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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE SINALOA FACULTAD DE HISTORIA MAESTRÍA EN HISTORIA BANDOLERISMO Y POLITIZACIÓN EN LA SERRANIA DE SINALOA Y DURANGO, 1879-1888 TESIS QUE PRESENTA PEDRO CÁZARES ABOYTES PARA OBTENER EL GRADO DE MAESTRO EN HISTORIA DIRECTOR DE TESIS MC JORGE VERDUGO QUINTERO CULIACÁN ROSALES, FEBRERO DE 2008

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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE SINALOA

FACULTAD DE HISTORIA

MAESTRÍA EN HISTORIA

BANDOLERISMO Y POLITIZACIÓN EN LA

SERRANIA DE SINALOA Y DURANGO, 1879-1888

TESIS QUE PRESENTA

PEDRO CÁZARES ABOYTES

PARA OBTENER EL GRADO DE

MAESTRO EN HISTORIA

DIRECTOR DE TESIS

MC JORGE VERDUGO QUINTERO

CULIACÁN ROSALES, FEBRERO DE 2008

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Índice Pág. Introducción. . . . . . . . . . 3

Capitulo I: El espacio natural y humano 1.1) Espacio natural. . . . . . . . . 21 1.2) Los espacios humanos y su evolución . . . . . 27 1.3) Por los caminos del sur y la serranía . . . . . 43 1.4) Los Actores y sus actividades productivas . . . . 52 Capitulo II: Bandolerismo, vagancia y fuerzas de seguridad: la visión del gobierno y otros mecanismos de control 2.1) Entre la vagancia y deserción . . . . . . 73 2.2) Guardia nacional y fuerzas de seguridad: entre lo deseable y lo posible 86 2.3) Bandidos y gavillas . . . . . . . . 98 Capítulo III: Disidencia política: interpretaciones, actores y acciones 3.1) Algunas interpretaciones del fenómeno . . . . . 107 3.2) El contexto del levantamiento militar . . . . . 110 3.3) Los actores y las acciones . . . . . . . 113 3.4) La represión y sus dificultades . . . . . . 116 3.5) Hay que ponerse de acuerdo . . . . . . 122 Capítulo IV: Más que bandidos 4.1) Tras las huellas de un líder . . . . . . 137 4.2) Anatomía de la disidencia . . . . . . . 141 4.3) Acciones y estrategias. . . . . . . . 147 4.4) Crónica de una represión frustrada. . . . . . 157 4.5) No hay espacio para más. . . . . . . . 163 Conclusiones . . . . . . . . . . 174 Anexos. . . . . . . . . . . 176 Fuentes . . . . . . . . . . . 183 Bibliografía. . . . . . . . . . . 185 Web grafía . . . . . . . . . . . 191

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INTRODUCCIÒN

En los estudios históricos sinaloenses y duranguenses, hasta fechas

recientes han brillado por su ausencia trabajos de investigación que busquen

dar cuenta de las acciones y los comportamientos de los diversos actores

sociales en los procesos históricos que se vivieron durante la segunda mitad

del siglo XIX, esto solo por referirnos a esta delimitación temporal.

En el marco de todos los conflictos políticos que sacudieron a este país

durante aquellos años, hubo hombres que secundaron estas luchas por

diversas motivaciones, a los cuales muchas de las veces se les han

denominado simple y llanamente como bandidos, los cuales son actores

sociales que han llamado la atención tanto de literatos como de científicos

sociales.

La literatura ha brindado figuras destacables como Robin Hood, quien

durante el siglo XVI, se dedicó a robar a los ricos para repartir su botín entre los

pobres en los bosques de Sheerwood, de la actual Inglaterra, lo cual lo llevó a

convertirse en el prototipo del “bandido generoso”, mote con el cual se

designaría, tres centurias después, a bandidos de diversas latitudes como el

italiano Luigi Vampa, el andaluz Diego Corrientes o el escurridizo Chucho el

roto, que en algunos casos, han sido inmortalizados y recreados no solo por la

literatura, sino hasta llevados a otros niveles por la lente del arte

cinematográfico.

Por otra parte, han sido abordados con matices variados, ya sea como

trastornadores del orden establecido, discordantes acérrimos de la paz y el

progreso, protectores de los desamparados, como símbolo del pueblo o de las

comarcas donde vivieron y algunas veces como sicarios a paga del cacique de

determinada región. Sin duda, han sido actores con presencia en la sociedad,

en torno al cual han existido percepciones muy diversas, entre otras cosas por

su accionar, surgiendo del medio rural para manifestarse en contra de un orden

establecido, son algunas de las estampas recurrentes en torno a este actor

social.

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Uno de esos actores de ese largo y conflictivo siglo XIX, que se manifestó en

la región limítrofe de Sinaloa y Durango fue Heraclio Bernal, quien alrededor de

diez años mantuvo en jaque a las autoridades tanto de Durango como de

Sinaloa, llegando a figurar en un momento hasta en informe presidencial del

General Porfirio Díaz como un problema de que había que combatir de manera

implacable.

La figura de Heraclio Bernal ha sido vista desde la historia y la literatura,

destacándose la mayoría de las veces rasgos muy controvertidos de su

personalidad: presentado como un hombre valeroso, mujeriego, parrandero,

precursor de la revolución, acomplejado, asesino, son algunos de los adjetivos

calificativos –visiblemente contradictorios - , como ha sido llamado.

Sin embargo, me parece que las acciones encabezadas por Bernal

alcanzaran tal magnitud, no fue producto de su solitario accionar, sino que este

accionar hay que buscar ubicarlo dentro un espacio específico y todo un

conjunto de relaciones sociales que tuvieron para que decidieran tomar las

armas, de tal forma, la contextualización de estos hombres es una empresa

que reclama el mayor ímpetu posible, para indagar las causas y las

motivaciones que tuvieron para mostrarse beligerantes – hallan sido formales

o reales -, de tal forma, la búsqueda de los actores que se incorporaron a esta

lucha disidente, también será una de las interrogantes a resolver a lo largo de

esta investigación. Esto por supuesto que no es sencillo, tomando en cuenta lo

planteado por Raphael Samuel quien nos dice que

es necesario comprender la totalidad de las relaciones sociales, mientras

que la historia de los grupos sociales marginales (…) solo puede

comprenderse en términos de las relaciones sociales entre el centro y la

periferia1.

1 Samuel Raphael, Historia popular, historia del pueblo, en Samuel Raphael et al, Historia popular y teoría socialista, Crítica, Barcelona, 1984, pp. 15-40.

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Dentro de la gama de aportes teóricos y metodológicos en los cuales se

apoyara la presente investigación destaca el aporte de la historia social inglesa,

de donde emanó de la pluma del prolífico historiador Eric J. Hobsbawm, su

obra Rebeldes primitivos. En dicho libro, acuño la categoría analítica de

bandolerismo social. Para Hobsbawm un hombre se vuelve bandolero por que

hace algo que la opinión pública no considera delictivo, pero que es criminal

ante los ojos del Estado o de los grupos rectores de la localidad, y una vez

remontado al monte recibe ayuda de los campesinos, pues pertenece a ellos es

unos de ellos, e inclusive en determinado momento hasta se puede reintegrar a

la sociedad, pues solo Estado y los terratenientes ven mal sus acciones. Por lo

tanto, no fue casual ni aislado, el hecho que Bernal intentó negociar su

amnistía y reintegrarse al seno de la sociedad donde pertenecía.

Apunta el autor ingles que lo peor que puede sucederle a un bandolero

social, es perder sus vías de suministro de víveres, pues si sucede eso, se

vería orillado a robar a lo suyos, perdiendo de tal forma el respaldo y aval,

llegando al grado de hasta denunciarlo y por otra parte, Hobsbawm apunta que

por lo general son hombres jóvenes y solteros los principales suministradores

de materia humana que ingresan a las filas del bandolerismo, y también

comenta el autor, sobre el mito del bandolero generoso, estén o no

convencidos inclusive algunos criminales comunes y corrientes, les resulta

bastante ventajosa dicha denominación, pues los reivindica bastante ante los

grupos más desprotegidos.

Entre otros aspectos del bandolerismo, destaca que este se encuentra

inerme ante las fuerzas de la nueva sociedad, pues su protesta es a lo más,

una protesta bastante recatada, se rebela contra un presente adverso, busca

la restauración de un pasado que reviste aspectos de misticismo y milenarismo,

y volver a los tiempos del buen gobierno y la justicia valores de un mundo

precapitalista.

Algunos años después, vio la luz su estudio sobre el bandolerismo, titulado

Bandidos, donde prácticamente plasmó los mismos planteamientos expuestos

con anterioridad y solo amplió algunas cuestiones. Cabe mencionar que el

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trabajo no estuvo exento de críticas, y aun así las inquietudes que despertó en

la comunidad de historiadores fueron muy visibles. Algunas de las

observaciones que tuvo el enfoque hobsbawmiano, fue que su investigación se

basó principalmente en fuentes folclóricas y literarias, así también despertó

muchas dudas entre la comunidad académica, es respecto a los rasgos de

solidaridad del bandido con la comunidad y finalmente otro punto que levantó

polémica fueron los vínculos de dichos bandidos con terratenientes e incluso

con el estado2.

Un estudio sobre el bandolerismo argentino fue realizado por Hugo

Chambita3, uno de los casos más visibles de cómo las aportaciones de

Hobsbawm ejercieron una explosión de estudios sobre el bandolerismo. Para

dicho autor sus actores sociales Fueron rebeldes a quienes la fatalidad llevó a

hacerse cuatreros, contrabandistas o salteadores, solidarios con su comunidad

en un contexto de resistencia a la opresión4. Chumbita adoptó en buena forma

la idea de bandolerismo social para su estudio sobre el bandolerismo en

Argentina, pero también fue uno de los primeros en prestar atención a como la

concepciones del estado sobre la ley y el delito son utilizados como

instrumentos de dominación5, el análisis del discurso, empezó a ocupar el

itinerario de los historiadores interesados en movimientos colectivos.

Otra crítica contra lo planteado por Hobsbawm fue formulada por Mario

Morales, quien ve como un error por parte del historiador ingles, que sostenga

que los movimientos milenaristas constituyan rebeliones sociales en una etapa

embrionaria, y en todo caso antecedentes pre -políticos de izquierda.

Morales dice que al no otorgar al milenarismo aspiraciones y propósitos

predominantemente políticos y religiosos, lo despojó de su esencia religiosa

como en suponer que esos movimientos pertenecen, de manera exclusiva, a

2 Al respecto vease: Argirópolis: proyecto de las Universidades Nacionales de Quilmes, La Plata y del Litoral y Página 12 “Sobre los estudios del bandolerismo social y sus proyecciones”,disponible:http://www.argiropolis.com.ar/index.php?option=com_content&task=view&id=131&Itemid=33. 3 Chumbita, Hugo, Jinetes rebeldes. Historia del bandolerismo social en la Argentina, Buenos Aires, Javier Vergara Editor, 2000. 4 Ibíd., p. 252. 5 Ibíd., p. 31.

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formaciones sociales perdidas en el seno de la sociedad antigua, es decir en el

precapitalismo6.

Como podrá verse, la tendencia de Hobsbawm se dar gran preponderancia a

los elementos de índole estructural como detonantes del bandolerismo,

empezaron a ser advertidos por los investigadores sociales.

Otro autor que tuvo algunos comentarios para los planteamientos de

Hobsbawm, fue el argentino Raúl O. Fradkin, quien a su ver nos habla de las

fases por las cuales ha pasado la propuesta de bandolerismo social de

Hobsbawm, destacando inicialmente la buena acogida de la obra,

posteriormente cierto escepticismo en torno a su propuesta y la imposibilidad

de recabar suficientes argumentos para concluir que ciertos bandidos

“cumplían “ con este perfil de “ bandolero social “ y por último y más

recientemente, la cuestión sigue abierta: de un lado, se ubican aquellos que

consideran al bandolerismo como expresión de la lucha política de las

facciones elitistas negándole la posibilidad de expresar alguna forma de

conciencia subalterna; de otro, quiénes postulan la necesidad de inscribir al

bandolerismo como una opción dentro del repertorio de acciones que disponía

el campesinado sin asignarle un lugar prefijado en una escala evolutiva7.

Raul O. Fradkin, ciertamente es crítico respecto a la propuesta de

Hobsbawm, pero también no deja de reconocer los aportes de su

planteamiento como no los dice el párrafo siguiente:

Hobsbawm consideró al bandolerismo social como la forma de

expresión más primaria de aquellos movimientos sociales a que los

calificó de “arcaicos” y “pre- políticos”, categorías discutibles y discutidas,

pero que tuvieron en su momento una virtud: interpelaban a los

historiadores para que indagaran formas distintas de la acción política. Y,

6 Morales, Mario, Milenarismo, mito y realidad del fin de los tiempos, Ed, Gedisa, Barcelona, 1980, p. 16. 7 Fradkin, Raúl O., « Bandolerismo y politización de la población rural de Buenos Aires tras la crisis de la independencia (1815-1830) », Nuevo Mundo Mundos Nuevos, Número 5 - 2005, mis en ligne le 22 février 2005, référence du 22 avril 2005, disponible sur: http://nuevomundo.revues.org/document309.html

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al mismo tiempo, Hobsbawm logró inquietarnos acerca de las razones

profundas, opacas (y quizás negadas) por las cuales los bandidos han

sido tomados recurrentemente como símbolos y en torno a los cuales se

ha forjado una tradición cultural8.

En el caso de México el bandolerismo ha sido una temática tratada por más

de un investigador, y tenemos por ejemplo el trabajo de Taylor G. Powell9.

Para este autor, el bandolerismo guarda cierta correspondencia con los

planteamientos de Hobsbawm, pues para Taylor esta problemática social es

parte de las contradicciones económicas, sociales y políticas que se

presentaron durante la segunda mitad del siglo XIX, específicamente en los

años de la guerra de reforma, intervención francesa y la república restaurada,

que en su opinión los movimientos campesinos adquirieron otras dimensiones

al operar de manera mancomunada con gavillas de bandoleros10.

Poco tiempo después Paul Vanderwood, en su obra “Los rurales mexicanos”

se centró básicamente en el estudio de este cuerpo de policía rural mexicana,

donde algunos que arrojó su trabajo fue que

Cuando se les dio de baja del ejercito sin recompensa

considerable. La oferta de trabajo era numerosa y los empleos escasos,

los veteranos liberales se sintieron defraudados, la inquietud creció y

muchos de ellos recurrieron a las actividades ilícitas para satisfacer sus

necesidades o tomar por la fuerza la recompensa a la que se creían tener

derecho. Algunos cambiaron de mascara política, muchos se dedicaron al

bandolerismo11.

8 Ibíd. p. 4. 9 Powell, Taylor G., El liberalismo y el campesinado en el centro de México (1850 a 1876), México, Sep – Setentas, 1974, 192 p. Otro estudio que se puede incluir en esta línea de trabajos es: Jean Meyer, Esperando a Lozada, México, COLMICH – CONACYT, 1984, 268 p. 10 Taylor G. Powell, Op. Cit. pp. 143 – 145. 11 Vanderwood, J. Paul, “Los rurales mexicanos”, México, 1981, FCE, p. 23.

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En su trabajo “Desorden y progreso, bandidos, policías y desarrollo

mexicano”, brinda pautas interesantes para el estudio del bandolerismo y los

policías rurales, y las etapas de transición que cursaron ambas partes, pues

cabe resaltar que tanto bandidos como rurales, no revistieron las mismas

características todo el tiempo. Resultan interesantes los resultados que arrojó

su investigación, por ejemplo cuando apunta lo siguiente: El orden y el

desorden son parte integrante del proceso histórico, y los bandidos y los rurales

son personas arrastradas por él. Son seres humanos que tratan de orientar las

condiciones en beneficio propio12.

Comentó que los bandidos de México se volvieron rurales, pero siguieron

siendo, en gran parte bandidos. A su ver, policías y bandidos no son en

realidad los antagonistas que se supone, son algo preciso e intercambiable, y

cuando uno domine, el otro esta activamente presente, para el son agentes

dobles del orden y el desorden13.

En la opinión de este investigador, los bandidos sociales de México, no

caben muy bien en el molde trazado por Eric Hobsbawm. (…) En general, el

bandido mexicano lo era por su voluntad y no por que lo impulsaran a ello, y lo

hacia mas para entrar en el nuevo orden que para oponerse a el.14. Un actor

social que a decir de Vanderwood, se lanzaba únicamente por obtener un

mejor nivel de vida y con un poco de fortuna escalaría socialmente, parece que

estamos frente a una postura un tanto reduccionista.

En su opinión, el bandolerismo se originó debido al estado convulso que

enfrentaba México durante la segunda mitad del siglo XIX, y textualmente lo

dice así:

El bandolerismo siempre fue un subproducto de la inestabilidad

política de México y de sus guerras civiles. Cuando desapareció la

12 Vanderwood, J. Paul, Desorden y progreso: bandidos, policías y desarrollo mexicano, Siglo XXI Editores, México, 1986, 269 p. 13 Ibíd., p. 91. 14 Ibíd., p. 130.

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oposición política activa al régimen de Díaz por una serie de

circunstancias, el bandolerismo decreció15.

Su postura no ha estado exenta de observaciones, por ejemplo, no realizó

una contextualización adecuada de este fenómeno, pues entre otras cosas

muestra el bandolerismo de manera un tanto monolítica, su abanico de

opciones es muy reducido, negando cualquier tipo de trasfondo político lo cual

se vuelve evidente cuando nos dice líneas atrás que la incorporación del

labrador, minero o artesano a este tipo de conflictos lo hacia más para entrar

en el nuevo orden que para oponerse a el.

Sin embargo, la influencia de Hobsbawm es visible, por ejemplo la líneas

explotadas por este autor, residen básicamente en los cuerpos de policía rural,

tomando muy de cerca los aportes del enfoque hobsbawmiano, y también

coincide que la debilidad o ausencia de un poder central, es un factor

fundamental para que existan brotes considerables de bandolerismo.

Una ausencia de este trabajo, en que no tomó en cuenta los ritmos

cambiantes de las relaciones cotidianas de los entornos rurales bajo los cuales

vivieron y sintieron estos actores sociales. Por otra parte, dejó de lado las

distintas manifestaciones que ha adoptado este fenómeno social a lo largo de

la geografía mexicana y también es una ausencia en su análisis, minimizó el

papel que juegan en el devenir de las sociedades la concatenación de las

relaciones económicas y sociales en una sociedad, así como los

enfrentamientos entre los distintos actores sociales que la conforman no

siempre es tan frontal como parece, pues existieron todo un cúmulo de

mediaciones entre bandidos y autoridades.

Por lo tanto, Vanderwood no hace una diferenciación de los tipos de

bandolerismo que existieron a lo largo y ancho de la geografía mexicana. Dicha

situación fue advertida por Hobsbawm quien comentó que hay que considerar

las variaciones regionales que puede tener el bandolerismo considerando

aspectos que se presentan de forma diversificada como la geografía, la

15 Vanderwood, J. Paul, “Los rurales mexicanos”, Op. Cit. p. 156.

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tecnología y formas de administración gubernamental, y las fluctuaciones

experimentadas inclusive en un mismo estado, formado sub –regiones, donde

en caso de hacer acto de presencia el bandolerismo, reviste ciertas diferencias,

y que solo un estudio regional meticuloso puede explicar el por que de estas

variaciones.

Para la primera mitad del siglo XIX, dentro de los estudios que han abordado

este fenómeno histórico, tenemos el trabajo que nos proporcionó Laura

Solares Robles16, quien centró su estudio en las condiciones materiales en que

se presentó este fenómeno social, y como es que el bandido común era el

único – a su ver – que desplegó su accionar en la región que comprende el

actual estado de Michoacán, orillado por la situación de miseria y

analfabetismo en que se encontraba sumido, los caminos se encontraban en

pésimas condiciones y era un factor para que esta actividad se volviera muy

recurrente, así como una ineficiente impartición de justicia era algunos de los

elementos que hicieron que apareciera el bandolerismo.

Me parece que lo rescatable y utilizable de este trabajo para los fines que

persigue la presente investigación, es la importancia de los caminos en el

desarrollo económico-social, y hacer referencia que por las características

fisiográficas de la región serrana, y que los caminos no eran el único medio de

comunicación.

Por otra parte, respecto a lo comentado por Raúl O. Fradkin, respecto a la

imposibilidad de recolectar las pruebas suficientes para probar que bandidos

cumplen con la etiqueta de “bandido social”, Hobsbawm argumentó la

dificultad de señalar el momento que se pasa del saqueo y el pillaje al

bandolerismo social y viceversa17.

16 Solares Robles, Laura, Bandidos somos y en el camino andamos, Bandidaje, caminos y administración de justicia en el siglo XIX, El caso de Michoacán, México, Instituto Michoacano de Cultura – Instituto de Investigaciones Dr. José Maria Luis Mora, 1999, 545 p. 17 Algunos autores advirtieron esos aspectos, para Magnus Morner, los límites entre rebelión y criminalidad también resultan bastante sutiles y difusos, sin embargo no dejó de reconocer y valorar que el concepto de “bandolerismo social” de Eric Hobsbawm tuvo una gran repercusión entre los estudiosos de América latina., al respecto vease: Morner, Magnus, Historia social latinoamericana de los siglos XVIII y XIX: Algunas reflexiones en torno a la historiografía reciente en Secuencia [Revista de historia y ciencias sociales- Instituto Mora], Nueva época, Enero-Abril de 1990, número 16, p. 447.

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Otro asidero importante desde cual se revisara la situación del México

durante la segunda mitad del siglo XIX, es la obra de François Xavier-Guerra,

México: del antiguo régimen a la Revolución18. La brújula que había guiado las

investigaciones sobre el porfiriato hasta esos años, fue la preponderancia de lo

económico. Guerra, teje otra ruta muy distinta para emprender su investigación,

pues ponderó más que nada los factores culturales e ideológicos para el

estudio de la evolución política mexicana.

Guerra sostiene que el México decimonónico era una sociedad tradicional

donde predominaban los actores colectivos – familias, clanes familiares, tribus

indígenas, haciendas, ranchos y pueblos, y por otro lado se encontraban las

elites modernizadoras que propugnaban por los estatutos establecidos de la

constitución, el paso del individuo a ciudadano. Este autor aborda las tensiones

que se entablaron entre estos mundos dispares, lo cual resulta de suma

importancia, para entender el periodo histórico a indagar.

En cuanto al estado que guarda la investigación, me pareció pertinente

revisar la producción historiográfica y en este caso también literaria, para tomar

en cuenta que aspectos han sido trabajados hasta el momento.

El primer trabajo de corte histórico sobre Bernal, fue elaborado justo después

de la muerte de este último, cuyo autor fue Ignacio M. Gastélum19, connotado

funcionario de aquellos, quien logró tener a su alcance información de primera

mano respecto a las actividades realizadas por Bernal y su gente. Para

Gastélum, Heraclio Bernal siempre tuvo el cuidado de cobijar “sus

depredaciones con el manto de una bandera política” (…) cuyos seguidores los

tenían como un semi-dios20.

Pocos años después, el dramaturgo sonorense Brigido Caro Reyes escribió

una obra de teatro llamada Eraclio Bernal o el rey de los bandidos21. Desde las

18 Xavier Guerra-François, México, del antiguo régimen a la Revolución, II Tomos, FCE, México, 2000. 19 Gastélum M., Ignacio, Apuntes biográficos de Heraclio Bernal e historia de sus principales hechos vandálicos, Culiacán, Tipografía de Retes y Díaz, 1888, 120 p. 20 Ibíd., p. 93. 21 Caro, Brígido. Eraclio Bernal o el rey de los bandidos. Álamos, Imprenta de El sonorense, 1894, 35 p.

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primeras páginas, el autor ofrece una estampa de la “cuadrilla” de Bernal:

Navarro, vestido como todos los de la cuadrilla de Bernal, es decir: bota fuerte,

calzón pegado, chaqueta, pañuelo en la cabeza y sombrero jarano.- Están

armados de pistola y rifle22, o bien páginas después los términos utilizados para

hacer alusión a Bernal y los hombres que lo seguían fueron estos: Nos

descansaremos hasta destruir por completo a la horda miserable de ese audaz

capitancillo23.

Un segundo investigador que escribió acerca de este tópico, fue Fausto

Marín Tamayo24, trabajo que ha sido llamado novela histórica, entre otras

cosas, por que no especifica cuales fueron sus fuentes, además de que hace

alusión a Bernal como un personaje con grandes inclinaciones al liberalismo,

producto de las enseñanzas de su maestro y de la militancia política paterna,

situación que es sustenta por el autor en ninguna parte del texto.

Mario Gill, en 1954, elaboró una trabajo acerca de Bernal, por cierto, años

en los cuales la revolución mexicana ya empezaba a ser cuestionada, Gill

caracterizó a Bernal como un bandido generoso, que de haber nacido en otro

tiempo se hubiera convertido en un gran caudillo; argumenta el autor que por

tal razón, no pudo desempeñar un gran papel en la intervención francesa, por

haber nacido demasiado tarde, o muy temprano para haber participado con un

papel destacado en la revolución mexicana, de tal forma, lo define como un

caudillo frustrado.

Sobre la opinión vertida sobre el autor, es conveniente destacar algunos

rasgos de subjetivismo al pretender analizar lo que los actores pudieron haber

llevado a cabo de haberse encontrado en otras circunstancias históricas, pues

la labor del historiador corresponde avocarse en la comprensión de los

procesos históricos y buscar explicarse que causas motivaron sus acciones.

22 Ibíd., p. 3. 23 Ibíd., p. 12. 24 Marín Tamayo, Fausto, ¡Aquí esta Heraclio Bernal!, Culiacán, (Colección Rescate Número 19), IICH – UAS, 1982, 133 p.

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Otro aspecto manejado por Gill es el papel revolucionario que le atribuye a

Bernal pero también con una personalidad insegura25. Ante este tipo de

alusiones cabe precisar que el estudio de las actitudes y motivaciones que

guían al sujeto no puede hacerse de manera separada de las estructuras y la

dinámica social, y al analizar la subjetividad humana debe partirse de la idea de

hombres en sociedad, en conexión con un conjunto de factores ajenos al sujeto

que influyen en la actividad y pensamiento del hombre.

Un poco mas de dos décadas después 1976, fue la historiadora francesa

Nicole Giron, que a decir de un servidor hasta la fecha, realizó el trabajo más

documentado y minucioso sobre este personaje tan aludido, cuyo nombre del

texto es Heraclio Bernal ¿bandolero, cacique o precursor de la Revolución26 ?

Esta obra esta dividida en dos partes, donde desde una perspectiva histórica

aborda los orígenes y el desarrollo de Bernal y su gavilla y una segunda parte

donde se aboca a analizar los corridos escritos sobre Bernal.

Giron ubica el accionar de Bernal entre oscilante e inclusive contradictorio

algunas veces, Ubica sus actividades en un contexto donde la anarquía la

violencia y la arbitrariedad son elementos dominantes, respecto a su actitud, la

define como rebelde cuestionador del orden social y por ende precursor de la

futura Revolución de 1910, así como un bandido social que es movido por sus

ideales liberales.

Una situación que merece destacarse es la contextualización de Heraclio

Bernal en el espacio geográfico y económico donde realizó el grueso de sus

acciones, que si bien manejadas de manera superficial, da una visión

panorámica respecto a las circunstancias que influyeron en este personaje,

aspecto importante al momento de analizar la relación entre el individuo y la

sociedad.

Nicole Girón, al justificar que la parte literaria de su análisis se apoyó sobre

todo en el texto de los corridos del bandido, descalifica el valor que para la

25 Gill, Mario, “Heraclio Bernal, caudillo frustrado, en Historia Mexicana, No. 13, Vol. IV, Julio-Septiembre, COLMEX, México, pp. 146-151. 26 Giron, Nicole, Heraclio Bernal, ¿Bandolero, cacique o precursor de la Revolución?, México, INAH, 1976, 156 p.

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historia y para el estudio de Heraclio Bernal puede tener la novela. “En cuanto

a las novelas que se refieren a él, salvo la de Fausto Marín Tamayo y, en

menor medida, la de José Reyes, no merecen detener la atención del lector

celoso de sus ratos de contento”27

Me parece que reconocer en una obra literaria, en este caso la novela de J.

Ascensión Reyes, “la puesta en representación, extraordinariamente aguda, de

prácticas y representaciones que estructuran el mundo social donde ellas se

inscriben”. No se trata, como sugiere el historiador francés Roger Chartier, de

atribuirle a “estos textos el estatuto de documentos, supuestos reflejos

adecuados de las realidades de su tiempo” -cuestión que no pocas veces lleva

a los historiadores a descalificarlos como discursos válidos en la construcción

de sus historias-. Sino que se trata de “comprender cómo su potencia y su

inteligibilidad mismas dependen de la manera en que ellos manejan,

transforman, desplazan en la ficción las costumbres, enfrentamientos e

inquietudes de la sociedad donde surgieron”28. Si bien, las obras literarias no

serán sometidas a un estudio riguroso al interior del trabajo, se rescataran en la

medida de lo posible sin subestimarlas.

En El Rayo de Sinaloa se pueden encontrar esas representaciones,

contradictorias y enfrentadas, a través de las cuales los individuos y los grupos

dan sentido al mundo que les es propio29 y por las cuales J. Ascensión Reyes

da sentido a su mundo y al mundo de Heraclio Bernal.

Un Bernal retratado como un abstemio y enemigo de las bebidas embriagantes,

en esta novela deja de ser algo irrefutable, pues a decir de Jesús Valdespino,

ex compañero de armas de Heraclio Bernal durante la revuelta militar

encabezada por Jesús Ramírez Terrón, y posteriormente se auto propone para

tender una trampa a Bernal lo señala como alguien que es muy afecto a tomar

licores embriagantes30.

27 Girón, Nicole, op. cit., p. 22. 28 Chartier, Roger, El mundo como representación, Historia cultural: entre práctica y representación, Barcelona, Gedisa, 2002, p. XII. 29 Ibíd. p. 49. 30 Universidad Iberoamericana (UIA), Acervos Históricos (AH), Colección Porfirio Díaz (CPD), Leg. 013, Caja 002, Doc. 00959, f. 1, Enero 2 de 1888.

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Poco más de una década después, Jorge Verdugo Quintero realizó una

investigación al respecto, llamada Heraclio Bernal: bandolero social del siglo

XIX31. Dicha investigación retomó la categoría analítica de bandolerismo social

de Hobsbawm para hacer una caracterización del accionar de Heraclio Bernal.

Las fuentes utilizadas por el autor son únicamente bibliográficas, y me parece

que la ausencia de fuentes primarias, no permite reforzar algunas

aseveraciones que el autor vierte al interior de su investigación.

Posteriormente, José Antonio Ríos Rojo elaboró un breve ensayo sobre este

tópico de investigación32. Este trabajo, creo que no realizó aportaciones

sustanciales, la forma como se estructuró no guarda correspondencia conforme

avanzan las páginas se muy poca nitidez a donde se quiere llegar.

En fechas recientes, Rigoberto Rodríguez Benitez33 realizó un ensayo algo

amplio respecto a como ha sido abordado Heraclio Bernal, realizando un

balance historiográfico y un análisis de las obras literarias y la dramaturgia,

logrando coronar un trabajo que utiliza enfoques de análisis discursivos,

además de indagar los desplazamientos que ha sufrido la figura de Heraclio

Bernal.

Algo que salta a la vista, en cuanto a los trabajos revisados en torno a esta

temática, es que la mayoría se abocaron al estudio de Heraclio Bernal, y si

bien, en algunos casos hay pasajes respecto a quienes lo secundaron, pero

hasta ahí. Por lo tanto, el presente trabajo no tiene como finalidad elaborar una

biografía sobre el personaje aludido, sino más bien sumergirse en la medida de

lo posible, en el mundo donde interactuaron estos hombres.

Por lo tanto, creo que todas estas obras, aportaran de una forma u otra, y

con la incorporación de una gama de fuentes de primeras de primera mano,

estatales como nacionales, tanto archivísticas y hemerográficas, se puede

31 Verdugo Quintero, Jorge, Heraclio Bernal: Bandolero social del siglo XIX, [Tesis de Maestría en Historia Regional], UAS, Culiacán, 1987. 81 p. 32 Ríos Rojo, José Antonio, El Rayo de Sinaloa, Heraclio Bernal en Clío, [Revista de la Facultad de Historia de la Universidad Autónoma de Sinaloa], n. 13, Enero-Abril 1995, pp. 87-101. 33 Rodríguez Benítez, Rigoberto, Heraclio Bernal entre la realidad y la ficción en Contribuciones a la Historia Económica, Social y Cultural, [Coordinadores] Carrillo Rojas, Arturo, Vidales Quintero Mayra Lizzete y Rodríguez Benítez Rigoberto, Facultad de Historia de la Universidad Autónoma de Sinaloa-Archivo Histórico General del Estado de Sinaloa-Asociación de Historiadores de Sinaloa, A.C, Culiacán, 2007, pp. 153-182.

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buscar ampliar el espectro social en el cual vivieron estos actores sociales.

Aquí cobra vigencia lo propuesto Raúl O. Fradkin quien comenta que

al circunscribir al máximo posible el foco de observación y

concentrar la atención en cúmulo heterogéneo y abundante de

documentos de muy diversa factura y disímiles orígenes puede ser posible

develar aspectos que de otro modo no serían observables y discutir

algunos problemas que han sido escasamente tratados. Un propósito

central las ánima: reponer una visión más realista y empíricamente

fundada de un fenómeno34.

Comenzando por las fuentes archivísticas estatales, los acervos localizados

en el Archivo Histórico General del Estado de Sinaloa, Archivo Histórico

Municipal de Mazatlán, Archivo Municipal de Culiacán, Archivo Municipal de El

Fuerte, Archivo Histórico del Congreso del Estado de Sinaloa y el Centro

Regional de Documentación Histórica y Científica de Sinaloa, uno a uno

aportaron en mayor menor grado su granito de arena. En lo que se refiere a las

fuentes nacionales, el Archivo Histórico de la Secretaria de la Defensa

Nacional, Colección Porfirio Díaz-Biblioteca Francisco Xavier Clavijero,

Biblioteca Lerdo de Tejada-Fondos Reservados y la Hemeroteca Nacional-

UNAM, todos fueron un baluarte considerable que indicaron muchas de las

veces los pasos y estrategias de los actores estudiados.

Correspondencia entre autoridades y propietarios de ambas entidades,

informes de gobierno, partes oficiales de jefes militares, dieron cuenta de una

forma u otra de las líneas de tensión que se revelaron durante el periodo

temporal que se indagó. La prensa tanto estatal como nacional, fue otro aporte

considerable, y dieron lugar a observar las diversas versiones y

confrontaciones que se vertieron durante esos años.

34 Fradkin, Raúl, La historia de una montonera, bandolerismo y caudillismo en Buenos Aires, 1826, Siglo XXI editores, Buenos Aires, 2006, p. 10.

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En el vecino estado de Durango, no menos importantes fueron las fuentes del

Archivo Histórico del Estado de Durango y de la Biblioteca Central Pública del

Estado de Durango Lic. Ignacio Gallegos, fueron aportes sumamente

importantes para tener un panorama más amplio del fenómeno indagado.

Finalmente, creo que se realizó un esfuerzo por dar un minúsculo aporte, y

lejos de dar por cerrada esta página, creo que esta investigación es una

invitación a la gran riqueza que nos ofrece la investigación histórica, y pongo

este trabajo a consideración de la comunidad académica y del público en

general, quienes tendrán seguramente una mejor opinión. Para cerrar esta

introducción, no quiero dejar pasar la ocasión para agradecer sobre manera a

quienes de una forma u otra hicieron posible cerrara esta etapa de mi

formación personal y profesional, esperando no quede nadie fuera de esta

larga lista, lo cual no seria con dolo, para nada.

Primero doy gracias a dios, pues creo en las segundas oportunidades y en

que siempre se puede hacer mejor las cosas aunque se tropiece, siempre se

puede volver a comenzar y seguir adelante. A mi familia que siempre han

estado conmigo apoyándome de una forma u otra. A mi novia Jasive, quien con

mucha paciencia, cariño y tolerancia ha sido un apoyo de múltiples formas, y

pese a mis ausencias siempre con un detalle y una palabra de aliento que no

deja de motivar.

Las deudas académicas e institucionales no son para nada las menos

importantes y no son las pocas, pues fueron muchas a lo largo de este

recorrido. Sin duda la Universidad Autónoma de Sinaloa, ha jugado un papel

fundamental en mi formación académica, y quiero agradecer al programa de la

maestría en historia que alberga la Facultad de historia de esta casa de

estudios a cargo del Dr. Samuel Octavio Ojeda Gastelum, quien siempre me ha

animado y apoyado a mejorar en todo, más que un maestro y autoridad

académica ha sido un amigo, no puedo decir menos su asistente Lic. Sandra

Luz Gaxiola Valdovinos, siempre muy amable y atenta para resolver cualquier

situación. El apoyo del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT),

fue fundamental para la realización de mis estudios de maestría al

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proporcionarme una beca de manutención, durante el tiempo que duró este

programa de posgrado.

Así mismo, quiero agradecer a todos las personas que me atendieron en

todos los archivos y centros documentales, tanto estatales como nacionales,

que hubo la oportunidad de consultar, e hicieron de muy buena manera su

trabajo, y estoy agradecido sobremanera con todos por ello, gracias. Lo mismo

va para el programa de movilidad estudiantil que promueve ECOES, con el aval

social y económico que proporciona Banco Santander Serfín, fue invaluable,

pues dio pie a para que cursara un semestre del programa en la Universidad

Nacional Autónoma de México, y poder consultar algunos de los fondos

históricos ya enumerados.

Tuve la oportunidad de recibir sugerencias que enriquecieron este trabajo,

me refiero a la Dra. Elisa Speckman Guerra y el Dr. Antonio García de León,

siempre amables y dispuestos a leer un escrito y discutirlo. Miguel Ángel Isais y

Graciela Flores, estupendos compañeros de aulas y magníficos conversadores.

El aporte y las enseñanzas del colectivo político “El Hormiguero” también

están plasmadas de un modo u otra sus preguntas respecto a este

investigación, imposible nombrar a todos. Mis compañeros del Seminario de la

Revolución, indirectamente nutrieron este trabajo, tanto con sus sugerencias,

al facilitar libros y materiales, así como siempre disposición a la hora de

comentarles respecto a esta investigación.

No menos importantes fue la planta de profesores de la maestría, tanto

locales como visitantes, todos me dejaron cosas de suma valía, así como las

sugerencias en mayor o menor grado de mi asesor MC Jorge Verdugo Quintero

y las de mis lectores. Por supuesto que mi agradecimiento para mis

compañeros de clases no puede quedar fuera de estas líneas. Javier Fuentes,

Rosario Vidaca, Rosario Heras fue un placer compartir este tiempo el mismo

espacio y creo que nos seguiremos viendo y compartiendo muchas cosas,

entre ellas la amistad y el respeto.

Infinitamente agradecido estoy también con amigos que siempre me han

tendido la mano, Diana Perea, Martha Camacho, Ernesto Pérez Lerma, Sara

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Velarde, Saúl Amezquita, Aurora Borrego, Víctor Hernández, Nataly Gaxiola,

Bertha Aguirre, Mario Sánchez, Wilfrido Llanes, Martha Moreno y Yamil

Audelo, ejemplo de voluntad y paciencia para mi.

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CAPITULO I: SINALOA: ESPACIO NATURAL Y

HUMANO

1.1) ESCENARIO NATURAL

Me parece algo ineludible hablar del entorno natural donde interactuaron los

actores sociales de esta trama, lo cual se bosquejará a continuación. La zona

del sur del estado de Sinaloa en el área limítrofe con Durango, y cabe

mencionar que la parte sur de esta última entidad, es una región alejada del

centro del estado, región conocida como la zona de las quebradas, ubicada en

el flanco occidental de la Sierra Madre Occidental35. Esta zona tiene como

característica las profundísimas barrancas, las cuales producen una

extraordinaria y pronunciada fragosidad.

En lo que se refiere a el estado de Sinaloa, ocupa una franja de terreno

alargada de Noroeste a Sureste, en el declive occidental de la Sierra Madre

Occidental, por cuyo fondo de deslizan, engrosadas con las aguas de

numerosos afluentes, arroyos y manantiales, entre los que destacan en esta

zona de la entidad, los ríos Tamazula, San Lorenzo, Elota, Piaxtla36.

Dichos afluentes nacen en el vecino estado de Durango, realizando su

antiquísimo descenso desde las cumbres donde nacen del eje de la sierra de

estas montañas hacia el mar, pasando inicialmente por las quebradas de

Huayapan, siendo el río de las Vueltas y el río del valle de Topia, que se juntan

en la entrada de Sinaloa para formar el río Tamazula, y luego unirse frente a

Culiacán con el río Humaya37.

35 Pacheco Rojas, José de la Cruz, Breve historia de Durango, México, FCE-COLMEX, [Serie Breves Historias de los Estados de la República Mexicana], México, 2001, p. 12. 36 Adalberto de Cardona y otros, “México y sus capitales”, México, Tipografía y litografía La Europea de J. Aguilar Vera y Compañía, 1900, p. 518. 37 Rouaix, Pastor, Geografía del Estado de Durango, Secretaria de Agricultura y Fomento-Dirección de Estudios Geográficos y Climatológicos, [Publicación núm. 21], México, Talleres gráficos de la Secretaria de Agricultura y Fomento, 1929, pp. 12-13.

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Lo mismo pasa con el río de los Remedios que reciben los afluentes de las

quebradas de San Gregorio y de San Juan de Camarones y penetra al estado

de Sinaloa con el nombre de río San Lorenzo y finalmente la quebrada de

Baluarte forma el límite natural entre Sinaloa y Durango38.

La quebrada de Ventanas, que sobresale por ser sumamente profunda, que

conjunta de la parte central de la sierra, por donde cruza el camino hacia

Mazatlán, y recibe principalmente las aguas del arroyo del Salto. En el estado

de Sinaloa se le conoce como el río Presidio.

En cuanto a la orografía se refiere, la Sierra Madre Occidental es el conjunto

montañoso más importante del país, tanto por su longitud así como por el

territorio que ocupa y las riquezas naturales que brindado a lo largo del tiempo.

Lo característico de la zona lo constituye una serie de cadenas paralelas con

dirección norte-sur, que más tarde se transforman en una serie de lomeríos,

con aisladas prominencias aquí y allá, las cuales llegan en ocasiones hasta las

cercanías del litoral39.

Las más importantes cadenas de montañas que recorren esta zona, y que

forman parte de la Sierra Madre Occidental son: las sierras de Cósala y de

Guadalupe de los Reyes, entre el Distrito de Cósala y el Estado de Durango; la

sierra de Conitaca, en el citado Distrito de Cósala y en este mismo y en el

Distrito de Culiacán; la sierra Tacuichamona; las sierras de Jocuixtla, El

Candelero y San Juan, entre el Distrito de San Ignacio y el Estado de Durango;

la del Espinazo del Diablo, en el Distrito de Concordia40.

Por tal razón, al existir los sistemas montañosos anteriormente citados, la

planicie costera se reduce hasta 80 kilómetros en el sur de Sinaloa, y que las

zonas limítrofes de Sinaloa con Chihuahua y Durango, tengan como fronteras

naturales a dichas montañas. En lo alto de la sierra Madre Occidental, las

temperaturas descienden a manos cero grados, sobre todo en el territorio de

Durango, con un clima templado, lluvioso o con lluvias en verano o

38 Pacheco Rojas, José de la Cruz, Op. Cit. p. 13. 39 Ortega Noriega, Sergio, Un ensayo de historia regional: El noroeste de México, 1530 – 1880, UNAM, México, 1993, p. 21. 40 Adalberto de Cardona y otros, Op. Cit. p. 519.

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generalizadas todo el año, y en las partes montañosas y elevadas predominan

bosques de cedro y pino41.

El importante sistema hidrográfico es poco aprovechable para la navegación,

tomando en cuenta las características que presentan sus corrientes. El río San

Lorenzo durante la estación de las sequías es navegable solo por

embarcaciones que no calen más de cinco pies. Los ríos Piaxtla y Elota, que

son casi unos arroyuelos en la época de sequías y se convierten en verdaderos

torrentes durante la estación de lluvias42.

Si bien, los ríos no eran muy aprovechables en lo que su navegación se

refiere, desde tiempos antiquísimos los moradores de estas tierras eligieron

muchas veces las orillas de los ríos como lugar de asiento de sus

poblaciones43.

En lugares como Guanaceví a una altura de dos mil cien metros sobre el

nivel del mar, lugar que se encuentra intermedio entre la sierra y las llanuras, y

en el centro de macizos montañosos, la temperatura promedio es de quince

grados y la mínima es ocho grados bajo cero, mientras que en Santiago

Papasquiaro localizado en un faldeo de la cordillera y en el cañon de un río,

pero más cercano a los valles, con lluvias más escasas que Guanaceví, a mil

setecientos ochenta y siete metros sobre el nivel del mar, su temperatura

media oscila entre poco más de diez y siete grados y la mínima es de siete

grados bajo cero44.

El paisaje natural esta conformado por acantilados de una imponente altura,

grandes cascadas y rocas gigantescas desprendidas de las laderas. En la zona

de las quebradas aledaña a Topia, el terreno en general es muy accidentado y

montañoso, teniendo en sus alrededores al norte el cordón de las boconas y el

arroyo de la piedra, al sur se juntan el cordón de la pinta y la quebrada del

41 Bassols Batalla, Ángel, “El Noroeste de México, un estudio geográfico”, UNAM, México, 1972, p. 134. 42 R. Olea, Héctor en “Ecología descriptiva de Sinaloa”, México, [Boletín de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística], Tomo CXXII, Abril-Diciembre, 1975, pp. 24-25. 43 Ibíd. pp. 61-71, Río San Lorenzo poblaciones ribereñas: Santa Cruz de Alaya, Tabalà, Quila, Oso, San Lorenzo, Río Elota poblaciones ribereñas: Elota, Ceuta, Río Piaxtla poblaciones ribereñas: San Ignacio, San Javier, Rancho de Piaxtla. 44 Rouaix, Pastor, Op. Cit., pp. 23-25.

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arroyo de la escalera, al este se encuentra la quebrada honda, seguida de los

cerros de San Bartolo y Becerra y la quebrada de pinos, donde sobre salen

grandes mojoneras de cal y cantera45.

Las grandes barrancas a medida que avanzan se hunden más y más,

habiendo algunos lugares, como por ejemplo el mineral de Ventanas en donde

el lecho de la quebrada esta dos mil metros debajo de la meseta de la sierra, lo

que produce caminos muy escarpados y pintorescos, al grado que para

recorrer una distancia recta de diez o doce kilómetros, sea necesario viajar días

enteros46.

En la parte sur de Sinaloa, hacían acto de presencia en el paisaje campirano

árboles maderables como el Arrayán, álamo, Brasil, cedro blanco y rojo, caoba,

ébano, encino, encino prieto, fresno, guayacán, nogal, limoncillo, mora,

naranjo, palo fierro, palo dulce, palo del diablo, palo prieto, palo colorado,

tampinceran, pino, oyamel, roble, sabino, tepeguaje, venadillo47.

De lado del estado de Durango a principios del siglo XIX, existían grandes

reservas de bosques de mezquites y huizaches, los cuales desde entonces se

miraban como el gran combustible de una industria extractiva, pero eso debió

esperar otros tiempos para alcanzar ese grado de tecnificación, y por otro lado,

las reservas de especies tintoreras como el añil crecían de manera silvestre en

las barrancas de la Sierra Madre Occidental, lo mismo que el café48.

En la zona de las quebradas han abundado las maderas tintoreras e

industriales como palo de Brasil, la mora, el guamúchil, el mauto y el pochote,

así como también las empleadas en la ebanistería y para la construcción como

el ébano, el guayacán y la amapa.

45 Archivo Histórico del Estado de Durango (AHED), Caja 34, Exp. 20, 1888, fs. 1-2. 46 Rouaix, Pastor, Op. Cit.,p. 5. 47 Adalberto de Cardona y otros, Op. Cit, p. 527. 48 Pacheco Rojas, José de la Cruz, Op. Cit. p. 164.

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También esta cubierta por un bosque continuo de coníferas en sus diversas

especies que son: pinabate, pino real, acahuite, pino prieto, pino triste,

táscates, cedros, así como encinos y madroños49. También son abundantes los

árboles frutales como el zapote, guayabo, ciruelo, aguacate y chirimoyo.

