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erreb cr Orgapo äe so Veperable Oräep Cercera y (ofraäías Dirección y Administración: Silva, 39.,-Madrid (12).-Teléf. 12803 15 DE FEBRERO DE 1933 NUM. 2 S T_T M 10 BULA DE INDICCIÓN DEL AÑO SANTO. ENSAYO SOBRE LA DEVOCIÓN MARIANA EN LA ORDEN DE LA MERCED, por Michel Even.—EL ILMO. P. MELCHOR RODRÍGUEZ DE TORRES, por Fray Guillermo Vázquez. EDUCACIóN RELIGIOSA, por Fr. Juan G. Castro.-4QUIENES ERAN LOS MAGOS?, por Fr. José Miguélez.—LAS ORDENES RELIGIOSAS: SUS FRUTOS, por J. C.— DE NAZARET A JERUSALÉN, por Fr. Guillermo Vázquez.—LA GRAN INDUSTRIA Y LA NUEVA LEY DE ENSEÑANZA, por García. —LA IGLESiA DE NUESTRA SEÑORA DE BUENOS AIRES, por Fr. Raúl LIrteaga Tedeschili.—LAS MIRADAS DE JESÚS, por Julia G. Herreros. —CURIOSIDAD LITERARIA. NOTICIAS. —NECROLOGÍAS. La Bula de S. S. el Papa, Pío XI, sobre el Ano Santo "Quod nuper„ «De Nuestro Santísimo Señor Pío por la Divina Providencia Papa XI IND1CCION DEL AÑO SANTO EXTRAORDINARIO Y GENERAL Y DEL JUBILEO MAXIMO AL COMENZAR EL VIGESIMO PRIMER SIGLO A PARTIR DE LA REDEN- CION DEL GENERO HUMANO EL OBISPO PIO, SIERVO DE LOS SIERVOS DE DIOS, ENVÍA A TODOS LOS FIELES CRISTIANOS QUE HAYAN DE VER LA PRESENTE CARTA UN SALUDO Y LA BENDICIÓN APOSTÓLICA El anuncio del Ario Santo Lo que hace poco anunciamos en la festividad del nacimiento de Jesu- cristo, no sólo al preclarísimo Cole- gio de Padres Cardenales y a todos los que con ocasión de felicitarnos habían acudido a Nuestra presencia, sino a todo el orbe católico asimismo, procedemos a llevarlo a efecto, a sa- ber: anunciando un Año Santo extra- ordinario y un Jubileo general y má- ximo, al comenzar el vigésimo primer siglo a partir de la redención del gé- nero humano. Porque si, de creer a la historia, no está del todo averiguado en qué año caiga esto, sin embargo, el hecho, o mejor dicho, esta serie de admirables

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errebcrOrgapo äe so VeperableOräep Cercera y (ofraäías

Dirección y Administración:

Silva, 39.,-Madrid (12).-Teléf. 12803

15 DE FEBRERO DE 1933

NUM. 2

S T_T M 10BULA DE INDICCIÓN DEL AÑO SANTO. — ENSAYO SOBRE LA DEVOCIÓN MARIANA EN LA ORDEN

DE LA MERCED, por Michel Even.—EL ILMO. P. MELCHOR RODRÍGUEZ DE TORRES, por FrayGuillermo Vázquez. — EDUCACIóN RELIGIOSA, por Fr. Juan G. Castro.-4QUIENES ERANLOS MAGOS?, por Fr. José Miguélez.—LAS ORDENES RELIGIOSAS: SUS FRUTOS, por J. C.—DE NAZARET A JERUSALÉN, por Fr. Guillermo Vázquez.—LA GRAN INDUSTRIA Y LA NUEVALEY DE ENSEÑANZA, por García. —LA IGLESiA DE NUESTRA SEÑORA DE BUENOS AIRES, porFr. Raúl LIrteaga Tedeschili.—LAS MIRADAS DE JESÚS, por Julia G. Herreros. —CURIOSIDADLITERARIA. — NOTICIAS. —NECROLOGÍAS.

La Bula de S. S. el Papa, Pío XI, sobre elAno Santo "Quod nuper„

«De Nuestro Santísimo Señor Pío por la Divina Providencia Papa XI

IND1CCION DEL AÑO SANTO EXTRAORDINARIO Y GENERAL Y DEL JUBILEO

MAXIMO AL COMENZAR EL VIGESIMO PRIMER SIGLO A PARTIR DE LA REDEN-

CION DEL GENERO HUMANO

EL OBISPO PIO,

SIERVO DE LOS SIERVOS DE

DIOS,

ENVÍA A TODOS LOS FIELES CRISTIANOS

QUE HAYAN DE VER LA PRESENTE CARTA

UN SALUDO Y LA BENDICIÓN APOSTÓLICA

El anuncio del Ario Santo

Lo que hace poco anunciamos enla festividad del nacimiento de Jesu-cristo, no sólo al preclarísimo Cole-gio de Padres Cardenales y a todos

los que con ocasión de felicitarnoshabían acudido a Nuestra presencia,sino a todo el orbe católico asimismo,procedemos a llevarlo a efecto, a sa-ber: anunciando un Año Santo extra-ordinario y un Jubileo general y má-ximo, al comenzar el vigésimo primersiglo a partir de la redención del gé-nero humano.

Porque si, de creer a la historia, noestá del todo averiguado en qué añocaiga esto, sin embargo, el hecho, omejor dicho, esta serie de admirables

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cosas verificadas, es de tan gran gra-vedad y de tan gran importancia, queno es digno el pasarla en silencio. Mo-vidos, pues, los hombres por esta ce-lebración, vuelvan sus pensamientosalgo al menos de las cosas terrena-les e inestables que al presente tanduramente los perturban, a las cosascelestiales y perpetuamente imperece-deras; y de las circunstancias inquie-tas y aflictivas de estos tiempos ele-ven el espíritu a la esperanza de aque-lla sempiterna bienaventuranza a laque Cristo Señor nos llamó con elderramamiento de su sangre y los in-mensos beneficios de todo género queha hecho. Recójanse del tráfico de lavida cotidiana, y piensen consigomismo en su corazón, principalmentedurante el transcurso de este añosecular, cuánto nos amó nuestro Pro-tector y con qué amoroso cuidadonos libró de la esclavitud del pecado;así, consecuentemente, se inflamaránen un amor mayor y serán impulsa-dos como por una especie de necesi-dad a amar más al Amante.

Los beneficios divinos

Plácenos aquí, para utilidad de

todos, recordar, siquiera sea breve-mente, la serie de estos divinos bene-ficios, de los que procedió tambiénesa verdadera civilización cívica quegozamos y de que nos gloriamos: pri-meramente, haber sido instituida en la«Cena del Señor» la sacrosanta Euca-ristía y distribuida a cada uno de losApóstoles, que se inician en el ordensacerdotal por aquellas palabras:«Haced esto en recuerdo mío»; haber

padecido Jesucristo, haber sido cruci-ficado y muerto por la salvación delos hombres; haber sido la VirgenMaría constituida en madre de todoslos hombres al pie de la cruz de suHijo; y, finalmente, la admirable resu-rrección de Jesucristo, condición yprenda segura asimismo de nuestraresurrección; la potestad otorgadadespués por El a los Apóstoles deperdonar los pecados, y el verdaderoPrimado de jurisdicción concedido yconfirmado a Pedro y a sus suceso-res; finalmente, la Ascensión d elSeñor, la bajada del Espíritu SantoConsolador y la primera predicaciónevangélica de los Apóstoles realizadade un modo prodigioso y triunfal.¿Qué cosa, pues, amados hijos mássanta, qué cosa más digna de cele-brarse en su centenario? Porque deestas admirables acciones realizadasy divinos dones con que se termina lavida terrenal de Jesucristo, nos emanala vida, que es la verdadera vida, yuna nueva serie de siglos nace paratoda la humanidad.

Oración y penitencia

Recordemos, pues, esto con ánimoatento, y venerémoslo durante estepiadoso año con ardiente caridad.Excitemos a la tarea de orar, a hacerpenitencia por nuestros pecados,atendiendo en las oraciones y expia-ciones no sólo a nuestra eterna salva-ción, sino a la de todo el género hu-mano, extraviado con tantos errores,dividido con tantos odios y luchas,castigado con tantas desgracias, ypreocupado con tantos peligros.

Y ojalá se sirva el misericordiosísi-mo Dios conceder que el año sagra-do, al que dentro de poco vamos adar principio, vuelva la paz a losespíritus, la libertad debida a la Igle-sia en todas partes, y a todos los pue-blos la concordia y verdadera pros-peridad.

Mas porque estas fiestas JubilaresComenzarán en las próximas solemni-dades de la Pascua, e igualmente ter-minarán en el tiempo pascual, creemosOportuno que los Obispos exhorten aSU propia grey, a fin de que debida-mente expíen todos por medio delSacramento de la Penitencia y se nu-tran con el manjar Eucarístico no sólod urante este tiempo, para obedecer elPrecepto de la Iglesia, sino aun lomás frecuente y lo más piadosamenteque puedan, en especial durante eltranscurso de todo el Año Santo, eigualmente a fin de que el ViernesSanto mediten con mayor atención laPasión del Señor. Sea éste el frutoespecial, si no de poca importancia,de esta celebración.

Exhortación para ir a Roma

Mas como la completa remisión delos pecados que hemos de conceder,Sólo en Roma puede lucrarse, duranteeste año de expiación, deseamos ve-hementemente, queridos Hijos, quev engáis en el mayor número posible,en piadosa peregrinación a la Ciudad;a la Ciudad, decimos, que es comocentro de la fe católica y domicilio ysede del Vicario de Jesucristo. Porqueaquí pueden venerarse insignes reli-quias de la Pasión del Señor, que

ninguno de los fieles cristianos podrácontemplar sin encenderse en amor aDios y sin sentirse animado a unavida más perfecta. Aquí, como sabéis,se conserva la mesa en la que es tra-dición que Jesucristo Nuestro Señorconsagró el Pan de los Angeles y sedió a sí mismo a sus atónitos discípu-los, oculto bajo los velos Eucarísti-cos. Aquí, finalmente, amados Hijos,tenéis al Padre común que, con aman-te voluntad, os espera y desea pidáisa Dios por vuestros asuntos y em-presas.

Adecuado es, asimismo, que tam-bién haya piadosas peregrinacionesmás frecuentes durante el transcursode este año a los santos lugares dePalestina, y allí visiten y veneren losfieles con suma devoción el teatro delas cosas santísimas que se conme-moran.

Deseamos también que en aquelloslugares donde se guardan reliquiasinsignes de la Pasión del Señor, seanellas veneradas, durante el año de Ju-bileo, con especial piedad.

El Jubileo general

Así, pues, felices con la esperanzade estos copiosos frutos que ya pre-vemos desde ahora y encomendamoscon suplicantes preces al Padre de lasmisericordias, con el asentimiento deNuestros Venerables Hermanos losCardenales de la Santa Iglesia Roma-na, por medio de esta Carta notifica-mos y promulgamos y queremos quese tenga por notificado y promulgadoun Jubileo general y extraordinario enesta sagrada Ciudad, que deberá em-

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pezar el día 2 del mes de abril de esteario, y que deberá terminar el día 2 delmismo mes de abril del año mil nove-cientos treinta y cuatro—y ello con-forme al canon 923—, con la autori-dad de Dios Todopoderoso, de losbienaventurados Apóstoles Pedro yPablo y la Nuestra, para gloria delmismo Dios, para la salvación de lasalmas e incremento de la Iglesia cató-lica.

En el decurso, pues, de este AñoSanto, concedemos y otorgamos mi-sericordiosamente en el Señor indul-gencia plenísima en toda la pena quedeben pagar por sus pecados, a todoslos fieles cristianos de uno y otrosexo, que, debidamente reconciliadospor el Sacramento de la Penitencia yalimentados en la Sagrada Mesa enun mismo día, o en diversos días, encualquier orden, visitaren piadosa-mente tres veces las Basílicas de SanJuan de Letrán, la Vaticana de SanPedro, la de San Pablo en la vía deOstia y la de Santa María la Mayor enel Esquilino, y oraren por nuestra in-tención, después de haber obtenidoremisión y perdón de sus propios pe-cados. Sobre lo cual debe advertirseque pueden los fieles, en cuanto ha-yan salido de la Basílica después dela sagrada visita, de nuevo e inmedia-tamente entrar en ella para efectuarla segunda y tercera visitas. Lo quedeterminamos con el fin de que todoello pueda hacerse más expedita-mente.

Ahora bien, cuál sea, amados hijos,en general la intención de los Roma-nos Pontífices, ciertamente no lo igno-ráis; cuál sea en este caso particular

Nuestra intención, ya antes lo hemosexpuesto suficientemente.

Las preces necesarias

Decretamos, además, que esta in-dulgencia jubilar pueda ser lucradapor los fieles cristianos tanto para sícomo para los difuntos cuantas vecesrealicen debidamente las obras exi-gidas.

Y para que en estas sagradas visi-tas las oraciones que se reciten ele-ven y exciten las almas de los fielesmás eficazmente a recordar la Reden-ción divina y en especial la Pasión delSeñor, disponemos y mandamos losiguiente aparte de aquellas oracionesque voluntariamente se elevarán aDios según la voluntad de cada cual,deben rezarse cinco veces ante el altardel Augusto Sacramento las oraciones«Padrenuestro » , «Avemaría» y «Glo-ria», y una vez más y por Nuestraintención; todos además pronuncientres veces ante la imagen de Jesucris-to Crucificado la profesión de fe C r e -d o , y una vez la oracioncita «Adorá-moste, oh Cristo, y bendecimoste»,etc., u otra por el estilo; luego vayana la Virgen Madre de Dios, y allí, re-cordando sus Dolores, recen sieteveces la Salutación angélica «AveMaría», añadiendo una vez la ora-cioncita «Sancta Mater, istud agas»,etc., u otra semejante; finalmenteacérquense al altar de la Confesión yde nuevo hagan devotamente profe-sión de fe con la fórmula de costum-bre que antes hemos citado. Y lo queaquí hemos dicho que hay que obser-var para lucrar la indulgencia plenísi-

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ma del Jubileo, de tal modo lo reduci-mos en favor de los que, impedidospor enfermedad u otra causa legítimaen la Ciudad o en el camino mismo, oarrebatados entre tanto por la muerte,aún no hubiesen terminado el númeroexigido anteriormente de visitas o niSiquiera las hubieren incoado, paraque, debidamente absueltos de susculpas y alimentados con la SagradaComunión, participen de la indulgen-cia y perdón Jubilar corno si en rea-lidad hubiesen visitado las cuatro Ba-sílicas que hemos nombrado.

Adoración a las Santas Reliquias

Resta que os exhortemos instante-mente en el Señor, amados hijos, tan-to a los vecinos de Roma como a losforasteros, para que, aprovechandoesta ocasión, visitéis con gran devo-ción la celebérrima Capilla de lasSantas Reliquias que hay en la Basíli-ca Sesoriana de la Santa Cruz, y quesubáis las Escalas Santas orando yMeditando, según es costumbre.

