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CANCIONES PARA RUANDA

María Meleck Vivanco

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Canciones para RuandaMaría Meleck Vivanco

Ilustración de Tapa:“The weather planner” de Romina Berenice Canethttp://www.rominaberenicecanet.com

Ediciones ibuK - 2013http://ibuk.com.ar

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a Luis Guaraglia

su inabarcable identidad

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5to. mandamiento:“NO MATARAS”

“Vuelve tu rostro a laOración del despojado”David, Salmo 101 (102)

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1.   Solitario escorpión de amarillo purísimo     Con erecciones que delatan la guerra

Bajo las puras rosas  Las palabras más áridasresistenBermellones y negras fulguran casuarinas  Languidecientesbrotes y viento atribuladoAtadas están al carruaje del sol y a la desolacióndel mundoAcompañan postales con dinamita y gritos de locuraPronto desaparecen todos los ruidos del amor  Mezcladoscon amuletos consumaciones y presagios  Amor que secomplace con herejías y reniega del hombrePiratas como dioses sellan la última puerta  Comomudossonámbulos de otro lagar oscuro  De otro violín deinfortunada melodíaTexturas para un cielo que contrasta el furor  DoblecoronaDe infaustas mariposas Paneles que se cierran poradentroHuestes que ardieron antes y yacen apagadasrecubiertas desal  En cautiverio  Solamente nube rizada de pólvoray ángel

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desveladoOh aldeas enterradas y lábiles como el fino temblorEspacios de inocencia  Nieve de la tristeza queencanecejardines  Llamador insistente en la desierta alcobaabandonadaAquietad remolinos  Tened piedad en esta angustialargaResistid el escombro de inauditos recuerdos

Porque en Ruanda aún se abren blanquísimos capullosY enRuanda todavía los espejos resplandecen

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2.   Las banderas de orfandad  Enrojecen la lluvia

La partición de las estrellas  Descubre oscuridadsobre losmismos cuerpos que luminosos nos herían  Agotadosestabande escandalosos sueños  Sin conocer del llanto esaorla depies inertes  Su filo de flamencos que van minandolasprofundas sedas  Las mordidas de besos  Lasdiminutas lunasde la manoDeseo por deseo  El borde de mis labios amanecióvacíoAdormideras del mar  Retengo a mi costado  Escalofrío deextremaunción convocan las campanas  De norte a surSuoficio de follaje y negra sed se instala en lasmurallas  Lapalabra cabeza funda banderas lejos de su templo  Eninglealucinada  En rojo ardiendo  En gotas deatormentados niñoscayendo a sobresalto  Aullando a flor de vientredesde una

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comisura de relojesBusco el secreto manuscrito de Ruanda  Su memoriadiscriminada al cielo polvorientoY el pobre Dios cruzaba la frontera esparciendo comoal acaso pétalos  Naturalmente la víspera caían  Abriendo al mundode par en par sus ritos para que entrara el mago dela suerteY pagar su rescate de azucenas  Desnudo hasta elcabello

Prendido de una nube como si fuera un ángel

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3.   Y el valle violento es como un matuasto al sol             Galopado de turbulencias

Volvía del castigo  Y recordé los tártagos  Dondeenredaba música la luciérnaga triste coninstrumentos traídos de la guerraLa huída a contraluz  Los corredores que sepulta latierra gris y el viaje de la aurora Cuidan micorazón  Mi vino pálido que noche a noche sorbe lametrallaYo he intentado morir  Y no he podido  Desciende elviento pero nunca muero  Quema lágrima heroica encarne que supura tanta impiedad  Tanta neblinaansiosa

Dios proteja esta herida dulcemente  Y entorne lasventanas del espejo

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4.   Como una caracola la muerte estará en otroruido       Como un higo de luto  En otros dientes detímido       conocimiento blanco

Oscuros umbrales de revelación  Sostienen temerariosla edadimpura  O el cuchillo de plata a la intemperie  O lacaravanaque alisa arenas y castiga a los pájaros heridos (Cuando apareceel huésped persignarse)La inocente descubre ceremonias en los huesos de unniñoVoraz una cascada de nieve derretida  Lava de olvidosu almaRed luminosa fluye en el coro de renacuajos deldiluvio  Yplegaria comulgante en el oído sordo de tristezasobre tristezaRuanda inventa un corazón para olvidar  Sueltalujurias enlos ojos velados que encienden la imaginación  Aquíen su pielexiste una rosa cautiva perversamente lastimada  Esla rosa

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esclava de secretas voces  La casa desprovista demanjares ypaciencia  Los fantasmas del ancestro que convocananimaleslibidinosos y grifos de ruidos permanentes  Diosessorprendidosen el Kivú  Apostados entre mariposas salvajesOscuros umbrales de revelación  Cuerpos destruidosde tantovagabundeo sin brújula  Con su joroba verdinegra queasomaen la claraboya de la luna

Deseo comparecer a tu lado Ruanda de incestuosaslágrimasEfímera  Como tu pulso de felicidad invisible

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5.   Las mariposas del olivar  Aún saborean el rocío     de las bocas concupiscentes

