antaria ix - orden y progreso

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Esta obra está bajo una licencia Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 2.5 de Creative Commons. Para ver una copia de esta licencia, visite http://creativecommons.org/licenses/by- nc-nd/2.5/ o envie una carta a Creative Commons, 559 Nathan Abbott Way, Stanford, California 94305, USA. Antaria IX: Orden y Progreso Prólogo La noche era tranquila en Antaria IX, aunque no así la mente de Donan, el Emperador de Ilstram. Los reportes indicaban que había habido movimientos de flotas de diversos Imperios cerca del planeta durante las semanas anteriores, y aunque eso no era motivo para alarmarse, algo le mantenía inquieto. Lo que más le preocupaba, era que el ejército estaba dispersado por las colonias del Reino, ayudando a construir una Red Comercial, que si todo iba bien, sería la envidia de muchas galaxias, nunca le había perturbado, pero aquella noche, sí... Era un día normal y corriente, despejado,

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Historia de era espacial.

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Esta obra est bajo una licencia Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 2.5 de Creative Commons. Para ver una copia de esta licencia, visite http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.5/ o envie una carta a Creative Commons, 559 Nathan Abbott Way, Stanford, California 94305, USA.

Antaria IX: Orden y Progreso

Prlogo

La noche era tranquila en Antaria IX, aunque no as la mente de Donan, el Emperador de Ilstram. Los reportes indicaban que haba habido movimientos de flotas de diversos Imperios cerca del planeta durante las semanas anteriores, y aunque eso no era motivo para alarmarse, algo le mantena inquieto. Lo que ms le preocupaba, era que el ejrcito estaba dispersado por las colonias del Reino, ayudando a construir una Red Comercial, que si todo iba bien, sera la envidia de muchas galaxias, nunca le haba perturbado, pero aquella noche, s...

Era un da normal y corriente, despejado, en pleno verano, las estrellas iluminaban el cielo, y aunque el clima no era especialmente caluroso, quel haba sido un da sofocante, por lo que la noche invitaba a Donan a salir al balcn de mrmol a relajarse... La ciudad respiraba vida, con luces titileantes aqu y all, aunque la gran mayora de gente, all, abajo en la ciudad, descansaba plcidamente.

Era un hombre considerado ya cercano a los 60 aos, muy querido por su pueblo, y admirado. Tena un hijo, Hans, fruto de su relacin con Tara, su bella y difunta esposa, con la que haba convivido durante los ltimos aos, hasta que falleci, aquejada de una extraa dolencia que ni mdicos ni cientficos consiguieron atajar. Pese a su edad, era de complexin fuerte, y mentalmente, destacaba por una inteligencia fuera de toda duda. Frecuentemente se suma en sus pensamientos, preocupado por las enseanzas que deba inculcar a su hijo, a fin de capacitarle para gobernar Antaria el da que l falleciera.

A los pocos minutos, mientras segua sumido en sus pensamientos, Ghrast, su leal mariscal, se acerc a l, muy azorado y nervioso:-Mi seor - dijo, con la respiracin entrecortada. - Hemos detectado una flota dirigindose al planeta. Vienen en formacin de ataque, y jurara que no vienen a arroparnos...-No lo entiendo - era incapaz de salir de su asombro, algo le mantenia inquieto, y ahora saba de qu se trataba. Y dirigindose de nuevo a su buen amigo, le pregunt: de cunto tiempo disponemos?.-Unos treintaicinco minutos, antes de que esten lo suficientemente cerca como para poder comenzar a atacar. Activamos la alarma para avisar a la poblacin civil?.-No, todava no, quiz podamos repelerlos sin llegar tan cerca. Rene a tus tropas, quiero que en 20 minutos estn todos en la rbita del planeta listos para atacar.-Entendido. - Y sali corriendo casi tan rpido como haba llegado.-Qu diablos est pasando? - se pregunt asi mismo, mirando al cielo, intentando tantear donde estaba esa flota enemiga que se diriga a Antaria.

La espera se hizo angustiosa para Donan, aunque se negaba a despertar a nadie en la ciudad. Saba que irremediablemente, se daran cuenta de lo sucedido. Lo que ms le angustiaba, era desconocer la informacin sobre el tamao de la flota. Pero era evidente, que si esperaban ms tiempo, sera demasiado tarde para defenderlos efectivamente, por pequea que pudiese ser. Se llev las manos a la cabeza, resopl, y procur pensar, tan rpido como le permita su propia mente, sobre cul era la mejor estrategia.

A los veinte minutos, y tal y como haba ordenado. Ghrast se present de nuevo ante l:-La flota est estacionada a unos mil kilmetros por encima de la cpula grande, mi seor.-Muy bien - dijo Donan. - Ve al centro del mando, necesitarn que les coordines, yo voy a encargarme de los sistemas de defensa.-Entendido. - Y de nuevo, a la carrera sali hacia el centro de mando del emperador, ubicado en el otro extremo del Palacio.

Esperaran a que las naves invasoras comenzasen a abrir fuego, entonces atacaran, rechazaran al enemigo, y atacaran desde tierra con las defensas, era su mejor opcin, y esperaba que funcionase. El emperador cogi un pequeo interfono para poder comunicarse con el centro de mando de las defensas del planeta, estaba ubicado lejos, al sur de la ciudad, por lo que le era imposible desplazarse hasta all. Apret el botn de comunicacin, y el aparato, basado en un primitivo sistema que la Humanidad vena usando desde haca milenios, comenz a hacer su trabajo.-Alguien me oye? - pregunt Donan.-S, mi seor, le omos, estamos al tanto de la flota atacante. Tiene alguna instruccin?. -Quiero que aguantis hasta que nuestra flota abra fuego, que piensen que no nos hemos dado cuenta en superficie. -Entendido.

Cort la comunicacin, casi al mismo tiempo en el que, en el cielo, una aparente estrella fugaz lo cruzaba brevemente... haba comenzado. Era el disparo de una de las naves de batalla, Antaria comenzaba a defenderse. Abri de nuevo su interfono para comunicarse con su mariscal:-Alguna novedad?-Por el momento no, mi seor, estamos coordinando desde superficie a la flota. Son slo unas pocas naves las que nos estn atacando, pero los reportes dicen que haba como poco 30 o 40 naves de batalla ms. As que se encrudecer en unos momentos...-Mantente alerta - dijo Donan.

Poco a poco, el cielo se llenaba cada vez ms de aquellas nefastas "estrellas fugaces" que se perdan en el espacio sin dejar ninguna seal. Nadie hubiera pensado en aquel momento, que varios miles de kilmetros por encima de la ciudad, se estaba comenzando a librar una batalla clave para el destino del planeta. -Seor, seor - dijo Ghrast - el grueso de la flota est llegando, sin las defensas no podremos hacer nada. Esos bastardos tienen bombarderos!. - dijo ahogando un grito de rabia. -Sigue coordinndoles, dar orden a las defensas para que abran fuego de inmediato.Abri de nuevo su interfono con el centro de mando de las defensas, y de forma seca, pero contundente, dio la orden:-Abrid fuego, ya!.

El caon de plasma ms cercano a la ciudad, a apenas 80 kilmetros, zumb de forma estremecedora. Hans se sobresalt, sali de su cama, y corriendo sali al balcn que haba en su habitacin. Algo estaba pasando, se dijo para s mismo mientras observaba el fro vuelo de aquel proyectil. Apenas unos segundos despus, varios proyectiles ms comenzaron a salir de los alrededores de la ciudad. Antaria estaba saiendo atacada, se di cuenta rpidamente de ello, pese a su juventud. Y se qued petrificado. Si alguien estaba atacndoles, eso significaba que Yahfrad, su mejor amigo, estara all arriba, peleando por defender a los suyos. De repente, repar de nuevo en el cielo, y en su cara se tii un terror indescriptible. Eran miles, quiz millones las naves que flotaban all arriba, de repente, el cielo se torn azul, al tiempo que los bombarderos comenzaban a descender lentamente para bombardear la cpula grande. Por encima de ellos, Hans poda ver un macabro festival de explosiones. Las naves de batalla estaban librando una encarnizada batalla entre ellas, pero saba, para sus adentros, que era una batalla perdida. La mayor parte de las fuerzas del Imperio estaban desperdigadas.

-Nos superan en nmero, mi seor. Son demasiados! - dijo Ghrast, a Donan, al llegar al balcn de mrmol. Haba abandonado el centro de mando despus de dar varias rdenes concisas sobre como deba transcurrir el devenir de la batalla. En su rostro se vea tristeza, y sobre todo, rabia. El mariscal senta que le estaba fallando a su emperador.Donan por contra, era incapaz de reaccionar, aquella avalancha de naves que haba aparecido en el cielo, era inesperada.-Dijiste que slo eran 30 o 40 ms... de dnde diablos han salido las dems?.-Aparecieron 5 minutos despus, las sondas fueron destruidas antes de poder detectarlas.

Sbitamente, el comunicador de Ghrast se activ, era uno de sus subordinados: -Misiles interplanetarios, mariscal, detectamos misiles interplanetarios con destino a las defensas de la ciudad. -Vienen a destruirnos... - dijo Donan, al tiempo que activaba su comunicador. - Lanzad los misiles de intercepcin si no queris que nos destruyan, rpido.Hans experimentaba miles de sensaciones en su mente, sobre todo, miedo y pavor, al tiempo que, por primera vez en su vida, vea como se abran las plataformas de misiles en distintos puntos de la ciudad, e iniciaban un vuelo meterico hacia el espacio, en busca de los misles interplanetarios.-Sea quin sea el que est haciendo esto, quiere asegurarse de que destruye Antaria... - se dijo para s mismo, y mirando al cielo, suspir, mientras los ojos se le embargaban de lgrimas - espero que estis bien, amigos.

-Pese a todo, las fuerzas parecen estar equilibradas - dijo Donan, haca casi 30 minutos que haba comenzado la batalla. En las calles de la ciudad, la gente gritaba, atemorizada, casi toda la poblacin estaba fuera de sus casas. Sobre todo, mujeres y nios, que tenan a sus seres queridos en el espacio en ese momento. El cielo haca ya casi 10 minutos que se haba vuelto verde, la cpula grande de proteccin haba sucumbido, y la pequea estaba muy cerca de hacerlo tambin, no resistira mucho ms los embites de los bombarderos.-Seor.... - se oy por el intercomunicador de Ghrast.-S?.-Detectamos ms de 200 destructores... - dijo su comandante con voz muy apagada.-Mierda... - dijo el emperador - es el fin... Da la orden de retirada, antes de que perdamos absolutamente todo ah arriba.

Pero no hubo tiempo, los destructores abrieron fuego, sin ningn tipo de piedad. Era una nave tan poderosa, que slo unos pocos imperios tenan acceso a ellas... La batalla se convirti en pesadilla, si es que no lo era ya. Las pocas naves que intentaron hacer maniobra de retirada, fueron destruidas. En el cielo la cantidad de escombros era ingente, pero los atacantes no se dieron por vencidos, los bombarderos siguieron descendiendo, y arrasaron casi todas las defensas de Antaria, antes de irse, como si de una macabra comitiva, que haba venido a herir de muerte al Imperio de Ilstram, se tratase.

Hans no sala de su asombro, no consegua asimilar lo que haba sucedido, todos sus amigos, sus pocos seres queridos fuera de su familia, yacan all arriba, entre los escombros... en menos de una hora, su vida haba dado un giro radical...

Pasaron dos das, con aquellos escombros flotando en el planeta. El enemigo no los recogi, y en Antaria nadie lo hizo, porque los cientficos haban detectado fuerzas de atraccin entre ellos. Se estaba gestando la Luna de Antaria. Una ms de las muchas lunas artificiales que inundaban el universo conocido.

