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“I Jornadas Interdisciplinarias de Jóvenes Investigadores en Ciencias Sociales” IDAES | UNSAM Mesa de trabajo: Estudios sobre Élites: actores, escenarios e instituciones Autor: Cecilia Marina Slaby Pertenencia institucional: Universidad de Buenos Aires- Facultad de Filosofía y Letras mediante la presente autorizo la publicación del presente trabajo en actas online en la página web del IDAES.

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Elítes en los márgenes. Imágenes de Lo Propio y Lo Otro

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Page 1: Slaby, Elítes en Los Márgenes Imágenes de Lo Propio y Lo Otro

“I Jornadas Interdisciplinarias de Jóvenes Investigadores en Ciencias

Sociales” IDAES

| UNSAM

Mesa de trabajo: Estudios sobre Élites: actores, escenarios e instituciones

Autor: Cecilia Marina Slaby

Pertenencia institucional: Universidad de Buenos Aires- Facultad de Filosofía y

Letras

mediante la presente autorizo la publicación del presente trabajo en actas

online en la página web del IDAES.

Page 2: Slaby, Elítes en Los Márgenes Imágenes de Lo Propio y Lo Otro

ELÍTES EN LOS MÁRGENES: IMÁGENES DE “LO PROPIO” Y “LO

OTRO”

Construcciones visuales nominativas de los “subordinados”

Cecilia Marina Slaby

Universidad de Buenos Aires

([email protected])

Introducción

A través del arte se reproducen modelos, estereotipos y ficciones orientadoras

de lo social que reafirman y confirman determinados marcos interpretativos. El análisis

de los espacios de dominio desde la historia del arte, retoma y recurre al análisis e

interpretación de procesos sociales y políticos. A partir de estas premisas, nos

proponemos revisar las construcciones que hicieron visibles o invisibles a una sociedad

como la “incaica” durante el Siglo XIX focalizándonos en la representación de las

elítes. Analizaremos la serie de empapelados panorámicos de la Serie “Les Incas”

confeccionados por la manofactura Dufour y Leroy (1826) que fueron exportados hacia

América. Su análisis nos permitirá indagar sobre la construcción de escenarios donde

superiores y subordinados entran en conflicto.

Nuestra reflexión se inscribe dentro de la temática sobre cómo las imágenes y las

tecnologías visuales se mueven a través de las fronteras que separan las diferentes

culturas y clases. Intentaremos reexaminar cómo las ideologías políticas se entrecruzan

con las imágenes para repensar el problema político de la representación.

Construcciones visuales nominativas

Los empapelados panorámicos de la serie “Les Incas” confeccionados por la

prestigiosa manufactura de Joseph Dufour, eran objetos cotidianos que se ubicaban en

los salones o comedores. Pertenecían a la vida pública de la familia burguesa

metropolitana tanto centroeuropea como norteamericana: eran la expresión pública de

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su imágen. Según Henri Clouzot1, en 1826 Joseph Dufour publica esta serie que

comprendía veinticinco paneles en los que se ilustran diversos momentos de “la vida del

imperio incaico”2. De acuerdo a Odile Nouvel-Kammerer3, la publicación de “Los

Incas” es anterior, datando de alrededor de 1818, habiendo sido presentada en 1819 en

la Exhibición Industrial Francesa de París. La inspiración iconográfica de estas obras se

basa en el libro de Jean Francois Marmontel (1723-99) “Los Incas o la destrucción del

imperio del Perú” que relata la conquista de Pizarro en 1531.

Esta producción nos interesa especialmente ya que no forma parte del legado

de las “bellas artes” ni de la colección museográfica lejana al pueblo, sino que formaba

parte de la vida cotidiana de muchas familias que convivian, las significaban y se

involucraban con ellas todos los días. Al principio fueron las miembros de las élites

europeas quienes consumieron este tipo de representaciones, pero pronto se difundieron

hacia los sectores más acomodados de las recientes naciones americanas. El gusto y la

moda por lo “exótico”, requería la presencia de un “otro” para permitir la identificación.

Además, estas obras plantean el problema de la relación con el espacio, ya que

introducen el exterior al interior de la pieza y a un sujeto comprometido espacialmente

con estos objetos, que lo rodeaban en 360 grados. Relacionándose así, con las nuevas

formas de visualidad propias de las primeras décadas del Siglo XIX donde se producen

grandes cambios en el consumo visual. Es por ello que Brenda Lanctot señala

que“Durante la primera mitad del siglo XIX, las luchas por definir y legitimar nuevas

formas de poder político coincidían con la emergencia de un nuevo régimen visual en

el mundo occidental”4. Como han estudiado en nuestro medio Ana Maria Telesca5 y

Vicente Gesualdo6, estos empapelados se generan en el mismo momento en que se estan

difundiendo las fantasmagorías, cosmoramas, dioramas, polioramas, silforamas,

diafanoramas y vistas estereoscópicas.,

Al mirar la serie podemos ver personajes blancos, altos, de facciones estilizadas

1 CLOZOT, Henri, Le Papier Peint en France du XVII au XIX Siècle, 1931. 2 Esta serie es posterior al primer gran éxito en ventas de la compañía Dufour titulado “Sauvages de la Mer Pacifique” donde se “mostraban” los viajes que realizó James Cook entre 1772 y 1779 en Tahití, Nueva Zelandia, Australia, Hawaii y diversas islas de los Mares del Sur. 3 ODILE NOUVEL-KAMMERER, French Scenic Wallpaper 1795-1865, 2001. 4 LANCTOT, Brenda El gabinete óptico de la ideología: visualidad y política en la época de Rosas (1829-1852) Vol. 7, No. 1, Fall 2009, 91-110 www.ncsu.edu/project/acontracorriente. Pág. 94 5 TELESCA, Ana María y AMIGO, Roberto, L“ a curiosidad de los porteños. El público y los temas de las vistas ópticas en el estado de Buenos Aires (1852-1862),”en Historia de la Fotografía. Memoria del V Congreso de Historia de la Fotografía en la Argentina, Buenos Aires, 1997 6 GESUALDO, Vicente. "Los salones de 'vistas ópticas': antepasados del cine en Buenos Aires y el interior." Todo es historia 21.248 (1988): 70-80.

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y con posturas elegantes similares a los retratos europeos de la época. Los “incas” estan

semidesnudos vistiendo cortos atavíos realizados con hilos y plumas, posando en el

marco de una naturaleza exhuberante, pletórica, fecunda y diversa, con un cielo límpido

frente a un mar calmo. Mediante una organización compositiva equilibrada, se destacan

el uso de colores complementarios que ayudan a generar una idea de paradisíaca

armonía.

El colectivo indígena lejos de presentar fragmentos étnicos diferenciados, se

presenta como una idealizada comunidad uniforme y carente de conflictos.

Encontramos una aculturación de ropajes, objetos, insignias y emblemas, siendo el

grabado europeo el inspirador del trazo de las telas, de los elementos arquitectónicos y

decorativos, todos derivados de modelos occidentales. Sin duda estamos ante la

construcción simbólica de un territorio “andino” totalmente ajeno a los referentes reales,

cuestión que se relaciona directamente con el marco espacio-temporal de la producción

de dichas obras.

Son los tiempos en los que Hegel señala a América como el continente de la

nostalgia para todos los europeos hastiados del Viejo Mundo. Recordemos que en la

corte y en los salones franceses del Siglo XVIII y SXIX se dió un auge de América

latina, favorecido por la moda de lo exótico y primitivo que había traído Jean Jacques

Rousseau. En un plano popular la geografía andina tenía eco a través de la publicación

de enciclopedias geográficas y de revistas de información general. Pero como dice

Horacio Capel7 la curiosidad del gran público por los países exóticos se refleja sobre

todo en empresas de periodismo ilustrado.

Los empapelados de la serie analizada fueron muy populares y se

difundieron ampliamente siendo exitosas mercancías de exportación, conformando la

decoración interior de la alta burguesía capitalista. Sin duda no se trató de una moda

casual ni inocente ya que ayudaron a fomentar una imagen del mundo.

7 CAPEL, Horacio, Institucionalización de la geografía y estratégias de la comunidad científica de los geogrados, en Geocrítica Nro 8 , Barcelona, Marzo, 1977.

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1. Historic American Buildings Survey, Laurence E. Tilley, Photographer April, 1958

WALLPAPER IN SOUTHWEST PARLOR - Eliza Ward House, 2 George Street, Providence, Providence

County, ir

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Recordemos que desde el Siglo XVIII hay una mirada especial sobre América y

especialmente sobre los Andes, que se reformula en el Siglo XIX. S on los tiempos de

Alzire au les Americains de Voltaire -estrenada en París en 17368, de las piezas teatrales

L´Indianne Amoreause de Du Rochas, de la ópera ballet Les indes galantes (1735) de

Jean-Philippe Rameau, de las obras de Robert Howart The indian Queen, de la novela

de Marmontel Les incas, entre muchas otras que compartían el romanticismo y su

fascinación por los “indígenas”. A todo este caudal se podría agregar el aporte de los

viajeros del Siglo XVIII, como Frezier (con dos ediciones de su Voyage a la Mer du

Sud, la de 1717 y la de 1734); como Jorge Juan y Antonio Ulloa (traducidos al francés

en 1752). Y es por ello que tanto los grabados de los desnudos de los “indios” entre

plantas tropicales hechos por Abrahan Brunias como los empapelados aquí analizados,

forman parte de este contexto donde el mito del buen salvaje se reactualiza. Pero es

sobre todo a partir del viaje de La Condamine (cuya Relation abreguée apareció en

1745) que el área de “los andes” se conformó como una zona especial para la

especulación histórica y filosófica.

Decoración interior entre “lo propio” y el “otro”

Durante el Siglo XIX la casa se constituye como un espacio de la familia que

enmarca su pertenencia y se instala como punto de reunión. Al respecto Peter Burke

sostiene que: “En Europa podemos considerar la gran casa como un símbolo del ser,

especialmente del ser colectivo, la familia.”9 Como núcleo básico de toda sociedad, la

casa se constituyó en el emblema por excelencia del paradigma moral y se comienza a

8Alzire ou les américains se estrenó por primera vez en París, el 27 de enero de 1736. El texto tuvo inmediatas ediciones en París, Amsterdam, Londres y poco después en Viena. 9 BURKE, Peter, “La historia social y cultural de la casa' Historia critica N 39, Bogotá, Septiembre Diciembre 2009, Pág. 14.

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pensar como un dispositivo que genera límites entre las prácticas y los cuerpos.

Los objetos que analizamos se enmarcan en una organización habitacional que

divide los espacios. Según Robin Evans la división de la casa en dos dominios

diferenciados a partir del binomio público-privado “es apropiada para una sociedad

que encuentra desagradables las carnalidades, que ve al cuerpo como un recipiente

para el alma y el espíritu, y en la cual la privacidad es habitual.”10. Tanto desde el

desarrollo arquitectónico como decorativo se implementa un marco de regulación de las

actividades, en relación a la moderna definición de la privacidad. La simbiosis entre

familia tradicional y vivienda comenzó a fijarse de manera sistemática conviertiendóse

así en el elemento central del pensamiento higienísta junto con discursos provenientes

de la “salud moral”.

En este marco se inscribe la utilización de los empapelados siendo su origen

relativamente reciente ya que se inició en el siglo XVIII. Pero en “ En el siglo XIX, la

pintura y el papel pintado obedecían ya a preferencias y modas generadas por una

industria tan activa como próspera y que uniformizaba estilos y colores.”11 La

exportación a través de grandes buques permitió que en lugares distantes las élites

compartieran imaginarios visuales similares. Es en este punto donde vemos que son las

minorías privilegiadas a ambos lados del Atlántico las que están intentando definirse a sí

mismas: están eligiendo un mismo universo plástico como marco de referencia. No es

simplemente una moda decorativa, es una definición de anhelos, es una forma de

legitimación y confirmación de su status social.

Pero los empapelados no estaban solos, formaban parte de un universo mayor, ya

que como señala Michel Perrot “Objetos y bebelots invadieron no sólo la alcoba sino la

totalidad de la vivienda, que se convertía, así, en galería, museo y templo familiar a la

vez.”12

El estar a la moda, el aparentar, el ser “elegante pero moderno” se instaló

fuertemente como marca de las clases más acomodadas. En la elección de cada época

podemos intentar vislumbrar ciertas ideas, a simple vista inocentes, pero cargadas de

sentido si profundizamos la contextualización. En este sentido vale la pena tener

presente que las fuentes iconográficas para la realización de los bocetos de estas obras

se relacionan con un profundo choque epistemológico. Es por ello que no debemos

olvidar que estos empapelados estarían formando parte de la iconografía acerca de la

10 Evans, Robin, Robin, 'Figures, Doors and Passages”en Translatios of drawing to building and other essays, Londres, 1997. Pág. 75 11Michel Perrot, Historia de las alcobas, Mexico, Fondo de cultura Económica, 2011 Pág. 5.

12 Ibid. Pág 60.

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“inmadurez” de América. Según Antonello Gerbi, la tesis de la “debilidad” o inmadurez

del continente americano nace con George Louis Leclerc, Conde de Buffon a mediados

del Siglo XVIII. Ya que para Buffon los pocos y débiles indígenas del Nuevo Mundo no

han podido dominar la naturaleza hóstil, no han sabido vencer y sojuzgar las fuerzas

vírgenes y enderezarlas a su utilidad:

“En lugar de hacer algo por el desarrollo de las especies animales y el mejoramiento de las razas domésticas, el hombre mismo ha permanecido vencido sujeto al 'control' de la naturaleza, ha seguido siendo un elemento pasivo de ella, un animal de tanto- apenas primus inter pares.”13

Por otra parte la serie panorámica “Les Incas” muestra la construcción simbólica

de un territorio “andino” totalmente idealizado. Robert Sack14 entiende la territorialidad

como la base del poder y examina este concepto en relación a las motivaciones y

estratégias de un individuo o de un grupo para alcanzar, influenciar o controlar recursos

a través de la delimitación y el mando sobre áreas específicas.

Pero también en ellos podemos ver a las élites incaicas representadas con

muchos elementos de diferenciación y parafernaria distintiva. Sin embargo, los

referentes iconográficos no pertenecen al área cultural representada, pero el rigor

histórico poco importaba y poco importa a los consumidores. Quienes se rodeaban y

siguen rodeando de estos empapelados pueden ser pensados desde las categorías

estudiadas por Gaetano Mosca y Vilfredo Pareto. En relación a esto, nos parece

fundamental al analizar esas obras acercarnos a la conceptualización realizada por Carl

Wright Mills acerca de las “élites de poder”. Este autor toma como elementos

principales los orígenes sociales y educativos comunes que generan una unidad en la

conciencia de clase. A ese planteo podemos agregar que dentro de éstos hay un universo

visual común, que permite una cooperación al interior y persistencia en el poder. Sin

lugar a dudas, las élites necesitan elementos de diferenciación, demostración y

plasmación de su lugar en el conjunto social. Y las imágenes forman un recurso

ineludible a la hora de esa manifestación.

En este planteo, es útil remarcar que el estudio de las élites ocupa un lugar

crucial en el campo de encuentro de todas las ciencias sociales y es un concepto

inseparable de la noción de poder e imposición de ciertos interéses en función a las

relaciones no igualitarias de dominación-subordinación. Este campo de estudio se

relaciona con la noción de estratificación social y sus implicancias. Pero por sobre todo, 13 GERBI, Antonello, La disputa del nuevo mundo, Fondo de Cultura Económica, México, 1982, Pág. 11 14 Ver: SACK, Robert David, Human Territoriality: Its theory and history, Cambridge University Press. 1986

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esta noción no puede ser esquivada al abordar asuntos como la representación. Es por

ello que Juan Fernando Badía nos recuerda que: “(...) la noción de élites es por fuerza

un hecho polémico, que suele ir acompañado de tensiones y conflictos sociales. De ahí

que no deba pasarse por alto la proyección de las élites en el terreno ideológico”15

Queremos por lo tanto, hacer especial hincapié en esta proyecciones ideológicas a partir

de los sistemas plásticos.

Hoy en día son nuevamente las élites las que necesitan demostrar su prestigio

social y diferenciarse visualmente con estas obras. La Serie “Les Incas” creada por la

manufactura Dufour es vendida en la actualidad y son los decoradores de interiores

contemporáneos los que satisfacen las demandas de estos grupos. En la feria del año

pasado en Palm Beach, la especialista en comercialización de estos productos Carolle

Thibaut-Pomerantz vendió un panel de la manufactura Dufour $5.000, mientras que los

grupos fueron vendidos entre $12.000 a $50.000 USD. Pero una panorámica completa

esta actualmente cotizada en el mercado a $200.000 dólares estadounidenses. Como

señala Carolle Thibaut-Pomerantz, en una nota periodística, incluso a ese precio son

"muy asequible en relación con otras obras de arte"16. Desde esa óptica el arte es

pensado entonces como parte del “sistema de exclusión” que esgrime un discurso sobre

la superioridad. Demostrando de esa manera que la reproducción simbólica de estas

élites es propiciada por un imaginario que legitima las jerarquías y las asimetrías

sociales.

A modo de conclusión

Los empapelados panorámicos de la Serie “Les Incas” pueden pensarse a partir

de entramados históricos y los procesos culturales complejos. Falta mucho por trabajar

y reflexionar sobre este importante legado cultural que se reactualiza con cada

reimpresión. Lo realizado hasta aquí, constituye tan sólo un primer esfuerzo por

acercarnos a la problematización de este conjunto.

Por ahora, podemos indicar que en estas obras se presentan “lo propio” del

hombre y de “lo otro” como instancias de enunciación. Son representaciones que

plantean situaciones fronterizas en cuanto a la identidad, el mundo y las relaciones

interétnicas. Sin duda se trata de construcciones visuales nominativas de los

“subordinados” y sus relaciones de poder.

Son los “indios” los que estan (in) visibilizados, imaginados y marginados, es 15 BADIA, Juan Fernando, Las élites, Revista espanola de la opinion publica, Centro de Investigaciones Sociologicas, No. 43, Jan. - Mar., 1976 , Pág 10 16 Ver: http://www.departures.com/articles/carolle-thibaut-pomerantz. Consulta: Abril de 2013

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por ello que nunca esta demás recordar que“Indio fue la palabra inventada para

designar y sobre todo, excluir, al integrante de la sociedad sojuzgada, al sobreviviente

de una de las tremendas hecatombres de la humanidad”17

En un marco panorámico y cotidiano se plantean utopías, paraísos perdidos,

buscados y anhelados de las élites a ambos lados del Atlántico. Son los grupos

minoritarios tanto de América como de Europa quienes siguen consumiendo esta

“indianidad” como ficción, donde el “otro” se materializa, se inventa, se visualiza como

potencia y como simulacro de lo imposible.

Cecilia Marina Slaby

Abril de 2013

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Page 13: Slaby, Elítes en Los Márgenes Imágenes de Lo Propio y Lo Otro

“I Jornadas Interdisciplinarias de Jóvenes Investigadores en Ciencias Sociales”

IDAES | UNSAM

8, 9 y 10 de mayo de 2013

Campus Miguelete 25 de Mayo y Francia, San Martín, Provincia de Buenos Aires

Mesa 8. Estudios sobre Elites: actores, escenarios e instituciones Coordinadores: - Juan Branz - Romina Malagamba - Luisina Perelmiter Ponencia: ¿De burguesía agraria a burguesía terrateniente? Los problemas del acceso a la tierra, antes y después de la revolución. 1755-1820 Santiago Rossi Delaney CEICS Publicación autorizada

Page 14: Slaby, Elítes en Los Márgenes Imágenes de Lo Propio y Lo Otro

Este trabajo se propone indagar la política desarrollada por los gobiernos revolucionarios

respecto al problema de la tierra durante la primera década a partir del análisis de decretos,

las cantidades de títulos de tierras otorgados por el Estado, y la superficie que abarcaban esas

tierras dadas en propiedad, con el objetivo de comprender si efectivamente hubo una

voluntad consciente por parte del Estado revolucionario de avanzar sobre el problema y, por

otro lado, si esa acción estuvo orientada a acelerar la creación de una clase terrateniente en la

región. Para ello, previamente, deberemos indagar algunas de las características de la

propiedad y usufructo de la tierra durante la colonia, para tener un panorama de la situación

previa sobre la que actuaron los gobiernos independientes, y a su vez, para tratar de

comprender la naturaleza social de la figura del terrateniente y si corresponde caracterizar con

este concepto a los hacendados de la campaña bonaerense.

Ocupación y propiedad de la tierra durante el período colonial

La idea de una pampa dominada por una “oligarquía terrateniente”, herencia del período

colonial, tiene una larga historia y se remonta a fines del siglo XIX como mínimo. Desde las

obras tempranas de Cárcano1, Oddone2 y Levene3 entre otros, esta caracterización ha pasado

casi al sentido común y subyace en la mayoría de las propuestas políticas de distintas

corrientes del variado arco intelectual. En los ’80, la historiografía “moderna” negó la

existencia de una clase terrateniente a partir de los resultados de los censos que arrojaba una

dispersión de la propiedad. La conclusión que se sacó es que esas unidades pequeñas

representaban una economía campesina. Y, si no había terratenientes, dicen estos

historiadores, no había explotación.

Ambas corrientes historiográficas comparten el mismo prejuicio: intentar definir a una clase

por el grado de concentración de la propiedad, antes que por las relaciones sociales de

producción. Estrictamente, la figura del terrateniente ha cambiado a lo largo de la historia:

hay terratenientes esclavistas, feudales y capitalistas. Por lo tanto, el concepto en sí no nos 1Cárcano, Miguel Ángel: Evolución histórica del régimen de la tierra pública, 1810-1916, Eudeba, Buenos Aires, 1972. 2Oddone, Jacinto: La burguesía terrateniente argentina. Buenos Aires, Ediciones Libera, 1967. 3Levene, Ricardo: Historia de la nación argentina: desde los origenes hasta la organización definitiva en 1862, El Ateneo, 1962.

Page 15: Slaby, Elítes en Los Márgenes Imágenes de Lo Propio y Lo Otro

dice mucho. Por otro lado, esta categoría no depende del grado de concentración de la tierra,

sino del acceso a ella. De la misma forma, la existencia de una clase terrateniente no implica

que no existan las relaciones de explotación.

La principal característica de un terrateniente es la de reproducir su existencia

fundamentalmente a partir de la apropiación de renta, la cual emerge de la propiedad sobre un

bien que es no reproducible y toma diferentes formas a lo largo de la historia. Sin embargo,

para que exista tal clase, se necesita de un pleno desarrollo de la capacidad de

monopolización de la tierra por parte de una clase social, lo cual implica la exclusión de su

acceso a otros grupos de la sociedad. Sin embargo, durante el régimen colonial, la tierra era

realenga, es decir, propiedad del Rey. El fundamento último de la propiedad residía en

España. El derecho feudal, por su parte, obstaculizaba la posibilidad de obtener títulos de

propiedad, aunque algunos podían constituirse en una excepción.

En términos jurídicos, la compilación de la legislación promulgada por los monarcas

españoles conocidas como la Recopilación de Indias (1640) “organizó la propiedad agraria

sobre la base de que todas las tierras en América pertenecían al Estado como único

propietario.”4 Esta disposición atañe a la soberanía del Estado sobre la tierra pero no como

propietario de derecho privado, de allí que en muchas partes de América se respete la

propiedad comunitaria de los indios. Lo que se sostiene es la facultad de la Corona sobre las

tierras baldías, las cuales pueden ser otorgadas a particulares mediante mercedes reales.

Conquistadores, virreyes, gobernadores, audiencias, cabildos e intendentes estuvieron en uno

u otro momento autorizados a conceder mercedes en nombre del Rey.

Los datos de los partidos de Chascomús, Ranchos y Monte nos muestran que el traspaso de la

tierra pública a manos privadas durante la colonia se realizó fundamentalmente a partir de

mercedes reales. En Chascomús (que durante el siglo XVI pertenecía a la jurisdicción de

Magdalena), se entregaron 10 mercedes reales, pero en casi todas estas la posesión no fue

reafirmada por la ocupación efectiva, de manera que hacia fines del siglo XVIII no hubo

reclamos de derechos de dominio. A principios del siglo XIX únicamente los dueños de dos

terrenos pudieron ejercer el derecho de propiedad que devenía de una merced. Las 67.743

hectáreas que abarcaban todas estas mercedes representaban apenas el 10% del total de la 4Mariluz Urquijo, José María: El régimen de la tierra en el derecho indiano, Editorial Perrot, Buenos Aires., 1978, p. 22.

Page 16: Slaby, Elítes en Los Márgenes Imágenes de Lo Propio y Lo Otro

tierra otorgada en la jurisdicción delimitada para estos partidos. La tierra más grande

otorgada fue de 6.588 hectáreas en Monte, el 4,2% de la superficie del partido.5

Por su parte, el proceso de ocupación de la tierra pública en Mercedes (Guardia de Luján)

confirma que el otorgamiento de mercedes reales fueron la modalidad más antigua de acceso

a la tierra, pero fueron pocos los actos de ocupación efectiva hasta mediados del siglo XVIII,

en este sentido, fue una minoría respecto a la posterior entrega de enfiteusis una vez

consolidada la revolución. Durante la colonia se entregaron dos mercedes reales principales,

la más grande medía una superficie de 2 leguas de frente por 1 legua ½, ambas sobre los

márgenes del Río Luján, las cuales fueron subdivididas en una ocho fracciones de 0,75 leguas

promedio. En comparación, que entre los años 1837 y 1839 el Estado cedió a los particulares

a través de enfiteusis 19,93 leguas (53821, 8 hectáreas) en 15 operaciones, una gran

diferencia.6

No obstante, la escasa adquisición de propiedades en los estudios de caso analizados no debe

llevar a pensar una inexistencia del acceso a la propiedad individual de la tierra. Azcuy

Ameghino, en base al Censo de Hacendados de 1789, dio cuenta de la existencia de 265

“propietarios” en los partidos de Magdalena, Areco y Pilar, quienes ocupaban un total de

291.297 varas de frente (150 Leguas cuadradas aproximadamente). 7 Sin embargo, el censo

no aclara si hubo acceso al título de propiedad, parcial o total, de las tierras ocupadas.

Banzato da cuenta también del acceso a títulos de propiedad durante la colonia. En el período

1755-1809 fueron entregados 199 títulos, en su mayoría por la vía de denuncias y litigios, en

distintos partidos de la campaña bonaerense. Volveremos sobre estos datos los más adelante.

Se puede ver entonces una tendencia al crecimiento de la propiedad individual, con un

correlato en las transformaciones del Derecho Indiano. Lo cual se observa en los pleitos entre

los individuos que apelan a los derechos de comunidad, contra aquellos hacendados que

pretenden ejercer su dominio personal. Esto se plasma en la contradicción doctrinaria jurídica 5Banzato, Guillermo: La expansión de la frontera bonaerense. Posesión y propiedad de la tierra en Chascomús, Ranchos y Monte. 1780-1880, Editorial Universidad Nacional del Quilmes, Bernal, 2005, p. 45. 6Barcos, María Fernanda: “Los sistemas de acceso a la tierra en Mercedes (Guardia de Luján): pueblo, ejido y campo. 1745-1830”, en Anuario del Instituto de Historia Argentina “Emilio Ravignani” n°7, 2007, Universidad de Buenos Aires, edición digital, p. 11-15. 7Azcuy Ameghino, Eduardo: La otra historia. Economía, estado y sociedad en el Río de la Plata colonial, Imago Mundi, Buenos Aires, 2002, p. 169-170.

Page 17: Slaby, Elítes en Los Márgenes Imágenes de Lo Propio y Lo Otro

en donde se comienza a prohibir a las comunidades afectar el interés de terceros. Las palabras

de José Manuel Pérez Castellano son bastante gráficas:

“Se dirá que los pastos son comunes. Sí, son comunes, pero lo son para los caminantes que

van y vienen […] con tal de que no hagan daño en las huertas y sembrados; pero no son

comunes para que se tome nadie la facultad […] en heredad que no es suya, diaria y

habitualmente”. 8

Los hacendados, entonces, antes de la revolución, no parecen haberse constituido en

terratenientes. Era más bien la Corona, junto a las órdenes eclesiásticas,9 quien ostentaba ese

título. No obstante, esta situación va a cambiar progresivamente.

El avance de la obtención de derechos de propiedad después de la revolución de 1810, en

comparación con el período colonial, resulta significativo: en primer lugar, la adquisición de

tierras mediante moderada composición, reglado por la Réal Cédula de 1754, implicaba la

legalización de la ocupación de hecho de tierras realengas practicada por un particular. Este

sistema nace a partir de las penurias financieras del Estado y tienen un inequívoco carácter

fiscal, es decir que aquellos que ocupaban tierras hace tiempo, a través de un pago al Estado,

podían comenzar los trámites para el traspaso de los derechos.10 En este sentido, pareciera ser

que funcionó como un sistema de transición entre la colonia y el período revolucionario,

como efecto del contexto de fuerte déficit fiscal que sufría el Estado colonial, producto de su

agotamiento estructural. En los partidos de Chascomús, Ranchos y Monte las denuncias

comenzaron a partir de 1770, pero los 40 campos que fueron obtenidos en propiedad por este

método antes de que se reemplazaran todos los sistemas por la enfiteusis, a pesar de haber

sido exigidos antes de 1810, fueron entregados recién luego de esa fecha.

La cantidad de hectáreas entregadas mediante el sistema de moderada composición, entre

1898 y 1822 en los partidos nombrados, fueron 258.311,7; las donadas durante el Directorio

en 1818-1822, 101.017.18 ha; las de la enfiteusis Rivadaviana en 1822-1840 fueron 42.049,5

ha; y las ventas de tierras durante el período de Rosas en 1836-1839, a cantidad de 36.063,0,

8Mariluz Urquijo, José María: op. cit., p.134. 9El carácter terrateniente de las órdenes religiosas durante el período colonial merecen un trabajo aparte que excede el marco de esta ponencia. 10Idem., p. 61.

Page 18: Slaby, Elítes en Los Márgenes Imágenes de Lo Propio y Lo Otro

si bien el total de todas estas no superan las de la composición, se caracterizan por

otorgamientos de grandes cantidades en una menor cantidad de tiempo. Por último, los

sucesivos gobiernos desde 1857-1880 entregaron 50.951,7 hectáreas en estos tres partidos.

