo, naturalmente... Y cigarrillos. Qu me estn preparando para el almuerzo?Nada de eso. Slo quiero un filete, muy jugoso; poco hecho y con algo de ensalada. Y champaa... con guinda.Pues vayan a Langley a comprarlo. Y no se le ocurra servrmelo si no est fro. Fro, no helado. Okay?Conforme.Colg, mir a su alrededor, sonri al espejo, y fue a sentarse en un sof, con una revista en las manos. Se puso a leer.Va a ser un hueso muy duro de roer asegur uno de los observadores, sonriendo. Maldita sea mi estampa, muy, muy duro de roer!Tiene demasiado temple, y eso lo sabemos todos. Voy a hacer una sugerencia. Por qu no la dejamos ah, sola, durante veinticuatro horas?

    Dmosle tiempo para que piense en todo lo que puede ocurrirle, para que se inquiete un poco... Puede dar resultado. Qu os parece?Habra que consultarlo con el director.Pues all voy.El experto en interrogatorios que haba hecho la sugerencia, sali del cuarto anexo al saln. Regres diez minutos ms tarde, diciendo:Ha aceptado... Esperaremos veinticuatro horas, a ver si sus nervios se resienten... Me he perdido algo?Le han servido el martini y ahora le traern el almuerzo... Se ha disgustado porque no le han trado aceitunas con el martini.Caramba, yo creo que se ha disgustado con razn... A quin se le ocurre servir un martini sin su aceituna?Es que ella no quera una aceituna, sino aceitunas. Me parece que, si sigue en esa actitud, el mantenedor las va a pasar moradas, pobre

    muchacho.Esto no fue cierto. Cuando a Baby le trajeron ms aceitunas, premi al agente con una sonrisa amable. Cuando le sirvieron el almuerzo, y result

    que, la carne estaba poco hecha, a su gusto, y el champaa fro de un modo adecuado, la sonrisa fue casi cariosa. Cuando, a media tarde, le sirvieronel whisky que pidi mientras escuchaba msica rusa, agradeci con unas palmaditas en la mano del agente que se hubiese molestado en buscar sumarca preferida, y no obligarla a beber del que haba en el bar.

    Cen a las siete y media: langosta a la americana, con champaa, por supuesto, y patatas con salsa picante, asegurando que por muchas patatasque comiese no engordara. Ella no haba engordado jams, desde haca ms de quince aos. Caf. Coac francs. La cena fue de su gusto. Tanto,que despidi al agente encargado de su mantenimiento con un beso en la mejilla, desendole buenas noches.

    Es astuta como una zorra coment uno de los observadores.Y muy amable y educada..., cuando se hacen las cosas a su gusto.Despus de cenar, la seorita Montfort se dedic a resolver un crucigrama de una revista. Despus estuvo leyendo ms de dos horas, como si

    fuese lo nico que tuviese que hacer en el mundo. Finalmente, hacia las diez y media volvi a poner msica; en el magnfico aparato. El lago de loscisnes. Terminada esta audicin, a la que prest toda, su atencin, disfrutndola de verdad; se quit el vestido, quedando en sujetadores ypantaloncitos, apag la luz y se tendi en un sof.

    Al otro lado del espejo, uno de los observadores apret un botn del pequeo panel de mandos, y el saln, volvi a quedar iluminado. Pero de unmodo muy especial, que Brigitte Montfort no poda ver: luz ultravioleta, no visible por el ojo humano... a menos que fuese tamizada por el espejoespecial.

    Quin tiene el primer turno? pregunt uno de los observadores.Yo. Rawlings tiene el segundo. Podis iros. Yo creo que, simplemente, va a dormir...Pues haremos lo mismo.Yo me quedo, dijo Rawlings. Total, no podra dormir en esta hora y media.Cuatro salieron, dos se quedaron.Pero, en efecto, durante aquella noche, la agente Baby muy lgicamente por cierto, se limit, a dormir.

    * * *A las once de la maana siguiente, en el pequeo cuarto de control aparecieron dos personajes importantes: el director de la CIA y el jefe del

    Grupo de Accin, mster Cavanagh.Cmo va eso? pregunt el director.No s qu decirle, seor le replicaron ella est ah y nosotros aqu, eso es todo.Estn perdiendo el tiempo asegur Cavanagh; ni en diez aos desequilibrarn el sistema nervioso de Baby, por este procedimiento.Se le ocurre a usted otro mejor, seor?No hay ninguno. O accin directa, o nada. Y en cuanto a la accin directa, tambin dudo que d resultado.Quiere decir que no hay nada que hacer con ella?No digo tanto. Toda resistencia humana tiene un lmite y ella lo sabe mejor que nadie. Por supuesto, si recurrimos a la violencia, hablar.Podramos probar antes con el detector de mentiras, o con penthotal...Tonteras Nosotros mismos la entrenamos para que resistiese ambas pruebas. Y muchas ms. Slo hay un medio: hacerla pedazos lentamente,

    y aun as...El director mir sorprendido a Cavanagh.Est usted sugiriendo que hagamos pedazos a su..., a su... cmo lo dira yo...?A mi mejor agente, seor susurr Cavanagh. Al mejor agente que la CIA ha tenido jams. Y no sugiero nada que a ustedes no se les vaya a

    ocurrir, en un momento dado. Por qu perder el tiempo, entonces?O sea, que usted sabe que finalmente llegaramos a eso, y que ella hablar. Por lo tanto prefiere evitarle otras molestias. No es eso?S, seor.El director de la CIA permaneci reflexivo unos segundos, fruncido el ceo. De pronto, dijo:Su turno, Stanford.S, seor uno de los hombres se dirigi hacia la puerta.

  • Estn perdiendo el tiempo insisti Cavanagh.No me diga usted que no prefiere que antes lo intentemos a las buenas, Cavanagh.En el mismo momento en que los... expertos comiencen a golpear a Baby, seor dijo Cavanagh con voz sorda, tendr usted mi dimisin en

    su escritorio. Mientras tanto, todo lo dems es perder el tiempo.Su dimisin? Est bromeando!No, seor. Y ser mejor que se haga usted a la idea de recibir unos cuantos cientos de dimisiones ms. De momento, cuente con que el Sector

    Nueva York va a quedar desmantelado.No est hablando en serio...El tiempo lo dir, seor.Ah entra Stanford advirti uno de los expertos.

