1.3 el espejo enterrado carlos fuentes

10
G-tL'::ftJi.rve n '4 .!::"-~" ~:::-~I El precio pero no a expensas de los talentos creativos de las comunida- \ de la libertad d es r ur al es , L os c fr cu lo s i nt el ec tu al es y l os p ar ti do s p ol ft ic os comenzaron a manifestarse, pero entre 1a ausencia de 1a monar- qu ia y l a de bi li da d d e l a so ci eda d ci vi l, e nt re 1a f ach ada de l a na ci 6n l ega l y l a s us ta nci a de l a n ac ion r ea l, s e a br io u n va cl o q ue s 61 0 s er ia l Ie na do p or 1 0 qu e S an M ar ti n m as t er n fa : e l 5 01 - dado afortunado, el hombre fuerte, el tirano, E I d ic ta do r d om in ar ia e l e sc en ar io d e l a A me ri ca e sp an ol a durante un largufsimo tiempo. 276 XIII. E1tiempo de los tiranos @ ENTRE810 Y1815, la revoluci6n argentina de independencia se i rr ad i6 d es de B ue no s A ir es c on u n m en sa je r ad ic al d e l ib er ta d. L a r e vo lu ci 6n d e m ay o d e 1810 c ono ci 6 l a u ni 6n d e l as a rm as y las letras, como diria Don Quijote: el ejercito y los intelectuales u ni do s e n u n p ro p6 si to c om un d e i nd ep en de nc ia . E st a a li an za s e en fr ent 6 d e i nm edi at o a u n d il er na t ipi co d e t od as l as s oci e- dades revolucionarias: la persecuci6n 'de ideales dsmocraticos c on m et od os n o d em oc ra tl co s, c on e l o bj et o d e o po ne rs e a p el i- g ro s r ea le s, 0 i ma gi na ri os , c on tr a l a r ev ol uc i6 n. C on e st e f in , s e c re 6 u n C om it e d e S al ud P ub li ca e n B ue no s A ir es , c on a ut or i- d ad p ar a ide ntif ic ar a la op os ic i6 n, a dmi ti r de nun ci as c on tr a supuestos contrarrevolucionarios y ejecutarlos surnariamente, t al y c om o o cu rr i6 c on e l c om er ci an te r ea li st a M ar ti n A lz ag a y sus co-conspiradores en 1812. Estas semillas de la intolerancia n o e xp li ca n, s in e mb ar go , e l s ur gi mi en to d e l os r eg im en es t ir a- nicos en la America espanola. L as r ev ol uc io ne s f ue ro n a ni ma da s p or u n f er vo r I ib er ta ri o. Una v ez m as, e l c as o a rge ntino n os o fr ece el me jo r e je mp lo . EI fogoso y fanatico jacobino porteno. Juan Jose Castelli, propag6 l as i de as d e 1a lIustraci6n francesa en el Alto Peru, predicando el ev ang el io d e R ous se au y d e V ol tai re a l os i ndi os q ue chu as y a ym ar as , s up ri mi en do , p or l a f ue rz a, l os t ri bu to s i mp ue st os al indio y distribuyendo tierras, prometiendo escuelas e igualdad. T od o el lo v end r ia au to ma ti ca men te c omo r es ul tad o de una r ebe li 6n pe rm an ent e. " Le van ta os - di jo C as te ll i a las m as as i nd ia s- t odo ha terrninado Ahora somos iguales."

Upload: saime-figueroa-rodriguez

Post on 14-Jul-2015

2.212 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: 1.3 El Espejo Enterrado Carlos Fuentes

5/13/2018 1.3 El Espejo Enterrado Carlos Fuentes - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/13-el-espejo-enterrado-carlos-fuentes 1/10

 

G-tL'::ftJi.rven'4 .!::"-~" ~:::-~IEl p r e c i o pero no a expensas de los talentos creat ivos de las comunida- \d e l a l ib e rt a d des rurales, Los cfrculos intelectuales y los partidos polfticos

comenzaron a manifestarse, pero entre 1 a ausencia de 1 a monar-quia y la debilidad de la sociedad civil, entre 1 a fachada de lanaci6n legal y la sustancia de lanacion real, se abrio un vacloque s610seria lIenado por 10que San Martin mas ternfa:el 501-dado afortunado, el hombre fuerte, el tirano,

EI dictador dominaria el escenario de la America espanoladurante un largufsimo tiempo.

2 7 6

XIII. E1tiempo de los tiranos

@

ENTRE810 Y1815, la revoluci6n argentina de independencia seirradi6 desde Buenos Aires con un mensaje radical de libertad.Larevoluci6n de mayo de 1810 conoci6 launi6n de las armas ylas letras, como diria Don Quijote: el ejercito y los intelectuales

unidos en un prop6sito comun de independencia. Esta alianzase enfrent6 de inmediato a un dilerna tipico de todas las socie-dades revolucionarias: la persecuci6n 'de ideales dsmocraticoscon metodos no democratlcos, con el objeto de oponerse a peli-gros reales, 0 imaginarios, contra la revoluci6n. Con este fin, secre6 un Comite de Salud Publica en Buenos Aires, con autori-dad para identif icar a la oposici6n, admitir denuncias contrasupuestos contrarrevolucionarios y ejecutarlos surnariamente,tal y como ocurri6 con el comerciante realista Martin Alzaga ysus co-conspiradores en 1812. Estas semillas de la intoleranciano explican, sin embargo, el surgimiento de los regimenes tira-

nicos en la America espanola.Las revoluciones fueron animadas por un fervor Iibertario.

Una vez mas, el caso argentino nos ofrece el mejor ejemplo. EIfogoso y fanatico jacobino porteno. Juan Jose Castelli, propag6

las ideas de 1 a lIustraci6n francesa en el Alto Peru, predicandoel evangelio de Rousseau y de Voltaire a los indios quechuas yaymaras, suprimiendo, por la fuerza, los tributos impuestos alindio y distribuyendo tierras, prometiendo escuelas e igualdad.Todo ello vend ria automaticamente como resultado de unarebeli6n permanente. "Levantaos -dijo Castell i a las masasindias- todo ha terrninado Ahora somos iguales."

Page 2: 1.3 El Espejo Enterrado Carlos Fuentes

5/13/2018 1.3 El Espejo Enterrado Carlos Fuentes - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/13-el-espejo-enterrado-carlos-fuentes 2/10

 

[uarez

y laderrotadel Imperio,

l o se C lemen teOro z co

27 8

En Chile, 30 afios mas tarde, donde se encontraba exiliado.

un escritor argentino de 34 anos lIamado Domingo Faustino

Sanniento evocaria con nostalgia el tiempo de la revoluci6n y la

audacia con la cual la Argentina inicia la revoluc i6n, la lIeva it

todas partes y se siente "encargada de 10 alto de la realizacionde una grande obra".

