un enfoque sistémico para la intervención en crisis en el

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Un en foque sistémico para la intervención en crisis en el Trabajo Social conjugar el conocimiento teonco y /as habilidades practicas resulta cada vez más nece- sano para la actuación de los trabajadores sociales. Este ensayo comienza con una roñe- xión sobre el significado de la denominada “inlervención social”, en el ámbito de las he- rran,ientas de trabajo de los profesionales de/a acción social. Se teoriza el fenómeno ñu- mano de las “crisis’, concluyendo en /a aplicación a un análisis de un caso real donde se muestras las vivencias de la crisis en sus protagonistas así como la intervención profesio- nal seguida. Teresa ZAMAI\JILLO PERAL L a elaboración de este trabajo es- tuvo presidida por una sola idea: servir a alumnos, profesionales del trabajo social y profesores a rela- Cionar la teoría con la práctica, cam- pos que en un concepción clásica de la ciencia se nos representan siempre segmentados. A mi juicio esta división no responde más que a modelos mentales ilusorios, y hoy son muchos —imenos mal¡— los que ya reclaman una concepción unitaria de las dimen- siones teórica y práctica. La división del saber entre los que piensan y los que ejecutan está puesta en entredicho desde múltiples perspectivas de las Ciencias Sociales y hoy, por referirme a la intervención concreta del trabajo social, MAC VER ha perdido la batalla. Desde MARX, otros filósofos co- mo los de la Escuela de Frankfurt, el paradigma sistémico, la investigación social de segundo orden, GIDDENS, etcétera han proporcionado nuevos enfoques metodológicos a los que no pueden volver la vista los trabajadores sociales, los sociólogos, los psicólo- gos ni ningún otro que pretenda intro- ducirse en el vasto campo de la inter- disciplinaridad. La cuestión es muy compleja, ya que no podemos seguir reclamando parcelas de saber exclusivas de cada disciplina si queremos solucionar los problemas sociales; se trata de dar prioridad a lo que la tiene. Por ello, continuar en la lucha de “a quién per- tenece qué”, es estéril; es huir irres- ponsablemente de los múltiples pro- blemas que se nos plantean a todos los que estamos al servicio de una ta- rea llena de dificultades: la interven- ción social o psicosociai. Cuadernos de Trabajo Social n 5 6(1993) Págs. /19 a /36 Ed. universidad complutense. Madrid /993 119

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Un enfoque sistémico para la intervenciónen crisis en el Trabajo Social

conjugar el conocimiento teonco y /as habilidades practicas resulta cada vez más nece-sano para la actuación de los trabajadores sociales. Este ensayo comienza con una roñe-xión sobre el significado de la denominada “inlervención social”, en el ámbito de las he-rran,ientas de trabajo de los profesionales de/a acción social. Se teoriza el fenómeno ñu-mano de las “crisis’, concluyendo en /a aplicación a un análisis de un caso real donde semuestras las vivencias de la crisis en sus protagonistas así como la intervención profesio-nal seguida.

Teresa ZAMAI\JILLO PERAL

La elaboración de este trabajo es-tuvo presidida por una sola idea:servir a alumnos, profesionales

del trabajo social y profesores a rela-Cionar la teoría con la práctica, cam-pos que en un concepción clásica dela ciencia se nos representan siempresegmentados. A mi juicio esta divisiónno responde más que a modelosmentales ilusorios, y hoy son muchos

—imenos mal¡— los que ya reclamanuna concepción unitaria de las dimen-siones teórica y práctica.

La división del saber entre losque piensan y los que ejecutan estápuesta en entredicho desde múltiplesperspectivas de las Ciencias Socialesy hoy, por referirme a la intervenciónconcreta del trabajo social, MAC VERha perdido la batalla.

Desde MARX, otros filósofos co-mo los de la Escuela de Frankfurt, el

paradigma sistémico, la investigaciónsocial de segundo orden, GIDDENS,etcétera han proporcionado nuevosenfoques metodológicos a los que nopueden volver la vista los trabajadoressociales, los sociólogos, los psicólo-gos ni ningún otro que pretenda intro-ducirse en el vasto campo de la inter-disciplinaridad.

La cuestión es muy compleja, yaque no podemos seguir reclamandoparcelas de saber exclusivas de cadadisciplina si queremos solucionar losproblemas sociales; se trata de darprioridad a lo que la tiene. Por ello,continuar en la lucha de “a quién per-tenece qué”, es estéril; es huir irres-ponsablemente de los múltiples pro-blemas que se nos plantean a todoslos que estamos al servicio de una ta-rea llena de dificultades: la interven-ción social o psicosociai.

Cuadernos de Trabajo Social n5 6(1993) Págs. /19 a /36

Ed. universidadcomplutense. Madrid /993119

Teresa ZAMANILLO PERAL

En estas lides se impone un crite-rio sobresaliente: la complementarie-dad de roles frente a un protagonismode funciones, conocimientos y destre-zas, cuya exclusividad, situándonosen un enfoque más global, pocos lapueden reclamar.

Quizás antes de entrar en el te-ma convenga elucidar qué supone eltérmino “intervención” en la disciplinade Trabajo Social. Este concepto ex-plica la intención de cambio que pre-tende introducirse en los procesos so-ciales. A partir de la reconceptualiza-ción sistemática que hicieron los tra-bajadores sociales del área iberoame-ricana, la “intervención social” sustitu-yó al “tratamiento social”, término ésteúltimo de claro contenido funcionalistay, por tanto, inaceptable para una ta-rea que exigía comprometerse a cam-biar las condiciones sociales en lasque los individuos vivían sujetos a unarealidad social degradante.

Es así como fue concebido enLatinoamérica. Pero Estados Unidosno quedó ajeno a esta reconceptuaii-zación. Para J.C. JOHNSON se tratade llevar a cabo una “práctica másagresiva” <1988: 84-86). El objetivo espues transformar, con la acción profe-sional, unas condiciones sociales cu-yas causas más profundas se deben aun orden social que provoca desigual-dades. Con ello se superan los ante-riores conceptos de “ajuste” y “adapta-ción del individuo al medio”, y se da laimportancia que merece la participa-ción de los individuos en los progra-mas de acción.

