shum peter

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JOSEPH SCHUMPETER Joseph Schumpeter (1883-1950), nació en Austria, participó en la vida académica, de negocios y política de Europa; fue profesor de Economía de la Universidad de Harvard desde 1930 hasta su muerte. Es autor de Capitalismo, Socialismo y Democracia de Historia del Análisis Económico, obra monumental sobre el desarrollo de la Economía Política y de otras más. El libro Historia del Análisis Económico de la que se extrae el siguiente fragmento fue publicado después de su muerte en 1952. 1

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JOSEPH SCHUMPETER

Joseph Schumpeter (1883-1950), nació en Austria, participó en la vida

académica, de negocios y política de Europa; fue profesor de Economía de la

Universidad de Harvard desde 1930 hasta su muerte. Es autor de Capitalismo,

Socialismo y Democracia de Historia del Análisis Económico, obra monumental

sobre el desarrollo de la Economía Política y de otras más.

El libro Historia del Análisis Económico de la que se extrae el siguiente fragmento

fue publicado después de su muerte en 1952.

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LAS TECNICAS FUNDAMENTALES DEL ANALISIS ECONOMICO En el último párrafo del capítulo precedente se sugieren importantes problemas, de los que trataremos brevemente en el capítulo 4, cuando nos ocupemos del tema de la "sociología de la ciencia". Abandonando por ahora el desarrollo de estos argumentos, nos vamos a empeñar en rastrear y perseguir dos piezas, cuyas sendas a veces divergen en forma desconcertante: por una parte, es necesario definir las relaciones que la economía tiene con algunos de los campos del conocimiento instrumentalizado, precisamente con aquellos que ejercen -o han ejercido- alguna influencia sobre ella, o que tienen con ella zonas marginales comunes: por otra parte, conviene aprovechar esta ocasión para aclarar sin más dilaciones algunos de los conceptos y principios en los que va a apoyarse nuestra exposición de la historia del análisis económico. Este último tema constituye el contenido del presente capítulo. Vamos a comenzar con una observación que está extraída totalmente del sentido común. El economista "científico" se diferencia de todas las demás personas que hablan, piensan o escriben sobre temas económicos, por su dominio de unas técnicas, que pueden clasificarse en tres grupos: historia, estadística y "teorias". Estos tres grupos de técnicas constituyen lo que nosotros llamamos "análisis económico". (Más tarde J.A.S. agregó en este capítulo un cuarto campo fundamental: la "sociología económica".) LA HISTORIA ECONOMICA La historia económica -que desemboca en los hechos de la época presente y los incluye- es con mucha diferencia el más importante de estos campos fundamentales. Antes que nada quiero declarar que, si ahora hubiese de iniciar mi trabajo en la economía y se me diese únicamente la posibilidad de estudiar, a mi elección, uno de estos campos, optaría sin dudarlo por la historia económica. Tres razones justificarían mi elección. La primera de ellas se funda en que el objeto de la economía es esencialmente un proceso unitario en el tiempo histórico. Nadie puede tener la esperanza de comprender los fenómenos económicos de una época cualquiera, incluida la época presente si carece de un conocimiento adecuado de los hechos históricos y de una proporción suficiente de sentido histórico o de lo que pude llamarse experiencia histórica. La segunda razón reside en el hecho de que la exposición de este tipo de historia no puede ser de carácter puramente económico, sino que debe reflejar también inevitablemente, hechos "institucionales", es decir, hechos que no son puramente económicos; por este motivo, el estudio de la historia económica constituye el mejor método para comprender la relación que existe entre los hechos económicos y los no económicos

