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Año XI, vol 9, N°3, noviembre de 2000 Mesa Redonda 7º Congreso Internacional de Psiquiatría Psicopatía Violencia y agresión en el psicópata1 Eduardo A. Mata2 Summary The link between aggression and psychosis is hereby analyzed from different viewpoints. Different theories about the evolution of this type of personality towards violence have been analyzed as well as some of its psychodynamical and biological mechanisms. It is propounded that the most dangerous aggressive behavior of the psychopath is similar to the predator behavior of animals but without the advantage of the biological controls that limit such aggression to survival purposes. Psychopaths have one characteristic in common with animals: the perception of the prey as belonging to a different species or as if it were a mere thing, what makes them feel enabled to destroy it without any guilt. Introducción En un artículo anterior para esta revista(1) me había ocupado de las características -especialmente neurobiológicas y sociobiológicas- del psicópata. En éste intentaré enfocar una de las dimensiones de la psicopatía: la violencia y la agresión; pero previamente repasaremos algunas consideraciones básicas. Los términos psicopatía y personalidad antisocial son usualmente considerados intercambiables. El concepto de psicopatía, que se había originado en Alemania a finales del Siglo XIX, cubría inicialmente todos los trastornos de la personalidad. Su significado se restringió en los Estados Unidos, a partir de criterios importados de Inglaterra. Existe una variedad de sistemas de investigación diagnóstica, los que han conducido a diferentes conceptos de la psicopatía. El concepto norteamericano se ha nutrido de las aportaciones de Cleckey, Hare y, fundamentalmente, los DSM. La tradición europea (schneideriana), la cual ve a la psicopatía como un trastorno de personalidad más que como una desviación social, se refleja en los trabajos de Blackburn y en el ICD-10, aunque este último define esta condición en base a la grosera disparidad entre conducta y normas sociales. Alcmeón - Revista Argentina de Clínica Neuropsiquiátrica http://www.alcmeon.com.ar/9/35/Mata.htm 1 of 43 29/03/2014 23:16

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Año XI, vol 9, N°3, noviembre de 2000

Mesa Redonda 7º Congreso Internacional de Psiquiatría

Psicopatía

Violencia y agresión en elpsicópata1

Eduardo A. Mata2

Summary

The link between aggression and psychosis is hereby analyzed from differentviewpoints. Different theories about the evolution of this type of personalitytowards violence have been analyzed as well as some of its psychodynamical andbiological mechanisms. It is propounded that the most dangerous aggressivebehavior of the psychopath is similar to the predator behavior of animals butwithout the advantage of the biological controls that limit such aggression tosurvival purposes. Psychopaths have one characteristic in common with animals:the perception of the prey as belonging to a different species or as if it were amere thing, what makes them feel enabled to destroy it without any guilt.

Introducción

En un artículo anterior para esta revista(1) me había ocupado de lascaracterísticas -especialmente neurobiológicas y sociobiológicas- del psicópata. Enéste intentaré enfocar una de las dimensiones de la psicopatía: la violencia y laagresión; pero previamente repasaremos algunas consideraciones básicas. Lostérminos psicopatía y personalidad antisocial son usualmente consideradosintercambiables. El concepto de psicopatía, que se había originado en Alemania afinales del Siglo XIX, cubría inicialmente todos los trastornos de la personalidad.Su significado se restringió en los Estados Unidos, a partir de criterios importadosde Inglaterra.

Existe una variedad de sistemas de investigación diagnóstica, los que hanconducido a diferentes conceptos de la psicopatía. El concepto norteamericano seha nutrido de las aportaciones de Cleckey, Hare y, fundamentalmente, los DSM. Latradición europea (schneideriana), la cual ve a la psicopatía como un trastorno depersonalidad más que como una desviación social, se refleja en los trabajos deBlackburn y en el ICD-10, aunque este último define esta condición en base a lagrosera disparidad entre conducta y normas sociales.

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El mérito relativo del diagnóstico de psicopatía versus el de personalidadantisocial, como se describe en el DSM-IV, es materia de continuo debate. Lapersonalidad antisocial suele estar referida primariamente al comportamiento-esto es, persistentes violaciones a las normas sociales-, en tanto que la psicopatíase la define no sólo por su conducta, sino también por sus rasgos afectivos y suspatrones de relaciones interpersonales.

Blackburn, en 1988, criticó el énfasis sobre la desviación social, y llegó a laconclusión de que ni los criterios de Cleckey ni los de Hare identificaban a ungrupo homogéneo de sujetos. Dentro de un marco de referencia de descripción derasgos, este autor(5) hizo inicialmente una distinción entre dos tipos de psicópatas-después veremos que distinguió cuatro-; ambos compartiendo un alto grado deimpulsividad: un tipo primario caracterizado por una adecuada socialización y unatotal falta de perturbaciones emocionales, y un tipo secundario caracterizado porel aislamiento social y rasgos neuróticos.

A pesar de la variación de las tipologías, todos los investigadores parecen estar deacuerdo en las características nucleares del concepto.

Se ha hablado de los criterios dimensionales y categoriales de los desórdenes de lapersonalidad. Una primer cuestión -ya que la agresión es considerada unadimensión (o rasgo)- es si la psicopatía en sí misma puede ser considerada unadimensión y no una categoría. Lilienfeld(2), basándose en trabajos de Moffit yHarris, señala que existe la posibilidad de que la psicopatía sea una categoría siconsideramos el Factor II de Hare (agresividad e impulsividad) y para elcomportamiento antisocial infantil; y una dimensión si se tiene en cuenta el FactorI (locuacidad, falta de remordimientos y de culpa, afectos superficiales, callosidad,falta de empatía y renuencia a aceptar responsabilidades). Blackburn(5) laconsidera una dimensión.

Como señala Conacher(22), los actuales sistemas diagnósticos son inadecuadospara identificar este grupo. No hay problema en verlos en los criminales, perotambién están los que Hare llamaba "psicópatas subcriminales": los "white-collarcriminals" (corruptos, golpeadores de mujeres, abusadores de niños, etcétera).

No tiene mucho sentido elegir uno u otro paradigma explicativo, ya seagenético/bioquímico, psicoanalítico, social, familiar, cognitivo, etcétera. Larespuesta probable es que sea una combinación de numerosas causas operando endistintas proporciones en distintos sujetos.

Muchas personas mantenidas en cárceles, correccionales y lugares de detenciónpsiquiátrica forense son psicópatas. La psicopatía está indudablemente relacionadacon la criminalidad, y especialmente con el crimen violento. Comparados con losdelincuentes no psicópatas, éstos tienen más acusaciones criminales y máscondenas por crímenes violentos; también son los mayores responsables de laviolencia intracarcelaria.

Hay que considerar varios problemas vinculados con la agresión y la psicopatía.Uno de ellos es la relación existente entre agresión e impulsividad. Otro, muyvinculado al primero, sería la distinción entre agresión depredadora (proactiva) yreactiva, distinción que ya fuera hecha hace treinta años (Berkowitz, Bandura) y,por último, habría que ver la relación de la psicopatía con los grandes criminales,por ejemplo (entre otros), los asesinos seriales y los masivos.

Los vínculos entre la agresión y la impulsividad han sido minuciosamenteestudiados por Seroczynski y col.(18). De los muchos síntomas que enpsicopatología están reunidos por la comorbilidad, la asociación entre impulsividady agresión es uno de los más frecuentes. Ya sea que lo conceptualicemos comocategoría o dimensión, la asociación de ambos rasgos no puede ser negada. Se

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plantea aquí también el problema de distinguir entre distintos tipos de agresión.Como hemos hecho más arriba, esta autora distingue dos tipos básicos: la agresiónreactiva y la proactiva, siendo la proactiva identificable con la depredadora. Laagresión reactiva ha sido definida como una reacción hostil y de enojo a unafrustración percibida. El individuo agresivo reactivo sobrerreacciona ante la menorprovocación, y es explosivo e inestable.

En cambio, en la agresión proactiva (depredadora) hay una conducta instrumentalque es disparada ante una meta determinada. Este tipo de agresor suele serpendenciero con sus pares y una amenaza criminal para la sociedad. Por lo tanto,la agresión reactiva es la que está más fuertemente ligada a la impulsividad,mientras que la proactiva es más premeditada.

Si esta distinción existe, entonces es posible ser agresivo sin ser impulsivo y, nosorprendentemente, ser impulsivo sin ser agresivo. Para que esto sea cierto, esnecesario que la naturaleza de la agresividad y de la impulsividad sea diferente.Esto es, que los factores subyacentes (genéticos, ambientales o combinaciones deambos) que influyen sobre la impulsividad y la agresividad serían necesariamenteúnicos para cada uno de estos rasgos, y un individuo agresivo impulsivosimplemente heredaría y aprendería los dos. Las investigaciones hechas sobrecriminales impulsivos y premeditados sugieren que este es el caso. Barratt y col.encontraron que los criminales presos impulsivos diferían de los que no lo eran enlas mediciones neuro-psicológicas, cognitivas y neurofisiológicas de los procesos deinformación, sugiriendo que los dos tipos de criminales pueden tener distintasetiologías.

No obstante, hay quienes apoyan la idea de que impulsividad y agresión estánsuperpuestas, y toman como ejemplo lo que ocurre con el trastorno por déficit deatención (ADHD) y los trastornos de conducta (CD), a menudo superpuestos y quesuelen responder a la misma terapéutica.

Los que no comparten esta posición han demostrado que el ADHD y la agresión noestán altamente correlacionados. Faraone demostró que el ADHD y la personalidadantisocial parecen estar co-segregados, esto es, dependientemente transmitidos,en familias de chicos con ADHD y CD. Esto sugiere que los chicos con CHDH y CDson etiológicamente distintos de aquellos que no tienen CD.

Parecería que hay más influencias genéticas (que serían de tipo no aditivo) para laimpulsividad que para la agresión, al menos para la reactiva. En este caso jueganun papel fundamental las influencias ambientales, tales como experienciastraumáticas o amenazantes, tempranas y duraderas, que han promovidosentimientos de furia, miedo e hiperactividad. Dodge, quien ha hecho lasafirmaciones precedentes, subraya la importancia de la generación de un tipo oestilo de "apego", del cual depende la sensación de seguridad y el aprendizaje dela empatía, ambas características necesarias para controlar la agresión reactiva.Este autor reconoció la importancia de mecanismos neurológicos, pero nomencionó la existencia de influencias genéticas. Los genes parecen explicar lasdiferencias individuales en la agresión infantil y la adulta, pero explican muy pocolas variaciones en la agresión adolescente.

Los individuos que exhiben comportamientos impulsivos tienen a menudo otrosproblemas de conducta.

Los estudios realizados muestran, además, que la irritabilidad es la que está másfuertemente relacionada con la impulsividad, mientras que las agresiones verbaleso indirectas lo estaban menos, y menos aún las agresiones físicas directas.También se demostró que la impulsividad y la agresión reactiva tenían másprobabilidades de compartir influencias genéticas y ambientales, que la proactiva o

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depredadora.

La posible relación entre la agresión reactiva y la impulsividad proviene tambiénde investigaciones efectuadas sobre redes neurales que manejan el control de laimpulsividad, y sobre su neuroquímica, de las que ya nos ocupamos(1).

Meloy, citado por Richards(9), ha recogido a través del Rorschach, evidencia depatrones en el estilo cognitivo consciente, en los procesos defensivos inconscientesy en las respuestas fisiológicas que diferencia a los psicópatas de los antisociales yde los normales. Estas diferencias incluyen apegos más severamente perturbadosy fijaciones narcisistas a expensas de las relaciones objetales combinados conorientaciones y patrones adaptativos que son más patognomónicas que las que seencuentran en los criminales no psicópatas. Simultáneamente, tienen una relativaausencia de fallas de rendimiento debidas a la ansiedad o conflictos.

Este autor ha formulado una coherente integración de ideas relacionando estasdiferencias fisiológicas y déficits cognitivos con conceptos psicodinámicos. Suformulación subraya la existencia de fallas en los procesos narcisistas, defectos enel Superyo, y una predisposición innata hacia la impulsividad y la agresión. Meloyconsidera que una base biológica puede explicar el fracaso en el apego y lasidentificaciones malignas del psicópata. Él considera que esto ocurre a través dedos caminos de causalidad. El primero de ellos comienza con un déficit en lacapacidad de apegarse o vincularse, el cual puede ser mejor conceptualizado hastaahora por vías neurológicas inespecíficas o una configuración politética de genes.La segunda vía causal comienza con un defecto que resulta de unasuperabundancia de impulsos agresivos, o con un defecto en las funcionesinhibitorias, o en una combinación de ambos. Los efectos de las experienciasinfantiles tempranas, combinados con estas predisposiciones biológicas, crean lascondiciones para el desarrollo de la psicopatía.

De cualquier forma, es necesario intentar ver algunas de las tipologías ensayadasdentro del campo mayor de las psicopatías, para poder distinguir las variantes queadopta la violencia y la agresión en cada una de ellas.

El mismo Blackburn(5) ha desarrollado un enfoque interpersonal que derivó enuna tipología, la cual considera cuatro subtipos de psicópatas:

1- Los "Psicópatas Primarios" (P: impulsivos, agresivos, hostiles, extravertidos,confiados en sí mismos, con bajo promedio de ansiedad). En este grupo seencuentran predominantemente los narcisistas, histriónicos, y antisociales.

2- Los "Psicópatas Secundarios" (S: hostiles, impulsivos, agresivos, socialmenteansiosos, aislados socialmente, malhumorados, con baja autoestima). Aquí seencuentran antisociales, evitativos, esquizoides, dependientes y paranoides.

3- Los "Psicópatas Controlados" (C: defensivos, controlados, sociables, noansiosos). Este grupo muestra menores puntajes de trastornos de personalidad.

4- Los "Psicópatas Inhibidos" (I: tímidos, aislados, controlados, moderadamenteansiosos, con baja autoestima). Aquí hay esquizoides, esquizotípicos y pasivo-agresivos, pero muestran bajos puntajes en antisocialidad.

Estos grupos difieren entre sí. Los pertenecientes al grupo S, que son los másdesviados socialmente, son también desviados en otros aspectos. En ellos es dondemás se encuentran las anormalidades EEG que han sido descritas tempranamente.Se ha informado que experimentan la imaginería más vívida. Los P tienen másalerta cortical y autonómico, más búsqueda de sensaciones (en el sentido deZuckerman). Los pacientes del grupo C muestran pocas características distintivas,como no sean las derivadas de la negación de sus emociones y del control sobre

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conductas socialmente inapropiadas. El grupo I se caracteriza por sus pobreshabilidades sociales.

Estos grupos también difieren en su agresividad y criminalidad. En un estudio deBlackburn se encontró que los P y S habían iniciado más tempranamente suscarreras criminales que los C e I, pero el grupo P tenía convicciones más firmespara efectuar crímenes violentos, mientras que los S las tienen para los robos. P yS se describen como más dominantes tanto en situaciones amenazantes comoafiliativas, pero los S muestran más furia frente a las amenazas tanto físicas comoverbales. Los P y S comparten algunos rasgos, pero los últimos tienen mucho másansiedad social y rasgos de personalidad esquizoides, evitativos y pasivo-agresivos. Es muy probable que la mayoría ingresen en el criterio más amplio deborderlines.

El "modelo circunflejo interpersonal" o "círculo interpersonal" es un esquema útilpara establecer estilos interpersonales. Las dos dimensiones polares están dadassobre determinadas características: el grado de poder o de control ejercido sobrelas interacciones sociales (dominancia versus sometimiento), y la clase deafiliación (hostilidad versus cuidado). Para Blackburn, la agresión del psicópataestá montada sobre el eje que va de coercitivo a dócil (Fig. 1). Para Checkley, caeen el eje de la hostilidad. La mayor parte de las características psicopáticas caenen el cuadrante determinado por los ejes de la dominancia y de la hostilidad, loque incluye "culpar a otros", "mentir fácilmente", "demandar atención", ser"impulsivo" y "amenazar a otros con violencia". El PLC-R de Hare, que hemoscitado en nuestro anterior trabajo(1), también proyecta sus resultados en estecuadrante. Distintos cuestionarios y mediciones empujan a colocar al psicópatadefinido por la impulsividad, agresión y hostilidad. La amabilidad estárepresentada por el eje coercitivo-dócil, y la extraversión por el eje gregario-aislado.

La psicopatía, entonces, aparece estrechamente vinculada con la dimensión de laamabilidad. Esto es consistente con los atributos de callosidad y antagonismo quedefinen lo desagradable del psicópata.

El estilo interpersonal, en los desórdenes de personalidad, se caracteriza por serinflexible. En este modelo el psicópata primario (P) tiende a ser coercitivo, peroademás es más dominante y gregario. Los secundarios son también coercitivos,pero también más aislados y sometidos. Ambos tipos, pues, exhiben estilosinterpersonales que los coloca en la posibilidad de tener conflictos con terceros. Noobstante, los secundarios tienen menos probabilidades de ser "agentes activos", loque refleja su ansiedad social y baja autoestima. Ser "agente activo" implica loopuesto a la "pasividad": es la lucha por la maestría y el control. Ser "cuidador",también implica lucha (no hay pasividad pero en este caso es por la intimidad y lasolidaridad con extensas comunidades sociales o religiosas).

La unidad del análisis interpersonal puede ser las interacciones diádicas en el nivelmicroanalítico, o sea, "los estilos interpersonales", pero éstos están tambiénrevelando rasgos de personalidad. Las habilidades interpersonales se demuestrana lo largo de todo el modelo circunflejo, denotando diferentes habilidadesadaptativas, las que se cristalizan a lo largo del desarrollo, adoptando en laadultez un estilo definido. Cuando más extremo o estrecho es un estilo, menorflexibilidad en el mismo. Cuanto más próximos son éstos en el círculo, más se dancombinados y menos con los opuestos. Alguien con un estilo extremadamentedominante, tendrá interacciones especialmente en ese estilo. Una persona asípuede también mostrar características coercitivas y gregarias, pero no conductasde sumisión, aislamiento o de docilidad. De cualquier forma los comportamientostenderán a ser rígidos e inflexibles.