Y la Argentina fue recompensada, pues "s610 en catorce anos

habia escannentado a Ia Inglaterra, correteado la mitad del con-

tinente, equipado diez eje rcitos, dado cien ba tallas carnpales,

vencido en todas partes, mezclandose en todos los aconteci-

mientos, violado todas las tradic iones, ensayado todas las teo-

rias, aventurandolo todo y salido bien en todo" y ahora "vivia,

se enriquecia, se dvi lizaba .. . "En vez , Sanniento escribia desde Chile, huyendo de la tirania

asesina de Juan Manuel de Rosas en Buenos Aires. , Que habia

sucedido con Ia promesa de grandeza y I ibertad? "Con la revo-

luci6n vienen los ejercitos y Ia gloria, los triunfos y los reve-

ses . .. " , pero tambien, 10admite, "las revueltas y las sediciones".

Sarmiento, el joven provincia no de San Juan en el norte de la

Argentina, el brilIante muchacho autodidacta que, en su juven-tud , habia ensei 'l ado a leer y a escr ibir a los adultos iletrados: el

vigoroso escritor polemico, tenia raz6n en preguntarse por que

el suefio de independencia habia naufragado t~n doloros~-mente, de Mexico a la Argentina, al acercarse el siglo a su rru-

tad. ,Acaso no habfan propuesto los liberales una republica

dernocratica ideal, basada, cultural y jur idicamente, en los mo-

delos europeos y norteamerica nos? "EI contrato social (deRousseau) vuela de mane en mano", escribe Sanniento en su li-

bro clasico, Facundo : c iv i /i zac i 6n y barbar ie. "Robesplerre y la

Convenc i6n (son) los mode los ... Buenos Aires se cree una con-

tinuaci6n de Ia Europa . .. "

De tal manera, Sarmiento, acaso inconscientemente, se dio

respuesta a sf mismo. Los pensadores y estadis tas de l~ re~olu-ci6n liberal, imaginaron y proclamaron una dernocracia hispa-

noamericana ideal . Sim6n Bol ivar se encontraba ent re ellos . Peroesta democracia, propuesta en las leyes y proclamada desde

arriba, pasaba por alto las multiples realidades que era nece-

sario cambiar a fin de que la democracia fuese algo mas que una

intenci6n, 0 Ia l iber tad algo mas que una declaraci6n proclama-

da por Castelli a los grupos de indios i1etrados del Alto Peru,

quienes, adernas, no entendlan una palabra ' de esp~nol :La resistenc ia de las antiguas estructuras, tanto indlgenas co-

mo coloniales , al cambro sub i to , y a pesar de su inspiraci6n de-

mocratica fueron subes timadas. Las nuevas republ icas , al igual

que Ia Co;ona antes que elias, aparecian com? algo muy remot?

de las preocupac iones concretas de los trabajadores y c~mpe~l-

nos que las miraban desde abajo ; pero res ,! l.t aban tamblen. le)3-nas a los terratenientes y a los caciques polit icos locales, qUlenes

deseaban aumentar su poder y sus privilegios, y no entregarse-

los a los trabajadores. EI fervor con que la Argenti.na indepen-diente proclam6 su solidaridad con otras revoluciones. y que

Sanniento evoc6 tan emotivamente, result6, al cabo, un hecho

contraproducente. Las campanas argentinas para imp~ner

la revoluci6n radical en e l Paraguay desembocaron en la dicta-

dura hermetica de l doctor Gaspa r Rodriguez de Francia, quien

sel l6 el ingreso a su republ ica. La carnpana jacobina de Castel li

E I t iempode los t iranos

27 9

Page 3: 1.3 El Espejo Enterrado Carlos Fuentes

5/13/2018 1.3 El Espejo Enterrado Carlos Fuentes - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/13-el-espejo-enterrado-carlos-fuentes 3/10

 

E I t iempo

de l o s t ir ano s

,

, I, I

: I

28 0

en e l Al to Peru asust6 a las o ligarquias loca les, que se volvi eron

pro espafiol as, lueharon en cont ra de los e j~rci to s revoluc iona-

rios y, al cabo, procIamaron la independencia en su propio be-

neficio, s in concesi6n alguna para las c1ases trabajadoras.

Ahora , a las o ligarquias trad ic ionales se uni6, for ta leci endo-

las, una nueva c1ase p rop ie ta ria fonnada por o fic ia les del e j~rci -

to, recompensados con tierra por sus servicios en la campana

revolucionaria. Recorde mas arriba que en 1817, Bolivar finn6

un decreto prometiendo la confiscaci6n de tierras publicas en

Venezuela para favorecer a los soldados de la republica. Pero el

Congreso decret6, a su vez, que los soldados serian pagados

con vales que s610 podian ser recIamados en una vaga fecha

posterior a la guerra. Cuando esa fecha lIeg6, los bonos no fue-

ron reclamados por la inIanteria iletrada, sino por los oficiales

poderosos y duenos de la victoria. lose Antonio Paez, el caudi-

llo republicano de los llanos de Venezuela, cre6 de esta manera

un inmenso latifundio en el Apure. Aunque no fund6 una re-

publica separatista, Paez se convirti6 en ley en sf mismo, total-

mente ind iferent e a l gobiemo de Caracas .

Las guerras de independencia alentaron la decisi6n de las

c lases super io res t radic ionales de aferrarse a l poder, agit aron

las ambiciones de los caudi llos y desa ta ron en ambos una dina-

mica fatal que habria de enfrentarlos con los gobiemos nacio-

nales y libera les de rec ient e cuno , desde el de Vicen te Guerrero

en Mexico hasta el de Bernardino Rivadavia en Argentina.Ambos sedan suced idos por dietaduras mili ta res reaccionar ias:

Santa Anna en Mexico y Rosas en Argentina. L a subita ausen-

cia de la autoridad colonial, despues de trescientos anos, cre6

un vacio. Fonnalmen te lIenado por los gobiernos I ibera les cen-

t ra li st as, ~sto s se most ra ron inca paces de imponerse a una fuer-

za mucho mas inmediata: la de los caudillos provincianos que

contaban con gente annada, tierra, ganado, caballos y carnpesi-nos para imponer su vo luntad localmente. La existencia misrna

de esto s caudi llo s desafi6 a los nuevos gobiemos nacionales. La

ingenuidad y el idealismo politico de los liberales, instalados

en las ciudades capitales. no supo oponerse a las fuerzas cen-

trffugas.Los I ibera les cen tral is tas quer ian imponer le un r~g imen lega l

a la totalidad del pais. Tal fue la politica de Bemardino Rivada-

via en Argentina, quien durante la d~cada de 1820 extendi6 laeducaci6n, lirnit6 el poder de la Iglesia y lIev6 a cabo una trans-

ferencia mas iva de tierras, del dominio publico al privado, con

la esperanza de establecer un sistema modemo de propiedadprivada. L a gran ironia de este diseno fue que las tierras publi-

cas, naturalmente, fueron adquiridas por un pequeno grupo de

rancheros, quienes concentraron su poder sobre inmensas ex-

tensiones de t ierras lIamadas estancias . Hacia 1827, cuando Riva-

davia fue obligado a renunciar, 21 millones de acres de tierras

publicas en la Argentina habfan sido transferidas a s610 500

individuos y el sistema estanciero habia quedado establecido

por mucho, mucho ti empo .