Agrio su corazón  Desolado y oscuro como una almadíaen eldeclive de la noche  Aprisionado  Enfurecido al aireY por laproa la niña de pelo lacio desaparece suave como ungatoDulcemente empujada por glicinas  Puro orgullo surealidadPuro fantasma y zambullidaYo escamas toda de pichón de pájaro agónico quehubieracerrado bruscamente su pico  Yo en tinieblas con mihijononato  Yo en balandros donde se predica o se mienteYo en caricias con piel lluviosa que van hacia eldestierroCon ubicuo poema acuartelado  Cariátide y almena yoApenas esbozada del silencio  El abismo cubierto deremiendossanguinarios  Yo mezclada con niños contrabandistastatuadospor arpones  Yo en cuatro frentes y en el arcano dela canteramilenaria  (Embajadora alguna vez de tiernos

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heliotropos)Las balas no sirvieron para mi guerra  Los besos nome hicieron soñarcon marsupiales  Ni con azúcar de boca y cuerpo deobsidianaSi demando su nave olvidadiza  Las gaviotas deRuandadespeinan mis cabellos de fósforo delgado

De madrugada crujen las mortales  Incesantes  FurtivasPicoteándome por dentro

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6.   Carne mía  He aprendido de ti  Arcoiris quetransfiguras       la muerte

Diezmando el ruiseñor  Mis pies revolotean el pan demuerteLabro la desventura con orquídeas que alternan losventilucesde la selva  Los presagios del mar y el abismosatélite queaprendió del asombroComo una tigresa en su cubil que se va desnudandohacia lasflores Ruanda no se separa de mi vida mirándome  Ahoraque su piel se lava con la furia Y ruedan lasmetrallas comocopos de muerte

Mi pan de muerte suyo  Mi toga funeraria  Miarmadura inservibleque junta mariposas

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7.   Ahora deberé descansar con las brujas del agua       O en la exploración de un sueño repetido

Tal vez yo sea un pájaro salvaje  Estreno el corazónpara lospuros desafíos  El ejercicio lúdico de mi piel  Aviva el fuegoy atrapa la humareda  Reconoce en la luna a lospueblosinfieles  Una montaña de miradas muertasVivo la huella de la doble ocasión y losfloripondios ferocesEl cementerio amarillo de las aldeas africanas Y elsoplo deexpiación subiendo de la tierraSilba el picohueso de las brujas sobre las amapolasdeltrópico  Los almendros inhóspitos sonríen Y engañansuperfil con un baile de máscarasDios empujando a mis cabellos tristes  Dios a travésdel cieloempecinado  Oh signos tan fatales que disparan lospárpadosPero Ruanda vigila  Contiene la respiración en sucarozo desombras  Juega con los herrajes abandonados  Trepa

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fantasmas sobre los paladines de la música  En lasustanciamovediza de los puentes  Reabre incontables deliriosDemonios de ardiente luz de sexos y pozo de lamento

Mentira  No puedo explicarme tanta inocencia ocultaen estossueños devorantesComo la araña en el incendio del bosque

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8.   Estamos sospechados de jaulas reclinables y dehuellas     de pez

Corren lágrimas Y juegan a morir como las hojas querespirabanvalles  De antigua mansedumbre ellas llorabanIntento planear destellos en los desnudos delcorazón  Entre incendiosy guijarros de azufre  Palomas de la curtiembre  Endurecidos murosy alcancías de ebriedad  Telones de mapas digitales La callejueladel edén  Doblada hacia el deseo oscuro de la guerraRuanda es de llama y viento como la música  Retrocede las grandesespirales y las puertas del odio se abren a camposvírgenes  Susheridas sacian las invitadas bárbaras  En losfestines del infiernoLa muchacha no alumbra a los mendigos de palacio conla resina blancade los pinos  Ni enamora a la dicha que muestra lapenumbra donde las sepulturas ahogan sueños Permanece –fría y santa- como si fueracolumna delicadamente sostenidaExtraño ahora al peregrino del Señor  Al ave

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alborotada paraglorificar su templo  A los volcanes del medano quegastan nombresde criaturas imaginarias  A la alhucema que palidecerememorandocolibríes y placeresMe quedo afuera con esa niña desconsolada  Ella metrae racimospegajosos entrelazados con tormentas

Fauces que trituran ángeles  Cuerpos disfrazados depájaros

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9.   Hoy es noche Y en mi boca no hay tregua       Comienza la oscura cacería

El diente de la oruga atraviesa y divide los cuerpos Viste desacrificio el salto de mis piernas animales Y losjinetes ligerosdel placer van hacia regiones de derrumbePido a la enemiga que se distancie de las formasirreconociblesDonde los naranjos del cielo se suiciden Y loinhumano de la muertese establezca en territorio de clavelesMi cintura artificial cambia de situación  Cambia dedueño  Ahorase adormece como un reloj de arena en el fondo delsubmundoOh cómo oscurecen los quebrantos  Las sepulturas deriesgoEl desierto pudor y el corazón sudado de la lengua  Cómo entristeceaquí en Ruanda la noche  El misterio de una espesuraabiertaDeseo flores embetunadas de carmín sobre mi cama detrébolesO lunas de violenta anemia apareciendo en mispalabras