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Esta noción de estilos interpersonales inflexibles es coherente con la de trastornosde personalidad, caracterizados por rasgos inflexibles. Debido a que muchosautores se han referido a los trastornos de personalidad como evidenciables através de las relaciones interpersonales, se ha propuesto este modelo circunflejopara describirlos y clasificarlos. Los cuatro subtipos de personalidad descritos porBlackburn, pueden adaptarse a este modelo. Los problemas en las relacionesinterpersonales son centrales en los psicópatas, y también en los histriónicos,narcisistas, dependientes, evitativos y esquizoides. La psicopatía está ampliamentedistribuida en el eje coercitivo, pero son también dominantes y gregarios. Lospsicópatas secundarios son también coercitivos, pero también más aislados ysometidos. Ambos (primarios y secundarios), tienen estilos interpersonales quepromueven conflictos con terceros; pero los secundarios, debido a su ansiedadsocial y su baja autestima, se buscan más problemas.

Es interesante considerar la posición del psicópata en este modelo en relación conel paranoide, el pasivo-agresivo, el narcisista y el histriónico. Todos ellos seproyectan dentro del cuadrante de la hostilidad, siendo el psicópata el más cercanoal octante hostil, y el narcisista e histriónico, al dominante.

La asociación de la psicopatía y las actuaciones patológicas ("acting-out") y losestilos dominante-hostil sugieren que la conducta criminal puede estar asociada alcírculo. Un estilo interpersonal coercitivo está más claramente asociado a uncomportamiento criminal persistente. Sin embargo, la violencia cae en elcuadrante dominante-cuidador. Estos hallazgos sugieren que la criminalidadgeneral está asociada al estilo coercitivo, pero que la criminalidad violenta estámás vinculada al estilo dominante.

Las descripciones de la psicopatía han incluido déficits afectivos y procesos neuro-psicológicos y psicofisiológicos asociados. Sin embargo, la revolución cognitiva hademostrado que las cogniciones son propiedades emergentes con la potencialidadde causar determinadas respuestas emocionales y sociales. Las bases biológicas dela personalidad y de sus trastornos juegan un papel muy importante, pero estasbases se expresan en las cogniciones disfuncionales.

Los estilos interpersonales expresan las principales tendencias motivacionales, ylos rasgos que definen la personalidad pueden ser comprendidos en relación con loque se comunica en las transacciones interpersonales, lo que a su vez tiene quever con esas motivaciones. Las del psicópata giran en torno del poder y el statusen las jerarquías sociales, en un contexto de rechazo o evitación de la intimidad.Millon(7) ofrece una explicación similar para la agresión en estas personalidades.Se trataría de un contraataque preventivo anticipándose a intentos de terceros porexplotarlo, humillarlo. Esta concepción subraya que muchas de las conductas delpsicópata tienen que ver con sus "creencias" interpersonales. De acuerdo a lateoría interpersonal, un comportamiento determinado "empuja" a una reacción dela otra persona, dentro de un rango determinado, y esto tiene que ver con lacomplementariedad. A lo largo del eje dominancia-sometimiento, lacomplementariedad es recíproca (una acción dominante provoca una respuesta desometimiento), mientras que a lo largo del eje hostilidad-cuidado, la reacción escorrespondiente o congruente (por ejemplo, una respuesta hostil, invita a unareacción hostil). Habrá combinaciones a lo largo del círculo: por ejemplo, unadominancia hostil es probable que incite a un sometimiento hostil. El efecto de larigidez, que antes mencionamos, es de producir reacciones anticomplementarias,debido a que las conductas emergentes son aversivas para muchas personas.

Carson ha sostenido que la persistencia de los estilos interpersonales a lo largo dela vida y de las distintas situaciones puede explicarse en términos de procesos deconfirmación de las expectativas. Él propone una relación causal entre lasexpectativas, el estilo interpersonal y el comportamiento de otros. La disonancia

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cognitiva se evita haciendo aparecer comportamientos, en el otro, que estén deacuerdo con el propio self y rol. Hay mensajes verbales y no verbales sobre larelación, que incitan a las respuestas complementarias reforzando el feedback queconfirma la relación.

Al explicar el estilo interpersonal disfuncional, Carson sugiere que estasinteracciones pueden crear fuertes expectativas en cuanto a cómo el otroreaccionará respecto de uno mismo, y que estas expectativas sesgadas se vuelvendespués profecías autocumplidoras. Los teóricos del apego han llegado a parecidasconclusiones. El comportamiento va dirigido a otro para hacer aparecer unadeterminada reacción y hacer cumplir las expectativas. Por ejemplo, una personahostil espera reacciones hostiles de parte de los otros y se comporta de unamanera que las produce. La gente con fuertes expectativas es más probable quegenere situaciones que dejan pocas alternativas diferentes de reacción. Por lotanto, los estilos interpersonales extremos están asociados a una determinadaclase de expectativas. Por ejemplo, el estilo coercitivo asociado al psicópata estaríaasociado a expectativas tanto de dominación como de sometimiento hostil, ycarecería de habilidades para elicitar otros comportamientos. Fácilmente lamanipulación y la despreocupación por el otro siguen a estas creencias. Unadominación amistosa debería esperar una amistosa sumisión, por otra parte.

Como un tanteo preliminar de esta hipótesis, Blackburn construyó una pruebamuy simple, preguntando cuán a menudo esperaban que los otros los eviten, loscritiquen, se conduzcan de una manera hostil, sean simpáticos, etc. Haysignificativas diferencias entre los cuatro subtipos descritos por este autor. Lospsicópatas secundarios esperan que los otros los desafíen, pero no que seanatentos ni complacientes. Son más sometidos, por eso esperan que los otros seanhostiles dominantes. Los primarios no esperan que los otros los desafíen, peroesperan atención y que sean más complacientes con ellos; son dominantes hostilesy amistosos, y esperan sometimiento de ambas clases.

Millon(7) desarrolla un subtipología de los psicópatas. Este importante personólogohace notar las contradictorias y numerosas visiones que se tienen sobre elpsicópata y piensa que la subtipología que propone explica la gran mayoría de lasdescripciones de que se disponen sobre el psicópata. Por esto intenta explicar lasdiferencias que establecerían los subtipos, dejando en claro, no obstante, queexisten elementos que las unifican: un marcado autocentrismo y un profundodesprecio por las necesidades ajenas. Independientemente de estas característicasnucleares, hay una serie de rasgos periféricos comunes, que hacen muy dificultosala subdivisión en tipologías.

1- El psicópata carente de principios: Este tipo de psicópata se presentafrecuentemente asociado a las personalidades narcisistas. Suelen lograr con éxitomantenerse en los límites de lo legal, y no entran comúnmente en tratamiento.Estos psicópatas exhiben un arrogante sentido de autovalimiento, indiferenciahacia el bienestar de otros, y un estilo social fraudulento. Existe la expectativa deexplotar a los demás (lo que se puede vincular con el estilo dominante deBlackburn), o, por lo menos, de esperar reconocimientos y consideracionessociales especiales sin asumir responsabilidades recíprocas. Una conciencia socialdeficiente se hace notoria en la violación de las reglas, en involucrarse en accionesque cuestionan la integridad personal, sin importarle el derecho ajeno. La falta delogros y las irresponsabilidades sociales se justifican a través de fantasíasexpansivas y groseras mentiras. Carece de Superego, tal como se advierte en susacercamientos inescrupulosos, amorales y falaces con los otros, no solamentedesleales y explotadores. Pueden encontrarse entre sociedades de artistas y decharlatanes, muchos de los cuales son vengativos y desdeñosos con sus víctimas.

El psicópata sin principios a menudo evidencia un brusco deseo de correr riesgos,

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sin experimentar temor de enfrentar amenazas o acciones punitivas. Sustendencias maliciosas son proyectadas al exterior, precipitando frecuentesdificultades personales y familiares, así como complicaciones legales. A menudoobtienen satisfacciones vengativas humillando a otros. Estos psicópatas narcisistasfuncionan como si no tuvieran otro fin en la vida que explotar a los demás paraobtener beneficios personales. Carentes de sentimientos de culpa y con pocaconciencia social disfrutan del proceso de estafar a los demás, y de sentirse máslistos que los otros, se complacen en superarlos en un juego al que les gustajugar, en el que los otros son atrapados debido a la facilidad con que sonseducidos. La relación dura el tiempo en que este tipo de psicópata cree que tienealgo para ganar. La gente se deja caer sin pensar en la angustia que le generarálos comportamientos irresponsables del psicópata.

Exhiben una total indiferencia por la verdad, y si son puestos en descubierto,muestra una total indiferencia. Son hábiles en influir socialmente, adoptando unaire de inocencia, y pueden engañar a otros con encanto y locuacidad. Carentes decualquier profundo sentimiento de lealtad, ellos pueden ocultar sus intencionesbajo una superficie de amabilidad y cortesía. Su principal orientación es estafar alos demás -hazlo a los demás antes de que te lo hagan a ti-. Una cantidad de estospsicópatas intentan demostrar una imagen de fuerza fría, actitudes arrogantes ytemerarias. Para probar su coraje, puede invitar al peligro y al castigo. Pero elcastigo sólo demuestra que ellos probablemente estén reconociendoinconscientemente que lo merecen. Más que tener un efecto desalentador, elcastigo parece alentarlos a continuar su conducta explotadora.

De muchas formas, el psicópata inescrupuloso es similar al solapado. Comparten elmismo estilo tortuoso y engañoso, intrigando y maquinando en sus cálculos paramanipular a otros. Sin embargo, el psicópata solapado, una variante de lapersonalidad histriónica, persigue continuamente lograr satisfacer su fuertenecesidad de atención y aprobación, características que no están presentes en elpsicópata carente de principios, que está centrado en sí mismo y es indiferente alas actitudes y reacciones de los otros. El inescrupuloso disfruta de la debilidad yvulnerabilidad de los otros, de enojo y desaprobación; el solapado, por locontrario, busca obtener el afecto y el respeto y trata de obtener nuevas fuentesde amor y admiración.

2- El psicópata solapado: su comportamiento se caracteriza por un barniz deamistad y sociabilidad. Aunque ésta es su apariencia, ella oculta falta deconfiabilidad, tendencias impulsivas y profundo resentimiento y malhumor hacialos miembros de su familia y personas cercanas. Un estilo de vida socialmente fácilpuede incluir una búsqueda persistente de atención y excitación, expresada amenudo por comportamientos seductores. Sus relaciones son superficiales yfluctuantes, frecuentemente interrumpidas por comentarios cáusticos e impulsosirreflexivo, características que se encuentran típicamente entre las personalidadeshistriónicas, a las que el psicópata solapado más se asemeja.

Otros ven a menudo este subtipo como irresponsable e incumplidor, que exhibenentusiasmos de corta duración y comportamientos inmaduros de búsqueda desensaciones. Tienden a conspirar e inventar, a tener un enfoque astuto eintrigante hacia la vida, y a ser calculador, insincero y falso. Probablemente noadmita la existencia de dificultades personales o familiares y exhibe un ingeniososistema de negaciones. Las dificultades interpersonales son racionalizadas, y laculpa es proyectada sobre terceros. Aunque autoindulgente e insistente en seratendido, este tipo de psicópata ofrece a otros una lealtad errática y afectosrecíprocos.

La característica principal de este subtipo es la falsedad. Obran con premeditacióne insinceridad en sus relaciones, haciendo todo lo necesario para obtener lo que

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quieren de los otros. Por otra parte, en contraste con otros psicópatas, parecendisfrutar de juego de seducción, obteniendo gratificación en la excitación y tensiónque generan. A menudo son calculadores y falsos con las personas que aparentanproteger, aunque las consideran una especie de posesión personal. A lo largo deltiempo la necesidad de ser aprobado por otros cambia de énfasis, siendo sustituidopor los medios para lograrlo; al final lo que permanece es el estilo manipulativo.

La característica falsedad de este tipo de psicópata se extiende a su self. Laatención que los otros le brindan es siempre percibida como consecuencia de suestilo intrigante, raramente la ven como consecuencia de una entregaincondicional. Por debajo de la superficie ellos saben que nadie los amará ni loscuidará a menos que ellos los manipulen. A pesar de que reconocen esto, intentanconvencerse de que sus intenciones son buenas, y que sus intrigas son apreciadascomo bien intencionadas. A través de estas discrepancias, no obstante, estepsicópata seguirá buscando lo que es bueno para sus intereses. No son menosfalsos consigo mismos que lo que lo son con los demás.

Aunque sus puntos débiles están ocultos a través de los velos de sus falsedades,siempre temen que los otros puedan verlos como indecisos y débiles. Aunque seanlevemente confrontados, o sujetos a las más mínimas presiones, se sientenapabullados y sus reacciones son vengativas. Su superficial afabilidad esextremadamente precaria, y están predispuestos a despreciar inmediatamente acualquiera que toque estos temas sensitivos, perdiendo -aunque raramente- elcontrol, y expresando explosiones de cólera.

3- El psicópata tomador de riesgos: Este tipo se involucra con frecuencia en riesgopor la necesidad de sentirse vivo y motivado, más que por obtener ventajas oprestigio. Muchos de ellos responden irreflexiva e impulsivamente. Sontemerarios, insensibles a situaciones en que otras personas se sentirían en peligroo con miedo. En esta dimensión, sus riegos parecen tontos, no necesariamentevalientes, ya que están como ciegos a las consecuencias físicas de sus actos.Incapaces de proveer por sí mismo a sus necesidades de autonomía eindependencia, carentes de hábitos de autodisciplina, e inseguros de llenar elsentimiento de vacío en el mundo de lo real, intentarán probarse a sí mismos através de nuevas y excitantes aventuras. Pueden ser descritos como una mezclade características antisociales e histriónicas.

Contrariamente con lo que ocurre con muchos otros psicópatas, cuyasmotivaciones centrales son sus ventajes y venganzas, éstos sólo persiguen laexcitación y la estimulación Los factores que los hacen psicópatas son la falta deseriedad y solidez, la irresponsabilidad de sus acciones y la falta de preocupaciónpor las conscuencias de su conducta sobre terceros.

4- El psicópata codicioso: Persiguen su engrandecimiento. Sienten que la vida "noles ha dado lo que merecen", que han sido privados de sus derechos al amor, alapoyo, o a las gratificaciones materiales; que otros han recibido más que ellos, yque nunca han tenido oportunidades de una buena vida. Por lo tanto, estánmotivados por un deseo de retribución, de compensarse por lo que han sidodespojados por el destino. A través de actos de robo o destrucción, se compensana sí mismos por el vacío de sus vidas, sin importarles las violaciones que cometanal orden social. Sus actos son racionalizados a través de la idea de que no hacensino restaurar un equilibrio alterado.

Para los que están solamente resentidos, pero que tienen control consciente desus actos, pequeñas transgresiones y algunas adquisiciones son suficientes paraaplacar estas motivaciones. Pero para los que tienen estas características másdesarrolladas, solamente la usurpación de los bienes y logros ajenos puedensatisfacerlos. Aquí, el placer está basado más en tomar que en tener. Como el

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hambre que los animales experimentan hacia la presa, los psicópatas codiciosostienen un enorme impulso hacia la rapacidad, y tratan a los demás como si fueranpeones en sus juegos de poder. Aunque tienen poca consideración por los efectosde conducta, sintiendo poca o ninguna culpa por los efectos de sus acciones, en suinterior se sienten inseguros de su poder y posesiones; nunca llegan a sentir quehan adquirido lo bastante para compensar sus deprivaciones tempranas.Independientemente de sus logros, permanecen siempre celosos y envidiosos,agresivo y codicioso, exhibiendo toda vez que pueden posesiones o consumoostentosos. La mayoría de ellos son íntegramente centrados en sí mismos yautoindulgentes, a menudo libertinos y derrochadores, incapaces de compartir conotros, por miedo a que puedan nuevamente arrebatarle lo que supone le quitaronen su infancia. Por lo tanto, estos psicópatas nunca logran un estado de completasatisfacción. Se sienten no realizados, vacíos, desolados, independientemente deléxito que puedan obtener, quedando eternamente insatisfechos e insaciables.Convencidos de que seguirán siendo despojados, no muestran ninguna simpatíapor aquellos que están siendo explotados y estafados. Algunos pueden llegar a serexitosos empresarios, explotadores de otros a quienes consideran objetos parasatisfacer sus deseos.

Aunque parecido en algunos aspectos al psicópata carente de principios oinescrupuloso, este psicópata es más fanfarrón que de bajo perfil. Hay unaexplotación activa, manifestada a través de la codicia y apropiación de lasposesiones ajenas, lo que se vuelve una motivación central. El psicópata narcisistaexperimenta una sensación de superioridad intrínseca, de ser más que los otros. Elcodicioso experimenta no sólo un sentimiento profundo de vacío, sino una avidezpoderosa de amor y reconocimiento que no se percibió en la infancia. Esto losconduce a una inseguridad que les hace sospechar que intrínsecamente son menosque los otros, algo que justifica estar marginados de las satisfacciones de la vida.

5-El Psicópata Débil: Algunos psicópatas son habituales y poderososatormentadores de otros. El tipo explosivo (que se describirá más adelante) actúade esta manera periódicamente, después de esto se siente mal y arrepentidorespecto de la irracionalidad de sus acciones. A la inversa, otras variantes sonprofundamente inseguras e irresolutas, quizás hasta cobardes. La agresiónpsicopática en esta variante representa una respuesta paradójica a sentirseatemorizados y en peligro, tratando de demostrar a los presuntos perseguidoresque no están angustiados ni son débiles, y que no cederán a presiones niamenazas externas. Estas personalidades pueden llegar a cometer actos violentoscomo una manera de demostrar su miedo y demostrar lo que no tienen. Para ellos,la agresión no es especialmente gratificante, pero es esencialmente un actocontrafóbico destinado a anticipar a sus presuntos antagonistas, "pegar primero espegar dos veces".