Rivadavia cay6, no a causa de sus inocentes y contraprodu-

centes leyes sobre la propiedad, sino porque se rehus6 a conce-

der una pulgada en su polftica centralista 0 "unitaria" que favo-

reda la hegemonfa de Buenos Aires sobre la autonomia de las

regiones. Pero era en las regiones donde el verdadero poder, in-

c1uyendo el poder de desafi ar a l gobiemo nacional, s e encon tra-ba. Entre los multiples caudillos argentinos que ejerdan el do-

min io sob re sus p rov incias, dos se dest acan: Est ani sl ao Lopez en

Santa Fe y Facundo Quiroga en L a Rioja. Quiroga es el protago-

ni st a de l celebre estudio de Sarmiento sob re la pol it ica, l a hi sto-

ria y las costumbres argentinas, Facundo, subtitulado CiviliZJlci6n

y barbarie. Quiroga, el caudillo provinciano era, en su aspecto

f lsl co, e l ret ra to mismo de la barbari e, La negra barba Ie subia

hasta los pomulos, y los largos rizos negros se Ie derrarnaban

sobre la (rente "como las serpientes de la cabeza de Medusa" .

De acuerdo con Sarmiento, Facundo era capaz de darle muerte

a un hombre a patadas . En una ocasi6n Ie abri6 la cabeza a su hi-

jo con un hacha simplemente porque el nino seguia llorando. Y

aun incendi6 la casa donde vivian sus propios padres cuando

~stos se negaron a pres ta rl e d inero. Facundo despleg6 banderasnegras con el lema "Religi6n 0 Muerte", pero nunca se hinc6

a o rar, conIesar 0 escuchar misa. Sarmiento , e l buen l iberal, que-

ria educar, civilizar y modernizar un mundo de irnpunidad e irn-

pu lsos sa lva jes. S in embargo , la pol it ica de la c iv il izac i6n debia

esperar a que se agotase e l t iempo de los barbaros.

Despues de que las refonnas de Rivadavia, intencional 0 in-

conscienternenterpasaron un gigantesco poder econ6mieo a un

limitado grupo de propietarios, ~ stos debieron ponderar asun-

tos de indole mas concreta. ,Qui~n, por ejemplo, protegeria de

manera mas adecuada sus intereses? ,Los caudillos locales 0 elgobiemo nacional porteno? Pero una nueva consideraci6n le-

vant6 la cabeza. Para sobrevivir y para expandirse hacia la

Pampa, el sistema de propiedad en el interior de la Argentina

exigi6 algo que, despues de todo, habia sido principio funda-

mental de l a revoluc i6n de independenc ia : la I ibert ad de comer-cio, libertad para irnportar bienes manufacturados europeos y

norteamericanos, y facil itar SU intercambio por exportaciones

de trigo, lana, cueros y carnes argentinas.

Es ta vo ragine de exigenc ias, aglt andose peligrosamente en e l

vado dejado por 1 a monarqufa espano la , exp li ca la apar id6n del

t irano hi spanoamer icano arquetipi co, Juan Manuel de Rosas . .

E I timd e l os t i ra i

Page 4: 1.3 El Espejo Enterrado Carlos Fuentes

5/13/2018 1.3 El Espejo Enterrado Carlos Fuentes - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/13-el-espejo-enterrado-carlos-fuentes 4/10

EI t iempo

d e l os t ir a no s

I

. I

I

I I

ii·

28 2

Este personaje rnaquiavelico, tanto le6n como zorro, enten-di6 rapidamente el mordaz dualismo de la Argentina. En esepais, los centralistas eran lIamados "unitarios". Favoreclan lahegemonia de Buenos Aires y la regi6n costera alrededor de lacapital. EIpoder de Buenos Aires se fundaba en las operacionesde exportaci6n e importaci6n, la estancia y el saladero. Sobreestes tres pilares se sostuvo la llarnada "civilizaci6n vacuna" dela Argentina. Del otro lado, los federates, autonomistas y regio-nalistas, favoredan una asociaci6n flexible entre las provincias.Materialmente, se basaban en la actividad rninera y en una

poblaci6n de masas n6madas, sin tierras, Su mundo era el delsendero solitario del buey y lacarreta: tomaba tres meses viajardesde la frontera norte del pais hasta Buenos Aires. La provin-cia aislada era labase de poder de los caudillos locales.

Rosas, quien era un estanciero sumamente ricode la provin-cia de Buenos Aires, imagin6 una enganosa estrategia, mediantela cual, por un lado, se present6 como uno mas entre los caudi-llos regionales, luchando en favor de los intereses locales de lasprovincias, en el acto mismo de conquistar y consolidar el podercentral. Politicamente, proclam6 su lealtad al federalismo y jur6luchar hasta la muerte contra los unitarios. Perogracias a la COI1-fusi6n que introdujo en la polHica argentina, Rosas logr6 sedu-cir primero y enseguida derrotar a los caciques locales. Con lamuerte tanto de Quiroga como de Lopez, Rosas se convirti6 enel amo indiscutido de la Argentina, en nombre de un federalis-mo al cual s610rendia homenaje ret6rico. En realidad, combati6brutalmente a los unitarios con sus tropas federalistas, distin-guidas por sus gorros colorados y sus claveles del mismo color,s610para imponer 10mismo que decia combatir: el poder cen-tral. En Rosas, los terratenientes y losgrandes propietarios gilna-deros encontraron a su hombre. EItirano aseguro la hegemoniade Buenos Aires,·Iaestancia y el saladero, asl como Iiicrecienteconcentraci6n de la tierra, mediante compraventa y donaciones.EIgobiemo y sus allegados se aseguraron ingresos permanentesmediante el dominio de Iiiaduana de Buenos Aires. Mas aiin,

los ricos aliados de Rosas seenriquecieron todavia mas gracias ala conflscacion de los bienes de los enemigos politicos del regi-men. Y laclase terrateniente Iequed6 inmensamente agradecidaa Rosas cuando este expandi6 el terri torio de pastes gracias a