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y la relación que debe establecerse entre las diversas ciencias sociales. La tercera razón es la siguiente en mi opinión la mayor parte de los errores fundamentales que comunmente se cometen en el análisis económico se deben más a la falta de experiencia histórica que a cualesquiera otras deficiencias de la formación del economista. Debe entenderse, naturalmente que dentro de la historia quedan incluidas algunas disciplinas que, a consecuencia de la especialización, han adquirido nombres diferentes: por ejemplo, la investigación prehistórica y la etnología (antropología). LA ESTADISTICA Es razonable que la estadística, esto es, los datos estadísticos o las series de datos estadísticos, son de importancia capital para la economía. Así se ha reconocido en la práctica, al menos desde los siglos XVI y XVII, cuando gran parte del trabajo realizado por los políticos españoles, por ejemplo, se limitaba a reunir y a interpretar datos estadísticos. (Podíamos haber citado igualmente a los econometristas ingleses, a los que se conocían con el nombre de "aritméticos de la política", y a sus colegas de Francia, Alemania e Italia). En nuestro campo es imprescindible el uso de los datos estadísticos, y no sólo para explicar las cosas, sino también para saber con precisión cuáles son los puntos que hay que explicar. Es necesario agregar aquí una observación semejante a la que hemos hecho en la sección anterior a propósito de la historia: no pueden comprenderse los datos estadísiticos sin comprender la forma en que han sido recogidos; es imposible también extraer ninguna información de estos datos o comprender lo que los especialistas extraen sin conocer los métodos que sirven para hacerlo, así como los fundamentos epistemológicos de los mismos. Resulta, pues, que la posesión de un dominio adecuado de los modernos métodos estadísticos es una condición necesaria (aunque no suficiente) para poder evitar que el economista moderno desemboque en resultados carentes de sentido; es evidente, sin embargo, que esta condición se impone en algunos campos de la economía con más fuerza que en otros. En nuestro caso son muchas las cosas importantes que dependen de estos métodos -por ejemplo, del método de las diferencias finitas- y no podemos dejar que sus virtudes o sus defectos sean juzgados exclusivamente por los especialistas, aún cuando todos ellos sostuviesen una misma opinión. Nos encontramos de nuevo ante la imposibilidad de cumplir el programa total que de estas consideraciones se deduce. Sin embargo, debemos reconocer, al menos teóricamente, que los métodos estadísticos forman parte del conjunto de instrumentos del análisis económico, aunque no hayan sido elaborados específicamente para satisfacer sus necesidades particulares: el Ars conjectandi de

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Jacques Bernoulli o la Théorie analytique de Laplace forman parte de la historia de muchas ciencias, pero también tienen un puesto en la historia de nuestra disciplina. LA "TEORIA" "La teoría" constituye el tercer campo fundamental del análisis económico. Este término abarca multitud de significados pero, en relación con el uso que tiene en esta obra, únicamente interesan dos de ellos. El primero de éstos -y el menos importante- es aquel que considera toda teoría como un conjunto de "hipótesis explicativas". Tales hipótesis son, naturalmente, ingredientes esenciales de la historiografía y de la estadística. Cuando se trata, por ejemplo, de explicar el origen de las ciudades, incluso los historiadores más tenazmente apegados a los hechos ya se dediquen a la historia económica o a cualquier otra especialidad histórica- difícilmente pueden evitar la formulación de una o varias hipótesis o teorias. De igual forma, los estadígrafos se ven en la necesidad de formular, por ejemplo, algunas hipótesis o teoría respecto de la distribución conjunta de las variables estocásticas que intervienen en sus problemas. Sólo se necesita advertir, sin embargo, que es un error -ciertamente muy difundido- suponer que la única o la más importante tarea de los especialistas en teoría económica consiste en formular semejantes hipótesis (hipótesis construidas en el vacío, añadirían algunos). La teoría económica tiene objetivos completamente diferentes. En realidad, igual que la física teórica, no puede prescindir de la utilización de esquemas o modelos simplificadores que se elaboran con el objeto de representar algunos aspectos de la realidad y que, dando por supuesta la verdad de algunas cosas, tienden a demostrar otras mediante la aplicación de reglas metodológicas determinadas. Desde el punto de vista de esta obra, las cosas (proposiciones) que damos por supuestas pueden denominarse indiferentemente hipótesis, axiomas, postulados, supuestos o incluso principios; llamaremos teoremas a las cosas (proposiciones) que consideramos establecidas mediante reglas metodológicas admisibles. Puede ocurrir naturalmente, que una proposición figure en un razonamiento como postulado y en otro como teorema. A veces las hipótesis de este género vienen también sugeridas por los hechos -es decir, se formulan apoyándose en observaciones realizadas-, pero en estricta lógica son creaciones arbitrarias del analista. Estas hipótesis, a diferencia de las del pimer género (hipótesis explicativas), no incorporan resultados finales de la investigación que se consideren interesantes por sí mismo, sino que son simples instrumentos elaborados con el propósito de establecer los resultados que interesan. Los

