trajano, Óptimo prÍncipe de itálica a la corte de los césares

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TRAJANO, ÓPTIMO PRÍNCIPE De Itálica a la corte de los Césares

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TRAJANO, ÓPTIMO PRÍNCIPEDe Itálica a la corte de los Césares

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Ciclo de Conferencias

TRAJANO, ÓPTIMO PRÍNCIPEDe Itálica a la corte de los Césares

Julián González Fernández (Coord.)

Centro Cultural El Monte

Sevilla, 14 al 16 de octubre de 2003

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Í N D I C E

TRAJANO: DATOS BIOGRÁFICOS

Julián González Fernández................................................................................... 7

TRAJANO Y LAS OBRAS PÚBLICAS EN HISPANIA

José María Álvarez Martínez .............................................................................. 35

FORO DE TRAJANO, SÍMBOLO DE PODER

Trinidad Nogales Basarrate................................................................................ 61

LA PROPAGANDA POLÍTICA DE TRAJANO A TRAVÉS

DE SUS EMISIONES MONETARIAS

Pilar Pavón Torrejón ........................................................................................ 105

LA IMAGEN DE TRAJANO EN LAS FUENTES LITERARIAS

José Carlos Saquete Chamizo ........................................................................... 121

TRAJANO Y LAS FRONTERAS DEL IMPERIO

Julio Mangas Manjarrés ................................................................................... 141

TRAJANO, OPTIMUS PRINCEPS: A PROPÓSITO DE LOS ALIMENTA

Cristóbal González Román................................................................................ 173

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TRAJANO: DATOS BIOGRÁFICOS

Julián González FernándezUniversidad de Sevilla

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Busto de Trajano. Cortesía de los Museos Capitolinos, Roma.

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E L día 18 de septiembre del año 96 d.C. moría asesinado elemperador Domiciano y el senado elegía para sucederle al ancianosenador Nerva. Es evidente que Nerva, al ser elegido emperador, eraconsciente de que su posición era muy delicada, pues, se encontraba enmedio de dos grupos de senadores radicalmente enfrentados, por un lado,estaba el influyente grupo de senadores que habían formado la camarillade amigos y colaboradores de Domiciano, temerosos del merecido castigode sus criminales comportamientos, y por otro, las familias senatorialesque habían sufrido en alguno de sus miembros las ejecuciones decretadaspor el tirano, que reclamaban venganza. Esta sensación de incertidumbreestá perfectamente retratada por Plinio el Joven, quién en suCorrespondencia (Ep. IX 13.11), nos cuenta cómo, al acusar a PublicioCerto, uno de los delatores de Domiciano, por su activa participación en lacondena a muerte de Helvidio Prisco, se originó un gran revuelo en elsenado, y en tanto que alguno de sus amigos le ruegan que desista de suempeño, otros le increpan diciéndole. “¿Cómo te atreves? ¿A dóndecorres? ¿A qué peligros te expones? ¿Por qué confías en el presente,cuando no tienes seguridad del futuro? Estás retando a un hombre que yaha sido prefecto del tesoro y en breve será cónsul, y además, ¡qué graninfluencia, qué poderosos amigos le apoyan! Me menciona a alguien, queentonces mandaba en Oriente un poderoso y renombrado ejército y sobreel que circulaban amenazadores rumores, aunque sin confirmar”.

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Nerva, para contentar a unos y otros, permitió el regreso de losdesterrados, pero confirmó las disposiciones, cualquiera que fuesen,emanadas del difunto Domiciano, manteniendo incluso buenasrelaciones con alguno de los senadores que más se habían distinguidocomo delatores y colaboradores de éste.

Por otra parte, el recuerdo de lo acontecido en Roma después dela muerte de Nerón y la elección de Galba como emperador con lasconsiguientes y sangrientas guerras civiles que la sucedieron, despertaríaen el ánimo de Nerva el temor de que alguno de los gobernadoresprovinciales quisiese ocupar el trono con el apoyo de sus legiones.

Todas estas circunstancias impulsaron sin duda a Nerva abuscar el apoyo de algún personaje, que, perteneciendo al grupo deestrechos colaboradores de Domiciano, tuviese el necesario prestigiopersonal para no despertar recelos en las familias que habían sufridolas crueldades del tirano, por no haberse mezclado ni él ni su familiaen tales atrocidades.

Así, pues, Nerva al año de su reinado, concretamente el 27 deoctubre del año 97, procedió a adoptar y nombrar César, es decir,heredero al trono, a uno de los generales más distinguidos de Roma, aMarco Ulpio Trajano, y, al mismo tiempo, perteneciente a una de lasfamilias senatoriales más vinculadas a la dinastía reinante. Sucondición de heredero quedaría confirmada con su segundo consuladoa comienzos del 98, teniendo como colega al propio emperador Nerva,que lo ejercía por tercera vez.

Ya con anterioridad, en el otoño del 96, le había nombradogobernador de la Germania Superior, uno de los destinos provincialescon más poder, ya que estaba al mando de cuatro legiones.Probablemente Nerva pensaría que este nombramiento pondría freno ala apetencias de poder de alguno de los ambiciosos gobernadoresprovinciales, según nos recuerda Plinio.

Poco después, el 25 de enero moría el emperador, y dos díasdespués, el 27 Trajano era confirmado como emperador de Roma. La

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noticia la recibió directamente de su sobrino Adriano en Colonia aprimeros de febrero. Con este acontecimiento Itálica en particular y laBética en general ocupaban ya un lugar en la Historia.

No deja de ser sorprendente el hecho de que tal elecciónrecayese en un provincial, dado el carácter esencialmente conservadory amante de la tradición del senado romano. La aceptación por partedel senado de esta elección implica necesariamente, en primer lugar,que los naturales de la Bética tenían el suficiente peso político yeconómico-social en Roma para influir en las decisiones delemperador, y en segundo, que la personalidad y trayectoria política delcandidato gozaban del aplauso general. Veamos, pues, siquiera seabrevemente, por un lado, las condiciones político-sociales de laprovincia natal: la Bética y, por otro, la personalidad política y losantecedentes personales y familiares de Trajano.

