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1 7 9 RELACIONES 107, VERANO 2006, VOL. XXVII A la familia Guzmán Cruz y todos los desaparecidos políticos de Michoacán REVE INTRODUCCIÓN En la última década del siglo XX, el proceso de demo- cratización vivido en América Latina después de años de dictaduras (con el antecedente relevante de la tran- sición española tras el fin del franquismo), así como el fin de la guerra B * [email protected] Agradezco a Rosa Guillén y Héctor Hernández, auxiliares de investigación del Centro de Estudios Rurales, por su apoyo y colaboración en esta investigación. De la misma forma quiero agradecer a los dictaminadores de este texto por sus puntuales observaciones y valiosas sugerencias, que contribuyeron a mejorar este texto. A partir de los recuerdos y evocaciones de un comunista zamorano y un guerrillero purépecha (en el centro occidente de Michoacán, Méxi- co), el presente ensayo quiere contribuir a la discusión sobre el lugar que ocupa la memoria comunista y guerrillera al interior de organiza- ciones como el Partido de la Revolución Democrática, que en México se presenta como la expresión electoral de la izquierda, pero que man- tiene hoy una relación ambigua con ese legado. Propone a la vez un acercamiento desde abajo y desde las experiencias locales a la historia política de esta organización, a partir de algunos elementos de las his- torias de vida de dos militantes de la izquierda rural mexicana, don Rafael Sánchez Hernández y Tata Gildardo López Campos. (Comunismo, guerrilla, memorias, historia oral, movimientos socia- les, partidos políticos) VOCES Y MEMORIAS DESDE ABAJO: COMUNISTAS Y GUERRILLEROS EN LA HISTORIA OFICIAL Y EL PRESENTE DEL PRD Luis Ramírez Sevilla* EL COLEGIO DE MICHOACÁN

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R E L A C I O N E S 1 0 7 , V E R A N O 2 0 0 6 , V O L . X X V I I

A la familia Guzmán Cruz y todos los desaparecidos políticos de Michoacán

REVE INTRODUCCIÓN

En la última década del siglo XX, el proceso de demo-cratización vivido en América Latina después de añosde dictaduras (con el antecedente relevante de la tran-

sición española tras el fin del franquismo), así como el fin de la guerra

B

* [email protected] Agradezco a Rosa Guillén y Héctor Hernández, auxiliaresde investigación del Centro de Estudios Rurales, por su apoyo y colaboración en estainvestigación. De la misma forma quiero agradecer a los dictaminadores de este texto porsus puntuales observaciones y valiosas sugerencias, que contribuyeron a mejorar estetexto.

A partir de los recuerdos y evocaciones de un comunista zamorano yun guerrillero purépecha (en el centro occidente de Michoacán, Méxi-co), el presente ensayo quiere contribuir a la discusión sobre el lugarque ocupa la memoria comunista y guerrillera al interior de organiza-ciones como el Partido de la Revolución Democrática, que en Méxicose presenta como la expresión electoral de la izquierda, pero que man-tiene hoy una relación ambigua con ese legado. Propone a la vez unacercamiento desde abajo y desde las experiencias locales a la historiapolítica de esta organización, a partir de algunos elementos de las his-torias de vida de dos militantes de la izquierda rural mexicana, donRafael Sánchez Hernández y Tata Gildardo López Campos.

(Comunismo, guerrilla, memorias, historia oral, movimientos socia-les, partidos políticos)

VOCES Y MEMORIAS DESDE ABAJO: COMUNISTAS Y GUERRILLEROS EN LA HISTORIA

OFICIAL Y EL PRESENTE DEL PRD

Luis Ramírez Sevilla*EL COLEGIO DE MICHOACÁN

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fría y la caída del “bloque socialista”, constituyeron el contexto comple-jo en el cual volvieron a resurgir las voces que habían sido objeto de larepresión en sus respectivos países y que pese a ello habían mantenidola denuncia de las situaciones vigentes y el anuncio de nuevas posibili-dades de vida y organización social: la voz de las utopías posibles.

Estos esfuerzos por la conservación-recuperación-motivación de lasmemorias han tenido una de sus principales expresiones en las organi-zaciones de familiares de los desaparecidos políticos, que desde las dic-taduras defendieron los casos y la memoria de sus seres queridos. Sinembargo, ahora, en el marco las “aperturas democráticas”, no han falta-do quienes han pretendido retomar estas historias despojándolas de sucarga potencial de cambio revolucionario, justo como en México se haquerido hacer con nuestro 68, ahora reivindicado por quienes antes lodeformaron y callaron. Con todo, los testimonios de la gente que parti-cipó en estos procesos –que no se reducen a una fecha– también resur-gen ahora con exigencias de vigencia actual, no sólo con ánimo de serpiezas de museo inerte, sino demandando hoy como ayer la solución delos problemas por los que surgieron.

Este debate ocurre no sólo en el plano de la vida política nacional denuestros respectivos países –donde se discute qué hacer jurídica y polí-ticamente con nuestro pasado reciente– sino también al interior de algu-nas organizaciones sociales y políticas que se ubican de manera ambiguacercana a las tradiciones de izquierda, pero que suelen mantener su des-linde de las luchas declaradamente socialistas o anticapitalistas; organi-zaciones que de algún modo quieren aprovecharse de algunos símbolosde aquellas luchas, sin asumir sus implicaciones. En ese marco, el presen-te ensayo quiere contribuir con la vertiente de la memoria comunista yguerrillera al interior de la izquierda partidaria mexicana representadahoy en el PRD.1 De manera más o menos evidente, esta discusión se rela-ciona con procesos que se están viviendo también en otros países.

1 Este trabajo es un subproducto de una investigación todavía en curso, en la cual ex-ploro la intersección entre las biografías personales de algunos exmilitantes comunistasy guerrilleros michoacanos, con las historias de las organizaciones de las que formaronparte y los procesos de cambio político más amplios en los cuales estuvieron inmersos.Agradezco a Erick Hiram Legaria Rodríguez, el haberme facilitado tres entrevistas reali-

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En términos metodológicos, el proyecto propone acercarse a la histo-ria de organizaciones como el PRD, por decirlo así, desde abajo, a través dela memoria y las biografías o historias de vida de sus militantes de base,en lugar de privilegiar o tomar como punto de partida la visión desdearriba, desde la gran historia nacional de esas organizaciones o de sus di-rigentes o ideólogos.

Por su intención de incursionar en un área de la historia política re-gional a partir de entrevistas con dos personajes centrales –en el cruce delas historias organizativas de un movimiento y las historias de las per-sonas– este trabajo combina elementos de una historia oral temática conlas guías proporcionadas por dos historias de vida o biografías (Aceves1998, 223).2 Así, con apoyos paralelos en fuentes hemerográficas y docu-mentales,3 este trabajo está basado centralmente en los testimonios ora-les de dos campesinos michoacanos: uno de ellos, don Rafael HernándezSánchez, militante comunista en la mestiza y conservadora Zamora; yTata Gil, don Gildardo López Campos, de la comunidad indígena deCherán, defensor de los bosques comunales y exmiembro de una de lasprincipales organizaciones guerrilleras que operaron en Michoacán enlos años setenta.4 A partir de información recabada en campo mediante

zadas por él en el marco del Programa “Cuéntanos tu historia”, del que es responsableen la SEDESO Michoacán; esos testimonios (de Gildardo López, Guadalupe Fabián y Ra-miro Sierra) se sumaron –para la realización de este trabajo– a las diez entrevistas realiza-das en 2004 con don Gil, don Lupe y don Rafael Hernández.

2 En este sentido el trabajo se inspira también en Saltalamacchia, Colón y Rodríguez(1983, 325), quienes han planteado que las historias de vida permiten “hacer un mapatentativo de las instituciones en las que se fue forjando el movimiento social”.

3 Agradezco a Carlos Wagner la apertura de los archivos de Guía, semanario que enlos tiempos investigados estaba directamente vinculado a la Diócesis de Zamora, y queofrece una excelente ventana a la atmósfera anticomunista de los años sesenta. Agradez-co también a los encargados del CEMOS –Centro de Estudios del Movimiento Obrero y So-cialista– quienes me dieron todas las facilidades para consultar los archivos del PCM enMichoacán.

4 Además de agradecer a don Rafael y Tata Gil por su confianza y amistad, quierotambién agradecer a Salvador Maldonado por su invitación a participar en el Seminariosobre “Políticas de la memoria en regímenes democráticos”, realizado en El Colegio deMichoacán en mayo de 2005, donde presenté una versión preliminar de este trabajo. Di-cho seminario fue tan atractivo y sugerente como el Foro de Discusión Académica La gue-

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entrevistas con estas dos personas, trato al final de discutir algunosasuntos relacionados con la situación actual que guarda “la herencia”comunista al interior del Partido de la Revolución Democrática, en undoble sentido. Por un lado, mi propósito es discutir sobre el lugar queguarda el testimonio comunista y guerrillero en la construcción de la“identidad” o la “tradición política” del PRD; y por otro, el lugar especí-fico que estos exmilitantes de la “vieja izquierda” han ocupado en la or-ganización de este nuevo partido.

Antes de pasar al desarrollo de este trabajo, es necesario aclarar queen esta recuperación de los testimonios personales de algunos militantesde izquierda, no se les pretende presentar como “militantes de acero”que siempre tuvieron claridad sobre su “misión”. Compartimos la ideade que es necesario “someter los legados a una visión crítica que permi-ta recuperar los aspectos creativos y lo destructivo que hubo en la expe-riencia” (Jelin 2003, 133); reconocer que existe una construcción conflic-tiva de los actores y que “ninguna biografía viene predeterminada y quele corresponde al sujeto buscar las salidas más oportunas para solucio-nar sus crisis” (Suárez 2003, 187). Todos estos planteamientos se alejande toda idea de destino, y sugieren una proyección a la construcción delos futuros deseados (Zemelman 1989). Estas perspectivas le restan pesoa las memorias como recuperaciones del pasado para subrayar su poten-cial en la construcción de futuros, bajo la idea de que “pueden ser un ele-mento que acompañe la movilización social que cuestiona […] el poderdominante en el presente” (Aceves 234). Además de abandonar el acen-to en el pasado para ponerlo en el futuro, existe también la necesidad derestarle énfasis a la condición presuntamente “objetiva” de estas recons-trucciones (Todorov cit. en Jelin, 16), pues más allá de cualquier “fascina-ción por lo real-parlante” debe tenerse claro que mediante estos rastrosno se reconstruyen “los hechos” y las acciones que ocurrieron en un pro-ceso determinado, sino “el sentido que tenían esas acciones para sus par-ticipantes” (Saltalamacchia 1983, 329-336).

rrilla en las regiones de México, siglo XX, realizado dos años antes por Verónica Oikión,esfuerzo social y académico por reconstruir –a través de medios diversos y con la asis-tencia de todas las habilidades disciplinarias– las historias sobre nuestros movimientosarmados.

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Así, al emprender este esfuerzo debemos estar claros de que “no nosacercamos a cosechar las memorias de la gente con el fin de reconstruirhechos tal como fueron […] La memoria selecciona, escoge, discrimina ytransmite lo que le interesa que circule entre propios y extraños” (Ace-ves 228). En estas memorias “hay en juego saberes, pero también hayemociones” (Jelin 17), y es ese juego de saberes y emociones –que prefi-guran un proyecto latente– lo que pretendemos reconstruir y revalorar.

EL PRD Y SU POSICIÓN FRENTE AL PASADO COMUNISTA Y GUERRILLERO

Vale iniciar señalando lo que parece ser una contradicción en el actualPRD, partido que a pesar de haberse formado también con exmilitantescomunistas y de la guerrilla mexicana, ha relegado a esta corriente depensamiento a la marginalidad en su vida interna, y en el caso de la ver-tiente armada prácticamente se le ha hecho a un lado en la historia queeste partido reclama como propia.5

Acaso por consideraciones estratégicas (para resolver la tensión en-tre la opción electoral y la reivindicación de las experiencias armadas delpasado; para no dar lugar a confusión ante las versiones oficiales quetrataban de mostrar al PRD como un “partido violento”), lo cierto es queeste partido no incluyó en sus documentos básicos alusión expresa algu-na (con su nombre propio) a las luchas comunistas y menos aún a las lu-chas guerrilleras de nuestro pasado reciente. Así, si bien existen indiciosclaros sobre la presencia de las memorias del cardenismo en distintas ex-presiones de la izquierda actual, particularmente en el PRD (Maldonado2005), las de otras partes de la izquierda –como su expresión radical ar-mada y la línea expresamente comunista– brillan por su ausencia.

5 Además, como parte de la “deuda” del PRD con la izquierda política y social mexi-cana, cabe recordar que –ante la negativa de las autoridades electorales controladas porel gobierno mexicano a otorgar nuevo registro al PRD– legalmente este partido se vio ori-llado a surgir en 1989 con base en el registro partidario ganado por la izquierda mexica-na en 1979 por medio del PCM y la Coalición de Izquierda, y refrendado por el PSUM y elPMS hasta 1988.

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Podemos entrever esta situación tanto en la versión de 1991 como lade 1998 de la Declaración de Principios del PRD, donde sus autores secuidaron de nombrar estas luchas (insisto, por su nombre propio). Comomuestra de ello, en el apartado de “Nuestra tradición política” (PRD

1991, 10-14) no se hace sino afirmar –por ejemplo, entre otras cosas– que“Nuestro partido se nutre de las ideas, los movimientos sociales y lasinstituciones que la evolución nacional engendró en sus etapas más crea-tivas y en sus definiciones más radicales”, pero no llega más allá. En lassiguientes líneas, el PRD utiliza decenas de expresiones6 para hablar delos elementos que se articulan y funden en “nuestra tradición”, muchasde las cuales sugieren que aquellas luchas legales y armadas de los so-cialistas y comunistas pudieran estar ahí recogidas, pero nunca lo diceexplícitamente. En todo caso, estamos ante la posibilidad de una inter-pretación libre de todas aquellas expresiones, así como de la noción delas “etapas más creativas” y sus “definiciones más radicales”.