sus continuas guerras contra los indios.Rosas entreg6 el poder a las fuerzas centralizantes, mientraspretendia, ret6ricamente, ser un ferviente federalista. Todo ellodemuestra la suprema agilidad polltica del dictador argentino.A menu do, los observadores extranjeros describieron su aspec-to rubio, sus ojos acerados y su fortaleza flsica. En 1835, la pu-blicaci6n francesa R ev ue de s D eu x M on des escribi6 que "nadie

sabfa dornar u~ yegua, quebrar a un caballo salvaje 0 dar cazaa un puma, mejor que Rosas". Yen realidad, Rosas nunca ocult6I~natural.e~ de su demagogia populista: "Rivadavia despre-

ciaba I? fiSICO,pues, los hombres de las c1asesbajas, los de lacampana, que s~n la gente de acci6n... me parecio, pues, desdeentonces muy irnportants conseguir una influencia gran-de sobn; ~sa da.se para ~ontenerla 0 para dirigirla; y me propu-se ad9umr esa influencla a t?rla costa; para esto me fue precisot~baJar con mucha constanda, con muchos sacrificios de como-didadss y de dinero, hacerme gaucho como ellos, hablar con

EI t iemi .d e l os tirani

[uan Manuel

d e R os as

28 3

 

Page 5: 1.3 El Espejo Enterrado Carlos Fuentes

5/13/2018 1.3 El Espejo Enterrado Carlos Fuentes - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/13-el-espejo-enterrado-carlos-fuentes 5/10

.E I t iempode l o s l ir a ll o s

284

ellos y hacer cuanto ellos hadan; protegerlos, hacerme su apo-derado .. .", Semejante cinismo no deja de ser simpatico. No I~son, en carnbio, los escritos sicofantes de algunos de sus segui-dores encomiando sus talentos, sus vastos conocimientos, susabiduria politica y su valentia en las carnpanas militares. C~n-sumado estadista, anadio, sin medirse, elautor de estos elogios:guerrero intrepido, agil y val~,roso.En pocas p~labras, Rosas, ~los ojos de este adulador, era el mas perfecto eJemplo del poli-tico, del heroe, del guerrero y del gran ciudadano".

Este homenaje de mal gusto, aparecido en un peri6dico do-

minado por Rosas, L A g a ce ta m e rc a nt il , fue templado po.r mu-chas apreciaciones extranjeras. Un viajero frances reconocio queRosas habia conquistado la anarquia "que devoraba la tierra",pero este triunfo fue calificado por el siguiente juicio: "Desgra-ciadamente, Rosas se fue al extremo opuesto ... Impuso su per-sonalidad por encima de las instituciones existentes. Oblig6 a latotalidad de lapoblaci6n a adorar su ret~to; ?rden6 9ue ~ que- .mase incienso frente a su retrato en las iglesias: se hizo nrar ensu carroza por grupos de mujeres ...".

Mientras asumia lapostura del amigo del pueblo, aunque enrealidad protegiendo los intere.ses de la !1'~oria ter~atenient~,Rosas, en laacida frase de Sarmiento, habia introducido el regi-men de la estancia de ganados en la administraci6n de la Re-publica mas guerrera, mas entusiasta por la libertad y.que ma.s

sacrificios hizo para conseguirla". Hizo algo peor. EIdiplornati-co frances, el conde Alejandro Walewski, hijo de Napoleon Bo-naparte y de la arist6crata polaca Maria Walewska, c1ar.amentediscerni6 que Rosas "no sabla mantenerse en el poder sino me-diante la fuerza". "Vengativo e irnperioso". cometi6 numerososactos de sangre que Iecorona ron con una "aureola de. terror".No toleraba 1< 1 oposici6n y acab6 por crear, como 1 0 VIO clara-mente Walewski, "un sistema de opresi6n legal mediante el cual

persigue a sus enemigos". .Rosas organiz6 L a mazorca, acaso el pnmer escuad~6n de la

muerte latinoamericano, a fin de silenciar a sus enemigos. Sar-miento narra c6mo, en laciudad de C6rdoba, eljefe local de L a

mazorca, un tal Barcena, lIeg6 a un baile y arroj6 sobre la ~i~talas cabezas cortadas de tres j6venes cuyas horrorizadas farniliasse encontraban presentes. Acaso hiperb6licamente, Sarmiento

escribe que, entre 1835 y 1840,"casi toda laciudad de BuenosAires ha pasado por las carceles (d~ Rosas~..." ,Por q~~? ,Qu~habian hecho? Exactamente: nada. ilm~clles!, ,no vets que se

esta disciplinando la ci~dad? ... ". . .Anarquia 0 tirania. Este depresivo movimiento pendular en

nuestra vida politica sirvi6 de justificaci6n a Rosas para usar elpoder de la manera en que 10 us6. Unific6 al pars, incluso Sar-

miento admiti6 esto; Iearrebat6 el poder a los caudillos localesy al hacerlo evit6 la atomizaci6n de la Republica Argentina.Rapidarnente se dio cuenta de que, entre todas lasverdadesque se podian decir sobre la Argentina, la principal era queBuenos Aires habra de desempenar un papel central , puestoque era el unico puente existente entre la naci6n y el mundo,pero tambien entre el principal centro comercial de la naci6n ylos productos del interior de la Republica.

Rosas dirigi6 magistralmente su teatro politico; nominal-mente federalista, de hecho centralista, aprovech6 la oposici6n

entre las dos fuerzas para diezrnar a su oposici6n y concentrarel poder en sfmismo.

Rosas se mantuvo en el puesto de autoridad suprema du-rante 23anos, entre 1829y 1852. Los argentinos continuan de-batiendo con calor su personalidad. ,Acaso no logr6 la unidad,el f in de la anarqufa, una vigorosa expansi6n del comerciointernacional, el patriotismo, la resistencia a la intervenci6nextranjera y una defensa igualmente vigorosa del desarrollointerne basado sobre fuerzas productivas? Tal es el argumen-to de los defensores de Rosas. Pero, ,pueden la ilegalidad, lacrueldad y el terror disfrazado de orden ser el precio de la li-bertad?

Tiranos: vi rg ina/es 0 promiscuos

Del otro lade del rio fronterizo con la Argentina, sobre las ribe-ras del Parana, otro caudillo nacional gobern6 al Paraguay como"dictador perpetuo" entre 1814y 1840. EIdoctor Gaspar Rodri-guez de Francia explot6 el nacionalismo paraguayo en su favor.Arrinconado entre las ambiciones de Brasil y Argentina, no seresign6, en contraste con el destino de la pequefia Republicadel Uruguay, a ser un simple Estado colch6n entre los gigantesde la America del Sur. Basandose en la premisa de que Para-guay no estaba dispuesto a cambiar la dominaci6n de Espanapor la de Brasil 0 la de Argentina, el Doctor Francia efectiva-mente aisl6 a su naci6n de cualquier contacto con el extranjero.

