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UNIDAD IV BIENESTAR ANIMAL

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UNIDAD IV

BIENESTAR ANIMAL

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4.1. INTRODUCCIÓN AL BIENESTAR ANIMAL

4.1.1. Introducción. Comportamiento y bienestar en la producción animal

El estudio del comportamiento y bienestar de los animales domésticos, ha despertado gran interés los últimos 30 años en el panorama ganadero mundial. Esto debido a tres razones fundamentales:

1. la primera, relacionada a una gran cantidad de evidencias científicas que relacionan al comportamiento con problemas de productividad y salud animal.

2. La segunda, a la creciente tendencia de transición a sistemas de producción en ámbitos de sostenibilidad ecológica, económica y social.

3. La tercera, a la constante presión social que pugna por modelos de producción con raíces éticas. Uno de los objetivos de la actividad ganadera, es proporcionar productos lácteos y cárnicos de calidad a los consumidores.

El comportamiento y bienestar animal, aún siendo muy importantes, no constituyen actualmente un objetivo primordial para el sector en gran parte de los países iberoamericanos. Bajo estas condiciones, las mejoras en el bienestar de los animales deben lograrse en el marco de las fuerzas que rigen el libre mercado. Apartarnos de estas condiciones dificultará la inserción competitiva del sector ganadero en los mercados nacionales e internacionales.

4.1.2. Definición y concepción semántica del bienestar animal

Actualmente el bienestar animal (BA), se erige como una de las áreas de mayor impacto en las ciencias veterinarias, estrechamente vinculada a la salud física y mental de los animales sometidos a diversos grados de control por el hombre. Sin embargo, a pesar del uso continuo del termino “bienestar animal”, aun existen discrepancias semánticas en su uso y aplicación de dicho término.

Uno de los problemas más comunes en el uso del término bienestar en español, es su acepción de término absoluto, el cual describe un estado total de confort, vida plena con referencia a la protección animal o “derechos de los animales”, causando de entrada un conflicto moral y formativo en muchos profesionales del sector. Esta interpretación errónea es uno de los motivos más grandes que impiden a los gobiernos en América Latina promover cambios sustanciales en las políticas de producción y salud animal. Otra interpretación de bienestar animal que es la correcta, es su comprensión como termino relativo, es estado dinámico de retroalimentación del animal con su ambiente, que discutiremos ampliamente más adelante.

Por otra parte, las expectativas de bienestar animal varían enormemente al estar influenciadas por la situación socioeconómica y cultural del país, estado o provincia y región.

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4.1.3. Importancia del bienestar animal

Existen tres diferentes perspectivas relacionadas a la importancia del bienestar animal.

1. La primera, es el funcionamiento biológico, según la cual el bienestar del animal depende de un alto nivel de salud, de crecimiento, de eficiencia y producción. Este enfoque es bastante común en la producción pecuaria en algunos veterinarios.

2. La segunda, es concebida como un estado de vida natural, según la cual los animales deben ser libres en un ambiente natural y utilizar las adaptaciones propias de su especie. Este enfoque es común entre los consumidores y varios críticos que se oponen a la industrialización de la producción animal.

3. La tercera, hace énfasis en los estados afectivos de los animales y recomienda prevenir los estados negativos (dolor, sufrimiento, reactividad o miedo) y posibilitar los estados positivos (confort, satisfacción). Este enfoque es compartido por el pensamiento humanitario y los científicos del bienestar animal.

Aunque los tres enfoques se superpongan en gran medida, hacen énfasis en ámbitos distintos y a veces conducen a conclusiones diferentes. El Bienestar Animal puede abordarse desde dos ópticas diferentes:

Disciplina científica: Ciencia que se encarga de medir objetivamente la fisiología, la salud y el comportamiento de los animales en relación a la calidad de vida de los mismos.

Estado de Vida: “Estado dinámico de un individuo en relación a los mecanismos biológicos que utiliza para adaptarse positiva y exitosamente ante los cambios del ambiente, involucrando salud, confort y el estado emocional del mismo”. Esta definición de Broom (1988), ha sido aceptada por la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE). Es importante entender que el termino BA es mucho más que confort, y está vinculado con la interacción de un individuo con el medio. Es un fenómeno dinámico que depende de las experiencias previas, las circunstancias actuales y de las futuras. Cuando este delicado equilibrio se rompe existen una serie de indicadores que nos señalaran un estado pobre de bienestar o la perdida de este.

