sermones 2014

90

Upload: iglesia-presbiteriana-ammi-shadday

Post on 28-Jul-2016

351 views

Category:

Documents


14 download

DESCRIPTION

L. Cervantes-Ortiz

TRANSCRIPT

Page 1: Sermones 2014
Page 2: Sermones 2014

2

© Leopoldo Cervantes-Ortiz, 2015

Page 3: Sermones 2014

3

Contenido Enero Dios quiere que seamos constantes, 5

1. La constancia, virtud cristiana 2. Constancia, fidelidad y compromiso 3. Constantes en la fe y en la misión

Febrero Qué necesitamos para ser constantes, 11

1. Una autocrítica personal y comunitaria 2. Un ejercicio sólido del discipulado 3. Atención continua a la acción del Espíritu

Marzo La constancia cristiana en la práctica, 17

1. Miramos fijamente la meta 2. Asumimos el compromiso del seguimiento 3. Nos apoyamos mutuamente 4. Desarrollamos creativamente los dones del Espíritu

Abril Un sacerdocio absoluto, 25

1. Un sacerdote superior a los ángeles 2. Un sacerdote con eficacia absoluta 3. Un sacerdote sacrificado por el nuevo pacto 4. Un sacerdote que conduce a su pueblo a la salvación total

Mayo Enriquecer los rumbos de la constancia, 35

1. Con una percepción de Dios sana y fresca 2. Con una entrega fiel 3. Con una disposición a toda prueba

Junio La doctrina de la perseverancia de los santos: una relectura, 41

1. En el orden de la salvación 2. El Espíritu propicia y conduce la perseverancia 3. El Señor guarda a los suyos: base de la perseverancia 4. Los santos perseveran en la historia

Julio La oración de Jesús, oración del Reino, 49

1. Superar las fórmulas establecidas 2. Jesús modificó la tradición de su pueblo

Agosto Oración cristiana y Reino de Dios, 45

1. Oramos al Dios que viene a establecer su reino en el mundo 2. Oración y espiritualidad del Reino de Dios en el presente 3. Oración, profetismo y acción por la justicia

Page 4: Sermones 2014

4

Septiembre Una oración participativa, 59

1. ―Orar sin cesar‖: un llamado a la conciencia cristiana 2. Orar y suplicar por todos los santos 3. Orar por toda la humanidad en su situación específica

Octubre La oración en la tradición reformada, 65

1. La oración, parte fundamental del sacerdocio de Cristo 2. La oración, disciplina espiritual abierta a la gracia de Dios 3. Importancia de la oración para la reforma permanente de la iglesia

Noviembre La oración, práctica espiritual permanente, 71

1. ―Señor, enséñanos a orar…‖ 2. ―Velad y orad para que no entréis en tentación…‖ 3. ―¿Qué hemos de pedir como conviene? No lo sabemos…‖ 4. Las oraciones de los santos/as y la justicia de Dios

Diciembre La oración de María y Simeón en la historia, 79

1. María y Simeón, modelos de oración en la práctica 2. Las raíces de la oración y el cántico de María de Nazaret 3. La encarnación divina: respuesta al clamor humano 4. Navidad, kairós y conflictividad humana

31 de diciembre de 2014 Los tiempos de Dios y los tiempos humanos, 87

Page 5: Sermones 2014

5

DIOS QUIERE QUE SEAMOS CONSTANTES Enero 1. LA CONSTANCIA, VIRTUD CRISTIANA

Todos los odiarán por causa de mí; pero el que se mantenga firme hasta el fin (jupomeínas eis télos), se salvará (sothésetai).

MARCOS 13.13 Manténganse firmes [perseverantes, jupomone] y alcanzarán la vida (ktésasthe tas psujás). LUCAS 21.19, La Palabra (Hispanoamérica)

n tanto escondidas dentro del discurso de Jesús sobre los últimos días aparecen unas palabras suyas que,

dado el contexto del resto del capítulo 13 de Marcos, resumen muy bien la actitud que debía prevalecer

entre sus seguidores/as: la constancia, perseverancia o paciencia (jupomenó). Al hablar de un contexto de crisis,

destrucción y persecución, presenta a los discípulos un panorama muy exigente para su fe personal y colectiva.

Esa misma intención aparece en el pasaje derivado Lc 21.19, así como en Lc 8.15 (los que oyen el mensaje y

dan fruto por su constancia), en el sentido de resistir y ser perseverantes, aunque en Mr se subraya más

intensamente el odio del que serán objeto. ―De acuerdo con el contexto habría que pensar que en estos pasajes

el perseverar no hace referencia a un tiempo largo de espera sino más bien a la magnitud de la tentación, los

‗dolores de parto de la época final‘ que hay que sobrellevar con fortaleza y perseverancia. Lo que pondrá fin a

esta espera es la venida de Cristo (Mr 13.21 y 26, parousía) Así pues, ambos motivos temáticos concuerdan la

perseverancia paciente y la espera inquebrantable‖.1

La conflictividad político-militar, trasfondo directo de la escritura de Marcos 13, y que continúa al resto del

pasaje, describe la necesidad de mantenerse firme, constante, en medio de las peores circunstancias. La

fidelidad al templo de Jerusalén, ante su fin inminente, ya no tenía sentido: ―Al templo, de hecho, no le quedaba

remedio. Pero dada la importancia ideológica que tiene el rechazo del proyecto del templo para el Evangelio de

Marcos, los dolores —que no son simplemente los genéricos— con que el evangelista ha envuelto su relato de la

desaparición del templo, sugiere que el mismo escritor compuso su obra todavía en a la sombra de estos

acontecimientos‖.2 Ésa es la razón del desapego con que Jesús se refiere a él y plantea una nueva forma de

fidelidad hacia los designios de Dios basada en su enseñanza. Más allá de esforzarse en la inútil defensa de un

edificio condenado a la desaparición (Mr 13.1-4; Lc 21.5-7), ahora se trata, más bien, de fundamentarse en los

énfasis proféticos y apocalípticos destacados por él.

Jesús se expresa así como parte del horizonte escatológico en el que se situó su mensaje y actuación,

puesto que él preveía las dificultades ideológicas y culturales que se avecinaban al momento de que sus

enseñanzas trascendieran aún más. De ahí que la primera advertencia tenga que ver con no dejarse engañar en

relación con su segunda venida y con el fin de todas las cosas (Lc 21.8-9), situaciones que han sido objeto de

morbo y de falsas expectativas. La cadena de circunstancias mencionadas a continuación bien parece un

recuento histórico general: guerras y calamidades (vv. 10-11), pero por encima de ellas les anuncia la forma en

que reaccionará el mundo a la propagación del anuncio del Reino de Dios: rechazo de los judíos, persecución,

cárcel, entrega a las autoridades (v. 12). Con base en dicha reacción, la actitud que se espera de sus seguidores

es de firmeza y constancia, de tal modo que ninguna de las acechanzas les impida continuar en la fidelidad hacia

el Evangelio.

1 U. Falkenroth, ―Paciencia (jupomeno)‖, en L. Coenen et al., dirs., Diccionario teológico del Nuevo Testamento. III. 3ª ed. Salamanca, Sígueme, 1993, p. 239. 2 Leif E. Vaage, ―El evangelio de Marcos: una interpretación ideológica particular dentro de los cristianismos originarios de Siria-Palestina‖, en RIBLA, núm. 29, www.claiweb.org/ribla/ribla29/el%20evangelio%20de%20marcos.html.

U

Page 6: Sermones 2014

6

―Resistir hasta el final‖ tiene una consecuencia claramente señalada en Marcos y Lucas: en el primero, se

garantiza la salvación, y en el segundo, la continuidad de la vida. Pero no se trata solamente de sobrevivir a los

conflictos derivados de la persecución sino a mantenerse en la existencia plena en el plano espiritual (Mr) y en la

capacidad de seguir influyendo con su presencia en el mundo (Lc), ambos como propósitos centrales de Jesús

para beneficiar a sus seguidores. La ―paciencia militante‖ y la constancia requerida se constituyen en un virtud

cristiana reclamada por el ambiente ante las exigencias que cada momento crítico plantean al seguidor/a de

Jesús de Nazaret. Para Mr 13.13b, la recompensa va más allá de cualquier cosa imaginada o prevista por los

cálculos humanos materiales:

Desde la inseguridad, derrota o muerte se pasa a la seguridad, triunfo y vida. Se entra en el tiempo utópico, el télos, pero a nivel individual, no social. […]

Como aparece en 8.35, perder la vida por la adhesión a Jesús y por la proclamación de la buena noticia no es un fracaso, sino un triunfo sobre la muerte, pues así asegura el hombre la permanencia de la vida. Pero esto no se propone como premio o meta, sino como dato objetivo o consecuencia necesaria. Para el seguidor, por tanto, lo importante es realizar su tarea sin temor ni a la misma muerte.3

Por todo ello, ser constantes en el seguimiento de Jesús y en el compromiso con la venida de su Reino al

mundo es una tarea insoslayable que deberá realizarse en medio de los avatares del mundo, como prueba de la

eficacia de una fe capaz de transformarlo.

3 Juan Mateos, Marcos 13: el grupo cristiano en la historia. Madrid, Cristiandad, 1987, pp. 275-276.

Page 7: Sermones 2014

7

2. CONSTANCIA, FIDELIDAD Y COMPROMISO Pero es preciso que la perseverancia lleve a feliz término su empeño, para que ustedes sean perfectos, cabales e intachables.

SANTIAGO 1.4, La Palabra (Hispanoamérica)

n la misma línea de su maestro, el apóstol Santiago acometió la tarea de instruir y orientar a las

comunidades donde tenía influencia. Su empeño se situó, como casi la totalidad del Nuevo Testamento, en

proveerlas de recursos para resistir los embates de diversos tipos que enfrentaban en su diario acontecer.

Participando también del horizonte escatológico, es decir, del contexto de profunda crisis, desencanto y

desilusión que producía la esperanza en una intervención directa de Dios para arreglarlo todo, y de un ambiente

de persecución y rechazo hacia el testimonio de Jesucristo en medio del Imperio Romano, se dirige ―a todos los

miembros del pueblo de Dios dispersos por el mundo‖ (1.1), lo que demuestra una visión totalizante, universal, y

hoy diríamos, global. De ahí procede su inicial insistencia y exhortación para resistir los embates de todo tipo y,

paradójicamente, vivir con alegría en medio de las pruebas (v. 2). Ellas incitan y obligan a fortalecer la fe como

propósito central, para lo cual es necesaria una fuerte dosis de constancia y perseverancia.

Siguiendo el análisis de Frank Pimentel, biblista dominicano, podemos decir que la orientación mayor es a

resistir mediante las herramientas provistas por Dios mismo. Como parte de un proyecto alternativo de existencia

personal y colectivo a partir de la fe en Jesucristo como enviado de Dios (el Reino), se plantea la posibilidad de

vivir y pensar también de manera alternativa:

El/la creyente, por tanto, debe tomar conciencia de que las dificultades asumidas por la causa del Proyecto alternativo de Dios nos ofrecen la posibilidad de fortalecer nuestra fe. El profeta, en su condición de persona comprometida con la causa de Dios y de los hermanos más empobrecidos y débiles debe vivir con alegría aun en medio de las pruebas y las persecuciones. Así lo había querido Jesús, cuando propuso un estilo de vida diferente a sus discípulos (cf. Mt 5.12). Esa alegría, mostrada por los seguidores del carpintero de Nazaret, se convertirá en un testimonio creíble para tantas personas que, por miedo al conflicto y a las dificultades, no asumen un compromiso con la causa de los más débiles.4

El despliegue hábil de la capacidad de resistencia a los ataques desde diversos frentes es a lo que aquí

Santiago denomina constancia. Es la fortaleza de espíritu capaz de contestar creativamente con una práctica

comunitaria sólida y transformadora, organizada y efectiva para trastocar las imposiciones del sistema imperante.

Comenta Pimentel:

Santiago, y su comunidad de fe, desafían la opinión tradicional, según la cual Dios probaba a sus fieles, y en ocasiones los metía en la tentación para asegurar si en verdad querían permanecer como discípulos/as suyos. Santiago parece compartir la opinión de Pablo, según la cual las pruebas y tentaciones que nos vienen no son superiores a nuestras fuerzas, simplemente porque Dios no lo permite. Su presencia en medio de nuestro camino de fe y solidaridad nos da la certeza de que podremos superar las pruebas, porque ―con la tentación nos dará el modo de poder resistir con éxito‖ (1 Co 10.13).

Una fe probada en el sufrimiento produce la paciencia (1.3). Sin embargo, no se trata de asumir una actitud pasiva o estoica; más bien se trata de la actitud fundamental que necesita el/la creyente para vivir con coherencia y dignidad. Por otro lado, en medio de la resistencia es necesario realizar acciones concretas que expresen nuestro compromiso con la causa de la justicia. De nada valdría la resistencia, la paciencia en el sufrimiento, si no es para producir los frutos del amor solidario que van gestando una sociedad alternativa y que van haciendo la realización del Proyecto de Dios en medio de la sociedad en la que se vive.

El/la creyente debe conocer el origen de la prueba y la tentación. Es de dentro de nosotros/as mismos/as de donde nace la codicia y el deseo de dominar a los/as hermanos/as. Formamos parte de una humanidad herida por el

4 F. Pimentel, ―Codicia, resistencia y proyecto alternativo. Un acercamiento socio-lingüístico y actualizante a la carta de Santiago‖, en RIBLA, núm. 31, www.claiweb.org/ribla/ribla31/codicia.html.

E

Page 8: Sermones 2014

8

pecado. Por eso cuando no se vive en actitud de continua resistencia nos dejamos llevar por nuestras propias pasiones; pero eso sólo nos conduce a la muerte y a la vida sin sentido. (Idem)

Se trata, entonces, en nuestros tiempos, de ―resistir exitosamente‖, no de sumarse a la idolatría del éxito a

toda costa. La sobrevivencia se basa en superar los guiones escritos de antemano por el sistema para cada uno.

Tal como lo propone Walter Brueggemann en sus 19 tesis al respecto: resistir espiritualmente consiste en ser

constantes y fieles al proyecto al que Dios nos ha llamado. Y no es cosa fácil, por lo que mutuamente hemos de

convocarnos a esa fidelidad, constancia y compromiso.

Page 9: Sermones 2014

9

3. CONSTANTES EN LA FE Y EN LA MISIÓN Tú, en cambio, has seguido de cerca mi enseñanza, mi estilo de vida y mis proyectos. Has imitado mi fe, mi mansedumbre, mi amor y mi paciencia (jupomoné).

II TIMOTEO 3.10, La Palabra (Hispanoamérica)

a segunda carta a Timoteo, perteneciente a esa zona de la iglesia cristiana deudora del esfuerzo de San

Pablo por configurar su presencia en el mundo, muestra una fuerte insistencia en la fidelidad al legado

doctrinal recibido. Para lograrlo, recomienda persistir en los énfasis doctrinales o teológicos paulinos, puesto que

la transmisión de la responsabilidad ejercida por el apóstol era vista como la concentración del Evangelio mismo,

a tal grado que esa labor se convirtió en un auténtico ―paradigma pastoral‖, a partir del cual podrían evaluarse las

subsecuentes prácticas de la misma tarea. Se trataba de ―releer a Pablo una generación después‖ y de resistir la

influencia de esas nuevas ideas (haeresis) mediante una intensa enseñanza de la verdad, valiéndose tanto de las

Escrituras (316-17) como de la propia tradición que Pablo había dejado (1.13-14).Néstor Míguez explica el

contexto de la epístola situándola en su perspectiva social y eclesial: 2 Tim puede considerarse más ―paulina‖, en tono, tiempo y en sus líneas teológicas generales, que las otras pastorales. Es, en alguna medida, como un ―testamento paulino‖ (4.6-8). Su autor ha reunido en un escrito algunas consideraciones y recuerdos de su relación con Pablo, ha recuperado los consejos de éste, y les ha dado forma epistolar. La carta tiene un tono que por momentos se vuelve íntimo y apela a la cotidianeidad, con abundantes referencias a personas y hechos que están en la memoria inmediata de los protagonistas. Con todo, comparte con las otras pastorales un tono más autoritario y una preocupación por el orden eclesial, que si bien presente en las cartas a las iglesias, aquí aparece más fuerte. La iglesia ya es un lugar de discusión doctrinal, y la tarea de enseñanza va adquiriendo un lugar cada vez más importante, lo que señala la presencia de nuevas generaciones, nacidas en familias donde ya hay conversos, de la cual el propio Timoteo podría ser un ejemplo (Hch 16.1).5

La carta abre con redoblado impulso en la exhortación a la fidelidad, subrayando los dones recibidos de

Dios y formalizados por la naciente institución de la iglesia (1.6). Pablo, como maestro transmisor de la ―auténtica

enseñanza‖ (1.13) era la autoridad de referencia para cualquiera que deseara colaborar en el proyecto

comunitario cristiano. En el cap. 2 la exhortación sigue siendo personalizada, aunque ahora la firmeza y la

fidelidad son presentadas como exigencias concretas para responder ante los riesgos de incurrir en debates

innecesarios que solamente confundan a los creyentes (2.23). En el cap. siguiente aparece un fuerte lenguaje

para describir los peligros mayores, relacionados con la cercanía del fin de los tiempos: la presencia y actuación

de falsos maestros, cuya enseñanza y moralidad son extremadamente perniciosas. La lista de anti-valores es

larga y contundente, como queriendo abarcar todo el espectro moral y conductual: desde el egoísmo y la avaricia,

hasta la dureza de corazón y la deslealtad, pasando por el desprecio por los padres y la traición, además de la

piedad falsa (3.2-5). ¡En total son 19 acusaciones! Y todavía se agrega una cadena de observaciones sobre otro

aspecto inmoral en su conducta (3.6-7), para finalmente afirmar que tales personas ―son absolutamente

incapaces de dar con la verdad‖ (7b), igual que los magos charlatanes que compitieron con Moisés en Egipto.

Tanta negatividad doctrinal y ética puede acechar al nuevo pastor que deberá afrontarla con una fidelidad

y paciencia a toda prueba, aunque la exhortación concreta es a huir de esas personas (v. 5b) como una medida

radical de precaución. El autor de la carta personaliza en sus siguientes palabras el modelo a seguir para

permanecer constante en el seguimiento y la fidelidad de Jesucristo, reconociendo tres elementos con los que ha

sido posible sostenerse: a) la enseñanza (doctrina); b) estilo de vida (conducta); y c) los proyectos (propósito,

10a). En un segundo momento acepta también que Timoteo ha imitado, se ha mimetizado, y ha mantenido la fe,

5 N. Míguez, ―Se trata de fidelidad. Estudio de 2 Timoteo 2.9-15‖, en RIBLA, www.claiweb.org/ribla/ribla50/se%20trata%20de%20fidelidad.html

L

Page 10: Sermones 2014

10

la mansedumbre (macrothumía, la antigua ―longanimidad‖), el amor y la paciencia o perseverancia [jupomoné]

(10b), otras cuatro virtudes del apóstol. Todo ello es la base propuesta para mantener la fidelidad y la constancia.

A la misión conjunta, expresada por el acompañamiento físico, había que agregar una sólida comprensión e

identificación ideológica y espiritual con el proyecto paulino (v. 11), pues el verbo utilizado aquí

(parekoloúthesas), refleja un ―estudio minucioso‖, detenido de las verdades proclamadas por el maestro que está

delegando tamaña responsabilidad. Esta relación entre ambos hacía mucho tiempo que se había establecido y

ahora se trataba de consolidar la empatía que existía entre ellos para beneficio de la tarea eclesiástica.

De modo que la exhortación a la constancia tiene un fuerte componente personal, pues las penurias por

las que juntos habían pasado fortalecieron el compromiso de la persona más joven que es estimulada a seguir,

ya sin la presencia física de su maestro, por un sendero de pruebas, como una garantía de que avanzaba por el

rumbo correcto (vv. 11b-12). A eso mismo somos llamados hoy: a atender activamente las enseñanzas recibidas,

a adaptarlas de manera creativa en nuestras circunstancias específicas y a divulgarlas de la mejor manera. Así

demostraremos, fehacientemente, quiénes han sido nuestros maestros (v. 14b) y cumpliremos fielmente la tarea

que nos ha sido encomendada.

Page 11: Sermones 2014

11

QUÉ NECESITAMOS PARA SER CONSTANTES Febrero 1. UNA AUTOCRÍTICA PERSONAL Y COMUNITARIA

Volvió entonces a donde estaban los discípulos y, al encontrarlos dormidos, dijo a Pedro: —¿Ni siquiera han podido velar una hora conmigo? Velen y oren para que no desfallezcan en la prueba. Es cierto que tienen buena voluntad, pero les faltan las fuerzas.

MATEO 26.40-41, La Palabra (Hispanoamérica)

s verdad que el Señor Jesús lo anticipó a sus discípulos: ―Satanás los ha reclamado a ustedes para

zarandearlos como a trigo‖ (Lc 22.31). También es verdad que varias veces algunos de ellos hicieron alarde

de fidelidad y constancia toda prueba (Mr 14.29-31) y que fallaron en el momento más exigente y sentido (Mr

14.50). Y es cierto que la condición humana es inestable y no siempre dada a la persistencia, a menos que se

desarrolle con esfuerzo y hasta con técnicas que instalen la disciplina en la vida, algo que resulta a veces

artificial. Ante todo ello, puede resultar útil una mínima indagación en algunas aportaciones bíblicas para tratar de

superar la inestabilidad y la inconstancia con que frecuentemente se asume la vida de fe o, para decirlo de otra

manera, el compromiso derivado del seguimiento de Jesús, que es justamente lo esbozado por los Evangelios a

la hora de mostrar la respuesta, las luchas y la consolidación del grupo de discípulos/as que después

conformarían la iglesia.

Quizá una primera y sana forma de abordar el problema sea la necesidad de practicar una buena

autocrítica de la manera en que se ha experimentado el compromiso con el Evangelio. Algo que no salta a la

vista tan fácilmente en el tristemente famoso episodio del huerto de Gethsemaní es que sus acompañantes, al

abandonarlo y dejarlo solo en manos de sus enemigos, es que se resistieron a advertir un rostro del Señor que

no habían imaginado, ni mucho menos considerado: acostumbrados como estaban a un maestro fuerte y

enérgico, la posibilidad de verlo en la más profunda debilidad los alejó sustancialmente. ―Los discípulos asisten al

reverso de la Transfiguración (17.1-8). Son testigos no de la gloria sino del abandono de Jesús, pero ni en su

gloria ni en su abandono lo entendieron. La perseverancia de Jesús en la oración contrasta con el sueño de sus

discípulos. Jesús se abandona a su Padre Dios, sus tres discípulos se abandonan al sueño. Jesús lucha con

todas sus fuerzas, sus tres discípulos desisten por completo de luchar‖.6

Luego de tantas vivencias de poder, ahora los discípulos tendrían que lidiar con la ―debilidad‖ de Dios.

Como comentan J. Mateos y F. Camacho:

Aparecen aquí la fuerza y la debilidad de Dios. Por ser puro amor, no tiene más fuerza que la de su amor mismo. Al ofrecerse al hombre sin forzarlo, su eficacia queda a la merced de la respuesta del hombre. Si éste lo acepta y lo hace norma de su vida, el amor encuentra cauce para desplegar su ilimitada potencia (cf. 19.26). […] El Padre que se revela en Getsemaní es completamente distinto del Dios que la humanidad conocía. […]

Jesús recomienda a los tres discípulos que estén en vela con él. Deben presenciar la terrible sensación de fracaso que supone una muerte como la suya. […] También ellos, seguidores de Jesús, deben aceptar esa situación como propia; su destino será el mismo de Jesús.7

De reflexiones como ésta puede surgir el ímpetu para efectuar una sólida autocrítica de nuestra

inconstancia recurrente. No ser constantes no consiste sólo en perder el ánimo o dejar de creer en la iglesia o en

nuestra capacidad religiosa. Consiste, más bien, en advertir hasta dónde pueden llegar nuestro convencimiento y

nuestras convicciones basados ambos en una experiencia inamovible de fe que será capaz de movilizarnos

6 José Cárdenas Pallares, ―Lo propio de San Mateo en el relato de la Pasión‖, en RIBLA, núm. 27, 1997, www.claiweb.org/ribla/ribla27/lo%20propio%20de%20san%20mateo.html. 7 J. Mateos y F. Camacho, El evangelio de Mateo. Lectura comentada. Madrid, Cristiandad, 1981, pp. 259-260.

E

Page 12: Sermones 2014

12

siempre. Porque acaso hemos caído y seguido en el juego de la anti-bíblica separación clero-laicos, en donde los

integrantes del primero, al asumir sus tares como una ―profesión‖ u ―oficio‖ la cumplen como una labor incluso

asalariada, mientras que los miembros del segundo grupo no necesariamente participarían de una

responsabilidad continua en relación con la fe o con la iglesia. El desengaño aparece, así, como una riesgosa

ruta crítica de desahogo y acción más bien intermitente en nuestra militancia cristiana. Tal como lo expresa

Fausto Liriano mediante unas preguntas incisivas fruto de observaciones atentas: ¿Por qué el odio por la iglesia los hizo apartarse también de Dios? ¿Por qué ya no hay fe en aquel viejo profesor de teología o en el antiguo director de alabanza? ¿Qué paso con la chica que siempre predicaba en los cultos de jóvenes o con mi maestro de Escuela Dominical de la adolescencia, ése que parecía tan ferviente?

Conforme vas creciendo, Dios está en todas partes y a veces en ninguna. Con eso me refiero a que de pronto muchas cosas van ocupando tu mente mientras los conceptos de Dios se van haciendo menos entendibles y más complejos. Empiezas a tener accidentes emocionales en los que pierdes la inocencia, las preguntas empiezan a surgir y de repente te interés que todo tenga una explicación. Es ahí donde la iglesia empieza a tener menos significado porque la pérdida de la inocencia te ayuda a llegar a ciertas conclusiones por ti mismo, y generalmente sacas de tu vida las cosas que no te gustan… ¡Perdón!, que no tienen sentido. […]

Yo dejé de ir a la iglesia, y lo cambié por ser la iglesia. Yo soy la iglesia.8

Practiquemos, pues, una sólida autocrítica de nuestra trayectoria cristiana viéndonos en el espejo de

aquellos discípulos inconstantes y renovemos a partir de ahora nuestro compromiso de fe.

8 F. Liriano, ―Dejando de ‗ir‘ a la iglesia‖, en http://lareddelcamino.net/es2/images/lrdc/pdf/newsletter/n016.pdf.

Page 13: Sermones 2014

13

2. UN EJERCICIO SÓLIDO DEL DISCIPULADO

Si morimos con Cristo, viviremos con él; si nos mantenemos firmes (jupoménomen), reinaremos con él; si lo negamos, también él nos negará; si le somos infieles, él permanece fiel, pues no puede faltar a su palabra.

II TIMOTEO 2.11B-13, La Palabra (Hispanoamérica)

n el camino hacia la constancia, la fidelidad y el compromiso cristianos, el discipulado es una práctica

ineludible, pues además de haber sido el modelo instaurado por el propio Jesús de Nazaret (Mr 1.17),

incluye el elemento personal o personalizado, el rostro humano del acompañamiento en el seguimiento suyo en

busca de los valores y la presencia efectiva y creciente del Reino de Dios en el mundo (Mt 28.19: ―Vayan, pues, y

hagan discípulos a los habitantes de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del

Espíritu Santo, y enseñándoles a cumplir todo lo que yo les he mandado‖). En este sentido, en el mismo grupo

que estuvo alrededor de Jesús la evidencia evangélica misma puedan mostrar los diversos ―niveles de

compromiso‖ que mostraron los hombres y mujeres que lo siguieron con base en su cercanía y participación en el

movimiento. Entre los primeros, los discípulos como tales, que prácticamente vivían con él, estaban los doce.

Entre los segundos, donde sin duda hubo varias mujeres, había gente que lo asistía y lo acompañaba. Y todavía

un tercer grupo, .el de simpatizantes, ―que aceptaban y apoyaban su proyecto sin abandonar su residencia ni sus

ocupaciones cotidianas‖. Ellos lo recibían a él y a sus discípulos en sus casas: ―Estos simpatizantes formaban

una red de familias vinculadas a la causa de Jesús, que fue muy importante en la expansión de su movimiento en

Palestina durante la primera generación cristiana‖.9

El discipulado fue y es, en suma, el conjunto de esfuerzos encaminados a consolidar a una persona en el

compromiso con Jesús y su proyecto orientado hacia el establecimiento pleno del Reino de Dios en el mundo y

en la vida de un mayor número de seres humanos. Si se enumeran las características de los discípulos/as de

Jesús en un mundo convulsionado, como siempre lo es, las exigencias para ser constantes no sólo se

acrecientan o complican sino que, en rigor, especifican con mayor claridad el camino hacia los propósitos para

los cuales cada quien es llamado. De esta manera, la primera característica exigida fue que ellos/as hubieran

sido testigos de lo que Jesús hizo y dijo; esta salvedad se convierte hoy en la necesidad de conocer al máximo el

contenido de los Evangelios para apreciar en toda su magnitud el testimonio directo de los textos que dan cuenta

de la actuación del Jesús histórico.

La segunda es que, a la luz de lo anterior, los discípulos compartieran el estilo de vida de Jesús, cuyos

rasgos también están esbozados en los Evangelios, pero que muchas veces siguen ocasionando problemas de

interpretación, como sucedió recientemente con el libro de José Antonio Pagola, Jesús: aproximación histórica

(Madrid, PPC, 2007, diez ediciones ya) que hasta una amonestación le valió a su autor. Y es que, cuando Marcos

reconstruyó por primera vez el acontecimiento de Jesús y mostró que entró en conflicto con su propia familia

(3.20-21; 31-35), no tenía domicilio fijo, comía con personas ―poco recomendables‖ y practicaba una religiosidad

irrespetuosa hacia algunas normas y prácticas, todo ello implica una práctica diferenciada hacia lo impuesto

como común o dominante: ―La ruptura con la casa y los demás rasgos del comportamiento contracultural de

Jesús y sus discípulos estaban al servicio de este objetivo: encarnar proféticamente la novedad del Reinado de

Dios‖.10

Pero acaso la nota más difícil del seguimiento y discipulado sea que quienes siguen a Jesús deberán

compartir su destino, una ruta de la cual también debían y deben participar los seguidores de cada generación. A

9 Santiago Guijarro Oporto, ―Las instrucciones sobre el discipulado‖, en www.mercaba.org/FICHAS/upsa/tema_05_2.htm. 10 Idem.

E

Page 14: Sermones 2014

14

este último aspecto alude la exhortación de II Timoteo 2.1-13, donde el perfil del discípulo que se esboza

manifiesta una clara continuidad con los procedimientos que el autor ha desarrollado previamente, lo que

implicaba que la siguiente etapa de la vida de la iglesia tendría que insistir en el discipulado como una norma de

conducta permanente que no eliminase la radicalidad del llamamiento para instalar los valores del Reino de Dios

en el mundo. ―Esforzarse en la gracia‖ (II Tim 2.1) es una fórmula de simbiosis entre la acción humana y la

garantía de la presencia de Dios, sin excluirse mutuamente. ―Mantenerse fuerte‖ (endynamou) es una acción

persistente basada en un poder real para que todo lo escuchado de los labios de su discipulador lo transmita a

otros mediante un nuevo ejercicio del discipulado para que ellos, a su vez, discipulen a los que vienen detrás,

como parte de una cadena interminable. Como los soldados, los atletas y los labradores (vv. 3-6), que no

claudican en su labor, así este discípulo ha recibido un encargo que deberá desarrollar constantemente, aunque

acaso no se comprenda a plenitud la responsabilidad recibida (v. 7).

Y en todo esto, se agrega, la figura que domina todo el panorama es la de Jesús mismo, a quien se sigue

con los pasos de la fe, y quien es el fundamento del esfuerzo y la misión (vv. 8-10). De ahí surge la cita de un

antiguo cántico que sirvió para estimular a los creyentes desde un horizonte escatológico acorde con las

esperanzas del momento en que se vivía la expectativa del inminente retorno de Cristo (vv. 11-13). Mantenerse

firme es un paso crucial para comenzar a disfrutar de los beneficios de la redención. Un buen discipulado será

aquel que coloque a la persona en el camino de la constancia y fidelidad a toda prueba.

Page 15: Sermones 2014

15

3. ATENCIÓN CONTINUA A LA ACCIÓN DEL ESPÍRITU No causen tristeza (lupeîte) al Espíritu Santo de Dios, que es en ustedes como un sello que los distinguirá en el día de la liberación.

EFESIOS 4.30, La Palabra (Hispanoamérica)

no de los mayores malentendidos acerca de la doctrina cristiana es el papel del Espíritu Santo en la historia

o en el ―orden de salvación‖ (ordo salutis), pues en muchos casos predomina la idea de que la tercera

persona de la Trinidad funge como una especie de acompañante secundario de lo sucedido alrededor de la obra

redentora mediada por Jesucristo. El Nuevo Testamento presenta la obra del Espíritu como algo íntimamente

ligado a la persona del Salvador y en estrecha relación con los beneficios obtenidos por él. Relegar al Espíritu a

un oscuro tercer lugar desde una ―mirada doctrinal‖ es no comprender suficientemente su presencia y actuación

en el mundo y en la fe de los seguidores/as de Jesús de Nazaret. En el contexto de la necesidad de ser

constantes en el seguimiento del Señor, él mismo anunció la manera en que la presencia de su Espíritu vendría a

ser una realidad persistente y continua para sostener la existencia de fe de la nueva comunidad.

El cuarto evangelio es sumamente consistente en ese sentido y las palabras del Maestro resuenan

permanentemente: ―…yo, por mi parte, rogaré al Padre para que les envíe otro Abogado que esté siempre con

ustedes: el Espíritu de la verdad a quien los que son del mundo no pueden recibir porque no lo ven ni lo conocen;

ustedes, en cambio, sí lo conocen, porque vive en ustedes y está en medio de ustedes‖ (Jn 14.16-17). Y también:

―…el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, hará que ustedes recuerden cuanto yo les he

enseñado y él se lo explicará todo‖ (Jn 14.26). De tal forma que el Espíritu es un capacitador interno y externo

para lograr estar a la altura de las circunstancias en el testimonio, la práctica y la conciencia del seguimiento de

Jesús, además de que proporciona seguridad y aliento incluso en los peores momentos.

