stephani hecht - serie cambiaformas perdidos 12 - la locura de ranger
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Exiliado desde la niñez de su manada y odiado por su familia, el cambiaformas lobo, Ranger, se prometió que siempre protegería a todos los que compartieran su misma angustia. Y cumplió su promesa, primero acogiendo a cambiaformas callejeros, y más tarde convirtiéndose en un soldado de la coalición felina. Así que, cuando se encuentra con un extraño cambiaformas águila que acecha a uno de sus amigos, su naturaleza protectora se disparó. Sobre todo porque el águila se encontraba en compañía de dos Cuervos, los mayores enemigos de todos los cambiaformas.
El cambiaformas águila, Xavier, perdió todo lo que quería, cuando la tragedia golpeó a su familia años atrás. Acogido y criado en un aislamiento extremo por una familia de Cuervos, siempre sintió como si un pedazo de sí mismo hubiera desaparecido. Cuando descubre que su hermano gemelo está vivo y vive con cambiaformas felinos, Xavier no puede resistir la curiosidad.
Aunque Xavier y Ranger luchan contra la desconfianza mutua, a su vez también se sienten cada vez más atraídos el uno por el otro. En un mundo que no siempre es blanco y negro, ¿podrán ir más allá de los prejuicios y tabúes, o su amor se perderá y se odiarán?
El vándalo estaba fuera, en actitud acosadora, una vez
más.
Ranger se agachó detrás de un árbol mientras observaba a
la pequeña figura agazapada sigilosamente detrás de la casa.
Guiándose por su constitución, el desconocido era un varón.
También era dolorosamente obvio que no tenía ningún
entrenamiento militar ni sentido callejero. En lugar de
deslizarse clandestinamente hacia otro escondite, lo hizo
pesadamente, como si fuera un niño al que habían dejado suelto
en una tienda de porcelana. El intruso, incluso tropezó y
trastabilló en un momento dado con las raíces de una planta,
por lo que soltó un gruñido.
Eso tenía a Ranger intrigado, porque no creía que fuera un
simple humano que se hubiera convertido en Peeping Tom1.
Estaba bastante seguro de que el misterioso acechador era un
cambiaformas. Simplemente no sabía de qué raza era, lo que
irritó jodidamente a su lobo poniéndolo de mal humor.
Todo lo que Ranger sabía a ciencia cierta, era que el
extraño tenía un interés malsano en Riley, ya que pasaba a
visitar con frecuencia la casa de campo.
Dado que Riley era un buen amigo, Ranger decidió entrar
en acción. No iba a quedarse de brazos cruzados y dejar que ese
pervertido lo vigilara. No, Ranger averiguaría quién era el idiota
y eliminaría la amenaza antes de que le hiciera daño a Riley.
Después de todo lo que Riley había pasado, se merecía tener un
futuro seguro y feliz.
1 Tom el mirón, un personaje de la leyenda de Lady Godiva que no pudo resistir la tentación de mirar a
la mujer por un agujero.
Ranger se inclinó ligeramente hacia arriba, esperando que
su mejorado sentido de cambiaformas lobo distinguiera el olor
del acosador. Cuando lo único que detectó fueron los árboles y
los caballos cercanos, la decepción lo abofeteó.
Maldita sea, por lo general era mejor que esto. Aunque
todavía se podía considerar joven y uno de los pocos lobos que
vivían en la coalición felina, sus habilidades nunca lo habían
defraudado. No saber cómo lograba ocultar su olor un vándalo
que apenas sabía ocultarse adecuadamente, lo dejó perplejo y
molesto como el infierno.
Con la esperanza de obtener al menos una mejor visión del
estúpido, Ranger, con cuidado, se acercó más. Contuvo un
gruñido de frustración cuando se dio cuenta de que la gorra de
béisbol roja que el hombre llevaba, no sólo le cubría su pelo,
sino la mayor parte de sus rasgos.
Se maldijo por no haber traído con él a uno de los
miembros más antiguos de la coalición. Aunque Ranger se
distinguía en sus habilidades de combate, ellos eran mejores en
el reconocimiento de un cambiaformas determinado. La
mayoría de ellos los identificaban con solo verlos. Ranger, por el
contrario, necesitaba percibir claramente su olor.
Ranger trató de aplacar su curiosidad para obtener toda la
información que pudiera sobre el tipo. Pequeño para los
estándares de la mayoría de los cambiaformas, era casi
demasiado delgado, como si no comiera de forma regular. Su
ropa también había visto días mejores. Los andrajosos
pantalones vaqueros que llevaba, estaban rotos en varios
lugares, y su descolorida camisa roja de botones, parecía tener
al menos seis años de antigüedad.
Pero eso no significaba que no pudiera ser una amenaza.
Ranger conocía a un montón de chicos malos que no eran
víctimas de la moda. El hecho de que el hombre vistiera como si
estuviera aún en los días de la administración Bush, no
significaba absolutamente nada.
A lo lejos, Riley y su compañero salieron de la casa de
campo y se dirigieron a su coche. Ranger se tensó,
preguntándose si el desconocido atacaría. En su lugar, hizo algo
que afectó a Ranger ya que fue extraño, y… ¿triste?
El hombre dejó escapar un gemido cuando curvó los dedos
alrededor del tronco del árbol donde se había refugiado. Su
pequeño cuerpo incluso pareció ceder un poco, con la postura
de alguien derrotado.
La mirada del extraño parecía estar devorando a Riley
cuando el águila le dio un beso a su pareja y luego se metió en el
coche. Cuando el vehículo se alejó, el acosador dejó escapar un
suspiro triste, sus hombros caídos, inconfundiblemente
decepcionado.
Ranger envolvió sus dedos alrededor de la culata de su
arma enfundada y salió a la luz. —Siempre puedes subir y
presentarte, en lugar de andar a escondidas.
El acosador dejó escapar un suspiro más fuerte cuando se
dio la vuelta, presionando su espalda contra la corteza del árbol.
Aunque Ranger todavía no podía ver más que la parte
inferior de la cara del hombre, por el gesto de su boca se dio
cuenta de que no esperaba compañía.
—¿No querrá decir...? Sólo me he perdido, y no me había
dado cuenta de que esto era propiedad privada —balbuceó con
voz suave, pero ronca.
Ranger avanzó un par de pasos. —¿Te has perdido tres
veces?
Sabía que debería haber denunciado el incidente al líder
de la coalición anteriormente, pero Ranger quería asegurarse
antes de que la amenaza era real. Lo último que quería era ser
etiquetado como el lobo que decía que venía... bueno, el lobo.
Esa sería la definición de la ironía.
Él continuaba preparado para un ataque, pero el
desconocido sólo se apretó más fuertemente contra el árbol.
Envalentonado, Ranger dio los últimos pasos que los separaban.
Una vez que estuvo lo suficientemente cerca, extendió la mano y
tiró del sombrero hacia arriba.
Unos sorprendidos ojos verdes parpadearon hacia él
cuando la cara del chico finalmente se reveló. Y no había duda
de ello, este vándalo era un niño en casi todos los sentidos de la
palabra. Aunque parecía estar en los inicios de sus veinte, su
mirada era inocente y había vulnerabilidad en ella.
Ranger se inclinó, hundió su nariz en la parte interior del
cuello del chico y aspiró profundamente. Lo que encontró hizo
que su corazón martilleara en estado de shock. Incluso tomó
otra aspiración, sólo para asegurarse de que su nariz no lo había
engañado.
—Bueno, jodida mierda. Eres un águila, igual que Riley.
Por alguna razón, parecía que el niño se había enojado. Se
retiró con un gruñido. —No soy para nada como Riley.
La familiaridad con la que ese nombre salió de los labios
del extraño, desató la curiosidad de Ranger. Alzó la mano y le
arrancó el sombrero totalmente, no muy sorprendido cuando
encontró debajo el pelo rubio.
Estudió de la cara del chico, haciendo un rápido
inventario. Aunque el colorido de los ojos podía ser diferente,
había otras cosas que eran sumamente similares a Riley, la nariz
ligeramente respingona, los pómulos altos, labios carnosos,
incluso la delgada estructura ósea.
—Tú no eres un simple águila, eres Xavier —declaró
Ranger con certeza.
Recientemente habían descubierto que Xavier era el único
hermano de Riley que había sobrevivido a la tragedia que había
matado al resto de su familia. Ambos eran niños completamente
indefensos en esa época. Mientras que Riley había sido acogido
y criado por una mujer humana, el paradero de Xavier había
sido un misterio.
Hasta ahora.
Xavier dio una sacudida brusca de cabeza. —No sé de lo
que estás hablando. Sólo soy un don nadie que se ha perdido en
el bosque y ha terminado en el lugar equivocado en el momento
equivocado.
—Está bien, entonces, dime cómo te llamas —desafió
Ranger, sin tragarse su farol.
Xavier se puso rígido, su aliento se enganchó ligeramente.
Después de un momento de reflexión, respondió con voz
entrecortada: —¿Bob?
—¿Quieres intentarlo de nuevo? Y esta vez, te sugiero que
no lo digas preguntando.
—¿Qué pasa con Bob? Es un nombre perfectamente
aceptable.
Ranger plantó sus manos a cada lado de la cabeza de
Xavier, capturando al águila. —No he dicho que haya nada malo
con ese nombre, pero ambos sabemos que no te llamas así.
Un momento de silencio se extendió entre ellos antes de
que Xavier inclinara su cabeza ligeramente hacia un lado de una
manera reflexiva. —Creo que no te voy a decir mi nombre.
Después de todo, no te has molestado en presentarte, ¿por qué
tengo que molestarme yo con sutilezas?
—Mi nombre es Ranger.
Por alguna razón, eso sacó una suave risa de Xavier.
—¿Igual que el guardabosques de los dibujos de Yogui? —
preguntó Xavier, haciendo con su boca la imitación de ‘Boo-
Boo’.
—Pareces muy alegre para alguien que está atrapado. —
Ranger se inclinó hasta que sus narices estaban a centímetros y
gruñó—. Ahora, dime tu nombre.
Un escalofrío recorrió a Xavier. Al principio Ranger olió el
miedo en el niño, pero después detectó otro olor subyacente que
le provocó todo tipo de alarmas.
Por todos los infiernos, Xavier estaba caliente. Ahora que
lo pensaba, toda la situación tenía un tono erótico. De hecho,
Ranger se sentía bastante seguro de que había visto un par de
películas porno que habían comenzado de la misma forma.
—¿Si te digo mi nombre, me dejarás ir? —Xavier aventuró,
conteniendo el aliento.
Xavier pasó lentamente la lengua por su labio inferior en
un gesto nervioso y Ranger se dio cuenta de otra cosa, Xavier no
era el único que tenía una erección por esta conversación. La
polla de Ranger necesitaba atención y quería una cosa, y sólo
una, de Xavier.
Al mismo tiempo, Ranger se dio cuenta de muchas otras
cosas. Que la boca de Xavier estaba hecha para besar. O cómo
su cuerpo más pequeño parecía estar hecho a su medida para
follarlo. Y cómo su pelo parecía estar pidiendo un buen tirón,
preferentemente, en la agonía de la pasión.
—No, no te puedo dejar ir —dijo Ranger, mientras le decía
silenciosamente a su cuerpo: ‘No, realmente no es el momento’.
Un golpe de alarma cruzó la cara de Xavier antes de que
controlara sus rasgos y pusiera una mueca arrogante. —¿Por
qué no?
—Porque sé quién eres en realidad. Tienes que venir
conmigo a la sede de la coalición antes de que te metas en un
verdadero problema
—Debes haberme confundido con alguien más. Como te he
dicho, soy un don nadie.
—Ahora, los dos sabemos que eso no es cierto. Así que solo
tienes dos opciones. O bien se puedes venir de buen grado, o
puedo darte un puñetazo y arrastrar tu dulce culo hasta allí.
Xavier dejó escapar un sonido sobresaltado, con sus
alarmados ojos cada vez más abiertos. Trató de huir, sólo para
ser detenido secamente cuando tropezó con el brazo extendido
de Ranger. Murmurando una maldición, Xavier tomó varias
respiraciones profundas, tratando de controlar su miedo.
—Por favor, tienes que dejarme ir. Cuentan conmigo.
Ranger frunció el ceño, preguntándose a quién diablos se
refería Xavier. —¿Quién cuenta contigo?
Xavier abrió la boca para contestar, pero en el último
momento, sacó algo de su mano. Ranger vio el destello de color
negro, pero fue demasiado tarde. Un dolor agudo golpeó su
costado derecho antes de que un golpe de energía pasara a
través de su cuerpo.
Mierda, el vándalo acababa de usar con él un arma de
aturdimiento.
Aunque el golpe no lo afectó tanto como si hubiera sido
humano, todavía lo hizo caer de rodillas. Xavier aprovechó la
oportunidad para separarse de él. Saltó por encima de Ranger y
echó a correr.
Sólo le llevó a Ranger un par de respiraciones recuperarse,
pero fue tiempo suficiente para que Xavier consiguiera una
buena ventaja. Eso no quería decir que Ranger no pudiera
atrapar al mocoso y derribarlo. Con un gruñido, se puso en pie.
Dio unos pasos inestables antes de lograr deshacerse de
los efectos de la pistola. Pero en cuanto sus piernas lo
sostuvieron, corrió con todas sus fuerzas. Xavier miró sobre su
hombro, sus ojos silvestres se abrieron aterrorizados cuando vio
a Ranger sobre él.
—Sólo déjame ir. Podemos fingir que nunca me has visto
—declaró Xavier cuando giró alrededor de un árbol.
—No puedo hacer eso. Tienes que venir a ver a Mitchell y
explicarle por qué estás escondido alrededor de su territorio.
—No quiero ir a ninguna parte contigo.
Xavier se encontró con un tronco en el suelo. Sólo vaciló
un segundo antes de saltar sobre él, su flexible cuerpo
moviéndose a la perfección. Ranger soltó otro gruñido de
frustración. El vándalo corría rápido, lo que decía mucho
viniendo de un lobo.
—Nadie va a hacerte daño, te lo prometo. Hemos estado
buscándote desde que nos dimos cuenta de que habías
sobrevivido a la masacre. —Ranger trató de que fuera razonable.
Eso le valió un gesto con un dedo. Ranger trató de no
rodar sus ojos ante el comportamiento infantil de Xavier
mientras continuaba persiguiéndolo.
—Vamos, Riley está muy preocupado por ti —trató Ranger
de nuevo.
Xavier soltó un bufido. —Sí, ya me di cuenta por la forma
en la que chupaba la cara de ese Halcón. Mi hermano está
encantado con él solamente porque siente pena por mí.
—Sabes, el sarcasmo no es un buen rasgo.
Ranger vio el brillante resplandor traspasar el cuerpo de
Xavier, pero una vez más su observación llegó demasiado tarde.
Xavier se convirtió con rapidez y facilidad en un gran águila, y
sin perder tiempo, se dio a la fuga. Ranger maldijo en voz alta
mientras se lanzaba hacia adelante y sus dedos solo dieron con
un espacio vacío. La parte frontal de su cuerpo cayó duramente
al suelo, la suciedad entró en su boca.
—Joder —gritó Ranger—, la palabra amortiguada debido a
la sequedad de su boca.
Xavier dio un grito burlón cuando dio una vuelta en el aire
una vez y luego se alejó.
Ranger se sentó y dejó escapar otra maldición de sus
labios. A pesar de que todavía pensaba que era infantil, levantó
su dedo medio hacia el ave en retirada.
—Gracias a Dios, nadie más lo ha visto o habría sido
vergonzoso —murmuró Ranger mientras se ponía en pie.
Volviendo sobre sus pasos, regresó al árbol donde el
encuentro había tenido lugar. El sombrero de Xavier todavía
estaba en el suelo. Era la única prueba de que el hombre había
estado allí. Lo recogió, y se lo llevó a la nariz. Frunció el ceño
mientras detectaba no sólo el olor de Xavier, sino el de dos
cambiaformas más. Por su vida, Ranger no podía entender qué
eran. Casi diría que eran Cuervos, si no fuera por el hecho de
que olía a limpio en vez de la normal descomposición y el olor a
rancio que solía acompañar a ese tipo de aves. También detectó
el olor de algo vagamente medicinal.
Ranger decidió que era hora de que Mitchell y los demás
supieran lo que había descubierto. Había información suficiente
para saber que no estaba persiguiendo a un fantasma. No sólo
eso, sino que le debía a Xavier un escarmiento por su escapada,
que lo había hecho quedar como un novato idiota que no había
podido atrapar a un inexperto águila. Ranger prometió que
encontraría una manera de hacer que el mocoso pagara por su
ofensa. Incluso si le costaba su último aliento.
Xavier aterrizó delante de la puerta de su habitación del
hotel y cambió rápidamente de nuevo a su forma humana. Al
mirar hacia abajo a su cuerpo, recordó que nunca había sido
más feliz que cuando descubrió que después de cambiar, su
ropa seguía ilesa. Cómo ocurría eso, seguía siendo un misterio
para él, pero también lo eran otras cosas que tenían que ver con
el mundo de los cambiaformas.
Sacó la llave de su bolsillo delantero, tratando de ignorar
los sonidos y los olores desagradables a su alrededor. El
pequeño hotel en el que se había estado alojando, estaba en la
peor área de Flint. No sólo había varias casas abandonadas y
empresas ya putrefactas, sino que las calles estaban cubiertas de
todo tipo de basura repugnante. Justo el otro día, casi había
pisado una aguja usada.
Abrió la maltratada puerta de sucio acero y rápidamente se
metió dentro. La habitación tenía un olor rancio a humo de
cigarrillos, moho, y cerveza barata, pero a Xavier no le
importaba. Había llegado a representar su seguridad, al igual
que la luz azul procedente de la televisión.
Aunque eso iluminaba muy poco, había poco que ver,
solamente la sucia alfombra marrón y las paredes amarillas del
pequeño espacio que había venido a llamar a casa. Dos camas
ocupaban el centro de la sala, y había una cocina pequeña, a un
lado. El fregadero siempre estaba obstruido y había cucarachas
por todos los rincones, pero aun así, era el mejor hotel en el que
se habían alojado últimamente. Además, no es como si se
pudieran permitir algo mejor.
Su hermana adoptiva, Dulla, se sentó en el borde de una
de las camas, su cara a pocos metros de la pantalla de la
televisión. Como siempre, estaba puesto ‘El Oso Yogui’. El único
lujo que tenían, era un reproductor de DVD y una gran
colección de dibujos animados del mismo. Sin embargo, si eso
la hacía feliz, era todo lo que importaba. A pesar de que ella era
tres años mayor que él, mentalmente era mucho más joven.
Dulla no reconoció su presencia, su mirada de ojos oscuros
no se apartó ni una sola vez de ver la serie. Xavier se arrodilló a
su lado. La alcanzó, y le metió un mechón de cabello negro
detrás de la oreja. La tenue luz hizo que su tez normalmente
pálida tuviera un aspecto todavía más pálido, pero aún así
todavía se veía hermosa. En lo que a él concernía, no había una
chica por ahí que pudiera competir con su hermana.
Permaneció allí durante casi cinco minutos, estudiándola, antes
de que se diera cuenta y se volviera a mirarlo.
—Xavier, estás en casa —exclamó con su voz ronca, la que
siempre le recordaba a humo y whisky.
—Por supuesto, que sí. —Llegó hasta él y le dio un abrazo.
Cuando ella lo abrazó, lo olfateó ruidosamente. —Hueles
gracioso.
Alarmado, Xavier se echó hacia atrás. —¿Qué quieres
decir?
—Apestas como ese hombre que nos vendió las armas
paralizantes.
«Mierda, mierda, mierda». El comerciante había sido un
lobo. Eso sólo podía significar que ella había detectado el olor
de Ranger en él. Pero no podía demostrarle cuanto lo había
sorprendió su observación. Le dio una suave sonrisa.
—Me olvidé de contártelo. Me encontré con él en el
autobús.
Ella inclinó la cabeza hacia un lado, entrecerrando sus ojos
oscuros. —¿Por qué iba a viajar en un autobús de la ciudad?
Cuando lo conocí por casualidad, tenía un coche brillante, de
color rojo.
Maldita sea, Dulla podía ser lenta, pero no era estúpida.
Xavier reaccionó. —Se le habrá roto.
Dulla todavía no se veía como si ella comprara su historia,
pero un nuevo episodio de Yogui empezó y lo salvó. Una vez que
su atención se desvió, Xavier se puso de pie y corrió hacia su
mochila. Al abrirla, hizo a un lado su otro único juego de ropa y
sacó una botella de spray.
