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Galemys 17 (nº especial): 15-28, 2005 ISSN: 1137-8700 15 SITUACIÓN DEL LOBO (Canis lupus L.) EN CASTILLA Y LEÓN EN 2001. EVOLUCIÓN DE SUS POBLACIONES LUIS LLANEZA 1 Y JUAN CARLOS BLANCO 2 1. ARENA. C/ Perpetuo Socorro 12. 27003 Lugo ([email protected]) 2. Consultores en Biología de la Conservación. C/ Manuela Malasaña 24, 4º. 28004 Madrid ([email protected]) RESUMEN En 2000 y 2001 se ha realizado un estudio para conocer el área de distribución del lobo (Canis lupus L.) en Castilla y León, detectar manadas reproductoras y determinar su evolución poblacional desde 1988. El trabajo, realizado por 9 biólogos, ha incluido el análisis de 330 en- cuestas contestadas por guardas y 1.259 por cazadores; además, en 557 jornadas de campo se han realizado 2.778 entrevistas personales a habitantes locales, se han recorrido 7.913 km buscando indicios de lobo, se han realizado 209 esperas y 879 sesiones de aullidos simulados, además de aprovechar los datos de 11 lobos radiomarcados. En 2001, los lobos ocupaban unos 75.200 km 2 en Castilla y León, es decir, el 80% de la Comunidad. Desde 1988, el área de la población reproductora ha aumentado un 35%, sobre todo en el sur del Duero y en la provincia de Soria. Las densidades han permanecido aparentemente estables en un área de 36.500 km 2 del norte y el oeste de la Comunidad (el 66% del área de 1988) y han aumentado en una superficie de 19.000 km 2 de la llanura cerealista (el 34% del área de 1988). Por el contrario, el núcleo reproductor de la Sierra de Gata (Salamanca), de 1.500 km 2 (el 2,7% del área de 1988), ha desaparecido. En con- junto, estos datos señalan un aumento de la población desde 1988 hasta 2001. Hemos detectado 149 manadas, 107 seguras y 42 probables. Finalmente, discutimos las limitaciones del método que impiden conocer con precisión el número de lobos del área de estudio. Palabras clave: Canis lupus, Castilla y León, censos, España, lobo. ABSTRACT Status of wolves (Canis lupus L.) in Castile and Leon in 2001. Population trends In 2000 and 2001 we conducted a survey to assess wolf (Canis lupus L.) range in the Castilla y León Autonomous Region, to locate breeding packs and determine population trends since 1988. Involving 9 biologists, the study analysed 330 mail enquiry responses by wardens and 1,258 by hunters. In addition, on 557 field working days, 2,778 personal interviews with local people were conducted, 7,913 km were scouted for wolf signs, and 209 sit-and-wait sessions and 879 simulated howling sessions carried out. Moreover, data on 11 radio-collared wolves were used. In 2001, the wolf range covered around 75,200 km 2 , i.e. 80% of the region. Since 1988, the range of the breeding population has expanded by 35%, mainly south of the River Duero and in Soria province. Densities have apparently remained stable in the north and west of the region (66% of the 1988 wolf range) and have noticeably increased on the agricultural plain (19,000

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Galemys 17 (nº especial): 15-28, 2005ISSN: 1137-8700

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SITUACIÓN DEL LOBO (Canis lupus L.) EN CASTILLA Y LEÓN EN 2001. EVOLUCIÓN DE SUS POBLACIONES

LUIS LLANEZA1 Y JUAN CARLOS BLANCO2

1. ARENA. C/ Perpetuo Socorro 12. 27003 Lugo ([email protected])2. Consultores en Biología de la Conservación. C/ Manuela Malasaña 24, 4º. 28004 Madrid

([email protected])

