título: problemas teórico-metodológicos en los estudios de ...€¦ · 2. condiciones generales...
TRANSCRIPT
1
Título: Problemas teórico-metodológicos en los estudios de la apropiación de las
Tecnologías de Información y Comunicación en el caso de jóvenes de sectores
populares urbanos.1
Autores:
Carolina Aguerre. Conicet/UdeSA. ([email protected]). Área de investigación:
Gobernanza Digital.
Sebastián Benítez Larghi. Conicet/UNLP ([email protected]). Área de
investigación: Apropiación social de las TIC.
Marina Calamari. UdeSA ([email protected]). Área de investigación: Políticas
Públicas de acceso a TIC.
Ariel Fontecoba. Conicet/UNLP ([email protected]). Área de
investigación: Sectores populares y economía social.
Marina Moguillansky. Conicet/UNSAM ([email protected]). Área de
investigación: Juventudes
Jimena Orchuela. UNLP ([email protected]). Área de investigación: Sectores
populares
Jimena Ponce de León. UBA ([email protected]). Área de
investigación: Apropiación social de las TIC.
Rosalía Winocur Iparraguirre. UAM ([email protected]). Área de
investigación: Apropiación social de las TIC.
Número de Eje: 7
Palabras clave: Apropiación – TIC – Juventudes de Sectores Populares
Introducción.
La presente ponencia se enmarca dentro de un proyecto de investigación
perteneciente al Programa de Becas de Investigación “Amy Mahan” financiado por el
Centro Internacional de Investigaciones para el Desarrollo (IDRC/CDRR) de Canadá.
1 Este trabajo ha sido llevado adelante con la ayuda del Programa de Becas Amy Mahan para Evaluar el
Impacto del Acceso Público a las TIC financiado por International DevelopmentResearch Centre (IDRC), Ottawa,Canada, administrado por la Universitat Pompeu Fabbra (UPF), Barcelona, España, y el asesoramiento técnico de la UPF y de Dr. Hernán Galperín.
2
El objeto de estudio de nuestra investigación se concentra en los procesos de
apropiación del acceso público a las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC)
por parte de las juventudes de sectores populares urbanos de la Argentina. Nuestro
interés se enfoca en los modos en que estos actores utilizan y otorgan sentido a las
nuevas tecnologías en su vida cotidiana a partir del acceso público que tienen a su
disposición. Para ello compararemos tres tipos de acceso público diferentes, indagando
la contribución de cada uno de ellos en términos del desarrollo socio-económico de los
grupos sociales estudiados. Con este objetivo, hemos seleccionado tres modelos
distintos de acceso público situados en el municipio de La Matanza, un partido
densamente poblado situado en la periferia de la Ciudad de Buenos Aires y con uno de
los mayores índices de pobreza del país: 1) una iniciativa comunitaria de una
organización social; 2) un Centro Tecnológico Comunitario (CTC) ubicado en un centro
de adolescentes y sostenido conjuntamente por el Estado Nacional y el municipio; y 3)
un centro privado con fines comerciales o cibercafé. Los tres se enmarcan en un
contexto de pobreza y marginalidad urbana que impacta de manera especial a las
juventudes de sectores populares, causando un déficit de integración social. Mediante
nuestra investigación buscaremos determinar qué contribuciones hace cada uno de estos
espacios en relación con las siguientes dimensiones de la vida cotidiana de las y los
jóvenes que los utilizan: sociabilidad, educación, empleo, participación y compromiso
político.
En la presente ponencia recorreremos, en primer lugar, el contexto general de
acceso a las TIC por parte de los sectores populares y sus jóvenes a partir de la
bibliografía relevante sobre el tema y, en segundo lugar, plantearemos los ejes centrales
de la discusión teórica y metodológica a la que nos enfrentamos a la hora de comenzar a
diseñar nuestra investigación. De este modo, además de una reseña bibliográfica crítica
del estado de la cuestión, discutimos aquí las nociones de apropiación, impacto, uso y
consumo, entre otras, y exponemos las premisas y supuestos acerca del vínculo
tecnología-sociedad desde los cuales partimos, así como su incidencia en la estrategia
metodológica adoptada. Luego, desplegamos las dimensiones de análisis junto a las
variables e indicadores construidas para nuestra investigación y justificamos las
herramientas de indagación escogidas. Por último, como conclusión, reflexionamos en
torno a las potenciales aportes que nuestro estudio puede ofrecer tanto en términos de
conocimiento académico de la temática como en términos de contribución al
mejoramiento del diseño de políticas públicas.
3
2. Condiciones generales de acceso a las TIC por parte de los sectores populares y
sus jóvenes.
Más allá del crecimiento sostenido y la tendencia a la masificación del acceso,
datos disponibles arrojan que casi un 48% de la población nunca se conectó a Internet
(SNCC, 2008: 54). Esto nos habla de un fenómeno desigual y diferenciado directamente
asociado a tres variables: el nivel socio-económico, la edad y la región de residencia. El
acceso a Internet está sostenido por las clases altas, medias altas y medias; por los
jóvenes de 12 a 34 años; y por los residentes en el AMBA (SNCC, 2005: 142). A los
fines de nuestro estudio, nos interesa prestar mayor atención a las diferencias de clase y
de edad. Actualmente, todavía un 88% de los hogares no cuenta con acceso a Internet y
más de un 60% de las personas de los niveles de más bajos recursos jamás navegó por la
Red (SNCC, 2008: 54). Esta situación es correlativa con la posesión de computadoras
en el hogar y las conexiones a Internet. Asimismo, al interior de los hogares
conectados, el tipo de conexión se distribuye desigualmente: mientras un 57% de los
hogares conectados del sector ABC1 y un 44% de los C2 tienen Banda Ancha, ningún
hogar de clase popular poseía (al momento del estudio) este tipo de conexión (SNCC,
2008: 51). En cuanto a la antigüedad de conexión, son los sectores altos y medios altos
quienes mayor experiencia acumulan tanto en la posesión de computadoras como en el
acceso a Internet.
En resumen, el acceso de las clases populares a las TIC, sobre todo a Internet, es
considerablemente menor que el de otros sectores sociales. Mientras nueve de cada diez
individuos de clase alta y ocho de cada diez de clase media acceden a Internet, sólo 2 de
cada diez individuos de clases populares lo hacen (SNCC, 2008: 51) Cuestión que se
amplifica si incorporamos la variable etárea: son básicamente los más jóvenes de
sectores populares quienes van accediendo a Internet; ergo, a menor nivel
socioeconómico y a mayor edad se incrementa el no acceso a Internet. Una conclusión
obvia de esta situación nos indica que cuanto menores son los recursos económicos y
las competencias educativas y culturales necesarias para manejar las TIC, menores son
las capacidades de acceso. Sin embargo, una lectura más profunda, nos pone frente a un
fenómeno sembrado de complejidades.