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Beber pacientemente el otoño vibrante del perdón  Obesar a Dioscon un grito de dulcísimo exterminio

Mi salvación del otro lado de la vida  Sobrevoladapor las moscas del sueño

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10.   Beberé en el mismo jagüel de un caballohermoso         Que esté midiendo mi sangre  Mi encendidadistancia sin alas

Para satisfacer la holganza de los cisnes  Mispebeteros unían sudesamparo al centro de la tierraÁvida luz de invierno veía las señales  Y asomaba alabismodeseosa del complot de la luna  Del lujo decostumbres indigentesDe efemérides que desentierran huesos y vigiliassalvajesEra Ruanda como caballo mudo escarbando suspiros  Overdugoque paraliza péndulos y corroe los países de laaventura  La singladuramortal en la feroz hoguera del espejoBajo un golpe de sueños  Acudo a la oficiante de laorgía  Y tocolas alas de su ombligo  Las sedas que ofrecen susradiantes afectosLos sombreros de rafia multicolor  Dispersos envagabundoshoteles de la islaY descubro el rostro de la intrusa arrasado de

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hormigas  Detrás de lanoche  Entre la lluvia y el infortunio de la lluviaEntonces soy el olvidado corazón a lo lejos  O elrabdomante impuroO la conspiración absurda de mi cuerpo

He renunciado a mi boca de músicaY bordo mi alegría de serafines verdes  Con el hilocaliente de su collarde sombras

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11.   Como si en la ciudad de los bandidos Y losjazmines        arcangélicos  Los números fueran el iniciodel desastre

Negro juicio en Ruanda  Como el amanecer congeladoen unojoEl pez de azufre y el mar deshabitado  Se nutren enla sustanciadel infiernoReconocen el territorio de crueldad Y adoran a esediosdesmemoriado con artera pacienciaYa nos revuelve el asco Y la pequeña larva de lautopía  Secolumpia inocente en el espasmo de las arenasmovedizasEmpezamos a amar con la misma ternura viscosa delrencorNo más la promesa de la felicidad  Tan falsa quedescomponehasta la sombra

Prefiero soplar la luna  Pertenecer al cautiverio delos locos

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12.   Se oyen lejanos gritos de hombre y de mujer        Y el fuego que devora un monte en la dinastíade los pétalos

La enemiga cruzaba la frontera  Iba dormida lainocente abejaLa matriz de su ala  Sangraba hilo delgado de orofinoY el sacerdote pescador hilaba perlas negrasCama de erizos para la novia tímida  Apresuradaamante de lamuerte  Su noche errática  Su posada de palmeras ytigresGritan los pájaros gemelos en su pareja celestial Aldea virgenRuanda  Heridas respirantes la convocan  Fulgoresque salvan la oscuridad  Verbenas machucadas conolor a alcanfor  Las manosLos pulmones y la sombra son el humo de un pez  Encima de la fuente agonizan los capullos del iris  La creación abre sin luna al mirto  Tatuada selvamaldecida  Muertos de Ruanda descorren los visillosde sangre  Miran pueblos llenos de excusas Renegados sacramentales del azar y palpitantes sexosen la hogueraQuieren medir el peso de los huesos (que aquel quete acompaña te derrumba)Mientras el alacrán del lago  Cuida su prole

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hambrienta bajo las hojas amarillas

La enemiga cargaba su fusil  Iba dormida la inocenteabeja

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13.   Permitidme los tactos que suavicen el alaridode la realidad

Un grito que conmueve de pánico las hojas delmanzanoEriza los cabellos y desvía al mensajero desangrientasmagnoliasCaen las visiones en esta identidad tan brumosa decaceríasy villanos  Tan responsable en su desdén y al mismotiempoaliado que se inventó el infiernoAhora relampaguea vidrio en los ojos del gato  Yvolteretascrueles amenguan las caravanas en ascenso  Al amparodeDios  Supera el diapasón su minutero anticipado Muchaaudiencia de sombras  Mucha memoria hacia el combateMucha dentellada extrañaSomos los extranjeros  Pianistas obsesos al fondodel jardínque miramos la serpiente en cada mano  Y elpatrullaje de lafruta escondida  Nuestra médula tiembla  Se exiliade la

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guerra anticipada  Se controla como un cisne de lomoiridiscenteComo un ojo impiadoso entre las uvas  Aprendo alservicio de latristeza en un azulado país  Sus infinitas raíces melloran y alejanmi nombre verdaderoEstamos sitiados por el desquicio y la impunidad delosverdugos  Veo la resaca del mar que va y viene enuna hélice violentaEn un cañamazo de atormentados coloresRuanda lapidada en su refugio de piedra hereje  Ruandacumplida de morir vertiginosa

Y un chorro de aceite hirviendo cae sobre laspalomas deÁfrica  Que antaño izaran las voladuras del corazón

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14.Papeles amarillos húmedos de oscuridadDestiñen de a poco las galas del reino