4.1.4. El equilibrio que implica el bienestar animal

Desde el punto de los mecanismos de adaptación al cambio, un animal puede encontrarse en tres situaciones. En primer lugar, si la adaptación al ambiente es imposible, el animal enfermará o morirá, en consecuencia la morbilidad y mortalidad son indicadores de la perdida de bienestar. En segundo lugar, la adaptación al ambiente puede ser posible, pero con un costo orgánico importante a través del estrés, que definitivamente no causen la muerte del animal, pero contribuyen a vivir sin bienestar. En tercer lugar, un animal puede encontrarse en un ambiente adecuado y pleno, de manera que no suponga ningún costo orgánico importante, siendo en este caso satisfactorio el bienestar. Por lo tanto, los individuos tienen

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necesidades, conductuales, ambientales, y alimenticias; dependiendo de la raza, edad, sexo y fin zootécnico. Si estos requerimientos son proporcionados en forma positiva, los individuos estarán en posibilidades de vivir en bienestar (ver Fig. 1).

Cuando se diseñan sistemas de producción animal, se deben tomar en cuenta la complejidad de los sistemas funcionales (comportamiento individual, social, sexual y materno) y como los animales han adaptado su comportamiento. Existen mecanismos de control para integrar y coordinar los sistemas funcionales de comportamiento, estos mecanismos son la motivación y el aprendizaje. Tradicionalmente, los sistemas intensivos de producción han sido diseñados para facilitar prácticas de manejo, sin tomar en cuenta las necesidades conductuales de los individuos.

Evaluación del bienestar animal

En la actualidad en muchos países de la Comunidad Europea existen auditorias de bienestar animal, la gran mayoría de estas son aún voluntarias y algunas otras tienden a oficializarse paulatinamente como en el caso del Reino Unido en el ganado porcino (inspectores de enriquecimiento ambiental).

Muchos de estos procedimientos son en un futuro no muy lejano nuevas barreras arancelarias para los países no miembros. Obviamente aun hay un debate entre los científicos y veterinarios oficiales, sobre que parámetros deben ser indicadores fiables de bienestar. Además que su costo de operación sea asequible y sea

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moralmente aceptable. Los rubros principales para la evaluación del bienestar están resumidos en la Tabla II.

La mayoría de estos indicadores ayudan a señalar las condiciones de vida del animal. Obviamente algunos de estos sirven para indicar problemas de corto plazo y otras de largo plazo. Las mediciones del comportamiento son de preciado valor en una evaluación de BA, el hecho que un animal evada decididamente un objeto o un evento nos brinda información sobre su estado emocional y por lo tanto de su bienestar. Entre más fuerte sea una evasión a ese objeto o evento, el nivel de bienestar es más pobre.

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4.2. DERECHOS DE LOS ANIMALES

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4.3. ESTRÉS Y SALUD ANIMAL

4.3.1. Introducción

El desarrollo de la ganadería intensiva trajo como consecuencia, para los animales, cambios en sus patrones de conducta al verse obligados a vivir en confinamiento con altas densidades de población y sometidos a la manipulación del hombre (alimentación, destete, ordeño, inseminación artificial, etc) . Por otra parte, ellos están expuestos a condiciones ambientales variables, tales como, temperatura, humedad, viento, etc. Estos estímulos o agresiones externas, de diversa intensidad y duración, se pueden considerar como agentes estresores (García-Belenguer y Norméde, 1993).

Dentro de este medio adverso los animales se defienden poniendo en marcha mecanismos psicológicos y neuroendocrinológicos que permiten su adaptación. Cuando estos mecanismos fallan, aparece la patología de la adaptación que se puede manifestar bajo la forma de numerosos procesos patológicos o, simplemente, creando en el animal una situación de malestar o incomodidad que se denomina estrés.