  • CAPTULO III Buenos das salud Stanford, cerrando la puerta tras l, sonriendo.Brigitte Montfort, que haba dejado de leer al or el girar de la llave, le sonri no menos amablemente.Buenos das, Simn. Es usted el primero?As es. Espero que nos entendamos bien.,... Puedo sentarme?Como si estuviese en, su casa. Pngase: cmodo Quiere un cigarrillo?S, gracias Stanford dej el portafolios sobre la mesita, acept el cigarrillo y lo encendi tras ofrecer la llamita a Brigitte, se sent delante de

    ella. Cmo van las cosas por aqu, Baby?Oh, muy bien... Estoy magnficamente atendida. Al principi, no, pero puse las cosas, en su: punto, ya debieron verlo... y orlo. No es usted

    demasiado joven para estas cosas?alz Brigitte las cejas.Para qu cosas?Olvdelo... Si le han dado el cargo de experto, ser por algo, supongo. Por dnde empezamos?Es usted muy amable se desconcert Stanford. Le parece bien que le lea unas cuantas cosas?Me parece estupendo, porque tiene usted una voz muy bonita. Si yo fuese usted, abandonara este trabajo, tan duro, y me dedicara a locutor de

    radio... No, mejor, de televisin, porqu como adems es usted muy guapo, dara mucho resultado en la pantalla. Naturalmente, no est casado.No... No, claro.Caramba... Pues ya es mayorcito, querido, as Que me pregunto qu est esperando. Cuntos aos tiene?Treinta y seis.A su edad, debera tener dos o tres hijos. Apuesto a que su padre as lo hizo.Bueno... Pues..., s, s, claro...Tiene usted dos hermanos?Un hermano y una hermana.Supongo Brigitte frunci el ceo que no les habr dicho usted que trabaja para la CIA.Claro que no! exclam Stanford.Ah. Eso est bien. Su hermana est casada?S.Y tiene nios, claro.Dos. Dos nios. Estn ya en la secundaria.Y su hermano?Oh, tambin est casado, s. Es el mayor. Tiene cuatro hijos.Qu barbaridad! Espero que gane lo suficiente para mantenerlos de un modo adecuado. A qu se dedica?Es abogado.Astuta profesin, no le parece? Dice que es el mayor? Pues voy a adivinar algo: el padre de ustedes tambin fue abogado.S... En efecto, s.Y dnde ejerce su hermano? Aqu en Washington?Oh, no. En Fresno, California.Son ustedes de all?S. Mi padre...Stanford se call de pronto y enrojeci violentamente. Brigitte Montfort le contemplaba, con una sonrisita amable y burlona a la vez. No caba duda

    que se estaba divirtiendo.Siga, Simn. Su padre...?Se est burlando de m dijo el experto, con voz ahogada. Me est interrogando usted a mi!Slo intentaba ser amable ri la divina. Vamos, no se moleste conmigo, Simn. Qu cosas le han encargado que me lea?Stanford sac unos folios de su cartera.Es... un resumen de la biografa del seor Cecil Angevine.Ya conozco la biografa de nuestro subdirector, tanto en el aspecto personal como militar, poltico, y finalmente en la CIA. Es un historial

    impresionante: hemos perdido a un gran hombre, de gran inteligencia y slidos principios morales... a su manera, claro, ya que cuando se trabaja parala CIA la lnea moral de conducta de una persona tiene que ser un tanto... flexible. No est de acuerdo?

    S... Supongo qu s.He lamentado muchsimo la muerte del seor Angevine. Qu ms tiene que leerme?Bueno, pues... Bien, ahora sigue la... biografa de su esposa, Susan Angevine, de soltera Susan Ambler.No me interesa esa biografa.Por qu no?Me pregunto si contiene algo interesante. Usted cree que s?Bueno... Bueno, todo es relativo, claro.Yo creo que no. Susan Angevine era simplemente una buena mujer, asesinada, segn tengo entendido a los... cincuenta aos?Cuarenta y nueve.Oh. Bien... Resumamos esa biografa: una nia bien educada, con padres que la criaron con mucho amor, le dieron estudios sin duda incluso

    universitarios y se desvivieron en todo momento por ella. De jovencita fue feliz, tuvo muchos amigos, se enamor de su profesor de Historia o quiz deCiencias, tonte con jovencitos de su edad, como es muy natural, y finalmente, el gran amor! Apareci Cecil Angevine, que entonces quiz slo fuesecomandante retirado de la USAF, la corteja, se casan, y Susan Ambler se convierte en la feliz seora Angevine. Pasa un ao, dos, diez, veinte... Nadanuevo. Felicidad, tranquilidad, sosiego... El marido va escalando puestos, la vida les sonre... Ella no es muy exigente, por otra parte. Su marido la ama yla respeta, es considerado... Qu ms puede pedir?

    Usted parece saberlo todo...Charl un par de veces con Susan Angevine, y conoca bastante bien a nuestro subdirector. Tuve suficiente. Qu ms?La biografa del hijo de ambos, Michael Angevine.S, s. Tienen un hijo, es cierto...Tenan un hijo aclar sosegadamente Stanford.Por un instante, slo por un instante tan brevsimo que Stanford se pregunt si realmente lo haba visto, apareci en las comisuras de la boca de la

    agente Baby un gesto tenso, crispado. Pero su voz son completamente natural.Tenan? Quiere decir que muri?En efecto.No es posible... Yo le vi... creo que una vez, aunque no recuerdo dnde...

  • Vamos, no me tome ms el pelo refunfu Stanford. S muy bien que su memoria es... electrnica, Baby. Usted recuerda perfectamentednde vio a Michael Angevine, y cundo: fue aqu, en la Central, hace un par de aos, precisamente cuando haca muy poco que el muchacho haba sidoadmitido en la CIA como agente pasivo para servicios en el exterior.

    No recuerdo.Estoy seguro de que s lo recuerda.No.Stanford parpade y una expresin astuta apareci en sus ojos.Seamos sensatos murmur. Usted conoce muy bien la vida de Cecil Angevine, y la de su esposa, segn parece. Y pretende hacerme creer

    que no sabe nada del hijo, ni le interesa nada de l, sobre l...?No me interesa.Por qu no?No me interesa, eso es todo.Pues yo no puedo creer que a Baby no le interese un hombre que, a fin de cuentas, fue un Simn.Jams tuve contactos con l.Sin embargo, l fue un Simn, uno de sus queridos muchachos de la CIA.Era un agente pasivo, no del grupo de Accin.Eso no importa... Al menos, nunca le ha importado a usted... hasta ahora. Por qu?No me interesa hablar de Michael Angevine.Yo estoy aqu con el cometido de hablarle a usted de la familia Angevine. Segn parece, no necesita informes sobre Cecil y Susan, los padres

    del muchacho, as que muy bien, pasaremos por alto esas lecturas. Pero me va a permitir que le hable sobre el muchacho, sobre Michael Angevine.Muri de un modo... estpido en Amberes. Lo saba?

    No se tens de nuevo la voz de Brigitte.No? Pues ya lo sabe ahora. Michael Angevine quiso llevar ms all de lo razonable la parte del trabajo que le corresponda en cierto asunto y

    recibi un balazo que termin con su vida. Durante unas cuantas semanas, eso no se supo. La creencia de la Central era de que haba sido capturadopor los rusos, as que se iniciaron unos discretos sondeos, con vistas a su posible canje. Esos sondeos solo sirvieron para adquirir el convencimientode que Michael Angevine haba muerto. Finalmente, su cadver fue hallado. Saba esto?

