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N° 660 Tarija, 10 de marzo de 2019 Pasa a la Pág. 2 Del Libro: tarija en la gesta de la Revolución e Independencia Americana (Primeras Jornadas Internacionales Argentino - Bolivianas de Historia – Bicentenario de la Batalla de la Tablada) TARIJA Y LA REVOLUCIÓN DE MAYO DE 1810 Eduardo Trigo O’Connor d’Arlach 1 E l 4 de julio de 1574, el capitán español Luis de Fuentes y Vargas, en virtud de una provisión que habría firmado con el Virrey Francisco de Toledo, fundó la villa de San Bernardo de Tarija. Tarija, actual capital del departamento del mismo nombre, se constituyó en una avanzada defensiva de Charcas frente a los ataques de los chiriguanos, en un camino hacia Tucumán y en un centro de civilización basado en la fe cristiana. Como dice el historiador argentino Mariano de Echazú Lezica: “En el límite entre el primitivo mundo aborigen y la compleja civilización de la América española puede afirmarse que Tarija fue una encrucijada indo-hispánica, donde florecieron misiones, reducciones y fuertes, además de poblaciones y estancias que fueron, con el correr de los años, el testimonio de esa peculiar realidad histórica, surgida en el Nuevo Mundo que, no debe olvidarse, fue la base de la idiosincrasia y de la cultura de las que luego serían las actuales naciones americanas.” Por disposición de la metrópoli, Tarija dependió de la Intendencia de Potosí, situación en la que se encontraba cuando fue creado el Virreinato del Río de la Plata en 1776. En 1807 las autoridades de España deciden la creación del Obispado de Salta en atención a una iniciativa del Gobernador Intendente de Córdoba Rafael de Sobre Monte, lo cual determinó la división del Obispado de Tucumán. La nueva jurisdicción eclesiástica comprendía Salta, San Miguel de Tucumán, San Ramón de la Nueva Orán, Catamarca y Jujuy. El Rey en la cédula del 17 de febrero de ese año dispuso, además, que se agregue todo el partido de Tarija de la Intendencia de Potosí y que “se ponga bajo la jurisdicción del nuevo Obispado de la Salta y de la Intendencia”. Con esta norma real, la incorporación del nuevo territorio abarcaba los campos religioso, administrativo y político. Europa estaba sacudida por las guerras napoleónicas. El Rey Fernando VII dejó de reinar pero antes había formado en Madrid la Junta Suprema de Gobierno, origen de las posteriores juntas provinciales. La que se estableció en Sevilla tomó el nombre de la Junta Suprema de España e Indias. Con estas juntas se pretendía llenar el vacío político y administrativo que se produjo por la ausencia obligada del monarca. En 1809 en Chuquisaca se lleva a cabo un movimiento que si bien era de apoyo al Rey, se lo considera como el primer grito libertario de América. Un año más tarde, el 25 de mayo de 1810, se formó en Buenos Aires la Junta Provisional Gubernativa de las Provincias del Río de la Plata, encabezada por el ilustre potosino don Cornelio de Saavedra, Jefe del Regimiento de Patricios y creador de ese cuerpo. Esta Junta juró defender los derechos del monarca cautivo y depuso al Virrey Baltazar Cisneros. Estos sucesos han pasado a la historia como la “Revolución de Mayo”. Cabe destacar que la Junta presidida por Saavedra estuvo integrada por los vocales Juan José Castelli, Miguel Azcuénaga, Manuel Belgrano, Mariano Moreno, Manuel Alberti, Domingo Mathew, Juan Larrea y Juan José Paso, quienes se comprometieron a “conservar la integridad de esta parte de América para Fernando VII y sus sucesores… y observar puntualmente las leyes del reino”. Las resonancias y efectos que la Revolución de Mayo tuvo en la villa de Tarija. La Junta de Buenos Aires, en fecha 27 de mayo, aprobó una Circular redactada por Castelli que buscaba obtener el apoyo del interior al movimiento revolucionario. Se disponía que cada ciudad con Cabildo nominara diputados para el Congreso General que se reuniría en Buenos Aires. Esta circular fue recibida por el Cabildo de Tarija el 23 de junio. Ese órgano, presidido por Mariano Antonio de Echazú e integrado por José Antonio Reguerín, Juan Francisco de Ruyloba y Ambrosio Catoira; respondió que “por la estrechez del tiempo del Correo no se ha podido elegir diputado de este pueblo que se previene y de su cumplimiento daremos aviso en el próximo correo”. Estas notas constituyen los primeros documentos referidos al movimiento tarijeño que culminó con la emancipación. El cuerpo capitular convocó a un “Cabildo Abierto” el que tuvo lugar, con masiva concurrencia, el 18 de agosto de 1810. Participaron en él las autoridades religiosas de los diferentes conventos, el clero, administradores de las Rentas Reales de Correos y Tabacos, capitanes y oficiales del Regimiento Provincial, personas consideradas de mayor mérito y representación, más un número importante de vecinos de la villa. Echazú de Lezica dice: “Esta calificada reunión multitudinaria fue entonces la primera manifestación masiva de la población de Tarija en favor de la Revolución de Mayo, expresada en forma orgánica por un cauce institucional tradicional como era ese congreso de vecinos.” José Julián Pérez de Echalar fue elegido diputado por casi la totalidad de los votos. Tras su elección fue ovacionado por el pueblo que se había congregado en las inmediaciones del Cabildo. Sobre este ilustre personaje que llegó a ocupar

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Page 1: TARIJA Y LA REVOLUCIÓN DE MAYO DE 1810ntaro.pdf · TARIJA Y LA REVOLUCIÓN DE MAYO DE 1810 Eduardo Trigo O’Connor d’Arlach 1 E l 4 de julio de 1574, el capitán español Luis

N° 660Tarija, 10 de marzo de 2019

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Del Libro: tarija en la gesta de la Revolución e Independencia Americana (Primeras Jornadas Internacionales Argentino - Bolivianas de Historia – Bicentenario de la Batalla de la Tablada)

TARIJA Y LA REVOLUCIÓN DE MAYO DE 1810Eduardo Trigo O’Connor d’Arlach 1

El 4 de julio de 1574, el capitán español Luis de Fuentes y Vargas, en virtud de una provisión que habría firmado con el

Virrey Francisco de Toledo, fundó la villa de San Bernardo de Tarija.Tarija, actual capital del departamento del mismo nombre, se constituyó en una avanzada defensiva de Charcas frente a los ataques de los chiriguanos, en un camino hacia Tucumán y en un centro de civilización basado en la fe cristiana.Como dice el historiador argentino Mariano de Echazú Lezica: “En el límite entre el primitivo mundo aborigen y la compleja civilización de la América española puede afirmarse que Tarija fue una encrucijada indo-hispánica, donde florecieron misiones, reducciones y fuertes, además de poblaciones y estancias que fueron, con el correr de los años, el testimonio de esa peculiar realidad histórica, surgida en el Nuevo Mundo que, no debe olvidarse, fue la base de la idiosincrasia y de la cultura de las que luego serían las actuales naciones americanas.”Por disposición de la metrópoli, Tarija dependió de la Intendencia de Potosí, situación en la que se encontraba cuando fue creado el Virreinato del Río de la Plata en 1776.En 1807 las autoridades de España deciden la creación del Obispado de Salta en atención a una iniciativa del Gobernador Intendente de Córdoba Rafael de Sobre Monte, lo cual determinó la división del Obispado de Tucumán. La nueva jurisdicción eclesiástica comprendía Salta, San Miguel de Tucumán, San Ramón de la Nueva Orán, Catamarca y Jujuy. El Rey en la cédula del 17 de febrero de ese año dispuso, además, que se agregue todo el partido de Tarija de la Intendencia de Potosí y que “se ponga bajo la jurisdicción del nuevo Obispado de la Salta y de la Intendencia”.Con esta norma real, la incorporación del nuevo territorio abarcaba los campos religioso, administrativo y político.