En lo que la fauna se refiere, en la zona de las quebradas destacan los

pumas, las onzas, tigres, nutrias, jabalies, tejones, venados y armadillos, entre

las aves características se encuentran las chachalacas, pericos y clarines, en

cuanto a los reptiles figuran las grandes iguanas, boas, víboras de coralillo y los

escorpiones, también en varios de los ríos que transitan esta zona, abunda una

variedad de trucha de color aceitunado, sumamente, propia del agua fría que

necesita para vivir y de un sabor sumamente agradable50.

La comarca donde se localiza la municipalidad de Copalquín es una de las

más abruptas de Durango, por el gran número de barrancas que afluyen a la

profunda quebrada de Huayapan, que en tierras duranguenses se llama río de

Tahuahueto y en el estado de Sinaloa río Humaya como ya se enunció.

Como puntos colindantes, al norte el estado de Chihuahua y al poniente con

el estado de Sinaloa y hacia el sur limitando por la quebrada de Huayapan. En

su parte norte se desarrolla la sierra de los Frailes, de la que nacen varias

barrancas, con corriente hacia el sur, ubicándose en una de ellas Copalquín a

ochocientos ochenta y cinco metros sobre el mar51.

Un espacio físico amplio y diverso es el enunciado hasta el momento. A

continuación, se muestra un mapa que destaca algunos puntos poblacionales.

49 Rouaix, Pastor, Op. Cit.,p. 26. 50 Ibíd., p. 27. 51 Ibíd., p. 73.

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INVESTIGACIÓN: PEDRO CÁZARES A. ELABORÓ: ARIADNA JASIVE SANCHEZ A.

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1.2) LOS ESPACIOS HUMANOS Y SU EVOLUCIÒN

La evolución de la división administrativa de ambas entidades y el conjunto

de grupos humanos que han habitado sobre el espacio geográfico será lo que

se este vea en este apartado.

Cabe mencionar que Sinaloa no siempre ha tenido el mismo espacio

territorial y administrativo. En el actual territorio de Durango, Sinaloa, Sonora,

Chihuahua y parte de Coahuila, se formó el llamado reino de la Nueva Vizcaya,

que tuvo por capital a Durango, cambiando posteriormente la denominación de

reino por la de intendencia. Las provincias de Sonora y Sinaloa, se segregaron

en 1734 y tuvieron un gobierno propio; pero en 1776 fue decretada por la

corona la creación de una entidad independiente de México, en los territorios

del noroeste de la Nueva España, que se denominó provincias internas,

comprendiendo los actuales estados de Durango, Sinaloa, Sonora, Chihuahua

y parte de Coahuila, con las dos californias, Nuevo México y Texas, del que fue

capital en sus primeros años la ciudad de Durango52.

En materia eclesiástica, estos territorios eran dependientes del obispado que

quedó establecido en la ciudad de Durango, que a su vez dependió del

arzobispado de Guadalajara, que se elevó a la categoría de arzobispado hacia

fines del siglo XIX.

En el caso de Sinaloa, surgió a la vida independiente como una provincia del

imperio mexicano (1821) y, posteriormente, al promulgarse el acta constitutiva

de la Federación el 31 de Enero de 1824, formó parte del Estado Interno de

Occidente, junto con Sonora. Esta entidad de la federación subsistió hasta el

año de 1830 en que el Congreso Nacional decretó la separación de Sinaloa y

Sonora para que ambas fueran estados libres y soberanos53.

Ya en la etapa independiente, y más específicamente durante la segunda

mitad del siglo XIX, a nivel nacional se vivieron los años más convulsos de

52 Rouaix, Pastor, Op. Cit. p. 36. 53 Ortega y Noriega, Sergio y López Mañon, Edgardo Compiladores, Sinaloa: textos de su historia, Tomo I, México, Gobierno del Estado de Sinaloa – DIFOCUR – Instituto de Investigaciones Dr. José Maria Luis Mora, 1987, p. 39.

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nuestra nación, la cual se encontró sumida en grandes crisis económicas y

políticas.

En esta disputa por la definición de un proyecto de estado nación, liberales y

conservadores, entraron en su fase final por resolver este problema de imponer

su supremacía y por ende sus intereses. La entidad se dividió en Distritos,

estos en municipalidades, que a su vez formaron alcaldías, estas en celadurías

que aglutinaban una o varias rancherías. Posteriormente se estableció el

régimen de municipalidades autónomas, de acuerdo a sus normas

constitucionales y en distritos.

En lo que se refiere a Durango, el congreso constituyente de 1824, fijó a

Durango los límites que ostenta hasta nuestros días, dividiendo la Nueva

Vizcaya para formar el estado de Chihuahua, con los territorios del norte y

pasando los distritos de Viesca y Parras a la jurisdicción de Coahuila54

Un poco más atrás, una década después de la independencia de México –

1831- , Durango tenía once partidos, y respecto a los partidos que se ubicaban

en la zona de las quebradas, el número de habitantes que registraban las

autoridades, arrojó las cifras siguientes:

54 Rouaix, Pastor, Op. Cit. p. 37.

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FUENTE: Archivo Histórico del Estado de Durango, Libro I.- Censos de los habitantes de los partidos del Estado de Durango, tabla relativa a la población del Estado de Durango, según el censo practicado de orden al supremo Gobierno del mismo año del procsimo (sic) pasado de 1831, 1 de Junio de 1832, Luís José de Palacio, fs. 3-9.

Partidos Lugares principales

Hombres Mujeres Total

Santiago Papasquiaro

Santiago Papasquiaro (Cabecera y su municipio).

3416 3522 6938

,, ,, Santa Catarina de Tepehuanes y sus anecsos (sic)

1970 1932 3902

,, ,, Guanaceví (mineral y su municipio).

1033 1265 2298

Tamazula Tamazula (Villa, cabecera y municipio).

2779 2531 5310

,, ,, Canelas (mineral y sus anecsos (sic)).

1872 1486 3356

,, ,, Topia (Valle y sus anecsos (sic)).

397 320 717

,, ,, Amaculí (Pueblo y sus anecsos (sic) ).

1399 1735 3134

Guarisamey Guarisamey (Ciudad cabecera y su municipio).

2262 2211 4473

,, ,, Gavilanes (Mineral y sus anecsos (sic)).

827 553 1380

,, ,, San Dimas (Mineral y su municipio).

2171 2141 4312

,, ,, Ventanas (Mineral y sus anecsos (sic) ).

484 466 950

Total 18 610 18 162 36 772

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30

Un cuarto de siglo después, el panorama que prevaleció en estos tres partidos

fue el siguiente:

Partido de Santiago Papasquiaro

Municipalidades Nombre de los lugares

Hombres Mujeres

Total

Santiago Papasquiaro

Santiago Papasquiaro (ciudad)

1´184 1´173 2´547

,, ,, ,, San Isidro (comisaría)

137 145 282

,, ,, ,, San Nicolás 396 465 861

,, ,, ,, San Miguel de Papasquiaro

383 328 711

,, ,, ,, Santa Maria de Otaez

692 577 1´269

,, ,, ,, San Gregorio de Bosos

804 856 1´660

,, ,, ,, Garame 265 231 496

,, ,, ,, Barrasas (sic) y sus anecsos (sic)

730 771 1´501

,, ,, ,, Herreras 319 298 517

,, ,, ,, Estancia y comisaría

175 169 344

,, ,, ,, Cazadero 168 154 322

,, ,, ,, San Nicolás de los presidios y sus anecsos (sic).

631 661 1´222

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31

Santa Catarina de Tepehuanes

Santa Catarina de Tepehuanes y sus anecsos (sic).

1´027 1´052 2´079

,, ,, ,, Guanaceví 808 966 1´774

,, ,, ,, Santa Rosa 256 266 522

Mineral de Guanaceví

Cerro Prieto 240 249 489

,, ,, ,, Zape 241 298 539

Total 8´356 8´749

17´015

FUENTE: Archivo Histórico del Estado de Durango, Libro II, 1856, Resumen de los habitantes de ambos sexos que contiene el partido de Santiago Papasquiaro con distinción de los lugares del censo de cada uno de ellos de que se compone la comprensión según el padrón general formado el 5 de Febrero de 1856, f. 103.

Partido de San Dimas

Lugares Hombres Mujeres Total

San Dimas 470 523 993 Gavilanes 402 325 727 Hacienda del Pilar

194 121 315

Huahuapan 153 54 207

Guarisamey 69 68 137

Carboneras 15 10 25

Huertas 37 22 59

Chicural y

Llano

26 30 56

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32

Tayoltita 86 64 150

Total 1´450 1´217 2´667

FUENTE: Archivo Histórico del Estado de Durango, Libro II, 1856, Resumen de los habitantes de ambos sexos que contiene el partido de San Dimas con distinción de los lugares del censo de cada uno de ellos de que se compone la comprensión según el padrón general formado el 28 de Febrero de 1856, f. 111. Partido de Tamazula

Municipalidades Hombres Mujeres Total

Tamazula 2´324 2´274 4´598 Canelas 1´174 1´111 2´285 Copalquín 835 540 1´375 Topia 998 883 1´871 Amaculí 1´590 1´560 3´150 Total 7´796 7´258 15´054 FUENTE: Archivo Histórico del Estado de Durango, Libro II, 1856, Resumen de los habitantes de ambos sexos que contiene el partido de Tamazula con distinción de los lugares del censo de cada uno de ellos de que se compone la comprensión según el padrón general formado el 28 de Febrero de 1856, f. 11255.

55 Ese mismo año se incrementó a seis municipalidades, y se componía el partido de Tamazula de ciento ochenta y cinco puntos diseminados, los cuales eran los siguiente: Municipalidad de Tamazula,: Chacala, Muerto, San Isidro, Bainilla, Chacoal, Taribas, Zapotes, San Jerónimo, Bacatemipa, Yanos, San Jorge, Cañitas, mineral de San Anselmo, Calera, pueblo de Tabahuitillo, Portezuelo, Soledad, La Laguna, Chalatán, San Juan de Norotal, Otrazbanda, Rodeo, Yano Grande, Palmillas, Cieneguilla, Guayabo, Ayunas, Carricitos, Aguaje, Frijolar, Bajada, Castillo, Acahuacan, Cahuatenipa, Palmarejo, Guasimillas, Iguanas, Amacuavi, Acatitan, Tala, Cuchilla, Acatita, Coyotes, Guadalupe de Vaca, Chiquerito, Cruces, San José, Acachuane, Norotal, Franeas, Audete, Coyates, Chapotan, Chiquihuaista, Chocatita, Potrero, Municipalidad de Canelas, Hierbabuena, Arroyo Grande, Quebrada, Carboneras, Molino, Rodeo, Oztrabanda, Lagunilla, Virimoa, Pascuas, Mecatal, Huchacan, Durazno, Río, Tragadero, Pochote, Ciénega, Chapotes, Milpillas, Huiquelite, Jalalpillo, Laureles, Pino, Aguablanca, Potrerillo, Angostura, La Huerta, Reventazón, Chalaton, Municipalidad de Topia, Molino, pie de la cuesta, Valle de Topia, San José, San Francisco, Pino, Forame, Yarsa, Municipalidad de Copalquín, Riscos, Durazno, Frailes, Cuevas, San Darío, Santa Fe, Chihuahuilla, Chicural, Santa Rosa, Carricitos, San Antonio, Osos bravos, Dolores, San Luís, Bacamacuori, San Juan, Guadalupe de las Palmas, Capulín, Limón, Paisantita, Soledad, Lameda, Camarones, Saucito, San Fernando, Milpas, Valle de San Juan, Mapico, Municpalidad de Amaculí, Pueblo Viejo, Quebradas, Potrerito, Hacienda, Mescalitos, San Javier, Carrizo, Bufita, Naranjo, Palmas, Tasajera, Achote, Yano, Luepa, Limona, Otatitán, Laguna, Oyupa, Hatanar, Tanapa, Tepeguajes, Guzmá, Remedios, Palmar, Rancho, Palmarejo, Vetillas, Reyes, Quenivas, Chicural, La Ulleza, Bledal, Comedero, Sidra, Jocotán, Tomates, Huiquelite, Pino, Junta, Junta chiquita, Cofradía, San Antonio de Tomtes, Jornaleo, Yaunes, Municipalidad de Sianory, Pie de la cuesta, Canelitas, San Antonio, Ciruelito, La Carroza, El Castillo, Limoncito,

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Algunos observaciones a estas cifras, muestran que los núcleos

poblacionales más nutridos, fueron los del partido de Santiago Papasquiaro,

siguiendo después el partido de San Dimas y subsiguientemente el partido de

Tamazula. Dicha situación tiene sentido, tomando en cuenta las características

fisiográficas de la zona de las zona de las quebradas.

La división político-administrativa de Durango para la segunda mitad del siglo

XIX, más específicamente en 1863, fue en partidos, trece en total

denominados: Durango, El Mezquital, Nombre de Dios, San Juan de

Guadalupe, Cuencame, Mapimí, Nazas, San Juan del Río, Santiago

Papasquiaro, El Oro, índe San Dimas y Tamazula56.

Respecto a los partidos que se ubicaban en la zona de las quebradas, el

número de habitantes que registraban las autoridades, arrojó las cifras

siguientes:

POBLACIÓN DEL ESTADO DE DURANGO 1877

PARTIDOS HABITANTES

Santiago Papasquiaro 5`162 Tamazula 5`484 Tepehuanes 2`67157.

En lo que se refiere al estado de Sinaloa, los montos poblacionales según el

censo que se hizo en Noviembre de 1850, la población había aumentado con

relación a la que tenia en 1847. Según el Ministerio de Relaciones, en esta

Cuevillas, Las Cruces, Lo de Diarte, Tigre, La Tunita, Galancita, Río de Tahuahueto, La Huerta, Rincón, Hatanar, Yanodozas, al respecto vease: AHED, Libro II, f. 113. 56 Pacheco Rojas, José de la Cruz, Op. Cit. p. 181. 57 Gonzáles Navarro, Moisés, Estadísticas sociales durante el Porfiriato, 1877-1910, Secretaria de Economía-Dirección General de Estadística, México, 1956, p. 10.

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última fecha, el estado contaba con 170` 000 habitantes, cifra que ya se había

asignado a Sinaloa en la convocatoria de 1841.

La comisión especial nombrada al año a que este estudio se refiere, por la

Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, conforme a los datos rendidos

por el entonces Gobernador Verdugo, asignó al estado 182` 000 almas

aproximadamente, población que en los años posteriores disminuyó

notablemente, pues solo hasta 1881, la estadística vino a arrojar un número

mayor que el anterior58.

Para 1873, según las cifras que nos proporciona Eustaquio Buelna, esta

entidad tenía la cantidad de 168´031 pobladores distribuidos de la forma

siguiente:

Distritos del sur Censo Rosario ------------------------------------------------------------------------ 16`531 Concordia --------------------------------------------------------------------- 11`065 Mazatlán ----------------------------------------------------------------------- 26`298

53`894 Distritos del centro San Ignacio --------------------------------------------------------------------- 8`007 Cósala --------------------------------------------------------------------------13`258 Culiacán ------------------------------------------------------------------------22`554 Badiraguato -------------------------------------------------------------------- 9`087

53`626 Distritos del Norte Mocorito ------------------------------------------------------------------------ 13`627 Sinaloa -------------------------------------------------------------------------- 23`447 Fuerte --------------------------------------------------------------------------- 23`437

60`511

Total 168`031 habitantes59

Al revisar detenidamente estas cifras, se devela ante lo ojos un escenario

estatal netamente rural, lo cual se vuelve evidente al detenerse un poco en las

58 Gaxiola, Francisco J., “Sinaloa de 1850 a 1851”, en Documenta Culiacanense, [Cuaderno de divulgación de Historia Provincial], No. 3, Año 1, Culiacán, p. 11. 59 Buelna, Eustaquio, Compendio Histórico, Geográfico y Estadístico del Estado de Sinaloa, 2da Edición, Culiacán, Ed. Noroeste. 1978, p. 94.

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cifras poblacionales, con el hecho de que Mazatlán tenia 12 mil habitantes,

Culiacán 6 mil, El Fuerte y El Rosario ambas villas, tenían 3 mil habitantes,

Sinaloa y Cósala 2 mil quinientos habitantes60.

Estas seis poblaciones por si solas, únicamente aglutinaban un poco más de

treinta mil habitantes, otro aspecto a considerar a partir de estas cifras

estadísticas, es que los Distritos de San Ignacio, Badiraguato y Concordia

fueron de los menos poblados, esto entre otras cosas debido a que la región de

Badiraguato es la parte más montañosa de la entidad, y por otra parte que al

entrar la Sierra Madre Occidental a Concordia y El Rosario presenta grandes

elevaciones hondonadas, quebradas y cañadas, por lo que recibe esta región

el nombre de Sierra del Espinazo del Diablo, que sirve de límite con el Estado

de Durango61.

Durante la segunda mitad del siglo XIX, se observó la erección de diferentes

poblaciones y cambios de cabeceras municipales al interior de los distritos, ya

fuera por cuestiones económicas o civiles como fue el caso del Distrito de

Concordia que pasó a estar bajo la jurisdicción del Distrito de Mazatlán, durante

el tiempo que los franceses estuvieron al frente de la entidad62. Para 1881 la

división administrativa al interior de estos tres distritos fue la siguiente:

Distritos Directorias Alcaldías Celadurías

Concordia 3 8 38 San Ignacio 2 6 38 Cósala 2 6 5963

60 Ibarra Escobar, Guillermo, Tres siglos de economía, Culiacán, DIFOCUR, 1993, p.31. Por aquellos años, el estado se divida en cuatro distritos electorales, el segundo distrito electoral era formado por los distritos administrativos de San Ignacio y Cósala, con cabecera en Elota, y aglutinaba una población de 21´265 habitantes, siendo el distrito electoral menos numeroso de la entidad, al respecto vease: Buelna, Eustaquio, Op. Cit. p. 87. 61 Olea R., Héctor, Op. Cit, p. 20. 62 Archivo Histórico General del Estado de Sinaloa-Índice de Correspondencia de la Secretaria de Gobierno del Estado de Sinaloa (AHGES-ICSGES), Legajo N° 2, Exp. 27, Diciembre 1866, f. s/n. 63 Memoria General de la Administración Pública del Estado, presentada a la H. Legislatura del mismo por el Gobernador Constitucional C. Ingeniero Mariano Martínez de Castro el 15 de Septiembre de 1881, Culiacán, 1881, [Tipografía de Retes y Díaz], p. 97.

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Prosiguiendo con los pobladores de esta región, en los distritos de San

Ignacio Cósala y Concordia en las rancherías de Santa Apolonia, San Agustín,

Jacobo, Cavazàn, Santa Catarina, Santa Lucia y Ajoya, el grueso de sus

pobladores eran indígenas64.

Por otra parte, hubo ocasiones que grupos de vecinos connotados o el

gobierno estatal, según la circunstancia que se estuviera viviendo pidió se

realizaran este tipo de movimientos administrativos. Cabe mencionar que

también hubo conflictos con los vecinos estados de Durango y Chihuahua,

quienes se disputaron poblaciones limítrofes, argumentando pertenecer a sus

respectivas demarcaciones territoriales administrativas65.

Adentrándose en los distritos del sur de Sinaloa, el distrito de Concordia

tenía tres municipalidades, Concordia, Cópala y El Verde. Municipalidad de

Concordia, tuvo tres alcaldías Concordia, Mesillas y Aguacaliente. La alcaldía

de Concordia tiene dos celadurías: Malpica y Beatriz, la de Mesillas una

Cuacoyol y la de Aguacaliente tres: Guaracha, Zopilote y Aguacaliente.

Municipalidad de Concordia estaba situada sobre una meseta a la margen

derecha del arroyo que lleva el nombre de la misma población, sobre una

meseta que tiene 18 1/2 metros de altura sobre el nivel de aquel y 100 metros

sobre el nivel del mar.

Mesillas, cabecera de la alcaldía, es un pueblo situado como a media legua

de Concordia, en el camino de esta ciudad a la de Aguacaliente, y con una

población de 500 habitantes para los años que se levantó ese censo, muy

laboriosos y dedicados a los negocios agrícolas a decir de Eustaquio Buelna.

Aguacaliente es un pueblo situado en el camino nacional de Villa Unión al

Rosario, donde se producía aguardiente mezcal en dicha demarcación de

64 Buelna, Eustaquio, Op. Cit., pp. 106-110. 65 Al respecto vease con detalle: AHGES-ICSGES, Julio 1857, f. s/n, AHGES-ICSGES,

Octubre 1859, f. s/n, AHGES-ICSGES, Febrero 1861, f. s/n, AHGES-ICSGES, Enero 1862, f. s/n, AHGES-ICSGES, Legajo Nº 2, Diciembre 1866, f. s/n, AHGES-ICSGES, Legajo Nº 2, Febrero 1867, f. s/n, AHGES-ICSGES, Legajo Nº 4, Abril 1867, AHGES-ICSGES, Legajo Nº 8, Agosto 1867, f. s/n, AHGES-ICSGES, Legajo Nº 9, septiembre 1867, f. s/n, AHGES-ICSGES, Legajo Nº 7, Julio 1868, f. s/n, AHGES-ICSGES, Legajo Nº 11, Noviembre 1869, f. s/n, AHGES-ICSGES, Legajo N° 9, Noviembre 1870, f. s/n.

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reconocida calidad. La Municipalidad de Cópala estaba dividida en dos

alcaldías, Cópala y Pánuco66.

La municipalidad de Cópala, cabecera de la alcaldía y municipalidad, era un

real de minas de cerca de 1`500 almas situado en los primeros faldeos de la

Sierra Madre Occidental y en una elevación de 486 metros sobre el nivel del

mar. El arroyo que pasa por la población, se junta más abajo con el río de

Pánuco por su margen izquierda. Pánuco, cabecera de la alcaldía, es otro real

en la falda de la sierra que tiene una cascada que nace en la mesa de los pinos

y se precipita de un peñasco vertical de algunos 100 metros de altura al plan de

la Hoya en que esta dicho mineral.

Cerca del límite del Estado con el de Durango, esta el famoso paso del

Espinazo del Diablo, El Favor es un rancho de esta alcaldía con 309 metros de

elevación sobre el mar y Santa Lucia con 1’090 metros también de elevación.

Perteneciente a este mismo distrito, la Municipalidad del Verde tiene tres

alcaldías, la del Verde, Zavala y Tepuxta. Colindaba por el norte con la

municipalidad de Cópala, por el oriente con la de Concordia, por el sur con las

de Mazatlán y Villa Unión y por el poniente con las de La Noria y Mazatlán,

quedando de por medio el río del Presidio67.

El Verde era punto donde se enclavaba la cabecera de la alcaldía y de la

nueva municipalidad creada en 1874, situado a la derecha del arroyo de

Concordia, como 3 ¾ leguas debajo de esta ciudad. Zavala era la cabecera de

la alcaldía, un pueblo situado a la orilla derecha del arroyo de Concordia, tres

leguas distante de la ciudad de este nombre por un lado y tres cuartos de legua

del Verde por el otro. Santa Catarina, cabecera de celaduría, con una elevación

de 210 metros sobre el nivel del mar.

Tepuxta cabecera de su alcaldía, era un pueblo situado en la margen

izquierda del río del Presidio en la derecha del arroyo de Concordia y en la

66 Las celadurías de la alcaldía de Cópala eran seis: Naranjito, Guamúchil, Habal, San Bartola, Chupaderos, Guasima. Las de Pánuco son catorce, Santa Lucia, Ocotes, Petaca, Río Florido, Coacoyol, Charcas, Juntas, Calera, Pueblito, Favor, Zaragoza, Platanar, Noriega, Peñon. 67 Las celadurías de la alcaldía del Verde eran dos: San Francisco de las Huertas, Zapote. Las de Zavala, tres, Santa Catarina, Platanar, Nanches. Las de Tepuxta, siete, Concepción – antes llamada Barrigona -, Tagarate, Cerritos, Casas Viejas, Iguanas, Palmillas, Jacobo.

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izquierda del de Jacobo, que desembocan en el primero en las cercanías del

pueblo.

El distrito de San Ignacio tenia por límite al oeste el golfo, al sur, al sur el

distrito de Mazatlán, al este el Estado de Durango y al norte el distrito de

Cósala, cuya línea divisoria queda al lado izquierdo del río de Elota, cortando el

camino nacional entre Piaxtla y Elota, el de San Ignacio a Cósala, entre

Acatitan y Cogota, y el de San Ignacio a Guadalupe de los Reyes cerca de este

mineral. Sus municipalidades, que hasta 1874 eran cuatro, fueron reducidas a

dos un par de años después y eran San Ignacio y San Javier.

La municipalidad de San Ignacio constaba de tres alcaldías, la de San

Ignacio, San Juan y Ajoya.

Tiene al norte las municipalidades de Conitaca y Guadalupe de los Reyes en

el distrito de Cósala, al oriente el Estado de Durango; al sur las municipalidades

de Cópala y Noria, y al poniente la de San Javier68.

San Ignacio cabecera de la alcaldía, de la municipalidad y del distrito, villa

por decreto de 16 de Marzo de 1833, figuraba entre las poblaciones de

importancia de este distrito, estaba situado a la derecha del Piaxtla. Distaba de

Mazatlán, por el rancho del Limón, algunas 25 leguas, y de Culiacán, por el

pueblo de Elota, unas 44 leguas.

Con excepción de Badiraguato, era la cabecera de distrito más pequeña,

pero el distrito es más pequeño en población que todos los demás incluso

Badiraguato. San Juan, cabecera de la alcaldía, se halla en el ángulo formado

por el arroyo de su nombre y el de Bacoche, que van a unirse al Piaxtla por su

orilla izquierda, en un punto que dista de San Ignacio dos leguas río arriba. El

pueblo distaba de esa villa cuatro leguas; y fue cabecera de la municipalidad de

su nombre, pero en 1874 se extendió esta, y se agregó como alcaldía a San

Ignacio.

68 Las celadurías de la alcaldía de San Ignacio eran catorce: Guaimino, Zacatecas, Tolosa, Tecolotes, Humanes, Lagas, Istitan, Santa Apolonia, Colompo, Campanillas, Cocoyole, Guaracha, San Agustín, Acatitan. Las de San Juan, siete, Tacuitapa, Istagua, Agua Fría, Tecomate, Tenchoquelite, Candelero, San Vicente. Las de Ajoya, nueve, Carrizal, Vanaltita, Chicuras, Duranguillo, Tepaco, Chilar, Bordontita, Vainilla, Jocuistita.

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A esta alcaldía pertenecía San Vicente, mineral situado en la falda occidental

de la sierra madre occidental, a la derecha del arroyo de su nombre, que se

vierte en el Piaxtla por su derecha; esta cerca de la raya del Estado y del

mineral de San Dimas, Durango. En la misma alcaldía existía el mineral del

Candelero, que estuvo en bonanza hasta principios del porfiriato, y se halla a la

derecha de otro arroyo que un poco más abajo que el anterior se derrama por

el mismo lado en el propio río.

Ajoya cabecera de la alcaldía a la derecha del arroyo de Ajoya, tributario del

Piaxtla, al que se une por su derecha en el rancho de Istitan, tres leguas río

arriba de la villa de San Ignacio. Es pueblo de indígenas como ya se mencionó,

y se encuentra ubicado sobre el camino que de la cabecera del distrito

conducía al mineral de Guadalupe de los Reyes, y distaba de la cabecera seis

leguas. En la demarcación de la alcaldía esta el Chilar, mineral que tuvo

bonanza años anteriores al régimen porfirista69.

Estaba dividida en dos alcaldías: la de San Javier Linda al norte con la

municipalidad de Elota, distrito de Cósala, al oriente con la de San Ignacio, al

sur con la de la Noria y al poniente con el golfo de California. Las celadurías de

la alcaldía de San Javier eran cuatro: Cavazán, Labor, Camacho, Ispalino. Las

de Coyotitán, cinco: Higueras, Limón, Palmarito, Estancia, Piaxtla.

San Javier era la cabecera de la alcaldía y la municipalidad, villa con

algunos 600 habitantes, se hallaba sentada a la orilla izquierda del Piaxtla, dos

leguas debajo de San Ignacio. Cerca esta el pueblo de Cabazán, que fue

cabecera de la alcaldía, pero en 1874 se agregó con su demarcación a la de

San Javier como celaduría. Coyotitán era la otra cabecera de la alcaldía,

pueblo situado en el camino nacional de Mazatlán a Culiacán, como a un tercio

de legua de la orilla derecha del arroyo que baja a las Higueras, y nueve leguas

distantes de la cabecera del distrito70.

En lo que se refiere al distrito de Cósala, colindaba al oeste con el Golfo de

Cortés y el distrito de Culiacán, al sur con el distrito de San Ignacio, al este con

69 Ibíd., p. 108. 70 Buelna, Eustaquio, Op. Cit, p. 109.

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el Estado de Durango y al norte con el mismo y con el distrito de Culiacán, cuya

línea divisoria cortaba el camino nacional entre el rancho de Tepeguaje y el

pueblo de Vinapa, y atravesaba el río de San Lorenzo un poco abajo del

mineral de Santa Cruz y llegaba a los límites con Durango, dejando de esta

manera al distrito de Cósala dueño de ambas márgenes del río desde el dicho

mineral para arriba. Sus municipalidades eran cuatro: Cósala, Guadalupe de

los Reyes, Conitaca, Elota71.

La municipalidad de Cósala tenia tres alcaldías: Cósala, Casa Blanca y

Alayá. Se ubicaba al norte y al oriente del Distrito de Culiacán, al sur las

municipalidades de Guadalupe de los Reyes y Conitaca y al poniente el distrito

de Culiacán72. Cósala era la cabecera de la alcaldía, la municipalidad y del

distrito, tenia la categoría de villa, y esta situada en el ángulo de confluencia de

dos arroyos que de allí van juntos a echarse en el río de Elota, a dos y media

leguas de distancia.

Una cadena de montañas de agradable aspecto que circunda el valle

accidentado en que se asienta la villa; la posición de ésta dominando sus

alrededores; los dos arroyos que la ciñen casi por todos lados; los platanares,

los sauces y otros plantíos de varias clases.

Casa Blanca era la cabecera de la alcaldía, a la derecha del San Lorenzo, es

un punto situado en otro en uno de los caminos de Cósala a Culiacán, distante

del primer lugar como seis leguas. Alaya, fue la cabecera de la alcaldía, a la

derecha del río San Lorenzo, es un pueblo situado en otro de los caminos de

Cósala a Culiacán, distando del primero de dichos puntos como seis leguas, y

cinco de Casa Blanca, río abajo.

La municipalidad de Guadalupe de los Reyes colindaba al norte con la de

Cósala, al oriente con el Estado de Durango, al sur con la municipalidad de San

71 Ibíd., p. 109. 72 Las celadurías de la alcaldía de Cósala eran veinticinco: Higueras, Carrizal, Vegas, Palmillas, San José de las Bocas, Minitas, Simón Botas, Estancia, Higuera Larga, Ciénega, Agua Fría, Chuchupira, Palo Verde, Quebrada Seca, Río, Rodeo, Comoa, Guajiro, Potrero, Calafato, Cachagua, Mesas, Vasitos, Higuamas, Aguacaliente. Las de Casa Blanca son cuatro: Comedero, Mezcaltitán, Cajón de las minas, Cedritos. Las de Alayá eran cinco, Santa Cruz, Huerta, Ironía, Llama, Mimbres.

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Ignacio y al poniente con la de Conitaca. Las celadurías de la alcaldía eran

seis: Lagunita, Pino, Hacienda Vieja, Habas, Sangrelindo, Potrerillo73.

Guadalupe de los Reyes, era la cabecera de la alcaldía y municipalidad, es el

famoso y rico mineral del Estado, sito cerca de la raya con el de Durango, a la

derecha del arroyo de su nombre, que va a arrojar sus aguas a la izquierda del

río de Elota, más abajo de Sangrelindo. Distara de Cósala cosa de ocho

leguas. La municipalidad de Conitaca colindaba al norte con las

municipalidades de Quila y Cósala, al oriente con la de Guadalupe de los

Reyes, al sur con la de San Ignacio y al poniente con la de Elota y el Golfo74.

Conitaca es un pueblo situado a la izquierda del arroyo de su nombre, que

desemboca en el río de Elota por su derecha, una legua arriba de Cogota,

rancho que está a la izquierda del propio río: se halla como a la mitad del

camino entre Elota y Cósala, algo más cerca de esta última población.

La municipalidad de Elota colindaba al norte y al oriente con la municipalidad

de Conitaca, al sur con la de San Javier y al poniente con el Golfo. Las

celadurías de la alcaldía eran seis: Higueral, Cerro Verde, Tecuyo, Salado,

Ceuta, Barrio75. Elota está a la derecha del río a que da su nombre, y en el

camino nacional que conducía de Mazatlán a Culiacán, distando del primero

alrdedor de veinte y seis leguas y del segundo 32.80. En su momento era el

pueblo más céntrico del Estado, atendiendo a la longitud de éste, y punto de

confluencia de varios caminos, entre otros el de San Ignacio, que tendrá una

longitud de 7 leguas, y el de Cósala que tendrá una de 1876.

Respecto a los límites de ambas entidades, había ciertas imprecisiones que

las autoridades políticas de Sinaloa, tomaban como referencias ciertos

referentes que algunos accidentes naturales proporcionaban o bien, algunos

asentamientos que venían a delinear las líneas limítrofes al respecto, el

secretario de Gobierno de Sinaloa, el c. Ramos Urrea nos comenta lo siguiente:

73 Ibíd., pp. 111-112. 74 Las celadurías de esta alcaldía eran trece: Zoquititán, Chirimole, Cogota, Potrerillo, Salto, Laguna de Santa Rosa, Agua Nueva, Pitahayita, Higuerita, Chiquerito, Rincón de Ironía, Mojonera, Portezuelo. 76 Ibíd., pp. 112-113.

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El lindero con Durango es bastante indeterminado; pero según

los informes que se han podido obtener, no cabe duda que pasa por el

cerro de Cayquiva, sigue al oriente y cerca de las poblaciones de San

Luís Gonzaga y Guátenipa en el Distrito de Badiraguato, de Guzmanillo

en el Distrito de Culiacán, de Guadalupe de los Reyes en el de Cósala, de

San Vicente en San Ignacio, de Tepalcates en Concordia, y que también

el río de Baluarte sirve de lindero, al menos desde su paso por el camino

llamado del Rey a Durango, hasta su paso por Villa Unión77.

En el caso del área limítrofe donde confluyeron las tres entidades de Sinaloa,

Durango y Chihuahua, existieron algunos conflictos entre diversos propietarios

de dichas entidades, principalmente vecinos de Durango y Chihuahua, por

invasión de terrenos, teniendo que mediar en esas disputas autoridades78.

La composición poblacional en la región serrana entre Sinaloa y Durango

empezó a tener variaciones, pues con el arribo de inversiones extranjeras en la

industria minera, no solo llegaron capitales a esas tierras, sino también grupos

humanos, ya sea como propietarios, representantes o administradores o

inclusive aunque en los menos de los casos, como trabajadores al interior de

las minas o en los zocavones79.

77 Memoria General de la Administración Pública del Estado, presentada a la H. Legislatura del mismo por el Gobernador Constitucional C. General Francisco Cañedo, Culiacán, 1886, (Imprenta Estereotípica de Tomás Ramírez), p. 109. 78 AHED, Caja 26, Exp. 6, 1881, f. 63 79 Eran en su mayoría varones, y entre las principales nacionalidades de los contingentes que arribaron fueron: Cópala 7 ingleses, 6 americanos, 4 italianos, 1 español, Cósala 25 españoles, 1 americano, 1 prusiano, 1 alemán, 1 suizo, 4 franceses, 2 ingleses, 1 chileno, San Ignacio 1 francés, 3 americanos, 3 ingleses, Jocuixtita 7 ingleses, 2 franceses, al respecto vease: Memoria General de la Administración Pública del Estado, presentada a la H. Legislatura del mismo por el Gobernador Constitucional C. General Francisco Cañedo, Culiacán, 1886, Op. Cit., pp. 28-29.

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1.3) POR LOS CAMINOS DEL SUR Y LA SERRANIA

Pese a todas las adversidades de aquellos años, las vías terrestres -

caminos, caminos de herradura, brechas y veredas- que recorrían la parte sur

de Sinaloa y la zona de las quebradas de Durango a lo largo y ancho, jugaron

un papel fundamental en las actividades económicas y en la comunicación de

estos grupos humanos.

Los caminos de la vida y del hombre van de la mano. De hecho el camino

como elemento fundamental de comunicación no existiría sin la acción del

hombre. Sin embargo, el nacimiento de los caminos como ruta de

comunicación e intercambios, tuvo lugar cuando los pueblos experimentaron la

necesidad de intercambiar sus bienes empleando animales y carruajes y se

percataron de que las antiguas veredas o rudimentarios caminos no servían a

los propósitos de la incipiente modernización del comercio80.

Desde hace mucho tiempo, la imperiosa necesidad de impulsar el comercio y

las actividades productivas, entre ellas la minería, tales factores y otros más,

determinaron que a lo largo del periodo virreinal se estructurara una red de

caminos, que si bien rudimentaria, posteriormente serviría de base81. La

minería fue el soporte de la economía de la Nueva España, y los centros

mineros de la Sierra Madre Occidental no fueron la excepción, actuando como

generadores de las actividades agrícolas, se formaron haciendas y ranchos

que se dedicaban a abastecer las necesidades de trabajadores mineros y de

las bestias de carga y tiro.

Por ejemplo, en la época colonial un polo económico que en tierras

sinaloenses jugó durante mucho tiempo un papel sumamente importante en

gran parte de la vida económica y social del sur y de las múltiples rancherías y

comunidades de la sierra madre occidental, fue el Real de Minas de Nuestra

Señora del Rosario, y, para abastecerlo, todo el año partían y llegaban recuas

de mulas manejadas por mulatos y mestizos, hacia y desde Guadalajara, que

80 Solares Robles, Laura, Op. Cit, p. 27. 81 Ibíd. p. 29.

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tardaban alrededor de dos meses el viaje. Las recuas llevaban barras de plata

del Rosario y traían de regreso azogue, loza, mantas, pólvora y otros

productos. Hacia la Sierra Madre Occidental también se enviaba plata, así

como sal y pescado seco de Chametla, panocha y alcohol de Matatán y

Plomosas82.

Estos intercambios con estos lugares se realizaban a través de cuatro

caminos serranos, el de La Noria, presidio de San Juan Bautista de los mulatos

de Mazatlán, San Sebastián y el del río Baluarte, el Real del Rosario

comerciaba con los reales de minas de Durango, Parral y Santa Eulalia en

Chihuahua83.

Los comerciantes, mineros, pescadores y productores de sal de las zonas

costeras de Sinaloa, utilizaron las recuas de mulas en los caminos llamados

“atajos”, para transportar mercancías por los diversos caminos y veredas que

comunicaban con los lugares ya mencionados, cabe decir que los caminos

como el de la costa que comunicaba con Guadalajara eran muy malos y no

permitían en general el uso de carreteras, eran muy pedregosos y en la

temporada de lluvias (junio a octubre) los ríos crecían mucho y se tornaban

invadeables durantes días y el camino se convertía en un gran lodazal; esto

significaba que durante casi seis meses el camino era intransitable.

Los fletes de las recuas eran costosos por las enormes distancias a vencer,

las dificultades del camino, pero también por los grandes peligros que

representaban los indios alzados y los grupos de bandoleros que infestaban

los caminos para asaltarlos; las recuas con frecuencias venían escoltadas por

presidiales que eran pagados por los propietarios de las recuas. El tiempo que

tardaba cada viaje dependía del estado de los caminos y los ríos que

vadeaban, así como el éxito que tuvieran en el enfrentamiento con indios y

bandoleros. Durante el periplo, los atajos de mulas se detenían en pueblos de

82 Valdés Aguilar, Rafael, El Real de Minas de Nuestra Señora del Rosario, Culiacán, COBAES, 1998, p. 287. 83 Ibíd.

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importancia para efectuar ciertas transacciones comerciales y descansar,

sustituir las bestias estropeadas y arreglar las herraduras a las mismas84.

En las postrimerías de la época colonial, las autoridades del real minero de

San Dimas, tenían la obligación como parte de sus funciones, de estar dándole

mantenimiento al camino que venia desde la ciudad de Durango y bajaba hacia

la costa del territorio sinaloense, motivo por el cual, Ramón organizó un grupo

de ocho personas, además de mandar contratar ya sea por compra o

compostura, de insumos requeridos para llevar a cabo dicho designio85

Paul Vanderwood, nos dice que el bandidaje subsistió, entre otras cosas, por

los malos caminos que no permitían perseguir con celeridad a los bandoleros

por las extensas zonas casi despobladas que les permitían ocultarse con gran

efectividad86.

Ya en la época independiente, hasta 1829 el abandono de los caminos

existentes fue algo que se reflejó en la falta de mantenimiento, y, de tal forma,

quienes transitaban esas brechas y veredas eran el blanco predilecto del

bandolerismo, fenómeno que resurgió fuertemente afectando tanto el tráfico de

mercancías como de personas. En suma, el comercio estuvo para esos años

estuvo condicionado por varios factores, entre ellos el deficiente sistema de

transporte.

Por esos mismo años, las autoridades del entonces Estado Interno de

Occidente comentaron que era una lastima que se perdiera un trabajo tan

improbo como emprendieron los vecindarios, esto debido a que la orden que

expidió este supremo gobierno para la compostura de caminos, no se llevó a

cabo por la inacción y descuido de los ayuntamientos, y opinando que si se

dejan en ese estado se volverían intransitables, cerrándose con rama y palos

que después necesiten de igual trabajos al de aquellos, previniendo se

procediera sin pérdida de tiempo a su limpia, y que anualmente se verificara87.

84 Ibíd., p. 289. 85 AHED, Caja 5, Exp. 78, 1806, f. 4. 86 Vanderwood, Paul, Los rurales mexicanos, Op. Cit., p. 21. 87 García Becerra, José Antonio, “El Estado de Occidente: Realidad y cisma de Sonora y Sinaloa, 1824-1831”, Culiacán, COBAES-DIFOCUR, 1996, p. 86.

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Existían múltiples obstáculos para la comunicación terrestre, todavía para el

siglo XIX las lluvias y desborde de los ríos hacían intransitables los pocos

caminos en el estado de Sinaloa, en ocasiones durante seis a ocho meses se

interrumpía la comunicación terrestre. Igualmente la comunicación hacia el

norte era difícil. De hecho, al inicio de cada año, en el partido de San Dimas, y

Tamazula, los caminos se deterioraban bastante, debido a que las aguas

nieves realizaban sus descenso, motivo por el cual, las autoridades locales

tenian que emplearse a fondo para lograr tener en regular situación, realizando

las composturas posibles88.

Los recorridos por estas comarcas se efectuaban solamente por caminos de

herradura. Los caminos de Topia y Canelas a Tamazula, van por el fondo de

las barrancas, con pasos constantes de la corriente, lo que dificulta

extraordinariamente el tránsito durante las lluvias. El camino de herradura que

viene de Durango, aprovecha las cumbres altas que sirven de separación a las

aguas que corren para las quebradas de Básis y de Piaxtla, por lo cual el

descenso desde Puentecillas hasta San Dimas se hace en terrenos fragosos89.

El camino de Durango a Mazatlán cuyo paso por los cordones y

contrafuertes montañosos, se encuentra – hasta la actualidad salvo algunas

ligeras modificaciones, - al sur de la quebrada de Ventanas, probablemente la

más profunda del estado de Durango. En la municipalidad de Guanaceví del

partido de Santiago Papasquiaro, partía un camino hacia Tepehuanes y en

momentos que se descuidaba bastante, se utilizaban como vías alternas

algunos caminos de herradura y de atajos90.

Un ejemplo respecto a los constantes intercambios entre las zonas de los

valles y la región serrana entre Durango y Sinaloa, fue el consumo muy

aceptado del aguardiente mezcal, cuya producción tenia como uno de sus

destinos recurrentes, las zonas mineras ubicadas en la región serrana, en

puntos de los estados de Chihuahua y Durango.

88 AHED, Casillero 25, Exp. 161, 1846, f. 5. 89 Rouaix, Pastor, Op. Cit. pp. 76-81. 90 Ibíd., pp. 83-86.

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El transporte hacia dichos lugares se efectuaba a través de bestias de carga,

único medio para incursionar en la intrincada serranía carente de caminos.

Relatos de los descendientes de la familia Peiro, nos hablan de que en esta

hacienda, el mismo propietario, Don Francisco Peiro Gramón, durante, durante

la primera mitad del siglo XIX, encabezó partidas de arrieros llevando consigo

aguardiente mezcal y sal para venderse en las minas existentes en

Badiraguato91.

Pequeñas comunidades como el pueblo de Aguacaliente, Distrito de

Concordia aprovecharon el hecho de estar situadas sobre el viejo camino

nacional para colocar su producción de aguardiente mezcal92, en varias

direcciones, tanto para lo intrincado de las comunidades serranas o bien, para

el puerto de Mazatlán, lo cual les redituaba buenos dividendos económicos

esta actividad productiva, que de paso era el núcleo de sostenimiento pues

potenciaba formas de empleo como era el empleo en la siembra y producción,

comercialización del producto final.

Un viajero extranjero que durante la primera mitad del siglo XIX, escribió una

importante crónica fue Robert William Hale Hardy, quien en su viaje a los

estados del noroeste mexicano, en 1826 como agente de negocios de una

compañía, relata en una muy rica crónica de la época, entre otras cosas, el

pésimo estado de los caminos donde dice que: El camino es intrincado debido

a las numerosas veredas que divergen en todas direcciones, hechas por el

ganado, y como no se distinguen del camino real es fácil equivocarse (…)

caminos polvorientos y malos93.

En el caso del sur de Sinaloa, en Agosto de 1860 se otorgó una concesión

para una diligencia en calidad de privilegio, a favor de Luís Labranza, radicado

en el puerto de Mazatlán, cuyo recorrido seria de ese puerto hasta Tepic94.

91 Ojeda Gastélum, Samuel Octavio, El mezcal: una fuente de riqueza en Sinaloa durante el Porfiriato [Tesis de licenciatura], UAS, Culiacán, 1993, p. 79. 92 Buelna, Eustaquio, Op. Cit. p. 101. 93 Hale Hardy, Robert William, Un viajero relata su paso por Sinaloa en 1826, en Sergio Ortega Noriega y Edgardo López Mañon, [Compiladores], Sinaloa, textos de su historia, Tomo I, México, Gobierno del Estado de Sinaloa, DIFOCUR, Instituto de Investigaciones Dr. José Maria Luís Mora, 1987, pp. 127 – 128. 94 AHGES - ICSGES, Agosto 1860, Exp. 9, f. 30.

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Meses después en Mayo de 1861, con la finalidad de que hubiera servicio de

pasajeros entre la entonces capital del estado Mazatlán y Culiacán, se

concedió una autorización a favor de la sociedad Tostado y Romero, para que

establecieran una línea de diligencias de Culiacán a Mazatlán en calidad de

privilegio95.

Con la finalidad de que las líneas de diligencias funcionaran con regularidad

y tuvieron menos inconvenientes en lo que al mal estado de los caminos se

refiere, se giró una circular a los prefectos de los distritos para la composición

de estos96.

Este tipo de tratos entre particulares y el gobierno en turno, no siempre se

realizaron en buenos términos, y en ocasiones hubo desacuerdos en las tarifas

que deseaban cobrar los primeros a las instancias gubernamentales, como por

ejemplo la dificultad que existió entre Vergne y Cia., con la prefectura del

Distrito de Mazatlán, para dicha compañía proporcionara el servicio de

diligencia y correo entre esta población porteña y la villa de El Rosario97. Como

podrá verse, fueron iniciativas de hacendados y comerciantes las que lograban

ofrecer servicios de diligencias para el transporte de personas, servicio de

correspondencia, moneda acuñada y otros efectos de valor.

En momentos de incertidumbre como un levantamiento militar o brotes de

bandolerismo producto de esas contingencias, las autoridades en turno,

giraban órdenes o instrumentaban dispositivos de seguridad, con el fin de

sofocar a estos contingentes, como fue el caso en que se dispuso de una

fuerza del batallón Pánuco ofreciera servicios de seguridad y auxilio en puntos

de la serranía, a fin de vigilar los caminos de Durango a Mazatlán98.