El spray tamaño familiar para el cabello le había costado la
mayor parte de sus ahorros, pero había valido la pena, ya que
contenía la única cosa que podía evitar que fueran capturados
por los traficantes de esclavos. Consistía en una mezcla de
varias sustancias químicas, que enmascaraban el aroma de
Xavier.
Las Águilas eran muy raras, y por ello, valían una
millonada en el mercado de esclavos. Xavier sabía sin lugar a
dudas, que si alguna vez salía sin haberse rociado con el spray,
sería capturado en un instante. Sólo esperaba que el aerosol
enmascarara también el olor del lobo.
Aunque, tal vez olor no era la palabra correcta. En verdad,
Ranger olía bien, muy, muy agradable. Xavier llevó su brazo
hacia arriba y tomó una bocanada profunda, inhalando el olor a
madera y almizcle del lobo. Él podría haberlo respirado durante
toda la noche.
Desafortunadamente para Xavier, no tenía toda la noche.
Chance llegaría en cualquier momento, y a diferencia de Dulla,
no era distraído. Con un suspiro de pesar, Xavier se cubrió con
el aerosol.
Sus pulmones quemaban mientras inhalaba parte de la
basura. Muy pronto el dolor de cabeza que seguía siempre que
se rociaba una dosis, lo golpearía. Sólo esperaba que no fuera
tan malo como para que lo obligara a dormir. Detestaba que
pasara eso.
Guardó la botella momentos antes de que la puerta se
abriera de nuevo, y su hermano Chance, entrara. Debido a que
era el hermano biológico de Dulla, tenía las mismas
características que ella. Su pelo oscuro caía sobre su espalda,
una ancha frente y unos ojos grandes y oscuros. Su piel también
tenía el mismo tono pálido de ella, aunque en el momento
actual, un moretón grande y púrpura se marcaba a un lado de su
mandíbula.
—¿Qué demonios te ha pasado? —exigió Xavier cuando
corrió hacia él. Estiró la mano para tocarlo.
Chance se encogió. —No es gran cosa. Lo conseguí
trabajado.
Xavier ni siquiera quería saber lo que implicaba eso del
trabajo. Ya que habían sido criados en un aislamiento profundo,
ninguno de ellos tenía educación o experiencia laboral como
para conseguir un auténtico trabajo. No era que Xavier pudiera
salir y conseguir uno. Aunque el aerosol escondía su olor, no
sería de ayuda si se topaban con un cambiaformas que pudiera
identificar a las razas por la vista. Dulla también estaba fuera de
dudas. Ella era propensa a sufrir ataques de pánico cada vez que
salía en público, así que se quedaba en su habitación casi todo el
tiempo.
Así que eso dejaba solo a Chance, era el único que podía
encontrar trabajo con otros Cuervos. Un escalofrío recorrió la
espalda de Xavier al recordar algunas de las historias que su
hermano adoptivo había compartido acerca de esas criaturas.
Mientras Dulla, Chance, y sus padres había sido amables y
cariñosos, eso era algo extraño en esos tiempos, puesto que los
otros Cuervos, obviamente, no eran de la misma manera.
—He traído comida —anunció Chance, sosteniendo una
bolsa grasienta de comida para llevar.
Xavier la agarró y se dirigió al mostrador. La repartió,
asegurándose de que Dulla y Chance tuvieran las porciones más
grandes. Los entregó los platos antes de tomar su propia comida
y sentarse en una cama.
Chance lo miró con el ceño fruncido. —¿Por qué no tomas
más alimentos?
«Porque me mata ver cómo Dulla y tú os consumís».
Exteriormente, Xavier se encogió de hombros. —No tengo
mucha hambre.
Eso no era una mentira total. Últimamente su apetito
había sido una mierda, y lo poco que consumía lo terminaba
vomitando.
Dulla levantó la vista de su programa. —Me preocupas.
¿Sigue teniendo esos dolores de cabeza?
—No muy a menudo —mintió de nuevo—. Además, no me
preocupa demasiado. Un cambiaformas no puede enfermarse ni
nada. Probablemente sólo sea estrés.
Chance lo estudió cuidadosamente. —Siempre podemos
intentar volver a casa.
Xavier negó con la cabeza. —De ninguna manera. Las
hienas podría aparecer de nuevo y yo no quiero perderos a
vosotros también. Ya es bastante malo que mataran a mamá y
papá.
Como siempre, la sola mención de sus padres fue
suficiente para que Dulla cayera. Empezó a mecerse hacia
adelante y atrás, dejando escapar suaves gemidos, su comida
olvidada. Xavier se sintió como una mierda por su desliz, y se
acercó más para poder pasar un brazo sobre los hombros de su
hermana. El íntimo contacto funcionó en unos momentos, y ella
se hundió en su costado.
—Estamos haciéndolo muy bien, y estamos bien aquí —
dijo Xavier firmemente.
Lo último que quería era llevarla de vuelta a esa pesadilla.
Prefería tener al día mil dolores de cabeza antes de dejar que
eso sucediera.
«¿Estás seguro que esa es la única razón por la que no te
quieres ir?» Una voz desagradable se burló en su cabeza.
Xavier dio un ligero movimiento de cabeza para negarse la
verdad a sí mismo. Como si pudiera esconderse de que no había
nada que deseara más que dejarlo todo y presentarse ante Riley.
Después de todo, a Riley, él le importaba un comino.
Mientras que Xavier había estado luchando por su vida y apenas
tenía lo suficiente para comer, Riley había estado bien
alimentado, estaba seguro de ello, y era feliz acoplado con un
halcón.
Tal vez no estaba bien que sintiera tanta animosidad hacia
su hermano gemelo. Después de todo, no era culpa de Riley que
la vida lo convirtiera en el afortunado de los dos. Ni que Xavier
no pudiera valerse por sí mismo.
Lo extraño era, que al mismo tiempo, sentía una fuerte
conexión con Riley que era incapaz de resistir. Eso lo habían
llevado a casi ser capturado por Ranger.
—Está bien, nos quedaremos aquí. —Chance finalmente
concedió, aunque continuó estudiando a Xavier con un ojo
crítico.
Xavier suspiró con alivio.
Chance preguntó: —Entonces, ¿qué habéis hecho hoy?
Los latidos del corazón de Xavier se aceleraron, dirigiendo
una mirada de preocupación hacia Dulla. —Ah, nada. Hemos
estado tirados aquí.
La ansiedad inundó su cuerpo mientras esperaba que su
hermana lo llamara mentiroso, pero ella guardó silencio. Xavier
hizo una nota mental de algún día comprarle una colección
completamente nueva de DVD de Yogui como recompensa por
no haberlo acusado.
Chance levantó una ceja. —¿Ah, sí? Si estuviste aquí todo
el día, entonces, ¿por qué tienes los zapatos cubiertos de barro
fresco?
Xavier se congeló mientras luchaba por encontrar una
explicación. El único problema era que nunca había sido bueno
mintiendo. Además, Chance siempre sabía cuando le mentía.
—Fuiste a espiarlo. ¿No? —Chance cuestionó.
—Sí, lo hice. —Xavier bajó la cabeza cuando la culpa lo
inundó.
Sabía que sus aventuras no solo lo ponían en peligro a él,
sino que también corría el riesgo de exponer a Dulla y a Chance.
La coalición felina era fuerte en Flint, y la cosa que más odiaban
los gatos, era a los Cuervos. No les importaría que Chance y
Dulla fueran diferentes.
—Traté de mantenerme alejado. De verdad, es sólo... —la
voz de Xavier se desvaneció, demasiado avergonzado para
seguir adelante, porque tenía que reconocer, que no era una
excusa válida.
Si hubiera sido cualquier otra persona, Chance le habría
gritado o atacado. Pero no hizo nada. En lugar de eso, puso una
mano en el hombro de Xavier. Buscó su mirada, y dijo: —Sé que
debe ser muy tentador, pero tienes que tener cuidado. No sólo
podrían matarnos a Dulla y a mí, sino que podrían arremeter
contra ti por asociarte con nosotros.
Xavier vio el destello de dolor y disgusto que pasó por los
ojos de Chance al decir esas palabras. Eso hizo que se formara
un nudo en la parte posterior de su garganta, porque sabía lo
mucho que su hermano se odiaba a sí mismo por ser lo que era.
—Tú no eres como los otros Cuervos. Además, no hueles
mal. —Xavier soltó una risa suave.
—Sí, pero eso es porque no tenemos algunos de sus hábitos
más repugnantes. Al menos eso es lo que mamá decía.
Incluso antes de que Xavier se fuera a vivir con ellos, su
familia adoptiva había estado apartada de los demás Cuervos.
Cuando el resto de su clase descubrió la discapacidad de
aprendizaje de Dulla, quisieron matarla. Esa había sido siempre
la forma de actuar de los Cuervos, sacrificar a los que ellos
consideraban los miembros más débiles. En cambio, su madre
se había llevado a sus hijos y a su esposo, y huyeron.
Xavier sintió que una ola de feroz protección pasaba sobre
él. Sólo el pensamiento de que cualquiera quisiera hacerle daño
a su dulce hermana porque no se ajustaba a su idea de
perfección, lo hacía enojar. Aunque Xavier no era una persona
violenta, sabía, sin lugar a dudas, que mataría si fuese necesario
para mantenerla a salvo. Por esa sola razón, Xavier decidió
confesar toda la verdad.
—Un lobo me sorprendió espiando a Riley.
Chance contuvo el aliento. —¿Te hizo daño?
—No, usé el arma para aturdir que me diste y escapé
volando. Pero no antes de que me dijera que sabía quién era yo.
—¿Usó tu nombre?
Xavier asintió con la cabeza. —También afirmó que me
habían estado buscando. Dijo que no me harían ningún daño.
—Supongo que no sabía que estabas con dos Cuervos.
—No lo mencionó.
Un pesado silencio llenó la sala. Chance miró a la cama. —
Tú sabes que si quieres…
—Ni siquiera lo sugieras —interrumpió bruscamente
Xavier.
—Probablemente te aceptarían porque eres el hermano de
Riley. Piensa en ello, finalmente estarías seguro y tendrías
suficiente comida.
La ira y el pánico asaltaron a Xavier. —¿Y dejaros atrás?
¡De ninguna manera! Nunca podría hacer eso. Somos una
familia y os quiero.
Chance le dio una triste sonrisa. —Nos sentimos de la
misma manera. Sólo estoy preocupado. Te siguen dando esos
dolores de cabeza y parece que has perdido aún más peso.
—Ya te lo he dicho, es sólo estrés. Estoy bien.
—Me gustaría poder cuidar mejor de vosotros.
Las lágrimas se acumularon en los ojos de Xavier, pero se
negó a dejarlas caer. Ya que Chance estaba tomando la pesada
carga de soportarlo todo por ellos, lo menos que podía hacer era
ser lo suficientemente valiente como para no llorar.
—Tú cuidas bien de nosotros. Siempre lo haces. Fue
gracias a ti que pudimos escapar ese día que llegaron las hienas.
—No fui lo suficientemente bueno para salvar a mamá y
papá.
—No puedes culparte por eso. Habrías tenido que ser un
psíquico para saber que nos iban a atacar. Mamá y papá fueron
asesinados antes de que cualquiera de nosotros hubiera podido
detenerlos. Dejar de golpearte por eso. Dulla y yo tenemos
mucha suerte de tenerte.
Dulla rodeó con sus delgados brazos la cintura de Xavier.
—Y también tenemos la suerte de tenerte a ti, Xavier.
Ranger irrumpió a través de la sede de la coalición, su
temperamento burbujeando, tanto que era un milagro que no
saliera vapor por sus oídos como si fuera un personaje de
dibujos animados. El área donde el pequeño imbécil lo había
golpeado todavía le picaba, y su corazón latía aceleradamente
por el dolor, casi como si se burlara de él. La gorra del chico
estaba en su puño hecha una pelota y eso le calmaba algo los
nervios, porque imaginaba que era la garganta del delgado
Xavier lo que tenía entre los dedos.
De camino a la oficina de Mitchell, se encontró con Shane.
El cambiaformas leopardo, era un sociópata semi reformado, y
era el hombre perfecto para ayudarlo.
Ranger se detuvo el tiempo suficiente para preguntar: —
Shane, ¿me acompañas?
Shane levantó una ceja, pero como de costumbre, no
reveló nada. Aunque su apariencia era juvenil e inocente, con
sus grandes ojos marrones y su mata de pelo marrón, debajo se
escondía un asesino de sangre fría. Ranger sólo esperaba que,
dado que su buen amigo, Trevor, estaba acoplado con él, el
felino estuviera dispuesto a ayudarlo. También apostaba que el
hecho de que fuera la casa de Shane la que Xavier había estado
vigilando, ayudara a desencadenar la cooperación del leopardo.
Que lo llamaran loco, pero Ranger no creía que a Shane le
gustara la idea de que un extraño vigilara su propiedad.
—¿A dónde vas? —exigió Shane, cuando comenzó a
caminar al lado de Ranger.
—Tengo que hablar con Mitchell sobre algo que estaba
fuera de tu propiedad hoy.
Si eso noqueó o molestó a Shane, no lo demostró. Sólo
hizo un gesto brusco, con el rostro tan impasible como siempre.
Al entrar en la desordenada oficina de trabajo de Mitchell,
Ranger no estuvo demasiado sorprendido de ver allí a la
mayoría de los hermanos del jaguar. Había llamado antes para
decirle a Mitchell que tenía algo importante que discutir y la
familia del jaguar siempre trabajaba junta. Incluso algunos de
los amigos más cercanos de la familia estaban presentes. Una
excepción notable era Riley, aunque su compañero, el halcón
Colin, estaba allí. A juzgar por la mueca en el rostro del oscuro
hombre, no estaba muy feliz.
Ranger les dio un breve resumen de su encuentro con
Xavier, incluso yendo tan lejos como para decir cómo se le
escapó. A pesar de que le jodió admitir que un novato sin
ninguna formación consiguió derribarlo, Ranger no quería que
su orgullo se interpusiera en el camino. Era más importante que
Mitchell y los demás obtuvieran un informe completo para que
pudieran tener una idea de la situación. Cuando Ranger se
quedó en silencio, Mitchell se reclinó en su silla y reflexionó
sobre la situación.
Aunque Mitchell era unos veinte años mayor que Ranger,
no lo parecía. Con una alta y esbelta constitución, ojos color
ámbar y el pelo marrón moteado, él se veía jodidamente bien. Si
no fuera por el hecho de que Mitchell estaba acoplado con su
primo, Ranger podría haberse enamorado perdidamente del
hombre.
Por supuesto, eso fue antes de que Ranger se encontrara
con Xavier. Ahora, encontraba que quería más de cierto águila
rubio que tenía la desagradable tendencia de derrumbar a
personas inocentes. Eso le demostró a Ranger que, o bien había
perdido todo su sentido común, o estaba siendo gobernado por
su polla. Pero no lo podía evitar, todo lo que tenía que hacer era
pensar en lo bien que se había sentido cuando se apretó contra
el cuerpo delgado de Xavier y dejó estúpidamente que su lujuria
lo controlara.
—¿Estás seguro de que era Xavier? —preguntó Mitchell
finalmente.
—Sí, es casi la viva imagen de Riley. Además, el chico se
comportó como una perra abofeteada cuando lo llamé Xavier.
Trató de ocultarlo, pero era obvio que lo asustó que supiera
quién era.
—Si estaba al acecho, como dices, ¿cómo es que no
olfateaste su esencia? Deberíamos haberlo olido desde la casa —
declaró Colin.
—Creo que lo enmascara de alguna manera. No pude
olerlo hasta que no estuve justo encima de él.
—¿Ese sombrero es de él? —Shane señaló hacia la mano de
Ranger.
—Sí.
—Tíramelo.
Ranger lo hizo. Shane se lo llevó a la nariz y le dio unas
pocas aspiraciones. Cuando se le escapó una maldición por lo
bajo, Ranger supo que no era bueno. Shane no reaccionaba ante
nada, porque para él mostrar alguna emoción suponía un
problema.
—Ese águila es muy valiente o muy estúpido.
Una sacudida de temor golpeó a Ranger. Aunque todavía
quería estrangular a Xavier, Ranger se encontró siendo
extrañamente protector con el mocoso. —¿Por qué dices eso?
—Está usando ‘la sombra’.
Ranger ladeó la cabeza hacia un lado mientras trataba de
recordar dónde había escuchado esa palabra antes. —¿No es
algo que los cambiaformas pueden utilizar para cubrir su olor?
Eso explicaría cómo había logrado Xavier ocultarse tan
bien de Ranger. También demostraba que Xavier sabía lo
peligroso que era ser un águila.
Ranger asintió con la cabeza. —Sí, es tan ilegal como el
infierno.
—Por una buena razón —cortó Colin—. Si se usa
demasiado puede ser tóxico.
—Debe ser algo muy malo para que pueda afectarnos. Por
lo general, somos inmunes a la mayoría de los venenos. —
Aunque Ranger sabía que probablemente era una estupidez
explicar algo tan obvio, estaba teniendo problemas para aceptar
en su mente que un simple spray pudiera acabar con un
cambiaformas.
Shane continuó estudiando el sombrero. —Uno de los
ingredientes es aceite de ricino, más concretamente, las semillas
de la ricina, que se utilizan para fabricar el aceite. A pesar de
que puedes luchar contra los efectos durante un tiempo,
finalmente sucumbimos si la exposición es continuada.
—¿Crees que Xavier es consciente de eso?
—Supongo que ni él ni sus amigos saben nada.
Ranger se sacudió por la sorpresa. —¿Amigos?
—Sí, por los aromas de este sombrero, diría que ha estado
viviendo con dos Cuervos. El olor es bastante débil y no tan
fuerte como la mayoría de los Cuervos, pero está ahí. Si yo no
fuera tan buen rastreador, ‘la sombra’ me lo habría escondido
por completo.
—A mí también me pareció que olía a Cuervos —dijo
Ranger.
—Estoy impresionado. No muchos lo hubieran reconocido
—dijo Shane, alabándolo, algo raro en él.
—Gracias.
Shane respiró de nuevo, frunciendo su frente. —Esto es
extraño.
—¿Y ahora qué?
—Este olor es realmente muy diferente al de la mayoría de
los Cuervos.
Ranger asintió. —Sí, huele a limpio en lugar de la habitual
peste.
—Tal vez sea otro tipo de aves —sugirió Colin.
—No, estoy seguro de que son Cuervos. —Shane hizo una
pausa por un segundo antes de que una sonrisa que parecía que
quería decir ‘lo tengo’, apareciera en su rostro—. Oh, esto es casi
demasiado fácil.
Ranger lo miró, confundido al igual que el resto del grupo.
Mitchell dijo finalmente: —¿Quieres contárnoslo al resto
de nosotros?
—Me he enterado por fuentes fidedignas que hay un
cuervo nuevo en la zona.
Colin se encogió de hombros. —¿Y qué? Ellos van y vienen
todo el tiempo.
—Esto es diferente.
Ranger se sentía cada vez más frustrado a cada segundo
que pasaba. Había olvidado lo difícil que era obtener
información de Shane. La peor parte era que no podía perder
los estribos, o de lo contrario corría el riesgo de que el leopardo
se cerrara por completo. Tomó unas cuantas respiraciones, y se
obligó a preguntar con calma: —¿Por qué es diferente?
—Bueno, para empezar, este cuervo, supuestamente sabe
lo que es una ducha. Además, no tiene estómago para cualquier
tipo de trabajo. No es que pudiera llevarlo a cabo de todas
formas, ya que el chico al parecer no tiene ni una pizca de
formación.
Mitchell cruzó los brazos sobre su pecho. —¿Cómo es eso
posible? Pensé que los Cuervos inculcaban las habilidades de
combate en las cabezas de sus hijos desde el momento en que
podían caminar.
—Eso es cierto, a menos que, por supuesto, el niño no haya
crecido en la sociedad normal de los Cuervos. Al igual que los
felinos y Lobos tienen perros callejeros, los Cuervos también.
La sala se quedó en silencio mientras todos digerían esa
información. Colin finalmente rompió el silencio. —Tengo una
pregunta, Shane. ¿Cómo es que no sabías que Xavier estaba al
acecho en tu propiedad desde el primer momento? Ya que eres
el mejor asesino de la coalición, habría pensado que serías el
primero en saber que un intruso estaba en tu propiedad.
—Lo sé desde la primera vez que pasó a hacernos una de
sus visitas —Shane le informó de forma casual.
