unidad 9. la filosofía empirista. locke i. contexto, vida y obra

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Unidad 9. La filosofía empirista. Locke (I): Contexto, vida y obra. 9.1 La filosofía empirista a. Contexto histórico La situación sociopolítica de Inglaterra durante los siglos XVII y XVIII es absolutamente peculiar y difiere del resto de Europa. En efecto, si en el continente prevalece el absolutismo, en Inglaterra tiene lugar una revolución burguesa. Entre los años 1640 y 1650 se produce en toda Europa un movimiento contra la monarquía absoluta. En Londres, Ámsterdam, París, Barcelona... se pretende lo mismo: derechos individuales, fiscalización de los presupuestos públicos, abolición de los monopolios del Estado, intervención del pueblo en la legislación... La revuelta social es protagonizada por una clase social que es dueña del dinero y conoce su fuerza: la burguesía. Pero sólo consiguió triunfar donde se le unió la nobleza. Tal es el caso de Inglaterra. Allí, tras muy diversas vicisitudes políticas – entre ellas, una guerra civil y una revolución–, termina por establecerse una monarquía parlamentaria y constitucional, consagrándose la supremacía del Parlamento y proclamándose en 1688 la "Declaración de Derechos": Inglaterra se convirtió entonces en la primera potencia comercial y capitalista, y su sistema político parlamentario –basado ya en la doctrina del "contrato social" y no en la monarquía de derecho divino– era el modelo a imitar. Los teóricos del liberalismo, como John Locke, y los científicos ingleses, como Isaac Newton, fueron, finalmente, los inspiradores de la Ilustración europea. b. Características generales El empirismo es la teoría filosófica según la cual el origen y límite del conocimiento es la experiencia y, en último término, la percepción. Cuando hablamos de "experiencia" en este contexto nos referimos a la experiencia sensible o conjunto de sensaciones que se dan en un sujeto en un espacio y durante un tiempo determinado. (No confundir con la idea de “experiencia” que, en un sentido cotidiano, se le suele dar a aquella cualidad que tienen las personas que, por haber vivido muchas situaciones, suelen ser más sabias). En un sentido amplio se llama empirista a toda teoría filosófica que considera a los sentidos como las facultades cognoscitivas adecuadas para la adquisición del conocimiento. Se puede decir que en la filosofía griega Aristóteles y Demócrito fueron más empiristas que Platón o Parménides. En un sentido estricto, utilizamos el término “empirismo” para referirnos al empirismo clásico o empirismo inglés. Los autores más importantes son Locke (s. XVII), Berkeley (s. XVIII) y Hume (s. XVIII). Los antecedentes del empirismo se encuentran en la tradición del pensamiento inglés. Ya Bacon había afirmado que todo conocimiento proviene de la experiencia. Igualmente, la corriente nominalista (Guillermo de Ockham, s. XIV) se había implantado profundamente en muchos pensadores ingleses. En general, el empirismo es una corriente filosófica contrapuesta, en muchos aspectos, al racionalismo, lo cual se refleja en las frecuentes polémicas entre los representantes de ambas corrientes. La contraposición parece más clara si se tiene en cuenta que el racionalismo había tomado como modelo a la ciencia moderna únicamente en su aspecto matemático, y que el empirismo había recogido el otro aspecto: la importancia de la experiencia. Con el empirismo, el problema del conocimiento –fuentes, límites y método– pasa a ser el tema fundamental, o, al menos, el tema previo e ineludible antes de comenzar cualquier otra investigación.

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Características generales de la corriente empirista. Datos biográficos y contexto cultural de Jhon Locke

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Page 1: Unidad 9. La filosofía empirista. Locke I. Contexto, vida y obra

Unidad 9. La filosofía empirista. Locke (I): Contexto, vida y obra.