La falta de recursos económicos como variable explicativa del acceso al
equipamiento y la conexión necesaria ha perdido su eficacia explicativa a partir de la
aparición de los cibercafés y locutorios. Gracias a estos espacios privados de acceso
4
público, la conexión a Internet está disponible sin que sea necesaria una inversión
sustanciosa en computadoras y abonos. Como indican los sondeos, los cibers y
locutorios han jugado – y aún lo hacen – un papel sustancial en el acceso de las clases
medias bajas y bajas a Internet. Se debe tener en cuenta que actualmente – año 2008 –
sólo un 12% de los hogares cuenta con conexión a Internet, atributo casi exclusivo de
los niveles socioeconómicos altos, medios altos y medios. En consecuencia, la gran
mayoría de los usuarios del nivel socioeconómico más bajo se conecta desde un
locutorio o cibercafé (D’Alessio-Irol, 2006; SNCC, 2005 y 2008) De allí, el inesperado
rol socializador de las TIC entre las clases populares que cumplen los cibercafés y los
locutorios, tal como se destaca en el estudio de Finquelievich y Prince (2007). Por otra
parte, las estadísticas (SNCC, 2006 y 2008) demuestran que, en el caso de Internet, el
lugar desde donde se accede impacta en los hábitos y rutinas de consumo: quienes
acceden desde lugares públicos lo hacen con menor frecuencia e intensidad. Sin
embargo, los autores se preocupan en señalar que sería engañoso que estos
emprendimientos privados puedan reemplazar la ausencia del Estado y otras
organizaciones comunitarias. En consecuencia, “parte de una población de muy bajos
recursos, o habitantes de lugares remotos o de baja densidad poblacional continúan
excluidos del acceso” (Finquelevich, 2005: 23)
Más allá de las desventajas que presentan estos espacios, resulta innegable su rol
facilitador en el acceso de las clases populares a las TIC, refutando las explicaciones
economicistas de la brecha digital. En efecto, las estadísticas demuestran la escasa
relevancia del componente económico a la hora de explicar las razones del no acceso a
Internet. Por lo tanto, los datos sobre el acceso a las TIC de los sectores populares
expuestos anteriormente deben ser relativizados en función de estas nuevas tendencias.
Mientras el 35,3% de los que no utilizan Internet aducen no saber usarla, un
33,2% demuestra falta de interés y un 10,3% declara que no necesita conectarse a
Internet para sus actividades, sólo un 6,2% atribuye su desconexión a factores
económicos como los costos de Internet o la falta de computadora (SNCC, 2005: 151).
Según el informe, el desconocimiento del uso de Internet es el motivo que prevalece
entre los de nivel socioeconómico bajo y los mayores de 50 años. Si bien los otros
motivos que presenta el informe (falta de interés, tiempo y necesidad) no están
desglosados por niveles socioeconómicos, dado que prevalecen individuos de clases
populares entre los no usuarios de Internet, podemos inferir que estas respuestas son
representativas de estos sectores. Por lo tanto, el aspecto económico de la llamada
5
“brecha digital”, centrada en la cuestión del acceso al equipamiento y a la conexión
física, pareciera quedar sin efecto. Sin embargo, el hecho de que las clases populares
encuentren en la falta de conocimiento el principal motivo para no utilizar Internet viene
a confirmar que el aspecto cultural de la brecha digital – la llamada brecha de segundo
orden – sigue teniendo peso. Evidentemente, la ausencia de ciertos capitales culturales y
educativos condiciona la capacidad de apropiación de las TIC (Moya, 2005). La
cuestión no pasaría ya por acceder o no a las herramientas sino en cómo y, sobre todo,
para qué hacerlo. Estas carencias ponen en evidencia la necesidad de políticas públicas
que garanticen la igualdad de oportunidades (Kaufman, 2006), ya no simplemente en el
acceso de las clases populares a las TIC, sino en el manejo de estas herramientas de
acuerdo a sus propios intereses y necesidades.
Las diferencias entre los niveles socio-económicos no son una cuestión
simplemente del acceso a las TIC, sino que también se verifican en los usos concretos
que se hacen de ellas. En el caso de Internet, es indudable que el lugar desde donde se
accede impacta en las frecuencias e intensidades de uso condicionando, por lo tanto, los
hábitos y rutinas de consumo. Por ejemplo, quienes acceden por Banda Ancha en el
hogar están permanentemente conectados, incluso cuando no están frente a la
computadora, y realizan actividades en Internet de forma fragmentada a lo largo del día.
En consecuencia, les resulta difícil distinguir el tiempo de conexión respecto del tiempo
de no conexión Para ellos, tener la computadora es sinónimo de estar conectados más
allá de que se la esté o no utilizando (Pahor, 2008). En cambio, quienes poseen una
conexión dial up o acceden desde un ciber utilizan Internet durante un lapso delimitado.
Para ellos, estar conectado equivale a estar frente a la pantalla.
Sin embargo, al analizar los propósitos y destinos de las prácticas de consumo de
las TIC, observamos claras diferencias entre las clases sociales más allá del tipo y lugar
de conexión. Esto se refleja en cómo se distribuye el uso de distintas aplicaciones
relacionadas a Internet. En promedio, según datos del SNCC (2008: 56-57) el uso del
correo electrónico es el más difundido (71,9% de los usuarios entrevistados lo utilizan)
seguido por el Chat (62,6%) y la búsqueda de información para trabajo o estudio
(58,6%). Ahora bien, si se diferencia entre los distintos niveles socioeconómicos cambia
la ponderación de estas aplicaciones. Mientras que los sectores de mayores recursos
privilegian el envío de mensajes por correo electrónico (85,8%) y la búsqueda de
información para trabajo o estudio (75%) por sobre el Chat (63,5%), los sectores
populares prefieren esta última herramienta tanto como el correo electrónico (63.4 % y
6
63% respectivamente), descendiendo considerablemente la búsqueda de información
para trabajo y estudio (47,2%), para información general (en este rubro el sector ABC1
duplica al DE: 24,% frente a 12,1%), para ocio y vacaciones (sólo 4,6% de los usuarios
DE frente al 24,8% de los ABC1), para temas de salud (7,9% versus 20,2%); algo
similar ocurre con la utilización de Internet para bajar música, video y software (28%
para los ABC1, 16,7% para los C2 y 13% para los DE). Estas diferencias se corroboran
con los datos que arroja la Encuesta Nacional sobre consumos culturales de niños de 11
a 17 años realizada por el Ministerio de Educación argentino en el año 2007. Mientras
que entre los niños de mayores recursos el chat y los juegos van a la par de la búsqueda
de información y la utilización de la PC para realizar las tareas (65%, 70%, 60%, 70%
respectivamente), entre los de menores recursos las dos primeras aplicaciones casi
triplican a las segundas (75%, 85%, 35% y 30% respectivamente) (Ministerio de
Educación, 2007). Lo mismo sucede con la lectura de textos on line (un 63,5% de los
usuarios de clases altas y un 41% de los de clase media contra sólo el 18% de clases
populares) (SNCC, 2005: 29) Queda claro entonces el componente lúdico y
comunicativo de Internet en el caso de los sectores de menores recursos y como
complemento de la educación, el trabajo y la cultura letrada en el caso de los sectores de
mayores recursos.