La Bética nace, junto con la Lusitania, de la división realizadapor Augusto, de la antigua Hispania Ulterior, en dos nuevasprovincias. Aunque Casio Dión (53.12,4) propone el 27 a.C., sinembargo, la fecha generalmente aceptada es la del año 15/13 a.C.1.Augusto la dividió en cuatro conventos jurídicos, cuyas capitales seencontraban en Corduba, Astigi, Hispalis y Gades.

Aunque con ciertas lagunas por falta de datos precisos, sabemos,no obstante, que los límites de la Bética estaban marcados, al Este, poruna línea que desde Murgi (El Ejido, Almería), seguía por el monsSolarius (Sierra Nevada) y dejando Acci (Guadix), Mentesa (La Guardia)y Castulo en la Tarraconense e Iliberris (Granada) y Tucci (Martos) en laBética, llegaba al río Betis donde la vía Augusta lo atravesaba y,finalmente, alcanzaba el Anas (Guadiana), siguiendo el curso del Jándulay el Zújar. Por el Oeste y el Norte sus límites eran, aunque no en sentidoestricto, el río Anas y la Oretania, respectivamente2.

Cuando la Bética se convierte en provincia había alcanzado yaun elevado grado de Romanización. Gozaba, además, de una situaciónprivilegiada y había alcanzado un elevado nivel de prosperidad y

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disfrutaba de una paz duradera. En palabras de Plinio (Nat. Hist. 3,7)“la Bética aventajaba a todas las provincias por su rica cultura y por unpeculiar y fecundo prestigio”. Todas estas circunstancias movieron aAugusto a considerarla una provincia completamente pacificada yponerla bajo la auctoritas senatus.

No olvidemos que la concesión de la ciuitas Latina había sidoimpulsada por César y Augusto de forma notable, como han puesto demanifiesto diversos estudiosos3. Plinio (Nat. Hist., 3,7), que utilizafundamentalmente las formulae prouinciarum y los estudios de Agripa,fechables en torno al 7 a.C., nos menciona en la Bética un total de 175ciudades, de las que 46 poseían el estatuto de ciudad privilegiada

Los Julio-Claudios moderan la política de concesiones de éstosy mantienen una actividad más moderada. Tan sólo conocemos el casode Baelo Claudia (Bolonia, Cádiz), que, según descubre su epíteto,recibió el estatuto de municipio de manos de Claudio4.

Finalmente, Vespasiano concedió a toda Hispania el ius Latii el73/74 d.C., año de la censura conjunta de éste y su hijo Tito5. Aunqueesta concesión afectaba esencialmente a las personas, que podíanobtener la ciuitas Romana per honorem, junto con sus ascendientes ydescendientes, mediante el desempeño de alguna magistratura local,sin embargo, su vigor no se agotaba en este campo, sino que suconcesión modificaba la constitución de la ciudad. Así, pues, acomienzos del siglo II d.C. la clase dominante de la Bética estabaciertamente romanizada y de sus gentes nacieron, como veremos,senadores y caballeros.

Para llegar a este profundo y extenso grado de Romanización senecesita, por un lado, la formación de una minoría dirigente, y por otro,contar con un profundo y extenso desarrollo urbano.

La formación de una minoría dirigente, necesaria para que elprogreso de la Romanización tuviera éxito, representa un proceso muchomás complicado de lo que en un principio pudiera parecer. Por una parte,confluía el deseo de Roma de asegurarse la fidelidad de la nobleza

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Trajano de Baelo Claudia. Museo Arqueológico Provincial de Cádiz (cortesía de laConsejería de Cultura de la Junta de Andalucía).

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indígena, mediante la concesión de la ciudadanía y el aprendizaje de lalengua latina, pero no es este el único factor a tener en cuenta. En efecto,en la Bética asistimos no sólo a un proceso de Romanización de laaristocracia prerromana o a su sustitución por una minoría dirigenteromana, sino, lo que es más importante, a una mezcla gradual, a lo largode varias generaciones, de la clase dirigente indígena con losinmigrantes itálicos (los Hispanienses, en oposición a los Hispanos,según dejara acuñado Sir Ronald Syme). No olvidemos que Séneca,Trajano, Adriano, etc., eran descendientes de familias itálicas que sehabían establecido en la Bética en una fecha que no podemos establecer.Algunos de estos Hispanienses pertenecían ya a la elite romana, otroseran simplemente soldados o comerciantes, cuyos descendientespudieron alcanzar más tarde los más elevados escalones sociales. Tal vezdebamos analizar con mayor detenimiento la vital aportación de estosHispanienses al proceso de Romanización de la provincia.

En primer lugar, se encuentran los soldados romanos quelucharon en la Hispania Ulterior durante las largas guerras deconquista. Muchos regresaron a sus hogares o fueron trasladados aotros campos de batalla, pero otros muchos se establecieron en laprovincia, cuyo suelo era mucho más fértil que el de su lugar de origen.Colonias militares, como Itálica, fundada el 206 a.C., fueron susnuevos domicilios, aunque en este caso debemos suponer que setrataba realmente de tropas itálicas aliadas y no de legionariosromanos6. Resulta muy difícil determinar el número de estos colonos,pero en el año 171 a.C., según nos cuenta Livio (43.4,1-4), el senadose vio obligado a establecer en Carteya, una colonia libertinorum, paradar una solución legal al problema planteado por los más de 4.000hijos de estos veteranos y de mujeres indígenas.