Ranger contuvo el aliento. —Entonces, ¿por qué no hiciste
algo al respecto?
—Porque lo evalué y encontré que no era ninguna
amenaza. Si hubiera hecho algún movimiento agresivo, me
habría encargado del problema yo mismo.
Un escalofrío recorrió la espalda de Ranger al recordar
algunas de las formas en las que Shane se hacía cargo de los
problemas. —Podrías haberte acercado para ver si necesitaba
ayuda.
Shane le dio un vistazo a Ranger. —¿Se te ha ocurrido
pensar que tal vez no todo el mundo quiere ser salvado?
Un estallido de cólera azotó a Ranger, pero lo controló.
Encender un fosforo y arremeter contra Shane, no ayudaría a
encontrar a Xavier.
—¿Cuánto tiempo crees que tenemos hasta que Xavier se
enferme totalmente por la sombra? —A pesar de que hizo la
pregunta, Ranger recordó lo delgado y pálido que parecía. Él no
quería ni contemplar la posibilidad de que Xavier empeorara
mucho más antes de que pudieran ayudarlo.
Shane olfateó el sombrero. —A juzgar por la cantidad que
hay en este sombrero, un par de días como mucho. A estas
alturas, es probable que ya sufra de temblores musculares,
náuseas y dolores de cabeza. Sin embargo, por suerte para él,
ahora sé cómo encontrarlo.
La esperanza estalló en el pecho de Ranger. —¿Cómo?
—Voy a empezar preguntando por su amigo, el cuervo.
Una vez que tenga la ventaja sobre el pájaro, lo seguiré hasta
llegar a Xavier.
Ranger miró a Mitchell. —¿Crees que estaría bien si yo
formara parte del equipo para localizar a Xavier?
Mitchell levantó una ceja. —Pensé que tus días de recoger
perros callejeros habían terminado.
Eso era mucho más que un simple rescate normal para él,
pero no estaba dispuesto a confesarlo en voz alta. Casi no lo
podía admitir ni ante sí mismo. Le gustara o no, Xavier había
conseguido meterse bajo su piel, y ahora se había convertido en
un malcriado picor muy grande, que no podía negar.
—Creo que sería lo mejor, ya que he tenido contacto con él
—razonó Ranger, no estando dispuesto a admitir que tenía
sentimientos por el águila. Por un momento, pensó que Mitchell
se lo negaría.
Al final, el jaguar asintió. —Voy a hacer algo mejor. Voy a
dejar que dirijas la misión y elijas al equipo. He estado
buscando una oportunidad para probarte y esta será la
oportunidad perfecta.
Ranger parpadeó un par de veces. No esperaba ese tipo de
respuesta. —Gracias, señor. Prometo no defraudarlo.
Colin se aclaró la garganta. —Tengo que hacer una
petición.
—Adelante —dijo Mitchell.
—No quiero que Riley sepa nada de esto. Aunque lo está
haciendo muy bien con los nuevos medicamentos y no ha tenido
ningún episodio en los últimos tiempos, no lo quiero bajo estrés
a menos que sea absolutamente necesario. Una vez que
tengamos al águila en custodia y estemos seguros de que no es
una amenaza, y sepamos a ciencia cierta que es Xavier, entonces
se lo contaré todo a Riley.
Está bien, pero se va a cabrear cuando se entere de que se
lo has ocultado —advirtió Ranger.
—Mejor que se enoje a que se trastorne si Xavier no es
mejor que los Cuervos. Ya que parece que está colgado
alrededor de esos hijos de puta, no sabemos cómo pueden
haberlo torcido. Maloliente o no, un cuervo es un cuervo, y
nunca he conocido a ninguno bueno en mi vida.
Colin tenía un punto. Ranger no creía que hubiera existido
en toda la historia un cuervo que no fuera un hijo de puta
asesino. Parecía ser la única cosa en la que los pájaros
destacaban.
—Hay una cosa que me confunde —dijo Colin.
Ranger gruñó. —¿Sólo una?
—¿Por qué los dos Cuervos protegen a Xavier? Tienen que
saber que podrían conseguir una pequeña fortuna por él en el
mercado de esclavos.
—La única manera de que sepamos eso, es peguntándoselo
a Xavier. Una vez que lo tengamos aquí, entonces podremos
interrogarlo y averiguar qué demonios está pasando. —Mitchell,
frustrado, se pasó una mano por el pelo—. Hombre, esto no
podría pasar en peor momento. Cassie se casará con Chris en
apenas un par de semanas. Lo último que necesito es la mierda
de los Cuervos jodiendo por aquí.
Como siempre, una punzada de dolor pasó por Ranger
ante la mención del nombre de Chris. No sólo era el primo
mayor de Ranger, sino que también era el líder de la mayor
manada de lobos. La misma manada que lo había echado por
ser gay. Le concedía que no supiera lo que el padre de Ranger
estaba haciendo hasta que no fue demasiado tarde, pero aun así,
todavía no tenía sentimientos agradables por su primo.
Por si fuera poco, lo más jodido era que Cassie era la
hermana menor de Mitchell. Añadiendo que el compañero de
Mitchell, Dean, era el hermano de Chris, había tantas
conexiones en el árbol genealógico de la familia, que era un lío.
A Ranger le parecía una burla del destino, ya que su lamentable
culo también estaba atrapado en ese caos.
Mitchell se dirigió a su hermano. —Jacyn, necesito que el
Dr. Featherstone y tú, investiguéis sobre las consecuencias del
uso de la sombra en los águilas. De esta manera podréis tener
un tratamiento preparado para cuando traigamos a Xavier
—¿Crees que seréis capaces de idear algo para que Xavier
mejore? —preguntó Ranger, su estómago apretado por la
preocupación.
Jacyn dio una ligera inclinación de cabeza. —Voy a llamar
a Owen para que me ayude. Lo he visto hacer algunas cosas
bastante sorprendentes.
Mitchell miró Ranger. —Está bien, ya que eres el jefe del
equipo, ¿cuál crees tú que debe ser el primer movimiento para
localizar a Xavier?
A Ranger le asombró que Mitchell le pidiera su consejo. Lo
analizó, y dijo: —Creo que debemos seguir con la idea de Shane
y la conexión con el Cuervo.
Shane le dio una pequeña sonrisa de asentimiento. —Si
quieres, puedo empezar a llamar a algunos de mis contactos
para ver lo que me dicen. Si puedo encontrar al cuervo,
entonces lo seguiré hasta su escondite.
—Bien, entonces una vez que lo encuentres, el equipo
podrá entrar y sacar a Xavier.
¿Qué hacemos con los Cuervos que están con él? —
preguntó Jacyn.
Que le mataran si esa no era la pregunta del millón. Por lo
general, eliminaban a los cuervos que se interponían en su
camino y nadie les daba un segundo pensamiento. Pero si
Xavier era cercano a esa pareja, entonces nunca los perdonaría.
Sin embargo, tampoco podían abrir sus brazos y aceptar a dos
enemigos en medio de ellos.
Ranger debatía consigo mismo, sabiendo que esta era la
primera prueba real de su capacidad de liderazgo. Reflexionó
sobre el problema unos momentos antes de llegar a lo que
esperaba fuera la mejor solución. —Pondremos a los Cuervos en
custodia en nuestra cárcel. Ellos podrán decirnos dónde ha
estado Xavier todos estos años y cómo se las ha arreglado para
evitar ser secuestrado por los traficantes de esclavos durante
tanto tiempo.
Cuando una señal de aprobación pasó por los ojos de
Mitchell, Ranger supo que había hecho lo correcto. —Creo que
deberías ser el encargado de los interrogatorios.
Ranger parpadeó sorprendido. —¿Porque soy el líder del
equipo?
—No, porque eres el mejor en eso. Desde hace años ha
estado acogiendo a perros callejeros y los has hecho sentirse
seguros. El hecho de que sean una pareja de Cuervos, no
significa que no sea igual. Si alguien puede hacer que confíen en
nosotros, eres tú.
El calor creció en el estómago de Ranger por las palabras
de alabanza. Habiendo crecido con un padre crítico antes de ser
finalmente rechazado por su manada, Ranger no estaba
acostumbrado a recibir elogios. Joder, nunca supo lo bien que
se sentía.
—Gracias, Mitchell. Prometo no defraudarte —respondió
Ranger ásperamente.
—Sé que no lo harás. Nunca he dudado de ti, Ranger.
Le dolía tanto la cabeza, que si hubiera tenido un arma a
mano, Xavier encantado la habría utilizado en sí mismo sólo
para poner fin a su miseria. Aunque podía parecer una solución
un poco melodramática, esto no era un dolor común. La agonía
le reventaba la cabeza, lo que le hizo difícil respirar cuando su
estómago se revolvió. Un sudor frío cubrió su cuerpo,
haciéndolo sentir asqueroso, como si fuera basura. Gimió
cuando enterró su cara todavía más en la fétida almohada.
—Aquí, necesitas beber algo —instó Chance.
Xavier se obligó a abrir sus párpados y vio a su hermano
sostener una taza de agua. Solo verlo, hizo que su estómago
golpeara en señal de protesta. Gimió mientras negaba. El ligero
movimiento hizo que un cohete de dolor le atravesara el cráneo.
Dejando escapar un gemido, cerró otra vez los ojos
rápidamente.
—No quiero nada, gracias —se forzó a decir.
Su cuerpo empezó a temblar, lo que no le sorprendió, ya
que había estado así todo el día. Eso hizo que el dolor de cabeza
se extendiese al resto de su cuerpo cuando sus acalambrados
músculos empezaron a protestar. Aunque no quería preocupar
más a Chance, Xavier no pudo detener un largo gemido de
dolor.
—Mierda. —Chance dejó la copa y se agachó para poner la
mano en la frente de Xavier—. Estás frío y empapado en sudor.
—Siempre criticando —Xavier bromeó con los dientes
apretados.
—Seamos serios por un segundo. Estoy muy preocupado
por ti.
—Probablemente he pescado un virus o algo así. —Xavier
se atrevió a abrir los ojos, dejando escapar un silbido de dolor
cuando la débil luz de la habitación golpeó bruscamente su
cabeza.
—De eso se trata, se supone que los cambiaformas no
enfermamos —soltó Chance—. Por lo menos eso creo.
—¿No puedes preguntárselo a uno de tus compañeros de
trabajo?
Chance se mordió el labio inferior, una expresión de
auténtica vergüenza cruzó su cara. —No he estado tratando con
ellos últimamente.
Algo en la manera en la que Chance lo dijo, disparó todas
las alarmas de Xavier. —Bueno, entonces, ¿con quién has estado
trabajando? Sigues trayendo comida y dinero a casa.
De hecho, ahora que lo pensaba, hacía un par de días que
Chance traía a casa bastante más dinero y comida. Chance
agachó la cabeza, pero no antes de que Xavier captara el dolor
en sus ojos.
—Maldita sea, Chance, ¿qué has hecho?
—Lo que tenía hacer con el fin de cuidar de ti y de Dulla —
gruñó Chance.
Dulla subió a la cama y se acurrucó junto a Xavier.
Murmurando una canción sin melodía, empezó a correr los
dedos por su pelo. —Tenemos que llevarlo con los felinos.
Xavier protestó. —¿Por qué deberíamos llevar a Chance
con los felinos?
Ella soltó una risita suave. —A él no, tonto. A ti.
—¿Me quieres abandonar? —Xavier tragó duro.
—No, no quiero que nos dejes, pero los felinos podrán
ayudarte.
Xavier negó con la cabeza, lamentándolo inmediatamente
por el dolor que golpeó su cráneo como una pelota de
baloncesto. —Nos mantendremos juntos, como les prometimos
a mamá y papá.
Chance se sentó en el extremo de la cama, con las piernas
cruzadas delante de él. —Odio decir esto, pero creo que los
felinos son nuestra única opción.
Todo lo que Xavier podía pensar era en las cosas horribles
que podrían hacer a Chance y Dulla. Todas las historias de
horror que su madre los había contado, golpearon en su cabeza,
cada una peor que la anterior. Prefería morir antes que dejar
que hicieran algún daño a sus hermanos de adopción.
Nivelando su mirada con la de Chance, Xavier dijo: —No,
no voy a dejar que nadie ponga sus manos sobre Dulla.
Especialmente el enemigo.
Esperaba que sus ojos hablaran de su temor adicional. Una
mujer normal no tendría ninguna oportunidad en una
habitación llena de soldados. Ni siquiera quería pensar en cómo
afectaría a Dulla si fuera atacada de esa manera.
Chance dejó escapar una maldición suave antes de asentir,
mostrándole que había captado el mensaje, pero que seguía
preocupado por él. Xavier le sostuvo la mirada por un
momento, sólo para demostrarle que no había cambiado de
opinión.
Por lo que a él se refería, sería mejor morir antes que tener
que esperar y ver a Dulla herida o algo peor. Además, esto que le
estaba pasando probablemente sería sólo temporal. Una vez que
mejorara, se juró a sí mismo que iba a tomar a Dulla y a Chance,
y a continuación, saldría como el infierno de Flint.
Lo mataría tener que dejar detrás a Riley, pero de todos
modos, no es como si estuvieran en contacto. Por lo que Xavier
sabía, su gemelo ni siquiera quería hablar con él, por lo que era
una tontería seguir arriesgando su seguridad por una ilusión.
Ranger se sentó en una mesa en la cafetería mirando su
comida sin verla realmente. Debería tener hambre, de hecho,
estar muerto de hambre, ya que no había comido nada en dos
días, pero como no habían descubierto nada, simplemente
había perdido el apetito.
Aún no habían encontrado a Xavier y las terribles
predicciones de Shane sobre el daño que hacía la sombra,
continuaban rondándolo. Era como si tuviera un reloj gigante
detrás de él que le fuera gritando que el tiempo se acababa.
Empujó la bandeja lejos de él y utilizó una mano para
frotar su cara. Sus ojos picaban y se sentía hecho una mierda
porque no había dormido mucho. Nadie de su equipo había
dormido. Shane continuaba peinando las calles mientras los
demás hacían todo lo posible por ayudar.
A pesar de todo ese esfuerzo, no habían obtenido ninguna
información. Una imagen de Xavier llegó a la cabeza de Ranger.
Esa cara inocente, asustada, sus ojos verdes y sus comentarios
estrafalarios. Nunca antes Ranger se había sentido fracasado.
Podría haber salvado a muchos otros, pero era incapaz de
ayudar a quien más lo necesitaba.
El no saber nada de Xavier lo mataba, nunca antes había
sentido ese deseo de protección por un perro callejero. Ranger
no podía cerrar los ojos sin que Xavier le viniera a la mente.
Además de sus pensamientos eróticos, puesto que algunos
serían vistos como triple X. Quería conservar, proteger, regañar
y follar a Xavier, todo a la vez.
—Te ves como una mierda —comentó Shane casualmente
cuando tomó asiento frente a él.
Ranger casi dejó escapar un suspiro de alivio cuando vio al
leopardo. Si Shane estaba allí, eso sólo podía ser porque había
noticias. Ranger sólo esperaba que fueran buenas.
—¿Has encontrado al cuervo?
Shane asintió.
—¿Te condujo a Xavier?
Obtuvo un guiño.
—¿Sigue vivo?
Otro guiño.
Ranger dejó escapar un gruñido de frustración. —¿Vas a
darme realmente algunos detalles, o vas a seguir asintiendo?
—Claro, sólo tienes que dejar de hacer preguntas cerradas.
—¿Te han dicho alguien alguna vez lo frustrante que
puedes ser a veces?
—Sí, Trevor tiene el detalle de informarme casi todos los
días.
Ranger podía ver a su amigo pantera hacerlo. Aunque
Trevor podía ser un poco coqueto y un bromista, era el único
que podía señalarle todos los defectos de carácter a Shane y
hablar con él de ellos directamente.
—Trevor tiene razón. —Ranger se inclinó hacia adelante—.
Así que, por favor, cuéntame todos los detalles de lo que has
descubierto.
—En primer lugar, descubrí el nombre del Cuervo que ha
estado rondando. Se llama Chance y está más allá de verde. Es
tan malo que los otros Cuervos se han negado a contratarlo o
trabajar con él. Por eso me tomó tanto tiempo seguirle la pista.
No estaba en ninguno de los lugares habituales de los Cuervos.
—¿Dónde lo encontraste?
—Ha estado trabajando en las calles, vendiéndose a sí
mismo a los seres humanos.
Ranger ladeó la cabeza hacia un lado. —¿Estás seguro de
eso? Todos los Cuervos que he tenido la desgracia de
encontrarme consideran a los humanos inferiores, ellos nunca
le venderían su cuerpo a uno.
—Chance lo ha hecho, y se ha vendido a más de uno. —
Shane cogió uno de los sándwiches que Ranger no se había
comido.
—Me pregunto por qué lo está haciendo.
Shane le lanzó una mirada de sorpresa. —¿No es obvio?
Chance está cuidando a Xavier y al otro cuervo.
—Eso no puede ser. En el caso de que lo hayas olvidado,
los Cuervos no son capaces de tener empatía con nadie.
—Este es una excepción. Por lo menos en lo que a Xavier
se refiere. —Shane dio un mordisco grande.
—Supongo que tienes un punto —admitió Ranger.
—De lo contrario, Chance habría vendido a Xavier hace
mucho tiempo. Con el precio que dan por un cambiaformas
águila, nunca tendría que venderse otra vez.
Shane tragó su comida. —Así que, ¿cuándo vamos a buscar
a los pájaros?
—Tan pronto como pueda alertar al resto del equipo. ¿A
qué distancia está la ubicación de Xavier?
—A sólo quince minutos de aquí. Está en uno de esos
hoteles de mierda. Es tan malo que incluso las prostitutas y los
drogadictos se mantienen alejados. Si la sombra no acaba con
él, el barrio de mierda lo hará.
Ranger se levantó. —Bueno, vamos a hacer esto, entonces.
Maldita sea, lo que lo hacía sentir como una mierda no se
iba.
Xavier se puso de lado y agarró su dolorido estómago. El
dolor cortaba en rodajas cada centímetro de su cuerpo, y
mordió su labio inferior en un esfuerzo por contener los gritos
de agonía. Dulla y Chance dormían en la cama de al lado y
Xavier no quería despertarlos, ya que sabía que se preocuparían
más por él.
Otra ola de dolor se estrelló contra él. Xavier mordió más
duramente su labio, los dientes le cortaron la piel haciendo
brotar la sangre, y el sabor fuerte y picante lo envió al borde y
sacudió su estómago.
Xavier se lanzó a sus pies, desesperado por ir al baño. Su
habitación ya olía bastante mal sin él vomitando en medio de
ella. Sólo pudo dar unos pocos pasos antes de caer a un lado. Se
golpeó contra la cómoda, y con su brazo golpeó la lámpara, que
cayó con un gran estrépito. Xavier soltó un gruñido de sorpresa
cuando el dolor se estrelló contra su cadera por el golpe que se
había dado con la esquina del mueble.
Chance se puso de pie. —¿Qué está pasando?
Poniendo una mano en su estómago, Xavier apenas logró
decir: —Cuarto de baño... por favor.
Su hermano no necesitó que se lo dijeran dos veces. Con
un movimiento rápido, puso un brazo alrededor de Xavier y
medio lo guió, medio lo arrastró al baño. Una vez allí, ayudó a
Xavier a sentarse suavemente en el suelo.
Tan pronto como sus rodillas golpearon los azulejos,
Xavier se inclinó y vació su estómago en el inodoro. Ya que no
había comido mucho en los últimos dos días, no salió nada
sustancial. La sequedad resultante de las arcadas parecía ser
dos veces más dolorosa.
El sudor frío corría sobre su cuerpo, su pecho apretado.
Entre arcadas, trató de tomar algunas respiraciones, pero sus
pulmones no querían cooperar. Se sentía casi como si estuviera
bajo el agua o que alguien estuviera sosteniendo una almohada
en su cara.
—Mierda, Xavier. Tus labios están azules —exclamó
Chance con voz temblorosa.
Xavier trató de decirle algunas palabras de consuelo, pero
todo lo que le salió fueron algunos ruidos sordos. Se arañó el
pecho en un intento desesperado por conseguir un poco de aire
para sus pulmones increíblemente colapsados.
—Ayuda —finalmente logró decir con voz entrecortada, su
voz sonó como un cruce entre una rana y una húmeda válvula.
Dulla comenzó a llorar histéricamente mientras Chance
gritaba pidiendo ayuda.
Xavier vio manchas bailar sobre sus ojos cuando sus
manos comenzaron a temblar. Entonces se desató el infierno.