El 49% de los adolescentes no tiene celular propio, el 45,6% no usa Internet y el
48,3% no suele leer (BDSI, 2007). Entre quienes dicen no tener celular propio, un 65%
proviene del 10% de hogares de nivel socioeconómico más bajo mientras que en el 10%
de los hogares más altos es el 37,5%; quienes dicen no utilizar Internet el 70,4%
pertenece al 10% de los hogares más bajos y el 4,8% a los hogares del decil más rico; y
por último quienes suelen no leer, el 59,1% pertenece al 10% de los hogares más pobres
y el 47,2% a los hogares más ricos (BDSI, 2007).
En el nivel socioeconómico medio-alto, el 88% de los jóvenes accede a Internet
mientras que en el nivel bajo desciende a un 49% y en el muy bajo a 34%. Esto muestra
la importante brecha existente, al mismo tiempo que denota una relativamente alta
adopción de Internet entre los jóvenes argentinos, que la lleva a ubicarse en el octavo
lugar en todo el continente americano del Índice de Oportunidad Digital 2006.
Estas cifras ilustran claramente cómo el acceso a las nuevas tecnologías tiende a
ser mucho más desigual que el acceso a la lectura como tecnología tradicional. La
brecha se acentúa especialmente en el uso de Internet más que en el celular (hay una
diferencia de casi veinte veces) mientras que en el celular es de 2 a 1, lo que muestra
7
como una tecnología más económica como el celular, puede entrar a las capas más
pobres de la sociedad. Es de destacar que las diferencias en el acceso y uso de Internet,
celulares y lectura es bastante pareja entre ambos sexos. Hay una leve distancia entre
los varones que usan más Internet (56,9% contra 51,8%), mientras que en la lectura
prevalecen las mujeres (56,8% lee con frecuencia, contra un 46,6% en el caso de los
varones). (BDSI, 2007).
Los adolescentes no mencionan la computadora como material de estudio,
mientras que sí usan fotocopias en casi un 50%, manuales (17,8%), libros de actividades
(20,3%) y otros libros de acuerdo al Barómetro de la Deuda Social de la Infancia, lo que
llama la atención si se lo compara con el estudio de Roxana Morduchowicz (2008),
directora del Programa de Escuela y Medios del Ministerio de Educación de la Nación,
que señala a Internet como una herramienta central. En algunos hogares, ya se visualiza
una competencia entre libros y TIC, y si se tiene en cuenta que en cuatro de cada diez
hogares tienen seis libros como máximo, se puede decir que casi tienen más pantallas
que libros en sus casas (contando a los teléfonos celulares). Los jóvenes tienden a leer
poco: un 65% sólo lee uno a tres libros anualmente - no siendo libros de texto.
Morduchowicz (2008) destaca en su investigación que la computadora no es
enemiga de la lectura, ya que los adolescentes que más leen son también aquellos que
hacen un uso más diversificado de la computadora. Sin embargo, que “la computadora
no es enemiga de la lectura” es solo un fenómeno limitado. La conducta descripta se
verifica solo, según el mismo informe, en los sectores de mayores recursos, en donde se
registran porcentajes similares, entre el 70% y el 60%, para los consumos livianos de la
computadora (chat y juegos) vs los consumos “serios” (hacer la tarea, buscar
información). Por el contrario, en los sectores de menores recursos, en tanto los
consumos livianos de la computadora (chat y juegos) alcanzan 85% y 75%
respectivamente, los consumos “serios” (hacer la tarea, buscar información) solo llegan
al 30% y 35% respectivamente. (Morduchowicz, 2008: 47). Por su parte, en el trabajo
de Morduchowicz (2008) se manifiesta una tendencia entre jóvenes argentinos que no
escapa a la corriente mundial, pero que difiere de ella en las formas de acceso a los
nuevos medios de comunicación. El equipamiento y la conectividad son más frecuentes
en países industrializados, pero en este país, incluso en sectores de menores recursos, la
mayor desigualdad se manifiesta en la posesión del equipamiento en el hogar, ya que el
uso se concreta en lugares públicos como locutorios o cibercafés. En Argentina, entre
un 30% y 40% de los jóvenes tienen computadora en su casa y su uso frecuente es muy
8
alto: el 80% en la investigación de Morduchowicz, y el 55% en la investigación
realizada por el Barómetro de la Deuda Social de la Infancia (BDSI, 2007).
Si bien los adolescentes argentinos transcurren la mayor parte de su tiempo en su
propio hogar (73,6%), casi la mitad de ellos suelen concurrir a casa de amigos y otros
familiares, es llamativo que el 13% de los varones frecuenta un cíber o locutorio en sus
ratos de ocio, mientras que casi un 8,7% de las mujeres lo hace, promediando un 10%
del tiempo de ocio de los adolescentes en estos lugares. Pero es también un lugar de más
prevalencia entre los niños de 6 a 12 años, sobre todo en las capas medias donde el
3,4% ya suele jugar en estos espacios. (BDSI, 2007, 194).
El caso de los cibercafés o “ciber”, como suelen llamarse en Argentina, presenta
un patrón muy interesante de acceso, de socialización y de aprendizaje, en cuanto se
conforman como espacios privados de carácter público (Finquelievich, S., Prince, A.
2007). En este estudio, realizado entre 2003 y 2007, los autores exponen que un tercio
de los internautas acceden desde estos lugares a Internet. El estudio hace foco en los
grupos de menores ingresos, y en particular en los niños en situación de calle que usan
Internet en estos sitios. Entre los encuestados para este estudio, más del 70% concurre
por no poder conectarse desde el hogar, ya sea por no tener una PC o por no tener
conexión a Internet. Los jóvenes son los consumidores más frecuentes de los ciber. Los
usuarios que tienen hasta 25 años de edad sumaban el 49% del total relevado en 2004.
No obstante, en los últimos años se ha registrado la incorporación de edades muy bajas:
los menores de 18 años representan el 26% de los usuarios actuales (Finquelievich y
Prince, 2007).
Finalmente, es pertinente observar de qué manera conviven y se complementan
las computadoras, Internet, los celulares y otros medios de comunicación tradicionales
en el mundo popular. En primer lugar, debemos recordar que la disponibilidad de
computadoras e Internet en los hogares de clases populares es muy reducida. A
diferencia de las clases altas y medias, el protagonismo tecnológico mediático en los
hogares populares lo siguen ostentando la televisión y la radio (SNCC, 2008)
Consecuentemente, resulta lógico que tanto los hábitos multimediáticos (la ejecución y
consumo de múltiples medios de comunicación simultáneamente), como el llamado
multitasking, si bien es un fenómeno típicamente juvenil, sea más aplicable a las
realidades de los jóvenes de las clases altas y medias. Sin embargo, existe una fuerte
presencia de múltiples medios entre los jóvenes de sectores populares y, lo más
9
importante, es que las computadoras e Internet tienden a complementarse con ellos más
que a suplantarlos.