9.1 La filosofía empirista

a. Contexto histórico

La situación sociopolítica de Inglaterra durante los siglos XVII y XVIII es absolutamente peculiar y difiere del resto de Europa. En efecto, si en el continente prevalece el absolutismo, en Inglaterra tiene lugar una revolución burguesa. Entre los años 1640 y 1650 se produce en toda Europa un movimiento contra la monarquía absoluta. En Londres, Ámsterdam, París, Barcelona... se pretende lo mismo: derechos individuales, fiscalización de los presupuestos públicos, abolición de los monopolios del Estado, intervención del pueblo en la legislación... La revuelta social es protagonizada por una clase social que es dueña del dinero y conoce su fuerza: la burguesía. Pero sólo consiguió triunfar donde se le unió la nobleza. Tal es el caso de Inglaterra. Allí, tras muy diversas vicisitudes políticas –entre ellas, una guerra civil y una revolución–, termina por establecerse una monarquía parlamentaria y constitucional, consagrándose la supremacía del Parlamento y proclamándose en 1688 la "Declaración de Derechos": Inglaterra se convirtió entonces en la primera potencia comercial y capitalista, y su sistema político parlamentario –basado ya en la doctrina del "contrato social" y no en la monarquía de derecho divino– era el modelo a imitar. Los teóricos del liberalismo, como John Locke, y los científicos ingleses, como Isaac Newton, fueron, finalmente, los inspiradores de la Ilustración europea.

b. Características generales

El empirismo es la teoría filosófica según la cual el origen y límite del conocimiento es la experiencia y, en último término, la percepción. Cuando hablamos de "experiencia" en este contexto nos referimos a la experiencia sensible o conjunto de sensaciones que se dan en un sujeto en un espacio y durante un tiempo determinado. (No confundir con la idea de “experiencia” que, en un sentido cotidiano, se le suele dar a aquella cualidad que tienen las personas que, por haber vivido muchas situaciones, suelen ser más sabias).

En un sentido amplio se llama empirista a toda teoría filosófica que considera a los sentidos como las facultades cognoscitivas adecuadas para la adquisición del conocimiento. Se puede decir que en la filosofía griega Aristóteles y Demócrito fueron más empiristas que Platón o Parménides. En un sentido estricto, utilizamos el término “empirismo” para referirnos al empirismo clásico o empirismo inglés. Los autores más importantes son Locke (s. XVII), Berkeley (s. XVIII) y Hume (s. XVIII).

Los antecedentes del empirismo se encuentran en la tradición del pensamiento inglés. Ya Bacon había afirmado que todo conocimiento proviene de la experiencia. Igualmente, la corriente nominalista (Guillermo de Ockham, s. XIV) se había implantado profundamente en muchos pensadores ingleses.

En general, el empirismo es una corriente filosófica contrapuesta, en muchos aspectos, al racionalismo, lo cual se refleja en las frecuentes polémicas entre los representantes de ambas corrientes. La contraposición parece más clara si se tiene en cuenta que el racionalismo había tomado como modelo a la ciencia moderna únicamente en su aspecto matemático, y que el empirismo había recogido el otro aspecto: la importancia de la experiencia. Con el empirismo, el problema del conocimiento –fuentes, límites y método– pasa a ser el tema fundamental, o, al menos, el tema previo e ineludible antes de comenzar cualquier otra investigación.

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Las tesis fundamentales del empirismo se pueden resumir así:

1) El origen del conocimiento es la experiencia.

La mente es como una "tabla rasa" (expresión aristotélica utilizada por los escolásticos) y, por tanto, toda idea que se pueda encontrar en ella procede de la experiencia. Esta tesis implica la negación de las ideas innatas de los racionalistas. En la aceptación o no de las ideas innatas está, pues, la diferencia más radical entre racionalismo y empirismo.

2) El conocimiento humano tiene límites.