Claramente, la generalización de los derechos de propiedad se consolida mucho después de la

revolución. Este contraste entre una escasa adquisición de derechos de propiedad durante el

período colonial y un crecimiento vertiginoso luego de la revolución se comprueba, con

matices, en los últimos estudios de los partidos de San Nicolás, Dolores y Azul.11

Los datos de los distintos estudios de caso analizados no permiten aseverar la difusión de

derechos de propiedad durante la colonia, pero tampoco nos permite negar la por completo la

existencia de propietarios privados. Esto se debe a que estamos en sociedades en plena

transición. Lejos de constituir una “clase terrateniente” antes de la revolución, los hacendados

no parecen apoyarse en la acaparación de tierras. En realidad, el hecho de que durante la

colonia el usufructo de la tierra se entregue a partir de mercedes, las cuales no garantizan del

todo el título y la ocupación efectiva, da cuenta de cómo el hacendado no posee el monopolio

sobre la tierra. Si la propiedad no se encuentra generalizada, la posibilidad de retener

arrendatarios y pequeños productores que paguen un canon o la captación de agregados que

trabajen a cambio de una parcela se vuelve muy difícil de sostener ya que estos, al no existir

derechos y obligaciones, pueden en determinadas circunstancias no solo abandonar la unidad

productiva u ocupar una propia, sino incluso reclamar los pastos para sus ganados, de allí los

infinitos litigios. Desde el sur de Santa Fe hasta el norte de Buenos Aires, la tierra es de quien

puede garantizar su ocupación. La fortaleza de los hacendados se apoya más bien en la

capacidad de acumular ganado (la mercancía que permite la obtención de una ganancia) y de

las condiciones para poner en movimiento la producción (aloamientos, pulpería, dinero para

adelantar salarios, armas para defender la tierra). Es la explotación de mano de obra la que

hace posible la producción de ese ganado, la cual, en las contabilidades de estancia, parece

componerse en su mayor parte por peones libres contratados y sometidos a relaciones

sociales de producción asalariadas.12 11Garavaglia, Juan Carlos: “La propiedad de la tierra en la región pampeana bonaerense: algunos aspectos de su evolución histórica (1730-1863)” en Fradkin, Raúl y Garavaglia, Juan Carlos (editores): En busca de un tiempo perdido. La economía de Buenos Aires en el “país de la abundancia” 1750-1856, Prometeo Libros, Buenos Aires, 2004. 12Amaral, Samuel: Producción y mano de obra en el Buenos Aires colonial. La estancia de Clemente López Osornio. 1785-1795, Editorial Tesis, Buenos Aires, 1989.

Page 19: Slaby, Elítes en Los Márgenes Imágenes de Lo Propio y Lo Otro

En este sentido, el problema del “terrateniente” y el tamaño de la tierra no es lo que

verdaderamente importa para entender las características de los hacendados, si no el carácter

de la explotación sobre la que se apoyan. Esta concepción es la utilizada por Marx, por

ejemplo, cuando critica las ideas de Proudhon respecto a la economía política:

“En resumen, la tierra, en tanto en cuanto proporciona interés, es tierra capital, y, como

tierra capital, no da renta, no constituye la propiedad del suelo. La renta es un resultado de

las relaciones sociales en las que se lleva a cabo la explotación de la tierra. No puede ser

resultado de la naturaleza más o menos sólida, más o menos duradera de la tierra. La renta

debe su origen a la sociedad y no al suelo.”13

Si ponemos eje en las relaciones sociales, observamos que los hacendados, antes de ser

“terratenientes”, forman parte de la burguesía agraria, una clase social que en este momento

se encuentra en plena gestación, pero que puja por su desarrollo frente al atraso que impone

el colonialismo español. Esta va a ser la que luego, en mayo de 1810, va a tomar el poder y,

a partir de allí, sentar las bases estructurales del desarrollo capitalista en el Río de la Plata.

La acción de los primeros gobiernos revolucionarios frente al problema de la tierra:

nueva legislación, otorgamiento de títulos y superficie entregada 1810-1820 Ahora bien, una revolución burguesa no termina con la toma del Estado, como muchos

suponen. Con ese hecho, recién comienza. Una vez en el poder, la clase revolucionaria debe

crear una sociedad a su imagen y semejanza. Para ello, debe romper una serie de relaciones y

crear otras. Este proceso suele llevar décadas y no está exento de contramarchas, producto de

la evolución económica y de la lucha de clases.

Una de esas tareas es redefinir quiénes van a ser expropiados y quiénes van a ser los nuevos

propietarios de los principales medios de producción. En el Río de la Plata, como en

cualquier sociedad precapitalista, el principal medio de producción era la tierra, a la que se le

sumaba el ganado.

13Marx, Karl: Miseria de la filosofía, Editorial Gradifco, 2007.

Page 20: Slaby, Elítes en Los Márgenes Imágenes de Lo Propio y Lo Otro

Como dijimos previamente, durante el régimen colonial, la tierra era realenga, propiedad del

Rey. Luego de la Revolución de Mayo, esto comenzó a cambiar. No obstante, cuando la

mayoría de los historiadores tratan el problema, ponen el foco en el proceso que se abre con

las medidas llevadas a cabo por Rivadavia a través de la enfiteusis, avanzada la década de

1820, y las entregas de tierras realizadas por el rosismo.

A continuación, veremos cómo ya en la década de 1810 aparecen elementos importantes que

dan cuenta de una clara tendencia por partes de los gobiernos revolucionarios de intentar

llevar a cabo reformas y transformaciones en el régimen de la tierra.

En un contexto social de transición y de cambio estructural, el Estado tuvo un papel

trascendental. A partir de la toma del poder en 1810, se pudo empezar llevar a cabo las

modificaciones institucionales necesarias para liberar el desarrollo de las fuerzas productivas.

En la primera década, la revolución tuvo que hacer frente a una importante guerra para

consolidarse. No obstante, no dejó de avanzar en aquellos puntos nodales que suponen las

transformaciones burguesas.

Las primeras medidas respecto al problema de la tierra fueron de carácter exploratorio. Antes

de actuar, el Estado revolucionario pretendía recabar toda la información posible con la

intención de, posteriormente, intervenir sobre esa realidad. De allí la inspección de los fuertes

de frontera, decretada el 15 de junio de 1810, en donde se pretendía

“averiguar el estado de las poblaciones y ganados, los medios de reunirlos en pueblos, la

legitimidad con que se ocupan los terrenos realengos, con todos los demás ramos anexos a la

policía y mejora de nuestros campos; que manifieste si los pueblos de la campaña tienen

ejidos y cómo se los podría proporcionar; cómo se podrán dar los terrenos realengos, con

utilidad de la Real Hacienda, sin las trabas hasta ahora usadas”. 14

Como vemos, se hace explícito que uno de los objetivos de esta investigación, realizada por

el funcionario y coronel Pedro Andrés García (de quien hablaremos más adelante), es el de

otorgar a privados los terrenos “realengos”. Estos, a partir de la revolución, ya no se

encontraban a disposición de las autoridades coloniales, sino del gobierno revolucionario. 14 Registro Oficial de la República Argentina (RORA): Documento (Doc.) n° 37 - Inspección de los fuertes de frontera, Buenos Aires, 15 de Junio de 1810, t. 1, p. 36.

Page 21: Slaby, Elítes en Los Márgenes Imágenes de Lo Propio y Lo Otro

Otra medida significativa fue la orden para la realización del plano topográfico de la

provincia de Buenos Aires. En este decreto se afirma que la elección de agrimensores para la

sistematización de los datos geográficos y estadísticos

“tiene por objeto repartir gratuitamente a los hijos del país, suertes de estancia,

proporcionadas, y chacras para la siembra de granos, bajo un sistema político que asegure el

establecimiento de poblaciones y la felicidad de tantas familias patricias, que siendo víctimas

de la codicia de los poderosos, viven en la indigencia y en el abatimiento, con escándalo de la

razón y en perjuicio de los verdaderos intereses de Estado”.15 Esta intención de otorgar la tierra pública, en títulos de propiedad a particulares, tomó entidad

nacional cuando la Asamblea General de año XIII facultó al Poder Ejecutivo a vender las

fincas del Estado “bajo cualquier respecto que sea, enajenándolas del modo que crea más

conveniente al incremento del erario”.16 Se infundía así a la propiedad la plenitud de sus

movimientos y otorgaba al Estado la facultad de enajenar las tierras públicas, siendo ésta la

primera disposición general sobre campos fiscales. Se proclamaba y afirmaba la idea

principal de que el poder público no debía retener para sí la propiedad fiscal, insinuando la

venta en beneficio del Estado como norma para la distribución de tierra.

El problema de la tierra se encontraba tan presente, que hasta se observa en las disposiciones

para la fundación de pueblos, las cuales tenían como premisa garantizar la repartición de los

terrenos en propiedades. Por ejemplo, el artículo 1° de este decreto plantea que

“la figura cuadrada (de una chacra o estancia) es preferida a la semicircular, porque se puede

dividir más fácilmente en suertes iguales y regulares, resultando de aquí menos confusión de

límites para lo sucesivo, y más comodidad en las subdivisiones de las propiedades, y

últimamente porque de esta suerte quedará uniformado este pueblo al plan general de

poblaciones de campaña, y repartimiento de tierras de labor que se haya aprobado por el

gobierno”. 17

15RORA: Doc. n° 358 - Plano topográfico de la Provincia, t. 1, p.177. 16RORA: Doc. n° 440 – Facultando al Poder Ejecutivo para vender las fincas del Estado, t. 1, p.205. 17RORA: Doc. n° 284 - Disposiciones generales sobre fundación de pueblos, t. 1, p. 284.

Page 22: Slaby, Elítes en Los Márgenes Imágenes de Lo Propio y Lo Otro

Por su parte, el gobierno de Pueyrredón (1816-1819) se ocupó de disponer y reglamentar el

repartimiento de tierras con motivo de la extensión de fronteras, lo cual requería del

asentamiento de pobladores cerca de la línea de fortines. A estos, para asegurar la ocupación,

se les debía dar ciertas garantías, como por ejemplo, la defensa frente a los ataques de los

indios y la seguridad de que esas tierras no les serían expropiadas, otorgándoles el título de

propiedad. Al mismo tiempo, los pobladores debían cumplir con obligaciones, como

mantener en actividad las unidades productivas.18

Es más, también se pretendía otorgar títulos de propiedades a aquellos pobladores situados

fuera de la línea de frontera Se consideraba necesario transformarlos en propietarios, teniendo

en cuenta que, en un futuro, la línea de frontera se extendería hasta sus asentamientos.19 De

allí que el congreso constituyente, en 1817, haya resuelto “facultar al Director Supremo para

la adjudicación en propiedad de las tierras a las pobladores de la nueva demarcación,

procediendo en ella conforme a derecho, y sin perjuicio de las reglas que en adelante haya de

prescribir el Congreso”.20

Obviamente, esta política no quedaba circunscripta solo a Buenos Aires. A partir de una

solicitud del gobernador de Cuyo al congreso constituyente, pidiendo facultades para repartir

los terrenos baldíos de aquella provincia, se decidió extender la cesión de terrenos a Jujuy,

Salta, Santiago, Catamarca, Córdoba, entre otras, facultando al Ejecutivo para el

repartimiento de terrenos del Estado y solicitando que solo algunos terrenos se dieran

gratuitamente.21 Es decir, el gobierno revolucionario pretendía expropiar las tierras realengas

de todo el espacio que deseaba controlar.

Por último, es menester resaltar la trayectoria del arriba citado Pedro Andrés García,

funcionario solicitado por los sucesivos gobiernos revolucionarios para encabezar acciones y

elaborar diagnósticos sobre los problemas rurales.22 Lo más destacado de su carrera abarca la 18RORA: Doc. n°1246 - Adjudicando terrenos en la nueva línea de frontera, a los que quieran poblarlos, mediante determinadas condiciones, t. 1, p. 480. 19RORA: Doc. n° 1270 - Pobladores fuera de la nueva línea de fronteras, t. 1, p. 487. 20RORA: Doc. n° 1070 - Concesión de tierras en la línea de fronteras., t. 1, p. 417. 21RORA: Doc. n° 1380 - Forma en que debe hacerse el reparto de las tierras públicas, t. 1, p. 535. 22Véase Gelman, Juan: Un funcionario en busca del Estado. Pedro Andrés García y la cuestión agraria bonaerense, 1810-1822, Universidad Nacional de Quilmes, Buenos Aires, 1997.

Page 23: Slaby, Elítes en Los Márgenes Imágenes de Lo Propio y Lo Otro

primera década revolucionaria, encontrándose entre sus actividades más importantes el haber

sido convocado en 1810 para dirigir una expedición a Salinas, con el objetivo de estudiar los

terrenos. En 1812 se le encargó el estudio en detalle de la situación de la campaña. Fue él

quien dirigió la elaboración de las estadísticas de esos años referidas a la población, así como

la delineación de planos de los partidos. En 1814, se lo comisionó para preparar un proyecto

de fronteras, el cual se actualizó en 1816. En 1819, Saavedra, Comisionado Directorial de la

campaña, lo convocó como asesor. Lo importante es que una de las preocupaciones más

grandes de García era la excesiva cantidad de pobladores que ocupaban terrenos realengos sin

disponer de títulos de propiedad. Frente a esto, recomendaba una serie de medidas que

consideraba urgentes y necesarias. La primera era mensurar las tierras de la campaña de

manera exacta. La segunda, dividirlas y repartirlas entre sus pobladores. La tercera, formar

los poblados de la campaña para que la población se reuniese en ellos y se habituase a la

civilización. La cuarta, que se estableciesen las nuevas líneas de frontera con la seguridad

adecuada. Todas las propuestas que realizó tendían a un solo fin: consolidar al Estado y

convertir a los pobladores en propietarios. Es decir, desarrollar una clase burguesa en el agro.

En este sentido, observamos que para los primeros gobiernos revolucionarios era muy claro y

evidente que la tierra realenga debía ponerse en manos del Estado revolucionario y luego

enajenarla a los privados. Similares medidas debían tomarse con las tierras en manos

indígenas: conquistarse y entregarse en propiedad privada.

Hasta aquí, el Estado se adjudicó la propiedad de las tierras de la corona española, lo que

constituye una expropiación de primera magnitud. Veamos, ahora, cómo la revolución

avanzó en esa apropiación privada a través de la entrega de títulos.

Un título de propiedad, antes y después de la revolución, se podía conseguir a través de

diversos mecanismos: la moderada composición (consistía en reconocerle a un poblador la

ocupación de tierras realengas, estableciéndose así la base jurídica para otorgarle un título de

propiedad a futuro), el remate, las donaciones, el amparo, la venta directa, las denuncias y los

litigios. Para darnos una idea del cambio que implicó la Revolución de Mayo en el régimen

de la tierra, observaremos los datos extraídos de los Expedientes de Solicitudes de Tierras, en

particular, el otorgamiento de títulos desde 1755 hasta 1822 en los partidos de Cañuelas,

Page 24: Slaby, Elítes en Los Márgenes Imágenes de Lo Propio y Lo Otro

Chascomús, La Matanza, Lobos, Magdalena, Mercedes, Monte, Navarro, Ranchos, San

Vicente, y el Sur del Salado.23

Mediante el examen de estos expedientes, podemos observar que en el período que va desde

1755 a 1809, es decir, durante el régimen colonial, se otorgaron en el conjunto de los partidos

citados 199 títulos, primando la entrega a partir del mecanismo de denuncias, con 80 títulos

entregados entre 1781 y 1809. Por otro lado, en la primera década revolucionaria, de 1810 a

1822, se entregaron 287 títulos de propiedad, primando las donaciones, con 91 títulos

entregados. Esto quiere decir que en tan solo doce años los gobiernos revolucionarios

entregaron 88 títulos más que en los cincuenta y cuatro años del período que corresponde al

régimen colonial del cual se disponen datos. Esto nos da que del total de títulos entregados en

todo el período 1755-1822, es decir 486 títulos, un 40,1% fueron entregados durante el

período colonial, mientras que el 59,9% restante fue entregado en la primera década

revolucionaria, aunque en menos de la mitad de tiempo. Por último, un elemento llamativo a

tener en cuenta es que durante la colonia no figura ningún otorgamiento de títulos a partir de

la venta directa, mientras que en la década revolucionaria podemos encontrar tres casos. Si

bien son pocos, la diferencia debe ser resaltada.

Ahora bien, para tener una idea de la cantidad de tierra otorgada, si bien no contamos con un

relevamiento de datos en hectáreas del total de los títulos entregados, sí disponemos de los

datos de los partidos de Chascomús, Ranchos y Monte para el período 1798-1822.24

Si trazamos un recorte ateniéndonos a estos tres partidos, en primer lugar vemos que se

entregaron, a partir de los mecanismos de moderada composición, remates y donaciones en el

período 1798-1822, 78 títulos, 38 en Chascomús con 197.013,9 has.; 28 títulos en Ranchos

con 139.500,9 has. y 12 títulos en Monte, con 141.037,2 has., sumando un total de 78 títulos,

abarcando una extensión total de 477.552 has para el período dicho.

No obstante, si hacemos una separación entre antes de 1810 y después, vemos qué de estas

cantidades totales, durante la primera década revolucionaria hasta 1822, se entregaron en

23Banzato, Guillermo: “La herencia colonial. Moderada composición y remates en Buenos Aires, 1780-1822” en Blanco, Graciela y Banzato, Guillermo: La cuestión de la tierra pública en Argentina. A 90 años de la obra de Miguel Ángel Cárcano, Prohistoria ediciones, Buenos Aires, 2009. 24Banzato, Guillermo: Ocupación y acceso a la propiedad legal de la tierra en la región nordeste del río Salado: Chascomús, Ranchos y Monte, 1780-1880, Universidad Nacional de la Plata, Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, Tesis Doctoral.

Page 25: Slaby, Elítes en Los Márgenes Imágenes de Lo Propio y Lo Otro

Chascomús 37 títulos con 176.763,9 has.; en Ranchos 25 títulos con 113.683,5 has.; y en

Monte 6 títulos con 93.433,5 has.; dando un total de 68 títulos, que abarcarían una extensión

total de 383.880,9 has.

En este sentido, comprobamos nuevamente que el grueso de los títulos fue entregado después

de la Revolución de Mayo, a lo que se agrega que también que una mayor cantidad de tierra

otorgada a particulares en ese período. Del total de tierras entregado en estos tres partidos de la

campaña porteña durante el período 1798-1822, 93.671 fueron entregadas durante el

régimen colonial y 383.880 fueron entregadas en la primera década revolucionaria. Esto nos

da un 19,6% del total para el primero y un 80,4% para la segunda.

Las diferencias son notables. Se confirma, de este modo, la escasa voluntad por parte del

régimen colonial de avanzar en la entrega de la tierra pública a particulares. Si bien hay un

movimiento que se dirige en ese sentido, el proceso se corporiza fuertemente una vez iniciada la

Revolución de Mayo. Fueron los sucesivos gobiernos revolucionarios quienes avanzaron, en

primera instancia, hacia un importante proceso de transformación de la propiedad de la

tierra, acelerando la entrega de terrenos y títulos a particulares por diversos medios.

Con la información obtenida, podemos realizar una afirmación simple, pero importante:

durante la primera década revolucionaria se llevaron a cabo medidas respecto al problema de la

tierra, basadas en primer lugar en la apropiación por parte del Estado revolucionario de toda

la tierra pública. Esta era “propiedad del Rey” y sujeta al Derecho Castellano, pero se la

expropió para otorgarla progresivamente a particulares por diversos medios.

Si bien es claro que este proceso de entrega de tierras se acelera tiempo después, el inicio de la

transformación podríamos ubicarlo en los inicios de la revolución misma, no solo por las

medidas políticas y decretos pronunciados en estos años, sino también por las cantidades de

hectáreas entregadas en distintos partidos de la campaña.

En este sentido, el Estado creado por la Revolución de Mayo, a pesar de los inconvenientes

de la guerra de independencia y las disputas políticas internas, llevó a cabo una política de

transformación del régimen de la tierra. Su objetivo fue el establecimiento de una burguesía

terrateniente, que impulsara la acumulación de capital. Meta que no dependía de la simple

evolución de la economía, hizo falta la organización política y la violencia de clase para

llevarla adelante.

Page 26: Slaby, Elítes en Los Márgenes Imágenes de Lo Propio y Lo Otro

I Jornadas Interdisciplinarias de Jóvenes Investigadores en Ciencias

Sociales

IDAES/UNSAM Nombre y apellido: María Victoria López

Pertenencia institucional: IDACOR - CONICET/UNC

Mesa: Estudios sobre elites: actores, escenarios e instituciones

Título: Asociaciones de elite en Córdoba a fines del siglo XIX, entre distinción social y

“alta cultura”

Correo electrónico: [email protected]

Autoriza publicación: sí

Resumen

Este trabajo propone un análisis comparativo de algunas asociaciones de la elite en

Córdoba a fines del siglo XIX. A partir de una selección de casos que incluye

asociaciones culturales, recreativas y profesionales, trabajamos con una grilla de datos

comunes (años de creación, desaparición y actividad; miembros fundadores y socios;

criterios de ingreso; sedes; presencia pública) y con la comparación (cuando posible)

de las listas de socios, con el objetivo de reconocer las diferencias que existen entre

ellas más allá de su parentesco en tanto asociaciones de elite, con numerosos

miembros en común. Efectivamente, este conjunto de asociaciones reunió, en

diferentes momentos, a un discreto conjunto de miembros de la elite que pertenecía

simultáneamente a más de una o bien circulaba por ellas, pese a los esfuerzos de los

contemporáneos por marcar ciertas diferencias entre ellas. Mediante esta comparación

pretendemos avanzar sobre la hipótesis de que, mientras que muchos miembros de la

elite participaban de prácticas de sociabilidad distinguida, genéricamente orientadas a

la distinción, sólo algunos podían realmente acceder a ciertas prácticas de “alta

cultura”, y con distintos grados de integración. Así, se delinearía una zona de parcial

superposición entre una lógica social y una cultural-intelectual.

1

Page 27: Slaby, Elítes en Los Márgenes Imágenes de Lo Propio y Lo Otro

Introducción

La Guía General de Córdoba del año 1899 destinó un capítulo a las sociedades

cordobesas en el que marcaba que el “espíritu de asociación” estaba poco desarrollado en la

ciudad (a excepción de las agrupaciones religiosas) y que, por eso, numerosas asociaciones

tenían una vida precaria y breve. Según Vagliente (2004), entre las asociaciones

socioculturales del periodo 1850-1880 fueron pocas las que superaron los 5 años de

existencia; podemos suponer que esa tendencia se mantuvo más o menos igual en la década

siguiente. A pesar de ello, se sostenía en la Guía, algunas asociaciones lograban alcanzar una

vida prolongada y estable: entre ellas estaban el Jockey Club, el Club Social, la Sociedad de

Beneficencia y otras asociaciones de caridad, la Sociedad Unión y Progreso, el Ateneo, el

Club de Gimnasia y Esgrima, el Club de Residentes Extranjeros y otras asociaciones mutuales

y de extranjeros.1 Pese a que algunas de las mencionadas no tuvieron una larga vida (el

Ateneo, por ejemplo, comenzó su lenta extinción al año siguiente), el movimiento asociativo

en conjunto ha sido considerado un indicador de la conformación y consolidación de una

esfera pública moderna. En la ciudad de Córdoba entre 1850 y 1930 se crearon más de mil

asociaciones, de distintas fisonomía, duración y tamaño, pero que en conjunto muestran un

movimiento creciente y sostenido (Vagliente, 2010).

En esta ponencia proponemos un análisis comparativo de un conjunto de asociaciones

de la elite en Córdoba en las últimas décadas del siglo XIX y las primeras del XX. Se trata de

asociaciones formales que se dieron sus propios estatutos o reglamentos, en algunos casos

obtuvieron el reconocimiento oficial en la forma de personería jurídica, fijaron sus objetivos,

establecieron cuotas de ingreso y mensuales, tuvieron cierta presencia pública, etc. Los casos

elegidos son: la Sociedad Literaria Deán Funes (1878-1883) y el Ateneo de Córdoba (1894-

1913), entre las culturales; el Club Social (1871 hasta la actualidad) y el Jockey Club (1887

hasta la actualidad) entre las recreativas; el club político-cultural El Panal (1887-1890);

finalmente, el Centro de Ingenieros (1899) y el Círculo de la Prensa (1898), entre las

profesionales.2 Las primeras concentraban las actividades y los objetivos

considerados “culturales”, aunque el componente social no desaparecía (en tanto

también realizaban eventos como bailes y banquetes); las recreativas concentraban el ocio,

en algunas deportivo, y la figuración social (los mencionados bailes y banquetes, también

organización de paseos, veladas, etc.); las profesionales exhibían, a diferencia de las

demás, un preciso recorte

1 Guía General de Córdoba, Aveta, Padilla y Cía.,1899, p. 84. 2 Algunas de las asociaciones abarcan todo el periodo de nuestra investigación e incluso lo trascienden, mientras que otras no; interesa su convivencia y parcial superposición entre fines del siglo y los primeros años del XX.

2

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societario y un cierto carácter gremial y, por último, incluimos al Panal como club político-

cultural de breve pero significativa vida en la ciudad.

A partir de esta selección de casos, trabajamos con una grilla de datos comunes (años

de creación, desaparición y actividad; miembros fundadores y socios; criterios de ingreso;

sedes; presencia pública) y con la comparación (en la medida de lo posible) de las listas de

socios, con el objetivo de reconocer las diferencias que existen entre ellas más allá de su

parentesco en tanto asociaciones de elite, genéricamente orientadas a la distinción, con

numerosos miembros en común. Efectivamente, este conjunto de asociaciones reunió, en

diferentes momentos, a un discreto conjunto de miembros de la elite que pertenecía

simultáneamente a más de una o bien circulaba por ellas, pese a los esfuerzos de los

contemporáneos por marcar ciertas diferencias entre las asociaciones. Mediante esta

comparación pretendemos avanzar sobre la hipótesis de que, mientras muchos miembros de la

elite participaban de prácticas de sociabilidad distinguida, genéricamente orientadas a la

distinción, sólo algunos podían realmente acceder a ciertas prácticas de “alta cultura”, y con

distintos grados de integración. Así, se delinearía una zona de parcial superposición entre una

lógica social y una cultural-intelectual. Esta ponencia es parte de una investigación doctoral,

en curso, sobre sociabilidad de elite, prácticas de “alta cultura” y poder simbólico en Córdoba

entre 1870 y 1918. Además de funcionar como mecanismos de construcción de la distancia

social, esas instancias y esas prácticas fragmentaron internamente a las elites, delimitando una

fracción específicamente intelectual o cultural dentro de la elite social definida por criterios

socioeconómicos más amplios. Nuestro proyecto de investigación se organiza a partir de tres

conjuntos de indicadores que funcionan a la vez como micro objetos de investigación y

delimitan conjuntos empíricos específicos: a) asociaciones significativas para la coagulación

de un universo de sociabilidad de elite y “alta cultura”, sean culturales, recreativas,

profesionales o político-culturales; b) formaciones de artistas e intelectuales y revistas

culturales; c) un repertorio de prácticas y espacios de interacción social y ciertos consumos

específicos. Trabajamos aquí sobre el primero de ellos.

Asociacionismo en Córdoba

Para la elite en Córdoba, como para sus pares en el resto del país, el asociacionismo

era una práctica extendida, sustentada en un “habitus asociativo” (Vagliente, 2010: 205)

confirmado por la plurimembresía y la consiguiente cantidad de miembros en común entre las

asociaciones. Los estudios reconocen tradicionalmente un “despertar” del asociacionismo

3

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(especialmente de tipo político) con la revolución de 1810, paralelo al progresivo desarrollo

de una esfera política; un segundo resurgir tras la caída de Rosas -Vagliente (2010) habla de

un “boom” asociativo en Córdoba a partir de 1852, en comparación con décadas anteriores- y

un enfriamiento de los motivos políticos hacia las décadas de 1880 y 1890, momento de

estabilización institucional y política, en favor de un asociacionismo más orientado a la

sociabilidad amable, la cultura y la recreación.

Para el periodo 1850 - 1930, el mismo autor propone analizar el movimiento

asociativo delimitando una serie de subcampos asociativos y analizando su crecimiento por

separado; demuestra que el subcampo sociocultural fue uno de los que más creció en la

década de 1880, mientras que en todo el periodo de su estudio los subcampos sociocultural,

recreativo y profesional crecieron sostenida aunque lentamente.3 El subcampo

político, sostiene, es en numerosas ocasiones transversal a los anteriores y por eso lo

incluimos aquí (el caso del club juarista El Panal).4 Además, propone distinguir entre la

finalidad primaria de las asociaciones (su “objeto social fundamental”) de las finalidades

múltiples que pueden tener, siempre secundarias respecto de la anterior, y, por último, a estas

finalidades de, simplemente, las actividades realizadas por la sociedad (Vagliente, 2010).

Entre distinción social y “alta cultura”

La Sociedad Deán Funes fue fundada en 1878 por un grupo de estudiantes

universitarios y se proponía, en primer lugar, “fomentar el cultivo de la Literatura y las

Ciencias”, en segundo “fundar una Biblioteca pública y un periódico puramente científico-

literario” y tercero, “tener los diarios y periódicos nacionales y extranjeros como también

otras publicaciones útiles y amenas”.5 El primero de ellos es el de mayor

generalidad, mientras que los demás son objetivos de orden “práctico” que sugieren la

existencia de una biblioteca y salón de lectura. Para ser socio activo se requería, entre otras

cosas, presentar una solicitud avalada por dos socios y, en caso de ser aceptado, donar una

obra a la biblioteca, pagar una cuota de ingreso de $2 y una mensual, repetir la donación

de obras cada año y, especialmente, “presentar por orden de turno una disertación científica

o literaria sobre un

3 Si bien Vagliente, el autor que hasta ahora venimos siguiendo, habla de un subcampo asociativo “sociocultural”, preferimos considerarlo sencillamente “cultural” (o “cultural-intelectual”, según los casos) dado que el componente social genérico se halla en todas las asociaciones. 4 Por otro lado y a partir de nuestros intereses, nos llama la atención la ausencia de un subcampo asociativo específicamente artístico; por el momento, pensamos que posiblemente los intereses y vocaciones artísticos hayan tenido o bien sus instituciones propias -muy tempranamente en el caso de la música- o bien su escasa diferenciación cultural no haya producido más que efímeras formaciones -el caso de la literatura-. 5 Reglamento de la Sociedad Deán Funes, Imprenta Rivas, 1878, Córdoba.

4

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tópico de su elección”. Esta era la principal actividad de la sociedad y su reglamento

establecía que las conferencias, dadas por los socios y luego comentadas en cada Asamblea,

no podían versar sobre religión ni política. Sus miembros eran mayormente estudiantes

universitarios, entre los que se reconocen a varios de una generación que tendría, pocos años

después, roles principales en la política local y nacional. La sociedad tuvo su semanario

llamado “El Pensamiento” en el que se publicaban, según Cárcano, su director, “versos,

acrósticos, sonetos, epitalamios y odas” (era para él “desesperante la fiebre del mal verso y

del peor soneto”) y crónica social, sección que llegaba a ocupar gran parte de la publicación.