3. Marco teórico.
Sobre el vínculo Tecnología y sociedad.
Si bien ya desde sus comienzos, los estudios de las TIC nunca ignoraron el rol
activo de los usuarios (dado que su manipulación resultaba evidente), los análisis se
limitaron, en un primer momento, a las interacciones en el ciberespacio como
experiencias paralelas al mundo real obviando la influencia de las dimensiones de la
vida cotidiana presentes en todo proceso de apropiación. Luego, desde hace
aproximadamente una década, a pesar de que esta tendencia comenzó a ser revertida
otorgando más peso a la contextualización y a las conexiones entre el mundo on line y
el mundo off line, ha persistido la impronta dominante de atribuir a la tecnología una
capacidad de transformación de la vida cotidiana por sí misma. Esta perspectiva cree
que el uso de las TIC se limita al dominio de las competencias digitales y, por ende, está
determinada exclusivamente por las potencialidades brindadas por la tecnología y no
por las posibilidades de los sujetos. En consecuencia, bajo este enfoque se suele hablar
de la “influencia”, del “impacto” y de los “efectos” de las TIC en la vida cotidiana
limitando la capacidad de los sujetos a su mero “consumo”. En estos abordajes de las
Tecnologías de Información y Comunicación (TIC) está implícita una teoría
instrumental de la tecnología. Como bien la analiza Feenberg (1991), dentro de esta
perspectiva teórica, la tecnología es considerada como una herramienta “neutral”, es
decir, sin ningún contenido valorativo en sí misma.2 La tecnología, en tanto pura
instrumentalidad, es indiferente a la variedad de fines para los que puede ser utilizada.
Por lo tanto, permanece totalmente indistinta a las ideologías políticas y a los contextos
socio-históricos donde se utilizan.3 Según esta visión, las tecnologías son neutrales
2 Feenberg también critica otro posicionamiento teórico respecto a la tecnología: la teoría sustantiva de la tecnología. Esta teoría, sostenida por Ellul, Heidegger e, incluso, Habermas le atribuye a la tecnología una fuerza cultural autónoma capaz de arrasar todos los valores. A diferencia de la teoría instrumental que considera a la tecnología como variable dependiente de los valores y costumbres sociales que le asignan diferentes metas, la teoría sustantiva afirma que el mero uso ya trae aparejado consecuencias nocivas para la humanidad y la naturaleza. Dado que la teoría instrumental prevalece tanto en el sentido común dominante como en la mayoría de los abordajes académicos de las TIC, nos dedicaremos aquí a su crítica sin que ello implique que abonemos la teoría sustantiva. 3 “La neutralidad socio-política de la tecnología es generalmente atribuida a su carácter “racional” y a la universalidad de la verdad que ella encarna. La Tecnología, en otras palabras, esta basada en proposiciones causales verificables. Es más, al ser estas proposiciones verdaderas no son ni social ni políticamente relativas, por el contrario, al igual que las nociones científicas, mantienen su status
10
porque son medidas esencialmente, por las mismas normas de eficiencia en todos los
contextos y momentos históricos, cualesquiera que estos sean (Feenberg, 1991: 4).
Pues bien, nuestra investigación se posiciona enfrentada a este paradigma
dominante. Rechazamos la idea de neutralidad vigente e incorporamos elementos
propios de una visión constructivista de la tecnología (Pinch y Bijker, 1984) y de la
sociología pragmática de Latour (1992, 1993, 2004) para ubicarnos dentro de lo que
Feenberg (1991, 2005) plantea como una teoría crítica de la tecnología en nuestro
abordaje de las TIC. Este enfoque teórico nos indica que el sentido de toda tecnología
no admite una definición a priori: lejos de venir implícito en sus cualidades materiales,
su significado se va construyendo de acuerdo a las prácticas sociales e históricas que los
sujetos tejen articuladamente con los objetos. El significado de la tecnología puede
resultar plenamente cognoscible sólo sí se tiene en cuenta la dimensión hermenéutica de
los artefactos, es decir, las interpretaciones que los usuarios hacen de ella. En
consecuencia, nosotros no concebimos la tecnología como un conjunto de saberes e
instrumentos neutrales, aplicados a la transformación de la naturaleza, ahistórico y
escindido del resto de las relaciones sociales, sino como un producto social de las
interrelaciones humanas. Si bien todo proceso de transformación de la naturaleza ha
implicado en mayor o menor medida un desarrollo tecnológico, lejos y contrarios a todo
determinismo tecnológico (ideología siempre funcional a los intereses de las clases
dominantes), creemos que son las condiciones socio-históricas en las que éste se
desenvuelve las que le otorgan un sentido particular y distintivo respecto a otros
momentos históricos.
Sin embargo, sostener que el orden técnico es más que una suma de
herramientas no significa que entendamos a la tecnología como algo vacío e inocuo con
lo que se puede hacer cualquier cosa u otorgarle cualquier sentido. Si bien entendemos
que el significado de toda innovación tecnológica no viene delimitado por las
características objetivas impuestas en su fabricación (sino que son los sujetos quienes,
mediante sus usos y aplicaciones, terminan de definirlo), no debemos por ello ignorar
que las estructuras objetivas también operan con sus formas sobre lo social. No se trata
de meros objetos donde se proyectan y depositan sentidos sino que la tecnología
interviene activamente en lo social con sus propias formas estableciendo límites
precisos a los procesos de recepción. La tecnología trae consigo determinados códigos
cognitivo en cualquier contexto social concebible. Por lo tanto, lo que funciona en una sociedad determinada, puede esperarse funcione igual de bien en cualquier otra” (Feenberg, 1991: 4).
11
técnicos que delimitan las posibles interpretaciones que de ella se puedan tejer (Latour,
1992). Es justamente dentro de este espacio que las estructuras tecnológicas delimitan el
campo hermenéutico de la recepción. Lo interesante es que las interpretaciones que
hacen los usuarios pueden influir y retroalimentar el circuito del diseño de los aparatos
tecnológicos, aspecto que Pinch y Bijker (1984) denominan como la flexibilidad
interpretativa de la tecnología. Se trata de un proceso recíproco donde las estructuras
objetivas demarcan el campo de la interpretación pero al mismo tiempo asimilan, desde
la propia fase de su diseño, las interpretaciones que los usuarios hacen de ellas. Por lo
tanto, el proceso de instrumentalización de la tecnología implica una interacción
recíproca entre lo técnico y lo social donde ambos aspectos aparecen fundidos
indiferenciadamente.