La inseguridad entre la serranía de Sinaloa y Durango fue una denuncia

continua por parte de algunos propietarios mineros, quienes comentaban que

cuando las autoridades de Durango estuvieran libres de tantas tensiones que

95 AHGES - ICSGES, Mayo 1861, Exp. 4, f. 36. 96 AHGES - ICSGES, Abril 1863, Exp. 15, f. 58. 97 La Regeneración de Sinaloa, Periódico Oficial del Gobierno del Estado de Sinaloa, 22 de Enero de 1869, pp. 1-2. 98 AHGES - ICSGES, Septiembre 1864, Exp. 11, f. 67.

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producía la guerra, esperaban que entonces puedan brindar garantías a las

personas de empresa99.

La inseguridad a lo largo de los caminos, fue una situación que se presentó

de manera recurrente durante esos años. Algunos sectores de la sociedad,

como los columnistas de la prensa de la época, comentaban acerca de la

urgencia de cristalizar un camino que pudiera llamársele camino, entre

Culiacán y Mazatlán100. En 1869, el estado de los caminos no era muy

diferente, pues Domingo Rubí en calidad de Gobernador del Estado de Sinaloa

no tuvo más remedio que reconocer el mal estado en que se encontraban,

comentando lo siguiente:

Caminos carreteros no existe ninguno que pueda llamarse así

formalmente, tal vez pasarían los que existen bajo la denominación de

herradura y esto angostos, incómodos y de muy mal piso (…) El congreso

de la unión, en el periodo de sus sesiones correspondiente al mes de

Septiembre del año próximo decreto (sic) la apertura de un camino

carretero entre este puerto y Durango101.

Este párrafo anterior refleja la visión del grupo gobernante que solamente

entiende por caminos las vías de comunicación terrestre que estaban siendo

mantenidos en estados relativamente transitables, pero lo cierto es que los

grupos humanos que habitaban estos lugares, a base de esfuerzo y carácter,

lograban transitar estas tierras de difícil acceso y salida. Eustaquio Buelna al

igual que su antecesor Domingo Rubí, reconocía la falta de garantías, que tenia

la sociedad sinaloense para realizar sus labores cotidianas, a la hora de tomar

un camino, y veía que

99 La Independencia, 18 de Marzo de 1862, p. 4. 100 El Pacífico, 3 de Octubre de 1868, p. 4, Ibíd., 12 de Diciembre de 1868, p. 2.

101 Rubí, Domingo, Memoria que la gubernatura del Estado de Sinaloa presentó al congreso, el 15 de Octubre de 1869, Mazatlán, Imprenta Retes, p. 13.

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“uno de los puntos que le estaban llamando la atención, era la necesidad

que existía de aumentar la fuerza de seguridad pública en varios distritos

para defender y garantisar (sic) los caminos y pueblos pequeños del feros

(sic) empuje que hace el bandalismo102”.

Dos años después el Gobernador del Estado nuevamente giró órdenes para

que se realizara la compostura del camino nacional de Mazatlán a El Fuerte103.

En 1873 se construyó una carretera con recursos federales entre Durango y

Mazatlán. Por aquellos años, Fortino León hombre de gran influencia política y

económica, secundando la iniciativa anterior, propuso construir un camino

carretero entre el puerto de Mazatlán y Cópala104, pues faltaban caminos

ramales en mejores condiciones. Para 1876 había un camino que cruzaba a lo

largo del estado y que no permitía el uso de carretas105.

Por esas mismas fechas, Buelna comentó que ya había mejores caminos

carreteros de uno a otro confín de Sinaloa, y se habían establecido líneas de

diligencias106. Se contaba con una diligencia que salía diariamente de Tepic,

cruzaba por Sinaloa y llegaba hasta Guaymas, Sonora; también había corridas

de Mazatlán a Culiacán y de las principales ciudades a los centros mineros107.

Durante 1881, estando como Gobernador del Estado el Ingeniero Mariano

Martínez de Castro, en su informe de gobierno quedó estampado su punto de

vista de los caminos públicos transitados diariamente por todos los ciudadanos,

los cuales no ofrecían peligro alguno. En ese mismo informe, su autor comenta

que para esos años existían en el puerto de Mazatlán seis líneas de diligencias

con itinerarios diferentes108.

102 Buelna, Eustaquio, Informe de Gobierno del Estado de Sinaloa que presento al congreso, el 31 de Mayo de 1870, p. 3. 103 AHGES - ICSGES, Febrero 1871, Exp. 41. f. 5. 104 AGHES-ICSGES, Febrero 1874, Ramo Fomento, Exp. 59, f. 36. 105 Ortega y Noriega, Sergio y López Mañon, Edgardo, Sinaloa, una historia compartida, Op.

Cit. p. 50. 106 Buelna, Eustaquio, Compendio Histórico, Geográfico y Estadístico, Op. Cit., p. 70. 107 Carrillo Rojas, Arturo, La política de la elites, Sinaloa: 1877 – 1909, [Tesis de Doctorado en Ciencias Sociales], UAS – UNISON, Culiacán, 2000, p. 85. 108 Memoria General de la Administración Pública del Estado, presentada por el Gobernador Constitucional Mariano Martínez de Castro, el 15 de Septiembre de 1881, Op. Cit., pp. 7-33.

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Un par de años después, el mismo Mariano Martínez de Castro al final de su

periodo de gobierno, reconoció el mal estado en que se encontraban los

caminos cuando comenta Todas las líneas de diligencias, sin embargo

suspenden su carrera en la estación de aguas, por el pésimo estado en que se

ponen los caminos109.

A principios de 1880 la mayor parte de las poblaciones contaba con servicio

de telégrafo; y con la finalidad que la comunicación entre autoridades fuera

más expresita, se finalizó el ramal entre San Ignacio y Elota por esos mismos

años110l

Todavía durante el cañedismo los caminos del estado no estaban en muy

buenas condiciones y eran todavía muy pocos. Por otra parte, cuando se

conservaban en condiciones regulares o aceptables, era más que nada por

iniciativas personales, que por capacidad del gobierno estatal o municipal para

realizar obras de interés público. Esta situación no era exclusiva de Sinaloa,

pues había grupos de personas en Durango que ofrecían sus servicios para

mantener en mejores condiciones los caminos carreteros, así como para la

apertura de nuevos caminos y remosamiento de veredas alternas111

Muchas veces, algunos hacendados obstruían los caminos por intereses muy

personales, lo cual muchas de las veces repercutía en las relaciones

comerciales de los pueblos, así lo reconoció el encargado de fomento en la

entidad, mandando un oficio a los prefectos y directores políticos para que

enérgicamente contrarrestaran dichas acciones y notificaran a la capital del

estado cualquier negativa al respecto112.

Esta situación conducía a un conflicto entre propietarios acaudalados,

pobladores de los lugares por donde pasaban los caminos vecinales y

autoridades locales, pues si bien en este caso, el prefecto del distrito de

109 Exposición que el Gobernador del Estado C. Mariano Martínez de Castro dirige al pueblo, en el acto de hacer entrega del poder a su sucesor, 1884, Culiacán, Tipografía de Retes y Díaz, p. 31. 110 Memoria General de la Administración Pública del Estado, presentada a la H. Legislatura del mismo por el Gobernador Constitucional C. Ingeniero Mariano Martínez de Castro el 15 de Septiembre de 1881, Culiacán, 1881, Op. Cit., p. 102. 111 Semanario de Avisos y Variedades, 23 de Septiembre de 1877, p. 1. 112 Archivo Histórico Municipal de Mazatlán (AHMM), Octubre 1885, Caja 36, Legajo 2, Exp. 20, f.1.

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Mazatlán giró una comunicación a las prefecturas de Mazatlán, Concordia y

San Ignacio comentándoles que

siendo costumbre que los vecinos de los pueblos y las rancherías

hagan la limpia y compostura más indispensables de los caminos

vecinales, esta prefectura les recuerda el deber que tienen esos

vecindarios de limpiar la parte que les corresponde y componer los malos

pasos que han hecho las aguas113.

Por un lado, se conmina a los pobladores a apelar a un derecho de goce

consuetudinario, que las autoridades buscaban convertir en una obligación, en

ese sentido Edward P. Thompson opina que creencias no escritas, normas

sociales y usos que se hacen valer en la práctica pero que nunca se inscriben

en estatuto alguno114 . Las autoridades buscaban darle un encuadre de

obligación a costumbres arraigadas entre el grueso de la población.

1.4) Los actores y sus actividades productivas

Las actividades económicas que han dado vida a los distritos serranos

sinaloenses y a sus vecinos partidos duranguenses, se centró en gran parte en

la minería, impulsada en el caso sinaloense, por los comerciantes extranjeros

radicados en el puerto de Mazatlán, quienes pasaron a convertirse en los

propietarios o accionistas principales de estas compañías mineras. Mazatlán,

que fue la principal población sinaloense y punto neurálgico de la economía y

capital del estado hasta 1873, fecha en que se trasladaron los poderes

estatales a Culiacán.

113 Ibíd., f. 5. 114 Thompson P., Edward, Costumbres en común, Crítica, Barcelona, 1995, p. 120.

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Su población creció a 15 mil habitantes en 1870 respecto a Culiacán que

tuvo un gran decaimiento poblacional tras una serie de epidemias, viéndose

disminuida de 10 mil habitantes a 6 mil habitantes.

Cabe mencionar que desde principios de siglo, Mazatlán comenzó a tener

movimiento comercial, por la incursión de mineros y comerciantes de El

Rosario y San Sebastián (Concordia) teniendo contacto directo con

embarcaciones inglesas y norteamericanas dedicadas al contrabando desde

finales del siglo XVII. Para mediados del siglo XIX, se empezaron a instalar en

Mazatlán agentes europeos, los cuales crearon casas comerciales, almacenes,

agencias de navegación y eran ellos quienes controlaban el comercio interior y

exterior115.

Al incorporarse el comercio mundial al puerto de Mazatlán hizo posible la

integración del noroeste con el occidente de México de manera más continua

por la vía marítima. Las casas comerciales fueron predominantemente de

origen alemán hasta la sexta década del siglo XIX, que comenzaron a

incursionar los españoles. Se comerciaba con Inglaterra, Francia, Alemania,

España, Bélgica, Suiza, Estados Unidos, China, América del sur (Ecuador,

Chile, Perú). Se importaba telas, ropa, artículos de mercería, comestibles

(queso, cacao, frutas secas, aceite de olivo, etc.), vinos y licores, papel, frascos

de vidrio, perfumes, jabones, aretes, hojalata, etc.

Los principales productos importados provenían de Inglaterra, Francia y

Alemania. De 1823 a 1875, los productos de exportación fueron oro y plata. Los

metales exportados provenían de Zacatecas, Durango, Chihuahua y del propio

estado, aunque también se realizaba envíos desde Sonora y Baja California.

Desde 1846 al fundarse la Casa de Moneda de Culiacán, los metales preciosos

salían acuñados, aunque con gravámenes.

Subsiguientemente la importancia de Mazatlán en el comercio de cabotaje,

empezó a declinar, al irse conformando el mercado interno nacional, esto debido

al poner en funcionamiento el ramal ferroviario de Veracruz a la Cd. de México,

circunstancia que redujo de manera considerable el costo de los fletes, en

115 Ibarra, Guillermo, Op. Cit. p. 31

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relación con el Pacífico, lo que benefició a los comerciantes de la capital del

país, retomando antiguas mercados como Jalisco, Durango, Zacatecas,

Chihuahua, anteriormente aprovisionados por Mazatlán116.

Sin embargo, la menor participación de Mazatlán en el comercio exterior y de

cabotaje no impidió que continuara como un centro económico de gran

actividad e incluso por la relación de los comerciantes con la minería y la

agricultura fue posible el desarrollo de una industria local117.

El desarrollo de la minería permitió el florecimiento del mercado regional, del

comercio y la industria de Mazatlán y Culiacán118. Mazatlán era el centro de

conexión de interior con el exterior, gracias a su posición estratégica y tuvo una

influencia considerable durante mucho tiempo en muchos ámbitos de la

población119 Para 1881, el número de minas que se encontraban trabajando en

los Distritos de Concordia y Cósala, fue de 28 minas120 Posteriormente vino un

periodo de efervescencia minera se registraron de 1891 a 1900, 82 denuncios

de fundos mineros y de 1901 a 1910 fueron 103 denuncios121.

En el caso del centro del estado, Culiacán se erigió como el referente más

importante de esta zona. Altata desde 1834 funcionó como puerto de cabotaje

y estuvo ligado a la minería del centro y norte del estado, además de ser

conexión con Mazatlán, Guaymas y otros puntos del Pacífico, siendo habilitado

para el comercio de altura en 1864122.

Retomando el centro de la entidad, cuyo centro dinamizador era la ciudad de

Culiacán, la cual comenzó a adquirir una fisonomía más estable. En 1839 se

116 Ibíd. pp. 31- 37. 117 Román Alarcón, Rigoberto Arturo, Comerciantes extranjeros de Mazatlán 1880-1910, COBAES, Culiacán, 1998, pp. 115-126. 118 Ibarra, Guillermo, Op. Cit, p. 45. 119 Busto Ibarra, Karina, Mazatlán, estructura económica y social de una ciudad portuaria, 1854-1869 en Miño Grijalva, Manuel [coordinador], Núcleos urbanos mexicanos siglos XVIII y XIX, Mercados, perfiles sociodemográficos y conflictos de autoridad, COLMEX, México, 2006, pp. 273-372. 120 Memoria General de la Administración Pública del Estado, presentada a la H. Legislatura del mismo por el Gobernador Constitucional C. Ingeniero Mariano Martínez de Castro el 15 de Septiembre de 1881, Culiacán, 1881, Op. Cit., pp. 120-123. 121 Mendoza Guerrero, Juan Manuel y Amezquita Alarcón Saúl Armando, “La minería en Sinaloa: 1890 – 1910”, [Memoria del Servicio Social], Escuela de Economía, Universidad Autónoma de Sinaloa, Culiacán, 1987, pp. 226 – 371. 122 Buelna, Eustaquio, Op. Cit, p. 98.

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construyó el seminario, en 1843 se inició la construcción de la catedral, en

1844 se fundó el panteón San Juan, en 1846 se edificaron los portales del

centro de la ciudad, ese mismo año se instaló la Casa de Moneda que coincidió

con un importante impulso del comercio regional y se puso en marcha la fábrica

de hilados y tejidos Vega Hermanos123.

Esta casa de moneda era una de las once casas de monedas que existían

en ese momento en el país, las demás se localizaban en Durango, Zacatecas,

Alamos, Hermosillo, Chihuahua, Guadalajara, Guanajuato, San Luís Potosí,

Oaxaca y México124.

En lo que respecta a la casa de moneda de Culiacán, se emitió una

convocatoria para quien se interesara en ser el contratista de esta instancia,

dirigiera su propuesta a las autoridades correspondientes y dejara claro cuales

eran sus posibilidades de estar al frente encabezando esta empresa de interés

público125.

A diferencia de Mazatlán, en Culiacán el comercio estaba en manos de

comerciantes locales. Culiacán rodeado de distritos agrícolas y cercano a

reales mineros proveía productos para exportación y mercados para la

importación. Sus principales mercados fueron los reanimados distritos mineros

de Durango y Cósala126.

123 Se emitió un decreto que buscaba incentivar la industria textil en la entidad, que se llamó Ley sobre exoneración de contribuciones directas a las fábricas de hilados y tejidos de algodón las fábricas de hilados y tejidos de algodón que existen en el estado, pagaran el derecho de consumo sobre el lienzo que produzcan. Producción anual en tejidos de algodón delas tres fabricas que existen en el estado, resulta, que fabricas el junto por termino medio diez mil piezas de 32 varas., a las siguientes negociaciones: Fabrica del Coloso en Culiacán, Fabrica de Villa Unión en el Distrito de Mazatlán y Fabrica de la Bahía en el puerto de Mazatlán, al respecto vease, El Estado de Sinaloa. Órgano Oficial de Gobierno, (EESOOG), 31 de Diciembre de 1871, p. 3. 124 Memoria que el Secretario del Estado y del despacho de Fomento, colonización, Industria y comercio de la República Mexicana presenta al Congreso de la Unión correspondiente al año transcurrido de 1 de Julio de 1868 al 30 de Junio de 1869, México, Imprenta del Gobierno en palacio, a cargo de José Ma. Sandoval, 1870, pp. 69-70. 125 AHED, Casillero 27, Exp. 17, 1835, fs. 4 126 Riesgo, Juan M. y Antonio Valdés, “Memoria estadística del Estado de Occidente”, Guadalajara, México, Imprenta a cargo del C.E Alatorre, 1828, p. 46. No pocos hacendados desaprovecharon las descargas fiscales que podían obtener al momento de iniciar un nuevo cultivo en la región, como fue el caso de Alberto de la Vega, quien expuso ante la junta de cabildo de Culiacán lo siguiente: que el tesorero municipal por bulto de seis a nueve de arroz en granja, treinta y siete centavos como efecto no especificado; que estando grabado por el estado solamente en doce centavos; y siendo una industria que solo ha comenzado a introducir

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Si bien la minería fue una actividad fundamental en el desarrollo económico y

tuvo al puerto de Mazatlán como un hinterland económico como espacio de

financiamiento para dicha actividad, así como lugar donde se realizaba el grueso

de la actividad económica de la entidad, no puede dejarse de lado el papel que

jugaban los intercambios comerciales entre las comarcas sinaloenses y

duranguenses, así como los largos circuitos comerciales terrestres que venían

desde otras entidades, ahora se le dará un vistazo a las comarcas de los

distritos, a los asentamientos montañeses y a las rancherías, donde se

escudriñara que hacían para vivir, cuales eran sus nexos comerciales y

culturales con los grandes asentamientos y con los demás distritos.

Dicha situación reviste ciertas dificultades, más no es imposible, sobre todo

las regiones montañosas, esto entre otras cosas debido a la escasez de

fuentes, que a decir de Fernand Braudel la montaña es un mundo marginal

situado a extramuros de las civilizaciones (...) las ciudades y las llanuras son el

reino de los archivos127 .

Una fuente de recursos para que pueda haber asentamientos en la región

serrana, es sin duda la sierra madre occidental proporcionaba bosques

maderables, cacería y recursos minerales. La zona montañosa proveía

suficiente lluvia para la agricultura de temporal, pero, con el trabajo constante y

tesonero, a duras penas, se podía tener en las mejores condiciones posibles

estos fragmentos de tierra cultivable, aunque sea a trozos pero la tierra es fértil,

ya sea en el fondo de los barrancos, orillas de laderas o pedazos aislados,

aunque en el estado de Durango en los entonces partidos de Topia y

Tamazula, en algunas mesetas cercana a la zona de las quebradas, en las

partes altas la agricultura florecía de manera más extensiva y mejor lograda.

Un acercamiento respecto a las ocupaciones de la población en los partidos

aludidos, lo proporciona el cuadro siguiente para el año de 1837:

en el distrito a costa de sacrificios, desea que el ayuntamiento lo exima del derecho de piso, cual menos que redusca (sic) la cuota a menor gravamen. Al respecto vease: Archivo Municipal de Culiacán (AMC), Acta de la sesión de cabildo del día 9 de Febrero de 1884, Caja 5, Libro 1, f. 19. 127 Braudel, Fernand, El mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época de Felipe II, 4ta reimpresión, FCE, México, 1997, pp. 40-55.

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Oficios o empleos

Partido de Santiago Papasquiaro

Partido de Tamazula

Partido de Guarisamey

Eclesiástic

os

6 6 4

Empleados de Gobierno

5 2 5

Comerciantes

22 15 52

Labradores 4798 1833 173

Artesanos-jornaleros

532 370 1906

Domésticos 454 100 321

Presos 4 18 1

Mujeres-Niños

7317 8680 8553

FUENTE: Archivo Histórico del Estado de Durango, Libro I.- Censos de los habitantes de los partidos del Estado de Durango, tabla relativa a la población del Estado de Durango, según el censo practicado de orden al supremo Gobierno del mismo año del procsimo (sic) pasado de 1837, f. 80.

La vida en las regiones montañosas es posible, pero nada fácil. Las tierras

agrícolas eran pocas, pues la mayor parte del territorio estaba ocupado por

montañas rocosas y escarpadas. En la región de Cópala por ejemplo, la mitad

de las tierras eran cultivables y se cultivaba el cinco por ciento de dicha porción,

y esto solamente mediante costosas obras de irrigación o mediante la apertura

de pozos artesanos128. Esto puede atribuirse a que esas eran las necesidades

de la población, que con el cultivo de esa proporción de tierra quedaban

resueltas las necesidades de la población.

En el caso de Cósala, desde principios del siglo XIX, se había caracterizado

por ser una zona donde no había grandes haciendas agrícolas y ganaderas,

128 Giron, Nicole, Op. Cit. p. 30.

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salvo ranchos y estancias ganaderas, las haciendas que existieron por aquellos

años eran haciendas de minas, como fue el caso de Guadalupe de los Reyes y

Tapacoya129.

La región serrana, posee como rasgo recurrente, ser una zona de agricultura

de subsistencia, productora de maíz y fríjol en cantidades menudas, solo para

cubrir las necesidades de la escasa población. Al ser una zona donde la

agricultura no era una actividad productiva fuerte, las autoridades buscaron dar

ciertas facilidades, como eximir de todo derecho en las semillas que se

introdujeran a San Ignacio130.

Se puede considerar que una parte de la población activa de la región vivía

directa o indirectamente de la agricultura. El resto trabajaba en las actividades

mineras, empleo muy recurrente en estas zonas, actividad que buscaba

descollar, tratando de atraer capitales y contrarrestar las dificultades que se

presentaron entre los propietarios, instancias de gobierno y en algunos casos

se sumaban grupos de personas que reclamaban tener derechos de

explotación.

Que estuviera concentrada el grueso de la actividad minera en la parte sur

de la entidad, no es casual esto se debía a que tiene atribuida su gran riqueza

en recursos minerales, debido al núcleo de montañas que forman su parte

correspondiente a la Sierra Madre Occidental131, una muestra de ello, es que

en el límite de la municipalidad de Mazatlán y Concordia corre la sierra de

Zacanta que se une a las Sierras de Metates y Pánuco, una de las principales

regiones mineras de Sinaloa desde el siglo XVIII132.

Las grandes empresas mineras no siempre vivieron momentos de bonanza,

como en el caso de Guadalupe de los Reyes, distrito de Cosalá, la cual estuvo

intervenida desde Febrero de 1861 hasta Junio de 1867, poco mas de un

lustro que el gobierno del estado dispuso de los capitales de esta negociación,

129 López Castillo, Gilberto, El Real de las Once mil vírgenes y su distrito. Breve historia colonial Cósala, INAH-H. Ayuntamiento de Cósala, Sinaloa, Culiacán, 1998, p. 65. 130 AHGES-ICSGES, Julio 1857, Exp. 3, f. s/n. 131 Olea, R. Héctor, Op. Cit., p. 163 132 Ibíd., p. 22.

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y por cierto no cubrió con regularidad los salarios de sus trabajadores133, y si a

eso le sumamos las dificultades que estaba encontrado para realizar sus

actividades productivas la compañía minera El Tajo, motivo por el cual uno de

sus socios copropietario Enrique de Brott, quien recién se encontraba

tramitando un amparo por seis meses para regularizar su situación con las

autoridades encargadas de legislar este tipo de situaciones134.

Comerciantes y hacendados que invirtieron sus capitales en fundos mineros

como Narciso Ortega, Gregorio y Manuel Peiro, Luís Bradbury, Pierre Faure y

Federico Reynaud, por señalar algunos casos representativos, se encontraron

en dificultades para echar a andar sus fundos mineros, al encontrarse algunas

veces en litigios con el gobierno del estado, por recuperar sus intereses

mineros135.

El panorama de la minera no era muy halagüeño durante la sexta década del

siglo XIX. Por si fuera poco, se ventilaron otro tipo de dificultades por

incumplimiento de contratos de arrendamiento de minas decomisadas y

escasez de insumos para la explotación. Eran tiempos de recesión, de

reacomodo. El mineral del Rosario vivió una situación muy similar a las otras

negociaciones mineras, a los años posteriores a la intervención Francesa, casi

abandonada y arruinada. Esto es en lo que se refiere al sur del estado,

situación que no fue privativa únicamente de esta región, pues el gobierno

decretó la revocación de todos los amparos y concesiones de propietarios

mineros de toda la entidad136.

El gobernador General Domingo Rubí, en cuanto al estado que guardaba

dicha actividad productiva expresó lo siguiente: La minería debiera ser el

fundamento de la prosperidad pública del Estado y privada de sus habitantes,

133 AHGES-ICSGES, Febrero 1861, Exp. 21, f. s/n, AHGES-ICSGES, Junio, 1867 Legajo 6, Exp. 28, f. s/n. 134 AHGES-ICSGES, Mayo 1861, Exp. 10, f. s/n. 135 AHGES-ICSGES, Legajo N° 8, Exp. 31, Noviembre 1866, f. s/n, AHGES-ICSGES, Legajo N° 2, Exp. 27, Diciembre 1866, f. s/n, AHGES-ICSGES, Legajo N° 1, Enero 1867, f. s/n, AHGES-ICSGES, Legajo N° 2, Febrero 1867, f. s/n, AHGES-ICSGES, Legajo Nº 5, Exp. 1, Mayo 1867, f. s/n, AHGES-ICSGES, Legajo Nº 5, Exp. 12, f. s/n, AHGES-ICSGES, Legajo Nº 8, Exp. 44, Agosto 1867, f. s/n, AHGES-ICSGES, Legajo N° 9, Exp. 14, Septiembre 1867, f. s/n, 136 AHGES-ICSGES, Junio, 1861, Exp. 7, f. s/n.

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esta postrada y aniquilada y en ruina casi total137. Muy parecido es el punto de

vista de la prensa de la época que comentan

Se ha descubierto una bonanza en Alisos, la mina de D. Antonio

Ramos, y otra en Birimo. Añade que se han encontrado buenas minas en

el Distrito de San Ignacio. En Sinaloa abundan; toda la sierra es riquísima;

y el día en que la paz y buenas leyes protectoras de la industria minera

vengan a fomentar este ramo no envidiaremos esas mentadas regiones de

Nevada y California138.

La municipalidad de Copalquín, ha sido desde épocas coloniales, una de las

comarcas con abundantes yacimientos de metales, ubicándose la mayoría de

estos importantes filones en la quebrada de Tahuahueto. De igual forma, el

partido de San Dimas tenia como uno de sus principales sostenes económicos,

la actividad minera, mientras que la agricultura se practicaba muy

incipientemente139.

La municipalidad de Canelas del partido de Topia, también se distinguió por

ser una prominente zona minera, donde destacaban los minerales de Birimoa,

Pilones, Ciénega, La Angostura y Mesa de Guadalupe. En la municipalidad de

Sianori destacaban los minerales de El Fresno y El Tigre. La pobreza agrícola

de las quebradas de la municipalidad de San Dimas, se encontraba

ampliamente compensada por su riqueza minera.

Esta falta de productividad de los suelos de la municipalidad de San Dimas,

ocasionaba algunas veces la carestía de granos, como fue en el año de 1851,

que se vivió una escasez general, particularmente de maíz, y siendo las

haciendas del partido de Santiago Papasquiaro donde habitualmente se

surtían, y ante la ante la carestía en ese mismo punto de ese producto, los

137 Rubí, Domingo, Op. Cit. p. 14. 138 Diario Oficial de la Federación, 18 de agosto de 1869, Gacetilla. f. 4. En el Distrito de San Ignacio, Arcadio Laveaga y José Maria Salazar en el sitio de Guadalupe de la Puerta (Distrito de Sn. Ignacio) y piden su posesión .y Adolfo Ríos por separado denunciaron fondos mineros al respecto vease AHGES-ICSGES, Legajo N° 12, Exp. 15, Diciembre 1869, f. s/n., AHGES-ICSGES, Legajo N° 12, Exp. 22, f. s/n. 139 AHED, Casillero 25, Exp. 161, 1846, f. 6.

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vecinos optaron por medio de las autoridades de su partido solicitar a la

prefectura del distrito de San Ignacio, Sinaloa, sobre la posibilidad de traer de

aquellos puntos cualquier excedente, o bien en su defecto, solicitar a las

haciendas costeras del vecino estado la extracción de maíz a un precio que no

fuera sumamente elevado140.

Como podrá verse, en apariencia el panorama no era muy alentador, sin

embargo, ¿Que hacían los hombres y mujeres de aquellas inhóspitas tierras

para sobrevivir diariamente? Dentro de todas las carestías, las montañas

ofrecen una gran variedad de recursos, limitados pero existen, parafraseando

a Braudel el saldo a favor de la montaña no es tan menguado como a priori se

supone141.

La cacería de especies animales diversas proporcionaba carne, para no

tener que matar a las bestias vacunas que proveían leche, queso,

mantequilla y otros derivados. Las frutas silvestres como las pitahayas,

aguamas, manzanas silvestres, ciruelas del monte que por aquellos

abundaban eran otra fuente alimento, las colmenas de miel silvestre se

venían a constituir en otra opción que diversificara aunque sea un poco, las

opciones para alimentarse. La gran abundancia de especies maderables,

como las empleadas en la construcción, propiciaban que fueran fuente de

empleo para no pocas personas.

Desde la época colonial, leñadores y carboneros vieron una forma de

subsistir a través del negocio de la madera, aspecto que no se debe de

desdeñar142. Diariamente inmersos inicialmente en densos bosques,

convivían desde con propietarios de minas, arrieros y hasta bandidos, donde

estos incansables y anónimos trabajadores se abrigaban en chozas mal

hechas tratando de concretar un buen contrato de carbón o de leña con una

negociación minera.

En los primeros tiempos de la explotación minera había pues, una gran

cantidad de leña para hacer carbón, sin embargo, con el pasar del tiempo, los

140 AHED, Casillero 25, Exp. 52, 1851, fs. 5-7. 141 Braudel, Fernand, Op. Cit. p. 53. 142 Fossier, Robert, El trabajo en la Edad Media, Crítica, Barcelona, 2002, p. 111.

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montes y bosques se fueron mermando producto de la tala incesante; dicha

situación fue a tal grado, que para el último tercio del siglo XVIII, se

enfrentaban dificultades para el suministro de carbón de leña adecuado, ya

que no toda la leña para hacer carbón servía igual en el proceso de fundición,

prefiriéndose el carbón de pino o de ocote por su más alta combustibilidad.

La leña para hacer carbón de pino se traía de sitios cada vez más lejanos,

inicialmente unas seis leguas de distancia de los reales mineros

aproximadamente y después incluso unas 25 leguas, lo que representaba

verdaderamente un problema, se pretendió palear dicha dificultad con otro tipo

de combustibles como la leña de gato e iguana, sin mucho éxito143.

Entonces, la población vivía entre una agricultura de subsistencia

complementada con la cacería, recolección de frutas, y otras formas de empleo

temporal. Como ya se comentó la población alternaba sus tiempos para laborar

principalmente en la minería y otras actividades que podrían ser su principal

sostén económico o complementario. Por ejemplo, un trabajador empleado en

la minería el salario promedio y las actividades a realizar en Guadalupe de los

Reyes, Distrito de Cósala presentaba este panorama en 1881

El jornal común de un abarretero que sabe cumplir con su deber y trabajar

al tequio, baja de 12 reales diarios. Los que trabajan al cuele por lo

regular ganan mas. El jornal de los de raya depende de la actitud del

operario pues ganan desde 10 reales para riba, el jornal común de cada

tenatero, parihuicero, cigueñero, peón es de 7 a 10 reales Según su

aptitud144.

Este continuo ir de hombres y familias enteras entre la sierra madre

occidental, buscando contratarse como personal para desempeñar diversas

funciones, llevó a las empresas mineras a buscar mano de obra publicándolo

en inserciones de prensa en los estado vecinos, por ejemplo la negociación

143 Valdés Aguilar, Rafael, Op. Cit. p.305. 144 El Estado de Sinaloa, Órgano Oficial de Gobierno, Enero 13 de 1881, p. 4.

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minera de Jocuixtita, distrito de San Ignacio publicó en el vecino estado de

Durango que necesitaba paleros ya demadores, que podrían ganar hasta tres

pesos diarios, claro, esto sujeto a su desempeño; así como también solicitaron

personas interesadas en contratarse como arrieros para el acarreo de la leña,

pidiendo como requisito fueron conocedores de la región145.

En ese sentido, echando un vistazo a los asentamientos humanos

diseminados en la zona de las quebradas se pueden observar algunas

tendencias respectos a las ocupaciones de la población y los lugares

procedencia de estos mismos. Por ejemplo, en la municipalidad de Tamazula,

partido de Tamazula, se registró que rancherías como Acatita, Audete, Coyotes

sus pobladores se dedicaban en su mayor parte a ser labradores y todos eran

mexicanos y mayoritariamente originarios de esas poblaciones146.

Por otro lado, rancherías y pueblos que tenían arriba de doscientos

habitantes, como Tala, Acatitán, Bajada y Tahuahueto se registraba una mayor

diversidad de ocupaciones como labradores, operarios, leñadores, carpinteros

y arrieros, y una afluencia de emigrantes de lugares como Zacatecas, Otaez,

Culiacán, Acatita, Tamazula, Canelas, Topia, Sianory, Mocorito, El Fuerte,

Álamos, sonora, Badiraguato e Imala, además de que los propietarios de las

negociaciones mineras Bajada eran dos italianos, mientras que en Tahuahueto

el propietario era un francés, y algo más destacarse es que la mitad de la

población eran solteros y predominaba los hombres como mayoría147.

Resulta sugerente el hecho que rancherías como San Juan de Norotal y

Norotal, la primera con ciento ochenta y cuatro habitantes y la segunda con

doscientos catorce habitantes, todos eran originarios de esas poblaciones y por

ende mexicanos además de ser parientes, destacando cuatro apellidos entre

los pobladores Sanchis, Ríos, Esquivel y Ramírez, de oficios labradores y

artesanos148.

145 Periódico Oficial del Gobierno del Estado de Durango (POGED), 19 de Diciembre de 1880, p. 4. 146 AHED, Libro IV, Censos de los habitantes del Estado de Durango, 1869, Municipalidad de Tamazula, partido de Tamazula, fs. 2-4. 147 Ibíd., fs. 5-11. 148 Ibíd., fs. 12-14.

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Existían también rancherías minúsculas numéricamente hablando, que no

llegaban a los cincuenta pobladores, como fue el caso de Cordón con cuarenta

y ocho habitantes, Collates también con cuarenta y ocho habitantes, Guisar y

Picachos ambas con treinta y ocho habitantes, dedicados a la arriería y

operarios149. En este caso, estas rancherías estaban ubicadas en lugares

imposibilitados para la agricultura, por lo tanto, este par de empleos aparte de

ocupaciones complementarias, cubrían la sobre vivencia y un poco más de

estas pequeñas poblaciones.

En lo que se refiere a las poblaciones de la municipalidad de Otaez, partido

de Santiago Papasquiaro, la división se realizó en cuarteles, divididos a su vez

en secciones, denominadas haciendas o labores. En ambos casos, la mayoría

de las veces existía un propietario agrícola importante, que empleaba al grueso

de la población del lugar, que se dedicaban en su mayor parte a ser labradores,

por ejemplo, en la hacienda Santa Bárbara cuyo propietario era Juan Pedroza,

vivían 656 personas, dedicados los jefes de familias a ser labradores150.

Otro aspecto a comentar es que en gran parte de los pueblos, haciendas y

rancherías, que se encuentran registrados en los censos poblacionales, había

por lo menos un músico, habiendo pueblos en los cuales se encontraron

inclusive hasta cinco personas dedicadas al mismo oficio, lo que habla de una

gran afición y una demanda considerable entre la población habida de formas

de divertimento.

Esta alternancia de tiempos entre una y otra fuentes de ingresos, no era algo

neófito, se venia practicando desde mucho tiempo atrás, como por ejemplo los

habitantes de los pueblos de La Guasita, Santa Apolonia, San Agustín, Jacobo,

Cavazàn, Santa Catarina y Ajoya, se ocupaban principalmente como pequeños

agricultores, aparte de trabajar como vaqueros y ordeñadores en numerosos

ranchos y haciendas, como los que se encontraban en las planicies de San

Sebastián y San Francisco de Cavazán. Los mulatos constituían la fuerza de

149 Ibíd., fs. 20-25. 150 Ibíd., fs. 27-31.

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trabajo principal en los ranchos y haciendas, lo mismo que en los reales de

minas y en las haciendas de beneficio151.

La producción de aguardiente mezcal también tuvo dentro los espacios

serranos, que fue lugar de cosecha y elaboración en estas comunidades por

ejemplo, en el Distrito de Concórdia, donde se contabilizaron 14

establecimientos de producción de aguardiente mezcal con una producción de

2,880 barriles con un valor de 46,080 $ y el Distrito de San Ignacio, dos

vinaterías de sistema de alambique152.

Un lustro después el panorama en la producción de aguardiente mezcal fue

el siguiente: Distrito de San Ignacio, donde se registraron 11 vinaterías y 20

trapiches azucareros, Distrito de Cósala, 11 vinaterías y 28 trapiches azucarero

y el Distrito de Concordia, 13 vinaterías y 6 trapiches azucareros153, la mayoría

de estos negocios enfocaban el grueso de su producción a cubrir la demanda

local y el poco o mucho excedente para cubrir la demanda de los trabajadores

de las negociaciones mineras.

No debe dejar de señalarse que estos números son relativos, pues existían

muchos establecimientos que de manera clandestina elaboraban de manera

tradicional este líquido espirituoso que tan buena acogida tenia entre una parte

considerable de la población. Algunas personas como Telesforo Quiroz, quien

vivía sobre el camino al mineral de San Dimas, poseían pequeñas vinatas que

surtían una pequeña parte de la demanda de las negociaciones mineras154.

Estas características fisiográficas de la zona y las pautas de vida, dieron pie

a una circulación mercantil, mediante la formación de un circuito de intercambio

regional, lo cual fue una necesidad para los reales de minas de El Rosario

desde sus primeras épocas. Debido a su localización geográfica en las

inmediaciones de las montañas de la Sierra Madre Occidental, El Rosario no

151 Ramírez Meza, Benito, “Economía y sociedad en Sinaloa, 1591-1910”, Culiacán, UAS-DIFOCUR, 1993, p. 49. 152 Memoria General de la Administración Pública del Estado, presentada a la H. Legislatura del mismo por el Gobernador Constitucional C. Ingeniero Mariano Martínez de Castro el 15 de Septiembre de 1881, Culiacán, 1881, Op. Cit. pp. 111-114. 153 Memoria General de la Administración Pública del Estado, presentada a la H. Legislatura del mismo por el Gobernador Constitucional C. General Francisco Cañedo, Culiacán, 1886, Op. Cit. p. 33. 154 El Obrero Constitucional, 29 de Octubre de 1875, p. 4.

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pudo generar en su entorno inmediato zonas para abastecerse de medios de

vida y de producción de forma suficiente155.

Al no lograr un abastecimiento interno completo dentro de sus fronteras, El

Rosario hizo circular su mercancía-dinero en espacios regionales cada vez más

amplios.

Por ejemplo, desde los primeros años del descubrimiento de la mina de El

Tajo se establecieron fuertes rutas comerciales entre Guadalajara y El Rosario.

A pesar de la enorme distancia de 120 leguas y lo pésimo de los caminos, los

arrieros como Manuel Meza, José Salas, Miguel Pérez y José Castaños, no

cesaban de ir y venir durante todo el año con sus recuas de mulas en los

tiempos de bonanza del Real de minas de Nuestra Señora del Rosario, que

salían con barras de plata y regresaban con azogue, lozas, cera, mantas,

pólvora.

La influencia de la plata del El Rosario se extendió en su momento hacia el

lado de la Sierra Madre Occidental. A través de cuatro caminos: el de La Noria,

el de Villa Unión, el de Concordia y el del Baluarte, El Rosario comerció

intensamente con los reales mineros de Durango, Parral y Santa Eulalia156.

Como puede verse esta barrera no era tal, sino que se volvió gracias a la

necesidad humana en un punto de integración constante.

Es destacable el ímpetu de estos hombres quienes vencían a su paso la

distancia, abruptas quebradas, atascaderos y pedregales. Sin embargo,

conviene destacar que no se puede entender el accionar del hombre y su

continua interacción y mediación con el espacio natural, el cual crece o se

acorta según las necesidades de los grupos sociales, pues estas

“adversidades” se convierten en un reto en la vida diaria de estos actores157.

Pero no solo por la ruta del viejo camino real que venia desde Guadalajara

había tráfico comercial entre el estado de Sinaloa y otras entidades. Por

ejemplo, desde la ciudad de México bajando a Guadalajara pasando por

155 Ramírez Meza, Benito, Op. Cit ., p. 38. 156 Ibíd. pp. 38-40. 157 Von Mentz, Brigida, “Podremos superar las limitaciones de nuestro empirismo? Algunas

consideraciones sobre la antropología, la historia y otros procesos de investigación”, Cuicuilco. Historia y Antropología, México, INAH – ENAH, 1994, [Nueva Época, Vol. 1, No. 1], pp. 45-47.

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Zacatecas y posteriormente hacia Durango realizando el descenso hasta el

estado de Sinaloa, continuamente los arrieros realizaban entregas de

productos que tenían demanda en esta entidad, como fue el caso de los

efectos remitidos a Nicolás Reyes a Cosalá y a Miguel de la Vega en

Culiacán158.

Como se ha visto, las negociaciones mineras tenían la necesidad de surtirse

de los productos de consumo básico, este era el caso de la negociación minera

de San Dimas, que por medio del arriero Felipe Bernal adquirió productos

diversos como: dos sacos de chile colorado, dos sacos de garbanzo, cuatro

cargas de arroz, seis cargas de jabón, cuatro cargas de sebo, cuatro barriles de

mezcal y un saco con remedios de medicina159. Este pedido y el otro realizado,

muestran que no solamente se demandaban productos básicos en las

negociaciones mineras.

Productos suntuarios para damas, bebidas embriagantes, barajas para

juegos de cartas, hablan de una fuerte inclinación por la adquisición de estas

mercancías, y también de que los juegos de azar, la bebida y la música como

se vio anteriormente, formaban parte de la vida de los pobladores de estos

puntos enclavados en la serranía.

Si bien, la accidentada orografía de las tierras altas solo permitió pequeños

asentamientos humanos y en la aspereza del relieve aparentemente induce al

aislamiento entre estos grupos160, en realidad esto no fue así, pues como se ha

podido desarrollar, los grupos humanos que han habitado esta región, de una

forma u otra han trascendido estos impedimentos naturales que muchas de las

veces son retratados de esa forma por las capas gobernantes.

158 AHED, Casillero 28, Exp. 195, 1833, fs. 10-12. Los productos enviados fueron los siguientes: 1 bulto con 40 piezas de encajes azules, 100 piezas de encaje de algodón, 10 túnicas de algodón, 3 piezas de gasa. 159 AHED, Casillero 28, Exp. 195, 1833, fs. 28-30. Una nota detallada de otro pedido de esta misma negociación realizado tres meses después indica los artículos siguientes: seis barriles de mezcal, cinco cargas de jabón, dos cargas de dulce, cuatro cargas de azúcar, dos cargas de cebo, tres cargas de fríjol, una carga de arroz, cien zarapes, un tercio de manta trigueña, un cajón de dos docenas de sombreros, cuatro piezas de manta blanca, diez docenas de pañuelos blancos, seis paquetes de barajas, tres docenas de zapatos de mujer, dos cargas de equipaje, una docena de peinetas, cinco rebozos de mujer, una pieza de papel y medias de algodón, al respecto vease: AHED, Casillero 28, Exp. 95, 1833, fs. 20-25. 160 Ortega Noriega, Sergio, Un ensayo de historia regional, Op. Cit., p. 19.

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A decir de José de la Cruz Pacheco el carácter y las formas de ser los

duranguenses (…) dependen con mucho del espacio específico en que viven y

de los nexos que establecen con los vecinos de los estados colindantes161.

Como ya se ha comentado, los hombres de estas tierras solo mediante el

trabajo tesonero, lograban ganar y mantener terrenos de siembra, montar

pequeños aserraderos o explotar en la medida de lo posible vetas de metales

de diversa índole. Un ejemplo de ello puede señalarse a Manuel Recio, vecino

del municipio de Topia, quien comentaba que

Durante treinta años he transformado lo que antes fue terrenos

eraizos y procurando a fuerza de trabajo y sacrificios dar valor a mis

propiedades (...) es verdad que no ha faltado ningún ambicioso que haya

pretendido apoderarse de parte de esas mismas propiedades, motivo por

el cual no he tenido otro remedio que defenderme162

Por ejemplo, el contrabando fue una actividad recurrente que tuvo la mayoría

de las veces su punto de salida la vía marítima por el puerto de Mazatlán, al

respecto Eustaquio Buelna comenta que

El partido Veguista y el Mazatleco se regalaban mutuamente con el

nombre de contrabandistas; pero si bien es cierto que los Vegas hacían un

contrabando estúpido y descarado, también lo es que los comerciantes de

Mazatlán lo ejercitaban163.

En torno a esta problemática, las autoridades distinguieron un modus operandi

muy evidente retomando lo siguiente:

Usando, pues, de la autorización de lo que se me concede, tengo la

honra de manifestar a vd. que se aproxima la estación de la llegada de

161 Pacheco Rojas, José de la Cruz, Op. Cit. p. 11. 162 AHED, Caja 34, Exp. 20, 1888, f. 12. 163 Ibarra, Guillermo, Op. Cit., p. 58.

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expediciones de Europa a este puerto, que comienza en octubre y

noviembre. Es muy sabido y la experiencia de muchos años lo deja

demostrado, que el comercio de mala fe procura introducir sus efectos

defraudando los derechos del erario, a cuyo fin propone en acción toda

clase de medios, sin excluir el de las asonadas. Estas se preparan con

tiempo, usando del oro para seducir empleados si estos son venales, o a

los soldados si encuentran algunos, como ha habido en otras épocas que,

faltando a los deberes, se prestan a trastocar el orden para

aprovecharse de la situación (…) el erario nacional perdió más de medio

millón de pesos en la última vez164.

Entre los grandes artífices de esta actividad, se encontraban casas

comerciales extranjeras y connacionales, así como algunos comerciantes en

mediano rango, efectuándose principalmente por vía marítima previa

conducción por tierra desde las negociaciones mineras enclavas en la Sierra

Madre Occidental, teniendo como axioma el soborno como moneda de cambio

entre contrabandista y autoridades, que involucraba toda una gama de actores,

desde encargados de aduana marítima o terrestre, supervisores y autoridades

de diversos niveles165.

Una muestra de ello pareciera ser el caso de la negociación minera de

Gavilanes, partido de San Dimas, que pese a que fue una de las más

productivas de esa entidad, especialmente de plata, no reportaba grandes

cantidades para su respectiva acuñación. Entre los principales motivos, las

autoridades señalaron que

Las platas que produce se han extraído de contrabando para la

costa de Sinaloa, sin que el administrador de San Dimas, haya impedido, a

pesar del pleno conocimiento que tiene de este fraude, pues la vecindad

164 Diario Oficial de la Federación, 22 de septiembre de 1868, f. 162. 165 Bernecker L., Walter, Contrabando, ilegalidad y corrupción en el México del siglo XIX, UIA, México, 1994, pp. 37-72.

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del mineral a la línea divisoria entre Durango y Sinaloa, la situación local

también propicia la ocultación de la marcha de los contrabandistas, lo cual

imposibilita en persecución de la parte de aca y la otra no menor dificultad

de encontrar una persona independiente de la influencia absoluta que

ejerce sobre aquella población el empresario de cuyo negocio todo allá (...)

pido se acuerde la cooperación y vigilancia de las autoridades de

Sinaloa166.

Esta comunicación el recaudador de rentas entre el recaudador de rentas del

partido de San Dimas y el gobernador de Durango, pone de manifiesto algunas

cuestiones importantes, primero, que los propietarios de las minas eran los

principales artífices de esta actividad y tenían ligas considerables con los

comerciantes del puerto de Mazatlán, segundo, las autoridades locales estaban

coludidas, si bien por conveniencia o por que no tenían otra alternativa, tercero,

el hecho de estar localizada esta negociación en la zona limítrofe entre ambas

entidades, era un punto que colocaba a las autoridades estatales en gran

desventaja para tener bajo un control más riguroso este tipo de negociaciones.

Los productos o mercancías que frecuentemente se traficaban del interior

eran principalmente metales preciosos y desde el exterior, teniendo como

principal referente el puerto de Mazatlán, fueron más que nada insumos para la

minería, vinos, harinas, efectos diversos y abarrotes, todos ellos productos muy

demandados167.

