saer, juan jose - el concepto de ficcion

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  • 5/10/2018 Saer, Juan Jose - El Concepto de Ficcion

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    JUAN JOSE,SAER

    ELCONCEPTO,DE FICCION

    'Ariel

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    D i se fi o d e i nt er io r : A l ej an d ro U l lo a 1997, J ua n J os e Saer

    D e re ch os e xc lu si ve s d e e di ci on e n c as te ll an oreservados para todo el mundo:

    1997, Cornpafifa Editora Espasa CalpeArgentina S.A.I ArielIndependencia 1668, 1100 Buenos AiresGrupo Editorial Planeta

    Segunda edicion: junio de 1998ISBN 950-9122-48-3

    Hecho el deposi to que preve la ley 11.723Impreso en la Argentina

    N i ng u na p a rt e d e e st a p u bl ic ac io n, i nc lu id o e l d is ct io d e I n c u bi er ta , p u ed e s er r ep ro d u-c i d a, n lmacen nd a 0 trnnsmitkla en m n ne ra a lg un n n i po r rtingUIl medic, yn se a ele,ctr i~Q).,_w. rr-qu fm i c o, m e c a ni c o, o p ti c o, d e g r ab a ci o n 0 d e f o to c ia..

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    EXPLICACION '

    Los textos que contiene este libro abarcan un periodode treinta y un afios; los mas antiguos fueron escritos en1965; el mas reciente, en 1996. EI orden en el que estanpresentados es cronologico: van del presente al pas ado.Buscar, releer y ordenar estas hojas polvorientas rue pa-ra mi la ocasion de efectuar un lento viaje en e1 tiempo,del que no vuelvo ni deprimido ni satisfecho: las cosasque pensaba haee treinta anos sigo pansandolas ahora,pero puestas todas juntas no constituyen una teoria delrelato de ficcion, s ino mas bien una serie de normas per-sonales para ayudarme a escribir alguna narraci6n quejustifique tantas paginas borroneadas.Si los Ilamo textos, es porque no se que otro nombredarles. Ensayos me parece demasiado pretencioso, Yartfculos inapropiado por la connotacion periodis ticaque tiene esa palabra. De todos estos trabajos, unica-mente dos 0 tres apareci.eron en diaries, mimero sensi-blemente inferior al de los que fueron rechazados, enalgunos casos hasta por los mismos organosde prensaque los habian pedido. Pero aunque 1a publicaci6n no

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    siempre siguio al pedido y a hi . rodaccicn, como a 1afe-cundacion y a la gestacion sigue el nacimiento, unabuena parte de estos textos fueron escritos por encar-go. Los otros, salvo cuatro 0 cinco que contienen refle-xiones generales, son simples notas de lectura, pretex-tos para discutir conmigo mismo ciertos aspectos de unoficio de 10 mas solitario.

    Las escasas transgresiones al orden cronologico quepueden observarse deben ser consideradas como des-plazamientos necesarios para hacer mas evidentes lasintenciones del conjunto y consolidar su coherencia. Esobvioque esa intenci6n general es posterior a todos y acada uno de los articulos y no presidio a 1aredacci6n deninguno. Muchos estaban ya olvidados y otros, escritoshace mas de un cuarto de siglo, nunca habian sido pa-sados a maquina. En dos 0 tres casos, ciertos parrafos,ilegibles 0 perdidos, debieron ser reconstituidos, y deboconfesar que en algunos momentos el trabajo resuIt6tan engorroso, que urricamente 1a obstinaci6n gratifi-cante aunque inexplicable de mis editores por publicar-los me incito a terminarlo,

    Salvo algunos retoques, algunas supresiones y casiningun afiadido, todos estos textos se publican hoy talcomo estaban en su primera version dactilografiada. Elhaberlos dejado intactos no es consecuencia de un res-peto religiose hacia mi mismo, sino de la curiosidad ar-tesana por saber como funcionarian, encerrados juntosen un libro, todos esos pequefios artefactos verba1es. Elresultado es claro: en treinta aries, hay apenas un pu-fiadito de ideas y muchas repeticiones. Y, crease 0 no,esa insistente pobreza es 10 que a mi modo de vel' conmas raz6n los justifica.