Y para que esta Nuestra Cartallegue más fácilmente a conocimientode todos los fieles, queremos que auna sus ejemplares impresos, firmados,sin embargo, por algún notario públi-co y provistos del sello de una per-sona constituida en dignidad eclesiás-tica, se dé la misma fe que se daría aesta misma, si se exhibiere o enseñare.

A ningún hombre, pues, sea lícitoinfringir esta página de Nuestra in-dicción, promulgación, concesión yvoluntad, o contrariarla con temerarioatrevimiento. Y si alguno presumiereintentar esto, sepa que habrá de incu-rrir en la indignación de Dios Todo-poderoso y de sus bienaventuradosApóstoles Pedro y Pablo.

Fechado en Roma, en San Pedro,el día seis del mes d enero, fiesta dela Epifanía del Señor, el año mil no-vecientos treinta y tres, undécimo deNuestro Pontificado.

E. CARDENAL PACELLI,Secretario de Estado.

FR. A. CARDENAL FRÜHWIRTH,Canciller de la Santa Iglesia Romana.

P. CARDENAL GASPARRI,Camarero de la Santa Iglesia

Romana.

lose WILPERT, Decano del Colegiode Protonotarios Apostólicos.

DOMINGO JORIO, Protonotario Apos-tólico.

Lugar del sello.

Registrado en la Cancillería Apos-tólica, vol. XLVII, número 1.—M. Rt-Gol. »

Traducción tomada de . El Siglo Fu-turo».

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Ensayo sobre la devoción Mariana en la Orden de la 1\1erced

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(CONTINUACION)

III

De todos modos, el relato de Gaverdeja indicado y fijo el origen marianode la Orden, como ya lo dejamos escri-to más arriba, aunque bajo otro puntode vista es del todo Mariana, y nadade cuanto tenga sabor mariano puedeserle extraño. Una familia religiosafundada por la Santísima Virgen, queviste un hábito blanco en recuerdo desu pureza y en su honor, y cuyosmiembros deben repetirse que no sóloestán a Ella consagrados, sino que fue-ron escogidos por Ella, se encuentraen el deber de honrarla y no vivir sinobajo su inspiración.

Por esto son ellos sus principalescaballeros y han tenido en sus oríge-nes un principio de caballería. Por lomismo, cada uno de los vislumbres dela teología Mariana, cada uno de losmedios de glorificar a Nuestra Señoray cada una de sus devociones, no pue-den dejar indiferente al mercedario.En todas las imágenes de María que seofrecen a su veneración, siempre des-cubre, por decirlo así, la insignia de laMerced, el rojo escudo con la cruz deplata, más las cuatro barras sangrien-tas sobre un fondo de oro, que le traea la memoria su origen mariano y sudeber de servir, con obsequios de caba-llero, a la Purísima e Inmaculada Vir-gen.

Y, además, que desde la erección dela primera iglesia de la Orden, en Bar-celona, en 1249, dedicada a la Santísi-

POR MICHEL EVEN

ma Virgen de la Merced, se generalizóesta denominación, aplicándosela des-de entonces a la Orden, a los conven-tos y a las iglesias, aun a aquellas quehabían sido erigidas con otros titula-res. Según sus más antiguas Constitu-ciones, todas las iglesias que se hubie-sen de construir en lo sucesivo, debe-rían ser dedicadas a la Santísima Vir-gen de la Merced, y si por ventura nofuese esto factible, uno de los altaresdebía ser levantado en su honor. Nin-guna de sus iglesias construidas en elsuelo americano tuvo como titularmás que la Virgen de la Merced.

Por otra parte, y con feliz acuerdo,dieron los mercedarios a la SantísimaVirgen en sus obras literarias, el nom-bre de «Nuestra Madre., queriendo in-dicar con esto el lugar que Ella ocupaen su vida; hasta tal punto, que seríamuy difícil encontrar en nuestros díasun religioso que no dé a la SantísimaVirgen, cuando la nombra, esta califi-cación de «Nuestra Madre», o más ge-neralmente aún «Nuestra SantísimaMadre». Y ello de un modo no menosnatural que cariñoso.

Pero si, por todas las razones prece-dentes, el hijo de la Merced tiene queser un servidor perfecto de María, hade tener con todo muy presente que sele hizo un don mariano singularísimo.Debe, pues, estudiarlo y conocerlo por-que le es indispensable vivir de él.

En efecto, la Santísima Virgen, nosólo pidió que se fundase una nuevaorden en su nombre y en su honor,sino que le asignó un fin particular,para cuya consecución exigió el ejerci-

cio de la caridad más heroica, puesdijo Nuestro Señor que «sólo aquel amaa sus amigos que es capaz de dar suvida por ellos». No se equivocaba, pues,San Pedro Nolasco, cuando pregunta-ba a la Celestial Mensajera cómo podíaser que él, pobre y humilde, fuese lla-mado a tan generosa entrega. (Cf.más arriba). Los hijos, de la mismamanera que su Padre, no rehusaroncorresponder al llamamiento de laVirgen.

La nota característica de la Ordende la Merced ha sido y será siempre,pues, buscar el ejercicio de la caridadmás abnegada, por medio del «serviciocontinuo del prójimo». La SantísimaVirgen da a la devoción mercedaria,como nota distintiva, esta efusión de lacaridad en favor del prójimo, llevadahasta un grado sublime por amor deDios; y desde aquel trono en que laIglesia Católica ha colocado a María,bajo el título de la Merced, invita atodos sus fieles a romper las cadenasque aprisionan y paralizan a tantoshijos suyos. Las cadenas de los cauti-vos cristianos los mantenían en la es-clavitud de una servidumbre material,y los hijos de la Merced, con sus pre-ces y limosnas, trabajaron otro tiempocon todas sus fuerzas para conseguirromperlas; pero ¿es que por haber des-aparecido practicamente la esclavituden las tierras sarracenas no debe seroído y puesto en práctica el mandatode María? No es posible creerlo así. ¿Noexiste todavía una esclavitud peor quela material? Dirijamos la vista a nues-tro alrededor y obtendremos la res-puesta. Vivimos un tiempo en que la fese ve asaltada de terribles ataques, enque la caridad de Jesucristo va siendoreemplazada por el frío egoísmo, enque el ansia de gozar enloquece los ce-rebros, produce como fiebre en las al-

mas y en los cuerpos y los conduce asu perdición, en que un paganismo queen el Este de Europa manifiesta toda subrutalidad, tiende a extenderse y, comoen tiempo de las invasiones bárbaras,hacer retroceder al Evangelio. Perotodavía hay más, porque aún existe laesclavitud en Africa, no menos que enotros lugares; todavía se llora y se su-fre, aunque no fuese más que en losbarios de esta Rusia vuelta pagana quenos muestra hasta dónde podemos des-cender si el paganismo logra enseño-rearse de nosotros como allí. Ni se nosdice todo ni conocemos todo lo que su-cede en ese desventurado país.

Las almas, por causa de este retroce-so del Evangelio, se ven cautivas yson por tanto desgraciadas. Es necesa-rio rogar, hoy más que nunca a laOmnipotencia Suplicante, María, quemanifieste cómo es Ella la auxiliadorade los verdaderos cristianos, y que noshaga comprender toda la profundidadque alcanza la devoción a Nuestra Se-ñora de la Merced; una generosidad ydelicadeza particular en el ejercicio dela caridad para con el prójimo, cualse nos pidió cuando fuimos llamadosa hacer la donación de nosotros mis-mos.

Persuadámonos bien de que este as-pecto de la teología mariana no ha sidoestudiado ni profundizado suficiente-mente, y que la orden dada por la San-tísima Virgen a San Pedro Nolasco,abarca enormemente más de lo quedurante largo tiempo, y aun dentro dela Orden, fue considerado como únicofin. Debemos ampliar nuestras concep-ciones y adaptarnos a estos tiemposllenos de turbación, bajo la guía deNuestra Señora.

El venerable Padre Chaminade (1850),fundador de los Marianistas, gustabade repetir esta convicción suya: «Que

El Ilmo. P. Melchor Rodríguez de Torres, Obispo de Rosse.

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Nuestro Señor había reservado a suMadre la gloria de ser particularmenteel sostén de la Iglesia en los últimostiempos».

So pena de decaer, tiene la Ordenque aplicarse a corresponder en estepunto, a los deseos de su Fundadora.Porque he aquí que su campo de ac-ción se ha ensanchado grandemente.

La liberación de las almas es másimportante que la de los cuerpos y, porotra parte, ¿por qué esta libertad de loscuerpos, si no principalmente por liber-tar a las almas?

¡Oh! Sin duda, el hecho de entregar-se a los otros con esta continuidad yesta abnegación exigirá una violenciay una mortificación activa, practica ya veces agotadora. Pero la dulzura dela unión íntima con María y las gra-cias que Ella nos obtendrá allanaránlas dificultades, aunque, por otra parte,¿qué no haría uno por rescatar una de

Sus contemporáneos dicen que eranatural de Burgos; mas para disiparnuestras dudas debían añadir y allínacido, como hacen otras veces, puescon frecuencia natural significa sola-mente originario. El P. Arques en suBiblioteca le cree nacido en Madrid.Cierto es, por lo menos, que allí secrió, pues lo dice él mismo en unacarta escrita, siendo ya obispo, al cro-nista Fr. Pedro de San Cecilio e in-serta por éste en sus Anales:

«Digo al primer artículo, que conocíal P. Juan Bautista del Smo. Sacra-

estas almas que su Hijo divino pagócon toda su sangre...?

El llamamiento de Nuestra Señora asu Orden y a todos aquellos que deella dependen espiritualmente (tercia-rios o cofrades de la Merced), no puedeser comprendido más que por almasverdaderamente generosas, que gra-cias a Dios no faltan; que por lo menoséstas no retroceden ante las consecuen-cias de este llamamiento de la Santísi-ma Virgen que, una vez más, precisa-ban las antiguas Constituciones contanta fuerza: Los frailes de esta Ordenestarán alegremente dispuestos, entodo tiempo, a dar su vida, si necesa-rio fuere, del mismo modo que jesu-cristo dió la suya por nosotros.

Por la traducción,FR. JOSE 5. CRESPO, O. DE M.

San Juan de Poyo, París, julio-no-viembre de 1932.

mento desde su niñez, porque noscriamos ambos juntos, anduvimos auna escuela y estudiamos la gramáti-ca en Madrid algunos años, hasta elde mil quinientos y setenta y uno, enque nos dividimos. Tenía alguna másedad que yo, aunque no tanta que mellevase diez años como V. Pd. dice...Según esto, habiendo él fallecido enel de seiscientos y diez y seis, se co-lige nació el de quinientos y cincuentay tres, con que, cuando mucho, mellevaría los cinco que van hasta elde cincuenta y ocho, en que yo nací

a primero de febrero) (Ob. cit. 1,220).

Bien instruido en las Humanidadese iniciado probablemente en la Filo-sofía, vistió el hábito de laMerced en Madrid, profe-sando el 18 de agosto de1574 en manos del comendador de Toledo, MaestroFr. Rodrigo de Arce, pre-sidente del convento deMadrid por el provincialCovarrubias. Conservaseel libro en el Archivo His-t órico Nacional.

No aparece su nombreen las matrículas de Sa-l amanca ni de Alcalá hasta1580, siendo probable queestudiara en Toledo, don-de el provincial Carrillohabía establecido estudiosmayores desde 1570, se-gún refiere Zumel, enume-rando los catedráticos.

Para que terminaraO yendo a los más grandesmaestros lo llevaron en1580 a Salamanca, siendoYa presbítero, y en 1582se lo menciona en el se-gundo proceso de Fr. Luisde León, pues se habíahallado en el famoso autodel día de San Sebastián,donde se caracterizaron las escuelasde tomistas y moiinistas.

Durante sus estudios tuvo la dichade tratar a «la Santa Madre Teresa deJesús a quien (declara él mismo) yoconocí algunos arios, y en vida la fuíaficionadíssimo hijo y en muerte le

soy devolísimo siervo» (1). Bien setrasluce la influencia de la gran tnaes-tra de espíritu en la vida y en lasobras del mercedario.

Debió dedicarse a la enseñanza in-mediatamente, pues en 1588 el Capí-tulo de Toledo lo señaló por uno delos veinticuatro presentados o licen-ciados de la provincia de Castilla,

(1) Agricultura del Alma,.., pág. 150. Burgos,1603.

MERCEDAPIOS ILUSTRESEl Ilmo. P. Melchor Rodríguez de Torres, -I- 1642

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entonces separada de Andalucía, dis-pensando con él y otros, algunos re-quisitos por esta circunstancia. En

Rmo. Zumel en el Capítulo general de1593 lo hizo ya maestro en Teología.

En el Capítulo provincial de 1591fue nombrado comendador de Bur-gos, cargo que desempeñó tambiénen 1600 y en 1607. En el Capítulo de1603 salió definidor provincial y a la vezdefinidor del Capítulo general. En elCapítulo de 1606 obtuvo cinco votospara provincial y ocho en el siguiente,pero nunca llegó al cargo primero dela provincia.

«Las muchas prendas y partes de elmaestro Fr. Melchor Rodríguez (diceTirso) de todos conocidas y de nin-guno en la religión premiadas segúnsus méritos, llegaron a la noticia dedon Fernando de Acevedo desde quesiendo obispo de Osma, vino a Bur-gos encargado de la excelentísimaDoña Anna de Austria, hija del malo-grado y victorioso príncipe el señordon Juan de Austria...»

«Conoció pues el dicho obispo deOsma en aquella ciudad ilustre almaestro Fr. Melchor Rodríguez; oyóledos o tres sermones que, puesto queeran raros los que predicaba, teníanlos requisitos que todo lo excelente, enla doctrina, razón, lenguaje, autoridady uso de doctores santos. Agradósede ellos y mucho más de el espíritu ytalento, virtud y exemplo de su autor.»

«Después de haberle, el tiempo queallí estuvo, comunicado con frecuen-cia, Ilevöle esculpido en la memoria.Volvió a la Corte a dar cuenta a suRey de su jornada, en cuyo premio lepromovió al arzobispado de la ciudad

mesrna y después a la Presidenciafa prema de Castilla (todo mucho pararanchos, todo poco para este santopastor solo)».

Plaordizise entre estas felicidadesde su amigo el maestro Rodríguez;ofreciöle la coadjutoría y gobierno desu arzobispado e impetrále de Romauna mitra titular con suficiente cón-grua, por ser incompatible la asisten-cia en ella y el gobierno que en laCorte administraba».

«Aceptólo nuestro Maestro agrade-cido, tanto por no desazonar patróntan generoso, cuanto por salir de tem-pestades que con tormentas de per-secuciones, no pocas veces quisieranque se fuera a pique, puesto que suinocencia fué el santelmo que le sacósiempre seguro,..»

«Puso, pues, el Arzobispo en exe-cución estas promesas. Hízole graciaSu Santidad del t ítulo episcopal deRossen por estos años (1616) consa-grándose en nuestro monasterio deBurgos, y vive en aquella catedral (yviva muchos arios) santo, docto, hu-milde, religioso, compasivo y tan fue-ra de los límites de la ambición, quesatisfecho con la tassada ayuda decosta que un pobre clérigo, su tem-planza y prudencia le muestran tanlucido que pueden admirarle los másostentativos pastores de la Iglesia».