La experiencia es también el límite del conocimiento. Esta segunda tesis marca también las diferencias con el racionalismo, para el que la razón –si sigue un método adecuado– podría llegar a conocerlo todo. Los empiristas niegan tal posibilidad: no podemos ir más allá de la experiencia. De este modo, el campo del filosofar se reduce notablemente, ya que sólo es posible conocer lo experimentable. Y también se reduce la certidumbre del conocimiento: sobre muchas cuestiones sólo cabe un conocimiento probable. La consecuencia filosófica más grave de esta segunda tesis es la negación de la metafísica, entendiendo por "metafísica" el conocimiento de realidades no empíricas como Dios o el alma. Aristóteles y Tomás de Aquino, por ejemplo, también eran empiristas en el sentido de admitir que la experiencia es el origen de todo conocimiento (primera tesis del empirismo). Pero pensaban que era posible ir más allá de la experiencia mediante procedimientos racionales. Ahora bien, si se afirma que la razón está "encerrada" en los límites de la experiencia, entonces la metafísica se convierte en imposible.

3) Fenomenismo: Todo conocimiento es conocimiento de ideas.

En esta tesis coinciden empiristas y racionalistas: lo que directamente conoce la mente son sus ideas (no las cosas), y pensar se reduce a relacionar ideas entre sí. Por esta razón, los empiristas conceden gran importancia a los análisis de los mecanismos psicológicos que explican las asociaciones de ideas entre sí. El contenido y el alcance de cualquier idea deben ser explicados siempre a partir de las ideas más simples que la componen.

En conclusión, el empirismo propone –a diferencia del racionalismo- un nuevo concepto de razón: una razón dependiente y limitada a la experiencia. Razón que, sin embargo, es la única guía del ser humano y debe tener una finalidad práctica: considerando imposible la metafísica, los empiristas se dedican a cuestiones políticas, morales, religiosas, pedagógicas...

Por primera vez, se tiene una visión crítica de la razón. Se trata de una razón crítica que examina sus propios límites y posibilidades, cosa que los racionalistas –confiados dogmáticamente en el poder del entendimiento humano– no habían pensado que fuera necesario hacer.

Esta oposición al dogmatismo racionalista permite a los filósofos empiristas considerar que la existencia efectiva y el conocimiento de sustancias diferentes de las ideas no pueden ser aceptados, sin más, como algo necesariamente verdadero. Se trata más bien de un problemas: la fuente de todo conocimiento es la experiencia sensible; sin embargo, ¿podemos tener la certeza de que lo que conocemos del mundo se corresponde con lo que el mundo es?; incluso, ¿podemos aceptar con total seguridad que ese mundo que percibimos realmente existe con independencia del sujeto que lo percibe?

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Unidad 9: La filosofía empirista. Locke I: contexto, vida y obra

9.2 John Locke. Vida y obra.

a) Datos biográficos

John Locke nació en Wrington, cerca de Bristol, el 29 de agosto de 1632. Hijo de un funcionario de justicia, recibió sus primeras enseñanzas en su domicilio hasta 1646 en que, a la edad de 14 años, ingresó en la escuela de Westminster (una institución que ejerció una gran influencia en la vida intelectual del siglo XVII), donde permaneció 6 años. Continuó sus estudios en el Christ Church, por entonces el más importante "college" de la Universidad de Oxford. La educación en Oxford estaba entonces bajo el predominio de la escolástica de base aristotélica, lo que no resultaba del agrado de Locke. Allí, además de estudiar filosofía, (fundamentalmente lógica y metafísica), profundizó sus estudios de las lenguas clásicas, y también se interesó por la Física y la Química, (entrando en contacto con R. Boyle y su círculo), así como por la Medicina, en la que se iniciará con T. Sydenham, obteniendo su titulación en 1674.

Una vez finalizados sus estudios permaneció en Oxford, impartiendo clases como lector de griego en el Christ Church desde 1660, y también de Retórica desde 1663. En 1667 entró al servicio de Lord Ashley (futuro Conde de Shaftesbury), representante del naciente partido "whig", con quien compartirá las variables vicisitudes políticas sufridas por aquél durante la monarquía de los Estuardo, y desempeñando varios cargos de responsabilidad a su servicio. La caída política de Shaftesbury y, en parte, su delicada salud, le llevaron primero a Oxford, donde terminó sus estudios de Medicina y obtuvo la titulación y licencia para su ejercicio, y posteriormente a Francia, donde vivió de 1675 a 1680, entrando en contacto con los círculos filosóficos de la época (cartesianos y libertinos) y recibiendo, sobre todo, el influjo de la filosofía de Gassendi.