    EL CONCEPTO DE FICCION

    Nunca sabremos como fue James Joyce. DeGormana EHmann, sus biografos oficiales, el progreso principales unicamente estilistico: 10 que el primero nos trasmi-te con vehemencia, el segundo 10 haee asumiendo untono objetivo y circunspecto, 10 que confiere a su relatauna ilusion mas grande de verdad. Pero tanto las fuen-tes del primero como las del segundo -entrevistas ycartas- son P OI' 1 0 menos inseguras, y recuerdan e1testimonio del "hombre que vio al hombre que via al" Iso , con e agravante de que para la mas fantasiosa de

    las dos biografias, la de Gorman, el informante princi-pal fue e1oso en persona. Aparte de las de este ultimoes obvio que ni la escrupulosidad ni la honestidad delos informantes pueden ser puestas en duda, y quenuestro interes debe orientarse hacia cuestiones te6ri-cas ymetodologicas,

    En este orden de cosas, la objetividad ellmaniana,tan celebrada,va cediendo paso, a medida que avanza-mos en la lectura, a la impresion un pocodesagradablede que el biografo, sin haberselo propuesto, va entran-

    (Paris, 6 de marzo de 1997)

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    do en el aura del biografiado, asumiendc sus puntos devista y confundiendose paulatinamente con su subjeti-vidad. La impresion desagradable se transforma en unverdadero malestar en la seccion 1932-1935, que, engran parte, se ocupa del episodio mas doloroso de la vi-da de Joyce, la enfermedad mental de Lucia. Echandopor Ia borda su objetividad, EHmann, con argumentosenfaticos y confusos, que mezclan de manera impruden-te los aspectos psiquiatricos Y literarios del problema,parece aceptar la pretension demencial de Joyce de queunicamente el es capaz de curar a su hija. Cuando setrata de meros acontecimientos exteriores y anecdoti-cos, no pocas veces secundarios, la biografia pue.demantener su objetividad, pero apenas pasa al campo in-terpretativo el rigor vaeila, y 10problematico del objetocontamina la metodologia. La primer a exigencia de labiografia, la veracidad, atributo pretendidamente cien-tifico, no es otra cosa que el supuesto retorico de un ge-nero literario, no menos convencional que las tres uni-dades de Ia tragedia clasica, 0 el desenmascaramientodel asesino en las ultimas paginas de la novel a policiaLEI rechazo escrupuloso de todo elemento ficticio no

    es un criterio de verdad. Puesto que el concepto mismode verdad es incierto y su definicion integra elementosdispares y aun contradict-orios, es laverdad como obje-tivo univoco del texto Y no solamente la presencia deelementos ficticios 10 que merece, cuando se trata delgenero biografico 0 autobiografico, una discusion minu-ciosa. Lo mismo podemos decir del genero, tan de modaen,la actualidad, llamado, con certidumbre excesiva,non-fiction: su especificidad se basa en Ia exclusion detodorastro ficticio, pero esa exclusion no es depor sf ga-rantia de veracidad. Aun cuando la intencion de veraci-dad sea sincera y los hechos narrados rigurosamenteexactos -10 que no siempre es asf- sigue existiendo elobstaculo de la autenticidad de las fuentes, de los crite-rios interpretativos Y de las turbulencias de sentido

    propios a toda construccion verbal, Estas dificultades,f'amiliares en logica y ampliamente debatidas en elcampo de las ciencias humanas, no parecen preocupara los practicantes felices de la non-fiction. Las ventajasinnegables de una vida mundana como Ia de TrumanCapote no deben hacernos olvidar que una proposicion,por no ser ficticia, no es automaticamente.verdadera-Podemos por 10 tanto afirmar que la verdad no es ne-

