y medicl~a preventiva f. furnÁndez-ÜutiÉrrez

20
ASOC IACION DE MICROBIOLOGIA, HIGI ENE Y PREVENTI VA Sesi6n del día 20 de mayo de 1965 LA POLUCION DEL AIRE POR OXIDO DE CARBONO F. fuRNÁNDEZ-ÜUTIÉRREZ l. LA POLUCIÓN ATMOs••É:rncA. - Con el agotamiento de la leí'ia y su sustitución por el carbón mineral se empezaron a percibir las molestias causadas por el humo hasta el punto de prohibirse en Londres el emplen del carbón, a principios del siglo XIV, para evitar la irritación de la gar· ganta y el mal olor, originados, como se descubrió más tarde, por el azu· fre. En el >."'X, la fabricación de sosa por Leblanc y el subsiguiente desa· rrollo de la industria química, que ha ido abarcando nuevos campos, hast3 los más recientes de la radiactividad artificial y la petroquímica, multipli· caron las causas de polución industrial, agravada enormemente por los medíos de transporte mecánicos. La correlación observada por higienistas índustriaies desde 1940, entre el absentismo laboral y la presencia de determinados contaminantes en Jos medios de trabajo, han promovido el interés por el estudio de la polu· ción tóxica que supone. además del desequjJjbrio del medio natural en que vive el hombre, un problema de sanidad pública. La impurificación del aire varía considerablemente de un punto a otro, aproximándose por sus valores mínimos al concepto de aire pW'o soln· mente en las cimas más altas y sobre el océano; en el medio rural es diez veces superior, 35 veces en los núcleos habitados de menor entidad y 150 veces en la ciudades, según LANDSBERG (1951). Se debe a la presencírt de productos extraños, sólidos o gaseosos, inorgánicos u orgánicos, que producen molest-ias o efeclos nocivos sobre el hombre, los animales o los vegetales. El polvo se halla formado, en pequeña proporciÓ!1, por productos nu· turales originados por la erosión o pólenes tt otros alérgenos vegetales nrrns· trados por el viento, de imposi bi li dad práctica de control por el hombr t' y, en su mayoría, por Jos residuos de la actividad humana: las combus· tiones y la industria, especialmente las )' metaUHgicas, emitidos por chimeneas.

Upload: others

Post on 10-Apr-2022

2 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: Y MEDICl~A PREVENTIVA F. fuRNÁNDEZ-ÜUTIÉRREZ

ASOCIACION DE MICROBIOLOGIA, HIGIENE Y MEDICl~A PREVENTIVA

Sesi6n del día 20 de mayo de 1965

LA POLUCION DEL AIRE POR OXIDO DE CARBONO

F. fuRNÁNDEZ-ÜUTIÉRREZ

l. LA POLUCIÓN ATMOs••É:rncA. - Con el agotamiento de la leí'ia y su sustitución por el carbón mineral se empezaron a percibir las molestias causadas por el humo hasta el pun to de prohibirse en Londres el emplen del carbón, a principios del siglo XIV, para evitar la irritación de la gar· ganta y el mal olor, originados, como se descubrió más tarde, por el azu· fre. En el >."'X, la fabricación de sosa por Leblanc y el subsiguiente desa· rrollo de la industria química, que ha ido abarcando nuevos campos, hast3 los más recientes de la radiactividad artificial y la petroquímica, multipli· caron las causas de polución industrial, agravada enormemente por los medíos de transporte mecánicos.

La correlación observada por higienistas índustriaies desde 1940, entre el absentismo laboral y la presencia de determinados contaminantes en Jos medios de trabajo, han promovido el interés por el estudio de la polu· ción tóxica que supone. además del desequjJjbrio del medio natural en que vive el hombre, un problema de sanidad pública.

La impurificación del aire varía considerablemente de un punto a otro, aproximándose por sus valores mínimos al concepto de aire pW'o soln· mente en las cimas más altas y sobre el océano; en el medio rural es diez veces superior, 35 veces en los núcleos habitados de menor entidad y bast~ 150 veces en la ciudades, según LANDSBERG (1951). Se debe a la presencírt de productos extraños, sólidos o gaseosos, inorgánicos u orgánicos, que producen molest-ias o efeclos nocivos sobre el hombre, los animales o los vegetales.

El polvo se halla formado, en pequeña proporciÓ!1, por productos nu· turales originados por la erosión o pólenes tt otros alérgenos vegetales nrrns· trados por el viento, de imposibilidad práctica de control por el hombrt' y, en su mayoría, por Jos residuos de la actividad humana: las combus· tiones y la industria, especialmente las CJUÍmíca~; )' metaUHgicas, emitidos por chimeneas.

Page 2: Y MEDICl~A PREVENTIVA F. fuRNÁNDEZ-ÜUTIÉRREZ

HEHNANOE7.·CU'I'LÉ IIHEZ. l'OLUCIÓN OXICARB0:-10 59

Las partículas de más de 20 micras se depositan rápidamente, a razón de lO a 25 toneladas mensuales por kilómetro cuadrado; las más ligeras -de 5 a 0,001 micras-, suspendidas como aerosoles, juegan un papel importante en cuanto a las consecuencias de la polución.

El análisis químico permite separar los componentes del polvo en dos fracciones, una mineral y otra de naturaleza orgánica; en la primera, la espectrografía ha demostrado la presencia de elementos en número varia­ble que oscila alrededor de la veintena, de los que los más frecuentes aparecen a las concentraciones que se expresan, en microgramos por me­tro cúbico -valores medios-:

Silicio (i Titanio \ Calcio 3 Estaño

1 Aluminio 3 Molibdeno Hierro 2,.5 Bario \ < 0,1 Magnesiú 1 Vanadio Plomo 0;6 Níquel J Manguneso Cromo 1 Cobre <0,3 Arsénico \ <O,Ol Cinc Plata

Dejamos para mejor ocasión, el estudio del polvo radiactivo, al que. forzosamente, se habrá de dedicar atención en un futuro muy próximo.

La fracción orgánica (de 35 a 265 microgramos por metro cúbico) se separa en seis fracciones por el uso de disolventes (soluble en agua, inso­luble en agua y en éter, básica, fenólica, ácida fuerte y neutra), subdi­vidiéndose cada una en otras por métodos cromatogrificos. La fracción neutra se halla constituida por una mezcla de hidrocarburos alifáticos. cíclicos y derivados oxigenados, que se resuelve, asimismo, por cromato­grafía )' que es del mayor interés en la actualidad por contener algunos compuestos policíclicos en los que se ha comprobado actividad cancerí­gena por experimenta<:i6n animal. En ella se han identificado. ciertamente en cantidades pequeñísimas, que se evalúan en microgramos por lOO m3,

el 3,4-benzopireno (de 20 a 30), 1,2,3,4- y J ,2,4,5- dibenzopirenos, pireno (~e 28 a 35 p.g), J, 12-benzopcrileno (16 a 35 p.g), fluoranteno (20 p.g), lhbeu~antraceno, 3,4-beJJZofluoran ten o, benzocrisenos y otros en menor cuanba. Entre los hidrocarburos lineales no saturados los hay que originan cuerpos de gran poder irritante al ser oxidados por ·d ozono. . De las impurezas gaseosns, es la más abundante y peligrosa el mon6-