De frecuencia semanal, “el periódico adquirió bastante circulación, particularmente entre

manos femeninas. En las casas de familia, los domingos lo esperan con curiosidad y simpatía,

y a veces con temor y angustia” (1965: 42). La Universidad fue clave en los primeros años de

vida de la Sociedad, a través de la figura del rector Manuel Lucero en tanto les proveyó apoyo

y prestó sus salones para las reuniones de la sociedad. Nos consta su existencia hasta 1883,

pero a partir de allí su extinción no es clara; aparentemente, tras una conferencia que desató

gran conflicto, la Universidad le retiró el permiso para sesionar en su casa lo que generó que

no sesionara más.

Este vínculo clave con la Universidad es uno de los rasgos que la Sociedad Deán

Funes tiene con el Ateneo de Córdoba, fundado en 1894. Esta asociación, por su parte,

establecía que su objetivo era “el Cultivo de las Ciencias las Bellas Letras y las Bellas Artes”,

y esta amplitud efectivamente se verifica en las actividades que realizaba. En sus años más

activos (desde su creación hasta 1902), el Ateneo realizó numerosas conferencias, tres

importantes exposiciones de pintura que fueron acompañadas por concursos, veladas literarias

y conciertos musicales y un polémico homenaje a Rubén Darío en ocasión de su visita a

Córdoba en 1896, entre otras cosas. Tuvo su propia biblioteca e intentó repetidas veces, sin

éxito, publicar una revista. Si bien fue fundado por universitarios (especialmente vinculados

al derecho pero también ingenieros y médicos) prontamente incorporó a artistas (músicos,

pintores y “hombres de letras”), sacerdotes y funcionarios. Quizás uno de sus rasgos más

interesantes para este trabajo sea la existencia de precisos criterios de ingreso, que definían

claramente un perfil intelectual para sus miembros, empezando por los universitarios: según

sus Estatutos, eran socios activos del Ateneo, en primer lugar, los catedráticos de la

Universidad y del Seminario Conciliar; en segundo, las personas nombradas por la Junta

según sus méritos intelectuales o artísticos; y, en tercero, los aspirantes que presentaran un

trabajo ante la Junta para ser admitidos. Sus diversas sedes reflejan sus múltiples relaciones:

comenzó a funcionar en el Salón de Grados de la Universidad y luego el Club Social le prestó

5

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por dos años tres de sus salones, declinando la oferta de alquiler del Ateneo, hasta que en

1896 obtuvo su propio local, que acondicionó gracias a una subvención recibida del estado

provincial. Llegó a tener 133 miembros, reuniendo a un heterogéneo conjunto de la elite

letrada masculina; de los cuales al menos 5 habían pertenecido a la Deán Funes. Otro punto en

común entre esta Sociedad y el Ateneo era la capacidad (o la voluntad) de reunir a individuos

de posturas ideológicas diferentes, bajo la apelación a una “alta cultura”, más claramente

universitaria en la primera, universalista en el segundo, que servía para borrar las diferencias

que en otros planos los dividían.6

Las asociaciones culturales definían un perfil para los socios, tácito en el caso de la

Sociedad Deán Funes o explícito en el del Ateneo, que establecía un recorte dentro del

universo de la elite. Este es uno de los puntos que las diferencia de las recreativas, que al

menos en principio no fijaban criterios y apuntaban a la elite en general. El Club Social fue

creado en 1871 con los objetivos de “cultivar los vínculos de amistad entre los habitantes de

la ciudad; fomentar el espíritu de asociación y proporcionar a las personas que lo componen

entretenimientos cultos y honestos”.7 Así, participa de la noción epocal de sociabilidad como

rasgo a ser cultivado entre ciudadanos civilizados y “decentes”. Al momento de su creación,

el Club era un “espacio recreativo, político y social de una elite que sabe que no puede dejar

de contar con un sitio de encuentro para las redes familiares de la notabilidad” (Vagliente,

2010: 206). Sus principales actividades eran bailes, banquetes y homenajes; también realizaba

exposiciones artísticas y conferencias literarias.8 La diferencia en este punto con el Ateneo

radica en el diferente carácter de estas actividades: en el Ateneo las exposiciones iban

acompañadas de concursos, con jurados de pintores reconocidos, premios y gran participación

de la incipiente crítica de arte; mientras que las conferencias intentaban alcanzar cierta

regularidad y proponerse como tribunas abiertas a las más diversas cuestiones, no sólo

literarias. Del mismo modo, el Club también contaba con una biblioteca,9 pero además

destinaba en su local una sala a garçoniere [sic], “una sala agradable con mueblaje apropiado,

cuadros y otros adornos (…) especialmente para punto de reunión ordinaria del elemento

joven”, una toilette para las damas, salón de billares con mesitas y juegos, salón de lectura y 6 El Ateneo de Córdoba fue el objeto de nuestra tesis de licenciatura, por lo que contamos con una base de información más amplia y por eso en ocasiones funge de término de comparación con las otras asociaciones. Sobre el Ateneo, López 2009. 7 Reglamento del Club Social, Establecimiento Tipográfico Rivas, 1876, Córdoba. 8 “Dar los bailes, conciertos y recibos autorizados por el presupuesto” figuraba entre las obligaciones que el Reglamento fijaba para el Directorio del Club. Reglamento del Club Social, art. 7°, inc. 4°. Las exposiciones y conferencias eran ocasionales o bien integraban el programa de las fiestas fijas (25 de mayo y 9 de julio). 9 En el Reglamento de 1876 no hay menciones a una Biblioteca, pero en el de 1878 se establece que cada socio al ingresar debe donar una obra a la biblioteca y que es atribución del Directorio designar un socio como bibliotecario (Arts. 4°, 14° y 29°).

6

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salón de tertulia, además de contar con su propio restaurante y café, atendidos por empleados

del Club (y no por damas de sociedades benéficas, como ocurría en el Ateneo).10 Si bien no se

establecían explícitos requisitos de ingreso, todo aspirante debía ser presentado por un

miembro del Club y aceptado por la asamblea de miembros en votación secreta; así como

debía abonar un monto único de $25 en calidad de inscripción y una cuota mensual de $3. La

importancia de la selección de los socios y asistentes se refleja en las formas de elaboración

de listas de invitados (no socios) a las fiestas del Club que establecía su Reglamento.11 Llegó a

tener 464 socios en 1905.12

El Jockey Club, por su parte, era una asociación recreativa dedicada al ocio deportivo.

Existía en la ciudad la crianza de caballos de carrera y se realizaban carreras desde

aproximadamente 1881, pero la actividad era escasa. Por ese motivo y creyendo en la

“necesidad del caballo de carreras para vigorizar el proceso de las industrias del campo”

(Cárcano, 1926: 126) se creó en 1887 y por iniciativa estatal el primer Jockey Club de la

ciudad, combinando el “interés de productores” con la “pasión de sportmen” de sus primeros

asociados. Este fue, según las memorias de Cárcano, el embrión del Jockey “actual”, es decir,

existente en 1926. Se registra otra fundación, ahora sí por parte de un grupo de particulares,

en 1897, con el similar objetivo de fomentar la “refinación de la raza caballar” para lo cual

realizaban carreras en un hipódromo contratado a tal efecto. Realizaban sus reuniones en los

altos del Hotel Victoria y, hasta que se dictara su propio reglamento, seguiría en todo el del

Jockey Club de Buenos Aires.13

La diferencia entre las asociaciones culturales y las recreativas, además de revelarse en

la existencia de criterios de ingreso y en las actividades, era también remarcada en la

percepción de los contemporáneos; el presidente del Ateneo declaraba:

Quien creyera que los Ateneos son asociaciones de hacer fiestas, publicar versos o leer composiciones

frívolas y vanas, ve un lado superficial de las cosas y se engaña en el hecho. Si tal fuera no estarían

10 Los Principios, 13/7/1900. Aunque excede nuestro periodo de estudio mencionamos que a fines de la década del '20 el Club Social remodeló por completo sus instalaciones, poniéndolas al nivel de los mejores clubes porteños (Vagliente, 2010). 11 En su Reglamento de 1878, ligeramente diferente del de 1876, se establecía: “Todo socio tiene entrada libre y sin necesidad de invitación especial a los bailes, conciertos y otras fiestas...”; “Los socios tienen derecho a presentar a las reuniones del Club a sus Sres. Padres, hermanas y señoritas solteras que habiten bajo un mismo techo”; “Todo socio tiene derecho a presentar al Club a señores o familias transeúntes [de paso por la ciudad]. La presentación se hará por escrito al presidente, quien podrá admitirla (...)”; eran atribuciones del Directorio “Invitar a los bailes del Club a los padres de familia que no sean socios” y “Reunirse con el objeto de hacer la lista de invitación para las familias cuyo representante no sea miembro de este Club, no pudiendo en ningún caso delegar este deber en otra comisión especial ni tampoco convidar a otras familias que las designadas en la lista referida”. Reglamento del Club Social, Establecimiento Tipográfico Rivas, 1878, Córdoba. 12 Memoria del Club Social, Los Principios, 2/7/1905. 13 Los Principios, 8/12/1897. Es interesante notar que la historia institucional del Jockey Club presentada por la asociación en su página web no registra interrupciones desde 1887 a la actualidad. Falta profundizar en el trabajo de archivo sobre este caso, pero lo incluimos en tanto sigue siendo útil para la comparación propuesta.

7

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nuestros primeros hombres en sus filas; nuestras ilustradas autoridades no se habrían dignado

protegerlas, y la prensa unánime no le habría tributado su caluroso aplauso. (…) está aquí reunida

nuestra crema social, los doctores de la casa de Trejo, las autoridades de la Provincia y los dignos

representantes de nuestro clero.14

La “crema social”, los universitarios, el poder político y el religioso, sin embargo, pertenecían

tanto a unas como a otras, como miembros de la elite que tienen espacios comunes,

compartidos. Lo interesante es la diferencia que el presidente del Ateneo intentaba marcar

para su asociación, oponiendo frivolidad versus espiritualidad.

Respecto a los clubes recreativos como el Social, por último, interesa señalar que no

eran políticamente neutrales como se pretendían el Ateneo y la Sociedad Deán Funes; tras el

ascenso del juarismo, los hombres de la oposición

se refugian desilusionados en el hogar y sólo se ven en el Club Social que frecuentan porque se

sienten cómodos, ya que la mayoría de sus asociados le dan ribetes de entidad opositora , lo que

determina a la elite del gubernismo local a constituir otro centro social con distinta orientación

política: ‘El Panal’, que no tarda en adquirir elegante resonancia por el buen gusto y lujo con que se lo

constituye [y donde] con asistencia de lo mejor del mundo oficial y familias de altas personalidades

metropolitanas y provinciales, se realizan fiestas que por su fausto, brillo y distinción, superan a

cuantas de esplendor ha visto la sociedad cordobesa (Sánchez, 1968: 212, las cursivas son nuestras).

Como vemos, un club político como el Panal no descuidaba aspectos sociales y recreativos.

Claramente ligado a la situación política provincial, se creó en 1887 para promover las

aspiraciones políticas de Marcos Juárez casi sin realizar actividades de este tipo y pronto se

convirtió en el centro social de la elite ligada al oficialismo (juarista) del momento; como

éste, no sobrevivió a la crisis del '90, que lo alcanzó “en plena reconstrucción de su palacio”

(Sánchez, 1928: 118). La oposición denunciaba que el Panal “no tiene Estatutos, ni

Directorio, ni Presidente, ni Secretario, ni Tesorero, ni cosa que le valga”.15 Según Vagliente,

una alta cuota de ingreso para conformar un fondo importante de dinero y manejos de las

inversiones sin control alguno eran lo principal en el Panal, que funcionaba en cierta forma

como una institución crediticia (informal) del oficialismo. Simultáneamente, era también una

asociación que organizaba bailes de carnaval, banquetes, “espléndidos lunchs” y tenía café y

restaurante propios (Vagliente, 2010: 288); algunos indicios sugieren que tenía asimismo una

nutrida biblioteca (Agüero, 2010). No es nuestra intención profundizar en los aspectos

políticos del Panal sino en estos rasgos que lo emparentaban con las demás asociaciones de

nuestro recorte, es decir, su costado mundano y ligado a la sociabilidad distiguida.

14 Discurso del presidente del Ateneo, Dr. Moyano Gacitúa, Los Principios, 25 de mayo de 1897. 15 El Porvenir, 23 de mayo de 1888, citado en Vagliente, 2010: 288.

8

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Por su parte, el principal rasgo de las asociaciones profesionales es, por supuesto, su

recorte societario y sus objetivos de carácter “gremial”. Las consideradas en esta ocasión

tienen la particularidad, además, de haber nacido muy cercanas al Ateneo. El Círculo de la

Prensa fue una sociedad de relativamente larga duración que expresó cierto esfuerzo de

profesionalización por parte de escritores, críticos y periodistas reunidos en torno a su oficio

común. El Círculo se reunió por primera vez en el local del Ateneo, a partir de una

convocatoria de un periodista del diario La Patria en junio de 1897. Concurrieron a esa

reunión un grupo de aproximadamente veinte periodistas, “algunos viejos veteranos […] y

otros, jóvenes recién iniciados en la ingrata como noble tarea del periodismo”, entre los que se

puede encontrar a miembros de diarios contrincantes, algo que sugiere cierto esfuerzo

“gremial” de trascender las diferencias ideológicas.16 Se puede reconocer en los inicios del

Círculo cierta convivencia de figuras y roles entre el periodista, el crítico y el escritor-artista

que, viviera o no de las letras, definía su figura pública a partir de esa actividad (Halperin,

1998). Asimismo, estaban presentes algunos elementos de una incipiente ideología de artista

(Altamirano-Sarlo, 1997) que aunaba los reclamos corporativos, la aspiración al

reconocimiento -tarea “ingrata” pero “noble”- y la reflexión sobre la propia actividad.

El Centro de Ingenieros, por su parte, se creó en 1899 y se incorporó al Ateneo en

1901 como una sección autónoma dentro de él. En ese momento, la de los ingenieros

constituía una profesión relativamente nueva ya que, mientras que la Facultad de Ciencias

Físico-Matemáticas había sido creada en 1876, la Escuela de Ingeniería -dependiente de esa

Facultad y dedicada a la formación de Agrimensores, Arquitectos e Ingenieros Civiles- lo

había sido en 1880 (Grupico, 1999). El vínculo que se estableció entre estas dos asociaciones

fue fundamentalmente de tipo práctico (al momento de la incorporación del Centro, era

precisamente un ingeniero el presidente del Ateneo), en el que el primero parece haber

buscado sostén institucional y una plataforma para la publicidad en el segundo. Pese a eso, el

diferente carácter de cada institución se mantenía: la universalidad del Ateneo contrastaba con

la especificidad del Centro de Ingenieros, cuyo recorte profesional parece haber ofrecido, a la

larga, un punto más sólido de partida. Pese a que por esos años el Ateneo ya comenzaba a

experimentar su decadencia, que en los próximos años sólo se agudizaría, al momento de

16 Los Principios, 29/06/1897. La comisión provisoria para redactar los estatutos del Círculo quedó compuesta por José Manuel Eizaguirre (ateneísta y redactor de Los Principios y La Prensa), José Bianco (ateneísta y redactor de La Libertad), Andrés Saviche (también de La Libertad), Augusto Cáceres (de La Patria) y Luis Santillán Vélez (de Los Principios), y fueron elegidos presidentes honorarios Pablo J. Rodríguez (ateneísta) y Carlos Bouquet. Los vespertinos La Patria (fundado en 1893) y La Libertad (1890) estaban asociados, respectivamente, al partido autonomista nacional y al radicalismo, mientras que el matutino Los Principios (1894) era el órgano de difusión del Club Católico. Por otro lado, La Prensa (1869) era uno de los “grandes diarios” porteños.

9

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surgimiento del Centro de Ingenieros era aún una asociación con cierto peso en la cultura

local, por lo que éste, un esbozo de especialización, halló en él un soporte para su despliegue.

Tras la desaparición del Ateneo, aparentemente, el Centro de Ingenieros siguió funcionando

en forma independiente.17

Si bien avanzar en el trabajo de archivo sobre cada uno de los casos elegidos permitirá

profundizar la comparación y refinar nuestros argumentos, creemos que esta primera

aproximación al universo seleccionado nos permite defender la hipótesis propuesta. El trabajo

de comparación de listas de socios (no incluido aquí por razones de extensión) permite

graficar la plurimembresía y la circulación de una elite restringida (poco más de 200 nombres)

entre estas asociaciones entre 1878 y 1905; la mayoría de ellos era miembro de al menos dos

y muchos pertenecían a dos y a tres, siendo Cárcano el único que perteneció a cuatro

(Sociedad Deán Funes, Club Social, Jockey Club y Panal; es sorprendente su ausencia en el

Ateneo). El Club Social, al que podemos considerar una muestra de la elite en general, tuvo

más de 400 socios en 1905; mientras que el Ateneo presenta un recorte compuesto por 133

miembros que delimitan la porción intelectual de esa elite; parece una relación verosímil (una

proporción entre ambas entidades, no necesariamente cantidades precisas; sabemos que los

socios más activos y comprometidos en la vida del Ateneo eran aproximadamente veinte).

Reflexiones finales

En su estudio sobre el círculo burgués en la Francia del siglo XIX, Agulhon advierte

que en un estudio histórico la clasificación de asociaciones no debe guiarse por una lógica

actual sino intentar desentrañar las funciones cumplidas por ellas en su momento; y debe

reconocer, además, que “la diferencia de funciones nunca es absoluta, la separación nunca es

completa, entre el fin oficial de una asociación y la función difusa de la sociabilidad” (2009:

112). Esa función difusa de sociabilidad es lo que las asociaciones consideradas en este

trabajo tienen en común, es decir, que tienen por objetivo genérico el fomento de los vínculos

intraelite y la distinción social del grupo respecto de la sociedad en general (incluso las

profesionales, con su defensa de cuestiones “gremiales”). Pero algunas de ellas, además, se

orientan hacia diversas formas de una “alta cultura” que, en el giro de siglo, atraviesa por un

proceso de especialización del cual las asociaciones profesionales consideradas, nacidas en o

17 Como dijimos, la disolución oficial del Ateneo ocurrió recién en 1913, pero a partir de 1902 ya no realizó ninguna actividad. Otro Centro de Ingenieros, existente en la actualidad, fue fundado en noviembre de 1911; puede pensarse que entre éste y el que se unió al Ateneo en 1901 existe alguna relación genética, pero es una hipótesis que aún no podemos defender con datos precisos. Sobre ambas asociaciones profesionales, ver López, 2010.

10

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de las grietas del Ateneo, son una buena muestra. A ellas no acceden todos los miembros de la

elite por su sola pertenencia de clase, sino que requieren una especificación en virtud de

intereses y prácticas intelectuales. Las diferencias no sólo se plasman en los criterios de

ingreso sino que en ocasiones son más sutiles y tácitas; esas diferencias pueden no ser tantas

ni demasiado de fondo, pero lo que nos importa es que para los contemporáneos

efectivamente existían. Sea en términos universalistas como en el Ateneo o en términos

disciplinares precisos como en las asociaciones profesionales, la “alta cultura” de las elites

encuentra espacios societarios para su cultivo; y la decandencia del primero hacia 1900 es

paralelo al ascenso de las segundas, mostrando que la “alta cultura” o bien se especifica o bien

se expande por fuera del mundo asociativo formal. Efectivamente, son las formaciones de

artistas e intelectuales y las revistas culturales los espacios de sociabilidad cultural-intelectual

más activos a medida que avanza el siglo XX. La revista Athenas, heredera en cierto sentido

del Ateneo pero ya muy diferente a él, es un buen ejemplo de ello que integraremos también a

nuestro estudio.

Bibliografía citada

-Agüero, Ana Clarisa (2010): Local/Nacional. Córdoba: cultura urbana, contacto con Buenos

Aires y lugares relativos en el mapa cultural argentino (1880-1918), Tesis de Doctorado en

Historia, UNC, Córdoba (mimeo).

-Agulhon, Maurice (2009): El círculo burgués. La sociabilidad en Francia, 1810-1848, Siglo

XXI, Buenos Aires.

-Altamirano, Carlos y Beatriz Sarlo (1997): “La Argentina del Centenario: campo intelectual,

vida literaria y temas ideológicos”, en Ensayos argentinos. De Sarmiento a la Vanguardia,

Ariel, Buenos Aires.

-Cárcano, Ramón J. (1926): En el camino, Sociedad de Publicaciones El Inca, Buenos Aires.

- (1965): Mis primeros ochenta años, Pampa y Cielo, Buenos Aires.

-Grupico, María José (1999): “Por la senda del progreso: los ingenieros cordobeses a

principios del siglo XX”, en Carlos S. A. Segreti. In Memoriam, tomo I, Centro de Estudios

Históricos “Profesor Carlos S. A. Segreti”, Córdoba.

-Halperin Donghi, Tulio (1998): “Intelectuales, sociedad y vida pública en Hispanoamérica a

través de la literatura autobiográfica”, en El espejo de la historia. Problemas argentinos y

perspectivas latinoamericanas, Editorial Sudamericana, Buenos Aires.

11

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-López, María Victoria (2009): Elite letrada y alta cultura en el giro de siglo. El Ateneo de

Córdoba, 1894-1913, Tesis de Licenciatura en Historia, UNC, mimeo.

- (2010): “Instituciones, asociaciones y formaciones de 'alta

cultura' en el giro de siglo cordobés: entre universalismo y especialización”, en

Agüero, Ana Clarisa y García, Diego (edits.): Culturas interiores. Córdoba en la

geografía nacional e internacional de la cultura, Ediciones Al Margen, Córdoba/La

Plata.

-Sánchez, Emilio E. (1968): Del pasado cordobés en la vida argentina, Biffignandi

Editores, Córdoba.

-Vagliente, Pablo J. (2004): “La ‘explosión asociativa’ en Córdoba entre 1850 y

1880: la conformación de su esfera pública”, en Cuadernos de Historia, Serie Ec.

y Soc., Nº 6, CIFFyH-UNC, Córdoba.

- (2010): Sociedad Civil, Cultura Política y Debilidad

Democrática. Córdoba, 1852-1939, Tesis Doctoral, UNC (mimeo).

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“I Jornadas Interdisciplinarias de Jóvenes Investigadores en Ciencias Sociales”

IDAES | UNSAM

Mesa 8. Estudios sobre Elites: actores, escenarios e instituciones Ponencia: “El desarrollo de las elites porteñas en las nuevas instituciones

comunales (2011-2013). Un estudio de caso desde una perspectiva de género.”

Naso, Candela Melisa (Facultad de Ciencias Sociales – Universidad de Buenos Aires)

-Se autoriza la publicación del presente trabajo-

Introducción

Este trabajo, enmarcado en el proyecto UbaCyT “Liderazgo presidencial y política

partidaria en Argentina: nación y provincias (1983-2007)”, tiene como objetivo el

estudio de las carreras políticas de las mujeres electas dentro del nuevo sistema

institucional de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires: la comunas.

Entendemos que el puesto de comunera o juntista puede ser un primer paso para

desarrollar una carrera política y un lugar desde donde se comienzan a tejer redes de

poder para acceder a cargos mayores.

El objetivo del trabajo es analizar cómo fueron reclutadas las comuneras para sumarse a

las listas de candidatos, en qué consiste su labor actual dentro de esta nueva institución

y cuáles son las variables que inciden en que éstas tengan más o menos oportunidades

de crecer políticamente.

Hipótesis

La hipótesis que se pretende poner a prueba es que las carreras políticas de las

comuneras de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (a partir de ahora, CABA) varían

de acuerdo a la influencia de ciertas cuestiones: el contexto institucional en el cual se

estén desarrollando y las motivaciones y aspiraciones propias de las comuneras.

En este sentido, las carreras políticas de las comuneras se desarrollarán en los espacios

en donde haya normativa que impulse la participación femenina, como por ejemplo en

el ámbito más legislativo que en el ejecutivo; pero también influirá el perfil político de

la persona a la hora de trazar la carrera política. Hemos conceptualizado este perfil

analizándolo desde el punto de vista de las motivaciones y aspiraciones de las

comuneras (en el sentido de si se guían por vocación o por ambición).

Page 39: Slaby, Elítes en Los Márgenes Imágenes de Lo Propio y Lo Otro

Las comuneras con un perfil más técnico, con formación universitaria especializada o

con experiencia laboral anterior en la administración pública es probable que prefieran

desarrollar su carrera política en el ámbito ejecutivo del gobierno y en la burocracia; en

cambio las comuneras con un perfil político más tradicional, que se formaron como

políticas a partir de la militancia, es probable que tengan una ambición progresiva que

las lleve a desarrollarse en ámbitos legislativos donde la negociación política que se da

precisa de un comportamiento menos tecnicista.

Objetivos del trabajo � Objetivo principal:

Analizar el surgimiento, el desarrollo y las perspectivas a futuro de las carreras políticas

de las comuneras de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Objetivos secundarios

1. Comprender qué condiciones del contexto institucional (Junta Comunal y

partidos políticos) en donde actúan las comuneras influyen en su carrera política

y de qué modo se ejerce esa influencia

2. Conocer cuáles son las aspiraciones y motivaciones de las comuneras en su

trabajo actual y para su desarrollo político futuro

3. Identificar diversos perfiles políticos de las comuneras y analizar cómo influyen

en su carrera política

4. Describir las funciones de las comuneras durante su trabajo diario e informar

acerca de los proyectos u actividades que llevaron a cabo (poniendo énfasis en si

realizaron actividades con perspectiva de género).

Marco Teórico

Los estudios recientes sobre carreras políticas apuntan a que éstas se diseñan en base a

aspiraciones y motivaciones personales de los políticos pero también teniendo en cuenta

los espacios institucionales que les permiten (o no) desarrollarse.

Tomamos, desde esta perspectiva, los análisis realizados en el marco de la “Teoría de la

Ambición” de Schlesinger que postula que "Muchos factores inciden sobre el cálculo

que los políticos hacen sobre su carrera. Entre ellos (...) factores de tipo contextual

(institucional) y de tipo personal (individual). Entre el primer grupo de variables se

supone que las características institucionales generan "oportunidades políticas" para el

desarrollo de las carreras, incidiendo éstas sobre la orientación de la ambición política.

Esta "Teoría de la Ambición" asume que la estructura de oportunidades políticas moldea

las ambiciones de los políticos. Es decir, afecta sus preferencias respecto a retirarse,

quedarse e incluso a aspirar a un cargo mejor" (Freidenberg 2011: 161).

Page 40: Slaby, Elítes en Los Márgenes Imágenes de Lo Propio y Lo Otro

Analizaremos, entonces, el desarrollo de las carreras políticas de las comuneras o

juntistas electas en 2011 en la Ciudad de Buenos Aires teniendo en cuenta dos aspectos:

por un lado el aspecto institucional, la dimensión espacial y objetiva y, por el otro, una

dimensión más individual y subjetiva que tendrá en cuenta las motivaciones y

aspiraciones personales de las candidatas.

En lo que se refiere al aspecto institucional, nos hemos enfocamos en el análisis de las

normas que afectan a las mujeres en sus oportunidades de acceder a un cargo dentro de

la Junta.

En el caso de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, la misma no cuenta con una ley de

cupo (a diferencia de otras provincias que sancionaron una ley de cupo provincial), por

lo que la CABA aplica el cupo femenino nacional (del 30 por ciento).

Con respecto a los partidos políticos como contexto institucional dentro del cual las

comuneras actúan, la ciencia política los ha estudiado desde todos los ángulos. Aquí

retomaremos las perspectivas que estudian en las formas de seleccionar candidatos y lo

relacionaremos con las prácticas políticas que se dan en su interior.

Las formas de seleccionar a los candidatos dentro de los partidos pueden ser varias.

Tomamos la siguiente tipología de reclutamiento político, que se forma a partir de

interacción de las siguientes variables (Alcántara 2012):

1) reclutamiento estatal � combina un esquema burocrático (con reglas

institucionalizadas) con un escenario centralizado (las decisiones se toman a nivel

nacional)

2) reclutamiento personalista � combina pautas centralizadas con una fórmula procesal

de patronazgo (los líderes partidarios imponen a sus peones)

3) reclutamiento autogestionado � es fruto de una ubicación de poder descentralizada

(las decisiones se dan a nivel subnacional) y un procedimiento burocratizado

4) reclutamiento caciquil � combina lo descentralizado con el patronazgo

Con respecto a la dimensión individual y subjetiva que se centra en las ambiciones y

motivaciones de las comuneras, nos parece adecuado utilizar para el análisis los

conceptos clásicos de la Ciencia Política de “vocación” y “ambición”.

Comenzaremos definiendo la “ambición”. Según la Real Academia Española, ésta es

“deseo ardiente de conseguir poder, riquezas, dignidades o fama”.

En lo que respecta a la ambición, Schlesinger afirma que los políticos pueden tener una

“ambición discreta” (cuando ocupan un cargo por un período determinado y después se

retiran de la política), una “ambición estática” (cuando buscan mantenerse en el puesto

Page 41: Slaby, Elítes en Los Márgenes Imágenes de Lo Propio y Lo Otro

que tienen por largo tiempo) y una “ambición progresiva” (cuando aspiran a cargos más

importantes que el que ocupan en un momento determinado).

Analizaremos entonces si la ambición política de las comuneras es estática, progresiva o

discreta utilizando como indicador una pregunta que nos indique si en su futuro

pretenden acceder a un puesto superior, permanecer en su puesto o dejar la política.

De entre las que tengan una “ambición progresiva”, observaremos si pretenden acceder

a puestos legislativos o ejecutivos. Como se ha dicho en estudios de campo (Caminotti,

Rotman, Varetto 2011) las mujeres tienden a tener una ambición progresiva en el

ámbito legislativo ya que saben que tendrán más posibilidades de acceder a esas

instancias porque hay ley de cuotas.

El otro impulso que motiva la construcción de una carrera política es la “vocación”.

Los indicadores que tomaremos de “vocación” serán los años de militancia y si el

objetivo que las comuneras definen como principal está más relacionado con poner en

práctica sus ideales que con acceder a cargos superiores en su carrera (lo cual

interpretaremos como un signo más de ambición que de vocación).

También nos resulta interesante investigar en qué posición estaban las comuneras antes

de acceder a su cargo.

Observaremos, entonces, si las comuneras, antes de acceder a su puesto trabajaban en la

administración pública, si solo militaban o si no tenían relación con la política.

Estos datos, además de ayudarnos a entender sus carreras políticas, nos indicarán

también qué perfiles tienen. Esta diferenciación entre perfiles se basa en el clásico

análisis weberiano (1919) que diferencia entre el político y el funcionario, el técnico.

Metodología

Siendo esta una investigación cualitativa de carácter exploratorio, hemos realizado

entrevistas individuales en profundidad para interpretar cuáles son los motivos que

impulsan a las mujeres a acercarse a estas instancias políticas locales.

