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Ferdinand Tonnies Hobbes Alianza Universidád'^ti.rf,-  V Filosofía

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  • Ferdinand Tonnies Hobbes

    Alianza Universidd'^ti.rf,- V

    Filosofa

  • A sntesis de EERDINANI)TONNIES (1X55-1936) entre el racionalismo y la escuela romntica salva el antagonismo entre las concepciones organicista y contractual de la sociedad. La originalidad de su doctrina estriba precisamente en la conciliacin de ambas tradiciones, asociadas respectivamente con Aristteles y Hohbes. Lste volumen editado por la Biblioteca de la Revista de Occidente en 1932 en traduccin de Eugenio Imaz recoge los estudios de Tnnies sobre la figura y la obra de THOYIAS HOBBES 15X8-1679) y su inllueneia directa o indirecta, positiva o negativa, sobre otros grandes pensadores. Hohbes anuncia el advenimiento del reino de la razn, de la luz. de la ilustracin. Pero tambin siente acercarse el reino de la sociedad comercial, de la concurrencia sin trem, de la explotacin capitalista. Sus expresiones el hombre es un lobo para el hombre' y guerra de lodos contra todos' se emplearon a menudo part designar esa situacin dentro de la moderna sociedad. Por eso mismo .liria Hohbes son tanto ms necesarios la razn del legislador y el poder concentrado del listado para mantener la paz. amparar a los dbiles contra los fuertes, a los pobres contra los explotadores. Pero no considera este camino el nico para resolver el problema social, vislumbrado por l en luz de amanecer. Espera mucho ms de las opiniones racionales, de la ilustracin, no slo del principe, sino delpueblo.

    Alianza Editorial

    Cubierta Daniel Gil

  • Ferdinand Tnnies

    HobbesVida y doctrina

    Versin espaola de Eugenio Imaz

    AlianzaEditorial

  • Titulo original Tbomas nobbes

    Jiaraa Editorial, S. A., Madrid, 1988lalle Miln, 38. 28043 Madrid: tclf. 200 0045ISBN: 84-206-2549-3Depsito legal: M. 20.884-1988 . . .Impreso en Lavel. Los Llanos, nave 6. Humanes (Madrid) Printed in Spain

  • Philosophia ut crescat libera esse debet nec metu nec pudore coercenda.

    HOBBES (R. R.)> Lux mathematica. Ep. ded (L. v. 92).

    Lucem suam naturaliter tamquam in slice conclusam gerit (philosophia).

    Id. ibd.

  • INDICE

    Prlogo a la tercera edicin 11

    P a r t e p r im e r a : LA VIDA

    Captulo 1. Juventud y madurez (1588-1628) 27Captulo 2. Edad madura y obras 37

    I. Viajes y proyectos 37II. Labor en Pars (1640-1651) 49

    III. Bajo la Repblica (1652-1660) 74Captulo 3. Vejez y produccin 83Captulo 4. La persona 93

    PARTE SEGUNDA: LA DOCTRINA

    Captulo 1. Introduccin 105Captulo 2. La lgica 141Captulo 3. Conceptos fundamentales 147Captulo 4. Los principios de la mecnica 173Captulo 5. La fsica 179Captulo 6. La antropologa 189Captulo 7. La moral y el derecho natural 235Captulo 8. La poltica 277Captulo 9. Juicio general 315Notas 323

  • P R O L O G O A LA TER C ER A E D IC IO N

    Han transcurrido doce aos entre la ltima edicin y la presente. Doce aos, que pueden servir como ejemplo de ese westado de naturaleza de la Humanidad que describe nuestro filsofo. Hobbes sostena que semejante estado existe siempre entre Estados, bajo la forma de una guerra general, aunque latente. Esta guerra va camino de convertirse en una guerra abierta de todos contra todos, aunque interrumpida, es verdad, por aparentes tratados de paz. Porque estos tratados de paz chocan violentamente con aquella ley natural que ensearon Hobbes y todos sus sucesores, ley que exige como condicin imprescindible de toda paz la igualdad formal de quienes la firman. Un tratado de paz que se dicta al igual que una sentencia contra un criminal, a quien no se concede ms derecho que el de aprobarla o repudiarla interiormente, no es tal tratado; jurdicamente, no es posible ms que con respecto a los sbditos, y es, por lo tanto, nulo, a pesar de su nombre. Y especialmente es nula esa confesin de culpa, lograda bajo la amenaza de que la negacin acarreara ms graves castigos, arrancada por acusadores que pretenden ser al mismo tiempo jueces; es una coaccin que tiene la categora procesal del tormento y

    11

  • que no ha sido caracterizada todava como tal en toda su barbarie.

    Este caso monstruoso sirve admirablemente para ponernos de manifiesto que las doctrinas del derecho natural conservan todava una importancia reaL No habra sido intil^ en nuestra poca, que esas doctrinas fuesen mejor conocidas de lo que son y que el autor del presente libro hubiese logrado traerlas de nuevo a la memoria del mundo y a la conciencia de los juristas, mediante la exposicin precisa y crtica de su forma clsica racional. Esto, naturalmente, no ha podido conseguirlo el autor. El derecho natural sigue, como antes, incomprendido y despreciado. Este desprecio es una de las causas, y no pequea, del desgarramiento fsico y moral en que vivimos en Europa.

    Ciertamente, ha aumentado el nmero de los que se ocupan de Hobbes; pero no es todava bastante grande. Dilthey, en Alemania, ha sido un incitador de su estudio y comprensin. Max Frischeisen-Khler, que sigui sus huellas, muri muy poco despus que su maestro. El pequeo trabajo de C. v. Brockdorff contiene puntos de vista nnevos para el juicio, e indica un profundo conocimiento de la materia, si bien el dominio especial que el autor cultiva no es muy prometedor en este caso. La disertacin de Moser trata, en cuatro captulos, de las doctrinas lgicas fundamentales, haciendo hincapi en su limitacin. Acerca de la bibliografa reciente quisiera decir lo siguiente.

    El profesor Ricardo Honigswald ha publicado un tomo, Hobbes y la filosofa del Estado, en la coleccin Historia de la Filosofa en exposiciones individuales (Geschichte der Philosophie in Einzeldarstellungen. Erast Reinhardt, Munich). Este librito trata, en exposicin condensada, de los fundamentos metdicos: la

    12 Prlogo a la tercera edicin

  • Prlogo a la tercera edicin 13

    Lgica, la filosofa de la Naturaleza, la Psicologa, la Pedagoga y la Etica, y solamente en la seccin sexta (pginas 157-181) se ocupa de la filosofa del Estado; incluye, adems, una sptima seccin, en la que esboza la filosofa del Estado desde el Renacimiento hasta el siglo de las luceB. El ttulo da a entender que, adems de Hobbes, el libro se ocupa tambin, de una manera general, de la filosofa poltica de la Edad Moderna; pero, al mismo tiempo, despierta, equivocadamente, la idea de que Hobbes va a ser estudiado nicamente como filsofo del Estado. Llama la atencin en este libro, digno, por lo dems, de ser tenido en cuentano quiero detenerme sobre interpretaciones divergentes, que no aparece en su indicador bibliogrfico el nombre de Frithjof Brandt, cuya obra, que data del ao 1921, vamos a mencionar inmediatamente; que de la bibliografa sobre el sistema de Hobbes han sido citados cuatro trabajos de R. Hnigswald y varias disertaciones, sin importancia, de jvenes doctores, mientras que de mis trabajos slo son mencionadas las dos ediciones de la presente monografa. (La lista bibliogrfica, hasta 1907, la encontrar el lector, adems, en la excelente Memoria de Gadave, tampoco citada por Hnigswald, Un tho- ricien ungais du droit pubUc au X V II1"* ecla, Toulou- se, 1907, a la que ya me refer expresamente en 1912.) (1)

    Lo aportado por m al estudio del filsofo de Mal- mesbury no es ms que una crtica de la idea tradicio- (l)

    (l) Luego de redactados esta edicin y su prlogo, he llegado a conocer el librito E l reino natural del hombre, de Hobbes, en la coleccin de pequeos manuales filosficos Frommann, grupo 4, v. 2 (Frommans philosophische Taschenbcher), con nuevas traducciones de trozos importantes de las tres secciones de los Elementa philoaophica, precedidos de una interesante introduccin del profesor Hermn Schmalenbach.

  • 14 Prlogo a la tercera edicin

    nal, que haba encontrado su exposicin ms tpica y brillante en la obra de Kuno Fischer, Francisco Bacon y sus sucesores. Es, sin dnda, un poco cmico el que Joh. Eduard Erdmann considere a Hobbes nicamente como un Mfilso(o del derecho de la poca de transicin y lo trate aun entre los filsofos de la Edad Media ; pero la utilidad de esta Historia de la Filosofa es independientes de los errores de sus divisiones. El ltimo editor, Benno Erdmann (muerto tambin), no ha podido mejorarla. Todas las dems exposiciones nue- as de la filosofa moderna signen con el tradicional Bacon. Certeramente, bien que un poco excesivamente, dice Hoffding, de Bacon: Este hombre, a quien se presenta a menudo como fnndador de la ciencia experimental, no merece siquiera el nombre de Moiss, que contempla la tierra de promisin (1 ). Ya Goethe, con su poder intuitivo, se di cuenta de esto, al decir que Bacon es un representante del siglo xvi, aunque su vida se extiende ms all del primer cuarto del siglo siguiente.

    Nadie que conozca el espritu seguro y firme de Kuno Fischer puede asombrarse de que no se haya dejado engaar por su propia interpretacin dogmtica. Pero con la aparicin, despus de su muerte (j- 1907), de la cuarta edicin del volumen que en la tercera fonpaba parte, con el nmero 10, de la serie Historia de la Filosofa moderna, se poda esperar que se hubiese desechado este insostenible error. Puede tener sus buenas razones que se haya reimpreso el texto sin modificarlo, (l)

    (l) Lo mismo K. VorlSnder: El canciller ingls Bacon no puede ser considerado en estricto sentido como uno de los fundadores de la Ciencia y, con ello, de la Filosofa moderna, en cuyo concepto es celebrado siempre por sus compatriotas. (Historia de la Filosofa, edicin alemana, I, 34l.)

  • Prlogo a la tercera edicin 15

    si se exceptan pequeas correcciones. El ttulo Bacon y su escuda se debe al mismo Fischer. El libro es ledo todava por muchos con satisfaccin, y considerado como la verdad acerca de una poca importante en el desarrollo de la vida del espritu. Sin embargo, el nuevo editor, el profesor von Aster, ha credo oportuno volver a poner en duda esa verdad, en un apndice de 40 pginas. Se refiere, entre otros, a un libro, para m desconocido, de Emil Wolff, contra quien arguye que no son tanto determinados textos de Bacon, que fueron aceptados y elaborados por sus sucesores, como el espritu total del Novum Organum lo que ha influido sobre la filosofa de Hobbes, Locke y Hume, y ha creado el ambiente para el desarrollo ulterior. Con espritus y "ambientes se pueden hacer filigranas. En sus notas al libro UI de Fischer pretende nuevamente tomar posicin sobre el problema, al tratar de salvar la opinin de Fischer. Con no menor empeo est hecho el intento. "Hobbes es un empirista... Los conceptos en que piensa, las proposiciones que se hallan a la base de sus deducciones, estn derivados de los hechos del mundo perceptible exterior. Todos los conceptos y todos los principios proceden de la experiencia, y todo conocimiento es un conocimiento de las cosas a travs de sus causas necesarias. Por estas dos tesis, en las que Hob bes se mantiene firme desde el principio hasta el fin, puede ser considerado muy bien como un discpulo de Bacon.