Jndo de carbono, sigu.ienclo en orden cuantitativo, el anhídrido sulfuroso gue se encuentra a la concentr;tci6n media de 0,05 a 20 p. p . m., es decir, de 0,15 a 0,60 mg/m:l. Este gas actúa como irritante poderoso de las 1111.1-cosas ocular y respiratorias, sobre todo en presencia de otros contami-

Page 3: Y MEDICl~A PREVENTIVA F. fuRNÁNDEZ-ÜUTIÉRREZ

60 ANAT.E~.

nantes. Es corrosivo para los metales y materiales de construcción, espe· cialmente en zonas húmedas, en las que bajo la acción de la energía solar, forma ácido sulfúrico que contribuye a la de nieblas que reducen la visibilidad. El ácido sulfhídrico, bloqueador del átomo metálico de la hemoglobina, se percibe intensamente por su olor en la zona NE de Bar· celona, en la c1ue lo hemos cnconlrado hasta 0,6 p. p. m. (1 mg/mtl). Como subproductos de la industria química orgánica, y de la combustión de carbones y petróleos, resultan óxidos de nitrógeno -por combinación del oxígeno y nitrógeno atmosféricos a alta presión y temperatura y enfriamieu· to rápido de los productos resultantes-, que se hallan en la atmósfera a razón de 0,08 a 1,50 p. p. m. Producen metahemoglobinemia, alteraciones cardíacas y respiratorias e intervienen, como se verá más adelante, de modo decisivo, en la formación de ozono. Entre los vapores orgánicos, condensa· bles a la temperatura del aire líqujdo, se identilican contaminantes en redu· císima cantidad: Hidrocarburos alifáticos de C4 a C11, cicloparafinas C1 a C9, olefinas de C4 a C12, hidrocarburos acetilén.icos de C:t a C7, benceno y derivados de sustitución, hidrocarburos halogenados, alcohilaminas, áci· dos y alcohütiofenos.

Los efectos inmediatos sobre la población, las plantas y las construc· ciones, muy intensos en las aglomeraciones industriales, dependen de la concentración de los polucionantcs y de la presencia simultánea de varios. (Gráfico 1).

Un aspecto importante de la polución, por su complejidad y peligro· sidad, que afecta a determinadas áreas geográficas, muy pobladas e indus· trializadas, prÓlÓmas al mar o lacustres, es el llamado en Inglaterra y Estados Unidos "smog", a] que nos referiremos en lo sucesivo con el vo· cablo "bnm1azón" (t), muy frecuente e intenso en el condado de Los Angeles (California), en el que se viene estudiando rutinariamcnte desdé hace años.

Su formación mal explicada todavía, se atribuye a la interacción de Jos polucionantes con el oxígeno y el ozono, durante el día, no apreciándose su existencia en las horas nocturnas. Según HAACEN-Sr-.uT (1952) se pro­ducen reacciones de activación fotoquímica y fotólisis con el anhídrido sulfuroso, los aldehídos y los óxidos de nitrógeno, cuerpos que se hallan

(t 1 El neologismo .rmqg, eon tracci l111 ele .rmo/,•,· (humo) )' fofl (niebla l s~ traduce en ll edición espaiiola de la OMS "Contaminación de ln atmósfera" (Ginebra, 1962, p. J 56) por t~ic/Jla coHtamíuada co11 Jt.u .. mo. Eu e l "\Vebstcr's New intern. dictionary of the l"tnglish J ;~~Jl· g uage" (2.• ed. Springfield, 1956) "'' da como eq ui valente 11iebla especia/mento densa y o.wtrf por lta~orsc. me celado cou el ltnmo da flllfl ciudad. En el caso, muy conocido

1 de Los .t\ ngeles,

e n. Cahforn.a, el vocablo se refiere a 1:¡. bruma densa de las área~ industri:dcs o ,, ·banal, cuyos efectos inmediatos son la irrilnci6u de los ojos, daños en la vegetación y rñpido d~t'· rioro de los neumáticos y que por su a.pecto se cita muchas veces como f>•u·é tf¡• musnntcs. b denominaclón resu lta equívoca por referirse :1 un fenómeno <Lue no se debe n la niebla ~~ al huntt>. (Ü~IS. oJ>. rit., 187). Según w .. 1 .-uJgewi~schc (Reaclcr's Digcst. Dicbrc. 1963, P· 9b la de'ICrlpCtOn (lrec1sa en ca.stellauo dclncra ser Nu·bla. de humo fotoqidmirtJ ..

La palabra bmma$6n figura en el Diccionario de la Lengua Espaiiola de la Real ACJ· demia, como flie~la espesa y grautlc que se levanta en el mar; tampoco traduce el s'"og, 1"'"' nos parece suficientemente clara.

[

[

[

~

Page 4: Y MEDICl~A PREVENTIVA F. fuRNÁNDEZ-ÜUTIÉRREZ

HERNÁXDEZ-GUTTÉ:RRE7.. 1'0LUCYÓX OXlCARBOXO 61

Aerosoles

.Anh . sulfuros o

L.__H_i_a_ro_c_a_r_b_u_r_o_s _ _;~----

!Bióxido de nitrogen~--- -

Anh. sulfuroso sulfllrico

Ac .clorhídrico .fluorhidrico sulf'hidrico sulfnrioo nítrico

Hidrocarburos .Aldehidos Amoniaco

Deposites de polvo

Reduccion vis ibilidad

Irritacion mucosas

Dafios a la vegetacion

Gn.I.P. 1

siempre en las nieblas polucionadas; las radiaciones solares activas son las de longitud de onda 315 m¡.¡., siendo únicamente reacciones fotoquímicas en las capas bajas a expensas de los residuos dichos, dotados de alta absorción específica para las radiaciones.

El anhídrido sulfuroso, absorbe las radiacciones oxidándose a sulfú­rico, pero como la energía absorbida es insuficiente para romper el enlace en !a mol6cula, se supone que ésta, activada, reacciona con el oxígeno. segun el proceso

so2 + hv = so2~ + 0 2 =80.1

+ ü 2 =Sü 3 +0a 1+ H20 = SO*H2

Page 5: Y MEDICl~A PREVENTIVA F. fuRNÁNDEZ-ÜUTIÉRREZ

62 ANALES . S.ECCIÓX ~IEDICINA

explicándose la producción de ozono por los aldehídos por un mecanismo parecido, con formación de un ácido:

R.CHO + ht, = R.CHOo + 0 2 = R.C03H

+ 0 2 = R.COOH + O;¡

BLACET (1952) propuso la hipótesis de que la ruptura de tUl enlace del bióJddo de nitrógeno, bajo la influencia luminosa, :lar.ía óxido nítrico ) oxígeno atómico que úniéndose al oxígeno molecular forma ozono

N02 + h\) = :NO + O + 0 2 = 0 a

regenerándose el bióxido de nitrógeno con liberación de una nueva can· tidacl ele ozono:

NO+O~ = N0:1

explicándose así que cantidades reducidas de bióxido de nitrógeno puedan originar otras, relativamente grandes, de ozono, al que se deben los pro· duetos orgánicos de oxidación, de carácter irritante, que se hallan durante las horas diurnas. Por otra parte, el ácido sulfúrico resultante del proceso descrito ) el nítrico producido cuando hay exceso de ozono

2 X02 + O :i = Nz0 5 + 0 2 1+ H20 - 2 ~03H

contribuyen a la formación de nieblas que disminuyen la visibilidad lo mismo que el humo y que, sumándose a los demás contaminantes, dan su carácter especial al brumazón y a sus efectos.