Análisis de los datos

Antes de iniciar el análisis de datos, quisiéramos aclarar al lector que la identidad de las

comuneras entrevistadas ha sido mantenida oculta a pedido de las entrevistadas.

Análisis descriptivo: área de especialización y funciones de las comuneras

El objetivo de esta parte de la investigación es poder realizar una descripción de las

funciones de las comuneras, las actividades que han realizado y las áreas en las que

trabajan.

Page 42: Slaby, Elítes en Los Márgenes Imágenes de Lo Propio y Lo Otro

En este sentido, hemos indagado acerca de las áreas en que cada una trabaja.

Observamos en este caso que las comuneras no fueron asignadas a las áreas en las que

por lo general suelen trabajar las mujeres (entendiendo que suelen trabajar en áreas

relacionadas con la educación, la salud, la cultura y lo social). Muchas conducen las

áreas de Educación, Cultura y Desarrollo Social pero también hay otras que fueron

asignadas a áreas en las que no suelen trabajar las mujeres como Seguridad, Higiene y

Gestión. Podemos pensar, a partir de esta distribución de áreas en los casos analizados,

que en el ámbito comunal no existe la discriminación según género en este tema.

Con respecto a los proyectos realizados, resulta importante señalar la queja de la

mayoría de las comuneras acerca de la imposibilidad para llevar adelante actividades

debido a la falta de presupuesto asignado a la comuna y debido a que el Gobierno de la

Ciudad de Buenos Aires aún no ha traspasado la mayoría de las competencias a los

comuneros.

La mayoría de las actividades que han realizado consisten en reuniones con actores

sociales de la comuna o vecinos independientes para proyectar planes para el futuro.

Con respecto a esto, una de las comuneras entrevistada, perteneciente a la alianza

Proyecto Sur, ha señalado la diferencia entre la labor que realizan las comuneras del

oficialismo y la que realizan las comuneras de la oposición, identificando que las

comuneras pertenecientes al partido del oficialismo actúan como nexo entre el gobierno

central y el territorio, facilitando los recursos ministeriales.

El abordaje de cuestiones de género por las comuneras y el Consejo Consultivo

De los casos analizados, 4 comuneras no realizaron actividades relacionadas con el

género y 5 sí realizaron.

Los proyectos realizados por las comuneras centrados en cuestiones de género fueron el

dictado de charlas y talleres sobre violencia de género, la realización de un festival por

el día internacional de la no-violencia y una maratón bajo la consigna “no a la violencia

de género” y el recorrido de las calles quitando los papeles de oferta sexual junto a los

vecinos.

Se ha indagado también con respecto a la labor del Consejo Consultivo Comunal (CCC)

con respecto al género. A partir de los testimonios observamos que en algunos casos el

CCC ha realizado actividades con respecto al género. La mayoría de ellas estaban

Page 43: Slaby, Elítes en Los Márgenes Imágenes de Lo Propio y Lo Otro

centradas en la violencia de género y la trata y se realizaron bajo la forma de charlas y

talleres.

Motivaciones de las comuneras para abordar/apoyar un proyecto

Para indagar sobre las motivaciones a la hora de abordar/apoyar un proyecto,

preguntamos quién tenía más peso a la hora de demandar un proyecto de su parte, si los

vecinos o los referentes de su partido. Consideramos que las comuneras que privilegian

actuar bajo la línea política que les indican sus referentes partidarios están más

concentradas en crecer políticamente dentro del partido (por lo que intentan complacer a

sus referentes) y las que privilegian las demandas de los vecinos (cuando estas se

contraponen con la línea política del partido) pueden llegar a perder oportunidades de

ascender dentro del partido. De las comuneras entrevistadas 6 dijeron privilegiar las

demandas de los vecinos, 2 de sus referentes y una de ambos.

Modo de acceso a la candidatura

En este punto encontramos necesario hacer una diferenciación de este proceso según

partido/alianza ya que en cada uno se dio de forma diferente. En el PRO (el partido

gobernante de la CABA) el modo de acceso a la candidatura fue a través de una reunión

de referentes del partido a nivel de la Ciudad (con esto me refiero a que no eran

referentes comunales). Cada referente elegía a personas de su confianza en las comunas

y después las colocaba en el espacio de la lista que le correspondiera (lo que se decidía a

partir de una negociación); no hubo internas ni ningún proceso formal de elección de los

candidatos.

Un proceso similar se dio para el Frente para la Victoria. En este caso, la cantidad de

comuneros que le correspondía poner a cada referente estaba prefijada. Los referentes

que tomaron esa decisión fueron los tres que disputaban por ser candidatos a jefe de

gobierno (o sea, Filmus, Tomada y Boudou) y los referentes de la organización

kirchnerista La Cámpora, que por ser la organización de la presidenta tiene esa

prioridad. En este sentido, según una comunera del FPV “hubo una comisión en la cual

se acordó, más o menos, un 30 % para cada uno de los candidatos dentro del partido.

(…) Cada uno de los candidatos hacia adentro cerró ciertas necesidades (…) para que

cada espacio político, en un conglomerado tan grande, tuviera su respuesta positiva”.

Page 44: Slaby, Elítes en Los Márgenes Imágenes de Lo Propio y Lo Otro

Podemos concluir, entonces, que los modos de acceso a las candidaturas en estos casos

se encuadran en la categoría que Alcántara (2012) ha definido como “reclutamiento

caciquil”, que combina una ubicación de poder descentralizada (las decisiones son

tomadas a nivel provincial) con una formula procesal de reclutamiento de patronazgo (el

reclutamiento se da por negociación entre líderes que imponen a sus personas de

confianza).

En el caso de la alianza Proyecto Sur, las comuneras fueron seleccionadas en dos

instancias. En una primera instancia fueron seleccionadas dentro de su partido y en una

segunda instancia cada partido de la alianza negoció con los demás para imponer a sus

candidatos. En el caso de las comuneras entrevistadas, ambas pertenecen al Partido

Socialista Auténtico. Al interior de este partido los candidatos fueron seleccionados por

asambleas con varias listas en la que votaron los afiliados y militantes comunales del

partido. Esos candidatos elegidos tuvieron que competir en una segunda instancia con

los candidatos de otros partidos de la alianza, pero en este caso la decisión de quién era

designado finalmente candidato se tomó por una negociación informal interna en una

mesa chica, no por elecciones.

Este modo de seleccionar candidatos combina una forma descentralizada + burocrática

(porque se decide por asamblea) en una primera instancia; en esta instancia Alcántara lo

ha denominado “reclutamiento autogestionado”. Pero en la instancia de decisión

definitiva (la segunda) se realiza una “reclutamiento caciquil” similar al que se da en el

PRO y el FPV.

Mot ivos p ara ser ele gida como candidata: “t ener t errit orio” o “t ener

contac tos” Consideramos que dos cuestiones que son tomadas muy en cuenta por

los que toman esa decisión son “tener territorio” y “tener contactos”. Con “tener

territorio” nos referimos a haber militado durante mucho tiempo en esa comuna,

conocerla y tener relaciones con los actores políticos y sociales que interactúan en

ella. Con “tener

contactos” nos referimos a tener conexiones políticas con referentes del partido de nivel

nacional o provincial que provoquen que te seleccionen como candidato. Para conocer

cómo se daba esta situación en las comunas, preguntamos a las comuneras qué

consideraban que era más importante para ser seleccionada como candidata: si tener

fuertes relaciones con líderes partidarios de jerarquía nacional o provincial o si tener

militancia y conocer el territorio. Ante esta pregunta la mayoría de las entrevistadas

Page 45: Slaby, Elítes en Los Márgenes Imágenes de Lo Propio y Lo Otro

contestaron que lo primero era lo más determinante. Únicamente 2 comuneras

contestaron que era más importante “tener territorio”.

Consideramos que estas dos variables no son mutuamente excluyentes sino que varias

veces se complementan, aunque es importante entender cuál de las dos pesa más a

cuando los candidatos no cuentan con ambas sino que solo con una.

En el ámbito local podríamos pensar que conocer la comuna y haber militado en ella

tendría que tener peso ya que el puesto de comunero implica una relación estrecha con

el territorio pero a través de los testimonios conocemos casos en los que los candidatos

no había hecho política en el territorio antes de acceder a su puesto. Esto se da sobre

todo en el caso del PRO que, a diferencia de los otros partidos, no tiene una militancia

tradicional en el territorio. Son llamativos los casos de dos comuneras que accedieron a

la candidatura una por haberse desempeñado en la administración pública y otra por

haber dejado un curriculum en un local del partido (sin haber militado ni haber estado

afiliada antes al partido). Estos son casos de mujeres que se sumaron a la política muy

recientemente y tienen un perfil más técnico por lo que la militancia y el conocimiento

político del territorio no tiene tanta importancia en su caso.

Perfiles de las comuneras

A partir de las entrevistas podemos identificar dos perfiles de las comuneras: por un

lado, algunas tienen un perfil político tradicional, que identificamos como el de una

persona que ha militado, que tiene formación política y que tiene como objetivo llevar a

la práctica las ideas y valores de su partido (su ideología). Remitimos, en este sentido, al

marco teórico y al concepto de “vocación”.

Por otro lado, hay comuneras que tienen un perfil técnico. Esto implica que no han

tenido mucha militancia, por lo general suelen provenir de trabajos en la administración

pública o de universidades en donde aprenden las cuestiones técnicas de la política y la

gestión. No dan tanta importancia a las ideologías tradicionales (muchas veces no se

enmarcan dentro de ninguna), aunque esto no significa que no tengan valores propios

que llevan a la práctica.

Militancia, formación técnica y antecedentes laborales en la Administración Pública

Page 46: Slaby, Elítes en Los Márgenes Imágenes de Lo Propio y Lo Otro

En los casos de las comuneras entrevistadas, la mayoría militaba en el partido del que

fue candidata desde antes de su elección. Sin embargo, hay dos casos de comuneras del

PRO que no tenían militancia tradicional en el partido: una no había militado ni

participado nunca en un partido y la otra no militaba pero sí trabajaba en una secretaría

del partido. Observamos en estas comuneras un perfil más técnico que político.

Es importante destacar que en la mayoría de los casos las comuneras no tienen

formación técnica universitaria (por haber estudiado carreras relacionadas con la

política): de todas las entrevistadas solo 3 de ellas tienen formación universitaria en ese

sentido. Más allá de esto, todas tienen formación técnica dada por haber trabajado en la

administración pública. Las funciones que han ejercido en la administración pública van

desde funciones de asesoría en la Legislatura a cargos de gestión dentro de ministerios.

Consideramos el haber trabajado en la administración pública como una condición que

puede darse tanto en los perfiles políticos como en los perfiles técnicos. Depende del

puesto y de la función que este implique que el trabajo en la administración pública

provea únicamente de conocimientos técnicos o que, al contrario, provea de una

experiencia de negociación política.

Motivaciones de las comuneras

En este sentido, podemos dividir las respuestas obtenidas en 2 grupos: por un lado las

comuneras que respondieron aludiendo a motivaciones personales como gustos (les

“gusta” ejercer ese puesto político, les “gusta” ayudar a la gente) e intereses (les

“interesa” participar del proceso de la descentralización), y por otro lado las comuneras

que no tenían una motivación personal para postularse al cargo y que fueron

seleccionadas por su grupo o por sus referentes, muchas veces tomando ese puesto en

contra de sus preferencias o sin habérselo planteado como objetivo.

En el plano de la construcción de una carrera política, suponemos que una actitud más

activa e interesada en la consecución de puestos políticos puede generar más

oportunidades de crecer.

Ambición: aspiraciones a futuro de las comuneras

Todas las comuneras entrevistadas deseaban continuar participando en política luego de

la finalización de su mandato. La diferencia surgía entre las comuneras a las que les

Page 47: Slaby, Elítes en Los Márgenes Imágenes de Lo Propio y Lo Otro

gustaría acceder a puestos superiores en el futuro y las que preferían ser reelectas en su

puesto. De las entrevistadas, la mayoría preferirían pasar a un puesto superior si se diera

la posibilidad, pero tres de ellas preferirían mantenerse en su puesto.

Con respecto a las comuneras con ambición progresiva, nos resultó interesante

preguntarles si preferirían trabajar en el poder ejecutivo o en el legislativo. Antes las

preguntas realizadas la mayoría de las entrevistadas respondieron que preferirían

desempeñarse en el ejecutivo antes que en el legislativo. Esta aspiración no se

corresponde con la realidad antes enunciada en la que las mujeres entran más en el

legislativo que en el ejecutivo, pero resulta importante conocer sus aspiraciones para

tenerlas en cuenta a la hora de pensar un sistema político más inclusivo.

Vocación

Tomamos como indicadores de vocación tener una militancia activa y tener como

objetivo principal poner en práctica ideas y valores propios (la ideología). La vocación

constituye un indicador de un perfil político tradicional.

En este sentido, se les pidió a las comuneras que describan en pocas palabras su

ideología y que se ubiquen en un espectro ideológico que iba desde la derecha, pasando

por la centro-derecha, en centro y la centro-izquierda, hasta la izquierda.

Observamos que, a la hora de expresar su ideología, las comuneras con perfiles políticos

expresaron su ideología relacionándola con un partido o con ideologías políticas de gran

tradición tanto en la Argentina como en otros países del mundo. Estas comuneras se

autodefinieron como “socialista”, “peronista”, “anticapitalista”, “antiimperialista”, etc.

En otros casos (que identificamos como los de las comuneras con perfiles más técnicos)

respondieron aludiendo a valores y no a una ideología concreta. Algunos ejemplos son

comuneras que respondieron a esta pregunta: “la libertad”, “el cambio”, “estar al

servicio del otro”, etc. Incluso ante la situación de tener que ubicarse en el espectro

ideológico entre derecha e izquierda algunas comuneras dudaron antes de definirse.

Conclusiones

Las carreras políticas de las comuneras en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires varían

de acuerdo a varios factores. De acuerdo a lo analizado a lo largo del trabajo

entendemos que, a nivel institucional, las mujeres tienen suficientes oportunidades de

Page 48: Slaby, Elítes en Los Márgenes Imágenes de Lo Propio y Lo Otro

integrarse a la Junta Comunal, el órgano ejecutivo de la comuna, por la existencia de

cuotas de género. Otra variable institucional, en este caso referida a los partidos

políticos, que condiciona su carrera es el modo en que se seleccionan a las candidatas

para acceder a los cargos. De acuerdo a la información relevada a partir de entrevista en

profundidad, concluimos que para los dos partidos más votados en las últimas

elecciones para comuneros (o sea, el Frente para la Victoria y el PRO) los modos de

acceso a las candidaturas se encuadran en la categoría que Alcántara (2012) ha definido

como “reclutamiento caciquil”.

En el caso de la tercer alianza que tiene comuneros en la Ciudad, Proyecto Sur,

observamos una combinación de una ubicación de poder descentralizada y una fórmula

de reclutamiento burocrática (porque se decide por asamblea) en una primera instancia

(en esta instancia Alcántara lo ha denominado “reclutamiento autogestionado”). Sin

embargo, en una segunda instancia (cuando los partidos disputan qué candidatos

impondrán dentro de la alianza) el tipo de reclutamiento es “caciquil”, o sea, similar al

que se da en el PRO y el FPV.

Con respecto a la influencia de las variables subjetivas, observamos que las comuneras

tienden a tener una ambición progresiva ya que aspiran a ocupar puestos superiores en

un futuro; se confirma en este sentido nuestra hipótesis de que los cargos comunales

funcionan como una plataforma de lanzamiento para comenzar a tejer alianzas políticas

para alcanzar en un futuro posiciones de jerarquía nacional o provincial.

Con respecto al segundo indicador de esta variable subjetiva, la vocación, observamos

que algunas comuneras no accionan guiadas por los objetivos típicos de los políticos

tradicionales como sería llevar adelante sus proyectos políticos según una ideología sino

que tienen un perfil más técnico, en el que la ideología no ocupa un rol preponderante.

Estas comuneras se han integrado a la política hace poco, han militado poco tiempo o

nada y su formación no es política sino que está relacionada con un saber técnico

universitario o proveniente de experiencia laboral en la administración pública.

En estos casos se confirma nuestra hipótesis con respecto a que estas comuneras

prefieren orientar su carrera hacia espacios ejecutivos de gobierno y hacia puestos en la

burocracia ya que es para trabajar en esos espacios para los que están preparadas.

Page 49: Slaby, Elítes en Los Márgenes Imágenes de Lo Propio y Lo Otro

En lo que se refiere a las comuneras con perfil político tradicional, habíamos considerado que

estas comuneras tenderían a querer desarrollarse en ámbitos legislativos donde la negociación

política que se da precisa de un comportamiento menos centrado en lo técnico. Sin embargo, los

resultados nos demuestran que la mayoría de ellas prefieren desempeñarse en el ámbito ejecutivo

antes que en el legislativo porque consideran que el ejecutivo es el único lugar desde donde se

pueden sacar adelante proyectos que tengan un impacto concreto en la realidad; esto se relaciona,

en el caso de la CABA con prejuicio que las comuneras tienen sobre el accionar de la Legislatura

porteña ya que consideran que las decisiones se toman por atrás y que se les pedirá resignar sus

valores e ideas políticas.

Bibliografía

Alcántara Sáez, Manuel (2012) El oficio de político .Capítulo I, parte IV: El animal político

tiene mente y se mueve en el seno de instituciones. Editorial Tecnos. España, Madrid.

Caminotti, Mariana, Santiado Rodman y Carlos Varetto (2011) “Carreras políticas y

oportunidades “generizadas” en la Provincia de Buenos Aires, Argentina (1983-

2007)”, en Revista PostData, Vol. 16, nº2

Constitución de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, sancionada el 1 de octubre de

1996

Freidenberg, Flavia (2011) “Presentación”, en Revista PostData, Vol. 16, nº2

Jones, Mark, Sebastián Saiegh, Pablo Spiller y Mariano Tommasi (2000) “Políticos

profesionales y legisladores amateurs: el Congreso argentino en el siglo XX”, presentado

en la Conferencia Anual de la Sociedad Internacional de la Nueva Economía Institucional.

Tubingen, Alemania.

Ley N° 1.777, sancionada el 01/09/2005 por la Legislatura de la Ciudad de Buenos

Aires, promulgada por el decreto nº1.518/005 del Poder Ejecutivo de la Ciudad el

04/10/2005 Weber, Max (1919) “La política como vocación” en El político y el científico, Madrid, Editorial

Alianza

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“I Jornadas Interdisciplinarias de Jóvenes Investigadores en Ciencias Sociales” IDAES | UNSAM

Autor: Juan Gabriel Flores Pertenencia institucional: Centro de Estudios e Investigaciones en Ciencias Sociales – Universidad

de Buenos Aires (CEICS – UBA)

Mesa número 8: Estudios sobre Elites: actores, escenarios e instituciones

Autorización de publicación: Sí

Page 51: Slaby, Elítes en Los Márgenes Imágenes de Lo Propio y Lo Otro

¿Burguesía o elite? Los hacendados coloniales a partir del estudio de Antonio Rivero de los Santos (1762-1802)

Juan Gabriel Flores

CEICS-UBA

El presente trabajo tiene por objetivo realizar un acercamiento hacia la definición social del

“hacendado-comerciante” del Río de la Plata tardo-colonial. Nuestra intención consiste en problematizar,

a partir de la evidencia hallada, la caracterización de “elite” atribuida al hacendado colonial rioplatense

por la historiografía académica. Aquí analizaremos tanto el ciclo social vivido por Antonio Rivero de los

Santos, su asentamiento y avecindamiento en Buenos Aires, así como su vinculación con otros

comerciantes, estancieros y sus negocios.

Las elites y clases

La autoproclamada “renovación historiográfica” que ha predominado desde los años ’80 en

Argentina ha encarado los estudios sociales de este tipo con el concepto de “elites”, atendiendo a un

criterio subjetivista. La concepción de la existencia de una “elite” entendida como un grupo de notables

que se ve y es visto con legitimidad para ejercer la conducción de una sociedad implicó una ruptura con

la indagación de los sujetos colectivos en tanto “clase”. El temor a las determinaciones sociales y

económicas del materialismo histórico –mal comprendida por los historiadores “renovadores” como una

simplificada relación entre comportamiento y estructura social- llevó a la historiografía a plantear que la

clase dominante colonial no se trataría sino de una elite compuesta de “actores sociales” enmarcados en

redes de alianzas familiares y amistades que les permitiría mantener un patrón diversificado de inversión.

Así las relaciones sociales se volvían aleatorias y las familias/empresas adquirían un perfil polivalente,

modificando su perfil económico ante cada coyuntura y readaptándose ante la apertura de nuevas

oportunidades del mercado internacional tras la Revolución. De este modo, hacendados y comerciantes

monopolistas se integraban a un mismo grupo social. En esta concepción, la misma Revolución se habría

producido en ausencia de motivaciones sociales en disputa, borrando de este modo la existencia de las

fuerzas sociales organizadas en torno a un proyecto revolucionario o a la defensa del orden feudal. La

revolución sería de este modo, un reacomodamiento y “transformación” de las mismas “elites”1.

Otro aspecto de importancia en los estudios de los hacendados y comerciantes entendidos como

elite en general, es el análisis de las jerarquías estamentales –menos rígidas que las de otras regiones-

como constructor de sujetos colectivos. La “sociedad menos renovada que su economía” de Halperin

Donghi2 se trasladó a los trabajos que analizaban la campaña, sugiriendo que las líneas de demarcación

1 Halperin Donghi, Revolución y Guerra, formación de una elite dirigente criolla, Siglo XXI, 1972 2 Ibid. Pág. 52

Page 52: Slaby, Elítes en Los Márgenes Imágenes de Lo Propio y Lo Otro

estamental se anteponía a las clases aún no conformadas en un período de transición, como si en el

Antiguo Régimen no existieran determinaciones materiales analizables3.

Del mismo modo, este rechazo a la idea de un conflicto de clases entre hacendados y

comerciantes primero en términos corporativos y luego revolucionarios, hizo a los autores caer bajo un

enfoque empirista al momento de analizar la comprensión de estas figuras históricas. De este modo, pese

a la erudición y documentación presente en sus trabajos, los autores no pudieron acceder a una instancia

de análisis científico y conceptual por fuera de los conceptos epocales4. La fundamentación radicaba en

que utilizar las etiquetas “fijas” y “estáticas” ó “meramente descriptivas” no era fructífero para analizar la

realidad social, debiéndose en cambio, atender a los “nexos” y “relaciones que articulan a la clase”. Así

para estos autores se vuelve importante conocer “cómo se ve esta sociedad y como nombra y clasifica a

sus componentes” en el marco de una sociedad de Antiguo Régimen, donde las clases no estarían

“plenamente configuradas”5.

Por su parte, en los estudios de campaña, Garavaglia y Jorge Gelman han trazado la descripción

de una sociedad dinamizada por la movilidad social y carente de una definición social: así la sociedad se

podía dividir en “pastores”, “labradores”, “agricultores” y “hacendados”. Pero como admitía el propio

Garavaglia, “las líneas sociales que separan a estas figuras sociales tienen siempre límites muy difusos en

sus fronteras. Como no era sencillo marcar una línea estricta entre pastores y agricultores, no será fácil

establecer una frontera entre estos agricultores y los hacendados”6. En efecto, el mismo Garavaglia

admite las deficiencias del puro empirismo presente en su trabajo. El problema es que si los conceptos

utilizados no pueden establecer un criterio de definición social que remarque las diferencias entre sujetos

sociales históricos, claramente lo único que podemos hacer es dudar de ellos. De lo contrario, con un

mismo concepto podríamos estar señalando dos objetos distintos. Siendo así, el propio Garavaglia

precisaba en un pequeño apartado algunas cuestiones metodológicas:

“Podríamos haber inventado una complicada clasificación en función de los montos medios por

unidad productiva, pero ¿qué valor tendría realmente esto? El lector tendría así el reflejo obvio: separar

en forma tajante a los actores sociales en grupos claramente estancos, es decir, ¡casi como si fueran

‘clases sociales’!”

Estamos entonces ante otra cuestión: la malcomprensión del concepto de “clase”. En primer

lugar, porque una clase en un sentido marxista no hace alusión a una división social necesariamente

“estanca”. La complejidad de la realidad material puede ser analizada a partir del pasaje de una clase

social a otra sin ningún problema. Entender entre qué clases se efectúa ese pasaje es el asunto a revisar.

3 Mayo, Carlos. Op. Cit. 233-235 4 Garavaglia, Juan Carlos, Pastores y Labradores, Ediciones de la Flor, 1998. 5 Fradkin, Raúl. “¿Estancieros, hacendados o terratenientes? La formación de la clase terrateniente porteña y el uso de las categorías históricas y analíticas (Buenos Aires, 1750-1850)”, en Bonaudo, Marta y Pucciarelli, Alfredo (comps.): La problemática agraria, CEAL, Buenos Aires, 1993, t. I 6 Garavaglia, Juan Carlos, Op. Cit. Pág. 316.

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Del mismo modo, aplicar el concepto de clase en el análisis no implica que en determinados momentos

de agilización de transformaciones estructurales, encontremos clases en descomposición y clases en

gestación. Es una incógnita por qué estos autores consideraron que esta noción de “estatismo” era

atribuible al materialismo histórico. Por otro lado, que las clases –modernas- no estén para el período

“plenamente configuradas” no implica ausencia de determinación material.

Es cierto, sin embargo, que el materialismo histórico propone una “tajante” definición social.

Como ya dijimos, toda definición social debería ser tajante. De otro modo, no habría “definición” alguna.

El problema es que en ningún momento las clases deberían ser definidas por el “monto medio” de las

unidades productivas. Más bien, la clave de definición social debería radicar en la comprensión de las

relaciones sociales de producción. En efecto, es la forma en que la sociedad se organiza para producir -

determinando las formas de reproducción social y material de sus partes- el criterio de división social que

pregona el materialismo histórico. Aquí precisamente, se defiende su implementación como principio de

inteligibilidad del universo presente en la sociedad tardocolonial rioplatense.

En resumen, la idea que nos presenta la renovación historiográfica es que todo “hacendado-

comerciante” sería parte de la “elite colonial”. Con el fin de revisar esta caracterización, hemos decidido

partir del análisis de uno de sus más opulentos representantes: Antonio Rivero de los Santos. El estudio

de caso adquiere así una importancia fundamental para la comprensión de una clase, como sujeto

colectivo. No se aísla en si mismo sino que se conecta con otros sujetos colectivos de la colonia. Aquí

veremos el problema de la reproducción social de Rivero. Hasta el momento, dos autores se ocuparon de

indagar acerca de la figura de Rivero de los Santos. Emir Reitano ha dado cuenta de la testamentaria y la

riqueza de Rivero, haciendo hincapié en su aparente opulencia y señalando que se trataba de un

“comerciante absentista” con una estancia que oficiaba de fuente “alternativa de ingresos”7. De todos

modos, por tratarse de un estudio de la totalidad de la comunidad portuguesa en general, no ha ahondado

en un estudio comparativo entre la faceta mercantil y la faceta ganadera de Rivero. Juan Carlos

Garavaglia, por otra parte, ha dedicado un estudio cuantitativo reducido al complejo estanciero “Los

Portugueses”, sin hacer mención de sus conexiones mercantiles8. De este modo, no se pudo avanzar hacia

una comprensión integral de sus formas de reproducción social. Este trabajo intenta completar este vacío.

Antonio Rivero de los Santos y el avecindamiento

Si observáramos superficialmente las actividades de Rivero de los Santos, podríamos definirlo

como un sujeto perteneciente a la elite porteña. En efecto, negocios diversificados, inversiones varias y

7 Emir Reitano, Los portugueses del Buenos Aires tardocolonial: inmigración, sociedad, familia, vida cotidiana y religión. Tesis de doctorado, Universidad Nacional de La Plata, Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación [Disponible en http://www.fuentesmemoria.fahce.unlp.edu.ar/tesis/te.237/te.237.pdf ] Pp. 208-209 8 Garavaglia, Juan Carlos, "Tres estancias del sur bonaerense en un periodo de. 'transición' (1790-1834)." en Maria Mónica Bjerg y Andrea Reguera, Problemas de Historia agraria. Nuevos debates y perspectivas de investigación, Instituto de Estudios Histórico Sociales, Facultad de Ciencias Humanas, Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires. 1995

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alianzas familiares (con los Escalada, familia importante de Buenos Aires) serían motivo suficiente para

comprender al propietario de la estancia Los Portugueses como un representante de la “elite” en tanto

“hacendado-comerciante” absentista. Sin embargo, nos parece que debemos ser más cautos al sostener

tamaña declaración y encarar un estudio que desnude cuál es el determinante de la reproducción social de

Rivero como sujeto. Nuestra hipótesis es que el traslado de Rivero hacia Buenos Aires habría redefinido

su condición de clase social, transformándose en un burgués. Analicemos entonces cuidadosamente el

ciclo social vivido por nuestro personaje.

Antonio Rivero de los Santos era un comerciante portugués originario del vecindario de

Villanueva de Gaya, ciudad de Oporto. Gracias a la testamentaria legada, en Colonia de Sacramento

conocemos que Rivero formó una compañía comercial con Juan Teijeira Pinto, otro comerciante

portugués residente en Río de Janeiro9. La misma compartía pérdidas, ganancias y deudas.

Aparentemente, Rivero y Teijeira comerciaban no sólo con otros comerciantes portugueses sino también

con comerciantes de Cádiz. Más allá del conocimiento de los montos de unas deudas y de un giro

comercial de cueros, no tenemos mucha información acerca de los mecanismos de comercialización y

estrategias de reproducción del mentado Rivero en esta primera fase.

En 1762, Rivero tuvo un cambio fundamental en su trayectoria social. En efecto, el asedio de las

flotas españolas sobre Colonia de Sacramento (hasta entonces en manos portuguesas) producido en

octubre bajo la orden de Pedro de Cevallos, en el marco de la Guerra de los Siete Años, marcó un

momento bisagra. Al respecto, en 1775, ya desde Buenos Aires, Antonio Rivero solicitó una carta de

naturaleza que le permitiera ser tratado como un “natural del Reino de Castilla”. Así debió dar testimonio

de cómo operó su traslado y asentamiento en Buenos Aires, rigiéndose por las capitulaciones declaradas

tras la batalla. Para ello debió otorgar un Juramento en manos del Señor Auditor de Guerra y, de este

modo, se le concedió la facultad para el libre transporte y se le aseguró que se lo trataría como a cualquier

español natural.10 Otra condición para ser aceptado en Buenos Aires fue la paga de un tributo por única

vez en 1763. Pablo Beruti –funcionario de la Real Hacienda-, al respecto, certificó dicha paga por el valor

de 13089 pesos y 4 reales. Dicha suma conformaba el 46% exigido a todo portugués con pretensión de

trasladarse. Por lo cual, el total de riqueza propiedad de Rivero al momento de la conquista española de la

Colonia de Sacramento ascendía a los 28786 pesos y 7,5 reales, según consta de la tasación oficial. Así,

parece que unos meses después Rivero arribó a Buenos Aires con una suma de 15697 pesos. Se trata de

una acumulación previa, aparentemente generada en la esfera de la comercialización.