RESUMEN

En 2000 y 2001 se ha realizado un estudio para conocer el área de distribución del lobo (Canis lupus L.) en Castilla y León, detectar manadas reproductoras y determinar su evolución poblacional desde 1988. El trabajo, realizado por 9 biólogos, ha incluido el análisis de 330 en-cuestas contestadas por guardas y 1.259 por cazadores; además, en 557 jornadas de campo se han realizado 2.778 entrevistas personales a habitantes locales, se han recorrido 7.913 km buscando indicios de lobo, se han realizado 209 esperas y 879 sesiones de aullidos simulados, además de aprovechar los datos de 11 lobos radiomarcados. En 2001, los lobos ocupaban unos 75.200 km2 en Castilla y León, es decir, el 80% de la Comunidad. Desde 1988, el área de la población reproductora ha aumentado un 35%, sobre todo en el sur del Duero y en la provincia de Soria. Las densidades han permanecido aparentemente estables en un área de 36.500 km2 del norte y el oeste de la Comunidad (el 66% del área de 1988) y han aumentado en una superficie de 19.000 km2 de la llanura cerealista (el 34% del área de 1988). Por el contrario, el núcleo reproductor de la Sierra de Gata (Salamanca), de 1.500 km2 (el 2,7% del área de 1988), ha desaparecido. En con-junto, estos datos señalan un aumento de la población desde 1988 hasta 2001. Hemos detectado 149 manadas, 107 seguras y 42 probables. Finalmente, discutimos las limitaciones del método que impiden conocer con precisión el número de lobos del área de estudio.

Palabras clave: Canis lupus, Castilla y León, censos, España, lobo.

ABSTRACT

Status of wolves (Canis lupus L.) in Castile and Leon in 2001. Population trends

In 2000 and 2001 we conducted a survey to assess wolf (Canis lupus L.) range in the Castilla y León Autonomous Region, to locate breeding packs and determine population trends since 1988. Involving 9 biologists, the study analysed 330 mail enquiry responses by wardens and 1,258 by hunters. In addition, on 557 field working days, 2,778 personal interviews with local people were conducted, 7,913 km were scouted for wolf signs, and 209 sit-and-wait sessions and 879 simulated howling sessions carried out. Moreover, data on 11 radio-collared wolves were used. In 2001, the wolf range covered around 75,200 km2, i.e. 80% of the region. Since 1988, the range of the breeding population has expanded by 35%, mainly south of the River Duero and in Soria province. Densities have apparently remained stable in the north and west of the region (66% of the 1988 wolf range) and have noticeably increased on the agricultural plain (19,000

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km2, i.e. 34% of the 1988 wolf range). Nevertheless, the packs breeding in the Sierra de Gata (Salamanca) area (1,500 km2, i.e. 2.7% of the 1988 wolf range) have disappeared. As a whole, these data show that the wolf population of Castilla y León increased from 1988 to 2001. We located 149 packs, 107 of which we consider as definite and 42 as probable. Finally, we discuss the constraints that prevent a precise calculation of wolf numbers in the study area.

Key words: Canis lupus, Castile and Leon, Grey wolf, population survey, Spain.