En remolino de menguados ojos  Entro en el laberintode la guerraEl delirio flamea junto a una nube extraña  Con unaagorería degallo bataraz  De ave gloriosa incursionando encauses de zozobraBajo un aura salvaje donada por las flores máslujosas  Atraigo mi derivade ser en el lago  Kivú  En los fértiles sueñosjubilosos  Rodeados de azahares que junio resucitaLa dimensión del luto es hálito inocente  Como unpadrillo en celodescarrila sus ángeles  En cavidad de piedradesolladaNadie le salva el corazón a nadie  Nadie le salva elbeso la herencia la memoria el trino  Que de olvidoy de brasa son los pueblos que entregan sus ovejas  Y corolas en duelo desesperan a los ríos ocultos  Madres rituales que desgranan fábulas  En un recodode aquietada guerraLagrima mía Efigie de medalla oxidadareconocidamente muerta  Desgajada en la rama

Ya nadie cuida el oro fuera de la tierra

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Ya nadie nombra el llanto

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15.   Siempre la muerte abstraída y vibrante  Entorno a un molino         que asedian los pájaros

Ya no más las señales  Los uniformados de otralatitud sortean las fuentes de Ruanda   Comoenmohecidos retratos que convierten en polvo suslamentacionesCreo aún en la anatomía fugitiva de los besosseráficos  De los besos que arrasan espejismos yarenas del insomnioY descubren el calendario nefasto  Y sonconsecuentes con los objetos del candor  Elloshipnotizaron mis juguetes de virgen  Y también lanegligencia de los cometas errabundosDeclinaría yo a desaparecer  Cuando mi lengua seahogue en los remansos de otras lenguas Y puedaarrojar mi corazón desde el acantilado de otradesaforada geografíaCuidado  Las baratijas de  Lucifer ruedan sonandopor mis ingles  Y hacen sollozar los tulipanes queoscurecen el sol  Y los escalofríos tan cotidianosde mis fantasmas terrestres

Como cuando era niña  Caminaré dormida por lascornisas del cielo

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16.   La raza del sollozo va al garete  En orgasmoslunares que         escarban las hormigas

¿Es que no puedo descansar en el sueño como unsimple animal violento y triste?Los inefables me dan la vuelta al mundo y mi piel esun circo con saltamontes y rodillasPredico desmesurada  Me abanico ruidosa entreángeles  Y adorno de entrecasa mi aposento de vida  Huyo a los montes y acuesto mi cabeza donde caen laspuertas  Llevo marcas eternas de virreinatos  SignosMe sacudo doblada y desdoblada como la fuerzaimpersonal de Ruanda llamada su justicia El regazode fósforo queriéndome quemar  El corazón quemándomela yema de los dedosSi regresara Dios  Yo le diría Señor de las colmenaspurísimas  Dueño mago inclemente del más alto molinoSi con su flauta de innumerables trinos regresara Su plenitud  Sus labios temblorosos como un simpleanimal violento y triste  La viajera de azúcar quealigera amapolas yo sería  Su última nodriza

Con mis pechos humeantes dando la vuelta al mundo

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17.   Así cayeron los plantíos a mis pies  Con suagua verdísima de         mil ojos corruptos

La naciente luz ha vacilado en el peligro  Ya todolo efímero detrás del día se diluye Como el perfumedel limónEs Ruanda fluctuante  Un retrato cubierto de espinasy milagros  La enamora su juego Contra la marea delas rosas  El trozo de metal que enmudece la tierraVedada nos está la alegría  Sus mares constelados  Pues la misma sal golpea una y mil veces en una olade urgencia sin sentido  Los pericotes handescubierto la raíz  Y está escrito que se apareendebajo de los árboles  Y que sus pactos se cumplan adestiempo Porque los dioses han permanecido en susimperios  Donde las formas son maravillosasVedada nos está la vigilia  Con párpados abiertos enel profundo sueño  Ojos predestinados a reinar  Leños que consumen sus brasas fuera de las bengalas Y cuchillos de condenación que lastiman a ciegasCómo han podido despertar sin esa isla  Sin esecentinela de endemoniados y vírgenes  Sin esabeatitud en medio del incendio Y los visillosvioletas Flotando en ceremonias de la guerraVedada nos está la eternidad  Su espejo siempreempañado de repetir los mismos rostros Su cábala quetiene en mérito la oscuridad  Los transhumantes

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enanos del hechizo  Las pobres apariencias que sederrumban

Fiel a su espanto Ruanda ha disparado al corazón Infinitamente silenciosa

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18.   Sólo en sus ojos intercambio mi espejo

