adela cortina y emilio martínez Ética

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  • 8/9/2019 Adela Cortina y Emilio Martnez tica

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    T r a c t a t u s -|

    (A

    t i c a

    (A

    V)

    A d e l a C o r t i n a

    y E m i l i o " M a r t n e z

    A K A L

    (A

    P

    i I p h i a

  • 8/9/2019 Adela Cortina y Emilio Martnez tica

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    Diseo de cubierta

    Sergio Ramrez

    Reservados todos los derechos.

    De acuerdo a !o dispuesto en el art. 270,

    del Cdigo Penal, podrn ser castigados con penas

    de multa yprivacin de libertadquienes

    reproduzcan o plagien, en todo o en parte, una obra

    literaria, artstica o cientfica fijada en cualquiertipo de so po rte sin la preceptiva autorizacin.

    1.a Edicin, 996

    2.a Edicin, 1998

    3.a Edicin. 2001

    Adela Cortina y Emilio Martnez Navarro, 1996, 1998,2001

    Ediciones Akal.S.A., 1996, 1998,2001

    Sector Foresta, I

    28760 Tres Cantos

    Madrid - Espaa

    Telf.: 806 19 96

    Fax: 804 40 28

    ISBN: 84-460-067 4-X

    Depsito legal: M-I4.4I4-200I

    Impreso en MaterPrint, S. L,Colm enar Viejo (Madrid)

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    r

    E t i c a

    E m i l

    A d e l a C o r t i n a

    i o M a r t n e z N a v a r r o

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    I n d i c e g e n e r a l

    I. El mbito de la fi losofa prctica ............................................................ 9

    1.1. La tica como Filosofa moral , 9. 1.1.1. La Etica es indirectamente

    normativa, 9. 1.1.2. Los saberes prcticos, 10. 1.2. El trmino moral

    aqu y ahora, 14. 1.2.1. El trmino moral como sustantivo, 14.1.2.2. El

    trm ino m oral com o adjetivo, 18. 1 .3 . El trm ino m oral idad, 19.

    1.4 . El trm ino tica, 2 1 .1.4.1. La tica no es ni puede ser neutral, 22.

    1.4.2. Funciones de la tica, 2 3 .1 .4 .3 . Los m to do s prop ios de la tica, 23.

    1.5. El trmino metatica, 27.

    I I . En qu consiste lo m o r al ? ....................................................................... 29

    11 .1 . Diver s idad de con cepc ion es mor ales , 29 . I I . 2 . Dis t in tos modos

    de comprender lo moral , 30. 11.2.1. La moralidad como adquisicin de

    las virtudes que conducen a la felicidad, 31. 11.2.2. La moralidad del

    carcter individual: una capacidad para enfrentar la vida sin desmorali-

    zacin, 34. II.2..3. La moralidad del deber. Lo moral como cumplimien-

    to de d eb ere s hacia lo que es fin en s mism o, 36, 11.2.4 La mo ralidad

    co m o aptitud p ara la solucin pacfica de los co nflictos, 3 7. 1 1.2.5. La

    moralidad como prctica solidaria de las virtudes comunitarias, 38.

    11.2.6. La moralidad como cumplimiento de principios universales, 39.

    II .3. Contraste entre el mbito moral y otros mbitos, 40. 11.3.1. Moral

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    y derecho, 40. 11.3.2. Moral y religin, 43. II.3.3. Moral y normas de trato

    social, 45. 11.3.4. Moral y normas de tipo tcnico, 47.

    I I I . Breve historia de la t ica ........................................................................

    I I I . 1. La diversidad de las teo ras ticas, 51. II I . 2 . ticas de la era del

    ser, 53. III .2.1. Scrates, 54. III .2.2. Platn, 55. III .2.3. Aristteles, 58.

    111.2.4. ticas del perodo helenstico, 62 (Epicureismo, 62. Estoicismo, 63).

    111.2 .5 . Las ticas m edievales, 65 (Agustn de Tagaste, 65. Toms de

    Aquino, 67 .) I I I .3 . t icas de la era de la conciencia, 68 . I I I .3 .1 . El

    sentimiento moral: Hume, 68. III .3.2 .Kant, 71. III .3.3. La tica material

    de los valores, 76. III.3.4. El utilitarismo, 78. III.3.5. Las ticas del movi-

    miento socialista, 80 (Socialismo utpico y anarquismo, 80. Marx y el mar-

    xismo, 81) . II I . 4 . ticas de la era del lenguaje, 84. III .4.1 . Nietzsche, 84.

    III.4.2. Emotivsimo, 91. III.4.3. Prescriptivismo, 92. III.4.4 El formalismo

    dialgico: las ticas procedimentales, 93. (John Rawls: la justicia comoimparcialidad, 94. La tica del discurso, 96). III.45. Comunitarismo, 99.

    IV . Las clasif icacio nes ti cas ........................................................................

    IV . 1 . C las i f icac ione s t icas co m o e s t ru c tu ra s lgicas de la accin

    m oral , 105. IV .2 . Descripcin o prescripcin com o fundam ento c lasi

    f icatorio, 106. IV.3. ticas naturalistas y nonaturalistas, 108. IV.4. ti-

    cas cognitivistas y nocog nitivistas, 108. IV .5 . ticas de mviles y ti-

    cas de f ines, 109. IV .6 . t icas de bienes y de f ines. I I I . IV .7 . t icas

    m ateriales y ticas formales, I I I . IV .8 . ticas sustancialistas y proced i-

    m entales, 113. IV .9. ticas teleolgicas y deontolgicas, 11 5 . IV .10 . ti-

    cas de la intencin y ticas de la responsabilidad, I 16. I V . l l . ticas de

    m xim os y ticas d e mnimos, I 17.

    V. Argumentacin moral y fundamentacin t ica...............................

    V .l . El lenguaje m oral, 121. V. 1.1. Las tres d imensiones de las exp res io-

    nes lingsticas, 122. V. 1.2. L os enunciado s mo rales co m o prescrip cione s,

    123. V.2 . Estrategias de argumentacin moral , 125 V.3 . Fundamentar

    lo moral nos aleja del fundamentalismo, 130. V.4. Posiciones de rechazo

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    a la tarea de fundamentacin, 132. V.41. El cientificismo, 132. V.4.2. El

    Racionalismo Crtico, 136. V.4.3. El pensamiento dbil o postmoderno

    (neoindividualismo en una poca postmoral), 137. V.44. El etnocentrismo

    tico como realidad irrebasable, 138. V.5. Urgencia y dificultad de funda-

    mentar racionalmente una moral universal, 141. V.5.1. Dos nociones de

    funda men tacin, 142. V .5.2 . Niveles lgicos de la nocin de fundamento,

    143. V.5.3 . Un ejem plo de fundamentacin de la moral, 145.

    V I . E t ic a a p lic a d a .........................................................................................................................

    V I . 1 . E n q u co n s i s t e la t i ca ap licada?, 151 . V I . 2 . Tr e s mo d e l o s

    po sibles, pe ro insuficiente s, 152. V I.2 .1. Cas ustica1: El ideal ded ucti-

    vo, 152. V I .2 .2. Casustica2: Una propuesta inductiva, 153. V I .3 . Ms

    al l de la deduccin y la induccin: apl icacin del principio procedi

    men tal de la tica discursiva, 156. V I . 4 . P ropuesta de un nuevo mod e-

    lo de tica apl icada com o h erm en utica c rt ica, 158. V 1.4 1 El marco

    de on tolg ico (El m om en to k antiano ), 158 . VI.42. Etica de las activi-dades sociales (El m om ento ar i s to t l i co) , 160. V I .4 .3 . Pro ceso de

    tom a de decisiones en casos con cretos, 164. V I . 5 . Algunos m bitos de

    la t i ca ap li cada, 165. V I .5 .1 . Biot ica , 165. V I .5 .2 . G ent i ca , 168.

    V I.5 .3. Etica de la eco no m a y de la em presa, 171. (Etica econ m ica,

    171. tica em presarial , 17 3). V I.5 .4 . tica ecolg ica, 175. V I.5 .5. tica

    y educacin moral, 177.

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    El m b i t o de laf i l oso f a p rc t i ca

    1.1. LA TICA C O M O FILOSOFA MORA L

    Este l ibro trata de la Et ica entendida como aquel la parte de laFi losof a que se dedica a la ref lexin sobre la moral . Como parte d e la

    F i lo so f a , la t ica es un t ipo de saber que intenta construirse racional-

    mente, util izando para ello el r igor conceptual y los mtodos de anlisis

    y explicacin propios de la Filosofa. Como ref lexin sobre las cuest iones

    m o r a l e s , la tica pretende desplegar los conceptos y los argumentos que

    permitan comprender la dimensin moral de la persona humana en

    cuanto ta l dimensin moral , es decir , s in reducir la a sus componentes

    psicolgicos, sociolgicos, econmicos o de cualquier otro tipo (aunque,por supuesto, la tica no ignora que tales factores condicionan de hecho

    el mundo moral) .

    Una vez desplegados los conceptos y argumentos pert inentes , se

    puede decir que la tica, la Filosofa moral, habr conseguido dar razn

    del fenmeno moral, dar cuenta racionalmente de la dimensin moral

    humana, de modo que habremos crecido en saber acerca de nosotros mis-

    mos, y, por tanto, habremos alcanzado un mayor grado de l ibertad. En

    definitiva, f i losofamos para encontrar sentido a lo que somos y hacemos;

    y buscamos sentido para colmar nuestras ansias de libertad, dado que la

    falta de sentido la experimentamos como cierto tipo de esclavitud.

    I . I . I . La tica es indi rectam ente nor m ativa

    Desde sus orgenes entre los filsofos de la antigua Grecia, la Etica es

    un tipo de saber n ormat ivo , esto es, un saber que pretende orientar las

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    acciones de los seres humanos. Tambin la moral es un saber que ofrece

    orientaciones para la accin, pero mientras esta lt ima propone acciones

    con cretas en casos concretos , la Et ica co m o Fi losofa m or al se rem on -

    ta a la reflexin sobre las distintas morales y sobre los distintos modos deju stifica r rac io n a lm en te la vid a m oral, de m odo que su m anera de o r ie n -

    tar la accin es indirecta: a lo sumo puede sealar qu concepcin moral

    es ms razonable para que, a partir de el la , podamos orientar nuestros

    comportamientos .

    Por tanto, en pr incipio, la Fi losofa moral o Et ica no t iene por qu

    tener una incidencia inmediata en la vida cotidiana, dado que su objeti-

    vo ltimo es el de esclarecer ref lexivamente el campo de lo moral . Pero seme-

    ja n te esc la recim ien to s puede servir de modo in d ir ecto com o o rien taci nmoral para quienes pretendan obrar rac ionalmente en e l conjunto de la

    vida entera.