INTRODUCCIÓN

El único sondeo completo sobre la situación del lobo (Canis lupus Lin-naeus, 1758) en Castilla y León se había realizado en 1987 y 1988 (Blanco et al. 1990a). Desde entonces se han efectuado estudios en distintas zonas, sobre todo en las provincias de Valladolid y Zamora, pero ninguno de ellos abarca toda la Comunidad Autónoma. Los trabajos realizados en la Carballeda (Barrientos y Rico 1992, 1993), en la Sierra de la Culebra (Barrientos y Vilà 1994, Barrientos 1995), en toda la provincia de Zamora (Vicente y Yanes 1997) y en el norte de Salamanca (Llaneza et al. 1998a), han considerado estable la presencia del lobo. Por el contrario, los desarrollados en la llanura cerealista de Valladolid y áreas limítrofes (Barrientos 1989, 1997, 1998; Blanco y Cortés 1999) o en el este de la Comunidad (Tellería y Sáez Royuela 1984, 1989) describen el aumento de la población desde su aparición a principios de los 80 hasta finales de los 90. Además, el radiomarcaje desde 1997 de 11 lobos en la llanura cerealista de Valladolid y Zamora, ha revelado el proceso de saturación de la población al nor-te del Duero, que se manifiesta en un aumento de densidad, la presencia de un elevado porcentaje de animales flotantes y la formación de manadas en terrenos marginales (Blanco y Cortés 1999; Cortés 2001). Asimismo, se ha estudiado la dispersión de individuos y la expansión de la población al sur del Duero, que ha cristalizado en la aparición de manadas reproductoras en provincias donde los lobos habían desaparecido en los años 60, como Segovia o Ávila (Blanco y Cortés 2002). No obstante, como faltaba un estudio general sobre la situación del lobo en toda la Comunidad Autónoma, la Junta de Castilla y León promovió un estudio para determinar el estado y evolución de la población de lobos en la región y sus problemas de conservación y gestión, cuyo trabajo de campo se realizó en 2000 y 2001. Los objetivos concretos de esta publicación son los siguientes: 1) determi-nar el área de distribución de la población reproductora de lobos; 2) conocer la localización de las manadas; 3) deducir la evolución de la población entre 1988 y 2001; 4) estimar el tamaño aproximado de la población.

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MÉTODOS

El método para obtener la información ha incluido, en este orden, 1) la recopilación y análisis de bibliografía y estadísticas, 2) encuestas a la guardería y cazadores y 3) trabajo de campo. En una fase previa, hemos enviado encuestas a 939 agentes forestales y cela-dores de caza y a 5.960 presidentes de cotos de caza menor y mayor de las nueve provincias de Castilla y León, de los que han contestado el 35,1% y el 21,1% res-pectivamente. En ellas, solicitábamos información sobre la presencia, reproduc-ción y mortalidad de los lobos, sobre daños al ganado, sobre la presencia y daños de perros y sobre otros problemas de conservación y gestión. Esta información se ha utilizado sólo para orientar el trabajo de campo. El trabajo de campo, realizado en 2000 y 2001 por 9 biólogos, ha incluido tres actividades principales (Llaneza et al. 1998b, Llaneza y Ordiz 2003): 1) en-trevistas personales a pastores y otros habitantes locales para obtener el mismo tipo de información que el requerido en las encuestas; 2) itinerarios de muestreo, a pie y en coche, para localizar indicios de lobo y 3) esperas y sesiones de aullidos simulados (Harrington y Mech 1982; Fuller y Sampson 1988) para detectar las camadas. Además, hemos utilizado los datos de presencia y reproducción aportados por 11 lobos radiomarcados desde 1997 (7 de los cuales seguían vivos y localiza-dos en 2000 y 2001) en las provincias de Valladolid, Zamora y Segovia (Blanco y Cortés 1999, Cortés 2001). Excluyendo el trabajo de radioseguimiento, el equi-po de trabajo ha invertido en el campo 557 jornadas-persona, ha entrevistado a 2.778 habitantes locales, ha recorrido 7.913 km buscando indicios sobre el terreno y ha realizado 209 esperas y 879 sesiones de aullidos simulados. Para confirmar la presencia de lobos tratábamos de encontrar al menos un indicio (excremento, rascadura, etc.) en las cuadrículas UTM de 10 x 10 km donde teníamos información previa de la presencia de lobos; además, hemos utilizado los datos de radioseguimiento y los de informadores fiables, es decir, biólogos, guardas, cazadores o naturalistas objetivos y conocedores de la espe-cie. Para detectar los lugares de cría y reunión –que delatan la presencia de una manada- buscábamos acumulaciones de indicios en un espacio reducido en la temporada de cría (de mayo a octubre). Buscábamos los lugares de cría y reunión con especial intensidad en las zonas más favorables o donde teníamos informa-ción previa de la presencia de cachorros o de avistamientos de grupos de lobos durante el verano. Donde detectábamos acumulaciones de indicios, realizábamos posteriormente esperas o sesiones de aullidos simulados para tratar de ver a los cachorros u oírlos aullar (Harrington y Mech 1982, Llaneza et al. 1998b).

