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SUPERANDO BARRERASSUPERANDO BARRERASSUPERANDO BARRERASSUPERANDO BARRERAS
II Encuentro Fipse sobre investigacin II Encuentro Fipse sobre investigacin II Encuentro Fipse sobre investigacin II Encuentro Fipse sobre investigacin
social en Vih/sidasocial en Vih/sidasocial en Vih/sidasocial en Vih/sida
Libro de Conferencias, Ponencias, Comunicaciones y PanelesLibro de Conferencias, Ponencias, Comunicaciones y PanelesLibro de Conferencias, Ponencias, Comunicaciones y PanelesLibro de Conferencias, Ponencias, Comunicaciones y Paneles
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Cdigo/n. de expediente: 09/5751
Compiladores:
Sonia Mayordomo Arrate Agirrezabal
Ainara Arnoso Arantxa Arrillaga
Jos Ramn Bueno Jos Fernndez-Quero
Maria Jos Fuster Maider Larraaga
Ana Lpez Ziga Maite Manzanera
Fernando Molero Garbie Ortiz
Teresa Robledo Eneko Sansinenea
Jos Francisco Valencia Amaia Vitoria
Daniel Zulaika
Ejemplar gratuito
ISBN: 978-84-691-9053-1
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INVITACIN
Bienvenidos a San Sebastin. Es un placer para nosotros invitarle a participar
en el II Encuentro Fipse sobre Investigacin Social en Vih/sida.
La Facultad de Psicologa de la Universidad del Pas Vasco junto con la
Fundacin para la Investigacin y la Prevencin del Sida en Espaa (FIPSE) y
la Asociacin de lucha contra el Sida T4 Elkartea, adems de diferentes
entidades colaboradoras tales como el Ministerio de Sanidad y Consumo, el
Departamento de Sanidad del Gobierno Vasco, SEISIDA, la UNED, la
Universidad de Valencia y CESIDA, se enorgullecen de acoger este II
Encuentro que deseamos sea ms que un encuentro cientfico: Esperamos que
sea una oportunidad para estar juntos, discutir ideas e intercambiar puntos de
vista en un contexto propicio para ello.
Con el fin de conseguir este objetivo, el comit organizador ha intentado crear
un contexto estimulante para la discusin abierta, que sirva para conocer a
otros colegas y saber de sus trabajos.
Recogiendo el testigo del I Encuentro celebrado en Valencia en el ao 2006,
organizamos este II Encuentro en el Pas Vasco con el deseo de que los temas
tratados en ste sean de especial relevancia en lo que compete a la
investigacin social en Vih/sida.
Le agradecemos su asistencia a este encuentro y esperamos que disfrute de
l, as como de la maravillosa ciudad que lo acoge: San Sebastin.
Muchas gracias y bienvenidos a San Sebastin
Mila esker eta ongi etorri Donostiara
El Comit Cientfico y Organizador
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INDICE
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CONFERENCIAS
Conferencia Inaugural: ICW, la herramienta mundial de las Mujeres
Positivas para enfrentar el SIDA y superar barreras. Patricia Prez (ICW Latina) ......... 12
Conferencia de Clausura: Social research: AIDS and other emerging
infectious diseases. Helene Joffe (University College London) ......................................... 20
PONENCIAS
Mesa 1: Prevencin en poblaciones ms expuestas (Ainara Arnoso y Arantxa Arrillaga)
- El genocidio carcelario vinculado a la pandemia del sida. Ejemplo histrico
de ineficacia preventiva. Csar Manzanos (UPV/EHU) ................................................. 28
- Polticas basadas en evidencias o evidencias basadas en polticas: El
desarrollo de los programas de reduccin de daos dirigidos a personas
usuarias de drogas por va parenteral. Joan Trujols (H. Santa Creu i Sant Pau) .............. 39
- Motivaciones que llevan a hombres que tienen sexo con hombres a tener
prcticas sexuales de alto riesgo. Percy Fernndez (Stop Sida) ................................... 52
- Desigualdades en salud segn origen geogrfico y gnero: asignatura
pendiente en la investigacin de polticas pblicas y salud. Elena Rodrguez
(UPV/EHU - Munduko Medikuak) ................................................................................... 62
Mesa 2: Salud y Calidad de Vida (Maria Jos Fuster y Eneko Sansinenea)
- Adhesin al tratamiento antirretroviral: evaluacin e intervencin. Albert
Tuldr (Fundacin Luita contra la Sida)............................................................................ 75
- Vivir con Sida: claves para el afrontamiento de una enfermedad
estigmatizada. Rafael Ballester (Universidad Jaume I) .................................................... 77
- Determinantes psicosociales de la Calidad de Vida Relacionada con la
Salud en personas viviendo con el VIH y Sida. Eduardo Remor (UAM)....................... 88
Mesa 3: Epidemiologa Social, Exclusin y Estigma (Amaia Vitoria y Garbie Ortiz)
- El papel de la identidad grupal en el afrontamiento del estigma asociado al
Vih. Fernando Molero y Maria Jos Fuster (UNED) ........................................................... 93
- Anlisis de la situacin laboral de las personas con VIH. Jos Valencia
(UPV/EHU) y Arrate Agirrezabal (Asociacin T4 Elkartea) .................................................. 101
- VIH y Derechos de la persona. Josefina Alventosa (Universidad de Valencia) ................ 112
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Mesa 4: identidad y Representaciones Sociales (Jos Fernndez-Quero y Luis Guerra)
- Identidad seropositiva VIH+? Anlisis de las historias de vida de personas
que viven con el VIH. Jos Ramn Bueno y Amparo Madrigal (U. de Valencia) ..................124
- Subjetividad y enfermedad. Vivencias y retos en el VIH/sida segn sus
protagonistas. Lierni Irizar (Observatorio de DDHH de Red2002) ......................................134
- El sida de carne y hueso. Fermn Apezteguia (El Correo).............................................145
COMUNICACIONES ORALES
rea de Prevencin en poblaciones ms expuestas (Jos Fernndez-Quero)
- Implementacin del test rpido de deteccin de anticuerpos anti-Vih en
poblaciones renuentes en acudir a la red normalizada. R. Esteso (Mdicos del
Mundo)...................................................................................................................153
- Prueba rpida de deteccin del Vih en la calle como estrategia preventiva
en varones homosexuales inmigrantes. J. lvarez, J. Delgado, J. Gutirrez, J.
Hoyos, J. del Romero, C. Rodrguez, A. Martnez, M. I. Menca, R. Pino, J. Montero, M.
Neira, M. Suarez, M. J. Belza y L. de la Fuente (Madrid Positivo - H. Cruces - ISCIII - Plan
Nacional sobre el SIDA - CIBERESP - C. S. Sandoval).......................................................155
- Prevencin, diagnstico y tratamiento del Vih en drogo dependientes
inmigrantes sin hogar. J. lvarez, J. Gutirrez, J. del Romero, A. Martnez, M. I.
Menca, R. Pino, J. Montero, I. Lpez, M. Garca, A. Prez, J. Garca, C. Ortiz, D. Mndez y
A. Marn (Madrid Positivo C. S. Sandoval).....................................................................165
- Perfil de los clientes de trabajadores masculinos del sexo en Barcelona. L.
Villegas y K. Zaragoza (Stop sida) .................................................................................169
- Personas que ejercen la prostitucin y clientes qu papel tienen en la
prevencin del Vih? A. Montejo, M. A. del Olmo, I. A. Dafina y R. Bustamante
(Asociacin In Gnero) ...............................................................................................178
rea de Prevencin sexual (Sonia Mayordomo)
- Es el sexismo una barrera para la prevencin? E. Goiburu, S. Ubillos y M.
Martn (Lahia-Nahia Sexologia Elkartea) .........................................................................187
- Diagnstico de intervenciones grupales de las ONG/sida para la
prevencin del VIH/sida entre jvenes escolarizados. M. J. Len, J. Lozano y D.
Paricio (SIDA STUDI).................................................................................................188
- Proyecto de investigacin sobre la promocin de la salud sexual de
adolescentes para la prevencin del VIH. A. Pascual (Asociacin Amigos) ..................199
- Qu resulta ms eficaz en la prevencin del VIH-Sida? Anlisis diferencial
de distintas estrategias de intervencin para la promocin de la realizacin
de las pruebas de anticuerpos de VIH en poblacin joven. C. Gimnez, R.
Ballester, M. D. Gil, E. Ruiz y C. Cass (Universidad Jaume I Universidad de Valencia) ...........214
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- Una respuesta eficaz ante el aumento de vih y otras itss: estrategia de
prevencin integral. S. Ubillos, E. Goiburu y M. Martn (Lahia-Nahia Sexologia Elkartea)...... 224
rea de Epidemiologa Social, salud y calidad de vida (Luis Guerra)
- Factores protectores de la salud en el estrs y la estigmatizacin: el papel
de la autorrealizacin y afecto positivo en personas que viven con el
Vih/sida. E. Sansinenea, A. Agirrezabal, J. F. Valencia, A. Muela, A. M. Lpez y M. J.
Fuster (UPV/EHU Asociacin T4 Elkargoa) .................................................................. 226
- Evaluacin de la calidad de vida en el trabajo de las personas con Vih/sida.
M. Ruzafa, L. Lpez-Iborra y M. Madrigal (Universidad de Murcia)........................................ 236
- Factores explicativos de la calidad de vida en las personas que ejercen
prostitucin. R. Pinedo y B. Orgaz (ACLAD y Universidad de Salamanca)........................... 247
- La promocin de prcticas saludables en el contexto de las consultas
hospitalarias. F. Villaamil, M. I. Jociles, A. Calvo, A. Burgos, F. Lores y L. Tejado
(Universidad Complutense de Madrid) ........................................................................... 255
- Incremento de las prcticas de riesgo en los jvenes: ltimas tendencias en
el uso del preservativo. C. Cass, R. Ballester, M. D. Gil, C. Gimnez y S. Gmez
(Universidad Jaume I Universidad de Valencia) ............................................................. 268
rea Exclusin social y estigma (Fernando Molero)
- Las implicaciones de la ocultacin y su posible papel como estrategia de
afrontamiento del estigma asociado al Vih. L. Gil de Montes, M. J. Fuster, F.