A mediados del siglo I a.C. gran número de soldados itálicos,incluyendo la legión II (bell. Alex. 53), a causa de su prolongadoservicio en Hispania, podían considerarse provinciales. Por otra parte,las guerras civiles que pusieron fin a la República dieron lugar al

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reclutamiento de un número de legiones sin precedentes que, al finalde su servicio, hubieron de ser establecidos en alguna parte. A este fin,César y Augusto fundaron en la Bética un total de nueve colonias:Hasta Regia (La Mesa de Asta, Jerez de la Frontera), Hispalis coloniaRomula, Vcubi Claritas Iulia (Espejo), Vrso Genetiva Iulia (Osuna),Iptuci Virtus Iulia (campiña de Córdoba), Asido Caesarina (MedinaSidonia), Astigi Firma Augusta (Ecija), Iulia Traducta (alrededores deAlgeciras) y Tucci Augusta Gemella (Martos)7. Además, las guerrasciviles provocaron el desplazamiento de gran número de personas:exilados políticos, soldados de los ejércitos derrotados y agricultoresitálicos desposeídos de sus tierras en beneficio de los nuevos colonos.Es lógico pensar que gran número de estas personas buscarán refugioen el rico valle del Betis8.

Otros itálicos llegaron a Hispania empujados exclusivamentepor afán de lucro, en busca de beneficios. En primer lugar hay quemencionar a los redemptores, contratistas encargados por Roma delabastecimiento a los ejércitos romanos en Hispania. Pronto lessiguieron banqueros y comerciantes, sobre todo especuladores einversores, procedentes en su mayor parte del ordo equestris, que seestablecieron en la Bética, compraron tierras y obtuvieron enormesbeneficios de su fértil suelo9. Finalmente, hay que mencionar a lospublicani, contratados para recaudar los impuestos provinciales10.

Durante la llamada “fiebre de la plata” de finales del períodorepublicano gran número de itálicos se concentraron en las minas delSur de Hispania e hicieron grandes fortunas11. Sean o no exageradaslas cifras ofrecidas por los historiadores, las explotaciones mineras delSur proporcionaron grandes beneficios, y así vemos como el 49 a.C.Varrón exigía a los particulares de la Bética 20.000 libras de plata, 18millones de sestercios y enormes cantidades de trigo (bell. ciu. 2.18,4).

Estos ciudadanos romanos, organizados en influyentesconventos de ciudadanos Romanos en las grandes ciudades de laprovincia, junto a la presencia de tropas en guarniciones locales y

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campamentos de invierno facilitaron la asimilación y aumentaron loscontactos personales entre itálicos e indígenas12.

No olvidemos que a diferencia de los habitantes de las regionesdel interior, los pueblos que habitaban la Bética prerromana tenían unaelevada cultura. Según Estrabón (3.1,6) “los turdetanos estabanconsiderados como los más sabios de los iberos, utilizan un alfabeto yposeen tradiciones de su antigua historia, poemas y leyes escritas enverso que tienen, según dicen, 600 años de antigüedad”.

En resumen, a la llegada de los romanos, la Turdetania era yaun país civilizado, con una floreciente tradición urbana, circunstanciaque indudablemente contribuyó a la aparente facilidad con la quearistocracia indígena e Hispanienses desarrollaron una elite provincialhomogénea, aunque esta Latinización no se produjo de la noche a lamañana, sino que realmente necesitó siglos, pues habiéndose iniciadoen el siglo III no fructifica hasta finales del I a.C.

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Pavimento con cartela de M. Traius. Itálica (foto de J. M. Rodríguez Hidalgo).

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Es bien sabido que el núcleo de ese vasto programa de integraciónpolítico-cultural que ha recibido el nombre de Romanización fue ladifusión del modo de vida urbano en lugares donde no lo habían conocidoantes de la conquista romana o lo habían hecho de una forma incompleta.La ciudad se convierte así en la base de la vida social y económica en todoel Imperio y en todas partes tuvo, en mayor o menor grado, la suficienteeficacia para producir, a través de unas condiciones socio-económicas yculturales similares, una civilización semejante.

Se puede, pues afirmar que la organización política de Roma seapoyaba en las comunidades urbanas, especialmente colonias ymunicipios, considerados como entes administrativos autónomos. Sinembargo, la transición a la vida urbana no se realizó de forma unitariaen todas las partes del Imperio, dependiendo en gran medida de latradición urbana de cada provincia o región; así, si tomamos comoejemplo la provincia senatorial de la Bética, hemos visto cómo, segúnPlinio, en el momento de su creación había alcanzado ya un elevadogrado de urbanización, ya que contaba con 175 ciudades, de ellas 9colonias, 11 municipios Romanos y 27 ciudades dotadas del derechoLatino antiguo (oppida Latio antiquitus donata) (en total 46privilegiadas). En contraste con estos números vemos cómo laprovincia Tarraconense, enormemente mayor, tenía 179 ciudades, deellas 12 colonias, 13 ciudades de ciudadanos Romanos y 18 deciudadanos Latinos antiguos (en total 43 ciudades privilegiadas) y laotra provincia desgajada de la Ulterior, la Lusitania, de dimensionestambién mayores que la Bética, tenía 45 ciudades, de ellas 5 colonias,1 municipio Romano y 3 ciudades de derecho Latino antiguo (Latiiantiqui) (en total 9 ciudades privilegiadas).

En el peldaño más bajo de la escala política que facilitaba elacceso a puestos de mayor prestigio se encuentra la actividaddesarrollada en el ámbito de la propia ciudad. En la Bética conocemos,a través de las inscripciones, a más de un centenar de magistradoslocales: IIviri y aediles13. Por las acuñaciones monetales del siglo I a.C.

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conocemos a casi 40 magistrados, aunque no sepamos, en algunoscasos, si se trata de IIviri, aediles o quaestores. Al colegio integradopor los dos dunviros y los dos ediles se le denomina IIIIviri, segúnaparecen en algunas ciudades, como Gades, Carteia, Carmo.