En definitiva, la teoría crítica de la tecnología pone en el centro de la escena la
cuestión de las interpretaciones sociales que los diferentes usuarios pueden hacer de
ella. De la interacción entre las interpretaciones sociales y los códigos técnicos se
constituye la naturaleza de la tecnología que, por lo tanto, nunca existe “en esencia”.
Pues bien, en tanto las interpretaciones varían de acuerdo al momento histórico, los
contextos socio-culturales y variables como la pertenencia de clase, la edad, el género,
la etnia, etc., aquellas son múltiples y variadas y, en consecuencia, no necesariamente
coinciden con las restricciones sociales sedimentadas en los códigos técnicos. Es decir,
nunca va a haber plena equivalencia entre el proceso de codificación y delegación y el
de recepción e interpretación de las significaciones depositadas en los objetos
tecnológicos. Por lo tanto, las diferentes interpretaciones pueden, al circular, entrar en
disputa unas con otras.
¿Por qué hablar de apropiación y contribución?
Teniendo en cuenta los aspectos relevantes de esta concepción crítica de la
tecnología, también retomamos la teoría social de los medios de comunicación trazada
por J. B. Thompson (1998) para construir nuestro esquema analítico e interpretativo de
la relación existente entre las y los jóvenes de sectores populares urbanos y las TIC.
Para dar cuenta de este vínculo, preferimos utilizar el concepto de apropiación,
entendida como el proceso material y simbólico de interpretación y dotación de sentido
respecto a un determinado artefacto cultural por parte de un grupo social, por sobre el de
consumo. Mientras que esta última categoría presupone que las posibilidades de acción
vienen predeterminadas y cerradas en las propias tecnologías, el concepto de
12
apropiación pone el énfasis en la capacidad de los sujetos para volverlas significativas
de acuerdo a sus propios propósitos.4
Es por ello también que preferimos no hablar en términos de impacto ya que esta
noción supondría depositar en la tecnología toda la capacidad de agencia poniendo un
manto sobre la capacidad de los sujetos para interpretar y reinterpretar a los objetos
técnicos. Si bien consideramos que los estudios de impacto son harto necesarios,
creemos que se debe colocarlo en su lugar indicado. Es decir, sostenemos que los
conceptos de “apropiación” y de “impacto” no tienen el mismo nivel ontológico. En
primer lugar lo que hay siempre es una interrelación entre sujeto y objeto técnico;
interrelación que implica un proceso de significación. Sólo recién después de
comprender este proceso podemos, y debemos, estudiar el modo en que la incorporación
de una tecnología implica toda una serie de transformaciones en la vida cotidiana de las
personas. Y allí se abrirá un abanico de múltiples posibilidades: puede haber una total
identificación con los códigos y fines para los que las TIC fueron diseñadas o puede
haber procesos complejos de negociación o expresiones netamente de resistencia o bien
una variada combinación de todo esto. Pero lo que no hay que perder de vista es que
estas transformaciones son siempre resultado de aquella interacción ya que las
tecnologías nunca son incorporadas o consumidas desde cero como si los sujetos fueran
un informe molde de arcilla sobre el cual los objetos técnicos impactan y dejan su
huella. Aquella significación no se hace desde la nada. Los individuos parten de
asunciones y expectativas cuyo origen es social e histórico. Se trata de supuestos
compartidos por un grupo con trayectorias similares. Por lo tanto, la interpretación es
siempre un proceso hermenéutico relacional que implica una socialización con otros
(Thompson, 1998: 62). Es decir, se trata de una experiencia que se construye social,
histórica y biográficamente, siendo, al mismo tiempo, diferenciada de acuerdo a la clase
social, al género, a la pertenencia generacional y a la biografía personal. Asimismo,
entender la apropiación de una nueva tecnología comunicacional, como el conjunto de
procesos socio-culturales que intervienen en el uso, la socialización y la significación de
las nuevas tecnologías en diversos grupos socio-culturales, implica reconocer que
aquella involucra un capital simbólico (Bourdieu, 1998) asociado al mismo. Esto
significa que los artefactos culturales son apropiados en la medida en que resultan ser
4 Indudablemente, en la superación de esta perspectiva del consumo estamos en deuda con la escuela francesa de los usos sociales de las TIC (Miege, 2000; Jouët, 1992; Flichy, 1995; Toussaint, 1992, entre otros).
13
socialmente significativos para el grupo social en términos de su universo simbólico
particular, es decir, de acuerdo a las necesidades subjetivas de ese grupo. Se trata,
además, de una actividad situacional: la recepción se realiza siempre de manera situada,
ya sea esta situación la vida cotidiana, el trabajo o cualquier otro escenario. La actividad
de recepción tiene lugar dentro de contextos estructurados, caracterizados por relaciones
de poder y por un acceso diferencial a los recursos disponibles. Es, a la vez, una
actividad rutinaria, ya que constituye una parte integral de las actividades de la vida
cotidiana. Implica además un logro habilidoso ya que requiere el desarrollo de distintas
habilidades para poder apropiarse de los medios, tomar su contenido significativo y
hacerlo propio (Thompson, 1998: 63-65).
De la conjunción de la teoría crítica de la tecnología de Feenberg y de la teoría
social de los medios de comunicación de Thompson hemos construido nuestro propio
marco interpretativo para abordar las relaciones establecidas entre los actores estudiados
y las TIC. Desde nuestra perspectiva, las TIC serán consideradas como un artefacto
cultural (Hine, 2004:43) compuesto indisolublemente por estructuras objetivas, códigos
técnicos y significaciones. De acuerdo a este marco analítico general, en nuestro trabajo
definimos el concepto de apropiación tecnológica aludiendo a los procesos de
interpretación y dotación de sentido implicados en las prácticas y representaciones que
distintos actores construyen en torno a las Tecnologías de Información y
Comunicación. Por lo tanto, al estudiar los procesos de apropiación por parte de las
juventudes de sectores populares indagaremos los sentidos que las TIC les generan
teniendo en cuenta el contexto socio histórico particular, la pertenencia socio-cultural de
los apropiadores y los universos simbólicos previos propios de cada grupo desde donde
las tecnologías son incorporadas. En tanto la apropiación se trata de un proceso
hermenéutico relacional nos preguntamos de qué modo el tipo de espacio de acceso
público a las TIC alimenta interpretaciones colectivas de las TIC con caracteres
particulares y específicos por parte de estos actores provenientes de las clases populares
urbanas. Asimismo, investigaremos si se dan procesos colectivos de adquisición de las
habilidades, competencias y saberes necesarios para apuntalar dicha apropiación.
A partir de nuestra definición del término apropiación como proceso de
interpretación y significación de las TIC, nos interesa comprender y clasificar los
sentidos que estas tecnologías adquieren en la vida cotidiana de las y los jóvenes de
sectores populares urbanos argentinos. Efectivamente, nuestro estudio no se preocupa
sencillamente por describir si un determinado sujeto utiliza tal o cual instrumento
14
electrónico sino que se interesa por descubrir de qué manera operan en torno a las
formas objetivas, los códigos técnicos y las restricciones sociales que traen consigo las
TIC.