La dinámica de este tipo de personalidad está vinculada con las de las evitativas ydependientes. En sus fantasías, los otros son imaginados como enemigospoderosos, agresivos y sádicos. En contraste, el propio self es visto como un blancovulnerable e indefenso. Al experimentar pánico, el psicópata débil buscaadelantarse a lo que siente como una aniquiliación inevitable, realizando actostemidos como formas de contrataque preventivo. Para contrarrestar la imagen dedebilidad que teme exhibir, y que no se note su profundo miedo, presenta unafachada de fuerza formidable. Su comportamiento es contrafóbico y el terapeutatiene que señalar esto claramente. No sólo este mecanismo le permite manejarsus miedos, sino que también le permite dar a la gente una falsa imagen deseguridad y confianza en sí mismo. Algunos cambian su imagen cuando no sesienten en peligro; otros mantienen una actitud beligerante e intimidatoria, comosi quisieran que el mundo sepa que "es peligroso meterse con ellos". Como conmuchos otros psicópatas, la agresividad pública no es señal de una confianzagenuina y fuerza personal, sino un intento desesperado por sentirse superior y

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reasegurado. Como no tienen una naturaleza intrínsecamente violenta, resultancaricaturas de pequeños tiranos.

Muchos de estos psicópatas se juntan en grupo paramilitares o militares quebuscan chivos expiatorios para compartir (minoría étnicas, "outsiders", etcétera),los que invariablemente corporizan la verdadera vulnerabilidad que ellosexperimentan. De una manera bastante perversa, atacan a estos chivosexpiatorios con la finalidad de destruir su propia vulnerabilidad. A lo largo de lahistoria, estos individuos se han unido para convertirse en los "brazos ejecutores"de estructuras totalitarias de poder: los Inquisidores medievales, los esclavistas enAmérica, los "camisas pardas" nazis, los burócratas del Comunismo Soviético, sonunos pocos ejemplos.

6- El Psicópata Explosivo: Se diferencia de las otras variantes por la emergenciasúbita e imprevista de hostilidad. Estos "berrinches adultos", caracterizados porfuria incontrolable y ataque a otros, suelen ser descargados frecuentemente sobremiembros de la propia familia. Erupciona precipitadamente, sin dar tiempo apreverlo y contenerlo. Sintiéndose frustrados y amenazados, estos psicópatasresponden de una manera volátil y dañina, fascinando a los demás por la bruscaforma en que los ha sorprendido, diciéndoles cosas imperdonables, golpes que noolvidarán. Como cuando eran niños, los berrinches son reacciones instantáneaspara enfrentarse con la frustración y el miedo. Aunque estas explosiones logranmuchas veces su efecto de intimidar a otros y reducirlos a la pasividad y alsilencio, no es primariamente un acto instrumental, sino más bien una explosiónque sirve para descargar sentimientos constrictivos de humillación y degradación.

Disgustados y frustrados en su vida, estas personas pierden el control y buscanvenganza por los desprecios y malos tratos a los que sienten han sido sometidos.En contraste con otros psicópatas, éstos no se mueven de manera sutil nitruculenta. Por lo contrario sus ataques estallan incontrolablemente, a menudo sinninguna provocación aparente. Esta cualidad de beligerancia súbita, tanto como sufurioso desenfreno, distingue a estos psicópatas de los otros subtipos. Muchos sonhipersensibles a los sentimientos de traición o pueden estar profundamentefrustrados y desesperanzados por sus vidas.

Cuando los psicópatas explosivos se enfrentan con sus repetidos fracasos,humillaciones y frustraciones, sus limitados controles pueden ser rápidamentesobrepasados por sentimientos profundos y resentimientos no expresados. Una vezdisparados, la furia del momento trae a la superficie recuerdos y emociones delpasado que afloran a la superficie sin limitaciones, irrumpiendo de una manerasalvaje.

A partir de estas descripciones, uno podría pensar que esta clase de psicópatasoculta bajo la superficie, un patrón similar al de los "borderlines sádicos": seencuentran usualmente bajo control, pero les falta la cohesión psíquica necesariapara que ésta permanezca a lo largo de todas las situaciones.

Sea o no justificado, ciertas personas simbolizan, para estos psicópatas, el sentidode frustración y desesperanza que dispara las reacciones explosivas. Estas figurasestán obliteradas para la conciencia. Muchos de tales psicópatas han establecido"compañeros seguros" para el abuso, individuos que han llegado a simbolizar susfracasos y frustraciones, que "conocen" sus inadecuaciones. La mera presencia deestos personajes simbólicos dispara sentimientos profundos de fracaso y lesrecuerda cómo se han violado sus esperanzas e integridad. Debido a que nopueden resolver las verdaderas fuentes de su resentimiento y frustración, sientenque tienen que sacar de la escena a esos símbolos. Confrontados con suinadecuación, pueden caer en pánico y furia ciega. La violencia resultante es unadesesperada y desenfrenada embestida contra los símbolos más que contra la

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realidad.

7-El Psicópata Áspero: En contraste con otros psicópatas, que muestran resistenciaa los deseos de otros y expresan sus frustraciones de una manera pasiva eindirecta, éste muestra su rechazo de una manera confrontativa y pleitista. Paraeste tipo de psicópata todo y todos son motivo de pelea, una excusa paradescargar su irritación interna, o aun un blanco para acciones litigiosas. Más quemeramente enojado de una manera general, estas personas son intencionalmenteásperos y antagónicos. Tienen discordias incesantes con los otros, magnificandohasta la más pequeña acción para vivir en luchas constantes y amargas con losdemás. Tienen pocos remordimientos o conciencia sobre las molestias que lesocasionan a otros, inclusive a personas cercanas. Son discutidores, intransigentes,cáusticos, querulantes, amargados e irónicos. No sorprendentemente, muchosexhiben características que los acerca a los trastornos negativistas y paranoides dela personalidad.

Algunos de estos psicópatas fundamentan sus constantes querellas en supuestosprincipios morales. Aunque algo de verdad puede encontrarse en sus creencias,esos altos principios siempre tienen que ver con sus conveniencias. Los otros estánsiempre incuestionablemente equivocados y ellos incuestionablemente en lo cierto.Detectores fáciles de faltas ajenas y dogmáticos, estos psicópatas encuentran unplacer especial en contradecir a otros. Les causa menos satisfacción la lógica ylegitimidad de su propio razonamiento que su uso para frustrar y humillar a susoponentes.

No sorprendentemente, la conducta de estos psicópatas recuerda a la de losadolescentes que, buscando su individualidad e independencia, viven oponiéndosea sus padres. Por lo tanto, los hijos de padres fuertemente conservadores,tenderán a ser "progresistas", y la inversa suele ser válida. Pero la rebelión de losadolescentes suele estar limitada a un cierto tiempo -una etapa del desarrollo- endonde las estrategias autoasertivas pueden ser apropiadas. Una vez logrado unsentido de independencia, los adolescentes oposicionistas probablementeabandonarán este estilo, a menudo volviendo a los puntos de vista previamenterechazados. En contraste, los modos hostiles y oposicionistas del psicópata ásperoson parte del núcleo de su ser. La crítica constante a los demás es "buena paraellos" a pesar de ser obviamente coercitiva. Sin darse cuenta de la satisfacción quele produce, no se guardan nada "para poner a la gente en su lugar". Aquéllos conlos que el psicópata áspero se relaciona, conocen que sus pretensiones deconducta guiada por principios es sólo un delgado barniz. Enfrentados con unaoposición, especialmente de quienes ellos consideran inferiores, surgen las quejasde no ser apreciados y sí maltratados. Cualquier ofensa personal que han infligidono es -para ellos- sino la justa respuesta a una agresión previa. De esta manera,sin remordimientos, siempre justifican lo que hagan o digan. Como las discusionesse suceden, los orígenes profundos de su estilo de personalidad resultanperpetuamente realimentados.

8-El Psicópata Malévolo: Son particularmente vengativos y hostiles. Sus impulsosson descargados en un desafío maligno y destructivo de la vida socialconvencional. Al desconfiar de los otros y anticipar traiciones y castigos, hanadquirido una crueldad fría y un intenso deseo de obtener venganza de supuestoso reales maltratos sufridos en la infancia. Se ve una eliminación y rechazo de lasemociones tiernas y una profunda sospecha de que los buenos deseos de losdemás no son otra cosa que trucos destinados a embaucarlo y dañarlo. Adoptanuna actitud de resentimiento y de propensión a buscar camorra, a patear a los quedesean destruir o a los que pueden usar como chivos expiatorios para sus impulsosvengativos. Muchos son temerarios y carentes de culpa, inclinados a buscar yanticipar el engaño y la venganza de terceros. Las características psicopáticas deestos individuos se parecen a las de los sádicos y/o paranoides, que reflejan no

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sólo un profundo sentido de deprivación y un deseo de retribución compensatoria,sino también una intensa susceptibilidad y hostilidad. Muchos asesinos y asesinosseriales encajan en este patrón psicopático. Tales personas podrían ser descritascomo beligerantes, mordaces, rencorosos, viciosos, malignos, callosos, brutales,truculentos y vengativos.

Para "probar" su coraje, los psicópatas malévolos pueden enfrentar a la justiciapenal más que servirle de disuasivo, la sanciones judiciales no hacen sinoaumentar su deseo de retribución. En posiciones de poder actúan brutalmentepara confirmar su imagen de fuerza. Si ellos se enfrentan a un fracaso persistente,intensifican sus esfuerzos para dominar y controlar, y si la suerte no lesacompaña, su sentimiento de frustración, resentimiento y furia pueden llegar a unpunto que sus controles dejan paso a una brutalidad ruda o actos vengativossecretos. Irritados por los repetidos rechazos e impulsados por una crecientenecesidad de retribución, los impulsos agresivos pueden expresarse abiertamente.A veces, el comportamiento del psicópata puede volverse atroz y flagrantementeantisocial. No sólo no muestran la más mínima culpa o remordimientos por susactos violentos, sino que además muestran un arrogante desprecio por losderechos de los otros.

Lo que distingue al psicópata malevolente es su capacidad para comprender laculpa y el remordimiento, pero no necesariamente experimentarlos. Aunque soncapaces de dar una explicación racional a conceptos éticos -conocen la diferenciaentre lo que es correcto y lo que está equivocado- parecen, no obstante, incapacesde experimentarlo. Estos psicópatas disfrutan a menudo amenazando a otros,haciéndolos acobardarse y retirarse. Son combativos y están dispuestos apresionar a sus oponentes más allá de lo que éstos están dispuestos a soportar.Hacen muy pocas concesiones y están dispuestos a llevar la escalada tan lejoscomo sea necesario, no cediendo hasta que los otros no lo hagan. En contraste conotros subtipos, el psicópata malevolente reconoce los límites de sus propiosintereses. No pierde la autoconciencia de sus acciones y presiona hasta que susmetas de retribución y destructividad hayan sido logradas.

9-El Psicópata Tiránico: Conjuntamente con el psicópata malévolo que acabamosde describir, el tiránico se encuentra entre los más amenazantes y crueles deestos subtipos. Ambos se relacionan con los otros de una manera intimidatoria,atacante y abrumadora. Son frecuentemente acusatorios y abusivos, casi siempreson invariablemente destructivos

A diferencia del psicópata malévolo, sin embargo, el tiránico parece ser estimuladopor la resistencia o la debilidad, las cuales incrementan el ataque en lugar dedetenerlo o suavizarlo. Algunos son cruelmente agresivos físicamente, pero otroslimitan su violencia a palabras duras y críticas. Esta variante deriva de un placerespecial en forzar a la víctima a acobardarse y someterse.

Aunque estos individuos son en muchos sentidos las formas más puras delpsicópata clásico, exhiben características de numerosos otros trastornos de lapersonalidad, en especial el sádico del DSM-III-R y el negativista del DSM-IV.

Especialmente distintivo de este tipo de psicópata es el deseo y la disposición a serinmisericorde e inhumano. A menudo calculador y frío, los psicópatas tiránicos sonselectivos en la elección de sus víctimas, identificando sujetos que es más probableque se sometan a que reaccionen con violencia. Muy frecuentemente, exhiben unnivel desproporcionado de abusividad e intimidación con la intención de no sólopresionar a sus víctimas, sino de exhibir su poder frente a terceros. Más que enningún otro subtipo, este psicópata disfruta en crear sufrimiento y ver sus efectosen sus víctimas. En contraste con el psicópata explosivo, para los cuales lahostilidad sirve primariamente como una descarga de sentimientos de

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acorralamiento, el psicópata tiránico emplea la violencia como un instrumentopara crear terror e intimidación. Estas experiencias se vuelven entonces el objetode reflexiones autoconscientes, proveyéndole una experiencia interna de profundasatisfacción. Muchos otros subtipos tienen segundos pensamientos y sienten unamedida de constricción sobre sus acciones.

Mucho de lo que impulsa a este psicópata es su miedo de que otros puedanreconocer sus inseguridades internas y su baja autoestima. Para compensar esteprofundo sentimiento interno de inseguridad, han aprendido que pueden sentirsesuperiores abrumando a otros con su poder físico y su brutal vengatividad.

10- El Psicópata Maligno: Representa estructuralmente variantes defectivas delpatrón psicopático. Sus características se vinculan frecuentemente con las de lapersonalidad paranoide. Se caracterizan mejor por su orientación hacia un poderautocrático y por su desconfianza, resentimiento y envidia hacia otros. Subyacentea estas características es el deseo cruel de vengarse por sí mismos de sus pasadosmales, a través de venganzas astutas o la fuerza callosa, si fuera necesario.

En contraste con los otros subtipos, el psicópata maligno encuentra su motivaciónpara abusar y tiranizar a otros, ya que han sido impulsados únicamente parainfligir a otros el castigo y el dolor experimentado en la infancia. La estrategiapsicopática de arrogancia y brutalización es demasiado a menudo defensiva yahora buscan retribución, no tanto a través de la acción como de la fantasía.Aislados y resentidos, crecientemente vuelven a sus rumiaciones interiores sobresu propio destino. Estas le describen un panorama en el que cada aspecto delambiente juega un papel amenazante y traicionero. Por otra parte, a través delmecanismo intrapsíquico de la proyección, atribuyen su propio veneno a otros,adscribiéndoles la malicia y enfermedad que ellos sienten dentro de sí mismos.Como la línea entre el antagonismo objetivo y la hostilidad fantaseada se tornadelgada, su creencia de la persecución de otros hacia ellos se vuelve convincente.No infrecuentemente, estas fantasías persecutorias se vuelven de grandeza; sinembargo, éstas juegan un rol secundario, frente a las personalidadesfanáticamente paranoides.

Algo muy importante en este tipo de psicópatas es su necesidad de experimentarseindependientes y adherirse tenazmente a la idea de su autovalor. La necesidad deproteger su autonomía y sentido de fuerza puede verse en el contenido de susdelusiones paranoides. La malevolencia de parte de otros no es vista como casualni aleatoria; más bien es percibida como diseñada "ex profeso" para intimidarlo,ofenderlo y deteriorar su autoestima. "Ellos" buscan debilitar su "deseo" y su"poder", distribuir falsedades, denigrar sus talentos e inmovilizarlos, subyugarlos.Sienten que está en peligro su autodeterminación. Sus fantasías persecutoriastienen como contenido el temor de someterse a la autoridad, y de ser obligados atornarse débiles y suplicantes, rindiéndose y resignando su autodeterminación.

Interesa plantearse como se desarrolla la agresión y cómo son las formas deorganización que adquiere. Se considera que no existe un único procesopsicológico o biológico que lo explique integralmente. Como ocurre con otraspatologías, lo más probable es que numerosos factores predisponentes yprecipitantes co-ocurran con condiciones ambientales que conducen alcomportamiento agresivo. Rowell Huesman(13), por ejemplo, ha propuesto unmodelo de procesamiento de la información en el que enfatiza sobre lascondiciones ambientales. Las que más influirían en el aprendizaje de la agresiónserían la observación frecuente por parte del chico de la agresión (donde sereforzaría la propia), o cuando el mismo chico es objeto de la agresión. De estemodo va adquiriendo libretos que guían su conducta desde etapas tempranas de suvida. Una vez establecidos, estos libretos resisten los cambios y persisten a lolargo de toda la vida. La agresión observada y la actuada interactúan una con la

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otra, reforzándose recíprocamente al favorecer la aparición de las condiciones enque ambas se expresan. El resultado acumulativo es una red de libretos cognitivospara el comportamiento social que enfatiza las respuestas agresivas. Una cantidadde variables pueden intervenir para jugar un papel en este ciclo, y dentro de lasmás importantes están la popularidad y el éxito académico. Una vez codificados,los libretos para el comportamiento agresivo pueden ser activados a través de unamovilización de claves mnémicas específicas. Por lo tanto, la observación de laviolencia no sólo provee libretos para futuros comportamientos agresivos, sino queactiva los libretos anteriores. Si tales libretos son actuados, facilita su reapariciónen el futuro.

De la misma manera, Ellis(17) propone un modelo de alerta subóptimo. Amediados de la década del 50’, David Likken propuso que la psicopatía podíaexplicarse, por lo menos parcialmente, cómo procesos neurológicos subcorticalesque tenían como consecuencia mantener el nivel de alerta relativamente bajo.Esto induciría al psicópata a buscar estimulación ambiental anormalmente alta, asícomo a tolerar, en grados inusuales, las consecuencias negativas (castigos) de susactos. Esto está en línea con los conceptos ya mencionados, de Eysenck, sobre la"extraversión", que relacionó, como sabemos, con el de "psicoticismo".