    [Por e jemplo: supongamos que alguien nos pide que e laboremos un juic io t ico sobre e l p rob le ma de l p aro , o sobre la gu e rra , o sobre e l abor to , osobre cualquier otra cuest in moral de las que estn en discusin en nuestra

    sociedad; para empezar, tendramos que ac larar que en real idad se nos estp idie ndo u n ju ic i o m o ra l, e s d e c i r , u n a o p i n i n s u f i c i e n t e m e n t e m e d i t a d a

    ace rca de la bondad o mal ic ia de las in te nc ione s , ac tos y conse cu e nc ias qu e

    e stn imp l icados e n cada u no de e sos p roble mas . A cont inu ac in , de be r a -mos ac larar qu e u n ju ic io mora l se hace s ie mp re a p ar t i r de a lgu na conce p -c in mora l de te rminada , y u na ve z qu e hayamos anu nc iado cu l de e l lascons ide ramos v l ida , p ode mos p roce de r a f ormu lar , de sde e l la , e l ju ic iom o r a l q u e n o s r e c l a m a b a n . P a r a h a c e r u n j u i c i o m o r a l c o r r e c t o a c e r c a d ea lgu no de los asu ntos mora le s cot id ianos no e s p re c iso se r e xp e r to e n

    Fi losof a mora l . Bas ta con te ne r c ie r ta hab i l idad de rac ioc in io , conoce r losp r inc ip ios bs icos de la doc t r ina mora l qu e cons ide ramos v l ida , y e s tarin formados de los p orm e nore s de l asu nto e n cu e st in . S in e mbargo, e l ju ic io

    t i c o p r o p i a m e n t e d i c h o s e r a e l q u e n o s c o n d u j o a a c e p t a r c o m o v l i d aa q u e l l a c o n c e p c i n m o r a l q u e n o s s i r v i d e r e f e r e n c i a p a r a n u e s t r o j u i c i o

    mora l ante r ior . Ese ju ic io t ico e s tar corre c tame nte f ormu lado s i e s la con-c lusin de una serie de argumentos f i losf icos, sl idamente construidos, quemu e stre n bu e nas razone s p ara p re f e r i r la doc t r ina mora l e scogida . En ge ne -

    ra l , ta l ju ic io t ico e s t a l a lcance de los e sp e c ia l i s tas e n F i losof a mora l ,p e ro a ve ce s tambi n p u e de mani f e s tarse con c ie r to grado de ca l idad e ntrelas p e rsonas qu e cu l t ivan la a f ic in a p e nsar , s ie mp re qu e hayan he cho e l

    esfuerzo de pensar los problemas hasta e l f inal .]

    1.1.2 Los saberes prcticos

    Para comprender mejor qu tipo de saber constituye la Etica hemos derecordar la distincin aristotlica entre los saberes tericos, poiticos y p rc-

    ticos. Los saberes tericos (del griego theorein: ver, contemplar) se ocupan

    de averiguar qu son las cosas, qu ocurre de hecho en el mundo y cules

    son las causas objetivas de los acontecimientos. Son saberes descriptivos: nos

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    muestran lo que hay, lo que es, lo que sucede. Las distintas ciencias de la

    naturaleza (Fsica, Qumica, Biologa, Astronoma, etc.) son saberes teri-

    cos en la medida en que lo que buscan es, sencillamente, mostrarnos cmo

    es el mundo. Aristteles deca que los saberes tericos versan sobre lo que

    no puede ser de otra manera, es decir, lo que es as porque as lo encon-

    tramos en el mundo, no porque lo haya dispuesto nuestra voluntad: el sol

    calienta, los animales respiran, el agua se evapora, las plantas crecen... todo

    eso es as y no lo podemos cambiar a capricho nuestro; podemos tratar de

    impedir que una cosa concreta sea calentada por el sol utilizando para ello

    cualesquiera medios que tengamos a nuestro alcance, pero que el sol calien-

    te o no caliente no depende de nuestra voluntad: pertenece al tipo de cosas

    que no pueden ser de otra manera.

    En cambio, los saberes poiticos y prcticos versan, segn Aristteles,sobre lo que puede ser de otra manera, es decir, sobre lo que podemos

    controlar a voluntad. Los saberes poiticos (del griego poie in : hacer , fabri-

    car, producir) son aqullos que nos sirven de gua para la elaboracin de

    algn producto, de alguna obra, ya sea algn artefacto til (como construir

    una rueda o te jer una manta) o simplemente un objeto bello (como una

    escultura, una pintura o un poema). Las tcnicas y las artes son saberes de

    ese tipo. Lo que hoy llamamos tecnologas son igualmente saberes que

    abarcan tanto la mera tcnica basada en conocimientos ter icos comola produccin artstica. Los saberes poiticos, a diferencia de los saberes

    tericos, no describen lo que hay, sino que tratan de establecer normas,

    cnones y orientaciones sobre cmo se debe actuar para conseguir el f in

    deseado (es decir, una rueda o una manta bien hechas, una escultura, o

    pintura, o poema bellos). Los saberes poiticos son normat ivos , pero no

    pretenden servir de referencia para toda nuestra vida, sino nicamente

    para la obtencin de ciertos resultados que se supone que buscamos.

    En cambio, los saberes prcticos (del griego p rax is : quehacer, tarea,

    negocio) , que tambin son normat ivos , son aqullos que tratan de orien-

    tarnos sobre qu debemos hacer para conducir nuestra vida de un modo

    bueno y justo, cmo debemos actuar, qu decisin es la ms correcta en

    cada caso concreto para que la propia vida sea buena en su conjunto.

    Tratan sobre lo que debe haber, sobre lo que debera ser (aunque todava

    no sea), sobre lo que sera bueno que sucediera (conforme a alguna con-

    cepcin del b ien humano). Intentan mostrarnos cmo obrar b ien, cmo

    conducirnos adecuadamente en el conjunto de nuestra vida.

    En la clasificacin aristotlica, los saberes prcticos se agrupaban bajo elrtulo de filosofa prctica, rtulo que abarcaba no slo la Etica (saber

    prctico encaminado a orientar la toma de decisiones prudentes que nos

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    conduzcan a conseguir una vida buena), sino tambin la Economa1(saber

    pr ctico encargado de la buen a ad m inistracin de los bienes de la casa y de

    la ciudad) y la Poltica (saber prctico que tiene por objeto el buen go-

    bierno de la polis):

    CLASIFICACIN ARISTOTLICA DE LOS SABERES

    ter icos (descr iptivos) :

    ciencias de la naturaleza.

    po i t i cos o pr oduct ivos

    (normativos para un fin

    c o n c r e t o o b j e t i v a d o ) :

    la tcn ica ,

    las bel las ar tes .

    pr c t i cos (n or mat ivos

    para la vida en su

    conjunto) : F i losof a

    prctica, es decir ,

    t ica ,

    E c o n o m a y

    Pol t ica.

    Ahora bien, la clasificacin aristotlica que acabamos de exponer puede

    ser completada con algunas consideraciones en torno al mbito de la

    Filosofa prctica que, a nuestro juicio, son necesarias para entender el

    alcance y los lmites del saber prctico:

    Ia) No cabe duda de que la Etica, entendida al modo aristotlico como

    saber orientado al esclarecimiento de la vida buena, con la mirada

    puesta en la realizacin de la felicidad individual y comunitaria,

    sigue formando parte de la Filosofa prctica, aunque, como vere-

    mos, la cuestin de la felicidad ha dejado de ser el centro de la refle-

    xin para muchas de las teoras ticas modernas, cuya preocupacin

    se centra ms bien en el concepto de justicia. Si la pregunta tica

    para Aristteles era qu virtudes morales hemos de practicar para

    lograr una vida feliz, tanto individual como comunitariamente?, en

    1En la actualidad, muchos economistas dist inguen entre la Economa normativa y la

    Economa posit iva: mientras que la primera incluye orientaciones para la toma de deci-siones sobre la base de ciertas opciones morales que la propia Economa no puede justificar,

    la segunda trata de limitarse a la pura y simple descripcin de los hechos econmicos (vase

    Samuelson, P. A. y Nordhaus, W. D., E c o n o m a , Madrid, McGrawHill, 1993, 14a edicin, p.

    11). No cabe duda de que la llamada Economa normativa es en realidad un captulo de

    la Etica, concretamente un asunto de Etica aplicada, a saber , el captulo que trata de la

    cuestin de qu valores han de ser fomentados con los recursos disponibles y de cmo han

    de disponerse las estructuras econmicas para servir a los intereses generales.

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    I

    la Modernidad, en cambio, la pregunta tica sera ms bien esta

    otra: qu deberes morales bsicos deberan regir la vida de los

    hombres para que sea posible una convivencia justa, en paz y en

    libertad, dado el pluralismo existente en cuanto a los modos de ser

    feliz?.

    2~) La Filosofa poltica sigue formando parte de la Filosofa prctica por

    derecho propio. Sus preguntas principales se refieren a la legitimi-

    dad del poder poltico y a los criterios que nos pudieran orientar

    para el diseo de modelos de organizacin poltica cada vez mejo-

    res (esto es: moralmente deseables y tcnicamente viables).

    3a) La Filosof a del Derecho se ha desarrollado enormemente en los

    siglos posteriores a Aristteles , hasta el punto de que podemosconsiderar la como una discipl ina del mbito prct ico re lat iva-

    mente independiente de la Et ica y de la Fi losof a pol t ica . Su

    inters primordial es la ref lexin sobre las cuestiones relaciona-

    das con las normas jurdicas: las condiciones de validez de las mis-

    mas, la posibil idad de sistematizarlas formando un cdigo cohe-

    rente , e tc .

    4 S) A las disciplinas rec in m encionad as ( tica, F i losof a jurdica,

    Filosofa poltica) hoy habra que aadir, a nuestro juicio, la refle-

    xin filosfica sobre la religin. A pesar de que todava se sigue cla-

    sificando a la Filosofa de la Religin como una parte de la filoso-

    fa terica o especulativa, creemos que existen buenas razones para

    que el fenmeno religioso sea analizado desde la perspectiva prc-

    t ica en lugar de hacerlo desde la perspectiva terica. En efecto,

    hubo un tiempo en que la existencia de Dios era un tema de inves-

    tigacin cientfica: era cuestin de averiguar si en el conjunto de

    lo real se encuentra el Ser Supremo, y en caso af irmativo inten-

    tar indagar sus propiedades especficas. Sin embargo, a partir de laModernidad, y especialmente a partir de Kant, la cuestin de la

    existencia de Dios ha dejado de ser una cuestin propia del mbito

    cientfico para pasar a ser una cuestin de fe racional que se

    ju stifica a partir de arg um ento s exclu siv am en te m orale s. En c u a l-

    quier caso, la toma de posicin ante la existencia de Dios, sea para

    afirmarla, sea para negarla, o sea para suspender el juicio acerca de

    ella, se plantea hoy en da mucho ms como una cuestin vincula-

    da a lo moral, al problema de la injusticia y del sufrimiento huma-

    no, que al problema de la explicacin del origen del mundo (aun-que todava hay personas empeadas en continuar esta ltima lnea

    de investigacin) .