Estos magistrados locales tenían que pertenecer necesariamentea las capas dirigentes de la sociedad, pues se exigía su participación enla organización de los juegos públicos, como sabemos por la ley de lacolonia Genetiva (capp. LXX-LXXI) en la que se establece quedunviros y ediles han de contribuir con 2.000 sestercios a este fin.Igual obligación adquieren los seviros al entrar en posesión de sumagistratura. Sin embargo, esta cantidad no resulta excesiva sirecordamos que sólo representa el 0,5 % del censo exigido a loscaballeros (400.000 HS).

Los particulares más ricos dirigen con frecuencia importantesdonaciones a la construcción de edificios o monumentos públicos; así, porejemplo, Porcio Saturnino, pontífice de Cartima (Cártama) dona a su ciudadpro honore pontificatus la cantidad de 200.000 sestercios para liberarla deuna deuda14. No menos llamativa es la cantidad de 200.000 sestercios, queuna sacerdos de Arucci (alrededores de Aroche), Bebia Crinita, dedica a laconstrucción de un templo consagrado a Diana y Apolo15.

Los más destacados ciudadanos, que también serían los más ricos,forman el senado o curia local, llamado normalmente ordo decurionum,o mas raramente senatus. Sus miembros son designados, como grupo,muy frecuentemente mediante la fórmula decreto decurionum.

De todos estos datos podemos deducir que el municipio romanofue rápidamente aceptado como sistema de gobierno en la Bética. Noresulta, pues, un accidente que los más importantes documentos sobre laadministración colonial y municipal: la lex coloniae Genetivae o lexVrsaonensis (Osuna), y las diversas copias de la lex Flavia municipalis:lex Irnitana (El Saucejo), Salpensana (Utrera), Malacitana (Málaga),Villonensis (La Puebla de Cazalla), Ostiponensis (Estepa), Italicensis,etc., procedan todas de la Bética.

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Después de haber ejercido una magistratura civil, un personajecon ambiciones políticas debería desempeñar un sacerdocio. Lasecuencia aedilis-IIvir-pontifex es normal en las carreras locales y vienea confirmar la importancia que el culto imperial llegó a alcanzar en lasprovincias, pues tan sólo en la Bética conocemos a más de 40pontífices16. Otro sacerdocio abierto a hombres y mujeres era el desacerdos, que está mucho más extendido que el de los pontífices. Lasmujeres superan a los hombres en una proporción de 4/1 y parece estaríntimamente relacionado con el culto de las divinas Augustas.Finalmente, debemos mencionar a los flamines y a las flaminicae, queeran, aunque no siempre, las esposas de los flamines. Había también unflamen provincial, que ocupaba el rango más elevado de la provincia yde los que en la Bética conocemos cerca de 40. Tan sólo está atestiguadauna flaminica provincial, pero su número debió de ser mucho mayor17.

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Vista del graderío del teatro desde la parte superior. Itálica(foto de J. M. Rodríguez Hidalgo).

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En cuanto a las clases sociales, es evidente que las magistraturaslocales, tanto religiosas como civiles, serían desempeñadas por los equites,especialmente en las grandes ciudades, donde la mayoría de los decurionestendría el censo ecuestre de 400.000 sestercios. Aunque desconozcamossu número total debió ser de varios miles, pues en época de Augusto,Gades sola contaba con más de 500, para los que estaban reservadas 14filas de asientos en el anfiteatro18 y según el bell. Hisp. 31, 3.000caballeros, “algunos de Roma, otros de la provincia” murieron en la batallade Munda. Algunos de estos caballeros eran inmigrantes itálicos, ya setrate de equites antes o después de su llegada a Hispania, otros, como losBalbi, eran ricos personajes antes de obtener la ciudadanía romana.

El número de senadores conocidos oriundos de la Bética esmucho mayor, casi 60, de los que 29 fueron cónsules19, iniciándose laserie con L. Cornelius Balbus, cónsul sufecto el 40 a.C., y su sobrino,cónsul sufecto el 32 a.C., que tienen el honor de haber sido losprimeros cónsules de Roma nacidos en las provincias. Entre lasfamilias senatoriales de la Bética, ocupan un lugar destacado losMessii Rustici20, ricos terratenientes, oriundos de Siarum (Utrera) yemparentados con otras influyentes familias de Hispalis, Asido, Callete Italica, según sabemos por la conocida inscripción de Lucia AvirciaAciliana, encontrada en Montellano, asiento de la antigua Callet21.

El origen social de estos senadores es diverso, los Balbos eranricos comerciantes, probablemente de origen púnico; otros eran vástagosde familias senatoriales, como el emperador Trajano, otros, como Séneca,hijos de caballeros romanos. El estudio de las fuentes nos permite deducirque los senadores de la Bética eran, en gran parte, de ascendencia itálica,y no oriundos de la región, aunque la escasez de datos dificulta cualquierconclusión definitiva. Mucho se ha hablado de los beneficia concedidospor Trajano y Adriano a Hispania y de la promoción de sus paisanosdurante sus reinados. Es indudable que la mayoría de los senadoresprocedentes de la Bética destacaron durante sus principados, pero lamayoría de ellos entraron en el senado durante el período de los flavios e,

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incluso, Adriano frenó la tendencia flavia a nombrar senadores hispanossustituyéndolos por senadores de origen africano u oriental. A partir deeste período, los hispanos, en particular, y los occidentales, en general,fueron sobrepasados por los senadores orientales22.