Europa estaba sacudida por las guerras napoleónicas. El Rey Fernando VII dejó de reinar pero antes había formado en Madrid la Junta Suprema de Gobierno, origen de las posteriores juntas provinciales. La que se estableció en Sevilla tomó el nombre de la Junta Suprema de España e Indias. Con estas juntas se pretendía llenar el vacío político y administrativo que se produjo por la ausencia obligada del monarca.En 1809 en Chuquisaca se lleva a cabo un movimiento que si bien era de apoyo al Rey, se lo considera como el primer grito libertario de América.Un año más tarde, el 25 de mayo de 1810, se formó en Buenos Aires la Junta Provisional Gubernativa de las Provincias del Río de la Plata, encabezada por el ilustre potosino don Cornelio de Saavedra, Jefe del Regimiento de Patricios y creador de ese cuerpo. Esta Junta juró defender los derechos del monarca cautivo y depuso al Virrey Baltazar Cisneros. Estos sucesos han pasado a la historia como la “Revolución de Mayo”.Cabe destacar que la Junta presidida por Saavedra estuvo integrada por los vocales Juan José Castelli, Miguel Azcuénaga, Manuel Belgrano, Mariano Moreno, Manuel Alberti, Domingo Mathew, Juan Larrea y Juan José Paso, quienes se comprometieron a “conservar la integridad de esta parte de América para Fernando VII y sus sucesores… y observar puntualmente las leyes del reino”.Las resonancias y efectos que la Revolución de Mayo tuvo en la villa de Tarija. La Junta de Buenos Aires, en fecha 27 de mayo, aprobó una Circular redactada por Castelli que buscaba obtener el apoyo del interior al movimiento revolucionario. Se disponía que cada ciudad con Cabildo nominara diputados para el Congreso General que se reuniría en Buenos Aires.Esta circular fue recibida por el Cabildo de Tarija el 23 de junio. Ese órgano, presidido por

Mariano Antonio de Echazú e integrado por José Antonio Reguerín, Juan Francisco de Ruyloba y Ambrosio Catoira; respondió que “por la estrechez del tiempo del Correo no se ha podido elegir diputado de este pueblo que se previene y de su cumplimiento daremos aviso en el próximo correo”. Estas notas constituyen los primeros documentos referidos al movimiento tarijeño que culminó con la emancipación.El cuerpo capitular convocó a un “Cabildo Abierto” el que tuvo lugar, con masiva concurrencia, el 18 de agosto de 1810. Participaron en él las autoridades religiosas de los diferentes conventos, el clero, administradores de las Rentas Reales de Correos y Tabacos, capitanes y oficiales del Regimiento Provincial, personas consideradas de mayor mérito y representación, más un número importante de vecinos de la villa.Echazú de Lezica dice: “Esta calificada reunión multitudinaria fue entonces la primera manifestación masiva de la población de Tarija en favor de la Revolución de Mayo, expresada en forma orgánica por un cauce institucional tradicional como era ese congreso de vecinos.”José Julián Pérez de Echalar fue elegido diputado por casi la totalidad de los votos. Tras su elección fue ovacionado por el pueblo que se había congregado en las inmediaciones del Cabildo. Sobre este ilustre personaje que llegó a ocupar

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encumbradas posiciones en Buenos Aires.El 20 de agosto el Cabildo se dirigió al Presidente y Vocales de la Junta de Buenos Aires para informar sobre el cumplimiento que se dio a las instrucciones recibidas y la elección del parlamentario a quien se le otorgó el correspondiente poder y las instrucciones para su viaje. Al mismo tiempo que las autoridades porteñas adoptaban medidas políticas, tomó decisiones de carácter militar.La Junta resolvió la formación de una fuerza de auxilio que se dirigiera hacia el Alto Perú con la pretensión de llegar hasta Tupiza para prevenir una presunta ocupación de parte del virrey de Lima. A esta fuerza se la denominó “Ejército Auxiliar del Perú”.Aunque originalmente se había previsto que esta hueste estaría formada por 500 hombres, partió de Monte Caseros con 1.150 voluntarios bajo las órdenes del comandante de Arribeños D. Antonio Ortiz de Ocampo. Se incorporaron Hipólito Vieytes, Feliciano Antonio de Chiclana y el poeta Vicente López y Planes.Mientras se desarrollaba la marcha se produjo un incidente en Córdoba. Allí el Cabildo rechazó a la Junta y juró lealtad al Consejo de Regencia, movimiento que estuvo encabezo por el ex virrey Santiago de Liniers, afloró el jacobinismo de Mariano Moreno y Castelli que ordenaron el fusilamiento de quien había sido el héroe realista cuando se produjeron las invasiones inglesas. Ante el estupor que causó la medida, se dice que Ortiz de Ocampo se mostraba vacilante, lo que motivó que José Antonio Gonzales Balcarce fuera nombrado Jefe Militar y Juan José Castelli, asesor.En Tarija se decidió apoyar a las tropas auxiliares bajo el comando accidental de don José Antonio Larrea, sin dependencia de otra persona.En estas circunstancias, el caudillo salteño Martín Miguel Güemes decidió trasladarse desde Humahuaca hasta Tarija para apoyarla y dar lugar a una serie de acciones heroicas que este prócer compartió con los hijos de esta tierra donde es apreciado como uno de sus ilustres servidores.El virrey del Perú José Fernando Abascal nombró a Goyeneche comandante de las fuerzas del rey para marchar hacia el sud y ahogar el movimiento de la Revolución de Mayo. En este contexto –dice Arnade– “la apacible ciudad de Tarija era la puerta de las provincias bajas.”El Alcalde de primer voto Mariano Antonio de Echazú organizó la fuerza tarijeña de 600 hombres y marchó a la cabeza de ella con destino a Tupiza. Balcarce dispuso que 300 hombres retornaran a Tarija, según informó al gobierno de Buenos Aires el 17 de octubre, con el fin de que se evitara la fuga de los jefes revolucionarios del Perú.Esta sería la razón fundamental de la determinación del comandante argentino.El 27 de octubre tuvo lugar en Cotagaita el primer enfrentamiento bélico con resultado adverso para los patriotas que tuvieron que replegarse. El 7 de noviembre de 1810 se produjo la batalla de Suipacha, el primer triunfo de las armas patrióticas en el virreinato del Río de la Plata.El segundo informe de este hecho de armas fue llevado a Buenos Aires por el oficial tarijeño Pedro Antonio Flores.Este primer ejército auxiliar, bajo la conducción de Castelli, fracasó en Guaqui. Otros disertantes se ocuparán con detalle de estos hechos históricos hasta concluir en la emancipación con énfasis en la actuación de los heroicos luchadores.

En consecuencia, la personalidad del diputado José Julián Pérez de Echalar que tuvo una notable participación en Buenos Aires.En noviembre de 1810 empezaron a llegar los diputados que habían sido electos en las diferentes provincias y ciudades, ellos eran Gregorio Funes de Córdoba, Manuel Felipe Molina de Tucumán, José García de Cossío de Corrientes, Manuel Ignacio Molina de Mendoza, José Antonio Olmos de Catamarca, Juan Francisco Tarragona de Santa Fe, Juan Ignacio Gorriti de Jujuy y José Julián Pérez de Echalar de Tarija.La presencia de estos diputados dio lugar a un enfrentamiento. Moreno se oponía a que fueran incorporados al Poder Ejecutivo, aducía que deberían formar parte de una Asamblea Constituyente. Triunfó la posición contraria, en la que se destacaba Gregorio Funes y José Julián Pérez, así nació lo que pasó la historia como la Junta Grande.Este ilustre prócer nació en la villa de Tarija en 1780, hijo de Juan Pérez de Estrada del reino de Gailicia y de Agustina Echalar Ichazo. Entre los miembros de esta familia había destacadas personalidades como Ildefonso Echalar Ichazo que fue canónigo magistral de la Catedral de Chuquisaca. El doctor Vicente Anastasio de Isasmendi de Echalar y el coronel Nicolás Severo de Isasmendi, el primero dean de la catedral de Salta y el segundo gobernador de esa provincia, ambos primos de nuestro diputado. Según Cutulo por línea paterna era primo hermano del acaudalado comerciante establecido en Buenos Aires don José Santos de Inchauguerry y Pérez.Después de graduarse de abogado en la Real y Pontificia Universidad de San Francisco Xavier de Chuquisaca retornó a su tierra natal donde empezó a ejercer su profesión, también lo hizo en Jujuy, allí contrajo matrimonio con Josefa Margarita de Zegada y Rubianes.Su prestigio llegó a Salta, cuando se tuvo conocimiento en esa ciudad de los sucesos del 25 de mayo, el deán de la Catedral el doctor Isasmendi que conocía Pérez de Echalar como “hombre de