Existen muchas definiciones del estrés. Navarro-Beltrán (1984) señaló que el estrés es "el producto de reacciones biológicas y psicológicas que se desencadenan en un organismo cuando se enfrenta, de una forma brusca, con un agente nocivo, cualquiera que sea su naturaleza" y Broom (1988) lo definió como "el proceso por el cual los factores del medio ambiente sobrecargan los sistemas de regulación de un individuo y perturban su estado de adaptación".

En dependencia de la duración y la intensidad de la demanda interna, el organismo puede dañarse y el estrés se convierte en estrés fisiopatológico o "distress". Entre el estrés fisiológico y el fisiopatológico se usa el término "overstress" para definir los aspectos poco perjudiciales del estrés y cuando los mecanismos adaptativos inofensivos y fisiológicos provocan poco daño al individuo. 4.3.2. Factores desencadenantes del estrés

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Los factores que pueden producir el estrés en los animales son numerosos. Se pueden agrupar en cuatro grandes grupos:

Interacciones entre animales Interacciones animal-ambiente Interacciones animal-hombre Estresores endógenos.

Interacciones entre animales

El estrés debido a las interacciones entre los animales se deriva de las relaciones sociales como la superpoblación, el aislamiento, la rotación de los animales, el cambio del animal dominante, la presencia o no de hembras dentro del grupo, etc.La superpoblación, por ejemplo, frecuente en los animales de cría intensiva, supone a menudo que los animales entren en competencia y se producen agresiones que a largo plazo, pueden desencadenar procesos patológicos como degeneraciones cardiacas, úlceras gástricas, etc. (García- Morméde y Belenguer, 1993).

Interacciones animal-medio ambiente

Estas interacciones incluyen la temperatura, el ruido, la humedad, la ventilación, la higiene medio ambiental, la altitud, etc.

El ruido excesivo induce en las vacas un incremento de la glicemia y una disminución en la concentración de hemoglobina (Broucek et al, 1983).

En las condiciones del trópico, el estrés debido a los efectos de la temperatura y la humedad son los más comunes, por lo que se abordarán con mayor profundidad en un acápite aparte de esta conferencia.

Interrelación animal - hombre

El hombre es el responsable del manejo animal y por tanto influye directamente en un grupo de actividades que producen estrés como son: la alimentación, el destete, el esquileo, el transporte, el sacrificio, etc.

El destete es un estrés físico, difícil de eliminar; sin embargo, se pueden utilizar técnicas de preacondicionamiento y predestete que disminuyan su efecto.

El estrés por sacrificio puede producir una disminución en la calidad de la carne, debido a la hipersecreción de catecolaminas y elevación de la temperatura corporal que unido al aumento de las contracciones musculares provocan disminución de la tasa de glucógeno muscular y el incremento del pH que se conoce como “Síndrome de la Carne Oscura del Bovino” (Belenguer y Morméde, 1993).

La nutrición y el estrés son interactivos, porque el estrés puede producir o agravar deficiencias nutricionales y, a su vez, éstas pueden producir un estrés como respuesta (NRC, 1996).

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Dietas bajas en energía pueden afectar severamente el sistema inmune (Nockler, 1988) pero los excesos de energía pueden provocar también efectos dañinos. Raciones con más de 75 % de concentrado produjeron mayor incidencia de enfermedades en terneros estresados por la llegada a un lote seco, comparados con los que consumieron dietas con 25 % de concentrado (Preston y Kunkle, 1974).

El agua es un nutriente esencial para la vida. Déficit o exceso de agua, en un estrecho margen en el organismo, son incompatibles con la salud y carencias de alrededor de 20 % del peso del cuerpo, conducen a la muerte, por lo que la deficiencia de agua es un factor de estrés que es posible evitar y el hombre tiene gran responsabilidad en ello.

En la figura 1 se muestran las posibles interacciones del animal con su medio.