Estos fenómenos se prolongan, cuando las condiciones meteorológicas son adversas, como cuando se produce un estrato de inversión que impide la dispersión del aire contaminado. La bruma natural, constituida inicial· mente por aerosoles de cloruro sódico, de las salpicaduras del mar, y de polvo, se carga de humos y ga~es procedentes de las combustiones y dern1ís actividades, acllmulánclose en la capa de aire situada inmedh1tamen le de· bajo de la base de la capa de inversión durante los días de calma. Dun111tc el fenómeno se evidencian repercusiones de orden sanitario, muy supe· riores a la suma de las correspondientes a cada uno cie los contaminantes por separado, consistentes en irr.itación de los ojos y garganta.

Como que de los estudios sistemáticos realizados por el Servicio N:l·

Page 6: Y MEDICl~A PREVENTIVA F. fuRNÁNDEZ-ÜUTIÉRREZ

HERN.\NDEZ·ClJTLÉRREZ. POLUCIÓN OXlCARBOJ\0

cional de Sanidad Pública de los Estados Unidos, en los que la polución atmosférica ha llegado a ser un problema nacional (en los Angeles sólo es posible respirar normalmente un día de cada tres, uno por cada seis en Chicago y uno en cada nueve en Washington), no se pudo hallar ninguna sustancia capaz de producü· los efectos e>.:perirnentados, se concluye que éstos se deben a sinergismo o a productos formados en la atmósfera por los procesos ya expuestos. Ha sido probada experimentalmente la sinergia del anhídrido sulfuroso con los aerosoles de ácido sulfúrico o de cloruro sódico, consecuencia directn de la adsorción de gases y vapores sobre los núcleos de condensación que penetran hasta el fondo alveolar en el que concentran los agentes nocivos.

Bastará citar algunos de los datos publicados para damos cuenta de la trascendencia agresiva del brumazón. En los primeros días de diciembre de 1930, una inversión de origen anticiclónico que cubrió el valle del Mosa, en Bélgica, causó una epidemia que afectó a los enfermos agudos, con sesenta muertos. En Donara (Pensilvania), a fines de 1948, una niebla de cinco días, cargada de polvo y de anhídrido sulfuroso, enfermó al cua­renta por ciento de la población, registrándose 20 defunciones atribuibles al fenómeno. En el área de Londres en 18 días de brumazón intenso - en varias incidencias graves entre 1948 y 1957- se acusó un aumento esti­mado de la mortalidad de 370 unidades diarias en exceso sobre la tasa media normal.

Los efectos crónicos de la polución atmosférica son difícilmente apre­ciables por su acción sutil e insidiosa, dependiente de la exposición pro­longada de la población a concentraciones reducidas y cambiantes de pol­v~>, gases y vapores; sin embargo, las estadísticas epidemiológicas y bioló­g¡cas de los últimos años han permitido, por lo menos, señalar los pará­metros mác; interP.santes: demografía, grado de indusb·ialización, densidad de la polución, consumo de combustibles y ventas de carburantes como í~dice de exposición virtual a la contaminación producida por los automó­vJ]es. Se han señalado ciertas correlaciones de la mayoría de índices, sobre todo con el cánce1·, dolencias de las coronarias, endocarditis y afecciones del miocardio. El aume11t0 demográfico induce otro, desproporcionada­mente superior, de las incidencias.

~ara dar una idea de la polución en Barcelona, en la que se observan ocasiOnales brumazones, aunque afortunadamente de menor gravedad que los citados, dixemos que del análisis de la nieve caída el día de Navidad de 1962 y el 18 de febrero de 1965, en el supuesto de haber sido arras­b·adn la totalidad de contam inantes en el volumen de aire limitado por la super?cie del término municipal y la altura a que se inició la formación de cnstales de hielo, como núcleos de condensación, calculamos que en 2~ horas cayeron sobre la ciudad enh·e 390 y 580 toneladas de polvo, la ~ttad de naturaleza orgánica, 6 toneladas de óxidos de nib·ógeno y 19,5

e anhídridos sulfuroso y sulfúrico que comunicaron acidez al agua de

Page 7: Y MEDICl~A PREVENTIVA F. fuRNÁNDEZ-ÜUTIÉRREZ

64 ANALES. SECCIÓ'I "ED!Cll'A

fusión cuyo pH resulto ser 5,3, y 0,2 toneladas de sales alcalinas y alcali· notérreas solubles que dieron una dureza total equivalente a 16,03 mg por litro de carbonato de calcio. En menores cantidades se hallaron ácido sulfhídrico, amoníaco y fenoles.

Anualmente se vierten a la atmósfera de la ciudad unas 850.000 tone· ladas de anhídrido carbónico, 600.000 de vapor de agua, 80.000 de mo· nóxido de carbono y 35.000 de anhídrido sulfuroso, en la hipótesis de un rendimiento en las combustiones q~te probablemente se aparta bastante de la realidad.

II. EL óxmo DE CAnBONO. -Entre los múltiples componentes de h polución se halla siempre el óxido de carbono, al que, como tóxico, se han dedicado numerosos trabajos desde su descubrimiento por LAsso~• a finales del siglo xvm, por encontrarse en el origen de muchísimos casos de envenenamiento, accidentales o no, pero que, por carecer de acci6n irritante y ser il1odoro, pasa inadvertido por la mayoría de la poblaoi6n.

Estadísticamente es el más difundido de los venenos, habiendo aumen· tado la frecuencia del oxicarbonismo hasta alcanzar valores de 69 a 75 ~ desde 1953 a 1962. En Barcelona estimamos las incidencias, la mayorn debidas al gas de alumbrado, en un 65-70% del total de los casos de intoxicación registrados.

Por orden de importancia es el segundo agente de polución atmosfé­rica, después del anhídrido carbónico, produciéndose ambos gases con vapor de agua en todos los procesos de combustión, cualqnieta que sc:t el tipo del combustible. Normalmente, el óxido de carbono se convierte en anhídrido carbónico por reacciones que tienen lt1gar en el aire, acele· radus por la energía raéüante del Sol; finalmente, es fijado por los vege· tales verdes, que devuelven el oxígeno, manteniendo el equilibrio del aire

En las grandes ciudades, la fuente más ilnportante de óxido de carbono es hoy la circulación de vehículos automóviles, siguie11do las combustiones en dispositivos domésticos o iudustriales, quedando en el aire ciudadano a concentración variable con la velocidad del viento, la duración del dfn y, en las calles, el movimiento circulatorio.

