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165 Tendencias de la Segregación en las Principales Ciudades Chilenas Gentrificación sin expulsión, fuerza de transformación de las ciudades latinoamericanas: datos e interpretación para Santiago /1 1 Capítulo que forma parte de Sabatini, F. et al. (Eds) (2008 –en prensa), ¿Cuán segregadas son las ciudades chilenas? Entre la integración y la exclusión social. Santiago: INE-UC. Francisco Sabatini, Héctor Vásquez, Sarella Robles y Alejandra Rasse Este capítulo ofrece antecedentes empíricos de los procesos de invasión de áreas internas de la ciudad de Santiago por personas y actividades con más capacidad de pago que los residentes antiguos de esos lugares. Este proceso de gentrificación, común hoy en las ciudades del capitalismo central, parece estar instalándose con fuerza creciente en las ciu- dades latinoamericanas. Igual que en el mundo desarrollado, la gentrifica- ción es un factor importante en la mutación que exhiben actualmente los patrones de segregación socio-espacial de las ciudades, especialmente las grandes. Mientras que en las de los Estados Unidos las “minorías” raciales y de pobres son expulsadas desde las áreas centrales por el capital inmobiliario, resultando en un retroceso significativo de la típica aglomeración espacial de esos grupos, en las ciuda- des de América Latina secciones cada vez más nu- merosas de la periferia popular son invadidas por proyectos residenciales y comerciales dirigidos a los tramos más altos de la demanda. Hablaremos de gentrificación latinoamericana, vin- culándola y al mismo tiempo diferenciándola de procesos y tendencias similares que se registran en ciudades de países desarrollados (1ª sección); y conectaremos dicha gentrificación con nuestra in- terpretación sobre la transformación del patrón tradicional de segregación, sus agentes y causas (2ª sección). De esta forma, esperamos estar ofrecien- do argumentos de por qué la gentrificación latinoa- mericana es un hecho significativo y novedoso. En las secciones 3ª y 4ª entregaremos información empírica que nos permite sostener que el proceso es diverso, además de significativo. Los datos sobre la gentrificación en curso en Santiago corresponden a índices, planos y gráficos elaborados tanto con base en las estadísticas censales como a la observa- ción de terreno e imágenes satelitales. En la sección de conclusiones afirmaremos que la gentrificación nos está llevando a una estructura urbana en que la segregación de gran escala, tan característica hasta hace poco de las ciudades lati- noamericanas, tiende a ceder terreno. Lo que aso- ma está aún borrosamente perfilado; posiblemente sea una estructura espacial más cambiante e ines- table que la que acostumbrábamos vivir. Lo que estos cambios signifiquen para las políticas urbanas y, específicamente, para la posibilidad de alcanzar mayores niveles de integración social urbana, re- presentan su faceta práctica tal vez más relevante. Resulta sin duda controversial que vinculemos la gentrificación con estas posibilidades o efectos positivos, cuando lo usual es que la gentrificación tenga una connotación negativa. Estas páginas bus- can, precisamente, contribuir con argumentos em- píricos y conceptuales a dicho cambio de perspec- tiva. La gentrificación latinoamericana puede tener efectos positivos y no tan sólo negativos, mostrán- dose como un fenómeno abierto, como un campo de maniobra para políticas urbanas animadas por propósitos de integración social. 1. La gentrificación latinoamericana La invasión de secciones de la periferia urbana de bajos ingresos por condominios cerrados y shop- pings dirigidos a usuarios de ingresos medios y altos se está volviendo cada vez más común en América Latina. ¿Podemos llamar a este fenómeno gentrificación? A primera vista, la respuesta sería negativa. Las áreas invadidas no son céntricas como en Europa y los

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165Tendencias de la Segregación en las Principales Ciudades Chilenas

Gentrificación sin expulsión, fuerza de transformación de las ciudades

latinoamericanas: datos e interpretación para Santiago/1

1 Capítulo que forma parte de Sabatini, F. et al. (Eds) (2008 –en prensa), ¿Cuán segregadas son las ciudades chilenas? Entre la integración y la exclusión social. Santiago: INE-UC.

Francisco Sabatini, Héctor Vásquez, Sarella Robles y Alejandra Rasse

Este capítulo ofrece antecedentes empíricos de los procesos de invasión de áreas internas de la ciudad de Santiago por personas y actividades con más capacidad de pago que los residentes antiguos de esos lugares. Este proceso de gentrificación, común hoy en las ciudades del capitalismo central, parece estar instalándose con fuerza creciente en las ciu-dades latinoamericanas.

Igual que en el mundo desarrollado, la gentrifica-ción es un factor importante en la mutación que exhiben actualmente los patrones de segregación socio-espacial de las ciudades, especialmente las grandes. Mientras que en las de los Estados Unidos las “minorías” raciales y de pobres son expulsadas desde las áreas centrales por el capital inmobiliario, resultando en un retroceso significativo de la típica aglomeración espacial de esos grupos, en las ciuda-des de América Latina secciones cada vez más nu-merosas de la periferia popular son invadidas por proyectos residenciales y comerciales dirigidos a los tramos más altos de la demanda.

Hablaremos de gentrificación latinoamericana, vin-culándola y al mismo tiempo diferenciándola de procesos y tendencias similares que se registran en ciudades de países desarrollados (1ª sección); y conectaremos dicha gentrificación con nuestra in-terpretación sobre la transformación del patrón tradicional de segregación, sus agentes y causas (2ª sección). De esta forma, esperamos estar ofrecien-do argumentos de por qué la gentrificación latinoa-mericana es un hecho significativo y novedoso.

En las secciones 3ª y 4ª entregaremos información empírica que nos permite sostener que el proceso es diverso, además de significativo. Los datos sobre la gentrificación en curso en Santiago corresponden a índices, planos y gráficos elaborados tanto con

base en las estadísticas censales como a la observa-ción de terreno e imágenes satelitales.

En la sección de conclusiones afirmaremos que la gentrificación nos está llevando a una estructura urbana en que la segregación de gran escala, tan característica hasta hace poco de las ciudades lati-noamericanas, tiende a ceder terreno. Lo que aso-ma está aún borrosamente perfilado; posiblemente sea una estructura espacial más cambiante e ines-table que la que acostumbrábamos vivir. Lo que estos cambios signifiquen para las políticas urbanas y, específicamente, para la posibilidad de alcanzar mayores niveles de integración social urbana, re-presentan su faceta práctica tal vez más relevante.

Resulta sin duda controversial que vinculemos la gentrificación con estas posibilidades o efectos positivos, cuando lo usual es que la gentrificación tenga una connotación negativa. Estas páginas bus-can, precisamente, contribuir con argumentos em-píricos y conceptuales a dicho cambio de perspec-tiva. La gentrificación latinoamericana puede tener efectos positivos y no tan sólo negativos, mostrán-dose como un fenómeno abierto, como un campo de maniobra para políticas urbanas animadas por propósitos de integración social.