Ranger oyó los gritos justo cuando el equipo se acercaba a
la puerta de la habitación del hotel donde se alojaba Xavier. Su
corazón se paralizó de miedo mientras se esforzaba por saber
quién podía ser.
—Si tuviera que adivinar, diría que son Chance y la mujer
—susurró Shane que iba a la derecha de Ranger.
Ranger asintió para indicarle que lo había oído. Entonces
fue cuando un grito lo rompió por el claro y escalofriante
mensaje.
—¡Ayuda! Se está muriendo.
Esa fue toda la motivación que Ranger necesitó.
Levantando una mano en la señal de listos, le gritó a su equipo:
—Moveos, y recordad, los quiero a todos con vida.
Ranger se detuvo. Levantó su pie, dándole una patada a la
puerta con un movimiento rápido. A pesar de que la barrera
estaba hecha de acero, era barata y cedió fácilmente ante la
fuerza de Ranger.
Muy poca luz iluminaba el interior de la parte inferior de
la sucia habitación de hotel. No importaba, ya que podían ver en
la oscuridad si tenían que hacerlo. Ranger extendió
rápidamente su mirada al pequeño espacio, sus intestinos se
apretaron cuando finalmente vio a Xavier.
El águila estaba de rodillas en el baño. Sus labios estaban
azules y tenía una mirada de pánico en sus salvajes ojos,
mientras que su voz sonaba húmeda, con ruidos jadeantes.
Dos cuervos se interponían entre Ranger y Xavier. Ranger
se tensó, esperando a que uno de ellos atacara, pero los dos se
quedaron en su lugar. Chance se mantenía lanzando miradas
entre la mujer y Xavier, casi como si él no supiera a quien
proteger en primer lugar. La mujer sólo se echó sus brazos
alrededor de su estómago y empezó a soltar gemidos de
lamento.
Ranger se detuvo, y luego levantó una mano para señalar a
su equipo que hicieran lo mismo. Aunque podían haber tomado
a los Cuervos rápidamente por la fuerza, un vistazo a sus
posturas le dijo que haría más daño que bien. La mujer estaba a
un par de pasos del colapso total, mientras que Chance parecía
querer proteger a Xavier y a la niña. Ranger lo sentía por el
hombre, pero al mismo tiempo, los sonidos de la respiración de
Xavier le advirtieron que no tenía mucho tiempo más.
—No le hagas daño, por favor —dijo Chance finalmente
con la voz quebrada por el miedo.
Varios miembros del equipo se miraron sorprendidos.
Ranger compartió su confusión. Los Cuervos actuaban de forma
totalmente diferente a como actuaban los de su raza
normalmente. Shane tenía razón cuando dijo que este par era
único.
Ranger se acercó más a Xavier y eso hizo que Chance se
pusiera en movimiento. Para protegerlo, puso su cuerpo entre
Xavier y Ranger. Al mismo tiempo, le hizo una seña con un dedo
de la mujer para que se acercara a él.
La mujer dio un par de pasos antes de detenerse y estudiar
a Ranger. —Tú eras del que Xavier hablaba el otro día. Lo sé
porque te olí en él.
Ranger asintió, asombrado del cambio de
comportamiento, como si hubiera girado ochenta grados. —Sí,
lo era. Estoy aquí para ayudarlo.
Empezó a jugar con un mechón de su cabello. —Está muy
enfermo. Ha estado así desde hace un tiempo, pero se agravó
hace un par de días.
—Lo sé. Tenemos un médico esperándolo.
—¿Por qué está tan enfermo? Mamá dijo que los
cambiaformas no podemos enfermarnos como el resto de la
gente.
Ranger desvió la mirada sobre Chance, sólo para ver la
misma pregunta reflejada en los ojos del cuervo.
—Es el spray que ha estado usando. El que usa para cubrir
su olor —explicó Ranger.
—Pero el tipo que nos lo vendió nos dijo que era seguro —
estalló Chance.
—Mira, podemos hablar de esto más tarde. En este
momento tenemos que ayudar a Xavier rápidamente.
Chance le lanzó una mirada más a Xavier antes de parecer
finalmente convencido. Con una corta inclinación, dio un paso
fuera del camino.
Ranger se apresuró hasta Xavier. Cayendo de rodillas,
extendió la mano e inclinó la cara del águila en su dirección.
—Lo siento... sobre... esquivarte... como… pelota de ping...
—jadeó Xavier.
Ranger levantó la mano y le apartó el sudoroso cabello,
peinándoselo hacia atrás. —Shh... No te preocupes por eso.
Xavier se empezó a deslizar. Ranger pasó un brazo
alrededor del hombre más joven para que no cayera al suelo.
Una alarma sonó en Ranger cuando lo sintió mucho más
delgado y frío que la última vez que lo había encontrado.
—No... que... que... daño... ella. —Xavier lo miró con ojos
suplicantes.
—Nadie va a hacerle daño. Te doy mi palabra de honor —
declaró Ranger lo suficientemente fuerte para que Chance
también lo escuchara.
—Su nombre... es... Dulla.
—Bien, ahora sólo échate hacia atrás y deja de hablar.
Jacyn llegó con una máscara de oxígeno. —Hola, Xavier.
Mi nombre es Jacyn. Sólo échate hacia atrás y déjame cuidar de
ti.
Ranger presionó la máscara en la cara de Xavier, mientras
que el médico le ponía rápidamente una vía intravenosa y
conectaba a su paciente a un monitor portátil.
—Tenemos que llevarlo de vuelta a la sede de inmediato —
dijo Jacyn con una expresión sombría mientras estudiaba el
monitor.
Ranger levantó a Xavier en sus brazos. Llevando su
preciada carga cerca de su pecho, Ranger salió corriendo a
esperar a los vehículos. En el momento en que llegaron a la
salida de la autopista, Xavier comenzó a desplazarse dentro y
fuera de la conciencia.
Jacyn trabajaba frenéticamente en el águila. Ranger
rondaba cerca, rezando todo el tiempo para no haber llegado
demasiado tarde.
Les llevó doce minutos insoportablemente largos llegar a
la sede. Una vez allí, se detuvieron en uno de los muelles de
carga posteriores, en lugar de usar las puertas delanteras.
Ranger no sólo quería respetar el deseo de Colin de mantener la
presencia de Xavier en secreto, sino que no deseaba anunciar la
llegada de dos Cuervos.
Ranger llevó a Xavier al interior. Aunque podía haber
esperado a una camilla, se resistía a abandonar al águila,
además de que así irían un poco más rápido. Una vez que entró
al edificio, Ranger sintió la tranquilidad de encontrar al Doc
Featherstone esperándolo.
Un nativo americano, de mayor edad, el doctor era
generalmente estoico, y casi aburrido. Simplemente miró a
Xavier antes de gruñir: —Hay una ducha en la cárcel. Os quiero
a los dos en ella ahora.
—¿Una ducha? —se hizo eco Ranger.
—Sí.
—¿Los dos?
—Sí. ¿Eres un lobo o un loro repetidor? Ahora mete tu
peludo culo en la ducha. Tenemos que lavar el producto químico
de la ropa y el cuerpo del águila, y dado que lo has sostenido,
vas con él. —El doctor le dio una sonrisa sarcástica—. Te
necesitamos para quitarle la ropa y que la pongas en una bolsa.
Lo has estado tocando mucho, podría haberte intoxicado a ti, así
que estoy partiendo de la base de que ambos estáis
contaminados. Ahora date prisa, para que pueda empezar el
tratamiento de este pobre chico.
Incluso si Ranger hubiera querido seguir discutiendo, la
elección le fue arrebatada cuando dos médicos aparecieron y de
manera menos suave, llevaron a Ranger a la ducha. Se dio
cuenta que todo el personal médico llevaba batas desechables
amarillas que cubrían sus batas normales. Casi pensó que era
una exageración hasta que miró la cara demasiado pálida de
Xavier.
A un lado, otro grupo de médicos trabajó en Dulla y
Chance, lavándolos también. Los Cuervos no ofrecieron
ninguna palabra de protesta, simplemente lo tomaron con
estoicismo. Ranger notó que Jacyn había hecho que sólo
personal femenino trabajara con Dulla, y estaba agradecido por
ello.
Ranger les permitió tomar su ropa y la de Xavier, pero los
dejaron su ropa interior. No quería desfilar con todos sus
atributos fuera, ni tampoco que nadie viera los de Xavier
Ranger sabía que su pensamiento no era racional, ya que
nadie tenía interés en alguien tan enfermo como Xavier, pero no
podía evitarlo. Sólo el pensamiento de que cualquier otro
hombre mirara el dulce cuerpo del águila, hacía que Ranger
quisiera atacar.
Puso a Xavier de pie, contra su pecho, mientras los
médicos se movían, lavándolos a los dos. A pesar de que la
máscara de oxígeno estaba todavía atada en su lugar, el color de
Xavier no había mejorado mucho.
Los ojos de Xavier se abrieron lentamente. Cuando se
ampliaron con pánico, Ranger hizo suaves sonidos para
tranquilizarlo. —Está bien, te están ayudando.
—¿Qué me está pasando? —preguntó Xavier, su voz
apagada por la máscara.
—Es el spray que has estado usando. Te estaba
envenenando.
—Dios, soy un estúpido.
Ranger utilizó una mano para retirar el pelo mojado de
Xavier de su cara. —No, no lo eres. Simplemente no conoces
nada mejor.
Ranger empezó a sentir una pequeña pizca de esperanza,
ya que parecía que Xavier tenía menos problemas para hablar,
muchos menos que cuando estaban en el hotel.
—Yo no quería que mi olor pusiera a Dulla o Chance en
peligro.
—¿Son tus amigos?
Los celos se estrellaron contra Ranger, que se preguntó si
Xavier y Chance eran más que amigos.
—Son mi hermano y mi hermana —explicó Xavier.
—Ah, mi amor, odio tener que decirte esto, pero tú eres un
águila. No hay manera de que puedas estar relacionado con
ellos.
Un par de asistentes del hospital intercambiaron miradas
divertidas por la palabra cariñosa de Ranger. Optó por
ignorarlos.
Xavier por su parte, no pareció haberse dado cuenta. Le
dio una pequeña sonrisa. —Fui adoptado por sus padres cuando
era muy joven.
Aunque Ranger todavía tenía un millón de preguntas,
decidió que podían esperar hasta más tarde, sobre todo cuando
Jacyn le dirigió una mirada de preocupación. —Tenemos que
meterlo en la cama.
Los médicos terminaron rápidamente de limpiarlo. Una
vez que acabaron, separaron a Xavier de Ranger. Mientras
observaba como se llevaban al águila, Ranger tenía el intenso
deseo de alcanzarlo y recuperar al hombre, casi como si nadie
más tuviera derecho a tocarlo.
Shane se acercó y le puso un uniforme limpio en sus
brazos. Ranger fue tocado por la reflexión del leopardo hasta
que vio la mirada de fastidio en la cara del hombre. Empezó a
vestirse, a la vez que se preguntaba qué le estaba pasando a
Xavier.
Ranger llamó a Mitchell para darle el informe, mientras
que Shane escoltó a los Cuervos fuera de la habitación. Le llevó
a Ranger unos cinco minutos poner a su líder al tanto de la
situación. Acababa de colgar el teléfono, cuando Shane regresó.
—Puse a los Cuervos en las salas de interrogatorio por
separado —dijo Shane.
Ranger asintió, aunque lo último que quería hacer era ir a
conversar con Chance o Dulla. —Está bien, voy a empezar con el
varón.
—Eso sería probablemente una buena idea. La mujer no lo
tomó muy bien cuando la separaron de su hermano.
—¿Qué hizo ella?
Shane arqueó una ceja. —Gritó, y luego comenzó a patear y
morder.
—¿Cómo está ahora?
—Se calmó, pero ella todavía no está apagada.
—¿Apagada? —se hizo eco Ranger un poco incrédulo. Eso
decía mucho viniendo de Shane, ya que era el niño del cartel
para el extraño, raro, raro y absurdo.
—Sí, está completamente fuera. Que yo sepa, estaba
sentada en la esquina y tarareando.
—¿Está todavía aquí el psicólogo que trabaja con Riley?
—Sí, he oído que está pensando en mudarse de forma
permanente. —Una sonrisa perezosa cruzó el rostro de Shane—.
Entre tú y yo, creo que se le ha metido en la cabeza que puede
educarme y hacerme volver al redil.
—Dile que te gusta como estás.
—Ah, gracias, lobito. Eso hace que casi me gustes.
Ranger decidió ignorar el insulto velado. —¿Puedes
conseguir que venga a ver a la mujer? Sólo asegúrate de que
sabe que no le hemos dicho nada a Riley todavía.
Shane asintió. —Voy a buscarlo ahora. Puse al cuervo
macho en la habitación dos.
Ranger le dio las gracias antes de conseguir un nuevo par
de botas e ir a la habitación. Un par de felinos montaban
guardia, y uno de ellos abrió la puerta para él. Después de tomar
una respiración profunda y obligándose a poner su mejor cara
de autoridad, Ranger entró.
La habitación era igual que cualquier sala de
interrogatorio. Como en la mayoría, había una gran mesa y
algunas sillas alrededor. Una pared estaba cubierta de vidrio,
para poder observar. Chance estaba parado frente a ella,
mirando su propio reflejo.
Eso le dio a Ranger la oportunidad de estudiar al cuervo.
Tuvo que admitir que la información de Shane resultó ser
correcta. Chance no se parecía a ningún otro miembro de su
raza.
La mayoría de los Cuervos tenían el cabello grueso,
moreno y grasiento, los ojos negros sin alma y la piel
anormalmente pálida. También vestían totalmente de negro y
desprendían un olor casi a podrido. El cuervo delante de él no
tenía casi ninguno de esos rasgos.
Aunque Chance tenía el pelo oscuro, la piel pálida y sus
ojos parecían un pozo sin fondo, el resto de su cuerpo estaba en
completa contradicción con los otros miembros de su especie.
Chance llevaba el pelo limpio y corto, el flequillo le caía sobre su
frente. Llevaba un par de jeans gastados y una desteñida
camiseta de béisbol. Por encima de todo, no olía mal. Al
contrario, tenía un aroma limpio y fresco a su alrededor.
—¿Dónde está mi hermana? —preguntó Chance, sus
miradas se reunieron a través del cristal del espejo.
—Ella está a salvo. Decía en serio lo que le dije a Xavier.
Nadie le hará daño. —Ranger fue a la mesa, pero no se sentó.
—Dulla estará, probablemente, aterrorizada. Nuestra
madre siempre la advirtió de lo que sucedería si los felinos la
cogían.
—¿Y cuáles fueron exactamente esas advertencias?
—Que los felinos consideran a los Cuervos lo más bajo.
Que lo que más les gusta es matar y violar a sus enemigos.
—Wow, esa debió haber sido realmente una conversación
agradable en la cena.
Chance se dio la vuelta, pero mantuvo la espalda pegada a
la pared. —Nuestros padres podían ser un poco paranoicos a
veces.
—¿Os criasteis con otros Cuervos?
—No, mis padres huyeron tan pronto como se enteraron
que no era seguro para Dulla.
—¿Por qué?
Chance ladeó la cabeza hacia un lado, como si considerara
su respuesta. —¿Sabes que muchos se refieren a un grupo de
Cuervos, como asesinos o crueles?
—Lo he escuchado.
—Es curioso cómo pueden llegar a conseguir ser
insensibles, porque así es exactamente como son. —Chance se
acercó y tomó asiento—. No sólo atacan a todos los
cambiaformas en torno a ellos, sino que se matan unos a otros
por razones menores.
—¿Querían asesinar a Dulla porque ella es diferente?
Un destello de dolor pasó por sus ojos oscuros. —Su
nombre de nacimiento era Cassandra, pero una de las
sacerdotisas lo cambió por Dulla la primera vez que se dio
cuenta de que mi hermana no era tan inteligente como los
demás niños.
—Porque ella es torpe —Ranger supuso, su corazón dolió
por la mujer.
—Sí, cuando dejamos el grupo, mi madre trató de
cambiarlo de nuevo, pero para entonces Dulla se negaba a
responder a cualquier otro. Esa misma mujer me llamó
Chance2, porque mis padres intentaron tener otro hijo después
de que habían gestado uno con un defecto.
—Dios mío, qué puta. —Ranger se hundió en el asiento
frente al cuervo.
—Por triste que parezca, en realidad fue lo mejor. El resto
de los ancianos eran un millón de veces peor. Cuando Dulla
creció un poco más y se dieron cuenta de la verdadera magnitud
de su discapacidad, ordenaron a mis padres que la mataran.
—¿Quieres decir que esperaban que asesinaran a su propia
hija? —La sola idea era tan horrible, que Ranger se sintió a dos
segundos de vomitar.
2 Azar, casualidad.
—¿Qué puedo decir? Los Cuervos pueden ser verdaderos
hijos de puta a veces. Por suerte para nosotros, nuestros padres
no eran de la misma manera. En lugar de matar a Dulla, nos
tomaron y huyeron.
—¿A dónde fuisteis?
—Iron Mountain, Michigan.
—Nunca he oído hablar de ese lugar.
Chance sonrió. —No mucha gente lo conoce. Es por eso
que nuestros padres lo escogieron. Nos criaron en una soledad
profunda.
—¿Qué tan profunda?
—Hasta hace poco, nunca hemos tenido contacto con el
mundo exterior, en absoluto. Ni siquiera asistimos a la escuela o
íbamos con nuestros padres a la ciudad a por suministros.
—Si ese es el caso, entonces ¿cómo terminó Xavier con
vosotros?
—La hermana de mi mamá murió. Ya que no pudo ir al
entierro, fue a visitar su tumba. En su camino de regreso
tropezó con la casa de Xavier. —Chance se detuvo y le dio una
mirada especulativa a Ranger—. ¿Sabes lo que pasó allí?
—Sí, pero ¿por qué no continúas y me lo cuentas de todos
modos?
Era una prueba y ambos lo sabían.
—La mamá de Xavier estaba un poco ida de la cabeza.
Tanto es así que cogió una escopeta y terminó con toda su
familia. A pesar de que Xavier y Riley tenían sólo cuatro años,
también trató de matarlos.
—Pero ella no tuvo éxito —terminó Ranger.
—No. De alguna manera los dos gemelos lograron
sobrevivir. Riley fue inmediatamente rescatado por una vecina.
Xavier no tuvo tanta suerte. Cuando su madre le disparó, logró
darle en el pecho. Estaba herido, por lo que se desmayó, así que
cuando la vecina llegó no fue capaz de pedir ayuda. Nadie sabía
que todavía estaba vivo.
El horror desgarró a Ranger mientras pensaba en el dolor
que Xavier debía haber sentido, siendo tan joven y estando solo.
—¿Cuánto tiempo estuvo allí hasta que tu madre lo encontró?
—Ella nunca estuvo segura, pero estima que alrededor de
dos días. —Chance negó con la cabeza—. Todavía no sé cómo se
las arregló para vivir tanto tiempo con esa herida.
—¿Y cómo tuvo la suerte de que lo encontrara?
—Estaba volando cuando olió la sangre. Al principio se
asustó y empezó a huir, pero luego lo oyó gemir. Podéis decir lo
que queráis sobre los Cuervos, y probablemente todo sea
verdad, pero tienen un buen sentido de la audición. Esa fue la
suerte de Xavier, porque fue lo que le salvó la vida ese día.
—¿Así que bajó, lo encontró y se lo llevó a casa con ella?
—Sí, lo sanó y ha estado con nosotros desde entonces.
—¿Nunca pensó en encontrar a su familia?
Chance le disparó una mirada incrédula. —Mira, yo no sé
mucho de cambiaformas, pero hasta nosotros sabíamos que los
cambiaformas Águilas estaban prácticamente extintos. Mis
padres se dieron cuenta que las posibilidades de encontrar
algún familiar de Xavier eran escasas.
—Y además, lo que encuentras te lo quedas. ¿No? —dijo
Ranger con sarcasmo.
—No lo entiendes, ¿verdad? —Chance se inclinó hacia
delante—. Para entonces, los Cuervos daban una recompensa
por las cabezas de mis padres y la mía. Exactamente no
podíamos ir corriendo a preguntar si alguien había perdido un
cambiaformas águila. No sólo porque hubieran capturado a mi
familia, sino porque los esclavistas se hubieran llevado a Xavier.
¿Tienes alguna idea de lo mucho que les encantaría tener en sus
manos a un águila? Además, para ese momento, todos
queríamos a Xavier. Somos de la misma edad y en poco tiempo,
empezamos a pensar como hermanos.