AGENTES GENÉTICOSHerencia

ESTADO FISIOLÓGICOSexo

FACTORESPREDISPONENTESClimáticos:

TallaFertilidadEstado de saludInmunidad

HumedadTemperaturaVentilación

Eficacia de los mecanismos deADAPTACIÓN

BALANCEHídrico

Presión social:Posición dentro del grupoJerarquización

Hídrico-salinoAcido-básicoCalórico

Dominancia-CompetenciaEspacio vital

SISTEMA FISIOLÓGICODE INTEGRACIÓN

termorreguladorcirculatorio

Variación biológica individualActividades de grupo

ORGÁNICA DESENSACIONES

(diversión/ocio) RÁPIDASCardiovascular

Interacción biótica: RespiratoriaPresencia de agentes patógenosAgentes tóxicos

Reacciones orgánicasADAPTATIVAS

MuscularConductual

Disponibilidad de agua, alimentosy sales minerales DURACIÓN DE LA LENTAS

EXPOSICIÓN SomáticasVisceralesEndocrinas

MUERTE Enzimáticas yConductuales

Figura 1. Esquema de las interacciones del animal y su medio. Modificado de Selye (1973) y Caballero y Sumano (1993)

Estresores endógenos

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Son aquellos cuyo origen se encuentra en el propio animal como son: el dolor, las enfermedades de tipo metabólico y autoinmune, el cáncer, la depresión, etc.

De todas las interacciones son precisamente las que se derivan de la relación hombre-animal , las más fáciles de evitar, puesto que dependen fundamentalmente de la influencia que ejerce éste sobre los animales. La mejora en el manejo de las explotaciones ganaderas servirá de tratamiento preventivo para evitar el desencadenamiento de la respuesta al estrés (García-Belenguer y Mormede, 1993).

4.3.3. Respuesta fisiológica al estrés

La respuesta de un organismo que se enfrenta de forma brusca a un agente nocivo, cualquiera que sea su naturaleza, se manifiesta por una serie de reacciones que incluyen la activación de los sistemas neuroendocrinos que provocan la liberación de hormonas como la edenocorticotropina (ACTH), los glucocorticoides (GC) y las catecolaminas. La cantidad y proporción de éstas dependen del tipo de estrés. El agente que ocasiona el estrés, desequilibra los mecanismos reguladores homeostáticos, de manera que el organismo pierde la capacidad de mantener las condiciones fisiológicas dentro de los límites normales. Posteriormente se perciben cambios en los patrones de conducta y finalmente ocurre la adaptación o la muerte (figura 2).

AGENTES INDUCTORES DE ESTRES

Efecto inmediato

Efecto retardado

(Estimulación aguda) INDIVIDUO

(Estimulación crónica)

Activación del SNC

RESISTENCIA Hipotálamo

Adenohipófisis

Corteza Adrenal

Reacción de Alarma

ADAPTACION Cortizol

Médula Adrenal

Parásitos

Infecciones AGOTAMIENTO

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DesnutriciónEpinefrina

CHOQUE MUERTE

Figura 2. Esquema del “Síndrome General de Adaptación” (Caballero y Sumano, 1993)

Caballero y Sumano (1993) describieron las tres fases que comprende este proceso:

a) reacción de alarma dada por la respuesta inmediata del sistema nervioso simpático ante una estimulación aguda;

b) resistencia que se presenta cuando hay una estimulación crónica y existe participación del eje hipotálamo–hipófisis–corteza adrenal, cuyas implicaciones pueden llevar al organismo a un estado de adaptación y resistencia y

c) la reacción de agotamiento, en la cual un estímulo crónico sobrepasa los niveles de resistencia y conduce al agotamiento de la energía de adaptación y/o finalmente a la muerte.

4.3.4. El estrés calórico

En las áreas tropicales y subtropicales, una gran parte del tiempo, existen condiciones ambientales que propician el estrés calórico y es frecuente encontrar animales afectados en las granjas.

Los elementos climáticos que ejercen mayor influencia en el ganado bovino son: la temperatura del aire, la radiación solar, la humedad, la velocidad del viento y las precipitaciones. La combinación exacta de estos indicadores, para que comience el estrés, es difícil de determinar porque existen diferencias muy marcadas entre individuos de cualquier especie, en cuanto a raza, sexo, edad, estado de lactación, reproducción, etc.

El estrés se produce cuando la temperatura efectiva del ambiente se eleva por encima del rango de temperatura de la zona termoneutral de los animales que es de 15 a 25 °C. En estas condiciones el ganado reduce el consumo de alimentos para evitar la producción de calor metabólico, lo cual afecta los procesos productivos.

