un corazón contrito y humillado tú no lo desprecias
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Un corazón contrito y humillado tú no lo desprecias
“El Amor no es amado” Nº 5 – Febrero de 2011
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EDITORIAL
En este mes de febrero previo a la Cuaresma se nos propone meditar sobre la
misericordia de Dios, con el lema: “un corazón contrito y humillado tú no lo desprecias”. Misterio de amor de Dios que lleno el corazón de los santos y de todos
aquellos que se acercan a Dios. En realidad todos nosotros vivimos y crecemos en el
amor misericordioso de Dios, del que nunca conoceremos los bastante. La misericordia
es un amor que conoce la verdad del hombre, su debilidad y su pecado; es un amor que
se acerca, que no hace ascos, que es fiel. Es un amor que da vida y vida abundante.
Toda la Sagrada Escritura está llena de la misericordia de Dios, tanto en el AT como
en el NT ¿Cómo no recordar el libro del profeta Oseas?; el amor herido que se
conmueve con la miseria de su amada y que lucha por llevarla a su corazón y hacerla
recuperar su dignidad perdida. También Isaías, Jeremías y los
demás profetas tienen de fondo el amor misericordioso y fiel
de Dios. En el NT la misericordia de Dios se hace carne y
sangre, se hace corazón humano y toma nombre: Jesús. Cristo
es la plenitud de la misericordia del Padre, de su amor
redentor, que busca lo que estaba perdido hasta encontrarlo
aun a costa de su propia vida.
Una de las personas que en los últimos tiempos ha
hablado más de esta realidad ha sido el próximo beato Juan
Pablo II. Él vivió inmerso en este misterio de amor
misericordioso sobre todo bajo la influencia de su compatriota
Faustina Kowalska, y escribió una bellísima encíclica (Dives in
Misericordia) que supone una de las claves de su pontificado.
He querido escoger algunos mensajes de este documento que
recogen lo esencial de su intuición sobre la misericordia.
Espero que os ayuden:
La conversión a Dios consiste siempre en descubrir su misericordia, es decir, ese amor que es paciente y benigno (DM 13). El hombre alcanza el amor misericordioso de Dios, su misericordia, en cuanto él mismo interiormente se transforma en el espíritu de tal amor hacia el prójimo (DM 14).
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La misericordia de contrapone, en cierto modo, a la justicia divina, y se revela en multitud de casos no sólo más poderosa, sino también más profunda que ella... El amor, por así decirlo, condiciona a la justicia y, en definitiva, la justicia es servidora de la caridad. La primacía y la superioridad del amor respecto a la justicia (lo cual es característico de la revelación) se manifiestan precisamente a través de la misericordia (DM 4). La cruz de Cristo, sobre la cual el Hijo, consustancial al Padre, hace plena justicia a Dios es también una revelación radical de la misericordia, es decir, del amor que sale al encuentro de lo que constituye la raíz misma del mal en la historia del hombre: al encuentro del pecado y de la muerte (DM 6). La Iglesia debe considerar como uno de sus principales deberes, en cada etapa de la historia y especialmente en la edad contemporánea, el de proclamar e introducir en la vida el misterio de la misericordia, revelado en sumo grado en Cristo. La Iglesia, profesando la misericordia y permaneciendo siempre fiel a ella, tiene el derecho y el deber de recurrir a la misericordia de Dios, implorándola frente a todos los fenómenos del mal físico y moral, ante todas las amenazas que pesan sobre el entero horizonte de la vida de la humanidad contemporánea ( DM 12). La misericordia se hace elemento indispensable para plasmar las relaciones mutuas entre los hombres, en el espíritu del más profundo respeto de lo que es humano y de la recíproca fraternidad (DM 14). En el cumplimiento escatológico, la misericordia se revelará como amor, mientras que en la temporalidad, en la historia del hombre, que es a la vez historia de pecado y de muerte, el amor debe revelarse ante todo como misericordia y actuarse en cuanto tal (DM 8).
Gabriel Benayas.