1. La gentrificación latinoamericana

La invasión de secciones de la periferia urbana de bajos ingresos por condominios cerrados y shop-pings dirigidos a usuarios de ingresos medios y altos se está volviendo cada vez más común en América Latina.

¿Podemos llamar a este fenómeno gentrificación? A primera vista, la respuesta sería negativa. Las áreas invadidas no son céntricas como en Europa y los

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Estados Unidos, y no se registra con claridad la ex-pulsión de los residentes de condición popular. Los proyectos invasores suelen ocupar sitios baldíos en la periferia o en zonas no centrales de cada ciudad. De hecho, la definición que ofreció la socióloga Ruth Glass de la gentrificación, cuando acuñó el tér-mino para describir la invasión por clases medias y altas de viejos barrios céntricos de Londres forma-dos por casas victorianas, hacía foco en el despla-zamiento de los residentes de bajos ingresos que habían tugurizado esas viviendas (Glass, 1964).

La invasión y control de un barrio por actividades y hogares de mayor estatus, es acompañada por el desplazamiento de los residentes antiguos. Los in-muebles deteriorados deben ser desocupados para ser remodelados y habitados por gentes de mayor categoría social. Invasión y expulsión parecen dos caras de la misma moneda. Ruth Glass habla de gen-trificación –que viene de gentry, o clase alta de la Inglaterra victoriana, queriendo decir “elitización” del área—, pero cuando describe el fenómeno en-fatiza la expulsión de los residentes antiguos.

En efecto, la resistencia a hablar de gentrificación para describir nuestros procesos latinoamericanos de invasión inmobiliaria –resistencia que hemos enfrentado innumerables veces en seminarios, diálogos académicos y salas de clase- se funda en el hecho de que no haya claramente expulsión. La erradicación de los antiguos residentes de los ba-rrios invadidos se fue volviendo un sinónimo de gentrificación.

Sin embargo, los sociólogos de la Escuela de Chicago construyeron su enfoque de “ecología humana” se-parando analíticamente los procesos de “invasión” y “sucesión”, y eran los mercados de suelo los que organizaban la convergencia práctica de ambos. Había otros procesos concurrentes, también con-siderados como “naturales” por estos estudiosos; entre ellos, destaca el de “dominación”. Al crecer las expectativas de que el barrio invadido sería lue-go controlado por los invasores, reemplazando a los actuales ocupantes por otros más ricos, los precios del suelo escalaban. En efecto, la formación de los precios del suelo, dadas las peculiaridades del bien, tiene un ineludible componente especulativo. Así, el alza de los precios de los inmuebles empujaba a los antiguos residentes y usuarios fuera del área.

Tal vez nunca en la historia del urbanismo se ha dispuesto de un cuerpo teórico como la “ecología humana” que vincule tan directa y claramente los fenómenos sociológicos y culturales, incluso micro-

sociales, con las fuerzas económicas que componen el desarrollo de las ciudades. Los de “invasión” y “sucesión” eran procesos concretos, bien caracte-rizados, conectados pero, sin embargo, diferentes. Entonces, ¿por qué no reintroducir esa distinción analítica con el fin comprender mejor lo que está sucediendo en las ciudades latinoamericanas? La expulsión no formaría parte de la esencia de la gen-trificación, aunque aquélla tenga alta probabilidad de ocurrir, y aunque los mercados de suelo instalen en las áreas invadidas lo que podríamos calificar como fuerza estructural de expulsión. El hecho de que “invasión” y “sucesión” no siempre se sucedan, como muestra la ciudad latinoamericana, avala la precisión teórica que estamos haciendo.

Por otra parte, el carácter céntrico o central de la gentrificación tampoco parece ser uno de sus ras-gos definitorios. De hecho, como lo describe Neil Smith (1996) para las ciudades de la Europa conti-nental, la gentrificación suele ocurrir en barrios no centrales. La concentración de los grupos vulne-rables y discriminados en las áreas centrales, algo propio del patrón anglo-americano de la ciudad del suburbio pero no del patrón urbano europeo conti-nental, fue lo que muy probablemente otorgó ese sello céntrico a la gentrificación.

Sin embargo, si la gentrificación tiene en la literatu-ra esos atributos de centralidad y expulsión, ¿por qué no usar otro término para abordar la realidad latinoamericana? Creemos que es mejor mantener el vocablo porque reconocemos una continuidad en lo que parece ser lo esencial del fenómeno de la gentrificación por encima de variantes culturales y geográficas. ¿Cuáles son esas persistencias más esenciales que darían forma a la gentrificación? Re-conocemos dos rasgos universales:

uLa invasión de una zona o área interna de la ciu-dad por grupos con mayor capacidad de pago por el suelo que los antiguos residentes, lo que se sigue de una tendencia a que el área sea controlada por los que llegan; y

uLa elevación generalizada de los precios del suelo en la zona, como efecto estructural afincado en los rasgos inherentes de los mercados de suelo, espe-cíficamente en la formación “por expectativas” de los precios del suelo/2.

Al mantener el término gentrificación, podemos re-currir a la comparación geográfica e histórica para entender mejor nuestros procesos latinoamerica-nos. De hecho, los estudios más recientes enume-ran una serie de nuevas variantes de la gentrificación

2 Aunque no es del caso argumentar aquí sobre la influencia de la especulación y las expectativas en la formación de los precios del suelo en las ciudades, podemos sinteti-zar así esa relación: La dominación esperada del área por parte de los invasores revoluciona las expectativas de los propietarios y empuja los precios de oferta hacia arriba. La relación entre “uso que determina el precio” que rige a este bien natural, se subvierte en una relación de “precio (de expectativa) que determina el uso”, excluyendo a los que no pueden pagar esos mayores valores.

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en las ciudades del capitalismo central. Lees et.al. (2008) destacan la “gentrificación rural”, la “gentri-ficación con nueva edificación” y la “super-gentrifi-cación”. La primera consiste en el asentamiento de clases medias en áreas rurales habitadas por gru-pos de bajos ingresos; la segunda, en gentrificación que incluye la construcción de nuevos alojamien-tos y no solo la rehabilitación de antiguas residen-cias; y una tercera variante corresponde a nuevas olas de gentrificación en zonas antes gentrificadas, ahora con fuertes inversiones de capital y masivas transformaciones del tejido urbano. Los autores mencionan, además, otras formas emergentes de gentrificación, como la “gentrificación comercial”, entendida como la remodelación de antiguas áreas comerciales.

En este contexto, la invasión de sectores de la pe-riferia urbana donde se han aglomerado las clases populares, ya sea por parte de clases medias y altas con la construcción de nuevos complejos residen-ciales sin necesariamente desplazar a antiguos re-sidentes, o bien por parte de proyectos de nuevos espacios comerciales y de oficinas que buscan orga-nizar extensas áreas de mercado sirviéndose de las nuevas carreteras urbanas, representa una forma distinta de gentrificación.