Molero, S. Ubillos y A. Agirrezabal (UPV/EHU UNED U. Burgos CESIDA)....................... 280
- La importancia de potenciar habilidades para afrontar el estigma en las
personas con Vih. M. J. Fuster, J. M. Gutirrez, D. Blzquez y J. Fernndez-Quero
(CESIDA UNIVERSIDAD CARLOS III) ........................................................................ 290
- Dimensiones de personalidad asociadas a la empata y solidaridad hacia
las personas afectadas por Vih. S. Gmez, R. Ballester, M. D. Gil, E. Ruiz y B. Gil
(Universidad Jaume I) ............................................................................................... 292
- Estigma y comunicacin al entorno en poblacin inmigrante residente en
Espaa. L. Estvez, A. Guionnet, B. R. Navaza, M. Navarro, J. A. Prez-Molina y R.
Lpez-Vlez (Asociacin para el estudio de las enfermedades infecciosas) ............................ 301
- Exclusin social, soledad y vulnerabilidad al Vih/sida en personas que
ejercen prostitucin. R. Pinedo y B. Orgaz (ACLAD y Universidad de Salamanca) .............. 309
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Pg
rea Estructuras sociales de apoyo (Ana L. Zuiga)
- El centro joven de anticoncepcin y sexualidad de Madrid (CJAS): un
modelo de integracin de programas de prevencin de Vih/sida en un
servicio de Planificacin Familiar para jvenes. A. Garca, L. Garca, R. Hurtado y
F. Pastor (Asociacin de planificacin familiar de Madrid)................................................... 319
- Prevenir para disfrutar: proceso de creacin de una nueva intervencin
educativa de prevencin de Vih dirigida a jvenes (2008). F. Costa, J. Bertran,
N. Bertran y D. Paricio (SIDA STUDI) ............................................................................ 323
- Entrenamiento en gestin emocional y de conflictos en un grupo de
personas con Vih. Protegiendo el sistema inmunitario. M. Arredondo (ABD) ............ 333
- Empoderamiento de los trabajadores masculinos del sexo y su proceso en
una ong gay de prevencin de Vih/sida. L. Villegas y K. Zaragoza (Stop sida).............. 343
- Superando la pena privativa de libertad: personas presas, grupos de apoyo
y acciones para propiciar la incorporacin en la comunidad. V. Arteaga, V.
Hernndez, J. M. Loizaga (Comisin ciudadana antisida de lava) ....................................... 353
rea Identidad y Representaciones sociales (Arrate Agirrezabal)
- Padecimiento y estigma social: valoracin crtica sobre los efectos de los
enfoques psico-mdicos en la atencin a personas con Vih. F. Lores
(Universidad Complutense de Madrid) ........................................................................... 364
- Experiencias y significados de vivir con el VIH en un grupo de hombres que
tienen sexo con hombres. A. Morales, P. Fernndez y K. Zaragoza (Stop Sida) ............... 376
- Representaciones Sociales de la Adherencia al Tratamiento en Pacientes
de VIH. A. Pereira (Universidad de Valencia) ................................................................ 388
- Identidad sexual, personas con discapacidad y sida. P. Heras (U. Miguel
Hernndez) ............................................................................................................ 396
- frica, sangre y Vih: representaciones socio-culturales de la prueba
diagnstica. B. R. Navaza, A. Guionnet, M. Navarro, L. Estvez, J.A. Prez-Molina y R.
Lpez-Vlez (Unidad de Medicina Tropical y Parasitologa Clnica)....................................... 406
PANELES
rea Prevencin en poblaciones ms expuestas (Ana Zuiga y Maider Larraaga)
- Informarse es cuidarse: programa de prevencin de riesgos asociados al
consumo de alcohol y otras drogas dirigido a personas con vih y/o
coinfectadas. U. Garca y M. Bilbao (Itxarobide) ........................................................... 415
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Pg
- Cmo nos cuidamos nosotras frente a las drogas?: gua web para la
reduccin de los riesgos asociados al consumo de drogas dirigida a
mujeres usuarias. P. Insa y M. Lled (UPV/EHU - Osasun Ekintza).................................417
- Relacin entre el consumo de drogas y riesgo de infeccin por VIH entre
mujeres jvenes de bajos recursos y sus parejas sexuales de la provincia
de Buenos Aires. P. Insa, M. Lled, M. Vzquez, S. Cahn y A. Cosovschi (UPV/EHU -
Osasun Ekintza - Fundacin Husped de Buenos Aires) .....................................................418
rea de Prevencin sexual (Ana Zuiga y Maider Larraaga)
- Arte y Sexos. La prevencin del VIH desde en el Arte Contemporneo. M.
Garca Ruiz y M. Mentol (Consejo de la juventud de Asturias - Espacio de Creacin y
Didctica.) ...............................................................................................................420
- Taller de Educacin Sexual con Arte. M. Garca Ruiz (Consejo de la juventud de
Asturias) .................................................................................................................428
- Una Educacin Sexual de Cine. M. Garca Ruiz (Consejo de la juventud de Asturias) .......434
- Retomemos. Una propuesta Sextimental. N. Jimnez y J. C. Melero (Edex).................443
- La salud sexual y el placer de cuidares: una herramienta de prevencin en
la trasmisin sexual del Vih. R. Mateu y P. Domingo (C. de Salud Sexual de Torrent) ........452
- Los peligros del prejuicio y el sexismo realmente nos hacen vulnerables
frente al vih? S. Mayordomo y S. Ubillos (UPV/EHU Universidad de Burgos) .....................455
- Proyecto de prevencin del Vih/sida e Itss con poblacin inmigrante en
Andaluca, Madrid y Catalua. A. Menndez, M. Arredondo y M. Coromina (ABD) ............456
- Metodologa de un programa preventivo adaptado a inmigrantes. M. Navarro,
B. R. Navaza, A. Guionnet, L. Estvez, J. A. Prez-Molina, R. Lpez-Vlez (Asociacin para
el estudio de las enfermedades infecciosas) ....................................................................458
- Proyecto LUA: atencin socio-sanitaria a trabajador@s del sexo. R. Pinedo,
P. Ruiz y M. Martn Monge (ACLAD) ..............................................................................463
- Conocimientos y actitudes de estudiantes universitarios frente al Vih/sida.
Chiclayo, Lambayeque- Per. 2008. M. Tello (Universidad Catlica Santo Toribio de
Mogrovejo) ..............................................................................................................472
- Los beneficios de la satisfaccin sexual en la salud: medida de proteccin
frente al vih? S. Ubillos y S. Mayordomo (Universidad de Burgos UPV/EHU) .....................478
rea de Epidemiologa social y Calidad de vida (Ana Zuiga y Maider Larraaga)
- Fiabilidad y validez de una escala de calidad de vida MOS-SF-30 con una
muestra de personas con infeccin del Vih. A. Agirrezabal, A. Salaverria, M. J.
Fuster y J. Valencia (T4 y CESIDA - Hospital Donostia - UNED - UPV/EHU) ............................481
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- Vivir con el VIH: El Sndrome de Lzaro. A. Alcntara, T. Puig, A. Caballero, E.
Cabrera y T. Moreno (Hospital Universitario Arnau - Hospital Santa Mara) ............................. 492
- Calidad de vida de los pacientes con VIH/SIDA residentes en casas de
acogida. E. lvarez, R. Pinedo, L. Pian y P. Ruiz (C. de Acogida Miguel Ruiz de Temio) ...... 498
- Grupos Psicoeducativos con pacientes VIH+ y familiares en el medio
hospitalario: Herramienta para la promocin de la salud. M. R. Arias, M.
Paredes, N. Pons y G. Soler (Hospital General de l`Hospitalet)............................................ 499
- Abordaje grupal en el Vih. M. R. Arias, M. Paredes, N. Pons y G. Soler (Hospital
General de l`Hospitalet) ............................................................................................. 502
- La familia y el nio infectado por Vih. M. Collado, M. J. Zurutuza, M. Apilnez y J.
Echeverra (Hospital Donostia) .................................................................................... 504
- Caracterizacin de la epidemia del VIH entre mujeres embarazadas del
Departamento de Baja Verapaz (Guatemala) mediante participacin activa
de la sociedad civil organizada. Resultados Preliminares. T. Drummond, F. Job,
T. Blasco, L. Otero, M. Daz, G. Gonzlez, E. Hernndez y P. Aparicio (ISCIII - ASECSA -
Departamento de salud de Baja Verapaz) ...................................................................... 507
- Enfermera en dispositivo mvil: adherencia y TARGA en poblacin sin
hogar drogodependiente. M. Menca, R. Pino, J. Gutirrez, J. lvarez y A. Martnez
(Asociacin Madrid Positivo) ....................................................................................... 515
- Conductas de riesgo y prevalencia de VIH/SIDA y otras ITS en hombres,
transexuales y travestis que ejercen prostitucin. P. Ruiz y R. Pinedo (ACLAD) ......... 521
- Centro de incorporacin social para personas infectadas o afectadas por
Vih-sida en situacin de grave exclusin. I. Santos, L. Ruiz y F. Renedo (Asoc. T4) ...... 527
- Importancia de la investigacin social en vih: aportes desde la
epidemiologa social. A. Vitoria y A. Tapia (Plan Nacional sobre el Sida) .......................... 532
rea de Exclusin social y estigma (Ana Zuiga y Maider Larraaga)
- Hacia una integracin socio-laboral de las personas portadoras de vih/sida:
un estudio sobre la identificacin de las necesidades laborales y la actitud
empresarial. A. Agirrezabal, S. Mayordomo, M. J. Fuster, J. Valencia, E. Sansinenea, J.
Fernndez-Quero, F. Molero y A. Oller (CESIDA - UPV/EHU - UNED - Hepta C)...................... 539
- La implicacin en la accin colectiva como factor protector del estigma
asociado al Vih. M. J. Fuster, F. Molero, E. Sansinenea, S. Mayordomo, J. Valencia y R.