El contrabando de metales preciosos como ya señaló, no fue únicamente de

la producción minera de Sinaloa, sino que venia de los distritos mineros de San

Dimas, Topia, Canelas y Guarisamey, una muestra de ello, es que en 1847

según las cifras estadísticas la cantidad de planta quintada ascendió a 4´993

marcos, y se creía que la cifra real podía ser mayor si se tomaba en cuenta que

buena parte de la producción salía hacia Mazatlán de contrabando168.

166 AHED, Casillero 25, Exp. 52, 1848, fs. 1-4. 167 AHGES, Octubre 1859, f. s/n, AHGES, Julio 1860, f. s/n, AHGES-ICSGES, Abril 1862, f. s/n., AHGES-ICSGES, Abril 1863, f. s/n, AHGES-ICSGES, Legajo N° 4, Abril, 1867, f. s/n. 168 Pacheco Rojas, José de la Cruz, Op. Cit. pp. 165-166.

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Por lo general los principales artífices de esta actividad que a decir de las

autoridades, lesionaba bastante las finanzas del erario público era un secreto a

voces, fueron los comerciantes extranjeros asentados en el puerto de

Mazatlán, contra quienes rara vez se les realizó causa judicial alguna, no fue

así el caso de arrieros de recuas de mulas, contra los cuales se usaba el

aparato jurídico para castigarlos, muestra de ellos son los juicios y fallos

emitidos contra Conrado Ramírez y Gregorio Urquidez, de igual forma contra

Apolonio Valdez, Silvestre Figueroa y Manuel Medina, por el delito de

contrabando, siendo condenados a prisión sin fianza169.

La zona fronteriza entre Sinaloa y Durango, - ha sido y es - un continuo fluir

de hombres donde este tipo de actividades que ante los ojos de las autoridades

eran ilegales, se atestigua una sociedad en que la delincuencia y los

delincuentes, la estafa y la violencia, impregnaban la vida cotidiana170.

* * *

Como palabras finales de este primer capítulo, solo me queda agregar que

recapitulando lo abordado, puede verse a una región entre dos entidades como

es la zona de las quebradas del estado de Durango y la parte sur de Sinaloa de

los entonces distritos de San Ignacio, Cosalá y Concordia, que poseía

elementos que les daba una gran familiaridad a sus pobladores.

Grupos humanos que tiempo atrás formaron parte de los mismo espacios

político-administrativos, que se rompieron durante la época independiente,

pese a ello, mantuvieron lazos y nexos que le imprimieron un sello muy

particular a las pautas de vida de la región serrana entre Sinaloa y Durango.

Rodeados de montañas que lejos de constituir una barrera infranqueable, fue

una plataforma que le dotaba de una gran dinámica a sus pobladores,

empleándose en los centros mineros de la sierra madre occidental, explotando

169 Memoria General de la Administración Pública del Estado, presentada a la H. Legislatura del mismo por el Gobernador Constitucional C. Ingeniero Mariano Martínez de Castro el 15 de Septiembre de 1881, Culiacán, 1881, Op. Cit., pp. 77-78. 170 Ruiz, Teófilo F., H istoria social de España, 1400-1600, Crítica, Barcelona, 2002, p. 123.

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los recursos minerales que les ofrecían sus comarcas, a la vez que

intercalaban su tiempo en otras actividades productivas.

La vida económica no se circunscribía únicamente a la actividad comercial

del puerto de Mazatlán, que si bien fue un centro económico que desplazó a la

región minera de El Rosario que gozó desde la época colonial de una gran

pujanza, no fue así para el siglo XIX, este centro portuario se nutria

recíprocamente de las actividades productivas de las comunidades serranas

de la entidad y del vecino estado de Durango, ya hayan sido licitas o ilícitas

dichas actividades.

Cabe mencionar que contrario a la visión clásica de que la falta de vías de

comunicación adecuadas mantuvo el desarrollo económico de las comarcas

serranas estacionado durante mucho tiempo, estas comunidades tenían

dinámicas que distaban muchos de ser enclaves poblacionales aislados y

mantenían intercambios comerciales constantes así como la afluencia de

grupos humanos de ambas entidades.

Hombres que desde su propia formación y experiencia de vida,

constantemente sortearon las adversidades de la naturaleza, con un temple

que se forjaba en el yunque del trabajo tesonero, distaban muchos de ser

hombres sumisos que acataran las imposiciones tanto del interior de sus

poblaciones o las crecientes exigencias gubernamentales que se fueron

gestando a partir de la segunda mitad del siglo XIX.

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CAPÌTULO II: BANDOLERISMO, VAGANCIA Y FUERZAS DE SEGURIDAD.

2.1) VAGANCIA Y DESERCIÒN: LA BUSQUEDA DE UN CONTROL SOCIAL

A partir de la segunda mitad del siglo XIX, el gobierno mexicano buscó tener

un control más estricto del mayor número de ámbitos posibles de la vida de sus

gobernados. Dicho proceso vino acompañado de cualquier cantidad de

enfrentamientos que involucraron prácticamente a los actores de todos

sectores sociales. Durante los años que transcurrieron desde la guerra de

Reforma, intervención francesa y todos los conflictos posteriores como

revueltas militares y conflictos postelectorales, existieron diversas situaciones

que tendieron a tensar de una forma u otra las de por si deterioradas relaciones

cotidianas entre autoridades y vecinos.

Dichas desavenencias frecuentemente se manifestaron en el ámbito rural,

espacio por naturaleza de este tipo de conflictos. Los dispositivos normativos

de la época no fueron recibidos de manera entusiasta ni tampoco pasivamente.

Las exigencias de conflictos militares ya aludidos, y en lo que respecta el

proceso de organización de las fuerzas de gendarmería nacional, acordadas y

policía rural, fue una línea de tensión permanente, que involucró toda una

gama de actores sociales, y acciones de evasión y deserción de esta

imposición institucional, como a continuación se vera.

En lo que se refiere al espacio que reclama nuestra atención, una acción

continua fue la deserción de las fuerzas armadas. Los desertores son una

figura de referencia constante en las fuentes de esa época. Exhortos para su

persecución y arrestos, eran las disposiciones frecuentes. Legalmente, un

desertor era aquella persona que según lo asentado en la Ley penal de

desertores, emitida por Ignacio Comonfort en 1857 que en el artículo 1º decía

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que serán considerados desertores todos los efectivos que después de haber

fallado cuatro días consecutivos al pase lista171.

En ese sentido, por ejemplo que a la prefectura del distrito de San Ignacio

fueron remitidos los exhortos la detención del jefe de tropa Goizueta y otros

militares desertores, llamados “prófugos” por las autoridades172.

En el marco de guerra de intervención francesa, Benito Juárez dispuso que

el número de personas que debía aportar el estado de Durango sería de dos

mil, mientras que Sinaloa tenia la obligación de aportar el número de mil

hombres para hacer frente a este conflicto bélico, teniendo en el caso de

Durango una rápida acción de alistamiento de hombres alcanzado rápidamente

el número de seiscientas personas y la imposición de cuotas de cooperación a

los vecinos de San Dimas por la cantidad de poco más de seis cientos

pesos173.

Mes y medio después de emitida esta disposición, grupos de personas que

estuvieron encargados de realizar dicho reclutamiento en Durango, se jactaban

de haber alcanzado la cifra de mil doscientas personas listas para hacer frente

al enemigo extranjero174.

Sin embargo, no todas las personas que eran remitidas al servicio de las

armas acudían a este llamado de manera voluntaria, y lejos de permanecer

indiferentes ante tales disposiciones, si bien, inicialmente de manera

aparentemente voluntaria o por la fuerza, en cuanto tenían una oportunidad, ya

fuera de manera individual o en grupos, desertaron, y muestra de ello fue el

acto de deserción realizado por soldados de la Brigada Durango quienes en

número de doscientos hombres se desligaron de dicho cuerpo militar para

darse a la huida en diversos rumbos en la serranía de Topia175.

La deserción realizada por los guardias nacionales de Concordia, San.

Ignacio y Cósala en los días 13 y 24 de Agosto de 1862, causó mucho revuelo

171 Boletín de 4ª División Militar, 4 de Noviembre de 1869, p. 2. 172 AHGES-ICSGES, Mayo 1861, Exp. 5, f. s/n. 173 La Independencia, 13 de Enero de 1862, pp. 3 174 La Independencia, 24 de Febrero de 1862, p. 4. 175 La Independencia, 8 de Abril de 1862, p. 4.

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entre las autoridades, tal vez por el hecho que hayan sido contingentes de tres

distritos los que desertaron o por lo reiterado de dicha acción176.

Pero la situación no quedó hasta ahí. Al intentar detener a los desertores las

comisiones enviadas por las autoridades, las fuerzas enviadas fueron repelidas

a punta de bala y tomados por asalto, desarmándolos y causándoles inclusive

algunas bajas177. Pese a ello, las órdenes por parte de las autoridades fueron

muy claras: Reclutar todo individuo desde la edad de 16 años hasta 50, que

sea vago, sin ocupación y pernicioso a la sociedad, actúese de acuerdo a las

disposiciones178.

Un aspecto que brinda algunas luces muy sugerentes al respecto, fue la

petición formulada los vecinos de la población de Elota, Distrito de Concordia

para que se les indultara a los guardias nacionales de dicho pueblo que

defeccionaron un año atrás179. Por un lado, vemos la realización de dos

deserciones en el transcurso de un año en una misma región, y por otra parte

la movilización de un grupo de personas ilumina la existencia de lazos de

solidaridad vecinal, que sin duda tenia un rol de peso en la posibilidad que

fueran eximidos del cargo de desertores. La prueba de la “buena opinión” que

pudieran proporcionar los vecinos, estaba íntimamente asociada a la “calidad”

o “condición” no tanto del sujeto en cuestión sino de quien la probara.

Pese a que a la población tomaba este tipo de actitudes frente al

reclutamiento, la versión que las autoridades daban era la siguiente:

Los habitantes de los pueblos de Sinaloa, presentándose cada

día gustosos a tomar las armas contra ese enemigo terrible que ha venido

a causar tantos males al país. Por más que los traidores y los invasores

mismos pretendiendo difamar al gobierno y a los jefes republicanos, digan

que nuestros soldados se reclutan por medio de la leva, y que se comete

toda clase de excesos, todo eso no es más que un desahogo miserable.

176 AHGES-ICSGES, Octubre 1862, Exp. 4, f. s/n. 177 AHGES-ICSGES, Agosto 1862, Exp. 4, f. 49. 178 AHGES-ICSGES, Octubre 1862, Exp. 9, f. 46. 179 AHGES-ICSGES, Abril 1863, Exp. 25, f. s/n.

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Los habitantes de las poblaciones del estado están entregados a sus

ocupaciones domésticas sin ser molestados; y los ciudadanos de que se

componen las Brigadas Unidas, que hoy se hallan en servicio activo, son

individuos que obedientes al llamado de la patria se presentan a servirla.

No es a esos ciudadanos a quienes se compele al servicio, pero ni aún a

los desertores, por que a estos se les despide o se les castiga

ejemplarmente: aún los casos de deserción, pese a los traidores, en las

filas republicanas no ocurren sino rara vez180.

Muy similar era la versión que emitió una instancia de la milicia federal, que

sin duda su papel se enfocó en gran medida a justificar este tipo de acciones

de alistamiento de personas señalando que

Hace tiempo que hemos notado con placer que el pueblo sinaloense no

repugna prestar sus servicios al Gobierno de buena voluntad: lo cual le

hará sostener la honrosa nota que ya tiene adquirida en la historia de

nuestro país181.

Si la situación era así como el gobierno argumentaba, entonces, por que se

les negaba el recurso del amparo a los desertores y a quienes no querían

enrolarse en el servicio de las armas bajo ningún pretexto182. Este tipo de

acciones realizada por estos actores, guarda mucha similitud con lo planteado

por James Scott, quien ve este tipo de actos evasivos, morosos o de

insubordinación como una forma de resistencia no abierta frente a quienes

detentan el poder183.

Lejos de desalentar a los sectores subalternos las medidas coercitivas que

se fueron incrementando cada vez más por parte de las autoridades, ya fuera

en lo individual o en lo colectivo, las deserciones siguieron en aumento,

180 El Cinco de Mayo, 24 de Marzo de 1866, p. 2. 181 Boletín de 4ª División Militar, 27 de Mayo de 1869, p. 3. 182 AHGES-ICSGES, Legajo N° 1, Exp. 34, Enero 1867, f. s/n. 183 Scott, James, “Los dominados y el arte de la resistencia”, Editorial Era, México, 2000, p. 22.

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llegando al grado de inclusive que en plena batalla una parte considerable de,

5to batallón de infantería de las fuerzas asignadas del Distrito de Cósala,

desertó con las armas, parque y caballos que se les habían asignado184.

Una deserción que despertó muchas inquietudes y temores entre las

autoridades fue la que realizaron en Agua caliente, distrito de Cósala de 129

soldados del “Batallón Juárez”, con la zozobra que fueran a dedicarse a

actividades rapaces en los caminos y las rancherías aledañas de la zona, así lo

comunicaron las autoridades de ese lugar al puerto de Mazatlán185

De hecho, no todos los desertores lograron salir airosos y continuar con su

actividades anteriores, después de dejar las filas de la milicia, ese fue el caso

del soldado Cenobio Astorga, quien formó parte de los guardias nacionales, y

fue sometido a juicio por deserción después de su captura ante la fiscalia

militar con base en el puerto de Mazatlán186. Otra orden de captura contra

personas que desertaron, fue la exhortación contra Crisanto Vega y Sabino

Estrada, quienes eran acusados por deserción y otros crímenes187.

Acciones de esta índole se giraron de manera continua a las autoridades

alentándolos a que fueran más persistentes y resueltos respecto a darle

seguimiento a estos procesos, en esta ocasión fue la orden girada al prefecto

de Cósala para que mandara aprehender a un par de desertores de la

compañía del 8vo cuerpo residente en esa plaza188. Este tipo de situaciones

colocaban a todo el entramado social en un proceso de continua negociación, y

algunas veces esto fue reconocido públicamente por las autoridades como a

continuación se comenta:

El ejecutivo esta muy lejos de considerar como segura la suma que arroja

de pobladores, la cual esta bastante disminuida, pues sin separarse

mucho de la exactitud, según cálculos incontestables, Sinaloa posee un

número de habitantes que no baja de doscientos mil. La causa de que no

184 AHGES-ICSGES, Legajo N° 10, Exp. 19, Octubre 1867, f. s/n. 185 AHGES-ICSGES, Legajo N° 2, Diciembre 1866, Exp. 55, f. s/n. 186 AHGES-ICSGES, Legajo N° 7, Exp. 45, Julio 1867, f. s/n 187 AHGES-ICSGES, Mayo 1867, Exp. 9, f. s/n. 188 AHGES-ICSGES, Junio 1874, Ramo Gobernación y Relaciones, Exp. 3, f. 98.

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se pueda obtener con seguridad la verdad, es la ocultación que al hacer

los alistamientos hacen los moradores de la poblaciones, por el temor de

contribuciones o de señalamiento de servicios militares, provenido de

épocas aciagas que han dejado muy honda impresión. Se necesita el

transcurso del tiempo en que la paz y las garantías estén aseguradas,

para que los ciudadanos sin distinción alguna concurran a dar sus

nombres espontáneamente: solo entonces se conocerá el verdadero

censo del Estado189.

En este informe de gobierno, algo empieza a verse claramente: por un lado

se habla de una voluntaria contribución a incrementar las fuerzas armadas,

tanto para las necesidades de seguridad local, o bien, engrosar las fuerzas de

gendarmería nacional, lo cual implicaba abandonar sus lugares de origen, e

inclusive salir fuera tanto de Sinaloa o Durango, cruzar de una entidad a otra, o

bien desplazarse a otro estado. Por otro lado, no pueden dejarse de lado las

contribuciones extraordinarias tanto en dinero como en especie, a las cuales

tenían que hacer frente el grueso de la población, y no únicamente los

comerciantes y agricultores, eran quienes hacían frente a tales contingencias.

Por ejemplo, a finales de 1871, con motivo de los rumores de una próxima

revolución en el Sinaloa, se concedió nuevamente al Gobierno facultades

extraordinarias en Guerra y Hacienda, de que hace uso desde luego

decretando una contribución extraordinaria para prepararse a la guerra, lo cual

dejó de ser un rumor y se convirtió en acción, pues se pronunció don José

Maria Sopeña en Concordia con algunos soldados del antiguo batallón

“Concordia”, y el 19 de Noviembre lo hacen el Ayuntamiento y algunos

vecinos, y un día antes se pronunció Ibón Guzmán en Cópala 190. En este

momento de efervescencia política confluyeron varios aspectos: por un lado se

ve la entrada en escena de desertores formando parte de estas acciones, y por

189 Domingo Rubí, Memoria que el Gobernador del Estado de Sinaloa presentó al Congreso el 15 de Noviembre de 1869, Mazatlán, (Imprenta de Retes), 1869, p. 11. 190 Buelna, Eustaquio, Apuntes para la historia de Sinaloa 1821-1882, Universidad Autónoma de Sinaloa, [Colección Centenario], México, 1966, p. 140.

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otra parte la imposición de contribuciones extraordinarias que vienen a cárgale

la mano a diversos sectores de la población.

Dichos temores entre el grueso de la población no eran infundados, sino que

aludían a hechos reales, un pasado o un presente que hacia acto de presencia

nuevamente. En este sentido, los campesinos tuvieron que dejar de trabajar

sus tierras, sus empleos en las minas u otras actividades para enrolarse en las

milicias, aportar para las contribuciones extraordinarias, si era necesario ceder

su ganado para alimentar a las fuerzas, todo ello abría otro frente de batalla

dentro de las mismas comunidades, el control de los recursos para

sobrevivir191.

Algunos órganos de prensa buscaban justificar este tipo de situaciones y la

argumentación que desplegaron fue la siguiente:

El militar cuando combate o impide que nasca (sic) la lucha guerrera, sabe

que con su cuerpo esta defendiendo los de sus conciudadanos, y por

consiguiente es el protector de la vida de estos. Con este sublime carácter

de militar se pone en contacto y contrae un gran vínculo con la sociedad.

Esta a su vez, esta obligada a sostener a sus defensores dándoles las

armas, los vestidos y la remuneración que exige la justicia, según la

naturaleza de los servicios que se prestan. He aquí el presupuesto militar,

como otra relación, que afecta profundamente a la sociedad, pero que es

una condición indeclinable de su existencia. Es preciso que la sociedad se

convenza192.

Otra estrategia de cual echaron mano algunos grupos poblacionales, fue la

migración combinada con otros recursos legales, para evadir el reclutamiento,

una variante de la deserción, que trajo aparejada otro tipo de tensiones y

disputas. Un incidente de esta índole fue el que tuvo lugar en el rancho de la

191Fraser, Ronald, Identidades guerrilleras desconocidas. Las guerrillas españolas en la Guerra de Independencia, 1808-1814, historia social [Revista de la Fundación de historia social], Valencia, Número 46, 2003, p. 19. 192 Boletín de la 4ª División Militar, 28 de Julio de 1870, pp. 1-2.

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Soledad, perteneciente a la juecia menor de Badiraguato, distrito de Culiacán,

donde un grupo de vecinos promovieron que este núcleo poblacional pasara a

formar parte del estado de Durango, lo cual fue secundado por las

comunidades de “Alicitos “y “Saca de agua”, enclavadas en la zona limítrofe

entre Sinaloa y Durango, todo ello comentaban las autoridades sinaloenses,

para evadir sus obligaciones fiscales y militares193.

Una situación muy similar fue identificada en tierras duranguenses, donde

las autoridades de esta entidad, entablaron pláticas con sus homólogos

sinaloenses para llegar a un acuerdo para que los pobladores de las

rancherías del Duraznito, Saucillo, Piedra Gorda y Tepetate cumplieran con

sus obligaciones militares, y, para que a su vez, el gobierno de Sinaloa retirara

las autoridades políticas que había asignado a esos puntos, pues

argumentaban que pertenecían a Durango194.

Para tener una idea del monto de lo que le costaba al gobierno la

persecución de desertores de gendarmería nacional, fuerzas de acordada y

policía rural, tenemos para el año de 1881, un lustro después del arribo de Díaz

al poder, arrojó un monto que rondaba los 1´393 pesos195.

El monto de estas inversiones tuvo algunos éxitos respecto a la captura de

desertores, aunque algunas veces el final no era nada afortunado para los

presos, como el caso de Quirino Bravo cabo primero y Juan Morales soldado

raso, ambos desertores del 7mo batallón, y también oriundos de Cópala,

quienes fueron remitidos por Ricardo Martínez, el juez mayor de puerta de San

Marcos, distrito de Mazatlán, después de haber sido capturados por las fuerzas

de acordada de esta directoria, quienes argumentaron haber tenido que juzgar

al primero de ellos por el camino196.

Por un lado, ambos desertores eran originarios del mismo lugar, había lazos

de vecindad, habían sido movilizados de su lugar de origen, también puede

193 AHGES-ICSGES, Legajo N° 11, Exp. 23, Noviembre 1869, f. s /n. 194 AHGES-ICSGES, Legajo N° 4, Abril 1867, f. 16. 195 Memoria General de la Administración Pública del Estado, presentada a la H. Legislatura del mismo por el Gobernador Constitucional C. Ingeniero Mariano Martínez de Castro el 15 de Septiembre de 1881, Culiacán, 1881, Op. Cit., p. 71. 196 AHMM, Caja 36, Legajo 2, Exp. 8, Septiembre 15 de 1885, f. 1

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observarse que la relación entre fuerzas de gendarmería y de acordada distaba

mucho de ser armoniosa para la primera década del porfiriato y que la ley fuga

alcanzó no solo a bandidos.

En otros casos, la deserción se dio como una forma de evadir el castigo por

cierta falta, por ejemplo el soldado Agustín Álvarez con base en Concordia, a

quien se le seguía una causa penal y por ello, fue requerido por el supremo

tribunal de justicia, instancia que se dirigió al c. Comandante militar del Estado

Gral. Francisco G. Arce con objeto de que se sirva disponer que el coronel

Cisterna pusiera a disposición del juez de 1ra Instancia de Concordia a dicho

individuo197. El Gral. Arce se dirigió a esta instancia contestando que no estaba

en sus manos presentar ante la justicia en este caso, al juez de primera

instancia de Concordia al soldado Agustín Álvarez, debido a que se fugó, pero

que las investigaciones para dar con su paradero ya estaban en proceso198.

El despliegue de toda una política de control de movilidad social, tuvo no

pocas complicaciones. Si bien el desertor era señalado como una figura

delictiva, no era muy diferente la situación que afrontaban quienes eran

señalados como asiduos a la vagancia. Las exigencias de conflictos políticos

llevados al campo de las armas, tendieron a elevar los requerimientos de

contingentes humanos, de tal forma, estos requerimientos no pasaron con

aceptación dentro de los pueblos.

De tal forma, estas responsabilidades fueron subordinadas a las autoridades

menores, llámese prefectos, directores políticos, síndicos, jueces mayores y

menores y comisarios con lo cual, se buscaba hacer partícipes a todos de este

mecanismo coactivo. Para dicho efecto, se giraron órdenes a los prefectos de

distrito, para que remitieran a la ciudad de Mazatlán a todo aquel individuo

vago, desempleado o pernicioso para que pasaran a formar parte del grupo de

reemplazos que se necesitaban199.

197 AHGES-ICSGES, Junio 1874, Ramo Justicia, Exp. 9. f. 92. 198 AHGES-ICSGES, Julio 1874, Ramo Justicia, Exp. 1, f. 110. 199 AHGES-ICSGES, Legajo Nº 8, Exp. 25, Agosto 1867, f. s/n.

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¿Que respaldo en material legal recibieron las autoridades para poder

realizar tan delicada labor administrativa? Una respuesta a ello fue la puesta

en marcha de la ley de vagancia o ley sobre jurados200. Estos jurados serian

una especie de asambleas permanentes y estarían integrados por las

personas más renombradas de las directorias políticas: autoridades y

propietarios. Al haber sido reactivada esta ley, las autoridades consultaron si

era factible aplicarla de nuevamente, pues desde un año atrás se venían

presentando muchas reticencias por parte de las mismas autoridades menores

para emprender las acciones dictadas201.

Debe comentarse que una iniciativa de ley por si misma no bastaba. Muchas

veces el ejercicio de tales disposiciones no fue llevado a la práctica por

diversas razones. La puesta en marcha de ello, ponía entre la espada y la

pared a las autoridades, por que la gran parte de ellos eran originarios de los

lugares donde ejercían sus puestos administrativos, lo cual los colocaba en

medio de múltiples disputas locales y ello los confrontaba con sus vecinos, o

bien, ciertas disposiciones estaban en contra de sus propios intereses. La

autoridad era, por lo tanto, inseparable de la trama social que permitía

ejercerla, lo cual limitaba y condicionaba su ejercicio.

En este sentido, algunas disposiciones como las enviadas por la

Comandancia Militar sobre persecución de desertores, donde suplicó al

Gobierno les impartieran auxilios a las autoridades civiles del Estado, a las

comisiones que nombre para realizar lo mejor posible esta impostergable

labor202.

La cualidad general de estos jefes políticos era la aptitud de mando, la

capacidad de arbitrar los conflictos locales en sus distritos o de luchar para

mantener el orden. Sin embargo, no eran funcionarios en el estricto sentido del

término, intercambiables y con una formación teórica. Eran personas de su

región, poseían una experiencia vivida de las fuerzas reales de su distrito y

200 AHGES-ICSGES, Legajo N° 6, Exp. 41, Junio 1868, f. s/n. 201 AHGES-ICSGES, Febrero 1867, Legajo N° 2, Exp. 23, f. s/n. 202 AHGES-ICSGES, Diciembre 1867, Exp. 27, f. s/n.

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sabían discernir si era preciso una represión o, al contrario, necesario un

compromiso203.

Si bien, los jefes políticos disponían con la leva de un medio de coacción

muy importante sobre la población, la presión gubernamental fue erosionando o

limitando esa capacidad de consenso entre autoridades y vecinos. ¿A que

conflictos se esta haciendo alusión?

Desde los primeros años después de la independencia, autoridades del

entonces Estado Interno de Occidente opinaron respecto a cual era la situación

a grandes rasgos de una parte de la población:

No todos los hombres se circunscriben a una conducta que formaría

indudablemente la felicidad de un pueblo. La falta de educación y la falta

de estimulo público, han ocasionado la relajación moral de nuestro vulgo,

haciéndosele connaturalizarse en los tres vicios capitales, la

corcunpiscencia (sic) carnal, el juego y la embriaguez. No debe estrañarse

(sic) entonces sus fatales consecuencias cuales son la vagancia, la falta

de buena fe en sus comprometintos, (sic) el robo y el uso del puñal.204

Posteriormente, en lo que el etiquetamiento de la población se refiere, en

este caso de vagos, algunas veces no trascendió de la sugerencia y remisión

de una persona, para ser recluida en prisión y luego una ruta casi inevitable, a

el servicio de las armas, al parecer esa fue la manera como fue señalado

Valentín Garate por el director político de Siqueros, como un vago y pernicioso

para el vecindario, y apto para las armas a su ver205.

No así fue el caso al momento de realizar un censo de la población apta para

las armas en Cópala, donde el director político de esa demarcación observó

que el juez mayor no cumplió con las ordenes giradas según las

recomendaciones de la prefectura de Concordia, pues al parecer los negocios

203 Xavier Guerra-François, Op. Cit., Tomo I, p. 124. 204 Memoria Estadística del Estado de Occidente por los ciudadanos Juan M. Riesgo y Antonio

J. Valdes, Guadalajara, 1828, Op. Cit., p. 24. 205 AHGES-ICSGES, Legajo N° 7, Exp. 22, Julio 1868, f. s/n.

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personales de esta autoridad, el juez mayor entorpecían el buen ejercicio de la

ley206.

Cruce de intereses que lesionaban la mano de obra de algunas autoridades

en sus actividades productivas, parecía ser uno de los puntos de conflicto, lo

cual retardaba la implementación de las órdenes giradas por las prefecturas y

autoridades estatales. Los conflictos entre grupos propietarios y sectores

subalternos que algunas veces eran apoyados en sus disputas por grupos

connotados, también eran líneas de tensión que en momentos en los cuales las

exigencias gubernamentales se acrecentaban.

Una muestra de esos conflictos, fue la averiguación que se abrió para

encausar por la vía legal a quienes resultaran implicados, en la acción que

realizaron el sargento Alcantar y un soldado subordinado de este último,

quienes fueron encubiertos por quien fuera su patrón el propietario de la

hacienda La Luisita en el Distrito de San Ignacio, a los dos primeros por el

delito de deserción y al último por encubrimiento y entorpecer la acción de las

autoridades. Finalmente, las autoridades resolvieron cesar el cause legal, no se

juzgó a nadie pues con el testimonio de los vecinos demostró la buena fama de

todos los presuntos implicados207.

Casos similares de deserción donde se encontraban involucradas

autoridades militares de una forma u otra, fue la situación del Comandante de

Escuadrón Silvestre Ochoa, con asiento en Topia, Durango de quien fue

solicitada su aprehensión por el Gobierno de Durango mediante un exhorto a

las autoridades sinaloenses por haber desertado estado en funciones en tierras

de las autoridades donde fue turnado dicha solicitud208.

Ante estas situaciones, la prensa señalaba que Los alborotos por mezquinas

cuestiones locales, y las ridículas farsas (…) todo ha servido para introducir la

desmoralización en unas gentes dignas de prestar sus servicios209. No se

puede saber con detalles las minucias de este tipo de problemas pero sin duda

206 AHGES-ICSGES, Julio 1874, Ramo Justicia, Exp. 2, f. 110. 207 AHGES-ICSGES, Legajo N° 2, Febrero 1867, Exp. 48, f. s/n. 208 AHGES-ICSGES, Legajo N° 9, Septiembre 1867, Exp. 8, f. s/n. 209 El Cinco de Mayo, 5 de Mayo de 1866, p. 4.

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hace referencia a la multiplicidad de disputas que sacudían a los grupos

influyentes de los pueblos, los dividían en facciones irreconciliables y tendían a

envolver en su entramado a las autoridades civiles, militares, policiales y

eclesiásticas210.

Por ejemplo, gran indignación entre el vecindario de San Ignacio la muerte

en dudosas circunstancias de Macedonio Álvarez, que según reportaron de las

autoridades de esa prefectura murió por desobediencia a la autoridad política

de aquel distrito, y a petición de un grupo de vecinos se pidió se esclareciera tal

situación211. El desacato que cometió esta persona fue no querer enrolarse en

la gendarmería nacional.

Una situación en la cual una persona fue acusada de vagancia y se le quiso

asignar al servicio de las armas, fue en la persona de Cristóbal Rojas, quien se

quejó ante el Gobierno de haber sido azotado en la plaza pública de Concordia

por orden del Prefecto Joaquín Valdez, lo cual motivó una investigación por parte

del supremo tribunal de justicia, siendo esta instancia la que llegó a la resolución

de aplicar una sancionó a dicha autoridad212.

Otro ejemplo acerca de los criterios empleados para remitir a personas en

calidad de vagos, fue en la persona de Librado Sánchez, el cual fue remitido a la

prefectura de Mazatlán, catalogado como pernicioso a la sociedad y útil para el

servicio de las armas, por el director político de San Ignacio, a lo cual contestó

Bernardo Vázquez, prefecto de distrito contestó de enterado que dicho individuo

ya fue recibido en ese puerto y que asignaría a las autoridades correspondientes

la sugerencia realizada213

Estos conflictos aparentemente menores, eran la prolongación de disputas

locales que iban erosionando lenta pero constantemente la estabilidad de los

poderes locales. Demandas judiciales y peticiones colectivas parecen los medios

más comunes que ponían en marcha estos conflictos. La acción de las

autoridades los terminaba enemistando no solo con aquellos que podían ser

210 Fradkin, Raúl, La historia de una montonera, bandolerismo y caudillismo en Buenos Aires, 1826, Op. Cit. 103. 211 AHGES-ICSGES, Legajo N° 7, Exp. 31, Julio 1868, f. s/n. 212 AHGES-ICSGES, Legajo N° 11, Exp. 15, Noviembre 1868, f. s/n. 213 AHMM, Caja 36, Exp. 7, Legajo 2, Septiembre 1885, fs. 1-2.

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calificados como “vagos” sino también con el conjunto de los vecinos y, aún con

las autoridades locales que tenían que hacer cumplir sus mandatos214.

2.2) GUARDIA NACIONAL Y FUERZAS DE SEGURIDAD: ENTRE LO DESEABLE Y LO POSIBLE

Desde la época colonial, con la finalidad de ofrecer garantías al grueso de la

población y combatir el bandolerismo, fue creada la acordada, instancia la cual

era un tribunal ambulante que tenia la facultad de procesar delincuentes, al

margen del sistema judicial215. Esto no fue una solución a dicho fenómeno, pues

el problema del bandolerismo se intensificó con la independencia. La

constitución española de 1812 abolió la acordada, de tal forma, privó al virreinato

de su única fuerza de seguridad pública, precisamente en el momento en el que

la agitación política había servido de estimulo para el incremento del

bandolerismo216.

El 17 de Enero de 1843, el gobierno centralista ordenó específicamente a los

hacendados y funcionarios municipales que colaboraran con los jefes

departamentales para desarrollar una fuerza rural de caballería que patrullara los

caminos. Sin embargo, los gobernadores de los estados o departamentos,

temían que en un momento dado las fuerzas locales de seguridad se volvieran

contra ellos, o se convirtieran en arma que algún político ambicioso de la

localidad empleara para favorecer sus aviesos fines217.

Cuando triunfó en el país la revuelta liberal de 1854, el partido victorioso,

dueño del gobierno central, dio principio al periodo histórico llamado Reforma,

durante el cual la preocupación principal fue de los gobernantes fueron los

problemas de la seguridad interior.

214 Fradkin, Raúl, La historia de una montonera, bandolerismo y caudillismo en Buenos Aires, 1826, Op. Cit., p. 139. 215 Vanderwood, Paul, Los rurales, Op. Cit. p. 22. Un estudio novedoso al respecto de la participación de grupos de bandidos y sus formas de operar en diversas regiones, véase: Van Young, Eric, La otra rebelión. La lucha por la independencia de México, 1810-1821, México, FCE, 2006, 1007 p. 216 Ibíd. 217 Ibíd. p. 24.

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Los preceptos del proyecto liberal, tenían la idea de que si México quería

atraer capital e inmigrantes extranjeros, elementos para el desarrollo

económico según los liberales, el país tenía que ser pacificado

forzosamente218. Pero la debilidad de la hacienda nacional impedía que los

problemas urgentes fueran resueltos a corto plazo. Sencillamente era

imposible financiar una fuerza de policía al mismo tiempo que era

imprescindible combatir a los elementos conservadores que luchaban por

derrocar al régimen219.

El ministro de Gobernación, Francisco Zarco exhortó a las autoridades

estatales y locales a que, con el refuerzo de los ciudadanos, crearan sus

propias fuerzas de seguridad pública, al mismo tiempo que por su parte el

gobierno ponía en sus manos un instrumento especial: la Ley del 12 de Marzo

de 1861, que facultaba a los gobernadores y funcionarios policíacos a

condenar a muerte a los asaltantes capturados en flagrante delito.

Además, los ladrones que al ser detenidos estuvieran en posesión de

artículos robados se consideraban en franco delito220. Dentro de las primeras

medidas dictadas en el entonces Estado Interno de Occidente, se encuentra la

instrumentada en Octubre de 1827, para cuidar de la seguridad de los

habitantes en los caminos y de las propiedades en el campo, se estableció una

policía rural la cual estaría a cargo de los dueños de las haciendas. Para la

mejor organización de un cuerpo armado de la entidad, y acorde a la

legislación federal de la materia, en Junio de 1828 se expidió el Reglamento

para la Milicia Local del Estado221.

Uno de los primeros asaltos de renombre en Sinaloa, fue el perpetuado por

Chema Becerra, quien asaltó la conducta que llevaba el oro y la plata al puerto

de Mazatlán. Para buscar aprehenderlo, se contrató a Epifanio Moreno para

que lo persiguiera y lo atrapara. Chema fue traicionado por su propia gente en

218 Ibíd. p. 25. 219 Ibíd. p. 37. 220 Ibíd. 221 García Becerra, José Antonio, Op. Cit., pp. 96-97.

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el rancho El Tablón y Becerra regresó a Guadalupe de los Reyes con el cuerpo

del bandolero amarrado a un trozo de pino, al que sostenían cuatro hombres222.

Continuando con las medidas emitidas por el gobierno para que los grupos

de hacendados y propietarios auto organizaran en cuerpos de seguridad rural,

acordada y guardia nacional, destacan las cuotas que estos tenían que

desembolsar, como fue el caso de los ciento cincuenta pesos que Juan Briones

el sub-prefecto del partido Santiago Papasquiaro recolectó entre los vecinos de

la zona aledaña a la cabecera del partido, para ministrarlos a las fuerzas de

seguridad que tenían como fin patrullar las inmediaciones223 .

Durante los años subsiguientes, la tendencia fue muy similar en esas

comarcas, pues en Gavilanes, partido de San Dimas, las autoridades le

comunicaron a Camilo Pérez, que al ser oriundo de ese lugar conocedor de las

gentes y los entornos inmediatos, era la persona indicada para comandara un

grupo de trece hombres que lo acompañara y que el mismo seleccionara y que

fueran de fiar, para vigilar y expedicionar todos los asuntos públicos de la

localidad, para ello se le pidió se pusiera de acuerdo con el juez de paz de

Gavilanes, para que le proporcionaran los fondos correspondientes para dicha

comisión224.

Por esas mismas fechas, pero de vuelta en el partido de Santiago

Papasquiaro, Durango el administrador de rentas Trinidad Briones, le fue

girada una orden desde la capital del estado, para proporcionara todos los

medios necesarios a Juan de Dios Rodríguez, a quien inclusive se le otorgara

el grado de sargento segundo, y levantara una fuerza de infantería que se

sumara a la compañía de infantería del departamento de Durango, división

político-administrativa durante los años de la intervención francesa en

México225.

222 Sinagawa Montoya, Herberto, “Sinaloa, historia y destino”, Culiacán, Ed. Cahita, 2da edición, 1986, p. 221. 223 AHED, Caja 7, Exp. 193, 1843, f. 6. 224 AHED, Caja 12, Exp. 144, 1860, fs. 3-4. 225 AHED, Caja 28, Exp. 88, 1860, fs. 1-7. La lista de las personas que fueron asignadas a este cuerpo de militar fueron: Tomás Medrano, Jesús Rodríguez, Casimiro Ortiz, José Maria Ponce, Dolores RIVERA, Jesús Melero, Jesús Cida, Mariano Armendáriz, Francisco Briones, Juan

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En tierras sinaloenses la tónica era muy similar, pues desde la entonces

capital del estado el puerto de Mazatlán, se giraron órdenes a la prefectura de

Cósala para que formara un cuerpo de acordada y le proporcionara los

recursos necesarios, y solo tres meses después se le ordenó a esta misma

autoridad que remitiera a ese puerto un contingente de cuarenta hombres para

que formaran parte de las fuerzas de guardia nacional226.

Algunas autoridades continuamente se comunicaban con las autoridades

estatales, pues advertían lo sensible que era llevar a cabo este tipo de tareas.

Un caso de esa índole fue la consulta que realizó el prefecto de San Ignacio,

respecto a que pena se les impone a los que no se sujetaran en tiempo y forma

a su asignación al servicio de las armas, lo cual quedó con carácter de asunto

pendiente de resolución y turnado al Congreso del estado227.

El gobierno sinaloense si bien era consciente de difícil de estas ordenanzas,

se empleaba a fondo para echar a andar sus políticas reclutamiento, para lo

cual envió en este caso, una Circular a los Prefectos que consignen a la 1ª

Brigada de la 4ª división militar a los individuos que encajaran en los criterios

de reclutamiento, con el fin de aumentar el ejército228.

Desde 1868 a 1888, se gestó una lucha entre el poder ejecutivo, el congreso

de la república y autoridades estatales229, con la finalidad de reducir los gastos

en materia militar, más no a la par los alistamientos al ejército, fue un estira y

afloja continuo. Desde Juárez, Lerdo a Díaz, esto fue un camino largo y

tortuoso, que a decir del historiador francés Francois Xavier-Guerra ese arribo

a esa serie de compromisos y convenios no solo con las élites político-militares,

sino también toda una serie de compromisos múltiples230, y la postergación de

José Ocon, Severiano Ortiz, Martín Arenas, Teodocio Castillo, Jorge Avitia, Pablo Gonzáles, Pedro García, Cenovio Valenzuela, Jesús Díaz y Julián Alvarado. 226 AHGES-ICSGES, Junio 1860, Exp. 3, f. s/n, AHGES-ICSGES, Legajo N° 2, Exp. 13, Diciembre 1860, f. s/n. 227 AHGES-ICSGES, Legajo N° 5, Exp. 15, Mayo 1868, f. s/n. 228 AHGES-ICSGES, Legajo N° 5, Exp. 18, Mayo 1868, f. s/n. 229 Serrano Ortega, José Antonio, Finanzas públicas, centralización política y ejercito en México, 1868-1888, en Ortiz Escamilla, Juan [Coordinador], Fuerzas militares en Iberoamérica siglos XVIII y XIX, México, COLMEX-COLMICH-UV, 2005, pp. 341-353. 230 Xavier – Guerra, Francois, Op. Cit. Tomo I, p. 219.

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muchos otros que iban en detrimento de los sectores subalternos, situación que

a continuación se revisara.

En las negociaciones mineras, las convenios entre propietarios de minas y

los jefes militares para facilitar a sus trabajadores, no fue algo que se resolvió

rápidamente, y que todas las partes quedaran satisfechas: militares,

potenciales reclutas y propietarios. Una muestra de ello fue la tensa

negociación que entabló el coronel Atanasio Aragón y Joaquín Valdés en los

minerales de Topia, Cósala y Guadalupe de los Reyes, con los propietarios de

estas negociaciones mineras, para que facilitaran hombres que engrosaran los

contingentes de fuerzas militares231, no hay que olvidar que anteriormente

Joaquín Valdez en calidad de prefecto político de Concordia, ya había tenido

serios altercados con algunos pobladores de esas comunidades.

Meses después se comisionó a Atanasio Aragón para que pasara a Cosalá,

facultándolo para que removiera autoridades, diera de alta la guardia nacional y

dispusiera de las rentas en aquel Distrito232. Estas situaciones tendían a

enrarecer y crear más fricciones entre autoridades y jefes políticos, pues les

pasaban por encima a los políticos connotados de los lugares donde acudían

estos jefes castrenses.

Se buscaba tener en el mayor orden posible a las personas que

desempañaban servicios militares, ya sea de armas, proveeduría o de

instrucción de cuerpos militares, para ello Nombramientos se hace de

instructores para la Guardia Nacional de los Distritos233. Con tal fin, se realizó

meses atrás, desde de la capital de país, la remisión a la prefectura de

Mazatlán de ejemplares de la Ley de Guardia Nacional y demás disposiciones

del Estado para proveer de algunos elementos de importancia a las fuerzas

militares234.

231 El Cinco de Mayo, 10 de Marzo de 1866, p. 4. 232 AHGES-ICSGES, Legajo N° 11, Exp. 5, Noviembre1867, f. s/n. 233 AHGES-ICSGES, Junio 1874, Ramo Gobernación y Relaciones, Exp. 1, f. 98. 234 AGHES-ICSGES, Enero 1874, Sección Guerra, Exp. 139, f. 23.

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Tan solo un par de meses después, el jefe de armas federales en el Estado

avisó haber destacado una fuerza de caballería para el Distrito de Concordia235.

En el caso del gobernador de Sinaloa, Domingo Rubí, la situación era muy

clara, cuando comentó que

Hay una multitud de personas que han evitado el cobro con excusas o

apelando a moratorias que enervan la acción de los encargados de la

recaudación. Por estos motivos el fondo de Guardia Nacional en el

semestre pasado, no produjo ni la mitad de lo que debiera producir en un

mes según la cotización que aparece de los estados. Para remediar tan

grave inconveniente se han dictado diversas disposiciones para reformarla

en el sentido neto y estricto de la ley; así como se ha mandado hacer un

nuevo alistamiento de los aptos para el servicio, con el objeto de conocer

exactamente su número; así es que obtenido esto y el de importe de

excepciones, ya se pueden fijar los recursos de Sinaloa en este importante

ramo236.

Si bien, eran tiempos en que se estaban recomponiendo los cuerpos

militares a nivel nacional, las autoridades estatales no querían dejar tan sueltas

a las personas que no prestaban el servicio de las armas en ningún cuerpo

militar, pues si bien no acudían a enrolarse, tenían obligaciones de índole

económica y estaban obligados a pagar sus cuotas mensuales. Por ejemplo, el

pago de una parte de los soldados liquidados como parte de ya entonces

extinto 3er cuerpo de lanceros, compuesto por trece personas costó al gobierno

la cantidad de setecientos cuatro pesos, mientras que la liquidación de un

grupo de personas del 2º cuerpo de dragones, tuvo un costo de un poco más

de seiscientos ocho pesos237.

235 AHGES-ICSGES, Agosto 1874, Ramo Guerra, Exp. 3, f. 141. 236 Domingo Rubí, Memoria que el Gobernador del Estado de Sinaloa presentó al Congreso el 15 de Noviembre de 1869, Mazatlán, Op. Cit. , p. 10. 237 Boletín de la 4ª División Militar, 23 de Septiembre de 1869, p. 4, Boletín de la 4ª División Militar, 30 de Septiembre de 1869, p. 4.

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Un panorama respecto a como se realizaban estas clasificaciones entre los

varones, lo presenta las cifras siguientes:

DISTRITOS APTOS EXEPTUADOS CUOTIZADOS

Concordia 774 17 1´112 San Ignacio 681 144 1´110 Cósala 692 ----- 1´142238.

En lo que se refiere a los partidos políticos de las quebradas la prensa

comentaba que de esa zona salen los contingentes de sangre más numerosos

y sus habitantes solo sirven de parapeto en los juegos electorales de los

hábiles políticos239.

Aparte, las solicitudes de indemnizaciones a los soldados que perdieron la

vida o quedaron impedidos para trabajar, fue otra situación que se convirtió en

una pesada loza para el erario público, aparte que fue una línea de tensión

continua entre autoridades y los familiares de las personas que marcharon a la

guerra.

En lo referente a las personas que quedaron impedidas para realizar

cualquier actividad laboral, debido a los impedimentos o secuelas físicas de la

guerra, las autoridades militares acordaron otorgarles un apoyo económico

único a estos hombres, el cual consistía en dinero en efectivo para realizar el

retorno a sus lugares de origen y un pequeña suma de capital, cuestión que no

pocos de ellos no aceptaron estos apoyos al considerarlos mínimos e

insuficientes para vivir honrada y decentemente, argumentando que habían

ofrendado sus vidas a la patria, y se sentían mal recompensados y

humillados240.

También hubo grupos de ex soldados licenciados que pidieron por escrito y

en lo colectivo, la emisión por parte de las autoridades militares de licencias

238 Domingo Rubí, Memoria que el Gobernador del Estado de Sinaloa presentó al Congreso el 15 de Noviembre de 1869, Op. Cit. , p. 27. 239 El Obrero Constitucional, 29 de Enero de 1875, p. 3. 240 AHGES-ICSGES, Legajo N° 1, Exp. 2, Enero 1867, f. s/n., Boletín de 4ª División Militar, 14

de Octubre de 1869, p. 3.

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definitivas para que bajo ninguna circunstancia fueron requeridos nuevamente

en el servicio de las armas241

Por otro lado, madres, esposas, padres e hijos de los hombres reclutados,

acudieron ya fuera en los individual o en lo colectivo a patentizar su

desacuerdo respecto al mismo reclutamiento, o bien, a que se les otorgara una

subvención económica por el tiempo que sus familiares estuvieran prestando

servicios militares.

Buscando tener un control las autoridades militares del número de personas

que estaban en posición de hacer válida esa subvención, constantemente

revisaban de manera conjunta con los directores políticos y jueces mayores de

los lugares de donde procedían estas personas, para ello, el General Ramón

Corona si debía seguir pagándoseles de manera conjunta con la Jefatura de

Hacienda de Sinaloa, instancia que elaboraba y rectificaba una lista de las

personas, quienes por derecho argumentaban se les debía pagar una parte del

haber que ganaban sus familiares que marcharon a la campaña242.

Ejemplos respecto a las solicitudes de mujeres, se pueden enunciar varios.