Hay, por lo tanto, especificidades latinoamericanas en la gentrificación, aunque estos procesos presen-ten las dos constantes antes mencionadas que los hermanan con los que tienen lugar en otras latitu-des: por una parte, la invasión y elitización del es-pacio y, por otra, la elevación generalizada de los precios del suelo.

Pero hay más en términos de las especificidades la-tinoamericanas de la gentrificación. No sólo es que los “gentrificadores” dispongan de terrenos eriazos por tratarse de los bordes de la ciudad, haciendo evitable la “sucesión”, sino, además, está el hecho de que enfrentan formas de tenencia del suelo que entraban dicha “sucesión”. La vivienda de los gru-pos populares raramente está ocupada en régimen de arrendamiento regular o legal, como en Europa y los Estados Unidos. Es de propiedad privada con titulación al día, como en el caso de los complejos de vivienda social que dominan el paisaje de las ciu-dades chilenas, o bien los suelos están ocupados ile-galmente, ya sea por invasiones de tierras o a través de loteos ilegales, como es lo predominante en la gran mayoría de las ciudades de América Latina.

Como decíamos, estas formas peculiares de tenen-cia del suelo por parte de los grupos urbanos popu-lares —la propiedad privada y la “informalidad”— contrastan con el predominio del arrendamiento entre las clases bajas europeas y estadounidenses. El desplazamiento de un número grande de fami-

lias propietarias o “informales” como para liberar paños de suelo para construir proyectos “gentri-ficadores”, es mucho más difícil e improbable que cuando se trata de residentes arrendatarios. Basta una familia que se niega a vender o a ser erradica-da, para que la “sucesión” se dificulte. En cambio, la gentrificación que está teniendo lugar hoy en las áreas centrales de numerosas ciudades de los Esta-dos Unidos se basa en el masivo desplazamiento de arrendatarios de vivienda “pública” y la demolición de estos complejos, incluidos algunos de los más fa-mosos guetos raciales.

Es cierto que la elevación generalizada de los pre-cios del suelo instala en el área gentrificada una fuerza estructural y permanente de expulsión de residentes pobres que no son capaces de absorber los nuevos valores de la tierra. Pero también es cier-to que la propiedad privada o irregular del suelo, combinada con la disponibilidad de terrenos bal-díos y con una significativa apertura cultural y so-ciológica a la mezcla social en el espacio — hemos argumentado en otra parte sobre las posibilidades culturales y sociológicas de mezcla social en el es-pacio que ofrecen las ciudades latinoamericanas —, crean en éstas la posibilidad que la expulsión se pueda resistir o evitar.

En suma, la expulsión de residentes pobres es un subproducto de la gentrificación menos probable y más evitable en la ciudad latinoamericana que en ciudades del mundo desarrollado. Entre las princi-pales razones figuran su localización en la periferia urbana, donde hay más terrenos disponibles, y el régimen de tenencia del suelo, ya sea formas irre-gulares de tenencia o la propiedad privada de las viviendas, a veces en complejos habitacionales en alta densidad que agrega dificultad a la posibilidad de enajenación del suelo para proyectos impulsado por promotores “gentrificadores”.

De hecho, entre las nuevas modalidades de gentri-ficación en ciudades de países centrales, figura la “gentrificación rural” antes comentada, que se sigue “del desplazamiento de residentes rurales de clases trabajadoras a través de alzas en los precios de la vivienda” (Lees et.al., 2008:135). Es distinto que la expulsión sea efecto de la desocupación y remode-lación de antiguas viviendas que ahora se entregan a personas de condición social superior, que cuan-do es efecto de la presión de los precios en alza de los inmuebles. En este segundo caso –argüimos— no corresponde considerar a la “sucesión” como dimensión componente de la gentrificación. Es un efecto probable, pero nada sencillo de concretar. Por lo mismo, podría resistirse e incluso neutralizar-se a través de medidas y políticas específicas.

De esta forma, la aproximación espacial entre gru-

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pos sociales que comporta la gentrificación, esto es, la invasión de barrios populares por gentes de clases medias y altas es una forma objetiva de re-ducción de la segregación residencial. No sólo se aproximan las residencias de las distintas clases, sino que los barrios populares y su entorno ven me-jorar sus condiciones de accesibilidad a la ciudad; sus equipamientos comerciales, de oficinas y servi-cios públicos, y lo mismo las dotaciones materiales urbanas dado el incremento de la base tributaria de los respectivos municipios.

2. Las fuerzas de transformación

¿Por qué la gentrificación se estaría generalizando en las ciudades latinoamericanas, contribuyendo a una profunda transformación de su estructura interna? La hipótesis de que asistimos a los prolegómenos de procesos masivos de gentrificación, especialmen-te en la periferia urbana popular, y de que esa gen-trificación residencial es complementada con pro-yectos comerciales y de oficinas de alto estándar, la fundamentamos en reconocer la influencia de los siguientes factores causales y de contexto:

Las ingentes rentas de la tierra que los promotores inmobiliarios capitalizan reconvirtiendo terrenos de vocación residencial popular --y consiguiente “pre-cio obrero”-- en terrenos de implantación de condo-minios residenciales para clases medias y altas. De hecho, según datos de ACOP (Asociación de Corre-dores de Propiedades), los municipios que registran las mayores tasas de incremento de los precios del suelo en la ciudad de Santiago en los últimos diez a quince años son los periféricos populares.

La liberalización de los mercados de suelo, la con-centración del capital inmobiliario y la aparición en escena de mega-proyectos privados residenciales, comerciales y de oficinas, se cuentan entre los fac-tores que sostienen la gentrificación.

La construcción de autopistas y otras infraestructu-ras urbanas de redes de escala regional homogenei-zan las condiciones de accesibilidad al conjunto del espacio urbano metropolitano, haciendo posible que las clases altas y medias, y los comercios y ofici-nas de categoría, se dispersen por la ciudad.

De tal forma, la periferia de la ciudad tradicional-mente ocupada por las clases populares en condi-ciones de homogeneidad social del espacio, ha pa-sado a ser un verdadero botín económico que podrá sostener un largo ciclo de captación de rentas de la tierra por parte de los promotores inmobiliarios a través del control creciente que éstos ejercen sobre la propiedad y transacciones de tierras.

La gentrificación se avizora como un negocio que

tiende a equipararse con el tradicional de conver-sión rural-urbana de tierras a través de la expansión legal y urbanística de los límites urbanos. La energía gentrificadora o invasora del capital inmobiliario se equipara a su capacidad ideológica y económica para presionar por una reiterada ampliación de los límites urbanos –ideológica, por fundamentarse en explicaciones neoliberales sobre el crecimiento de los precios del suelo que han demostrado su inexac-titud cada vez que han informado políticas de libe-ralización de suelos en distintos países.

