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Martín LousteauSebastián Campanario

Otra vuelta a la economía

Sudamericana

ILUSTRACIONES: COSTHANZO

A vos, que tantas veces te toca padecer la economía

Agradecimientos

MARTÍN LOUSTEAU

Los meses finales de elaboración de este libro me encontraron en los Estados Unidos, donde estuve un semestre como Yale World Fellow.Agradezco especialmente a esa universidad y a los responsables de dicho programa por el enriquecedor e inolvidable tiempo vivido en NewHaven.

Las dos horas de tren que unen esa ciudad con Nueva York fueron en más de una oportunidad el ámbito donde tuvieron lugar las múltiplesinstancias de corrección. Les pido disculpas a mis habituales compañeros de viaje por mi mutismo, el despliegue de papeles y la complicidadreservada sólo a la computadora.

Disfruté enormemente de la compañía del grupo de “los turcos”. Como amigos y vecinos en Chapel Street, Oumama Kettani, Rachel Stein-Holmes, Amine Belaicha y Kamal Amakrane, tuvieron paciencia cada vez que me obsesionaba con la tarea que se extendía sin fin aparente ysupieron siempre encontrar buenos motivos para distraerme.

Muchas personas —colegas o no— fueron fuente de inspiración o un banco de prueba de muchas de las ideas aquí volcadas, por lo cual lesestoy en deuda. Tengo el privilegio de ser parte de la Fundación País Porvenir, un ámbito que no sólo promueve una sana y pluridisciplinariadiscusión sino que también financia el análisis de cuestiones estructurales y de largo plazo. Allí, los intercambios con Chrystian Colombo yDaniel Larriqueta son permanente fuente de aprendizaje, aun cuando su profundidad no se vea reflejada en estas páginas. Algunasinvestigaciones emprendidas en esa institución sirvieron de materia prima para partes de este libro. Un ejemplo es la sección “El bebé 7000millones”, que utilizó datos surgidos de un trabajo realizado por Bárbara Guerezta.

Como siempre, el equipo de LCG, compuesto por Jimena González Brau, Melisa Sala y Gastón Rossi, realizó una contribución invalorable nosólo en temas de contenido puntuales sino también llevando las riendas locales de la consultora en mi ausencia.

Otras personas colaboraron con esta publicación de una manera indirecta pero igualmente valiosa. Doy gracias a María, mi admiradahermana, por estar siempre presente y tener las palabras justas en cada ocasión. También a mis amigos Julián de Urquiza, Pablo Lera y NicolásFranchini: su incondicional apoyo, tanto en Buenos Aires como a la distancia, es motivo de tranquilidad para emprender nuevos desafíos. Lomismo vale para Santiago González, en cuya nobleza y seriedad profesional confío cada vez que puedo.

Hacer un libro consta, al menos, de dos partes. Poner las ideas por escrito es sólo una. La otra tiene lugar de una manera más anónima en elámbito editorial. Por ello quiero agradecer a Glenda Vieites, que siempre se muestra predispuesta a los proyectos que le planteo, aun cuandosepa que me inventaré otras obligaciones simultáneas. También a todos los que en Random House Mondadori trabajaron contrarreloj en lasúltimas instancias. Un especial reconocimiento merece el “maestro” Costhanzo, que saca ilustraciones geniales como si fuera dueño de unagalera inagotable.

Mi agradecimiento más importante queda para el final: A Carla, por mucho, muchísimo más que un pequeño libro.

SEBASTIÁN CAMPANARIO

Cada persona tiene su “Droopy-hada madrina” (o padrino), supongo: alguien que aparece en distintas instancias de tu vida y te la da vuelta(para bien), sin pedir nada a cambio. Andrés “el Colo” Borenstein es el mío: fue quien me hizo entrar a El Economista, luego a Clarín y quiennos sugirió que escribiéramos juntos este libro con Martín. El mejor consejo: conocé al Colo y tratá de cruzarte con él por la calle lo máximoposible.

Daniel Juri, Gustavo Bazzán, Walter Curia y Silvia Naishtat fueron los editores que apoyaron y se entusiasmaron en su momento con lacolumna de “Economía insólita”. A ellos y a todos mis compañeros de Clarín (a quienes extraño un montón) y La Nación (en especial Carlos

Roberts y Diego Cabot), gracias por la confianza y el espacio para abordar temas raros, que no siempre son fáciles de vender en una mesa desumario.

Por motivos varios, y ya que estamos, mi agradecimiento para Ezequiel Burgo, Cabo, Mariano, Wis —nos asesoró como abogado para firmarel contrato con la editorial—, Taba, Facu, Guido, Nicos Vital y Bendersky; Fernando Straface, Loli, Ana, Liora y todo el staff de Cippec; BrunoMassare, Martina Rua y Demián Martínez Ulanovsky, de “La Burbuja”; Diego Valenzuela, Boni Radonjic, Vero Cheja, Analía Roffo, Sonia Jalfiny Fernanda Kersman. También a Javier Finkman, Santi Fioriti, Leo Míndez, Omar Bello, Pablo Abadie, Diego Heller, Damián Kepel, PabloLezama, Georgina y Claudio, Eduardo Levy Yeyati, Diana, Juan, Franco, Vale, Ana y Laurita, primos y sobrinos.

La parte que me toca de este libro está dedicada con mucho cariño a Virginia, Matu, Nico; a mis viejos, María y Pedro, y a mis hermanos,Carmen, Patricia y Fernando.

Introducción

El azar, uno de los temas de moda en los nuevos estudios de economía, metió la cola en el origen de este libro. Un mediodía de mayo de2012, en forma completamente casual, Andrés Borenstein, colega y amigo en común, nos preguntó: “¿Por qué no escriben algo juntos?”. Laidea prendió al instante, nos entusiasmamos y empezamos a imaginar un libro de economía no convencional.

Entre los primeros peloteos de posibles temas y discusiones de café, notamos que había afinidad en nuestros enfoques sobre la economía.Los dos somos críticos del estado actual de la teoría, y en particular de la colonización que intenta ejercer sobre otras disciplinas. Y tambiéndesconfiamos del excesivo lustre y protagonismo de los desarrollos financieros en detrimento de otras áreas que son prácticamente ignoradas.Nos dimos cuenta de que compartíamos una curiosidad intensa por nuevas líneas de investigación que le aportan aire y frescura, pero quesirven de poco cuando se agotan en conclusiones freak , irrelevantes en la práctica. Por ese motivo nos concentramos en aportes que sirvanpara interpretar parte de la realidad y para disparar nuevas soluciones a desafíos de la economía, de las políticas públicas o de la vida cotidiana.

El terreno en el que nos moveremos en las páginas que siguen es el de las fronteras, los cruces y las intersecciones. No se trata de una rutarecta y aburrida que atraviesa un desierto, sino de un camino plagado de desvíos y paradas atractivas. Por eso incluimos al final de cada secciónuna pequeña guía, en caso de que te tientes y quieras profundizar más allá de la propuesta de este libro.

Hoy se sostiene que el espacio que se da en las intersecciones de la ciencia y de la cultura suele ser fuente de innovación y creatividad, en unproceso que un académico de Harvard bautizó como “efecto Medici”. El término hace referencia a la fabulosa explosión de creatividad que sedio en la ciudad de Florencia del siglo XV, gracias al financiamiento de esa familia de banqueros. Su mecenazgo de amplio espectro abarcó a lasmentes más brillantes del período Renacentista, y derivó en enfoques y desarrollos multidisciplinarios.

En la economía, el efecto Medici parece estar a la orden del día. Se refleja en las publicaciones especializadas, que recurren cada vez más aexpresiones y términos técnicos provenientes de la historia, la sociología, la psicología, la biología, la física y las neurociencias.

Los últimos avances de la economía experimental, que están dando respuesta a dilemas propios de la pobreza, entre otras áreas, utilizanmétodos creados por la medicina en la década del 40. La interacción de economistas y físicos en el campo de los “sistemas complejos” se viofacilitada por el crecimiento de la capacidad computacional. La psicología cognitiva está permitiendo armar modelos económicos más cercanosa los seres humanos. Y se están usando sofisticadas máquinas de diagnóstico médico para entender cómo nuestras cabezas procesan lainformación.

Es por eso que, a lo largo de este libro, no sólo te vas a encontrar con premios Nobel, banqueros centrales y teóricos importantes de laciencia de Adam Smith y John Maynard Keynes, sino también con físicos, biólogos, matemáticos, psicólogos y neurocientíficos. Y hasta conpersonajes menos usuales para un libro de economía, como Susana Giménez, Alberto Cormillot, la reina de Inglaterra o Ricardo Fort.

Entre otras cuestiones, nos detendremos en la peculiar visión del mundo que tienen quienes manejan las finanzas globales, y cómo eseenfoque chocó en forma abrupta con la realidad en 2007. También te hablaremos acerca de los doce Nostradamus que anticiparon la debacle, yde lo que llevó a una de las estrellas que surgieron de todo este caos a convencerse de que los consultores y gurúes son todos una manga decharlatanes.

Pero, claro está, no sólo los economistas se equivocan. Vas a ver —y hasta experimentar— cómo a veces nuestro cerebro nos juega malaspasadas. Y aun cuando seas consciente de sus engaños, de lo difícil que es liberarte de ellos. Si te animás, vas a descubrir que no es lo únicoque hacemos inadvertidamente: también solemos discriminar a quienes son diferentes mucho más de lo que estamos dispuestos a admitir.

Los resultados provenientes de las neurociencias sugieren que, en un futuro, parte de estos problemas podrían resolverse con una droga quenos haga más solidarios y confiados, aplicada en forma de spray. Y si esa receta falla, tienen a mano otra propuesta disruptiva: que deberían serlas mujeres quienes manejen el sistema financiero internacional.

Un objetivo más modesto —o no tanto— que arreglar el mundo es que, a pesar de todos los problemas, igual puedas ser más feliz. O que almenos puedas estar un poco más tranquilo. En la sección sobre los últimos descubrimientos de la economía de la felicidad te revelaremos en

qué conviene gastar, un método para ahorrar más y hasta cómo planificar mejor tus vacaciones.Pero no todo es dinero. Mientras Martín se enteraba de que iba a ser papá y Sebastián le enseñaba un poco acerca de la tarea que le aguarda,

escribimos un capítulo sobre la satisfacción que aportan los hijos. Y para que no malgastes tus ingresos en libros de autoayuda, armamos unbreve tour por el “lado B” de la psicología positiva, que sugiere que una tarde de melancolía no está tan mal, después de todo.

Puede que el pasado no siempre haya sido mejor, pero hay varios académicos que sostienen que el lavarropas fue en realidad mucho másrevolucionario que Internet. Aunque los hackers protesten insatisfechos y traten de crear una moneda virtual que termine con los bancoscentrales. Estos son algunos de los temas referidos a la tecnología que trataremos en el libro. Ya sabemos, sin embargo, que no todos podremosseguirles el ritmo a los nuevos desarrollos en la materia.

Es, sin dudas, nuestro caso: ambos rondamos ya los cuarenta años. Pero no somos los únicos que envejecemos. En las próximas décadas, elplaneta entero se irá poblando de gente de mayor edad promedio, lo cual tendrá profundas y diversas consecuencias. El cambio será aun másradical si tomamos por buenas las conclusiones de uno de los personajes protagónicos de la sección de demografía, que defiende la hipótesis deque pronto podríamos llegar a vivir hasta mil años.

En otro capítulo te presentamos a los “economistas sin fronteras” que, con nuevas técnicas experimentales, están luchando por mejorar lasalud, la educación y las políticas sociales. Y también a los “economistas minimalistas”, que tratan de modificar nuestros comportamientos através de incentivos casi imperceptibles, logrando —por ejemplo— un más efectivo sistema de donación de órganos.

A riesgo de parecernos a esos coordinadores de viajes de egresados que alientan todo el tiempo a bailar, te contaremos por qué los últimostrabajos sobre el azar en la economía y la vida cotidiana te recomiendan ir a más fiestas. Y cómo, según esta misma línea de investigaciones, elrazonamiento detrás del famoso discurso de Steve Jobs en Stanford, que tanto gusta e inspira a miles cotidianamente en Internet, es incorrecto.

Luego de las exploraciones iniciales en la búsqueda de un tono común para este libro, la escritura empezó a fluir. En cada conversación, encada texto intercambiado encontramos nuevas formas de entender y de comunicar. Con cada nuevo tema que incorporábamos a la discusiónnuestro entusiasmo se potenciaba. Y fuimos entrelazando todos aquellos que queríamos compartir con vos, que son los que ahora componeneste libro.

Ya en la última etapa, cuando nos sentamos con el ilustrador Costhanzo a tirar ideas para la tapa, la noción de la montaña rusa surgióprácticamente sola. Quizá porque nuestras edades nos hacen añorar el Italpark. Pero también porque resulta una buena metáfora del camino arecorrer en la lectura que te espera, con sus curvas, contracurvas, caídas y subidas vertiginosas, sus partes previsibles y otras más sorpresivasy excitantes.

Ponete el cinturón de seguridad. Arranca Otra vuelta a la economía. Esperamos que puedas divertirte con nosotros.

Martín Lousteau y Sebastián CampanarioDiciembre de 2012

1.EL EFECTO

HUGO REYESY OTRAS TRAMPASDE LA FELICIDAD

Si la vida te sonríe, desconfía: seguro que te quiere pedir algo.Roberto Fontanarrosa

La ecuación de la risaCaritas de “smile” en la agenda de políticas públicas

“Nos, los Representantes del pueblo de la Nación Argentina, reunidos en Congreso General Constituyente por voluntad y elección de lasProvincias que la componen, en cumplimiento de pactos preexistentes, con el objeto de constituir la unión nacional, afianzar la justicia,consolidar la paz interior, proveer a la defensa común, promover el bienestar emocional general y maximizar la felicidad agregada para todos loshombres del mundo que quieran habitar suelo argentino; invocando la protección de la psicología positiva, la filosofía hindú y la economía delcomportamiento, ordenamos, decretamos y establecemos esta Constitución para la Confederación Argentina.”

En momentos en que en nuestro país se vuelve a poner de moda la reforma de nuestra Carta Magna, el párrafo anterior podría ser unasugerencia a incorporar en la próxima Asamblea Constituyente. Quizá te parezca una gran ridiculez, pero su contenido no sería ningunanovedad. Ya hay más de treinta países que decidieron prestar más atención a averiguar qué hace sentir bien y en plenitud a su población, másallá de las tradicionales variables económicas. Aunque, a juzgar por cómo anda el mundo, su éxito es relativo.

La Organización Mundial de la Salud calcula que los trastornos mentales afectan hoy a entre el 3% y el 4% de la población global. Y hasta hadesarrollado un “mapa de la depresión”, armado a partir de una encuesta mundial sobre 80.000 casos. Ese mapa muestra que esa problemáticase está volviendo cada vez más preocupante. Se estima que en 2020 será la segunda causa de discapacidad en el mundo, sólo superada porenfermedades cardiovasculares.

En un planeta crecientemente preocupado por el estancamiento de su bienestar emocional, no es de extrañar que los estudios y los libros quetratan de descifrar el misterio de la felicidad se volvieran un boom en los últimos diez años. Los aportes a la ciencia de la felicidad llegan desdelos campos más diversos, desde la sociología hasta la filosofía hindú. Y la economía —que alguna vez fue definida como “la ciencia sombría”—también se sintió atraída por el brillo de las caritas de Smile. Hoy esta disciplina y su interacción han desarrollado bases de millones de datos quepermiten analizar con cierta profundidad la cuestión. Las conclusiones de muchos de estos estudios se han incorporado de lleno en la culturapopular con campañas publicitarias de marcas famosas: el “Destapá felicidad” de Coca-Cola, el “Que comiencen tu recuerdos” de Disney o el“Riquelme está feliz” de Pepsi.

Pero el estrellato de esta rama no convencional de la economía es, en realidad, relativamente reciente. Su origen se remonta a los trabajospioneros de Richard Easterlin en la Universidad de Carolina del Sur, en 1974. Sus hallazgos llamaron poderosamente la atención. La denominadaParadoja de Easterlin sostenía que, después de alcanzado cierto límite, el hecho de que los países se volvieran más ricos no aumentaba elbienestar de su población. Este economista estudió una serie de naciones que habían hasta triplicado su ingreso per cápita, mientras que susniveles agregados de felicidad apenas se alteraban. Por ejemplo, entre 1958 y 1987 Japón quintuplicó su ingreso. Sin embargo, su nivel defelicidad agregada se mantuvo prácticamente constante. Algo similar sucedió en Estados Unidos y en la mayoría de los países europeos.

A pesar de esta revolucionaria conclusión, la economía de la felicidad se mantuvo durante décadas bajo un manto de indiferencia —cuando node desprecio y burla— por parte de la comunidad académica, los políticos y la opinión pública. Quizá el desdén se debiera a que los resultadosde la investigación no cuajaban en un mundo que venía de las décadas de mayor progreso que se hayan conocido: la época de oro que fueaproximadamente de 1950 a 1970.

La postura frente a este análisis cambió de manera radical recientemente. Y al interés de los investigadores se sumó, en medio del enormeimpacto de la crisis financiera internacional, el oportunismo político. De esta manera, en la carrera por agregar la felicidad a la agenda pública seanotaron varios de los principales gobiernos y economistas del mundo. Este fue el mandato que le dio el ex primer ministro francés NicolasSarkozy a los premios Nobel de Economía Joseph Stiglitz y Amartya Sen. Y fue la consigna que le bajó el primer ministro inglés David Camerona la Oficina Nacional de Estadísticas del Reino Unido. El jefe del equipo de asesores económicos de Barack Obama, Alan Krueger, es unaautoridad académica en el campo de la economía de la felicidad. Y hasta Ben Bernanke, el mandamás de la Reserva Federal (el Banco Central delos Estados Unidos), opinó que “medir los niveles de felicidad de la población puede ser tan importante como determinar si el desempleo es altoo la inflación es baja”. Claro, lo dijo al reconocer que la recuperación de la mayor economía del mundo tras la crisis era “frustrantemente lenta”,lo que tendía a hacer “menos felices” a los habitantes de su país.

Las mediciones nacionales de bienestar entraron en una escalada con un verdadero festival de conclusiones. Entre todos ellos, la fundaciónHappy Planet, con sede en Europa, lleva el ranking más ambicioso. Está encabezado por Islandia, a pesar de que ese país entró en bancarrota en2008 y de que tiene la tasa de exceso de consumo de alcohol más elevada del mundo (pensándolo bien, tal vez por eso son, justamente, los másfelices). Pero no se trata del resultado más raro. Como no podía ser de otra manera, académicos de Corea del Norte presentaron en 2012 supropio ranking. Está encabezado por China, seguida por la propia Corea del Norte, Cuba, Irán y Venezuela. ¿Y Estados Unidos? Adivinaste:ocupa el último lugar de esa escala.

Rafael Di Tella es economista e investigador en la Universidad de Harvard. Es hijo del ex canciller del menemismo, mide más de 1,90 metro ycompitió en el equipo argentino de esgrima en las olimpíadas. Como estudioso del campo de la felicidad, Rafael sufrió quince años atrás lasburlas de sus colegas cuando presentó —junto con el economista Robert McCulloch— una de las conclusiones más robustas y relevantes quese hayan descubierto hasta el momento sobre la economía de la felicidad: que el desempleo destruye mucho más bienestar emocional que lainflación. Esto tiene fuertes implicancias en lo que respecta a la tarea de los bancos centrales, que suelen privilegiar el combate del aumento deprecios por sobre la generación de trabajo. “Nos llevó seis revisiones poder publicar aquel trabajo en el American Economic Journal . Noseditaron línea por línea, nos volvieron locos”, recuerda Di Tella.

Pero ni siquiera él está de acuerdo con el rumbo New Age que tomó este terreno a posteriori, y en particular con la proliferación de “agendapública” de los gobiernos con la felicidad en el centro de la escena de mediciones estatales. Sobre este último fenómeno no se anda con mediastintas: “Es una pelotudez”, opina.

Estadísticas en el HimalayaTrucos para mejorar las mediciones

de bienestar emocional

En los 70, sólo un pequeño reino del Himalaya —Bután— promovía las mediciones estatales de felicidad. En 1972, las autoridades de estepaís que comparte fronteras con la India, Nepal y China decidieron dejar un poco de lado el PBI (producto bruto interno) y comenzar a medir laFNA (felicidad nacional agregada). Es cierto que existían referencias al tema desde mucho tiempo atrás. Por ejemplo, el artículo primero de laDeclaración de Derechos de 1776 —prefacio de la actual Constitución de Estados Unidos— proclama: “Que todos los hombres son, pornaturaleza, igualmente libres e independientes, y que tienen ciertos derechos inherentes de los que no pueden privar o desposeer a su posteridadpor ninguna especie de contrato, cuando se incorporan a la sociedad; a saber, el goce de la vida y de la libertad con los medios de adquirir yposeer la propiedad y perseguir y obtener la felicidad y la seguridad”.

Ahora bien: ¿cómo se mide la felicidad en las personas? La forma más fácil y extendida es con encuestas. Su elaboración fue ganandosofisticación en los últimos años. Así, se fue determinando cuánto bienestar o cuánto malestar emocional producen todo tipo de fenómenos:desde ganar plata hasta casarse, divorciarse, enviudar, tener hijos, hacer el amor, etc. En Occidente, como la felicidad está asociada al éxito —ysomos una cultura muy exitista—, se suele exagerar “para arriba” el nivel de bienestar en las respuestas.

Por ese motivo, en la última década, a las encuestas se sumaron experimentos más complejos que miden la felicidad con un poco más deprecisión a partir de los gestos faciales (al estilo de la serie Lie to Me). Tomando una idea original de Charles Darwin, a partir de la década del60 el científico californiano Paul Ekman catalogó más de 10.000 microgestos faciales, algunos de los cuales son muy difíciles de impostar y,por lo tanto, se corresponden con sensaciones genuinas de felicidad o de tristeza. De este modo, a los investigadores les es posible filtrar lasrespuestas falsas que a menudo se dan en las encuestas.

Las neurociencias analizan cómo se desarrollan y organizan los sistemas nerviosos en humanos y otros animales, y cómo funcionan paragenerar determinados comportamientos. Ellas, por supuesto, también aportaron su granito de arena a la medición de la felicidad. Aunque se tratade técnicas costosas y por ello no masificadas, los estudios de neuroimágenes permiten ver el cerebro de manera no invasiva. Los primeros deellos fueron la tomografía computada y la resonancia magnética, que permiten ver la estructura dentro de nuestra cabeza. Pero actualmente haytécnicas más avanzadas con las que no sólo se puede apreciar la morfología, sino también la actividad cerebral mediante captación de loscambios en los flujos de sangre que tienen lugar cuando el cerebro procesa algo. Se trata de la tomografía de emisión de positrones, de latomografía de emisión de fotones y de la resonancia magnética funcional. Gracias a ellas se sabe que, en cierta medida, la felicidad se encuentra“alojada” en una parte de nuestro cerebro llamada corteza prefrontal izquierda. En los estudios, esta parte “se enciende” con mayor intensidadcuando recibimos una buena noticia, cuando comemos algo que nos gusta o cuando experimentamos una sensación placentera.

En líneas generales, los factores que más influyen sobre la felicidad —según la biblioteca acumulada hasta ahora en esta materia por loseconomistas— son la salud (física y mental), la longevidad, el hecho de estar empleado y de sentirse productivo, la educación, el estado civil yla armonía familiar, y la mayor interacción social. En promedio, la felicidad tiende a ser más elevada entre las mujeres (aunque la brecha degénero se viene achicando a paso rápido en los últimos años), en los casados o con pareja estable, en quienes no trabajan para otros, en aquellosque tienen baja presión sanguínea, en quienes hacen el amor al menos una vez por semana con la misma persona, en los que participan enorganizaciones solidarias, en los votantes de centro-derecha y en los que hacen ejercicio físico en forma regular. Una intensa vida social es otrade las claves detectadas. Porque, además, según investigaciones del psicólogo de Harvard Daniel Gilbert… ¡la felicidad es contagiosa!

Se trata de pistas interesantes para saber dónde poner el foco. Aunque no hay que exagerar con el empeño. Estudios recientes mostraron quela carga genética puede determinar entre un tercio y la mitad de la felicidad de las personas. O sea: un 50% de nuestro grado de bienestaremocional “viene de fábrica”, y sólo se puede trabajar sobre el resto. Buena excusa para pedirle un descuento del 50% a tu psicólogo, aunque loque te ahorres tampoco te vaya a cambiar la vida.

Lost versus MafaldaO por qué te conviene tomar clases de buceo

en lugar de comprar billetes de lotería

Para el común de los mortales, la serie de números 4, 8, 15, 16, 23, 42 no dice gran cosa. En cambio, a los fanáticos de la serie televisivaLost, que completó cinco temporadas y cosechó millones de seguidores, les provoca escalofríos. Las cifras vuelven una y otra vez en la tramadel programa, generalmente asociadas a circunstancias trágicas. Por ejemplo, es el billete de lotería con el cual Hugo “Hurley” Reyes —uno delos personajes más carismáticos del ciclo— se volvió multimillonario para luego sufrir todo tipo de desgracias. La secuencia se la pasa uncompañero de la clínica mental donde ambos estaban internados, asegurándole que se trata de “números malditos”, portadores de mala fortuna.Reyes, un joven obeso que vive en Los Ángeles, los usa para apostar y gana 114 millones de dólares, para terminar descubriendo luego que suamigo tenía razón.

A los economistas, el “efecto Hugo Reyes” hace rato que dejó de sorprenderlos. La investigación pionera en la materia data de 1978, cuandoun grupo de psicólogos ingleses, Brickman, Coates y Janoff-Bulman, descubrió que ganadores de entre 50.000 dólares y un millón de dólares enla lotería reportaban niveles de felicidad similares a los del promedio de la población. La lógica detrás de este fenómeno es bastante intuitiva.Después de un evento extraordinario como ganar la lotería, las cosas cotidianas parecen menos interesantes. Para colmo, uno se acostumbra asu nueva situación de rico y lo pasa a considerar normal, por lo que esa situación deja de provocar placer.

Desde entonces, se realizaron muchos trabajos sobre el tema. Uno de los últimos tomó una muestra numerosa de ganadores de lotería en elReino Unido desde la década del 80. Buscaban determinar si quienes habían sido afortunados en el juego, no lo eran tanto a la hora del bienestaremocional o del nivel general de salud posterior a cobrar el dinero. A estas alturas se trata de una de las conclusiones más populares de laeconomía no convencional. Tanto, que hasta aparece mencionada en la película Antes del atardecer.

La idea de un “termostato” que reequilibra nuestro bienestar emocional ante distintas situaciones está presente desde los inicios de la CienciaEconómica. “La mente de todo hombre, en un período más corto o más largo, vuelve a un estado natural de tranquilidad. En épocas deprosperidad, luego de cierto tiempo, cae de nuevo a ese estado; y en la adversidad, luego de un período determinado, sube de nuevo hacia allí”.Eso lo escribió Adam Smith en La teoría de los sentimientos morales, allá por 1759.

Rafael Di Tella también trabajó con datos de ganadores de lotería y vio que después de un tiempo, su felicidad y bienestar retornan a un nivelpromedio. En sus propias palabras, luego de analizar miles de datos al respecto: “Te vas convenciendo con el tiempo de que esta obsesión de lahumanidad por maximizar el progreso material no anda muy bien. Y de que lo que más favorece a la felicidad es tener amigos, ser un buenpadre, llevarte bien con la gente. Siempre ayuda ver los datos, y estos dicen que los tipos que tienen mucha guita no son los más felices”.

Pero no todos están convencidos de la irrelevancia de lo monetario en el bienestar. O, como le gustaba sostener a Manolito, aquel personajede Mafalda: “No sólo el dinero hace la felicidad… también están los cheques”. Los académicos estadounidenses Betsey Stevenson y JustinWolfers (son pareja en la vida real pero por razones impositivas nunca se casaron, lo cual dice bastante sobre su aproximación a la vida)publicaron hace un tiempo un trabajo que contradice la hipótesis de Easterlin. Parece que los tantos están empatados. Quizá nuestro filósofolocal Ricardo Fort sabe de lo que habla cuando dice que “la riqueza no garantiza la felicidad; y la pobreza, tampoco”.

La felicidad es, por cierto, una cuestión mucho más compleja que la acumulación de billetes. Ni siquiera quienes se dedican a entenderla latienen garantizada. Con su original análisis de los ganadores de lotería, Philip Brickman fue uno de los padres de esta rama de la economía. Enlos años siguientes se dedicó a estudiar cómo sería una “jornada ideal” para una persona promedio. Un día no tan perfecto de mayo de 1982,este profesor de psicología de la Universidad de Michigan se subió a la terraza del Tower Plaza, el edificio más alto de Ann Arbor, y saltó alvacío. Tenía 38 años.

El reino de las sensaciones¿Cambiar el auto o subir a la montaña rusa?

Si lo que pretendés es satisfacción inmediata, la respuesta es sencilla y tu cuerpo ya la conoce: nada le gana a comer algo rico en grasas, atener un buen orgasmo o, si te gustan las emociones fuertes, a subirse a una montaña rusa. Parece que los estudiosos de la economía defelicidad saben de lo que hablan cuando aconsejan vivir experiencias antes que comprar bienes.

Por lo general, los seres humanos tendemos a sobrestimar el bienestar que nos va a provocar tener un auto nuevo, un par de zapatos o unelectrodoméstico. La alegría que aportan se diluye a medida que nos acostumbramos a su presencia. En cambio, el recuerdo de una experienciaplacentera rinde más en materia de felicidad. Martín solía dar un ejemplo al respecto en sus columnas en Perros de la calle, por Radio Metro: envisitas a ciudades de otros países, muchas personas optan por copar su agenda con salidas de compras, cuando en realidad un paseo porlugares no conocidos debería redundar —con la memoria posterior— en una mayor satisfacción.

Sin embargo, a veces ambas cosas se entremezclan: la compra de un bien también es una experiencia en sí. Si no, preguntales a los reyes deldenominado “marketing experiencial”, los dueños y directivos de la cadena de cafeterías Starbucks. Su éxito no se basa tanto en el café sino enlo que acompaña al café. Un ejecutivo de 50 años trabajó todo el día arduamente y cree que se merece una taza de café de estilo italiano (por esousan esas máquinas que no eran comunes en Estados Unidos). Un joven de 30 espera encontrarse allí con un amigo para compartir media horade conversación y para dárselas de bohemio. Un adolescente está convencido de que ahora el café es cool y hasta gourmet, sale más barato queir al cine y le permite quedarse dos horas estudiando o simplemente pasando el tiempo. Los tres consumieron la misma bebida, pero vivieronexperiencias totalmente diferentes.

Un muy joven economista argentino, Ricardo Pérez Truglia, que investiga en Harvard, viene estudiando otros condimentos del consumo.“¿Qué pasa si tomamos una Ferrari y le hacemos un hechizo tal que el resto de las personas vean en su lugar un Peugeot 504? Para el dueño, laFerrari sigue como antes, pero ya no puede presumir. En ese caso, lo más probable es que su valor termine cayendo, porque desaparece elbeneficio de señalizar que uno es rico y que se la pudo comprar”, cuenta el investigador. Para él, señalizar la riqueza puede contribuir a atraergente, a seducir parejas, a convencer empleadores, o a generar muestras de respeto o sumisión. De hecho, un grupo de psicólogos mostró enun experimento que si hay un auto obstruyendo el tráfico en un semáforo en verde, la probabilidad de que le toquen bocina es mucho menor siel auto es más caro. Por eso, si no tenés un Mercedes-Benz y querés evitar el estrés del tránsito, quizá lo mejor sea tomarte una semana, viajar ydescansar.

Economistas en el Club MedCómo planificar tus próximas vacaciones

Se supone que las vacaciones deberían concentrar una alta densidad de momentos gratos. Quizá por ello los períodos de veraneo vienensiendo un terreno bastante estudiado por quienes se dedican a la economía de la felicidad. Con el aporte de las ciencias cognitivas, y a veces confinanciamiento de fondos del sector del turismo y la hotelería, estos tiempos de descanso se convirtieron en un foco interesante de análisis.

Por lo pronto, ya sabemos que las experiencias suelen ser más eficaces para generar bienestar emocional que los objetos que se compran.Cuando adquirís un producto, te entusiasmás, pero luego te habituás y tenerlo se transforma en algo natural. Puede que hasta le empieces aencontrar defectos, en particular al comparar con otras opciones que tenías para gastar el dinero. En cambio, con las experiencias suele pasar alrevés: no sólo las recordás con más aprecio, sino que además hasta tendés a borrar los aspectos negativos que tuvieron y a privilegiar lospositivos. Con el tiempo, aquellas horas de manejo hasta llegar a destino o la demora del avión pasan a un segundo plano. Por eso, como losviajes suelen ser grandes fuentes de vivencias, la conclusión es clara: privilegialos dentro de tus gastos, aun cuando en la comparación teparezcan caros.

Una vez que hayas emprendido el periplo, recordá otra cosa: no todos los días son iguales durante un receso del trabajo. Nuestro estado deánimo tiende a ser bastante malo en el primer 10% del viaje, cuando llegamos cansados y no terminamos de acomodarnos al nuevo clima,horario, comida, etc. De hecho, hasta existe algo así como una “comezón del segundo día”. Philip Pearce, de la Universidad James Cook, deAustralia, realizó un estudio entre los turistas que visitaron la Gran Barrera de Coral. Descubrió que durante el segundo y el tercer día de lasvacaciones aumenta la propensión a enfermarse (contraer alergias, cansancio, infecciones, etc.). Según Ad Vingerhoets, un experto holandés encalidad de vida, esto no sólo se debe a la ingesta de alimentos no habituales sino también a un “malestar del ocio”. Aunque suene increíble, haygente que tiende a enfermarse sólo en fines de semana o en vacaciones, y nunca en los días de trabajo.

En esas primeras instancias quizá hasta la relación con tu pareja sea más tensa, a pesar de que se supone que están relajados. Por suerte, lascosas mejoran más adelante y alcanzan un pico… el día antes de volver a casa.

Algo raro ocurre también al regresar. Es que hay diferencias entre la experiencia y la memoria que luego conservamos de ella. Quien llama laatención sobre esta diferencia es nada menos que el psicólogo y economista israelí Daniel Kahneman, quien recibió el Premio Nobel en 2002.Según él, la verdadera felicidad o infelicidad que genera determinada experiencia es muy difícil de predecir. Esto se debe a que gran partedepende de cómo la recordaremos. A veces, pesa más el recuerdo que se tiene de una determinada experiencia que la satisfacción que aportó.Además, la memoria suele ser engañosa.

¿Qué pasaría si luego de tus próximas vacaciones se perdieran todas tus fotos de la cámara digital y alguien borrara todos tus recuerdos delviaje, como hacen los protagonistas de la película Hombres de negro cuando quieren que un testigo se olvide de lo que acaba de ver? El valor dela experiencia será el mismo, pero ya no hay memoria de ella. Todo se borró. En ese caso: ¿tus vacaciones valdrían los mismo para vos?Precisamente por estos motivos es que, para Kahneman, los futuros estudios sobre felicidad deberán tener en cuenta, sí o sí, los últimosavances de neurocientíficos sobre memoria.

Pero se puede empezar a extraer algunas recomendaciones preliminares. Dos semanas intensas de vacaciones, en términos de experiencia,brindan el doble de bienestar que una sola. Sin embargo, no generan el doble de recuerdos placenteros a posteriori. Por lo tanto, te convienetomar más períodos de vacaciones más cortos. Cada uno debería contener planes bien distintos de los de viajes anteriores y ser muy rico enexperiencias fuertes: enamorarte, nadar con delfines, deportes extremos, paisajes impactantes, comer rico, etcétera.

Un último consejo de la economía de la felicidad para planificar tus vacaciones: el cierre o la última parte de la experiencia juega un rolfundamental en el recuerdo que luego se conserva. Así como cuando se da una charla conviene guardar el mejor chiste para cerrar, lorecomendable —desde el punto de vista de Kahneman— es reservar para los últimos días de las vacaciones los mejores programas. Como hacíaGeorge Costanza, el personaje de la serie Seinfeld, que un día descubre que es una buena estrategia irse de una reunión cuando le sale uncomentario divertido. Así deja al resto de la gente con esa impresión de él y con “ganas de más”.

El discreto encanto de tener sobrinosUn paseo por los misterios

del ciclo de vida de la felicidad

A pesar de las bondades comentadas del marketing experiencial, las veces que los autores combinamos encontrarnos en Starbucks paraavanzar con la escritura de este libro tuvimos que rumbear para otros bares. La franquicia en cuestión estaba siempre llena. Entre café ymedialunas, la conversación a veces se iba de la temática de economía más tradicional y tocaba asuntos personales. Estos temas servían enocasiones para salir del foco del libro, pero en otras, para enriquecer e reinterpretar su contenido.

Un tópico en común, discutido en el segundo trimestre de 2012, fue el de los hijos. Sebastián ya tiene dos varones —Mateo, de siete años, yNicolás, de cuatro—, y Martín esperaba el primero, cuyo nacimiento casi coincide con la edición de este libro.

Como decía Pancho Ibáñez, “todo tiene que ver con todo”, y lo que parece una mera digresión personal es de hecho un tema de estudio y decontroversias dentro de la economía no convencional. En general, somos propensos a aceptar como experiencias que serán positivas aquellasque socialmente están catalogadas como tales. Pero puede que esa recomendación no siempre resulte cierta. Estudios acerca de la felicidad,bastante consistentes, llegaron a una conclusión perturbadora: los hijos no aumentan la felicidad ni el bienestar emocional de sus padres. Lapaternidad y la maternidad están, en ese sentido, bien lejos de lo que proclama el mandato social, y de las publicidades de madres y padresdescansados y sonrientes con sus bebés rubios.

Tal vez la más famosa de las investigaciones al respecto sea —cuándo no— de Daniel Kahneman. En 2004, este creador de la economía delcomportamiento estudió en profundidad la vida de casi mil mujeres de clase media de Texas. Halló que cuidar y pasar tiempo con sus hijos seubicaba en el lugar 16 entre 19 opciones posibles, por detrás de preparar la comida, mirar la tele o hablar por teléfono.

Decenas de mediciones posteriores detectaron lo que se denominó una suerte de bache en términos de felicidad para quienes tienen chicos(que en inglés se denomina parental gap). Venimos felices, nos embarcamos con entusiasmo en el proyecto de tener hijos y, de golpe, nuestrobienestar emocional se ve afectado negativamente. ¿El motivo? Menos tiempo para desarrollar actividades asociadas a altas inyecciones debienestar, como salir con amigos, ir al cine, tener relaciones sexuales más seguido o dormir de corrido. Y, de hecho, en los trabajosacadémicos, salir con amigos/amigas “mide”, en términos de felicidad, por encima del tiempo con tu pareja o con tus hijos.

El inglés Andrew Oswald, uno de los más famosos economistas de la felicidad, está de acuerdo con su colega Kahneman, y agrega que loshijos tienen lo que se llama “rendimientos decrecientes”: la felicidad que genera el segundo hijo es menor que la del primero, y asísucesivamente. En promedio, el impacto negativo es mayor en madres o padres solteros, y es más intenso en la etapa en que los chicos sonbebés.

El economista Martín Tetaz, de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), midió el efecto de los hijos en la Argentina mediante una encuestade 1100 casos. “Si separamos la muestra según el sexo del entrevistado, vemos que a los hombres no les aporta más felicidad ser padres.Incluso si tienen un solo hijo, son menos felices que si no tienen. En cambio, a las mujeres en promedio sólo les resulta más redituable entérminos de felicidad tener dos, tres o más hijos”, explica este profesional argentino.

Probablemente te estés indignando —o felicitando— al leer todo esto. Es natural. La conclusión de estos estudios ciertamente no está libre depolémicas. “Nunca conocí a nadie que no me discuta cuando se plantea este resultado”, dice Daniel Gilbert, de la Universidad de Harvard y unade las estrellas académicas de este campo. Quizá se pueda ensayar una explicación si consideramos que con los hijos aumentan lasresponsabilidades, las presiones, las mayores necesidades económicas y otras preocupaciones. Entonces, no se trata de que los hijos no teaporten felicidad, sino de que se incorporan otras cuestiones negativas, antes ausentes.

Pero en todo esto también influye la definición que tengamos de felicidad. Si se la considera como una sumatoria de momentos placenteros,probablemente la cuenta de los hijos pueda dar negativa. Pero si se la asocia con llevar una vida productiva y llena de sentido —concepto quedefendían los filósofos de la antigua Grecia y que también postulan psicólogos positivos como Martin Seligman o como Mihály Csíkszentmihályi(el autor del mega best-seller Fluir)—, entonces tener hijos hace a la felicidad. Para detectar ese efecto, quizá se debería realizar una encuesta

sólo entre la tercera edad y ver cuáles son las diferencias en satisfacción entre aquellos con hijos y aquellos sin hijos.Hablando de envejecer y de otras perspectivas respecto de la cosas, el bajón detectado por las mediciones clásicas de bienestar emocional en

la etapa de tener hijos pequeños coincide con otra conclusión de la economía de la felicidad. Se trata tal vez de uno de los resultados másconsistentes, llamativos y, además, estadísticamente comprobados en casi todos los países: el bienestar emocional tiene forma de “U” en el ciclode vida. Es decir: es elevado en la adolescencia y en la juventud, cae en picada a finales de los 30 y principios de los 40 —mala noticia paranosotros dos— y vuelve a subir fuerte después de los 50.

Millones de datos recogidos por Gallup, Eurobarómetro y otras fuentes que vienen siguiendo esta variable desde hace décadas muestran queel nadir —el punto más bajo— de alegría se da entre los 35 años (para el caso de Suiza) y principios de los 50. El promedio global ponderado esde 46 años. Se trata de un hallazgo opuesto a lo que dicta la intuición, ya que se tiende a pensar que la declinación del físico, de la belleza y de larapidez mental está asociada a una baja también en la felicidad. Pero no es así. Pete Townshend, el líder de The Who, que a los 20 cantaba“Espero morir antes de llegar a viejo” y hoy, pasados los 65, muestra un extraordinario sentido del humor desde su blog, es un buen ejemplopara describir este ciclo.

Las explicaciones a este fenómeno son variadas. A medida que madura, la gente tiende a encontrar mejores soluciones a los conflictos, acontrolar más las emociones y a aceptar los golpes de la vida con otra filosofía.

¿Qué sucede en la Argentina? Nuestro país parece ser una excepción a la regla. Los datos de una encuesta de Gallup realizada en 72 países —coordinada aquí por la Universidad de Palermo— revelaron que en la Argentina, a medida que la edad aumenta, la felicidad no vuelve a subir sinoque sigue descendiendo. Posiblemente esto se deba a un tema de ingresos —muy postergados en el sector de más de 65 años— y a unasociedad que no prioriza a los adultos. Y que no sabe aprovechar su sabiduría.

Domingo lluvioso por la tardeMelancolía sin culpa y en dosis adecuadas:

una receta posible

En la película estadounidense independiente Little Miss Sunshine (2006), una familia muy particular emprende un viaje a bordo de una combiVolkswagen destartalada, para que la hija menor participe del concurso de talentos infantiles que da nombre al film. La actriz Toni Collette esuna madre agotada, que trata de sobrellevar una convivencia familiar problemática en Albuquerque, Nuevo México, en un hogar con bajosrecursos, un hijo adolescente rebelde y un suegro gruñón (el mismo escenario de la superexitosa serie Breaking Bad). Un guión que da pie paracitar una frase del escritor ruso León Tolstói en Ana Karenina: “Todas las familias felices se parecen; en cambio, las familias desdichadas lo soncada una a su propia manera”.

No es el único ingrediente de la “ciencia de la felicidad” que se plantea en la película. También existe uno entre el padre de la familia (el actorGreg Kinnear), que trata de abrirse camino como motivador corporativo con un discurso lleno de lugares comunes (“Hay que tener unamentalidad ganadora”; “Si quieres algo realmente, lo lograrás”), y su cuñado, el comediante Steve Carell (el genial jefe de la versiónestadounidense de la serie The Office y el protagonista de la película Virgen a los 40 ), quien personifica a un experto en la obra del escritorMarcel Proust, depresivo y nihilista. Se trata de una muy buena metáfora de la batalla que se da por estos tiempos entre la industria delpensamiento positivo —donde abreva en buena medida la economía de la felicidad— y un grupo creciente de psicólogos, filósofos yeconomistas que sostienen que esta rama se pasó de rosca hace rato, y que la proliferación de recetarios y de recomendaciones para mejorar elbienestar subjetivo de la población puede resultar nociva.

Para las ciencias cognitivas, el nacimiento de esta tendencia optimista tiene un momento preciso: agosto de 1998. En un evento en SanFrancisco, Martin Seligman dio un famoso discurso en el cual afirmó que su disciplina, la psicología, siempre había puesto énfasis en el “vasomedio vacío” (las patologías) en lugar del vaso medio lleno (las fortalezas). Ese año se imprimieron cincuenta libros con esa temática“buenaondística”. Según la revista Psychology Today , en 2011 se imprimieron más de 4000 sólo en Estados Unidos. Entre los mayoresdivulgadores de esta tendencia aparecen la Susana Giménez de la TV norteamericana, Oprah Winfrey, el gurú de la medicina alternativa DeepakChopra y el motivador corporativo Tony Robbins.