Ellis intenta clasificar la conducta criminal (que contiene a la delincuencia). Lacriminalidad podría ser considerada en tres dimensiones: la de la victimización, lapolítica, y la de la gravedad (que merece condena).

Dentro de la dimensión de la victimización habría dos categorías: ofensas agresivascontra las personas y contra su propiedad. La primera ocurre cuando alguien dañaintencionalmente a otro, o lo amenaza de daño. Las ofensas respecto de lapropiedad son demasiado obvias para explicarlas aquí. La ofensas agresivas soncrímenes intencionales contra terceros, o las amenazas de hacerlo.

Debajo de estas dos categorías, se pueden identificar otras dos. Una es la de loscrímenes marginales, los que no son plenamente intencionales en lo que hace a lamagnitud de sus consecuencias, pero van dirigidos hacia los miembros de un grupodeterminado y en la que el daño causado por el ofensor podría haber sidoanticipado, pero no lo fue. El otro es el crimen sin víctima fija. Estos últimos sedividen en ofensas sin status y con status. Estos últimos son actos abiertamenteilegales para personas con ciertas características, habitualmente menores de unedad determinada. Los que no tiene status cubren delitos residuales para los queno hay criterios respecto de las víctimas ni de su edad (por ejemplo, prostitución,juego patológico, comportamiento homosexual mutuamente consentido, posesión yventa de drogas).

En la dimensión política puede haber tres subdivisiones razonables: no políticas,casi políticas, y políticas. Las primeras son lo que no constituyen amenazasignificativas para el gobierno ni sus leyes. Las casi políticas son las queconstituyen amenazas menores para los actuales gobiernos en tanto no seconviertan en crónicas y extendidas. Las ofensas políticas son las que intentanderrocar y substituir el gobierno actual, por ejemplo, el terrorismo.

Los crímenes que tienen que ver con la teoría del arousal son principalmente nopolíticos. La teoría de la que nos estamos ocupando surge de la evidencia de quesu predisposición neurológica a la criminalidad varía en alto grado. Esta teoría(también llamada la "teoría de la estimulación óptima") postula que estasvariaciones son debidas a patrones específicos de funcionamiento cerebral que soninfluenciados altamente (aunque no exclusivamente) por factores genéticos, por loque se diferencia acentuadamente de las teorías que hacen de las influenciasambientales (incluyendo las tempranas), el principal factor.

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Mientras las personas (y lo animales, en general), están despiertos, tienden acomportarse como si tuvieran cierto nivel de alerta que es más o menos eldeseable; ni demasiado bajo (aburrimiento) ni demasiado alto ("caótico", "confuso"o "atemorizante"). Aparentemente, en primer lugar debido a factores genéticos,quizás mediados por mecanismos neurohormonales y/o a lo novedoso delestímulo, el requerido para mantener a la persona en este nivel óptimo de alertaes distinto para cada uno de nosotros. Cuando se habla de "nivel deseable", se diceque es el obtenido por un estimulación determinada, cuando uno está encondiciones de elegirla. El sistema fundamental en la regulación del alerta es elSARA, el cual sirve para filtrar la estimulación entrante. Aparentemente, algunoscerebros tendrían patrones de funcionamiento del SARA que tienden a descartar ala mayoría de los estímulos como novedosos e intensos, en tanto otros hacen locontrario. Por supuesto, la mayoría de la gente tiene patrones promedio. Esto estáen relación con el SAC (Sistema de Activación Comportamental) y SIC (Sistema deInhibición Comportamental) de Gray, y con el concepto de Extraversión eIntraversión de Eysenck.

La Teoría del Arousal supone que los que tienen un patrón de baja entrada deestímulos tenderán a buscarlos (buscadores de sensaciones) y que éstos estaránmás predispuestos a la criminalidad. Las mediciones del arousal, neurológicas yextraneurológicas, son las ya mencionadas: predominio de ondas lentas en el EEG,mayor resistencia eléctrica de la piel, hiporreflexia, menor gasto cardíaco,etcétera.

En base a estas mediciones se han encontrado tres patrones específicos:

1- Las personas con más alto nivel de psicopatía y criminalidad tienen niveles dealerta en el descanso que los no criminales.

2- Los psicópatas criminales muestran cambios menos dramáticos cuando estánamenazados por dolor o castigo, que otras personas.

3- Se han encontrado altas probabilidades de psicopatía y criminalidad entre laspersonas que son más lentas que el promedio al recuperar la línea de base, unavez que la situación amenazante ha desaparecido.

De acuerdo a la teoría del arousal, el alerta subóptimo del primer tipo se da enindividuos que prefieren un promedio mayor de estimulación ambiental(excitación) y toleran mayor dolor en el proceso de saciar sus tendencias. En elsegundo subtipo, las personas reaccionan con menos miedo y consecuentementemenos probabilidades de evitar un evento potencialmente doloroso. Y el tercer tipode funcionamiento se asocia a la criminalidad debido a que, una vez que lapersona ha alcanzado niveles altos, estos tienden a retroceder más lentamente ala base. Por lo tanto, la probabilidad de que tales personas asocien sus accionescon el retorno a la línea de base es considerablemente menor que en los quesuben y bajan rápidamente.

Resumiendo, para Ellis, su teoría del alerta puede resumirse a través de trespropuestas:

1- La tendencia de un animal a ser respondiente a su ambiente dependefundamentalmente de cuán eficiente es su SNC en detectar la estimulaciónambiental.

2- Las personas predispuestas al crimen y/o a ser diagnosticadas como psicópatastienen un SNC innato y/o, a veces, adquirido (a través de enfermedades, lesioneso malnutrición) que están inusualmente "aislados" del ambiente.

3- Como resultado, tienen más dificultades para adaptarse y para experimentar

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dolor, y buscan una estimulación ambiental aumentada.

Se ha considerado aquí también el papel de las hormonas androgénicas, comoparte del mecanismo que conduce a un alerta subóptimo. Si esto es así, los geneslocalizados en el cromosoma Y estarían entre los contribuyentes, y explicaríaporqué sexo y edad se encuentran entre los correlatos más persistentes decriminalidad y psicopatía hasta ahora documentados.

Estas teorías evolutivas han considerado asimismo algunas patologías infantilescomo precursoras o vinculadas a la antisocialidad y a la psicopatía en la vidaadulta(27). Una de las más frecuentemente asociadas ha sido el trastorno pordéficit de atención con hiperactividad (ADHD), comúnmente asociado al trastornode conducta (CD) y al oposicional (OD), muy comúnmente asociadas a depresiónmayor y dificultades de aprendizaje. Cadoret(20), a través de estudios deadopción, ha demostrado que el ADHD se relaciona con altos niveles decriminalidad y delincuencia en sus padres biológicos. El ADHD no parece estarrelacionado directamente con la psicopatía adulta, pero sí indirectamente a travésde un conjunto de conductas agresivas. El factor ADHD aparecía en este trabajogenéticamente condicionado también con el alcoholismo parental, pero no con elfactor agresión, que no correlacionaba con la criminalidad de los padres. Losresultados del estudio de Cadoret confirman la importancia de la interaccióngene-ambiente.

Otros estudios (Déry, 1999) han hecho hincapié en las característicasneuropsicológicas de adolescentes con trastornos de conducta y ADHD(26) y suvinculación con la agresión. Estos trastornos, son coherentes con hallazgosmencionados en otras partes de este trabajo y con el artículo anterior(1). Losrelacionados con el daño frontal han sido llevados a cabo principalmente conadultos, pero los pocos casos documentados en niños muestran un trastorno deconducta (CD) persistente, con violencia física, mentiras y robo. Las deficienciascognitivas derivadas de disfunciones del lóbulo frontal parecen mejorar con laedad. Por otra parte, los estudios neuropsicológicos efectuados a delincuentesjuveniles muestran la existencia de fallas neuropsicológicas, especialmente en lashabilidades verbales y, en menor medida, en las ejecutivas. Estas fallas estánrelacionadas con la aparición precoz de la delincuencia y predicen su persistenciaulterior. Pueden estar relacionadas también con el status socioeconómico. Cuandolos trastornos de conducta se asocian con el ADHD, las performancesneuropsicológicas no cambian, pese a que otros autores encuentran que sí lohacen. También difieren estas performances según la severidad y tipo delcomportamiento antisocial: son aún peores cuando se combinan con agresividad ycuanto más temprano en la vida aparecen.

También ha tratado de verse el desarrollo y organización de esta estructura através de la psicodinamia de la misma. En este sentido, conviene utilizar algunosconceptos de Richards(9) y de Kernberg(8).

La crítica a la teoría freudiana de los dos impulsos tiende a enfocar el impulsoagresivo, proponiendo que la agresión es una reacción secundaria a la frustraciónde necesidades básicas de relación; esta crítica también cuestiona los aspectossexuales de la libido, remarcando en la naturaleza relativamente secundaria de lasnecesidades eróticas, cuando se las compara con las de dependencia y cercanía alobjeto. Como ha puntualizado recientemente Stephen Appelbaum, algunos -porejemplo los psicoanalistas interpersonales y los psicólogos del self- tienden areemplazar la libido y la agresión freudiana, y a su vez puntualizan la función deun "impulso" (esto es, un sistema motivacional individualmente consistentedesarrollado y estructurado que determina la internalización consciente, einconsciente de relaciones de objeto y de interacciones con relaciones objetalesreales(8)).

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Quizá el teórico más convincente en la línea de razonamiento que rechaza laagresión como un impulso es Fairbairn, cuya propuesta de que la libido es unafunción propia de las relaciones objetales del ego, es equiparable a sureconocimiento de la importancia práctica de las relaciones objetalesagresivamente investidas e internalizadas. Fairbairn, por lo tanto, reconoce laimportancia práctica de la agresión, aunque al mismo tiempo asume que laagresión es secundaria a un desarrollo inevitable de la frustración en lasrelaciones tempranas madre-hijo.

Kernberg ha argumentado, en un trabajo anterior, que la activación del desarrollolibidinal en las relaciones madre-hijo presupone una disposición innata al apegoque requiere una estimulación externa para activarse, y que el mismorazonamiento puede ser aplicado a la furia y la protesta iracunda cuando lascircunstancias externas frustran los deseos o necesidades del niño: en amboscasos, una disposición interna a disparar una respuesta afectiva es realizada porun estímulo ambiental -el objeto cuidador-. En el centro de cada una de estasrespuestas básicas, que van desde una respuesta afectuosa a un ambientegratificante, a una respuesta furiosa a un ambiente frustrante, están los afectosprimitivos.

Kernberg supone que a partir de la aparición de las relaciones objetales laexperiencia de la relación del self con un objeto durante los estados afectivosculminantes genera un mundo intrapsíquico de relaciones objetales investidasafectivamente, de una cualidad tanto gratificante como aversiva. Las experienciaspsíquicas básicas que entrarán en la dinámica del inconsciente son las específicasrelaciones diádicas entre el self y la representación de objeto que irrumpen juntasen el marco de referencia de los extremos de la elación y de la furia. Los estadossimbióticos de la mente tienen lugar con las experiencias de elación, dentro de lascuales una fantasía inconsciente de unión o fusión entre el self y el objeto seasocia fácilmente con las connotaciones del bebé siendo satisfecho por el pecho. Laelación del bebé se da en el contacto visual con la cara sonriente de la madre. Elestado de intensa furia también implica una experiencia de fusión entre el self y elobjeto bajo la influencia de afectos intensamente aversivos. Es también unaconclusión derivada del análisis de la transferencia de pacientes que sufren de unapsicopatología severa caracterizada por la agresión intensa.

Sobre la base de estas consideraciones Kernberg ha propuesto que los estadosafectivos culminantes constituyen los componentes esenciales de lo queeventualmente se constituirá en libido y agresión como pulsiones, esto es,entendidas como sistemas motivacionales jerárquicamente supraordinarios queproveen energía a las fantasías inconscientes y que, impregnando relacionesobjetales internalizadas reprimidas, determinan el contenido de las fantasíasinconscientes.

Más arriba nos hemos referido a Meloy(9). Para poder continuar con suformulación, y más adelante trazar el desarrollo del SuperYo y de las estructurasconscientes, es necesario hacer claras distinciones entre "introyección" e"identificación", conceptos que son usados a veces inconsistentemente en laliteratura psicoanalítica. Meissner vincula la introyección estrechamente a losestados pulsionales agresivos y libidinales, mientras que las identificacionesfuncionan independientemente de estas vicisitudes. Como cabe al SuperYocontener las pulsiones, las introyecciones están aliadas a la función defensiva delas proyecciones de los impulsos amenazantes o inaceptables. Las introyeccionesmodifican al SuperYo y pueden trabajar en contra del desarrollo del Yo. Lasidentificaciones, por otra parte, modifican directamente las estructuras del Yo yforman el comportamiento consciente. En la terminología de Kernberg, pareceríaque las identificaciones se transformaran en partes metabolizadas en aspectosgeneralizados del Yo, mientras que las introyecciones permanecen como aspectos

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personificados del SuperYo, fragmentadas, y cargadas de pulsión.

En la formulación de Meloy, parece que el psicópata no falla en su capacidad paraidentificar, sino que realiza identificaciones anormales, las cuales estánsobresaturadas con introyecciones tempranas, personificadas y polarizadas, nometabolizadas, de las experiencias arquetípicas del self-object extraño (el que esdefinido por Grostein como el pre-conocimiento inconsciente de un enemigo, delcual se cree está tanto dentro como fuera de nuestro self) en lugar de serinformada previamente por los componentes reales de las interacciones parentalesfrustrantes y gratificantes. La identificación con el self-object extraño queda mástarde decretada como la de una presa con el depredador, la cual descansa en laproyección y reincorporación de la agresión en un proceso similar al decrito porMeissner. La persistencia de estas introyecciones primitivas, inmodificadas, puedenexplicar la creciente apertura del psicópata a las fantasías, a partir de derivadosSuperYoicos de estas introyecciones, lo cual se puede considerar una especie de"conciencia en espejo", la inversa de la conciencia moral normal.

La intrigante discusión de Meloy al considerar al psicópata como un "depredador"(es decir, la expresión en el comportamiento humano de las actividades del"cerebro reptílico" de MacLean), es una combinación creativa de nocionescientíficas, clínicas y populares. No es que sean depredadores en un sentidoanimal, sino que se identifican con él, y su deseo de poseer poder, las intencionesdestructivas, agresivas y malignas los asemejan a las históricamente consideradas"bestias innobles".

Otro autor a considerar es Svrakic, quien trabajó también con conceptosprovenientes de las relaciones objetales y del psicoanálisis del Self. Él haespecificado un continuo relacional entre las personalidades narcisistas (NPD) y lasantisociales (APD), basado en la etiología compartida por ambas entidades en elnarcisismo patológico y en que ambos se refieren a dos niveles estructurales delself. Enfatiza que el alto grado de síntomas se superpone a prácticamente todoslos desórdenes de personalidad, debido a la ubicuidad que tiene la organizaciónborderline en todos ellos. Kernberg ha hecho la mayor contribución a lacomprensión del significado de tales déficits estructurales, en los desórdenes depersonalidad en general, y del subtipo del narcisismo maligno (equiparable alpsicópata) en particular. En el esquema de Kernberg de la estructuraciónprogresiva, el nivel de la defensa predominante y los grados de integración,coherencia y realismo dentro del self, o del mundo representacional, soninterdependientes y están recíprocamente relacionados. Estos aspectosestructurales están determinados por el grado en que la represión (que aíslacontenidos disonantes a diferentes niveles de conciencia) y sus mecanismosasociados han reemplazado al "splitting" (es la polarización y antagonismo de losmecanismos mentales en el mismo nivel de consciencia) y sus mecanismosasociados. Una represión efectiva facilita la integración y la complejidad coherentea nivel del conocimiento consciente.

Kernberg no ha sido el único teórico que ha contribuido a la idea de integración deSvrakic. Se parece en algo a una reiteración kohutiana de la "máscara" deCleckley. Tanto Kernberg como Clekley ven a las personalidades narcisistas yantisociales como poseyendo un self en dos niveles estructurales. El self real deestas personalidades está solo, vacío, incapaz de aprender, inferior e inseguro.Esta cara real es oculta por una máscara que se le superpone, la cual es grandiosaen el caso del narcisista y es destructiva en el antisocial. Para el modelo utilizadopor Svrakic, las diferencias en la fachada (o máscara) utilizadas por el narcisista yel antisocial provienen de diferencias en el desarrollo del SuperYo. En el narcisista,éste no se encuentra plenamente desarrollado y consiste principalmente enprecursores de un SuperYo sádico, o fragmentos, que se introducen en elfuncionamiento del Yo bajo la forma de paranoia no psicótica, obsesividad,

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remanentes de comportamientos morales, y una capacidad de culpa muydisminuida. Svrakic decía que "el SuperYo de los antisociales no ha sido detenidoen la etapa de sus precursores, sino que tiene un organizador plenamentedesarrollado que gratifica los comportamientos destructivos y desalienta lospositivos. Tal SuperYo es decrito mejor como un "espejo" del SuperYo normal. Estopodría explicar porqué la imagen del "héroe negativo" apoya y aumenta laautoestima de muchos antisociales.