conciencia y prudencia” despachó un chasqui en fecha 12 de junio para consultarle qué actitud sería conveniente que asumiese frente a los sucesos que habían acaecido en España.En Jujuy su nombre fue mencionado para que asumiera la representación parlamentaria de esa ciudad pero tras los comicios del 4 de septiembre fue elegido el presbítero Juan Ignacio Gorriti.En el Congreso de Buenos Aires se destacó sobre todo en la reunión del 18 de diciembre que decidió la incorporación de los diputados del interior a la Junta de Gobierno. Ignacio Núñez al referirse a la actuación de los diputados, entre otros conceptos, dice: “sobresalían entre ellos, como capacidad de nota entre los pueblos del interior el dean de Córdoba, Dr. Funes; el Dr. Pérez de Echalar, de Tarija; el Dr. Molina, de Mendoza; el Dr. Gorriti, de Jujuy y el Dr. Cossío, de Corrientes…”.Mariano Moreno, al ser derrotado en su posición renunció al cargo que tenía en la Junta y fue reemplazado por algunos días por José Julián Pérez.Cronológicamente, sobrevivieron diversos sucesos que son tratados por otros investigadores en esta reunión, entre ellos la catastrófica derrota que sufrió Castelli en Guaqui y la creación de la Junta Subalterna de Tarija, que emitió un notable pronunciamiento que se publicó en la Gaceta de Buenos Aires.El historiador argentino Vicente Sierra expresa: “Fue Tarija la ciudad valiente, cuya Junta Subalterna, en 13 de junio de 1811, ante la noticia del desastre de Guaqui, emitió una valiente proclama enalteciendo el espíritu de los tarijeños a favor de la causa de Buenos Aires. Después de Guaqui se formó en la villa una Junta de Guerra formada por Miguel Martín de Güemes y Antonio Larrea e integrada por las personalidades más destacadas del lugar.Pero se creó una crítica situación entre Montevideo y Buenos Aires. Francisco Javier de Elío, nombrado gobernador de la primera de estas ciudades por el Virrey Liniers, desconoció el movimiento bonaerense con sujeción absoluta al sistema monárquico.

Elío fue sorpresivamente designado por el Consejo de Regencia virrey, gobernador y capitán del Río de la Plata y presidente de la Audiencia de Buenos Aires. Asumió el mando estableciéndose en Montevideo; se dirigió a las autoridades de la Junta exhortándoles a conferenciar sobre los medios para “restablecer la tranquilidad de estas provincias”.José Julián Pérez que reemplazaba interinamente a Mariano Moreno como Secretario de la Junta, rechazó el planteamiento formulado.Ante este fracaso, Elío se declaró rebelde y revolucionario al gobierno de Buenos Aires y empezó a prepararse para la guerra intensificando el bloqueo que había sido establecido.El gobierno argentino que tropezaba con serias dificultades, decidió buscar una pacífica solución. Decidió que sus miembros el Deán Gregorio Funes, el Dr. José Julián Pérez de Echalar y el Dr. Juan José Paso viajasen a Montevideo en misión negociadora. Los comisionados, el 12 de agosto de 1811, se embarcaron en la fragata inglesa “Nereus” bajo el comando del capitán Pedro Heywood. Esta misión fracasó pues Elío se enteró del desastre de Guaqui y pensó que la victoria española fuera definitiva. Envalentonado rechazó toda negociación y ordenó un gran festejo por la derrota que sufrió Castelli.A continuación se produjeron en Buenos

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Aires sucesos políticos de trascendencia. La Junta se encontraba dividida, por un lado estaban los llamados conservadores que apoyaban a Saavedra y por otra los que se consideraban demócratas calificados como jacobinos, que estaban encabezados por Moreno quien vencido se alejó de la Junta y asumió una función diplomática en Londres que no se hizo efectiva porque falleció prematuramente en alta mar.Después de actos conspirativos, Saavedra decidió dejar la conducción del gobierno con el fin de trasladarse al Alto Perú para asumir el mando de las tropas que habían sido destrozadas en Guaqui, objetivo que no alcanzó a hacer realidad porque cuando ya se encontraba en Salta y se aprestaba a comandar el ejército, fue informado que había sido separado de la Junta.La Junta Gubernativa fue sustituida por un Triunvirato que estaba formado por los vocales Feliciano Chiclana, el Dr. Juan José Paso y don Manuel Sarratea. Junto a ellos fueron nombrados tres secretarios: el diputado por Tarija, José Julián Pérez de Echalar, como Secretario de Gobierno; Bernardino Rivadavia, Secretario de Guerra y Vicente López y Planes, Secretario de Hacienda. El 7 de noviembre el nuevo órgano asumió la totalidad de los poderes como Gobierno Provisional de las Provincias Unidas del Río de la Plata a nombre del señor don Fernando VII.Entre las primeras medidas adoptadas fue enviar una misión diplomática a Montevideo para negociar el fin del bloqueo y formalizar un acuerdo de paz con Elío. Elío recibió a Pérez con deferencia y nombró a dos representantes para las reuniones. Junto a Pérez actuaba el caudillo José Gervasio Artigas.Las discusiones eran difíciles y tensas, finalmente tras largas deliberaciones, el 11 de octubre de 1811 se firmó el Tratado de Pacificación que contenía 24 artículos en los cuales, naturalmente, se reconocía los derechos de Fernando VII y sus sucesores.José Julián Pérez de Echalar retornó a Buenos Aires el día 24. José Manuel Beruti comenta: “Como a eso de la una y media de la tarde se oyó en esta capital unas salvas de artillería y, en seguida, un repique general de campanas cuya señal fue procedente de haber llegado de la ciudad de Montevideo un barco con el Dr. Pérez, quien concluyó sus negociaciones con Elío pacíficamente trayendo la plausible noticia de haber allanado las diferencias de ambos pueblos, por lo que había levantado el sitio de dicha plaza puesto por nuestras tropas”.El tratado, que fue publicado en la Gaceta de Buenos Aires, tuvo otras repercusiones según Vicente Sierra. Artigas en franca rebelión rechazó

el acuerdo e inició el éxodo del pueblo oriental. La infanta Carlota reaccionó airadamente y se dirigió a Goyeneche para atacar el instrumento firmado y pedirle que llegara cuanto antes a Buenos Aires y acabara con los pérfidos revolucionarios. Estas posiciones no evitaron que el acuerdo entrara en vigencia.El Triunvirato adoptó una serie de medidas referidas a la organización de lo que, con el transcurso del tiempo, se convertiría en el nuevo Estado. Entre las principales se debe mencionar el decreto de imprenta y el de seguridad individual que contemplaba la inviolabilidad de las personas, domicilios y bienes, la emancipación de los esclavos, en realidad un anticipo de las garantías constitucionales. En Tarija tuvo particular resonancia la norma que le confirió a José Antonio de Larrea el grado de teniente coronel del Ejército, para reparar en alguna medida el trato injusto que le dio Juan José Castelli.Pero ante una política avasalladora que empezó a adoptar el Triunvirato, los secretarios Pérez de Echalar y López y Planes presentaron sus renuncias.Como consecuencia de turbulentos acontecimientos, el 8 de octubre de 1812 se instaló un nuevo Poder Ejecutivo, conocido como el Segundo Triunvirato. Estaba formado por Juan José Paso, Nicolás Rodríguez Peña y Antonio Álvarez Jonte. Este órgano convocó a elecciones para elegir diputados con el fin de formar la Asamblea Constituyente. Los comicios se llevaron a cabo en enero de 1813. Buenos Aires eligió a cuatro diputados: Hipólito Vieytes, Vicente López y Planes, Valentín Gómez y José Julián Pérez de Echalar.Mientras tanto continuaba la guerra en el norte. Surgieron serias discrepancias en el seno del gobierno que motivaron la renuncia de Juan José Paso.El 13 de febrero de 1813, día en el que Belgrano obtenía la magnífica victoria de Salta, la soberana Asamblea Constituyente emitió un decreto a través del cual modificaba la estructura del Segundo Triunvirato que por mayoría de votos quedó constituido por Nicolás Rodríguez Peña como primer individuo, José Julián Pérez de Echalar como segundo y Antonio Álvarez Jonte como tercero. La Asamblea suprimió el carácter de provisorio de este órgano y dispuso que durara en sus funciones hasta que se sancione la nueva Constitución. Los miembros debían turnarse cada tres meses en la presidencia de este poder.El órgano de gobierno tomó una serie de medidas administrativas y militares entre las que se recuerda la designación que hizo de José de San Martín como comandante general de Caballería. La designación mencionada está firmada por los tres triunviros. La comunicación que le hicieron lleva fecha 8 de septiembre de 1813.Al finalizar el año 1813 tuvo lugar una nueva restructuración del Triunvirato por renuncia de José Julián Pérez de Echalar, quien se encontraba muy enfermo. La Asamblea General Constituyente aprobó una ley de respuesta que manifestaba que […] “ha oído con dolor esta exposición y se ha mostrado sensible al motivo en que funda su renuncia ese funcionario benemérito a quien antes había separado de su seno para elevarlo a la Suprema Magistratura del Estado. Pero convencida de las razones que alega, declaró admitida la renuncia…”.Retirado de la actividad política reinició el ejercicio de la abogacía en Buenos Aires. Ante el deterioro creciente de sus facultades mentales, fue internado en un hospital de hombres.Falleció en agosto de 1840. El día 26 tuvieron lugar las exequias en el templo de San Francisco.