El mensaje no podría ser más enfático y simple: “Si usted cree (pero realmente cree) que puede bajar de peso, sanar, ganar más dinero,recomponer su familia o lo que sea… ¡entonces puede!”. En esta subcultura —que bien podría tener como eslogan “Los límites no existen”—se gastaron en forma directa (cursos, libros, seminarios, giras de expertos) 14.000 millones de dólares en 2011.

En esta era de la primacía de una actitud mental positiva, la tribu de los críticos argumenta que la noción de que es la actitud que lo quedetermina el éxito de un proyecto (de vida, de familia, de negocios, de lo que sea) es errónea. Uno de los flancos favoritos de los oponentes dela búsqueda obsesiva de la felicidad es el ámbito corporativo, que en los últimos años se llenó de carteles de Smile! y de departamentos derecursos humanos que contratan cómicos y números de stand up para elevar la moral de los empleados.

Un reciente trabajo de Kahneman postuló que una compañía llena de caras felices pierde en la competencia de mercado con una firma conempleados más agresivos. Pocos empleados sufren más en las oficinas modernas que aquellos escépticos que se animan a llamar la atenciónsobre riesgos en algún determinado proyecto. Además, a los pesimistas se los suele tildar de ser malos jugadores de equipo, por lo que se losescucha menos que a los optimistas. Eso hace exagerar los resultados esperados y subestimar los riesgos. El especialista en teoría de la decisióny profesor de la Universidad de Buenos (UBA) Aires Ernesto Weissmann cree que por culpa de esta sobrevaloración del optimismo los grupos detrabajo pierden alertas muy importantes, porque nadie quiere ser el que dé una mala noticia. “Muchas veces el deseo tiñe los pronósticos. Unavez, en una clase, pedí que levantaran la mano quienes pensaban que la Argentina iba a perder contra Alemania en el último Mundial deSudáfrica. Una sola chica lo hizo y casi la matan, con el argumento de que estaba pateando en contra”, explica Weissmann.

La defensa de la tristeza y de la melancolía —en dosis adecuadas— hasta tiene argumentos evolutivos. Si bien un estado de euforiaembriagadora puede sonar fantástico, este viene asociado a una actitud pasiva y poco alerta ante los peligros que acechan. En definitiva, una

pésima estrategia para nuestros ancestros en la sabana africana. Daniel Gilbert lo resume así: “Tenemos una palabra precisa para describir a losanimales que no sufren estrés, ni ansiedad, ni miedo ni dolor. Esa palabra es cena”.

Curiosamente, fue el propio Seligman —bautizado oportunamente “padre de la psicología positiva”— uno de los primeros en darse vuelta conrelación al fenómeno que él mismo había contribuido a impulsar. “Hemos sido bastante ingenuos con este tipo de estudios”, reconoció. Y vamás allá de las ventajas prácticas del realismo para adentrarse en algo más profundo: “La gente no sólo busca felicidad, busca sentido para susvidas, busca justicia. Fue una exageración identificar tanto a la felicidad con los estados de ánimo inmediatos”. ¿Sabés cuántos hijos tieneSeligman? Nada menos que siete.

Tal vez, un camino válido para ser más felices tenga que ver con dejar de buscar una receta de la alegría en forma tan obsesiva. No es nadanuevo. Hace cincuenta años, el escritor existencialista Albert Camus decía: “Nunca serás feliz si continuamente estás buscando el significado dela felicidad. Y nunca vivirás plenamente si todo el tiempo estás buscando el sentido de la vida”. Vive tu vida, sugería, y si la felicidad teencuentra, tanto mejor. Uno se lo imagina a Camus en una tarde de lluvia de otoño, un domingo en un café parisino, con música melancólica defondo. Y no está tan mal, ¿no?

Si te interesó este tema, te recomendamos…

Ver el siguiente video:

La conferencia TED de Daniel Kahneman sobre las trampas de la felicidad. En:http://www.ted.com/talks/daniel_kahneman_the_riddle_of_experience_vs_memory. html?quote=655.

Continuar con algunos de estos libros:

Csíkszentmihályi, Mihály: Fluir: una psicología de la felicidad, Kairos, Buenos Aires, 2005.

GILBERT , Daniel: Stumbling on Happiness, Knopf, 2006.

KAHNEMAN, Daniel, Edward DIENERet al. (eds.): Well-Being: The Foundations of Hedonic Psychology , Russel Sage Foundation, Nueva York,1999.

LAYARD , Richard: La felicidad. Lecciones de una nueva ciencia, Taurus, México, 2005.

SELIGMAN, Martin: La auténtica felicidad, Ediciones B, Madrid, 2002.

Y si querés más detalles, leer estos trabajos:

BRICKMAN, Philip, Dan C OATES & Ronnie J ANOFF-BULMAN: “Lottery Winners and Accident Victims: Is Happiness Relative?”, Journal ofPersonality and Social Psychology, 36/8, 1978, 917-927.

DI T ELLA, Rafael, Robert M CCULLOCH y Andrew O SWALD : Preferences over Inflation and Unemployment: Evidence from Surveys ofHappiness, Harvard, LCE y Warwick, 2004.

WOLFERS, Justin y Betsey S TEVENSON: “The Paradox of Declining Female Happiness”, American Economic Association, vol.1(2), pages 190-225, August 2009.

2.¿QUIÉN PINCHÓ

LA BURBUJA?

No puede haber una crisis la semana que viene. Mi agenda está repleta.Henry A. Kissinger

La reina va a la universidadLa pregunta de los miles de millones de dólares

El 5 de noviembre de 2008, aproximadamente un año después del inicio de la crisis financiera internacional que aún estamos experimentando,la reina Isabel de Inglaterra visitó la London School of Economics (donde Martín hizo su maestría entre 1993 y 1994) para inaugurar un nuevoedificio. Mientras Luis Garicano, director de investigaciones del Departamento de Management, se explayaba acerca de la magnitud delproblema global, la monarca hizo una sencilla pregunta: “Si esto era tan grande, ¿cómo es que nadie lo vio venir?”.

Dirk Bezemer, académico del Instituto de Nuevo Pensamiento Económico (Institute for New Economic Thinking), se dedicó a buscarquiénes entre todos aquellos relacionados con el mundo de la economía y las finanzas advirtieron, entre 2000 y 2006, acerca de una recesiónoriginada en problemas hipotecarios. Es imposible saber cuántos profesionales de estas disciplinas hay en el mundo, pero se cuentan pormillones. Bezemer halló que solamente doce pueden parafrasear a Los Fabulosos Cadillacs con sustento y decir: “Yo te avisé”.

Es decir, no es que absolutamente nadie la haya advertido, aunque sí fueron muy pocos. La reina pudo haber exagerado en su formulaciónpero no demasiado. Por increíble que parezca, su simple interrogante motivó la organización de un foro de la Academia Británica para analizar enprofundidad el tema. Se llevó a cabo al año siguiente y contó con la participación de 33 expertos de primer nivel, provenientes del sectorfinanciero, del periodismo, del gobierno y de la academia.

Las conclusiones de ese panel cobraron la forma de una carta de tres carillas que le enviaron a su Majestad. En ella sostienen que “hubobastantes señales acerca de los desequilibrios globales en los mercados financieros y la economía mundial”. Pero “la dificultad era ver el riesgoal sistema como un todo y no limitado a algún activo específico” (como las famosas hipotecas subprime). En ese sentido, “los cálculos deriesgo comúnmente se restringían a porciones de la actividad financiera, utilizando a las mejores mentes matemáticas locales e internacionales.Pero frecuentemente perdían perspectiva del panorama más amplio”. En semejante contexto, “cada uno parecía estar haciendo correcta ymeritoriamente su trabajo. Y de acuerdo con las medidas más tradicionales de éxito, muchas veces lo estaban haciendo bien. El fallo consistió enno ver que colectivamente ello se iba transformando en una serie de desequilibrios sobre los cuales nadie tenía autoridad”.

Lo que ocurría es que el mundo financiero, desde los 80 cada vez menos regulado y más interconectado, iba transformándose en una bombade tiempo sin que nadie tuviera adecuada dimensión de lo que ocurría. Los que debían vigilar, eran incapaces de entender el juego entero. Seconvencían de que los propios mercados se restringirían a sí mismos en su demencial expansión, o bien preferían hacer la vista gorda. Y losbeneficiarios inmediatos del juego se mostraban felices con los resultados. A pesar de los desequilibrios gigantescos e insostenibles que se ibanacumulando, los supuestos magos del mundo de las finanzas se convencieron a sí mismos, y también a los políticos de que habían encontradola forma de controlar los riesgos.

Esta psicología de la negación que se apoderó de los ámbitos financieros y políticos se refleja en otro párrafo de la misiva: “Es difícil recordarun ejemplo mayor de fantasía o mera expresión de deseos combinada con arrogancia y ambición. Había una firme creencia de que los mercadosfinancieros habían cambiado. Y los políticos de toda clase estaban encantados con el mercado”.

El final de la carta es imperdible por cuanto muestra que el gremio de los economistas no termina de aceptar su responsabilidad ni severdadera ignorancia: “En resumen, el fracaso en prever el momento, la extensión y la severidad de la crisis tanto como en impedirla se debe,aunque tuvo causas múltiples, principalmente a un falla de la imaginación colectiva de mucha gente brillante, tanto en este país como en elexterior, para entender los riesgos del sistema como un todo”.

El gerente general y secretario de la Academia Británica destacó el trabajo llevado a cabo, subrayando la importancia que una verdaderacomprensión de lo ocurrido tiene a la hora de evitar futuros eventos de características similares. En ese sentido, el foro fue en su visión unainigualable oportunidad para que los expertos separasen la paja del trigo y echaran luz sobre los acontecimientos.

Sin embargo, tanta discusión no parece haber llegado a una conclusión más profunda que la que el propio Garicano sostuvo en una entrevista:“Creo que la respuesta principal es que la gente hacía aquello para lo que le pagaban, y se comportaba de acuerdo con sus incentivos, pero queen mucho casos se les pagaba para que hicieran cosas equivocadas desde la perspectiva de la sociedad”.

Modelos no tan ejemplaresUn diálogo delirante

Alan Greenspan fue presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos durante dieciocho años, en los que prestó servicios bajo cuatropresidentes. Arrancó en 1987 con Ronald Reagan y fue reemplazado recién en febrero de 2006, antes de la mitad de la segunda presidencia deGeorge Bush hijo. Su conocimiento y su famoso hermetismo —declaraba, como un oráculo griego, de manera siempre ambigua— fueronreverenciados durante largo tiempo por Wall Street. Bob Woodward, uno de los dos periodistas que descubrieron el escándalo Watergate,escribió un libro biográfico sobre Greenspan cuyo título revela el humor de la época respecto de un personaje que dirigió la política monetaria deEstados Unidos en tiempos de gran prosperidad: Maestro.

Pero apenas había transcurrido un año y medio desde el retiro de Greenspan de la Reserva Federal cuando el castillo de naipes se vinoestrepitosamente abajo. La reputación de este supuesto mago de las finanzas fue, poco a poco, cambiando. Y en octubre de 2008 fue citado adeclarar al Congreso con la crisis como tema principal. Este es un imperdible extracto del diálogo que mantuvo con el diputado demócrataHenry Waxman durante dicho testimonio.

Henry Waxman: —Usted era probablemente el principal propulsor de la desregulación de los mercados financieros, y con certeza la voz másinfluyente a favor de la desregulación. Mi pregunta es simple: ¿se equivocó?

Alan Greenspan: —Parcialmente. Me equivoqué al pensar que el autointerés de las organizaciones, específicamente los bancos, era capaz deproteger a sus accionistas y el valor de las empresas.

H. W.: —Señor Greenspan, estas son sus propias palabras: “Mi posición es que los mercados libres y competitivos son una manerainigualable de organizar las economías. Hemos tratado con regulaciones. Ninguna realmente funcionó”. Usted tenía la autoridad para prevenir lasprácticas crediticias irresponsables que llevaron a la crisis. Muchos se lo advirtieron. Y ahora nuestra economía entera está pagando los costos.¿Siente que su ideología lo llevó a decisiones que desearía no haber tomado?

A. G.: —Una ideología es un marco conceptual para lidiar con la realidad. Todo el mundo tiene una. La pregunta es si es precisa o no. Y sí,encontré una falla.

H. W.: —Encontró una falla en la realidad…A. G.: —No, una falla en el modelo que yo pensaba era la estructura básica de cómo funciona el mundo.La economía, como otras disciplinas, suele usar esos modelos para estudiar ciertas cuestiones. Esas abstracciones son una manera de

simplificar la mayor parte de lo que realmente está teniendo lugar, haciendo foco en algún elemento en particular. Pero hay quienes creen que unsimple marco conceptual o meras fórmulas matemáticas pueden comprender la totalidad de lo que ocurre siempre y en cualquier circunstancia.Y hasta ser capaces de proveer recetas inmutables. Lamentablemente todavía hay quienes piensan que si el modelo no se ajusta a la realidad, esque la realidad se equivoca.

A agarrarse con fuerzaLa crisis es peor que un tsunami

En un papel lleno de símbolos aritméticos, los errores son irrelevantes y hasta se pueden corregir fácilmente. Pero no es así en el mundo real.La crisis global se ha transformado en una noticia recurrente. De tanto en tanto todo parece desplomarse: caen las bolsas, sufren las economías,se hacen ajustes, las economías vuelven a sufrir y surgen protestas. Y de golpe las autoridades de los principales países toman alguna medidaque parece aliviar la situación. Por lo menos la de los mercados, que aprovechan la novedad y tienen subas. Porque en la calle la gente no llega asentir ningún cambio positivo.

Cuando los expertos de la Academia Británica enviaron su respuesta a la reina, la economía del Reino Unido llevaba quince meses en unarecesión que era la más cruda en tiempos de paz desde 1930. A partir de la segunda mitad de 2009 comenzó a experimentar un tenue rebote,pero desde el último trimestre de 2011 ingresó otra vez en recesión y allí permanecía mientras se editaba este libro. Los británicos son hoy un5% más pobres que hace cinco años.

Y claro que no se trata de un caso único. Entre 1995 y 2007, las economías de los 34 países de la Organización para la Cooperación y elDesarrollo Económico ( OCDE) crecieron a un promedio del 2,7% anual. En el último lustro ese ritmo se redujo a un quinto de dicho valor. Sihubieran seguido al ritmo previo, cada persona en esos países tendría un ingreso adicional de 2200 dólares por año.

Las quince naciones de la Eurozona sufrieron todavía más: su ingreso por habitante ha caído aproximadamente un 1% en los últimos cincoaños. Y eso trabajando con el promedio. Porque si nos fijamos en lo que ha ocurrido en los países más castigados, la comparación resulta peor:Islandia (4% por debajo de 2007), Estonia (7%), Irlanda (9%), España (4% y 2013 será su segundo año consecutivo en recesión), Italia (6% ytambién en el segundo año consecutivo en recesión), Portugal (5%, tercer año consecutivo) y Grecia (18%, sexto año consecutivo enrecesión).

Se estima que desde su inicio la crisis ha incrementado el número global de desempleados en más de un 15%, que equivale a 27 millones depersonas. La cifra total de gente que no consigue trabajo supera así los 200 millones. Esta situación es particularmente grave para los jóvenes,que tienen tres veces más probabilidades de padecer el desempleo. Si a esto le agregamos las sombrías perspectivas que enfrentan algunospaíses, es fácil entender por qué se generan movimientos de indignados, ocupaciones de espacios públicos y otras formas de protesta.

Tal vez te resulte difuso visualizar la magnitud de esta tragedia cuando se la describe en variables frías, como el PBI. La investigación de uneconomista argentino, Sebastián Galiani —que da clases en la Universidad de Maryland—, es muy útil para poner este fenómeno en perspectiva.Su conclusión es que las peores catástrofes naturales de las últimas décadas causaron un daño económico mucho menor al experimentadodurante crisis macroeconómicas. Las imágenes que podés recordar del tsunami del océano Índico en 2004, del huracán Katrina en 2005 o de losterremotos de Haití y de Chile en 2010 seguramente son terribles; y sus consecuencias en pérdida de vidas humanas, pavorosas. Pero paraprovocar pérdidas del PBI como las de la última crisis global o como la de la Argentina en 2001, o Corea e Indonesia a fines de los 90, haríanfalta catástrofes naturales inimaginables, como la caída de un meteorito de gran tamaño en un centro urbano importante. “Los verdaderosterremotos son los malos gobiernos”, dice Galiani.

A esta altura, no caben dudas de que la economía mundial se encuentra sumida en la peor circunstancia desde la denominada Gran Depresión,que comenzó con el crac de la bolsa de 1929 y se prolongó durante toda la década del 30. Eso significa que tenemos el extraño privilegio de sertestigos —o, mejor dicho, víctimas— de un acontecimiento extraordinario. En un futuro, estos años de sacudones que comenzaron en agostode 2007 serán parte de los libros de Historia.

En aquella oportunidad también parecía haber idas y venidas, con alzas bursátiles que se interpretaban como una mejoría, sólo para serdesdichas después por la cruda realidad. Antes de que comenzara la debacle, el famoso índice bursátil Dow Jones valía 381. Dos meses despuéshabía descendido a menos de 199: una brutal caída de casi el 48%. Entró luego en una prolongada fase de altibajos, como alguien que estáluchando para no ahogarse y logra de vez en cuando sacar su cabeza y respirar. Pero en 1940, más de diez años después del comienzo, el DowJones todavía oscilaba alrededor de los 150 puntos.

Obviamente, no sólo las bolsas padecían. La producción y el comercio cayeron globalmente, y ningún país del mundo estuvo a salvo de los

efectos de esta crisis que duró aproximadamente una década. El PBI de Estados Unidos disminuyó un 27% y su desempleo se multiplicó porsiete, llegando al 25%. En otros países, como el Reino Unido o Alemania, el número de desempleados se duplicó e incluso triplicó. Recién con laobligada reorganización y planificación a la que obligó la Segunda Guerra Mundial los aparatos productivos volvieron a ponerse definitivamenteen marcha a niveles adecuados. Las discusiones en el campo económico acerca de cómo combatir un fenómeno de una virulencia desconocidadieron vida a una nueva manera de ver estas cuestiones, de la mano de uno de los principales referentes en la vida de esta disciplina: JohnMaynard Keynes.

Una carta y un desamorLa bronca se acumula

De poco parecen haberle servido a Gregory Mankiw sus pergaminos como experto en neokeynesianismo. Este profesor de la Universidad deHarvard es uno de los macroeconomistas más reputados y citados del mundo. Su exitoso libro de texto es usado en casi todas las universidades,y su blog es el más consultado en la materia. Sin embargo, cierto día, sus alumnos se sintieron frustrados de tanto mundo creado idealmentepara el análisis cuando el que transitamos cotidianamente se venía abajo. Y le escribieron una carta.

Miércoles 2 de noviembre de 2011

Estimado Profesor Mankiw:

Hoy nos estamos yendo de su clase… para expresar nuestro descontento con el sesgo inherente a este curso introductorio de economía. Nospreocupa profundamente la manera en que dicho sesgo afecta a los estudiantes, a la universidad y a la sociedad en general.Como estudiantes de grado de Harvard, nos inscribimos [en su curso] para obtener una amplia e introductoria base de teoría económicaque nos sirviera en tareas intelectuales varias y disciplinas diversas […] En lugar de eso, encontramos un curso casado con una específica—y limitada— visión de la economía […]Un estudio legítimo de la economía debe incluir una discusión crítica tanto de las ventajas como de las fallas de los diferentes modelosque simplifican [la realidad] […] El cuidado en presentar una visión no sesgada de la economía es particularmente relevante para uncurso introductorio de 700 estudiantes […] Los graduados de Harvard juegan roles significativos en las instituciones financieras y endelinear las políticas públicas en diversas partes del mundo. Si Harvard falla en equipar a sus estudiantes con una comprensiónabarcadora y crítica de la economía, entonces sus acciones probablemente afecten negativamente el sistema financiero. Los últimos cincoaños de caos económico constituyen prueba suficiente de ello.Nos estamos yendo hoy para unirnos a una marcha en todo Boston contra la corporativización de la educación superior, como parte delmovimiento global Occupy. Dado que su naturaleza sesgada simboliza y contribuye a la creciente desigualdad en los Estados Unidos, nosestamos yendo de su curso para protestar por su inadecuada discusión de la teoría económica básica y para prestar apoyo a unmovimiento que está cambiando el discurso [del país] en lo referido a injusticia económica. Profesor Mankiw, le pedimos que tomenuestras preocupaciones y (nuestro gesto) seriamente.Sinceramente,

los estudiantes preocupados[de su curso de Economía]

Se ve que los alumnos de Harvard no son tan fáciles de domesticar. Y que no sólo repiten lo que les dicen. Quizá si Cristina Fernández deKirchner hubiera leído esta misiva tan crítica con la economía, se habría sentido más identificada con el sentir de los estudiantes y no se hubieramolestado tanto en su visita a esa universidad en septiembre de 2012. Eso no quiere decir que la hubieran tratado mejor porque, como se puedeapreciar, sus estudiantes son reacios a cualquier simplificación sesgada de la realidad.

¿Empachados de ahorro?Los relatos que compiten por explicar la debacle

Cuando un país exporta bienes o servicios, parte de lo que produce se consume en otro lado. Y cuando importa, consume algo que se hizo enotro país. También puede tener que pagar intereses y beneficios al exterior, con lo cual parte de lo que generó se va. O recibirlos, en cuyo casopuede disponer de más recursos de los que produjo. Lo interesante es que se pueden meter todos estos efectos en una misma bolsa y ver cadaaño si una sociedad está viviendo por encima o por debajo de lo que genera. Los economistas llaman a eso “cuenta corriente del balance depagos”, y cuando es deficitaria significa que se está viviendo por encima de las verdaderas posibilidades.

Esto último sólo puede ocurrir si el resto del mundo le está financiando ese lujo. O si se están gastando recursos acumulados previamente, yasea en la forma de ventas de bienes del país (como las privatizaciones) o de pérdida de reservas. Pero como ambas cosas tienen un límite, eltiempo que una sociedad puede vivir más allá de sus posibilidades termina dependiendo de que otros estén dispuestos a prestarle plata.

Como Estados Unidos emite dólares y esa es una moneda de referencia global en la que se realizan las grandes transacciones y se ahorra,tiene la suerte de que mucha gente que esté dispuesta a comprarlos. Es decir que ese país puede vender a los demás activos que produce conuna máquina cada vez que quiere. De esa manera, la principal economía del mundo viene viviendo por encima de su verdadera capacidad desde1983. En promedio, casi el 3% de todo lo que disfrutan sus ciudadanos está financiado por el resto del mundo; y ha habido años —2005 y2006, justo antes del estallido de la crisis— donde esa cifra llegaba a 6%. En el agregado para los últimos diez años, se puede concluir que seismeses enteros del elevado estándar de vida estadounidense fue financiado por el resto del mundo.

La deuda pública de este gigante global es en estos momentos de aproximadamente 16 billones de dólares (sí, doce ceros). Algunos paíseshan sido los grandes compradores de esa deuda: Japón tiene más de un billón y China —el más activo últimamente— la friolera de 1,2 billonesde dólares (algo así como tres veces lo que toda la economía argentina produce en un año). Este dato es parte de un proceso inédito en lahistoria de la globalización financiera: es la primera vez que el dinero se desplaza sistemáticamente desde los países en vías de desarrollo hacialos desarrollados.

Si los vencimientos de esta deuda no se pueden renovar, deben ser pagados por los ciudadanos de los países afectados a través de mayoresimpuestos. En Estados Unidos eso se puede postergar porque el mundo parece dispuesto a seguir prestándole. Pero ciertamente no es el caso deGrecia o de España. Según datos del Banco Central, del FMI y de The Economist Intelligence Unit, al cierre de este libro la deuda pública total“por familia” ascendía a 22.787 dólares en la Argentina, a 193.476 dólares en España y 363.746 dólares en Estados Unidos.

El extrovertido Peter Schiff compartió con Martín unos entretenidos paneles en Kilkenomics 2010. Él es uno de esos doce jinetes delApocalipsis que anticiparon que el mundo estaba por padecer una severa crisis. Su predicción se basaba en estas inconsistencias estructuralesde la economía estadounidense y sus consecuencias. En su opinión, la sociedad de su país producía y ahorraba cada vez menos, y consumía enexceso. De alguna manera, los trabajadores norteamericanos habían perdido sus puestos de trabajo frente a la competencia china. Importabantodo tipo de productos de ese país —y también de otros— y los propios chinos financiaban esa situación. La prosperidad que se vivía era tansólo una burbuja.

Ben Bernanke, el titular de la Reserva Federal, acuñó en 2005 la expresión “exceso o empacho de ahorro global”, con la que resumió esasituación en la que muchas naciones en desarrollo (China, India, Brasil, etc.) aumentaron en un mismo tiempo su nivel de ahorro soberano. Esogeneró, a su vez, mucho dinero disponible dando vueltas que buscaba inversiones para hacer. Y en sus múltiples recorridos y cambios de mano,terminó concretando algunas que no debía, como las hipotecas subprime (de alto riesgo). Si a esta situación se le agrega del otro lado unaverdadera cultura del consumo, peligrosos incentivos en la banca, mala regulación y complacencia con lo obtenido o negación con su fragilidadfinal, el cóctel es una verdadera bomba.

Hay quienes ven elementos más estructurales y no estrictamente financieros en todo esto. Robert Reich, ex secretario de Trabajo de BillClinton, analiza las tendencias a largo plazo en la distribución del ingreso. Y muestra que desde los 80 el tamaño de la economía de los EstadosUnidos se duplicó pero que el poder de compra de los trabajadores es el mismo. Todo fue a parar a los denominados “súper ricos”, que con sudinero pueden tener más poder de lobby, eliminar a los gremios y —sobre todo— reducir sus propios impuestos, generando situaciones

deficitarias que terminan en ajustes o en endeudamiento, como acabamos de ver.Esto no está tan lejos de quienes, en perspectivas más ligadas al marxismo, sostienen que la crisis actual es una muestra más de las

contradicciones internas del capitalismo. Quizá te suene demasiado sofisticado, pero el razonamiento es sencillo y atractivo. A medida que elcapital puede desplazarse más fácilmente por el mundo, es capaz de seleccionar a los trabajadores de cualquier país. Así, por ejemplo, Appletiene la posibilidad de producir en China, y Nike, en Vietnam. Eso hace que el poder del capital crezca con respecto al de los trabajadores, y quelos salarios pierdan peso relativo. Para mantener su nivel de consumo, a los trabajadores se les facilita el acceso a los préstamos, y adquierendeuda hipotecaria, con tarjetas de crédito, etc. Finalmente, el endeudamiento de los países y de las familias termina siendo insostenible.

Como se ve, la enorme movilidad del capital financiero y productivo más la falta de control constituyen un riesgo y han probado ser fuente deproblemas. Como si ello no bastara, en algún momento quince países adoptaron una moneda común, el euro, haciendo la tarea aun más sencillapara quienes prestan.

942 millones de argentinos¿Qué pasaría si habláramos japonés?

Japón tiene una población de 127 millones de personas en una superficie de 374.744 km2. Los argentinos somos 40 millones en 2,78 millonesde km2. Simplificando, eso quiere decir que en nuestro país podrían caber 942 millones de nipones. Y si sumamos el territorio antártico que sereclama, la cifra subiría a 1275 millones de personas, y competiríamos con China e India por el podio de país más poblado de la Tierra.

Imaginate a esa Japontina por un instante. Viviríamos más apretados, claro. Seríamos, en promedio, menos altos. Habría una proporción degente con pelo lacio y oscuro mayor que la actual. También trabajaríamos más horas, y de manera más eficiente. Ahorraríamos más yconsumiríamos menos. Nuestra sociedad sería mucho más igualitaria. Y menos corrupta. Los gobiernos serían más eficientes y pagaríamosmenos impuestos. Aprovecharíamos cada espacio productivo. Las empresas invertirían muchísimo más en tecnología. Produciríamos de todo yvenderíamos a cada rincón del mundo. Nuestra moneda, el yeso —mezcla de yen y peso—, sería la más fuerte del planeta. Podríamos adquirirmodelos de Mercedes-Benz en Alemania y nos parecerían tan baratos como hoy un auto chino. Y en nuestros habituales viajes a Suiza —seríamuy accesible ir— compraríamos Rolex como si fueran Casio.

Este sencillo ejercicio muestra algo muy simple: que el tipo de cambio (o, en la Argentina, qué tanto vale el dólar) es un mecanismo paraadecuar la idiosincrasia de un país para competir en el mundo. Si las instituciones no son buenas, si el gobierno cobra muchos impuestos perobrinda pocos servicios, si la educación falla, si la infraestructura es mala, si el crédito es caro, si la corrupción provoca malas decisiones, si lasmedidas son caprichosas, si las empresas buscan ventajas en el corto plazo, la única manera de competir es, lamentablemente, con una monedamás devaluada. Es decir, siendo menos ricos cuando salimos al mundo.

Este es uno de los problemas estructurales del euro. Para que los griegos puedan producir y vender al exterior con la misma moneda queAlemania, tendrían que tener la idiosincrasia germana. Alternativamente, podrían tener unos salarios bastante más bajos, lo cual los haría pobresdentro de Europa. Otra opción es que alguien (otras naciones del euro) ceda parte de sus recursos mediante transferencias para que los griegostengan un estándar de vida no tan distanciado de sus “compañeros de moneda”. Y si nada de esto alcanza, quizá haya alguien más dispuesto aponer la plata.

Durante diez años, quienes prestaban ese dinero a los griegos, a los portugueses, a los irlandeses, a los italianos y a los españoles eran losmercados financieros. Descontaban que teniendo la misma moneda, el riesgo era mínimo. Pero ahora, viendo tan endeudados a esos países, yano los quieren seguir financiando. Y entonces empiezan a surgir los sucesivos rescates: de la Comisión Europea, del FMI, del Banco CentralEuropeo.

Esto puede comprar cierto tiempo para ordenar la casa, pero el fondo de la cuestión permanece inmutable: la deuda acumulada es mucha,demasiada; y el nivel de vida previo, sencillamente insostenible. Para colmo, todo está interrelacionado. Si esos países salen del euro y dejan depagar sus deudas, también sufrirán los bancos de las naciones, como Alemania, que prestaron el dinero y hoy aparentan no tener nada que vercon los problemas de sus vecinos.

Ahí es donde las negociaciones se complican más y más. Quienes requieren asistencia tienen en ese último punto una carta que jugar, casi demanera extorsiva. Pero los que deben poner la plata necesitan convencer a sus propios votantes locales de dar dinero a otros países “más vagospero a los que les gusta la buena vida”. Entonces exigen ajustes a cambio de los recursos. Y para garantizar que el esfuerzo sea realmentehecho, fuerzan intervenir de alguna manera las decisiones políticas de los países rescatados.

La transacción propuesta es algo así como “Te doy garantías para que no caigas en cesación de pagos con tu deuda, pero cedeme parte de tusoberanía”. Y se trata de algo muy difícil de negociar y de calibrar. ¿Cuánto vale la garantía? ¿Es tan buena como para resolver definitivamenteel problema de fondo? ¿Cómo un Estado delega soberanía? ¿Qué pasa si la reacción social y política se torna incontrolable?

Como ves, independientemente de cuál sea el final de todo este gran berenjenal, aún falta mucho camino por recorrer. Y no será placentero.

Las causas de la indigestiónOjo con las recetas facilistas:

tres “K” que no significan lo mismo

Felipe González, el hombre que con sus catorce años de gobierno llevó a España a la modernidad, definió una vez el objetivo que tenía enmente al asumir: que los ciudadanos españoles se enamoraran de su pasaporte y pudieran lucirlo orgullosos al cruzar la frontera. Y vaya si lologró: bajo su liderazgo, el ingreso por habitante creció cerca de un 90%, y las bases de desarrollo allí sembradas permitieron que con el tiempodicha economía se transformara en la cuarta mayor de la Eurozona.

Por eso, apena ver a esta España que pide rescates a la Comisión Europea y va cediendo —aunque lo nieguen sus gobernantes— grados desoberanía. Igual que da lástima observar en Grecia una película cuyas imágenes los argentinos aún recordamos con pavor. Se reiteran losajustes fiscales, suben el desempleo y la pobreza, se pierden servicios públicos, empeora la calidad de vida drásticamente. Pero ese enormeesfuerzo se pierde en la nada. Y las protestas, cada vez mayores, se suceden.

No caben dudas de que los argentinos sabemos de crisis por haberlas experimentado con demasiada asiduidad. Por si ello fuera poco, losproblemas creados por la implementación del euro guardan, en muchos aspectos, similitudes con los tiempos de la convertibilidad. Con estosaprendizajes en la mochila, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner insiste en señalar el error de las políticas que los mandatarios de laUnión Europea están implementando. La contracción del gasto público agrava la recesión. Lo que hay que hacer es lo contrario, de forma tal depromover el consumo interno. Hay que seguir menos lo que dicen los mercados y más a las tres K: lo que escribió Keynes, lo que hizo Kirchner,lo que dice Krugman.

Paul Krugman, Premio Nobel de Economía en 2008, suele citar el caso argentino para explicar el catastrófico rumbo que llevan las medidasde austeridad fiscal. Y ello, al sentir que la Argentina se transforma en el ejemplo a seguir para las naciones más desarrolladas del mundo, pareceenorgullecer a nuestra mandataria.

Sin embargo, hay que tener cuidado. La “receta K” de Krugman no es exactamente la “receta K” de Kirchner. Lo que el renombradoeconomista sugiere a varios países periféricos de la Eurozona tiene poco que ver con la administración bien posterior al estallido pero muchocon la “medicina DD” ( default y devaluación de la Argentina a fines de 2001). Krugman no sugiere cómo administrar la bonanza sino algomucho más penoso y difícil: conducir hacia la crisis y luego en medio de ella.

Este es uno de los motivos por los que es tan difícil, o imposible, para los líderes de Europa avanzar en esa dirección: nadie quiere ser el queconduce el auto y lo choca contra la pared. Nadie le quiere poner el cascabel al gato. Más aún si el accidente es tan grave. Porque un abandonodel euro haría muchísimo más ruido que la salida de la convertibilidad.

En primer lugar, la logística es más complicada: no es lo mismo decirle a la gente que sus pesos ya no pueden ser cambiados por dólares queforzarla a entregar sus euros para recibir una moneda que valdrá menos. Además, si esas monedas pasan a valer menos, los países, lasempresas y las familias no podrán pagar sus deudas en tiempo y forma. Y el monto de esas deudas es muy superior al que tenía la Argentina afines de los 90. Si esas dinámicas generaron problemas en el minúsculo sistema financiero local, imaginate lo que podría pasar con los bancosen Europa. O en el mundo.

Es por ello que nadie quiere ir hacia allí. Y discuten. Toman medidas parciales, muchas veces tardías. O se focalizan en lo más sencillo o en elcorto plazo: cómo calmar a los mercados. Aunque también sabemos que las crisis, una vez que cobran cierta velocidad, no admiten serconducidas. El economista Rudiger Dornbusch dijo una vez que las inconsistencias económicas se suelen acumular y duran más de lo que losexpertos predicen (quizá porque los políticos toman medidas para que no eclosionen o porque la mayoría no las quiere ver). Desatada la debacle,la velocidad resulta incontrolable.

Una vez en el baile, la dinámica puede parecerse más a la de un agujero negro que a la de una economía en época de aguas calmas. AxelLeijonhufvud, un académico que alguna vez fue bautizado “el Ingmar Bergman de los economistas” por su nacionalidad sueca y su caráctersombrío, tiene fanáticos en la Argentina y visita Buenos Aires casi todos los años. Uno de sus conceptos más conocidos de este economista

barbado, que mide casi dos metros, es el del “corredor” ( Corridor Hypothesis). La teoría tradicional postula que cuando se sufre un shock,entran en operación mecanismos de autorregulación que lo devuelven a uno al equilibrio. Pero cuando el golpe es muy fuerte, esos mecanismosya no sirven y la economía se sale por la ventana. Entonces, todo puede suceder.

Si eso llega a pasar con la crisis del euro, el sacudón que nos espera será muy grande. Lamentablemente, con el desdén por la inflación y lapésima asignación del gasto público, nuestro país ha desperdiciado importantes colchones. Si los años que le esperan a la economía global sonmalos y varios, ya no tendremos para defendernos algunas de las herramientas que supimos disfrutar hasta hace poco. Ojalá que aprendamos ausar mejor las que nos quedan.

¿El fin de los frutos al alcance de la mano?Tranquilo, todo puede ser peor

“Sí, claro, escríbame cuando quiera. Soy un fanático de la Argentina. Es definitivamente uno de los mejores lugares en el planeta para vivir.Estuve leyendo recientemente a Aira y a Alan Pauls”, fue le respuesta de Tyler Cowen por correo electrónico a Sebastián a mediados de 2011,tan sólo diez minutos después de que se le preguntara si estaba disponible para una entrevista. El economista de moda, autor del libro deeconomía más leído y discutido de 2011, El gran estancamiento (The Great Stagnation), era más fácil de contactar por esos días que cualquierempresario o funcionario argentino.

Antes de ese best-seller, la fama de este académico de cincuenta años provenía del exitoso blog Marginal Revolution, que coordina junto consu colega Alex Tabarrok. Se trata del segundo espacio virtual más popular de Estados Unidos sobre economía (aunque también habla de libros,historia, discos y restaurantes), por detrás del de Greg Mankiw (a quien los alumnos mandaron aquella carta…) y por encima de TheConscience of a Liberal (Paul Krugman en el New York Times ) y Freakonomics.

Cowen fue bautizado por la revista Business Week como “el economista del momento” en Estados Unidos, luego de que El granestancamiento produjera un debate sin precedentes en las redes sociales. La obra de Cowen captó el denominado zeitgeist o espíritu de época,con una crisis europea que se extiende y una economía americana a la que le cuesta retomar una senda de crecimiento sólido y significativo.

Su libro advierte sobre los peligros de hacer política económica y tomar decisiones cuando las autoridades de un país creen que administranuna economía más rica de lo que es. Habla particularmente del caso de la economía norteamericana y de los peligros del crecimiento en base aexplotar los “frutos al alcance de la mano”, es decir, aquellos que son más fácilmente alcanzables. Según Cowen, la economía estadounidensedisfrutó de un desarrollo basado en la explotación de fuentes que hoy parecen estar desapareciendo: la expansión de la frontera agrícola, elarribo de fuerza laboral inmigrante y la incorporación de nuevas tecnologías impulsaron el crecimiento de la economía más grande del mundo enlos últimos tres siglos.

Este profesor de la Universidad George Mason, en Virginia, sostiene que en los últimos cuarenta años esas fuentes generaron menos riquezareal y perdurable de la que se cree, y que la clase gobernante actuó como si ese fenómeno fuera permanente. En sus palabras: “Fallamos enreconocer que estamos en un valle tecnológico y que los frutos del árbol que explotamos son más escasos de lo que pensamos”.

Cowen dice que su concepto de “fin de una era de crecimiento rápido y fácil” también es aplicable a economías como la de la Argentina. “Sufruto al alcance de la mano sería la concentración de ventas a China y el boom de la soja”, explica. Y continúa advirtiendo que suponer que esecrecimiento alto será eterno y crear instituciones basadas en ese ritmo de aumento del PBI constituyen una miopía para los hacedores de políticaeconómica, ya sea en Estados Unidos, en Europa o en países emergentes como la Argentina.

El ejemplo puede incluso ser extrapolado a todo el mundo desde la Revolución Industrial. Hoy, la economía global produce cien veces másque en 1850. Y ello se debe, principalmente, a que tenemos la energía para hacerlo. En un principio, todo lo que teníamos era energíainstantánea: el sol permitía los procesos de fotosíntesis, y con esas plantas nos alimentábamos para poder encarar otra jornada o se las dábamosa animales que luego eran otra fuente de comida (carne, leche o huevos) o de trabajo (un caballo que tiraba de un arado). También había unospocos molinos de agua y de viento. Luego se empezó a usar leña, que también es relativamente instantánea, al menos para las edades geológicas.

Todo cambió cuando los humanos descubrimos cómo aprovechar la energía acumulada debajo de la corteza terrestre, durante cientos demillones de años atrás, en la forma de combustibles fósiles: carbón, gas y luego petróleo. Y con la llegada de la electricidad pudimos llevar todoello hasta los rincones y máquinas más pequeñas o sencillas. Sin embargo, eso no sólo se agotará en los próximos cien años, sino que suutilización masiva está generando problemas ambientales. En ese sentido, gran parte del crecimiento del que gozamos mundialmente ha estadobasado en frutos al alcance de la mano que no son tan fáciles de regenerar.

Cowen tampoco confía en que se vayan a producir fáciles avances tecnológicos para continuar con el crecimiento. De hecho, actualmente laseconomías ricas invierten cada vez más dinero en investigación y desarrollo, mientras que el número de nuevas patentes está estancado. Nisiquiera lo maravilla el fenómeno de Internet. En su visión, no está claro cuál es su aporte. Básicamente, hay un cambio de compras desde eluniverso offline al online, pero esto es sólo un reemplazo y no una gran creación de valor. Y tampoco hay un aporte grande por el lado del

empleo: Facebook se maneja con 2000 programadores y Twitter tiene 300 empleados. En el otro extremo, General Motors llegó a darles trabajoen su momento a 600.000 personas en los Estados Unidos. Una pequeña diferencia.

Si te interesó este tema, te recomendamos…

Ver los siguientes videos:

FERGUSON, Charles: Inside Job, 2010. (Documental sobre la crisis financiera. Ganó el Oscar al Mejor Documental en 2011.)

HARVEY, David: RSAnimate: The Crisis of Capitalism (corto)http://youtube.com/qOP2V_np2c0

SALO, Aleix: Españistán, de la burbuja inmobiliaria a la crisis (corto animado)http://youtube.com/N7P2ExRF3GQ

SALO, Aleix: Simiocraciahttp://youtube.com/watch?v=TfRSfF296js.

The Last Laugh: diálogo humorístico sobre la crisis de las hipotecas subprimehttp://youtube.com/pFmYIFk5i1Q

Robertreich.org (varios videos interesantes sobre la crisis).

Continuar con alguno de estos libros:

COWEN, Tyler: The Great Stagnation: How America Ate All the Low-Hanging Fruit of Modern History, Got Sick, and Will (Eventually) FeelBetter, Dutton Adult, 2011.

LEWIS, Michael: The Big Short: Inside the Doomsday Machine, W. W. Norton & Company, Nueva York, 2011.

Quizá quieras leer la sección “Crisis global” de Economía 3D, de Martín Lousteau, Sudamericana, Buenos Aires, 2011.

SCHIFF, Peter: Crash Proof: How to Profit From the Coming Economic Collapse , John Wiley & Sons, Nueva Jersey, 2007. (El autor es uno delos pocos que vio venir el colapso de 2007.)

Y si querés más detalles, leer estos trabajos:

BEZEMER, Dirk J.: “No One Saw this Coming: Understanding Financial Crisis Through Accounting Models”, Groningen University, 2009.Tomado del Munich Personal RePEc Archive.

GALIANI, Sebastián, Eduardo C AVALLO , Lian N OY y Juan P ANTANO: “Catastrophic Natural Disasters and Economic Growth”, Nº 183 -Working Paper Series del BID, 2010.

REICH, Robert: “Once the Stimulus Kicks In, the Real Fight Begins”, en The Wall Street Journal , 2009. (Aquí Reich da su hipótesis de la

desigualdad para explicar la crisis.)

3.EL CÍRCULO DE LOS

TECNO - ESCÉPTICOS

Nuestro conocimiento de historia económica, de cómo lucía la producción cien años atrás, y de los acontecimientosactuales resulta convincente fuera de toda duda que los descubrimientos, la invención y la innovación son de unaabrumadora importancia para el crecimiento económico.

Paul Romer(especialista en crecimiento económico)

¿De dónde viene el crecimiento?Otra mirada hacia las máquinas que tenés a tu alrededor

Si cada tanto solés mirar programas de actualidad política en cable, seguramente habrás tenido que someterte a las tediosas explicaciones dealgún economista. Muchas veces estos profesionales usan siglas para referirse a ciertas cuestiones. Un poco como todos nosotros en la vidacotidiana cuando decimos YPF, IBM, FMI o GNC.

En ocasiones, estas estructuras del lenguaje se vuelven tan habituales que olvidamos que cada una de sus letras representa una palabra. Es elcaso de ovni (objeto volador no identificado), entre muchos otros. Uno de los preferidos y más repetidos por los economistas es PBI (productobruto interno), que a pesar de lo complicada que parece la expresión, no es más que lo que se produce dentro de un país durante un año.