San Pablo, en su carta a los efesios, se refiere a la vida nueva que se implanta en el mundo por el poder

del Evangelio de Jesús, capaz de superar el predominio de los usos y costumbres de la ethné, de quienes no

conocen la voluntad de Dios revelada en la historia y en su palabra (4.18). Exhorta a los creyentes de Éfeso a

manifestar plenamente la vida nueva que es posible conocer y realizar en Cristo porque ellos/as han aprendido

de él directamente (v. 20). Y agrega que el camino hacia la plenitud de esas vida en el mundo no deja de ser

conflictiva por todos los factores que entran en juego: la ―renovación espiritual de la mente‖ y el ―revestimiento de

la nueva creación‖ (kainón anthropon, vv. 23-24) son el mayor desafío para hacer presente la acción de Dios en

el mundo para la salvación y la manifestación de su justicia, de la gloriosa realidad de la justificación (dikaiosune).

Se espera, entonces, que se destierre la mentira de la existencia cristiana y que la sinceridad, la verdad, el

aplacamiento de la ira, la honradez y una sana expresión predominen como valores auténticos en la cotidianidad

(vv. 25-29).

Luego se refiere a que las nuevas criaturas pueden entristecer o irritar (NBE) al Espíritu Santo con sus

acciones y palabras (v. 30). ¿Cómo puede suceder esto si Él es soberano y poderoso? Así comenta este pasaje

Mariano Ávila Arteaga, siguiendo la pista del Espíritu en toda la epístola:

…el Espíritu Santo está presente y activo cotidianamente en la vida de la comunidad. Así es como debemos ver y valorar la vida de la comunidad. El Espíritu está presente y activo entre nosotros, y es afectado por nuestra conducta. Fuimos sellados por él cuando creímos en el Evangelio (1.13-14) y su presencia fiel desde entonces es garantía de nuestra redención final. Para ello, él trabaja continuamente para edificarnos y hacernos crecer (2.2). Él es el que ha creado la unidad de la iglesia (4.3) y quien trabaja dando su fruto (4.2) y dones (4.7) a los miembros del cuerpo para que lleguemos a la estatura de Jesús (4.13). Por eso sufre profundamente cuando perjudicamos con nuestros pecados a otros impidiendo asín su desarrollo y crecimiento sano.11

11 M. Ávila, Carta a los efesios. Miami, Sociedades Bíblicas Unidas, 2008, p. 174.

U

Page 16: Sermones 2014

16

Todas las otras traducciones propuestas (afligir, ofender, herir, dañar severamente o lastimar) apuntan

hacia el hecho de que hemos de estar muy atentos a la manera en que el Espíritu nos quiere conducir y orientar

para no apartarnos de sus propósitos. Uno de ellos es mantenernos constantes en la fe para manifestar la

presencia de la nueva humanidad y encaminarnos permanentemente hacia la plenitud que Dios quiere establecer

en nuestra vida y en el mundo. No hacerlo así es mostrar una enorme insensibilidad ante el entrañable trabajo

renovador que el Espíritu quiere realizar entre nosotros. La constancia o persistencia es uno de los grandes

resultados de su obra; por ello resulta imperativo prestar atención siempre a su llamado y conducción en todo lo

que pensamos y hacemos, dentro y fuera de la comunidad de fe. Él quiere mantenernos fieles y dispuestos a dar

el fruto que se espera de las nuevas criaturas de Dios.

Page 17: Sermones 2014

17

LA CONSTANCIA CRISTIANA EN LA PRÁCTICA Marzo 1. MIRAMOS FIJAMENTE LA META

Así que desembaracémonos de todo impedimento, liberémonos del pecado que nos cerca y participemos con perseverancia (jupomonês) en la carrera que se nos brinda. Hagámoslo con los ojos puestos en Jesús, origen (archegon) y plenitud (teleioten) de nuestra fe.

HEBREOS 12.-1b-2, La Palabra (Hispanoamérica)

uego de hacer un impresionante recuento de las vidas de los ―héroes‖ y ―heroínas‖ de la fe de la antigüedad

en su capítulo 11, el autor de la carta a los Hebreos obtiene como consecuencia que dichos modelos de fe y

constancia pueden ser realizados ahora por las nuevas generaciones del pueblo de Dios en el mundo. De ahí

que no sean sólo meros ejemplos de lo que es posible lograr cuando se practica la constancia y la perseverancia

sino que constituyen auténticas posibilidades efectivas de realizar los propósitos divinos desde una fe sólida y

consistente, capaz de sobreponerse a todas las adversidades. Y es como si la ―iglesia triunfante‖ estuviera

observando a la ―iglesia militante‖ en medio de sus luchas y animándola con su ejemplo de vida y testimonio. A

cada paso de la historia de la salvación, subraya el texto, hubo una fe coherente que sostuvo sus esfuerzos y les

ayudó a alcanzar sus metas del momento. Dado el énfasis cristológico de la carta, hasta Moisés, por ejemplo,

miró hacia Cristo (11.26, su ―vituperio‖) cuando tomó la fundamental decisión de compartir el dolor de su pueblo

antes que los placeres y las ventajas de seguir siendo egipcio.

En Heb 12.1-2, cuatro aspectos están bien delineados: primero, la exhortación a ―desembarazarse‖, a

quitarse de encima todos los lastres o cargas que sean impedimento. Preocupaciones, fidelidades cuestionables,

ideologías, aficiones, gustos malsanos, distracciones. Todo ello mediante un continuo ejercicio de introspección

que permita quitar progresivamente esas amarras que pueden impedir que cumplamos con la constancia

requerida el plan que se ha preparado para cada quien. En el contexto original de la carta, había que quitarse de

encima, sobre todo, la influencia judía en el sentido de seguir requiriendo un sacerdocio o un sacrificio para

cumplir las exigencias divinas. ―Hebreos busca que la comunidad de Roma abandone toda forma de adherencia

al judaísmo y busca impedir una judaización levítica del culto y de la teología de la comunidad cristiana‖.12 Sobre

este tema, sin ser tan radical como el Cuarto Evangelio, va más allá que la carta a los Romanos. Esta carta

buscó ―detener los posibles efectos negativos de la caída de Jerusalén sobre los judeo-cristianos de Roma, [pero]

sobre todo impedir una rejudaización del culto cristiano‖. Esta carga ideológica o cultural debía ser removida para

mirar hacia adelante.

La segunda exhortación consiste en ―liberarse del pecado que nos cerca‖, que nos acecha

permanentemente y ante el cual hay que mantener una firmeza ejemplar para seguir en la carrera. Es preciso

replantear la relación con el pecado, pero sin falsas actitudes de superioridad ni el desprecio por algo que,

eventualmente, podría volver a tomar el control de la vida. Es cierto que ya se maneja una nueva manera de ver

las cosas, pero lidiar cotidianamente con el asedio del pecado es una tarea interminable que no se puede

soslayar. Si mirar hacia el pasado puede ser un obstáculo, es necesario marcar con exactitud nuestra apreciación

de él para no distraerse.

La tercera exhortación, ―participemos con perseverancia‖ coloca el uso de la palabra jupomoné en una

dimensión diferente a la paulina, pues aquí su objetivo es esperar el cumplimiento de la promesa (10.36: ―Pero es

preciso que sean constantes en el cumplimiento de la voluntad de Dios, para que puedan recibir lo prometido‖).

12 Pablo Richard, ―Los orígenes del cristianismo en Roma‖, en RIBLA, núm. 29, www.claiweb.org/ribla/ribla29/los%20origines%20del%20cristianismo%20en%20Roma.html.

L

Page 18: Sermones 2014

18

Con la fe totalmente orientada hacia el futuro, la perseverancia ―se refiere a la capacidad de sobrellevar todas las

cargas y amenazas que inevitablemente lleva consigo la existencia en el mundo visible, ya que Dios ha puesto un

término a todas ellas y su palabra se cumplirá. Se puede soportar con paciencia el despojo de los bienes

terrestres, ya que el creyente sabe que tiene un patrimonio mejor en los cielos (10.32); el que quiere alcanzar la

victoria está dispuesto a soportar las dificultades del momento presente (12.1); la auténtica amenaza de la fe es

la impaciencia, la pérdida de la esperanza, que es el pecado por antonomasia: ‗Y nosotros no somos de los que

se echan atrás‘ (10.39)‖.13 Para Hebreos, además, ―la tribulación no es un elemento constitutivo, sino que más

bien se impone con una intención educativa y ha de ser soportada para alcanzar así la salvación prometida‖.

Finalmente, todo deberá hacerse sin apartar la mirada de la persona que es la meta de la fe, Cristo Jesús,

origen y plenitud de la forma en que ahora vemos e interpretamos todo. Cualquier cosa que pensemos o

hagamos, entonces, deberá pasar por el filtro cristológico para obtener una valoración y considerar si es que

hemos de actuar en un sentido o en otro. Jesús es el guía de nuestra carrera y el perfeccionador de la misma. Él

nos quiere guiar en esta carrera vital para que con constancia y seguridad busquemos siempre la meta, la

recompensa, el sí de Dios para nuestra vida. Esto concuerda muy bien con lo expresado en 2.10 (―Convenía, en

efecto, que Dios, que es origen y fin de todas las cosas y que quiere conducir a una multitud de hijos a la gloria,

hiciera perfecto por medio del sufrimiento a quien tenía que encabezar la salvación de los demás‖) y en 6.20,

como un líder que nos abre el camino por donde debemos transitar.14 La metáfora atlética sirve entonces para

subrayar que, basándonos en Jesús, tenemos garantizada la constancia que necesitamos para continuar en la

carrera y concluirla fielmente.

13 U. Falkenroth, ―Paciencia‖, en L. Coenen et al., eds., Diccionario teológico del Nuevo Testamento. III. 3ª ed. Salamanca, Sígueme, 1993, p. 240. 14 Myles M. Bourke, ―Hebreos‖, en R. Brown et al., eds., Comentario Bíblico San Jerónimo. Tomo IV, Nuevo Testamento II, Madrid, Cristiandad, 1972, p. 371

Page 19: Sermones 2014

19

2. ASUMIMOS EL COMPROMISO DEL SEGUIMIENTO Si alguno quiere ser discípulo mío, deberá olvidarse de sí mismo, cargar con su cruz cada día y seguirme. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que entregue su vida por causa de mí, ese la salvará.

LUCAS 9.23-24, La Palabra (Hispanoamérica)

n uno de los momentos más climáticos de la vida y ministerio de Jesús, el profeta itinerante que ya había

reclutado a un buen grupo de seguidores, y justo al apartarse para orar, lanzó una de las preguntas más

acuciantes que aquellos escucharían de sus labios, pues la interrogante mayúscula acerca de la interpretación de

su persona por parte de cada quien, sin ninguna forma de coerción, era puesta delante para evaluar la manera en

que percibían su lugar dentro de los planes de Dios. ―¿Quién dice la gente que soy yo?‖ (Lc 9.18b) y ―¿Quién

dicen ustedes?‖(9.20b). La confrontación entre la vox populi y la percepción de los discípulos traería a la luz la

exaltada respuesta de Simón Pedro, a la que seguiría un amargo reproche de Jesús luego de que, en la versión

de Mateo 16, aquel comenzó a reconvenirlo cuando comenzó a advertir acerca de su martirio futuro.

Ambas preguntas siguen vigentes en el contexto de los dos mil años de tantas interpretaciones y

reinterpretaciones de la figura del Salvador. Con tanta agua que ha pasado debajo del puente, la acumulación de

interpretaciones, populares, refinadas y de todo tipo, ha producido también mucha confusión dentro y fuera de los

círculos creyentes. La variedad de respuestas que ofrecen los discípulos coincide con la multiplicidad de

perspectivas con que se sigue apreciando lo que representa Jesús de Nazaret para la humanidad de todos los

tiempos. Sus contemporáneos lo ubicaban más en el ámbito de los profetas antiguos, cuya estela espiritual había

llegado hasta ellos y causaba una profunda impresión y respeto, no obstante que se entendían también los

riesgos que implicaba encabezar otro proyecto religioso en un ambiente tan complicado por la dominación

romana, especialmente a la hora de referirse al gobierno divino sobre el mundo, aspecto político que

inevitablemente remitía a la resistencia contra la presencia del imperio en tierras judías.

Sobre la segunda pregunta, la reacción inmediata de Pedro manifiesta una comprensión tan profunda

(―¡Tú eres el Mesías enviado por Dios!‖, v. 20b) que el propio Jesús, en la versión mateana, reconoce como

inspirada por el Espíritu, aunque no en el relato de Lucas, puesto que la intención del maestro galileo era de

continuar en una cierta marginalidad para no despertar sospechas y continuar con la tarea iniciada. La claridad

con que Pedro responde la pregunta llama la atención porque la forma en que subraya el mesianismo de Jesús

en términos generales, esto es, en la línea del poder y la representación. El conflicto en Mateo 16 radica en que,

según se le explica a Pedro, se trata de un Mesías que sufre, algo impensable para la mentalidad triunfalista con

que respondió el futuro apóstol: ―Jesús inicia una discusión con Pedro porque éste no explicitó en su supuesta

confesión que Jesús es un Mesías que sufre. El sufrimiento de Jesús está vinculado no al título Mesías/Cristo‖15

sino a los de Hijo de Dios e Hijo del Hombre. ―El denominador común y el escándalo de Marcos es haber

presentado a este Jesús Hijo de Dios y juez apocalíptico como alguien que sufre‖ (Idem). Inmediatamente

después, Jesús explica el destino martirial del Mesías: ―El Hijo del hombre tiene que sufrir mucho; va a ser

rechazado por los ancianos del pueblo, por los jefes de los sacerdotes y por los maestros de la ley que le darán

muerte; pero al tercer día resucitará‖ (Lc 9.22), aunque sin la respuesta otra vez exaltada de Pedro que refiere

Mateo.

José Antonio Pagola, autor de un polémico best-seller sobre Jesús, replantea el mismo dilema en términos

de la búsqueda de Dios y de su relación con el Reino de Dios. Su cadena de apelativos para Jesús amplía la

visión del ministerio completo de Jesús en varias dimensiones complementarias, pues abarca diversos aspectos

15 Paulo Nogueira, ―Pedro, la piedra y la autoridad fundante en el cristianismo primitivo‖, en RIBLA, núm. 27, www.claiweb.org/ribla/ribla27/pedro%20piedra.html.

E

Page 20: Sermones 2014

20

(14) que se complementan sólidamente, con base en la enseñanza de los cuatro Evangelios, dedicando un

capítulo a cada uno: judío de Galilea, vecino de Nazaret, buscador de Dios, profeta del Reino de Dios, poeta de la

compasión, curador de la vida, defensor de los últimos, amigo de la mujer, maestro de vida, creador de un

movimiento renovador, creyente fiel, conflictivo y peligroso, mártir del Reino de Dios, resucitado por Dios.16

Lo que viene a continuación es una advertencia crucial acerca del compromiso del seguimiento pues

delinea una serie de actitudes sobre el hecho de seguir a Jesús que trasciende el mero momento de su

alocución. El maestro sintetiza muy bien lo que espera de sus seguidores y redefine lo que está sucediendo con

ellos/as mediante la fórmula del ―seguimiento‖: Si alguno quiere ser discípulo mío, deberá olvidarse de sí mismo,

cargar con su cruz cada día y seguirme‖ (9.23). Así comenta Pagola:

Un discípulo ha de olvidarse de sí mismo, renunciar a sus intereses y vivir en adelante centrado en Jesús. Ya no se pertenece; su vida es de Jesús; vive siguiéndole a él. Hasta aquí no dejaba de ser atractivo. Lo inquietante era la metáfora que Jesús añadía. Todos conocían el espectáculo terrible del condenado que, azotado y ensangrentado, era obligado a llevar sobre sus espaldas el madero horizontal de la cruz hasta el lugar de la ejecución, donde esperaba el madero vertical, fijado en tierra. Antes y después de Jesús, Palestina estuvo salpicada de cruces. Todos sabían con qué facilidad de crucificaba a esclavos, ladrones, rebelde y gentes que ponían en peligro la paz. Todavía se recordaban aquellos días terribles en que el general Varo había crucificado a dos mil judíos alrededor de Jerusalén. Era el año 4 a.C., y Jesús daba sus primeros pasos en su casa de Nazaret (F. Josefo, La guerra judía, II, 72-75). No podía haber elegido un lenguaje más gráfico para grabar en sus discípulos lo que esperaba de ellos: una disponibilidad sin límite para seguirle, asumiendo los riesgos, la hostilidad, el escarnio y, tal vez, la misma muerte. Su destino era compartir la misma suerte que los desgraciados y miserables que, de tantas maneras, eran ―crucificados‖ en aquella sociedad. Juntos entrarían en el reino de Dios (pp. 284-285)

Incluso el seno de la familia patriarcal era un enorme desafío: ―Cuando Jesús pide a los discípulos

abandonar a su padre, les está exigiendo ir contra el primer deber de todo hijo, que es el respeto, la obediencia y

la sumisión total a su autoridad. Desafiar el poder supremo del padre dejándolo solo en la casa no es sólo signo

de profunda ingratitud; es, además, una afrenta pública que nadie puede aceptar. Por eso tuvo que provocar

verdadero escándalo la respuesta de Jesús a uno que le pedía ir primeramente a ‗enterrar a su padre‘ antes de

incorporarse a su seguimiento: ‗Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el reino de Dios‘

[Lc 9.59]‖ (p. 283). De ese tamaño era el compromiso al que los llamaba y nos sigue llamando hoy también. Ésa

es la fuente de la constancia que espera de nosotros: una fidelidad a toda prueba capaz de afrontar todas las

consecuencias, porque el seguimiento tiene dentro de sí una gran paradoja, que no escondió a sus discípulos/as,

pletórica de esperanza: ―Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que entregue su vida por causa

de mí, ese la salvará‖ (9.24).

16 J.A. Pagola, Jesús. Aproximación histórica. Madrid, PPC, 2007, 538 pp. Cf. Markus Bockmuehl, ed., The Cambridge companion to Jesus. Universidad de Cambridge, 2001.

Page 21: Sermones 2014

21

3. NOS APOYAMOS MUTUAMENTE Porque no nos ha destinado Dios al castigo, sino a obtener la salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo que murió por nosotros a fin de que, tanto en vida como en muerte, vivamos siempre con él. Por tanto, dense ánimo mutuamente y ayúdense unos a otros como ya lo hacen.

I TESALONICENSES 5.9-11, La Palabra (Hispanoamérica)

n los inicios mismos del Nuevo Testamento, cuando Pablo de Tarso inaugura las Escrituras cristianas,

aparece una serie de exhortaciones relacionadas con la necesidad de ser constantes a la luz de la

esperanza postergada por el retraso de la segunda venida de Cristo. Así resume Néstor Míguez el horizonte

espiritual de esta carta fundadora:

Frente al horizonte cerrado del poder imperial, hegemónico en todos los campos, la comunidad del crucificado aparece como una empresa ridícula, integrada por marginales, despojada de todo acceso a los lugares del ―saber‖ y del ―poder‖ oficial. Y sin embargo, no renuncia a la esperanza. El primer documento escrito de esta ―razón de la esperanza‖ de la naciente comunidad cristiana es la más antigua de las cartas de Pablo: 1 Tesalonicenses. Inspirada por la apocalíptica judaica y por el trasfondo de algunos cultos populares de salvación en Macedonia, y afirmada por la promesa del Crucificado que resucita, levanta su esperanza como espacio de vida frente a las fuerzas de la opresión y la muerte. Prefiere renunciar a la ―razón‖ y no a la esperanza.17

Y Senén Vidal comenta: ―Toda la carta testifica esa gran tensión de la esperanza mesiánica, que animaba

a todo el movimiento cristiano de los primeros tiempos‖.18 Luego de reconocer que los creyentes de Tesalónica

han sido un modelo de fe (I Tes 1.7), y de recordar la estancia entre ellos como fructífera y estimulante en medio

de la hostilidad de la gente (2.2), les insiste en la necesidad de ―corregir [personalmente] las deficiencias de la fe

de ustedes‖ (3.10b). En el cap. 4 se reconoce su disposición para el amor fraternal y ante el problema de la

muerte de algunos de sus familiares cercanos, aparece una de las frases clave de este primer documento

cristiano es: ―…y no como aquellos que no tienen esperanza‖ (4.13b) ante la muerte de algunos de sus familiares.

En ese contexto, se les exhorta a animarse mutuamente con base en la enseñanza de la certeza de la nueva

venida de Cristo por los suyos/as. ―La ‗deficiencia‘ más general y básica era, al parecer, la tentación del

abandono de la fe, a causa de la grave hostilidad que estaba sufriendo [la comunidad] por parte de sus

conciudadanos‖.19

En esta carta se utiliza también la palabra jupomoné para referirse a la constancia y la paciencia:

―…recordamos ante Dios, nuestro Padre, qué activa es la fe que ustedes tienen, qué esforzado su amor y qué

firme la esperanza que han depositado en nuestro Señor Jesucristo‖ (1.3). La segunda también lo hará un par de

veces (1.4: ―…nos sentimos orgullosos de ustedes en medio de las iglesias de Dios; orgullosos de su entereza y

de su fe ante el cúmulo de persecuciones y pruebas que soportan‖, y 3.5: ―Que el Señor, pues, encamine sus

corazones para que amen a Dios y esperen a Cristo sin desfallecer‖). Ese lenguaje exhortativo domina el

conjunto del texto y ya en el cap. 5, al especificar las medidas espirituales que deben tomarse ante la posposición

de la venida del Señor, se llama la atención al hecho de que, la sorpresa con la que acontecerá se verá

precedida por ambiguos anuncios sobre la ―paz y la seguridad‖, que recuerda ―el motivo de la pax romana de la

17 N. Míguez, ―Para no quedar sin esperanza. La apocalíptica de Pablo en 1 Ts como lenguaje de esperanza‖, en RIBLA, núm. 7, www.claiweb.org/ribla/ribla7/para%20no%20quedar%20sin%20esperanza.htm. 18 S. Vidal, El primer escrito cristiano. Texto bilingüe y comentario de 1 Tesalonicenses. Salamanca, Sígueme, 2006 (Biblioteca de estudios bíblicos minor, 9), p. 17. 19 Ibid., p. 27.

E

Page 22: Sermones 2014

22

ideología y del culto imperiales, a los cuales tenía que enfrentarse el cristianismo de aquel tiempo‖.20 El tono

apocalíptico advierte sobre la falsedad de tal propaganda.

A la ―deficiencia general‖, el riesgo de abandonar la fe, le seguía la ―deficiencia concreta‖, esto es, la

tristeza por el destino de las muertos de la comunidad. Se exhorta, por ello, a la vigilancia atenta y a permanecer

fieles mediante una serie de contrastes entre pares: oscuridad-luz (5.4-5, 8a), dormir-estar despiertos (5.6) y

borrachera-sobriedad (5.7b). Detrás de todo esto se encuentra también la consabida oposición entre lo apolíneo y

lo dionisiaco, que el autor se cuida bien de no mencionar directamente. Finalmente, la esperanza común en el

premio que ha otorgar el Señor ala fidelidad desemboca en el llamado a animarse en la comunidad y a persistir

en la práctica del apoyo: ―Dense ánimo mutuamente y ayúdense unos a otros como ya lo hacen‖ (5.11). Se trata

de sostenerse mutuamente y no de sabotear la fe de los demás, porque el destino de la fidelidad de la comunidad

es responsabilidad de todos. Ésa será la base de la constancia para las personas y los grupos cristianos, una

exhortación cuya vigencia permanece hasta hoy.

20 Ibid., p. 108.

Page 23: Sermones 2014

23

4. DESARROLLAMOS CREATIVAMENTE LOS DONES DEL ESPÍRITU Son distintas las actividades, pero el Dios que lo activa todo en todos es siempre el mismo. […] Todo lo realiza el mismo y único Espíritu, repartiendo a cada uno sus dones como él quiere.

I CORINTIOS 12.6, 11, La Palabra (Hispanoamérica)

ada más contrario al mensaje del Nuevo Testamento que promover algo así como ―la privatización del

Espíritu‖. La forma en que se presenta la acción del Espíritu Santo en la iglesia y en el mundo corresponde

a una comprensión diáfana del cumplimiento de la promesa antigua (Joel 3): el impacto igualitario, comunitario y

transformador de su presencia debía invadir todas las áreas de la existencia humana para contribuir

profundamente a la extensión del Reino de Dios. Al expandirse el Evangelio de Jesucristo por los diversos

territorios del imperio romano, la experiencia del derramamiento del Espíritu tuvo que pasar por los diversos filtros

culturales y religiosos que complicaron la manifestación anunciada del mismo para beneficio de las comunidades

y del mundo. En el caso de Corinto, una ciudad plagada de prácticas religiosas resultó particularmente difícil

consolidar una visión equilibrada de la obra del Espíritu. En ese auténtico laboratorio religioso, las muestras de la

presencia del Espíritu tuvieron que ser explicadas en medio de conflictos de interpretación y práctica. A las

exhortaciones acerca de la mejor manera de celebrar la Cena del Señor (I Co 11) le sigue una respuesta muy

específica acerca de los carismas espirituales que muchos cristianos corintios experimentaban ya, pero con el

riesgo de algunos excesos.

Lo primero que advierte San Pablo a quienes hicieron la pregunta específica (7.1) es que su estatus ha

cambiado: la capacidad de dirigirse a Jesús como Señor les ha sido otorgada única y exclusivamente por el

Espíritu. Al ser incorporados al nuevo pueblo de Dios, su origen racial o religioso pasa a un segundo término, aun

cuando la problemática planteada por ambas cosas subsista. Así resume Irene Foulkes el horizonte pastoral

desarrollado por el apóstol: El énfasis puesto en la diversidad de los dones, repartidos por un Dios que es también pluriforme (Espíritu-Señor-Dios, 12.4-6), hace suponer que algunos cristianos abogan por una clasificación restringida y rígida de los carismas. La metáfora del cuerpo (12.12-27), que pone de relieve la unidad y la complementariedad que deben caracterizar a la congregación al ejercer sus diversos dones, refleja una situación de rivalidades internas y de sobreestimación de algunos carismas en detrimento de otros. Antes de ofrecerle a la iglesia una corrección y reorientación en cuanto al uso de los dones de profecía y lenguas en sus asambleas (capítulo 14), Pablo instruye a los cristianos sobre el amor que debe caracterizar todas sus acciones, insertando un gran himno acerca del amor (capítulo 13), no menos práctico por ser poético.21

La diversidad de dones obedece a la apertura divina a la diversidad presente en la comunidad, aunque la

unidad del Espíritu debe ser preservada a toda costa a las vista de que esa diversidad no se aparta ni del Espíritu

ni de Dios mismo (vv. 4-5). Las personas dotadas del Espíritu no pueden tener proyectos personales aislados

para su propio beneficio, pues su propósito es esencialmente comunitario: ―La manifestación del Espíritu en cada

uno se ordena al bien de todos‖ (v. 7). Uno de los problemas nuevos es que ―la iglesia enfrenta la irrupción en su

medio de fenómenos que podrían proceder de otra fuente y no de Dios‖ pues no sólo ―en el cristianismo se

conoce la glosolalia (el hablar en lenguas) y la profecía (la comunicación de mensajes recibidos de Dios), como

tampoco es exclusiva de la fe cristiana la oración o las sanidades‖.22 El criterio de autenticidad no puede ser más

que cristológico: ―el mensaje inspirado por el Espíritu de Dios señala [siempre] a Jesús como el Señor‖.23 Lo que

está en juego también es la relación de los cristianos/as carismáticos con el Señor de su vida, por lo que las

21 I. Foulkes, Problemas pastorales en Corinto. Comentario exegético-pastoral a 1 Corintios. San José, Departamento Ecuménico de Investigaciones-Seminario Bíblico Latinoamericano, 1996, pp. 341-342. 22 Ibid., p. 343. 23 Ibid., p. 344.

N

Page 24: Sermones 2014

24

manifestaciones extraordinarias del Espíritu no pueden romper la cadena de bendiciones comunitarias para

centrarse sólo en la persona en quienes se hagan presentes.

La variedad de dones o carismas es expresada por el apóstol con una buena variedad de términos:

―carismas‖ (12.4), ―ministerios, servicios‖ (12.5), ―operaciones, actividades‖ (12.6). ―manifestación‖ (v. 7)

(correspondientes, respectivamente, a: jarismata, diakoniai, energemata y fanerosis). Exaltar unos dones y

despreciar otros era un peligro constante para la comunidad, pero no se trataba de colocar formas de

superioridad entre quienes los ejercían. La constancia en la práctica de la fe y el testimonio derivado de la misma

se relacionaba con la necesidad profunda de conducir todo el espectro de la acción del Espíritu hacia un mismo

fin: ―hablar con sabiduría‖ (¿teología o doctrina?), ―expresarse con un profundo conocimiento de las cosas‖

(discernimientro, v. 8), ―fe‖, ― curar enfermedades‖(v. 9), ―hacer milagros‖, ―comunicar mensajes de parte de Dios‖,

―distinguir entre espíritus falsos y el Espíritu verdadero‖, hablar en un lenguaje misterioso‖, ―interpretar ese

lenguaje‖ (v. 10). Todo ello lo hace el mismo Espíritu, que se hace presente de manera soberana en la

comunidad /v. 11).

El conjunto de carismas en la iglesia ha sido instalado para que cada quien, mediante un uso responsable

y guiado por la dirección divina, sea capaz de desarrollarlos de forma creativa, pero siempre en consonancia con

los proyectos comunitarios, jamás para adornarse o producir orgullos individuales que chocan radicalmente con

las intenciones divinas de transformar la existencia humana en un espacio de gracia y transformación. De ahí que

algunos excesos en las apreciaciones que se conocen y practican hoy rompen frecuentemente la orientación

hacia el Reino que debe tener todo lo que suceda en las comunidades. La percepción del Espíritu en los diversos

movimientos pentecostales, neopentecostales, carismáticos o neocarismáticos tiene que ser confrontada

continuamente con las enseñanzas del Nuevo Testamento.24

24 Cf. Leonildo Silveira Campos, ―Pneumatologías en conflicto. ‗Pentecostales clásicos‘ y ‗neopentecostales‘ brasileños‖, en Concilium, núm. 342, 2011, pp. 587-600.

Page 25: Sermones 2014

25

UN SACERDOCIO ABSOLUTO Abril de 2014 1. UN SACERDOTE SUPERIOR A LOS ÁNGELES

Dios habló en otro tiempo a nuestros antepasados por medio de los profetas, y lo hizo en distintas ocasiones y de múltiples maneras. Ahora, llegada la etapa final, nos ha hablado por medio del Hijo a quien constituyó heredero de todas las cosas y por quien creó también el universo.

HEBREOS 1.1-2, La Palabra (Hispanoamérica)

l documento cristiano conocido como carta a los Hebreos, dedicado a presentar, exaltar y consolidar el

sacrificio absoluto de Jesús, y que superaría completamente lo conocido hasta entonces en la religión judía,

inicia con una sólida presentación del Mesías, tal como fue creído y enseñado por las comunidades del primer

siglo. Considerada durante mucho tiempo como fruto de la pluma de san Pablo, quizá uno de los criterios

definitivos para descartar tal autoría sea el hecho de que el apóstol de los gentiles difícilmente hubiera usado el

calificativo de ―sacerdote‖ para Jesús. Salta a la vista que el autor (posiblemente Apolo, Hch 18.24) era de

formación helenística por el constante uso que hace de la ―de la contraposición entre las esferas celestial y

terrena de la realidad, contraposición según la cual la segunda de dichas esferas se entiende como mera sombra

de la primera‖.25

Los primeros cuatro versículos de Heb 1 sintetizan al máximo la evolución de la revelación divina que,

habiéndose realizado persistente, aunque fragmentariamente, en la historia y mediante diversos métodos, en la

―etapa final‖ se ha realizado en la persona, acción, discurso y misión de Jesús, ―el Hijo‖, razón de ser de todo el

universo y que, como se subraya en toda la sección, es superior a los ángeles. ―Cristo es la última palabra de

Dios al mundo; la revelación en él es completa, definitiva y homogénea‖ (Moffatt). El nivel cristológico en que se

colocan estas palabras iniciales es muy alto, pues la afirmación del Hijo como ―heredero de todas las cosas‖ se

sitúa, no como ―un acontecimiento al margen del tiempo, previo a la encarnación‖, pues ―tuvo lugar cuando entró

en la gloria después de su pasión (cf. Rom 8.17)‖.26 Todo ello sucedió después de las humillaciones de que fue

objeto, lo cual concuerda totalmente con la reivindicación de Dios para aquél a quien envió a realizar plenamente

la obra de salvación. El Hijo es situado en un papel cósmico extraordinario relacionado con la creación entera,

con lo que el autor lo asimila a la Sabiduría personificada del Antiguo Testamento (Pr 8).

El v. 3 relaciona íntimamente el ―carácter‖ (o la sustancia) del Hijo con la imagen (icono) de Dios: ―reflejo

resplandeciente de la gloria del Padre e imagen perfecta de su ser‖ y lo vincula al sostenimiento continuo de la

vida por el poder de su palabra. El versículo no deja pasar la oportunidad para definir su obra salvífica en

términos de una ―purificación del pecado‖ (lenguaje ritual, sacerdotal) para, así, establecer desde el principio todo

lo que ganó Jesús con su esfuerzo redentor: ―se sentó junto al trono de Dios en las alturas‖. ―La atención pasa,

de ocuparse del papel cosmológico del Hijo preexistente, a centrarse en la obra redentora del Jesús glorificado‖.27

Semejante afirmación introduce el tema central (leitmotif) de todo el documento. La entronización de Jesús (1.13)

aparece como un cumplimiento puntual del Salmo 110.1 y tal glorificación se conecta directamente con la

resurrección.

Su superioridad sobre los ángeles (v. 4) procede de haber obtenido en herencia un título más excelente:

―En su exaltación, Jesús ha ‗heredado un nombre más excelente que ellos‘. En la mentalidad semítica, el nombre

25 Myles M. Bourke, ―Carta a los Hebreos‖, en R. Brown et al., Nuevo Comentario Bíblico San Jerónimo. Estella, Verbo Divino, 200, p. 493. 26 Idem. 27 Ibid., p. 496.