En 1991, además, decía el PRD que:

Tanto en su memoria como en sus orígenes están presentes las movilizacio-nes y las huelgas de los mineros, de los maestros y ferrocarrileros en la déca-da de los años cincuenta, de los electricistas y de otros grupos de traba-jadores y profesionistas en defensa de sus derechos fundamentales, quesufrieron el acoso gubernamental y fueron violenta e ilegalmente reprimi-dos. Todo ello forma parte de la trayectoria de que surgimos [...] Es al mismotiempo motivo de orgullo, signo de identidad y fuente de responsabilida-des. Se trata de un valioso legado que, por lo mismo, para el PRD es irrenun-ciable (PRD 1991, 13-14).

6 Algunas de las expresiones empleadas son del tipo de: “sufragistas”, “obreros ycampesinos”, “sindicalistas democráticos”, “ideales revolucionarios”, “maestros rurales”,“agraristas”, “comunidades indígenas”, “colonias populares”, “derechos humanos”, “mi-norías”, “escritores, artistas e intelectuales”, “libertad de expresión”, “pluralismo”, “eco-logistas”e incluso hasta “la solidaridad auténtica con los pobres y marginados”, de talmodo que aunque estuvieron en muchos de los casos y procesos ahí enunciados, tantolos anarquistas como los socialistas, comunistas y guerrilleros, son omitidos de aquellasreferencias.

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Y aunque se alude a él como un orgullo irrenunciable, el legado co-munista y guerrillero que en aquella expresión queda diluido es tam-bién, por lo visto, un tabú impronunciable para el PRD, pues aunque unapersona informada de nuestra historia nacional podría suponer o estarseguro de que ahí (en la mención de aquellas luchas) van ellos –los co-munistas y los guerrilleros– otra vez no se les nombra por su nombre, comosi se temieran las implicaciones de invocarlos.7 Aunque pudiera parecercaprichoso, el tema de las palabras es importante, pues “las controver-sias acerca de las maneras de nombrar […] son en sí mismas expresiónde las luchas por la memoria y el sentido del pasado” (Jelin 128).

A pesar de que fue hasta 1998 que el PRD se definió en su Congresonacional “como un partido de izquierda”, en el apartado sobre “Identi-dad” de la Declaración de Principios que se dio a conocer en ese año lesiguió dando vueltas al asunto aquí planteado, y de nueva cuenta se de-finió esa identidad de izquierda sin la presencia nominal de comunistasy guerrilleros. Así, al enumerar “las luchas de nuestro pueblo por gober-narse a sí mismo” de las cuales se nutre el PRD, tan sólo se menciona –en-tre algunas más– a “las campañas para incorporar y dar vigencia insti-tucional a los derechos sociales; los movimientos sociales de los añossesenta y setenta en contra del autoritarismo del poder presidencial; elmovimiento estudiantil y popular de 1968 y el gran movimiento detransformación democrática del país iniciado en 1988” (PRD 1998, 9).

No me detendré demasiado en apuntar que una formulación así dela historia partidaria y nacional pareciera sugerir que sólo hasta 1988surgió en México un “gran movimiento de transformación democráti-ca”. En vez de ello, subrayaré que la segregación o silenciación del pasa-do comunista o guerrillero que se observa en estos documentos naciona-les del PRD, se vive también, de maneras diferenciadas, en las realidadesregionales de este partido. Aunque hay evidencias de que la correlaciónde fuerzas e influencias entre esas y otras corrientes formativas del PRD

7 Existe alguna semejanza entre lo que ocurre aquí y lo que ha observado Susana Na-rotzky (2005) respecto a la homogeneización del “antifranquismo”, noción que anula lasdiferencias al interior de las diversas fuerzas que en realidad lo compusieron, desvanecesus matices y significa una reducción y empobrecimiento de la historia.

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son muy distintas en los distintos estados del país y aun entre estadosvecinos (véase Calderón 19948), en general dicha segregación no es sólodeclarativa y en el papel sino que se reitera –con matices– en la vida co-tidiana partidaria en los planos regionales.

Más allá o además de su ocultamiento de la historia oficial partida-ria, estas expresiones también han sido relegadas en la vida práctica y enlas jerarquías de la organización del PRD. En lo general, las personas pro-venientes de o identificadas con estas líneas políticas han quedado aisla-das o en posiciones secundarias, salvo en los casos en que se han articu-lado con algunas de las principales corrientes partidarias en el nivelestatal o nacional.

Vale reconocer que hay evidentes y notables excepciones en muchode lo hasta aquí dicho. En el plano nacional del PRD, por ejemplo, hansostenido una importancia considerable –a veces en términos “morales”y otras veces de forma más práctica– exmilitantes comunistas como Ar-noldo Martínez Verdugo y Pablo Gómez, o exmilitantes de organizacio-nes armadas como Camilo Valenzuela, por mencionar sólo algunos delos aún vivos. En el plano estatal de Michoacán, acaso los principales ex-ponentes de estas distintas vertientes son, por un lado, Jaime Hernán-dez, actual rector de la UMSNH, antes diputado local por el PRD y exmiem-bro del PCM, igual que Serafín Ríos, actual senador por el estado deMichoacán; y por el otro, personas como Fabricio Gómez Souza, Abda-llán Guzmán Cruz, el primero diputado local, el segundo diputado fe-deral, ambos expresos políticos integrantes del Movimiento de AcciónRevolucionaria que operó sobre todo a finales de la década de los añossesenta y principios de los setenta; con un perfil similar, Tayde Aburto–que del MAR pasó al PMT y al PMS– fue hace algunos años diputado ypresidente estatal perredista vinculado, igual que el mencionado sena-dor Ríos, a la corriente entonces hegemónica de Cristóbal Arias.

8 Calderón muestra por ejemplo cómo la correlación de las fuerzas formativas queintegraron al PRD en Michoacán y Guerrero fueron muy distintas, con una hegemonía delas fuerzas expriistas de la Corriente Democrática mucho mayor en el primer estado queen el segundo, donde organizaciones cívicas y políticas como la ACNR y la línea PCM-PSUM-PMS tenían una presencia comparativamente mayor.

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Más allá de esos y otros casos, los integrantes de estas corrientes, so-bre todo en los planos de los municipios han quedado las más de las ve-ces rebasados no sólo por las demás corrientes formativas del PRD (comola Corriente Democrática del PRI y muchas otras), sino quizás sobre todopor el enorme sector “arribista” –por usar la expresión de Panebiancopara referir a los militantes que buscan preferentemente los incentivos obeneficios materiales o de estatus (1990, 69-70)– que hizo crecer al PRD enlos años posteriores a su fundación.

Contra esa tendencia al ocultamiento de la memoria y a la segrega-ción orgánica de los militantes comunistas y exguerrilleros dentro delPRD, este trabajo pretende rescatar desde sus testimonios su propia ma-nera de ver esa historia y de proponer un presente y un futuro alternati-vo para este partido.

En esta tarea, me impulsa la convicción de que si ese ocultamiento dela memoria comunista y guerrillera es lamentable cuando proviene de lahistoria oficial admitida y seleccionada por los gobiernos mexicanos, loes más cuando se trata de la historia que reconstruye como propia el quese proclama como principal partido de la izquierda mexicana, herederode las tradiciones del socialismo mexicano y el nacionalismo revolucio-nario.9 Por lo demás, me impulsa también la idea de que las reivindica-ciones profundas de los comunistas no sólo son cosa del pasado a resca-tar para una vitrina de líneas y hojas, sino que siguen siendo válidas hoyy para el futuro.

En este sentido, es una propuesta de recuperación de proyectos polí-ticos y no sólo de memorias individuales.10 Se trata de personas que sereconocen y autoidentifican como parte de un colectivo o de un flujodeterminado de izquierda, y que al interior del PRD –en un contexto de

9 Grupos de cuya relación ha surgido una cierta situación de limbo ideológico, más quede una hegemonía plena; una situación en la que existe dominio de una(s) corriente(s) so-bre otra(s), pero está ausente la dirección de parte de alguna de ellas (Ramírez 1997).

10 Aludo aquí a una de las tensiones que han aparecido entre los distintos esfuerzossurgidos en España para la recuperación de la memoria, señaladas en el trabajo presen-tado por Susana Narotzky en el mencionado Seminario sobre “Políticas de la memoriaen regímenes democráticos” (Zamora, El Colegio de Michoacán, mayo 2005).

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encuentro y cambio político cultural– se han relacionado y confrontadocon otras memorias que han tendido a ser dominantes. Estamos anteuna serie de recuerdos personales y privados que no han alcanzado a sercompartidos y socializados; rescoldos de un proyecto contra hegemóni-co capaz de producir no sólo otras historias sino otros futuros.

Por otra parte, en este trabajo continúo de algún modo esfuerzos an-teriores en los que vi a los grupos que dieron origen al PRD como flujosportadores de distintas culturas políticas (Ramírez 1997), y que ahorapropongo también como portadores de memorias contrastantes sobreun pasado que se podría suponer “común”, y que evidentemente no loes. Aquí de otros modos, mediante el intento de reforzar discursos silen-ciados y nuevas legitimidades políticas, trato también de reflexionar so-bre el pasado y el futuro de la izquierda mexicana, y –siguiendo la in-vitación de José María Valcuende (2005)– trato de responder a unapregunta constante en la investigación social, actualizada en la temáticaespecífica que nos ocupa: ¿investigar para qué? Trato así de afrontar al-gunos de los retos para la práctica política (Narotzky 2005), que tienenque ver con la filosofía de la praxis, para la cual el objetivo final de la re-flexión es la transformación de la realidad de acuerdo con un proyectoespecífico.11

11 Dice Adolfo Sánchez Vázquez que “la praxis ocupa el lugar central de la filosofíaque se concibe a sí misma no sólo como interpretación del mundo, sino como elementodel proceso de su transformación”. Y aclara que “Tal filosofía no es otra que el marxis-mo” (1980, 21), pues Marx niega “que el conocimiento sea mera contemplación, al mar-gen de la práctica” (ibid., 158), e insiste en que la praxis es fundamental en ese paso “Dela interpretación del mundo a su transformación” (164). La preocupación sobre la praxistiene antecedentes premarxistas, y es visible que las raíces previas retomadas por Marxvienen de Hegel y Feuerbach (54-55). Al interior del marxismo existen diferentes formasde concebir la praxis (pp. 52-ss); en particular Gramsci subraya, con la expresión filoso-fía de la praxis, “la oposición del marxismo tanto al materialismo mecanicista como a la fi-losofía especulativa […], desligada de la historia real y de la práctica humana, particular-mente la política. En pocas palabras, pretendía acentuar el papel del factor subjetivo enla historia real […reaccionando] contra un marxismo ‘perezoso’, que transformaba el pa-pel de los factores objetivos […] en la negación de la actividad práctica revolucionaria”(op. cit., 57). Nuñez y Escusa (2005), por su parte, nos dicen que para Gramsci la filosofíade la praxis es una concepción del mundo que “debe demarcarse claramente del realis-

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Bajo esa inspiración general, en el siguiente apartado referiré prime-ro algunos de los datos básicos de los actores centrales de nuestra re-construcción. Enseguida, iremos hilvanando la descripción de algunosepisodios de sus vidas, transcribiendo textualmente partes sustantivasde sus reconstrucciones; finalmente, comentaré algunos puntos que enestos recuerdos salen a relucir y que son relevantes en la discusión queplanteamos sobre el desplazamiento, marginación y olvido a que hansido sometidas estas personas, sus memorias y líneas de pensamiento.De esta manera, nos preguntamos sobre el lugar que estas memorias tie-nen en la historia oficial del PRD y el lugar que tienen sus militantes enla vida partidaria cotidiana. Mostraremos así que más allá de que el PRD

pueda invocar en ciertos espacios y momentos la memoria de la izquier-da radical, tiende a relegarla en los hechos de su vida cotidiana y en loscompromisos políticos que sustenta.

DON RAFA Y TATA GIL: DOS MEMORIAS Y MILITANCIAS DE LA IZQUIERDA

RURAL MICHOACANA

Don Rafael Hernández: ser comunista en Zamora...

Una de las personas que nos sirven como entrada para esta exploraciónes don Rafael Hernández, originario de El Espíritu, en ese tiempo partede la Hacienda de Santiaguillo. Nació en 1926, en el contexto de la luchaagraria en la que participaron sus parientes, y por medio de la cual lo-graron hacer de esta pequeña localidad un ejido más del valle de Zamo-ra, hacia 1934. Aprendió a leer y escribir casi solo, cuidando chivas en elcerro, donde se hizo descreído de Dios, proceso en el que ayudó el com-portamiento de un cura para con su padre cuando éste parecía agonizar.Su condición alfabeta en un mundo de iletrados lo llevó a poner ese sa-

mo filosófico (positivismo), así como de toda forma de idealismo, […pues] a diferenciadel realismo y del idealismo que parten de concepciones que consideran la realidadcomo acabada, considera que la realidad en sí misma es un producto histórico”, invocan-do creativamente al papel que el conocimiento pueda tener en esa producción histórica.