    13

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    M B IT O S DE LA F IL O SO FA PR CTIC A EN NUESTROS DAS

    TICA O

    FILOSOFA M ORAL

    (Incluye elementos

    de Economa

    Normativa)

    FILOSOFA

    POL T I C A

    FILOSOFA DEL

    D E R E C H O

    F I L OS OF A DE

    LA RELIGIN

    (En perspectiva

    t ica)

    1.2. EL T RM INO MO RA L AQ U Y A HO RA

    El trmino moral se utiliza hoy en da de muy diversas maneras, segn

    los contextos de que se trate. Esta multiplicidad de usos da lugar a muchos

    malentendidos que aqu intentaremos evitar examinando los usos ms fre-

    cuentes y estableciendo las dist inciones que creemos pertinentes. Para

    empezar, obsrvese que la palabra moral se utiliza unas veces como sus-

    tantivo y otras como adjetivo, y que ambos usos encierran, a su vez, distin-

    tas significaciones segn los con textos.

    1.2.1. El tr m in o mo ral co m o sustantivo

    A ) Se usa a veces como sustantivo (la moral, con minscula y art -

    culo d etermina do), para referirse a un co njun to de principios, preceptos,

    mandatos, prohibiciones, permisos, patrones de conducta, valores e idea-

    les de vida buena que en su conjunto conforman un sistema ms o menos

    coherente, propio de un colectivo humano concreto en una determinada

    poca histrica. En este uso del trmino, la moral es un sistema de conte-

    nidos que refle ja una determinada fo r m a de v id a. Tal modo de vida no

    suele coincidir totalmente con las convicciones y hbitos de todos y cada

    uno de los miembros de la sociedad tomados aisladamente. Por ejemplo,

    decir que los romanos de la poca de la Repblica eran personas laborio-

    sas, austeras y combativas, no significa que no hubiera entre ellos algunos

    que no merecieran semejantes calificativos morales, y sin embargo t iene

    sentido mantener esa descripcin general como sntesis de un modo de ser

    y de vivir que contrasta con el de otros pueblos y con lo que fueron los

    propios romanos ms tarde, digamos, en el bajo imperio. La moral es,pues, en esta acepcin del trmino, un determinado modelo ideal de buena

    con du cta s oc i a l m en te e s tab l e c i do , y como tal, puede ser estudiado por la

    So ciologa, la Historia, la Antropologa S ocial y dems Cienc ias Sociales.

    Sin embargo, estas disciplinas adoptan un enfoque netamente emprico, y

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    por lo tanto establecen un t ipo de saber que hemos l lamado ter ico,

    mientras que la tica pretende orientar la accin humana (aunque sea de

    un modo indirecto), y en consecuencia le corresponde estar entre lossaberes prcticos.

    B) Tambin como sustantivo, el trmino moral puede ser usado para

    hacer referencia al cdigo de conducta personal de alguien, como cuando

    decimos que Fulano posee una moral muy estricta o que Mengano care-

    ce de moral; hablamos entonces del cdigo moral que gua los actos de

    una persona concreta a lo largo de su vida; se trata de un conjunto de con-

    vicciones y pautas de conducta que suelen conformar un sistema ms o

    menos coherente y sirve de base para los juicios morales que cada cual hacesobre (os dems y sobre s mismo. Esos juicios, cuando se emiten en condi-

    ciones ptimas de suficiente informacin, serenidad, libertad, etc. , son lla-

    mados a veces juicios ponderados. Tales contenidos morales concretos,

    personalmente asumidos, son una sntesis de dos elementos:

    a) el patrimonio moral del grupo social al que uno pertenece, y

    b) la propia elaboracin personal sobre la base de lo que uno ha here-

    dado del grupo; tal elaboracin personal est condicionada por cir-

    cunstancias diversas, tales como la edad, las condiciones socioeco-

    nmicas, la biografa familiar , e l temperamento, la habil idad para

    razonar correctam ente, etc .

    Aunque lo tpico es que la mayor parte de los contenidos morales del

    cdigo moral personal coincida con os del cdigo moral social, no es for-

    zoso que sea as. De hecho, los grandes reformadores morales de la huma-

    nidad, tales como Confucio, Buda, Scrates o Jesucristo, fueron en cierta

    medida rebeldes al cdigo moral vigente en su mundo social.

    Tanto la moral soc ialmente establec ida como la moral personal son

    realidades que corresponden a lo que Aranguren l lam moral vividapara contraponerlas a la moral pensada, de la que hablaremos a conti-

    nuacin.

    C) A menudo se usa tambin e l trmino Moral como sustant ivo,

    pero esta vez con mayscula, para referirse a una ciencia que trata del

    bien en general, y de las acciones humanas en orden a su bondad o mali-

    cia2. Ahora bien, esta supuesta ciencia del bien en general, en rigor no

    existe . Lo que existe es una variedad de doctrinas m orales (m oral c a t li-

    ca, moral protestante, moral comunista, moral anarquista, etc . ) yuna disciplina filosfica, la Filosofa moral o tica, que a su vez contiene

    Diccionar io de l a Lengua Espaola de la Real Academia, 21a edicin, p. 1.400.

    15

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    una variedad de teoras ticas diferentes, e incluso contrapuestas entre s

    ( t i ca socr t i ca , t i ca ar i s t o t l i ca , t i ca kant i ana , e t c ) . E n t od ocaso, tanto las doctrinas morales como las teoras ticas seran modos de

    expresar lo que Aranguren l lama moral pensada, frente a los cdigos

    morales personales y sociales realmente asumidos por las personas, que

    consti tuir an la moral vivida. Hemos de insist ir en la dist incin entre

    los dos niveles lgicos que representan las doctrinas morales y las teoras

    ticas: mientras que las primeras tratan de sistematizar un conjunto con-

    creto de principios, normas, preceptos y valores, las segundas constituyen

    un intento de dar razn de un hecho: el hecho de que los seres humanosse rigen por cdigos morales, el hecho de que hay moral, hecho que noso-

    tros en adelante vamos a denominar el hecho de la moralidad. Esta dis-

    t incin no impide que, a la hora de elaborar una determinada doctrina

    moral, se util icen elementos tomados de las teoras ticas, y viceversa. En

    efecto, las doctrinas morales suelen construirse mediante la conjuncin de

    elementos tomados de distintas fuentes; las ms significativas de estas

    fuentes son:

    1) las tradiciones ancestrales acerca de lo que est bien y de lo que estmal, transmitidas de generacin en generacin,

    2) las confesiones religiosas, con su correspondiente conjunto de creen-

    cias y las interpretaciones dadas por los dirigentes religiosos a dichas

    creencias,

    y 3) los sistemas fi losficos (con su correspondiente Antropologa fi los-

    fica, su tica y su Filosofa social y poltica) de mayor xito entre los

    intelectuales y la poblacin.

    Al intervenir el tercero de los ingredientes sealados, no es de extra-

    ar que las doctrinas morales puedan a veces confundirse con las teoras

    ticas, pero en rigor lgico y acadmico debera hacerse un esfuerzo para

    no confundir los dos planos de reflexin: las doctr inas morales perma-

    necen en e l p lano de las morales concretas ( lenguajeob jeto) , mientras

    que las teoras t icas pretenden remontar la reflexin hasta el plano fi lo-

    sf ico (metalenguaje que t iene a las morales concretas como lenguaje

    o b j e t o ) .D ) Ex iste un uso muy hisp nico de la palabra mo ral com o sustan tivo

    que nos parece extraordinariamente importante para comprender la vida

    moral: nos referimos a expresiones como tener la moral muy alta, estar

    alto de moral, y otras semejantes. Aqu la moral es sinnimo de buena

    disposicin de nimo, tener fuerzas, coraje o arrestos suficientes para

    ha cer frente c o n altura hu m an a a los retos que nos plantea la vida. Esta

    acepcin t iene una honda significacin fi losfica, tal como muestran

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    Ortega y Aranguren. Desde esta perspectiva, la moral no es slo un saber,

    ni un deber, sino sobre todo una actitud y un carcter , una disposicin de la

    persona entera que abarca lo cognitivo y lo emotivo, las creencias y los sen-timientos, la razn y la pasin, en definitiva, una disposicin de nimo ( indi

    vidual o comunitaria) que surge del carcter que se haya forjado previamente.

    E) Oa be la posibilidad, por ltimo, de que utilicem os el trm ino m oral

    como sustantivo en gnero neutro: lo moral. De este modo nos estaremos

    refiriendo a una dimensin de la vida humana: la dimensin moral, es decir,

    esa faceta compartida por todos que consiste en la necesidad inevitable de

    tomar decisiones y llevar a cabo acciones de las que tenemos que responder

    ante nosotros mismos y ante los dems, necesidad que nos impulsa a buscar

    orien tacion es en los valores, principios y preceptos que constituyen la moralen el sentido que hemos expuesto anteriormente (acepciones A y B).

    A) M odelo de conducta soc ia lm ente es tablec ido

    en una sociedad concreta ( la moral vigente) .

    USOS DE

    M O R A L

    C O M O

    SUSTANTIVO

    B) Conjunto de convicc iones mora les persona les

    (Fulano posee una moral muy rgida).

    C) Tra tados s i s temt icossobre las cuest iones

    mora les (Mora l ) :

    C . l ) D o c t ri n a s m o r a l e sconcretas (Mora l

    catl ica , etc .)

    C.2) Teoras ticas (Moral

    aristotlica, etc.,

    aunque lo correcto

    sera ms bien tica

    aristotlica, etc.)

    D) Disposic in de nimo produc ida por e l carc ter y

    act i tudes adquiridos por una persona o grupo

    (estar a l to de mora l , e t c . )

    E) Dimensin de la vida humana por la cual nos vemos

    obligados a tomar decisiones y a dar razn de ellas

    ( lo mora l ) .

    ' J. Ortega y Gasset, Por qu he escrito El hombre a l a de f ens iva , en Obras Completas,

    Madrid, Revista de Occidente , IV, 1947, 72 ; J .L .L. Aranguren, Etica , Madrid, Revista de

    Occidente , 1958, p. 81 .