Este paréntesis me permite en-trar en una cuestión prioritaria para la

disciplina de Trabajo Social, a saber:el objeto formal de su conocimiento,es decir, lo que determina la interven-ción de los trabajadores sociales. A mijuicio los elementos de análisis que seutilizan con más frecuencia en éstadisciplina, tales como necesidades yproblemas sociales o psicosociales,carencia, situación problemática, etcé-tera hacen referencia a una nociónmás amplia: el concepto de malestar.El Trabajo Social desde sus inicios hatenido que enfrentarse con las cues-tiones de malestar psicosociai de losindividuos y con las opciones de cam-bio o reforma que implica la soluciónde los problemas que comporta esemalestar. Esas opciones de cambioson las posibilidades y oportunidadesnuevas que tienen las personas paragenerar recursos frente a la situación.

Siguiendo con estas ideas, desa-rrolladas en trabajos anteriores conmás profundidad, podemos añadir queel objeto viene dado por: “Todos lo fe-nómenos relacionados con el malestarpsicosocial de los individuos ordena-dos según su génesis estructural y suvivencia personal”. El primer punto deeste ordenamiento se refiere a los pro-blemas de desarrollo de las oportuni-dades vitales necesarias para el creci-miento de los individuos en situacio-nes de pobreza, privaciones morales,sociales y culturales, dependencia,marginalidad, desviación social y cua-lesquiera otras que les impidan la rea-lización de la autonomía personal ysocial. El segundo punto es referido alpadecimiento del malestar que provo-ca perturbaciones en sus distintas es-feras de relación social.

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Es asimismo importante señalarlos objetivos del Trabajo Social. A mijuicio deben comprender los siguien-tes puntos: contribuir a disminuir lasdesigualdades e injusticias sociales,dar a conocer las oportunidades quetienen los grupos sociales a su dispo-sición, motivar para tener acceso aesas oportunidades y ayudar a laspersonas, familias y grupos sociales adesarrollar las respuestas emociona-les, intelectuales y sociales necesariaspara permitirles aprovechar esas opor-tunidades sin que tengan que renun-ciar a sus rasgos personales, cultura-les y de origen.

Por otra parte el trabajador so-cial, las más de las veces, opera en si-tuaciones de crisis que suceden en elámbito familiar por diversas circuns-tancias, tales como desahucio de vi-vienda, situaciones de paro —con laconsiguiente reducción de los ingre-sos económicos—, problemas de ni-ños maltratados, etcétera. Cualquierade esta situaciones de crisis planteanun cambio en el sistema familiar; portanto, el cliente no es un miembro indi-vidual, sino el grupo entero.

Esta última premisa fue ya esta-blecida por OTTO POLLACK, entreotros muchos autores. Veamos cómose expresa POLLACI< respecto a estacuestión concreta:

una de las principales premi-sas para la formulación de un diag-nóstico familiar <es) la prontitud deltrabajador para aceptar como su clien-te al grupo familiar más que a unmiembro individual (..) Su justificaciónno se agota por una preocupación deextender el esfuerzo de ayuda, directa

o indirectamente, a todos los miem-bros de la familia que sufren patologia<...) Esto es dictado <... porque) el de-sarrollo del ego no puede entenderseen términos de una relación interper-sonal exclusivamente, por muy estra-tégicamente que se le sitúe en la vidade un individuo. Tiene que ser vista,por lo menos en parte, como un es-fuerzo de combinación familia-modelo.Para comprender la naturaleza de es-ta combinación debemos comprendera las personas que han servido y sir-ven de modelo, esto es, a todos losmiembros de la familia. Esto no exclu-ye una relación posterior de tratamien-to para trabajar con sólo uno o dosmiembros de la familia <...)

Otra premisa es la aceptación dela proposición de que el objeto dediagnóstico y preocupación terapéuti-ca en el Trabajo Social de casos confamilias es el sistema de relaciones in-terpersonales entre los miembros dela misma, más que las incomodidadesespecíficas que experimente uno uotro miembro”.

Para POLLACK estas relacionesdeben evaluarse a la luz de la capaci-dad y eficiencia que la familia tienepara satisfacer las necesidades desus miembros y al impacto que esasrelaciones ejercen en la futura habili-dad para formar otras relaciones. Aligual que MARY RICHMOND aconse-ja el uso de la entrevista conjunta co-mo técnica apropiada de diagnóstico.

El Trabajo Social familiar se ins-cribe en el marco del “case work”. Elcaso que expongo en esta lección espues, trabajo social familiar o “casework” indistintamente.

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El modelo médico, como sabe-mos, fue el método adoptado en Tra-bajo Social, cuyo proceso a seguir ha-cia referencia a las fases de estudio,diagnóstico y tratamiento. En este ca-so he sustituido esta denominaciónpor la siguiente: estudio, análisis-diag-nóstico y proyecto. El término proyec-to se ajusta más a la realidad del casotal y como fue tratado por quienes es-taban involucrados en la relación pro-fesional.

Origen de la intervenciónen crisis

El origen de la intervención encrisis data de 1942 cuando ERIC LIN-DEMAN y sus colaboradores estudia-ron los hechos de un incendio noctur-no en Boston. Posteriormente, CA-PLAN, partiendo de los principios for-mulados por LINDEMAN, elaboró elsignificado de las crisis en la vida delos adultos que presentaban proble-mas psicopatológicos. La teoria de lacrisis de CAPLAN se formó a partir dela psicología del desarrollo de ERICK-SON (1963). Según SLAIKEU, el inte-rés de CAPLAN se centró en cómo laspersonas superaban las transicionesde una etapa a otra del desarrollo.Identificó, además, la importancia delos recursos personales y sociales co-mo determinantes de la evolución delas crisis.

A partir de ciertos supuestos teó-ricos formulados por CAPLAN se de-sarrolló la psiquiatría preventiva parapromover un crecimiento positivo enlas situaciones de crisis que reduzca

el riesgo de deterioro psicológico. Elmérito de esta teoría ha sido integrarlas dimensiones de lo psicosociai ydar bases firmes a la prevención delas situaciones de crisis. Los sistémi-cos han desarrollado este modelo.

Algunas definiciones sobre la cri-sis destacan los aspectos de una si-tuación considerada, hasta el momen-to, como algo amenazante. Sin em-bargo otras acentúan su valor. En estalínea se expresa ORTEGA Y GAS-SET: “No sé por qué solemos enten-der la palabra crisis con un significadotriste; crisis no es sino cambio intensoy hondo. El vigor intelectual de unhombre se mide por la dosis de es-cepticismo, de duda que es capaz dedigerir, de asimilar”.