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economistas teóricos -igual que los estadígrafos- teóricos de cualquier otra disciplina- no pueden limitarse a la elaboración de este género de hipótesis. Importa también, en la misma manera, crear todos aquellos otros instrumentos analíticos mediante los cuales se hace posible extraer de ellas algunos resultados: así los conceptos (como los de "tasa marginal de sustitución", "productividad marginal", "multiplicador", "acelerador"), las relaciones entre conceptos y los métodos para manipular estas relaciones -ninguno de los cuales, evidentemente, tiene carácter hipotético. La suma total de todos estos instrumentos -incluidos los supuestos estratégicamente útiles- constituye la teoría económica. Podríamos decir, utilizando la expresión sumamente acertada de la señora Robinson, que la teoría económica es una caja de herramientas. El fundamento racional de esta concepción de la teoria económica es muy simple, y, en todos sus aspectos, similar al que se utiliza en todas las demás ramas de la ciencia. La experiencia nos enseña que los fenómenos de una determinada categoría -económicos, biológicos, mecánicos, eléctricos, etc.- son en realidad acontecimientos individuales, cada uno de los cuales, al manifestarse, revela peculiaridades propias. Sin embargo, la experiencia también nos enseña que estos acontecimientos individuales tienen ciertas propiedades o aspectos comunes y que puede conseguirse una gran economía de esfuerzo mental si consideramos, de una vez por todas, estas propiedades o aspectos, así como los problemas que suscitan. No hay duda de que, para determinar fines, es necesario analizar cada caso particular de formación de los precios en un mercado determinado, cada caso de formación de ingreso, cada ciclo económico concreto, cada transacción internacional, y otras muchas cosas por el estilo. Pero puede observarse que, incluso cuando esta necesidad se presenta, los conceptos que aplicamos a cada uno de los casos particulares derivan del análisis de todos los casos. Inmediatamente percibimos que todos aquéllos -o al menos extensos grupos de los mismos- manifiestan caracterísiticas semejantes que, igual que las implicaciones inherentes a ellas, pueden ser tratadas conjuntamente por medio de esquemas generales de formación de los precios, de formación de los ingresos, de los ciclos de las transacciones internacionales, etc. Finalmente descubrimos que estos esquemas no son independientes entre sí, sino que están relacionados en tal forma que resulta ventajoso elevarse a un nivel más alto de "abstracción generalizadora", y construir sobre él un instrumento complejo, un mecanismo o sistema lógico del análisis económico, que formalmente se comporta de la misma manera, cualquiera que sea el problema económico al que podamos aplicarlo. (Como ya hemos visto, este sistema lógico no es necesariamente único). La obra de Richard Cantillon, aunque los economistas tardaron más de un siglo en desarrollar todas sus posibilidades, es

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la primera en la que se manifiesta claramente la conciencia de esta última verdad. Realmente fue León Walras el primero en describirlo.