«Trabajó y trabaja siempre en hon-rar su Orden con la pluma y las cos-tumbres. Ha escrito muchos libros es-pirituales, tan a provecho de los lec-tores, que no pocos, a imitación desus avisos, están por extremo refor-mados, y sin que lo aliños() de suestilo entibie lo fervoroso de sus

asumptos, recrea a un tiempo y apro-vecha, con no poca usura de los es-pirituales).

« Muchos cuadernos tiene trabaja-,dos en que con nombre de Centuriasde nuestra Orden trata de ella elegan-tísima y religiosamente desde su fun-dación hasta los tiempos en que vivi-mos. Confieso que nunca tuve deseosrobadores sino de estos papeles; yque si se imprimen daré por bien em-pleada la vergüenza que ha de seguir-seles a estos cortos y mal dispuestosmíos, en cambio de lo que se ha dea utorizar mi religión con ellos...»

Esto escribía Tirso en su HistoriaGeneral en 1638, y en efecto, el Obis-Po mostró seguir preocupándose pora Orden como cuando estaba en ella:En 1621 lo encontramos en Bilbaodando la profesión a nuestras religio-sas y elevando a monasterio de clau-sura su nueva casa; lo mismo debióhacer en Marquina y otros pueblos (1).

A su impulso se debió también laundación del convento de Rosse, suiudad episcopal, que sirvió de base aos mercedarios irlandeses para laefensa de la religión católica tanombatida en su patria. Y no contento

CO n eso el P. Melchor dotó su funda-ción con sus modestos ahorros, se-gún consignaba poco después de sumuerte el maestro Fr. José Pintre (2).

Procuró igualmente la restauracióndel convento de Colindres, escribiendoal P. Salmerón, entonces provincial,que si los calzados no lo querían, lodiesen a nuestros descalzos (3).

(n Boletín de 1920, pág. 344.() Bib. Ni. Ms. 2443.(3) ¡bid, Ms. 1661.

Murió en Burgos, lunes, a las dos dla noche, 29 de diciembre de 1642, yfué enterrado en un arco de piedrahermosamente labrado, que ei mismohabía hecho fabricar en vida enfrentedel altar de la Soledad en nuestraiglesia. ¿Adónde habrán ido a pararsus cenizas cuando la iglesia fué con-vertida en cuartel de artillería? ¡Ohbarbarie de los siglos que a sf mis-mos se denominan cultos!

Copia su epitafio el Rmo. Salmerónen sus recuerdos, tan llano como to-das las cosas del Obispo: Aquí yazeel reverendissimo señor don fray Niel-chor Podeuez de Torres obispo deI2osse en Irlanda, autor de la Agri-cultura Espiritual, de la Lucha Inte-rior, Empeños del Alma, Jornadas deSan Josef, su Devocionario y Cróni-ca de la Orden, y fundador del con-vento de San Josef, religiosos de suOrden en Rosse, etc.

El convento de Rosse (escribía elmaestro Pintre en 1649) fué abrasadoel año pasado por los herejes. *LaCenturia se conservaba en la libreríadel convento de Burgos y de ella te-nemos algunos extractos.

El P. Manuel Sancho en 1926 con-sagró en el Boletín de la Orden variosartículos encomiásticos a la Ascéticadel P. Melchor Rodríguez. Yo admirosobre todo en él la sencillez de un almaque vibra de entusiasmo ante los be-neficios divinos, enumerados con mo-rosidad en los Empeños, semejantepor muchos conceptos a la de SanFrancisco. Si hubiera de hacer su pa-negírico diría de él: He aquí un verda-dero israelita en quien no hay dolo.

FR. GUILLERMO VÁZQUEZ

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Días de abstinencia y ayuno en la Iglesia por ley general

(Can. 1252)Días de Abstinencia

1.° Todos los viernes del año.2.° En la Cuaresma, además de los

viernes, los miércoles y sábados.La abstinencia del Sábado Santo cesa

a mediodía.3.° En las Cuatro Témporas, además

de los viernes, también los miércoles y sá-bados.

Los días de Térnpäras este año, ademásde los que caen en Cuaresma, son: el 7,9 y 10, Témporas de Trinidad; el 20, 22 y23 de Septiembre, Témporas de San Ma-teo, y el 20, 22 y 23, Témporas de SantoTomás.

4. 0 Las vigilias de Pentecostés, de laAsunción, de Todos los Santos y de Na-vidad del Señor.

NOTA La abstinencia de los días fuera de Cua-resma, queda suprimido, y no se anticipa cuandocoincide el día de abstinencia con domingo o fiestade guardar. Así este año se suprime la abstinenciade Navidad por caer en domingo.

Días de Ayuno

1.° Todos los días de Cuaresma, ex-ceptuando solamente los domingos.

2.° En los días de las Cuatro Témpo-ras, señaladas ya como de abstinencia.

3.° Las vigilias de Pentecostés, de laAsunción, de Todos los Santos y de Na-vidad.

NOTA El ayuno de los días fuera de Cuaresmaqueda suprimido y no se anticipa, cuando el día deayuno coincide con fiesta de guardar o cae en do-mingo. Tal sucede este año con el ayuno de lavigilia de Navidad.

Días de abstinencia y ayuno en España para los que tienenlas Bulas o no están obligados a tomarlas

Días de Abstinencia

1.° Todos los viernes de Cuaresma,aunque en ellos caiga alguna fiesta deguardar.

2.° Los viernes de las Cuatro Témpo-ras, que además del que cae dentro de laCuaresma, son: el 9 de Junio, el 22 deSeptiembre y el 22 de Diciembre.

3.° El 3 de junio y el 14 de Agosto,vigilias respectivamente de Pentecostés yde la Asunción de Nuestra Señora.

NOTA Este año no hay abstinencia el sábadoantes de Nochebuena, porque la vigilia, por caer endía propio, en domingo, no se anticipa.

Días de Ayuno

1.° Todos los miércoles, viernes y sá -bados de Cuaresma.

El sábado Santo cesa el ayuno a me-diodía.

3.° Los días 3 de Junio y 14 de Agosto,vigilia de Pentecostés y de la Asunción.

NOTA Este año no es dia de ayuno el sábadoantes de la Nochebuena, porque por caer su diapropio, el 24, en domingo, se suprime totalmentesin anticipación.

ADVERTENCIAS GENERALES1.. La abstinencia obliga desde los siete años cumplidos. 2.. El ayuno desde los veintiuno cumplidos

hasta los sesenta empezados. 3.. En todas las refecciones que se puede comer carne se puede tambiéncomer pescado, es decir, mezclar. 4.' En todas las refecciones, y, por tanto, también en la parvedad yen la colación, se puede usar como condimento, grasa de todas clases; pero no caldo de carne losdías de abstinencia, ni en la parvedad y colación de los obligados al ayuno.

Advertencias especiales para los españoles que han tomado las Bulas, o que sin tomarlas, tienenese privilegio.

Pueden comer lícitamente lacticinios, huevos y pescado en todas las comidas, parvedad y colación.

El director del Catecismo: el pri- Virgen y pasaron al salón, donde elPadre los esperaba.mer grupo catequístico una Con-

IGratísima impresión estaba preve-gregación mariana nidal Hermosa luz, grata temperatura,

limpieza exagerada—que en esto nunca(CONTINUACION)está mal la exageración, por lo menos

Fueron llegando unos en pos de otros en la línea de limpieza—pulcritud dis-con cortos intervalos. Mucho antes tinguida en la disposición del cortode la hora estaban reunidos todos los menaje, y, sobre todo, el director tanniños invitados sin faltar ni uno solo. amable y acogedor, tan grave sin pe-¿Cuándo faltó un niño a una primera sadez, que atrayéndolos con el encantocita? de sus palabras y modales les inspira-

Venían jubilosos y algo tímidos; ju- ba religioso respeto.bilosos como van los niños a todo lo A eso aspiran las almas delicada-nuevo, que se lo imaginan siempre mente puras, a ser espejos limpios yagradable; tímidos por el primer en- serenos en que se refleje la amabilísi-cuentro con el Padre, a quien no ha- ma bondad de Dios, pero, y precisa-bían saludado nunca, pero el verse mu- mente por eso, también a que no laschos juntos amortiguó el temor, roce la palabra más levemente indis-

¿Venís a la Congregación?, era como creta, ni las toque el más fugaz pensa-el santo y seña que a voces pregunta- miento, ni el afecto menos puro.ban los niños que esperaban a los que Basta seriamente quererlo para lo-iban llegando, sin que ni los que pre- grano; pero para ello hay que vivir,guntaban, ni los que contestaban supie como dicen vivía nuestra Beata Maria -sen qué era aquello de Congregación, na de Jesús, « descarnada y desprendi-palabra para ellos nueva y nunca oída, da de sí misma y del amor propio yo en que no habían reparado; y, sin radicada y afirmada en solo Dios», sinembargo, a eso venían y para eso los complacerse siquiera en la correspon-esperaban, aunque ninguno sabía lo dencia agradecida de aquellos a quie-que eso era; veían que era cosa de mu- nes hacemos bien, viviendo en un com-chos, y esto sólo los alegraba. Aumen- pleto olvido de nosotros y de nuestrostaba el grupo y crecía el bullicio infan- intereses y tan lejos de nosotros en estetu, el más grato que puede levantarse terreno cuanto queremos lo estén losa las puertas de la iglesia. que nos tratan.

Pronto el grupo pasó de los seis, y Quería nuestro Padre ser entre loslos diligentes introductores, haciendo- niños lo que fue San Francisco de Sa-les tomar agua bendita y signarse, los les, de quien decía un noble francésmetieron en la iglesia y los hicieron que «nada le representaba tanto elarrodillarse cerca del presbiterio, don- porte y conversación de Nuestro Señorde, contestando al monaguillo mayor Jesucristo entre los hombres como laque iba delante, adoraron al Santísimo presencia y compostura angelical deSacramento y saludaron a la Santísima este santo Prelado», porque «supo

EDUCACION CRISTIANA

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nuestro Santo, con ayuda de la gracia, en pelotón y arremolinados. Acogiólosjuntar en su persona estas dos admira el director con mirada y actitud ama-bles cualidades de gravedad y dulzu- bles, y con no decir nada dió lugar-ra. Si tenía tantos atractivos para ha- cosa de instantes—a que recobrasen laterse amar de todos, tenía también posesión de sí mismos y la posición na-tanta gravedad y modestia, que no era tural y desembarazada.posible dejar de temerle, o por lo me_ Preguntas de fácil contestación, con-nos de respetarle... Conocí algunas versación de asuntos infantiles, en quepersonas de alta clase, cuya ordinaria todos podían hablar como maestros,conversación era con los mayores prín- entablaron el diálogo, que se genera-cipes y princesas, y me aseguraron lizó bien pronto, con ratificaciones, rec-que se preparaban con más cuidado tificaciones, ampliaciones, derivacio-para estar en presencia de nuestro nes y desviaciones, en que cada uno deSanto, que cuando estaban delante de los niños iba manifestando lo que era,aquellos dioses de la tierra; porque les el temperamento, la educación, las in-parecía que Dios había puesto en su clinaciones..., todos datos interesantí-cara un rayo de su luz que les penetra- simos para el educador.ba hasta lo último del corazón... En Según iban llegando iba haciendo lamedio de esto, su dulzura era tal... que papeleta de cada uno y tomando notasparecía había tomado forma humana on su mirada escrutadora, aunque noen el Santo, o que él era la dulzura lo parecía, de la psicología peculiar demisma.» • cada niño.

Unía nuestro director a estas bellas Este le parecía decidido, aquél decualidades una serenidad admirable de ideas claras—las que puede tener unespíritu pocas veces turbada, una pe- niño—, el otro de pocos alcances, quiennetración aguda, por capacidad y ejer- con narices remangadas, labios finos ycicio, del interior de los que trataba, de movilidad extraordinaria delatabauna prontitud para hacerse cargo de un futuro mofador y sangriento bur-las situaciones, aun las más inespera- lön, el más allá parecía dotado de esadas, el hábito de reaccionar ante ellas, cualidad, hoy tan estimable, de capta-según las normas de la virtud, que son ción de la parte cómica y ridícula de laen definitiva las de la voluntad de Dios, vida, otros tenían la maravillosa agili-la habilidad de llegar pronto a la men- dad de la ardilla, verdaderos zahoríeste y al corazón de los niños, la discre- de lo que entra por los sentidos, peroción bastante para separar la sensi- topos de inteligencia—lhabía conocidoblería de la razón, las afecciones de bajo ya a tantos de esa traza!—, y muchos,metal de las nobilísimas determinacio- flor en capullo, de los que nada se po-nes de la voluntad, los actos del hom- día pronosticar. LlamMe la atención,bre inferior de los del hombre supe- sobre todo, uno de ojos mortecinos, pa-rior, en lo que suelen errar tan grose- liducho, planta de invernadero, a quie-ramente hasta gentes que hacen profe- nes los besos parecían haberle chupadosión de virtud, la savia y el calor de los mimos secado

Entraron los nuevos niños en el salón el «húmido radical » , que dirían los ancon el paso algo incierto, como si de- tiguos. ¡Qué gran bien que a esta cria-bajo de los pies les faltase el suelo, con tura le diese el aire, le tostase el sol, leel mirar azorado y un poquitín atónito, curtiese el frío, le calentasen la sangre

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y le diesen calor a las mejillas!; y siesto no se lograba, por ser más profun-do su mal, complexión enclenque, na-turaleza enfermiza, se lograría un bienmejor, que la virtud naciese, arraigase,creciese, floreciese, fructificase ab

¿Quiénes eran los Magos?San Mateo nos dice en su Evange- ter el rey que antes no lo consultara

lio que, nacido el Mesías, unos Magos con ellos. Sólo el rey podía ofrecervinieron del Oriente buscándole para por sí mismo sacrificios a la Divini-adorarle, (porque, dicen ellos, hemos dad; pero a nadie más era permitidovisto su estrella». El Santo evangelis- prescindir de los magos para tal ob-ta nada más nos dice que nos permita jeto. No todos los magos eran sacer-descubrir con certeza ni el número, ni dotes; pero todos los sacerdotes eranel rango o posición de aquellos perso- magos.najes, ni su lugar de origen entre los En tiempos de Cambises, esto es,diversos pueblos que caen bajo el tér- uno de los primeros reyes persas, ymino tan amplio de «Oriente», cuando ya, por consiguiente, el cetro

La palabra magos se aplicaba en- había pasado de la Media a la Persia,tonces y desde varios siglos antes a el mago Gamnata, aprovechando eluna de las castas primitivas de la po- parecido notable que tenía con Smer-blación meda, casta que supo crear- dis, hermano de Cambises, y que ha-se y asegurarse una posición muy im- cía tiempo había desaparecido de ma-portante entre las demás durante el nera misteriosa, quiso apoderarse delgobiernos de los reyes medos, pero trono mediante una revolución, queque estuvo a punto de ser la causa de estuvo a punto de salir triunfante, sisu total ruina de los primeros tiempos el mismo Cambises no revelara aqueldel predominio persa. Eran, en efec- misterio, confesándose autor de lato, los magos los que habían de des- desaparición de su hermano, y conempeñar los ministerios del culto, ello provocó una violenta reaccióndespués de una diligente y rigurosa contra los magos, destinando un díapreparación por parte de los indivi- para la matanza de los mismos, y per-duos que más tarde habían de ser ini petuando la memoria de tal venganzaciados de manera regular en el sacer con la institución de la fiesta llamadadocio, la magia, que de ellos trae su «magofonía».nombre, la interpretación de los stie- La vida austera y llena de privacio-rios, y, en fin, nada había de acome- nes y prescripciones rituales a que

un-

dantemente, que suele hacerlo en na-turalezas tales; porque a expensas delhombre an. mal crece y se fortifica elespiritual.