    cesariamente 10contrario de 1aficcion, y que cuandoop-tamos por la practice de Ia ficcion no 10haeemos con e1proposito turbio de tergiversar la verdad. En euanto a ladependencia jerarquica entre verdad y ficcion, segun lacual la primera poseeria una positividad mayor que lasegunda, es desde Iuego, en el plano que nos interesa,una mera fantasia moral. Aun con la mejor buena volun-tad, aceptando esa jerarquia y atribuyendo a la verdadel campo de la realidad objetiva y a la ficcion Ia dudosaexpresion de 10subjetivo, persistira siempre el problemaprincipal, es decir la indoterminacion de que sufren nola ficcion subjetiva, relegada al terreno de 10imitil y ca-prichoso, sino la supuesta verdad objetiva y los generosque pretenden representarla. Puesto que autobiografia,biografia, y todo 10que puede entrar en la categoria denon-fiction, la multitud de generos que vuelven 1a espal-da a la ficcion, han decidido representar la supuesta ver-dad objetiva, son e110squienes deben suministrar laspruebas de su eficacia. Esta obligacion no es facil decumplir: todo 10que es verificable en este tipo de relatoses en general anecd6tico y secundario, pero la credibili-dad del relato y su razon de ser peligran si el autorabandona el plano de 10verificable.La ficcion, desde sus origenes, ha sabido emancipar-

    se de esas cadenas. Pero que nadie se confunda: no seescriben ficciones para eludir, por inmadurez 0 irres-ponsabilidad, los rigores que exige el tratamiento de la''verdad'', sino justamente para poner en evidencia e1caracter complejo de la situacion, caracter complejo del

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    que el tratamiento limitado a 10 verificable implica unareduccion abusiva y un empobrecimiento. Aldar un saI-to hacia 10 inverificable, la ficcionmultiplica al infinitolas posibilidades de tratamiento. Novuelve la espalda auna supuesta roalidad objetiva: muy por el contrario, sesumerge en su turbulencia, desdeiiando la actitud inge-nua que consiste en pretender saber de antemano comoesa realidad esta hecha, Noes una claudicacion ante talo cual etica de la verdad, sino la busqueda de una unpocomenos rudimentaria.

    La ficcion no es, por 10 tanto, una roivindicacion de10 falso. Aun aqueUas ficciones que incorporan 10 falsode un modo deliberado -fuentes falsas, atribucionesfalsas, confusion de datos historicos con datos imagi-narios, etcetera->, 10 hacen no para confundir al lec-tor, sino para seiialar el caracter doble de la fiecion,que mezcla, de un modo inev' table, 10 empirico y 10imaginario. Esa mezcla, ostentada solo en cierto tipode ficciones hasta convertirse en un aspecto deterrni-nante de su organlzacion, como podrta ser el caso dealgunos cuentos de Borges 0 de algunas novelas deThomas Bernhard, esta sin embargo presente en ma-yor 0menor medida en toda ficcion, de Homero a Bec-kett. La paradoja propia de Ia ficcion reside en que, sirecurre a 10 falso, 10 hace para aumentar su credibili-dad. La masa fangosa de 10 empirico y de 10 imagina-rio, que otros tienen la ilusion de fraccionar a piacereen rebanadas de verdad y faisedad, no le deja, al au-tor de ficciones, mas que una posibilidad: sumergirseen ella. De ahi tal vez Ia frase de Wolfgang,Kayser:"No basta con sentirse atraido por ese acto; tambienhay que tener el coraje de llevarlo a cabo".