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“OS DARÉ PASTORES SEGÚN MI CORAZÓN …” (Jer. 3, 15)
Carta desde mi Parroquia
CRISTOS VIVOS… sacerdotes para siempre
Estos días, con Jesús en el Monte de
las Bienaventuranzas y la fiesta de las
Candelas, me han golpeado las palabras de
Simeón a María Santísima, -no olvidemos
que tenía el Niño en sus brazos y elevándolo
hacia el Santa Santorum: “A ti María, una
espada te traspasará el alma”-. Este es el
designio de Dios, esta espada es la palabra,
pues asociarse a Jesús lleva consigo ser
traspasado por el misterio de la cruz, -la
espada siempre se pensó de la palabra de
Dios- es el designio sobre el Hijo que
envuelve y asocia a la Madre y la traspasa.
Os pido, nos asociemos a ella. Sí, lo
sé, no somos dignos. Hay que sentirse
llamado; no obstante deseémoslo, es muy
bueno. Ante la comunión de Iglesia, en su
peregrinación por el mundo, entre
dolores y gozos, es gloria de Dios querer
estar con su Madre Santísima. “Exclamó
Jesús con gran voz: ¡Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu! ¡Padre, por ellos me
consagro! Que no se pierda ninguno de los que me diste. Y abierto el pecho de Jesús,
circuncidado el corazón, dejó que manara a raudales su agua viva, el Espíritu para
nosotros, el pueblo sacerdotal. Ahora hechos ofrenda viva, oremos por el mundo. Que
se establezca el Reino de Dios en nuestra generación.
Pido, os configuréis con nosotros en este ¡ay! del corazón sacerdotal, en la
oración y ofrenda por la familia entera de nuestro Movimiento. Exclamó Jesús ¡Tengo
sed! Con un bautismo deseo ser bautizado ¡Padre mío! ¡Qué estén conmigo eternamente
los que he adquirido con mi sangre! Tuyos eran, tú me los diste.
Antonio de Jesús Muñoz
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NUESTROS HERMANOS DEL CIELO
LA PRESENTACIÓN DEL SEÑOR Y
PURIFICACIÓN DE LA VIRGEN MARÍA
(2 DE FEBRERO)
Esta fiesta, que cierra las solemnidades de la Encarnación, conmemora la Presentación
del Señor, el encuentro con Simeón y Ana, (encuentro del Señor con su pueblo) y la
purificación ritual de la Virgen María.
Presentación: Cuarenta días después del nacimiento de Jesús, María y José llevaron al
Niño al Templo, a fin de presentarlo al Señor, según la ley de Moisés (Cf. Ex 13, 11-13).
Lucas 2,22-38
Cuando se cumplieron los días de la purificación de ellos, según la Ley de Moisés, llevaron a Jesús a Jerusalén para presentarle al Señor, como está escrito en la Ley del Señor: "Todo varón primogénito será consagrado al Señor" y para ofrecer en sacrificio "un par de tórtolas o dos pichones", conforme a lo que se dice en la Ley del Señor. Y he aquí que había en Jerusalén un hombre llamado Simeón; este hombre era justo y piadoso, y esperaba la consolación de Israel; y
estaba en él el Espíritu Santo. Le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes de haber visto al Cristo del Señor. Movido por el Espíritu, vino al Templo; y cuando los padres introdujeron al niño Jesús, para cumplir lo que la Ley prescribía sobre él, le tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: «Ahora, Señor, puedes, según tu palabra, dejar que tu siervo se vaya en paz; porque han visto mis ojos tu salvación, la que has preparado a la vista de todos los pueblos, luz para iluminar a los gentiles y gloria de tu pueblo Israel» Su padre y su madre estaban admirados de lo que se decía de él. Simeón les bendijo y dijo a María, su madre: «Este está puesto para caída y elevación de muchos en Israel,
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y para ser señal de contradicción - ¡y a ti misma una espada te atravesará el alma! - a fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos corazones.» Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, de edad avanzada; después de casarse había vivido siete años con su marido, y permaneció viuda hasta los ochenta y cuatro años; no se apartaba del Templo, sirviendo a Dios noche y día en ayunos y oraciones. Como se presentase en aquella misma hora, alababa a Dios y hablaba del niño a todos los que esperaban la redención de Jerusalén.