FR. JUAN G. CASTRO

(Continuará).

Sus frutos

Están pasando en España unos tiem-pos verdaderamente calamitosos. El 11de mayo de 1931 y días siguientes, vie-ron incendiados muchos de sus conven-tos, iglesias, colegios, gabinetes, labo-ratorios, bibliotecas. En lo restante delario vivieron en continuas incertidum-bres y sobresaltos por sus vidas, porsus bienes, por sus obras de apostolado.A últimos de aquel año la Constituciónde la República en el art. 26 les dabaun trato de excepción y les prometióuna ley especial que deberían aprobarlas mismas Cortes Constituyentes, cu-yas bases dejó sentadas, siendo lasPrincipales la restricción de la capaci-dad de adquirir, conservar y adminis-trar sus bienes, el peligro constitucio-nal de su «nacionalización», la prohibi-ción del ejercicio de la industria, delComercio y de la enseñanza.

Ahora, en este mismo mes, si Dios nolo remedia, la aprobación de esta leyespecial, tal vez su vigor inmediato y,Como consecuencia lamentabilí sima, ladisolución de Comunidades religiosas,Cuyo ministerio principal o único es laenseñanza, y la de aquellas tambiénque viven del trabajo de sus manos, yla emigración de su propia patria aPaíses extranjeros de varios millares dereligiosos y religiosas en busca de cli-mas moral y jurídicamente más benig-nos para continuar viviendo su vida deComunidad. En adelante, para las Co-munidades que queden dedicadas ex-clusivamente a los ministerios pura-mente sacerdotales, la perspectiva de« la miseria y asfixia», y en un porvenirtal vez no lejano, la disolución total.

Algunos creerán que ni comeremosni dormiremos ante este cuadro. Puesno es así; comemos y dormimos y mástranquilos, infinitamente más tranqui-los, que nuestros perseguidores. ElSeñor es el protegedor de nuestrasvidas, ¿a quién temeremos?

¿Por que esta persecución?

«Si el mundo os odia, sabed que a Mfme odió primero. Si fueseis del mundo,el mundo os amaría como cosa suya;pero como no sois del mundo, sino sa-cados por Mí del mundo, por eso osodia.» (Palabras de Nuestro Señor Je-sucristo, Joan. XV, 18y 19.)

Esta es la causa: ser Trompetas delfanatismo, Baluartes del error, Apo-yos de la superstición, como llamarona los religiosos los abuelos de los actua-les revolucionarios, aquellos fanáticosde la impiedad y obcecados, por per-versión, perseguidores de la Religión,Voltaire, d'Alambert y Federico dePrusia.

En hacer a los religiosos blanco pre-ferente de la persecución, andabanacertados. « Mientras que hasta ciertopunto se perdona al clero secular y sele ahorra la persecución, porque lospdyrocos, decía Voltaire, son hombresde bien, que viven y dejan vivir...; yFederico añadía que no había por quétemer a los Obispos, «porque suprimi-dos los regulares serán como tantosniños dóciles, de quienes el Gobiernopodía disponer como quisiera.

«No cabe duda que son exagerados ygroseros los conceptos citados, pero nopuede negarse que... los incrédulostienen razón de temer más al clero re-

Las Ordenes Religiosas— 56 —

vivía sometida esta casta, contribuyó nas pudientes, y que para emprender

grandemente a conciliarles grande un viaje de unos dos mil kilómetros,estima y aprecio por parte de las de- habrán tomado consigo bastante sé-más castas o tribus, pues, en efecto, quito de criados y bestias.

los aventajaban mucho en cuanto a Esa misma respetable distancia

moralidad y adorno de virtudes, hace pensar también en que aquella

Caído luego el imperio asirio bajo excursión habrá durado varios me-

el poder de Ciro cuando ei pueblo de ses, de modo que cuando el ambicio -Dios gemía en la cautividad, han po- so Herodes quiso deshacerse del que

dido los magos, aficionados como juzgaba competidor peligroso, paraeran a la observación y a ensanchar no errar el golpe, ordenó el degüellosus conocimientos, familiarizarse con de lodos los niños de hasta dos años.los judíos y llegar al conocimiento de Los santos peregrinos venían bien

su religión y de sus tradiciones, pro- persuadidos de la realidad de su vo-fecías y esperanzas, familiaridad que cación. La ignorante sorpresa que su

no dejaba de hallarse muy favorecida demanda origina en Herodes y en los

por la mencionada austeridad de vida jactanciosos doctores de la ley no lesobservada por los magos, pudiendo hace temerse víctimas de una ilusión,decirse que la religión por ellos pro- a pesar de que no se imaginaban tro-

fesada era la que más se aproximaba pezar con tamaña ceguera, ni toma-

d la del pueblo hebreo. ron precaución alguna para despertar

No parece, pues, que haya de bus- suspicacias y recelos. ¿Dónde está,

carse en otra parte la procedencia de dicen con segura y franca decisión, el

los adoradores del Mesías. rey de los judíos que ha nacido?

¿Eran reyes? En vista de lo que Porque hemos visto su estrella, y

dejamos expuesto, no es fácil supo- venimos a adorarle.

nerlo, y, por otra parte, si así hubiera Nosotros, más afortunados que

sido, no lo habría callado el Santo ellos, porque ya desde la cuna viene

evangelista probablemente. conduciéndonos a Cristo la brillante

Tampoco hay nada de cierto en los estrella de la fe, no vacilemos tampo-nombres ni en su número, pues fam- co nunca, en medio de los furiosos

poco San Mateo dice nada, y nuestra torbellinos de las ideas malsanas que

conocida tradición ni es universal, ni pretenden producir la duda en nues-tiene fundamento alguno que sea in- tras almas, en postrarnos, como loscon movible. En antiguas tradiciones Magos, ante Cristo Jesús, adorándoleorientales se les hace subir hasta como a nuestro Rey eterno y ofren-ocho, doce, y aun quince, variando dándole los mejores dones de la fe,mucho los nombres de unas y otras. de la esperanza y de la caridad.

Conviene suponer que eran perso- FR. JOSA MIGUALEZ

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gular que al secular, precisamentecomo un ejército invasor no teme a losmagistrados y empleados civiles, sinoa los soldados y guerreros.» (MonseñorValenzuela, Arzobispo de Gangra, en«Los Regulares en la Iglesia y enChile»).

«La verdadera razón de perseguiroses el odio mortal que el mundo tiene ala Ciudad de Dios, que es la IglesiaCatólica, y su intención es expeler, sifuese posible, del seno de la sociedadla acción restauradora de Cristo, tanuniversalmente bienhechora y saluda-ble. Y nadie ignora que los religiososde ambos sexos son una porción esco-gida de la Ciudad de Dios; son de unmodo particular los representantes delespíritu y de la mortificación de Jesu-cristo, son los que por la guarda de losconsejos evangélicos tratan de subir ala cumbre de la perfección cristiana,son los que, de mil modos, eficazmentesecundan la acción de la Iglesia.

»Nada, pues, tiene de extraño queahora, como en otros tiempos, con pro-cederes inicuos, la Ciudad del mundose levante contra eilos y especialmentelos más estrechamente unidos porpactos sacrílegos y más servilmentesumisos al Príncipe de este mismomundo (el diablo). Es claro que miranla disolución y !a extinción de las Or-denes religiosas como hábil maniobrapara lanzar a las naciones católicaspor los caminos de la apostasía y rup-tura con Cristo» (León XIII en su cartadel 29 de junio de 1901 a los SuperioresGenerales de las Ordenes e Institutosreligiosos, cuando parecía inminente einevitable la disolución de los InstitutosReligiosos en Francia).

Pero ¿son tan malos los religiosos,que deban negárseles los derechos ciu-dadanos de asociación y ejercicio deministerios honestos y loables?

Hay algunas personas católicas yhasta piadosas, de inteligencia y cora-zón pervertidos por la prensa sectaria—porque perversión es no creer y sen-tir con la Iglesia—, que creen que losreligiosos proceden del deshecho de lasociedad, como si en las heces de lasociedad pudiere germinar la delicadaflor de la vocación religiosa, y no ge-neralmente de hogares profundamentecristianos, o que se acogieron al puestode la religión porque no eran para más,como si no fuese lo más que el hombrepuede ser, ser y vivir como religiosos,que es ponerse sobre el hombre y ven-cerle, y como si los que se quedan en elmundo lo hicieran por espíritu de mor-tificaci n y sacrificio. —Venga el laicomás valiente al c'austro, y veremoscuántos días puede soportar el peso dela vida religiosa.

Cuán falsamente dicen esto, mani-fiéstasé por la prác tica y doctrina de laIglesia, que tuvo siempre la vida reli-giosa en la máxima estimación: Y nosin razón; porque llamados por Dios,abrazando este género de vida espon-táneamente, no satisfechos con la guar-da de los mandamientos y abrazando103 consejos evangélicos, se muestransoldados valientes y decididos de Cris.to. ¿Es esto cosa de ánimos apocados? o¿es inútil y nocivo para la perfección dela vida?.

«Los que así se ligaron con la santidadde los votos, están tan lejos de haberperdido la libertad que, por lo contra-rio, la gozan más grande y más noble,aquella con que Cristo nos hizo libres»(León XIII en sus letras «Testem bene-volentiäe del 22 de enero de 1899 alCardenal Gibbons).

Pío IX llama a los Institutos religio-sos «el mayor ornato y el más fuertebaluarte de la Religión y de la Patria»(Carta encíclica «Ubi primurn» del 17 de

junio de 1847); León XIII los llama, ha- ma, como en los demás estados; COAciendo suyas las palabras de San Ci- todo, y a pesar de eso, los religiosospriano, «el honor y la gala de la gracia son los que alumbran la Iglesia con suespiritual» (Carta «Au milieu des con- predicación y ciencia, y nadie, si essolations» del 23 de diciembre de 1900 prudente, encontrándose en un lugaral Cardenal Richard). oscuro, apaga la luz porque no alum-

BaSten estos dos testimonios, pues bra bien, sino que procura espabilarlason el eco de la tradición de siempre y lo mejor que puede; porque mejor esde todos los lugares de la Iglesia. que luzca algo corno sea, que no que

Hubo, hay y habrá siempre algunos nos deje del todo a oscuras.» (Pío VI,individuos que no hacen honor al hä en su carta «Quod aliquanturn» del 10bito, pero éstos son la excepción, y la de marzo de 1791.)excepción no es la regla, y prueban La elocuencia de los números es laque los religiosos no Son impecables y, que más eficazmente convence y conpor lo mismo, más dignos de loa los fundamento por la relación necesaria deque perseveran, que son siempre los los frutos con el árbol que los produce.más, la casi totalidad. Y ¿qué tal será el árbol de los Institu-

«No puede negarse que hubo siem- tos religiosos, pues produce los más ypre en los conventos grandes virtudes, los mejores frutos de la Iglesia católi-y -hoy mismo no hay convento que no ca, que por lo mismo lo son de toda latenga almas admirables, que hacen humanidad?honor a la especie humana. Muchos No tengo a mano una estadísticaescritores notaron los vicios y desórde- completa, pero está al alcance de todosnes, con que alguna vez se contamina- que los religiosos y las religiosas fue-ron estos asilos de la piedad; pero es ron siempre insignificante minoría enevidente que la vida de los seglares fué comparación con el total de los cristia-siempre más viciosa, que los grandes nos. En España actualmente no llegandelitos no se cometieron en los conven- ni a las tres décimas por cada 100 espatos, y los que se cometieron fueron rioles, y la proporción de la totalidadmás notados por el contraste que for- de los religiosos con la totalidad de losrnaban con la santidad de la profesión católicos es, evidentemente, inferior.y que, finalmente, ningún estado fué Pues esta insignificancia en el núsiempre puro. » (Voltaire: «Essai sur mero:les moeurs».) se lleva la casi totalidad de los san-

A los que del estado de relajación tos canonizados;mayor o menor en que pueden hallarse la casi totalidad de los Padres ylos institutos religiosos toman armas Doctores de la Iglesia;para pedir su disolución puede contes- sostiene la casi totalidad de las Mi-társele que, aun admitido ese estado de siones en paises de infieles y de fieles,decaimiento de fervor, tienen más de pues lo que en este terreno hace elrecho a la vida que ningún otro estado, clero secular es procediendo como re-porque, como contestó en el Concilio ligioso, y tanto más eficaz es su labor.de B isilea Juan de Polemar a Pedro cuanto más se parecen a los religiosos;Rayne: «Aunque en los religiosos hay sostienen la casi totalidad de la bemucho en estos tiempos (hab aba de neficencia;aquéllos, no de éstos), que pide refor- son y serán siempre los insuperables

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educadores, y dándoles medios y elvagar necesario los äs y los mejoressabios.

La casi totalidad de los Santos,fuera de la era de los mártires,

son religiosos

Hago la excepción, porque, aunqueen la era de los mártires, desde losApóstoles, estaba organizada la vidareligiosa (véase la colación 18 de Ca-siano), no son tan concretos los datospara poder hacer estadísticas, aunquedesde luego sabemos que los mártiresen su mayoría pertenecieron a la por-ción más escogida de la grey cristiana.

Los Santos no mártires llegaron aserlo, o por frailes, o por vivir comofrailes. La perfección está íntimamen-te, necesariamente ligada con la po-breza total, de afecto por lo menos, conla abnegación omnímoda y con el se-guitriiento perfecto de Cristo, que es elespíritu de la vida religiosa.

De los 112 Santos confesores que secelebran o conmemoran en el trans-curso del ario, 87 son religiosos y sólo25 del estado sacerdotal o seglar.

«Desde el pontificado de Julio II en1553 hasta el pontificado de Pío IX en1877, hallamos que durante estos tressiglos fueron canonizados 118 San-tos, de los cuales 106 son regulares ylos 12 restantes pertenecen a diversascondiciones del estado de seglar.» (Obracitada, «Los regulares en la Iglesia yen Chile», pág. 22.)

«Entre los más gratos recuerdos denuestro largo pontificado guardamos elde haber elevado a los honores de losaltares a no pocos Siervos de Dios; esterecuerdo Nos es especialmente gratoporque la mayoría de ellos pertenecena los Institutos religiosos o a título defundadores o de simples religiosos.»

(León XIII en la carta citada del 29 dejunio de 1901.)

De los cinco Santos canonizados elArio Santo de 1925, cuatro son del esta-do religioso.