Por otra parte, por orden del gobernador Pedro de Cevallos, Rivero fue nombrado en 1762 como

“Vecino” principal y alcalde de barrio, logrando un aparente reconocimiento en la ciudad y el Cabildo de

Buenos Aires. Sin embargo, no podemos dejar de señalar que se trata de un cargo menor en el Cabildo.

9 AGN, Sucesiones 7777 10 AGN IX, 35-3-3

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Incluso sus titulares muchas veces debían desembolsar una suma para costear su ejercicio, razón por la

cual era bastante común que intentaran escapar de sus obligaciones.

Tenemos más datos sobre el proceso de avecindamiento de Rivero. Manuel Alfono le había

vendido el 27 de marzo de 1770 una casa ubicada en el barrio de San Juan por la suma de 4000 pesos11.

Luego, encontramos otra compra-venta de propiedades vendidas a Rivero por don Manuel Rodriguez

Sarcedas12. Este último parece ser un personaje sumido en la quiebra y sujeto a numerosas dependencias.

Por lo tanto, en 1770 encontramos a Sarcedas vendiendo sus propiedades: el 14 de marzo Rivero compra

una de ellas en 5 mil pesos. Otra propiedad vendida por Sarcedas sería una quinta con obrajes de cuatro

cuadras, ubicada en el ejido de la ciudad de Buenos Aires.

En 1775, Rivero declaró ya haberse asentado “con toda su familia y bienes muebles en esta

Capital [donde procedió] a comprar haciendas de campo, como son estancia, chacra y quinta, y casa en el

Pueblo”. Tras las insistencias, el Rey finalmente a través de una Real Cédula del 6 de mayo de 1776

concedió a Rivero la tan solicitada carta de Naturaleza y los derechos correspondientes, convirtiendo a

Rivero en “natural” de los Reynos de Castilla. De este modo, Rivero adquiría el permiso para vivir,

comerciar y obtener encomiendas y oficios, gozando de este modo de libertades, prerrogativas e

inmunidades. También estaba habilitado para obtener empleos, tratar y contratar sin que se le ponga

embarazo alguno13. Efectivamente, lo que encontramos aquí es la necesidad de un hacendado portugués

de acudir a una autoridad Real para solicitar el permiso contratar y efectivizar negocios, con el fin de

apuntalar los niveles de acumulación. Para 1790, Rivero posee en su haber un patrimonio tasado en

66092 pesos (incluyendo estancia, casa en la ciudad, géneros)14.

En su morada ubicada en la ciudad de Buenos Aires, Rivero tenía una tienda con géneros varios.

La tasación de 1790 posee una lista detallada de los acreedores de Rivero durante el cuidado de la tienda

con su yerno, Felipe de Escalada. En esa lista, muchos se declaran como “estancieros” o “mercachifles”,

sentando la posibilidad de que Rivero se encargue de habilitarles insumos y mercancías necesarias para la

producción y para la comercialización15. Además, gracias a algunos expedientes, sabemos que Rivero

habría comerciado aguardiente, yerba, ponchos o algodón en el comercio urbano. Rivero además tendría

vínculos con comerciantes atados a giros comerciales en el interior del virreinato. Conocemos algunos de

ellos gracias a expedientes y cartas. Tales son los casos de Nicolás de la Torre –un giro de géneros a

Paraguay-16 ó Manuel Abarrategui –Mendoza-17. Otro contacto mantuvo Rivero en 1777 con el

11 AGN, Protocolos Notariales Rn°6, 1770 12 AGN, Protocolos Notariales Rn°6, 1770 13 AGN IX, 35-3-3 14 Si tomamos la trayectoria de Diego de Agüero como ejemplo de referencia, la riqueza de Rivero aunque no fuera menor, se encontraba rezagada de la de los comerciantes feudales. Agüero en su momento más álgido sumaba un patrimonio de 100 mil pesos. 15 AGN, Sucesiones 7777 16 AGN IX, 36-5-4 17 AGN IX, 39-2-1

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monopolista Diego de Agüero18. Es así que, en este caso, tenemos a Petrona, esposa de Agüero en un

giro comercial vinculado con el propio Rivero. Petrona (que está en Chile), le entregó al padre [Julián

Gregorio de Espinosa] "la plata que me debía entregar Antonio Rivero de los Santos, de la factura que le

fié que importaba 1647 pesos 6 reales y quisiera que me mandases la cuenta hecha, a ver lo que me toca

de mi comisión, porque ni aún eso me ha entregado mi padre porque esta tan sumamente ocupado que no

he querido decirle que haga la cuenta".19

La estancia de Rivero de los Santos

El primer dato certero que tenemos sobre la ocupación de la estancia en Samborombón es que

Rivero en 1763 obtiene ganados y casa en dicha región mediante el cobro de una deuda contraída por el

difunto Francisco Rivero Lima. Para 1771, Rivero vendería ganado a una compañía, como la de José

Suárez y Manuel González. En efecto, Rivero les habría vendido once mil reses a razón de seis reales por

cabeza, setenta y ocho caballos sanos a razón de dos pesos, treinta y un caballos a ocho reales, sesenta y

dos yeguas a tres reales por cada una, cuarenta redomones a diez reales cada uno, nueve potros a seis

reales cada uno, treinta y tres bueyes a cuatro pesos cada uno20. La suma total ascendía a 9030 pesos y 6

reales. Estos datos desmienten claramente a Garavaglia cuando mencionara que Rivero habría

conseguido su ganado a partir de la percepción de diezmos en la década del ’80.21

¿Por qué Rivero vende tanto ganado a la compañía? Debemos comprender que la estancia se

ubicaba en lo que en esa época constituía una región fronteriza. Mantenerse allí demandaba protección y

una inversión muy alta, tal vez más de lo que Rivero podía costear. En efecto, la producción de ganado en

una escala de once mil vacunos aproximados22 requería de una extensión de tierra muy amplia y una

capacidad de control del ganado esparcido, para lo cual se necesitaba una cantidad de dinero suficiente.

Sin embargo, el nivel de acumulación de Rivero no parece alcanzar dicho nivel. En otras palabras, las

condiciones sociales de la producción de ganado en la campaña porteña no permitían en 1771, una

producción en tamaña escala. Rivero se vio forzado por las limitaciones impuestas al desarrollo agrario

capitalista. Debió entonces reducir en lugar de ampliar su escala de producción, para así poder adecuarse

a los límites que el precario Estado colonial afrontaba para la expansión y el control de la campaña.

Otro dato proveído por la transacción que figura en el Registro de Escribanos refiere al grado de

ocupación de las tierras que el mentado Rivero tendría para el año 1771. En el momento que hablaba de

los bienes de la transacción mencionada, Rivero dijo al pasar:

18 Para un estudio detallado del rol de Agüero en la Revolución de Mayo, como representante de la contrarrevolución, véase Schlez, Mariano. Dios, Rey y Monopolio, Ediciones RyR, 2009. 19 Carta de Petrona de Gregorio Espinosa a Diego de Agüero, 10 de octubre de 1777, Museo Histórico Nacional (Montevideo), Archivo Diego de Agüero. 20 AGN, Protocolos Notariales Rn° 6, 1771 21 Garavaglia, Juan Carlos, Op. Cit. 22 Tenemos que dudar si efectivamente se trata de once mil vacas las vendidas a la compañía. Podemos suponer que se trataba de ganado esparcido, razón por la cual, puede tratarse hasta de un número impreciso.

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“todo lo referido se halla en la Estancia que tengo establecida y poblada en el paraje llamado

Samborombón inmediato a la Isla de todos los Santos, en tierras realengas a que no tengo otro

derecho que el estar allí posesionado”23

Es decir, en 1771, Rivero ya estaba asentado en la campaña sin detentar por ello la propiedad de

las tierras que ocupaba. Para 1786, sabemos que Rivero denunció una serie de tierras fronterizas ubicadas

en Chascomús, expandiendo los límites de su ocupación y buscando consolidar un derecho de propiedad.

Por este motivo, debió litigar con un grupo de ocupantes precarios, la mayoría de ellos, milicianos

instalados por Vértiz en 178024. Para 1789 y 1790, en el curso de otros dos litigios por tierras, Juan de

Almeyra –procurador de Rivero- exhibió los títulos en cuestión, por lo cual podemos sostener que Rivero

ya era efectivamente un propietario reconocido por el Estado. ¿Cómo accedió a la propiedad de la tierra?

Por la moderada composición y compra, un trámite costoso pero implementado sistemáticamente desde

1790. Así lo indicaba Almeyra en la solicitud de una licencia para que Rivero porte armas en su estancia,

con el fin de hacer frente a los “barbaros indios”: “mi parte ha poseído muchos años ha la estancia con

conocimiento de ser realengo su terreno, hasta las circunstancias presentes que admitido a moderada

composición se le tiene despachado el correspondiente título”.25

Otro dato para agregar es que en el transcurso desde el ’63 hasta el año ’75, Rivero construyó en

plena campaña y con sus propios recursos todo un fuerte de contención a los indígenas y resguardo de la

Guardia, llamado el fuerte del Zanjón, ubicado a orillas de Samborombón26. Aparentemente, todas las

autoridades de la frontera tendrían conocimiento de esto: el Sargento Mayor de Caballería don Francisco

González y los tenientes don Francisco Balcarce, don Francisco Ulibarri y don Vicente Pereira. Estos tres

últimos oficiaron de testigos de Rivero, afirmando que las Guardias se alojaban allí cuando fuera

necesario. Al respecto, atendamos al testimonio de Vicente Pereira:

"En obedecimiento del Superior Decreto, que antecede debo expone a VS que me consta hizo el

suplicante el fuerte que llaman de Samborombón a sus expensas, por haber presenciado el trabajo de dha

casa que se hacía por sus esclavos, peones asalariados; y juntamente me consta sirve la casa de abrigo

a la Guardia que se asienta en aquel puesto, por las muchas y repetidas veces que en mi estancia situada

en el camino del que de la Ciudad se hace a dho paraje SanBorombón, se han dado los caballos

necesarios a muchos de dha Guardia. Septiembre 7 de 1775"27

A partir del testimonio podemos entonces percibir el hecho de que Rivero ya poseía esclavos y

contrataba asalariados en la campaña. Por lo tanto, es claro que su estancia registra actividad, incluso en

23 AGN, Protocolo de Escribanos Rn°6, 1771 24Banzato, Ocupación y acceso a la propiedad legal de la tierra en la región nordeste del Salado: Chascomús, Rancho y Monte, Tesis de Doctorado, UNLP, FAHCE, 2002 25 AGN IX, 31-4-8 26 AGN IX, 35-3-3 27 AGN IX, 35-3-3

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un momento previo a la creación del Virreinato y a la sanción del Reglamento de Libre Comercio que tan

determinante fue para el crecimiento exponencial de la ciudad de Buenos Aires.

Gracias a la testamentaria de 1790, tenemos conocimiento detallado del inventario de la

estancia28. La tasación muestra en primera instancia, la existencia de una edificación –la casa- con más de

un pozo de balde29, un horno de hacer pan, un techo de tejas, corrales hechos de postes de ñandubay –

como es frecuente-, un oratorio y una pulpería. Asimismo, se especifica el precio del ganado y el costo de

los esclavos. Las medidas generales de la estancia, según la fuente, completan 41850 has tasadas en 2906

pesos y 2 reales. Tomando en cuenta los casos analizados en otras regiones del Río de la Plata, “Los

Portugueses” se trataba de uno de los complejos estancieros más grandes de la campaña.

En materia de equipamiento, la estancia cuenta con instrumentos de labranza. Sin embargo, no se

deduce qué nivel de producción agrícola había allí30. Respecto al resto de los ganados, el tasador

contabiliza –con el acompañamiento de algunos vecinos- 7450 pesos y 2 reales entre las cabezas de

ganado, la acción de la marca y las marcas. También hay un número significativo de caballos, yeguas,

burros hechores, ganado ovino y la presencia de producción de mulas. Pero la predominancia ganadera

corresponde al vacuno, habiendo 2860 cabezas de vacuno marcado y otras 359 cabezas sobre las 500

terneras que aparentemente habían sido entregadas a su hijo, Liborio Rivero de los Santos en función de

su servicio de administración de la estancia. Así, encontramos puntualizadas las siguientes cifras:

Tasación del ganado de la estancia de Rivero de los Santos, 1790.

Cantidad Pesos Reales Vacuno 3219 4023 Lecheras 25 100 Bueyes 72 360 Burros 17 21 3 Equinos 1478 1166 4 Mulas 41 82 Ovejas 410 76 7

Fuente: AGN, Sucesiones 7777

Por otra parte, en lo que hace a la mano de obra, encontramos en 1790, 13 esclavos (12 hombres y

una mujer con un bebé), un número aparentemente muy por encima de la media de mano de obra forzada

en las estancias, si tomamos como válidos los cálculos de Carlos Mayo (cuatro esclavos por estancia31).

Estos están tasados en 5746 pesos, representando entonces aproximadamente un 25% del valor total de la

estancia. Asimismo, encontramos que dos de ellos pueden oficiar de capataces.

Ya en 1805, unos años después de la muerte de Rivero, otra tasación realizada nos muestra un

poco más la complejidad alcanzada en el orden productivo: el complejo se dividía en tres formaciones

28 AGN IX, Sucesiones 7777 29 Al respecto, señala Carlos Mayo, que sólo una cuarta parte de las estancias contaban con un pozo de balde. Véase Mayo, Carlos. Estancia y Sociedad en la Pampa, Biblos, 1995. Pág. 42. 30 Liborio se encargaba de la agricultura personalmente por lo que las cuentas no se encontraban en las sucesorias. 31 Mayo, Carlos. Op. Cit., Pág 41

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bien definidas con su propio capataz. La estancia nos acerca cifras que hablan de un claro crecimiento del

stock ganadero. En total tenemos 13685 vacas tasadas en 12077 pesos, divididas en sistemas de dos o tres

rodeos por estancia. Del mismo modo, se encuentran precisadas las manadas de ganado equino según el

carácter de su pelaje. El número total asciende a 3554 unidades tasadas en 1897 pesos. Sigue habiendo

ganado vinculado con tareas agrícolas y ganado mular.

Tasación del ganado de la estancia, 1806

Tipo de ganado Cantidad Pesos Reales Vacuno 13685 12077 5 Equino 3554 1897 3 Mulares 171 286 Ovinos 800 50 Bueyes 39 156

Fuente: estimación personal en base a AGN, Sucesiones 7776

Respecto a la mano de obra, podemos considerar algunas cifras que exceden al período aquí

tratado. La estancia de Rivero debió desembolsar entre 1802 y 1812, un aproximado de 14791 pesos en

gastos de mano de obra, siendo éste el principal rubro entre los gastos de la estancia. Estos gastos

incluyen jornales así como mercancías varias compradas para abastecer la mano de obra. Además, entre

1807 y 1812 la estancia debió contratar un número de 109 peones, distribuidos en 12 mil jornadas

laborales. De ese total de 12 mil jornadas, un 63% debió ser cumplida por los peones, mientras el restante

37% por los esclavos. En efecto, son los gastos en mano de obra el rubro predominante en las salidas

totales de la estancia. Por otra parte, al parecer la importancia sustantiva de los peones –como mano de

obra asalariada- demostrarían el proceso de gestación de nuevas relaciones sociales.

Por otro lado, el desafortunado hecho de no exhibir José Rubio –el administrador general de la

testamentaria- el libro de cuentas de 1790-1802 no nos impide conocer aunque sea superficialmente la

importancia del rubro en los negocios de Rivero. En base a un expediente comercial al cual hemos

accedido, sabemos que Rivero estableció en 1785 un vínculo con Francisco Alonso Valdés, comerciante

de Buenos Aires, a su vez conectado con el Comercio de Cádiz. Entre otras cosas que mencionaremos

más adelante, se destaca el hecho de que Rivero comerciaría mediante Alonso –que viajaría

inmediatamente a Cádiz- un stock de “2250 de cueros vacunos al pelo” en un negocio que esperaban les

diera de ganancia la suma 5035 pesos32. Tenemos también alguna información sobre las compañías

establecidas por Rivero. Por ejemplo, para 1802 sabemos que estableció una compañía con su procurador

Juan de Almeyra para abastecer el presidio con ganado. Asimismo, sabemos que Rivero –como otros

criadores de la campaña porteña- vendería mulas a una compañía integrada por su hijo, ocupándose

aquella de la venta mular en Salta y Santa Fe para la invernada.

32 AGN IX, 30-9-8

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¿Qué nivel de producción mercantil destinada al abasto de Buenos Aires se desarrollaba en la

estancia en esta época? Aunque no podemos saberlo con exactitud, dada la ausencia de datos sistemáticos

para el período que aquí tratamos, sí podemos inferir algunas cuestiones. Aquí adjuntamos un cuadro

donde hemos sistematizado cifras por período y rubro de venta tras la muerte de Rivero (1802-1809).

Consideremos que se trata de años dificultosos para el comercio: las guerras se encontraban a la orden del

día y muchas veces incluso debía abrirse el puerto al comercio con navíos extranjeros:

Ventas de ganado y cueros de la estancia (1802-1809)

Año Producto Pesos Reales 1802-1806 5237 Vacunos 12460 4,25 1803 307 Mulas 614 1802-1806 2790 Cueros 3713 5,5 1806-1809 2881 Vacunos 6387 4 1806-1809 27 Mulas 54

Total 23229 5.75

Fuente: estimación propia en base a AGN IX, Sucesiones 7777

Desagreguemos el primer valor en cuestión y tomemos únicamente los datos inmediatos a la

muerte de Rivero: allí encontramos que entre el 2 de marzo de 1802 y el 28 de febrero de 1803, la

estancia registró una venta de 1426 cabezas por el valor de 3666 pesos y 2 reales. Considerando que para

el abasto como para el autoabastecimiento, se suele apartar alrededor de un 10% del stock (de lo

contrario, se vería en problemas la reproducción del ganado a largo plazo), podemos suponer que la

estancia tenía para esta fecha un número aproximado de 14 mil vacas, cifra que parece mantenerse

estable para 1805, pero que implica un crecimiento sustantivo si consideramos las 3219 presentes en

1790. Por otro lado, si tomamos en términos comparativos la venta de 2790 cueros por 3713 pesos

durante el período 1802-1806, parece que el rubro de venta de ganado en pie predominaba en esta

estancia. Así la expansión productiva no parecía estar necesariamente atada al mercado internacional,

jugando el mercado local un papel fundamental.

A modo de cierre: preguntas para comprender a una clase

¿Cómo podemos definir socialmente a Rivero? Ya hemos planteado nuestros reparos

metodológicos al concepto de “elite”. En efecto, si nos colocamos desde una perspectiva materialista, no

parece que podamos igualar a Rivero con cualquier comerciante monopolista. Para aseverarlo

deberíamos, en primer lugar, señalar desde un perfil comparativo qué grado de importancia tenía la

estancia respecto de los giros comerciales en la reproducción de Rivero como sujeto. No importa aquí si

Rivero habitaba efectivamente la estancia o era “absentista” porque se dedicaba a comerciar en la ciudad:

una relación social no se define necesariamente por el aspecto presencial. En segundo lugar, tenemos que

preguntarnos qué tipo de relaciones sociales explican cada una de las actividades en cuestión. Para ello,

encarar la comprensión de las relaciones de clase en las estancias de Rivero se vuelve una tarea

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fundamental. Lo es también encontrar qué tipo de limitaciones imponía el régimen colonial y monopólico

a la expansión de dicha actividad.

Aquí hemos dado cuenta de la expansión productiva de la estancia de Rivero. En efecto, Los

Portugueses se encontraba en franco crecimiento en términos de stock ganadero y organización

productiva. Hemos percibido la trayectoria de un Rivero que inicialmente debía reducir la escala de su

producción, adecuándose a las limitaciones del Estado colonial para garantizar el control de la región. El

mismo hacendado vería unos años después multiplicar crecientemente su stock y complejizar la

estructura productiva.

Del mismo modo, hemos percibido cómo desde 1763, Rivero explotaba un buen número de mano

de obra. Es por esto que podemos entender a Rivero como un sujeto perteneciente a una “clase

explotadora”. En efecto, Rivero no es productor directo de valor sino propietario de los medios de

producción. En tal sentido, el grueso de su ganancia correspondería a trabajo no retribuido a peones y

esclavos asentados en su estancia. Hemos precisado algunas cifras para el período de 1802-1812,

demostrando la primacía del rubro de gastos en mano de obra dentro de los gastos totales de la estancia.

Del mismo modo, serían los mismos peones aquellos que cumplieran un rol determinante en la estancia si

contabilizamos su incidencia en la totalidad de jornadas laborales. Estas jornadas no se insertan en ningún

tipo de régimen de encomiendas ó turnos rotativos de trabajo forzado. Serían las fuerzas del mercado las

que coaccionarían a los peones a concurrir a la estancia de Rivero a intercambiar su fuerza de trabajo por

jornales y especies. Además parece claro que más allá de la diversificación de los giros comerciales, entre

los mercados aprovechados por Rivero, predominaba el abasto de Buenos Aires. Por otro lado,

deberíamos indagar si el sistema de comercialización urbana del ganado establecido mediante la

instalación de corrales –con mecanismos de control propiciados por el Cabildo- recortaba la ganancia de

Rivero ó, si como dicen algunos autores, ya se veía presionado por la “libre oferta y demanda”33.

Ahora bien, ¿esto implica que Rivero como “explotador” era parte de la clase dominante?

Aunque uno tienda a pensar que por su opulencia, sus alianzas familiares o sus nexos comerciales lo

fuera, un análisis de la estructura material de la colonia nos podría sugerir que la expansión de esta

frontera ganadera capitalista se encuentra supeditada al viejo orden feudal en términos de clase. El libre

desarrollo de todas las potencialidades de Rivero como burgués se encuentra trabado por el régimen

monopólico que desde la circulación y con prerrogativas reales, extrae una ganancia extraordinaria. Un

estudio realizado a partir del caso de Diego de Agüero nos ha demostrado la existencia de una clase

comerciante feudal que encontraba allí su principal forma de acumulación34. No parece este ser el caso de

Rivero. Los giros comerciales presentados en este artículo parecen tener un lugar secundario en términos

33 Cuesta, Martín. “Precios y Mercados en Buenos Aires en el siglo XVIII” en América Latina en la Historia Económica, Vol. 14, Nº 2, 2007, julio - diciembre 2007y Dupuy, Andrea, “El estanco de carne y su crisis en Buenos Aires colonial desde una visión comparativa: del monopolio a la libre competencia”, en Revista Brasileira de Historia, San Pablo, vol. 30, nº 60. 34 Schlez, Mariano. Op. Cit.

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de valor y reproducción social. Rivero requería además la mediación de comerciantes gaditanos

para exportar cueros a Cádiz. Hemos visto los casos de mediación de las compañías acreedoras

como de comerciantes vinculados (como Francisco Alonso Valdés). Los tipos de giros comerciales

realizados por su cuenta parecen ser cualitativamente diferentes a los llevados a cabo por los

monopolistas como Agüero. Rivero, en efecto, no comparte un lugar dominante en la sociedad porteña

con los monopolistas. Más bien, parecen tener intereses contrapuestos aunque puedan (y deban)

convivir por un tiempo.

Además, podemos observar las distintas fases del asentamiento de Rivero y la necesidad de

acceder a las prerrogativas e inmunidades necesarias para consolidar sus negocios como burgués:

la necesidad de obtener una carta de naturaleza conferida por el Rey ó las constantes solicitudes y

litigios establecidos para adquirir y defender la propiedad de los territorios ocupados –

recordando que inicialmente no eran otra cosa que tierras realengas- son instancias que Rivero debe

afrontar y resolver si quiere consolidarse y apuntalar su nivel de acumulación. Se trata de obstáculos

propios del orden feudal para la acumulación capitalista.

En efecto, ni a una elite ni a una clase dominante. Rivero pertenecía a una clase explotadora

bajo condiciones subalternas en el nivel social y político: la burguesía. Por supuesto que comprendida

en un momento embrionario, de gestación de nuevas relaciones sociales en el marco de

transformaciones agilizadas por las revoluciones burguesas.

Bibliografía:

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vida cotidiana y religión. Tesis de doctorado, Universidad Nacional de La Plata, Facultad de

Humanidades y Ciencias de la Educación

Fradkin, Raúl. “¿Estancieros, hacendados o terratenientes? La formación de la clase terrateniente

porteña y el uso de las categorías históricas y analíticas (Buenos Aires, 1750-1850)”, en Bonaudo,

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I Jornadas Interdisciplinarias de Jóvenes Investigadores en Ciencias Sociales IDAES | UNSAM Mesa de trabajo N° 8 [email protected] Estudios sobre Elites: actores, escenarios e instituciones Matías David López - CONICET / IICom-UNLP Correo: [email protected] Se autoriza su publicación en las Actas. Título: Producción cultural, “elites culturales” y espacios de exhibición. Una aproximación a las experiencias en la ciudad de La Plata.

Resumen

Este trabajo es una primera aproximación que busca indagar en la configuración de un nuevo ciclo

de experiencias en la organización del campo cultural en La Plata, tomando específicamente la

conformación una nueva escena de exhibición y circulación de producciones culturales en las artes

visuales. Se analizan los casos de lugares y espacios alternativos que en los últimos dos años han

proliferado por la ciudad. Se los analizarán teniendo presenta sus propuestas de producción de

muestras, sus guiones curatoriales, los vínculos que tejan entre productores-gestores y sus

relaciones con los ámbitos institucionales. A su vez, nos preguntaremos si en la actualidad estos

espacios culturales de exhibición sean los “lugares de vida”, de entreteje de relaciones, los que

propician los encuentros y las apuestas de ciertas “elites culturales”, así como los lugares donde

pueden seguirse las “batallas de ideas” y algunas disputas de posiciones en el campo cultural.

Palabras clave

Escena cultural - nuevas elites culturales - campo intelectual – formaciones

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Introducción

Este trabajo se pregunta por la existencia de una nueva escena cultural en la ciudad de La Plata a

partir de la emergencia de nuevos ámbitos de presentación y exhibición de producciones culturales,

específicamente de producciones visuales. Los otros interrogantes que guían este trabajo serán

¿cómo es la construcción da las propuestas en cuanto a la agenda y curaduría? ¿Qué lugar le

asignan al espectador en esos nuevos espacios? ¿Qué vínculos tienen con los espacios

institucionales-estatales dedicados a la promoción de los artistas y cuál es su posicionamiento sobre

estos?

Primero se realizó un revelamiento de espacios culturales y se contabilizaron aproximadamente

unos veinte que tienen como una de las características en común haberse creado en los últimos años

-desde el 2010 muchos de ellos-. De este total seis experiencias fueron tomadas para el análisis, se

trata de los casos de: Casa C’est la vie, Galería Mal de Muchos, Librería y Galería Siberia, Club

Galería Cösmiko, Galería del club Alborada y las muestras organizadas por Síntoma Curadores,

esta última experiencia tiene como particularidad de que no “es” ni posee un “lugar” propio, sino

de una propuesta curatorial que va “moviéndose” por diferentes espacios, aunque la mayor parte de

sus muestras se realizaron en el Club Alborada.

Siguiendo una perspectiva metodológica principalmente cualitativa, en cuanto a las técnicas y

herramientas de recolección de datos y fuentes, se llevó adelante un trabajo de campo que consistió

en el acopio de materiales gráficos (catálogos, postales, afiches), un registro fotográfico, la

confección de un cuaderno observaciones de las muestras y exhibiciones realizadas en todos los

espacios, además de observaciones a otras prácticas cotidianas desarrolladas allí, se produjo una

serie de entrevistas a organizadores y participantes de los espacios culturales y, por último, un

seguimiento de archivo virtual de sus sitios web, blogs y espacios en redes sociales.

Los espacios, una aproximación

Comenzaremos por definirlos como espacios culturales para poder conceptualizarlos desde una

terminología que no limite al conjunto de las experiencias que se analizará. Por eso, preferimos no

utilizar los términos “galerías” ni “espacios de arte” (aunque sean dos de los más usados por las

propias experiencias). En ese sentido, se propone utilizar y adoptar la palabra “culturales” como

adjetivo por el “de arte”. A su vez, se le agregará de exhibición para sumar una característica que

puede distinguirlos de otros espacios culturales que también tienen importancia en la ciudad (sea

por caso los centros culturales y sociales, galpones culturales, etc.), experiencias que no entrar para

el análisis en los propósitos de este trabajo. Además, se los entenderá como espacios emergentes ya

que se trata de ámbitos generados recientemente –todos datan en su constitución de la última

décadas o de años recientes-, pero sobre todo por proponer y poner en escena una nueva camada o

generación de productores culturales –en el dibujo, la pintura, el graffiti, el grabado, la música y la

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producción audiovisual- que conformarían un nuevo escenario cultural, integrado por prácticas de

gestión cultural, circuitos de exhibición y consumo y redes de afinidad.

Estos espacios culturales emergentes de exhibición –por todo lo anterior no sólo entendidos como

espacios físicos para juntarse (y muchas veces amontonarse)- quizás sean el modo de organizar

cierta intelegestsia cultural contemporánea en la ciudad y de engendrar sus propios (micro)climas.

En este momento quizás sean estos espacios culturales –como en otros momentos fueron las

“revistas culturales”- los “lugares de vida”, de entreteje de códigos, relaciones y amistades -pero

también por eso mismo, de manifestación de exclusiones-, los que propician los encuentros y las

apuestas, así como los lugares donde pueden seguirse las “batallas de ideas” y disputas de

posiciones en el “campo cultural”. Además, son los lugares desde donde trazar el mapa de las

sensibilidades (intelectuales, culturales, artísticas, relacionales, etc.) de este momento presente.