Purificación de María: Como era costumbre, María, su madre, se sometió
a la vez al rito de la purificación (Cf. Lev. 12, 6-8).
Procesión con las candelas, "Candelaria"
"luz para iluminar a los gentiles y gloria de tu pueblo Israel" (Lc
2,32). La procesión con velas nos recuerda que La Virgen da luz a
Jesucristo, Luz del Mundo, quien se manifiesta a su pueblo por medio de
Simeón y Ana.
No se sabe con certeza cuando se iniciaron las procesiones en relación a esta fiesta,
pero en el siglo X ya se celebraban con solemnidad. Después de la procesión los cirios
se llevan a las casas para encenderse cuando hubiese necesidad de oración especial.
Historia de la Fiesta
A mediados del siglo V esta fiesta se conocía como "La Candelaria" o "Fiesta de las
Luces". La Virgen Maria ha dado luz a la Luz del Mundo, Jesucristo y en esta fiesta Él
se manifiesta a Simeón y Ana.
Hasta el siglo VI se celebraba a los cuarenta días de la Epifanía, el 15 de febrero.
Ahora se celebra el 2 de febrero, por ser a los cuarenta días de la Navidad.
De origen oriental, esta fiesta no se introdujo en la liturgia del Occidente hasta el
siglo VII. Al final de este siglo ya estaba extendida en toda Roma y en casi todo
Occidente. En un principio, al igual que en Oriente, se celebraba la Presentación de
Jesús más que la Purificación de María.
El Concilio Vaticano II restaura esta fiesta a su
origen primariamente Cristológico, celebrándose
como la Presentación de Jesús en el Templo.
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MEDITACIÓN
El Corazón de Jesús, un faro de luz: La Nueva Justicia
Para que los navegantes no se pierdan en las procelosas aguas del uniforme mar,
la función del faro en la bocana del puerto es alumbrar y atraer a los capitanes de los
barcos a fin de que hallen puerto seguro. Así es el Corazón de Jesús en las vidas las
gentes.
El nos dijo después de revelar su Corazón en la mirada y la palabra de las
Bienaventuranzas: “Vosotros sois la luz del mundo, vosotros sois la sal de la tierra”
(Mt 5,17-21).
A continuación nos coloca un desafío: Si no sois mejores que los escribas y
fariseos. Es decir debemos practicar la “Nueva Justicia”, la voluntad del Padre, su
bondad y su misericordia, confiados que el que santifica es él.
Ruego os detengáis en esto. Tiene que ver con que os sorprenda la “novedad
amorosa del vino nuevo, de la nueva alianza, de la nueva justicia, del mandamiento
nuevo o el nacer de nuevo (cf. Jn 2 y.3). Todo habla de novedad.
La “nueva justicia” parte de que somos, luz y sal y siendo “cristos vivos”, daremos
una nueva pauta a este mundo, en la vida ordinaria, en el ofrecimiento de la vida, en
unión con él, para la redención del mundo. Jesús es modelo, plenitud y cumplimiento de
la Ley. Su corazón y su modo de actuar su Palabra viva, nos acompaña, su Espíritu
Santo nos enseña.
Tomemos como referencia el programa eclesial que subyace en Mt 5,12-21. Allí
aparece qué somos. Jesús nos ve en el mundo santificándonos en la Verdad,
coherentes en el obrar y glorificando al Padre, además de iluminar a las gentes y dar
sabor al mundo. La luz, que viene de él, eso somos nosotros. La sal, que de su
humanidad humillada y azotada brota, así nosotros llenos de su Espíritu Santo,
estamos configurados con él, que dio la vida y se hizo siervo, así expulsó al Maligno y la
tiniebla. Seamos testigos del Reino.
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Aquí se nos avisa: “no se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto del monte”,
como es Jerusalén, que fue puesta para que iluminase a las naciones y de ella saliese la
ley, la palabra del Señor. Si se enciende una lámpara es para ponerla en lo alto del
candelero y que alumbre a todos los de casa, “alumbre así vuestra luz a los hombres”.
