autodeterminacion de las masas

390
La autodeterminación de las masas Acción colectiva e identidades indígenas, obreras y populares en Bolivia La autodeterminacion… masas_final.indd 3 La autodeterminacion… masas_final.indd 3 8/3/09 9:10 PM 8/3/09 9:10 PM

Upload: yanil-quintero

Post on 25-Nov-2015

79 views

Category:

Documents


7 download

TRANSCRIPT

  • La autodeterminacin de las masasAccin colectiva e identidades indgenas,

    obreras y populares en Bolivia

    La autodeterminacion masas_final.indd 3La autodeterminacion masas_final.indd 3 8/3/09 9:10 PM8/3/09 9:10 PM

  • BIBLIOTECA UNIVERSITARIACiencias Sociales y Humanidades

    Coleccin Pensamiento Crtico Latinoamericano

    Director de la ColeccinEmir Sader, Secretario Ejecutivo de CLACSO

    Coordinador AcadmicoPablo Gentili, Secretario Ejecutivo Adjunto de CLACSO

    Consultor EditorialHoracio Tarcus

    rea de Produccin Editorial y Contenidos Web de CLACSO

    Editor GeneralLucas Sablich

    Director de ArteMarcelo Giardino

    Asistente EditorialSabrina Gonzlez

    Consejo EditorialAlejandro Grimson

    Ddimo CastilloEmir Sader

    Gerardo CaetanoHoracio TarcusPablo GentiliVctor Vich

    Director Editorial Siglo del Hombre Editoresngel Nogueira

    Gerente GeneralEmilia Franco

    Coordinadora EditorialBrbara Gmez

    Asistente EditorialEdgar Ordez

    La autodeterminacion masas_final.indd 4La autodeterminacion masas_final.indd 4 8/3/09 9:10 PM8/3/09 9:10 PM

  • La autodeterminacin de las masasAccin colectiva e identidades indgenas,

    obreras y populares en Bolivia

    Ren Zavaleta

    Antologa y presentacinLuis Tapia

    Siglo del Hombre Editores

    La autodeterminacion masas_final.indd 5La autodeterminacion masas_final.indd 5 8/3/09 9:10 PM8/3/09 9:10 PM

  • Zavaleta, Ren La autodeterminacin de las masas / Ren Zavaleta; compilador Luis Tapia. Bogot: Siglo del Hombre Editores y Clacso, 2009.

    396 p.; 21 cm. Incluye bibliografas.

    1. Nacionalismo - Amrica Latina 2. Sociologa poltica - Amrica Latina 3. Democracia - Amrica Latina 4. Movimientos sociales - Amrica Latina I. Tapia, Luis, comp. II. Tt.

    320.54 cd 21 ed.A1227375

    CEP-Banco de la Repblica-Biblioteca Luis ngel Arango

    La responsabilidad por las opiniones expresadas en los libros, artculos, estudios y otras colaboraciones incumbe exclusivamente a los autores fi rmantes, y su publicacin no

    necesariamente refl eja los puntos de vista de la Secretara Ejecutiva de CLACSO.

    Ren Zavaleta

    Primera edicin, 2009

    CLACSOConsejo Latinoamericano de Ciencias Sociales-Conselho Latino-Americano de Cincias Sociais

    Av. Callao 875, piso 5 C1023AAB Ciudad de Buenos Aires-ArgentinaTel.: (54-11) 4811-6588 Fax: (54-11) 4812-8459

    www.clacso.org; [email protected]

    Siglo del Hombre EditoresCra 31A N 25B-50 Bogot D.C.-ColombiaPBX: (57-1) 337-7700 Fax: (57-1) 337-7665

    www.siglodelhombre.com

    CartulaAlejandro Ospina

    Armada electrnicangel David Reyes Durn

    ISBN: 978-958-665-140-0

    ImpresinPanamericana Formas e Impresos S.A.

    Calle 65 N 95-28 Bogot D.C.

    Impreso en Colombia-Printed in Colombia

    Todos los derechos reservados. Esta publicacin no puede ser reproducida ni en su todo ni en sus partes, ni registrada en o transmitida por un sistema de recuperacin de informacin, en ninguna forma ni por ningn medio, sea mecnico, fotoqumico, electrnico, magntico, electroptico, por fotocopia o cualquier otro, sin el permiso previo por escrito de la editorial.

    La autodeterminacion masas_final.indd 6La autodeterminacion masas_final.indd 6 8/3/09 9:10 PM8/3/09 9:10 PM

  • NDICE

    Prlogo ................................................................................... 9

    ANTOLOGA DE REN ZAVALETA

    I. LA CONCIENCIA NACIONAL

    La formacin de las clases nacionales (1967) ................................ 35El Che en el Churo (1986) ............................................................. 49

    II. CONOCIMIENTO Y POLTICA

    Clase y conocimiento (1975) ......................................................... 67Las formaciones aparentes en Marx (1978) .................................. 77Cuatro conceptos de democracia (1981) ....................................... 121

    III. BOLIVIA

    El proletariado minero en Bolivia (1978) ...................................... 147Las masas en noviembre (1983) ..................................................... 207Forma clase y forma multitud en el proletariado minero en Bolivia (1983) ............................................................................. 263

    La autodeterminacion masas_final.indd 7La autodeterminacion masas_final.indd 7 8/3/09 9:10 PM8/3/09 9:10 PM

  • IV. AMRICA LATINA

    Problemas de la determinacin dependiente y la forma primordial (1982) ........................................................................... 291El Estado en Amrica Latina (1984).............................................. 321Notas sobre la cuestin nacional en Amrica Latina (1983) ........ 357Notas sobre fascismo, dictadura y coyuntura de disolucin (1979) ............................................................................ 373

    Bibliografa y hemerografa de Ren Zavaleta ............................... 385

    La autodeterminacion masas_final.indd 8La autodeterminacion masas_final.indd 8 8/3/09 9:10 PM8/3/09 9:10 PM

  • 9PRLOGO

    Luis Tapia1

    Lo que llamamos conocimiento social es algo que se produce a partir de ciertas condiciones de posibilidad, condiciones hist-ricas y condiciones intelectuales que tambin son producciones histricas. La obra de Ren Zavaleta se ha convertido en una de las condiciones de posibilidad de una constante recreacin de las ciencias sociales o la produccin del conocimiento social en Bolivia. Su obra no slo sirve para entender los tiempos sobre los que escribi especfi camente, sino tambin para pensar la com-plejidad del tiempo presente.

    La obra de Ren Zavaleta se despliega desde la dcada de los sesenta hasta 1984, ao en que muere. Su produccin se centra en pensar los problemas histricos estructurales de la nacin como construccin histrica, y los problemas del poder; si articulamos

    1 Filsofo de la UNAM y politlogo de UAM-I y IUPERJ. Actualmente es coordinador del doctorado multidisciplinario en Ciencias del Desarrollo en el CIDES-UMSA en La Paz (Bolivia). Autor de Poltica salvaje (2008); La igualdad es cogobier-no (2007); La invencin del ncleo comn: ciudadana y gobierno multisocietal (2006); La condicin multisocietal (2003); La velocidad del pluralismo. Ensayo sobre tiempo y poltica (2002) y La produccin del conocimiento local. Historia y poltica en la obra de Ren Zavaleta (2002).

    La autodeterminacion masas_final.indd 9La autodeterminacion masas_final.indd 9 8/3/09 9:10 PM8/3/09 9:10 PM

  • 10

    ambas cosas, los problemas de la construccin del poder como Estado, en particular como Estado-nacin. Su obra est fuerte-mente marcada por su participacin poltica en el proceso de la revolucin nacional que se inicia en Bolivia en 1952, y por haber vivido en varios pases de Amrica Latina, sobre todo debido al exilio, y luego por una dinmica de articulacin acadmica du-rante las dcadas de los setenta y ochenta. Su pensamiento se caracteriza por una fuerte impronta de la historia poltica boli-viana, pero tambin de Amrica Latina. En este sentido, su obra es una condicin de posibilidad para seguir pensando las nuevas confi guraciones histricas de Bolivia, pero podra ser tambin un referente para pensar algunas otras historias del continente.

    Zavaleta pensaba que el conocimiento social es algo que se produce o se puede producir a partir de los horizontes de visi-bilidad que se confi guran en la historia de cada pas, sociedad, regin y poca. En este sentido, la capacidad del cientfi co social deviene del trabajo de explotacin de las posibilidades articula-das por la confi guracin histrica. Uno de los rasgos de la obra de Ren Zavaleta es esta articulacin de produccin terica y ex-plicacin histrica, acompaada de una refl exin epistemolgica sobre las condiciones de posibilidad y los modos de produccin del conocimiento, en particular en pases caracterizados por una amplia diversidad cultural.

    A modo de introduccin a una lectura de Zavaleta, sobre todo del trabajo terico, pero tambin de su modo de hacer explica-cin histrica, exponemos algunas de las fases de su trabajo, y en particular algunos de los problemas que se plante, y tratamos de indicar los aportes que realiza en esos mbitos que l abri o continu con su trabajo de refl exin y de propuesta, para termi-nar con una valoracin de su pertinencia y productividad para pensar los problemas de hoy; es decir, tratamos de ver su obra en perspectiva.

    Ren Zavaleta naci en Oruro en 1937, en uno de los centros de produccin minera; en consecuencia, un centro social y po-ltico bastante dinmico, sobre todo en lo que se refi ere a la for-macin del movimiento obrero y a la capacidad de esta zona para

    La autodeterminacion masas_final.indd 10La autodeterminacion masas_final.indd 10 8/3/09 9:10 PM8/3/09 9:10 PM

  • 11

    irradiar su infl uencia y para articular el sentido de nacin desde el polo del proletariado popular. Ren Zavaleta empez a escri-bir en la prensa desde muy joven. A partir de 1957 los medios comenzaron a publicar sus artculos, y siendo bastante joven se incorpor a la vida poltica, producto de lo cual en 1962 fue ele-gido diputado por el departamento de Oruro. Al poco tiempo, en 1964, se haba convertido en un joven ministro de Minas, du-rante el ltimo gobierno civil de la revolucin nacional. En ese periodo llev una intensa vida poltica, periodstica y de debate intelectual, en particular en el peridico La Nacin, del cual era responsable junto a Augusto Cspedes.

    En 1959 Zavaleta public el folleto El asalto porista, que es una polmica con los trotskistas y su modo de pensar una estra-tgica separacin de la clase obrera respecto del proyecto y el partido nacionalista. Desde entonces, y hasta el balance crtico que Zavaleta hace en su libro La cada del MNR y la conjuracin de noviembre, que es una refl exin sobre el golpe militar del 64, que termin con los gobiernos de la revolucin nacional, sostendra la idea de que la base social, por lo tanto, la principal condicin de posibilidad de la revolucin nacional, era la articulacin y la alianza entre movimiento obrero y partido nacionalista, y que el proceso de separacin de ambas fuerzas es la principal causa del derrumbe y el fi n del proceso revolucionario, tal como queda consignado en ese libro, que qued indito hasta 1995.