Fuster (UNED - CESIDA - UPV/EHU)............................................................................ 540
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- Estudio de aproximacin a los problemas de insercin laboral de las
personas Vih+. J. C. Gmez, C. Alonso, A. Cueto, M. de Gregorio, E. Emeric, A.
Fernndez de Alba, R. Fernndez, A. Gonzlez, N. Guerra, V. Hernndez, J. Huarte, B.
Lpez, C. Martn, M. Melgosa, E. Martnez, L. Remn, R. Requeni, M. Snchez y C.
Sanclemente (Comit Ciudadano Anti-Sida de la Comunidad Valenciana) .............................. 542
- El sida: un caso de exclusin o de prestacin social obligatoria? Un
debate sobre el futuro del estado del bienestar en Europa. C. Ortiz de
Landzuri (Universidad de Navarra).............................................................................. 552
- Asesora jurdica para personas con Vih/sida. L. Ruiz, G. Mazuela, J. Tallada, B.
Hernndez y L. Irizar (Observatorio de Derechos Humanos y VIH/SIDA de la Red2002) ............ 563
rea Estructuras sociales de apoyo (Ana Zuiga y Maider Larraaga)
- Lucha contra el sida y otras enfermedades asociadas en Centroamrica y
el Caribe. T. Drummond, F. Job, T. Blasco, L. Otero, M. Morillo y P. Aparicio (ISCIII -
Asamblea de Cooperacin por la Paz)........................................................................... 572
- Atsedena: recurso social de carcter temporal e intervencin sociosanitaria
especializada en Vih/sida. I. Etxebarria y A. Ortiz de Zarate (Asociacin T4 Elkartea) ........ 580
- Programa de apoyo a personas viviendo con el Vih y el Vhc. U. Garca, M.
Bilbao y A. Agirrezabal (Itxarobide) ............................................................................... 589
- Luca, una nia triste que cosa punto de cruz. Una historia de caso. A.
Gurruchaga (Asociacin T4 Elkartea) ............................................................................ 591
- T4: 15 aos de experiencia en auto-apoyo. A. Gurruchaga, A. L. Zuiga, M.
Imbert, M. Tapia y A. Agirrezabal (Asociacin T4 Elkartea) ................................................. 598
- 10 aos de vida. Casa de acogida Miguel Ruiz de Temio. L. Pian, E.
lvarez, P. Ruiz y R. Pinedo (C. Acogida Miguel Ruiz de Temio) ........................................ 599
- Programa GALIA: necesidad de intervencin en VIH/SIDA/ITS con jvenes.
E. Tizn, L. Monsalve, M. V. Jimeno (FUNDADEPS)......................................................... 600
rea Identidad y representaciones sociales (Ana Zuiga y Maider Larraaga)
- Sida y riesgo de exclusin. A. Garca (Universidad de Murcia) ..................................... 606
- A pelo gritao: Estudio Cualitativo sobre Vulnerabilidades, Violencias y
Calidad de vida en mujeres seropositivas. M. L. Garca, M. Maragall, M. Pineda, N.
Sol y M. J. Vzquez (Asociacin Creacin Positiva) ........................................................ 616
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Conferencias Inaugural Conferencias Inaugural Conferencias Inaugural Conferencias Inaugural y de Clausuray de Clausuray de Clausuray de Clausura
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ICW , L A H ER RAM IE N TA M UN DIAL DE LAS MU JE RE S POS ITIV AS P AR A E N FRE N TA R EL S IDA Y SU PER AR
B ARR ER AS
1P. Prez
International Community of Women living with AIDS (ICW)
Cuando los organizadores de este encuentro tuvieron la deferencia de invitarme, me
impusieron el lema Superando Barreras y me propusieron que exponga ante ustedes
en al apertura, de inmediato pens: si de superar barreras se trata, ICW es una buena
manera de hacerlo que las Mujeres que Vivimos con VIH o SIDA en el mundo estamos
construyendo. Estar lindo hablar en el Pas Vasco de nuestras experiencias. All
donde a diario se enfrentan a enormes desafos, seguro aprender ms de lo que ellos
lo hagan. Y aqu estoy, agradecida de esta experiencia compartida con todos ustedes.
Voy en un principio, a contarles sobre la Comunidad Internacional de Mujeres Viviendo
con VIH/SIDA (ICW) y los motivos por los cuales la fundamos para, precisamente,
superar barreras.
De todas maneras, en unos instantes hemos de compartir un DVD con esta historia,
que adems, incorporaremos al material bibliogrfico que les ser entregado.
La Comunidad Internacional de Mujeres Viviendo con VIH/SIDA (ICW) es la nica red
internacional dirigida e integrada por mujeres VIH+.
Fue creada respondiendo a las desesperadas faltas de apoyo, informacin y servicios
disponibles para las mujeres+ de todo el mundo. Naci, tambin, para promover la
participacin de las mujeres+ en los espacios donde se debaten las polticas pblicas
y se toman las decisiones que influyen en la vida de miles de personas que conviven
con el virus.
Nuestros objetivos: reunir a mujeres+ para hacerle frente a los problemas que nos
afectan; asegurar que nuestras voces se oigan; actuar como fuente de informacin
mdica, legal y social; desafiar la discriminacin y estigmatizacin; denunciar la
violacin de nuestros derechos como mujeres viviendo con VIH/SIDA; alentar la
adquisicin de confianza en nosotras mismas.
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Las fundadoras de ICW somos un grupo de 30 mujeres positivas de distintos pases
que nos conocimos la 8va. Conferencia Internacional de SIDA, Amsterdam, 1992.
Hemos redactado la "Declaracin de 12 Principios", convertida en la filosofa de
nuestra organizacin.
Estas 12 declaraciones fueron acordadas durante el 1 Encuentro de ICW en
msterdam en 1992. Fue la primera vez que mujeres seropositivas de todo el
mundo nos reunimos y expresamos nuestras necesidades. Estos son los cimientos
sobre los que est construida la ICW"
1. NECESITAMOS nimo de apoyo para desarrollar las redes y los grupos de
autoayudas.
2. NECESITAMOS que la prensa nos muestre de manera realista y sin
estigmatizarnos.
3. NECESITAMOS acceso fcil y asequible a los servicios de salud integral
(convencionales y complementarios) e investigacin acerca de cmo el virus afecta
a la mujer.
4. NECESITAMOS financiacin para ms servicios que disminuyan nuestro
aislamiento y que cumplan con nuestras necesidades bsicas. Todos los fondos
que nos sean destinados deben estar supervisados para asegurar que los
recibimos.
5. NECESITAMOS el derecho a ser respetadas y apoyadas en nuestra decisin
sobre la reproduccin y sobre el derecho a tener o no tener hijos.
6. NECESITAMOS el reconocimiento del derecho a la atencin de nuestros hijos
hurfanos y a la importancia de nuestro papel como padres.
7. NECESITAMOS educacin y capacitacin a los proveedores de asistencia
sanitaria y a la comunidad en general sobre los riesgos en la mujer y nuestras
necesidades. Informacin actualizada y precisa sobre todos los problemas que
afectan a las mujeres viviendo con VIH debera estar disponible de manera fcil y
gratuita.
8. NECESITAMOS el reconocimiento de los derechos fundamentales de toda mujer
viviendo con VIH/SIDA particularmente para la mujer en prisin, la usuaria de
drogas y la profesional del sexo. Incluir en los derechos fundamentales la vivienda,
el empleo y el viaje sin restricciones.
9. NECESITAMOS investigacin sobre la transmisin del virus en la mujer, incluido la
transmisin de mujer a mujer; reconocimiento y apoyo a las lesbianas con
VIH/SIDA.
10. NECESITAMOS el poder para tomar decisiones y ser consultadas a todo nivel
sobre las polticas y programas que nos afectan.
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11. NECESITAMOS apoyo financiero para las mujeres viviendo con VIH/SIDA en los
pases en vas de desarrollo para ayudarlas a ser independientes econmicamente
y a nivel personal.
12. NECESITAMOS incluir en cualquier definicin de SIDA los sntomas y
manifestaciones clnicas especificas de la mujer.
Hoy ICW tiene desarrollo en 57 pases de los 5 continentes, presencia y contacto en
130 pases y la membresa est compuesta por ms de 10.500 mujeres positivas.
Todos los servicios que se brindan son de carcter confidencial y gratuito.
Otras estrategias para enfrentar el SIDA
Entre las ms destacadas estrategias de la organizacin en Latinoamrica y Caribe,
podemos mencionar, para las acciones de prevencin, la edicin de dos Discos
Compactos con msica y mensajes de prevencin del VIH, grabado por artistas de la
talla de Daniela Mrcury, Rubn Blades, La Ley, Rata Blanca, Bacilos, Alejandro
Lerner, Tania Libertad, Pablo Milans, Julieta Venegas, entre otros, que se ha
distribuido de manera gratuita, por los 20 pases donde se asientan los Captulos
Nacionales de ICW Latina.
Por qu tomamos la iniciativa de utilizar el arte como herramienta de prevencin?
Quisimos llegar a las personas comunes, con mensajes sobre el SIDA desde quienes
son escuchados por esas personas. Si un difcil mensaje sobre como cuidarse para
evitar la infeccin, lo emite un especialista en SIDA, la distancia entre mensaje y
receptor se multiplica, de esta manera, llegamos a los hogares con la msica y los
mensajes, de la mano de los artistas populares. As, tenemos una oportunidad mejor
para lograr el objetivo preventivo.
Instrumentos Polticos para abordar un problema Pol tico
Desde el ao 2006, ICW Latina forma parte de la Coalicin de Primeras Damas y
Mujeres Lderes de Latinoamrica y Caribe, sobre Mujer y SIDA, ejerciendo la
Vicepresidencia de este espacio, que es un instrumento muy novedoso para la
incidencia poltica y la articulacin con mas de 300 mujeres lderes de la regin, entre
las que se destacan Ministras, Embajadoras, Funcionarias de Gobierno, Legisladoras
y las Primeras Damas y Esposas de Presidentes de Honduras, Colombia, Dominicana,
Panam, Mxico, Blice, Guatemala, El Salvador, entre otras.