Los rumiantes generan grandes cantidades de calor como consecuencia de la digestión fermentativa y del metabolismo, especialmente, con dietas fibrosas y la cantidad de calor que producen se relaciona directamente con la cantidad de alimento consumido. Sin embargo, ellos resultan poco eficientes para disipar este calor y regular su temperatura corporal, por lo que realizan ajustes homeoestáticos cuando existen variaciones climáticas externas (Caballero y col, 1995).

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En vacas lecheras, altas productoras cuyo consumo es elevado, esto provoca usualmente que no puedan alcanzar su potencial genético en términos de producción de leche y eficiencia económica. La cantidad de alimento consumido es dos veces mayor para una vaca que produce 18 litros de leche/día en comparación con una que produce 5 litros /día.

En países templados el calor que generan estos animales puede ser beneficioso porque permite que las vacas de alta productividad tengan un buen comportamiento, sin tener que suministrarles alimentación adicional, cuando las temperaturas son muy bajas (Preston y Leng, 1989).A medida que la temperatura ambiental se acerca a la temperatura corporal es más difícil que la vaca utilice el calor que produce. Ante un calor extremo deja de generar calor metabólico, a expensas de no consumir alimento. La producción de calor en vacas altas productoras en condiciones de estrés calórico disminuye 18–20 % y la producción de leche baja 20–25 % (Paton, 1994). En estas condiciones la leche se produce a expensas de las reservas corporales.

Las producciones de leche resultaron mucho más bajas en los meses de julio – septiembre, cuando las temperaturas fueron superiores a los 29 °C.

La humedad relativa juega un papel importante en la termorregulación del rumiante, actúa conjuntamente con la temperatura y dificulta la disipación del calor por la vía física más efectiva en dichas condiciones, la evaporación (García, 1983). Un clima se considera húmedo cuando la tensión de vapor del aire es superior a 15 mm o en su lugar, cuando la humedad relativa es mayor de 60 % en condiciones térmicas semejantes.

Temperaturas ambientales y humedad relativa altas, alteran el estado fisiológico de la vaca lechera lactante y la reproducción, además reducen su comportamiento productivo, pero aún cuando existan temperaturas termoneutrales, si la humedad relativa es superior a 80 % se puede producir estrés calórico, del mismo modo que ocurre cuando existen altas temperaturas y baja humedad relativa.

En climas secos y en los trópicos a alturas de 500 – 1000 metros sobre el nivel del mar; donde las noches son frescas, con temperaturas a menudo por debajo de los 21C, es posible modificar los efectos del estrés diurno rociando con agua el ganado y utilizando la sombra para evitar los efectos del calor.

En los trópicos húmedos, donde la temperatura nocturna está por encima de los 30C es fisiológicamente imposible que los animales puedan disipar el calor. Preston y Leng (1989) y Esminger (1992) señalan que desde el punto de vista fisiológico, no hay lugar en el trópico húmedo para la vaca lechera de alto potencial. Ignorar estos hechos, han llevado al fracaso a muchos ganaderos que han intentado introducir las razas europeas en las regiones tropicales.

Para relacionar el efecto conjunto de la temperatura y la humedad relativa se estableció un indicador común, el Indice Temperatura–Humedad (ITH) (Jonhson et

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al, 1963) que sirve para valorar el estrés calórico en el ganado. Los valores de ITH de 72, 80 y 90 indican los efectos de un estrés ligero, medio y severo, respectivamente.

En la tabla 1 se caracterizan los cambios que se presentan en los bovinos durante las diferentes etapas del estrés calórico.

Tabla 1. Cambios presentados en los bovinos durante el estrés calórico

Etapas de estrés Calórico Cambios en el animalLigero ( ITH 72 - 79)

Moderado (ITH 80 - 89)

Severo (ITH 90 - 98)

Busca sombra e incrementa ligeramente la respiración, hay dilatación de los vasos sanguíneos, se incrementa disipación de calor. Los efectos sobre la producción y la reproducción son bajos .

La frecuencia respiratoria, la salivación, la temperatura y el consumo de agua aumentan considerablemente. El consumo de materia seca se reduce y se afecta la reproducción.