GAUTIER lo halló en 1903 en la atmósfera de París a razón ele 2 p. P· m .. concentración que ha ido subiendo con la industrialización y el núme!O de vehículos. En 1952, CHoL,\K halló un má.,dmo de 55 p. p. m. en Ciu· cinnati con un meéüo de 9,5 p. p. m. en los distritos comerciales y 4 en los residenciales. H1TCHCOCK (1955) h izo determmaciones en Los Angeles a diferentes horas del día, encontrando un máximo de 8,8 p. p. m. a 1a1

8,30 h, 1.m mínimo a primeras horas de la tarde de 3,3 p. p. m. que as· ciende nuevamente, entre las 16,30 y las 17 h, a 7 p. p. m.; durante el brumazón, en diciembre de 1957, se halló un máximo de 72 p. p. m. En 1961, en Birmingbam (Ala.), el máximo medio fue de 12,5 y el prome<lio de 1,8 p. p. m. En el centro de Frankfmt a. Main, la polución se inicia

Page 8: Y MEDICl~A PREVENTIVA F. fuRNÁNDEZ-ÜUTIÉRREZ

HEIU\Á_'\-DEZ-GUTJ.ÉHREZ. POLUCIÓN 0XICAR130N0 65

a las 6 de la mañana (GEORGII-WEBER, 1962), subiendo a 30 p. p. m. a las 9 h, descendiendo durante e1 día para volver a subir hasta 88 p. p. m. después de las 16 h; en ciertos cruces se 1·egistró un máximo de .55 p. p. m. y lUla media de 31 p. p. m. La concentración máxima en Lonru·es en 1961 fue de 12,5 p. p. m., con un promedio de 1,8; durante el brumazón de invierno de 1953 se alcanzó un nivel de 200 p. p. m.

Es lógico que en el ambiente industrial se produzcan concentraciones aún más altas, ya que, aparte el óxido de carbono resultante de muchas fábricas, hay que contar con fugas en conducciones, válvulas, gasógenos, difusión a través de paredes metálicas calientes, etc. También en túneles, garajes, talleres de reparación de motores, etc., puede alcanzar niveles peligrosos el tóxico.

De densidad algo inferior a la del aire (0,968), aparece de ordinario mezclado con proporción varias veces superior de anhídrido carbónico, de mayor densidad. Se mezcla con el aire por difusión lenta, a no ser que se establezcan corrientes gaseosas. Por producirse de ordinario, sobre todo por automóviles, a baja altura, las concentraciones más altas se re­gistran a 25-30 cm sobre el suelo. En estudios realizados en plena calle, la distribución en altura es la r¡ue registramos en la gráf3ca 2, de la que

le ony.entra~LfjUial ·----~Me44a-de los~~.H·~~~~ l ·¡

~--

_o~ 5 "-1--r--t--->-

Page 9: Y MEDICl~A PREVENTIVA F. fuRNÁNDEZ-ÜUTIÉRREZ

66 ANALES. SECCIÓN ME:DTCJKA

se desprende la imp01tancia de su estratificación en locales cerrados, como garajes, por ejemplo, con ventilación insunciente; sin embargo, la relativa facilidad con que se diluye en el aire en movimiento hace que las concen· traciones susceptibles de originar accidentes agudos se alcancen rara· mente.

III. EL OXICARBONISMO.- El óxido de carbono es un tóxico cuya actividad depende principalmente del blor1ueo de la hemoglobina y, por tanto, de su concenh·ación en el aire; sin embargo, no se ha llegado a un acuerdo sobre su grado de toxicidad en el ambiente, cuestión renovada constantemente desde que se reconoció la importanciil tóxica de la circu· )ación motorizada. Raramente se sobrepasan las 100 p. p. m., que se con· sideran límite de seguddad para una exposición prolongada de 8 horas diarias, pero personas sensibles o afectadas por anemia o insuficiencia cardíaca experimentan molestias por inhalación de aire contaminado por proporciones menores ele óxido de carbono, lo mismo que los fLm1adores habituales o los que, por trabajar en ambiente po1ucion<1clo, t ienen ya cierta cantidad de carboxihemoglobina circulante, a la que viene a su· marse el monóxido suplementario que les impone la respiración del aire ciudadano.

El óxido de carbono penetra en los alvéolos pulmonares con el aire, disolviéndose en el plasma y fijándose sobre el átomo de hierro de la hemoglobina por un mecanismo idéntico al del oxígeno, pero en tanto éste forma oxihemoglobina, según la reacción reversible

el monóxido de carbono da, también mediante un enlace de coorcl inacit\n, con velocidad doscientas veces superior, la carbonilbemoglohina

Hb + CO~HhCO

cuerpo mucho más estable que el derivado oxigenado. Ambos procesos se verifican simultáneamente, ya que se absorben el

oxígeno y el veneno. El equilibrio enh·e ambos se desplaza según la pr~ sión parcial de ambos gases, el grado de afinidad de la hemoglobina por el oxígeno y el óxido de carbono y la estabilidad relativa de los productos resultantes; es evidente que, en igualdad de condiciones, 1::1 formación de carboxihemoglobina aumentará con el tiempo de exposición hasta alcnn· zar el equilibrio.

La inhalación de aire con OC da lugar a una competición entre .1•15

dos reacciones, con ventaja para la más rápida, y que, además, origUJn un derivado más estable; ésta es la razón por la que aun con concentra· civnes bajas en el aire se observe b formación inmediata de curboxiherno-

Page 10: Y MEDICl~A PREVENTIVA F. fuRNÁNDEZ-ÜUTIÉRREZ

67

globina a expensas, naturalmente, de la oxihemoglobina, cuya cuantía disminuye proporcionalmente en función de la concentración y del tiempo de exposición (gnH. 3). La disminución de la oxihemoglobinemia provoca

GMÁF. 3

la intoxicación. No hay acumulación de óxido de carbono en sangre, sino la anoxemia, que puede llegar a la asfi.xia, síntoma el más importante de ~ransfo~ación progresiva de la hemoglobina en su derivado carbonilado, n~propw para el transporte del oxígeno, sin que por ello se desh·uya el nucleo hemoglobínico. Por lo tanto, sí se consigue la eliminación del tó­xico, los eritrocitos recuperarán su actividad normal.

~n. el proceso respiratorio. las velocidades de reacción del oxígeno y del ox•do de carbono inhalados con el aü·e se rigen por la ley de acción ~e masas y, por consiguiente, si la concentración en CO no varía, la can­lldad. de carboxihemoglobina producida será constante e independiente del, twmpo de exposición. Por consiguiente. un exceso de oxígeno despla­zara :.1 óxido de cm·bono. regenerándose la oxihemoglobina según la ecuac10n de equilibrio:

HbCO + 0 2+=.Hb02 + CO

Page 11: Y MEDICl~A PREVENTIVA F. fuRNÁNDEZ-ÜUTIÉRREZ

68 ANAI, ES. SECCIÓN ~IEDIClNA

que se alcanza, en las condiciones ordinarias, cuando la hemoglobina se ha combinado casi en su totalidad con el óxido de carbono si la concen· b·ación de éste alcanza n iveles altos. Este fenómeno es de importancia decisiva en cuanto basta disminuir la presión parcial del tóxico, por ex· posición al aire libre, o aumentar la del oxígeno (0

) para regenerar 1:> oxihemoglobina. siempre que se proceda con Ja rapidez necesaria para evitar lesiones corticales y mcsoeneefálicas, regiones muy sensibles a la anoxia.

La anoxemia por oxicarbonismo implica la anoxia de los tejidos, cuyas lesiones no están ligadas directamente a la toxicidad del OC. sino a J. asfixia por aporte insuficiente de oxígeno. Se deduce que, en general, la gravedad de la agresión dependerá de la intensidad y la duración de la anoxia, proporcional, a su vez, a la concentración ambiental del tóxico.