Las palabras de Ortega nos remi-ten ya a la idea de recursos persona-les. Esta viene expresada en la pre-sencia de “vigor intelectual” que capa-cita al hombre para vivir en la incerti-dumbre. La vida para Ortega es per-manente posibilidad: “nuestra vida es,en todo instante y antes que nada,conciencia de lo que nos es posible.(..> Si en cada momento no tuviéra-mos delante más que una sola posibi-lidad carecería de sentido llamarla así.Sería más bien pura necesidad”. Así,el mundo es para el filósofo “el reper-tono de nuestras posibilidades vita-les”, y los hombres “llegamos a ser só-lo una parte mínima de lo que pode-mos ser”. Necesidad y posibilidad sontérminos que significan restricción limi-tada el primero y repertorio ilimitado elsegundo.

He abieflo a propósito la formula-ción de las definiciones con estas re-

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flexiones de Ortega por cuanto que enellas podemos observar desde el prin-cipio el trasfondo que todo este traba-jo va a contener en la idea de crisis:posibilidad, oportunidad para cambiaren la bifurcación que se presenta alsobrevenir un cambio en la vida. Todacrisis pues abre un campo de posibili-dades. De hecho, en griego el términocrisis significa decisión, y el símbolochino de crisis indica peligro u oportu-nidad. De ahí que las posibilidadesque surcen en un momento decisivopuedan osvenir bien en oportunidadesde creciniento y madurez, o bien deregresión y deterioro de la energía vi-tal de la persona y de las condicionesen las que vive.

Los más positivos, como el psico-analista FERNÁNDEZ MOUJAN con-ceptúan las crisis como “una ocasiónfavorable o un campo de posibilidadesque nos desafia no sólo a poner cora-je para enfrentar lo desconocido, sinoespecialmente a poner en acciónnuestra capacidad creadora” (1989).

ERICKSON también dice que “esalgo positivo que la palabra crisis noimpiique ya una amenaza de catástro-fe, lo cual parecía constituir antes unobstáculo a la comprensión del térmi-no. En la actualidad dicho término esaceptado para designar un punto degiro necesario, un momento crucial,cuando el desarrollo ha de adoptaruna u otra dirección recopilando recur-sos para un crecimiento, una recupe-ración y una ulterior diferenciación”(1968).

Desde la teoría psicológica cogni-tiva, SLAIKEU formula la siguiente de-finición: una crisis se describe por “un

estado temporal de trastorno y desor-ganización caracterizado principal-mente por la incapacidad del individuopara abordar situaciones particulares,utilizando los medios habituales de re-solución de problemas”. Los proble-mas radican en general en situacionesnuevas que el individuo no puede ma-nejar rápidamente con los mecanis-mos de superación y defensa que élposee en la vida cotidiana. La perso-na, en ese estado de desorganización,se encuentra menos efectiva de lo quees en general.

Unos autores ponen el acento enel trastorno emocional y en el fracasoen la solución de problemas. Otros su-brayan el componente cognoscitivopara manejar situaciones nuevas yhay quienes lo enfrentan como un pro-blema de interacción entre el estadosubjetivo y alguna situación ambientalobjetiva. Esta última concepción es laque destaca el Trabajo Social.

La teoría sistémica define las cri-sis, de una manera genérica, como“cambios repentinos en el modo defuncionamiento de los sistemas huma-nos”. PHILIPPE CAILLÉ dice que es-tos cambios suelen tener efectos be-neficiosos en el funcionamiento de lossistemas. Suceden cuando determina-das reglas y creencias, que mantienenun grupo humano, se hacen rígidas yesta rigidez entra particularmente enconflicto con las necesidades de losparticipantes. El conflicto y la tensiónpueden aumentar cuando las necesi-dades de los individuos sobrepasanlas exigencias del grupo para mante-nerse unido y estable.

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El deseo de una cierta perma-nencia en las relaciones parece co-rresponder a una profunda necesidadhumana, ya que el acuerdo y la armo-nía producen una sensación de esta-bilidad. Por ello un conflicto acerca delos roles o las regias de la relaciónprovoca ansiedad y aparición de con-ductas inhabituales.

Así la crisis se produce por undefecto o disfunción del sistema de re-ación. Hasta el momento que sobre-

viene el cambio los participantes delgrupo (en este momento nos estamosrefiriendo en general a cualquier grupohumano, familia, pareja, equipo de tra-bajo, etcétera) tienen establecidosacuerdos sobre la naturaleza de la re-ación y sobre los comportamientosderivados de la definición que elloshan hecho de sus relaciones. Las per-sonas del grupo han establecido jun-tas el modelo de relación adecuado asus necesidades y éste es la base desu continuidad.

Según este enfoque la crisisacontece cuando los participantes po-nen en cuestión el modelo de relacióntal y como es percibido hasta el mo-mente. Para CAILLÉ esto es lo esen-cial de la crisis, el cuestionamiento dela relación. En efecto, a partir de esemomento la relación deja de ser fun-cional para sus participantes, porqueno encuentran ya en ella la estabilidadque antes íes proporcionaba ni la cre-dibilidad necesaria.

Así la crisis hace probable una bi-furcación. Se derivan de ella modosrenovados de estabilidad. La trayecto-ria de los estados del sistema tomaotra dirección. Hay un cambio en las

relaciones de los participantes que semanifiesta en un nuevo modelo de re-ación. Hay pues una trayectoria queentra en conilicto consigo misma y unporvenir imprevisible. El grado de in-certidumbre de los participantes eselevado.

Según esta teoría las crisis nosólo son inevitables, sino además ne-cesarias. Ningún sistema puede man-tenerse en un estado de equilibrio yde estabilidad permanentes. Eso seríaun equilibrio estático cuya evoluciónhacia mayores grados de estabilidadsupone la muerte del sistema. El equi-librio de un sistema contiene estadosde continuidad y permanencia, junto aestados de movimiento y cambio.

Refiriéndose al sistema familiar,MAURIZIO ANDOLFI, de la Escuelade Roma, dice lo siguiente: “El funcio-namiento familiar se mantiene por unequilibrio dinámico. Este equilibrio esel producto de interacciones repetiti-vas <que se han convertido en reglasde interacción) que le permiten a cadamiembro cumplir con funciones espe-cíficas que definen su identidad. Estees el estado de equilibrio que asegurala continuidad del sistema.

Sin embargo, para promover ladiferenciación de los miembros de lafamilia (y por lo tanto fomentar el cam-bio) cada familia tiene que tolerar cier-tos estados de desorganización parapasar de un equilibrio, consonante conuna etapa de desarrollo, a un nuevoequilibrio consonante con la etapa si-guiente”.

En las familias en donde loscambios de relación, que son esencia-les para los procesos de desarrollo, se

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experimentan como amenazantes, losmodelos de relación y las funcionesindividuales van haciéndose cada vezmás rígidas hasta que finalmente seexpresa la patología individual”.

