antigonavelez marechal

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    Antgona Vlez

    EDICIONES COLIHUE

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    aos, se public en 1948 y denota una toma de distancia y deautocrtica de grupo.Muy jove nhizo sus primeros viajes a Europa, y en Francia viviuna bohemia tpica de la poca en compaa de numerosos artistasargentinos: Jos Fioravanti, Raquel Forner, Alfredo Bigatti, Alber-to Morera, Aquiles Badi, Francisco Luis Bernrdez, Oliverio Gi-rondo y otros.En viaje por Italia, la frecuentacin de lecturas de Dante,Platn, Aristteles y especialmente San Agustn lo acerca a lametafsicay ala bsqueda de un sentido religioso de la vida. A suregreso de Europa, en 1931, concurre a los Cursos de CulturaCatlica, en el grupo Convivio, rama que se dedica especialmentea la literatura y el arte.En 1934 se casa con Mara Zoraida Barreiro y de esa uninnacern, aos ms tarde, sus dos hijas.Marechal no solo continuar escribiendo y publicando a lolargo de su vida (a lavez que, por ejemplo, desempear cargosdiversos como Director Nacional de Cultura), sino que tambin,

    siempre preocupado por la justicia social y el destino de su patria,adhiere inicialmente al socialismo; luego forma parte del ComitYrigoyenista de intelectuales jvenes, junto a sus pares SixtoPondal Ros, Ulises Petit de Murat (h), Jorge Luis Borges, NicolsOlivari, Carlos Mastronardi, Macedonio Fernndez y otros; y pos-teriormente se afiliar al peronismo. Esto le valdr, cuando en1948 apafezcasu mencionada novela, el ataque de sus cofrades,losviejos martinfierristas. La crtica, eue lo ignor o lo denost, tuvosus excepciones en Julio Cortzar y H.A. Murena.Su esposa haba muerto en 1947, y en 1950 se uni a ElviaRosbaco.En 1951, Jos Mara Fernndez Unsain le solicita AntgonaVlezpara estrenarla en el Teatro Cervantes, que l dirige. El papelprotagnico le es otorgado a la actriz Fanny Navarro. El nicooriginal mecanografiado desaparece, pero Eva Pern, enterada delo ocurrido, le pide telefnicamente a Marechal que haga elesfuerzo de recomponer la obra. Seducido por su simpata, Mare-chal cumple con el requerimiento y la obra se estrenael 25 demayo. Pese a las precarias condiciones de ensayos y elapremio deltiempo, es un xito.g (.a reci a Q u i to [iu_p o tV i rti nfieti s ta ( I 9 Z 5 )(Aaatn'o Fuocn L. i[anrcnu).-

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    1ll-tr'

    Situaciones prsonales y polticas lo llevaron a aislarse haciafines de 1954, aislamiento que persisti y se hizo ms riguroso apartir de 1955. Marechal, con su profundo sentido del humor, sellam a s mismo "el poeta depuesto" ,irnizando con la termino-loga usada por la llamada Revolucin Libertadora.Algunos aos despus se le acercaron grupos de escritores jve-nes, que valorizarcn sus escritos, y comenz a salir de esa suerte deostracismo.En 1962,e n Pars, se estrena Antgona Vlezbaio la direccin deJuan Oscar Ponferrada y con la participacin de Susana Mara en elrol protagnico.En 1967, invitado por Julio Cortzar,conoce Cuba y forma partedel jurado del concurso de la Casa de las Amricas. Este viajequizs le inspir su poema -'Palabras al Che"l.En lgT}terminsu novela ,@,mucra,que no alcanzaa ver era. Esraba en procffi.no fallece, el?6 de junio de 1970.. Deja una decena de obras de teatro inditas: E -g@tcto del'lne-Qr,

    Elgryrfto@re, Alijerandro, Mayo el seducido, ltlude Belona, Don Alas o la irtud, Un destino para Salom, La parca,Estudio en Cclope, EI Mesaq y se sabe que estaba trabajando en unacuarta novela: El emprcsario del caos.Hay estudios en el extranjero que sealan que una de estaspiezas teatrales inditas estara publicada, con posterioridad alfallecimiento de Leopoldo Marechal, bajo otro nombre.En 1975, gracias al directory profesorde teatro Enrique Ryma,se recupe ra el texto de la obra de teatroDonJuan (publicada en estacoleccin). Su estrenoestaba anunciado para la temporada teatralde 1976, pero la dictadura militar prohbe la puesta en es'cena.A ms de treinta aos de la mue rte del escritor, sus hijas Marade los ngeles y Malena, nicas custodias de su obra, siguenintenmndo recobrar cartas, premios, focos y manuscritos -ditos einditos- para publicarlos, permitir el acceso a ellos a los estudio-sos de la obra e incorporarlos a la Fundacin Leopoldo Marechalcreada en 1991. Dicho material es parte relevante de la culturaargentina.| '...Y no importa si el mismo sol alumbra ahoralla tumba de un guerrillerorecin cadol y la espada estril de los tristsimos generales...", en revistaTbstigo, N" 5, Bucnos Aires, 1970.t0

    Ar[arechal, maestro de cscuela (Ancano Fuuoctv L. iLtnncm)il: -

    L. Marecltal junto a su esposa, Mara Zoraida Barreiro, y sus dosijas, lllara de los Angeles y Magdalena (tllalena), en brazos dp samadre (Ancnn'o Fuotctw L. l[ancst).

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    Antgona Vlez

    Miicchaly " Bnostyres (circa 1948)(Ancnruo Futocn L. Mnncnn)'

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    HotrlsRB 1".HotutsRe 2".HoNtsne 1";

    HotttsnrMuJsn 1"Hot,tnne

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    Hovungzo._DonFacundoesunhombrecomodeacero.tn"defendido " "t u porii"ru" desde lue muri su dueo' aquel donLuis Ylezque slo montaba caballos redomones'VleJo._LuisY|ez:yoloconoc.Murisableandoalosinfielesen la costa del Salado'HoNlsnp2o.__YdonFacundoGalvnsequedenestaloma,conlos hijos " oii"l', qu" todava jugaban' Su consigna fue la deagarrarse , "ri" rnonin de pamp y d: novillos' hasta queIgnacio v rurr,t]o'it"'pt'oiu" mnejar un sable contra lachusma O"r t"t f un aradt contra la tierra sin espigas'Hovsnnto._RecuerdoSuamenaz^:,,Losenemigosde.LaPos-trera' son mis enemigos" '

    Nltr.llir 2^ (sombra).- il-as mas estarn con el otro muerto en ellrarro y la noche( Lentamente, las mujeres se dirigen a Ia casa y entran en e I zagun. Alttti.rno tiempo los iombres hacen mutis por la dereca. Oscuridad tota/.Lurgo, redobles de truenos lejanos,y aparecen las tres Brujas iluminadas

    t na un proyector en e I centro de la escena. Contra Io convencional, sernIr r,r nujeres juenes, apigadas y bellas a lo malignl: sas aoces han de serntturales, entre irnicas y profeticas.)l f rr r r n t" ( a largando s us man os a un fuego inaisible) .- " Lindo fuego ","Lindo fuego ", deca una vieja. Y se le quemaba el ranchollrrrJn 2^ (a Ia 1").- Me da un airecito, comadretlrrrn l^.- Por dnde?llrrrre Z^.- Por el lado de montar, yo dira.

    (l.as dos brujas ren sonoramente. La 3o grue,friolenta.)llrrrrn 3a.- No hay fuego esta nochellrrrn l^ (a la 3").- Comadre, tiene fro?llruUn 3a.- El que me calienta los pies est lejos. Y no hay fognlltrrr.n 2^.- Quin lo dijo? Esta noche se ha de parecer a una granolla tiznada, con un gran fuego debajo.llrrrrn 7^ (intencionada).- Y adentro qu se cocinar?llHrUn 2^ (con entusiasmo).- Una maldad sabrosa Una maldad conhueso y todollrruJn l^.- Quin te lo dijo?lf lrrUn 2A.- El sapo Juan. Es muy cuentero (Risa de ambas.)llHr rn 1^ (sbitamente seria).- iQue Antgona Y lezno se duermacsta nochell tttr.n.2' (dem).-Antgona Ylezno dormir Tiene su coraznrfuerallrrrUn 1a.- Dnde?ll rrrUn 2^.-Junto a dos ojos reventados que miran la noche y no lavcn.

    Hotr,tsRe Zo.-Martn Ylezcay defendiendo a "La Postrera- Por eso est l aqu, entre sus candeleros de plata'- Ignaci oYlezdesert, y ha vuelto como enemigo'-Por eso est solo y desnudo' all' en el agua podrida'MuJeR ^(conpesar,alos/lombres)._Nadielecavarunasepulturaju.tto al agua?

    Hot'rsns 1o.- Est prohibido enterrar a Ignacio Ylez'MuJenZ^.-Notendrniunacruzensucabeceradebarro?Ni'-;;; ;-itas de t^u"" cruzadas en el pecho?Hor,rnns 1o.- Y quin se las llevara? No se puede salir de la casa:los infieles han rodeado la loma'HoltnRe2o._Lospampasngencendernfuegoestanoche:Se

    comern ru, ffil;;;"r. pero estarn afuera, conel ojo abierro'

    1o.- Y al nacer el sol nos darn el asalto'.- Y si fuera esta noche? Ser de luna grande'1o.- Nosotros estaremos junto a los caones'MuJ rn 1a.- Nosotras, junto al muerto ' (Al Coro de Mujeres'/ Vamosa rezat Por Mart nY lez'MuJr:n3a.-YporelOtro Deloslabiosadentro'laspalabrasnosufren leY: van donde quieren'

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    BnuJa 3^ (restregndose las rtanos)'- iHace fro' y Morrongo estlejosBnuJ l^ (a la 3").-Yo lo ataracon las tres plumas del gaviln'BnuJ3^(dotiente).-Morrongonoquiereseratado.Legustasalir";; ;"he, a bscar la sangre frescaBnuJn 2^ (fatdica)'- iYuencontrar la sangreBnuJ l^ (dem).-La encon var'si es que Antgona Yleztrabajaesta noche.BnuJnz^._Trabajar Trabajar Ellacavarestanoche,lejosyhondo, hasta "nfo"t*t la vertiente de la sangre'(oscuridadtotal.Ensegu.ida,.luzenelescenarioanterior,peromsarurdecido. Entran por la irquir.r)i hs tres Mozas, y por la dereclta,Antgona y Cor*|irr, lo, irot^ i detienen en elforo para escuchar')Moz l^ (elegtaca/.- MarnYlez era como un rbol; fuerte'derecho Y mudo' Pero daba sombra'Moz,q 3" (a la 1')'- Te quera?Moza 1a.- Nunca me lo dijo'Moz. 2^ (aibrante).-Ignacio Ylezera como la risa: le bailaba enel cuerPo a unaMoz, 3^ (a la 2").-Te habl alguna v'ez deamores?Mozn 2".- No.Moznla.-MartnY|ezahoraestenelsalngrande,tendidoysin voz.Mozn 2^ (con antargura/'- Ignacio Vlez est en la sombra deafuera Y en el bairo de nadieMoz 3^.-Dnde habr quedado su risaMozn 2^ (firme).- En el odo y en la sangre de quien la recuerda'(Antgonaseadelanta,seguidadeCarmen'yenfrentadeprontoalastres Mozas.)AN'rfcoN e,(con imperio)'-Qu hacen aqu' muchachas?LnsTnasMozns(ensobresatto).-Antgona20

    A N' r'c;oNn ( indicando e I sa l n ).- Debieran estar en el saln, cosi-tlrrs a las polleras de sus madre sl (Irnica.i Estn rezando por elrrlma de Martn Ylez,el elegido Dicen que la muerte es igualrr una noche oscura; pero a Martn Ylezno le importa. El tiene('uatro luces: dos en la cabecera y dos en los pies.