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    1.2.2. El tr m in o m or al co m o adjetivo

    Hasta aqu hemos venido utilizando una serie de expresiones en las que

    el trmino moral aparece como adjetivo: Filosofa moral, cdigo

    mo ral, principios mo rales, doctrinas morales, etc. La mayor parte de

    las expresiones en que aparece este adjetivo tienen relacin con la Etica,

    pero algunas no: por ej., cuando decimos que tenemos certeza moral acer-

    ca de algo, normalmente queremos decir que creemos firmemente en ello,

    aunque no tengamos pruebas que lo pudieran confirmar o desmentir; este

    uso del adjetivo moral es, en principio, ajeno a la moralidad, y se sita en

    un mbito meramente psicolgico. Sin embargo, en las dems expresiones

    citadas y en otras muchas que comentaremos ms adelante (virtud moral,

    valores mo rales, e tc.) hay una referencia con stante a esa dim ensin de la

    vida hu m ana que llamam os la moralidad. Pero, en qu con siste e xa cta -

    mente semejante dimensin humana? qu rasgos distinguen lo moral de lo

    ju rd ic o o de lo re ligioso? Estas cuestiones sern desarrollad as en d eta lle ms

    adelante. Aqu slo vamos a apuntar brevemente dos significados muy dis-

    tintos que puede adoptar el trmino moral usado como adjetivo.En principio, y siguiendo a J. Hierro, podemos decir que el adjetivo

    moral tiene sentidos distintos:

    A) Moral como opuesto a inmoral. Por ej., se dice que tal o cual com-

    portamiento ha sido inmoral, mientras que tal otro es un comportamiento

    realmente moral. En este sentido es usado como trmino valorativo, porque

    significa que una determ inada con du cta es aprobada o reprobada; aqu se est

    utilizando moral e inmoral como sinnimo de moralmente correcto e

    incorrecto. Este uso presupone la existencia de algn cdigo moral quesirve de referencia para emitir el correspondiente juicio moral. As, por ej.,

    se puede emitir el juicio la venganza es inmoral y comprender que seme-

    ja n te ju ic io presupone la adopci n de algn cdigo mora l con creto para el

    que esta afirmacin es vlida, mientras que otros cdigos morales digamos

    los que aceptan la Ley del Talin, no aceptaran la validez de ese juicio.

    B) Moral como opuesto a amoral. Por e j . , la conducta de los ani-

    males es amoral, esto es, no tiene relacin alguna con la moralidad, pues-

    to que se supone que los animales no son responsables de sus actos.

    Menos an los vegetales, los minerales, o los astros. En cambio, los seres

    humanos que han alcanzado un desarrol lo completo, y en la medida en

    que se les pueda considerar dueos de sus actos, t ienen una conducta

    moral. Los trminos moral y amoral, as entendidos, no evalan, sino

    que describen una situacin: expresan que una conducta es, o no es, sus-

    ceptible de cal i f icacin moral porque rene, o no rene, los requisi tos

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    (normas, valores, consejos, etc.). La Etica tiene que dilucidar cules son

    con creta m en te esos requis itos o cri terios que regulan el uso descriptivo

    del trmino moralidad. Esta es una de sus tareas principales, y de ella

    hablaremos en las pginas siguientes. Sin duda esta segunda acepcin de

    moral como adjetivo es ms bsica que la primera, puesto que slo

    puede ser cali f icado como inmoral o como moral en el primer se n ti-

    do aquello que se pueda considerar como moral en el segundo sentido.

    Usos a jenos a la tica: certeza moral, e tc .

    A) m oral f rente a

    inmoralUsos que interesan ----------------------------------

    a la tica B) m oral fren te a

    a m o r a l

    USOS DE

    M O R A L C O M O

    A DJ ETIV O

    1.3. EL TR M INO MO RA LIDA D

    A) Aunque el trmino moralidad se utiliza a menudo como referente

    de algn cdigo moral concreto (por ej., cuando se usan expresiones comodudo de la moralidad de tus actos o Fulano es un defensor de la morali-

    dad y las buenas costumbres), este trmino tambin es utilizado con otros

    sentidos diferentes, de los cuales vamos destacar otros dos:

    B) Por una parte, se distingue moralidad frente a otros fenmenos

    humanos como legalidad, religiosidad, etc. En muchos contextos se

    usa el trmino moralidad para denotar esa dimensin de la vida humana

    a la que ms arriba nos hemos referido como lo moral: se trata de esa

    fo r m a com n a las diversas morales concretas que nos permite reconocerlas

    como tales a pesar de la heterogeneidad de sus contenidos respectivos. Eneste sentido, moralidad sera sinnimo de vida moral en general.

    Morales ha habido muchas a lo largo de la historia, y hoy en da es evi-

    dente la existencia de una pluralidad de formas de vida y de cdigos dis-

    t intos co existiendo n o s iempre con viviend o en el seno de nuestras co m -

    plejas sociedades modernas. Sin embargo, pese a la diversidad de

    contenidos, puede rastrearse lo moral o la moral idad en una serie de rasgos

    comunes a las distintas propuestas morales. Qu rasgos son sos? En una

    primera aproximacin, podemos decir lo siguiente:

    Toda moral cristaliza en ju ic io s m orale s (esa conducta es buena,

    aquella es una persona honrada, ese reparto ha sido justo, no

    dehes agredir al prjimo, etc.)

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    Los juicio s m orales corresp ond ientes a morales distintas presen tan

    ciertas afinidades:

    En el aspecto form al, los juicios morales hacen referencia a actos

    libres, responsables e imputables, lo cual permite suponer en noso-

    tros, los seres humanos, una estructura biopsicolgica que hace posi-

    ble y necesaria la libertad de eleccin y la consiguiente responsabi-

    lidad e imputabilidad: una moral como estructura en trminos de

    Aranguren, tambin llamada protomoral por D. Gracia.

    En cuanto al contenido , los juicios morales coinciden en refer ir -

    se a lo que los seres humanos anhelan, quieren, desean, necesi-

    tan , consideran va l ioso o in teresante . S in embargo , es conve-

    niente distinguir entre dos tipos de juicios segn el contenido:

    los que se refieren a lo jus to y los que tratan sobre l o bueno . Los

    primeros presentan un aspecto de exigibilidad, de autoob l igac i n ,

    de p rescr ip tiv id ad u n iversal, etc. , mientras que los segundos nos

    muestran una modesta aconse j ab i l i dad en referencia al conjunto

    de l a v ida humana . Estos dos tipos de juicios no expresan nece-

    sariamente las mismas cosas en todas las pocas y sociedades, de

    modo que cada moral concreta difiere de las dems en cuanto al

    modo de entender las nociones de lo jus to y de l o bueno y en el

    orden de prioridades que establecen en cada una.

    Vemos, pues, que la moralidad es un fenmeno muy complejo, y que por

    ello admite diversas interpretaciones; pero no debemos perder de vista el

    hecho de que tal variedad de concepciones morales pone de manifiesto la

    A L G U N O S USOS DEL T R M IN O M O R A L ID A D

    A ) C om o s innimo de m ora l en el se nt ido de u na con ce p c in mora l co n -

    c r e t a ( E s o e s u n a i n m o r a l i d a d = E s o n o e s m o r a l m e n t e c o r r e c t o

    [segn determinado cdigo]) .

    B) C om o sinnim o de lo m ora l: una dim ensin de la vida humana identifi

    cable entre otras y no reduct ible a ninguna otra ( la vida moral , ta l como

    se manif iesta en e l hecho de que emit imos ju ic ios morales , hecho que nos

    remite a la existencia de c iertas estructuras antropolgicas y a c iertas tra-

    dic iones culturales) .

    C ) En la con trap os ic in f i los f ica de raz he ge l iana e n tre m ora l idad y

    e t ic idad .

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    existencia de una estructura com n de los juicios en que se expresan, y que

    esta estructura moral comn est remitiendo a un mbito particular de la

    vida hum ana, u n m bito d istinto del jurdico, del religioso, o del de la m era

    cortesa social: el mbito de la moralidad.

    C ) Por otra parte, se le ha conferid o al trm ino moralidad un sen tido

    netamente fi losfico (segn una distincin acuada por Hegel), que con-

    siste en contraponer moralidad a eticidad. Este ltimo sentido ser

    explicado ms adelante, en relacin con las clasificaciones ticas.

    1.4. EL T R M INO TICA

    A menudo se utiliza la palabra tica como sinnimo de lo que ante-

    riormente hemos llamado la moral, es decir, ese conjunto de principios,

    normas, preceptos y valores que rigen la vida de los pueblos y de los indivi-

    duos. La palabra tica procede del griego e t h o s , que significaba origina-

    riamente morada, lugar en donde vivimos, pero posteriormente pas a

    significar el carcter, el modo de ser que una persona o grupo va adqui-

    riendo a lo largo de su vida. Por su parte, el trmino moral procede del

    latn mos, m o r s , que originariamente significaba costumbre, pero queluego pas a significar tambin carcter o modo de ser. De este modo,

    tica y moral confluyen etimo lgicamen te en un significado casi idn -

    tico: todo aquello que se refiere al modo de ser o carcteradquirido como resul-

    tado de poner en prctica unas costumbres o hbitos considerados buenos.

    Dadas esas coincidencias etimolgicas, no es extrao que los trminos

    moral y tica aparezcan como intercambiables en muchos contextos

    cotidiano s: se habla, por ej., de una actitud tica para referirse a una a c ti-

    tud moralmente correcta segn determinado cdigo moral; o se dice de uncom portam iento que ha sido poco tico , para significar que no se ha a jus -

    tado a los patrones habituales de la moral vigente. Este uso de los trminos

    tica y moral como sinnimos est tan extendido en castellano que no

    vale la pena intentar impugnarlo. Pero conviene que seamos conscientes de

    que tal uso denota, en la mayora de los contextos, lo que aqu venimos lla-

    mando la moral, es decir, la referencia a algn cdigo moral concreto.

    No obstante lo anterior , podemos proponernos reservar en el contex-

    to acadmico en que nos movemos aqu el trmino tica4para referir-

    4Adoptamos aqu la convencin de escr ibir el trmino Etica con mayscula cuando

    nos referimos a la disciplina filosfica en general, y escribirlo con minscula cuando habla-

    mos de a lguna teora et ica en particular (t ica kantiana, etc . ) .

    21

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    nos a la Filosofa moral, y mantener el trmino moral para denotar los

    distintos cdigos morales concretos. Esta distincin es til, puesto que se

    trata de dos niveles de reflexin diferentes, dos niveles de pensamiento y

    lenguaje acerca de la accin moral, y por ello se hace necesario utilizar dos

    trminos distintos si no queremos caer en confusiones. As , l lamamos

    moral a ese conjunto de principios, normas y valores que cada genera-

    cin transmite a la siguiente en la confianza de que se trata de un buen

    legado de orientaciones sobre el modo de comportarse para llevar una vida

    buena y justa. Y llamamos Etica a esa disciplina filosfica que con stituye

    una reflexin de segundo orden sobre los problemas morales. La pregunta

    bsica de la moral sera entonces qu debemos hacer?, mientras que la

    cuestin central de la tica sera ms bien por qu debemos?, es decir,

    qu argumentos avalan y sostienen el cdigo moral que estamos acep-

    tando como gua de conducta?