BibliografíaArnade, Charles, La dramática Insurgencia de Bolivia. Editorial Juventud, La Paz, 1979.Beruti, José Manuel, Memorias Curiosas. Biblioteca de Mayo t.VI, Congreso de la Nación. 1960.Bidondo, Emilio, Alto Perú: Insurrección, libertad, independencia (campañas militares) 1809-1825. La Paz: Ministerio de Defensa 1989.Cutolo Vicente Osvaldo, Nuevo Diccionario biográfico argentino (1750-1930). Editorial Elche. Buenos Aires 1968.Echazú Lezica, Mariano de, “La revolución de mayo en Tarija”. Investigaciones y ensayos n° 38. Academia Nacional de Historia. Buenos Aires 1988.Echazú Lezica, Mariano de, “Junta de guerra de Tarija con la participación de Güemes”. Investigaciones y ensayos n° 36. Academia Nacional de Historia. Buenos Aires, 1988.Echazú Lezica, Mariano de, “La actuación del último diputado por Tarija en el Congreso Constituyente Argentino de 1824 a 1827”. Investigaciones y Ensayos n° 46. Academia de Historia. Buenos Aires, 1997.Fuentes, Gabriel, Don Francisco Javier de Elío en el Río de la Plata. Buenos Aires: Esnaloa 1996.Minutolo de Orsi, Cristina, Historia de Tarija, Corpus Documental, Universidad J. M. Saracho, Tarija 1986.Núñez, Ignacio, Noticias Históricas de la República Argentina- Orientación Cultural. Editorial. Buenos Aires 1952.O’Connor d’Arlach Tomás, Tarijeños Notables. Imprenta La Estrella de Tarija, Tarija 1888.Paz Luis, Historia General del Alto Perú, hoy Bolivia, T.II. Imprenta Bolívar. Sucre 1919.Rosa, José María, Historia argentina, T.II. Editorial Oriente 1979.Sierra, Vicente, Historia argentina. T.V y T.VI. Editorial Científica Argentina, 1982.

1 Eduardo Trigo O’Connor d’Arlach, es abogado, periodista y diplomático. Miembro de la Sociedad Boliviana de la Historia, Academia Argentina de la Historia, Sociedad Argentina de Escritores.

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Del libro: La Batalla de La Tablada 200 Años 1817 – 14 Y 15 DE ABRIL – 2017Estudios, testimonios, documentos y bibliografía Compilación, Introducción y anotación de: Juan Ticlla Siles

CARLOS PAZCENTENARIO DE LA BATALLAS DE LA TABLADA

1817- 4 DE MAYO-1917

Domingo 10 de marzo de 2019Cántaro4

ISe ha dicho y con mucha verdad, que cuando la posteridad vuelva sus ojos hacía nosotros, juzgará que la emancipación de la América Meridional es el fenómeno político más considerable del siglo XIX, así por su magnitud y originalidad como por la extensión probable de sus consecuencias futuras.Entre ese conjunto de acontecimientos que han originado ese gran fenómeno político llamado la emancipación de la América Meridional, tiene mucha importancia, porque influyó poderosamente en la marcha victoriosa de los ejércitos patriotas del Río de la Plata y del Alto Perú, el triunfo obtenido por el comandante D. Gregorio Aráoz de La Madrid sobre las fuerzas realistas comandadas por D. Mateo Ramírez, en La Tablada, el 4 de mayo de 1817. En efecto, es preciso analizar las circunstancias en que La Madrid dio ese golpe maestro a los realistas; considerar el valor moral y material que representaba para los patriotas la posesión de Tarija; observar los efectos y consecuencias de este hecho histórico, para arrancar de este previo estudio el reconocimiento lógico de la trascendental importancia en el acontecimiento que venimos estudiando.El movimiento revolucionario de la emancipación Sur-americana, iniciado en Chuquisaca el 25 de mayo de 1809, y propagado rápidamente con mayor vigor en La Paz, Cochabamba, Buenos Aires y demás centros de importancia de la América, no fue secundado de inmediato en Tarija. El mismo historiador español general García Camba, nos hace saber que en el año 1811 el ayuntamiento de la villa de Tarija comunicó al cuartel general de Potosí su sumisión y reconocimiento;

y la causa de este proceder no podía ser más natural, porque Tarija era un país alejado de los grandes centros del Alto Perú, de raza y de costumbres netamente españolas; donde la lucha sin fueros entre el autóctono, el criollo y el peninsular no se había presentado, porque aquí predominaba la raza de Cervantes, y dentro de ese sentir homogéneo, dentro de esa igual aspiración, las autoridades dependientes de la Intendencia de Potosí o del virreinato de Buenos Aires, no podían menos que ser respetuosas e igualitarias con los habitantes y estantes de esta villa sevillana, de pacíficas y mansas costumbres, de varones hidalgos y caballerosos y de mujeres bellas, de virtud y nobleza patriarcal.No había pues en aquella época, motivo alguno en Tarija para declararse desligados de la madre patria, a la que pertenecían más de las tres cuartas partes de los habitantes de esta villa de Luis de Fuentes. Fue recién en 1814 que Tarija se adhirió al movimiento revolucionario, proclamando la emancipación de esta provincia el ínclito caudillo Ramón Rojas, que murió como un héroe en el holocausto de la libertad.En homenaje a nuestro pueblo de Tarija y a la brillante acción de armas de La Tablada, cuyo centenario conmemoramos, vamos a hacer la relación, desde los antecedentes de este acontecimiento, siguiendo si es posible, literalmente, a los historiadores García Camba, general Paz, Vicente López, Urcullo, Bartolomé Mitre, y otros que tenemos a la mano; porque la historia no se inventa ni se improvisa, y quien quiera relacionar un hecho, para ser verídico, tiene que consultar los documentos coetáneos al hecho o seguir a los grandes historiadores que han empleado, como dice Cantú, no solo su juventud, sino su vida entera en averiguar la verdad histórica.

IILa caída de Napoleón, la restauración de Fernando VII al trono de España, y la paz de la Europa debían naturalmente influir en los negocios de la América Española y la guerra fue tomando otro carácter. Vinieron nuevas tropas de España, aguerridas y orgullosas de haber combatido con las fuerzas militares del invencible Bonaparte; y se dio mayor impulso a las operaciones. Abascal fue llamado a España, Pezuela fue premiado con el Virreinato del Perú y el general La Serna fue destinado al mando en jefe de ejército que estaba encargado de reconquistar esta parte de la América.Decidido a la invasión, La Serna se trasladó a la vanguardia, escoltado por el batallón Gerona, con el objeto de hacerse conocer por sus tropas, conferenciar con Olañeta y tomar por si conocimientos prácticos sobre la topografía del país. Desde Yavi, donde revistó la división de Olañeta, se trasladó a Tarija el 28 de noviembre de 1816, con el ánimo de sorprender al comandante Francisco Uriondo, que la ocupaba por los patriotas.Pero antes de esto, veamos lo que acontecía en Tarija. El año 1814, como ya hemos manifestado, proclamó la independencia de esta provincia y se adhirió al movimiento revolucionario de la América Meridional el notable guerrillero D. Ramón Rojas, quién fue en Tarija lo que Murillo en La Paz, el primero que provocó la discordia y encendió la tea de la libertad. A principios de 1816, Pezuela envió al general Olañeta a tomar Tarija con los batallones partidarios y cazadores, y un escuadrón de cazadores a caballo con su capitán D. Ángel Irazoque; en ese entonces, el movimiento revolucionario había cundido por toda la provincia y los caudillos que mantenían vivo el fuego de la insurrección eran: Ramón Rojas, su sobrino Manuel Rojas, Uriondo, Méndez, Mendieta, Antonio Rojas y José María Avilés.