Nos hemos sumado a construir este espacio, pues entendemos que a estas alturas, la
accin contra el SIDA reviste un profundo carcter Poltico, con maysculas y es en
ese plano donde ICW Latina se ha propuesto actuar, para romper las barreras de
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aislamiento tpicas de los sectores que, ensimismados en su tarea, no logran convocar
al conjunto de actores para una mejor consecucin de sus objetivos.
Otro grupo de acciones para superar barreras y evitar el aislamiento en el que se da la
accin contra el SIDA, que desde nuestra visin en ICW, no debe seguir siendo
patrimonio de los especialistas, es la generacin de una Respuesta Social Mundial
Multisectorial que ample los campos de accin y sume a los actores sociales que an
no han sido convocados. Para ello, estamos realizando actividades de
Responsabilidad Social Empresaria, Poltica, Sindical, y tambin estamos sumando a
Intelectuales, Artistas, Deportistas en actividades que tengan como base un tema
relacionado al SIDA, pero que permita que se sumen quienes no hacen de la accin
contra del SIDA su actividad permanente. En Buenos Aires, el ltimo 24 de
noviembre, reunimos a ms de 300 de estas personalidades en una cena y de la que
aqu les cuento:
"Ampliando la respuesta social al SIDA"
El pasado lunes 24, se produjo un hecho indito en Argentina. Por primera vez se
reunieron en Buenos Aires, personalidades de las artes, la poltica, el deporte,
sindicatos adheridos a CGT y CTA, el mundo empresarial y la cultura, junto a
Dirigentes de la Sociedad Civil, Cientficos y Mdicos especialistas en VIH SIDA,
quienes se sumaron para compartir una cena bajo la convocatoria de la Comunidad
Internacional de Mujeres Viviendo con VIH/SIDA, ICW Latina, y poder reflexionar sobre
el gravsimo problema que el SIDA est causando en la Sociedad, en particular las
mujeres, nias y adolescentes de Amrica Latina y el Caribe.
Ver a funcionarios de las Naciones Unidas compartir mesas entre los 300 participantes
con jugadores de ftbol de Boca Juniors, el ex rbitro Horacio Elizondo, la Primera
Dama de Honduras Xiomara Castro de Zelaya llegada para el evento, a la madrina del
evento, la actriz Mnica Ayos, que pas temprano pues ese da viajaba a EE UU, con
Dirigentes de la Asociacin del Ftbol Argentino AFA, el ex Ministro de Salud, Gins
Gonzlez Garca, comentando los temas del SIDA con referentes sociales como el
nutricionista Alberto Cormillot, Daniela Mrcury, Piero, Fanny Mandelbaum, Carla
Czurnodsky, Mariel Di lenarda, El Chavo Fuks, Horacio Pagani, Karin Kohen, Gabriela
Rdice, representantes del Director del diario El Dia de la Plata; integrantes de
distintos partidos politicos, como Democracia Cristiana, PRO, PJ; el Sr. Daniel Millacci
Presidente de la CGE Confederacin General Econmica, Maria Lubertino y Pedro
Mouratian del INADI, Universidad ISALUD, Agencias de Publicidad, Laboratorios
Nacionales y extranjeros, Ejecutivos del Banco Macro, Nacin y Ciudad,
intercambiando comentarios y opiniones con funcionarios representantes de la Casa
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Rosada cercanos a la Seora Presidenta Cristina Fernndez, Embajadores,
colaboradores del jefe comunal Sr. Macri y Diputados provinciales como Martn Ferr,
cercano al Gobernador Daniel Scioli, y el presidente de la comisin de DDHH Dip.
Ricardo Gorostiza, funcionarios del Instituto Nacional de Cine (INCAA) nos indica que
el camino es correcto, pues todos han demostrado una gran madurez personal y
poltica acudiendo al llamado que le hiciramos desde ICW Latina, con el espritu de
dejar por tres horas sus diferencias en la puerta del Hotel Four Seasons y ayudarnos a
nosotras, mujeres sencillas que un da vimos cambiar nuestras vidas para siempre con
un resultado positivo de VIH, a que juntos, mejoremos la Respuesta Mundial al SIDA,
en el espritu de los Tres Unos impulsado por ONUSIDA.
Tenemos grandes esperanzas de haber contribuido con esta convocatoria a que
podamos construir una agenda en comn entre Estado, Sociedad Civil, Dirigentes
polticos, Empresarios, Actores Sociales y tomadores de decisiones de la Argentina,
para que el SIDA deje de ganar esta partida como lo hace desde 25 aos atrs.
Tambin nos acompaaron La Madres del Dolor y la YWCA, que siempre articula
acciones con ICW Latina, dndole un muy significativo "multicolor" a este llamado y
haciendo que debamos comprometer an mas esfuerzo en acciones futuras para
profundizar la alianza de sectores que los Tres Unos de Naciones Unidas nos marca
como rumbo para ampliar la respuesta social global a la epidemia.
Las bases estn sentadas. El desafo ahora es el de acompaar a quienes han
respondido a este llamado para que alienten a otros a sumarse y nos reciban en su
mundo con la misma calidez que ellos lo han hecho. ICW latina les agradece y
renueva el compromiso. Por las nias, adolescentes y mujeres que vivimos con VIH o
SIDA en la regin y el mundo. Por toda la Humanidad.
Esto decamos en los ltimos das de Noviembre sobre los resultados de esta
convocatoria en Argentina, replicarla en otros pases, es un objetivo a alcanzar y
desde all ampliar las estrategias para mejorar la respuesta mundial a la epidemia.
Quiero detenerme, por ltimo a analizar con ustedes, otra de nuestras acciones de
carcter poltico en la bsqueda de enfrentar la pandemia con posibilidades de xito,
que es la campaa por la Paz, e intentar desde all interesarlos en la cuestin para que
se sumen y nos acompaen.
La Paz, un instrumento formidable para detener el S IDA y para superar barreras
Por qu las mujeres VIH positivas deseamos la paz?
A partir del lanzamiento de la campaa mundial: la PAZ como oportunidad para
detener el SIDA, Mas Paz Menos SIDA, mujeres ligadas a ICW que vivimos con VIH
de distintos lugares del mundo, con diversos contextos socioculturales y
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socioeconmicos, decidimos elaborar este pequeo documento que vincula nuestra
realidad cotidiana con la PAZ en tanto instrumento que nos permite superar
antiqusimas barreras construidas a base de prejuicios, discriminaciones, estigmas y
con el fin ltimo de ejercer un asfixiante dominio sobre nosotras, y hacer que, desde
esta novedosa concepcin de la accin contra el SIDA, tengamos mayor participacin
y visibilidad social y poltica y nos mejore la calidad de vida.
Hoy lo presentamos, junto a otras estrategias contenidas en el libro y DVD Cdigo de
Vida, en el Segundo encuentro FIPSE sobre investigacin social en VIH /SIDA.
Paz en nuestros hogares:
Cuando tenemos paz en nuestros hogares y vivimos sin experimentar violencia por
parte de aquellas personas que se supone deberan darnos apoyo, nosotras
florecemos y nuestros seres queridos prosperan. No tenemos miedo de comunicar
nuestro diagnstico a nuestras familias y podemos buscar el tratamiento y cuidado que
necesitamos. Nuestra salud sexual y reproductiva no se ve comprometida y podemos
disfrutar de una vida sana y respetada, al tiempo que tomamos decisiones conjuntas
sobre el embarazo y la crianza.
Cuando l sabe que he ido al centro de salud a buscar medicacin, me golpea y me
dice que le estoy avergonzando, que demuestro a todo el mundo que estamos
enfermos. Ahora tengo miedo de acudir a los servicios (Ongyanga 24 aos miembro
de ICW Kenya).
Paz en nuestras comunidades:
Cuando tenemos paz en nuestras comunidades (y desde nuestro punto de vista esto
no se refiere slo a la ausencia de guerras sino que significa tambin vivir sin estigma
y discriminacin o temor al ostracismo de nuestras familias), podemos andar sin temor,
ver a nuestros amigos y beneficiarnos de nuestro vecindario y los servicios locales. No
tenemos que preocuparnos porque la gente nos seale con el dedo o evite a nuestros
hijos, nuestros hogares y nuestros utensilios. Podemos as, aportar con nuestro
potencial humano a mejorar nuestra propia Calidad de Vida y la de quienes nos
rodean.
Me despidieron en cuanto se enteraron y la mayora de mis supuestos amigos me
dieron la espalda. Mi sueo, lo que yo era una enfermera reconocida, estimada por
todos- se haba desvanecido. Ca en una depresin y me olvid de todo el mundo.
(Carmela 39 aos miembro de ICW Mxico)
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Quiero dar un mensaje a todos los nios y a todas las personas, decir que no
discriminen a los nios y nias que vivimos con VIH/SIDA porque nos sentimos muy
mal, porque tenemos el mismo alma y el mismo corazn y todos somos creados por
Dios (Keren, 11 aos, miembro de ICW Honduras).
Mis amiguitas no saben que tengo VIH, otras personas tampoco. Siento como una
obligacin el tener que mentirles y por eso, cuando estuve con mi mam en un
encuentro de ICW Argentina, me sent muy bien, porque saba que no iba a tener que
mentir al respecto. Era la primera vez que estando con mujeres desconocidas, no tuve
que mentir (Nicolle, 13 aos miembro de ICW, Argentina)
Paz en nuestros pases:
Cuando tenemos paz en nuestros pases, los recursos presupuestarios del Estado se
canalizan hacia donde se necesitan de verdad. Por ejemplo, hacia los servicios de
salud y de educacin. No corremos el riesgo de caer en espirales de pobreza que nos
dejan sin opciones e incapaces de cuidar de nosotras mismas y de nuestros seres
queridos. No somos expulsadas de nuestros hogares y nuestras redes de apoyo, y no
tenemos que enfrentarnos a la posibilidad de ser utilizadas como armas de guerra.