Aislado en el coraz6n de Sudamerica, sin litorales propios, elParaguay habra sido la reserva colonial de los jesuitas. Ahora,rodeado por vecinos arnblciosos, el Doctor Francia convirti6 el

hecho del aislamiento paraguayo en su virtud nacionalista ,efectivamente clausurando al pals con el pretexto de salva riode la absorci6n. Se nombr6 a sfmismo "EI Supremo", prohibi6el comercio, el viaje al extranjero, y aun el servicio de correosentre su naci6n fortaleza y el mundo exterior. Como en una no-vela de Evelyn Waugh, el extranjero que lograba entrar alParaguay permanecla ahf para siempre.

EI tietnpc

de l o s l ir a ll o :

28:

 

Page 6: 1.3 El Espejo Enterrado Carlos Fuentes

5/13/2018 1.3 El Espejo Enterrado Carlos Fuentes - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/13-el-espejo-enterrado-carlos-fuentes 6/10

EI i iempod e l os t ir a no s

EI Doctor Francia arrop6 su chauvinismo de hierro con una

cap a populista. Por necesidad, su republica introve rtida era au-

tarquica: cre6 una economfa de subsistencia; favoreci6 el go-

biemo demag6gico de la multitud bajo la direcci6n del tirano.

Atac6 y debilit6 a la Igles ia . S in embargo, igual que en Argenti -

na, el tirano finalmente protegi6 y fortaleci6 los intereses

oliga rqulcos, tanto antiguos como rec ientes. EI prolongado rei-

no de l Doctor Franc ia demuestra el heche , a menudo ignorado,

de que el nac iona lismo latinoamericano tiene sus orfgenes en la

derecha e ilumina la noci6n de que el populismo desp6tico s610logra disfr azar la paralisis impuesta por el tir ano a la sociedad:

dando la irnpresi6n de que todo se mueve , nada cambia.

La "dic tadura suprema" de l virginal Doctor Franc ia tennin6

en 1840, cuando el dictador muri6 a los 74 afios de edad, No

logr6 salvar a su nueva naci6n de la infelicidad y el conflicto

constante . Entre 1865 y 1870, Pa raguay combati6 a Brasil y Ar-

gentina con el resultado de que la mayor parte de la poblaci6n

masculina de la pequefia nac i6n pe reci6 en comba te. Asediada

por continuas guerras en tome a la selva del Chaco con Bolivia,

Pa raguay continuarf a bajo la bota de las dic taduras hasta nues-

tros dfas.

EI equivalente y contemporaneo de Rosas y Franc ia en Mexi-

co, el general Antonio L6pez de Santa Anna, fue men os afortu-

nado que sus colegas. En contr aste con Franc ia , quien es el pro-

tagonista de una poderosa novela de Augusto Roa Bastes,

nadie ha sido capaz de hacerle verdadera [usticia literaria a

Santa Anna, un personaje que parece escapar de las manos de

la recreaci6n litera ria, por el simple hecho de que su vida es

mucho m~s fic tic ia que cua lqu ie r imaginaci6n novelf stica. En la

biograffa de Santa Anna, Ia realidad derrota a la ficci6n. Apa-

rece pintado en los mura les conte rnporaneos por Diego Rive ra

que, en sf mismos, a menudo parecen historie tas c6micas glori-

ficadas. Pero ello conviene a Santa Anna, el prototipo del die-

tador latinoamericano de opereta. Astute y seductor, logr6

combinar estas ca racter isticas con una enonne dosis de audac ia

y caradura, e je rc iendo la presidencia de Mexico 11 veces entre

1833 y 1854. Figura grotesca, jugador de gallos y tenorio, Santa

Anna incluso cay6 en la tentaci6n de darse golpes de Estado a

sl mismo.En 1838, Santa Anna perdi6 una piema en la Guerra de los

Paste les contra Francia, a sl lI amada porque una escuadra naval

francesa bombarde6 Verac ruz para defende r lo s reclamos de un

panade ro fr ances cuya paste ler fa habfa side saqueada durante

un motin en la Ciudad de Mexico, Santa Anna enter r6 su extr e-

midad en la Catedral de Mexico con pompa y la bendici6n arzo-

bispal. La pierna fue desenterrada y arrastrada por turbas

I

I,, .

r

2 8 6

EI Ii

d e l os ti

An ton io L

d e S a nt a Al i tog

dear

desconc

enardecidas cada vez que Santa Anna cata del poder, s610 para

ser ente rrada de nuevo, otr a vez con pompa y bendiciones, cuan -do e l tirano regresaba a la silla. Cabe preguntarse : ,Cue siempre

la misma piema, 0 , f inalmente, un sust ituto teatral, una extremi-dad de utileria?

Si el Doctor Francia Cue un tirano virginal y ascetico, Santa

Anna Cueun dic tador promiscuo y c6mico. Pe ro nadie ri6 cuan-

do, grac ias a su ineptitud, perdi6 la provincia de Texas pr imero,

y enseguida todo el alero norteno de territorios mexicanos, in-

cluyendo Arizona, Nuevo Mexico, Colorado, Nevada , Ca lifor-

nia y partes de Utah, en aras del "destine manifiesto" del ex-

pansivo y juvenil gigante, los Estados Unidos de America, en

su carrera imperial hacia el Oceano Pacifico. "La guerra de

Polk", como la llama ron sus crfticos, fue denunciada por un so-

litar io r epresentante en el Congreso norteamerica no, Abraham

Lincoln. EI escritor Henry David Thoreau, como Edmund Wil-son durante la guerra de Vietnam, se neg6 a pagar irnpuestos

para financiar la guerra. Pero en 1848, Mexico perdi6 la mitad

de su territorio nacional y la nueva frontera sobre el Rio Bravo

se convirti6, para muchos mexicanos, en una he rida abier ta .

Santa Anna ni siquier a tuvo e l consuelo de se r conside rado,

como Rosas, un patriota.

 

Page 7: 1.3 El Espejo Enterrado Carlos Fuentes

5/13/2018 1.3 El Espejo Enterrado Carlos Fuentes - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/13-el-espejo-enterrado-carlos-fuentes 7/10

· 1:1 II

! i

I .