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ber al servicio de la gente de su pueblo, para conseguir maestros, escue-las, agua, caminos o tantas cosas que la gente necesita.12

Gracias a los contactos de Rubén Contreras, un amigo y paisano es-tudiante del Instituto Politécnico Nacional, desde chico don Rafael em-pezó a conocer a mucha gente tanto en la ciudad de México como en elestado, y entró en contacto con las entonces JJCC (Juventudes Comunis-tas) en las que participó durante los años cincuenta, aún antes de que és-tas se constituyeran formalmente en Michoacán. Después, hacia 1961 sehizo miembro activo del Partido Comunista Mexicano. Don Rafael in-gresó junto con algunos otros campesinos a un PCM zamorano que en esetiempo no tenía presencia significativa de grupos profesionistas, a dife-rencia de veinte años antes (1938), cuando la principal célula del PCM enZamora era la de los maestros de la secundaria para trabajadores –cuyodirector era un comunista proveniente de Sinaloa (Oikión 2004, 222)–que era un “punto de apoyo del partido para su trabajo en los sindica-tos de esa región” (CEMOS, C15, f21.3).13

A inicios de la década de los años sesenta, después de la celebraciónen la ciudad de México de la Conferencia Latinoamericana por la Sobe-ranía Nacional, la Emancipación Económica y la Paz; en el marco de lapromoción del Movimiento de Liberación Nacional (agosto 1961), dela Central Campesina Independiente (1961-1963) y luego del Frente Elec-toral del Pueblo (1963-1964), varios campesinos de ejidos de Zamora –al-

12 Desde entonces –1945-1950– y hasta la fecha, don Rafael sigue siendo un infatiga-ble hacedor de escritos y gestor de demandas, por lo que hay oficios y cartas suyas en losarchivos municipales, de la SEP, de SCOP y otras secretarías de estado, del PCM, PSUM, PMS,en Guía, entre otros. De los campesinos a los que ha apoyado como gestor o escribano,dice que en su mayoría no eran antes del PC como ahora no lo son del PRD, sino del PRI:campesinos a los que “no les da resultado la CNC ni el PRI, y dicen: ‘Vamos a hablarle aaquél’ […] y yo creo también prefieren venir aquí porque nunca les he cobrado nada”.

13 Es probable que esta célula de maestros zamoranos haya desaparecido después deesos años. Danzós Palomino refiere como en esa etapa muchos maestros en el paísingresaban al PCM por conveniencia, para “estar a tono con la ideología del jefe”, pues elDirector General de Enseñanza Primaria en el país “era destacado miembro” y dirigentenacional del PC durante el gobierno de Cárdenas. Después, con Ávila Camacho hubo de-serción masiva de esos maestros, que “se hicieron una camarilla de líderes ‘charritos’”(1974, 67-68).

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gunos de ellos cercanos a la CNC y al PRI– se incorporaron a las filas delPCM en la célula “Miguel Regalado”; otros lo hicieron en la célula de Ata-cheo, pueblo en el que –según reconocía Guía– existían algunas “muycontadas personas de ideas sectarias y disolventes” (6/oct/1963). DonRafael refiere que también en Ario, Romero de Torres y otras comunida-des se afiliaron campesinos al PC zamorano.

En el conservador contexto regional de la Zamora de mediados delXX, don Rafael no fue el único que ingresó en aquellos años al PCM, perosí uno de los pocos que lo hizo proveniente de las Juventudes, y que a di-ferencia de otros que fueron comunistas pasajeros, se mantuvo en el PCM

hasta su fusión con otros partidos de izquierda en los años ochenta. Enesa continuada trayectoria organizó en el valle sindicatos y comités quese propusieron defender, en distintos momentos y modos, las causas decampesinos sin tierra que demandaban ampliaciones o dotaciones de eji-do en los años cincuenta; de los jornaleros en su negociación frente a lospatrones agrícolas en los años sesenta y principios de los setenta; y delos solicitantes cansados de la espera en algunas invasiones de tierrasque se dieron a inicios de la década de los setenta.14 En este sentido, donRafael fue uno de los comunistas michoacanos que se tomó en serio elPlan de Trabajo trazado en 1961 por el PC, donde establecía que susmiembros emprenderían la tarea de “organizar el sindicato estatal depeones agrícolas” (CEMOS, C15, f 37).

Otra faceta de su biografía de lucha –que lo liga a sectores con necesi-dades y posiciones a veces extremas– está en lo que podríamos llamar“luchas de acción directa”, tales como la fundación autónoma de escue-las más allá de las autoridades educativas; la “liberación” de enfermospobres con deudas en hospitales; o la organización de cuadrillas de de-sempleados para hacer trabajos públicos, imponiendo el pago al ayunta-miento; tácticas que –dice don Rafa– “no fueron muchas veces, nomás

14 Según muestra Hernández (1990, 150-151) en una localidad cercana a Zamora jor-naleros y solicitantes de tierras fueron, en muchos casos, los mismos campesinos sin tie-rra que debían trabajar como peones, pero que mantenían sus solicitudes con la esperan-za de obtener tierra propia como ejidatarios. Quizás por ello, los sindicatos agrícolasmanejaron al mismo tiempo las demandas en ambas vertientes, como asalariados y comosolicitantes de tierra.

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unas dos tres cosas aisladas, no continuas, cuando se llegaba la crisis entemporadas”, pero que al final sirvieron también, en sentido inverso,para permitirle salir de la cárcel las seis o siete ocasiones en que cayó ahí,mismas en que fue liberado por presión de sus compañeros de las distin-tas “cosas aisladas” en que participó.

En ese camino de luchas diversas, propias y ajenas, locales y nacio-nales, apoyó sucesivamente a los movimientos ferrocarrilero (1958), ma-gisterial (1958-1959) y estudiantil (1963, 1966, 1968). Después de partici-par en la Conferencia Latinoamericana, promovió a la CCI desde su pre-fundación en 1961,15 y luego a la CIOAC, cuando aquella fue copada porlíderes afines al PRI. Participó prácticamente en todas las causas que co-noció y estuvieron a su alcance, tal y como lo establecían las circularesque el PCM enviaba a sus miembros en el estado y las distintas partes delpaís.16

Sucesivamente fue candidato del PCM, PSUM y PMS en distintos luga-res y tipos de elección, incluyendo la candidatura a la diputación fede-ral por La Piedad en 1982 y por Zamora en 1988. En algunos de esos pro-cesos, la participación se hizo sin registro (antes de 1979), cuando eranecesario escribir el nombre del candidato en las boletas o pegar unaestampilla.

En su trayectoria conoció y se vinculó en distintos grados con perso-najes importantes como Ramón Danzós Palomino, máximo dirigente

15 El congreso de prefundación de la CCI se realizó en la propia ciudad de Zamora,con la participación activa de comunistas y miembros del PRI que aquí tuvieron un puntode confluencia previo al Movimiento de Liberación Nacional. Para mayor informaciónvéase Oikion (2004, 471).

16 A manera de ejemplo, podemos mencionar las Declaraciones de la CP del CC delPCM en relación con el problema magisterial en mayo de 1958, cuando se planteaba a loscomunistas del país que era “necesario rodear de mayor solidaridad a los maestros”(C29, f7); los oficios dirigidos por aquella misma instancia a los comités estatales y comi-siones organizadoras “en apoyo a las demandas de los trabajadores del sindicato de lacomunicación” en abril de 1961 (C41, f12); o para recordar la necesidad de “que las comi-siones estatales y regionales estén cumpliendo las tareas concernientes a la CampañaNacional por la Libertad de Presos Políticos” en agosto de ese mismo año (C42, f26); asícomo el “Informe del ataque a la Universidad de Michoacán por parte de las fuerzasreaccionarias” dirigido el 14 de marzo de 1963 a todos los comités estatales del partido(C49, f19).

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campesino comunista en la segunda mitad del siglo XX y candidato pre-sidencial del FEP en 1964; Valentín Campa, dirigente ferrocarrilero y can-didato presidencial en 1976; Arnoldo Martínez Verdugo, dirigente histó-rico de los últimos 15 años del PCM y candidato presidencial en 1982;Othón Salazar, dirigente magisterial y primer alcalde comunista en Al-cozauca, Guerrero; y –en reuniones del magisterio– al maestro Lucio Ca-bañas, posterior símbolo de la lucha guerrillera en México. Además deello, desde los tiempos del MLN y la CCI conoció también a Lázaro Cár-denas y a su hijo Cuauhtémoc.17

El papel de don Rafael en los partidos de izquierda en la línea PCM-PMS en Zamora, fue fundamental, aunque desde la fase final del PCM

(1979-1981) se incorporaron en la región otros elementos como los her-manos Ríos de Santiago Tangamandapio que en la región lo empezarona desplazar. En esos mismo años, un exintegrante de la guerrilla (Movi-miento de Acción Revolucionaria-Liga Comunista 23 de Septiembre),originario de Jacona y reintegrado a la vida civil (Armando GonzálezCarrillo) se convierte en candidato a gobernador por el PCM y eso tambiénmodifica el lugar de don Rafael en la organización comunista regional.

Sin embargo, el impacto más sensible se percibe desde su incorpo-ración al PRD, donde fue desplazado en la oleada neocardenista por otraspersonas con otras trayectorias políticas. Como veremos más adelante,tanto él como el pequeño grupo de campesinos comunistas fueron aquísobrepasados por la marea “cardenista” en 1988, cuando tuvo lugar unencuentro conflictivo con otros estilos de ser y hacer en la política, que

17 En su propia enumeración don Rafael es mucho más extenso, empezando por losmás cercanos: “Rubén Contreras Cervantes de El Espíritu, Zamora; Ignacio Madrigal deTangancícuaro; Gildardo González de Patamban y Samuel Ruiz Mora también de Mi-choacán; Manuel Popoca de Durango; Manuel Terrazas, Gildardo Domínguez, J. RefugioZepeda. Al Gral. Lázaro Cárdenas del Río, Heriberto Jara, Jacinto B. Treviño, Francisco J.Múgica, Vicente Lombardo Toledano, Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros, José ChávezMorado, José Hernández Delgadillo, Dionisio Encinas, Narciso Bassols. Heberto Castillo,Valentín Campa, Demetrio Vallejo, Rubén Jaramillo, Cuauhtémoc Cárdenas, EncarnaciónPérez, Arnoldo Martínez Verdugo, Othón Salazar, Luis Mario H. Hernández, MiguelAroche Parra, Graciano G. Benites, Benita Galeana; Ramón Danzós Palomino, ArturoOrona, Alfonso Garzón. Además de Fidel Castro, a quien conoció en la década de losaños cincuenta en una reunión realizada en la colonia Roma de la ciudad de México.

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ya había tenido antecedentes en la primera mitad de los años sesenta, enla difícil etapa del MLN y el FEP,18 similar en este sentido a la que se vivióen el proceso que llevó del FDN al PRD.19

Ser comunista en Zamora desde mediados del XX le permitió a donRafael conocer un tiempo y un lugar en el que los ataques a sus ideas ysu forma de pensar y querer ser estaban presentes y se divulgaban pormedios diversos: desde las misas dominicales hasta otros tipos de reu-niones, cursos y seminarios promovidos por la Iglesia zamorana. Estemundo y ambiente de fervor anticomunista puede percibirse por ejem-plo –para el caso particular de Zamora– a través de las ediciones del se-manario local Guía (en ese tiempo “semanario diocesano”) que mues-tran las proclamas anticomunistas que don Rafael tuvo que enfrentar, en

18 Un documento de esos años que existe en el CEMOS (C15, f43), sin firma y muy críti-co, remite a un episodio ocurrido en Zamora –en el que estuvo presente don Rafael– enel que se señalaba que “[...] ya desde el mitin de Zamora se vio claramente los objetivosoportunistas que se seguían, el miedo cerval a las masas por parte de los demagogospriistas, así como el carácter mediatizado seguidista que tenía el partido en esa lucha.Ahí en Zamora, se conoció que algunos del MLN querían ser diputados del PRI por dife-rentes regiones de Michoacán; ahí se supo que no se podrían plantear los problemas delas masas por cuanto que no existe ninguna razón para separar la miseria de la políticagubernamental ya que se prohibió atacar al régimen de López Mateos, sacrosanto paralos priistas, pero desgraciado para nosotros. Asimismo, el comportamiento de Natalio(Vázquez Pallares...) dejaron ver que sus propósitos eran quemar a Agustín Arriaga y deninguna manera enderezar una lucha revolucionaria, es decir aprovechó este cobardepriísta el descontento de las masas para darle rienda suelta a su propia amargura perso-nal; finalmente, en Zamora no faltó algún comunista que señalara los errores y sin em-bargo se le acusó ni más ni más que de oportunista, faltando poco para decirle que esta-ba a servicio de Agustín Arriaga”.