    En 1963 Zavaleta public un pequeo libro llamado Estado nacional o pueblo de pastores, en el que el eje del debate tiene que ver con la discusin en torno a la estrategia que habra que llevar adelante para la construccin de un Estado nacional en Bolivia, es decir, la opcin entre industrializacin pesada, de la cual eran partidarios Zavaleta y la izquierda del Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), o desarrollo agrario, que es lo que ellos llamaban desarrollo en y desde la periferia, fuertemente promo-vido por los norteamericanos en el proceso posterior a 1952. En 1964 Zavaleta public otro pequeo libro: La revolucin bolivia-na y la cuestin del poder. Parte de esa publicacin fue retomada e incluida en la que sera la principal obra de todo ese periodo:

    La autodeterminacion masas_final.indd 11La autodeterminacion masas_final.indd 11 8/3/09 9:10 PM8/3/09 9:10 PM

  • 12

    La formacin de la conciencia nacional, editada en 1967 en Mon-tevideo en la coleccin Marcha. Probablemente esta obra sea el principal resultado del periodo del pensamiento nacionalista en el pas, en particular de las obras signadas por el nacionalismo revolucionario que comienza con la obra de Carlos Montenegro, Nacionalismo y coloniaje.

    De manera muy breve quisiera bosquejar una valoracin e in-terpretacin de los trabajos de esa generacin y del modo en que Zavaleta se inserta en ella. En el diagnstico de los nacionalistas exista la idea de que una de las condiciones de reproduccin y persistencia del coloniaje era el hecho de que la conciencia hist-rica del pas estaba formulada de manera negativa. Todo aquello donde apareca lo popular y local tena signos negativos, sobre todo aquello tocado por lo indio, y apareca como positivo aquello que encarnaba la presencia y continuidad de lo ibrico espaol y lo catlico. De manera paradjica, las elites dominantes identifi -caban la nacin, cuando la pensaban, con aquel ncleo humano que encarnaba los valores de lo hispano-catlico. En este sentido, una estrategia central del nacionalismo revolucionario en el plano de la lucha poltico-ideolgica consisti en producir una susti-tucin de la conciencia histrica, lo cual implicaba permutar las narraciones histricas articuladas por intelectuales orgnicos del bloque neocolonial por un tipo de conciencia histrica en la que al cambiar los hechos, la valoracin de la presencia de lo popular, que tena un sentido negativo, se convirtiera en algo positivo y se pudiera interpelar para constituir polticamente algo que ellos lla-maban la nacin fctica, esto es, el conjunto de sectores populares confi gurados por campesinos, indgenas, trabajadores de diverso tipo y tambin por las capas medias urbanas.

    En este sentido, La formacin de la conciencia nacional, que es el ttulo del libro de Zavaleta, es tambin un objetivo y un medio poltico. La conciencia nacional se forma mediante una sustitucin de la narracin de interpretacin histrica existente, introduciendo una concepcin positiva y constituyente, es decir, situando lo popular como columna vertebral de la articulacin de la vida social, cultural y poltica de la historia del pas. El libro

    La autodeterminacion masas_final.indd 12La autodeterminacion masas_final.indd 12 8/3/09 9:10 PM8/3/09 9:10 PM

  • 13

    de Zavaleta en particular contiene el desarrollo de un argumento en que se presenta de manera muy clara la idea de que el destino personal est fuertemente ligado al destino nacional; all l deca que donde fracasa la nacin no puede realizarse el individuo, y viceversa: el individuo no puede realizarse cuando fracasa el yo colectivo. En este sentido, esta sustitucin de la conciencia histrica est fuertemente ligada a un discurso interpelador que trata de vincular con fuerza el destino individual con el del yo colectivo o nacin.

    Hacia 1964, un golpe militar encabezado por Barrientos ter-min con el gobierno civil de la revolucin nacional y empez a desnacionalizar los recursos naturales mediante una fuerte repre-sin ejercida sobre los centros mineros. Segn el diagnstico de Sergio Almaraz,2 casi el conjunto de las relaciones entre bolivianos empezaron a ser mediadas por los norteamericanos, es decir, se experiment el proceso de desarticulacin de la nacin. En esos aos de derrota se produjo una parte de lo mejor del pensamien-to nacionalista revolucionario, que consiste precisamente en las obras de Sergio Almaraz El poder en la cada, El petrleo en Bolivia y Rquiem para una repblica, por un lado, y por otro La forma-cin de la conciencia nacional de Ren Zavaleta, y un conjunto de ensayos de transicin que lo habran de llevar a la articulacin de una nueva estrategia terica de investigacin y explicacin, que tena como problema central tratar de explicarse el porqu de la derrota, es decir, el porqu de la cada de la revolucin y el triunfo de la contrarrevolucin.

    Los libros que tanto jvenes como viejos siguen usando en Bolivia para conocer la historia del pas y formarse un tipo de conciencia poltica, son precisamente las obras escritas durante ese periodo de la derrota. En este sentido, hay cierto parecido con el trabajo de Antonio Gramsci, es decir, la renovacin en el pensamiento viene del intento de explicar primero por qu fraca-saron la estrategia poltica previa y el modo de pensar el Estado, el poder y la construccin de un nuevo tipo de sociedad. En esos

    2 Sergio Almaraz, Rquiem para una repblica, La Paz, UMSA, 1969.

    La autodeterminacion masas_final.indd 13La autodeterminacion masas_final.indd 13 8/3/09 9:10 PM8/3/09 9:10 PM

  • 14

    aos Zavaleta escribi algunos ensayos sobre el bonapartismo de Ovando, la experiencia de reforma desde dentro del ejrcito que reacciona frente a la dictadura militar de Barrientos. Tambin es-cribi sobre la experiencia izquierdista del gobierno de Torres, que es el eje del libro El poder dual.

    En breve, vale la pena presentar el ncleo del argumento de Zavaleta para explicar la cada del MNR y, por lo tanto, tambin el triunfo de la contrarrevolucin. Esto est explicado en detalle, ya que es visto desde dentro del Estado, en el libro La cada del MNR y la conjuracin de noviembre.

    Para Zavaleta, la nacin es una construccin histrica, as co-mo tambin lo es el poder y el Estado. Como construccin po-ltica tiene algunos ncleos o una columna vertebral; en el caso del proceso de la revolucin nacional en Bolivia, tiene que ver con la fuerte articulacin entre el movimiento obrero y el partido nacionalista. Es la fuerza que derrota a la oligarqua y funda un Estado moderno en el pas, que se caracteriz en lo central por la presencia obrera en el seno del Estado. Una de sus principales expresiones es el momento de cogobierno, en el que cuatro repre-sentantes de la Central Obrera Boliviana (COB) fueron ministros de Estado; otra es la cogestin obrera en la minera nacionalizada. Esto no dur mucho: durante una buena parte de las dcadas de los cincuenta y sesenta ms bien se va experimentando un proceso de paulatina expulsin de los obreros del seno del Estado. ste es el diagnstico de Zavaleta, proceso que termina con el golpe militar de 1964 que, segn l, encontraba ya a un ncleo gober-nante sin posibilidad de resistir el golpe, en la medida en que sus mismos componentes haban desarticulado la base de su poder social y poltico, y por lo tanto, la condicin de posibilidad de la continuidad de ese proceso.

    Uno de los rasgos que recorre toda la obra de Ren Zavaleta, y que poco a poco va adquiriendo mayor complejidad y refl exi-vidad, es la idea de que la realidad social y poltica es una cons-truccin histrica, un producto histrico; la nacin lo es, las dife-rentes formas de Estado tambin lo son. En este sentido, primero se preocup, junto a otros intelectuales de su generacin, por ar-

    La autodeterminacion masas_final.indd 14La autodeterminacion masas_final.indd 14 8/3/09 9:10 PM8/3/09 9:10 PM

  • 15

    ticular una conciencia nacional que fuera condicin de posibili-dad de la revolucin, y luego una conciencia que fuera explicacin de las causas de su frustracin.

    La condicin histrica de lo social suele abordarse de dos maneras. Por un lado, de modo alta o exclusivamente histori-cista, remarcando la singularidad de cada hecho social, de cada cultura, de cada accin colectiva e individual y, por lo tanto, la impertinencia de cualquier teora general para pensar lo humano y lo histrico. Por otro lado, se piensa lo social como producto histrico que genera estructuras es decir, patrones de regula-ridad en la organizacin de las relaciones sociales, en la econo-ma, en la poltica, en la cultura. Este modo de pensar se vincula con la formacin de las ciencias sociales o el modo moderno de pensar la condicin socio-histrica de lo humano. El modo ge-nrico predominante de trabajar en esta lnea ha consistido en elaborar teoras generales sobre causalidad de sus leyes sociales histricas que serviran como modelo a partir del cual se deducen luego las explicaciones sobre cada proceso histrico especfi co. Zavaleta articula ambas cosas de un modo peculiar, no con el espritu de conciliacin sino respondiendo a los problemas que crea centrales en la produccin del conocimiento en nuestros pases y en su poca.

    Por un lado, Zavaleta vena de una generacin y un ncleo de activistas poltico-intelectuales que se caracterizaron por cierto tipo de historicismo. Los nacionalistas revolucionarios, desde Montenegro hasta Zavaleta, pensaban que el dato bsico de lo so-cial era su historicidad y que la forma principal del conocimiento social era la conciencia histrica. En este sentido, se propusieron, como parte de la disputa por el poder y de la estrategia de cons-truccin de una nacin, sustituir lo que pasaba por conocimiento histrico, que en realidad era una narracin negativa articulada por el bloque dominante. sta se sustituy por una articulacin positiva en torno al ncleo popular que sera, adems, la condi-cin de posibilidad de constitucin de un Estado-nacin en el pas.

    La autodeterminacion masas_final.indd 15La autodeterminacion masas_final.indd 15 8/3/09 9:10 PM8/3/09 9:10 PM

  • 16

    Este rasgo historicista del nacionalismo revolucionario no lo llev a la negacin de teoras generales sino, ms bien, a pensar la necesidad de explicar la derrota sobre la base de elementos de causalidad histrica. Las condiciones del desarrollo sociohistri-co en el pas lo condujeron a recurrir cada vez ms, y de manera ms sistemtica, a la teora social, es decir, a teoras generales. El trabajo de Zavaleta, sin embargo, no se caracteriza por explicar la historia boliviana y otras del continente por la va deductiva a partir de un patrn de explicacin del desarrollo general de las sociedades de manera exclusiva segn leyes. Se trata de una re-fl exin que se constituye como una especie de conciencia de los lmites de las teoras generales, sobre todo en condiciones donde existen diversidad cultural y diversidad de tiempos histricos.

    Se podran bosquejar del siguiente modo algunas de las di-mensiones de esta problemtica trabajada por Zavaleta, que for-man parte de un nuevo ciclo de produccin intelectual.