En esta misma línea ya se expre-só MARY RICHMOND en 1922, al re-flexionar sobre el Trabajo Social fami-liar. Para ella, “la falta de flexibilidad yla rigidez es ya una fuente abundantede peleas”<..) Negarse a sufrir modifi-caciones y adaptarse, es perder todolo que en las relaciones humanas me-rece ser conservado. No se puede ob-tener estabilidad si nos obstinamos enuna rigidez llevada al exceso”.

Un sistema cerrado, dice otra te-rapeuta familiar y asistente social,VIRGINIA SATIR, está dominado porel poder, la dependencia neurótica, laobediencia, privación y culpabilidad.No puede permitir ningún cambio por-que los cambios afectan al equilibrio.Las personas se aferran a ese equili-brio porque tienen miedo al cambio.Un sistema abierto, por el contrario, secaracteriza por la elección y la flexibili-dad. Hasta tiene la libertad de ser ce-rrado un tiempo, si le resulta conve-niente. La clave para un sistema sanoy abierto parece ser la capacidad paracambiar en un contexto cambiante yreconocer este hecho.

De todos estos supuestos vemoscómo las notas de tolerancia, flexibili-dad, apertura, diferenciación, diversi-dad, equilibrio dinámico, etcétera sonlos factores positivos que promuevenun sistema de relación sano. Mientrasque la amenaza, rigidez, intolerancia,homogeneidad y persistencia serán

aquellas notas que favorecerán la pa-tologia del sistema.

El primero de ellos, precisamentepor su apertura y flexibilidad, estarádispuesto a aceptar los cambios y lacrisis no se vivirá como algo amena-zante, sino como una oportunidad pa-ra crecer. Por el contrario, en el se-gundo la rigidez lo mantendrá alejadode toda posibilidad de cambio y tende-rá a perpetuar las reglas establecidasen un tiempo.

Mas la intervención en el sistemafamiliar, como unidad de atención delos problemas psicosociales, tienetambién sus críticas. Estas están fun-damentadas, sobre todo, en los pro-blemas de atomización que generan.Una intervención de tipo más estructu-ral ha surgido recientemente en variospuntos geográficos, tales como Cana-dá, EEUU, Bélgica e Italia, entre otros.Algunos equipos de profesionales es-tán investigando la aplicación del mo-delo de terapia familiar a núcleos másamplios de población implicada en losproblemas y en las crisis de carácterpsicosociai.

Este nuevo modelo, denominadoterapia de redes, surge en la décadade los setenta al observar que el de-sorden mental no se produce sólo enla esfera del individuo o de la familia,sino que proviene a menudo del cre-ciente colapso de las fuentes norma-les de respaldo y de comprensión enla sociedad, debido al sistema culturaldominante.

Los investigadores que trabajanen este campo plantean las grandesdificultades que supone realizar untrabajo terapéutico para las familias de

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clase humilde “a menos que se pro-duzcan transformaciones en los siste-mas económicos y educativos de lasociedad”. Parten de una crítica de lamedicina tradicional y de “la místicadel mundo científico y su tecnología”.Optan por un enfoque ecosistémico,introduciendo modificaciones en elcontexto de los acontecimientos de lavida de un ser humano, con el propó-sito de cambiar, al mismo tiempo, elsistema donde él evoluciona.

En España estamos aún muy le-jos de estas innovaciones, aunqueexiste una experiencia reciente, al me-nos en Madrid, de intervención con fa-milias maitratantes, de la que se daamplia información en este número dela revista.

Factores de las crisis

Seguidamente vamos a ver losfactores que concurren en las situacio-nes de crisis. El primero de éstos va adepender de la valoración que los indi-viduos tengan de la crisis o los cam-bios. En otras palabras, de la idea quese tenga de crisis puede lograrse queel suceso se convierta en oportunidad,o en peligro o amenaza.

Otras variables vienen a sumarsea este factor. SLAIKEU las resume en:a) la severidad del suceso; b) los re-cursos personales (valores, tuerza delyo, autoestima, dimensión cognosciti-va, historia previa, bienestar físico, in-formación y cultura); o> los recursossociales (naturaleza de los apoyos so-ciales, relaciones sociales en general:amigos, vecinos familiares, relacióncon las instituciones, etcétera).

Sin embargo, a mi juicio, este au-tor ignora los factores estructuralesque concurren en toda situación decrisis. No así la literatura de epistemo-logia sistémica que hace menciónconstante a las familias en crisis per-manente, que adoptan pautas destruc-tivas de resistencia al cambio comomedio de protección contra peligrosmayores <PITTMAN, 1990). En estamisma línea se expresa BENOIT alsostener que “la familia aparece másque nunca como una unidad ocológicadonde se cristalizan las desuaciones,los problemas psicosomático.;, las en-fermedades mentales más o menosseveras y la violencias sociales”(1991).

Las notas más sobresalientes delas situaciones de crisis son, paraSLAIKEU, las siguientes:

1?) Las crisis vienen precedidasgeneralmente por un suceso precipi-tante.

2~) Un aspecto sumamente im-portante a la hora de definir una crisisnos lo proporciona todo lo relacionadocon la dimensión cognoscitiva de lapersona. Es decir:• cómo el individuo percibe la crisis• cómo el suceso ataca la estructura

de existencia de la persona y haceque la situación sea crítica. En otraspalabras, cuáles son sus ideas pre-vias acerca del hecho acontecido.

• qué imagen tiene esa persona acer-ca de sí misma, ya que en el casode que ésta sea muy pobre se crea-rán problemas añadidos de autorre-ferencia.

32) La desorganización y dese-quilibrio son uno de los aspectos más

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obvios de una crisis. Se describensentimientos de tensión, ineficacia,cansancio, desamparo, ansiedad, pro-blemas en las relaciones laborales, fa-miliares y sociales.

4C) Y por último, el estado de cri-sis, deciamos al principio, se caracte-riza por un trastorno en la solución deproblemas. La solución racional se ha-ce imposible, hay un dominio de lossentimientos, intolerancia a la frustra-ción, desconfianza en sí mismo y enotros, etcétera.

En cuanto a los tipos de crisis, lo-dos los autores las clasifican en crisisevolutivas o de desarrollo y crisis cir-cunstanciales o accidentales. Las pri-meras corresponden a las etapas su-cesivas de la vida, son necesarias pa-ra crecer y, por supuesto inevitables.Queramos o no, con mayor o menorsufrimiento se pasa de un estadio aotro en el curso de la vida. Las crisiscircunstanciales, por el contrario, sondebidas a factores contingentes y, porsu carácter circunstancial, entran enellas todas aquellas que la vida depa-ra a las personas por sucesos precipi-tantes e importantes: enfermedad fisi-ca, muerte, suicidio, incendio, contra-riedades económicas, etcétera.