Desde este punto de vista, el antisocial tiene una patología mejor organizada peromás desviada. Svrakic y col. han acuñado el término "self destructivo" paradesignar los autoconceptos organizados en torno a la agresión idealizada, como seencuentra en las personalidades antisociales. El los trastornos de este tipo, lafachada del self aparece como una defensa de la persona ante la posibilidad deexperimentar el verdadero self y para poder relacionarse con el mundo externo através del mecanismo de la identificación proyectiva. Por lo tanto, el narcisista,que experimenta un self que es realmente inseguro e inferior, involucra a otroscon el objeto de ganar su admiración, en tanto que la personalidad destructiva,que ve al self real como débil y victimizado, busca experimentar la dominación y laexperiencia del poder destructivo. Svrakic y col. ven los talentos y valoresatribuidos al niño (por ejemplo, la queribilidad), y del grado de receptividad delambiente familiar, como factores que canalizan el self de la fachada en la direcciónnarcisista o destructiva, respectivamente.

La destructividad difiere entre ellos mismos en el grado de integración del self, locual parece referirse primariamente a la subordinación jerárquica del self real-queno es adaptativo, al self de la fachada (que tiene capacidades adaptativas). Losdestructivos pobremente integrados están casi constantemente en conflictoconsigo mismos y con los demás, debido a las intrusiones del self real en laconciencia y consecuentemente, comportamientos mal adaptativos. Estosdestructivos de bajo nivel nunca desarrollan selves de fachada que puedanadaptarse exitosamente al mundo exterior. Los destructivos mejor organizados,equivalentes a los psicópatas, tienen una elevada autoestima, y obtienen ventajasdel mundo real a través de sus actos destructivos, ocultando efectivamente el selfreal defectivo y mejorando por lo tanto la adaptación. Los más organizados entrelos destructivos son capaces de no permitir jamás que el self real sea exhibido odisruptivo, lo que los capacita para ser "criminales profesionales". En ellos la"conciencia en espejo" parece contener mecanismos suficientemente represivoscomo para que el self real pueda ser contenido a través de la identificaciónproyectiva y la actuación de deseos agresivos o sexuales.

La introducción por Svrakic del término "personalidad destructiva", el cual ha sidousado para el espectro paranoide-narcisista, clarifica mucho de la confusiónconceptual y práctica ocasionada por el de "personalidad antisocial". La idea de unsentido de conciencia que es la antítesis de la conciencia normal es también degran significado.

Para Kernberg(8) estas disposiciones innatas a la activación de la agresiónmediadas por la activación de estados afectivos agresivos son complementarias alos hallazgos, ahora bien establecidos, que el comportamiento agresivoestructurado en los niños puede derivar de dolor físico, crónico, severo ytemprano, y que las interacciones crónicamente provocadoras de agresión con lamadre son seguidas por comportamientos similares de los niños, confirmando loque sabemos desde los trabajos de Galenson y Frieberg. Los convincentesargumentos de Grossman a favor de la transformación directa del dolor crónicointenso en agresión provee un contexto teórico para las observaciones inicialessobre el síndrome del niño golpeado. Los impresionantes hallazgos de prevalenciade abuso físico y sexual en la historia de los pacientes borderline, confirmada porlos investigadores tanto de Estados Unidos como de Europa, proveen evidencia

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adicional de la influencia del trauma en el desarrollo de severas manifestacionesde agresión.

Enojo y furia, aversión y disgusto, desprecio y resentimiento son afectosintegrados internamente, y que sirven para expresar aspectos particulares de laagresión como una pulsión jerárquicamente supraordinaria. Desde mi punto devista, la furia es el afecto nuclear de la agresión, paralelamente al papel de laexcitación sexual como núcleo afectivo de la libido como un impulso. Si nosotrosaceptamos una versión modificada del esquema evolutivo de Mahler, en el sentidode que cada diferenciación muy temprana tiene lugar bajo condiciones de estadosafectivos de bajo nivel alternando con estados de la mente que reflejan laevolución de la fase simbiótica bajo estados afectivos culminantes, lascontribuciones de Mahler a la comprensión de la simbiosis normal y patológicapueden ser incorporadas a un punto de vista actual del desarrollo temprano. Desdemi punto de vista, estos conceptos de maduración y desarrollo del yo bajocondiciones de estados de bajo nivel afectivo y la construcción gradual de ladinámica inconsciente bajo condiciones de estados afectivos pico, nos permiteintegrar la observación del niño con nuestra creciente comprensión de lascaracterísticas estructurales de la dinámica inconsciente derivada de la exploraciónpsicoanalítica.

Las representaciones del self y del objeto investidas agresivamente, no estáninicialmente diferenciadas una de la otra, y se construyen separadamente de lasrepresentaciones del self y del objeto investidas libidinalmente, lo que caracterizalas capas básicas de la dinámica inconsciente. Ellas reflejan las simbiosistempranas, y eventualmente dan lugar a la diferenciación de las representacionesdel self y del objeto dentro de los campos libidinales y agresivos, por lo tantoestableciendo las características estructurales de separación-individuación y lapsicopatología de la organización de la personalidad borderline. Aquí hay quesubrayar la conexión indisoluble entre la internalización de relaciones objetalestempranas y estados afectivos, la unidad indisoluble de la díada representación delself/representación del objeto y el contexto afectivo de esta díada. Otra vez, tantolos afectos tempranos como los tardíos, siempre tienen una connotación derelaciones objetales, estrictamente, una relación implícita entre self y objetoexiste dentro de la estructura de cualquier afecto particular.

La agresión como una pulsión domina tan poderosamente el desarrollo tempranodel aparato psíquico que lo conduce a las estructuras psicopatológicas queobservamos en la organización borderline. La observación clínica más central entales condiciones, desde un punto de vista psicoanalítico, es la activación de unafuria persistente, e intensa en la tranferencia. Desde la naturaleza suave y crónicade la irritación e irritabilidad, a la expresión intensa y agudamente enfocada deenojo, el paciente fácilmente cambia dentro del afecto básico de la furia que,cuando sus elementos fantaseados inconscientes son explorados, eventualmenterevelan las características estructurales del odio.

Las funciones más tempranas de la furia, es el esfuerzo para eliminar, en unaforma violenta de reacción, una fuente de irritación o dolor. La furia, por lo tanto,es siempre secundaria a la frustración o al dolor, aunque su intensidad puededepender de características temperamentales. Una segunda función de la furia eseliminar un obstáculo o barrera a la gratificación. Aquí la frustración es máscompleja: un obstáculo tiene que ser eliminado para alcanzar una fuente real oimaginaria de gratificación. Esto es lo prototípico para un tercer nivel funcional dela furia, evolutivamente más alto, concretamente, la eliminación del objeto malo;esto es, una supuestamentamente voluntaria (premeditada) fuente de frustracióncolocada entre el self y la identificación de una necesidad.

La teoría kleiniana postulaba la transformación inmediata de estadíos muy

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tempranos de frustración severa, la ausencia de la madre, en la imagenfantaseada de una mala madre, el objeto malo externo e interno. Laplanche creía,sin embargo, que las posteriores experiencias traumáticas podían transformar lasexperiencias más tempranas retrospectivamente en traumáticas secundariamente,y que, por lo tanto, el punto de que la relación objetal internalizada relacionada ala furia cristaliza en el deseo inconsciente de destruir un objeto malo no es tanesencial.

En un nivel evolutivo aún más avanzado, el deseo no es ya destruir un objetomalo, sino hacerlo sufrir: aquí, estamos definitivamente en la compleja áreaevolutiva en la cual se combinan placer y dolor; el sadismo expresa unacondensación de la agresión con el placer; y el afecto original de la furia aparecetransformado en odio, con características estructurales nuevas y estables. En unnivel mayor de desarrollo, el deseo de hacer sufrir al objeto cambia al deseo dedominarlo y controlarlo, para evitar el temor de su persecución y,psicopatológicamente, ahora mecanismos obsesivos de control pueden regular lasupresión o represión de la agresión. Finalmente, en un aspecto sublimatorio de larespuesta agresiva, hay una búsqueda de autonomía, autoafirmación y libertad delos controles externos, que reflejan características sublimatorias de lasimplicaciones originales autoafirmativas de la furia.

El odio, propone Kernberg, es un derivado complejo y estructurado de la furia, queexpresa los deseos combinados de destruir el mal objeto, de hacerlo sufrir ycontrolarlo en el sector del self enfurecido. Contrastando con la cualidaddisruptiva, transitoria y aguda de la furia, el odio es un afecto crónico, estable,usualmente caracterológicamente enclavado. La relación objetal que estructuraeste afecto expresa concretamente el deseo de destruir o dominar el objeto, unaconsecuencia casi inevitable del odio es su justificación como una venganza contrael objeto frustrante y la vengatividad es una característica típica caracterológicadel odio. Los miedos paranoides de retaliación también son acompañantesusualmente inevitables del odio intenso, así que las características caracterológicasparanoides, vengatividad y sadismo, van de la mano.

Una complicación muy temprana del odio proviene del hecho de que lagratificación y la frustración son experimentadas como entroncadas a partir de lamisma fuente. Por lo tanto, el obstáculo para la gratificación es la fuente. Aquíaparece nuestro enfoque de la psicopatología de la envidia. Me estoy refiriendo ala explicación kleiniana de la envidia como una manifestación principal de laagresión humana. Frustraciones muy tempranas -en términos kleinianos, laausencia del pecho bueno- es experimentada por el bebé como si el mismo pechocontuviese lo bueno y lo malo, con una proyección subyacente dentro del pecho dela reacción agresiva del bebé a esta frustración. La agresión del bebé toma laforma de deseos voraces de incorporarlo. El pecho que agresivamente contieneasimismo es a su vez odiado, y su contenido fantaseado deteriorado y destruido.Un círculo vicioso puede continuar en el cual el pecho destruido y destructor esexperimentado de una manera persecutoria, por lo tanto, exagerando yprolongando más aún la experiencia de frustración y enojo. Aquí yace el origen dela envidia, la necesidad de deteriorar y destruir al objeto que también es necesariopara la supervivencia y, en definitiva, el objeto de amor. La introyección de laimagen de un pecho deteriorado y destruido conduce a un sentido de vacío internoy destrucción, el cual puede dañar la introyección previa de un pecho bueno quese perdió de tal manera que los efectos de la envidia y la evolución relacionada dela voracidad corroe tanto el objeto bueno externo como el interno. Nosotros nonecesitamos aceptar el concepto kleiniano de la envidia innata, ni la relaciónespecífica de la envidia con el pecho materno, para considerar a la envidia comouna consecuencia básica de un odio muy temprano del objeto bueno que estambién un objeto provocativo y frustrante, y a los fines prácticos, la envidiaemerge clínicamente como una forma dominante de odio en condiciones clínicas

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caracterizadas por la agresión preedípica. Kernberg considera la envidia como untipo complejo, relativamente elaborado, de furia estructurada derivada de lascaracterísticas básicas del odio. La envidia es, en mi experiencia, la manifestaciónmás típica de la agresión en la transferencia de las personalidades narcisísticas,expresada tanto como una envidia inconsciente hacia el analista experimentadocomo un objeto bueno, como una incorporación voraz de lo que el analista tienepara ofrecer, conduciendo ambas a un sentido de vacío y frustración. La envidiainconsciente en la situación analítica es una fuente de la reacción terapéuticanegativa, más primitiva y severa que la culpa inconsciente, la cual expresapresiones superyoicas y conflictos más avanzados. Pero la envidia inconsciente,proyectada sobre el analista y reintroyectada dentro de las funciones superyoicas,puede conducir a una envidia inconsciente dirigida contra el self.

Otra consecuencia de la fijación estructural de la furia en forma de odio es laidentificación inconsciente con el objeto odiado. En lo que respecta a la relaciónobjetal internalizada del odio es que de un self dolorido, empobrecido, relacionadocon un poderoso, frustrante, voraz y sádico objeto, la identificación inconscientetanto con la víctima como con el victimario explica la intensificación de la relaciónreal con el objeto frustrante. Esto es, una dependencia aumentada en la realidadcon el objeto odiado para influirlo, controlarlo, castigarlo, o transformarlo en unobjeto bueno, y al mismo tiempo, la tendencia inconsciente a repetir la relacióncon el objeto odiado con los roles invertidos, transformando el objeto odiado quedomina, que devora, que frustra, que maltrata, en otro objeto dentro del cual larepresentación del self ha sido proyectada.

Aquí se comprende el impacto del abuso sexual o físico sobre el desarrollo de lapsicopatología del odio. El trauma como la experiencia real de un comportamientosádico de un necesario inescapable objeto, instantáneamente transforma lareacción de furia en el odio del objeto sádico. La prevalencia aumentada del abusofísico, sexual, atestiguada y la visualización de violencia en pacientes conpsicopatología severa que incluye trastornos borderline, trastornos afectivos,trastornos disociativos, trastornos post-traumáticos, trastorno antisocial de lapersonalidad, y formas severas de trastornos alimentarios han sido confirmadas eneste país y en el exterior. Aun teniendo en cuenta la distorsión de los análisisestadísticos bajo el impacto del énfasis actual ideológicamente motivado sobre elincesto y el abuso sexual, la evidencia de que tal abuso es un factor etiológicosignificativo en el desarrollo de trastornos severos de la personalidad esconvincente. El mecanismo subyacente, como yo sugiero, es precisamente elestablecimiento de una relación objetal internalizada bajo el control de la furiaestructurada, esto es, el odio. La abrumadora dominancia por el odio de un mundoinconsciente de relaciones objetales internalizadas determina la persistencia deoperaciones primitivas de escisión, que consolidan una organización depersonalidad borderline, y mantienen un mundo internalizado de relacionesobjetales idealizadas y persecutorias, con un predominio de las últimas, y sucorolario de tendencias paranoides, con un odio egosintónico,caracterológicamente estructurado, sadismo y vengatividad, con esfuerzosdisociados para escapar de un mundo persecutorio a través de idealizacionesilusorias y disociadas. Bajo condiciones traumáticas, entonces, los mecanismosbásicos incluirían la transformación inmediata del dolor en furia, y de la furia, enodio; el odio consolida la identificación inconsciente de víctima y victimario.

Otra manifestación del odio primitivo que el paciente no puede tolerar en suconocimiento consciente es la transformación del odio en somatizaciones, bajo elaspecto de automutilación, crónica y primitiva. Estos son pacientes quecrónicamente lastiman su piel o mucosas, se automutilan y presentan otrospatrones de comportamiento sadomasoquista primitivo. Las tendenciascaracterológicamente estructuradas hacia el suicidio en los pacientes borderlineson otra expresión del odio autodirigido.

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La misma personalidad antisocial puede ser concebida como una estructuracaracterológica tan dominada por el odio que las idealizaciones primitivasescindidas no son posibles por mucho tiempo, el mundo está pobladoexclusivamente por perseguidores sádicos, malignos y odiados, y para triunfar ental mundo terrorífico sólo es posible volverse uno mismo un perseguidor maligno,como única alternativa a la destrucción y al suicidio. Bajo condiciones menosextremas, la identificación inconsciente con el objeto odiado y su trasladocaracterológico a tendencias antisociales, la crueldad, desprecio y sadismo, puedepresentarse en muchas formas. Una perversión sádica encapsulada y restringidapuede representar una evolución de estos conflictos. Como Stoller señaló, laexcitación sexual siempre incluye un elemento de agresión, y una perversióntípicamente organizada expresa la necesidad de expresar en fantasía un trauma ohumillación experimentado en el pasado en el reino de lo sexual.

Progresando hacia tipos aún menos severos de formas caracterológicas de odio, elimpulso hacia el poder y el control, las implicaciones sádicas de ciertas estructurasde personalidad obsesivo-compulsivas contienen esta dinámica. Esto también esverdad para ciertas estructuras de personalidad en pacientes con formacionesreactivas contra la dependencia, en las cuales hay un miedo inconsciente a quetoda relación dependiente implique un sometimiento a un objeto sádico. Lasformaciones reactivas masoquistas contra identificaciones con un objeto malignointernalizado dentro del superyó reflejan evoluciones relativamente menosseveras de esta dinámica. Más frecuentemente, la internalización de un objetoodiado y sádico dentro del superyó puede revelarse asimismo en la forma de unmoralismo sádico, con una tendencia hacia "la justa indignación" y la crueldadmoralista.

A un nivel verdaderamente sublimatorio de transformación del odio, laautoasertividad, el coraje, el juicio independiente, la integridad moral, lacapacidad para el autosacrificio, todas pueden incluir, bajo exploración analítica,rasgos de la dinámica que estamos explorando.

Richard(9) intenta integrar las distintas formulaciones teóricas. Considera que elpunto que probablemente pueda servir a este fin es ver a la psicopatía como undesorden semantogénico, o sea que aparecen a partir de la incomprensión ydefectuosa construcción, significados evaluativos, afectivos, y últimamente,morales. En este complejo proceso semantogénico, anormalidades en laorganización cerebral (de origen desconocido) interaccionan con abusos ydeprivaciones ambientales, y con la neurodinámica resultante de tener queadaptarse con estos déficits psicopáticos en medio de un mundo de normalidad,donde las emociones y las evaluaciones son determinantes. Richards(9) hace unintento integrativo de describir la evolución psicopática a partir de tan complejainteracción de factores causales.

Los procesamientos emocionales anormales y las alteraciones en el aprendizajeafectivo, tales como las respuestas de miedo y los defectos en el aprendizaje de laevitación pasiva, surgen temprano en la vida del psicópata, probablemente comoresultado de la interacción recíproca de tendencias biológicas innatas, y la calidaddel cuidado parental. Estas anormalidades culminan en limitaciones severas en eldesarrollo del apego (empatía, valores, moralidad). Estos déficits hacen imposibleal infante incorporar la realidad emocional y evaluativa de sus padres y de otros,los que son percibidos como que le son impuestos intrusiva y cruelmente, casidesde el comienzo de la vida. Por razones que serán expuestas más adelante, lasintroyecciones e identificaciones agresivas desplazan a las que están basadas enlos ideales parentales. Este desplazamiento es el primer paso crucial en eldesarrollo de la conciencia inversa. Las pocas identificaciones con los idealesparentales que son incorporadas en estas etapas tempranas son más tardesubordinadas o descartadas, como catexias psíquicas. El énfasis interpersonal es

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desviado crecientemente desde los modelos parentales a algún hermano poderoso,o a personas ajenas al círculo familiar, o eventualmente a pares, jóvenes mayoreso mentores, seleccionados precisamente debido a que son destructivos opsicópatas, o debido a que presentan la oportunidad de ejercitar las tendenciasagresivas o destructivas.