19 Vale aclarar el sentido en el que se hace esta afirmación, pues entre ambos proce-sos (MLN-FEP y FDN-PRD) median no sólo algunas similitudes sino también profundas dife-rencias. Yo establezco la equiparación fundamentalmente en términos de que tanto enuna como en otra experiencia se pretendió unir a “una buena cantidad de demócratas yhombres de izquierda a lo largo y ancho del país”; fueron espacios en los que convergie-ron –de manera conflictiva y problemática– comunistas, socialistas y nacionalistas revo-lucionarios, muchos pertenecientes al PRI pero concebidos como “parte de las fuerzas deizquierda” que estaban a favor de “una política democrática, nacionalista e independien-te”; “fuerzas patrióticas, antiimperialistas, democráticas, capaces de imprimir un nuevocurso a la nación: […] la revolución democrática de liberación nacional” (Reyes 1988); y

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las que las fuerzas más influyentes de la sociedad local y regional se re-ferían a ellos como los “comunistas criollos”, “mexicanos traidores” con“ideas disolventes”; donde se llamaba a poner “un candado para los ro-jos” y se proclamaba con dibujos y con palabras que “El comunista estáfuera de la Iglesia”, difundiendo “la exhortación a los campesinos de laDiócesis” que hacía el Obispo para prohibir a los católicos pertenecer alPCM, al MLN o a la CCI, lo mismo que las prevenciones contra los movi-mientos y “mítines subversivos” o las denuncias de que “Tratan de infil-trarse los rojos en el campo católico”.20

No obstante todo lo anterior, y aunque pueda hablarse de Zamoracomo una ciudad de raigambre conservadora, es necesario reconocerque en todo caso ese tipo y grado de conservadurismo no está uniforme-mente distribuido en la sociedad zamorana, y como se verá no todoscoinciden en “poner candado a los rojos”.21 Así, por ejemplo, un estudioa fines de la década de los años ochenta establecía que a la pregunta dequé debería hacerse con los comunistas, sólo 3.9% de los encuestadosrespondía que “habría que encarcelarlos…”; en contraste, 39.8% creíaque “están equivocados pero tienen derecho a expresar sus opiniones”,

que fueron objeto de la represión gubernamental y la negación de su registro legal; ele-mentos todos ellos que se conocieron en ambos momentos. Pero también deben recono-cerse grandes diferencias no sólo formales (el FEP fue un frente que se creó antes de laselecciones, el PRD un partido que surgió después de ellas) sino en términos más sustan-tivos. Así, en primer lugar, debe mencionarse que los contextos nacionales e internacio-nales fueron radicalmente distintos a inicios de los años sesenta y a finales de los añosochenta. Además, mientras que el FEP sirvió para que el PCM se transformara en la fuerzadominante de la izquierda, para desplegar una amplia lucha frente al lombardismo y elcardenismo, en el PRD se disolvió el PMS sin lograr ese lugar; por último, puede decirseque las “corrientes nacionalistas” del PRI ya no se integraron al FEP como sí lo hicieron encambio al PRD (Para conocer en mayor detalle la relación entre PCM y FEP, véase el textocitado de Reyes 1988).

20 Guía, semanario diocesano, Zamora, Mich.; notas del 3 y 24 de febrero, 19 de junio,7 de julio, 18 de agosto, 1 de septiembre de 1963; y 28 de enero y 5 de abril de 1964.

21 Vale recordar que la Iglesia en Zamora no ha sido nunca una entidad homogénea,sino una con distintas expresiones y corrientes. Aunque acotadas y reprimidas, hanexistido aquí expresiones cercanas a la teología de la liberación (Hernández 1999, 167-171); además, muchos católicos tienen posiciones críticas a la jerarquía eclesiástica y sepercibe cierta “distancia entre el laico y su Iglesia” (ibid., 178,179).

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mientras que 50.5% aceptaba que “quizás tengan razón y hay que oírlos”(Arizpe 1989, 191). Diferenciando las respuestas por género y clase,Arizpe veía que la mayor intolerancia anticomunista se daba entre lasmujeres campesinas y de la alta burguesía, entre quienes 17.6 y 16.7%apoyaban el encierro. En cambio, entre los campesinos hombres 75%creía que “se debe escuchar a los comunistas porque a lo mejor tienen ra-zón” (ibid., 192). Pareciera claro que don Rafael supo desenvolverse en-tre ese amplio sector general de la población y de los hombres campesi-nos en particular que les concedían a los comunistas esa posibilidad.

Más adelante veremos algunas de las formas en que don Rafael, enaquel contexto complejo, luchó por difundir los planteamientos y lasideas de la izquierda comunista. Antes de ello, veamos ahora algunoselementos del perfil de don Gildardo López, otro luchador social delcentro occidente michoacano.

Tata Gil: en el monte, cuidando el bosque comunal… y apoyando la revolución

Don Gildardo López Campos, a quien también referiré como don Gil oTata Gil, es un campesino purépecha originario de una importante co-munidad de la Meseta, Cherán, donde nació en 1940. Huérfano de padredesde muy pequeño, vivió su infancia en su pueblo donde recibió ladoctrina religiosa de un vicario, cuando de chico su madre lo llevaba “delas manos a la iglesia”. Trabajó desde niño para otros agricultores o ga-naderos, y a eso de los 12 años tuvo su primera experiencia de conflictocon un patrón que lo acusaba de haberle robado un animal, en algo quejunto con otras experiencias posteriores fue asentando una posición dedon Gil ante los patrones, circunstancia que lo acercó a las proclamas so-cialistas de defensa de los trabajadores.22

Después de una breve experiencia laboral en los Estados Unidos (entiempos en que según recuerda todavía había pocos mexicanos allá),

22 En las entrevistas hay muchas expresiones de Tata Gil que expresan esto: en supueblo natal, en Nueva Italia, en Zamora, Tata Gil se vio enfrentado de distintas manerasa “los cabrones patrones”.

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don Gil combinó durante fines de los años cincuenta y sesenta el traba-jo con un patrón de su comunidad y el trabajo jornalero en las regionesde Zamora y Nueva Italia, donde participó en experiencias formales einformales, organizadas y espontáneas, de protesta contra los patrones.En esa ruta, como veremos más adelante, en Nueva Italia él y una cua-drilla de jornaleros purépechas se revelan contra un patrón abusivo;usando su lengua propia se comunican, lo rodean, lo desarman y des-pués de echarlo de la parcela, destruyen la cosecha de algodón y huyenpor el campo. Más adelante, en Zamora Tata Gil confluye con “el sindi-cato que traía don Rafael Hernández”: un sindicato con el que “ya mesentía capaz de defenderme” de cualquier “hijo de la chingada patróncabrón”.

Desde principios de la década de los sesenta y hasta la de los seten-ta, además de trabajar como jornalero por temporadas, Tata Gildardo sededicó a trabajar la madera y la resina, al tiempo de iniciar su lucha porla protección de estos recursos del bosque de su comunidad, y por la jus-ta distribución de los beneficios de éstos. Participó así en la promociónde una resinera comunal, que sustituyó a la que operaba desde Jalisco yles pagaba un menor precio. Como refiere Calderón (2004), cuando se lo-gró esa resinera la lucha que se daba en Cherán entre dos facciones caci-quiles se dio en un espacio más (además del comisariado de bienes co-munales y el ayuntamiento): la administración de la resinera. En esemarco, don Gildardo y otros comuneros encabezados por algunos maes-tros dieron forma a un tercer grupo que se oponía a los dos anteriores,y que promovió algunas protestas locales a fines de los años sesenta yprincipios de los setenta.23

23 Este proceso es referido por Marco Calderón, quien muestra cómo en aquelladisputa se mezclaron consignas locales con otras nacionales y unas más que lo mismoiban dirigidas a un lado que a otro. Así, además de las dirigidas a los caciques (“Mueranlos caciques”, “Muera el bandido Gómez”, “Comunero no te dejes engañar”, “MueraPlutarco Gómez y su gente”, “Abajo el ratero Pedrito”, “No seas títere de nadie”) esta-ban las de escala más amplia (“Muera el mal gobierno”, “Muera el PRI”, “Mueran los lí-deres charros”) y aquellas que ya anunciaban la posición de algunos miembros del gru-po: “Alto a la represión”, “Abajo la burguesía”, “Queremos otra revolución”, “Viva larevolución” (Calderón 2002, 178).

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Independientemente de aquellos maestros locales (que se manteníanaún en la estructura del PRI), en esos años don Gil y algunos hombres desu pueblo habían empezado a conocer otras influencias extralocales. Ala sierra habían llegado desde finales de los años sesenta los ecos de larepresión en las escuelas y calles de Morelia; llegaban también los men-sajes de algunos jóvenes universitarios que los invitaron a apoyarlos y aconocer nuevas formas de lucha. Ellos aceptaron, y así, de paso y altiempo que desarrollaban una vida pública abierta en las luchas locales,don Gil y otros amigos participaron –de manera secreta– en una organi-zación armada que desde Michoacán tejió vínculos con la guerrilla deLucio Cabañas,24 a quien se llegó a recibir en estas tierras, que sin embar-go fueron más una zona de refugio y retaguardia estratégica que deactividad ofensiva. Así se dio una situación en la que, en el marco de larepresión contrainsurgente, “mucha gente anónima del ‘México profun-do’ se solidarizó con los jóvenes y también fueron víctimas del dispositi-vo violento, autocrático” (Pineda 2003, 228).25

La guerra sucia de la década de los años setenta prácticamente desar-ticuló al núcleo universitario de aquella organización revolucionaria.Para ello, también en Michoacán, las fuerzas del gobierno mexicano re-currieron a la desaparición de familiares inocentes, como sucedió en1974 con cinco miembros de la familia Guzmán Cruz de Tarejero, mu-nicipios de Zacapu, de las cuales sólo uno tenía relación con el grupoclandestino MAR.26 A pesar de aquella represión, los servicios de inteli-

24 Por las personas con que se vincularon, puede inferirse que esta organización fueel MAR, Movimiento de Acción Revolucionaria, pero don Gil y sus compañeros nuncaconocieron el nombre de la misma; dicen que en esos años “no había nombre: pura uniónnomás, era conciencia de lucha nada más”, hasta el momento en que –“ya legales”– seincorporaron al Partido Socialista Revolucionario a fines de los años setenta.

25 Esta experiencia del grupo serrano es una evidencia que relativiza, sin negar en logeneral, la idea de que la guerrilla en México estuvo aislada respecto a los movimientospolíticos y sociales no armados, lo cual le impidió tener “la protección y la base de masasque podrían haberla mantenido durante un tiempo” (Carr 1996, 74).

26 En la prensa estatal y nacional se ha informado del caso: “Michoacán, los años dela guerra sucia. En 1974, la comunidad indígena de Tarejero vivió días de terror. Agentesde la Brigada Blanca secuestraron y desaparecieron a cinco integrantes de una familiacampesina” (La Jornada 3 diciembre 2001, Mireya Cuellar y Rosa E. Vargas); “Exigen en

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gencia del Estado mexicano no lograron descubrir por completo a losmiembros de algunas células subversivas, como ésta en la meseta puré-pecha que llegó a reunir entre 20 y 30 elementos de al menos siete comu-nidades serranas.27 La mayoría de sus integrantes, como don Gil, eranresineros, leñadores, campesinos indígenas de unos 30 años de edad omás, algunos con el encargo de su pueblo de ser “monteros” (cuidadoresdel bosque), buenos conocedores de los cerros y veredas de una ampliazona, y que mantuvieron contactos con elementos rebeldes de regionesvecinas de Michoacán y Guerrero.28

Así, aunque los gobiernos nacional y estatal tuvieron espías o “judi-ciales secretos” desplegados en la sierra como pastores y vendedoresambulantes,29 éstos no descubrieron plenamente esta red serrana que dio

Tarejero esclarecer la desaparición de presos políticos” (Cambio de Michoacán, 25 julio2003, Ernesto Martínez Elorriaga). Asimismo, la Comisión Nacional de Derechos Huma-nos tiene los expedientes de los casos de don J. Jesús Guzmán Jiménez, padre (74-U), ysus hijos Amafer (70-U), Armando (71-U), Solón Adenauer (72-U), y Venustiano GuzmánCruz (73-U), de los cuales sólo Amafer tenía vínculos con el MAR. En esa misma espiralrepresiva de 1974 fueron secuestrados y desaparecidos –por ser o parecer sus familiares–Jose Luis Cruz Espinoza (34-U) y Jose Luis Cruz Flores (35-U), ambos originarios deTarejero, el último “perturbado mentalmente” y primo de los hermanos Guzmán Cruz.También puede consultarse una ficha con la información de la familia Guzmán Cruz enla página de internet http://www.sjsocial.org/PRODH.

27 Tan sólo en la comunidad de Urapicho, don Ramiro Sierra refiere cómo una noche17 comuneros fueron al encuentro de un grupo guerrillero –por lo que puede deducirse,el mismo MAR– descubierto por él en sus montes comunales, llevándoles agua y alimen-tos. Por ello don Gil reconoce que “la comunidad más fuerte y más organizada era Ura-picho, esa comunidad es totalmente de lucha, y por eso ellos nos daban ánimo: ‘No serajen, y adelante’” (Entrevistas realizadas por Erick H Legaria, del Programa Cuéntanostu historia (SEDESO Michoacán).

28 Bellingeri (2003, 216) ilustra la cercanía estratégica entre Michoacán y Guerrero alrecordar los 200 “caminos de penetración” que se abrieron en la Costa Grande de Guerre-ro, región a cuyas “espaldas se inicia una región montañosa casi despoblada, de alre-dedor de 2500 kilómetros cuadrados y que, sin interrupción, alcanza los confines delestado de Michoacán: una superficie particularmente favorable, desde el punto de vistalogístico, para una táctica guerrillera” (2003, 216).

29 Este es un dato de la contrainteligencia guerrillera, de la cual formaron parte nues-tros informantes, que llegó a detectar a esos “judiciales secretos” en Paracho, Cherán ypueblos vecinos (Entrevistas con Guadalupe Fabián Pucué, realizadas por separado por

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cobijo a jóvenes estudiantes de Morelia perseguidos por el gobierno es-tatal, y prestó otros apoyos logísticos a la guerrilla michoacana y gue-rrerense.30

Después de la represión y la desarticulación de la guerrilla en 1974,los miembros del grupo serrano dejaron las actividades secretas y vol-vieron a incorporarse sólo a sus labores cotidianas, de las que nunca sehabían separado, haciendo su vida normal. En ese marco, Tata Gil siguióprocurando mejorar las condiciones de su pueblo y proteger los recursoscomunales, avisándole a los que explotaban tierras y madera de la co-munidad: “Compitas: ya llegaron los dueños de los bosques”. En aque-llas andanzas y esfuerzos, él y un grupo de amigos voluntarios des-cubren años después una fuente de agua en Ashúnguiro que vino asolucionar parcialmente las necesidades del líquido en su pueblo.

