sara y su ratón mágico
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Cuento escrito por Carmen ValeaTRANSCRIPT
Sara era una niña que tenía ocho años y le acababan de comprar una nueva mascota. Ese
animal era un ratón, su pelaje era blanco y tenía una mancha negra en la barriguita. Sara
decidió ponerle un nombre; después de pensar, pensar y pensar tuvo una idea, ¡aquel
pequeño ratón se llamaría Blindy!
Un día Sara, al volver del colegio, fue corriendo a ver a Blindy, y le contó que ella y sus
padres habían ganado un viaje a un bosque lejano. Sara estaba contentísima y no sabía
que hacer. Al cabo de unas semanas se marcharon a esa excursión. Cuando iban en el
coche el ratón no paraba de corretear, pues se notaba que estaba nervioso. Entonces el
ratón empezó a hablar de repente. La niña pegó un grito y los padres le preguntaron:
- ¿Qué pasa Sara?
Y ella contestó:
- ¡Mamá, papá, este ratón…!
Entonces el ratón le pellizcó en la pierna. Sara se agachó y se acercó a el.
- Ho o ola Blindy-le dijo la niña sin aliento.
- Hola, ¿que te pasa Sara?- preguntó el ratoncillo.
- Pues es que, ¿pero tu desde cuándo hablas?
El ratoncillo le dijo que el tenía un conjuro para poder hacer cualquier cosa, entonces la
niña preguntó:
- ¿De dónde lo has sacado?
- A ver niña, me haces muchas preguntas, te contaré una historia – le dijo el Blindy.
- Una vez, cuando yo sólo tenía tres años, que mi madre se había ido a comprar, empecé
a mezclar en este mismo bote, todas las cosas que había por casa. Cuando ya casi no
quedaba nada más que añadir, empecé a tener mucha sed y también mucha hambre y no
había nada que comer. Yo ya no podía aguantar más el hambre y decidí tomarme un
poco de aquel repugnante mejunje, y aquí estoy yo, contándote esta historia.
- ¡Guau! ¡Vaya historia!- contestó Sara.
Enseguida llegaron a su destino y Sara se marchó con Blindy al corazón del bosque.
La niña le preguntó al ratón:
- ¿Me podrías enseñar cómo lo haces?
- Claro que sí, además estoy ansioso por ver la cara que pones.
Blindy sacó su pócima y se la dio a Sara para que la tomara.
- Cuando termines chasquea los dedos cerca de lo que quieras que hable – le dijo Blindy.
Sara así lo hizo y en un abrir y cerrar de ojos todo el bosque se puso a hablar.
A partir de aquel día, Blindy y Sara se hicieron buenos amigos y a veces Sara y Blindy
jugaban a hacer hablar las cosas más extrañas.