Ahora bien, a quienes integran y participan de estos espacios podríamos identificarlos como una

nueva “elite cultural”, pero con una sustancial diferencia respecto de lo que se podría llamar “elites

dirigentes”, porque son dentro del aparato institucional-estatal local y provincial quienes ocupan

allí posiciones subordinadas. Los gestores/organizadores/participantes de los espacios culturales no

integran un gabinete de ministros ni forman parte de la construcción y decisiones de las políticas

culturales en el municipio, la universidad o la provincia. Sin embargo, si muchos de ellos trabajan e

integran estas maquinarias –pudimos relevar que varios son docentes, no-docentes y estudiantes

universitarios, empleados estatales en ministerios e inclusos en dependencias ligadas a “la cultura”

como teatros y museos, datos con los que se pueden identificar ciertas formaciones educativas,

rasgos profesionales y accesos culturales-(1) pero sin poder desarrollar una articulación política,

por lo que serían procesos paralelos antes que imbricados. Entonces, se trata de actores que

cumplen un rol subordinado en el andamiaje estatal-institucional pero que consideramos “toman la

posta” y “llevan la delantera” en la gestión y producción cultural en la ciudad, porque generan eventos

culturales de pequeña y mediana escala de relevancia para circulación y movimiento de producciones y

experiencias, de productores y participantes/espectadores. Entonces podríamos hablar de la emerngencia de

una “nueva élite cultural” que se empodera por fuera de las instituciones formales de las que muchas veces

forman parte.

A su vez, no podemos encontrarlos como actores importantes dentro del “mercado comercial del

arte” (2) aunque existan intentos incipientes de generar un “mercado de arte joven o emergente”.

En este sentido, son espacios que se predisponen cada vez más –con pequeñas tácticas y

herramientas de comercialización- a “vender obra”.

Sin embrago, si bien estos espacios –todavía- no son actores destacados y sistemáticos en la

valoración económica-comercial de obras, si podemos afirmar con son actores fundamentales en la

valoración y legitimación simbólica-cultural (Bourdieu, 2007) de producciones y productores

emergentes, constituyendo así un capital simbólico diferencial para estos. Pero entendemos que se

desarrolla una “sinergia” común: los espacios legitiman a ciertos productores y producciones, estos

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productores legitiman a los espacios al buscar o aceptar mostrar sus producciones allí y los

asistentes/participantes/espectadores/consumidores legitiman a los productores y los espacios

culturales.

Cösmiko se define como “galería de arte::club de amigos”. Muchas de las actividades que realizan

se vinculan con algunas de la escena cultural alternativa porteña: recitales de Fauna, Chancha Vía

Circuito, Rosario Blefari, Sara Hebe, exposiciones de integrantes del steet art de Buenos Aires

como Pum Pum, Nerf y Malatesta o talleres de autogestión teatral. También se observa una

articulación con la galería de arte “Fiebre” –ubicada en la Galería Patio del Liceo, Recoleta- en

donde CSMK ha realizado muestras con artistas platenses en el circuito porteño (“Ataque

platense”). Los productores que más promueve son: Activaciön Monastér, Agua Helada, Felina

SuperHeroína, Juan Rux (Festín Mutante), Valentino Tettamanti, Vic (Victoria Galeano) y

Tormenta, entre otros. Las principales actividades del espacio son la peluquería “Corte Salvaje”,

algunos talleres y eventos como fiestas, obras de teatro y muestras. En abril de 2012 Cösmiko se

mudo de casa pero no de barrio; ubicado desde ese momento en una casa antigua en calle 70

esquina 10, compone junto con el Espacio Tormenta y el Espacio de Felina SuperHeroína un nuevo

pequeño polo de producción cultural en la zona sur-este de la ciudad. Robertito y Leandro los

organizadores de Cösmiko –que a su vez integran al colectivo Activaciön Monastér- plantean que

su propuesta:

“Surge en sí por el tema que había muchísima gente pintando y por ahí no había espacios en La

Plata en donde mostrar que fueran alternativos, había galerías más académicas o para otro

tipo de artistas. Y como galerías jóvenes no había y surgió así, invitar a esos artistas a hacer

muestras. Cada un mes se cambian las muestras y cada artistas hace a su antojo lo que quiera

hacer”.

“Nos gusta darle la habitación para que puedan llegar a tunearla como quieran, que no sea

solamente colgar un cuadrito o una foto, darle libertad en la composición.”

“Nos gusta lo que invitamos. La variedad, la cuestión cósmica, en el sentido de las variedades,

de que todo conviva (…) La idea del nombre es el de la convivencia de que cada uno es un

mundo, un universo y de la convivencia de todo eso.”

A su vez, la denominación de Cösmiko además de galería es la de “Club”. La idea de combinar la

galería y con forma de club surge de la idea de que un club es un espacio “más social”. “La idea

inicial era asociar a la gente que viene con una acreditación, ponele una cuota por año, y después

tenías beneficios”. Plantea que seguramente en algún momento reactiven esa propuesta y formen

legalmente un club. La forma de funcionamiento del espacio es además de los dos responsables,

una red de amistades y afinidades que hacen posible las actividades.

Mal de muchos es una propuesta que integra una tienda de ropa y accesorios (o de “conceptos y

cosas para la vida” como enuncia su slogan) y un espacio de galería. Ubicada en un antiguo local

en el centro de la ciudad -49 e/ 4 y 5-, la galería busca generar una propuesta propia construyendo

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una agenda de exposiciones, muestras y pequeños recitales. Algunos de los productores que han

pasado con sus muestras son: Luxor, Una muñeca rusa, Santi Casiasessino, Tormenta, Corina

Arrieta y soyGarbíncompraMiscuadros, Felina SuperHeroína y Valentino Tettamanti, entre otros.

Las recientes actividades que inauguraron el 2013 fueron el festejo de aniversario de Una Muñeca

Rusa y continuó con la muestra “Solo viento sin viento” compuesta por dibujos, video e instalación

de Daniel Lorenzo. En cuanto ha algunas de las bandas que realizaron recitales –tanto como fechas

propias como en el marco de alguna de las muestras- fueron: 107 Faunos, Las Culebras, Javi Punga

y Matías Tanco. Además en muchos eventos hubo espacio para DJs y VJs como Cristian

Carracedo.

“La galería surgió en el mismo momento en que surgió el proyecto de Mal de Muchos, la tienda con

la galería incluida. (…) Pienso a Mal de Muchos como un concepto”.

“[los criterios] tienen que ver más que nada con buscar particularidades, gente que tenga una obra

propia, cosas que no vengan de lo académico (…) Puede ser un colectivo de artistas que genere algo

interesante. Pero me gusta eso, la gente que va abriéndose el camino, que creo que es lo que hago yo

también. Cuando abrí no tenía ningún antecedente claro de lo que estaba haciendo. Había centros

culturales pero no tenía en mente a nadie con quien compararme, más aun sentía que iba

improvisando y armando las cosas así, aprendiendo a hacer lo que estaba haciendo, no tenia un

referente claro (…) Sabía que era algo muy personal, eso sí, de entrada. Sabía que no era un centro

cultural, quería plantearlo de otra forma, tenía sus particularidades (…) yo sentía eso que la gente

que exponía ahí estaba como en mi casa.”

A su vez, la apuesta del espacio es generar muestras y otras actividades que apunten a lo

experimental. En relación a esos momentos de espectación Verónica afirman que “eran muy

amenos, bastante íntimos y eso a la gente le gustaba. Creo que es una característica del lugar que la

gente va y se encuentra (…) Las inauguraciones siempre tienen algo de que hacen que no sean

aburridas, que pase algo copado, que la gente se encuentra y conversa (…) que se producía diálogo

y eso no lo había vivido en otro lado, no digo que no suceda, a mí no me había pasado. (…)

Siberia es una galería y librería de “arte y diseño” que se encuentra en un pequeño local de

diagonal 79 e/ 6 y 55. Abrió sus puertas en el año 2011 pero con otra identidad: “Isla” era el

nombre que utilizó hasta casi la primera mitad de 2012 en la que esa sociedad –comercial y

afectiva- se terminó. A partir de ese momento el local cambia de nombre y se pasa a llamar

“Siberia”. Tiene un acento marcado en la venta de libros de arte y literatura (cine, fotografía,

plástica, ensayo, cuento, etc.) que lo distingue de otros espacios culturales y lo acerca a los ámbitos

literarios y las editoriales independientes. En palabras de Magdalena, gestora del espacio:

“Se perfila como galería de lleno, con artistas que laburen, generar proyectos específicos para el

espacio, que en esos espacios interactúen varias personas, porque para mi una de las cosas re

fundamentales es el trabajo en equipo, es muy re zarpado, aprendes un montón (…) es para mi algo re

valioso. (…) Vas aprendiendo un montón de cosas de otro, y uno también brinda eso que sabe.”

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“Esto se perfila un poco entre lo que es el dibujo y la pintura y por el espacio de pequeño y mediano

formato, me parece que es la línea que sigue el lugar. Que también esta bueno que vaya modificando, a

veces pienso que estaría bueno que venga alguien y punge todo así gigante y ya fue. Y me encanta

cuando pasa eso, a pesar que sea en la línea del dibujo y la pintura, me re interesa cuando pasa.”

“Lo que intento que acá ocurra es que estemos siempre en diálogo con gente de otro lugar. Eso me

parece re valioso. Porque cuando he organizado cosas que viene gente de Capital o de otro lugar, la

gente de La Plata no viene a visitarlo, es bastante selectiva la ciudad en eso me parece.”

C’est la vie abrió sus puertas en agosto de 2011 en una casona antigua –construida hace más de

150 años- compuesta por terraza, múltiples espacios y techos altos; se encuentra en la calle 55 e/ 4

y 5. La idea es que sea un “casa de cultura” que funcione toda la semana. Como dice una de las

cartillas de presentación: “Un centro cultural: útero que estimule, nutra y ramifique la necesidad

creadora por las calles y las mentes, el concepto de C´est la vie vino a darnos cuerpo y cerrar el

círculo”. Durante los días de semana en espacio se desarrollan diferentes talleres de yoga, teatro,

crónica periodística y fotografía, literatura, graffiti, guitarra y canto. Pero además se realizan ciclos

de lectura y pequeños recitales de música en vivo de bandas y solistas. Además, se plantea como un

espacio para muestras y exposiciones permanentes de pintura y fotografía. En 2012 abrió una

cafetería. Para desarrollar las actividades que se emprenderán desde el 2013, C´est la vie se asoció

con el grupo de gestores culturales “Medio Limón”. En abril de 2013 se abrió un espacio de

distribución y venta de libros y revistas de editoriales independientes gestionado por “Malisia

distribuidora y estantería”. Se plantea como objetivo promover espacios de construcción artísticos

orientados al intercambio y el encuentro, por lo que la casa esta abierta a recibir todo tipo de

propuestas. En ese sentido, siempre se está pendiente de la incorporación de nuevos talleres y

propuestas de eventos. Así, la apertura a variados proyectos artístico-culturales es una de sus

características, ya que incorpora muchas y variadas actividades. “El corazón grande como una

casa”, el título de una jornada que se realizó con el objetivo de reponer dinero y herramientas que

fueron robadas en los últimos días de 2012, puede ilustrar el concepto que busca el espacio para

con quien se acerque, que pueda sentirse como en su casa.

“A qué lugar iría yo, a que lugar me gusta ir a mí, qué es lo que quiero cuando voy a un espacio, la

idea surgió de ahí. (…) me gustan los lugares donde conversan un montón de disciplinas a la vez,

donde poder ir a ver un montón de cosas. Donde no específicamente vayas a ver una banda, o una

exposición, o ver uno que actúa. (...) a y mi particularmente no me gustan los lugares llenos de

gente” [risas]

“Quedo ‘la casa’, ‘me voy a la casa’ (…) Es una casona cultural, la idea que sea la casa de todos.

También pasa eso, como que la propuesta es re abierta que la gente venga y proponga qué hacer en

el espacio. Siempre la pregunto eso a las personas ¿cuál es tu idea?”

Alborada es un club y espacio cultural ubicado en 58 e/ 10 y 11 en el que se desarrollan

actividades como Kun fu, diversos talleres y se encuentra la biblioteca popular “Florencio

Ameghino”. Fundado hace 94 años, se encuentra en estas instalaciones desde 1950. Desde el 2011

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una nueva Comisión Directiva decidió generar cambios en el espacio e invitó a jóvenes productores

culturales de la ciudad para brindar espacios para talleres y eventos culturales y artísticos. Ese año

se llevaron adelante los encuentros “La Pantufleta refrescante” en los que se desarrollaron

intervenciones de graffitis en el patio y paredes internas y externas del club, exposiciones y bandas

en vivo. En 2012 se realizó en encuentro “ZigZag” que tuvo dos eventos previos (denominados

“Me gusta”) que también acercaron al espacio a diferentes productores –graffiteros, muralistas,

dibujantes, músicos, entre otros- locales, regionales e internacionales.

Para Lucas, integrante del Club –que además es productor de “pintura callejera” conocido como

Luxor- que se dedica a las actividades culturales, la idea de la Galería surgió porque:

“No había espacios para la plástica. La idea era explotar la plástica, no sólo lo musical. (…) La

Alborada es un espacio interesante, que hay que apostar y que no tienen límites. (…) Necesitamos

manos, que eso se alivió un poco el año pasado [2012] cuando los chicos [Síntoma curadores]

hicieron las movidas que me parecieron muy buenísimas, pero ellos vinieron como gente invitada,

necesitamos gente del lugar que quiera ponerse algo al hombre y de una forma seria, creo que eso es

lo que faltaría. Después el balance lo vi bárbaro, positivo, de no tener nada, de no tener un espacio

en la Alborada para que se pueda exponer se hicieron muestras super interesantes (…) Se logró

hacer algo.”

“[La diferencia con otros lugares de muestras] es el club. Hay que lograr que la Alborada sea como el

club de antes. El club es abierto y popular. Me aburre algo que sea raro.”

“Por ahí lo que tiene la Alborada es que las cosas explotan, viene gente y después no, quizás esa sea

la dinámica del espacio. (…) El lugar es grande, somos pocos y cuesta activar. Creo que la gente no

activa los espacios como antes, por convicción, quiere tener algo, no es por la convicción de apostar

a eso. Por ahí es muy romántico lo mío, pero bueno es una forma de ver la vida”.

Síntoma curadores surgió a finales de 2011 como una iniciativa que busca reprensar el espacio de

la curaduría y la exposición de las producciones culturales. En su página de Facebook se anuncia

que “indaga sobre los dispositivos de exposición y comunicación de las producciones simbólicas”.

En este tiempo lleva organizadas siete muestras, la mayor parte de estas fueron en el espacio de

galería del club Alborada y la primera muestra en la que aportaron fue “Caminates” de Luxor,

aunque como grupo Síntoma curadores su primer intervención fue en junio de 2012 con la muestra

“Copias fallidas de una imagen mental” de José Fraire. Realizan un trabajo minucioso de

seguimiento de la producción de los productores que eligen, generando charlas, entrevistas y

devoluciones para escuchar y luego proponer. Se busca en este proceso construir un “guión

curatorial” para proponer cómo esa producción “es leída” y se insertará dentro del campo cultural.

En ese sentido, Chempes y Daniel comentan sobre las propuestas y operatorias que realizan desde

Síntoma:

“Estamos pensando que la obra, la producción tiene que ser leía (…) hay que distinguir las líneas y

flujos que nos interesa resaltar para el guión que queremos armar, una parte nos va a interesar de lo

tuyo, no sos vos, es una parte que queremos leer. Y no lo queremos leer porque sí, sino porque vamos

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a espacios, vamos a lugares y nos parece que tiene que hablar con eso, con ese lugar donde quiere

incidir. Y a su vez, se da en un lugar físico concreto donde tenes que hablar con todo eso que tenes

alrededor. Entonces no es que desde tal teoría vos construir, sino que poner en juego las teorías en

función de tu querer hacer, de tu operación sobre la realidad. Por eso es que tenemos un aparato tan

ecléctico (…) a su vez, que no crea tanto en la teoría sino, que crea en la acción en la realidad, que

ponga a funcionar las teorías en función de la realidad que quiera operar”.

“Síntoma básicamente es una cuestión de ethos, de una voluntad de incidir sobre campo cultural, en

el cual nosotros estamos vivos, estamos trabajando (…) el dispositivo mismo, toda la forma de

abordar ese dispositivo es Síntoma. Es algo que en algún punto piensa la manifestación de algún tipo

de estructura.”

“El síntoma como lo que expresa el otro y trabajar un poco a partir del síntoma que el otro muestra,

y no ir a la enfermedad. Nos interesa un montón la crítica de obra y un trabajo más prolongado con

una discusión super profunda de por qué estas haciendo esto. Pero nuestra idea de síntoma era

‘bueno, corrámonos de ahí, trabajemos con lo que ya esta, con lo que esta saliendo, con lo que se

ve’”.

Entonces, se busca desde Síntoma generar dispositivos de comunicación -de discurso y

enunciación- para leer e interpretar diferentes líneas y flujos que tienen las producciones que

seleccionan buscado discutir en el campo cultural.

Realizando una síntesis de lo relevado, podemos afirmar que en relación a la constitución de los

espacios, se encuentra una marcada recurrencia de espacios privados –incluso algunos articulados

con ciertos locales de comercios-, en donde todos estos pagan alquileres y los gestores buscan

“ganarse la vida” con esos emprendimientos, es decir entendidos como su trabajo. La excepción

encontrada es La Alborada al tratarse de un club, es decir formalmente es una asociación civil sin

fines de lucro que se organiza mediante una Comisión Directiva y asociados, a su vez no paga

alquiler ya que es tiene un espacio propio. A su vez, se encontró que se trata de pocas personas

encargadas de la organización en cada espacio, muchas veces sostenidos por colaboraciones y

apoyos de amigos y conocidos. “Somos pocos en todo”, afirmó uno de los gestores.

En relación a la construcción de actividades cada vez más se dan espacios para pensarlas y

organizarlas entre gestores y productores de forma articulada, buscando en algunos casos, construir

criterios y pautas que encarrilen las actividades hacia cierto nivel profesional.

Por otra parte, muchos de los gestores consultados sostienen como idea posible, pero no

concretizada hasta ahora, la importancia de “generar lazos más estrechos entre espacios

emergentes”. Además, afirman que la legitimidad es necesaria y que principalmente esbrindada por

la gente que asiste a las muestras y eventos. En ese sentido, todos reconocen la importancia del

posicionamiento y la legitimidad para el desarrollo de las propuestas:“hay que posicionarse ante

unos otros”.

¿Nueva elite cultural?

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Ya mencionamos anteriormente que los que los gestores y productores estarían componiendo –al

menos como propuesta analítica- una “nueva elite cultural”. Pero, la propuesta no es delimitar a

actores individuales, sino más bien a un conjunto de actores, prácticas y representaciones. En este

sentido, se puede encontrar ciertos círculos, circuitos de espectadores/consumidores de los bienes

culturales, pero sobre todo de experiencias que promueve esta nueva elite cultural; en particular,

públicos que se habituaron a inauguraciones, muestras y exposiciones “de arte” (pinturas,

ilustraciones, fotografías, instalaciones, dibujos), así como propuestas musicales y literarias, que

cada vez más abundan en la ciudad, formando estos espectadores/consumidores también parte de

esa elite.

Entonces una elite cultural gestora-productora-espectadora que está inserta –y quizás busque el

monopolio- en la producción, acceso, uso y administración de bienes simbólicos. Quizás los

(próximos) desafíos que se están buscando es que ese circuito de espectadores-consumidores no

sean sólo los integrantes de la propia elite cultural (del propio “sector”), ampliar y ensancharlo a

otros “sectores”. Si bien hoy es el principal “consumidor” o público de muchas de las actividades y

eventos que se realizan en estos espacios emergentes tienen como principal destinatario a actores

que integran a la propia elite cultural –grupos e individuos que forman parte de redes de relaciones,

afinidades, amistades y complicidades- hay algunos intentos de salir “más allá”, de ampliar a los

destinatarios y apostar a nuevos públicos-espectadores.

Si bien el componente mayoritario –que podemos inferir por las descripciones dadas por os actores

implicados y por las diferentes observaciones en el trabajo de campo- de esta “elite” puede ser

compuesta por jóvenes, en su mayoría universitarios (estudiantes y/o docentes), en una franja

etaria que va entre los 18 a 40 años aproximadamente, no hay que descartar que sujetos que no

integran la categoría “joven” ni tampoco se encuentran en ese corte etario, sobre todo pensando en

años mayores, también forman parte de esta nueva elite productora y consumidora de sus propios (o

cercanos) bienes y producciones culturales.

Entonces, aunque hay un importante componente en los eventos y actividades de hacerlos para “los

mismos de siempre”, “para los amigos y cercanos”, para un “nosotros” delimitado, a la vez hay un

entendimiento de que hay que subir y ampliar las apuestas.

Formación, más allá de lo institucional

Uno de los interrogantes de este trabajo se refiere a cuál es la visión que los gestores de espacios

culturales emergentes tienen sobre las instituciones. En este sentido, nos parece importante poner la

mirada sobre lo que hacen y proponen las instituciones, sobre todo las ligadas a la cultura y las

artes. En las entrevistas y conversaciones encontramos en la mayoría de los casos por un lado,

cierto rechazo y por otro, cierta decisión de ignorar o no tener en cuenta a lo que en esos lugares se

Page 73: Slaby, Elítes en Los Márgenes Imágenes de Lo Propio y Lo Otro

desarrolla y propone. Sin embargo, se observaron algunos matices que, por ejemplo, enfatizan

sobre quienes están buscando activar dentro de esas instituciones ciertas apuestas renovadores.

“Considero que están muy venidos a menos los museos. Acá en general, el Provincial de Bellas Artes

recién hace un mes inauguró una muestra copada en todo el año, como tristísimo. El papel que

desarrollo el MACLA muy mal, esto todo muy venido a menos. De hecho yo soy una trabajadora del

museo y veo la desidia y la decadencia que hay en lo que es presupuesto, la gente que labura, y es

muy difícil, como que no hay una adecuación a la realidad, al momento que se esta viviendo, dónde

están los jóvenes hoy en esos espacios, los que estaban en el Microespacio los sacaron a la mierda,

que onda.”

“Son arcaicos, no miran hacia fuera, no saben lo que está pasando. (…) En esos lugares hay otro

circuito de artistas que ya están metidos dentro del circuito, que ya están legitimados –no estoy

diciendo que no sean buenos en lo que hacen- pero es eso, son parte de una especie de mainstreim

platense. (…) Cuando voy al Pasaje [Dardo Rocha] me da una sensación de abandono, todas esas

salas grandes vacías, las obras están paradas ahí, como a la deriva. No se como son las políticas

culturales de ellos, cómo es que manejan el lugar y cómo seleccionan a quien expone.”

“Sí, son como diferentes circuitos y depende de quien los maneje, hay gente más fresca.”

“[vamos] muy de vez en cuando. Al Pasaje [Dardo Rocha] este año no fui nunca (…) No son espacios

que nos interese mucho, siempre lo que ofrecen es muy aburrido. Es otra propuesta, como distinta.”

Así, teniendo presente esta situación en relación a las instituciones dedicadas a la cultura, podemos

reflexionar sobre cuál seria la posición que estarían ocupando los nuevos espacios culturales. Por lo

pronto, consideramos que son ámbitos “de relevo” y presentación de productores y producciones,

espacios que toman riesgos y apuestan por expresiones jóvenes, algunas experimentales, que están

realizando cierta renovación –quizás también produciendo un cambio- en el circuito de

muestras/exposiciones. Reproducimos algunas de las palabras que se pudieron recoger de las

entrevistas y que puede ser clave para pensar en este punto, tanto en relación a lo institucional, la

legitimidad en un campo y a su vez, lo que generan estos espacios, más que muestras, experiencias

colectivas:

“Por eso creo que también existen estos espacios y que cobran tanta potencia. Y se nota porque las

muestras se sostienen, porque estoy segura que a todos les llevan carpetas, creo que a todos les debe

a haber pasado lo mismo, que llegas a un punto que vos tenés que decir ‘no tengo más lugar’, ‘este

año no se puede’”.

“Creo que ocupan un poco el lugar que no pueden ocupar las instituciones, de darle el lugar a otro.”

“Lo que me parece re valioso y creo que seria algo buenísimo como proyecto de estos espacios que

son emergentes, que tienen para ofrecer espacios pero a la vez se sostienen con otras cosas (…) es

que podamos generar unas redes, unos lazos mas estrechos, donde sea una fortaleza. (…) hay que

aprovechar que todo fue emergiendo, que todas estas cosas fueron cobrando vida y se fueron

posicionando y fueron ganando sus espacios y es re valioso porque a nosotros no nos legitima nadie.

Te autolegitimas vos, el otro, los que vienen, porque no hay nada, porque no somos museo, no somos

institución, no dependemos de nada. Entonces en algún lado tienen que haber algo que te… le digo

legitimar porque es una palabra que tiene un poco ese valor. Yo considero que la legitimación la

Page 74: Slaby, Elítes en Los Márgenes Imágenes de Lo Propio y Lo Otro

tenemos a través de la gente que viene y que nos ayuda a sostener esto, esa es nuestra gran ganancia,

es lo único que te sostienen y que te mantiene en pie, porque un espacio así no puede conseguir un

subsidio…”

“Son más que una muestra, se genera un evento.”

“(…) creo que es un logro, en los últimos tiempos, lograr que la gente tenga ganas de ir [a

inauguraciones]. Haber logrado que sea… a ver, no divertido en el sentido como ir de joda, pero un

poco sí, que es algo divertido, es una propuesta que podés hacer, algo que puede convocar a gente

que no necesariamente es artista, eso antes no pasaba. No digo que sea la obra de… es como algo

que se generó de a poco en la ciudad, el hecho que es una alternativa más de algo para hacer y antes

por ahí no se tenía en cuenta”.

“(…) Nosotros, me parece que, aterrizamos al campo por A, B o C ya validados, por cierto sector

con el que estamos operando; y la ausencia de otros competidores, si se quiere, nos da una facilidad

total (…) pero lo que hace falta es incidir (…). El plan de minima es que esto sea el piso de todo lo

que pasa el La Plata y empecemos a discutir otras cosas, nosotros vamos por esa, que la de minima

sea ésta, no la de máxima. Que no es ir a colgar el cuadrito, ya quedo pasado… en algún punto ya se

empieza a generar la demanda.”

Por esto entenderemos a estas nuevas propuestas como parte de una “formación”, atendiendo a la

conceptualización aportada por Raymond Williams, “las formaciones son más reconocibles como

tendencias y movimientos conscientes (literarios, artísticos, filosóficos o científicos) que

normalmente pueden ser distinguidos de sus producciones formativas. (…) estas son articulaciones

de formaciones efectivas mucho más amplias que de ningún modo pueden ser plenamente

identificadas con las instituciones formales o con sus significados y valores formales, y que pueden

ser positivamente opuestas a ellas” (Williams: 2009, 153). En este sentido, podríamos entender que

estos espacios culturales emergentes de exhibición expresan –incipientemente- otro movimiento

cultural junto con otras prácticas y experiencias ligadas a la música, la literatura y la producción

editorial independiente, que busca renovar la escena cultural local, la organización de la producción

cultural.

Se plantearon algunos conceptos como el de “nueva elite cultural” y el de “formaciones” para

caracterizar y distinguir a los espacios culturales y los actores implicados en ellos. ¿Podemos

pensar en disputa por la supremacía cultural?. Al menos, desde la literatura clave en este sentido –

de Gramsci a Bourdieu- sabemos que en un campo compuesto por actores en posiciones

diferenciadas siempre hay una pelea por la definición legítima, en este caso, al estar inserto en el

campo intelectual (4), una “lucha” por la nominación de la cultura legítima. Así, lo que se discute,

y se pone en disputa, es más que “arte”, es más que “producción artística”, más que “experiencias

estéticas”. Para el actual momento ¿Se podría plantear que hay una disputa por nominar y organizar

la producción cultural en la ciudad?. En todo caso, se tendría que trazar esa disputa atendiendo a

ciertas situaciones estructurales (en relación por un lado, a las políticas culturales nacionales, al

desarrollo y posición de la producción cultural en las sociedades capitalistas contemporáneas, así

Page 75: Slaby, Elítes en Los Márgenes Imágenes de Lo Propio y Lo Otro

como al desarrollo de los circuitos de arte y cultura, constituidos y emergentes, tomando momentos

históricos presentes y pasados). Tener en cuenta esas situaciones, esos campos de fuerzas –no para

caer en un determinismo, pero si para entender que tienen un poder estructurante en las prácticas y

representaciones- serviría para poder describir y analizar de forma más adecuada las diferentes

posiciones de los actores y sentidos puestos en juego.

¿Podemos plantear a estas prácticas, espacios y apuestas como configuradores de un accionar

político, como un “desacuerdo” que puja por un nuevo “reparto de lo sensible” –en términos

propuestos por Rancière (2007)- en el campo de la producción cultural?. Y en todo caso, qué sería

“lo sensible” que se busca en estas experiencias. Por ahora nos quedamos con esos interrogantes.

Así, sin pretender cerrar el análisis en este trabajo aproximativo, consideremos que se está

constituyendo un “campo de interlocución” en el que determinados actores y prácticas, que

comparten códigos de lectura e interpretación, se ponen a gestionar, producir y consumir

producciones culturales, obras y experiencias, “cultura en movimiento”, “cultura viva”; a generar

eventos y pequeños acontecimientos que renuevan la organización de la cultura en la ciudad,

construyendo y fortaleciendo cierto “circuito alternativo” –de gestores, productores y espectadores-

en el que se plantean apuestas y visiones ligadas con la autogestión, la independencia y lo

emergente en la producción cultural. Pero además, con ciertas ideas de profesionalización,

legitimidad y disputa de sentidos.

Por esto, consideramos que ni la noción de “subcultura” ni la de “tribu urbana” parecen las

adecuadas para nominar estas experiencias, por lo que preferimos utilizar la categoría de “escena

cultural” que integra y se pone en diálogo con un tipo específico de “formación” cultural.

Notas

(1) Si bien mayormente encontramos cierta reivindicación a la formación en oficios y talleres, así como a la formación

de la propia práctica, en el hacer cotidiano, -como, por ejemplo, en la producción y gestión de eventos-, también existen

entre los actores recorridos por instituciones educativas formales. Así, en relación a las carreras universitarias y

terciarias que cursaron o concluyeron los entrevistados encontramos: museología, diseño industrial, artes plásticas

como dibujo y grabado, escenografía, historia del arte.

(2) Situación similar a las nuevas editoriales independientes y autogestivas en relación el “mercado editorial” de libros

y revistas.

(3) Además de estos espacios, en el relevamiento se encontró que existen otros lugares como: Cocina de Arte de En eso

estamos, El Tallercito, El Hormiguero, Piso uno arte y diseño, Vendrás alguna vez Espacio Cultural, Rotisería artística

-espacio de Felina SuperHeroína-, Residencia Corazón, Taller Naranja, Zule arte+taller, La Catrina Galería Taller y

Mercadito de obra, Casa 8, Azul un Ala, Taller del Caleidoscopio, Casa Flotante dedicados, en su mayoría, al

desarrollo de talleres, cursos y espacios de producción.

(4) Se hablará de campo intelectual, atendiendo que el “campo artístico”, que podría ser la categoría empleada, lo

integra. En este sentido, consideramos que plantear las cuestiones que aquí se trabajan solo como parte del “campo

artístico” o el “campo del arte” lo limitaría.