Al margen de la actividad pública existieron otros campos enlos que los naturales de la Bética destacaron: el intelectual y eleconómico. No hay duda de que Gades y Corduba fueron centrosculturales de gran actividad. En la segunda nacieron el poeta SextilioEna, el comediógrafo Estatorio Victor, los dos Sénecas, el poetaLucano y Acilio Lucano. Son oriundos de Gades los dos CorneliosBalbos, Columela, el poeta Canio Rufo y el filósofo Moderato. Deciudades sin determinar procedían el historiador Fabio Rústico y elbiógrafo Herenio Seneción. A todos ellos, pertenecientes en sumayoría al estamento ecuestre, hay que añadir los poetas cordobesesmencionados por Cicerón (pro Arch. 26) y Séneca (Suas. 6.27).

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Panorámica del anfiteatro. Itálica (foto de J. M. Rodríguez Hidalgo).

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En cualquier lugar de la Bética, los abundantes recursos mineralesy agrícolas proporcionaban a las clases dirigentes grandes oportunidadesde enriquecerse, y así, mientras la propiedad de la tierra estaba en manosde los más altos peldaños de la jerarquía social, los beneficios obtenidosde la industria, la agricultura, el comercio, la navegación, la minería, etc.,dieron paso a una nueva aristocracia del dinero, que llega, incluso, acompetir con aquélla en poder e influencia23.

Estrabón (3.2,8-9) nos dice cómo las minas de la Bética no eransuperadas en su tiempo ni por la cantidad ni por la calidad de susminerales, y que los Turdetanos obtenían de ellas notables beneficios.La zona más productiva era la de Sierra Morena, donde se obtenía oro,plata y cobre, Ilipa (Alcalá del Río) y Sisapo (Almodóvar del Campo,Ciudad Real) eran especialmente ricas en plata y Cotinae (deemplazamiento desconocido) en oro y plata. Sexto Mario, que pasabapor ser el hombre más rico de Hispania en época de Tiberio, poseíaminas de cobre y oro de tal envergadura que el cobre del distritominero era llamado aes Marianum y la zona mons Marianum24.

La producción de plomo y estaño era también muy elevada,como se demuestra por las fuentes literarias y el hallazgo de lingotesde plomo procedentes de diversos lugares de Sierra Morena, en Gadesy Carthago Nova. Muchos de estos lingotes llevan marcas departiculares, probablemente arrendatarios privados o publicani queexplotaban las minas en representación del erario25, pues Roma poseíaminas en la Bética a mediados del siglo I a.C., y probablemente yaantes. En efecto, en Sisapo, las minas de cinabrio eran administradaspor una societas publicanorum que adulteraba el mineral para obtenermayores beneficios26. En época de Augusto la casi totalidad de lasminas de oro de la Bética eran propiedad del Estado, aunque las deplata continuaban en manos de particulares27. Tiberio confiscó lasminas de oro y plata de Sexto Mario, luego de arrojarlo desde la rocaTarpeya, acusado de incesto, aunque en realidad, según cuenta Tácito(Ann. 6.19,1), fue a causa de sus riquezas. También Suetonio (Tib. 49)

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nos habla de otras confiscaciones sufridas por ricos hispanos acusadosde falsos delitos. Conocemos por un epígrafe de Hispalis a un libertoimperial, Tito Flavio Polícriso, procurator montis Mariani, a quién losconfectores aeris ofrecen una estatua28.

La agricultura era otra importante actividad económica para loshabitantes de la Bética, pues el valle del Betis era el principal focoproductor y exportador de aceite, trigo y vino. Cicerón (pro Arch. 26)habla en tono festivo de los versos “aceitosos” de los poetas deCorduba, aunque la producción de aceite probablemente no alcanzó supleno desarrollo hasta la época imperial29. La importancia delcomercio de estos productos está atestiguado por los centenares demarcas de ánforas diferentes encontradas en el monte Testaccio enRoma y en los más diversos lugares a lo largo de todo el Imperio. Laproducción de ánforas, aunque atestiguada en toda la provincia, dondealcanza mayor intensidad es en el valle del Betis y, más concretamente,en la zona de Alcolea del Río/Peñaflor, donde estaban ubicadas losnúcleos urbanos de Arva y Canania (Alcolea del Río), Oducia y Axati(Lora del Río) y Celti (Peñaflor)30.

La gran cantidad de ánforas béticas encontradas por todo elImperio revela de forma concluyente que los productores yexportadores de productos agrícolas, especialmente aceite de oliva,ejercieron un negocio lucrativo y de gran envergadura31. En lasinscripciones de Roma están documentados negotiatores olearii exBaetica, mercatores olei Hispani ex provincia Baetica y un corpusnegotiatorum Malacitanorum32. Esta situación cambia de formaradical a finales del siglo II con la confiscación de las fincasproductoras llevada a cabo por Septimio Severo, tal vez comocastigo por el apoyo prestado por la provincia al pretendiente altrono Clodio Albino33.

Otra importante fuente de ingresos para los habitantes de la Béticala proporcionaba la pesca, pues, según cuenta Estrabón (3.2,7), se recogíanen la zona costera gran cantidad de pescados y mariscos. Un pescador

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grabado sobre las monedas de Carteia (El Rocadillo, San Roque) y atunesen las de Gades y otras ciudades, no sólo en la zona costera, sino inclusoen el interior, como Ilipa, Caura (Coria del Río), etc., atestiguan laimportancia de la pesca en la economía de estas ciudades34.

La industria de salazón de pescado proporcionaba tambiénpingües beneficios, y el pescado salado de Malaca y Baelo Claudia eramuy apreciado en Roma35. Mayores beneficios proporcionaba laindustria de salsa de pescado, el garum, que, administrada por unasociedad estatal, garum sociorum36, continuaba con gran pujanza en elsiglo IV37. Aunque las fuentes literarias la mencionan como unaactividad floreciente ya en el período republicano, la investigaciónarqueológica la fecha en época de Augusto38.

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Detalle del mosáico de los pájaros. Itálica (foto de J. M. Rodríguez Hidalgo).