En esta perspectiva asumimos que el uso de una tecnología como Internet no es
la relación con un objeto, sino con el universo de representaciones culturales con las
cuales esa tecnología se articula en la vida de las familias de los sectores populares.
“Internet es un objeto que se apropia en un universo relacional donde otros objetos,
espacios y prácticas lo ‘resignifican’. (…) lo que ocurre con Internet está en relación
tanto con el uso del objeto como con los significados con los cuales se representa. Usar
Internet es a la vez una operación práctica e interpretativa” (Cabrera Paz, 2001:42). Los
relatos de los jóvenes de sectores populares, en tanto estructuras narrativas que
organizan sentidos, son una puerta de entrada a estas representaciones culturales. Si
Internet es una “estructura comunicativa-cultural” (Cabrera Paz, 2001) que tiene la
capacidad de reorganizar las experiencias, las prácticas y las simbologías de
conocimiento, información e interacción social, entonces el capital cultural acumulado
por los jóvenes actúa en forma dialógica con la Red dotándola de sentido. De esta
manera, la reconstrucción de los relatos de los jóvenes nos permitirá acceder a los
significados que los sujetos construyen en su relación con la Red. Ello supone que las
representaciones sociales organizan el universo de sentido de los jóvenes en forma
narrativa y están disponibles a través de sus relatos (Cabrera Paz, 2001).
Es en base a este enfoque que sostenemos que varias de las categorías utilizadas
para comprender el vínculo entre las TIC y los sectores populares deben ser revisadas y
problematizadas. En este sentido, esperamos que los resultados de nuestra investigación
nos permitan reflexionar en torno a categorías como la de “pobreza digital”, “brecha
digital” y “exclusión digital”.
Desde la concepción de la tecnología como un proceso de apropiación entre
sujeto y objeto, donde operan múltiples tipos de mediación, consideramos que podemos
estimar la contribución de los espacios de acceso público en la vida cotidiana de los y
las jóvenes urbanos de bajos recursos. Entendemos que es en este juego de interrelación
entre las potencialidades ofrecidas por las TIC y los universos de prácticas y
representaciones que las y los jóvenes de sectores populares traen consigo donde puede
estimarse la contribución al impacto (Ramírez, 2007) que el acceso público a las nuevas
tecnologías podría llegar a tener para con el desarrollo socio-económico de estos grupos
15
sociales.5 En base a la teoría del cambio (Ramírez, 2007, Weiss, 1997; Rogers, 2009)
pretendemos establecer los tipos de cambios que los espacios de acceso públicos a las
TIC contribuyen a producir en estos grupos sociales en términos de capacidades
tecnológicas, educación, empleo, capital social y participación cívica. Según los
resultados preliminares obtenidos por el Global Impact Study (2010), podríamos
hipotetizar que los cambios se producirán sobre: a) los usos de Internet (interacción con
terceros, búsqueda de información, comercio electrónico) y b) interacción personal en el
espacio (encuentros con amigos, juegos compartidos, capacitación en computación)
Otro aspecto teórico relevante se relaciona con la capacidad de atribución de
relaciones causales entre los espacios de acceso público a las TIC y los cambios en la
vida cotidiana de los y las jóvenes urbanos de bajos recursos. Dado que el surgimiento
de estos espacios y su apropiación componen un sistema complejo (Rogers, 2009;
Heeks y Molls, 2009), donde influyen múltiples variables, trataremos de determinar de
qué modo los espacios de acceso público a Internet contribuyen a mejorar ciertos
aspectos sociales, culturales y económicos de estos grupos, más que establecer efectos
de atribución certeros para cada uno de estos espacios.
4. Aspectos metodológicos.
A partir de las categorías teóricas desarrolladas anteriormente, presentamos a
continuación las principales preguntas de investigación:
1. ¿De qué modos las y los jóvenes de sectores populares urbanos se apropian de las
TIC en un contexto de acceso público compartido?
2. ¿Qué pasaría si cada uno de estos espacios públicos no estuvieran allí?
3. ¿Qué características presenta cada uno de los espacios?
4. ¿Qué prácticas, actividades y procesos desarrollan las y los jóvenes de sectores
populares en cada uno de los espacios?
5. ¿Cualés son los resultados intermedios que estas actividades y procesos generan en
términos de construcción de habilidades, acceso (y permanencia) en el sistema
educativo, empleabilidad, sociabilidad y compromiso y participación en la vida
pública?
5 Sin dudas, el vínculo conceptual entre las nociones de apropiación y contribución al impacto merecen una mayor profundización. Sin embargo, dado los objetivos y espacios limitados del presente trabajo, llevaremos adelante dicha tarea en otros escritos.
16
Esta última pregunta puede desglosarse en las siguientes sub-preguntas:
5.1. ¿Los usos no instrumentales proveen mejores habilidades para los usos
instrumentales?
5.2. ¿De qué manera los espacios de acceso público contribuyen a crear una
percepción positiva de la educación y las posibilidades laborales?
5.3. ¿Cómo el uso del chat y la comunicación interpersonal promueven la
construcción de redes sociales que pueden trascender los límites territoriales
(físicos y simbólicos)?
5.4. ¿De qué modo el acceso público a las TIC promueve la valoración positiva de
la acción colectiva y la participación en la vida pública?
Nuestro objetivo apunta a determinar los resultados intermedios alcanzados por
las actividades realizadas por los actores estudiados en los espacios de acceso público
estudiados. Dichos resultados serán principalmente de orden cualitativo por cuanto
apuntan a comprender el impacto que el acceso público a las TIC puede promover en las
capacidades e imaginarios de las y los jóvenes de sectores populares urbanos. Es decir,
lo que buscamos determinar con la investigación es el impacto de los modos de
apropiación del acceso público a las TIC en términos de acumulación de capital social,
educativo y simbólico (Warschauer, 2003; Bourdieu, 1988), capitales que, de acuerdo a
la literatura especializada, resultan indispensables para que los sujetos contrarresten el
llamado “efecto desaliento” y se sientan capacitados para buscar empleo (Benítez
Larghi, 2009), valoren la permanencia en el sistema educativo como motor de
movilidad social (Winocur, 2007a), utilicen sus redes sociales como estrategia de
inclusión social y sientan que su participación pública puede resultar eficaz (Castells,
1998 y 2001). En otras palabras, esperamos definir el modo en que la apropiación del
acceso público a las TIC contribuye a la construcción de valoraciones positivas respecto
a sus propias capacidades, sus lazos sociales, los beneficios de la educación y de la
acción colectiva por cuanto entendemos que sin todo esto resulta poco probable que se
alcancen resultados finales como por ejemplo el mejoramiento de la performance
laboral, la permanencia en el sistema educativo, el fortalecimiento de los lazos sociales
y el aumento de la participación cívica y el compromiso con lo público. Evidentemente,
dados los objetivos acotados de nuestra investigación, no pretendemos medir ni
determinar el grado en que estos resultados finales se alcanzan o no sino que lo que
podemos demostrar es el modo en que cada uno de los modelos de acceso público
17
estudiados puede contribuir a la generación de aquellos resultados intermedios sin los
cuales resulta poco probable la realización de los resultados finales (el impacto
propiamente dicho) y el alcance de las metas de las políticas públicas.