Y aun estos pocos que no son religio-ertenecen a las Terceras Orde-

o florecieron en la santi-abrigo de los conven-

espiritual de los

La casi totalidad de los Santos Padresy Doctores de la Iglesia pertenecieron

al estado religioso

26 son entre todos; 18 de la Iglesialatina y ocho de la Iglesia griega, cuyasfiestas celebramos en el curso del ario.Sólo cinco pertenecen al estado del sa-cerdocio secular: San Hilario de Poi-tiers, San León Magno, San Cirilo deAlejandría, San Pedro Crisólogo, SanFrancisco de Sales. De San Hilario dePoitiers se dice que vivió como monjey San Francisco de Sales fué fundadorde las religiosas de la Visitación, y SanCirilo de Alejandría practicó lå vidareligiosa en casa de su tío Teófilo, pa-triarca de Alejandría, y en la de Juan,patriarca de Jerusalén. Todos los de-más, 21, fueron religiosos, entre loscuales están los Doctores máximos dela Iglesia latina y griega. (En la obracitada del Arzobispo de Gangra, pági-na 23 y siguientes).

Son éstos, por orden alfabético: SanAgustín, San Alfonso María de Ligo-rio, San Ambrosio, San Anselmo, SanAtanasio, San Basilio, San Beda el Ve-nerable, San Bernardo, San Buenaven-tura, San Ciri'o de Jerusalén, SanEfrén Diácono, San Gregorio Magno,San Gregorio Nacianceno, San Isidorode Sevilla, San Jerónimo, San JuanDamasceno, San Juan de la Cruz, San

Juan Crisóstomo, San Pedro Canisio,San Pedro Damián y Santo Tomás deAquino.

Las Ordenes religiosas sostienen casila totalidad de las Misiones

« Religiosos fueron San Rernigio, queconvirtió la Francia; San Agustín, laInglaterra; San Bonifacio y otros mon-jes, la Alemania; San Cirilo y San Me-todio la Moravía y Bohemia, y SanAdalberto, los Polacos Lituanos y Mos-covitas. Canónigo regular fué SanPatricio, Apóstol de Irlanda. Religio-

e la Orden de Predicadores predi-caron a los Tártaros, los de San Fran-cisco a los Persas, de diversos institu-tos a los de la India, China y Japón, y laconversión de todo el Nuevo Mundo esobra exclusiva de las Ordenes mendi-cantes. (P. Segneri: «La causa dei Re-golari al foro dei laici, en la citadaobra «Los Regulares en la Iglesia y enChile».)

Actualmente los religiosos llevancasi solos el peso de la evangelizacióndel mundo pagano.

12.692 son los religiosos misioneros:8.155 en Asia, 2.769 en Africa, 1.321 enAmérica y 467 en Oceanía. (Revista dela Exposición misional de España, nú-mero XIV, página 635).

30.657 son las religiosas misioneras:20.582 en Asia, 6.525 en Africa, 2.853 enAmérica y 796 en Oceanía. (La citadarevista en el número XV, página 680).

Desde el año 1900 al 1928 el catolicis-mo en China creció de 900.000 católicosa 2.500.000 (Citada revista, número XIII,página 585). Consolador índice de larapidez de la evangelización de todo elmundo, si los religiosos se viesen ayu-dados por los fieles en esta labor.

«Alzad vuestros ojos, tended la vistapor los campos y ved ya las mieses

blancas y a punto de segarse» (Joan,IV, 35).

«La mies verdaderamente es mucha,pero los obreros pocos. Rogad, pues, alSeñor de la mies que envíe obreros a sumies» (Luc. X, 2).

Los operarios son pocos, ¿por faltade vocaciones? o ¿de abnegación de losreligiosos? Por sobra de persecución ypor corta cooperación de los fieles.¿Con qué sinceridad pueden decir:«Santificado sea el tu nombre, venga anos el tu reino», los que no contribuyenni con algo de lo que gastan en super-fluidades y frivolidades a la formaciónde personal religioso?

Si lo que se gasta en la represión segastase en misiones y escuelas religio-sas otro seria el estado de las naciones.

Sostienen la casi totalidad de labeneficencia cristiana

Trabajan por tres, viven con poco,ponen el corazón, el sacrificio y la vidaen el servicio del prójimo, hacen el mi-lagro diario de eternizar el moblaje y elmenaje y los vestidos, y de multiplicarlos recursos. En casas de beneficenciaregidas por religicisos están mejor aten-didos por 2,50 los necesitados que enlas casas laicas por 5 pesetas. ¿Cuál,pues, no es el valor de una religiosapor su especialización en el servicio delos necesitados, por su abnegación, porsu disciplina? Cuando las echen de me-nos verán lo que han perdido; esta esla condición de la gente inculta, no sa-ber apreciar lo que tienen sino cuandole falta.

Son y serán siempre los insuperableseducadores, y en igualdad de medios

los más y los mejores sabios

Hägase por vía de ensayo una prue-ba; désele a los religiosos una o varias

sos, o pnes seglares,dad casi todos altos y bajo la direcciónreligiosos.

sos d

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facultades que digan con el carácterreligioso y sacerdotal, désele los mis-mos medios, concédasele igual libertadque al profeso ado seglar y veremosquién a quién vence y quién saca me-jores alumnos.

Porque desde la restauración han vi-vido las Ordenes en la pobreza, si seexceptúan algunas, sin medios ni e locioconveniente para la especialización.Casi todas las Ordenes, y la Merceda-ria como la que mas, puede decir loque San Pablo: - No he codiciado vues-tro oro ni vuestra plata, como lo sabeisbien, porque lo que me era necesario amí y a los que están conmigo, lo gana-ron estas manos. Os lo digo, porque ha-ciéndolo así es como se ha de ganar alos flacos, teniendo presente la palabradel Señor Jesús que dijo: Ma yor felici-dad es dar que recibir» (Act. XX, 33 35).

Nos faltaron Mecenas generosos quenos levantasen centros de enseñanza ylos dotasen de medios de vida y de tra-bajo cientifico. ¿Qué derecho hay a pe-dir más?

El rel i gioso en la enseñanza gratuita,si no trab ija a jornal de hambre,—casomuy ordinario—gana, a lo más, la mi-tad que un maestro, tiene, con promediode alumno, doble o triple que el maestroseglar, enseñanza salvo excepcioneshonrosas, mucho mejor. Baste .compa-rar el estado de cultura de los alumnosde los religiosos con el estado de losotros alumnos. Con estos datos saqueel prudente la cuenta del valor peda-gógico de un profesor religioso, y estosin contar para nada la eficacia educa-tiva del religioso.

Doscientos millones anuales tendráque aflojar el contribuyente españolpara pagar la enseñanza oficial sustitu-tiva de la de los religiosos; ¿cuantosharán falta para alcanzar los resulta-dos que ellos?

«A la gloria que nace del testimoniode la buena conciencia, se uneta, sinque las bwz queis, las bendiciones detodos los buenos. Todos los verdaderosamadores de la paz y de la prosperidaddel país juzgan que no hay mejoresciudadanos ni más afectos ni más úLilesa la patria que los miembros de lascongregaciones religiosas; se estreme-cen al solo pensamiento de perder,_perderos, tantos bienes preciosos comotienen en vosotros...

»Son los padres de familia que os con-fiaban sus hijos y vivían tranquilos porsu educación religiosa y moral, educa-ción sana, y gorosa y llena de virtudes,nunca más necesaria que en nuestrostiempos » (León XIII en la citada cartadel 29 de junio de 1901).

* * *

«Un católico enemigo de los frailesno puede ser sino un imbécil o un malcristiano» (El Arzobispo de Gangra enla obra citada).

' Son las congregaciones religiosas«las tropas escogidísimas del ejércitocristiano, ilustres desde su misma fun-dación por sus casi innumerables varo-nes, insignes por el caudal de todo gé-nero de ciencia y erudición, gloriosospor ei brillo de todas las virtudes y porla gloria de la santidad, ilustres por lasmás altas dignidades, consumidos porel ardiente amor de Dios y del prójimo,V hechos espectáculo al mundo, a losánge es y a los hombres, tuvieron todassus delicias en consagrarse d a y nochecon todo cuidado, estudio y ahinco a lameditaci , n de las cosas divinas, en lle-var en su cuerpo la mortificación deJesús, en propagar de un extremo alotro del mundo la fe y la doctrina cat &lica, en defenderla valerosamente y ensufrir alegremente todo género de acer-bidades, tormentos y suplicios y per-

der la misma vida, en sacar a los pue-blos rudos y bárbaros de las tinieblasde sus errores, de la ferocidad de suscostumbres, del cieno de sus vicios ytraerlos a la luz de la verdad evangé-lica, a 1a practica de la virtud y de lavida social, en enseñarles las letras,las ciencias, las artes, en defenderlos ysalvarlos de la ruina, en formar lastiernas inteligencias y corazones en lapiedad y en la virtud, en instruirlos ensanas doctrinas, en volver al buen ca-mino a los descarriados. Ni fue estotodo, sino que revistiéndose de entra-

Deseábamos celebrar temprano enla capilla de la Anunciación, peroaunque madrugamos, habla bastantegente en la iglesia y un señor Obispoextranjero se preparaba para decirmisa. La cripta está a poca profun-didad, bajo el presbiterio, y en ellaun cuadro recuerda la salutación delAngel y la Encarnación del Verbo.Oírnos una misa y celebramos a nues-tra vez. El lugar es de los más emo-cionantes de la tierra. Pedimos a laSantísima Virgen por toda la Iglesia,por nuestra Orden y sobre todo porEspaña.

Tal vez no sea en aquel rincóndonde estaba precisa mente Maríacuando recibió la visita angélica, ¿quéimporta? Nazaret es pequeña y ence-rrada entre colinas; toda ella estásantificada por las pisadas de Jesúsy María y por los sudores de José.Dimos gracias en la misma cripta ysaludamos en la sacristía a algunosfranciscanos españoles.

Recorrimos luego la ciudad en to-

ñas de misericordia, no hay género decaridad heroica que aun con peligro dela misma vida no hayan ejercitado,pues han prestado amoro,amente todoslos convenientes servicios de la bene-ficencia y providencia cristiana a loscautivos, a lo encarcelados, a los en-fermos, a los agoWzäntes, a todos losmiserables, necesitados y desgraciados,y han mitigado su dolor, y enjugadosus lágrimas y :3ocorrido todas sus ne-cesidades» (Pío IX, encíclica «Ubi pri-IYIUM», 17 de junio de 1847).

J. C.

dos sentidos. Visitamos la fuente dela Virgen, situada al Oriente. No cabeduda que allí iría la Madre de Dios yel mismo Jesús a buscar agua, comohoy van las nazarenas y sus hijos.Había cola para llenar los cántaros-,pero nos cedieron la vez generosa-mente. Muchas de aquellas mujeresdeben ser cristianas, pues los fielesson ya numerosos en Nazaret y au-mentan de día en día.

En el siglo XVIII eran todavía muyescasos, y los franciscanos tuvieronque edificar la iglesia actual duranteuna peregrinación a la Meca, pueslos fanáticos musulmanes no permi-tían levantarla. Actualmente los reli-giosos practican excavaciones paraponer de manifiesto la basílica primi-tiva, indicio de la autenticidad dellugar.

Los musulmanes tienen varias mez-quitas de modesta apariencia y losgriegos católicos una buena iglesia.Los franciscanos han construido re-cientemente otra espléndida y un con-

DE NAZARET A JERLISALEN(23 de junio de 1932)

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irrigación recientes. Más adelante unaniña nos dió un cestito de manzanaspor algunos céntimos.

A nuestra derecha, al pasar por En-gannin, queda Mageddo o Megiddo,de triste recuerdo por la derrota ymuerte del santo rey Josías, que fiel asu alianza con los asirios, intentócerrar el paso hacia el Eufrates alfaraón Nechao. La Palestina era elpasillo obligado entre el Egipto y losimperios asiáticos y allí venían a sol-ventar fatalmente sus diferencias.

La vegetación desaparece con elagua y en pleno monte escarpadose divisan las ruinas de Samaria, ca-pital del reino septentrional, llamadadesde Herodes Sebaste (Augusta, hoySebastiéh), en honor de Octaviano.Alejandro Magno había arrojado deella a los samaritanos, y quizá porser los habitan tes exclusivamentegentiles, Jesús entró pocas veces allí,pues había sido enviado a las ovejasperdidas de la casa de Israel. Moder-namente se han hecho excavacionesque pusieron al descubierto los edifi-cios primitivos de Amri, modestos,harto más de lo que nuestra imagina-ciön se había figurado.

En rápidos zig-zags descendimoshacia Naplusa (Neápolis) la antiguaSichern, una de las ciudades más po-pulosas de Tierra Santa, pues encie-rra 25.000 habitantes, aunque no loParezca; ¡tan hacinados están! Nosdetuvimos allí un rato largo y vimosla casa de los Carmelitas, curas de laPequeña grey cristiana.

Los samaritanos, guardadores delfamoso Pentateuco, no llegan tam-poco a doscientos. Cansados de su-bir y bajar por las callejas de la ciu-dad, nos volvimos al coche.

A pocos minutos llegamos al pozode Jacob o de la Samaritana, célebrepor la enseñanza de Jesús. Está en unvasto recinto amurallado y temimosno poder entrar. Aporreando con unaPiedra la puerta de hierro logramosque el archimandrita griego que allí

vive nos abriera. Bajó primero uncubo y bebimos del agua, que esbuena, pero no muy sabrosa, comosalida de piedras calcáreas. Luegocolocó unas candelas en vez del cubopara que viéramos el interior, quetiene unos treinta metros de profun-didad. Nos dió por unos céntimosunas postales y un frasquito de aguasellada, y nos despidió amablemente.Sobre el pozo hay una capilla y amedio construir una gran basílica,cuyas obras están detenidas por lacrisis actual y sobre todo por la faltadel dinero ruso.

El pozo es uno de los pocos luga-res santos auténticos en poder de loscismáticos, Las fuentes y pozos enOriente no cambian de sitio ni cam-biarán hasta el fin de los siglos.

Estábamos en las faldas del Garizinen que Moisés ordenó se colocaranlos representantes de las seis tribus ypronunciaran mil bendiciones sobrelos que cumplieran la Ley, mientraslas otras seis tribus desde el Hebal(que dejábamos a la izquierda), hacíanterribles imprecaciones contra lostransgresores. Por esto los samari-tanos escogieron el Garizin para cen-tro de su culto en vez de ir a Jerusa-lén. Los dos cerros andan en 900 me-tros, pero, aunque están cercanos, esimposible oir desde el uno lo que sedice en el otro. Estábamos a sesentay siete kilómetros de Jerusalén.

Al cabo de diez minutos reanuda-mos la marcha a mayor velocidad delo que yo quisiera. El mapa que lle-vábamos en !a mano y las explicacio-nes de viajeros amables nos iban se-ñalando los pueblos que dejábamos auno y otro lado. El camino tiene pocode interesante, y menos de hermoso,hasta Lebona, a 37 kilómetros de lacapital. A su izquierda se ve Silo,donde estuvo más de tres siglos elArca, y aun después de su traslado aJerusalén, quedó allí el Tabernáculo yse ofrecieron sacrificios en él.