Antes de comenzar con una his-toria real, replanteémonos la preguntaque está presente a todo lo largo de laexposición: ¿de qué depende o, cuáles la probabilidad de que un suceso ocrisis evolutiva redunde en beneficiode la persona o, por el contrario, tengaefectos perjudiciales? La respuestaque dábamos en un momento estabarelacionada, decíamos, con los recur-sos personales y sociales. Ahora he-

mos de añadir un tercer factor que enmuchos casos es imprescindible, a sa-ber: las posibilidades de ayuda profe-sional en aquellos casos en que éstasea requerida, bien por la gravedaddel suceso, o bien porque el grado dedesorganización y tensión al que hallegado la familia o persona estén im-pidiendo una respuestaautónoma.

Así llegamos a la definición de in-tervención en crisis. Esta es segúnSLAIKEU “un proceso de ayuda dirigi-do a una persona o familia a soportarun suceso traumático de modo que laprobabilidad de debilitar los efectos(estigmas emocionales, daño físico)se aminore y la probabilidad de creci-miento en nuevas habilidades, pers-pectivas de vida, etcétera se incre-mente.”

El objetivo de la intervención encrisis es ayudar a la persona o familiaa que recupere las capacidades paraenfrentar la situación. Otros objetivosmás específicos son:

1) Establecer o facilitar la comu-nicación entre las personas en crisis ycon las otras personas que puedanayudar en el proceso.

2) Ayudar al individuo o familia aque perciban más correctamente la si-tuación.

3) Ayudarlos en el manejo desentimientos y emociones para queaprendan a expresarlos explícitamen-te.

Existen dos tipos de intervención,diferentes en el tiempo, según se tratede la primera ayuda inmediata o laayuda porterior al suceso, denomina-da terapia de crisis.

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La primera ayuda psicosocial per-sigue proporcionar apoyo, vincular re-cursos de ayuda, examinar las dimen-siones del problema, explorar las solu-ciones posibles y ayudar a tomar unaacción concreta.

La intervención de segundo or-den va más allá del enfrentamiento in-mediato y dirige mejor la resolución dela crisis. Resolver ésta significa afron-tar la experiencia de crisis de modoque el suceso llegue a integrarse en laestructura de la vida. Esta interven-ción corresponde a la denominaciónen Trabajo Social de “case work”.

Historia psico-social deuna familia en crisis

En lo que sigue me dispongo anarrar una historia real de una familiaen crisis cuya intervención se realizóen un contexto hospitalario en el año1973. El objeto de este ejercicio escompletar, a la luz de la nueva teoría,los supuestos, objetivos, y demásaportaciones que no pudieron se ela-borados entonces por carecer del sufi-ciente soporte teórico-práctico parallevar a cabo el proceso de interven-ción en crisis.

Veamos el caso familiar tal y có-mo fue presentado a la asistente so-cial: Luisa, una señora de 76 años,había ingresado en la Unidad de Cui-dados Intensivos por un intento de sui-cidio: había ingerido una gran canti-dad de barbitúricos. Su estado de agi-tación y nerviosismo era elevado. Éstese agudizaba cada vez que los médi-cos o enfermeras le cuestionaban su

conducta. El motivo de la ingestión,había informado ella, se debía a queno podía soportar la idea de que sunieto se pusiera a trabajar o estudiar yla dejara sola todo el día. El temor aquedarse sola no era sólo un temor fí-síco. Significaba para ella un abando-no afectivo que amanazaba grave-mente su existencia. Esta era la se-gunda vez que Luisa ingresaba por lamisma razón, mas su nieto refirió quellevaba unos meses sometido a estechantaje. Siempre el motivo era elmismo: cada vez que expresaba sudeseo de ir a trabajar. Él, en esas oca-siones, se resignaba y retiraba sus ex-presiones de libertad. Ultimamente ha-bía decidido no ceder, de forma que elchantaje se hizo más violento.

En las entrevistas con la trabaja-dora social Luisa se comportaba confrecuentes cambios de humor, que va-riaban entre la agresividad y la sumi-sión, los sentimientos de culpa y con-tradicciones que, por un lado, le pro-ducía su clara conciencia de estar co-accionando a su nieto y su necesidadde sentirse acompañada por él. Estanecesidad era racionalizada, las másde las veces, aludiendo a la responsa-bilidad que el muchacho tenía de cui-daría. Así pues se la veía sujeta aemociones contradictorias que no po-día razonar ni superar. Manifestabaunas veces que “se moriría si le quitá-bamos a su nieto” (refiriéndose al per-sonal sanitario), o si éste se ponía atrabajar, estudiar o simplemente seiba al cine. Otras veces decía que ella“podría irse a una residencia si no fue-ra porque su nieto la necesitaba”.

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Un enfoque sistémico para la intervención en crisis en el Trabajo Social

Esta dependencia hacia su nietoera recíproca. También él mostrabacontradicciones. Deseaba que suabuela se fuera a una residencia, peroen ocasiones rechazaba esta idea ma-nifestando un gran temor a que no re-cibiera en ella los cuidados adecua-dos. Esta dependencia pudo ser com-probada en las numerosas visitas quese hicieron a la casa en compañía deun psiquiatra que, como coterapeuta,hizo el seguimiento del caso en lo re-lativo a los aspectos psicopatológicosque, según diagnóstico clínico, pre-sentaba la paciente.

La relación entre nieto y abuelaera de respeto y cariño. Luisa sólo sealteraba si Ricardo aprovechaba algu-na ocasión para, delante de los profe-sionales, decir que quería trabajar.Las entrevistas con el nieto mostraronla personalidad que a continuación sedetalia.

Destacaba su expresión verbal yriqueza de vocabulario, junto con unaserenidad y madurez explicativa y ra-cional muy sobresalientes. En la pri-mera entrevista narró su historia. Sequedó huérfano de madre a los tresmeses. De su padre no recibió nuncadescripción alguna. La admiración porsu madre era notable. Hablaba de suinteligencia, belleza y aptitudes artísti-cas como si la hubiera conocido.Cuando murió ésta, la abuela de Ri-cardo entró en una profunda situaciónde abatimiento que le apartó de lasobligaciones de la casa y del cuidadode su nieto. Este fue aceptado en lacasa de una vecina que se hizo cargode él hasta la edad de cinco años, mo-

mento en que su abuela decidió quedebía ir a vivir con ella.