El peligro, esconder la luz, es una tentación provocada por la cobardía, el
pecado de omisión, la comodidad. Corremos peligro de que nuestra sal se vuelva
insípida. Nos dice Jesús, que no sirve para nada, solo para tirarla y que la pise la gente.
Si la sal no sazona, pierde la virtualidad y por tanto no da sabor, no conserva ni
preserva frente al mal, así la carne se pudre. Es necesario ser testigos de la
resurrección, “…no sirve nada más que para
tirarla y que la pise la gente”. Qué expresión
tan dura, solo tiene parangón con echar fuera
los sarmientos cortados y darles de fuego. Que
la pise la gente, como si fuese barro en las
calles. Para que esto no suceda, es esencial
estar unidos a Jesús, permanecer en él, a fin de
iluminar, solo así se tiene capacidad de ser farol
en lo alto. Para ser sal, es conveniente acoger su
humildad y su humillación, ser siervo, y unidos en
su vida oculta, se sazona el mundo, en la vida
ordinaria, en lo cotidiano, La gente insensata
pensaba que su vida era inútil, o perdida, pero
no, unidos a Jesús crucificado, somos sal que conserva y preserva, que sala y al tiempo
da luz que ilumina las mentes y enciende los corazones, otros lo perciben y dan gloria al
Padre. Toda gloria es de Jesucristo, como él debemos alumbrar, es el servicio; no como
ostentación u orgullo, no actuar con ufanía ni gloriarnos en nosotros, sino en la Cruz
del Señor, que nos salvó, se fio y nos hizo capaces. Tampoco debemos reservarnos
para nosotros el tesoro, ni pretender dar a los hombres gusto, pues si tratáramos de
dar gusto a los hombres ofenderíamos a Dios. Así fue, Jesús y los apóstoles lo dijeron
con estas palabras: “Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres. No busquéis la
aprobación de los hombres, sino la gloria de Dios. La verdad-vida vivida siempre tiene
una consecuencia comunitaria, por eso la perfección de uno lleva en sí dimensión de
santidad y gloria para todo el cuerpo social eclesial. “Alumbre a todos los de casa…
vean vuestras buenas obras…, den gloria a vuestro Padre que está en los cielos”.
Sobre la Nueva Justicia: La tsedaga, -dicaiosine- la justicia, es una noción
central en el judaísmo bíblico. Está considerado como un atributo divino y significa la
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fidelidad de Dios a la Alianza y a sus promesas, especialmente para con los pobres
y los sin derechos. En este sentido, la justicia es necesaria para comprender la
Alianza, idea eje que estructura toda la Biblia. La justicia es una de las exigencias del
espíritu humano a la que Dios tiene que dar satisfacción: Dios tiene que remunerar el
bien y castigar el mal. En la religión judía, servir a Dios equivalía a cumplir sus
mandamientos. El que lo hacía era un tsadiq, un justo.
En Mateo, la verdadera religión consiste en la práctica de la justicia (Mt 7, 21).
La nueva justicia, la del reino de los cielos, en lenguaje moderno, se llama santidad.
Sólo Mateo llama a José justo (1, 19) que equivale a piadoso, santo.
¿Cuál es esta nueva justicia del Reino? Solamente encontramos pistas en el
Evangelio de Mateo:
a) Justicia que ha de ser superior a la de los fariseos, debe sobrepasarla (5,20).
b) Justicia interior frente a la ostentación (6, 1).
c) Cumplir con toda justicia (Mt 3), toda ley, la ley de santidad, ya desde el
Levítico 19 o Ex 19-24 (3, 15).
d) Ir por la senda de la justicia (21, 32).
e) Justicia de Dios (6, 33) que no está identificado con la falsedad de los escribas
y fariseos (23, 27).
f) Justicia interior (15, 11).
En resumen, Justicia en el hombre consiste en la búsqueda de la Justicia de
Dios (Mt 6, 33). Esta concepción esencial alcanza la plenitud de su significado en la
formulación absoluta de la bienaventuranza: «hambre y sed de justicia».
No cabe, entonces, interpretar la justicia solamente en sentido jurídico y social
aunque dentro de esta justicia por antonomasia de la bienaventuranza, está incluida
toda relación jurídica y moral.