Eduviges Parra realizó su solicitud para que se le abonara el haber que le

correspondía por su marido el Alférez Donaciano Valdés, a Martina Oliva se le

mandó abonar la pensión que le correspondía como viuda del Sargento.

Florencio Gonzáles, quien resultó muerto en campaña contra los franceses o

bien la solicitud de Nicolasa Hernández que se le abonara la pensión que le

correspondía como viuda del finado Capitán Nabor Sánchez243.

De formar muy similar en tierras duranguenses, Maria Chimaca Espinoza

procedente de la hacienda de Santa Bárbara, partido de Santiago Papasquiaro,

y madre del soldado Prefecto Rosales, se presentó ante las autoridades

militares con asiento en la cabecera del partido de San Dimas, solicitando una

ayuda económica para poder mantener a su nuera y sus tres nietas, dicha

241 Boletín de 4ª División Militar, 15 de Diciembre de 1870, p. 4. 242 AHGES-ICSGES, Legajo N° 3, Exp. 32, Marzo 1867, f. s/n. 243 AHGES-ICSGES, Legajo N° 4, Exp. 40, Abril, 1867, f. s/n, AHGES-ICSGES, Legajo N° 4, Exp. 41, Abril, 1867, f. s/n., AHGES-ICSGES, Legajo N° 4, Exp. 42, Abril, 1867, f. s/n.

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solicitud fue turnada a las autoridades correspondientes para que fuera

analizada y se le notificaría a la interesada en un tiempo prudente244.

De hecho estas peticiones fueron en lo individual, pero también se

presentaron en lo colectivo como se enunció anteriormente, y hubo algunos

casos, padres de soldados de igual manera formularon peticiones de esa

índole. En ese sentido, algunas madres o esposas de oficiales que marcharon

al interior pidieron se les abonara una parte del haber que a aquellos les

correspondía245. El señor Julián Aguirre remitió un ocurso al Gobierno con la

finalidad que le suministraran algún auxilio por haber muerto en acción de

guerra su hijo, el cual era quien lo mantenía a el y su esposa, madre del

acaedecido246.

La entrada en escena de las mujeres ya sea pidiendo el regreso de sus hijos

o esposos del frente de batalla, tanto en lo individual como en lo colectivo, lleva

a pensar que no todas mujeres ofrendaron a sus hijos y esposos, como lo ha

mostrado durante mucho tiempo el discurso estatista, erigiendo a Agustina

Ramírez como una figura ejemplar figura sinaloense.

A decir de Rahait Guha es necesaria una re-escritura que haga escuchar las

voces bajas de la historia, desafiar la univocidad del discurso histórico247. No

tomaron las armas ciertamente, pero ellas tenían algo que decir: no estaban de

acuerdo con las políticas gubernamentales en materia militar y lo manifestaron

a su manera.

Por otro lado, en lo referente a las fuerzas de acordada, en el caso de

Sinaloa, en 1859, el Gobernador de la entidad reorganizó las fuerzas de

acordada para patrullar la entidad248, meses después en Cosalá, el ejecutivo

estatal le otorgó facultades a aquella prefectura para la formación de una

acordada, autorizándole el envió de recursos249.

244 AHED, Caja 12, Exp. 146, 1860, fs. 1-2. 245 AHGES-ICSGES, Legajo Nº 5, Exp. 2, Mayo 1867, f. s/n 246 AHGES-ICSGES, Legajo N° 7, Exp. 37, Julio 1867, f. s/n. 247 Guha, Ranahit, Las voces de la historia y otros estudios subalternos, Crítica, Barcelona, 2002, p. 30. 248 AHGES - ISGES, Octubre 1859, Exp. 12, f. 26. 249 AHGES - ISGES, Junio 1860, Exp. 3, f. 27.

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Las fuerzas de acordada también fueron requeridas para sofocar

sublevaciones militares por ejemplo, cuando Miguel Amescua se sublevó en la

serranía de Durango y Sinaloa, la acordada de Cósala auxilió al partido de

Tamazula, Durango para que ambas acordadas de manera conjunta

reprimieran dicho levantamiento250. Esta no fue la primera ni la última vez que

se presentó ese tipo de circunstancias, pues once años atrás, las autoridades

del partido de Tamazula, Durango habían solicitado un apoyo similar en

circunstancias parecidas251.

Durante la rebelión de Francisco Vega en Culiacán, las fuerzas de acordada

de los distritos de San Ignacio y Cósala fueron llamadas a operar de manera

conjunta con las fuerzas de guardia nacional para sofocar de manera conjunta

el conato revolucionario252. En 1869, fue tal el incremento del bandolerismo,

que el Gobierno del Estado invirtió el veinte por ciento de su presupuesto para

sostener las fuerzas de seguridad253.

Algunos particulares crearon sus propias fuerzas de acordada, para

defenderse de los embates del bandolerismo y de incursiones de sublevados,

como fue el caso de la negociación minera de Guadalupe de los Reyes,

propiedad de Pablo Iriarte, a quien la prefectura de Cosalá le otorgó permiso

para erigir dicho contingente con esa finalidad254.

Las personas que se encargaron de ser jefes de acordadas, no fueron vistos

de buena manera no pocas veces, para muestra un botón, Cruz Flores, vecino

de Barrón, distrito de Mazatlán, se quejó ante el Gobierno del estado con

asiento en el puerto de Mazatlán, que Fulgencio Ibarra, oriundo de esa

población, se título jefe de acordada y pide se abra una investigación al

respecto255.

250 AHGES - ISGES, Septiembre 1864, Exp. 11, f. 67. 251 AHED, Caja 3, Índice de correspondencia del partido de Tamazula, Durango, Exp. 35, 1853, f. 23. 252 AHGES - ISGES, septiembre 1864, Exp. 4, f. 67. 253 Ortega y Noriega, Sergio y López Mañon, Edgardo, Sinaloa, una historia compartida, Op. Cit. p. 50. 254 AHGES - ISGES, Febrero 1870, Exp. 24, f. 101. 255 AHGES-ICSGES, Legajo N° 4, Exp. 7, Abril 1869, f. s/n.

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En este caso, solo fue una queja, pero quien casi pierde la vida fue Víctor

Santos jefe de acordada de la directoria política de Concordia, motivo por el

cual, el prefecto de dicho distrito pidió un informe al director Político de

Concordia sobre el asesinato que iba a perpetrarse en contra de esta

persona256.

Quien no pudo escapar de un atentado contra su persona fue Julián Rojas,

jefe de acordada y alguacil de la población de Topia, partido de Tamazula,

quien fue muerto a balazos por un grupo de desconocidos, a quienes se les

abrió una persecución para darles alcance y aprehenderlos por dicho crimen257.

Las autoridades no confiaban mucho en las fuerzas encargas de mantener

el orden, y un ejemplo de ese estado fue la decisión del Congreso del Estado,

de disolver la acordada de Imala, distrito de Culiacán258. Al parecer esta idea

de que las fuerzas policiales acogieron durante un tiempo a bandoleros, para

que se incorporaran a formar parte de estos, se presentó por acá en Sinaloa.

Por ejemplo, esta el caso de Dolores Domínguez, quien en Junio de 1868, se

encontraba preso siguiéndosele un proceso por bandolerismo contra unos

arrieros en el distrito de San Ignacio, pero logró fugarse junto con Abelino

Morales259. Casi tres años después, en Enero de 1871, apareció nuevamente

en escena pero ahora en calidad de juez de acordada del Rosario, logrando

capturar y ejecutar al salteador de caminos Juan Jiménez260.

Otro ejemplo fue Onofre Camacho, originario de El Tigre, Distrito de Sinaloa,

comunidad enclavada en las estribaciones de la sierra madre occidental, quien

a decir del nortemericano Thomas Robertson por vengar una afrenta de unos

bandidos, los mató, y pese haber matado a unos bandoleros, tuvo temor a las

autoridades, y huyó hacia el monte, internándose hacia la serranía, donde se

juntó con una gavilla que asaltaba a los atajos que venían cargados de

metales de la mina de San José de Gracia. Durante varios años se dedicó al

bandolerismo, llegando a ser jefe de la banda, pero que un tiempo después

256 AHGES-ICSGES, Legajo N° 7, Exp. 10, Julio 1869, f. s/n.

257 AHED, Caja 3, Exp. 35, 1853, f. 17. 258 AHGES - ICSGES, Mayo 1871, Exp. 36, f. 25. 259 AHGES - ICSGES, Junio 1868, Exp. 24, f. 116. 260 AHGES - ICSGES, Enero 1871, Exp. 18, p. 2.

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desistió de seguirse dedicando al bandolerismo, y cuando tuvo oportunidad

hizo las paces con las autoridades y después lo nombraron jefe de acordada,

puesto que desempeño por casi cuarenta años261. Al respecto, Vanderwood

comenta que tanto Juárez como Díaz reclutaron bandoleros, para que

abandonaran sus actividades delictuosas en los caminos, tendencia que a

como fue avanzando el siglo XIX, fue siendo cada vez menor262.

Los rurales de manera recurrente, se veían envueltos en desmanes y abusos

de autoridad, como fue el caso del cuerpo de rurales y gendarmería del Distrito

de Culiacán, quienes al calor de las copas cometieron cualquier cantidad de

ofensas contra la población de el rancho La Lima, cercano a la ciudad de

Culiacán263. Si esto sucedía en las goteras de la capital de la entidad,

difícilmente sucedería algo diferente en las comunidades de la serranía.

Hubo casos en los cuales se dio la circulación de policía a bandido, y es el

narrado por Mariano Martínez de Castro, durante sus años como gobernador,

acerca del caso de un ex jefe de policía, llamado Casimiro Corrales, quien fue

participe de varios robos a diligencias, quien fue muerto durante una asalto a

una conducta de valores 264.

En el Distrito de Mazatlán se quejaban los traficantes de los robos

cometidos por soldados de la cuarta División, que disfrazados de paisanos

salían a los caminos a hacer depredaciones y muertes265.

Este tipo de actos de bandolerismo donde participaban tanto policías,

militares o rurales, hacen recordar a personajes literarios, como El Relumbrón,

personaje inspirado en hechos reales, cuyo protagonista fue el coronel Yañez,

quien creó toda una red de delincuencia aprovechándose de su cargo militar y

de sus conocimiento de la zona del río frío, escenario donde se desarrolla esta

novela decimonónica266.

261 Robertson, Thomas, Utopía del sudoeste: una colonia americana en México, 2da edición, Los Ángeles, The Ward Ritchie Press, 1964 . p. 166. 262 Vanderwood, Paul, Los rurales, Op. Cit. p. 52. 263 AHGES-ICSGES, Junio, 1874, Sección Guerra, Exp. 5, f.98. 264 Exposición que el Gobernador del Estado C. Mariano Martínez de Castro dirige al pueblo, en el acto de hacer entrega del poder a su sucesor, Op. Cit. p. 14. 265 Buelna, Eustaquio, Apuntes para la historia de Sinaloa 1821-1882, Op. Cit., p. 129. 266 Payno, Manuel, Los Bandidos del Río Frío, Ed Porrùa, México, 1991, 456 p.

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Para Nicole Giron el problema de la circulación de individuos entre los

cuerpos de policía, “ rurales “ y las bandas de forajidos (…) son muchos casos

que pasaron a pelear en una banda, y mas de una vez fueron individuos que

recibieron indulto por su participación en hechos de poca honradez 267.

2.3) BANDIDOS Y GAVILLAS

Durante estos mismos años, se presentó un fenómeno que en ocasiones

alcanzó el grado de endémico: el bandolerismo. Hobsbawm comenta que la

debilidad del poder contenía el potencial para el bandolerismo. El bandolerismo

como fenómeno, es decir, la acción independiente de grupos de hombres

violentos y armados, aparecía solo donde el poder es inestable, estaba ausente

o había fallado. En estas situaciones el bandolerismo pasaba a ser

epidémico268.

Algunos de ellos agrupados en gavillas, otros operando individualmente

fueron actores con una presencia reiterada durante la segunda mitad del siglo

XIX. ¿cual fue la situación que imperó en el sur de Sinaloa y zona de las

quebradas del vecino estado de Durango ? a continuación se vera cual fue la

situación que prevaleció.

Corría el mes Agosto de 1864, el prefecto de El Rosario ordenó que se

procediera con fuerza contra una gavilla de malhechores en la hacienda del

Palmito, y se llevara a cabo su aprehensión.269 Para 1867, se inició una

sumaria averiguación contra Inés Carrillo, Gabino Gómez y Lucio García por

indicios de robo en despoblado y otros excesos.270 Era tal el cúmulo de

dificultades que tenia pendientes el Tribunal de Justicia del Estado de Sinaloa,

por lo tanto, emitió una circular buscando aminorar el trabajo retrasado, ya sea

por ineptitud o por falta de fondos, para lo cual ordenó a los prefectos de distrito

267 Giron, Nicole, Op. Cit., p. 37. 268 Hobsbawm, Eric J., Bandidos, Op. Cit. p. 29. 269 AHGES - ICSGES, Agosto 1864, Exp. 10, f. 66. 270 AHGES - ICSGES, Agosto 1867, Exp. 35, f. 52.

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que los ladrones fueran juzgados en sus lugares de origen, y no se les

remitieran a la ciudad de Culiacán271.

Al año siguiente, fueron detenidos tres salteadores, quienes un mes atrás en

el camino que conduce a Villa Unión intentaron asaltar un carruaje, resultando

detenidos Leandro Valdivia, Pío Quinto Salado y Gabriel Hijar, los cuales

fueron consignados al juez de primera Instancia272, misma suerte tuvieron

Evaristo Quinteros, Magdaleno Sebastián y Francisco Gaxiola, siendo

consignados al juez de Primera Instancia273. Meses después una diligencia que

corre por el camino que conduce a El Quemado, no se salvó de los salteadores

pues fue asaltada274.

Febrocio Paredes y Andrés Barraza no fueron castigados con la cárcel,

como los anteriores, sino que fueron juzgados como salteadores de caminos y

pasados por las armas275. Se buscaba implementar acciones para combatir el

bandolerismo de manera enérgica, pero en esta ocasión los presos Cipriano

Castillo276 e Idelfonso Ramírez lograron darse a la fuga, poniendo en evidencia

una vez más, las carencias del gobierno en turno277.

Si bien se buscaba atacar el bandolerismo, por otra parte, los bandoleros se

multiplicaban a lo largo y ancho del estado. A principios de 1870 se tuvo

noticias de que una gavilla de ladrones amagaba al pueblo de Aguacaliente,

Distrito de Concordia 278, donde la situación si paso del mero amago al robo fue

en el punto conocido como La Quebrada del Zapote, Distrito de Concordia

donde las victimas fueron una mujeres hijas de una persona llamada Longino

Moreno 279.

271 AHGES - ICSGES, Agosto de 1867, Exp. 30, f. 51. 272 AHGES - ICSGES, Junio 1868, Exp. 23, f. 116. 273 AHGES - ICSGES, Junio 1868, Exp. 26, f. 116. 274 AHGES - ICSGES, Agosto 1869, Exp. 12, f. 194. 275 AHGES - ICSGES, Diciembre 1869, Exp. 68, f. 92. 276 Cipriano Castillo fue sentenciado a muerte en Septiembre de 1869, pero alcanzó el indulto dos meses mas tarde, y se le conmutó la pena por diez años de prisión, al respecto vease a Rodríguez Benítez, Rigoberto, “Delincuentes y bandidos en Sinaloa, 1867- 1877”, en Memoria del XVII Congreso de Historia Regional, IIES, UAS, Culiacán, 2002, p. 274. 277 AHGES - ICSGES, Enero 1870, Exp. 12, f. 214. 278 AHGES - ICSGES, Enero 1870, Exp. 20, f. 215. 279 AHGES - ICSGES, Enero 1870, Exp. 34, f. 217.

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Al recrudecerse esta actividad, medidas más radicales no se hicieron

esperar por parte de las autoridades. Por tal motivo al reincidir Leandro

Valdivia, Claro Chavez y Amado Arteaga, fueron condenados a muerte, siendo

finalmente ejecutado el primero de ellos y los otros dos indultados280.

Tres individuos que iban a ser juzgados por un tribunal del gobierno, como

salteadores de caminos, finalmente fueron remitidos con el General Bibiano

Dávalos, para que los juzgara por la ley de salteadores, resultando condenados

a ser fusilados281, mientras en el Distrito de Mazatlán empezaron a aparecer

en diversos puntos partidas de bandoleros, por tal motivo se giró la orden de

darles alcance282, no muy lejos de ahí, el prefecto de El Rosario notificó a

Mazatlán que una gavilla de Gualamo se encontraba por esos días en esa

comunidad, y que sus jefes eran Blas Ruiz, P. Yuividia y Fermín Sandoval 283.

Fueron los años de 1870 y 1871 en los que el bandolerismo adquirió

grandes dimensiones, como a continuación se vera. Por ejemplo, una gavilla

que metió a las autoridades en turno en muchos apuros, fue la de Cristóbal

Andrade284. Esta banda tuvo como centro de operaciones la parte sur del

estado, e hizo una incursión en la población de Villa Unión, donde no tuvo

mucho éxito, pues entre otras cosas perdió seis de sus hombres285,

posteriormente pasó a Chametla, donde tomó la población por asalto286, luego

todo el resto del año tuvo a su merced la prefectura del Rosario y fue hasta la

primera mitad de 1871 que Cristóbal Andrade y Camilo Ysicordia fueron

detenidos por el Coronel Palacios siendo ejecutado Andrade e Ysicordia

encarcelado 287.

Con el fusilamiento de Andrade, el asunto no paró ahí, sino que se buscaron

a los cómplices de esta gavilla y el primero en ser requerido por el gobierno,

fue Bacilio Peraza quien argumentó ante el Gobierno del estado no haber

280 AHGES - ICSGES, Mayo 1870, Exp. 139, f. 234. 281 AHGES - ICSGES, Mayo 1870, Exp. 10, f. 105. 282 AHGES - ICSGES, Mayo 1870, Exp. 11, f. 105. 283 AHGES - ICSGES, Junio 1870, Exp. 12, f. 107. 284 Ortega y Noriega, Sergio y López Mañon, Edgardo, Sinaloa, una historia compartida, Op. Cit. p. 52. 285 AHGES - ICSGES, Octubre 1870, Exp. 2, f. 110. 286 AHGES - ICSGES, Octubre 1870, Exp. F. 112. 287 AHGES - ICSGES, Enero 1871, Exp. 1, f. 121.

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pertenecido a la gavilla Andrade,288 así como se abrió una investigación en

Elota sobre la conducta observada por el Director político de aquel lugar,

llamado Carlos Aguilar, durante la entrada de la gavilla Andrade a esa

población289.

Los bandoleros continuaban haciendo acto de presencia y fue ahora en el

arroyo del Zapote, camino a Mazatlán, que se perpetuó un asalto290. La cacería

de bandoleros, cómplices de estos o supuestos bandoleros continuaba, y fue

ahora Hilario Rodríguez padre quien defendió a su hijo Francisco Rodríguez, de

las acusaciones que se le imputaban, por haber acompañado supuestamente

a los salteadores Maximiano Llamas y Victoriano Cruz a un asalto camino a

Escuinapa291. En este último caso, nuevamente la intervención de personas

que intercedieran a favor o en contra del acusado, incidía en el fallo que se le

imputara al acusado, que en este caso fue declarado inocente.

Nuevamente esta zona del estado seguía siendo golpeada por el

bandolerismo y fue el turno de la comunidad del Arenal de ser asaltada292, y,

por otra parte, quien si no se salvó pese haber pedido el indulto fue Vicente

Álvarez, quien fue juzgado y condenado como cómplice de Cristóbal Castillo

en el salto perpetuado al Rincón de las Higueras293.

Para explicarse este tipo de situaciones, Eric J. Hobsbawm comenta que las

guerras solían dejar tras ellas bandas de merodeadores y de desesperados de

otros tipos durante un periodo considerable, especialmente si los gobiernos

eran débiles o estaban divididos294.

Como si los brotes de bandolerismo no fuera suficiente para el gobierno, la

instancia encargadas de la impartición de justicia, presentaban rezagos en

materia de buen funcionamiento, a eso hay que sumar las propias quejas de

quienes laboraban en ellas, pues los juzgados de Concordia se quejaron ante

el Gobierno del Estado de los bajos salarios percibidos y que tenían tiempo de

288 AHGES - ICSGES, Abril 1871, Exp. 33, f. 125. 289 AHGES - ICSGES, Mayo 1871, Exp. 36, f. 125. 290 AHGES - ICSGES, Noviembre 1870, Exp. 16, f. 118. 291 AHGES - ICSGES, Noviembre 1870, Exp. 15, f. 118. 292 AHGES - ICSGES, Marzo 1871, Exp. 21, f. 123. 293 AHGES - ICSGES, Marzo 1871, Exp. 75, f. 8. 294 Hobsbawm, J. Eric, Bandidos, Op. Cit, p. 39.

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no percibir sus sueldos295. Por otra parte, el gobierno veía bandoleros por

doquier y tanto Trinidad Uribe como Eusebio Rosales fueron juzgados y

condenados a ser fusilados, como salteadores de caminos, el primero por

asalto y robo en el punto denominado Los Ebanitos, y el segundo como

salteador de caminos en Cacalotán 296.

Un gobierno enfocado en sofocar revueltas militares y preocupado por

reactivar las contribuciones fiscales, desatendía asuntos de suma importancia

para la población, de tal forma, la autodefensa nuevamente se ve como un

medio para sortear estas adversidades, para el grueso de la población que no

compartió la incorporación como una vía de mostrar su descontento.

Entre los aspectos que tienen que ver más con las características de la

población, se puede comentar que esta región por su naturaleza de ser zona

fronteriza, fue un punto obligado de tránsito para los contingentes humanos

cuyos habitantes estaban acostumbrados a defenderse – bien como

ciudadanos honrados, contrabandistas o forajidos. Como resultado de ello,

muchos hombres aprendieron a manejar armas de fuego y acabaron por tener

experiencia en luchar en pequeñas bandas autoorganizadas297.

Mientras que las comunidades de las tierras bajas, cercanas a los

pueblos, tenían la necesidad de establecer relaciones con funcionarios

estatales y terratenientes, los habitantes de las poblaciones serranas podían

mantenerse a distancia de estas influencias. Este legado de violencia además

de capacitar tendió a fortalecer la solidaridad de comunidades y regiones; y

produjo una sociedad parcialmente organizada para la guerra, más libres, con

mayor capacidad de movilización, y después de los bandidos, los arrieros eran

295 AHGES - ICSGES, Febrero 1871, Exp. 54, f. 6. 296 AHGES - ICSGES, Marzo 1871, Exp. 106, f. 11, AHGES - ICSGES, Abril 1871, Exp. 143, f. 15. 297 Hay en las rancherías otras clases de hombres que no pueden llamarse propiamente agricultores y cuyo carácter, ocupaciones, costumbres y géneros de vida son muy diferentes del carácter y costumbres de los labradores (…) dan hospitalidad a los vagos y bandidos (…) son hombres hábiles en el manejo del caballo (…) capaces de operar en un amplio campo, al respecto vease: Wolf, Eric R., Las luchas campesinas del siglo XX, Siglo XXI editores, México, 1999, pp. 57-59.

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el signo de movilidad en las montañas, buenos jinetes y experimentados

tiradores298.

El tener un arma de fuego, no era un lujo en estas comunidades. Un rifle no

solo se empleaba para cazar y llevar carne a la casa, sino que también servia

de defensa contra quienes los quisieran despojar de sus bienes, para

protegerse de las incursiones de bandidos o bien, ser un bandido en momentos

de falta de trabajo, a su vez, era aparte del temple necesario para tomar parte

en una gesta de armas, el mejor amigo de un soldado improvisado que

secundaba a un líder militar, político o propietario de la comarca.

Desde el arribo de los españoles encabezados por Francisco de Ibarra a

esas escarpadas y elevadas montañas de la sierra madre occidental, habitadas

por los indios acaxes y xiximes viviendo en poblados situados al interior de los

barrancos, comentó Ibarra que el único medio para mantener la paz en esas

tierras era la violencia299.

Particularmente, durante el siglo XVII, los indios de la nación acaxe se

mantuvieron beligerantes durante casi un cuarto de siglo, remontados en la

serranía de Topia, desde ahí bajaban esporádicamente a destruir iglesias,

asesinar españoles, robar ganado, para después internarse a los lugares más

agrestes donde lograban ocultarse, donde de poco servia el armamento y los

caballos de los españoles para perseguirlos300.

Situación muy parecida era la que prevaleció en la provincia de Sinaloa,

donde los indios tahues se mantuvieron hostiles ante los grupos de españoles

que trataban de reducirlos y emplearlos en las faenas del campo y el pesado

trabajo en las minas, pues lejos de mantener una actitud pasiva, la respuesta

de no aceptar dicho trato se hizo patente en no pocas ocasiones301.

La sierra madre occidental era un medio hostil, caracterizado por una historia

cruenta, donde existían comunidades minúsculas y recónditas, donde sus

298 Knight, Alan, La Revolución Mexicana. Del Porfiriato al nuevo régimen Constitucional, Vol. I, México, Ed. Grijalbo, 1996, p. 153. 299 Alvarez, Salvador, “Chiametla: una provincia olvidada del siglo XVI” en Trace, [Revista del Centro de Estudios Mexicanos y centroamericanos], Diciembre 1992, Número 22, pp. 11-13. 300 Pacheco Rojas, José de la Cruz, Op. Cit. pp. 72-81. 301 Martínez Peña, Luís Antonio, “Conquista y vida colonial en el noroeste “, COBAES, Culiacán, 2002, pp. 15-52.

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pobladores practicaron actividades que ante los ojos de las autoridades eran

ilícitas, no así para ellos. En momentos como ese tomaba fuerza la idea que

tenían algunos sectores al pensar que los minerales que a largas distancias de

la capital, apenas pueden sentir la acción de las autoridades302.

Durante los años de la intervención francesa en México, en el caso del

departamento de Durango, denominación político-administrativa que recibió

dicha entidad, algunos años atrás, grupos armados de hombres dedicados al

saqueo de comunidades se hizo presente.

En 1859, el bando conservador echó fuera de la prisión de San Andrés de

Teul, Zacatecas, a los reos sentenciados a las largas y pequeñas condenas,

para engrosas sus filas. Este grupo de bandidos se dedicó a saquear los

centros de población de cierta importancia, al grito de “religión y fueros”

ayudados económicamente y alentados de todas formas, por el sector clerical

que había hecho creer a la gente sencilla, que el partido liberal perseguía a la

religión.

Los Tulises completamente derrotados, se dirigieron a las poblaciones de

San Juan del Río y Santiago Papasquiaro, las que como siempre saquearon en

forma total; en la población de Santiago Papasquiaro fueron ayudados por el

cura, quien, además, obligó a los habitantes a que firmaran una acta de

adhesión al plan de Tacubaya303.

Estos grupos de bandidos no fueron los únicos que hicieron acto de

presencia por medio de sus acciones en esta zona. Las autoridades del partido

de Santiago Papasquiaro, advirtieron la presencia de Brigido Saracho (a) el

alacrán y otro individuo identificado solamente como “el curro”, los cuales

encabezaban un grupo de poco más de cuarenta personas, motivo por el cual

el encargado de la sub-prefectura, Antonio Gandarilla y Corral, comunicó a la

ciudad de Durango, la necesidad de recabar fondos y reclutar grupos de

302 El Obrero Constitucional, 22 de Octubre de 1875, p. 3. 303 Rodríguez Miramontes, Francisco, Participación del Estado de Durango en la guerra de Reforma en Linares, Sinaloa, Durango, Tabasco y Chiapas en la guerra de intervención, [Colección del Congreso Nacional de Historia para el Estudio de la Guerra de Intervención], Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística - Sección de Historia, México, 1963, p. 110.

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voluntarios entre los pobladores para estar en estado de alerta ante la posible

incursión de estas gavillas304.

Una muestra del estado de zozobra que vivían algunos sectores de la

población puede encontrarse en la petición que realizaron un grupo de vecinos

de Santiago Papasquiaro quienes solicitaron autorización para levantar unas

torres y barricadas, con la finalidad de preparar la defensa de la población en

caso de la invasión de bandidos, que días habían sido tomados por asalto y

saqueados los puntos de Las Cruces y el mineral del Coneto, propiedad del

alemán Julius Lemahn305.

Es que con el paso de los años, la tendencia fue esa, la autoorganización de

grupos de civiles que se aprestaron de manera voluntaria a excursionar, previo

pago de un salario para eliminar a grupos de bandidos, como fue el caso de la

guerrilla de los Hernández, en el partido de San Dimas, Durango, financiados

por los comerciantes de esa población, lograron capturar y ejecutar a

Crescencio Núñez y Bonifacio Ibarra306.

El sentir y el denuncio ya fuera por convicción o como una manera de

aprovechar la recurrencia de ciertos fenómenos sociales, como en este caso el

bandolerismo, llevó a algunos diarios a publicar sus puntos de vista comentado

acerca de las orientaciones de respuesta que deberían de tener las personas

perjudicadas por esta situación diciendo lo siguiente: señores propietarios

comarcanos cuidarse solos y rascarse con sus propias uñas, por que si

esperan ayuda ustedes auxilio del gobierno se quedan chatos307.

* * *

Como consideraciones finales para cerrar este capítulo, puede verse que

durante estos años tanto hombres como mujeres si bien no cuestionaban

abiertamente la política oficial, le restaban consenso y obediencia. Así, los

vecinos canalizaron sus demandas y reclamos a través de las autoridades,

304 AHED, Caja 28, Exp. 88, 1860, fs. 16-17. 305 Ibíd., fs. 30-31. 306 El Obrero Constitucional, 21 de Agosto de 1874, p. 3. 307 El Clarín, 4 de Junio de 1874, p. 3.

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firmando representaciones colectivas, realizando peticiones que solo

formalmente se presentan como individuales o hacían llegar a los periódicos

sus denuncias. Dichas autoridades fueron cuestionadas, y no resultaba extraño

que el ejercicio del poder se volvió más tenso. Estos sectores subalternos

acudieron a estrategias que iban desde la emigración, la deserción del servicio

militar, los amparos, o bien, expresaron su descontento de otras formas

llegando inclusive a tomar las armas para no acudir a las cada vez más

reiteradas imposiciones institucionales ya sea de índole fiscal o militar que los

iba cercando en muchos ámbitos de sus vidas.

Una realidad cambiante y avasallante que se alejaba cada vez más de las

costumbres, que llevó a estos grupos sociales a adaptar actitudes de carácter

radical, que se llevaban a niveles de confrontación más abiertos.

Esas mismas condiciones forzaron de algún modo a toda una gama de

negociaciones y concesiones, entre todos los sectores de la población. Había

aspectos que los unificaban ante la preservación de costumbres propias de su

entorno, aunque las opciones que se tomaron no fueron las mismas. Esto se

vio por ejemplo, que algunos otros se integraron a opciones individuales o

colectivas más temerarias como gavillas de salteadores, otros menos tomaron

un curso de acción aún más decidido: en coalición se sumaron a una revuelta

militar.

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CAPÌTULO III: DISIDENCIA POLÌTICA Y REVUELTAS

MILITARES

3.1) VISIONES EN TORNO A LA REVUELTA MILITAR DE JESÙS RAMÌREZ

TERRÒN

La revuelta militar de Jesús Ramírez Terrón en el estado de Sinaloa, no es

una situación que allá pasado inadvertida por los estudiosos de la historia.

Ignacio M. Gastélum308, Juan B. Camberos309, Eustaquio Buelna310, Mario Gill,

Fausto Marín Tamayo, Nicole Giron y Arturo Carrillo Rojas, en distintos

momentos han abordado esta revuelta militar.

En el caso de los tres primeros autores son obras que difieren entre si

respecto a la revuelta aludida. En el caso de Buelna destaca que este

levantamiento tuvo conexiones con otras latitudes mexicanas, y que respondió

básicamente al descontento que tenía Ramírez Terrón, nos habla de algunas

personas que lo secundaron aludiendo nombres de personas acaudaladas en

el sur de Sinaloa, quienes apoyaron a dicho militar. Algo a destacar de este

texto es que aparece enunciado, un personaje que aparecerá constantemente

en mayor o menor grado en los autores subsiguientes, Heraclio Bernal.

Ignacio M. Gastélum, quien fuera contemporáneo a este levantamiento

militar, escribió al respecto que Ramírez Terrón y Bernal se conocían

previamente, por ello el segundo lo apoyó en esta aventura militar, de quien

también señala como un bandido que a su ver guardaba muchas similitudes

con el Manuel Lozada el Tigre de Alica, que a decir de Gastélum, al igual que

su antecesor cobijaba sus depredaciones en banderas políticas.

308 Gastélum, Ignacio M., Apuntes biográficos de Heraclio Bernal e historia de sus principales hechos vandálicos, Culiacán, Tipografía de Retes y Díaz, 1888, 120 p. 309 Camberos, Juan B., Apuntes sobre la Revolución de Tuxtepec en 1876 y la iniciada por el exgeneral Jesús Ramírez Terrón el año de 1880, México, 1896, Imprenta, Litografía y Encuadernación de I. Paz., snp. 310 Buelna, Eustaquio, Apuntes para la historia de Sinaloa, Culiacán, [Colección Centenario], UAS, 1966, 244 p.

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Juan B. Camberos militar aquellos años, y compañero de armas de Ramírez

Terrón, realizó en pocas páginas, una defensa de este último y las razones por

las cuales se aventuró en esa gesta militar en mostrando su desacuerdo con

Cañedo, lo cual queda explicitado desde el mismo titulo del trabajo, donde

Camberos opinó que después de la revuelta tuxtepecana, Ramírez Terrón tenia

elementos suficientes para hacerse con la gubernatura de Sinaloa, por lo tanto

su inconformidad responde en torno a eso.

En estos tres primeros autores la ausencia de una profesionalización del

quehacer histórico es a todas luces evidente, dos de ellos fueron abogados,

Gastélum y Buelna y Camberos un militar, y a decir de Guillermo Zermeño

Padilla el quehacer histórico se asemeja a un tribunal de justicia, un historiador-

juez encuadrado por el marco legal de una ciudadanía no confesional sino

laica311.

Fue hasta mediados del siglo XX, que este levantamiento militar fue motivo

de una investigación histórica, siendo Mario Gill quien fijó sus ojos en esta

revuelta militar aunque de manera un tanto secundaria, pues su intención fue

más que nada, elaborar un ensayo biográfico sobre Heraclio Bernal, en 1954,

por cierto, años en los cuales la revolución mexicana ya empezaba a ser

cuestionada, donde este es mostrado por el autor con miras muy cortas y

diversos complejos que no le permiten decollar durante la revuelta de Ramírez

Terrón, aunque inicialmente comenta que Bernal y sus hombres eran el azote

de las acordadas, pero cuando se incorporó Bernardo Reyes las derrotas

fueron en cascada y el movimiento disidente fue derrotado de manera

apabullante.

Por los mismos años, Fausto Marín Tamayo escribió una biografía histórica

novelada acerca de Heraclio Bernal donde dedicó dos apartados al

levantamiento militar encabezado por el multialudido militar. Entre los aspectos

a destacar de ese escrito, es que su autor nos habla acerca de las personas

que secundaron este levantamiento, que estaba delineado por una estrategia

311 Zermeño Padilla, Guillermo, La cultura moderna de la historia, una aproximación teórica e historiográfica, México, COLMEX, 2002, p. 154.

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que Ramírez Terrón tendría como radio de acciones la parte costera del sur de

la entidad y Bernal y compañía operarían en la región serrana. El papel jugado

por Bernal en esta gesta militar, a decir de Marín Tamayo fue destacado y por

encima de las acciones militares desplegadas por su superior, quien le asignó

el grado de comandante, previo acuerdo entre ambos.

Posteriormente nuevamente en una obra de corte biográfico sobre Bernal,

este levantamiento militar ocupó el itinerario de la historiadora francesa Nicole

Giron, quien en un poco más diez páginas se avocó a reconstruir las acciones

militares que se realizaron en torno a dicho levantamiento. La autora nos dice

que fueron varios militares quienes secundaron este levantamiento, así como

autoridades de los distritos del centro y el sur de la entidad, espacio geográfico

donde se localizó este levantamiento.

En tiempos más recientes, fue Arturo Carrillo quien también de manera

indirecta, abordó esta situación. Para este investigador esto se desarrolló

dentro de una lucha por el poder entre las élites políticas de la entidad,

marcada por dos hechos, el asesinato de José Cayetano Valadés y las

elecciones de 1880. Carrillo Rojas destacó como actores de esta pugna a los

jefes militares, siendo esta su aportación, el comportamiento de estas elites

políticas militares. De manera marginal, pues no es el objetivo de su

investigación, comentó que la política represiva y antipopular de Francisco

Cañedo, generó la aparición de grupos armados en la región serrana, como el

encabezado por Heraclio Bernal, pero hasta ahí llega su comentario.

Como podrá advertirse agrandes rasgos, en esta poco más de media docena

de trabajos, los actores principales son Ramírez Terrón, algunos jefes militares

y Heraclio Bernal, los motivos principales son el descontento de Ramírez

Terrón, las acciones desplegadas son presentadas como un tanto aisladas y

carentes un tanto de lógica, aunque no es así en todos los autores.

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3.2) EL CONTEXTO DEL LEVANTAMIENTO MILITAR

Este levantamiento se dio en un marco de descontento en la entidad por

diversas razones. Una de ellas fue el alza de precios a los productos básicos,

generando tumultos de la muchedumbre en lugares como El Fuerte y Culiacán.

En torno a esta situación, las mismas autoridades reconocían que el pueblo

sinaloense pasaba por una crisis que se reflejaba a su vez en la falta de

trabajo312. En la capital del estado, hubo la necesidad de que ciertos sectores

de la población tanto de Culiacán como de sus alrededores, quienes en

número de un poco más de quinientas personas fueron socorridos y recibieran

comida que consistió en carne cocida y arroz en morisqueta, y hubo otros que

pidieron se rebajaran los precios de las semillas313.

Por otro lado, un acontecimiento que teñiría de sangre el escenario político,

a principios de 1879, fue asesinado en el puerto de Mazatlán José Cayetano

Valadés, señalándose al gobernador Francisco Cañedo como autor intelectual,

obligando a este último a salir de esta ciudad a escondidas ante la molestia del

grueso de la población que mostraba indignada ante tal situación. Desde años

atrás, Valadés había tenido conflictos con las autoridades por publicaciones en

la prensa que molestó a los funcionarios en turno, así como por una supuesta

desobediencia del servicio militar al cual fue convocado y se resistió a

realizar314.

Por otra parte, en varios puntos de la entidad se reportaba el brote de

grupos dispersos de gavillas de bandidos. En la parte norte, en el Distrito del

Fuerte tanto en la región serrana bandidos como José N. (a) El California quien

acompañado de siete personas más, era motivo de preocupación entre algunos

propietarios ganaderos de la directoria política de Choix en la parte limítrofe de

312 Libro de sesiones del Congreso del Estado de Sinaloa, Sesión del día 15 de Marzo de 1878, f. 366, Archivo del Congreso del Estado (ACES); respecto al tema véase, Buelna, Eustaquio, El año del hambre y la muerte de José C. Valades en, Ortega Noriega, Sergio y López Mañon, Edgardo, Sinaloa, textos de su historia, Gobierno del Estado de Sinaloa-DIFOCUR-Instituto de Investigaciones Dr. José Maria Luis Mora, México, T. II, 1987, pp. 168-171. 313 Buelna, Eustaquio, Apuntes para la historia de Sinaloa, Op. Cit. pp. 210-211. 314AHGES-ICSGES, Legajo N° 10, Octubre 1868, Exp. 11, f. s/n, AHGES-ICSGES, Legajo N° 11, Noviembre 1868, Exp. 23, f. s/n.

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Sinaloa y Chihuahua, mientras en la zona costera del mismo distrito, en el

rancho Los parajes, otra gavilla compuesta por cinco hombres despojó de sus

pertenencia y ganado a cinco vaqueros315.

Mientras en centro del estado, pequeños grupos de bandidos eran

castigados con la “ley fuga”, como sucedió con Pedro Beltrán y Cenobio Alfaro,

quienes a decir de las autoridades fueron muertos al oponer tenaz resistencia

de ser capturados, situación muy parecida la de Leandro Valenzuela el cual fue

muerto en las mismas circunstancias316. En los alrededores de Mazatlán, el

director político de La Noria ordenó se persiguiera enérgicamente a una gavilla

de bandoleros capitaneada por Antonio Hernández (a) El Picacán, mientras

también en la zona costera del Distrito del Rosario se notificó a la capital del

Estado, la aparición de algunas gavillas, no estando exenta la parte serrana del

sur del estado de la actividad de grupos de bandidos, en los distritos de San

Ignacio y Concordia317.

De hecho, el cuerpo de policía de rural que tenia su base en el puerto de

Mazatlán, estuvo envuelto en una polémica por aquellos, pues ante la

proliferación del bandolerismo en el distrito de Mazatlán, principalmente una

gavilla que se sabia operaba entre los puntos llamados Llano de Jacote y El

Quelite, ante tal situación, la acordada empezó a capturar y aplicar la ley fuga

de manera indiscriminada a cuanta persona creían eran bandidos, al grado que

tomaron a varios inocentes y los pasaron por las armas, llegando esa noticia

hasta oídos de Porfirio Díaz, quien mandó a un comisionado para que realizara

una investigación al respecto, pero finalmente no se castigó a nadie318.

Como podrá verse, el panorama que presentaba la entidad tenia dificultades

económicas, problemas políticos entre las elites políticas, caudillos militares y

grupos de comerciantes de los núcleos urbanos de la entidad, brotes de

bandolerismo, pero, ¿eran los únicos que estaban descontentos?, al parecer no,

315 Archivo Municipal del Ayuntamiento de El Fuerte (AMAEF), Caja 3, Exp. 3, f. s/n., AHGES-ICSGES, Marzo 1879, Exp. 14, f. 30. 316 AHGES-ICSGES, Ramo Gobernación, Enero 1879, Exp. 27, f. 6. 317 AHGES-ICSGES, Ramo Gobernación, Febrero 1879, Exp. 12, f. 18, AHGES-ICSGES, Ramo Gobernación, Septiembre 1879, Exp. 11, f. 98. 318 Vanderwood, Paul J., “Los rurales mexicanos”, Op. Cit. p. 153, AHMM, Caja 31, Legajo 14, Exp. 10, Junio 14 1877, fs.1-3.

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vayamos por partes. A decir de George Rude la multitud puede levantarse por

que esta hambrienta o teme estarlo, por que tiene una profunda aflicción social,

por que busca una reforma inmediata o por que quiere destruir un enemigo319. De

tal forma, que los actores que se integraron tuvieron razones muy diversas, y

pese a que había localizados focos de descontento a lo largo y ancho de la

entidad, la concatenación de diversos factores coadyuvó que el levantamiento

fuera en el sur de la entidad, y no en otra parte de la entidad.

La persona que encabezó este levantamiento fue el General Ramírez

Terrón, compañero de armas del gobernador de la entidad y también General

Francisco Cañedo, en la lucha contra Lerdo de Tejada, el cual se sintió

desplazado al haber sido cambiado a la comandancia de Acapulco el 30 de

septiembre de 1877, situación que a su ver se trató de un destierro político, y

orquestado a sus espaldas por Cañedo, y, de tal forma, considerándose no bien

recompensado por sus méritos militares, Ramírez Terrón se levantó en armas en

el puerto de Mazatlán el día 26 de Octubre de 1879320.

Este levantamiento no fue el único que se presentó por aquellas fechas, pues

hubo levantamientos militares en Tepic, en Sonora Brigido Reyes, José del Río

hizo lo mismo en Veracruz, y en noviembre el general Manuel Márquez de León

se rebeló en El Triunfo, Baja California, contra el gobierno de Díaz,321 atacando

La Paz y apoderándose de ella y un levantamiento de los cuerpos de rurales en el

estado de México, que fue duramente sofocado y pasados posteriormente por las

armas casi veinte de ellos322.

319 Rude, George, La multitud en la historia, XXI editores, México, 1998, p. 224. 320 Buelna, Eustaquio, Apuntes para la historia de Sinaloa, Op. Cit. p. 228. 321 Cosío Villegas, Daniel, Historia Moderna de México. El Porfiriato. Vida política interior, 1a parte, 4° ed., México, Editorial Hermes, pp. 182, 344. 322 Vanderwood, Paul, “Los rurales mexicanos, Op. Cit. pp. 125-128.

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3.3) LOS ACTORES Y LAS ACCIONES

Tras el pronunciamiento en Mazatlán y una breve escaramuza en la ciudad,

Ramírez Terrón antes de salir impuso un préstamo forzado de cien mil pesos, y

se trasladó hacia El Rosario acompañado de poco más de quince hombres,

aparte de José Maria Bazán, quien fuera prefecto años atrás durante la

gubernatura de Eustaquio Buelna, Lorenzo Rico y sus dos hijos y lo

acompañaban en las afueras de la ciudad entre 60 u ochenta personas323. Un

militar en activo con fuerzas armadas que lo secundan, un político descontento

y un empresario y sus dos hijos con capacidad económica para movilizar

contingentes de hombres considerables, son quienes inicialmente

emprendieron estas acciones de armas. Esta situación no tiene nada de

novedoso, pues los que ya tenían experiencia de mando en la vida civil tendían

a ser los que comandaban también en tiempos de guerra324.

La táctica adoptada por Ramírez Terrón fue dispersar sus hombres en

pequeños grupos, quienes fueron vistos en puntos como Siqueros, Copala y

Pànuco y El Rosario, acción secundada con la emisión de un acta de

pronunciamiento en Cópala siendo secundado en las comunidades de Monte

Alto y Buena Vista325. Dicha proclama decía lo siguiente:

“Señores. La hora de la justicia ha sonado, los tiranos tiemblan al grito de

la libertad como dice Víctor Hugo… La patria nos llama a su servicio y

necesita también de nuestra sangre. No, no debemos mostrarnos

indiferentes a sus gemidos, no debemos tolerar los ultrajes que le cometen

sus tiranos, tampoco debemos sufrir el tratamiento inquisitorial de nuestros

323 Buelna, Eustaquio, Apuntes para la historia de Sinaloa, Op. Cit, p. 229, Giron, Nicole, Op. Cit. p. 45. 324 Fraser, Ronald, Op. Cit., p. 15. 325 AHGES-ICSGES, Noviembre 1879, Exp. 11, f. 116, AHGES-ICSGES, Ramo Guerra, Noviembre 1879, Exp. 2, f. 121, AHGES-ICSGES, Ramo Guerra, Noviembre 1879, Exp. 9, f. 121, Buelna, Eustaquio, Apuntes para la historia de Sinaloa, Op. Cit. p. 227. Además de la proclama emitió el llamado plan de Cópala, que se anexa en este trabajo en el apartado de ANEXOS. Una lectura detallada de este plan, nos indica algunas de las conexiones y acuerdos entre los artífices de este levantamiento, en lo que se refiere a los estados de Sinaloa y Durango, claro, sin dejar de señalarnos las conexiones a nivel nacional.

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infames gobernantes, recordad que sois libres, que habéis dado a la

nación unas leyes santas, sagradas, sublimes y que estas leyes están

violadas desde la primera hasta su última página, por que los tiranos que

malamente se llaman gobernantes y que debéis maldecir con toda la

energía de vuestra alma por que han conculcado todos vuestros derechos

y vuestras garantías que otorga vuestra noble constitución.

Debéis estar persuadidos de que lo que os digo es verdad por que

aún fresca esta la sangre de los mártires de Vera Cruz, (sic) y aún

humeando también la del infortunado escritor Sr. Valadés.

Recordad pues que sois libres, que sois generosos y que delante de

vos no se cometen atentados tan crueles, tan inauditos. Recordad también

que sois valientes, sois hombres y que no os debe arredrar la crueldad de

vuestros tiranos, os deben vengar y no tolerar; en consecuencia, señores

¡Mueran los tiranos…! ¡Mueran los asesinos! ¡Viva la Constitución del 57!

… Y ¡Viva el pueblo por que el pueblo es la ley y debe hacerse

justicia…!326

Algunos de los aspectos más sobresalientes de esta proclama, destacan

elementos del liberalismo. También, busca granjearse adeptos en la entidad

explotando la indignación que generó el asesinato de José Cayetano Valadés,

lo cual busca sincronizarlo con los hechos sangrientos del estado de Veracruz.

Las alusiones al pueblo en su carácter de sea quien ejerza el poder, resultan

muy sugerentes. Por otra parte esta proclama política busca darle legitimidad a

este levantamiento, si bien, no logró un consenso entre todos los sectores de la

sociedad, si despertó inquietudes.