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LA SOCIOLOGIA ECONOMICA El lector habrá podido observar que estos tres campos fundamentales de nuestra disciplina -historia económica, estadísitica y teoría económica -, aunque son esencialmente complementarios entre sí, no son de manera perfecta. En verdad, algunos trabajos de historia económica contienen afirmaciones que, antes de ser aceptadas, deberían fundamentarse convenientemente mediante argumentos propios de la teoría económica, así debe considerarse, por ejemplo, la afirmación de que el gran desarrollo económico producido en Inglaterra desde la década de 1840 hasta el final del siglo XIX estuvo vinculado a la abolición de las Leyes Cerealistas y a la de casi todas las restantes formas de proteccionismo. A su vez, la historia económica es la fuente que permite conocer los marcos institucionales dentro de los cuales han de actuar los esquemas de la teoría económica: ella puéde decirnos por sí sola a qué tipo de sociedad -pasada o presente- deben aplicarse tales esquemas. Sin embargo, no es la única que prestó este servicio a la teoria. Se ve inmediatamente que al incluir en nuestra consideración instituciones tales como la propiedad privada, la libre contratación o, por el contrario, un nivel más o menos elevado de dirigismo gubernamental, se hacen intervenir hechos sociales que no pueden interpretarse como intregrantes simplemente de la historia económica, sino que se incluyen dentro de una especie particular de la misma tipificada y estilizada. Esto puede aplicarse, en mayor grado aún, a las formas del comportamiento humano, que puede considerarse o bien en general o bien referido no a cualesquiera sino a situaciones sociales determinadas. Todos los manuales de economía, cuando no se limitan a la enseñanza de la teoría en el sentido más restringido de la palabra, contienen una introducción relativa a las instituciones que pertenece más a la sociología que a la historia económica propiamente dicha.

Adoptando la práctica alemana, consideramos útil añadir un cuarto campo fundamental que sirva para complementar los tres citados hasta ahora, aunque en rigor, la actividad científica propia de este campo queda fuera de los límites específicos del análisis económico: llamaremos a este nuevo campo "sociología económica" (Wirtschaftssoziologie). Podemos añadir, usando una expresión afortunada, que el análisis económico se ocupa del comportamiento de los hombres en una época determinada y de qué efectos económicos resultan de tal comportamiento; la sociología económica estudia cómo llegan los hombres a comportarse como realmente lo hacen. Si definimos el comportamiento humano en forma suficientemente general para que no sólo incluya las acciones, las motivaciones y las inclinaciones, sino también las instituciones sociales que están

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en relación con el comportamiento económico -por ejemplo, el gobierno, la trasmisión hereditaria de la propiedad, el contrato, etc.-, la expresión utilizada satisface plenamente nuestras necesidades. Conviene señalar que, naturalmente, la distinción que en ella se contiene está de acuerdo con nuestros propios fines: no pretendemos suponer que sea una distinción compartida por los autores que vamos a analizar en esta Historia. Por ahora, me abstendré de presentar ningún argumento en defensa de la misma: la calidad de un pastel sólo se compruebra comiéndolo. LA ECONOMICA POLITICA Llamamos economía (científica) al complejo formado por las técnicas históricas, estadísticas y teóricas que anteriormente hemos descrito, junto con los resultados obtenidos con la ayuda de las mismas. La difusión del término es relativamente reciente. Fué A. Marshall, en su importante tratado, el primero en implantar su uso, al menos en Inglaterra y en los Estados Unidos, a partir de 1890. En el siglo XIX se utilizó comúnmente el término "economía política", aunque en algunos países, durante las primeras décadas del siglo, compitieron con ella otras denominaciones. En las partes sucesivas examinaremos esta cuestión, que realmente carece de importancia. Es conveniente, sin embargo, que señalemos ahora dos puntos importantes. Primero: por economía política se entienden cosas distintas según los diversos autores; en algunos casos este término significa lo que ahora se conoce con el nombre de teoria económica o economía "pura". Por esta razón para interpretar correctamente lo que un autor determinado ha dicho respecto del objeto y del método de la economía política, es necesario asegurarse del significado que le atribuye a este término (si se tiene en cuenta esta regla, se transforman en inocuas muchas de las afirmaciones que más violentamente han sido criticadas). Segundo: desde que un autor no muy destacado del siglo XVII designó a nuestra disciplina, o al conjunto de campos que la constituyen, con el nombre de economía política -hecho por el cual alcanzó su obra una inmortalidad inmerecida-, se ha tenido la idea, explícita o implícita, de que la ciencia económica tiene como único objeto la economía del Estado -aunque, naturalemtne, no sólo la de la polis, la ciudad- Estado griega- o, lo que viene a ser lo mismo, la política pública de naturaleza económica. Semejante idea -que era aún más evidente en el término alemán Staatswissenschaft, utilizado frecuentemente como sinónimo de economía política- implicaba una concepción demasiado estrecha del objeto de la economía. Digamos, de pasada, que destacaba excesivamente la distinción, en gran parte carente de sentido entre la economía y lo que ahora se conoce con el nombre de economía de