    No es lugar apropiado un prlogo para medir el alcance de semeiante error. Baste con decir que entre 1 espritu del Novum Organum y el del De Corpore, no slo hay una tal diferencia que excluye toda posible influencia, sino que esta diferencia se concreta en una oposicin expresa. Bacon es un ingenuo, en relacin con

  • 16 Prlogo a la tercera edicin

    la naturaleza del conocimiento y de la ciencia: segn l, con slo observar y probar, se tienen ya los hechos. Cmo se pasa de stos a sus causas? uCada fenmeno se me ofrece bajo determinadas condiciones. Se trata ahora de conocer, entre esas condiciones, las que son necesarias y esenciales para la aparicin del fenmeno y sin las cuales ste no hubiese aparecido. La pregunta es, pues, la siguiente: cmo encuentro yo las condiciones esenciales? Y la respuesta: separando de las condiciones dadas las accidentales o casuales; lo que queda, lo constituyen claramente las esenciales y verdaderas. (K. Fischer, pg. 123 de la edicin alemana.) El pensamiento metdico no viene a ser ms que un coleccionar de instancias, un elaborar, hablar y distinguir las positivas de las negativas; encontrar instancias preferentes, juzgar por analoga; en una palabra, una verdadera induccin, que asciende de los conocimientos particulares a conocimientos generales. El conocimiento particular, la percepcin, no constituye problema. No as para Hobbes. Ya el pensar tcito, ese razonamiento interior, sin palabras, del espritu humano, es un aadir y quitar; es decir, lo mismo que, en una forma ms consciente y ms precisa, son el pensamiento matemtico y el filosfico y que encuentra su expresin adecuada en la Geometra. Conocemos y sabemos las causas de ciertos fenmenos porque nosotros mismos los f a cemos : trazamos la circunferencia desde un punto fijo, y luego calculamos.

    Si hacemos girar un cuerpo que mantenga siempre su magnitud, este cuerpo ocupa el lugar de un radio, luego de otro, y as sucesivamente, hasta que ha pasado por todos; es decir, que una misma longitud, desde un punto invariable, va tocando la periferia en cada una de sus partes, lo cual equivale a decir que todos loa

  • Prlogo a la tercera edicin 17

    radios son iguales. Por esto sabemos que, en este caso, producimos una figura desde cuyo centro se pueden alcanzar todos los puntos extremos mediante radios iguales. Lo que Goethe dice contra Bacon se compagina muy bien con el pensamiento de Hobbes (1): Quien no pueda conceder que un caso vale muchas veces por mil y los incluye a todos; quien sea incapaz de comprender y apreciar esto que nosotros hemos llamado proto-fenmeno (Urphanomen), no conseguir, para s o para los dems, ningn goce o provecho. Para Hobbes, la figura geomtrica es un proto-fenmeno. Como seal en mis Notas (1880) (2), su pensamiento lleg a considerar a la Geometra como demostrable, en razn de que nosotros mismos producimos estos proto- fenmenos y, por lo tanto, conocemos sus causas. Y ciencia demostrable es, para l, el tipo de la ciencia perfecta, que es lo que ms le interesa. Para l, lo mismo que para su tiempo, no existe la controversia entre el empirismo y el racionalismo ms que en la medida en que empirismo era igual a escepticismo, y Hobbes pretende salvar los principios de la Geometra del escepticismo de Sexto Emprico viendo en las definiciones de sus objetos la produccin de los mismos (E. VII, 184 y otras). Ha aprendido de Galileo que mediante la mecnica racional, que es una ampliacin de la Geometra, se puede demostrar a priori, dentro de ciertos lmites, la necesidad, esto es, la causalidad de los acontecimientos naturales, y esta conviccin viene a ser el mo

    fa) Mstexiaten zur Gesehichte der Parfien/efire;Materiales para una historia de la teora de los colores. Seccin tercera, hada el final.

    (2) Anmerkungen bet die Philoaophie des Hobbes: Notas sobre la filosofa de Hobbes, en Vierteljahrschrt f t wiaaenschahliche Philoaophie, IV, p. 69.

  • 18 Prlogo a la tercera edicin

    tivo cambiante de todo su pensamiento. En este sentido, que era decisivo para las tendencias de la poca, Hob- bes es tan racionalista como Descartes o Leibnitz, y as fu interpretado por el mismo Leibnitz. El preguntarse si tambin mediante la pura razn podan ser conoc* das las verdades suprasensibles, no interesaba tanto a la ciencia de la naturaleza como a la .Teologa y a la Meta* fsica. Bacon acepta la validez de estos conocimientos, Hobbes la rechaza. Cuando Kant limita el racionalismo a los objetos de la experiencia, fundamenta lo que para Hobbes es obvio, porque para l la Filosofa no es sino Ciencia de la Naturaleza (la ciencia del derecho natural es concebida como anloga a la Ciencia de la Naturaleza), aunque no tiene para ello las razones crticas que Kant. Lo mismo que para Descartes, para Hobbes la ciencia del alma viene en segundo lugar. Para aqul, la existencia del alma, como una sustancia incorprea, es ms indudable que cualquiera otra; pero nicamente la del alma humana, pensante. Para Hobbes, su existencia es siempre un problema, y, por el contrario, no slo admite como posible (tambin, despus, Locke), sino como real, que los cuerpos sienten y piensan. El problema est todava sin resolver, a no ser que se consideren cuerpo y alma como idnticos, como hace Spinoza, para quien se convierte, por primera vez, en el problema central, y luego, para Leibnitz, bajo su influjo. Pero lo mismo para Hobbes que para estos ra cionalistas posteriores, slo el pensamiento y no la experiencia, puede resolver semejante problema; pero el pensamiento, tal como lo concibe Hobbes (nominacin diferenciativa, adicin y sustraccin), no alcanza a resolverlo, como lo reconoce l mismo al llamar al poeveodav admirabilisimum: que de todos los cuerpos naturales, unos poseen las imgenes (exempiara) de casi todas

  • Prlogo a la tercera edicin 19

    laa cosas, mientras que otros no poseen ninguna, por lo que si los fenmenos son los principios para el conoc* miento de todo lo dems, se debe decir que la sensibili- dad es el principio para el conocimiento de esos principios, que de ella deriva toda ciencia, y que para la investigacin de sus causas no puede partirse de ningn otro fenmeno fuera de ella misma (1). De hecho, al hacer la crtica de las Meditaciones cartesianas, coincidi ya en este punto con Descartes, y no tiene otro sen* tido aquel supuesto suyo de que, si se pensara que el mundo exterior destruido desaparece y que el sujeto permanece, ste volvera a reconstruir el mundo con slo sus recuerdos. No cabe dudar de que recibi sugestiones de Descartes, de las cuales apenas tiene conciencia, por el hecho de haber rechazado en bloque la Metafsica cartesiana. De todos maneras, esta coincidencia, y aun la re* ferente a la subjetividad de las cualidades sensibles, en estrecha conexin con la primera, deba de parecerle insignificante en comparacin con el principio mecnico de la explicacin fsica, que reconoce agudamente como el paso decisivo en el progreso cientfico de la poca, progreso que atribuye, en primer lugar, junto a la doctrina de Coprnico, a la obra de Galileo. El nos abri la primera puerta de la Ciencia general de la Naturaleza: la naturaleza del movimiento. Y del mismo modo (l)

    (l) En la edicin inglesa de De Corpote, que se public despus de la latina en el mismo ao, este prrafo aparece dividido en tres. El segundo dice: So that i i the appearences be the principies by which ve know all other things, we mus needs acknowledge sense to be the principie by which we know those principies, and that all the knowledge yre heve is derivad from it. Nos vemos forzados a reconocer... Se da a entender mis expresamente que este reconocimiento ha eos* tado cierto esfuerzo. El ltimo prrafo dice: Anc? as ior le causes o f sense, we cannot begin our searcho o them from any other phenomenon than that o f sense itseli.

  • 20 Prlogo a la tercera edicin

    (que el comienzo de la Astronoma, si Be prescinde de observaciones aisladas, no puede retrotraerse ms all de Nicols Coprnico), tampoco debe ser tenida en cuenta la fsica anterior a Galileo. Luego viene Harvey (1) como Mdescubridor y demostrador de la ciencia del cuerpo humano. Y en la epstola dedicatoria de su De Cor pore, viene a decir sin rodeos^ antes de l no haba en la Fsica nada seguro fuera de los propios experimentos de uno y de las historias naturales, si es que stas pueden ser tenidas como seguras, ya que no lo son ms que las historias polticas. Sin embargo, no es que desprecie a ninguna de las dos; en el texto (P. I, c. I, 8) excluye de la Filosofa tanto a la Historia Natural como a la Historia Poltica, lo mismo que hace con la Teologa y con la doctrina sobre los ngeles y otros seres suprasensibles, pero reconociendo que le pueden ser muy tiles y hasta necesarias; si las incluye es porque tal conocimiento, o es experiencia o es autoridad (es decir, fe)t pero no pensamiento.

    Sera verdaderamente sorprendente que siendo Hob- bes un discpulo de Bacon o habindose dejado influir por l decisivamente, aqul no hable apenas de su maestro. En escritos de su ltima poca lo nombra dos veces: una, en los Problemata physica (1662), donde dice que recuerda hacer ledo en -alguno de los libros del canciller Bacon acerca de la influencia de la costa en el flujo j reflujo, lo que, por lo dems, rechaza como imposible. (L. IV, 317; en el texto ingls Seven philosophical problems, aparecido, postumo, en el ao 1682, falta todo

    (l) Guillermo'Harvey, no Juan Harvey, como se puede leer todava en la ltima edicin de K. Fischer. Milagro que no hayan hecho tambin de Juan un discpulo de aquel hombre de quien dijo Guillermo que filosofaba como un canciller.

  • Prlogo a la tercera edicin 21

    el trozo.) Otra, en el Decamern (E. VII, 112), donde, al hablar de un experimento con un vaso de agua, dice que ea muy conocido y que se halla descrito en la pgina tercera de la Historia Natural del lord canciller Bacon. Mas cuando en otro escrito de su vejez (Lux Mat flemtico, L. V, 147) repite lo que ya haba dicho diecisiete aos antes: La Fsica, esto es, la ciencia del movimien- to, donde estn ya comprendidas las causas de todos los fenmenos naturales, ha empezado en Coprnico, y a pesar de que lo impedan aquellos mismos que se propusieron hacer avanzar a las ciencias, hemos progresado bajo Galileo, me inclino a creer que alude al lord canciller tan ponderado por los enemigos de Hobbes, ya que no hace sino caracterizar sus retrasadas concepciones y su retardante influencia. Galileo ha sido el primero que ha escrito sobre el movimiento algo digno de leerse, se lee en su Examinatio de 1660 (L. V, 84). Sin embargo, tambin Bacon haba escrito algo sobre el movimiento y antes que Galileo; sin duda, a juicio de Hobbes, no vala la pena de leerlo.

    Me parece muy probable que Hobbes no haya ledo todava nada del canciller cuando sale de Inglaterra (1640) . y vuelto ya a la patria (1652), aprovecha tanto de la Sylva Sylvarum sive Historia naturalis, que la despacha en ese pasaje de la epstola dedicatoria, volviendo sobre ella en esos otros dos pasajes citados, sin una palabra sobre la estimacin que le haya merecido.