La cultura de Luisa era lo sufi-cientemente amplia como para permi-tiria enseñar a su nieto las cuestionesque corresponden a un aprendizajeelemental. Había estudiado algunoscursos de magisterio.

Ricardo profesaba por su abuelaun gran respeto, mas el sentimientode vivir con una persona que, segúndescribía, era para él “muy absorben-te, ansiosa y caprichosa” le hacía en-contrarse, en ocasiones, oprimido. De-cía que siempre fue así, pero con laedad se había agudizado su carácter.

Describía los acontecimientoscon su abuela sin la más mínima ex-presión de acritud o rencor. Su capaci-dad de juicio y de razonamiento eranelevadas: la primera podía observarsepor su comprensión de las relacionesentre las personas y los hechos. Sinembargo, en ocasiones, ciertos esta-dos de ánimo depresivo alteraban sujuicio sobre los sucesos que tenía queafrontar y las gestiones que tenía queresolver. Le costaba aceptar las con-trariedades habituales a la hora de en-contrar una residencia adecuada parasu abuela, solucionar la cartilla de be-neficencia en el plazo que la necesita-ba, etcétera.

En esos momentos se sentíaabatido, aburrido, incapaz de seguiradelante, con dificultades para con-centrarse y sobre todo, decía, “mesiento de más en todas partes”. Estesentimiento de no pertenecer a nadieni a ningún lugar le acompañé largotiempo, dando lugar a esas alteracio-

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nes de ánimo que progresivamentefue aprendiendo a manejar.

Su disposición para la acción ycapacidad de tomar decisiones se ma-nifestó tan pronto como tuvo que co-menzar a hacer gestiones de diversaíndole. Asimismo, su disposición parapedir ayuda y dejarse guiar, hasta po-der asumir él la responsabilidad y ries-go que sus decisiones le exigían, fueotro de los rasgos que destacaba ensu personalidad. A medida que la rela-ción con la trabajadora social fue to-mando límites y definiéndose los ro-les, su autonomía fue creciendo yafianzándose progresivamente. Todoello guiado por una potente fuerza or-ganizadora de su voluntad.

Mas en posteriores entrevistascomienza a observarse determinadosaspectos de su personalidad que po-dríamos describir de la siguiente for-ma: dificultades importantes para dis-tanciarse de su temática vivencial quele impedían entablar contacto con losotros y conducirse prudentemente. Sunecesidad de solucionar inmediata-mente los conflictos que tenía plantea-dos le llevaba, en ocasiones, a res-ponder arbitraria y caprichosamente alas indicaciones de la trabajadora so-cial. En esos momentos buscaba aotras personas que le resolvieran deinmediato su problema. Sin embargosu capacidad para relacionar los he-chos, unida a cierta disciplina y pa-ciencia que, a pesar de su corta edady deficiente educación ya se manifes-taban, vencían finalmente a sus exi-gencias.

Asimismo, sus dificultades de re-ación social eran importantes. El se

sentia el centro del mundo. Nunca ha-bía ido al colegio ni había jugado conotros niños. La coerción que su abuelahabía ejercido sobre él había sidoasumida con una resignación que lehacía aparentar apatía, conformidad,desinterés por las cosas de alrededor,desafecto y, en ocasiones, cierta acti-tud de estupor. La adaptación que ha-bían conseguido ambos a lo largo desu convivencia parecia ser comple-mentaria, es decir de acomodamientoreciproco de los propios modos deconducirse de acuerdo a sus distintaspeculiaridades. Por parte de Ricardoparecía haber cierta conducta cons-ciente y reflexiva, conseguida desdemuy temprana edad.

Muy pronto, a los nueve años,aprendió recursos para escapar de lacoerción. Cuando iba a la compra, conel dinero casi justo para la escasa co-mida de que se alimentaban, sisaba ala abuela una pequeña cantidad con laque poco a poco se fue comprando li-bros. Comenzó a leer insaciablementenovelas sentimentales que pronto fue-ron sustituidas por de literatura de ca-lidad. A la edad del encuentro profe-sional que estoy relatando había leídoa Freud, Marx, la Biblia y numerosasobras de la literatura universal. Si bienes cierto que no había asimilado todala lectura, ésta le había servido paratener un sistema de orientación en elmundo que dio sentido a su existen-cia. Este era racional y abstracto.Quiero insistir en esa característica deracionalidad y abstracción, meramentesubjetiva en un principio, puesto quesu falta de contacto con la vida real leimpedía captar la realidad objetiva-

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mente y relacionar esa estructuraorientadora o sistema de ideas y valo-res, con el mundo real.

Análisis-diagnóstico

Una vez realizado el anterior es-tudio, paso a exponer el análisis diag-nóstico. Este es formulado como si-gue:

La crisis de identidad general dela adolescencia se hace tanto másaguda en un joven privado de las for-mas de expresión socializadoras quele impiden desarrollar e integrar supersonalidad. Privado también de figu-ras representativas parentales con lasque poder identificarse, ha desarrolla-do a lo largo de su vida una potentefuerza de voluntad, autonomía y disci-plina que le han servido para guiarse.Mas su escasa educación socializado-ra le ha impedido insertarse con ade-cuación a grupos distintos, bien seande tipo escolar, laboral o de ocío.

Las dificultades de relación entreabuela y nieto van en aumento a me-dida que los distintos proyectos de vi-da se hacen más divergentes. La an-siedad y culpa unen a ambos en unproceso de dependencia mutua, perotambién de recíproca-destrucción futu-ra.

Por otro lado, el estado de de-mencia senil diagnosticado en Luisaimposibilita todo tratamiento esclare-cedor de la relación, cuyo objetivo iríaencaminado a negociar los puntos deinflexibilidad que esta familia tiene.

Se trata de una crisis de desarro-lío que comienza a surgir periódica-mente a raíz de las necesidades de

emancipación de Ricardo. Por tanto,vemos la historia de una familia cuyaestructura de relación es muy rígida y,por consiguiente, entra en crisis a par-tir de la necesidad de un cambio enesa relación. Este cambio es vividocomo algo amenazante para la abuelaque cumple el papel de madre. Laamenaza de su identidad como madreentra en conflicto con la necesidad deadquirir una identidad propia en su hi-jo-nieto.

Los síntomas de dependencia,culpabilidad y ansiedad que hemosobservado, corresponden a las carac-terísticas de un sistema cerrado cuyosúnicos canales de información y ener-gía provienen de otro sistema que, ensimilares circunstancias, no mantienevias de relación con el exterior. Se tra-ta pues de un equilibrio estático, y, portanto inestable.