El general Olañeta tomó la villa de Tarija el 5 de abril de 1816, después de un reñido combate en el que murió D. Ramón Rojas; pero los que lograron salvarse se retiraron al monte bajo la dirección de D. Manuel Rojas, y de ahí hostilizaban constantemente a la guarnición de la plaza.Una vez tomada esta plaza por los realistas, Olañeta dejó establecido en Tarija al coronel Lavín con sus escuadrones San Carlos y Blandengues y alguna infantería. D. Francisco Uriondo y La Madrid, que ya bregaba por estas regiones, concertaban operaciones sobre la línea de San Juan, pero se vieron obligados a replegarse al inmediato valle de la Concepción, donde perseguidos con saña por Lavín, después de algunos combates, se concentraron en Baritú, sobre la frontera de Orán; quedaron entonces en Tarija, de parte de los patriotas los caudillos Méndez y Mendieta al frente de sus respectivas partidas, que tuvieron en constante jaque al coronel Lavín, quién fue reemplazado en el mismo año 1816 por el coronel graduado D. Antonio Vigil.A fines, pues, del año 1816, el general La Serna resolvió trasladarse a Tarija con el objeto de conocer personalmente la topografía de esta provincia, cuya conservación interesaba grandemente a la causa realista, y con tal fin entraba en su plan de campaña el volver a ocupar la villa y provincia de Tarija, que el escuadrón de San Carlos y el segundo de Cazadores, mandados ambos por el coronel Vigil, habían abandonado, en el concepto de que todo el ejército de Belgrano debía atacar a esta división de las fuerzas realistas. El general La Serna emprendió su movimiento el 28 de noviembre y campó el 30 en el lugar donde están situados los molinos de Tolomosa, cuatro leguas de Tarija; a media noche volvió a ponerse en marcha con el ánimo de sorprender al gobernador patriota Uriondo; pero este había enviado de antemano a Salinas (hoy Entre Ríos) su gente y equipajes y aquella misma noche se retiró él también con muy pocos acompañantes, frustrándose así el proyecto del general español. Entró éste, sin embargo, el primero de diciembre en Tarija, para poner orden en los negocios de la provincia, y en el mismo día llegó también del valle de San Juan el escuadrón de Cazadores que mandaba Vigil.Arrojado de las Salinas y de las fronteras de los indios chiriguanos el intrépido y valeroso caudillo Uriondo por el coronel Vigil, que lo perseguía con el escuadrón de Cazadores y dos compañías de infantería; el general en jefe La Serna permaneció pocos días adoptando las disposiciones conducentes para la administración de Tarija, y después de encargar el mando de esta provincia al brigadier D. Antonio María Álvarez, se puso en marcha por Tojo y Sococha para Yavi, a donde llegó el 24 de diciembre.

IIILa América Meridional ardía en esos momentos en un fuego devorador de macabras luchas de exterminio y de combates diarios, en los que la sangre de los patriotas derramada a torrentes parecía confortar los campos de la insurrección, donde por cada cabeza caída se levantaban cientos y miles de patriotas que ofrendaban su vida en holocausto de la emancipación de la patria.

Lo más notable –dice Mitre– de este movimiento multiforme y anónimo, es que, sin reconocer centro ni caudillo, parece obedecer a un plan preconcebido, cuando en realidad sólo lo impulsa la pasión y el instinto. Cada valle, cada montaña, cada desfiladero, cada aldea, es una republiqueta, un centro local de insurrección, que tiene su jefe independiente, su bandera y sus termopilas vecinales, y cuyos esfuerzos aislados, convergen sin embargo hacia un resultado general, que se produce

DEDICATORIA1

Esta ofrenda personal, de respetuoso homenaje a la memoria de los ínclitos héroes de La Tablada, la dedico jubiloso a la juventud intelectual de mi ciudad natal de Tarija; para que lea, aprenda e imite las virtudes espartanas y las hazañas titánicas, de los que todo lo sacrificaron en bien de la patria y para la patria.

C. PazTarija, mayo 4 de 1917

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Del libro: La Batalla de La Tablada 200 Años 1817 – 14 Y 15 DE ABRIL – 2017Estudios, testimonios, documentos y bibliografía Compilación, Introducción y anotación de: Juan Ticlla Siles

CARLOS PAZCENTENARIO DE LA BATALLAS DE LA TABLADA

1817- 4 DE MAYO-1917

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sin el acuerdo previo de las partes.

Era General en jefe de los ejércitos patriotas, de esta parte de la América, en ese entonces, el preclaro e ilustre general Belgrano, a quién cooperaban eficazmente en la guerra de montoneros el valeroso ‘gaucho’ Güemes en Salta, Jujuy y Humahuaca, y el filántropo patriota marqués Campero en Yavi, Tojo y Sococha; y en la ‘guerra de la republiquetas’ prestaron grande ayuda al general Belgrano: en Cinti el caudillo Camargo; en Ayopaya Lanza; en Santa Cruz Warnes; en Cochabamba Arze; en Caupolicán, Omasuyos y Larecaja el cura Muñecas; en Yamparáez Padilla; en Tarija los ínclitos caudillos Rojas, Uriondo, Méndez, Mendieta, Avilés, y muchísimos otros diseminados en el Alto Perú, en número de más de cien caudillos, de los que apenas sobrevivieron nueve; habiendo muerto todos en el fragor de la pelea; y con cuyas victorias y derrotas, la mas de las veces, prepararon el terreno para las batallas decisivas de Junín y Ayacucho, que debían dar en un plazo no muy lejano los inmortales Bolívar y Sucre.Güemes había dispuesto su plan de defensa en esta forma: sus fuerzas se proyectaban en dos líneas oblicuas, a manera de un abanico, cuyo ángulo se cerraba en la ciudad de Salta, donde tenía su cuartel general. La línea de la derecha oblicuaba sobre el Orán, que era el punto de apoyo de las divisiones avanzadas que debían cubrir los valles intermedios hasta Tarija. La línea de la izquierda oblicuaba hasta la Rinconada, una de las haciendas del marqués de Tojo.La línea de la derecha estaba a cargo de dos hombres sólidos y de una actividad incesante. Mandaba las fuerzas de Orán, el teniente coronel D. Manuel Eduardo Arias, y el cuerpo avanzado sobre Tarija, estaba a las órdenes de D. Francisco Pérez de Uriondo, el notable guerrillero de quién ya hemos hablado, pariente del marqués Campero y amigo personal desde la niñez de Güemes.La línea de la izquierda estaba nominalmente a cargo del marqués Campero, hombre inepto para la milicia, que firmaba sus órdenes y proclamas con los siguientes títulos teatrales: D. Juan José Fernández Campero, Maturena del Barranco, Pérez de Uriondo, Hernández de la Lanza, Marqués del Valle de Tojo, Vizconde de San Mateo, Comandante General de la Puna y Coronel del primer Regimiento Peruano, etc., etc. Sin embargo, no se puede negar el desinterés y noble desprendimiento con que el marqués había puesto a disposición de los patriotas sus numerosos arrendatarios o siervos de sus grandiosos campos, constituyendo una regular fuerza militar, mantenida con su propia fortuna, pero quién realmente dirigía esas tropas era el teniente coronel D. Juan José Quesada.