    La condicin de posibilidad para sostener teoras generales es-tara dada por la homogeneizacin de la sustancia social que se pretende explicar a partir de ese conjunto de leyes convertidas en un sistema de categoras y conceptos que contienen relaciones de causalidad regular. Hay un modo de sostener esta idea sin mayor explicacin, como una condicin de facto. Zavaleta retoma una idea de Marx para plantear que la homogeneizacin de la sustan-cia social no es algo que existe ya como un dato, sino que es algo producido por el desarrollo del capitalismo, que es lo que hace que las estructuras sociales tiendan a parecerse o sean las mismas en los diversos pases y continentes. En este sentido, el desarrollo del capitalismo es una de las principales fuerzas de confi guracin de la modernidad, de ese mbito de regularidad en las relaciones y procesos de causalidad social.

    Zavaleta concibe que la de Marx es una teora sobre el grado de homogeneizacin y regularidad en trminos de causalidad estructural en los horizontes de confi guracin del capitalismo. En este sentido, no es una teora general que sirva para explicar todo en cualquier tiempo, sino la confi guracin de lo social en determinada poca y bajo cierto tipo de relaciones sociales. Es-

    La autodeterminacion masas_final.indd 16La autodeterminacion masas_final.indd 16 8/3/09 9:10 PM8/3/09 9:10 PM

  • 17

    to implica que, por un lado, se est pensando, en los lmites, en la utilizacin de una teora general como sta, que es un tipo de conciencia histrica, y tambin en los lmites de la generalidad de la teora social. Esta refl exin est desarrollada en el ensayo Clase y conocimiento, de 1975.

    Este es uno los problemas que recorre toda su obra. Se de-dica a pensar sobre las dos puntas del problema. Por un lado, esto plantea lmites a la utilizacin de teoras generales, segn sea mayor el grado de diversidad cultural existente o de hetero-geneidad estructural y de diversidad de tiempos histricos. Por otro lado, Zavaleta rastrea histricamente en Bolivia y en algunas otras historias de Amrica Latina cmo, a pesar de esos lmites al conocimiento social impuestos por la diversidad social o la falta de homogeneidad, se ha producido, sin embargo, conocimiento social, en parte bajo la forma de conciencia histrica nacional, en particular a partir de la historia de confi guracin de lo nacional-popular.

    Hasta aqu podemos ver que uno de los extremos de produc-cin de unidad y articulacin histrica en tiempos modernos es el capitalismo, la principal fuerza homogeneizadora. Adems, hay otro proceso que Zavaleta llam genricamente nacional-popular, y tiene que ver con procesos por medio de los cuales la constitu-cin de sujetos y su capacidad de movimiento y articulacin de otros, en los procesos de construccin sobre todo de la nacin como un proyecto poltico, han generado algunas posibilidades para ver y conocer ms all de lo que la unifi cacin y homoge-neizacin capitalista crearan como posibilidad, que en el caso de Bolivia y buena parte Amrica Latina ms bien crea condicio-nes de desconocimiento o, como dira Zavaleta, un punto ciego bastante grande.

    En este sentido, una de las dimensiones de confi guracin del horizonte de visibilidad de una poca est dada por el modo de produccin, es decir, por el tipo de relaciones sociales, en trmi-nos de confi guracin de estructuras socioeconmicas. La otra condicin importante es la constitucin de sujetos y su capacidad de moverse por la sociedad. En este sentido, la capacidad de cons-

    La autodeterminacion masas_final.indd 17La autodeterminacion masas_final.indd 17 8/3/09 9:10 PM8/3/09 9:10 PM

  • 18

    truccin poltica tambin genera capacidades de conocimiento social. La obra de Zavaleta adquiere, desde inicios de los seten-ta, una matriz de explicacin social poderosa basada en la teora marxista, para poder dar cuenta de los rasgos de generalidad en la poca. Por otra parte, se podra decir que la preparacin para poder explotar ese horizonte de posibilidad y el que confi gura la historia local de manera ms especfi ca, est dada por su par-ticipacin, como militante e intelectual orgnico, en el proceso de construccin de un bloque nacional-popular que articula las condiciones de posibilidad de los mrgenes de construccin de un Estado-nacin en Bolivia en las dcadas de los cincuenta y sesenta.

    Zavaleta pensaba que si observramos a escala macromundial las pautas de la homogeneidad o de la unidad del mundo, des-cubriramos que estn dadas por el nivel de las estructuras del modo de produccin, y que en el mbito poltico encontraramos el despliegue de las diferencias; pero si nos moviramos a pensar en el horizonte de los pases y naciones, tendramos que en el ni-vel poltico se pueden encontrar las pautas de la unidad, ya que los Estados-nacin son precisamente procesos de construccin de una unidad poltica donde hay algn grado de diversidad cul-tural, econmica y poltica, y que ms bien encontraramos las diferencias en tanto hay diversidad de modos de produccin. Cabe sealar que el hecho de que la poltica y la construccin estatal tengan como fi nalidad la produccin de la unidad no im-plica necesariamente que esa unidad estatal, sobre todo si ha si-do construida como monopolio monocultural de la fuerza, sea el correlato de teoras generales como la forma ms pertinente de explicar la historia poltica local.

    Durante una poca, para algunos la tarea de las ciencias so-ciales era explicar las historias latinoamericanas con relacin a los modelos de desarrollo generados en las ciencias sociales en el ncleo europeo y anglosajn. Para otros la tarea consista, ms bien, en dar cuenta de la especifi cidad y singularidad de cada historia nacional y local. Zavaleta en cambio trabajaba en torno al eje confi gurado por la nocin de autonoma de lo poltico, para dar cuenta de la especifi cidad de las historias locales como cons-

    La autodeterminacion masas_final.indd 18La autodeterminacion masas_final.indd 18 8/3/09 9:10 PM8/3/09 9:10 PM

  • 19

    trucciones deliberadas, hechas por sujetos, pero en el contexto de fuertes determinaciones estructurales, no slo del pas sino de toda una poca.

    En este sentido, Zavaleta se plante producir un conjunto de categoras y una estrategia terico-metodolgica que permitieran dar cuenta de la especifi cidad de cada historia en el contexto de determinaciones estructurales, algunas de las cuales necesitan ser explicadas a partir de teoras generales de la poca, para lo cual recurri al marxismo. Una buena parte de su trabajo ms creativo, durante la dcada de los setenta y los primeros aos de la siguiente, consisti en producir un conjunto de categoras que permitieran realizar la tarea de elaborar una explicacin causal de lo especfi co en el contexto de las determinaciones estructu-rales de una poca, dando cuenta de su singularidad en tanto acumulacin histrica local. Para ello propuso un conjunto de pequeas constelaciones de categoras, que bosquejo brevemen-te, pues orientan un poco la lectura de los textos seleccionados.

    Una primera constelacin es aquella confi gurada por las no-ciones de momento constitutivo y crisis como mtodo de conoci-miento. Un modo de enfrentar la conciencia de los lmites de las teoras generales en condiciones de heterogeneidad estructural y de tiempos histricos consiste en pensar que en condiciones de falta de homogeneidad social que adems se caracterizan por la existencia de relaciones de dominacin, en la que un tipo de es-tructuras sociales explota a otras, y como parte de esa dominacin hace invisible cierto tipo de realidades sociales, el conocimiento es limitado, ya que es visible aquello que la teora general relativa al conjunto de estructuras dominantes permite ver y lo que las instituciones que confi guran las relaciones de dominacin per-miten emitir como discurso y modalidad de conocimiento social.

    En este sentido, Zavaleta cree que las crisis son coyunturas en las que el conocimiento social puede ser ampliado, en tanto que una crisis implica una fractura y un quiebre de las formas ideo-lgicas de representacin de la vida social, producto de la emer-gencia de otros discursos crticos. En el momento de la crisis se hace ms visible la diversidad social existente. El momento de la

    La autodeterminacion masas_final.indd 19La autodeterminacion masas_final.indd 19 8/3/09 9:10 PM8/3/09 9:10 PM

  • 20

    crisis, o de falla de la ideologa dominante y de sus instituciones de reproduccin, es una coyuntura en la que, no de manera autom-tica, se puede ampliar el conocimiento social. Este conocimiento depende de la capacidad que algunos sujetos tienen para explotar esta coyuntura de visibilidad. Esto estara dado por su capacidad de moverse a travs de la sociedad, no slo como observadores sino como articuladores de otro conjunto de relaciones sociales y de formas discursivas de conciencia, as como tambin de recons-truccin y reconstitucin de lo social en otros horizontes de vida.

    Una coyuntura de crisis permite tambin describir cules son las estructuras que empiezan a fallar, y entonces la tarea del inves-tigador es tratar de identifi car cul es el momento constitutivo de las estructuras que estn entrando en crisis, para luego recons-truir la historia de reforma de ese momento constitutivo, que desarrolla sus potencialidades pero tambin el proceso a travs del cual se van desarticulando las capacidades de produccin y de reproduccin del orden social. En este sentido, la secuencia va de la crisis al momento constitutivo. Una vez que se identifi ca y caracteriza este momento constitutivo, se estudia el proceso de reforma de dicho momento, tanto en sus vertientes progresivas como en aquellas que tienen que ver con la desarticulacin y de-cadencia de un programa de vida social. En este sentido, el modo de proceder de Zavaleta consistira en remontarse de una crisis al momento constitutivo. Ese momento constitutivo, que tam-bin es una salida a la crisis que lo hizo posible, tambin puede ser investigado tras identifi car un momento constitutivo previo.

    Hay un cambio en la estrategia de abordar la historia por Za-valeta. Hasta La formacin de la conciencia nacional, participaba de una reconstruccin de la historia en la que se la periodizaba en fases de desarrollo del sujeto-nacin, concebido como un proce-so ascendente que llevara a una reconfi guracin del pas a partir de una revolucin que convertira a la nacin en poder estatal. Aqu se procede al revs: se identifi ca la crisis de la contrarrevolu-cin, y a partir de all se rastrea tambin el momento constitutivo de la revolucin. Ese momento constitutivo tambin se explica despus de rastrear la crisis del orden oligrquico previo, y sta

    La autodeterminacion masas_final.indd 20La autodeterminacion masas_final.indd 20 8/3/09 9:10 PM8/3/09 9:10 PM

  • 21

    a partir de identifi car sus diversos momentos constitutivos. Este sentido, ms bien, se dirige hacia atrs, en la perspectiva de inda-gar la acumulacin histrica que explica los cambios que se estn viviendo en el presente y las reformas intermedias. Esta idea de la crisis como mtodo est presente desde su libro El poder dual, publicado en 1974, y se desarrolla hasta sus ltimos trabajos, en los que explota esta estrategia confi gurada por la constelacin de las nociones de momento constitutivo y crisis, que es usada como mtodo de conocimiento, amplindola.

    Un momento constitutivo es aquel donde algo adquiere la for-ma que va a tener la vida social por un buen tiempo hacia delante, es el momento en que se articula algo, as como un programa de vida social o de un orden social que va a funcionar como gran determinacin o un horizonte de gravedad y dentro del cual han de caer los hechos que ocurren durante un buen tiempo. Este concepto se complementa muy bien con una idea que Zavaleta public ms tarde, en 1982, en un texto titulado Problemas en la determinacin dependiente y la forma primordiales. La articulacin es la siguiente: el momento constitutivo es el momento en que se confi gura la forma primordial.