    Nloz.n l^ (en son de reproche).- Antgona, era.tu hermanoAr.r't'

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    ANrcoNa.- Lo dems?CnnunN.-Hayentodaspartesojosquemiranyorejasqueandanescuchando parecera que la nbch se negase a entrar y dormir'ANrcorun.- No se niega. Es que no puede Hoy no dormir la^ -' no"fr"t anda con un remordimiento'Cnnlte,N.- Un remordimiento' Cul?ANrcoN.- El de Ignaci oYlez'pirado en su negrura' Y la noche'qu culPa tendra?CaRtntsN (aterradal'- M4l bajo Ms pajo Est prohibido nom-brar a Ignu"io i'A.Ll Y hay oido, abilrtos en todas partesANrcoNA.-Eramihermanoyeltuyo Gritarasunombre:lorengo urr"rr"rJ;;;-;l ;;"nor'si lo grir^r'udormiramos la nochey yo.CenuBN.- Dicen que traicion a su casa'ANr'coNn.-Nolosnimeimporta Quelodiganloshombrqs'y estar Ui"n di"t'o' Yo 'olo 'iq-tt" i"tio Ylezha muerto' Yante la muerte habla Dios' o nadieCenvBN.- Se fue con los pampas' y nos ha trado este maln As-'Ji""r, all los hombres de cocina'ANrcoN.- Ya tiene su castigo' Y est.bi:tJ L-1l1r: :-t:t:*t":I X",,T i; ; ; ff ; i ;';;;i;;:;' ; q' ? r " 9:r^" :: :::. : ",',1"i,11 :s qus ru rr1"" :;:::.";,;;;,;r' :a. Sus ojos,it"io a ls pjaros que buscln l" carne muertn"t*u"rt Sus^pbres ojos cavados

    CnnrtaN (se oculta el rostro con las manos y grita)'- NoANrcoNn.- Gritaste? Yo no gri.:rr' Los. dos ojosIgnacio Ylezno sern maan una vergenza delC,q,nv eN.- Qu vergenza?ANr.coNn.-Ladelaluz,quesiemprevioesosojostanllenosderisa.CnnltBN._Tengomiedo Lacasaestmuerta'perolodemsescuchaANr.coNn(sinorla)._Ysusmanos Susmanosdeesquilarovejas

    vacos desol.

    v hcrrar novillos Sus manos de agarrarse a la crin de los potrosv ucariciar las trenzas de las muchachas Sus cinco dedos que;rlr

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    BnuJn 3^.-Si alguien la viera' no pensaria gran cosa'BntrJn l^ (tanbiio 'n enigma)'- Esta noche alguien perdercarretel de hilo negro'Bnu,t Z^.-Y alguien lo encontrar'BnuJn 3^.-iQu haraun muerto con un carretel de hilo?BnuJa 2 .-Nada'BnuJ,r l^ .-Pero Antgona Y lez est despierta'

    Cuadro Segundolixplanada en la loma: tierra y cielo desnudos. En el centro un canuhre su curea. Noche cerrada. Entran por la izquierda Facundo

    ( itlun, peones armados y el Capataz que ltace de corifeo. Traenfaroles.I )oN FncuNDo.- Las puertas?( ,'67.- Estn aseguradas.| )o FecuNDo.- Y los caones?( i,1r'.67.- Listos.I )oN FecuNDo.- Vieron algo, afuera?( i'''67.- No, seor. Los pampas no encendern fuego estanoche: presentaran mucho blanco.I )oN FncuNDo.- No han odo algn movimiento de caballada enIu noche?( inlR'l'Rz.-Tampoco. Ellos no han de moverse hasta el amanecer.l,)rtonces caern sobre la loma. (Un silencio.)l)oN FncuNDo.- Y dentro de la casa?(i,r'r,2.- Estn rezando all por el difunto Martn Ylez.

    ( 'l'odos los hombres se descubren. )| )r rN FncuNDo.- Hombres, maana cavarn una tumbaparaMartnVlez.( l,lln't'ez.- Dnde, seor?I)oN [incuNDo.-- Aqu, junto a la casa que defehdi. Enterrar aMartn Ylez es como plantar una buena semilla.

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    (se oye a lo lejos, en la noche, la algaraba de las aaes carniceras' Lospeones inclinan sus frentes.)cnpnl2.- Es all, en la caada: el otro muerto, con sus pjarosalrededor.PnoNBs.- Con sus pjaros mordedores' Ignacio VlezDoNF,lcuNoo(aiolento)._Dijequenisunombrepuedevolverala casa que traicion. Entienden?Peoxas.- S, es lo dicho.

    DoN Facu NDo (tras un silencio tenso)'- Se dice algo del Otro?CRper,2.- $sfre, las mujeres hablan'DoN FncuNDo.- De qu?C,cpnrnz (molesto).- Hablan de un muerto con luz y de otro aoscuras.DoN FncuNDo.- Y Antgona?cnparA2.-Nohaqueridoentrarenelsaln.Andaporafuera,mirando la oscuridad y poniendo su odo en la noche'DoN FncuNDo.- Nada ms?Cnpn'rnz.-AntgonaY|ezhadejadocaerunapalabrayotra.DoN FncuNDo.- iQu dice?c,pn.rnz.- Que la mitad de su coraz1n est perdida en el barro'DoN FncuNDo.- Bien s yo dnde anda su corazn maero Lodel Orro le dueie? A m tambin O de qu madera estara yohecho? Esre p"a,^Lo de tierra se a-blanda con sangre_y llanto.

    iu"iut -rj"i"r lloren Nosotros ponemos la sangre' Noes as'

    hombres?cnpnrRz.- As nos ensearon, desde que supimos jinetear un potroy manejar una lanza-PBoNEs.- Nos ensearon as: lanzas y potrosf)oN FncuNDO.- Y eso por qu? Ah est mirazn. Porque la tierra

    eS o no es del t,"-u*. v,'o ", del hombre cuando uno la enamorcomo a una novia y tiene que dejarla'

    ( )p't'rz.- Y arrear tropillas y rebaos Y desandar horizont"tlf tioNBs.- Todo porque se ha puesto fea la cara del desierto, y losl)ampas vienen del sur a robar hembras y caballosI )oN FncuNDo.- Ah est m1 razn. Por eso me agarr yo a estaloma y no la suelto. La tierra es del hombre cuando uno puedenacer y morir en ella.( lnt,RtAz.- Y plantar amores y espigas que ha de cosechar unornismo, y no la mano sucia de un brbaro.I )r rru FncuNDo.- Mi razn es sa. Y no la soltar aunque lloren lasrnujeres y sangren los hombres. Para eso estamos aqu: parasangrar y llorar. Entienden?l','1ss.- As nos ensearonI )oN FacuNDo.- Y qu ms podramos hacer nosotros? Algn da,cn esta loma, vivirn hombres que no sangran y mujeres que norrprendieron a llorar. s" es mi rzn.Cmo podra yo r"t blandocon los que la traicionani Por eso est-el Otro all, tendido ensu inmundicia. ,

    (Vuelaen a orse las aaes en la noche. Antgona saliendo por la derecha,rulra en /a zlna de la luz: trae dos aaras qae procara juntar en crazttu'rliante un pedazo de hilo. El Coro de Mujeres la aiene siguiendo, comont.friso, entre apenado y curioso. Antgona se dirige al ernplazamientolrl can.)I )oN FacuNoo (la //ama).- Antgonal (Ella prosigue su tnarcha sinrcsponder.)l'rioNBs.- Antgona, te han llamadoAN't'coNn (aoluindose a/ Coro de Hombres).- Quin?I)oN Fncur.roo.- YoAN't'coNa (siempre al Coro de. Hombres).- La voz que me andallamando no est en la casa de los Vlez.( lrRo op MuJpnEs.- Hija, quin te llama?AN't'coNn (aolaindose a las mujeres).- No lo s. Todo grita, peroafuera.( loRo ns MuJenEs.- Dnde?

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    ANr'coNn.- Oiganl (Silencio en los dos coros queauelaen sus semblan-tes a la tiniebla exterior.)Parece un grito de barro.Cono np Hol.rnREs.- Mujer, si nadie grita (Vuelae a orse laalgaraba de aoes carniceras.)ANrcoNe.- Es que no se oye bien. Esos pjaros arman un ruidoinfernalDoN FcuNoo (a todos,porAntgona).- Bien s yo en qu anda sucorazn enredadoANrcoN e. (aolaindose porfin a l).- En qu anda, seoriDoN FacuNDo.- Debera estar junto a la cabecera de tu hermanoANrcoNn.- Junto a qu cabecera, la de lana calience o la de barrofro?DoN FncuNDo.- Lengua de vboraANrcoNA.- Es que yo tuve dos hermanosDoN FacuNDo.- Uno solo mereca tal nombreANr'conn.-Tal vez, cuando vivan, y montaban caballos tormen-tosos, anduvieron en guerras. Pero son dos ahora, en la muerte.Dos Y uno est castigadoDoN FncuNDo.- Lo castiga una ley justa.ANr'coNe.- Mi padre saba dictar leyes, y todas eran fciles. Murisableando pampas junto al ro.DoN FncLrNDo.- Las leyes de tu padre voy siguiendo.ANr'coNrR.- No, seor l no habra tirado su propia carne a labasura.DoN FncuNDo.- Tambin lsupo castigarAN'rcoNn.- Jams lo hizo por encima de la muerte Dios hapuesto en la muerte su frontera. Y aunque los hombres montasentodos los caballos de su furia, no podran crutzar esa frontera yllegarse hasta Ignacio Ylez para inferirle otra herida.f)ox FacuNDo.- No hace falta: Ignacio Ylez ha recibido lo suyo.ANl'coNA.- Ha recibido ms de lo suyo28

    I)oN FecuNDo.- ieu ms?ANrcoNn.-La rierra sucia y los pjaros hambrientos.l)o Fncr-rNDo;- Le pertenecen tambinA^.'r'coa.- No, seor f)icen que Ignacio Vrez recibi tresheridas en la perea. y esr bien, porque ras recibi ms ac dela.muerte y entraban en Io suy. Lo qu" no est bien, iy rogritara , es la vergenza que recibe uho.u del otro lado de lamuerre' porque no enrra en lo suyo. (A/ coro de Hombres./ Ni enlo de ustedes, hombresl)oru FecuNDo.- I a verg enza de Ignaci o yrez,acostado en erbarro ahora, 1o lo puedl arcanzara r, naturarmente. pero todasu indignidad grita en ra ilanurae sra noche. y seguir gritandohasta que se le hagan porvo ros huesos Esa'carroa grita r, nopara Igna cioYlezque ya no sabe. or, sino pro Io, h";br";;lo vean podrirse y anden queriendo traicionar t. t.y de la ilanura.AN'r'coNa.- iQu ley, seor?l)oN FncuNDo'- La de agarrarse a este suero y no sortarro.AN'r'corua.- Es una rey jusra. pero, qu triste bandera quierendarle un muerto u.ttido de aras.,grur,utt "n .r caadn. Mipadre saba dicrar reyes. (viorenta.l i,ri ilgo -a* en vez degritarlas, muri por ellas(Los dos coros leaantan un lrzrrmuilo de asonbro.)I)oN FcuNDo.- Lengua envenenada yo esruve junro a r cuan-do muri; y expuesto a ra misma ranzaque re abriel costado.AN'lcoNn.- No lg *, li ,lg importa. Lo que yo s, y nadie podrnegarlo, es que ra furia der deiierro nos rode esca noch.; v qu"loponindose a toda esa rabia, solo hay afuera dos manos perdi_das en el suelo y una cara rota de pj'aros. - --l)oN Fac,NDo.- Eso es lo que te duele, condenadaANr'coNa.- H"y otro condenado, all, en la noche.I)clN FncrrNDo.- y ail quedar r, hasta que ro derrita er aguaANr'coa.- Quin sabe Dios ha mandado enterrar a ros muerros.29

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    DoNFecuNDo(anenazador)'-Sialguienseatreviera'msv aldrano haber nacido(Don.Facundomiraimperios.anentealCorodeHombresyluegoaldeMujeres; despus ioit ''i mutis lento por la izquie.rda' Entre tanto'Antgona ruO, ot ri,ffio-"*iiit del cann y atlie sienta, con Ia cabezarecostada en el b;;;;; i los ojos puestos in ta leiana. Los dos c,rosdialogan.)