IVRetirado por enfermo de Tarija el comandante general brigadier D. Antonio María Álvarez y siendo llamado para incorporarse al grueso del ejército realista del coronel Vigil, se encargó del mando de esta provincia el comandante D. Mateo Ramírez, enviado por La Serna desde Jujuy, con el designio de organizar un batallón sobre las dos compañías del primero y segundo regimientos extinguidos, que formaban parte de la guarnición. Al propio tiempo fue enviado a Tarija, al servicio de la causa del rey de España, el capitán de caballería D. Andrés Santa Cruz, para completar un escuadrón sobre la compañía que acababa de mandar. Santa Cruz encontró la estrella de su porvenir y de su futura gloria en Tarija: habiendo llegado después de La Tablada –desde el día en que se puso al servicio de la causa americana–, a ocupar los más encumbrados

cargos, hasta el de Mariscal y Presidente del Perú y Bolivia respectivamente.La fuerza que acaudillaba Uriondo en número de 400 hombres, armados los más con lanzas, se acercó a la villa de Tarija para impedir la referida organización de tropas. Conocedor de este hecho Ramírez salió a batirlo, y el 15 de abril de 1817 se produjo el encuentro en las inmediaciones de Santa Ana, habiendo perdido el patriota Uriondo la mitad de sus soldados, entre muertos y prisioneros; causando con la custodia de dichos prisioneros a los realistas serias dificultades. Regresó Ramírez a Tarija después de su victoria y se preocupó en tener a raya a los guerrilleros patriotas, para lo que envió al capitán Santa Cruz al valle de Concepción, al mando de 80 hombres de caballería y 50 de infantería para perseguirlos.Al general Belgrano, que se mantenía tranquilo en su cuartel general de Tucumán, no dejó de preocuparle la suerte de estas provincias del Alto Perú, para lo que proyectó una expedición eligiendo al comandante La Madrid para que la encabezara; y aunque Güemes observara el nombramiento, pidiendo que nombrase otro jefe, Belgrano insistió en la elección, por motivos quizá de afecto personal con el joven oficial y porque pensaba que para esta empresa se requería el carácter aventurero del valiente La Madrid.Parece que el más indicado para esta expedición era el comandante José María Paz, pues, el historiador Vicente F. López en su Historia de la República Argentina, dice:

La verdad es que si la expedición hubiera sido encargada al comandante Paz (general después) habría tenido otra clase de resultados; pero tal vez el general Belgrano no habría advertido las calidades superiores que Paz había recibido de la naturaleza para mandar y combinar con acierto los movimientos militares.

Verdad que La Madrid como táctico y militar de escuela no podía igualar bajo ningún concepto las calidades superiores que poseía el comandante Paz; pero, no por eso lo hemos de suponer incapaz de dirigir esta expedición, porque el comandante La Madrid, como bien lo define Mitre, en su Historia de Belgrano: «Era un hombre activo y fogoso, que reunía en si a las

puerilidades de un niño, la audacia de un héroe de leyenda. Aunque poco capaz de concebir un plan militar, tenía todas las calidades que se requieren para golpes de mano temerarios».En fin, sea de esto lo que fuere, el hecho es que el comandante La Madrid, a la cabeza de cuatrocientos hombres escogidos del ejército patriota y con dos piezas de artillería de montaña, se puso en marcha. Penetró en el Alto Perú cortando la línea de comunicación del ejército realista que invadía Salta, a la altura de Yavi, y variando las instrucciones que tenía, en vez de operar por el despoblado, se inclinó sobre su derecha, dejó a su izquierda el río de Sococha y determinó dirigirse sobre Tarija, dando como causal de esta variación la falta de cabalgaduras para sus soldados. A la altura de Cangrejillos, una de las partidas de la expedición, sorprendió un destacamento enemigo que de Tupiza se dirigía con comunicaciones al ejército invasor de Salta; en la pequeña refriega que se produjo murieron de los realistas seis soldados y un oficial, habiendo sido hecho prisioneros los demás soldados, sin que se haya escapado uno solo.

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Cántaro6

Desde este punto tomó la expedición patriota el rumbo del noroeste, y marchando con suma rapidez día y noche trasmontó la sierra y se dirigió por la quebrada de Tolomosa, penetrando por el abra llamada la Puerta del Gallinazo y descendiendo por la cuesta del Inca. En este lugar se le unió el caudillo Méndez con su partida fuerte como de cien hombres.El tres de mayo se presentó La Madrid en Tarija, estableciendo su campamento en las alturas de San Juan, sin que hasta ese momento hayan sospechado las fuerzas realistas su aproximación; pues el comandante patriota había tenido la precaución de secuestrar más de cien personas que encontró en el camino, para que no dieran aviso de su marcha.La villa de Tarija estaba atrincherada y guarnecida por un batallón de cuzqueños, mandado por el comandante D. Mateo Ramírez. En el valle de Concepción acampaban un escuadrón de caballería y cincuenta hombres de infantería, tropa de la cuál era jefe el teniente coronel D. Andrés de Santa Cruz quién por motivos accidentales se encontraba en Tarija, habiendo sido tomado prisionero por el capitán patriota Juan José García en la primera escaramuza que realizó aquel día.La Madrid en la marcha que seguía se interpuso entre ambas fuerzas y después de reunirse con los caudillos Uriondo, Rojas y José María Avilés, amagó la villa de Tarija por el este. Ramírez intentó hacer una salida, pero fue detenido por los cañonazos que le disparó La Madrid río por medio desde la loma de San Juan, lo que le obligó a reconcentrarse en la villa. La Madrid ocupó a su vez los suburbios e intimó rendición al enemigo, enviando el pliego de proposición con Santa Cruz. Ramírez que había creído al principio que las partidas de los montoneros eran las que le atacaban, se sorprendió al verse al frente de fuerzas bien disciplinadas y equipadas; no obstante, se creyó con capacidad suficiente para resistir, e hizo contestar a las proposiciones de rendición, diciendo que: «Un jefe de honor no se entregaba a discreción por el hecho de disparar cuatro tiros, y que el solo lo haría cuando no le quedasen más que veinte hombres, y estos sin municiones».El 4 de mayo en la mañana se presentó en el campo denominado La Tablada, la fuerza del valle de Concepción, comandada por el segundo de Santa Cruz, oficial Malacabeza, quién al ruido de los cañonazos alistó cincuenta jinetes y cincuenta infantes para auxiliar la plaza. La Madrid sin desatender el sitio, salió en persona a su encuentro al frente de sus Húsares y acompañado de los caudillos Uriondo, Méndez, Rojas y Avilés, y del comandante Lorenzo Lugones que se distinguió en esta acción. Mientras Avilés, Uriondo y Méndez atacaron con sus partidas a las fuerzas que intentaban salir de la plaza, impidiendo que Ramírez prestara ayuda al teniente Malacabeza; La Madrid con todo el arrojo y serenidad que le caracterizaba, emprendió un rudo ataque contra la fuerza realista que estaba en La Tablada en línea de batalla, y después de un sangriento combate la batió completamente, causándole cincuenta muertos y tomándole cincuenta prisioneros.Después de este glorioso triunfo, en el que se

distinguieron los caudillos que ya hemos indicado y los oficiales Lugones y García, regresó La Madrid a seguir el asedio de la plaza, y dirigió al comandante Ramírez una segunda intimación, previniéndole que las comunicaciones en las que pedía auxilio a las fuerzas realistas habían sido interceptadas, y dándole como último plazo cinco minutos para decidirse. El jefe español, olvidando su arrogante respuesta anterior, contestó que, aun cuando tenía fuerza suficiente para sostenerse, pedía capitulación, y se entregaba prisionero con su guarnición, sin más condiciones que los honores de la guerra, garantías para los paisanos a quienes habían obligado a tomar armas, y el uso de la espada para los oficiales, con seguridad para sus bagajes. En consecuencia, en el mismo día (5 de mayo de 1817) rindieron sus armas en el campo de las Carreras al este de la villa, 3 tenientes coroneles (entre ellos Santa Cruz), 17 oficiales y 274 soldados, siendo los trofeos de este triunfo incruento, 400 fusiles, 114 armas de toda especie, 5 cajas de guerra, y muchos otros pertrechos militares.La Madrid no permaneció ni una semana en Tarija después de su glorioso triunfo, pues a la brevedad posible se remontó su columna con 60 voluntarios tarijeños y 130 prisioneros cuzqueños y se puso en campaña con el grueso de su fuerza en dirección a Potosí y Chuquisaca, encomendado a la defensa de Tarija a D. Francisco Uriondo.La noticia de la rendición de las fuerzas realistas en Tarija corrió rápidamente por las provincias inmediatas. El comandante La Madrid fue ascendido en homenaje a esta brillante acción de armas, al grado de coronel y su reputación de valiente y aguerrido jefe fue esparciéndose por todas partes, a medida que eran conocidas y comentadas sus nuevas y sorprendentes hazañas.