La gentrificación latinoamericana, que tenderá a ex-pandirse a nuevas áreas de las ciudades, especial-mente por la periferia popular, que es generalizada en términos de usos del suelo (no es sólo residencial sino también comercial y de servicios) y generalizada en la escala social (no sólo los más ricos son gentri-ficadores sino también las clases medias), irá trans-formando el patrón tradicional de segregación de la ciudad latinoamericana. La segregación de gran escala, compuesta básicamente por un cono de alta renta y una vasta periferia homogéneamente popu-lar, irá cediendo terreno a patrones más complejos y que implican menor distancia geográfica entre las clases sociales.

En la siguiente sección analizamos la información de cambios de residencia ocurridos entre 1997 y 2002 en la ciudad de Santiago, información que recoge el Censo de Población y Vivienda de 2002. Así, ten-dremos un primer tipo de antecedentes empíricos sobre la gentrificación que está sobrellevando esta ciudad. Al comparar por grupo social la migración intercomunal (con información de los destinos a ni-vel de manzanas), hemos podido aislar el fenómeno de la gentrificación, consistente en la penetración de ciertas áreas por personas de mayor condición social. Nos hemos concentrado en los gentrificado-res de los grupos de elite, correspondientes al 10 por ciento más ricos de hogares (estrato ABC1, en la terminología chilena).

Enseguida, en la subsiguiente sección, ofrecemos una mirada más urbanística de la gentrificación con base en información de los dos últimos Censos, con-plementada con observación en terreno e imáge-nes satelitales. Partimos por identificar el aumento de manzanas con sobrerepresentación de ABC1 en Santiago entre 1982 y 2002. Luego nos centraremos específicamente en aquellos casos en que la inva-sión de hogares ABC1 generó fronteras de contacto directo con hogares D y E (40% de menores ingresos de la población). En estos casos, con información satelital, identificamos los proyectos inmobiliarios que han capitaneado la gentrificación en cada polí-gono u área, estudiando su tamaño y rasgos morfo-lógicos. Veremos cómo se van perfilando diferentes

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tipos de gentrificación.

El proceso inverso al de gentrificación, el de la pene-tración por parte de personas de menor condición social en áreas residenciales de mayor categoría, también existe y está, asimismo, contribuyendo a la transformación espacial de la ciudad latinoame-ricana. Es otra forma de alteración del patrón de se-gregación que se vincula con los niveles crecientes de vulnerabilidad social que ha traído aparejados la nueva economía. Los grupos vulnerables, com-pelidos a mejorar su “geografía de oportunidad”, buscan asentarse en lugares más cercanos a los centros de actividad urbana y los barrios residen-ciales de las clases superiores. Esta “penetración espacial” aparenta tener más importancia relativa en otras grandes ciudades latinoamericanas que en las chilenas. En Santiago, no parece tan gravitante en el debilitamiento del viejo patrón de segregación como la gentrificación. La razón de que la penetra-ción espacial sea menos importante en las ciudades chilenas sería la gran cobertura de los programas de vivienda social y el menor peso que en la produc-ción de vivienda para estos estratos tienen las “to-mas”, loteos ilegales y otras alternativas informales de ocupación del suelo.

Debe resultar claro para el lector que el análisis em-pírico que sigue no escudriña más que una parte de la gentrificación que se está afincando en la ciudad de Santiago: sólo una sección de la escala social, y tan sólo los usos residenciales del suelo.

Finalmente en la sección de Conclusiones, y luego de constatar la robustez empírica de nuestra hi-pótesis, discutimos algunas implicancias teóricas y prácticas de los cambios observados.

3. Migración intra-urbana y la dispersión de las elites

En las últimas décadas — específicamente, desde las políticas de liberalización de los mercados de suelo de fines de los setenta y la subsecuente ma-duración de un sector de promoción inmobiliaria de grandes firmas y mega-proyectos — el patrón de lo-calización de los hogares según condición socioeco-

nómica ha sobrellevado importantes cambios en el área metropolitana del Gran Santiago. El tradicional cono de alta renta de la ciudad, conocido como el “barrio alto” de Santiago, con vértice en el centro histórico y desarrollo hacia el nor-oriente, ha deja-do de monopolizar las preferencias residenciales de los grupos de mayores ingresos.

Los grupos ABC1 (elites) y C2 (clases medias-altas), correspondientes al 30 por ciento de los hogares de mayores ingresos, ya no están circunscritos a dicha zona (ABC1) o no siguen trasladándose exclusiva-mente hacia ella (C2), como hasta comienzos de los años ochenta. Territorios de la ciudad que, como contra-cara al cono, se habían “especializado” en estratos populares, hoy están comenzando a ser atractivos para estas clases medias y altas.

Hemos explorado estos cambios con la informa-ción censal de los años 1992 y 2002/3. La Figura 1 nos muestra las manzanas de la ciudad que tenían sobrerepresentación de hogares ABC1 y C2 en los dos últimos censos/4. Se aprecia con claridad la dis-persión de desarrollos residenciales fuera del cono, como asimismo que esa dispersión sufre dos cam-bios relevantes: por una parte, se sigue de “pene-tración” de grupos de menor condición social (en los mapas de la Figura 1 que desaparecen entre 1992 y 2002); y, segundo, que el tamaño de las coloniza-ciones de clase alta y media alta reducen su tamaño. Además, la tendencia que indican los datos, como lo que sugieren nuestros propios recorridos por la ciudad, nos llevan a pensar que la transformación se ha intensificado en los años posteriores al último Censo, volviendo más radical la mutación del patrón de segregación residencial.

Entre 1992 y 2002 las manzanas sobrerepresentadas en estos estratos aumentaron en número y disper-sión espacial hacia nuevos sectores de la periferia. Destacan las comunas de Huechuraba, Quilicura y Pudahuel en el sector Norte, fuera de que se cons-tata una intensificación de la tendencia que ya se presentaba en el año 1992, como es la atracción de estratos altos y medios-altos por las comunas de Pe-ñalolén, La Florida y Puente Alto, entre otras.

3 Lamentablemente, no existe cartografía digital para censos anteriores.4 Consideramos como manzanas sobrerepresentadas en estos estratos, aquellas que superan en un 50% la proporción de hogares de dichos estratos a nivel ciudad.

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Figura 1: Santiago 1992 y 2002: Manzanas con sobre-representación de los estratos aBC1 y C2Santiago 1992-2002: Manzanas con sobre-representación de los estratos ABC1 y C2

1992 2002

¯Leyenda

0 3 6 9 121,5Km

ABC1 sobre-representados

C2 sobre-representados

ABC1 y C2 sobre-representados

Límite comunal

Si se observa con detención los mismos mapas de la Figura 1, es posible concluir que los cambios pro-ducidos en el sector Norte de Santiago se concen-traron en áreas no urbanizadas para el año 1992. De este modo, la llegada de estos grupos altos y me-dios altos no produce la expulsión de la población pobre residente de estas comunas, pero sí genera un impacto en su estructura socioeconómica y en los precios de suelo.