Promocionar la paz y el fin de los conflictos que ponen en peligro a mujeres y nios
mediante la proliferacin domstica de armas, la implicacin de civiles inocentes y el
uso de la violacin como arma de guerra (Llamada a la Accin de Nairobi 2007;
Liderazgo de las Mujeres en VIH y sida, YWCA Mundial y presentacin de la Campaa
Mas Paz Menos SIDA en Nairobi por parte de Maria Jos Vzquez , espaola,
Presidenta de ICW Mundial)
Pero en el llamamiento que hacemos no se trata slo de poner fin a la guerra como la
entendemos tradicionalmente. Nuestros gobiernos entablan una especie de guerra
contra las mujeres VIH positivas cuando sus polticas y acciones:
- Minan nuestros derechos econmicos y por tanto nuestra habilidad para evitar
riesgos.
- Culpan a las mujeres VIH positivas de la diseminacin del virus cuando tenemos
nios, pero no ofrecen el tratamiento y el cuidado necesarios para las mujeres
embarazadas y las madres.
- Promocionan el enfoque ABC, relacionado a la abstinencia o la fidelidad, pero no
ofrecen apoyo para conseguir entornos ms equitativos donde sea posible que
practiquemos ABC con nuestros compaeros sexuales, transformando este
concepto en una forma ms de dominacin. El enfoque ABC ignora muchas otras
desigualdades y realidades que afectan a la forma en que las personas toman
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decisiones sobre sus prcticas sexuales, como la pobreza, las desigualdades
laborales, as como actitudes segregacionistas en escuelas y comunidades.
Promocionar el cuidado, apoyo, respeto y dignidad de las personas viviendo con
VIH/SIDA ha sido evaluado como una estrategia tan importante en la prevencin del
VIH, como la abstinencia o la fidelidad. (Berta, 38 aos miembro de ICW Guatemala)
Cuando los gobiernos ofrezcan los recursos para apoyar un entorno que potencie
nuestra habilidad para practicar la abstinencia si as lo deseamos, o tener una vida
sexual saludable si as lo elegimos, entonces estaremos en mejores condiciones y
empezaremos a ver, probablemente, una reversin de la epidemia del VIH.
Paz en el mundo:
Slo cuando la comunidad internacional reconozca la importancia de la paz a TODOS
los niveles y su rol en eliminar el conflicto, la pobreza y las desigualdades podremos
ver cambios globales significativos de amplio alcance en la epidemia del VIH. No slo
veremos cmo disminuye el nmero de personas que deben enfrentarse a situaciones
que les impidan protegerse de la infeccin por VIH sino que tambin aquellas
personas que viven con VIH dejarn de sentir que tienen que esconderse.
MILLONES DE NIAS ESTN MURIENDO ANTE NUESTROS OJOS. LOS
NIVELES EN CONSTANTE AUMENTO DE NIAS Y JVENES VIH POSITIVAS
ESTN PONIENDO ANTE EL MUNDO UN DILEMA MORAL CRTICO Y UNA
RESPONSABILIDAD QUE EXIGE UN MAYOR LIDERAZGO QUE DEJE DE
EMPLEAR LA RETRICA. LO QUE NECESITAMOS AHORA ES ORGANIZACIN
PRCTICA Y ACCIN. (Mary Robinson, ex Primer Ministro de Irlanda y Embajadora
de ICW)
Por ltimo, convoco a los aqu presentes, a unirnos indisolublemente, superando toda
barrera de prejuicio, afirmando que el SIDA es hoy, adems de un inmenso problema
de Salud Pblica, un mas grande problema poltico que debe ser enfrentado por el
conjunto de la Humanidad, sin demoras. Nos va la vida como especie en ello.
Muchas gracias
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S OCIAL RE S EAR CH: A IDS AND OTH ER EM ER GIN G INF E CTIOU S
DIS EA SE S
1Helene Joffe
University College London
INTRODUCTION
The widely-held belief that antibiotics, together with vaccinations and public health
measures, would end the threat of infectious disease in industrialized countries was
dashed in the 1980s, particularly after the appearance of HIV / AIDS. The term
emerging or re-emerging infectious diseases (EID) was coined in biomedical circles to
encompass concerns about emerging infectious viruses and bacteria. Over the
following years, the concept has gained widespread currency not only in biomedical
circles, but also in the public sphere. EID include Ebola, AIDS, vCJD, Hepatitis C,
SARS, avian influenza (HPAI) (H5N1) and MRSA, all of which have attracted
widespread media attention.
Globalisation and immigration, at both a materialist and constructionist level, play a
major role in the spread of such diseases from place to place making them trans-
national phenomena, rather than limited to particular countries. They have an
unprecedented capacity to transcend national boundaries fast due to the swift travel of
people, foodstuffs and other commodities (Wallerstein, 2004). Concomitant with this,
past fears about infectious diseases spread from person to person and quarantine
measures to prevent this are superseded by concerns about nation to nation
transmission. With this, but as a discourse well preceding this, a key societal
responses to AIDS and other emerging infectious disease is blame, othering and its
consequent stigma.
This paper explores social research on AIDS and EID in general with the aim of
pointing to how empirical work reveals a particular pattern of the workings of this
blame/stigma. The aim is not to provide a comprehensive review of the field but to
demonstrate an abiding pattern of societal response to EID that cuts across the EID,
and may hold cross-culturally. En route the paper reveals that AIDS both initiated a
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field of social enquiry and remains the prototypical case of public response to an
emerging infectious disease.
EID and the mass media
EID are prominent in the mass media since the compelling nature of the danger they
represent attracts audiences. EID-related media stories can often generate news in the
absence of an event: The danger that might occur provides the drama, as do the
related scientific controversies and breakthroughs (Gregory & Miller, 1998). The
potential threat can be magnified to cultivate a sense of imminent catastrophe by way
of sketches of unprecedented risk scenarios (Pidgeon, Kasperson & Slovic, 2003). As
one scare wanes, another takes its place (Washer, 2004).
EID and public response
As publics face each new disease threat, they construct it in terms of both historical
references and contemporary cultural symbols. This framework draws on Social
Representations Theory (SRT), a social psychological theory of public uptake of new
societal phenomena (Moscovici, 2008). The theory holds that there is a search for
meaning as each new phenomenon is encountered.
The usual way of researching public risk perceptions regarding AIDS and other EID,
particularly in medical journal articles on public perception, is to examine public
misconceptions regarding the disease. These are compared with the medical scientific
knowledge concerning the disease, and the studies often report what the key areas of
public ignorance are (Joffe, 2003). Social representations theory is positioned in
opposition to deficit models of human thinking. It removes the implied power dynamic
of the public ignorance approach where medical knowledge = superior, lay perception
= inferior. It strives to provide a systematic study of peoples common sense thinking:
how it evolves, what form it takes, what consequences it has. There is no reference to
correct versus incorrect knowledge.
Social representations of EID
Social representations theory proposes that two processes are used to assimilate the
new threat and thus make it more decipherable. The first is anchoring (Moscovici,
1984), where past, seemingly similar phenomena are chosen to anchor the new one.
The choice of anchor influences whether the new phenomenon is regarded as serious
or benign (Washer, 2006). Classically, the link made between AIDS and plague was
an anchor that potentially escalated its seriousness, yet since it was regarded as a
predominantly gay plague this did not necessarily amplify concern in non-gay sectors
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of the public (see Joffe, 1999). The process of anchoring not only establishes the
seriousness of the EID, often for specific groups, but also links contemporary and past
EID to one another in public consciousness.
The second process used to assimilate the unfamiliar event, according to social
representations theory, is objectification (Moscovici, 1984; 2008). Here images,
symbols and metaphors drawn from peoples experiential worlds are used to make the
new phenomenon more decipherable. Objectification involves making a relatively
abstract phenomenon such as an EID more easily grasped, by transforming it into a
more concrete entity. This can occur in a number of ways (see Moscovici & Hewstone,
1983): The phenomenon can be concretised via images, or via symbolisation in
particular individuals or groups. The mass media form an intrinsic, though vicarious,
aspect of experience in late- modern societies. They solidify new events by providing
the symbolisations with which people come to know EID. In particular, there is
increasing focus on the power of their visual messages, rather than their more verbal /
textual arguments, in shaping representations of risks (Joffe, 2007).
A number of studies that I have been involved in have explored public engagement
with various EID looking at anchors and symbolizations of them. My most known one is
Risk and the Other regarding a study of AIDS in the early 1990s (Joffe, 1999) but I
will draw more substantially on my more recent work, which tends to corroborate my
Risk and the Other thesis, but to add more complexity to the understanding of the
patterns that occur in societal responses to EID. For me the naturalistic, social
representations perspective has a major advantage in terms of interventions to stop the
spread of EID, since I ascribe to the following: one must understand the behavior from
the perspective of the population for whom the interventions are being developed.
Once understood this way, these beliefs can serve as the basis for messages and
other interventions (Fishbein & Cappella, 2006). I will now provide a brief overview of
social representational studies of a range of EID, and go on to point put particular
patterns that emerge from these and related studies.
The empirical study of societal response to EID
Ebola Virus study
In a study of white British audience responses to the British mass media coverage of
the 1995 Ebola outbreaks in Africa, Joffe & Haarhoff (2002) explored what the social
representations of Ebola were among British white people, and what shaped these
representations. This was done by way of a content analysis of all mass media articles
on Ebola in the mid-1990s and a thematic analysis of 50 interviews with the general
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public. We found a considerable sense of detachment from a threat seen to be
essentially African in the people interviewed, despite scare-mongering in the textual
content of the mass media coverage. While the newspaper texts also linked Ebola to
Africa they concentrated on its potential to globalise. The general public did not believe
that Ebola would globalise and saw it in the following way:
I thought the pictures of all these people dressed up in spacesuits were quite funny
really, because they looked a bit like they were out in spaceI dont think things like
that happen a lot, and it was this sort of science fiction story, but I cant say I really
thought about it a lot more than that
This detachment may have been linked to the visual depiction of Ebola in the pictures
that accompanied the newspaper texts, which portrayed people in protective clothing
going into African villages to eradicate the disease. These figures resembled
astronauts or science-fiction figures. For the white British respondents such visual
symbols may have fed their existing sense of Africa as a continent teaming with
disease (see Kitzinger, 1998a) and their sense that this new threat was as unrelated to
them in present space and time as the moon-landing and science-fiction imply. Thus
ideologies and identities play a major role in how an EID is seen by the public.