Se sucedieron en el planeta los actos de condolencia y los funerales durante aquellos dos das, Hans no falt a ninguno de los de sus amigos, pero interiormente, estaba tan destrozado, que no se senta con fuerzas para afrontar el futuro. Durante la noche del tercer da, al mismo tiempo que se terminaba de formar la Luna de Antaria, Hans y Donan hablaban en el balcn de marml.. sobre como se senta el joven.-S lo que es para ti haber perdido a tus amigos - dijo su padre.-No, no lo sabes. No tienes ni idea de lo que es perder a tus amigos, nunca has tenido amigos, lo nico que te ha importado desde que tengo uso de razn, es este maldito imperio, nunca te ha preocupado nada que no fuera t mismo. - le dijo con dureza...-Probablemente, ahora mismo me odias, y seguramente, nunca llegues a librarte del dolor que sientes desde antes de ayer. Pero debes ser fuerte, Hans, porque el destino de Antaria, el da de maana. Depender de ti.-Te lo dije! - le dijo su hijo furioso - Slo te importa este maldito imperio, este maldito planeta y tu maldita fama. Pens que me habas llamado para que pudiera desahogarme, no para que me recordases tu testamento. Te odio! - Y rompi a llorar amargamente, al tiempo que germinaba un gran odio hacia su padre... Comenz a alejarse de l, dirigindose a su habitacin, slo quera llorar y llorar, pero Donan, le agarr del brazo cuando estaba a punto de cruzar el umbral de la puerta, y le dijo...-Hans, hace dos semanas que no me encuentro bien, lo sabes, me he hecho ver por los mdicos una y otra vez, y hoy me han vuelto a reafirmar el diagnstico... - Hans se gir para mirarle, con los ojos baados en lgrimas.

Donan mir a la luna, que haba comenzado a orbitar lentamente sobre el planeta aquella misma noche.-Hijo, debes saber, que... si los mdicos estn en lo cierto, en dos o tres meses, sers el nuevo emperador de Antaria.-No te entiendo... - dijo, mientras se enjuagaba las lgrimas con la mano.-Estoy enfermo... Hans, maana se har publico, no lo podemos retrasar ms, pero quera que tu lo supieras antes. Desde hace dos semanas, lentamente... y por lo mismo que tu madre... me estoy muriendo.

Captulo 1Memorias de la galaxia

Hans miraba ausente la ciudad que yaca a sus pes, all abajo, lejos del Palacio Presidencial. Naves de carga iban de aqu para alla, comunicando los Almacenes con las minas, distantes minas que haba visto tiempo atrs, cuando de pequeo, su padre, el Emperador Borghent le enseaba las maravillas de su planeta. Antaria IX era un planeta prspero, en un sistema solar cualquiera, en la galaxia de Arhan, cerca de uno de los brazos de la misma, o por lo menos eso era lo que decan sus cientficos...

Pero no le importaban en nada las cuestiones planetarias, Hans, el Emperador Brandhal, como le conoca el pueblo, estaba sumido en sus pensamientos ms terrenales. Estaba deprimido, su padre haba fallecido meses atrs, y ahora todo el peso recaa sobre l. Nunca quiso aceptar esa responsabilidad, quera ser una persona humilde, que pudiera vivir en la Ciudad Baja, como uno ms. Odiaba el Palacio Presidencial, construido varios siglos antes, en lo alto de una montaa, desde la que se poda ver toda la metrpolis, y en el que se tomaban todas las decisiones del Imperio. La noche comenzaba a caer, y el bello atardecer del Sistema Solar doble se tea de negro en su mente cada vez que se dibujaba en el horizonte aquella nefasta luna. Aquella formacin orbital, producto de la batalla ms salvaje que nunca vieran sus ojos... todava hoy no lo entenda, se preguntaba porqu aquella noche, el Imperio de Tarshtan atac de una forma tan brutal a su planeta natal.

Todava poda recordar con pavor el brillo de las bombas de plasma cayendo sobre las defensas del planeta, ocultas en las montaas y lejos de la ciudad, para que la vida fuera lo ms cvica posible, pero... unos pasos en el vaco balcn de mrmol le despertaron de su letargo.

-Otra vez perdido en tus recuerdos, querido? - era Alha, su bella mujer, con una preciosa melena rizada de color castao que llegaba hasta media espalda, y una delicada figura, que la otorgaba la apariencia de una diosa cuando la baaba tmidamente la luz del atardecer, y a eso haba que sumarle el hecho de que le encantaba vestir con prendas de la antigua Grecia clsica, de muchos milenios atrs, cuando la Humanidad viva nicamente en el planeta Tierra, muchos miles de aos antes de que El Hombre comenzara la colonizacin del espacio.-Esa maldita batalla... - susurraba Hans - no consigo quitrmela de la cabeza... 30 aos, y sigue retumbando dentro de m, y encima, esa maldita Luna se encarga de recordrmela da a da.-Deberas aprender a olvidar, querido. El dolor que aprisiona tu corazn jams se ir si t no permites que te abandone.-Nunca lo olvidar, todava lo recuerdo como si fuera ayer, estaba cerca de este balcn... las alarmas de guerra saltaron, y, antes de que mi padre pudiera llegar siquiera a su ventana, los caones de plasma ya estaban disparando... - y se qued callado. Alha saba perfectamente que su marido estaba de nuevo rememorando aquella desgraciada batalla. Ella jams lleg a vivirla, viva en Kharnassos, una de las colonias del Imperio, y siendo nia, vino a la capital con sus padres, en busca de una vida mejor. Su padre encontr un trabajo digno en las minas de metal, donde la gran mayora de la poblacin trabajaba. Y su hermano consigui un puesto bastante bien remunerado en el laboratorio de la red de investigacin.

Por tanto, para ella, esa luna era tan normal como cualquier otra, aunque conoca perfectamente su origen, haba odo la historia en boca de su marido miles de veces... y ella misma rememor mentalmente la ltima vez... No hubo declaracin de guerra, ni aviso previo, las fuerzas del Imperio Tarsthano aparecieron sin que nadie pudiera hacer nada, las tropas ya haban sido detectadas, pero, en una poca de paz y prosperidad, las tropas de su padre estaban dispersas, ayudando a las colonias a mejorar el nivel de vida de los habitantes, y estableciendo una red comercial con la capital, para aumentar los beneficios de todo el Imperio. Sea como fuere, las tropas estacioandas en Antaria salieron a la defensa del planeta, desconocan la procedencia del enemigo, y en tierra las alarmas se haban mantenido intencionadamente silenciadas hasta el ltimo momento. Desde haca siglos, era una norma asentada incluso entre los ms perversos atacantes del universo respetar a los civiles de cualquier planeta, por lo que las ciudades siempre estaban a salvo.

Los caones de plasma comenzaron a zumbar en el aire, al principio pasaron desapercibidos, la mayora de la gente estaba durmiendo tranquilamente en sus casas, y Hans, no era la excepcin, en quel entonces era un adolescente, de poco ms de 20 aos, que por su condicin social no haba sido forzado a elegir entre las minas o el ejrcito, slo unos pocos afortunados podan optar por la investigacin y las ciencias. Pero gente como Yahfrad, su gran amigo, eligieron las fuerzas militares, estaban orgullosos de poder defender a su Imperio, y secretamente, albergaban la esperanza de no tener que entrar en combate. Hans se sobresalt cuando un can de plasma, en las montaas lejos, a 80 kilmetros de la ciudad, lanz un proyectil que rasg el aire hasta abandonar la atmsfera del planeta. Fue entonces cuando supo que algo no marchaba bien, corriendo sali a su balcn, y ah comenz la pesadilla que durante 30 aos se reproduca en su mente constantemente... Eran miles, millones de naves, flotando desafiantes a lo lejos, haba muchas y de muchos tipos, desde cazadores ligeros, hasta a los temibles Destructores, recin inventados, que slo unos pocos Imperios en el Universo conocido tenan capacidad de construir. Los bombarderos descendan lentamente en la atmosfera, bombardeando con fuerza las cpulas de proteccin, mientras el cielo se tea de diversas tonalidades, primero azul, cada bomba de plasma impactaba con fuerza en la cpula grande, la ms moderna, hasta que finalmente termin destruida, y despues verde, aquello significaba que la cpula pequea estaba a punto de caer. En el cielo se sucedan las explosiones aqu y all, Hans saba pese a su corta experiencia militar lo que suceda perfectamente, eran las Naves de Batalla, en una lucha encarnizada, la batalla parecia alargarse eternamente, hasta que los temibles Destructores entraron en accin... Una terrible rfaga de luz de plasma inundo el cielo, una vez tras otra, hasta que finalmente, lleg la oscuridad y el silencio, falsa tranquilidad, los Bombarderos comenzaron a descargar con fuerza toda su furia contra las defensas planetarias, los caones de plasma resistieron bien su trabajo, escoltados por los lsers pequeos y grandes, y por los todava eficientes Caones Gauss, pero la resistencia era intil, de repente, en la ciudad se abrieron varias plataformas, eran 10 o 20, y por primera y nica vez en su vida, Hans pudo ver el triste vuelo de los misiles de intercepcin, todas las defensas del planeta luchaban encarnizadamente por aguantar en pie, el dibujo en el cielo era terrible, cientos de estelas que salan desde la superficie, desde mltiples puntos del planeta, indicaban que el Imperio Tarshtano haba enviado sus msiles interplanetarios. Queran hacer el mayor dao posible, y lo consiguieron, los sistemas de intercepcin no pudieron contra todo, y en un santiamn, el Imperio de Ilstram qued herido de muerte. Pero todava haba ms, los bombarderos siguieron su macabra danza de la muerte, an cuando ya no quedaban defensas por destruir, aguardaron en posicion a que llegaran algunas naves de carga, de la prspera red comercial del Imperio, y acabaron con toda nave viviente.

Los ojos de Hans asistan horrorizados a la terrible batalla, saba en su interior, que las bajas en el Imperio de su padre haban sido totales, nada haba podido sobrevivir a aquella batalla tan brutal, pero en su interior, su odio creca y deseaba fervientemente que tambin hubieran cado muchos de los atacantes. Fue all, ante aquella ingente masa de escombros que flotaba en todo el cielo, donde la mente de aquel chico inmaduro, dio el paso que le separaba de los hombres, cuando cobr conciencia de que sus amigos, como Yahfrad, con el que se haba crado durante toda su vida, jams volveran. Durante dos das los escombros flotaron desgarradoramente sobre el cielo, impidiendo el paso de casi toda la luz natural de las dos bellas estrellas que iluminaban Antaria, y en la noche del tercer da, como los cientficos pronosticaban, los escombros comenzaron a forjar su atraccin y se form la Luna de Antaria... La reconstruccin fue lenta, y muy dolorosa, todos haban perdido seres queridos de una u otra forma en aquella nefasta batalla, pero haba que seguir adelante, los cientficos decidieron que aquella luna, lejos de ser una maldicin, deba ser tomada como una bendicin del cielo, y solicitaron del Emperador permiso para establecer una Base Lunar en la misma, all fabricaron el primer prototipo de Sensor Phalanx, que les permitira detectar un ataque con muchas horas de antelacin.

Sobre la batalla, Alha no recordaba mucho ms de las palabras de su marido, saba que el Imperio Tarshtano jams declar la guerra, nunca asumi la responsabilidad de aquel ataque, y declaro que haba sido producto de un hecho aislado y de un comandante que atac al rival equivocado. Se presentaron las disculpas, pero no hubo nada ms... Unos no queran remover ms en algo tan doloroso, y otros no queran involucrarse en una guerra abierta con su mayor rival.