También es posible dar cuenta de estos cambios al analizar la distribucion de los ABC1 en la ciudad para los años 1992 y 2002. La Tabla 1 muestra que, si bien la mayor parte de los hogares ABC1 mantiene resi-dencia en el cono de alta renta, entre 1992 y 2002 seguía aumentando la proporción de hogares ABC1 con residencia en otras comunas, muchas de ellas

tradicionalmente asociadas a estratos populares.

En cambio, la concentración en el cono de los ho-gares medios-altos (C2) aumentó en el periodo 1992 – 2002, lo que, sin embargo, no fue óbice para que aumentara la participación de ese estrato en todas las comunas que vieron un crecimiento porcentual de los hogares ABC1, con la salvedad de una sola, San Miguel. Los grupos medios-altos, tradicional-mente menos concentrados que los altos, tienden a replicar el patrón de segregación de éstos, es decir, fuerte concentración en el cono y relativa disper-sión hacia un grupo definido de comunas, especial-mente populares, que se están gentrificando. Con-jeturamos, en todo caso, que la dispersión espacial del estrato C2 fuera del cono se ha intensificado después del último censo de población y vivienda.

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Tabla 1: Distribución porcentual de hogares C2 y aBC1 por comunas, Santiago 1992 y 2002.

ComunasABC1 C2

1992 2002 1992 2002Cono Alta Renta 64,05% 60,19% 23,91% 26,76%Comunas que disminuyen % de ABC1 y C2 25,68% 20,87% 54,67% 42,78%Huechuraba 0,11% 1,10% 0,47% 0,71%Maipú 3,55% 5,63% 7,92% 11,07%San Miguel* 1,82% 2,07%Puente Alto 1,74% 3,21% 5,94% 8,36%Peñalolén 1,35% 3,65% 2,18% 2,76%San Bernardo 1,32% 1,52% 2,70% 3,06%Pudahuel 0,21% 0,84% 1,48% 2,39%Quilicura 0,17% 0,91% 0,73% 2,10%Total 100% 100% 100% 100%

* Los datos para el estrato C2 de la comuna de San Miguel se encuentran contenidos en las comunas que disminuyen el peso porcentual en el estrato C2.

FUENTE: Elaboración propia en base a datos de los censos de Población y Vivienda de 1992 y 2002

El aumento en la preferencias de localización fuera del cono de los hogares de estratos altos y medios altos no solo afecta el patrón de segregación socio-espacial a nivel de la ciudad. Tiene, además, un im-pacto directo en la estructura socioeconómica de las comunas que están siendo colonizadas por los grupos altos y medios-altos. La Tabla 2 muestra la variación de la estructura socioeconómica de estas comunas receptoras entre 1992 y 2002. Destacan las comunas populares en que aumenta la partici-pación de hogares ABC1 y C2, a pesar de que los ho-gares populares de los estratos D y E mantienen su predominio demográfico.

Tabla 2: Distribución porcentual de estratos socioeconómicos en comunas fuera del cono de alta renta receptoras de hogares de clases alta y media-alta, Santiago 1992 y 2002.

ComunaE D C3 C2 ABC1

1992 2002 1992 2002 1992 2002 1992 2002 1992 2002Huechuraba 17,6 15,7 52,6 43,5 20,8 20,5 8,0 11,4 0,9 8,9Maipú 5,0 5,4 27,9 29,8 30,1 32,1 30,4 26,1 6,6 6,7Peñalolén 16,1 14,0 46,8 41,5 21,5 20,4 12,0 14,4 3,6 9,6Pudahuel 15,2 12,5 47,5 43,3 25,8 27,9 10,7 13,9 0,7 2,5Quilicura 11,6 8,3 40,1 38,2 27,9 31,1 18,4 18,4 2,0 4,0San Miguel 6,5 6,9 29,0 27,4 27,0 25,6 27,2 26,3 10,3 13,8Puente Alto 9,2 8,7 34,6 37,7 29,6 30,9 23,2 18,9 3,3 3,7San Bernardo 15,3 14,0 42,4 43,5 23,9 24,9 14,8 14,1 3,5 3,5

FUENTE: Elaboración propia en base a datos de los Censos de Población y Vivienda de 1992 y 2002

Al analizar los movimientos migratorios de los ho-gares ABC1 y C2 al interior del área metropolitana de Santiago en los periodos 1987-1992 y 1997-2002/5 (Tabla 3), se evidencia que si bien la mayor parte de los migrantes de esa condición social siguen tenien-do como destino el cono de alta renta, también es cierto que sus lugares de destino fuera del cono tienden a coincidir con las áreas de la ciudad más transformadas en términos de composición social de sus residentes durante el periodo inter-censal 1992-2002 (Tabla 2) .

5 Los Censos de Población y Vivienda en Chile incluyen una pregunta sobre comuna de residencia de la persona cinco años antes.

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172 Tendencias de la Segregación en las Principales Ciudades Chilenas

Tabla 3: Santiago, 1987-1992 y 1997-2002: Distribución porcentual de hogares migrantes aBC1 y C2 por comunas

ComunasABC1 C2

1987-1992 1997-2002 1987-1992 1997-2002Comunas cono alta renta 66,8% 62,8% 22,20% 32,33%Comunas que disminuyen recepción migrantes C2 y ABC1 21,1% 14,1% 61,20% 41,22%Conchalí* 0,3% 0,4%San Bernardo 1,0% 1,3% 1,85% 2,72%Puente Alto* 2,4% 2,9%San Miguel 1,2% 1,9% 1,58% 1,88%Pudahuel 0,3% 1,0% 2,05% 2,38%Santiago 4,5% 5,7% 7,19% 11,73%Quilicura 0,2% 1,8% 1,07% 3,86%Huechuraba 0,1% 2,8% 0,38% 1,01%Peñalolén 2,1% 5,3% 2,47% 2,87%Total 100% 100% 100% 100%

*Los datos del estrato C2 de las comunas de Conchalí y Puente Alto se encuentran contenidos en las comunas que disminuyeron el peso porcentual de los migrantes de dicho estrato entre 1992 y 2002.

Además, es posible notar que estos cambios res-ponden a la ampliación de las preferencias de lo-calización de los grupos medios y altos migrantes hacia comunas fuera del cono. La dispersión de los migrantes ABC1 y C2 fuera del cono se intensificó entre los dos periodos migratorios estudiados (Ta-bla 3). Es de destacar que los migrantes del estrato C2 tienden a parecerse cada vez más a los del estra-to ABC1; su orientación hacia comunas que no son las del cono o las que están siendo gentrificadas dis-minuyó en 20 puntos porcentuales sobre el total de migrantes de esa condición social (Tabla 3).