    MuJpnps. -Lallanura se nos ha convertido en un gran dolor'Hovsnss.- iQu dolor, mujeres?MuJnnes.- No sabemos cmo se llama'HotntsRes._Esverdad Antes,nuestraspenasibansentadasenlagrupa de nuestros caballos'MuJnnns.- O dorman cerca de nuestros fuegos'HoN,tsnns.- Pero tenan su nombre'MuJnnes.- Nuestras penas tenan un nombre'Horr,rsRas.-y nuestro deber estaba en la punta de nuestras lanzas'MuJunps._o.enlahinchazndenuestrosprpadosquelloran.Hot tsRns.-Pero nuestro deber tena su nombre'MuJenes.- Sabamos cmo se llamaba'HoNtsnEs._Yahora,qudeberamoshacerconunmuertoacos-- oo en la llanura?MuJnnps.-Tendidoenlanoche,sinluces,yconbarroenlasuasy.en el Pelo?HoNrsnE,s.- Est prohibido enterrar a Ignacio Ylezt'MuJanss.- Pero la llanura es ancha' y caben todos los muertos'HoNtsnes.-Esunaleyantigualaquenosmandaesconderabajonuestra miseria'MuJenrs.- S, es una leY antiguaHovsnus.- Y est prohibido enterrar a Ignacio Ylez'

    MuJER l^.-Si Antgona quisiera decirnos lo quo anda tramandosu coraz "l'ii;;fr;gt o'rtto y pronancia su nombre') i\ntgona

    (Ella no contesta,y la mujerinsiste.) Antgonal (Silencio deAntgona.)MuJnn 2" (a los dos coros).- Sus ojos estn en la noche, su coraznjunto al agua muerta.(Un silencio. Despus ambos coros hacen un nutis desolado, el delombres por la derecha, el de mujeres por la izquierda. Desaparecidos loscoros, Antgona se yergile: parecera que dirige sus odos afuera, comopara captar algn lamento en la noche.)Avr'ioNn ( I tama con tenidamen te).- Ignacio (M ris fuerte. ) ilgna-ciol (Escucha.) S, cuando era nio le tena miedo a Ia oscuridad.Lo mandaban de noche a buscar en el galpn estribos, riendasy bozales. Y l volva corriendo, y apretaba contra mi pecho sucabecita llena de fantasmas (Con amargura.) Porque han olvi-dado all que Antgona Ylez ha sido tambin la madre de sushermanos pequeos .Le tena miedo a la oscuridad: y me lo hanacostado ahora en la noche, sin luz en su cabecera Ignacio Porqu no corre hasta el pecho de Antgona? Es que no puede Lehan hundido los pies en el agua negra Pero Antgona buscaresta noche a su nio perdido, y lo hallar cuando salga la luna y

    le muestre dnde han puesto su almohada de sangre. Hanolvidado all que Antgona Ylez fue la madre de sus hermani-tos. Por qu no se levanta la luna sobre tanta maldad? Ellaentendera cmo una mujer no puede olvidar el peso de un nio,cuando vuelve asustado de la oscuridad, con dos estribos deplata en sus manos que tiemblan(Se cubre el rostro con arnbas manos. Un gran silencio. Toda la escenaaa iluminndose con la luz de la luna qae se leaanta en el horizonte.Antgona, aolaiendo a descubrir sa rostrl, ue aquella luz creciente,lonza un grito de jbilo trenendo y hace un mutis aolado por laizquierda.)ANrcoNn.- Ignacio Ignacio(Oscuridad total. Las tres Brujas, en primer plano y centro.)

    llnuJn 2a.- Lo estoy viendo Lo estoy viendollnuJn la.- i9u ve, comadreil] nuJa ZA .- Un caballo de oro, cubierto de sangre hasta las patas.llnuJe 3^.- Corre?

    -eT;:

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    BnuJn 2a.- Galopa Est galopando, como enloquecido'BnuJn 3^.- Y de quin es la sangre?BnriJa 2^.- De Antgona YlezBnuJ 1a.- Por eso anda ella con los ojos tan abiertos.BnuJn 2^.-Es que la sangre no se duerme, cuando est queriendosaltar al sol.

    TBr-N

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    Cuadro TerceroFrontis de "La Postt"era". Sucede al amanecery en un crescendo de luz.l,,n escena Don Fecundo, su ltijo Lisandro y un Rastreador.LrsRNoRo.- Padre, no haba riesgo. Nos acercamos por la tierrafirme que hay entre Las Encadenadas. Fue al ponerse la luna,cuando la noche se hace como de tinta.

    DoN FncuNDo.- Y no han odo algo en la oscuridad?[,tslNono.- Un relincho de potros muy cerca. Los infie les anda-ban por ah.RnsrnEnnoR.- El olor de carne de yegua se nos vino a tufaradas.LrsnNono.- Entonces amarramos los coscojosl de los frenos y las .vainas de los sables, para que no hicieran ruido.RnsrnpnooR.- Y nos arrastramos hasta la Puerta Grande, a lovbora.DoN FecuNDo (a Lisandrol.- Hijo, no me gusta. Yo esperaba elasalto entre dos luces. Mis hombres estn todava junto a lasbocas de fuego.LrsaNoRo.- Y los infieles?DoN FacuNDo.- Han movido sus caballadas, a lo brbaro; hanhecho sonar sus trompetas. Y nada ms.LtsaNono.- No se han acercado?DoN FncuNDo.-A tiro, no.I coscojos: pequea argolla en el eje del freno que el caballo muevelcngua produciendo un sonido muy especial. con su

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    RsrRnnop.(re).- Le tienen miedo a los caonesDoN FncuNDo.- O esperan algo, yo dira.Lrsnnno.- Padre, qu?DoN FncuNDo.-Algn refterzo de chusmaz,por el sur.ResrneooR.- Llegara tard e, seor.LrsaNono (ategre)._Padre, ya e staban por salir all los blanden-

    gues3 del capitn Rojas Doscientos hombres como lanzasResrnennoR.- Y doscientos caballos que parecen del vientoDoN FecuNDo.- Dios lo quieraLtsnono.- Padre, si ya estaban con el pie en el estribo All todoera un alboroto de armas, un cantar de cielitos y un zapateo demalambos.RsrRsnooR.- El capitn Rojas dice que barrer de indios estallanura.Dox FncuNDo.- Dios lo quiera Esta loma es una punta delanzametida en el desierto. Ms al sur no hay una espiga ni una rosa.Los que poblaron ms all volvieron con los fletes humeantesy los corazones rotos. (Un silencio.)LtseNoRo.- Padre, y la casa?

    DON FICUNDo.- Los hombres no han soltado las carabinas. Lasmujeres rezabanall por el difunto Martn Y lez,y se durmieronal amanecer.LrsaNono (tnido).- Y Antgona?DoN Facu NDo (amargo).-S, Antgo naY lez.No ha querido rezafanoche junto a la cabecera de su hermano. Es una espina que Se

    nos ha clavado en el taln.z chusma: en las tribus pampas, denominacin de los elementos humanos noaptos para la gucrra, aunquc prestaran servicios auxiliares (viejos, mujeresy nios).3 Blondengulr.' cuerpo militar creado e 1752 por el gobernador dcl Ro dela Plata, Jos de Andonaegrti, para c

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    LrsnNono.- En el mismo barrial donde Ignacio Ylez qued- i""or," do. (Por el Rastreador./ Este y yo vimos la sepultura.ResrReenoR.- Tena en la cabecera una cruz de sauce atada conhilo de zurcir.LIsnNnRo.- Y a los pies algunas flores de cardo negro'DoN FcuNDo (contenido).- Y cundo pudo hacerseiLtsNnno.- Las flores parecen recin cortadas'RnsrReaooR.- Y la tierra no ha recibido ningn sol todava. Fuea medianoche, seor.DoN FncuNDO.- El que lo hizo no puede ser de la casa, los heamenazado ayer, y rin vuelta de hoja El que cavase una tumbapara Igna cio Y lez morira'RAsTRBROOR.- seor, de la casa es. Hay una huella de pasos queva desde la Puerta Grande hasta la tumba, y vuelve a la casa porel mismo lugar. Es un ple con bota de potro. A la ida, el hombreha cargado l pala del entierro, al volver la trae arrastrndola'DoN FcuNDo (entre su ira y su duda/.- Alguien de aqu? No- pu"A" ser Los he amenzadol Y quin se atrevera?

    ( Don Facundo, en el extremo de su clera, se dirige a un lingote de hierro.qu) sirve dr ro*iooa y le dafuriosos gotpys c,-n.an nartillo. Entran elcoro de Hombres po, to derecha y u at Mujeres por la izquierda.Expectacin.)Dor.r FnCUNDo (a los hombres).-Hombres, alguien enterr a Igna-cio Vlez en su ProPio barro'HounnEs.- Quin?DoN FncuNDo.- Uno de ustedesHotrnne l" (que hace de corifeo).- Nosotros hemos velado toda lanoche junto a,las armas.DoN FncuNoo (a las mujeres/.- Mujeres, alguien cav anoche una- i,r-b. prohibida Uitedes rez^ronhasta el amanecer. Quin hasido?MuJenrs.- No lo sabemos. Al fayaf el da las -cuatro luces deMartn Ylez se agacharon para morir como l'

    MuJnnes.- Y nos dormimosMuJsn 1a.- Los rosarios cayeron a nuestros pies.MrrEnns.- Y no sabemos quin enterr a Ignacio Ylez.DoN FecuNoo (al Rastreador).-Anselmo, puede seguir el rastroque viene de la tumba recin cavada?RnsrRreooR.- Seor, es el oficio de mis ojos.DoN FncuNDo.- Vaya y sgalo Y que Dios ampare al que volvianoche con una pala sucia de tierra(El Rastreador entra en la casa. Don Facundo, en el centro de /aryCeflA, Se pArece a un puo cerrado.)IioNtsnns.- Anoche no soltamos las armas. Hemos velado junto alas bocas de ftrego. Y no hemos visto ni enrerrador ni jalaI-loltnna 1o.- Todos estbamos juntos, y la noche por encima detodos. Pero algo hemos odo afuera.HoNrsRes.- Hemos odo, sDoN FncuNoo (seauelae a ellos).- CundolHonnnn 1o.- Fue a medianoche.DoN FncuNDo.- iOu oyeron usredes?I-lotr'tnnE 1o.- un escndalo de alas enfurecidas, all, en el bajo.HotvrsRas.-Y despus un grito..HovsRs lo.- Un solo grito.HounRes.- S, fue un grito solo

    ( Un silencio.)MuJEnrs.- Nosotras rezbamos y llorbamos. Dicen que tal esnuestra ley.MuJrn 1a.- Rezamos y lloramos hasta que se abri el da.MuJenas.- Y nada vimosMuJEn 1a.- No hemos visto nada, sino las cuatro luces del muertoque iban agachndose. Pero algo se oy en la noche.MuJrnps.- Algo hemos odo, y nadie lo crea

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    DoN FacUNDo (aolaindose a ellas).- 9u oyeron' mujeres?Mulsn le.- Una cancin, afuera'DoN FncuNDo.- Una canciniMuJsR 1'.- Alguien que vena cantando'Mulnnns.- Y no era fcil creerlo

    (Vuelvc el Rastreador: en sils tnanos trae algunas prendas masculinas'llenas de barro, y ana pala. curiosidad y expectacin en los coros')Resrnenoox (a Don Facundo).- Aqu estn las prendas. (Lasdeposita en el suelo.)DoNFacUNDo.-LasdelhombrequesepultalgnacioY|ez?ResrnsA,n ox (turbado)._No es fcil decirlo. segu el rastro y dicon e sas cosas. Las llevaba el mismo que cav anoche una se-pultura.DoN FacuNDo.- Dnde ha encontrado esas pren das? (silencioapcnado del Rastreador.) Dnde?ResrRsnoox (baja la cabeza y dice).- En el cuarto de AntgonaYlez.(Runor excitado en los dos coros')DoN FacuNDo.- Lo estaba yo adivinandoMuJe n 1a.- S, una mujer cant a medianoche y afuera'Mulenes ( con angustia ).- AntgonaHoMsnE 1o.- Lo que se oy era un grito de mujer, all, en el barro'HoltnnEs.- AntgonaLrsrNoRO (anonadado).__Padre, una mujer sola no hubiera podi-do cavar esa tumbaDoN FacuNDo.- Ella sl (A los hombres./ ustedes, hombres,-brqrr"nla Hoyserundacomodehielparatodos'

    (SalenlosHombres entr'anenlacasa.QuedanDonFacundo,Liiandro, el Rastreadory elCoro de Mujeres')LtseNono.- Antgona? Seor' no puede ser Sus manos en aque-lla pala: tt **os de acariciar borregos