E I t iempod e l os t ir a no s

28 8

La r e ac c i6 n l ib e r al : B e n it o lu4rez

En 1854, Santa Anna, quien se hizo proclamar como "su alteza

serenfsima", se cubrfa con una capa de armifio, gastando una

buena par te del era rio naciona l importando de Paris unifonnes

de satin amarillo para sus guardias de palacio. Lo derroc6 una

reacci6n de disgusto y dignidad nacional, encabezada por el

partido libe ral, en cuyas fila s militaba una figura diame tra l-

mente opuesta al hombre fuerte con el pecho constelado de me-

dallas. Benito Juarez era un austero abogado oaxaquefio, de

raza indigena zapoteca. De nifio crec i6 como pastor, ile tr ado eignorante de la lengua espanola, hasta que a los 12 anos fue lIe-

vado por su hermana, sirviente domestics en la casa de un pa-

rroco laico, ala ciudad de Oaxaca. Ahf, Juarez aprendi6 a leer y

escribir espafiol. Su mente era aguda y su ambici6n enonne.

Siempre llam6 a su protector, el franciscano Salanueva, "rni pa-

drino". Pe ro Jua rez no estudi6 pa ra el sacerdocio, como 1 0 espe-

r aba Sa lanueva . En 1828, a la edad de 22 afios, e l j oven indigena

dej6 Iii casa del clerigo pa ra embarcarse en una carrar a jurfdica

que eventualmente 1 0 transformaria en el mas grande refor-

rnista y presidente liberal de Mexico durante el siglo X I X .

Es posible imaginar las fuerzas que se agitaban en el pecho

de este joven cuando de j6 su pa rroquia provinc iana en Oaxaca.

Un rasgo de fatalidad indigena Ie pennitiria soportar muchas

derrotas. Aunque fonnado en el medio de un pobre clerigo ca-

t6lico, Juarez adquirir la , con la profesi6n legal, una voluntadferoz de superar los obstaculos que Ie impedian a Mexico con-

vertirse en una naci6n moderna e independiente, entre ellos el

poder excesivo de la Iglesia. .Su pr imera dec isi6n consisti6 en separa r a la Ig~esla del E~ta-

do. Las Leyes de Refonna confiscaron la vasta e Improductlva

riqueza de la Iglesia, poniendola a circular. Despo)aron a losmilitares y a la aris tocracia de sus tr ibunales par ticulares . Esta-

blecieron Ia prioridad del derecho civil y de leyes generales

aplicabJes a toda la c iudadania. Este conjunto de leyes no ta.rd6

en se r denunciado por el partido conservador. Jua rez y los libe-

rales habtan optado claramente por una soluci6n: sujetar ~I

e j~rcito y a la Iglesia al dominio del Estado nac ional, y ensegui-da sujetar a todos, inc luido el Estado, al control de la ley.

. Durante tres afios, los conservadores libraron la guerra con-tra Juarez y sus reformas. Cuando Juarez finalmente los de rrot6

en el campo de batalla en 1860, los conservadores miraron hacia

el extranjero Yencontraron apoyo. en la corte ~e Napo~e6n III enFrancia, quien acababa de conquistar Indochina y sonaba , ~ho-

ra, con extender la inf luencia imperial f rancesa en las Americas.

Este era e l suefio de la emperatriz, la e spanola Eugenia de Mon-

tijo, quien imagin6 un imperio latina en las Amer icas, capaz de

enfr enta rse a la creciente influencia y poder de los Estados Uni-

dos. Pero ahora ~tos se encontraban divididos por la guerra de

secesi6n. Napole6n III via en todo ella la oportunidad de emu-

lar la grandeza de su tto, Napole6n e l grande.

Apoyados por Napole6n el pequeno, los conservadores me-

xicanos fue ron en peregrinaci6n hasta el Castillo de Miramar

sobre el Adriattco, donde el archiduque Maximiliano de Habs-

burgo representaba a su hermano, el emperador austriaco Fran-

cisco Iose, como gobemador de Trieste. Alll, Ie ofrecieron la

Corona de M~xico . Maximi liano, un [oven atractivo, alto, rubioy barbado, era, sin embargo, un hombre de escasa voluntad.

Carlota, su mujer, ambidosa y polf ti camente alerta , hi ja del rey

Leopoldo de ~Igica, presion6 a Maximiliano pa ra que aceptasela Corona.

Los dos hermanos, Maximiliano y Francisco Jose, tenIan idea-

les politicos diferentes. En Viena Francisco Iose, despues deaplastar los levantarn ientos nacional is tas I iberales de 1848, go-

bem6 en la manera autocratica propia de los Habsburgo. En

Trieste, y ante s en Lombardla , Maximiliano, por 10 contra rio,

simpatiz6 con las refonnas libera les y apoy6 el aggiomamen tode la Iglesia y de l Imperio. Los conservadores mexicanos que se

presentaron en Miramar en 1862 pasaron por alto estas sutile-

zas. Mexico necesitaba a Maximiliano para restaurar el orden

contra' los revolucionarios barbaros y anarquicos, EI pueblo

mexicano Ie rogaba aceptar. EI ej~rcito f rances habia ocupado elterri torio de M~xico y ahora necesitaba a Maximiliano para pa -

EI t iempod e l os t ir an o s

Do m in go

Faust inoSar mien toy B e n it o I II / ir a

28 9

 

Page 8: 1.3 El Espejo Enterrado Carlos Fuentes

5/13/2018 1.3 El Espejo Enterrado Carlos Fuentes - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/13-el-espejo-enterrado-carlos-fuentes 8/10

£ 1 t iempode l o s t ir ano s

2 9 2

lmaginemos tambien Ia voluntad de juarez, sin mas oficina quesu carruaje, para defender a Mexicoa cualquier precio, a fin deestablecer el principio de que ninguna potencia extranjera teniael derecho de determinar el gobierno de una naci6n latino-americana.

Maximiliano y Carlota , a la cabeza de una corte fantasmal,no ternan en realidad nada que ofrecer y nada con que derrotara juarez. Los caprichos independentistas de Maximiliano fue-ron risibles. EI emperador no era independiente, era simple-mente el Were de Napole6n III , apoyado por las bayonetas

francesas. Cuando en 1867 el emperador frances decidi6 aban-donar a Maximiliano, la calda del austr iaco era inevitable.Otros asuntos, mucho mas urgentes, ocupaban la atenci6n deNapole6n el Pequeno, como su enernigo, Victor Hugo, Ie lIam6.La guerra civil norteamericana habia terminado. Napole6n ha-bia apoyado al Sur y el Sur habia apoyado a Napole6n: ambosdeseaban un Mexico afiadido al sistema de la esclavitud y laplantaci6n feudal. Pero ahora habian triunfado Lincoln y elNorte , en tanto que sobre las fronteras orientales de Francia ,Bismarck habia logrado unificar a Alemania bajo la hegernoniamilitar de Prusia, y ahora miraba hacia el occidente, en esperade mayores triunfos y conquistas. Los guerrilleros mexicanos.ca~pesinos de dia y soldados de neche, desaparedan en el pai-sale, mimetizados, rapidos en sus movirnientos, dignos herede-ros de Ia tradici6n de resistencia establecida por Viriato contraRoma. No se dejaron veneer por Maximiliano y los franceses. Yen Francia misma, un movimiento publico de protesta contra laguerra de Mexico, ataques en la prensa y manifestaciones pu-blicas, exigieron el fin de la sangrla rnexicana y protestaroncontra los miles de j6venes franceses que regresaban a su pat riaen ataudes. 5610una estrella imperial brillaba en el ojal de Na-pole6n. Habia conquistado el sureste asiatico, del Golfo de Ton-kin al Delta del Mekong. EIjuarez de Indochina libraria lamis-rna guerra cienafios mas tarde. Sunombre seria HoChi Min.