E

Page 26: Sermones 2014

26

designaba lo que una persona era, y la recepción de un nombre nuevo indicaba un cambio en la persona que lo

recibía. En este caso, el nombre es ‗Hijo‘‖.28 La razón para introducir el tema de la superioridad de Jesús respecto

de los ángeles tiene que ver con el propósito del sermón: ―los destinatarios corren el peligro de abandonar la

palabra de Dios pronunciada a través de su Hijo [2.1-4]. Las consecuencias de ello serían terribles, mucho peores

que el castigo recibido por aquellos hebreos que desobedecieron la palabra pronunciada por medio de ángeles

(2.2), la ley mosaica, porque el Hijo es superior a los mediadores angélicos de la ley (Hch 7.53 y Gál 3.19)‖.29

Pero lo más importante que desea subrayar el autor es la supremacía de Jesucristo sobre todos los

elementos de la religión sacerdotal antigua mediante una serie de oposiciones, en las que los ángeles aparecen

como representantes y mediadores celestiales de la obra de Dios en el mundo:

…la principal contraposición que Heb establece entre la alianza antigua y la nueva es que ésta tiene un sacerdocio nuevo y superior, cuyo santuario no está en la tierra, sino en el cielo (8,l-2). El sacerdocio de la antigua alianza con el cual se contrasta el del nuevo es el sacerdocio levítico; pero el autor tal vez tuviera también en cuenta la concepción judía según la cual los sacerdotes que atendían el santuario celestial eran ángeles […]. Al poner de relieve la superioridad de Jesús respecto a los ángeles, posiblemente el autor tenga en mente la inquietud fundamental de Heb, el sacerdocio celestial de Jesús, y desee decir que el sacerdote que desempeña esa función en el santuario celestial es Jesús.30

Este plano de comprensión de la figura cósmica y salvadora de Jesús ha de contrastarse con aquel

momento sin par en que llegó a Jerusalén, por voluntad propia, para entregar su persona por amor a la

humanidad. Situarse en ambos niveles, el celestial y el terrenal para entender tal propósito y tomar partido por él

es la intención de toda la carta a los Hebreos.

28 Idem. 29 Idem. 30 Idem.

Page 27: Sermones 2014

27

2. UN SACERDOTE CON EFICACIA ABSOLUTA

Porque un sacerdocio distinto lleva necesariamente consigo una ley distinta. HEBREOS 7.12, 24-25, 28, La Palabra (Hispanoamérica)

a redacción de la carta a los Hebreos tuvo propósitos muy específicos: que la comunidad de Roma

abandonase toda forma de adherencia al judaísmo, además de intentar impedir una judaización levítica del

culto y de la doctrina de la comunidad cristiana.31 Al describir tales intenciones, Pablo Richard las ubica

históricamente en su contexto y señala cómo su autor buscó ―detener los posibles efectos negativos de la caída

de Jerusalén sobre los judeo-cristianos de Roma‖ e ―impedir una rejudaización del culto cristiano‖. El documento

cumplió sus objetivos, por lo menos en el siglo II, aunque posteriormente fue ―paradójico que en el siglo IV,

justamente cuando se reconoce la autenticidad de la carta a los Hebreos, ésta se deja de lado y la cristiandad

sufre una profunda rejudaización teocrática de sus estructuras ministerial y cúltica‖.32 Lamentablemente, se

implantó ―una concepción judía davídico-salomónica del templo cristiano‖ y se impuso una sacerdotalización

negativa, totalmente contraria a toda la tradición cristiana de los dos primeros siglos.

Como parte de este proyecto doctrinal, resulta admirable, sumamente creativa y muy provocadora la

forma en que la carta a los Hebreos construye y presenta la imagen de Jesús como sacerdote absoluto. ―El

sacerdocio de Cristo es muy distinto del sacerdocio antiguo y cómo éste se encuentra ya totalmente superado‖.33

En 7.11-28, presenta un análisis muy detallado del Salmo 110, en el que demuestra que Jesucristo ―es sacerdote

de una manera muy distinta de Aarón‖, pues se encuentra en la línea de Melquisedec, el antiguo y enigmático

personaje que recibió las ofrendas de manos del patriarca Abraham, fundador de la nación hebrea. El autor se

remonta hasta Gn 14.18-20, aunque no comenta ese texto. ―Su proceder consiste en poner en relación entre sí,

sin decirlo inmediatamente, a) el antiguo episodio, b) el oráculo del salmo y c) la posición actual de Cristo

glorificado‖.34 Si ―el papel del sumo sacerdote no consiste simplemente en tomar parte de la miseria humana:

consiste sobre todo en transformar esa situación por medio de una ofrenda de sacrificio‖,35 este nuevo sacerdote

ofreció, a diferencia de Aarón, ―ruegos y súplicas con poderoso clamor y lágrimas al que podía salvarlo de la

muerte‖ (5.7), puesto que había asumido toda la experiencia humana en plenitud.

…mas éste, por cuanto permanece para siempre, tiene un sacerdocio inmutable; por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos. […] HEBREOS 7.24-25

Así, en primer lugar descubre que Gn 14 ofrece ―una descripción de Melquisedec que lo asemeja de

antemano a Cristo glorificado‖. Porque, en efecto, este texto presenta a Melquisedec como sacerdote sin

mencionar sus orígenes de clan, un hecho sumamente extraño porque en el Antiguo Testamento la familia tenía

una enorme importancia para el sacerdocio (cf. Esd 2.62). Gn 14 tampoco habla del nacimiento ni de la muerte

de Melquisedec, colocándolo con ello fuera del tiempo. ―Evoca entonces la figura de un sacerdote que participaría

de la eternidad divina y sería sacerdote para siempre: en resumen, un sacerdote que sería al mismo tiempo el

Hijo de Dios (7.1-3)‖.36 Sobre esos rasgos volverá varias veces la argumentación (vv. 5, 6, 13-14, 16a; vv. 8, 16b-

17, 23, 25, 28). Además, Melquisedec fue superior a Abraham y, con ello, a los sacerdotes judíos que fueron sus

31 P. Richard, ―Los orígenes del cristianismo en Roma‖, en RIBLA, núm. 29, www.claiweb.org/ribla/ribla29/los%20origines%20del%20cristianismo%20en%20Roma.html. 32 Ídem. 33 A. Vanhoye, El mensaje de la carta a los hebreos. Estella, Verbo Divino, 1989 (Cuadernos bíblicos, 19), p. 46. 34 Ídem. 35 Ibid., p. 43. 36 Ídem.

L

Page 28: Sermones 2014

28

descendientes. ―Con este análisis de Gn 14, el autor ha minado la convicción tradicional de los judíos que

atribuían al sacerdocio levítico el más alto valor. En efecto. ha demostrado que, incluso antes de hablar del

nacimiento de Leví, la Biblia había esbozado ya la figura de un sacerdote distinto y superior‖.

A partir del salmo 110.4, se fortalece la ofensiva contra las instituciones antiguas (sacerdocio judío y ley

de Moisés). Los vv. 11-28 presentan varias dificultades, sin embargo, el argumento de fondo es sencillo: ―el autor

observa que, al proclamar de forma profética el sacerdocio perpetuo de un sacerdote distinto —que tomaría

evidentemente el lugar de los sacerdotes levíticos—, el oráculo del salmo manifiesta el carácter provisional e

imperfecto del sacerdocio antiguo‖.37 Éste último era la base de todo el edificio de las instituciones antiguas (7.

12). ―Por una parte, queda abrogada la ordenación precedente por razón de su ineficacia... y por otra queda

introducida una esperanza mejor‖, la que ofrece un sacerdocio plenamente válido (7.18-19). La ley de Moisés, en efecto, constituye sumos sacerdotes a personas frágiles, mientras que la palabra de Dios, confirmada con juramento y posterior a la ley, constituye al Hijo sacerdote perfecto para siempre. HEBREOS 7.28

El texto estudia entonces el valor de la consagración sacerdotal en el Antiguo Testamento. ―En la

traducción griega del Antiguo Testamento los ritos prescritos para conferir el sacerdocio no se llamaban

‗consagración sacerdotal‘ ni ‗ordenación‘ sino ‗perfeccionamiento‘ (teléiosis), que quería decir ―acción que hace

perfecto‖ o ―acción que da la perfección‖. El autor manifiesta claramente que esta palabra está muy bien

escogida, puesto que una verdadera consagración sacerdotal tiene que transformar profundamente a quien la

recibe. Eso permite que ―en él ya no pueda disgustar nada a Dios. Es lo que exige su papel de mediador. Por

tanto, la consagración sacerdotal tiene que dar la perfección. De ahí depende la posición del sacerdote ante Dios

y su capacidad de intervención en favor del pueblo‖.38 Al proclamar implícitamente la destitución completa del

sacerdocio antiguo, el salmo permite concluir que en el Antiguo Testamento la consagración sacerdotal ni

siquiera merecía ese nombre. No era efectivamente una ―acción que otorgara la perfección‖, ya que no le

aseguraba al sacerdote una buena relación con Dios. De haber sido así, Dios no habría tenido ninguna razón

para generar un nuevo modelo de sacerdocio (7.11), De hecho, Dios ha ―suscitado‖ (esa misma palabra significa

en griego ―resucitar‖) a un sacerdote totalmente distinto, ajeno a la tribu de Leví, parte de la tribu no sacerdotal de

Judá (7.13-14) y que no recibió el sacerdocio por sucesión familiar sino gracias a la transformación glorificadora

de su resurrección (7.16). Todo esto es verdaderamente revolucionario, tal como se anuncia en el v. 12 al

referirse al cambio de ley por el surgimiento de un nuevo sacerdocio.

Finalmente, este sacerdocio superior y eficaz es también eterno, a perpetuidad. La fragilidad de que habla

el v. 28 en términos de la mortalidad e imperfección de los sacerdotes judíos (7.20-22), además de sus

ceremonias ahora vistas como inútiles confirma lo expresado por el salmo en cuestión sobre su ineficacia. El

salmo anuncia la figura de un sacerdote siempre agradable a Dios. ―En él se realiza lo que la Biblia esbozaba al

hablar de Melquisedec: un sacerdote que es el Hijo de Dios y que tiene entonces con Dios la relación más íntima

que se puede imaginar. Su consagración no fue ineficaz: fue realmente una ‗acción que hace perfecto‘‖: ―santo,

sin mancha, apartado de los pecados y hecho más sublime que los cielos‖ (7.26).

37 Ídem. 38 Ídem.

Page 29: Sermones 2014

29

3. UN SACERDOTE SACRIFICADO POR EL NUEVO PACTO

Salvación y espiritualidad no sacrificial Se da por hecho que la sangre de machos cabríos y de toros, así como las cenizas de una ternera, tienen poder para restaurar la pureza externa cuando se esparcen sobre quienes son considerados ritualmente impuros.

HEBREOS 9.13, La Palabra (Hispanoamérica)

n su labor terrenal, Jesús no pretendió nunca asumir tareas sacerdotales, pues su trabajo se alineó más

bien en el terreno profético al proclamar, no sin conflicto, la acción de Dios en la historia. Profetas y

sacerdotes no siempre se llevaron bien, pues muchas veces el legalismo fue el dilema que enfrentaron los

segundos. Los profetas se rebelaron contra el formalismo y reclamaron un compromiso serio en la vida social y

política. Los evangelios muestran a Jesús en abierta campaña contra la concepción ritual de la religión y

específicamente contra la práctica de los sacrificios. ―De esta forma se enfrenta con el sistema de las

separaciones rituales, cuya cima, […] está constituida por la ofrenda del ‗sacrificio‘, y escoge la orientación

contraria, la que intenta honrar a Dios propagando la misericordia que procede de él‖ [Mt 9.13 sigue a Os 6.6].39

Todo el ministerio de Jesús fue en sentido opuesto al sacerdocio antiguo y murió de una manera radicalmente

diferente al ritual judío, pues ―no tuvo lugar en el templo ni tuvo nada que ver con una ceremonia litúrgica. Fue

todo lo contrario: la ejecución de un condenado. Entre la ejecución de un condenado y el cumplimiento de un

sacrificio ritual. los israelitas —y por consiguiente los primeros cristianos— percibían un contraste total‖.40 Si los

ritos sacrificiales eran actos solemnes, de glorificación y santificación, la muerte de Jesús fue un episodio secular,

mundano, burdamente consensuado por las fuerzas políticas y religiosas que puso en entredicho el aparato legal

de la época. La ley mosaica era muy clara al respecto:

La muerte sufrida por un condenado, por el contrario, se veía no solamente como el peor de los castigos, sino también como una ―execración‖, como lo contrario de una ―consagración‖, Apartado del pueblo de Dios (cf. Núm 15.30), el condenado era una persona maldita y fuente de maldición (Dt 21.23; Gál 3.13). En el caso de Jesús, la condenación era evidentemente injusta y el acontecimiento recibía, desde su interior, un significado totalmente distinto; pero no por ello se convertía en un acto ritual ni constituía por tanto un ―sacrificio‖ en el sentido antiguo de la palabra. Se trataba más bien, por parte de Jesús, de un acto de ―misericordia‖ llevado hasta el extremo; […] Este acto de misericordia correspondía a los deseos de Dios, que quería ―la misericordia y no el sacrificio‖ (Mt 9,13; cf. Mc 12,33). Lejos de reducir la distancia entre Jesús y el sacerdocio antiguo, el acontecimiento que tuvo lugar en el Calvario la aumentó todavía más.41

De modo que la carta a los Hebreos iría, aparentemente, en sentido contrario a esta nueva dinámica de

comprensión de la salvación y de la espiritualidad no sacrificial: ―…no hay nada aparentemente, ni en la persona

de Jesús, ni en su ministerio, ni siquiera en su muerte, que corresponda a la imagen que entonces tenían de lo

que era el sacerdocio‖. Por lo que el esfuerzo teológico y doctrinal por presentar a Jesús como sacerdote

sacrificado replanteaba profundamente todo lo que el judaísmo había conocido y proponía otra realidad que

suponía nuevas interrogantes:

¿Era acaso una religión sin sacerdocio la que esta fe introducía? ¿Formaban los cristianos una comunidad que prescindía del sacerdote? ¿Era admisible una situación semejante? No podía bastar una respuesta evasiva, ya que estas cuestiones ponían en juego una pretensión fundamental de la fe cristiana. Esta proclamaba y sigue proclamando que Cristo cumplió las Escrituras, que realizó con toda perfección los designios de Dios anunciados en

39 A. Vanhoye, El mensaje de la carta a los hebreos. Estella, Verbo Divino, 1989 (Cuadernos bíblicos, 19), p. 15. 40 Ídem. 41 Ibid., pp. 15-16. Énfasis agregado.

E

Page 30: Sermones 2014

30

el Antiguo Testamento. Pero ¿cómo sostener esta afirmación si el misterio de Cristo quedaba completamente desprovisto de la dimensión sacerdotal que ocupa un lugar tan amplio en el Antiguo Testamento?42

Nuevo sacrificio, nuevo sacerdocio, nueva ley ¡Pues cuánto más eficaz será la sangre de Cristo que, bajo la acción del Espíritu eterno, se ha ofrecido a Dios como víctima sin mancha! ¡Cuánto más será capaz de limpiar nuestra conciencia de las acciones que causan la muerte para que podamos dar culto al Dios viviente! HEBREOS 9.14

Las antiguas realidades cultuales destinadas para el sacrificio, descritas en el cap. 9 con cierta minuciosidad (vv.

1-5), y en relación con la labor sacerdotal misma (vv. 6-7), comenzaban a ceder su lugar a las nuevas formas y

así lo establece el texto: ―Con esto quiere dar a entender el Espíritu Santo que, mientras ha estado en pie la

primera Tienda de la presencia, el camino del verdadero santuario ha permanecido cerrado‖ (v. 8). La

interpretación de los sucesos coloca las cosas en otro nivel de comprensión: ―Todo lo cual tiene un alcance

simbólico referido a nuestro tiempo. En efecto, las ofrendas y sacrificios presentados allí eran incapaces de

perfeccionar interiormente a quien los presentaba‖ (v. 9). Los elementos externos mostraban ahora su invalidez e

incompletud: ―Eran simplemente alimentos, bebidas o ritos purificatorios diversos; observancias todas ellas

exteriores, válidas únicamente hasta el momento en que se instaurara el nuevo orden de cosas‖ (vv. 8-10). La

lectura cristológica y neo-sacrificial de los acontecimientos y rituales colocó la muerte de Jesús en un plano de

entendimiento de la salvación que no se había desarrollado con anterioridad y ahora, ya como Mesías glorificado,

su trabajo redentor es explicitado categóricamente: ―Pero Cristo se ha presentado como sumo sacerdote de los

bienes definitivos. Y siendo el suyo un santuario mayor y más valioso, no fabricado por manos humanas y por

tanto no perteneciente al mundo creado, entró una vez por todas en ―el lugar santísimo‖, no con sangre de

machos cabríos o de toros, sino con la suya propia, rescatándonos así para siempre‖ (vv. 11-12).

La superioridad del sacrificio sacerdotal de Jesucristo rebasa ampliamente todo lo que se había conocido

antes y la comparación de los dos sacrificios no deja margen para la duda: lo que él ha hecho establece una

nueva dimensión en la relación con Dios, que garantiza de una vez por todas el acceso a su presencia, ya con un

velo roto, el cual es apenas aludido gracias al impacto simbólico que tuvo en la conciencia y en la fe de las

nuevas comunidades. Al entrar de una vez por todas en el verdadero ―lugar santísimo‖, los cielos, la salvación

que ha obtenido hace que palidezca totalmente todo lo antiguo que buscaba el mismo fin (9.24). De ahí brota el

grito de celebración del v. 14, pues contrasta la eficacia de los sacrificios antiguos de animales con el de Jesús,

quien al entregar toda su persona, ha obtenido, de una vez y para siempre, los beneficios de la salvación.

Sacerdocio supremo, nueva alianza Precisamente por eso, Cristo es el mediador de una alianza nueva. Con su muerte ha obtenido el perdón de los pecados cometidos durante la antigua alianza, haciendo posible que los elegidos reciban la herencia eterna prometida.

HEBREOS 9.15

Estamos pues, ante una alianza nueva, radicalmente nueva, mediada por un nuevo y superior sacerdocio, cuya

figura y efectividad es rescatada gracias a la labor salvífica de Jesucristo y a su disposición para asumir todos los

riesgos que eso conllevaba. Si el objetivo central del pacto y el sacrificio era ―perfeccionar interiormente a quien

los presentaba‖ (9.9), es decir, transformar la conciencia creyente, eso no podría lograrse con sacrificios de

animales: lo que el ser humano ―necesita para poder entrar en relación con Dios es una transformación profunda

42 Ibid., p. 16.

Page 31: Sermones 2014

31

de su ser, que lo haga perfecto en su conciencia. Y en este nivel eran completamente ineficaces los ritos

antiguos‖.43 ―Es imposible que sangre de toros y machos cabríos borre pecados‖ (10.4). La perfección del trabajo

redentor de Jesús es clara. ―La forma con que nuestro autor habla de ‗la tienda mayor y más perfecta‘

corresponde muy de cerca a lo que nos sugieren los evangelios: Jesús, por su muerte y resurrección, ha

levantado un nuevo templo, no material sino espiritual, que permite a los creyentes entrar realmente en relación

con Dios‖.44

La sangre animal que ratificaba la alianza ahora es sustituida por la del supremo sacerdote. El rociamiento

que hacía Moisés ahora quedaba relativizado por lo realizado en la cruz de Jesús, como el sacrificio voluntario,

absoluto y definitivo, irrepetible: ―Y tampoco tuvo que ofrecerse muchas veces, como tiene que hacerlo el sumo

sacerdote judío que año tras año entra en ‗el lugar santísimo‘ con una sangre que no es la suya‖ (v. 25). Cristo

―se ofreció a sí mismo a Dios‖ (9.14), con lo que se consumaba la entrega total esperada por Dios mismo, pues

preanuncia la entrega, también sacrificial, pero en el nuevo sentido, de todos/as los participantes en el nuevo

pacto, el que está graba do ya no en tablas de piedra sino en el corazón de cada uno de ellos/as. La supremacía

de ese acto acontecido en un día que recordamos hoy es completa. ―…le ha bastado con manifestarse una sola

vez ahora, en el momento culminante de la historia, destruyendo el pecado con el sacrificio de sí mismo‖ (v. 26b).

En el centro mismo de la historia, Cristo fue capaz de destruir el pecado en todas sus manifestaciones al

experimentar el corazón mismo del sufrimiento y la tragedia humana. Y la promesa que está delante es un signo

más de la aprobación que obtuvo para sí mismo y para quienes vendrían tras él: ―Después se mostrará por

segunda vez, pero ya no en relación con el pecado, sino para salvar a quienes han puesto su esperanza en él‖ (v.

28b).

Se pasa de un culto ritual, exterior, separado de la vida, a una ofrenda personal, total, que se realiza en los sucesos dramáticos de la misma existencia. Necesaria en el caso de los sacerdotes judíos, la distinci6n entre el sacerdote y la víctima queda abolida en la ofrenda de Cristo. Cristo ha sido al mismo tiempo el sacerdote y la víctima, ya que se ofreció a sí mismo. […]

Esa muerte realizó definitivamente lo que el culto de la primera alianza no podía más que esbozar. Colmó la distancia que separaba al hombre de Dios transportando la humanidad de Cristo al nivel celestial e introduciéndola para siempre en la intimidad de Dios (9.24-28).45

Ahora, toda la perfección obtenida por Jesucristo será comunicada a su pueblo. En eso proceso nos

encontramos y avanzamos. ―El viernes santo es el resultado de la colisión entre la pasión de Jesús y el sistema de

dominación de su tiempo‖.46 ―El imperio romano se pone en ridículo lo mismo que Pilatos como gobernador del

gran Kyrios (Señor) de Roma. Este aspecto tiene toda la vida política a la luz del Reino de Dios que se acerca:

todo está a punto de derrumbarse, todo aparece vencido y confundido de antemano. Esto es un lado de la

cuestión: Este mundo al cual ha venido Cristo es iluminado por Él poniéndose así de manifiesto toda su fragilidad‖

(Karl Barth).

43 Ibid., p. 49. 44 Ibid., p. 50. 45 Ibid., p. 51. 46 M.J. Borg y J.D. Crossan, La última semana de Jesús. El relato día a día de la semana final de Jesús en Jerusalén. Madrid, PPC, 2007, p. 198.

Page 32: Sermones 2014

32

4. UN SACERDOTE QUE CONDUCE A SU PUEBLO A LA SALVACIÓN TOTAL Y al haber cumplido Jesucristo la voluntad de Dios, ofreciendo su propio cuerpo una vez por todas, nosotros hemos quedado consagrados a Dios.

HEBREOS 10.10, La Palabra (Hispanoamérica)

a consumación de la obra sacerdotal absoluta de Jesucristo procede directamente de su victoria sobre la

muerte, la cual se da por sentada al momento de presentarlo como ocupante de un lugar cercanísimo de

Dios (―su derecha‖, Sal 110.1). Dicha obra tenía que manifestarse en la glorificación de la corporalidad humana

del Hijo de Dios (7.16: ―en virtud de una vida indestructible‖, zoĕs akatalútou). ―En 7,23-24 su sacerdocio se

contrapone al de los sacerdotes levíticos precisamente en la medida en que la muerte impedía a éstos

permanecer en el cargo, mientras que Jesús tiene un sacerdocio que no pasa, en virtud de la ‗vida indestructible‘

que recibió en su resurrección‖.47 Pues así lo establece claramente Heb 10.5, citando el salmo 40.8: ―No has

querido ofrendas ni sacrificios,/ sino que me has dotado de un cuerpo‖. ―El significado del salmo es que Dios

prefiere la obediencia al sacrificio; no es un rechazo de los ritos, sino una declaración de su inferioridad relativa.

Puesto que la obediencia de Jesús quedó expresada mediante la ofrenda voluntaria de su cuerpo (es decir, de sí

mismo) en la muerte, la lectura del v. 7b en los LXX es especialmente aplicable a él, hasta el punto de que se ha

llegado a pensar que dicha lectura tal vez fuera introducida en los LXX debido a la influencia de Heb‖.48 Heb

10.10 destaca también la ofrenda de ―su propio cuerpo una vez por todas‖.

Nuevamente se subraya la incapacidad de la ley para lograr la perfección de las personas (10.1b) y las

consecuencias de la repetición continua de los sacrificios rituales (10.3). ―Los sacrificios anuales de expiación

traían a la ‗memoria‘ (anámnesis) los pecados pasados, pero no podían borrarlos‖.49 El cuerpo de Jesús, en virtud

de la resurrección, es el ―espacio físico espiritualizado‖ que consigue la certeza de la plenitud salvífica. El salmo

110 anuncia la figura del sacerdote supremo que será agradable a Dios para siempre. ―Jesús, por su muerte y

resurrección, ha levantado un nuevo templo, no material sino espiritual, que permite a los creyentes entrar

realmente en relación con Dios‖.50

Así pues, hermanos, la muerte de Jesús nos ha dejado vía libre hacia el santuario, abriéndonos un camino nuevo y viviente a través del velo, es decir, de su propia humanidad. HEBREOS 10.19-20

Para este documento cristiano, la resurrección de Jesús es la premisa básica sobre la cual se construye

todo el edificio de la nueva economía salvífica. La historia completa de la salvación se consolida mediante la

presencia efectiva del supremo sacerdote que, habiendo superado todas las pruebas y obstáculos, incluyendo la

misma muerte, es capaz de ofrecer y transferir a sus seguidores/as la máxima consecuencia de su esfuerzo, la

vida eterna, ―un camino nuevo y viviente‖, y una nueva humanidad, marcada por la realidad de un sacerdocio,

amplio y universal, que abarca y dignifica a cada ser humano que se compromete con el Reino de Dios. La

Pascua de Jesucristo, proclamada por las mujeres discípulas de Jesús y corroborada, más tarde, por todas las

apariciones y manifestaciones del Resucitado, funda en el corazón del mundo una realidad nueva de vida y

superación de todas las trabas que pretenden cerrar el acceso al Dios eterno que comparte su plenitud. La

resurrección es una forma de insurrección contra la pretendida dictadura de la muerte en todas sus

47 Myles M. Bourke, ―Carta a los hebreos‖, en R. Brown et al., eds., Nuevo comentario bíblico San Jerónimo. Estella, Verbo Divino, 2004, p. 505. 48 Ibid., p. 519. 49 Ídem. 50 A. Vanhoye, El mensaje de la carta a los hebreos. Estella, Verbo Divino, 1994, p. .

L

Page 33: Sermones 2014

33

manifestaciones, pues Jesús dirige y personifica la insurrección contra la muerte, el pecado y la injusticia,

saliendo airoso en ese conflicto.

Los evangelios de Pascua ―están de su parte‖ [de las mujeres]. Se lo dicen, nos lo dicen a todos, esas mujeres que irrumpen de nuevo en nuestros cenáculos anunciando: ―¡Hemos visto al Señor!‖. De ellas recibimos la buena noticia: el Viviente sale siempre al encuentro de los que le buscan, los inunda con su alegría, los envía a consolar a su pueblo, los invita a una nueva relación de hermanos y de hijos. Él va siempre delante de nosotros, palabra de mujeres.51

Esta ―nueva conciencia de la vida‖ surge desde el corazón de su negación. Tal como sucedió con la

persona de Jesús de Nazaret, debe movilizarnos para seguir en un sendero de paz, compromiso y militancia en

los valores que Él vino a vivir e instaurar.

SONETO DE IN/RE/SURRECCIÓN

In memoriam Juvenal Ruiz Mota, quien ya pertenece a la iglesia triunfante

Hoy la vida aterriza a ras de suelo e irradia su impacto bienhechor: de las sombras emerge el Bienamado, ya renace con todo su fulgor. Es la Vida en persona la que viene a embriagar nuestro pecho de fervor: resucita el profeta galileo, el mañana se muestra sin rubor. El sepulcro amanece derrotado y la muerte abandona su vigor. La victoria proclama su llegada, toma el cuerpo de nuestro redentor y lo entrega dichoso, como prenda del futuro rotundo, arrollador.

(LC-O) PARÁBOLA DE LA RESURRECCIÓN Roque Vallejos (Paraguay, 1943-2006)

A la llorada memoria de mi tío, Livio Pérez Garay, guía y maestro

Se ha apurado la sangre inútilmente desde el vacío cáliz de la carne, se han sorteado en vano las entrañas del hombre, como vampiro inmenso el cielo abre sus alas, la tierra se desdobla en dos maderos anchos. Ya ha consumido el sol su propio fuego, como un licor para embriagar al mundo, y en el opaco alero de su sombra sólo el lampo del hombre. Como un turbión de nubes se despeña, la figura de Dios sobre el abismo, mientras su luz rebota desde el fondo como espuma hasta el hombre.

51 Dolores Aleixandre, ―Mujeres en el sepulcro: una historia que es nuestra‖, en http://feadulta.com/anterior/ev-dolores_31_mujeres-Pascua.htm.

Page 34: Sermones 2014

34

Y se ha rasgado en dos el velo de la muerte en la hora novena, y se ha borrado el límite del tiempo mientras la cruz vacía se yergue sobre el mundo el hombre se reencarna en la madera, y fosforece.52

52 www.portalguarani.com/573_roque_vallejos/10767_parabola_de_la_resurreccion_y_poemas__obras_de_roque_vallejos.html.

Page 35: Sermones 2014

35

ENRIQUECER LOS RUMBOS DE LA CONSTANCIA Mayo de 2014 1. CON UNA PERCEPCIÓN DE DIOS SANA Y FRESCA

¿Quién de todos ellos no sabe que la mano del Señor lo hizo todo? Él retiene la vida de los seres, el aliento de todo ser humano. […] Si él destruye, nadie reconstruye; si aprisiona, no hay escapatoria; […] Revela la hondura de las tinieblas, saca a la luz las densas sombras; levanta pueblos y los destruye, ensancha naciones y las destierra…

JOB 12.9-10, 14, 22-23, La Palabra (Hispanoamérica)

uando se avanza por los caminos de la fe y se le dedican muchos de los mejores esfuerzos, con todo y que

esto suene a una especie de apología de las obras, a sabiendas de que debemos movemos siempre en el

horizonte de la gracia, y se voltea para mirar lo andado, tarde o temprano se llega a la conclusión de que los

rumbos de la constancia deben ser enriquecidos con nuevas aportaciones y formas de interpretación de lo vivido

en relación con Dios. Es él quien nos salió en el camino para conducir los pensamientos y acciones por los

senderos que mejor le parecen. Es Él quien ha trazado una ruta que a veces nos parece borrosa o

incomprensible, pero que inevitablemente deberemos transitar. Y así, en los vericuetos de ese caminar vamos

delineando, también de manera insoslayable, los rostros de Dios que nos acompañan todo el tiempo.

Si aterrizamos estas percepciones en las diversas pistas bíblicas, tenemos bastante para escoger, desde

la mirada apacible de un Dios capaz de exigir a Abraham la vida de su hijo tan deseado o de negociar con él por

la vida de dos ciudades, hasta los reclamos de Jeremías o Jonás por las características extrañas de su llamado

profético, pasando por la dura experiencia de Oseas y su desengaño amoroso, sin olvidar, por supuesto, los

amargos momentos vividos por Moisés o David. O la terrible vivencia de las mujeres, cuyo destino escasas veces

se apartaba de la sumisión, el abandono o el desprecio: prueba de ello son Agar, Dina, Tamar, Ana, la madre de

Samuel y tantas otras. Si uno tuviera la posibilidad de pasarles revista o preguntarles, a la manera de Hebreos

cap. 11, cuál fue la evaluación personal de los resultados de su constancia y fidelidad en la fe, o cómo se fue

modificando su percepción de Dios con el paso del tiempo, seguramente obtendríamos conclusiones

sorprendentes.

En esta ocasión, el modelo de práctica de la constancia es Job, el personaje antiguo que no cejaba en su

intento de ser fiel a su Dios mediante un ritual persistente que no olvidaba ni a su hijos, por si acaso ellos/as

habrían pecado (1.5). No cabe duda de que era un hombre constante y de que su percepción, en el momento que

comenzó a experimentar el dolor se afianzaría o profundizaría, especialmente ante el alto grado de exigencia de

que era objeto. Ante la respuesta insensible de sus amigos, Job se ve en la forzada necesidad de delinear otro

rostro de Dios y de redefinirlo para sí mismo, acaso sin la agudeza con que se le hubiera planteado previamente.

Al desmantelar las pretensiones de ellos de erigirse en juez suyo (12.1-2: ―¡Desde luego, ustedes son de esa

gente/ con la cual se agotará la sabiduría!/ Pero también yo soy inteligente,/ no me creo inferior a ustedes./

¿Quién no sabe tales cosas?), también se le impone la tarea de revisar sus propias creencias y de valorar los

alcances de su fe de un modo lo más coherente posible, sin ánimo de pontificar o establecer un conjunto doctrinal

de creencias. Su horizonte es profundamente existencial e histórico. Se puede decir, sin temor, que es ―un

teólogo laico‖.

C

Page 36: Sermones 2014

36

Así, va a describir las acciones de Dios de un modo que no se había visto antes, esto es, mediante un

corte transversal de la realidad que le va a permitir encontrarse con un rostro de Dios más sano, fresco y acorde

con la situación que está viviendo. No queda exento de apreciar las paradojas de la vida y la forma en que el

Creador se sitúa en medio de la historia para actuar: ―13 Pues él posee sabiduría y poder,/ prudencia e

inteligencia son suyas./ 14 Si él destruye, nadie reconstruye;/ si aprisiona, no hay escapatoria;/ 15 si retiene la

lluvia, llega la sequía;/ si la deja libre, se inunda la tierra‖.

Un Dios así, presente en las contradicciones de la vida es, por así decirlo, más digerible y hasta tratable,

pues no está encerrado en las paredes de la ortodoxia administrada por sus representantes. Aprender a

encontrarse con un rostro así puede llevar toda la vida o quizá pueda hallarse a la vuelta de la esquina del

sufrimiento o la felicidad como experiencias extremas. Todo está en su mano y él dosifica lo que sucede, dentro o

fuera de los ámbitos religiosos o irreligiosos, políticos, sociales o cotidianos. Con Él podemos toparnos por todas

partes: ―16 Él dispone de fuerza y eficacia,/ suyos son el engañado y el que engaña;/ 17 hace ir descalzos a los

consejeros,/ hace enloquecer a los magistrados;/ 18 deja a los reyes sin insignias,/ les ata una soga a la cintura;/ 19 hace ir descalzos a los sacerdotes,/ arruina a los que están bien situados‖.

También se sitúa en medio de las generaciones y no se deja atrapar por ellas no por sus tradiciones o

ideologías, pues siempre va hacia adelante. La percepción de su frescura es nítida y consecuente, dado que su

justicia deberá imponerse siempre: ―20 retira la palabra a los confidentes,/ deja sin discreción a los ancianos;/ 21 llena de desprecio a los señores,/ afloja el cinturón de los robustos./ 22 Revela la hondura de las tinieblas,/ saca

a la luz las densas sombras‖.