    La nocin de forma primordial viene del eje analtico clsico del pensamiento poltico moderno confi gurado por la relacin entre Estado y sociedad civil. Zavaleta sugiri pensar que la forma primordial es el modo en que histricamente se articulan Estado y sociedad civil en cada historia nacional a travs del conjunto de mediciones, que son cambiantes, as como el mismo Estado y la sociedad civil en cuestin. La categora fue introducida pa-ra pensar relaciones geopolticas, es decir, la manera como una construccin interna nacional puede o no resistir determinacio-nes externas. En breve, la calidad de la construccin de la forma primordial determina su capacidad de resistir determinaciones externas o determinar otras formas primordiales. Esta nocin de forma primordial es bastante til para plantear varias cosas con relacin al pensamiento social en Amrica Latina. Por un lado, contiene la pauta metodolgica para explicar la dimensin de interrelacin de lo local-nacional y lo mundial. La clave explica-

    La autodeterminacion masas_final.indd 21La autodeterminacion masas_final.indd 21 8/3/09 9:10 PM8/3/09 9:10 PM

  • 22

    tiva radica en reconstruir el proceso de articulacin de la forma primordial. La estrategia de la forma primordial es un modo de intervenir en el debate con los dependentistas, quienes sostenan que las determinaciones dependientes eran la variable explicativa principal, sobre todo de las formas de dominacin y confi guracin del poder poltico y de las polticas econmicas que son producto de la intervencin extranjera.

    La nocin de forma primordial es una estrategia terico-me-todolgica que permite pensar la construccin local nacional en el contexto del mundo, pero manteniendo la exigencia de la reconstruccin histrica interna como variable explicativa cen-tral. En este sentido, se contina de un modo ms complejo lo que tambin hacan los nacionalistas al ofertar la estructura de reconstruccin histrica como parte principal de su modo de producir conocimiento y de disputa poltico-ideolgica. Otra connotacin importante de la nocin de forma primordial, que quiero resaltar para sugerir su utilidad para pensar problemas contemporneos, consiste en el hecho de que para hacer anlisis de relaciones internacionales que tengan un basamento socio-histrico, es clave reconstruir el proceso por medio del cual se ha articulado y reformado la forma primordial en cada pas que entra en el horizonte del anlisis, para ver cmo esa acumulacin y construccin histrica interactan con las otras.

    La estrategia de la forma primordial implica una especie de localismo contrapuesto a un cosmopolitismo en el plano de las ciencias sociales, ya que una de las cosas que hizo Zavaleta fue tratar de relacionar el anlisis de la construccin y la articulacin de la forma primordial en cada historia nacional estudiada. Este nivel de teorizacin intermedio, en el que se trata de pensar el encuentro del uso de teoras generales de una poca y la recons-truccin de la especifi cidad de cada historia, necesita de un ni-vel de elaboracin en trminos de algn grado de prueba de las ideas, as como de generalizacin, que estara dado por Amrica Latina. Zavaleta utiliza de manera predominante una teora gene-ral de la poca, como el marxismo, complementada por algunos otros elementos tericos provenientes de otras tradiciones, que

    La autodeterminacion masas_final.indd 22La autodeterminacion masas_final.indd 22 8/3/09 9:10 PM8/3/09 9:10 PM

  • 23

    se articulan a la reconstruccin de la forma primordial en dife-rentes pocas y en cada pas que es objeto de su anlisis. A la vez, ese nivel intermedio de ideas con momento constitutivo, con la crisis como mtodo, tendran a Amrica Latina como horizonte de generalizacin.

    Zavaleta no se propuso partir de ideas exclusivas para pensar la historia boliviana, sino la historia de los pases latinoamerica-nos. No lo hizo a travs de una teora general de Amrica Latina o de las formaciones sociales en Amrica Latina, sino mediante el aporte de una serie de conceptos que permitieran reconstruir la construccin histrica especfi ca en cada pas. En este sentido, la nocin de forma primordial est formulada para pensar la ma-nera como en Amrica Latina se producen resultados diferentes en coyunturas y pocas en las que se trata de implementar un mismo modelo poltico-econmico, en el siglo XX a travs de las dictaduras militares. Es una categora que permite y necesita articular un horizonte de teorizacin intermedio, que estara da-do por Amrica Latina, y que sera un referente ms endgeno o cercano que las historias europeas y la del mundo anglosajn, como referente principal de produccin de la teora sociolgica.

    Zavaleta forma parte de una generacin de nacionalistas que tuvieron como principal horizonte intelectual a Amrica Latina. De ah viene tambin la fuerza y persistencia que todava tiene el pensamiento latinoamericano articulado como teora social durante las dcadas de los sesenta y setenta en particular, pero tambin desde antes.

    Comentar dos conjuntos de temticas trabajadas por Za-valeta, con el objeto de plantear su actualidad, su pertinencia y utilidad para la investigacin, el debate y la accin poltica en la contemporaneidad. Agrupo un conjunto de temas en torno a la problemtica de la diversidad cultural, y otro al rededor de la au-tonoma de lo poltico. Los introducir en un orden inverso a su elaboracin, por cuestiones de lgica de exposicin y articulacin.

    En el mbito de las ciencias sociales de Amrica Latina, Za-valeta fue un pionero en pensar el tema de la diversidad social, sobre todo desde la teora poltica, la sociologa y la historia, en

    La autodeterminacion masas_final.indd 23La autodeterminacion masas_final.indd 23 8/3/09 9:10 PM8/3/09 9:10 PM

  • 24

    un tiempo en el que todava predominaban los modos monocul-turales, por as decir, de refl exionar sobre lo social y lo poltico en el horizonte de la modernidad, a veces pensada como incomple-ta, inconclusa, pero modernidad al fi n. ste es un tema que se ha puesto a la orden del da en las ltimas dcadas, y cada vez tiene mayor relevancia. Zavaleta lo abord de un modo bastante pecu-liar. En las dcadas de los sesenta y setenta, en Amrica Latina se estudi el tema de la heterogeneidad socioeconmica y poltica a partir de la nocin de formacin social, es decir, de la articula-cin de una diversidad de modos de produccin. Este procedi-miento sobre todo se constata en las investigaciones marxistas. Cabe mencionar que en esta perspectiva, la idea consista en que se reconoca la persistencia de una diversidad econmica, pero que el capitalismo la rearticulaba y refuncionalizaba de acuerdo a su lgica de reproduccin ampliada y de subsuncin formal de otros modos de produccin. Se pensaba la articulacin de las otras dimensiones, es decir, de lo econmico-social y lo poltico, como Estado, mediante las diversas teoras del Estado-nacin, que luego se complementaran, a veces se sustituiran, por la pro-blemtica de la democracia y el Estado de derecho.

    Lo interesante del trabajo de Zavaleta, y es algo sobre lo cual quiero llamar la atencin al presentar una seleccin de sus tex-tos sobre estos temas, es que l piensa que uno los rasgos de la diversidad social en pases como Bolivia consiste en que existe una diversidad de sociedades, es decir, un conjunto de relaciones sociales, modos de produccin, concepciones del mundo, len-guas y estructuras de autoridad o tiempos histricos, cuyo rasgo central es la condicin de una sobreposicin desarticulada. Para esto sugiri la nocin de formacin social abigarrada o abigarra-miento, que sirve para nombrar uno de los principales proble-mas en trminos de produccin y reproduccin del orden social y construccin de nuevas formas de unidad poltica, es decir, de Estados-naciones.

    Uno de los criterios ms relevantes para identifi car la presen-cia de un tipo de diversidad cultural compleja y confl ictiva, como la que se puede encontrar al hablar de abigarramiento, tiene que

    La autodeterminacion masas_final.indd 24La autodeterminacion masas_final.indd 24 8/3/09 9:10 PM8/3/09 9:10 PM

  • 25

    ver con la persistencia o existencia de estructuras de autoridad que en realidad son formas de autogobierno de otros sistemas de relaciones sociales, lo cual hace pensar que no slo hay pa-ses multiculturales, sino multisocietales. En esas condiciones, el Estado-nacin no es algo que se ha construido orgnicamente con relacin al conjunto de los territorios y a la cualidad de la di-versidad de sistemas de relaciones sociales, sino que es un Estado ms o menos aparente, que corresponde ms o menos, en los mo-mentos ptimos de construccin del Estado-nacin, a los mbitos de modernidad confi gurada en esos territorios, pero no a los que todava se organizan sobre la base de estructuras comunitarias.

    Esto permite ver el problema nacional desde una perspectiva ms amplia. La obra de Zavaleta articula elementos de la teora del capitalismo de Marx y otros de la teora de la hegemona de Gramsci, que no haban estado juntas en la historia del marxismo. Dicho de manera breve, la nacin y el Estado-nacin son formas ptimas de construccin de lo que Zavaleta llamaba la ecuacin social, es decir, una articulacin entre Estado y sociedad civil que existe all donde esto se ha hecho a travs de la construccin de la hegemona, esto es, la articulacin de economa, vida social y forma de gobierno se ha hecho sobre principios de correspon-dencia, que se retroalimentan positivamente. La construccin hegemnica implica que se ha organizado una cultura o una to-talizacin social que rearticula los fragmentos que ha dejado la destruccin de formas sociales previas.

    En esas condiciones, Zavaleta plantea el fuerte vnculo entre subsuncin real, o cambio global de civilizacin, en torno a rela-ciones modernas capitalistas, y la construccin de Estado-nacin, en particular con un rgimen de representacin democrtico, en la que se puede establecer una fuerte correspondencia entre la ley del valor, o la libertad e igualdad formal producidas por el capitalismo, y la libertad e igualdad jurdica formal reconocida en el Estado moderno. ste es el horizonte histrico moderno europeo. Lo que tenemos en muchos lugares de Amrica Latina es abigarramiento, es decir, procesos de construccin de Estado-nacin parciales, incompletos.

    La autodeterminacion masas_final.indd 25La autodeterminacion masas_final.indd 25 8/3/09 9:10 PM8/3/09 9:10 PM

  • 26

    El Estado-nacin es una forma de producir unidad poltica all donde se ha producido lo que Zavaleta llam el estado de separa-cin, en un doble sentido: separacin del trabajador de sus medios de produccin, que tambin resulta en la macroseparacin de Estado y sociedad civil. En territorios donde no se ha producido esa separacin y persisten estructuras comunitarias se plantea, entonces, pensar cmo se puede organizar un Estado que la vez sea democrtico y no reproduzca las relaciones de superioridad y exclusin colonial. ste es uno de los temas centrales en los pro-cesos de reforma del Estado y de asamblea constituyente que se han planteado en particular en la zona andina.