De vuelta en el presente, Hans, segua sumido en sus pensamientos, cuando comenzaron a brotar lgrimas en sus ojos, que caan fras sobre el mrmol del balcn... -Emperador, la red comercial acaba de ser saboteada... -era la cavernosa voz del Mariscal Ghrast, un hombre curtido en el viejo arte de la guerra, que durante su adolescencia sirvi brillantemente al padre de Hans. Ahora era un anciano, conservaba su vigor, y se haba librado de aquella horrible batalla por estar en las colonias, por peticin del Emperador. Despus de largos aos de servicio, fue ascendido a consejero, y retirado de la vida militar, pero todos en el Palacio continaban llamandole Mariscal. - sospechamos que haya podido ser algn grupo terrorista, pero parecen muy organizados esta vez.Hans se irgui pesadamente, mientras trataba de disimular intilmente las lgrimas que momentos antes haban aflorado en su rostro:-Hay... bajas? - la voz era grave, pausada, Hans odiaba pensar en vctimas, pero su cabeza elucubraba a toda velocidad quin poda estar interesado en volver a hacer dao a su preciado Reino.-No, seor. Tan slo mercanca robada y un fuerte bloqueo con Cruceros y otras naves menores de guerra. Creo que el ejrcito debera tomar parte, si me lo permite. - afirm el viejo mariscal.-No enviar a mis soldados a lo desconocido, ni a una muerte segura. -Tal vez... - el mariscal comenz a hablar con una voz renovada, vigorosa, en lo ms profundo de l, respetaba a Hans, era el hijo de su amado Emperador, pero despreciaba su cobarda y su miedo, por lo que disfrutaba cada vez que poda sentirse superior a l - prefiere quedarse aqu sentado mientras nuestros planetas se ven amenazados por el enemigo.-Acaso estamos en guerra y no he sido informado de ello?-No, seor. Pero... -Si no hay guerra, no hay enemigo. - interrumpi Hans - enviad una tropa de reconocimiento desde la colonia ms cercana, romped el bloqueo e informarme. - Y sin aadir nada ms, se levant y abandono la estancia, dejando al viejo mariscal en ella.

-"Ese pobre diablo..." - pens Ghrast - "si tuviera la dcima parte de la vala que tena su padre, sera un Emperador aceptable, pero es tan cobarde..., el pueblo debera poder elegir a un emperador que les convenza, me pregunto..." - y con paso fatigoso, se acerc al balcn, a diferencia de Hans, le encantaba apreciar la belleza de la luna de Antaria, en la que, en las noches ms luminosas, poda verse con unos prismticos la incipiente base lunar, en la que particip en su construccin. Era bella, terriblemente bella, quiz porque en su mente, siendo nio, haba superado el fro y doloroso trance de tratar a las personas como meros nmeros, estadsticas sin nombre ni rostro. Cuatrocientas treinta y cinco mil bajas, esas fueron las vidas que se perdieron en la Batalla de Antaria, treinta aos atrs, y as estaba bien en la mente del anciano, sin asignar a cada uno su nombre...

La Luna de Antaria era smbolo del progreso que el Imperio obtuvo pese al duro mazazo que supuso ser atacado en plena poca de paz. Desde pequeos, los nios en los colegios aprendieron que la formacin de las lunas es en la mayora de los casos, artificial, tan slo quedan unas pocas que nacieran de forma natural, como la del ancestral y legendario planeta Tierra. Nada quedaba all, aquella Luna haba sido destruida durante una cruel batalla, y eran pocos los cientficos, mercaderes y soldados, que podan presumir de haber puesto sus pies sobre una Luna de creacin natural.La composicin de estas era totalmetne distinta, mientras las Lunas originadas de forma natural estaban compuestas principalmente de minerales desprendidos por terribles impactos en los planetas en torno a los que orbitaban, las lunas artificiales eran producto de duras batallas, y por tanto su composicin principalmente era metal, aquello posibilit la creacin de un sensor, el sensor Phalanx, que poda detectar movimientos de flotas amigas y enemigas a grandes distancias, y al que se provea de deuterio diariamente gracias a la prspera red comercial, que comunicaba todas las colonas entre s, en apenas unas pocas horas, y a nivel regional comunicaba Antaria con su luna, para proveer de recursos y vveres a la comunidad cientfica asentada all.

Hans atraves el Palacio Presidencial, hacia su habitacin, no quera oir a quel viejo demente, al que respetaba pero no apreciaba. Crea que tena una sed ingente de guerra, y que no aceptara una solucin pacfica. Pero no haba guerras alrededor de sus colonias, y el Imperio atravesaba un periodo de paz absoluta, por lo que estaba claro, que ese sabotaje, poda ser interpretado de muchas maneras. Tal vez, simplemente fueran algunos sindicalistas solicitando mejoras de empleo para los trabajadores en las minas de algn planeta perdido, poda interpretarse de mil maneras, sin tener que recurrir a las blicas. Quiz en su corazn, le asustaba enfrentarse a una posible batalla, o una guerra, haba perdido demasiada gente querida en la ltima, y los horrores que vio nunca los olvidar. A pesar de que no hubo supervivientes, los daos en la poblacin fueron irreversibles, muchas familias perdieron a sus padres, maridos o hijos, y las oleadas de suicidios se sucedieron en la ciudad, amn del cese completo de la llegada de inmigrantes, y una emigracin masiva, que redujo en casi la tercera parte la poblacin de la metrpolis. En su interior albergaba la esperanza secreta de no tener que proteger a su pueblo, las dudas crecan en su interior, y senta temor a decepcionarles. Pero era absurdo pensar en que Antaria pudiera ser atacado de nuevo, gracias a aquella batalla, comenz una carrera cientfica sin parangn, se cre el Sensor Phalanx, que comenzaba a ser comn entre los grandes imperios, y que gener una inmensa riqueza para el su pueblo, sus cientficos a lo largo de todas las colonias, haban trabajado muy duro tambin en un proceso de terraformacin de tierras, de una manera similar a la del funcionamiento de la Base Lunar, pero todava no se haba llegado a un prototipo que tuviera funcionalidad. Y eso sin contar con los avances en todos los campos de la ciencia, y el estudio profundo y avanzado de la tecnologa de gravitn.

Una vez en su habitacin, Hans se recost sobre la cama, buscaba una respuesta en su interior, que calmada su dolorido espritu, y que le permitiera no pensar en un posible conflicto armado. Entonces, apareci de nuevo Alha, era como una sombra en ocasiones, silenciosa, saba a la perfeccin cundo la necesitaba su marido, y se haba acostumbrado a los lujos de los que dispone una Emperatriz, pero sin olvidar su condicin social primigenia. -El mariscal slo busca lo mejor para el pueblo, querido. - dijo con voz tierna-Ese viejo loco, slo busca guerra que sacie sus ansas de poder. -sentenci firmemente Hans.-Puede que sea viejo, pero tiempo atrs fue muy apreciado por tu padre, y tal vez debieras escuchar los consejos que te da.-No, no conducir a mi pueblo de nuevo a la muerte.-T no fuiste el culpable, querido - susurraba Alha, mientras acariciaba suavemente la mejilla de Hans - ni aunque todo el regimiento del Imperio hubiera estado presente aquel da, se hubiera podido evitar, ni siquiera t eras el regente.-Slo... los cobardes se lanzan a la guerra...-Entonces... Yahfrad era un cobarde, no es as, querido?-No, no, no. - respondi contrariado. - Era un hroe, como todos los dems. - y de repente se qued mudo, se dio cuenta de la contradiccin en la que caa, una y otra vez. Pero la conversacin no prosigui, Alha saba que las decisiones deban ser tomadas por su marido, y ella no poda apresurarle.

Y as, suavemente, se sumi en la plcidez del sueo, la propia ciudad pareca dormir cada da, cuando, a excepcin de apenas unos pocos colegiales, y las fuerzas del orden, que velaban por la seguridad del pueblo.Hans se durmi albergando la secreta esperanza, de que el nuevo da estuviera lleno de calma.

Pero, una alarma sonando a lo lejos, en algn lugar de la dormida ciudad, le sac de su cama poco antes de que el primer sol comenzase a despuntar en el horizonte. Sorprendido y asustado, Hans salt de su cama, miles de imgenes acudieron a su cabeza, al tiempo que ahogaba un gritito asustado.Alha abri los ojos sobresaltada por la reaccin de su marido, le miraba, escuchaba pausadamente la sirena mientras le rodeaba con sus brazos:-No te preocupes, debe ser algn altercado en la ciudad baja. Quiz la polica haya tenido que intervenir porque los colegiales estn causando problemas...-Espero que sea eso - respondi nerviosamente Hans. - Pero desde luego, si son problemas, son problemas muy serios, debo ir al centro de mando, querida. - Y acariciando las manos de su mujer, mientras la miraba fijamente a los ojos, dijo - promteme que tu y Dirhel os pondris a salvo, no me perdonara que os pasase algo...

El amanecer comenzaba a romper en las fras calles de Antaria, la ciudad era un lugar demasiado urbanizado, carente de toda belleza arquitectnica, y terriblemente montona. Los edificios se caracterizaban mayoritariamente por sus tonalidades mayoritariamente grisceas, en las que un compuesto metlico haca lo posible por atrapar la mayor cantidad posible de calor. Y es que, pese a estar en un sistema doble solar, Antaria IX era el dcimo primer planeta de quel Sistema Solar, presidido por Garhea y Hnaws, dos enanas blancas, casi gemelas en forma y tamao, que irradiaban gran cantidad de luz, pero calentaban timdamente la superficie del planeta, que generalmente oscilaba entre los quince grados bajo cero y los treintaycinco en la poca ms calurosa. Pero pese a todo, el clima era generosamente hmedo, probablemente debido a los procesos qumicos a los que los planetas eran sometidos previamente a su colonizacin, por lo que en invierno abundaban las nevadas, y en verano slo en algunos das al ao se sobrepasaban los treinta grados.

Ahrz se desperezaba vagamente, cuando los primeros rayos de luz irradiaban en su habitacin. Viva cerca de la plaza central de la ciudad, pero pese a su buena situacin econmica, trabajaba en las minas de cristal. Estaba contento, pese a todo, haba tenido una vida bastante cmoda, y opt por aquella profesin simplemente por seguir los pasos de su padre. En realidad soaba con poder volar a las estrellas, combatir por el Imperio y defender a los suyos, aunque sinceramente, tena dudas sobre el Emperador. No pensaba que fuera demasiado blico, y todo pese a que el Imperio se compona de 9 planetas, en situaciones cmodas, y con ncleos urbanos incluso mucho ms grandes que Antaria, la capital del Reino.

Era un hombre joven, apenas 40 aos, recordaba muy vagamente la Batalla de Antaria, ya que tan slo tena 10 aos, pero no guardaba ningn recuerdo desagradable de la misma, puesto que su familia no se haba dedicado nunca al ejrcito. Se sentia agraciado, ya que saba que eran muchos los que perdieron de una forma u otra a sus seres queridos. Se visti con su habitual mono de trabajo, pese a que ya nadie en las minas trabajaba el material directamente, era algo que estaba reservado a las mquinas, su funcin era la de certificar que todo lo extrado, era autntico cristal puro, por lo que se dedicaba a supervisar el funcionamiento de estos robots y asegurarse del buen estado de todas las mquinas. Mientras se preparaba el desayuno, a base de leche y caf, alimentos ya milenarios, que el hombre consuma desde mucho antes de su colonizacin del espacio, pero que jams haban sido desplazados por sus cualidades, se sorprendi al or unos fuertes impactos varias calles abajo. Sin dudarlo, se asom a la ventana del saln de su piso, era modesto, supervisada por un ordenador central, el HSR 4200, que haca las funciones tpicas de la domtica moderna, controlando la seguridad de las ventanas, el cerrado y abierto de puertas, y por supuesto, auto-reparaba todos los aparatos electrnicos del inmueble.