—¿Tus padres lo trataron como a un hijo? —Por alguna
razón, eso significó mucho para Ranger.
—Sí. —Chance le dio una pequeña sonrisa—. Mi mamá se
enamoró casi instantáneamente de él. Mi papá también lo hizo,
aunque trató de ocultarlo. No le gustaba quedar como un
blandengue, a pesar de que en realidad lo era —dijo Chance con
un tono de cariño más que de desprecio, como hubiera hecho
cualquier otro cuervo.
—¿Qué pasó con tus padres?
—Hace seis meses, algunos cambiaformas Hienas se
enteraron de la existencia de Xavier. Vinieron a llevárselo para
venderlo en el mercado negro. Cuando atacaron, mi padre...
Chance se paró, respiró hondo, y luego continuó: —Mi
papá me dijo que tomara a Xavier y Dulla y volara lejos.
—¿Por qué no fueron tus padres con vosotros?
—Mi madre ya no era capaz de cambiar.
Ranger esperó que siguiera con su exposición, pero el
cuervo no continuó. Al final, Ranger dejó caer otra pregunta, ya
que el cuervo parecía estar abierto a contárselo todo.
—¿Por lo tanto, tu papá se quedó atrás para protegerla?
Chance le dio una sonrisa triste. —En realidad, eran dos
contra veinticuatro, se quedó para morir con ella.
—Lo siento por tu pérdida.
—¿En serio? Creí que como eres un lobo, serías feliz de que
hubiera dos Cuervos menos en el mundo.
—Tú mismo me has dicho que no erais como cualquier
otro cuervo. Además, salvasteis a Xavier, y eso significa mucho
para mí. —Ranger no estaba seguro de quién se sorprendió más
por esta última frase.
Chance entrecerró los ojos. —Pensé que no conocías a
Xavier hasta la otra noche.
—Eso es correcto.
—Entonces, ¿cómo voy a creer que te preocupas por lo que
le suceda? Sé que no tienes planes de venderlo, o de lo contrario
tú y tus amigos felinos ya habríais vendido a Riley hace mucho
tiempo. Entonces, ¿qué otra razón podría haber para que sea
tan importante para ti?
Ranger se devanó los sesos tratando de encontrar una
respuesta, pero lo único que le vino fue la imagen de Xavier
cuando lo miró mientras estaban en la ducha. La forma en la
que se había aferrado a Ranger, apoyándose en él. Sobre todo,
Ranger pensado en lo mucho que quería volver al lado del
águila.
—No lo sé. Sólo por ser él —Ranger finalmente admitió. Se
aclaró la garganta y cambió rápidamente de tema—. Así que,
después de que salierais volando, ¿a dónde fuisteis?
—Sabíamos que no podíamos volver a casa porque las
hienas estarían vigilando el lugar. Decidí que teníamos que ir a
algún lugar donde pudiera encontrar un trabajo para
mantenernos. Flint me vino a la mente a causa de la alta
población de cambiaformas que hay. Me imaginé que habría
alguien que estuviera dispuesto a contratarme, aunque no tengo
ninguna educación o habilidad laboral.
Ranger decidió no hacerle saber que sabía que había
tomado medidas desesperadas con el fin de mantener a su
familia. —¿De dónde sacasteis la sombra?
—¿Quieres decir el spray que enmascara el aroma de
Xavier?
—Sí.
—Unos cambiaformas Lobos me lo vendieron. Pensaron
que era para mí. No me atreví a decirles que era para mi
hermano águila.
—¿No te advirtieron sobre lo que podría ocurrir si se
utilizaba demasiado?
Chance negó con la cabeza, el labio inferior le tembló
ligeramente. —No, si hubiera sabido que eso dañaría a Xavier,
nunca lo hubiera traído a casa. Te lo juro.
A juzgar por los gestos de protección que había visto del
cuervo hacia Xavier y Dulla, Ranger se sentía inclinado a
creerlo.
—Tengo una pregunta más para ti. ¿Por qué me lo has
contado todo? A juzgar por lo que he visto, no confías en
nosotros —dijo Ranger.
Chance dudó unos instantes antes de decir: —Porque estás
ayudando a Xavier. Además, he visto la mirada que te dio
cuando le prometiste que Dulla estaría bien. Confía en ti. —
Chance jugueteó con sus dedos antes de preguntar—: ¿Cómo
está Xavier?
—Están trabajando en él ahora.
—¿Crees que se pondrá bien?
—Tenemos a algunos de nuestros mejores hombres
trabajando en él. Si alguien puede contrarrestar el
envenenamiento, esos son Owen y el Doc.
—Por favor, tenéis que salvarlo. Acabo de perder a mamá y
papá. No puedo perder también a mi hermano
—He visto al Doc hacer milagros otras veces. Además,
Xavier es un cambiaformas, eso está de su lado para ayudarlo.
—¿Mi hermana está bien?
Ranger decidió ser honesto con él. —No, ella se ha cerrado.
Pero ahora que he hablado contigo, puedo llevarte con ella.
Vamos a manteneros en las salas de interrogatorios en vez de en
la cárcel.
—¿Somos un sucio secreto?
—Algo por el estilo. —Tanto si le gustaba el hombre como
si no, Ranger no iba a entrar en detalles sobre la enfermedad
mental de Riley.
—¿Puedes conseguir un televisor para Dulla?
—Claro, ¿es adicta a la telebasura o algo así? —Ranger se
burló suavemente.
—No, estábamos tan lejos en el medio de la nada que no
teníamos canales ni nada parecido, pero mi mamá le compró a
Dulla un montón de DVD del oso Yogui. A Dulla le gusta verlos
todo el tiempo. Ayuda a calmarla.
—Claro, ¿hay algún DVD que quieras que tome para ti?
Chance negó. —Nunca he visto otra cosa. Mi mamá sólo
trajo a casa eso.
—¿Por qué? ¿Estaba en contra de los otros espectáculos o
algo así?
—Hey, ¿qué puedo decir? Somos Cuervos. El hecho de que
no nos guste matar nuestra propia comida y jugar con las
canales, como el resto de nuestra raza, no quiere decir que no
seamos raros de vez en cuando.
Ranger se echó a reír, antes de que algo en el comentario
de Chance lo golpeara. —En serio, ¿es por eso que los otros
Cuervos huelen tan mal?
—Sí, y debido a algunas prácticas culturales. Mamá sólo
compartió algunas de ellas con nosotros, pero eran brutales y
estaban mal. —A Chance le dio un escalofrío.
Ranger decidió que quizás era mejor no saber en qué
consistían esas actividades. Se puso de pie. —Traeré a Dulla de
inmediato. Me aseguraré de conseguir también el televisor y el
DVD. Sólo tengo una última petición.
—¿Qué?
—Quiero saber el nombre del lobo que te vendió el spray.
—¿Por qué?
Un gruñido bajo retumbó en el pecho de Ranger. —Debido
a que casi mata a Xavier. Voy a asegurarme de que no vende esa
basura a otro cambiaformas confiado.
—Miles. Pero no sé dónde para. Fue expulsado del último
sitio en el que yo estaba trabajando y no sé a dónde se fue.
—No te preocupes, conozco a un rastreador excelente.
Ranger se levantó y salió de la habitación. Antes de cerrar
la puerta, ya estaba sacando su móvil. Tan pronto como Shane
respondió, Ranger ordenó: —Me acabo de enterar que un lobo
llamado Miles, fue quien le suministró la sombra a Xavier.
Quiero que encuentres al bastardo sarnoso y cuides de él de la
mejor forma que sepas.
Curiosamente, Ranger no se sentía ni un poco culpable por
ordenar su primer asesinato. Su único pesar era que no podía
ser él quien hiciera el trabajo. Ese lobo se había atrevido a
lastimar a Xavier y por lo que a Ranger se refería, eso era un
delito que conllevaba la pena de muerte.
Tan pronto como terminó de hablar con Shane, Ranger
trasladó a Dulla a la sala de Chance y ordenó que llevaran allí un
televisor y una colección de DVD de Yogui, mientras él se
apresuró a ir a ver Xavier. Habían convertido una de las salas de
interrogatorios en una sala de emergencia improvisada. Cuando
Ranger entró y se encontró a Xavier inconsciente y conectado a
un montón de máquinas, su corazón se sacudió.
—¿Qué pasó? Hablaba muy bien en la ducha.
Jacyn levantó la vista. —Tuvo una recaída de las peores.
Sus pulmones se llenaron de líquido y le bajó la presión arterial.
Tuvimos que intubarlo y ponerle otra IV.
—¿Cuánto tiempo lleva inconsciente? —Ranger se acercó y
acarició suavemente el cabello de Xavier.
—Casi desde el momento en el que lo trajeron aquí.
—¿Va a recuperarse? —Ranger se estremeció con el
pensamiento de que Xavier pudiera morir.
—Es necesario tenerlo controlado y esperar, pero el doctor
piensa que va a salir adelante. No hay antídoto conocido para la
ricina, pero Owen logró contenerlo. —Jacyn dejó salir un silbido
de apreciación—. Ese tipo es un maldito genio. Tenemos mucha
suerte de que trabaje de nuestro lado.
—¿Cuándo crees que despertará?
—Todavía no estamos seguros. El Doc sólo ha visto otro
caso como este.
—Hablé con Chance, el cuervo macho. Según él, el lobo
que los vendió esa mierda ni siquiera los avisó de lo que
sucedería si se ponían demasiado.
Ranger contempló a Xavier. Aunque sus labios ya no
estaban azules, su piel era tan pálida como la de Chance. Ranger
pasó un dedo a lo largo de la mejilla de Xavier, su propio aliento
ligeramente atorado en su garganta.
Maldita sea, si sólo hubiera llegado allí antes, tal vez
entonces Xavier no estaría tan enfermo.
—¿Siempre eres tan cercano a los callejeros que recoges?
—preguntó Jacyn mientras miraba hacia abajo al dedo de
Ranger, que seguía acariciando la cara de Xavier.
Ranger pensó en mentirle, pero sabía que Jacyn vería a
través de él. Desde que se había unido a la coalición, Ranger
había vivido con la familia del jaguar, y Jacyn y él eran bastante
cercanos.
—No, nunca me he sentido así por nadie. No sé qué tiene
Xavier, pero es como una astilla en la pata que no va a
desaparecer.
—Puedo verlo.
Ranger dejó escapar un gruñido suave por la frustración.
—Es una estupidez. Sólo he hablado con el mocoso un par de
veces, así que no hay razón por la que deba sentir nada por él.
—Y sin embargo, no puedes sacarlo de tu mente. —Jacyn le
dio una sonrisa de simpatía—. ¿Ayudaría si te dijera que ocurrió
lo mismo con Logan y conmigo?
—En realidad, no. —Ranger soltó un suspiro de
frustración—. Mira, nosotros no somos como vosotros dos.
Xavier y yo no vamos a salir corriendo a inscribirnos en un
registro de bodas o cualquier otra cosa.
—Hmm... —Jacyn le dio otra mirada apuntando a la
manera en la que Ranger continuaba acariciando a Xavier—. Si
ese es el caso, entonces, ¿por qué no te vas a casa y duermes un
poco?
—No me iré hasta que despierte. —Ranger
automáticamente protestó. Tan pronto como se dio cuenta de lo
que había dicho, apretó los labios, enojado, para contener una
maldición.
—Sí, sigue diciéndote a ti mismo que no significa mucho
para ti —atacó Jacyn antes de alejarse.
Ranger debatió si correr tras él, pero luego se dio cuenta
de que realmente no quería dejar solo a Xavier. En su lugar,
acercó una silla y se sentó junto a la cama, incluso extendió la
mano y agarró la de Xavier.
—¿Qué demonios me estás haciendo? —le preguntó
Ranger a Xavier.
Por supuesto, ya que Xavier estaba en coma, no respondió.
Ranger utilizó su mano libre para acariciarle el pelo,
maravillándose de lo suave que se sentía. —Tienes que
despertar. Así por lo menos, puedes volver a esquivarme.
Xavier tampoco respondió a ese comentario.
Xavier parpadeó abriendo lentamente los ojos. Se puso
tenso, esperando que el dolor demasiado familiar se disparara a
través de su cabeza, pero no llegó. En cambio, se sentía débil y
desorientado.
Poco a poco giró su cabeza hacia un lado, tratando de
ubicar dónde podría estar, pero la habitación blanca le era
desconocida. Estaba llena de equipos médicos, pero aparte de
eso, no tenía idea de dónde estaba.
Todavía moviéndose con cautela, volvió la cabeza en la
otra dirección, su corazón perdió el ritmo cuando vio a Ranger.
El lobo estaba sentado a pocos metros de distancia, desplomado
en una silla. Estaba dormido y parecía que llevaba varios días
sin afeitarse, a juzgar por los rastrojos que se veían en su
hermoso rostro.
—Ranger —graznó Xavier, su voz ronca por su dolorida
garganta.
El lobo se sentó en posición vertical automáticamente. —El
paciente está despierto.
—Sí, ¿dónde estoy?
—En la sede de la coalición felina.
Xavier asintió cuando los recuerdos de la otra noche le
llegaron. —¿Cuánto tiempo he estado fuera?
—Un par de días. ¿Cómo te sientes?
—Me duele la garganta.
—Jacyn dijo que era de esperar, debido al tubo para
ayudarte a respirar. —Ranger tomó un vaso y lo acercó con una
pajita a los labios de Xavier—. Aquí, a ver si esto ayuda.
Xavier dio un sorbo, el agua fría bañó su reseca garganta.
Aunque el dolor no se fue por completo, ayudó algo. Xavier se
tomó unos momentos antes de soltar la paja de sus labios.
—Gracias. —Se hundió en la almohada.
—No hay problema.
—¿Dónde están Dulla y Chance?
Aunque seguía preocupado por sus hermanos, una parte
de él sabía que Ranger cumpliría su promesa y los protegería.
—Ellos están en otra sala de interrogatorios. Pero no te
preocupes. Están juntos y llevé un montón de DVD del oso
Yogui para Dulla.
—Gracias. Probablemente todo esto la haya asustado, y el
programa le ayuda a calmarse.
—Lo sé, me lo dijo Chance.
—¿Eso es todo lo que Chance compartió contigo?
—No, me habló de cómo llegaste a vivir con ellos, lo que
ocurrió con sus padres y como llegasteis a Flint.
Eso sorprendió a Xavier. Habían sido educados para
mantenerlo siempre todo en la familia. Si Chance le había
contado todo eso, realmente debía confiar en Ranger.
—¿Estamos bajo arresto? —preguntó Xavier.
Ranger apretó los labios. —Honestamente, no sé lo que
sois. Aunque no habéis hecho nada en contra de la coalición,
tampoco podemos dejar que os vayáis.
—¿Por qué no? ¿Qué pasa si nos comprometemos a irnos y
no volver nunca más a Flint? —A pesar de que hizo esa
pregunta, el corazón de Xavier gritó en señal de protesta. Esta
vez no era sólo por Riley. Por extraño que pareciera, Xavier
sintió que iba a perder a Ranger en igual medida, si no más.
—Eso está fuera de la discusión. Sólo es una cuestión de
tiempo antes de que los esclavistas te atrapen. Eso no es un
lugar en el que quieras estar. Lo sé por experiencia personal.
—¿Fuiste capturado por traficantes de esclavos? —Xavier
no podía imaginar que nadie pudiera contener a Ranger. El lobo
parecía muy fuerte y capacitado.
—Antes de entrar en la coalición, vivía con Riley y algunos
otros cambiaformas callejeros. Llamamos estúpidamente la
atención sobre nosotros y terminamos como esclavos.
—¿Cuánto tiempo estuviste en cautiverio?
—Pasó un año antes de que la coalición felina nos
rescatara.
Xavier pensó en eso un momento, su mente seguía fija en
un punto. —Sé que Riley tiene pareja ahora, pero ¿qué cerca
estabais mi hermano y tú antes de eso?
Ranger dio un largo suspiro. —Mientras estuvimos
viviendo todos juntos, nunca fuimos exclusivos ni nada, pero
hemos jugado un par de veces.
Los celos y la decepción golpearon a Xavier. —Cuando
dices jugar, no te refieres a cartas o las damas, ¿verdad?
—No, realmente no. —Ranger se inclinó hacia delante en la
silla—. Pero Riley y yo siempre fuimos sólo amigos. No era nada
más.
Xavier se encogió de hombros, haciendo todo lo posible
para actuar como si no lo molestara. —No tienes que explicarme
nada.
Antes de que pudieran decir nada más, el médico se
acercó. —Ya era hora de que despertaras.
A pesar de su actitud gruñona, Xavier podía decir que el
hombre estaba realmente contento de verlo consciente.
—Sabía que no debería haberme tomado dos pastillas para
dormir —bromeó Xavier
En la esquina de los labios del médico, apareció una
sonrisa. —En lugar de eso, quisiste suicidarte con ese maldito
spray.
—Sólo trataba de hacerte la vida más interesante. Sin
pacientes como yo haciendo el idiota, los médicos no tendríais
nada que hacer.
—Qué suerte la mía, hay un montón de tontos del culo por
aquí, así que nunca tendré un momento aburrido.
El médico revisó los signos vitales de Xavier. Cuando
terminó, dijo: —Estás haciéndolo mucho mejor que la primera
vez que llegaste.
—¿En serio? ¿Significa eso que puedo ver a mis hermanos?
—Date un día más y luego te dejaré salir de la cama.
Entonces podrás visitarlos. —El Doc escribió algunas notas en
su cuadro médico.
Xavier quería preguntar si podían venir Chance y Dulla,
pero sabía que probablemente sería mejor para Dulla no
moverla demasiado. Además, si veía a Xavier acostado en una
cama, se preocuparía demasiado. Ya había tenido suficiente en
la última semana, como para añadirlo a él a la ecuación.
—¿Sabe Riley que estoy aquí? —Por fin se atrevió a
preguntar.
Si su gemelo lo supiera, pero se hubiera negado a ir a
verlo, sería un duro golpe. Aunque Xavier se decía a menudo
que su hermano de nacimiento no significaba nada para él,
deseaba secretamente tenerlo a su lado. Ya fuera porque eran
gemelos o tal vez por los lazos familiares de los Águilas, fuera la
que fuera la razón, Xavier sentía un anhelo constante de ver a
Riley otra vez.
—No, no lo han informado todavía.
Xavier tiró nerviosamente de su manta. —No intentaría
hacerle daño. Te lo prometo.
Ranger se acercó y acarició el pelo de Xavier.
Impresionado por el amoroso gesto, Xavier casi se olvidó de la
aplastante decepción. Incluso se acurrucó en el toque, como un
gatito en busca de más atención.
—Sé que no lo harías. Su compañero es realmente
sobreprotector con él, porque Riley... —Ranger se fue apagando
mientras su mirada se desviaba a un lado.
—¿Qué pasa con Riley?
—A veces no maneja ciertas situaciones muy bien.
El pecho de Xavier se apretó cuando cayó en la cuenta de
lo que significaba. —¿Es como mi madre biológica?
Incluso años después, Xavier podía recordar sus cambios
de humor. Cómo se encolerizaba de repente y destruía casi
todos los muebles de la casa. Y en el momento siguiente
utilizaba un marcador rojo para escribir los pasajes de la Biblia
en la pared de la sala. Los pasajes habían sido terribles para
ellos, que todavía eran muy pequeños y débiles.
—No, no es para nada como tu madre. Aunque Riley tiene
a veces... episodios, nunca es violento con los demás.
Eso no hizo mucho para calmar a Xavier. Dejó escapar un
leve sonido de angustia. —Oh, Dios mío.
Ranger se inclinó y depositó un suave beso en la frente del
águila. Xavier contuvo el aliento cuando el calor se arremolinó
en su estómago. Eso lo ayudó a aliviar un poco el pánico que
corría a través de él, especialmente cuando Ranger se acercó y
entrelazó sus dedos con los suyos.
—Riley está mucho mejor ahora. El Doc está trabajando
con un psiquiatra especialista en cambiaformas que está
tratando a Riley. Tomará medicinas el resto de su vida, pero es
más feliz de lo que jamás lo he visto.
—¿Acaso si siquiera sabe que estoy en Flint?
—Colin no quería decírselo por temor a que Riley se
hiciera demasiadas esperanzas.
—Oh.
Esa noticia le dolió mucho más de lo que debería. La
emoción obstruyó su garganta y se alejó, sin querer mostrar su
momento de debilidad. Cuando una lágrima resbaló por su
mejilla, Xavier intentó limpiársela discretamente en la
almohada. Por alguna razón, le importaba lo que Ranger
pensara de él y quería desesperadamente demostrarle que era
fuerte.