La falta de oxígeno es correlativa con el coeficiente de intoxicació~ de BALTliAZARD y NrcLoux, que se expresa en tanto por ciento de satu· ración de la hemoglobina:

RbCO e, = .1oo

Hb lota]

La accwn del tóx;co a baja concentración resulla peligrosa por pasar. como ya se ha indicado, inadvertido, no iniciándose la sintomatología to­xica hasta llegar, poco más o menos, a las lOO p. p. m .• lo que cgui\·ale l un 10% de cm·boxihemoglobina.

A 200 p. p . m (18-22% HbCO) implica ya una amenaza inmediata. ex· perimentándose cefalea. vértigos. pesadez, etc., al cabo de 90 a 120 m1· nutos.

Entre 250 y .?00 p . p. m. (25 a 40% HbCO) basta tu1a hora para que aparezcan irregularidades en la respiración, disnea, trastornos nerviosos, náuseas y vómitos; a las seis o siete horas se observa cianosis ocasional Y pérdida del conocimiento, que, frecuentemente, ocurre en el mismo lugar polucionado.

Una concentración de J.OOO p. p . m. (.50-55% de HbCO) ocasiona los mismos síntomas en menor tiempo, inslaUl'ándose el coma asfíctico, que puede terminar en paro respiratorio. La sobrevivencia es nula al sobrepaS<Il el coeficiente de intoricación el 60-65 %, a. no ser que se recurra rápida· mc11te a la oxigenoterapia a presión .

La relación aproximadn entre los efectos tóxicos, la concentración en el aire y el tiempo de exposición pnecle deducirse del gráfico 4, en ~ CjUC referimos las curvas a la inhalación en reposo (ración de entretem·

(*) 1;:1 oxígeno <l 2 atm. ~·:l r{• ';\uHadof.- t.•xctlt•n lcs aun t: u comatoso:-; ~l'rl\'1.:~, QUC st recupcr;m siu secuela!;.

Page 12: Y MEDICl~A PREVENTIVA F. fuRNÁNDEZ-ÜUTIÉRREZ

HEII:-:ÁI\'DEZ- GUTlÉRREZ. POLUCIÓX OXICARBONO 69

miento R = 2.000 cal.), en ambiente laboral con trabajo corriente (T = = 3.000 cal) o pesado (T = 4.500 cal). Debemos hacer notar que en el oxicarbonismo intet'vienen, además del tiempo de exposición, la edad y sensibilidad individuales; con carácter sinérgico actúan el alcohol, la con­centración ambiental en anhídrido carbónico y la presencia de otros polu­cionantes.

2 4 6 lO 12

l .2 3 4 5 G T= ;;;ooo

' 2 ~

'l1iempo de TE 4500 ]

Ga.\r. l

En la intoxicación subaguda se prod~1cen, a veces. colapsos inespcnldos al realizar un esfuerzo moderado, debidos probablemente a hipoxia ce­rebral.

Parece que, dado su aparente carácter de veneno no acumulativo y su mecanismo de acción, el monóxido de carbono pueda provocar accidentes a~udos. P?r inhalación de aire con concentraciones altas, pero no inciden­c~as ~ron 1 cas por exposición p rolongada a bajas concentraciones; la expe­nencm ha venido a comprobar, a lo largo de conh·oversias desde l 938, c¡ue es así.

Importancia excepcional se concede hoy a In intoxicac·ión crónica por ~bsorc~{m continuada o periódica de pequeñas cantidades del monóxido, ~nsufi~entes para ocasionar molestias que lo denuncien. A este tipo de '1~res10n se hallan e:-.:puestos los que trabajan en ambientes polucionados ~ m.cluso los habitantes de pisos bajos en aglomeraciones urbanas, en calles ce llltensn circulación y los agentes que la regulan.

De ordinario, el intoxicado experimenta molestias subjetivas, que se

Page 13: Y MEDICl~A PREVENTIVA F. fuRNÁNDEZ-ÜUTIÉRREZ

70 AXALES. SU.:ClÓ'i \IEDlCL'\.\

integran en la tríada oxicarbónica: cefalea, astenia y \'értigos. La cefalea, que se inicia a poco de absorber el tóxico, es continua, frontal u occipital y acompañada o no de vómitos, confundiéndose con la vulgar migraña; cesa rápidamente al cambiar de ambiente. Durante la jornada se experi· menta la astenia en forma do pesadez, con somnolencia y fatiga, con lo­cución lenta y amnesia, siendo corriente el insomnio. Se registran tras­tornos dispépticos, con inapetencia, náuseas y vómitos, síntomas que no fallan en uingún intoxicado, pero que por su vuJgarídad o inespecillcidad no se suelen relacionar con la causa real. A lo largo de la intoxicación se comprueba cierta anemia (alrededor de 3.500.000 hematíes), denunciada por la palidez característica y descenso de la hemoglobina hasta 70-60 ~

De todo ello resulta tma alteración del estado general, cuyas princ~

paJes características son la astenia, pérdida de peso y alteración del meta· bolismo basal en el cincuenta por ciento de los casos.

El mecanismo de la intoxicación crónica resulta un tanto confuso SI

so adruite deberse exclusivamente a la anoxia. La reversibilidad, tantas veces citada, de Ja reacción Hb02/HbCO, que presume la recuperación total en la fase descanso o de permanencia en zonas no polucionadas, no pe1mite explicar ]as consecuencias que afectan a muchos intoxicados sin presentar síntomas específicos que faciliten el diagnóstico.

La posibilidad de desplazar el equilibrio mencionado y el hecbo de absorberse simultáneamente oxígeno justifican los diversos grados de gra· vedad de la intoxicación y su calificación de sobreaguda, aguda y crónic-a. según que se deba a la inhalación del gas tóxico o a la absorción lenta de mezclas con contenido bajo.

La intoxicación sobreaguda, consecuencia de respirar mezclas ricas en tóxico, sobreviene generalmente como accideute minero, por rotura de canalizaciones o gasómetros, escapes en fábricas de gas, etc. La asfixia es rapidísima, con síncope seguido de muerte en pocos minutos.

Si la concentración tóxica es inferior (de 1.000 a 5.000 p. p. m.), el proceso agudo es progresivo, iniciándose la sintomatología por malest:ar general, sensación de ahogo, cefalea, alucinaciones, zumbidos, vértigos, náuseas y vóruitos. Un esfuerzo como el de intentar llegar a la ventan;¡ suele ser imposible, cayendo el paciente sin conseguirlo. Sigue un pe­ríodo de somnolencia y confusión mental, disnea de Cheyne-Stokes, taqui· cardia, convulsiones y síncope seguido de coma profundo. La temperatur.J asciende por anoxia del centro termorregulador y baja la tensión arterial lo que constituye, si ocurre con rapidez, el preludio del .fin. La piel ad· quiere coloración rosada intensa, con manchas oscuras en el pecho y cm·a interna de los muslos -signo terminal de Balthazard-, en las que ap~· recen y se desanollan flíctenas con apariencia de quemaduras, de cicatn· zaci6n siempre muy difícil.