    De todas maneras, Hobbes poda haber aprendido algo de las explicaciones metodolgicas de lord Bacon, y hasta se puede sealar como un flaco suyo el que no haya aprendido nada, el que no haya querido, probablemente, aprender nada. Pero est en lo cierto cuando cree que las ingeniosas dilucidaciones, sugestiones y profecas de lord Bacon no tenan el menor valor para la nue-

  • 22 Prlogo a la tercera edicin

    va concepcin del mundo que con las nuevas Ciencias de la Naturaleza se iba desarrollando (1).

    Por tanto, esa pretendida relacin entre la filosofa de Hobbes y los trabajos de Bacon, quien, segn Goethe, haca hablar tanto de s sin influir realmente, se contradice con todos los textos y debe desecharse para siempre y relegarla al olvido.

    De la bibliografa no alemana sobre Hobbes no hay,^ que yo sepa, en todo este tiempo ms que una obra de importancia, pero que vale por varias, y, por esta r.*- zn, fu ya citada: la del profesor dans doctor Fritbjof Brandt (profesor ordinario de Filosofa en Copenhague), trabajo extenso (XII y 408 pginas. Den mekaniske Na- turopfattalse hos Thomas Hobbes, Levin Munksgaard* Forlags Kbenhavn, MCMXXI). El lector atento podr vislumbrar en las notas y texto de la presente edicin de mi libro diversas influencias de la inteligente y cuidadosa investigacin del profesor dans. As, en la nota 86 me refiero al anlisis a que Brandt somete al pequeo tratado publicado por m primeramente con el ttulo A short troc on first. principies. Cri-

    (l) El seor Barn von Brockdorff ha tenido la bondad de llamarme la atencin sobre el pasaje Advancemcnt of leaming Boock, II, donde Bacon recomienda que al tratar de precisar el significado de las palabras, se imite la sabidura de los matemticos, es decir, que se eche la definicin por delanteBrockdorff opina que Hobbes ha aprobado este pasaje, lo cual no pongo en duda, caso de que Hobbes lo haya conocido. Pero el citado libro aparece en l5o5, en latn en 1623; si es verdad que ha influido sobre Hobbes en ese sentido, esta influencia es muy anterior al tiempo en que Hobbes, segn testimonio de l mismo, empieza, a propsito de una lectura de Euclides, a interesarse por las matemticas, especialmente por su mtodo, que llega a conocer ya entrado en los cuarenta. (Delectatus methodo illiua non tam ob theoremata illa, tuam ob artem ratiocinandi, diligentiaaime perlagit*, L. I, XIV.)

  • Prlogo a la lercera edicin 23

    tica un poco duramente, aunque no sin motivo, el tra bajo de Frischeisen-Khler, que pretende ver en este trabajo primerizo deL filsofo una influencia de Bacon al tratar de la percepcin acstica como un proceso me- diumntico y al asentar como posible el que la percepcin visual pueda explicarse por emanaciones. Segn Brandt (pg. 56), una mirada superficial poda ver aqu una relacin, pero aun en este punto concreto hay una gran diferencia entre ambos pensadores. El concepto de especie en Bacon es totalmente diferente del de Hobbes. Bacon sobreentiende siempre Mespecies espirituales'*, mientras que para Hobbes se trata, en realidad, de partculas materiales; adems, aqul no encuentra ningn dilema entre la teora mediumntica y la teora de las especies; cosa que no ocurre con el segundo, para quien, o hay un contacto a travs de un medio con el cuerpo distante, o el contacto se hace mediante partculas emanadas del otro cuerpo. Bacon concibe el proceso sensorial externo como un proceso de especies y me- diumntico, "dos conceptos que, segn Hobbes, se excluyen**. Ni externamente puede verse relacin con el presunto precursor Bacon. MPor ltimo, lo ms importante: Hobbes se pregunta si hay cualidades inherentes ti las especies, y responde negativamente; en Bacon no se encuentra nada parecido; Bacon crea firmemente en la objetividad de las cualidades sensibles. A esto se puede aadir que en la interpretacin que hace K. Fi9- cher de esta poca, ni se hace resaltar este problema, ni el otro, tan ntimamente ligado con l, a saber: la decisiva importancia de la explicacin mecnica de los fenmenos fsicos, en lugar de la explicacin teleolgica, ni tampoco la tendencia a demostrar la verdad more geomtrico, que caracteriza la honda transformacin del siglo xvu en lo que se refiere al mtodo. Todo esto

  • 24 Prlogo a la tercera edicin

    entra en una oscura penumbra ante la pretendida 7, en su esencia, no conocida oposicin entre empirismo 7 racionalismo.

    No me es posible informar acerca de otros trabajos extranjeros, 7a que en estos doce aos no he logrado er nada que, a mi entender, merezca la pena. He examinado toda la coleccin de Mind desde 1912, 7 apenas he encontrado otra cosa que el nombre del filsofo de Malmesbiuy. No se cita la segunda edicin de este libro. Tampoco en Francia, donde han prestado siempre mucha atencin a mis trabajosen la Retrae Philo- sophique, en la Revue de Mtaphisique et de Morale, etctera, se han ocupado de este libro. Desde 1914 estn rotos los hilos. Hubiese deseado aprovechar en la presente edicin las opiniones e investigaciones de los autores italianos citados en el prlogo de la segunda; pero por causas que seran largas de explicar, no me ha sido posible llevar a cabo este propsito. Espero hacerlo en otra ocasin. Adems, tena que cuidar de no sobrepasar los lmites impuestos a este libro.

    La segunda edicin apareci en la editorial A. Z. Zick- feldt (Osterwieck a. H. 7 Leipzig); sta vuelve a aparecer en la coleccin Frommann de clsicos de la Filosofa, donde, formando el segundo volumen, se public 7a en 1896.

    Fernando Tnnim .

    Kiel, verano 1925.

  • Parte primera LA VIDA

  • Captulo 1JU V E N T U D Y M A D U R E Z (1588-1628)

    1. Toms Hobbes fu segundo hijo de Toms Hobbes, vicario de Charlton y Westport, cerca de la pequea / pintoresca ciudad de Malmesbury, al Norte de Wiltshire, un condado del Sudoeste, no lejos de Bristol. Se cuenta que el padre era uno de los predicadores ms ignorantes del tiempo de la reina Isabel, apto solamente para leer las prescritas oraciones y homilas. No aprecia ba en nada la ilustracin, ya que le eran desconocidos sus atractivos. Temperamento colrico, a quien su clera le fu fatal: tuvo que huir por haber pegado a un colega a la puerta de la iglesia y muri en un lugar apartado. Este incidente ha tenido seguramente mucha importancia en la vida del hijo, que entonces tena doce aos. Su to Francisco Hobbes, guantero de buena posicin y alcalde de Malmesbury, hizo las veces del padre, y como no tena hijos se interes por el prometedor sobrino y cuid de su educacin.

    La madre proceda de una familia de labradores. Lo nico que se sabe de ella es que, asustada por el rumor, que se iba propalando por toda Inglaterra, de que la Invencible Armada estaba cerca de las costas, di a luz prematuramente a este nio, en la maana de un Vier-

    27

  • 28 Thomas Hobbes

    nea Santo, el 5 de abril de 1588. En una autobiografa que, ya anciano, escribi en dsticos latinos, dice que bu madre dio a luz dos gemelos, a m y al miedo, y de aqu, aade ), que aborrezca tanto a los enemigos de la patria y que ame, por el contrario, la paz y las musas y la vida tranquila. (V. c. e., L. I, LXXXV.)

    Con cuatro aos, el precoz muchacho poda leer, escribir, hacer cuentas; a los seis, empezaba con el latn y el griego. Primero en la escuela parroquial del pueblo, con ocho aos en la escuela de Malmesbury, vuelve otra vez a Westport cuando el joven Roberto Latimer establece all una escuela. El maestro se interesa por el muchacho a quien, en compaa de otros discpulos aventajados, da leccin particular al atardecer, hasta las nueve de la noche, con tanto xito que Hobbes, que no tiene todava catorce aos, le presenta una traduccin de la Medea de Eurpides en yambos latinos, y puede ser considerado como suficientemente preparado para visitar la Universidad. Se entrega alegremente a los juegos de su edad; pero, sin embargo, pronto se le nota cierta inclinacin a la meditacin y hasta cierta melancola. Su hermano mayor, que lleg a ser guantero como su to, cuenta que se recoga en un rincn y estudiaba la leccin de memoria en un momento. Sus condiscpulos, a causa de su negrsimo cabello, le llamaban la Corneja.

    2. Pas cinco aos en el Magdalen Hall, un anejo, hoy desaparecido, del gran Magdalen College de Oxford (1603-1608), donde es educado en el espritu puritano. (Wood, A Athente Oxon., ed. Bliss col., 1.206.) Estudia la Lgica y la Fsica tradicionales, recordando en su vejez cunto le baha costado meter en la cabeza lo que ms tarde le sera tan difcil desterrar de ella. Prefera ir a las tiendas de los encuadernadores y con-

  • Juventud y madurez (1588*1628) 29

    templar all los mapas terrestres y celestes que le hacan pensar. Al tiempo debido, sin embargo, aprueba su cxa* men (1617) y recibe el ttulo de B. A. (Baccalaureus ar- tium ) que le autoriza a dar cursos sobre cualquiera de los libros de la Lgica, y apenas con veinte aos, ya graduado, se entrena en esa tarea con xito. Entonces, cambia su vida de direccin. El barn Cavendish de Hardwicke, poco despus (1613) Earl of Devonsbire por lo que paga 10.000 libras a la exhausta caja d* Jacobo 1, buscaba por entonces, como un hombre de su tiempo, no un viejo doctor, sino un muchacho joven para ayo de su hijo. Hobbes, con falta de recursos para proseguir sus estudios, pretendi la plaza y, recomendado por el presidente de la asociacin estudiantil a que perteneca, fu admitido en la distinguida casa, con la que permanece estrechamente unido hasta su muerte. ChatBworth y Hardwicke, las famosas posesiones de la familia ducal de Devonshire, veneran todava, siguiendo la tradicin de la casa, la memoria del filsofo. Tanto al padre como al hijo les gusta el muchacho: discreto, trabajador, alegre. Pronto se hacen amigos los dos mu* chachos, casi de la misma edad, y el joven ayo se inicia en una vida que tiene ms de rcreo que de estudio. En calidad de paje acompaa a su seor a la caza, y el o siguiente lo pasa casi por entero en la capital, ati* ministrando los fondos de su seor y cumpliendo, en consecuencia, con penosoB deberes, como el de procurarle fianzas y otros parecidos, ya que el joven barn tiene mano abierta y se cnbre pronto de deudas. Al* padre le parece saludable la influencia de Hobbes, pues decide que acompae al joven en el grand tour, un viaje europeo a travs de Francia e Italia, iniciado el ao 1610. Por entonces, estaba Francia y toda Europa bajo la emocin producida por el asesinato de Enri-

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    que IV, un acontecimiento que debi impresionar fuertemente al joven Hobbes, ya que la accin de Ravaillac, como unos aos antes la conjuracin de la plvora en Inglaterra, fu atribuida a la influencia de los jesutas. El jesuta espaol Surez, que viva todava, era reconocido en Oxford como una autoridad de la escolstica, y calvinistas escoceses haban sostenido con apasionamiento que la muerte del tirano es cosa permitida y a veces meritoria, siguiendo una vieja tradicin de la doctrina poltica escolstica.