    1.4.1. La Etica no es ni pu ede ser neu tral

    La caracterizacin de la tica como Filosofa moral nos conduce a subra-

    yar que esta disciplina no se identif ica, en principio, con ningn cdigo

    moral determinado. Ahora bien, esto no significa que permanezca neu-

    tral ante los distintos cdigos morales que hayan existido o puedan existir.

    No es posible semejante neutralidad o asepsia axiolgica, puesto que

    los mtodos y objetivos propios de la Etica la comprometen con ciertos

    valores y la obligan a denunciar a algunos cdigos morales como inco-

    rrectos, o incluso como inhumanos, al tiempo que otros pueden ser rea-

    firmados por ella en la medida en que los encuentre razonables, reco-

    mendables o incluso excelentes.

    Sin embargo, no es seguro que la investigacin tica pueda llevarnosa recomendar un nico cdigo moral como rac ionalmente prefer ib le .

    Dada la complejidad del fenmeno moral y dada la pluralidad de mode-

    los de racionalidad y de mtodos y enfoques f i losficos, el resultado ha

    de ser necesariamente plural y abierto. Pero ello no significa que la Etica

    fracase en su objetivo de orientar de modo mediato la accin de las per-

    sonas. En primer lugar, porque distintas teoras ticas pueden dar como

    resultado unas orientaciones morales muy semejantes ( la coincidencia

    en ciertos valores bsicos que, aunque no estn del todo incorporados ala moral vigente, son justif icados como vlidos) . En segundo lugar, por-

    que es muy posible que los avances de la propia investigacin tica lle-

    guen a poner de manifiesto que la misin de la Filosofa moral no es la

    ju stific a ci n racio n al de un n ic o cdig o m ora l propia m ente d ic h o , sin o

    ms bien de un marco general de principios morales bsicos dentro del

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    1

    cual puedan legit im arse com o igualmente vl idos y respetables dist intos

    cdigos morales ms o menos compatibles entre s. El marco moral gene-

    ral sealara las condiciones que todo cdigo moral concreto tendra quecumplir para ser racionalmente aceptable, pero tales condiciones podr-

    an ser cumplidas por una pluralidad de modelos de vida moral que riva-

    lizaran entre s, mantenindose de este modo un pluralismo moral ms

    o menos amplio.

    1.4.2. Funciones de la Etica

    A nuestro modo de ver, corresponde a la Etica una triple funcin: 1) ac l a -

    ra r qu es lo moral, cules son sus rasgos especficos; 2) fu ndam entar la mora-lidad, es decir, tratar de averiguar cules son las razones por las que tiene sen-

    tido que los seres humanos se esfuercen en vivir moralmente; y 3) apl icar a

    los distintos mbitos de la vida social los resultados obtenidos en las dos pri-

    meras funciones, de manera que se adopte en esos mbitos sociales una moral

    crtica (es decir, racion alm ente fun damen tada), en lugar de un cdigo m oral

    dogmticamente impuesto o de la ausencia de referentes morales.

    A lo largo de la historia de la Filosofa se han ofrecido distintos modelos

    ticos que tratan de cumplir las tres funciones anteriores: son las teoras

    ticas. La tica aristotlica, la utilitarista, la kantiana o la discursiva son

    buenos ejemplos de este tipo de teoras. Son constructos filosficos, gene-

    ralmente dotados de un alto grado de sistematizacin, que intentan dar

    cuenta del fenmeno de la moralidad en general, y de la preferibilidad de

    ciertos cdigos morales en la medida en que stos se ajustan a los princi-

    pios de racional idad que rigen en el modelo filosfico de que se trate. De la

    exposicin de las algunas de las teoras ticas ms relevantes nos ocupare-

    mos en un captulo prximo.

    1.4.3. Los mtodos propios de la tica

    La palbra mtodo (del griego methodos , camino, va) , aplicada a

    cualquier saber, se refiere primariamente al procedimiento que se ha de

    seguir para establecer las proposiciones que dicho saber considera verdade-

    ras, o al menos, provisionalmente aceptables (a falta de otras mejores).

    Distintos mtodos proporcionan verdades distintas que a veces incluso

    pueden ser contradictorias entre s, de modo que la cuestin del mtodo

    seguido para establecerlas cobra una importancia capital, si es que se quie-re aclarar un determinado mbito del saber.

    [La cuestin del mtodo no es una cuestin que slo interese a los investi -

    gadores profesionales de las dist intas discipl inas c ien tf icas y fi losf icas, s ino

    23

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    que tambin se re f le j a en la v ida cot id iana . Por e j emp lo , sup ongamos la

    s i g u i e n t e c o n v e r s a c i n e n t r e A n a ( A ) y B r u n o ( B ) :A : Bruno, a tu p adre le acaban de conceder e l p rem io N obel .

    B: ests segura?, cmo lo sabes?

    A : He p asado toda la noch e soando que hoy ocurre .

    B : Y s lo c o n h a b e r l o s o a d o ya es t s s eg u ra d e q u e es c ie r t o ? V a m o s

    Ana, t eres una p ersona razonable , y sabes que no bas ta con soar

    algo para darlo por c ierto .

    A : No h a s o d o h a b l ar d e la i n t u i c i n f e m e n i n a ? M e f o m u c h o d e m i s

    propias corazonadas, y esta vez tengo una muy fuerte de que hoy le

    conceden ese premio a tu padre.

    B: Yo no estoy en con tra de que tengas todas las corazonadas que quie-ras , y t engo muy buena op in in de la in tu ic in femenina , p ero es ta -

    rs de acuerdo con m igo en que los sueos y las corazonadas no son el

    m todo adecuado para estar seguro de lo que queremos saber.

    A : Bue no, por supuesto que hay que buscar otros mtodos para confirm ar

    que e fec t ivamente ha ocurr ido lo que esp erabas , p ero inc luso s i los

    otros mtodos desmienten mi corazonada, seguir a la espera de queantes o despes lo que sueo se cumple; me ha pasado otras veces .

    B : A l meno s has adm itido que se neces i tan ot ros m todos y que si esos

    ot ros mtodos no conf i rman tu corazonada , aunque sea p or e l

    m om ento, te ves obl igada a af irmar lo que se descubra m ediante el los .

    A : S , de acuerdo, ha cen fa l ta ot ros mtodos p ara conf i rm ar una infor -macin, as que ya puedes comprar el peridico o s intonizar la radioy vers com o yo ten a razn. .. ]

    En cuestiones de tica, como en cuestiones de Filosofa en general, es

    vital que el f i lsofo avale las af irmaciones que propone con una clara

    exposicin del mtodo que est ut i l izando para establecer las , aunque

    lamentablemente abundan quienes juegan a las corazonadas y no se atie-

    nen mnimamente al r igor de los mtodos razonables; estos personajes

    suelen acusar de dogmticos a quienes se atienen a un mtodo determi-

    nado; pero no podemos menos que preguntarnos si no ser mucho ms

    dogmtico decir cualquier cosa que a uno se le ocurra s in atenerse a

    mtodo alguno. Porque dogmatizar es inmunizar cualquier af irmacin

    frente a la crt ica racional, y eso es precisamente lo que hace quien pres-

    cinde de todo mtodo: puesto que no reconoce las reglas de juego de los

    mtodos razonables, sus afirmaciones son mera palabrera que aspira a ser

    aceptada de un modo acrtico, por simple persuasin retrica. En cambio,

    quien se at iene a un mtodo determinado en sus invest igaciones y expo-

    ne con claridad los procedimientos utilizados para afirmar lo que afirma,

    no se comporta dogmticamente, sino todo lo contrario: pone sus cartas

    boca arriba exponindose a la crt ica argumentada de los dems, y posi-

    bilitando de este modo la deteccin de errores, inconsistencias y cuales-

    quiera otros fallos que puedan contener sus afirmaciones. As pues, es pre-

  • 8/9/2019 Adela Cortina y Emilio Martnez tica

    25/183

    ciso adoptar mtodos rigurosos si se quiere hablar en serio en cualquier

    mbito del saber.

    Ahora bien, en el mbito filosfico existen una multiplicidad de mto-dos distintos, correspondientes a otras tantas maneras diferentes de entender

    a misin de la Filosofa y su lugar en el conjunto de las actividades huma-

    nas. Por nuestra parte, entendemos que el saber filosfico tiene como misin

    expresar por medio de conceptos los contenidos que otros modos de saber

    expresan de otras maneras: plstica e intuitivamente (el arte) o representa-

    tivamente (la religin). La Filosofa tiene la misin de aclarar y justificar

    racionalmente las pretensiones humanas de acceder a la verdad, al bien y a

    la belleza. En otras palabras, la Filosofa, en ltima instancia, tiene que

    poner de manifiesto si tiene sentido, o no, que prosiga el esfuerzo humanopor alcanzar algo que merezca propiamente los nombres de verdad, de

    bien y de belleza, cuyo significado tiene que desentraar ella misma.

    Esta pretensin de aclarar las cuestiones relativas a lo verdadero, a lo bueno

    y a lo bello, es una pretensin de universalidad que constituye uno de los

    rasgos clsicos de la Filosofa frente a las ciencias particulares; en efecto,

    cada una de stas (tan to las formales M at em t ica s, com o las naturales

    Fsic a, Biologa, et c. , como las sociales H istoria, Sociologa, e tc .) co ns -

    tituye un mbito muy delimitado del saber, y no puede traspasar sus lmites

    en cuanto al objeto y mtodo de estudio sin propasarse en sus atribuciones.

    En cam bio, la Filosofa aspira a dar cuen ta de la totalidad de lo real lo ve r-

    dadero y lo bueno aunque slo en el nivel de los principios.

    Es verdad que esta pretensin universalista ha sido puesta en duda por

    algunas corrientes del pensamiento contemporneo, concretamente por las

    corrientes posmodernas, que acusan a la tradicin filosfica de Occidente

    de encarnar el mito de la razn total, esto es, de adoptar un modelo de

    razn que pretende comprenderlo todo ms all de las contingencias espa-

    ciotemporales . Dichas corrientes posmodernas han cal i f icado a la tradi-cin universalista de totalizante e incluso de totalitaria, al tiempo que

    abogan por un tipo de racionalidad fragmentaria, ocupada en compren-

    der las cosas en su co nte xto especfico sin nimo de formular principios que

    pretendan validez universal y necesaria, puesto que stos, supuestamente,

    se situaran ms all de la historiaL Sin embargo, a pesar de tales crticas,

    ' Cf . A. W ellmcr , Zur Dia lekt ik von Moderne und Postmoderne en Zur D ialekt ik v on

    M od er n e und P o st m od ern e , Frankfurt , 1985, pp. 48114: G. Vatt imo, Las aventuras de l a d i f e -

    r enc ia . Pensar despus de Nie tzsche y He idegger , B a r c e lon a , 1 9 8 6 ; El f in de l a modernidad .