La temperatura corporal se incrementa varios grados por encima de lo normal y hay salivación excesiva. Se presenta la alcalosis metabólica. El animal reusa a echarse en el suelo, a menos que esté mojado. La conducta se inhibe completamente. El consumo de agua se afecta. En casos extremos el cuerpo se torna frío y pegajoso, antes de convulsionar. La muerte es inminente.

(Tomado de Caballero et al. 1995)

En la termorregulación del ganado también afecta el aire. La disipación de la carga de calor en el animal se produce por radiación, conducción, convección y evaporación. En estas dos últimas influye decisivamente el viento. A temperaturas moderadamente altas o dentro de la zona de confort éste ejerce un efecto favorable en la actividad del bovino; sin embargo, si la temperatura del aire continúa ascendiendo y se acerca a la de la piel del animal ( 30 °C ) o la supera, el efecto puede ser negativo, ya que en tal condición, el flujo de calor pasa del aire al animal (García, 1983).

Las precipitaciones también son de gran importancia en las zonas cálidas. Su efecto es beneficioso si el ganado se encuentra bajo estrés calórico, porque la lluvia provocará un rápido restablecimiento del balance térmico. Si por el contrario, la temperatura es fría, producirá hipotermia. Lluvias fuertes y prolongadas pueden disminuir el consumo hasta 30 %, tanto en zonas termoneutrales como a bajas temperaturas (NRC, 1984) y el fango resulta perjudicial. 4.3.5. Consecuencias generales del estrés calórico

Las respuestas a la exposición al calor se pueden agrupar en primarias y

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secundarias. Las primeras se producen de forma inmediata mediante la acción nerviosa refleja y se relaciona con la estimulación, a través del hipotálamo de los mecanismos para la disipación térmica: vasodilatación, aumento de la frecuencia respiratoria y cardíaca y en consecuencia de la conductividad térmica. En esta situación, la actividad metabólica se incrementa al liberarse mayores cantidades de ACTH, glucocorticoides, adrenalina y noradrenalina, etc.

Las respuestas secundarias conciernen a las reacciones resultantes de una prolongada exposición al calor. Estas respuestas incluyen cambios en la composición de la leche, la sangre, el metabolismo del agua, los carbohidratos, proteínas y minerales, el crecimiento, la producción de leche y la reproducción y en un caso extremo conducen a la muerte.

Como consecuencia de la adaptación se produce expansión isotónica de los fluidos extracelulares, disminución del consumo de alimentos y mayor ingestión de agua.

La alteración de la frecuencia respiratoria es una de las primeras respuestas al calor. El incremento de ésta aumenta la disipación térmica, principalmente por evaporación, aunque también en menor grado, la convección.

Bajo las condiciones del verano cubano se han obtenido alteraciones de la frecuencia respiratoria en vacas Holstein aclimatadas a partir de 26C al sol y 30C a la sombra (García, 1983). Juarez y Roman (1987) determinaron en vacas Holstein 53 respiraciones por minuto (rpm) en clima tropical húmedo y Palma y col. (1995) encontraron una media de 48 rpm en clima tropical seco; mientras que en climas templados la frecuencia respiratoria promedio fue entre 10–30 rpm (Kolb, 1976; González y col. 1986).

Otro factor que influye en la termorregulación del bovino es la evaporación cutánea por sudoración. En condiciones cálidas los animales que más sudan tienen menores temperaturas rectales y menor frecuencia respiratoria (Sequeira y col, 1993). La temperatura rectal aumenta como respuesta a la termorregulación frente al estrés. La temperatura rectal comienza a aumentar en las vacas Holstein adaptadas a clima cálido alrededor de los 26C al sol y a 30C a la sombra (García, 1983) con un promedio a la sombra de 38C 0.9.

4.3.6. Efecto del estrés calórico en la reproducción

El estrés térmico afecta la reproducción del ganado. Su efecto se manifiesta por la reducción de la duración y la intensidad del estro, el aumento de la incidencia de las ovulaciones silentes (calor callado) y del sangramiento post-ovulatorio (Hafez, 1973). Este autor señala que el estrés térmico, causa anormalidades morfológicas de los óvulos y disminuye la sobrevivencia embrionaria y que la época del año, influye en la proporción en que maduran los folículos ováricos, el número de folículos en crecimiento y los ciclos ovulatorios.