Yo sólo pido accidentes de amorLos saltimbanquis huyen de sus tiendas  Y el corazóncobrizo de los santos resiste  En seguimiento de lamuerteEl pródigo señor orina estuarios  Avatares heroicosY con marcas de pájaros sin nombreDe momento los límites del viento  Abren en Ruandasu desvelo triste  De encrespados silencios sealimenta  De corrompidos lirios y papelesYo sólo pido y sangro accidentes de amor  Que sepuedan mirar arriba abajo y al costado tumefacto delcielo  Que acaricien la tierra suspirada deserpiente huesuda y calavera De marginales formasque detesto  De gestos resbalosos y programas quepierden las ventanas candorosasPor ejemplo  El ocaso nos deja entristecidos yhermosamente quietos  Aquí o en Ruanda sucede estanoticia  Casi lo mismo  Si jabalí o lagarto ocriatura carnívora de innumerables patas que viene adespertarme  Sólo lo sabe DiosLa cruz de juglaría que incorporan los huesos  Loslatidos medrosos del guijarro  Y los asnos angélicosque galopan colinas del embrujo  Miran a la invitadasobre sí misma ausente  Abren el manuscrito que esrozar intemperies  Y conocen la avispa curiosa de lamuerte

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Ha durado el deseo  Golpea puertas místicas en lanada  La nada

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19.   Registro una magnolia  También una alegría sinoficio

Tras la persiana se vislumbra el rito  Crisantemos ylíquenes sonríen  El talismán solar como un menudoinsecto  Proyecta su lámpara en el muroY aparece el cadáver muy cerca de la niña  Su nucasombreada y aureolada de culebras y moñosLa noche respirante nos traiciona bajo el cielo deRuanda  A campo abierto  Separada de piernas yherida en sus herrumbres  A instancias de unainercia transparente  La nada entrega al río elaroma de muerte que rodea la casa enajenada  Lucescardíacas Desguarnecidas flechas matinales socavandola dicha  Y palabras que alertan la guardianaObservo una vez más sus ojos – el péndulo y la niña– súbitamente abiertos

En la costa quemada  El suave balanceo de palmeras  Y el contorno invisible de un animal violento Tímidamente desaparecido

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20.   Dime   ¿A quién conoces en esta limusina decrueldades?  Yo le contesto como a Dios  A casinadie

En el coto cerrado de la noche me encuentrocaminandoTodo mi ser afueraLa realidad ambigua me demora  Límite puesto enRuanda a descifrar solsticios  Vibrante texto que lanieve apaga Y absurdo corazón maravilladoEn la desierta próxima laguna  Circula la magiaantigua  Nadie escapa en la guerra al violentocadáver del sonido  Al fervoroso que recoge piedrascomo collares de ojos invasoresDesdoblamiento en llama  Persecución irreal delcielo  En una calle de lágrima sin fondo Callequemada a oscuras  Odiosa calle  Fascinante sombra Espalda de esa música tediosa de registro imposibleMe detengo centurias en el umbral de un cuerpo  Besosus máscaras de espacio de tan feroz hechura  Yhuelo axilas de negra claridad  Por si el mar meconfunde le pregunto  ¿Quién a vencido a quién?   Silentamente quitas tus zapatos frente al hogar  Y aldescansar la voz  Tus cabellos gloriosos seaproximan  Les pregunto ¿Ruanda ocupaba un altocorazón?  ¿Ocupa ahora la superficie trémula delmundo?Reina depuesta con su lago extraño  Ave cercana en

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celo  Signo ululante que mezcla tizne y leche  Queaparece en el fondo del hastío a refugiar su lutosilencioso

Y ahora los amantes duermen juntos  Hasta que uninsecto resplandeciente los separe

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DATOS DE LA AUTORA

María Meleck Vivanco: 1921-2010. Nació en Córdoba(Valle de San Javier, de Traslasierra), Argentina.

Ha publicado los siguientes libros de poesía:

“Taitacha Temblores” (poemas quechuas), Lima, (Perú),1956; “Hemisferio de la Rosa”, Buenos Aires, 1973;“Rostros que nadie toca”, Buenos Aires, 1978; “LosInfiernos Solares”, Buenos Aires, 1988; “Balanza deCeremonias”, Último Reino, Buenos Aires, 1992;“Canciones para Ruanda”, Buenos Aires, 1998. Parte desu obra ha sido traducida al Italiano y al Portugués.

Ha recibido los premios:

“Libro de Oro”, Lima, (Perú), 1956; Segundo Premio“Municipal de la Ciudad de Buenos Aires”, 1978; PrimerPremio “Fundación Argentina para la Poesía” (colecciónde poetas contemporáneos), Buenos Aires, 1988; Premio“Edición” del Fondo Nacional de Las Artes”, Buenos

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Aires, 1991; Nominación por Argentina en “UNICEF” deNueva York (U.S.A.), 1996; Premio “Universidad deLetras” de La Habana (Cuba), 1997. Participó endiversos congresos, entre ellos el “CongresoInternacional del Surrealismo en el Tercer Milenio”,Roma, (Italia), 1999, dado que María Meleck integró elgrupo de surrealismo argentino del que formaban parteAldo Pellegrini, Enrique Molina, Telo Castiñeira deDios, Olga Orozco, Francisco Madariaga, con los quecompartió vida y poesía.