—¿Sabías que fui exiliado de mi manada? —preguntó
Ranger.
—¿Por qué? —preguntó Xavier, sin volverse.
—Porque soy gay. En realidad, fueron sólo algunos
miembros de la manada los que me echaron. En ese momento,
Chris, nuestro líder no era el mejor Alfa y los miembros como yo
eran expulsados.
—¿Y tus padres? ¿Acaso no te ayudaron?
Ranger le dio una risa amarga. —¿Estás bromeando? Mi
padre dirigió el grupo que me echó.
Xavier dejó escapar un grito ahogado de shock y se dio la
vuelta para mirar a Ranger. —Eso debió dolerte.
—Lo hizo. Lo peor fue tener que dejar a mi madre y a Leia.
Una vez más, Xavier sintió la jodida mordedura de los
celos. —¿Era Leia tu novia?
Ranger pegó su nariz a la de Xavier. —No, nunca ha
habido ninguna mujer para mí. He estado fuera durante
bastante tiempo. Leia es mi hermana.
Xavier trató de no sentirse demasiado satisfecho. Por lo
que sabía, Ranger podría tener un novio. —Siento que os
separaran.
—Yo también siento mucho que Riley y tú estéis
separados.
—Sólo quería verlo. Eso es todo. Nunca tuve la intención
de causar tantos problemas. Ahora Dulla y Chance son
prisioneros, y todo por mi culpa. —Xavier lanzó un suspiro
tembloroso.
—Creo que esto es lo mejor que os podría haber pasado a
los tres. Aunque Chance estaba haciendo todo lo posible, los
Cuervos esclavistas os habrían capturado tarde o temprano.
—¿Crees que los felinos matarán a Dulla y Chance? —
Xavier finalmente expresó su temor más grande.
—No, una vez que pasé mi informe a Mitchell, el líder de la
coalición se dio cuenta de que esta situación es única. Ahora, la
única pregunta es, qué vamos a hacer con ellos. No podemos
dejarlos ir por temor a que los ataquen, pero no sabemos dónde
infiernos colocarlos. La raza más parecida a ellos que tenemos
aquí es la de los Halcones, y hay demasiada sangre derramada
entre ellos y los Cuervos. Creo que van a tener problemas para
aceptar incluso a buenas personas como Dulla y Chance.
Xavier sonrió. —¿Acabas de llamarlos buenos?
—Chance me dejó muy impresionado.
El impulso de sonrisa se desvaneció. —¿Es así?
Ranger se echó a reír. —Eres tan lindo cuando estás celoso.
—¿Quién dice que estoy celoso?
—Lo tienes escrito por todos los lados de esa linda cara
tuya.
—¿Me acabas de alagar?
—Sí, a pesar de que me diste esquinazo.
El calor se apoderó de la cara de Xavier. —Realmente
siento eso. Estaba asustado y quería marcharme. Esto puede ser
una sorpresa para ti, pero no tengo habilidades de combate muy
buenas.
Una mirada de asombro y burla apareció en el rostro de
Ranger. —¡De ninguna manera! Nunca me lo hubiera
imaginado.
Xavier se echó a reír. —Es una buena cosa que no tengas el
trabajo de Jacyn, tu trato con los enfermos sería una mierda.
—Nunca he tenido ninguna queja antes. —Doblándose
hacia abajo ligeramente, Ranger acarició el cuello de Xavier.
Un estremecimiento de placer bailó por la columna del
águila cuando su polla comenzó a hincharse. —Probablemente
apeste al hedor de la enfermedad.
—Hueles perfecto. —Ranger inhaló profundamente, su
lengua lanzándose hacia la carne de Xavier en una rápida
lamida—. Estoy en el cielo, porque finalmente puedo respirar tu
olor sin el maldito aerosol ocultándolo.
—Todavía no puedo creer que fuéramos tan estúpidos
como para no saber que era el spray el que me estaba matando.
Si hubiera un premio al mayor idiota, lo estaría recogiendo.
—No seas tan duro contigo mismo. Has tenido mucho que
asimilar, por lo que es comprensible que cometas algunos
errores en el camino. Me alegro de haber estado allí para
salvarte.
Xavier se estremeció cuando Ranger le dio otro lametazo
lento y sensual. —Sí, pero ¿qué pasa si no estás allí la próxima
vez?
Ranger levantó la cabeza unos cuantos centímetros.
Agarró la barbilla de Xavier, lo que lo obligó a girar hasta que
sus miradas se cerraron. Otro escalofrío recorrió a Xavier por la
intensa expresión en los ojos color ámbar de Ranger. Era casi
como si fuera a desnudarlo y lamer cada centímetro de su piel.
—¿No lo entiendes todavía? —Ranger exigió.
La boca de Xavier se secó. Tragó un par de veces en un
intento desesperado para poner algo de humedad en su
garganta. —No, yo no...
—Siempre voy a estar aquí. Ahora que te he encontrado,
nunca te dejaré ir. Y no porque seas el hermano de Riley o
porque seas un águila que necesita protección.
—¿Entonces por qué?
El corazón de Xavier comenzó a latir violentamente. De
alguna manera, sabía que las siguientes palabras cambiarían su
vida para siempre. Ranger pasó la yema de su dedo pulgar a lo
largo del labio inferior de Xavier. El águila no pudo resistirse y
lanzó su propia lengua hacia fuera, su polla se sacudió por el
sabor salado del hombre.
Todavía sosteniendo su mirada, Ranger, dijo: —Nunca te
dejaré ir, porque tú me perteneces.
—Estás loco. ¿Cómo puedes saber eso cuando sólo hemos
hablado un par de veces? —protestó Xavier, aunque en el fondo
sabía que los sentimientos intensos que corrían entre ellos, lo
hacían en ambos sentidos.
—Bien, entonces si no es verdad, niégalo. Dime que desde
el momento en que nos conocimos, no te diste cuenta de que
estábamos destinados a estar juntos. Y no para una follada
casual. Te quiero como mi compañero y yo no voy a aceptar
nada menos.
Xavier abrió la boca para discutir, pero no salió nada.
Mientras su cerebro gritaba, ‘¡esto es una locura!’, su corazón
decía, ‘¿a quién le importa? Sabes que Ranger tiene razón’. Lo
curioso era que el corazón siempre parecía ser más fuerte que el
cerebro, especialmente cuando se trataba del amor.
Cuando Xavier continuó en silencio, Ranger le dio una
sonrisa de satisfacción. Dándole un suave beso en la mejilla, le
susurró: —Te voy a dar tiempo para acostumbrarte a ello, pero
no te equivoques. Eres mío y no te dejaré ir jamás.
Aunque Ranger no quería irse a la cama, Xavier insistió en
que debía ir a descansar. Ranger casi discutió, pero al final
decidió que probablemente podría darse una ducha caliente y
cambiarse de ropa.
A pesar de estar cansado hasta los huesos, Ranger dio
vueltas en la cama la mayor parte de la noche, su mente volvía
constantemente a Xavier. A pesar de que el Doc y Jacyn le
habían asegurado que todo había pasado, a Ranger le
preocupaba que Xavier tuviera otra recaída, como la última vez
que se separó de él.
Cuando dieron las cinco de la mañana, Ranger finalmente
se rindió y se vistió. Se abrió camino hasta la cocina,
ligeramente sorprendido al encontrarse a Mitchell sentado en la
mesa tomando unos cereales. Dado que Mitchell era el líder de
la coalición, tendía a tener un horario extraño.
—Me sorprende que hayas dejado a Xavier —dijo Mitchell
a modo de saludo.
Ranger se encogió de hombros, sin molestarse en negarlo.
El águila se había convertido en el foco de toda su atención. —
Xavier quería que durmiera un poco.
—Ah, entonces supongo que estás tan preocupado por él
que sólo has conseguido conciliar el sueño un par de horas.
—Lo intenté durante veinte minutos —bromeó Ranger,
dejándose caer en un asiento.
Había una jarra de café sobre la mesa, y Mitchell le sirvió
una taza a Ranger. —¿Has pensado dónde debemos poner a
Xavier y los Cuervos?
Ranger asintió. Al menos, sus vueltas en la cama no habían
sido en vano, porque se le había ocurrido la solución perfecta
poco después de medianoche. —¿Sabes ese conjunto pequeño
de oficinas en el extremo norte del edificio? ¿Las que nunca se
utilizan?
—Sí.
—Me preguntaba si me permitirías convertirlas en un
apartamento para Xavier y para mí.
Si Mitchell se sorprendió de que Ranger se fuera a vivir
con Xavier, no lo demostró. —¿Los Cuervos también vivirán
contigo?
—Sí, van a tardar un tiempo, pero creo que el resto de la
coalición se acostumbrará a tener un par de Cuervos alojándose
por aquí. Puede que nunca lleguen a aceptarlos del todo, pero al
menos espero que aprendan que no son unos hijos de puta
asesinos sin alma, como todos los demás Cuervos.
—No va a ser fácil para ellos. Muchas familias se han visto
afectadas por los Cuervos. A pesar de que Dulla y Chance sean
diferentes, va a haber algunos que no puedan ver más allá de lo
que son.
Ranger tomó una manzana de la cesta de frutas en el
centro de la mesa. —¿Qué me sugieres? No podemos
abandonarlos simplemente porque tuvieron la desgracia de
haber nacido en la raza equivocada de pájaros.
—No, todos sabemos lo que les pasará a esos niños si salen
a la calle. Incluso si Xavier no está con ellos, van a tener grandes
objetivos en la espalda. Son demasiado ingenuos y vulnerables
para sobrevivir en nuestra viciosa sociedad. Tuvieron suerte de
que los encontráramos antes de que los mataran.
—A Xavier casi lo matan —señaló Ranger antes de darle un
salvaje mordisco a la manzana.
—He oído que enviaste a Shane a visitar al hombre que le
suministró a Xavier la sombra.
Ranger buscó la cara Mitchell cuidadosamente para
detectar cualquier signo de desaprobación. Lo único que
encontró fue curiosidad. —En lo que a mí respecta, el lobo debe
ser eliminado. Nunca advirtió a Chance de lo que podría
suceder si utilizaba ese spray. El desgraciado estaba más
preocupado por el dinero que obtendría con la venta. Me
pregunto a cuántos otros cambiaformas habrá matado con su
veneno.
—Estoy de acuerdo con tu decisión. Shane también, o de lo
contrario nunca habría accedido a eliminarlo.
—¿Shane ha rechazado un trabajo alguna vez? —Ranger
arrastró las palabras.
—Esto puede ser una sorpresa para ti, pero, sí, lo ha hecho.
Shane tiene su propio conjunto de normas morales, por extraño
que parezca.
Ranger se sintió mal por haber hecho la pregunta.
Obviamente, el leopardo debía ser un buen tipo, de lo contrario
Trevor nunca se habría enamorado de él. Además, nunca
hubieran encontrado a Xavier de no haber sido por las
habilidades de rastreo de Shane.
—Voy a comprobar y ver cómo está Xavier. —Ranger se
levantó, la manzana aún en la mano.
Salió de la casa y pasó a través de la construcción en su
mayor parte desierta. Eso en realidad era una bendición, ya que
no quería encontrarse con sus amigos y tener que explicarles a
dónde iba. Se dio cuenta de que no sería capaz de contener las
noticias de los recién llegados por mucho tiempo. Infiernos,
podía ser que los rumores ya circulan alrededor y todo el mundo
lo supiera. Sólo esperaba comprar al menos un día más antes de
que todo estallara. De esa manera, podría convencer a Colin de
que era seguro que Riley viera a Xavier.
Cuando llegó al pasillo que conducía a la sala de
interrogatorios, se detuvo el tiempo suficiente para echar un
vistazo a la habitación de los Cuervos. Chance estaba
acurrucado en posición fetal, al parecer, profundamente
dormido. Dulla sentada en el borde de la cama, con el rostro
casi pegado a la pantalla de televisión.
—¿No ha dormido nada? —le preguntó a la pareja de
guardias apostados en el exterior.
Uno de ellos, un tigre, sacudió la cabeza. —En realidad no.
Ella sólo toma siestas pequeñas.
Ranger miró más de cerca, dándose cuenta que tenía algo
apretado contra el pecho. —¿Qué está sosteniendo?
Una rubor se extendió sobre la cara del joven guardia. —Es
un oso Boo-Boo de peluche. Espero que no te importe, pero lo
compré para ella.
Ranger estudió al tigre. Con el pelo corto, rubio y de punta
con varios colores en él y unos enormes ojos azules, algunos lo
llamaban gatito lindo. —No te he visto por aquí mucho. ¿Cuál es
tu nombre?
—Dominic. Acabo de empezar a servir en la sede, señor.
Espero no haberla liado dándole a Dulla un regalo. Parecía muy
deprimida, así que pensé que podría levantarle el ánimo. No
estaba tratando de llegar a ella ni nada. Me recuerda a mi
hermana y me sentí mal por ella.
Ranger decidió tener misericordia del pobre chico. —Está
bien. Parece que realmente le gusta.
Dominic sonrió. —Ella lo hace. Sé que Dulla y Chance son
Cuervos, pero me gustan.
El otro guardia, una cambiaformas león llamado Thomas,
soltó un bufido de burla. —No seas idiota, novato. Todos los
Cuervos son lo mismo. Solo que este par está vestido más
elegantemente y sabe lo que es una ducha.
Ranger quería arremeter contra el soldado, pero se
contuvo. Thomas tenía una amarga historia en cuanto a los
Cuervos, en primer lugar mataron a sus padres y, más
recientemente, eran los responsables de que su hermano menor
perdiera la cabeza. Ranger podía entender que el individuo
estuviera enojado.
—¿Quieres que Mitchell te asigna a otro lugar? —Ranger
preguntó finalmente.
Si bien era una salida y no una reprimenda, se aseguró de
que su tono de voz fuera desaprobatorio. Se puso tenso,
esperando a ver cómo lo tomaría Tomás. Si bien técnicamente
tenían el mismo rango, Thomas era mucho mayor y más
experimentado. Por otro lado, era del equipo que Ranger tenía a
su cargo.
Thomas arqueó una ceja, pero por lo demás no desafió la
autoridad de Ranger. —No, me comprometo a ser un buen
gatito y no comerme a los pájaros.
No era la mejor rama de olivo que le habían ofrecido, pero
Ranger la tomaría, dado el pasado de Thomas. Asintió con la
cabeza a los guardias antes de dirigirse a la habitación de
Xavier. Mientras abría la puerta, se hizo una nota mental de que
tal vez sería una buena idea asignar protectores a los hermanos
Cuervos. Algunos compartirían la animosidad de Thomas y no
tendrían el mismo control que el león.
Despidió a los guardias de Xavier antes de entrar en la
habitación y cerrar la puerta detrás de él, y se detuvo a mirar al
águila. Como siempre cuando se encontraba en presencia de
Xavier, Ranger luchaba contra sus contradictorias emociones.
Xavier estaba sentado en la cama, con la mirada fija en la
televisión, como Dulla. Pero a diferencia de su hermana, Xavier
observaba el show de ‘Maury Povich’. Los llenos labios del
águila estaban muy abiertos por la sorpresa mientras su mirada
de ojos verdes devoraba las imágenes que parpadeaban ante él.
El pecho de Ranger se apretó al recodar la expresión de
Xavier cuando le dijo que era suyo. Ranger aún no sabía por qué
había hecho tal declaración. Aunque todo lo que había dicho era
cierto, sabía que era demasiado pronto para tener esos
sentimientos.
Entonces Xavier se volvió y le brindó una sonrisa tan dulce
que Ranger comprendió de repente sus motivaciones. De hecho,
empezaba a sentirlo como un cristal delicado. Xavier era tan
inocente, tan divertido, tan encantador, tan molesto y
malcriado, que nadie más se le podía comparar en lo que a
Ranger se refería.
Claro, todavía no estaba listo para caer sobre una rodilla y
declararle su amor eterno, pero sí sabía con certeza que Xavier
le pertenecía a él. También sabía sin lugar a dudas, que con el
tiempo, tanto Xavier como él se amarían.
—¿Por qué estás viendo esa basura? —preguntó Ranger
cuando se acercó y se sentó en el borde de la cama.
Los ojos de Xavier de alguna manera aumentaron de
tamaño. —Justo después de que te fuiste, trajeron el equipo. He
estado despierto toda la noche viéndolo.
—Deberías haber descansado. Es necesario para que sanes.
—Estoy bien. Estoy muy bien. De hecho, no puedo
recordar la última vez que me he sentido tan bien. Fuera lo que
fuese lo que el doctor me dio, realmente funcionó.
—No deberías presionarte.
Xavier no le hizo caso. —Ranger, hay tantas cosas para ver.
Nunca me di cuenta de lo grande que es todo. ¿Sabías que
veinticinco varones humanos compiten por una mujer? Es muy
importante que le entreguen una rosa.
Ranger se mordió el interior de la mejilla para contener en
su risa. —¿Qué más has aprendido?
—Que a algunos seres humanos les gusta vivir en las islas y
comen insectos. Mientras que otros llenan sus casas con basura.
—Xavier lo miró seriamente—. Una mujer tenía cientos de
cerdos... en su casa ¿Te imaginas?
—Puedo ver que vamos a tener que limitar la cantidad de
reality shows que veas —bromeó Ranger.
Xavier se volvió un poco para poder envolver sus brazos
alrededor del cuello de Ranger, una pequeña mueca jugaba en
los labios del águila. —Pero si no los veo, entonces, ¿cómo voy a
saber a quién han expulsado de la isla? Además, hay muchos
más programas. Me gusta ver los documentales de Travel
Channel. No sabía que había tantos lugares hermosos.
Ranger puso sus brazos alrededor de la cintura de Xavier,
disfrutando de lo bien que se sentía tener al hombre en sus
brazos. —¿Cómo qué?
—Me encantaría ver la Torre Eiffel, o ir a Londres o Italia.
Piensa en lo bueno que sería poder volar sobre las pirámides de
Egipto —la voz de Xavier tenía un tono nostálgico.
—¿Dónde más te gustaría ir?
Los ojos de Xavier dieron una mirada lejana. —Quiero ir a
pescar cangrejos en Alaska, subirme en las montañas rusas de
Florida y ver el cartel de Hollywood en California. Ah, y el Gran
Cañón.
—Te llevaré a todos esos lugares y más —prometió Ranger.
Toda la alegría desapareció del rostro de Xavier para ser
reemplazada por un ceño fruncido. —Los dos sabemos que
nunca podrá suceder.
—¿Por qué no?
—Porque al igual que Riley, tendré que tener cuidado cada
vez que salga en público. Nunca seré capaz de ir a lugares muy
lejanos ni ver la diversión de Londres. Tendré que estar en
medio de la nada, como cuando vivía con mis padres, o
escondido aquí, el único lugar donde estoy a salvo.
Ranger quería negarlo, pero no pudo. Cada vez que Xavier
dejara la seguridad de la sede, estaría en riesgo de ser
capturado. No era justo, y seguro que no era correcto, pero era
un hecho que ambos tenían que asumir. Maldita fuera si eso no
cabreaba también a Ranger.
No era correcto que el resto del mundo pudiera disfrutar
de muchas cosas, mientras que su compañero tenía que negarse
incluso el más simple de los placeres. Sin embargo, al mismo
tiempo, Ranger sabía que si algo llegara a sucederle alguna vez a
Xavier, lo destruiría. Ahora podía entender por qué Colin era
tan protector con Riley.
—Algún día encontraré la manera de ir a todos esos
lugares —prometió Ranger.
Incluso si tuviera que contratar a una docena de
guardaespaldas, haría cualquier cosa para darle a Xavier un
poco de alegría, para que su compañero se sintiese normal,
aunque sólo fuera por una vez.
La boca de Xavier se levantó en una mueca torcida. —¿En
serio?
Ranger se encontró fascinado por sus labios cuando se dio
cuenta, no por primera vez, que todavía no habían compartido
un auténtico beso. —A estas alturas deberías saber que haría
cualquier cosa por ti.
Xavier se pasó la punta de la lengua por la boca, sin ser
consciente de la broma. —Está bien, entonces, ¿a dónde me vas
a llevar por primera vez?
Ranger bajó la cabeza y lo besó brevemente.
Incluso ese pequeño sabor convirtió su cuerpo en llamas.
—¿Qué tal algún lugar cercano, como Cedar Point?
—¿Qué es eso? —Xavier inclinó la cabeza hacia atrás, en
una súplica muda por otro beso.