En la infancia más tardía y en la adolescencia, el psicópata aprende a simular losmejores afectos sociales con la finalidad de obtener ventajas. En el nivelinterpersonal, un desprecio consciente por los que son engañados comienza apredominar sobre otra clase de interacciones. A través del proceso de laidentificación proyectiva, el psicópata decreta (usando a otros como instrumentos,actores complementarios) el menosprecio y el destierro de sus propiasexperiencias, lo que hace que vea como un extraño los comportamientos decuidado y las actitudes que observa en otros (esto, sin duda, es parte del procesode "cosificación" -quitarle a las personas los atributos que los hacen semejante auno- que señala Marietán(10), y que tan importante será como paso necesariopara la agresión "depredadora"). Para un psicópata, el cuidado normal suenairreal, debido a que éste está basado en apego normal y en otras experienciasafectivas que son discordantes para él. Estos significados no son simplementeinescrutables para él. Debido al poderoso efecto de gratificación que el apego y elafecto tienen para los otros, siempre resulta seductor, pero siempre tambiénfrustrante y dejándolo afuera de esa experiencia. La vida afectiva desviada delpsicópata y su afasia semántica evaluativa generan las condiciones para repetidasy graves injurias narcisísticas, las cuales cierran el círculo vicioso. Las demandasrecíprocas normales de terceros son percibidas crecientemente como intrusionesmalévolas, contribuyendo de este modo al desarrollo de la conciencia inversa.

La violencia física reiterada puede estar más estrechamente relacionada con laimpulsividad que con la psicopatía en sí, aunque algunos psicópatas son a menudoimpulsivos. No obstante, aceptar la idea de la conciencia inversa implica que nohay obstáculo interno para la violencia física en el psicópata grave, a menos que laviolencia se vista en una situación dada como el menor de los males. La concienciainversa facilita implicarse en todas las formas posibles de violencia, contrapersonas, organizaciones, valores o ideales. Como la identificación del self real conel idealizado y destructivo se realiza a través de la acción destructiva, las fantasíasde grandiosidad y omnipotencia pueden inducir una confianza total, la cual a suvez puede conducir a actos impulsivos y desvergonzados. Su éxito puede ser suruina, pero sólo después de que su destructividad afectara a muchos.

La explicación del desarrollo del psicópata hecha hasta aquí, deja un interrogantede cómo las identificaciones psicopáticas, tales como la introyeccióndepredador/enemigo, se desarrolla en primer lugar. Parecería que, si no rechazaagresivamente los inputs parentales, el infante no tendría otra alternativa quedesarrollar su SuperYo y más tarde una conciencia determinada primariamentepor los modelos parentales. ¿Cómo aparece algo tal como la introyeccióndepredador/enemigo en la escena evolutiva para proveer una fuente deidentificacióin patológica? La respuesta a esta pregunta yace en el nudo gordianoque liga las influencias genéticas con la teoría de las relaciones objetales. Losfactores hereditarios pueden predisponer al bebé a tener un monto excesivo deagresividad. Esto tendrá un efecto primario sobre el desarrollo del Yo, que loconduce a un pobre cohesión y a gran impulsividad. Otras estructuras hereditariasque podrían afectar el desarrollo del SuperYo han sido propuestas, tal como el"SuperYo primitivo" de Laforgue, el cual fue considerado como colocando límites yguiando el desarrollo de la organización cerebral hacia ciertas metas y apartándolade otras. También se ha considerado aquí el antiguo concepto de los arquetiposjunguianos que influirían sobre el desarrollo del Yo y del SuperYo. La introyeccióndeporedador/enemigo podría ser uno de esos arquetipo, almacenados en el archivogenético de todos los humanos. La razón por la que el infante humano podría

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introyectar esta clase de arquetipo podría estar dada en la naturaleza de lasrelaciones objetales. Desde que las incorporaciones que conducen a la formacióndel SuperYo ocurren antes de la diferenciación self-otros, el infante prepsicopáticopodría comenzar a idealizar el componente agresivo de la experiencia que seincorpora como un arma mágica para ser usada tanto como ataque y como defensacontra los padres, cuyas evaluaciones y afectos son percibidas como intrusivas ycrueles. Estas percepciones pueden reflejar la realidad de un verdadero abuso oincompetencia parental, pero probablemente estén más vinculadas a procesos deapego y afectivos defectuosos. Sin embargo, de la misma manera que unaagresión excesiva sobre el Yo, la idealización del componente agresivo incorporadoconduciría a un SuperYo básicamente inestable e insostenible, en donde los idealesaniquilarían a los ideales. Psicobiológicamente, la herencia de estructuraspsíquicas profundas bajo la forma de algo parecido a los arquetipos, y lasrelaciones objetales por sí solas no alcanzan a explicar los casos de psicopatía enlos que la conciencia inversa parece ser por lo menos superficialmente estable. Noobstante, si la idealización de un componente agresivo no común activase a unarquetipo específico, tal como el depredador/enemigo, podría establecerse undesarrollo SuperYoico altamente patológico y estable. Además, el origensemantogénico del psicópata se establecería en el nivel preverbal, desde que laadopción de este particular arquetipo como identificación en la infancia es un errorfatal de construcción de sentido. Si tal paquete arquetípico de información (en elsentido aristotélico de in-formar o conformar estructuras psíquicas) existiese,debería haber evolucionado para ayudar al más joven a reconocer y evadir a losdepredadores interespecíficos, y para capacitar a los animales más adultos paramimetizar a animales depredadores más agresivos, cuando se enfrentan con ellos,o para luchar con grupos humanos extraños y enemigos. Dirigir este arquetipohacia los propios padres o sus ideales en la infancia o en la adultez temprana esun error semántico fundamental.

Una vez que el hecho decisivo de la adopción de una actitud destructiva hacia losideales parentales tiene lugar, el proceso de negación del Yo provee un modelo decómo el desarrollo sistemático de la conciencia inversa podría actuar en etapasmás avanzadas de la vida. En la negación del Yo, el individuo adopta una actitudantagonista y negativa hacia un objeto poderoso y después lucha paradiferenciarse del mismo constituyéndose en su oponente. Si un proceso similar denegación del SuperYo ocurriese en el psicópata, el resultado sería un círculovicioso de desarrollo moral. El psicópata incorporaría un componente agresivo delos valores parentales, el que a su vez activa la introyección depredador/enemigoy las identificaciones relacionadas, la que a su vez alimenta elaboracionesadicionales de la conciencia inversa, con su secuela de significados distorsionados.Contactos alternativos y contraculturales (incluyendo con criminales) podríanadicionalmente consolidar estas identificaciones, de la misma manera que lo hacenlas injusticias reales de los sistemas sociales y políticos.

En la integración propuesta por Richards, la psicopatía resulta de la confluencia dealteraciones del desarrollo del apego, comunicación, armonización afectiva, yformación de significados. Grostein había especificado condiciones parecidas en laetiología de las psicosis. En tales condiciones, simbolismo e imaginación, mediadasineficazmente por el lenguaje, fracasan en proveer un escudo contra la dureza dela realidad. La psicopatía puede ser entonces comparable tanto con laesquizofrenia como con el autismo, todos ellos trastornos que suponen erroresevolutivos de funcionamiento similares, aunque comparativamente sutiles ydelimitadas en el caso del psicópata. Si la neurodinamia de la psicopatía es dealguna manera importante como la de la esquizofrenia y el autismo, entoncespodríamos ver cierto paralelismo entre aquélla y la esquizofrenia paranoide: elcentramiento en el self, la amenaza y la agresión; con la esquizofrenia apredominio de síntomas negativos con su incapacidad para ser cuidadores, que seasocian a la capacidad de empatía y apego, así como el respeto y sometimiento a

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valores superiores. Los signos positivos de la psicopatía son vistos como unavoluntad enferma o maligna: como lo puntualizaba más arriba Kernberg, el odio,la envidia y la destructividad son aspectos inherentes al mantenimiento de laestructura del self. Estos dos conjuntos de características van unidas en lasidentificaciones e idealizaciones desviadas que construyen la conciencia inversa.

Este modelo integrativo de la psicopatía que propone Richards, entendido como untrastorno semantogénico, puede ser enriquecido por los modelos de laesquizofrenia como un trastorno en la cognición y comunicación social, y lasmetainterpretaciones de funciones y motivos. Se ha propuesto también un modelosimilar para la esquizofrenia (Wirth), en el que la corteza temporal y la amígdalaproveen información crucial para el contenido de las proposiciones cognitivo-sociales, incluyendo la atribución de valores de recompensa (bueno-malo;agradable-desagradable) y matices sutiles de afecto a los objetos, mientras lainteracción de estas áreas con la corteza frontal provee el contexto demetarepresentaciones necesarias, incluyendo las representaciones de los estadosmentales del self y de los otros. Similares rizos de procesamiento neural puedenestar involucrados en el desarrollo de la psicopatía.

Cuando estas ideas de demencia semántica y el fracaso relacionado de las barrerassemánticas protectoras son aplicadas a la conducta moral de psicópatas yesquizofrénicos, se sugieren escenarios muy diferentes para la neurodinámica dela conciencia. El esquizofrénico típico puede tener un sentido moral más potenteque el que puede tolerar, dadas las limitaciones de su integración individual y losgroseros déficits imaginales, perceptuales y semánticos. Por otra parte, elpsicópata típico puede tener un sentido moral muy deteriorado por algunos déficitsespecíficos (como si fuera una afasia evaluativa) que permite permanecer fueradel terreno del conflicto moral y de las tensiones relacionadas con los mismos. Enla búsqueda de la coherencia interna, el esquizofrénico intenta integrar ideales(varios componentes del deseo) dentro del contexto de sus pensamientos ysentimientos desordenados, llenándose de culpa, vergüenza y soledad. De lamisma manera, la perversion de los ideales asesinos del psicópata le permitenvivir en un mundo confortable y deshumanizado.

Es necesario aquí integrar los más recientes conceptos sobre el apego, tal como lopostulara Bowlby(24). Es innecesario decir cuán estrecha es la relación entre estateoría y las de las relaciones objetales, y cuánto han contribuido ambas a lasmodernas psicología del self y al constructivismo postracionalista (Guidano, Balbi).Medio siglo atrás Bowlby observó que los jóvenes criminales habían desarrolladoun carácter "desafectivo" como conscuencia de experiencias acumuladas deseparación de sus figuras de apego. Después de décadas de investigación sobrepoblaciones no clínicas, la teoría del apego se ha movido recientemente en elcampo clínico. Por lo tanto, parece oportuno aquí recordar las inquietudes pionerasde Bowlby sobre los problemas del apego en los criminales. En los Países Bajos,todo crimen serio cometido por personas con algún problema mental, es derivadoa instituciones especializadas, ya que se considera que la combinación demorbilidad psiquiátrica y criminalidad es una precondición para la repetición defuturos crímenes. En las poblaciones alojadas en estas instituciones los trastornosde personalidad y los evolutivos son la gran mayoría. En ellos, el apego inseguroconstituye la regla, siendo un importante factor causal en el desarrollo de este tipode personalidad. Pareciera haber una cierta correlación entre el tipo de apegoinseguro "alejado" y el psicópata primario de Blackburn y el tipo de apego inseguro"preocupado" y el psicópata secundario. Las representaciones de apego seguroestán ausentes en los psicópatas criminales.

Nolan, Volavka y otros han investigado la violencia en psicópatas con trastornosesquizoafectivos y esquizofrénicos(23). Aunque muchos pacientes conesquizofrenia no son violentos y la mayor parte de la violencia en la comunidad no

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es atribuible a la esquizofrenia, ésta está asociada a un elevado riesgo deviolencia. La cometida por esquizofrénicos es un fenómeno heterogéneo. Elcomportamiento violento, en estos casos, puede estar relacionado a síntomaspsicóticos específicos, tales como delusiones de inserción o control delpensamiento, delirio persecutorio, o alucinaciones imperativas, pero las relacionesentre la violencia y los síntomas psicóticos pueden ser mínimas. Los individuos conesquizofrenia pueden llegar a cometer crímenes premeditados que son similaresen sus motivaciones aparentes a los que pueden cometer personas sin estaenfermedad mental.

Los síntomas psicóticos no explican plenamente la violencia en la esquizofrenia.Las características subyacentes de la personalidad pueden explicarlo mejor. Sinembargo, la comorbilidad de psicopatía con esquizofrenia no está del todo clara,pudiendo depender de la población estudiada. En los grupos forenses generales, noexcede del 4 %. En contraste, cuando se estudian enfermos mentales de extremapeligrosidad, la comorbilidad llega al 17 %.

Nolan y col. encontraron que los puntajes de psicoaptía en esquizofrénicos eranmás altos en los violentos que en los no violentos, de manera que la comorbilidadentre ambas entidades aumenta considerablemente los riesgos de violencia. Enestos casos, la personalidad psicopática premórbida antecede a la aparición de lossíntomas psicóticos. Este desarrollo puede ser considerado un subtipo noclasificado de esquizofrenia, caracterizado por síntomas tempranos de trastornosde conducta y comportamiento violento persistente.

Saver y col.(3) analizan la agresión desde sus vertientes biológicas, considerando ala hostilidad apropiada y adaptativa, disparada por estímulos específicos, como unafunción sociobiológicamente tan importante como el deseo sexual, el miedo, elhambre y la cohesión social. El comportamiento destinado a obtener comida,defender un territorio, proteger a la cría, y ganar una disputa por la hembra, sontodos ellos necesarios para propagar el propio material genético. Veremos laagresión desde esta perspectiva, pero conviene subrayar el marco neurobiológicode la personalidad bajo estudio, en cuyo ámbito se desarrolla y desenvuelve.

Pese a que la neurobiología del psicópata ha sido desarrollada en el artículo yamencionado(1), conviene tomar el excelente resumen de Dolan(14) para sintetizaralgunos de estos aspectos. Su análisis está circunscripto al amplio grupo depersonas agresivas e impulsivas que tienen conductas antisociales.

Desde el punto de vista genético, muchos investigadores han usado la criminalidadcomo un marcador para la psicopatía. Cloninger y col. usaron un modelomultifactorial para explicar la transmisión familiar tanto de la psicopatía como dela criminalidad. Los mismos investigadores demostraron la existencia de unaprevalencia según el sexo y sugirieron que la histeria y la psicopatía eranmanifestaciones -modificadas por el género- del mismo trastorno subyacente.También se informaron relaciones genéticas con la esquizofrenia. Estos estudiosfamiliares establecieron también relaciones de la psicopatía con el trastorno pordéficit de atención y con el alcoholismo. Cloninger postuló tres mecanismosmediante los cuales se produciría la interacción entre genética y ambiente, paragenerar la psicopatía:

1- El modelo aditivo, en los que la genética y el ambiente actúanindependientemente.

2- El modelo interaccional, en donde el genotipo actuará de manera diferentesegún sea el ambiente.

3- El modelo dependiente del genotipo, en donde éste determina al ambiente.

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Cadoret(28) afirma que los hallazgos relacionados con la interaccióngene-ambiente demuestran que tal interacción es crucial en la génesis de lostrastornos de conducta y la agresividad. El comportamiento antisocial adulto nomuestra la importancia de esta interacción como lo hace en los trastornos deconducta y la agresión, pero sí se advierte en aquel comportamiento laimportancia de un ambiente adverso. La agresión y los trastornos de conducta sonmás acentuadamente influidos por el ambiente adverso cuando existe unapredisposición genética.

Además del trastorno agresivo de conducta, estos comportamientos predicen elulterior uso y abuso de drogas. La agresión infantil y adolescente ha sidoconsiderada factor de riesgo para la transición desde el uso moderado al usopesado de drogas, y para el no usar y el usar. Hay evidencia sugestiva de que laagresividad predice más el uso de drogas que la hiperactividad o el trastorno deconducta, tomadas como variables independientes.

Intentaremos hallar equivalencias entre los modelos de agresión animal y los quepueden darse en humanos, especialmente en las severas alteraciones de lapersonalidad, de las que nos estamos ocupando, en especial en el psicópata.

La selección presiona para que haya "estrategias evolucionariamente estables", detal manera que un organismo pueda expresar variablemente comportamientosagresivos o afiliativos, según las circunstancias. La necesidad de un sistema neuralque permita regular la agresión es mayor en los animales sociales que en lasespecies que llevan una existencia solitaria.

La regulación neural de la agresión en los humanos es un tema complejo. En losmamíferos sociales, y especialmente en los primates, la necesidad de un controlpreciso y flexible de los comportamientos agresivos y emocionales ha conducido ala evolución de niveles jerárquicos de circuitos neurales intermedios y máselevados. En general, la evolución del sistema nervioso ha ocurrido noreemplazando una estructura por otra, sino a través de la modificación y adiciónde sutiles niveles de control sobre las estructuras más antiguas (la tambiénllamada "evolución por parches"), y que tiene un vinculación muy estrecha con elconcepto de "cerebro trino" de McLean(1). El cerebro humano se ha desarrollado através de una elaboración progresiva de elementos neurales que rodeaban altronco cerebral en los organismos más simples. En el caso de la emoción, loscomponentes límbicos, paralímbicos y neocorticales más recientementeevolucionados han establecido controles anatómicos y físicos sobre las estructurasdel tronco cerebral que implementan los estados autonómicos, endocrinos, ymotores.