    Por un lado, se tienen las varias teoras sobre el multicultu-ralismo de matriz liberal, que sugieren el reconocimiento de los indgenas como minoras con derechos especiales, pero bajo una jerarqua constitucional que le sigue otorgando superioridad y centralidad al conjunto de instituciones y principios de la cultura moderna, por lo general en su forma liberal, que han infl uido en varias de las reformas multiculturales, sobre todo en la dcada de los noventa. Por otro lado tendramos un pensamiento como el de Zavaleta, til para calar un poco ms hondo en la complejidad de lo multicultural y el grado de colonialidad que todava contiene.

    Una buena parte del tratamiento de los problemas de multi-culturalidad est centrada en los procesos de reconocimiento. En el mbito institucional jurdico suele llevar al reconocimiento de derechos colectivos para los pueblos indgenas, lo cual es una tra-duccin y transformacin de algo que es una forma poltica global de otra forma de sociedad en derechos corporativos en el seno de la cultura dominante. Considero que Zavaleta aporta una serie de elementos que estn presentes en sus ensayos sobre Las masas en noviembre y el captulo de Lo nacional-popular en Bolivia, que se incluye en esta antologa, que permiten pensar la diversidad cultural con mayor profundidad histrica y complejidad, que nos hacen refl exionar que no es algo que se puede resolver por la va del reconocimiento y la integracin como minoras.

    Esta problemtica del abigarramiento la podemos vincular con los problemas del conocimiento: cmo hacer teora social y

    La autodeterminacion masas_final.indd 26La autodeterminacion masas_final.indd 26 8/3/09 9:10 PM8/3/09 9:10 PM

  • 27

    explicacin cientfi ca en condiciones de abigarramiento? Zavaleta planteaba que all donde no hay homogeneizacin de la sustancia social no es posible sostener la validez de un solo modelo terico para explicar los hechos que no ocurren segn la misma confi -guracin y modos de signifi cacin; por lo tanto, los patrones de explicacin universal con pretensiones de universalidad tienden a convertirse en parte de los mecanismos de desconocimiento y de dominacin.

    Otro conjunto de propuestas de trabajo y refl exin de Zava-leta se articula en torno a lo que l llamaba la autonoma poltica. Por un lado, Zavaleta pensaba que la tendencia ms fuerte se dirige a la homogeneizacin a travs de las fronteras en la con-fi guracin del sistema mundial, generada por la expansin del capitalismo. Deca que la unidad, a escala del sistema mundial, est dada por la expansin del sistema de relaciones sociales de produccin capitalistas, cosa que podemos pensar a nivel terico del modo de produccin. En esa escala se encuentra la diversidad que parte de las historias poltico-culturales, si se piensa que el Estado forma parte de un proceso de articulacin de la totalidad social, que es la organizacin de la cultura, en el sentido en que lo propona Gramsci. Teniendo presente esas tendencias, esto se puede vincular al hecho de que en esa ola de fuerte expansin del capitalismo, que muchos llaman globalizacin y otros mun-dializacin, en algunos lugares, luego de muchos aos, en algunos casos dcadas, de haber soportado los intentos de implementar el patrn comn, con variaciones regionales, que responde a la estrategia neoliberal a escala mundial, hay procesos de resisten-cia y revisin en los que se estn imaginando alternativas locales, nacionales y plurinacionales.

    En el horizonte y nivel terico de la autonoma, es lo poltico desde donde se puede pensar la variacin que se da en los proce-sos sociales y su forma de unifi cacin ms o menos coherente en la historia de cada pas, as como su articulacin con las regiones y el mundo; pero tambin es a partir de ese mbito que se pueden pensar las alternativas a los modelos de dominacin econmica y poltica transnacional y mundial. Es en el mbito de la autonoma

    La autodeterminacion masas_final.indd 27La autodeterminacion masas_final.indd 27 8/3/09 9:10 PM8/3/09 9:10 PM

  • 28

    de lo poltico donde se puede pensar la democracia, en particu-lar la democracia multicultural y plurinacional. En este sentido, Zavaleta ha propuesto varias ideas desde su libro El poder dual hasta sus ltimos escritos, sobre cmo tomar en serio y dar cuenta de las tendencias ms gruesas, duras y pesadas de la expansin del tipo de civilizacin capitalista que determina todas nuestras formaciones sociales, pero a la vez ha trabajado con cuidado y rigor sobre la manera como, a partir de esas determinaciones, se confi guran en ciertas historias locales grados de autonoma de lo poltico, a lo cual nos podramos referir como los regme-nes de sobredeterminacin levantados sobre el mismo modo de produccin capitalista, y sus tendencias mundiales, a partir de la constitucin de sujetos y de la acumulacin histrica interna de cada formacin social.

    En el plano de la autonoma de lo poltico podemos pensar en la diversidad de las historias nacionales, a la vez que en la libertad poltica. Uno de los rasgos de la historia reciente de Amrica La-tina es que es uno de los territorios o continentes que estn gene-rando internamente desviaciones, alternativas, frenos y reversio-nes a la implantacin del modelo de mundializacin neoliberal. En este sentido, la teorizacin sobre la autonoma de la poltica es algo que nos permite pensar a Amrica Latina, explicar lo que est ocurriendo y potenciar las capacidades intelectuales y pol-ticas de desarrollo de esa autonoma de lo poltico en trminos de articulacin de formas primordiales con mayor capacidad de autogobierno democrtico.

    Si bien la obra de Zavaleta termin en 1984, estaba ya madura, en parte adelantada, lo cual puede ser una condicin de posibi-lidad para pensar los problemas centrales actuales de Bolivia y Amrica Latina, en un dilogo con la ciencia social de todos los continentes, cosa que caracteriza su pensamiento y su modo de refl exin y produccin terica, sobre todo en un intenso dilogo con el pensamiento latinoamericano actual. Considero que los textos ofrecidos en esta seleccin o antologa no slo tienen el carcter de una memoria del pensamiento social boliviano y la-tinoamericano, sino que pueden ser utilizados como referentes

    La autodeterminacion masas_final.indd 28La autodeterminacion masas_final.indd 28 8/3/09 9:10 PM8/3/09 9:10 PM

  • 29

    de interlocucin y condicin de posibilidad para la elaboracin terica que necesitamos hacer y estamos haciendo para pensar lo que se est haciendo en Amrica Latina y lo que falta hacer para avanzar en descolonizacin y en una democratizacin mucho ms extensiva y multicultural.

    La autodeterminacion masas_final.indd 29La autodeterminacion masas_final.indd 29 8/3/09 9:10 PM8/3/09 9:10 PM

  • La autodeterminacion masas_final.indd 30La autodeterminacion masas_final.indd 30 8/3/09 9:10 PM8/3/09 9:10 PM

  • ANTOLOGA DE REN ZAVALETA

    La autodeterminacion masas_final.indd 31La autodeterminacion masas_final.indd 31 8/3/09 9:10 PM8/3/09 9:10 PM

  • La autodeterminacion masas_final.indd 32La autodeterminacion masas_final.indd 32 8/3/09 9:10 PM8/3/09 9:10 PM

  • I. LA CONCIENCIA NACIONAL

    La autodeterminacion masas_final.indd 33La autodeterminacion masas_final.indd 33 8/3/09 9:10 PM8/3/09 9:10 PM

  • La autodeterminacion masas_final.indd 34La autodeterminacion masas_final.indd 34 8/3/09 9:10 PM8/3/09 9:10 PM

  • 35

    LA FORMACIN DE LAS CLASES NACIONALES1

    Estoy acosado, estoy elegido.Kafka

    De todas maneras, es inevitable fi liar a Bolivia como un pas per-seguido en un grado todava mayor que las dems naciones lati-noamericanas. Como semicolonia misma, es una semicolonia ms desgraciada que las dems. Los hechos, las naciones, los intereses la asedian de una manera tan intensa que pareceran ser parte de una confabulacin. Este acoso, que quiere hacer dao al pas, o que, al servicio de sus intereses hace dao en efecto a un pas que no le importa, crea un ritmo histrico en las clases nacionales, que son las que contienen la nacin. Bajo el acecho extranjero, espa-ol o ingls o norteamericano, anglo-argentino o anglo-chileno, resistiendo a la invasin econmica y a la invasin cultural, a la enajenacin que fraguan sus agentes y sus clases-agentes dentro del esquema social del pas, la nacin sobrevive como un factum disperso, consistente e indito en las clases nacionales. Pocas ve-ces consiguen ellas expresarse como poder y ni aun como preten-sin coherente del poder, pero realizan una misin de resistencia,

    1 Texto extrado de La formacin de la conciencia nacional, Montevideo, Marcha, 1967.

    La autodeterminacion masas_final.indd 35La autodeterminacion masas_final.indd 35 8/3/09 9:10 PM8/3/09 9:10 PM

  • 36

    de conservacin y de perseverancia en su propio ser, en medio de un pas que, en todos los dems aspectos, est permanentemente ocupado. La nacin fctica, es decir, la nacin inevitable y carnal, hecho a veces pasivo pero presente siempre y existente sin dudas, sobrevive as a pesar de un interminable acecho, de las catstro-fes, de las mutilaciones territoriales, de la instalacin pertinaz de la pedagoga oligrquica.

    Son, empero, el propio imperialismo y sus socios locales los que crean las condiciones para que las clases nacionales despier-ten de su sueo defensivo. Hasta entonces estos grupos haban entrado a la historia slo por irrupciones, desordenando la l-gica del sistema pero frustrndose a la vez a partir de su propia inorganicidad. La Guerra del Chaco es un proceso de agnicin, de reconocimiento de personaje desconocido; moviliza a todos los hombres activos del pas, y la oligarqua misma da lugar a que las clases nacionales, cuyos integrantes eran soldados en su totalidad, se identifi quen. El proceso crea a sus contradictores. Mientras las clases nacionales eran nicamente un vasto cam-pesinado histricamente marginal, osifi cado y clausurado en una suerte de perplejidad sin salida y grupos caticos de las capas medias, era fcil para la oligarqua omitir a los primeros y alienar a los segundos. Pero la explotacin capitalista del estao crea un proletario que es relativamente extenso y moderno. Por un proceso de seleccin, los individuos ms perspicaces, los ms resueltos del campesinado, se hacen proletarios. Esta clase ser la base de la resistencia a la oligarqua minera. Se dira que la movilizacin de las clases nacionales, que en el Chaco aprenden que son irreemplazables para los combates pero prescindibles y en defi nitiva ajenas a las decisiones del poder, se perpeta en las minas, donde el proletariado vive una suerte de movilizacin permanente. En el Chaco, las clases nacionales el proletariado, el campesinado y las capas medias entran en contacto, se in-terpretan y crecen con sentido de pacto y, pues la vorgine de los derrumbes de la conduccin oligrquica es ms ostensible que en cualquier momento del pasado, se preparan para responder. La nacin fctica, que persevera en una resistencia introvertida, que

    La autodeterminacion masas_final.indd 36La autodeterminacion masas_final.indd 36 8/3/09 9:10 PM8/3/09 9:10 PM

  • 37

    insista sobre s misma en una paciencia petrifi cada, comienza a encontrar, enumerar y evaluar los factores reales que le permiti-rn encarar su ingreso orgnico al pas histrico.