Cuando las tropas francesas se retiraron, Carlota viaj6 de pri-sa a Paris y en las Tullerias regiln6 a Napoleon por su infideli-dad. De nada sirvi6. Con s610un grupo lealde oficiales mexica-nos, Maximiliano se rindi6 en Queretaro el 15 de mayo de 1867.

Fue fusilado cerea de ahl, en el Cerro de las Carnpanas. Juarez

no cedi6 ante los lIamados internacionales pidiendo la vida deMaximiliano. Miles de mexicanos, vktimas del decreto negro,se levantaron entre Juarez y la c1emencia.

Carlota habia continuado su campana en Europa. Duranteuna audiencia para defender la causa desu marido ante elpapario Nono, se enferm6 seriamente y hubo de pasar la noche enel Vaticano =-oficialmente. la primera mujer en hacerlo-. La

joven emperatriz habia enloquecido. A los 27 anos, fue recluida

en el castillo de Bouchutz en su Belgica nativa. Desde ahi, conti-nu6 escribiendole cartas a su amado Maximiliano. Nunca seenter6 de que habia muerto. 5610comi6 nueces y bebi6 de losmanantiales, convencida de que Napole6n querla envenenarla.Rara vez se Ie vio publicarnente, en entierros y funciones cere-moniales, encogida, cada vez mas pequei'ia, cada vez mas dis-tante. Cuando su prime, el Kaiser Guillermo II, invadi6 Belgicaen 1915, puso guardias en el castillo para proteger a "Su Majes-tad, Ia Emperatriz de Mexico".

Finalmente, en 1927, Carlota muri6 ala edad de 87 afios, Hayuna fotograffa de el la en su feret ro, con una cofia negra, susmanos manchadas envueltas en un rosario, su perfil muertouna curiosa mezcla de laavidez y la inocencia. Que lejos estabaesta anciana del brillante retrato imperial del pintor Winterhal-ter, la emperatriz envuelta en tafetas y velos, su pieI brillante,su pelo oscuro, su arrogancia templada, un destello de inteli-gencia y humor en su mirada.

Maximiliano tambien yael'a para siempre en Ia cripta de losHabsburgo en Viena. EIpelot6n de ejecuci6n mexicano Iehablavolado un ojo. EI embalsamador no pudo encontrar un soloojoazul artificial en todo Queretaro, de tal suerte que, al cabo, el

L a ejecllc

de Maximili.<'IIMh

deM~

 

Page 9: 1.3 El Espejo Enterrado Carlos Fuentes

5/13/2018 1.3 El Espejo Enterrado Carlos Fuentes - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/13-el-espejo-enterrado-carlos-fuentes 9/10

E I t iempode l o s i i r tmos

29 4

ojo negro de una virgen queretana fue ensartado en Ia cuencadel emperador fusilado. Desde 10hondo de la gruta de los Capu-

chinos, MaXimiliano mira a la muerte con un ojo azul austriaco

y un ojo indfgena negro. Al fin, los Habsburgo, que conquista -

ron a Mexico en 1521, habfan puesto e l pie en el antiguo imperio

de Moctezuma. Mas de una vez, Maxirnil iano debi6 ref lexionar

sobre la ironia de representar a Carlos V y Felipe II. Pero Mexi-co, terreno para Ia ~pica de los dis tantes monarcas espanoles , se

habia convertido en escenar io de Ia tragedia de su descendiente

Maximi liano. Su corona, como 10ti tu l6 el autor dramatico mexi -

cano Rodolfo Usigl i, fue una corona de sombras.

R ep ub li ca s r es ta ur ad as , c ui tu m s e n e sp er a

En 1867, Benito Jua rez entr6 en la Ciudad de Mexico en su hora

de t riunfo y restauro la republica l iberal . ,Lograr ian las leyes. de

reforma, el gobiemo civil , e l si stema democrat ico. la separacion

de poderes, la prensa independiente y la libre empresa econ6-

mica veneer la pesada tradici6n de la autocracia indfgena, el

gobiemo colonial espaf iol y la anarcot irania republ icana? Casi

simultanearnente , despues de la caida de Rosas en 1852, en Ar-

gentina dos regfmenes civ iles sucesivos, los de Bartolome Mit r:e

y Domingo Faustino Sarmiento, intentaron enderezar a su pais

hacia la eliminaci6n del caudillaje local y el desarrollo de los te-

rritor ios interiores mediante la expans i6n de las comunicacio-nes y la educaci6n, asl como la inmigraci6n masiva.

Con un Juarez y un Sarmiento presidiendo al mismo tien:'Po

las dos republicas hispanoamericanas mas grandes, era pos ib le

imaginar que nuestros suenos de estabilidad ?emocr~tica y

prosperidad econ6mica iban, fina lmente, a rea lizarse. SIO em-

bargo, este ideal polf ti co dependfa de ot ro fact~r , a?arcante, pe-

ro que s610 emergfa de manera lenta: la conCienCia. de la v,.da

cultural, la reflexi6n acerca de ese fundamento casi geologico

de creencias, cambiantes 0 duraderas, cos tumbres , suefios, me-

morias, lenguaje y pasiones que en realidad gobi.eman, desde la

base, a las sociedades. Las nuestras, desde Mexico hasta la Ar-

gentina, tenian mucho que aprende r sobre elias mismas, antesde que la cultura y la politica pudiesen coincidir verdadera-

mente en comunidad dernocratica.

XIV. La cultura de laIndependencia

CULTURALMENTE,a Amerlca espanola independiente Ie dio

la espalda tanto a su herencia india como a la negra, juzgando a

ambas como algo "barbaro". En cambio, la tradici6n espanola

nos dividi6 dramaticarnente. Muchos hispanoamericanos acu-

saron a Espana de todos nuestros males. L a madre patr ia habia

privado a sus colonias de todo 10 q ue la Eur~pa modema h~-bia lIegado a representar, desde la libertad re ligiosa hasta la ri-

queza econ6mica y la dernocracia politica. ,Acaso no era Espa-

na responsable de nuest ros last res dogmatic~s y conformi~tas,

en los cuales el priv ilegio era la norma y la caridad la excepcion?