    En verdad, se conoce muy poco esta poca de formacin de nuestro filsofo. Se complace en el viaje que le pone en comunicacin con una cultura superior, como sin duda juzgara a la que vea en Francia e Italia, cuyos idiomas lleg a leer y comprender. Tres aos dura el viaje, y a la vuelta sigue todava en compaa del lord, quien le nombra secretario particular, pero dejndole vagar suficiente para poderse entregar a sus aficiones. Describe esta poca de su vida como la ms amable, y dice que le reaparece a menudo en sus sueos (V. c. e. L. I, LXXXVIII). Entre las experiencias del viaje estaba que la Filosofa que le haban enseado gozaba en el extranjero todava de menos prestigio que en Inglaterra, y empezaba ya a ser tomada a chacota por los verdaderos sabios. Decidise, pues, a deshacerse de esta sabidura aparente y entregarse al estudio de los antiguos. No le faltaron libros en la casa: sus simpatas iban hacia los poetas griegos y latinos, y sus estudios se concentraron, especialmente, alrededor de los historiadores, hacia los que le empujara tambin el inters poltico de su seor. Hobbes ha sostenido siempre que para el estudio de las teoras polticas, condicin previa necesaria es la lectura de los historiadores. Por entonces siente la vocacin de escritor, y se aplica

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    a .recuperar su ya casi perdida facilidad de escribir en latn, procurndose, como l mismo confiesa, no un estilo florido, sino la expresin apropiada y enrgica de su pensamiento.

    3. As transcurren varios aos de silenciosa formacin, de los que no sabemos otra cosa sino que, ya e:i la madurez, va entrando en la sociedad de hombres relevantes. El lord canciller Bacon de Verulamio se entretiene gustosamente con l, y lo lleva a su posesin Je Gorhambury, adonde concurran jvenes estudiosos que le ayudaban en sus tareas literarias. Esto deba ocurrir entre 1621, fecha de la cada del canciller, y 1626, fecha de su muerte. As, Hobbes le ayud a traducir al latn algunos trabajos cortos (Easaya) y el que trata de la magnitud de las ciudades seguramente lo ha traducido l. El lord tena la costumbre de llevar un acompaante en sus paseos meditativos por el parque, para que fuera lomando nota de sus pensamientos, y parece haber confesado alguna vez que nadie lo haca tan bien como Hobbes, que saba recoger lo esencial con rapidez y fidelidad, mientras que con los apuntes de los dems le pasaba muchas veces que no los poda entender, porque quienes los haban escrito empezaban por no entenderle a l. Hobbes recuerda con agrado este encuentro con el canciller, y aprecia algunos de los escritos humorsticos del mismo, especialmente el que trata de la sabidura de los antiguos (v. cartas no impresas de Hobbes, Hardwick papera). Pero como filsofo no lo toma en consideracin; solamente como conocedor de la Historia Natural (cita la Sylva Sylvarum s. Historia Natura- lis, E. IV, 316; vil, 112); aunque Hobbes, si bien estima que la Historia Natural es un prembulo necesario de las ciencias naturales, no tiene en gran aprecio los artificiosos experimentos Mlogrados mediante el fuego y tan

  • 32 Tilomas Hobbes

    poco conocidos (E. vil, 117), a los que prefiere la ex periencia comn y diaria ; y, aludiendo a los baconia nos, dice que si los experimentos son los que hacen la ciencia natural, no habra mejores fsicos que los boti carios (sin duda, no sospechaba lo que un da la Qumica debera a los boticarios). De una influencia de Bacon sobre la filosofa de Hobbes, afirmada por histo riadores que prescinden de la crtica de los textos, no se puede hablar ms que en el sentido general de que Bacon fu el primero en romper brecha en Inglaterra para una manera de pensar ms libre. Pero, en este mismo sentido, mB influencia ejercieron sobre Hobbes las atrevidas ideas sobre religin natural expuestas por el caballero Eduardo Herbert, ms tarde barn Cher- bury, en su libro De veritate (1624). El barn perteneci al grupo de sus amigos, y del inters despertado en Hobbes por el libro nos quedan varios testimonios. 3)

    4. Durante eBte tiempo, Hobbes contina con pasin entregado a los clsicos. Cita (V. c. e., 75 ff.) a Horacio, Virgilio, Homero, Eurpides, Sfocles, Planto, Aristfanes, entre otros, y a muchos historiadores; pero a quien prefiere entre todos es a Tucdides: me hizo ver lo insensata que es la democracia. Y dedica varios aos de trabajo a una cuidadosa traduccin, con trozos de congenial adivinacin, de este gran historiador. Quiso dedicrsela a su lord, que en 1625 sucedi al padre en el ducado. El poeta Ben Jonson y el por entonces tambin famoso poeta escocs Sir Roberto Ay- ton sometieron la traduccin, estimada todava en nuestros das, a una revisin. Una extensa introduccin pone de manifiesto los profundos conocimientos y hasta el estilo elegante del autor. Entregado el libro a las prensas. alcanza al autor un duro destino: una cruel enfermedad le arrebata su amigo y seor (1628). La viuda,

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    preocupada inmediatamente con el arreglo financiero de la casa, prescinde de sus servicios. El libro aparece al ao siguiente, con la dedicatoria a nombre del heredero, todava menor. Esta dedicatoria es un monumento erigido en honor del muerto, y la publicamos parcial* mente a continuacin, como una muestra temprana de su estilo y como caracterizacin del autor al finalizar este perodo de su vida.

    [Esta obra est dedicada, no a l, sino a su padre], Mporque no tengo la libertad de ofrecerla como un re* galo a quien me parezca, sino que estoy obligado, en justicia, a dedicarla a aquel que por su bondad hizo posible el tiempo y los medios necesarios para llevarla a cabo. Y aun no existiendo esta obligacin, a nadie podra dedicarla ms a gusto. Puedo afirmar, por la experiencia de los varios aos en que tuve el honor de servirle, que nadie hubo que favoreciera ms sinceramente, y no por vanidad, a los que se entregan liberalmente al estudio de las artes liberales que mi lord, su padre, y nadie en cuya casa se prescindiera menos de la Universidad que en casa de l. Su propio estudio lo dedic, en su mayor parte, a aquello que merece el esfuerzo y el tiempo de las personas de alta posicin, la Historia y los conocimientos polticos, y lo aplic a dirigir bien su vida y al bien pblico, que no a presumir de hombre ledo. Porque estudiaba en tal forma que asimilaba lo que lea y lo transformaba en un saber y capacidad al servicio de la patria: entregado con afn a no importa qu inters, nunca este afn fu alimentado por el fuego de la parcialidad o de la ambicin. Y del mismo modo que era un hombre muy capaz de aconsejar sobriamente y expresar con claridad su pensamiento en las ocasiones ms importantes y difciles de la vida pblica o privada, era incapaz de desviar a cualquiera de

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    an camino recto, y no s cmo cultiv mejor eata virtud, ai con la severidad a que se someta l mismo, o con la generosidad de no exigirla de los dems. Nadie conoca mejor a los hombres, y por eso era firme en su amistad, que no la meda por la fortuna o por el apego a su persona, sino por la hombra: se entregaba tan francamente en su trato, que slo su propia sinceridad y el Nil conscire fueron su salvaguardia. A los iguales trataba como igual; a los inferiores, cordialmente, pero conservando siempre su puesto y transparentando su dignidad. In summay era uno de aquellos en los que se percihe claramente que el honor y la honradez no son, en realidad, ms que expresiones distintas de una misma cosa en capas distintas de la sociedad. A l, pues, y a la memoria de sus mritos, sea consagrada esta vctima indigna. 3)

    Recomienda su Tucdides al muchacho, en quien reconoce al vivo trasunto de su padre, no por la razn de que Tucdides lleve sangre real, sino porque sus escritos contienen una enseanza provechosa para un joven noble y para cualquiera que est destinado a grandes acciones. Porque, en la Historia, los hechos honrosos y los deshonrosos aparecen clara y sencillamente diferenciales, mientras que en la poca en que se vive se presentan tan encubiertos, que pocos son los que, muy precavidos, no se dejan confundir.

    En el prlogo Al lector celebra a Tucdides como el historiador ms poltico, sin que por eso se pierda en digresiones morales o polticas, sino que trata de impresionar al lector por la misma fuerza de los hechos. Es que, segn la expresin de Plutarco, convierte al lector en espectador; coloca al lector en medio de las asambleas del pueblo y de las reuniones de los Consejos, para que asista a los debates; en la calle, metido en los

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    tumultos, y hasta en el campo de batalla, a la hora del combate. Con este procedimiento, un hombre razona* ble llega a hacerse ana idea de las cosas, como si las hubiese vivido realmente, y a tomar lecciones provecho* sas y perseguir los motivos de los personajes hasta lo ms ntimo.

    En el tratado anejo sobre la vida y obra de Tncdi* des hay pasajes sorprendentes, que revelan la madures de las opiniones del futuro moralista y poltico, y que parecen justificar su afirmacin de haber publicado la traduccin para poner de manifiesto a sus conciudadanos las insensateces de los demcratas atenienses, o para ponerlos en guardia contra los oradores, como dice en un dstico de su autobiografa. 4)

    Por sus relaciones con una de las ms distinguidas familias del pas, perteneciente a la nueva nobleza cortesana, tuvo ocasiones bastantes de tomar activa parte en la vida poltica. Se conserva una larga carta (toda* va no publicada) que le dirige un amigo desde Cambridge, del tiempo de Jacobo I (10 diciembre 1622). Por entonces, el rey se desentenda del conde palatino, y pensaba en casar a su hijo con una princesa espaola, con objeto de conseguir mejores condiciones para aqul, su yerno. No deja de tener inters, escribe el corresponsal, recordar en estos momentos la repulsa general con que fu recibido el primer rumor sobre un matrimonio hispnico; ahora be odo de boca de varios buenos protestantes que desearan que resoltara algo de ello. Le mneve a pedir la opinin de Hobbes el deseo de saber qu es lo que se ba de tener en cuenta: o que el orgullo ingls no puede tolerar la vergenza de un desaire espaol, o que cada sbdito procure por su parte el bien de su prncipe, o, finalmente, si en un caso de necesidad, en que el amor y el odio se contrapesan,

  • 36 Tilomas Hobbcs

    1? antipata contra los espaolea no est ms que compensada por el amor hacia el conde palatino, ja que con la ayuda de aqullo^ le ser posible a ste volver cuanto antes entre los suyos. Espera que el amigo (T. EL) le comunique nuevas que aplaquen su hambre de noticias polticas (no se haban inventado todava los peridicos!). Sin embargo, no quiere aparecer como curioso, que hay cosas, como da a entender su carta, que es mejor no conocerlas ; de ninguna manera, sin embargo, quisiera que le tomaran por tan ignorante de los asuntos pblicos que no supiera nada de lo que ha- con los grandes seores, que pretenden un xito feliz para los planes de sn prncipe y de su pas; y de esta clase de noticias espera recibir en seguida de ELobbes, aunque sean de sexta, sptima o quincuagsima mano.

    Es lstima que no se haya conservado la respuesta. Seguramente demostrara, no slo un gran conocimiento de los asuntos, sino una observacin delicada y un juicio agudo sobre los acontecimientos contemporneos. Oe poca posterior se conserva tambin otra carta q u 9 le dirige un amigo a Ginebra (8 nov. 1625), en la que le informa sobre los encarcelamientos con que el rey Carlos quera destrozar el partido del pas, despus de haber disuelto el Parlamento.