Y nunca deja de actuar soberanamente, aun cuando en los diversos niveles de su actuación su gracia y su

rectitud no pueden ocultarse: ―23 levanta pueblos y los destruye,/ ensancha naciones y las destierra;/ 24 priva de su

talento a los jefes,/ los guía por desiertos intransitables,/ 25 por donde caminan a tientas y a oscuras,/ tropezando

lo mismo que borrachos‖.

Una percepción similar a la de Gabriel Zaid: Desfiladero La majestad de ser abre el vuelo en tus alas, Altiva luz del mundo, alta gloria cimera. Abres, porque te place, el mediodía. ¡Infausta hora la que dejes olvidada! Pues tú, Dios displicente, no estás hecho para el hombre. Igual cierras el mundo que dejas ver tu hermosura. Has enviado el soslayo, calamidad universal que nos impide ser ¡y todavía te escondes! Vuelas a tu albedrío, no hay quien te tenga en un puño. ¿Nos vas llamando, acaso, para mejor estrellarnos? Guárdame Dios de ti, que yo de mis quimeras. Agua mansa, buen Dios en jaula, ¡mal te conoce quien te compra!

Page 37: Sermones 2014

37

2. CON UNA ENTREGA FIEL

Por su causa soporto todas estás penalidades. Pero no me avergüenzo; sé en quién he puesto mi confianza y estoy seguro de que tiene poder para proteger hasta el día del juicio la enseñanza que me ha confiado.

II TIMOTEO 1.12, La Palabra (Hispanoamérica)

l volver a recurrir a las cartas pastorales, salta a la vista la manera en que la II Timoteo insiste en el tema de

la entrega fiel a Jesucristo. El lenguaje sobre la entrega al Señor remite inevitablemente a la mística, puesto

que la decisión espiritual y existencial de responder a la previa entrega de su parte con un acto similar conduce a

una experiencia de comunión que rebasa las fórmulas establecidas. Casi podría decirse que la lectura mística es

la lectura ―obligada‖ de II Tim 1.6-13, dado que allí se advierte hasta dónde puede llegar el compromiso con la fe

entendido como ―entrega fiel‖ a la causa de Jesucristo. El texto comienza con un imperativo: ―haz memoria‖. Una expresión similar (reforzada) se repetirá en 2,14. Estos imperativos de ―hacer memoria, recordar‖ no tienen por objeto que ―Timoteo‖ recuerde él estas cosas, sino que constituyen el núcleo fuerte de contenidos de la enseñanza y proclamación en la que se debe esforzar. Este evangelio (la alusión a 1,10-11 es clara) tiene un contenido: es la referencia a Jesús, el Cristo. La tradición a la que ha de ser fiel ―Timoteo‖ no es una tradición por si, ni siquiera la tradición paulina, sino el mensaje que lo vincula con la resurrección de Cristo.53

Las primeras palabras insisten en la gratuidad del don recibido inesperadamente por parte de Dios y en la

necesidad de tenerlo siempre presente: ―Por eso, te recuerdo el deber de reavivar el don que Dios te otorgó

cuando impuse mis manos sobre ti‖ (v. 6). La presencia del apóstol como mediador humano de esa gracia divina

otorgada tampoco puede quedar de lado y expresa la calidad del discipulado practicado por ambos, como ―padre‖

o guía espiritual y como seguidor constante que pudo llegar hasta lo que hoy conocemos como ―ordenación‖.

¿Cuándo Pablo consideró que Timoteo podía ser ordenado? No lo sabemos, sólo se aprecia que éste debía

valorar permanentemente lo recibido.

La capacidad entregada por Dios a este creyente lo capacita para superar con ―fortaleza, amor y dominio

de nosotros mismos‖ (v. 7) los riesgos que seguramente debía enfrentar al cumplir las obligaciones de su

―ministerio‖. Por ello, Timoteo no debía avergonzarse ―de dar la cara por nuestro Señor y por mí, su prisionero‖,

dado que, ―al contrario, sostenido por la fuerza de Dios‖ debía sufrir juntamente con él ―por la propagación del

mensaje evangélico‖ (v. 8). El grado del compromiso adquirido debía alcanzar alturas no estoicas o de

disposición al sufrimiento, sino más bien, de genuina comprensión de los alcances de la tarea que debía

emprenderse en medio de los avatares y la oposición del mundo.

La referencia a Dios mismo, ―quien nos ha salvado‖ y quien demanda ―una vida consagrada a él‖ denuncia

la inutilidad de las obras humanas y sitúa el llamado de Dios en las esferas eternas e inconmensurables: ―antes

de que el tiempo existiera‖ (v. 9). Esa es la raíz de la mística: la posibilidad de asociarse, comprometerse o

incluso ―casarse‖ con el Dios eterno e inaccesible que se hace presente y profundamente cercano. Este Dios ha

venido en cristo en busca de una fidelidad a toda prueba que supere las resistencias del mundo y demuestre que

el amor divino en efecto supera cualquier cálculo o egoísmo barato anclado en la superficie de las relaciones.

Ante Él, en este sentido, no puede haber banalidad sino una persistente seriedad en el trato, como en el

matrimonio bien asumido.

Esa vía de acercamiento y compromiso con Dios ha sido bien señalada por autores tan diversos como

Rabindranath Tagore y Ernesto Cardenal. El primero, en unas palabras ejemplares:

53 Néstor Míguez, ―Se trata de fidelidad. Estudio de 2 Timoteo 2.9-15‖, en RIBLA, núm. 50, www.claiweb.org/ribla/ribla50/se%20trata%20de%20fidelidad.html.

A

Page 38: Sermones 2014

38

Tú estás aquí Abandonaría estos cantos y salmodias y recitaciones de rosario. ¿A quién rindo culto en este oscuro rincón del templo con todas las puertas cerradas? Abro los ojos y veo que Tú, Dios mío, no estás delante de mí.

Tú estás allí donde el labrador labra la dura tierra y donde el peón caminero rompe las piedras. Tú estás con ellos bajo el sol y bajo la lluvia, y tu vestido está cubierto de polvo. Me quito el manto sagrado y, como Tú, bajo hasta la tierra polvorienta.

¿Liberación? ¿Dónde se encuentra la liberación? Tú mismo has cargado gozosamente con los lazos de la creación; estás atado a todos nosotros para siempre.

Salgo de la meditación y dejo a un lado flores e incienso. ¡Qué importa si mi vestido se rompe y ensucia! Es en el duro trabajo y en el sudor de mi frente donde te encuentro y puedo estar a tu lado. (Gitánjali, 11)54

Y Cardenal, por su parte:

La juventud es la edad de entregarse a Dios, porque es la edad de las ilusiones y del amor —del amor del hombre a la mujer, y de la primavera y del Cantar de los Cantares—, y la entrega a Dios es una entrega de amor. Y mientras más sueños tengas tú y más ilusiones (―una sed de ilusiones infinita‖) y más amor a lo que dejas, es mayor el don que das y es mayor lo que recibes y el amor mutuo es mayor. Si uno estuviera desengañado de la vida, ¿qué vida va a dar? Dios pide la juventud y el ardor y la pasión y los sueños. Pide lo que te pide el matrimonio, porque su amor es matrimonio.55

Porque ese regalo de Dios ha de compartirse en una entrega intensa y duradera también a los demás,

como lo hacen las madres y los buenos maestros. Ese don forma parte de un mensaje capaz de destruir la

muerte y hacer brillar ―la luz de la vida y de la inmortalidad‖ (v. 10). Al ser ―pregonero, apóstol y maestro‖ de ese

mensaje (v. 11) el maestro de fe subraya que es la razón por la que soporta ―todas estas penalidades‖ sin

avergonzarse tampoco debido a la confianza absoluta que tiene en el Señor (a quien no menciona por su nombre

en el v. 12: ―sé en quién…‖), y Él, con toda certeza culminará finalmente la obra fiel de enseñanza emprendida

gracias a su poder. Su trabajo, así, superaría las barreras espaciales y temporales y adquiriría una resonancia

que llega hasta nuestros días.

La entrega fiel no depende de una absoluta creencia doctrinal, aunque sea sumamente relevante porque

es eminente cristocéntrica (v. 13: ―Toma como norma la auténtica enseñanza que me oíste acerca de la fe y el

amor que tienen su fundamento en Cristo Jesús‖). La fidelidad es resultado, finalmente, de la obra ―del Espíritu

Santo que habita en nosotros‖ (v. 14), la única garantía de que esa ―hermosa enseñanza‖ confiada produzca sus

frutos de fidelidad y entrega irrestrictas.

54 http://almabetania.org/poesia/tagore/docs/Tagore_Gitanjali.pdf. 55 E. Cardenal, Vida en el amor. 3ª ed. Buenos Aires-México, Carlos Lohlé, 1977, p. 103.

Page 39: Sermones 2014

39

3. CON UNA DISPOSICIÓN A TODA PRUEBA

—¿Qué les parece? Una vez, un hombre tenía dos hijos le dijo a uno de ellos: ―Hijo, hoy tienes que ir a trabajar a la viña‖. El hijo contestó: ―No quiero ir‖. Pero más tarde cambió de idea y fue. Lo mismo le dijo el padre al otro hijo, que le contestó: ―Sí, padre, iré‖. Pero no fue. Díganme, ¿cuál de los dos cumplió el mandato de su padre? Ellos respondieron: —El primero.

MATEO 21.28-31, La Palabra (Hispanoamérica)

na de las cosas que con mayor claridad aparece en los cuatro evangelios es la necesidad de que los

seguidores/as de Jesús sean fieles y constantes. Ciertamente, el propio Señor no se hacía muchas

esperanzas al respecto porque sabía que la prueba de fuego para cada uno de los discípulos sería la transición

de su muerte y resurrección a la responsabilidad de ejercer su apostolado particular. De ahí que en diversas

ocasiones se dirigió a ellos para subrayar el hecho de que el seguimiento demandaba una disposición a toda

prueba con todo y la comprensión de la posibilidad de que la respuesta inicial al llamado suyo fuera negativa,

incompleta o insuficiente.

Cuando el Señor llama a seguirlo podría decirse que se entra en un espacio de indefinición o de duda

sobre el porvenir de esa nueva relación con Dios. A cada paso, el discípulo potencial enfrenta vicisitudes que

tienen que ver en primer lugar con sus prioridades personales, luego con las prioridades u obligaciones

impuestas y, finalmente, con los alcances de ambos tipos de prioridades en el desarrollo de su vida. El contexto

de Mt 21.28-32 ciertamente es complejo, puesto que se trata de apenas unos pocos versículos en los que Jesús

polemiza con sus adversarios acerca de la obediencia a la voluntad divina. El discipulado nuevo que él anunciaba

se veía confrontado con la sumisión irrestricta a la ley y el énfasis profético, renovador, con que presentó la

venida inminente del Reino de Dios a la vida de los integrantes del pueblo de Dios.

Como parte de la historia de la pasión, camino de Jerusalén, resulta interesante que Jesús plantea este

dilema sobre la obediencia ante los dirigentes que están cuestionando su papel o función dentro del espectro

religioso de su tiempo. Los dirigentes religiosos que supieron de Jesús y escucharon acerca de su mensaje

también eran destinatarios del mismo, pero los separaba de él la enorme responsabilidad, mal asumida, de

ejercer una autoridad moral, política y espiritual que tenía resultados y efectos dudosos. Esa es la razón por la

que en el nivel más alto de la escala religiosa Jesús logró únicamente un par de seguidores, que con reservas

explicables no se manifestaron a su favor aunque simpatizaron con su causa. La autoridad de Jesús, moral y

profética, enfrentó directamente la estructura de poder que movilizaba a algunos y paralizaba a otros para

responder a su llamado. Las tres parábolas de Mt 21.28-22.14 muestran ese conflicto.

Por ello, la simplicidad de la historia expuesta por Jesús (que sólo aparece en Mt) resume con claridad

qué tipo de respuesta se puede dar al mensaje y qué consecuencias prácticas puede tener dicha respuesta para

la vida cotidiana. Al situar en el espacio de la cotidianidad la voz de Dios como padre para encomendar una tarea

específica a sus hijos, el Señor coloca el llamado al discipulado en una nueva situación que ya no se realizará en

el ámbito ritual o ―religioso‖ sino en el terreno de todos los días, en el horizonte del mundo donde cada quien se

mueve. El primer hijo abiertamente no quiso ir (lo cual recuerda la actitud de un profeta como Jonás) al trabajo

encargado. El segundo es incluso más cortés con su padre, pero finalmente decide no obedecer. La disposición

permanente para obedecer y seguir los caminos del Señor sólo puede proceder de un auténtico compromiso que

deslinde a la persona de las demás prioridades que flotan en el ambiente.

El primer hijo, que experimenta remordimiento (metamelētheis), no arrepentimiento (metanóia). El

remordimiento machaca en el pensamiento y hace sentir mal a la persona, le altera su normalidad psicológica y

espiritual. Pero el pasaje no insiste tan claramente en esa distinción, porque de cualquier manera a la persona

aludida le resultó positiva esa experiencia para reconsiderar su respuesta y así recapacitar y obedecer. Sin ánimo

U

Page 40: Sermones 2014

40

de colocarlo en un lugar de superioridad sobre su hermano, el pasaje expone dos tipos de respuestas muy claras:

se puede tener la certeza de no desear actuar y nadie podrá modificar esa actitud, pero abrir la posibilidad de

responder afirmativamente existe como algo real que puede modificar el curso de las cosas.

El comentario de la parábola coloca a las personas menos pensadas como aquellas que, habiendo

recapacitado sobre las características negativas de su vida, pueden dar una respuesta positiva al llamado y llegar

a ser, eventualmente, buenos discípulos/as de Jesús, persistentes y confiables. La disposición que él espera,

entonces, es una actitud de respuesta que se va gestando en el interior de las personas por la obra del mismo

Dios a través de su Espíritu. Al final, Jesús reprocha que la actitud de sus adversarios no llegó al nivel del primer

hijo, de experimentar remordimiento para actuar positivamente ante su llamado.

Page 41: Sermones 2014

41

LA DOCTRINA DE LA PERSEVERANCIA DE LOS SANTOS: UNA RELECTURA Junio, 2014 1. EN EL ORDEN DE LA SALVACIÓN

Pero si esperamos algo que no vemos, es que aguardamos con perseverancia (jupomonēs). […] Porque a quienes Dios conoció de antemano (proégno), los destinó también desde el principio (proórisen) a reproducir la imagen de su Hijo, que había de ser el primogénito entre muchos hermanos. Y a quienes Dios destinó desde un principio (proórisen), también los llamó (ekálesen); a quienes llamó, los restableció en su amistad (edikaíosen); y a quienes restableció en su amistad, los hizo partícipes de su gloria (edóxasen).

ROMANOS 8.25, 29-30, La Palabra (Hispanoamérica)

l llamado ―orden de la salvación‖ (ordo salutis) es una construcción humana basada en algunas evidencias

bíblicas como la que aparece en Romanos 8.29-30 donde el apóstol Pablo intentó trazar un orden

aproximado, dentro del designio divino, para aplicar su obra de salvación a la humanidad. Allí se delinean, como

resultado de un profundo proceso de reflexión y meditación espiritual, las acciones divinas encaminadas a

conducir a los seres humanos en la comprensión de las realidades salvíficas que permitan apreciar, en el

contexto de una obra teológica de gran envergadura, las dimensiones de la obra divina realizada por Jesucristo:

a) conocimiento previo;

b) predestinación (dos veces);

c) llamamiento;

d) justificación; y

e) glorificación.

Existe un amplio trasfondo bíblico (Mt 24.24; Jn 5.24; 6.37, 39, 40, 44, 47, 51, 54, 56, 58; Ro 5.9-10; Fil

1.6; I P 5.6-10; Judas 24; etcétera) para esta doctrina que algunos prefieren denominar de la preservación, la

seguridad eterna o, resumido en una frase, ―salvo una vez, siempre salvo‖. O mejor: la perseverancia de Dios con

los santos. Una definición breve, siguiendo postulados paulinos, podría ser: ―…a quien Dios regenera

seguramente no permitirá que caiga de nuevo en la perdición sino que permanecerá en el poder de Dios hasta su

salvación eventual‖.56

La doctrina de la perseverancia de los santos forma parte del paquete de los famosos ―cinco puntos

calvinistas‖ establecidos por el sínodo internacional de iglesias reformadas reunido en la ciudad de Dordrecht,

Holanda (cerca de Rotterdam), a fines de diciembre de 1618 y principios de 1619 para debatir algunos problemas

doctrinales derivados de la controversia entre algunos grupos religiosos de ese país sobre la predestinación. Los

puntos en cuestión (el famoso TULIP, por sus siglas en inglés), con el típico sabor paulino, son los siguientes:

1. Depravación total del ser humano

2. Elección incondicional

3. Expiación limitada

4. Gracia irresistible

5. Perseverancia de los santos

56 Roger Nicole, ―Perseverance of the Saints‖, en Donald McKim, ed., Encyclopedia of the Reformed Faith. Louisville, Westminster John Knox Press, 1992, p. 275.

E

Page 42: Sermones 2014

42

Como se ve, la última parte de los llamados Cánones de Dort (por la abreviatura del nombre de la ciudad)

o Reglas de doctrina de Dordrecht aborda la perseverancia de los santos para responder al debate surgido entre

quienes subrayaron fuertemente la participación del ser humano en la obtención de la salvación (Jacobo Arminio

y sus seguidores) y afirmar con claridad la perspectiva reformada al respecto tomando en consideración las

circunstancias humanas y materiales que deben enfrentar los/as creyentes en su paso por el mundo, de modo

que se pueda afirmar la manera en que Dios es quien proporciona la certeza de la fidelidad y la perseverancia en

la fe hasta alcanzar las firmes promesas de redención:

I. A los que Dios llama, conforme a Su propósito, a la comunión de Su Hijo, nuestro Señor Jesucristo, y regenera por el Espíritu Santo, a éstos les salva ciertamente del dominio y de la esclavitud del pecado, pero no les libra en esta vida totalmente de la carne y del cuerpo del pecado.

La perspectiva de experimentar la fe en medio de los vaivenes del mundo y de la historia se sitúa como un

desafío permanente. II. De esto hablan los cotidianos pecados de la flaqueza, y el que las mejores obras de los santos también adolezcan de defectos. Lo cual les da motivo constante de humillarse ante Dios, de buscar su refugio en el Cristo crucificado, de matar progresivamente la carne por Espíritu de oración y los santos ejercicios de piedad, y de desear la meta de la perfección, hasta que, librados de este cuerpo de muerte, reinen con el Cordero de Dios en los cielos.

La respuesta humana a la salvación debe conducirse por los caminos de la piedad, la rectitud y la

constancia para ejercitar continuamente los beneficios de la salvación hasta que llegue la consumación plena. III. A causa de estos restos de pecado que moran en el hombre, y también con motivo de las tentaciones del mundo y de Satanás, los convertidos no podrían perseverar firmemente en esa gracia, si fuesen abandonados a sus propias fuerzas. Pero fiel es Dios que misericordiosamente los confirma en la gracia que, una vez, les fue dada, y los guarda poderosamente hasta el fin.57

Las fuerzas para perseverar vienen únicamente de Dios, en cuya gracia hay que depositar toda la

confianza para sobrevivir y obtener plenamente lo prometido por Él.

57 Los Cánones de Dort o Reglas doctrinales de Dordrecht [1619]. Rijswijk, Holanda, Fundación Editorial de Literatura Reformada, p. 51.

Page 43: Sermones 2014

43

2. EL ESPÍRITU PROPICIA Y CONDUCE LA PERSEVERANCIA

Y también ustedes, los que han escuchado el mensaje de la verdad, la buena noticia de salvación, al creer en Cristo han sido sellados con el Espíritu Santo prometido, que es garantía de nuestra herencia, en orden a la liberación del pueblo adquirido por Dios, para convertirse en himno de alabanza a su gloria.

EFESIOS 1.13-14, La Palabra (Hispanoamérica)

n un nuevo acercamiento a lo que la doctrina denomina el ―orden de salvación‖, Efesios abre con una

celebración y una serie de afirmaciones sobre la forma en que Dios ha actuado para redimir a los

integrantes de su pueblo. No hay que olvidar que el orden de la salvación ―…describe el proceso por medio del

cual la obra de salvación, producida en Cristo, se cumple en forma subjetiva en los corazones y vidas de los

pecadores. La expresión ordo salutis aspira a describir en su orden lógico, y también en sus interrelaciones, los

varios movimientos del Espíritu Santo en la aplicación de la obra de redención. El énfasis no se pone en lo que el

hombre hace al apropiarse la grada de Dios, sino en lo que Dios hace al aplicar esa obra‖.58 El texto indaga en

los pasos o etapas que ha seguido Dios en su esfuerzo para aplicar la salvación:

a) ―Él nos ha elegido en la persona de Cristo/ antes de crear el mundo‖ (v. 4): elección intemporal b) ―nos ha destinado de antemano/ y por pura iniciativa de su benevolencia‖ (v. 5): predestinación c) ―a ser adoptados como hijos suyos/ mediante Jesucristo‖: adopción en Jesucristo

Ciertamente, aquí el proceso está reducido a solamente tres aspectos que las cartas paulinas desarrollan

más ampliamente en otros lugares, pero ello no resta mérito para que el autor coloque estas realidades en una

perspectiva litúrgica, pues lo realizado por Dios lo conduce a alabar intensamente (v. 6b). La muerte de Jesús,

agrega (v. 7) tiene resultados liberadores y perdonadores, lo que conduce a maravillarse ante el ―derroche de

gracia‖ (v. 8) que se ha manifestado en el hecho de otorgar sabiduría e inteligencia (―teología‖) para comprender

semejante proceder divino, pues se le permite a los creyentes ―conocer sus designios más secretos‖ (v. 9a), los

que, por medio de Cristo conducen a la historia a su punto culminante y conseguir que ―todas las cosas,/ las del

cielo y las de la tierra,/ recuperen en Cristo su unidad‖ (v. 10b). El autor del texto visualiza de manera completa la

plenitud de la acción redentora de Dios. ¡Los seguidores de Jesús son capaces de comprender el kairós de Dios!,

es decir, la manera en que éste se comporta en términos salvíficos. Mariano Ávila comenta que el texto habla de

cómo Dios ―administra su economía salvífica en la plenitud [madurez] de los tiempos‖59 y ahora ha querido

compartir esa inmensa realidad con quienes siguen a su Hijo en el mundo.

Cristo comparte la herencia con su nuevo pueblo (v. 11a), el que ha sido predestinado ―según el designio

soberano de Dios‖, en quien nadie puede influir en modo alguno. Quienes ponen su esperanza en el Mesías se

transforman, como se dijo líneas arriba, ―en himno/ de alabanza a su gloria‖ (v. 12b), o en el poema divino, como

sugiere Ávila. Los continuadores en la creencia, quienes han ―escuchado el mensaje de la verdad‖, la buena

noticia de salvación, reciben también ―el Espíritu Santo prometido‖ (v. 13), tal como sucedió en el ―Pentecostés de

los gentiles‖ de Hechos 10.44-48. El sello que representa esa venida a sus vidas (13b) es la garantía de la

58 L. Berkhof, Teología sistemática. Grand Rapids, TELL; 1977, p. 517. 59 M.Ávila, Carta a los efesios. Miami, Sociedades Bíblicas Unidas, 2008, pp. 45-46.

E

Page 44: Sermones 2014

44

herencia liberadora, y la certeza de que perseverarán en la fe recibida y convertirse, como se subraya por tercera

vez en el pasaje, ―en himno/ de alabanza a su gloria‖ por ser un ―pueblo adquirido por Dios‖ (v. 14).

Ávila resume muy bien la metáfora utilizada:

Arras es un término comercial al que se refiere un enganche, un depósito, un pago inicial y en ese sentido es un adelanto que garantiza el pago del resto de la deuda. Por ello es como una promesa y garantía del pago total. Es un compromiso que representa la obligación del deudor a pagar la totalidad (véase 2 Co 1.22; 5.5). El Espíritu Santo es el pago inicial que Dios nos ha dado como garantía de que recibiremos todo lo que Dios nos ha prometido: “nuestra herencia”.60

Este lenguaje de origen económico y comercial le sirve al apóstol para colocar en la mente y el corazón de

sus lectores/as la importancia del esfuerzo redentor de Dios que, no satisfecho con entregar la vida de su Hijo

Jesucristo, también proporciona los demás recursos para garantizar la continuidad y perseverancia de quienes

han de participar y experimentar de los beneficios de la salvación. Perseverar en la fe es el resultado de la

conducción del Espíritu en medio de los avatares del mundo, pues su presencia asegura que la obra salvífica

llegará a su plenitud en todos los niveles, desde el humano hasta el cósmico.

60 Ibid., p. 43. Énfasis agregado.

Page 45: Sermones 2014

45

3. EL SEÑOR GUARDA A LOS SUYOS: BASE DE LA PERSEVERANCIA

Mientras estaba con ellos en el mundo, yo mismo cuidaba con tu poder a los que me confiaste. Los guardé de tal manera, que ninguno de ellos se ha perdido, fuera del que tenía que perderse en cumplimiento de la Escritura.

JUAN 17.12, La Palabra (Hispanoamérica)

n la que es uno de los ejemplos mayúsculos de la manera en que Jesús de Nazaret practicó el arte de la

oración, Juan 17, aparece un testimonio sólido e irrefutable de la base en que se fundamenta la

perseverancia de los creyentes: la fidelidad divina a su proyecto de salvación y el esfuerzo del propio Señor para

salvaguardar permanentemente a quienes se han integrado a ese proyecto en el horizonte del Reino de Dios.

Juan 17, como conclusión del llamado ―Libro de la comunidad‖ (cap. 13-17) muestra a Jesús dirigiéndose

solemnemente al cielo para clamar por su propia glorificación y porque él mismo glorifique a Dios. El

conocimiento de la vida eterna que ha transmitido en el mundo es ya una realidad plenamente reconocible y es el

camino de salvación (vv. 1-3). El esfuerzo hecho por él, la obra en sí de la manifestación del amor de Dios

encarnado, ha tenido fruto (v. 4) y ahora Jesús espera y solicita la honra de esa gloria que compartió con Dios

―antes de que el mundo existiera‖ (v. 5). Jesús ha dado a conocer al Padre a la nueva comunidad, ―a quienes me

confiaste sacándolos del mundo‖ (v. 6a). Ya eran propiedad de Dios (v. 6b, ¿predestinación?) y ahora ―han

obedecido tu mensaje‖ y ―comprendido que todo lo que me confiaste es tuyo‖ (v. 7b). Al haber entregado la

enseñanza recibida los integrantes de la comunidad tienen ―absoluta certeza‖ de que Jesús ha venido de Dios y

de que Él lo ha enviado (v. 8).

La caracterización de los seguidores de Jesús es admirable: ―El Padre ha entregado a Jesús el grupo de

los que responden a la llamada de la vida, en el presente y en el futuro (6.37-40; 17.6-8, 20). Son aquellos para

quienes la vida es luz (1.4) y que se dejan iluminar por ella (1.9); los que escuchan y aprenden del Padre (6.45) y

ansían alcanzar la plenitud contenida en el proyecto divino (1.1c). Jesús ha de cumplir su anhelo dándoles la

victoria definitiva‖.61

La oración adquiere, a partir del v. 9, un tono entrañable, luego del énfasis ―informativo‖ que resume todo

lo hecho por el Señor hasta ese momento. Las palabras medidas, frase por frase, manifiestan la preocupación y

la inmensa responsabilidad de Jesús, asumida por la comunidad del discípulo amado para atender el cuidado

espiritual de cada integrante y su presencia en el mundo. Al llegar la manifestación plena de la gloria del Señor, él

ha cumplido su misión y está a punto de transferirla a los discípulos: ―Yo te ruego por ellos. No te ruego por los

del mundo, sino por los que tú me confiaste, ya que son tuyos‖ (v. 9). ―Al asumir esa postura de discípulo de

Cristo, la persona, inserta en el mundo, no vive más según los criterios de ese mundo sino según el espíritu de

ese nuevo mundo surgido de un nuevo proyecto, cuya gloria ya se reveló en Jesús de Nazareth. Es

exclusivamente por esos discípulos que Jesús ora (Jn. 17.9), pues sabe muy bien cuánto deberán de enfrentar y

sufrir para permanecer firmes y producir los frutos esperados por el Padre‖.62

Ellos/as serán ya portadores de la gloria de Jesús en el mundo: ―Todo lo mío es tuyo y todo lo tuyo es mío,

y en ellos resplandece mi gloria‖ (v. 10). Y al estar en el mundo requerirán de la protección irrestricta del Padre

para vivir en unidad, como ellos en la economía divina, al interior de la Trinidad (v. 11). El discipulado pre-pascual

fue intenso y seguro por la conducción personal del Señor: ―Mientras estaba con ellos en el mundo, yo mismo

cuidaba con tu poder a los que me confiaste‖ (v. 12a). Al estar físicamente con ellos, su cuidado fui directo,

personal, nadie se perdería, excepto el que tenía que perderse según las Escrituras (v. 12b). Mientras él regresa

61 J. Mateos y J. Barreto, El evangelio de Juan. Análisis lingüístico y comentario exegético. Madrid, Cristiandad, 1971, p. 714. 62 Francisco Rubeaux, ―El Libro de la Comunidad (Juan 13-17)‖, en RIBLA, www.claiweb.org/ribla/ribla17/5%20Rubeaux.htm.

E

Page 46: Sermones 2014

46

a la compañía del Padre (como parte de una ―cristología alta‖, manejada todo el tiempo), la presencia de Jesús al

afirmar todo esto tiene como fin que ellos compartan su alegría (v. 13).

La perseverancia de los discípulos se probará en medio de la historia, las crisis y los conflictos. Jesús

garantizará que estará a su lado en la figura del Espíritu y aunque enfrenten el odio del mundo (v. 14)

perseverarán porque no pertenecen al mundo, como tampoco él perteneció al mundo (v. 16). No deberán salir del

mundo (17a) sino que ahí es donde mostrarán que la perseverancia no es obra de sí mismos, y al consagrarse a

Dios por medio de la verdad (v. 17) el envío de que son objeto (18) los hará vencer y estar unidos para mostrar la

efectividad y autenticidad del mensaje y obra de su Señor. Quienes vendrán detrás (20) también reciben la

promesa de la perseverancia garantizada por la presencia del verbo, nuevamente, al lado del Padre. La unidad

Padre-Hijo garantiza la unidad de la Iglesia (21) y si ellos/as logran vivir unidos históricamente en el mundo,

mediante un gran esfuerzo comunitario, el mundo podrá creer en el Evangelio (21). Unidad, misión y

perseverancia forman un gran conjunto de fe para los ojos del mundo. ―Puede decirse que si el Prólogo formula la

realización del proyecto divino en Jesús, por la comunicación de la gloria-amor leal, en esta oración expone

Jesús la fundación de la comunidad por la comunicación de la misma gloria. El proyecto divino, realizado en

Jesús, ha de ser realizado en los suyos‖.63

63 J. Mateos y J. Barreto, op. cit., p. 736.

Page 47: Sermones 2014

47

4. LOS SANTOS/AS PERSEVERAN EN LA HISTORIA

Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo. MATEO 24.13, RVR 1960

Estamos, pues, rodeados de una ingente muchedumbre de testigos. Así que desembaracémonos de todo impedimento, liberémonos del pecado que nos cerca y participemos con perseverancia en la carrera que se nos brinda.

HEBREOS 12.1, La Palabra (Hispanoamérica)

entro del ―orden de salvación‖ la perseverancia es una realidad presente que apunta hacia el futuro

permanente de Dios puesto que mantenerse en la ―primera línea‖ de la fe es algo que se espera de todo

discípulo/a de Jesús. Cuando él habló de las calamidades y desastres que preludiarán su segunda venida,

incorporó unas palabras sumamente esperanzadoras: ―Pero el que persevere (júpomeinas) hasta el fin, será

salvo‖, es decir, que quien soporte verdaderamente los conflictos, las pruebas, las contradicciones, no con un

falso estoicismo o con una actitud martirial autocomplaciente, alcanzará la plenitud de la salvación. Ciertamente,

el horizonte de estas palabras de Jesús tiene un tono apocalíptico, de advertencia, pero precisamente él

consideró necesario alcanzar un genuino discernimiento de la fe para poder situarse no solamente en el rigor de

la obediencia sino en el de la madurez espiritual, ideológica y cultural que le permita al creyente sobrellevar todas

las mareas y vicisitudes para salir adelante en su lucha personal para mantenerse fiel al Evangelio del Reino de

Dios.

La perseverancia, se subraya en una lectura entre líneas de este pasaje tan impactante, se da dentro de

la historia, justamente frente a aquellas circunstancias que complican la realidad y la práctica de la fe, porque la

cadena de situaciones negativas posibles es notable: ―En aquellos días a ustedes los maltratarán y matarán.

Todo el mundo los odiará por causa de mí. Serán días en que la fe de muchos correrá peligro, mientras otros se

traicionarán y se odiarán mutuamente. Aparecerán por todas partes falsos profetas, que engañarán a muchos. La

maldad reinante será tanta que el amor de mucha gente se enfriará‖ (Mt 24.9-12). Persecución, rechazo, traición,

falsos mensajes, maldad desatada: Jesús no engaña a sus seguidores con falsas esperanzas de éxito absoluto

en todas sus empresas o proyectos, en la misión cristiana o incluso en la militancia de la fe. El riesgo está latente,

pues la fe puede enfriarse y hasta desaparecer. Las contingencias históricas son eso mismo, situaciones

impredecibles en las que no se puede anticipar totalmente la actitud que se tomará en los momentos críticos. La

fidelidad estará a prueba invariablemente y la historia es el escenario de la misma.

En pleno discurso sobre el fin del mundo, se percibe de nuevo una conmovedora exposición de lo que interesa a los discípulos de Jesús. A pesar de los peligros de fuera y de dentro es posible salvarse. Para conseguirlo sólo se requiere perseverancia y paciente firmeza. Pero quien se mantenga firme hasta el final, éste se salvará. La salvación del individuo es obra de Dios, en él debemos abandonarnos con pura confianza, porque para Dios todo es posible (cf. 19,26). Ya hubo tiempos en la historia de la Iglesia que estuvieron colmados de tal oscuridad e incluso los mejores se sintieron asaltados por la duda. Pero también ellos perseveraron y, a pesar del desamparo en que se hallaban y el fracaso de lo que intentaron hacer, se mantuvieron firmes y no vacilaron.64

Por todo ello, el autor de la carta a los Hebreos se vio en la necesidad de recurrir a la historia para

demostrar cuánta perseverancia necesitaron los antepasados en la fe para imponer su fe por encima de los

avatares y las vacilaciones que les sobrevinieron en circunstancias muy concretas. La ―multitud de testigos‖

atravesó la historia con su fe de por medio y alcanzaron una alta calificación, con todo y que sus decisiones

parecerían cuestionables en algunos casos. No obstante, al convertirse en campeones o modelos de la fe

64 ―Mateo cap. 24‖, en www.mercaba.org/FICHAS/BIBLIA/Mt/24_MATEO.htm.