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Hemos considerado dos tipos de manadas, las manadas seguras y las proba-bles: en las primeras teníamos certeza de la presencia de cachorros mientras que en las últimas existían indicios pero no seguridad de reproducción. Las manadas seguras cumplían al menos uno de los siguientes requisitos: presencia confirmada de cachorros por aullidos o por observación directa; concentraciones de indicios (excrementos, rascaduras, camas, etc) y huellas de cachorros en época de cría; observaciones de cachorros por informadores considerados fiables; manada con reproducción confirmada en los últimos años. Las manadas se consideraron probables cuando había evidencias claras de la presencia estable de lobos en verano –numerosos daños, avistamientos, etc- pero no conseguimos datos concluyentes de reproducción (Llaneza et al. 2004).

RESULTADOS

Área de distribución En 2001, los lobos ocupan la mayor parte de las provincias de León, Pa-lencia, Burgos, Zamora y Valladolid; además, se extienden por gran parte de las provincias de Segovia y Soria, por áreas relativamente reducidas de Ávila y por una pequeña zona de Salamanca (Figura 1). El área de distribución del lobo ocupa unos 75.200 km2, es decir, un 35% más de la ocupada en 1988 (Blanco et al. 1990a). Si además añadimos los aproximadamente 600 km2 de la provin-cia de Guadalajara (Castilla-La Mancha) (Blanco et al. 2001), concluimos que el área de distribución de la población continua del noroeste de España se ha ampliado en unos 20.300 km2 por el sur, es decir, el 20% del área de distribu-ción del lobo en España en 1988, que era de unos 100.000 km2 (Blanco et al. 1990b, 1992).

Manadas localizadas y densidades Hemos localizado 149 manadas en Castilla y León, 107 seguras y 42 pro-bables, aunque creemos que el número real es superior al detectado. Todas las provincias de la Comunidad albergan manadas reproductoras, con León a la cabeza (48 manadas) y Ávila (una manada) en último lugar (Tabla 1). Las dos zonas de máxima densidad se encuentran en el noroeste de Zamora (32 manadas detectadas en 8.000 km2) y el norte de León y Palencia (30 manadas detectadas en 7.000 km2) (Figura 2). La zona de mínima densidad está al sur del Duero, con 15 manadas detectadas en 19.700 km2. Comparando los datos de 2001 con los obtenidos en 1988 (Blanco et al. 1990a), obtenemos 4 zonas distintas en Castilla y León (Figura 3).

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Figura 1. Cuadrículas UTM 10x10 km donde hemos encontrado presencia de lobos en 2000 y 2001.

10x10 km UTM grids where wolves were found in 2000 and 2001.

1)Áreas con distribución y densidad aparentemente estables En el oeste, el norte, el noreste y la zona centro-oriental de la Comunidad, la población de lobos ha permanecido aparentemente estable, es decir, no ha cambiado el área de distribución y no hemos detectado variaciones apreciables de densidad en áreas extensas. Esta zona ocupa unos 36.500 km2 (el 66% del área de distribución de 1988) e incluye la provincia de León, la mayor parte de las provincias de Zamora (excepto la franja oriental y la porción situada al sur del Duero), de Palencia (excepto la franja suroccidental) y de Burgos (excepto el extremo meridional). La mayoría de esta región se encuentra en el interior del área de distribución del lobo en la Península Ibérica, pero hay dos zonas en los bordes del área de distribución –el norte y este de Burgos y el norte de Salaman-ca- donde la expansión del lobo se ha estancado durante años aparentemente por la persecución causada por los daños al ganado extensivo.