En la mayoría de los casos se observan signos neurol6gicos como hi· perreflejos tendinosos, reacción meníngea, dilatación pupilar seguida de

Page 14: Y MEDICl~A PREVENTIVA F. fuRNÁNDEZ-ÜUTIÉRREZ

lfEH:-1;\NI>I·.'I..-t:UTrÉHHF.Z. POLUCIÓN OXTCARBONO 71

miosis -otra indicación de gravedad-, relajación de esfínteres, etc. En los casos en que se consigue la recuperación desaparecen muchos de tales signos aun durante el coma.

Enh·e los datos de laboratorio de mayor interés son de notar el des­censo de la reserva alcalina y la hiperazotemia en casi el cincuenta por ciento de los pacientes.

Durante el coma, después de éste y a veces al cabo da varios días de la reanimación, y eliminado el carboniJo sanguíneo, sobrevienen com­plicaciones cardíacas y respiratorias, con disnea asmatiforme, tos espasmó­dica, bronquitis )', más raramente, insuficiencia cardíaca ligera y transi­toria o progresiva, con edema agudo de pulmón o brutal, con muerte sú­bita, siendo de temer los síncopes y el infarto de miocardio. Pueden observarse, además, fenómenos paralíticos centrales, ele pronóstico siem­pre grave, o periféricos persistentes, aunque de menor importancia. Tras­tornos motorés, confusión mental, temblores, trismos, amaurosis, sordera, etcétera, no son raros. Algunas complicaciones renales con anuria e hiper­azotemia pueden resultar fatales, así como la gangrena que se extiende a partir de las flíctenas. En algunos recuperados persisten la astenia física e intelectual, amnesia, palpitaciones de esfuerzo y, más raramente, amau­rosis y demencia.

El diagnóstico lo confirman el cuadro hemático y la hemoglobinemia y contenido en CO, aunque con seguridad sólo relativa por haberse de contar con carboxihemoglobinemia endógena y la típica de los fumadores, en pacientes cuyo grado de saturación, forzosamente limitado, es despro­porcionado con el síndrome.

El pronóstico suele ser favorable en el supuesto de separación inme­diata del paciente del ambiente tóxico y adecuado tratamiento, aunque pueda tardarse algún tiempo en recuperar la normalidad.

1\'. LA POLUCIÓN y LOS AUTOMÓVILES.- Dedicamos atención prefe­rente a este binomio porque los vehículos a motor térmico constituyen actnalmente la causa principal de polución en cu::mto al monóxido de carbono, hidrocarburos y óxidos de nitrógeno. El Laboratorio de Higiene de París denuncia al lrunsporte motorizado como responsable de la cuarta parte de la polución total de aquella capital. En los Estados Unidos, con sesenta millones de vehículos, estadísticas más reci0ntes le atribuyen el 64% del total y el 79 % del óxido de carbono.

A este gas le acompañan en los de escape numerosos subproductos, c.o~o residuos no quemados del carburante y los resultantes de su piró­llsts o de su polimerización como consecuencia de las elevadas tempera­tut'as Y presiones producidas durante el funcionamiento del motor (2.300" Y 5o kg/cm 2 en el momento de la explosión) .

Los gases de escape son los precursores del b1umazón por contener los Óxidos de nitrógeno, a los que ya nos referimos anteriormente. La

Page 15: Y MEDICl~A PREVENTIVA F. fuRNÁNDEZ-ÜUTIÉRREZ

72 .o\NALES. SECCIÓN i\lEDIC.i:'A

cuantfa de las emisiones gaseosas y de aerosoles (con 1105 a 8.l0r. núclem de condensación por mi) han sido objeto de investigación cuantitativa. Un aspecto importante del problema es la variabilidad de su composición se· gún el régimen de marcha del motor, dependiendo la cantidad de cada uno de los subproductos del tipo y antigüedad y de la regularidad de marcha -muy reducida en las ciudades, con aceleraciones y deceleracio· nes continuadas- del motor, de la clase de carburante y, sobre todo, del ajuste del carburador o del mecanismo de inyección en los de tipo Die· sel. De los datos que poseemos podemos deducir la composición media d~ los gases de escape para un vehículo de 1-1,5 litros de cilindrada:

Girando A régimen en oacío Acelerando normal Decelerandr.

óxidos de nitrógeno . p. ~; m. 20 1.000 300 420 Metano. 3.500 5 .000 400 6.000 Acetileno 320 320 280 620 Etileno . 400 500 400 800 Otras olefinas . 125 60 90 2.000 Otros hidrocarburos . (En C,) 800 450 1.000 17.000 Anhídrido carbónico Vol.% 6,5 6 6,5 JO ·-óxido de carbono " 2 2 O,D 1.7

En cuanto al óxido de carbono, es particularmente importante en lu' vehículos de pequeña cilindrada, disminuyendo al aumentar ésta; de aqUI las diferencias entre las estadísticas norteamericanas y las europeas. Eu coches de ciündrada media europea, EFFEr-'"BERGER halla entre 3,2 )' 5.: por ciento rodando en vacío y entre 3,9 y 8,2 por ciento a velocidaclt>S altas, y RouzE (1963) calcula los promedios de 3,H y 6,9 por ciento. respectivamente.

La combustión tiene lugar en las peores condiciones durante el :uran que del motor en frío al cerrar al aiJ·e para hacer más fácil la puesta <'11

marcha, período en el que el óxido de carbono llega fácilmente al 10 del volumen total de la emisión gaseosa.

De los datos de CHAMBERS (1959) y HuRN (1962) se concluye r¡ue u11

motor normal, funcionando a régimen de crucero, produce 380 gramos <k óxido de carbono (0,304 m3) por cada litro de gasolina consumida, y esll· roamos que en vehículos de pequefia ciündrada, que constituyen la mu· yoria en España, arrancando en frío y moviéndose en una ciudad como la nuestra a velocidad constantemente cambiante, el óxido de carbono emitido con los demás gases de escape se halla entre 2 y 10 %, con l111

r;romedio de 3 a 4 %, lo que para un motor de 1 ± 0,3 1 de cilindrudu, a un régimen de marcha de 40 1.."111/h, da una producción de 17 a 20 litros por minuto (de 21,2 a 25,3 g).

El óxido de carbono es peligroso para los cond·..:ctores que circt~ lnn por vlas de mucho movimiento a velocidad reducH:1, con paradas fre·

Page 16: Y MEDICl~A PREVENTIVA F. fuRNÁNDEZ-ÜUTIÉRREZ

HEil>'IÁl\'DEZ-CUTTÉJ\REZ. POLUCIÓN OX.ICARBONO 7:3

cuentes y los motores gil-anclo en vacío; la ventilacióü o la calefacción ele los coches, asegurada de ordinario por toma de aire a un nivel al que el captado contiene una elevada proporción de los gases de escape de los vehículos que le preceden, constituye un mecamsmo suplementario -que no se tiene en cuenta- de intoxicación.

:.Juestro amigo el profesor TRUHAUT, toxicólogo de la Facultad de Farmacia de París y jefe de investigaciones Químicas de aqt1ella Prefec­tura, ha emprendido tma encuesta sistemática, desde 1956, en la región parisiense, reteniendo el óxido de carbo110 como sustancia testigo de la polución. A 1o largo de nueve años ha podido comprobar que la polución es mÍilima en calles de poco tránsito, y, en todo caso, a la altura de un segundo piso y en los espacios verdes -jardines públicos-, 1a media general es muy baja; en cambio, en los puntos de gran circulación la con­centración es del orden de 15 p. p. m., cinco veces más alta que en los suburbios próll.imos en las mismas condiciones.