Para tener una idea más clara del pensamiento de Jesús relativo a la naturaleza
de la justicia cristiana se tiene que leer y estudiar todo el Sermón de la Montaña que,
en efecto, es el más típico resumen de las concepciones del Señor sobre la justicia.
Para Mateo, ser cristiano es ser justo, es ser santo.
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“Espera en el Señor, se valiente, espera en el Señor… de él viene la misericordia
y la redención copiosa…”la justicia y la paz se besan… la justicia brota de la tierra, la
misericordia mira desde el cielo” (Sal).
La justicia, cuya hambre y sed Mateo bendice, no es, ciertamente, la justicia
con la cual Dios es justo, porque ésta es incomunicable. Más bien, es la justicia con la
cual Dios nos hace justos, es decir, nos justifica, nos santifica en el sentido de que
Pablo ha hablado de la justificación por la gracia (cf. Rm 3,23-24).
“Si vuestra justica no es mejor que la de los fariseos”: Jesús dice que no ha
venido a abolir la ley o los profetas, sino a darle plenitud, cumplimiento. Ya le dijo a
Juan el Bautista, cuando el bautismo: “Conviene que procedamos con toda justicia” (cf.
Mt 3). Es decir, según la voluntad de Dios, el bautismo es cumplimiento de la justicia,
la ley, una vida de obediencia a la voluntad de Dios, en amor y donación de la vida.
Se pude decir que la nueva alianza trae la ley escrita en el corazón, se cumple en
Jesús, que la lleva a su plenitud. Había dicho el Señor: “Yo pondré mi ley en vuestro
corazón…”, así deben caminar los corazones cristificados por el Espíritu Santo. La
nueva alianza lleva la ley nueva, el amor, la santidad, esta es la nueva justicia. Desde
aquí se ha de entender el amor fraterno, el amor conyugal, el culto a Dios.
La nueva ley aporta una nueva
justicia, que exige un corazón nuevo.
Esta justicia se funda en cumplir la
voluntad de Dios, en vivir el amor, la
confianza en la divina misericordia.
Desde el corazón reconciliado y fiel,
desde el corazón puro se pude decir
“llevo tu ley en mi corazón”. Tu voluntad
es mi delicia.
Conclusión: humildad y hambre de santidad.
Testimonio valiente: Ser testigos de la luz, que es Cristo; y mantener la sal en
medio de este mundo insípido; y dar sabor a gloria de Dios.
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Jesús, el bienaventurado -(Martín Descalzo)-
Él fue el pobre, material y
pobre de espíritu. No tenía donde
reclinar la cabeza y su corazón
estaba abierto en plenitud a su
Padre, o mejor estaba lleno del
Padre y vacío de apego alguno,
introdujo y gobernó la creación
entera. Ya era el heredero del
Reino, en efecto de él es el Reino
del cielo. Él fue el manso, era su
dulzura la que cautivaba a sus
amigos y su fortaleza la que daba
seguridad a los que se acogían a
él, y asustaba a sus adversarios. La gran perdonanza de Jesús en el día a día con la
insolencia de los fariseos y la desfachatez de los herodianos o saduceos. Sin embargo
el era el sufriente, el grande paciente, conoció las lágrimas y la amargura del pan
ganado con sudor y el hambre padecida por el Reino. Él era la limpidez en la mirada, la
verdad en la palabra y la mano tendida de quien siempre trata de favorecer al
necesitado, porque era misericordioso, la misericordia tenía un corazón humano y dos
manos, unos pies que corrían tras el extraviado y se abajaban para levantar el hundido
y apaleado. Sin duda es la gran figura del futuro, el que está aquí, que habla contigo,
sin embargo, vendrá con gran poder y gloria, ya vendrá sin relación al pecado, pero en
plena relación con los pecadores.
Jesús es el acosado y perseguido, a causa de la justicia, de su santidad, de su
vida intachable, de su sed de santidad comunicada en las almas, de su testimonio por el
Padre, que el Padre es verdadero y fiel, el veraz. Así Jesús, así el Padre, eran uno. Las
bienaventuranzas son reflejo del corazón de Jesús, latido permanente y fuego
ardiente del seno del Padre. En el Monte santo se oyó al Padre, su latido sostenido y
eterno, con voz humana, con rostro humano, con figura esbelta y grácil, era Jesús.