2) Áreas donde la densidad ha aumentado La densidad ha aumentado claramente en la llanura cerealista situada al norte del Duero y al sur del río en Zamora. La zona incluye la provincia de Va-lladolid al norte del Duero, el este y sur de Zamora, el suroeste de Palencia y el sur de Burgos, y ocupa unos 19.000 km2, es decir, el 34% del área de distribu-ción en 1988. En este estudio, se han localizado 31 manadas, frente a las 15 que

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se estimaron en 1988 (Blanco et al. 1990a). Además, el aumento de densidad ha sido constatado por todos los autores que han trabajado en esta zona en la década de los 90 (Barrientos 1998, Blanco y Cortés 2002). El aumento de densidad en la década de los 90 parece deberse a que el lobo acababa de recolonizar la zona en los 80, y la densidad se ha ido incrementan-do progresivamente hasta aproximarse a la capacidad de carga del medio, como ocurre en la mayoría de las poblaciones de lobos recién instaladas (Fritts y Mech 1981, Blanco y Cortés 2002).

Tabla 1 Distribución del lobo y manadas detectadas en Castilla y León en 2001. En la columna de

la izquierda (1), extensión total de cada provincia; (2) porcentaje de la superficie total de cada provincia ocupada por el lobo (distribución de grano grueso); (3) porcentaje de cuadrículas

U.T.M 10x10 km ocupadas por la especie (distribución de grano fino).Columnas de la derecha: manadas seguras y probables detectadas.

Wolf distribution area and packs detected in Castilla y León in 2001.Total surface of each province (Column 1), percentage of the area occupied by wolves

(rough distribution, Column 2), percentage of 10x10 km UTM squares occupied by wolves(precise distribution, Column 3), definite and probable packs detected (Columns 4 and 5).

Superficie (km2) (1)

Porcentaje (2)

% cuadrículas con lobo (3)

Manadas Detectadas

Seguras Probables

Ávila 8.048 50% 7,4%* 1 0

35,8%**

Burgos 14.292 100% 77,5% 17 7

León 15.581 100% 89,8% 37 11

Palencia 8.052 100% 89,8% 22 6

Salamanca 12.350 15% 14,7% * 1 1

30,0% **

Segovia 6.949 80% 53,3% 3 2

Soria 10.287 70% 39,8%* 2 3

59.4% **

Valladolid 8.150 100% 76,4% 8 4

Zamora 10.559 100% 90,5% 30 9

Cast. y León 94.268 79,8% 107 42

* Sólo área de distribución estable ** Área de distribución estable y esporádica

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Figura 2. Manadas seguras (círculos negros) y probables (círculos blancos) detectadas en Castilla y León en 2001. Se muestran también las dos zonas de máxima densidad y el río Duero.

Packs located in Castilla y León in 2001; definite packs (black circle) and probable packs (white cicle). Highest density areas and river Duero are also shown.

Figura 3. Evolución de las densidades desde 1988 hasta 2001. (1) Gris oscuro: densidad apa-rentemente estable, en el norte y el oeste. (2) Gris intermedio: claro aumento de densidad en la llanura cerealista. (3) Gris claro: Expansión del área de de la población reproductora, en el sur y

el este. (4) Rayado: Desaparición de núcleo reproductor en la Sierra de Gata.

Density trends from 1988 to 2001. (1) Dark grey: apparently stable density, north and west. (2) Middle grey: obvious increase in density, the agricultural plain. (3) Light grey: expansion of the bree-

ding population range, south and east. (4) Striped: disappearance of breeding packs in Sierra de Gata.