Estructuras puntuales que controlan los impulsos existen en cada nivel del ejeneural que media entre la entrada sensorial y la salida motora. El sistemarelativamente simple de los reptiles persiste en el nivel del tronco y delhipotálamo. Un tercer nivel, expandido extraordinariamente en los primates, es elde la corteza prefrontal, que modula tanto los outputs límbicos comohipotalámicos.

Las neuronas que controlan estas pulsiones básicas (como la alimentación y lareproducción) están estrechamente relacionadas con sitios anatómicos precisos.Los circuitos que regulan la agresión, los cuales son a menudo una respuestainstrumental al servicio de esas pulsiones básicas, están localizados en regionesadyacentes. Debido a esa proximidad anatómica, la disregulación de la agresióncausada por lesiones neurológicas están frecuentemente acompañadas poranormalidades simultáneas en la alimentación y la sexualidad, reflejando el dañode las neuronas adyacentes.

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La regulación neural de la agresión depende de numerosas estructuras: troncocerebral, hipotálamo, amígdala y corteza temporolímbica, y la corteza prefrontalDebido a los hallazgos neuropsicológicos y neuroanatómicos en personalidadesseveramente antisociales y criminales, nos detendremos con algún detalle en losdos últimos.

A diferencia del hipotálamo, el complejo amigdaloide está recíprocamenteconectado con sistemas corticales sensoriales múltiples capaces de transmitirleinformación altamente procesada proveniente del mundo externo. Hay conexionesricamente establecidas con una variedad tanto de regiones sensoriales unimodalescomo polimodales, tales como la corteza perirtinal y el sulcus temporal superior,permitiendo la convergencia de información desde las cortezas visuales, auditivas,táctiles y gustatorias. De importancia especial es que la amígdala basolateralrecibe extensas proyecciones desde la corteza visual en la zona inferior temporalque están especializadas en reconocer objetos tales como caras.

La amígdala parece proveer una relación crítica entre la información sensorial quees procesada en la corteza para producir un modelo de la realidad externa, ycentros hipotalámicos y somatomotores que evocan dolor, miedo y otros impulsosbásicos estrechamente vinculados a las emociones. Una de sus funciones básicasconsistiría en relacionar los objetos percibidos con las emociones apropiadas almismo.

La importancia del complejo amigdaloide se advierte en el Síndrome deKlüver-Bucy, que se produce cuando se remueve la amígdala y las estructurastemporales adyacentes. Los monos no puede distinguir la comida de objetos nocomestibles, así como detectar la pareja sexual apropiada, etc. Estos resultadosmuestran que los animales no pueden distinguir los objetos apropiados paradescargar los impulsos hipotalámicos.

Los efectos sobre la conducta agresiva son consistentes con esta hipótesis. Laamigdalectomía unilateral, cuando se han cortado las conexiones comisurales,produce domesticación cuando el estímulo es sobre el hemisferio dañado, pero larespuesta hostil apropiada, cuando el estímulo es sobre el otro. Sin embargo, laamigdalectomía en los monos sumisos ha conducido a un nivel de agresión similaro aumentado, lo que confirma que la lesión no cambia el umbral de la respuestaagresiva, sino los patrones previos de relacionar un estímulo determinado con larespuesta. Lo que es fundamental, los impulsos apetitivos son desencadenadossobre blancos inapropiados.

En los humanos, las lesiones temporolímbicas bilaterales conducen acomportamientos que son similares a los de los monos lesionados, frecuentementeacompañados por amnesia, afasia y agnosia visual. Se vuelven plácidos y noagresivos. También apáticos, con hiperoralidad y un cambio en sus preferenciassexuales.

Dentro del lóbulo temporal, el complejo amigdaloide es particularmente sensible alfenómeno del encendido ("kindling"), en la que la repetida excitación de lasneuronas conduce a un descenso del umbral de descarga. Su hiperactividad puedeser, en algunos sentidos, inversa a la observada en el síndrome de Klüver-Bucy.En estos casos parecen existir cambios duraderos en la fisiología límbica. Seforman asociaciones nuevas, fortuitas y extendidas, con reacciones emocionalesprofundizadas y ampliadas.

Algunos de estos cambios se han observado en pacientes con epilepsia del lóbulotemporal. Hay un conjunto de comportamientos interictales (el Síndrome deGeschwind) constituido por profundas emociones, sensibilidad a temas morales, amenudo con preocupaciones religiosas y filosóficas e hiperfagia y una tendencia a

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escribir sobre temas de gran elevación. Se pueden volver hipersensibles a las máspequeñas violaciones de sus principios, y ponerse extremadamente furiosos. Suscreencias morales y religiosas a menudo son el anticipo de actos de violencia. Suconducta generalmente es llevada a cabo con plena conciencia y suele ser seguidapor auténtico arrepentimiento. Un paciente con un foco temporal unilateral enhemisferio no dominante solía atribuir sus actos de violencia a una "personalidadalterna".

La corteza prefrontal dorsolateral recibe extensos aferentes desde áreas múltiplesde asociación neocorticales posteriores, incluyendo densas conexiones con ellóbulo parietal inferior, una región íntimamente involucrada en la exploración delespacio extrapersonal en la detección de estímulos relevantes. La cortezaórbitofrontal está recíprocamente conectada con el resto del neocórtex,principalmente a través de la convexidad dorsolateral del lóbulo frontal. Lasproyecciones desde el hipotálamo a través del núcleo dorsomedial del tálamodesde la zona temporal rostral a través del fascículo uncinado informanpotencialmente al lóbulo frontal de estímulos de significado afectivo, provenientestanto del hipotálamo (internos) como de las zonas asociativas neocorticalestemporales (externos).

Esquemáticamente, el lóbulo frontal parece integrar una explicación actual delmundo externo, el estado del medio interno, el reconocimiento de objetosrelevantes para los impulsos con el aprendizaje de las reglas sociales y de lasexperiencias previas relacionadas con la recompensa y el castigo. La cortezaprefrontal puede jugar un rol particularmente importante tanto en la memoria detrabajo como en el modelaje social, manteniendo una representación abstracta delmundo que permita la anticipación de los efectos de los propios actos sobre losotros individuos, y las consecuencias que puedan tener sobre uno mismo. Lacorteza prefrontal construye un plan comportamental que es consistente con laexperiencia y especialmente con las reglas de socialización, para poder optimizarla satisfacción de los impulsos instintivos.

El más simple resumen de estas funciones sería el juicio, el cual no debería seridentificado con la sola capacidad de analizar el costo/beneficio de cada acción. Seha propuesto que, ante las opciones disponibles, la corteza prefrontal es influidapor marcadores internos, somáticos, y claves fisiológicas que permiten eleccionesrápidas de opciones previamente eficaces y gratificantes.

Se puede advertir fácilmente la importancia que estas estructuras anatómicas ysus funciones tienen para los mecanismos psicodinámicos y de todo tipo que sehan expuesto más arriba para explicar el desarrollo del psicópata y susvinculaciones con la violencia y destructividad.

Las lesiones en la convexidad dorsal en los humanos conduce a una disminuciónde la planificación a largo plazo y a un estado de apatía e indiferencia. Por locontrario, los daños en la superficie inferior orbital del lóbulo frontal, hacen que elpaciente se vuelva impulsivo, sin considerar las consecuencias remotas de susacciones. Pueden tener episodios de irritabilidad transitoria. A menudo lospacientes reaccionan rápidamente después de una provocación trivial, con pocaconsideración por las prohibiciones sociales que limiten su comportamientoagresivo o que les hagan considerar sus consecuencias futuras, Como se advierte,esto se encuentra en línea con los trabajos de Benítez y col.(15,16). Los trabajosque se describen a continuación de Raine y col.(19) resaltan el papel central de lacorteza prefrontal como parte de un circuito neural que juega un papel decisivo enel miedo condicionado y la respuesta al stress. Este pobre condicionamientoestaría asociado a un desarrollo endeble de la conciencia (psicodiámicamente, elSuperYo), y las personas con respuestas autonómicas pobres, ya en la infancia,estarían también expuestas a carecer de las reacciones apropiadas a las críticas y

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al castigo social, y por lo tanto predispuestas al comportamiento antisocial. Enlínea con los trabajos de Ellis(17) ya mencionados más arriba, hay una búsquedade sensaciones para compensar el bajo alerta resultante.

El trabajo de Raine(19) subraya la importancia, en esta clase de investigaciones,del diagnóstico por imágenes. A partir de ellos, hay una evidencia creciente de queun pobre funcionamiento prefrontal es una característica de los psicópatasviolentos. Lo que resulta criticable es que los diagnósticos por imágenesfuncionales no han sido acompañados por diagnósticos por imágenes anatómicos, yque tampoco, en estos estudios, se ha considerado la comorbilidad (abuso desubstancias, trastornos del espectro esquizofrénico, y otros).

En cambio, los estudios basados en pacientes con trastornos neurológicos hanprovisto material significativo sobre mecanismos estructurales del cerebro que,cuando son dañados, predisponen a las personas a comportamientos antisociales,irresponsables y psicopáticos. Los que han sufrido daño cerebral tanto de lasubstancia gris como de la blanca en la región prefrontal, adquieren uncomportamiento antisocial, y una personalidad similar a la del psicópata. Estospacientes también muestran un alerta autonómico y déficits de atención a eventossocialmente significativos, hallazgos que son coherentes con el papel que se sabejuega la corteza prefrontal en la modulación de la emoción, el alerta, y laatención, y con la hipótesis del papel de marcador somático que tendría unacorrecta activación autonómica para experimentar estados emocionales adecuadosque guíen una conducta social apropiada y una buena toma de decisiones. Por otraparte, es un hecho que no todas las personas con lesiones prefrontales muestranuna conducta antisocial o psicopática.

Mientras que estos "psicópatas adquiridos" exhiben estas interesantes relacionesentre el daño de sus lóbulos frontales y su conducta, muchos psicópatasverdaderos no muestran estas groseras lesiones. Por esto, se ha especulado queen ellos podrían existir lesiones menos ostensibles y más sutiles en las mismasregiones. El estudio de Raine y col. intenta aclarar cinco cuestiones centrales enrelación con este tema:

1- Si los antisociales han tenido déficits estructurales sutiles en la cortezaprefrontal, sin que esto implique la presencia de un daño cerebral grosero.

2- Si estas lesiones implican a la substancia gris, a la blanca, o a ambas.

3- Si las disfunciones estructurales prefrontales y las deficiencias autonómicas sonespecíficas de los antisociales o pueden estar presentes en otras patologías.

4- Si los déficits autonómicos son independientes de las disfunciones prefrontaleso son parte del mismo conjunto.

5- Si las disfunciones prefrontales y autonómicas explican mejor elcomportamiento antisocial que los factores sociales.

Las conclusiones a las que arribaron Raine y col. es que realmente existe unadisminución apreciable de volumen (alrededor del 11 %) de la sustancia grisprefrontal en los antisociales sin daño cerebral apreciable, cuando se los comparacon los controles, de un 13,9 % cuando se los compara con un grupo abusador desubstancias, y de un 14 % al compararlo con un grupo psiquiátrico de control.También se observó una reducción de la respuesta autonómica, medida a través dela resistencia eléctrica de la piel. Este descenso de respuesta autonómica estádetrás de la falla en dar respuestas anticipatorias ante decisiones que puedenconducir a peligro o daño. No habría daño apreciable en la substancia blanca, yeste conjunto parece ser específico de los antisociales, ya que, por ejemplo, en losabusadores de substancias, aparece sólo si está asociado a la personalidad

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psicopática. Y aunque los esquizofrénicos pueden realizar crímenes violentos, nose ha demostrado la existencia de este conjunto en ellos. Como también señalaronBenítez y col.(15,16) los déficits son mayores en las regiones orbitarias que en lasdorsolaterales.

Asimismo Damasio(29) subraya que se ha vuelto claro, recientemente, quenumerosos sectores de la corteza prefrontal contribuyen a la adquisición ymanipulación del tipo de conocimiento del cual depende la conducta socialadaptativa. Algunos sectores prefrontales (en particular la superficie de las zonasorbitarias y mediales) parecen jugar un papel central en el logro y mantenimientode una personalidad social normal. Lesiones que comprometen estos sectoresfrontales o la substancia blanca subyacente, ya sea que estén localizadasbilateralmente o sólo el hemisferio derecho, deterioran la capacidad para tomardecisiones adecuadas en lo personal y lo social.

Una de las fuentes de la complejidad de la regulación neural en los mamíferos esla existencia de numerosos subtipos diferentes de agresión, ocurridas en suhábitat natural (fuera de las experiencias de laboratorio). Se han detectado lossiguientes:

1. La agresión depredadora (inducida por una presa natural), y cuyocomportamiento es eficiente, con muy poca expresión afectiva. Generalmente lapresa (que no siempre se consume) es de una especie diferente. Se facilita por laapariencia de la presa, la presencia del hambre, e inhibida por el miedo (ya habría,desde aquí, que considerar el papel de la impunidad en esta clase de agresión ).No hay diferencia entre machos y hembras en esta clase de agresión. Se haclasificado la defensa de la presa (agresión antidepredadora) dentro de este grupo,algunas veces. El ataque depredador es usualmente silencioso, no hay unaexhibición previa de comportamientos amenazantes. Por lo tanto, el propósito, lospatrones comportamentales, y en ocasiones, hasta las armas utilizadas, sonclaramente diferentes de otros tipos de agresión. Más abajo se detallan las zonasdisparadoras e inhibidoras de este tipo de agresión:

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2. La agresión territorial (desencadenada por la invasión del territorio) ha sidodesestimada por varios autores como viable diferenciadamente, ya que estáintegrada por componentes de otras formas de agresión. Otros, en cambio, leotorgan especificidad. En la mayoría de las circunstancias, no hay lucha real. Elcomportamiento del defensor es usualmente amenazante, y si conduce a la luchasuele ser ganada por éste.

3. La agresión entre machos es, a diferencia de la predatoria, dirigida contramachos de la misma especie. En la mayoría de los mamíferos, el macho esusualmente más agresivo que la hembra en la mayor parte de las ocasiones. Estadiferencia se acentúa con la maduración en muchas especies, incluyendo losprimates. Aunque el objetivo no es provocar la muerte del adversario, ésta a vecesse produce. Con frecuencia produce comportamientos ritualizados que intentanmostrar la superioridad de un individuo sobre el otro. La competencia por accedera las hembras subyace en este tipo de agresión, y sirve para ordenar lasjerarquías, las cuales pueden ser mantenidas con un mínimo de muertes reales.Las zonas disparadoras e inhibitorias se muestran en el cuadro siguiente:

4. Agresión inducida por miedo: Es una respuesta disponible para un animal que seencuentra amenazado y no puede escapar. Otras respuestas posibles en estasituación son las llamadas "reacciones catastróficas" (hacerse el muerto o reacciónde mimetismo), y la reacción de "tempestad de movimientos". Las zonas querespectivamente disparan e inhiben este tipo de agresión son las siguientes:

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5. Agresión maternal: Esta agresión contra los intrusos ocurre típicamente duranteel período de lactancia. Se ha probado la existencia de receptores a prolactina enmujeres que responde con agresión, mientras que los hombres no lo hacen, aúncuando se les inyecte prolactina. Las hembras de muchas especies se vuelvenagresivas durante los últimos períodos del embarazo. Este tipo de agresión eshabitualmente feroz. Las zonas disparadoras e inhibitorias de este tipo de agresiónestán ampliamente distribuidas:

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7. Agresión irritable: Puede desencadenarse a partir de una serie de estímulosinternos y externos. Los machos muestran este tipo de agresión algo másfrecuentemente que las hembras. En algunas especies, la agresión irritablemuestra variables cíclicas en las hembras, que tienen que ver con los ciclosreproductivos. En general, este tipo de agresión puede ser disparada por lafrustración, el dolor, la deprivación de comida, de sueño, o de contacto social. Adiferencia de otros tipos de agresión, el objetivo del ataque es mayormenteinespecífico. Puede ser cualquier objeto viviente o inanimado.

En el artículo citado anteriormente(1) me he detenido sobre varios aspectos quevinculan agresividad e impulsividad y, sobre la neuroquímica (págs. 270-279,Alcmeon 31) y neurobiología que le servían de substrato: en buena medida, meremitiré a los datos allí expuestos. Simplemente mencionaré algunos otros queaporten nueva información sobre el tema o que sean pertinentes pararelacionarlos con lo que aquí se expone. Uno de éstos es el contenido en la teoríadel "incentivo emocional" de King (pág. 267, Alcmeon 31) el cual puede explicar elsubstrato neurobiológico para las diversas pulsiones que se describen en elpsicópata, más arriba.

Una revisión de la literatura sugiere que las lesiones que producen disfunción5-HT, en modelos animales, están asociadas a una agresividad en aumento y auna falla para suprimir el comportamiento castigable(12). Esto es equivalente altrastorno de la agresividad impulsiva visto en los psicópatas. Sin embargo, losmodelos animales son probablemente demasiado complejos para ser explicados porla lesión de un único neurotransmisor. Las ratas a las que se les produce lesiones5-HT muestran un conducta más asesina hacia los ratones. Sin embargo, estasratas muestran menos acciones muricidas si han sido previamente familiarizadascon el ratón. Esto evoca la "cosificación" de las otras personas mencionadas porMarietán(10), algo que tiene que ver con la necesidad previa de sentir a la presacomo interespecífica, para ejercer la agresión depredadora. Para Siever estosignificaría que la novedad estimularía la agresión y la familiaridad la diminuiría.

Las anormalidades ST han sido asociadas también con comportamientosantisociales más frecuentemente en adultos que en niños y adolescentes(11). Enlos jóvenes se encuentran resultados más conflictivos en casi todos los marcadoresempleados, (densidad del binding de imipramina tritiada en plaquetas, niveles de5-HIAA en LCR, respuestas a los desafíos endocrinológicos; inclusive respecto de ladensidad y afinidad de los receptores 5-HT2a).