La influencia tóxica del óxido de carbono la confirman los análisis de sangre en casos de accidente: antes de 1958, el nivel de la carboxihemo­globina era superior al normal en el 81 % de los conductores afectados, ascendiendo en clicho afio hasta 91 %.

La polución es mucho más intensa en calles estrechas r en túneles, sobre todo si son de cierta longitud y en pendiente. De las mediciones realizadas en el Croix Housse de Lyon, en condiciones an.11ogas a las ele Circu}aci.Óll Tea), se J1egÓ a la conclusiÓn de que el vehículo medio -comprendiendo 1m 10% de camiones- desprende de 25 a 32 litros de CO/miuuto, volumen CJne aumenta en un tercio co1l rampas del 3 al 4%.

En los garajes mal ventilados se alcanzan ocasionalmente concenb·a­riones de hasta 1 por mil (1.250 p. p. 111.), dt:pendieudo el contenido am­biental de la frecuencia de su utilización, de moJo que no son raras concentraciones de 200 p. p. m. o superiores; después de la siete de la tarde, al bajar el número de usuarios, se produce d descenso del con­tenido en óxido ele carbono. Cuando a las "horas ptmt<l" se excede la con­centración límite de seguridad se observan indisposiciones temporales, cefalea y vértigos. En los garajes de pisos, la ventilación es más fácil, pero depende de la intensidad y dirección de los vientos.

En el Primer Congreso Nacional de Francia para la prevención de la polución atmosférica, vVTCllNIESWKY, en SU informe, presentado por 1a A~ociación de Ingenieros del Automóvil, llamó la .;,tenci6n sobre cierto numero de casos en que los gases de escape de motores girando en vado en un garaje exiguo o cerrado, o los de varios vehículos en un garaje grande, pero mal ventilado; en los laboratorios de pruebas con bancos de 81

•1sayo de motores mal instalados, en los automóviles bloqueados por la

meve, cuyo motor, rodando a régimen bajo, sólo funciona para calentar

Page 17: Y MEDICl~A PREVENTIVA F. fuRNÁNDEZ-ÜUTIÉRREZ

74 ANALES. !>ECCIÓ-.; MEDI.:;I;-(A

al conductor, y los tubos de escape o de calefacción deteriorados en los automóviles, pueden ser causa de intoxicación grave por oxicarbonismo,

V. EL L;.,.BORATORIO EN EL OXICARBO.:-IIS~IO.- Durante mucho tiempo han intervenido los toxicólogos únicamente en la determinación del óxido de carbono en los casos agudos o sobreagudos. No obstante, en los últimos quince años se ha planteado el problema de descubrir las intoxicaciones lentas o crónicas producidas por la inhalación prolongada del gas a con· centración insuficiente para originar accidentes agudos, pero susceptibles de causar, a la larga, los síntomas propios de la tríada, ya mencionada, oxicarbónica: cefalea, vértigos y astenia.

La fuerte toxicidad del Ó)ddo de carbono y su presencia continua en el ambiente hacen precisos métodos que permitan diagnosticar con cer· teza una intoxicación aguda y conocer su cantidad en la atmósfera para localizar la causa de la polución y tomar las medidas de prevención necesarias.

Las técnicas analíticas se fundan, de ordinario, en ciertas propiedades del tóxico, como la absorción en el IR, su poder reductor y su acción biológica sobre pequeños animales-testigo, como ratones y gorriones, de utilidad como reactivos de alarma en minas y túnel<'!s.

La carboxihemoglobinemia se determina: bien directamente sobre la sangre, o separando el gas por procedimientos a propósito y valorándolo luego como en la atmósfera.

A) En la atmósfera.- Procedirniefltos fisicos.- Presenta la propie· dad de absorber ciertas radiaciones de la zona infrart'oja del espectro, cuya longitud de onda permite caracterizarlo. Las radiaciones, ernitida.1

por un foco, atraviesan dos tubos que contienen aire libre de óxido de carbono y el gas a analizar, respectivamente. Las radiaciones cotTespon· dientes a las bandas de absorción del óxido de carbono son más o menos absorbidas -depende del conten ido- en el tubo de análisis y )as res· tantes lo son en dos cámaras llenas de óxido de carbono puro, separadns por una lámina deformable de aluminio, ·próxima a otra rigida, que cons· tituyen las armaduras de un condensador. La absorción de las radiaciones tiene lugar con desprendimiento de calor, dilatándose el gas de cada una. tanto más cuanto menor es el contenido en CO. Sí el aire examinado lo contiene, la radiación habrá sido parcialmente absorbida en el h1bo de muí· lisis, calentándose menos la cámara receptora correspondiente que la si· tunda a continuación del tubo con aire puro. Las diferencias de presión desplazan la membrana de aluminio, variando la capacidad del conden· sador, registrándose las variaciones, amplificadas electrónicamente, en un aparato de medida.

El aparato, fácilmente transportable, permite determinaciones rapidi· simas y el registro continuo, si interesa, de las variaciones de la coucen·

Page 18: Y MEDICl~A PREVENTIVA F. fuRNÁNDEZ-ÜUTIÉRREZ

HERl'IÁJ'IOEZ-C:UTTÉHREZ. I'OLUCIÓN OXIC.ARBOl'O 75

tración del tóxico en función del tiempo. Su sensibilidad, del orden de 10 p. p. m. (12 mg/m3), es suficiente en la práctica ordinaria.

Procedimientos químicos.- a) Oxídaci6n catalítica del OC.- Es po­sible evaluar el óxido de carbono por oxidación a anhídrido carbónico, catalizada por platino o por Hopcalita (mezcla de óxidos de cobre, man­ganeso, cobalto y plata).

La oxidación tiene lugar, en presencia de amianto platinado, con ele­vación de temperatura, que se lee en un termómetro. Muy sencillo y ligero puede servir de aparato ele alarma, pero no es específico ni excesivamente sensible (1.000 p. p. m.).

En otros aparatos, el catalizador de óxidos metálicos debe ser prote­gido de otros componentes de la polución por filtración a h·avés de car­bón activado, con los mismos inconvenientes, sin embargo, que el anterior.

b) Oxidación a alta tem:peratura.-El óxido se transforma en anhí­drido carbónico cuando, mezclado con aire, pasa en contacto con un hilo· de platino calentado al rojo, con desprendimiento de calor que varía la resistencia del hilo, pudiendo seguirse las oscilaciones de la concentración mediante un miliamperímetro sensible. La sensibilidad puede mejorarse, constituyendo con el hilo uno de los brazos de un puente de Wheat­stone, registrador, en el que puede determinarse la concentración de modo continuo.

e) Oxidación por el anhídrido iódico. - Este reactivo oxida cuantita­tivamente el óxido de carbono a temperatura de unos 150", liberándose iodo en can tidad equivalente:

q~e puede valorarse por fotometría, polarogrnfía o, simplemente, con solu­CIÓn valorada de tiosulfato, del que 1 mi de solución 0,01 N equivale a 0,7 mg de CO.