This is further demonstrated in a range of other social representational studies that I
have been involved in: a study of AIDS among Zambian adolescents (Joffe & Bettega,
2003) reveals that the West is blamed for the origin of AIDS and Zambian female
sexuality is regarded as the chief vector of the disease; an investigation of
representations of Avian Influenza among women in Hong Kong (Joffe & Lee, 2004)
reveals that the lack of hygiene and drive to profit in mainland China is ascribed a
major role in the origin and spread of bird flu; and a study of representations of MRSA
in the British lay public (Washer, Joffe & Solberg, 2008) demonstrates that MRSA is
associated with dirty hospitals that have not been properly managed and the cleaning
practices of an increasingly foreign cleaning and nursing staff. These will be described
more fully in my talk. They demonstrate that across the EID we see a societal response
of:
- blame of particular entities for the disease
- distancing the disease from the self
- stigmatisation of those who have contracted it or who are said to have intensified its
spread
There are two distinct sources of responsibility blamed for different EID: authorities
who allowed it to escalate, and/or particular marginalised groups seen to have created
the disease or, more usually, to have aided its spread.
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Discussion of findings and link to other literature s
Mary Douglas enriches thinking concerning the content of the response to risks: A
major aspect of representations of EID links to responsibility allocation. For Douglas
(1992/4) contemporary communities are no different from those of the past in that they
politicise misfortune, organising around one or another culturally acceptable
explanation of it. Shared thinking that arises in relation to a danger reflects not the sum
of individual thoughts/errors, but a more social process. How a person sees risk
depends on the relationship between the self & the community. Risk is used as a
strategy to identify villains and victims, to cast blame for bad events. If constructed as
the responsibility of the authorities then blame falls there. Alternatively, risk can be
seen as self-imposed.
Crawford develops this emphasis on self-imposed risk, especially regarding AIDS.
Living a long life has become a `do-it-yourself proposition in the west (Crawford, 1984;
and see Crawford, 1994). Western ideas concerning health risk since the 1970s (and
thus simultaneous to the rise of infectious disease especially AIDS in 1980s) have
become infused with ideas of personal `responsibility and `choice. Those identified as
high risk are seen as worthy of blame because they have allowed their bodies to
become ill.
A range of social scientific studies show that Others (foreigners and out-groups) are
blamed for bringing a range of EID on themselves and spreading infectious disease
because they are: dirty; eat disgusting food; have bizarre customs; are sexually
perverted or promiscuous (Joffe, 1999). Beyond the social representational studies
mentioned, the work on a Cholera outbreak by Briggs (2003), as well as Farmers
(2001) work on tuberculosis, malaria, AIDS and Ebola, and Eichelbergers (2007) work
on SARS, all corroborate this pattern of blame.
Stigma and EID
Stigma is a mark of social disgrace that arises within social interaction (Goffman,
1963). It disqualifies bearers of the mark from full social acceptance. The extent to
which a condition and the people associated with it are likely to be stigmatised depends
upon a number of characteristics. Firstly, a stigma is more likely to be attached to a
condition deemed to be the bearers responsibility. Secondly, stigma is increased when
the condition threatens other people. Thirdly, greater stigma tends to be attached to
conditions that are readily apparent to others and deemed aesthetically displeasing
(Jones et al., 1984). AIDS fulfils all three characteristics.
Although the marking of a person as stigmatised occurs within inter-personal
relationships, it cannot be divorced from broader social processes. The process of
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stigmatisation is an ideological one. Parker and Aggleton (2003) argue that stigma is
linked to the working of social inequality (p. 16) which serves to reproduce existing
power relations. Crawford (1994) has illustrated this in the context of health as a pre-
eminent social value in Western society. He suggests that the bifurcated division of
society into the healthy (who are invariably middle-class) and the unhealthy (who are
invariably not) functions to legitimate middle-class social dominance and fitness to
rule. The stigmatisation of the unhealthy is an active social process; risky behaviour is
associated with and projected onto Other already stigmatised out-groups, as is so
markedly illustrated in gay and foreign peoples treatment in relation to HIV/AIDS.
Discussion
AIDS, in many senses, forms the starting point of the social scientific study of EID.
From a social science point of view: blame and stigma are germane to AIDS
representation. We see this self- and in-group protective work in the representation of
other EID too. The patterning is surprisingly consistent though the blame and stigma
falls into one of two types: Either downward blame of already stigmatised risk groups
whose status as sanitary citizens is further undermined by their association with the
disease; or upward blame of authority figures such as a governments negligence.
This results in erosion of trust of those institutions but the stigmatisation is not felt in the
way that risk groups feel it, in terms of spoiling their identities. Of course there is often
resistance, among marginalised groups, to this sense of spoiled identity. Political action
is often taken to challenge and transform societal representations of the group.
The type of shared, societal representation that arises in relation to a potential danger
reflects a social process wherein the purity of the community is maintained by
associating the threat with others who can be held responsible for it (see Douglas,
1992). Blame for misfortune can be directed either outward, at derogated groups (i.e. at
marginalised groups within the host society) or upward, to powerful elites. According to
Douglas (1992) groups are scapegoated to maintain the communitys equanimity in the
face of potential crisis. Furthermore connections are drawn between the threat and
moral transgressions. Poor hygiene is one such transgression. Douglas (1966) has
pointed to the importance of purity laws, which ascribe who and what is dirty and
clean, as a way of controlling the physical and social body from descending into
disorder. Blame, and calls for shouldering responsibility, function to make the public
feel that at least they have localized the source of the problem, which in their minds
goes some way to establishing a sense of control of the potentially out-of-control threat
(Ungar, 2001). While awareness of EID has changed, the societal response to them is,
at root, very old.
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Concluding thoughts
The 1980s saw a constellation of diseases linked under the rubric EID. With this
began unprecedented media attention to them and globalisation not only of stories of
EID but of the diseases themselves. Yet the public response is generally not one of
sustained, high anxiety. Rather, there is an attempt to pinpoint the identities struck by
or causing such diseases, stigmatising these and thereby distancing selves from threat.
Reference list available on request
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PONENCIASPONENCIASPONENCIASPONENCIAS
Mesa 1: Prevencin en Mesa 1: Prevencin en Mesa 1: Prevencin en Mesa 1: Prevencin en poblaciones ms expuestaspoblaciones ms expuestaspoblaciones ms expuestaspoblaciones ms expuestas
(Coordinan Ainara Arnoso y Arantxa Arrillaga)(Coordinan Ainara Arnoso y Arantxa Arrillaga)(Coordinan Ainara Arnoso y Arantxa Arrillaga)(Coordinan Ainara Arnoso y Arantxa Arrillaga)
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E L GE N OCIDIO CAR CEL AR IO V IN CU LADO A LA P AN DEM IA DE L
S IDA. E JEM P L O H ISTR ICO DE IN E F ICA CIA P RE VEN TIVA
1C. Manzanos
Universidad del Pas Vasco Euskal Herriko Unibertsitatea
Punto de partida: inflaccin punitiva frente a defl accin preventiva
Vivimos en una sociedad donde se ha impuesto la cultura punitiva amparada en una
visin hegemnica que ha inspirado las polticas criminales de estado. Esta visin, que
implcitamente supone la renuncia a las polticas sociales preventivas, consiste en
creer que el castigo penal es la forma mas eficaz de hacer frente a los conflictos
sociales, lo cual ha trado consigo durante las dos ltimas dcadas un incremento de
las penas en casi todos los tipos de delito, un incremento progresivo de la poblacin
encarcelada sobre todo motivado por el alargamiento en el tiempo de condena que se
refuerza con las modificaciones legislativas que alargan los periodos y ponen
limitaciones en relacin con el acceso a beneficios penitenciarios.
Sin embargo la criminalidad crece en el seno de nuestras sociedades mercantiles y
desiguales que tanta violencia inyectan en la vida de las personas. La gran mayora de
esta criminalidad no es percibida, perseguida y penalizada. A prisin van a parar un
sector porcentual muy pequeo de quienes cometen hechos que atentan contra las
leyes penales establecidas, producindose un proceso de seleccin bien precisa por
parte de los sistemas de control formal2. As en la poblacin recluida estn sobre-
representadas categoras tales como las personas pobres, extranjeras, minoras
tnicas o drogodependientes. No por se quienes cometan ms delitos, sino por que
son las que constituyen los sujetos blanco en la persecucin y penalizacin del delito.
Son muy frecuentemente los sectores ms desfavorecidos en nuestro modelo
econmico desigual, ms desprotegidos por las polticas sociales y ms acosados por
las polticas de criminalizacin.
1 Doctor en Sociologa, especialista en Sociologa del Delito, miembro fundador de la Asociacin de apoyo a personas presas Salhaketa y Profesor Titular en la Universidad del Pas Vasco Euskal Herriko Unibertsitatea. [email protected]
2 Sobre los procesos de seleccin de la delincuencia convenciaonalizada vase MANZANOS C. (1991): Crcel y Marginacin Social, Gakoa, Donostia.
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El reconociendo que las actuales polticas de penalizacin han fracasado y admitir que
lejos de resolver los conflictos, no contribuye ms que ha agudizarlos, sera el remedio
ms eficaz y econmico para comenzar a aplicar polticas preventivas y liberarse de
las muletas del recurso al encarcelamiento y para caminar hacia la bsqueda de
alternativas al uso desproporcionado, intil e innecesario al derecho penal, para
flexibilizar las condiciones de acceso a beneficios penitenciarios y a las
excarcelaciones, para acercar a las personas presas al lugar donde tienen su
residencia habitual o arraigo familiar evitando sufrimientos aadidos y como condicin
previa para preparar las condiciones de apoyo a la salida de prisin que eviten su
reingreso. Sin embargo el perverso remedio al que permanentemente se recurre, con
terribles efectos nocivos secundarios, es continuar con el recurso a la justicia
vengativa, al encarcelamiento y para ello a construir ms crceles. As por ejemplo,
en lugar de vaciar las crceles de drogodependientes acusados por distribucin a
pequea escala de drogas ilegalizadas o de cometer pequeos robos y hurtos para
conseguir el dinero necesario para su dosis (ms de las dos terceras partes de
quienes estn cumpliendo condenas en prisin) creando servicios y centros
tratamiento alternativo a la prisin, la apuesta es por reforzar las Polticas de Ley y
Orden y de Tolerancia Cero importadas de los EEUU que, insistimos, se ensaan con
apenas el 1% de quienes delinquen y encubren el 99% de la delincuencia con
maysculas que jams es perseguida y penalizada, siendo adems ese 1% los
mismos de siempre. Como en otros tiempos, a esto se le llama combatir el clera a
caonazos.