Ahrz se sorprendi al descubrir que aquellos ruidos que no haba logrado identificar, provenan del final de su calle, la fortuna de vivir en un dcimo piso le permitia contemplar con relativa facilidad la escena, haba un gran grupo de gente corriendo calle arriba, como si algo les hubiera aterrorizado, pero lo ms llamativo, es que varios de ellos eran parte de la polica de la ciudad. Algo raro pasaba, y como sospechaba, obtuvo su respuesta rpidamente, cuando instantes despus, una persona alta, corra enrgicamente mientras empuaba una pistola de plasma. No daba crdito a lo que vea, en toda la ciudad estaba prohibida la entrada de armas y el uso de ellas entre civiles, algo pasaba, y al prestar ms atencin, se dio cuenta, de que la alarma de alerta civil llevaba ya un largo rato sonando, pero no apareca nadie, ejrcito, polica, absolutamente nadie, slo quel grupo de pobres desalmados que corran intentando evadir una muerte casi segura. Decidi que aquello no iba con l, y lo mejor que poda hacer era irse a su puesto de trabajo, antes de que quel luntico le viera y le hiciese una caebza nueva, y antes de que se retrasara y su jefe se encargase de hacer lo mismo. Baj al portal de su casa, que daba a otro callejn al otro extremo del edificio, y se subi en la nave de carga grande que en ocasiones pilotaba l mismo entre la mina y el almacn de cristal de la ciudad. Era su medio de transporte hasta all, la propia Antaria Crystals lo facilitaba, y aunque no era un lujo de velocidad, era cmodo y seguro. Lo encendi, subi lentamente en la atmsfera de la ciudad, hasta el nivel autorizado, y emprendi su viaje, junto a otros trabajadores de las minas, haciendo as lo que cada da, significaba el lento despertar de una metrpolis de ms de cuarenta millones de habitantes.

La mina de cristal no estaba demasiado alejada de su ciudad, a poco ms de 2200 kilmetros, apenas media hora de viaje, que transcurri sin ningn tipo de sorpresa, la fina capa de nieve congelada que rodeaba el exterior de la ciudad, aqu era mucho ms gruesa, lentamente, descendi hasta la entrada de la mina, pero algo le llam la atencin, todos sus compaeros estaban en la puerta de la misma, con aspecto muy triste, algunos sonrieron tmidamente al verle:-De modo que ests aqu, t por lo menos pareces haber sobrevivido. - dijo uno de ellos.-Sobrevivido?, de qu ests hablando? - Pregunt inquieto.-No lo has odo?, las noticias dicen que ha habido una fuerte explosin en la zona cntrica de la ciudad. Varios edificios se han desplomado, y parece que hay muchas bajas... ha sido horrible. Hommz no ha venido todava y... - las lgrimas embargaron sus ojos. - Vosotros dos sois los nicos que vivs en quella zona de la ciudad.Ahrz entr en shock, no eran solamente Hommz, y l, tambin toda la gente annima que viva all...-Qu ha dicho el Emperador?-Nada, - dijo otro. - simplemente estn investigando lo sucedido, y dirn algo cuando tengan ms noticias. Aunque varios testigos decan que haban visto 4 o 5 naves de batalla, volando por debajo de la altura de los sensores areos, atacaron varios edificios, y desaparecieron...-Pero si estamos en paz... - puntualiz Ahrz - cmo no han detectado las naves enemigas?-No eran enemigas, eran naves del imperio. - aadi de nuevo uno de los desconocidos.

En aquel momento, el silencio se rompi suavemente, era una nave de transporte, sin duda, Hommz se haba salvado, era un hombre joven, un cro realmente, de apenas 25 aos. En cuanto puso los pies sobre tierra, sus compaeros se abalanzaron sobre l hacindole todo tipo de preguntas ininteligibles.

Pero una fuerte explosin a varios kilmetros de ellos les dej mudos, se miraron confusos, y de repente, se hizo el silencio entre ellos.All, desafiante, a varios kilmetros de distancia, casi mirndoles de frente, flotaba en la atmsfera un Destructor Imperial, con todo el armamento desplegado. Ahrz se qued petrificado, era la primera vez que vea una nave de guerra tan de cerca, mir a sus compaeros, parecan tan asustados como l. De repente, la turbina de plasma de la nave comenz a rugir, estaba preparando un nuevo impacto. El grupo no se senta capaz de reaccionar, saban que si el objetivo era destruir la mina, no tendran salvacin. Y apenas terminar de pensar esto, un proyectil de plasma sali disparado desde la nave, pas rugiendo sobre sus cabezas, a mucha altura. El objetivo no era la mina, ni mucho menos ellos, Hommz sigui el camino del proyectil con su vista, hasta que desapareci entre las montaas al otro extremo, a casi 30 kilmetros de distancia, y sucedi una nueva explosin.

-Estn destruyendo nuestras defensas... - dijo Ahrz - pero, esa nave... no es de nuestro Imperio?-S..., pero tambin lo eran las naves que han atacado Antaria... -replic otro. - deberamos entrar en el edificio antes de que nos vean y decidan acabar con nosotros.-Ser mejor que entremos - dijo Hommz - ya he visto suficiente dolor por hoy, esperemos que esa nave desaparezca... - Y como si la nave atendiera a sus deseos, lentamente comenz a desplazarse al sur, mientras agregaba - Mirad... va a seguir con su rastro de destruccin.

El grupo entr en las instalaciones de la mina, aunque llamarlo mina era un eufemismo si se comparaban con las ancestrales minas de carbn y hierro del planeta Tierra, ya que stas eran edificios de casi 10 plantas, con una entrada al subsuelo, donde nicamente se enviaban a los robots a realizar la extraccin y stos eran los encargados de subir el material a la superficie, una vez all, su tarea era asegurar la perfeccin del cristal, que luego sera usado en infinidad de tareas, desde la construccin hasta la investigacin. Pero nadie tena en mente su trabajo:-Me pregunto qu diablos est haciendo el Emperador. Quin sabe si hay ms de esas naves destruyendo nuestras defensas.... -dijo Ahrz. -Sea lo que sea, no tiene buena pinta... Deberamos volver a la ciudad y ayudar en lo que sea posible, no creis? - aadi otro.-Quiz s, pero propongo que aguardemos a que mejoren las cosas, no me gustara ser una diana volante para quien quiera que sea el enemigo. Ya ha habido suficiente dolor como para aumentarlo... Y mientras sus compaeros hablaban, Ahrz cerr los ojos mientras frotaba suavemente sus manos para calentarlas, se haba salvado de lo sucedido en la ciudad por slo unos minutos al parecer, pero estaba confuso, no entenda porque el Emperador no haba ordenado ya que esas naves que estaban atacando a su propio planeta fueran interceptadas... El grupo se sobresaltaba de vez en cuando, al or nuevas explosiones, al parecer haban llegado ms naves para continuar la destruccin de defensas, pero ninguno se sinti con valor suficiente para salir a comprobarlo.

En Antaria reinaba un profundo caos, poca gente saba a ciencia cierta que era lo que haba sucedido. Algunos decan haber odo disparos en el centro de la ciudad, mientras que otros aseguraban haber visto las naves que poco despus atacaron varios edificios. Lo que no se saba fuera de la ciudad, es que esos edificios eran los almacenes de metal, cristal y deuterio del planeta, aparte de varios edificios muy importantes en los que mucha gente se reuna para divertirse y pasar un buen rato despus de las duras jornadas laborales. Pero adems haba edificios ocupados por viviendas, no quedaba ni rastro de ellos, salvo inmensos amasijos de metal y cristal, poda haber miles de muertos bajo esos escombros, pero cuntos exactamente, no se sabra hasta mucho tiempo despus. Khanam era un cientfico aventajado, considerado por muchos un sabio, trabaj a las rdenes del Imperio en su afanosa tarea por mejorar las comunicaciones entre todas las colonias del reino, adems de participar en la construccin de la base lunar en la Luna de Antaria IX, era un hombre brillante, cercano ya a los 65 aos, y que haba tenido una vida profesional sin duda repleta de xitos. Estaba preparndose para una expedicin, el Laboratorio de Investigacin le haba pedido que se desplazase hasta Ghadea, la colonia ms grande despus de Antaria IX, en la Galaxia de Spreal, vecina de Arhan. Una vez all, debera ayudar al equipo de investigacin en una importante mejora en la tecnologa de energa, que podra suponer un gran avance para el proyecto de la terraformacin de planetas. Era un hombre de aspecto fornido, pese a que pasaba la mayor parte del da encerrado en el laboratorio, con algunas canas que ya comenzaban a dejar entrever su cercana a la vejez, y de una estatura normal entre la poblacin, cercano al metro ochenta. Estaba desayunando cuando de repente oy a lo lejos el zumbido de varias naves, tuvo que sostener su vaso de caf, que temblaba como efecto de la vibracin del sonido, y no dud en asomarse a los amplios ventanales del piso 35 en el que viva.

Su rostro se ti de miedo, eran naves de batalla del imperio, y en su interior saba, que si estaban ah, no poda ser para algo bueno. De repente, una rfaga de disparos cay sobre la ciudad. Khanam ahog un grito de pavor, termin de beber su caf, cogi su abrigo, y sin dudarlo, sali del edificio, hacia su crucero. Era una nave de batalla que el haba modificado especialmente, para darle una apariencia de nave de carga ms grande de lo normal, sin ningn tipo de armamento, pero con un casco muy resistente. Y callejeando lleg tan rpido como pudo al lugar en el que crea haber visto los disparos. En su mente se sucedan imgenes dantescas, haba perdido a su esposa 30 aos atrs, producto de la depresin que sufri al saber que su hijo haba fallecido en aquella batalla. Ahora, el miedo era sobre su hija, Heisha, una preciosa joven de apenas 30 aos, que era lo ms preciado por Khanam, viva all, cerca, muy cerca de donde pareca haber sucedido todo. De repente, una explosin sacudi la nave de Khanam, iba a velocidad reducida, para recorrer las calles de manera rpida pero sin ser detectado por aquellas terribles naves. A su derecha, en otra zona cntrica de la ciudad, pudo ver dos naves de batalla atacando ms edificios. Era una pesadilla hecha realidad, durante milenios nadie en el universo haba atacado estructuras civiles, y ahora estaba sucediendo, all, en su preciado planeta, el da en el que deba partir a la idilca colonia de Ghadea, pero lo nico que le preocupaba, era su hija, sin ella su vida no tena sentido.

Minutos despus, Khanam comenz a ver restos de escombros, estaba a slo unas calles de donde su hija viva, su pesadilla se estaba haciendo realidad, aceler para atravesar la larga avenida, gir a la derecha, y ante l su peor sueo se hizo realidad. Baj de la nave, se aproxim lentamente, mientras las lgrimas comenzaban a empaar sus ojos y su espritu se desmoronaba...