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3) Áreas recolonizadas desde 1988 Desde 1988, el lobo ha recolonizado un área de unos 19.700 km2 al sur del Duero y en el sudeste de su área de distribución (provincia de Soria). Esta expan-sión afecta al extremo meridional de la provincia de Burgos, la mayor parte de la provincia de Valladolid que se extiende al sur del Duero, la mayor parte del área de distribución actual del lobo en Soria y toda el área de distribución en Segovia y Ávila. El aumento del área de distribución parece ser consecuencia de la saturación de la población en la llanura cerealista y de la consiguiente formación de ma-nadas reproductoras al sur del río Duero (Blanco y Cortés 2002). La población del sur del Duero tiene en la actualidad una densidad muy baja (15 manadas detectadas en 19.500 km2), similar a la de la llanura cerealista en 1988 (Blanco et al. 1990a), pero es previsible que ésta aumente en el futuro y que la población continúe su expansión hasta colonizar al menos la mayor parte de las provincias Segovia y Soria y una parte de Ávila.

4) Áreas de donde ha desaparecido En el pequeño núcleo de la Sierra de Gata (sur de Salamanca), de unos 1.500 km2, el lobo parece haber desaparecido como reproductor desde 1988, aunque hay presencia ocasional de lobos a lo largo de la frontera con Portugal. La ex-tinción puede deberse a que se trataba de los restos de una población pequeña y aparentemente aislada. En resumen, la evolución de las poblaciones de Castilla y León en los años 90 se ha ajustado a los dos procesos descritos en 1988 para las poblaciones españolas de lobos (Blanco et al. 1990b, 1992): 1) La recuperación –lenta pero constante- de la población continua del noroeste de España, que se inició en los años 70 como consecuencia del abandono rural, la recuperación de la vegetación y los ungulados silvestres y del aumento de tolerancia de la sociedad hacia el lobo. Esta recuperación se ha frenado en las dehesas del norte de Salamanca y en las zonas de ganadería extensiva del norte y este de Burgos. 2) La regresión de las poblaciones pequeñas y aisladas del oeste y el sur de España, que en nuestra área de estudio se ha reflejado en la desaparición del lobo en la Sierra de Gata (Salamanca).

DISCUSIÓN

El área de distribución El área de distribución muestra la zona de presencia estable del lobo, en ge-neral, con manadas reproductoras. Ya que el lobo es una especie muy conspicua, es relativamente fácil establecer su área de distribución estable: en las zonas con lobos se obtienen numerosos testimonios de su presencia, y en la zona sin lobos no se recoge ninguno. En este sentido, los datos sobre el área de distribución

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suelen ser bastante precisos (sensu Tellería 1986, p. 79), pues los datos recogi-dos por distintos observadores se repiten a sí mismos en la misma unidad de muestreo. Ya que el método utilizado fue el mismo, los resultados de 2001 son perfectamente comparables a los de 1988 (Blanco et al. 1990b). El criterio para individualizar manadas es la presencia de cachorros, ya que, por lo general, en cada manada suele parir una sola hembra cada año, y casi todas las manadas producen cachorros todos los años (Fuller et al. 2003). A efectos prácticos, asumimos que el número de camadas es igual al número de manadas. Aceptar esta simplificación es la única forma de aproximarse a la compleja estruc-tura de las sociedades de lobos. Como en el resto de los carnívoros, las camadas de lobos son difíciles de localizar. En este estudio, sólo hemos contabilizado una manada cuando los miembros del equipo han encontrado a los cachorros o indicios muy claros de su presencia, o bien cuando teníamos información directa de observadores ex-ternos muy fiables. Dada la enorme extensión del área de estudio, el esfuerzo de prospección ha sido de 150 km2 / día de campo, aunque si consideramos sólo las zonas favorables, esta superficie se reduce quizás a la mitad. En tales circunstan-cias, es muy improbable que se hayan localizado todas las manadas presentes. La única forma de deducir qué porcentaje de manadas ha escapado al conteo sería comparar los resultados de nuestro sondeo con los obtenidos usando otros métodos. En España, las comparaciones que podemos realizar son simplemente anecdóticas. Por ejemplo, en la última estima realizada con el mismo método utilizado en este estudio en la provincia de Valladolid, Barrientos (1998) –un experimentado naturalista con un exhaustivo conocimiento de la zona- encontró sólo una de las dos manadas reproductoras con lobos radiomarcados a la sazón en la provincia (Blanco y Cortés 1999). Fuller y Sampson (1988) evaluaron la efica-cia del método de aullidos simulados en un área de Minnesota de 1.400 km2 con alta densidad de lobos (de 3,9 a 5,9 /100 km2 en noviembre-diciembre), en unas condiciones más favorables que las utilizadas en nuestro estudio. En 45 noches de trabajo (de las que sólo hubo condiciones adecuadas en 25) encontraron 5 de las 6 manadas radiomarcadas. Por tanto, el número real de manadas era un 20% superior al detectado con este método. Los sondeos de 1988 y 2001 se han basado en el mismo principio, que es la individualización de unidades reproductoras (manadas) diferentes mediante la localización de camadas en verano. Sin embargo, en 2001, los criterios para aceptar como válida una manada han sido mucho más exigentes que en 1988. En aquel sondeo apenas se realizó prospección de indicios, esperas o transectos de aullidos simulados, ya que el presupuesto económico era mucho menor, no