    No... No...Es absurdo que diga esto... Cmo no haba de enterarse usted de que haba fallecido, en acto de servicio, el hijo de nuestro subdirector?No recuerdo que esa noticia fuera difundida.Claro que no fue difundida, en los medios normales! Pero usted es Baby, sabemos que la noticia le lleg.No.S. Usted, de modo increble, tiene sus propios canales de informacin dentro de la CIA. Vamos a admitir que muchas personas, o bien no se

    han enterado de nada respecto a Michael Angevine, o bien creen que est viajando por ah o viviendo en cualquier lugar del ancho mundo..., o biensuponen que est prisionero de los rusos. Todo esto pueden creerlo personas no informadas. Pero usted tena que, saber que Michael Angevine muri.S o no?

    NO.Su insistente negativa me est sugiriendo que podemos buscar la clave de todo lo sucedido en ese muchacho.Y qu es lo sucedido?Stanford emiti un gruido.Vamos, Baby, no empecemos por ah.Por dnde?Mire, prefiero que se burle de m a que se haga la tonta. Puedo soportar que una espa de su categora me tome un poco el pelo, porque al

    menos queda demostrado que est dispuesta a la lucha, y eso me mantiene alerta a m. Pero, por favor, no intente... atontarme a m con su falsatontera.

    Zambomba..., como dira mi amigo Frankie: tiene usted una dialctica formidable, Simn!Gracias. Con su permiso, seguir utilizndola...No se moleste. Ya he comprendido sus intenciones: quiere recordarme que los Angevine eran dos personas exquisitas, buenas, dignas de toda

    alabanza y aprecio. Eso ya lo s. As que evtese la molestia de ir recordndolo para provocarme remordimientos.Mi obligacin es hablarle de los Angevine durante dos horas.Pues cumpla con su obligacin... Y perdneme si me muestro un poco descorts y no le hago caso.Abri, de nuevo el libro y reanud la lectura... Stanford vacil, pero apret los labios con un gesto de determinacin, y prepar el informe completo

    sobre Cecil Angevine para su lectura... Durante casi dos horas estuvo leyendo los tres informes, mientras, a su vez, Brigitte Montfort lea un libro. Por fin,Stanford termin la lectura, guard los informes en el portafolios y se puso en pie.

    He terminado musit.Qu...?alz Baby la cabeza. Ah... Oh, muchas gracias; Simn. Nos volveremos a ver?No lo s.Pues, en ese caso, le deseo larga vida y felicidad.Gracias. Lo mismo digo.Stanford sali del saln, y Brigitte continu leyendo, hasta, que, a los dos minutos, entr otro de los expertos. Brigitte, que haba dejado el libro

    sobre la mesita; le mir con el ceo fruncido.Ya es la una, Simn dijo. La hora de almorzar, me parece a m. Acaso pretenden matarme de hambre?De ninguna manera. Estar poco tiempo, y, desde luego, puede usted ir almorzando mientras conversamos.Muy amable. Cul es su cometido especfico?El cometido especfico de todos nosotros es saber por qu mat usted a los Angevine, y dnde est el documento que llevaba nuestro

    subdirector.No mat a los Angevine. Ni siquiera estuve en ese hotel.S estuvo usted all el recin llegado se sent; y del portafolios sac varios papeles, y puedo demostrrselo.Eso ser muy interesante. Le importa que me dedique a almorzar, mientras tanto?Ya le he dicho que no. Y espero que la comida sea hoy de su completo agrado.Es usted muy amable.Brigitte pidi el almuerzo por telfono y le fue servido antes de que transcurriesen cinco minutos, durante los cuales, el nuevo experto permaneci

    en silencio, tras rechazar el martini que ella le ofreci. El aspecto del almuerzo pareci complacer a la espa ms peligrosa del mundo, que se dedic aconsumirlo con excelente apetito.

    Oh, perdone, Simn... Usted gusta?No, gracias. Puedo empezar?Naturalmente que s.

  • Gracias. Veamos... Usted dice que no estuvo en el hotel De Luxe, con los Angevine, ya que a las cinco menos veinte de la tarde, parti, hacia sucabaa en el lago, y no regres de all hasta las cuatro de la madrugada. Correcto?

    Correcto y exacto.Es mentira. Veamos... A las cuatro de la tarde, el seor Angevine la llam a su apartamento por telfono, y usted contest, aceptando la cita para

    las cinco: hemos comprobado eso. Tambin, en la suite de Angevine hemos encontrado varias huellas digitales de usted, que han sido cotejadas, conresultado indiscutiblemente positivo, en nuestro departamento de Identificacin. Con esto, por s slo, es suficiente para que nosotros sepamos contoda seguridad que estuvo con los Angevine, en su suite. Despus, la bala que se ha extrado del corazn de Cecil Angevine ha sido identificada comoperteneciente a la ltima pistola que recibi usted de manos de McGee. En todos estos aos, usted ha perdido varias veces su pistolita de cachas demadreperla, silenciosa y pequea: McGee le ha proporcionado siempre otra igual. Y las estras de la bala que retiraron del corazn de nuestrosubdirector corresponden a las que imprime la ltima pistola que usted recibi. No hay dudas. Tambin hemos sabido que, pese a que falleci a lassiete aproximadamente, esto es, entre las seis y las ocho de la noche, la seora Angevine llam por telfono a la centralita del hotel, para dejar dosrecados, a las nueve. Comprende?

    Claro: si estaba muerta, no poda llamar.Sin embargo, la telefonista dice que la mujer que habl ella desde la suite de los Angevine, dijo ser la seora Angevine.Cosa de fantasmas sonri Brigitte.No. Es mucho ms fcil de explicar: los Angevine haban llegado aquella misma tarde a Nueva York, de modo que la telefonista todava no haba

    tenido ocasin de escuchar la voz de la seora Angevine, as que cuando una mujer llam, desde su suite, diciendo ser ella, la telefonista no tuvo porqu dudarlo. As que tom los dos recados. Uno de ellos, que el seor Angevine no fuese molestado, y la muchacha se dispuso a no pasar llamadaalguna. El otro recado fue que la seora Angevine iba a salir, y que si alguien telefoneaba pidiendo comunicacin con ella, deban darle el recado deque, a las diez y media, ella estara en la entrada a Central Park, enfrente de Avenida de las Amricas. Si esa persona que tena que llamarla lo hacams tarde de las diez y media, la cita sera para las once y media..., y as sucesivamente, cada vez una hora ms tarde... Poco despus de tomar estosrecados, la telefonista vio salir a la seora Angevine del hotel, en efecto. Es decir..., a una seora que, mientras cruzaba el vestbulo, le pareci la mismaque haba llegado poco despus de empezar ella su turno, a las dos. Y nada de fantasmas, nosotros tenemos la certidumbre de que, naturalmente, esamujer no era la seora Angevine, sino usted, con ropas de ella.