En primavera es mayor la proporción de gestaciones del ganado que en el verano

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debido, posiblemente, a la mayor duración del día y a las temperaturas moderadas que se consideran en esta época, óptimas para la concepción.

Cuando las temperaturas son extremadamente altas, disminuye la fecundidad, aumenta el aborto y la reabsorción fetal. La temperatura crítica, donde hay perjuicio en la fertilidad del bovino, es 30C. El ITH tiene una relación negativa con respecto a la fertilidad dos días previos a la inseminación. Ingrahan y col (1974) encontraron que cuando el ITH tuvo valores por debajo de 66, la tasa de concepción fue 67 %; pero ésta bajó hasta 21 % cuando el ITH fue superior.

La fertilidad de los bovinos Bos taurus y Bos indicus es diferente en el trópico. Estas diferencias existen, inclusive, dentro de las razas de cada especie. Aparentemente, la mayor tasa de fertilidad se consigue con animales cruzados entre estas especies (Román-Ponce, 1992) posiblemente, por su aclimatación que les permite una mejor respuesta frente a las condiciones ambientales.

4.3.7. Manejo del estrés

En la vida de un animal muchos estrés son inevitables; sin embargo, éste se prepara o adapta para el ambiente, de tal forma que enfrenta las condiciones adversas de la forma que menos afecta su salud y su comportamiento productivo.

En las últimas décadas hubo un avance en las investigaciones relacionadas con el ambiente y la conducta animal. No obstante, quedan aún muchas cosas por dilucidar porque estos estudios requieren de grupos multidisciplinarios que abarquen especialidades como nutrición, fisiología, genética, ingenierización y climatología.

El ganadero, para manejar el estrés, debe conocer la conducta de los animales y estudiar su evolución etológica, de forma que sea capaz de determinar los cambios en su modo de actuar que representen una respuesta al estrés.

Los animales que tienen bienestar se ven satisfechos, vivaces, consumen con gusto, tienen la piel elástica, los ojos brillantes y orinan y defecan normalmente. Cualquier alteración, de estos signos, puede ser una alerta de la presencia de estrés (Esminger, 1992).

La presencia de un ambiente adverso provoca en los animales el incremento de los movimientos horizontales y verticales de la cabeza, durante el transporte ellos tienen mayor tendencia a defecar y orinar, y ante el estrés de calor, la conducta que siguen es la búsqueda de lugares frescos y sombreados, la disminución de los movimientos y el aumento del consumo de agua.

La buena productividad implica requerimientos de espacio, luz, temperatura, velocidad del aire y humedad relativa. El control de estos factores ofrecen la oportunidad de mejorar el comportamiento animal.

El manejo del estrés en el ganado tiene dos componentes principales: 1) el manejo de la causa que lo provoca y 2) el manejo del efecto que produce (NRC, 1996). El

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destete es una de las principales causas de estrés en los terneros, si ellos se inician en el alimento, se vacunan, se tratan contra los parásitos, antes de ser destetados: el estrés del subsecuente destete y traslado de lugar se debe minimizar.

El efecto de la nutrición también se puede manejar de la forma menos dañina. Los terneros estresados, generalmente, disminuyen el consumo de alimentos, por tanto, la concentración de proteína en la ración debe aumentarse (Hutcheson et al, 1993). El NRC (1996) sugirió que en estos casos la proteína se eleve de 13.5 a 14.5 % (BS) y aconsejó que el uso de la urea como fuente de nitrógeno no proteico, no debía sobrepasar los 30 g/día durante las dos primeras semanas de alimentación, porque esta fuente nitrogenada se tolera menos en estos casos.

Los requerimientos de minerales no parecen diferir entre animales estresados y saludables (Orr et al, 1990). Sin embargo, el ganado de mercadeo o embarque pierde peso, primeramente por pérdida de agua del tracto gastrointestinal y posteriormente desde las células del cuerpo. Cuando se pierde agua extracelular, pueden ocurrir deficiencias de potasio y de sodio. El requerimiento de potasio en animales estresados es 20 % mayor que en los normales (Hutcheson et al, 1984) y se aconseja en estos casos dar 1.2-1.4 % de potasio en la dieta, durante dos semanas.