Page 76: Slaby, Elítes en Los Márgenes Imágenes de Lo Propio y Lo Otro

Bibliografía

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1

Elites. Organización y socialización en clave sociológica.

Luis Ernesto Blacha

(CEAR-UNQ/CONICET)

[email protected]

1.- Presentación

Las teorías modernas de las elites promueven una conceptualización “realista”

de la sociedad, a la que identifican como compuesta por dos clases: una minoría

gobernante y una mayoría gobernada, que se inspira en Henri de Saint Simon.1 El

fundamento del orden social se relaciona con la organización del grupo gobernante, tal

como sostienen Gaetano Mosca, Vilfredo Pareto y Robert Michels.

Este abordaje se complementa con la perspectiva sociológica de Carl Wright

Mills, quien identifica a la socialización de las clases gobernantes como fundamento de

su posición de privilegio. Los ámbitos administrativos, las instituciones educativas y el

tiempo de ocio consolidan y actualizan las interacciones de los miembros del grupo

gobernante que fundamentan y potencian las relaciones de poder y su asimetría.

El propósito de esta breve presentación es caracterizar a las clases gobernantes,

subrayando dos aspectos centrales de su constitución: su organización y socialización.

Se propone un abordaje sociológico que analice y ponga en valor “la clase política“ de

Mosca, “las élites” de Pareto y Michels, así como la “élite del poder” de Wright Mills.

Por último, se promueve el dialogo de estas perspectivas con la sociología figuracional

de Norbert Elias, los habitus del enfoque culturalista de Pierre Bourdieu y el biopoder

disciplinar de Michel Foucault.

2.- Elites y organización

La perspectiva “realista” de los teóricos neomaquiavelianos -cuyos representantes

más destacados son Gaetano Mosca (1858-1941), Vilfredo Pareto (1848-1923) y Robert

Doctor en Ciencias Sociales (FSOC-UBA). Magister en Ciencia Política (IDAES-UNSAM). Licenciado en Sociología (FSOC-UBA). Investigador asistente CONICET. 1 Aron, Raymond: Las etapas del pensamiento sociológico, Buenos Aires, Ediciones Fausto, t II, 1996, p.175

Page 79: Slaby, Elítes en Los Márgenes Imágenes de Lo Propio y Lo Otro

2

Michels (1876-1936)- identifica el fundamento del poder con la organización interna de

la clase gobernante. A partir de la constante social “universal”, de una mayoría

gobernada y una minoría gobernante, intentan fundamentar y definir el orden social.

El gobierno de la minoría se justifica por su organización, la cual potencia su

importancia a través de las estructuras administrativas de las sociedades de masas

modernas. Es una clase gobernante que se identifica como elite, el término que

difundirá a escala mundial Vilfredo Pareto y con el cual los franceses designaban a “los

mejores”, es decir, a “quienes, por cualquier razón –quizá muy poco valedera- se

destacan y se sitúan por encima de los demás.”2 Para esta perspectiva, la historia es el

escenario donde surgen y desaparecen los elencos gobernantes que posibilitan la

organización social, en un proceso que se extiende desde las antiguas polis griegas hasta

nuestros días.

El sociólogo y politólogo Vilfredo Pareto, cuya obra influyera en los trabajos del

jóven Talcott Parsons, comparte esta definción de la historia como “un cementerio de

aristocracias”3 y destaca que existen momentos de auge y decadencia en estos grupos

gobernantes. Identifica dos tendencias contrapuestas que conviven en todas las

sociedades humanas: "el instinto por las combinaciones" y "la persistencia de los

conglomerados". La primera es la búsqueda por establecer nuevas relaciones -incluidas

las sociales- mientras que la segunda es un impulso conservador por mantener "las

combinaciones ya formadas".4 A nivel analítico, ambas conforman el orden social y por

este motivo las élites deben mantener un equilibrio entre estas tendencias contrapuestas.

Por tal motivo, el autor subraya la incorporación de nuevos individuos al grupo

gobernante para que éste no pierda las “virtudes” que justifican su posición de privilegio

en la sociedad de referencia. En la práctica, Pareto propone una supremacía de los

“conglomerados” pare explicar el orden social, a la vez que descree de las

transformaciones que cuestionan de lleno el fundamento último del poder.

La propuesta de Pareto se enmarca en la perspectiva neomaquiaveliana, en donde

la legitimidad de los gobernantes queda reducida a la organización interna del grupo y

2 Meisel, James H.: El mito de la clase gobernante, Gaetano Mosca y la elite, Buenos Aires, Amorrortu Editores, 1975 , p. 8 3 Aron, Raymond: Las etapas del. . . , op. cit., p. 184. 4 Agulla, Juan Carlos: Teoría sociológica. Sistematización histórica, Buenos Aires, Ediciones Depalma, 1987, p.226

Page 80: Slaby, Elítes en Los Márgenes Imágenes de Lo Propio y Lo Otro

3

contrasta con la pasividad de la mayoría gobernada, que pareciera estar imposibilitada

de tomar decisiones. Gaetano Mosca es teórico que dentro de esta perspectiva reflexiona

con mayor preocupación sobre el consenso en la relación entre gobernantes y

gobernados. A través del concepto “fórmula política” agrupa al conjunto de valores,

creencias, sentimientos y hábitos comunes que resultan de la historia colectiva de un

pueblo y se corresponde con “una genuina necesidad de la naturaleza social del

hombre, (...) de gobernar y sentirse gobernado, no en base a la fuerza material e

intelectual, sino a un principio moral”5. Es un intento por representar el consenso

popular acerca de lo que es considerado “justo” para una comunidad, en una época

determinada y puede ser interpretado como equivalente del concepto weberiano de

“legitimación”.6 La organización de la minoría también incluye al aparato

administrativo, en el cual influye directa o indirectamente, remarcando la necesidad que

los miembros del grupo gobernante actúen en varios órdenes sociales.

En esta perspectiva “realista”, la democracia es interpretada como el método que

utilizan los distintos grupos gobernantes, a la manera de oligarquías, para dirimir la

competencia por el poder y legitimar su posición gubernamental. Este enfoque es

desarrollado con particular interés por Robert Michels, para quien los gobernantes son

quienes eligen a sus gobernados. Esta afirmación se sustenta en la influencia

determinante de la organización de la clase gobernante en la conformación del

entramado de relaciones intersubjetivas que constituye la sociedad.

Para Michels la oligarquía es parte de la naturaleza humana. En toda organización

social surge, inevitablemente, una “ley de hierro de la oligarquía” donde la minoría

gobernante se diferencia del resto de la sociedad y lucha con todos sus medios

institucionales y sociales para conservar la posición gobernante. El rol del “experto” y

sus “pericias” son interpretadas como un intento de autolegitimación que refuerzan la

organización del grupo. Los líderes aumentan, paulatinamente, sus “atributos”

diferenciándose de las mayorías gobernadas. La “experiencia” y la “pericia” se

convierten en los principales elementos simbólicos que utilizan los gobernantes para

justificar su posición de mando e intentan mostrarse como indispensables para el

mantenimiento del orden social.

5 MOSCA, Gaetano: La clase política, México, FCE, 2002, p. 133 6 Para mayores detalles de la obra de Max Weber ver Bendix, Reinhard: Max Weber, Buenos Aires, Amorrortu Editores, 2000

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4

El intento de legitimación de los grupos gobernantes está implícito en su propia

organización de la clase, que origina “la dominación de los elegidos sobre los electores,

de los mandatarios sobre los mandantes, de los delegados sobre los delegadores.”7 Este

es el imperio de la conducción experta de los asuntos políticos que Weber advierte e

intenta modificar, mientras que Michels lo interpreta como una característica ineludible

de las sociedades democráticas modernas. Una conclusión excesivamente pesimista que

pareciera no tomar en cuenta el carácter indeterminado de “lo social” y los efectos

potenciales de la socialización, aún de aquella que se genera en el interior mismo del

aparato burocrático.

3.- La socialización de la elite del poder

La propuesta de Carl Wright Mills se diferencia de la perspectiva

neomaquiaveliana desde la concepción misma de sus fundamentos. Es un abordaje

sociológico, en lugar de la posición cercana a la ciencia política de los teóricos europeos

antes estudiados, en el cual se vinculan la socialización y el poder como parte de la

clase gobernante. Para el sociólogo norteamericano, el estudio de este grupo es

fundamental para comprender la estructura social de pertenencia. Su estudio interpela a

la sociedad norteamericana del New Deal a través de una caracterización de la cúspide

de la pirámide social y teniendo en cuenta al aparato administrativo que potencia las

decisiones políticas.

En relación con los neomaquiavelianos, el foco del análisis se desplaza de la

organización interna como fundamento del orden social a la toma de decisiones

gubernamentales con alcance nacional en donde la socialización de la clase gobernante,

tiene una capacidad explicativa determinante. El fundamento último de la asimetría de

las relaciones de poder será, precisamente, la socialización de los miembros de la “elite

del poder”. Su rasgo característico es la intercambiabilidad de funciones entre sus

miembros a través de los diferentes órdenes de la sociedad, entre los que se destacan

para Wright Mills, el económico, el político y el militar. Esta interacción supone un alto

7 Michels, Robert: Los partidos políticos I. Un estudio sociologico de las tendencias oligárquicas de la democracia moderna, Buenos Aires, Amorrortu, 2008, p.15

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5

grado de interdependencia, el cual sólo es posible a través de una profunda

socialización compartida.

Las estructuras administrativas son caracterizadas como espacios de socialización,

que aumentan la intercambiabilidad e interdependencia de los miembros de la clase

política y potencian el alcance de sus decisiones. Wright Mills enfatiza que sólo a través

de las estructuras administrativas que conforman el Estado moderno es posible el

alcance nacional que poseen las decisiones políticas de la elite del poder. Además, se

destaca que no es preciso que cada miembro de la elite sea un hombre que intervenga

de modo personal en todas las decisiones, en tanto los pares se toman en cuenta entre

sí. La ampliación de los instrumentos del poder y su centralización implican que las

decisiones y las consecuencias de pequeños grupos, potencian exponencialmente el

alcance de sus consecuencias. Este accionar coordinado que refleja la asimetría de las

relaciones de poder, sólo es posible a través de la socialización que destaca los orígenes

sociales y educativos compartidos de los miembros de la elite del poder. De esta manera

se articulan las acciones sociales en una misma dirección y se refuerza la organización

interna de la minoría.

La elite del poder no debe confundirse con la aristocracia, ya que no refiere a una

nobleza hereditaria a pesar de los orígenes similares de sus miembros y de la educación

común. La socialización continua y prolongada se posiciona como fundamento de las

relaciones de poder. El espacio social también cobra importancia, al posibilitar que se

articulen las relaciones sociales que vinculan a sus miembros y profundizan sus

interacciones. La socialización internaliza e pautas de comportamiento y normas

sociales que pueden ser interpretadas a través de algunos elementos desarrollados por la

sociología contemporánea.

4.- El poder de la clase gobernante como proceso

La socialización puede ser caracterizada como fundamento de las relaciones de

poder y también como un proceso en continuo dinamismo. El entramado de

interacciones sociales supone un “marco de referencia” que no sólo posibilita las

acciones sociales sino que es el cúmulo de interacciones pretéritas. La sociedad

adquiere un carácter flexible en tanto que permite ciertas interacciones sociales a la vez

que limita otras. Se consolida un “marco de certezas compartidas” que transforma en

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6

sociales las acciones individuales. El contexto social adquiere así, gran importancia

explicativa, tal como destaca la sociología figuracional de Norbert Elias (1897-1990).

A través de la identificación de los procesos de psicogénesis y sociogénesis, la

perspectiva figuracional8 no sólo destaca la importancia explicativa del contexto de

interacción social, sino que propone un “desarrollo” paralelo entre la internalización de

la norma social en los individuos y la consolidación de las estructuras administrativas

que resultan en el Estado burocrático y racional moderno. A estos procesos de escala

occidental, el autor los unifica en el “proceso civilizatorio”9 en donde el autocontrol,

los monopolios fiscales y de la violencia legítima por parte del Estado, constituyen un

“marco de referencia” ineludible para comprender la organización de las sociedades

modernas. Estos cambios se observan a nivel colectivo -la "sociogénesis"- como a nivel

individual -la "psicogénesis"- donde la mayor diferenciación de los roles sociales entre

los individuos, aumenta su interdependencia y resulta en un mayor desarrollo sujetivo.10

La interdependencia individuo-sociedad11 subrayada por Elias pareciera limitar

los alcances de la “ley de hierro de la oligarquía” que propone Robert Michels, en tanto

las características subjetivas que este último destaca no supondrían una internalización

de normas sociales sino un mero reflejo de las relaciones de poder imperantes. En la

perspectiva de Michels los gobernados podrían fingir su apoyo a un grupo gobernante

que podría resultar en un rápido debilitamiento del fundamento del orden social si otro

grupo más “efectivo” entra en escena. Las implicancias de la teoría de Elias complejizan

el estudio del poder.

La interacción gobernantes-gobernados supone una relación social, en donde su

propia condición de posibilidad es también, social. La minoría gobernante, sea como

elite o como élite del poder, debe poder dar cuenta de la evolución de estos procesos de

psico y sociogénesis para fundamentar su posición de privilegio. La sociología

figuracional aporta matices a la perspectiva neomaquiaveliana a la vez que refuerza el

8 Weiler, Vera (comp): Figuraciones en proceso, Colombia, Utópica Ediciones, 1998 9 Elias, Norbert: El proceso de la civilización. Investigaciones sociogenéticas y psicogenéticas, Colombia, FCE, 1997

10 Heinich, Natalie: Norbert Elias. Historia y cultura en Occidente, Buenos Aires, Nueva Visión, 1999

11 Para mayores detalles ver: Zabludovsky, Gina: Norbert Elias y los problemas actuales de la sociología, México, FCE, 2007

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7

alcance de las decisiones políticas tomadas por un pequeño grupo gobernante. A través

de la obra de Elias pueden caracterizarse aquellas actualizaciones características de las

relaciones de poder y su influencia de la internalización de las normas sociales como

reflejo de la asimetría propia de ese tipo de interacciones.

Los vínculos de la sociología figuracional con la propuesta de Wright Mills se

establecen en la importancia de la socialización como un proceso de capacitación,

selección y delimitación de los individuos que se produce simultáneamente a la

consolidación de las estructuras administrativas centrales. En ambas perspectivas, la

educación es un espacio de central importancia dentro de la socialización en tanto

supone la incorporación de elementos culturales compartidos en las primeras etapas de

la vida del individuo y su continua actualización. Ambos abordajes otorgan especial

atención al carácter siempre variable de la interacción social que contrasta con la visión

pesimista del “realismo” neomaquiaveliano. Las posibilidades de cambio parecieran ser

más grandes en Elias que en Wright Mills, por el espectro amplio que el primero otorga

a su teoría. La sociogénesis pareciera destacar que siempre debe existir cierta

coincidencia entre el fuero interno subjetivo y el contexto social en el cual actúa. La

sociabilidad como fundamento del orden social potencia su importancia.

El carácter práctico de “lo social” también es un elemento fundamental en la

sociología de la cultura de Pierre Bourdieu (1930-2002). Para el sociólogo francés, los

actores tienen un amplio conocimiento de su entorno de interacción a la vez que son

socialmente constituidos. El abordaje propuesto supone “una Sociología de la cultura

[que] implica una Sociología del conocimiento y a su vez cómo esto es un capítulo -y

no el menor- de una Sociología del poder.”12 A través del concepto de hábitus13 esta

perspectiva denota la interdependencia entre el individuo y la sociedad. Los habitus son

“sistemas de disposiciones duraderas y transferibles, estructuras estructuradas

predispuestas a funcionar como estructuras estructurantes.”14

A diferencia de Elias, para Bourdieu los sujetos tienen también un conocimiento

práctico que se consolida socialmente, a la vez que permite actualizar y reproducir a la

12 Scribano, Adrián: Estudios sobre Teoría Social Contemporánea: Bhaskar, Bordieu, Giddens, Hambermas y Melucci, Buenos Aires, Ediciones Ciccus, 2009, p. 64 13 Chauviré, Christiane y Fontaine, Oliver: El vocabulario de Bourdieu, Buenos Aires, 2008

14 Bourdieu, Pierre: El sentido práctico, Buenos Aires, Siglo XXI Argentina, 2007, p.86

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8

estructura social. Este sentido práctico no esta preestablecido y potencia los alcances de

la tensión entre “conglomerados” y “combinaciones” que enuncia Pareto. En Bourdieu,

la fórmula política de Mosca adquiere un carácter social en tanto actualiza y reproduce

el fundamento del orden social a través de métodos que van mucho más allá de la

política, como son la educación, la sociabilidad y hasta el “sentido social del gusto.”15

A través de la actualización del orden social, que es también su reproducción,

puede caracterizarse a la sociabilidad y socialización de la élite del poder a la que

refiere Wright Mills. El estudio propuesto para la sociedad norteamericana del New

Deal, es realizado por Bourdieu para el caso francés de la década del ´60, ampliando el

alcance sociológico del estudio y multiplicando sus conclusiones. 16 Bourdieu pareciera

especificar aquellos elementos culturales que internalizan los individuos que van a

formar parte de la “elite del poder” y que permiten la intercambiabilidad de funciones a

la que refiere Wright Mills. Los resultados obtenidos reflejan una sociedad

dinámicamente estable, en donde el orden social se consolida y actualiza sin que los

individuos “sientan” el pesimismo del “realismo” neomaquiaveliano. La internalización

de las normas sociales como fundamento del poder es un aspecto de central importancia

de las interacciones sociales que es destacado en un sentido muy similar al subrayado

por Norbert Elias. Puede caracterizarse a la psicogénesis como “el proceso de

formación y transformación de los habitus a través del tiempo.”17 En ambos enfoques el

actor y el entramado social están mutuamente determinados.

En Pierre Bourdieu la “naturalización” de ciertas prácticas sociales que

conforman los habitus, reemplaza al problema de la legitimación de las clases

gobernantes en la definición weberiana del poder. La teorización de la internalización

de las normas sociales resulta para este sociólogo francés un punto central de su teoría.

Por este motivo es abordado desde diversos “campos” y con elementos de múltiples

disciplinas. 18La interpenetración y la articulación entre los distintos campos es el rasgo

15 Bourdieu, Pierre: La distinción. Criterio y bases del gusto, Buenos Aires, Taurus, 2012

16 Bourdieu, Pierre: La nobleza de estado. Educación de elite y espíritu de cuerpo, Buenos Aires, Siglo Veintiuno Editores, 2013

17 Tenti Fanfani, Emilio: “Lecciones sociológicas de Norbert Elias” en Kaplan, Carina V. y Orce, Victoria (coords): Poder, prácticas sociales y proceso civilizador. Los usos de Norbert Elias, Buenos Aires, Noveduc, 2009, p.17 18 Tovillas, Pablo: Bourdieu. Una introducción, Buenos Aires, Quadrata, 2010

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9

clave que los define, independientemente de que cada uno de ellos tenga sus propias

normas y códigos. Este concepto se asemeja a la intercambiabilidad de funciones que

realiza la elite del poder teorizada por Wright Mills, en tanto ambos suponen un

elemento constitutivo de las relaciones de poder. La coordinación entre los diversos

ámbitos coloca a la burocracia y a la “nobleza de Estado” en un lugar clave del

entramado social, al ser un medio que regula la asimetría del poder entre gobernantes y

gobernados. El poder es efectivo cuando no es percibido como algo externo a los

individuos, cuando la norma social deviene en autocoacción naturalizada. La “fórmula

política” de los neomaquiavelianos adquiere implicancias sociales desde la

interpelación subjetiva de “lo social”, sus implicancias se multiplican y su

“funcionamiento” es imperceptible. Las posibilidades de cambio se reducen pero no ello

dejan de existir.

La internalización de las normas sociales adquiere un nuevo significado con la

perspectiva disciplinar del poder de Michel Foucault (1926-1984). El poder es “el

juego que por medio de luchas y enfrentamientos incesantes las transforma, las

refuerza, las invierte; los apoyos que dichas relaciones de fuerza encuentran las unas

en las otras.”19 Es omnipresente, en tanto “se está produciendo a cada instante” y, a su

vez, viene de todas partes. Esta continua reproducción del poder, delinea las acciones de

los sujetos, tal como sostienen los habitus de Pierre Bourdieu.

El biopoder supone la politización de los rasgos biológicos fundamentales del

hombre que se inicia en el siglo XVIII en Europa.20 Sus consecuencias se expanden por

la totalidad del entramado social y es “un elemento indispensable en el desarrollo del

capitalismo”21 al proveer el control de los cuerpos individuales en el aparato productivo

de una sociedad. Es una perspectiva que pareciera trascender la propuesta de Norbert

Elias en tanto el poder social produce marcas visibles en los cuerpos de los ciudadanos.

La politización de los cuerpos subraya la interdependencia entre el biopoder y el

surgimiento de la “población” como objeto de gubernamentalidad.22 Esta racionalidad

19 Foucault, Michel: Historia de la sexualidad. 1- la voluntad de saber, México, Siglo XXI, 1999, pp.112- 3 20 Foucault, Michel: Seguridad, territorio, población: curso en el Collage de France: 1977-1978, Buenos Aires, Siglo XXI, 2007, Primera Edición, Segunda Reimpresión, p.15 21 Foucault, Michel: Historia de la…op.cit., p.170 22 Traverso, Enzo: La historia como campo de batalla. Interpretar las violencias del siglo XX, Buenos Aires, FCE, 2012

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10

propia del gobierno tiene como finalidad transformar a la población en sujeto de

necesidades, en las cuales el Estado debe intervenir a través de prácticas e instrumentos.

La población se convierte en “problema económico y político”23 con sus propias

variables, tales como la natalidad, la mortalidad, la fecundidad, la salud pública, la

alimentación, la vivienda. A través de la “población” Foucault pareciera otorgar “un

cuerpo” a la psico-sociogénesis de la perspectiva figuracional.

En el abordaje focaultiano, el Estado adquiere una importancia inusitada en la

conceptualización del poder acuñada por los neomaquiavelianos. Su “realismo”

pesimista es reemplazado por otro más “real”, cuyas prácticas constituyen no sólo

ciudadanos -con sus habitus socialmente diferenciados- sino también “hombres”. Las

relaciones de poder cobran una nueva perspectiva, la de los cuerpos, y el orden social se

internaliza a la vez que se encarna en los ciudadanos. Foucault concibe un Estado con

múltiples funciones, acorde a su omnipresencia, tareas que en parte delinea la elite del

poder Wright Mills. A su vez, la organización del grupo gobernante posibilita estas

múltiples ocupaciones del biopoder que conjugan socialización, organización, psico y

sociogénesis y habitus. En la visión de Foucault el aparato estatal se caracteriza como

una institución de poder que asegura “el mantenimiento de las relaciones de

producción”24 y recoge prácticas institucionales anteriores, las que resignifica y crea, a

su vez, otras que son originales. La tensión entre “conglomerados” y “combinaciones”

de Pareto adquiere nueva dimensión y se enmarca en el trasfondo de la biopolítica.

Michel Foucault comparte con Norbert Elias un carácter latente de lo

“indeterminado” como propio de “lo social”, que se refleja en el proceso dinámico de

socialización. La organización de la clase gobernante como fundamento de las

posiciones de privilegio adquiere límites, a la vez que los individuos que conforman ese

grupo son socialmente consolidados de forma flexible. La gubernamentalidad resulta

un proceso y una sucesión de resultados que se van actualizando y se hacen visibles en

un análisis de largo alcance temporal como el que propone Foucalt. La posibilidad de

cambio social es factible porque en esta recreación permanente se combinan tanto la

disciplina omnipresente y abarcativa de una totalidad, con los dispositivos de seguridad

que incorporan al cambio social como fuente de libertad. Estos controles disciplinarios

23 Íbidem, p.35 24 Foucault, Michel: Historia de la…op.cit., pp.170-1

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sólo son posibles a través de la expansión del aparato administrativo que refuerza la

organización de los grupos “disciplinarios”.

5.- Reflexiones finales

La interacción gobernantes-gobernados es interpretada como una relación asimétrica

de poder. La perspectiva neomaquiaveliana propone “desnudar” esta situación, a través

de una constante: la minoría gobernante y la mayoría gobernada. La organización al

interior del grupo es el verdadero fundamento de las relaciones de poder, más allá de la

importancia que Gaetano Mosca otorga al consenso. Este “realismo” también destaca la

importancia de las estructuras administrativas en las sociedades de masas modernas.

Las minorías gobernantes y las estructuras burocráticas racionales que conforman el

Estado, delinean el carácter “moderno” de las sociedades de masas. Las implicancias de

las decisiones políticas adquieren dimensiones inéditas con el inicio de la Modernidad.

El incremento de la administración y la “ley de hierro de oligarquía” gobiernan la

versión “realista” de los teóricos neomaquiavelianos pero excluyen a la socialización

como parte constituyente de la vida en sociedad. Esta situación es destacada por Carl

Wright Mills, quien la incorpora al fundamento de las relaciones de poder.

La organización del grupo gobernante se transforma en una forma particular de

socialización, en donde sus miembros intercambian funciones en las distintas cúpulas de

las estructuras administrativas. Las decisiones políticas encuentran en el aparato

burocrático racional el medio idoneo para materializar las decisiones políticas. El poder

adquiere modos directos e indirectos, su fundamento se internaliza en los individuos y

su accionar se complejiza.

Los aportes de la sociología contemporánea permiten dar cuenta de esta

caracterización de la interacción entre gobernantes y gobernados, yendo más allá de la

perspectiva “realista” fundacional de los nemaquiavelianos y rescatando la

complejización de la socialización como fundamento del poder. La interdependencia

entre individuos y sociedad es una constante en los aportes de Norbert Elias, Pierre

Bourdieu y Michel Foucault.

Page 89: Slaby, Elítes en Los Márgenes Imágenes de Lo Propio y Lo Otro

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El poder adquiere carácter práctico y se transforma en un elemento constituyente de lo social y de

los sujetos cuyas acciones individuales adquieren implicancias sociales. La psico-sociogénesis permite

insertar a las elites en un contexto social interdependiente y en plena constitución. Los habitus como

estructuras estructurantes dan cuenta de la internalización de este contexto y su efectividad como

fundamento del orden social. La gubernamentalidad da cuenta de la influencia del biopoder disciplinar

en la constitución de los individuos a través de prácticas y lógicas concretas de gobierno.

El diálogo entre las perspectivas elitistas clásicas de Pareto, Mosca, Michels y Wright Mills y

la sociología contemporánea revitaliza a ambas perspectivas. Destaca la influencia de las relaciones de

poder como uno de los problemas fundacionales de la sociología y su influencia hasta nuestros días.

Permite subrayar el carácter práctico de “lo social”, la actualización de las relaciones de

poder y cierto grado de indeterminabilidad como propio de la interacción gobernantes-gobernados.

6.- Bibliografía

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I Jornadas Interdisciplinarias de Jóvenes Investigadores en Ciencias Sociales

MESA 8: Estudios sobre Elites: actores, escenarios e instituciones Mediadores y representantes políticos territoriales. Acceso al poder y prácticas del personal

político provincial.

Victoria Ortiz de Rozas

IIGG-UBA

[email protected]

1-Introducción

Los partidos políticos parecen ya no ser los principales promotores del debate político y ya no

cautivan largas masas de militantes como en el pasado.

El debilitamiento y desagregación de los partidos políticos y la importancia adquirida por el

espacio público y la comunicación política en los medios de masas supone la transformación de la vieja

“democracia de partidos” en una “democracia de audiencia” o “democracia de lo público” (Manin,

1998; Rosanvallon, 2007).

Katz y Mair (2009) explican que los partidos políticos ya no son los principales intermediarios

entre la sociedad y el estado. Los autores describen la emergencia reciente de un nuevo modelo de

partido, el partido cartel, en el que partidos competidores se convierten en agentes de estado y emplean

los recursos del estado para asegurar su propia supervivencia colectiva. Las bases partidarias y la

burocracia pierden importancia, lo que hace que los partidos devengan partidos de gobierno dejando de

actuar como mediadores entre el estado y la sociedad (Katz y Mair, 1997)

Sin embargo, si bien es innegable que los partidos están compuestos de dirigentes cada vez

profesionalizados y especializados, cada vez menos dependientes de su base militante para el

financiamiento (en gran parte asegurado por las ayudas públicas) y su poder de atracción electoral

(derivado más de la acción de los medios de masas que del trabajo en el terreno militante); ello no

afecta tanto el anclaje social y territorial de los partidos políticos. (Briquet y Massicard,2010)

Los partidos políticos argentinos pueden ser descriptos como partidos de gobierno, en tanto sus

bases y burocracia han perdido relevancia como describen (Katz y Mair, 1997) dejando de ser

mediadores entre el Estado y la sociedad para convertirse en actores integrados al estado (Scherlis,

2009). Por esta razón, se ha considerado que los vínculos entre los actores partidarios son de naturaleza

clientelar (Scherlis, 2009), de modo que los comportamientos mediados por recompensas materiales

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ocuparían el lugar de las identidades partidarias.

La creciente imbricación de los partidos y el estado en Argentina ha sido observada desde otras

perspectivas teóricas. Levitsky (2003), que estudia a los partidos como organizaciones, ha observado

cómo el Partido Justicialista ha pasado de ser un “partido sindical” a un “partido clientelar”, en el que

los principales recursos son estatales. Dicho partido pudo adaptarse a los procesos de

desindustrialización y de reforma de mercado de la década de los noventa, gracias a que redefinió sus

relaciones con el trabajo organizado, desmantelando los mecanismos tradicionales de participación

sindical y reemplazando los lazos establecidos con estos con lazos territoriales.

En la visión del Levitsky (2003), las transformaciones sufridas por el Partido Justicialista no

significaron su pérdida de enraizamiento social. El autor incluso muestra cómo la transformación del

partido se da en el sentido de una mayor importancia del territorio en su organización.

El presente trabajo retoma la idea de que la “cartelización” de los partidos no significa

necesariamente que pierden contacto con sus bases sociales y territoriales.

La segunda idea importante, íntimamente relacionada con la anterior, es la relativa al estudio de

relaciones normalmente consideradas clientelares como relaciones de representación política. El hecho

de que los partidos estén crecientemente integrados al estado no supone que los vínculos políticos estén

exclusivamente mediados por la búsqueda de recursos materiales, en una relación desprovista de los

elementos que caracterizan a los vínculos de representación política. Se cuestiona la distinción entre

bienes materiales y bienes ideológicos (Kitschelt y Wilkinson, 2007) que a veces subyace en dichos

análisis.