    Qu fantasa tiene usted, muchacho...Usted ha hecho cosas mucho ms difciles que sa. Pero sigamos: efectivamente, a las diez menos diez aproximadamente, un hombre llam al

    De Luxe Hotel, pidiendo comunicacin con la seora Angevine; la telefonista le dio el recado al hombre, y aqu termina esa parte de la pista. Quin erael hombre? Qu quera de la seora Angevine, y por qu le dej usted ese recado? Lo vio? Qu ocurri entre ustedes?

    Me est aturdiendo, Simn... Ya no s de qu me habla, ni s qu responderle! Adems, no s nada de eso: ya le he dicho a todos que estuveen mi cabaa del lago...

    No es cierto. Cuatro expertos en investigacin han estado all durante todo el da de ayer y han dictaminado que haca varias semanas que nadiehaba abierto la puerta ni las ventanas de su simptica cabaa. Por lo tanto, aparte de otros detalles del interior, ha quedado demostrado que usted nopudo estar en la cabaa. Sabemos que no fue all. Tambin en eso ha mentido.

    Es muy feo decirle a una dama que miente, querido.Ms feo es asesinar murmur sombramente Simn. Pero en lo que a m respecta, le juro qu quisiera que usted me convenciera de que no

    lo hizo. Todos deseamos que usted nos convenza de ello, Baby. Sin embargo, las pruebas de que usted miente son numerossimas, claras;abrumadoras, como dicen los detectives.

    Abrumadoras, no: circunstanciales. Ninguna de esas pruebas que usted menciona son definitivas.Yo creo que s. Pero an tenemos ms. Una ms, al menos, que s es decisiva. Antes de mostrrsela, tengo que hacerle, sin embargo, una

    pregunta. Todos estamos intrigados respecto al paradero de la bala que hiri a la seora Angevine. Qu pas con ella?Con la bala?S. Qu pas con la bala?Y cmo quiere que yo sepa esto, si no estuve all, ni dispar, ni...?Mire, Baby, como ya le he dicho, la bala que haba en el corazn de Cecil Angevine ha sido extrada, y sabemos que es de la pistolita de usted.

    Como es lgico, nos hemos dedicado a buscar tambin la bala que hiri a la seora. Angevine en un costado, pero esa bala no ha aparecido.Sorprendidos por esto, nuestros expertos han insistido cerca del mdico, sugiriendo que la bala quiz estaba en el cuerpo de la seora Angevinetodava... El mdico lo ha negado. Y es ms: estudiando con detenimiento la herida, ha llegado a la conclusin de que, a juzgar por la trayectoria, la baladebi quedar dentro del cuerpo de la seora Angevine... Y sabe por qu no estaba la bala en el cuerpo?

    No. Por qu?Porque fue extrada.Por el mdico?No gru Simn. Claro que no. Fue extrada por otra persona. Creemos que por usted misma.Es decir, que disparo contra la seora Angevine y luego le extraigo la bala.Exactamente.Supongo que sera para evitar que la bala fuese identificada, no?S, claro.Entonces... por qu no retir tambin la bala del corazn de Cecil Angevine?Porque no pudo hacerlo, no contaba con instrumental adecuado para profundizar tanto.Ah. S, parece una teora razonable.Admite que as sucedi?No estuve all. Y en todo caso, si as hubiese sido... habra retirado las dos balas o ninguna. Como usted bien sabe, no soy tonta, Simn.No, no lo es. Pero estuvo all, y dispar contra los Angevine. Quiere pruebas decisivas sobre esto? Bien, al menos es absolutamente decisiva,

    en lo que respecta a nuestro subdirector. Vea esta fotografa.La tendi de pronto hacia Brigitte, sostenindola de modo que ella viese la fotografa, sin tiempo para prepararse. Y mientras Brigitte miraba la

    fotografa el experto la miraba a ella, esperando una reaccin.No hubo reaccin alguna. Si acaso, al hombre de la CIA le pareci que un destello de sorpresa pasaba, fugaz como un relmpago, por los

    bellsimos ojos azules. Slo le pareci, porque Baby alz las cejas y pregunt, interesada:De dnde han sacado esta fotografa?Se reconoce?Claro que s. Sera absurdo negarlo.Reconoce que es usted? Fjese bien: est disparando, lleva un abriguito azul de entretiempo, con el cuello forrado... Es de usted? Es usted?

    Fjese bien.Soy yo. Y el abrigo es mo, lo sabe usted muy bien, ya que fue hallado en mi apartamento de Nueva York. Pero me pregunto cmo saban ustedes

    que tena un abrigo as, y precisamente de color azul... La fotografa no es en colores.Cuestin de espectografa, sos son detalles que no nos conciernen a nosotros; Muy bien, es su abrigo, es su pistola, es usted... disparando.

    Todava insiste en negar que estuvo usted en la suite de los Angevine?

  • Desde luego. Y no creo que esa fotografa pueda demostrar lo contrario. Adems, puede ser trucada...No es trucada. Y puede demostrar que usted estuvo en la suite de los Angevine, porque lo que hay fotografiado detrs de usted ha sido

    debidamente ampliado y comprobado en la misma suite. Incluso podemos decirle dnde estaba usted exactamente cuando dispar contra CecilAngevine...

    Tambin pretenden poder demostrar que estoy disparando precisamente contra el seor Angevine?De no ser as, no tendramos esta fotografa.No comprendo.La fotografa fue tomada por los ojos de Cecil Angevine.Esta vez s fue visible el ligero gesto de sobresalto de Brigitte, que se detuvo con la copa de champaa en alto. Hubo un gesto tenso en sus labios;

    brevsimo, pero perceptible. Luego se llev la copa a la boquita y bebi, como besndola.Los ojos del seor Angevine musit. Eso quiere decir que han utilizado la Photolaser.En efecto. Me alegra saber que est usted al corriente de los ltimos adelantos... Y supongo que ya no va a seguir negando que usted mat a los