El edificio en el que viva su hija Heisha, haba pasado a la historia... pero todava albergaba la esperanza... Khanam miraba alrededor, poco a poco comenzaba a llegar la gente, algunos curiosos, otros, como l, familiares que teman lo peor... pero ni rastro de ella. Ya era incapaz de ocultar su tristeza, pareca que interiormente haba comenzado a aceptar lo que pareca evidente, su pequea, como l la llamaba, haba fallecido. Sin embargo, todava hubo un pequeo soplo de esperanza, cuando vio como algunos de los supervivientes comenzaban a rondar cerca de los escombros, otros, haban sobrevivido al terrible impacto en el propio edificio. Estaba seguro de que eran una minora... pero hubo algo entre la multitud que ya se haba formado, que le llam la atencin, un pequeo grupo de nios, 3 4, que no deban llegar a los 10 aos, mirando desconsolados, llorando, y preguntando por su madre, sin recibir respuesta.

Khanam opt por acercarse a ellos, pese a todo, e intent consolarles:-Qu os pasa? - dijo con la voz cortada por las lgrimas.-Mami... estaba ah - dijo uno de ellos, sealando los escombros.-Y dnde estabais vosotros? -Aqu, ella se habia parado para hablar con una seora... vinieron unas naves y... - las lgrimas le impidieron seguir.-Una seora?, cmo era? - quiz todava quedaba tiempo para la esperanza, pens Khanam.-Tena el pelo largo, casi por la espalda, liso, pero creo que mami no la conocia.-Sabes de qu hablaban?-No, solo o algo de un planeta llamado Ghadea, muy lejos de aqu. Es a donde ha ido mami?

Entonces, el cientfico no pudo evitar ahogar las lgrimas, estaba claro, Heisha haba estado ah... pero entonces, tenan que aparecer, estaba seguro de ello. La madre de esos nios y su hija estaban vivas, tenan que estarlo, el ruido de las naves de batalla aproximndose tuvo que darles algn tiempo para reaccionar. Sin dudarlo, se levanto, despus de decir a los nios que le esperasen, y se acerc de nuevo a los escombros, donde ya estaban los grupos sanitarios trabajando, no pareca haber rastro de supervivientes... Volvi a darse la vuelta, pero los nios no estaban ah... corri entre la multitud, hacia las calles traseras, quiz se habian apartado del tumulto... y de repente...

All estaban todos, al girar a la izquierda, en un portal, los 4 nios, su madre, y de espaldas a l, su hija, Heisha. Estaba arrodillada con uno de los nios, las dos parecan estar bien, cuando Khanam estuvo suficientemente cerca, el nio con el que haba hablado le seal y dijo:-Ese es el seor que nos dijo que esperasemos.Todos se giraron, y su hija se quedo tremendamente sorprendida y contenta, al ver que su padre estaba all, corri a abrazarse con l, y sin darle tiempo a reaccionar, le pregunt:-Padre, qu haces aqu?.-O la explosin, estaba preocupado por ti, y no pude evitar venir...-Estoy bien... estaba con ella hablando -dijo mientras miraba a la madre de los nios- nos hemos salvado por los pelos, pero con el ruido de las naves, los nios se asustaron y salieron corriendo en una direccin, y nosotras salimos en otro, nos ocultamos bajo un portal, pero los escombros cayeron demasiado cerca y estuvimos all ocultas hasta hace un rato... pero por suerte ha pasado todo. Sabes que ha pasado?.-No, no tengo ni idea, slo se que eran naves del Imperio... -Qu est pasando padre?, crea que haca milenios desde la ltima vez que alguien atac estructuras civiles... Oh!, pero, y, tu viaje a Ghadea?, tenas que ir all. No vas a llegar a tiempo!-No te preocupes, no creo que el transporte haya salido todava, incluso dudo que salga hoy, yo he tenido suerte - dijo mientras la abrazaba efusivamente - pero otros...-Por primera vez, tengo miedo... cre que iba a quedarme all, que aquel edificio se desmoronara sobre m... Qu voy a hacer ahora, padre?, mi casa est destruida.-Me gustara que vinieras conmigo a Ghadea, no hay nada para ti en aquel planeta, lo s, pero parece que van a ser das muy duros para Antaria, y no me gustara que estuvieras en peligro de nuevo.-Est bien, ir contigo, siempre he querido ver las estrellas con mis propios ojos... pero, djame quedarme aqu un poco ms, quisiera ayudar a esta familia, se han quedado sin casa, y su marido... no ha vuelto todava.-De momento dejaremos que se queden en mi casa, de poco me sirve a mi si estoy en Ghadea, y parece que sern varios meses, ellos podrn buscar mientras tanto algo nuevo. Ve a decrselo, anda - le dijo a su hija mientras sonrea, y secaba sus lgrimas con los dedos, preso todava de una gran emocin.

Mientras tanto, en palacio, Alha estaba profundamente consternada, observaba a travs del balcn, la ciudad estaba sumida en un completo caos, saba que aquello era terrible. Recordaba las naves volando en una macabra danza mientras disparaban aleatoriamente sobre la ciudad... y luego... como desaparecieron de su campo visual, mientras se dirigan a la destruccin de las defensas planetarias de Antaria. Alguien quera acabar con el Imperio de su marido... pero quin?. Era demasiado pronto quiz para aventurarse en algo tan arriesgado. El emperador haba actuado con bastante rpidez, orden la salida de varios cazas ligeros, pero fueron destruidos en el acto varios kilmetros al este de la ciudad, su misin era contener a las naves mientras llegaban los destructores desplegados en la luna del planeta. Una vez dada la orden, simplemente bes a su mujer en la nuca, y sali corriendo, su ltima frase fue "el pueblo me necesita". Por primera vez, Alha haba visto como su esposo actuaba como un autntico emperador.-Mi seora, los medios de comunicacin siguen haciendo preguntas sobre porqu no ha compadecido el emperador todava. Y no tenemos reportes de los ciudadanos diciendo haberle visto.-No os preocupis, Hans est bien... Yo contestar ante la gente, despus de todo, soy la Emperatriz de Antaria - dijo con una lenta y suave voz. -Esto es indignante! - vocifer el mariscal. - Tenemos varias naves pululando por todo el planeta, destruyendo aqu y all, y a nuestro querido Emperador no se le ocurre mejor cosa que hacer que irse a ayudar al pueblo - dijo con voz burlona.-Tal vez os incomoda ver que mi marido no es tan incompetente como querais hacer creer? - interrog Alha. -Es un incompetente!, qu ha hecho?, lo de siempre, huir, ha huido del palacio para no compadecer ante la prensa, y militarmente simplemente ha pedido el retorno de los destructores desde la luna para poder destruir a los atacantes, mientras nosotros estamos aqu expuestos a un ataque por parte del enemigo. Es increble!.-Mi seora, tenemos una comunicacin desde la Base Lunar... dicen que ha llegado un reporte desde Ghadea.-Y qu dice?-Que la flota estacionada all... ha desaparecido...

-Hemos sido atacados? - pregunt Alha.-No, mi seora, la flota fue enviada a investigar el bloqueo de la red comercial, pero no ha vuelto a Ghadea.-Mi marido dijo que se envase a una pequea flota... y, ha desaparecido toda?-As es.-Entonces dejemos que se encargue el emperador de ello, hay algo en todo esto que me extraa... Quiero que os tomis el da libre, va a ser un da muy duro, y puede que vuestras familias os necesiten. - dijo Alha al chico con el que estaba dialogando sobre la prensa y la comunicacin de la base lunar.-Gracias, mi seora. - y sin ms ceremonia, se retir a comunicar la noticia a sus amigos y compaeros de trabajo.-No creo que merezcan vuestra gratitud, hoy es un da negro para el Imperio - dijo el mariscal mientras se aproximaba lentamente a la emperatriz.-Aquellos que no piensan en los dems, son quienes no merecen gratitud, me hablis de la incompetencia de mi marido, y ahora, miros, sis la expresin del tiempo pasado que jams volver. Os aferris a una grandeza que nunca existi, salvo en vuestra mente.-Me aferro al honor y la gloria de Antaria, emperatriz, deberais saberlo ya, me aferro al poder que todo gobernante debe tener sobre el pueblo, y sin embargo, observadlo, el emperador, mezclado entre los plebeyos, haciendo quin sabe el qu, mientras el poder de nuestro reino se ensombrece.-La gloria y el honor, no salvan vidas... - y diciendo esto, abandon el balcn desde el que todava poda observar el ajetreo de la ciudad. - Voy a ir a la ciudad, no hay ningn peligro en este palacio, y el pueblo necesita a sus gobernantes.-Los gobernantes muertos, no ayudan al pueblo - vocifer el mariscal para asegurarse de que Alha le escuchase.

Por primera vez, Alha dudaba de lo que estaba haciendo, siempre haba actuado con paso seguro, siempre siguiendo las estrictas lecciones de su padre, siempre desde la humildad, pero ahora... senta la necesidad de estar con el pueblo, de consolar a esas personas que no podan encontrar consuelo ni en la caricia de la ms poderosa de las personas. Y ella... slo senta la necesidad de estar all, entre la multitud, y de encontrar a su marido, para comunicarle lo que estaba sucediendo en Ghadea. Sin consultarlo a nadie, Alha abandon el palacio, accedi al bellsimo Jardn que rodea el palacio en la altura de la ciudad, donde en ocasiones los ms mayores pasaban sus ratos de ocio rememorando viejos tiempos. Lo atraves, enfundada en una toga blanca, que cubra su melena y haca por tanto que fuera ms complicado reconocerla. Paseaba con paso ligero, por las calles, con la mirada agachada para evitar ser reconocida, no muy lejos del Palacio estaba uno de los edificios que haban sido destruidos, se dirigi para all, cuanto ms cerca estaba, ms tangibles eran las muestras de dolor, pequeos grupos de gente lloraban desconsoladamente.

Al girar una esquina, una anciana, sentada sobre un pequeo saliente, sujet su mano, parecia muy nerviosa, y sus cabellos totalmente blancos, revelaban su avanzada edad. Alha se sobresalt, y la mir alarmada:-Cuando danzen en el cielo, sabris que llegarn... estn aqu, vienen, nada se salvar, y todo llegar a su fin. No hay salvacin para nadie aqu.-Qu intenta decirme?-La vida viene y va, y cuando yo me haya ido, algo en el cielo har que Antaria desaparezca con todos... pero... t no estars aqu.-Creo que usted necesita atencin mdica... Ha perdido a algn familiar?.De repente, la anciana la mir como si hubiera visto algo nuevo, y susurro:-Perder?, todos hemos perdido, todo ha acabado es que no lo ves?. Est escrito en el libro de los tiempos, y la hora de este planeta ha llegado. Y todos desapareceremos. Ser tan terrible que nadie podr esconderse.-Debo irme, lo lamento - Alha se alej tan rpido como pudo, mientras la anciana continuaba hablando sobre aquellas enigmticas palabras. No alcanzaba a comprender que trataba de decir, pero no hizo mucho caso, pareca que haba perdido a alguien importante, y en su locura intentaba expresarlo de esa manera. Pero algo la haba llamado la atencin... "Tu no estars aqu", acaso la haba reconocido?, esperaba que no, pues de repente, se senta terriblemente indefensa entre la multitud.