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María Meleck Vivanco, exploradora del enigma

Por Jorge Boccanera

La vigencia de la poesía de María Meleck Vivanco resideen un imaginario propio, tan extendido como esquivo adilucidaciones basadas en premisas lógicas yrazonamientos lineales. Hay instancias en que definir –uso palabras del poeta cubano José Lezama Lima- seconvierte en cenizar; es por ello que a esta obrasiempre en ebullición sólo es posible acercarse en basea conjeturas. Tan contundente es la poesía de Vivanco,que cada verso la representa; elijo dos: “todo respiraincendio” y “ella se pudre en sueños”; son apenasseñales de una selva interior donde hierve su marmitade fuego derretido. Con datos pálidos, hilachas delbosque, fulgores que duran un parpadeo, arma una y otravez la historia de una niña que posa sus enormes ojosen las “huellas carnívoras” de la noche. Otra de susanotaciones habla de: “el misterio de una espesuraabierta”, dando cuenta del hecho poético: laposibilidad siempre remota de entrever por una rendijalos matorrales del enigma. Poeta de la videncia,Vivanco trabaja con paisajes exuberantes y devastados,donde el amor y la muerte abrevan en la misma poza.Así, la urdimbre de sus imágenes incorpora paisajesastillados, naufragios, cacerías, pesadillas, perotambién la vehemencia del erotismo, la exaltación de lovital y un amor que es vocación y esmero.

Nacida en Córdoba en 1921 y fallecida en 2010, MeleckVivanco publicó siete libros –número cabalístico- ydejó inéditos otro tanto desde 1956, cuando escribió su

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libro inicial Taitacha temblores hasta la publicaciónen 2009 de su Antología poética. Sus otros librospublicados son: Hemisferio de la rosa (1973), Rostrosque nadie toca (1978), Los infiernos solares (1988),Balanza de ceremonias (1992) y Canciones para Ruanda(1999); mientras que en la lista de inéditos figuran:Plaza prohibida, La moneda animal, Balanza de memorias,Bañados de sereno, Mi primitiva cruza, Los regalos dela locura y Mar de Mármara, (libro que, a partir deesta edición, pasa a formar parte de la listaanterior).El volumen que presentamos aquí reúne entonces dosmomentos distintos y sustanciales de la autora: el yapublicado Canciones para Ruanda (tuvo una ediciónexigua en 1999 y en la Antología poética estuvorepresentado sólo por cuatro textos), y el hasta aquídesconocido Mar de Mármara (la autora estaba terminandode corregirlo al momento de su fallecimiento y apenasrecoge ocho de sus textos la citada compilación).Ambos títulos convalidan un registro verbal que esjadeo impetuoso, “brújula desaforada” en el arrastre delas figuras sensoriales de un jardín sangrante que semarchita y refulge con su flora solar. La escritura deVivanco es lenguaje de riesgo poblado de asociacionesimprevistas, correspondencias subterráneas,adjetivaciones audaces (“puñales devorantes”, “jinetesinfinitos”, “rosa esclava”, “seno demencial”); un dejarfluir que se espesa con los fragmentos del deliriotransformado en “tráfico de sueños”. En este sentido, yen épocas de imaginaciones acotadas y metáforasprevisibles (cuando las hay), la expresión de estapoeta rezuma libertad, lo que mucho habría queagradecerle.

A partir de su llegada a Buenos Aires en 1945, Vivancoquedó enrolada en el surrealismo vernáculo; esa “tribumaravillosa” que se reunía, según lo contó en unaentrevista: “todas las noches a cenar en un modestorestaurante como el Robino de Corrientes y ÁngelGallardo o piringundines cercanos al puerto…

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recitábamos nuestros textos, se hablaba de los famososmanifiestos de Bretón, como si se tratara de la Biblia.El grupo más representativo lo formaban: AldoPellegrini, Francisco Madariaga, Juan José Ceselli,Oliverio Girondo, Carlos Latorre, Enrique Molina y JuanAntonio Vasco” (1). Esta bohemia –que Vivanco sitúaentre 1945 y 1955- se entronca con un momento de augedel surrealismo argentino en el que surgen sus revistasmás importantes -Ciclo, A partir de cero y Letra ylínea- y los libros iniciales de Madariaga, Vasco,Pellegrini, Ceselli y Latorre; en tanto Molina ibadando pasos firmes con Pasiones terrestres y Costumbreserrantes o la redondez de la tierra. Extraña el hechode que en la década aludida, de gran producción ydifusión de textos, Vivanco no haya publicado libroalguno.Su filiación surrealista –ella misma se considerabadentro de este movimiento- tiene que ver con unaescritura que surge de un estado de videncia que sevuelve presagio, desvarío y automatismo psíquico:“escribía como en trance”, acota su hija Juana, yagrega que a ratos su poesía parecía “hilvanada por unacoherencia intuitiva” (2). Ese impulso lo describiríala misma poeta de este modo: “Cierra sus ojos, queencadenan de llama en llama, lo invisible”.