    Pero la ficcion no solicita ser creida en tanto que ver-dad, sino en tanto que ficcion.Ese deseo no es un capri-cho de artista, sino la eondicion primera de su existen-cia, porque solo siendo aceptada en tanto que tal, secomprendera que Ia ficcion no es la exposicion novelada

    de tal 0 cual ideologia, sino un tratamiento especificodel mundo, inseparable de 10 que trata. Este es el pun-to esencial detodo el problema, y hay que tenerlo siem-pre presente, si se quiere evitar la confusion degeneros,La ficeion se mantiene a distancia tanto de los profetasde 10 verdadero como de los euforicos de 10 falso. Suidentidad total con 10 que trata podrfa tal vez resumir-se en la frase de Goethe que aparece en el articulo ya ci-tado de Kayser ("{.Quiencuenta una novela?"): "La No-vela es una epopeya subjetiva en la que el autor pidepermiso para tratar el universo a su manera; el iinicoproblema consiste en saber si tiene 0 nouna manera; elresto viene por afiadidura". Esta descripcion, que noproviene de Ia pluma de un formalista militante ni deun vanguardista anacronico, equidista con identica in-dependencia de 10 verdadero y de 10 falso.

    Para aclarar estas cuestiones, podrianios tomar comoejemplo algunos escritores contemporaneos. No seamosmodestos: pongamos a Solienitsin comoparadigma de 10verdadero. La Verdad-Por-Fin-Proferida que trasuntasus relatos, si no cabeduda que requeria ser dicha, lquenecesidad tiene de valerse de la ficcion?{,Para que nove-lar alga de 10 que ya se sabe todo antes de tamar la plu-rna? Nada obliga, si se conoceya la verdad, y si se ha to-rnado BU partido, a pasar poria ficcion. Empleadas deesa manera, verdad y ficcion se relativizan mutua-mente: la ficcionse vuelve un esqueleto reseco, mil vecespelado y vuelto a recubrir con la carnadura relativa delas diferentes verdades que van sustituyendose unas aotras. Los mismos principios son el fundamento de otraestetica, el realismo socialista, que la concepcionnarra-tiva de Solienitsin contribuye a perpetuar. Solienitsindifiere can la literatura oficial del estalinismo en su con-cepcion de la verdad, pero coincide conella en la de laficcion comosirvienta de la ideologia. Para su tarea, sinduda necesaria, informes y documentos hubiesen basta-do. Loque debemos exigir de empresas comola suya, es

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    un afincamiento decidido y vigilante en el campo de 10verificable. Sus incursiones esteticas y su gusto por laprofecia se revelan a simple vista de 10 mas superfluns.Y por otro lado, no basta con dejarse la barba para 10 -grar una restauraci6n dostoyevskiana.Con Umberto Eco, las amas de casa del mundo ente-ro han comprendido que no corren ningun peligro: el

    hombre es medievalista, semiologo, profesor, versado enlogica, en informatica, en filologia. Este armamento pe-sado, a1servicio de "10verdadero", las hubiese espanta-do, cosa que Eco, como un mercenario que cambia decampo en medio de la batalla, ha sabido evitar graciasa su instinto de eonservacion, poniendolo al servicio de"1 0 falso". Puesto que 10 dice este profesor eminente,piensan los ejecutivos que leen sus novelas entre dosaeropuertos, no es necesario creer en elIas ya que per-tenecen, por su naturaleza misma, al campo de 10falso:su lectura es un pasatiempo fugitivo que no dejara nin-guna hueUa, un cosquilleo superficial en el que el saberdel autor se ha puesto ' al servicio de un objeto futil,construido con ingeniosidad gracias a un ars comb ina-toria. En este sentido, y solo en este, Eco es el opuestosimetrieo de Solienits in: a la gran revelacion que propo-ne Solienitsin, Eco responde que no hay nada nuevo ba-jo el sol. Lo antiguo y 10moderno se confunden, la nove-la policial se traslada a la edad media, que a su vez esmetafora del presente, y la historia cobra sentido gra-cias a un complot organizado. (Ante Eco, me viene es-pontaneamente al espiritu una frase de Barres: "Rien.ne deforme plus l 'histoire que d' y chercher un plan con-certe".) Su interpretacion de la historia esta puesta demanera ostentosa para no ser crefda, El artificio, quesuplanta al arte, es exhibido continuamente de modotal que no subsista ninguna ambigiiedad.La falsedad esencial del genero novelesco autoriza

    a Eco no solamente la apologia de 10 fa1so a 10 cual,puesto que vivimos en un sistema domocratico, tiene