El estrés afecta directamente la respuesta del sistema inmune (Caballero y Sumano, 1994) y el zinc, cobre, selenio y el hierro parecen ser necesarios para la inmunocompetencia, por lo que se debe asegurar su suplementación en animales sometidos a estrés. Las vitaminas A y E en dosis superiores a sus requerimientos pueden tener también un efecto positivo en estos animales (NRC, 1996).

El agua, como elemento esencial, no debe faltar al ganado y los alimentos deben ser suficientes para cubrir sus requerimientos productivos. En el trópico es común en la época de seca la escasez de alimento voluminoso y la calidad del pasto por lo general, no cubre las necesidades de los animales. En estos casos es necesario una suplementación que aporte los nutrientes necesarios para los objetivos propuestos.

Las principales formas para proteger al ganado del estrés calórico incluye métodos adecuados de manejo, utilización de sombras naturales o artificiales, modificaciones del microclima y alojamiento satisfactorio.

Es recomendable que al fijar los horarios de ordeño y pastoreo se garantice la estancia del animal en el pastoreo en los períodos de máximo aprovechamiento del pasto. McDowell (1972) señaló que el máximo aprovechamiento del tiempo en pastoreo, en condiciones cálidas, son temprano en la mañana, después del crepúsculo matutino y al final de la tarde antes del crepúsculo vespertino. El pastoreo nocturno en las vacas puede servir como una estrategia de adaptación que les permite realizar esa función vital en las horas menos calurosas del día, aunque existen opiniones contradictorias.

En Cuba (García-Lopéz, 1979) encontró una mayor eficiencia en la utilización del pasto con vacas Holstein en pastoreo nocturno (0.5 litros más de leche por vaca).

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En horario de mayor radiación solar de 9:00 am a 4:00 pm, los animales deben quedar protegidos de la radiación solar directa.

La sombra ejerce un efecto positivo en la producción en el trópico. La sombra natural parece ser la más indicada, además del beneficio de su bajo costo por lo que se deben sembrar árboles en los potreros y los alrededores de las naves.

Aunque se ha señalado que la utilización de duchas mejora la producción de leche y el comportamiento reproductivo, en las condiciones de clima cálido húmedo como el de Cuba, se demostró que el efecto de la ducha es muy limitado en el mantenimiento del equilibrio térmico de las vacas (menos de 90 minutos). Esto unido al incremento de la humedad del aire que se produce, no hace aconsejable su uso (García, 1983).

Las condiciones de alojamiento dependen del tipo de clima. En climas cálidos deben construirse de forma que eviten la radiación directa del sol, tengan una mínima interferencia en la circulación del aire e impidan la humedad. En general, se recomiendan naves sin paredes, con el techo entre 2.4 y 3.7 metros de altura, con forma de doble pendiente; pero si son de una sola pendiente, se situarán con la parte más baja hacia el sur en el hemisferio norte y viceversa.

La orientación norte-sur parece ser la más adecuada en las condiciones cálido-húmedas para los terneros que no están confinados en cunas, boxers o similares, porque permite la eliminación de la humedad y hay mayor incidencia de la radiación solar directa en el interior de las naves en las horas iniciales y finales del día.

Los pisos, más aconsejables, son los que permiten eliminar fácilmente las heces y los restos de alimentos y ayudan a disminuir la humedad. Los pisos ranurados tienen, en general muchas ventajas, pero si las naves tienen pisos de concreto, deben tener cierta inclinación para que no acumulen agua después de la limpieza.

Conclusiones

En las condiciones actuales de explotación intensiva o semi-extensiva, de la mayor parte de las especies ganaderas, el estrés es prácticamente inevitable. En el trópico húmedo, las condiciones climáticas existentes empeoran la situación.No obstante, debe ser empeño de todas obtener mejoras en la producción y la reproducción, con el menor daño posible a los animales. Para ello, se debe trabajar en el mejoramiento de las condiciones ambientales, a través de métodos adecuados de manejo y realizar estudios multidisciplinarios que permitan cuantificar el estrés para poder controlarlo y lograr, así, una explotación más racional de los animales.