    Doru Fncr-rNno.- Yo he visto anoche sus manos: ataban una cruz conhilo negro de zurcir.MuJBnBs.- Tena su corazn afueraMuJnn I a.- Por eso no ha rezadocon nosotras junto a Martn ylez.Pero ella no sali anoche de la casa: la hubiramos odo.DoN Facr-rNDo.- Pero alguien sali. y volva canrando antes delamanecer.LrsnNono.- Ella? Si nadie lo creeraDoN FacLrNDo.- Yo vi anoche su coraz n. (A ras mujeres.) yustedes?MuIpn 1a.- Lo llevaba desnudo. Pero Antgona fue tambin lamadre de sus hermanos.MuJsnps.- Y uno esraba perdido en la oscuridadI.rsRNnRo.- Y le dola, padref)oN FncLrNDo (mirndolo con dureza).- yo he visto su coraznanoche. Y estoy mirando el tuyo ahora (Lisandro inclina lafrente.)MuJpnrs.- Por qu no vel Antgona con nosotras?MuJnn 1a.- Habr olvidado que llorar es ra ley de nuestros ojosen la llanura, y que ezar es el trabajo de nuestra lengua, ".r"rdoor el sur el desierto nos amenaza?MlrEnes.- Lo habr olvidado, ella y su corazn roro en dosmirades?( El coro de H ornbres uuelae porelfrontis, y trae alfrente a Antgonalrhz ataaiada de negro. Lisandro intenta dirigirie a ella, pe"ro elRastreador lo detiene con dulzura. Don Facundo y Anttgona si mirana los ojos, l con dureza y ella con triunfante sereiidad."Los dos coros

    es t n co m o p etrif,i cados. )f)oN FncuNoo (a Antgona).- Ignacio Ylezfue sepultado anochecontra mi volunlad. 4nt'tgona contina mirndolo en silencio, yDon Facundo insiste./ Me has odo?AN'rcoNa.- S, seor.f)oN FnclrNDo.- Y nada tienes que decir?38 39

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    ANrcoNa.- En la mirada rota de Ignacio Ylez, en sus ojosabiertos como nunca. No es bueno mirar esas cosas: aprende unoms de lo que debiera.LrsexnRo.- Ese potro no ha de salir Antes degollara con mispropias manos a todos los alazanes de la tropilla.AxrcoN n (sonre).- Entonces quedarn los oveross, los moros ylos cebrunosT. Le hace falta un redomn, y lo tendr. (Unsilencio.)Y digo yo: qu importalLrsaNono.- No importa?ANrcoNn.- Ya no importa. Y el gran consuelo viene de ah.LrsnNnno.- Qu consuelo?ANrcoNn.- El que naci anoche, al ponerse la luna. Es unconsuelo gritn.LrsnNono.- Grita?AN'rcoNn.- Como los recin nacidos Porque todo ser fcil.LtseNono.- No, Antgona, todo ser difcilANrcoNA.- Bah, demasiado fcil Yo tena un quehacer en estapampa: la gente dice que mi padre muri en la costa del Salado,y que Antgona Y lez nunca tuvo muecas, porque debi ser lamadre de sus hermanitos. (En afl arranque de pena./ Y dnde lostiene ahora? No y no Antgona se ha quedado sin labores. Ytodo se r fcil.

    LrseNoRo (en un grito).- Antgona Y yo?ANrcoNe (se conturba, inclinada lafrena).- Es verdad. Me queda-ba otro hermano.LtsnNnRo.- Antgona, yo no soy tu hermano.AN'rcoNa.- Eran tres y montaban caballos delmismo pelo. iQudas iQu das Tres mozos derechos como lanzass overos; pelaje de yeguarizo de color blanco con manchas de otro color.6 noros: caballos de pelaje apizarrado, de tonos negro y blanco, con prepon-derancia del negro.7 cebntnos: pelaje equino de color oscuro, con lneas transversales en los remos.

    LrsRNoRo.- Fuimos hermanos hasta una edad. Hasta una edad.Lo has olvidadolAru''coN e (como negndose a an recuerdo).- En una noche se puedeolvidar todo. Esto es ro que rrae de maro anda^or. pi.i,cavando rierra en la oscuridad.LrsRNoRo.- No podras orvidarlo Fue aqueila maana. yo tenaquince aos y domaba mi primer porro.AvrcoN e(cediendo a la eaocacin).-s. s. No era un doradillo'?LrsRNoRo.- Un doradillo era Una luz, AntgonaANrcoN e (con un asomo de sonrisa).- y esrabas prido.LtsRNoRo (protesta).- Yo no La que se haba puesro blanca era unamuchachita.ArrcoNn.- Dnde?l,rsRNoRo.- Junto al corral grande.ANrcoNe ( ten t ndo to ).- eu in era?LrsenRo.- Tena tus ojos y tu pelo y tu bocaANrcoN e (re).- y estabas prido frenre ar doradiilol,rsaNoRo (uuelae a protestar).-_Antgona | (Re depronto.)No, esapelea fue ms rarde, alr, en et atioe.' v. ,e'qu" ;; i;';;olvidado. Era mi primer porro: qu"r.n eilos que ro domara conespuelas. Y me negu: yo tena quince aos.'ArurcoNe.- Y rirasre ras espueras cayeron a mis pies. Hubo unagran risa de hombres junro al palenque. [,rsRNoRo.- Anrgona, cuando sub ar doradiilo y ros hombfes melo soltaron, la rierra me pareci chica. El animair" urr"-olinabade un lado a otro: las cras empezaron a dar vuertas, v v" ,or"vea una cuando el potro se meti a corcovear, saltaban en elaire hombres y cosas; pero yo sro vea una ca'ra y un miedo,junro al corral grande. por fin se me rindi er doradiil, Intonces comenz.a volar por la llanura, sordo y ciego. y ;;,nhorquetado en 1, vi cmo e I horizonr. ," -" vena e ncima,

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    vtsos46

    I toradillo: caballo de pelo dorado, o casrao claro, con dorados.

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    y tir de las fiendas. Pe:ro algo tirone ms fuerte, y eran.dos ojosil,o t abi, Ljro a mis epaldas, en el corral grande. AquellosJiot itgtimeabn, y eran los tuyos, AntgonaANrcoNe.- s, lagrimeaban por otro hermano que sala recin desu primer combate.LrsnNoRo.- No,Antgona El que subi al potro era un nio: elque baj yu "ru'un hJmbre. Y aquel hombre no era tu hermano.il,,ottsioi baja lafrente.)y la qu me sigui con los ojos empeza llorai como nR, y i"r*ino llorando como mujer. Y supoentonces que Ya no era mi hermana'ANrcoNA.- Eso no Eso noLrsnNoRo.- Estabas demasiado seria cuando me abtazaste' Yovolva deshecho y alegre, con el olor del potro en las manos' enla boca; en el pelo. Y me abrazaste' y supe que ya no eras mlhermana, sino algo que duele ms'ANrcoNn.- LisandroLrsaNnno.- Y tambin lo supiste, Antgona, cuando lavaste misdedos heridos en las riends, y me los besaste llorando"ANrooN,l.- Tenan el sabor de tu sangreLrsnNoRO.-Yo re bes los ojos, y tenan el sabor de tus lgrimas'AN'rCoNn.- Entonces nos miramos cmo si recin nos co-nociramos.LtsnNoRo.l Nos conocamos recin'ANrcoNn.- En tu sangreLtsnNono.- Y en tus lgrimasAN-r.coNn.- Pobre amor, nacido en cuna tan tristeLts,r.oRo.- No era pobre, AntgonaANrCoNn.- Si no lo fue, por qu sentimos luego tanta vergenza?LtseNPno.- Vergenza ?ANrcoNa.- Como si nos hubieran desnudado a tirones, all' en elaljiU". V con tanto sol arriba

    [,tsnNtrRo.- Estbamos frente a frente.ANrcoNn.- Pero tus ojos y los mos ya no se buscaban.LrsnNono.-Y entonces hablaste, la primera.ANr'coNn.- Tena que hablarLrsnNnRo.- Por qu?AN't'coNa.: Porq'ue nuestros ojos andaban con miedo.LrsnNono.- Y qu me dijiste?ANrcoNe.- Que habas palidecido junto al potro.LrseNoRo.- Era mentiraANrcoNn.- Quin lo niega? Pero algo haba que decir y pelear.LIsnNono.- Una guerra?ANrcoNn.- S, para disimular aquella otra que no se animaban apelear nuestros ojos.LrsnNnRo (la mira cotno iluminadol.- MujerANrf coNa (sen ci I amen te).- Eso.LrsnNono.- Y me dijiste que tuve miedo junto al doradillo.ANrcoNn.- Y te pusiste furiosoLtsaono.- Entonces comenzaste a rer,y me doli.ANrcoNn.- Yo buscaba una guerra.LrsnNono.- La de los labios o la otralAN'rcoNn.- Era la mismaLrsRNoRo.- Y te fuiste riendo.tNlcoNe.- Para que me siguierasLrsnNono.- Te alcanc junto a los lamos, y te sacud por loshombros, y ya no reas.ANrcoNn.- Y como estbamos en guerra, me abrazaste. El solarriba estaba como locoLrsnNono.- Y te bes(Corto silencio, durante el cual ambos parecen abstrados eil sus

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    recuerdos. De pronto, Anttgona claaa sus ojos en Lisandro y le dice, conuna sanrisa de guerra:)ANrcoNe.- S, estabas plido frente al doradilloLrsnNono (con pueril indignacin).- Antgona (Depronto entiendey acepta el desaf0. Se abrazan desesperadanente.)ANrcoN e, (se desase del abrazo, cott tierna suaaidad).-pudo serLtseNnRo (la toma de las manos).- Y ser, coraznlANrcoNa.- No ser Pudo ser, y ya es mucho.LrsnoRo.- Ahora que lo sabemos todo y que todoquin se opondra?

    Lisandro,

    lo dijimos,ANrcoN.- Un caballo alazn que ha de salir al atardecer contraun horizonte de lanzas.LrsnNnRo.- Antgona, ese caballo no saldrANrcoNn.- Lo he visto anoche, y elalazn iba cubierto de sangre.LtseNnno.- Anoche, tal vez. Pero ahora no. Hay tanta luz arribay abajo (Se abrazan.)

    TBr-N

    Cuadro QuintoLa exp/anada del can, en un atardecer qae ir de un suaae doradoa un rojo de incendio a un ndigofinal. Antgona Vlez, en primerplano

    .y cefltro,aestida con ropas de ltombre. A su izquierda, el Coro de /l[ujeres.MuJpnas. -La hemos vestido con su ropa de muerte. No es el trajede novia que le habamos deseado.MuJsn la.- Se dej vestir, aunque las ropas no eran suya. Pero noquiso dejarse atar el pelo, y tena razn.MuJpnes.- Antgona Qu harn en esta loma los ojos que no telloren maanalMuJen 1.- Estar prohibido llorar por AntgonaYlez.MuJpnns.- Prohibido estar Y qu haremos nosotras con estosojos nublados?ANrcoNn.- Mujeres, no conocan ya la verdadera car^ del sur?. El sur es amargo, porque no da flores todava. Eso es lo queaprendi hace mucho el hombre que hoy me condena. Yo losupe anoche, cuando buscaba una flor paralatumba de IgnacioYlez y solo hall las espinas de un cardo negro.MuJpnas.- Y qu haramos nosotras con tantas lgrimaslANrcoNa.- Algun a vez he pensado que llorar es como regar; ydonde se llora algo debe florecer.MuJpn 1a.- Antgona 9u podr florecer con tu muerte?MuJsnps.- Y con el agua de nuestros ojos?ANrcoNn.- Lo supe ayer, a medianoche. (Se turba de pronto.)Hoy, a medioda, lo he olvidado