D

Page 48: Sermones 2014

48

probada históricamente, aparecen ahora como testigos de un gran valor para las generaciones subsecuentes.

Estos testigos de la fe fueron perseverantes, constantes y frecuentemente desafiaron la muerte con tal de salir

adelante en su compromiso con los proyectos divinos. La enumeración de sus pruebas (Heb 11.33-37) es

espeluznante y aleccionadora, puesto que al llegar a extremos heroicos ponen de manifiesto la hondura y calidad

de sus convicciones. Y a pesar de todo, subraya el texto, ―ninguno alcanzó la promesa‖ (v. 39b), por lo que,

quienes vienen más adelante, ya en el conocimiento de la promesa, están llamados a una forma de

perseverancia acompañada de esa promesa cumplida.

Esta es la razón por la cual, la perseverancia de Dios en lo santos, como algunos han creído que debe

enunciarse, es más una realidad en marcha basada en la fidelidad del propio Dios y en la presencia de su

Espíritu, que una doctrina meramente entresacada de los textos bíblicos referidos a ella para colocarla como

colofón obligatorio en la práctica salvífica humana en el mundo. El llamado a practicarla se basa, según Heb

12.1-3, en el ejemplo mismo de Jesús, quien también históricamente superó todas las pruebas enfrentadas y

consiguió el galardón gracias a la obediencia y la fidelidad a los planes de Dios. La línea argumental es clara: se

trata, primero, de quitarse de encima aquellos lastres que puedan impedir la buena carrera (v. 1a), liberarse del

pecado restante que nos acecha (1b), y de ―participar con perseverancia‖, sin desmayar, en la carrera propuesta

(1c), todo ello con la mirada puesta, no en las expectativas de éxito, como si tratase de un triunfo personal, sino

en el propio Jesús, ―origen y plenitud de nuestra fe‖ (2a). Todo ello, en medio de la historia que acechará siempre

al pueblo de Dios.

Page 49: Sermones 2014

49

LA ORACIÓN DE JESÚS, ORACIÓN DEL REINO

Julio de 2014

1. SUPERAR LAS FÓRMULAS ESTABLECIDAS

En aquel mismo momento, el Espíritu Santo llenó de alegría a Jesús, que dijo: —Padre, Señor del cielo y de la tierra, te alabo porque has ocultado todo esto a los sabios y entendidos y se lo has revelado a los sencillos. Sí, Padre, así lo has querido tú.

LUCAS 10.21, La Palabra (Hispanoamérica)

l asunto central que debería destacarse a la hora de abordar la oración de Jesús de Nazaret, situada en el

tiempo y en el espacio de lo que hoy denominamos ―primer siglo de la era cristiana‖, es el horizonte

espiritual y teológico desde el cual surgió: estamos ante un profeta apocalíptico que subrayó en su vida y

mensaje la inminencia, la cercanía, del Reino de Dios ante la cual lo único que permitiría responder a sus

exigencias era el arrepentimiento y el cambio radical de mentalidad. Semejante trasfondo presidió todo lo que

hacía, particularmente los momentos en los que, según los Evangelios, asumió con enorme humildad y

perseverancia la tarea humana de la oración dentro de los marcos de la religiosidad de su pueblo y de su época.

Eso significaba que aprendió desde la infancia las prácticas judías y el lenguaje con que se expresaba la oración,

aunque progresivamente manifestaría la manera en que, precisamente por su horizonte de fe y misión, le

otorgaría a ella un nuevo carácter y propósito hasta tal punto que modificaría profundamente su orientación como

parte de la experiencia espiritual.

Y es que Jesús se situó ante la práctica que conoció de manera sumamente crítica, pues como ha

demostrado Jon Sobrino, su percepción radical de la relación con Dios puso en entredicho diversos excesos y

limitaciones en la manera de orar de sus contemporáneos. Y puso el dedo en la llaga para recomponer la forma y

el fondo con que debe realizarse la oración si es que ha de colocarse en el mismo horizonte suyo, el de la espera

militante de la presencia efectiva del Reino de Dios en el mundo y el impacto de esa crítica llega hasta hoy: ―Hay

que considerar también la desmitificación que Jesús hace de la oración concreta y los peligros, inherentes

históricamente a la oración, que observa y denuncia‖.65 Sobrino enumera cinco vicios en la oración: el primero es

el ―narcisismo espiritual‖, es decir, la negación básica de la razón de ser de la oración. El contraejemplo es la

historia del fariseo y el publicano (Lc 18.9-14), en la que ―Jesús condena la autoafirmación del yo egoísta que

vicia de raíz la oración al negar la alteridad del otro. Para el fariseo, el polo referencial no es Dios, ni el otro

hombre, sino él mismo. Falta el fundamento que haga posible la oración: la auto-comprensión a partir de algo o

alguien que no sea uno mismo‖.66

El segundo vicio es la falta de pobreza ante Dios, Aquí el señalamiento es muy claro: ―Cuando oren no

sean como los hipócritas‖ Mt 6.5), pues ―la oración supone la actitud de pobreza teológica ante Dios, mientras

que aquí es expresión de la propia grandeza; no se es honradamente humilde en un campo donde esto es

indispensable‖. En la oración, la desnudez existencial de la vida humana aflora al máximo al tener que reconocer

la precariedad permanente que la define. El siguiente vicio es la palabrería, la verborrea: ―Y al orar no se pongan

a repetir palabras y palabras...‖, Mateo 6.7)‖: ―Es una crítica al fatigare deos [cansar, agobiar a la divinidad] de los

paganos. Condena el intento de llegar a Dios a través de aquello que es lo menos profundo de la persona. Falta

la confianza radical, presupuesto indispensable de la oración, y hay una sacralización de las fórmulas de oración

65 J. Sobrino, La oración de Jesús y del cristiano. 3ª ed. Bogotá, Paulinas, 1986, p. 19. Cf. J. Sobrino, ―La oración de Jesús y del cristiano‖, en Selecciones de Teología, vol. 18, núm. 71, 1979, www.seleccionesdeteologia.net/selecciones/llib/vol18/71/071_sobrino.pdf. 66 Ibid., p. 20.

E

Page 50: Sermones 2014

50

a las que parece se quiere conceder una autonomía absoluta‖.67 Porque, en la oración ―de lo que se trata es de

encontrar aquello que el Padre ya sabe, y lo que hay que pedir es que se nos vaya revelando esta voluntad‖.

La cuarta limitación es la ―instrumentalización espiritualista alienante‖ ejemplificada con la frase: ―No todo

el que me diga ‗Señor, Señor‘"..., Mt 7.21). ―Esta oración es criticada porque no es expresión de una práctica ni la

acompaña. El texto da una primacía a la práctica, sin la cual no hay material sobre el cual versar una experiencia

cristiana de sentido‖. Finalmente, se ocupó de la ―instrumentalización opresora‖, como cuando los escribas

devoraban los bienes de las viudas ―bajo el pretexto de largas oraciones...‖, Mr 12.40. ―Se ataca una oración que

se ha convertido en mercancía. El presupuesto de la condena es la opresión de las viudas —símbolo bíblico del

desamparado y oprimido— por medio de la oración, […] que es el acceso a Dios. Es la total perversión del

culto…‖.

En contraste, Jesús practicó una oración responsable, respetuosa del misterio de Dios, anclada en una

aceptación reflexiva de la voluntad divina que se le iba manifestando en los procesos que vivió. Jesús criticó la

oración, pero la practicó de manera alternativa y podría decirse que:

Toda la vida de Jesús se realiza en un clima de oración. Su vida pública comienza con la oración en el bautismo, el cual es interpretado como la toma de conciencia de Jesús sobre su misión, sobre aquello que va a totalizar y polarizar su vida. Termina con una oración - la del huerto-, expresada diversamente como oración de angustia y esperanza, pero en definitiva como relación explícita al Padre. Entre uno y otro momento los evangelios están jalonados de innumerables alusiones a la oración de Jesús.68

La oración de acción de gracias de Lucas 10.21 es un modelo de concisión y profundidad ante las

acciones de Dios mediante sus discípulos. Sobrino la explica minuciosamente desde su marco apocalíptico,

primero:

La formulación de esta oración hay que entenderla en el trasfondo apocalíptico de comunicación de la revelación, cuyo contenido es el Reino de Dios. Jesús ha hecho la experiencia de no ser aceptado por los grandes y en este contexto de gracias al Padre porque son los "pequeños" los que han comprendido. Se alegra sencillamente de que el Reino de Dios se realice entre los pequeños. Esta acción de gracias aparece en un contexto dialéctico y polémico. Se ha hecho posible lo que parecía imposible: han comprendido no aquellos que parecían poder comprender —los sabios— sino aquellos que parecían no poder comprender -los pequeños-. Se introduce en la oración el elemento de escándalo que se repite constantemente en los evangelios, y que es imprescindible para acceder al Padre de Jesús, y no a cualquier divinidad.

Además, la persona del Padre es la referencia absoluta de su vida, pensamiento y acción. El perfil del

Padre es nítido y convincente: ―En esta oración, aparece el Padre como el último horizonte de la persona y la

actividad de Jesús. Este horizonte de trascendencia —Padre— no se describe abstractamente, es un Dios parcial

hacia los pequeños, alejado de una divinidad igualmente cercana o lejana a todos los hombres. Es un Dios con

una voluntad determinada que debe buscarse y cumplirse: ‗Sí, Padre, pues tal ha sido tu beneplácito‘‖. Las

acciones de Dios motivan su exaltación de espíritu y su regocijo: ―Ora después de. Su actividad histórica, en

medio del conflicto que la origina, consciente de la división que su misión ha ocasionado. Y, en esta situación, se

dirige al Padre para darle gracias porque algo inesperado y maravilloso se ha realizado. […] No es, por tanto, la

repetición mecánica de fórmulas, sino la expresión de una profunda experiencia de sentido‖.

67 Ibid., p. 21. Cf. P. Veyne, El imperio romano, cit. por Xabier Basurko, Historia de la liturgia. Barcelona, Centre de Pastoral Litúrgica, 2006, p. 24: ―Era usual no dejar tranquilos a los dioses, tratar de cansar a fuerza de oraciones su altanera indiferencia de patronos (fatigare deos)‖. Nota 6: ―La réplica evangélica al fatigare deos se encuentra en Mt 6.7‖. 68 Ibid., p. 27.

Page 51: Sermones 2014

51

2. JESÚS MODIFICÓ LA TRADICIÓN DE SU PUEBLO

En cambio, el recaudador de impuestos, que se mantenía a distancia, ni siquiera se atrevía a levantar la vista del suelo, sino que se golpeaba el pecho y decía: ―¡Oh Dios! Ten compasión de mí, que soy pecador‖. Les digo que este recaudador de impuestos volvió a casa con sus pecados perdonados; el fariseo, en cambio, no. Porque Dios humillará a quien se ensalce a sí mismo; pero ensalzará a quien se humille a sí mismo.

LUCAS 18.13-14, La Palabra (Hispanoamérica)

on muy famosas algunas oraciones judías que destacan por su sexismo (superioridad masculina) y su

etnocentrismo (superioridad judía). No vale la pena citar más que la referida por el Señor Jesús en Lucas

18.9-14, pues, en ese caso, su recomendación parte de una realidad sumamente cuestionable: los motivos

incorporados al contenido de una oración pretendidamente dirigida al Dios que no discrimina a nadie (así sea un

musulmán palestino tachado de ―terrorista‖69 y rechazado por ―voces evangélicas autorizadas‖ postradas ante el

altar del sionismo más irresponsable y ciego) desnaturalizan por completo el sentido de cualquier plegaria.

Como bien ha señalado Jon Sobrino, Jesús, mediante este contra-ejemplo critica profundamente no

solamente el estilo de una oración ligada al fariseísmo (que conoció de primera mano) sino las formas

prejuiciadas interiorizadas en las personas y que en las plegarias afloraban de manera clara para mostrar las

intenciones del corazón de quienes oraban. Jesús lanza su crítica desde una praxis de fe que rompe

diametralmente con esta pseudo-tradición que deformó por completo los propósitos de una oración bien situada

ante Dios y ante los demás seres humanos. Aquí estamos ante un severo caso de demostración de la sencilla

premisa: ―Dime cómo oras y te diré quién eres‖, debido al ―narcisismo espiritual‖ practicado por el fariseo, es

decir, que una oración así niega ―lo que se podría llamar la antropología fundamental de la oración cristiana‖.70

Jesús condena semejante remedo de oración ―porque es [una] autoafirmación del ‗yo‘ egoísta, y por ello está

viciada de raíz‖.

En este tipo de oración, falta la necesaria alteridad para que pueda comenzarse el proceso de la oración. En la oración del fariseo el polo referencial no es Dios sino el mismo hombre que pretende rezar. Y mucho menos lo es el otro hombre a quien se desprecia (v. 9); el fariseo llega incluso a dar gracias por no ser como los demás hombres (v. 11). La oración es aquí un mero mecanismo narcisista y gratificante, es autoengaño, como lo desenmascara Jesús al dirigirse “a algunos que estaban muy convencidos de ser justos y despreciaban a los demás” (v. 9). En resumen, falta aquí el fundamento posibilitante de toda oración, es decir, la alteridad, la auto-comprensión de quien reza a partir de algo o alguien que no es él mismo.71

Jesús recibió el legado de la tradición de su pueblo, lo ejercitó inicialmente y posteriormente se atrevió a

modificarlo para instaurar una nueva manera de dirigirse a Dios. Su horizonte inclusivo fue haciéndose cada vez

más exigente, al grado de que llegó a incorporar a los seres humanos más indeseables de su época: mujeres de

mala fama, funcionarios corruptos, guerrilleros radicales, artesanos ignorantes de la religión, etcétera. Renunció

abiertamente a legitimar oraciones excluyentes, nada dignas de figurar como recurso para acercarse al Dios de

Abraham, Isaac y Jacob, a quien ya no se dirigió de esa manera sino casi únicamente como ―Padre, papá‖, como

enseñaría a orar a sus discípulos. Jesús no sólo fue un teórico de la eucologías (estudio de la oración72), puesto

69 Cf. Emir Sader, ―La soledad de Palestina‖, en Página 12, Buenos Aires, 7 de julio de 2014, www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/subnotas/250421-68754-2014-07-10.html. Cf. J. Saramago, ―El factor Dios‖, en El País, Madrid, 18 de septiembre de 2001, http://elpais.com/diario/2001/09/18/opinion/1000764007_850215.html, y J. Stam, ―¿Tiene Israel un derecho divino sobre el territorio que ocupa?‖, en http://juanstam.com/dnn/Blogs/tabid/110/EntryID/337/Default.aspx. 70 J. Sobrino, La oración de Jesús y del cristiano. 3ª ed. Bogotá, Paulinas, 1986, p. 20. 71 Ibid., pp. 20-21. Énfasis agregado. 72 Cf. ―Eucología‖, en www.mercaba.org/LITURGIA/NDL/E/eucologia.htm.

S

Page 52: Sermones 2014

52

que en acción buscó el rostro de Dios, en toda circunstancia, en momentos dramáticos y solemnes, alegres y

tristes, determinantes y rutinarios. Para él, la oración rebasó siempre los horarios establecidos, las posturas

marcadas por reglamento, las fiestas tradicionales o las urgencias más sensibles. El contexto religioso de la

oración del fariseo era complejo:

Añade, a la exclusión de pecado, méritos especiales derivados del ayuno y de los diezmos. El ayuno era obligatorio solamente una vez al año, el día de la expiación (Lev 16.22s). Él, como los fariseos más celosos, ayunaban dos veces por semana. Y el ayuno suponía sacrificio: no se podía comer ni beber durante el día. Él se consideraba hombre justo que no necesitaba de purificación, pero era miembro de un pueblo pecador y lo ofrecía para expiar los pecados del mismo y evitar la ira de Dios sobre él. Pagaba, además, el diezmo de cuanto compraba. Esta prescrito el pago del diezmo del trigo, del aceite y del vino a los productores de estos frutos. Pero los fariseos, por si éstos no lo habían pagado, ofrecían el diezmo de su compra para tener seguridad de no haber infringido la ley ni siquiera inconscientemente. Pagaban, además, el diezmo de las legumbres y hortalizas. Cristo los acusará de preocuparse de pagar el diezmo hasta de la menta, el aneto y el comino -plantas insignificantes- y descuidar lo que es más importante en la Ley: la justicia, la misericordia y la fe. Esto es lo que hay que practicar, les dice, sin descuidar aquello (Mt 23.23).73

Para contrarrestar estas tendencias tan extendidas, Jesús funda una ―escuela de oración‖ desde una

experiencia de fe que entiende y sabe que Dios está siempre cercano, siempre al lado, y ―escondido‖ también en

la figura del prójimo. Des-sacraliza los momentos y el ambiente de la oración para colocarla en la vida humana de

todos los días y en cualquier boca sincera capaz de afrontar su propia realidad con certeza y autocrítica, tal como

lo hace el recaudador de impuestos. Al guardar una sana distancia con la tradición, Jesús conserva la

intencionalidad básica de la oración (buscar a Dios, pedir perdón, esperar apoyo…), pero le agrega un alto

sentido de la espontaneidad y reconocimiento de la realidad vivida, primer y seguro paso hacia el reencuentro

con el Padre perdonador, que justifica porque ama, y viceversa. Con todo esto, ―Lucas ha llevado a cabo una

derivación de la misma al campo moral: recomendación de la humildad y condena de la soberbia. En realidad, los

fariseos eran orgullosos, consecuencia apenas inevitable de quien confía en sus obras y se siente superior a los

demás. Los publicanos, en cambio, eran humillados y despreciados y las personas que se juzgaban decentes

evitaban el trato con ellos‖.74

73 Gabriel Pérez, ―Parábola del fariseo y el publicano‖, en www.mercaba.org/DJN/F/fariseo_y_publicano_parabola_del.htm. 74 Idem.

Page 53: Sermones 2014

53

ORACIÓN CRISTIANA Y REINO DE DIOS

Agosto de 2014

1. ORAMOS AL DIOS QUE VIENE A ESTABLECER SU REINO EN EL MUNDO

El séptimo ángel tocó la trompeta, y se oyeron en el cielo voces poderosas que proclamaban: —A nuestro Señor y a su Cristo pertenece el dominio del mundo, y lo ejercerá por siempre y para siempre.

APOCALIPSIS 11.15, La Palabra (Hispanoamérica)

n aspecto fundamental de la oración de los cristianos/as se deriva de la petición central de la plegaria que

Jesús enseñó a sus discípulos: ―Venga tu Reino‖, es decir, la realización de los máximos sueños divino-

humanos de paz, bienestar, igualdad y justicia, porque en ella se concentra el horizonte de fe y esperanza que

compartía con sus contemporáneos y que modificó para proyectar en sus seguidores/as a fin de moldear la

mentalidad espiritual y política de la nueva comunidad: ―…ha aparecido la novedad de Dios y ellos mismos se

experimentan como hombres [y mujeres] nuevos‖,75 tal como lo resume el teólogo hispano-salvadoreño Jon

Sobrino.

Al recibir ese modelo de oración como patrimonio y herencia, resulta obligatorio que la masa de creyentes

en Jesús de Nazaret la sitúe y actualice en el horizonte que Jesús la colocó, pero ahora en la confrontación con

nuevas realidades y problemas. Es la ―memoria subversiva de Jesús‖, en palabras de Mortimer Arias, lo que se

expresa al momento de afirmar la venida del Reino anunciado y vivido por él.76 Si los integrantes de las diversas

iglesias repiten esa oración han de hacerlo en el espíritu de quien la pronunció por primera vez en el contexto

múltiple, cambiante y exigente, que se vive a cada paso.

Es en este sentido que Sobrino ha abordado los dos elementos como parte de una misma realidad: la

oración de Jesús y del cristiano en el mismo nivel de compromiso con la acción directa de Dios en medio de la

historia humana. Al referirse a Jesús, afirma: ―La oración de Jesús es la expresión de ese ‗más‘ que va surgiendo

en su propia historia. Ese ‗más‘ va apareciendo en la búsqueda de la voluntad de Dios, en la alegría de que

llegue el reino, en la aceptación fiel hasta el final de la voluntad de Dios y en la confianza incondicional hacia el

Padre. […] …para Jesús el Padre era el Dios del reino‖.77

Para el cristiano/a, la situación es muy similar: ―La oración de los cristianos es, pues, aun después de la

resurrección, como la de Jesús. […] Es la oración posibilitada por la realidad de ser ‗hijo‘ y en la medida en que

se es hijo‖.78 Llamar abba a Dios es ya un signo de pertenencia al Reino de Dios y de su realización parcial en el

mundo. Cada creyente es un anticipo de la presencia efectiva del Reino cuya venida o manifestación intermitente,

marginal, coyuntural o eventual es siempre conflictiva porque provoca la reacción de las fuerzas contrarias, las

del anti-Reino o las del anticristo como les llaman las cartas de Juan a las mismas.

La oración en el Apocalipsis es un acto de protesta y de denuncia radicales (5.8; 8.3-4), pues muchos de

los/as creyentes se manifiestan ante el Dios de Jesús con el martirio como horizonte inmediato (6.10) en medio

de la negación de su esperanza más profunda que, no obstante, se sigue afirmando a pesar de la persecución y

la muerte de que fueron objeto.79 Elisabeth Schüssler Fiorenza explica dicha denuncia y la coloca en la

perspectiva histórico-escatológica, propia del último libro de la Biblia: ―Las oraciones de los santos son como

75 J. Sobrino, La oración de Jesús y del cristiano. 3ª ed. Bogotá, Ediciones Paulinas, 1986 (Comunidad y misión), pp. 58-59. 76 Cf. M. Arias, Venga tu Reino: la memoria subversiva de Jesús. 77 Ibid., pp. 33, 55. 78 Ibid., pp. 63, 68. 79 Cf. X. Pikaza Ibarrondo, Apocalipsis. Estella, Verbo Divino, 1999 (Guías de lectura del Nuevo Testamento), p. 298: ―La sangre inocente pide a Dios venganza, desde el fondo del altar de la historia (6.10), y su grito será escuchado: Juan sabe que Dios juzgará a los asesinos, en gesto de talión histórico (hará beber sangre a quienes la han derramado: 16.6; 19.2)‖.

U

Page 54: Sermones 2014

54

carbones encendidos sobre los que se depositan los granos de incienso, haciendo que el humo se eleve ante el

trono de Dios. […] las oraciones de los santos encienden y mantienen encendido el fuego del altar, que significa

la cólera y el juicio de Dios. […] también las oraciones de los santos perseguidos exigen justicia y tratan de

provocar el juicio de Dios‖.80 Y agrega:

La simbolización visionaria que ofrece el Apocalipsis de la salvación y el bienestar escatológicos, así como la denuncia de todos los poderes destructivos, han inspirado movimientos quiliásticos [milenaristas] a lo largo de la historia cristiana, en lugar de contribuir al establecimiento del cristianismo. […] Lo han leído como promesa liberadora de las estructuras eclesiásticas opresoras y del dominio destructor de quienes detentan el poder en este mundo. Han defendido siempre que el imperio de Dios significa salvación para este mundo, y no salvación de este mundo o salvación del alma. Los poderes opresores, sean políticos, sociales o religiosos, no pueden coexistir con el imperio y el poder de Dios, un poder generador de vida. El grito del Apocalipsis pidiendo justicia y juicio sólo puede ser entendido plenamente por quienes tienen hambre y sed de justicia.81

Apocalipsis 11.15 es, así, una afirmación rotunda de la manera en que se vislumbra, desde la esperanza

cristiana, la venida definitiva del Reino de Dios para abarcar todas las esferas del mundo y, además, sintoniza

perfectamente con el espíritu de la oración de Jesús, transmitido a sus seguidores/as, que proclama la victoria

definitiva del poder del amor y la justicia sobre las fuerzas opresoras y de muerte propias del anti-Reino. La

victoria escatológica ya consumada se trasladará a los escenarios conflictivos del mundo para hacerse visible en

toda su plenitud. La oración de los/as creyentes se sitúa en ese mismo nivel de crítica, rebeldía, insumisión y

certidumbre:

Sobre un mundo dominado por diversos reyes de la tierra proclama Juan profeta el reino de Dios (Kyrios) y su Cristo, superando la lectura espiritualizante que a veces se ha hecho de Jn 18.38 (―mi reino no es de este mundo‖). Según el Apocalipsis, el reino del Kyrios-Dios y de su Cristo proviene de (o se proclama en) el cielo, pero se realiza en este mundo. Lógicamente, sus seguidores no pueden aceptar la pretensión regia y sacral de Roma. Esta palabra celeste de proclamación del reino de Dios-Cristo es, por lo tanto, una voz de insumisión y rebeldía contra la pretensión total de Roma.82

80 E. Schüssler Fiorenza, Apocalipsis: visión de un mundo justo. Estella, Verbo Divino, 2003 (Ágora, 3), p. 103. 81 Ibid., pp. 181-182. Énfasis agregado. 82 X. Pikaza Ibarrondo, op. cit., p. 136.

Page 55: Sermones 2014

55

2. ORACIÓN Y ESPIRITUALIDAD DEL REINO DE DIOS EN EL PRESENTE

Mientras iban de camino, dijo uno a Jesús: —Estoy dispuesto a seguirte adondequiera que vayas. Jesús le contestó: —Las zorras tienen guaridas y los pájaros nidos, pero el Hijo del hombre ni siquiera tiene dónde recostar la cabeza. A otro le dijo: —Sígueme. A lo que respondió el interpelado: —Señor, permíteme que vaya primero a enterrar a mi padre. Jesús le contestó: —Deja que los muertos entierren a sus muertos. Tú dedícate a anunciar el reino de Dios. Otro le dijo también: —Estoy dispuesto a seguirte, Señor, pero permíteme que primero me despida de los míos. Jesús le contestó: —Nadie que ponga su mano en el arado y mire atrás es apto para el reino de Dios. LUCAS 9.57-62, La Palabra (Hispanoamérica)

na antigua fórmula y resumen de lo acontecido en el desarrollo del Nuevo Testamento establece que ―Jesús

anunció el Reino de Dios y lo que vino fue la Iglesia‖, la cual en su simplicidad describe muy bien la posible

continuidad o discontinuidad del proyecto comunitario que se observa en los documentos posteriores a los cuatro

Evangelios y el núcleo central de la enseñanza de Jesús de Nazaret. Tal vez sea en la obra de Lucas en donde

mejor se aprecia esta transición debido a la evidente continuidad entre el evangelio y el libro de los Hechos de los

apóstoles, pues el movimiento de Jesús, ligado profundamente al anuncio del Reino de Dios hecho por Jesús, se

transformó progresivamente en lo que sería la iglesia, una comunidad que se extendería en diversas regiones del

imperio romano.

En primer lugar, y para los propósitos de delinear el lugar de la oración como parte de una espiritualidad

directamente derivada del Reino de Dios, queda bien clara en Lucas 9.57-62 la relación entre éste y el

seguimiento de Jesús, cuando alguien expresa el deseo de seguirle como clara alusión a un compromiso

personal con Jesús (v. 57), asumido como heraldo e introductor del Reino de Dios en el mundo presente. La

asociación entre la cercanía con él y su mensaje representa la aceptación generalizada de que la enseñanza de

Jesús sobre el digna es digna de consideración al grado de que puede dedicarse la vida entera a ello. Jesús

escucha la solicitud en sintonía con el rechazo de los samaritanos del que ha sido objeto y con lo que concluye

esta larga porción del evangelio. El seguimiento de Jesús en el marco del Reino es una clave interpretativa

fundamental para acentuar el compromiso con lo que Dios está haciendo en el mundo.

La respuesta de Jesús, no obstante (v. 58) sitúa su labor en el marco de un desprendimiento absoluto y

falta de dedicación al yo como parte de un sistema de pensamiento y acción dominante en el momento. Jesús no

lo acepta ni lo rechaza, aunque explica que, a diferencia de los animales salvajes, desprotegidos de por sí, la

existencia humana del Hijo del hombre es ajena al aparente bienestar ofrecido por el mundo imperante. Subraya

su carácter de profeta apocalíptico itinerante, con el peregrinaje como énfasis principal de su labor y servicio. La

afirmación plena de una vida sin confort o garantía de sobrevivencia coloca el compromiso con el Reino en primer

lugar y el dilema, para quien quiera seguirle, de afrontar y sobrevivir a esas condiciones. El seguimiento, base de

la participación en el Reino y de una oración consecuente con él, se fundamenta en una actitud de

cuestionamiento radical de la supuesta seguridad que ofrece el sistema de valores presente, por lo que la nueva

manera de continuar en el mundo ha de funcionar mediante otros fundamentos espirituales, morales y religiosos.

Inmediatamente después es Jesús quien llama a otra persona a seguirle (v. 59), pero ésta responde con

una dilación seria y urgente: enterrar a su padre. Sin imponer una interpretación arbitraria, la respuesta de Jesús

(v. 60): ―Deja que los muertos entierren a sus muertos. Tú dedícate a anunciar el reino de Dios‖ no es solamente

radical sino que enfatiza y contrasta la superioridad de la vida contenida en la vivencia de ese nuevo estado de

cosas y el celo tanatofílico que caracteriza a las tradiciones sociales que, con todo y el valor sentimental que

puedan tener, no alcanzan a satisfacer las demandas del Reino que Dios viene a establecer en el mundo. Lo

mismo sucede cuando otro hombre más le manifiesta el mismo deseo de seguirle (v. 61) y él lo detiene en seco:

―Nadie que ponga su mano en el arado y mire atrás es apto para el reino de Dios‖ (v. 62). La relación con la vida

U

Page 56: Sermones 2014

56

doméstica expresada en algo como la despedida de la familia, que no se le debería negar a nadie, es mostrada

por Jesús como algo que debe superarse efectivamente para lograr la aptitud para participar del reino. En ningún

momento Jesús habla de un sacrificio sino de sanear las relaciones familiares de tal manera que el Reino de Dios

tenga la prioridad siempre. Y no cualquiera está dispuesto/a a colocarlo como urgencia básica de la vida. Este

sabor un tanto pesimista que queda al final de Lc 9 se ve superado con el entusiasmo de Jesús al comienzo del

cap. 10 evidenciado en el envío de 70 mensajeros al servicio del Reino que han asumido el compromiso, la

espiritualidad y los desafíos de promover la presencia de ese nuevo statu quo en medio de una sociedad

profundamente tradicional y acomodaticia.

Lucas presenta a Jesús como un profeta y el mesías en una práctica continua de la oración. En el mismo

cap. 9 aparece apartado de sus discípulos orando (v. 18) momentos antes de preguntarles la opinión de la gente

sobre su persona y ministerio. ―Jesús es, en su ser más íntimo, oración. Todos los actos de su vida son también

actos-oración‖.83 Orar, en el horizonte de la espiritualidad del Reino de Dios es buscar la sintonía ya presente con

las bondades de ese nuevo régimen de vida que Dios ha venido a instaurar y que está en una fuerte

confrontación con las fuerzas malignas, dentro y fuera de la persona humana. Esta búsqueda de sintonía

presente con el futuro de Dios que viene a superar todas las injusticias actuales es lo que ha de caracterizar la

oración de los seguidores/as de Jesús. ―La oración de Jesús es contagiosa (Lc 9.18). […] Ellos [los discípulos]

ven en su oración la clave de su vida‖.84 De modo que la oración cristiana, que forma parte de una espiritualidad

en el marco de la esperanza y la praxis por el Reino de Dios, no puede sino incorporar la orientación de Jesús en

ese sentido. La oración, así, acompaña las acciones de Dios para instaurar su Reino en plenitud en medio de

nuestras necedades, inconstancias, contradicciones, infidelidades y dudas como representantes presentes de su

impacto ya visible, aunque en ocasiones nosotros mismos seamos quienes obstaculizamos los grandes logros

divinos en ese camino.

83 Pedro V. Escobar Illanes, Apuntes para una cristología en tiempos difíciles… México, Universidad Iberoamericana, 1997, p. 99. 84 Ibid., pp. 99-100.

Page 57: Sermones 2014

57

3. ORACIÓN, PROFETISMO Y ACCIÓN POR LA JUSTICIA

Todo árbol sano da buenos frutos, mientras que el árbol enfermo da frutos malos.

MATEO 7.17, La Palabra (Hispanoamérica)

l llamado Sermón del Monte, resumen de las enseñanzas de Jesús de Nazaret, visto como un todo,

contiene muchas afirmaciones sobre la oración y la experiencia espiritual para quienes deseen participar en

la esperanza de la venida del Reino de Dios al mundo. Mucho de lo expuesto ahí constituye una especie de

―manual‖ para la vida presente en la cual la exigencia para experimentar dicha esperanza se complica por

múltiples razones, especialmente por los afanes y preocupaciones de la vida cotidiana, justamente aquellas a las

que se refiere el Señor Jesucristo al momento de transmitir la forma en que ese Reino debe instaurarse como la

principal prioridad para sus seguidores/as.

Como parte de esa espiritualidad del Reino de Dios que enseñó él, la oración, el profetismo y la acción por

la justicia se enlazan en una especie de ―cadena mística‖ en la que, inevitablemente, debe encontrarse inmerso

cada seguidor suyo. En este conjunto ninguno de los elementos sale sobrando porque su modelo de integración

es el propio Señor, quien paralelamente a una vida de oración constante, realizó un trabajo profético intenso y

comprometido, al mismo tiempo que ejerció una sólida acción por la justicia con su ministerio completo. La

mística, la espiritualidad, la piedad y la acción solidaria, así sea mínima, no están nunca peleadas. Pero tal vez se

les ha visto disociadas debido a la tentación por el dualismo que con mucha frecuencia asalta a las comunidades

cristianas.