    Nihi li smo y h ermenut i ca en l a cultura posmoderna , Barcelona , 1986 .

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    26/183

    creemos que existen buenas razones para mantener y prolongar la concep-

    cin occide ntal de la Filosofa a travs de una con cep cin que podemos lla-

    mar Filosofa de la Modernidad Crtica, que sostiene la viabilidad deconsiderar que el objeto de la Filosofa es lo verdadero, lo bueno y lo bello,

    y por tanto, la forma lgica que corresponde a la Filosofa es la de la uni-

    versalidad6.

    Hegel observ que tambin el arte y la religin son formas de saber que

    expresan conten idos universales, pero lo hacen a travs de una forma in tui-

    tiva o representativa, mientras que lo peculiar de la Filosofa es expresar los

    contenidos universales de un modo conceptual. La forma del saber filos-

    fico es el concepto. Esta forma puede parecer algo muy dbil y alejado de lavida frente a la fuerza arrolladora que puede revestir el arte (con sus met-

    foras) y el sentimiento religioso (con sus narraciones y ritos); sin embargo,

    aun concediendo que es inevitable que el concepto se encuentre ms ale-

    ja do de la vid a que la m et fora7 o qu e la n arraci n re ligio sa, tam bi n hay

    que notar que el concepto presenta otras ventajas: posibilita la argumenta-

    cin y la crtica, evitando el riesgo de dogmatismo.

    En efecto, si el dogmatismo consiste en inmunizar determinadas afirma-

    ciones o prescripciones, haciendo depender su valor de verdad o validez, o

    bien de la autoridad, o bien de la presunta evidencia (arbitraria), o bien de

    su conex in con los sentim ientos, o bien de su carcter metafrico, en ton -

    ces es posible dogmatizar esas afirmaciones o prescripciones recurriendo a

    esos parapetos, con los cuales se pretende evitar todo esfuerzo de argumen-

    tacin y toda posible crtica. Pero lo opuesto al dogma es el argumento, a

    pesar de las opiniones de los crticos de la racionalidad occidental, a la que

    acusan de totalitarismo. No hay totalitarismo en exigir argumentacin seria

    y crtica razonada. Es totalitario, sin embargo, el dogmatismo de la mera

    autoridad, el de las presuntas evidencias (no las evidencias racionalmentenecesarias), el de las emociones o el de las metforas. Si se afirma que no

    existe una forma de saber racional intersubjetivo, argumentable, producto

    de una racionalidad comn a todo ser humano, entonces se est afirmando

    que el dogmatismo no se puede superar. Pero entonces, esta misma conclu-

    sin invalida por dogmtico todo lo que afirmen los que defienden tal

    cosa. Por ello afirmamos que la Filosofa trata de expresar contenidos

    6 Cf. J. Habermas, La filosofa como vigilante e intrprete en Conciencia moral y accin

    comunicat iva , Pennsula , Barcelona, 1985, pp. 930 .

    7Sobre esto es interesante recordar lo que dice F. Nietzsche en su opsculo t i tulado

    Sobre verdad y mentira en sentido extramoral.

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    universales a travs de una forma que se pretende universal, es decir, pre-

    tende establecer argumentativamente unos principios universales (de

    carcter muy general, pero orientadores del conocimiento y de la accin)

    que puedan aspirar a ser comprendidos y aceptados por todos. La comuni-

    cabilidad constituye la raz de la razn y, por tanto, tambin de la Filosofa,

    como muestran claramente las aportaciones de Kant y de la teora de la

    accin com unicativa8.

    Ahora bien, aunque filosofar consista en argumentar, cabe plantearse el

    problema de cul sea el mejor argumento. Segn Hegel, el mejor argumen-

    to sera el que pudiera dar cuenta lgicamente de un mayor nmero de

    datos. De ah que, a la hora de investigar los mtodos propios de la tica,

    habremos de reconocer que exis ten tantos como mtodos f i losf icos . Es

    decir, que deberamos contar, por ejemplo, con el mtodo empr ico raciona l

    (diseado por Aristteles y asumido por los filsofos medievales), los mto-

    dos empirista y racionalista (nacidos en la Edad Moderna), el mtodo tras-

    cendental (creado por Kant), el mtodo absoluto (de clara procedencia hege

    l iana) , e l mtodo dialcticomateria lista (acuado por Marx) , e l peculiar

    mtodo nietzscheano , el mtodo fenom en olg ico (creado por Husserl y apli-

    cado a la tica por Scheler y Hartmann), el mtodo del anlisis del lenguaje(dentro del cual cabra con tar con el in tuicionismo de M oore, el emotivis

    mo de Stevenson y Ayer, el prescriptivismo de Har, o el neodescriptivis

    mo, representado e n tre otro s por Ph. Foot) y ms recientem ente el m to-

    do neocontractualista (representado de modo em inen te por ] . Rawls).

    1.5. EL T R M INO META TICA

    Los representantes de la filosofa analtica introdujeron a mediados del

    siglo XX una nueva distincin en el seno de los saberes que versan sobre la

    praxis moral: la distincin entre la Etica y la Metatica. El trmino meta

    tica sera sinnimo para estos autores de anlisis del lenguaje moral,

    mientras que el trmino tica servira para expresar lo que aqu hemos

    venido llamando la moral, es decir, las concepciones morales concretas

    que adoptan los grupos e individuos para orientar sus comportamientos. Sin

    embargo, no parece acertada esta distincin porque en ella se establece una

    seria limitacin para la Filosofa moral (que ellos llaman metatica) al

    * Vase I . Kant, Crt ica de la razn pura , A 820 , B 848 .

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    circunscribir su tarea exclusivamente al anlisis de las expresiones morales

    aunque ese anlisis es muy til como instrumento para la reflexin tica.

    Por nuestra parte, creemos que el trmino metatica debera ampliar sumbito temtico. Siguiendo las sugerencias de A.M. Pieper y otros, propone-

    mos entender por metatica un metalenguaje ocupado en dilucidar los pro-

    blemas tanto lingsticos como epistemolgicos de la tica. La metatica sera

    un modo de reflexin y de lenguaje, centrad o sobre el modo de reflexin y len-

    guaje ticos, cuya cientificidad, suficiencia, caracteres formales, situacin epis-

    temolgica, etc. debera tratar de discernir. La reduccin al anlisis del lengu

    je tic o desvirta las fu nciones que podra cumplir una aut ntica m etatica1.

    E n l a F i l o s o f a A n a l t ic a % T r m in o s E n n u e s t r a p r o p u e s t a

    Toda la Filosofa moral

    entendida como anl is is

    del lenguaje moral

    Me t a t i ca

    Filosofa moral

    C o n c e p c i o n e s m o r a l e s

    de la vida cotidiana

    Et ica

    Mor a lC o n c e p c i o n e s m o r a l e s

    de la vida cotidiana

    B I B L I O G R A F A

    ARANGUREN, J .L .L . , tica , en Obra s co mpl e ta s, vol . II , Trotta, Madrid, 1994.CORTINA, A. , tica m nima. Introduccin a l a f i loso f a prct i ca , Tecnos, Madrid, 1986.

    G RA CI A , D., Fundamentos de Biot i ca , Eudema, Madrid, 1988.

    HABERMAS, ]. , C o n c i enc i a mo ra l y a cc i n co mu ni ca ti va , Pennsula , Barcelona, 1985.

    HIERRO, J., Problemas de lanlisis del lenguaje moral , Tecnos, Madrid, 1970.

    HORTAL, A. , tica, vol . l . Los autores y sus circunstancias, Universidad Pontificia de Comillas,

    Madrid, 1994.

    MUGUERZA, J . , La ra z n sin esperanza , Taurus, Madrid, 1976.

    PlEPER, A. M., tica y moral . Una introduccin a la f i losof a prctica, Cr t ica , Barcelona, 1 9 9 0 .

    SAVATER, F., Invitacin a la tica, Anagrama, Barcelona, 1 9 8 2 .

    " Cfr . , por e j . , A.M. Pieper , t i ca y M o ra l . Un a i n t ro ducc i n a l a f i lo so f a pr c t i ca ,

    Barcelona, Crt ica , 1990, pp. 6972 .

    28

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    29/183

    IIEn qu consiste

    lo mora l?

    I I. I . DIVERSIDA D DE CO NC EPCION ES MORALES

    En el captulo anterior llambamos concepcin moral, en general, a

    cualquier sistema ms o menos coherente de valores, principios, normas, pre-

    ceptos, actitudes, etc. que sirve de orientacin para la vida de una persona ogrupo. Todos adoptamos una determinada concepcin moral, y con ella fun-

    cionamos: con ella juzgamos lo que hacen los dems y lo que hacemos noso-

    tros mismos, por ella nos sentimos a veces orgullosos de nuestro comporta-

    miento y otras veces tambin pesarosos y culpables. A lo largo de la vida, las

    personas pueden adoptar, o bien una sola o bien una sucesin de con ce pc io-

    nes morales personales; si no nos satisface la que tenamos hasta ahora en

    algn aspecto, podemos apropiarnos de alguna otra en todo o en parte; y esto

    tantas veces como lo creamos conveniente. Salvo que hayamos nacido en elseno de una tribu aislada del resto del mundo, podemos conocer otras tradi-

    ciones morales ajen as a la que nos haya legado la propia familia, y a partir de

    ah podemos comparar, de modo que la concepcin heredada puede verse

    modificada e incluso abandonada por completo. Porque en realidad no exis-

    te una nica tradicin moral desde la cual edificar la propia concepcin del

    bien y del mal, sino una multiplicidad de tradiciones que se entrecruzan y se

    renuevan continuamente a lo largo del tiempo y del espacio.

    Ahora bien, todas las concepciones morales cada una de ellas contie-

    nen algunos elementos (mandatos, prohibiciones, permisos, pautas de con-

    ducta) que pueden entrar en contradiccin al menos en aparente contra-

    diccin con los de otras concepciones morales diferentes. Algunos pueblos

    han permitido la antropofagia, mientras que otros la prohben tajantemente;

    29

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    otros han practicado sacrificios humanos, muchos han permitido la esclavi-

    tud, y en nuestros das, por seguir poniendo ejemplos, hay gran disparidad

    en el modo de entender el papel de la mujer en la sociedad y en otrasmuchas cuestiones morales. Sin embargo, cada tradicin, cada concepcin

    moral, pretende que su modo de entender la vida humana es el modo ms

    adecuado de hac erlo: su particular m anera de orientar a las personas se pre-

    senta como el mejor camino para ser plenamente humanos. En este punto

    es donde surge la gran pregunta: Es posible que toda concepcin moral sea

    igualmente vlida?, Es indiferente adoptar una u otra, en caso de poder ele-

    gir?, Existen criterios racionales para escoger, entre distintas concepciones

    morales, aquella que pudiramos considerar como la mejor, la ms ade-

    cuada para servir de orientacin a lo largo de toda la vida?