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    todo el derecho, sino tambien . a la falsificacion. Porejemplo, poner a Borges como bibliotecario en El nom-bre de L a rosa (titulo por otra parte marcadamenteborgiano), es no solamente un homenaje 0 un recursointertextual, sino tambien una tentativa de filiacion,Pero Borges -numerosos textos suyos 10 prueban-, adiferencia de Eco y de Solienitsin, no teivindica ni 10falso ni 10verdadero como opuestos que se excluyen,sino como conceptos problematicos que encarnan 1aprincipal razon de ser de la ficcion. Si llama Ficcionesa uno de sus libros fundamentales, no 10 hace con elfin de exaltar 10 falso a expensas de 10 verdadero, sinocon e1 de sugerir que la ficcion es el medio mas apro-piado para tratar sus re1aciones complejas.

    Otra falsification notoria de Eco es atribuir a Proustun interes desmedido porlos folletines. En esto hay al-go que salta a la vista: subrayar el gusto de Proust porlos folletines es un recurso teatral de Eco para justificarsus propias novelas, como esos candidatos dudosos que,para ganar una alaccion local, simulan tener e1 apoyodel presidente de la republica. Es una observacion sinningun valor te6rico 0 literario, tan intrascendente des-de ese punto de vista como el hecho, universal mente co-nocido, de que a Proust le gustaban las madeleines. Essignificativo en cambio que Eco no haya escrito que aAgatha Christie 0 a Somerset Maugham les gustabanlos folletines, y con razon, porque si pone de testigo aProust para exaltar los folle tines es justamente porqueescribio A la recherche du temps perdu. Es detras de 1aRecherche que Eco pretende ampararse, no del supues-to gusto de Proust por los foUetines. Basta con leer unanove1a de Eco 0 de Somerset Maugham para saber quea sus autores les gustan los folletines. Y para conven-cerse de que a Proust no le gustaban tanto, la lectura dela Recherche es masque suficiente.Mi objetivo no esjuzgar mora1mente y mucho menos

    condenar, pero aun en la mas salvaje economia de mer-15

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    cado, el cliente tiene derecho a saber 10 que compra. In-cluso la ley,tan distrafda en otras ocasiones, es intrata-ble en 10 que se refiere a la composicicn del producto.Por eso, no podemos ignorar que en las grandes ficcio-nes de nuestro tiempo, y quizas de todos los tiempos, es-ta presente ese entrecruzamiento critico entre verdad yfalsedad, esa tension intima y decisiva, no exenta ni decomicidad ni de gravedad, como el orden central de to-das ellas, a veces en tanto que tema explicito y a vecescomo fundamento implicito de su estructura. EI fin dela ficcion no es expedirse en ese conflicto sino hacer deel su materia, modelandola "a su manera". La afirma-cion y la negaci6n le son igualmente extrafias, y su es-pecie tiene mas afinidades con el objeto que con el dis-curso. Ni elQuijote, ni Tristam Shandy, ni Madame Bo-vary, ni El Castillo pontifican sobre una supuesta reali-dad anterior a su concrecion textual, pero tampoco seresignan a la funcion de entretenimiento 0 de artificio:aunque se afirmen comoficciones, quieren sin embargoser tomadas al pie de la letra. La pretension puede pa-recer ilegftima, incluso escandalosa, tanto a los profetasde la verdad como a los nihilistas de 10 falso, identifica-dos, dicho sea de paso, y aunque resulte paradojico, porel mismo pragmatismo, ya que es por no poseer el con-vencimiento de los primeros que los segundos, privadosde toda verdad afirmativa, se abandonan, euforicos, a 10falso. Desde ese punta de vista la exigencia de la ficcionpuede ser juzgada exorbitante, y sin embargo todos sa-bemos que es justamente por haberse puesto al margende 10 verificable que Cervantes, Sterne, Flaubert 0 Kaf-ka nos parecen enteramente dignos de credito,