Una nación crece cuando, a medida que pasa el tiempo, su PBI aumenta, es decir, que produce mayor cantidad de bienes y servicios. Siademás el PBI se eleva más de lo que sube el número de habitantes, entonces hay una producción mayor disponible por cada persona. En esascircunstancias, los economistas dicen que el PBI o ingreso per cápita se incrementó. Ver lo que está ocurriendo “por habitante” es crucial.Porque si se pasa de producir 100 a 200 pero la población se eleva de 10 a 20, cada uno estará en las mismas condiciones que antes.

Con este concepto en mente, vale la pena detenerse unos instantes a reflexionar cómo se logra el crecimiento económico. Porque en laactualidad se habla de política fiscal con conceptos tales como gasto público, deuda, superávit o déficit. O de política monetaria con la tasa deinterés, las reservas, la cantidad de dinero, el Banco Central y sus bonos, etc., como cuestiones fundamentales. Pero, si lo pensás un rato, te vasa dar cuenta de que no hay muchas maneras de aumentar sostenidamente lo que se produce por habitante en un país.

De hecho, hay sólo dos formas de lograrlo. Una es que haya más gente trabajando; la otra, que cada uno de ellos produzca más. Si eldesempleo baja, hay más personas ocupadas produciendo; y eso hace que haya más bienes y servicios por habitante. De igual manera ocurrecuando la liberación femenina y oportunidades más ecuánimes permiten a más mujeres sumarse al mercado laboral.

Por otro lado, un individuo puede producir más si cuenta con los medios para ello. Una secretaria que debe completar cartas hará una mayorcantidad de ellas con una máquina de escribir y tras tomar un curso de mecanografía que si las realiza a mano y debiendo cuidar su caligrafía.Su capacidad para lograr objetivos será aun mayor con una computadora y un procesador de textos, de manera de no tener que reescribir todosi comete un error o si su jefe desea cambiar algo.

Como ves, para producir más, las alternativas son acotadas: o hay más gente trabajando, o se tiene más ayuda de aparatos (máquina deescribir) o quienes producen están mejor preparados (curso de mecanografía). A los últimos dos factores los economistas suelen referirse comoun aumento del capital, ya sea físico o humano. Y a ello hay que sumarle la posibilidad de que no sólo haya más capital (un mayor número desecretarias con máquinas de escribir) sino que ese capital mejore su calidad (de la vieja Olivetti al moderno procesador de textos). Esa esprecisamente la importancia de las innovaciones.

Para estimar el impacto del cambio tecnológico en el crecimiento, los economistas hacen un ejercicio muy sencillo (aunque muchas vecesimpreciso). Dado que los aumentos de producción vienen de la cantidad de gente trabajando y del número de aparatos con que cuentan para sutarea, lo que se hace es medir lo más cuidadosamente posible el nivel de tres elementos: PBI, número de personas empleadas y el stock decapital. Luego, con una técnica que se denomina regresión econométrica, estiman cuánto contribuye en promedio una persona y una unidad decapital. Supongamos que un trabajador nuevo agrega dos unidades de producción, lo mismo que una máquina nueva. Entonces, si la economíaagrega un trabajador y una máquina, el PBI debería subir en cuatro unidades. Si los datos revelan que en realidad aumentó en cinco unidades,algo más tuvo que haber pasado. Y se asigna ese “algo más” a la mejora tecnológica de la economía en general.

Utilizando esta metodología —y varios refinamientos posteriores sobre esta misma base— los economistas analizan la contribución delcambio tecnológico al crecimiento. Y concluyen que es el principal componente a la hora de explicar el progreso sostenido.

La irresistible seducción de un container grisLa tecnología no siempre es glamorosa

Se suele pensar que un cambio tecnológico tiene que ver con el último gadget (como suelen llamar los estadounidenses a los aparatitos de losque vamos rodeándonos poco a poco), por ejemplo un robot-perro u otro que juegue al fútbol, la resolución gráfica del último videojuego, o unled 3D.

Por el contrario, en ocasiones el salto tecnológico proviene de cosas menos llamativas, como una nueva forma de organizarse al trabajar oinvenciones a primera vista poco atractivas. La línea de montaje es un buen ejemplo de lo primero: en lugar de los trabajadores tener quemoverse por toda la fábrica para realizar tareas diversas, el material sobre el que tienen que realizar una única acción llega a ellos. Esto lespermite estar más focalizados y ser más eficientes (y, por lo general, los hace aburrirse mucho más).

Durante su paso por el Ministerio de Producción de la Provincia de Buenos Aires, Martín participó en la implementación de un programapúblico que se denominó Experiencia Pyme y que permitió mejoras tecnológicas de ese tipo en más de mil pequeñas empresas dentro de laprovincia. La iniciativa —ideada por Gustavo Lopetegui, entonces ministro y hoy presidente de LAN Argentina— surgió luego de una visita a unaplanta química en Coronel Suárez. Sus responsables estaban cambiando totalmente los procesos y, con ello, la estructura productiva. Lo hacíanbasándose en los consejos de un ingeniero químico alemán, ya jubilado, al que el gobierno germano enviaba de manera gratuita. Lo curioso esque nadie en la empresa hablaba alemán, por lo que hacían ir a un adolescente de una de las colonias vecinas de inmigrantes del Volga. Elexperto extranjero anotaba toda la semana sus recomendaciones, que eran traducidas los viernes por el joven e implementadas la semanasiguiente, mientras el alemán volvía a tomar nota de nuevas recomendaciones.

A partir de esa observación, y basándose en que durante fines de los 90, con la caída de la actividad, las compañías más grandes de nuestropaís habían echado a sus empleados más costosos (los más calificados y de mayor experiencia), se convocó por los principales diarios amayores de 50 años con experiencia gerencial en empresas de primer nivel. Se recibieron más de dos mil CV, de los cuales alrededor dedoscientos fueron seleccionados. Los había con todas las profesiones y especialidades. La lista fue puesta a disposición de las pymes registradaspara que encontraran a alguien que los ayudara a resolver los principales escollos para crecer.

El ministerio se hacía cargo del costo de las primeras seis semanas, que eran de diagnóstico y propuesta de acción. Y la empresa y elministerio compartían en partes iguales el costo del especialista en la etapa de implementación. El resultado fue extraordinario: más de 1300consultorías realizadas con un 92% de clientes que se manifestaban muy satisfechos, 600 empresas que procedieron a implementar los cambiospropuestos y algunas que hasta contrataron definitivamente a los expertos.

Esta clase de cambios en los procesos o en la organización suelen recibir poca atención en los medios y entre los economistas.Un buen ejemplo de esta omisión son los containers. El hecho de que sean meras cajas metálicas, sin mayor glamour, hizo que la historia de la

popularización de los contenedores pasara inadvertida para los historiadores de la economía y de la innovación.El container, que tantas veces habrás visto en alguna zona portuaria y que fue creado por un tal Keith Tantlinger a mediados de los 50,

significó una verdadera revolución tecnológica. Hasta la llegada de los contenedores, dos tercios de los costos en el comercio internacionalcorrespondían a las tareas de carga y descarga intensivas en mano de obra, con trabajos mal pagos y muy riesgosos. En su libro acerca de estagenial innovación, titulado La caja, Marc Levinson da el ejemplo de un carguero estadounidense que en el trayecto desde Brooklyn llevaba194.582 ítems separados, que a su vez habían llegado al barco en 1156 envíos diferentes. Con su sistema homogéneo, adaptado a camiones ytrenes de carga, la llegada del contenedor redujo en forma dramática el costo del transporte por mar y cambió el mapa económico global.

Hasta fines de los 50, el comercio mundial crecía por debajo del PBI. Luego de la popularización de los contenedores, la tasa de aumento delcomercio de ultramar trepó a entre dos y tres veces el ratio de suba del nivel de actividad. Pero como toda ruptura innovadora, los comienzosno fueron fáciles. Malcolm McLean, el emprendedor y magnate que contrató a Tantlinger, debió luchar contra los sindicatos de los puertos, lacorrupción de las aduanas y una formidable red de intereses económicos y políticos que se oponía al cambio. Curiosamente, fue la urgencia deenviar pertrechos a Asia por la Guerra de Vietnam lo que terminó coronando la eficacia del contenedor.

¿Internet o el lavarropas?Las apariencias engañan

En general, al percibir los cambios tendemos a creer que los más recientes son los más revolucionarios. Seguramente es el efecto de lo másvisible y novedoso. Sin embargo, muchas veces ocurre exactamente lo contrario, y ello tiene una explicación: desde el surgimiento de una nuevatecnología hasta su adopción masiva, transcurre un buen tiempo, por lo que su verdadero efecto es más bien modesto al principio.

El coreano Ha-Joon Chang, profesor de Cambridge y otro participante de Kilkenomics, sostiene —por ejemplo— que el impacto de Internetes sustancialmente menor que el de la instalación del telégrafo transatlántico en 1866. Antes de que esta fenomenal empresa fuera llevada a cabopor Cyrus Field, un entusiasta emprendedor, las noticias tardaban entre dos y tres semanas en atravesar el océano. Con el telégrafo podíalograrse la transmisión de un mensaje de 300 palabras en apenas ocho minutos. ¡El ahorro era de nada menos que 3000 veces! En comparación,Internet puede bajar la velocidad respecto de un simple fax en cinco veces para mensajes cortos o cien veces para uno muy extenso.

Ha-Joon se aventura aun más lejos para desacralizar ese intocable que es Internet en estos días. Sostiene —y no es el único— que ellavarropas ha tenido un impacto mucho más profundo que la Red. Pensémoslo. Una carga de lavarropas puede rondar los cuatro o cinco kilos.Cuatro lavados por semana debe ser lo mínimo que utiliza una familia tipo. Estamos hablando, entonces, de entre 16 y 20 kilos de ropa. Seestima que, con la introducción del lavarropas, el tiempo dedicado a asear ese volumen de prendas se redujo en nada menos que seis veces. Ycon la popularización de la plancha eléctrica, el tiempo requerido para planchar se redujo en 2,5 veces. Así, entre lavado y planchado, lo queantes llevaba en promedio varias horas diarias, ahora toma mucho menos. Para un ama de casa, se trata de una liberación de tiempoextraordinaria. Y a ello hay que agregarle el resto de los electrodomésticos.

El tema es que ese tiempo libre, junto con el control de la natalidad derivado de la píldora anticonceptiva, permitió que la mujer tuvieramayores posibilidades de incorporarse al mercado laboral, y de estudiar y especializarse. Ello le brindó mayor libertad para planificar su vidapersonal, empezando a competir con el hombre en múltiples áreas, aun con la acumulación de siglos de desventaja. Desde la perspectiva de laeconomía en general, la participación de las mujeres en la fuerza de trabajo implicó más manos y más mentes produciendo. Y con ello,significativos aumentos en el PBI per cápita.

El especialista sueco en desarrollo Hans Rosling cuenta que cuando el primer lavarropas llegó a su casa, su abuela solía sentarse los primerosdías tan sólo a ver la ropa girando mientras el aparato funcionaba. Ella no podía creer que después de tanto esfuerzo en una familia numerosa ymodesta existiera una máquina que lo hacía todo sola.

El ahorro de tiempo provocó un profundo cambio intergeneracional, una verdadera revolución. Ahora la madre de Rosling tenía más tiempolibre. Y lo dedicaba, por ejemplo, a leer. Le gustaban las novelas. Pero también podía leer otras cosas. Y hasta estudió inglés. Además, podíadedicarse a leer no sólo para sí sino también a su hijo, que estuvo mejor preparado para enfrentar la escuela, el secundario y la universidad,hasta convertirse en profesor. Esa fue la magia del lavarropas: por la puerta que entraba la ropa, salía luego el tiempo para el trabajo y laeducación. Y con ello, mayor crecimiento.

Disparen contra los electrodomésticosNo es tan fácil distinguir la buena tecnología

La crisis que se desató en 2007, y más en particular el estancamiento del salario medio que se observa en la última década en las economíasdesarrolladas, nutrió a la tribu de escépticos con la tecnología. Hoy, en la Argentina, las trabas a las importaciones hacen que falten planchas yotros electrodomésticos. “¿De qué se quejan?”, podrían responder los economistas más cautelosos con el aporte de los avances tecnológicos delúltimo medio siglo a la productividad y al bienestar económico general. Que no son pocos, aunque cueste creerlo.

En 1974, Joann Vanek publicó en Scientif ic American un artículo con una de las conclusiones más contraintuitivas de este campo: pese a “larevolución industrial del hogar” —llamada así por la popularización de los electrodomésticos— el tiempo dedicado a tareas hogareñas por partede las mujeres estadounidenses era esencialmente el mismo que cincuenta años antes. Obviamente, la afirmación detonó una infinidad detrabajos, primero en apoyo pero luego desmintiendo el resultado de Vanek.

En 2004 el tema resurgió cuando tres investigadores descubrieron una interesante fuente de datos para contribuir al debate. Se trata de unaencuesta nacional realizada en Australia que compila una enorme cantidad datos de tiempo dedicado a tareas hogareñas, en simultáneo con uncenso de electrodomésticos (con el horno de microondas, la secadora de ropa, el lavavajillas y la cortadora de césped como los principales) encada casa. Sus resultados sostenían la postura de Vanek: los hogares con mayor disponibilidad de tecnología no mostraban menor tiempo detrabajo total en casa, y la división de trabajo por género no se modificó.

La metodología y los resultados del trabajo fueron cuestionados por Jonathan Gershuny, uno de los principales expertos en el tema ymiembro del Centro para la Investigación del Uso del Tiempo (www.timeuse.org). Para este investigador la evidencia respecto de las ventajas dela tecnología en términos de liberación de tiempo en las tareas hogareñas es más que clara.

Pero los interrogantes no son sólo “puertas adentro” del hogar. Economistas muy reputados llegan a cuestionar el verdadero impacto de lascomputadoras y de Internet. El primero fue, posiblemente, Robert Solow, allá por 1987. Este Premio Nobel de Economía y uno de los mayoresespecialistas en crecimiento sostuvo: “Uno puede ver computadoras por todos lados, menos en las estadísticas de productividad”, para explicarque, más allá de las apariencias y analizando los números fríos, no lograba hallar evidencias de la contribuciones de estos elementos alcrecimiento. Quizá valga la pena aclarar que no se refiere a la computarización de un montón de procesos o de máquinas que se hantransformado con el correr del tiempo en digitales, sino a las típicas computadoras de oficina o del hogar.

En nuestra experiencia cotidiana podremos encontrar ejemplos tanto a favor como en contra de esta postura. Al utilizar un procesador detexto o una planilla de cálculo somos más eficientes que con una máquina de escribir o una vieja calculadora. Pero el tiempo dedicado al solitarioo a algún otro juego en el trabajo no parece muy productivo. Algo similar ocurre con Internet: la posibilidad de buscar datos o de compartirarchivos con inmediatez mejora nuestra producción, pero navegar buscando sitios porno o interactuando en redes sociales como Facebook nocolabora con nuestra efectividad en al ámbito laboral.

Quizá sea Robert Gordon, profesor de economía de la Universidad de Northwestern y también tecno-escéptico, quien ha logrado poner lascosas en su justo término: “El tema central es que las computadoras y la explosión de Internet no les llegan ni a los talones, en términos deimpacto económico, a los grandes inventos de fines del siglo XIX y principios del XX”. La difusión de las redes cloacales urbanas cambióradicalmente la vida hogareña y la salud cien años atrás, pero una computadora más moderna, con un procesador más rápido, junto con unaInternet más veloz, sólo parecen reducir el tiempo para bajar películas o verlas directamente online.

El genoma de la economíaCaballos romanos y cohetes de trocha angosta

El Atlantis, aquel famoso transbordador de la NASA, tenía una peculiar forma. En esencia era una suerte de avión supersónico engordado.Pero para poder lanzarse al espacio precisaba un gigantesco tanque de combustible, que luego era descartado. Y para que todo eso pudieraelevarse y escapar a la gravedad se usaban unos largos y delgados cohetes.

En la década del 90, a un economista especializado en el estudio de la tecnología se le ocurrió preguntarse el porqué de este curioso diseño.Resultó que los ingenieros de la NASA debieron atenerse a una restricción: que los cohetes de combustible sólido que propulsaban la navepudieran entrar en los túneles de los ferrocarriles que los transportaban hasta el lugar del lanzamiento.

En Estados Unidos la trocha de los trenes mide 1,41 metro, lo cual constituye una medida bastante peculiar. ¿De dónde surge? Se trataba delmismo ancho de los trenes ingleses, que habían preservado el correspondiente al de los tranvías tirados con caballo. Este tamaño, a su vez, seoriginó en los viejos caminos de carruajes, que copiaron en su momento las medidas de las vías romanas. Y estas estaban construidas demanera de respetar el espacio de dos caballos percherones. Es decir: el diseño de los cohetes de lo que en su momento fue el medio detransporte más sofisticado del mundo estuvo determinado por el tamaño de las ancas de los caballos de tiro de la antigua Roma, dos mil añosantes.

El anterior es un ejemplo de lo que los economistas especializados en tecnología y organización industrial conocen como “dependencia delsendero” ( path dependence ). En la práctica, muy pocas cosas están construidas desde cero. De hecho, la mayoría de los inventos vienencondicionados de una forma u otra por elementos que ya existían. Por eso hay quienes sostienen que tanto las burocracias como lasespecificaciones técnicas suelen ser eternas. Una vez que algo se ha transformado en la norma, es complejo alterarlo. Lo demuestra, porejemplo, el teclado QWERTY, que es la disposición de las teclas que están en la fila superior, a la izquierda, en los teclados más habituales.Expertos en ergonomía, neurólogos y lingüistas han demostrado que el teclado QWERTY es altamente ineficiente. La disposición ideal, de hecho,varía según el idioma, porque debería guardar relación con la asiduidad de uso y la forma en que se intercalan las letras.

Hoy, sin embargo, el teclado QWERTY está tan difundido en dispositivos de toda clase que es imposible volver atrás. Y el único motivo para suexistencia es que Christopher Sholes, el ingeniero que obtuvo la primera patente para una máquina de escribir en 1868, quiso que estuvieran bienvisibles, adecuadamente alternadas y en el primer renglón las letras para escribir typewriter (“máquina de escribir”, en inglés), que es lo que leshacía escribir a los potenciales clientes en la venta casa por casa. Luego de esa estrategia de mercadeo del siglo XIX, se documentaron 96intentos formales para mejorar dicho teclado. Ninguno de ellos tuvo éxito. El caso es tan increíble que los economistas que estudian el tema dedependencia del sendero rebautizaron al campo académico como QWERTYnomía.

Esto demuestra que el mero paso del tiempo y la difusión masiva de algo hacen más difícil volver atrás, aun cuando aparezcan sustitutosmejores. Esto es algo que se estudia en teoría de los juegos, una rama de la matemática que popularizó la película Una mente brillante, en la queRussell Crowe interpretaba a John Nash, padre de esta disciplina.

A medida que fue profundizando sus desarrollos, la teoría de los juegos comenzó a ser utilizada cada vez más en otras actividades académicascomo la economía, la sociología y hasta la biología. Existe incluso una especialidad llamada teoría de los juegos evolutiva, que modelamatemáticamente cómo funcionan los mecanismos de evolución de las especies. Por ejemplo, por qué surgen y se propagan ciertas estrategiasgenéticas para la supervivencia.

Los mismos modelos son utilizados para ver cómo se inician y se difunden ciertas convenciones o normas. La idea es relativamente sencilla.En una comunidad donde los individuos interactúan, se observan ciertos patrones de comportamiento. Y de tanto en tanto surge en algunaspersonas una modificación. Esta puede ser buena en el aspecto individual, pero su conveniencia también depende de qué tanto mejor nos resultea la hora de los vínculos con el resto, para lo cual es importante cuánta otra gente también comienza a usarla.

Pensá en un idioma. Hay lenguas especialmente diseñadas para ser sencillas en su estructura y fáciles de aprender. Es el caso del Esperanto.Aprenderlo puede ser mucho más fácil que encarar el inglés. Pero si después de dominarlo no podés hablarlo con nadie, no te vas a tomar lamolestia de estudiarlo. Y así se evapora la iniciativa de un simple idioma universal. O casi, porque si mucha gente sabe inglés, también te

conviene aprenderlo aunque no sea tan sencillo. Y con el uso va siendo la lengua global.Algo similar puede decirse de Apple y Windows. Antes, a las computadoras había que escribirles las órdenes en su sistema operativo ( DOS).

Pero Steve Jobs y Steve Wozniak inventaron otro sistema operativo que se veía como íconos en los cuales navegar con un mouse y seorganizaba como ventanas. Era claramente superior. Sin embargo, la inmensa mayoría de los usuarios tenían PC, y la incompatibilidad entreambos sistemas hacía que las ventajas individuales fueran opacadas por la imposibilidad de una interacción, como es compartir archivos. BillGates estuvo rápido de reflejos al inventar algo que daba la apariencia de uso de una Apple pero corría sobre DOS, y así ganó el mercado. Hizofalta más que buen diseño para extender la aceptabilidad de Apple: sin que los archivos pudieran ir y volver desde una PC, difícilmente hoy laempresa de la manzanita sería tan popular.

Muy pocas cosas están construidas desde la nada. La inmensa mayoría de los inventos vienen condicionados por otros que ya existían. Estadependencia del sendero existe en general, pero es un fenómeno fundamental en aquellos procesos tecnológicos que conllevan altísimas barrerasde entrada una vez que se adopta una norma determinada (TV digital, triple play, etcétera).

Pensar igual, pensar distintoLas valijas con rueditas

y cómo ahorrar tiempo al hacer cola

Hay inventos que uno no se explica por qué tardaron tanto tiempo en surgir. Las valijas existen hace mucho, y las ruedas, más aún. Entonces,¿por qué esperamos tanto para tener valijas con rueditas? Y si cuatro ruedas son mejor que dos, ¿por qué no les pusimos directamente cuatro?Algo parecido ocurre con las maquinitas de afeitar, a las que cada vez les agregan una hoja más. De hecho, en una comedia paródica quetranscurría en el futuro aparecían publicidades de Rocky XXXII y de maquinitas con quince filosas hojas.

No decimos acá que la explicación no existe. Por ejemplo, mientras los viajes eran algo exclusivo y la mano de obra que acarreaba el equipajeera barata, quizá al dueño no le importara la incomodidad del traslado. Pero cuando la posibilidad de viajar se masificó y ya no se pudo tener unchangarín personalizado, las rueditas resultaron un gran alivio. De igual manera, puede que sean las mejoras en el tratamiento de los materialeslas que permitan superponer más hojas en una máquina de afeitar. Aun así, no deja de llamar la atención.

A menudo, las mejores innovaciones se revelan posteriormente como algo obvio, natural. Algo que podría habérsenos ocurrido. Es el caso deuna idea de Alex Bäcker, un argentino que vive en Estados Unidos y que fundó QLESS (que significa “sin colas”), una empresa que ya recibió elpremio a la mejor compañía del año del American Business Awards, considerada una de las diez empresas tecnológicas más promisorias porVator y que promete eliminar la tediosa tarea de hacer colas.

Cotidianamente nos toca hacer cola para muchísimas cosas: trámites bancarios, subir al colectivo, pagar en el supermercado, atendernos en elhospital, sacar entradas para un partido de fútbol o abonar servicios. Y también formamos filas cuando no hay estricta necesidad para ello. Es elcaso de los aviones, por ejemplo, donde los asientos están preasignados y sin embargo se suele formar una extensa cola incluso antes delllamado a embarcar. Lo mismo ocurre en teatros o en cines donde las entradas son numeradas. Tanto parece tentarnos hacer cola que cuandovemos una ya existente en la calle nos acercamos a preguntar para qué es, con el inconsciente deseo de incorporarnos al final.

La filosofía de la fila es sencilla: permite administrar demandas importantes mediante un claro criterio de equidad que consiste en priorizar laatención del que llega antes. Sin embargo, su tecnología dista de ser moderna (venimos utilizando exactamente el mismo mecanismo desdetiempos inmemoriales) y es muy ineficiente. Es cierto que paulatinamente han ido surgiendo mecanismos que pueden aliviar o reemplazar estacostosa práctica. La multiplicación de bocas alternativas para trámites, la administración de turnos anticipados o la numeración de las entradasson algunos ejemplos. Aun así se estima que en el mundo actual un adulto promedio pasa aproximadamente dos años de su vida haciendo cola.Y a pesar de ello, pocas veces cuestionamos por qué seguimos aceptando una metodología tan vetusta para ordenarnos.

La idea detrás de QLESS es tan simple como genial: en lugar de permanecer en una fila, se envía un mensaje de texto a un administrador virtualde colas. Este consiste en un algoritmo que calcula cuánto tiempo falta para ser atendido y lo comunica al usuario. Así, uno puede estarhaciendo otra actividad (como tomar un café, pasear o leer en un banco de plaza) hasta que el momento de ser atendido se acerca. Entonces, unmensaje de texto avisa que el turno está próximo. Es el reemplazo de la fila real por una virtual. Cientos de empresas en Estados Unidos y otrospaíses están implementando el sistema y cambiando radicalmente la forma de atender a sus clientes. Y al tiempo de publicación de este libro,QLESS estimaba que, sumando todos los tiempos individuales, ya había ahorrado a la humanidad un total de más de medio siglo de colas.

La era de la billetera digital¿Le confiarías tus ahorros a la MTV?

En agosto de 1987, en el fondo de una casa de Olivos, nació uno de los mejores programas de la radiofonía argentina, sobre el que apenasquedan registros. Fernando Collazo, Emilio Giménez Zapiola (hijo), Santiago Salgado, Pablo Avelluto y Eduardo Berti comenzaron a transmitir Elbulo de Merlín , un ciclo de humor absurdo, pionero y antecesor directo de Radio Bangkok , con una realidad paralela delirante tratada con ellenguaje de los medios tradicionales.

Cuando el programa pasó en 1989 a Radio Municipal, Sebastián y sus amigos de cuarto año del secundario no se perdían una sola emisión, ya menudo concurrían a presenciar el ciclo en la trasnoche del domingo, que se hacía desde el edificio donde está el teatro San Martín. Unpersonaje memorable de El bulo… era el crítico de videojuegos: se llamaba Bernardo Insertcoin.

Si hoy hubiera un programa similar y se pretendiera hacer una columna sobre “finanzas en Internet”, el nombre Bernardo Bitcoin se caería demaduro. Los Bitcoins surgieron a partir de un trabajo de economía escrito en 2009, y son el primer intento exitoso por popularizar el dinerovirtual, dejando al margen a bancos y sistemas financieros. Su introducción ha generado un formidable debate en el ámbito de la teoríaeconómica, tecnológica y filosófica, y plantea futuros desafíos para los gobiernos.

El Bitcoin fue concebido en 2009 por Satoshi Nakamoto como una moneda electrónica descentralizada. El nombre se aplica también alsoftware libre diseñado por el mismo autor para su gestión y a la red P2P ( peer-to-peer: red entre pares, de persona a persona) de la que consta.Porque, a diferencia de la mayoría de las monedas, Bitcoin no depende de la confianza en ningún emisor central, sino que recurre a una base dedatos distribuida en varios puntos de una red P2P para registrar las transacciones. Utiliza la criptografía para proveer funciones de seguridadbásicas, como garantizar que los Bitcoins sólo puedan ser gastados por su dueño, y nunca más de una vez. La solución al problema de laconfianza no podría haber sido más elegante: no es una autoridad central sino la propia red de computadoras la que garantiza la seguridad.

Los fundadores de Bitcoin no se andan con chiquitas: ambicionan revolucionar el sistema financiero mundial al igual que Internet transformó alos negocios editorial y audiovisual. De la emisión de moneda se encarga un software programado para detenerse en 2030, cuando el circulantellegue a 21 millones de Bitcoins (aproximadamente 100 millones de dólares, a la cotización vigente al cierre de este libro).

Los creadores de este mercado idearon tres formas de conseguir Bitcoins. La primera es la más obvia: comprándolos en plazas online en lasque la moneda cotiza siguiendo las leyes de oferta y demanda. La segunda es vendiendo algo y aceptando Bitcoins a cambio. Y la tercera es lamás novedosa: para funcionar, el sistema necesita de la colaboración de muchas computadoras; y los usuarios que ceden a la red parte de lapotencia de sus equipos entran en el reparto de dinero virtual cada vez que se produce una nueva emisión.

El esquema tuvo un salto de popularidad en septiembre de 2011, cuando el senador demócrata Charles Schumer alertó sobre las compras dedroga por Internet que permitía realizar la nueva moneda, con un espacio de privacidad único. La denuncia sumó miles de nuevos usuarios enuna semana y transformó a la idea en uno de los íconos del movimiento hacker. Amir Taaki, uno de los miembros del equipo de desarrolladoresde Bitcoin, destaca el primer principio de la cultura hacker: “Toda autoridad debe ser cuestionada”. “Esto no quiere decir que todos losgobiernos o los sistemas de policía sean necesariamente corruptos, o innecesarios; significa que el público debe estar siempre en una posiciónque obligue a las autoridades a que rindan cuentas por sus actos.”

Conocemos al menos a un compatriota que compró unos pocos Bitcoins. Lo hizo con una cuenta radicada en Estados Unidos. Despuésingresó en uno de los sitios donde utilizarlos, que —según su descripción— era una suerte de MercadoLibre, aunque muchos de los productosen venta fuera inusuales: rifles de asalto y otras armas, manuales para fabricar explosivos, algunos artículos censurados o prohibidos, y drogas.Para probar el sistema compró marihuana. Bastante tiempo después, casi cuando ya había olvidado la cuestión, recibió en su domicilio unpequeño paquete, cuidadosa y disimuladamente embalado. Dentro estaba su compra, junto con un folleto de la organización Anonymous. Suconclusión, divertido, fue: “Al menos parcialmente, se ve que financié al terrorismo cibernético”.

Hasta ahora, el crítico más famoso del fenómeno Bitcoin fue el Premio Nobel Paul Krugman, quien pocos días después de la denuncia deSchumer escribió una columna en el New York Times planteando una posición escéptica sobre este auge del dinero digital. Krugman no tieneproblemas en opinar sobre cuanta idea monetaria se le cruza por su radar de lectura: a fines de 2001 escribió una larga nota acerca de El

Argentino, una propuesta de emisión de una nueva moneda que le acercaron al entonces presidente Adolfo Rodríguez Saá para no devaluar. “Laverdad, no lo entiendo”, se sinceró Krugman por aquel entonces.

Con respecto a Bitcoin, el economista favorito de los demócratas aceptaba que hasta ese entonces comprar unidades de la moneda electrónicahabía sido una buena inversión. “¿Pero esto transforma al experimento en un éxito? Mmm… no. Lo que queremos de un sistema monetario noes que la gente que atesora unidades se vuelva rica, sino que facilite las transacciones y vuelva a la economía como un todo más rica. Y eso noes lo que está sucediendo con Bitcoin.”

Los propios fundadores del proyecto aceptaron que la idea de “experimento” que tiene la propuesta —y cuyo carácter se deja en claro a todoslos que ingresan al sistema— aún espanta a muchos potenciales interesados, que se sienten más cómodos confiando sus ahorros a bancostradicionales, que se llevan más costos transaccionales pero generan más confianza.

A fines de los 90, en pleno boom puntocom, al departamento de marketing de la por entonces muy exitosa Patagon. com, el sitio de bancaonline, se le ocurrió describir a la compañía como “la MTV de las finanzas personales”. Poco años después, cuando la empresa cayó endesgracia, luego de ser comprada por el Banco Santander, los analistas calificaron —con el diario del día después, obviamente— a aquella ideacomunicacional como un dislate: “¿A quién se le va a ocurrir confiarle su plata a la MTV?”. A veces hacemos cosas peores que eso.

Si te interesó este tema, te recomendamos…

Ver los siguientes videos:

La conferencia TED de Alex Bäcker, Historias del tiempo. En: http://youtube.com/watch?v=76YOtuT15KM.

La conferencia TED de Hans Rosling, La lavadora mágica . En http://www.ted.com/talks/lang/es/hans_rosling_and_the_magic_washing_machine.html

Continuar con alguno de estos libros:

CHANG, Ha-Joon: 23 Things They Don’t Tell You About Capitalism , Penguin Books, Londres, 2010.

COWEN, Tyler: The Great Stagnation: How America Ate All the Low-Hanging Fruit of Modern History, Got Sick, and Will (Eventually) FeelBetter, Dutton Adult, 2011.

ISAACSON, Walter: Steve Jobs: la biografía, Debate, Buenos Aires, 2011.

LEVINSON, Marc: The Box: How the Shipping Container Made the World Smaller and the World Economy Bigger , Princeton University Press,2008.

ZWEIG, Stefan: Momentos estelares de la humanidad , Acantilado, Barcelona, 2002.

Y si querés más detalles, leer estos trabajos:

GORDON, Robert J.: “Does the ‘New Economy’ Measure up to the Great Inventions of the Past?”, en Journal of Economic Perspectives14(4):49-74, American Economic Association, 2000.

VANEK, Joann: “Keeping Busy: Time Spent in Housework - United States 1920-1970” (PdD. Diss. University of Michigan, 1973).

4.INTELIGENCIA ARTIFICIAL

Y ESTUPIDEZ NATURAL

Hay gente que dedica su vida al estudio de la inteligencia artificial. Yo invierto mi tiempo en analizar la estupideznatural.

Amos Tversky(uno de los padres de la economía del comportamiento)

Antes de iniciar el siguiente capítulo, te sugerimos que mires unos videos:

1. Efecto McGurkhttp://youtube/73LE1vKGfy4

Si entendés inglés, podés aprovechar y ver este especial de la BBC al respecto:http://youtube/G-lN8vWm3m0

2. Test de atención selectivahttp://youtube/F0paA3gsA1s

O en inglés:http://youtube/hcUkdPxkJHU

3. La importancia de los detalleshttp://youtube/vBPG_OBgTWg(Está en inglés, pero pronto te vas a dar cuenta de que eso no es lo relevante.)

Veo las vocesNuestro cerebro toma decisiones sin avisarnos

Cada tanto, los grandes estudios cinematográficos rescatan dos monstruos o antihéroes legendarios que en su momento dieron gananciasmillonarias, y los hacen pelear entre sí para exprimir unas últimas gotas de taquilla. Alien vs. Predator , Drácula vs. Frankenstein , Godzillacontra Mothra (una polilla gigante creada en Japón) son algunos ejemplos. Si la economía no convencional tuviera que replicar esta fórmula,podría apelar a una dupla impensada: Homero Simpson versus Señor Spock, el comandante orejudo de la nave de Star Trek .

Spock y Homero son personajes representativos de la puja que se está dando entre dos bandos de la teoría económica. Por un lado, laeconomía más clásica siempre se manejó con modelos poblados de seres parecidos al comandante de Viaje a las estrellas : gente que no repitelos mismos errores, que tiene una capacidad de cálculo ilimitada y que jamás se deja llevar por sus emociones. En el otro extremo está laeconomía del comportamiento, que cruza economía con lecciones de la psicología y que viene avanzando en los últimos años y postula modeloscon “agentes” menos perfectos. Concluye que, contra lo que dice la economía tradicional, a menudo actuamos en forma irracional, e inclusocontra nuestro propio interés: somos demasiado confiados, malos para los cálculos, tenemos poco autocontrol, etc. En otras palabras, somosmás parecidos a Homero que a Spock. Y ese patrón de conducta tiene consecuencias muy importantes tanto en la economía como en la vidacotidiana.

La rama de la economía del comportamiento, inaugurada en la década del 70 por los psicólogos israelíes Daniel Kahneman y Amos Tversky,estalló en los últimos diez años y está de moda. Ya dejó de ser un campo inhóspito y freak como lo era en los 90; tiene sus propias revistasespecializadas, congresos, departamentos de estudio en las principales universidades y hasta académicos trabajando codo a codo con losgobiernos para aplicar sus principales enseñanzas en políticas públicas.

Claro que con el boom llegaron también las críticas: muchos economistas creen que es cierto que actuamos en forma irracional, pero que estono es la norma y que en las decisiones relevantes tiende a primar la racionalidad. Robert Aumann, por ejemplo, comparte tres características conKahneman: ambos ganaron el Nobel de Economía, lo lograron sin haber estudiado esta disciplina en su formación original (Kahneman espsicólogo, Aumann es matemático) y los dos trabajan en la Universidad de Tel Aviv, en Israel. Pero en el ámbito de las ideas, no podrían estarmás en las antípodas: Aumann detesta la psicoeconomía. El académico, de más de ochenta años, cree que no hace falta conocer complicadasreglas de cálculo para operar racionalmente, así como un experto jugador de billar no necesita conocer las leyes de la física para ganarle a suadversario.

La economía del comportamiento no reemplazó, como exageraron algunos en su momento, la visión económica más tradicional. Pero sí leaportó realismo a una perspectiva que hasta no hace mucho tiempo daba por hecho la extrema racionalidad de los seres humanos para tomardecisiones económicas. La escuela tiene ya una docena de cultores en la Argentina e infinidad de derivaciones: desde investigacionesneuroeconómicas que estudiaron el sistema nervioso y corroboraron los errores que repetimos, hasta trabajos que plantean que estos sesgos yavienen predeterminados en nuestro ADN.

Dicho de otra manera: nuestro cerebro es una Ferrari si lo que se le requiere es cazar y escapar de los depredadores, lo cual era necesariopara sobrevivir en la sabana africana millones de años atrás. Pero se vuelve una catramina para cumplir con las exigencias de la economíamoderna, ubicada apenas a un parpadeo en términos evolutivos de la Edad de Piedra.

Si no te convence mucho la idea, recordá los videos que te recomendamos. El efecto McGurk muestra que no escuchamos sólo con losoídos (Ba) sino también con los ojos (Ga). Ambos sentidos pueden entender dos cosas distintas, y nuestro cerebro decide resolver laambigüedad sin siquiera advertirnos (Da). Es decir que en ese procesamiento que realiza nos hace percibir algo que no es tal.

Enfrentados a un tigre, nuestro cerebro puede recibir señales como “Qué pelo suave, parece un peluche, quiero acariciarlo” y “Mmm,colmillos afilados… debería correr”. Y si no es capaz de decidir rápidamente, aunque no dé exactamente en el clavo, nuestra vida corre peligro.Quizá nos concentremos tanto en la fiereza de esos dientes que podríamos no darnos cuenta de que el animal está encadenado y en presencia desu cuidador.

Otro de los videos, el de atención selectiva, es una de las experiencias más vistas, con millones de clics en su haber. Te pide que le prestes

atención a la cantidad de pases que se hacen personas vestidas de blanco, que se mueven entre otras con trajes negros. Muchos logran dar conel número correcto. Sin embargo, más de la mitad de quienes miran con atención el minuto entero que dura no notan a la persona disfrazada degorila que entra, camina entre todos y sale de cuadro tranquilamente. Los autores de ese famoso experimento son los psicólogos Daniel Simonsy Christopher Chabris, quienes diez años más tarde aprovecharon la celebridad adquirida por el experimento para escribir El gorila invisible.

Ese libro plantea, entre otras enseñanzas, que la atención y la memoria son recursos mucho más escasos de lo que tendemos a considerar. Yque cuando las enfocamos en algo, nos perdemos mucho de lo que está ocurriendo. Por eso es peligrosísimo ir en auto hablando por el celular,aun en la modalidad de manos libres. Es que la atención es un recurso de “suma cero”: cuando la centrás en algo, ya no podés usarla para otrascosas.

Si te parece que exageramos, traé a tu mente la tercera recomendación que te hicimos para que veas en la red: el cambio de personas deDerren Brown. Y no son los únicos: hay una montaña de videos cortos que demuestran que la debilidad de nuestro cerebro en tareas cognitivasbásicas es mucho más limitada de lo que nos gusta creer.

Es que, por increíble que sea, la naturaleza también tiene sus “lo atamos con alambre”. El psicólogo Gary Marcus eligió como título para sufantástico libro la palabra “Kluge”, un término que en inglés alude a “una solución poco elegante” para un determinado problema, o sea, algo quefunciona pero no es lo ideal. Si sos un fanático de las series de los 80, lo primero que te podría venir a la cabeza son las ideas de MacGyver. Sitenés dolores de columna, tal vez nunca te pusiste a pensar por qué tenemos una en lugar de cuatro, algo que nos haría más fuertes y estables.La razón es que evolucionamos desde animales cuadrúpedos. Para Marcus, el cerebro humano es un ejemplo ideal de un proceso “a la Kluge”:no es el resultado de una “gran ingeniería” que encuentra soluciones óptimas, sino más bien un pastiche que surgió de millones de años deevolución, con respuestas acordes a determinados problemas que sucesivamente van acumulándose.

La mayoría de las veces no somos siquiera conscientes de ello, lo cual nos lleva a metidas de pata bastante generalizadas.

Confianza infinitaEl riesgo de una caída libre desde la montaña del ego

El dato lo acerca un alto ejecutivo de Adidas para explicar el buen nivel de venta de ropa deportiva en el país aun en épocas de crisis: laArgentina no es la nación de América Latina con mayor proporción de deportistas, pero sí la que ostenta el promedio más alto de “gente quecree que hace deporte”. Desde el departamento de marketing de Toyota comentan una curiosidad similar: somos el país de la región donde másgente “cree saber de autos”. Si se le suman los 40 millones de directores técnicos y los 40 millones de ministros de Economía, debe tratarse deun récord mundial de “supuestos saberes”.

Y hay más ejemplos: ¿pensás que podés recordar diez dígitos mencionados al azar? Si tu respuesta es afirmativa, estás dentro del 40% de lagente que cree tener esa capacidad. Quizá te convenga ponerte a prueba y pedirle a alguien que escriba una secuencia y te la lea para ver si,efectivamente, podés lograrlo. Lo más probable es que no, ya que sólo un 1% de la población es capaz de hacerlo correctamente.

El exceso de confianza es el más popular y estudiado de los errores típicos que investiga la economía del comportamiento. Richard Thalerempieza sus clases preguntándoles a sus alumnos cuántos de ellos se creen más inteligentes que el promedio. Las respuestas positivas suelenrondar el 85%, pero Thaler dice que muchos contestan en forma negativa por modestia, con lo cual la tasa real es mayor. El porcentaje sube porencima del 90% cuando lo que se plantea es quiénes manejan autos mejor que el promedio o quiénes tienen más sentido del humor que la media.Algo lógicamente imposible.

Una gran parte de nosotros se considera más inteligente, más honesta y menos afectada por los prejuicios que el promedio de la población.Sobre una muestra gigante, de más de un millón de casos de estudiantes de secundario de Estados Unidos, un 70% se atribuyó talentos deliderazgo por encima de la media, y sólo un 2% lo hizo por debajo. Si ello fuera así, tendríamos muchos líderes y pocos seguidores, ¿no?

Los problemas de exceso de autoconfianza se acentúan en aquellas profesiones que detentan un alto grado de autoridad desde el punto devista social, como los médicos, los docentes —un 94% de los profesores europeos cree que desarrolla su trabajo mejor que el promedio— y,cuándo no, los economistas. En su libro El cisne negro , Nassim Taleb dedica varias páginas a hablar del problema de los “trajes vacíos”: losfalsos especialistas que, con arrogancia, se adjudican saberes y capacidades excepcionales.

Son muchos los trabajos que muestran que, en líneas generales, los “expertos” se equivocan igual que el resto de los mortales aun cuandocreen que se equivocan menos. Hay una frase que se le atribuye a Confucio: “El verdadero conocimiento consiste en saber que se sabe lo que sesabe y que no se sabe lo que no se sabe”. Lamentablemente, la máxima tiene muy pocos seguidores.

Desde el punto de vista de sus consecuencias y resultados, el exceso de confianza nos vuelve más jugados y propensos a tomar riesgosgrandes e innecesarios. En el mundo de las finanzas —personales o profesionales— creer que sabemos más que el resto del mercado generadecisiones temerarias y eleva la probabilidad de terminar a la bancarrota.

Un trabajo reciente de Dominic Johnson (Universidad de Edimburgo) y James Fowler (Universidad de California) sostiene que el exceso deconfianza es la mejor estrategia que puede adoptar una persona en contextos que combinan elevada incertidumbre con una alta relación entrepremio esperado y costo. Y hay quienes creen que hay una explicación evolutiva para este sesgo: miles de años atrás, arriesgar exitosamentepara obtener el liderazgo, se traducía en privilegios (mejor comida, mejor pareja, más seguridad, etc.), que a su vez maximizaban lasprobabilidades de supervivencia y reproducción.

En algunas profesiones actuales, tener un ego grande muchas veces es funcional al sistema en que están inmersas, donde las cosas no sonconstantes y el éxito altera radicalmente el escenario: la actuación, la publicidad y la política son algunos ejemplos. ¿Por qué los creativospublicitarios son tan cancheros y extravagantes? Para el filósofo y publicista Omar Bello, se trata de una cuestión de supervivencia: “Loscreativos se pasan días tratando de llegar a una buena idea para que luego, en un minuto, un gerente de marketing mediocre se la boche por elsimple placer y necesidad de mostrar poder. Por eso muchas veces la única que les queda es hacerse los excéntricos, poner las zapatillas arribade la mesa y pretender que no les importa la plata”. Y el economista Miguel Braun sostiene que en un régimen tan presidencialista como elargentino, el premio para el que consigue llegar a dicho puesto es exorbitante. Entonces lo más probable es que quien resulte electo cuente conesa confianza casi infinita en su propia capacidad.