  • Captulo 2E D A D M A D U R A Y O BRAS

    La poca media de su vida (1628-1660) comprende, tres partes. La primera, hasta la apertura del Parlamento largo (nov. 1640). La llenan viajes y proyectos.

    1. Viajes y proyectos.

    1. El conde dej a su secretario una pensin anual de 80 libras para que no se viera obligado a servir, y Hobbes declara que, con sus pocas pretensiones, le bastaba para vivir. Sin embargo, se deja convencer por un noble escocs, sir Gervase Clifton, a cuyo hijo acompaa como mentor en un viaje que le retiene dieciocho meses en Pars. La excursin a Italia fu seguramente impedida por la guerra de Sucesin entre Espaa y Francia (carta de Hobbes, E. Vil, 451).

    A comienzos del ao 1631, inesperadamente, la condesa Devonshirc le propone que vuelva a la casa a encargarse de la educacin de su hijo mayor, de trece aos, pues haba despedido a su actual preceptor. Aunque Hobbes no sali muy amistosamente de la casa, acepta, sin embargo, el encargo, movido, entre otras razones, principalmente porque la ndole de la ocupacin no le desviara mucho de sus estudios (M. S. JVor-

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  • 38 Thomas Hobbes

    rative of the proceedings both publique and prvate con cerning the inheritance of the Rigth Honourable Will: Earl of Devonshire, etc., escrito por Hobbes, 1639; se encuentra entre los Hardwick papera).

    2. La lectura del prlogo del Tucididea da a enten* der que ya por entonces Hobbes pensaba dedicarse a los problemas del Derecho y de la Justicia, y que, con ese propsito, estaba empeado haca tiempo en investigar la naturaleza humana.

    Al leer los escritos de los moralistas y polticos, le sorprenden laB muchas discusiones y contradicciones entre los mismos. Llega a la conclusin de ser la pasin sentimiento partidista, y no la razn, la que habla en sus escritos. Su ambicin se cifra en poder exponer los principios del derecho como inconmovibles, es decir, derivarlos de la naturaleza o esencia del hombre por riguroso pensamiento. As llega a ocuparse de la voluntad y de b u s causas, las sensaciones; del problema de la percepcin, que le conduce a la matemtica, primero, y luego al dominio total de las ciencias naturales. Ya antes de la muerte de su protector debi de ocurrirle esto, pues segn cuenta (V. L. L XXI), cierto da, en una reunin de sabios, la pregunta qu sea la percepcin fue tomada a broma y nadie supo contestarla, admirndole que gentes que presumen de filsofos, mirando despectivamente a los dems mortales, no tuvieran idea de sus propios cinco sentidos. Desde entonces pens mucho sobre las causas de la percepcin, llegando a la siguiente conclusin: si las cosas corporales y sus componentes estuvieran siempre en reposo, no habra diferencia entre las cosas, y no sera posible la percepcin de las mismas; por esto, la causa de todas las cosas est en la diversidad de movimientos. Este fu su primer principio; despus, con objeto de eatu-

  • Edad madura y obras 39

    diar las condiciones y la diversidad de los movimientos, se dirigi a la Geometra. Pero fn en su viaje con el joven Clifton, principios del ao 1629tena cuarenta aoB de edad, cuando Hobbes empez a estudiar a Euclides, casi por casualidad. El libro yaca abierto en ls proposicin I, 47. Ley la proposicin, y exclam: Imposible! ; sigui leyendo la demostracin, que le refiri a otra, y sta a otra, hasta leerlas todas, conven cindose demostrativamente de la verdad de la proposicin. Los objetos matemticos no le interesaban muchoestaban muy lejos de la poltica y de la vida diaria; pero el mtodo le impresion, y sn empeo mayor consisti en apropirselo, ya que con l poseera un instrumento infalible para encontrar lo difcil, afirmar le verdadero y deshacer lo falso. Pero por quse preguntael pensamiento lgico obtiene tan grandes resultados en este dominio de la Geometra? Porque no estn frente a frente la verdad y el inters de los hombres. Pero ste es el caso cuando, en lugar de comparar lneas y figuras, tenemos que comparar hombres: inmediatamente tropezamos con su derecho y con su inters, y somos rechazados. Pues tan a menudo como la razn est contra el hombre, tantas veces el hombre se pondr contra la razn. (Elemento of Law Ep. decL) En s mismo, si se emprende esa tarea sin que nos ofusque el inters, es posible llevarla a cabo matemticamente, como ocurre en la Geometra. Hobbes se siente llamado para esta empresa. Crea poder colocar fundamentos tan firmes, que ningn pensamiento interesado pudiera conmoverlos: la doctrina del movimiento y, con ella, la matemtica.

    3. Entre los que participaban calurosamente de estas ideas haba varios parientes cercanos de la casa, a la que vuelve Hobbes al comenzar el ao 1631: dos

  • 40 Thomas Hobbeshermanos, uno de ellos, Gnillermo, eonde de Newcastle, que ha quedado en la historia como el ltimo de los caballeros; el otro, sir Carlos Cavendisch, valetudinario de cuerpo, pero entregado con todo apasionamiento al estudio de la Matemtica y de la ciencia natural, manteniendo correspondencia con muchos sabios destacados de Europa. En Welbeck, la posesin del conde, encuentra amistoso hospedaje durante las vacaciones, recibiendo y devolviendo estmulos. Seguramente, de no haber sido antes de su estancia en Pars, fue all donde, el ao 1631, entrega a su protector un pequeo tratado sobre la esencia de la luz, sobr la esencia del bien y del mal y acerca de los conceptos de unidad que consideraba tan importantes para la teora poltica, escrito concisamente.

    Al ao siguientesi es que no fu mucho antes, este crculo de pensadores libres prestaba atencin a los trabajos de Galileo. El 26 de enero de 1633 escribe desde Londres a un asiduo de Welbeck: Mi primera ocupacin en Londres fu procurarme los Dilogos de Galileo. 5) Cuando, en el momento de despedirme de Vuestra Merced, me compromet a comprarle el libro, pens que se trataba de un buen asunto; si V. M. se empea en hacerme cumplir lo prometido, me vera muy mal, ya que no es posible procurarse el libro con dinero. Llegaron, en primer lugar, muy pocos libros, v la gente que compra semejantes libros no se desprende de ellos. Oigo decir que este libro se retira de la circulacin en Italia, por tratarse de un libro que hace ms dao a su religin que todos los escritos de Lutero y Calvino juntos. Vea V. M. qu contraste entre esa religin y la razn natural. (De las cartas MS., publicado en los Reports of the Historiad MSS., Commis- sion, 1893.)

  • Edad madura y obras 41

    4. No abandonaba, entre tanto, a su discpulo. Hizo un resumen de la Retrica de Aristteles, le form su estilo latino, y hasta le ense los elementos de la Geometra y de la Astronoma. Trataba de formarlo mediante principios qne le dispusieran para ser un buen cristiano, un buen sbdito y un bnen hijo (MS. Narrat., o. ob.). Al cabo de tres aos emprenden los viajes al extranjero. La meta eran Francia e Italia, como con el padre. Este viaje tiene mucha importancia en el desarrollo filosfico de Hobbes, pues en Pars, guiado por su creciente aficin a las ciencias naturales, se pone en comunicacin con el monje franciscano Marino Mersen* ne, a quien ve casi todos los das. Mersenne, nacido en el mismo ao que Hobbes (1588), se haba hecho clebre como telogo por su comentario al Gnesis (1623); pero deriv, cada vez ms, hacia la Matemtica y la Fsica, llegando a ser el centro de un crculo al que pertenecan Descartes y Gassendi, ocupados ambos en la filosofa nueva, y al que se agregaban personajes y sabios extranjeros. Corresponsal e intermediario en diversas formas, se pone a traducir los Dilogos de Galileo, y seguramente se refiere a ese estudio de Galileo un recuerdo de Hobbes, de que por entonces empez a estudiar los principios de las ciencias naturales (V. L. I, XIV). En una carta fechada en Pars el 25 de agosto de 1635, dirigida a Newcastle y escrita poco antes de emprender el viaje a Venecia, habla claramente de su viejo propsito de aplicar esos principios a las facultades y pasiones del alma. Esperaba ser el primero que hablara acerca de este objeto razonablemente. Desde ahora est obsesionado por la idea de que no hay en el mundo ms que una sola realidad, que puede aparentar formas extraas, pero que es siempre movimiento de las partes interiores de las cosas (V. c. e., L. 1, LXXXIX);

  • 42 Thomas Hobbcs

    esta idea le persigue da y noche, en su viaje al Medio* da francs e Italia, a caballo, en coche, sobre el mar, y el poseerla le hace feliz. Durante este viaje se detiene ms largamente en Florencia, y desde aqu visita a me- uudo a Galileo, probablemente en su villa Bellosguardo. No habra de costarle mucho ganar la amistad del viejo maestro, objeto de su admiracin, dada la semejanza de su manera de pensar y de su carcter. Una noticia, por lo dems insuficiente, afirma que Galileo sugiri a Hob* bes la idea de tratar la moral a la manera geomtrica, para darle una certeza matemtica. Parece ms bien la verdad que Hobbes comunic su propsito a Galileo y que ste le confirm en el mismo. A la vuelta de Italia se detiene nuevamente en Pars, reanuda sus conversaciones con Mersenne, a quien inicia en sus planes. La estancia dura, esta vez, ocho meses, y a fines del ao e&tn de vuelta en Inglaterra. Cartas dirigidas a New* castle desde Pars noB muestran al filsofo trabajando sin descanso, continuamente ocupado de problemas de Optica y manteniendo un vivo intercambio intelectual con su protector. Expresa frecuentemente y con viveza su entusiasmo por el trabajo cientfico. En una carta (13/23 junio 1636) habla de algunos libros que est leyendo, y muestra un inters especial por el More clausura, de Mr. Selden, y califica de excelente el libro de Uerbert de Cherbury sobre la verdad (which is a high poinn). Algo despus (29 julio/8 agosto) se lamenta de que el conde no reciba el trato que merece (se refiere seguramente a disgustos polticos). Pero, Mylord, el que se embarca tiene que haberse decidido a soportar toda clase de temporales. Yo, por mi parte, prefiero quedarme en tierra, y acaso V. M. venga a lo mi*- mo, con lo que tendr la dicha que, conforme me indica V. M. al final de su carta, ocupe Vuestra Merced

  • Edad madura y obras 43

    una larga temporada con mis meditaciones. Ello, ade ms de ser un honor para m, le proporcionar la felicidad, esa felicidad que los enamorados del saber consideramos como la nica y verdadera en esta vida. (Pars, 8 agosto 1636, cartas MS., como arriba.) En la carta siguiente, donde, arribado a Inglaterra, se alegra pensando en Welbeck: Aunque Mylady y su hijo reciban en tal forma mis servicios que casi me quisiera obligar a servirlos toda mi vida, sin embargo, la infinita alegra que me proporcionan mis estudios me hace desearla por encima de todo. No quisiera abandonar a mi- lord sin haberle prestado todos aquellos servicios que. segn l, ningn otro pudiera prestrselos mejor; pero no puedo renunciar a la satisfaccin que me proporciona el seguir estudiando, y, en mi opinin, en ninguna parte podr hacerlo mejor que en Welbeck, por lo que pienso, si sus mercedes no lo prohben, marcharme cuanto antes a Welbeck y estar all tanto tiempo como me sea posible, sin molestar a W . mercedes. (Byfleet, 16 oct. 1636, carta MS.) La visita se retrasa, sin embargo, hasta principios del ao siguiente; mientras tanto ha participado, probablemente, de la sociedad de su esclarecido protector. 6) Para juzgar de las relaciones entre Hobl>es y Descartes, no hay que olvidar que la poca de estudio apasionado, especialmente dedicado a la Optica, es anterior a la publicacin de los Essais de Descartes, que contienen la Diptrica. 7) Es posible, por lo dems, que Hobbes haya tenido algunas informaciones sobre su contenido a travs de Mersenne.