Cuando las gentes se fueron a casa, además de sentirse confortados y consolados,
hijos de Dios amado, se fueron tan contentos que descansaron. Hemos oído y visto
cosas maravillosas, hoy hemos estado todo con Moisés en el Monte santo, hemos oído
la misma Palabra eterna del Padre.
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“Divino Redentor mío que invitas con tanta dulzura y humildad, mirando sobre tus
discípulos, con mirada de Padre eterno, perpetuo, príncipe de Paz”.
Jesús el pobre, que con su pobreza nos enriquece. Jesús es el que trabaja
por la paz, es el Hijo de Dios. Jesús es manso y humilde de corazón,… sufre con
los afligidos, se acerca a ellos y los consuela. Cambia la vida totalmente, y por encima
de la aflicción que es la muerte, él se presenta como vida eterna. Atrae a esta fuente
de agua viva a la cierva humana que es el alma.
El limpio de corazón por excelencia, lo llaman bueno en su cara, y su cara atrae a
tantos para confiarle sus vidas, que en la limpidez de Jesús ven a Dios. Nadie podía
achacarle un pecado. El mismo desafía a las gentes, pues es el verdadero Hijo de Dios
y de Abrahán, ya que éste vio su día y se alegró. Como la aurora, como el sol cuando
sale de su alcoba, como el sol en el cielo, como en el ocaso rendido de amor se reclina
en la eterna vereda del final de la Historia y escribe. Yo soy la resurrección y la vida.
Por eso, y por todo lo que eres oh Jesús creo en ti, en tu Reino y me gozo con pisar un
poquito tus huellas.
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EJERCICIOS ESPIRITUALES 2011 Al igual que el año pasado se han programado para
este curso dos tandas de ejercicios espirituales
para familias, adultos, parejas… y para todo aquel
que lo desee y necesite.
El último fin de semana de Marzo está programado
que se hagan los ejercicios externos. Se realizarán
en la capilla que existe en los salones de la Iglesia
de Las Perdices, en Bargas; y los dará D. Cesar
Gallardo que es formador en el Seminario Menor.
Como los ejercicios son el 25-26-27 de marzo os lo
pensáis y el día 12 de marzo, que es la fecha del
retiro en Oropesa, será el último día para
apuntaros. Si alguien ya lo tiene claro que nos lo comunique.
El precio quedará determinado por el coste de la comida que encarguemos el sábado
(una paellita o similar, pan, unas bebidas y algo de fruta), el donativo al sacerdote y lo
que deseemos poner por gasto en los salones (calefacción…).
Más o menos la dinámica será la siguiente, empiezan el viernes sobre las 19:00 h con
una Eucaristía, pequeña meditación y oración personal, para terminar sobre las 21:30
h; el sábado con los laudes, meditación, oración personal, comida, meditación,
eucaristía, oración personal, para finalizar sobre las 20:00 h; y el domingo con laudes,
meditación, oración y terminará con la Eucaristía de 13:00 h en la parroquia. Se os
comunicará el horario más concreto.
Los ejercicios internos serán como el año pasado en Urda, el 1, 2 y 3 de Abril, son sin
niños y rondarán los 35 € día/persona en pensión completa.
El plazo máximo para apuntarse será el 19 de marzo porque hay que decir en la casa
cuántos vamos con quince días de adelanto, y el mínimo de personas deben ser 10.
No tengo ni que decir que las dos tandas son para todo aquel que quiera apuntarse,
matrimonios, adultos, parejas…
¡Animaos de verdad! Apunta la comisión de matrimonios.
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UN MES, UNA PELÍCULA
“DE DIOSES Y HOMBRES” de Xavier Beauvois
En la Argelia de finales del siglo XX, con la tensión creciendo por culpa de violentos
ataques terroristas y del despotismo del Gobierno, un grupo de monjes cistercienses
de origen francés resiste en su monasterio, viviendo con poco pero ofreciendo todo su
apoyo a los habitantes de la zona, aunque estos sean musulmanes. Con este punto de
partida, y basada en unos trágicos hechos reales, De dioses y hombres no solo parece
el retrato de unos héroes de la tolerancia y la moral sino que efectivamente lo es.