VEl año 1910, cuando se discutía en el Congreso el proyecto de un representante, de asignar a los departamentos de Tarija y Santa Cruz, la suma de cien mil bolivianos, como ya lo habían hecho con los demás departamentos, para conmemorar el centenario de sus gloriosas fechas históricas, escribimos nosotros, en las columnas de El Trabajo lo siguiente:

Verdad que en Tarija no hubo ningún movimiento compacto en las primeras alboradas de la revolución emancipadora, que diera la primera nota en ese concierto heroico de valerosos, como el 25 de Mayo en Chuquisaca, el 16 de Julio en La Paz y otras fechas que repercuten hasta ahora en los ámbitos de la América meridional; pero, posteriormente y cuando la hoguera de la libertad fue encendida por aquellos pueblos, Tarija cooperó también en primer lugar a atizar ese fuego devorador, que consumió hasta convertir en cenizas a los indomables realistas.A fines del mes de junio de 1814, Don Ramón Rojas proclamó en Tarija la revolución libertadora; movimiento audaz que produjo turbaciones de gran trascendencia. Después Rojas murió como el más valiente de los soldados el 5 de abril de 1816, en sangriento combate contra el general Olañeta que tomó la villa de Tarija, huyendo los patriotas a la propiedad de Manuel Rojas, en las cercanías del pueblo, desde donde continuaron por algunos días el incesante tiroteo contra los realistas.El 4 de mayo de 1817, es una fecha memorable en los anales de nuestra historia patria. El comandante La Madrid, vino de la república argentina mandado por Belgrano, con cuatrocientos Dragones y dos piezas de artillería; dio la notable acción de armas de La Tablada, contra las fuerzas realistas y después de dos intimaciones a D. Mateo Ramírez, que depuso las armas a la segunda amonestación, tomó la villa; siendo los caudillos Eustaquio Méndez, Francisco Uriondo y José María Avilés, los que dieron sobre todo el triunfo a La Madrid.El grito de hermandad que lanzó el pueblo de Tarija el año 1826, encabezado por el general Bernardo Trigo, para anexionarse a Bolivia,

es otro timbre de gloria que honra y enaltece a nuestros patriotas. Y si hemos de recordar la valerosa acción del soldado tarijeño, en toda la guerra de la independencia y después de la organización de la república, en las batallas de Iruya, Montenegro, Socabaya, Yanachocha, Uchumayo, Ingavi, y otras, y en la última guerra del Pacífico, mucho derecho tiene también Tarija, para exigir ahora, una hoja de esa guirnalda de laureles que se reparte entre todos los bolivianos, para honrar la centuria de sus titánicas acciones. Ese fue el baluarte que llevó Tarija, para derrocar el poder español, ese fue el papel que desempeñó en aquellos memorables sucesos, esa la actuación sobresaliente con que contribuyó para conseguir la libertad, esa fue la sangre que derramaron los tarijeños en holocausto de nuestra patria: y ahora que se trata de premiar esas acciones, de remover la olvidada sepultura de nuestros progenitores, de dar realce y renombre a aquellas hazañas, justo es también que se recuerde a Tarija, premiándola como se ha hecho con los demás departamentos…

Ni una frase, ni una línea más, agregaremos a éstas palabras dictadas por un anhelo de igualdad y de patriotismo, muy justas para todo espíritu que sepa amar después de la Patria el lugar donde se meció su cuna. El tiempo ha pasado, las fechas históricas de nuestro calendario de hazañas de epopeya se han sucedido, y Tarija sigue lejos, muy lejos de la mirada y dela acción protectora del gobierno y olvidada, como si no fuera un pedazo querido de la patria boliviana…

VIMuy grandes fueron las ventajas obtenidas para la causa de la emancipación americana con esta acción. Con la toma de Tarija por La Madrid se volvió a levantar contra los realistas el valle de Cinti, y el general La Serna se encontró en una situación desesperante; confinado en Jujuy, rodeado por rodas las fuerzas de Güemes, privado de víveres y sin movilidad ni acción decisiva sobre su frente, descubierto a sus dos flancos, cortada su retaguardia por La Madrid, que amenazaba a Potosí y Chuquisaca, y sin comunicación ni medio de abrírsela por su espalda, estaba viendo por horas que era desde todo punto imposible permanecer así, y desde todo punto indispensable replegarse hasta Cotagaita y Tupiza.Y sobre esta situación que venía a dar en tierra con la estrategia y los planes del general La Serna, había que agregar a ello, el quebrantamiento moral del espíritu de las tropas realistas, que ya hacía ocho años que combatían denodadamente sin poder apagar el fuego de la insurrección que cundía de día en día y amenazaba dar fin con el poder de España sobre América.Esta memorable acción de armas, llena de sangrientos episodios, de hazañas y aventuras de esos héroes de leyenda, es digna de figurar al lado de los acontecimientos más notables de la historia de los pueblos y de ser contada en una epopeya. Al conmemorar el centenario de tal excelsa victoria, elevemos nuestra plegaria al Dios de las naciones y dirijamos nuestros votos a los manes de la patria, para que su acción protectora haga que la civilización y el progreso irradien su luz vivificante sobre esta tierra de promisión.Tarija conserva en la página de oro del libro de sus glorias, la acción de La Tablada de 4 de mayo de 1817, y los nombres de los héroes que lucharon hasta obtener ese brillante triunfo, se hallan esculpidos en algo que perdura mucho más que en el mármol y el bronce: en la memoria imperecedera y en el corazón de los nobles hijos de la tradicional villa sevillana de Luis de Fuentes.

Tarija, mayo 4 de 1917Carlos Paz

1. Carlos Paz. Centenario de La Tablada. 1817-4 de Mayo-1917. Tarija: J. A. León, 1917. 26 p. [T]

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“SONAJERO DE ESTRELLAS”LITERATURA INFANTIL Y LITERATURA FANTÁSTICA (*)

Acad. Dr. Edmundo Torrejón Jurado

Soy un convencido, de que nuestra generación, que ha sentido en lo más profundo de

su niñez: las habilidades del Gato con Botas para encumbrar a su amo, ha viajado en la Alfombra Mágica de Bagdad, ha justipreciado el amor a la abuela en Caperucita Roja, ha descubierto un otro lado del mundo en Alicia en el País de las Maravillas, ha descubierto el verdadero sentido de la justicia en Cenicienta, se ha deslumbrado con Pulgarcito ha sido capaz de inventar la fibra óptica, los transistores, la informática y las computadoras, la fisión nuclear, los aeroplanos que superen la velocidad de la luz, la cirugía laparoscópica, las maravillas del ADN, el WhatsApp, los viajes interplanetarios, y otros. Porque seguramente con aquellas lecturas se nos ha despertado y estimulado, el enorme capital de la capacidad de asombro y el poder de la imaginación.Como premisas:La estética de las letras, en su concepción grafica de comunicación literaria, comprometerá siempre a tres actantes: El autor, la obra y el lector.Es importante considerar también, que desde hace unos cuantos años, va creciendo en el mundo, lo que Giovani Papini llamaba “odio por la palabra escrita”. En las revistas, en las radios, o en la TV, las imágenes llevan ventaja sobre el texto. En los medios de difusión radial se oye el mayor tiempo, sólo música. Esta realidad se acentuó aún más, con la aparición de la informática.Abordando el tema:Ya Paul Riccoeur en 1995, sostenía que “el relato de ficción abarca todo lo que la teoría de los géneros literarios entiende por cuento popular, epopeya, tragedia, comedia y novela”. Dicho concepto tiene que ver con la capacidad creadora del ser humano. Y el mismo sostiene que se asigna el termino de ficción para “aquellas creaciones literarias que ignoran la pretensión de verdad inherente al relato literario” y que en definitiva siempre están confrontando el mundo tangible del lector.Para Gilbert Durand, en las propuestas literarias y sobre todo en aquellas que tienden a la ficción, se genera un poder de características mágicas.Como temática de fondo, en las propuestas literarias de ficción, se encuentra la figura mítica. Lo mítico traduce lo que Jung denominara “arquetipos profundos” que se actualizan bajo formas diversas, a veces fútiles, a veces esenciales.Pero es importante considerar, que