Al ser desarticulada la organización guerrillera, Gil y sus paisanosGuadalupe y Salvador, así como don Ramiro Sierra y sus compañeros deUrapicho, así como otros miembros del grupo en la zona, se incorpora-ron en una organización legal: el Partido Socialista Revolucionario (PSR),que desde 1977 tenía pláticas con el PCM (Alonso 1996, 303; Peláez 1980)y que en 1979 participó en la Coalición de Izquierda obteniendo sus pri-

EHLR y LRS). Por su parte, Aguayo (2001, 303-305) da cuenta de la presencia en Michoacánde al menos dos agentes de la DFS en el año de 1959: J Jesús Gómez López, jefe deTelégrafos en Apatzingán, recomendado por el Tte. coronel Mariano Frías; y FranciscoLópez, redactor de La Voz de Michoacán, y recomendado por el teniente Manuel RangelEscamilla. Más recientemente, diversos medios han publicado notas que reconocen laexistencia de una red de espionaje e infiltración que tendió el gobierno mexicano y afec-tó prácticamente a todas las organizaciones sociales y políticas, aun las que desarrolla-ban acciones legales (véase “Seguimiento constante. Red de espionaje e infiltración”, enLa Jornada, 11 de marzo de 2002).

30 No hay duda, sin embargo, de que los servicios de espionaje del gobierno inten-taron descubrir esta red, y que obtuvieron información valiosa a partir no sólo de agentesen la región sino también de la tortura de militantes caídos en sus manos. Además de lostestimonios orales que hemos recabado en la sierra, la indagatoria histórica de VerónicaOikión en los documentos del Archivo General de la Nación, deja constancia de que síllegaron a saber de este grupo, así como de una persona referida como “Beto el montero”,probablemente el propio Gildardo o don Guadalupe Fabián (Agradezco a Verónica elhaberme facilitado la consulta del referido documento).

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meros diputados, entre ellos su dirigente nacional Roberto Jaramillo.Esta fue una de las organizaciones que en 1981 se fusionaron con el PCM

para dar lugar al PSUM. En esos años, durante el gobierno estatal deCuauhtémoc Cárdenas, como parte de grupos de oposición y de luchapor la tierra en Tierra Caliente, don Gil participó al menos en una tomaque fue desalojada por la fuerza pública. Más adelante, en el proceso deunidad de la izquierda partidaria, Tata Gil llega al PMS en 1987 y un añodespués es nombrado su candidato a la diputación federal por el distri-to con cabecera en Zacapu.

En el contacto y negociación con los otros candidatos del Frente De-mocrático Nacional, don Gil inició una relación conflictiva con los “neo-cardenistas” que se integraron en el PRD, partido en el que ya no partici-pó con la intensidad de antes, aunque haya votado por sus candidatoslocales, estatales y nacionales. La participación de Tata Gil durante losúltimos 15 años se ha centrado en una cooperativa que surgió a iniciosde los ochenta, cuando un miembro del PCM, Fernando Bojórquez, llegóy se plantó en Paracho y dijo: “Pues ya: somos hermanitos; yo soy delPCM y ustedes son del PSR; por aquí ya hicimos una coalición, y ora va-mos a luchar”. Según recuerda don Gil, de esa manera “ya legal, tam-bién hicimos buenas cosas”.

En la experiencia de don Gil hay diversas formas de acción social ypolítica: desde reacciones espontáneas de jornaleros contra sus patroneshasta la razonada participación en un grupo ilegal. Los materiales reca-bados con Tata Gil y sus compañeros hablan del cobijo que dieron a jó-venes perseguidos de regiones vecinas como la ciénega de Zacapu y lacapital, y dan elementos para confirmar que hubo zonas de Michoacánque fungieron no sólo como espacios de acción armada del MAR sinotambién como retaguardia estratégica para algunos movimientos deLucio Cabañas quien –nos dice don Lupe– alguna vez estuvo “comien-do carnitas en el mercado de Paracho”.

Las biografías e historias de lucha de don Gil y sus compañeros,muestran cómo llegaron a la sierra nuevas formas de protestar, defenderderechos y hacer manifestaciones públicas; no sólo y no tanto con las ar-mas de la revolución, sino con aparatos de sonido, tomando oficinas, ha-ciendo “huelgas”, sacando su bandera roja, con muchas causas por las

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cuales luchar, aunque hablando sólo de “cambio de gobierno”, “justicia”y “bien del pueblo”: sin “llegar tanto a fondo” ni usar la palabra “socia-lismo” que a muchos asustaba.31

Siempre creyente en Dios –de quien él tiene sus propias formas desaber, creer y estar seguro– no es sin embargo cercano a la iglesia o a loscuras. Él se dice “algo pues cristiano”, aunque nunca ha acostumbradojuntarse con ellos a platicar: “Yo nomás voy, y si tengo una limosnita‘tenga’, y si no, no”, dice Gil, por lo que no le gusta “la idea de [algunos]curas” que “no conformes con el peso dicen ‘pónganle de a 3, 4, 5 o másporque así no alcanza’”.32 En estas condiciones, a pesar de aquel sacer-dote local que lanzó mensajes anticomunistas en los que se sintió aludi-do, don Gil nunca se propuso quitar a un cura, pues considera que esees un asunto “de los católicos”.

En cuanto a la relación entre mestizos y purépechas, don Gil cree quelo mismo hay “gente de razón que aprecia al indígena” y “gente cabrónque se burla y dice ‘pendejos indios’”. En ese marco, dice no sentir ver-güenza al estar en las ciudades y hablar su lengua, y por eso sigue di-ciendo a sus hijos “que no se sientan impedidos, que no se sientan hu-millados en una ciudad”. La vida y el pensamiento de Tata Gil combinaentonces ideas de corte clasista a favor de los pobres y trabajadores, conprácticas de defensa de los recursos y la propiedad comunal indígena.

31 La precaución se debía a que “el cura también nos amoló un día, y lo predicó enuna misa [diciendo]: ‘Señores, no permitan el socialismo, en verdad esa ley no está bien;al comunismo, nada de eso señores’”. Gil no sabe si el cura “sé la venteó en aquellostiempos, o `[lo dijo] por ocurrencia nada más’”, pero cree que “por eso pues aquí la gente[estaba] muy temerosos”. Es probable que se trate del mismo sacerdote referido porCalderón cuando da cuenta de “varios [...] testimonios que hablan de la participación deun padre durante la etapa más aguda del conflicto faccional” (Calderón 2002, 181).

32 Don Gil afianzó esta distancia hacia los sacerdotes, cuando vio a uno que “un día,ya cuando se había terminado la misa, le dijo a un acólito: ‘a ver, tráeme la charola,¿cuánto juntaste?’. Pues ahí va este y le da la charola del dinero [...] ‘Miren señores’, dijo,‘¿ustedes creen que esto es suficiente? Luego dicen y critican que los curas se llevan lalana. ¿Pues cuál dinero pues, si esto es todo?’, y aventó la charola, y pues a mucha genteno le pareció esto: ¿qué maneras de aventar este cabrón?”.

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Recapitulación sobre dos historias paralelas

Las experiencias descritas muestran algunas de las maneras en que dis-tintas expresiones de la izquierda mexicana penetraron y se desarrolla-ron en estas regiones del estado; muestran también las dificultades queatravesaron, los sectores y problemas sociales que les dieron arraigo, asícomo las repercusiones que tuvieron en sus regiones y en luchas másamplias.

Así, pese al contexto ideológico y cultural adverso, vemos que loscampesinos comunistas zamoranos tuvieron un papel en la conforma-ción de la CCI a principios de los años sesenta; y por su parte, cómo el pe-queño núcleo de purépechas rebeldes de la sierra no sólo remite a loslazos con la represión en otras zonas del estado, sino también a las estra-tegias que permitieron la sobrevivencia y el ocultamiento de guerrillerosy familiares que de otro modo hubieran caído en ella: fue el caso de dosniños-jóvenes originarios de Tarejero –Amafer y Abdallán Guzmán Cruz–que fueron protegidos varios años en Cherán, luego de que el goberna-dor Arriaga Rivera iniciara la represión contra los estudiantes en More-lia, antes de la terrible guerra sucia desatada por el gobierno federal.

Los pasajes descritos y los relatos que se transcribirán muestran ladiversidad de luchas en que participaron los miembros de la izquierdamichoacana: de la promoción de una empresa resinera a la construcciónde una carretera interejidal; del cuidado de los bosques a la invasión detierras con solicitantes; de la organización de los jornaleros por suscondiciones de trabajo a la construcción de una retaguardia guerrillera.

Por lo que respecta a algunos de sus puntos comunes, su encuentroen los sindicatos de jornaleros ilustra uno de los principales vínculos en-tre la meseta purépecha y el valle zamorano: el que se establece entre lafuerza de trabajo indígena proveniente de la meseta y la cañada, y lospatrones agrícolas del valle que los contratan. Asimismo, su confluenciaen el PSUM-PMS y su participación en las elecciones de 1988, muestran lasexperiencias paralelas de choque que tuvieron socialistas y comunistascon los “neocardenistas” michoacanos, en su mayoría expriistas.

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LAS HISTORIAS Y BATALLAS DE TATA GIL Y DON RAFAEL

En algunos casos las historias de las luchas comunistas y guerrillerasempiezan –al menos aparentemente– a ser nuevamente valoradas. Refie-re don Gil que cuando vinieron los del programa Cuéntame tu historia,él tuvo “que pensarle mucho para ver si convenía o no” platicar sus his-torias, que por cierto no eran sólo de él. Tuvo que pensar “a quien iba aafectar o qué iba a pasar y todo eso”. Pero “en este caso –dice– ya me de-cidí [...] Pase lo que pase pues, venga lo que venga, al fin y al cabo yo yaviejo, ya qué cabrones me cuido”, pensó,

porque no se vale llevarse las cosas uno, porque yo entiendo que cuandohoy nació el PRD, nació a través de estas luchas que hemos venido dan-do guerra, y que para llegar a un entendimiento se armaron partidos y par-tidos, y orita aquí estamos. Por eso tengo esta decisión de desembucharseuno ya; […] no todas las cosas ¿verdad? pero más o menos.

De manera similar, don Rafael acepta contar su historia y que se diga sunombre real, pues dice haber actuado siempre de acuerdo con sus con-vicciones, aunque a veces fuera de la ley, ya que “efectivamente yo noestoy de acuerdo con que sigamos cumpliendo con las leyes que perjudi-can a mi clase, a la gente humilde”. Es por esa voluntad de compartir susexperiencias y construir una historia que podemos conocer estos testi-monios que no sólo son episodios de vidas personales sino de procesossociales y políticos que fueron importantes para nuestras regiones, esta-do y país. Veamos inicialmente algunos elementos de sus acciones en losaños setenta y luego otros aspectos de sus desempeños en la vida políticay social de sus respectivas regiones.

¡Vénganse hermanos!: don Gil en los caminos de la rebelión

Platica don Gil su experiencia de cómo empezó a conocer nuevas ideasy formas de organización:

[…] allá por 1970, pos nosotros estábamos muy jóvenes y nomás conocía-mos al partido oficial que es el PRI; y ahí miraba yo a los señores haciendoreuniones; a veces nos invitaban, y como que a veces me convencen y a ve-

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ces no, y así. Pero ya después de buen ratito empezaron a venir unos jóvenesde la Universidad Nicolaita de Morelia, y aquí se pasaban, nos platicaban:“Señores: la lucha hay que hacerla así, así y así…” Pos ahí nos grillaban,¿verdad?, de cómo eran las cosas. Y pues uno no creía tanto, y yo decía: “No:estos también pues son unos paisanos que apenas van desarrollando suedad, y que pueden platicar muchas cosas…” Pero vaya, sin embargo ahíme los aguanté y me los aguanté, y yo ahí invitaba a otro compa vecino acá,a otro pa acá y así: “Vénganse hermanos”.

Pues que ya quedábamos el día: fijábamos el día cuando se iban a venir,y aquí hacíamos las reuniones, a veces allá a veces acá, y pues todo eso sefue madurando cuando ya se empezó a hablar que Lucio Cabañas iba a ve-nir aquí. Pero como no lo conocíamos, ya le decíamos a los paisas: “¿Cuándopues?, ustedes dicen que va a venir ¿cuándo?”. Pos que “Espérense tantito”.

Y sí, descuidadamente vino. Muy joven él y empezó a preguntarnosquiénes éramos.33 Pero nos dice: “Miren: la cosa es nada más que ustedes anadien la van a decir su nombre; busquen otro nombre falso, para que endado caso si el gobierno apesca a uno de ustedes, no se va a dar cuenta [delos demás] porque vamos a utilizar nombres falsos…”.

Bueno, todos lo hicimos, modificamos los nombres: así es de que yo eraGuadalupe, y el otro compa era Carranza, a puros nombres de héroes pues es-cogíamos, ¿no?, y ahí andábamos a los mensajes… Yo me iba a Ahuiran, aParacho, a Uruapan, a conocer los amigos [...]

Yo el trabajo pues nunca lo dejé: anduve haciendo madera, anduve desirviente, pero en la lucha no me quedaba, nomás que como era oculto puesyo a nadie le platicaba completamente, nada más con los que nos conocía-mos a la lucha; pero ya poquito antes del setenta empecé a entrarle a la lu-cha clandestina […]

Durante esos años don Gil seguía trabajando normalmente en sus la-bores de campo. Siendo así, ¿cuándo y cómo participaba en la organiza-ción rebelde?:

33 Lucio Cabañas, nacido en 1938, debió tener para entonces unos treinta años. Noobstante, en la entrevista con Erick Legaria, don Gil lo recuerda como si fuera más jóven,acaso por el velo de misterio que lo rodeaba, y porque “era muy inteligente, muyconciente, hasta para platicar, y por eso es que nosotros nos creímos de él”.