    Pero, en medio de su apasionamiento por la nueva filosofa natural, preocupan, lo mismo a Hobbes que a sus mecenas y a sus amigos, los acontecimientos polticos.

    5. Su preceptora cesa con el viaje al extranjero,

  • 44 Tilomas Hobbes

    quedando el filsofo como fiel amigo y mentor de su discpulo, a quien, efectivamente, presta un servicio de amigo en una espinosa cuestin de familia, que sin su intervencin hubiera ocasionado la ruptura entre madre e hijo. Este se siente, con razn, fuertemente perjudicado, tanto por la tutela de la madre como por la administracin del padre, que haba obtenido del Parlamento autorizacin para disponer de los bienes de su hijo, con objeto de pagar sus deudas. Sin nadie que le aconsejara a su ladoHobbes deba de estar en Wel- beck, estuvo a punto de entregar a su madre un finiquito, de cuyo contenido no se daba cuenta exacta. Concebidas sospechas, acude a su antiguo maestro. Quera abandonar la casa e intentar un proceso contra su madre. Hobbes extiende el 12 de abril de 1639 un acta sobre el embrollado asunto (MS. Narrative), en la que se pone de manifiesto la cometida injusticia. Pero aconseja la conciliacin, terminando con estas palabras: El llamado Toms Hobbes le ha aconsejado, y le aconseja todava que permanezca en casa de su madre y no intente ninguna accin judicial. Y por la presente informacin, el llamado Toms Hobbes no ha recibido ni pedido ninguna recompensa, ni espera algo semejante, sino slo el testimonio de que ha cumplido con su oficio como un tutor fiel, y le salvaguarda contra cualquier rumor contrario. De su apego a la familia y a la posesin montaesa Peak, donde est la casa solariega, testimonia una pequea poesa en hexmetros latinos (De Mirabilibus Pecci), escrita probablemente entre 1626 y 1628, e impresa durante su ausencia (1636) por admiradores suyos. Ms tarde se tradujo al ingls (The Fondera of the Peak).

    6. Durante este tiempo, Hobbes, segn su deseo, se entrega a la pasin del estudio. Entre sus amigos nti-

  • Edad madura y obras 45

    moa estaba sir Kenelm Digby, que se haba hecho un nombre como filsofo, aunque en una direccin muy distinta de la de Hobbes. De una carta de Digby se desprende que en 1636 Hobbes trabajaba ya en su Lgica. En octubre de 1637 enva aqul a su amigo Hobbes una obra de Descartes que acaba de aparecer (los Essais, con la Diptrica). Sigue en comunicacin epistolarse han perdido las cartascon Mersenne. Proyecta el plan de un Sistema de Filosofa, que abarca tres secciones: De Corpore, De Homine, De Cive, y trabaja en las tres a la vez, conservando la teora de la percepcin y con ella la Optica, el punto central de su pensamiento. Lo que vena despus, la teora del movimiento, era lo de menos; lo que iba por delante, el estudio del hombre moral y poltico, era independiente del esquema sistemtico, estaba, en lo fundamental, terminado, y era fcil de ser completado. El conde de Newcastle le convence, por motivos polticos, para publicarla independientemente. Efectivamente, los acontecimientos irrumpen en la vida reposada del pensador. Empiezan las revueltas escocesas, y todo el mundo sigue con ansiedad el desarrollo de las relaciones entre el Estado y la Iglesia, y entre el rey y los estamentos.

    Newcastle, en su calidad de ayo del prncipe de Gales, se encontraba en las inmediaciones del monarca. El conde Strafford era amigo suyo. Ms decididos representantes de las prerrogativas, es decir, en el sentido de Hobbes, de la monarqua absoluta, con todas sus consecuencias lgicas, habra muy pocos. El mismo Hobbes nos informa ms tarde 8): La mayor parte de los lores del Parlamento y de la gentry en general, en Inglaterra, preferan la monarqua a un Gobierno del pueblo; pero no podan tolerar que se hablara de un poder absoluto del monarca. Por eso, en el Parlamento procu-

  • 46 Thomas Hobbes

    taron disminuir ese poder y convertir el Gobierno en nna monarqua mixta, como ellos decan, en la que la soberana absoluta deba repartirse entre el rey, la Cmara de los Lores y la de los Comunes. No le inspiraban mucha confianza los principios polticos de Straf- ford, que haba pertenecido anteriormente a la oposicin, y a quien tena en concepto de un ambicioso venal. Lo haba conocido personalmente, sin duda ninguna.

    Pero los que ms perjudicaban la causa real eran los moderados, cuyo ideal de una monarqua mixta o (como diramos hoy) constitucional reprueba como una mixar- qua y en realidad no otra cosa que pura anarqua (Behem.. pg. 116). Hobbes conoci personalmente a los polticos dirigentes, a Pym, a Hampden, y a los lores relacionados con la casa real. Perteneca, con Ben Jon- son, Selden, Waller y otros caballeros cultos, al crculo que, hacia 1635, reuna el vizconde Falkland, Lucio Carey, en su hermosa posesin Tue, no lejos de Oxford. Falkland, ms tarde caudillo del partido realista, pesaba por un sociniano, es decir, unitario. En Religin, sobre la que se discuta a menudo, tenan la mayora las mismas ideas. Falkland protega especialmente a Chil* lingworth, autor de Religin of the Protestants (1637); Hobbes aprecia a este autor, y dice a Aubrey que lo considera como un buen combatiente que va rechazando a su enemigo, pero descarga a menudo sobre las espaldas de su propio partido buenos golpes (Aubrey, I, pg. 173, 310. Comp. Dilthey Gesammelte Schriften, IT, 104). Pensaba acaso Newcastle que lanzaba un proyectil efectivo entre aquel grupo de indecisos, al proponer a su amigo que desarrollara metdicamente los principios del derecho natural y del derecho poltico. El mismo Hobbes cuenta (En IV, 414): Cuando se reuni el Parlamento que inici sus sesiones en abril de 1640 y

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    fue disuelto en el mes de mayo siguiente (el Parlamento corto), en el que se discutieron y negaron muchos puntos del poder real necesarios para la paz del reino y para la seguridad de la persona de Su Majestad, entonces escribi Hobbes un pequeo tratado, en ingls, en el que discute y demuestra que el poder real y los derechos disputados pertenecen inseparablemente a la soberana. Nadie negaba entonces que esta soberana residiera en el rey; pero la inseparabilidad de aquellos derechos no la comprendan, a lo que parece, o no la queran comprender. De este tratado, aunque no fu impreso, poseyeron muchos seores copias; y si Su Majestad no llega a disolver el Parlamento, se hubiera visto el autor en grave peligro de la vida. Fu el primero en atreverse a escribir en defensa del rey y uno de los muy pocos que, sin otro motivo que el conocimiento de su deber y de los principios del derecho natural, sin ningn inters especial, permaneci absolutamente leaL (Esto lo escribi para desvanecer sospechas; v. abajo.} Esta primera obra independiente del filsofo lleva debajo de la dedicatoria al conde de Newcastle la fecha de 9 de mayo 1640. El ttulo es: Elementos de Derecho natural y poltico (The Elements of Lav natural and politiceditado por el autor del presente libro), y ei libro trata, en su primera parte, sobre el hombre como persona natural; en las otras, acerca del hombre como corporacin poltica y sobre la esencia y las clases de las leyes. No nos queda ningn testimonio de la impresin que caus el libro; seguramente que di que hablar en la medida que fu conocido. Algunos clrigos, como Mauwaring, que. como dijo luego el mismo Hobbes, haba predicado su doctrina (1628) de que nicamente la voluntad real puede vincular la conciencia de los sbditos, etc., fueron llamados a responder ante el

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    Parlamento y recibieron penosos castigos. Hobbes crea temer, con razn, que le estuviera reservada la misma suerte. En junio dim ita Newcastle su cargo palaciego, quedando Hobbes sin su nica proteccin segura. En noviembresegn cuenta l mismo (E., IV, 414)principia un nuevo Parlamento, constituido en su mayora por gentes que el pueblo haba elegido por su oposicin contra los intereses del rey. Inmediatamente empezaron a perseguir violentamente a todo aquel que hubiese escrito o predicado en favor de una porcin cualquiera de aquel poder del que ellos pretendan aduearse, y agraciaron a aquellos que por rebelda haban cado en desgracia del rey, por lo que Hobbes empez a preocuparse de cmo le trataran, y se pas a Francia, el primero entre todos los que se refugiaron all.

    En el pasaje correspondiente del Behemoth (pg. 36) hay una alusin ms clara: Mel rey no los protega (a los defensores de sus derechos), y Hobbes crea, sin duda, poder seguir la consecuencia de aquella mxima que, ms tarde, sostuvo con ahinco: en el momento en que la seguridad personal cesa, cesa tambin todo vnculo obligatorio.

    Independiente, soltero, abandona su pas, buscando en el vecino una estancia ms reposada y segura, en el momento en que, bajo el inteligente gobierno de Ri- chelieu, artes y ciencias se daban cita en la capital del Estado. Si su patria le rechaza con fuerza, con ms fuerza le atrae Pars, centro de la cultura mundana. Y Hobbes se haba convertido en un hombre de mundo, no solamente por su constante trato con la flor de la aristocracia inglesa, sino por la experiencia de sus viajes, especialmente, adquirida en proporciones extraordinarias, si se piensa en su humilde cuna. Su pensamiento cientfico y poltico es estimulado poderosamente:

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    estudia la Constitucin aristocrtica de Venecia, de la que se ocupa en varias ocasiones; traduce al ingls un escrito de Galileo o de Castelli. Las dos corrientes fluyen paralelas en su espritu, hasta encontrarse en su visin del espritu y la voluntad humanos. Reconoce que la misma necesidad domina el reino de la naturaleza y el de la cultura; pero, por eso mismo, se hace ms fuerte en su alma la esperanza de que el conocimiento, la ciencia, pueden modificar y deben modificar la vida. En esto coincide con Descartes, Gassendi y otros dirigentes del pensamiento libre de la poca.