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    MuJe n 1a.- Lo has olvidado?AN'rcoNo.- El,hombre que ahora me condena es duro porquetie ne razn. El quiere ganar este desierto para las novilladasgordas y los trigos maduros; para que el hombre y la mujer, unda, puedan dormir aqu sus noches enteras; para que los niosjueguen sin sobresalto en la llanura. Y e so es cubrir de flores eldesierto (Mira, desolada,su atuendo aaronil.) Ahora me viste dehombre y est ensillando su mejor alazn, y me prepara estamuerte fcil.MuJoncs.- Nia, es tu verdugoANrcoNe.- No Todo lo ha ordenado l as porque anda sabiendo.MuJe n 1a.- igu sabe, para ordenar una muerte sin culpa?ANrcoN.- l quiere poblar de flores el sur Y sabe que AntgonaYlez,muerta en un alaznensangrentado, podra ser la primeraflordel jardn que busca. Eso es lo que anda sabiendo 1, y lo queyo supe anoche, cuando le tir a Ignacio Ylezla ltima paladade tierra y sub cantando a esta loma. Era la piedad, y tambin

    el orgullo de los Ylezl Mi padre muri en la costa del Salado,y fue su orgullo el que midi veinte sables contra doscientaslanzas indias. Ayer, a medianoche, lo supe y cant Oiganmujeres: yo deb morir anoche. Si yo hubiese muerto anoche, mipadre hubiera salido a recibirm e, all, en el bajo: l y sus veintesables rotos. Ahora no saldrMuJenss.- Por qu no, Antgona?ANrcoN n(conturbada).-Porque hoy, a medioda, olvid lo quesupe ayer, a medianoche.MuJpnss.- Lo olvidaste?ANrcoNa.- O lo he olvidado, o ya no cuenta, mujeres.MuJenas.- Y por qu hoy a medioda?ANrcote.- Es algo en que no pens Facundo.Galvn, y queAntgona desamparaba. Fue a medioda, porque yo necesitabaodo el solpara escuchar.MuJrn l^ (al Coro de Majeres/.- No entendemos lo que dice52

    Anr'coNe (a Iq tll ujer I ").-P orqu e An rg onay lezfu e mad re an resque novia. Facundo Galvn y yo hemos rrabajado con Ia muerre,. sin pensar en el orro, que tambin debi ser escuchado.MuJBnEs.- Quin es el Otro?Aq'rcoNn.- El que solo puede hablar a mediod a, cerca de losaljibes o al pie de los lamos tembladoresMuJenns.- No la enrendemosMuJpn l" (a su coro).- Nunca la entendimos a ellaMuJanBs.- Ni a su corazn derramadoMulnn l' (a Antgona).-Antgona, qu re dijo el Ocro?AN'rcoNn.- Se acordaba El Orro se acord alfinMuJpnrs.- De quiANr'coNe.- De un porro doradillo, bajo el sol, y de su jinete conlas manos ensangrentadas.MuJpnes.- AntgonaAN"rcoNa.- Y del sabor que hay en el hombre lasrimado y en lamujer que lloraMuJe nns.- Antgona VlezAN'rcoNe.- El otro se acord. Y por eso no saldr mi padre arecibirme ahora con sus veinte jinetes muerrosMuJen l' (a su coro).- No sabemos lo que ha dicho: se parece alo que hablan los agonizanres.MuJsnns.- Es que su coraznya esr lejosMuan 1a.- Dnde podra estar su corazn ahora?MuJenps.- En un alaznque vuela conrra una pared de gritosMuan la.- s, el corazn adivina, y se adelanra. Se adelnra elcorazn a su muerte.(Entran los hombres por la derecha, en busca de Antgona vlez: estnco n m oa i do s, p ero fo ta les en s u co n s ign a. E I C o ro de fuI aj era, p etrifi cadoa la izquicrda; el coro de Hombres, rfgido a la derecia; Atgoia, conexpresin abstracta, en e/ centro.)

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    AyrcoN e.(a los hombres,aolaiendo de su abstraccin).- Hombres,ya es la hora?HoNrunp 1o.- El sol anda queriendo ponerse.ANrcoNA.- Hay mucha luz?HoNtsnE 1o.- En el Poniente, s.ANrcoNn.- Mejor y peor. Mi caballo?HoNtsne 1o.- Ya est en la Puerta Grande.Honnnns (con olaidadizo entusiasmo).- Un flete con elviento enlas patas Al sol yo le correra en ese alazn tostadoAN.rcoN t(al Coro de Hombres).-y a la muerte, le correras?Horr{sRns ( bajan las cabezas entristecidos ).- Es verdadHoN,tsns 1o.- S, Antgona correr hoy con la muerte'MuJsnss (en rtmica salmodia).- Lop hombres y el color de suspotros No saben hablar sino de caballos. Y nosotras atadas a estaioma Llorando por los que se van, riendo por los que vuelven.

    Por el amor que se ha ido en un zainoe y ha de regresar en uniobuno 10 Y ellos hablando siempre de sus redomonesANrcoN a.(a los hombres).- No han odo hablar alguna vez de u.npotro doradillo que volvi del horizonte frenado por los ojos deuna muchacha?HoN,tsne 1o.- No, Antgona. Qu potro era?ANrcoNn.- Lo domaba un jinete de quince aosMuJe nps (desoladasJ.- Antgona YlezlMuJen la.- Su corazn ya est lejosMuJenns.- Habla como los que van a morir.HoN,tsne l" (a Antgona)-- Un jinete de quince aos?ANrcoNn.- Increble Y por eso AntgonaYlez no tendr hoylo que haba recogido anoche tapando muertos en la llanura.s zaino: caballo dc pelaje entrc colorado y oscuro' segn la variedad'to lobwto: caballo de pelaje parecido al del lobo, con hebras negras'

    l'Iovnns.- iQu habas recogido anoche?ANr'coNn (a los honbres).- Mi padre te lo dira, si volviera delsalado con sus veinre hombres cados en el agua. ( (/n silcncio.)iOu hora es?Ilovsnes.- Ya es la hora, nia.ANlcoN.-vamos all: quiero tener el sol de frenre cuando salga.[{oNsnE lo.- sera mejor al anochecer: un alazncorriendo bajoel sol ofrece mucho blanco.ANlcoNe.- s, hornbre. Pero no estar mal que Antgona y el solse pongan juntos.(Antgona inicia un mutis lento hacia la izquierda. Los hombres la.riguen a distancia.)

    MuJsn la.- Ella y su corazn en punra de lanzaMuJnnEs.- Otro dolor le nace a la llanuraMuIe n 1a.- Y no sabemos cmo se llamaMtrysnns.- No nos han enseado su nombre(Lisandro Galan entra corriendo por la derecha.)LtsRNoRo.- Anrgonat (A los hombres./ Ustedes, alto(Antgona y los hombres se detienen, la prirnera sin aolaer el rostro.)[,tsRNoRo (a los hornbres).- Ese alazn no ha de salirI{ounnB 1o.- Hay contraorden?I.rsRNoRo.- SIIoNrsna 1o.- De quin?L IsRNnRo.- M a (S e di rige a An tgo n a, pero los lro m bres I o detienen. )I{oltsnE 1".- Lisandro, nuestra consigna es dura.I lol'rnnes.- Y en esra pampa uno va dejando su corSzn deshechoentre las cosas, un pedazo aqu y el otro all. Como las ovejashacen con su velln entre las espinas.LtsRNoRo.- Ese caballo no puede salir iQu se dira maana denosotros? igue lanzamos contra el enemigo, no a los hombresduros, sino a las mujeres castigadas

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    Hovsna 1o.- No podran decirlo. El combate fue nuestro pan decada da.HOvnnes.- Esa es la ley que nos ensearon en el desierto: lanzasy potros(Antgona auelae a Lisandro sa rostro y le dice ticrnamentc, comoquien corrige a un nio:)

    ANICONn.- Lisandro, para qu ofender a estos hombres con unamentiraiLrsnNnRo.- Miento, acaso?ANrcoNn.- Yo hubiera preferido que les dieras a ellos la otraraz6n.LtsnNono.- iQu otra razn Antgona?ANrcoNn.- La otra, la ve rdadera.LtsnNnRo.- Cul?ANrcoNn .-Laque supiste decir a medioda, junto al brocal de unpozo. La que se dice bajo el solLtsnNnno.- Antgona(Quiere librarse de los hombres quc lo sujetan, pero no lo consigue.)ANrcoN e, (a los hombres, con ana sonrisa).- Sultenlo. l saberegresar del horizonte, montado en un doradillo. l sabe regre-sar hasta los ojos de una muchacha.

    (Los hombres sueltan a Lisandro: ste y Antgona se dirigen cl uno alotro y se abrazan.)HoN,tsnE 1o.- Ah estaba su taznlMuJpn 1a.- Y conocemos ahora el nombre de la penaMuJsnus.- El sur es amargo, y no deja crece r ni la espiga derechani el amor entero.HoNtsnes.- El sur es algo que se nos muere al nacer'MuJanns.- Y conocemos ya su nombre(Lisandro y Antgona se desasen de su abrazo.)

    LtsRNnRo (a Antgona).-Estarazn era tuya y ma, cmo hubierapodido gritarla?ANrcoNn.- Es que ya no importa, Lisandro. Necesitaba yo queIa gritases, para que Antgona Ylez no se fuera tan sola.LrsnxoRo.-Antgona, no te irsANrcoNe.- El sol est en su punro debido, y hay un caballo en laPuerta Grande.HoNsnE 7" (a Lisandro).-La consigna es dura.Honnnes.- Nos han enseado la durezaANrcoNa.- Y Antgona debe morir.

    (Dos honbres auelaen a sujetar a Lisandro. Antgona pasea samirada sobre todos, coffio en ana tcita despedida. Sale despas, custo-diada por el Coro de Honbres.)MUIBn 1a.- Quin la hubiera llevado con su traje de noviaMupnns.- En un alaznfiestero. No el de su muerteMulpn 14.- Porque Antgona debe morir, para que se cubra deflores el desierto.LtsnNoRo (en un grito).- Y no ha de esrar sola(Violentamente, se libra de sus dos guardianes corre lacia Iaizquierda. Se le oye gritar adentro: "Antgona Antgona ". Lasmujeres corren hasta el borde mismo de la explanada y miran la llanura.El rojo sol del ocaso las enceguece. Afuera redobla el galope de un caballoque sale.)MuJpn la.- Es ella Galopa conrra el solMuJpnps.- A media rienda v, y el sol de frenreMuJen 1a.- El alazn es una luz Y ella le clava las espuelastodavaMuJnnes.- Y la muerre delante

    ( Un silencio. Se oye otro galope qae arranca de afuera.)MUJEn 1a.- Quin ha salido ahora?MuJBnns (tras obseruar un instante).- Lisandro Galvn

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    MuJsn 1a.- En un potro como de tinta( Exclamaciones aaroniles adentro: " Alto Alto ".)Mu.lnn 14.- El oscuroy el alazn se juntanMrUnRus.- Dos parejeros frente al sol Y la muerte delanteMulpn 14.- iQu se ha movido all lejosiMuJrnps.- Algo brilla de punta

    Mulpn 7' (entiende).- iLanzasMue ne s. - Lanzasl(Se oye a lo lejos una gritera de chusma saluaje. Despus, el silencio.)Mulpn 1a.- Antgona Ylezl Lisandro GalvnMrUpnrs.- Y la muerte afuera y sobre todoTer-N

    Cuadro FinalA/ descorrerse la cortina, las tres brujas iluminadas por an proyectoren un fondo de oscuridad total. Se oyen toques lejanos de clarTn y"ruidorle caballera.

    lJnuJe l^.-La tierra se ha parecido a un tambor.BnuJa 2o.- Ha redoblado Ha redobladollnuJa l^.- Todava se oyellnuJa 3^.- S, rodava se oye.BnuJn 14.- Redoblante de cabailos, gritona de jinetesIlnun 3^.- Ahora levantarn a los que murieron en la pelea.BnuJe 2^.- Yo he visto a dos que no murieron en esa batallaBnuJn l" (a la 2").- Comadre, anduvo por alliBnuJe 2".- S, enrre animales roros y jinetes helados.BnuJn 1a.- iQu buscaba, comadrelB nuJn 2^ .- La raz que desata el odio.BnuJa 3a.- No es la mandrgora?BnuJn 2^.-No. La mandrgora solo crece al pie de Ios ahorcados.BnuJn 1a.- Y encontr la raz del odio?BnuJn ?^.- No la enconrr.Bntryn 1".- Por qu no?Bnun 2^ (descontenta).- Haba en el campo dos muerros quesobraban