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El desarrollo urbanístico nos habla también del nivel de vida dela clase dirigente. En efecto, poseía casas confortables, como se veclaramente en la Itálica del siglo II, cuyas viviendas repletas demosaicos y estatuas, atestiguan los extraordinarios gastos realizadospor sus propietarios. Una de ellas tiene casi 1000 m2 de superficie, yotras tienen más de 40 habitaciones39.

Se han encontrado necrópolis en numerosas ciudades: Baelo,Vrso, Italica, etc., pero ninguna alcanza la riqueza y grandiosidad de la deCarmo (Carmona). Las tumbas contienen a menudo signos evidentes deriqueza: alfileres de oro, anillos, vasos de vidrio, etc. Además, losmausoleos muestran técnicas constructivas complicadas y estánelegantemente pintados. Resulta difícil datar el conjunto, pues comienzanen la Edad del Hierro y llegan al Bajo Imperio; no obstante, parece quecuanto más complejo es el monumento funerario tanto más tardío es40.

En resumen, la vida municipal, las instituciones cívicas yreligiosas de Italia fueron adoptadas con prontitud y profundidad en laprovincia y las magistraturas locales atraían por igual a ciudadanoslatinos o romanos e indígenas romanizados. Los caballeros de la Béticase ocupaban del culto imperial y algunos de ellos llegaron a serprocuradores o prefectos de la flota imperial. Por último, 60 naturalesde la Bética entraron en el Senado, la mayoría en el período flavio, LaBética, no lo olvidemos, proporcionó el primer cónsul provincial,Cornelio Balbo el Mayor, el primer triunfador, Cornelio Balbo elMenor, así como numerosas figuras literarias, como Séneca, Lucano,Columela, etc., todo lo cual justifica, en mi opinión, la influenciapolítica de los naturales de la Bética en la capital del Imperio.

En esta prospera e influyente provincia, nació Trajano el 18 deseptiembre del año 53 d.C. en el seno de una familia senatorial. Su padre,del mismo nombre, que fue el primer consular de su familia, inició sucarrera política en época de Nerón, alcanzando la pretura en los últimosaños de su reinado; en el año 67-68 tomó parte con el ejército deVespasiano, por entonces gobernador de Siria, en la guerra contra los

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judíos, en su condición de legado de la legión X Fretense. Durante estecargo se manifestó ya su lealtad hacia Vespasiano y su familia, según laanécdota, revelada por Flavio Josefo (bell. Iud. 3.298), de que, cuandoestaba a punto de ocupar la ciudad de Jaffa, consideró su deber reservareste honor a su superior, y pidió a Vespasiano que enviara a su hijo Titopara terminar la empresa y entrar en triunfo en la ciudad.

En el 68/69 o 69/70 fue gobernador de la Bética, participandoactivamente en toma de postura de su provincia en favor de Vespasianoen los críticos años del año de los tres emperadores, lo que explicaríafácilmente el gran favor de que gozó con este emperador y su brillantecarrera durante su reinado. En junio o julio del año 70 fue nombradocónsul, y en el año 73/74, durante la censura conjunta de Vespasiano yTito, recibió un honor reservado a unos pocos: la condición de patricio,cuya inclusión en este restringido y prestigioso grupo social habría detener importantes consecuencias en la restante carrera de Trajanopadre, sino, lo que es más importante, en la de su hijo. En ese mismoaño fue nombrado gobernador de Siria, recibiendo, por su victoriasobre el rey de los partos, Vologeses, los ornamenta triumphalia.

Finalmente, en el año 79-80 fue nombrado gobernador de Asia,que constituía junto con el de África, la culminación de lasaspiraciones políticas y personales de cualquier senador. Este últimocargo lo desempeñó ya durante el reinado de Tito.

Algunos estudiosos suponen que la ausencia de noticias deTrajano padre, luego de su proconsulado en Asia, indican que “las cosashabrían de cambiar mucho tras la temprana muerte de Tito y eladvenimiento al trono de su hermano Domiciano. A partir de estemomento enmudecen las fuentes en lo que a Trajano padre respecta”41.No creo que el silencio de las fuentes implique necesariamente una caídaen desgracia, sino más bien la culminación y el final de una exitosacarrera política, sin que podamos descartar tampoco la propia muerte.Esta supuesta caída en desgracia no se corresponde, como veremos, conel apoyo que Trajano recibió en todo momento de Domiciano. Reflejo

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de ello sería el cargo de sodalis Flauialis, sacerdocio encargado dehonrar en Roma la memoria y dar culto al divino Vespasiano.

Tenemos pocas o ninguna noticia de los primeros pasos en lacarrera política del joven Trajano. Tan sólo sabemos que a los 20 añossirvió como tribuno militar en el ejército, que su padre comandaba enSiria. Hacia el año 78 desempeñaría la cuestura y en torno al 83/85, yaen el reinado de Domiciano, sería elegido pretor, lo que le abría elcamino para el desempeño de más altas magistraturas.

La primera fue el año 87 con el mando de la legión VII Gémina,acampana en León, de donde la llevó con toda rapidez a Germania, parasofocar la revuelta de otro hispano L. Antonio Saturnino, que se habíalevantado en armas contra Domiciano en enero del 89 en Moguntiacum(Maguncia). No sabemos cuál fue el papel preciso jugado por Trajano ni enesta revuelta, ni tampoco ni en las campañas militares que poco después llevóa cabo Domiciano en el Rin y el Danubio, aunque su lealtad y actuaciónmerecieron la recompensa de un consulado antes de la fecha previsible.

En efecto, el año 91 d.C fue nombrado cónsul ordinario, juntocon Manio Acilio Glabrión, título honorífico reservado a los personajesmás influyentes del Imperio. Circunstancia que revela claramente elafecto del emperador y la conservación de la influencia paterna, que,como he comentado, algunos estudiosos han puesto en duda.

El último cargo, antes de su elección como emperador, será, comoya he señalado, el de gobernador de Germania Superior en el otoño del96 d.C., donde permanecía en el momento de la muerte de Nerva.