No son los únicos. Tomate sesenta segundos para responder la siguiente pregunta: ¿cuántos habitantes tiene Venezuela? Y ahora, una másdifícil: ¿cuántas habitaciones tiene la residencia más grande del mundo? Para esta última no hace falta que elijas un número exacto. Lo que tepedimos es que elijas un rango con el que te sientas un 90% seguro de que estarás en lo correcto.

Hundan anclasLa primera impresión es la que cuenta

A las preguntas del final del capítulo anterior podrías sencillamente contestar: “No tengo la menor idea”. Sin embargo, lo más probable es quehayas puesto un número en cada caso. Si querés saber las respuestas correctas, acá van. Venezuela tiene cerca de 30 millones de habitantes,pero es muy probable que hayas estimado una cifra mayor, quizá cercana a los 60 millones. Por otro lado, el palacio del sultán de Brunei —otrora el hombre más rico de la Tierra— tiene nada menos que 1377 habitaciones. Te quedaste corto, ¿no?

Es curioso que después de haber leído acerca del exceso de confianza, igual te hayas aventurado en estimar el número de habitaciones de lamayor mansión del mundo. ¿O sos un conocedor del tema? Sin embargo, creíste poder calcular la cifra con un 90% de certeza. ¿Te equivocastepor mucho?

Muy probablemente, lo que tu mente hizo es elegir una cifra y después ir un poco para arriba y otro poco para abajo para establecer el rango.Es decir, elegiste un punto del cual partir y acomodaste el resto a partir de ahí. Puede que te parezca un método válido, aun a pesar del yerro.Sin embargo, es fácil utilizar un artificio para boicotear tu sistema.

Eso es lo que hicimos precisamente en el caso del interrogante sobre Venezuela. Al pedirte que llegaras a un número en sesenta segundos,probablemente hayamos colaborado a que tu mente eligiera esa cifra como referencia. Disimuladamente logramos anclarla ahí. Y con ese puntoinconsciente de partida proseguiste en tu razonamiento.

El “efecto ancla” o “anclaje” fue planteado en los primeros estudios de Kahneman y Tversky, y es uno de los errores o sesgos de la economíadel comportamiento que recibieron más atención académica en los últimos años. Implica que, a la hora de tomar decisiones, nos solemosconcentrar en una pequeña porción de información, que en la mayoría de los casos es el primer dato que tenemos de una determinada situación,o que se nos da en una etapa temprana del análisis. Estos académicos israelíes propusieron un primer experimento en el que se les pedía a losparticipantes que estimaran cuántos países africanos eran miembros de las Naciones Unidas. Pero hacían un pequeño agregado al final de lapregunta que contenía una trampa. En la mitad de los casos adicionaban: “¿Es esa cifra más o menos del 10%?”, que en el caso de la otra mitadse transformaba en “¿Más o menos del 65%?”. En promedio, los primeros contestaban 25%; y los segundos, 45%.

Dan Ariely, autor de Irracionalidad predecible y otra estrella del campo del comportamiento, realizó un experimento sorprendente al respecto.Le pidió a una audiencia de alumnos del Instituto Tecnológico de Massachusetts ( MIT) que escribieran en un papel los dos últimos dígitos de sunúmero de seguro social (aquí lo haríamos con los del DNI). Luego, este matemático y físico —que fue soldado del ejército israelí y resultóherido en combate— pidió que estimaran el precio de distintos bienes que mostró, tales como una botella de vino o un libro. Finalmente, condujouna subasta. Aquellos que tenían números bajos, ofertaban cantidades sensiblemente menores que los de cifras altas. Los estudiantes habíanquedado “anclados” a una primera e irrelevante impresión.

Este efecto tiene un rol fundamental en varias circunstancias de nuestra vida cotidiana, y es particularmente visible en negociaciones. Es poreso que en las escuelas de negocios sugieren que uno debe empezar a discutir con un número ridículamente alto o bajo puesto sobre la mesa(dependiendo del lugar de la mesa en que uno esté). Gran parte del devenir posterior va a estar afectado por este valor inicial.

En un estudio de 1975, un grupo de investigadores preguntó a una muestra de estudiantes si estaban dispuestos a trabajar como tutores en elcampus, gratis, dos horas por única vez. Sólo el 17% aceptó. Luego probaron preguntando primero algo más demandante: si podrían dedicar aesa misma tarea dos horas semanales durante dos años. Obviamente, todos rechazaron la alternativa. Pero seguidamente propusieron laalternativa más laxa, y lograron que un 50% se involucrara.

El efecto anclaje también es el principio que subyace detrás de las liquidaciones que se construyen aplicando descuentos a precios originalesastronómicos. Al ver que lo que vamos a pagar es mucho más bajo que un valor que en realidad muchas veces ni siquiera podemos verificar quehabía sido tal, nos volvemos más dispuestos a comprar. Los dueños de vinerías y restaurantes saben que colocar en la lista de ventas etiquetascostosísimas no sirve tanto para vender esos ejemplares en sí, sino para elevar el precio promedio de los vinos que sí salen. Estamos másdispuestos a pagar 60 pesos por un malbec si está acompañado por uno de 40 y por otro de 300 pesos, que si sólo está el de 40.

En parte por culpa de este sesgo de la primera impresión es que a veces quedás anclado al bien de mayor precio y marca más reputada que

compraste la última vez. Es muy difícil aceptar “rebajarnos” en nuestro modelo de autos, de cartera o de celular una vez que experimentamos laopción más costosa, aun cuando una peor coyuntura económica o un adecuado análisis de lo que vas a adquirir hicieran completamente lógicorebajar la calidad de lo que comprás.

Desde las primeras investigaciones de Kahneman y sus colaboradores, el efecto anclaje se ha detectado en infinidad de campos, desde lamúsica —hay trabajos que muestran que nuestro cerebro se acostumbra a los primeros acordes de una melodía y reacciona con disgustocuando esta se altera— hasta el judicial. La búsqueda en este último terreno revela que hay condenas muy dispares para crímenes idénticos: ellose explica, en muchos casos, por las sugerencias extremas que hábilmente pudieron haber introducido los abogados de la defensa o de lafiscalía, y que sesgan la decisión final del juez o de los jurados.

El efecto cepillo de dientesYo amo a mis ideas

Al igual que ocurre con nuestras primeras impresiones, a menudo quedamos anclados a otra roca que puede no ser conveniente para nuestrosintereses: nuestras propias ideas. El sesgo de “exceso de confianza” es el paraguas de este otro error habitual, estudiado por los economistas delcomportamiento, y que también nos lleva muy seguido a tomar decisiones equivocadas. Sencillamente, valoramos nuestras ideas mucho másque las de los demás por el sólo hecho de ser nuestras.

Hay una anécdota real del mundo empresarial y del marketing que ilustra esta cuestión. Luego de llegar a lo más alto de la escalera corporativaen una empresa del exterior, un ejecutivo resolvió dedicarse a la asesoría independiente. Su nicho más rentable, por lejos, es el de los seminariosintensivos que da a gerentes de grandes multinacionales. De estos eventos, que suelen durar dos días, se supone que debería surgir alguna ideabrillante, o al menos lo suficientemente buena para justificar los abultados honorarios del consultor y el costo de oportunidad de los dos días detrabajo perdidos por parte de los ejecutivos en cuestión.

Sin embargo, a menudo sucede que a los gerentes no se les cae una idea ni aunque los obliguen. Luego de un par de experiencias frustrantes,el consultor descubrió que es muy útil llevar una “idea prehorneada” —hasta contrata a un amigo para delinearla—, deslizarla en formadisimulada y esperar a que alguno de los gerentes (cuanto mayor su rango, mejor) “pique” y la enuncie como propia. No sólo el taller terminarácon todos más contentos, sino que las posibilidades de que la idea se implemente en la empresa crecen de manera considerable cuando se tratade un hallazgo propio.

Podés probarlo en tu trabajo: vas a tener mucho más éxito en tus planes si convencés a tu jefe o a tus pares de que algo que a vos te convienees en realidad una idea de ellos. Años atrás, Sebastián escribió una nota en Clarín tratando de averiguar qué era lo que determinaba la demandade economistas y gurúes en el mundo de la consultoría. Bajo estricto off the record , uno de los oradores le dijo el elemento clave: “Tenés quedecir lo que los empresarios quieren escuchar. No hay otra”.

Aquí aparece otro error, primo hermano del anterior y que se denomina “sesgo de confirmación”: solemos buscar datos y prestar atención aaquellas cosas que confirman lo que ya pensábamos. Dos profesores de derecho de la Universidad de Yale, Donald Braman y Dan Kahan,publicaron varios estudios mostrando cómo en debates actuales centrales, como el del control de armas, el del cambio climático o el del aborto,las argumentaciones estadísticas no van a ningún lado: hay cuestiones culturales que las preceden y determinan de antemano que en unadiscusión entre partidarios de posiciones opuestas nunca se llegará a un acuerdo. En otras palabras, tendemos a reforzar nuestra idea originalsobre un determinado tema aunque la evidencia la contradiga: vemos esta información no con ojos objetivos, sino a través del prisma denuestras creencias y de nuestros grupos cercanos.

Un famoso estudio de los psicólogos Richard Nisbett y Lee Ross (de las universidades de Michigan y Stanford, respectivamente), deprincipios de los 60, mostraba que dos grupos de estudiantes, uno completado con partidarios de la pena de muerte y otro con detractores deesta modalidad, enfrentados a la misma información estadística, aseguraban ambos que los datos confirmaban su postura.

El sesgo de exceso de apego a las ideas propias puede llegar a producir daños tremendamente costosos. Y es un error en el que incurren hastalas mentes más brillantes. Hay abundantes ejemplos históricos al respecto. Uno de los más documentados es el de la persistencia de ThomasEdison —considerado el padre de la electricidad— en boicotear la idea de la corriente alterna del serbio Nikola Tesla, lo que incluyó una ferozcampaña de relaciones públicas. El excesivo apego de Edison a la corriente continua (su invento) lo encegueció y no le permitió advertir quefinalmente la alternativa de Tesla era mejor y se impondría.

El experto en economía del comportamiento Ariely le puso un nombre divertido a este sesgo. Lo llamó “efecto cepillo de dientes”: todosqueremos uno, todos necesitamos uno, todos lo tenemos, pero nadie está dispuesto a usar el del otro. Y lo mismo sucede con las ideas.

En economía del comportamiento se conoce como endowment effect (efecto dote, o “dotación”) a la propensión que tenemos a valorar másaquellos objetos que nos pertenecen. Cuando dos décadas atrás Kahneman distribuyó tazas de café entre un grupo de estudiantes de laUniversidad de Cornell y a otros los dejó con las manos vacías, advirtió que los primeros estaban dispuestos a venderlas por no menos de 5,5dólares, mientras que los segundos estaban dispuestos a pagar sólo la mitad. Lo extraño es que la única diferencia entre ambos grupos a la hora

de valuar el bien se debía al hecho de tenerlo o no. Es muy probable que no quieras desprenderte de un vino caro que te regalaron por más quete ofrezcan a cambio una cantidad suculenta de plata, pero jamás pagarías esa cifra en una vinoteca.

El efecto dote se presenta en múltiples campos, y el de las ideas no es la excepción. Una de las recomendaciones que se derivan de esteterreno de análisis es que cuando una idea presenta problemas y precisa revisión, puede resultar muy peligroso confiarle el 100% de la soluciónal creador del sistema original, ya que el apego a ella le quita flexibilidad. Queda la pregunta de si, sabiendo esto, igual se hubiera llamado aDomingo Cavallo para que reflotara su convertibilidad en 2001.

Atento a esta ilusión cognitiva, el consultor en marketing lleva en su netbook ideas predigeridas, que despliega al terminar sus eventos conejecutivos como los cocineros de la TV que muestran al final cómo queda el plato armado. Y la frutilla del postre es siempre: “Felicitaciones,señor gerente de finanzas (marketing, recursos humanos o lo que sea): ¡Qué maravillosa ocurrencia ha tenido!”.

Para combatir este desvío, hay que autoimponerse la gimnasia de interactuar con otras personas que nos critiquen y nos desafíen. Perointeractuar en grupo tampoco es algo sencillo.

Una terapia de grupo peligrosaPor qué el “pensamiento grupal”

puede agigantar errores

Años atrás, en un pasillo de la Universidad de San Andrés, el economista Rolf Mantel, ya fallecido y considerado uno de los principalesacadémicos que la Argentina tuvo jamás en esta disciplina, le recomendó a Martín trabajar solo y no en equipo en la elaboración de un proyectoacadémico. Su argumento era sencillo: “La inteligencia de cada uno de nosotros está entre cero y uno. Y nadie es ‘uno’ porque nadie es Dios.La inteligencia de un grupo es la multiplicación de la inteligencia de sus miembros”.

De manera sutil y matemática, Mantel planteaba su visión crítica sobre el pensamiento grupal. El producto entre dos cifras que están entrecero y uno siempre va a dar un número menor a cada una de ella, con lo cual, cuanto más gente tiene el grupo, menor resulta la inteligenciacolectiva.

La “teoría Mantel del pensamiento grupal” tiene su correlato en estudios recientes que tienden a desmantelar varios mitos sobre las ventajasdel trabajo en equipo. Parece que, en muchas ocasiones, la sumatoria de varias cabezas pensando no logra un resultado mucho mejor, sino másbien todo lo contrario. Y si no tienen por detrás un buen esquema para analizar y procesar las decisiones, los resultados pueden sercatastróficos. Atención, entonces, Jorge Valdano, Carlos Bianchi, Cachito Vigil y sobrevivientes de la tragedia de los Andes: la próxima vez queponderen las bondades del “trabajo en equipo” frente a un auditorio de empresarios o ejecutivos, hagan un par de correcciones en suPowerPoint o Prezi. Para empezar, borren donde dice que “dos (o tres, o cuatro, o infinitas) cabezas piensan mejor que una”. Porque podría noser cierto.

Al menos en lo que se refiere a toma de decisiones y creatividad, el pensamiento grupal ( groupthinking) pasó a estar en la picota paraeconomistas, psicólogos y gurúes de negocios. Si la economía del comportamiento siembra cada día más dudas sobre la racionalidad de lasdecisiones individuales, grupalmente los sesgos y desvíos cognitivos no hacen otra cosa que acentuarse. “Hay muchos factores, pero el ego —querer lucirse frente a un jefe o un compañero— hace estragos en este tipo de situaciones”, explica Gastón Francese, especialista en teoría de ladecisión de la UBA, “sobre todo cuando alguien pone a su ego por encima del beneficio de la empresa”.

Los experimentos en este campo se acumulan. En mesas de trabajo, los empleados tienden a defender o replicar las opiniones de sus jefes,por más que piensen que se está cometiendo un error. Hay un video en YouTube que muestra cómo una persona que entra a un ascensor en elque todos están parados mirando para un costado —son actores contratados— se pondrá en la misma posición para no quedar mal. Estoalgunas veces puede salir muy caro. Si la mayoría de un grupo está tomando una decisión, es muy costoso ser el que lleva la voz disonante.Para colmo, si se logra convencer a los demás y la medida resulta equivocada, el precio a pagar es doble. Esto induce al denominado sesgo deomisión: muchas veces se pagan costos por hacer pero no por dejar de hacer.

Este tipo de equivocación fue estudiada por economistas del deporte que analizaron el comportamiento de los árbitros en partidos de fútbol: lahinchada tiende a ser mucho más crítica con aquellas “acciones equivocadas” que cometen los referís que con aquellas “omisionesequivocadas”, a pesar de que las consecuencias sean igualmente decisivas en el resultado. Por eso hay una tendencia a no cobrar los penales, oa no levantar el banderín por parte de los jueces de línea cuando se duda de un offside.

El especialista Daylian Cain, de Yale, cuenta que una gran empresa intenta resolver algunos problemas asociados con el sesgo de omisiónmediante un método propio. Cada vez que frente a una gran decisión se opta por una alternativa, todos están obligados a escribir un informe encontra de la conveniencia de adoptar esa línea de acción y recomendar otra. Esos escritos son guardados sin leer. Y cuando la decisión noresulta como se esperaba, se revisan y ese material sirve no para echar culpas, pero sí a la hora de determinar ascensos.

Los estudios pioneros sobre pensamiento grupal pertenecen a James Stoner, un graduado del MIT , y se hicieron a principios de los 60. Stonerdescubrió que mezclando personas con distinta aversión al riesgo, la decisión del conjunto tendía a ser mucho más riesgosa que la del promediode los individuos. Un “efecto asamblea”, por ejemplo, hace que tengan más motivación a hablar los más osados, mientras que una mayoríasilenciosa de “tibios” permanece callada. Resultado: se determina ir a una huelga invocando la voz de la asamblea, cuando en realidad la voluntad

colectiva promedio era otra —tal vez más moderada— y no se explicitó en la reunión.Estudios posteriores al de Stoner mostraron que los grupos producen una “polarización” en las decisiones: llevan la toma de riesgo o el

conservadurismo al extremo. Y no es la única contra: comparados con los individuos, los grupos tienden a ser más dogmáticos y máspropensos a justificar actitudes irracionales, algo de lo cual la historia —y el fútbol con sus barrabravas— posee abundantes y tristes ejemplos.

Veinte años antes que Stoner, en la década del 40, el publicitario Alex Osborn popularizó el modelo de brainstorming: convenció al mundocorporativo de que juntando un grupo de gente con un conjunto de reglas simples (todo comentario está permitido, no se puede criticar laspropuestas) surgiría el doble de ideas que a nivel individual. Los estudios más recientes demostraron que las promesas de este método fueron, almenos, exageradas. Hoy se cree que ese proceso puede hacer caer el número de buenas iniciativas. Y sabemos que perder es algo que no legusta a nadie.

Pierdo, luego existoLos costos que se acumulan cuando

no podemos tolerar los fracasos

Si lo pensás un rato, la “aversión a perder” (en inglés, loss aversion) explica un sinnúmero de situaciones en la economía, en las políticaspúblicas y en la vida cotidiana. Esto establece que perder o fracasar nos impacta —en términos emocionales— entre dos y tres veces más queganar o tener éxito. El resultado final es el opuesto al que produce el exceso de confianza: nos volvemos mucho más temerosos y conservadoresque lo que indicaría una estrategia óptima. En distintas instancias de la vida, tomamos seguros carísimos para no exponernos a la posibilidad deuna adversidad.

Entre otros efectos, es el que provoca que la percepción de inflación sea en todo el mundo más elevada que la suba real de precios: “duelen” yrecordamos más los bienes que aumentan que aquellos que bajan o permanecen igual. Ese es otro de los costos poco visibles que tuvo laintervención del INDEC: al eliminar el termómetro (un IPC creíble), en los últimos dos años la percepción de inflación (que mide todos los mesesla Universidad Di Tella) se posicionó sistemáticamente cinco puntos por encima de la “inflación provincias”, el promedio de las mediciones enjurisdicciones cuyas oficinas de estadísticas no fueron intervenidas por el Gobierno.

En el deporte, la aversión a perder es lo que hace que un director técnico que ganó un campeonato sea luego echado como un perro si pierdetres partidos al hilo. Si tomamos como válida la proporción de “3 a 1”, una goleada favorable de 3 a 0 será pronto neutralizada por un 0-1 encontra. De hecho, hay instancias deportivas que les fueron muy útiles a los economistas del comportamiento y a los psicólogos para probar y“medir” en forma más precisa la aversión a perder. En un tiro decisivo en básquet, un equipo que va perdiendo por dos puntos faltando unsegundo tiende a buscar un doble (que lo llevará a jugar un tiempo extra) antes que un triple, que cuando se analizan las probabilidades, se revelacomo la mejor opción, justamente para evitar perder (y que lo acusen a uno de haber arriesgado de más).

Uno de los campos más fértiles para la investigación de sesgos y estrategias de autocontrol, aunque te parezca raro, es el de los taxistas. EnManhattan, los días de lluvia es imposible conseguir un auto por la mayor demanda, pero también —y aquí viene el dato sorprendente— por unamenor oferta. En lugar de aprovechar la ocasión, los taxistas neoyorquinos tienden a cerrar su jornada laboral antes porque ya han llegado alobjetivo de recaudación. En cambio, en días de baja demanda, trabajan más horas: por el sesgo de aversión a perder, están dispuestos a pasarmás tiempo arriba del auto antes que resignar dinero con relación a la pauta preestablecida. Lo curioso es que cada hora en el taxi rinde muchomás en los días de lluvia. Podrían entonces trabajar tiempo extra durante las jornadas lluviosas y ahorrarse muchas horas de andar dando vueltassin sentido cuando el trabajo escasea. Sin embargo, quedar debajo de la meta parece pesar más que el ingreso adicional cuando llueve.

Desde un punto de vista evolutivo, el sesgo tiene lógica: en el pasado, aquellas personas —o animales— que trataban a las amenazas con másénfasis que a las oportunidades, tenían más oportunidades de sobrevivir y de reproducirse. Laurie Santos, profesora de psicología de laUniversidad de Yale, descubrió que los monos capuchinos, que están entre los animales más inteligentes del planeta, también tienen aversión aperder. La psicóloga entrenó a diez monos para realizar transacciones con monedas. “Descubrimos, con sorpresa, que los monos compartenmuchos sesgos con los humanos”, cuenta Santos. De alguna manera, el dolor de pasar de tener tres bananas a dos es para los monos mayorque la alegría de pasar de una a dos.

Según Kahneman, la aversión a perder está detrás de un sinnúmero de fracasos en negociaciones históricas muy relevantes. Cuando lo que sediscute es un juego de suma cero —lo que alguien cede es ganancia para el otro—, la asimetría que introduce esto hace que los acuerdos no sealcancen. Si una parte debe ceder 100 pesos al otro, el que recibe lo valora en menos y el que lo resigna, en más. Muchos economistas usaronesta explicación para entender por qué Alemania es tan reacia a rescatar a países europeos en crisis: el dinero gastado en salvatajes “duele”mucho más que todo lo recibido por poder tener una moneda que a ese país lo hace súper competitivo.

En materia de inversiones personales, el efecto ancla y la aversión a perder suelen hacer estragos. A menudo no nos desprendemos de unactivo que compramos que viene bajando porque nos anclamos al precio de adquisición y porque venderlo sería dar por cierta la pérdida. Poresos mismos motivos, si tenemos que hacer una reasignación de nuestra cartera de inversiones, será mucho más probable que nos

desprendamos de una acción que viene subiendo de precio que de una cuyo valor viene cayendo un 20%. No hay ninguna razón lógica paraseguir esta estrategia: lo que habría que tener en cuenta son las perspectivas de cada título, independientemente de su recorrido pasado y de conqué valores originales las comparemos.

La aversión a perder forma parte del grupo de errores comunes que nos vuelven más conservadores de lo aconsejable. Y sensibles pordemás. Si alguien dice muchas cosas buenas de nosotros pero desliza una crítica, nos quedamos en ella. Si alguna vez aparecemos en una notaperiodística en la que el 99% de los datos publicados son positivos y el 1% no, nuestro cerebro se concentrará en esa fracción. En la funciónpública se suelen repartir “resúmenes de prensa”, que son un conjunto de fotocopias abrochadas donde figura diariamente todo lo que losmedios dicen de una institución y de su titular. Todo tiene el mismo tamaño, independientemente de si se trata de un gran diario nacional o de unminúsculo semanario local. Y, obviamente, siempre hay alguna crítica que, por pequeña que sea, termina siendo objeto de mayor atención quetodo el resto del material. Por la salud mental de los funcionarios y los inconvenientes que su obsesión genera para los demás, quizá no sea unamala idea deshacerse de esos resúmenes de prensa.

Todo lo anterior puede paralizarnos y llevarnos a ser menos activos de lo aconsejable y caer en él “efecto statu quo”, que es la tendencia delos seres humanos a hacer lo mismo una y otra vez, aun cuando existen alternativas superadoras. ¿Por qué no ir al mismo lugar de los últimosveranos, si no estaba nada mal? El efecto statu quo es un gran enemigo de la innovación. Y la situación empeora en aquellos esquemas deadministración donde existe poca capacidad para imponer una idea pero mucho derecho a veto. El arquitecto Rodolfo Livingston señaló una vezque estas circunstancias, muy comunes en asambleas de propietarios de departamentos, llevan a que casi todos los interiores de edificio seterminen pintando de ese color horrible que él bautizó “beige consorcio”.

Si ya llegamos hasta acá…Metiendo la pata hasta el fondo

Vamos a suponer que hasta ahora venís leyendo este libro de corrido, pero que no te entusiasma demasiado. Definitivamente no era lo queesperabas. Es probable que, de ser así, estés pensando: “Con todo lo que ya leí, ahora lo voy a terminar, es una lástima no hacerlo”. A lo cualtenemos dos comentarios para hacerte: primero, perdón por no estar a la altura de tus expectativas (si no está muy dañado el libro, tal vez estésa tiempo de cambiarlo en la librería por otro). Segundo: en este esquema de razonamiento, estás incurriendo en lo que se conoce como “falaciade costo hundido”, otro de los errores que abordan la economía del comportamiento y la teoría de la decisión.

Los costos hundidos son aquellos que no pueden recuperarse y que, por ende, no deberían alterar los resultados de una decisión a tomar. Losejemplos de este tipo de error en la vida cotidiana son infinitos: nos quedamos mirando hasta tarde una película que nos está aburriendo porque“ya vimos una hora, es una lástima no terminarla”. En vacaciones, nos creemos obligados a realizar la mayor cantidad de excursiones posibles,“para aprovechar el pasaje, que salió tan caro”. O si pagaste una clase de algo por adelantado —50 pesos, por ejemplo— y eso requiere que televantes un sábado al alba aunque tengas sueño, igual lo hacés para no perder el dinero. En esas circunstancias vale hacerse la pregunta inversa:¿no pagarías 50 pesos para poder seguir durmiendo?

Algo similar pero con menos alternativas ocurre si estás en una cita, en un restaurante carísimo. El mozo trae un plato muy bien decorado,eso sí, con tres ravioles en una salsa sofisticada. Se prueba el primero y se advierte que está realmente feo. Igual seguimos “para no perder loque esto ya nos va a costar”. Y muchas veces en una relación sentimental, aunque las cosas no vayan del todo bien (y pinten peor), la pareja sesostiene “ya que se invirtió tanto tiempo y energía en salvarla”.

El mundo de los negocios está lleno de errores cometidos por la falacia del costo hundido. Ya en la etapa inicial del desarrollo del avióneuropeo Concorde era evidente que el proyecto se encaminaba a ser un fracaso comercial. Sin embargo, los gobiernos involucrados prefirieroncontinuar “para no perder la inversión”. Este sesgo se combina a menudo con el de aversión a perder: optar por la nueva alternativa implicareconocer el fracaso de una decisión que tomamos en el pasado, con todo su impacto psicológico negativo asociado. Los últimos años deguerras recientes largas (la de Iraq, por ejemplo) estuvieron dominados por un debate en la opinión pública donde la falacia del costo hundidofue protagónica: “¿Cómo dejar de pelear ahora, cuando ya se perdieron tantas vidas?”.

La falacia del costo hundido no está presente en el comportamiento de otros animales inteligentes, como sí vimos que sucede con la aversióna perder. Por ello es más difícil encontrar una buena razón a por qué actuamos así. Felix Hoeffler, un investigador del Instituto Max Planck, deBonn, arriesga una teoría: el costo hundido es un mecanismo por el cual “nos castigamos” por haber tomado una mala decisión en el pasado, locual nos hace aprender para tomar mejores determinaciones en el futuro. Es decir, seguimos cavando nuestra fosa para que nos cueste más saliry recordar que la próxima vez será mejor ni agarrar la pala.

En la batalla naval, “hundido” es un término que denota éxito, al menos para el adversario. Como ves, en el mundo de las decisiones denegocios, la economía y la vida cotidiana, el sentido parece ser exactamente el contrario.

Lo más frustrante de todo lo que te hemos presentado en esta sección es que aun cuando conozcas de qué se tratan, es muy difícil o casiimposible escaparles. En muchos casos nos pasa lo mismo que con el efecto McGurf: cerraste los ojos y sabés perfectamente lo que estádiciendo, pero cuando los abrís y volvés a la realidad, otra vez escuchás el “Da, da, da”.

Si te interesó este tema, te recomendamos…

Continuar con alguno de estos libros:

ARIELY, Dan: Las trampas del deseo. Cómo controlar los impulsos irracionales que nos llevan al error , Ariel, Madrid, 2008.

ARIELY, Dan: Las ventajas del deseo. Cómo sacar partido de la irracionalidad en nuestras relaciones personales y laborales , Ariel, Madrid,2011.

KAHNEMAN, Daniel: Pensar rápido, pensar despacio, Debate, Buenos Aires, 2012.

MARCUS, Gary: Kluge: The haphazard construction of the human mind , Houghton Mifflin, Nueva York, 2008.

MOTTERLINI, Matteo: La economía emocional, Paidós, Barcelona, 2008.

SIMONS, Daniel y Christopher CHABRIS: El gorila invisible, Siglo Veintiuno Editores, Buenos Aires, 2011.

SHORE, Zachary: Blunder: Why Smart People Make Bad Decisions, Bloomsbury, 2008.

Y si querés más detalles, leer estos trabajos:

BRAMAN, Donald y Dan KAHAN: “Cultural Cognition and Public Policy”, Yale Law & Policy Review, vol. 24, p. 147, 2006 - Yale Law School,Public Law Working Paper No. 87.

REB, Jochen: “Possession, Feelings of Ownership and the Endowment Effect”, Journal of Judgement and Decision Making, No. 2; 107-114.

SANTOS, Laurie y Venkat R. L AKSHMINARAYANAN : “The Evolution of Decision-Making Under Risk: Framing Effects in Monkey RiskPreference”, Journal of Experimental Social Psychology, 47. 689-693.

5. CARRERA DE MENTE

Cada tanto, un fuerte dolor de espalda me sirve como señal de que algo en mi portafolios de inversiones anda mal.Confío mucho en esta suerte de “instinto animal”.

George Soros (inversor y filántropo)

Todo empezó con una explosiónCómo es la excéntrica y

creciente tribu de los neuroeconomistas

Doce años atrás, el escritor estadounidense Tom Wolfe publicó El periodismo canalla y otros artículos , una compilación de ensayos sobrediversos temas. En una de las notas, Wolfe se entusiasmó con una rama científica que, a su entender, estaba destinada en el corto plazo aproducir una revolución similar a la de las ideas de Darwin a fines del siglo XIX. El padre del denominado nuevo periodismo vaticinaba que para2010 “el universo digital parecerá insignificante comparado con un nuevo invento tecnológico que por el momento no es más que un tenueresplandor procedente de unos pocos hospitales. Se llama ‘exploración cerebral por la imagen’ y consiste en una serie de técnicas que permitenobservar el funcionamiento del cerebro humano en tiempo real”.

El escritor estadounidense amante de los trajes blancos se refería principalmente a la resonancia magnética funcional ( RMF) y a la tomografíapor emisión de positrones (PET). Ambas técnicas permiten no sólo visualizar la anatomía del cerebro, sino también mostrar su actividad. De estamanera, podemos acercarnos más a saber qué ocurre dentro de esta sofisticada —y en buena medida misteriosa— “caja negra” cuando algunosde nuestros sentidos son estimulados, o al analizar y tomar decisiones, o en el momento en que experimentamos determinados sentimientos.

Un punto a favor (y revolucionario) de estas técnicas es que son nada invasivas (es el caso de la RMf, que funciona detectando cambios en laconcentración de oxígeno) o lo son mínimamente (la PET requiere inyectar un compuesto en la sangre). Con anterioridad, sólo se podía inferiralgo acerca del funcionamiento de nuestro cerebro ante lesiones y frente a los cambios visibles que ocurrían en la conducta de la persona quelas padecía.

El caso más famoso de esta última modalidad de deducción tuvo como protagonista a Phineas Gage, un capataz de construcción de víasferrocarril que padeció un gravísimo accidente el 3 de septiembre de 1848, mientras trabajaba en Vermont. En su rutina diaria era consideradouno de los mejores: sus pares lo calificaban como “responsable y trabajador”, y sus dirigidos lo preferían por encima del resto. Un descuidosuyo provocó una explosión que, a su vez, hizo que una barra de hierro de 6 kilos, 1,1 metros y 3 centímetros de diámetro ingresara a la alturade su ojo izquierdo, le atravesara el cerebro y aterrizara a 30 metros de distancia, después de haber salido por la cima de su cráneo.Milagrosamente, y aunque te parezca mentira, Gage sobrevivió. Incluso, cuando lo trasladaron al hospital se mostró en condiciones de caminary de hablar de manera lúcida y coherente. Sin embargo, su conducta se vio alterada en forma dramática. Según uno de los especialistas que loatendieron, el equilibro entre sus facultades intelectuales y sus impulsos más primitivos había sido destruido. Se volvió inestable, irreverente,impaciente y caprichoso cuando algo contradecía sus deseos, poco considerado con los demás e incapaz de planificar a futuro. En poco tiempoperdió su matrimonio y su trabajo. Y terminó viviendo en Valparaíso, Chile.

Su caso está considerado como una de las primeras evidencias científicas que sugirieron que la lesión de los lóbulos frontales podía alteraraspectos de la personalidad, la emoción y la interacción social. Su cráneo se conserva, sigue siendo estudiado y es el elemento más icónico delnacimiento de las neurociencias.

Con la tecnología disponible en la actualidad, ya no hace falta estudiar estos tristes casos y conjeturar. Podemos directamente mirar qué es loque ocurre en nuestros cerebros ante distintas circunstancias, algo impensable hace unos pocos años. Es cierto que la revolución vaticinada porWolfe aún no se desplegó en toda su intensidad. Pero los avances de las neurociencias fueron enormes, y la promesa de descubrimientosexcepcionales en el corto plazo sigue firme en la comunidad científica. Tanta expectativa no podía pasar inadvertida para una tribu queúltimamente mete sus narices en todos los rincones: la de los economistas ávidos por explotar vetas no convencionales.

La llamada neuroeconomía, que combina modelos económicos con lecciones de las neurociencias, se ha transformado así en una de lasramas estelares entre los nuevos campos académicos, a pesar de que su desarrollo requiere una gran inversión en equipos técnicos y en tiempodedicado a comprensión de los fenómenos que tienen lugar en el cerebro (“¡De lo cual doy fe después de participar de actividades de un grupointerdisciplinario que se dedica a esto en Yale!”, agrega Martín). ¿Querés comprobarlo? Buscá en Google algún trabajo de neuroeconomía ypegale una mirada rápida: te vas a encontrar seguramente con páginas y páginas de neuroimágenes coloridas y abundante jerga no apta para todo

público.Si los economistas del comportamiento realizan sus investigaciones a partir de conductas observadas que no coinciden con las previstas en

los modelos tradicionales, los neuroeconomistas van un paso más allá: indagan en los procesos químicos cerebrales relacionados con lasdecisiones económicas. Pero, en algún sentido, ambas ramas son complementarias: hay una relación muy fuerte entre las regiones cerebralesvinculadas a sensaciones de felicidad, bronca o dolor que se activan ante dilemas que involucran los “sesgos” hallados por la economía delcomportamiento (aversión a perder, reclamo de justicia, etcétera).

Estamos hablando de un terreno muy nuevo, con un recorrido explosivo. Entre el dramático accidente de Phineas Gage y el momento en elque los economistas se percataron de que podrían sacar conclusiones de esta fuente de conocimientos, pasó nada menos que un siglo y medio.El primer estudio empírico de neuroeconomía se publicó recién en 2001, y sus autores fueron los economistas Kevin McCabe, Daniel Houser,Lee Ryan, Vernon Smith (Premio Nobel en 2002) y Theodore Trouard. Realizan anualmente 900 trabajos sobre esta temática. Existen varioscentros de investigación, muchas de las principales universidades la ofrecen como una especialidad dentro de la economía y hasta hay unprograma de doctorado exclusivamente relacionado con el tema en la Universidad de Zurich. Inclusive, se fundó una Sociedad para laNeuroeconomía, que reúne a los más destacados académicos.

“Las neurociencias tienen mucho para aportar al campo de la economía, los negocios, en cuestiones como liderazgo y toma de decisiones”,explica Facundo Manes, director del Instituto de Neurología Cognitiva ( INECO) y del Instituto de Neurociencias de la Fundación Favaloro.Manes, que estudió en la UBA y en Cambridge, colaboró en Iowa con el célebre António Damásio, autor de El error de Descartes y quienrecuperó y divulgó en la actualidad la historia de Phineas Gage.

Así están las cosas. Por eso, si los capítulos que siguen te resultan algo fríos y salpicados de términos químicos (casi propios de la serieBreaking Bad), recordá que te hablamos desde las zonas gélidas…

Más veloz que el rayoDecisiones en un tercio de segundo

El cerebro humano es extraordinario. Es capaz de sopesar una cantidad abrumadora de datos, y determinar y controlar las respuestas adistintos estímulos. Poder visualizar cómo esos procesos funcionan debería ser una confirmación de lo que presupone una disciplina que postulaque somos extremadamente racionales.

Son varios los trabajos que muestran, por ejemplo, la enorme velocidad a la que el cerebro puede asignar valor a distintas opciones y tomaruna decisión. Le lleva realmente muy poco tiempo. Después de pedirles a distintos participantes de una muestra que califiquen golosinas de unoa cinco puntos, de acuerdo con cuánto les apetecería consumirlas, los investigadores Milica Milosavljevic, Christof Koch y Antonio Rangel lespresentaron pares de estos alimentos en una pantalla de computadora para que optaran por una alternativa. El resultado fue llamativo: en tresdécimas de segundo, los individuos pulsaban la tecla y elegían lo correcto en el 70% de los casos. Y la imágenes mostraban además en qué lugardel cerebro tenía lugar el mecanismo decisorio: la corteza prefrontal ventromedial.

Esta muestra de capacidad para procesar correctamente información y actuar a partir de nuestros gustos parece un respaldo a una disciplinaque le asigna al hombre una hiperracionalidad, como suponía hasta hace algunos años la economía tradicional. Pero no todos los experimentosresultan a gusto de los defensores a ultranza de estos supuestos. Estudios recientes muestran que nuestra forma de tomar decisiones no es tanestilizada, ni lineal, ni consistente como pretende la teoría económica. Y, muchas veces, hasta choca con ella de frente.

Por ejemplo, nos cuesta horrores proyectar la satisfacción que determinados bienes —ropa nueva, un auto, un celular, un reproductor demúsica, etc.— nos brindarán. Los seres humanos somos buenos para muchas cosas, pero no para pronosticar nuestra propia felicidad. Tratá derememorar la excitación que sentías antes de hacer una última adquisición importante, y comparala con el bienestar posterior a la compra. Muyprobablemente adviertas un bache entre ambas sensaciones. Rangel, del Instituto Californiano de Tecnología (Caltech), sostiene que, de acuerdocon sus estudios, el nivel de error en proyectar la satisfacción que obtendremos ronda el 20%. Es decir que nos equivocamos una de cada cincoveces, y no aprendemos tan fácil de estos yerros. Parece, además, que el bienestar que experimentamos no se corresponde con lascaracterísticas del objeto, sino que es afectado por el factor sorpresa: si es bueno y no lo esperábamos, lo disfrutamos más; y lo opuesto escierto en caso de ser malo e inesperado.

Pequeñas variaciones en cuestiones que a priori parecen nimias o no relacionadas con la verdadera naturaleza del objeto también influyen en ladecisión de compra. En particular, si se logra aumentar la atención sobre un bien (es decir, los recursos que el cerebro está dedicando a suanálisis), aumenta la probabilidad de su elección. De hecho, Rangel descubrió que un 10% extra de tiempo de atención visual inducida se traduceen un 11% de mayores probabilidades de comprar un ítem en lugar de otro. Y este efecto es tan definitorio que su equipo de investigadoreshasta logró predecir la elección siguiendo la trayectoria ocular de los entrevistados.

El valor que les asignamos a las cosas no depende exclusivamente de ellas. Un experimento de escaneo cerebral permitió ver, por ejemplo,que la activación de las zonas de placer en el cerebro es mayor cuando nos dicen que el vino que bebemos es más caro, a pesar de que no lohayan cambiado. No nos estamos engañando o siendo snobs: realmente sabe mejor con esa —de alguna forma— “engañosa” información. Y yaque hablamos de nuestra postura respecto de los demás o de las comparaciones: se ha podido ver en monos que el valor que le otorgan a unobjeto no depende sólo del mismo sino de las alternativas que se les presenten.

A veces ni siquiera estamos haciendo cálculos. Es lo que ocurre con los hábitos, como ir siempre a las mismas y conocidas opciones en elbuffet, elegir la misma ruta o hasta con algunas adicciones. La fuerza del hábito y el cómputo de las opciones tienen lugar en zonas distintas delcerebro, y es la pugna entre ambas la que determina nuestra acción.

Estos mecanismos menos sofisticados de elegir también son activados de diferente manera, según las circunstancias. Rangel y Colin Camererprobaron qué ocurriría con la predisposición a pagar por determinados platos de un menú dependiendo de si se utilizaba una descripción, unaimagen o la exposición real del plato. En el último caso, la predisposición a pagar fue de 40% a 61% mayor. Rangel descubrió también queresaltar valores saludables en determinadas comidas, mediante señales bien visibles, activa circuitos neuronales similares a los que operan con elautocontrol para no comer alimentos que engordan o son nocivos. “Hay mucho para hacer con este insight desde las políticas públicas”, resalta

el académico. Si querés empezar una dieta el lunes, ya podés sumar una idea: etiquetá lo que te toque ingerir con señales bien estridentes queremitan a atributos saludables. Tu cerebro va a procesar el régimen de manera más fluida.

Esta diferencia fundamental entre tener un determinado objeto enfrente o no tenerlo también se midió y se analizó para el caso del dinero. Eshabitual creer que el valor que le damos al dinero depende directamente de lo que se puede comprar con él. Pero la evidencia recogida por losneuroeconomistas no dice esto, sino que, por el contrario, ¡la plata da placer por sí misma! Los circuitos de la gratificación activados en el áreasubcortical del cuerpo estriado del cerebro cuando tenemos delante una pila de billetes son los mismos que se “encienden” ante la presencia decomida o de droga.

Si la presencia física del dinero da placer de por sí, cabe pensar que separarnos de él es doloroso. Hay infinidad de experimentos quemuestran cómo estamos dispuestos a gastar más con tarjeta de crédito o de débito que en efectivo, o que explican la lógica y el éxito de losviajes all inclusive, en los que no tenemos que estar lidiando permanentemente con el alto precio de las bebidas o de la comida.

Todo lo que necesitas es oxitocinaConfianza, moral y hormonas

“Todo lo que necesitas es amor”, cantaban los Beatles. Si le hacemos caso al economista y matemático Paul Zak —un pionero de laneuroeconomía—, la canción debería rebautizarse “Todo lo que necesitas es oxitocina”. Caracterizada a menudo como “la hormona del amor”(porque se libera en buenas dosis cuando se tiene sexo), la oxitocina está presente sólo en mamíferos y se revela en actitudes de confianza haciael otro (por ejemplo, alcanza su pico en el vínculo entre la madre y el bebé durante el amamantamiento). “Esta hormona es el verdadero‘pegamento’ de la sociedad”, dice Zak, quien llegó a fantasear con un planeta más solidario y amigable, en el que todos nos sometamos conregularidad a suministrarnos oxitocina y formemos una sociedad menos egoísta. Una versión más atractiva que Un mundo feliz y el consumo desoma de Aldous Huxley.

Antes de embarcarse en medir el impacto de algunas hormonas, Zak trabajó con Steve Knack en el efecto de la confianza en lastransacciones, la inversión y el crecimiento. La conclusión de sus estudios es que la confianza y los factores institucionales detrás de ellaresultan un elemento muy significativo a la hora de explicar el nivel de desarrollo de un país.

Quizá por ello, entre otras cosas (después de todo, estamos hablando de un freakoeconomista y su madre era una monja) es que en losúltimos años Zak también se obsesionó con los determinantes de la interacción entre individuos, particularmente de la moral. Y estudió para ellola oxitocina, a la que le gusta llamar “la hormona de la moral”.

En general, la realidad tiende a demostrar una y otra vez que la confianza y la cooperación son resultados mucho más comunes de lo que unateoría basada en seres fríos y egoístas predice. Esta característica se revela también en experimentos, de los cuales el más conocido tal vez seael denominado Juego del ultimátum. Su esquema es muy simple. Una persona A recibe 100 pesos y debe decidir cuánto le cede voluntariamentea otro jugador, B, que a su vez tiene que definir si acepta, en cuyo caso proceden a repartir de esa manera el dinero, o si rechaza la oferta, encuyo caso ambos se van sin nada. Si la racionalidad estricta primara, lo lógico es que A le ofrezca a B solo un peso (y se quede con los otros99), y que “B” acepte, porque eso es mejor que nada.