A continuación presentamos un gráfico con nuestro modelo de análisis. Allí se
reflejan relaciones hipotéticas entre las variables que esperamos validar con nuestra
investigación. Dicho modelo establece un sistema complejo entre las características de
los espacios, las actividades, los resultados intermedios y el impacto final ya que todos
ellos están inevitablemente mediados por las condiciones sociales, económicas y
culturales de los actores estudiados. La línea punteada entre los resultados intermedios y
el impacto final refleja la relación de condición necesaria y/o no suficiente que existe
entre ambos componentes. Asimismo la línea demarca el horizonte explicativo de
nuestra investigación.
18
Dado nuestro interés en indagar en la interrelación entre las prácticas y las
representaciones tecnológicas y el grado de complejidad de nuestro modelo analítico, el
diseño metodológico de nuestra investigación incorpora técnicas cualitativas y
cuantitativas
En tanto no existen teorizaciones acabadas relativas a nuestro objeto de estudio
específico, esto es, el vínculo entre el acceso público a las TIC por parte de jóvenes de
sectores populares urbanos, en referencia al procesamiento y análisis de los datos se
aplicarán herramientas descriptivas y también se procederá a la construcción de
variables complejas, básicamente tipologías, cruzando los modos de apropiación de las
19
TIC con la clase social, las variables socioculturales significativas, la edad y el género.
Mediante estas operaciones se desarrollarán teorías fundamentadas empíricamente
(Glaser y Strauss, 1967; Strauss y Corbin, 2002)
El trabajo de campo está organizado en tres etapas. La primera se centra en la
revisión bibliográfica de publicaciones, investigaciones y otros recursos bibliográficos.
La segunda etapa consiste en una aproximación cualitativa y exploratoria que incluye
entrevistas semi-estructuradas a jóvenes usuarios y no usuarios, observación no
participante en los espacios de acceso público a Internet y entrevistas estructuradas con
los propietarios y/o encargados de cada espacio. Esta etapa incluye también la
realización de grupos focales con jóvenes usuarios de cada espacio, facilitándonos la
comparación entre los mismos. La tercera etapa estará estructurada en base a los
hallazgos de las entrevistas, con el fin de elaborar un cuestionario, que nos permitirá
incrementar la validez de estos datos mediante una encuesta sobre usos, actividades y
resultados intermedios.
A continuación presentamos las técnicas e instrumentos de indagación:
- Revisión bibliográfica que permitirá tomar en consideración los
conocimientos existentes acerca de los usos de TIC por parte de jóvenes, los
rasgos diferenciales de los espacios considerados, y establecer los vínculos de
atribución entre las carácterísticas de los espacios, las actividades y los
resultados intermedios. Servirá para responder a la pregunta 5.
- Entrevistas semi-estructuradas a jóvenes usuarios y no usuarios de los
espacios. Las entrevistas se focalizarán en el acceso, las habilidades y
competencias, usos y apropiación de las TIC, así como las representaciones
sociales. La estructura de la indagación nos permitirá establecer comparaciones
entre los diferentes espacios públicos de acceso compartido. Se realizarán al
menos 15 entrevistas en cada espacio, en un total de 45 entrevistas. La
selección de los entrevistados se realizará siguiendo los lineamientos de un
muestreo teórico (Glaser and Strauss, 1967). Los criterios de selección
relevantes según la bibliografía son: grupos de edad, lugar de residencia, nivel
educativo y género, situación ocupacional y activismo político y cultural.
Servirá para generar respuestas provisorias a las preguntas 1, 2, 3, 4 y 5.
- Entrevistas a encargados y otros informantes clave de los diferentes
espacios de acceso compartido. Se harán un mínimo de 10 entrevistas. Ellas
proveerán datos e información sobre el funcionamiento diario de los espacios,
20
su operación y sustentabilidad. Estas entrevistas serán vitales para analizar las
diferencias entre los espacios. Mediante esta técnica podremos reconstruir las
condiciones de acceso (inputs) ofrecidas por cada uno de los venues y habilitar
su comparación (pregunta 3), así como para lograr una mirada sobre las
actividades cotidianas de los usuarios (pregunta 4).
- Observación de los espacios. Esta técnica nos permitirá obtener una visión
global de las prácticas de los jóvenes usuarios de las TIC, sus interacciones y
desplazamientos en los espacios. De esta manera la investigación abordará los
usos de Internet en los espacios compartidos sin reducirlo a lo que los sujetos
dicen acerca de estos usos. Nos ayudará a analizar las estrategias de uso de los
jóvenes en términos de sus propias diferencias así como alcanzar una
comprensión más profunda de la dinámica diaria de los espacios.
Complementaremos esta aproximación etnográfica con registro visual. Servirá
para responder la pregunta 3 y la 4.
- Grupos focales con jóvenes usuarios de cada espacio, con el objetivo de
analizar sus prácticas y representaciones del acceso público a las TIC ofrecido
por cada uno de los tres espacios (un total de 3 grupos focales con 6-8
miembros de cada uno de ambos géneros). Servirán para comparar las
representaciones de los usuarios de los distintos tipos de espacios y dar
consistencia a las respuestas individuales. Por lo tanto, servirá para responder a
las preguntas 3, 4 y 5.
- Encuesta sobre usos y percepciones de las TIC a jóvenes de bajos ingresos
que asisten a los espacios de acceso público (un total de 300 casos). Servirá
para analizar la validez de los datos logrados con las entrevistas y restantes
técnicas y, de ese modo, generalizar los resultados.
5. Conclusiones.
Nuestra expectativa es que los resultados de nuestra investigación permitan
construir un conocimiento original y ofrezcan indicadores novedosos para el monitoreo
y la evaluación de los programas de inclusión digital en la Argentina. Consideramos que
si bien ha habido sustanciosos avances en el diagnóstico y la implementación de dichas
políticas, persiste una carencia dada por la falta de estudios que incorporen la
experiencia de apropiación de los actores sociales que conforman el universo de
aplicación de las mismas. Esta omisión evidencia un limitación epistemological
21
considerable que se expresa en la construcción de indicadores que no contemplan la
perspectiva de los usuarios finales para la evaluación de aquellos programas (Winocur,
2007). Teniendo en cuenta estas consideraciones, nos proponemos diseñar un plan
comunicacional tendiente a la difusión de sus resultados entre quienes se encargan de
tomar las decisiones estratégicas relacionadas con las políticas de inclusión digital y los
programas de alfabetización informática.