Esta dispersión espacial de los grupos altos y me-dios-altos se produjo en favor tanto de comunas adyacentes al cono de alta renta tradicional como asimismo hacia otras bastante alejadas, como Pu-dahuel, Quilicura, Huechuraba, Peñalolén, San Bernardo, Puente Alto y San Miguel. Además, la co-muna de Santiago, que fuera casi totalmente aban-donada por los grupos altos al formarse el patrón tradicional de segregación desde fines del siglo XIX, también ha aumentado sus niveles de atracción de migrantes de clase alta y media-alta entre am-bos periodos migratorios estudiados (Tabla 3). De acuerdo con estos datos, la comuna de Santiago po-dría estar sobrellevando procesos de gentrificación más parecidos a los que se verifican en las ciudades de países desarrolados.

Si bien las migraciones de los grupos de ingresos al-tos aún se concentran preferentemente en el cono de alta renta, la dispersión espacial de estos grupos

fuera del cono, aunque secundaria estadísticamen-te, representa una ruptura. El cono ha dejado de ser la única alternativa residencial para las nuevas familias de elite o para los hogares que, por movili-dad social, mejoraron su estatus y se integraron al estrato ABC1. Han aparecido al interior de la ciudad nuevos territorios atractivos para estos grupos, es-pecialmente en la última década, como las comunas ubicadas en el sector Norte de Santiago. En 2002 había más comunas atractoras de grupos de altos ingresos que en 1992.

El resultado más llamativo que se puede observar de las migraciones internas de la ciudad y la disper-sión de los grupos altos, es la aproximación física entre hogares de los extremos de la escala social. La Figura 2 muestra cómo muchos de los hogares ABC1 y los hogares C2 exhibían hacia el año 2002 una localización cercana a las tradicionales aglomera-ciones de estratos populares de la ciudad.

En conclusión, los datos empíricos entregados nos permiten afirmar que estamos frente a un cambio en el patrón de localización de los grupos socioeco-nómicos al interior de la ciudad. Aunque el patrón tradicional aún se dibuja con claridad sobre el es-pacio urbano y sigue influyendo en la localización de los hogares de los estratos altos y medios-altos, se registra una clara ruptura en las tendencias de localización en favor de comunas fuera del cono, especialmente de extracción popular. Todo lleva a pensar que estas tendencias se han intensificado desde el Censo de 2002.

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173Tendencias de la Segregación en las Principales Ciudades Chilenas

SANTIAGO 2002: MANZANAS CON SOBRE-REPRESENTACIÓN DE LOS ESTRATOS ABC1 Y C2 Y AREAS POPULARES HOMOGÉNEAS

¯0 3 6 9 121,5Km.

Límite comunal

C2 sobre-representadas

C2 y DE sobre-representadas

ABC1 sobre-representadas

Estrato D y E >=40%

ABC1-DE sobre-representadas

ABC1 SOBRE-REPRESENTADO C2 SOBRE-REPRESENTADO

Leyenda

Figura 2: Santiago 2002: Manzanas con sobre-representación de los estratos aBC1 y C2 y áreas populares homogéneas

4. Gentrificación en los extremos de la escala social

Enseguida ofrecemos un diagnóstico de la invasión de áreas de predominio popular por desarrollos re-sidenciales dirigidos preferentemente a familias de las elites (estrato ABC1) en el último periodo inter-censal (1992-2002).

Estos encuentros — que denominaremos “encuen-tros disímiles”—representan tan sólo una parte de un fenómeno más vasto social y espacialmente. Como vimos antes, es también masiva la gentrifica-ción que está a cargo de condominios para hogares de estrato medio altos (estrato C2). Sin embargo, la que podía avizorarse como más improbable y con-flictiva es la que pone en situación de adyacencia a los grupos sociales en los extremos de la escala so-cial, y por eso nos ha parecido relevante hacer foco en ella.

Con información censal, partimos por mapear las áreas que se “elitizaron” en el periodo y que co-lindan con las tradicionales aglomeraciones de estratos populares, para luego caracterizar esos encuentros principalmente en lo que se refiere a la escala, grado de cerramiento, conectividad urbana, macro-localización, composición social y efecto de “sucesión social” (expulsión) de los condominios colonizadores.

Conjeturas. De acuerdo con la interpretación con-ceptual de la gentrificación “sin expulsión” que

ofrecimos en la primera sección como característi-ca de la evolución actual de la ciudad latinoamerica-na, nuestra hipótesis sobre lo que está sucediendo con la invasión de proyectos ABC1 en áreas popula-res de Santiago, la podríamos descomponer en dos grupos de conjeturas. Las primeras son conjeturas relativas a los factores que elevan la probabilidad de que estos encuentros disímiles ocurran; y las segundas, acerca de las implicancias sociales de la gentrificación.

De esta forma, las primeras conjeturas afirman que la posibilidad que tienen los proyectos residenciales ABC1 de colonizar áreas populares:

Es mayor cuanto más grande el proyecto coloniza-dor. La escala del condominio ayuda a internalizar atributos urbanos y reduce la necesidad y oportu-nidad de contacto con los residentes populares del entorno.

Es mayor cuando el proyecto colonizador tiene un muro o cierro perimetral. El control de entrada al condominio sería crítico para controlar la frecuen-cia y tipo de contacto con los vecinos.

Es mayor cuanto mejor es la conectividad urbana del proyecto colonizador. La cercanía a carreteras urbanas parece un requisito sino qua non para la gentrificación. Los residentes, relativamente aisla-dos del entorno popular, tendrían al mismo tiempo acceso expedito al sistema urbano. Su lógica de movilidad dentro del área metropolitana sería más

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174 Tendencias de la Segregación en las Principales Ciudades Chilenas

una que se despliega en la escala de las decenas de kilómetros (con base en el automóvil y las autopis-tas) que la movilidad de unidades de kilómetros que caracteriza a las clases populares que dependen del transporte público, las bicicletas o las caminatas.

Es mayor en la periferia de la ciudad. Allí se cumplen dos condiciones favorables al negocio inmobiliario que busca capitalizar las diferenciales de rentas de la tierra asociadas a la gentrificación: bajos precios del suelo debido al predominio de los estratos po-pulares, y disponibilidad de suelos vacantes.

Nuestro segundo grupo de conjeturas se refiere a las implicancias sociales de los encuentros disími-les.

Los hogares ABC1 “gentrificadores” corresponden a “hijos del barrio alto” o, alternativamente, a ho-gares con movilidad social ascendente que provie-nen de comunas distintas que las del “barrio alto”. En el primer caso se trata de hogares que se disper-san vía la migración hacia fuera del “barrio alto”; y en el segundo, de hogares que tradicionalmente se mudaban hacia el “barrio alto” y que ahora son “retenidos” en proyectos ABC1 en otras comunas, muy probablemente sus propias comunas de origen

u otras cercanas. Anticipamos que estos dos tipos de hogares “gentrificadores” no se mezclan en los mismos conjuntos, dando lugar por lo tanto a dos tipos de proyectos, los que tendrían implicancias di-ferenciadas y específicas de cambio sobre el patrón de segregación.