El año en que la poeta de Córdoba se traslada a BuenosAires, Olga Orozco –esa gran poeta filosurrealista conla que mantendrá una estrecha amistad- está terminandode corregir su primer libro, Desde lejos. Por ello, noes casual que Mar de Mármara comience con un textohomenaje a Orozco con versos que sin esfuerzo dantambién el retrato onírico de la autora: “maga en losjardines de la cábala… temeraria en vilo”. Ambasmujeres, temerarias en vilo, van a compartir unimaginario que es textura onírica, esoterismo, lenguajeoracular y a ratos escenografía de cuento de hadas conbosques enmarañados, brujas, hechizos, revelaciones,querubines, encantamientos, barajas, talismanes yduendes. Por momentos la escritura toma una cuerda

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barroca de selva tupida, maleza, cardumen de hojas y depétalos, enredaderas, telarañas, hervideros deinsectos.Tanto Orozco como Vivanco –que en esos años trabajancomo correctoras de estilo; la primera en el selloFabril, la segunda en Claridad- utilizan el verso deamplio período para tejer una atmósfera opresiva, unclima de inmovilidad y acechanza. Dice la autora de Marde Mármara: “Ahora, envuelta en hilachas de vidrio,siento que un roedor helado por detrás de la nuca meatormenta” (3).Aparte de Apollinaire y los cultores de la vanguardia,Breton y demás poetas franceses que reivindican laescritura automática; descontando a Neruda y las otrasvoces de la desmesura americana, y aparte de la posibleinterinfluencia entre los miembros del gruposurrealista que frecuentaba en Buenos Aires, la obra deVivanco lleva la marca del poeta Aimé Cesaire. Sobreesta voz de la negritud ampliamente conocida, leída ydifundida en la Argentina de esos años, escribió elmismo Pellegrini: “Cesaire nos ofrece el espectáculo deuna naturaleza en ebullición, donde las cosas semetamorfosean bajo la ley de lo imprevisible,animándose, adquiriendo vida” (4). Caracterización que,como anillo al dedo, le cabe también a Vivanco. Otrotanto sucede con estas reflexiones de Agustí Bartra apropósito de Cuaderno de un retorno al país natal:“Cesaire nombra no mediante la palabra, sino arrancandola imagen como ‘un pan de las profundidades’”, y añade:“Con un estilo de asalto y de resaca, sus imágenes demuerte… alternan con esplendorosas visiones de alegríasolar” (5). Es indudable que estos poetas comparten untejido verbal en el que adquieren relieve las escenasde destrucción, lujuria, ferocidad y desenfreno.Trabajan ambos el verso eslabonado en una respiracióndesbocada y continua; una acción en cadena animada porenumeraciones caóticas, lo que se da tanto en Las armasmilagrosas de Cesaire como en Mar de Mármara, Cancionespara Ruanda, Los infiernos solares y otros trabajos dela poeta argentina. En un diálogo apócrifo, ellamurmura: “Color de noche su piel, seda que hoy flotaluminosa, como abanico sangrando en la faena de los

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toros”; él le responde: “…abrirás tus párpados que sonun abanico muy bello hecho de plumas enrojecidas detanto mirar como late mi sangre”. Otros pasajes deVivanco que muestran contigüidad con las expresionesdel poeta de Martina, provienen de Canciones paraRuanda: “Busco el secreto manuscrito de Ruanda Sumemoria discriminada al cielo polvoriento”, “En lacosta quemada El suave balanceo de palmeras Y elcontorno invisible de un animal violento”, “Piratascomo dioses sellan la última puerta”.

Curiosamente se cruzan un poeta de la negritud quereconoce una patria de origen, África, y una poetaamericana que escribe sobre la lejana Ruanda; los doscon un lenguaje de textura surrealizante, paisajesalucinados y una mirada crítica hacia la prepotencia delas políticas coloniales y autoritarias de quienesdirigen o patrocinan las masacres. Lejos de quererincurrir en un acto de transformismo para atribuirle untono social a la poesía de la autora de Canciones paraRuanda, quiero hacer notar que al igual que el EnriqueMolina de Monzón Napalm, abundan los autores en los quecoexiste la búsqueda formal y la conciencia “política”.Después de todo “política” será un término usual en lavida de Vivanco, quien según su hija Juana, tambiénescritora, estuvo entre las fundadoras del PartidoComunista de Córdoba y se casó con un socialista “de lalínea de Alfredo Palacios”; y aunque ya en Buenos Airesel matrimonio estuvo lejos de una militancia orgánica,“siempre apoyaron las revoluciones de América; desde elChe hasta Allende” (6). En otro de sus libros, Plazaprohibida, escrito a mediados de los ‘70 durante laúltima dictadura argentina –sigue Juana- es posibleencontrar: “la opresión pero sublimada al amor. Lasimágenes son amantes inconfesos buscando asilo en laoscuridad y todo el libro está impregnado dedesasosiego”. En ese libro inédito, escribió la poeta:“Vengo contando huérfanos descalzos…”, “Estos que aquímorimos somos tercos y firmes” (7).No resulta entonces nada extraño que la haya

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estremecido el genocidio de Ruanda de 1994 contra lapoblación tutsi, en el que fueron asesinadas cerca deun millón de personas. En todo caso si hay algún tipode denuncia en este libro, se manifiesta en esas formasexpresivas que en Meleck Vivanco devinieron estilo. Lodijo ya el poeta guatemalteco Luis Cardoza y Aragón: esla poesía la que hace política, no la política la quehace poesía. El exterminio le arranca a la poetapasajes como los que siguen: “las banderas de orfandadEnrojecen la lluvia”, “O la caravana que alisa arena ycastiga a los pájaros heridos”, “O verdugo que paralizapéndulos y corroe los países de la aventura”, “Como unhigo de luto”, “Ya nos revuelve el asco”. En una líneaparece aludir a la indiferencia de las potencias antela masacre, aunque siempre oportunas sobre el rédito delas guerras: “Muertos de Ruanda descorren los visillosde sangre Miran pueblos llenos de excusas”.