Para ello, resulta imperioso comprender la interrelación que se establece entre
las juventudes de los sectores populares y las TIC mediante el estudio de los aportes
ofrecidos por los distintos espacios de acceso público y la mediación sujeto – objeto
técnico que allí opera. Es decir, se debe comprender qué hacen las y los jóvenes de estos
sectores con el acceso público, cómo interactúan entre ellos presencialmente, con otros
electrónicamente a partir de la apropiación de las potencialidades de las TIC y de lo que
cada uno de los espacios ofrecen.
En este sentido, el conocimiento de los cambios cualitativos surgidos de esta
mediación ofrecerá un novedoso e imprescindible punto de vista a la hora de orientar
estratégicamente los programas públicos. Con la investigación esperamos brindar
precisas sugerencias al Estado en relación a los tipos de iniciativa que, de promoverse
su financiamiento y apoyo, podrían generar un plafón de condiciones superiores para el
mejoramiento de los índices de desarrollo socio-económico. ¿Qué modelo de acceso
público financiar? ¿Se debe permitir los usos lúdicos en dichos espacios o, por el
contrario prohibirlos? ¿Qué estrategias de capacitación deben brindarse? ¿Qué
articulaciones deben establecerse entre las instancias de educación pública y el acceso
público a las TIC? Pues bien, con nuestra investigación esperamos aportar evidencia
científica que permita a quienes toman las decisiones responder a interrogantes como
estos en el momento del diseño y la evaluación de las políticas públicas tendientes tanto
a la inclusión digital como al desarrollo socio-económico de los sectores más
postergados.
6. Bibliografía.
Becker, Samantha, Michael D. Crandall, Karen E. Fisher, Bo Kinney, Carol Landry,
and Anita Rocha. (2010). Opportunity for All: How the American Public Benefits from
Internet Access at U.S. Libraries. (IMLS-2010-RES-01). Institute of Museum and
Library Services. Washington, D.C.
22
Benítez Larghi, S. (2009) “La lucha desigual por la apropiación de las TIC en las
Organizaciones de Trabajadores Desocupados”. Tesis de Doctorado en Ciencias
Sociales, UBA, Buenos Aires, MIMEO.
Bouille, J. (2008): “Cibercafés o la nueva esquina. Usos y apropiaciones de internet en
jóvenes de sectores populares urbanos”, en: Urresti, M: Ciberculturas juveniles. Los
jóvenes, sus prácticas y representaciones en la era de Internet, La crujía, Buenos Aires.
Bourdieu, P. (1988) La distinción, Taurus, Madrid.
Castells, M. (1998) La era de la información. Economía, sociedad y cultura, Alianza,
Madrid.
Feenberg, Andrew (2005) “From essentialism to constructivism: philosophy of
technology at the crossroads”, en www.sfu.ca Versión traducida al español disponible
en www.hipersociologia.org.ar
Glaser, B y Strauss, A. (1967) The discovery of grounded theory, Aldine, Chicago.
Global Impact Study (2010) “Research Design: Assessing impact from four
complementary angles” publicado en
http://www.globalimpactstudy.org/2010/02/research-design-four-components/
Guber, Rosana ([1991] 2005): El Salvaje Metropolitano: reconstrucción del
conocimiento social en el trabajo de campo, Paidós, Buenos Aires.
Heeks, R. and A. Molla (2009) “Compendium on Impact Assessment of ICT-for-
Development Projects” http://ict4dblog.files.wordpress.com/2009/06/idrc-ia-for-ict4d-
compendium1.doc
Hine, Christian (2004) Etnografía virtual. Barcelona: UOC.
Finquelievich, Susana y Prince, Alejandro (2007), El (involuntario) rol social de los
cibercafés, disponible online en http://www.oei.es/tic/rolcibercafes.pdf
Morduchowicz, R. (Coord.) (2008) Los jóvenes y las pantallas. Las nuevas formas de
sociabilidad. Gedisa, Buenos Aires.
Jouët, Josiane, (1992) « Pratiques de communication et changement social », en
Habilitation à diriger des recherches, Décembre 92, Grenoble : Université Stendhal III.
Kitzinger, J. (1995), “Introducing Focus Group” en Sociology of Health and Illnes,
pp.105-121.
Latour, Bruno (1992) “Where are the missing masses? The sociology of a few mundane
artetifacts”, in Bijker and Law (Eds.) Shaping technology/building society: studies in
sociotechnical change. Cambridge: MIT Press.
23
Latour, Bruno (1993) We have never been moderns. Cambridge: Harvard University
Press.
Latour, Bruno (2004) Politics of Nature: How to Bring the Sciences Into Democracy.
Harvard: Harvard University Press.
Mannell et al. (2005) “INTERNET/COMPUTER USE AND ADOLESCENT
LEISURE BEHAVIOR, FLOW EXPERIENCES AND PSYCHOLOGICAL WELL-
BEING: THE DISPLACEMENT HYPOTHESIS” Paper Presented at the Eleventh
Canadian Congress on Leisure Research, May 17 – 20, 2005
Methodological aspects
Pace, Steven (2003), “A Grounded Theory of the Flow Experiences of Web Users,”
International Journal of Human-Computer Studies, 60, 327-363.
Pinch, Trevor y Bijker, Wiebe (1984) “The Social Construction of Facts and Artefacts:
Or How the Sociology of Science and the Sociology of Technology Might Benefit Each
Other” en Social Studies of Science, Vol. 14, No. 3, pp. 399-441.
Ramírez, R. (2007). Appreciating the contribution of broadband ICT with rural and
remote communities: stepping stones toward an alternative paradigm. The Information
Society, 23(2), 85 – 94.
Rogers, Patricia (2009), “Using Programme Theory to Evaluate Complicated and
Complex Aspects of Interventions”, Evaluation, 14: 29-48
Strauss, A. y Corbin, J. (2002) Bases de la investigación cualitativa. Técnicas y
procedimientos para desarrollar la teoría fundamentada, Ed. Universitaria de Antioquia,
Antioquia.
Thompson, John (1998) Los media y la modernidad. Barcelona: Paidós.
Toussaint, Yves (1992) “Historique des usages de la télématique” en Chambat, Pierre
(ed.), Communication et lien social, Cité des Sciences et de l´Industrie. París :
Descartes.
Warschauer, M. (2003) Social capital and access. Universal access in the Information
Society 2(4). pp 15-31.
Weiss, Carol (1997) “How Can Theory-based Evaluation Make Greater Headway?”,
Evaluation Review, 21:501-521
White, H. (2009). Theory based impact evaluation: principles and practice. 3ie, Nueva
Delhi.
Winocur, R. (2007a) “La apropiación de la computadora e Internet en los sectores
populares urbanos”. Revista Versión, N° 19, Méjico.
24
Winocur, R. (2007b) “Nuevas tecnologías y usuarios. La apropiación de las TIC en la
vida cotidiana”. En Revista TELOS, N° 73, octubre -diciembre. Madrid. Pp. 109-117.