Pero eso no es en absoluto lo que pasa en la práctica. En casi todos los testeos, realizados en decenas de países, las ofertas son muchomayores (en promedio, por encima de un tercio del dinero) y aquellas propuestas que involucran menos del 20% de la suma original tienden aser rechazadas. Lo que ocurre dentro del cerebro es que cuando A realiza una oferta considerada “indignante”, se activa en la cabeza un áreacerebral que se conoce como corteza cingulada anterior, una suerte de central involucrada en la selección y resolución de contradiccionesinternas; por ejemplo, entre motivaciones cognitivas y motivaciones emotivas (¿acepto lo conveniente o me dejo guiar por la bronca?). Estaactivación produce una sensación visceral de disgusto que se impone al más frío cálculo económico.

El cuerpo estriado del cerebro también revela sensaciones agradables cuando somos naturalmente generosos con el prójimo o cuandocooperamos sin intenciones escondidas, sólo por el placer de confiar en los demás. Un experimento llevado a cabo por Camerer mostró quecuando en juegos como el del ultimátum los involucrados comienzan a cooperar y a confiar en el otro, esta escalada de altruismo y cooperaciónera precedida por una liberación de oxitocina.

Esta hormona parece estar íntimamente relacionada con la empatía, y es lo que nos hace sentir más unidos e identificados con el prójimo. Zakprobó esto con un muy interesante experimento. Utilizó para ello una variación del Juego del ultimátum y un spray con el cual esparcir oxitocina.El nuevo juego funciona de la siguiente manera. Se les paga a algunos para participar y se les sugiere que pueden compartir parte,anónimamente, con alguien más del grupo. El dinero que el otro recibe se multiplica por tres, y este puede decidir si devuelve algo, otra vez demanera anónima. Aplicando el spray, Zak logró que se multiplicara la cantidad de individuos que cooperaban confiando en el otro. Tambiéndemostró que bajo el efecto de esta hormona las donaciones caritativas suben un 50%.

Nuestro cerebro también contiene unas neuronas denominadas espejo, que entran en funcionamiento tanto cuando actuamos como cuandovemos a otros accionar de manera similar. Hay quienes postulan que su tarea es crucial para interpretar a los demás, y algunos hasta creen queson fundamentales para empatizar.

Pero no siempre nos podemos identificar con el vecino. El Boletín de personalidad y psicología de Estados Unidos publicó recientemente una

investigación que halló una relación entre los niveles de alcohol en la sangre y la adhesión a ideas propias de los partidos más conservadores o dederecha. Para Chris Mooney, autor del libro El cerebro republicano: la ciencia de por qué ellos niegan la ciencia y la realidad , la historia de los“borrachos de derecha” coincide con una vasta literatura de la psicología de la política, que resalta que la ideología no es solamente un conjuntode ideas y filosofía, sino también un conjunto de sesgos y estilos cognitivos. En otras palabras, no se trata tanto de lo que la gente piensa, sinode cómo el cerebro lo piensa.

Así, apoyar la idea de que “los pobres son responsables de su pobreza” es más “fácil” en términos de energía cognitiva que sostener que hayfactores institucionales y sociales que impiden a los pobres salir del círculo de indigencia. Emborracharnos, de más está decirlo, es una de lasformas que tenemos de “evadirnos” del pensamiento complejo. Mooney, claro está, es un intelectual cercano a los demócratas (el partido decentroizquierda en Estados Unidos).

A ningún republicano (los de derecha en ese país) le debe caer bien que digan que sus convicciones son simplonas o, peor aún, de altocontenido etílico. Pero quizá más enojoso es lo que insinúa Woody Allen en su Todos dicen te quiero , estrenada en 1996. Uno de losprotagonistas, un progre neoyorquino, está indignado con el comportamiento de derecha de su hijo, que defiende la libre portación de armas yun estado más reducido. Más adelante, el joven sufre un malestar, es sometido a una cirugía cerebral en la que se le extrae un coágulo, y setransforma en demócrata.

No sé lo que quiero pero lo quiero yaLos costos económicos de la ansiedad

Así como la oxitocina y las neuronas espejo pueden colaborar en hacer más unida a una sociedad, pocas cosas nos alejan más del verdaderocontacto con el otro como la ansiedad. En una publicidad para una marca de fernet, la agencia Madre apeló, a mediados de 2011, a un capuchónde birome gigante que cientos de ansiosos pugnaban por morder. El hecho de que nos identifiquemos con la escena revela hasta qué punto laansiedad es un signo de nuestros tiempos.

Los capuchones mordisqueados no son la única medida reveladora de este tipo de estado de ánimo. Robert Levine, autor de Una geografíadel tiempo, describe experimentos realizados en distintos países en los que se cronometró la cantidad de segundos promedio que la gente tardaen apretar el botón de cerrar la puerta en los ascensores; o cuánto demora un auto en tocar bocina cuando el vehículo de adelante no arrancacon luz verde; o con qué frecuencia tendemos a completar la frase del otro.

En los últimos años, académicos provenientes de campos como la economía, la psicología y el marketing comenzaron a poner el foco en lainfluencia que tiene la consideración del tiempo (y su escasez) en distintas sociedades.

En la Argentina, la agencia de publicidad JWT realizó un relevamiento, vía encuesta, y determinó que el país ocupa el cuarto puesto mundial enun índice de ansiedad, y es el primero en América Latina. “Lo que se ve en este tipo de estudios en el ámbito internacional es que hay unarelación muy estrecha —y negativa— entre la ansiedad y variables económicas, principalmente el consumo”, explica el estudio. Lo mismosostiene Levine: “El vínculo entre la ansiedad y las variables económicas es muy estrecho”. Este profesor de psicología en la Universidad deCalifornia es uno de los mayores especialistas mundiales en estudios de tiempo y cultura. Y cada tanto visita Buenos Aires, ya que se atiende conun odontólogo porteño.

“Dado el enorme efecto que estamos viendo que tienen los desórdenes de ansiedad en las decisiones cotidianas, es sorprendente ver cuánpoco hay estudiado en esta materia desde la neuroeconomía”, comentó en julio de 2012 Elizabeth Phelps, de la Universidad de Nueva York, ensu trabajo Ansiedad y toma de decisiones. Sólo en Estados Unidos se estima que hay 40 millones de personas que sufren algún tipo de trastornode ansiedad.

Una economía impredecible provoca ansiedad. Y esta genera naturalmente una conducta cortoplacista, ya que no podemos esperar. Pero elproblema se retroalimenta: si somos impacientes, desdeñamos el esfuerzo, la educación, la inversión, el cumplimiento de normas. Y esto setraduce en una peor y más inestable economía. Este círculo vicioso fue el tema de una charla para TEDx Rosario que dio Martín en 2011. Desde1885 hasta ahora, la Argentina tuvo una recesión cada cuatro años, en promedio. En los últimos treinta y seis años padeció catorce recesiones ycinco crisis tan grandes que hasta las hemos bautizado. ¡Cómo no ser los campeones mundiales de la ansiedad!

En nuestro país, el 25% de las personas se califican como “muy ansiosas”. Como las ratas de ciudad de las que habla la canción de RatonesParanoicos: “No tengo religión, tengo ansiedad”. O como la letra del tema de Sumo: “No sé lo que quiero pero lo quiero ya”.

Las crisis son de Marte,las buenas decisiones de Venus

Los extremos emocionales de Wall Street

Los originales estudios de Paul Zak se extienden también a otras hormonas. Por ejemplo, analizó también los efectos de la dopamina, unasustancia química que se libera en el cerebro cuando se está haciendo algo agradable. Recolectó muestras de saliva de sesenta operadoresprofesionales de Wall Street, las comparó con un grupo de control de estudiantes, y descubrió que, consistentemente, los operadores másexitosos mostraban niveles moderados de dopamina: definitivamente, trabajar en un banco en Nueva York es más agradable que estudiar.

Pero no es una carrera para todos. Aunque por ahora son pocos, ya hay experimentos de neuroeconomía realizados no con voluntarios en unlaboratorio, sino directamente con operadores en mesas de dinero “conectados” a aparatos de resonancia magnética. Discípulos de Damásiollevaron a pacientes con lesiones frontales a trabajar por una jornada en bancos de inversión de Wall Street y hallaron un resultado sorprendente:al carecer por completo de culpa y otras emociones, su rendimiento fue muy superior al de los agentes tradicionales (que de por sí ya tienen unsentido de la culpa muy bajo). Manes, del INECO, incluso está convencido de que los operadores más exitosos de los principales mercados delmundo padecen algún tipo de trastorno cognitivo, como bipolaridad, déficit de atención, etcétera.

En enero de 2012, la revista online de ciencias PLOS ONE publicó las conclusiones de un estudio realizado por Zak en conjunto con otros dosinvestigadores de la Universidad de Claremont. Allí se identificó a un grupo de genes relacionados con la producción de dopamina y su presenciapermitió predecir la duración de operadores en las mesas más exigentes de Wall Street. El trabajo encontró que los más exitosos —y queduraban más tiempo sus puestos de trabajo— eran aquellos con ese gen, aparentemente también relacionado con una predisposición genética atomar riesgos moderados (ni muy grandes ni muy pequeños). Tiene lógica: los ansiosos y agresivos se queman rápido, y los timoratos seahogan en la intrascendencia.

La agresividad está relacionada con una tercera hormona investigada por Zak con relación a la conducta económica: la testosterona. Supresencia suele inhibir la producción de oxitocina y, por lo tanto, las actitudes de confianza. Y dosis extra de testosterona en varones tienden aestar correlacionadas con conductas más egoístas y belicosas. Si se quiere lograr una receta muy eficaz para el caos financiero, convienemezclar billones de dólares en inversiones de riesgo con unas cuantas toneladas de testosterona. Es un cóctel que no debería fallar, y de hechono lo hizo en la debacle de 2007.

Tal vez, para mejorar el mundo no haga falta repartir oxitocina extra a toda la población: con distribuirla en forma gratuita entre losoperadores de Wall Street ya resolveríamos algunos problemas de las finanzas globales. Pero quizá ni siquiera haga falta recurrir a la química.

John Coates, un experto en temas de neurociencias y finanzas, quedó intrigado cuando descubrió que muy pocas mujeres compraron títulosen la burbuja de las puntocom de fines del siglo pasado y principios de este. En comparación con sus pares masculinos, fueron realmente muypocas. Coates descubrió que en los mercados financieros se replica un fenómeno estudiado por los especialistas en temas evolutivos, eldenominado efecto ganador ( winner effect ): cuando dos varones entran a competir, en cada ronda aumentan sus niveles de testosterona,incrementando la capacidad de la sangre de acarrear oxígeno y también, de paso, su apetito por el riesgo y la insensibilidad por variaciones deprecios alocadas que llevan a burbujas.

La testosterona se encuentra presente en los hombres en una proporción de diez a uno respecto de las mujeres. Por ello hay economistas queestán convencidos de que los ciclos financieros serían menos bruscos —y las burbujas, menos infladas y menos costosas— si en los lugaresclave de decisión hubiera más mujeres que hombres. Algo así como el paraíso del actor italiano Vittorio Gassman: en octubre de 1999, pocosmeses antes de morir, Il mattatore decía que, si por él fuera, el mundo debería estar gobernado por mujeres, mientras los hombres se dedican aperfeccionarse como objetos de placer.

El primer estudio que aportó agua para el molino de la “tesis Gassman” apareció en 2001, meses antes de que en la Argentina estallara por losaires el sistema de convertibilidad. Fue un trabajo muy celebrado, que compiló datos de inversiones de 35.000 hogares norteamericanos, yconcluyó que aquellas decisiones hechas por mujeres habían llevado a un rendimiento mayor que el de sus pares masculinos. El estudio se llamó

—no les pidan originalidad a los economistas académicos— Boys Will Be Boys, como la canción homónima.Una investigación más reciente y amplia, con una muestra de 2,7 millones de personas, determinó que en la crisis de 2008 los hombres fueron

mucho más propensos a vender acciones y bonos en sus valores mínimos que las mujeres. Los inversores varones, sostuvo el autor del estudio,en promedio creen que pueden hacer valer en la bolsa cada dato informativo que suman, en tanto que las mujeres son más propensas areconocer que saben poco de los mercados, y por lo tanto cambian menos de posición.

Michael Lewis, autor de uno de los mejores libros escritos sobre la crisis ( The Big Short: Inside the Doomsday Machine ), fue citado por eldiario inglés The Guardian afirmando que “las mujeres deberían ocupar un 50% de los puestos de toma de riesgo de los bancos”. Lewiscomenzó su carrera haciendo muy buena plata como operador de bonos en el banco de inversión Salomon, más de veinte años atrás, y se fueenojado del negocio, tras lo cual escribió su celebrado El póquer del mentiroso (Liar’s Poker).

Son varios los neuroeconomistas que creen que la clave para un mundo más financieramente estable podría ser no tanto la prudencia de losbanqueros centrales, sino una mayor diversidad de género (y de edad, porque el nivel de testosterona disminuye a medida que nos hacemosmayores) en las mesas de dinero.

Los estudios de género muestran que no basta con incorporar unas pocas mujeres: el mínimo que debe haber en sectores altos de decisiónpara producir un verdadero cambio cultural es del 30%. Por debajo de eso, las mujeres tienden a actuar a la defensiva y a mimetizarse con lasactitudes masculinas.

Ya hay algunos ejemplos que vale la pena citar. Islandia nombró un equipo de mujeres para arreglar el desastre bancario que había tenido afuncionarios varones como protagonistas. Noruega ya impuso, por ley, la obligación de una cuota femenina del 40% en el directorio de lasempresas, y su economía está volando (aunque los detractores del cupo femenino aseguran que esto se debe a sus reservas de petróleo y alaumento de su precio). La “hipótesis Gassman” podría, después de todo, ayudar a prevenir la próxima crisis.

Si te interesó este tema, te recomendamos…

Ver los siguientes videos:

La conferencia TED de Martín Lousteau sobre la economía de los ansiosos. En: http://youtube.com/watch?v=lFbdPRAlüg.

La conferencia TED de Paul Zak sobre confianza, moral… y oxitocina. En: http://www.ted.com/talks/lang/es/paul_zak_trust_morality_and_oxytocin.html.

Continuar con algunos de estos libros:

DAMÁSIO, António: El error de Descartes: la emoción, la razón y el cerebro humano , Crítica, Barcelona, 2006.

GLADWELL, Malcolm: Inteligencia intuitiva (BLINK): ¿Por qué sabemos la verdad en dos segundos? , Taurus, Buenos Aires, 2005.

LEVINE, Robert: Una geografía del tiempo, Siglo Veintiuno Editores, Buenos Aires, 2006.

MEDINA, John: Los 12 principios del cerebro , Norma, Bogotá, 2010.

MOONEY, Chris: The Republican Brain: The Science of Why They Deny Science and Reality, Wiley, Nueva York, 2012.

MOTTERLINI, Matteo: La economía emocional, Paidós, Barcelona, 2008.

ZALTMAN, Gerald: Cómo piensan los consumidores, Empresa Activa, Madrid, 2004.

Y si querés más detalles, leer estos trabajos:

HARE, Todd A., Jonathan M ALMAUD y Antonio R ANGEL: “Focusing Attention on the Health Aspects of Foods Changes Value Signals in vm PFC

and Improves Dietary Choice”, en Journal of Neuroscience, 27 de julio de 2011.

PHELPS, Elizabeth y Catherine H ARTLEY : “Anxiety and Decision-Making”, en Biological Psychiatry , Volume 72, Issue 2 (July 15, 2012),publicado por Elsevier.

Antonio Rangel se tomó el trabajo de compilar los más recientes avances de este campo y los publicó en el Journal of Economic Perspectives.

WEBER, Bernd, Antonio R ANGEL, Matthias WIBRAL y Armin F ALK: “The Medial Prefrontal Cortex Exhibits Money Illusion”, Proc. Natl. Acad.Sci. USA 106, 2009.

6. CLUBES DE(NO TAN) AMIGOS

Nunca pertenecería a un club que admitiera como socio a alguien como yo.Groucho Marx

Derecho de admisión y permanenciaPrejuicios versus aptitudes

La escena marca un inicio de alto voltaje en la película Crash (estrenada como Vidas cruzadas en la Argentina), que ganó el Oscar al mejorfilm en 2005. Dos amigos afroamericanos salen de un bar, mientras discuten sobre racismo y estereotipos: son las únicas dos personas de razanegra a esa hora en ese barrio de moda en Los Ángeles, y se sienten víctimas de prejuicios por parte de los blancos que los rodean. Laconversación gira en torno a la discriminación racial, que es el hilo conductor de Crash.

Ambos notan que, al verlos a una distancia de cincuenta metros, una joven blanca (la actriz Sandra Bullock) se agarra instintivamente delbrazo de su marido (Brendan Fraser, que personifica a un fiscal de Estado). Uno de ellos se queja al otro sobre este gesto tan racista. La escenafinaliza de la manera más provocativa posible: al acercarse, el dúo termina sacando sendas armas de sus camperas para robarles a Bullock yFraser, confirmando sus peores prejuicios.

Crash juega con el doble sentido: un accidente de autos en cadena es uno de sus acontecimientos centrales, y al mismo tiempo se da unapermanente colisión de grupos étnicos. Blancos, negros, latinos, coreanos, persas e iraníes protagonizan un film “marcado por el racismo delsiglo XXI”, como comentó en su momento la crítica cinematográfica.

La escena sirve para ilustrar la cara más obvia de un concepto controvertido: el de la discriminación estadística. Es algo que podés haberpadecido, pero también aplicado a otros. Quizá caminabas por una calle oscura en un barrio que aparentaba ser menos seguro que tu entornohabitual, y sentías que cada persona que te cruzabas era un potencial asaltante. O te pudo haber tocado sentarte en una mesa con gente egresadade caros colegios bilingües y juzgaste inmediatamente a todos como unos “caretas”. Hoy en la Argentina, si estás en un grupo que se declarakirchnerista, tendés a adjudicarles ciertas creencias a todos sus miembros, algo que también ocurre con conjuntos de antikirchneristas.

Todas estas reacciones son discriminatorias, ya que consisten en tratar a un individuo basándonos en la percepción de su pertenencia adeterminado grupo. Seguramente estarás pensando que más vale prevenir y que no vas a cambiar tu comportamiento en determinados ámbitosque sentís peligrosos. Podés tener razón: si estás en un entorno con un elevado nivel delictivo, es más probable que quien te cruces terminesiendo un victimario. Basándote en estadísticas reaccionarás de determinada forma, y nadie levantará el dedo contra tu actitud. Pero aun en esoscasos que parecen racionales, lo que estás viendo puede ser sólo la punta del iceberg.

En primer lugar, es importante ser consciente de que, a pesar de que estés aplicando nociones probabilísticas, estás discriminando. Ensegundo lugar, esas intuiciones estadísticas pueden no ser ciertas y estar sesgadas, por ejemplo, por los medios de comunicación. Si se teaproxima alguien cuya apariencia responde a los protagonistas de los hechos delictivos que la televisión suele mostrar más seguido, te pondrásalerta. Pero, además, esos datos en los que podés estar escudándote pueden ser sólo una fachada. Aun si fueran ciertos, nada te están diciendoacerca de los motivos fundamentales por los cuales se observan comportamientos diferentes entre grupos. Y por último, al hacer diferencias ennuestro juicio, tendemos a retroalimentar los problemas de base.

La discriminación es un tema extremadamente grave que afecta derechos humanos básicos y al cual los economistas pueden hacer sólocontribuciones limitadas. Cuando la investigación intenta extenderse más allá de sus posibilidades, se cae en terreno peligroso. Los primerostrabajos de la disciplina sobre esta cuestión corresponden al economista de Chicago y Premio Nobel Gary Becker, quien fue un verdaderopionero en el análisis económico de temas de la vida cotidiana. Becker basó su tesis de doctorado en el argumento de que la discriminación va encontra de las fuerzas de mercado, y que en un esquema de libre competencia debería mitigarse hasta desaparecer. El razonamiento era simple:las empresas que contratan personal sobre la base de sus prejuicios, y no sobre consideraciones acerca de la calidad de los trabajadores,terminarán perdiendo frente a aquellas que privilegien las aptitudes por encima del grupo de pertenencia, sea este definido a partir de la raza, elgénero, la clase social, la religión, la nacionalidad, etcétera.

Este argumento de que el libre mercado es tan políticamente correcto que hasta resuelve otras cuestiones parece un poco naïf y, por ello,peligroso. No sólo porque deja de lado otros factores importantes (tanto económicos como de otras áreas) sino porque traduce ciertadespreocupación por los tiempos y hasta las prioridades. Por suerte, para poner fin al apartheid sudafricano se pusieron en juego este tipo defuerzas de mercado.

Cuidado con el juicio rápidoLo que se esconde detrás de tu supuesta racionalidad

Al contrario que la discriminación pura, que tiende a ser antieconómica, la discriminación estadística puede tener lógica desde el punto devista de quien la inflige. Y hasta puede ser una manera eficiente de actuar. En Estados Unidos, uno de cada tres jóvenes negros de entre 20 y 29años está en la cárcel, en libertad bajo palabra o en probation. Sandra Bullock pudo haber tenido en cuenta este dato para tomar del brazo a sumarido. Así como ella tuvo ese gesto, en el mercado de trabajo cada día cientos de empleadores se “ahorran tiempo” de evaluación decandidatos descartando a personas que, por su género o grupo racial, pertenecen a grupos en desventaja.

Esta discriminación estadística (o racional, como la denominan algunos) es igual de aborrecible que su versión más llana, pero hasta máspeligrosa porque puede prolongarse durante más tiempo. Puede muchas veces —y muy fácilmente— confundirse con la otra. Así lo demuestraun interesante estudio llevado a cabo hace una década por dos economistas del MIT , Marianne Bertrand y Sendhil Mullainathan. Con un equipode asistentes armaron 5000 currículos falsos —pero muy verosímiles—, basados en documentos auténticos publicados en sitios online debúsqueda de empleo, y modificaron direcciones y algunos otros datos. En forma azarosa, a la mitad de los CV se les asignaron nombres queestadísticamente están mucho más relacionados con las preferencias de la raza negra (como Tyrone o Latoya); y a la otra mitad, nombres queen general eligen las familias blancas (como Alison o Brendan). Luego respondieron a miles de pedidos de empleos publicados en diariosgrandes, enviando a cada uno cuatro tipos de CV: 1) de personas con nombres de “blancos” y altas calificaciones; 2) de individuos con nombres“negros” y también elevadas habilidades; 3) “blancos” menos capacitados; 4) “negros” en la misma situación. ¿El resultado? ¡Los nombresblancos recibieron un 50% más de invitaciones a entrevistas laborales que los negros!

Y eso no es todo: hubo otra conclusión preocupante. Mientras que entre los blancos con buen CV y con mal CV apareció una diferenciaestadística importante de mayores invitaciones a entrevistas laborales hacia el primer grupo, entre la oferta laboral de nombres negros nosurgieron diferencias entre las buenas y malas calificaciones y habilidades. Es como si hubiera habido sólo tres categorías: blancos competentes,blancos incompetentes… y negros (sin importar sus credenciales).

Seguramente, en este caso, los engañados empleadores se podrían haber excusado ante la acusación de racistas porque estaban haciendo unadistinción estadística, ya que en el mundo de los trabajadores calificados los blancos están sobrerrepresentados. Sin embargo, en el experimentohabía más información que el nombre que sugería pertenencia a una raza ya que estaban los CV completos, que deberían haber servido paraseleccionar a los candidatos.

Pero el problema no termina allí. Aun si los CV de los negros hubieran sido peores, ello podría deberse a una discriminación previa. Esto es loque sugiere otro inteligente experimento de clase hecho por tres economistas en la Universidad de Virginia. Para llevarlo a cabo, dividieron a losestudiantes en empleadores y trabajadores, y a estos últimos, en verdes y rojos. Luego los hicieron participar de un juego que simula una suertede mercado laboral: al principio los trabajadores debían decidir si querían invertir parte de sus recursos iniciales en una capacitación que lesbrindaría mayores probabilidades de pasar una prueba y obtener un mejor salario. La prueba es sencilla y consiste en arrojar un dado. Quienesno invirtieron precisan un 6 para pasarla, pero los que decidieron invertir lo hacen también con un 2 y un 4. Es decir, tienen tres veces másprobabilidades de lograrlo. A continuación, los empleadores deben decidir para cada postulante si le dan un puesto jerárquico y un buen sueldo,o uno básico con menor salario. El truco radica en que, para hacerlo, no saben quién invirtió y quién no: sólo pueden ver de qué color es elcandidato y si pasó efectivamente la prueba.

Lo divertido viene cuando se establece que para los rojos el costo de invertir es más alto que para los verdes. Eso hace que en la primeraronda, menos rojos inviertan y también que sea menor la proporción de ellos (en comparación con los verdes) que pasan el examen. Después devarias vueltas, los empleadores empiezan a asociar a los verdes con una mayor capacitación, y a contratarlos casi automáticamente para lasposiciones más altas. Los rojos, por su parte, ven que gastar recursos en capacitación no los lleva a ningún lado, y después de un rato dejan dehacerlo. Como se puede apreciar, una diferencia de base —aun si es pequeña— puede retroalimentarse y eventualmente cristalizarse a tal puntoque alguien observando sólo la última etapa advierta únicamente una discriminación estadística.

Lo que enseña un tablero de ajedrezBarrios ricos, barrios pobres

Ubicado en la zona Oeste del Gran Buenos Aires, el partido de Tres de Febrero alberga más de 300.000 habitantes y está compuesto porquince localidades, entre ellas Caseros, Santos Lugares, Sáenz Peña y Martín Coronado. En términos políticos, la jurisdicción nació en el año1959, cuando se separó del partido de San Martín por un motivo muy habitual en este tipo de escisiones: el lugar de generación de la mayorcantidad de recaudación no se correspondía con el de la mayor parte de los gastos. En forma más reciente, Lezama logró su separación deChascomús luego de una larga pelea que también tuvo ingredientes fiscales entre sus razones de ser: Lezama concentra campos ricos a efectosrecaudatorios.

La concentración de personas de una clase social similar en determinadas zonas tiene una explicación económica bastante intuitiva. Una vezque los de mayores ingresos se instalan y construyen viviendas más caras, ocurren dos cosas. Primero, surge una serie de servicios para suconsumo, que pueden ir desde seguridad, colegios, restaurantes, gimnasios, cines, etc. Y ello, en conjunto, con la categoría de las casas, haceque la tierra suba de precio. Y cuando eso pasa, se transforma en accesible sólo para sectores privilegiados.

Pero la formación de “guetos” raciales tiene una explicación menos evidente: ¿por qué los ciudadanos de un mismo grupo étnico no se juntancon personas de similares ingresos, en lugar de constituir barrios identificados con el grupo en cuestión? Podría tratarse de un problema dediscriminación agudo. O, más inquietante aún, que una leve preferencia infinitesimal a favor de juntarnos con personas de nuestro mismo grupoétnico nos lleve irremediablemente a la formación de guetos.

Quien descubrió esta dinámica no fue un psicólogo ni un sociólogo, sino un economista ganador del Premio Nobel en 2005: ThomasSchelling, de la Universidad de Maryland. Schelling, que nació en 1921, es de esas mentes bien inquietas, y sus trabajos son difíciles declasificar bajo una sola etiqueta. Publicó libros sobre temas diversos, tales como la estrategia militar y el control de armas, política energética yambiental, cambio climático, terrorismo, teoría del conflicto y del regateo, segregación e integración racial y política de salud. Su obra Laestrategia del conflicto , traducida a muchos idiomas, ha sido considerado uno de los cien libros más influyentes desde 1945. En el casoparticular de la segregación, el economista demostró, con un modelo muy simple y elegante, cómo preferencias muy moderadas puedenproducir resultados extremos.

En New Haven se encuentra la Universidad de Yale, la segunda más antigua y rica de todo Estados Unidos. Pero la ciudad en sí es pobre, y elcampus está circundado por barrios humildes, habitados mayoritariamente por gente de raza negra. La línea divisoria entre ambos lados es unacalle llena de bares. En algunos los concurrentes son tanto blancos como negros. En cambio, en otros no se mezclan jamás, a pesar de que losestablecimientos estén contiguos.

Imaginemos que en un bar hay diez personas, la mitad blancas y el resto negras. Se ríen, beben y se divierten en el mismo espacio. Nadie enla ciudad tiene inconvenientes con esa situación, pero a ninguna le gustaría sentirse “demasiado minoritario”, digamos, perteneciente a un sectorque represente menos del 25% del total.

Al bar cae otro contingente de diez personas. Si es otra vez mixto, nada sucederá. Pero si, por ejemplo, está compuesto totalmente porblancos, una vez que hayan ingresado habrá quince blancos y cinco negros. Es decir 75%-25%, el límite. El próximo negro que se acerquequizá opte por buscar otro lugar. Y si entran más blancos, hasta los negros que estaban originalmente allí se sentirán incómodos. Unapreferencia moderada —como es no estar en franca minoría— puede dar lugar a bares de blancos, de negros y mixtos.

A Schelling se le ocurrió esta idea durante un vuelo. Intuyó que estaba en lo correcto, pero no podía probarlo allí porque la hoja se le llenó detachaduras. Ansioso, ni bien llegó a su casa se puso a verificar la idea con su hijo —que por entonces tenía 12 años— en un tablero de ajedrez,con monedas de dos tipos. Cada una representaba un hogar que pertenecía a uno de dos grupos étnicos, y los distribuyó al azar, dejando lascasillas de las esquinas vacías. En este juego cada vecino no tiene problemas en vivir en un barrio multiétnico, pero se siente incómodo si locomparte con más de tres cuartas partes de vecinos del otro grupo. De esta forma, las piezas que se encuentren en minoría en el tablerodeberán mudarse a una zona donde haya más vecinos de la misma raza. Y esas pequeñas mudanzas van produciendo una verdadera reacción encadena.

Cuando este modelo se simula por computadora, es sorprendente ver cómo las zonas que se van armando coinciden en forma muy ajustada alos guetos que se producen en la vida real en ciudades de Estados Unidos, de Sudáfrica y de otros países. Y con ello (y un poco de matemáticapara generalizar sus resultados) Schelling pudo demostrar cómo razones pequeñas y tolerables dentro de una sociedad pueden conducir aresultados extremos e inaceptables. Aunque a veces lo criticable está dentro de nosotros mismos.

Dr. Jekyll y Mr. Hyde aceptan un test online¿Estás seguro de que no discriminás?

Si sos una persona que suele llevarles el apunte a las sugerencias de amigos online y a las novedades virales, es muy probable que en losúltimos años hayas destinado algunos minutos a completar el “Test de asociación implícita” ( IAT , por su grafía en inglés), creado por un grupode investigadores de Harvard para comprobar y medir cuál es nuestra actitud más profunda frente al sexo opuesto, otras religiones, las minoríasraciales, los extranjeros, etcétera.

Uno de los resultados fascinantes del experimento IAT es que reveló altos niveles de discriminación inconsciente en personas que se describencomo profundamente abiertas o desprejuiciadas. Militantes que luchan por los derechos de las minorías entran a la web de Harvard, completanel desafío y se van de la PC deprimidos, convencidos de que encarnar una especie de Dr. Jekyll y Mr. Hyde en materia de consideracionesraciales, de género, inclinación sexual o religión.

Es que los resultados parecen ser contundentes. De los dos millones de personas que hicieron el test hasta ahora, un 88% de los de razablanca mostraron prejuicios contra los negros; un 83% de los heterosexuales revelaron un sesgo antihomosexual y dos tercios de la muestracontra los árabes musulmanes. Es más: el estudio detectó sesgos profundos de católicos contra judíos, de ricos contra pobres y de los hombrescontra las carreras laborales de las mujeres.

¿En qué consiste la prueba? Tomemos el caso de la discriminación racial. A un internauta blanco se le pide que distinga primero entre caras depersonas blancas y rostros de personas negras. Luego replican el procedimiento con palabras de connotación positiva (“glorioso”,“maravilloso”) y términos negativos (“horrible”, “asqueroso”). A continuación, debe relacionar los grupos de caras con las palabras, lo másrápido posible. Mientras que el apareamiento de los rostros blancos con las palabras agradables “fluye” —al igual que el de las caras negras conlos conceptos desagradables— el procedimiento inverso lleva algunos microsegundos más y conduce a más errores.

La primera vez que la psicóloga Mahzarin Banaji tomó la prueba, quedó atónita por los prejuicios que le reveló acerca de su personalidad, yque ella jamás hubiera admitido. Banaji, de origen indio y la inventora del test, sostiene que “en el tema de la discriminación, las encuestastradicionales con pregunta y respuesta no sirven. La gente tiende a contestar en forma políticamente correcta. Y no es que les mientan a lospsicólogos: a menudo nos mentimos a nosotros mismos”.

La idea para el test surgió cuando estudiaba en Yale y junto a un grupo de compañeros replicaron un famoso experimento que consistía enmostrarles a varias personas una lista de nombres no familiares. Por ejemplo, “Marcos Durán”. Un rato más tarde, a los voluntarios se lesexponían fotos de gente famosa que debían reconocer. Y de vez en cuando, alguno dejaba escapar el “Marcos Durán”. Haberse familiarizadocon el nombre en cuestión los llevaba a asumir que correspondía a alguien conocido. Curiosamente, si el procedimiento se realizaba connombres de mujeres (“Constanza Durán”, por caso) el error se repetía mucho menos. Las mujeres, parece, requieren algo más que“familiaridad” para ser consideradas famosas. Los psicólogos se habían topado con una medida indirecta de sesgo de género.

A mediados de los 90, Banaji empezó a buscar técnicas similares. En la Universidad de Washington, la investigadora descubrió que a la gentele costaba mucho menos agrupar nombres de flores con palabras agradables y de insectos con términos negativos que el procedimiento inverso.De allí al IAT hubo un paso.

Los resultados tienen una explicación a escala neuronal. El “sistema implícito” de respuestas rápidas se aloja en una de las partes másprimitivas del cerebro humano, diseñada en términos evolutivos para reaccionar más que para razonar. Se especializa en generalizacionesrápidas, no en distinciones sutiles. Estos “atajos” mentales probablemente ayudaron a nuestros ancestros a sobrevivir: si encontraban unaserpiente en el medio de la selva, era más eficiente saltar lo antes posible y escaparse que ponerse a discernir si ese animal en cuestión era deuna especie venenosa o no. Estos mismos atajos en la selva del siglo XXI son los que nos llevan a manejarnos con generalizaciones sobreestereotipos de quienes son distintos, aunque nos cueste reconocerlo.

Con la fama, el IAT viene recibiendo sus críticas. Según Philip Tetlock, profesor de comportamiento organizacional de la Universidad deCalifornia, “el IAT mide algo que no puede ser caratulado como ‘discriminación’. De hecho, en la previa de las penúltimas elecciones en EstadosUnidos, muchos analistas políticos citaban el IAT para afirmar que, en el cuarto oscuro y a la hora de la verdad, los estadounidenses no votarían

por un candidato de raza negra como Barack Obama”. Pero eso no sucedió.Sin embargo, las mediciones del IAT mostraron altísimas correlaciones con otros experimentos que sí implicaban analizar acciones

discriminatorias más claras. Por ejemplo, aquellos individuos blancos que tardaron más tiempo en asociar palabras positivas con rostros negros,luego, en estudios separados, tendieron en elegir compañeros blancos antes que a negros cuando se les pedía que hicieran una tarea en parejas.Otro experimento mostró que aquellos voluntarios que mostraban un sesgo más marcado antihomosexuales en el IAT luego presentaban mássignos de incomodidad (como evitar el contacto visual) cuando se les decía que otra persona en el grupo era gay.

La divina proporciónCánones de belleza en una planilla de Excel

La discriminación no siempre es negativa. En ocasiones, lo que ocurre es precisamente lo contrario: se tiene un especial favoritismo por ungrupo determinado. ¿Recordás el estudio de los CV y los nombres? En la Argentina, tres economistas llevaron adelante una prueba similar paraaveriguar si el mercado laboral discrimina a favor de los lindos.

Martín Rossi es un economista que da clases en la Universidad de San Andrés, y que ya tiene varios estudios hechos en el campo de la“economía de la belleza”. Junto con Florencia López Bóo (del BID) y Sergio Urzúa (de Maryland) llevó a cabo un experimento que buscóestablecer cómo responde el mercado laboral cuando tiene enfrente distintos grados de “belleza” entre los candidatos a un puesto para el cual laapariencia no debería ser, a priori, un requisito clave. Para que se entienda: no se están considerando aquí puestos vacantes en una agencia demodelos.

“Tomamos una aproximación experimental”, cuenta Rossi. “Enviamos CV ficticios con fotos de gente atractiva y de gente menos atractiva; ydescubrimos que la tasa de respuesta a favor de los primeros fue un 36% más alta que en el caso de los segundos.”

¿Cómo hicieron los economistas para determinar el grado de belleza de los remitentes, habida cuenta de que se trata de un concepto subjetivo?Con una ingeniosa combinación de enseñanzas de la psicología, la antropología y la tecnología reciente de diseño gráfico.

Una investigación realizada por psicólogos de Estados Unidos y Canadá, que luego sirvió de insumo para el experimento de los economistasargentinos, determinó que la belleza femenina está altamente determinada por la distancia que guardan los ojos entre sí, y la de los ojos con lanariz y la boca. Kang Lee, de la Universidad de Toronto, y Pamela Pallett y Stephen Link (ambos de la Universidad de California) les mostrarona centenares de estudiantes rostros de una misma persona, pero con sus principales facciones separadas por distintas distancias. El resultado:las mujeres fueron juzgadas como más atractivas cuando el espacio entre sus ojos y su boca es el 36% del largo total de la cara; y el que mediaentre los ojos, un 46% del ancho total del rostro. “La ‘divina proporción’ se discute desde la antigua Grecia; y hasta se dice que Leonardo DaVinci la tuvo en cuenta para dibujar su Mona Lisa, pero esta es la primera vez que surgen conclusiones muy contundentes desde la psicología”,dice Pallett en su estudio.

Rossi, López Bóo y Urzúa sacaron fotos de gente real, las mezclaron para generar caras sin identidad, y luego un diseñador manipuló estasdistancias para volverlas atractivas o feas, antes de enviarlas a ofertas laborales.

En la Argentina, un punto más de belleza (en una escala del 1 al 10) incrementa los salarios de las mujeres un 3,6% (un año más de educaciónlo hace un 5%). El resultado pertenece a un estudio de la UNLP, que halló una “alta correlación entre los niveles de apariencia física y el premiumsalarial”. En Estados Unidos, los economistas Daniel Hamermesh y Jeff Biddle hallaron que la gente atractiva gana un 5% más que la menosagraciada. Reciben más ofertas laborales, salarios más altos de entrada y mayor periodicidad de aumentos.

Para evitar este tipo de prácticas discriminatorias, muchas legislaturas de países están considerando aprobar leyes que obliguen a las empresasa aceptar CV que no incluyan fotos, o información sobre la nacionalidad, el sexo, la edad: sólo datos sobre las habilidades requeridas para esepuesto en particular.

Este campo económico se vio favorecido también con el aporte estadístico de los sitios de citas por Internet, que explotaron comercialmentey sumaron muestras de millones de datos. Gizmodo, uno de los más populares en el Reino Unido, lanzó recientemente una alternativa de citasonline para aquellos que enfrentan “desafíos estéticos” ( aesthetically challenged people ). La iniciativa evita lugares comunes como “la bellezaestá adentro” y va al grano con consejos prácticos: “Un 50% de la gente en Gran Bretaña es considerada ‘fea’ y pierde su tiempo buscando enla limitada pileta de los ‘lindos’, cuando seguramente tendrían más éxito en el vasto océano de los feos”. (Un dato 100% corroborado por lasabundantes estadísticas de Gizmodo: los feos se esfuerzan más en la cama.)

En materia de “brechas salariales”, los economistas vienen descubriendo sesgos de todo tipo, que van más allá de las que ya vimos dediferencias por género, raza o belleza. ¿Puede ser que el mercado laboral discrimine por altura? En Estados Unidos, una pulgada extra de altura(equivalente a 2,54 centímetros) implica ganar, en promedio, 1000 dólares más en salario por año. ¿La altura genera autoestima y eso lleva atener mejores posiciones laborales? ¿O los demás ven a los altos con más posibilidades de liderazgo, y eso termina convirtiéndolos en personas

con mayores ingresos? La respuesta la dio el economista Nicola Persico, de la Universidad de Pensilvania, quien advirtió que los hombres queeran bajitos en la secundaria y dieron más tarde el estirón tienden a ganar menos de lo que su altura final explicaría, y en cambio aquellos que yaeran altos en la adolescencia obtienen salarios más elevados. Se impondría, entonces, la hipótesis de que es la autoestima (y no tanto la visión delos demás) lo que cuenta al final del día.

Y hasta hay investigaciones que demuestran un dato del que pueden dar fe Guillermo Vilas, Diego Maradona o Lionel Messi: los zurdos gananmás que los diestros. Esto se profundiza entre los hombres con mayor educación. “Los zurdos usan más el hemisferio derecho, que es elresponsable del pensamiento creativo y además han debido sortear un mundo no preparado para ellos, con lo que han tenido un entrenamientomuy grande en cuanto a adaptarse a condiciones adversas”, explica el economista (zurdo, hay que aclararlo) Guillermo Cruces, de la UNLP y delCentro de Estudios Distributivos Laborales y Sociales (CEDLAS).

De Becker a Beker: el techo de cristal irrompibleO por qué los economistas somos los más machistas

Imaginemos que tomamos a todos los alumnos de una escuela primaria y queremos ver qué es lo que determina su estatura. Primeroconsideraremos su edad, y veremos que tiene una influencia significativa: los de doce años son en promedio más altos que los de ocho. Peroaun dentro de la misma edad habrá niños de alturas diferentes. Entonces consideramos la altura de los padres. Y dos alumnos de igual edad ypadres de estaturas semejantes podrán tener distintas alturas. Podemos analizar las alturas de las madres también. Podríamos incluir, además, alos abuelos. Y si en la familia pegaban el estirón más temprano o más tarde. Es decir que para poder estimar la altura, debemos considerarmuchas variables que la afectan.

Lo mismo ocurre con esas diferencias de ingresos que se citaron en los casos del capítulo anterior. Para poder decir que se atribuyen a labelleza, a cuál es la mano naturalmente hábil o a la estatura, hay que haber considerado los demás determinantes del ingreso.

Algo similar se hace para establecer diferencias más significativas y sensibles, como las que existen entre los sueldos de hombres y mujeres.Es que, en principio, se puede catalogar de brecha salarial debida al género a la que surge de comparar dos personas con características iguales,a excepción del sexo. Muchos economistas advierten que esta interpretación es errónea, porque las diferencias en esas otras característicastambién pueden ser el resultado de procesos discriminatorios previos.

En la Argentina, un economista que viene estudiando en profundidad el tema de la brecha salarial entre hombres y mujeres tiene, casualmente,un apellido que es un parónimo del padre fundador de la economía de la discriminación, Gary Becker. Víctor Beker es profesor de laUniversidad de Belgrano, ex director de Estadísticas Económicas del INDEC y coordina el capítulo latinoamericano de la fundación holandesaThe WageIndicator Foundation.

A pesar de que en la reciente década los países de América Latina vieron por primera vez en la historia llegar a la presidencia a mujeres(Cristina Fernández de Kirchner en la Argentina, Michelle Bachelet en Chile, Dilma Rousseff en Brasil), la región sigue siendo una de las másdesiguales del mundo en materia de ingresos entre hombres y mujeres (la peor zona en este sentido es Asia). Según sus últimas encuestas, en elranking de las 55 naciones relevadas, la Argentina figura antepenúltima en igualdad salarial entre hombres y mujeres: sólo en Brasil y en la Indiahay una brecha más grande de sueldos. Y el país más igualitario entre sexos es Dinamarca, donde en promedio las mujeres ganan un 93% delsueldo que sus pares masculinos.

La brecha de ingresos se amplía en general en los países en desarrollo y va aumentando a medida que sube la edad. “Uno de losdescubrimientos más sorprendentes es que la diferencia de salarios entre hombres y mujeres es mayor entre los más educados: los varones contítulo universitario ganan mucho más que sus pares femeninas con un nivel de educación comparable”, apunta Beker. Otro interesante hallazgoes que la actividad sindical tiende a reducir la brecha salarial entre géneros, aunque no haya muchos gremialistas conocidos de sexo femenino.

¿Cómo se comportó esta brecha en el mundo en la historia reciente? Casi no se modificó entre los años 50 y los 70, a pesar del movimientode liberación femenino. Luego tuvo un enorme avance en los 80, pero desde entonces hubo pocos logros. Las razones de este estancamiento enlas últimas dos décadas son difíciles de discernir entre la discriminación y las propias opciones que toman las mujeres. Por ejemplo, en EstadosUnidos el número de mujeres que optan por quedarse en su casa cuidando a los hijos viene subiendo, y más todavía en la franja de salarios altos.