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existía información previa y se desconocían muchas de las técnicas que en la actualidad se aplican de forma rutinaria. La mayoría de las camadas se conocie-ron por testimonios de gente de campo; sólo un reducido número de manadas aceptadas en 1988 habrían podido ser consideradas como “seguras” usando los criterios actuales, y la mayoría merecerían -en el mejor de los casos- el criterio de probables. De las 158 manadas estimadas en 1988 en Castilla y León, sólo 125 de ellas se detectaron por la presencia de cachorros y fueron ubicadas geográfica-mente (Blanco et al. 1988). Las 33 restantes se estimaron en zonas con presencia habitual de lobos donde no se habían detectado cachorros, o bien, en zonas peor prospectadas, suponiendo que el espaciamiento entre las manadas seguía un pa-trón parecido al de otras zonas similares mejor estudiadas. Por tanto, en Castilla y León, en 1988 a las 125 manadas detectadas se añadió un 26,4% más de ma-nadas “posibles”. Esto significa que por cada 4 manadas detectadas se suponía la presencia de una más no detectada. En 2001, no se ha añadido un porcentaje de manadas “posibles” y los crite-rios para aceptar las manadas “seguras” y “probables” han sido mucho más exi-gentes que los de 1988; sin embargo, en 2001 se detectaron más manadas (149) que en 1988 (125). El número total de manadas estimadas es mayor en 1988 (158) sólo cuando añadimos el porcentaje que atribuimos a las manadas posibles (Blanco et al. 1990b); si en 2001 hubiéramos añadido también ese porcentaje de grupos “posibles” (26,4%), habríamos obtenido una cifra total de 188 manadas. Por tanto, sería incorrecto aprovechar estas diferencias metodológicas para intentar justificar la disminución del lobo en Castilla y León desde 1988 hasta 2001. El indudable aumento de densidad en el llanura cerealista (que constituye el 34% del área de distribución de 1988) y el incremento del área de distribución de la población reproductora en un 35% con respecto al área total de 1988, in-dican un aumento de la población en este periodo. El proceso de expansión del área de distribución como consecuencia del aumento del número de lobos se ha descrito detalladamente en numerosas estudios realizados tanto de Norteamérica (Fritts y Mech 1981, Fuller et al. 1992, Wydeven at al. 1995, Plestcher et al. 1997, Mladenoff et al. 1999, Mech 2000) como en Europa (Boitani y Ciucci 1993, Boitani 2000, Wabakken et al. 2001, Valière et al. 2003).