De Espana nos llegaron todas estas desgracias, y adem~s laherencia de una Iglesia militante: en otras palabras, a Espana Ie

debiamos todo aquello que la modernidad europea juzgaba in-

tolerable . Y en la vida polltica, nos sentimos abandonados a la

ausencia de la democracia; la nulidad del ciudadano y de sus

derechos, la dis tancia ent re la ley y la pract ica, ent re el gobierno

y los gobemados. , , ., .No es de extraiiar que en su mayona las elI tes hispanoarner i-

canas hayan rechazado la tradici6n espanola, dando a co~ocer

sus razones. ruidosamente, en un discurso tras otro. Sarmientohabl6 en nombre de muchos hispanoamericanos, con gran pa-

si6n y con identica falta de justicia , pen~ lI eno. de ale~ria p~rri-cida, cuando dijo que en Espana no habia escflto~es, clent lf l. cOS,

estadis tas 0 his tor iadores , ni nada digno de mencionar, EI histo-

r iador chi leno jose Victorino Lastarria escrib i6 que entre Col6n

y Bolivar no habia habido mas que un "negro invierno" en His- 2

 

Page 10: 1.3 El Espejo Enterrado Carlos Fuentes

5/13/2018 1.3 El Espejo Enterrado Carlos Fuentes - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/13-el-espejo-enterrado-carlos-fuentes 10/10

EI tiempo

d e l os t ir a no s

Mnximi / i ano ,emperador

d e M h i co ,

y 511 esposn

Carlota

, ;

29 0

cificarlo. Un referendo fraudulento, manipulado por los france-ses, habia Iavorecido a Maximiliano y a la monarqula. Y lapareja imperial de Maximiliano y Carlota no tenia oportunidadde reinar en Viena. En Mexico, se propusieron crear una rnonar-quia moderna e ilustrada que har ia sonrojar de verguenza aFrancisco jose. La rivalidad fraternal fue,de esta manera, el mo -

du s o p e ra n di , revelado en la correspondencia que circul6 entre

Trieste, Viena, Bruselas y,al fin, Mexico. Carlota convenci6 aMaxlmiliano que si dejaban pasilr la oportunidad mexicana,nunca encabezarian un reino, sino que s61010servirfan.

Pero si Carlota fue cegada por laambicion, asf como por unahonesta necesidad de probarse digna de la educaci6n politicade su padre, sus ojosdebieron abrirse cuando el Novara atracoen Veracruz, revelando el tortuoso camino de lacosta a la capi-tal, mas alia de las flores y los arcos triunfales ofrecidos por losindios. Cortes habia seguido la misma ruta, a pie, trescientoscincuenta afios antes, pero el emperador Carlos V jamas se ha-bia desplazado hasta el Nuevo Mundo. YMaximiliano y Carlo-ta no eran Heman Cortes; ni siquiera eran Carlos V,Su carrozareal, dorada y con enonnes ruedas, subi6 con trabajo por loscaminos rurales de Mexico, sufriendo calamidad tras calami-dad, averfas, atascamientos y hasta volcaduras.

La saga imperial se inici6 con incidentes c6micos. CuandolIeg6 a la Ciudad de Mexico, la pareja real ocup6 los aparta-mentos de Santa Anna en el Palacio Nacional. Las chinches losobligaron a dejar las camas y dormir sobre la mesa de billar .Pronto, sin embargo, se trasladaron a lacomodidad del Castillode Chapultepec, que hasta hacia poco habla sido la escuela mi-

Iitar mexicana, desde donde seis j6venes cadetes saltaron a lamuerte, envueltos en la bandera, antes que rendirse a las fuer-zas invasoras norteamericanas.

EImismo animo contra la intervenci6n extranjera empez6 aunificar a los mexicanos de todas las tendencias, con la excep-ci6n de los conservadores puros y duros que esperaban, graciasa Maxirniliano, recuperar las tierras confiscadas por los libera-les. Por supuesto, entre ellos se encontraba lajerarquia eclesias-t ica. Pero Maximiliano, a fin de probar su idealismo y darle susello personal a los asuntos del Estado, decidi6 mantener la le-

gislaci6n reformlsta de BenitoJuarez. Los gritos de indignaci6nse escucharon desde las haciendas de [alisco hasta los corre-dores de San Pedro. ,No entendia Maximiliano que habia sidoenviado a Mexico para mantener el privilegio, no para abolirlo?Maximiliano invit6 a Juarez a ser primer ministro del regimenimperial. Pero Juarez rehus6: si Maximiliano deseaba una de-mocracia, que tratara de obtenerla en Austria, l iberando a lossubditos de su herrnano Francisco Jose. Mexico continuarlacombatiendo.

EIcomandante frances, Aquiles Bazaine, midi6 la fuerza yextensi6n de la resistencia mexicana y oblig6 al emperador acomprender que no habria paz si no eran derrotadas las fuerzasde juarez y sus partidarios republicanos. Bazaine oblig6 al em-perador a finnar un decreto condenando a ejecuci6n sumaria acualquier mexicano al que se encontrase portando armas, La ley

fue conocida como el Decreto Negro y,al firrnarla el 2.de octu-bre de 1865,Maximiliano finn6 su propia sentencia de muerte.

AI lado de la carroza dorada de Maximiliano en el Casti llode Chapultepec, se encuentra hoy la sencilla carroza negra deBenito Juarez. En ella, el presidente de Mexico recorri6 los de-siertos del norte, cargado de archives, I ibrando la guerra deguerrillas contra los franceses, y fiel a sus propias palabras:"Donde quiera que yo este, sobre lacima de una montana, 0 enel fonda de una barranca, abandonado de todos, quizas, nodejare de ernpunar la bandera de la Republica hasta el dfa deltriunfo".

Sobre su oficina en ruedas, Juarez se convirt i6 en la encar-naci6n misma de la fatalidad indigena, la legalidad rornana y elestoicismo hispano. Quiso convertir en realidad los suefios deSim6n Bolivar y Jose de San Martin: insti tuciones fuertes, no

hombres fuertes; supremacia del gobiemo civil, en el que nadiese encuentra por encima de la ley. Pero imaginemos, una vezmas, los sentimientos de este hombre, un nino pastor indlgena,enseguida un abogado fonnado en los ideales de lacivilizaci6nfrancesa, que subitamente vic a esa misma civilizaci6n voltear-se contra el y negarle a Mexicoel derecho a la independencia.

Elfinde los t ire