    Angevine.Claro est que lo niego.Lo niega? resping el experto. Pero...!Lo niego rotundamente. Ni siquiera estuve all.El hombre de la CIA enrojeci.Es como si me estuviese usted negando que est aqu, delante de m mascull.Qu tontera! Cmo podra negar que estoy delante de usted, Simn?Absurdo, verdad? Pues igualmente absurdo es que niegue lo que tan claramente indica esta fotografa. Por lo tanto, le ruego que se sincere

    conmigo. Veamos, el seor Angevine la llam a su apart...No me llam.La llam a usted estuvo all!No.Pero, por Dios, esto es una estupidez!. Si la foto... Perdone, no he pretendido llamarla estpida, lo siento. Es que...No se preocupe, querido, le comprendo. Quiere un traguito de champaa?No, gracias; est drogado.Lo s ri ella. He percibido el sabor de la droga en cuanto he mojado mi lengua. Supongo que me dormir. Y me ha parecido usted tan

    cansado y excitado, que he querido proporcionarle tambin unas horas de sueo.Muy amable, pero no me gusta esa clase de sueo: si me interrogasen entonces, dira verdades sobre m que no quisiera que fueran del dominio

    pblico.Oh... Terrible! De manera que me han administrado una... droga de la verdad? Es perder el tiempo: seguir diciendo que no estuve all y que

    no mat, a los Angevine.Quiz resista usted la, droga..., pero lo hizo, verdad?No.El hombre de la CIA solt un bufido, guard las fotografas y se puso en pie.Ser mejor que se apresure a terminar su almuerzo: estar dormida antes de cinco minutos.Siempre me han encantado las siestas sonri Baby. Y le voy a hacer una apuesta, Simn.Qu apuesta?Un dlar a que tardo bastante ms de cinco minutos en dormirme.Imposible.Va el dlar?Desde luego.Brigitte Montfort sonri y continu comiendo. Para el experto, lo haca con toda naturalidad, le era imposible darse cuenta de los esfuerzos que

    realizaba la espa para no ser vencida por la droga. Pero ella s se daba cuenta, y senta todos los nervios tensos, los prpados le pesaban como sifuesen gigantescos y de plomo. En su cerebro estaba vibrando la seal de alarma, la seal de resistencia a todo, la seal negativa, si lo consegua, sisus entrenamientos daban resultado, por muchas cosas que le preguntasen, ella dira no.

    Cunto... tiempo... ha pasado?Cuatro minutos y medio. Ya est casi dormida.Todava... aguantar ms de... de medio minuto.Medio minuto ms tarde, fruncido el ceo, sac un billete de dlar, y lo dej sobre la mesita, delante de Brigitte.No aguantar mucho ms asegur.Pero ya... he ganado...Sin duda.La cabeza de Brigitte cay sobre el pecho, pero la alz inmediatamente, y abri mucho los ojos. Se puso en pie, encendi un cigarrillo y comenz a

    caminar. Simn mir su reloj: pasaban ya dos minutos. Tres. Cuatro... Pareca imposible.; Pero, a fin de cuentas, la divina espa slo estabademostrando que todos los esfuerzos de la CIA para entrenarla no haban sido en vano.

    Brigitte se sent en un sof, apag el cigarrillo en el cenicero y se tendi. Qued fulminada.

  • CAPTULO IV Dnde est el documento?No replic.Lo tiene en su apartamento?No.Lo ha entregado a algunos amigos rusos?No.No tiene usted amigos rusos?No.Debemos entender que es usted estricta y absolutamente fiel a la CIA, verdad?No.Pero s es fiel a Estados Unidos.No.Conoce a Charles Alan Pitzer?No.Y a mster Cavanagh?No.Pero s a los Angevine.No.Conoce usted a Brigitte Montfort?No.Dnde est el documento?No.Se vio con un hombre a las diez y media en Central Park...No.Quin era ese hombre?No.Era un ruso, lo sabemos.No.Era un americano?No.Dnde est, la Estatua de la Libertad?No.Hay mucha agua en el mar, cierto?No.Dnde...?Es intil intervino mster Cavanagh. Ya les dije que no dara resultado: ha condicionado su mente a una sola respuesta.Eso no es posible farfull el experto que interrogaba a Brigitte. Ni para ella ni para nadie!Los dems asintieron con gestos, mientras Cavanagh segua moviendo negativamente la cabeza, y, a su lado, Pitzer que haba llegado de Nueva

    York por fin haca algo ms de una hora, demostraba, con su actitud y su gesto, que estaba de parte de Cavanagh.Fue Pitzer quien pregunt:Sera usted, capaz de clavarse un alfiler de ocho pulgadas en la palma de la mano, atravesndola, y no sentir dolor, y retirar el alfiler sin que

    brotase la sangre?Claro que no! exclam el experto.Yo le he visto a ella hacerlo.Un truco que...!Nada de trucos. Yo tambin lo cre as, hice lo mismo que ella, y casi me desmay. Yoga, simplemente: El dominio de la mente es algo bsico

    para quien pretenda practicar de verdad el yoga. Y ella lo practica. No vamos a conseguir nada por ah.En cuanto al detector de mentiras aadi Cavanagh, lo nico que quiz nos indicara sera que Baby estaba mintiendo, pero no nos aclarara

    la verdad.Todos sabemos, con toda seguridad, que ella estuvo all, y que mat a los Angevine! Y no me digan que ustedes creen que ella no estuvo all!Estuvo all murmur Cavanagh. Y los mat. Pero no conseguiremos nada, a menos que recurramos a la violencia.Y en ese caso intervino el director de la CIA, usted presentar su dimisin, Cavanagh.Yo tengo preparada la ma, seor se toc Pitzer la chaqueta, sobre un bolsillo interior.Voy a lamentar muchsimo perder dos hombres de los mritos de ustedes susurr el director. Pero Baby ha cometido alta traicin,

    apoderndose de un documento que en manos de los rusos complicara las cosas como nunca, y, adems, ha matado a Angevine y su esposa. Losiento.

    Lo sabemos, seor. Bien, si estn dispuestos a...Un momento... exclam uno de los expertos. Acaba de ocurrrseme algo!Por supuesto que se gan la atencin de todos.De qu se trata? inquiri el director.Tenemos en la Central muchas grabaciones efectuadas por la agente Baby, no es as? Ella siempre presenta sus informes en una cinta

    grabada... Disponemos de su voz y de muchas cintas grabadas, adems de todo lo que hemos estado grabando, desde que ella entr en este saln...Podemos hacer un arreglo tcnico, con todas esas cintas. Llevar tiempo, pero disponemos del que queramos. Slo tenemos que hacerle dormir mstiempo, mientras preparamos la cinta con su confesin de que mat a Angevine... Ella creer que hemos tenido xito con la droga, y ya no verinconveniente en acabar de explicrnoslo todo.

    Durante unos segundos, hubo intercambios de miradas esperanzadas, pues la perspectiva de maltratar a Baby los tena a todos de un humorpsimo, sombro. Pero Pitzer vaci un tonel de agua helada sobre los presentes, al asegurar:

    No podrn engaarla. Se dar cuenta de que es un arreglo de varias cintas.S... vacil Cavanagh. Creo que se dar cuenta. Vamos, vamos, seores: estamos tratando con Baby, no con una muchachita asustadiza...