    Frente al acoso, en el pasado, las clases nacionales no haban hecho sino resistir rechazando. Se identifi can en la movilizacin militar y se reconocen como combatientes y se aperciben de que ser no es solamente resistir sino que tambin es necesario elegirse. Es el trnsito de la nacin fctica a la nacin para s misma, y del pas resistente al pas histrico, en un proceso por el cual, des-pus de haber resistido a la negacin de la nacin, las clases que la contienen niegan la negacin de la nacin y tratan de realizar un Estado nacional, en sustitucin de las semiformas estatales creadas por las clases extranjeras.

    Era, en efecto, no slo una clase opresora sino tambin una clase extranjera. Por su origen, por sus intereses, por sus supues-tos mentales, la oligarqua boliviana fue siempre ajena en todo a la carne y el hueso de las referencias culturales de la nacin. Los latifundistas y el gran capitalismo minero, vinculado directamen-te con el imperalismo, eran sus expresiones fundamentales. En cuanto a los primeros, sus intereses se fundaban en el despojo y la explotacin de lo ms tradicionalmente nacional, que son los campesinos indios. Antagnicos con relacin a lo ms diferen-ciado y original del pas, a lo que en ltima instancia lo defi ne, los latifundistas no podan negar en lo econmico, al explotarlos, sin negarlos tambin en lo cultural, y as se hacen antinacionales sin difi cultades, porque su propio arraigo haba sido ms bien contingente. Antinacionales como lo era el Superestado minero; por sus intereses econmicos, ambos grupos se sirven sistemti-camente de la pedagoga antiboliviana y resultan culturalmente extranjeros.

    Con sus burcratas y sus polticos, que a veces trabucaban un ofi cio con el otro, con la trama larga y ancha de sus intereses, de sus francachelas y sus corruptelas, el Superestado crea lo que se llam la rosca, apelativo que es un bolivianismo que sugiere la clandestinidad de un crculo de conjurados, el privilegio de un encierro califi cado y antinacional. Toda la burguesa boliviana

    La autodeterminacion masas_final.indd 37La autodeterminacion masas_final.indd 37 8/3/09 9:10 PM8/3/09 9:10 PM

  • 38

    se hizo, en mayor o en menor grado, antinacional. Los importa-dores porque, de hecho, no eran sino intermediarios de ventas de las manufacturas del imperialismo, y los otros sectores, como el industrial y el minero (los llamados mineros chicos y tambin los medianos nacionales), porque aunque pudieron ser la raz de una burguesa verdaderamente nacional, llegaron tarde, mucho despus del Superestado, y jams pudieron, por consiguiente, evadirse de las alternativas de un poder en el que no infl uan y al que, por el contrario, estaban sometidos. En la misma medida en que la burguesa y los latifundistas se hacen antibolivianos, las clases nacionales se radicalizan y, defi nindose, crecen.

    Sin los campesinos, indios y mestizos en su totalidad, que constituyen un grupo lo anot Tamayo resistente y persis-tente, los puntos culturales de referencia que nos permiten ha-blar de un modo de ser de la nacin no hubieran existido o se habran diluido en una confusin informe. Su exclusin, que ja-ms pudo convertirse con los espaoles ni con el latifundismo republicano en una disgregacin, el aislamiento y el destierro cultural a que se les someta metdicamente se traducan en una inferioridad prctica que serva de excusa al gamonalismo, que se explicaba as como una parte de paternalismo irremediable, pero, por otra parte, la tarea del latifundismo era conservar la inferioridad. La lucha por la tierra es ms bien tona, pero se distribuye en la constancia secular de los levantamientos y los alzamientos que, por lo general, no cobran otra fi sonoma que la del terror sin promesas y de la venganza sin porvenir, seguidos de una precaria movilizacin multitudinaria cuyo signo primario le haca perder todo objetivo. Los alzamientos, todos terminan con represiones exitosas, frecuentemente sdicas, a la manera de las que instrua el general Montes, aconsejando disparar al cuerpo y no derrochar municin. Cazaban indios azollispa-dos entre los totorales de Taraco o en las maanas atormentadas de Jess de Machaca, y todo era tan fcil que se explica porque era slo la furia de hombres tan desdichados como desheredados de toda efi cacia en las respuestas. No en el campo latifundista y semifeudal, sino en las minas, mecanizadas y capitalistas, y en

    La autodeterminacion masas_final.indd 38La autodeterminacion masas_final.indd 38 8/3/09 9:10 PM8/3/09 9:10 PM

  • 39

    las ciudades es donde se realiza la lucha revolucionaria, locali-zacin que concentra y acelera los hechos tanto como explica algunas diferencias entre la Revolucin Mexicana, cuyo carcter es dado por las guerras campesinas, y la Revolucin Boliviana, que es un movimiento encabezado por el proletariado minero. Es probable que el punto de partida de la Revolucin Boliviana haya abreviado el tiempo de la lucha y reducido su costo huma-no: arranca, en efecto, del centro del proceso de la produccin, que son las minas, y rompe el poder poltico del Superestado en sus ejes, que son las ciudades, y as toma lo neurlgico del pas, en lugar de agotarse en la extensin de la guerra territorial. Pero esta velocidad tiene sus propios defectos. El campesino recibe una liberacin por la que no lucha, por lo menos directamente. Es probable que, reducido como estaba a una existencia dispersa y marginal, siendo virtualmente un fellah, si la insurreccin hubiera tomado por escenario el campo, el campesino hubiera tardado en incorporarse a la lucha revolucionaria y sta habra estado so-metida a mayores fracasos y retrocesos pero, aun prolongndose, hacindose ms sangrienta y colectiva, este tipo de lucha habra tenido, seguramente, el valor de una escuela; habra servido para formar, de un modo ms coherente, la conciencia histrica den-tro del campesinado. Es cierto que, cuando recibe su liberacin, el campesino ingresa al consumo y a la economa de mercado y se mueve con grande facilidad, demostrando ser menos osifi ca-do, ms receptivo, completamente apto para concurrir al juego econmico moderno, ms rico en reacciones y en iniciativas de lo que se poda suponer, pero, ante una situacin contrarrevo-lucionaria como la que se present despus, aunque se trataba de hombres ya en todo distintos a los que recibieron la tierra en 1953, su respuesta es dbil. Acostumbrado a las emergencias de un papel conservador, que tiene un esencial valor defensivo en su resistencia a la ocupacin cultural del pas histrico durante la hegemona oligrquica, lo repite despus, en la contrarrevolu-cin. Defi ende su tierra pero no la cobertura poltica de su tierra ni sus intereses posteriores como clase. Vuelve, otra vez, a cum-plir un papel defensivo.

    La autodeterminacion masas_final.indd 39La autodeterminacion masas_final.indd 39 8/3/09 9:10 PM8/3/09 9:10 PM

  • 40

    El campesino tiende a existir como masa indeterminada, as como el proletariado existe como clase primero y despus como conciencia de clase, es decir, como grupo estricto, delimitado y coherente. Las capas medias, en cambio, hacen un grupo que, por su indeterminacin, se parece al campesinado pero que, a diferencia de l, proporciona un gran nmero de individualida-des. Mientras el campesinado resiste y se mueve como multitud, el proletariado acta en cuanto clase, y el hombre de las capas medias vive socialmente como un individuo. La riqueza de estas capas intermedias, en cuanto a personalidades, est vinculada con su mayor proximidad a los instrumentos ideolgicos y, por tanto, a las ideas como defi nicin y a la confusin de las ideas. Como un plipo inteligente y avizor, no tienen un destino por s mismas, y hasta para defi nirlas hay que hacerlo por exclusin porque no son proletarias o no son burguesas, y su destino, por tanto, es errabundo e incierto, creador, impalpable, tortuoso y lcido. Ni siquiera, para diferenciarla del proletariado y de los campesinos, se la puede defi nir por no realizar trabajo manual, porque los artesanos, que realizan su labor con las manos, o los pequeos comerciantes, que hacen trabajo mixto, corresponden sin duda a estas dilatadas capas indecisas. Se dice por eso que la llamada clase media es una media clase, una clase a medias, y pa-ra saber lo que son estas capas es menester enumerarlas o decir lo que no son. Se sabe lo que es su gnero prximo, pero apenas puede conocerse su diferencia especfi ca, y est a la vista que su destino, en estas circunstancias, no puede ser sino la ambivalen-cia y el desdoblamiento.

    En la sola descripcin, el suyo parece un destino desgraciado y disperso, y es bien cierto que en ningn sector como en ste la pedagoga oligrquica tiene frutos ms devastadores. Hijas de un pas intensamente empobrecido y desfi gurado, acceden con ms facilidad a los instrumentos culturales, pero slo en la medida en que puede ofrecrselos el pas desfi gurado y empo-brecido. En conjunto, no logra hacerse muy culta ni muy rica, y la incertidumbre de su destino econmico y su fcil soberbia, en una letradura que no es sino la de los imaginativos, hacen c-

    La autodeterminacion masas_final.indd 40La autodeterminacion masas_final.indd 40 8/3/09 9:10 PM8/3/09 9:10 PM

  • 41

    moda la implantacin de ciertas mitologas pues el mito suele ser la idea del semiletrado, as como la tendencia a las ideas abstractas que con furia prosperan y se recrean en estas zonas humanas, porque las capas medias, en contraste con lo que ocu-rre con los proletarios y tambin con los campesinos, no tienen puntos carnales de referencia y tienden al vagabundeo histrico y al ensueo ideolgico. Estas caractersticas de duplicacin y de inminente falsifi cacin de s misma de las capas medias, su hybris medular, resultan esclarecidas para explicar la suerte poltica de los militares y tambin de subgrupos de complemento, como los universitarios y los maestros.

    Nunca logran darse a s mismas una defi nicin y estn conde-nadas a no ser una clase, pero al mismo tiempo expresan ideolgi-camente a las clases que luchan y se enfrentan y hacen explcito el pensamiento de las clases nacionales como de la oligarqua, y as su destino, naturalmente errtil y ticamente desdichado, es a la vez un destino brillante. Como al fi n y al cabo el pequeoburgus no es sino un burgus que no ha crecido, su tendencia normal pues fl ota en un caos de datos remotos e inverifi cables es ser-vir, implementar y organizar la alienacin en la que est interesada la oligarqua y que promueve el imperialismo. De esta manera, por lo menos en sus fases ms altas, las pequeas gentes se visten igual que la burguesa, pero ms pobremente, y comparten con ella sus alienaciones, sus prejuicios y sus ambiciones, porque el pequeoburgus es la caricatura del burgus, es un burgus que ha fracasado. Por su misma ambivalencia, suelen tener muchas explicaciones para cada hecho, y explicando y explicando van perdiendo el sentido de la realidad, de los datos gruesos de la realidad, y se van enajenando de s mismas hasta que nadie es culpable de su frustracin sino sus imposibles ideas. El pathos de las capas medias consiste en que nunca, o casi nunca, descubren de dnde viene su perdicin.