Este segundo sistema es el de lacasa de vecinos donde todos se rela-cionan con todos. En el barrio dondeviven es relativamente frecuente laayuda espontánea y ayuda mutua deltipo de la descrita. La madre que sus-tituyó a la abuela de Ricardo, durantecinco años, cuidó a otros niños huérfa-nos que, como Ricardo, lo necesita-ban por similares circunstancias.

La situación económica de estafamilia es muy desorganizada. Dispo-nen de una cierta cantidad de dineroproducto de un inmueble de vecinospropiedad de Luisa, pero sin gestiónracionalizadora alguna. Los ingresosreales son muy bajos. La vivienda, deunos cuarenta metros cuadrados, nodispone de los servicios mínimos quegarantizan una calidad de vida: agua

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caliente y calefacción, cuarto de bañocompleto, frigorífico, etcétera. Ade-más, está muy descuidada tanto en hi-giene como en las reparaciones nece-sanas para hacerla habitable. Asimis-mo su alimentación es muy insuficien-te. La familia no tiene ningún sistemade protección de la salud.

En resumen, la concurrencia deproblemas de tipo estructural (ingre-sos bajos, vivienda de mala calidad,falta de protección social y de relacio-nes sociales en general) con otros detipo vivencial, tales como los descri-tos, hacen de esta familia un sistemaaltamente vulnerable a situaciones decrisis crónicas que requieren una in-tervención profesional.

Proyecto de trabajo

El proyecto de trabajo que relatoa continuación fue realizado conjunta-mente entre los miembros de la familiay el equipo profesional. Mas las posi-bilidades de participación y compromi-so de la anciana fueron muy débilesdebido a su avanzado estado de de-mencia senil. Presentaba numerosascontradicciones, variaciones frecuen-tes de humor y una fuerte demandade ser atendida de acuerdo a sus exi-gencias. Todo ello dificultaba la tomade decisiones conjunta. A medida quesu estado patológico fue deteriorándo-se, llegó un momento en que se hizonecesario su internamiento en un cen-tro psiquiátrico. Sus problemas de ca-rácter y convivencia impidieron el in-greso en una ‘residencia asistida”que, por otro lado, eran muy escasasentonces.

Durante el tiempo que duró suestancia en la casa fue atendida por elequipo profesional, con el objetivo deprestar el apoyo emocional preciso ala familia y evaluar las posibilidadesde cambio en el sistema, con el fin deque se hiciera más flexible la relaciónque sus miembros mantenían. Tam-bién se prestó atención a las repara-ciones necesarias en la casa, a la es-casa alimentación que tenían y a ladesorganización económica de la fa-milia.

La relación que se mantuvo conLuisa tenía como objetivo poner lími-tes a su acción destructora y autoa-gresiva, mas su negativa a cualquierplanteamiento que implicara un cam-bio fue absoluta. Su conducta fue ha-ciéndose progresivamente más rígida.Aunque no volvió a repetir tan fre-cuentemente sus amenazas de suici-dio, el ingreso psiquiátrico fue irreme-diable en un momento de alto riesgo.

Las entrevistas con Ricardo semantuvieron durante seis meses apro-ximadamente, desde el inicio de la cri-sis familiar. El interés de la trabajado-ra social por su persona, y la relaciónestable que el muchacho pudo mante-ner con aquélla, fueron los principalesaspectos de la relación profesionalque le permitieron y ayudaron a forta-lecer su personalidad, a adquirir capa-cidad para hacer frente a las numero-sas dificultades que su proceso decrecimiento le exigía. En las ocasio-nes en que sus sentimientos de impo-tencia y frustración le desbordaban, latolerancia del profesional, unida a unafirme actitud que ponía límites a susexigencias, le ayudaron a comprender

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sus reacciones inadecuadas y a corre-girlas progresivamente.

Asi pues, la relación profesionalsupuso un instrumento fundamentalpara el seguimiento del caso, cuyo ob-jetivo fue reconducir el proceso de so-cialización de Ricardo para ayudarle aintegrar su personalidad y lograr suautonomía. En las sesiones de trata-miento éste pudo interpretar su pasa-do, en relación con la experiencia delpresente de un modo continuo, lo quele permitió hallar en sí mismo recursoshasta entonces ignorados. Sus éxitosinmediatos, en diversos campos, talescomo el logro del Certificado de Estu-dios Primarios en dos meses, un tra-bajo de camarero, ingreso en la mili, eintegración en una asociación culturalle proporcionaron la confianza básicaen sí mismo de la que antes carecia.

La contención del conflicto, de laansiedad y culpa fueron también fac-tores críticos de éxito en la evoluciónde la crisis, durante el tiempo que per-manecieron juntos la abuela y el nieto.

Conclusiones

Por último procederé a la evalua-ción de esta historia en relación a losdatos que no fueron obtenidos en sumomento y que hoy la nueva teoría delas crisis nos ofrece.

En primer lugar, hemos de obser-var el contexto en que se formuló lapetición de ayuda al trabajador social.De los distintos tipos de categorías desolicitudes que recibe el trabajador so-cial, clasificadas por D’ADDA Y GA-LLiONE (1983), el contexto de controlvendría a describir la demanda de es-

te caso, tal y como fue expuesta. Eneste contexto se producen todasaquellas solicitudes de ayuda no for-muladas por el propio cliente, sino poruna entidad o sistema que está en elmismo nivel o en uno de jerarquía su-perior. Los casos que precisan inter-vención psicosocial surgen como con-secuencia de la evaluación de ele-mentos de riesgo grave contenidos enla situación. La decisión es tomada,en general, por una instancia superior,el propio trabajador social o, como enel caso expuesto, por un equipo deprofesionales que detectan la situa-ción de riesgo.

La principal dificultad que se pre-senta en estos casos proviene de laescasa conciencia del problema quetiene alguno de los miembros de lafamilia. Sus resistencias, así como losmodos de acercamiento para la exten-sión de la conciencia, han sido ampliay profundamente estudiados hoy. Enel caso que nos ocupa, esta circuns-tancia no se tuvo en cuenta en su to-talidad. Se actuó de acuerdo a crite-nos de tipo clínico, por lo que el diag-nóstico de demencia senil de Luisa in-trodujo un fuerte condicionante en elproceso de relación profesional y pro-yecto de cambio de la familia. El restode las observaciones están relaciona-das con este origen que marcó la pau-ta del tratamiento que he expuesto.

Así, el supuesto trabajo del mu-chacho significó en la vida familiar uncambio importante que no fue tenidoen cuenta por los terapeutas en suverdadera dimensión. Aún cuando, co-mo se ha visto, la atención a la familiafue intensiva y prolongada, ambos

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miembros fueron tratados más comoindividuos, con sus características, de-seos y necesidades particulares, quecomo personas cuya interacción esta-ha afectando a su experiencia vital.