Los proyectos ABC1 “gentrificadores” no han des-encadenado procesos significativos de expulsión de hogares de estratos populares en las áreas ad-yacentes. Los dos factores que respaldan esta con-jetura son los rasgos antes mencionados de la gen-trificación: periférica, y el predominio de formas de tenencia del suelo distintas que el arrendamiento por parte de los vecinos de extracción popular.

Gentrificación en acción. Como se puede observar en el Gráfico 1, entre los años 1982 y 2002 aumentó el número de manzanas con sobre-representación del estrato ABC1 en varias comunas del área metro-politana de Santiago, incluidas algunas predominan-temente populares/6. Se observa, incluso, un decre-cimiento de aquel tipo de manzanas en las comunas del “barrio alto” de la ciudad donde se concentran los grupos de elite.

6 Definimos como sobre-representadas por el estrato ABC1 a las manzanas en que la proporción de hogares ABC1 el 2002 fue al menos un 50 por ciento superior a la proporción que poseía ese mismo estrato en la ciudad.

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175Tendencias de la Segregación en las Principales Ciudades Chilenas

GRÁFICO 1

0 200 400 600 800 1000 1200 1400

SANTIAGO

CERRILLOS

CERRO NAVIA

CONCHALÍ

EL BOSQUE

ESTACIÓN CENTRAL

HUECHURABA

INDEPENDENCIA

LA CISTERNA

LA FLORIDA

LA GRANJA

LA PINTANA

LA REINA

LAS CONDES

LO BARNECHEA

LO ESPEJO

LO PRADO

MACUL

MAIPÚ�

ÑUÑOA

PEDRO AGUIRRE CERDA

PEÑALOLÉN

PROVIDENCIA

PUDAHUEL

QUILICURA

QUINTA NORMAL

RECOLETA

RENCA

SAN JOAQUÍN

SAN MIGUEL

SAN RAMÓN

VITACURA

PUENTE ALTO

SAN BERNARDO

2002 1992 1982

Santiago 1982, 1992, 2002: Número de Manzanas con Sobrerepresentación de hogares ABC1 por comunas

Page 12: Sabatini_Gentrificación sin expulsión, fuerza de transformación de las ciudades latinoamericanas

176 Tendencias de la Segregación en las Principales Ciudades Chilenas

Así, confirmamos nuestra hipótesis acerca de que está en marcha una dispersión espacial relativa de los hogares ABC1 fuera de sus áreas tradicionales de emplazamiento, y que ello equivale a una trans-formación del patrón tradicional de segregación de la ciudad. Hacia 1980, cuando estimamos que esta transformación levantaba vuelo debido a la libera-lización de los mercados de suelo y demás factores mencionados antes, los hogares ABC1 estaban fuer-temente concentrados en las comunas del “barrio alto”.

En uno de los mapas incluidos en la Figura 2 que-daba registrada la dispersión por la ciudad de estas manzanas con sobre-representación ABC1. Con el fin de estudiar las modalidades que adopta esta gentrificación, ahora haremos foco en aquellas manzanas sobre-representadas ABC1 que cumplían con las siguientes dos condiciones: por una parte, que fueran colindantes con áreas de predominio de estratos populares, esto es, manzanas donde los hogares de estratos D y E superaran el 40 por ciento del total de hogares/7; y por otra parte, que la sobre-representación ABC1 no se hubiera verifi-cado en el censo anterior de 1992. Así, podremos identificar y dimensionar el proceso de invasión o colonización ABC1 de áreas populares ocurrido en

el periodo 1992-2002.

Con estos criterios catastramos 114 casos de en-cuentro espacial entre estratos extremos o disími-les producto de desarrollos inmobiliarios “gentri-ficadores”, los que finalmente han sido agrupados en 94 “manchas” residenciales de predominio ABC1 colindantes con áreas populares –o “colonizacio-nes” ABC1.

Caracterizamos cada uno de estos 94 encuentros en base a los cuatro atributos de los proyectos ABC1 que harían más probable la gentrificación: es-cala, grado de cerramiento, conectividad urbana, y macro-localización. Luego hicimos un análisis de las implicancias sociales para una muestra de 25 en-cuentros disímiles que cubriera los tipos principales detectados con el análisis anterior. Dichas implican-cias sociales se refieren, como señalados antes, al origen de los residentes de los proyectos coloniza-dores, y al grado de expulsión de los residentes an-tiguos del área.

En el Tabla 4 se listan los cuatro atributos con que se analizó el catastro de 94 colonizaciones ABC1, así como los dos atributos adicionales estudiados para los 25 casos que cubren los tipos predominantes de encuentros disímiles.

7 Jargowsky (1997), cuando estudia los guetos étnico-raciales con alta concentación de hogares vulnerables en los Estados Unidos, utiliza el umbral de 40 por ciento de hogares para definir áreas socialmente homogéneas.

Tabla 4: Santiago 1992-2002: Frecuencia de encuentros aBC1 – areas populares según variables seleccionadas

Variable Categorías

Análisis total de casos. (94 coloniz. ABC1)

Escala Pequeña (77) Grande (17)Cerramiento Cerrado (70) Abierto (24)Conectividad Alta (52) Baja (42)Macro-localización Periférica (34) No-periférica (60)

Análisis muestra de casos (25 coloniz ABC1) Origen o Composición social Movilidad social emergente (20) “Hijos del barrio alto” (5)

Análisis muestra de casos (25 coloniz ABC1) Expulsión Expulsión (13) Sin expulsión (12)

Page 13: Sabatini_Gentrificación sin expulsión, fuerza de transformación de las ciudades latinoamericanas

177Tendencias de la Segregación en las Principales Ciudades Chilenas

Las seis variables usadas para analizar las coloniza-ciones de estratos altos colindantes con áreas po-pulares, se definen de la siguiente manera:

Escala: “pequeña” para colonizaciones de menos de 300 unidades; y “grande”, para casos en que se supera esa cantidad. La cifra se refiere al número de hogares (viviendas) que componen cada una de las “manchas” evaluadas. La determinación del núme-ro de hogares de cada caso seleccionado se ha defi-nido en base a un sistema estimativo de cantidades a partir de promedios por tramos, siendo aquellos valores calculados tomando como referencia las fotografías satelitales recopiladas para cada uno de los casos rastreados.

Cerramiento: Considera la limitación al acceso que posee cada colonización, traducida generalmente en un cerramiento en base a muros o rejas peri-metrales o a simples accesos controlados con una primera línea de fachadas como barrera formal arquitectónica. La variable considera dos valores: “abierto” o sin impedimento para un acceso libre hacia el conjunto; y “cerrado”, equivalente al des-crito antes.