Muy cerca del final de este gran sermón, en Mateo 7, Jesús se refiere nuevamente a la oración y la

presenta como una búsqueda permanente de que ―Dios abra la puerta‖ (7.7) ante la certeza de que su respuesta

será siempre sensible y atenta, incluso comparando a la actitud divina con la de los padres humanos: ―Pues si

ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre que está en los cielos se las

dará también a quienes se las pidan!‖ (7.11). Inmediatamente después, Jesús utiliza la metáfora de los dos

caminos para referirse a las vías opuestas de la justicia y la injusticia (v.13). La puerta ancha, la de la ―perdición‖,

es el camino de la injusticia, lo contrario a los propósitos renovadores del Reino de Dios para el mundo. ―El Reino

es el objetivo diario de la práctica y enseñanza de la comunidad. El ser riguroso y justo en la atención de la

justicia —dikaiosyne— de la nueva Torá revelada por el Mesías Jesús, hacía parte de la práctica misionera y de

la militancia política de la comunidad‖.85

La oración misma se sitúa como una acción dentro de la dinámica ―Práctica-enseñanza-justicia. Estas tres

realidades se tenían que tocar para que el Reino aconteciese en la vida de la comunidad‖. Orar ya es una forma

de acción contra la injusticia que hay en el mundo. La puerta angosta es el camino de la justicia y de la práctica

permanente de una acción sólidamente dirigida a hacer presente el Reino en el mundo (v. 14), en medio de todas

las formas de oposición que enfrentará. Es un camino de vida, de paz y de armonía que debe insertarse en la

conflictividad material del acontecer cotidiano. El propio sermón se refiere a ello al comienzo al desarrollar una de

las bienaventuranzas relacionadas con la persecución y el rechazo hacia la labor profética: ―Felices ustedes

cuando los insulten y los persigan, y cuando digan falsamente de ustedes toda clase de infamias por ser mis

discípulos. ¡Alégrense y estén contentos, porque en el cielo tienen una gran recompensa! ¡Así también fueron

perseguidos los profetas que vivieron antes que ustedes!‖ (5.11-12). Mt 5.10 es aún más explícito porque se

refiere a la persecución ―por causa de la justicia‖ (por cumplir la voluntad de Dios), que es la causa misma de

Jesús y del Reino de Dios.

85 P. Lockmann, ―Una lectura del Sermón del Monte (Mateo 5-7). El Sermón del Monte en el Evangelio de Mateo‖, en RIBLA, núm. 27, www.claiweb.org/ribla/ribla27/una%20lectura%20del%20semon%20del%20monte.html.

E

Page 58: Sermones 2014

58

Todo aquél/lla que entra por esa puerta afrontará un compromiso que lo deslindará y ayudará a enjuiciar y

desenmascarar a los falsos profetas, verdadero peligro y riesgo de engaño (7.15). La acción por la justicia no

puede realizarse a partir de medias verdades sino de un genuino compromiso con la verdad del Evangelio. Si

como dice el aforismo del v. 17: ―Todo árbol sano da buenos frutos, mientras que el árbol enfermo da frutos

malos‖, sólo se espera que la actitud, la conducta y el pensamiento de quienes asumen esta triple visión de la fe

y la práctica se proyecten en el terreno de la realidad. Los frutos buenos, frutos de justicia, se oponen

radicalmente al dudoso testimonio de quienes, hasta en el nombre mismo del Señor, llevan a cabo acciones

contrarias, en esencia, a la voluntad de Dios.

La oración, el profetismo y la acción por la justicia, finalmente, se entrelazan de tal forma que, al hacerse

visibles en los ámbitos conflictivos de la vida humana, dejan constancia de que el Reino de Dios sigue avanzando

en el mundo para superar las relaciones de injusticia e instaurar un nuevo orden y formas nuevas de existencia

comunitaria.

Page 59: Sermones 2014

59

UNA ORACIÓN PARTICIPATIVA

Septiembre, 2014

1. “ORAR SIN CESAR”: UN LLAMADO A LA CONCIENCIA CRISTIANA

No cesen de orar. Manténganse en constante acción de gracias, porque esto es lo que Dios quiere de ustedes como cristianos.

I TESALONICENSES 5.17-18, La Palabra (Hispanoamérica)

uy cerca del final del primer documento que produjo el cristianismo, la primera epístola a los

Tesalonicenses, completamente situada en el horizonte de la esperanza por la segunda venida de

Jesucristo, propone a los/as creyentes un panorama de vida que bien se puede definir como un ―paquete de ética

provisional‖ ante la eventualidad de que el Señor no venga aún. Luego de una serie de exhortaciones específicas

sobre su pertenencia a la luz (5.5) y la necesidad de ―permanecer despiertos‖ (5.6), se afirma que los/as

cristianos deben vivir sobriamente, ―armados con la coraza de la fe y del amor y con el casco protector de la

esperanza de la salvación‖ (5.8). Estamos, pues, ante una serie de instrucciones que deben caracterizar a

quienes esperan de manera militante la venida definitiva del Señor al mundo. De ahí que las recomendaciones

acerca de quienes desempeñan una tarea específica (―ministerio‖, 5.12-13) se ve seguida de un conjunto de

exhortaciones concretas para desarrollar en la comunidad:

a) corregir a los indisciplinados,

b) animar a los tímidos y sostener a los débiles,

c) tener paciencia con todos (v. 14),

d) no devolver mal por mal y hacer el bien mutuamente (v. 15),

e) estar siempre alegres, no dejar de orar (v. 17),

f) dar acción de agracias continuamente (v. 18),

g) no apagar la fuerza del Espíritu (v. 19)

h) no despreciar los dones proféticos (v. 20)

i) examinarlo todo y quedarse con lo bueno,

j) evitar toda clase de mal y buscar siempre hacerse el bien (v. 21)

Como se aprecia, prácticamente así concluye la carta, en un espíritu propositivo y de esperanza,

establecida como la racionalidad de la vida de fe para la comunidad de Tesalónica. Resistir los embates del

sistema dominante con el recurso fundamental de la fe era una opción sumamente arriesgada para los habitantes

de macedonia que, como los demás súbditos del imperio romano, debían echar mano de todo lo que estuviera a

su alcance para sobrevivir. Cada mandato está orientado hacia una vida comunitaria efectiva y creciente, a

contracorriente de las imposiciones oficiales de un imperio nada preocupado por elevar la dignidad de las

personas. Se trataba, en palabras de Néstor Míguez, de ―sostener la esperanza bíblica en medio de la opresión‖:

―La fe bíblica afirma el fin de todos los imperios, la caída del imperio como el acto redentor de Dios en la historia.

Pablo, el militante de la escatología contra-imperial, anuncia que la realidad imperial está pasando. Y aun cuando

en algunos puntos, y durante algún tiempo, tenemos que aceptar las imposiciones ásperas de los imperios, habrá

un ‗después del imperio‘, un después de cada imperio –también de éste— porque el imperio es sólo la apariencia

M

Page 60: Sermones 2014

60

de este mundo, nunca su verdad‖.86 En ese contexto aparece la oración como un recurso espiritual invaluable en

medio de las luchas cotidianas.

Si el Señor Jesús aún no se hace presente nuevamente, los cristianos/as de Tesalónica no debían actuar

ni pensar ―como aquellos que no tienen esperanza‖ (4.13). Por el contrario, el recurso a la oración hace presente

el contacto con el Señor que ha de venir y que se encuentra en contacto continuo con quienes integran su nuevo

pueblo. Orar es un ejercicio contra-cultural y de resistencia ante los embates de la realidad alienante que

contradicen el deseo divino de establecer su Reino por encima de todas las cosas. Es situarse en el horizonte de

Dios para percibir las cosas como Él y así superar progresivamente las imposiciones ideológicas y ―realistas‖ de

quienes pretenden gobernar los corazones con sus discursos pretendidamente optimistas, pero que en los

hechos niegan la posibilidad de avanzar. La oración no es una protesta ciega contra lo inevitable, es, más bien,

un ejercicio humano sostenido para sumarse a las promesas de que el cambio conducido por Dios en Cristo pisa

fuerte y viene a abrir las puertas que parecen estar permanentemente cerradas.

Por todo ello será posible ―dar gracias a Dios permanentemente‖, pues todo lo que acontezca en camino

hacia la consumación de la historia debe ser visto como una acción divina que se encuentra en lucha contra las

realidades aparentemente inamovibles. Si el Señor pospone su venida, como ha sucedido a lo largo de la

historia, la fe no debe acomodarse a la ―dictadura de los hechos‖ sino que debe amoldarse, más bien, a la forma

en que la consumación de la esperanza en situaciones concretas se va presentando como signo visible y

experimentable de lo que Dios sigue haciendo para establecer definitivamente su voluntad. La exhortación

paulina a orar sin descanso (adialeíptos proseújesthe) es un llamado a la conciencia cristiana a no desmayar y a

sostener la esperanza como razón de ser de toda la experiencia de fe dentro de la historia humana.

86 N. Míguez, ―El imperio y después. Sostener la esperanza bíblica en medio de la opresión‖, en RIBLA, núm. 48, www.claiweb.org/ribla/ribla48/el%20imperio%20y%20despues.html.

Page 61: Sermones 2014

61

2. ORAR Y SUPLICAR POR TODOS LOS SANTOS/AS

Y todo esto háganlo orando y suplicando sin cesar bajo la guía del Espíritu; renuncien incluso al sueño, si es preciso, y oren con insistencia por todos los creyentes.

EFESIOS 6.18, La Palabra (Hispanoamérica)

a conclusión de la carta a los Efesios es un llamado a resistir con todos los recursos espirituales los embates

del mal expresado mediante una fórmula precisa que introduce la última sección del documento: ―Sólo me

resta desear que ustedes se mantengan fuertes, apoyados en el poder irresistible del Señor‖ (6.10). A eso se le

agrega una recomendación de fuerte tono para actuar con energía y convicción: ―Utilicen todas las armas que

Dios les proporciona, y así harán frente con éxito a las estratagemas del diablo‖ (v. 11). E inmediatamente se

ubica claramente el tipo de conflicto espiritual que se enfrenta: ―Porque no estamos luchando contra enemigos de

carne y hueso, sino contra las potencias invisibles [tas arxás, prós tas exousías, principados y potestades] que

dominan en este mundo de tinieblas [tous kosmokrátoras tou skótous toutou], contra las fuerzas espirituales del

mal habitantes de un mundo supraterreno [pros ta pneumatiká tes ponerías, en tois epouraníois]‖ (v. 12). Las

―armas‖ para esta batalla continua, la auténtica ―guerra espiritual‖,87 son proporcionadas por el propio Dios y

sirven como una defensa sólida para librarla: ―Por eso es preciso que empuñen las armas que Dios les

proporciona, a fin de que puedan mantenerse firmes en el momento crítico y superar todas las dificultades sin

ceder un palmo de terreno‖ (v. 13). Y hay que estar listos/as para el combate, subraya la primera parte del v. 14.

―Tal parece que ahora Pablo es el general que está mandando a sus tropas a que se pongan la armadura porque

la guerra es inminente‖.88 El ―momento crítico‖, la ―hora de la verdad‖, el ―día malo‖ y otras frases parecidas

destacan la intensidad del conflicto

Los instrumentos para mantenerse fuertes son descritos como una armadura (panoplia) o ―equipamiento

de guerra‖ que se utilizarán en la confrontación, aunque no debe olvidarse el sentido menos bélico que se

encuentra en 4.24, donde el apóstol Pablo exhorta, más bien, a ponerse ―la vestidura de la nueva humanidad

creada por Dios‖. Aquí se trata de no descuidar ninguno de los elementos de dicha armadura:

a) ceñida con la verdad la cintura,

b) protegido el pecho con la coraza de la rectitud (v. 14) [Verdad y rectitud (o justicia) como criterios éticos

absolutos e inquebrantables]

c) y calzados los pies con el celo por anunciar el evangelio de la paz. (v. 15) [Muy destacado el énfasis

―pacifista‖, contenido central de la carta: hacer la paz, reconciliar a toda la creación y ponerla bajo el señorío de

Jesús. La idea es que cada cristiano/a sea un ―agente de reconciliación‖ unidad y paz en un mundo fragmentado,

violento y fratricida.]

d) Tengan siempre embrazado el escudo de la fe, para que en él se apaguen todas las flechas

incendiarias del maligno. (v. 16) [La actitud básica de apego a la fe por encima de los vaivenes ideológicos o

culturales.]

e) Como casco, usen el de la salvación, y como espada, la del Espíritu, es decir, la palabra de Dios. (v.

17) [La presencia insustituible del mensaje divino, asimilado, bien comprendido y aplicado a todas las situaciones

de la vida.]

87 Cf. Martín Ocaña Flores, ―Cristología neo-pentecostal: ¿cristología del mercado total?‖, en Signos de Vida, Quito, CLAI, núm. 40, julio de 2006, www.claiweb.org/Signos%20de%20Vida%20-%20Nuevo%20Siglo/SdV40/cristologia%20neopentecostal.htm, un buen planteamiento sobre la llamada ―guerra espiritual‖. 88 M. Ávila Arteaga, Carta a los efesios. Miami, Sociedades Bíblicas Unidas, 2008, p. 239.

L

Page 62: Sermones 2014

62

Con respecto a la imagen militar, ―Pablo usa la profecía de Isaías con respecto a la armadura de Yavé y

su Mesías (11.4-5; 59.17; 49.2; 52.7) para describir ahora la armadura del pueblo de Dios. […] La iglesia debe

vestirse, como su Señor, con la armadura de justicia y verdad para ser artesana de la paz‖.89 La oración, en este

contexto, adquiere una forma múltiple (―oración‖ y ―súplica‖, proseuxes kai deéseos, v. 18a) para acompañar ―en

todo tiempo‖ la resistencia y la lucha espiritual, pues estamos ante una acción imprescindible. Se trata, en primer

lugar de subrayar el efecto de todo tipo de oración; aquí, la súplica apunta hacia un estado de ánimo que se

presenta ante Dios para implorar su respuesta.

En segundo lugar (igual que en I Tes 5.17), se insiste en que esta actividad se realice sin desmayo,

intensamente, incluso quitándole tiempo al sueño (18b), pues a ese grado llega la urgencia de mantenerse

alertas y protegidos/as. Ávila sugiere un interesante matiz en su traducción de estas palabras: ―Estén alertas,

pongan atención, busquen oportunidades para orar‖ o ―no se rindan, no se cansen de orar‖. La resistencia contra

los embates de la realidad en todas sus variantes debe pasar, para los creyentes, por la aduana de la oración

como una acción militante, siempre apegada a los designios revelados de Dios en la práctica de la justicia y la

paz.

Finalmente, como parte del contenido específico para estas oraciones incesantes, se sugiere que sean

por todos/as los creyentes (18c), algo que el autor de la carta ha practicado y de lo cual da fe en la misma en

1.15-23, 3.14-21 y 6.23-24. ―Él ha hecho de la oración por los santos una parte sustancial de su vida y de este

escrito en particular‖.90 La solidaridad con todo el cuerpo de Cristo, dondequiera que se encuentre, ha de ser una

característica de todo militante cristiano. Incluso Pablo solicita la oración para él mismo (vv. 19-20), para

fortalecer el denuedo y el valor con que predica el Evangelio. Ése llamado a la solidaridad cristiana sigue muy

vigente para las iglesias de hoy.

89 Ibid., p. 241. 90 Ibid., p. 252.

Page 63: Sermones 2014

63

3. ORAR POR TODA LA HUMANIDAD EN SU SITUACIÓN ESPECÍFICA

Así pues, recomiendo ante todo que se hagan rogativas [deéseis], súplicas [proseujas], peticiones [enteúxeis] y acciones de gracias [eujaristías] por toda la humanidad… […] Es éste un proceder hermoso y agradable a los ojos de Dios, nuestro Salvador, […] Es, pues, mi deseo que en cualquier circunstancia los varones eleven una oración pura, libre de odios y altercados.

I TIMOTEO 2.1, 3, 8, La Palabra (Hispanoamérica)

a oración, para los escritos paulinos, es una práctica fundamental para mantener viva la fe y la comunión

con Dios mediante Jesucristo. Para el apóstol Pablo ―…la auténtica oración ha de hacerse en el espíritu

(Rom 8.15, 26; Gal 4.6; en ambos pasajes Pablo emplea —junto a proseúchomai en Rom 8.26— el verbo krázo,

gritar, clamar, que aquí expresa la libertad, el gozo y la confianza de la oración que proceden de la conciencia de

ser hijos de Dios)‖.91 Para él, la oración ―no nace de las posibilidades humanas ni puede considerarse como una

obra meramente humana. Al igual que la fe, de la cual procede y con la cual casi se identifica, es un don de arriba

(cf. también Ef 6.18: ―orar en el espíritu‖)‖. La oración a fin de cuentas, es ―una conversación del espíritu que

habita en el creyente y que lo ‗mueve‘ (Rom 8.14), con el mismo Dios, que ‗es espíritu‘ (2 Cor 3.17; cf. Jn 4.23 s)‖.

Por todo ello, la eficacia de la oración tampoco depende de humanas de persuasión ―ni de una determinada

condición interior‖. El apóstol siempre destacó ―que la oración en el espíritu da testimonio de la certidumbre de la

salvación y a la vez la corrobora (Rom 8.16)‖.

En el Nuevo Testamento se manejan diversos matices para referirse a la oración y, particularmente, en el

inicio de I Timoteo 2 aparecen desplegados con singular intensidad, sobre todo por la forma en que el texto

exhorta a la práctica de la oración ―por toda la humanidad‖ (2.1) y, más adelante, porque todos los creyentes lo

hagan ―en cualquier circunstancia‖ como ―oración pura‖ (―levanten manos santas‖, RVC) ajena a todo tipo de odio

o enemistad (2.8). En el primer caso se emplean hasta cuatro términos relacionados que corroboran la

orientación del conjunto de documentos neo-testamentarios de acuerdo con sus significados propios como se

resume aquí. El primero de ellos, ―rogativas‖ (deéseis) designa la súplica, ―que casi siempre hace mención de la

persona a la que va dirigida y sólo se pronuncia en el acto de orar propiamente dicho‖,92 es interceder. El

segundo, ―súplicas‖ (proseujas) ―designa la oración en el sentido más amplio‖ y ―expresa toda manera de entrar

en contacto con Dios‖.93 La tercera, ―peticiones‖ (enteúxeis), originalmente en el sentido de dirigirse a un

monarca para solicitar algo. La última, es una plegaria de alabanza y acción de gracias.

Todo esto va encaminado, en el lenguaje de las llamadas ―cartas pastorales‖, a establecer un ambiente de

oración propicio para canalizar las diversas preocupaciones humanas ejemplificadas en la plegaria permanente

por los gobernantes, pero sin olvidar que, al colocar delante a ―toda la humanidad‖, el énfasis de la oración es,

diríamos hoy, ―democrático‖, abierto e incluyente. Es decir, que ninguna realidad humana debería quedar fuera

del horizonte de oración de los seguidores/as de Jesucristo. Eso se logrará, además, con un adecuado

conocimiento de las realidades humanas presentes, sociales, políticas y, por supuesto, espirituales. La

comunidad en donde ejerce Timoteo es una expresión de la diversidad que obliga a orar de esta manera: Otros sectores sociales se han arrimado, y ahora conviven con los esclavos y artesanos de los primeros tiempos grupos cada vez más numerosos de comerciantes, algún propietario de tierras de mediana extensión, gentes con otros recursos y posibilidades. Si bien estos no son mayoría, y difícilmente estemos en presencia de los sectores más altos y ricos de la sociedad, su presencia se hace sentir en las comunidades y plantean problemáticas distintas. […]

91 H. Schönweiss, ―Oración‖, en L. Coenen et al., Diccionario teológico del Nuevo testamento. III. 3ª ed. Salamanca, Sígueme, 1993 (Biblioteca de estudios bíblicos, 28), p. 221. 92 Ibid., p. 212. 93 Idem.

L

Page 64: Sermones 2014

64

El paso del tiempo y su crecimiento han ido transformando a las iglesias en comunidades más amplias, donde se han agregado nuevas experiencias que tienen otro origen, donde hay familias de dos o tres generaciones de ―cristianos‖ (II Tim 1.5). Los cristianos no son aún mayoría ni mucho menos, así que han tenido que encontrar formas de convivencia con sus vecinos, de interactuar con el mundo circundante en términos de colaboración y convivencia.94

La universalidad de Dios (vv. 4-5: ―que quiere que todos se salven y conozcan la verdad. Porque uno solo

es Dios y uno solo es el mediador entre Dios y la humanidad: el hombre Cristo Jesús‖) deberá mostrarse en la

apertura para tratar de comprender las necesidades y urgencias de toda la humanidad. La consigna parece ser:

―Nada humano me es ajeno‖, es decir, avanzar en la práctica de un humanismo cristiano bien entendido y

asumido, capaz de superar nacionalismos, etnocentrismos y de salir hacia una serie de ―encuentros misioneros‖

que posibiliten la comunicación más efectiva del Evangelio en medio de un ―diálogo cultural‖ para el que no

siempre se está dispuesto. El texto agrega que este encuentro puede y debe darse porque se basa también en la

auto-entrega de Jesús: ―que se entregó a sí mismo como rescate por todos, como testimonio dado en el tiempo

prefijado‖ v. 6). Esa entrega abre las puertas para que los seguidores de Jesús sean, dentro de lo posible, los

seres humanos más sensibles a las necesidades humanas mediante una clara comprensión de las mismas en

sus contextos específicos.

La actitud para orar por toda la humanidad será, finalmente, una muestra de la superación de las

enemistades y conflictos humanos: ―Es, pues, mi deseo que en cualquier circunstancia los varones eleven una

oración pura, libre de odios y altercados‖ (v. 8). A través de una práctica sana e inclusiva de la oración, con una

mirada universal, los/as creyentes podrán capacitarse también para el servicio en todas sus manifestaciones y no

hallarán conflicto alguno entre fe y acción en medio del mundo, puesto que cada creyente será ―de aquí, de allá y

de todas partes‖: ―Ya no ve el mundo rodeado por la nada y por el caos, sino abarcado por la fidelidad de Dios y

puede en adelante trabajar dentro de él con confianza y poner en él sus esperanzas. Oración y acción en el

mundo están, pues, íntimamente relacionadas. Pero la una no puede reemplazar a la otra; la oración no dispensa

de la acción, ni ésta de aquélla‖.95

94 Néstor Míguez, ―Yo soy de aquí y soy de allá. La ‗oiko-nomía‘ en 1 Timoteo‖, en RIBLA, núm. 51, www.claiweb.org/ribla/ribla51/yo%20soy%20de%20aqui.html. 95 H. Schönweiss, ―Para la praxis pastoral‖, en L. Coenen op. cit., p. 225.

Page 65: Sermones 2014

65

LA ORACIÓN EN LA TRADICIÓN REFORMADA

Octubre de 2014

1. LA ORACIÓN, PARTE FUNDAMENTAL DEL SACERDOCIO DE CRISTO

Precisamente porque él mismo fue puesto a prueba y soportó el sufrimiento, puede ahora ayudar a quienes están siendo probados.

HEBREOS 2.18, La Palabra (Hispanoamérica)

Es el mismo Cristo, que durante su vida mortal oró y suplicó [deéseis kai „iketerías], con fuerte clamor acompañado de lágrimas [meta krauges isxuras kai dakrúon], a quien podía liberarlo de la muerte; y ciertamente Dios lo escuchó en atención a su actitud de acatamiento. Y aunque era Hijo, aprendió en la escuela del dolor lo que cuesta obedecer. Alcanzada así la perfección, se ha convertido en fuente de salvación eterna para cuantos lo obedecen…

HEBREOS 5.7-9

or encima de todas las cosas, la Reforma Protestante del siglo XVI fue un movimiento de profunda piedad

religiosa y de contacto con lo sagrado que también intentó restaurar las formas de espiritualidad

genuinamente cristianas, entre ellas, muy destacadamente, la oración, ppara lo cual no se vaciló en realizar una

crítica radical del tradicionalismo y la falta de espontaneidad que prevalecía. Las grandes afirmaciones de la

Reforma aterrizan claramente en la práctica de una plegaria auténtica, espontánea y bien informada por el

contenido de las Sagradas Escrituras, además de las insuperables enseñanzas y ejemplo del Señor Jesucristo en

los Evangelios y en todo el Nuevo Testamento. Podría decirse que, en este caso, los pensadores de la Reforma

llevaron a cabo una sólida relectura del mensaje bíblico para devolverle a la oración la frescura y la profundidad

requeridas para que todos los creyentes pudieran volver a ejercerla con plenitud y eficacia como el recurso

ofrecido por Dios para mantener una sana comunicación con Él.

Más allá de la manera esquemática en que se ha querido ver la espiritualidad que manejaron Lutero o

Calvino, el primero calificado como más conservador o tradicional, y el segundo, un poco más moderno, como

pionero de una nueva forma de piedad cristiana, un auténtico ―humanista piadoso‖. Los reformadores practicaron

intensamente la oración y reflexionaron sobre ella, prueba de lo cual es el extenso capítulo XX del libro tercero de

la Institución, adonde da seguimiento puntual a la oración del Señor, puesto que expone cada una de sus partes.

Allí define la oración: ―…es una especie de comunicación entre Dios y los hombres, mediante la cual entran en el

santuario celestial, le recuerdan sus promesas y le instan a que les muestre en la realidad, cuando la necesidad

lo requiere, que lo que han creído simplemente en virtud de su Palabra es verdad, y no mentira ni falsedad‖ (III,

xx, 2).

Al ocuparse de los beneficios obtenidos por la mediación sacerdotal de Cristo, escribe así:

La muerte e intercesión de Cristo nos trae la confianza y la paz. Así vemos que hemos de comenzar por la muerte de Cristo, para gozar de la eficacia y provecho de su sacerdocio; y de ahí se sigue que es nuestro intercesor para siempre, y que por su intercesión y súplicas alcanzamos favor y gracia ante el Padre. Y de ello surge, además de la confianza para invocar a Dios, la seguridad y tranquilidad de nuestras conciencias, puesto que Dios nos llama a Él de un modo tan humano, y nos asegura que cuanto es ordenado por el Mediador le agrada. (II, xv, 6)

Dado que Calvino habla de esta manera al estudiar el triple oficio de Cristo, no resulta complicado

trasladar tales afirmaciones al plano del conjunto de las obras sacerdotales de Jesucristo como mediador e

intercesor eterno, lo que y, además, multiplica las posibilidades de ser escuchados a través de él. El reformador

francés da muestras de una adecuada interpretación de la carta a los Hebreos, a la que dedicó un comentario

completo, puesto que el énfasis de dicha epístola en la obra sacerdotal y de intercesión de Jesús implica

P

Page 66: Sermones 2014

66

directamente la oración a partir de la propia experiencia del Salvador. Por ello, su comentario de Heb 2.18 fue

como sigue:

El Hijo de Dios no tenía necesidad de pasar por la experiencia para conocer los sentimientos de misericordia; pero nosotros jamás nos hubiéramos convencido de su piedad y de su disposición para socorrernos, si él por la experiencia no se hubiera identificado con nuestras miserias. Y todo esto no ha sido otorgado como un favor; por lo mismo, cuando algo malo nos acontece, pensemos siempre que no existe nada en ello que el propio Hijo de Dios no haya experimentado antes para poder simpatizar con nosotros; ni dudemos de que está presente con nosotros como si él mismo sufriera a nuestro lado.96

Semejantes afirmaciones se fundamentan profundamente en la enseñanza de la carta, pues el capítulo 5

es sumamente explícito al respecto, al destacar el aspecto rotundamente humano de la experiencia del Señor en

relación con su propia práctica de la oración. Las palabras para referir lo vivido por Él son aleccionadoras y llenas

de una sensible percepción. Calvino comenta: ―Si Cristo no hubiera sido probado por el dolor, ninguna

consolación nos vendría de sus sufrimientos; mas cuando sabemos que él también sobrellevó las agonías

mentales más crueles, entonces la semejanza se hace más real‖.97 Y extrae lecciones espirituales prácticas.

―…siempre que nuestros males nos opriman y nos agobien, debemos recordar al Hijo de Dios que soportó las

mismas fatigas; y puesto que él nos ha dejado el ejemplo, no hay razón para que desmayemos […] ¿y qué mejor

guía podremos encontrar para la oración que el propio ejemplo de Cristo?‖.98

El sacerdocio de Cristo alcanza en esta carta enormes alturas, pero al mismo tiempo su autor consigue

acercarnos a un Jesús en plena situación de aprendizaje de la vida humana en todas sus manifestaciones

mediante lo que denomina ―la escuela del dolor‖ (5.8b), lo que le permitió acceder a una forma suprema de

obediencia dentro de la dinámica interna de relación íntima con Dios el Padre. Las vivencias humanas de Jesús,

el fuerte clamor y las lágrimas que lo hacen aparecer como el creyente Hijo de Dios que no dudó en abajarse

hasta lo más hondo para que, como parte del proceso pedagógico de asumir la humanidad en plenitud, alcanzó

por esos méritos las alturas espirituales supremas que ahora le permiten ser el Intercesor absoluto, puerta de

entrada definitiva para el espacio de gracia del Padre, siempre dispuesto a atender a sus hijos e hijas. El sumo

sacerdote humano a quien Dios ofrece como mediador, desde su propia experiencia enalteció la oración como

una acción central de la experiencia cristiana.

96 J. Calvino, Epístola a los hebreos. Trad. de Juan Owen. Grand Rapids, SLC, 1977, pp. 64-65. 97 Ibid., p. 109. 98 Idem.

Page 67: Sermones 2014

67

2. LA ORACIÓN, DISCIPLINA ESPIRITUAL ABIERTA A LA GRACIA DE DIOS

Elías se levantó, comió y bebió; y con la fuerza de aquella comida caminó durante cuarenta días y cuarenta noches hasta el Horeb, el monte de Dios.

I REYES 19.8, La Palabra (Hispanoamérica)

omo parte de los recursos con que cuenta cada creyente en Jesucristo para el cultivo de su vida espiritual,

la oración requiere practicarse mediante una adecuada disciplina, con base en una sólida estructura y

siempre con una clara disposición a realizarla dentro de los lineamientos bíblicos. Las iglesias y movimientos

emanados de la lucha de la Reforma Protestante siempre consideraron fundamental la promoción de una práctica

de la oración sana, bíblica y responsable, con la intención de superar los aspectos rutinarios de la religiosidad

tradicional. La llamada ―devoción moderna‖ (devotio moderna) trató de situarse en los nuevos contextos

culturales de su tiempo y, a la luz de las consecuencias de las mismas reformas que trataron de normar la

mentalidad y la vida de los creyentes, influyó en el surgimiento de nuevas formas de espiritualidad. Una prueba

de ello es el tratado sobre la oración que aparece en el capítulo XX del libro III de la Institución de la Religión

Cristiana, de Juan Calvino, en donde se define la oración, se le perfila como un recurso para participar de la

gracia de Jesucristo y establece bases para su práctica efectiva. La oración estrictamente reformada se sitúa en

el horizonte de una espiritualidad dispuesta a recibir la garantías de las promesas divinas. Tal como lo expresan

el Catecismo Menor de Westminster: ―La oración es un acto por el cual manifestamos a Dios, en nombre de

Cristo, nuestros deseos de obtener aquello que sea conforme a su voluntad, confesando al mismo tiempo

nuestros pecados y reconociendo con gratitud sus beneficios‖ (pregunta 98) y el de Heidelberg: ―¿Por qué es

necesaria la oración a los cristianos? Porque es el punto principal de nuestro agradecimiento que Dios pide de

nosotros, y porque Él quiere dar su gracia y su Espíritu Santo sólo a aquellos que se lo piden con oraciones

ardientes y continuas, dándole gracias‖ (pregunta 116).

Al enunciar aquí que la oración es parte de una disciplina espiritual abierta a la gracia de Dios se

considera la evidencia bíblica como parte de una serie de experiencias de contacto con el acompañante sagrado

de la vida cotidiana. El profeta Elías vivió uno de los momentos más representativos de la respuesta de la gracia

divina a esa ―disciplina espiritual‖ que, literalmente, desarmaba a los seres humanos de sus hábitos,

mezquindades, intereses y costumbres arraigados en formas tradicionales transmitidas de generación en

generación. Cuando decide caminar, según la conocida fórmula, ―durante cuarenta días y cuarenta noches‖ hasta

el monte Horeb, no lleva a cabo un ejercicio físico solamente, sino que, en la escuela espiritual de su tiempo, ese

esfuerzo implicó una disciplina de acercamiento, encuentro y soledad cercana a la mística. Este gigante espiritual

desarrolló una sólida experiencia de fe y acercamiento al Dios que lo había llamado para una responsabilidad

profética en relación con su pueblo y debía estar a la altura de semejante tarea. Una de las consecuencias de

estas alturas espirituales es descrita por H.W. Hertzberg: ―…los profetas no sólo hablan en nombre y ante la

insistencia de Dios, repitiendo palabras y revelaciones que les fueron dadas por Dios o mostradas en visiones:

hablan como Dios Mismo, y se identifican por completo con Él, mientras hablan en estado de éxtasis‖.99 Y

Abraham Heschel agrega, al observar el comportamiento religioso de Elías, quien vivió la oración como una

experiencia responsable, pertinente y profundamente atenta al designio divino en medio de la historia: La confrontación de Elías con los profetas de Baal dramatizó no sólo el problema de ¿Quién es el Dios verdadero? Sino también el problema de ¿Cómo debe uno acercársele? Elías no emplea espadas ni lanzas; no mutila su cuerpo ni se pone frenético. Él repara el altar del Señor, que había sido roto, arregla la ofrenda del sacrificio y pronuncia una oración que, lejos de ser una jaculatoria extática, contiene tanto una invocación como una declaración de propósito:

99 Cit. por A. Heschel, Los profetas. III. Simpatía y fenomenología. Buenos Aires, Paidós, 1973 (Biblioteca del hombre contemporáneo), p. 86.

C

Page 68: Sermones 2014

68

―Señor, Dios de Abraham, Isaac e Israel, sea hoy manifiesto que Tú eres Dios en Israel, sea hoy manifiesto que Tú eres Dios en Israel, y de que yo soy tu siervo, y que he hecho todas estas cosas por tu mandato‖ (I Reyes 18.36).100

La disciplina en la práctica de la oración implica, entre otras cosas, que el practicante se postre, literal y

simbólicamente, ante la magnificencia divina y reconozca los pasos que el propio Dios ha establecido para

entablar un diálogo con su criatura como parte de una existencia regida por la acción del Espíritu Santo. Como

escribió el pensador francés Jacques Ellul: ―Sólo cuando el Espíritu Santo intercede, de una manera en la que no

se puede expresar, es decir, que trasciende toda verbalización y todo lenguaje, entonces la oración es

verdaderamente oración, y es una relación con Dios. La oración es un don de Dios y su realidad depende de Dios

únicamente‖.101

100 A. Heschel, op. cit., pp. 94-95. 101 J. Ellul, Prayer and modern man. Nueva York, Seabury Press, 1970.

Page 69: Sermones 2014

69

3. IMPORTANCIA DE LA ORACIÓN PARA LA REFORMA PERMANENTE DE LA IGLESIA

No se amolden a los criterios de este mundo; al contrario, déjense transformar y renueven su interior de tal manera que sepan apreciar lo que Dios quiere, es decir, lo bueno, lo que le es grato, lo perfecto. […] Vivan alegres por la esperanza, animosos en la tribulación y constantes en la oración.