Sigui su camino hacia los edificios destruidos, y finalmente, llego a una espaciosa plaza, donde la mayora de edificios estaban total o parcialmente destruidos, y una gran masa de gente gritaba y se mova desesperada intentando encontrar a sus seres queridos. En aquel momento, el segundo sol se haba alzado ya sobre el horizonte, lo que indicaba que deban haber pasado unas tres horas desde el amanecer. Alha se aproxim lentamente a una mujer, de una edad muy parecida a la suya, lloraba desconsoladamente, mientras miraba inmvil a una masa de escombros. Se acerc a ella, acarici su hombro, y clidamente dijo:-Puedo ayudarte?La mujer se di la vuelta, y la mir sorprendida, pero a la vez se sinti reconfortada, probablemente era el primer atisbo de calma que encontraba su espritu despus de horas de sufrimiento. Sin decir nada, se abraz a la emperatriz y la apret con todas sus fuerzas. Ella se sinti sorprendida, pero a la vez halagada, era una sensacin nueva, aquella desconocida se senta protegida, y su expresin de desasosiego pareca quedar parcialmente calmado por su simple presencia. Adems, pareca evidente que no la habia reconocido... lentamente, con voz entrecortada, y todava partida por las lgrimas, dijo:-No, en realidad no puedes, mi marido... estaba ah, se qued rezagado, ibamos a ir a por nuestra nueva nave, y podramos irnos a Ghadea, a visitar a mis padres, hace aos que me mud a Antaria... Eramos tan felices, pero ahora... todo se ha ido. - Volvi a romper a llorar, y se abraz de nuevo a Alha. Ella hizo acopio de toda su sensibilidad para recibirla calidamente entre sus brazos e intentar consolarla.-l era lo ms importante para mi... odio al emperador, por qu no pudo protegernos?, por qu ha dejado que esto sucediera?.-El emperador no saba nada. Estoy segura de que hubiera hecho todo lo posible por evitarlo, pero esto nos ha sorprendido a todos... -No creo en el emperador, es tan desgraciado como lo fue su padre, siempre all, en ese fro palacio, como si su pueblo no le importara, y ahora est claro que era as, jams le hemos importado... Cunta gente ha podido morir hoy?, muchsima!, y seguro que el sigue all, pensando slo en que su familia est bien. - A Alha se le parti el corazn escuchndola, pero comprenda su dolor, y su necesidad de justificar una perdida tan irreparable.-Estabamos esperando a nuestro primer hijo - dijo mientrase se acariciaba el estmago. Y ahora, l, no podr verlo crecer... ojal nunca hubieramos venido aqu.-Entonces, jams le hubieras conocido - dijo la emperatriz.-Jams hubiera vivido este dolor.-Todo lo que nos es preciado... nos es arrebatado, a veces por la vida, otras veces... Pero tu marido te ha dejado un legado muy especial, debes ser fuerte, y cuidar a ese hijo que llegar.-Un nio que crecer sin su padre...-Vivir gracias a l, no lo crees?. Y a buen seguro tendr muchas cualidades que tena su padre. - mientras Alha hablaba, la mujer sonri timidamente.-Es cierto... l era minero, le encantaba la mina de metal, y hoy tenamos el da libre, queriamos ir a por nuestra nave y poder ver Ghadea de nuevo... pero... no me siento con fuerzas... - Volvi a abrazarse a ella cuando de nuevo el llanto la ahogaba...

De repente, la multitud se agit, cuando los restos de un edificio que se mantena en pie comenzaron a tambalearse, no muy lejos de donde la emperatriz se encontraba... Sin embargo, Alha supo reaccionar rpidamente, sali corriendo junto a aquella extraa desconocida, y a los pocos segundos de haber comenzado a andar, los primeros escombros se precipitaron contra la superficie, as sucesivamente, sin ceremonia previa, fue derrumbndose aquella mole de acero, cubriendo un amplio radio. Por primera vez, la emperatriz estaba realmente asustada, en cuanto vio lo que haba sucedido, tomo conciencia de que un slo segundo de retraso la hubiera hecho perder la vida. Y entendi las palabras del viejo mariscal, cuando deca "Los gobernantes muertos, no ayudan al pueblo". No pudo contener las lgrimas que asomaban en sus ojos, aquella sensacin, aquel fro glacial que la recorra era demasiado tangible como para intentar obviarlo. Por primera vez, crey entender algo mejor lo que senta su querido esposo cada vez que rememoraba aquella nefasta batalla en la que haba perdido a sus amigos. Sin decir nada, se miri junto a aquella desconocida, ambas rompieron a llorar, y se fundieron en un largo abrazo, mientras aquella desconocida susurraba una y otra vez su eterno agradecimiento.-Gracias, gracias, mil gracias, me has salvado de una muerte segura... no s cmo podr agradecrtelo.-No es necesario... de verdad. Tu misma te podras haber salvado... - dijo Alha.-Pero tu me cogiste de la mano al salir corriendo. Eso me hizo reaccionar... Puedo preguntarte tu nombre? - de repente la emperatriz se sinti en medio de una trampa mortal. Obviamente no haba previsto qu hacer en caso de que alguien llegara a ese extremo, pero tena claro, que despus del eterno agradecimiento que aquella desconocida la estaba mostrando, no poda pretender irse sin ms. Por suerte, saba que muy poca gente conoca su nombre y apellido, por lo que decidi arriesgarse diciendo nicamente su nombre de pila.-Me llamo... Alha.-Es un nombre precioso... - y acaricindose la barriga, dijo - si es nia, me gustara llamarla como t, espero que no te importe.-Oh!, al contrario, me halagara tremendamente. - Y realmente lo deca porque as lo senta, era consciente de que como emperatriz sera admirada por muchos, pero aquella mujer hablaba desde su corazn, era un gesto noble sin ninguna oscura intencin detrs.-Pero ahora lo nico que me preocupa es pensar en donde voy a vivir... esta era mi casa, y era todo lo que tena junto a mi marido... mis padres murieron aos atrs... no tengo a dnde ir...-"Pues ahora si que tenemos un serio problema..." -pens Alha, dndose cuenta, de que de repente, se haba convertido en todo lo que aquella desconocida tena... - "me pregunto donde est mi marido..."

Horas antes de que Alha se plantease esa pregunta, Hans se haba enfrentado a un importantsimo reto a nivel personal, y todava no saba muy bien el porqu... Justo despus de besar a su esposa, sali corriendo del Palacio, realmente senta la necesidad de ayudar a su pueblo, pero no saba donde podra ser til. Sin embargo, algo le dict en su conciencia, que el mejor lugar sera la Base Lunar, desde all podra trabajar in situ sobre el Sensor Phalanx y coordinar el Hangar de la Luna y el del planeta para lanzar una ofensiva si fuera necesaria. Pero eso, le obligaba a vencer a su peor pesadilla. Aquel fro astro, era la culminacin de sus peores pesadillas desde haca 30 aos, literalmente, estaba forjado sobre los restos de algunos de sus seres queridos, y de muchos amigos o conocidos. Nunca se haba atrevido a poner un pie sobre aquella Luna, siempre pensando en evitar aquel fatdico momento, y limitndose a seguir desde Antaria el desarrollo de todas las tecnologas que tenan lugar all arriba, principalmente, el Sensor Phalanx, patentado por ellos mismos, y un, todava demasiado prematuro, diseo de puerta galctica, que permitira, con algo de suerte, el realizar saltos en el espacio a grandes distancias. Y la intencin de sus cientficos, era algo que realmente le alegraba, pues dichas puertas, de llegar a ser funcionales, no seran usadas nicamente con fines militares, sino tambin con fines civiles, para permitir as a sus habitantes comunicarse con el resto del Imperio, o por lo menos, con los otros 3 planetas que posean satlites (todas ellas artificiales), y que debera ayudar a minimizar el tiempo de viaje de forma dramtica. Pero todos estos pensamientos, quedaron apartados de su mente, cuando, a medio camino entre dubitativo y envalentonado, puso sus pies sobre una de las naves pequeas de carga de las que dispona, y que le hara pasar por uno ms de los pilotos encargados de transportar recursos entre la luna y el planeta, pudiendo as pasar desapercibido durante el breve trayecto.

Al abandonar la atmsfera de Antaria, Hans sinti un escalofro, no era la primera vez que sala de su planeta, obviamente, pero si era la primera con destino a aquel fro complejo espacial. El trayecto transcurri sin novedades reseables, y en apenas 5 minutos se encontraba prcticamente en las puertas de la Base Lunar, se qued maravillado, cuando, al bajar de su nave, pudo ver que, pese a la naturaleza yerma y muerta de aquel astro, el interior del complejo rezumaba vida, gracias a la cpula artificial, que sobre su cabeza, cerraba aquel edificio, aislndolo de las duras condiciones exteriores. La gravedad, la atmsfera y la temperatura, eran las ideales de un planeta habitable, incluso, tena que reconocer que la temperatura era mucho ms agradable que la del fro invierno que estaban atravesando en la superficie de Antaria. Finalmente, el emperador se dirigi a las puertas del complejo de sensores, primera puerta de la Base. All le aguardaba un vigilante, encargado de la seguridad de la estructura, y que no sala de su asombro al ver que era el propio emperador en persona, sin aviso previo, el que ahora se acercaba con paso firme hacia l.-Emperador... - susurr. - es una... sorpresa... verle aqu. Y todo un honor... pero, si me lo permite, debo seguir el protocolo, puedo preguntar el motivo de su visita?-Adelante, he venido para coordinar los movimientos de defensa contra el atacante.-El atacante, seor? - contest sorprendido el guardia.-S, quiz aqu an no sepis nada, lo cual sera lgico, ya que el sensor est destinado a controlar los movimientos en el espacio, y no en nuestro propio planeta, pero una pequea flota de nuestro propio Imperio ha atacado varios edificios en la ciudad, y quiero ocuparme de la situacin personalmente, parece que puede ser algo muy grave.-Lo... lo entiendo, seor, pero... ha habido vctimas?, tengo familiares en la capital, y mis padres... no deseara que les pasase nada malo.-No temas - dijo mientras pona su mano sobre el hombro de aquel chico - tienes mi permiso para bajar al planeta y visitar a tus familiares, si hubiera pasado algo malo, pide a tu superior que me informe de ello. Yo me hago cargo.-Mu... muchsimas gracias, seor. No olvidar este favor que me ha hecho. - Pero eso Hans ya no lo oy, pues sus pasos le dirigan ya al interior del complejo. Una vez dentro, pudo ver a tres o cuatro cientficos, completamente desconocidos para l, pero que evidentemente si conocan a su Jefe de Estado. -Emperador?, disculpe nuestra torpeza - dijo el investigador ms joven, mientras se aproximaba a Hans - pero, desconocamos que viniera a vernos y... no tenamos previsto nada.-No te preocupes, yo tampoco tena previsto venir. Pero voy a necesitar vuestra ayuda con el Sensor Phalanx, y coordinar las acciones de defensa sobre nuestro planeta. Estis al tanto de lo ocurrido?-Algo ha llegado a nuestros odos seor, pero nada concreto, simplemente que la flota de Ghadea haba desaparecido..., aunque las mediciones del Sensor nos hacen dudar.