el) Oxidación po1' el paladio divalente. -Uno de los métodos más c~~ocidos es el de hacer pasar el aire polucionado a través de una solu­ClOn de cloruro paladioso, que se reduce a paladio elemental, de cuyo peso puede calcularse el de óxido de carbono:

CO + CI~Pd + H20 = C02 + 2 CIH + Pd

La reacción, verificada sobre un papel de filtrJ suspendido en el lug~r sospechoso, permite detectar rápidamente, atmgue sin carácter es­pcct.fico, el tóxico. El ineonveniente puede limitarse filtrando previamente el au·e a analizar a través ele carbón activado. La sensibilidad se aumenta añadiendo al clonu·o de paladio pequeñas cantidad<!3 de cloruro de oro 0 cuproso o, mejor, de ácido fosfomolíbdico.

e) Oxidación ]J01' el argentión. - Algunos compuestos argénticos se

Page 19: Y MEDICl~A PREVENTIVA F. fuRNÁNDEZ-ÜUTIÉRREZ

7G M!AJ.ES. SECCIÓN ,\IIWJCINA

compor tan de modo parecido a los ele paladio, pero con la ventaja de un menor precio, con alta sensibilidad. En la actualidad eslamos experi· mentando con el p-argenti-sulfooamido-benzoato de sodio, con re~·ultaclos que se comunicarán oportunamente.

B) En medios biológicos.- La impregnación tóxica puede recono­cerse identificando la carboxibemoglobina o separando de ésta, por la acción de ácidos diluidos, el óxido ele carbono que se investiga como hemos indícaclo.

a) 11 aloraciú11 de la carboxíhemoglobina. - Son muchas las pruebas por las que se puede separar e identif-icar por destrucción de la oxil1emo· globina, menos resistente a los reactivos, todas de pequeña sensibilidad.

Para cantidades de óxido de carbono en sangre no inferiores a 10 p. p. m. se presta el método de WoLFF (1947), consiste~<te en calentar una dilución de sangre a pH regulado a 5-5,1 a 5.5• durante cinco minutos, precipitando la hemoglobina, mientras que el derivado carbonilado queda en solución, dando al líquido filt rado coloración rosada, de cuya fotocolo· rimetr ía se puede calcular el contenido; se presta bien el método para los casos de intoxicación aguda, pero no es seguro para Jos crónicos, en los que el contenido en óxido de carbono no alcance el nivel mlnimo citado.

BALTHAZARD (1924), fundándose en el desplazamiento de los máximos de absorción a 570 y 536 IDJJ. de la carboxihemoglobin:l respecto a los de la oxihemoglobina (577 a 543 m¡;,), propuso la determinación espectrofo­tométrica en mezclas de cantidades conocidas de ambos pigmentos, com· parando las lecturas con una curva patrón construida con las variaciones del máximo de la banda a de la HbO~ (557 mp.) en relación con la con· ceob·ación en carboxihemoglobina.

b) Determínnr:itín del ó~:ido de carbono.-La separación del óxido de carbono por microdifusión y su oxidación subsiguiente por el cloruro paladioso constituye la base del método de CONWAY-RYAN (1948), bastando 0,4 ml ele sangre; el cálculo se hace sobre el álcali valorado necesario para neutralizar el CIH producido, con azul de bromofenol corno indi· cador.

El hallazgo de pequeñas cantidades de óxido de carbono en saugre. de evidente significación tóxica, no implica necesariamente, sin embargo. la polución del ail·e en que se vive: cabe hallarlo c:m ciertos trastornos metabólicos o por absorberse con el humo del tabaco.

El oxicarbonísmo endógeno. - En la sangre puede hallarse cierta pro· porción de carboxihemoglobina (oxicarbonemia normnl), cuya cuantía so· brepasa raramente del 1 %. En determinados estados patológicos -sínto· mas asfícticos de origen pulmonar o cardíaco con bfaclicardia- aparece como catabolito de la hemoglobina a razón de 0,30 a 0,42 mi/hora. Es posible que tales b·astornos se deban, en realidad, al oxicarbonismo. ,

El oxicarbonismo de los fumadores.- Independientemente del mono·

i(

¡(

iC JC iC 3C 3C 3C 5G 30 3C 30 3C 30 30 30 30 30 30 30 30 30 3C so 30 3C 3C 3C 3C 3C 3C 3C 3C 3C 30

Page 20: Y MEDICl~A PREVENTIVA F. fuRNÁNDEZ-ÜUTIÉRREZ

lfERNÁ.'\DEZ-Cv'TlÉRI\E'Z. POI. UC!ÓK OXfCARBONO 77

xido catabólico, se halla en la sangre de fumadores habituales en propor­ción superior a la de los no fumadores. Habiéndose comprobado la exis­tencia del tóxico en el humo de tabaco, no es de extrañar el aumento en la tasa carboxihemoglobínica hasta un 15 % en los que absorben el humo.

Aunque la sintomatología derive de la anoxemja creada por el bloqueo de la hemoglobina, se evidencia la actividad tóxica "per se" del óxido de carbono en algunos fenómenos, como alteraciones del metabolismo ce­lular, del de las porfuinas, las amaurosis y otopatías irreverisbles, etc., de­bidos a la inhibición de sistemas enzimáticos.

VI. LA LUCHA CONTRA Et. OXICARBONISMO. -De cuanto ha quedado consignado es evidente que la prevención del oxicarbonismo significa, pura y simplemente, la prevención contm la poLución genera~ derivándose la importancia e interés de las medidas que puedan tomarse para redu­cir o evitar, en lo posible, la presencia de óxido de carbono en el am­biente laboral o en la atmósfera, a la que se vie1te libremente junto con los demás polucionantes.

~o es tarea sencilla por desconocerse todavía buena parte de los me­canismos de su producción y a los que se debe la polución; falta mucho por estudiar respecto a las reacciones que tienen Jugar en la atmósfera y que son las responsables directas de las consecuencias del brumazón en los núcleos industrializados próximos a las costas o a cursos de agua.

Por deberse la polución, en su mayor parte, a los elementos de trru1s­porte, conviene en primer lugar, a nuestro juicio, conseguir la informa­ción más amplia sobre los trabajos y medidas de prevención tomadas en otros países, tendentes a conseguir una más perfecta combustión de los cru·burantes cuya energía mueve los motores. En segundo luga1·, nos pa­rece preciso contribuir al conocimiento de los mecanismos de la polución Y de la autodepuración de la atmósfera.

Desde este último punto de vista es interesantísima la acción pro­tectora de la vegetación, a la qtte se debe en buena parte el manteni­miento de m1 relativo eq uilibrio.

Estamos convencidos ele que la Academia de Ciencias Médicas, la Aso­ciación de Microbiología, Higiene y Ñledicina Preventiva y la Asociación de Medicina del Trabajo pueden contribuir con la valiosa aportación de sus miembros, continuando el camino iniciado por la última, organizando cursos, sesiones en las que se discutan libre y eficazmente los problemas planteados y, a través de ponencias o comisiones especializadas, formular Y proponer sus sugerencias a los organismos competentes. Una de lns que creemos más eficaz a breve plazo en nuestra ciudad es la de propugnar el aprovechamiento integral de los espacios libres para convertirlos en zonas verdes y asegurar la existencia del arbolado que orna sus calles Y jnrdines.

Instituto Nacional de To:ricología. Barcelona.