Ranger cumplió, esta vez persistiendo lo suficiente como
para deslizar su lengua sobre la comisura de la boca de Xavier.
—Es un parque de atracciones en Ohio. Tengo la sensación
de que vas a amar las montañas rusas que hay allí.
Xavier dejó escapar un gemido cuando su cuerpo se
balanceó en el de Ranger. —Casi no puedo esperar.
—Yo tampoco.
Ranger inclinó su boca sobre la de Xavier y ahora sí le
plantó un auténtico beso. Xavier soltó otro quejido. Sus labios
se abrieron demostrando ser una tentación a la que no podía
resistirse y Ranger deslizó su lengua. El sabor dulce de Xavier
explotó sobre las papilas gustativas de Ranger, enviando
espirales de deseo a través de su cuerpo.
—¿Dónde me llevarás después? —preguntó Xavier cuando
llegó el momento de respirar.
La cabeza de Ranger daba tantas vueltas, que le tomó un
segundo ordenar sus pensamientos. —Te llevaré a Myrtle Beach
para que puedas ver el mar.
—Siempre he querido caminar por la orilla y dejar que las
olas rodeen mis tobillos.
Esta vez fue Xavier quien se adelantó a por un beso, uno
que Ranger se apresuró a devolver. Al mismo tiempo, empujó
las mantas a un lado para apartar a Xavier y acostarse con él en
la cama. Terminó en la parte superior, con el pequeño cuerpo de
Xavier debajo de él. Xavier llevaba una sudadera negra y blanca
y una fina camiseta, lo que le permitía a Ranger sentir el calor
que emanaba del hombre.
—Más —declaró Xavier.
Ya que Ranger no sabía si se refería a otro lugar o a un
beso, le dio los dos. —Luego te llevaré a esquiar a Colorado.
Ranger metió la mano en el pelo de Xavier y obligó al
hombre a inclinar su cabeza para tener una posición perfecta.
Sólo entonces comenzó a besarlo otra vez. Xavier dejó escapar
un fuerte gemido mientras se arqueaba contra el cuerpo de
Ranger.
—Me encanta la nieve.
Ranger empezó a dejar caer una lluvia de besos por la
garganta de Xavier. —Después de eso nos iremos a Hawai.
—La vi en la televisión ayer noche. Se veía muy hermosa.
—Xavier dio un suave gemido de placer.
Se empujó hacia arriba, frotando su erección contra el
muslo de Ranger. Debió de gustarle, porque lo hizo de nuevo, su
boca abierta en un cuadro perfecto de pasión. La propia polla de
Ranger gritaba pidiendo ayuda, pero empujó a un lado sus
propias necesidades, más preocupado porque Xavier
consiguiera su placer.
—Eso es, bebé, móntame —instó Ranger.
Xavier comenzó a frotarse en Ranger. Al principio, sus
movimientos eran torpes, pero rápidamente encontró su ritmo.
En poco tiempo, estableció un movimiento rápido, pero con un
ritmo sensual.
—Se siente tan bien —declaró Xavier con su voz excitada.
—Entonces no te detengas.
Ranger enterró su nariz en la parte interior del cuello del
águila, y se perdió a sí mismo en olor de Xavier. Olía a lluvia y
árboles, en otras palabras, era Xavier. Eso hizo que su lobo
aullara de placer, y al mismo tiempo, salieron sus instintos
naturales de Alfa. Mientras que quería clavar a su compañero
debajo de él y reclamarlo en ese mismo instante, sabía que no
era el momento, no todavía.
Eso no le impidió decir: —Mío, todo mío.
Xavier se empujó hacia arriba por última vez antes de
gritar el nombre de Ranger. Gritó tan fuerte que no tuvo
ninguna duda de que Thomas y Dominic lo habrían escuchado
dos puertas más abajo. A Ranger no le importaba, ya que quería
que supieran que Xavier le pertenecía a él.
Después de tomar un tembloroso y último suspiro, Xavier
se desplomó en la cama. —Eso fue... simplemente, wow.
Ranger levantó la cabeza y miró a su compañero. Xavier
sonrió, con una mirada de total satisfacción en su rostro.
Riéndose, Ranger le dio un suave beso. —Eso es sólo el
comienzo de lo que tengo planeado para ti.
—Si eso fue sólo una vista previa, no puedo esperar a ver
las otras cosas.
A pesar de sus burlas, un ligero rubor cubrió las mejillas
de Xavier. Ranger se rió comprendiendo. —¿Quieres ir al baño y
limpiarte?
—Sí, creo que voy a tener que cambiarme de pantalones —
murmuró Xavier, el rubor extendiéndose por su rostro.
Ranger se levantó. —No te avergüences. Nos pasa a todos.
Xavier se sentó, dejando volar su mirada hacia Ranger. —
¿Tú también terminaste?
Como respuesta, Ranger agarró la muñeca de Xavier,
estrechando la mano del hombre en su polla todavía dolorida,
preguntó: —¿Se siente como que me he corrido?
—Oh. —Los ojos de Xavier se abrieron—. Lo siento.
¿Quieres que me encargue de eso? Nunca he hecho una
mamada antes, pero Chance me lo dijo todo acerca de eso. Estoy
seguro que podría entenderlo una vez que empiece.
Esa sugerencia tan inocente fue suficiente para empujar a
Ranger sobre el borde. Maldita sea, si Xavier sólo supiera el
efecto que tenía sobre él. Tenía el poder para poner a Ranger de
rodillas con una simple sonrisa.
Ranger se inclinó y le dio otro breve beso. —Puedes cuidar
de mí más tarde. ¿Por qué no vas al baño y te aseas, y después te
llevo a visitar a Dulla y Chance?
Xavier sonrió con emoción. —¿Realmente podré verlos?
—El Doc dijo que podías ir hoy.
—Gracias, Ranger. Eres el mejor. Soy muy afortunado de
tenerte.
Xavier le echó los brazos alrededor del cuello y le dio un
fuerte abrazo. Cuando regresó el abrazo, no podía dejar de
pensar que en realidad él era el afortunado.
Xavier fue al pequeño cuarto de baño adjunto y se limpió
lo mejor que pudo. Aunque lo que en realidad le encantaría era
que Ranger se tomara una ducha con él. Pero estaba demasiado
ansioso por ver a Chance y Dulla.
Se puso otro par de pantalones que los felinos le habían
proporcionado. También le habían dado un par de zapatillas de
deporte negras, que se puso antes de volver con Ranger.
Mientras miraba al lobo, una ola de vergüenza golpeó a
Xavier al recordar la forma en la que había perdido el control
momentos antes. De repente, sintiéndose torpe y tímido, Xavier
se detuvo en la puerta, sin saber cómo actuar.
Ranger lo salvó doblando un dedo hacia él. —Ven aquí.
Feliz de tener una dirección en su confusión, Xavier se
adelantó. Ranger abrió los brazos y Xavier se hundió en ellos
felizmente. Incluso apoyó la mejilla contra el pecho del lobo.
—Me siento seguro cuando estoy contigo —confesó
Xavier—. Pero también estoy confundido.
—¿Sobre qué?
—Todo está sucediendo muy rápido. En un momento,
estoy viviendo en algún vertedero con Dulla y Chance, y la
siguiente cosa que sé, es que estamos viviendo en la coalición.
—Estoy seguro de que eso es mucho para asimilar.
—Lo es, porque hemos hecho todo lo posible para
evitarlos. —Cuando Xavier sintió que Ranger se ponía tenso,
agregó—. Por supuesto, ya no los tememos. Por lo menos yo no.
Sin embargo, no creo que vaya a ser fácil para Dulla y Chance.
Puedo oír hablar a los guardias, y realmente odian a los
Cuervos.
—Sí, Mitchell y yo hemos hablado de eso.
Ahora fue Xavier, el que se puso tenso. —¿Habéis decidido
que lo mejor es enviarnos lejos?
Ranger lo abrazó tan fuerte que llegó a hacerle difícil
respirar. —No vas a ninguna parte.
—¿Qué pasa con Dulla y Chance? Porque somos parte de
un acuerdo global —advirtió Xavier.
—Nunca se me ocurriría separaros. Sé lo mucho que duele
perder a un hermano.
Xavier asintió con la cabeza, recordando la mirada perdida
en los ojos de Ranger cuando le habló acerca de su propia
hermana. —¿Qué vamos a hacer?
—Mitchell me ha dado permiso para construir un
apartamento aquí mismo, en la sede. Nos mudaremos tan
pronto como sea posible.
Xavier lo miró. —¿Dijiste ‘nosotros’?
—Sí, yo también voy a mudarme.
—Un momento, chico grande. Vamos a retroceder un poco
aquí. ¿No nos estamos moviendo demasiado rápido? ¿Nos
acabamos de conocer y ya nos vamos a vivir juntos?
Ranger dejó escapar un gruñido. —Te dije que me
pertenecías.
—Lo que suena como algo muy sexy cuando estamos
amándonos, pero en cualquier otro momento, me hace sonar
como una galleta o el último trozo de pizza. Si yo quisiera ser
propiedad de alguien como si fuera una posesión, dejaría que
los esclavistas me llevaran e hicieran lo que quisieran.
—No seas ridículo.
Indignado, Xavier dio un par de pasos hacia atrás para
poner cierta distancia entre ellos. —¿Estoy haciendo el ridículo?
Tú eres el que está corriendo alrededor con gruñidos y actuando
como el Alfa grande y malo. ¿Se te ha ocurrido pensar que tal
vez podrías preguntarme si yo quiero vivir en pecado contigo?
No, solo asumiste que yo saltaría cuando tú ladraras, al igual
que tus otros perros callejeros.
—¿De qué estás hablando?
—También he oído a los guardias hablar de ti. De cómo te
gusta tener perros callejeros con los que puedes follar cuando te
conviene. —Xavier tragó saliva, el dolor cortándolo.
La comprensión apareció en los ojos de Ranger. —¿Y
cuándo te dije que nos mudábamos juntos, asumiste que sería el
mismo tipo de arreglo?
—Tú mismo me dijiste que Riley y tú follabais.
Ranger gruñó otra vez, mientras caminaba hacia adelante.
Xavier retrocedió unos pasos, dejando escapar un grito de
sorpresa cuando su espalda chocó contra la pared. Ranger
plantó las manos a cada lado de la cabeza de Xavier, imitando la
misma posición de la noche que se conocieron.
Acercándose hasta que sus rostros estaban a solos unos
centímetros, Ranger dijo: —No es lo mismo. No es como lo que
existe entre nosotros.
—¿Por qué debo creer eso?
—¿Alguna vez te he dado alguna razón para dudar de mí?
Xavier sintió un poco de culpa cuando escuchó la herida
en la voz de Ranger.
—No, nunca me has mentido. Pero no puedo evitar
preguntarme por qué me has elegido a mí como compañero y no
a uno de ellos. Sé que no soy gran cosa. No sé luchar. Apenas
puedo leer. Soy tan tonto que casi me mato por accidente.
Además, no sé nada de este mundo. —Xavier sintió sus ojos
llorosos, pero celebró las lágrimas, porque por fin podía
confesar su mayor preocupación—. Sólo soy una pálida versión
de Riley. ¿Por qué quieres conformarte con eso, cuando has
tenido la realidad?
Ranger utilizó una mano para ahuecar la cara de Xavier. —
Tú no eres una pálida versión de nadie. ¿No te das cuenta de lo
valiente, inteligente y leal que eres?
Xavier negó con la cabeza. —Si soy tan valiente, ¿por qué
me he pasado la mayor parte de mi vida aterrorizado por no ser
lo suficientemente bueno?
—¿Por qué siempre piensas eso?
—Mi madre trató de matarme y luego Riley me dejó —
intentó bromear Xavier.
Ranger le salpicó el rostro con suaves besos. —Eso no tiene
nada que ver con no ser lo suficientemente bueno. Tu madre
estaba enferma, bebé. Nada podría haber cambiado lo que hizo.
En cuanto a Riley, sólo tenía cuatro años en ese momento.
Xavier dejó escapar un sollozo roto. —Sé que no tiene
sentido. Realmente es una tontería, ya que los dos éramos
prácticamente bebés. Simplemente no pude ayudarme a mí
mismo. Siempre he pensado que Riley nunca me quiso y por eso
se fue con esa mujer, mientras yo estaba todavía allí tendido,
herido y sangrando. Incluso traté de gritar su nombre, pero no
me oyó. Una vez que se hubo ido, todo lo que tenía por
compañía era el cadáver de mi madre. Sus ojos estaban abiertos
y yo estaba muy asustado de que se levantara y empezara a
dispararme otra vez, pero no podía huir. Así que tuve que estar
allí aterrorizado durante dos días hasta que mi madre cuervo
apareció y finalmente me rescató.
—Oh, Dios. ¿Entonces te acuerdas de todo lo que pasó? —
jadeó Ranger.
—Cada segundo. Nunca he hablado sobre esto porque no
quiero volver a vivir esos recuerdos. Ni siquiera Chance o Dulla
conocen los detalles. Ni siquiera sé por qué estoy diciéndotelo
ahora.
Ranger le dio un beso suave en los labios. —Nunca has
sido una segunda opción, ni un premio de consuelo para mí. Te
quiero a ti, nadie más puede compararse contigo en lo que a mí
respecta. Mira, sé que no tiene sentido. Créeme cuando te digo
que siempre he sido el más práctico de mi grupo. Lo único que
sé es que vamos a estar juntos.
Xavier hizo un ligero movimiento de cabeza. —Estás loco.
Lo sabes, ¿verdad?
—Me han acusado de eso en el pasado.
—No lo entiendo, soy un desastre y todavía me quieres.
—Siempre —prometió Ranger antes de darle otro beso.
Esta vez el beso fue largo y profundo. Cuando se
separaron, la cabeza de Xavier estaba girando de deseo. —Lo
siento, antes me asusté. Creo que me va a tomar algún tiempo
aceptar que realmente me esté pasando algo tan bueno.
—Puedo ser tan paciente como necesites que lo sea.
Ranger le dio un último beso antes de dar un paso atrás. —
Vamos, te llevaré a ver a Dulla y Chance.
Cuando llegaron a la puerta, Ranger le preguntó: —¿Sabes
los nombres de los guardias que estaban hablando de nosotros?
—No.
—¿Fueron Dominic o Thomas?
Xavier hizo una mueca. —¿Estás bromeando? Thomas y
Dominic son realmente agradables conmigo. Creo que Dominic
no tiene ni una pizca de ‘pluma’ en su cuerpo.
Ranger se echó a reír. —¿‘Pluma en su cuerpo’?
—Era algo que mi madre cuervo solía decirnos todo el
tiempo.
Ranger abrió la puerta. —Creo que me habría gustado.
—Sé que te habría gustado. Ella era genial.
Fueron dos puertas más abajo, y hablando de los
demonios, Thomas y Dominic se encontraban de guardia. A
medida que se acercaban, Dominic sonrió. —Dulla va a estar
muy contenta de verte.
—¿Cómo está hoy? —preguntó Xavier cuando le devolvió
la sonrisa a los felinos.
—Bastante mejor. Le traje la nueva película del oso Yogui.
A ella le gusta, aunque en realidad no es una caricatura como
los otros programas.
—La estás echando a perder.
—No, sólo estoy tratando de mantenerla entretenida. Sé lo
aburrido que es sentarse sin nada que hacer.
—Es por eso que te perdiste la mayor parte de tus clases en
la escuela —arrastró las palabras Thomas.
Dominic arrugó la nariz. —¿Por qué debería aburrirme
aprendiendo sobre las tácticas de batalla, cuando podía salir a
divertirme?
Ranger le dio un coscorrón en un lado de la cabeza. —
Hablas como un joven cachorro.
Dominic se quejó de buen humor cuando se hizo a un lado
para dejarlos entrar, Chance estaba durmiendo en una cama
mientras que Dulla estaba sentada en su posición habitual en la
otra. Tan pronto como entró, se dio la vuelta con una sonrisa en
su rostro.
—¡Xavier! ¡Estás bien! —chilló cuando se levantó y corrió
hacia él.
Xavier apenas tuvo tiempo para pararse a tiempo para
atraparla, cuando ella lo atacó con un abrazo fuerte. Le devolvió
el abrazo, con la sensación del consuelo familiar al tenerla de
nuevo en sus brazos.
—Te extrañé —dijo.
—Yo te extrañé demasiado. Hasta Chance me lo ha dicho.
—Hey, mira quien ha decidido mover el culo de la cama —
Chance bromeó mientras se sentaba.
—Bueno, no podía seguir allí y dejarte toda la diversión —
bromeó Xavier cuando se alejó de Dulla.
Se echó a reír hasta que el sonido de voces airadas llegó
desde el pasillo.
—Mira, lo siento. Sólo estaba preocupado por ti.
—No me importa, Colin. No tenías derecho a ocultarme
esto. Xavier es mi hermano y tengo todo el derecho a saber que
está aquí.
—Le advertí a Colin que Riley se enfadaría —Ranger
murmuró.
La discusión continuó.
—Estoy cansado como el infierno de que me trates como
si fuera de cristal.
—¡Eres mi pareja! Por supuesto que soy protector
contigo.
—Eso no es excusa para mentirme.
—No mentí.
—¡Omitir es como mentir, halcón estúpido!
Xavier intercambió una mirada confusa con Chance. Y sin
embargo todo el mundo decía que los Cuervos eran extraños.
Por lo que Xavier podía decir, los que discutían no se daban
cuenta de su estúpida conversación.
La voz se acercó cuando una pareja entró en la habitación.
Uno de los hombres tenía el pelo y los ojos oscuros. Aunque él
era más alto que su acompañante, estaba acobardado. No es que
Xavier lo culpara, el rubio que daba gritos parecía tener un
carácter del infierno.
Luego, el rubio se volvió y le dedicó a Xavier toda su
atención, y sus argumentos se hicieron añicos, ya que Xavier le
dio un buen vistazo a su cara.
—¿Riley? —graznó Xavier.
Riley se quedó sin aliento, su labio inferior temblaba de la
emoción. —Oh dios, eres tú.
Antes de que Xavier pudiera confirmarlo o negarlo, Riley
corrió y lo abrazó. Xavier soltó un gruñido de sorpresa antes de
que su cerebro lo asimilara y le devolviera el abrazo.
Permanecieron así durante unos momentos. A pesar de que
debería haberse sentido incómodo, por extraño que pareciera,
no lo hizo. En cambio, se sentía reconfortante y extrañamente
familiar. Xavier sintió humedad en el cuello y se dio cuenta de
que Riley estaba llorando.
—Está bien. Estoy bien —lo tranquilizó Xavier.
—No sabía que estabas vivo. Te lo juro.
—Lo sé.
—Si lo hubiera sabido, nunca te habría dejado ese día. Te
habría agarrado. Me siento tan jodidamente culpable por cómo
te fallé.
—No, no es culpa tuya. Además, realmente he tenido una
buena vida. —Por primera vez, Xavier se dio cuenta de que
realmente había tenido una infancia maravillosa. Aunque su
familia Cuervo podía ser extraña a veces, siempre se había
asegurado de que se sintiera amado y aceptado.
Además, no cambiaría a Dulla ni a Chance por nada.
—Me he enterado de que fuiste rescatado por unos
Cuervos.
—Sí, y eran una familia muy enriquecedora. Nunca quise
nada más. —Xavier sintió que se desgarraba.
Esta vez, en lugar de seguir controlándose, dejó salir sus
emociones. Incluso un par de sollozos ahogados. —Te he
extrañado tanto, centeno.
Era un apodo que utilizaba mucho antes de ese terrible día
y le era fácil rodarlo por su lengua.
Riley lo apretó más fuerte. —Te extrañé demasiado. No
quiero volver a estar lejos de ti otra vez.
—No te preocupes, no voy a ninguna parte.
—Nosotros nos encargaremos también de Chance y Dulla.
Es lo menos que puedo hacer para pagarles que cuidaran de ti.
—Sí, fue un trabajo a tiempo completo. Tengo la tendencia
de eludir mis responsabilidades —dijo en tono de broma.
Colin levantó una ceja. —Qué interesante. Eso debe ser
cosa de familia, porque Riley hace lo mismo.
—Debe ser un doble caso de mente confusa.
Colin se echó a reír. —Eso es verdad. A continuación, me
dirás que también te encanta Ke$ha.
Xavier se alejó de él, arrugando la nariz por la confusión.
—¿Qué es una Ke$ha?