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empresa (business economics). Debe entenderse, pues, que por nuestra parte no admitimos esta disociación; todos los hechos y todos los métodos que tienen alguna relación con el análisis del comportamiento de las empresas individuales, ya sean presente o pasadas, quedan dentro del marco de la economía - en el sentido que nosotros le atribuimos -, así como los hechos y los métodos que tienen alguna relación con el análisis del comportamiento de los gobiernos. Creemos, pues que ha de tenerse también en cuenta la economía de empresa cuando examinemos el contenido de cualquier forma de economía política del pasado, aunque en la época correspondiente ésta se entendiera de manera más restringida. Sin embargo, debemos dar cuenta aún de un nuevo significado del término que se ha impuesto recientemente. Algunos economistas contemporáneos opinan que en su mayor parte, la moderna teoría económica -tal como nosotros la hemos definido- está fundada en el aire y que no tiene suficientemente en cuenta la imposibilidad de aplicar correctamente sus resultados a la solución de los problemas prácticos -ni siquiera el análisis de una situación económica determinada- si no se toman en consideración las condiciones histórico-políticas en función de las cuales estos resultados deben producirse. A veces esta opinión se extiende hasta implicar una crítica de cualquier intento encaminado a perfeccionar los intrumentos teóricos o estadísticos del análisis creo que, en tal caso, no significa otra cosa que una incapacidad para comprender la necesidad inexirable de la investigación especializada. Sin embargo, si se libera de esta exageración, semejante opinión está totalmente justificada. Es probable en particular, que una economía que incluya un análisis adecuado de la acción gubernamental, de los mecanismos y de las concepciones filosóficas predominantes en la vida política resulte mucho más satisfactoria para el principiante que una sucesión de ciencias diversas, cuya forma de coordinación desconoce (en Karl Marx encuentra el principiante lo que busca, dispuesto de antemano para su propio deleite). A veces una economía de este tipo se presenta también bajo el título de "economía política". En reconocimiento parcial de la verdad que parece contenida en esta forma de entender la economía, hemos definido en la sección precedente lo que entendemos por cuarto campo fundamental de nuestra disciplina: la sociología económica. El término "economía política", en el sentido que hemos analizado en el párrafo anterior, tiene aún otro significado vinculado al exámen de los sistemas de economía política". Este significado se asocia a su vez, con el término "pensamiento económico". Conviene sin embargo, diferir el capítulo 4 el estudio de estos dos conceptos. Allí intentaremos aclarar también la relación que existe entre la presente

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historia del análisis económico, la historia de los sistemas de economía política del pensamiento económico, relación que no es extraña al pensamiento común.

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CAMPOS DE APLICACION En la economía, igual que en las demás ciencias, la división del trabajo, actuando al mismo tiempo sobre la investigación y sobre la enseñanza, ha producido una infinidad de especialidades que habitualmente se llaman "campos de aplicación". Para enumerar estos campos especializados (enumeración que no pretende ser completa) vamos a guiarnos por los programas de los cursos de economía que se desarrollan en las más importantes instituciones de ensañanza superior de los Estados Unidos. Además de los cursos generales y de los cursos de historia económica de estadística, de teoría económica y de sociología económica, observamos que existe en primer lugar, un grupo de especialidades consideradas por todo el mundo como elementos integrantes de la "economía general" y que se desarrollan separadamente con la única intención de facilitar una exposición más detallada de los temas. A este grupo pertenecen las disciplinas que se ocupan del dinero y del sistema bancario, de las fluctuaciones económicas (ciclos), del comercio exterior (relaciones económicas internacionales) y, algunos casos de la localización de las industrias. En segundo lugar, nos encontramos con otro grupo de especialidades -como la contabilidad la ciencia actuaría y la teoría del seguro- que en conjunto, se han mantenido históricamente en una posición de independencia excesiva respecto a la economía general (en el caso de la contabilidad esta independencia disminuye lentamente); este grupo de disciplinas, a pesar de la autonomía que han mantenido, son útiles para el economista -y a veces indispensables- puesto que proporcionan instrumentos de ánalisis económico y posibilidades para la aplicación práctica del mismo: el problema de la depreciación constituye un ejemplo significativo. Encontramos después un tercer grupo de especialidades clásicas que se corresponden con las subdivisiones tradicionales de la política económica: agricultura, trabajo, transportes y empresas de utilidad pública, problemas relativos a la industria manufacturera (y los relativos a su control por los organismos públicos) - campo para el cual no existe en inglés ningún nombre generalmente aceptado- y Hacienda Pública ("política fiscal"); muchos pensarán que es necesario incluir en este mismo grupo algunos otros campos de estudio, como el mercadeo ("distribución de mercancías") y la seguridad social (en aquellos aspectos que no caigan dentro de la teoria general del seguro). El socialismo, los "sistemas económicos comparados" e incluso los estudios sobre "población" pueden constituir un cuarto grupo, y los "estudios regionales", un quinto. La inclusión de otros campos o la subdivisión de algunos de los que ya han sido considerados podrían aumentar en forma impresionante el número de pasajeros de ese gran carruaje con el que hemos comparado el análisis económico.