No obstante, este receptor es el único -de los periféricos- que correlaciona con loscentrales. Otro dato interesante es que no se prestó, en los estudios hechos hastaaquí sobre jóvenes, demasiada atención a las influencias familiares sobre losperfiles 5-HT, en particular buscando relacionar el comportamiento antisocialadulto, las anormalidades 5-HT, el comportamiento antisocial familiar con elcomportamiento antisocial infantil. Consistentes con esta posibilidad son losestudios de Ernouf por un lado, y de Coccaro por el otro. El primero encontró quelos hijos de abusadores de drogas tenían un transporte anormal de 5-HT a lasplaquetas. Coccaro hizo notar que una respuesta aplanada de PRL a la FEN enadultos con trastornos de personalidad predecían un riesgo de agresión impulsivasuperior al normal en los parientes de primer grado. Por lo tanto, los chicos concomportamiento antisocial que tenían antecedentes familiares en la mismadirección podían tener un perfil 5-HT diferente a los demás.

Tanto Ernouf como Coccaro enfatizaron las implicaciones genéticas de estoshallazgos que, no obstante, también pueden estar condicionados por lascaracterísticas del ambiente de crianza. Esto se ha podido observar en primates nohumanos, en donde una crianza adversa los lleva a alteraciones 5-HT ycomportamientos antisociales como a los humanos. En éstos, es bien sabido que el

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maltrato infantil o la psicopatología parental predicen el desarrollo de lapsicopatía, produciendo además cambios 5-HT periféricos.

Los estudios de Pine y col.(11) demostraron, en primer término, que había unaextraordinaria estacionalidad en la densidad de los receptores 5-HT2a. En segundolugar, los chicos cuyos padres tenían antecedentes de abuso de drogas oencarcelamientio mostraban una menor densidad de receptores 5-HT2aplaquetarios y, en tercer lugar, la calidad de las relaciones observables de lospadres con estos chicos estaban vinculadas con las características de los receptores5-HT2a plaquetarios. Este patrón específico de interacciones padres-hijos estáasociado con la agresión infantil en éste y en otros grupos estudiados.

La estacionalidad, bien comprobada, ha demostrado resultados controversialesentre quienes la estudiaron. Pine sostiene que esta estacionalidad (de la densidadde los sitios de unión de la imipramina en plaquetas) estaba presente en losadolescentes que cometían suicidio y no en los que no lo hacían; también lo estabaen los que tenían conducta disruptiva.

Cuando Pine y col.(11) trabajaron con el ambiente familiar, el hallazgo másconsistente fue la elevada densidad de receptores 5-HT2a plaquetarios y suicidio;hallazgo opuesto al que se encuentra en mujeres y adolescentes con problemas deconducta. Otros investigadores hallaron anormalidades 5-HT periféricas en adultosque abusan de substancias, pero estos resultados son difíciles de interpretardebido al efecto mismo que las substancias de abuso tienen sobre el sistema 5-HT.

Por otra parte, una respuesta aplanada de PRL a la FEN es predicha por la bajadensidad de unión del receptor 5-HT2a en los adultos suicidas o depresivos. Por lotanto, la asociación entre la psicopatología parental y la baja densidad de unión delos receptores 5-HT2a es consistente con el aplanamiento de la respuesta PRL enla impulsividad de los adultos y de sus parientes de primer grado.

La asociación entre la psicopatología parental y la baja densidad de unión delreceptor 5-HT2a que se encontró en el estudio de Pine puede tener valor en losestudios prospectivos de los niños. Problemas graves de conducta y abuso desubstancias surgen en jóvenes mayores que los niños que fueron estudiados porPine. Por lo tanto, estos perfiles pueden predecir problemas que ocurrirán aedades más avanzadas.

Hay tres modelos que podrían explicar la asociación entre una parentalidad cruel yla capacidad de unión de los receptores 5-HT2a plaquetarios. En primer lugar, lascaracterísticas de los receptores 5-HT2a de estos niños podrían afectar su conductay ésta, a su vez, la calidad de las relaciones padre-hijo. Esto parece improbable, yaque no se ha podido demostrar algo así en este estudio.

En segundo lugar, el maltrato parental podría afectar directamente lascaracterísticas del receptor. Esto es lo que pasa en primates no humanos. Estudiosa largo plazo en humanos no han sido realizados, pero se han hecho otros quemuestran que el stress ambiental puede producir cambios agudos en lasmediciones periféricas de 5-HT, incluyendo un aumento en la serotoninasanguínea total. Este efecto es particularmente intersante, debido a que hayevidencia de la relación entre la 5-HT sanguínea total, la densidad del receptor5-HT2a y los niveles de 5-HIAA en LCR en niños.

Y, por último, puede pensarse que las relaciones parentales y la densidad de losreceptores plaquetarios 5-HT2a están siendo influenciados por factores comunes.Por ejemplo, influencias genéticas sobre el comportamiento materno o sobre lasrelaciones padres-hijos podrían afectar la densidad de los receptores y, a la vez,tensiones ambientales compartidas pueden producir conductas crueles en lospadres como los cambios en los receptores.

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Ciertos estudios recientes, a través de desafíos farmacológicos(21), intentandiferenciar los dos tipos de agresión de los que nos hemos ocupado: la agresiónreactiva (impulsiva) y la premeditada (proactiva, depredadora). Los desafíos con eldisparador ST, e inhibidor de su recaptación, la d-funfleramina (FEN) y conagonistas del receptor 5-HT1a como la ipsapirona (IPS), muestran diferentespatrones de respuesta. Se observan respuestas predominantemente a la PRL conla FEN y respuestas fundamentalmente al cortisol disparadas por la ipapirona.Respuestas aplanadas de PRL a estos desafíos se han observadopredominantemente en los trastornos de personalidad en donde se asocian rasgosde personalidad impulsivo-agresiva con psicopatía. Se han hecho muchasobservaciones con las respuestas PRL a la FEN y al mCPP, y también con agonistascomo la buspirona y flesinoxane. Lo más importante es que muchos de estosagentes serotoninérgicos provocan cierta clase de respuesta aplanada de la PRL enalgunos subtipos de trastornos de la personalidad, tales como agresores violentos,sociópatas, adictos a heroína o alcohol, chicos con ADHD, y otras clases detrastornos impulsivo-agresivos de la personalidad. Estos tipos de personalidaddifieren considerablemente de lo que Netter llamaría el "verdadero psicópata",Blackburn lo colocaría en la condición de "psicópata primario", y entrarían en el"Factor 1" de Hare. Se ha utilizado para detectar a este último tipo la Escala dePsicoticismo de Eysenck.

Se habían hecho intentos de distinguir los distintos tipos de agresión a través desus marcadores biológicos. Por ejemplo, Moller y col. en 1996, distinguió entreagresión extravertida e intravertida, a través de altos o bajos niveles de 5-HIAAen LCR, o Higley, en 1996 que distinguió entre agresión ofensiva e impulsiva enmonos, midiendo los niveles de testosterona y de 5-HIAA en estos animales. En sutrabajo, Netter(21) critica la extrapolación de estos datos a los humanos. Supropósito es intentar ver si los diferentes subtipos de agresión en humanos,pueden ser subdividos de acuerdo a los patrones biológicos de respuesta a losdesafíos farmacológicos. Las preguntas que Netter pretendía responder eran:

1- ¿Son las respuestas del cortisol a la FEN y a la IPS diferenciadas en los sujetoscon agresión impulsiva (Ag) y en los que presentan psicoticismo (P), en muestrasde personas sanas?

2- ¿Son las respuestas de la PRL a estas dos drogas diferentes en los Ag y en losP?

3- ¿Hay similitudes entre los patrones endocrinos y emocionales después de laadministración de estas dos drogas, y estos son diferentes en los sujetos Ag y P?

La hipótesis subyacente a estas preguntas es la de que los trastornos depersonalidad, tales como están encuadrados en el DSM-IV pueden ser extrapoladosen personas normales, en donde se pueden encontrar estos dos tipos de agresión.

De los resultados de estos estudios se hizo evidente que no se ven repuestas decortisol a la FEN en los psicópatas (P+), pero sí cuando los puntajes P son bajos.En este sentido la respuesta del cortisol en los (P+) es similar a la de losdepresivos, los borderline, o los abusadores de substancias con baja impulsividad.

El segundo fué que la IPS aumenta el disparo de cortisol en sujetos con altaagresividad, lo que es llamativo debido a que se esperaban respuestas aplanadascomo había ocurrido con la FEN. Estos resultados controversiales pueden debersea que la agresión y la P no pueden separarse eternamente en el nivel clínico o delos cuestionarios, dependiendo entonces de cuáles son las característicaspredominantes (Ag o P), serán las respuestas disminuidas o aumentadas a losdesafíos farmacológicos serotoninérgicos. En el estudio de Netter, sin embargo, ladimensión P no parecía estar involucrada en la respuesta de cortisol a la IPS,

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mediada por el receptor 5-HT1a, como es el caso en la agresión impulsiva. Lasdiferencias en la respuesta del cortisol a estas dos substancias probablemnte seexplique mejor considerando que la FEN y la IPS actúan sobre diferentes subtiposde receptores (disparo de la totalidad de los receptores 5-HT vs acción únicamentesobre el 5-HT1a). Una supersensibilidad de estos receptores (posinápticos) en laagresividad impulsiva elevada sería compatible con la idea de una mayorrespuesta de cortisol debido a la más alta afinidad de la IPS con los mismos,mientras que la FEN tendría mayor afinidad por los presinápticos, lo cual noestaría relacionada a la respuesta de cortisol.

Las respuestas PRL a la FEN estuvieron aplanadas en los sujetos con altaagresividad. Esto sería compatible con la idea de la supersensibilidad de losreceptores 5-HT1a, los cuales inhibirían el efecto estimulante de la FEN sobre lospresinápticos, conduciendo de esta manera a una menor disponibilidad de 5-HT enla interfase. Los P no parecen seguir el mismo patrón, en su lugar exhiben unarelación con la respuesta de PRL inducida por IPS. Sólo los que puntúan bajo enesta dimensión tienen respuesta, mientras que no la hay en los P+. Pero aquí ladopamina (DA) juega un papel en la inhibición de la respuesta.

Desde que se ha demostrado que la IPS interfiere con el disparo de PRL inducidopor haloperidol, se ha sostenido que tiene propiedades agonistas DA. Estosignificaría que los sujetos con baja P deben tener menos responsividad a esteefecto agonístico (suprimiendo PRL) y por lo tanto una baja responsividad de susistema DA. Esto se confirma desde que se ha demostrado que hay una correlaciónnegativa entre los puntajes P y la responsividad al agonista DA bromocriptina.

Por lo tanto, las dos hormonas, cortisol y prolactina, muestra respuestas aplanadasa los sujetos que puntúan bajo en P; mientras que los agresivo-impulsivosmuestran un patrón inverso de respuesta: el cortisol aumenta con el agonista IPS,y la PRL saliendo aplanada bajo el disparador FEN.

Se ha observado con frecuencia que las respuestas de cortisol y PRl no estánrelacionadas una con otra, ni cuando son estimuladas por la misma droga, nicuando son estimuladas por FEN o por IPS. Esto indica que los mecanismos dedisparo de las dos hormonas son probablemente diferentes, aún cuando seanestimuladas por la misma substancia.

Las relaciones entre hormonas y emoción son indudables, pero parece que elcortisol las refleja mejor que la prolactina. Es remarcable sin embargo, que larespuesta del cortisol a la FEN en los sujetos con bajo P, parece guardar relacióncon los rasgos empáticos y amables de la personalidad del sujeto. Desde que laFEN actúa centralmente como un estimulante y anoréctico, estos efectos eufóricospodrían esperarse, pero ocurren solamente en aquellos sujetos que son sensibles ala droga en el sitio del disparo hormonal. En resumen, Netter concluye que laagresión y el psicoticicmo son biológicamente diferentes, debido a que la respuestadel cortisol a la IPS parece estar relacionada a la dimensión de la agresiónimpulsiva, y la respuesta del cortisol a la FEN lo está con la dimensión P. Lasrespuestas de PRL muestran un patrón inverso(21).

Otro trabajo buscando los marcadores biológicos de la agresión es el de Coccaro ycol.(25), quien remarca las respuestas fisiológicas reducidas del receptor 5-HT2a,tanto en los suicidas como en los individuos agresivos impulsivos. Su estudioseñala que existe una relación entre la dimensión de la agresión y variablesrelacionadas con las características de este receptor. Un aumento de la ligadura delos receptores 5-HT2a (por ejemplo, en los suicidas) ha sido interpretado comorepresentando una up-regulation de estos receptores postsinápticos, asociados conuna función reducida de los receptores 5-HT presinápticos. Esto pasa con losreceptores plaquetarios, pero en éstos el fenómeno no puede ser explicado a

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través de un mecanismo compensatorio del tipo de la "denervación", ya que lasplaquetas no están inervadas por neuronas ST. Como los receptores plaquetarios5-HT2a son farmacológicamente idénticos a sus homólogos cerebrales, y sonproductos translacionales de los mismos genes, es posible que, si un mecanismocompensatorio se pone en marcha en estos sujetos, esto ocurra a nivel de laexpresión o estructura génica. La existencia de alteraciones genéticas quemodulan el comportamiento agresivo y/o suicida está corroborada por estudios deadopción gemelar y familiares. Las alteraciones genéticas específicas no son bienconocidas, aunque un polimorfismo en la porción intrónica del gen de la triptófano-hidroxilasa fué relacionada recientemente con un subgrupo de suicidas en unapoblación criminal violenta, en la cual se encontró una correlación significativaentre este dato genético y las concentraciones de 5-HIAA en LCR.

Usando la misma escala (Eysenck) Moller y col.(30) encontraron una correlaciónpositiva entre los niveles de 5-HIAA en LCR (Extraversión, dimensión P) y unarelación inversa con la agresión introvertida. Los hombres tenían más altos nivelesde triptofano en plasma que las mujeres, y había una correlación positiva entre losniveles de este aminoácido con la agresión extrovertida. También se encontró unacorrelación positiva entre los niveles de MOPHEG en LCR y los puntajes de laagresión moral. Estos resultados sugieren que la serotonina central influye sobrela agresión en individuos normales a través de estructuras de la personalidad.

De acuerdo al grado en que se hace aparente la "personalidad sádica", Millon(6)ha elaborado una "Escala del Mal" que nos puede dar una idea de la progresión dela alteración de la personalidad implicada en el crimen violento:

1- Personas que han matado pero que no son asesinos. Aquéllos que han matadoen defensa propia, y que no muestran psicopatía.

2- Amantes celosos, no psicopáticos, que asesinan en un "crimen pasional".

3- Cómplices de asesinos, guiados por impulsos, con algunos rasgos antisociales.

4- Los que matan en defensa propia, pero han provocado a la víctima.

5- Personas traumatizadas que asesinan abusando de parientes u otros (bajoacción de alcohol o drogas), y que luego muestran arrepentimiento.

6- Asesinos impulsivos, furiosos, sin psicopatía.

7- Asesinos narcisistas con un núcleo psicótico.

8- Personas no-psicopáticas que tienen una furia latente y asesinan cuando éstaestalla.

9- Amantes celosos con características psicopáticas.

10- Asesinos de gente "en la calle"; algunos rasgos psicopáticos.

11- Asesinos de gente "en la calle", con rasgos psicopáticos claros.

12- Psicópatas hambrientos de poder que matan cuando están acorralados.

13- Personalidades furiosas con rasgos psicopáticos.

14- Psicópatas con esquemas despiadadamente centrados en sí mismos.

15- Psicópatas de actividad intensa a sangre fría -o asesinos múltiples.

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16- Psicópatas que cometen múltiples actos viciosos (por ejemplo, violaciones) cono sin asesinato de sus víctimas.

17- Asesinos seriales perversos sexualmente, la tortura no es la motivaciónprimaria.

18- Asesinos-torturadores, en donde el asesinato fue el motivo primario.

19- Psicópatas impulsados al terrorismo, sometimiento, intimidación, y violación-antes de matar.

20- Torturadores-asesinos: la tortura es el principal motivo, pero en psicóticos.

21- Psicópatas preocupados al extremo en la tortura, pero sin pensarlo, asesinan.

22- Torturadores-asesinos psicopáticos, con tortura como motivación primaria.

En síntesis, podemos decir que la agresión en el psicópata varía según el tipo depsicopatía considerada, y según los ingredientes evolutivos y etiológicos.Básicamente, el psicópata frío (factor 1 de Hare) presentaría las característicascomportamentales, interpersonales y biológicas compatibles con la agresióndepredadora, ofensiva(32) y premeditada(33). El psicópata impulsivo (factor 2 deHare) presentaría un tipo de agresión más reactiva y tal vez defensiva, pero sinlas características de autocontrol que describe Pulkkinen. Sin duda, los asesinosseriales y masivos pertenecerían predominantemente a la primera categoría.

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Notas al pie:

1 Conferencia presentada en el 7º Congreso Internacional de Psiquiatría organizado por la AAP el 18 de octubrede 2000. Mesa Redonda: "Psicpoatía".

2 Médico Consultor en Psiquiatría y Psicología Médica. Master enPsiconeuroinmunoendocrinología (Fundación Favaloro). Docente invitado en dichaMaestría. Docente invitado en la Maestría de Neuropsicofarmacología de laFundación Barceló. Jefe del Servicio de Psiquiatría del Hospital Municipal de BahíaBlanca. Profesor Titular de la Cátedra "Psicología de la Personalidad" del InstitutoJuan XXIII, de Bahía Blanca. Director de la Comunidad Terapéutica "NuestraSeñora de la Esperanza", de Bahía Blanca.

Figura 1

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