Riley dejó escapar una exclamación de horror. —Oh,
Xavier. He oído que te criaste en el retiro, pero no tenía idea de
que estabas tan mal. Tenemos que ponerte al día.
Xavier sonrió. —Tengo la sensación de que eres el
cambiaformas perfecto para el trabajo.
Xavier levantó la vista hacia Ranger. El lobo estaba
sonriendo con ternura al ver a la emotiva reunión. Unieron sus
miradas, y Xavier movió la boca. ‘Gracias. Gracias, por traerme
a casa’.
Una semana más tarde, Ranger se precipitó en la cafetería
para tomar algo de desayuno para Xavier y para él. Aunque
podría haber ido a los apartamentos de los Jaguares, Ranger
sabía que Cassie estaba cocinando, así que sería más seguro
tomar lo que se preparaba en la cocina de la sede.
Llenó una bandeja con frutas y algunos panecillos, y vio
llegar a Dominic. Como de costumbre, siempre que estaba fuera
de servicio, parecía una versión gay de James Bond, porque
siempre estaba rodeado de una pandilla de mujeres hermosas.
Cada una de ellas parecía querer ser su mejor amiga, y nunca
iba a ninguna parte sin por lo menos tres de ellas a remolque.
Una cara nueva estaba el grupo: Dulla. Ranger parpadeó
estúpidamente un par de veces, sorprendido al ver que la chica
había salido de su habitación sin uno de sus hermanos a su lado.
Lo que es más, parecía estar disfrutando. Ella se reía y
participaba activamente con el resto del grupo en la
conversación.
Todos ellos se sentaron a la mesa de siempre, y como
estaba cerca de la línea de alimentos, Ranger podía escuchar su
conversación.
—Por lo tanto, estaba pensando en llevar a Dulla al centro
comercial hoy y conseguirle un nuevo vestuario —anunció
Dominic al grupo.
Todas ellas asintieron entusiasmadas. Una de las mujeres
preguntó: —¿A qué tienda iremos?
Dominic estudió a Dulla durante unos momentos. —Estoy
pensando que tal vez podíamos ir a H&M. Realmente creo que
es el lugar adecuado para ella.
—¿Iremos a cortarme el pelo? —Dulla preguntó mientras
tocaba sus largos mechones.
—¡De ninguna manera! —exclamó otra mujer, acariciando
el cabello de Dulla con sus dedos. —Es hermoso de esta manera.
Mataría por tener tu pelo.
Dominic asintió. —Estoy de acuerdo, creo que sólo
deberíamos retocarlo un poco, para darte ese aspecto de recién
salido de la cama.
—Será mejor que sus hermanos no te oigan decir eso —
arrastró las palabras Ranger.
Todos ellos saltaron y lo miraron con caras culpables.
Dominic, nervioso, se aclaró la garganta varias veces antes de
tartamudear: —Yo... yo... que... era sólo una broma.
Ranger se acercó y le revolvió el pelo. —Lo sé, sólo te estoy
haciendo pasar un mal rato.
Una sonrisa de alivio cubrió el rostro de Dominic.
Ranger sacó su cartera y su tarjeta de crédito.
Entregándosela a Dulla, dijo: —No te preocupes de nada. Sólo
asegúrate de comprar también algo para tus hermanos. No
podéis seguir usando las cosas de Riley.
Ahora siempre estaba sonriendo y feliz, por lo que todas
las chicas lo miraban como si fuera su nuevo algodón de azúcar.
Dulla soltó una risita pequeña. —Podéis olvidaros de él, ya
está tomado.
—Lo sé —suspiró una de las chica—. Pero podemos soñar,
¿no?
—Será mejor que te vayas. Ahora, antes de que decidan
desayunarte a ti en lugar de los Fruit Loops —bromeó Dominic.
Ranger se echó a reír cuando siguió el consejo del niño.
Mientras caminaba por la sede, Ranger no podía evitar sentirse
complacido por la cálida recepción que Dulla estaba recibiendo
de la coalición. Todavía no estaba seguro de cómo iban a
reaccionar con Chance, ya que el hombre permanecía
prácticamente todo el tiempo en su habitación, pero tal vez
hubiera la esperanza de que su transición también fuera suave.
Cuando Ranger llegó a la habitación y encontró la cama
vacía, se sintió ligeramente decepcionado. Ya que habían estado
durmiendo juntos durante los últimos siete días, sabía que
Xavier siempre se duchaba tan pronto como se despertaba.
Mientras dejaba la bandeja del desayuno en el tocador,
Ranger rememoró la última semana. El tiempo había sido
especial y placentero por tener a Xavier en sus brazos mientras
dormían, pero también había sido frustrante, porque todo lo
que hicieron fue dormir.
Ranger querían reclamar totalmente a Xavier como su
compañero, pero se había estado reteniendo. Quería darle
tiempo a Xavier para que llegara a conocerlo y se acostumbrara
a su nueva vida. En el interior, sin embargo, Ranger tenía un
caso agudo de bolas azules que iba empeorando con el paso del
tiempo. Estar cerca del águila era al mismo tiempo un placer y
una pequeña tortura.
Entonces lo vio, apoyado en la almohada que Xavier
utilizaba, un trozo de papel doblado. Al abrirlo, Ranger sonrió al
ver las palabras garabateadas allí. «Nos vemos en la ducha».
Deteniéndose sólo lo el tiempo suficiente para tomar un
pequeño tubo de lubricante, Ranger obedeció. Dado que Chance
no estaba, no había guardias alrededor, por lo que el pasillo y
las habitaciones que llevaban a las duchas estaban
completamente vacíos.
Cuando Ranger se acercó, pudo oír los sonidos del agua
corriendo y a Xavier cantando en voz suave. Cuando entró en el
vestuario contiguo, Ranger pudo discernir la letra. Casi soltó
una carcajada cuando reconoció que era una canción de Britney.
Parecía que las enseñanzas musicales de Riley se estaban
expandiendo a otras divas.
Ahora que estaba cerca, el olor de Xavier lo llamaba, sólo
que esta vez también había un inconfundible olor a deseo.
Dejando escapar un gemido, Ranger se dirigió a la ducha.
Se detuvo en la entrada saboreando la imagen de su
compañero. Xavier estaba debajo de uno de los cabezales de la
ducha situado junto a la pared del fondo. El agua caía en
cascada sobre su cuerpo desnudo, las gotas parecían acariciarle
cada curva y músculo. En la última semana, Xavier había
ganado algo de peso en todos los lugares correctos. El culo tenía
ahora las curvas adecuadas para él, y sus pectorales tenían el
tamaño perfecto para morderlos.
Ranger debió haber hecho algún ruido, porque Xavier se
volvió y lo miró. En el instante en el que sus miradas se
cruzaron, los ojos de Xavier crecieron turbulentos de deseo.
Dejó de cantar a mitad de la palabra, con los labios
entreabiertos en una decadente invitación.
—¿Tienes mi nota? —sopló Xavier.
Su mano se arrastró hacia abajo para acariciar su pene.
Era una jodida y hermosa polla. Larga, pero no demasiado
gruesa, que se curvaba hacia su estómago. Manteniendo el
contacto visual con los ojos de Ranger, Xavier se dio varios
tirones provisionales.
—¿Estás bromeando conmigo? —gruñó Ranger.
—Dios, me encanta cuando me gruñes —declaró Xavier
antes de dejar escapar un suave gemido.
Ese comentario destrozó el último gramo de control que
Ranger tenía. Gruñendo de nuevo, entró poco a poco en la
ducha. El agua empapó al instante sus pantalones vaqueros y su
camisa, por lo que se adhirieron a su piel, pero apenas se dio
cuenta. Lo único que le importaba en ese momento era llegar
hasta su compañero.
Xavier dejó escapar una risa gutural. —Te estás mojando la
ropa.
—Que se joda mi ropa. —Ranger se acercó, enganchó a
Xavier por la cintura y estrechó al hombre.
—Bueno, estaba pensando en follarte, pero si quieres que
juegue con tus 501, puedo hacerlo en su lugar.
Ranger no se molestó en contestar a ese comentario,
simplemente bajó la cabeza y le dio a la malcriada y cálida boca
de Xavier un apasionado beso. Xavier de inmediato se volvió
dócil, sus labios abiertos para que la lengua de Ranger entrara.
Al mismo tiempo, colocó sus manos en los hombros de Ranger
para estabilizarse.
Cuando se separaron, Xavier no se detuvo. Simplemente
transfirió su atención a la mandíbula y la garganta de Ranger,
salpicando su piel con suaves besos, lamidas y mordidas. El
deseo que corría por el cuerpo de Ranger se convirtió en fuego.
Quería tomar el control, clavar a Xavier contra las baldosas y
follarlo hasta la sumisión. La necesidad era tan grande, que
Ranger cerró sus manos en un puño, clavándose las uñas en las
palmas hasta que se hizo sangre. Tomó cada parte de su auto-
control y disciplina obligarse a estarse quieto y dejar que Xavier
tomara el control.
Cuando Xavier llegó a la camisa de Ranger, comenzó a
tirar de ella, dejando escapar un sonido de impaciencia cuando
la mojada tela no quiso cooperar. Ranger se puso a ayudarlo, y
entre los dos, se las arreglaron para sacar toda su ropa.
Ranger se aseguró de tomar el lubricante antes de tirar sus
pantalones a un lado. Xavier lo miró, sus ojos se dilataron con
pasión mientras mordisqueaba nerviosamente su labio inferior.
—No te preocupes, bebé, te va a encantar —prometió
Ranger cuando se agachó y besó a su preocupado amante.
En el momento en que él que se separó, todo el temor
había desaparecido de la cara de Xavier. Una mirada de
auténtico asombro lo remplazó cuando estudió el cuerpo de
Ranger. Pasando sus manos sobre el pecho de Ranger, Xavier
sostuvo el aliento. —Maldita sea, no sé por dónde empezar.
—Puedes hacerme lo que quieras.
Un destello malvado llegó a los ojos de Xavier cuando su
mirada cayó en la polla de Ranger. Lamiéndose los labios,
Xavier preguntó: —¿Cualquier cosa?
Ranger asintió sin decir palabra. A juzgar por la forma en
la que Xavier se pasaba la lengua por la boca, Ranger tenía un
presentimiento muy bueno de lo que el mocoso iba a hacer.
Entonces Xavier se puso de rodillas, lo que confirmó las
sospechas y esperanzas de Ranger.
Envolvió una mano alrededor de la polla Ranger, y
entreabrió los labios para metérsela dentro, sólo para hacer una
pausa en el último momento. Mirando a Ranger, dijo: —Sólo
recuerda que nunca he hecho esto antes. Así que si me equivoco,
no te rías de mí.
Ranger pasó los dedos por el pelo mojado de Xavier. —
Nunca me burlaría de ti de esa manera.
Xavier le dio una tímida sonrisa antes de lanzar su lengua
para probar tentativamente. En la primera película de
humedad, Ranger dejó escapar un gemido. Eso pareció darle a
Xavier la confianza que necesitaba para darle otra probada, y
esta vez arremolinó su lengua sobre la punta de la polla de
Ranger.
Haciéndose hacia atrás, Xavier dejó escapar un suave
zumbido. —Sabes muy bien.
Ranger no se creía capaz de aguantar mucho más, incluso
abrió la boca para decirlo. Pero entonces, Xavier entreabrió los
labios y lo chupó, y todos los pensamientos de Ranger
desaparecieron.
Xavier comenzó torpemente a bombear su cabeza arriba y
abajo, su cuerpo en tensión mientras le dirigía una mirada
preocupada a Ranger. A continuación, Xavier finalmente
pareció hundirse en la pasión y dejó que el instinto tomara el
relevo. Incluso cerró los ojos, el agua cayendo sobre sus
pestañas, abanicando sus mejillas perfectamente.
Después de unos momentos de intenso placer, Ranger,
finalmente decidió tomar el relevo. —Levántate.
Xavier frunció las cejas confundido, pero se hizo hacia
atrás y se enderezó. —¿Estaba haciéndolo mal?
Ranger lo atrajo para un beso. —No, lo estabas haciendo
maravillosamente.
—Entonces, ¿por qué me has hecho parar?
—Porque ahora es mi turno para saborearte.
Antes de que Xavier pudiera responder, Ranger le dio la
vuelta y lo presionó contra las baldosas. —Arquea tu espalda
para mí.
Xavier obedeció, haciendo que su culo se quedara en la
inclinación perfecta. Ranger pasó la palma de su mano por la
mejilla del culo de Xavier. —Eres tan condenadamente
hermoso.
Ranger cayó de rodillas, acariciando los dos globos
gemelos otra vez. Entonces los separó para poder llegar al
agujero de Xavier.
Xavier miró sobre su hombro, sus ojos desorbitados por la
sorpresa. —Tú no vas a...
Nunca llegó a terminar la frase. Ranger chasqueó su
lengua y trazó un camino perezoso alrededor del borde. Xavier
dejó escapar un suspiro cuando la sensación hizo que la pasión
recorriera su cuerpo, ante lo que arqueó su espalda aún más.
—Sabía que te gustaría —cantó Ranger antes de empezar a
lamer a Xavier un poco más.
—Lo hace. Me gusta mucho.
Ranger clavó su lengua dentro un par de veces antes de
añadir lentamente un dedo. Xavier jadeó cuando se estiró, pero
no protestó. Al poco, Ranger añadió un segundo dedo, ante lo
que Xavier empezó a mecerse hacia atrás, dejando salir suaves
gemidos de sus labios.
Ranger abrió el lubricante y roció un poco en su mano
antes de añadir un tercer dedo. Dado que esta era la primera vez
de Xavier, Ranger quería lubricarlo y estirarlo adecuadamente.
—Oh, wow. Se siente tan bien —se quejó Xavier
lentamente a medida que inclinaba la cabeza hacia atrás—. No
puedo esperar para tener tu polla dentro de mí.
—No soy quien para negarle sus deseos a mi compañero. —
Ranger sacó sus dedos y se colocó. Después de instar a Xavier a
que se agachase un poco más, presionó la punta de su polla en
la abertura del hombre.
—Toma una respiración profunda y luego, lentamente,
déjala escapar.
Nunca nadie le había dado esa confianza, pero Xavier
obedeció. Al mismo tiempo, Ranger se deslizó cuidadosamente
en su interior. Xavier dejó escapar suaves sonidos de gemidos,
pero no parecía incómodo. De hecho, su polla nunca había
estado tan dura. Pero aun así, Ranger preguntó: —¿Estás bien?
—Joder, follar es fabuloso —dijo Xavier, utilizando uno de
los términos favoritos de Riley—. No puedo creer que hayamos
esperado tanto tiempo para hacer esto.
Ranger asintió en silencio cuando empezó a empujar
lentamente dentro y fuera del apretado cuerpo de Xavier. —Si
quieres, podemos hacer horas extras durante una temporada
para recuperar el tiempo perdido.
—Maldita sea, esto se siente tan bien que puedes
triplicarlo.
Agarrando los hombros de Xavier, Ranger comenzó a
moverse más rápido. El momento era perfecto... o más bien era
casi perfecto. Lo único que le faltaba era ser capaz de mirar a los
ojos de su compañero mientras lo reclamaba.
Saliendo de Xavier, Ranger lo giró, y le ordenó: —Pon tus
piernas alrededor de mi cintura.
Xavier ni siquiera cuestionó la orden, dio un pequeño salto
y envolvió sus largos brazos alrededor de Ranger. Una vez que
lo tuvo en la posición que deseaba, Ranger alineó su polla y se
empujó hacia arriba.
—Wow, eres muy fuerte —jadeó Xavier, sus mejillas
encendidas por la pasión.
Esas fueron sus últimas palabras coherentes, porque
Ranger finalmente cedió a sus instintos naturales. Fijando a
Xavier contra la pared, Ranger comenzó a hacerle el amor con
impulsos cada vez más rápidos y duros.
Xavier empezó a soltar una serie de gemidos, sus ojos
cerrados por el éxtasis. Entonces, justo cuando sintió que
Ranger estaba en el borde del placer, Xavier inclinó la cabeza
hacia un lado, dejando al descubierto su garganta en el último
signo de sumisión.
—Mío —espetó Ranger antes de hundir los dientes en la
carne ofrecida.
Xavier gritó el nombre de la Ranger mientras se corría, su
esperma caliente bañó sus estómagos. El olor del semen de
Xavier junto con el amargo sabor de su sangre, empujó a Ranger
sobre el borde. Dejando escapar otro gruñido sordo, Ranger se
corrió, su polla pulsando dentro del caliente canal de Xavier.
Permanecieron así durante unos momentos, el agua
caliente caía sobre ellos a medida que recobraban el aliento. Por
último, Ranger lamió la herida de la mordedura, cerrándola
antes de bajar suavemente a Xavier.
Dejando escapar un zumbido feliz, Xavier le sonrió. —Está
bien, me comprometo a hacer esto todos los días a partir de
ahora.
Ranger le quitó el pelo mojado de la cara. —Si insistes,
creo que podré soportarlo.
Xavier se rió mientras le daba al brazo de Ranger una
palmada juguetona. —Lo has disfrutado tanto como yo.
—Sí, lo he hecho —Ranger estuvo de acuerdo besándolo—.
Ahora, date prisa y lávate. Tengo una sorpresa para ti.
Se limpiaron rápidamente, y luego se vistió. Cuando
Ranger vio que le conjunto de Xavier consistía en unos jeans
ajustados y una camiseta que decía: ‘Soy un caníbal. ¡Levanto
muchachos!’ supo que la ropa nueva no podría llegar lo
suficientemente rápido.
Agarrando la mano de Xavier, Ranger llevó a su
compañero a través de la sede. No se detuvieron a charlar con
nadie en el camino, por lo que sólo les tomó unos minutos llegar
a su nuevo apartamento.
Ranger abrió la puerta e hizo pasar a Xavier al interior. —
No es mucho. Todavía se ve como una especie de llanura con las
paredes blancas y alfombras marrones. Sin embargo, tiene tres
dormitorios y dos baños. Además de que la cocina funciona, así
que es un buen comienzo.
Xavier miró a su alrededor con asombro. —¿Has hecho
todo esto en sólo una semana?
—Bueno, he tenido mucha ayuda, pero sí. Todo esto es
para ti.
—No me lo puedo creer. —Xavier se acercó y tocó
ligeramente la pared.
—Ahora todo lo que tienes que hacer es decidir qué
habitación deseas reclamar.
Xavier se dio la vuelta y lo miró. —No sé. Supongo que
todo depende. ¿En qué habitación vas a dormir tú? Porque ahí
es donde quiero estar.
Ranger contuvo el aliento mientras la esperanza pasó a
través de él. —¿Estás seguro de eso? ¿Qué pasa con eso de no
querer apresurar las cosas?
—Durante la semana pasada me he dado cuenta de algo. —
Xavier se acercó y puso sus manos sobre los hombros de
Ranger.
Ranger le devolvió el abrazo, sus manos en las caderas de
Xavier. —¿De qué?
—Que tengo que dejar de cuestionar mi buena suerte.
Estaba tan preocupado por perder lo poco que tenía, que casi no
me di cuenta que tenía todo lo que siempre he querido justo en
frente de mí.
—¿Qué estás tratando de decir?
—Que estoy enamorado de ti. De hecho, estoy bastante
seguro de que me enamoré de ti en el instante en el que me
inmovilizaste en aquel árbol.
Ranger se echó a reír. —¿Estás seguro? Tienes una manera
curiosa de demostrarlo. Nunca conocí a nadie tan esquivo
demostrando su cariño.
—Xavier arrugó la nariz. —Nunca vas a dejarme olvidarlo,
¿verdad?
—No, ¿y quieres saber por qué? —Ranger se inclinó hasta
que sus labios estuvieron a centímetros—. Porque estoy
bastante seguro de que fue cuando me enamoré de ti.
—Eres un lobo extraño. —Xavier le dio una sonrisa torcida.
Ranger besó a su compañero, su corazón hinchado de
felicidad. Aunque podía ser un lobo extraño, eso también era
una suerte y no una maldición. No sólo había encontrado a su
compañero, sino también esperanza.
Stephani Hecht está felizmente casada y tiene dos hijos. Nacida
y criada en Michigan, le encanta todo lo relacionado con ese Estado,
desde los fríos inviernos hasta el equipo de hockey de Detroit ‘Red
Wings’. Generalmente, puedes encontrarla acurrucada junto a su
portátil, creando su próximo libro o atiborrándose de cafeína en su
cafetería favorita.
Puedes ponerte en contacto con ella en:
Dirección de correo electrónico:archangelwriter@yahoo.com
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Lleu
Mai
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