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    BnuJn 3^.- Sobraban dos muertosiBnuJn 2a.- Un hombre y un mujer Y entre los dos formaban,contra el odio, un solo corazn partido.(Oscuridady silencio. Despus auelae a iluminarse la explanada delomb. EI Coro de Hombres, asomado a la llanura donde amanece,y ertforo derecfio; el Coro de Mujeres en plano medio e izquierdo. DonFacundo Galvn al pie del onb con expresin abstracta. No ltan

    cesado los toques de clarn ni los redobles de caballos en la lejana.)Hovnnp 1o.- A las primeras luces dieron la carga.Hovnnps.- Doscientos hombres o de monios, y una flor de caba-llosHovsRa 1o.- El capitn Rojas y sus doscientos blandenguesparecan estar cortando trigo. Y los pampas ni atinaron a ende-rezar sus chuzas entre aquel aguacero de sables que les habacado encima. (Un silencio.)DoN FncuNDo (saliendo de su abstraccin).- TolosaHoNlsns l" (se le acerca).- Seor.DoN FncuNDo.- Cmo andan las cosas afueralHonnnn l"- El grueso del batalln est sableando a los infielesen desbandada:6e ven las polvaredas muy al sur, en la lnea deldesierto. El capitn Rojas ha dicho que los perseguir estavezhasta ms all del Salado.DoN FncuNoo.- Y en el bajolHotrrsRn 1o.- S. Han quedado all unos treinta hombres: estnjuntando las caballa das. (Clarines.)DoN FncuNno (inquieto).-Y esos clarines, por qu suenan ahoralHovnRe 1" (entusiasnado).- Seor, han ganado un combate

    (Se leztanta el Coro de Mujeres.)MuJsnns.- Las armas relucen alsol Y los hombres enloquecidosen sus potrosMuJEn la.- La llanura es una guerra que no sabe dormir.MuJsnas.- Y nosotros, que llorbamos ayer, deberamos rer

    ahora. Porque se han alegrado las armas.MuJe R la.- S, porque la furia del sur es ya una polvareda que scva tragando el horizonte.MuJunns.- Y no podemos rer ahoraMuJenEs.- Antgona Vdlez ya no podr rer con nosotras en clalegrn de las armas.MuJan 1a.- Y Lisandro Galvn no ha e volver ya del e ntrevero

    en un redomn que chorrea espuma.( Un silencio. El clarn saena otra uez, pero ahora en an laryo toquemelanclico.)

    f)oN FncuNoo(al Hombre t").- Esos clarines gu habr pasadoahoralHotvtsRe lo.- Tocan all como a silencio.Do FncuNoo (al Coro de Hombres que sigue mirando la llanara).-Hombres, qu pasa fuera?HoNtn Rss.- Los blandenguesDoN FecuNDo.- iQu andan haciendo en el bajo?HoNrsRss.- No se ve La polvareda lo cubre todo, jinetes ycaballada.

    ( El clarn se oye ahora ms prximo, entre un redoblar de caballcr{aque se acerca, pero al trote.)DoN FncuNDo.- Ese toque a muerte, y en la maana de hoytHoNtsnp 1"- Raro, s. Ellos deberan tocar a triunfo.Holsnps (oteando siempre la llanural.- Ahora se ven Estnsubiendo la lomaDoN FacuNDo.- Los blandengues?Honnnes.- EllosDoN FncuNDo.- Abran la Puerta Grande Abran esa puerta(Dos hombres que se han destacado del grupo se dirigen a la izquierday hacen mutis. Un silencio, durante el cual el Coro de Hombrcs rctobrasu posicin y sitio habituales. Ambos coros auelaen sus rostrls d la

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    izquierda, cotno si temiesen algo de all. Don Facundo, en primerplanoy centro, baja lafrente , como si presintiera. Cesa el trote de caballos: untoque de clarn suena todaaa. Despus entra por la izquierda elSargento: lo siguen los dos ltornbres que haban salido y gue se rqstituyena su Coro.)SnncpNro (a Don Facando).- Buenos das, Galvn.DoN FecuNDo (lo mira defrente).- Sargento, buenos das.SnnceNro (entre reserado y piadoso).- Seor, le traigo dos muertosque levant all, en el bajo, y que son de "La Postrera".MuJnnes.- Antgona VlezHotntnnss.- Lisandro GalvnSnncnNro.- Estaban juntos, y como atravesados por unalanza.(El Sargento hace una seal a la izquierda, y aparecen oclto soldadosque traen, en dos angarillas rsticas, los cuerpos de Antgona y deLisandro. Los blandengaes ubican los cadveres a la derecha y a laizquierda del omb, tal cual estaba la pareja en el idilio del CuadroCuarto. Enseguida se cuadran ante los muertos y auelaen a salirformados. Don Facundo, inmutable, se descubre ante los cadaeres y losco n temp I a |arga n en te. )Snncnm'o.- No podamos creerlo. Estaban helados, como si todauna noche les hubiera corrido encimaHoMene 1o.- Muy lastimados?SencnN't'o.- Una lanzada sola.(El Coro de Mujeres se arrodilla frente a la pareja.)Mtupn 1a.- Antgona Hubiramos querido traerte a la casa, perovestida de novia y latiendo Montada en un alazn,a medioda:en el medioda que siempre te hablabaMuJnnps.- En unalazn tostado No el de tu muerte(El Cora de Hombres habla de pie.)Hotr,tne 1o.- Lisandro Galvn Hubiramos deseado acom-paarte la maana de cu casamiento Y pechar tu caballo denovio, tu redomn oscuro lleno de platera

    Hovnnns.- No el de ru muerre No el de ru muerre acostadajunto a una novia sin color( Un silencio.)

    DoN FncuNoo (arrancndose a su contemplacin, dice a los hombres).-Hombres , cavarn dos tumbas, aqu mismo, donde reposan ya.Si bien se mira, estn casados.MuJe nns.- Casados?f)oN FecuNDo (doliente y a la aez altiao).- Eso dije.Hovnnn 1" (a Don Facundo).- Seor, esros dos novios que ahoraduermen aqu no le darn nietos.DoN FncuNDo.- Me los darnHovnns 1o.- CulesiDoN FncuNDo.- Todos los hombres y mujeres que, algn da,cosecharn en esta pampa el fruto de tanta sangre.

    Tpr-N

    mtsma

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    Pslogo LyCEn el principio era el mito

    Todos los pueblos y culturas primitivas han tratado de explicar-se los fenmenos fsicos y los sentimientos y sucesos que nolograban comprender racionalmente por medio de mitos, fbulas,leyendas, sagas heroicas. Especialmente se llaman mitos aquellosrelatos que, pensando las irngenes como realidades, procuraronarticular comportamientos sociales, de modo tal que adquirierancarcter de valores universales. El ms vasto y estructurado de losmundos rnitolgicos fue creado por la imaginacin griega, y fuepor otra parte el clue ms ha pesado sobre la cultura de Occidente.La estructura del mito permita hacer manifiesto el contenidofundamental a travs de las secuencias del relato. Los poemaspicos -especialmente los regresos, que cantaban las aventuras delos hroes a la vuelta de la guerra de Troya- conservaron los mitosheroicos, pero fueron los poetas trgicos los que les dieron formadefinitiva. Segn Jaspers, el mundo de la leyenda constituye elmaterial de la tragediir. Los lnitos constituan el sustrato de lacultura tica, pero es el teatro clsico el que los ha transmitido ensu fornra ms elevada y potica. El pblico griego acuda entttsias-mad

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    Iantemano la tranra v disfiutaba de las innovaciones, pero intua quela tesis oculta detrs de esas variaciones le competa como serhumano.El teatro en la poca de Sfocles

    El gran teatro constmido en la ladera que ascenda hacia elPartenn, en Atenas, no estaba cubierto. Veinte rnil asientos sedisponar-r en filas sernicircttlares, asientos sin respaldo que prirne-ro fueron de madera y despus de piedra. El pblico deba perrxa-necer, incrnodalnente sentado, durante un largo da, por lo quellevaba almohadones y portaba alimentos, como en algunos cinesde hoy. En las prirneras filas haba rsientos cle mnnolcon respaldodonde se ubicaban los altos sacerdotcs de Dionisos y los principa-les rnagistrados delapolis (ciudad). Al pie de las gradas estaba laorjestra, donde se situaba el coro. Para la representacin de Ant-gotto,el escenario reproducr la plaza de Tebas, frente al palacioreal, y no haba carnbios pues rega ttna estricta unidad de lugar-una de las reglas del teatro griego, que consista en qr-re toda laaccin deba transcrlrrir en Lln mismo y nico sitio-. Algunosacontecimientos eran narrados o cantados por el coro, pues stlce-dan f uera de escena, ya que estaba prohibido representar rntlerteso escenas de violencia.La multitud, al principio ruidosa, se retiraba en silencio si habaexperimentado la catarsis, la piedad y el temor, y a travs de ello,se haba purificado de sus pasiones.Linajes de la tragedia griega

    Los autores trgicos terminaron por elegir un grupo determina-do de hroes; el mismo Aristteles lo dice:En un principio hacan las fbulas tomaclas it| azar de latradicin mitolgica; despus se compusieron las tragediasms hermosas alrededor de un pequeo grupo de familias aquienes toc padecer o realizar cosas enormes.lI Aristtclcs, Potica, Buenos Aires, lJarlovcnto, 1977.

    f)e este pequeo grlrpo de farnilias a que se refiere Aristtelesse han conservado obras que tratan especiahnente de dos de ellas:los Atridas y los Labdcidas. La primera, formada por los descen-dientes de Atreo, tienen una culpa en las mismas races de laestirpe y todos los sucesores deben expiarla. En la segunda, laculpa aparece predeterminada por los orculos, lo que da a susdescendientes mayor posibilidad de opcin.Antgona pertenece al linaje de los Labdcidas.Al legendario fenicio o egipcio Cadmo se atribuye la fundacinde la ciudad de Tebas, al norte de Atenas, en el siglo XIV a. C. Mata un dragn y sembr sus dientes, de los que nacieron hombresarmados que lucharon entre s, hasta quedar cinco, quienes funda-ron las familias reales de la ciudad. El nieto de Cadmo, Lbdaco,era rey de Tebas y dio su nombreala dinasta: los Labdcidas. Fueel padre de Layo, quien casado con Yocasta recibi la advertenciadel orculo de Delfos de que, en caso de tener un hijo, este lomatara y desposara a su madre.

    Edipo reyCuando nace Edipo, hijo de Layo y de Yocasta, el primeroencarga a uno de sus servidores que le d muerte. Por compasin,este lo entrega a unos pastores del rey de Corinto, que es quienlo cra como si fuera suyo.Crece Edipo entonces en la creencia de ser heredero de losreyes de Corinto; ya mayor, consulta el orculo dlfico, que levaticina que cometer crmenes contra sus padres. Para evitarlo,se aleja de las que considera su familia y su patria, y en trnaencrucijada de caminos mata a un anciano que le haba orderiadoccderle el paso.Llega finalrnente ala ciudad de Tebas, donde trna esfingediezma a la poblacin. Creonte, hermano de Yocasta, ofrece larnano de la reina, ya viuda -porque el anciano muerto en elcarnino era l,ayo-, a aquel que libere la ciudad de la esfinge. Laesfinge propona a quienes la enfrentaban un enigma, Edipo lodescifra y la esfinge lnuere. Desposa entonces a la reina y escoronado reyi y tienen cuatro hijos, dos varones: Eteocles yPolinices, y dos mujeres: Antgona e Ismena.