Ante tanto trabajo acerca del tema surge una interesante paradoja: la de los economistas es una de las profesiones más machistas, con menorespacio para las mujeres en los cargos académicos y estatales de relevancia. Si hasta Larry Summers, ex secretario del Tesoro (equivalente elMinistro de Economía) de Clinton y asesor de Obama, tuvo que renunciar a su cargo de presidente de la Universidad de Harvard por sugerir quela subrepresentación de las mujeres en niveles altos de las ciencias y la ingeniería podían deberse a aptitudes de base distintas y no a décadas dediscriminación.

En una muestra de más de 500.000 salarios relevadas por The WageIndicator Foundation en 55 países, se halló que las mujeres economistasganan, en promedio, un 30% menos que los hombres. La brecha entre sociólogos y sociólogas, para tener una referencia, no llega al 8%. Laprimera y única mujer hasta ahora en ganar el Premio Nobel de Economía fue Elinor Ostrom, quien recibió el reconocimiento de la AcademiaSueca en 2009 junto con Oliver Williamson, y es… politóloga. Antes, como cuenta Sylvia Nasar en Una mente maravillosa , la Academia se

negó sistemáticamente a premiar mujeres, a tal punto que una candidata cantada como la neokeynesiana Joan Robinson jamás fue galardonada.En casa de herrero, cuchillo de palo, bien podría decirse en el caso de las investigaciones de economistas sobre género.

El de los economistas “es un juego de varones”, opinó recientemente la economista Deirdre McCloskey, ex presidenta de la AsociaciónEstadounidense de Historia Económica. McCloskey decidió en 1995 cambiar de sexo: entre 1942 y mediados de los 90 fue Donald, un padre defamilia, con dos hijos. Contó su experiencia en su fantástico libro Crossing: A Memoir . La académica se define a sí misma como “feministaaristotélica episcopal pro libre mercado y posmoderna”. Medio en broma, medio en serio, asegura que a la hora de encarar problemas dediscriminación de género desde una perspectiva analítica, ella es un “experimento natural” viviente. Pero eso ya pertenece a otro capítulo o,mejor dicho, a la próxima sección.

Si te interesó este tema, te recomendamos…

Ver el siguiente video y sitios de internet:

El test de discriminación implícita (IAT ): implicit.harvard.edu

Estadísticas sobre diferencias salariales entre mujeres y hombres en: www.wageindicator.com

Continuar con alguno de estos libros:

MCCLOSKEY, Donald: Crossing. A Memoir, University of Chicago Press, Chicago, 1999.

SCHELLING, Thomas C.: Micromotives and Macrobehavior , Norton, Nueva York, 1978.

Y si querés más detalles, leer estos trabajos:

BERTRAND, Marianne y Sendhil MULLAINATHAN : “Are Emily and Greg more Employable than Lakisha and Jamal? A Field Experiment on LaborMarket Discrimination”, en American Economic Review, junio de 2004.

ROSSI, Martín, Florencia LÓPEZ BÓO y Sergio URZÚA: “El retorno del mercado laboral para un rostro atractivo. Evidencia de un experimento decampo”, IZA Discussion Papers 6356, Instituto para el Estudio del Trabajo (IZA).

SCHELLING, Thomas C.: “Models of Segregation”, en American Economic Review, Vol. 59, No. 2, 1969.

7. EL LABORATORIOMÁS GRAN DEL MUNDO

Ustedes, los economistas, creen en la econometría porque no saben nada de matemática.Kenneth Binmore

(matemático y experto inglésen teoría de los juegos)

Errores que pagan otrosLa irresponsabilidad de creerles

a todos los economistas

A mediados de la década del 70, la “economía del crimen” (que analiza la tendencia de las personas a cometer delitos dados determinadosincentivos y que había inaugurado Gary Becker) iniciaba un período de auge. Por aquel entonces Isaac Ehrlich, economista y profesor en laUniversidad de Chicago, publicó un estudio que aseguraba que entre 1950 y 1970 la pena de muerte había sido efectiva para disuadir a lospotenciales criminales de incurrir en ilícitos. El argumento resultó fundamental para que los tribunales de los distintos estados de la principaleconomía del mundo se manifestaran a favor de la pena capital.

Hasta ahí, nada para destacar, salvo un pequeño detalle: recientes revisiones, con nuevas y mejores técnicas, mostraron que en realidad larelación entre pena de muerte y la disuasión es casi nula, o por lo menos muy débil. De haberse sacado mejor las cuentas, ¡se podrían haberevitado centenares de ejecuciones!

Las metidas de pata de los economistas por mal uso de las herramientas analíticas llegan en ocasiones a niveles bochornosos. Muchas veces,estudios que postulan determinados resultados son refutados por otros conducidos casi en simultáneo. Y si a ello se le agrega la tendencia de laeconomía a colonizar otras disciplinas e inmiscuirse en temas que le son ajenos, el resultado puede ser calamitoso.

Un caso afecta directamente a un economista icónico de estos tiempos: Steven Levitt, el autor de Freakonomics. Junto con John Donahue,ambos de la Universidad de Chicago, Levitt llevó adelante una investigación de la que se hizo eco el Chicago Tribune en 1999, en una notatitulada “Descubren relación entre los abortos y la reducción del crimen”. Según el trabajo, la drástica disminución del delito que tuvo lugar enEstados Unidos a fines de los 90 estaba directamente relacionada con la legalización del aborto que había tenido lugar a principios de los 70. Laexplicación pretendía ser simple. La legalización del aborto llevó a que nacieran menos “hijos no deseados”, carentes de una buena educación yde una adecuada atención de los padres. Y con el tiempo ello implicó menos gente volcándose a actividades ilegales. Según sus cálculos, el fallode “Roe vs. Wade” de 1973 (en el que la Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos permitió a una mujer abortar) generó una ola de abortoslegales que son responsables de que hubiera 21.000 asesinatos menos en los 90.

El tema, con su controversial hipótesis, comenzó a escalar en los medios, y detonó una gran cantidad de estudios posteriores. Los cientos deanálisis realizados tendieron a rechazar la hipótesis de Levitt-Donahue, y a poner más el foco en el descenso del consumo de crack entre jóvenesy adolescentes como factor explicativo principal de la fenomenal baja de la criminalidad en la era Clinton.

“Siempre me pareció un trabajo profundamente sonso”, contó el especialista en economía del crimen Rafael Di Tella. Y se refería tanto acuestiones técnicas como al propio foco del análisis. Es que al matematizarse en exceso y aplicar técnicas cuyos fundamentos teóricos muypocos economistas alcanzan a comprender, se cometen errores groseros. Y si encima el objeto del estudio peca de irrelevancia a los efectosprácticos, se produce un daño de la reputación.

Quizá por ello es que el libro de texto de economía más vendido en Amazon en 2011 se titula Econometría casi inofensiva (Mostly HarmlessEconometrics), escrito por Joshua Angrist. Carismático, de poco más de un metro sesenta de estatura y de hablar pausado, Angrist es uno delos economistas del momento. Cuando Sebastián lo entrevistó en el Centro Cultural Borges durante la primera visita del académico a BuenosAires, un grupo pequeño pero muy entusiasta de economistas jóvenes seguía sus presentaciones con reverencia.

Este profesor del MIT cree que la economía necesita un “shock de credibilidad” para sobreponerse de papelones como el de Ehrlich y la penade muerte. Y, aunque suene raro, sostiene que esta “revolución de credibilidad” puede y debe asentarse sobre un uso creciente de…¡experimentos! En sus propias palabras: “Por un tiempo demasiado largo, la economía fue una disciplina teórica y no había mucho énfasis enresponder preguntas de política concretas. Pero en los 80 una nueva generación se propuso comenzar a responder este tipo de cuestiones. Y lamejor forma de hacerlo es mediante experimentos, una idea que la vieja escuela económica no consideraba”.

Nadie en su sano juicio le permitiría a una disciplina como la economía, cuyas recomendaciones parecen estar en el corazón de los malosmomentos que atraviesa el mundo, que experimente libremente con uno. Pero en su jerga, los experimentos se entienden de una manera

particular.

Economistas sin fronterasCómo mejorar las políticas sanitarias

En la década del 40, los mayores avances en tratamientos de quimioterapia contra el cáncer no vinieron de la mano de oncólogos, sino deltrabajo de especialistas en estadística —mayormente ingleses— que diseñaron los experimentos adecuados para determinar qué recetas eran lasmás eficaces. La dinámica está contada de manera magistral en el libro El emperador de todos los males: una biografía del cáncer , deSiddhartha Mukherjee. Más de medio siglo más tarde, asistimos a un nuevo cruce de ida y vuelta entre distintas disciplinas: el perfeccionamientode técnicas experimentales, en las cuales la medicina fue pionera, está desembarcando en el campo de la economía, ayudando a mejorar laspolíticas públicas en áreas como la protección social, la educación y la salud, entre otras.

Cuando se pretende evaluar el efecto de alguna nueva droga, se le suministra a un grupo de pacientes y con otro se utiliza solamente unplacebo. Ese último conjunto se denomina “de control” porque es con el que se deben comparar los resultados obtenidos. Para poder hablar deuna verdadera acción terapéutica, los tratados con el medicamento deben, en promedio, evolucionar de manera francamente diferente de losexcluidos del tratamiento. Algo similar está intentando llevar adelante la economía en tiempos recientes. Y para ello está aprovechando losdenominados “experimentos naturales”.

Desde hace algunos años, los economistas han ido detectando situaciones del mundo real —y fuera de cualquier laboratorio— en las quealgún evento azaroso plantea un antes y un después o bien diferencias entre grupos muy marcadas. Y luego aprovecha la comparación paramedir con mayor precisión el impacto de ciertas prácticas.

No todo es tan sencillo, sin embargo. Para que las conclusiones sean válidas, es vital que los grupos a comparar sean similares en todo menosen lo que se desea testear. Imaginemos que se quiere conocer el impacto de acudir al gimnasio para la salud. La primera tentación sería realizarestudios clínicos sobre personas que concurren a uno y compararlos con los que jamás han pisado siquiera la puerta de un centro demusculación. Sin embargo, lo más probable es que el que asista al gimnasio ya sea una persona más preocupada por su salud, y por ello —entreotras cosas— no fume o coma mejor. En ese caso, las diferencias que se observen no podrán adjudicarse tan livianamente a la actividad física.Esto es lo que se denomina problema de selección, y evitarlo es fundamental para no afectar la validez de los experimentos naturales.

Uno de los campos donde esto se ha vuelto más relevante es en el análisis de políticas públicas. A veces, como consecuencia de restriccionespresupuestarias, las intervenciones estatales están dirigidas a algunas personas, dejando de lado a otras. También una nueva legislación puedegenerar un cambio sustancial que puede usarse como divisoria de aguas a los efectos de la comparación.

Aprovechando las limitaciones de recursos y cuán barato —al medirlo en dólares— puede ser intervenir en zonas pobres, poblados en la Indiay Paquistán, o asentamientos rurales en África (Ghana, Kenia, Uganda o Zambia, entre otros) han sido objeto de estudios para identificar lassoluciones más eficientes a problemas como el cólera, la malaria, la diarrea infantil o las enfermedades de transmisión sexual.

Estas patologías son causa de muertes masivas. Tan sólo la malaria, por ejemplo, mata un millón de personas por año, la mayoría de lascuales viven en la región subsahariana. Lo curioso es que buena parte de la amenaza podría resolverse con mosquiteros para las camas tratadoscon insecticida, algo que cuesta ¡tan sólo 5 dólares!

Lo mejor, además, es repartirlos de forma absolutamente gratuita, ya que aun un precio mínimo afecta el acceso. Eso es lo que demostró unestudio sobre dieciséis clínicas a las que se les proveyeron las redes en distintas condiciones de precio: con un precio de apenas 75 centavos dedólar, la demanda cae 75%. La conclusión del experimento es tan interesante como definitiva: redes gratis para todos, eso es lo único quemaximiza su utilización. Y si el uso está extendido, además, se reduce el riesgo de contagio.

La inmensa mayoría de áreas rurales pobres no cuentan con agua de red. Los hogares se abastecen de fuentes comunes, lejanas ypeligrosamente contaminadas. Ello tiene severos costos para la salud: la diarrea infantil, por ejemplo, llega a afectar al 20% de los niños porsemana. Hoy, sin embargo, existen soluciones muy accesibles, tales como la construcción de tanques de agua más protegidos, los filtroscerámicos, los sachets PUR de Procter & Gamble, que vuelve cualquier agua potable y cuesta un centavo de dólar por litro, o la desinfección porvía de los rayos ultravioletas que provienen de la luz natural.

Un equipo dirigido por Michael Kremer, de la Universidad de Harvard, analizó el impacto relativo de dos medidas: el tradicional tratamiento

con cloro (a un costo de 30 centavos de dólar por familia por mes), y la protección sanitaria de la fuente de agua (encapsulamiento en concretomás un caño para recolección, que cuesta aproximadamente mil dólares para toda una comunidad). Si bien ambas tuvieron un impacto positivo,el tratamiento individual con cloro se mostró más efectivo. La cantidad de hogares con agua considerada potable aumentó del 14% al 54%,reduciendo más aún la presencia de bacterias como Escherichia coli. Ello bajó los episodios de diarrea en nada menos que un tercio. En estecaso se verificó nuevamente una reducida disposición a pagar por el servicio de agua potable: la gran mayoría no estaba siquiera dispuesta aabonar 15 centavos de dólar por mes (en hogares con ingresos mensuales de 30 dólares) por acceder al tratamiento con cloro; pocos aceptabancaminar un poco más para poder recolectar agua de una fuente protegida. Esta llamativa observación es explicable a partir de la falta deconocimiento de la relación entre la contaminación del agua y las enfermedades o de otras necesidades vitales y prioritarias.

Cerca de 11 millones de niños menores de 5 años mueren anualmente por enfermedades que se pueden prevenir fácilmente. Obviamente, unagran proporción de los afectados no tienen acceso a servicios básicos. Pero no es sólo un problema de recursos. A veces, la solución viene porel lado de una mejor gestión de recursos. En Uganda se testeó si los dispensarios rurales (compuestos por un médico, dos enfermeras y tresasistentes) podían funcionar mejor si estaban monitoreados por la comunidad local. El estudio demostró que en los lugares donde ese controlfue implementado, el tiempo de espera se había reducido en 12 minutos, y el ausentismo de los responsables de los dispensarios había bajado un12%. Al mismo tiempo, la utilización del servicio aumentó un 20%, con una suba del 22% en material de control de la natalidad, un 19% más enmaterial de controles prenatales y un 58% más de madres yendo a la hora del parto.

Como se puede ver, con un gasto limitado, incentivos adecuados y un poco más de control, es posible mejorar la salud en las zonas másperjudicadas del planeta. Eso al menos es lo que nos muestran las incursiones bien interesadas de quienes tienen dólares en lugares donde unbillete verde con la cara de Washington alimenta una familia por día.

Cobayos ricos, cobayos gigantesNo sólo se experimenta con África

Quizá te esté molestando que los economistas viajen a África a jugar a los experimentos. O que un grupo se beneficie mientras otro oficiasolamente de control. Tenés razón en indignarte. Pero también hay atenuantes: en muchos de esos casos, la alternativa a la intervención que selleva es la ausencia de cualquier acción orientada por el gobierno. Además, los resultados obtenidos sirven para un mejor diseño de políticaspúblicas a futuro. Y si ni siquiera esto no te calma, quizá lo haga saber que también hay experimentos de este tipo en Estados Unidos.

Tal vez te asombre saber que en la economía más poderosa del planeta más de 50 millones de personas (de una población total de 314millones) no tienen seguro de salud. Por esa razón, la administración de Obama sancionó una Ley de Reforma de Salud que amplíasustancialmente la cobertura, y que ha sido y es fuente de discusiones permanentes con el Partido Republicano.

En 2008, el estado de Oregón tenía margen para extender un seguro de salud conocido como Medicaid a 10.000 beneficiarios, un númerosustancialmente menor a los 90.000 que lo demandaban. Para resolver la cuestión, se utilizó la lotería como sorteo. Esto creó condicionesideales para un experimento aleatorio, que fueron aprovechadas por un grupo de investigadores entre los que se contaba Amy Finkelstein, quienrecientemente ganó la prestigiosa medalla John Bates Clark (el mejor predictor del Nobel: el 40% de los galardonados con la medalla másadelante obtuvo el premio de la Academia Sueca).

Al hacer uso de ese experimento aleatorio, el trabajo de Finkesltein permitió llegar a los primeros resultados claros y no contaminados sobreciertos efectos de extender el seguro de salud a hogares no cubiertos. El impacto hallado es realmente significativo. En tan sólo un año, losfavorecidos habían incrementado un 30% sus posibilidades de obtener una hospitalización, un 15% sus oportunidades de consumir remediosprescriptos por un profesional y un 35% la probabilidad de acceder a consulta médica (y realizar estudios preventivos). Al mismo tiempo,redujeron sustancialmente sus gastos personales en salud, y un 40% la probabilidad de tener que endeudarse por emergencias sanitarias. Másaún: un 32% hasta se declaraba más feliz, poseyendo una mejor salud tanto física como mental.

Estados Unidos es inmenso y poderoso. Pero el experimento de este tipo más grande conocido hasta ahora no tuvo lugar allí, sino en otropaís de América del Norte: México. Se trata de la evaluación del Seguro Popular (un programa de cobertura de salud orientado a nada menosque a 50 millones de mexicanos) por parte de un equipo dirigido por Gary King, del Instituto de Ciencias Sociales Cuantitativas de la UniversidadHarvard.

Para llevarlo a cabo se utilizaron más de 7000 centros de salud en 13 de los 31 estados mexicanos. Con ellos se armaron pares, que teníancaracterísticas de base similares, pero con uno solo de ellos participando del programa. De las 3500 “parejas” se eligieron las 74 cuyos doscomponentes eran más parecidos. Y luego, sobre la base de encuestas se siguió durante diez meses el comportamiento de 32.000 hogares en elárea de influencia de esos 74 pares de centros de salud seleccionados.

El resultado también favorece la ampliación de los sistemas de seguro. El gasto en salud de los hogares se redujo un 23% y el número dehogares que experimentaban situaciones “catastróficas” (en las cuales se consume gran parte del ingreso familiar para atender cuestiones desalud) bajó significativamente. El nivel de gastos afrontados por los hogares se redujo en casi cinco veces, y por un factor de diez en el caso deaquellos a cargo de una mujer. El análisis del impacto del Seguro Popular —particularmente en lo que hace a efectos en la atención y la salud—aún continúa, pero ya muestra la tranquilidad financiera y mental que puede proveer un sistema así.

Jugando a los experimentos en la escuelaCómo mejorar la educación

La educación es un tema central en cualquier sociedad. Por un lado nos inculca elementos colectivos, nos enseña normas de comportamientoy nos muestra una historia común. Todo ello nos cohesiona. Por otro lado, también nos forma como individuos. Ello nos da parte delinstrumental necesario para encontrar lo que nos hace felices y la libertad de decidir sobre nuestra propia vida. Además, al aumentar el nivel decapacitación, también nos hace más productivos y nos da la oportunidad de tener mejores ingresos.

La importancia de la educación nunca puede ser lo suficientemente subrayada. Sin embargo, medir cuantitativamente algunos de sus impactosdista de ser tarea sencilla. Por ejemplo, son tantas las dimensiones de una persona o de una vida que no es fácil inferir lo que determinada accióno característica le ha reportado en términos de ingresos.

Con ingenio, nuestro ya conocido Joshua Angrist apeló a los winter babies (bebés nacidos durante el invierno del hemisferio Norte) paraintentar medir los verdaderos retornos monetarios de la educación para una persona. Al igual que en la Argentina con el 30 de junio, en EstadosUnidos existe una fecha de corte para empezar la escolaridad. Pero, a diferencia de la legislación de nuestro país, hay una ley federal queestablece que la educación es obligatoria hasta cumplir los 16 años. Así, los más viejos dentro de una clase cumplen años antes y puedenabandonar la escuela en forma previa al resto.

Gracias a este experimento natural, y siguiendo el desempeño laboral de los dos grupos, Angrist estableció en un estudio —hecho en 1990 yque se considera casi el puntapié para esta metodología— que el tiempo de escolarización es un factor muy potente para mejorar los ingresos afuturo.

Sin embargo, sus resultados —que en nuestra opinión como economistas distaban de ser intuitivos— están ahora siendo cuestionados.Examinando datos de 52 millones de niños nacidos entre 1989 y 2001, dos economistas encontraron un curioso patrón: el porcentaje de hijos demadres solteras, adolescentes o que no completaron el secundario suele pegar un salto en los meses de invierno. Más allá de que no haya unaexplicación clara para esto, su presencia significa que ese grupo corre con otras desventajas en la vida más allá de tener menos tiempo en laescuela. En el estudio, publicado en 2008, utilizaron esos datos para mostrar que en promedio los winter babies no sólo tienen menos educaciónsino que además suelen provenir de familias menos privilegiadas, lo cual alcanza para explicar por qué ganan menos sin apelar a sus años deescolaridad. Evidentemente no es tan fácil detectar un verdadero experimento natural, ni siquiera para el padre de esta técnica.

A conclusiones más intuitivas llegaron quienes analizaron el impacto del Programa de Educación, Salud y Alimentación ( PROGRESA) enMéxico: la mejor manera de aumentar la escolarización es reducir el costo de la escuela. O incluso pagar para que los niños asistan. El PROGRESA

otorga un subsidio (a las madres de los chicos que tienen un presentismo no menor al 85%, el cual crece a medida que el niño avanza en sueducación) y también por participar en programas de nutrición y salud.

En los primeros dos años el programa se aplicó aleatoriamente en áreas pobres por problemas presupuestarios, lo cual permitió evaluarlo conlas técnicas de los experimentos naturales. Los resultados son claros. La inscripción aumentó aproximadamente un 3,5% en los primeros ochoaños de escuela, y los años de escolaridad promedio, en 0,66 años. Los premios por mérito también elevaron la inscripción y la asistencia, enparticular cuando se debían aplicar a ítems relacionados con la educación como uniformes, aranceles o comedores escolares. También mejoróla salud de los beneficiarios, medida tanto en altura (de 1 a 4 centímetros más) como en morbilidad (descenso del 23%). Con los resultados enmano, se decidió expandir el programa a todo el país. Y con su difusión, mecanismos similares se aplicaron en casi treinta países, incluyendo laArgentina y su asignación universal por hijo (AUH).

En lugares más pobres hay aún maneras más eficientes de inducir a la escolaridad. Una de las principales causas del ausentismo y el posteriorabandono es la enfermedad de los alumnos. Nada menos que 600 millones de niños en edad escolar tienen riesgo de sufrir parásitos intestinalesque dificultan la absorción de nutrientes. No se trata de una problemática ajena a nuestro país: esta patología afecta a sus regiones más pobres,principalmente el Nordeste argentino (NEA), compuesto Formosa, Chaco, Corrientes y Misiones.

Como es algo que no parece grave, durante mucho tiempo se le prestó relativamente poca importancia. Pero ello cambió cuando estudiospioneros demostraron su impacto en la educación. Ahora muchos estiman que la desparasitación es la mejor inversión en términos de

costo/beneficio para elevar la escolaridad. El tratamiento es extremadamente sencillo: una píldora cada seis meses que cuesta 50 centavos dedólar por alumno. Y en algunos estudios se muestra que con ello se redujo la infección a la mitad, y el ausentismo, en un 25%.

El impacto que esto podría tener si se realizara en gran escala fue compartido por dos de los autores de estas investigaciones con la red deJóvenes Líderes Globales (Young Global Leaders, o YGL), a la que Martín pertenece. Y esta organización lanzó la iniciativa Desparasitar alMundo (dewormtheworld.org) en enero de 2007, que ya ha beneficiado a 37 millones de niños en 27 países.

Para aquellos preocupados no solo por la asistencia de los alumnos sino además por el desempeño docente, puede resultar de interés untrabajo de otra economista que también ganó la Clark Bates Medal: la francesa Esther Duflo. En 57 escuelas de la India elegidas aleatoriamenteentre 113 repartieron a los maestros cámaras de fotografía digitales y les propusieron que se sacaran una foto diaria, con fecha provista en lacámara, junto a sus alumnos. Luego, les dieron un premio por asistencia basado en dicha evidencia. El resultado fue que el ausentismo bajó a lamitad.

Experimentadores argentinosEl título de propiedad, la inseguridad y Susana Giménez

En la Argentina trabaja un economista con un ojo especial para detectar experimentos naturales. Ernesto Schargrodsky compartió con Martínuna mesa redonda de “jóvenes economistas” para una nota de tapa del “Suplemento Económico” de Clarín en 2004, instancia en la que los dosautores de este libro se conocieron. El artículo en cuestión intentaba postular “ministros de la próxima década”. En los años siguientes, Ernestohizo una carrera fulgurante, pero no en la arena pública sino en el ámbito académico: llegó a ser un muy joven rector de la Universidad Di Tella,cargo que desempeña en la actualidad.

Hasta ahora es, además, el único investigador local con un estudio comentado a página completa en el semanario británico The Economist .Fue, justamente, por un experimento natural que le permitió medir el efecto en distintas dimensiones de convertirse en dueño de una propiedad,una cuestión muy debatida entre los cientistas sociales y los expertos en planes de viviendas.

La historia a la que apeló Schargrodsky es fascinante. Sobre el final de la última dictadura militar, unas 4000 familias ocuparon 280 hectáreasde superficie en la localidad de Francisco Solano, en Quilmes. Se instalaron en los baldíos pensando que se trataba de tierras fiscales, pero elterreno en realidad pertenecía a trece propietarios privados. En plena dictadura, se mandó a reprimir y a desalojar a las familias. Hasta hubo unsitio militar y una resistencia social de características épicas.

Con la vuelta de la democracia se aprobó una Ley de Expropiación, por la cual el Estado les compraba los terrenos a los propietarios y se losvendía a las familias ocupantes en condiciones ventajosas. Algunos dueños de los grandes terrenos aceptaron la propuesta, pero otros no yfueron a juicio. En forma completamente azarosa, el 60% de la población pudo acceder a su título de propiedad, y el restante 40% no. Tener ono tener el título fue así una cuestión aleatoria, que nada tiene que ver con la riqueza previa de las familias.

El episodio le sirvió a un grupo de investigadores de la Di Tella para medir el impacto económico que tiene en la gente la posesión de un títulode propiedad a través de encuestas entre 600 familias. El estudio detectó que aquellas con título generaron a lo largo del tiempo mayor riquezaque las que no lo poseían. Esto se pudo ver en indicadores como nutrición, escolaridad y embarazos adolescentes, entre otros.

En América Latina, el copyright de esta hipótesis acerca de la importancia de ser propietario legal lo tiene el economista peruano Hernando deSoto, que en los 90 fue el principal impulsor internacional de la hipótesis de que los títulos de propiedad mejoran la calidad de vida de lapoblación. El trabajo de la Di Tella corroboró esta idea, aunque no detectó el “canal de transmisión” propuesto por De Soto en su trabajo, quetiene que ver con la multiplicación del acceso al crédito a partir de contar con un bien para presentar como garantía. Es que en la Argentina elmercado de créditos para las capas más pobres de la población —aun si tienen título de propiedad— es casi inexistente.

El atentado contra la AMIA en 1994 proporcionó a Schargrodsky otro cambio de condiciones azaroso para determinar el efecto de la presenciapolicial en la cantidad de robos en una zona. Ambos aspectos habitualmente están muy mezclados, porque si hay más delitos se mandan másagentes, y la comparación parece indicar que más policías no reducen los ilícitos. Pero la bomba en la sede de la mutual de la comunidad judíaen la Argentina fue un evento no relacionado con robos que propició la decisión de traer más policías a la zona, y permitió concluir que el efectosobre los delitos contra la propiedad es alto. Sin embargo, el impacto disminuye mucho y rápidamente a medida que nos alejamos de donde estédestacado el policía, incluso si hicimos apenas una cuadra. Ergo, darle solución a este problema con policía en la calle es efectivo pero carísimo.

En el campo de la economía del crimen, Schargrodsky —en conjunto con los economistas Sebastián Galiani y Martín Rossi, de San Andrés— también pudo detectar como falsa la “hipótesis Susana Giménez”. En plena crisis de inseguridad, la diva de los teléfonos había lanzado la ideade que para bajar la tasa de criminalidad era necesario reinstalar el servicio militar en la Argentina. Los académicos analizaron una muestra conmiles de casos de varones nacidos entre 1958 y 1962. Para los que no hicieron la colimba, el porcentaje de los que terminaron con algún tipo deprontuario fue del 6%. Para los que pasaron por los cuarteles, en cambio, la tasa es igual o incluso superior: 6,27%. Esto puede ser suficientepara rechazar la ligera hipótesis de la estrella de TV. Pero los dichos de los famosos no son el único efecto que este aparato parece generar.

El impacto de la TV en el dormitorioLo mediático en la vida cotidiana

En general, la tecnología suele adaptarse paulatinamente, es decir que no está disponible simultánea e inmediatamente para todos. Estacircunstancia también ha sido aprovechada por distintos investigadores para analizar mediante experimentos naturales cuál es el efecto de losmedios de comunicación en algunos ámbitos de la vida cotidiana.

Indonesia está compuesta por miles de islas, y Gordon Dahl, de la Universidad de California en San Diego, aprovechó el hecho de que ellogenera lugares con mejor y peor señal de TV para verificar que el acceso a la televisión generaba menos participación comunitaria. Por elcontrario, en la India se observó que a medida que los hogares iban consiguiendo cable y tenían la posibilidad de ver un mundo más amplio, laaceptación de la violencia doméstica decrecía, las mujeres gozaban de más autonomía y la tasa de fertilidad disminuía.

Más cerca, en Brasil, se pudo observar una verdadera curiosidad. La Rede Globo es la productora de la gran mayoría de las telenovelas, perono llega a todos lados. Dahl halló que en las comunidades con más telenovelas había más divorcios y menos tasa de fertilidad, particularmenteentre las mujeres con edades más cercanas a las protagonistas (además de que en esas comunidades más bebés obtenían nombres inspirados enlos personajes). Parece que estar sometido a esas historias de amor resiente las relaciones reales.

En Estados Unidos, la TV fue ingresando paulatinamente en los distintos condados durante los 40 y los 50. Y ello fue aprovechado para verqué pasaba con el desempeño en los exámenes escolares. El impacto fue, en promedio, desdeñable. Sin embargo, mirando más en detalle losdatos, dos investigadores hallaron que algo particular estaba ocurriendo. En los hogares con padres activos en la educación de sus hijos, la TV

afectó negativamente los resultados. Pero en aquellos con padres más ausentes, la TV los mejoró. Se ve que el rol de la televisión dependemucho de qué otra actividad la reemplaza.

Y algo pasa también con una de las cosas que los hombres más vemos en televisión: los deportes. Dahl ha usado la metodología de losexperimentos naturales para ver si una derrota inesperada del equipo local de fútbol americano produce una escalada en la violencia doméstica.Los resultados indican que los episodios violentos aumentan un 10% en esas circunstancias, algo que quizá las mujeres de Sebastián y de Martín(hinchas de River e Independiente, respectivamente) deberían tener en cuenta los fines de semana de la campaña futbolística en curso.

Por estas pampas, una investigación de Martín Rossi indagó en la relación entre crímenes violentos y resultados en los partidos de Peñarol yNacional, en Uruguay. En un estudio que se estaba completando al cierre de este libro, se halló que los delitos aumentan en forma significativaen la hora posterior a una derrota de un equipo, y caen luego de la victoria. El cálculo fue posible de realizar porque Uruguay es uno de lospocos países del mundo que cuenta con estadísticas de delitos discriminadas por hora.

Sopa de gemelosEntendiendo el impacto de los genes y el entorno

El cruce de la economía con las ciencias biológicas tiene otra faceta muy interesante en el campo de los experimentos naturales. Muchasdificultades que aparecen a la hora de definir, por ejemplo, si en el nivel de ingresos de una persona pesan más los genes o el entornosocioeconómico, pueden solucionarse o moderarse apelando a bases de datos de gemelos.

Los hermanos que compartieron un útero pueden ser monocigóticos o dicigóticos. En el primer caso, tienen en común el 100% de los genes.En el segundo, tan solo el 50%, al igual que hermanos cualesquiera. Ya estarás adivinando el doble juego para los ávidos en experimentosnaturales. Por un lado, se puede apreciar cómo les fue a seres genéticamente iguales que luego fueron afectados por vidas distintas. Y, por otrolado, comparar esas diferencias con las que tienen otros mellizos no idénticos al ser separados.

Daniel Benjamin, de la Universidad de Cornell, bautizó este campo de estudio como genoeconomía. Y en él se pueden encarar preguntascuriosas. ¿Existe el gen de la riqueza? ¿Y el ADN de las buenas decisiones económicas? ¿Será efectivo un tratamiento con células madre paracorregir una compulsión a la bancarrota? Aquí van algunos ejemplos.

¿Casarse es bueno para el bolsillo? Muestras realizadas en distintos países llegaron a la conclusión inequívoca de que los casados ganan, enpromedio, un premium de entre el 10% y el 50% del salario al año. Pero podría ser que la causalidad operara al revés: un alto salario funcionacomo una señal para atraer una pareja al matrimonio. O podría suceder que haya una variable común al hecho de casarse y tener un mejorempleo que escapó a los estudios de los economistas: ser más atractiva/o, relacionarse mejor, etc. En 2004, American Economic Review publicóun artículo de Kate Antonovics y Robert Town titulado “¿Todos los hombres que valen la pena están casados?”, para el cual se utilizó una basede gemelos nacidos en Minnesota, que permitió comparar individuos con un contexto familiar y social similar, iguales en aspecto y capacidadesmuy similares. Los gemelos casados ganaban, en promedio, más que los solteros. Quizá, al extender la responsabilidad a la familia, estar casadogenere una disposición y una preocupación adicionales a la hora de buscar fuentes de provisión suficientes.

Algo similar sucede con el ingreso y los niveles de educación. “La discrepancia entre sueldos entre dos personas habla tanto de las diferenciasen educación como de las de cualquier otra cosa variable (edad, experiencia, inteligencia, entorno familiar, conexiones sociales, etc.)”, cuenta eleconomista argentino Walter Sosa Escudero, quien realizó una investigación en Cornell sobre el retorno de la educación usando datos degemelos. “Se trata de comparar ingresos de gente con educación diferente, pero lo más parecida en cualquier otro sentido”, resalta el profesorde las universidades de San Andrés y de La Plata. El trabajo, coescrito con Omar Arias (del BID) y Kevin Hallock (de Cornell), encontróincrementos de retornos muy importantes a mayores niveles de educación.

Otra sorpresiva investigación reciente consistió en convocar a gemelos monocigóticos y a mellizos no idénticos para completar en unlaboratorio “juegos económicos”. El objetivo era medir, entre otras cosas, la aversión al riesgo o la propensión a confiar en los demás. Losgemelos idénticos mostraron indicadores muy parecidos entre sí, mucho más que los mellizos, lo que refuerza la hipótesis de que ciertasconductas económicas tienen una carga genética.

Se ve que las historias de hermanos separados tempranamente sirven para más que inventar guiones de telenovelas. Y tampoco allí se agota eltema de los recién nacidos.

Si te interesó este tema, te recomendamos…

Ver los siguientes videos:

La demostración que la actriz Ashley Judd hace sobre PUR en YouTube y el impacto que podría tener en Haití tras el terremoto:http://youtube/8f2Q0Tbj08c

Experimentos naturales en el Poverty Action Lab del MIT : www.povertyactionlab.org

Por el tema de la desparasitación, vale la pena que mires el contenido de www.dewormtheworld.org

Continuar con un libro que ya es un clásico:

ANGRIST , Joshua y Jörn-Steffen PISCHKE: Mostly Harmless Econometrics, Princeton University Press, 2009.

Y si querés más detalles, leer estos trabajos:

OLKEN, Benjamin: “Do Television and Radio Destroy Social Capital? Evidence from Indonesian Villages”, en American Economic Journal:Applied Economics, 1(4): 1-33, 2009.

OSTER, Emily y Robert JENSEN: Cable Television Raises Women’s Status in India , University of Chicago and NBER, 2008.

8. EL BEBÉ7000 MILLONES

La vejez no es tan mala, sobre todo cuando se considera la alternativa.Maurice Chevalier

El número mágico de la demografía267 chicos más en el próximo minuto

¿Será nena o varón? ¿Qué nombre ponerle? ¿Cuánto pesará? Estas son algunas de las preguntas que habitualmente se formulan antes delnacimiento de un hijo. El 31 de octubre de 2011 estos interrogantes fueron develados para el caso de un bebé muy especial: el habitante número7000 millones del planeta Tierra. (Dicho sea de paso, en demografía el 7 parece ser un número con influencia.)

En los últimos 200 años la población mundial se multiplicó por 7 y son 7 los países que concentran la mitad de los habitantes de la actualidad.Dada esta devoción que los humanos tenemos por los números redondos, no es de extrañar que fueran varios los países que disputaron el nuevorécord demográfico. Entre los aspirantes se contaron India, Filipinas, Turquía, Sri Lanka y Rusia. La determinación no fue sencilla porque, enpromedio, hay nada menos que 4,45 nacimientos por segundo.

Finalmente, la Organización de la Naciones Unidas ( ONU) estableció simbólicamente —porque la determinación exacta es prácticamenteimposible— un ganador. O, mejor dicho, una ganadora. La elegida fue la filipina Danica May Camacho, que nació un minuto antes de lamedianoche local en el José Fabella Memorial Hospital de Manila. Pesó 2,5 kilogramos. El Fondo para la Población de la ONU celebró elacontecimiento con una ceremonia de bienvenida, que incluyó la entrega de una tarta a Florante Camacho y Camille Malura, los felices padres.Pero no será el único presente: Danica recibirá, además, una beca de estudios, y sus progenitores, una suma de dinero para abrir una tienda.

No es para nada casualidad que el habitante número 7000 millones haya visto la luz en Asia. De hecho, se trata de un evento que tenía altaprobabilidad de que ocurriera, dado que nada menos que el 59% de la población global reside en los países en desarrollo de Asia y Oceanía (esdecir, excluyendo Australia, Nueva Zelanda y Japón), y la mayoría tiene altas tasas de natalidad. Filipinas, por ejemplo, es el duodécimo paísmás poblado del mundo: posee 95 millones de habitantes, y un 54% de ellos son menores de 25 años.

La economía, como ciencia, tuvo muy presente el tema demográfico en sus orígenes. En su Ensayo sobre el principio de la población(1798), el reverendo Thomas Malthus afirmaba que mientras la cantidad de personas crecía en forma geométrica (1, 2, 4, 8, 16…), la masa dealimento lo hacía de manera aritmética (1, 2, 3, 4, 5…), una dinámica que inevitablemente derivaría en hambrunas y otras catástrofeshumanitarias. Pero en los siglos subsiguientes, la demografía fue perdiendo protagonismo en las discusiones y análisis de economistas.

Más allá de la importancia que le den los economistas al tema y de las curiosidades numéricas, el impacto del aumento poblacional que estáteniendo lugar es tan significativo y posee tantas consecuencias que la prestigiosa revista científica Nature incluyó a Danica May Camacho entrelos diez protagonistas que marcaron el rumbo de la ciencia en 2011. Y la fecha de su nacimiento ha sido declarada como símbolo del rápidocrecimiento de la población. Hoy somos 1000 millones más que en 1999, cuando Adnan Nevic, de Sarajevo, se transformó en el niño 6000millones. Si hasta parece que fue ayer… Y en el breve tiempo que te llevó este capítulo hubo 534 nacimientos, fallecieron 216 personas y somos318 habitantes más.

De África venimos, hacia África vamosEl continente olvidado que dominará el mundo

Si te parece que 7000 millones son demasiados vecinos, te tenemos malas noticias: no te queda otra que acostumbrarte. Durante un buentiempo el número de habitantes del mundo seguirá creciendo. Esta dinámica poblacional tiene consecuencias inimaginables. En 1950 éramos tansólo 2500 millones, seremos 9300 millones en 2050, y se calcula que la cifra ascenderá a 10.125 millones para 2100. En otras palabras, de aquía 38 años se agregarán tantas personas como las que había en 1950. Se estima que la especie humana ( Homo) tiene más de 2 millones de años.Por lo menos así lo indican algunas herramientas y restos humanos fosilizados hallados en África. Hoy se acepta mayoritariamente que fue enese continente donde surgió el ser humano.

Su evolución fue, en un principio, paulatina. En tiempos de las primitivas civilizaciones mesopotámicas, con sus primeros núcleos urbanos,8000 años antes de Cristo, el mundo estaba habitado por apenas 8 millones de personas. En el 1000 a. C., época en que comienzan a sentarselas semillas de lo que luego sería Atenas, éramos 50 millones. Este número se elevó a 200 millones en el primer año d. C. Para el año 1000 denuestra era, apenas superábamos los 300 millones. Y tardamos hasta el 1800 para llegar a los primeros 1000 millones de habitantes. De allí enmás, la carrera se volvió meteórica: 2500 millones en 1950 y más de 7000 en la actualidad. La población seguirá aumentando, pero ahora a unritmo un poco menor. Si en los últimos 60 años se agregaron 3500 millones, en los próximos 90 sólo sumaremos 3000 millones más.

Todos estos nuevos vecinos no se repartirán de manera igualitaria en el mundo. La tasa a la que crece una determinada población depende demuchas variables. Una de ellas es la llamada pirámide poblacional, que muestra cuánta gente hay por tramo de edad. Naturalmente, cuantamayor proporción esté en edad reproductiva, mayor será el potencial crecimiento. Además, hay que tener en cuenta temas de salud, tales comola mortalidad (infantil y general) y la expectativa de vida: en definitiva, el aumento no es otra cosa que el neto entre los nacimientos y lasmuertes. A ello hay que agregarle, finalmente, factores culturales: a medida que un país es más próspero, más se pospone la decisión de tenerhijos y menos chicos se tienen.

La brecha en calidad sanitaria existente hoy en día se reducirá. Hoy, por ejemplo, la expectativa de vida mundial es de 68 años, y en 2100 seráde 81 años. Pero el aumento ocurrirá por las mejoras entre las naciones más pobres: en África pasará de 55 a 77, un salto de 22 años, mientrasque en los países más desarrollados esta estadística sólo aumentará 10 años. Algo similar ocurrirá con el crecimiento económico. Las nacionesque hoy tienen un ingreso intermedio se tornarán más viejas, más prósperas y con menores tasas de natalidad. Estas tendencias las resume demanera maravillosa el experto en salud y desarrollo sueco Hans Rosling, en un video hecho para la BBC que dura tan sólo cinco minutos.

Al tener en cuenta todos estos elementos para proyectar lo que pasará con los habitantes de las distintas regiones del mundo, emergen algunospatrones claros de lo que vendrá. Hoy, el 18% de la población se encuentra en los principales países desarrollados (Estados Unidos, Canadá,Europa, Japón, Australia y Nueva Zelanda). Esto es prácticamente uno de cada cinco habitantes. Menos de un 59% vive en Asia (sin Japón) y elresto de Oceanía. En América Latina y el Caribe no llegamos a tener el 9% del total. Y África no llega al 15%.

Cuando llegue el fin de este siglo, sin embargo, el peso relativo de cada uno se habrá modificado sustancialmente. El mundo desarrolladohabrá descendido al 13% (lo cual es 2,5 veces menos que en 1950). Asia y Oceanía también habrán caído y representarán el 35%. Aunque tecueste creerlo, lo mismo ocurrirá con nuestra región, que tendrá apenas el 7%. En cambio, la proporción que habitará en África serásignificativamente mayor: 35%. Esto significa que en 2100 más de una de cada tres personas en el mundo será africana. Se tratará —y cuantoantes lo entendamos, más podremos aprovecharlo— de una región fundamental para hacer negocios.

El negocio de poner un asiloCómo envejecerá la población mundial

Para ilustrar lo engañosos que pueden ser los promedios, los economistas suelen decir que un hombre que tiene una mano dentro del horno yla otra en un balde de hielo, en promedio, está bien. Aun a riesgo de distorsionar la realidad, vamos a apelar una imagen igual de inexacta parailustrar lo que ocurrirá con la población global en el próximo siglo.

El habitante promedio de nuestro planeta tiene hoy 22 años. Imaginate una cara —la que elijas— con esa edad. Ahora, como si tuvieras unprograma de diseño para lograr el efecto, empezá a hacerla envejecer. Cuando llegues a los 42 años, detenete: esa será la edad promedio lapoblación mundial en el año 2100.

Como ves, la población será veinte años más vieja que hoy. Ello será producto de que la tasa de natalidad se irá reduciendo, mientras que lagente irá viviendo más y más años. Una edad de 42 años no es mala. O, por lo menos, eso pensamos los autores, que andamos por esa franjaetaria. Sin embargo, para hacernos ver qué tipo de mundo será el de fin de siglo, es interesante averiguar qué hay más allá de ese simplepromedio.