Más adelante, y al Este, dejamos

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vento magnífico en lo que tradicional- ferido para ver con más calma luga-mente se señala como el taller de res tan interesantes. Cada asiento nosSan José, al Norte de la basilica de la costó cuarenta piastras, o sean unasAnunciación. Más arriba todavía, en dieciocho pesetas, y hubiéramos re-un cerro, levantaron los salesianos corrido en tres horas los 140 kilóme-una hermosa escuela, que no visita- tros que la Sagrada Familia anduvomos por falta de tiempo, aunque los muchas veces en tres días si no nosde Jaifa nos habían dado tarjeta, hubiéramos detenido en tantos lu-

Atravesamos el mercado y vimos gares.entrar muchas niñas en un colegio; Salimos de la ciudad por el mismoquisimos ver el patio, pero la herma- camino por donde la tarde anteriorna portera nos dijo que había cosas habíamos ido al Tabor. La carretera,más interesantes. En efecto, las Da- recién asfaltada, pasa bajo el cerromas de Nazaret, Congregación fran- del precipicio y baja en peligrosascesa, nos enseñaron en el subterrá- curvas a la llanura de Esdrelón.neo los cimientos de una basílica y A nuestra izquierda dejamos el Tabor,más abajo sepulcros antiguos, como Nain, Sunán y otros muchos lugaresdebió ser el del Señor. Aun con la mencionados en el antiguo y nuevoseguridad de mancharnos de tierra Testamento. Más hacia el Jordán que-penetramos en la rotonda, a cuyo al- da Betsan y el valle inmortalizadorededor se abren los nichos. La puer- por las hazañas de Gedeón, a cuyasta de entrada se cerraba con una gran manos perecieron los jefes madiani-piedra redonda que podía hacerse ro- tas Oreb y Zeb, Zebei y Salmana,dar hacia un lado para entrar en el venidos de la Transjordania, y recor-sepulcro. El de Jerusalén ha sido tan dados en un salmo que rezamos conmodificado que es difícil reconocer su frecuencia.forma primitiva. A unos catorce kilómetros cruza-

Alguien deslizó en nuestros oídos mos la línea férrea de Damasco, dela especie de que allí pudo estar ente- la que se desprende allí un ramal arrado el glorioso patriarca San José. Naplusa, y marcha a nuestra derechaEn un sepulcro igual y no lejos de alejándose de la carretera para evitarallí debieron descansar sin duda sus los cerros de Samaria.restos venerandos. Las religiosas nos Sin detenernos atravesamos la lla-mostraron un registro donde constaba nura de Galilea, lo mejor de Pales-que allí había celebrado un merceda- tina. Llámase también en la Bibliario chileno, el Padre Márquez Eiza- llanura de Jezrael, por la importanteguirre, acompañando a otros compa- ciudad, recordada hoy en la aldea detriotas. Diéronnos también unos en- Zerain. No olvidamos la escena de lacargos para el Sr. Patriarca de leru- pérfida Jezabel, pintada y peripuesta,salen y para los Padres Agustinos de arrojada por sus criados desde lala Asunción y un refresco, muy agra- ventana ante los caballos de Jehú ydecido, después de la caminata, a comida de los perros.pesar de lo temprano de la hora. Aumenta la frondosidad de la tierra

Cuando regresamos a la Casa Nova al acercarnos a la montaña por lasestaba ya completo, y con creces, el aguas que de ésta brotan, pero encon-número de viajeros de un Ford para tramos el paso cerrado.Jerusalén, y apresuradamente recogi- Un policía examinó si llevábamosmos nuestros petates para ocupar los fruta, y convencido de que no, levantóasientos. Con la facilidad para viajar la barrera, Supusimos que cobran unen auto nadie habla del tren en Pales- impuesto sobre la exportación de fru-tina. Sin embargo, yo lo hubiera pre- tas, quizá para amortizar obras de

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la ciudad de Efrén, a donde se retiróJesús el lunes después de Ramos paraevitar la ira de sus enemigos. Es laantigua Baal-Asor, donde Absalónasesinó a su hermano Amnón ven-gando así a Tamar. Salomón teníaallí una viña, que ha dado mucho quepensar en los Cantares, por excesode traducción.

Un poco más adelante, y también anuestra izquierda, aparece Bethel, cé-lebre por la visión de la escala deJacob. Jeroboán levantó allí un be-cerro de oro para hacer olvidar a sussúbditos el templo de Jerusalén.

El Bireh recuerda a Maspha, don-de celebraron frecuentes asambleaslos Jueces, y donde Samuel proclamórey a Saúl. Desde allí divisamos porvez primera la ciudad santa, a quincekilómetros. Los recuerdos bíblicos sehacen cada vez más densos; estamosen el país de Saúl. Pasamos porRama, donde Samuel tenía su resi-dencia, y por Anatot, patria de Jere-

Querido amigo: ¡Mil gracias porsus elogios a mi última obrita! Suúnico mérito es la verdad, pero ésta,modesta y todo, vale más que todaslas ficciones y puede servir de guía alos venideros en los caminos de lavida.

Todavía no he tenido que colgar elhábito, felizmente, y contadas veceshube de embutirme en el terno de queusted maldice tan seriamente, comotambién de la corbata, puños y cue-llo tieso. Cuando eso sea obligatoriopediré una indemnización al Estado

mías, y finalmente por Gabaá de Saul,trágicamente célebre por la terriblevenganza que tomaron las once tribusinstigadas por el levita que les enviótrozos de su mujer asesinada por losbenjaministas de manera infame.

Por fin la carretera se hace casi in-transitable: estamos en Jerusalén, cu-yos muros almena dos de granitoblanco resplandecen con el sol demediodía. Pasamos ante la puerta deDamasco, la más grandiosa de laciudad, y fuimos a detenernos en unagran parada de coches. Pagamos elbillete y en pocos minutos estábamosen la Casa Nova. Los Padres Fran-ciscanos preguntaron si habíamoscomido y dijimos que sí, pues eranlas dos de la tarde y molestaríamosal cocinero.

En un bar próximo pedimos un vasode cerveza y un tenle en pie, y firmesya, bajamos por una calle muy pen-diente hacia el Santo Sepulcro.

FR. GUILLERMO VÁZQUEZ

majadero que me obliga a vestirmeun traje ceñido, a sabiendas de queme cuesta más caro y se rompe mu-cho más pronto que el hábito.

De Estética renuncio a decir nada alos incendiarios ni a los que contem-plaron impasibles cómo ardían lasiglesias, donde se guardaban obrasmaestras del genio. La vida de unincendiario valía más que todo eso.

Vamos al grano (y nunca con máspropiedad). Usted tiene delante lagran agricultura, con sus máquinasde todas clases, sus tractores, inmen-

sa producción.., y los obreros muer-tos de hambre al lado de los almace-nes repletos. ¡Dolorosísimo!

Pero usted entrevé la posibilidad deque el Estado socialista o comunistasolucione el problema. Efectivamenteel reparto de ese grano es una solu-ción para el momento y en algunossitios habrá que aplicarla, pues lanecesidad extrema carece de ley.

Los moralistas católicos clamanhace muchos siglos que en esas cir-cunstancias omnia evadunt commu-nia. Por si usted no recuerda nadadel mísero latín del bachillerato, encastellano significa que todas las co-sas se hacen comunes en la extremanecesidad.

Pero de ahí a convertir el comunis-mo en régimen ordinario hay un caos,(como decía un personaje de novela).Eso sería el medio seguro de quepara el año no hubiese nada que re-partir.

Quitado el estímulo individual deltrabajo, y convertidos todos los ciu-dadanos en funcionarios del Estado,la producción será mínima, cara ypésima. En España se esperan conhilaridad las alcachofas y zanahoriasburocráticas, que va a obtener el Es-tado en las fincas expropiadas. ¡Co-nocemos el género!

Yo vengo afirmando hace años,que si el Estado se mete a zapateroremendön, costarán las medias sue-las veinticinco pesetas y no durarántres días. Aparte de los clavos quevengan en los zapatos; ¡para clavosel Estado!

Un periódico francés se burlabadonosamente hace pocos días de los

socialistas que proclaman el fracasodel capitalismo y condenan el ahorrocomo un robo, pero acuden a los ciu-dadanos con empréstitos para cubrirel déficit de su administración desas-trosa.

¡El día en que todos los ciudadanosse administren como el Estado, laprovincia y el municipio, nos habre-mos lucido! Yo veo una brigada deobreros arreglando la calle delante demi puerta; ¡no cabe imaginar maneramás estúpida de perder el tiempo! Losvecinos somos los paganos y esperocon temor no exento de curiosidad lacuenta que nos largará el Ayunta-miento socialista.

Creo que los que ahí montaron lagrande agricultura con vistas a la ex-portación, tienen que orientarla haciael consumo interior. Los beneficiosen ese plan serán mucho más modes-tos, y los jornales también, pero seráposible la vida, y de otra manera no.En vez de enormes cantidades de tri-go o de café para el mercado interna-cional, habrán de producir algún trigo,café, patatas y zanahorias para elconsumo nacional,

¿Que no debiera ser así? No lo dis-cuto, pero las realidades se imponenbrutalmente y es inútil enfadarse conellas. Yo creo que gran parte de laculpa del estado actual del mundocorresponde al desbarajuste moneta-rio. Las monedas nacionales sí quehan fracasado, y tenemos que buscarotras si hemos de poder vivir. La mo-neda internacional única, sería elideal, pero ya que no sea posible lle-gar a él por ahora, debe llegarse alestatuto internacional de la moneda,

IIIIMMMI••nn•

, La gran industriaA mi amigo don X

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que regule su emisión y circulación.Sin eso no lograremos entendernosni el comercio internacional será po-sible. Como no sea por el cambioprimitivo de especies. Los españolesestamos cambiando ya aceite y hierropor petróleo.

La gran industria, como la agri-cultura en grande, proporcionabanenormes ganancias y jornales mag-níficos, con poco esfuerzo, porquehabía cándidos que se dejaban explo-tar y satisfacían altos precios sin dar-se cuenta de que tales productos o noeran indispensables o podían obtener-se en casa modestamente.

No sé si usted habrá leído queGandhi, el famoso leader indio, sepropuso visitar las grandes hilaturasde Manchester para asegurar a losobreros ingleses que él no era suenemigo; ¡sólo pretendía que los in-dios vivieran también! Si al fabricartejidos sencillos en la India parabanlas hilaturas inglesas no era esto loque Gandhi pretendía. ¡Evidente aun-que poco consolador!

Y lo que se dice de la industria ca-be aplicarlo a la agricultura también,que es, en fin de cuentas, una de lasindustrias más antiguas.

Por eso en una revista de gran cir-culación en Europa, leí este titulo congrandes caracteres: La quiebra eco-nómica del Nuevo Mundo. Creo queambas Américas se organizaron convistas a la exportación y eso va a serdifícil restaurarlo. En cambio puedeque tengamos que irnos allá gran par-te de los europeos. Era la idea deBriand y es la de otros muchos.

Este atolladero se adivinaba desde

hace arios y, aunque la guerra eu-ropea tuvo por objeto suprimir a unode los competidores en el mercadointernacional, la crisis no hizo sinoprecipitarse.

Con todo hasta 1930 no faltó quien,en fuerza de la inercia, continuó pro-clamando las ventajas del desarrolloindustrial. Tales arengas en pro de laindustrialización de España (cuandoel fracaso de la grande industria erapalpable) me hicieron la misma graciaque las peroratas en favor del parla-mento lanzadas por uno de nuestrosconspicuos, declarando que el Parla-mento es el camino, la verdad y lavida, cuando se levanta contra él uni-versal rechifla y en todas partes lebuscan sustituto.

La gran industria pudo ser buena,como el Parlamento, en algún tiempo,pero ahora tenemos que contentarnoscon cosas más modestas.

Que no nos falte serenidad en losmomentos difíciles y que el Señornos saque con bien de este mal pasoes lo que todos los días pide su afec-tísimo amigo

GAPCÍA

La nueva leyde enseñanza

Todavía no es más que proyecto.Sin embargo parece la aurora deun nuevo día. Por lo menos unacosa hay cierta: El fracaso de losplanes anteriores de Instrucciónpública, reconocido por el actualministro.

¡Ahora estará usted contento!,

decían mis alumnos después de ¿Véis que se trastorna el ordenenterarse del proyecto. ¡Ni que us- en los campos, que el coste delted lo hubiera dictado! Porque yo cultivo es superior al valor de losles había dicho que el bachillerato productos? El desorden no duraráactual es de resultados bochorno- mucho tiempo. El escarmiento apa-sos más que ridículos. recerá a la vuelta de la esquina.

Los jesuitas y todas las órdenes ¿Se reclama el amor libre, lareligiosas, conocedoras del estado desvergüenza libre y la pornogra-de la enseñanza en el resto de fía desenfrenada? La degeneración,Europa, venían clamando hace la sífilis y la tisis harán justicia decuarenta años, lo menos, por la todas esas teorías.reforma del bachillerato. El gobierno republicano ha he-

Al- fin lograron hacerse oir. ¡A cho ya lo que no habían realizadobuena hora!, dirán sus enemigos. sus antecesores monárquicos: la¡Cuando los jesuitas han sido di- separación completa de los dossueltos y las demás órdenes con- sexos en ciertos establecimientosdenadas al silencio! sanitarios. ¿Por qué eso, cuando

¡Nunca es tarde si la dicha es se proclama la conveniencia de labuena!, respondo yo. Las victorias coeducación y otras novedades?del Cid después de muerto, son Se quiere prescindir de Dios enmás admirables que las obtenidas la educación y despojar la enseñan-en vida y no menos provechosas za de todo móvil sobrenatural. Losque éstas. resultados dirán muy pronto lo que

Pero el señor ministro parece podía esperarse de tales intentos.haber olvidado una cosa: No son En algún centro conocido bastólos planes los que han de hacer la un año de experiencia y el catedrá-regeneración de España, sino las tico de religión ha sido repuesto enpersonas. Al poner en ejecución su lugar. Lo probable es que losel plan reclamado por las órdenes alumnos alejados de la religión sereligiosas, se quiere prescindir de alejen a la vez de la civilización.ellas. ¡El fracaso no se hará esperar! Ciertas escuelas laicas eran ya

Temo que dentro de diez años antros de criminales. ¿Se quierelos clamores contra la enseñanza aumentar su número?oficial sean más vivos que los de Sin los altos móviles idealistas,ahora, y que el desdén actual con- ni los profesores trabajarán contra el plan moribundo sea entonces abnegación, ni los alumnos ren-desprecio contra el recién nacido, dirán el esfuerzo indispensable. El

En enseñanza, como en econo- fracaso espera a la puerta de lamía, como en higiene, nadie se escuela riéndose descaradamenteburla impunemente de la natura- de los proyectos revolucionarios.leza. Ella se venga terriblemente delos ultrajes de que ha sido objeto. G.

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00 0 00 0 00000 00 0 0 0 — 71 —

Sobre d proyecto de Congregaciones religiosas

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Recogemos de »La Epoca»:«No nos hacemos ilusiones. La

conjunción republicano- socialista hoygobernante no se va a conmover connuestros razonamientos en favor delas Ordenes religiosas. Tal vez, auncuando les hagan mella, no puedanconmoverse. ¡Sujeta tanto el cuartovoto de la masonería! Pero cuandodentro de breves días se va a reabrirel Parlamento, y busca el Gobierno elaglutinante del proyecto de ley deCongregaciones y Confesiones reli-giosas, dejando para mejor ocasiónel de Tribunal de Garantías, y lasleyes Electoral y de Orden público,no nos parece inoportuno presentarun ejemplo muy elocuente e irrecusa -ble que se nos brinda de allende elPirineo.