    S, se dar cuenta. Seguro.Pero qu perdemos probando? Para romperle los huesos siempre estamos a tiempo, maldita sea mi estampa... Adems... mir el experto

    que hablaba al director, un poco turbado. Bueno, seor, eso de maltratar a Baby... La verdad...

  • Diga lo que sea, Conway.Pues... Bueno, seor, si hemos de llegar a eso, creo... creo que... presentar mi dimisin. Lo siento, seor.El director se qued mirando fijamente al preocupado agente, que baj la mirada. Mir a los dems, que hicieron lo mismo, un poco plidos.No dudo de que encontrar en la CIA personal adecuado para ese menester dijo con voz ronca. Y por si le interesa, yo sera el primero en

    lamentar tener que llegar a esos extremos. Mientras tanto, haremos la prueba sugerida por Conway. Ya me dirn los resultados...Se dar cuentainsisti Pitzer.

    * * *Despus de abrir tos ojos, an permaneci tendida en el sof durante algunos minutos, fija la mirada en el techo... Una mirada apagada,

    adormecida todava. Luego, mir su relojito: marcaba las cinco y veinte. Las cinco y veinte, s, pero... del da o de la noche? Y de qu da o qunoche?

    Se sent, y entonces vio a los dos expertos, mirndola fijamente. Cada uno de ellos ocupaba un silln, y entre ambos haba una de las mesitas, ysobre sta un pequeo magnetfono.

    De manera dijo Brigitte, con voz un poco ronca que han vuelto los dos juntos...Eramos seis dijo Stanford, pero ya hemos terminado, prcticamente. Nosotros dos podemos dar los ltimos toques al trabajo.Los ltimos... toques?S: el resto de su confesin.Un claro destello de alarma apareci en los ojos de la divina espa.Qu quieres decir? musit.Tenemos la esperanza de que, al menos, admita que sta es su voz dijo Stanford, poniendo en marcha el magnetfono.En seguida se oy su propia voz, y luego la de Brigitte, conversando en la primera entrevista. El otro experto frunci el ceo.Eso ya lo sabe ella... Pasa directamente al final.Est bien.Stanford hizo pasar ms de la mitad de la cinta, y entonces se oy en primer lugar la voz de Brigitte Montfort, y luego la del hombre que la haba

    interrogado, bajo los efectos de la droga:No.Era un americano?No.Dnde est la Estatua de la Libertad?No.Hay mucha agua en el mar, cierto?No.Dnde est el documento?No... no lo s...S lo sabe... O lo tiene usted o lo entreg a alguien. Lo tiene o lo entreg?No... No, no, no!Lo estamos consiguiendo intervino otra voz. No la dejes ahora!El documento: lo tiene o lo entreg?No!No lo tiene? No lo entreg?No... no s nada...Pero s sabe que dispar contra Cecil Angevine, verdad? Lo sabe?No, no...S lo sabe. Dispar, no es cierto?No... No, no...Por qu no nos dice la verdad? Somos sus amigos, Brigitte. Usted dispar Contra Angevine, no es cierto? Lo mat usted o no?S... S, lo hice...Ya sabemos eso. Bien: por qu?Lo hice... S, lo hice, dispar contra l...Por qu?Dispar... Dispar... Dispar...Por qu? Dganos por qu!Cuidado se oy todava otra voz diferente. La ests forzando demasiado.Estamos a punto de conseguir que...Hay que dejarla descansar. Ya ha confesado que lo hizo, y, de momento; eso nos basta. Ahora dejmosla en paz. Cuando despierte hablaris

    con ella, y, si vuelve a negar, insistiremos con la droga.Est bien. La verdad es que no quisiera perjudicar a Baby de ninguna manera...Stanford detuvo la marcha del magnetfono, y se qued mirando a Brigitte Montfort, cuyos ojos, muy abiertos, estaban fijos en el aparato. De

    pronto, suspir y dej caer la cabeza, vencida. Los dos expertos cambiaron una mirada de triunfo, velozmente.Como ve, ya es intil que siga negando. Sabemos por usted misma que lo hizo, as que, de un modo u otro, insistiremos hasta que nos diga por

    qu. Por favor, Baby, no nos dificulte las cosas. Qu gana con ello?Brigitte permaneci casi medio minuto inclinada en el sof, oculto el rostro tras sus manos, inmvil. Cuando alz la cabeza, los dos expertos vieron

    su gesto crispado, un tanto demudado.S... S, lo hice, es cierto... Lo mat, pero no fue a propsito, no era sa mi intencin! Claro que no...No quera matarlo, pero dispar contra l? Explquenos eso, por favor.No... no dispar contra l, sino contra el ruso...El ruso? resping Stanford. Qu ruso?Haba..., haba tres rusos all, cuando yo llegu a la suite... Uno de ellos...Espere. Por qu no empieza desde el principio? Desde que el seor Angevine la llam... Porque la llam, verdad?S... l me llam a las cuatro de la tarde. Le dije que ira, naturalmente. Y fui a eso de las cinco. Cuando entr, los tres rusos ya estaban all.

    Bueno, de momento, yo slo vi a dos. El otro lo vi cuando despert...Cuando despert? Qu quiere decir?Yo llegu, empuj la puerta, que estaba abierta, y entr, tranquilamente, porque saba que el seor Angevine me estaba esperando. Supuse que

    haba sido l quien haba dejado la puerta abierta, para que entrase en seguida y nadie me viera ante su puerta, sin necesidad de tener que estar l allesperando... Entr, y fui directa al saloncito. All estaban Cecil y Susan Angevine y dos rusos. Comprend en seguida que eran rusos... Estaban

  • apuntando a los Angevine con sus pistolas con silenciador, y llevaban guantes. El seor subdirector estaba en pie, y a su lado, un poco ms atrasado,se hallaba uno de los rusos. La seora Angevine estaba sentada en un silln, y detrs de ella, tambin de pie, haba otro ruso, que al verme aparecerdej de apuntarla a ella para apuntarme a m. Naturalmente, puesto que iba a ver al subdirector de la CIA, yo no llevaba mi maletn, pero s habadecidido tomar mi pistolita... La llevaba en el escote, pensando que podra necesitarla, si lo que tena que encargarme el seor sub...

    S, de acuerdo. Entr, haban dos rusos. Qu ms?Bien Brigitte se pas la lengua por los labios. Me qued paralizada por la sorpresa, y, claro, comprend en seguida que haba cado en una

    trampa, sin que el seor Angevine hubiese podido hacer nada por advertirme. Me qued quieta, e intent simular que me haba equivocado de suite,pero claro, los rusos se rieron. Me preguntaron quin era... El seor Angevine me miraba de un modo que tuve que comprender: fuese como fuese, yodeba salvar aquella situacin... S, por el modo de mirarme, supe que el asunto era tan importante que haba que arriesgarlo todo, fuera como fuese.Tambin me dio a entender que detrs mo ocurra algo, pero... pero eso slo lo comprend ms tarde, cuando ya no haba remedio. Uno de los rusos,viendo que yo no contestaba, dijo que el subdirector de la CIA no iba a citar all a cualquier agente femenina de la CIA, y que, por tanto, yo deba serBaby... Estbamos en un hotel, y supe que no se complicaran la vida conmigo, que me mataran... Luego me demostraran lo contrario, pero entoncespens eso: me iban a matar, y tambin iban a matar a los Angevine... Qu poda hacer?