    II. Labor en P ars (1640-1651).

    1. El final del ao 1640 representa un corte en la cinta de su vida, y para la gran crisis del Estado ingls, un momento decisivo. Once aos preados de acontecimientos transcurren hasta su vuelta, vividos casi todos en su querido Pars, en medio de aquel crculo cientfico, cuyo centro ocup Mersenne hasta sii muerte (1648): el amigo fielescribe Hobbes, a los ochenta y cuatro aos, en su autobiografa versificada, un hombre culto, sabio, excepcionalmente bueno, cuya celda era preferible a todas las aulas, porqueaade con sarcasmoprofessorum omnes ambitione turnen* (todas las de profesores estn hinchadas de ambicin.) (Vase c. e., L. I, XCI.) Adems de Gassendi, que recibe en 1645 su profesorado parisino, toman parte en las reuniones otras muchas figuras importantes, de las que algunas dejan sus nombres en los anales cientficos, y las paredes de la celda se cubren de crculos y cuadrados en lugar de imgenes piadosas. Al principio de su residencia en Pars se enreda, por mediacin del fraile,

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    en una controversia con Descartes, especialmente acerca de su Diptrica; fue de los pocos que recibieron las Meditationes manuscritas, e hicieron presentes sus objeciones, sin lograr ser tomado en cuenta poi el orgulloso solitario. Para poder ofrecer algo a los amigos, que esperaban impacientes su anunciado sistema, trabaja la parte ms extensa de su obra inglesa, de la que ya haba hablado a sus amigos, y con el ttulo latino Blemen- torum phlosophiae sectio tertia De Cive, aparece la tercera y ltima parte de su sistema, annima, impresa como manuscrito (uprivatim impressa 9) en edicin limitada, Pars, 1642, en 4.). Fu su libro de mayor xito y el que ha consagrado su nombre en la literatura universal. Produjo, en general, gran admiracin, y aun el mismo Descartes (a quien algunos reputaban como el autor) no pudo sustraerse a la aprobacin general. En seguida empieza una viva demanda del librito, tan difcil de encontrar. Un mdico filsofo, Sorbiere (el mismo que luego escribir una introduccin biogrfica a una obra de Gassendi) consigue el manuscrito y el permiso del autor para imprimir nuevamente la obra en Holanda. Gassendi y Mersenne le envan sus felicitaciones entusiastas que adornarn luego el comienzo de los tontitos elzevirianos. No s de ningn escritor que haya investigado ms profundamente, ni de nadie que, filosofando, est ms libre de prejuicios. Oh, si le hubieses podido arrebatar tambin la dems obra suya!, escribe Gassendi. Y el fraile, no sin cierto humor, termina: Me entero, ilustrsimo Sorbiere, de que esa obra excelente acerca del ciudadano, del incomparable Hobbes, te la llevas t a Gravenhaege, es decir, que te nos llevas un incalculable tesoro literario, aumentado con nuevos pensamientos que, destruyendo cada objecin, le abrirn un camino llano. Cuida, pues, que un im

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    presor excelente saque a luz ese libro de oro adornado en piedras preciosas y no permitas por ms tiempo que nuestra ansiedad lo eche de menos. Y a ver si convences al autor de que no encierre ese sistema total de Filosofa que lleva en la cabeza y est escribiendo en aquel armario fatdico, no sea que nos veamos obligados a apelar a la autoridad real para violentar el armario. El ao 1654, el libro que haba sido elogiado por dos hombres de ortodoxia intachable, aparece en el Index lib. prohibb. (sus cartas laudatorias se escribieron pensando en el editor y fueron impresas sin contar con ellos); ms tarde, todas las obras latinas, de las que Mersenne haba publicado el ao 1644, algunos trozos en sus libros sobre Fsica, trozos referentes a la teora de la percepcin y a la ptica, fueron tambin al Indice.

    La edicin de De Cive llev cierto tiempo consigo. Hobbes lleg a creer al principio, mientras Sorbiere se afanaba en recoger aprobaciones de los entendidos por voluntad del editor, que haban surgido dificultades. Lo que puede impedir la impresin, le escribe a Sorbiere t0) , es, primero, que Be hayan enterado que se est imprimiendo un libro semejante gentes que ocupan un lugar preferente en las Universidades, porque corresponde a la presuncin de sus cargos que nadie pueda ver en la doctrina que constituye su profesin algo que no hayan visto ellos antes. Andese, pues, con cuidado, y no vaya a pedir aprobaciones ms que a sitio seguro. Si es cosa que puede evitarse, tampoco se ha de permitir al editor que vaya a preguntar sobre el valor de la obra a personas que se creen entendidas. Especialmente, tendra usted que precaverse de aquellos que asienten a casi todo, pero que desaprueban el resto; que stos se sienten un poco maestros de escuela, y les parece que me debo de dar por satisfecho con su aprobacin privada,

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    y me retiran la aprobacin pblica. Otra cosa: si el seor Descartes llegara a notar o sospechar los prepa- ativos para la publicacin de mi obra (sta u otra), estoy seguro que maniobrar lo que pueda, cramelo usted, porque lo s. 11) Hobbes quera titular su libro como la parte tercera de sus elementos filosficos; pero, a instancias de Elzevir, el editor, desisti de ello. Pensaba igualmente (1 junio 1646, nm. 2) publicar dentro del ao la primera parte (De Corpore); en el retraso tiene culpa mi pereza, pero es debido, principalmente, a que soy muy exigente en la exposicin de mis opiniones, pues lo que creo haber conseguido en la doctrina moral, eso mismo quiero lograr en la Metafsica y en la Fsica, que no haya sitio para ningn contradictor. Y en cuanto la Optica (que ofrec en ingls al marqus de Newcastle) piensa traducirla cuanto in- tes al latn. ,a)

    2. Entretanto, Hobbes trabaja sin descanso sobre los dos trozos anteriores de su sistema. Mersenne, a quien Hobbes llama le bon larron, no le deja parar hasta que termina, y consigue llevarse (antes de 1644) un manuscrito que era considerado como la primera seccin de De Corpore, y que llevaba el ttulo De motu, loco et tempore. Segn testimonio de Mersenne, la obra se compona de 28 captulos, de donde infiere F. Brandt, con cierta verosimilitud, que Be trataba de un esbozo completo de la obra de 30 captulos De Corpore, que hoy poseemos. l) Por qu no public ese manuscrito? Quiz querra completar sus estudios sobre los cuerpos vivientes, como preparacin a sus ideas originales acerca del hombre. Recurdese que lee la Anatoma de Vesalio, con William Pety, que llega en 1648 a Pars. Esta clase de estudios no concluyeron nunca; pero es muy posible que hayan retrasado la terminacin de De

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    Corpore, donde trata de las sensaciones y movimientos animales, del Universo y de las estrellas, de todos los fenmenos fsicos; al final, de la gravedad; pero nada habla de la vida y de sus causas, a pesar de que Hobbes, en su admiracin por Harvey, estuvo a punto de entregarse a esta clase de estudios. Menciona en su epstola dedicatoria la obra de Harvey sobre la reproduccin de los animales y la que trata del movimiento de la sangre, y celebra expresamente que la Fsica del cuerpo humano, debido a la inteligencia y al trabajo de los mdicos (esto es, de los autnticos investigadores de la naturaleza), preferentemente de nuestros ilustres compatriotas del Colegio Londinense, haya progresado tanto en tan poco tiempo. A causa de esta omisin, parece ser que, contra su voluntad, tuvo que desistir de su propsito al ver que los estudios biolgicos no alcanzaban todava el vigor suficiente para presentarlos como una solucin dentro de su filosofa natural mecanicista.

    3. Mientras la impresin de De Cive se retrasa, un nuevo trastorno interrumpe los planes del autor. Durante el ao, la fatalidad se cierne sobre la causa del rey. Alejado de la patria, poda Hobbes entregarse, li- bre de prejuicios, a la observacin y a la crtica. Vi claramente las faltas y errores de su partido. El da 2 de agosto de 1641 escribe a su joven lord (carta autgrafa al final de E., X I): He visto la peticin del Nottinghamshire contra los obispos; se cuentan en elli una porcin de abusos cometidos por eclesisticos, que no pueden ser negados ni disculpados. Que tengan su origen en el mismo episcopado, eso es lo que no se puede probar con evidencia. Una vez que la codicia y las excesivas rentas de las personas han enemistado al pueblo con esta institucin, no s qu se pueda objetar al nuevo sistema propuesto (gobierno sinodal de las

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    iglesias). Si a algunos desagrada el hecho de que haya tantos laicos ocupndose de asuntos eclesisticos y tan pocos clrigos, esos sern, seguramente, aquellos que ms han deseado el cambio, pensando que se iban a repartir la autoridad episcopal (los clrigos presbiterianos). Soy de opinin que los clrigos estn ms para servir que para regir (ministers ought to minister), o, cuando menos, que el gobierno de las iglesias debe depender del Estado y de la autoridad civil; sin esto, faltar la unidad en la Iglesia. Sus mercedes pensarn, quiz, que todo esto es una fantasa de filsofo; pero de una cosa estoy seguro: la experiencia nos ensea que en los ltimos tiempos, en todos los pases cristianos, la lucha por la supremaca entre los poderes laico y clerical ha sido, ms que ninguna otra en el mundo, la causa de las guerras civiles. Esta declaracin, hecha en el seno de la confianza, y cuyo contenido la realidad vendra a confirmar rpidamente, nos indica la significacin profunda del hecho de que la cuestin clerical, que en sus Elementa of Law es tratada como una dificultad de la poltica, ocupe toda una seccin en De Cive, tratando de explicar claramente lo que significa el reino de Dios en medio de la comunidad civil y lo que puede pretender. Los aos entre la primera y la segunda edicin (1642-1647) iban demostrando que la fuerza victoriosa de la revolucin la constitua el puritanismo democrtico. En Marstonmoor (1644) y Naseby (1645) queda destruido el ejrcito real. El vencedor es Cromwell, y empieza ya su lucha en el Parlamento (1647). Los jefes realistas huyen al extranjero.

    El Earl of Newcastle, vencido con el prncipe Ru- precht en Marstonmoor, vive seis meses en Ilamburgo; de all pasa a Pars (1645), donde al ao siguiente viene tambin el joven prncipe de Gales, despus Carlos IX,

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    con gran acompaamiento, y rene a sus leales en la improvisada corte de San Germn. Hobbes, que ya tiene fama de filsofo, es recibido. Luego de haber publicado su De Cive, annima y privatim impressa, Mersenne haba ofrecido al pblico erudito, en latn, algunos trozos de la Optica y los rasgos fundamentales de su Psicologa. Por una carta que escribe sir Carlos Cavendisch a Joaqun Jungius, al abandonar Hamburgo y entrar en Pars, donde se iban encontrando todos los caballeros, nos enteramos de que el ao 1645, la teora del movimiento, del espacio y del tiempo, con que inicia su Philosophia prima (De Corpore, cap. VII), estaba ya terminada en lo fundamental. >4) A punto Hobbes de abandonar Pars, para dedicarse ms reposadamente a sus estudios, siguiendo la invitacin del joven aristcrata Du Verdus, entusiasta y constante admirador suyo, para que lo siguiera a su posesin de Montauban, en el Langedoc, habiendo mandado ya sus bales por delante, recibe (otoo 1646) el encargo de dar lecciones de Matemticas al curioso prncipeacaso por influencia de Newcastle, que deseara tener a su lado al ilustre amigo >5). No supo renunciar al honor, con dao de su trabajo cientfico. Qu feliz ser su patria al recibir un rey educado e instruido con sus doctrinas!, escribe Sorbiere (1. c., pg. 70), provocando las vivas protestas del filsofo. Este agradece la felicitacin l6) : pero gurdese de dar a la cosa ms importancia de la que tiene. Porque yo enseo Matemticas, no Poltica. Su edad (la del prncipe) no permite que sea instruido en la doctrina poltica contenida en el libro que est en publicacin (De Cive), y el juicio de aquellos que le dirigen lo impedir ms adelante. Sorbiere, muy sensible al brillo de los altos puestos, y capaz de valerse del reclamo, a pesar de esta advertencia del filsofo,