Pero lo que tenemos que tener claro quienes lo que queremos es vivir tranquilamente
y en condiciones de seguridad para toda la ciudadana, es que esta apuesta porque
haya ms personas encarceladas y, por invertir dinero pblico en construir ms
crceles para que unos cuantos hagan negocio y vivan de excluir y mantener
encerrados a esos mismos de siempre, lo que ha provocado y seguir provocando es
ms inseguridad ciudadana, ms marginacin puesto que los problemas que afectan a
ese 1% de delincuencia que justifica la inflacin policial, penal y carcelaria a la que
asistimos durante las dos ltimas dcadas se han de enfrentar en el mbito de la
poltica social y no de la poltica criminal.
Y dado que una imagen o ejemplo vale ms que mil palabras: si sumamos lo que hoy
cuesta una plaza carcelaria al ao incluyendo todos los conceptos (pago a
funcionarios, gastos corrientes, inversiones, construccin de nuevas crceles,
etctera) nos sale alrededor de 30 mil euros al ao, es decir, nos gastamos unos 5
millones al ao de las antiguas pesetas por cada plaza: ustedes se han parado a
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pensar que, si hubiramos destinado esos 30 mil euros anuales por cada recluido a
polticas preventivas y de apoyo social de tipo sanitario, laboral, educativo o
asistencial, la gran mayora de estas personas jams hubieran cometido los delitos por
los que se encuentran en situacin de reclusin?, pero claro esos 30 mil euros que hoy
nos gastamos en mantener una plaza carcelaria al ao y en crear nuevas plazas no
repercuten en nada en la mejora de la calidad de vida de la persona procesada y
encarcelada.
Por el contrario, de ste gasto se beneficia mucho ciudadano de bien. Efectivamente,
de mantener encerrada a una persona presa viven adems de funcionarios de
ejecucin penal, empresas que construyen y prestan servicios de mantenimiento en
las crceles, organizaciones no gubernamentales, etctera. Pero adems, de
perseguirlas, detenerlas y vigilarlas viven las policas, y de procesarlas viven los
operarios del derecho como jueces o abogados. Si hacemos el clculo posiblemente el
salario mensual de ms de dos o tres trabajadores de la industria penal es posible
gracias a mantener presa a una persona.
Desde aqu se entiende el uso mercantil de los reos, la apuesta por construir ms
crceles y no por liberarnos de la necesidad de la crcel y avanzar hacia una sociedad
donde cada vez haya menos personas presas, aplicando polticas preventivas y
alternativas sociales que sustituyan a la reclusin penal, alternativas que existen y
vienen poniendo en prctica frecuentemente sin el suficiente apoyo institucional
muchas entidades asociativas que trabajan con las personas recluidas y sus familias
dentro y fuera de la prisin en mbitos tales como la promocin educativa y laboral de
los sectores desfavorecidos la promocin y educacin para la salud y el tratamiento de
drogodependencias, el apoyo a la poblacin inmigrante o en el mbito del apoyo
residencial.
Si leemos los ltimos e interesantsimos informes que recogemos en la bibliografa
sobre la situacin en las crceles, observamos que no hay nada nuevo o, lo que es
peor, que la situacin en las prisiones se ha deteriorado en las dos ltimas dcadas.
Nos entristece y atormenta ver como las crceles y sus pobladores estn igual o peor
de lo que estaban antes. Hoy sigue muriendo una persona presa cada cinco das por
causas no naturales, sigue habiendo un 70 u 80% de personas enfermas, es decir, con
necesidad de un tratamiento y/o seguimiento mdico especializado o de una
hospitalicacin que no tienen.
Muchos mdicos de prisiones, manifiestan que debera haber una direccin sanitaria y
otra direccin penitenciaria para que pudiera garantizarse el mnimo respeto a la
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salud1. Las crceles son verdaderos depsitos de enfermos abandonados puesto que
el estado de salud de la poblacin encarcelada registra ndices de prevalencia de
enfermedades fsicas y mentales infinitamente superiores a la media social, muchas
veces invisibles por la intencionada e incomprensible inexistencia de registros
epidemiolgicos en muchas crceles. Ni que decir tiene que las patologas que genera
la crcel afectan as mismo al personal que trabaja en las mismas dndose tambin
ndices de prevalencia de determinadas enfermedades profesionales en el personal
que trabaja en prisiones, como es el caso de las bajas psiquitricas por depresin,
estrs, etctera que solamente son comparables con los maestros en el colectivo de
funcionarios del estado. La ley exige que haya una atencin mdica especializada y
esto, salvo excepciones no se ha implementado.
Pero hemos de insistir hasta la saciedad en que no es casual que los presos estn
abandonados, porque segn los discursos oficiales y su eco en los medios de
comunicacin, la crcel est para sufrir y esto est legitimado socialmente. En
realidad el problema no es slo que hay enfermedades en la crcel, sino que la crcel
es una fbrica que produce de un modo intensivo enfermedad psquica y fsica,
produce depresiones y otros desequilibrios emocionales, produce deprivaciones
sensoriales: prdida de visin, de audicin, produce lceras, gastroenteritis, gripe,
etctera. La crcel es un espacio que genera problemas bsicos de enfermedad y
precisamente ah est la clave del derecho a la salud: es incompatible preservar la
salud fsica y psquica en una institucin diseada para producir y reproducir
enfermedades comunes e irreversibles.
Cuando hablamos de las personas encarceladas estamos hablando de una poblacin
enferma y de una poblacin en riesgo de enfermedad, por lo que tendra que haber
precisamente un trato especial para respetar el derecho a la salud, a la integridad
fsica y a la vida que todos los ciudadanos tenemos. Pero en este caso en situaciones
especiales, tendra que haber ms atencin, programas de prevencin de
enfermedades, como el de salud mental, porque la prisin genera problemas de
desidentificacin personal, porque la crcel es obscena y generan estados de
deprivacin emocional y sexual, es anormalizadora2.
1 Sobre la visin de los facultativos en prisin ver los interesantes informes de la Sociedad Espaola de Sanidad Penitenciaria que en muchas ocasiones han sido crticos con las polticas llevadas a cabo por el Gobierno.
2 Un riguroso anlisis de las consecuencias psquicas y sociales de la crcel vase en VALVERDE J., La crcel y sus consecuencias, Popular, Madrid, 1991.
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Situacin sanitaria en las crceles y estado de sal ud de las personas presas
Un eje fundamental en esta naturaleza de la crcel como una instancia que se
reproduce y gobierna mediante el recurso a la administracin el sufrimiento y al
ejercicio de la violencia es el de las condiciones de vida que se dan en las diferentes
prisiones. Ya no son solamente las enfermedades y pandemias: SIDA, hepatitis,
enfermedades mentales, cardiovasculares y padecimientos asociados comunes como
trastornos de hgado, diabetes disfunciones del aparato digestivo, de la prstata, de la
vista, de la piel, anemia, depresin y ansiedad o la tuberculosis, sino que adems y
como factor estructural que produce y reproduce estos padecimientos, estn las
condiciones materiales (infraestructuras y equipamientos) de la crcel: el estado de las
instalaciones y la endmica e intencionada falta de equipamientos son el armazn de
la precariedad adecuada para aplicar penosidad, padecimiento, sufrimiento, en
definitiva, tortura que viene de la mano de la falta de mobiliario, de ventilacin, de la
existencia de humedades, de calefaccin, de la suciedad de las paredes, etctera que
son condiciones materiales y ambientales por desgracia demasiado extendidas en
muchas prisiones.
Pero adems se culpabiliza a las personas presas de las psimas condiciones de las
instalaciones, por ejemplo, cuando hay suciedad se dice que es por que no tienen
hbitos de limpieza, pero en realidad la sucia es la administracin. Cuando a alguien
se le ha tratado siempre como basura social, se comporta a la larga como tal, y sobre
todo, cuando a alguien se le condena a vivir en condiciones infrahumanas la
responsabilidad de la falta de higiene es de quien somete a una persona a esas
condiciones mprobas. Un ejemplo, las duchas: en la mayora de las prisiones no
sabes si vas a ducharte o a mancharte, estn en psimas condiciones higinicas y
muchas veces no hay agua caliente.
Los ejemplos sobre los mecanismos para administrar el sufrimiento en el mbito de las
condiciones materiales seran incontables: la falta de ventilacin, de calefaccin, de
mobiliario, de productos de primera necesidad, la comida fra, etctera son
condiciones que se narran en todos los informes de instituciones y organizaciones
sociales y se repiten hasta la saciedad.
Otra cuestin, adems de las condiciones materiales de la crcel como productoras de
sufrimiento, de enfermedad, es la cuestin de la asistencia mdica. Los mdicos
generalistas hacen de especialistas, y en los casos en que acuden a la prisin
especialistas no se oponen a lo que ha hecho aquel que sabe bien poco de la
especialidad, limitndose a trabajar con los expedientes mdicos y realizando por lo
general tareas de asesoramiento. Los mdicos generalistas de las prisiones son
primero funcionarios y despus mdicos. Por qu los mdicos de prisiones no
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pueden depender de los servicios de salud generales o los educadores no pueden
depender de educacin? La respuesta es obvia: porque primero la lgica punitiva
exige ser funcionario y supeditar la salud y la educacin al control en trminos de
castigo al reo y de gobernabilidad de la institucin.