-La flota de Ghadea? Pero yo hablo de Antaria... - dijo Hans-Cmo dice, seor?, No est al tanto de lo que ha sucedido en Ghadea? - interrog el joven investigador. - De repente, miles de pensamientos y terribles pesadillas invadieron la cabeza de Hans, aquello era la pesadilla hecha realidad, lo que ms se haba afanado en apartar de su mente, se reproduca ahora con una crueldad inusitada... Su Imperio, era frgil, senta cmo comenzaba a tambalearse entre sus propias manos sin ni siquiera saber el por qu... Su dolorido corazn volva a repetir en su mente las escenas de sufrimiento que padeci 30 aos atrs, y que, era consciente, ahora estaban viviendo otras personas, pero no slo en su querida Antaria, si no tambin en la prspera y preciosa colonia de Ghadea, considerada por muchos la ciudad ms grande y prspera despus de la capital.-Qu es lo que ha sucedido? - Hans midi perfectamente cada palabra, la pregunta fue realizada casi con miedo, puesto que saba perfectamente que la respuesta no sera ningn motivo de alegra.-La flota estacionada en Ghadea, seor, fue enviada a investigar el bloqueo de la red comercial, como sabr, pero sin ms, desapareci de nuestros sistemas cuando repetimos el escaneo de aquella seccin una hora despus. Podramos pensar que se debi a la presencia de algn campo de asteroides aunque nos resultaba bastante extrao. Hemos seguido realizando escaneos peridicos de la galaxia durante toda la noche, y las seales son normales, el Sensor Phalanx de la luna de Jaoss tampoco ha encontrado actividad fuera de lo normal, ni ninguna flota que se pudiera identificar como perteneciente al Imperio...-Me ests diciendo, que una flota de miles de naves, fue enviada a investigar un bloqueo, y que esa flota... ha desaparecido?-S, seor, eso tememos...-Puedo entender que desaparezca una nave, puedo entender que desaparezcan cien naves, doscientas, incluso puedo entender, que despus de 30 aos, los Tarshtanos vengan aqu, destrocen todo el Imperio y reciclen hasta los cimientos de nuestras minas, pero no puedo entender - Hans enfatizaba con mucha fuerza sus palabras - cmo es posible que una flota de miles de naves, desaparezca, y que mucho menos, sea enviada a investigar un simple bloqueo comercial.-Seor...-Djalo, sea lo que sea, no quiero orlo! - contest iracundo. - Ahora centrmonos en Antaria, Ghadea tendr que esperar un poco ms. Y ahora me vais a escuchar vosotros a m. Esta maana, alguien ha robado unas cuantas naves de nuestro hangar en Antaria, y ha comenzado a atacar algunos edificios civiles, en vista de que algo se est cociendo all abajo, que no es normal, necesito que escaneis el planeta con el Sensor, yo tomar el control de la fabricacin de este Hangar para preparar una contraofensiva, proque, sea quien sea, ha decidido comenzar a destruir nuestros sistemas de defensa, y un Imperio como el nuestro, no se lo puede permitir. Entendido?-Con el debido respeto... - interrumpi el que probablemente era el ms anciano de los investigadores, un hombre cuyo escaso pelo, totalmente blanco, denotaba su ya avanzada edad, mientras que unos ojos negros, profundos como un pozo sin fondo, mostraban una paciencia y una sapiencia fuera de lo comn - seor, el Sensor Phalanx no puede realizar escaneos sobre la superficie del propio planeta. La distancia es demasiado corta, y por tanto la longitud de onda hace que sta rebote y escape de nuestro radio de alcance antes de que pueda ser procesada. Pero no slo eso... nos exponemos abiertamente a que otros planetas, con Sensores menos potentes, incapaces de escanear la superficie de Antaria, puedan recibir la seal rebotada y encontrar informacin que les pueda resultar til de algn modo. Me parece... demasiado arriesgado. Quiz usted no lo sepa, pero serv a su padre mucho tiempo atrs, y he participado en la construccin de este juguete - dijo mientras tocaba la fra superficie metlica de uno de los sensores que formaban parte de la red - y le puedo asegurar que podemos ver el ms minimo movimiento a cientos de galaxias, pero usarlo sobre el propio planeta, slo podra causar ms problemas.-En ese caso... ahora tendris una oportunidad de oro para demostrarme que os merecis vuestro sueldo. Necesito una solucin que nos permita detectar donde diablos estn esas naves, y neutralizarlas antes de que sigan destruyendo nuestras defensas. Tenis... - dijo mirando su reloj, uno de los dispositivos que, aunque milenarios, haban seguido resultando tiles a la Humanidad y apenas haban modificado su diseo con respecto a los modelos ms antiguos - exactamente, tenis, dos horas. - y diciendo esto, Hans abandon la estancia. En su cabeza seguan reproducindose las escenas de aquella terrible batalla, concretamente, las escenas de dolor. All dentro haba mantenido una fraldad y una dureza impropia de su estado anmico, era consciente de que tena que infundir respeto y seguridad a su pueblo, pero, al girar entre los pasillos de la base lunar, con destino al Hangar, no pudo contener ms sus lgrimas, y apoyndose en una pared, llor, llor durante 20 largos minutos, como un nio desconsolado al que ni el mayor regalo existente puede calmarle. No le deseba a nadie lo que el haba pasado tiempo atrs, y ahora sin embargo, vea que no slo no haba podido evitarlo, aunque fuera en una escala ms reducida, sino que adems, la solucin, todava tardara como mnimo un par de horas en estar operativa. Ahora ms que nunca, senta la necesidad de estar junto a su mujer, Alha era sin duda su mayor ayuda a nivel espiritual, se pregunt que pensara de l si le viera en esa situacin. Sin duda, el hecho de encontrarse en aquel astro de nefasto recuerdo, y que la causa fuese en cierta parte similar a la que provoc aquello, hizo que todo lo que llevaba almacenado dentro, literalmente, explotase en un mar de lgrimas.

Una vez ms calmado, Hans se enjuag las lgrimas con los dedos de las manos como buenamente pudo. Era consciente de que a nadie pasara inadvertido, pero, con paso firme, continu su paseo por las instalaciones hasta llegar finalmente al Hangar. Tena que reconocer que la monotona de las instalaciones modernas, que se realizaban siempre con los mismos planos, le facilitaban en gran medida el desplazamiento por aquel hangar, literalmente inactivo, ya que apenas se estaban construyendo un par de naves de batalla.-Emperador? - se acerc un individuo de aproximadamente la edad de Hans , de tez oscura, pese al largo camino biolgico que la Humanidad haba recorrido, todava se preservaban con bastante fidelidad las antiguas "razas", aquel hombre, de complexin y estatura muy similares a la de Hans, vesta el tpico uniforme de las fuerzas militares - Permtame presentarme, soy el Coronel Magdrot, es un honor para nosotros verle por aqu. Puedo preguntarle a qu se debe su visita? - Hans estrech la mano de quel hombre, que, en principio, pareca no haber reparado en las todava notables marcas de sus recientes lgrimas.-Resumiendo, y para no alargar mucho ms la solucin, puedo decirte que se debe a que Antaria est siendo atacada en estos momentos.-Seor, no hemos sido notificados de que haya alguna fuerza invasora en camino. - dijo el coronel, que de repente estaba visiblemente nervioso.-No, clmate, no ha sido un ataque externo, alguien ha decidido sabotearnos unas cuantas naves y comenzar a atacar, pero lo ms duro, es que han atacado varios edificios de la propia ciudad.-Hay bajas, seor?-No s exactamente cuantas, pero s, tenemos bajas civiles, desde luego... - dijo con voz apesadumbrada.-Me siento afortunado... mi familia vive principalmente en Jaoss, y algunos parientes algo lejanos en Cigle... ninguno en la capital. Qu podemos hacer para ayudar, seor?, ahora mismo slo disponemos de unas pocas naves de batalla concluidas y tres o cuatro destructores. -De momento, lo nico que podis hacer, es aumentar la produccin de naves, ya he hablado con los cientficos, podis coger los recursos que necesitis de la lnea comercial que nos comunica con el planeta, aumenta la produccin de nanobots para las capas orgnicas de las naves, pon a trabajar a todo el personal que tengas disponible, lo que sea, pero necesito que en un plazo mximo de tres horas tengamos un pequeo contingente para hacer frente al enemigo.-A la orden, seor. - En realidad Magdrot pensaba que era una locura, era imposible hacer una pequea flota de naves en slo 3 horas, pero su frrea disciplina militar le impeda contradecir las rdenes de su emperador, por lo que, sin mayores ceremonias, y despus de excusarse ante Hans, volvi al interior del Hangar para poner a trabajar a todos los soldados que estaban en tareas distintas a la construccin de naves.

Entonces, Hans pens que era un buen momento para revisar de qu flota dispona realmente en las colonias cercanas a Antaria, para reagrupar a la armada en caso de que fuera necesario hacer frente a un ataque externo. Por primera vez, se dio cuenta de que su peor error, haba sido el dejar una flota que si bien era suficiente para defender Antaria de pequeos ataques, no era suficiente para enfrentarse a un sabotaje de estas caractersticas... Inmerso en estos pensamientos, lleg de nuevo a la sala de sensores del complejo, donde le recibi de nuevo el investigador ms joven con cara de incgnita:-Ocurre algo? - pregunt Hans.-Seor, nos ha llegado una comunicacin del planeta, dice que la Emperatriz ha abandonado el palacio despus de dar el da libre a los empleados, para que pudieran visitar a sus familiares, se ha ido sin ningn tipo de escolta.

-Que Alha se ha ido a la ciudad sola?! - grit Hans. En su cabeza se agolparon de repente miles de pensamientos, no alcanzaba a entender qu motivo poda haber llevado a su esposa a abandonar el palacio de aquella manera. Y mucho menos por qu haba decidido dar el da libre a los empleados. Aunque sin duda, l mejor que nadie, saba que si por algo destacaba Alha, era por el humanismo que la caracterizaba.-S, seor - dijo de nuevo aquel joven, interrumpiendo los pensamientos del emperador. -Tengo que bajar a la ciudad, debo encontrarla, slo me faltara perderla a ella tambin... - y mientras deca esto, mir el reloj, le quedaba tiempo todava para volver a Antaria, pero saba tambin que por otro lado, se poda exponer a sufrir las iras del pueblo, y en vez de un problema, debera enfrentarse a dos... El desasosiego comenz a invadirle, al darse cuenta de que aquella situacin le pona en una fea entrecrucijada... poda quedarse all arriba mientras ordenaba a alguien buscar a su esposa, o poda bajar y exponerse a ser atacado por los ciudadanos ms enfadados...-Creo... si me permite la osada, que debera meditar sobre ello, seor... tal vez no sea el mejor momento para pasear por la ciudad...-Estaba pensando sobre ello ahora... - y se sumi en un pesado silencio mientras aquel chico le observaba... - vuelve al trabajo, ver que hacer al respecto.

Hans comenz a deshacer el camino hecho desde el Hangar, haba tomado una decisin, si bajaba al planeta se expona a ser atacado por los ciudadanos, pero afortunadamente, nadie conoca a Magdrot, aquel tipo se pasaba la mayor parte del tiempo en la luna, orbitando alrededor del planeta... por lo que, si alguien de su confianza se poda adentrar en la ciudad sin ser identificado, sin duda, era l. No le conoca demasiado, pero no tena muchas ms alternativas en realidad, y el tiempo apremiaba si quera detener el ataque que estaba teniendo lugar en su querido hogar. No transcurri mucho tiempo hasta que alcanz de nuevo las instalaciones en las que haba estado anteriormente, de nuevo, como si la escena se repitiera, le recibi el coronel con cara sorprendida:-Seor? - le pregunto con sorpresa-Debo pedirte algo, y es importante que lo cumplas con la mxima delicadeza posible - dijo Hans, con un tono suave, estaba ms calmado, y pretenda ser amistoso, aunque en su cabeza seguan bullendo imgenes de los peligros que podan acechar a Alha entre las calles de la ciudad en una situacin como aquella.-A sus rdenes... -Necesito que vayas al planeta y busques a la emperatriz, desconozco donde est, pero algo me dice que no te ser fcil encontrarla, mi mujer no es tonta y probablemente habr tomado las medidas posibles para permanecer oculta, o para que sea difcil encontrarla.-Puedo llevar a algunos de mis hombres conmigo si lo desea, seor. - entonces Hans levant la vista por encima del coronel, revisando el interior de las instalaciones, donde segua el ajetreado proceso de fabricacon que haca muy poco l mismo habia ordenado. Se dio cuenta de que haba 2 o 3 chicos que no parecan estar al mismo ritmo de trabajo que los dems, por lo que, volviendo la vista a Magdrot, le contest:-Puedes llevar a esos dos de tus hombres, esta misin no debera entraar peligro, quiero que descendis en alguno de los transportes de la va comercial, as ser fcil entrar en el planeta sin ser detectado... Y... - de repente algo llam la atencin a Hans, y se algo eran sus propias palabras... cmo era posible que alguien que buscaba atacar Antaria, no hubiese destruido el flujo de trfico entre las vas comerciales que comunicaban el planeta con su satlite y con el resto de colonias?. -Y...? - pregunt curioso el coronel -No, nada - dijo Hans - simplemente que esa va no ha sido atacada en toda la maana, y dudo que vaya a serlo, parece que el objetivo no es romper nuestra circulacin comercial...-Entendido, seor - dijo Magdrot, al tiempo que se cuadraba ante su emperador. Era un gesto milenario, smbolo de respeto en la escala militar, que haba perdurado desde el ya mtico planeta Tierra, tan mtico que nadie conocia a ciencia cierta su ubicacin... - eh, vosotros, tenis trabajo, seguidme! - y con esa seca voz, el coronel y los dos muchachos en los que Hans haba depositado casi sin quererlo toda su confianza, se perdieron por el fondo del pasillo que comunicaba las distintas partes de la base lunar...