El texto se publica en la «Republi-que de l'Isére» y se debe a M. Chas-tanet, antiguo socialista y diputado dela comarca. Texto sincero y diáfano,verdaderamente liberal, y que por ser-io disgusta a los dictadores rojos ysemi-rojos.

Nada tan elocuente—dice cornolos debates parlamentarios en el mo-mento en que fué votada la ley de1901 sobre Asociaciones. ¿Qué argu-mentos sólidos se esgrimieron paranegar a las Asociaciones el derechocomún? Ningún argumento. Nada se-rio. Viviani se mostró elocuente. Su-bió hasta los cielos para apagar allí...las estrellas. En cuanto al ponente dela ley, el honorable M. Trouillot, re-sucitó muy viejas historias, remonta-das algunas a los siglos XVI y XVII.Porque, no lo olvidemos, se ha con-denado a las Congregaciones en ra-zón a su actitud pasada, a su actitudde otros tiempos. Sólo la palabra «je-

groVeo"

suítas» ponía a nuestros anticlerica-les carne de gallina. ¡Se les condena-ba sin remisión porque se les encon-traba demasiado inteligentes!»

M. Chastanet no oculta el juicio quele merecen las leyes anticlericales. Loexpresa sin rodeos y sin eufemismos;y no a título de creyente, sino de laico.Escuchémosle:

«Las leyes de 1901 y 1904 son leyesde excepción, leyes arbitrarias y, porconsiguiente, leyes infames. Pues,bien; yo laico, yo republicano, yo so-cialista, yo pagano místico, me niegoa fundar la República sobre lo que esde tal modo arbitrario, insincero e in-fame».

El concepto general no puede sermás valiente, más rudamente sincero,pero es preciso ahondar más en él,descender más a detalles, desvanecerhipótesis calumniosas contra la Igle-sia católica y sus ministros. M. Chas-tanet lo hace y se expresa así:

«Se ha dicho en sectores avanza-dos que los «clericales»—o sea curasy frailes—eran los soportes del capi-talismo, las principales hechuras delas finanzas.

He querido conocer personalmenteel arcano de estas últimas. Me he in-teresado en averiguar la constituciónde los Consejos que dirigen nuestrasgrandes sociedades. Y debo declarar,en nombre de la verdad, que jamás heencontrado en ellos el nombre de uncura o de un fraile.

Existe un Consejo de Administra-ción típico: el de la Compañía del Ca-nal de Suez. Comprende un ex presi-dente de la República, ex ministros,académicos, altos magistrados, per-sonalidades de todos los órdenes,menos religiosos.

¿Son ricos los párrocos? Yo laicoquiero gritar muy alto su miseria. Co-nozco a quieries viven con 200 fran-cos al mes. ¿Qué proletario se con-tentaría con ese sueldo?»

¡Doscientos francos al mes! Espoco, linda en la miseria, pero ¿quédiría M. Chastanet de lo qüe será lasituación del clero español a fines deeste año, desde luego, muy inferior,porque ni eso tendrán? Aquí se con-dena a los sacerdotes al hambre in-tegral, se nos dice a los católicos queles atendamos, y al propio tiempo senos crean más y más impuestos paraatender también a una burocracia lai-ca, cada día mayor.

Pero M. Chastanet gusta de hechos,de ejemplos y casos concretos. Vea-mos uno:

« Cuando hace veinticinco añospresté mi servicio militar—dice—,Pasé un año en el fuerte de Tamié, enla Saboya Alta. Y casi todos los días,yo, el pagano místico, visitaba a losmonjes de la Trapa. Guardé largotiempo el recuerdo de aquella viva yhermosa inteligencia, de aquel hom-bre de 'elite, el Superior. Guardé tam-bién vivo en mi memoria el recuerdode estos hombres caritativos y traba-jadores,

El año último, en el mes de agosto,he vuelto, corno se vuelve a una pe-regrinación. He encontrado la Trapaen el mismo estado. Y he vuelto aver a los trapenses. Era la hora de lacomida. He aquí, señores, el menú:unas hojas de ensalada, una patatacocida en agua, un pedazo de pan ymedio vaso de vino o agua. Y esto estodo. Para dormir, una tabla y unamanta.»

¡Verdaderamente hombres así sonterribles!

Lo que no piensan quienes les per-siguen gustando en el mundo placeresy bienandanzas es que no puedan servencidos esos «espíritus superiores»que todo lo cifran en la vida interior.Contra ellos no pueden prevalecer laspersecuciones.

M. Chastanet comprende, sin em-bargo, que los religiosos tienen dosenemigos: la ignorancia y la cobardía.Les atacan unos por no conocerlos;otros, porque creen de buen Iodo elque no les llamen clericales y reaccio-narios.

El resultado lo pinta de mano maes-tra el diputado francés:

«Los enemigos de la Iglesia—dice-han sido admirables en la destrucción.Sí; han socavado la fe, han alejado delos templos un gran número de muje-res y de hombres, pero, ¿qué hancreado en cambio? Nada.¿Y la mujer?¿Y el hombre? ¿Dónde van? Al café,al dancing, al lupanar.»

En el campo del Derecho no puedeabordarse el tema con mayor preci-sión que lo hace M. Chastanel.

.0 sois—dice dirigiéndose a losreligiosos—verdaderamente indignosde vivir en este país, o sois un verda-dero peligro público, y se os debearrojar más allá de las fronteras. Obien sois, en todo, ciudadanos comolos demás, y debéis ser consideradoscomo los hijos de una misma madre yse os debe dar el lugar que os corres-ponde.

Cualquiera otra solución bastardano puede tener cabida en una demo-cracia.»

Después de lo dicho por M. Chas-tanet, laico y socialista, huelgan nues-tros comentarios. Pero no huelga lameditación de los republicanos espa-ñoles.»

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LA IGLESIA DE ERA. SRA. DE INEHOS AIRES14%Entresacamos de este artículo publi-

cado por el P. J. Raúl Urteaga Tedes-chini, en «El Pueblo», periódico deBuenos Aires, los siguientes párrafos:

Instalados pro-visionalmente enuna casa de lacalle Gaona, co-menzaron conahinco su laborapostólica, encon-trando al pocotiempo un almagenerosa y buena,la señora CelinaBustamante deBeláustegui, queles donó un terre-no en el Caballito,con la condiciónde que levantaranuna iglesia y unaescuela en que ad-mitieran algunosniños gratis ; ac-tualmente lo sontodos en númerode 400. La actualcomunidad de Pa-dres Mercedarioscolocará hoy en elatrio del templouna placa conme-morativa a su me-moria en gratituda su benefactora,fallecida piadosa-mente el 20 de febrero de 1932.

En el ario 1894, siendo superior de lacasa el P. Angel Páez, se colocó la pie-dra fundamental de la capilla y escue-la, actuando monseñor Mariano Anto-

nio Espinosa, bajo el título de «NuestraSeñora de Buenos Aires»; advocaciónque data de 1370 en la ciudad de Caglia-ri (Cerdeña), del célebre santuario de

los PP. Merceda-rios.

Esta primeracapilla fué peque-ña y pobre, por loque se pensó mástarde en ampliar-la, ya que el pro-greso y desarrollodel barrio lo exi-gía. Al instalarselos primeros pa-dres, los contor-nos eran terrenosbaldíos e insalu-bres, pero los pro-gresos rápidos dela gran ciudad al-canzaron a con-vertirlos en popu-loso barrio degran movimientocomercial, comolo es al presente.La segunda capi-lla se inauguró en1897, siendo supe-rior el P. NicolásB. González. Contodo, esta segun-da capilla no co-rrespondía a losprogresos urba-

nos del barrio y se hacía necesaria unaobra de más alientos. ¿Quién se atreve-ría a iniciarla? He aquí que surge elhombre destinado por Dios y su Santí-sima Madre para emprender la colosal

El M. R. P. José H. Márquez, a cuya iniciativa y celodebe la Orden la magnifica iglesia de Nuestra Se-flora de Buenos Aires, inaugurada en el pasado

diciembre en la capita! de la Argentina.

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Grandioso templo inaugurado el 3 de Diciembre de 1932.

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obra, que ha de ser la admiración demuchas generaciones. Este fué el Pa-dre Fr. José Higinio Márquez Lizárra-ga, quien ve ahora con gran regocijode su alma, casi terminada la monu-mental y magnífica iglesia.

Autor de los planos y primer arqui-tecto, fue el P. Salesiano don ErnestoVespignani y constructores los señoresMinuissi y Costa; sucediendo a la muer-te del P. Vespignani el P. FlorencioMartínez, también salesiano, y el cons-tructor señor Francisco J. Pini.

La iglesia es de estilo gótico italiano;tiene 80 metros de largo por 32 de an-cho; las torres tienen 75 metros y laCúpula 50 metros.

Desde su fachada, única y sin rivalen la ciudad, hasta el interior, formaun conjunto grandioso, que lo hacenuna de las mejores iglesias modernasque cuenta la ciudad, ya sea por susituación en el corazón del municipio,

ya sea por la amplitud y el buen gustode su construcción; tiene cinco naves.

Ahora sólo cuenta con tres altares:el mayor, monumental, todo de már-mol blanco y granito traído de Italia,de forma original y bella, se destaca eltrono destinado a la Virgen titular ylos mosáicos de Venecia en fondo deoro. Los otros dos, dedicados a la Vir-gen de la Merced, y el otro al patriarcaSan José, son obras primorosas de

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arte, hechas por el conocido artista se-ñor Antonio Giardino, de Córdoba, quellevan el mérito, además, de ser todosu material nacional, mármol y ónixriquísimos. Se seguirán construyendolos demás altares en el mismo estilo ycon el mismo noble material.

Al inaugurarse la primera capilla en1894, la señorita Manuela Márquezpintó al 4leo un lienzo de la Virgen deBuenos Aires y lo regaló a la misma yéste vino a ser el primero que se pusoa la veneración pública. La estatuaactual, que es de tamaño natural, traí-da de París, y fué obsequio de la seño-rita Elvira Mercedes Ezcurra, fue ben-decida solemnemente en la basílica dela Merced el 25 de abril de 1897 y co-ronada con rica y valiosa corona, lomismo que el Divino Niño, en tierna yconmovedora ceremonia, por el exce-lentísimo monseñor Miguel de Andrea,obispo de Ternnos, el 13 de noviembredel presente ario.

Si la iglesia en su conjunto suscitauna idea de lo grande y artísticamentebello, en sus detalles y adornos nodeja de darlo; así sería muy prolijoenumerar los hermosos vitreaux, obraejecutada en Buenos Aires y que llamala atención de personas entendidas enel arte; -las pilas de agua bendita consus hermosas estatuas de ángeles quevuelcan el agua con sus artísticas ánfo-ras; la pila bautismal de refinado gustoartístico, toda de mármol de Carrara;los artísticos ángeles de tamaño natu-ral que adornan la monumental esca-

lera que conduce al camarín de la Vir-gen; las valiosas puertas de bronce,únicas en la ciudad y los preciososartefactos eléctricos, todos de bronceadornados con los escudos de la Orden.El primoroso comulgatorio de ónix ybronce, obra de arte sin rival, del artis-ta Giardino; en una palabra, todo enconjunto lo convierten en un gran-dioso templo, uno de los mejores dela gran capital de la República Argen-tina.

Declarada parroquia desde el año1912, tiene un movimiento religiosoextraordinario; sus asociaciones nume-rosas y activas son las siguientes: Co-fradía de Mercedes, Hijas de MaríaInmaculada, Apostolado de la Oración,Corte Angélica, Doctrina Cristiana,Hijos de San Pedro Nolasco, Conferen-cia de Caballeros Vicentinos, Círculode Obreros Nuestra Señora de BuenosAires, y Conferencia de Señoras Vi-centinas. Tiene un semanario, «Dios yPatria», que se reparte gratis.

Tal es, a grandes rasgos, la iglesia abendecirse por el excelentísimo señorNuncio de Su Santidad, monseñor Fe-lipe Cortesi, mañana, a los 21 ariosjustos de la colocación de su primerapiedra.

Tal es, también, la obra silenciosa,callada y benemérita de un hijo pre-claro de la Orden Mercedaria, secun-dado eficazmente por los religiosos quehan pasado por ésta y por los queactualmente cooperan en tan santa ymeritoria obra.»

Las miradas de Jesús ceecen Finalmente salió cerca de la hora undécima.

San Mateo, Cap. XX, 6.

Parecía que el sol se esforzabaaquella mañana en embellecer la lar-ga galería no muy amplia ni elevada,pero resplandeciente de limpieza, aque daban acceso las salas de aquelhumilde hospital de mujeres incura-bles; todo estaba engalanado comopara una solemnidad extraordinaria;de trecho en trecho se habían impro-visado sencillos altarcitos, adorna-dos de olorosas flores que rodeabanlas imágenes de más devoción deaquellas pobrecitas olvidadas de lasociedad, pero acogidas por la cari-dad de Cristo, que ama con predilec-ción a sus miembros más desvalidos,los niños y los ancianos.

Hemos dicho que el astro rey, pe-netrando curiosamente a través de losvidrios de la galería, parecía esfor-zarse en contribuir a la mayor bellezade cuanto hallaba a su paso, pres-tando más vivo colorido a los bri-llantes azulejos que rodeaban las sa-las hasta la altura de más de un me-tro, arrancando reflejos de oro a losremates de • las camas, cubriéndolotodo de ese polvillo impalpable queda nueva vida a los objetos, sonrisade la naturaleza que toma un débilreflejo de los resplandores celestiales.

Las dos largas filas de camas seostentaban henchidas, estiradas, or-gullosas con sus vistosas colchas demalla bordada y sus sábanas y al-mohadas muy planchadas y guarne-cidas de encajes; sentadas en ellas,cubiertas de vestiduras del color de lanieve y llevando sobre sus cabellosde plata blanquísimas tocas con en-cañonadas puntillas, las vie j ecitas rí-gidas, erguidas, solemnes, en la ac-titud del que espera, fijaban en lapuerta sus apagadas miradas.

De vez en cuando, con paso rápidoy leve, se deslizaba una hermana dela caridad entre las dos filas de ca-mas, arreglando, casi sin detenerse,algún pliegue descompuesto, contes-tando sonriente a la pregunta de unaenferma, dando una última instruc-ción a una postulante.

Una armonía dulcísima se dejó oira lo lejos; voces místicas de melodíasobrehumana parecían prevenir de lacercana capilla acompañadas de losreligiosos acordes de un armonium.

«Pange, lingua, gloriosi, Corporismysterium...

Las ancianas enderezaron sus de-crépitos cuerpos, sus manos temblo-rosas se juniaron haciendo chocarlas cuentas de sus rosarios, y enton-ces se pudo ver destacando sobre elpecho de una media docena de ellas,una ancha cinta blanca y morada, dela que pendía una hermosa medalla;aquellas ancianitas eran Marías, Ma-rías de los Sagrarios.

Efectivamente, el día anterior, unaceremonia interesantísima, conmove-dora, había tenido lugar en la capilladel hospital; a los pies de un venera-ble sacerdote, un grupo de viejecitastrémulas por la emoción, llenas deencendido fervor, con los ojos llenosde lágrimas, anonadadas bajo el pesode su reconocimiento, recibían de ma-nos del Ministro o el Altísimo aquellamedalla, por la que se consagrabancompañeras reparadoras de un Sa-grario abandonado...