En 1950, un 34% de los habitantes tenía menos de 15 años, y el 8%, más de 60 años. Aquellos en edad de trabajar constituían el 58% deltotal. En 2010, esas cifras eran 27%, 11% y 62%, respectivamente. Estos son datos importantes, porque si los ancianos y los infantes nopueden realizar tareas laborales, el resto tiene que mantenerlos. En nuestras sociedades, para los mayores existen las jubilaciones y pensiones, ya los niños los mantienen principalmente sus familias. En lugares con menos presencia del Estado, los extremos son contenidos dentro de lafamilia. Ello es lo que para muchos explica por qué en esos países se tienen más hijos: son estos los que deberán ocuparse de quienes loscriaron, y además un número desproporcionadamente elevado de ellos no llegará a la etapa productiva de la adultez.

En economía, la relación entre los que están en edad de trabajar y los que no se denomina tasa de dependencia. Lo que te dice este conceptoes cuánta población activa hay por cada pasivo. Estos últimos pueden ser los infantes y los retirados —en cuyo caso podríamos decir que serefiere a una tasa de dependencia económica general— o solamente los ancianos —y dar idea sobre la tasa de dependencia previsional—. Porquela gran mayoría de los sistemas previsionales (de jubilaciones y pensiones) se basan en una idea sencilla: cada trabajador aporta parte de susalario y, con lo recaudado, se les paga a los jubilados.

Uno de los grandes desafíos que presenta una población que envejece es precisamente ése: cómo mantener a los que ya no trabajan si encimauna proporción cada vez menor de los ciudadanos participa en el mercado laboral. Este problema se agravará aun más a futuro. Hoy hay en elmundo 8,7 personas en edad laboral por cada una en edad de retirarse. Esta cifra era de 11,8 en 1950. Se proyecta que caiga a 4 en 2050, y atan sólo 2,7 en 2100. Ello va a exigir que se trabaje más, que las jubilaciones sean peores o que la gente se retire con mayor edad. Y, además,habrá más gastos en salud porque los ancianos requieren mayores cuidados.

Efectivamente, el mundo del futuro será un lugar de viejos, donde prácticamente una de cada tres personas tendrá más de 60 años. Un amigoque vivió un tiempo en Génova, una ciudad italiana a la que por tener costa van muchos jubilados del cinturón industrial del norte de Italia a viviruna vez retirados, suele decir que sus paseos por la rambla en aquel entonces constituían un nuevo deporte: el slalom geriátrico, por la cantidadde gente caminando lentamente que debía esquivar.

Toda esa población tendrá patrones de consumo distintos de los actuales, y la oferta se irá adecuando a ello. Podrán aprovecharlo quienesproduzcan más y mejores medicamentos, en especial los que descubran futuras versiones del Viagra. Habrá más demanda de enfermeras, devacaciones grupales y de bingos. Y los geriátricos se transformarán seguramente en un gran negocio. Puede parecerte un mundo menosatractivo. Pero si estás leyendo esto, la realidad es que en 2100, con suerte, también pertenecerás a ese grupo.

Los hombres biónicos¿Cuánto más podremos vivir?

No todos creen que envejecer es un proceso inevitable. El británico Aubrey de Grey tiene una visión radicalmente distinta: cree que muypronto podremos vivir 1000 años y para ello ni siquiera hará falta recurrir a las fusiones entre hombres y máquinas que otros predicen. Estegerontólogo tiene menos de 50 años, cabello largo y barba tupida. Y su razonamiento es sencillo: si hemos sido capaces de derrotar tantasenfermedades, también lo haremos con la vejez. Si lo logramos —y él está convencido de que vamos camino a ello—, viviremos 1000 años.

Es cierto que las principales causas de muerte del mundo (excluyendo las guerras) han sido paulatinamente vencidas. Enfermedadesinfecciosas tales como la tuberculosis, la neumonía, la gripe, la diarrea, la nefritis y la bronquitis —antes fatales— hoy son absolutamentecontrolables y tratables. Esta conquista de patologías que ocasionaban la muerta explica por qué nuevas causas van escalando en el ranking. Lasafecciones cardíacas, que antes estaban en tercer lugar, hoy son las primeras. Y el cáncer, que era la octava, ascendió al segundo escalafón.Aunque hay casos de tumores registrados en escritos del antiguo Egipto, el cáncer, por estar altamente correlacionado con la longevidad,culturalmente está considerado como una enfermedad del siglo XX. El tercer lugar de la lista hoy está ocupado por los accidentescerebrovasculares, que solían estar en el quinto.

La premisa básica de Aubrey de Grey es que, al igual que en un videojuego donde hay que superar pantallas, en los años venideros también laciencia irá sucesivamente venciendo causas de muerte hasta enfrentarnos con el enemigo final: el envejecimiento.

Nuestro cuerpo tiene límites. Los científicos estiman, por ejemplo, que un humano sin ayuda no puede correr mucho más rápido de lo quehoy logra el hombre récord de los 100 metros, Usain Bolt. Este superatleta se desplaza a una velocidad promedio de 37,6 km por hora, lo cual lolleva a completar dicho trayecto en 9,58 segundos. Los cálculos de los especialistas apuntan a 9,40 segundos como tiempo mínimo posible parael hombre, no muy lejano de lo que logra el fantástico jamaiquino.

Algo similar ocurre con nuestra salud: estamos preparados para vivir un tiempo limitado. Aun cuando no hubiera enfermedades, nuestrocuerpo enfrentaría un proceso de degradación. Ese envejecimiento se debe, según De Grey, a seis causas básicas: 1) cambios en el ADN nuclear(lo que explica el cáncer); 2) mutaciones en la mitocondria; 3) pérdida de células (que hacen, por ejemplo, que el corazón se debilite, sedeteriore el sistema inmunitario o se desarrolle Parkinson); 4) acumulación de desperdicio intra o extracelular (se lo relaciona con aterosclerosisy enfermedades neurodegenerativas); 5) senescencia celular (que detiene el mecanismo de división celular por el que se reparan tejidosdesgastados); 6) exceso de interconexiones celulares (con lo que el tejido pierde elasticidad). Por eso, los científicos que trabajan en programasantienvejecimiento se centran en cómo reparar el daño molecular y celular, a fin de mantener jóvenes todos nuestros tejidos. El de De Grey sellama Estrategias para una senescencia mínima, o SENS (según sus siglas en inglés). La senescencia es el término biológico con que se denominaal envejecimiento de las células.

La visión de la gran mayoría de la comunidad científica difiere de esta postura, en especial la de los biólogos. Para ellos, el envejecimiento noes un problema a solucionar, sino algo que la evolución determinó que es mejor tener. Todos los animales poseen un programa genético paraenvejecer, y si existe un gen del envejecimiento, es porque sirve para algo.

Como los seres vivos deben ir adaptándose a un entorno cambiante, de generación a generación ocurren mutaciones genéticas. Luego, losque mejores ventajas confieren a sus portadores son los que sobreviven, y también son pasados a la siguiente generación. Esa es la esencia de laevolución: variabilidad, selección y herencia. Y los biólogos creen que existe un nivel de variabilidad ideal: si es nula, es un problema, pero si esdemasiada, también. Ello ocurre porque las mutaciones son aleatorias y la inmensa mayoría de ellas no son beneficiosas. Por lo tanto, si de unageneración a otra muchas cosas se vieran alteradas, no se llegarían a transmitir una gran cantidad de genes buenos.

Los seres humanos vamos acumulando alteraciones genéticas a lo largo de nuestra vida. Esto significa que la distancia genética entre padres ehijos aumenta con la edad de los padres. Así, si procreáramos de muy mayores, la siguiente generación tendría mucho menos en común con laanterior, lo cual podría ser un serio riesgo para su supervivencia. La naturaleza resolvió esto haciéndonos envejecer: de esta manera no podemostener hijos demasiado temprano (cuando habría poca variabilidad de una generación a otra) ni muy tarde (cuando sería excesiva). Elenvejecimiento nos hace menos atractivos para el otro sexo, disminuye la libido, reduce o elimina la fertilidad, y —si nada de eso resuelve el

problema— sencillamente nos mata.De Grey no ve al envejecimiento como un proceso tan beneficioso. Quizá porque su formación proviene del campo de la informática y es un

autodidacta de la biología, un terreno en el que realizó contribuciones que le valieron un doctorado en Cambridge. A pesar de ello, y quizá porsus polémicas posturas, De Grey es visto de reojo por la comunidad científica. Tanto, que la revista Technology Review, del MIT , ofreció unarecompensa de 20.000 dólares para el biólogo molecular que logre comprobar que los postulados de De Grey son erróneos, algo que hasta ahorano ha ocurrido.

Uno de sus oponentes más furibundos es Sherwin Nuland, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Yale, donde Martín estabaestudiando cuando revisamos los últimos borradores de este libro. Nuland escribió el libro Cómo morimos. Reflexiones sobre el último capítulode la vida . “De Grey no es malo ni está loco, pero su plan no va a tener éxito e incluso, si lo tuviera, nos destruiría en el intento porpreservarnos, porque vivir tales períodos de tiempo socavaría el significado de ser humano”, argumentó Nuland en un artículo de la revistaTechnology Review.

La ausencia de datos y números es otra crítica frecuente de los enemigos de De Grey, a la que él responde desde su página web: “Como silos hermanos Wright hubiesen tenido números y datos en 1900”, refiriéndose a que el vuelo motorizado se desarrollaría pocos años después.“Desde luego que sí tenían información, en el sentido de que cualquier ingeniero basa sus diseños en conocimientos existentes sobre el sistemaque quiere manipular. Yo también la tengo, como se darán cuenta quienes se tomen el trabajo de leer mi portal y mis publicaciones”, se defiendeeste académico con apariencia de hippie de los 60, y que parece disfrutar cada segundo de polémica.

De Grey es una de esas personas que despiertan reacciones apasionadas, tanto de sus críticos como de sus simpatizantes. Es soberbio yhabla como si fuera un profeta, pero también posee una inteligencia muy por encima del promedio y no le teme al ridículo. Como es de esperar,existen toda clase de objeciones a la idea de prolongar la vida por un siglo, y De Grey tiene una respuesta para casi todas. La crítica más comúnes que nos embarcaríamos en un proceso de exceso de población sin precedentes. “Bueno —responde—, ¿qué habría sucedido si el primerministro de Francia le hubiese prohibido a Pasteur organizar campañas educativas sobre la higiene por el mismo motivo?” Además, dice,“considerarnos tan incapaces de encarar problemas futuros como para condenar a millones de personas a tener las cortas vidas de sus abueloses una broma de mal gusto”.

De Grey también busca estimular investigaciones específicas en técnicas que extiendan la vida. Por esto fundó en 2003 el Premio del RatónMatusalén (Methuselah Mouse Price), dotado con 3 millones de dólares para el científico que demuestre la viabilidad de alguna terapiaregenerativa en ratones. Su razonamiento es simple: una vez que el objetivo se logre en roedores, se abrirán las arcas públicas y privadas para elfinanciamiento de nuevas líneas de investigación. Esto acelerará exponencialmente la consecución de resultados.

Seguramente la idea de vivir más años y con buena calidad de vida te parezca muy atractiva. Pero la superpoblación del planeta proyectadesafíos extremadamente complejos de resolver que hasta De Grey reconoce. Aun así persiste en sus investigaciones. Su motivación quedóclara en una declaración que hizo a Clarín en oportunidad de una entrevista telefónica: “Ni sé si tengo ganas de vivir hasta los 1000 años. Paraser completamente franco, no sé si quiero llegar hasta los 100. Pero quiero poder tomar la decisión de hacerlo o no cuando tenga 99”.

Abajo la inmortalidad¿Será una buena idea vivir tanto?

Aun cuando De Grey no tenga razón, lo cierto es que somos muchos en este planeta. Y con las mejoras en salud, particularmente reflejadasen menor inmortalidad infantil y mayor esperanza de vida, seremos muchísimos más. Los 7000 millones de habitantes de la actualidad se habrántransformado en 9300 millones para 2050. Este aumento equivale nada menos que a las poblaciones actuales de China e India sumadas. Y nosólo hay más gente sino que, en promedio, cada habitante requiere más bienes y servicios. Desde 1950 hasta la fecha lo que el mundo produceper cápita aumentó 2,75 veces. Y como la población creció 2,8 veces, eso significa que la carga sobre el planeta se multiplicó por un factor decasi 8. Te imaginarás, entonces, lo que una profundización de esa dinámica puede implicar en aspectos como distribución del ingreso, pobreza,hambre, transmisión de enfermedades, explosión de las megalópolis, migraciones, cambio climático, más potenciales conflictos sociales obélicos.

Todas esas personas precisarán para su supervivencia alimentos, energía y vivienda. Para su bienestar tendrá que haber ofertas interesantesen materia de empleos y educación, además de contar con derechos y libertad. Se trata de desafíos inconmensurables, en particular si se tieneen cuenta que todo ello debe ser encarado cuidando que el entorno sea sustentable.

Los países no crecerán demográficamente a igual ritmo. Para mantener constante la población, es necesario que, en promedio, se den 2,1nacimientos por cada par generacional hombre-mujer. Con esa cifra se alcanza a reemplazar los dos de la generación anterior (el plus es unayapa para cubrir aquellos niños que fallecerán antes de llegar a una edad reproductiva).

Cada nación se encuentra en una fase distinta respecto de este valor. Las más prósperas suelen tener tasas de natalidad más bajas y, por ello,poblaciones con un crecimiento que se desacelera, se estanca o, incluso, puede entrar en reversa. Por el contrario, las más pobres suelen tenermayor dinámica demográfica, que se ralentiza a medida que su situación económica mejora. A ello deben incorporarse factores idiosincrásicosde cada pueblo, y otros elementos tales como las políticas públicas referidas a la salud en general y reproductivas. Un ejemplo extremo de estasúltimas es el límite a la cantidad de hijos admitidos en China (lo cual hará, entre otras cosas, que en poco más de una década ese país pierda elprimer lugar del podio en cuanto a población).

El crecimiento más espectacular de aquí a 2050 se dará en Nigeria: pasará del séptimo puesto actual y 162 millones de habitantes al tercerpuesto, con más de 430 millones. Y Brasil, Pakistán, Bangladesh y Etiopía le seguirán en dinamismo. Para ese entonces la India será la naciónmás poblada del planeta, con 1700 millones, superando a los 1330 millones que habitarán China. Más habitantes en países pobres que iránmejorando su estándar de vida significa más y mejores alimentos, mayor disponibilidad de fuentes de energía (más carga sobre el planeta) y lanecesidad de dar un salto de calidad en la gestión estatal.

Durante algún tiempo algunos de estos países recibirán lo que el economista de Harvard David Bloom llamó el dividendo o bonusdemográfico. Es que existe un período en el que la tasa de mortalidad desciende mucho más rápido que la de natalidad. Eso genera un intervalode transición demográfica en el que hay una elevada cantidad de jóvenes en edad laboral. Si el sistema no los contiene y no encuentran empleo,ello puede dar lugar a protestas como las que se han visto en Oriente Medio y en las que los jóvenes tuvieron un rol preponderante. En cambio,si las políticas de salud, de educación y de acceso al mercado laboral aumentan su inclusión, el país experimenta un salto positivo en sucrecimiento. Se trata de cuestiones a las que esas naciones deben anticiparse para llevar los acontecimientos en la dirección correcta.

Pero el bonus demográfico se considera también una ventana de oportunidad irrepetible para crecer a tasas muy altas. Para el economista delCEDES José Fanelli, la Argentina goza en estos momentos de un “doble bonus demográfico”, producto de su propia estructura poblacionalfavorable y del hecho de que China —otro país con ventajas en esta materia— es un demandante de lo que se produce aquí. “El desafío de estospaíses es ser ricos antes de ser viejos, y estamos desaprovechando la oportunidad”, explica Fanelli. Para este académico, la ventana del doblebonus para la Argentina se cerrará en 2030.

En el otro extremo estarán los países con caída en el número de habitantes. El caso más notorio será el de Japón, que pasará de 130 millones(equivalentes al décimo puesto) a 95 millones (vigésimo). Y una tendencia en igual sentido presentarán los países europeos. Allí el problema es elenvejecimiento y la sustentabilidad de los sistemas previsionales y el estado de bienestar en general. Además, tendrán que ir acomodando sus

economías a nuevas características. En materia de atención de la salud, por ejemplo, hará falta más dinero, más recursos humanos y unareorientación de actividades.

En un futuro más lejano esta será una cuestión más global, ya que habrá nada menos que 2200 millones de personas mayores de 60 años. Elloimplica una pirámide poblacional con menos “músculo” —la capa de trabajadores que debe mantener al resto— en términos relativos que el quese tuvo nunca antes en la historia. Por ello, si no se toman medidas para modificar nuestro comportamiento hacia un menor consumo y unmayor ahorro hoy, la calidad de vida a futuro se resentirá significativamente.

Las alternativas a la inacción pueden ser francamente peores.Cuando el destino nos alcance es un película de 1973 (protagonizada por Charlton Heston), basada en la novela ¡Hagan sitio! ¡Hagan sitio! ,

de 1966. Su título en inglés es Soylent Green (el “Soylent verde” era un hit repetido en los Sábados de superacción de nuestra niñez). Proponeuna visión futurista en la que Nueva York tiene 40 millones de habitantes, con una pequeña elite y una mayoría pobre y hacinada. La producciónmasiva de alimentos naturales se ha extinguido por el efecto invernadero y la compañía Soylent fabrica unos derivados de concentradosvegetales. Pero hacia el final de la película se revela que esos productos son en realidad preparados con… ¡los cuerpos de los que vanfalleciendo! Mejor que nos ocupemos a tiempo.

Si te interesó este tema, te recomendamos…

Ver los siguientes videos y sitios:

Fundación Matusalén para la Prolongación de la Vida: www. methuselahfoundation.org

ROSLING, Hans: 200 Countries, 200 Years, 4 Minutes —The Joy of Stats—, BBC Four. Lo podés ver en: http://youtube/ jbkSRLYSojo

Página web del proyecto Strategies for Engineered Negligible Senescence: www.sens.org

Continuar con alguno de estos libros:

De Grey tiene un libro de divulgación científica en el que resume sus investigaciones de la última década y expone su tesis de que ya existen losconocimientos como para extender la vida humana por varios siglos. Se llama Ending Aging: The Rejuvenation Breakthroughs that CouldReverse Human Aging in Our Lifetime, St Martin’s Press, 2007.

El capítulo 7 del libro de José María Fanelli La Argentina y el desarrollo económico en el siglo XXI. ¿Cómo pensarlo? ¿Qué tenemos? ¿Quénecesitamos? (Siglo XXI y Fundación OSDE, Buenos Aires, 2012) trata sobre los desafíos demográficos.

Si te interesa el impacto medioambiental: Economía 3D, de Martín Lousteau, Sudamericana, Buenos Aires, 2011.

Y si querés más detalles, leer este trabajo:

Harvard: David Bloom, un especialista en demografía, en su reciente estudio “The Challenging Billions” (Project Syndicate, 2011).

9.POLÍTICAS PÚBLICAS

AL DIVÁN

Es un pequeño paso para un hombre, pero un gran salto para la humanidad.Neil Armstrong

(el 20 de julio de 1969,al pisar la Luna)

Las ventajas del minimalismoPequeños estímulos para grandes cambios

Sin repetir y sin soplar: algunas cosas que las mujeres no les perdonan a sus parejas. Comenzando… ¡ya!: que olviden la fecha de aniversario,que hablen de una ex novia, que ronquen en la cama o que salpiquen la tabla del inodoro. Para las tres primeras objeciones, los economistas notenemos por ahora una solución satisfactoria. Para la cuarta, en cambio, existe una alternativa exitosa y científicamente comprobada.

La propuesta de un joven economista que trabaja en el aeropuerto de Schiphol (y que no es el agente), en Ámsterdam, consistió en que secolocaron stickers de moscas en los mingitorios de los baños de hombres. Una atracción irrefrenable e instintiva de “dar en el blanco” de losviajantes varones hizo que los derrames de orina en el piso disminuyeran hasta un 80%. Mejor, no preguntar cómo lo midieron. (Ni tampoco silos economistas no tenemos otra cosa mejor para hacer…)

Por lo pronto, lo anterior es un ejemplo icónico del fenómeno nudge, que propician en su libro homónimo los popes de la economía delcomportamiento Richard Thaler y Cass Sunstein. Este término significa “dar un ligero golpe con el codo”. La idea de Thaler es que, en lugar deforzar a la gente, se pueden lograr grandes y positivos cambios a través de unos “suaves empujoncitos” que no afectan la libertad de elección.La gran mayoría de las medidas propuestas por esta línea de investigación se centran en corregir (o al menos moderar) aquellos sesgos yerrores que cometemos sistemáticamente, que estudia la economía del comportamiento, y que provocan costos enormes a nosotros mismos y ala sociedad en su conjunto.

Entre los políticos del primer mundo, el fenómeno nudge despertó tanto entusiasmo como lo hizo Freakonomics en la cultura popular. Ycomenzó a saldar una asignatura pendiente que se les reclamaba a los economistas del campo del comportamiento: que dejen de coleccionarsesgos y errores comunes en la microeconomía y que pasen a las efectividades conducentes en la macro y en las políticas públicas. Que saltendel circo de rarezas a las mejoras concretas y aprovechables para toda la sociedad.

Por lo pronto, a partir del éxito del libro en 2008, países como Francia, Dinamarca y, sobre todo, Reino Unido aprobaron la formación confondos oficiales de “equipos de comportamiento” ( behavioral teams), que tienen la misión de diseñar políticas basadas en aprendizajes de estanueva rama de la economía. La Nudge Unit (“Unidad nudge”, en su término coloquial) del premier inglés David Cameron está comandada por elpropio Thaler; y Sunstein se convirtió en 2011 en el zar de la política regulatoria de Barack Obama.

Los “empujoncitos” sugeridos para que se adopten como política pública o de las empresas son centenares, y persiguen objetivos másambiciosos que disminuir los derrames en el baño de hombres. Lo de los mingitorios, se cansa de aclarar Thaler cada vez que lo toman para lachacota, es apenas un ejemplo de cómo un sesgo psicológico que opera inconscientemente puede utilizarse para una mejora social concreta.

Una de las charlas más exitosas de las conferencias TED es la que dio el economista indio, radicado en Estados Unidos, Sendhil Mullainathan(el mismo que realizó el experimento con los CV y los nombres típicos de afroamericanos en Estados Unidos), que se titula “Solucionandoproblemas sociales con un nudge”. Mullainathan es una de las mentes más brillantes de la nueva economía, un ganador de la beca McArthur quetambién fue convocado por Obama para asesorar al gobierno, y que sigue los pasos de otros gigantes indios de la economía como JagdishBhagwati, Amartya Sen y Avinash Dixit. El académico sostiene que somos muy buenos para diseñar y obtener saltos tecnológicos, pero quepensamos que una vez encontrada la solución todos la adoptan, y no es así. Como ejemplo, menciona el caso de las muertes de chicos pordiarrea en la India. En 1960, la mortalidad por esta causa era del 24%, una cifra catastrófica. Distintos avances medicinales permitieron llevarlahoy al 6%, un paso fenomenal, pero la enfermedad aún se cobra 400.000 vidas al año en ese país.

Mullainathan llama a esto “el problema de la última milla”, un concepto que puede aplicarse a una gran cantidad de cuestiones en las políticaspúblicas, que van desde la salud y la educación hasta el combate contra la corrupción y la discriminación. Como la construcción de una escuelade última generación para la cual no hay presupuestados salarios para los docentes. O una terminal de aeropuerto supermoderna en la cual fallanlos carteles señalizadores. En idioma argento, aquellas situaciones en las que “faltan cinco pal’ peso”.

En términos más académicos, George Loewenstein, uno de los padres fundadores de la economía del comportamiento, sostiene que “lassoluciones de tipo regulatorio para evitar problemas de la última milla han fallado en obtener resultados concretos, lo cual nos deja en la caja deherramientas un buen diseño de incentivos para que se tomen las mejores decisiones y una cuidada estructura de nudges que lleven a los

ciudadanos a evitar caer en sesgos cognitivos que atenten contra el bienestar de la sociedad y del suyo propio”.En forma complementaria, un ejecutivo que viene del campo publicitario, Rory Sutherland, propone crear algo así como un “ministerio de los

detalles” para no perder la batalla de la última milla. Sutherland sabe de lo que habla: el marketing lleva décadas explotando el hecho de que sonlos detalles los que vuelven a una experiencia memorable. El ítem más marcado en las encuestas de satisfacción de los pasajeros de las clasessuperiores de la aerolínea Virgin es el salero y pimentero de diseño que, con la leyenda “Robado en un vuelo de Virgin”, la empresa deja que losclientes se lleven a sus casas. Y el más recordado de un hotel en Dinamarca es el de un ascensor donde los botones no sólo aluden a un piso,sino también a un ritmo musical para escuchar durante el ascenso o descenso.

“Las organizaciones, y especialmente los gobiernos, que son las organizaciones más grandes de todas, se desconectaron totalmente de lo quele pasa a la gente”, cuenta Sutherland. A las personas muy inteligentes se les asignan lugares importantes en las corporaciones, con muchopresupuesto para gastar en soluciones caras y vistosas. “En cambio, a las pequeñas cosas, que en general tienen que ver con la usabilidad y lainterface con las personas, no se les asigna responsable.”

Soluciones simples, como regalarle un kilo de lentejas a las madres que vacunan a sus hijos en África —una experiencia que promueve laespecialista en pobreza Esther Duflo—, pueden ser menos sexies para ser tomadas desde cargos altos y bien pagos (“¿Para eso le pagamos estesueldo?”, podrán pensar los empleadores de quien tomó la decisión), pero en la práctica resultarán mucho más eficientes. Y no se quedarán sinnafta para llegar a la meta en la última milla.

Una ayuda para tu dietaLas cosas ricas, fuera del alcance de la mano

Aunque no lo percibas en un nivel consciente, cuando recorrés las góndolas de un supermercado comenzás a ser bombardeado por decenasde “señales” que te llevan a consumir de determinada forma sin que lo adviertas. Las cadenas de retail conocen desde hace décadas todas lassutilezas que operan en el inconsciente de las personas a la hora de comprar, y explotan esos hábitos para maximizar las ventas.

Cualquier ejecutivo del sector sabe que poner las frutas y verduras en la entrada del local sirve para que, con la comida sana ya cargada en elchanguito, los consumidores luego tengamos menos culpa para comprar helados y otras comidas de elevado contenido calórico. O que lasgolosinas y chocolates deben estar en estantes bajos —dentro del ángulo de visión de los chicos—, o que la leche, el agua y el pan (cuya faltanos dispara la necesidad de ir a comprar) están estratégicamente ubicados al final de las góndolas, para que en el camino nos tentemos con otrosproductos que realmente no necesitamos.

El equipo de comportamiento del Reino Unido ha llegado a sugerir que los supermercados deberían compartir las enseñanzas de sus bases dedatos para diseñar mejores políticas públicas. Y algo similar a ese efecto ya está teniendo lugar. Algunas escuelas primarias de Estados Unidosmejoraron la dieta de sus alumnos poniendo la fruta, la verdura y los alimentos saludables en el ángulo de visión más favorable por parte de losestudiantes en los comedores. Los resultados con este rediseño de la “arquitectura de opciones” fueron sorprendentes: simplemente con alterarel lugar —y por lo tanto, el ángulo de visión— de algunos alimentos se modificó su demanda en hasta un 25%, destaca Thaler. Pequeñoscambios derivan en grandes modificaciones de la conducta.

Alberto Cormillot suele decir que si uno tiene la comida más lejos, come menos. Por ejemplo, una cosa es tenerla en el escritorio o en la mesaratona del living al alcance de la mano, y otra estar obligado a levantarse del lugar de trabajo o del sillón cada vez que queremos ingerir algo.Dificultar la tentación o lo nocivo es un primer paso para evitarlo. Por ese motivo y preocupados por la obesidad infanto-juvenil, en algunosestados norteamericanos están tendiendo a sacar las máquinas expendedoras de gaseosas de los colegios.

Y hay lugares donde a los restoranes ya no se les permite poner la sal en la mesa a los efectos de reducir su consumo que favorece lahipertensión. Eso no sólo pasa en el extranjero: la medida fue regulada por concejos deliberantes de ciudades como Rosario, Neuquén, Mar delPlata y San Luis, entre otros.

Hacer más fáciles las buenas acciones suele incentivarlas. Y tornar los malos hábitos un poco más difíciles o costosos puede ayudar acambiarlos. O al menos, a controlarlos. Está comprobado por las neurociencias que el juego es una adicción para muchas personas, y lasolución propuesta por esta escuela económica no pasa por prohibir los casinos, sino por aumentar las barreras al juego compulsivo (eliminarlos cajeros automáticos en las cercanías, crear listas en las cuales los jugadores adictos piden expresamente que no se los deje ingresar,etcétera).

En ese sentido, una herramienta poderosa consiste en aprovechar la fuerza que tienen las “alternativas de default” o situaciones de base a lahora de definir nuestras conductas. Más del 90% de la gente que compra un celular deja el jingle de la marca como indicador de llamada, cuandoseguramente muchos menos lo elegirían si de entrada les dieran la opción de hacerlo. Pero cambiarlo es engorroso y nos quedamos con esetono, que a veces llegamos a odiar.

Usando este criterio, es mucho lo que se puede hacer desde el sector público. Y parte de ello se está explorando en el ámbito de la salud. Porejemplo, los economistas proponen que la opción “de default” para los ciudadanos sea hacerse un chequeo médico por año. Si uno no quiere,puede evitarlo, pero completando un trámite engorroso. Algo similar puede hacerse con la donación de órganos: por default, uno dona, y para nohacerlo hay que someterse al papelerío. Las alternativas pueden parecer parecidas con respecto a la libertad de elección, pero las diferencias enresultados pueden ser gigantescas. En Alemania, al sacar la licencia de conducir uno puede poner una cruz en la opción “Deseo donar misórganos”. En Austria, al lado, la cruz es para algo apenas diferente: “No deseo donar mis órganos”. Así, en Alemania el 12% dona los órganos,¡y en Austria la cifra es del 99%!

A la gente le cuesta encarar comportamientos que alteran la situación de base, en este caso poner una simple cruz. Esto es lo que intentaexplotar la visión nudge. No se trata de ser paternalista, de decirle la gente qué debe hacer o de prohibir las opciones más nocivas, sino de

diseñar esquemas de opciones que las releguen a un segundo plano y bajen su posibilidad de ser elegidas. Aunque parezca una contradicción enlos términos, y haya generado un sinfín de burlas, la escuela del comportamiento en las políticas públicas prefiere describir sus ideas utilizandolo que parece un oxímoron y hablar de “paternalismo libertario”.

Freud, Lacan y los subsidiosAlternativas de nudges en la Argentina

El miércoles 16 de noviembre de 2011, el ministro de Planificación Julio de Vido tomó el micrófono ante una sala repleta de periodistas yformuló un anuncio que resultó sorpresivo, porque implicaba un volantazo con respecto a la política kirchnerista en los siete años anteriores.Con el titular de Economía Amado Boudou a su lado, De Vido dio el puntapié inicial a lo que el relato oficial luego llamó la “etapa de sintoníafina”: el comienzo del fin de los subsidios para los servicios públicos.

En la mesa de la sección política de Clarín, mientras tomaba notas del discurso, a Sebastián le llamaron la atención algunos componentes delanuncio que no tenían que ver con los números fríos de una situación fiscal más ajustada, sino con cuestiones de las ciencias cognitivas. Al otrodía, publicó un artículo sobre las “sutilezas de la psicología para atenuar el costo político de las medidas”.

Para empezar, el Gobierno hizo uso pleno de la estrategia de presentar la opción más conveniente (para sí mismo) por “default”: la quita delsubsidio se haría efectiva a menos que se solicitara lo contrario, con un trámite que por varios días nadie supo precisar desde el ámbito oficialcómo se realizaría. Y hay además otro efecto psicológico en esta iniciativa: tendemos a aceptar de mejor forma medidas que son antipáticascuando sabemos que no son obligatorias y que hay posibilidad de evitarlas, aun cuando en la práctica no ejerzamos la opción de zafar.

En su libro La hipótesis de la felicidad , Jonathan Haidt menciona una serie de estudios hechos sobre tránsito en autopistas. Estos muestranque, para evitar embudos en horas pico en las rutas que carecen de la posibilidad de desviarse, los automovilistas tienden a tomar caminos quedemoran en realidad más tiempo. En términos psicológicos, no hay nada peor que la sensación de no contar con vías de salida.

En segundo término, con el tema de la quita de subsidios hubo un manejo muy cuidadoso de los funcionarios con el encuadre (conocido eninglés técnicamente como framing) con el cual el ministro presentó la información. De Vido aludió en su discurso media docena de veces alBarrio Parque y Puerto Madero, los distritos que primero iban a sufrir el recorte en el aporte estatal. Con ello se logró que la atención se centraraen el aspecto más “amigable” de la medida: nadie —salvo algunos de los afectados— está de acuerdo con que el Estado subsidie la climatizaciónde piletas en barrios de lujo. Y así se logró mantener en segundo plano el costado más impopular: el hecho de que los aumentos de tarifas iríangeneralizándose con el correr de los meses a los sectores medios, y a disimular que cuando se mira toda la película (los siete años de ayudaestatal previa a los ricos) el carácter redistributivo de la política de subsidios queda muy relativizado.

La gradualidad es otro elemento indispensable de los cultores de la aplicación de conclusiones de la economía del comportamiento a laspolíticas públicas. Aquí, las pretensiones de “novedad” en la tribu del comportamiento quedan en offside ante enseñanzas que son inclusoprefreudianas. La diferencia apenas perceptible (DAP) es un viejo concepto que indica que si un proceso se lleva a cabo en cantidades mínimas ysucesivas, la pérdida (o ganancia) de bienestar ni se advierte en la población. Lo descubrió Ernst Heinrich Weber (1795-1878), un estudiosoalemán que fundó la doctrina denominada psicofísica. Algunos intendentes del conurbano llegaron a igual conclusión: pasaron de bimestral amensual el pago de ciertas tasas pero dejando inmutable el monto. De esta manera, elevaron la presión impositiva 100%, pero de manerainadvertida para la gran mayoría.

El efecto contagio fue la última de las sutilezas conductistas a las que se intentó apelar con el anuncio del fin gradual de los subsidios. Paraello se publicó una lista en Internet de aquellos que renunciaban voluntariamente al aporte estatal, cuya primera firmante fue la presidentaCristina Fernández de Kirchner.

Robert Cialdini, profesor de psicología y marketing de la Universidad del Estado de Arizona, asegura que la gente tiende a cumplir en mayormedida con normas sociales cuando ve que alrededor los demás también lo hacen. En su libro Influencia: la psicología de la persuasión estudiaeste fenómeno y lo ilustra con el caso de los países que lograron imponer la costumbre de que los dueños de perros lleven bolsas plásticascuando los llevan de paseo a hacer sus necesidades: ver en la calle a otras personas cumpliendo esa norma tiene más influencia para que ello setransforme en algo usual que imponer multas u otros castigos.

La aplicación local fue, de todas maneras, desprolija: increíblemente, en las primeras horas se podía renunciar a los subsidios con sólo aportarel nombre y el documento, con lo cual hubo infinidad de bromas pesadas, de falsos altruistas inscriptos por amigos graciosos o enemigos. Otrofactor que conspiró en contra fue la difusión de que en varias reparticiones oficiales habían bajado sugerencias para que los empleados se

agregaran a la lista, quitándole el carácter de espontaneidad a la iniciativa. Finalmente, la lista se estancó en 20.000 inscriptos y cayó en el olvido.Pero vale el intento: cada vez es mayor la evidencia en el campo del comportamiento que muestra que el efecto contagio, gatillado por

mecanismos bien implementados, sirve y es eficiente. Y no sólo en otros países, sino en la Argentina también. Aunque se implemente de maneraun poco chapucera o pase inadvertido.

Puñaladas en Brooklyn y evasión tributariaLos “moralistas evasores”

y otras especies en la selva de los impuestos

De pobre consuelo le debe servir a Kitty Genovese, una mujer apuñalada el 13 de marzo de 1964 a treinta metros de la entrada de su edificioen Brooklyn, saber que su asesinato dejó interesantes enseñanzas sobre los comportamientos sociales. Pero algo es algo. Dos semanas despuésdel crimen, TheNew York Times sacó un artículo en tapa, de mucha repercusión, en el que narraba cómo más de treinta testigos vieron la escenao escucharon los gritos de Genovese, y ninguno llamó a la policía. El fenómeno propició una catarata de análisis sobre la “anomia de la sociedadnorteamericana moderna” y captó la atención de dos jóvenes psicólogos sociales que trabajaban en ese momento en Nueva York, Bibb Latané yJohn Varley. Ambos sospecharon que existía una relación inversa entre la cantidad de testigos y la reacción esperable. Para corroborarlo,contrataron a un actor que simuló ataques epilépticos en distintas esquinas de Manhattan. El resultado corroboró su hipótesis: a mayor númerode testigos, menor es la probabilidad de que alguien se acerque a ayudar.

El “síndrome Genovese” o “efecto transeúnte” (bystander effect) es, desde entonces, uno de los hallazgos más sólidos de la psicología social:la responsabilidad se diluye cuando crece el número de personas, lo cual llevó al gurú de la teoría de la decisión y al experto en persuasiónCialdini a hacer una recomendación para el oficinista moderno: si usted quiere obtener algún tipo de respuesta, nunca jamás mande mailsgrupales. Aunque lleve más tiempo, personalice cada mensaje.

Este sesgo conductual llevó a los economistas del comportamiento a preguntarse cómo combatirlo con medidas del “manual nudge”, y asílograr que la gente se haga responsable de tomar decisiones que ayuden a aumentar el bienestar de la sociedad, y no se lave las manos.

Por ejemplo, varios directores de oficinas fiscales de ciudades de la Argentina están comprobando que los mensajes personalizados a losmorosos tienen una efectividad mucho mayor a la hora de tener resultados de recaudación. En lugar de una carta genérica, igual para miles decontribuyentes, una misiva en la que se incluye el nombre del destinatario, una foto de su casa o auto, un lenguaje llano y coloquial y la firma deun funcionario de carne y hueso (si es posible, también con su foto) puede llegar a aumentar hasta un 10% la recaudación de impuestos, comolo demostró un reciente experimento en la ciudad bonaerense de Junín, realizado por investigadores del CIPPEC (Centro de Implementación dePolíticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento), y coordinado por el economista Lucio Castro.

Los estudios de Castro aprovecharon otros descubrimientos de la economía del comportamiento como el de “aversión a perder”: seconsignaba en las intimaciones a pagar impuestos las obras públicas que se podrían haber realizado si hubiera habido menores niveles deevasión. O el fenómeno que citaba Cialdini: que se tiende a cumplir con normas sociales cuando se ve que el resto lo hace. Para aprovecharlo, seinformó a los contribuyentes que dos tercios de las personas estaban al día con sus obligaciones fiscales.

Una cuarta veta de la psicoeconomía podría ser igualmente útil. Tiene que ver con lo que se denomina desubicación socioeconómica: la granmayoría de las personas cree que es de clase media, una especie de club aspiracional al que tanto ricos como pobres quieren pertenecer. “Un50% de la población piensa que se ubica en los dos deciles —20%— del segmento medio, y eso es matemáticamente imposible”, explicaGuillermo Cruces, un economista de la UNLP que junto con Martín Tetaz (también de La Plata) y Ricardo Pérez Truglia, de Harvard, realizaronun estudio sobre este tema. Enterarse de que uno es más rico de lo que creía (al menos en términos relativos) aumenta la propensión a donarplata a obras de caridad y a cumplir con las obligaciones fiscales.

La economista Victoria Giarrizzo, profesora de la UBA, tiene una línea de estudios con relevancia empírica y enfoques psicológicos que podríaser muy útil para aplicar en políticas públicas en un futuro cercano: la relación tremendamente compleja de los argentinos con el pago deimpuestos. Giarrizzo viene realizando experimentos para cuantificar aspectos conductuales en la propensión a pagar impuestos. Por ejemplo,descubrió una categoría muy voluminosa de “moralistas evasores” (una de cada cuatro personas despotrica contra la evasión pero no paga susimpuestos) y de una suerte de especie de “evasores justicieros”: aquellos que se justifican enfatizando los altos niveles de corrupción en elGobierno y que los servicios que debería proveer no llegan. “La moral tributaria no es un valor rígido. A diferencia de otros valores queconforman la moral general de un individuo, la moral tributaria está en movimiento permanente. Puede fortalecerse o debilitarse de acuerdo con

los factores de incidencia más cercanos. En un país como la Argentina, donde un 30% de sus ciudadanos no tiene moral tributaria o bien esta esdébil, la moral tributaria de la población es propensa a debilitarse”, sostiene.

Mediante un experimento ingenioso, Giarrizzo comprobó que la propensión a evadir es contagiosa. Se juntaron decenas de estudiantes a losque se les pidió que completaran una encuesta larga, que medía su grado de moralidad tributaria, de unos 40 minutos, a cambio de un pago de50 pesos, del que debían descontar un “impuesto” de 15 pesos, que debían depositar en una urna general, con un grado de control dudoso (paralos entrevistados). Al finalizar, la economista agrupó duplas y descubrió que en los casos de parejas en los que un miembro tenía moral fuerte yotro débil, el “evasor” invariablemente convencía al otro de no pagar el impuesto. En ningún caso se dio la dinámica inversa.

Tanto en los estudios de Giarrizzo como en los de los economistas Castro y de Carlos Scartascini ( BID), por lejos el refuerzo de la percepciónde riesgo contribuye a bajar la morosidad en forma más efectiva que los premios al buen cumplimiento. Quizá aprovechando esto perodesconociendo el sentido del contagio entre pares es que en el pasado Rentas de la Provincia de Bueno Aires llegó a mandar cartas a las mujeresde los morosos o evasores, poniéndolas al tanto y advirtiendo sobre las consecuencias. Los resultados parecen haber ido más por el lado de unaumento en las discusiones domésticas que de incrementos de la recaudación.

Hoy la recomendación general es armar un set con controles, castigos y premios. “Pagar impuestos es una acción resistida, pocas personasse muestran predispuestas a hacerlo voluntariamente, y esa disposición es menor si se perciben deficiencias en el estado”, plantea Giarrizzo. Encuanto a los premios, la experiencia indica que están funcionando mejor las recompensas no monetarias que las monetarias.

No es tan fácil armar esquemas de incentivosCastigos inútiles y el “homeostato” del riesgo

Los psicólogos y neurocientíficos suelen agarrarse la cabeza cuando escuchan a los economistas hablar de temas propios del campocognitivo. La esposa de Sebastián, Virginia, que es psicóloga, comenzó a contar los errores de terminología de esa disciplina en La economía delo insólito (su libro anterior) y paró en los veintipico porque ya se deprimía. Los economistas usamos con confusión palabras como“conductismo”, “cognitivismo”, etc., con una liviandad que puede dar pavor. Y también tendemos a esquematizar y simplificarcomportamientos ante determinados conjuntos de incentivos de manera equivocada. En el campo de la conducta humana, las sorpresasabundan, y los hacedores de políticas públicas fanáticos del fenómeno nudge deberían saberlo.

¿Un caso divertido de incentivos trastocados? Esta historia la cuenta uno de los principales especialistas en economía del comportamiento,Dan Ariely, y dice así: el director de una guardería para niños en Tel Aviv, Israel, no sabía cómo hacer para que los padres —todos muyocupados y de buena posición económica— llegaran a horario a buscar a sus hijos. Probó entonces con la recomendación “de manual” de unamigo economista: establecer una multa de quince dólares por hora para penalizar las demoras. Sorpresivamente, el resultado fue el contrario alo esperado: los padres ya no se sentían culpables por llegar tarde y consideraban a la multa como el pago de un servicio, con lo cual la tardanzapromedio se multiplicó. Algo relacionado con ello le tocó vivir a Martín. La administración de Mauricio Macri también estableció como normaque el que llega tarde a una reunión debe pagar un monto. Sin embargo, en un almuerzo que tuvo lugar a principios de 2012, el Jefe de Gobiernollegó con gran retraso y, a pesar del chiste, no atinó a compensar a los dos otros dos comensales.

Hay una zona gris entre las situaciones puras de mercado, en las que premios y castigos consiguen el objetivo deseado, y otras que no lo son,en las que entran a jugar elementos intangibles o cuyo valor es imposible de cuantificar. En Princeton, los economistas Roland Benabou y JeanTirole encontraron otro ejemplo de incentivos invertidos sin querer: cuando se le otorga un premio a un chico porque le fue bien en un examen,se está dando implícitamente la señal de que estudiar es aburrido, un esfuerzo que requiere una paga para ser llevado a cabo.

Una de las áreas en las que esta extensión de los principios del mercado y sus clásicos incentivos no funciona bien es la de recursoshumanos. Aquellas empresas con empleados que sólo reaccionan a los “palos y zanahorias” suelen ser menos productivas que aquellas en lascuales sus trabajadores tienen “incentivos intrínsecos”: se sienten parte del proyecto, aman la compañía, tienen la camiseta puesta y cumplencon su trabajo más allá del bonus o de los eventuales castigos. Son variables más difíciles de medir, y que no suelen entrar en el cálculo de losestudios económicos clásicos.