    Para responder a esas preguntas sin caer en una simplificacin estril

    hemos de ir paso a paso: en primer lugar, abordaremos la corrjpleja cuestin

    de en qu consiste la moralidad, es decir, qu rasgos especficos comporta la

    dimensin moral frente a otras dimensiones de la vida humana; para ello

    habremos de recorrer algunas de las principales reflexiones filosficas que se

    han elaborado hasta la fecha. En segundo lugar, dichas reflexiones, junto con

    las que ya hemos expuesto en el captulo anterior, nos llevan una y otra vez a

    una importante distincin con ceptual entre lafo rm a y el contenido de las con-cepciones morales, de modo que afirmaremos que a universalidad de lo

    moral pertenece a la forma, mientras que los contenidos estn sujetos a varia-

    ciones en el espacio y en el tiempo, sin que esto suponga que todas las mora-

    les posean la misma validez, puesto que no todas encarnan la forma moral

    con el mismo grado de adecuacin. En tercer lugar, habremos de examinar

    los criterios racionales que cada filosofa propone para discernir cules de las

    propuestas morales encarna mejor la forma moral, y de este modo estaremos

    en condiciones de sealar algunos rasgos que debe reunir una concepcin

    moral que aspire a la consideracin de razonable, pero sobre todo estaremos

    en condiciones de mostrar la carencia de validez de muchas concepciones

    morales que a menudo pretenden presentarse como racionales y deseables.

    En el presente captulo slo abordaremos el primero de los pasos que hemos

    apuntado: trataremos de responder a la pregunta En qu consiste la morali-

    dad? Las restantes cuestiones sern abordadas en los captulos posteriores.

    11.2. DISTINTO S MO DO S DE COM PREN DER LO MO RA L

    Determinar en qu consiste lo moral o la moralidad (no esta o aquella

    doctrina moral, sino el fenmeno moral en general) constituye el primer

    30

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    problema de la tica y, a nuestro juicio, tal vez la tarea ms compleja. A lo

    largo de la historia de la filosofa han ido surgiendo diferentes concepcio-

    nes de la moralidad, fruto de enfoques filosficos distintos. Cuando la filo-sofa antigua y medieval centraban sus reflexiones en la nocin de ser, la

    moralidad era entendida como una dimensin del ser humano, la dimensin

    moral del hombre. En la Edad Moderna, la filosofa dej de centrarse en el

    ser para adoptar la conciencia como concepto nuclear, de modo que la mora-

    lidad se entendi como una fo r m a pecu lia r de con cien cia : la concienc ia

    moral como conciencia del deber. Por ltimo, cuando en el s iglo XX se

    consolida el llamado giro lingstico en filosofa, la moralidad ser con-

    templada como un fenmeno que se manifiesta primariamente en la exis-tencia de un lenguaje moral formado por expresiones tales como justo,

    injusto, mentira, lealtad, etc. Tales expresiones son comprensibles

    para todos los hablantes, de modo que la moralidad se considera como un

    fenmeno universal que merece ser estudiado.

    Los diversos enfoques ticos han proporcionado algunas conclusiones

    sobre la naturaleza de la moralidad, de tal modo que podemos decir que lo

    moral se ha entendido y se entiende como un fenmeno que comporta

    algunos, o varios, o todos los rasgos siguientes:a) La moralidad es el mbito de la realizacin de la vida buena, de la

    vida feliz, tanto si la felicidad es entendida como placer (hedonismo) como

    si se entiende com o autorrealizacin (eudem onismo).

    b) La moralidad es el ajustamiento a normas especficamente humanas.

    c) La moralidad es la aptitud para la solucin pacfica de conflictos, sea

    en grupos reducidos, o bien en grandes colectivos como son el pas donde

    uno vive o el mbito del planeta entero,

    d) La moralidad es la asuncin de las virtudes propias de la comunidad a

    la que uno pertenece, as como la aptitud para ser solidario con los miem-

    bros de tal comunidad (comunitarismo).

    e) La moralidad es la asuncin de unos principios universales que nos

    permiten evaluar crticamente las concepciones morales ajenas y tambin

    la de la propia comunidad.

    Veamos ahora, siquiera sea brevemente, cules son las principales con-

    sideraciones que se han aducido para concebir la moralidad de tales modos.

    11.2.1. La mo ralidad co mo adquisicin de las vi rtudes

    que conducen a la felicidad

    Entre los f ilsofos de la antigua Grecia lo moral se concibe como bs-

    queda de la felicidad o vida buena. Ser moral era sinnimo de aplicar el

    intelecto a la tarea de descubrir y escoger en cada momento los medios ms

    31

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    oportunos para alcanzar una vida plena, feliz, globalmente satisfactoria. En

    este sentido, la base para conducirse moralmente es una correcta de l ibera -cin, es decir, un uso adecuado de la racionalidad, entendida aqu como

    racionalidad prudencial. Esta facultad nos permite discurrir sobre los medios

    y estrategias que conducen a ese fin al que todos tendemos inevitablemente:

    el fin de alcanzar el mximo de felicidad en el conjunto de nuestra vida.

    Aristteles distingue claramente entre esa racionalidad moral que utiliza-

    mos para conducir prudentemente nuestra vida hacia la felicidad, y ese otro

    tipo de racionalidad tcnica, que tambin poseemos, y que delibera sobre los

    medios ms adecuados para alcanzar ciertos fines, pero en este caso se tratade fines puntuales y no se tien e e n cu en ta el m arco global de la propia vida1.

    [La dist incin ar is totl ica entre la razn p ru d en c ia l (verdadera razn m o r a l

    s eg n Ar is t te les , a un que n o lo ser pa ra Ka n t , com o verem os) y la m erarazn tcnica t iene todava un enorme valor para entender a lgunas cuest io-n es m o ra les . Por e j em plo , supon g a m os que m e pta n teo la e le cc in d e m ifutura pro fes in u o f i c io con la m ira d a pues ta en m i propia fe l i c id a d ; lara z n prud en cia l m e l l eva a pen sa r que m e con vien e escog er con m uch ocuid ad o , t en ien d o en cuen ta que es una e lecc i n que seg ura m en te va a co n -dicionar e l resto de mi vida ; por eso , ta l ref lexin me l levar a plantearme

    ciertas preguntas ante cada una de tas profes iones posib les : Me gusta losuf ic ien te com o pa ra d ed ica rm e a e l la d ura n te d ecen ios? , Poseo la s cua l i -

    dades necesar ias para l legar a ser un buen profes ional en ese ramo?, Tieneesa pro fes in un a suf i c ien te rem un era c in econ m ica y un m n im o d e reco -no cim ien to soc ia l? Se t ra ta de una profes in en la que los r iesgos f s icos yps ico lg icos es t n su f i c ien tem en te com pen sa d os por los b ien es d i rec tos ein d irec tos que prod uce e l e j e rc ic io d e la m ism a ? , E s un a profes in queaporta a lgo posi t ivo a la comunidad en la que vivo o que ms b ien le pro-d uce per ju ic io? , Ha s ta qu pun to e l e j e rc ic io d e esa pro fes in es com pa t i -b le con el compromiso con los ideales morales , pol t icos y re l ig iosos en losque creo? Se supon e que un a sa b ia d ec is in en es te ca so , un a d ec is inm ora lm en te a cer ta d a en e l sen t id o p ru d en c ia l, ser a aqul la que armonizaseal mximo las respuestas a preguntas como sas , de modo que la profes inf in a lm en te escog id a com pa g in a se m is g us tos , m is a sp i ra c ion es econ m ica s ,m is ex pecta t iva s d e x i to soc ia l , m is id ea les po l t i cos y re l ig iosos , e t c . E l

    acier to es una cuest in de cmo enca jar una ser ie de e lementos dist intos deta l modo que formen un todo coherente y sat is factor io a largo plazo. Es unacuest in de c lculo sensato de las posib i l idades y los deseos propios .

    En cambio, ante un problema puntual como puede ser el de conseguir apro-bar cierto examen de acceso para estudiar la profesin elegida, lo que se pone

    en marcha es la razn tcnica : Cm o h a g o a qu y a h ora pa ra a seg ura r e l

    xi to en ese examen?, Me pongo a estudiar s is temticamente o mejor buscoun b uen en ch ufe? , Me es tud io tod a la m a ter ia o se lecc ion o un os cua n tostemas que segn se dice son los fundamentales?, Formo un equipo de estu-dio con otros compaeros que tambin van a presentarse a ese examen, o ser

    1V as e t i c a a N ic m ac o , V I , 4 5 .

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    mejor que me prepare en sol i tar io? , Dispongo de todo el mater ia l necesar iopara prepararme o he de buscar ms? Ntese que las cuest iones tcnicas l le-

    van consigo ine vi ta blem en te aspectos morales , com o ocurre en este caso :la cuestin de cmo superar el examen nos hace ver que es posible una solu-cin honrada y una solucin tramposa, una opcin individualista y otrams comunitar ia , e tc . S in embargo, este cruce de ambos t ipos de cuest io-

    nes pone de mani f iesto la d ist inc in entre e l los : porque es evidente que unopuede tener en cuenta las considerac iones morales a la hora de disear lam e j o r so luc i n tc n i c a d e un p ro b lema c o n c re to , o b i en o p ta r p o r n o te n er -

    las en cue nta ; tan to en un caso com o en o tro es posib le que se tenga xi to enla soluc in del problema, pero las consecuencias para la armona de la pro-pia vida no sern las mismas; si la solucin tcnica ha sido moral (pruden-

    te en el sentido aristotl ico) , el individuo se sentir probablemente ms satis-f ec h o q ue s i h a a p l i c a d o un a so l uc i n tc n i c a i n mo ra l , p ues to q ue , a lmenos a largo plazo, las soluc iones moralmente acertadas proporc ionanmayor fel ic idad que las moralmente errneas.]

    Sin embargo, ya entre los griegos hubo discrepancias sobre el modo de

    interpretar la felicidad. Por un lado, los hedoniscas entienden la fel ic idad

    como placer, como satisfaccin de los sentidos y ausencia de dolor. La escue-

    la de Epicuro es representativa de este tipo de planteamiento. Por su parte,

    los eudaimonistas funda m entalm ente A ristteles y sus seguidores en tien -

    den que la felicidad no se identifica con el placer, aunque admiten que stees un elemento imprescincible de la felicidad como un todo, pero aaden que

    lo esencial para ser feliz es realizar la actividad que es propia de cada tipo de

    seres. En el caso de Aristteles, la actividad que, a su juicio, nos hace ms

    felices, es la de entender el mundo y maravillarnos de todo cuanto contiene;

    las actividades que se refieren al pensamiento y al conocimiento seran las

    ms propias del hombre: estudiar, reflexionar, averiguar las verdaderas res-

    puestas a nuestras preguntas, satisfacer nuestra curiosidad, salir de dudas, etc.