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Sin embargo, la enumeración que hemos hecho y el conocimiento general del lector pueden bastar para probar la exactitud de las tres afirmaciones siguientes (afirmaciones que, en función de los propósitos que se persiguen en esta obra, creemos conveniente formular): 1.- Es evidente que esta mezcolanza de campos de aplicación no tienen carácter definitivo ni orden lógico. Entre los diversos campos no existen fronteras claramente definidas. Todo ello, según cambian los intereses y los métodos, aparecen, desaparecen o se sobreponen; su importancia relativa aumenta o disminuye. Y es natural que así ocurra, como ya hemos dicho. Cuando está justificado el interés por una materia, sería el colmo del absurdo emprender su estudio, o abstenerse de hacerlo, en función del respeto que suscitan las fronteras o la configuración según la cual se distribuyen estos campos. 2.- Todos estos campos de aplicación, estos campos especializados -no solamente los tres que han sido citados como integrantes del primer grupo- están constituidos por una mezcla de hechos y de técnicas que forman conjuntamente los cuatro campos fundamentales del análisis económico. Todos ellos difieren considerablemente entre sí, por la razón de que existen amplias zonas en las que es más difícil o menos necesario que en otras (o incluso completamente imposible) elaborar instrumentos estadísticos o teóricos; en ningún caso, sin embargo, puede despreciarse impunemente el elemento histórico. Se diferencian además por otra razón: los especialistas de estos diversos campos considerados tanto individualmente como en grupos, poseen niveles distintos de conocimiento en cada uno de los cuatro campos fundamentales y por ello, mezclan las técnicas en una forma que difiere considerablemente de la que parece requerir la especialización concreta que han escogido. Este es un hecho que debemos tener en cuenta si queremos comprender las causas de la estructura real de la economía. A pesar de todo, es imposible, en principio separar totalmente cualquiera de los campos especializados de los campos fundamentales. 3.- Hay una razón más para que esta separación imposible: los campos especializados no se limitan a aplicar técnicas y hechos elaborados por la economía general, sino que a su vez hacen algunas aportaciones a esta última. En ellos se acumulan ciertamente grupos de hechos y de métodos "particulares". Que sirven de muy poco, o de nada , fuera de sus fronteras. Pero, además de esto, en varias ocasiones se han desarrollado hechos y métodos conceptuales que deben considerarse como una contribución al análisis económico general, a pesar de que algunas veces los guardianes oficiales de éste se hayan mostrado recios en aceptarlos. La moderna economía agrícola afrece algunos ejemplos de esto, y otros

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semejantes se presentan en el campo de los transportes y en la Hacienda pública. De todo esto se deduce que en el presente estudio no podemos limitarnos a la historia del análisis económico “general”, sino que habremos de prestar atención, en la forma más precisa que podamos, a los resultados obtenidos en los campos de aplicación que hemos enumerado.

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