¿Cuántos lobos hay en Castilla y León? El número de lobos de una zona es igual a A x B + C, donde A es el número de manadas, B es el tamaño medio de manada (nº de ejemplares de cada manada) y C es el número de ejemplares no incluidos en manadas (individuos flotantes y periféricos). Anteriormente, hemos argumentado que es difícil conocer el nú-mero real de manadas de una zona, pero parece más complicado aún conocer

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el tamaño medio de manada y el porcentaje de lobos solitarios, porque tales parámetros son muy difíciles de determinar y varían mucho en el espacio y en el tiempo, como Blanco y Cortés (2002) han explicado con cierto detalle. El porcentaje de lobos solitarios es imposible de conocer sin radiomarcaje masivo. De acuerdo con Fuller (1989), los lobos solitarios aumentan en las po-blaciones saturadas, y constituyen del 0% al 29% de la población en Norteamé-rica. En la llanura agrícola castellana, Blanco y Cortés (1999) comprobaron que el 40,8% del periodo de seguimiento sus lobos radiomarcados vivieron como individuos periféricos o flotantes, es decir, no integrados en manadas. Probable-mente, la conjunción de un hábitat de baja calidad y una gran abundancia de alimento proporcionada por basureros y muladares propicia la existencia de un elevado porcentaje de ejemplares no territoriales, como se ha demostrado tam-bién con los zorros (Blanco 1988) y los coyotes (Todd y Keith 1976). El tamaño de manada es difícil de conocer porque no es fácil observar jun-tos a todos los miembros del grupo familiar (Blanco y Cortés 2002). Barrientos (2000), en 15 manadas observadas 3 o más veces en verano, contó 9,33 ejempla-res de media (5,47 cachorros más 3,86 adultos/subad.). Blanco y Cortés (1999) propusieron que hay dos tipos de manadas en la llanura cerealista: las que crían en buenos hábitats –en general, en los montes isla-, que cuentan a veces con más de 10 ejemplares por manada; y las que se forman con mucha frecuencia en medios marginales, que suelen tener un número menor de integrantes. Los autores estimaron en su área de estudio una media de 11 lobos por manada en diciembre, incluyendo un 40,8% de lobos solitarios, aunque reconocen que esta cifra podría ser más baja en áreas con menor disponibilidad de alimento. Si a los datos de Barrientos (9,33 lobos observados por manada) le sumamos un 30% ó un 40% de solitarios, obtenemos una media de 12 ó 13 lobos por manada en verano. Estas cifras quizá puedan aplicarse a la llanura cerealista, donde los lobos son poco perseguidos, pero en zonas con menor disponibilidad de alimento y/o con una persecución más severa, estos números podrían ser menores. Lo cierto es que, con los datos disponibles, es imposible conocer con cierta exactitud el número de lobos de Castilla y León, aunque podemos aventurar en-tre 1.000 y 1.500 ejemplares. Esto significa multiplicar cada manada localizada por una media de 6,7 a 10 ejemplares; considerando las manadas no detectadas y la existencia de un porcentaje desconocido de ejemplares solitarios, estas cifras entran dentro de lo razonable: es muy difícil que haya menos de 1.000 lobos en cualquier época del año y es bastante probable que haya 1.500 durante largos periodos del año.

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AGRADECIMIENTOS

Este estudio fue promovido y financiado por la Dirección General de Conservación de la Naturaleza de la Junta de Castilla y León, cuyos técnicos, agentes medioambientales y celadores de caza han facilitado el trabajo en todo momento. Andrés Ordiz, Antonio Uzal, Vicente Pala-cios, Yolanda Cortés, Álvaro de la Puente, Alejandro de la Fuente y Javier Talegón, junto con los autores de este artículo, realizaron el trabajo de campo durante 2000 y 2001. Queremos también expresar nuestro agradecimiento a los centenares de pastores, cazadores, naturalistas y amigos que nos han ayudado durante el proyecto. Lesley Ashcroft ha corregido los textos en inglés.

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