    Sac usted su pistolita?S... S. Fui tan rpida que casi los sorprend... Casi. Dispar contra el que estaba junto al seor Angevine, pero... pero sucedi algo... horrible...

    El ruso tir de un brazo del seor Angevine, buscando apoyo para saltar ms rpidamente detrs de l... El resultado fue que los dos se movieron: elruso qued atrs del seor Angevine, y... y ste recibi la bala en el pecho... Qued paralizada de horror. l se haba quedado de pie, y me miraba, conlos ojos muy abiertos, incrdulo... Creo que no estuve paralizada ni un segundo, fue una de esas visiones brevsimas que... que duran toda la vida...Luego, ya no tuve tiempo de nada: el tercer ruso, que haba estado oculto detrs de m, me golpe en la cabeza, y ca... Lo ltimo que vi, muyconfusamente, fue a la seora Angevine corriendo hacia la puerta. Y cuando despert, ella estaba muerta, de una herida en el pecho...

    No. Slo la hirieron en un costado: se mat cuando, al recibir la herida, cay y se golpe contra una mesita de cristal.Brigitte Montfort baj la cabeza, mordindose los labios.Lo siento gimi. Lo siento! Oh, Dios mo, cunto lamento no haber podido...Qu pas luego?Luego? S... Bueno, cuando despert estaba tendida en el suelo. A mi lado haba un ruso, apuntndome con su pistola... Los otros dos estaban

    buscando algo por la suite... Por fin, varios minutos despus de que hubiese recobrado el conocimiento, uno de ellos, el que buscaba por el dormitorio,lanz una exclamacin, y a los pocos segundos sali, llevando un sobre en una mano. Dijo que ya lo haba encontrado, y que podan marcharse,despus de matarme...

    Podan haberla matado antes, no? Mientras usted estaba sin sentido...Es que uno de ellos, el que diriga el grupo, no tena intenciones de matarme. Quera intentar llevarme viva a Rusia. Dijo que tena una idea genial

    para que, si escapaba de ellos, los de la CIA me acribillasen en cuanto me viesen. Y adems, para ganar tiempo, dijo que haba pensado algo... Mehizo llamar por telfono a la centralita del hotel, diciendo ser la seora Angevine, y que...

    Sabemos todo eso. Y usted llam, claro.Claro... Saba que, en cuanto les ocasionase la menor dificultad, me mataran. Qu otra cosa poda hacer?En eso estamos de acuerdo con usted, naturalmente. La obligaron a vestirse luego con ropas de la seora Angevine?S... S, as fue. Salimos los cuatro, yo en el centro del tringulo que formaban ellos. Saba que, al menor movimiento que les inquietase, me

    mataran, as que Obedec en todo dcilmente...Entonces... usted no se entrevist con ningn hombre en Central Park?Claro que no!Pero un hombre llam antes de las diez y media... Dios, qu jugada... Sera uno de ellos, por supuesto. Usted haba matado a Angevine, aunque

    sin proponrselo... Lo arreglaron todo de modo que nosotros penssemos... precisamente lo que hemos estado pensando: que usted, por motivosincomprensibles, haba matado a los Angevine y que se haba llevado el documento... Por eso dijeron que los de la CIA la bamos a acribillar, en cuantola visemos!

    No s... S, supongo que sera por eso... Pobre seora Angevine! Y pobre seor Angevine... Les juro que en ningn momento pretend matar a...!Tranquilcese, no tiene que convencernos de eso, Baby. Mat al seor Angevine por accidente, precisamente intentando ayudarle, salir los tres

    de aquel apuro. Mala suerte, y as fue. Pero entendemos que se la llevaron los rusos, no? Cmo es posible que usted volviese sana y salva, a suapartamento? La dejaron marchar?

    Brigitte mir, atnita, a Stanford.Desde luego que no me dejaron marchar! exclam. Qu tonteras dice usted, Simn?Bueno, el hecho cierto es que usted regres a su apartamento a las cuatro de la madrugada, no es as? Y que est aqu ahora, no en Mosc.S... Bueno, claro... Los mat.Mat a los tres rusos?S.Pero... cmo..., dnde, cundo...?Pues... salimos del hotel y fuimos a un estacionamiento Subterrneo. Nos metimos en un coche y en l fuimos a los muelles del East River.

    Concretamente, creo que fuimos al 9, porque en el contiguo estaban tomando tierra entonces dos helicpteros, en el helipuerto, as que calcul queaqul era el 6, y el que fue nuestro punto de destino el 9... Haba un yate all, y me hicieron subir a l... Decan que navegaramos hacia Canad, dondetenan medios para tomar un avin que los llevara en vuelo directo a Murmank, en la pennsula de Kola. Me haban encerrado en uno de los camarotes,atada de pies y manos. Estaba en la litera, y les oa hablar...

    Hablaban del documento?S... S, s. Lo estaban leyendo... y parecan... digamos muy molestos.Es natural, por lo que tengo entendido palideci Stanford. Recuper usted ese documento?S.Los dos expertos cambiaron una mirada de grandsimo alivio.Menos, mal... Sabe si ellos hicieron copias o...?No. Estoy segura de que no. Estuvieron mucho rato hablando... A cada instante, sus voces me parecan ms airadas. Por fin, comprend que

    bamos a zarpar hacia Canad...Por todos los demonios... dganos de una vez cmo pudo escapar de esa situacin!Apret el tacn de uno de mis zapatos contra la litera, hasta que lo arranqu de cuajo, de modo que aparecieron las puntas de algunos clavitos.

    Con ellos, consegu romper las cuerdas que sujetaban mis muecas; luego, solt mis pies, sal del camarote... y los... los mat a lo tres...Cmo?Prefiero no hablar de eso. Qu importa? Tres hombres ms... Qu importa? Los mat, tir sus cadveres al mar, regres con el yate, lo dej

    en el puerto, y me fui a casa... Eso es todo.Y el documento?Lo tengo all, en mi apartamento.Dej usted el yate en el puerto?

  • S.Dganos su nombre, y el sitio exacto en que lo dej.Si, me fij en su nombre, antes de marcharme... Se llamaba Snowball. No recuerdo exactamente dnde lo dej, no me fij... Slo quera alejarme

    de all, volver a casa... No saba qu otra cosa hacer. Desde luego que Peggy me indic que me haban estado llamando, pero le orden que dijese queno se haba acordado de hacerlo... Quera pensar...