Siguiendo con los actores de este levantamiento, inicialmente el papel

jugado por Bernal en esta levantamiento militar, consistió entre otras cosas en

destruir las líneas telegráficas, imponer prestamos, requisar armas y caballos.

El radio de acción donde inicialmente operó, fue el distrito de San Ignacio,

aunque posteriormente fue más temerario tocando poblaciones cercanas a la

326 Gill, Mario, Op. Cit. p. 145.

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capital del estado como Conitaca y Tacuichamona en el Distrito de Concordia,

así lo informaron a Culiacán los comisarios de los puntos aludidos327.

Las reacciones del gobierno en torno a estos acontecimientos, fue solicitar

apoyo de las instancias federales y esperar la llegada de refuerzos del vecino

estado de Durango, así como la compra de municiones para abastecer los

contingentes que arribarían al puerto de Mazatlán a las órdenes de Bernardo

Reyes, quien fue nombrado jefe de operaciones militares de Sinaloa, Sonora y

Baja California328.

Una de las acciones más renombradas al inicio de este levantamiento, fue la

realizada por Ramírez Terrón más por el monto del botín obtenido, que por la

envergadura de la acción, la cual consistió en el asalto y robo de una diligencia

procedente de Durango, quien al frente de cien hombres, a la altura del rancho

El Favor, entre los límites de Durango y Sinaloa obteniendo un botín de un

poco más treinta y seis mil pesos, siendo posteriormente atacado por el coronel

Manuel Inzunza quien comunicó a Culiacán comentando que venció a la

gavilla Ramírez329.

Por un lado se observa que las fuerzas comandas por Ramírez Terrón

estaban en franco crecimiento, ya no eran las sesenta u ochenta anteriormente

aludidas, sino que sumaban un poco más de un centenar de personas, y quedó

constatada la táctica de reagrupar a los grupos dispersos. Retomando a Bernal

mostró dinamismo en sus acciones pues tanto en las prefecturas de San

Ignacio y Cósala, se instrumentaron acciones para realizar una persecución de

los hombres a su mando, siendo de notoriedad en ambas prefecturas, que esta

acciones fueron realizadas por civiles, ante la ausencia de fuerzas de

gendarmería, acordada o fuerzas federales que se destinaran para tal

finalidad330. Para la prensa de aquellos años, este personaje era motivo de

mofa, a quien se referían en los términos siguientes: Eraclio Bernal, a este

327 AHGES-ICSGES, Diciembre, 1879, Ramo Guerra, Exp. 13, f. 138, AHGES-ICSGES, Diciembre, 1879, Ramo Guerra, exp. 14, f. 138, AHGES-ICSGES, Diciembre, 1879, Ramo Guerra, Exp. 16, f. 138, Giron, Nicole, Op. Cit. p. 43. 328 Carrillo Rojas, Arturo, Op. Cit. p 119. , Guerra-Xavier-, François,, Op. Cit, T. I, p. 91. 329 AHGES-ICSGES, Ramo Guerra, Diciembre 1879, Exp. 1, f. 137. 330 AHGES-ICSGES, Ramo Guerra, Diciembre 1879, Exp. 16, f. 138, AHGES-ICSGES, Ramo Guerra, Enero 1880, Exp. 12, f. 149.

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nombre responde un nuevo reformador que trata de hacerse prosélitos por el

rumbo de Amata, Distrito de Cósala. Traslado (sic) al señor General Salmón

para que le mande preparar una jaula al tal Bernal331.

Aunque esta nota de prensa este permeada de aparente sarcasmo, no deja

de mostrarnos que Bernal fue un aliado de visible notoriedad en esta causa,

quien a su vez logró movilizar un contingente de hombres, que si bien no era

numeroso, se movió en los terrenos que mejor conocían, el distrito de San

Ignacio.

Hasta aquí, la revuelta iniciada por Ramírez Terrón, al parecer se

desarrollaba prácticamente a pedir de boca, tenía recursos económicos, estaba

irradiando sus acciones del sur al centro de Sinaloa y hacia la serranía

duranguense y enroló en sus filas a diversos sectores de la sociedad, sumando

contingentes considerables.

3.4) LA REPRESIÒN Y SUS DIFICULTADES

A principios de 1880, este movimiento disidente no había sido perseguido y

sofocado de manera eficiente por diversas razones. Los conflictos entre los

sectores políticos y militares habían tocado fondo, de tal forma, se careció de

una coordinación entre gobernador, jefes políticos y autoridades militares de la

entidad y altos mandos militares para instrumentar una represión con

planeación. Por otra parte la falta de recursos en dinero y en especie – armas,

municiones, caballos y demás, eran inicialmente un impedimento que no

permitió realizar con el debido rigor esta persecución.

Esta pacificación de la entidad, tropezó entre otras dificultades con que este

levantamiento como se enunció inicialmente, habían expandido su radio de

acciones y ya no era únicamente Sinaloa, sino que también en el estado de

Sonora, el entonces territorio de Tepic y Baja California, al respecto Ignacio M.

Gastélum comentó que Deciase que el movimiento se encontraba ramificado

331 Diario Oficial de la Federación, Enero 22 de 1880, p. 3.

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con otros que encabezaban en Veracruz, Oaxaca y algunos de los más

importantes estados de la República, jefes distinguidos del ejercito entre los

que se contaban al sr. General Negrete332.

En el caso de Durango, el militar Jesús Valdespino secundó este

levantamiento, y si bien la prensa trataba de descalificar el número del

contingente que estaba a las órdenes de Valdespino, argumentando que ni el

número ni la organización de estos adeptos del Lerdismo, pueden ocasionar

grandes desvelos al Gobierno de Durango333.

La confusión respecto a las acciones implementadas por los insurrectos, se

reflejaron en la prensa, por ejemplo la prensa oficial entró en conflicto con un

periódico comercial, respecto a la veracidad que si Ramírez Terrón fusiló a

unos comerciantes y posibles partidarios de su causa, por no haberle

regresado parte del dinero que obtuvo producto del asalto aludido334. No es

desdeñable para nada, el punto de vista de Marianne L. Wiesebron respecto a

la prensa cuando nos dice

Los periódicos por las posturas que estos asumen son una fuente difícil

de ser utilizada (…) aún así, la prensa es inestimable para conocer las

alianzas y las estructuras del poder. Sobre los hechos del bandidismo, los

periódicos deben ser estudiados aquí también de una manera muy

crítica335.

Las sospechas de sobre la dimensión del levantamiento, tuvieron en un

estado de desconfianza a las autoridades, pues algunas de las medidas

adoptadas para tener seguridad en materias de comunicación telegráfica, fue

dejar de tener comunicación con Tepic, pues existía la posibilidad de que

332 Gastélum, Ignacio M., Op. Cit. p. 18. 333 Los nombres de las personas que acompañaban a Jesús Valdespino fueron: Carlos Ávila, Tomás Caballero, Martín Morones, Jesús Andrade, Higinio Valdespino, Gabriel Deras, Teodoro Avalos, Jesús Contreras, Valente Deras, Manuel Zúñiga, Francisco Salinas 1º, Brígido Madera, Cayetano Nava, Cayetano Señas, Francisco Salinas 2º, Hermenegildo Urenda, Mónico Fernández, Eligio Valdez, Gregorio Ávalos, vease: POGED, 1 de Febrero de 1880, p. 2. 334 Diario Oficial de la Federación, 24 de Enero de 1880, p. 3. 335 Wiesebron, L. Marianne, Bandolerismo y política: la época de Antonio Silvino en la prensa, en Historia y Grafía, UIA, Número 8, pp. 177-208.

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hubiera fugas de información, en cuanto a como se iba a realizar la sofocación

de los sublevados336.

Otra situación que venia a enrarecer más la situación, fue la proclividad de

cambiar de bando y sumarse al levantamiento, como fue el caso del Teniente

Ventura Estarrona, quien fue partidario de apoyó a Ramírez Terrón y fue un

gran apoyo a esta causa al sublevarse a favor de este movimiento, y coadyuvó

la toma del puerto de Mazatlán donde el multialudido jefe militar, cayó por

sorpresa al cuartel militar, con la complicidad de Terrona337.

En la toma de Mazatlán las acciones realizadas consistieron en la imposición

de préstamos forzados en dinero y en especie, por alrededor de cien mil pesos,

además que logró incorporar a esta causa al General Domingo Rubí, quien fue

nombrado gobernador y comandante militar de Sinaloa, además de la

incorporación de un número considerable de efectivos de las fuerzas

federales338. La prensa comentó que los combates para la toma de esta plaza

se realizaron por tierra y mar, y la rendición les fue dada a Rubí y Ramírez

Terrón, y se aprovecharon las facilidades que otorgó a los rebeldes el hecho

que se haya incorporado el primero aludido339.

Antes de la toma de esta ciudad por las fuerzas rebeldes, se preparó el

escenario más idóneo y sorpresivo posible, para tal fin se logró incomunicar a

este puerto por parte de los ya aludidos, al realizar destrozos a las líneas

telegráficas las fuerzas que comandaba Eraclio (sic) Bernal340.

En el marco de este tipo de levantamientos, este tipo de acciones se vuelven

algo recurrente, la búsqueda de blancos muy concretos, y no al azar, ya sea

contra ciertos individuos que detenten el poder, o como en este caso, contra la

infraestructura física del gobierno341.

Al mismo tiempo que se realizaban estos sucesos, las pugnas entre los jefes

militares seguían incrementándose, como fue el caso de las quejas contra el

336 Giron, Nicole, Op. Cit. p. 43. 337 Carrillo Rojas, Arturo, Op. Cit. p. 120. 338 Ibíd. pp. 121-122. 339 La Reconstrucción Política, 6 de Julio de 1880, p. 4. 340 AHGES-ICSGES, Ramo Guerra, Junio 1880, Exp. 4, f. 203. 341 Ortiz Heras, Manuel, “Violencia política en la II República y el primer franquismo “, Siglo XX editores, Madrid, 1996, pp. 69-120.

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General Bibiano Hernández y José del Valle, a quien se le acusó de abandonar

y no defender el puerto de Mazatlán, y además se le imputaba estar

confabulado con los insurrectos, al grado de que el General Porfirio Díaz,

consideró seriamente la posibilidad de juzgarlos, por su conducta deshonrosa.

Otro militar que recibió otro tipo de acusaciones en el marco de este

movimiento disidente, fue el General Guillermo Carbó, a quien se le señalaba

como un ebrio que en esos momentos no se encontraba en condiciones de

conducir una misión de ese tipo342.

Como si esto no fuera suficiente, un jefe de militar que amplio conocimiento

de esta zona y de los habitantes, el General Cleofás Salmón, se encontraba

bajo permiso con autorización de las autoridades militares para desempeñar

otra comisión al frente de la prefectura del Distrito de Cósala343, tres meses

antes que estallara este levantamiento militar.

En otro orden de cosas, la proclividad de sumarse a esta causa, era algo

latente. Un caso lo constituyó Ignacio Solano, quien por cierto recién acaba de

ser absuelto como autor material de Valadés, y por esas fechas escolta del

gobernador quien al frente de veinticinco hombres, a las afueras de Culiacán,

se manifestó partidario de Ramírez Terrón y se sumó a su causa. Alguien

quien no aceptó tal invitación fue Manuel Lizarraga, (sic) jefe de acordada,

quien fue conminado por Eduardo López, para que junto con los hombres a su

cargo se enrolaran en este movimiento344.

Esta última situación brinda mucha luz del nivel de magnitud que habían

alcanzado las pugnas entre las élites político-militares. Grandes fracturas al

interior de estos grupos, y si bien, las sospechas acerca de quienes pudieran

estar involucrados como anteriormente se mencionó, mucho dice el hecho que

el propio escolta del gobernador de Sinaloa, se halla sumado a los insurrectos,

342 Carrillo Rojas, Arturo, Op. Cit. pp. 125-126. 343 Archivo Histórico de la Secretaria de la Defensa Nacional (AHSDN), Caja 181, Exp. XI/III/3-1887, Junio 1879, f. 3. 344 Giron, Nicole, Op. Cit. p. 43, Carrillo Rojas, Arturo, Op. Cit. p. 124.

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habla de un verdadero clima de desconfianza, pero esto distaba de ser la

última de este tipo de situaciones que se presentaron durante el tiempo que

duró este levantamiento militar.

Como podrá verse, las dificultades no eran pocas, y se volvían más agrias,

en la medida que las mismas autoridades se boicoteaban de una forma u otra.

La posición de una parte de la prensa respecto a la situación que imperaba,

era que no eran nada creíbles los partes que insertaba el gobierno, tratando

hacer creer que la situación esta sumamente tranquila345, un ejemplo al

respecto fue la noticia publicada por la prensa comercial, donde mencionaron

que

la gavilla de Bernal que merodeaba por los confines de los

distritos de Cósala y Culiacán y que nunca, pasó de seis o siete bandidos

que solo se ocuparon de robar en los ranchos, ha sido completamente

destruida por los gendarmes que el gobierno del Edo346.

En opinión de Eustaquio Buelna, los periódicos por aquellos años eran así:

La prensa se halla actualmente amordazada; no hay un periódico de

oposición; además del periódico oficial, solo existen “El Occidental”, en

Mazatlán, asalariado por el gobierno y “El Monitor del Pacífico”, que ahora

esta contratado por el General Carbó, para las elecciones en favor del

General González347.

Otra situación que incidió en esto, era la cercanía de las elecciones, siendo

un civil el Ingeniero Mariano Martínez de Castro, sobre quien caería la

bendición de Díaz, tal vez ese fue el motivo por el cual el General Domingo

Rubí se sumara a este movimiento, al sentirse desencantado de tal decisión,

345 Diario Oficial de la Federación, 4 de Febrero de 1880, p. 3. 346 El Occidental, 4 de Febrero de 1880, p.2. 347 Buelna, Eustaquio, Apuntes para la historia de Sinaloa, Op. Cit. p. 234.

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pues este último contendió por la gubernatura de la entidad348, y al incorporarse

a este levantamiento militar, la prensa comentó que donde había quedado la

caballerosidad y la decencia del señor Rubí, ponerse a capitanear una cuadrilla

de bandidos349.

La toma de Mazatlán generó que las elecciones programadas en los distritos

electorales 2do y 3ro, espacio geográfico donde se localizó este levantamiento,

no se llevaran a cabo, lo que motivó que el congreso del Estado sesionara de

manera extraordinaria a petición de vecinos del puerto de Mazatlán por y de

algunas autoridades de la capital del estado por ambos motivos, así como una

abierta manifestación de temor del alcalde de Imala, Distrito de Culiacán, que

se alterara la paz por aquellos rumbos350, pues habían llegado rumores a esa

población que las fuerzas de Ramírez Terrón merodeaban esa zona.

La llegada de viajeros o el retorno de personas avecindadas en una

comarca, era la ocasión más usual de cómo se propagaban noticias,

información, versiones o rumores como fue este caso, pero lo importante de

esto, era que no solo el grueso de la población era que recurría a esta manera

de estar al tanto de lo que sucedía, sino que era un medio muy usual por la

cual el mismo gobierno se enteraba de cualquier cantidad de cosas, que

muchas de las veces se tomaban por ciertas.

El hecho que este tipo de rumores se volvieran tan creíbles, era más que

nada por que habían vuelto una constante con el paso de los años, pues nos

habla de los temores que se construyen con el paso de tiempo en una sociedad

que había padecido o formado parte de estos levantamientos militares. Los

rumores de una época, nos dejan de escuchar las angustias, las pasiones y los

miedos latentes o casi inconfesados.

348 Ibíd. p. 232. 349 El Correo del Lunes, Febrero 3 de 1880, p. 1. 350 AHGES-ICSGES, Ramo Guerra, Junio 1880, Exp. 1, f. 202, AHGES-ICSGES, Ramo Gobernación, Julio 1880, Exp. 21, f. 209, AHGES-ICSGES, Ramo Guerra, Julio 1880, Exp. 21, f. 209.

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El rumor transporta briznas de lo que no nos atrevemos a decir, ni a hacer ni

siquiera a confesarnos tiene la costumbre de encubrir bajo un disfraz de farsa o

de horror las secretas inquietudes de un momento351.

3.5) HAY QUE PONERSE DE ACUERDO

Pese a este escenario tan convulso, las capas gubernamentales, empezaron

a tener algunos éxitos en cuanto al sofocamiento pues empezaron a solucionar

de manera parcial algunas dificultades que ya se han comentado, y así como

con el apoyo de ejecutivo federal, quien mandó alrededor de dos mil hombres

para abatir este levantamiento, que aún cuando esta siendo combatido de

manera más enérgica y organizada, no había sido erradicado totalmente.

Entre las acciones instrumentadas, se comisionó al señor Ramón Millán

para que aprehendiera a Eraclio (sic) Bernal, quien para entonces era quien

lideraba este levantamiento militar ante la aparente salida de Sinaloa de

Ramírez Terrón, persecución que en el caso de las fuerzas a cargo de este

último, logró capturar a Adolfo Piña quien dijo haber estado bajo las órdenes de

Bernal, así lo notificó el prefecto del Distrito de San Ignacio a la ciudad de

Culiacán352.

Un golpe importante contra este movimiento fue la rendición de un grupo de

personas que se movilizaban en la región serrana de Cópala, el documento de

rendición es sumamente sugerente e interesante que dice lo siguiente:

“En el pueblo de Santa Lucia del municipio de Cópala, en el Distrito

de Concordia, a los 23 días de Enero de 1880, los infrascritos, insurrectos

armados, vecinos del mineral de Cópala y de los pueblos comarcanos,

quienes pudimos ser engañados por el exgeneral Jesús Ramírez Terrón

por la falsedad de las promesas con que les aseguró que no haríamos otra

351 Marie Berce – Yves, Rumores de los siglos modernos en en Jean – Pierre Rioux y Jean Francois Sirinelli, Para una historia cultural, Taurus, México, 1998, p. 195. 352 AHGES-ICSGES, Ramo Guerra, Febrero 1880, Exp. 7, f. 160, AHGES-ICSGES, Ramo Gobernación, Marzo 1880, Exp. 2, f. 166.

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cosa al adherirnos a su causa, que secundar el movimiento nacional

perfectamente combinado en los demás estados, y que nuestras

operaciones se limitaron a rodear estos pueblos y rodearnos de todos los

buenos patriotas para ocupar breve y espontáneamente las principales

poblaciones del estado todo lo que resultó una solemne mentira;

desengañados ahora con los sucesos malaventurados posteriores del

susodicho exgeneral, hechos que consignados en la prensa del Estado,

hablan muy alto de sus miras y peores fines así como convencidos de la

actitud dignamente sostenida por las armas del supremo, contra el que, en

nuestra condición de ciudadanos mineros y labradores de alguna

reputación que como es público en el distrito hemos logrado sostenerla,

particularmente como guardias nacionales armados en defensa de la

patria y de la libertad de mejores tiempos; ni por un momento queremos

permanecer hostiles en su contra, sino que confesando nuestro error

involuntario deseamos su engrandecimiento y volver nosotros a la vida

pacífica de nuestros trabajos, así como la tranquilidad de estos pueblos

que por nuestra culpa la han perdido y su trabajo minero y comercial

sensiblemente interrumpido. Y por tanto la energía y prudencia del señor

coronel José Maria Rangel, en jefe de la columna expedicionaria sobre

esta sierra, nos ha conducido a este honroso paso de nuestros ardientes

deseos, nos apresuramos a aceptar su indulgencia y con la mayor

voluntad nos sometemos a sus ordenes, así como por su respetable

conducto a las del supremo gobierno nacional, protestando como

solemnemente protestamos, contra todos los actos de la actual subversión

del exgeneral Ramírez Terrón, desconociendo por lo mismo su proclama

levantada en Cópala el día 2 de Noviembre referido.

Su pretendida autoridad malhordada como jefe revolucionario y que

nos sometemos de todo y para todo a los señores jefes de las fuerzas

federales y del estado y a las autoridades constituidas de la nación. En fe

de lo que yo, Lázaro Chiquete comandante de las fuerzas sublevadas en

esta sierra y subordinados que militan bajo mis órdenes en la comarca,

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igualmente sometidos, lo firmo con los subalternos. “Comandante Lázaro

Chiquete.- Capitanes Pedro Chiquete, Ismael Fajardo, Eduardo

Hernández, Juan Lizarraga, Filomeno D. Sánchez, Julio Ortega, José Ma.

López, Manuel Colio,.- Tenientes Agustín Álvarez, Froilan Castañeda,

Tomás Parra, Carlos Rivero, Pedro López, Francisco Galindo.-

subtenientes, Juan Rico, Laureano Castañeda, Isaac Álvarez, Feliciano

González, Gumersindo Peralta, Apolinario Villegas, J. Tiburcio Sanz,

Clodomiro Rochin, Leonides Rendón, sargentos primeros, Pablo Ramos,

Prudencio Lugo, Marcos Vega, Gil Velásquez, sargentos segundos,

Adviento López, Sebastián García, Nemesio Calleros, Grimbaldo Simental,

Silverio García, Juan Rodríguez, Lorenzo Castillo, Isidoro Mena, Máximo

Galindo, Martín Reyes, Fidel Mora, Arcalaa (sic) Bustamante, Rosalio

Sarabia, Narciso Noriega, José Ma. Guerrero, cabos, Francisco Estrada,

Martín Muñoz, Juan Ramírez, Mariano Antuna, Mariano Salas, Manuel

Asían, Miguel Ríos, Andrés Galindo, Eligio Carrillo, José Valdés, Pedro

Lapisco, Deusdedi Becerra, Manuel Becerra, Ángel Dueñas, Julián Nieto,

Mauricio Ortega, soldados, José Rosales, Escolástico Dueñas, Santiago

Rodríguez, Francisco Álvarez, Froilan Reyes, José Ma. Hernández, José

Ma. Herrera, Porfirio Labrados, Julio López, Juan Ramírez, Margarito

Salas, Francisco Brito, Epifanio García, Isaac Padilla, Luís León, Francisco

León, Cesareo Salas, Brigido Hernández, Félix Heras, Rafael Sarabia,

Jesús Valades, Francisco Ramos, Juan Morga, Félix Terán, Juan Simón,

Dionisio Rivero, José Cecilio, Ventura, Jerónimo, Hermenegildo y Tomás

Sarabia

“Rúbrica de los jefes y oficiales “

“Por la clase de tropa, Manuel Colio353.

No pocas cosas se pueden comentar al respecto de este documento, por

ejemplo, de entrada se esta hablando de un contingente considerable de

noventa y dos personas, de ocupación labradores y mineros en su mayoría,

353 Diario Oficial de la Federación, 2 de Febrero de 1880, f. 3.

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avecindados del pueblo de Santa Lucia, mineral de Cósala y pueblos

comarcanos, auque no debemos desdeñar la presencia de desertores o

bandidos, o ambas cosas al interior de este grupo armado.

Sin embargo, no se esta hablando de simples operarios mineros, sino de

propietarios de minas de plata y metales argentíferos, que fue el caso de

Pedro Chiquete, quien tenia registradas minas bajo la razón social de Pedro

Chiquete y sobrinos354, en las comunidades de Cópala y Santa Lucia,

negociación minera que tenia bajo su mando a un número considerable de

operarios, quienes seguramente fueron el contingente que tomó las armas a las

ordenes de sus patrones. Por lo tanto, el liderazgo de la familia Chiquete

descansó en gran medida en la plataforma económica que les proporcionaba

ser personas con propiedades para poder movilizar contingentes humanos.

Por otra parte, este contingente militar, tenía una división con características

de milicia, con expedición de grados militares que iban desde comandantes,

capitanes, tenientes, subtenientes, sargentos primeros y segundos, cabos y

soldados. Es destacable que Juan Rico, hijo de Lorenzo Rico quienes

inicialmente secundaron este levantamiento militar, al momento de la rendición

tenia el grado de subteniente, grado que puede inferirse se le asignó en gran

medida por las relaciones previas y de años de su padre, en calidad de

autoridad política y comerciante destacado.

Otro punto a destacar es que una parte de estos hombres tenían

experiencia militar previa, así lo aluden de manera explicita, situación que a su

vez tratan de explotar en dos puntos, primero, apelan a dicha experiencia

militar, pero primeramente se dicen haber sido “engañados” por “la falsedad de

las promesas”.

Que les pudo haber ofrecido el General Ramírez Terrón a estas personas,

¿tierras?, no son abundantes por esas zonas ni muy fértiles, pero lo cierto es

que existían disputas por estas desde alrededor de dos décadas, lo cual no

354 Memoria General de la Administración Pública del Estado, presentada a la H. Legislatura del mismo por el Gobernador Constitucional C. General Francisco Cañedo, Culiacán, 1886, Op. Cit. p. 217.

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indicaría una posible línea de tensión entre ciertos actores de esas

comunidades.

En el caso de Cópala, tan solo tres años atrás, los conflictos por la tierra

habían alcanzado notoriedad, sobre todo la desmacomunizaciòn de las tierras,

llegando al grado que le costó su trabajo al alcalde esta comunidad355.

Otros aspectos a considerar: ¿Minas o derechos sobre estas?, no se ha

encontrado evidencia al respecto. ¿El ofrecimiento de puestos políticos o

militares, para algunos de los dirigentes?, hay que recordar que al interior del

texto argumentan haber servido a la patria, por una parte buscaban apelar a

dichos servicios, práctica muy recurrente, e inclusive pone en evidencia como

estos hombres echaron mano de estas experiencias vividas, y queda plasmado

en dicha carta de rendición, denotando un conocimiento del procedimiento de

rendición, y mas importante aún, un nivel de conciencia política en las capas

rurales.

Mientras tanto para el gobierno, los actores sociales que se incorporaron a

este movimiento sedicioso, les merecieron en su momento la opinión siguiente

Comprenderse que estos movimientos llamados políticos, no han tenido más

objeto que reparar la fortuna arruinada de sus autores356. Esta nota de la

prensa si bien tenia la finalidad de denostar a este grupo de disidentes,

tratando de despojarlos de cualquier motivación política, indirectamente

reconoce que estos autores arruinados, eran actores sociales que quedaron

fuera de sus aspiraciones de poder, por lo tanto, eso se convirtió en una

motivación para levantarse en armas, esta situación parece guardar mucha

correspondencia con lo planteado por Javier Fernández Sebastián y Juan

Francisco Fuentes quienes dicen que la designación del adversario tendrá

siempre, un carácter peyorativo y excluyente357.

Un aspecto que merece destacarse es la posibilidad de un ofrecimiento de

excepción de reclutamiento entre los vecinos de esta región, no debe de

355 ACES, Libro de sesiones del Congreso del Estado de Sinaloa, Sesiones de los días 28 y 29 de Abril y 1 de Mayo de 1876, fs. 1, 5, 8, 23. 356 Diario Oficial de la Federación, 30 de Enero de 1880, p. 2. 357 Fernández Sebastián, Javier y Fuentes, Juan Francisco, [Directores], Diccionario político y social del siglo XIX español, Madrid, Alianza Editorial, 2002 p. 47.

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olvidarse que durante la segunda mitad del siglo XIX, fue una de las zonas que

presentó los mayores índices de reclutamiento forzoso.

Dicha cuestión se revelaba como una línea de tensión que involucró una

gama de actores sociales, entre los que figuraban síndicos, jueces menores,

directores políticos, prefectos, propietarios y los principales afectados, los

reclutados.

Un ejemplo al respecto fue el siguiente caso, en el marco del levantamiento

militar al cual se sumaron los indígenas de Ajoya, Distrito de San Ignacio,

quienes sumaron un contingente que oscilaba entre los doscientos hombres,

corrió el “rumor” que se estaba realizando una leva masiva para reprimir dicho

levantamiento. Ante ello, el gobierno argumentó:

El gobierno del Estado ha dispuesto la organización de fuerzas

competentes para mandar sobre los sublevados y restablecer el orden en

el distrito de San Ignacio donde se encuentra alterada la paz de una

manera seria. (…) Algunos malquerientes de la administración han hecho

circular la especie de que se esta hechando (sic) leva en esta ciudad, lo

cual es una falsedad inventada sin duda por el gusto de amedentrar (sic) a

la gente ignorante o por que los que tal dicen no se explican la formación

de fuerza alguna sin que no falte el reclutamiento forzoso, sin comprender

que en la actualidad todos los buenos ciudadanos están por cooperar al

sostenimiento de la paz pública358.

Un autor que destacó este aspecto fue Eustaquio Buelna quien comentó

que en la mayoría de los distritos estaban otra vez reuniendo gente

a toda prisa, como lo hicieron por medio de levas espantosas en todos los

pueblos359.

358 ESÓOG, Junio 4 de 1876, p. 1. 359 Buelna, Eustaquio, Apuntes para la historia de Sinaloa, Op. Cit. p. 168.

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De tal forma, no debe de extrañar que la promesa de un indulto general y

una excepción de servicio de armas, allá figurado como un mecanismo de

reclutamiento que buscaba granjearse adeptos para este levantamiento militar.

Por otro parte, no debe dejar de considerarse el reclutamiento forzado durante

muchos años descansó entre el grueso de las autoridades ya mencionadas.

Otra situación que no puede dejarse pasar, es respecto a como se estructuró

este contingente subversivo.

Si se revisa atentamente la lista de nombres anexada en el documento, se

observa que desde los grados militares otorgados, no fue algo a la ligera, sino

que obedeció a lazos de parentesco y de vecindad, lazos forjados a través de

experiencias previas compartidas ya sea en el ejército, revueltas militares o

experiencias laborales comunes.

En torno a los lazos de parentesco salta a la vista que entre los grados de

comandante de capitán, máximos grados militares en este grupo armado, sobre

salen dos personas, Pedro Chiquete y Lázaro Chiquete, tío el primero del

segundo y de otros tres hermanos de Lázaro, quienes eran socios en una

negociación minera localizada en Cópala. ¿Como explicarse esto? En esta

sociedad decimonónica, al calor de las balas, las lealtades eran muy endebles,

por lo tanto, que mejor que confiarle ese mando subordinado, a un hijo, un

hermano o un primo, mecanismo que se seguirá observando con el paso de

los años, aunque cabe destacarse, un vinculo tan cercano no siempre se volvía

una lealtad fija.

Retomando estos lazos de vecindad y parentesco, es notorio que siete

personas cuyo apellido es el mismo, Sarabia – una familia entera -, se

enrolaron y formaron parte de este movimiento. Como puede observarse, el

reclutamiento combinaba la apelación de lazos personales entre las estrategias

desplegadas para lograr ganar adeptos a este levantamiento militar.

Cabe destacar que las fuerzas comandadas por Lázaro Chiquete y Heraclio

Bernal, realizaron acciones de manera mancomunadas por lo menos en una

ocasión, a los cuales también se sumaron el director político de La Noria y

varios vecinos, en un combate que se realizó en la cumbre del cerro de Las

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Ahonas, perdiendo la vida Ventura Cañizales, quien acompañaba a Bernal y

poseía el grado de capitán360.

Esta situación por un lado, indica que pese a la rendición anterior, Lázaro

Chiquete siguió en armas, segundo habla de una parte considerable del

entramado que aglutinó este levantamiento, que aprovecho ciertas condiciones

para que grupos armados de la región limítrofe de Sinaloa y Durango pudieran

incursionar a los distritos costeros de Sinaloa, llegando al grado de tomar por

asalto las ciudades de Culiacán y Mazatlán, no siempre con éxito, pero

tampoco no puede pasarse por alto tal situación.

Por otra parte, la consigna de sofocar este movimiento se estaba

desplegando de manera más orquestada, para lo cual se giraron ordenes al

General Cleofás Salmón quien acaba de ser nombrado vicegobernador del

estado, otorgándosele facultades extraordinarias para que lograra la completa

pacificación del Distrito de San Ignacio, además de aprobar todos los gastos

que se erogaran en esta persecución361.

Corría Julio de 1880, de los dos mil hombres que se enviaron para la

pacificación de Sinaloa, quinientos de ellos fueron transportados a Elota, para

cortar el paso hacia el norte de la entidad, mientras que otro medio millar

fueron desplazados hacia La Noria y San Ignacio362. Parecía que la suerte de

los adeptos de Ramírez Terrón ya estaba echada, pese a ello llama la atención

que el hermano del prefecto político de San Ignacio, Fortino Lafarga se

pronunció a favor de los insurrectos, sin que haya tenido gran resistencia de su

hermano.

Nuevas adhesiones a esta causa se dejaron escuchar en Durango donde se

rumoraba que el General García de la Cadena preparaba un levantamiento y

en Zacatecas, siendo en esta última entidad el comandante Benito Casas quien

abraza la causa de Ramírez Terrón, así como se cuestionaban los lazos que

pudieran tener con los círculos vallartistas en la ciudad de Guadalajara., Jesús

360 Diario Oficial de la Federación, 27 de Febrero de 1880, p. 3. 361 AHGES-ICSGES, Ramo Guerra, Julio 1880, Exp. 1. f. 211, AHGES-ICSGES, Ramo Guerra, Junio 1880, Exp. 8, f. 203. 362 Giron, Nicole, Op. Cit. p. 46.

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Briones secretario de Gobierno de Durango ordenó que todo aquel individuo,

ya sea militar o civil que ocasionara desordenes o fuera sospechoso de ello,

fuera remitido a la capital del estado bajo custodia, y que para tal fin no fueran

movilizadas las fuerzas federales del 26vo Batallón hacia el estado de Sinaloa,

pues según comunicaciones los rebeldes van en caída, y ya había sido

recobrada la ciudad de Mazatlán363.

La presencia de las fuerzas rebeldes se reportó por los rumbos de Elota,

población que posteriormente fue ocupada por Eraclio (sic) Bernal por unas

cuantas horas, donde confiscó el equipo telegráfico y realizó unos destrozos,

para después reunirse con Ramírez Terrón en la población de San Juan,

Distrito de San Ignacio donde reportó las confiscaciones que el primero había

realizado para la causa364.

Con la finalidad de sumar el mayor número de fuerzas posibles para sofocar

a los pronunciados, el coronel Manuel Inzunza fue enviado previa comisión a

los distritos de Mocorito, Sinaloa y distrito del Fuerte, para que se pusiera de

acuerdo con las autoridades y levantara fuerzas auxiliares para estar al prestos

a la persecución de los alicaídos rebeldes, en el mismo tenor, el coronel

Lorenzo Torres, cuya base era en El Fuerte, cabecera de este último distrito,

fue asignando para el reclutamiento de fuerzas que cerraran el paso a las

personas que huyeran hacia aquellos puntos, mientras que el General Cleofás

Salmón realizó actividades muy similares en el distrito de San Ignacio365.

Para principios de Septiembre de ese mismo año, operando de manera

conjunta Domingo Rubí y Ramírez Terrón, pero con sus fuerzas muy

disminuidas y realizando acciones más de corte defensivo, pues sufrieron una

derrota prácticamente definitiva para la causa en el mineral de San Vicente,

distrito de San Ignacio, de ahí los descalabros fueron en cascada, pues días

después José Maria Bazán y Carlos Montaño, hombres de confianza de

Ramírez Terrón fueron capturados y conducidos a la capital del estado, donde

363 POGED, 1 de Agosto de 1880, p. 1. 364 AHGES-ICSGES, Ramo Guerra, Agosto 1880, Exp. 7, f. 223, AHGES-ICSGES, Ramo Guerra, Septiembre 1880, Exp. 8, f. 240, Giron, Nicole, Op. Cit. pp- 46-47. 365 POGED, 14 de Septiembre de 1880, p. 3.

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serían juzgados366. En Durango, Casas corrió una suerte muy similar, para

esas instancias, la oposición era casi nula por parte de los sublevados

mientras que en Sonora Brigido Reyes se había fugado hacia los Estados

Unidos al haber sido derrotado y desarticuladas las fuerzas que encabezó.

Tras la derrota de San Vicente, el coronel José Maria Rangel fue asignado a

la tarea de dar alcance a los generales Domingo Rubí, Jesús Ramírez Terrón y

el Teniente Ventura Estarrona, siendo capturado Rubí en la huida, hacia como

haberles realizado muchas bajas y haberles quitado una gran cantidad de

pertrechos militares, mientras, Ramírez Terrón y Estarrona en compañía de

diez hombres más huyeron, después de haber disuelto a las fuerzas

aminoradas quienes huyeron rumbo a la serranía entre Sinaloa y Durango367.

Finalmente, el día 22 de Septiembre en el punto denominado El Salto,

Distrito de Mazatlán, Jesús Ramírez Terrón cayó abatido producto de las balas,

siendo conducido su cadáver al puerto de Mazatlán, y colocado a las afueras

de la plaza principal, amarrado de los brazos y tendido en una tarima

semidesnudo tapado solo con una sábana, realizándosele un entierro muy

humillante368. De tal forma la exhibición del cadáver de Ramírez Terrón se

muestra como una especie de pedagogía social, que buscaba reafirmar el

estado porfirista, frente a todo aquel que todavía mantuviera en su mente la

posibilidad de realizar semejante osadía, ante los ojos de este gobierno. Dicho

en las palabras de Michel Foucalt que

el culpable paga dos veces: por el trabajo que suministra y por los signos

que produce. En el corazón de la sociedad, en medio de las plazas

públicas o el camino real, el condenado es un foco de provechos y

significados. Visiblemente sirve a cada cual; pero a la vez, desliza en el

366 Giron, Nicole, Op. Cit.p. 49. 367 POGED, 14 de Septiembre de 1880, p. 3. 368 Buelna, Eustaquio, Apuntes para la historia de Sinaloa, Op. Cit. p. 240.

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ánimo de todos el signo castigo- crimen: utilidad secundaria, puramente

moral esta, pero mucho más real369

Retomando a el grupo de pronunciados que inicialmente lograron escapar

después del debacle de San Vicente en varios rumbos, posteriormente se

organizó de manera conjunta en el área limítrofe de Sinaloa y Durango,

siendo comisionado para tal fin Antonio Galarza, jefe político de San Dimas,

Durango quien organizó un grupo de poco más de cuarenta personas entre

los vecinos para lograr la captura del mayor número de ellos, siendo

alcanzados en el mineral de Toyaltita a quince personas de un grupo de

treinta y tres, comentando que gran número de ellos huyeron debido a la

complicidad de vecinos de la zona, al ser muchos de ellos oriundos de la

zona, y anexaba una autoridad lista de los capturados370.

Sin embargo, la situación no quedó hasta ahí, pues se inició una serie de

investigaciones para dar con más personas que hubieran estado involucradas

en este levantamiento militar, siendo aprehendidos por tal motivo Blas

Fernández juez de la población de Ajoya, Distrito de San Ignacio, así como de

otras personas, que fueron presentados todos en calidad de cómplices ante

el prefecto de dicho distrito, pues se les encontraron armas, parque y

documentación que los involucró con los insurrectos371.

Otras de las medidas represivas implementadas por las autoridades, fue el

fusilamiento de Juan Hernández, partidario de Ramírez Terrón, el cual fue

pasado por las armas sin previo juicio, por órdenes del prefecto de Culiacán,

Francisco M. Andrade372, así como en días posteriores fueron fusiladas otras

diez y ocho personas más en los distritos de sur y centro de Sinaloa,

369 Foucalt, Michel, Vigilar y castigar, nacimiento de la prisión, Siglo XXI editores, México, 1988, p. 113. 370 Víctor Camacho, Atanasio Rivera, Inés Morán, Hilario Ramírez, Gertrudis Padilla, Claro López, Francisco Sánchez, Teófilo Rodríguez, Jesús Cortés, Marcelino Duarte, Gerardo Meza, Saturnino Alarcón, Antonio Becerra, Ireneo Arellano, Santiago Huerta. Objetos recogidos: Tres Remington, dos pistolas (casquillo), una pistola (fulminante), un sable, dos machetes, una mula ensillada, al respecto vease: POGED, 23 de Septiembre de 1880, p. 1. 371 AHGES-ICSGES, Ramo Guerra, Noviembre 1880, Exp. 6, f. 271. 372 Buelna, Eustaquio, Apuntes para la historia de Sinaloa, Op. Cit. p. 233.

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señalados como participes o sospechosos de haber participado en estas

acciones de armas que se prolongaron cerca de un año.

Fuera de territorio mexicano, quien tampoco no pudo escapar de esta

persecución fue Brigido Reyes, quien fue condenado a dos años de cárcel por

una corte judicial en Arizona, Estados Unidos, al habérsele encontrado

culpable de conspirar y hacer planes para organizar una expedición militar e

invadir a México373.

Algo que también causó revuelo, fue una serie de cartas que entregó una

mujer que estaba relacionada con Ramírez Terrón, en las cuales, se

comprometió de manera abierta a varios comerciantes del puerto de

Mazatlán, siendo encarcelados Pablo Iriarte y el licenciado José Ocádiz,

quienes posteriormente fueron liberados después algunas averiguaciones374.

Dicha situación en cuanto al apoyo que recibió Ramírez Terrón de los

comerciantes de Mazatlán, fueron los comprobantes emitidos por diversas

casas comerciales de dicho puerto, por un monto de casi once mil pesos, con

fechas que databan desde principios de 1879, casi nueve meses atrás de

haber iniciado el levantamiento militar, lo que nos indica el fuerte apoyo que

recibió de este sector social, destacando como subsidiarios económicos las

casas comerciales Wholer Barthing, Melchers, Reynaud y Hernández y

Mendía375.

El General Domingo Rubí lo mismo que Jesús Valdespino en el vecino

estado de Durango, se acogieron a la ley de amnistía dictada por el General

Porfirio Díaz tres años atrás376, donde aducía que en caso de sumarse a las

armas jefes militares que tuvieron meritos suficientes de haber servido a la

patria, podría acogerse a una amnistía, si la ocasión lo posibilitaba. De tal

forma, recompusieron su imagen frente a las autoridades políticas estatales y

federales, pasando a formar parte del grupo de jefes militares que serian

373 POGED, 12 de Diciembre de 1880, p. 4. 374 Buelna, Eustaquio, Apuntes para la historia de Sinaloa, Op. Cit. p. 241. 375 Giron, Nicole, Op. Cit. p. 49. 376 Diario Oficial de la Federación, Diciembre 6 de 1876, pp. 1-3.

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encargados de asegurar la paz porfiriana, paz que no arribaría a las entidades

de Durango y Sinaloa, por lo menos en los años subsiguientes.

Como medidas encaminadas a una persecución efectiva de los grupos que

no fueron capturados y se diseminaron en varias direcciones en la serranía

limítrofe entre Sinaloa y Durango, el ya General Bernardo Reyes, en su

calidad de jefe de las armas de Sinaloa, según nombramiento que le asignó la

Secretaria de Guerra por su victoriosa participación en el sofocamiento de

esta revuelta militar377, propuso la creación de cuatro piquetes de fuerza

auxiliar o acordadas a las prefecturas de San Ignacio y Concordia378.

No fueron cuatro piquetes los que se crearon para tal fin, sino que

intensificaron esfuerzos para coronar exitosamente el escarmiento de los

dispersos, de tal forma las fuerzas creadas y los puntos donde se

distribuyeron para dicho fin, fueron las siguientes: El Rosario, 1 oficial y diez

hombres, Escuinapa, 1 oficial y seis hombres, La Aguacaliente, 1 sargento y

cuatro hombres, Cópala, 1 oficial y diez hombres, Cacalotán 1 sargento y

cuatro hombres, Concordia, 1 oficial y diez hombres, , Pánuco, 1 oficial y ocho

hombres, Jocuistita 1 oficial y ocho hombres, Elota, 1 oficial y seis hombres,

Santa Lucia, 1 oficial y quince hombres, Jacobo, 1 oficial y ocho hombres379.

***

Para concluir este capítulo, no queda más que comentar que los

levantamientos militares del siglo XIX han sido tratado muchas de las veces

como amontonamientos de hombres sin brújula alguna, sin más fin que el

pillaje. Otra característica recurrente como han sido estudiados estos

levantamientos militares, desprovistos de cualquier connotación política, y en

el mejor de los casos, si se pudiera considerar que quienes se sumaban era

por una inquietud política de un caudillo desplazado y sediento de poder, lo

cual no quiere decir que no haya sucedido, pero las más de las veces el

tratamiento ha sido el mismo.

377 POGED, 7 de Octubre de 1880, p. 3. 378 AHGES-ICSGES, Ramo Guerra, Noviembre 1880, Exp. 16, f. 272. 379 Giron, Nicole, Op. Cit. pp. 50-51.

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En el caso del levantamiento de Jesús Ramírez Terrón, se ve a un líder que

movió todas sus relaciones construidas previamente, y echó mano de

mediadores para lograr granjearse el apoyo de estos grupos humanos que lo

secundaron, y los contingentes de los cuales se nutrió este movimiento no

procedieron de un solo estrato social, pues vemos la incorporación de

políticos desplazados, jefes militares, comerciantes, jefes políticos de puestos

rangos menores –directores políticos, síndicos, jueces menores - labradores,

mineros y siendo los lideres este movimiento no únicamente jefes militares o

políticos, sino hombres sin recursos económicos como fue Heraclio Bernal.

Vínculos nuevos y viejos interactuaron en este levantamiento militar, e

incorporaron actores diversos.

No se descarta la incorporación de bandoleros, pues por esos años se vivió

un crecimiento endémico de bandolerismo en el estado, además que hubo

quienes lograron amasar sumas considerables de dinero, con fue el caso de

Carlos Zapata, quien al ser aprehendido confesó que los tres mil pesos que

les fueron encontrados, procedían de prestamos forzados que no reportó en

el tiempo que estuvo levantado en armas380, “ a río revueltos ganancia de

pescadores”, es algo muy frecuente en estos levantamientos armados.

La emisión de una proclama política venia dotar a este levantamiento, de

una gran dosis de legitimidad no solo frente a sus adversarios sino frente a

los mismos que la secundaron pues venia a reafirmar el liderazgo. Tal vez las

acciones no se correspondieron con la proclama, pero la gama de acciones

desplegadas era motivo de identificación de muchos de los que se

incorporaron, por razones muy diversas, y retomando lo planteado por

Georges Rude si están implicadas personas de diferentes clases y credos,

algunos pueden ser impulsados por un motivo y otros por otro, en

consecuencia los motivos no solo varían de una acción a otra sino también los

diferentes grupos que participan en un movimiento381

380 Diario Oficial de la Federación, Marzo 3 de 1880, p. 3. 381 Rude, Georges, Op. Cit. p. 225.

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Como pudo verse, militares y propietarios como Domingo Rubí y Pedro

Chiquete, analizaron las opciones que les ofrecía la situación, para

incorporarse al bloque político entronizado en el poder, y canjear su capital

político en tiempo en forma, y no quedar fuera de la facción gobernante. No fue

así el caso de algunos actores, a quienes alcanzó las purgas políticas y

pagaron caro el precio del levantamiento militar, como fue Jesús Ramírez

Terrón y Jesús Maria Bazán, pues la muerte los alcanzó.

De tal forma, se cerró un ciclo de acción colectiva, pero esto dio pie a una

nueva etapa de rebeldía, que adoptó algunas modalidades de este movimiento,

y extendió el radio de sus acciones, y enroló hombres del estado de Durango,

pues inicialmente fue el estado de Sinaloa lugar de origen del grueso de los

militantes. El punto ahora era: ¿Quién los encabezaría y por que seguirían en

armas?

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CAPITULO IV: MÀS QUE BANDIDOS

4.1) TRAS LOS PASOS DE UN LÌDER

Como ya se comentó este trabajo, no es una biografía acerca de Bernal, sin

embargo, me parece necesario destacar algunos aspectos importantes acerca

de el y su familia, para lograr seguir hilando algunas pistas que induzcan a la

mayor comprensión de este fenómenos social. 28 de Junio de 1855 fecha que

a decir de Fausto Marín Tamayo382, en la que nació Heraclio Bernal en El

Chaco, una ranchería remontada en la parte serrana del entonces distrito de

San Ignacio, cuyos padres fueron Jesús Bernal y Jacinta Zazueta, los cuales

procrearon además de Heraclio otros cuatro hijos varones Juan, Fernando,

Antonio y Vicente.

La zona donde se ubica el distrito de San Ignacio, y particularmente la

ranchería de El Chaco, es una región con un relieve accidentado, enclavada

entre las cumbres de la sierra madre occidental, donde a los que se podía

aspirar era a la práctica de una agricultura de autoconsumo con productos

como el maíz y fríjol, actividad que no aseguraba el sustento diario para

familias como los Bernal Zazueta, por lo tanto, el jefe de familia tuvo que

buscar otras opciones para mantener a su familia.