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    Pasado mucho tiempo, una pesre se enseorea de'['ebas, y elorculo declara que la ciudad quedar a salvo cuando el asesino deLayo sea expulsado. Edipo, buen rey, quiere salvar por segtrndavez a la ciudad, y emprende las averiguaciones necesarias paraencontrar al culpable, sin sospechar que cada.paso lo acerca a surtrina. Ivlara Rosa Lida, en s llbro'Introrlucci:n al fean'ode Sfocles,ha destacado la sernejanza de la tragedia de E.dipo con la forrnacircular del ctento popular, donde las profecas se cunlplen y elcastigo alcanza al culpable. La autora comenra que en las peripe-cias de una vida -la de Edipo, la de cualquier ser huffrano- se.percibe tn diseo que toma srl vcrdadera forma al final, alcerrarse,ttazado por una mano suprema, inexorable, poco piadosa: el des-tino, la fuIoira para los griegos.Edipo prosigtre en su intento de descubrir al culpable, hasta queel peso de las pruebas y los testimonios lo convence de lo que nohubiera imaginado: es hijo de Layo y Yocasta v ro de los reyes deCorinto, el anciano a qtrien dio rnuerte era su vcrdadero padre v lamtrjer con la que se l'ra casado es su rnadre. Desesperado se cicga,incapaz de enfrentar la luz, y sc va de Tebas.Los hijos de Bclipo

    Edipo ciego peregrina de nn sitio a otro, acomptradcl hasra suffruerte en Colon

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    Aunque es Ia printeavez que el reffra del amor juvenil se esbozaen la tragedia griega, no es con palabras de enamorado que trata deconvencer al rey, sino que lo incita a prestar atencin a las vocesde los ciudadanos, que empiezan a escucharse en el atribuladocoro. Creonte, a sLr vez,le reprocha que dada su juventud se atrevaa juzgar a su padre. Frente al obstinado absolutismo del rey, elJoven se va amenazando con darse muerte.Aparece Tiresias, vidente ciego, y reconviene a Creonte. Fi-nalmente el coro de ancianos persuade al rey para que revoque susrdenes, pero ya es tarde.cuando se decide a enrerrar solemnelnente a Polinices, unmensajero lo atrae a la tumba de Antgona donde encontrar a su hijoabrazado al cuerpo inerte de su prometida. Al ver a str padre, Hernntrata de matarlo, pero el rey esquiva el golpe y enronces eljover-r searroja sobre su espada desnuda. Su madre, Eurdice, al conocer lamuerte de su hijo da fin rambin a su vida. Nada de todo esto sucedeen la escena, el pblico lo conoce por narraciones de testigos: losmensajeros o el propio corifeo. En el xodo -salida final- el cororeflexiona sobre el destino, el deber y la frgil felicidad humana.Las lricas odas que entona elcoro disminuyen la tensin trgicade Antgon. No se han conservado la msica ni las coreografri d"las danzas, pero se conoce su importancia en la t"pr"r"ntacin.El tema de Antgona y su descendencia teatral

    iQu misteriosa vitalidad, qu posibilidad dctil permite quelos mitos griegos sean llevados al teatro e interesen a aurores yespectadores, aun cuando la memoria de los hroes y dioses seasolo conocida por minoras?Entre las muchas hiptesis que se han formulado para explicaresta potencialidad, la ms reiterada es la que asevera que los initosson smbolos de verdades filosficas permanenres. Los nuevosautores dan al mito su peculiar visin del mundo y las ideas de supoca. Y a veces introducen anacronismos que otorgan un aireatemporal a la vieja fbula.. segn George steiner, Antgonas. una potica y una filosofta dela lectura (Barcelona, Gedisa , lggl ), fue opinin difundida-en el. rnundo de la culrura occidenral que la Antgon de Sfocles era la_?0

    obra ms cercana a la perfeccin que cualquier otra producida porcl espritu humano. Steiner, despus de compulsar alrededor derloscientas versiones de Antgona ( ), se propone explicar estarccrlrrencia del tema pero no llega a una conclusin definitiva ytaxativa sino a varias interpretaciones.Hay un sustrato clave en la conviccin, manrenida por siglos enOccidente, acerca de la supremaca del genio helnico. Pero, porrtr Antgona -se vuelve a preguntar Steiner- es el ideal totalizan-tc de toda la creacin tica? Creadores ran diversos como Hegel,.Schi I ler, H lderl in, Shel ley, Kierkegaard, B rechr, Anouilh, Virgi-nia Woolf, Marguerite Yourcenar, y tantos otros se enfervorizaroncon el personaje.Etimolgicamente el nombre de Antgona significa "en lugarcle una madre", por lo tanto, la que cumple el rol materno. Pero,madre de quin? Antgona baja virgen a la tumba (en la tragediade Sfocles, ella dice: "Oh tumba, oh lecho nupcial"). Antgona esrnadre de sus hermanos, de su hermano cado en desgracia, y quizsl)or eso, durante la Baja Edad Media, aparece representada comouna especie de virgen-madre, prxima a los cultos marianos.

    Esta tragedia siempre atrajo porque formul como ninguna laoposicin entre individuo y Estado, las relaciones conflictivascsbozadas en el discurso autocrtico de Creonte y el discurso deinfraccin de Antgona. Segn la interpretacin clsica de Hegel, latragedia simboliza la pugna entre la ley pblica del Estado y losintereses privados del rnbito farniliar. Frente a figura femenina deAntgona, sometida a los dictados de la tradicin, Hegel se inclinaror Creonte, quien encarna el bienestar de la comunidad. En opo-sicin a este filsofo, otros pensadores han relacionado a Anrgonacon la defensa de leyes no escritas, fundadas en los lazos de sangre,v en comunin con la natural eza,y con el derecho a rebelarse contraaquellos Estados que transgredan ese cdigo moral.Otras lecturas valorizan el problerna generacional, juventudversus vejez, presente tanto en los dilogos entre Antgona yCreonte como en los de ste y str hijo.Se ha argido tambin qtre lo atrayente en la obra es elcumpli-rniento de un rol femenino importante en muchas culturas: ente-rrar, llorar, preservar el cuerpo y la memoria de los muertos. As, lalrerona trgica pasara a ser un modelo de feminidad.

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    Antgona en las pampas la rebelda. Cuando su padre condena a su atnadil, su defersa se

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    Marechal.sirr.a su Ant'gon en un escenario bien definido: unaestancia en la parnpa, ltimo baluarre en la frontera sur, cuandoindios y blancos disputaban el derecho al territorio y a la superviven.cia. La insercin del mito en esras,coordenadas espacio-temporalesccinstituye uq acierro, porque la soledad, Ia fretuenracin de lamuerte, la dureza de las condiciones de vida, perrriten el aflora-miento de situaciones lmite, donde la tragedia puede desarrollarse.. Personajes.ANrlcoNA es, seguramente, el personaje femenino ms activode toda a obr.a.de Marechal. AmJ la vida como el personaje de'Ariouilh,. p.ero la acbpta en toda su. realidad, sin idealizacronesipalganVabf es,, y .Ire leme cer4o aque[la. degradarse l envejecer.Cuandq tiene'lacerteza'deqe rna a Lisandr.o, lamhra su proDiarnuerre porel'doJqrqu'e i vaqllfiigr.t..'l,a Anrgoa de Sofoles^noc.Ene"en'ctrrira'para riada a'Hemh-. En su nico momento,declaudicacn lamenra el morir sin haber vividb. Es verdd que los' dos personajes masculinos se les unen volutari.-"rr," en lan'tuerte, pero la Antgona.clsipa permanec qjena.al sacrificio deHemn, en iarnbio rAtg-a Vlpz y sr .L'is4h.dr'ofrohln-lamuerteen'tma Suerte de iornu'riini. .

    _ La. figuta de antigonase ngr'andece cbn r9pe.r " carmen va las demg rnujeres de f,a Pbstrera, ld'que dsre blecE distanciasenrre'una y orra. conocqfi su podei dd vcittnrad y'decisi6n, desdeque cu.idaba a sus he.rmanitos, fiei no la eritienden y.lo nranifies-tan: "No la entendemos iNunca la en.tendihos^ ella ". Antgonapiensa que suea y que al despertar ha cuniplido su misin. No eslo mismo una princesa que'enfrenta el poder real en su propiopalacio que una mujer sola en medio de la pampa, de noche, conel enemigo cerca. Por eso es vista como extraa y usa un tonoenrgico para dirigirse a st hermana y a las dems mujeres. Peroel desconcierto que produce no provoca desafecto: la noticia de sucastigo llena de dolor a las mujeres de la casa.I-tseNono es un hijo resperuoso de la voluntad parerna ysolamente el amor lo llevar a unirse a Antgona en el desierto, no76

    limita a alabarla, pero no encara tln enfrentamiento.CAnUBX, la Ismena de la tragedia clsica, es una criattraborrosa que segn el autor "hablar en una eterna quejurnbre",,Ytiene mido -en su propia casa- de nombrar a su hermano: cuandoAntgona lo rnenciona ellr dice "ms bajo, ms bajo".MnnrN e lcNact oYt-az. Eteocles y Polinices, son califica-dos por aposiciones carrcterizacloras, como "el que no hablaba" y"el fiestero". LaS evocaciones que se hacen de ambos -salvo enel caso de Don Facundo- estn formuladas en un lenguaje abiertoal afecto, aun para el qtre se pas al bando indgena, circunstanciano infrecuente en la poca. Sobre Ignacio Ylez pesa la interdic-cin de nornbrarlo por lo cual se lo llama el Otro, pero despus queAntgona lo entierra, el Otro pasa a ser Ignacio, como si hubiera unaoscuiu identidad entrc los dos. El primer Otro sirnboliza paraAntgona la decisin de sacrificarse por imperativos ticos; elsegundo, representa su posibilidad de acceder a la fclicidad quetampoco se cumple.En cuanto al personaje de DO{ FacUNnO, si bien algunoscrticos lo identifican con el catrdillo riojano no parece convincen-te talsuposicin porque no hay analoga realentre el Don Facundocle la obra y el Facundo de Sarmiento o el histrico. Marechal danuevos nombres, de raigambre criolla, a los personajes del mito,y este es el caso de f)on Facundo. Este personaje Se mtleve entredos obsesiones: el principio de autoridad que l encarna' y que sise transgrede lo debilitara frente al enemigo cercano, y la expec-tativa de futuro qlle espera de la victoria final sobre el indio.Componentes estructurales

    La obra est dividida en seis ctradros; el ltimo, que epiloga latragedia, es llarnado cttadro final.+ CtraoRo t,RII\tt.tRO: presentacin del conflicto y dilogo de lashermanas.+ Crrnno SEcttNDo: enfrentamiento de Antgona con f)onFacundo y decisin de ente rar a su herrnano.

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    Axrcosn (cttnturbarla)'- Porque hoy' al medioda' olvid

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    + CLIADRo'r'ERCuRo: descubrimiento del enrierro y dictado delcastigo.+ CtrnnRo cLrAR'r'o: interludio amoroso entre Antgona y Lisandro.+ ClrenRo eurN'r'o: cumplimiento del castigo. Lisandro se unea Antgona para morir juntos.+ Cunono l-rNAL: llegada de los soldados que derrotan a los indios.Justificacin de Don Facundo, que al proyectar al futuro losucedido cumple con el carcter aleccionador de la tragedia.No hay divisin de escenas, pero en cierto rnodo estn deter-minadas por las acotaciones.La historia mantiene, como en los miros, otra categorizacin:el contraste entre lo individualy lo colectivo, que siempre permitedestacar un hroe qre, apartndose de la comunidad, aparece coffroun agente gracias al cual se produce la inversin de una situacin.