la cultura literaria emerge de la liberación de ciertas limitaciones que la existencia humana padece desde dentro de ella misma y como preámbulo a todo: en la base o en el fondo de toda cultura está la lengua.El lenguaje es una necesidad ineludible de los hombres. Y como sostiene Biancucci, “el lenguaje es un vehículo de la cultura y a su vez la cultura forja el lenguaje”.La literatura fantástica surgió a finales del siglo XVIII e inicios del XIX. Antes de ser considerada como literatura, formaba parte de la tradición popular.Recopilada en primera instancia por el napolitano Giambatista Basile (l575-1632) y posteriormente por Perrault y los hermanos Grimm. Personajes que dieron a conocer en forma literaria las historias que hacían parte de la vida popular (Garmon 2001).Las aproximaciones históricas a temas como el surgimiento de la infancia o el surgimiento de la literatura infantil, constituyen una ruta necesaria para entender la metamorfosis que la fantasía sufre cuando se le presenta al público lector infantil.Al respecto dice Ana Gorralon (2001) que no se puede hablar de una historia de la literatura infantil únicamente desde la aparición del libro, tal literatura, a fin de cuentas, existió antes de que naciera el texto escrito y el primer contacto de los niños con los cuentos y la poesía, se dio a través de la palabra.Otra forma de entender el acercamiento de la niñez a la literatura fantástica y posteriormente a la literatura infantil puede darse por la narración como la describe Walter Benjamín (1936). Este autor dice “que la experiencia que es trasmitida de boca en boca es la fuente de la cual se han nutrido todos los narradores”Mientras que la tradición oral primaba sobre la lectura silenciosa, el cuento fantástico se convirtió en el relato preferido de las personas y cuando la revolución lectora tomo auge, el cuento fantástico se convirtió en uno de lo más característico y significativo del siglo XIX, que además, según Garralón, de ser considerado el siglo de oro de la novela, se convirtió en el siglo de oro de la literatura infantil.Según Ítalo Calvino (l996), el cuento fantástico conforma la simbología colectiva y da cuenta de las construcciones interiores del individuo. Aseverando “en el origen de toda literatura y en el origen de toda ficción hay siempre un cuento de hadas”.Davis Roas (2002) se refiere a la literatura fantástica como un género

que surge de la realidad y muestra la disolución entre realidad y la ficción, allí, los temas y motivos que componen el universo fantástico son sin duda, expresiones de una voluntad subversiva que toman la realidad como punto de partida, pero la mistifican.Dentro de la literatura fantástica se encuentran, además de los relatos de ficción, los denominados cuentos de hadas, cuentos que según Walter Benjamín (1936) subsistieron clandestinamente en la narración y se constituyeron en los primeros consejeros de los niños.El cuento de hadas le dio la posibilidad a la humanidad de darle otras interpretaciones a los mitos que la misma sociedad había creado.Según las ideas de este autor, dentro de los cuentos de hadas se encuentran hechizos liberadores que le dan herramientas al hombre para que este se libere de las posibles opresiones que el mito ejerce, generando así una relación de complicidad y por tanto un sentimiento de felicidad, que en el hombre maduro se presenta algunas veces y que en el niño aparece en el primer acercamiento al cuento de hadas.Este acercamiento al tema de la fantasía en la narración y la literatura, implica reconocer que entre la literatura fantástica y el público lector infantil se marca una ruta para analizar el surgimiento de la infancia como categoría y etapa específica de la vida.Es importante recordar, que lo fantástico, en las veladas nocturnas antes del siglo XVIII, no hacía distinción entre niño y adulto.Según José María Moreno (202), allí, inmerso entre una colectividad de seres humanos, el pequeño accedía a mundos impensados: lugares míticos y mágicos constituidos por espectros, fantasmas y aparecidos, rodeados de sombras y reflejos, habitados de criaturas artificiales y fantásticas. Quién sabe un mundo “peligroso” para el ciudadano que se pretendía formar.Así surge lo paradójico, surge la infancia, surge la literatura fantástica, y de pronto, se marca la diferencia entre lo fantástico y la literatura para niños –de un corte moralizante- y desaparece para el niño la fantasía.Ahora, la nueva literatura infantil, le enseña a ser un buen ciudadano. Todo esto sucede a partir del siglo XVIII, cuando al niño, además, se lo encierra en un lugar destinado a su educación y deja de ser parte de las veladas nocturnas, donde se compartían los relatos míticos, y, para completar, se le prohíbe el acceso a la literatura fantástica.

“El carácter fantástico del cuento provoca la imaginación, pero esta a su vez es una poderosa arma que tiene el sujeto para trascender en un contexto determinado.Enunciados los aspectos teóricos, abordaremos lo pragmático:¿Lo que leyeron antes los niños es lo mismo que lo que leen en la actualidad?¿Leen menos, tanto o más?¿Busca el niño por sí mismo la lectura o se le condiciona intencionalmente una determinada? Lefebre da mucha importancia a la realidad social: “En los medios pudientes –dice- la vida familiar ha sido muerta por los placeres, los deportes, los viajes, la necesidad de ostentar y exhibirse y el niño ha sido apresado por el torbellino. En los medios modestos, la lucha por el pan cotidiano, no permite otra lectura que el “diario de un billete”¿Subsisten esas razones en la actualidad? Nosotros creemos que sí, y agudizados por la intervención de nuevos instrumentos sociales distracción y mercantilismo: cine, radio, televisión, informática, WhatsApp y otros.Jesualdo ya sostenía: “Existe una regresión del idealismo y una especie de deportación de la juventud”Finalmente: ¿Cuál es el fin que se persigue cuando se desea que el niño lea?Yo pienso y lo sostengo y lo sostuve siempre: que no hay, no puede haber otro instrumento o medio como el libro, para estimular la capacidad de asombro y el poder de imaginación en el niño.De ahí nuestra pasión por las Ferias del Libro dedicadas a niños, jóvenes y adolescentes. Ocho años fui curador de las mismas en Tarija.

Xanadú de San Isidro, primavera de 2018

(*) Ponencia presentada en el “III Encuentro de Ciencia Ficción y Literatura Fantástica en Bolivia - “Palacio Portales”- Cochabamba

Page 8: TARIJA Y LA REVOLUCIÓN DE MAYO DE 1810ntaro.pdf · TARIJA Y LA REVOLUCIÓN DE MAYO DE 1810 Eduardo Trigo O’Connor d’Arlach 1 E l 4 de julio de 1574, el capitán español Luis

Ya el largo sueño de la tierraSe evapora en neblina,y en la afilada ráfaga del viento ,la niebla se acuchilla.

Sale el sol. Sube un pájarocomo una tensa aspiración de dicha;con la cruz de sus alasel día se santigua.

Por el camino azul de las acequias,llega la primavera a la campiña.Del verde pentagrama de los surcos,asciende la callada melodíade las huertas en flor. Tempranamentecanta el maizal el canto llano de la vida,mientras se eleva al cielola cándida oración de las espigas.

¡Qué promesa de oropara la troj desnuda! ¡ Y qué vendimiapara el lagar sediento!Dios granará las uvas a medidaque del collar del tiempo se desgranenlas luminosas cuentas de los días ...

De improviso, en el campola sombra de la muerte se desliza.Ciego se ha vuelto el sol. Y crepitantesalas de pesadilla,agobiando los árboles, invadentierra estremecida…

Después, no queda nada. Ni el aromade una olvidada flor entre las ruinas.la plaga ha trituradocon sus agudas sierras la campiña.

—¿En qué rastrojo espigarán los hombresSu doloroso pan de cada día?

Dan ganas de gritar una terriblepalabra sin orillas,una sorda blasfemia que rebotedel fango hasta las cimasde Dios… Pero los niños tañenlas campanas de plata de su risa...

Y, en vez de maldecir, hinco mi penasobre el tapiz del valle ya en cenizas.Y alabo al cielo porque aún nos dejaesta oscilante llama de la vida.

PLAGA Octavio Campero Echazú

Domingo 10 de marzo de 2019Cántaro8

Producción de uva en la finca Don Lucho en La Choza (Fotografía: Ricardo Ávila Castellanos)