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    oloca bajo la imagen del filsofo que ilustra el comienzo del libro el siguiente ttulo: Profesor del prncipe de Gales, y manda las pruebas al autor. Hobbes se muestra descontento, seguramente con extraeza de su amigo. >7) Con una prolijidad y una finura que nos parecen excesivas, expone los motivos de su negativa. En primer lugar, una preocupacin de lealtad, unir su nombre con el del prncipe puede perjudicar a la familia principesca. Sus enemigos en Inglaterra esgrimiran muy a gusto este arma para sealar lo que podra esperarse del futuro rey, ya que le es enseada una doctrina que se desva de la opinin de casi todos los hombres. Pero del tono y contenido de esta carta se desprende que no son los motivos de lealtad los que ms le preocupan. Cree que la causa del Parlamento triunfa definitivamente, como deja entrever al llamar a los revolucionarios: aquellos que se hacen dueos de la situacin en Inglaterra. Y Hobbes es un ciuda dao del mundo, no un Catn que acepta la derrota. En las cartas de confianza es lo bastante sincero para descubrir sus verdaderos motivos. Dice que en la Corte tiene muchos enemigos, y que stos pueden tomar la unin de su nombre con el del prncipe como un pretexto para denunciar su vanidad y su peligrosidad. Y no est dispuesto todava a hacer el juego a esos curas. Pero el verdadero motivo viene al final. No es cosa de quemar las naves y no poder volver a Inglaterra. Y no veo por qu no he de querer volver (dice en su tono ms seco), si de alguna manera se restablece el orden; porque yo no soy el maestro del prncipe de Gales, y no pertenezco tampoco a su casa: ste es el tercer motivo por el que yo no quiero que se imprima ese ttulo. Se ve claramente de qu lado espera que se restablezca el 01 Jen. Es sorprendente la frialdad con que, ya en el

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    ao 1647, el filsofo poltico se enfrenta con la causa monrquica. Nos inclinaramos a creer, lo que no est en contradiccin con su vigorosa doctrina, que su con* cepcin poltisa ha tenido desde siempre un fuerte elemento democrtico, a pesar de sus diatribas contra los oradores e innovadores, a los cuales, sin embargo, segn su misma opinin, no les iban en zaga, en cuanto a ideas confusas y falsas acerca del Estado y del Derecho, los realistas y los episcopales.

    4. Su conocimiento personal del prncipe, tan bien dotado como ligero, debi de influir, asimismo, para que Hobbes terminara deseando para su patria la forma republicana. No le poda interesar el hacerse valer entre los partidarios del desterrado, en cuyo cortejo daba el tono la clereca, que miraba con cierto recelo al autor de De Cive; pero sus relaciones y compromisos con los grandes que el destino haba reunido en Pars le hacan muy difcil la ruptura. Entre ellos, su antiguo protector el actual marqus de Newcastle es uno de los que ms han contribuido a hacerle menos sensible la ausencia de la patria. Invitaba a todas las personalidades famosas que poda a su mesa, y le gustaba envolverlos en discusiones. Aqu empez la gran polmica entre Hobbes y el obispo Bramhall sobre el libre albedro (1646); otra vez, aprovechando la presencia de Descartes en Parses la ltima visita que hace, en verano de 1648, se consigue reunirlo con su ilustre contradictor Gassendi y con Hobbes. El que cuenta estoy nada ms que el hechoes el cuarto invitado, el poeta Edmundo Waller, un entusiasta admirador de Hobbes. En una visita anterior de Descartes (1645) Hobbes haba evitado cuidadosamente su encuentro con ste. *8) Una idea aproximada de lo que fueran semejantes conversaciones nos la podemos hacer con la biogra-

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    fa del marqus, escrita por la decidida y espiritual Margarita, su segunda mujer >9)autora tambin de poesas, dramas, comentarios filosficos, correspondencia autntica y fingida:

    Viviendo mi esposo en el destierro, en Pars, en una conversacin con varios amigos, en la que tomaba parte el ilustre filsofo Hobbes, se empez a discutir 6obre la posibilidad de hacer volar a los hombres artificialmente, a imitacin de los pjaros, y habiendo algunos de los presentes manifestado su opinin favorable a la viabilidad del intento, valindose de ala6 artificiales, mi esposo declar que lo consideraba como imposible, y por las siguientes razones. Los brazos del hombre no estn unidos a su espalda lo mismo que las alas de los pjaros a la suya; porque la parte del brazo que articula en el hombro est colocada hacia adentro, como detrs de la espalda, y esta posicin contraria impide que el hombre desarrolle con el brazo el movimiento para volar que desarrolla el pjaro con sus alas. Esta argumentacin complaci tanto a Hobbes, que fu lo bastante amable para utilizarla en un libro suyo, si no recuerdo mal, en el Leviathan. Otra vez empezaron tambin a conversar, y fu sobre las brujas, opinando Hobbes que aunque racionalmente no es posible creer en brujas, sin embargo, esto no le deja completamente satisfecho, ya que ellas mismas confiesan que lo son, cuando se laB obliga a declarar. A esto contest mi esposo que aunque a l no le va ni le viene si hay brujas o no las hay, su opinin, sin embargo, es la siguiente: que las confesiones de las brujas y los sufrimientos que soportan por ellas derivan de una creencia errnea, la de que tienen hecho pacto con el diablo para servirle a cambio de las recompensas que estn en su poder, y que su religin consiste en honrarlo y adorarlo, religin

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    en la. que creen tan firmemente, que, si ocurre algo a la medida de sus deseos, piensan que el diablo ha escuchado sus oraciones para colmarlas, y le rinden accin de gracias. De ocurrir lo contrario, se inquietan y atemorizan, pensando que lo han ofendido o que no lo han servido como deban, y le ruegan que les perdone sus faltas. Se imaginan tambin que sus sueos son verda dera realidad; por ejemplo, al soar que vuelan por el aire y por las chimeneas, o que se transforman en otros seres; y esta opinin abyecta les lleva a celebrar ceremonias en su honor, a adorarle como a un dioB y a estar dispuestas a vivir y morir por l. As se explic mi esposo en materia de brujas, y tambin esta vez Hobbes fu tan amable que recogi esta opinin en el libro citado.

    Efectivamente, esta explicacin se encuentra en el Leviathan (E. III, 9), y vuelve a aparecer en De Ho- mine (cap. 14, 12), en la misma forma: El vulgo cree que las brujas pueden hacer dao a las personas, si quieren; pero no es verdad; si ocurre que llega a tener lugar el mal que ellas deseaban, confiesan ellas mismas que ha sido producido por el diablo a ruego suyo, y hasta que son culpables; pero slo en sueos han visto al diablo y han concluido pacto con l. Por lo dems, son castigadas merecidamente, tanto por su voluntad de hacer el mal como por su abominable culto del diablo. Posible es que esta clase de ideas procedan, en el lord, de sus conversaciones con Hobbes. Sea de ello lo que quiera, no cabe duda que revelan una atrevida libertad de pensamiento, y hay que admirar su temprano desarrollo en tan distinguidos crculos. 20)

    Tambin mantuvo estrecha amistad con el Poeta laureatius sir W. Davenant, cuyo poema heroico Gon- dibert someti a examen y correccin diarios; y con-

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    test al prlogo a l dedicado con una larga y elegante epstola, donde expone sns ideas sobre la esencia y utilidad de la poesa, en el mejor de sus estilos (E. IV, 441-458). Entre sus admiradores se cont pronto el joven Petty, que era un paisano, de Wiltshire y vena recomendado a l. Como hemos dicho, lee con l la Anatoma de Vesalio; tambin sigue un curso de Qumica. A mi sospecha de que estos estudios no eran sino preparativos para su De Corpore y De Homine, puedo aadir que le hubiese sido muy difcil resistir a las presiones de sus amigos, que le instaban a publicar, por lo menos, la primera parte, y entregarse al mismo tiempo al estudio de cuestiones cientficona- turales, que nada tenan que ver con lo que traa entre manos. Cosa distinta le ocurre con su teora poltica.

    5. La apetencia de saber del prncipe no debi de ser demasiado grande. En 12 de octubre de 1646, poco despus de encargarse Hobbes de la leccin, escribe Ca- vendisch a Pell: Hobbes ensea de vez en cuando Matemticas a nuestro prncipe; pero creo que le queda bastante tiempo libre para dedicarse a la Filosofa. En la primavera de 1648 marcha el prncipe a Holanda; el ao anterior, Hobbes es atacado por una fiebre nerviosa tan maligna, que le pone al borde del sepulcro. Diez semanas, a partir de mediados de agosto, est postrado en el lecho del dolor, seguidas de una larga convalecencia. Tambin es muy caracterstica una ancdota referente a este tiempo. Algunos amigos procura* ban su entrada en el seno de la Iglesia catlica. Se le anunci que iba a venir el padre Mersenne a convertirlo. Entonces, que no venga, exclam Hobbes; porque me voy a rer a su costa, y, a lo mejor, el convertido es l. (De los MSS. de Lantin, consejero del Parla-

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    ment de Dijon, en Jly, Additions sus Bayle.) Segn otra versin, el padre lleg a visitarle, y empez a hablarle del poder de la Iglesia para perdonar los pecados. Mi buen padre, interrumpi el enfermo, todo esto lo tengo hace tiempo resuelto. Sera aburrido el disputar ahora sobre ello. Me podra usted contar algo ms interesante. Cundo ha visto V. a Cassendi por ltima vez? El fraile accedi a su deseo; los dos admiradores de Galileo debieron de comprenderse (V. L. I, XVI). Dos aos antes, Gassendi haba ocupado su ctedra de Matemticas en el College Boyal, y perteneca al crculo ntimo de Hobbes. Este quera a Gassendi, y se le atribuye haber dicho de l que era el hombre ms suave del mundosweetest-natured21). En este crculo y fuera de l, en Holanda, Dinamarca, Inglaterra, Francia, como prueba la correspondencia de la poca, el mundo culto esperaba con ansiedad la aparicin de De Corpore. El 27 de noviembre 1647 escribe Hobbes (1. c., pg. 207}: Si no hubiese sido por la enfermedad, para ahora estaba terminado ; y da esperanzas a Sorbiere de que recibir el manuscrito para Pascuas del ao siguiente; por lo tanto, perduraba el propsito de imprimirlo en Holanda. El 14 de junio de 1649 (1. c., pg. 208) insiste en que la demostracin de sus principios le cuesta mucho trabajo. Entretanto, Sorbiere, al igual de otros amigos del filsofo, trata de extender el librito De Cive. Lo traduce al francs y se lo dedica, en 1649, al conde dans Ulfeld, el hijo poltico del rey Cristian IV. )

    6. En enero de 1649 es decapitado el rey; el llamado Parlamento tronco se ha hecho dueo absoluto del Poder, y la Repblica est declarada. En septiembre escribe Hobbes a Gassendi, convaleciente de una pulmona en su pueblo natal del Medioda de Francia: Para mi edad, me encuentro bastante bien, y me aban-

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    dono un poco, pensando, caso de ocasin favorable, en la vuelta a Inglaterra.

    Estas palabras parecen dar a entender que no se hallaba muy satisfecho de s mismo, por haber aplazado nuevamente la conclusin de su Sistema. Pero quiere prepararse el regreso a la patria, y, pensando en esto, escribe el Leviathan.

    Su teora poltica no implicab