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Como quien dice en los domingos y en todas las fiestas, yo nunca me que-daba como de decir: “Hoy no voy a trabajar”: siempre me conectaba allá conlos compas, para ver qué tareas había, qué tanto iba avanzando la lucha,porque la idea era bajar pues al PRI gobierno que desde ese tiempo ya noestábamos de acuerdo nosotros, y es precisamente que veíamos: “¿Cómoandamos, qué tal van las cosas?”. “No –me empezaban a decir– a los fulanosya los apescaron: ¡cuídate, no se vayan a descuidar...!”.

Fue aquel el marco en el que Lucio Cabañas llegó a comer carnitas enel mercado de Paracho,34 después de haberse ido en autobús de Zamoraa Tanaquillo en la Cañada de Chilchota, y haber hecho por la sierra eltrayecto de ahí a Urapicho. Existe una versión que –invadiendo el cam-po del mito y la leyenda– dice que en Zamora, antes de llegar a la sierra,Lucio invitó la comida a los soldados de un destacamento militar, antesde abandonar el restaurante en que comían todos.

Mientras que esta experiencia era vivida en la sierra purépecha porun grupo de comuneros de distintos lugares (Cherán, Paracho, Urapi-cho, Nurío, Cheranásticuri, Nahuatzen, Rancho El Seco, Rancho More-los, entre otros), en el valle de Zamora el grupo local de campesinosvinculados al Partido Comunista Mexicano en el que venía participandodon Rafael Hernández, desarrollaba sus propias experiencias y esfuer-zos paralelos.

Don Rafael Hernández: conspirando bajo vigilancia militar

No sabemos desde cuándo don Rafael Hernández fue vigilado por losservicios de inteligencia federal, pero sí que a principios de los años se-tenta la Comandancia de la 21ª Zona Militar reportaba que

34 En su entrevista con Erick Legaria, don Gil platica que Lucio –después de decirlesque se distraería algún tiempo “por acá”– “se disfrazaba y cambiaba de nombre […] salíasólo pero traía un mecate y empezaba a decir: ‘¡Puercos que venda! ¡Puercos que venda!”.En otros lugares existen versiones similares; Pineda (2003, 178) refiere que durante suvisita secreta a un médico del DF, Lucio, “uno de los hombres más buscados por la poli-cía y el ejército mexicano se encontraba tranquilamente en una calle de la capital ¡hacien-do cola para conseguir tortillas!”.

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[…] el día 17 de los corrientes visitó la plaza de ZAMORA MICH, el agitadorde filiación comunista JOSE REVUELTAS, participó en una reunión efectuadaen el domicilio del agitador local RAFAEL HERNANDEZ SANCHEZ de la Cen-tral Campesina Independiente (facción comunista) en donde se acordó crearun grupo de choque similar al conocido como “Liga Comunista 23 de Sep-tiembre” y que DANIEL ZAVALA, Secretario de dicho Partido imparta pláti-cas sobre marxismo-leninismo en dicha plaza.

El documento (sin fecha ni destinatario expreso) identificaba la pre-sencia en esa reunión de otras cuatro personas de la CCI, del “Comité deDefensa del Valle de Zamora” y de Atecucario, y advertía que el mandomilitar se mantendría “al tanto de las actividades de quienes participa-ron en la reunión” para informar a la Defensa Nacional, cuyo Secretario,el general Hermenegildo Cuenca Díaz, firma el documento de referen-cia, probablemente dirigido al presidente de la República.35

Esta referencia proviene de una fuente oficial que debe ser valoradacomo tal, sin ser vista en sí misma como prueba histórica de nada. Con-viene además contrastarla con otras fuentes, como en este caso lo quedon Rafael nos puede decir de aquella reunión. En primera instancia,cuando habla de su participación en un grupo armado, él no mencionaa Revueltas, y en cambio recuerda que en torno a la guerrilla

[…] el contacto más amplio que tuve fue a través del Partido [...] [En unareunión en el Ajusco] se trató ampliamente el problema de la guerrilla cuan-do el profesor Arturo Gamiz asaltó el Cuartel Madera. De ahí me di cuentade lo de Lucio Cabañas, porque de ahí salió Lucio y se trasladó a Guerrero.

A nosotros se nos planteó apoyar la guerrilla, pero desde el punto devista del Partido, [que] realmente no aceptó participar. La solución propues-ta fue –lo que yo me di cuenta– de apoyarla de alguna forma, con acciones[de otro tipo]. Y eso sí lo hicimos nosotros, precisamente con las tomas detierra y haciendo trabajo político desde el punto de vista de nuestra capaci-dad, porque aquí en Zamora realmente no había profesionistas en el parti-do, éramos nosotros: puro campesino.

35 Agradezco a Verónica Oikión por hacernos llegar a don Rafael y a mí, copia de estedocumento, recabado en su extensa investigación en los expedientes del AGN.

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Toma un respiro don Rafa y prosigue:

Ya ahora podemos decir más ampliamente que incluso también tratamos departicipar con armas, pero que no pudimos consolidar esa situación. Noso-tros mismos aquí en Zamora de manera interna,36 acordamos organizar unpelotón, pero los que nos decíamos del grupo éramos muy pocos, 5 o 6, y nopodíamos completar el pelotón. Entre estos que ya teníamos un contacto, yatenía tiempo una señora, [pero] no estábamos muy de acuerdo en que par-ticipara. Pero cuando se dio cuenta que nos dice: “Pos no, yo no sé porquéno quieren que participe”. Y ya le explicamos: en ese tiempo todos los queparticipábamos todavía teníamos energías para todo (incluso unos eran demenos edad que yo, pues yo soy de los más viejos); entonces le dijimos:“Mira, nosotros consideramos que como vamos a hacer entrenamiento,mira, no vas a aguantar”. “Bueno, pues le doy hasta donde se pueda”. “No,pero no se trata de eso, se trata de que veamos que haya las más ampliascondiciones [para] que sea posible”.

Total, que no pudimos alejarla, y cuando empezamos, en los primerosentrenamientos que fuimos a La Beata, la señora ya no podía, no aguantabaporque era muy dura la cuestión, las caminatas y eso. Luego allá en el cerrose ampollaba y ya no podía caminar. Pos no hubo ya más esa participación,que incluso no duró mucho, unos dos años cuando mucho, 70-72, que estu-vimos no digamos comprometidos, sino que por el movimiento guerrilleronosotros decíamos “¿en qué podemos participar?”

[Después de fallecidos Genaro Vázquez y Lucio Cabañas] y que noso-tros también abandonamos el proyecto, hubo un compañero que incluso,

36 En este punto la versión de don Rafael desmiente la del espionaje militar, querefiere la intervención externa del “agitador comunista Revueltas”, y que don Rafaelreivindica como una decisión local. En entrevista posterior –con el documento del espio-naje militar a la mano– don Rafael abunda y aclara: a José Revueltas lo conoció desdeantes, “pero no de contacto amplio o charlas con él”. En esa ocasión, quien invitó aRevueltas debió ser Daniel Zavala (comunista de Uruapan que era miembro del ComitéEjecutivo Nacional de la CIOAC); “y como aquí hacíamos las reuniones en mi casa, puesaquí vino”. Pero aclara que cuando intentaron formar el pelotón guerrillero en Zamora,“Daniel nos apoyó y participó en la idea antes de ver quiénes integraban el pelotón.Revueltas no, Revueltas vino a la reunión nada más de carácter de organización, pero nopropuso ni se metió en eso. A nosotros no nos dijo nada […], que a lo mejor sabía a travésde Daniel o de alguien más, puede ser, pero aquí no dijo nada”.

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después de que él mismo participó en tratar de organizar ese pelotón, quisodenunciarnos. Y le dijimos: “No, mira, no conviene que hagas eso, porqueentonces pues el enemigo nos va a encarcelar por lo menos –por lo menos–y resulta que pues tú también vas a caer porque ahí estuviste, acuérdate. Yentonces no somos nosotros nada más, vas a ser tú también. ¿Qué nos podrápasar? Pues ni podemos decir qué me pase a mí, o a tí o a fulano o a todos,sino que eso depende, y a lo mejor te toca la peor parte a ti o a mí, ¿quiensabe, no? ya no depende de uno, sale de la esfera de la organización […] Me-jor estate silencio”, y sí, se calló.

Ahora don Rafael acepta contar estas historias, pero no ante la poli-cía como pretendía aquel compañero que finalmente calló, sino para quesiga la lucha por cambiar la situación vigente en México. El problemahoy es que éstas de don Gil y don Rafa, entre otras, son historias no valo-radas al interior del PRD regional y nacional, y no reivindicadas comopartes dignas de la historia de la organización.37

Otras historias prácticamente desconocidas y a veces calladas son lasque se relacionan con la plural composición de la izquierda (irreductibleal actual PRD), donde surgieron en su momento posiciones críticas nosólo desde la izquierda radical hacia “el priismo” en general, sino inclu-so hacia figuras como el propio Cuauhtémoc Cárdenas, que con todoslos reconocimientos que merece a nuestros informantes, también ha sidovisto de manera aguda y crítica por ellos. Otra vez, de distintas maneras,las historias de don Gil y don Rafa son significativas.

En el caso de don Rafael, Cuauhtémoc Cárdenas aparecerá más ade-lante –así sea de manera indirecta– en un episodio durante la campañaelectoral de 1988. En lo que se refiere a don Gil, a continuación presentoel testimonio de uno de los encuentros cercanos entre él y el entonces go-bernador michoacano.

37 Aunque sea de manera indirecta, la promoción por parte del actual gobierno mi-choacano del Programa “Cuéntanos tu historia” entre algunos exguerrileros, parece en-trañar un signo diferente a la tendencia general al olvido y al silencio. Con este trabajo,también esperamos participar de este esfuerzo. Por supuesto, las historias de los comu-nistas y guerrilleros de ayer no son las únicas que se están revalorando; Carlos Imaz(2002), con su “biografía de un insurgente del EZLN” también está contribuyendo a rom-per un silencio en una parte fundamental de la historia de todos.

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“¡Ay joder!”: Cuauhtémoc Cárdenas frente a Gil socialista

Esta historia remite al encuentro que se dio en Michoacán –desde pocoantes del 88– entre dos perspectivas distintas (que unas veces parecencercanas, y otras lejanas), representadas aquí por don Gildardo López–comunero socialista de Cherán– y Cuauhtémoc Cárdenas –entonces go-bernador priísta y futuro dirigente opositor–. Recuerda don Gil que

[...] de andar en la Unión Sociedad Cooperativa, yo seguido iba a comisionesa Morelia, y en una de esas tocó la chingadera de que tuvimos que llegarle algobernador, en ese tiempo Cuauhtémoc.

Pues ya, nos declaramos ahí pues entre varios; como éramos como 20comunidades, alguien dijo: “Yo vengo de Paracho señor gobernador” “Yovengo de Cheranástico, soy fulano”, para poder participar, así primera-mente nos preguntaron [...] Pues yo tenía que decir mi verdadero nombre deCherán “Soy de la comunidad de Cherán señor gobernador, y me llamofulano”. “Ah, muy bien”, dijo él (CCS), anotando […]

Bueno, pues se terminó esa reunión ahí, y pues cada quien decidimossalirnos ya, pero el gobernador me dice: “Usted, de Cherán, ¿me espera porfavor?”. ¡Ay, que la chingada!, pensé: como que sudaba quién sabe cómo.“Bueno pues”, le acepté […] Ya vio Cuauhtémoc a toda la gente que salió delsalón, y ya me hace preguntas: “De modo que usted es de Cherán”. “Si,señor gobernador ¿por qué?”. “Pues quiero saber, porque he alcanzado a oírtu nombre varias veces […] Este, ¿destituítes a un Representante (de BienesComunales) en Cherán?”. “Si señor”. “¿Por qué?”. “Pues yo diría que porfatal: por mala administración. Sí lo desconocí –le dije– y a un presidente(municipal) también”. “¡Ay, joder!”, dijo él; y yo le dije: “Lo desparamos, puesya no había remedio pues”. “Bueno, pues están muy bien esas cosas quehiciste del movimiento, pero dime: ¿tu qué partido eres?”. ¡Ay, hijo de lachingada, pensé yo: ¡ni modo de esconderme pues ahorita ya!, y dije:“Bueno, señor gobernador, le voy a decir pues: yo soy pues totalmente deizquierda”. “¡Ay joder! –dijo– ¿Te gusta el socialismo?”. “¡De corazón! –ledije– aunque me lleve la chingada a mí, no importa –le digo–. No estamosde acuerdo ya, nos tiene cansados este partido del PRI, y por lo tanto decidípues yo agarrar otro camino, pase lo que pase, al fin y al cabo me voy a mo-

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rir, ya puede ser de hambre o por los cabronazos. Ya estoy decidido yo”. “¡Ay,joder! –dijo– ¿Tanto así?”. “Pues sí, le digo”. “Ahí llévatela calmada, –dijo–Ya te puedes ir”.

¡Ah, sentí tan a gusto! Al transcurso del año, oi ya: “Que el gobernadorCuauhtémoc se sale del PRI Gobierno”, y ahí es donde yo digo: “Este… loanalizó bien, porque ya se daba cuenta que la gente ya se le estaba voltean-do, y para poderlo detener tenía que salirse del PRI Gobierno para agarrarotra lucha y detener a la gente. Y lo hizo, porque aplacó a todos los partidosde izquierda y llegaron a formar el PRD, pero ya por conducto con HebertoCastillo y él, se pusieron de acuerdo y [...], pues ya mientras la gente le gustóel seguimiento a Cuauhtémoc, lo acompañaron muchas gentes porque era elhijo del General Cárdenas, y así sucedió compa”.