    Es un proceso de seleccin el que determina que ciertos sec-tores de las capas medias se integren a las clases nacionales, pe-ro, cuando lo hacen, su incorporacin es ms lcida que la de los campesinos y los proletarios. Cuando los proletarios se mueven,

    La autodeterminacion masas_final.indd 41La autodeterminacion masas_final.indd 41 8/3/09 9:10 PM8/3/09 9:10 PM

  • 42

    polticamente son la nacin. Quietos, interdictos, marginados, los campesinos conservan, de hecho, los datos que permiten ha-blar de la existencia de la nacin como cultura horizontal y co-lectiva. Pero es la ideologa, es decir, la prctica de la libertad de eleccin, la va por la que las capas medias se agregan a la lucha revolucionaria y, a partir de ese momento, comienzan a expresar ideolgicamente al proletariado y al campesinado, que no pueden hacerlo por s mismos porque su explotacin ha sido ms intensa y ha consistido, entre otras cosas, en que los medios culturales les han sido negados. No es ms original ni ms avisado el com-portamiento de las capas medias bolivianas, ni ms rico que en parte alguna, y slo se hace ms tenso por la capacidad histrica de las clases a las que se adjuntan. Por el contrario, el empobre-cimiento y la clausura del pas se traducen tambin en una fi esta de prejuicios, de miedos decisivos, de suplantaciones activas y de jerigonzas doctrinales, y en ningn grupo social como en ellas estalla con tanta estridencia el provincialismo cultural.

    Mucho ms vital es la presencia del proletariado, referencia dentro de la cual, en Bolivia, se menciona principalmente, y a menudo exclusivamente, al proletariado minero. Se trata de un grupo numricamente minoritario y cualitativamente superior. Cuando se menciona al minero de Bolivia, por las circunstancias en que se ha dado esta agrupacin, se habla, en la prctica, del proletariado en su estado puro, sometido slo a escasos facto-res de desclasamientos. Es el proletariado del tiempo de Carlos Marx. La minera como tal, explotacin capitalista avanzada en un pas semifeudal todava, crea una clase moderna. Culturalmen-te, sin embargo, esta clase presenta aspectos todava ms casti-gados para expresar autnticamente a la nacin. Sus integrantes proceden por lo general del campesinado, pero son, adems, los individuos ms perspicaces y resueltos del campesinado los que deciden romper su nexo con la servidumbre del latifundio. Es una eleccin en la que caben algunos siglos de la historia del mundo: la decisin de hacerse minero contiene el paso del feudalismo al capitalismo. Aislados en distritos remotos, ni siquiera sufren el asedio sistemtico de ciertos factores de desclasamiento, que

    La autodeterminacion masas_final.indd 42La autodeterminacion masas_final.indd 42 8/3/09 9:10 PM8/3/09 9:10 PM

  • 43

    operan en la superestructura, como los proletarios de las ciuda-des los fabriles, principalmente que, minora nfi ma acorralada por el gran nmero del lumpen y las capas medias, padecen un verdadero bombardeo de los mitos, las mixtifi caciones y las pre-dilecciones de los sectores urbanos, cuyo lujo consiste en huir de s mismos, en alienarse. Ex campesinos o hijos de campesinos, sus datos culturales son tpicamente los propios de la nacin. Con el salario reciben al mismo tiempo el signo de su dignidad y de su explotacin; el trabajo colectivo y organizado les proporciona la identidad de clase, y cuando afrontan todos los das, las horas enteras de su vida, las seales de una tarea con boca de riesgo, el ritmo esforzado de una vida que concluye pronto, estn ya en condiciones de convertirse en una clase despierta y peligrosa, ca-paz de analizar sus necesidades, de exigir y de asediar. Al hacerlo, expresan de modo automtico los intereses de la nacin porque asedian, exigen y analizan contra el capitalismo oligrquico, co-nectado con el imperialismo, que ocupa el pas. Sus intereses de clase manifi estan peligrosamente, de un modo concentrado, los intereses de la nacin y, por eso, el proletario minero, que re-sulta de una seleccin humana del sector ms tradicionalmente nacional, que es el campesinado, que se enfrenta directamente a la clase ms tpicamente antinacional y desnacionalizadora, es la clase dirigente de la revolucin. Los dirigentes como tales suelen provenir, en cuanto individuos, de las capas medias, que son las que disponen de los instrumentos culturales, pero como clase no son las capas medias ni el campesinado los que toman la iniciativa en las luchas histricas, sino el proletariado. La propia voracidad de la oligarqua minera conserv en estado de pureza al proletariado minero. En otros pases, en efecto, la elevacin sistemtica del estndar de vida se tradujo en una suerte de des-clasamiento del proletariado, por una aproximacin formal cada vez ms fl agrante a los modos de vida de las capas medias, pero eso no ocurri en Bolivia.

    Es cierto que esta divisin capas medias, proletariado, cam-pesinado no deja de ser convencional, y que el campesino, por ejemplo, en la medida en que se enriquece, si puede hacerlo,

    La autodeterminacion masas_final.indd 43La autodeterminacion masas_final.indd 43 8/3/09 9:10 PM8/3/09 9:10 PM

  • 44

    creando un mundo conceptual en torno a la propiedad de la tie-rra, se va aproximando cada vez ms es lo que ha ocurrido en Europa a las caractersticas de las capas medias. Es obvio que las contradicciones internas dentro de cada clase son abundantes y a veces determinantes. Pero en la medida en que el campesino es un hombre acosado y lo es, sin duda, y lo seguir siendo en el futuro inmediato, su presencia entre las clases nacionales y su lucha siguen siendo vigentes.

    * * *

    El proceso capitalista de la produccin hace un mundo por prime-ra vez mundial. Los pases europeos, en un complicado recorrido econmico y cultural que tiene que ver con el antropocentrismo renacentista, la tica protestante, el advenimiento de la razn, el crecimiento de la tcnica, las nuevas posibilidades del mercanti-lismo despus de los descubrimientos, a travs de los capitanes de empresa y el ascenso de las burguesas, realizan el conjunto de las caractersticas de la civilizacin capitalista. En un proceso que Trotsky sita, para Europa, entre la Revolucin Francesa y la paz de Versalles, se produce la concrecin histrica de los Es-tados nacionales. Es un proceso que podra llamarse natural. La burguesa conquista sus mercados nacionales y realiza su Estado nacional, que no es sino el Estado en su forma capitalista moder-na. La conquista de los mercados interiores se hace por medio de un proceso de industrializacin y, por consiguiente, crecen las dos clases modernas, que son la burguesa y el proletariado. Cuanto antes haya iniciado una burguesa la unidad nacional y la sobe-rana, atributo ste que es esencial del Estado nacional, ms fcil le es tomar su propio mercado interior. Inglaterra fue uno de los primeros pases que cumplieron este proceso, y por eso, una vez dominado fcilmente su propio mercado, le fue fcil pasar a ser el pas campen del comercio libre. Pero ningn pas ha crecido nunca sin el proteccionismo, y en Europa misma, pases como Alemania, que es siempre un pas que llega tarde, que tarda en realizar su unidad imprescindible para realizar su Estado nacio-

    La autodeterminacion masas_final.indd 44La autodeterminacion masas_final.indd 44 8/3/09 9:10 PM8/3/09 9:10 PM

  • 45

    nal, debe ya proteger y hacer exclusivo y cerrado su mercado in-terior, y as se explica la aparicin de las doctrinas proteccionistas a la manera de las de Federico Liszt. Los pases capitalistas siguen todos este camino. Mientras se industrializan, protegen su mer-cado interno porque, sin protegerlo, no se industrializaran; una vez industrializados, cuando estn ya en condiciones de competir en el mundo, se lanzan a la conquista de los mercados exteriores y se hacen partidarios del comercio libre. La competencia entre los capitalistas de un pas se convierte en competencia entre las industrias de las naciones capitalistas, y as se lanzan ellas hacia los pases marginales, a la busca de mercados y de materias pri-mas o de reservas de materias primas y de mercados. Salen de s mismos los Estados nacionales, y los que llegan tarde al reparto de los mercados entran a practicar un nacionalismo agresivo y ex-pansivo, que hace del nacionalismo de los pases industrializados una posicin reaccionaria.

    Ahora bien, de una manera o de otra, los pases-objeto, las semicolonias, tambin pretenden realizar su Estado nacional, es decir, la forma poltica de su organizacin por la que pueden crear su unidad nacional, su identidad cultural y realizar su soberana, para industrializarse y convertirse en naciones modernas. Pero la formacin de los Estados nacionales en las semicolonias no pue-de seguir un curso de crecimiento normal, como los procesos europeos, porque, precisamente, la fase ltima del Estado nacio-nal de los pases opresores, que es el imperialismo, obstaculiza la realizacin del Estado nacional de la semicolonia. La nacin lucha por la defensa de sus recursos naturales y de su mercado interno pero, en la medida en que logra xitos, perjudica y vulnera la riqueza y la naturalidad del Estado nacional imperialista. Por eso slo puede hacerlo aprovechando coyunturas de emergen-cia poltica en los pases del centro, como las guerras, o movili-zando revolucionariamente a sus masas, haciendo la revolucin. Cuando Lenin escribi que el que no favorece el nacionalismo de los pases oprimidos, favorece el nacionalismo de los pases opresores, sin duda tena presente este carcter bsicamente defensivo del nacionalismo de las semicolonias; pero, por otra

    La autodeterminacion masas_final.indd 45La autodeterminacion masas_final.indd 45 8/3/09 9:10 PM8/3/09 9:10 PM

  • 46

    parte, de esta situacin resultan algunos hechos que en Bolivia, como en las dems semicolonias latinoamericanas, constituyen diferenciales y peculiaridades de los procesos revolucionarios de esta clase de pases.