ROMANOS 12.2, 12, La Palabra (Hispanoamérica)

ale la pena recordarlo: la carta a los Romanos es algo así como la ―carta magna‖ de la reforma de la iglesia.

Como tal, muchas de sus secciones abren las puertas a nuevas miradas e interpretaciones acerca de la fe y

de la presencia de la iglesia en el mundo. El cambio de mentalidad y de conciencia a que apelan las famosas

palabras con las que inicia el capítulo 12 es una realidad deseable por parte de Dios para que, a partir de ella, se

canalicen todas las acciones que hagan visible la renovación anunciada por el Evangelio de Jesucristo. La

reforma de la conciencia religiosa, de la iglesia como comunidad, y los cambios que se esperan para el mundo en

su totalidad forman parte de un gran paquete que el apóstol Pablo visualizaba como un requisito fundamental

para la transformación radical de este mundo lleno de contradicciones, violencia e injusticia. Pablo no se

engañaba con respecto a la forma en que el mal se opone a los planes de Dios en la historia, pero su creencia en

la reconciliación de todas las cosas en Cristo (Col 1.20) podía más que cualquier pesimismo que lo aquejara, a él

que finalmente perdió la vida a manos del Imperio en medio del cual proclamó, como pocos, el mensaje liberador

de Jesucristo.

―Ofrecer los cuerpos‖ (Ro 12.1) es una exhortación, explica Karl Barth (al recordar el antecedente de Ro

6.13, 19), en la que ―la gracia como fuerza de la resurrección no nos deja más salida que la de obedecer con

nuestros ‗miembros‘, ‗ponerlos al servicio‘ de la protesta divina esgrimida contra nosotros. La reclamación va

dirigida directamente al ‗cuerpo‘, a los ‗miembros‘. Porque el hombre mismo, el visible, el hombre histórico, el

único al que conocemos, es precisamente el cuerpo‖.102 La entrega del cuerpo es una necesidad histórica,

extremadamente concreta y material, que permitirá comprobar el grado de comprensión de la obra redentora de

Dios en todos los órdenes. Y Barth agrega, al referirse a la exigencia ética, basada, nada menos que en ―las

misericordias de Dios‖: ―Esta fundamentación y orientación de la tarea ética, su ultramundanidad inalienable, es

lo que confiere a esa tarea su seriedad y fuerza. El hombre no tiene posibilidad alguna de retroceder ante ella‖

(Idem). No hay forma de evadir el compromiso ético de renovación ni de relegar al ámbito de las ―ideas‖,

―creencias‖ o ―doctrinas‖ la aceptación del cambio instaurado por Dios en la vida humana y en el mundo. Somos

llamados a una reforma radical de la existencia:

Está excluida, por ejemplo, una obediencia puramente interior, puramente psíquica, puramente ideológica. Porque ―interioridad‖, ―alma‖, ―mente‖ es, a la vista de este problema, o (vista desde abajo) una de las funciones superiores del ―cuerpo‖, lo que hace imposible una delimitación seria de las funciones ―inferiores‖ de este cuerpo y su estacionamiento en la desobediencia, o (vista desde arriba) nada menos que el hombre nuevo en Cristo, del que parte precisamente la gran perturbación a la que el hombre viejo definido como ‗cuerpo‘ no puede sustraerse (Idem).

A la gracia se le responde con el cuerpo: el mismo que come, duerme, se cansa, siente hambre… y

también ora mediante un ejercicio corporal que puede cansar también como cualquier otra actividad. A los

cambios sustanciales de mentalidad, espiritualidad, estructuras y misión les debe acompañar siempre una

oración situada, específica, informada que permee profundamente la visión de quienes forman parte del pueblo

de Dios en su circunstancia concreta. Cuando ―cambiamos de canal‖ la oración y somos capaces de subirnos al

tren de la historia, a la manera de Habacuc, los gigantescos proyectos de Dios pasan a ser nuestros también y

toda la existencia se relativiza, o mejor, se coloca en la justa dimensión que Dios quiere. Orar ―por la reforma

102 K. Barth, Carta a los romanos. Trad. A. Martínez de la Pera. Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos, 1998, p. 504.

V

Page 70: Sermones 2014

70

continua de la iglesia‖, por ejemplo, no debió ser únicamente la preocupación de quienes encabezaron los

movimientos del siglo XVI sino que puede y debe ser una tarea que ahora se asuma, en el lenguaje paulino, con

―constancia‖ (Ro 12.12).

Page 71: Sermones 2014

71

LA ORACIÓN, PRÁCTICA ESPIRITUAL PERMANENTE

Noviembre de 2014

1. “SEÑOR, ENSÉÑANOS A ORAR…”

Una vez estaba Jesús orando en cierto lugar. Cuando terminó de orar, uno de los discípulos le dijo: —Señor, enséñanos a orar, al igual que Juan enseñaba a sus discípulos. LUCAS 11.1, La Palabra (Hispanoamérica)

Difícil, mas no imposible, es para el hombre adquirir el arte de orar. […]

Por principio de cuentas, entra la virtud de la fe. Sin fe no hay oración; una fe débil no es el apoyo necesario para la auténtica oración.

Cuando el hombre reconoce su incapacidad radical de superar las circunstancias graves que amenazan su integridad, hasta el punto de afrontar la realidad, siente entonces en lo más profundo de sí mismo la necesidad de orar, se siente ligado a un Ser superior.

La vida no puede estar centrada en uno mismo, en el hombre. Éste tiene imperiosa necesidad de abrirse.

Cuando el hombre cree que es el único protagonista de su obra, entonces la oración es únicamente ―tiempo perdido‖, como si no fuera necesaria la oración y tampoco fuera necesario Dios.103

prender a orar con el Maestro de Dolores, con el Primogénito de la Creación, no fue ni es poca cosa.

Aprender de sus labios el mejor modelo de oración es una experiencia indescriptible, útil para toda vida de

fe. Ver al Maestro y Profeta por excelencia ―orando en cierto lugar‖ debió ser el testimonio de una relación de

amor inquebrantable, permanente y a prueba de cualquier intersticio de duda. Saber que el Maestro no perdió

jamás la comunicación con el Creador y Padre era la garantía y seguridad absoluta de que las promesas se

cumplirían, una por una, a su tiempo y en el lugar preciso. Estamos, pues, ante el umbral de la suprema Escuela

de Oración, a punto de aprender el Alfabeto de la plegaria, por parte de aquél que, habiendo provenido de las

entrañas mismas de la divinidad consideró siempre que el contacto con su Padre debió mantenerse incólume, sin

rasgaduras ni suspensiones. Él oraba en todo tiempo para mantener esa conexión fluida, limpia, sana,

interminable…

El Maestro, apegado a su permanente hábito de acercarse al Padre, es referido en un momento más de

plegaria, de cuyo contenido no podremos enterarnos, pues sólo se menciona que lo hizo ―en cierto lugar‖

indeterminado, pero que ocuparía un espacio privilegiado en la memoria de los discípulos.

El capítulo 11 de Lucas presenta el primer bosquejo de ―escuela de oración‖. Jesús sugiere el punto fundamental del método y los contenidos esenciales por verificar en el encuentro con el Padre que está en los cielos. Es como el revelarse de la esencia de tantos silencios que marcan la vida de Jesús, cuando buscan los lugares solitarios, las cimas de los montes o el espacio envolvente de una noche de oración. En el capítulo 11 también aparece el misterio de un silencio, ―Jesús ora en cierto lugar‖, que suscita en los discípulos reverente respeto ante una oración importante y deseo de aprender lo que Jesús ha vivido.104

Los discípulos comenzaron a aprender a orar desde que vieron a Jesús en su permanente búsqueda del

Padre, una búsqueda dentro del mundo, de la historia, para poder ser capaz de otorgar sentido a todo lo que

hacía, lo que veía, lo que le afectaba. Era, en definitiva, una oración situada, diferente a aquel contacto en la

eternidad de lo divino del corazón de lo sagrado, desde donde se desprendió para vivir entre los seres humanos,

103 José R. Ramírez, ―Señor, enséñanos a orar‖, en El Informador, Guadalajara, www.informador.com.mx/suplementos/2010/220562/6/senor-ensenanos-a-orar.htm. 104 Enrico Masseroni, Enséñanos a orar. Un camino a la escuela del Evangelio. 2ª ed. Madrid, San Pablo, 2010, p. 85.

A

Page 72: Sermones 2014

72

humano él mismo, sin fisuras ni falsas solidaridades, plenamente comprometido con la existencia, la angustia, el

sufrimiento, la alegría y todos los dones que Dios entregó a la humanidad. La oración es una expresión de

adhesión a los proyectos del Padre (E. Masseroni), por lo que al abrir los labios en esa dirección se sigue la

orientación de Jesús mismo. ―La oración no es, pues, aquello de lo que se habla, sino una experiencia que se

vive y suscita la nostalgia de Dios. En Jesús es un testimonio que habla por sí solo: se auto-revela. […] Jesús

enseña a orar orando. El Padrenuestro es la manifestación de una comunión vivida. De la oración no surgen

solamente las curvas que deciden el camino de la misión en el mundo, sino también la fuerza y el secreto de la

fidelidad al proyecto del Padre en su realización‖.105

Se debe aprender a orar para discernir y entrar a participar de los tiempos y acciones de Dios. Los

discípulos percibieron que el movimiento de Juan el bautista era distinto al de Jesús y dedujeron también que

debían orar en una dirección diferente. Acaso para canalizar sus ímpetus libertarios violentos o para realizar las

acciones que su maestro esperaba de ellos. ―La oración había de corresponder a la novedad de su predicación,

había de ser un distintivo que uniera a sus discípulos entre sí y los separara de los demás. También los

discípulos de Jesús quieren poseer una oración que fluya de la proclamación del reino de Dios y esté marcada

por el hecho salvífico, cuyos testigos han venido a ser ellos‖.106 Lo cierto es que el distintivo de esta nueva

oración vendría a ser el sello de una espiritualidad para la acción y de una acción espiritual en permanente

servicio, de la misma manera como lo vivió Jesús a cada momento.

Se le pide al Señor, ahora mismo, que nuevamente nos enseñe a orar, para superar los lenguajes

caducos, anquilosados, adocenados, que nos hacen repetir, detrás de fórmulas aprendidas y repetidas en

exceso, las mismas cosas, las mismas orientaciones. Por eso la oración tiene que renovarse continuamente para

sintonizar nuevamente con el espíritu de Jesús y así lograr lo que él mismo buscó con sus discípulos: ―que

debían orar en cualquier circunstancia, sin jamás desanimarse‖ (Lc 18.1). En esa otra ocasión les contó una

historia al respecto, la de una viuda persistente que solicitaba justicia. ¿Acaso era una voz como las que ahora se

escuchan en esas familias mutiladas y expectantes ante la posible muerte de sus hijos? La situación de vida y el actuar de esta viuda no presentan un caso aislado en la antigüedad. Con su ejemplo, la parábola condensa la experiencia de muchas viudas, las cuales, conforme la tradición vetero-testamentaria, tantas veces están expuestas a la injusticia y a la no realización de sus derechos. La parábola de Jesús asume positivamente la experiencia de esta viuda que lucha por su derecho, y lo conquista. Con esto, la parábola quiere estimular y animar a las personas creyentes a la oración activa y continua en medio de los sufrimientos de la vida. Por lo tanto, la parábola refleja la situación de vida de las viudas que, muchas veces, tuvieron que levantarse e imponerse para garantizar sus derechos.[…]

Aquí viene a flote nuevamente el hecho de que Dios toma partido a favor de las personas excluidas. ¡Dios hará que el derecho y la justicia se hagan realidad, y esto a partir de su misericordia! Esto significa simultáneamente el juicio de aquellas personas que tienen endurecido su corazón, que no se convierten y que, en situaciones de injusticia, causan mucho sufrimiento e injusticia (Ro 2.4-10). Esta paciencia de Dios, llena de misericordia y relacionada también con el juicio, pertenece a la tradición bíblica (Ex 34.6ss; Sal 7.12; Jr 15.15; Si 35 y otros). Esta paciencia, por lo tanto, es característica de Dios: Dios es, por así decirlo, contrapuesto, como juez paciente/misericordioso, al juez injusto.107

105 Ibid., pp. 85-86. 106 ―La nueva oración‖, en www.mercaba.org/FICHAS/BIBLIA/Lc/LUCAS-11.htm. 107 Ivoni Richter Reimer, ―El poder de una protagonista. La oración de las personas excluidas (Lc 18,1-8)‖, en RIBLA, núm. 25, www.claiweb.org/ribla/ribla25/el%20poder%20de%20una%20protagonista.html

Page 73: Sermones 2014

73

2. “VELAD Y ORAD PARA QUE NO ENTRÉIS EN TENTACIÓN…”

Velen y oren para que no desfallezcan en la prueba. Es cierto que tienen buena voluntad, pero les faltan las fuerzas.

MATEO 26.41, La Palabra (Hispanoamérica)

n inventario de las frases que dedica el Nuevo Testamento a la crítica de la oración como discurso humano

debe incluir aquellas afirmaciones que cuestionan radicalmente las tendencias hacia la auto-complacencia

que frecuentemente acechan a quienes desean practicar la plegaria: tradiciones, actitudes, prejuicios, excesos,

limitaciones… A cada paso, los textos van mostrando caminos alternativos para que esa práctica cumpla sus

propósitos divinos y humanos a cabalidad. Siendo lo que es, un puente entre la eternidad de Dios y la

temporalidad humana, su ejercicio debe tener muy en cuenta la consigna que tanto citaba Karl Barth, tomada de

Eclesiastés: ―Que no se precipite tu boca ni se apresure tu mente a pronunciar una palabra ante Dios, porque

Dios está en el cielo y tú estás en la tierra. Por eso, sé parco en palabras…‖ (5.2). El propio Señor Jesucristo, de

hecho y dicho, plasmó en los Evangelios diversas orientaciones para responder a la petición de los discípulos

sobre una oración propia, pues queda la impresión de que no solamente lo hizo con el llamado Padrenuestro sino

que continuó ofreciendo pautas para orar y orar bien.

En un instante supremo de su entrega, abandono y cercanía ante la muerte violenta, Jesús de Nazaret se

postra una vez más a orar y deja un inmenso legado de autoridad espiritual al confrontar su doble disposición

absoluta (para Dios y para la humanidad) con la escasa o casi nula visión de sus discípulos ante el martirio que

estaba a punto de enfrentar. La única arma de que se vale Jesús frente a sus adversario será la oración y la

obediencia a la voluntad de su Padre: ―Quédense aquí sentados mientras yo voy un poco más allá a orar‖ (Mt

26.36b). Sólo tres de sus seguidores lo acompañan en la intimidad y a quienes les confiesa la angustia, el dolor y

el miedo que experimentó. Él mismo solicita el acompañamiento: ―Me está invadiendo una tristeza de muerte.

Quédense aquí y velen conmigo‖ (26.38b). El dramatismo humano que describe el relato es mayúsculo, pues

estamos ante un hombre que sabe que será asesinado cruelmente y que busca la fortaleza para enfrentar su

muerte únicamente de parte de su Padre. Ninguna lectura piadosa o positivista puede ocultar el hecho de que,

aun cuando conocía su destino, dejó de padecer corporalmente la tensión y la crisis de afrontar semejante

situación.

Al mirar hacia el Padre, el contenido de la oración está llena de un patetismo y de una sublimidad

escalofriantes: ―Padre mío, si es posible, aparta de mí esta copa de amargura; pero no se haga lo que yo quiero,

sino lo que quieres tú‖ (26.39b). La experiencia de amargura y desolación es puesta en la balanza de la sumisión

ante el peso de las circunstancias y de la voluntad del Padre que lo conducían inevitablemente hacia la muerte

prematura e injusta. ―Los hombres esperan un Dios que demuestre su potencia. Si Jesús muere condenado como

un criminal, despreciarán al Dios de quien se fiaba. Para el sistema de poder, el Dios impotente aparece como

falso. […] Aparecen aquí la fuerza y la debilidad de Dios‖.108 Jesús asume la total debilidad, en el extremo de la

humanidad inocente que está a merced de un sistema criminal que no vacila en eliminar a quien cree que le

estorba para llevar a cabo sus planes. En la historia de Jesús, como en tantas ocasiones, se mezclan los planes

superiores del Dios redentor, que trabaja para l redención humana, con los de sistemas humanos que imponen el

rigor de la muerte forzada. El resultado es, para el Evangelio, una lección de obediencia y entrega por parte de

Jesús, lo que condena a la oscuridad y el juicio a los esbirros de la injusticia y la maldad.

En medio de esta agonía material y espiritual, Jesús vuelve a mirar a sus seguidores más cercanos y, sin

ánimo de recriminarles, les dice. ―¿Ni siquiera han podido velar una hora conmigo?‖ (26.40b). Era lo normal, pues

el horizonte mesiánico de Jesús rebasaba totalmente la escasez de miras de sus seguidores que no

108 J. Mateos y F. Camacho, El evangelio de Mateo. Lectura comentada. Madrid, Cristiandad, 1981, p. 259.

U

Page 74: Sermones 2014

74

comprendían todavía los alcances de lo que estaba sucediendo, el grado de complejidad de la labor salvífica de

quien estaba enfrentando a los poderes terrenales con la fuerza de la fe y la obediencia, baluartes débiles, pero

superiores, ante la brutalidad de una realidad totalmente opuesta a los designios de Dios. ―El Padre que se revela

en Getsemaní es completamente distinto del Dios que la humanidad conocía. No es el Dios de la imposición y el

triunfo, sino el Padre que acepta su fracaso ante la historia con tal de ser fiel a su amor y hacer posible al hombre

su plenitud‖ (Idem).

Las palabras que inmediatamente pronuncia el Señor marcarían para siempre la vida de los discípulos y

orientarían la ruta a seguir en su existencia como servidores del Reino de Dios: ―Velen y oren para que no

desfallezcan en la prueba. Es cierto que tienen buena voluntad, pero les faltan las fuerzas‖ (26.41). ―Jesús

recomienda a los tres discípulos que estén en vela con él. Deben presenciar la terrible sensación de fracaso que

supone una muerte como la suya. A los ojos del mundo, Jesús no va a ser liberado ni reivindicado. Los enemigos

van a triunfar y su dios va a ser considerado como el verdadero‖.109 Jesús ha elevado una petición condicionada

(―Padre mío, si no es posible que esta copa de amargura pase sin que yo la beba…‖, 26.42b), con lo que

reconoce que no le es posible penetrar a las profundidades del designio divino y recomienda lo mismo a los

discípulos. Invocar a Dios como Padre también es llegar a ese nivel de compenetración y confianza: no se deja

de expresar la ansiedad y el deseo, pero tampoco se impone algo, irresponsablemente, a la soberanía divina,

incuestionable. A la dictadura de la realidad no se le opone la concepción o práctica de una fe ajena a los motivos

incontrolables de la supremacía divina. No es con golpes de timón espectaculares o superficiales como Dios

arregla las cosas: lo que ha de suceder irremediablemente debe pasar por el filtro de la contingencia y de la

permisividad divina. Jesús no pasa por encima de estas realidades y, finalmente, llega a la conclusión

teológicamente más sana: ―…hágase lo que tú quieras‖ (26.42c), congruente en absoluto con la oración que

enseñó antes (6.10).

Pero velar y orar es la tarea del discípulo/a de ayer y siempre. El sueño pesado impide tener claridad para

advertir lo que está aconteciendo y el Señor lo subraya, pero las cosas siguen su curso y él las afrontará, no

estoicamente, sino luego de esta lección de lucha y agonía que atraviesa a la fe cristiana de arriba abajo y que

queda deja constancia de las raíces profundas de la manera en que pasó por los demás tragos amargos de la

tortura y la muerte ignominiosa. Velar y orar para no entrar en tentación, ésa es la encomienda del Maestro. Si la

carne es débil pues se cimbra ante la intensidad de los conflictos, la fortaleza espiritual vendrá como sustento del

propio Dios.

109 Ibid., pp. 259-260.

Page 75: Sermones 2014

75

3. “¿QUÉ HEMOS DE PEDIR COMO CONVIENE? NO LO SABEMOS…”

Asimismo, a pesar de que somos débiles, el Espíritu viene en nuestra ayuda; aunque no sabemos lo que nos conviene pedir, el Espíritu intercede por nosotros de manera misteriosa. Y Dios, que sondea lo más profundo del ser, conoce cuál es el sentir de ese Espíritu que intercede por los creyentes de acuerdo con su divina voluntad.

ROMANOS 8.26-27, La Palabra (Hispanoamérica)

Si Dios hubiera atendido todas las absurdas oraciones que he hecho en mi vida, ¿dónde estaría yo ahora?110

C.S. LEWIS, Si Dios no escuchase. Cartas a Malcolm

Qué sucede, en realidad, cuando alguien ora? ¿Cómo entra en juego el deseo humano al momento de

situarse ante la divinidad y solicitar su ayuda, su intervención, su apoyo urgente? ¿De qué tipo de

espiritualidad proceden las palabras proferidas en el momento de dirigirse al ser supremo? ¿Cómo tratar, en la

oración, con un Dios que lo sabe todo y que lo puede todo, cuando se experimenta la máxima debilidad humana?

¿Existe el convencimiento de entrar a la eternidad divina y obtener algún beneficio mediante la oración

constante? ¿Se logra entender que la intercesión de Jesucristo en la oración es el puente que nos abre acceso a

esa eternidad? Lo ha dicho muy bien C.S. Lewis en ese libro extraordinario, Cartas a Malcolm: ―Desde hace

tiempo estamos de acuerdo en que, si nuestras plegarias son atendidas, son atendidas desde la creación del

mundo. Ni Dios ni sus actos están en el tiempo‖.111 Pero eso no significa que no se conduela ni que su ser, que

se encuentra instalado permanentemente en la eternidad, se desatiende de sus criaturas. Por el contrario,

mediante Jesucristo quiso abrir la puerta eterna para que por los ―escalones‖ de la historia sea posible ascender

hasta su ―trono‖ para obtener beneficios de su mano.

Pero la oración en sí, no deja de ser una gran paradoja, una ―voz contradictoria‖, puesto que si

dogmáticamente aceptamos que existe un decreto universal y absoluto sobre todas las cosas, del cual se derivan

los demás decretos específicos que atañen a la vida de cada persona, no obstante, la exhortación bíblica, de

Jesús mismo y de los sus apóstoles, consiste en persistir en la oración como un medio de consuelo, petición y

búsqueda. Como lo ha dicho Rubem Alves: ―La oración es súplica, petición, lucha con Dios. Y en ella el hombre

revela su protesta contra las cosas, tal como son, y la esperanza de que su deseo sea capaz de operar una

nueva causalidad que habrá de cambiar el curso de los eventos‖.112 Y agrega: ¿Por qué se ora? Cada creyente ora, si y sólo si, él cree que, de alguna forma misteriosa, sus deseos son capaces de mover a una voluntad suprema, que permanecería impasible si la voz de la oración no fuese articulada. Él ora porque cree que su oración tiene el poder para poner en acción una eficacia extra que no existiría si permaneciese en silencio.

La oración, por lo tanto, revela algo sorprendente: un creyente que no cree en la Providencia como causalidad de hierro, y un Dios diferente que acoge los deseos humanos y altera el curso de las cosas.113

La práctica de la oración, como tarea eminentemente espiritual, forma parte de una dinámica trinitaria y

cristológica. Trinitaria, porque la persona que ora se sitúa en el horizonte divino, adentro mismo del Dios eterno

que ha querido relacionarse con la historia y que en Jesucristo y a través de su Espíritu se manifiesta a cada

creyente en tiempos y formas diferentes, pero siempre desde una actitud dominada por la gracia y el amor.

Cristológica, porque de no ser por lo acontecido en la vida, muerte y resurrección de Jesús de Nazaret, los/as

110 C.S. Lewis, Si Dios no escuchase. Cartas a Malcolm. Trad. J.L. del Barco. Madrid, Rialp, 2001, p. 41. 111 Ibid., pp. 61-62. Énfasis agregado. 112 R. Alves, ―La voz contradictoria: la oración‖, en Saborear el infinito. Antología de textos. México, Dabar-Centro Basilea, 2008, p. 143. 113 Idem.

¿

Page 76: Sermones 2014

76

creyentes aún se moverían entre falacias y supersticiones ligadas a la manera en que Dios se coloca frente a

tantas expresiones humanas que intentan ser verdaderas oraciones sin lograrlo. A eso se refería San Pablo en

Romanos 8, ese extenso discurso espiritual y teológico en el que profundizó en las grandes realidades aludidas

por la fe en la obra de Jesucristo y que ha marcado rotundamente el comportamiento de la cristiandad, no sólo en

el tema de la oración sino en muchas direcciones.

Pablo de Tarso atribuyó a la acción del Espíritu tanto el querer orar y obrar, como el suceso mismo: es

notable la cantidad de veces (19) que se refiere al Espíritu en este capítulo y a su intervención directa en la vida

de fe de los creyentes para sostenerla y mantenerla precisamente en el rumbo adecuado, es decir, en una sana

relación con el Dios de Jesucristo, no ya desde la perspectiva de la antigüedad que se está superando. La ―vida

cristiana‖ se define como una auténtica ―vida en el Espíritu‖ (vv. 1-11). Es el Espíritu el que permite que cada

creyente experimente la paternidad de Dios en plenitud (vv. 14-17). En relación con la oración, el verbo clave de

este accionar es ―gemir‖ (o ―suspirar‖, como traduce la versión La Palabra la expresión stenagmois), es decir, una

exclamación profunda que acompaña, intercede y apoya, ―en nuestra debilidad‖, la oración humana proferida

también por su iniciativa. De tal modo que la conducción de la oración acontece por mediación del Espíritu para

―sintonizar‖ con los designios de Dios y para aplicarlos en el corazón y en la vida de cada persona: ―Y Dios, que

sondea lo más profundo del ser, conoce cuál es el sentir de ese Espíritu que intercede por los creyentes de

acuerdo con su divina voluntad‖ (v. 27). Este ―sondear en el ser‖ es una búsqueda y un conocimiento existencial

profundo que se ubica en lo más hondo de cada ser humano que ora.

Como lo ha resumido Karl Barth:

El espíritu actúa en lo que le es propio y tiene sus propios caminos. No somos nosotros los que le tenemos a él, sino que él nos tiene a nosotros. Él está primero, ―él viene en ayuda de nuestra debilidad‖. Él es el creator spiritus. Porque ―debilidad‖, carne y no espíritu, humano y no divino, pecador y no justo, es también nuestro gemir. Si es oído y aceptado ante Dios, entonces ante Dios y sólo ante él. Debilidad es también nuestro aguardar por paciente, por creyente que sea. Él puede ser también un aguardar en el infierno, un aguardar indeterminado, desesperado, pasivo, sin carácter y sin valía, un aguardar a nada y, por tanto, un aguardar que no se verá consumado. Y nadie nos garantiza que nuestro aguardar no sea de este tipo. ¡Nadie salvo Dios! Que el espíritu se adelanta a nosotros, que la verdad en sí misma es verdad, esto es la fuerza en nuestra debilidad.114

114 K. Barth, Carta a los romanos. Trad. A. Martínez de la Pera. Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos, 1998, pp. 382-383.

Page 77: Sermones 2014

77

4. LAS ORACIONES DE LOS SANTOS/AS Y LA JUSTICIA DE DIOS

Apenas recibió el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron ante el Cordero; todos tenían cítaras y copas de oro llenas de perfume, que son las oraciones de los santos.

APOCALIPSIS 5.8, La Palabra (Hispanoamérica)

Cuál es la relación que existe entre las oraciones de los creyentes y la respuesta divina para manifestar y

aplicar la justicia en el mundo? En el Apocalipsis este cuestionamiento se plantea a partir del simbolismo de

la acumulación de las plegarias como perfume en copas de oro, que posteriormente serán vaciadas sobre el

mundo para precipitar las acciones radicales de Dios para establecer su justicia y llevar a juicio a los culpables,

todo ello desde la visión particular que le dio su nombre al libro final de la Biblia. La mentalidad, pero sobre todo,

la esperanza apocalíptica consistió en creer y esperar que, ante la insistencia de sus fieles, Dios tendría que

responder con demostraciones visibles contundentes para acabar con el predominio del mal.

Las oraciones de los santos son como carbones encendidos sobre los que se depositan los granos de incienso,

haciendo que el humo se eleve ante el trono de Dios. Mientras que en 5.8 las copas de incienso usadas en la liturgia

hímnica que celebra la entronización real del Cordero simbolizan las oraciones de los santos, aquí [cap. 8] las

oraciones de los santos encienden y mantienen encendido el fuego del altar, que significa la cólera y el juicio de

Dios. Lo mismo que el grito de los mártires en 6.9-11, también las oraciones de los santos perseguidos exigen

justicia y tratan de provocar el juicio de Dios.115

Mientras esperan la intervención divina, los seguidores de Jesús, comenta, Javier López: ―Impulsan la

historia hacia adelante con su oración y acción‖.116 El gran grito que brota de las oraciones del Apocalipsis está

ejemplificado en la expresión típica de 6.10, ―¡Hasta cuándo!‖, ―Señor santo y veraz, ¿cuánto vas a tardar en

hacernos justicia y vengar la muerte que nos dieron los que habitan tierra?‖, se hacen eco de un estilo que no era

nuevo en absoluto, pues los salmos llamados ―imprecatorios‖ tenían un tono marcado por la ansiedad y la

urgencia para solicitar la intervención divina en la vida de las personas necesitadas. La iglesia, en la

representación apocalíptica de la realidad, está viviendo, adorando, pero por encima de todo, orando para rogar

la intervención visible de Dios para evitar la injusticia y la impunidad. La cólera y la ira de Dios se ha contagiado a

los creyentes, pero no en un sentido ingenuo de una venganza fácil sino a partir de una correcta y sana

comprensión de la vigilancia que Dios realiza estrechamente sobre su creación.

Y el aroma de los perfumes, junto con las oraciones de los santos, subió de la mano del ángel hasta la presencia de Dios. Entonces, el ángel tomó el incensario, lo llenó con las brasas del altar y lo arrojó sobre la tierra. Y retumbaron los truenos, los relámpagos cruzaron el cielo y se produjo un terremoto.

APOCALIPSIS 8.4-5

Si en la primera mención (5.8), las oraciones de los santos forman parte del conjunto litúrgico ante la

presencia del Cordero-Jesús, en el cap. 8 esas plegarias van a mostrar su impacto sobre la situación presente,

conflicto e insoportable para quienes se identifican con el Mesías. El incienso, el perfume, el aroma agradable,

simboliza la forma en que el Señor recibe las oraciones de los santos. El ambiente es, nuevamente, litúrgico pero

ahora con el agregado de que está por realizarse el juicio de Dios:

115 Elisabeth Schüssler Fiorenza, Apocalipsis: visión de un mundo justo. Estella, Verbo Divino, 2003, p. 55. 116 J. López, ―Aportes del Apocalipsis para una evangelización de la política‖, en Revista de Interpretación Bíblica Latinoamericana, núm. 16, www.claiweb.org/ribla/ribla16/aportes%20del%20apocalipsis.html.

¿

Page 78: Sermones 2014

78

Sobre el altar se elevan, con el fuego, como aroma y humo bueno, las oraciones de los santos. Conforme a la visión normal de la Biblia, son santos (hagioi) los israelitas ritualmente puros. Los apocalípticos llaman santos a los ángeles (espíritus puros, no demonios) y a los miembros de su propia comunidad. Para el Apocalipsis, santos son ante todo los cristianos fieles (cf. 11.18; 13.7, 10; 16.6; etc.). Pero aquí parece que el término se amplía, pudiéndose aplicar por un lado a los difuntos asesinados (los de 6.9) y por otro a todos los que sufren opresión sobre la tierra.117

Ahora las oraciones son los detonantes mismos para que la acción divina se muestre en toda su

intensidad en su juicio total sobre el mal y el crimen. La oración intercesora permanente de ellos/as alcanza su

culminación máxima cuando Dios, basándose en la acumulación de las mismas, hace sentir su respuesta, pues

como explica Pikaza: ―Los seres celestiales (Ap 4-5) proclaman la grandeza de Dios, pero no intervienen en la

historia. Sólo la oración de dolor de los humanos pone en marcha el drama salvador‖.118 Y luego agrega, sobre

los ―momentos‖ que experimenta esa oración: primero, la oración “sube como incienso hasta un Dios (8.4) amigo

que recibe el dolor de oración de los humanos‖ y luego ―suscita el juicio contra los humanos (8.5)”. El ángel arroja

las brasas del altar sobre la tierra, produciendo ―relámpagos, voces, rayos, terremotos‖.

En resumen, cada vez que la iglesia histórica, militante, visible ante el mundo, ruega o suplica por la

justicia divina, pone en marcha mecanismos que, en el momento que Dios lo determine, manifestarán el juicio de

Dios sobre toda forma de injusticia, venga de quien venga, pues la palabra impunidad no forma parte de su

vocabulario. Orar es un instrumento de protesta, de lucha, así como un recurso mediante el cual es posible

sumarse a las tareas divinas para preservar y promover la paz, la armonía y, sobre todo, la justicia para todos/as.

117 Xabier Pikaza, Apocalipsis. Estella, Verbo Divino, 1999, p. 117. 118 Idem, énfasis agregado.

Page 79: Sermones 2014

79

LA ORACIÓN DE MARÍA Y SIMEÓN EN LA HISTORIA

Diciembre de 2014

1. MARÍA Y SIMEÓN, MODELOS DE ORACIÓN EN LA PRÁCTICA

Mira, si no, a Elisabet, tu parienta: también ella va a tener un hijo en su ancianidad; la que consideraban estéril, está ya de seis meses, porque para Dios no hay nada imposible. María dijo: —Yo soy la esclava del Señor. Que él haga conmigo como dices.