En las enfermeras se produce otro drama humano. Hay enfermeras donde los
presos no quieren ir, porque es pattico su estado, y prefieren estar en los mdulos
enfermos. El caso de las mujeres es an ms grave por que su discriminacin es
mayor, aunque quieran en muchas prisiones no pueden ir a la enfermera por que es
solo para hombres.
En relacin con el internamiento hospitalario se est aplicando la experiencia de crear
comisaras dentro de hospitales pblicos, para tener a los presos cuando llegan al
hospital. Se les llaman unidades hospitalarias de custodia especial. En ellas se violan
los derechos que la persona presa tiene en la propia crcel, y hacen la funcin de
enfermera policializada, en tanto las enfermeras de las crceles siguen estando en
estado crtico. As la situacin de las personas enfermas presas se convierte en
muchas prisiones en un calvario y en un grave problema de salud pblica para los no
enfermos: se quedan en los mdulos porque no le llaman al mdico, prefiere estar en
el mdulo que en la enfermera o en la unidad hospitalaria.
Ejemplos de carencia de medidas preventivas y sus c onsecuencias
La gran mayora de las personas encarceladas lo estn acusadas de delitos contra la
salud publica, fundamentalmente acusadas o sentenciadas por tenencia de drogas
ilegalizadas para su venta. Dentro de ellas, y de otras acusadas por delitos menores
contra la propiedad como robos o hurtos la inmensa mayora tienen problemas de
drogodependencias, segn casos, ms o menos agudizados. Apoyar los recursos
existentes y crear nuevos servicios en materia de tratamiento de drogodependencias
que faciliten la suspensin o sustitucin de condenas por estas medidas alternativas
que contempla el Cdigo Penal, as como crear centros de insercin social de
pequeo tamao especializados en el tratamiento de drogodependencias sera
muchsimo ms til y barato que continuar con las actuales polticas de construccin
de Centros Tipo (eufemismo de macro-crcel) de gran tamao en los que se van
hacinando progresivamente las personas sin posibilidad ni expectativas de poder
acceder a medidas que faciliten su futura incorporacin en la vida social en
condiciones dignas. Pero mientras no aceptemos estas y otras propuestas, o estos y
otros debates, mientras que el objetivo de las polticas penales no sea la de desarrollar
polticas alternativas que nos liberen de la necesidad de la penalizacin, y ste sea el
objetivo finalista y utopa orientadora lgicamente las cifras no encajarn.
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Entendiendo por persona enferma aquella que necesita en tratamiento y seguimiento
mdico especializada o una hospitalizacin, la estimacin inicial de partida es que para
el conjunto de las prisiones del estado, segn las diversas fuentes consultadas
(informes estadsticos a partir de encuestas representativas de la poblacin
encarcelada, estimaciones de algunos miembros del personal sanitario de instituciones
penitenciarias, informes de evaluacin del trabajo de entidades pblicas y
asociaciones que trabajan en el interior de las prisiones) existen una mayora de
personas presas enfermas que representan entre el 60% y 80% segn versiones
diferentes de cada fuente de informacin y variando en funcin de cada prisin. As
pues gran mayora de la poblacin encarcelada es un poblacin enferma. Los
principales padecimientos segn el volumen de afectados y la gravedad son las
enfermedades infecto-contagiosas (VIH-SIDA, Tuberculosis, enfermedades
respiratorias y cardiovasculares, etctera), pero lo que destaca es que las deficiencias
en las condiciones de vida de la prisin y los problemas relacionados con las carencias
en la atencin sanitaria, hacen que la crcel sea un factor epidemiolgico definitivo
que produce en unos casos y reproduce en otros estos y otros padecimientos.
Por otra parte, sobre las condiciones de vida en diversas prisiones del sistema
penitenciario espaol podemos constatar que:
- Existen celdas y pasillos donde no funcionan los radiadores o no hay ventiladores
ni aire acondicionado, teniendo que soportarse temperaturas medio ambientales
muy bajas y hmedas, o muy altas y sofocantes, con fuertes oscilaciones lo que se
agrava con la falta de cristales en celdas y pasillos. Estas son condiciones que
facilitan las gripes masivas en determinadas pocas del ao. Las celdas en
algunos mdulos se encuentran hacinadas, las de periodo sin inhabitables puesto
que no tienen ni puertas ni ventanas.
- En algunas crceles hay ratas como gatos que salen por la taza del water de las
celdas, y las personas presas tienen que tapar la taza puesto que por supueto no
tiene tapa, con una fregona para evitar que salgan.
- En muchas crceles los colchones son fuente de infecciones, son de espuma con
agujeros rellenos de trapos. En algunas prisin las duchas estn en los patios y
hay un horario que impide ducharse a los que estn en talleres. El lote mensual de
productos de higiene personal se reduce a tres rollos de papel higinico, cuatro
preservativos, tres cuchillas de afeitar, una jaboneta y una botella de leja y no
facilitan ni siquiera cepillo de dientes ni ropa de vestir, faltando almohadas y
dndoles solo un juego de sbanas sin funda de almohada, con las consecuentes
dificultades para lavar.
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- En muchas ocasiones la dieta blanda est suspendida, no se da leche o yogures a
los que tienen complemento, los mens son siempre iguales y poco equilibrados,
mal cocinados, estando muchas veces las bandejas de reparto sucias y siendo el
tiempo para comer de diez minutos.
En cuanto a las deficiencias en la atencin sanitaria, existen muchos indicadores de
entre los que destacamos a modo de ejemplo los siguientes:
- Inexistencia de registros epidemiolgicos en muchas prisiones que faciliten el
tratamiento continuado y el seguimiento individualizado de cada persona presa,
con lo cual muchos tratamientos, cuando se producen, se interrumpen o se tratan
incorrectamente.
- Estn mezcladas las personas enfermas con las sanas tanto en los mdulos como
en las enfermeras a la que prefieren no ir por las condiciones deplorables y el
aislamiento que supone estar en ella, con lo cual prefieren pasar sus
enfermedades sin tratamiento en los mdulos antes que ir al mdico y les recluyan
en ella.
- Falta de especialistas mdicos en cuestiones importantsimas como por ejemplo
oculistas u odontlogos. En cuanto a la atencin mdica general, el mdico
solamente atiende tres das a la semana por lo que al parecer el resto la persona
presa tiene prohibido enfermarse, con lo cual no existe una accesibilidad
permanente, lo que en caso de urgencias genera retrasos que en algunas
ocasiones resultan irreparables.
- En muchas prisiones faltan de equipos de asistencia primaria y preventiva en
temas tan importantes como enfermedad mental o tratamiento de
drogodependencias.
- Sobre el tratamiento de determinados padecimientos y enfermedades se constata
la imposibilidad de acceso a determinados tratamientos especializadas, la falta de
medidas preventivas bsicas que atentan contra el derecho a la vida como es el
reparto de jeringuillas como dispositivo imprescindible para evitar el contagio del
VIH y los procesos de reinfeccin o la correcta aplicacin de los protocolos de
prevencin de suicidios por citar dos ejemplos.
Ante estas situaciones y muchas otras que sera interminable mencionar, todas las
propuestas de actuacin pasan por la necesidad de que la administracin reconozca
una realidad ineludible y de espaldas a la que vive demasiado frecuentemente: los
actuales centros y servicios de ejecucin penal en nuestro pas son incompatibles con
el respeto al derecho a la salud, y por extensin a otros derechos fundamentales como
la vida, la integridad fsica, el trato digno y por tanto hay que buscar otros modelos que
los garanticen.
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Teniendo en cuenta esta premisa, y dado que al parecer no se quiere reconocer esta
urgente necesidad, las propuestas que aqu planteamos son medidas paleativas para
aliviar - en el contexto de una poltica de ejecucin de penas inadecuada para el
respeto a los derechos bsicos- los efectos desocializadores y destructivos que trae
consigo la aplicacin de las penas privativas de libertad. Algunas de estas medidas
urgentes e imprescindibles son entre otras:
- Es imprescindible conocer las enfermedades de mayor prevalencia que sufren las
personas presas para poder establecer las prioridades tal como se articulan para el
resto de la poblacin. Para ello los Registros pormenorizados de enfermedades
(no solo las infecciones sino las de cualquier tipo) y la Historia Clnica son
instrumentos de gran valor y que en un colectivo como el de las personas presas
facilitan el seguimiento y atencin de su salud durante su estancia en diferentes
prisiones. Para ello es imprescindible la creacin de un registro epidemiolgico
individualizado y de mecanismos de coordinacin entre la administracin
penitenciaria y sanitaria para el seguimiento mdico y acceso a tratamientos
especializados para toda la poblacin recluida enferma que los requieran. En
especial para las personas afectadas por el VIH-Sida u otras enfermedades
infecto-contagiosas.
- Plan de prevencin en materia de Salud Mental para evitar los desequilibrios
psicolgicos que genera el encierro, con dotacin de personal especializado y
medios adecuados. En relacin con la atencin psiquitrica, las personas presas
deben poder acceder de una manera fluida y eficaz a los tratamientos que la actual
Salud Mental ofrece para lo que es imprescindible romper con la dinmica de
hipermedicacin a la que se tiende con la prescripcin de psicofrmacos y sin
plantear terapias alternativas de probada eficiencia.
- Detectar y subsanar todas las deficiencias y carencias existentes en materias tan
fundamentales como son entre otras, la dotacin de productos higinicos bsicos,
alimentacin (cocinado, almacenamiento, manipulacin, distribucin), estado de
las instalaciones (humedades, grietas, ventilacin, etctera) o los equipamientos
bsicos en celdas y salas comunes.
- Creacin de servicios extrapenitenciarios para la deshabituacin de personas
presas cuya vinculacin al abuso de drogas tenga que ver con la comisin de
delitos, con el fin de sustituir la pena de prisin por el cumplimiento en programas
educativos de tratamiento de drogodependencias cuya eficacia ha sido de sobra
demostrada.
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- Para fomentar hbitos saludables en todas las personas es necesario conocer
como pueden prevenirse las enfermedades y adquirir recursos que ayuden a
autogestionar la propia salud. Para las personas presas que viven cotidianamente
en un medio de riesgo para la enfermedad el adquirir estos hbitos y recursos es