Después de su elección, Trajano no se dirigió inmediatamente aRoma, sino que se dedicó durante algún tiempo a aplicar un amplioprograma de desarrollo urbano en las fronteras del Rin y el Danubio,consistente en la construcción de nuevas defensas y la fundación dealgunas colonias, al mismo tiempo que visitaba los campamentosmilitares de ambas zonas, al objeto de confirmar el apoyo de los jefesmilitares y de las legiones. Su entrada en Roma no se produciría hastaoctubre del 99, casi dos años después de su elección como emperador.

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Cabeza de bronce de Trajano padre (Kostol, cortesía del Museo Nacional de Belgrado).

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Dos años después, en el 101, Trajano inicia su primera campañacontra los Dacios, a los que infringe la grave derrota de Tapas y alcanzala zona montañosa del interior. Al año siguiente, Trajano entra enTransilvania y conquista su capital Sarmizegetusa, lo que obliga a su reyDecébalo a firmar la paz. El vergonzoso tratado del 89, firmado porDomiciano, es revisado: Decébalo renuncia a los tributos romanos, arrasasus fortificaciones y destruye sus máquinas de guerra, acepta la presenciade una guarnición romana en su capital y cede una parte de su territorio.El senado concede a Trajano por sus victorias el título de Dácico.

El pacto firmado el 102 es violado sistemáticamente por el reyde los Dacios, por lo que tres años después, el 105 d.C., Trajanoemprende su segunda y definitiva guerra contra los Dacios. Luego derechazar un ataque de éstos en el Bajo Danubio, penetra enTransilvania, mientras que sus lugartenientes lo hacen por el oeste.Este ataque concéntrico culminará el 106 d.C. con la derrota final y lamuerte de su rey Decébalo. La Dacia se convierte en provincia romana,que fue protegida con un limes fortificado al norte y oeste, ynumerosos colonos procedentes de todas partes del Imperio seestablecieron en ella. Los relieves de la columna trajana nos recuerdanaun hoy con sus trágicas escenas aquellos éxitos militares de Trajano.

Precisamente ese mismo año 106 su legado Cornelio Palmalleva a cabo la anexión del antiguo reino de los Nabateos, que seagrega a las provincias del Imperio con el nombre de Arabia Felix.

En octubre del año 113 Trajano emprende la que va a ser su másbrillante campaña militar y también la última: la guerra contra el siempretemible Imperio Parto. Acompañado de un impresionante ejército,formado por 17 legiones y un número considerable de tropas auxiliares,Trajano llega a Antioquia en enero del año 114. Desde Antioquia sedirige a Elegeia, donde se entrevista con Parthamasiris, rey de Armenia,al que le comunica su decisión de incorporar su reino al ImperioRomano. A lo largo de este año se apodera de Nisibis, importante nudode comunicaciones, y Edessa, donde establece su cuartel general. Su

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legado Lusio Quieto conquista Singara, la capital arábica del rey Mano,alcanzando las márgenes del Tigris, y el propio emperador hace lopropio con Batnae, la capital de Anthemusia. Con estos éxitos laconquista de Armenia y Mesopotamia del Norte era un hecho, segúnatestiguan las monedas con la leyenda ARMENIA ETMESOPOTAMIA IN POTESTATEM P(opuli) R(omani) REDACTAE.

A comienzos de la primavera del 115 Trajano se dirige al Tigris,que cruza mediante un puente de barcas, apoderándose rápidamente dela totalidad del territorio. Una vez conquistada Adiabene, Trajanoregresa al Eufrates, a la ciudad de Doura-Europos, donde se reúne conel resto de su ejército, que habría bajado por el río en barcos. Acontinuación invade la Mesopotamia meridional y se apodera deBabilonia, Seleucida y, por último, de Ctesifonte, la capital de lospartos, cuyo rey Cosroes buscó la salvación en la huida, aunque una desus hijas y el trono de oro de los Arsácidas cayeron en manos delemperador. Con la ocupación de Ctesifonte, probablemente el 28 deenero del 116, el dies imperii de Trajano, la política expansionista deéste se veía coronada por el éxito más absoluto, según reflejan lasmonedas con la leyenda PARTHIA CAPTA, y la concesión por elsenado del título de Pártico. El resultado de estas campañas fue latransformación del territorio en tres nuevas provincias: Asiria,Armenia y Mesopotamia, con cuya creación Trajano pensaba que elpeligro oriental quedaba definitivamente solucionado.

Después de la toma de Ctesifonte Trajano emprende un viaje alGolfo Pérsico, durante el cual tiene lugar una violenta revuelta en losterritorios ocupados, que provoca la expulsión o aniquilamiento de lasguarniciones romanas, unido a un ataque de los Partos, al mando deSanatruces y Parthamaspates, hijo del rey parto Cosroes. A su regresoa Babilonia Trajano se entera de estos graves acontecimientos y envíaal norte a dos ejércitos al mando de Lusio Quieto y Apio MáximoSantra, el primero reconquista Nisibis y saquea Edessa, pero elsegundo es vencido y muerto. Mientras tanto, otros dos generales,

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Euricio Claro y Julio Alejandro reconquistan Seleucida y la incendian.El peligro había pasado y el orden romano restablecido en losterritorios ocupados. Por último, Lusio Quieto derrotaba y daba muertea Sanatruces, en tanto que Trajano coronaba como rey de los Partos alotro jefe Parto, Parthamaspates, acontecimiento recordado en laleyenda monetal REX PARTHIS DATVS.