Todos los manifiestos y proclamas de los movimientosvanguardistas -del Futurismo a la fecha- colocaron sueje en las palabras en movimiento y la imagen comoelemento nuclear. En Vivanco esto se da de modonatural; es copiosa su metaforización, la profusión deimágenes creadas que, como pretendía el poeta chilenoVicente Huidobro, son urdidas por fuera de todo marcoreferencial. La poeta utiliza a ratos el símil,instancia que es intersección y punto de enlace entreelementos desacordes, aunque en su caso el “como” nuncaestá al servicio de las analogías o semejanzasprevisibles; aquí más que comparación el símil implicacareo, cotejo, como se dijo, entre elementos disímiles.Escribe Meleck Vivanco: “El talismán solar como unmenudo insecto proyecta su lámpara en el muro”, “Comoun andrajo en la memoria del ciego más ardiente”.

Poesía bifronte, entre la celebración y la agonía, laobra de nuestra poeta se desglosa, siempre con tonosexaltados entre opuestos: eros y thanatos. En una línea

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de Canciones para Ruanda instala una lucha decontrarios que es a la vez complementación. Escribe:“Apresurada amante de la muerte”, a la que se enlaza laatmósferas de devastación y desolación de Már deMarmara: “Teje y desteje la araña, su red de sedafúnebre”, “Los ramos de la encina con su frío, losgalgos del destino amotinados, el corazón que yace ensu intemperie” “Y me parecen negras las substancias deldeseo amanecido con las manos cerradas”. Visiones queen su reverso cargan un cuerpo en llamas abriendo confuerza las compuertas de la fiesta y el extravío; todoen una atmósfera de marcada sensualidad y un erotismoque, por otro lado, atraviesa toda su obra: “Asistidapor sombrillas de nácar soy mujer de dientesdevorantes”, “Vastas mudanzas procuran los caballerosdel orgasmo”, “Busco la lengua y su santuariosilencioso”, “la moneda de puerto entre los dientes escomo mi cuerpo”.El amor desbocado que en libros anteriores se hizointerrogación (“¿Acaso estabas muerto cuando no meveías?”) instala en Canciones para Ruanda en formacontundente lo yermo e irreparable (“nadie le salva elcorazón a nadie”), y por fin el anhelo en Mar deMármara: “Su corazón, su inagotable corazón crecía enla comarca de los vientos que desflecan la tierra”.Poesía de la metamorfosis, de la mudanza, de un todotrastocado; poesía de lo lúdico, del arrebato; laescritura de Vivanco deviene jadeo en elencabalgamiento de versos que se despeñan en unaescritura que elude la puntuación y usa en formaantojadiza las mayúsculas para dar un fraseo singular.Sus imágenes se mueven entre lo radiante y lo sombrío,para revelarse con igual vigor. Dice: “Mientras la lunaexhala su perfume animal me instalo soberana en losjergones del monte En los remiendos estrellados delviento”, “esas crías feroces, domesticadas con losescupitajos del infierno”, “Payasos de carne enamoradaY respiración de puro fuego blanco”.Poeta que se reivindicaba surrealista -aunque eraevidente su deuda con el romanticismo exacerbado-, magade los bordes, de gran libertad creativa, exploradoradel enigma que describe como “caldo de quimeras”

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Vivanco pone todo en entredicho, menos el lugar de lapoesía y escribe: “Con mi arrogancia suave, puedo curaral mundo Con mis disparos de aventura entre palabrasdesoladas”.Notas1 - Rita Kratsman y Seva Dipasquale, entrevista a MariaMeleck Vivanco en entrevistamelek.blogspot.com2 - Diálogo entre Juana Guariglia y Jorge Boccanera.3 - Esta atmósfera de terror sobrevuela varios librosde Olga Orozco, en especial La oscuridad es otro soldonde cada paso del personaje niña abre un vacío que esa la vez sobresalto y espanto.4 - Pellegrini, Aldo, Antología de la PoesíaSurrealista, 1961, citado por Juan Calzadilla en elprólogo de Poesías, Aimé Cesaire, Ministerio deCultura, Caracas, 2005.5 - Agustí Bartra, prólogo a Cuaderno de un retorno alpaís natal, ERA, México, 1969.6 - Ibid 2.7 - La Antología poética de María Meleck Vivanco, FondoNacional de las Artes, Buenos Aires, 2009, incluyecuatro textos del libro inédito Plaza prohibida.

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