    Antgonaf)on Facundo y todos (rtiiir^nres de "La Posrrera"

    La pieza teatral est construida de acuerdo con los parmerrosclsicos: hay unidad de lugary de tiempo. En cuanto a la unidad deaccin, expone un conflicto central, condensador, pero hay unainstancia paralela en el plano de los valores, que no se puedecalificar como secundaria: la revelacin y afianzamiento del amorentre Antgona y Lisandro. El tiempo sigue, como en la tragediatica, nn orden cronolgico; sin embargo, en el cuadro cuarto,Antgona y Lisandro retroceden en su pasado y el tiempo es msuna duracin significativa que lgica.El texto de Marechal empieza,segn elprincipio aristotlico,"in media res" (en medio de los hechos), y los sucesos anrerioresson evocados. Para Antgona hay dos momenros de revelacin: elprimero se da durante la noche, la vida se transforma en destino yacrecienta su voluntad de herosmo amparada anteriormente en elinrpulso piadoso; la segunda experiencia sucede en pleno da,yano es el encuentro con la muerte sino con la vida. La parejarecuerdrun momento revelador: ocurri cuando Lisandro dom suRrimergtro, en una ceremonia de iniciacin.78

    lo que suPe aver, a medianoche'PeroAn.tgonanoptredeclatrdicar'Semantienecortoherona,ragi.u "p;y;;" rin qr"t"r por las mujeres que prete^den ayudarla'pero ya la ven como tnuerta'MuJnnns'- Es que slr corazn est lejosMuJrnla'-S'elcoraznadivinayseadelanta.Seadelanta

    el corazn a su mtlerte'Un principio simtrico rige la construccin de la obra: lospersonajes que "oudyttuun a.la Irogresin d.ramtica estn dados enrradas: ,r", *u"Jr"i, ,t"t no-btls, tres brujas' tres mozas' Lasfunciones de las .,"r", y los hombres se dan por oposicinsirntrica.Hor,lnEs.- Anoche no soltamosjunto a las bocas de fueg

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    nes con gerundio de intencin durativa, son un ejernplo caracte-rstico. "Fantstico", utilizado para caracterizar a IgnacioYlez,tiene las connotaciones de imaginativo, jactancioso, aventrlrero,que el trmino conserva todava en algunas zonas lingiisticasargentinas.Eluso de comparaciones y personificaciones, "un balazocol'l1ouna estrella", "la furia del sur", es frecuente as como el derepeticiones que se van graduando hasta alcanzar un clmax:-Y despus un grito.-Un solo grito.-S, fue trn grito solo.-Yo lo enterr.-Yo lo enrerr*Yo lo enrerr anocheLas exclamativas tienen distintas funciones: en algunos casos,como el anterior, son intensificativas; en otros tiene valor de

    cornentario coral: "Su coraz6n ya est lejos ".El tratrmiento de sugestin potica se da incluso en las acora-ciones:Explanarla en la ktnta: tiena rlesnuda,. cielo rlesnudo. En elcentro, utt omb de races aibrtreanles copa /esarbt/ada.Listnlro, a la dcreclta del onbt, y An.tgona l//ez, a la izquierdn,los dos inntailes, darrn la intpresin de una estarnpa bblica: laprtreja printera junto a/ rbo/ jtrimero.

    lloracio Gonzlez* es el ator de las reflexiones que sctranscriben a continuacin acerca de la Antgona criolla. Al co-rnienzo, Gonzlez plantea -se pregunta mejor- la relacin entreel lector y los clsicos. Desptrs, analiza el desenlace de la obra y,a partir de las palabras de Galr,n, cornpone un vnculo de signifi-cacin con la patria que comienza a configurarse.Antgona Ylez fue escrira por Leopoldo N4arechal hacemedio siglo ) tiene la fresca envergadura de los clsiccls:eS decir, de las obraS qlle aparecen ante nosotros como Lllldrama sin riempo y a lavez altrsiva a rod

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    acenta una respiracin trgica uniforme sin explorar nin-gn hilo cmico -como podra esperarse de l- en beneficiode signos poticos que combinan letanas corales y ncidossimbolismos.El modo en que Marechal expone esos smbolos obedecea una teologa sacrificial, quizs animada de alma pagana,con una visin oscura y libertina de las grandes metf

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    podemos juzgar ahora la extraa situacin de esta

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    atenderse sino a la recta manera de pensar.Sfocles, Antgona,lvf adrid, Edaf, 1985.Jean Anouilh (1910-1987), dramatlrrgo francs, situ suAntgonaen una Tebas abstracta y fuera del tiempo. A diferencia de otroshipertextos, la herona reacciona ante los intentos de Creontede salvarla, sobre todo cuando l le habla de la vida y felicidadfuturas -en las que ella ve un cmulo de mezquindades, desometimientos y mentiras-; ni siquiera el amor puede conven-cerla pues el tiempo le traer un Hemn desgastado, el seorHemn, semejante a Creonte en las arrugas, la prudencia, labarriga: si.todo no es tan hermoso como en la juventud, si tieneque envejecer, prefiere morir.En Anouilh, el Prlogo es un personaje que presenta a losdems.Er. Pnloco.- Antgona es la chica flaca que est sentadaall, callada. Piensa. Piensa que ser Antgona dentro deun instante, que surgir sbitamente de la flaca muchachamorena y reconcentrada y que se erguir sola frente almundo, sola frente a Cren, su to, que es el rey. Piensa. que va a morir, que es joven y que tambin a ella lehubiera gustado vivir. Pero no hay nada que hacer. Sellama Antgona y tendr que desempear su papel hastael fin... El joven con quien habla la rubia, la hermosa, lafeliz Ismena, es Hemn, el hijo de Cren, prometido deAnrgona. Todo lo llevaba hacia Ismena, pues Ismena esmucho ms hermosa que Antgona, y sin embarg

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    Leer los fragmentos del cuento "Historia del guerrero y lacautiva", de Jorge Luis Borges, y confrontar con los que siguensobre la vida entre los paqpas de Relatos de frontera de Alfredoblot, escritos en 1887. belot fue un ingeniero fiancs quecolabor en las construcciones de defensa de la frontera.La comandancia estaba en Junn; n'rs all, a cuatro o cincoleguas uno de otro, la cadena de los fortines; nts all, lo quese denominaba entonces la Pampa y tambin Tierra Aden-tro. Alguna vez, entre maravillada y burlona, mi abuelacoment su destino de inglesa desterrada a ese fin delmundo; le dijeron que no era la nica y le sealaron, mesesdespus, una muchacha india que atravesaba lentamente laplaza. Vesta dos mantas coloradas e iba descalza: suscrenchas eran rubias. Un soldado le dijo que otra inglesarrrcrr hablar con ella. La mujer asinti; entr en la coman-dancia sin temorr pro no sin recelo. En la cobriza cara,pintarrajeada de colores feroces, los ojos eran de ese azuldesganado que los ingleses llan'ran gris. El cuerp

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    Ignacio Ylez entre los pampas.7. Considerar oralmente el modo en que son o fueron traradas lascomunidades indgenas de nuesrro pas segn la regin en quelos alumnos vivan.B. En el texto de Antgona Vlez se menciona la primera doma quellev a cabo Lisandro a los quince aos. Se la puede calificar deceremonia inicitica. Imaginar, entre los adolescenres actuales,una situacin tal que una vez cumplida les permita considerarseincluidos en el mundo de los adultos.9. Tanto en el hipotexto como en los hipertextos, el tema delenterramiento es fundamental. Las prcticas de ritos fnebresson tan variadas como las diferentes culturas. Solicitar bibliogra-fa al profesor de Historia o recurrir a bibliorecas o a Interner yelaborar Lln texto expositivo para exponer por escrito u orahnen-te en clase.El texto debe organizarse a partir de:

    + una inrroduccin breve que d cuenra del tema;+ un desarrollo donde se definan y se describan las caracte-rsticas fundarnentales del objeto a rratar; pueden incorpo-rarse citas textuales de alguno de los autores consultados, ygrficos y esqueffras que complemenren la exposicin;+ una concltrsin tambin breve que incluya una sntesis delo expuesto. El vocabtrlario utilizado debe ser preciso yadaptado al destinatario, en esre caso los integrantes delcurso.10. Se ha mencionado en el Psl,oco que ciertos elementos de lapoesa y el teatro de Marechal tienen marcas de subjetividadpropias del entrnciador, en este caso el autor. Sealarlas en eltexto de Antgona ll/ez y en los siguientes fragrnentos de Poentasaustrales:

    Cuatro elementos en guerraforman el caballo salvaje.Domar un potro es ordenar la fuerza90

    y enaltecer la horizonal del aguaponer un freno al airedos alas a la tierra.Porque domar un potroes como templar una guitarra.El caballo es hermoso como un vientoque se hiciera visiblepero domar el viento es ms hermosoy el domador lo sabe.Y as lo vemos en el Sur: jinetedel ro y la llanurasentado en la tormentadel animal que sube como el fuego.'.

    11. Teatralizar un rnito. Puede ser clsico griego o de cualquierorra procedencia. Entre los clsicos, hay mitos muy hermososcolno el de Prometeo, quien roba el fuego a los dioses para usode los hombres, y es considerado un benefactor de los humanos.Tambin elde Orfeo, quien cantaba y tocaba la lira de maneratal, que para orlo se acercaban los peces, los pjaros y hasta losrboles y rocas perdan su inmovilidad para unirse a los oyentes.Orfeo estaba recin casado con Eurdice (quien no tiene nadaque ver con la esposa de Creonte del mito de Antgona), la qu-emuere picada por una vbora. orfeo descendi a la moradasubterrnea de los muertos y pidi a los dioses que los custodia-ban que perrnitieran a Eurdice regresar con l ala tierra. Estole fu concedido con la condicin de que Orfeo no mirara haciaatrs durante la marcha. Asustado por el silencio, Orfeo dirigiuna mirada sobre su hornbro para ver si Su esposa lo segua:Eurdice se desvaneci en las sombras, y Orfeo muri de triste-za.Laimportancia del mito consiste en qtle, despus de Orfetl,la disposiiin ptra el canto y la rnsica se encarnan en otro jovcnlo que demuestra la inmortalidad delarte, aunque los hombrcsq.r lo crean o lo transmitan sean efmeros (efmeros, cn liltimologa griega, eran todos los humanos, quienes cotnrlrrtcltlscon los dioses solo duran un da).Se transcribe como ejemplo una teatralizacin dCl liio tlc9l

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    da c'secharn en esta pampa el frtrto de ranta sangre',.La cragedia adquiere as su plen. sentido al a.Jveiiirse l)rogrnmrr r/t rano de una aersin r/e A,vrr;oyt lltt.r.z ofi'ecirlaen cl 0enlt'o Cu/tural Juan tlartn r/e Pueyrredrjn, Buenos Ait'ts,

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    que el desp.rismo de Don Facundo, ra muerre dc str rrijo.v de Antgona yrez y ranros hechos ramenrabres tbl-decen al had' farar de una cierra brava y primirivr, .,,.hay que civirizar. La puesta en escen" " srnranglro(cuyo ms recienrc rrabaj

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    se cunp/e ru /nfaci, cl 40" ottiaersnt-io /t/ estt-eil,, c, B,c,osA i res, -r/r " A r go u o l//e2", da Leop o /r/o Ar rt rcclt a /. F a c e tt I g s Icou rlirccci, le Enrique sautos Discpolo e iutfrprctocia elcFoaay Ntaorro. posreriortnente huo )no, orrrio'r,rr, e afrc lasqile se r/esfaco /a.de I9TJ, cou puesfo r/e Santage/o l,SusannRino/r/i ea el rol proragnico.E/ aport r/e i[a7t,/ a nuestt-o te(]tt-o cottstruycatlo cla.aes sobrcnilesil(t ltistotia , elar,tomciones sobrc el lestino indiairlual.Er acuel Bueros Aircs de rrace cuarenra a

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    Nadie puede asir el ruedo del vestidode una mtrchacha decidida,cuando comprende que su tiempo ha llegado.Un im-rulso tan fuerte como el mary un deber que cumplir:vist

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    Prieto, Adolfo, Estudios de literatura argenfina, Buenos Aires, Ga-Ierna, 1969.Revista Proa, edicin especial: "Los cien ros cle LeopoldclMarechal", N" 49, Tercera poca, scptiembre/octubr " 2OOO.Squirrtr, Rafael, Leopo/r/o l,larecha/, Buenos Aires, Ediciones Cul-turales Argentinas, 1961.Steiner, George, Antgonas. (/na potica y unafiloso.fn le la lectut:rt,Barcelona, Gedisa, 1991.En Internet, Fundacin Leopoldo N,,Iarechal:\4w\4/. ma rech a l. org. arwww. geoci ties. com/fu n d ach al

    ndiceRiografa de un escritor que vivi sus dascomo flechasAntgon a Y lezCtrnnno PRnrr.;RoCu,lnRo SscrrNnoCunnno TuRcrinoCtrtotto Cun'ro..CtrnRo QrrrN'r'oCunnno FrNnr,Pslogo LvCEn el principio era el mito .................. 65El teatro en la poctr de Sfocles............ ........... 66Lirrajes de la trageclia griega .............. 67Edipo re,v.......... .................. 67Los hijos de Edipo ............ 68[,a Antgona de Sfocles ...... 69El tema de Antgona v su descendencia reatra1............... 7 0LTnas palabrars sobre transtexrualidad ..................72N,larechal en su obra ....... ...... 7 3El teatro de l\larcchal .......... ................ 7 3Antgona en las palnpas

    t315z53345515965

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    Personajes .....,........ ............ 7 6Cornponentes cstructurales ............. 7 7Lengrra y estilo ................. 7 9Otra lectura de Antgona lllez .............. 81Propuestas de trabajo

    104Bibliografa general