LUCAS 1.36-38, La Palabra (Hispanoamérica)

aría de Nazaret y el anciano Simeón son modelos de una práctica de la oración que se inserta

decididamente en la llamada ―historia de la salvación‖. El evangelista Lucas los construye como personajes

fundamentales que participan en el drama de esta historia, ciertamente en diferentes niveles, puesto que ella es

protagonista central de la misma, pero como parte de un mensaje relacionado con la presencia de Dios en la vida

cotidiana de los creyentes para hacer visible su proyecto en el mundo. Como practicantes de la oración, ambos

aparecen en el relato lucano surgiendo desde un anonimato y una cotidianidad que superarán al integrarse al

cuadro principal de los acontecimientos que hoy llamamos de Adviento o ―navideños‖. Por ello es importante

hablar de ―historia de salvación‖, en el sentido de que ese enorme proceso puesto en marcha por el propio Dios y

sostenido contra viento y marea incluyó (y sigue incluyendo hoy) a personas que quizá puedan no estar

suficientemente conscientes de su papel o función en tal historia, pero que sin ellos/as no podría realizarse a

plenitud.

Ahora que ha fallecido Vicente Leñero, uno de los grandes intérpretes y adaptadores del evangelio de

Lucas, estas observaciones cobran una mayor dimensión literaria, religiosa y teológica, dado que un esfuerzo de

esas dimensiones, y en la época en que fue publicado El evangelio de Lucas Gavilán (1979), trató de hacer

visible la cotidianidad del Evangelio de Jesucristo mediante la inculturación y la encarnación de los personajes en

el ámbito mexicano, atravesando las difíciles aduanas del lenguaje y la mentalidad católica tradicional.119 ―Estos

cristianismos liberacionistas son populares no en el sentido de que enarbolen y prediquen rasgos propios del

catolicismo popular como la veneración a los santos, son populares porque generan su reflexión teológica a partir

de una praxis que nace entre el pueblo‖.120 Así, es posible ponerle apellido a los demasiado conocidos

personajes del Evangelio, empezando por Jesucristo mismo, que será Gómez, María se apellidará David, por

supuesto, Zacarías, llevará el Bautista obligatorio, el ángel Gabriel, será doña Gabi, Simeón es Simeón Terrones,

Juan el Bautista se expresará en el lenguaje coloquial más crudo, y así por el estilo... No es casualidad tampoco

que la orientación teológica de Leñero haya sido guiada por el pensamiento de la liberación, en un momento en

que la conciencia cristiana estaba siendo sacudida (igual que siempre) por acontecimientos esperanzadores

(como la Revolución Sandinista) en medio de las dificultades políticas endémicas en América Latina.

María y Simeón pertenecen, en sentido estricto, al pueblo pobre, humillado y ofendido de siempre. Desde

su anonimato creyente se van a encontrar impensadamente en el ojo del huracán, en el centro mismo de los

119 Un fragmento de esta novela (el correspondiente al cap. 26.23-49 del evangelio lucano) se publicó en la revista Vuelta, de Octavio Paz, un tanto a disgusto, pues un relato de esas características no encajaba del todo en la línea editorial ni ideológica de esa publicación. Cf. V. Leñero, ―El evangelio de Lucas Gavilán. Paráfrasis del evangelio de San Lucas‖, en Vuelta, núm. 31, julio de 1979, pp. 25-26, www.letraslibres.com/sites/default/files/pdfs_articulos/Vuelta-Vol3_31_06EvLucGVL.pdf. Cf. V. Leñero, ―La etiqueta de escritor católico‖, en La Jornada Semanal, 18 de enero de 1998, www.jornada.unam.mx/1998/01/18/sem-vicente.html. Leñero cuenta allí la resistencia de Paz y Enrique Krauze para publicar dicho fragmento; y J. Sicilia, ―Vicente Leñero, mi amigo‖, en El Diario de Coahuila, 7 de diciembre de 2014, www.eldiariodecoahuila.com.mx/notas/2014/12/7/vicente-lenero-amigo-470876.asp. 120 Samuel Lagunas Cerda, El hombre en el camino: análisis e interpretación de El evangelio de Lucas Gavilán. Tesis de licenciatura en Lengua y Literaturas Hispánicas, México, UNAM-Facultad de Filosofía y Letras, 2012, p. 27.

M

Page 80: Sermones 2014

80

acontecimientos cruciales de la historia de la salvación, tal como venía anunciándose desde antaño. Su trasfondo

religioso y espiritual es expuesto por el evangelista que mejor dominaba el griego, el idioma predominante de la

cultura de su tiempo, mediante un esfuerzo de investigación notable. Ambos van a incorporarse a la historia de la

salvación porque cumplen con varias condiciones:

a) pertenecen al Israel verdadero, es decir, al pueblo que esperaba en las promesas de Dios;

b) no comulgan necesariamente con la religiosidad oficial, impuesta por las elites cooptadas y sometidas

por el Imperio Romano;

c) responden afirmativamente y con una enorme disposición a las manifestaciones que Dios va a hacer

presentes en el momento;

d) participan de una espiritualidad profética, asentada en la tradición más auténtica de su pueblo, sin

intermediarios indeseables y, por lo tanto, digna de crédito; e

e) interpretan los signos de los tiempos en la experiencia inmediata que les corresponde vivir,

conectándola con los grandes acontecimientos de la historia de salvación a la que Dios los introduce,

inopinadamente.

La forma en que ellos asumen esta participación parte, innegablemente, de la práctica de una oración que

dejará escuela en el pueblo de Dios de todas las épocas y constituye el núcleo de una ―épica popular‖ que los

colocará en el centro de los planes divinos al provenir de los márgenes sociales y religiosos, algo que estaba

anunciado por los profetas y que comenzaría a cumplirse en el periodo que hoy denominamos ―Adviento‖, esto

es, la etapa de preparación y espera de la manifestación gloriosa de la luz divina en el nacimiento de Jesús de

Nazaret.

Page 81: Sermones 2014

81

2. LAS RAÍCES DE LA ORACIÓN Y EL CÁNTICO DE MARÍA DE NAZARET

El Señor empobrece y enriquece, rebaja y engrandece; saca del lodo al miserable, levanta de la basura al pobre para sentarlo entre los príncipes y adjudicarle un puesto de honor.

I SAMUEL 2.7-8, La Palabra (Hispanoamérica)

a figura de la virgen María de Nazaret sigue siendo muy polémica en el ámbito evangélico o protestante

dadas las resistencias que existen hacia la veneración que ha recibido en el catolicismo. Cuesta mucho

trabajo hablar de una ―María protestante‖.121 En América Latina, y particularmente en México, su rescate como

figura de fe o como modelo femenino atraviesa por singulares dificultades debido a los excesos causados por el

culto guadalupano y su asociación con ella.122 La llamada mariolatría católica, fruto de siglos de promoción

religiosa, ha dado como resultado una serie de advocaciones de María por todas partes del continente, alrededor

de 21,123 algo que no es ajeno tampoco en otras partes del mundo. A causa de tales prácticas, tal vez lo que

menos se percibe de ella, a la luz del evangelio de Lucas, es su perfil profético ligado a la manera en que el relato

la presenta y, sobre todo, por el contenido del cántico de Lc 1.46-55, el llamado Magnificat (traducción de la

primera palabra del mismo: ―Engrandece‖ o ―Magnifica‖), basado en su totalidad en el de Ana, tal como aparece

en I Samuel 2.1-10.

Estrictamente hablando, nos encontramos ante la relectura de un pasaje histórico de la Biblia Hebrea en

otra época de la historia del pueblo de Dios, precisamente aquella en que es objeto de una nueva invasión y

sometimiento por parte de una potencia extranjera, el Imperio Romano. Ese contexto le otorga al cántico y a la

oración de María enormes paralelismos y referencias con su modelo de origen, Ana, la madre del juez y profeta

Samuel. Lo que salta a la vista es la enjundia con que María asume su papel dentro de lo que se conoce como

―historia de la salvación‖, pues más allá de los estereotipos promovidos por el catolicismo, ella representa una

etapa fundamental del caminar de fe de las comunidades que esperaban la venida de un mesías que viniera a

arreglar el estado de cosas imperante. Si Ana experimentó una vida de marginación y aislamiento hasta el

momento en que tuvo a su hijo, María es escogida por el Espíritu para procrear al Mesías e Hijo de Dios en el

mundo sin relación alguna con un hombre, pues apenas estaba comprometida con su futuro esposo.

121 Cf. Wanda Deifelt, ―María, ¿una santa protestante?‖, en Revista de Interpretación Bíblica Latinoamericana, núm. 46, www.claiweb.org/ribla/ribla46/maria%20una%20santa%20protestante.html; y, en el ámbito católico, I. Gebara y M.C. L. Bingemer, María, mujer profética. Ensayo teológico a partir de la mujer y de América Latina. Madrid, Paulinas, 1988. Puede descargarse en: www.mercaba.org. 122 Véase L. Cervantes-O., ―México: guadalupanismo y protestantismo‖, en Magacín, de Protestante Digital, España, 19 de diciembre de 2010, http://protestantedigital.com/magacin/10153/Mexico_Guadalupanismo_y_protestantismo. ―…otro ‗factor bíblico‘, poco conocido por el protestantismo, fue el uso criollo del Salmo 147 para legitimar la ―deferencia‖ con que la Virgen trató al pueblo mexicano, basado en las palabras ‗…con ninguna nación obró así‘ (Non fecit taliter omni nationi), con que cierra dicho salmo y que fueron proferidas por el papa Benedicto XIV al conocer la copia de la imagen guadalupana realizada por el notable pintor Miguel Cabrera. Desde 1681, este salmo fue colocado en el imaginario católico para formar parte de la liturgia, aun cuando se falseaba su contexto original‖. 123 Cf. Miguel Concha, ―Significado teológico del culto católico a la Virgen María‖, Revista de la Universidad de México, núm. 499, agosto de 1992, pp. 7-10: ―Ahora bien, para distinguir o definir este culto a María, distinto del culto de latría que debe tributarse a Dios, y más excelente que el culto de dulía, que se tributa a los santos, se le llama hiperdulía. […]Aunque encumbrada por aquella vocación y privilegio tan singular, y su respuesta tan exquisitamente humilde y perfecta, según el pensamiento cristiano María no entra por ello en el orden de lo divino, ni el culto que se le tributa puede ser equiparable al que se le rinde a Dios. María sigue siendo plena y normalmente hija de nuestra raza, mujer ejemplar, humilde y fuerte, delicada y fiel, hasta el supremo heroísmo al pie de la Cruz‖ (pp. 8-9), www.revistadelauniversidad.unam.mx/ojs_rum/files/journals/1/articles/13632/public/13632-19030-1-PB.pdf

L

Page 82: Sermones 2014

82

La estructura del cántico muestra las líneas dominantes de un pensamiento reivindicativo, hoy diríamos

capaz de empoderar a las personas de la más baja escala social como parte de un proyecto divino manifestado

en la historia de un pueblo que aún no conocía los excesos del poder monárquico. Como parte de la agonizante

etapa de los jueces, representa también el esfuerzo popular por acceder a los beneficios de la acción de Dios, a

contracorriente de las intenciones de las clases dominantes por controlar incluso las esperanzas religiosa de las

clases subalternas. ―El Magníficat hace eco al cántico de Ana, madre de Samuel (1Sam 2, 1-10), cuyo tema

principal es la inversión de los valores como signo de la obra de Dios. Nos presenta a un Dios que acaba con la

situación de todos los que se toman por dioses y no cesan de oprimir a su prójimo‖.124

Así es posible entender la manera en que Ana, y posteriormente María, se coloca en continuidad directa

con las acciones liberadoras de Dios. María se ubica líricamente a sí misma en la nueva situación (―Todo mi ser

ensalza al Señor./ Mi corazón está lleno de alegría/ a causa de Dios, mi Salvador,/ porque ha puesto sus ojos en

mí/ que soy su humilde esclava./ De ahora en adelante/ todos me llamarán feliz,/ pues ha hecho maravillas

conmigo/ aquel que es todopoderoso,/ aquel cuyo nombre es santo/ y que siempre tiene misericordia/ de aquellos

que le honran‖, Lc 1.47-50) y de inmediato asume las palabras de Ana. Los paralelismos son claros:

a) Ana y María miran el mundo con los ojos de Dios por sus acciones reivindicadoras en la historia y en

ellas mismas: ―Los hartos se alquilan por pan/ y los hambrientos se sacian:/ la mujer estéril da a luz

siete hijos/ y la madre fecunda se marchita‖ (I S 2.5).

b) Comparten una visión profética: ―Con la fuerza de su brazo/ destruyó los planes de los soberbios./

Derribó a los poderosos de sus tronos/ y encumbró a los humildes./ Llenó de bienes a los

hambrientos/ y despidió a los ricos con las manos vacías‖ (Lc 1.51-53).

c) Ambos cánticos promueven la liberación social: ―El Señor empobrece y enriquece,/ rebaja y

engrandece;/ saca del lodo al miserable,/ levanta de la basura al pobre/ para sentarlo entre los

príncipes/ y adjudicarle un puesto de honor.‖ (I S 2.7-8).

En suma, se podría afirmar que Ana y María son auténticas ―teólogas de la liberación divina‖, puesto que

su conciencia religiosa y espiritual alcanzó a percibir los signos de los tiempos en donde Dios se estaba haciendo

presente a favor de los más desfavorecidos/as de la historia.

124 E. Hamel, ―Justicia en la visión del Magnificat‖, en www.mercaba.org/DicTF/TF_justicia_magnificat.htm.

Page 83: Sermones 2014

83

3. LA ENCARNACIÓN DIVINA: RESPUESTA AL CLAMOR HUMANO

El pueblo que a oscuras caminaba vio surgir una luz deslumbradora; habitaban un país tenebroso y una luz brillante los cubrió.

ISAÍAS 9.1, La Palabra (Hispanoamérica)

s perfectamente comprensible el interés prestado por los evangelistas al libro de Isaías debido a la sintonía

que encontraron con sus esperanzas de cambio. La lectura cristiana de ese profeta, llevada al borde de la

sobre-interpretación, fascinada por el tema de la luz, de la venida del Mesías y de la transformación del mundo en

un espacio de paz y justicia, sigue siendo vigente para la actualidad, sobre todo ante los desalentadores

acontecimientos recientes.125 No por nada es el libro que ―ha configurado el programa profético de Jesús‖, en

palabras de Severino Croatto,126 quien también advierte: ―La liberación y la salvación se proyectan al futuro.

Simplemente, porque el presente es de sufrimiento. Pero la intervención de Yavé es esperada para la generación

que recibe el texto. Conviene moderar la lectura escatológica de la esperanza, que se ha hecho tradicional.

Nunca se espera la salvación para tiempos lejanos e indeterminados‖ (Idem). El contexto histórico de los

capítulos 7, 9 y 11, de donde tradicionalmente se han extraído las citas ―navideñas‖ más socorridas, es el telón

de fondo en el que Isaías acomete una observación en profundidad y en el que encuentra motivos de

preocupación y de esperanza:

a) Había una guerra entre Israel y Siria contra Judá (7.1). De ahí brota la promesa del nacimiento de

Emmanuel, la figura del niño que encarnaría la presencia directa de Dios para la nación y presagiará la

superación de la alianza militar. Las palabras de 7.17 son consoladoras en extremo: ―Pero el Señor

hará venir sobre ti, sobre tu pueblo y sobre tu dinastía días como no los ha habido desde que Efraín se

separó de Judá‖. De hecho, la sección de Is 6.1-9.6, es considerada como el Libro de Emmanuel.127

b) En el cap. 9 se describe una situación oscura con una visión política sumamente crítica fruto de un

análisis minucioso de los acontecimientos del momento previamente al anuncio del nacimiento del niño

lleno de virtudes que simbolizará la recuperación de la fuerza de Judá. ―Para aumentar el señorío/ con

una paz sin fronteras/ sobre el trono de David;/ lo asentará en todo su territorio/ con seguridad y

firmeza,/ con justicia y con derecho,/ desde ahora y para siempre‖ (9.6a).

c) En el 11 se anticipa un reino mesiánico de paz, negación total de las circunstancias del momento,

dominadas por un belicismo incontrolable. Se habla de un ―renuevo‖ del ronco de Jesé, muestra de la

enorme añoranza por un monarca davídico fiel al legado ideal antiguo de justicia y sabiduría: ―El

espíritu del Señor en él reposará:/ espíritu de inteligencia y sabiduría,/ espíritu de consejo y de valor,/

espíritu de conocimiento y de respeto al Señor‖ (11.2).

Más allá de estos ambientes convulsos, pero no ajenos a la época en que vivieron, los evangelistas

retomaron el lenguaje de esperanza y el simbolismo de la niñez, la paz y los anhelos de justicia para vaciar en

sus textos todo lo positivo que vislumbró el profeta. Lucas, particularmente, puso el énfasis en lo que subrayaban

las comunidades cristianas iniciales. Gabriel, el mensajero, lo cita al referirse al destino supremo de Jesús: ―Un

125 Cf. C. Martínez García, ―Isaías, el profeta de la Navidad‖, en La Jornada, 24 de diciembre de 2014, www.jornada.unam.mx/2014/12/24/opinion/018a2pol. 126 J.S. Croatto, ―Composición y querigma del libro de Isaías‖, en RIBLA, núm. 35-36, http://www.claiweb.org/ribla/ribla35-36/compisicion%20y%20querigma.html. 127 Jesús M. Asurmendi, Isaías 1-39. Estella, Verbo Divino, 1981 (Cuadernos bíblicos, 23), p. 12.

E

Page 84: Sermones 2014

84

hijo que será grande, será Hijo del Altísimo. Dios, el Señor, le entregará el trono de su antepasado David…‖ (Lc

1.32; Is 9.6). El encuentro entre el cielo y la tierra de Lucas 2 instala la continuidad y realización de la historia de

la salvación en medio de un mundo plagado de conflictos. La familiaridad con que el pasaje presenta a los

pastores y a los ángeles simultáneamente afirma la intensidad con que Dios viene para modificar el curso de la

historia material, humana, y hacerse ver como motivo de esperanza.

La famosa afirmación ―¡Gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra a los hombres que gozan de su

favor!‖ (2.14) es el resumen del plan divino e instala la posibilidad real del Shalom, del bienestar genuino y total

para todos/as. ―Para Lucas, la fe que reconoce las intervenciones de Dios puede conducir a dos reacciones: la

alabanza en alta voz o la meditación silenciosa, como la de María. ‗Lucas sitúa así en la experiencia de los

pastores y de María las dimensiones de la experiencia cristiana de los creyentes: la escucha de la palabra de

Dios, el encuentro con el acontecimiento-signo, la profundización eclesial o comunitaria y la transmisión de esta

experiencia a otros creyentes‘‖.128 La vida de los protagonistas cambió radicalmente y fue introducida

irreversiblemente al ámbito de las acciones divinas concretas a favor suyo. Ésa fue la respuesta de Dios a su

pueblo que clamaba por salvación y liberación, pues el nacimiento de ese niño abrió las puertas hacia un sendero

de paz y redención que seguiría desarrollándose en el mundo.

128 Yves Saoût, Evangelio de Jesucristo según san Lucas. Estella, Verbo Divino, 2006 (Cuadernos bíblicos, 137), pp. 18-19. La cita corresponde a S. Gutiérrez Rico, Praxis et herméneutique dans l'évangile de Luc. Tesis de la UniversIdad de Estrasburgo, 1999, p. 125.

Page 85: Sermones 2014

85

4. NAVIDAD, KAIRÓS Y CONFLICTIVIDAD HUMANA

Pero, al llegar el momento cumbre [pléroma] de la historia, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo el régimen de la ley, para liberarnos del yugo de la ley y alcanzarnos la condición de hijos adoptivos de Dios.

GÁLATAS 4.4-5, La Palabra (Hispanoamérica)

ientras los evangelistas Mateo y Lucas complementaron sus relatos del nacimiento de Jesús con el

recuerdo de las promesas proféticas sobre el Mesías venidero, las genealogías y personajes atípicos, sus

colegas, Marcos y Juan, fueron directamente al relato de las acciones de Jesús de Nazaret y lo presentan como

un profeta mesiánico que ofrece su mensaje . Pablo de Tarso, por su parte, sólo hace algunas alusiones al

nacimiento humano de su Señor con un énfasis muy diferente al de los evangelistas. Entre ellas podemos

mencionar las siguientes: ―Así que en adelante a nadie valoramos con criterios humanos. Y si en algún tiempo

valoramos a Cristo con esos criterios, ahora ya no‖ (II Corintios 5.16), en donde se refiere a la insistencia de los

primeros apóstoles en la cercanía física que tuvieron con él. La segunda es de carácter más reflexivo: en cuanto

a la encarnación del Hijo de Dios en el mundo: ―Ya conocen cuál fue la generosidad de nuestro Señor Jesucristo:

siendo rico como era, se hizo pobre por ustedes para enriquecerlos con su pobreza‖ (II Corintios 8.9). De modo

que se puede afirmar que al apóstol de los gentiles no le interesó mucho profundizar en las llamadas ―historias

navideñas‖ pues él, más bien, quiso profundizar en la esencia misma de los sucesos.

Aquí nos ocuparemos de las palabras paulinas de Gálatas 4.4, que manifiestan la manera en que el

apóstol comprendió los acontecimientos que hoy denominamos ―navideños‖, es decir, los entretelones de la

aparición del Hijo de Dios en el mundo. Y lo hace en el contexto de su discusión sobre los derechos de los hijos

biológicos y adoptivos: para acabar con la tutela de la ley que hacía de los hijos mismos algo similar a los

esclavos, Dios ha enviado a su Hijo y, por lo tanto, ―Dios es padre-abbá de todos, somos todos hermanos/as‖.129

Lo que destaca en el contraste planteado por la afirmación paulina es ―el cumplimiento del tiempo‖, ―la plenitud de

la historia‖, un concepto que san Pablo compartió con muchos de sus contemporáneos: ―La ―plenitud de los

tiempos‖ es una expresión de origen apocalíptico, que encontramos en Mr 1.1: ―Se ha cumplido el plazo (se ha

llenado el tiempo) y ya llega el reinado de Dios. Enmendaos y creed la buena noticia‖. Así, pues, no se trata de

un progreso de la civilización que permita la venida del Salvador, [pues] sólo Dios decidió el tiempo de la

encarnación y sólo él decidirá la hora de la parusía (Mr 13.32; 1 Tes 5.1-2)‖.130

San Pablo ubica entonces a la ―Navidad‖ como el ―momento cumbre de la historia‖, hacia el cual se dirigió

siempre y a partir del cual deberá reinterpretarse todo lo que acontecería en el futuro posterior. Ésa será la pauta

que permitirá apreciar todas las acciones divinas realizadas en la antigüedad y lo que sucederá después de la

presencia de Jesucristo en el mundo. ―El movimiento del pensamiento de Pablo consiste en poner la venida del

Hijo en relación con el mundo que ha de salvar‖. Por ello, expone dicha venida en el contexto conflictivo

representado por la encarnación biológica misma (―nacido de mujer‖) y por el sometimiento a la ley. El

movimiento del texto es muy explícito al respecto: a) acción divina: envío del Hijo; b) modalidad: nacido de una

mujer; c) modalidad: sometido a la ley; d) finalidad: liberar de la ley; y e) finalidad: conferir la adopción filial. ―Se

da un paralelismo entre las dos modalidades y las dos finalidades La expresión ‗nacido de una mujer‘ subraya sin

duda el realismo de la encarnación pero sobre todo la fragilidad humana (Job 14.1; 14.14; 25 4). […] Sometido a

la ley, Cristo no se distingue en nada de los hombres (compárese con Fil 2.7) que están encerrados en la ley

(3.23), sufrirá su maldición (3.13) aunque no tenga pecado (Ro 8.3; II Co 5.21). […]―El paralelismo entre ‗nacido

de una mujer y ‗nacido bajo la ley‘ manifiesta que Pablo piensa ante todo en la precariedad de la existencia que

129 Eduardo de la Serna, ―Gálatas: la novedad de estar en Cristo‖, en Revista de Interpretación Bíblica Latinoamericana, núm. 62, www.claiweb.org/ribla/ribla62/eduardo.html. 130 Edouard Cothenet, La carta a los Gálatas. Estella, Verbo Divino, 1981 (Cuadernos bíblicos, 34), p. 45.

M

Page 86: Sermones 2014

86

Cristo asume para salvarnos (como en Fil 2 7 se despojó, tomó la condición de esclavo y se hizo como los demás

hombres)‖.131

He ahí varias de las conflictividades humanas planteadas por la encarnación divina en el mundo: tiene que

lidiar con todas las limitaciones y condicionamientos humanos obligatorios (deseos, responsabilidades,

incomprensión, contradicciones, etcétera) y con los impuestos por la obediencia de la Ley antigua (tradiciones,

prohibiciones, alimentación, rituales…), todo ello a contracorriente de la libertad que el Hijo de Dios traía para ser

experimentada por la humanidad: ―Si el Hijo los liberta, serán verdaderamente libres‖, había dicho el apóstol Juan

(8.36). Y ése es precisamente uno de los grandes temas de la carta paulina, pero antes el propio Hijo de Dios

debía atravesar y cumplir, ―en la carne‖, las obligaciones marcadas por la ley y por los criterios humanos que la

interpretaban.

Esa conflictividad sigue rodeando cada celebración del nacimiento de Jesús, tal como lo narra Mateo al

incluir la historia de la persecución, la huida a Egipto y la masacre de los niños inocentes, puesto que la irrupción

de la luz en un mundo invadido por las sombras de la muerte y el pecado tiene que enfrentar, necesariamente,

enorme oposición. Tal como lo ha resumido el historiador Jean Meyer en estos días:

De modo que el misterio de Navidad es doble; misterio de la luz y misterio de la oscuridad, del bien absoluto y del mal absoluto, esperanza de salvación en medio de la desesperanza. Entre los hijos de la luz y los hijos de las tinieblas no hay paz, no habrá paz hasta el fin del mundo. Edith Stein reflexiona que ―esta es una dura y grave lección, en verdad, que el encanto delicioso del niño en el pesebre no debe velar a nuestra vista. Puesto que el misterio de la encarnación y el misterio del mal están estrechamente relacionados. Frente a esta luz que baja del cielo, la noche del pecado aparece más negra y más densa‖.132

131 Ibid., p. 46. 132 J. Meyer, ―Misterio de Navidad‖, en El Universal, 21 de diciembre de 2014, http://www.eluniversalmas.com.mx/editoriales/2014/12/73928.php.

Page 87: Sermones 2014

87

LOS TIEMPOS DE DIOS Y LOS TIEMPOS HUMANOS

31 de diciembre de 2014

Porque mil años son ante tus ojos/ como un día, como un ayer que ya pasó,/ como una vigilia en la noche. SALMO 90.4, La Palabra (Hispanoamérica)

ada vez que se traspasan umbrales cronológicos y se entra a nuevas etapas de la existencia es posible

reflexionar acerca de la grandeza divina y la pequeñez humana. No obstante, como lo atestiguan las

Escrituras, la interrelación deseada por el propio Dios entre su eternidad incomprensible y la finitud de la vida

humana es una realidad innegable que debe propiciar un sano acercamiento a la condescendencia y el amor con

que el Creador abraza a su creación en medio de los avatares del tiempo. Afirmar la superioridad de los tiempos

divinos sobre los humanos no es un acto de avasallamiento mental o espiritual sino el reconocimiento de cómo la

vida humana se debate, permanentemente, entre los riesgos de perderse y la búsqueda genuina de sentido para

sus acciones. Dialogar con la trascendencia divina desde la humildad y la fragilidad es uno de los grandes

dilemas recogidos en los textos sagrados.

De ese dilema existencial, religioso y teológico ofrece un enorme testimonio el salmo 90, famoso por quien

se ha señalado como autor y porque es un entrañable recuento de la vida expresado en un auténtico lenguaje de

fe y de reconocimiento del trato de Dios con la humanidad, un canto a la eternidad divina que se digna entrar en

contacto con la transitoriedad humana. Sus versos son elocuentes al momento de celebrar las acciones de Dios:

―Señor, durante generaciones/ tú has sido nuestro refugio‖ (v. 1). Pasan los años y las diversas generaciones,

pero Él permanece fiel a sus promesas. La inconcebible eternidad divina, al pasar velozmente frente a nuestros

ojos, deja una cauda de admiración y sobrecogimiento: ―Antes que se formasen los montes/ y la tierra y el orbe

surgieran,/ desde siempre y para siempre tú eres Dios‖ (v. 2): una realidad imposible de imaginar racionalmente,

pero en la que Dios ya era Dios.

El ser humano, en su carácter efímero, terroso, adánico (v. 3), sólo parpadea ante el devenir divino

inconcebible en el que los tiempos se mezclan y se relativizan, a la vez: ―Porque mil años son ante tus ojos/ como

un día, como un ayer que ya pasó,/ como una vigilia en la noche‖ (v. 4) Solamente escritores como Borges,

obsesionados por el transcurrir cronológico, han atisbado esos abismos: ―El tiempo es la sustancia de que estoy

hecho./ El tiempo es un río que me arrebata, pero yo soy el río;/ es un tigre que me destroza, pero yo soy el tigre;/

es un fuego que me consume, pero yo soy el fuego./ El mundo, desgraciadamente, es real;/ yo, desgraciada-

mente, soy Borges‖.133 La intuición humana se sumerge y se pierde en el sueño, en la confusión que brota de la

incapacidad para comprender las dimensiones eternas, algo que también expresaron los poetas mesoamericanos

(―Como una pintura nos iremos borrando…‖,134 que, no obstante, anhelaban algo duradero: ―No acabarán mis

cantos…‖135): ―Tú los arrastras al sueño de la muerte,/ son como hierba que brota en la mañana:/ por la mañana

brota y florece,/ por la tarde se agosta y se seca‖ (vv. 5-6).

A veces, la relación con el ser eterno entra en conflicto con los vaivenes propios de los seres históricos,

con fecha de caducidad y se pone en riesgo la brevedad anunciada de la vida: ―Con tu ira nos has consumido,/

con tu furor nos aterras./ Ante ti has puesto nuestras culpas,/ a la luz de tu faz nuestros secretos./ Nuestros días

133 J.L. Borges, ―Nueva refutación del tiempo‖, en Otras inquisiciones, Obras completas. Buenos Aires: Emecé, 1989-1996. v. 2, p. 146. 134 Nezahualcóyotl, Poesía. Toluca, Gobierno del Estado de México, 1985, p. 79: ―No acabarán mis flores,/ no cesarán mis cantos./ Yo cantor los elevo,/ se reparten, se esparcen./ Aun cuando las flores/ se marchitan y amarillecen,/ serán llevadas allá,/ al interior de la casa/ del ave de plumas de oro‖. 135 Ibid., p. 71: ―Como una pintura/ nos iremos borrando./ Como una flor,/ nos iremos secando/ aquí sobre la tierra./ Como vestidura de plumaje de ave zacuán,/ de la preciosa ave de cuello de hule,/ nos iremos acabando,/ nos vamos a su casa‖.

C

Page 88: Sermones 2014

88

decaen bajo tu furia,/ como un suspiro pasan nuestros años‖ (vv. 7-9). Ese término es infranqueable y tiene un

signo numérico: ―Setenta años dura nuestra vida,/ durará ochenta si se es fuerte;/ pero es su brío tarea

inútil,/pues pronto pasa y desaparecemos‖ (v. 10). Carlos Monsiváis, al llegar a sus setenta años, recordó

puntualmente este salmo y no le quedó más remedio que meditar en voz alta:

¿Qué hacer con las fechas? En materia de evocaciones, su función principal es exorcizar la anarquía de los recuentos. […] Y lo más fastidioso y lo mejor de los días culminantes en mi vida es su condición irretornable. No es sólo lo que hice entonces (reconstruido) sino, como suele suceder, el atender en demasía a lo negociable con el olvido. […] Se vuelven proteicos la furia y la desesperación, la esperanza y el júbilo comunitarios, el deseo y el placer de asir como se pueda las experiencias. Detente oh momento, eres tan bello por tan imposible de evocar con justeza. ¿Y qué es lo determinante entonces? Aquello en donde —por así decirlo— uno ya no distingue entre

sentimientos y razonamientos.136

El juicio de Dios es cosa seria, agrega el salmo (―¿Quién conoce el poder de tu cólera?/ Como tu furor, así

es el respeto que inspiras‖, v. 11) y una de las mejores respuestas que suponemos acordes con ello es aprender

a tratar con el paso de los días. ¿Quién, entonces, nos puede enseñar a hacerlo, sino sólo Él, el Eterno, el

intocado por los relojes?: ―Enséñanos a contar nuestros días/ y tendremos así un corazón sabio‖ (v. 12). Lo que

surge de todo eso no puede ser más que otra oración, encabalgada con la meditación y la observación guiadas

por una fe indomable: ―Vuélvete, Señor, ¿hasta cuándo?/ ¡Apiádate de tus siervos!/ Cólmanos de tu amor por la

mañana,/ para que cantemos alegres toda la vida‖ (vv. 13-14).

Al trasponer los tiempos que nos toca vivir, sólo una buena actitud podrá mantenernos, literalmente, a

flote: ―Alégranos tanto como días nos afligiste,/ como años conocimos el mal‖ (v. 15). Así será posible afrontar el

tiempo por venir en el marco de los planes superiores del Creador para situarse ante ellos, como parte de ellos:

―Que se muestre a tus siervos tu obra/ y a tus hijos tu esplendor./ Que descienda sobre nosotros/ la gracia del

Señor, nuestro Dios./ Afianza la obra de nuestras manos;/ sí, afianza la obra de nuestras manos‖ (vv. 16-17).

Humanamente, nuestra relación con el tiempo es diferente y paradójica, tal como lo expresaron el Apocalipsis

simbólicamente en su visión y el poeta cubano Eliseo Diego:

Habiendo llegado al tiempo en que la penumbra ya no me consuela más y me apocan los presagios pequeños; habiendo llegado a este tiempo; y como las heces del café abren de pronto ahora para mí sus redondas bocas amargas; habiendo llegado a este tiempo; y perdida ya toda esperanza de algún merecido ascenso, de ver el manar sereno de la sombra; y no poseyendo más que este tiempo; no poseyendo más, en fin, que mi memoria de las noches y su vibrante delicadeza enorme;

136 C. Monsiváis, ―Los días de nuestra edad‖, en La Jornada, 4 de mayo de 2008, www.jornada.unam.mx/2008/05/04/index.php?section=cultura&article=a03a1cul.

Page 89: Sermones 2014

89

no poseyendo más entre cielo y tierra que mi memoria, que este tiempo; decido hacer mi testamento. Es este: les dejo el tiempo, todo el tiempo ―Testamento‖.137

137 E. Diego, ―Testamento‖, en Poesía y prosa selectas. Caracas, Biblioteca Ayacucho, 1991, p. 187.

Page 90: Sermones 2014

90