De acuerdo con ese planteamien-to, la narración de la historia nosmuestra, además, un hecho sobresa-liente: los datos obtenidos de Ricardoson, tanto desde el punto de vista cua-litativo como cuantitativo, mucho másnumerosos y prolundos que los obte-nidos de su abuela. ¿Qué significa es-to?. Parece evidente que el énfasis yexpectativas de cambio fueron centra-das en el nieto. La valoración que sehizo de Luisa con respecto a sus posi-bilidades de cambio fue muy negativa.Esto fue debido, como antes se ha di-cho, al planteamiento previo o repre-sentación que de ella se hicieron losprofesionales y que condicioné la víade tratamiento interactivo.

tina evaluación del caso, paraconocer las disfunciones de la relaciónfamiliar y ayudar a los miembros amanejarlas de cara a su modificación,hubiera supuesto explorar los aspec-tos siguientes:

a) El pasado de la abuela evalua-do en el contexto en que se estabanproduciendo los hechos en relacióncon su nieto; es decir, en relación conlas circunstancias y experiencia delmomento.

b> Mayor conocimiento de losmodos de acomodación que la familiatenía entre si, sus pautas de conduc-ta, sus rutinas, etcétera. En expresiónde MINUCHIN: la trama invisible desus demandas complementarias que,como regias de organización, constitu-

yen el núcleo fundamental de la vidaen comun.

c> Del mismo modo los encuen-tros con los otros vecinos, la figura so-bresaliente de la amiga-vecina quehabía cuidado a Ricardo, y cuantos“otros significantes” que hubieran po-dido ayudar en la circunstancia de cri-sis y haber facilitado una intervenciónestructural con todo el grupo de refe-rencia.

d) Los distintos papeles que am-bos cumplían, así como la exploraciónde los límites de ese ordenamiento.En otras palabras, el ordenamiento je-rárquico de la autoridad y la comple-mentariedad de funciones.

e) El sentimiento de identidad co-mo familia, es decir su sentido de per-tenencia a una familia tan singular, ylos problemas que, hipotéticamente,podían permanecer ocultos para am-bos y constituir secretos personalesque distorsionaban la comunicación.Algunos de estos pueden ser: un posi-ble conflicto de lealtades de Ricardocon las figuras de su abuela y su “ma-mi”, apelativo con el que llamaba a lavecina que lo cuidó; el secreto sobrela figura de su padre; la explicación dela conducta de Luisa durante los cincoaños que no atendió a su nieto, etcé-tera.

f) Las expectativas mutuas queLuisa y Ricardo tenían. Cómo se for-maron éstas, las dificultades para ha-cenas explícitas, la relación de apoyomutuo que en otro tiempo posiblemen-te hubo.

Estos, entre otros, son los datosde la estructura familiar que permane-cieron inexplorados y que hubieran

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servido para una evaluación rigurosadirigida a modificar las pautas relacio-nales que hubieran llevado a esta fa-milia a una complementariedad menosrígida.

Bien es cierto que el estado pato-lógico de la anciana condicionó eldiagnóstico y, por tanto, una actuaciónque potenció la identidad de Ricardomediante la exclusión de Luisa. Masno por ello podemos justificar lo quepudo haberse realizado en orden a unconocimiento más profundo que hoyposeemos.

Sin embargo, no es menos ciertoque la aseveración que acabo de rea-izar es una ficción, ya que el desarro-lío del conocimiento sobre la familia enese año de 1973 no había llegado algrado de sistematización que hoy te-nemos. Era frecuente entonces el tra-tamiento diferenciado en roles profe-sionales que se ocupaban de distintasparcelas y elementos del sistema deforma particular. Por ejemplo, en estecaso, el psiquiatra se ocupó de la pa-tología de Luisa y la trabajadora socialdel crecimiento y maduración de Ri-cardo.

Aún cuando el Trabajo Social decasos de familia había insistido en eltratamiento y entrevistas conjuntascon todos los miembros de la familia,su grado de sistematización y orienta-ción de la práctica no se había desa-rrollado en España.

Por todo lo expuesto, la evalua-ción que acabo de realizar creo queconvierte esta historia en un docu-mento pedagógico de primer ordendesde una visión de la enseñanza quecomprenda la unidad teoría-práctica.

Mas es importante terminar seña-ando lo siguiente. Este modo de ofre-cer un apoyo a los problemas deriva-dos de una situación de crisis familiarno implica que el trabajador social hade convertirse en un terapeuta fami-liar. Este último orienta su trabajo ha-cia una intervención clínica y, por tan-to, su encuadre es fundamentalmenteterapéutico, mientras que el trabajadorsocial se centra en la intervención fa-miliar. El objetivo de ésta se dirige a lamodificación de los factores ambienta-les que originan la precipitación deuna crisis y las respuestas de losmiembros de la familia por dominar lascondiciones ambientales desfavora-bies.

Es importante tener siempre pre-sente que el Trabajo Social no actúasólo en el campo de lo social-ambien-tal o en de lo psicológico-individual, si-no en el punto nodal de la interrela-ción entre ambos. En esa línea DAVIDM. KAPLAN, conocido teórico del Tra-bajo Social en Norteamérica, define lacrisis como el resultado de una reac-ción psicológica a condiciones am-bientales, o la consecuencia de la re-solución desafortunada de las dificul-tades ambientales. Se trata, para elautor citado, de “problemas situacio-nales” cuyas causas se encuentran enfactores individuales y ambientales,por tanto, “la diagnosis y el tratamien-to de los problemas situacionales agu-dos están centrados no sólo en el indi-viduo y sus esfuerzos por resolver elproblema, sino en todos los factoresambientales que puedan afectar a susreacciones adaptables, favorable oadversamente.”

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En resumen, el papel que cumpleel trabajador social en situaciones decrisis, dentro de un equipo clínico,puede servir, de acuerdo con las ob-servaciones de JESUS DE MIGUEL a:

a) Ampliar el concepto de salud,promoviendo en el individuo aspectospositivos tales como la recuperaciónde su autonomía, responsabilidad ycontrol sobre sí mismo.

b) Contribuir a la transformaciónde los fines del sistema de salud: Dela curación de las personas al cuidadode las mismas con el propósito de queéstas comprendan su situación.

c) Y por último, ayudar a “desme-dicalizar” este proceso, ofreciendo alequipo una perspectiva interrelacionalde los problemas sociales.

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Universidad complutense

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