Otra sutileza del comportamiento descubierta recientemente complica aun más las cosas: la gente no tiene una actitud estable frente al riesgo.Frente a un determinado shock, tendemos a “compensar” con una apuesta más jugada o conservadora, de acuerdo con el signo del shock. Es lahipótesis de la homeostasis del riesgo, que trabajó el psicólogo canadiense Gerald White, profesor de la Universidad de Queens en Kingston,Ontario. White basó sus conclusiones en distintas observaciones. Una de ellas fue la de la introducción de los frenos ABS, una tecnologíaconvirtió al frenado en una actividad mucho más segura, particularmente en superficies resbaladizas. White midió la tasa de accidentes en unaflota de taxis de Munich que había introducido los frenos ABS en la mitad de sus autos. El resultado: no hubo mayores diferencias, ya queaquellos conductores que no los poseían “compensaban” manejando en forma más cauta. Las observaciones que respaldan la teoría sesucedieron: son más los peatones que resultan atropellados cuando cruzan por la senda peatonal (se descuidan más y no miran a los costados)que quienes no lo hacen; y la introducción de envases “seguros” para sustancias tóxicas en Estados Unidos produjo un aumento exponencial deenvenenamiento de menores por culpa de padres más relajados.

Como se ve: no es tan sencillo establecer esquemas de incentivos para cambiar conductas en forma esquemática. Por eso, los críticos yescépticos de la línea nudge se acumulan. En el Reino Unido, la Behavioral Unit tiene muchos enemigos que la ven como una iniciativa ingenua.El argumento es simple: el comportamiento humano es tremendamente complejo y muy difícil de modificar, sobre todo para la burocraciaestatal. Recientes investigaciones demostraron que la iniciativa de “Cinco al día”, que en los 80 promovió desde el Estado en Reino Unido que lapoblación comiera al menos cinco vegetales por jornada, fue un rotundo fracaso. Si algo sucedió en los años siguientes fue lo contrario: secome peor, se hace menos ejercicio y el peso promedio de la población aumentó.

En el largo plazo… estamos todos viejosA la caza del nudge para el jubilado

¿Qué pasaría con tus decisiones de ahorro y de consumo si te mostraran una foto tuya, retocada digitalmente, en la que te veas 30 o 40 añosmás viejo? Psicólogos de una universidad de Estados Unidos realizaron este experimento y corroboraron lo que presuponían antes de realizarlo:la intención de ahorrar se dispara dramáticamente cuando uno refuerza la noción de que no será joven para siempre.

Si andás por los 40, como los autores de este libro, seguramente tuviste hace poco tiempo una reunión por los veinte años de finalización delsecundario, en la que viste a muchas compañeras y amigos con los que no tenías contacto desde la adolescencia. Y probablemente estaimpresión o shock de conciencia sobre el paso del tiempo te haya llevado a pensar en cuidarte más, salir a correr y comer más sano.

El de las fotos y el ahorro es sólo un ejemplo original que sirve para ilustrar un campo promisorio para el uso de revelaciones provenientes dela economía del comportamiento en las políticas públicas: el de alertarnos para mirar y evaluar mejor nuestro futuro, y proceder a tomar mejoresdecisiones. Los seres humanos somos campeones en eso de “dejar para mañana lo que se puede hacer hoy”, actitud que en inglés tiene supropio sustantivo: procrastination. Esta desidia implica actuar a sabiendas de que la postergación de la acción en cuestión es costosa. Y comosucedía con Felipe, el personaje de Mafalda que no hacía la tarea pero tampoco dejaba de pensar en las consecuencias negativas de estaconducta, hasta provoca angustia en quienes no accionan.

A principios de los 90, el fenómeno de dejar para mañana lo que se puede hacer hoy llamó la atención de la emergente tribu de loseconomistas del comportamiento. En 1991, diez años antes de ganar su Nobel, George Akerlof escribió el primer trabajo económico sobre lamateria: Procrastination and Obedience . En la década del 80, el economista se descubrió a sí mismo postergando en forma permanente unatarea en apariencia sencilla: mandar una caja desde la India (donde se encontraba dando clases) a Estados Unidos, con ropa que se habíaolvidado su amigo Joseph Stiglitz durante un viaje que había hecho para dar una serie de conferencias. Akerlof estimaba que, entre la burocraciadel país y su propia ineptitud, no tardaría menos de un día de trabajo entero en completar ese objetivo. Finalmente, meses después, un amigo encomún que viajaba concretó el propósito. Y Akerlof comenzó a investigar en profundidad el fenómeno.

Desde entonces, decenas de experimentos sobre el tema se llevaron a cabo, demostrando que las preferencias de los agentes no son“consistentes en el tiempo”, como sostenía la economía tradicional. En los modelos teóricos clásicos, los agentes tienen una fuerza de voluntadinfinita y siempre toman las decisiones de acuerdo con su propio bien. En la vida real, las cosas son distintas: dejamos la dieta para el lunes, nosponemos a trabajar en una entrega después del próximo partido de solitario en la PC, tomamos demasiado y después nos arrepentimos, etcétera.

¿Qué se puede hacer desde el mundo nudge para ayudar a mitigar esta debilidad? Muchas cosas que van más allá de la mera arquitectura deopciones. Una alternativa es aprovechar lo poco que nos gusta perder. Un buen ejemplo de ello es el sitio de Internet que Dean Karlan e IanAyres, dos académicos de la Universidad de Yale, lanzaron a mediados de 2008. En Stickk.com (así se llama) uno se fija determinado objetivo,nombra un árbitro que dirá si lo cumplió y deposita una cantidad de dinero considerable (típicamente, 5000 o 10.000 dólares). Si a juicio delárbitro uno falla, el dinero va a parar a una entidad benéfica. Entre los fanáticos del sitio está Peter Orszag, secretario de Presupuesto de EstadosUnidos, que gracias a Stickk pudo correr una maratón. La tasa de éxito supera el 85% y sube aun más si se elige una opción masoquista peromuy eficaz: pedir que se done la plata depositada a una causa que se odia (“anticaridad”). En una eventual réplica en la Argentina, deberías donarplata a River Plate si sos hincha de Boca, o al Partido Justicialista si sos radical.

Lo que hace la dinámica de Stickk es invertir los incentivos: el objetivo pasa a ser “evitar un costo” (donar el dinero), que por la aversión aperder tiene tres veces más fuerza que el “premio” de una determinada acción (lograr el objetivo). En New Haven (donde está, precisamente, laUniversidad de Yale) se ofrecen cursos de capacitación técnica gratuitos, pero los que se inscriben deben dejar igualmente los datos de su tarjetade una crédito o débito. Y si faltan deben pagar quince dólares por cada clase, que es exactamente al revés de lo que sería habitual.

Esta misma lógica puede tener aplicación en las políticas públicas. Un reciente estudio en la costa este de Estados Unidos descubrió que estosesquemas de incentivos pueden ser provechosos en muchos ámbitos: en lugar de premiar el presentismo de maestros con una suma a futuro, seles depósito a priori el dinero en sus cuentas y se les advirtió que lo perderían si no cumplían los objetivos. Los resultados fueron muchomejores que con la estrategia anterior, según remarcaron los economistas Roland Fryer (Harvard), Steven Levitt (Chicago), John List (Chicago)

y Sally Sadoff (San Diego) en su investigación Enhancing the Efficacy of Teacher Incentives through Loss Aversion (“Motivando la eficienciade los maestros con la aversión a perder”).

La aversión a perder y el compromiso previo también están siendo explorados para incitar a la gente a ahorrar, más allá del experimento demostrarles sus caras más envejecidas. Se trata de una meta importante ya que, en la medida en que la esperanza de vida se extiende en distintaspartes del mundo, habrá en un futuro más jubilados por cada persona trabajando. Y ello indica que para poder mantener tan alta proporción degente consumiendo pero no produciendo, será clave haber ahorrado previamente. No empezar a hacerlo hoy llevará a un estándar de vidapromedio de mucho menor calidad en el futuro. Esta situación vuelve, para citar un término del empresario agroalimenticio GustavoGrobocopatel, “urgente al largo plazo”.

Sin embargo, no es tan sencillo lograrlo. Entre comenzar la dieta hoy o mañana, entre comer ese helado o salir a correr, entre ir al gimnasioya o seguir mirando TV, ya sabemos qué solemos elegir. Y lo mismo ocurre con la disyuntiva entre consumir o ahorrar para cuando seas viejo.Eso es lo que intenta cambiar el programa “Ahorra más mañana” (Save More Tomorrow ). Fue diseñado por Richard Thaler y Shlomo Benartzi yya involucra al 60% de las grandes empresas norteamericanas, con un total de 9 millones de empleados.

El programa propone algo sencillo: que una parte de todos los aumentos salariales que los empleados disfruten en el futuro vayaautomáticamente a una cuenta de ahorros en forma de un plan de retiro. De esta forma, los empleados aumentan sus ahorros para el futuro perono llegan a percibir que para hacerlo tienen que bajar su nivel de consumo actual. El resultado es sorprendente: los ahorros de los empleados semultiplicaron por cuatro. Obviamente, esto se puede hacer en países con una tasa de inflación baja y previsible, a menos que los aumentos desalario superen consistentemente las subas de precios.

Estos diseños son importantes para resolver la carencia de ahorro que deberemos afrontar si nada cambia. Y ello no sólo es cierto para elfuturo distante. Cuando los dos miembros de una pareja viven hasta los 65 años, hay un 50% de posibilidades de que uno de los dos llegue a los90. Por lo general, los planes personales de retiro suelen tener un horizonte más corto.

Para peor, ni siquiera el famoso 82% móvil —que hoy en general no se paga— parece ser una garantía para el bienestar emocional en la etapaadulta. Según Dan Ariely, cuando se le pregunta a la gente próxima a jubilarse qué cosas haría una vez que deje de trabajar, la enumeración delas actividades deseadas —viajar, comprar regalos para hijos y nietos, salir a comer, divertirse— lleva a una necesidad que se aproxima, enpromedio, al 135% del sueldo que se percibía sobre el final de la vida laboral. Un porcentaje al cual los sistemas de retiro hoy no se acercan nipor casualidad.

Si te interesó este tema, te recomendamos…

Ver los siguientes sitios y videos:

La conferencia TED de Shlomo Benartzi, Saving for Tomorrow, Tomorrow . En:http://www.ted.com/talks/shlomo_benartzi_saving_more_tomorrow.html

Efecto transeúnte: Hay infinidad de videos en Youtube que muestran cómo la probabilidad de asistir a un desconocido es menor cuanto mayores la cantidad de gente que pasa a su lado: http://www.youtube.com/watch?v=OSsPfbup0ac.

El blog www.inudgeyou.com, con sus comentarios y actualizaciones, es el más completo del mundo.

La conferencia TED de Sendhil Mullainathan, Solving social problems with a nudge. En: http://www.ted.com/talks/ sendhil_mullainathan.

La conferencia TED de Rory Sutherland, Sweat the small stuff .En: http://www.ted.com/talks/rory_sutherland_sweat_ the_small_stuff.html.

Stickk.com, el sitio que te ayuda a cumplir esos objetivos que tendés a postergar.

Continuar con alguno de estos libros:

HAIDT , Jonathan: La hipótesis de la felicidad, Gedisa, Barcelona, 2006.

THALER, Richard y Cass S UNSTEIN: Nudge: Improving Decisions About Health, Wealth, and Happiness , Yale University Press, New Haven,2008.

WISEMAN, Richard: 59 segundos: piensa un poco para cambiar mucho, RBA Integral, Barcelona, 2010.

Y si querés más detalles, leer estos trabajos:

AKERLOF, George: “Procrastination and Obedience”, The American Economic Review, Volume 81, Issue 2, 1991.

FRYER, Roland, Steven L EVITT , John L IST y Sally S ADOFF: “Enhancing the Efficacy of Teacher Incentives through Loss Aversion: A FieldExperiment”, NBER, julio de 2012.

10.LA SUERTE ESTÁ ECHADA(O POR QUÉ CONVIENE

IR A MÁS FIESTAS)

Que el mundo está como está por causa de las certezas.Jorge Drexler (de la canción “Frontera”)

El diario íntimo del capitán del TitanicPor qué el azar está más presente de lo que pensamos

Si todavía no te decidiste a asistir a esa fiesta a la que te invitaron el próximo fin de semana, no lo dudes más: andá. Tratá de conversar allícon la mayor cantidad de gente posible. Divertite. Y no confíes en nadie que se jacte de hacer pronósticos, especialmente si usa saco y corbata.Una vez de vuelta en tu trabajo, contestá los mails de la gente más junior antes que los de los de personajes más importantes: los primeros tienenmás camino por recorrer y tienden a recordar mejor a alguien que les prestó atención en el inicio de sus carreras. Quizá también te convengamultiplicar tu presencia en redes sociales. La clave pasa por exponerse.

Mantenete despreocupado, liviano y relajado ante las cuestiones más cotidianas de nuestra existencia, pero desconfiá de aquellos procesos quepueden tener consecuencias catastróficas y de los que dicen que saben cómo terminan. Y, sobre todo, sé plenamente consciente de la presenciadel azar en todos los rincones de tu vida.

Los párrafos anteriores podrían ser parte de un decálogo de consejos para “tímidos anónimos”, mezclado con autoayuda para otras fobias.Nada más alejado de la realidad. Lo interesante de este conjunto de recomendaciones es que surgen de uno de los fenómenos más fascinantes dela economía no convencional de los últimos cinco años: el del ascenso al estrellato de los estudios sobre el azar y su impacto en las finanzas y enla vida cotidiana.

Así como Nudge, el libro de Richard Thaler, cautivó a los políticos y Freakonomics batió récords de ventas, El cisne negro, de Nassim Taleb,un canto a la “ubicuidad del azar”, tal vez haya sido el libro con temas de economía de frontera de mayor influencia en los mercados sobre elfinal de la década pasada. La figura elegida para el título hace alusión al hecho de que durante siglos los ingleses pensaron que todos los cisneseran blancos, hasta que en Australia se descubrieron los de color negro. Su aparición fue un hecho inesperado, ya que la probabilidad de suexistencia no era ni siquiera considerada: como todos los cisnes que se habían visto hasta entonces eran de un color único, nadie imaginaba quepodía haberlos de otro.

Taleb dice que mucho de lo que creemos es nuestro conocimiento acerca de la realidad es tan endeble como esa creencia de que todos loscisnes son blancos. Y que los hechos imprevisibles, que ni siquiera aparecen en nuestro radar, suelen tener consecuencias muy significativas.Este libanés que trabaja y enseña en Estados Unidos es despiadado con el gremio de los economistas: los considera charlatanes que afirmanpoder predecir lo que va a pasar, ignorantes de su propia ignorancia. Y, sin embargo, son varios los discípulos de Adam Smith y Keynes que lotienen entre sus autores favoritos.

¿A qué se debe esta fascinación de los economistas por el azar y sus misterios? Seguramente es un signo más de los tiempos que corren: lacrisis global de los mercados, con su incertidumbre en alza y sus “cisnes negros” (definidos como sucesos altamente improbables con impactosistémico) por doquier brindó un escenario más que propicio para el surgimiento de estas cuestiones.

Estos eventos impredecibles pueden ser positivos o negativos. Quizá el propio Taleb sea un ejemplo de ambos: la venta de su libro y su famase dispararon luego del “viernes negro”, el fatídico 10 de octubre de 2008, cuando las turbulencias de Wall Street entraron en su caída másempinada y Matthew Rothman, el jefe de riesgo de Lehman Brothers, sostuvo, incrédulo, luego de que la empresa en la que trabajaba entrara enbancarrota, que eventos como el que se estaba presenciando “ocurrían, según las predicciones de los modelos, una vez cada 10.000 años, yahora los vemos repetirse por tres días seguidos”.

La base de esos modelos a los que aludía Rothman supone que los movimientos de precios de acciones y bonos tienden a replicar lo que enestadísticas se llama una “distribución normal”. Esta tiene una forma de campana que puede ser más o menos aplanada. Ello refleja que loseventos medios son muy frecuentes, pero los extremos son alta y crecientemente improbables. En el caso de las acciones, diríamos quefluctuaciones diarias leves son comunes, pero que las oscilaciones abruptas son muy poco habituales, supuestamente presenciables sólo “cada10.000 años”, como sostenía el hombre de Lehman.

Taleb demostró que estos cisnes negros son más frecuentes de lo que creemos, y que las instituciones —financieras y gubernamentales— noestán preparadas para este juego. El cerebro humano, en general, tampoco está adaptado, y se inventa todo tipo de artilugios para lidiar con laansiedad que provoca la noción de una existencia incierta. Peor aún: en un mundo globalizado e interconectado, los costos de los cisnes

negativos son catastróficamente más elevados que décadas atrás, porque sus efectos se esparcen.Son muchos los economistas que vienen abrazando la idea de la omnipresencia del azar como un dato central para entender el mundo en el

que vivimos. “Una dificultad con las crisis es que son básicamente impredecibles”, explica el profesor de la UBA y de San Andrés DanielHeymann, que tiene una sensibilidad especial para los temas de econofísica. “El otro día me acordaba de esos problemas que se plantean en lostests: ¿Qué pasa si yo digo: uno, dos, cuatro…? ¿Cuál es el próximo número? ¿Ocho? ¿Ven? Todo el mundo dice ocho. Pero podría ser uno,dos, cuatro, cuatro, cuatro. O uno, dos, cuatro, dos, uno, porque con tres números no se hace una secuencia. Y eso es una crisis. La gente secomporta y se endeuda como si siguiera ocho, pero resulta que sigue cuatro, o dos”.

Tal vez el mejor ejemplo histórico sobre la inclemencia de los cisnes negros negativos sea la cita anotada en el diario de viaje de un capitán denavío: “En toda mi experiencia, jamás estuve en un accidente. Jamás estuve amenazado con un desastre de ningún tipo”. La observación surgióde la pluma de E. J. Smith, el capitán del Titanic.

El lago de los cisnes multicoloresUna estrategia de finanzas personales

a prueba de catástrofes

Con la hecatombe financiera que siguió a 2008, Taleb, cuyo primer libro ( Engañados por el azar) había desfilado sin pena ni gloria y habíasido rechazado por una decena de editores, pasó a convertirse en una celebridad. Luego de El cisne negro recibió un adelanto de 4 millones dedólares por su siguiente libro y pasó a cotizar hasta 100.000 dólares la charla en las principales ciudades del mundo.

Taleb moldeó su particular visión en su niñez. Creció en una familia acaudalada, de tradición ortodoxa-griega, en los 60 en Beirut, cuando lacapital de El Líbano era considerada “la París de Oriente Medio”. Pero la devastadora guerra de su país estalló en 1975, cuando él estaba en elsecundario. Un verdadero cisne negro que nadie previó, que duró quince años y que destruyó la fortuna familiar. Bajo la amenaza de losmorteros, Taleb aprovechó para leer cuanto libro pudo agarrar en el sótano de su casa. Ensayista, profesor, autor de culto, epistemólogo,filósofo, experto en matemática financiera y ex exitoso operador de Wall Street, Taleb habla con fluidez ocho idiomas, incluyendo el griego, elarameo y el hebreo antiguo.

El ensayista rescata a un intelectual, al que reconoce como verdadero padre de sus ideas: el genial matemático polaco —nacionalizado francés— Benoît Mandelbrot, pionero de la denominada geometría fractal, quien murió en 2010 a los 85 años. Y siente un desprecio absoluto por loseconomistas, a quienes suele dedicarles epítetos que van desde “idiotas” hasta “fraudes intelectuales”. “La economía es una estrella muerta quetodavía produce luz, pero todos sabemos que está muerta”, provoca. Para el filósofo, los economistas hoy no son más que “proveedores dehistorias para los inversores menos sofisticados”. Por eso habla de la “falacia del saco y la corbata”. Y opina que gurúes como Nouriel Roubini,el académico y consultor que anticipó la caída de 2007 (y que desde entonces compite con Taleb en el podio de celebridades para dar charlas),no es más que una persona con suerte: de los miles de economistas que describieron escenarios probables en los años previos, era obvio quealguno la iba a pegar de todas formas. Ese ganador luego es llevado en andas por los medios, remarcando la (falsa) idea de que los Nostradamusde los mercados existen. Hay sólo un gremio que Taleb odia casi tanto como el de los economistas (y en esto coincide con Cristina Fernándezde Kirchner): el de los periodistas. “Un erudito es alguien que expresa menos de lo que sabe; un periodista o un consultor, lo opuesto”, dispara.

Tanta arrogancia es difícil de disculpar, pero al menos se modera algo cuando se ve que Taleb es una persona coherente, que hace lo quepredica. Como inversor espera, y apuesta moderadamente por la ocurrencia de algunos escenarios extremos que nadie previó porque “deberíanocurrir una vez cada 10.000 años”. Con esta estrategia hizo millones en el crash del 87 —cuando en un día la Bolsa de Nueva York perdió casiun cuarto de su valor— y otra vez decenas de millones en el de 2007.

El dinero, sin embargo, le importa poco. Haber sido rico en algún momento quita la ansiedad de estar pensando toda la vida cómo sería sermillonario y de pretender lujos como un reloj caro, un auto rápido y ese tipo de cosas. “Para entender el efecto liberador del ascetismo, hay queconsiderar que perder toda tu fortuna es menos doloroso que perder la mitad de ella”, provoca. ¿Cómo sería una estructura de portafolio “a laTaleb”?: un 90% en títulos ultraconservadores —bonos del Tesoro de Estados Unidos, por ejemplo— y un 10% en apuestas de altísimo riesgo,como acciones de tecnología, que puedan exponernos a un cisne negro positivo.

Negar la existencia del azar y de la suerte surge de una necesidad humana de controlar la mayor cantidad de aspectos posibles de nuestravida, una neurosis extendida que niega que todos somos, hasta cierto punto, víctimas y beneficiarios de las circunstancias. Aceptarlo no implicatomar una actitud “fatalista”. El corolario de toda esta literatura indica que la mejor estrategia personal es la de no bajar nunca los brazos,tomarse los fracasos con hidalguía y seguir avanzando humildemente con una dinámica de prueba y error. A pesar de su visión escéptica, Talebes un cristiano practicante que se describe como “naïf y despreocupado” con las cuestiones mundanas de la vida. “El escepticismo es costoso ylleva mucho esfuerzo y energía. Es mejor ser escéptico en temas de consecuencias grandes y ser imperfecto, tonto y humano en lo pequeño”,aconseja.

Storytelling: la clave es saber contar el cuentoNarrados de adelante para atrás, los hechos

parecen menos azarosos de lo que son

Prestá atención a la siguiente frase: “El rey se murió y la reina se murió”. Y ahora comparala con esta otra: “El rey se murió, y unos mesesdespués la reina murió de pena”. ¿Cuál creés que es más fácil de recordar? La segunda alternativa contiene un pequeño argumento, y por lotanto será retenida con mayor frecuencia, por el mismo motivo que uno puede acordarse —aunque sea a grandes rasgos— de una novela, y nopuede memorizar un libro de la misma extensión pero con palabras distribuidas completamente al azar.

La necesidad del cerebro humano de traducir una realidad que provoca angustia por su carácter caótico para poder digerirla viene siendoestudiada desde hace un tiempo por las ciencias cognitivas. Y más recientemente comenzó a tener aplicaciones directas sobre la economía, elmarketing y el mundo de las empresas.

Taleb llama “falacia narrativa” a la “habilidad limitada que tenemos los seres humanos para observar una secuencia de hechos sin forzar unaexplicación o patrón lógico que los una”. La falacia narrativa encontró una justificación en las neurociencias: el cerebro experimenta unasensación placentera cuando encuentra un “relato” que conecte los puntos de una existencia caótica. En ese sentido, el éxito de las hipótesisconspirativas es un subproducto de esta necesidad neuronal.

La falacia narrativa también está relacionada con un error muy habitual y estudiado por los economistas del comportamiento, que se llama“sesgo de retrospectiva”: la tendencia que tenemos a creer que en el pasado intuíamos que iba a pasar determinado hecho cuando en realidad noteníamos la menor idea. En la Argentina, un 85% de la gente opinaba que la convertibilidad iba a durar eternamente un año antes de ladevaluación. De 2002 en adelante, con la historia ya conocida, la mayor parte de los entrevistados pasó a afirmar que “era lógico” que hubierasaltado por los aires la caja de conversión, y que de alguna forma era algo que podía anticiparse. Hoy, tantos años después del ataque contra lasTorres Gemelas del 11 de septiembre de 2001, el hecho parece mucho menos improbable que un día antes, y eso se debe a que echó luz sobrefenómenos desatendidos, como el odio de los países árabes contra Estados Unidos, luego de décadas de opresión; la porosidad de las fronteras aterroristas, etc. Contados de adelante para atrás los hechos parecen menos azarosos de lo que en realidad son. Un racconto de las alertas previasal 11/9 o la explosión del Challenger puede generar la falsa ilusión de previsibilidad, cuando en realidad esas alertas estaban inscriptas en unmarco de miles de “falsas alarmas” difíciles de discriminar de las verdaderas.

La necesidad de creer en historias a menudo viene de la mano de la urgencia por identificar culpables de fenómenos complejos ymulticausales. Un típico ejemplo son los relatos que se arman alrededor de las grandes crisis financieras. Este intento de simplificación paraseñalar una causa única es parodiado por el economista argentino Roberto Frenkel citando una canción mexicana: “El día que la mataron, Rositaestaba de suerte; de seis tiros que le dieron, sólo uno era de muerte”.

En la búsqueda de culpable de la crisis financiera que estalló en 2007 y cuyos efectos aún se sienten, un economista del MIT , Andrew Lo, yun Premio Nobel, Robert Merton, llegaron a proponer la creación de un organismo al estilo del Comité Nacional de Seguridad de Transporte enEstados Unidos, famoso por sus metódicas pericias para detectar causas de desastres aéreos. Esa identificación de responsables, sin embargo,no es tan sencilla: los académicos no pudieron ponerse de acuerdo hasta ahora con las causas de la Gran Depresión de los 30. Pero el cerebrohumano exige que le cuenten historias, y que para grandes eventos económicos se identifiquen “grandes causas” (la ambición de Wall Street, loserrores de los políticos, etcétera).

Tal vez, entonces, el argumento que más se ajuste a la realidad sea el de una catástrofe aérea, pero no del estilo de las analizadas con la basemetodológica propuesta desde el MIT. Más bien conviene mirar al accidente de avión presente en una de las historias de moda en la ficcióntelevisiva del último quinquenio. Los guionistas de la serie Lost tienen una suerte de fórmula matemática para mantener la tensión: por cadainterrogante que se responde, surgen dos nuevas preguntas. La economía, hoy, no está lejos de esa dinámica.

La lección de Eliot NessDe la meritocracia a la casualcracia

¿Cuántos rechazos de editoriales aguantarías antes de bajar los brazos y aceptar que el libro que escribiste es una basura? ¿Cinco? ¿Diez?¿Quince? En 1989, un joven abogado del sur de Estados Unidos recorría agentes literarios para tratar de vender su historia sobre la venganza deun padre furioso con los violadores de su hija. El manuscrito de Tiempo para matar (A Time to Kill ) fue descartado por 26 editores antes deque Wynwood Press se dignara a pagarle a John Grisham 5000 dólares a cambio de los derechos. El libro fue el primero de una serie de best-sellers que convirtieron a Grisham en el autor más leído del mundo, con más de 250 millones de ejemplares de sus thrillers vendidos, varios deellos llevados al cine. J. K. Rowling debió soportar nueve rechazos antes de que una editorial le diera el okay para la primera versión de HarryPotter.

Predecir el éxito de un libro puede ser tan elusivo como en el caso de las películas. Luego de tres años de resultados regulares en boleterías,Columbia Pictures despidió por falta de resultados a Mark Canton, un ejecutivo al que había contratado como CEO con bombos y platillos. Antesde irse, Canton dejó en la línea de producción de Columbia, próximas a estrenarse, a las películas: Hombres de negro (589 millones de dólaresrecaudados), El quinto elemento (264 millones), Jerry Maguire (274 millones) y Anaconda (137 millones). David Picker, un exitoso ejecutivode Hollywood, aceptó que “si le hubiera dicho que sí a todos los proyectos de películas que rechacé y no a todos los que acepté, creo que elresultado habría sido el mismo”.

Leonard Mlodinow, un físico matemático, utiliza en su libro El andar del borracho (The Drunkard’s Walk ) el ejemplo de Grisham, el deRowling y las películas para demostrar que el éxito y el fracaso se rigen, más a menudo de lo que creemos, por el azar y no tanto por la periciade los supuestos expertos en el tema. El título de su libro alude a una explicación de 1905 de Albert Einstein sobre el movimiento arbitrario departículas, parecido al caminar de un borracho: no sabemos bien en qué dirección saldrá el próximo paso.

Mlodinow es una figura singular. En los 80 y a principios de los 90, comenzó a aceptar trabajos completamente inusuales para un físico:cuando el héroe MacGyver o los personajes de la serie Starship Enterprise necesitaban problemas científicos para resolver, los guionistasacudían a él. El físico pronto descubrió que trabajar con productos masivos de entretenimiento le abría una ventana única hacia la divulgación.Años más tarde, entre otros proyectos que incluyeron el diseño de videojuegos, se asoció con Stephen Hawking para escribir best-sellers comoBreve historia del tiempo.

“Habitualmente subestimamos los efectos del azar, y en el mundo de los negocios y la economía tendemos a interpretar eventos totalmenteazarosos como errores o aciertos”, dice Mlodinow. “Hechos improbables pueden suceder sin que existan causas extraordinarias.” En la mismalínea, Taleb cita el caso de los fondos de inversión que logran superar durante varios años al promedio del mercado y son deificados en laprensa especializada por su habilidad, cuando en realidad la posibilidad de que uno de decenas de miles de fondos de inversión logre derrotar a lamedia del mercado tomando un período largo de tiempo no es tan pequeña.

Seguramente Taleb diría algo parecido acerca de los consejos que el gran Steve Jobs dio en ocasión de la ceremonia de inicio de ciclo lectivoa un grupo de estudiantes de Stanford. Jobs dijo que uno tiene que tener confianza de que los puntos (todas aquellas cosas que uno hace) seconectarán más adelante. Y que recién mirando hacia atrás les veremos el sentido a nuestras decisiones. Taleb probablemente sostendría que esanecesidad de crear un relato es lo que lleva a conectar los puntos, y también que hay muchos otros anónimos cuya confianza en susemprendimientos los llevaron a una anónima bancarrota. Pero también agregaría que uno pocas veces sabe en qué derivará exactamente lo quese encara, porque el azar tiene siempre mucho que decir al respecto.

La propia génesis del libro que tenés en tus manos es producto de un hecho relativamente fortuito. Un mediodía de mayo de 2012, Martínalmorzó con Andrés Borenstein, un economista que trabaja en la embajada británica, es profesor de la Universidad Di Tella y fue periodistadurante muchos años. Siendo amigo de ambos, y enterado de lo que cada cual se traía entre manos por separado, fue él quien sugirió la idea deun trabajo junto con Sebastián. De haberse postergado el almuerzo, o de no habérsele ocurrido a Andrés hacer ese comentario, este libro nohabría existido.

Una lección valiosa de toda esta literatura: la presencia permanente y por doquier del azar hace que la receta clave (necesaria pero no

suficiente) para el éxito sea la apertura y la persistencia. Tener más “billetes de lotería” para captar “cisnes negros positivos”, ir a más fiestas,comunicarse más con los otros. Seguir probando y esperar fracasos, avanzar con un sistema de prueba y error. No bajar los brazos ni rendirsejamás, aun después de que 26 supuestos expertos aseguren lo contrario: Grisham puede da fe de ello. Como le dice Eliot Ness (Kevin Costner) aAl Capone (Robert De Niro) en el final de Los intocables: “Nunca dejes de pelear hasta que la pelea haya terminado”.

Las lágrimas de Paul AusterEl campo minado de las ilusiones probabilísticas

Esta es una historia de deporte y azar, del tipo de las que el escritor Paul Auster podría haber inventado si no fuera porque le ocurrió a élmismo más de medio siglo atrás, cuando era un chico de ocho años fanatizado por el béisbol. Un día de verano, después de ver un partido desus adorados New York Giants, el pequeño Auster esperó a que la multitud se dispersara y se plantó frente a la puerta del vestuario. A la mediahora vio salir a su ídolo, Willie Mays, y juntó coraje para pedirle un autógrafo. Mays le sonrió y le dijo: “Seguro, ¿tenés un lápiz?”. Auster nollevaba nada para escribir.

“No quería llorar”, contó Auster décadas después en El cuaderno rojo , “pero las lágrimas comenzaron a caer por mi cara, sin que pudierahacer nada para evitarlo”. Desde entonces, continúa en el ensayo, siempre llevó un lápiz consigo a todas partes. Y así, suele contarles a sushijos, es cómo se convirtió en escritor.

El azar y el supuesto sentido de las coincidencias tienen un papel protagónico en la obra de Auster y en las de otros autores contemporáneos.Atribuirles un significado o una fuerza de destino a eventos casuales es una de las ilusiones más comunes en las que solemos caer.

Una mañana de febrero de 2011, Sebastián estaba tomando un café en un bar de la playa, leyendo el diario. Como no tenía nada mejor quehacer, se puso a escuchar una conversación que venía de la mesa de al lado (¿sesgo de cerebro de periodista o pura alma de chusma?; más bienlo segundo). Tres varones de entre 30 y 40, en bermudas y remera, hablaban de un evento gastronómico para el cual convocarían, comoespecialista en marketing gourmet, al director de la agencia argentina Moebius, Martín Blanco, al que Sebastián no conocía. Esa misma tarde,chequeando los mails, apareció un mensaje de Blanco presentándose y comentando un tema de la sección de publicidad de Clarín.

La casualidad parecía increíble. Pero el dueño de Moebius —un ingeniero industrial que antes de bautizar así a su agencia debió desistir deponerle ese nombre a su hijo, ante las amenazas de su esposa— pronto puso las cosas en su lugar y cortó el entusiasmo. Citó un libro delmatemático y divulgador estadounidense Martin Gardner, en el cual se cuenta que —contra lo que la mayor parte de la gente cree— si uno setoma un avión con capacidad para 300 pasajeros en cualquier lugar del mundo, hay más probabilidades de que dos de los viajantes tengansendos conocidos que a su vez se conocen entre sí, de que no las haya. De igual manera, en una reunión de 23 personas hay 50% deprobabilidades de que dos cumplan años el mismo día; y en una de 75, esa cifra alcanza al 99,9%. En otras palabras: pensamos que algunascosas son grandes casualidades, cuando en realidad son más probables de lo que parecen.

En temas de azar, la psicología y la economía del comportamiento pulieron una certeza: los seres humanos somos pésimos a la hora decalcular probabilidades. Nuestro cerebro está preparado para buscar patrones (y conspiraciones) donde no las hay, a atribuirles un significadodivino o cósmico a coincidencias que no tienen por qué tenerlos y a encontrar relaciones de causalidad allí donde hay puros hechos fortuitos.

Walter Sosa Escudero, profesor de la Universidad de San Andrés, recuerda una anécdota contada por Mirtha Legrand como ejemplo de unequívoco en este campo del razonamiento. Cierta vez, la diva se subió a un avión y su vecino de asiento dijo: “Qué suerte que está al lado”. Ellale preguntó por qué: “Porque la probabilidad de que me toque estar a su lado y que, además, el avión se caiga debe ser bajísima”. Y también estála historia del señor que decidió llevar una bomba a un avión por eso de que la probabilidad de que haya dos bombas al mismo tiempo en untransporte aéreo es casi cero.

Por lo general, tendemos a detectar casualidades porque son particularmente memorables. Y ello da pie a una falacia de selección: de lasmillones de variables que giran alrededor de nuestra existencia, elegimos las que nos llaman la atención o las que ayudan a sostener determinadoobjetivo. Un buen ejemplo al respecto es el que cita el físico Alberto Rojo —además, un notable guitarrista y compositor— en su libro El azar enla vida cotidiana: en el último Mundial de Fútbol se dio una increíble cantidad de “coincidencias” entre Lionel Messi y Diego Maradona. Los dosdebutaron en la Selección contra Hungría, ambos habían ganado un Mundial juvenil cinco años antes de entrar en el equipo mayor y los dostuvieron el mismo promedio de calificación de Clarín en los cinco partidos que jugaron: Maradona en España 82 y Messi en Sudáfrica 2010:6,84 puntos. Claro que todas estas coincidencias implican hacer una selección entre miles de dimensiones: Maradona y Messi no tenían lamisma edad, ni pesaban lo mismo, ni contaban con la misma cantidad de pelos, ni tenían parejas con el mismo nombre, por citar algunas esferasen las que los dos jugados no coincidían.

Las coincidencias entre Maradona y Messi hasta llegar al segundo Mundial de cada uno hicieron que varios extrapolaran la conquista de 1986y abrigaran enormes esperanzas de cara a 2010. A ello se le fueron sumando más coincidencias: en ambos años mundialistas una películaargentina ganó el Oscar ( La historia oficial y El secreto de sus ojos ); para clasificar se le ganó a Perú con un gol sobre el final (Gareca yPalermo); el campeón previo había sido Italia; en ambos años el capitán de Copa Davis era Tito Vázquez; el campeón del fútbol argentino habíasido Argentinos Juniors, y habían descendido Rosario Central y Chacarita.

Las ilusiones se acumulan. Prestá atención a las siguientes frases: si un 70% de los accidentes de tránsito son protagonizados porconductores sobrios y “sólo” un 30% por alcoholizados, a no dudarlo: es más seguro manejar borracho.

A menudo, estos errores en la apreciación de estadísticas aparecen combinados con otros que pueden generar desastres en nuestra capacidadde análisis. Por ejemplo, el “sesgo de confirmación” hará que sólo prestemos atención a aquellos datos estadísticos que confirman una hipótesisque defendíamos a priori, y dejemos de lado los que la contradicen, como vimos en el capítulo de economía subjetiva. Quizá por eso RonaldCoase, Premio Nobel de Economía, sostuvo que si uno las tortura lo suficiente, las estadísticas siempre confiesan lo que uno quiere. MarkTwain acuñó una frase genial: “Hay tres clases de mentiras: las mentiras, las malditas mentiras y las estadísticas”.

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Continuar con alguno de estos libros:

AUSTER, Paul: El palacio de la luna, Anagrama, Barcelona, 1989.

AUSTER, Paul: La música del azar, Anagrama, Barcelona, 2002.

GARDNER, Martin: Viajes por el tiempo y otras perplejidades matemáticas, RBA, Barcelona, 2010.

MANDELBROT , Benoît y Richard H UDSON: Fractales y finanzas . Una aproximación matemática a los mercados: arriesgar, perder y ganar ,Tusquets, 2006.

MLODINOW, Leonard: El andar del borracho: cómo el azar gobierna nuestras vidas, Crítica, Barcelona, 2008.

ROJO, Alberto: El azar en la vida cotidiana, Siglo Veintiuno Editores, Buenos Aires, 2012.

TALEB, Nassim Nicholas: El cisne negro: el impacto de lo altamente improbable , Barcelona, Paidós Ibérica, 2008.

Epílogo

Ya está. Se terminó. Como las montañas rusas, un libro se puede padecer o disfrutar. Esperamos que este texto, con su variado recorrido porla agenda actual de la economía, pertenezca al segundo grupo.

Durante este paseo buscamos acercarte los temas que encontramos más entretenidos y relevantes dentro de una disciplina que hoy estásiendo severa y justamente cuestionada. Seguramente, si hoy te cruzás por la calle con un profesional de esta rama, tu primera reacción no seaabrazarlo o pedirle un autógrafo. Aunque desde hace un tiempo algunos se dedican a analizar los determinantes de la felicidad, ya sabés que endemasiadas ocasiones sus recomendaciones fueron y son fuente de penurias. Eso mismo es lo que empiezan a percibir los ciudadanos de paísesmás desarrollados, envueltos ahora en sus propios y severos desarreglos. A los economistas nos queda un largo y arduo recorrido pararecuperar la reputación perdida con las crisis, del 2001 para la Argentina y la vigente a nivel global.

La debacle financiera internacional ha puesto en tela de juicio no sólo una parte significativa de los desarrollos de la teoría económica de lasúltimas décadas sino también la actitud de soberbia típica de sus profesionales. El hecho de que semejante evento resultara prácticamenteimprevisto invita a una profunda reflexión. La misma debe comenzar puertas adentro, ya que hoy la economía se enfrenta a su propia sombra, yseguir luego por un replanteo de su relación con otros campos de estudio. La pretensión de rigurosidad que detentaba en comparación con elresto de las ciencias sociales se ha hecho añicos. Es tiempo, entonces, de dejar de exportar su metodología para importar saberes que surgen enotros lados, reconocer limitaciones y hacerse replanteos.

Obviamente este proceso va a llevar un tiempo relativamente largo. La buena noticia es que, con todos los aportes que llegan desde lasfronteras menos pensadas, la economía se está volviendo más porosa y un poco menos altanera de lo que solía ser. Se respira un aire másfresco, lo cual hace que la caja de herramientas se vea ampliada.

Ello es particularmente útil ahora que hay por delante tantos retos. La economía mundial está sumida en una crisis muy severa, de la cual lecuesta mucho salir. Los costos social y político asociados hacen que su resolución sea una materia urgente. Pero hay que encarar los problemasactuales con la mente puesta en un futuro más lejano, en el cual los recursos del planeta se irán agotando mientras la población y el consumoseguirán incrementándose. Por el desarrollo de buena tecnología, aquella que es útil más allá de la novedad en primera instancia, transcurrengran parte de las posibles soluciones.

Las innovaciones obtenidas deben ser eficientes, lograr resultados con el menor costo posible y poder ser efectivamente adoptadas. Por esonos interesa el trabajo de los “economistas sin fronteras”, que contrastan distintas alternativas de políticas públicas, tanto como el de los

“minimalistas”, que buscan en los detalles los incentivos adecuados para cambiar nuestro comportamiento.No hay que poner tampoco la responsabilidad completa en lo externo y esperar cruzados de brazos. Todos tenemos nuestra propia tarea, que

pasa por aprender a ser mejores. Son muchos los estudios que revelan que nuestro bienestar depende más de cuestiones básicas como la salud,la calidad de los vínculos que desarrollamos con los demás y las experiencias gratificantes. No hay nada en esos resultados que no supiéramos ono sospecháramos ya, pero igual insistimos en acumular bienes que no alcanzamos siquiera a consumir.

Caemos una y otra vez en la misma tentación, tanto como repetimos otros errores, debidos a primitivas e inadvertidas trampas mentales. Escierto que, en ocasiones, el conocimiento de esos mecanismos no alcanza para neutralizarlos. Pero estar atentos a su existencia y preguntarnosde vez en cuando en qué de lo que creemos con tanta certeza podemos estar equivocados puede ser un buen primer paso para cuestionar esafalsa sensación de seguridad en nuestros propios saberes.

Cometemos muchos más errores de los que aceptamos y también discriminamos a quienes son diferentes más de lo que nos gusta admitir.Perpetuamos así dolorosas formas de desigualdad. A esa dinámica contribuye también un sistema que premia excesivamente a los ganadores ycastiga sin piedad a los perdedores. Aunque la línea divisoria dependa mucho más del azar que del mérito que nos gusta atribuirnos.

Ese comportamiento es una importante piedra en nuestro zapato, ya que adecuada interacción con el prójimo, basada en la comprensión, laempatía y la confianza, resulta un elemento fundamental en cualquier sociedad. El destrato a quien es diferente, la intransigencia, lascompetencias de testosterona llenas de provocación con el único objetivo de derrotar a quien no piensa igual se han transformado en monedacorriente en esta Argentina. Todo ello destruye el tejido social y nos aleja del verdadero progreso.

Sabemos que, en un país que padece crisis económicas recurrentemente, un tour por temas amenos de esta disciplina y un epílogo optimistano bastan para que cambies radicalmente tu percepción. Pero tal vez sí te conecten con un costado de ella que es más cercano, menos crípticoy más humano que el que suele mostrarse en los programas de cable, con mira en la coyuntura y los vaivenes de la inflación o el dólar.

Creemos todavía en una premisa fundamental de la economía: con buenas intenciones y mecanismos inteligentes se pueden lograr grandescambios, aun cuando los recursos sean escasos. Y para producirlos, lo mejor es empezar por uno mismo.

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EpílogoCréditosAcerca de Random House Mondadori ARGENTINA

Lousteau, MartínOtra vuelta a la economía / Martín Lousteau y SebastiánCampanario. - 1a ed. - Buenos Aires : Sudamericana, 2012(Obras Diversas)EBook.

ISBN 978-950-07-4096-8

1. Ensayo Argentino. I. Campanario, Sebastián. II. Título.CDD A864

Edición en formato digital: diciembre de 2012© 2012, Random House Mondadori, S.A.Humberto I 555, Buenos Aires.

© 2012, Martín Lousteau y Sebastián Campanario

Diseño de cubierta: Random House Mondadori, S.A.

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