    Acausa de este aspecto principalfsimo del relato fie-ticio, y a causa tambien de sus intendones, de su reso-lucien practica, de la posicion singular de su autor en-tre los imperatives de un saber objetivo y las turbulen-cias de la subjetividad, podemos definir de un modo glo-balla ficcion como una antropologia especulativa. Qui-

    zas -no me atrevo a afirmarlo-> esta manera de conce-birla podrfa neutralizar tantos reduccionismos que, a'partir del siglo pasado, se obstinan en asediarla. Enten-dida asi, la ficcionseria capaz no de ignorarlos, sino deasimilarlos, incorporandolos a su propia esencia y des-pojandolos de sus pretensiones de absolute, Pero el te-ma es arduo, y conviene dejarlo para otravez.

    (1989)

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    que la escribi, y si he vacilado tanto antes de reunir es-tos trabajos en volumen es porque, debido a las causasvariadas que los motivaron, me sentia inseguro acercade su unidad, sobre todo estilistica.

    Para las publicaciones en castellano, la revista Pun-to de Vista ha sido, durante muchos afios, el destino na-tural de estos textos, Unos pocos aparecieron en Clarin,en Ptigina /12, en el desaparecido Tiempo Argentino, enMejico 0 en Espana, pero tambien en algunas revistasuniversitarias francesas. El texto que da titulo al volu-men fue publicado en dos 0 tres idiomas aparte del cas-tellano. Excepcion hecha de Santuario, 31, que salioprimero en ingles, pero solo uno 0 dos fueron sometidosa la extrafia operacien de ser revertidos par el propioautor a su lengua materna. La seccion Hamada "Una li-teratura sin atributos" es en realidad una recopilacionde articulos que aparecieron por primera vez en formade libro en frances, y que fueron retraducidos al espa-fiol par Marylin Contardi para una edicion de la Uni-versidad Nacional del Litoral. Una edicion aumentada(ymuy cuidada) de ese libro, a cargo de Hugo Gola, apa-recio en 1996en la colecci6nPoesia y poetica, de la Uni-versidad Iberoamericana de Mejico.

    INDICE

    EXPLICACI6N...................................................... 7El concepto de ficcion 9La perspectiva exterior:

    Gombrowicz en la Argentina.. 18Borges francofobo 32Santuario, 31 .... 41Zama 47Antonio Di Benedetto ... 55Martin Fierro: problemas de genero 58Sabre los Viajes .. .. 66Ebelot 71Caminaba un poco encorvado 79Juan.................................................................. 82Sobre la cultura europea................................. 90Roberto ArIt . 94Literatura y crisis argentina.......................... 99La novela : :............ 127Tierras de la memoria..................................... 132Narrathon ~ 145Freud ola glorificacion del poeta 159

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    La invenci6n de Morel , 164La cancion material.............. 173Notas sabre el Nouveau Roman 177La linguistica-ficcion , 186El hacedor 190La literatura y los nuevas lenguajes 194Kuranes: los limites de 10 fantastico 220Sobre la poesia , , 228La novela y la critica sociologica ; 232Sabre e1procedimiento epistolar 241El guardian de mi hermano............................ 246Ellargo adi6s 252La leccion del maestro 261UNA LITERATURA SIN ATRIBUTOS 265La selva espesa de 10 real............................... 267Una literatura sin atributos 272Exilio y literatura.... 277Borges novelista 282Entrevista realizada par Gerard de Cortanze. 291REFERENCIAS ,............... 299

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