Khanam estaba bastante ms aliviado, todava recordaba los nervios que haba sentido mientras buscaba a su querida Heisha, al tiempo que se senta tremendamente orgulloso de ella, por la preocupacin que mostraba por aquella familia, cuya madre segua ansiosa esperando la vuelta de su esposo... Pero su mente ya estaba comenzando a viajar, tena que realizar un largo camino todava hasta llegar a Ghadea, y sin duda el paso previo, era ir al laboratorio, all no podan hacer mucho ya, el tumulto de gente era demasiado grande como para intentar ayudar a los heridos que todava quedaban bajo los numerosos escombros, tena que pensar tambin en cmo justificar la presencia de su hija en aquella expedicin, y por supuesto, acompaar a aquella familia a su hogar, algo le deca que poda confiar en aquella mujer y aquellos nios, quiz era un agradecimiento inconsciente por haber ayudado de una forma u otra a que su hija permaneciera con vida... Se acerc de nuevo a su hija, que estaba con uno de los nios:-Hija... deberiamos alejarnos de aqu, no creo que sea un buen lugar, ni para ellos ni para nosotros - dijo, mientras observaba a su alrededor y vea que la cantidad de gente all no pareca disminuir-Tal vez tengas razn, padre, pero, cmo desplazarnos?, tu nave es demasiado pequea como para que todos podamos irnos en un slo viaje...-Lo s... tendr que hacer varios viajes entre mi casa y aqu, deberamos buscar un lugar donde poder esperar mientras yo hago el recorrido de ida y vuelta... -Deberamos esperar lejos de aqu... -No, no, creo que ste ser un buen lugar, hay mucha gente, si alguien tiene malas intenciones, no se atrever a actuar aqu, delante de todos, sin embargo si buscsemos un lugar ms escondido podramos exponernos a que alguien os atacase... -Est bien... cmo lo haremos?-Primero te llevar a t y a dos de los chiquillos, y luego a su madre y los otros dos...-No, padre, no puedo permitirlo, y no creo que su madre quisiera separarse de sus hijos antes que yo... que vaya ella primero.-No, hija, te digo que...

De repente, alguien entre la multitud alz las manos al cielo...-Mirad! - dijo con voz ahogada... Khanam gir sobre si mismo, al tiempo que un leve zumbido comenzaba a levantarse en el ambiente... Al mismo tiempo, la multitud comenz a dispersarse, la gente corra nerviosamente, en todas direcciones, muchos tropezaban unos con otros, con las consiguientes cadas y problemas para todos... El viejo cientfico reaccion rpidamente...-Heisha, por aqu!, vamos, vamos, vamos... - dijo mientras coga a dos de los nios con sus manos y comenzaban a correr, en ese momento, la madre de los chiquillos, que se haba mantenido al margen, cruz una mirada de angustia con l, se miraron todos de nuevo, mientras la multitud corra desesperada y en todas direcciones, mezclando gritos de angustia, con lamentos... algunos sin embargo, parecan resignarse y se quedaban inmviles en su posicin... Y sin decir nada, Heisha y los dems, comenzaron a correr calle arriba, hacia la nave de Khanam, mientras quel diablico zumbido segua aumentando...

En el cielo, se podan ver claramente varias naves de batalla surcndolo, entrando en la ciudad... de nuevo. Un fro glacial recorri a Khanam de arriba a abajo al verlas all otra vez, los espectros de la muerte, que silenciosamente, unas horas antes, haban sesgado, quin sabe cuntas, vidas en la ciudad de Antaria. Pero lo que ms desasosegaba al viejo cientfico, era ver aquellas personas que se haban quedado quietas, inmviles en el mismo lugar donde haban permanecido, resginndose, y renunciando a toda esperanza... Quiz, probablemente, las prdidas que haban sufrido ese da eran irrecuperables, y ya nada les impulsaba a luchar por su vida... para Heisha sin embargo, fue todava peor, ver aquello de nuevo, casi la hizo chillar de locura, saba todo lo que haba pasado, y ver aquellas naves acercndose de nuevo la tenan totalmente aterrorizada, lo nico que deseaba era salir de all lo ms rpido posible...

En el palacio, el viejo mariscal observaba la escena desde el balcn de mrmol, poda ver gente corriendo en todas direcciones, pero nada en su demacrado rostro denotaba que aquel anciano pudiese sentir miedo o piedad por la gente que trataba, quiz inutilmente, de proteger sus vidas. Algo haba en aquella mente, que le mantena demasiado ocupado como para prestar atencin a unas naves que tan slo unos instantes antes haban tenido oportunidad de destruir el palacio, y no haban hecho ni el ms mnimo gesto de atacar. Fuese lo que fuese, ese pequeo batalln no buscaba acabar con los gobernantes de Antaria, buscaban causar un dao mayor, pero menos directo... Y encima estaba la flota desaparecida de Ghadea, Alha no le haba dado importancia a ese detalle y lo haba dejado para el incompetente Emperador, cuando su vieja conciencia, le dictaba que se estaba gestando algo importante, muy importante, que durante milenios la Humanidad jams haba vivido, y por desgracia, Antaria, sera triste protagonista de ello... el anciano observaba el lento danzar de las naves, alejndose cada vez ms, alcanzando el borde de la ciudad, y sin embargo sin haber disparado ni una sola vez... tal vez buscaban algo, o sencillamente, su objetivo, esta vez, no era la ciudad. Pero incluso en la fra corteza del viejo, no alcanzaba a entender los motivos que podan impulsar a la ms oscura de las mentes a atacar a los civiles, a gente que simplemente intentaba ganarse su vida, como buenamente poda, y a infringir una regla que durante milenios nadie haba osado quebrantar, ni siquiera en las batallas ms crueles.

Por supuesto, la gente segua llorando a sus muertos, perdidos en las batallas, cada vez menos frecuentes para el pacfico imperio de Ilstram, que desde la llegada de Hans, sobre todo, basaba su potencial en la investigacin y el comercio. Aunque, obviamente, tenan un gran potencial blico, fruto de los esfuerzos de su querido padre, que haba tenido que hacer frente al Imperio Tarshtano en los infames das de la Batalla de Antaria. Y, de repente, como una llamarada, algo acudi a la mente del viejo mariscal...-Debemos atacar al Imperio Tarshtano... seguro que estn detrs de esto, pero... ese intil, jams emprender una accin blica... Hm... - y con un pesado paso, comenz a abandonar el balcn de mrmol y el espectacular pasaje que siempre se poda ver desde all, teido ahora por el miedo y el olor a muerte que flotaba en el ambiente...

Pero muy lejos de Antaria, y de todas las cosas relacionadas con el Imperio de Ilstram, alguien saba ya lo que estaba sucediendo all, y no por ello pensaba prestar su ayuda... Antaria IX, y por ende todo el imperio, no gozaba de un gran mestizaje de especies, y la gran mayora de la poblacin era humana, salvo algunas colonias menores donde se podan contar pequeas colonias, casi segregadas, de narzhams, olverianos, y, la que probablemente, era la especie ms numerosa despus de la Humanidad, los Arzust. Y es que, haba que remontarse muchos milenios atrs, para recordar el primer contacto de la raza humana, con una forma inteligente de vida distinta a ellos mismos, se trataba de los legorianos, los habitantes de quel planeta recndito al que unos pocos desesperados consiguieron llegar, y que derrumb la teora de que el Hombre era el nico ser inteligente en todo el Universo. No slo eso, sino, que a medida que comenzaba la colonizacin del Nuevo Mundo, el conocimiento de nuevas razas inteligentes iba en aumento, se podan contar por cientos, algunas, haban alcanzado grandes poblaciones, como los mencionados arzust, otras, sin embargo, se poda decir que existan simplemente a nivel planetario, e incluso a escalas menores. En Darnae, la capital del Imperio Tarshtano, un pequeo grupo de narzhams y olverianos era conocedor ya de los horrores que estaban sufriendo en Antaria... su poderoso Sensor Phalanx haba detectado los movimientos de las naves sobre la superficie del planeta, pero no pensaban ayudar a quien aos atrs, les haba acusado de haberles atacado de una forma brutal y cruel...

Los narzhams eran seres de altura similar a la de los humanos, pero su forma era completamente distinta a la de estos, eran la evolucin, quiz ilgica, de los primitivos simios, que la humanidad haba conocido en su planeta Tierra. Vestan principalmente con ropas de humano, se sentan cmodos compartiendo ese tipo de vestimentas, y contribua a mantener la integracin de especies tan importante que haba en todo el universo, eran grandes pilotos de batalla, pero los cientficos, no tan brillantes, en ocasiones haban ordenado el sabotaje a otros planetas para poder alcanzar tecnologas que ellos eran incapaces de discernir por s mismos..., junto a los olverianos, eran la gran esencia de la poblacin de Darnae, a stos, les caracterizaba una altura superior, ms del doble de la de un humano medio, y una longevidad fuera de lo comn, podan vivir cientos de aos, morfolgicamente, eran de tez azulada, ojos negros, muy llamativos, en una cabeza totalmente carente de pelo, grandes manos, y complexin bastante fuerte comparada con la del Hombre, parecan autnticos gigantes, dotados de una sabidura y calma probablemente conferida por sus largos aos de vida, pero que no dudaban en participar en batallas junto a sus hermanos narzhams si era necesario...-Antaria est comenzando sus das ms oscuros... - dijo Gruschal, el Emperador Tarshtano, un anciano narzham, gran conocedor de las galaxias circundantes - y cuando ms negro sea su futuro... buscarn ayuda, pero no estaremos all para drsela...-Ellos nunca nos la dieron, emperador. - replic uno de sus sbditos.-Se sabe algo del bloqueo?-Nada por el momento, pero parece que todo ha ido viento en popa...-Fantstico - dijo de nuevo Gruschal - es el momento de comenzar a demostrar la fuerza de nuestro imperio, las batallas que tenamos en camino estn terminando, y ahora parece que nuestros vecinos no van a pasar por su mejor momento... Quiz, ahora s, sea la hora de atacarles, y poder facilitar a nuestros cientficos el asalto de sus investigaciones...-Y a dnde sugiere que ataquemos, emperador?-Si atacsemos en Antaria no conseguiramos nada, sera demasiado evidente, despus de lo que les est pasando hoy, y realmente lo lamento por sus ciudadanos, pero no