Las campañas del PMS y los (des)encuentros con los candidatos del FDN

Hacia 1987-1989, cuando grupos y personas que antes habían marchadoseparados, empezaron a hacerlo juntos en el FDN-PRD, hubo friccionesque casi siempre desembocaron en el aislamiento de la tradición de opo-sición socialista. Después de su participación en organizaciones legalesy no, locales y nacionales, en 1988, Gildardo López fue candidato delPartido Mexicano Socialista a diputado federal impulsado por los peme-sistas de la cabecera distrital de Zacapu y municipios como Coeneo,donde el PMS tenía una cierta base campesina.

En esa elección de 1988, pese a la candidatura presidencial común,los cuatro partidos del FDN tenían en este distrito cuatro candidatos a di-putado: Gil, de Cherán, por el PMS; Moisés Mendoza, de Zacapu, por elPPS; Carolina Escudero Viuda de Múgica, de Pátzcuaro, por el PFCRN; yLorenzo Martínez, de Zacapu, por el PARM.

Este último resultó al final ganador por amplio margen, pero en eltranscurso de las campañas –igual que en otros distritos– hubo negocia-ciones entre los partidos y candidatos explorando posibilidades dealianzas y declinaciones para fortalecer algunas de las candidaturas.

En ese marco, y con la intención de ganar fuerza frente al candidatodel PARM, Gildardo fue convocado a una entrevista con la Sra. Carolina,

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con quien entabló una breve e infructuosa negociación para unificar lascandidaturas del PMS y del PFCRN. Los términos en que se dio la pláticailustran no sólo la fuerza que cada grupo decía o creía representar, sinolos intereses, estilos y valores político culturales en contienda. don Gilrefiere que le dijeron:

“Fíjate: la Señora Carolina de J Múgica quiere hablar con usted. ¡Acéptale!”,dicen, y yo digo: “De acuerdo, paso a platicar con ella”. “Pero mira –dicenlos compas del PMS– tú procura decirle que tú vas a ser el propietario y ellava a quedar como suplente”. “Sale”.

Y se llegó el día que vino la señora Carolina y que me dice: “¿Usté esdon Gil?”. “Sí señora, ¿usté es doña Carolina?”. “Así es”. Empezamos puesya a platicar ahí: “Tú eres candidato y yo también soy”, dijo. “Sí”. “Peromira –dice– yo te invito para que hagamos un acuerdo entre tus amigos ymis amigos para que le ganemos a Lorenzo Martínez”, dijo. “Y a ver,¿cómo?”, le digo yo. “Mira: está fácil –dijo– yo me voy a quedar como pro-pietaria y tú como suplente” [...] Pero como yo ya estaba advertido, le dije:“Y ¿por qué no a la reversa pues? [...] al fin y al cabo usted [y yo] no nos va-mos a despreciar, y de alguna manera llegando al triunfo siempre nos apre-ciaríamos […]: la idea mía es pues ser yo propietario y usté la suplenta yentonces este […] seguirle pues a la ganada de Lorenzo Martínez”.

“No, no me conviene a mí –dice la señora– porque […] yo no sé si ustedsabe hablar en ingles”, dijo. Y yo le digo: “No, eso no sé, más bien purépechasí, pero en ingles no”. “Oh, pues entonces déjame a mí como propietariaporque yo sí lo hablo”, dijo. Yo le contesto otra vez y le digo: “Pero aquí nohace falta el inglés pues. Aquí más bien purépecha”. Y ahí fue donde se meenojó la señora y dice: “No, mejor ya no”, y se partió...

“Bueno pues, si no se puede pues ni modo, señora, cada quien que lehaga la lucha, el que le tocó le tocó y el que no pos ya ni modo. No hemospodido nosotros llegar a una conformidad pero vaya, sin embargo pues,hasta aquí la dejamos ya”, dije.

Y por eso es de que yo digo: quién sabe si yo le aceptara de ser suplentey a la mejor le haríamos un buen contrapeso a Lorenzo […]38

38 El resultado final de la elección fue: PARM, 35138; PFCRN, 11467; PRI, 7219; PAN, 2282;PPS, 1619; PMS, 1079; PDM, 718; PRT, 45.

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Así platicó don Gildardo con la viuda de Múgica durante ese en-cuentro, sin resultados; con todo, la confrontación más intensa se dioentre los miembros del PMS y los de la Corriente Democrática y el PARM.39

En otros distritos se vivieron pláticas, negociaciones y desencuentros si-milares, como el que conoció en Zamora don Rafael Hernández. Comocandidato del PMS, a él le tocó confrontar aquí a Agustín Zambrano, can-didato de la Corriente Democrática, amparado en los registros del PARM,PFCRN y PPS. Zambrano se presentaba como candidato del Frente en suconjunto, y se decía “candidato del Ingeniero Cárdenas”, en un compor-tamiento muy común en ese tiempo en el PRD michoacano. Don Rafaelrecuerda y platica cómo

[…] se dio el caso [de que] Agustín Zambrano […] se definió como represen-tante [y candidato] del Frente Democrático Nacional, y a nosotros [del PMS]no nos tomó en cuenta para nada. Viendo esa situación fuimos con él [y] tra-tamos de que se tuviera la discusión de su candidatura, porque él así se pre-sentó luego-luego, como “candidato a diputado” [...] [Pero cuando fuimos,él sólo] decía que podíamos apoyar su candidatura porque ya incluso seanunciaba la declinación de Heberto Castillo para apoyar a CuauhtémocCárdenas.

Entonces nosotros […] chocamos muy fuerte porque nos vio nada máspara utilizarnos, sin discutir los problemas y haciendo valer sus conoci-mientos políticos y su ascendencia como profesionista. Y así de plano nosdijo: que si queríamos participar lo único que podíamos era apoyar su can-didatura. Y como compañeros de origen de campo [los miembros del PMS]pues no se sintieron bien: “Entonces no nos van a considerar sino para hacertrabajo de campaña, no tiene chiste”. Nos dijo que él ya tenía el apoyo deCuauhtémoc y que iba a ser Diputado, y por eso dijimos: “No, pues enton-ces mira, en realidad nosotros queríamos ver cuáles eran tus propuestas, yaque tú medianamente conoces las nuestras, porque hay una gran diferenciaentre tú que vienes del PRI y nosotros que hemos estado en la oposición”.

39 Es notable que –más allá del enfrentamiento contra el PRI– aquí se vivía una fuertedisputa al interior del FDN, en la que Lorenzo Martínez (expresidente municipal panistade Zacapu, férreo anticomunista, pero para entonces ya “cardenista”) tenía en su contraa las demás fuerzas del Frente.

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Entonces dice: “No pues, miren, si esas son sus posiciones políticas, pues in-cluso creo que no conviene que participen porque van a estorbar”. Entoncesya dijimos: “pues vamonos, no hay nada qué hacer aquí”.

Ya estaba cerca la decisión para la candidatura, y volvimos a reunirnosy dijimos: “Vamos otra vez a ver a Zambrano, a lo mejor podemos platicar[…]”. Fuimos, pero esta vez fue peor. Entonces ya le dijimos: “Mira, es la úl-tima vez que venimos a tratar de platicar contigo y no estamos de acuerdocon tu candidatura”. “Entonces ¿qué van a hacer?”. “Vamos a nombrar can-didato nosotros”. “¡Ah, no, eso no se puede! Ya renunció su candidato a laPresidencia y hay el acuerdo de que todos [los demás candidatos] van a re-nunciar!”. Yo dije: “Mira, nosotros estuvimos de acuerdo en que [Heberto]renunciara para apoyar al Frente, pero nosotros somos un partido político ytenemos autonomía aquí en Zamora, así que vamos a nombrar un candida-to”. “Pues hagan lo que quieran”.

Total: nos venimos y fue muy difícil, porque para nosotros los campesi-nos existe todavía la idea de que no somos capaces, que no podemos, y todoeso. Entonces ya llegamos aquí: “Bueno, ¿qué hacemos?” […] Que yo pro-pongo y digo: “propongo a fulano”. “No, yo no acepto”, dijo aquel, y así ladiscusión. Luego dijeron: “No, mira, si sacamos un candidato el que debe desalir eres tú, porque nosotros no aceptamos de ninguna manera”. Total quedijeron allí: “Acepten o no acepten [en Morelia], vamos nombrándolo, y en-tra tú”. “Bueno: sí acepto”.

No sé cómo Agustín se dio cuenta y ai’ viene aquí a mi casa: “Oye ¿quépasó?”. “No pasó nada. Tú dijiste pues que tú eras el indicado, y que ya te-nías el apoyo y todo. No pasó nada”. Dice: “Bueno, vine a hacerte una pro-puesta: mira, yo ya nombré –y así con esas palabras– ya nombré al suplente,y ahora te propongo que yo lo retiro para que entres tú”. Y le dije: “No, puesmenos fíjate ¿cómo vamos a aceptar si es un Frente Democrático y tú estásimponiéndote en todo? No, no estamos de acuerdo”. Total que dijo: “Yopienso que tú tienes que renunciar, y si no yo te meto a la cárcel”. “Bueno,sí hay delito puede que sí, pero delito no hay en el aspecto político, quiénsabe tú tengas algún otro antecedente”.

Total que se fue. Luego al otro día llega otra vez: “¡Traigo la orden delingeniero Cárdenas, una carta para que renuncies de inmediato!”. Le dije:“Mira yo no puedo renunciar así porque fue un acuerdo del partido, y no

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voy a renunciar, así lo ordenes tú o lo ordene Cuauhtémoc Cárdenas: eso nolo acepto […] Y la carta ¿dónde está?”, le dije. “Mañana te la doy”. “No –ledije– eso no es cierto”. “No, cómo no, sí es cierto”. Le dije: “Mira ya no per-damos el tiempo, si tienes la carta, así como la trajiste llévasela al ingenieroy dile que yo no acepté eso”. “Bueno –dijo– no voy a desistir, tienes que re-nunciar”. Y sí, luego regresó y dijo: “Fui a Morelia y va a venir el ComitéEstatal a que renuncies”. “Ah bueno”. Luego me hablaron por teléfono: quepreparara una reunión para el asunto de la candidatura. Y ya les hablé a loscompañeros [de Zamora], y llegan aquí [los del comité estatal del PMS]acompañados de Agustín y Coca Álvarez [dirigente estatal del PARM], y yaplantearon que se discutiera la renuncia. Les dije yo: “Pues oigan ¿en quétérminos vamos a discutir?, porque ustedes yo creo que ya tienen la infor-mación del porqué y todo eso”. “No, pues Agustín quiere que lo apoyen us-tedes en su candidatura” [dijeron los del PMS estatal]. “Pues sí, pero nosotrosno aceptamos las condiciones que Agustín quería, y ya no tiene discusióneso, y si en Morelia ya acordaron algo con él, pues no lo aceptamos”. Y quevuelve a decir Zambrano: “Pues si no se llega a un acuerdo, yo te voy a me-ter a la cárcel, ya te dije”.

Y entonces sí, como yo estaba sentado junto a un campesino de Romerode Torres, al campesino se le ocurre decir: “No, señor, se equivoca usted: elasunto no es con nuestro candidato, el asunto es con el partido”. Y como ély Coca andaban de traje y de corbata, que echa mano el campesino a la cor-bata y le dice: “¿Qué le parece si le jalamos a la corbata?”. Uhhh, se pusoduro […] se levantaron los del estatal y dijeron: “No, no se trata de pleitosni nada de eso”. Y total que se asustaron tanto que dijeron: “Este asunto estáresuelto: el Estatal no puede obligar aquí al candidato a que renuncie. Así esque aquí se termina el asunto”.

Fue así como terminó ese episodio de las candidaturas: el comité es-tatal del PMS no obligó a la militancia local a declinar su candidatura, yfinalmente a la elección fueron dos candidatos del Frente: Zambrano yHernández. El resultado fue significativo, pues aunque aquí también elPMS fue el partido del FDN que menos votos obtuvo, fueron los sufi-cientes para hacer la diferencia. Aunque Zambrano estaba seguro de queno sería así, a sus 13 619 votos (7332 del PFCRN, 3631 del PARM y 2656 del

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PPS) le hicieron falta los 1674 del PMS para superar los 14 029 del PRI.40 Másallá de lo anterior, el caso ilustra la carencia de tacto político y la falta decostumbre de relacionarse de igual a igual, aun entre fuerzas aliadas.41

En 1988, resultado de ese intento de imposición de “la gran” a “la peque-ña fuerza” del Frente (de la CD al PMS), Zamora fue el único distrito mi-choacano ganado por el PRI.

Concluiré esta parte que recupera testimonios textuales de nuestrosinformantes con un par de relatos sobre un aspecto que de distintos mo-dos ha resultado relevante en sus biografías, y que constituye otro de suspuntos de contacto: su participación en lo que podríamos llamar “accio-nes directas”, al margen de las normas vigentes pero ya no como acciónpolítica armada sino como defensa y organización de trabajadores rura-les en las regiones de Nueva Italia y Zamora.

Dos ecos de los trabajadores del campo: “¡Vamos a destruir el cultivo!“¿Esta gente no tiene derecho a comer?”