El director Xavier Beauvois no se molesta en
oscurecer a los monjes. Muestra sus dudas, pero
estas los hacen seguramente más admirables, más
humanos. Más bien al contrario, Beauvois elabora
una prolongada introducción que antecede al
estallido del conflicto, y en la que básicamente
vemos la labor rutinaria que ejercen en el convento,
la amabilidad con la que se integran en la comunidad
y la gratitud de los argelinos por los servicios
básicos que prestan, principalmente el médico del
grupo (extraordinario Michael Lonsdale).
Se diría que Beauvois recupera para el cine una
épica que parecía pérdida en estos años de
oscuridad. Y lo hace a partir de un lenguaje sencillo,
pulcro y refinado, repitiendo en ocasiones los mismos planos (una manera ejemplar de
mostrar la evolución del relato), y dando importancia a la simetría y al ritmo reposado
de los ritos. Hay quien ha definido este estilo de naturalista. Tan solo en la llamativa
secuencia de “La última cena” se deja llevar Beauvois por la expresividad de la música
de Tchaikovsky. Pero es sin embargo admirable que sea ese momento climático el
elegido para señalar el dramatismo de toda la historia, ya que el desenlace permanece
en un respetuoso fuera de campo.
De dioses y hombres resulta en definitiva un film de una rara belleza. No
encontramos últimamente demasiados ejemplos de talento puestos al servicio de la
tolerancia. Mientras que otros parecen regocijarse en las desgracias y miserias del
alma humana, Beauvois ha optado por un ejercicio de enseñanza ascético y sin
dobleces, más interesado en la verdad tras las imágenes que en la Historia. Un
ineludible monumento.
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Mes de Febrero
General: Para que la familia sea respetada por todos en
su identidad y sea reconocida su insustituible
contribución a favor de la sociedad entera.
Misionera: Para que en los territorios de misión donde
es más urgente la lucha contra las enfermedades, las
comunidades cristianas sepan testimoniar la presencia
de Cristo a quienes sufren.
CEE: Que el consuelo de Cristo llegue a los enfermos y
afligidos a través de las palabras y obras de los
cristianos.
Mes de Marzo
General: Que los países de América Latina puedan avanzar en la fidelidad al Evangelio
y progresar en la justicia social y la paz.
Misionera: Que el Espíritu Santo dé luz y fuerza a las comunidades cristianas y a los
fieles perseguidos o discriminados en muchos lugares del mundo a causa del Evangelio.
CEE: Que los cristianos sientan como propias las necesidades de los más pobres y de
los parados, y saliendo al encuentro de Cristo, sepan compartir sus bienes con
generosidad.
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Del 4 al 8 de marzo se celebra, como en años anteriores, la Peregrinación de
Jóvenes (JRC) y de Adultos (ARC) a Fátima bajo el lema “¡Feliz tú que has creído!”,
organizada por JRC. Para más información consultar la web: www.jrcfrc.org
También, del 4 al 8 de marzo se celebra la V Peregrinación de Familias Jóvenes a
Fátima, (el lema será “¡Feliz tú que has creído!”), con alojamiento en el Hotel Santo
Amaro, en pensión completa. El precio será de 300 € por familia, sin incluir el
transporte. Para apuntarse y recibir más información, llamar de 21:30 a 22:30
horas, a (FRC) Alberto Juárez ( 925 11 54 07 – 678 44 03 63), o al correo-e:
El próximo Retiro será los días 11 y 12 de marzo con el lema “Desierto del corazón,
encuentro con el Padre”. La Hora Santa del viernes será en la parroquia de Santa
Beatriz de Silva, de Toledo; y el sábado en Oropesa (Toledo), como en años
anteriores.
JRC organiza un viaje la Roma, del 29 de abril al 2 de mayo, con motivo de la
Beatificación de Juan Pablo II, que tendrá lugar el día 1 de mayo. Para más
información consultar la web: www.jrcfrc.org
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www.getsemani.es