Al año siguiente, Trajano regresa a Antioquia, pero su delicadoestado de salud le aconseja regresar lo antes posible a Roma, pero antesdebía solucionar el problema surgido con la revuelta de los judíos enCirene, Chipre y Egipto que, iniciada el año 115, habría ocasionado,según las fuentes, varios cientos de miles de muertos. Trajano envía aCirene al prefecto de la flota Marcio Turbón que sofocó rápidamentelos disturbios. Lusio Quieto pone fin a la revuelta que se habíaextendido a las influyentes comunidades judías de Mesopotamiamediante un baño de sangre. Una vez sofocadas estas revueltas,Trajano nombra gobernador de Palestina al general Lusio Quieto, querestauró la tranquilidad con severísimas medidas.

Antes de su partida deja el mando supremo de Oriente a susobrino Adriano, pero la muerte le sorprenderá en su viaje de regresoen Selinunte, ciudad de Cilicia, en el mes de agosto del año 11742.

Pero sería una injusticia histórica resaltar en estas breves notasbiográficas tan sólo sus activas campañas de expansión yfortalecimiento de las fronteras exteriores del Imperio, ya que suintensa actividad política quedó patente, no sólo en sus magníficasrelaciones con el Senado, nunca después superadas, sino también en supreocupación social por aliviar la situación de los niños y niñas defamilias humildes con el desarrollo de una fundación alimentaria, losalimenta, mediante la cual éstos recibían una cantidad determinada dedinero para su alimentación.

Además, es bien sabido que Trajano fue un político preocupadohondamente por la mejora de las obras públicas, especialmente laconstrucción y mejora de puentes, carreteras y puertos: su nuevo

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puerto en Ostia aparece en las monedas en el 112, el de Centum Cellae(hoy Cività Vecchia) estaba en proceso de construcción el 107 y el deAncona fue terminado el 115. Son bien conocidas la construcción enRoma de unas grandes termas, junto con el acueducto Trajano,inauguradas el año 109 d.C.; en enero del 112 fueron dedicados el foroTrajano y la Basílica Ulpia; el 113 fue levantada la columna Trajana yconcluido el templo de Venus en el foro Julio.

Así, pues, sus éxitos militares y su intensa actividad políticamerecieron que el senado le concediese el título de Óptimo Príncipe.Su fuerte personalidad trascendió su época, convirtiéndose en símbolode buen gobernante, no sólo mientras el Imperio Romano se mantuvoincólume, donde el senado deseaba a los nuevos emperadores quefuesen más feliz que Augusto y mejor que Trajano (felicior Augusto,melior Traiano), sino, incluso, durante los siglos siguientes.Montesquieu afirmaba de Trajano que fue el príncipe más perfecto delque la historia haya hablado jamás. Fue una bendición haber nacidobajo su reinado: no ha habido otro reinado tan lleno de felicidad ni tanglorioso.

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N o t a s

1 ALFÖLDY 1969, 223 s.2 TOVAR 1974, 9 s. 3 HENDERSON 1942, 32; VITTINGHOFF 1951; SHERWIN-WHITE 1973, 225 ss.4 LE ROUX y otros, 1975, 129 ss = IRC 68. 5 PLIN. Nat. Hist., 3.30. 6 KNAPP 1977, 114 s. 7 VITTINGHOFF 1951, 72 ss; GARCÍA Y BELLIDO 1959, 447 ss.8 WILSON 1966, 79 s; BRUNT 1971, 262 ss.9 BRUNT 1971, 211 ss.

10 LIV. 34.9,12; BADIAN 1972, 27 s. 11 DIOD. 5.36,5. 12 KNAPP 1977, 151; BROUGHTON 1965, 129 s. 13 CURCHIN 1990, 137 ss. 14 CIL II 1957. 15 CIL II 984 = CILA I, 5. 16 DRINKWATER 1979, 94 s. 17 ETIÉNNE 1958, 170 s. 18 CIC. Ad fam. 10,32,2; Strab. 3,3,5. 19 ETIÉNNE 1965, 55 ss. 20 GONZÁLEZ-CABALLOS 1983, 157 ss. 21 ILER 6017.22 LAMBRECHTS 1936, I 191 s; II 79 s; SYME 1971, 139. 23 CURCHIN 1990, 136 ss. 24 TAC. Ann. 6.19,1; PLIN. Nat. Hist., 34,4; PTOL. 2.4,12; CIL II 2269;

BROUGHTON 1974, 14. 25 PLIN. Nat. Hist., 3,30; STRAB. 3,2,9; VAN NOSTRAND 1937, 140; WILSON

1966, 27 s. 26 CIC. Phil., 2,48; PLIN. Nat. Hist., 33.118; VAN NOSTRAND 1937, 39 s.;

WILSON 1966, 27. 27 STRAB. 3.2,10; DAVIES 1935; WILSON 1966, 39 s; BLANCO-LUZÓN 1966,

79 ss; BLANCO-ROTHENBERG 1981. 28 CIL II 1179 = CILA II,1, 25. 29 PLIN. Nat. Hist., 3,7; STRAB. 3.2,6; VAN NOSTRAND 1937, 175 ss. 30 REMESAL 1969, 469 ss; PEACOCK 1978; CHIC 1988.31 STRAB. 3.2,6. 32 CIL VI 1625b, 1935, 8677. 33 CALLENDER 1965, 78; GONZÁLEZ 1983, 183 ss; CHIC 1988; CURCHIN

1990, 130 ss.

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34 VAN NOSTRAND 1937, 181 s; SUTHERLAND 1971, 102. 35 STRAB. 3.1,8; 3.2,6; 3.4,2. 36 PLIN. Nat. Hist., 31,94; BADIAN 1972, 101 ss. 37 AUSONIO Ep. 25. 38 PONSICH-TARRADELL 1965; PONSICH 1988; DOMERGE 1973, 106 ss. 39 GARCÍA Y BELLIDO 1960; LUZÓN 1975; NIERHAUS 1977, 148 ss. 40 BONSOR 1931; BENDALA GALÁN 1976. 41 CABALLOS RUFINO 1994, 87. 42 GONZÁLEZ 2000, 203 ss.

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