    Otras escuelas filosficas, especialmente tras la expansin del cristianismoen los primeros siglos de nuestra era, entendieron la felicidad como ejercicio

    de otras actividades no necesariamente intelectuales (aunque sin despreciar

    stas), como por ej. todos aqullos que, como San Agustn, afirmaron que el

    amor es una actividad superior al conocimiento2.

    En los tiempos modernos todava persiste la corriente hedonista , repre-

    sentada especialmente por el utilitarismo. En efecto, muchos filsofos uti-

    l i taristas continan identificando la fel ic idad con el placer , y el placer a

    su vez es entendido como sensacin agradable, como satisfaccin sensi-

    ble. Frente a ellos, otras escuelas contemporneas insisten en afirmar que,

    si bien la felicida d, es algo a lo que todos los hom bres aspiran , n o es

    1 Vase, por e jemplo, La c iudad de Dios, libro XI,

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    cier to que esa aspiracin con sista en exp er im entar sensaciones p lacen te-

    ras. Sin renunciar necesariamente al placer, lo que en realidad mueve a

    los seres humanos es la bsqueda de la fel icidad entendida como autorrealizacin. Esta autorreal izacin es entendida de distintos modos por los

    ter icos nohedonistas , pero todos e l los comparten e l rasgo comn de

    afirmar que el fin de la vida humana no es la obtencin de placer, sino

    alcanzar otras metas que no siempre proporcionan una satisfaccin sensi-

    ble, y que sin embargo los humanos consideran como parte de su propia

    felicidad.

    Para los hedonistas, la razn moral no puede ser otra cosa que razn ca l -

    culadora, puesto que se trata de calcular los placeres y dolores con el fin deobtener el mayor saldo posible de placer con el mnimo de dolor. En cam-

    bio, los eudaimonistas pueden seguir concibiendo la razn moral como

    razn p rudencial, puesto que su tarea es la ponderacin de los distintos ele-

    mentos a tener en cuenta en cada situacin con el objetivo de alcanzar el

    mayor bien posible en el conjunto de la vida, entendido ese bien como el

    logro de la plena autorrealizacin.

    Obsrvese , no obstante , que tanto hedonistas como eudaimonistas

    comparten el rasgo comn que nos interesa en este momento: entiendenla moralidad como bsqueda de la fel icidad y, consecuentemente, conci-

    ben la razn moral como una facultad que nos ayuda a encontrar los

    medios ms adecuados para alcanzar un fin que ya est fi jado de antema-

    no por la naturaleza.

    11.2.2. La m orali dad del carc ter individual: una capacidad

    para enfrentar la vida sin desmoralizacin

    Entre las ticas que entienden la felicidad como autorreal izacin merecedestacarse una tradicin hispnica que comenz con la obra de Ortega y

    Gasset y que ha sido continuada por Aranguren. Esta tica insiste en la

    form aci n del carcter in div idual , de tal modo que el desarrollo personal per-

    mita a cada cual enfrentar los retos de la vida con un estado de nimo

    robusto y potente: se trata de tener la moral alta, lo contrario a sentirse

    desmoralizado. Esta visin de lo moral toma como referencia el significado

    deportivo de estar en forma: el individuo alto de moral es el que sigue un

    entrenamiento, el que a lo largo de su vida va ejercitndose para poder res

    ' J .L.L. Aranguren, tica; id., La situacin de los valores ticos en Varios, Los valores

    t i cos en l a nueva s oc i edad democrt i ca , Madrid, Insti tuto Fe y Secularidad y Fundacin

    Friedrich Ebert, 1985, pp. 1320.

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    ponder con coraje a los desafos que la vida nos presenta a cada instante.

    Para ello es preciso tener claras las metas que uno desea alcanzar a lo largo

    de la vida y poseer un cierto grado de confianza en la propia capacidad para

    alcanzar dichas metas. Dicho de otro modo: para estar en buena forma

    moral es imprescindible contar con algn proyecto vital de autorrea l iza

    cin y con una buena dosis de autoestima 4. En este sentido, sta es una tica

    que no slo valora el altruismo como valor moral, sino tambin la necesa-

    ria atencin a esa razonable confianza en uno mismo y en el valor de los

    propios proyectos que resulta imprescindible para llevarlos adelante con

    altura humana.

    Esta explicacin de lo moral centrada en la formacin o construccin

    del carcter tiene por referente en primer lugar al individuo, que es prima-

    riamente el agente de la moralidad. Pero es aplicable tambin a las socie-

    dades, porque una sociedad puede estar alta de moral o desmoralizada,

    puede tener arrestos para enfrentar con altura humana los retos vitales o

    carecer prcticamente de ellos, puede tener proyectos de autorrealizacin

    y alta autoestima colectiva o puede estar en baja forma moral. Ahora

    bien, la moral alta o la desmoralizacin sociales no se perciben en unos

    cuantos casos aislados, sino en un talante general que no siempre es fcil de

    percibir y de analizar.[Los lec tores recordarn una expresin que ha tenido c ierta popular idad:

    t ienes ms moral que el Alcoy ano . C on el la suele expresarse que el in te r lo-

    cuto r est a l to de m oral en e l sent ido que estamos com entando . Por lo quesabemos, d icha expresin t iene su or igen en una leyenda loca l . Cuentan queen c ierta oca sin jugaba el Alcoy ano Ftbol Club un part ido en e l que estaba

    perdiendo por una amplia goleada, pero los nimos del equipo eran tan altosque, l legando ya al f inal del t iempo reglamentario normal, los de Alcoy pidie-ron una prrroga para conseguir, al menos, el empate.]

    Para completar un poco ms esta visin de lo moral, recordemos aqueltexto de Ortega, que tambin recoge Aranguren en su tica:

    Me irri ta este vocablo, 'moral ' . Me irri ta porque en su uso y abuso tradi-c ionales se ent iende por moral no s qu aadido de ornamento puesto a la

    4La autoes t ima es un valor moral cuya importancia ha sido subrayada en los ltimos tiem-

    pos por multitud de tericos y desde distintos puntos de vista. As, por ejemplo, ]. Rawls sita

    la autoestima entre los l lamados bienes primarios, esto es, aquellos bienes que cualquier

    persona necesita y desea para poder llevar adelante cualquier proyecto que se proponga.Por otra parte, desde el campo educativo hace ya tiempo que se alzan voces que insis-

    ten en la necesidad de potenciar la autoestima, no slo porque es necesaria para el adecua-

    do desarrollo individual, sino tambin para poder fomentar el altruismo, dado que difcil-

    mente estimaremos a los otros si no desarrollamos un mnimo de autoestima.

    35

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    vida y ser de un hombre o de un pueblo. Por eso yo pref iero que el lector loentienda por lo que s ignif ica , no en la contraposicin moral inmoral , s ino en

    el sent ido que adquiere cuando de a lguien se dice que es t d e s mo r a l i z a d o .En ton ces se advierte que la moral no es una p er fo rm an ce suplementar ia y lu jo-sa que el hombre aade a su ser para obtener un premio, s ino que es el ser

    mismo del hom bre cuando es t en su propio quic io y e f icac ia v i ta l . U n ho m -bre desmoralizado es s implemente un hombre que no est en posesin de s

    mismo, que est fuera de su radical autenticidad y por ello no vive su vida, y

    por e l lo no crea , n i fecunda , n i h inche su des t ino '

    11.2.3. La moralidad del deber. Lo m oral com o cu m plim iento

    de deberes hacia lo que es fin en s mismoJu n to con las vis io nes de la mora lidad que som eram en te acabam os de

    describir, se ha ido gestando a travs de los siglos otra perspectiva de lo

    moral no menos influyente que las anteriores. Se trata de aquellos sistemas

    ticos que colocan la nocin de deber en un lugar central de su discur-

    so, relegando a un segundo plano la cuestin de la felicidad.

    Ya en la Antigedad, los estoicos situaron el concepto de ley natural

    como centro de la experiencia moral; entendan que la moralidad consiste

    bsicamente en un ajustamiento de la propia intencin y de la propia con-

    ducta a los dictados universales de la razn, concebida por ellos como una

    igual capacidad que la naturaleza ha proporcionado a todos los hombres para

    que alcancemos el objetivo que ella misma tiene previsto para nosotros.

    En la tica medieval se produce un progresivo refuerzo de esa categora

    de ley natural, de tal modo que va cobrando cada vez mayor relevancia

    una nueva visin de la moral idad centrada en la nocin de deber , que

    tiene su ms acabada expresin en la reflexin kantiana. Frente a las con-cepcion es anteriores, la moralidad del deber explica que, efectivam ente, los

    hombres tienden por naturaleza a la felicidad, pero que sta es una dimen-

    sin en la que se asemejan a los restantes seres naturales: la felicidad es un

    fin natural, no puesto por el hombre. Sin embargo, una adecuada explica-

    cin del fenmeno de la moralidad, a juicio de Kant, tendra que superar

    ese naturalismo, porque es necesario justificar de algn modo el hecho

    de que nuestra bsqueda individual de la felicidad encuentra siempre un

    lmite en el respeto que nuestra razn nos obliga a practicar con cualquierser humano, incluso con uno mismo. Es preciso explicar por qu los pre-

    ceptos morales que orientan nuestras vidas no autorizan a daar a los seres

    humanos aun cuando estuviramos seguros de que tales daos nos acarrea

    ' J . Ortega y Gasset, Por qu he escrito El hombre a l a de f ens iva , en Obras completas,

    vo. IV, p. 72; J .L.L. Aranguren, Etica, p. 81.

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    ran una mayor felicidad. La respuesta la encuentra Kant en que la exis-

    tencia misma de la moralidad permite suponer que los humanos somos seres

    que estamos situados ms all de la ley del precio. Si el hombre es aquel ser

    que tiene dignidad y no precio, ello se debe a que es capaz de sustraerse al

    orden natural, es autolegislador, autnomo. Lo cual implica que su mayor

    grandeza reside en actuar segn la ley que se impone a s mismo. El mbito

    moral es aqu el de la realizacin de la autonoma humana, la realizacin

    de la humanidad. La grandeza del hombre no consiste en ser capaz de cien-

    cia, como pensaba el aristotelismo, sino en ser capaz de vida moral, es

    decir, en ser capaz de conducirse de tal modo que uno se haga digno de ser

    feliz, aunque no llegue a serlo en esta vida; porque el sentido de la existen-

    cia humana ya no sera el de alcanzar la felicidad (aunque cada cual trata-r de alcanzarla conforme a su propia nocin de la misma), sino el de la

    conservacin y promocin de lo absolutamente valioso: la vida de todas y

    cada una de las personas.

    11.2.4. La mo ralid ad c om o apti tud para la solu cin p acfica

    de los confl