Incluso cuando todo se trata de bienes materiales, los líderes políticos y los seguidores están

involucrados en una relación de representación política. A partir de los trabajos de Auyero (1997), se

ha cuestionado el vínculo entre mediadores y su base como un mero intercambio de votos por recursos,

involucrando cuestiones relacionadas con la representación política en el vínculo entre los mediadores

políticos y los considerados clientes.

Justamente, se realiza un estudio de caso sobre los partidos oficialistas en Santiago del Estero1,

1 Santiago del Estero fue gobernada por el Partido Justicialista desde el retorno de la democracia en 1983 hasta 2004 –con la interrupción de la Intervención Federal entre 1993 y 1995. Durante este período, el justicialismo santiagueño triunfó en todas las elecciones provinciales, si bien las fuerzas políticas opositoras –el radicalismo y sus desprendimientos- tenían una importante presencia territorial ya que gobernaban las dos principales ciudades, Santiago y La Banda. El justicialismo, liderado por Carlos Juárez, sólo dejó la gobernación luego de movilizaciones sociales que culminaron en Intervenciones Federales. En 2005, Gerardo Zamora, dirigente de la Unión Cívica Radical, asumió como gobernador, liderando el Frente Cívico, formado por radicales y dirigentes políticos del peronismo que se fueron incorporando en forma progresiva.

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una provincia del norte argentino, cuya estructura socioeconómica gira preponderantemente en torno a

los recursos estatales, lo cual tiene una gran incidencia en la política provincial. En particular, se

estudian las formas de acceso al poder político y las actividades cotidianas de los dirigentes políticos

con cargos electivos una vez en el poder.

El objetivo es reconstruir cuáles son los principales recursos con los que cuenta el personal

político (Aron, 1965), sin presuponer la existencia de un grupo o elite social que ve reflejada su

posición en el campo político. El concepto de categorías dirigentes permite diferenciar la situación en

la que los mismos individuos ocupan posiciones en diferentes campos (económico, militar, político) de

otra en la que estos campos son autónomos, ya que se trata de aquellas “minorías que ocupan

posiciones o cumplen funciones tales que influyen necesariamente sobre el gobierno de la sociedad”,

de forma que este concepto designa una función antes que a un grupo social (Aron, 1965). Dentro de

estas categorías dirigentes, personal político designa “una minoría (centenas o miles de personas) que,

conforme a la fórmula de legitimidad y a la traducción institucional de la misma, se encuentra envuelta

en la competencia por el ejercicio del poder o también una minoría que engloba a los delegados de

aquellos que detentan el poder” (Aron, 1965:13).

En el trabajo se muestra cómo los miembros del partido de gobierno actúan como representantes

políticos territoriales, al tiempo que han accedido al poder gracias a esta condición. En primer lugar se

considera el capital territorial como modo de acceder al poder político, luego las tareas de

representación una vez que los dirigentes territoriales acceden al poder y finalmente el doble carácter

de su tarea de mediación y representación, que involucra tanto a demandas individuales como

colectivas.

2- Ser representante de un territorio o tener capital territorial como requisito para llegar al poder.

Los partidos políticos pueden ser estudiados a través de sus integrantes, que serían así las

"unidades de observación", en el vocabulario de la metodología de la investigación. De modo que al

estudiar y conceptualizar las actividades de sus integrantes, se estarán haciendo interpretaciones sobre

las características de su partido.

Existe gran consenso en la literatura sobre la importancia del reclutamiento de candidatos en el

estudio de los partidos políticos. Los métodos empleados para seleccionar a los candidatos permiten

comprender el funcionamiento interno de los partidos políticos, el comportamiento de los dirigentes

políticos, así como el modo en que se relacionan con los electores y otras instituciones políticas. (De

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Luca, Jones y Tula, 2002; Freindenberg y Alcántara Sáez, 2009).

Estudiar los criterios de reclutamiento permite entender en qué sentido son valiosos para el

partido, cuál es su contribución a él. Al mismo tiempo, permite conocer cuál es la fuente de poder del

partido político, cómo establece (o no) sus lazos con la sociedad, cuál es su estrategia para ganar

elecciones.

Uno de los principales hallazgos de nuestro estudio de caso es la indisputada centralidad del

gobernador en la selección de los candidatos. Ser una persona de confianza del gobernador o alguien de

su círculo íntimo es un requisito esencial para llegar al poder. Hemos obtenido esta información a

través del estudio de las formas de reclutamiento para diversos cargos electivos en el período 1999-

2011, a través de entrevistas con los personajes claves capaces de obtener información sobre los

criterios de elección de candidatos, en general personas cercanas al gobernador, y también a los

mismos candidatos2. En este sentido, nuestra evidencia empírica es coherente con estudios anteriores

sobre selección de candidatos en Argentina. Los gobernadores argentinos tienen un rol clave en los

procesos de selección de candidatos, como fue estudiado para el caso de los legisladores provinciales

(Lodola, 2009), los legisladores nacionales (Jones, Saiegh, Spiller y Tommasi, 2002) y los partidos

políticos en la provincia de Salta (Maidana, 2010). Los datos empíricos apoyan la idea de la influencia

decisiva de los gobernadores en las carreras de otros líderes políticos.

Los hallazgos más originales de nuestro trabajo de campo están relacionados con la centralidad

que los líderes territoriales tienen en la política provincial. Incluso si el gobernador es el líder

indiscutido, su performance electoral y la de su partido dependen altamente de los líderes territoriales.

Incluso cuando algunos líderes no son de la total confianza del gobernador, cuando son los líderes

indisputados de su territorio –pueblo, ciudad o departamento- son elegidos para integrar la lista de

candidatos oficial.

Son mayormente conocidos o líderes populares en sus territorios pero quizás no en la provincia

entera. Es una popularidad territorial, construida en relaciones cara a cara y a veces en medios locales,

pero son mayormente líderes que no tienen mucha –quizás ninguna- participación en los medios de

escala provincial.

Se espera que los líderes territoriales sean capaces de traer votos al partido, se supone que

"tienen votos" de un modo en que si son incorporados al partido, éste se va a beneficiar de su capacidad

de influenciar a los votantes.

Se trata de elegir dirigentes provistos de cierto capital político. Detentar cierto capital político 2 Para una descripción y análisis detallado de la evidencia empírica, ver Ortiz de Rozas (2011, 2011a)

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significa entonces ser reconocido como competente para el oficio político. Se trata de identificar

aquellas competencias sociales que identifican a quienes ejercen la actividad política y de las que otros

de hallan desprovistos (Bourdieu, 1981). Los capitales movilizados en el oficio político son producto

de las percepciones y representaciones de los diferentes actores, siendo que la elegibilidad para un

cargo político depende de la “percepción por los otros de ciertas cualidades y recursos sociales

escasos” (Offerlé, 2011a:92).

Para identificar quién tiene capital territorial, se toman en cuenta diferentes criterios: los votos

obtenidos en elecciones anteriores, la cantidad de personas susceptibles de ser movilizadas por el

dirigente en actos e incluso en algunos casos, la realización de encuestas3.

La identificación, la clasificación entre quienes son capaces de ganar una elección en un

territorio y quienes no, es previa a la elección misma. El capital territorial es distinguible de los bienes

o recursos materiales a los que pueden acceder en el curso de una elección. Más que bienes materiales,

lo que tienen los líderes políticos son un capital de relaciones personales, de personas de quien se

piensa el dirigente es capaz de incidir en su forma de votar, los que los convierte en líderes

representativos.

Los líderes políticos que logran acceder al poder tienen un capital territorial, producto de una

actividad política continuada. Han logrado encarnar las demandas sociales e individuales existentes en

un territorio determinado y buscar "soluciones" públicas para esas demandas y al mismo tiempo crear

esas demandas, "conseguir cosas" para un territorio determinado sin que esa necesidad haya sido

formulada previamente.

En este sentido es que retomamos la noción de representación como un proceso en dos sentidos

de Ernesto Laclau (2007). La función del representante no es simplemente transmitir la voluntad de

aquellos a quienes representa, sino que el representado depende del representante para la constitución

de su propia identidad; el representante no es un mero agente pasivo, sino que debe añadir algo al

interés que representa.

Desde el mismo inicio de su trayectoria política los dirigentes políticos realizan tareas de

mediación -cuando esas demandas ya están definidas- y de representación -cuando crean nuevas

necesidades o demandas- que involucran a ciudadanos de un territorio determinado y a diversas

reparticiones estatales -locales, provinciales y nacionales-.

Una vez en el poder continuarán realizando tareas similares a aquellas que les permitieron

acceder a un cargo electivo, como se explica a continuación.

3 Para una ampliación de esta conceptualización Ortiz de Rozas (2012)

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3- “Acelerar trámites”, “Mover expedientes”. La tarea de los dirigentes políticos una vez en el

poder.

La evidencia empírica sobre el trabajo cotidiano de dirigentes políticos que ocupan distintos

cargos electivos –legisladores provinciales, legisladores nacionales, vicegobernador, concejal,

intendente- muestra que, más allá de la posición ocupada, realizan tareas similares.

Por supuesto, cada posición presenta posibilidades estructurales diferentes para ejercer el rol de

mediador y representante, y la manera en que es ocupado cambia con las diferentes personas que los

ocupan. Las cualidades personales de cada representante inciden en la forma en que ocupa cada

posición, y es por ello que es posible conceptualizar su tarea en los términos de una relación de

representación. Incluso cuando la tarea involucrada implique la circulación de recursos públicos, la

distinción que caracteriza a la noción de representante político se encuentra en la diferente manera de

obtención, utilización y canalización de estos recursos.

Sin embargo, nuestro objetivo en este trabajo es estudiar los aspectos que tienen en común, ya

que el interés principal es profundizar en el rol de mediación política que los miembros del partido

desempeñan. Y ello porque uno de nuestros principales hallazgos es que incluso si cada posición tiene

sus exigencias y particularidades, los roles informales desempeñados por los ocupantes presentan

grandes similitudes.

Gran parte de la tarea cotidiana que los dirigentes políticos estudiados realizan es la de ser

intermediarios entre diferentes ciudadanos o grupos de ciudadanos y diversas reparticiones estatales, en

el nivel local, provincial e incluso nacional. El rol de mediadores principalmente involucra proveer

información y hacer los trámites requeridos para acceder a diferentes beneficios sociales, pero también

canalizar diferentes tipos de demandas relativas a obras públicas en diferentes territorios -o a veces

crear esas demandas donde no existen lo cual implica crear el grupo demandante. En suma, se

transforman en garantes de la circulación de los recursos públicos a los ciudadanos al mismo tiempo

que se construyen a ellos mismos como representantes políticos.

Aunque no ocupen una posición en un ministerio o una secretaria, en ningún organismo en el

que se administra y decide el destino de los fondos públicos, la mayor parte de los líderes políticos

definen su actividad con términos de la gestión de lo público, en particular utilizan la palabra

"gestionar" para definir gran parte de su actividad política cotidiana, la más importante si se quiere.

Esta tarea de "gestión" en general no corresponde con las tareas formalmente implicadas en los

cargos, son tareas "no escritas" en ningún estatuto o regulación y por ello configuran prácticas que

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pueden ser conceptualizadas como instituciones informales4.

Son las instituciones no escritas, informales, que sólo pueden ser reconstruidas a partir de la

realización de trabajo de campo, de observación de la actividad de los dirigentes políticos. Y es gracias

a este trabajo de observación que es posible evaluar cómo los dirigentes políticos continúan

desarrollando tareas de representación política una vez que acceden al poder, lejos de aquella imagen

de separación entre sociedad y estado que presupone la transformación de los partidos en partidos de

gobierno.

La rutina de trabajo semanal dice mucho sobre cuáles son las bases de sustentación de un

dirigente político, como el caso de los legisladores provinciales.

Incluso si el edificio Legislativo está en la capital provincial, la mayor parte de los legisladores

provinciales todavía vive en sus ciudades o pueblos natales. Ellos van a la capital para el día de sesión

el martes y tal vez se quedan para el trabajo en comisiones hasta el miércoles o el jueves, y luego

vuelven a casa. Los que permanecen en la capital es porque tienen allí "su gente", porque siempre han

vivido en la capital o han transformado la capital en su territorio de trabajo político.

Se supone que un legislador provincial debe promulgar leyes, al menos es lo que está

establecido en las normas que regulan su actividad. Sin embargo, el trabajo empírico muestra que no

sólo no es la única actividad que desempeña sino que en ocasiones no es la principal.

De alguna manera la evidencia empírica refleja la idea prevaleciente en la opinión pública o el

sentido común ciudadano, que los legisladores no tienen un rol protagónico en la promulgación de

leyes, y que el “poder real” está en manos del gobernador. Una gran parte de los proyectos presentados

son iniciativas del poder ejecutivo provincial. Esto no constituye un secreto en el mundo político

provincial. Es más, tiene sentido si es que el gobernador tuvo que ver en su acceso al cargo. Los

legisladores oficialistas mismos dicen que su tarea es “acompañar al Poder Ejecutivo”, por ejemplo en

relación a la elaboración del presupuesto provincial:

Nosotros aprobamos el presupuesto como lo manda el ejecutivo, no cuestionamos absolutamente nada, por qué, porque tiene que ser así, nosotros debemos responder al gobierno de turno, entonces somos mayoría y debemos aprobar (Diputado provincial)

4 Se parte de una concepción de institución cercana a la del neoinstitucionalismo sociológico, que considera cómo la institución aparece impregnando las formas de hacer y pensar de sus miembros y, en función de sus trayectorias personales y particulares, los individuos realizan inversiones –sus creencias, intereses y recursos- en ellas; transformándolas y reproduciéndolas –si bien nunca de manera idéntica-. (Lagroye y Offerlé, 2010). Se aprehenden las instituciones como “tipificaciones compartidas”, es decir “maneras de pensar, de ser y de hacer en principio individuales y subjetivas, devenidas colectivas y objetivas a causa de su institucionalización” (Di Maggio y Powell, 1997, citados por Lagroye y Offerlé, 2010:47). En el campo de la ciencia política Guillermo O’Donnell (2006) conceptualizó a las instituciones informales como las "pautas regularizadas de interacción que son conocidas, practicadas y regularmente aceptadas (aunque no necesariamente aprobadas normativamente) por agentes sociales que mantienen la expectativa de seguir interactuando conforme a las reglas y normas –formales e informales– que rigen esas pautas" (O’Donnell, 2006: 10).

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La pregunta que sobreviene es sobre rol que tienen los legisladores provinciales. La respuesta es

coherente con la génesis de su capital político, ser los representantes de un territorio. Una vez en el

poder responden al territorio gracias al cual llegaron al poder. A pesar de no tener un cargo ejecutivo,

lo que hacen es “gestionar”, solucionar urgencias, problemas, “conseguir cosas” para personas o

colectivos provenientes de su territorio de origen.

La vía legislativa es más lenta que la de acudir directamente a las reparticiones estatales

especializadas. Es por ello que continúan oficiando como mediadores entre los ciudadanos y los

distintos organismos estatales. Nuevamente, ello no constituye algo ilegítimo o problemático para los

legisladores provinciales, que conciben su rol en los términos de gestores sociales:

“La militancia es lo que nos mantiene, el contacto con la gente, y mucho más en el caso de los diputados que somos del interior ellos no te ven que vos has sido designado a lo mejor para ordenar la legislación o los que los vaya a contener legalmente para la función, sino ellos te ven como un actor social, entonces que vos tienes que seguir haciendo la parte de acción social. Para ellos yo soy eso, y me encanta ser eso porque es por lo que yo me he jugado siempre, por la voluntad de la gente y la necesidad de ellos. Entonces, yo voy y alguno me dice “no puedo revocar la piecita, me da una bolsita de cemento”, le doy una bolsita de cemento, “no tengo para comprar una bolsita de alimento”, bueno, todas esas cosas, otras veces viene el problema de que a veces no tienen para viajar, están con los chiquitos enfermos, entonces les conseguimos el turno, lo traemos, que lo vea el médico o le tienen que hacer algún tratamiento largo, vemos cómo le conseguimos la medicación. O sea es la parte social la que nosotros atendemos allá y siempre generando cosas también que le sirvan al pueblo, a lo mejor yo en este caso para el día viernes a través del regimiento de granaderos hemos hecho la conexión que va a ir la biblioteca móvil de San Martín" (Diputada provincial)

Los legisladores provinciales no son los únicos que ofician como representantes y mediadores

de un territorio, más allá de las tareas formalmente cumplidas.

Es también el caso del vicegobernador. Además de sus tareas institucionales como

vicegobernador –por ejemplo asistir a inauguraciones de obras realizadas por el gobierno provincial,

recibir al obispo en nombre del gobierno provincial- realiza otro tipo de tareas en la semana. Dos o tres

veces por semana e incluso los fines de semana dedica su tiempo a recorrer distintos barrios de la

capital provincial. Sucede que ha decidido "desembarcar" políticamente allí. Construir una base política

en la capital – la más importante en términos de población - es visto como un paso previo antes de ser

el candidato por el gobernador.

Sin embargo, en los primeros años de su mandato el vicegobernador no hacía “trabajo político”

en la capital sino los fines de semana en ciudades y parajes en el interior. Él ha accedido al poder con el

capital político de ser un “hombre del interior”, donde fue intendente de su ciudad natal. Sin embargo,

en la última elección municipal "su" candidato –el candidato que él había apoyado- perdió y de este

modo él perdió sus posibilidades de ser al siguiente candidato de gobernador. Al perder una elección en

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su ciudad natal había dañado su imagen como un líder territorial.

Por eso ha comenzado a "construir" nuevas bases en otro territorio, la capital. El hecho que él

políticamente "trabaja" en la capital ha traído muchos conflictos con el actual intendente, incluso si él

pertenece al mismo partido político. En este punto es muy importante y revelador para describir

empíricamente en qué consiste este trabajo territorial, de qué modo el vicegobernador disputa al

intendente su propio territorio. Otra vez la respuesta involucra a las tareas de mediación entre las bases

y el gobierno que él integra.

Su “tarea política” consiste en visitar diferentes barrios, hablar con los habitantes y presentarse

–o construirse como- el representante de sus demandas. Más allá de que no le compete como

vicegobernador, éste realiza reclamos al municipio o a la repartición provincial correspondiente

solicitando la construcción de cloacas, el asfaltado, el alumbrado, todo en nombre de los vecinos de los

barrios que visita.

El vicegobernador elige barrios donde los dirigentes políticos “no llegan”, donde todavía no

existen representantes políticos para hablar en su nombre, en general en los barrios periféricos de la

ciudad. Al mismo tiempo construye la diferenciación política con respecto al intendente, intentando

posicionarse como el portavoz de quienes no son tenidos en cuenta por él. Se trata de una estrategia

muy común que desarrollan los dirigentes políticos que buscan disputar el poder político del intendente

de una ciudad, realizar trabajo político en los barrios periféricos, los que presentan mayores déficits en

términos de calidad de vida.

Un integrante de su grupo político explica su tarea: “En los barrios él habla con la gente,

después de tantear la gente yo levanto los temas y vengo y hago notas. Al intendente, al ministerio de

obras públicas o al presidente del Consejo”

En las “notas” a las que se refiere el entrevistado es donde se materializa la tarea de mediación

que ejerce el vicegobernador. Allí se dirige a los organismos correspondientes y hace los pedidos según

las necesidades que pudo identificar en su recorrida por el territorio: cloacas, alumbrado, asfalto, becas

escolares, etc. A este tipo de prácticas es a las que llaman "hacer gestiones".

"Hacer gestiones" y devenir representante de un grupo social enraizado en un territorio son dos

caras de la misma moneda. Como en todo proceso de representación política, también existe la faceta

"ascendente", por la que el representante crea demandas nuevas en un grupo y no se limita a tomar las

ya existentes. Así, hemos observado cómo en las reuniones que mantiene con los vecinos, el

vicegobernador propone nuevos temas en la "agenda" barrial, por ejemplo actividades de capacitación

laboral o la solicitud de subsidios para microemprendedores, en un medio en el que lo que predomina

es la demanda de empleo público.

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Las tareas descriptas parecen alejadas de las estipuladas formalmente para el cargo de

vicegobernador. Sin embargo, operan a modo de una especie de “curriculum oculto” que tienen los

diferentes dirigentes políticos que ocupan cargos electivos.

Es el caso de un diputado nacional proveniente de la provincia de Santiago del Estero cumple,

en paralelo a sus tareas propias como legislador, un rol de “acelerar trámites”, “mover expedientes”.

Por ejemplo, para ciudadanos santiagueños que deben hacer trámites en Buenos Aires, por ejemplo en

el ANSES (Administración Nacional de la Seguridad Social). Si existen ciudadanos santiagueños que

ya han tramitado pensiones no contributivas5. Que el pedido se haga por intermedio de un diputado

nacional aumenta sus chances de realizarse con rapidez:

“Claro, por eso, por eso te digo que tenemos nuestros beneficios nosotros. Viene una nota presentada por el

diputado nacional, te fichan por supuesto, saben quién sos y apuran las cosas.” (Diputado nacional)

De este modo, los dirigentes políticos continúan realizando las mismas tareas que los

convirtieron en dirigentes territoriales y les permitieron acceder a un cargo electivo. Con la gran

diferencia de que como representantes consagrados por el voto popular, adquieren nuevas credenciales

que en general los valorizan como interlocutores legítimos para demandar y pedir respuestas a las

diversas necesidades sociales y territoriales.

Como puede desprenderse de lo descrito, gran parte de la tarea política que desempeñan los

dirigentes estudiados consiste en oficiar como mediadores de problemas individuales, "solucionar",

"atender" demandas y pedidos concretos cuyos beneficiarios son personas particulares. Ello parecería

poner en cuestión la conceptualización de esta tarea en los términos de una relación de representación y

parece acercarse al concepto clásico de clientelismo, que supone el establecimiento de una relación de

naturaleza particularista.

Sin embargo, la observación de la actividad cotidiana de los dirigentes políticos estudiados

muestra que otra gran parte de su actividad política gira en torno a temáticas que atañen a grupos

sociales vastos, generalmente inscriptos en un territorio determinado.

A continuación, describimos esta doble naturaleza de la tarea de los mediadores y representantes

políticos estudiados. 5 Beneficio al que se accede principalmente por vejez, invalidez o por ser una madre con siete hijos o más

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4-Mediadores y representantes de demandas individualizadas y colectivas

Cuando los líderes políticos hablan sobre su actividad cotidiana siempre emerge una historia de

una persona particular que tuvo un problema y cómo ayudaron a resolverlo (conseguir materiales para

su vivienda, un remedio, un empleo, un cajón para velar a un familiar). Hemos podido observar cómo

mucha gente los busca para pedirles solución de temas personales.

Más interesante aún ha sido observar cómo los mismos dirigentes políticos diferencian entre

temas personales o individuales y temas sociales o colectivos, no tanto como reflexión teórica si no a

los efectos prácticos de dar distintos tipos de respuesta a problemas de diferente naturaleza.

El trabajo de campo ha permitido observar cómo al lado de temas de índole individual o

particular los líderes políticos se ocupan de muchos otros temas que involucran a grupos o personas con

el mismo tipo de necesidades. Los dirigentes políticos encarnan demandas colectivas, generalmente

territorializadas, de las cuales se vuelven sus portavoces. Por ejemplo, si bien muchas veces se ocupan

de "acelerar trámites", "hacer gestiones" para una persona, también lo hacen para diferentes personas

con el mismo tipo de necesidad.

Por ejemplo, una diputada provincial se ocupa -no tanto a título de diputada o en lo que

compete su tarea formal como tal- tanto de la organización de un festival de pesca en su pueblo como

de conseguir un medicamento especial para una niña con problemas neurológicos. Se ocupa de llevar

las tazas y cucharones faltantes en un comedor de su pueblo, pero también de realizar los trámites

necesarios para inscribir a las personas que lo necesitan en un programa para solicitar subsidios para

microemprendimientos.

Otra diputada, una vez que llega al poder, se ocupará de los trámites necesarios para construir

una terminal de ómnibus para su pueblo. Y a su vez, entre sus actividades principales, recordará haber

conseguido una silla de ruedas especial para una niña, a través del ministerio de desarrollo social de la

provincia; así como hacer trámites para que pinten una escuela en su pueblo. Son numerosas las obras

que se han hecho en la ciudad de la que proviene: una escuela, viviendas, pavimentación de rutas,

electrificación, tipos de obras que benefician al pueblo en su conjunto y que podrían llamarse "bienes

colectivos".

En los casos mencionados, son obras que se consiguen gracias a la intermediación de la

diputada ante los organismos correspondientes. Existen otro tipo de acciones que desdibujan el carácter

privado-publico de su tarea, como por ejemplo, hospedar a los policías en su casa particular, para evitar

que estos gasten en hospedaje. En estos casos, la naturaleza del rol de intermediación no es individual

ni particularista pero tampoco puede ser aprehendido a través de la idea universal implicada en la

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noción de ciudadanía. Simplificando, podríamos decir que se encuentra en algún lugar "en el medio".

El trabajo empírico nos fuerza a recrear la teoría.

La naturaleza "colectiva" de la tarea de representación de los líderes estudiados es

especialmente visible en los casos en los que éstos se vuelven el eslabón de la cadena necesario para la

implementación de políticas públicas.

Entre las actividades de los dirigentes políticos, es posible encontrar algunas que están

directamente ligadas con la implementación de políticas nacionales o provinciales. Sin tener los

dirigentes la potestad formal de oficiar como mediadores o gestores de estas políticas, muchos

dirigentes desempeñan ese rol.

Entre las múltiples tareas desempañadas, un diputado provincial se ocupó de “hacer los

trámites” necesarios para grupos de mujeres de su pueblo accedieran a la jubilación sin aportes, un

beneficio otorgado por el gobierno nacional, a través de la reforma del sistema previsional en 2005, que

también se conoció informalmente como jubilación “de amas de casa”. 6

La tarea del diputado consistió –y sigue consistiendo, ya que es una tarea permanente- en sacar

el turno para realizar el trámite para un grupo de mujeres provenientes de su pueblo -y alrededores-, las

que luego sólo debían ir a la dependencia estatal correspondiente para firmar la solicitud de la

jubilación sin aportes. “Lo único que hacían era venir esa vez y esperaban cobrar en su casa”. El

diputado les evitaba así tener que estar presentes dos veces. Se trataba sobre todo de mujeres

pertenecientes a sectores de bajos recursos y a su vez de edades avanzadas, mujeres del interior para

quienes incluso pagar los medios para trasladarse a la capital provincial para hacer el trámite es

dificultoso. En ese sentido, la tarea del diputado también consistió en procurar los recursos para

trasladar a las que así se transformaron en beneficiarias de una política pública nacional. Al mismo

tiempo, se facilitó la articulación con el gobierno provincial, que había estipulado un préstamo por el

dinero necesario para iniciar el trámite.

El dirigente político construye así su capital territorial oficiando como intermediario en la

implementación de una política nacional y provincial.

Lejos de tratarse de una excepción, este tipo de actividades son recurrentes. Los dirigentes

políticos ofician como correas de transmisión de la información, transmitiendo sobre las características

y requisitos de distintas políticas públicas que pueden tener como beneficiarios a diferentes grupos de

personas, que en ocasiones incluso desconocen de la existencia de nuevos derechos adquiridos.

6 Esta reforma permitía obtener un beneficio jubilatorio a aquellas personas que tenían la edad requerida para jubilarse pero le faltan años de aportes –que en total son 30-, con derecho al haber mínimo.

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Otro ejemplo sobre cómo las actividades informales de los dirigentes políticos están imbricadas

con programas sociales de más largo alcance es el del Banco Popular de la Buena Fe, conocido como el

“banquito solidario”. Se trata de un programa del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación que

comienza en 2004 y consiste en el desarrollo de microemprendimientos individuales con pequeños

créditos otorgables a partir de una garantía solidaria y su implementación se realiza a través de

organizaciones no gubernamentales.

Una diputada ha impulsado la formación de una organización no gubernamental, con la cual ha

podido participar de este programa social. De este modo, en su pueblo de origen promueve la reunión

de grupos de personas que luego tienen la posibilidad de solicitar un crédito y, nuevamente, es la

diputada la que le “hace el trámite”. Es así como va conformando su base territorial, al “conseguir

cosas” para la gente de su pueblo. Y al mismo tiempo garantiza que un programa social nacional se

implemente a lo largo del territorio.

Si se indaga sobre las actividades de los dirigentes políticos por fuera de su cargo formal, es

posible encontrar en muchos casos que encabezan organizaciones no gubernamentales, cooperativas,

sociedades de fomento, a través de las cuales canalizan diversos recursos provenientes de organismos

provinciales y nacionales.

El hecho de que las organizaciones lideradas por los dirigentes políticos no tengan el formato de

organizaciones partidarias apoya la idea del declive de la burocracia partidaria, aquella organización

partidaria por fuera del estado, como lo describe el proceso de transformación de los partidos en

partidos de gobierno. A su vez, muestra la clara imbricación del tejido social con el tejido estatal.

Podría describirse como un partido de gobierno con una profunda imbricación socio-territorial,

vehiculizada por los integrantes del partido, los dirigentes territoriales.

Al mismo tiempo, si estos representantes encarnan no sólo demandas individuales y particulares

sino que a su vez son un eslabón en la implementación de políticas dirigidas a un público amplio, la

caracterización de los vínculos del partido de gobierno como un partido clientelar es susceptible de

cuestionamiento o al menos de revisión. Los partidos, en su nuevo formato, continúan siendo los

representantes de colectivos sociales y territoriales, de un modo que debe ser estudiado empíricamente.

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5-Palabras finales

El estudio de las formas de acceso de los dirigentes políticos a los cargos electivos en Santiago

del Estero permite afirmar que uno de los principales requisitos es disponer de capital territorial, ser

mediador y representante político de ciudadanos de un territorio determinado. Una vez en el poder, los

dirigentes políticos continúan oficiando como intermediarios entre los ciudadanos de un territorio y

diversas reparticiones estatales locales, provinciales e incluso nacionales. Se trata en todos los casos de

prácticas y roles que pueden ser conceptualizados como instituciones informales, no necesariamente

asociados a las atribuciones formales de la posición ocupada.

Se desdibuja así simultáneamente la imagen clásica de los mediadores políticos –más cercanos

social y espacialmente a sus bases- y de las elites políticas provinciales –no siempre considerados como

mediadores territoriales.

La evidencia empírica presentada está claramente ligada a una estructura socioeconómica y una

configuración política particular, en la que el rol del estado es central. En ese sentido, el rol que

cumplen los miembros del partido oficialista está claramente signado por estas peculiaridades. En

términos teóricos, sin embargo, las reflexiones presentadas invitan a dimensionar ciertos análisis

generales que visualizan el fin de la inserción social y territorial de los partidos políticos, en un

contexto en el que la exposición y performance de los dirigentes políticos en los medios de

comunicación es muchas veces considerada la única dimensión de análisis relevante. 6-Bibliografía

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