    En primer trmino, se impide al pas llegar a constituirse en un Estado en su forma moderna, en un Estado nacional, y como tal cosa no puede lograrse por el simple transcurso del tiempo, por el crecimiento normal, como en Europa, el pas tiene que in-vadir, tiene que invadirse a s mismo. Puesto que el estatus es la exclusin, la persecucin y la alienacin de la nacin, sta tiene que organizarse para tomar violentamente lo que le debera co-rresponder naturalmente. En otras palabras, al no interrumpir nadie el desarrollo histrico, los pueblos europeos pudieron ser nacin, naturalmente, como un dato normal de su ser. En los pases como Bolivia, la nacin es, por el contrario, una decisin histrica, una eleccin. Esto tiene un carcter tan fl agrante de lucha e insumisin que no puede lograrse sino movilizando a las masas que contienen, de un modo o de otro culturalmente co-mo el campesinado o neurlgicamente como el proletariado a la nacin. Por eso no se puede hablar de nacionalismo en Bolivia sin hablar de movilizacin de las masas, porque, ciertamente, la nacin no puede avanzar a la formacin de su Estado moderno sino con el ascenso y la toma del poder por las clases que con-tienen o que han conservado a la nacin. De aqu resulta que el nacionalismo de derecha, el nacionalismo hispanizante, tal como vinieron a practicarlo partidos como Flange, resulta apenas el re-vestimiento de viejos planteamientos ideolgicos antinacionales de la oligarqua.

    sta es tambin la razn por la que el nacionalismo se ensam-bla en la nocin de la lucha de clases, nocin que despus, por consiguiente, no se resuelve slo en la contradiccin general en-tre opresores y oprimidos, sino en la oposicin y la lucha entre las clases nacionales y las clases extranjeras. Ni siquiera puede hablarse simplemente de la lucha entre la nacin y el imperialis-mo, de la nacin que se contrapone como un todo a los intereses del Imperio. Por la invasin cultural y tambin porque no puede

    La autodeterminacion masas_final.indd 46La autodeterminacion masas_final.indd 46 8/3/09 9:10 PM8/3/09 9:10 PM

  • 47

    prescindir de la utilizacin de clases-agentes y aun de individuos nativos, el imperialismo tiene en la oligarqua y en todos los gru-pos sociales que se alienan una quinta columna dentro del juego histrico que se disputa en el espacio boliviano. La oligarqua, aunque el caso de Patio parezca advertir sobre lo contrario, no es el imperialismo, sino su agente; los intereses del imperialismo coinciden con los de la oligarqua y con los de todos los sectores que se han hecho antinacionales cultural o econmicamente. La alienacin de las clases-agentes explica el carcter de lucha na-cional que tienen los planteamientos de las clases populares. No slo luchan contra una opresin de clase: combaten a una casta extranjera que ocupa el pas y le impide realizarse. El naciona-lismo sin el concepto de la lucha de las clases no sera sino otra forma de alienacin.

    La autodeterminacion masas_final.indd 47La autodeterminacion masas_final.indd 47 8/3/09 9:10 PM8/3/09 9:10 PM

  • La autodeterminacion masas_final.indd 48La autodeterminacion masas_final.indd 48 8/3/09 9:10 PM8/3/09 9:10 PM

  • 49

    EL CHE EN EL CHURO1

    El tiempo resulta breve ahora, cuando se cumplen varios aos de la cada de Ernesto Che Guevara en la quebrada del Chu-ro, lugar de matas quebradizas que la historia eligi para que hallaran remate los combates que discurrieron en la serrana de ancahuazu y las abras hacia Vallegrande, durante casi todo el ao 1967. Es cierto que, desde entonces, han sucedido muchas cosas, desde la muerte de Barrientos y el colapso mundial de la poltica de Johnson, hasta el propio gobierno bonapartista del Per, pero se trata, a la vez, de esa clase de acontecimientos que nunca quedan defi nitivamente atrs.

    Desde mi posicin, que es solamente la de un nacionalista re-volucionario boliviano, tengo ahora inters en hacer no el anlisis general de la teora de la guerrilla, que tiene tantsimo especialista, y ni siquiera de la teora que sirvi o fue utilizada por esta guerri-lla, sino el caso concreto en su ms exterior expresin, la prctica tal como fue el movimiento armado de Cordillera, Vallegrande y Chuquisaca, sin hacer caso del origen ideolgico que tuvo o del que reclamaba para s, que dan para mucho ms. Se podra decir que el Che boliviano no siempre se atuvo a los cnones del Che como terico en general y, en algunos momentos, hasta se podra

    1 Texto extrado de Escritos sociolgicos y polticos, Cochabamba, Taller de Estu-dios Sociales Ren Zavaleta Mercado, 1986.

    La autodeterminacion masas_final.indd 49La autodeterminacion masas_final.indd 49 8/3/09 9:10 PM8/3/09 9:10 PM

  • 50

    escribir que este Che negaba las teoras generales del Che. Para saberlo bastara un cotejo no muy ambicioso de los textos que escribi, con su magnfi ca prosa creciente, con los hechos en los que fue actor en ancahuazu, pero esa es la tarea que yo no me he propuesto.

    Para la frustracin de este extraordinario empeo actuaron algunos factores de la eventualidad que eran impredecibles en lo concreto, aunque previsibles en lo general, como el estallido prematuro de las acciones, la delacin de algunos desertores, que eran quiz agentes de la seguridad, y la evasin poltica de los partidos comunistas bolivianos, que en esto no hicieron cosa distinta que seguir la lnea poltica de sus iguales latinoamerica-nos. Pero tambin debemos considerar las buenas condiciones de tipo excepcional en el poder represor y su precaria efi cacia, y a ello deben sumarse elementos de fracaso mucho ms esencia-les, los factores estructurales constantes dados por la geografa y el fatum demogrfi co, pero, sobre todo, la bsica desconexin campesina y minera de la guerrilla, que es slo la prolongacin de su soledad poltica y es ya resultado de su desdn por el pasado.

    Las refl exiones hechas acerca del incumplimiento de las nor-mas de seguridad por la guerrilla de ancahuazu son exactas, pero tambin sospechosamente fciles, y hay que cuidarse de las explicaciones sencillas, porque suelen ser no una explicacin, sino un consuelo. Es evidente, en grueso, que no era necesario sacar tantas fotografas ni redactar diarios tan taxativos, y lo es, asimismo, en un grado todava ms intenso, que la guerrilla se vio obligada a existir en las acciones cuando estaba dispuesta a existir solamente en la exploracin y el asentamiento. Pero, desde otro punto de vista, es claro que stas son emergencias a las que est expuesta toda guerrilla rural en su proceso de instalacin, y parece que nada hay ms prematuramente descubierto que el desembarco del Granma, que sin embargo no signifi c el fi n del movimiento cubano, porque haba un mar social que lo hizo sobrevivir.

    Si es socialmente necesario que la rebelin exista, ella tiene ms posibilidades de permanecer. En todo caso, de la lectura del

    La autodeterminacion masas_final.indd 50La autodeterminacion masas_final.indd 50 8/3/09 9:10 PM8/3/09 9:10 PM

  • 51

    Diario del Che se deduce que la precipitacin de las acciones no fue vista por los combatientes como algo totalmente desgracia-do. Por el contrario, se entra en ellas en las acciones con una dosis sorprendente de optimismo, lo que signifi ca que el carcter prematuro de ancahuazu estaba previsto por los guerrilleros y que hechos similares lo estn normalmente en cualquier empre-sa semejante.

    Se podra tambin mencionar las pretensiones de la CIA que, siquiera indirectamente, ha querido dar a entender que la pre-sencia del Che fue afectada por rayos infrarrojos que ensearon que los fuegos prendidos a lo largo de sus 330 almuerzos en Bo-livia tenan tan ilustre estirpe. Hay muchos fuegos en la selva de Bolivia y en el fuego no hay seal digital, pero hay mucho en esta historia para convencernos de que se sabe el paso ms furtivo de nuestra vida y que la ms recndita de nuestras intenciones est sin embargo bajo el infrarrojo de su mirada ubicua. El infrarrojo existe ahora, y creo que no exista en el tiempo de la Sierra Maes-tra, pero los medios en Bolivia no necesitaron ser tan sofi sticados, y ms de una vez la tradicional inoperancia del ejrcito boliviano hubo de sorprenderse de la incompetencia de sus propios ase-sores, ellos s engaados por su propia sobreinformacin. ste, desde luego, tampoco es el tema que nos interesa.

    EL ANTECEDENTE DE 1949

    ancahuazu dice Pombo en su informe de septiembre de 1966 es un can entre las serranas de Pirirenda al Este y las serranas de Incahuasi al Oeste. Pues bien, para cualquier boli-viano medio, Incahuasi es una palabra que tiene un signifi cado. Es el apelativo con el que se recuerda una de las mayores acciones libradas en la guerra civil de 1949: all resisti el ltimo bastin de los sublevados en un mes, all la batalla que concluy con va-rias centenas de muertos, campesinos de la zona en su mayora armados apenas con lanzas de tacuara en un buen nmero. De Incahuasi el ejrcito pas a Camiri, donde fusil a los presos ms importantes (Mariaca y Zaconeta, entre otros) como corolario de

    La autodeterminacion masas_final.indd 51La autodeterminacion masas_final.indd 51 8/3/09 9:10 PM8/3/09 9:10 PM

  • 52

    la guerra civil en la que el MNR se apoder de cinco de los nueve departamentos: Cochabamba, Santa Cruz, Potos, Chuquisaca y Tarija. Las matanzas de Catavi, donde los mineros ultimaron en represalia a varios tcnicos norteamericanos, el fi n de la sangrien-ta resistencia de Potos, cuyos alrededores fueron rodeados de cuerpos de mineros colgados en los postes de luz por el ejrcito, la espectacular toma de Chuquisaca y el enfrentamiento fi nal de Incahuasi, son hechos muy conocidos en Bolivia.

    El levantamiento fue concebido en trminos de avanzar de la periferia al centro: Paz Estenssoro y su comando exiliado in-tentaron tomar Villazn, de donde deban avanzar hacia La Paz, distribuyendo las tierras entre los campesinos. El alzamiento fracas en La Paz y en Oruro porque la polica lo descubri, es decir, porque hubo delacin, pero ni ella misma pudo impedir el movimiento por su dimensin que, como contenido de clase y como extensin geogrfi ca, era realmente nacional.

    El MNR, que demostrara despus ser un partido heterogneo al mximo y de una gran hibridez ideolgica, que es un conjun-to acumulativo de hombres y un archipilago clasista, logr sin embargo organizar un movimiento de envergadura semejante. Fracas en 1949 sangrientamente, y sangrientamente alcanz el xito en 1952. La delacin pudo poco contra la ancha fuerza de su proyecto y se sabe que la movilizacin del pas junto a los in-surrectos fue de tal naturaleza que a veces los mecanismos poli-ciales delataban a la polica, y no al revs. La pregunta salta sola: Por qu el MNR, hbrido y sin otra coherencia que la de su ser masivo, pudo conspirar con xito en Bolivia y con el Ejrcito de Liberacin Nacional (ELN), que reuna sin duda a los hombres ms puros del continente entero, que expresaban adems una ideologa ya sistemtica? Por qu el MNR es capaz, en 1949, de movilizar a los campesinos hasta llevarlos a luchar en la misma zona de ancahuazu e Incahuasi, en la que el propio Che no logr despus sino laterales pruebas de apoyo campesino?

    Hay aqu, sin duda, un vaco notorio, una desconexin fl agran-te, una falla en el terreno que tenemos que descubrir.

    La autodeterminacion masas_final.indd 52La autodeterminacion masas_final.indd 52 8/3/09 9:10 PM8/3/09 9:10 PM

  • 53

    CARCTER NO DECISIVO DE LA SEPARACIN DEL PC

    Es una cuestin que incluye naturalmente la del fenmeno de la delacin como tal, del descubrimiento policial como la va de la catstrofe. Toda la inteligencia reaccionaria del mundo trabaja sobre el supuesto de que cualquier movimiento tiene su precio, y de que la delacin es el mtodo para alcanzarlo. Mientras no consiguen la delacin, estn luchando contra un fantasma. Pero el a