Cuando don Gil tenía entre 30 y 35 años, es decir, cuando estaba incor-porándose en el grupo armado, seguía saliendo por temporadas a tra-bajar al algodón por el rumbo de Nueva Italia, en cuyos portales “seconcentraban los trabajadores. Todos los portales llenos, pura gentetrabajador”, dice Gil. Ahí se reunían los trabajadores desde la madruga-da para salir a trabajar: “harta gente en ese tiempo de diferentes puebli-tos”. Refiere Gil que “los camioneros que necesitaban trabajadores ya sa-bían también que ahí había […] y por eso iban todos ahí a cargar gente:quien necesitaba unos veinte, treinta o cincuenta […] ahí los encontraba.Por eso es que nosotros todos los trabajadores pos ya desde las cinco de

40 En aquella elcción, el PAN obtuvo 11 668 votos, el PDM 469 y el PRT 73 (Guía, julio/17/1988, p. 21; La Voz de Michoacán, julio/11/1988, p. 22; El Sol de Zamora, julio/11/1988,p. 1)

41 Relaciones similares ya se habían vivido antes en la izquierda, y en algunas deellas había sido el PCM el que “fue capaz de desdeñar las posiciones de otras fuerzas dela izquierda”, al perfilarse “como la organización dominante en la izquierda mexicana”después de la experiencia del Frente Electoral del Pueblo en 1964 (Reyes 1988, 227).

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la mañana ya estábamos listos, preparados, porque temprano llegabanahí por la gente, y la que se descuidaba pos se iba sin almorzar”.

Era un trabajo duro que sin embargo los habitantes de la meseta yotros rumbos iban plenamente dispuestos a hacer, gustosos de que allásí había trabajo. Sin embargo, en una ocasión los excesos de un patrónhicieron que un grupo de jornaleros cambiara su actitud.42 Recuerda yplatica don Gil, en una de tantas historias de patrones que influyeron ensu vida:

No hombre ¡cómo estaba carambas en ese tiempo acá por Zamora y en Nue-va Italia! Habían patrones que eran muy delicados y aunque uno le hacíatoda la lucha por no dejar zacate, el señor por último nos hacía que regresá-ramos a repasar […] ¡pero bien carajos ellos! Yo siempre convencía a las gen-tes de donde fueran, les decía: “No se deje mandar de este cabrón”. Al últi-mo hicimos correr a uno. Llegó bien bravo el hijo […], nos traicionódiciendo quesque estábamos cerquitas de Nueva Italia [pero] este recabrónnos hizo subir al camión y por poco llegábamos al lado de Jalisco […],duramos buen ratito en el camino y allá nos apretaba el trabajo y muchos serajaron ahí. Dijeron: “No, aquí vamos a valer cabrón”. Entonces este señortraía una pistola, y ya le dije yo: “A ver, señor, ya le hicimos toda la lucha”,pero en ese tiempo unos surcos de algodón para desahijar, cabrón, casi deun kilómetro de largos. Y dice él: “¿Qué? ¡Chínguenle!”, dijo. “No, ya nosechamos una caladita y lo que queremos es irnos ya a la chingada. Páganoseste día nada más y nos vamos”. “No –dijo– váyanse mucho a la chingada,¿yo llevarlos allá a la Nueva Italia? ¡pura chingada! –dijo- y si hay algúncabrón más hombre, pues que se aviente”, dijo.

Pero entonces yo utilicé mi palabra purépecha, porque andábamos va-rios de por aquí cerquitas; y les dije: “No nos vamos a dejar de este cabrón.Allá pónganse cada quien y vamos arrimándole […] trai pistola, pero unos

42 La Tierra Caliente fue al menos hasta la década de los años setenta escenario deuna intensa represión rural. Algunas notas del diario nacional Unomasuno así lo mues-tran: “10 campesinos asesinados y despojo de 222 parcelas por caciques de Michoacán”en Gabriel Zamora, nota de Miguel Ángel Velázquez, p. 3, 18 agosto 1978; “Denuncia laCIOAC: Intimidan, persiguen y asesinan a campesinos de Huetamo, Michoacán”, p. 5, 3 denoviembre.

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por detrás y unos por el frente ¡y órale!”. Y lo rodeamos: “A ver cabrón,aviéntanos a balazos, o ahí te va”. Unos con palos, como podíamos pues ahí,lo obligamos a que nos pagara el día. Éramos mas de cincuenta o sesentahombres, y pues lo obligamos pues a que nos pagara lo del diario, y sí nospagó, lo que pasa es que nosotros ya como de maldad pues le arrancamostodo el algodonero, de coraje […]: “Yo me voy aquí adelante –dijo uno– yotros en cada lado, pero arranquen el pinche algodón: ¡vamos a destruir elcultivo!”.

Después de aquella escena, don Gil refiere que los hombres de aquelgrupo, sin saber bien qué rumbo tomar, sólo orientados por el sol, inicia-ron una caminata a campo traviesa, temerosos de los animales del montepero sólo confiados de que “al fin y al cabo somos muchos”. Después deaquella experiencia, Gil ya le decía a sus paisanos que se iban a NuevaItalia: “¡No se vayan a descuidar compas, porque esos engañan, los lle-van hasta en casi la chingada y luego la venida de allá pa acá está ca-brón! Pregunten en dónde está el trabajo o la tarea y solamente así”. Peroaquello le sirvió también para conocer el valor estratégico de su lenguamaterna, misma que después siguió comprobando, según recuerda:

Por eso es tan importante no perder nuestro idioma […] Yo he atacado mu-cho a los funcionarios andando con la Unión de la Marku; cuando me lapone dura un funcionario, yo rápidamente les convierto en purépecha y lesdigo [a mis compañeros] “A ver tú: na uandasini t’u-ia ka t’u-ia indetsni ísisiarhini jati-ia, a ver t’ut’u pensaku-ia nari uando t’u-ia43”. Y allí ya ellos me dicen:“Isï, ka arisï, ka arisï44”. Y el funcionario me dice: “oye, ¿cuando menos no meestán rayando la madre?”, y le digo: “En purépechas no hay maldición se-ñor. Nosotros bien podemos coordinarnos en nuestro idioma porque somospurépechas”. “Ah cabrón”, dijo. Y fácil pues nos conectamos. Y aunque nosestén escuchando no lo entienden qué estamos opinando entre nosotros allí

43 Traducción: “¿qué dices tú y tú, él nos está diciendo esto y lo otro; a ver tu ¿quépiensas, qué opinas?”

44 Traducción: “De este modo, de este otro y así”. Agradezco a Pedro Márquez, cole-ga y amigo del Centro de Estudio de las Tradiciones, por la transcripción y traducción defragmentos en purépecha de las entrevistas con Tata Gil.

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mismo […] Eso es una ventaja. Y pues aunque haya maldiciones en purépe-cha pero yo no fui capaz de decírselas.

Este elemento nos lleva a reconocer el punto principal de diferenciaentre las experiencias de don Rafael y Tata Gil, pues mientras éste provie-ne de un contexto indígena, con todas las particularidades del caso, aquélha vivido fundamentalmente en un medio mestizo, aunque tambiénrural. Aún así, no es casual que nuestros dos personajes se conocieranprecisamente en la organización de trabajadores agrícolas, pues la agri-cultura comercial es uno de los puntos de contacto entre la población pu-répecha y la de Zamora. Así, Gildardo conoció a don Rafael años despuésde que éste fundara en los años cincuenta el “Sindicato de Peones Agríco-las Francisco J. Múgica”, que sin embargo no duró mucho tiempo.

Don Rafael reconoce que en aquella labor “no logramos realmenteconcienciar a la gente desde el punto de vista político ideológico con finesde cambio […] de tipo revolucionario”, pero sí para la procuración de lo-gros económicos. Por ello, su propuesta básica era que se aumentaran lossalarios de los jornaleros, y “ya lo demás era relativo, porque se compli-caba por la acción de los patrones y de las autoridades”. Este sindicatologró hacer algunas huelgas, “y luego los patrones […], empezaron a ha-cer la maniobra de buscar localizar a la gente más destacada en el trabajoy en la lucha, y ofrecerles pues dinero […] para dividir, desorganizar y[…] encontraron gente para eso […] por la falta de capacidad política[…y] eso no duró mucho; o duró, pero ya desorganizado, dividido”.

Ante esas dificultades, don Rafael intentó otras formas de moviliza-ción organizando a grupos de trabajadores desocupados para desarro-llar actividades de utilidad pública y forzar el pago en el ayuntamiento.Recuerda don Rafael:

[…] nosotros cuando no tenía trabajo la gente íbamos […] a hablar con elpresidente municipal: “Tenemos 30 hombres que no tienen trabajo para ma-ñana; se piensa que ni en toda la semana va a haber trabajo para ellos, y ne-cesitamos que trabajen para que su familia tenga algo qué comer […] Veni-mos a decirles que el municipio tiene trabajo y [queremos] que se les détrabajo a ellos”. “No, el municipio no tiene trabajo”. “Sí tiene, otra cosa esque no quieran darle el trabajo a la gente. Sin embargo miren: nosotros va-

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mos a ir a trabajar mañana, y vamos a venir a la presidencia a que les pa-guen”. “Pues no, no, y ¿por qué y con qué derecho?”. “Oigan: ¿qué esta gen-te no tiene derecho a comer? Si ustedes piensan que la gente solamente tra-bajando come, pues eso vamos a hacer, […] tal vez no alcance ni para comerpero hay que producir algo, y ustedes tienen ahí por ejemplo los drenajes,los canales que les corresponden limpiar no están en condiciones y los va-mos a ir a limpiar”.

Y ya íbamos, y en la tarde: “Ya estamos aquí, limpiamos allá en tal partey si tienen duda vamos para enseñarles el trabajo, y si no tienen ningunaduda o algo qué decir venimos a que les paguen a la gente”. “Pues no lespagamos”. “Aquí es una necesidad de que les paguen, porque si no ustedesno van a salir de aquí de sus oficinas hasta que les paguen”. Y les pagaban,les pagaban.

Experiencias como ésta confirmaron en personas como don Gil y donRafael la idea de que la justicia y los derechos sociales para los trabaja-dores pocas veces llegan con las leyes –configuradas con un sesgo clasis-ta, sin mayor preocupación por la equidad, que sólo aparece como veloideológico de sus intereses de control–; y los convencieron de que haycircunstancias que pueden justificar no respetar una ley, punto de rup-tura importante con la insistencia legalista del discurso “políticamentecorrecto” de la actual izquierda partidaria, obligada a hacer fe pública deirrestricta sumisión a las leyes vigentes.

EPÍLOGO PARA UNA HISTORIA VIEJA QUE APENAS COMIENZA

Con base en los testimonios expuestos y volviendo a la discusión que sepropuso al inicio de este trabajo, podemos decir que la conveniencia es-tratégica de la izquierda partidaria representada en el PRD, no justifica elolvido de las causas y luchas que dieron lugar a su existencia y que hi-cieron posible que hoy esté aspirando legalmente al poder nacional.45 La

45 En otro trabajo (Ramírez 2003) he tratado de explorar las causas del abandono uolvido de las propuestas partidarias del PRD, sobre todo al momento de acceder a espa-cios de gobierno, aún de nivel local. Aunque aquí no se agota el punto de las dificultades

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apuesta legalista de la izquierda electoral no tiene por qué renegar de unpasado en el que esta vía estuvo clausurada y en el que hubo la necesi-dad social de organizar otras formas de resistencia y lucha. El compro-miso actual con los procedimientos legales no tiene por qué oscurecerque aquel no haya existido ayer; más bien impone reivindicar por quéesto fue así en momentos en que esos procedimientos estaban cancela-dos en los hechos. En este sentido, existe la necesidad de reivindicar elconflicto y su razón de ser aun en la democracia, cuando la reconstruc-ción de las memorias debiera implicar “el reconocimiento del conflicto yla pluralidad, más que buscar reconciliaciones, silencios o borraduras”(Jelin cit., 137).

En las condiciones actuales de México, cuando hay esfuerzos por ha-cer que la democracia sea algo no ajeno a la justicia, hay historias viejasque empiezan apenas a ser oídas. Estas historias pueden y deben ser nosólo formas de evocación de un pasado que fue digno de vivirse, sinotambién una vía para la imaginación y planeación de futuros posibles:un futuro en el que esos trabajadores rurales de las luchas descritas pue-dan simplemente comer, como quería don Rafa que comieran aquellosdesempleados zamoranos. Puras utopías, pues; utopías sencillas quepueden tener todavía el poder de llevar a la gente a luchar por una vidadistinta y mejor.

En la vinculación de pasado, presente y futuro sugerida por Zemel-man –utópico entrañable– este trabajo comparte además “la intención dejusticia, la de reconocimiento y homenaje a las víctimas” (Jelin cit., 130),

para la recomposición de la memoria histórica de los de abajo, en aquel trabajo mostramoscómo el PRD (y también otros partidos de izquierda en el mundo), han vivido una seriede dinámicas y procesos que han ido en demérito de la defensa de los valores e incen-tivos colectivos fundados en la identidad y la ideología, y a favor de los intereses porincentivos selectivos y de carácter material (para emplear las líneas analíticas propuestaspor Panebianco, 1990). En muchos de estos partidos se vive cada vez más un juego entregrupos de interés, mucho más que de corrientes ideológicas, en una tendencia que nosólo se vive en México sino que tiene varios expresiones en el mundo, y que tiene en la“crisis del socialismo” y la caída del Muro de Berlín otro de sus referentes importantes.En el caso particular de México, el proceso de fusión de la izquierda en la línea PCM-PSUM-PMS-PRD fue también un proceso en el que se fueron borrando varios sellos distintivos delsocialismo mexicano para quedar absorbidos en proclamas más cercanas al llamadonacionalismo revolucionario.

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pero también la búsqueda de que estas memorias contribuyan con “elobjetivo de […] propiciar actitudes y prácticas que tiendan a la demo-cratización y autogestión de estos procesos”, y que acompañen “a la mo-vilización social que cuestiona […] el poder dominante en el presente”(Aceves 210).

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FECHA DE RECEPCIÓN DEL ARTÍCULO: 5 de abril de 2006FECHA DE ACEPTACIÓN Y RECEPCIÓN DE LA VERSIÓN FINAL: 28 de junio de 2006

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