Y la voz conmovida del sacerdote,pronunciando una sencilla plática, ha-bía hecho un llamamiento amoroso asus almas, explicando las excelenciasde aquel título de María y la dulcísimaobligación que encerraba; y como el

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Jesús tan olvidado de los felices de latierra se consolaría por la compañíade aquellas almas, probadas por elpeso de la Cruz... ¡Bienaventuradoslos que lloran, porque ellos seránconsolados!

Y en aquellos ojos enjutos, muchosde los cuales no percibían ya la luz,aparecieron nuevas lágrimas, lágri-mas dulcísimas del dolor aceptado,más aún, del dolor amado, por reco-nocer en él una pequeña participaciónde la cruz del Salvador, mientras enel fondo de sus almas se hacía unaluz divina, esa luz, que irradiando delSagrario ilumina con resplandores degloria a aquellos que aspiran a serhostias inmoladas en compañía delDios- Hostia

Bajo palio, llevado por su ministro,penetró el Señor de Cielos y tierra enla humilde sala de aquel asilo de laancianidad doliente, seguido de lasreligiosas cuyas blancas tocas almi-donadas semejaban grandes alas deinmensas palomas que se agolparanen torno del nido de sus amores; se-ñoras de todas las clases sociales lasseguían, desde la dama de elevadísi-ma estirpe hasta la humilde menes-trala; ante la suprema Majestad, todas

CURIOSIDADEn el certamen poético celebrado

en Madrid con motivo de las fiestasde la canonización de San Pedro No-lasco, año 1629, como tema último sepropuso un enigma haciendo historiade la vida de Nuestro Santo Patriarcaen la historia del alfiler.

La versificación es hermosa, aun-que en el último cuarteto se adviertea los concursantes «que no declaren

se igualaban, todas eran sus criatu-ras..

«Nobis datus, nobis datus, ex intac-ta Virgine»...

Y entre las nubes de incienso quesubían, llevando hasta el solio divinomezcladas con los sagrados cánti-cos, las oraciones y súplicas de todosaquellos corazones, el Divino Sacra-mento, se detenía delante de cadalecho, y lleno de amor y misericordiadescendía a aquellas almas, entre lasque, con dulcísimo consuelo, reconocía a sus Marías...

Y éstas, inclinando sus blancas ca-bezas, juntando sus trémulas manossobre la medalla. estrechándola con-tra su pecho palpitante, Sagrario vivode un Dios vivo, buscaron con su es-píritu aquel Sagrario lejano, perdidoentre las nieves de abrupta sierra, enque aquel mismo Dios estaba tan solo,tan abandonado, tan desconocido...

Y un brillante rayo de sol, pene-trando a través de los cristales, vinoa poner nimbo de oro sobre aquellasvenerables frentes, bendición amoro-sa del Creador a sus criaturas, miradareconocida del Amo a sus Mulas.

J. ad HERREROS

T. M.

LITERARIAel enigma por San Pedro Nolasco,que se quedarán en el aire».Todos, sinembargo, pretendieron dar por ahí lasolución, menos dos, Mercedarios: elP. Freitas, ya jubilado de cátedras,pero que ejercitaba el ingenio y ocu-paba ocios versificando, y no con ma-la fortuna, en la lengua de Horacio, yel P. Juan de Cantafbazor, secretariogeneral de la Merced, que lo hizo en

verso español, tan hermosamente,que se echa de ver no fueron los pri-meros; que no se llega en esto, comoen todo, a la madurez sin pasar porlos agraces del aprendizaje.

El enigma no tiene datos necesa-rios para la solución; todo él se fun-da en paralelismo de semejanzas, yverdaderamente no hay derecho aatormentar ingenios con tales propo-siciones. Esto viene a decir el PadreCantañazor:

No quiero premio por esto;pero no es justo que denpremio al autor del enigma,ni a quien su comento fue.

La solución del enigma dada poreste Padre con el título Querella de laaguja contra el alfiler, es verdadera-mente notable por el concepto y laforma, y dejará sabor de vino genero-so de antigua solera en los paladaresaristócratas. Por tal lo tengo y por tallo doy.

ENIGMANací en Francia, vine a España

huyendo de no ensuciarmeen lo que por mi honor callo;que a no guardarme era fácil (I).

Soy de la sangre de un reya quien Reyes honras hacen;

(1) El alfiler antiquísimo, probablemente tantocomo la aguja, como industria nació en Francia yse perfeccionó en Inglaterra; .el alfiler extranjero,ya francés, ya ingles», dice el P. Remón. Tiene,Pues, de común con nuestro Padre el nacimiento

« Huyendo de ensuciarme».Comenta el P. Freilas:Ni caput obscura fulvum ferrugine texam.Ne vitiet vitam lympha nociva mearn.La herrumbre no cubra mi cabeza, ni nocivo

líquido vicie mi vida.Por huir San Pedro Nolasco la herrumbre de la

herejía, dicen, se dejó la patria.

pudiera reconocerme,más es probarlo cansarme

Puesto ya en la patria extrañadi" luego en ejercitarmeen obras de caridad,no pequeñas, admirables:

Remedié a muchos desnudos,hice diversos rescatesy remedios de cautivosvenidos a triste ultraje.

Vime tan favorecidode la Reina de Dios Madre,que si no fui sueño, piensoque pude besar su imagen.

Mandóme que allí me emplee,hecho muro a sus altaresque salga can ella al mundoy lo que me ordene guarde.

Yo le fuí un hijo obediente,penetré cosas notables,honróme en toda la Iglesiay en los palacios reales.

Lo menos fué ser vendidopor quien pudo repararsecon mi amparo, y quien me tuvopara que mi lengua hable.

No son frutos infecundosde los que puedo preciarme,pues tengo hermanos y hijoslustre destas fiestas grandes.

Y, aunque extranjero de España,estimo el caso que hacede mi persona, pues pruebaa connaturalizarme.

El que quiera dar conmigono se ciegue y me declarepor San Pedro de Nolasco,que se quedará en el aire.

Solución al EnigmaQuerella de la aguja contra el alfiler

Doña aguja cordovesade don acero mujer,señora de más vasallosque el Turco y el Rey de Fez.

que sin alfileres fueranfigurones de entremés (1).

Ha hurtado las tramoyasa Cosme Lote, pues venque a un volver de ojos se vuelveen Madrid Carabanchel.

Véndenos gato por liebre,¡es astuto mercader!,qué de gatazos ha dadocon el gasto de un papel.

Quien se viera descompuestapóngase en sus manos &I,que compone y descomponeya muy mal, ya muy bien.

Mas no es este el mayor dañosi no se castiga, a feque ha de sembrar más erroresque Juan de Lis y Luder.

A los pobres entretieneque se pudieran coser;allí tapa el agujeroy acullá el argamandel (2).

Y se quejan los botones,y los corchetes también,que les hurta sus oficios,mueren de hambre por él.

Hasta en las iglesias entray en el altar quiere verante él postradas rodillas,no postrándose por él.

La desvergüenza de ahorale hace desvanecer,pues hurtó el nombre del Santodel Orden de la Merced.

A los señores juecessuplico le hagan prender;donde no véanse tales,que los venga a aprender él.

No quiero premio por esto;pero no es justo que denpremio al autor del enigma,ni a quien au comento fué.

(1) Prendido con alfileres, cosas en el aire, ga-las postizas.

(2) Harapo, pingajo.

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Parezco ante Vueselencia,y no es poco parecer,que muchas veces perdidapaciencias hago perder.

Querillome de un gabachoque apenas sabe él quien es,si azófar, latón o alquimia,que el cobre es de otro cuartel.

Este francés foragidoa quien llaman Alfiler,se ha introducido en España,y sabe Dios para qué.

Para hacer a una feadesaliñada cruel,contra su carne y sus galastoda punzar y romper.

Penitente de los diablos,pues sufren que ellos le denquien la cerque, sin ser muro,quien la rompa, sin ser ley.

Quien su opinión ponga en dudapues que se deja prender,hecha cárcel de su casay prensa de su vergel.

Este zanquivano, todocasi cabeza, sin pies,nieto de don Geringa,con vislumbre de oropel,

Se ha metido a caballeroy vive como se ve,alcaguete de valonasporque ellas viven con él.

Entretiene a los señores,es bufón, dice mal, bien,si bien pica a lo mordazsi le aprietan dos o tres.

Trae con don Espejo trato,y va a la parte con él,lisonjea el uno al otro;consideren quien a quien.

En matemático ha dado,alza figuras que ayerni las mirara a la caraderretido un portugués.

Hoy son soles a los ojosde Amadis y Florisel,

Si por ayuda lo pide,yo lo debiera tener;si de cabezudo pica,cabeza tengo por diez.

De los Cíclopes castiza (1)con sólo un ojo, y tal esque ya se ha visto en un hilomil veces por hacer bien.

(1) Los cíclopes, seres mitológicos de estaturagigantesca, con un solo ojo en la frente.

DE PUERTO RICO

Jura de bandera.—Cada día es ma-Yor, en esta isla, la pujanza de los JuevesEucarísticos. Son 41 los Centros funda-dos, con organización uniforme. Al PadreOrjales ayuda ahora el P. Eliseo Pérez.

Como índice de esta labor juevista pue-de tomarse la jura de la bandera de Ponce.Se trata del Centro diocesano, establecidoen nuestra parroquia de /a Merced. En esedía, 18 de Diciembre, acudieron a Poncecuarenta banderas con lucidas represen-taciones. Un tren especial desde AguadillaY Mayagües con 500 iieregrinos, De otrosPueblos numerosos guagas y automóviles.El movimiento era inusitado en la Perladel Sur, Predicó durante la Hora Sardael P. Enrique García. Más de la mitad delos peregrinos no pudieron penetrar en laIglesia, El canto, el fervor y el entusiasmolo llenaban todo. La procesión recorriólas calles principales. Ordenada y gran-diosa. Las dos filas de juevistas parecíaninterminables. En medio las banderas, yde trecho en trecho, hermosos grupitosde á ngeles, de vírgenes, de mártires, deapóstoles, etc.

En el patio del Colegio ponceño de va-

Por natural se me debeesto que le dan a él;que yo al fin soy española (1)y este pícaro es francés.

(1) Las agujas famosas de entonces eran las es-pañolas. Empezó precisamente en aquel siglo la de-cadencia de esta industria nacional con la invasióndel mercado por la aguja inglesa, de inferior calidadpero más barata que la española.

rones se dió la " bendición con el Santísi-mo después de la jura de la bandera. Elacto resultó emocionante. Hermosos arcosde flores cubrían la calle. Gallardetes ybanderas. Nubes de incienso. Miles y milesde personas apretujadas. El canto unifor-me y entusiasta. La palabra caldeada delP. Orjales y Javier de Castro... ¡Magníficoy grandioso! Nadie recuerda manifesta-ción de fe eucarística en Puerto Rico comoesta.—Corresponsal.

DE POYO

Han pasado ya dos meses sin crónicade nuestro Convento. Para qué repetirsiempre lo mismo?

Merece destacarse la Novena o la In-maculada predicada en La Guardia porel Rvdo. P. Gaite. ¡Hizo falta que vinieseotro padre para ayudarle a las confesio-nes! Más de 1.500 comuniones el últimodía, la mitad hombres.

A mediados de Diciembre llegó el muyRvdo. P. Provincial con objeto de hacerla Santa Visita en nuestro Convento.

También ha estado unos días entre nos-otros el P. Vallejo.

A Roma marchó el hermano de Obe-diencia Fr. Antonio Rodríguez. Llevabadiecisiete años en Poyo.

NOTICIAS

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Hemos celebrado con gran solemnidadla Novena en honor de nuestro FundadorSan Pedro Nolasco.

Ei 3 de Febrero celebró la Comunidadde Poyo un solemnísimo funeral por eldescanso eterno de la madre de auestrosRvdos. Padres Provincial y Comendador,asistiendo nuestro queridísimo amigo ybienhechor D. José Barros, esposo de lafinada, que presidió el due'o juntamentecon sus hijos P. Luis y D. Jaime, y el exGobernador civil D. José Boente.

Al final la Schola interpretó el magistral«Libera» de Perossi. Cantó la misa el muyRvdo. P. Provincial Fr. Alberto Barros.

A su atribulado esposo e hijos reitera-mos nuestra condolencia.— Fr. R. S.

DE SARRIA

Con una fervorosa hora santa nos des-pedimos del año 52, a cuyo final doce cam-panadas de gravedad y emoción clásicas —1--anunciaron la entrada de año nuevo. iNECROLOGIAS

Aparece éste, alegre por el bullicio es-tudiantil de nuestros jóvenes, quienes nosrecrearon con sus frecuentes representa-ciones escénicas, entre ellas «El condena-do por desconfiado » , « Del pan y del palo»,etcétera.

Pasados los Reyes Magos, vuelve lavida ordinaria del curso. Novedad, la se-sión de apertura de la Academia «Interiánde Ayala» para los humanistas.

La novena y fiesta de Nuestro SantoPadre se celebró con la solemnidad deotros años. El P. Fernando Vázquez, lle-gado aquí el 23 del pasado, predicó el pri-mer día del triduo, y los restantes nuestromuy amado P. Comendador.

Particular realce y extraordinaria ale-gría dió a la fiesta de Nuestro Padre lapresencia del venerable R. P. Félix Cada

CON LAS DEBIDAS LICENCIAS

Editorial Católica Toledana, Juan Labrador, 6, teléfono 211.

veira, quien después de haber sufrido unaoperación dificilísima en el hospital deLugo, y de la larga ausencia de cuatro me-ses, regresó a nuestro convento el día 29.

Demos gracias a Dios y hagamos votospara que los setenta y siete años que estápara cumplir el Padre sean aumentadoslargamente.—E/ corresponsal.

ESTADOS UNIDOS

Bodas de plata sacerdotales.-21 deDiciembre de 1907 y 6 de Enero de1908.--21 de Diciembre de 1932 y 6 deEnero de 1933.—Las celebró en lejanastierras, en Melwaukee, donde ejerce elcargo de párroco, el R. P. Serapio Gon-zález Gallego, cofundador de esta revis-ta, donde tanto se le recuerda. Ad mallosan nos.

El 20 de Enero de 1933, en Campo-Lameiro (Pontevedra), falleció después delarga enfermedad la señora doña Encar-nación Fernández 'sorna, recibidos losSantos Sacramentos. Afortunada madrey cristiana educadora de dos hijos reli-giosos, el M. R. P. Provincial Fr. AlbertoBarros, y el Comendador de Poyo Reve-rendo P. Luis, cuyo vivo dolor compar-timos.

—En Madrid la señora doña María Ló-pez de la Llave Sisí, viuda de Vara, hafallecido el día 3 de Febrero de 1933, a losochenta y ocho años de edad, habiendorecibido los Santos Sacramentos y la ben-dición de Su Santidad.

A su distinguida familia nuestro sentidopésame.

—En Río (Lugo), el 21 de Enero, doñaBalbina Martínez Fernández, madre delcorista Fr. Manuel.

A nuestros lectores suplicamos una ora-ción.