A su regreso a Inglaterra volvió a entrar al servicio de Lord Shaftesbury, pero la ya definitiva derrota política de éste le obligó de nuevo a abandonar Inglaterra, refugiándose en Holanda, donde permanecerá de 1683 a 1689. Allí finalizó el "Ensayo sobre el entendimiento humano", y publicó la "Epístola de Tolerentia", en latín, al tiempo que entra en contacto con los revolucionarios ingleses exiliados en Holanda, en consonancia con los ideales políticos plasmados en sus dos "Tratados sobre

el gobierno civil".

Tras la Revolución de 1686, que llevó al trono a Guillermo de Orange, y una vez consolidada su victoria, regresó a Inglaterra, desempeñando varios cargos en Londres, siendo el de mayor relevancia el de Comisario de Comercio. En 1691 se retiró a Oates, en Essex. Allí se instaló en la mansión de Sir Francis y Lady Masham, (una de las primeras mujeres inglesas que publicó obras filosóficas, y que mantuvo correspondencia filosófica con Locke y Leibniz, publicando además la primera biografía de Locke), a la que había conocido de soltera como Damaris Cudworth en 1682, poco antes de su exilio, y con la que mantuvo una relación afectiva e intelectual hasta su muerte, el 28 de octubre de 1704.

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b) Contexto filosófico y científico

Para acercarse al pensamiento de Locke conviene conocer su contexto filosófico, y los pensadores de su época que más le influyeron. Fue coetáneo y contemporáneo de muchos de los grandes filósofos del racionalismo continental europeo, del incipiente movimiento empirista británico y como no de grandes científicos como Newton y Boyle de quien fue amigo personal.

Descartes falleció en 1650, pero fueron coetáneos a Locke Spinoza (1632-1677) y Leibniz (1646-1716) como grandes representantes del racionalismo continental continuadores en cierto modo de la obra cartesiana y del papel de la razón en el proceso de conocimiento. Hay que recordar que en cierto modo el empirismo es un movimiento filosófico que se contrapone al racionalismo. Sin embargo, sería equivocado contraponer empirismo a racionalismo, como si el primero fuera meramente una filosofía contraria a la razón. El empirismo no niega la razón, sino que considera que su ámbito de aplicación se reduce a plantearse la verdad o falsedad de los juicios, los cuales han de referirse, en última instancia, a la experiencia.

Por otro lado, las líneas de divergencia entre empirismo y racionalismo se centran además en que si los racionalistas consideran la matemática como modelo de saber y adoptan, como ideal de método, el método deductivo, propio de ésta; los empiristas se orientaran por los senderos de la ciencia física sobre todo la iniciada por Boyle y Newton y adoptaran como ideal de método, el método inductivo. La deducción queda confinada así, al ámbito del saber matemático; el conocimiento factual consistirá, en cambio, en generalizaciones a partir de la experiencia. Si para los racionalistas, por tanto, la filosofía ha de adecuarse al modelo matemático, para los empiristas ha de seguir el de las ciencias naturales.

Para entender esta posición en el ámbito gnoseológico debemos recordar que Locke conoció la filosofía escolástica tradicional en Oxford, y que le decepcionó. De ahí a que cambiara de orientación sus estudios hacia la medicina y la botánica. En años posteriores fue atraído por el conocimiento científico-experimental. Leyó a Bacon y tuvo una gran amistad con Boyle, quien influye notablemente en su Ensayo sobre el entendimiento humano. Gran parte de esta obra es una aplicación de los principios de la física de Boyle a la mente humana. También ejercen influencia en él, la amistad personal que tuvo con Newton y por supuesto las obras de Descartes. El empirismo se desarrolla frente a la razón cartesiana gracias al desarrollo en este siglo de las ciencias empíricas.