Una oportunidad se la ofreció la minería, que por esos años era la principal

actividad productiva en esta parte de la entidad, en la cual se empleó Jesús

Bernal, teniendo que emigrar al mineral de Guadalupe de los Reyes se

encontraba localizado en vecino distrito de Cósala con todo y familia, propiedad

de los Echeguren, comerciantes asentados en el puerto de Mazatlán,

382 Marín Tamayo, Fausto, Op. Cit., p. 14. Según la información encontrada en esta página,

Heraclio Bernal Sazueta (sic) nació el 22 de Julio de 1855, coincide el año más no la fecha, véase también al respecto: http://www.lds.org/ldsorg/v/index.jspwww.familysearch.org/Eng/search/frameset_search.asp?PAGE=ancestorsearchresults.asp.

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propiedad minera que adquirieron en 1869383, no sin antes sortear algunas

dificultades para ser ellos quienes tuvieron control de esta propiedad.

La estancia de Jesús Bernal y familia en Guadalupe de los Reyes, fue solo

de un año, y decidió regresar a San Ignacio y retomar nuevamente las labores

del campo como forma de ganarse la vida. Se comenta que durante la

estancia de Heraclio Bernal en Guadalupe de los Reyes, siendo ya un

adolescente aprendió a leer y escribir, e inclusive llegó a ser un alumno

destacado384.

Ya de vuelta en San Ignacio Heraclio se vio en la necesidad de laborar para

ayudar en el sostén familiar, las opciones no eran muchas, por lo tanto tuvo

que regresar al mineral de Guadalupe de los Reyes a emplearse como operario

en las nada cortas ni fáciles jornadas de trabajo al interior de las minas.

Las opciones básicamente seguían siendo las mismas que tuvo su padre

para emplearse en esta zona, labrador no propietario y minero, lo cual

significaba dedicarse a ambas actividades a lo largo del año para sobrevivir, un

intercalado de los ritmos de trabajo entre la mina y las tierras agrícolas, que por

cierto ya se aludió eran pocas y agrestes.

Bernal repitió el mismo patrón de su padre: el hijo sin tierras propias, repite

una constante, que se mueve entre el trabajo asalariado de la minería y la

agricultura. Pareciera que esta estrategia respondió a la necesidad de ampliar

el acceso a la tierra en algunas fases del ciclo familiar y a procesos de

acrecentamiento patrimonial del núcleo familiar, pero también puede estar

poniendo en evidencia dificultades en la reproducción de la unidad productiva

familia, y, por otro lado, la generalización de parcelas demasiado pequeñas

para mantener una familia o la falta de tierras producirá otro efecto que ya se

enunció: la emigración temporal385.

En resumen, su liderazgo sobre los rebeldes no puede ser atribuido a su

posición económica, lejos estaba de ser un poderoso terrateniente capaz de

383 AHGES-ICSGES, Febrero, 1861, Exp. 21, f. s/n, AHGES-ICSGES, Junio, 1867, Legajo 6, Exp. 28, f. s/n. 384 Marín Tamayo, Fausto, Op. Cit. pp. 19-20. 385 Hobsbawm, J. Eric, Bandidos, Op. Cit., p. 47.

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transformar a sus dependientes en un séquito militar y construir sobre esa base

su liderazgo político. Su único capital era su capacidad de movilizar sus

relaciones y a través de ellas a la gente, su medio social era el de los

labradores, mineros, arrieros y bandidos, como sus tíos maternos, cuyo único

sobreviviente Antonio Zazueta (a) el sordo, se integró a este grupo, al igual que

los tres hermanos de Bernal386.

Sin embargo, fue poco el tiempo que Bernal laboró en dicho mineral, pues

robó o fue inculpado injustamente del robo de unas barras de plata, siendo

capturado y conducido a la cárcel de Mazatlán, donde su estancia fue muy

corta, logrando evadirse y dedicarse al bandolerismo en compañía de su

hermanos y tíos maternos, dedicados desde tiempo atrás al bandidaje.

En torno a ese suceso, Nicole Giron dice: Fue acusado acaso

indebidamente, del robo de unas barras de fierro y arrestado por disposición

del prefecto local387. Otra opinión al respecto de este acontecimiento, emanó de

la pluma de Brigido Caro, quien escribió lo siguiente:

Sucedió que una vez se perdió en la Hacienda de la Negociación una

barra de acero, ochavada, y como es natural, se inquirió su paradero.

Comenzaron las investigaciones y las sospechas recayeron sobre

Eraclio, que fue aprehendido y consignado a la autoridad judicial como

ladrón. (…) Eraclio, herido injustamente en su amor propio, determinó

vengar la ofensa que le hicieran, levantándose en armas, no solamente

contra las autoridades de quien se creyó ultrajado, sino también contra el

Gobierno del Estado, cuyo primer Magistrado era el Gral. Francisco

Cañedo388.

386 AHGES-ICSGES, Ramo Gobernación, Diciembre 1881, Carpeta 22, Exp. 18, f. 205 387 Giron, Nicole, Op. Cit. p. 33 388 Caro, Brigido, Eraclio Bernal o el rey de los bandidos, Álamos, Imprenta de El Sonorense, 1894, p. 5. Caro, oriundo de Sonora, año atrás se presentó en ciudad de Durango, con l la compañía de teatro “Solórzano”, con la puesta en escena de la obra de cómica “El Doctor merolico” , al respecto vease: La Brocha, 2 de Octubre de 1881, p. 3.

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Otra versión al respecto y que difiere con esta última, la proporciona Fausto

Marín Tamayo comentado lo siguiente:

Hay quienes intentan justificar el paso de Heraclio Bernal al

margen de la ley, como si hubiera sido provocado por la sola acción de la

injusticia. Se le ha querido mostrar victima de intrigas sagazmente

premeditadas. (…) Lo anterior pertenece al campo de la leyenda. Lo real

es que Heraclio, escaso de numerario y despreciando profundamente a la

compañía minera, se las ingenió para apoderarse de una barra de plata389.

En estos tres autores encontramos diferencias entre si fue el quien robó las

barras de metal, o que si hubo hurto o no, o también si dichas barras de metal

eran de plata o de hierro. En este sentido el historiador ingles Eric J.

Hobsbawm, pionero en el estudio del bandolerismo, de hecho fue el quien

acuño el término de “bandido social”, cometa que para el mito del bandido, la

realidad de su existencia puede ser secundaria390.

Por otro lado, cabe mencionar que eran días de repliegue y reorganización,

así que el conocimiento de los distritos aledaños al de San Ignacio, Concordia y

Cósala y de los partidos limítrofes de Durango, fueron lugares de refugio, lo

cual daba la posibilidad de movilizarse y esconderse, y prepararse para nuevas

empresas en tiempos no muy lejanos, mientras que la prensa nacional

comentaba que según los partes oficiales la tranquilidad pública permanecía

inalterable en ambas entidades391.

De tal forma, inicialmente los lazos consanguíneos fueron unos de los

elementos que unían a una fracción de estos rebeldes, grupo de hombres que

muy probablemente un mes después, fueron los que reportó el juez menor de

Jacobo al prefecto de Concordia que según rumores, merodeaban los

alrededores de dicha comunidad, acaudillados por Eraclio (sic) Bernal392. Esta

389 Marín Tamayo, Fausto, Op. Cit. p. 26. 390 Hobsbawm, J. Eric, Bandidos, Op. Cit. p. 23. 391 Diario Oficial de la Federación, 25 de Marzo de 1881, p. 1. 392 AHGES- ICSGES, Ramo Gobernación, Enero 1882, Exp. 8, f. 8.

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visión de verdaderas familias peligrosas y no ya de individuos sueltos y sin

arraigo constituye un punto de inflexión en las políticas de persecución de la

criminalidad rural.

4.2) ANATOMÌA DE LA DISIDENCIA

El conocimiento de la geografía, las relaciones construidas previamente, el

apoyo de la población y la capacidad de movilidad de los sediciosos, le

imprimieron un sello al tipo de acciones que desplegaron, así como a los

blancos que fueron dirigidas estos ataques, parecían siempre estar muy bien

informados, pues para tener éxito, la información fiable era algo indispensable.

El tipo de estrategia utilizada se asemejó en mucho a una guerra de

guerrillas. La clave del éxito de sus acciones durante casi un lustro, radicó más

que en la posesión del terreno, en el conocimiento de este. Es decir se trataba

de un control espacial no concentrado, en el que se movieron sin ocupar

ninguna parte de el393.

En vez de basar su poder en su número, la movilidad, rapidez y sorpresa

eran su fuerza a la hora de atacar, retirarse y dispersarse. El área de

reclutamiento y actuación se presentó en una zona en la cual estaba más

arraigada la tradición del bandolerismo, contingentes humanos que enfrentaban

rudamente las partidas policiales y militares y resistían las detenciones de

modo que no dejaban de erosionar su autoridad.

Posteriormente a derrota y dispersión de la revuelta militar encabezada por

Jesús Ramírez Terrón, Antonio Zazueta (a) el sordo, tío materno de Heraclio

Bernal y único sobreviviente de los otros tíos, se integró a este grupo, al igual

que los tres hermanos de Bernal, a quien junto a su hermano Vicente se les

perseguía tenazmente en zona limítrofe entre Durango y Sinaloa394.

De 1880 a 1883, ni Bernal ni otros reductos de los dispersos no figuraron

realizando acciones de corte ofensivo. Para algunos autores, Bernal estaba

muy enfermo y se encontraba refugiado en el poblado El Maguey, Durango,

393 Fraser, Ronald, Op. Cit , pp. 7-8. 394 AHGES-ICSGES, Ramo Gobernación, Diciembre 1881, Carpeta 22, Exp. 18, f. 205

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también comentan que el mismo Bernal encabezó un robo de armas y víveres

en la quebrada de Palmito, partido de Tamazula, así como el robo de una

conducta de plata con un valor de seis mil pesos en el punto de Chiribos, en la

zona limítrofe entre Sinaloa y Durango395.

Al parecer, esas relaciones previas jugaron un papel fundamental para dar

cobijo a los sobrevivientes de este levantamiento armado, que acompañaron a

Heraclio Bernal, y para esos mismos días que se realizaba la persecución por

parte del gobierno de Sinaloa, estas acciones no tuvieron mucho éxito, pues

gran parte del año de 1882, el cerco de vigilancia que tenían las autoridades

fue burlado, según un telegrama del Prefecto de Cósala comunicó a las

autoridades estatales de Sinaloa que en las inmediaciones de aquel lugar se

encontraba el bandido Eraclio Bernal396. Meses atrás, el gobierno sinaloense

tuvo conocimiento que

en la zona sur del estado, merodea el bandolero Heraclio

Bernal, burlando la acción de la justicia, por lo que se cita que se le

aprehenda por todos medios disponibles, si se encuentra en la

demarcación de su mando y haciendo responsables o cómplices a los que

no den parte inmediato cuando el bandolero se encuentre buscando asilo

eludiendo el castigo al que se ha hecho acreedor397

La actitud de las autoridades de ambas entidades, frente a las acciones

beligerantes de los insurrectos estuvo en tela de juicio desde un principio. Un

ejemplo al respecto lo constituyó una publicación de la prensa, donde aludió

complicidad de algunas autoridades, como el director político de Guadalupe de

los Reyes y los prefectos de los distritos de San Ignacio y Cósala, a quienes

señaló como conocidos protectores de Bernal y su gavilla, quienes además de

395 Gastelum, Ignacio M., Op. Cit. p. 49, Giron, Nicole, Op. Cit. p. 51. 396 AHGES-ICSGES, Ramo Gobernación, Agosto 1882, Exp. 5, f. 93. 397 ESOOG, 10 de Febrero de 1882, p. 2.

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tener toda clase de consideraciones eran los principales promotores de

negociaciones de amnistía398.

Fue para finales de 1882 que se verificó el primer enfrentamiento entre las

fuerzas del gobierno y los hombres encabezados por Bernal en el punto

llamado Cumbre del Oso, resultando cinco muertos de los 32 que

acompañaban a Bernal, habiéndose escapado el aludido con un tiro en el

hombro y en el muslo, y de tal forma, se continuó la persecución399.

Desde 1880 hasta 1888, la prensa muchas veces señalo las complicidades o

adhesiones, ya fueran voluntarias o que no les quedaba otra alternativa, de

propietarios y autoridades, por ejemplo: hubo una gran fiesta en uno de los

pueblecillos más escondidos de la sierra a la que concurrieron muchos de los

propietarios comarcanos para ofrecer sus presentes al temible Eraclio400.

Esto ocasionó que el gobernador de Sinaloa llamara a ambos prefectos para

que se presentaran a Culiacán y rindieran una explicación respecto a los

señalamientos que se les realizaban, dando como respuesta que no tenían

motivo alguno para ser condescendientes, y que a la brevedad posible

procederían a realizar una búsqueda intensiva para lograr la captura de Bernal

y sus secuaces401.

El historiador ingles Alan Knight proporciona elementos sugerentes para

explicarse esta situación, cuando comenta que los forajidos pueden estar al

margen de la ley, pero no necesariamente operan ajenos a la jerarquía política

y social de la localidad402.

Las autoridades del estado de Durango se quejaban que el gobierno de

Sinaloa no auxiliaba a los que se dedican a perseguir al bandido y de esta

manera ellos no podrán lograr su captura, y Bernal continuará siendo el azote

de los pueblos y un mal crónico con tanta depredación403.

398 El Correo de Occidente, 27 de Septiembre de 1882, p. 3. 399 ESOOG , 14 de Noviembre de 1882, p. 3. 400 La Federación, 5 de Enero de 1888, p. 1. 401 AHGES-ICSGES, Ramo Gobernación, Octubre 1882, Exp. 2, f. s/n, ESOOG, 12 de Noviembre de 1882, p. 3. 402 Knight, Alan, Op. Cit, p. 152. 403 El Correo de Occidente, 22 de Abril 1882, p. 3.

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¿Azote de los pueblos y depredadores? Las capas gubernamentales

entraban ellos mismos en contradicción, cuando públicamente aceptaban que

los habitantes en general no reciben de Bernal mal alguno, y antes bien los

beneficia, pagándoles con desprendimiento los servicios que les exige, así

como los víveres con que lo abastecen404. El General José Guillermo Carbo

lamentaba y se disculpaba con el General Porfirio Díaz, que los esfuerzos

implementados para exterminar la gavilla de Bernal han sido negativos,

argumentando sobre todo por la protección de la cual gozaba Bernal de los

pueblos en la serranía405.

Respecto a los contingentes que formaron parte de grupo de hombres, vale la

pena comentar que provenían de comunidades y rancherías enclavadas en las

quebradas de Otaez, Santiago Papasquiaro, Viborillas, San Andrés de la sierra,

Vivorillas (sic), Remedios, Rancho Viejo y Amaculi del estado de Durango,

mientras que comunidades como La Labor, El Favor, El Chaco, Tolosa, Acatita,

San Javier y Las Mesas, del estado de Sinaloa, también fueron sus lugares de

origen406.

Como puede verse, las comunidades que más aportaron hombres, eran del

estado de Durango. Para ello, Bernal logró tender puentes para ese

reclutamiento, otorgándole grados a hombres oriundos de la vecina entidad, en

otras palabras, se granjeó adeptos mediante figuras mediáticas, sin duda

fueron un baluarte considerable en todos los sentidos.

Mineros, pequeños labradores, arrieros, bandidos y desertores de las

fuerzas de gendarmería nacional, reductos de las fuerzas federales que

secundaron años atrás a Ramírez Terrón, siguieron esta línea, lo cual es

entendible por múltiples razones, pues en una guerrilla bien organizada podrían

vengar agravios personales o colectivos, y por que no decirlo, también

encontrar un jornal diario, generalmente mayor que el del ejercito, suficiente

404 Memoria General de la Administración pública del Estado, presentada a la H. Legislatura del mismo por el Gobernador Constitucional C. General Francisco Cañedo, Culiacán, 1886, Op. Cit, p. 20. 405 UIA, AH, CPD ,Leg. 10, Caja 5, Doc. 002157, f.1, 4 de marzo de 1885. 406 Memoria General de la Administración pública del Estado, presentada a la H. Legislatura del mismo por el Gobernador Constitucional C. General Francisco Cañedo, 1886, Op. Cit. pp. 20-21.

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comida y la ausencia de disciplina militar407, solo por resaltar un caso de

deserción, Gabino Ramírez, desertor de las fuerzas del teniente Cervantes, con

base en Santiago Papasquiaro, Durango.

Resulta sumamente sugerente que se refuerzan con una gran facilidad, todo

indica que sin realizar medidas de coerción, por ejemplo cuando cayó muy

temprano al pueblo de San Lorenzo llegó con diez y seis hombres salió de ahí

con treinta hombres con los cuales sometió a las autoridades de Quila, distrito

de Culiacán y un día después ya tenia a su mando un contingente de ochenta

hombres408. En este caso, parecen haber apelado a una serie de lazos sociales

previos, no hay que olvidar las incursiones hacia Culiacán durante la revuelta

que encabezó Ramírez Terrón.

Para estos años las autoridades manifestaban que “Bernal y su gavilla” eran

hechos aislados de grupos aislados de salteadores los cuales no tenían mayor

importancia. Al respecto, el gobernador de Sinaloa, Ingeniero Mariano Martínez

de Castro tuvo para esas fechas estas palabras:

Después de que el ex general Jesús Ramírez Terrón, habiendo

pretendido derrocar los gobiernos legítimos de la Nación y del Estado, fue

vencido y muerto en 22 de Septiembre de 1880, no ha vuelto ha ser

perturbada la paz pública de esta región del país. Como restos de esa

revolución, ha quedado sin embargo una gavilla que no pasa de 30

hombres, capitaneada por Eraclio (sic) Bernal, que de tiempo en tiempo

sale de sus escondites a hacer actos de bandalismo en el camino y las

poblaciones cortas de los distritos de Cosala y San Ignacio, y a veces

también de Mazatlán y Culiacán volviendo luego a dispersarse para

escapar mas fácilmente a la persecución409.

407 Fraser, Ronald, Op. Cit. p. 12. 408 Giron, Nicole, Op. Cit., pp. 57-58. 409 Exposición que el Gobernador del Estado C. Mariano Martínez de Castro dirige al pueblo, en el acto de hacer entrega del poder a su sucesor, 1884, Op. Cit. p. 12.

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La búsqueda se extendió a los distritos de Culiacán y Mazatlán, sin

resultados positivos, desconociéndose el paradero, entre otras cosas por que

las pequeñas comunidades enclavadas en la región serrana entre Sinaloa y

Durango, o bien no dan aviso a tiempo, o por otro lado se ha advertido ciertas

complicidades entre los pobladores410.

Las fuerzas insurrectas tenían una organización de corte militar, con

otorgamiento de grados: Comandante, capitanes, tenientes, sargentos y

soldados rasos411. El número de personas que integraron fue algo relativo,

hubo ocasiones que se señalaron 20, 50 y hasta ocasiones que dieron golpes

participando alrededor de doscientas personas, como cuando tomaron por

asalto el bandido Eraclio (sic) Bernal con 200 hombres a Guadalupe de los

Reyes412 . Este golpe resultó uno de los más resonados, situación que se

detalla en este parte militar a continuación:

Bernal y sus hombres se llevaron 48 rifles y $8´000 (...) con estos golpes

que ha logrado (...) se ha hecho de gran prestigio entre los pobladores de

todas estas rancherías y las de la sierra madre limítrofes entre este estado

y Durango, que es donde se alberga después de los asaltos, donde goza

del favor y el apoyo de todas esas gentes413.

410 UIA, AH, CPD, Leg. 008, Caja 001, Doc. 00092, f.1, 25 de junio de 1883. 411 Comandante, Heraclio Bernal, capitanes, Teodosio Bernal de Tolosa (distrito de San Ignacio), José zazueta (a) el sordo (distrito de Cósala), Miguel Gandarilla (San Antonio de la sierra, Durango), tenientes, Francisco Quintero (San Andrés, partido de Santiago papasquiaro), Juan Medina (mineral del Tominil, partido de Topia, Durango, sargentos, Gabino Ramírez (Santiago Papasquiaro, Durango), Corral (a) el alacrán, desertor, clase de tropa, José Delgado (El Zapote, partido de Santiago Papasquiaro, Durango), Cirilo Márquez, (Santiago Papasquiaro, Durango), Prisciliano Nevares, Acatita, partido de Tamazula, Durango, al respecto vease, Giron, Nicole, Op. Cit., p. 59. 412 UIA, AH, CPD, Leg. 10, Caja 21, Docs. 10014-10015, f. 5, 23 de Octubre de 1885. 413 UIA, AH, CPD, Leg. 10, Caja 21, Doc. 10016, fs. 1-5, Noviembre 1 de 1885.

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4.3) ACCIONES Y ESTRATEGIAS

Entre las estrategias que desplegaron estos actores, el tiempo que estuvieron

levantados en armas, conviene subrayar que le dieron continuidad al tipo de

estrategias que realizó Bernal y sus hombres durante la revuelta militar

convocada por Ramírez Terrón, toda una gama de acciones, las cuales

consistieron en asaltos a diligencias, toma por asalto en la madrugada de

compañías mineras, daños a las instalaciones telegráficas de las oficinas

gubernamentales, raptos de propietarios y autoridades políticas fueron actos

que realizaron de manera intercalada durante esos años.

De 1883 a 1887, años en los cuales se desarrolló el grueso de dichas

acciones, en poco más de treinta ataques a los blancos aludidos, el monto en

efectivo de los botines fue muy pequeño. Lo que muchas de las veces se

tomaban en calidad de préstamo, era víveres, ganado, armas, municiones,

caballos. Se armaban y montaban a expensas de su enemigo. Por esta misma

razón buscaban conseguir por todos los medios posibles un número importante

de caballos.

Además, siempre que tuvieron oportunidad realizaron la ridiculización de

autoridades locales como síndicos, directores políticos y prefectos de distrito.

En Abril de 1883, en terreno muy familiar cerca del poblado de los Brasiles, al

este del distrito de San Ignacio, Bernal despojaron de armas y dinero a tres

viajeros, además de amenazar de muerte a francisco Torres autoridad del

poblado de San Javier, a quien Bernal llamó “viejo matón”, y ese mismo mes

cayó por sorpresa en la comunidad de Pueblito, donde asaltó la casa del

alcalde414.

En ambos asaltos se ve el mismo tipo de acciones y actitudes: el monto de

los botines es muy pequeño, los blancos escogidos son autoridades locales y

414 Giron, Nicole, Op. Cit. p. 51.

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buscar dejar sentada una superioridad frente a ellos, en pocas palabras una

actitud desafiante.

En mayo de 1883, nuevamente realizaron un asalto a una diligencia cuya

ruta era entre Mazatlán y Culiacán, lo cual que trascendió a nivel nacional,

sobre todo por las personas que fueron afectadas entre ellos un diputado del

congreso, Rafael Ibarra y Benjamín Hill, originario de Alamos, Sonora, los

cuales opusieron tenaz resistencia, pero finalmente fueron doblegados por los

bandidos, resultando muertos y heridos tanto por el lado de los bandidos, así

como por parte de los pasajeros415.

Resulta interesante, que pese a los señalamientos en los partes informativos

de las autoridades y la prensa de aquellos años, como asesinos feroces, tienen

registrados hasta el momento diez homicidios, tomando en cuenta que por

alrededor de diez años estuvieron alzados, y estas muertes fueran únicamente

contra personas que desempeñaban cargos políticos y en menor grado contra

comerciantes acaudalados, a quienes en algunas ocasiones hizo azotar en los

lugares públicos de los lugares tomados por asalto.

El estilo de conducción y los procedimientos instrumentados tenían

inequívocas connotaciones militares, por ello muchas de las veces realizaban

hasta tres ataques en un solo día, en puntos relativamente alejados, para lo

cual la táctica de dispersarse –estrategia utilizada anteriormente-, algo que

ejemplifica lo anterior fue en Enero de 1884, tomaron por asalto una diligencia

que corría de Elota a Culiacán, robando a los pasajeros y tomaron como rehén

a uno de ellos, buscando información acerca de su nuevo golpe, que no

tardaría mucho tiempo en llevarse a cabo, solo horas, el mineral de Zamora ,

donde primeramente visitó la tienda de raya donde sustrajo los fondos e

impuso sus prestamos forzosos entre los vecinos del lugar. Ya en retirada,

realizaron otro asalto, cayendo durante la madrugada al mineral de

Campanillas416.

415 Ibíd. 416 Giron, Nicole, pp. 53-54.

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Para las autoridades, al reaparecer este grupo de hombres en los distritos

del sur de Sinaloa, dichas acciones fueron consideradas como sus

acostumbradas depredaciones417. Si se considerara que se trató de una gavilla

de salteadores, se estaría repitiendo la visión de las autoridades de la época, y

por lo tanto se tomaría un camino que impediría descifrar otras facetas del por

que se lanzaron a tomar las armas.

Los comportamientos y acciones de estos actores, habían definido enemigos

precisos y bien circunscriptos. No hubo actos de robos ni de saqueos

generalizados a los lugares que llegaban a tomar.

Respecto a Heraclio Bernal, la historiadora francesa Nicole Giron afirmó

que al creerse Bernal señor de toda una región tuvo el impulso de convertirse e

insertarse al seno de la sociedad porfiriana418. En lo particular no coincido con

la autora, creo que Bernal no poseía los caracteres de un cacique porfiriano

que le atribuyó esta investigadora, ni que fuera su intención insertarse de esa

forma en dicha sociedad.

Más que nada, me parece que su intención era preservar ilesas en su mayor

parte, las características de una sociedad tradicional, más no pasiva,

contrapuesta a la sociedad moderna y liberal que el régimen porfiriano vertía en

el discurso, irónico tomando en cuenta que en las proclamas políticas que

secundaban los rebeldes, se apelaba al restablecimiento de la constitución de

1857, pero hay que tomar en cuenta que dicha situación se presentaba

recurrentemente en este tipo de movimientos, que se daban estas

imbricaciones, son situaciones que afloraron en este orden social rural de

cosas que se veía cada vez mas cercado por el avance de la vorágine

modernizadora, y la entrada en escena de actores sociales ajenos a ese

entorno. Esta sociedad en la cual se desenvolvió Bernal y las personas que lo

apoyaban ya fuera sumándose por la vía de las armas o ya fuera apoyando de

otras maneras, tenía espacios y formas de vida, relaciones económicas y

sociales de las que formaban parte, los ya aludidos.

417 AHGES-ICSGES, Ramo Gobernación, Abril 1883, Exp. 6, f. s/n. 418 Giron, Nicole, op. cit p. 68.

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Por que no eran un grupo pasivo, por que ellos al igual que Bernal hicieron

una evaluación de la situación en su momento, si su jefe entró en

negociaciones con el gobierno ante las autoridades por medio de

intermediarios, muertos sus hermanos y su tío, sin duda esto nos habla de una

cultura política rural dinámica, la cual es un cuerpo vivo que sigue

evolucionando, que se nutre y se enriquece, y para muestra esta el caso de las

poco más de cien personas que negociaron un indulto y entrega de armas, ante

los militares Cleofás Salmón y Domingo Rubí419, este último ex compañero de

armas de Bernal en la revuelta de Ramírez Terrón, ubicados ahora en bandos

diferentes. Rubí también realizó su evaluación de la situación años atrás.

Algo es claro los hombres seguían a Bernal, pero parece que no a cualquier

parte, de cualquier modo y en cualquier condición. Ellos parecen también haber

evaluado las oportunidades de éxito de esta lucha y condicionado no solo su

participación sino su permanencia en este movimiento disidente y la lealtad de

los adeptos dependía de su capacidad para demostrar sus vinculaciones que

ampararan la disidencia y le dieran trascendencia política, y que mejor

ocasión para reafimarse castigando autoridades y la emisión de proclamas

políticas, al tiempo que reafirmaba su liderazgo era una demostración efectiva

de autoridad frente a aquellos que hasta entonces se habían acostumbrado a

mandar, como un ejemplo de ello puede señalarse el asalto a El Quelite,

según informes del General Emiliano Lojero hizo mención, que Bernal obligó al

maestro de la escuela de poblado citado, a escribir una proclama, la cual le

dictó de un manuscrito que traía Bernal en su poder, comentando que dicha

proclama ya se encontraba en manos del prefecto de distrito para evitar se

difundiera el contenido420.

Bernal construyó la imagen de una gran confabulación de la que serian parte

los hombres que el lideraba, y además, debía dar una imagen de autoridad y

de legitimidad, probablemente consideró imprescindible desarrollar un discurso

que interpelara sentimientos de las personas que lo acompañaban, y desplegar

419 El Correo de Occidente, Abril 29 de 1886, p. 3. 420 UIA, AH, CPD, Leg. 009, Caja 001, Doc. 000288, f. 1, 20 de octubre de 1884.

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un tipo de acción que lo hiciera creíble y debió recurrir a un conjunto de

nociones y aspiraciones que, de algún modo, definían un “programa” que el

consideraba pudiera convocarlos y que incluía precisar enemigos, definir una

estrategia de acción y darle un encuadre político421.

El año de 1885, fue uno de los más activos para Bernal y compañía, lo cual

fue evidente desde sus inicios, pues lo tenemos el día 20 de Enero entrando a

Quila, desplegando su ya accionar de cada asalto: casas de funcionarios sus

blancos, toma de rehenes y chantaje a cambio de dinero, armas y caballos lo

cual es seguido de la petición a unos músicos de la localidad que les toquen

“las golondrinas” además de mandar de la oficina telegráfica, un mensaje al

gobernador del estado el General Francisco Cañedo y luego encerrar al

telegrafista en su misma oficina donde labora422. Sus acciones se fueron

incrementando, en el pueblo de Los Remedios fusiló al juez de acordada, el

temor entre los pobladores de San Dimas o Sierra Santa Ana423.

Jocuistita fue el siguiente objetivo de Bernal y compañía, donde además de

realizar las acciones ya acostumbradas, logró reclutar mas personas, dándole

forma a su “gavilla”, de una verdadera columna de ejercito un poco mas de

cien hombres. Los motivos para reforzarse pueden ser varios, por una parte el

acecho de las fuerzas de ambos estados, o bien prepararse para algo de

mayor envergadura, que se puede ver en la proclama del plan de La Rastra,

que a continuación se vera. Antes de ello, realizó dos nuevos atracos

apareciendo entre Guadalupe de los Reyes y Cosalá, donde dieron muerte a

José Maria López y mandó azotar públicamente a varios vecinos424.

Además de dichas acciones que se pueden definir de ajusticiamiento, los

partidarios de Bernal pegaron en lugares públicos la siguiente proclama, que

bien vale la pena revisar en toda su extensión:

421 Fradkin, Raúl, Op. Cit, p. 113. 422 Nicole Giron, Op. Cit. pp. 57-58. 423 Ibíd. p. 60. 424 Ibíd. p. 61.

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“Heraclio Bernal, Comandante de las fuerzas proclamadoras de

las garantías constitucionales, a los habitantes hago saber:

“Que el Gobierno actual no es obra de los hombres ni respeta

las garantías que todo hombre debe disfrutar con arreglo al Pacto Federal

de la República, por que es bien sabido que los actuales gobernantes se

han impuesto por sí mismos y por que también es notorio que no hay

moralidad ni justicia ni protección para los ciudadanos, pues unos cuantos

se apoderan del poder y solo se ocupan de enriquecerse y de exterminar a

los demás, al grado que nadie tiene segura la vida ni sus intereses, viendo

además que se protegen a los extranjeros con perjuicio de los mexicanos,

que por lo tanto es indispensable tomar las armas para quitar a los malos

gobernantes y hacer que impere la constitución a cuyo intento he

proclamando el siguiente plan político:

1.- Proclamo el restablecimiento efectivo de la Constitución.

2.- Tomo el mando de las fuerzas pronunciadas hasta que a mi juicio

deba resignarlo en persona que me inspire confianza para marchar con

ella de acuerdo.

3.- Invito a todos los buenos ciudadanos y declaro tener las

facultades que me de la situación este plan y hacerlo triunfar.

4.- Este plan se ira reformando según lo reclamen el concurso de los

pueblos y las luces de los ciudadanos que se presenten a sostenerlo.

5.- Serán tratados con el rigor de la ley todos los que contraríen este

plan o denuncien a sus defensores.

Libertad en la ley.

Es dado en La Rastra, a los veintiséis días del mes de Julio de

1885425.

425 Marín Tamayo, Fausto, Op. Cit. pp. 92-93.

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Un Heraclio Bernal que hace recordar al argentino Juan Facundo Quiroga,

mejor conocido como Facundo, por la emisión de proclamas políticas426.

Algunos aspectos a analizar de manera somera de este plan político, Bernal se

proclama de un ejercito el cual tiene nombre, que busca deponer por las

fuerzas de las armas a los actuales gobernantes, los cuales considera como

ilegítimos y usurpadores, pues ellos mismos se dieron tal investidura, busca el

restablecimiento de la constitución de 1857, sus demandas son netamente

políticas, si bien hace mención de las paupérrimas condiciones de vida del

grueso de la población, se lo atribuye mas que nada a los malos gobernantes y

la gran penetración extranjera, por ello de ahí la justificación de restablecer los

preceptos liberales de la constitución de 1857.

Aquí valdría la pena nuevamente retomar los planteamientos de Hobsbawm

respecto al bandolerismo cuando nos dice que

el bandolerismo en sí no constituye un programa para la

sociedad campesina, sino una forma de autoayuda para escapar de ella

en determinadas circunstancias. Los bandoleros dejando aparte su

voluntad o capacidad de rehusar la sumisión individual, no tienen más

ideología que la del campesinado (o parte del campesinado) de que

forman parte427.

Dichas acciones fueron motivo de preocupación y discusión entre los

mismos diputados del Congreso del Estado de Sinaloa quienes decían que no

obstante de ser perseguido tenazmente Bernal y sus gavilla, no ha sido posible

dar con el, en razón de que cuando se ve asediado se refugia en las asperezas

de la sierra428.

Lo cierto es que mientras era una cosa u otra, aparecen nuevamente, el 26

de septiembre de 1885 tomando por asalto el pueblo de Tamazula, Durango

426 Sarmiento F., Domingo, Facundo, civilización y barbarie. Vida de Juan Facundo Quiroga, Editorial Porrúa, México, 2000, 228 p. 427 Hobsbawm J. Eric, Bandidos, Op. Cit. p. 41. 428 Libro de sesiones del Congreso del Estado de Sinaloa, Sesión del día 15 de Septiembre de 1885, ACES, f. 27.

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donde con más fuerzas a su mando, desplegaron una nueva modalidad esta

ocasión. Bernal envió un grupo de subordinados al pueblo con un jefe al

mando, para que fijara los montos de los préstamos impuestos y otras

requisiciones.

Otra situación que ya es por demás visible a estas años, es que las

autoridades tenían gran temor ejercer cualquier cosa que se interpusiera contra

Bernal, se sentían desamparados ante la lejanía de fuerzas armadas429.

Un mes después, fue turno del mineral de Guadalupe de los Reyes, distrito

de Cosalá el 16 de octubre de 1885, a la hora de la comida, a decir de un parte

militar sobre los hechos ocurridos, cayeron por asalto un poco más de

doscientos hombres, donde aparte del cuantioso botín en dinero y especie,

lograron derrotar a las fuerzas del 7º regimiento, fuerza compuesta por veinte

hombres, quienes estuvieron resistiéndose por espacio de cuatro horas hasta

que el citado Bernal empezó a incendiar las casas de dicha negociación y por

lo mismo, se vieron obligados a rendirse, logrando que no se llevaran al sr.

Dionisio Echeguren430. La impresión para esas fechas del militar Emiliano

Lojero fue que

con estos golpes que ha logrado (...) se ha hecho de gran

prestigio entre los pobladores de todas estas rancherías y las de la sierra

madre limítrofes entre este estado y Durango, que es donde se alberga

después de los asaltos, donde goza del favor y el apoyo de todas esas

gentes. La minería que es el sostén de este Estado es la que sufre los

destrozos de Bernal y como esta tiene intereses ligados con el extranjero

las noticias corren rápidamente y esto pone en peligro este importante

rubro431.

Esta acción fue sin duda, una de las más renombradas por varios motivos:

primero, fue a plena luz del día situación novel hasta esa ocasión, a plena hora

429 Giron, Nicole, Op. Cit. p. 65. 430 UIA, AH, CPD, Leg. 10, Caja 21, Docs. 10014-10015, f. 5, 23 de Octubre de 1885. 431 UIA, AH, CPD, Leg. 10, Caja 21, Doc. 10016, fs. 1-5, Noviembre 1 de 1885.

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de la comida, la quema de algunas edificaciones propiedad de la compañía

minera realizada por el mismo Bernal y el intento frustrado de rapto de uno de

los accionistas principales de dicha negociación

Cuando se realizaban asaltos en esa región, se especuló si se trataba o no

de Bernal y su gente. Por ejemplo, a mediados de marzo de 1886, un grupo de

catorce bandidos tomó por asalto la población de Elota robó algún dinero y

quitó las armas que encontró, muy símil al modus operandi de los rebeldes

para salir rumbo a San Ignacio. La prensa de la época comentó que

se trataba de gentes los cuales han querido hacer una

“Bernaleña”, pero creemos no sería la de Bernal, porque hay fuerzas

federales en Cosalá y San Ignacio. De igual forma, el gobierno hizo salir a

los gendarmes a tomado todas las medidas que ha podido432.

Otro ejemplo en este sentido, producto del temor que despertaba Bernal

entre ciertos sectores, fue cuando gente de Guadalupe de los Reyes

comentaba con insistencia que el robo a la conducta del Tominil fue perpetrado

con Heraclio Bernal y su gavilla, lo cual no pudo ser probado433.

Las quejas y recriminaciones de ambos estados acerca de las

inconsistencias en la persecución de Bernal, se reflejaron entre otras partes en

la prensa. A manera de ejemplo se encuentra la queja del gobierno de

Durango que el gobierno de Sinaloa no auxilia a los que se dedican a perseguir

al bandido y de esta manera ellos no podrán lograr su captura, y Bernal

continuará siendo el azote de los pueblos y un mal crónico con tanta

depredación.434

Buscando sacudirse un poco ese tipo de señalamientos, el General

Francisco Cañedo giró algunos exhortos, que entre otras cosas se propuso

establecer destacamentos en Guadalupe de los Reyes, Jocuixtita y Cósala

432 El Correo de Occidente, Marzo 18 de 1886, p. 2. Por otra parte, Nicole Giron comentó que este asalto no fue dirigido directamente por Bernal sino por unos de sus lugartenientes, quien realizó actos más que desprestigiosos para la persona de Bernal, Giron, Nicole, Op. Cit. p. 72. 433 La Opinión, Julio 23 de 1887, p. 3. 434 El Correo de Occidente, Abril 22 de 1886, p. 3.

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poblaciones pertenecientes a este Estado en la línea divisoria con Durango, sin

perjuicio de la fuerza móvil que organizase para auxiliar a las de Durango,

cuando perseguidos los bandidos por las de aquel Estado quieran salir para

este435.

Si bien, a partir de 1886, fue el año en que empezaron a perder fuerza,

todavía lograron realizar acciones que si bien no fueron muy remuneradas o

con el mismo poderío anterior, en cosa de una semana realizó dos asaltos que

fueron de cierta repercusión por las personas que fueron sus blancos.

El primero de ellos fue un pequeño pueblo minero en Ventanas, Durango,

donde capturó a las autoridades y algunas personas acaudaladas y

propietarios mineros, entre ellos algunos norteamericanos, situación que fue

motivo de malestar en el vecino país del norte436.

En algunos periódicos se publicó la noticia que informaba sobre la presencia

de

Eraclio Bernal, quien se pasea libremente en la Villa de Sinaloa., no hay

noticia mas falsa ya que él solo merodea, y solo cae como ave de

rapiña a asaltar uno que otro pueblo, y se vuelve inmediatamente a sus

guaridas así sucedió en después del asalto a Ventanas. 437

Lo cierto es que solo unos días después del asalto a Ventanas, el 2 de junio

de 1886, Bernal cayó por sorpresa a la negociación minera de Metates, Sinaloa

donde mas que nada se dedicó a hacer ciertos ajustes de cuentas a quienes

creyó responsables de haberlo denunciado de una forma u otra438. Ante dichos

actos, ciertos periódicos empezaron a ejercer presión para que las autoridades

resolvieran dicho caso, y también criticaban a otros colegas periodistas suyos

que decían ensalzaban las romancescas y aventuras vandálicas del famoso

435 UIA, AH, CPD, Leg. 10, Caja 20, Docs. 9958-9959, fs. 1-3, Octubre 9 de 1885. 436 Giron, Nicole, pp. 73-74. 437 El Correo de Occidente, Junio 18 de 1886, p. 3. 438 Giron, Nicole, Op. Cit. p. 74. Según las autoridades del partido de San Dimas, Durango a donde pertenecía el mineral de San Dimas, el asalto fue el 29 de Mayo, al respecto vease: POGED, 3 de Junio de 1886, p. 3.

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capitán de bandidos Eraclio (sic) Bernal, futuro protagonista de novelas de

pacotilla439.

Por otra parte un periódico del estado de Sinaloa publicó una nota

respecto a un posible plan de captura de Bernal y su gavilla donde comentaron

lo siguiente

yo tomaría 300 federales, los dividiría en 10 destacamentos

que los colocaría en las siguientes poblaciones…todos los puntos donde

los bandidos se proveen de recursos; quedarían cubiertos; en el resto de

la sierra no hay mas que agua. Asegurado esto, levantaría 3 acordadas de

30 hombres del país en cada una, armados y mantenidos por cuarenta de

este y del vecino estado de Durango, gente de confianza, Señores;

acostumbrados al terreno, que puedan dividirse en dos hombres si se

necesita; que transiten de noche, que madrugue, que se contente con

pinoles que sepa que además liberta sus hogares de una plaga tan

funesta que no nos deja trabajar tranquilos, va a recibir ventajas

proporcionales a la magnitud a las presas que ejecuta . Yo les garantizo a

ustedes que antes de tres meses no tenemos un ladrón en la sierra. Con

el método que ahora se emplea no se conseguirá nada equivale a

perseguir bandidos con prisioneros deseosos de escaparse ¿No es eso

tirar inútilmente los dineros de la nación?440.

4.4) CRÒNICA DE UNA REPRESIÒN FRUSTRADA

De principio a fin, los intentos por reprimir de manera apabullante a este

grupo de hombres que estuvieron en armas de 1879 a 1888, tropezó con

muchas adversidades, como a continuación se revisara. Entre los principales

argumentos que se vertían carta tras carta, eran más o menos los siguientes:

439 ESOOG, 6 de Agosto de 1886, p. 1. 440 La Opinión, Septiembre 24 de 1887, p 3.

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El obstáculo principal con que ha tropezado desde entonces para

exterminar esas gavillas, es que Bernal no presenta jamás acción a las

fuerzas que lo persiguen. Después de cometer uno de sus hechos

bandálicos (sic), disemina su gente, les señala un punto de reunión y

cada cual se va por caminos y veredas enteramente extraviadas. Los

lugares más ásperos de la Sierra Madre, aquellos donde casi es imposible

penetrar, son su residencia favorita; pero ni aún allí reúne a su gente, sino

que cada uno anda por rumbos distintos441.

Las líneas anteriores fueron escritas por el entonces gobernador, el General

Francisco Cañedo, ahora, véase lo que un par de años atrás comentó el

gobernador de Sinaloa, ingeniero Mariano Martínez de Castro

La astucia que caracteriza a ese cabecilla y el favor que recibe en

ciertas poblaciones del Distrito de Cósala y en la sierra de Durango,

han impedido hasta aquí, su aprehensión y la destrucción de la

gavilla, últimamente ha sido derrotada y dispersada y no ha vuelto a

aparecer442.

Este tipo de acciones empezaron a inquietar a ciertos sectores de la

sociedad sinaloense, esto lo evidencia una misiva que envió el Lic. Luís Rivas

García al General Porfirio Díaz, donde manifestaba que el regreso a las

andadas de Heraclio Bernal y su gavilla, había causado alarma entre la

población, principalmente autoridades y comerciantes de los distritos serranos,

agregado además que las fuerzas del orden era insuficientes443.

441 Memoria General de la Administración Pública del Estado, presentada a la H. Legislatura del mismo por el Gobernador Constitucional C. General Francisco Cañedo, Culiacán, 1886, Op. Cit. p. 19. 442 Exposición que el c. Gobernador del Estado de Sinaloa c. Mariano Martínez de Castro dirige al pueblo, en el acto de hacer entrega del poder a su sucesor, Culiacán, 1884, Op. Cit., pp. 12-13. 443 UIA, AH, CPD, Leg. 009, Caja 001, Doc. 34, f. 2, 21 de Mayo de 1883.

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Por tal motivo, el gobernador Mariano Martínez de Castro giró una orden al

General Guillermo Carbo, para que a su vez proporcionara todas las facilidades

al General Cleofás Salmón, para que organice una fuerza de a pie, pues es

difícil acceder con fuerzas de caballería, dado los lugares que escoge Bernal y

su gavilla hombres seleccionados por el mismo y de fiar, comentando también

que ya había permiso de las autoridades del vecino estado de Durango para

poder cruzar la línea entre ambos estados, para realizar mas eficazmente la

persecución de estos bandidos444, esperando tener éxito en dicha asechanza

pese a que Bernal siempre es ayudado en aquellos pueblos, ya sea por

complicidad o por temor.

Quien también mostró preocupación, fue el gobernador del estado de Durango

Juan M. Flores, el cual comentaba la presencia de Bernal y su gavilla de

alrededor de ciento treinta hombres muy bien armados que resultaba un amago

constante para los minerales y pueblos limítrofes, que a su parecer sus actos

vandálicos han sentado el pánico, haciendo día a día mas necesaria la captura y

destrucción de estos malhechores, para lo cual proponía el reclutamiento de

hombres con conocimiento de los terrenos donde Bernal y compañía se refugian

y que sean buenos tiradores, aparte de ofrecer de su propia bolsa, la cantidad de

dos mil pesos de recompensa por información para capturar a Eraclio Bernal, o

para quien lo capture por su cuenta445.

Para establecer un cerco más radical contra Bernal y sus hombres, se

instrumentaron órdenes para los prefectos de los distritos de Cosalá y San

Ignacio, para que pongan disposición todos los recursos que estén a la mano,

tanto en especie como hombres que sirvieran de guía para dar con el paradero

de tan aludido personaje y cómplices446.

En el caso de la prefectura del Distrito de Cósala, por esas fechas salió de

esta villa rumbo a Cogota, Acotitán, Salto y Laguna Grande, el teniente Filomeno

444 UIA, AH, CPD, Leg. 008, Caja 001, Doc. 00069, fs.1-3, 25 de Mayo de 1883. 445 UIA, AH, CPD, Leg. 10, Caja 16, Doc. 7930, fs. 1-3, 23 de junio de 1885. 446 UIA, AH, CPD, Leg. 008, Caja 001, Doc. 00091, fs.1-2, 22 de Junio de 1883.

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Hernández, para la persecución de la gavilla de Bernal, la cual atacó en Laguna

Grande al c. Pilar Tostado447.

El encargado en ese momento de realizar la persecución de este grupo de

rebeldes seria Emiliano Lojero, quien insertó un oficio que dirigió a las

prefecturas de los distritos del sur sobre la persecución del bandolero Heraclio

Bernal, teniendo como primeras disposiciones nombrar capitán de la fuerza de

seguridad pública a Ángel Torrontegui, el cual expedicionaria en persecución de

dicha gavilla448.

Sin embargo, estas disposiciones no fueron garantía que esta persecución se

llevaría de manera certera por ejemplo, el prefecto de Cósala consultó hasta que

punto estaba facultado para en casos de alarma o invasiones de la gavilla Bernal

u otras449. Las facultades respecto a este tipo de decisiones, no estaban

clarificadas del todo.

Las carencias y falta de organización para buscar combatir a los rebeldes

seguían saliendo a la luz, lo cual quedó evidenciado en la falta de comunicación

entre los mismos altos mandos militares para autorizar el préstamo de

armamento, en esta ocasión diez y ocho fusiles Remington que se supone

deberían estar en depósito en Mazatlán450.

El gobierno de Sinaloa, consciente que había dejado muy suelta esta

situación, ya sea por falta de recursos, coordinación con las autoridades

subalternas de sus prefecturas o bien por desidia, estableció una acordada al

mando del comandante Higinio C. Martínez, prefecto del distrito de Concordia,

para que se dedicara únicamente de Bernal, esperando de una vez por todas

obtener buenos resultados, además de que en Culiacán se estaba organizando

una fuerza de acordada que operara de manera mancomunada con las fuerzas

ya citadas451.