    Pensar? En qu?Haba matado al subdirector de la CIA, no es as? Qu poda ocurrirme, qu me diran, qu pensaran de m...? Tom la resolucin de decir

    que no haba estado con los Angevine, que no saba nada... Y cuando le el documento, pens en destruirlo. Al fin y al cabo, haba impedido que fuese amanos de los rusos... Por qu complicarme la vida diciendo que yo haba matado a Cecil Angevine? Adems de su muerte estaba mi fracaso... Nos... Sencillamente, no quise afrontar lo que significaba el hecho de que, accidentalmente o no, hubiese matado al subdirector de la CIA. Tena eldocumento, que era lo importante, y quise... evitarme todo lo dems. Supongo que he sido bastante estpida... Lo siento. Lo siento, y ya no s qu msdecir!

    Cerr los ojos. Los dos expertos contemplaban su rostro contrado, la mueca de angustia en sus labios. Cambiaron una mirada y se pusieron enpie.

    Vamos a estudiar toda su informacin, Baby. Seguramente, volveremos por la maana, para hacerle muchas preguntas, que dejen las cosasaclaradas en todos los pequeos puntos que, de momento; estn un poco confusos...

    No me creen? resping Brigitte.Personalmente, s. Pero tendremos que efectuar muchas comprobaciones, hacerle ms preguntas... Le molestar contestarlas?No... Qu importa ya?Stanford mir su reloj, y sonri amistosamente.Ser mejor que duerma un poco... de modo natural. Son las seis de la maana. Volveremos a verla despus del almuerzo, si le parece bien.

    Antes, si es posible, a fin de que tomen una decisin rpida sobre usted.Qu ms da? Brigitte volvi a tenderse en el sof y sus ojos quedaron de nuevo fijos en el techo. Qu me importa...? No siento inters por

    nada... Absolutamente por nada, estoy cansada, agotada, deprimida...Procuraremos molestarla lo menos posible.Sin embargo, la molestaron. Primero muy poco despus de que los dos expertos hubieran salido, entr un mdico, que, sin explicaciones ni

    subterfugios examin la cabeza de la agente Baby, encontrando que, en efecto, tena seales evidentes clarsimas, de haber recibido recientemente ungolpe en la parte posterior de la cabeza. Ms tarde, pero antes de la hora del almuerzo, cuando la divina espa todava estaba durmiendo, entraron dosexpertos de los que: todava no la haban visitado, y la acribillaron a preguntas; grabando toda la conversacin.

    Finalmente, hacia las siete de la tarde, la visit el director de la CIA.

  • CAPTULO V Y lo primero que dijo el director de la CIA fue:Lamento muchsimo lo sucedido, seorita Montfort. Y espero que no nos guarde rencor.Brigitte le mir, con expresin triste, apagada. Los dos estaban deprimidos, fatigados moralmente.Yo tambin lo siento, seor murmur. Y no guardo rencor a nadie, se lo aseguro. La actitud de ustedes ha sido la que corresponda a un

    caso de alta traicin, lo comprendo muy bien. Slo espero que no sea usted el que me guarde rencor a m: no ignoro que Cecil Angevine y usted eranmuy buenos amigos personales.

    El director movi la cabeza en sentido negativo, se sent y encendi un cigarrillo con mano algo temblorosa.Cualquier cosa que ocurra dentro de la CIA es siempre mejor a una alta traicin dijo. En el caso de usted, al matar a Cecil, hubo mala

    suerte. Y no me cabe la menor duda de que usted es la primera en lamentarlo.As es. Gracias por su comprensin, seor. Quiz... S, he sido una tonta, lo admito. Pero entindalo: para m era... humillante y doloroso decir

    que haba matado a...Dejemos eso suspir el director. Ya no tiene remedio, y, cundo menos, usted evit otros males. Habra sido terrible que ese documento

    fuese a parar a manos de los rusos... .Est segura de que no enviaron ninguna copia a alguna parte?No tuvieron tiempo, ni tenan intencin de hacerlo, ya que estaban seguros de llegar a Canad, y de all a Rusia.Bien... Algo se ha salvado de este desgraciado asunto.Quiz todava podamos salvar algo ms, seor.S? se sorprendi l, A qu se refiere?Al parecer, usted no se ha preguntado cmo pudieron los rusos enterarse de la existencia de ese documento, de esa carta que iba dirigida al

    Gobierno de Pekn con la oferta de la CIA.Desde luego que me lo he preguntado. Y no he hallado una respuesta satisfactoria. Usted s?Podra ser.El director de la CIA entorn los ojos, contemplando expectante a la mejor agente de que dispona. S, pese a aquel fallo que poda definirse

    cmo... mecnico, al errar un disparo, sera absurdo menospreciar el valor moral, fsico e intelectual de la seorita Montfort.Me gustara escuchar su opinin al respecto murmur.Puedo saber el nombre del agente chino con el que, segn entiendo, estaba usted directamente en contacto...?Shiu Mei.Gracias. Y una pregunta, seor: se jugara usted la cabeza por la fidelidad de Shiu Mei hacia China o hacia la CIA?El director comprendi en seguida y palideci.Desde luego que no. Pero la oferta de la CIA al Gobierno chino era muy ventajosa para ellos, y muy perjudicial para los rusos.An as, cabe pensar que Shiu Mei tuviese... iniciativas muy particulares. Nada nos impide pensar que lleg a un acuerdo con los agentes de la

    MVD sovitica, avisndoles de lo que podan conseguir en aquella suite del De Luxe Hotel. Porque si no fue as... de qu otro modo se enteraron losrusos de la existencia de esa carta dirigida a Pekn?

    De ningn otro modo, ya que solamente Angevine y yo conocamos su existencia, aparte de Shiu Mei. Pero me parece absurdo. A Shiu Mei lebastaba recibir la carta de manos de Angevine, obtener unas fotografas de ella, y, si lo que quera era dinero, los rusos le habran pagado lo mismo porlas fotografas que por el original de la carta. Y sin riesgos para nadie.

    Para Shiu Mei, s. Supongamos que lo hubiese hecho como usted dice, seor... Muy bien: la CIA no habra tardado en comprender, por la actitudde los rusos en general, que esa carta haba sido leda por ellos. Y entonces... de quin habra sospechado usted, seor? De Cecil Angevine? Deusted mismo? O del chino que haba actuado de intermediario, Shiu Mei?

    Sin la menor duda, de Shiu Mei.Entonces, era mejor para ste que los rusos se apoderasen directamente del documento, con lo que el conocimiento por parte de Mosc sobre

    su contenido resultara lgico..., y nadie podra sospechar de l, que ni siquiera habra recibido el documento de manos d