447 ESÓOG, 9 de Junio de 1883, p. 3. 448 AHGES-ICSGES, Ramo Guerra, Abril 1885, Exp. 7, f. 48, AHGES-ICSGES, Ramo Guerra, Junio 1883, Exp. 3, f. s/n. 449 AHGES-ICSGES, Ramo Gobernación, Marzo 1885, Exp. 22, f. s/n. 450 UIA, AH, CPD, Leg. 009, Caja 001, Doc. 000289, f. 1, 29 de Octubre de 1884. 451 ESOOG, 21 de octubre de 1884, p. 3.

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La propuesta del gobernador de Durango de levantar una fuerza de seguridad

rural reclutada donde los rebeldes tenían su radio de acción, fue puesta en

marcha al ser autorizado José Melero para organizar una fuerza que patrullara la

región circunvecina del partido de Santiago Papasquiaro, Durango, quien a su

vez a petición del jefe político de dicho partido, recomendó a José Maria Chairez

del rancho Cavivia de ese mismo partido, para que se le nombrara jefe de

guerrilla auxiliar, petición que encontró respuesta positiva en las autoridades

estatales452. Para la prensa nacional la situación era muy clara

seis años hace que este Luigi Vampa mexicano anda sembrando el terror

en multitud de los pueblos del Estado de Sinaloa sin que hasta ahora se le

haya hecho una persecución eficaz453.

Para fines de 1885, uno de los más activos como se ha visto las autoridades

parecían quedarse boquiabiertos, los cuales se turnaban continuamente a la

ciudad de Culiacán referentes a la persecución de dicho bandolero y asaltos

dados por este en el presente año454. Tras el asalto a la negociación minera de

Metates, Durango, el prefecto de Mazatlán Bernardo Vázquez, giró a Culiacán,

algunas de las medidas dictadas por el General Domingo Rubí para su

persecución al Distrito de Cósala455.

Bernal y el poco más de doscientas personas que encabezaba este

aguerrido sinaloense, eran un problema nacional que había requerido

disposiciones del ejecutivo nacional, en aras de extinguir su actividad como

bandolero, al frente nada menos de dos centenares de hombres que actuaba

casi sin oposición en un radio de acción considerable de dos estados del país.

Para el gobernador de Durango, General Juan M. Flores, Bernal y sus

doscientos hombres, que huyeron a su ver después de realizar tan

vergonzosos hechos, se encontraban en la región serrana perteneciente al

452 AHED, Sala Siglo XIX, Caja 1, Exp. 21, 1885, f. 1. 453 El Pacto Federal, 25 de Febrero de 1885, p. 2. 454 AHGES-ICSGES, Ramo Guerra, Apéndice Diciembre 1885, Exp. s/n. 455 AHGES-ICSGES, Ramo Gobernación, Junio 1886, Exp. 17, f. 230.

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estado de Sinaloa, y solicitaban al presidente de México, General Porfirio Díaz

se sirviera mandar los recursos necesarios para realizar la búsqueda a pie de

tan horrible plaga que hacia tiempo tenia en jaque a las autoridades de ambos

estados456.

En ese sentido, el General Porfirio Díaz notificó al General Juan Manuel

Flores, gobernador del estado de Durango, el envío de dos batallones de

fuerza federal, los cuales serian movilizados vía Acapulco y posteriormente por

el ferrocarril central, con la finalidad de emprender una campaña de

persecución de este grupo disidente, además de solicitar a esta autoridad

estatal se sirviera nombrar jefe político del partido de Topia, Durango, durante

el tiempo que duren las operaciones457.

Pese a estar alrededor de doscientos cincuenta hombres tras sus pasos y

que el gobernador de Durango comentaba que Bernal y su numeroso

contingente se encontraban en Sinaloa y no en su entidad, estos lograron

evadir dicho cerco y realizaron otro robo, el cual fue el 17 de noviembre

entrando alrededor de ciento cincuenta personas al pueblo de Sierra Santa,

Durango, realizando la imposición de prestamos en efectivo así como la

requisición de armas458.

Cabe mencionar, que por esas fechas, se suscitó una polémica entre los

estados de Sinaloa y Durango, respecto a que si las autoridades de esta última

entidad, estaban en posibilidad de ejercer un control estricto sobre el territorio

donde se ubican las poblaciones que comprendían la zona de las quebradas en

este vecino estado debido a una confluencia de diversos factores, lo cual llevó

a que se destara un incidente sobre el supuesto interés por parte del estado de

Sinaloa por anexarse esa zona, a lo cual respondió el gobernador

duranguense, que bajo ninguna circunstancia permitiría eso, además de pedir

una explicación al gobernador de Sinaloa, el General Francisco Cañedo, sobre

el origen de esos rumores459.

456 UIA, AH, CPD, Leg. 10, Caja 21, Doc. 10172, fs.1-2, 4 de noviembre de 1885. 457 AHED, Sala Siglo XIX, Caja 1, Exp. 15, 1885, fs. 1-2. 458 Giron, Nicole, Op. Cit. p. 67. 459 POGED, 28 de Marzo de 1886, pp. 1-2.

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A propósito de polémicas, llama la atención que el General Domingo Rubí

mientras se encontraba comisionado en la campaña para dar con las fuerzas

comandadas por Heraclio Bernal, dicho militar en su estancia en el distrito de

Cósala, se dio tiempo para en compañía de otras cuatro personas, realizar el

denuncio de una mina, ante la diputación de minería de dicho distrito460.

4.5) NO HAY ESPACIO PARA MÀS

Corría el año de 1886, y desde los primeros días las cosas empezaron a

cambiar de manera muy visible para los rebeldes de la serranía de Sinaloa y

Durango. En tierras sinaloenses, más específicamente en el punto llamado El

Comedero, distrito de Cósala, se entabló un combate entre las fuerzas

mancomunadas del estado y tropas federales, comandadas por el General

Cleofás Salmón, contra 25 hombres de los adeptos a Bernal, teniendo como

saldos un muerto y un prisionero por los rebeldes, además de quitarles dos

rifles y sietes bestias mulares, mientras que por las fuerzas gobiernistas hubo

un muerto461.

Días después cuatro columnas de fuerzas federales y estatales, al mando

del General Domingo Rubí y el General Cleofás Salmón, y al frente de los otros

dos grupos de hombres estaban Juan Caamaño y Prospero Bustamante,

quienes se encontraban prenotando en el punto de San Andrés de la Sierra,

Durango, esperando instrucciones para diseminarse en varias direcciones y

abarcar un radio más considerable462.

A finales de ese mismo mes, el jefe de la 1ª zona militar, el General Ángel

Martínez, realizó una expedición al distrito de Cósala, Sinaloa , con la finalidad

de finiquitar la estrategia a seguir para acabar con estos insurrectos, para

460 ESOOG, 12 de Abril de 1886, p. 5. 461 ESOOG, 8 de Enero de 1886, p. 1. 462 ESOOG, 16 de Enero de 1886, p. 1

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después partir al estado de Sonora donde estaba al frente de la guerra de

exterminio de yaquis y mayos463.

Por otro lado, hubo intensas movilizaciones para tratar de asestar un golpe

contundente a este bandido de ya fama nacional, para ello fue comisionado

directamente desde la capital del país, el antiguo perseguidor de Bernal, el

General Cleofás Salmón, quien desde principios de 1886464 hasta su posterior

captura, estuvo tras sus pasos.

Este personaje asumió en gran medida las estrategias a seguir para lograr

acabar con los insurrectos. Primero, acordó realizar un indulto a todas las

personas de aquellas personas que anduvieron en armas junto con Bernal,

siempre y cuando depusieran definitivamente su actitud hostil contra las

autoridades y entregaran las armas que tenían en su poder.

Entre el 11 de Marzo de 1886 y el 12 de Mayo del mismo año, se indultaron

ciento ocho personas, originarias de diez y ocho comunidades y rancherías, en

su mayoría del estado de Durango465. Destaca también la presencia de tres

mujeres entre la lista de los indultados, se entregaron veinte y seis armas de

fuego, la mayoría de modelos muy avanzados de aquellos años. Algo a

destacar de esta lista, es que varias de las personas que anteriormente

aparecieron con graduación militar, se indultaron en esta ocasión, así como

gran parte de ellos, fueron quienes entregaron armamento. Puede inferirse que

una parte considerable de ellos, tenían relaciones de parentesco sanguíneo.

También destacan entre sus medidas adoptadas, el establecimiento de su

cuartel de operaciones en tierras duranguenses, en la población de Amaculí,

donde después de haber tenido pláticas con autoridades de esa entidad,

llegaron al acuerdo para que con toda libertad, el General Salmón organizara

463 ESOOG, 25 de Enero de 1886, p. 1. El General José Guillermo Carbó argumentó durante varios años que el estar al frente de la campaña contra los apaches, yaquis y mayos en el vecino estado de Sonora, le impedía dedicarse de lleno en la campaña para acabar con la gavilla del bandido Eraclio (sic) Bernal, al respecto vease: UIA, AH, CPD, Leg. 41, Caja 2, Tomo IV, fs. 256-257, Agosto 3 de 1885. 464 AHSDN, Caja 181, Exp. XI / III / 3, f. 91, 12 de Febrero de 1886. 465 El Correo de Occidente, Abril 29 de 1886, p. 3, ESOOG, 26 de Abril de 1886, p. 3, ESOOG, 25 de Mayo de 1886, p. 2. Para verse detalladamente la lista de indultados, véase ANEXOS.

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una fuerza expedicionaria compuesta por lo menos por cincuenta hombres en

las municipalidades de Canelas, Tamazula, Amaculí y Los Remedios466.

Esta medida, despertó suspicacias entre la población, pues hubo varias

personas que manifestaron su desacuerdo, así como su temor de ser

enrolados de manera definitiva en grupos de seguridad militar o fuerzas

auxiliares rurales467. La leva y remisión al servicio de las armas, era una noción

coercitiva que se encontraba sumamente arraigada en la mente de los

pobladores de esta zona.

A su vez, el hecho de haberse indultado no fue una garantía que no serian

perseguidos posteriormente. Esa fue la situación que afrontaron Paulino

Beltrán, Canuto Beltrán, Praxedis Barraza y Jesús Beltrán, quienes enfrentaban

una orden de aprehensión, por una acusación que formuló la señora Ascensión

León de Carrillo, lo cual requirió que Praxedis Barraza se presentara en la

población de Cosalá, Sinaloa ante el General Domingo Rubí por los cargos que

se le imputan, a la vez que los hermanos Paulino y Canuto Beltrán, huyeron del

lugar al enterarse de las acusaciones que pesaban sobre sus personas,

mientras que Jesús Beltrán, se encontraba en la población de La Rastra,

Sinaloa, esperando su regreso las autoridades para realizar su aprehensión468.

Una situación que se presentó, y estuvo involucrado el General Domingo

Rubí que causó molestia en la persona Jesús de la Rocha, jefe político del

partido de Tamazula, Durango, fue el hecho de que este jefe militar traía junto a

el y los hombres a su cargo a Darío Ayón, Calixto Madueño, Jesús y Andrés

Carrillo, ex compañeros de armas de Bernal, los cuales se habían indultado

desde hacia cuatro meses, los cuales le servían de especie de guías en las

persecuciones contra otros indultados, a decir de este jefe político le era

sumamente indigna que el jefe de una columna del ejercito federal, tuviera

tratos y pactos con criminales469.

466 AHED, Sala Siglo XIX, Caja 13, Exp. 4, 1886, f. 1. 467 Ibíd., fs. 2-4. 468 Ibíd., f. 7. 469 Ibíd., fs. 5-8.

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Además, Calixto Madueño se había fugado tiempo atrás a seis soldados de

la federación, para que se le juzgara por el delito de homicidio en contra de su

propio hermano Jorge Madueño. Actitudes sumamente abruptas fueron las que

asumió este personaje en un plazo de tiempo muy corto: del indulto al

homicidio de su hermano a ser colaborador del bando contrario que lo

perseguía. Este comportamiento no debe ser tomado a la ligera, pues me

parece que debe ser visto en el contexto de una realidad que le totalmente

adversa a este individuo. Madueño tomó su propia decisión, no quedar fuera de

un indulto permanente, por lo menos por el momento.

Este individuo guarda mucha similitud con la actitud que tomó Julio

Centurión, ex compañero de Segundo David Peralta, mejor conocido como

Mate Cosido, bandolero tucumano, quien es todo un mito dentro del

bandolerismo argentino. Centurión sirvió de informante a la guardia nacional de

ese país470

Al abrirse de lleno la campaña de aniquilamiento de las fuerzas rebeldes,

hubo denuncios de abusos por parte de las autoridades y las fuerzas militares

que irrumpieron en las comunidades serranas, así como una denuncia formal

en contra del director político de Guadalupe de los Reyes, distrito de Cosalá,

situación que motivo la intervención del gobernador Cañedo471.

Días antes a esa situación, se verificó un enfrentamiento en las

inmediaciones del punto Los Remedios, Durango, entre las fuerzas federales y

varias partidas de bandidos, esto con la finalidad de liberar un grupo de poco

más de cuarenta personas que habían sido detenidas y eran conducidas para

que rindieran cuentas sobre la supuesta complicidad con Bernal y su gente472.

Las medidas represivas se seguían acrecentando, detenciones y

fusilamientos eran la constante de esos días, un caso de ese tipo fue el que el

470 Álvarez, Gustavo, Mate Cosido, el bandido de los pobres, Prohistoria ediciones, Rosario, 2007, 106 p. 471 ESOOG, 20 de Marzo de 1886, p. 1. 472 Giron, Nicole, Op. Cit. p. 71.

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General Domingo Rubí participó a las autoridades que aprehendió y ejecutó al

bandido Jesús Parra, perteneciente a la gavilla Bernal473.

En Octubre de 1886, se conoció que el General Trinidad García de la

Cadena estaba preparando un levantamiento militar contra el General Porfirio

Díaz, las represalias no se hicieron esperar, siendo capturado y asesinado en

el estado de Zacatecas. Aquí cabe mencionar que Jesús Ramírez Terrón y

Trinidad García de la Cadena, tuvieron una relación muy cercana, por lo tanto

no debe resultar extraño, que la relación Bernal-García de la Cadena no se

perdió, de tal forma, se observaría la reactivación de viejos vínculos, o bien,

estos nunca se perdieron. La opinión del gobierno de Sinaloa fue que:

La captura de García de la Cadena ha venido a echar por tierra la

esperanza de los pocos ilusos que aún sueñan con revoluciones. El

país esta cansado de ellas y quiere la paz que necesita para su

engrandecimiento, la que se encuentra bien garantizada por la

enérgica y recta administración del señor General Díaz474.

El gobierno federal dos años atrás negó que se estuviera maquinando un

levantamiento militar, y comento que solo se trataba de rumores, que

en varios puntos de Sinaloa, Durango, Zacatecas, Chihuahua, y aún en

varias partes de Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas, se esta preparando

un gran movimiento que no tardara en estallar de una manera unánime y

simultanea. El gobierno conoce esto necesariamente; pero no sabe

quienes pueden ser los verdaderos conspiradores, ni tiene fuerza para

contrarrestarles por que le falta la fuerza moral475.

473 AHGES-ICSGES, Ramo Gobernación, Julio 1886, Exp. 3. f. 243. 474 ESOOG, 6 de Noviembre de 1886, p. 2. 475 Diario Oficial de la Federación, 8 de Febrero de 1884, p. 1.

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La conspiración fue sorprendida y se inició una persecución de los

principales orquestadores por órdenes del gobernador de Zacatecas Marcelino

Morfín, quien comisionó al General Jesús Arechiga, escapando inicialmente el

General Trinidad García de la Cadena, el coronel Juan Ignacio Lizaldi, Bruno

Acosta y otros cuatros soldados que los acompañaban hacia el estado de

Durango.

Ya en esa entidad, el teniente Carlos Valderrama se encargó de realizar la

persecución, organizando guerrillas que previo acuerdo con el gobierno de

Zacatecas fueron cercando a los insurrectos hasta que finalmente fueron

aprehendidos y pasados por las armas476

Los nexos entre rebeldes de la serranía de Sinaloa y Durango y Trinidad

García de la Cadena se siguieron descubriendo por parte de las autoridades de

una forma u otra, se encontraron conexiones entre Carlos Ávila quien había

sido denunciado por Manuel Quintero, quien fuera hombre de confianza de

Bernal, quien comentaba que Ávila estuvo durante los días en que se fraguaba

el conato de revolución en octubre de 1886, además de información que poseía

el General Cleofás Salmón en Sinaloa entre los vínculos Bernal-García de la

Cadena-Ávila477.

Para 1887 la situación de los rebeldes, no era nada halagüeña, pues

combinaron acciones defensivas con asaltos a diligencias y a negociaciones

mineras. Lugares como San Javier, Puerta de San Marcos y Cerritos, donde en

este último lugar saquearon la casa del celador obteniendo en estos atracos

botines muy pequeños, tanto en dinero como en especie478.

A principios de ese mismo año Bernal emitió el Plan de Conitaca,

nuevamente en calidad de jefe del Ejercito Restaurador de la Constitución de

1857, documento que en esencia contiene el desconocimiento de Porfirio Díaz

como presidente del país, la erección de nuevos estados, expropiación de

tierras para los pueblos, la no intromisión de las autoridades en los comicios,

476 POGED, 4 de Noviembre de 1886, p. 1. 477 UIA, AH, CPD, Leg. 20. Caja 16, Doc. 006299, fs. 1-3, 5 de julio de 1887. 478 Giron, Nicole, Op. Cit. p. 78.

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priorizar a las empresas nacionales para las concesiones de ferrocarriles,

resalta valores éticos y cívicos479.

Comparando este plan al anterior a poco más de un año y medio de

distancia, resulta mas claro que el anterior, integra la problemática del país de

manera clara, aunque también deja ver enfrentamiento entre ciertos grupos

militares que se sentían relegados del poder. Por el contenido de la proclama,

resulta muy evidente que no fue escrita por Bernal, pues los puntos contenidos,

detonan un alto conocimiento de la situación política y a generalidades del país

por aquellos años.

La desmembración de los insurrectos prosiguió, subordinados de este

multialudido líder fueron capturados, se trató de Feliciano Correa o Juan Najar

aprehendido en el estado de Zacatecas junto con otros dos individuos y una

mujer, pensándose inicialmente que uno de los detenidos llamado Melesio

Delgado era Heraclio Bernal, lo cual no fue cierto, ordenando fueran

trasladados a Sinaloa donde eran reclamados por las autoridades de aquella

entidad480.

Joaquín Conteras, avecindado de Durango creía que era factible dicho

indulto, a lo cual respondió el presidente Porfirio Díaz el gobierno no debía

tomar la iniciativa, siendo de la prioridad capturarlo lo más pronto posible481.

Por un lado pudo haber sido una posible complicidad de este señor con

Bernal y su gavilla, o por otro lado los intereses mineros de la región entre

Sinaloa y Durango, que reclamaban mayor seguridad, aparte la existencia de

ciertas tierras del lado de Durango, consideradas como baldías, despertaba, la

codicia de mas de uno, para lo cual fue comisionado Jesús Valdespino para

que realizara una evaluación del potencial de la zona comprendida desde

Pueblo Nuevo, San Dimas y Guadalupe de los Reyes hasta Tamazula,

considerando también la importancia de eliminar a Bernal y su gavilla, por el

peligro que representaba482.

479 Ibíd., pp. 78-79. 480 UIA, AH, CPD, Leg. 20. Caja 16, Doc. 004092, 2 de Mayo de 1887. 481 AHSDN, Exp. D / III – 5 / 6598, f. 30, 27 de Octubre de 1887. 482 AHSDN, Exp. D / III – 5 / 6598, f. 31, 21 de Octubre de 1887.

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Precisamente, Jesús Valdespino jugó un papel decisivo para las autoridades

en la muerte de Heraclio Bernal. Cabe recordar, que Valdespino participó en la

revuelta militar de Ramírez Terrón, y se apegó a la amnistía, lo mismo que

Domingo Rubí. Los años posteriores y con el grado de teniente coronel ejerció

un puesto político en el partido de Santiago Papasquiaro, además de ser

propietario de varios fundos mineros483.

Valdespino dos años antes tuvo un acercamiento inicialmente con el

Gobernador Juan Manuel Flores para que hablara con el General Porfirio Díaz

para proponerle un plan para aprehender a Bernal, Flores no aceptó la

propuesta, que a decir de Valdespino era por rivalidades políticas que se

desprendía todavía por su participación con Ramírez Terrón, y además lo

acusaba de estar confabulado con Bernal y su gente484.

Meses atrás Juan Manuel Flores enfrentaba duras críticas de sus opositores

políticos en Durango, quienes por medio de la prensa, lo acusaban de quererse

reelegir como gobernador485. Valdespino le escribió a Díaz comentándole que

todavía seguía en pie su propuesta para acabar con Bernal, el cual no

desconfiaba de el en lo absoluto, y que con el pretexto de la comisión de

exploración, acudiría a visitarlo para proponerse como intermediario de una

amnistía y ofrecerle todas las garantías, y que por el momento solo pedía

ochenta pesos para comprar los elementos necesarios para armar un grupo de

diez hombres que fungirían como supuestos operarios486.

Un par de días después, Valdespino informaba que ya se había entrevistado

con Bernal, y que había aceptado indultarse y que temía ser fusilado, a lo cual

Valdespino que eso no pasaría que estarían en los acuerdos finales los

General Domingo Rubí viejo conocido de Bernal y el General Ángel Martínez, el

lugar de la reunión fue concertado, el cerro del pelón, lugar donde años atrás

se reunieron Bernal y Rubí, por lo tanto, Bernal y Luisa García se trasladaron

483 AHSDN, Exp. D / III – 5 / 6598, fs. 1- 2, 1887. 484 UIA, AH, CPD, Leg. 013, Caja 002, Doc. 00959, fs. 1-3, Enero 1 de 1888. 485 El Eco de Durango, 6 de Agosto de 1887, p. 2. 486 UIA, AH, CPD, Leg. 013, Caja 002, Doc. 00959-B, fs. 6-8, Enero 2 de 1888.

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del Tominil al lugar acordado, a lo cual Valdespino se comunicó al General

Lorenzo García hiciera los preparativos487. La mesa estaba servida.

Bernal, acompañado de seis de sus hombres y Luisa García aguardaron la

reunión en una cueva en el cerro del pelón, en las inmediaciones de Rancho

Viejo, distrito de Cósala, lo cual fue denunciado por autoridades del mineral de

Nuestra Señora, trasladándose al lugar el teniente Enrique Fernández con

doce hombres además de fuerzas auxiliares, quienes muy de mañana el día 5

de Enero emboscaron a Bernal, resultando muerto de tres tiros, sus hombres

huyeron, resultando muerto uno de ellos en la huida, siendo trasladado su

cadáver al puerto de Mazatlán, así como Luisa García488.

Con el fin de la campaña contra Heraclio Bernal, el General Cleofás Salmón

consultaba con sus superiores, cuales serian los haberes que seguirían

devengando los hombres a su cargo, pues no había la manera de cubrir de

momento esas necesidades489.

Tras la muerte de Bernal, se desplegó una verdadera cacería de brujas

sobre posibles cómplices. Solo unos días después, fue detenido Sostenes

Yribarren, administrador de la negociación minera de San Andrés, partido de

Santiago Papasquiaro, esto denuncia del General Lorenzo García, quien lo

encontró implicado con Heraclio Bernal y su gente490. Esto apunta el por que la

elección de Bernal de establecerse en este partido, además de haber hecho

alusión de que contaba con apoyo de comarcanos connotados.

También hubo casos de personas que buscaron obtener beneficios de esta

situación. Un ejemplo respecto a personas que quisieron beneficiarse con su

captura, fue la misiva de Antonia Laraiza de la Lama, quién envió una copia de

la carta y una fotografía, que se le encontraron a Bernal al momento de su

captura. El retrato es enviado como una prueba del valor y buscaba justificar un

ascenso dentro de la milicia491.

487 UIA, AH, CPD, Leg. 013, Caja 002, Doc. 00958, f. 1, 4 de Enero de 1888. 488 UIA, AH, CPD, Leg. 013, Caja 001, Doc. 00372, f. 2, 26 de Enero de 1888. 489 AHSDN, Caja 181, Exp. XI/III/3-1887, 1888, f. 3. 490 UIA, AH, CPD, Leg. 013, Caja 002, Doc. 00784, f. 1, 10 de Enero de 1888. 491 Matabuena, Teresa, “Algunos usos y conceptos de la fotografía durante el Porfiriato”, México, 1991, UIA, pp. 89-90.

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Otro ejemplo de esta índole, fue el caso de Francisco Limón Rodríguez,

telegrafista en jefe de la oficina telegráfica de la población de San Ignacio,

distrito de San Ignacio, le escribió al General Porfirio Díaz solicitándole un

ascenso, a decir del mismo creo haberme hecho acreedor a ello, con la

finalidad que lo pusiera al frente de una de las oficinas telegráficas de

importancia de Sinaloa, ya sea Mazatlán, Culiacán o Rosario, en ese orden de

prioridades492.

Por otra parte, a partir de su muerte se desató una polémica respecto a los

rasgos de la personalidad de Heraclio Bernal. Para algunos no debería pasar

desapercibido, y algún novelista debería de narrar las hazañas de este hombre

tan excepcional493. Para otro diario, Bernal fue un hombre educado

esmeradamente por sus padres, lleno de sanas ideas, alto esbelto y sano, pero

desgraciadamente tuvo dos enemigos: la envidia y el amor, conjugados ambos

aspectos orillaron a Bernal a una vida errante494.

* * *

Como anotaciones finales para cerrar este último capítulo, vale la pena

señalar que se pudo observar, como Bernal condujo a este grupo de hombres

levantados en armas desde el fin de la revuelta militar que convocó Jesús

Ramírez Terrón en 1879 hasta 1888. Desde entonces, Bernal ya se perfilaba

como un líder, que no puede ser visto como un típico caudillo, pues como se

revisó, no fue alguien que dispusiera de recursos económicos en los cuales

descansara su liderazgo.

La composición de este grupo disidente fue subalterna en su totalidad,

aunque es innegable que tuvo ciertas relaciones clientelares, como fueron

Sostenes Yrribaren y muy probablemente estuvo algún tiempo apoyándolos

Jesús Valdespino.

492 UIA, AH, CPD, Leg. 013, Caja 002, Doc. 00831, f. 1, 9 de Enero de 1888. 493 El Partido Liberal, 13 de Enero de 1888, p. 3. 494 El Diario del Hogar, 14 de Enero de 1888, p. 1.

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La organización de este grupo rebelde tuvo connotaciones militares que

dieron continuidad a las acciones que anteriormente se realizaron, puede verse

una apropiación de ese tipo de tácticas militares, y adecuarlas a su propia

forma de sentir la situación. Por lo tanto, prestamos forzados, requisición de

armas y otras son vistas por los rebeldes como algo legítimo. A decir de

Georges Duby

Los hombres no regulan su conducta en función de su situación real, sino

de la imagen que de esta tienen, imagen que jamás es un fiel reflejo de la

realidad. De ahí el esfuerzo de los hombres por conformar su conducta a

unos modelos de comportamiento fruto de una cultura determinada y que,

a lo largo del devenir histórico, no siempre se ajustan a las realidades

materiales495.

Sus blancos contra quienes iban dirigidos sus ataques eran las figuras que

encarnaban las fuentes de los principales agravios que recibían el grueso de

los pobladores: autoridades políticas y propietarios. En lo referente a las

proclamas políticas, es visible que Bernal no es quien las elaboró, pues estas,

no reflejan demandas que tuvieran que ver con el contexto del cual formaba

parte Bernal y la gente que lo siguió.

495 Duby, Georges, Historia social e ideología de las sociedades, Anagrama, Madrid, 1976, p. 82.

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CONCLUSIONES

Al final de cada trabajo de investigación es importante realizar las

respectivas consideraciones finales. Creo que durante la segunda mitad del

siglo XIX, estos hombres participaron activamente en esta historia, no como

sujetos pasivos, sino siempre atendiendo las pautas y condiciones en las

cuales vivieron y fueron adaptándose de manera dinámica a los procesos

sociales que se expresaron en sus espacios. Estos hombres también se

movieron o declinaron por las incertidumbres del momento, vivieron y sintieron

el mundo a su manera, lo cual nos lleva a inferir que sus acciones no carecían

de irracionalidad como pudiera parecer.

Hombres producto en un entorno que si bien muchas veces fueron

señalados como simples criminales, optaron por formas de desobediencia que

les eran familiares y eran vistas y aceptadas por el resto de la sociedad en que

interactuaban, como formas de escapar de imposiciones institucionales que se

fueron acentuando con el paso del tiempo.

La deserción, la evasión de impuestos en materia militar y el bandolerismo

principalmente esta última práctica, fue una forma de la cual dispusieron para

canalizar su descontento, un enfrentamiento continuo que da cuenta de la

insumisión, de la rebeldía, en una sociedad cuyos sistemas de exclusión, de

represión, de negación, eran cada vez más marcados y por lo tanto más

insoportables. Hombres con una mayor capacidad de respuesta ante cualquier

imposición que proviniera del exterior, y que fuera puesta en práctica por las

autoridades locales o los grupos connotados, esto era producto del tipo de vida

ruda a la que estaban acostumbrados.

El grupo de hombres liderados por Bernal, se presenta como una

continuación de la guerra contra aquellos enemigos, que seguían ocupando

posiciones de poder desde las cuales agraviaban al grueso de la población. En

lo que se refiere al liderazgo de Bernal, guarda mucha correspondencia con lo

planteado por Barrington Moore, de que el líder debe en cierto sentido ser

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miembro del mismo grupo y tener suficientes rasgos culturales en común para

poder identificarse con ellos496.

Este grupo de insurrectos compartía pautas de vida con Bernal, el cual tuvo

que echar mano de mediadores para lograr granjearse adeptos y hacer

efectivos los mecanismos de reclutamiento que desplegó, que debía articular

un discurso que solo pudo haber aceptado, vertebrar sentimientos y anhelos no

necesariamente en una proclama política, pero sin en una práctica que fuera

compartida por el grueso de estos actores.

Si bien, Bernal tuvo reacciones abruptas ante posibles coaliciones con

caudillos de alcance nacional –García de la Cadena- esto debe de entenderse

en el marco de una renovación constante de su liderazgo tanto al interior de su

grupo, como al exterior -, y buscar proveer de una esperanza, por lo tanto, las

apariencias deberían ser revalidadas frente a los contingentes de la acción.

Enemigos comunes, tal vez no las mismas motivaciones, pero si un espíritu

de lucha que no se apagaba con facilidad, una lectura común del pasado

producto de experiencias compartidas y formativas lo cual se puede encontrar

en una organización de un proyecto de vida, en base del espacio de

experiencia y proyectando un horizonte de expectativa, para algunos ya no

había más que optar por el indulto, aunque el resultado no fue el esperado

como ya se vio. Sin embargo, hubo otros que escogieron seguir levantados en

armas y decidieron no acogerse a la amnistía y tomaron la vía del no regreso, y

de manera colectiva prosiguieron beligerantes.

496 Moore, Barrington, La injusticia: bases sociales de la obediencia y la rebelión, México, UNAM, 1996, p. 33.

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ANEXOS ANEXO I.- PLAN DE COPALA

Art: 1. Habiendo cesado la tolerancia por la cual ha subido al poder

supremo de la Nación el General Porfirio Díaz se desconoce a los tres

poderes, Ejecutivo, Legislativo y Judicial de la Unión y de los Estados.

Art:2. Son leyes supremas de la República la Constitución de 1857, la

carta de Reformas promulgada el 23 de Septiembre de 1873 y la ley

relativa al 14 de Diciembre de 1874, quedando subsistente y con el mismo

carácter de ley suprema, el principio de NO reelección de presidente de la

República, gobernadores de los Estados y demás funcionarios de elección

popular en general.

Art:3. Se desconocen todas las leyes, disposiciones y actos del llamado

gobierno de Tuxtepec y Palo Blanco que sean contrarias a la Constitución

de 1857y a las leyes de Reforma; las que en Hacienda con el carácter de

ingresos reagravan las subsistentes hasta el 20 de Noviembre de 1876 y

cuantas afecten y perjudiquen en el exterior de la República su ser político,

su dignidad, intereses e independencia.

Art:4. Los gobiernos de los Estados que con oportunidad, después de

publicado se adhieran a el serán reconocidos por el Jefe del Ejército

Restaurador. En el Estado que esto no se verifique se reconocerá como

gobernador interino, la persona que nombre el mismo Jefe del Ejército.

Pero el jefe que secundando este plan ocupe las principales poblaciones

de un Estado, Distrito Federal o Territorio asumirá provisionalmente

mandos políticos y militares, dando cuenta inmediatamente para investirle

de las facultades conducentes (sic).

Art:5. Se reconoce como General en Jefe del Ejército Restaurador de las

garantías públicas al c. general de División Miguel Negrete con todas las

facultades que las circunstancias requieran hasta establecer el gobierno

por este plan proclamado.

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Art:6. El poder Ejecutivo se depositara, mientras se hacen las elecciones,

en el c. Licenciado José Maria Iglesias como presidente de la Suprema

Corte de Justicia de la Nación en el período interrumpido de 1876 siempre

que a los quince días de publicado el presente plan en la capital de México

haga conocer su aceptación en todas sus partes por medio de los

periódicos de aquella capital.

Sus atribuciones en este caso serán las meramente administrativas. Su

negativa o su silencio será suficiente para investir del carácter de jefe del

ejecutivo al general en Jefe del Ejército. Con facultad de organizar y

proveer a todos los ramos de la administración pública, quien además en

caso de notoria necesidad, puede convocar una coalición de dos

ciudadanos de cada Estado, en los términos y tiempo que disponga en la

convocatoria que para el efecto puede expedir para que a mayoría de

votos elijan la persona que deba encargarse del poder ejecutivo

interinamente.

Se decretara en virtud de estas facultades la apertura de un puerto de

depósito en los de la Costa del Pacífico; la derogación de la contribución

del 25% por ciento; de la ley que aumenta los valores en el uso del timbre;

la derogación de la ley del 5 de Junio que impone penas corporales para

los casos de contrabando y fraude de derechos de importación, quedando

desde luego derogadas las tres últimas. No se consideran en actitud de

ejercer su cargo todos los demás funcionarios de elección popular

nombrados con anterioridad y en el periodo interrumpido por la rebelión de

Tuxtepec, por haber abdicado su cometido.

Art:7. Las elecciones de los tres supremos Poderes de la Unión se harán a

los cuatro meses de ocupada la capital de la República, en los términos

que disponga la Convocatoria que expedirá el jefe del ejecutivo con

arreglo a las leyes del 12 de Febrero de 1857 y del 23 de Diciembre de

1872, un mes después del día que tenga lugar la ocupación.

Art:8. Todos los generales, jefes y oficiales militares que con mando

secunden con oportunidad y sostengan el plan serán considerados en sus

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empleos y grados, los que así no lo hagan quedaran dados de baja y se

les exigirá la responsabilidad como cómplices según la gravedad de los

casos.

Art:9. Son responsables personal y pecuniariamente tanto por los gastos

de la guerra como por los perjuicios que directa o directamente causen a

particulares y al erario de la nación y particular de los Estados, todos los

que directa o indirectamente sostengan y cooperen al sostenimiento del

gobierno de Porfirio Díaz; cuyas penas se harán efectivas desde el

momento en que los culpables o sus intereses se hallen en poder de

cualquier fuerza perteneciente al Ejército Restaurador, haciéndose

extensiva esta responsabilidad para que ante la autoridad judicial que se

hubiese restablecido aún a los que apoyen y defiendan en el orden civil la

administración de D. Porfirio sometiendo a juicio sin distinción ninguna, a

todos los que hayan manejado caudales públicos de cualquier ramo, y a

quienes los hayan recibido indebidamente cualquiera que fuese el

pretexto.

Art:10. Ningún Jefe Militar podrá entrar en tratados con el enemigo bajo la

pena de la vida.

Art:11. Reunido el Congreso Constitucional se ocupara de preferencia de

sancionar la reforma consignada en el artículo 2 y las demás disposiciones

de que hablan los artículos 3, 6 y 9 de la organización política del Distrito

Federal y Cantón de Tepic.

Art:12 Se pagara de preferencia la deuda que para el sostenimiento de las

fuerzas que defienden el presente plan se contraigan.

Art:13. Todas las personas sin distinción alguna, que con motivo de la

rebelión de Tuxtepec y Plan reformado de Palo Blanco se encuentren

expatriadas pueden volver libremente al país.

Art:14. Se reconocen los pagos hasta la fecha a los Estados Unidos del

Norte de América en descargo de la deuda nacional que esta satisfecha

en su totalidad.

Campo, en Cópala, Noviembre 2 de 1879, Jesús Ramírez.

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ANEXO II

Lista de los individuos a quienes se les ha concedido indulto por el tiempo que anduvieron con las gavillas de Bernal con expresión de las armas que han presentado

Nombres Lugar donde se presentó

Armas que presentó

Victoriano Sánchez En el pueblo del Zapote Ninguna Expectación Herrera ,, ,, ,, ,, ,, Cristóbal Corral ,, ,, ,, ,, ,,

Eusebio Carrasco ,, ,, ,, ,, ,, Felipe Ramos En el pueblo de San

Pedro ,, ,,

José Delgado ,, ,, ,, ,, ,, Cornelio Díaz ,, ,, ,, ,, ,, Juan Salazar ,, ,, ,, ,, ,, Ricardo González ,, ,, ,, ,, ,,

Ascensión Meza ,, ,, ,, ,, ,, Filiberto Nuñez ,, ,, ,, ,, ,, Severo Sánchez ,, ,, ,, ,, ,, Isidoro Meza ,, ,, ,, ,, ,, Gabino Ramírez ,, ,, ,, ,, ,, Hilario Nuñez ,, ,, ,, ,, ,,

Idelfonso Nuñez ,, ,, ,, ,, ,, Rosa Nuñez ,, ,, ,, Una pistola Silverio Nuñez ,, ,, ,, Carabina y pistola Hipólito Quintero ,, ,, ,, Una pistola Manuel Quintero ,, ,, ,, ,, ,, Fermino Ayón En el rancho de Betillas ,, ,, Benito Martínez ,, ,, ,, ,, ,,

Abundio Ayón ,, ,, ,, Carabina Winchester Gabino Ayón ,, ,, ,, Ninguna Marcos Núñez En el pueblo de Los

Remedios Carabina y pistola

Serafín Rodríguez ,, ,, ,, Pistola Pío Herrera En el pueblo de Otaiz Ninguna Isidro Sánchez ,, ,, ,, ,, ,,

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Miguel Gandarilla ,, ,, ,, Rifle Winchester Serapio León En el pueblo de San

Gregorio Ninguna

Tirso Estrada ,, ,, ,, Pistola Smit Margarito Montes En el pueblo de San

Pedro Ninguna

Eulogio García ,, ,, ,, ,, ,, Abraham Sánchez ,, ,, ,, ,, ,, Manuel Rivas ,, ,, ,, ,, ,, Trinidad Ramírez ,, ,, ,, ,, ,, Savino Mejorado ,, ,, ,, 1 Remington

Agustín Ontiveros ,, ,, ,, Ninguna Epitacio Nuñez ,, ,, ,, ,, ,, Blas Madueño En el rancho de Betillas Juan Milanes ,, ,, ,, ,, ,, Antonio Robles ,, ,, ,, ,, ,, Crescencio Pompa ,, ,, ,, ,, ,,

Basilio Quiñones En el rancho de Otatitán ,, ,, Nicolás Arredondo ,, ,, ,, ,, ,, Mario Martínez ,, ,, ,, ,, ,, Cruz Martínez ,, ,, ,, ,, ,, Lucas Ambrosio ,, ,, ,, ,, ,, Severiano Ambrosio ,, ,, ,, ,, ,,

Maximiano Sierra En el rancho del Limón ,, ,, Ignacio Quintero ,, ,, ,, ,, ,, Francisco Quintero En el rancho de Amaculí ,, ,, Severiano Rodríguez En el rancho de Otatitán ,, ,, Isidro Nevares En el pueblo de Otaiz ,, ,, Prisciliano Nevares ,, ,, ,, ,, ,, Estanislao Nevares ,, ,, ,, ,, ,,

Guadalupe Espinoza ,, ,, ,, ,, ,, Santos Alvarado En el pueblo de los

Remedios ,, ,,

Mariano Ontiveros ,, ,, ,, ,, ,, Cipriano Martínez ,, ,, ,, ,, ,, Serafín Rodríguez ,, ,, ,, ,, ,, Tirso Nuñez ,, ,, ,, ,, ,,

Juan Quintero En el rancho del Limón ,, ,,

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Praxedis Quiñones ,, ,, ,, ,, ,, Doroteo Luna ,, ,, ,, ,, ,,

Paulino Beltrán En el rancho de Chacala ,, ,, Canuto Beltrán ,, ,, ,, ,, ,, Herculano León En el rancho de La

Cueva ,, ,,

Simón Madueño En el pueblo de Casa Blanca

1 pistola

Andrés Quintero En el rancho de Nuestra Señora

1 Remington

Fabián Díaz En Rancho Viejo 1 pistola Colts Francisco García En el pueblo de Los

Remedios Ninguna

Paz Herrera ,, ,, ,, ,, ,, Carlos Sánchez ,, ,, ,, ,, ,, Mauricio Carrasco ,, ,, ,, ,, ,, Secundino Barragán ,, ,, ,, ,, ,, Francisco León ,, ,, ,, ,, ,, José María Sánchez ,, ,, ,, ,, ,,

Placido Madueño ,, ,, ,, ,, ,, Andrés Bertho ,, ,, ,, 1 pistola Smit Felicito Madueño ,, ,, ,, 1 Remington Efrén Barrera ,, ,, ,, 1 pistola reformada Hipólito Pereda ,, ,, ,, Ninguna Pablo León ,, ,, ,, ,, ,,

Félix Corral ,, ,, ,, ,, ,, Erasmo Ontiveros No específica el lugar ,, ,, Juan Ontiveros ,, ,, ,, 1 pistola Smit Gregorio Lares ,, ,, ,, 1 Carabina

Winchester Margarito Barraza ,, ,, ,, 1 Remington Lorenzo Madueño ,, ,, ,, Ninguna Benito Soto ,, ,, ,, 1 Remington

Efrén Beltrán ,, ,, ,, 1 Winchester, 1 Carabina Henry

Eduwiges Nuñez ,, ,, ,, Ninguna Nicanor Beltrán ,, ,, ,, ,, ,, Jesús Beltrán ,, ,, ,, ,, ,,

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Ramón Félix ,, ,, ,, ,, ,, Jesús Félix ,, ,, ,, ,, ,,

Arcadio Rosas ,, ,, ,, ,, ,, Pablo Félix ,, ,, ,, ,, ,, Teófilo Velásquez ,, ,, ,, ,, ,, Marcelo Barraza ,, ,, ,, ,, ,, Cristino García ,, ,, ,, 1 Remington Feliciano Félix ,, ,, ,, Ninguna

FUENTE: PERIÒDICO OFICIAL DEL ESTADO DE SINALOA, 12 DE ABRIL DE 1886, p. 3 y 25 DE MAYO DE 1886, P. 2 ELABORÓ: PEDRO CÀZARES ABOYTES

ANEXO IV

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FUENTES

- ARCHIVO HISTÒRICO GENERAL DEL ESTADO DE SINALOA

*Índice de Correspondencia de la Secretaria de Gobierno del Estado de Sinaloa, años: 1857 – 1872, 1874, 1879-1887. - ARCHIVO HISTÒRICO DE LA SECRETARIA DE LA DEFENSA NACIONAL EXPEDIENTES * General Cleofás Salmón, * Teniente Coronel Jesús Valdespino.

- ARCHIVO DEL CONGRESO DEL ESTADO DE SINALOA

* INFORMES DE GOBIERNO

*Rubí, Domingo, Memoria que la gubernatura del Estado de Sinaloa presentó al congreso, el 15 de octubre de 1869, Mazatlán, Imprenta Retes.

*Buelna, Eustaquio, Informe de Gobierno del Estado de Sinaloa que presento al congreso, el 31 de Mayo de 1870. *Memoria General de la Administración Pública del Estado, presentada por el Gobernador Constitucional Martínez de Castro, Mariano, el 15 de Septiembre de 1881, Culiacán, Sinaloa, Tip. de Retes y Díaz. *Memoria General de la Administración pública del Estado, presentada a la H. Legislatura del mismo por el Gobernador Constitucional C. General Francisco Cañedo, Culiacán, 1886, Imprenta estereotípica de Tomás Ramírez, 269 p. *FONDOS HISTÒRICOS *Libros de actas de sesiones del H. Congreso del Estado de Sinaloa, años 1876, 1878, 1885. - ARCHIVO MUNICIPAL DE CULIACÀN

*Libros de actas de cabildo, 1884, Caja 5. - ARCHIVO HISTÒRICO MUNICIPAL DE MAZATLÀN *Fondos históricos, años 1877, 1881-1885. -ARCHIVO MUNICIPAL DEL AYUNTAMIENTO DE EL FUERTE Caja 3, Expediente 3, 1879.

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- UNIVERSIDAD IBEROAMERICANA *Biblioteca Francisco Xavier Clavijero, Acervos históricos, Colección Porfirio Díaz, años 1883-1888. - BIBLIOTECA LERDO DE TEJADA

FONDOS RESERVADOS

*Mariano Martínez de Castro, Exposición que el Gobernador del Estado dirige al pueblo, en el acto de hacer entrega del poder a su sucesor, 1884. *Memoria Estadística del Estado de Occidente por los ciudadanos Juan M. Riesgo y Antonio J. Valdes, Guadalajara, 1828, Imprenta a cargo de C. E Alatorre. - ARCHIVO HISTÒRICO DEL ESTADO DE DURANGO FONDO SIGLO XIX * Cajas 3, 9, 12, 13, 28, 29, 31, * Casilleros, 25, 27 y 28. * Libro I.- Censos de los habitantes de los partidos del Estado de Durango, tabla relativa a la población del Estado de Durango, según el censo practicado de orden al supremo Gobierno del mismo año del procsimo (sic) pasado de 1831, 1 de Junio de 1832, Luís José de Palacio. * Libro II.- año 1856. * Libro III.- Padrón General del Censo de los habitantes en las municipalidades de Guanacevi y Barrasas, partido de Santiago Papasquiaro, municipalidad de Tamazula, Municipalidad de Otaez, años 1868 y 1869. - BIBLIOTECA CENTRAL PÙBLICA DEL ESTADO DE DURANGO, LIC. IGNACIO GALLEGOS CABALLERO * Memoria que el Secretario del Estado y del despacho de Fomento, colonización, Industria y comercio de la República Mexicana presenta al Congreso de la Unión correspondiente al año transcurrido de 1 de Julio de 1868 al 30 de Junio de 1869, México, Imprenta del Gobierno en Palacio a cargo de José Ma. Sandoval, 1870, 354 p.

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* Memoria presentada al H. Congreso del Estado por el Gobernador Constitucional de Durango c. General Juan Manuel Flores, sobre los actos de la Administración Pública durante el periodo del 16 de Septiembre de 1890 al 16 de Septiembre de 1892, Durango, Imprenta de la Mariposa, Dirigida por Francisco Vera, 8ª de San Juan de Dios, Núm. 122, 1893, 114 p. * Índice de correspondencia del partido de Tamazula, Durango, 1853.

HEMEROGRAFIA * El Correo de Occidente, 1886. * La Opinión, 1887. * El Partido Liberal, 1888. * El Diario del Hogar, 1888. * Diario Oficial de la Federación, 1868-1869, 1876, 1879-1881, 1884. * El Pacífico, 1868-1869. * El Estado de Sinaloa, órgano oficial de gobierno, 1868-1869, 1871,1876, 1881-1884, 1886, 1888. * El Correo del Lunes, 1880. * El Occidental, 1880. * El Cinco de Mayo, 1866. * La Federación, 1888. * El Pacto Federal, 1885. * La Patria Ilustrada, 1888. * La Reconstrucción Política, 1880. * Periódico Oficial del Gobierno del Estado de Durango, 1880, 1886. * La Brocha, 1881. * Boletín de 4ª División Militar, 1869, 1870. * El Clarín, 1874. * El Obrero Constitucional, 1874, 1875. * La Independencia, 1862. * La Voz de la Libertad, 1877. * Semanario de avisos y variedades, 1877. * El Eco de Durango, 1887.

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