Conectividad: Variable que considera la proximidad a conexiones de redes de autopistas en un radio de hasta dos kilómetros. También considera proxi-midad a estaciones de trenes de cercanía (metro-tren). En base a estos parámetros se evalúan los casos como de conectividad “alta” o “baja” .

Macro-localización: Esta variable define dos tipos de colonización relacionadas con el grado de con-solidación urbana del entorno y la cercanía a áreas periurbanas: “periférica” y “no-periférica”.

Origen o Composición social: La variable permite distinguir entre colonizaciones ABC1 integradas por hogares de estratos altos provenientes de las comunas del “barrio alto” y colonizaciones ABC1 in-tegradas por hogares provenientes de la misma co-muna u otras no comprendidas en el “barrio alto”. Al primer tipo de colonización lo llamaremos “movi-lidad social emergente”; y al segundo, “hijos del ba-rrio alto”. Ambos tipos expresan formas específicas de dispesión espacial de las elites fuera del cono de alta renta de la ciudad.

Expulsión: Variable que corresponde al grado de disminución de hogares de estratos populares de las áreas “gentrificadas” en el periodo 1992 – 2002, de acuerdo con datos censales. Considera dos alter-nativas: colonización ABC1 “con expulsión” de ho-gares populares del área colonizada y colonización

ABC1 “sin expulsión” de hogares populares.

Nuestras conjeturas destacaban la importancia que tendrían la escala, conectividad, cerramiento y lo-calización periférica de las colonizaciones en hacer posible la aproximación física de hogares ABC1 a barrios de predominio popular. Nuestros hallazgos empíricos muestran un paisaje más diverso de co-lonizaciones ABC1, lo que sin embargo, y como ve-remos, no resta importancia al impacto que en la transformación del patrón de segregación de San-tiago tendría el tipo de gentrificación hipotetizado. La Figura 3 muestra la distribución espacial de las 94 colonizaciones estudiadas (en negro).

En relación con la escala, el estudio de las 94 colo-nizaciones detectadas de estratos altos en áreas populares nos lleva a concluir que predominan las colonizaciones “pequeñas”. Sin embargo, ese pre-dominio no resulta tan claro al hablar de cantidad de hogares. Las colonizaciones “grandes” son sólo un 18 por ciento, pero representan un 44 por ciento de los hogares ABC1 colonizadores en ba-rrios populares/8. El número total de invasiones de estratos altos en contextos populares detectado corresponde, aproximadamente, a 16.200 hoga-res. La importancia demográfica de las invasiones “pequeñas” (56 por ciento estimado de los hogares ABC1 gentrificadores), por el mismo hecho de su pe-queña escala, implicaría mayores oportunidades de contacto entre los hogares “gentrificadores” y los residentes populares del entorno. Y tal vez por eso mismo, tienen un efecto más claro de expulsión de residentes.

El cerramiento físico de las colonizaciones es am-pliamente mayoritario. Un 74 por ciento de los 94 casos estudiados eran colonizaciones “cerradas”, de acuerdo con nuestra definición. La vecindad con hogares de menor condición social parece requerir del cerramiento físico como forma de establecer unas relaciones muy cuidadas con el entorno so-cial.

El grado de conectividad de las colonizaciones aparece relacionado con la escala. De las 16 coloni-zaciones “grandes” catastradas, 11 se encuentran próximas a conexiones de autopistas (casi un 70 por ciento). En cambio, sólo un 52 por ciento de las 78 colonizaciones “pequeñas” se relacionan direc-tamente con autopistas. En general, las coloniza-ciones ABC1 que producen encuentros disímiles pre-sentan un alto grado de conectividad con el sistema urbano. Conduciendo un automóvil, sus residentes pueden alcanzar una autopista en pocos minutos.

8 La determinación del número de hogares de cada caso seleccionado se ha definido basado en promedios por tramos (de 1 a 150; de 150 a 300; de 300 a 450 ; y 450 y más). A su vez, los valores que definen un tramo de número de viviendas fueron estimados a partir de fotografías satelitales recopiladas para cada uno de los casos rastreados. Si bien es cierto que es un valor aproximado, el definir el promedio de cada uno de los tramos como el numero utilizado aproxima la cifra total de hogares a una cantidad ponderada no real, pero si aproximada y utilizable como referencia.

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178 Tendencias de la Segregación en las Principales Ciudades Chilenas

En cuanto al emplazamiento o macro-localización, algo más de un tercio de las colonizaciones son “periféricas” (36 por ciento), mientras que el 64 por ciento restante son “no-periféricas”. Aunque sabemos que al considerar número de hogares in-volucrados la relación entre colonizaciones de uno y otro tipo tienden a emparejarse, la gran canti-dad de alternativas “no-periféricas” nos habla de un proceso de gentrificación con mayor poder de transformación de la ciudad que el anticipado. La gentrificación “sin expulsión” hipotetizada para la periferia con base en proyectos de mayor escala, cerrados y con buena conectividad a las redes de in-fraestructura, la hemos confirmado con los datos, pero ella encuentra complemento en una dinámica “gentrificadora” inserta en la ciudad consolidada, con base en colonizaciones de menor escala, y con mayor efecto “expulsor”, como veremos.

En cuanto al origen social de los hogares “gentrifi-cadores”, destaca el hecho de que la totalidad de las colonizaciones “no-periféricas” corresponda a “movilidad social emergente”, es decir, a hogares provenientes de comunas distintas que las del “ba-rrio alto”. Este hallazgo confirma parcialmente la conjetura #5 sobre la existencia de dos tipos princi-pales de hogares ABC1 “gentrificadores” que, ade-más, no se mezclan en los proyectos. La confirma-ción es sólo parcial por cuanto en las colonizaciones “periféricas” se observa algún grado de mezcla. Aunque predominan los “hijos del barrio alto” en esas colonizaciones, también comparecen los hoga-res ABC1 emergidos de procesos de movilidad social de comunas no comprendidas en el “barrio alto”.

Por último, en relación con los efectos de expulsión asociado a las colonizaciones, encontramos dos si-tuaciones distintas. En la periferia, un 64 por ciento de las colonizaciones analizadas no muestran efec-tos expulsores de antiguos residentes de extracción popular. Mientras, entre las colonizaciones “no-periféricas” la proporción es a la inversa: el 64 por ciento de los casos analizados sí tienen esos efectos

expulsores. Es probable que el mayor impacto ex-pulsor se deba a que estas colonizaciones ocurren en áreas más densas, y también a que podrían estar tomando forma allí problemas de “adolescencia ur-bana”, consistentes en el celo segregador de gru-pos en ascenso social que no quieren ser confundi-dos con grupos de menor condición social.

El Cuadro 5 entrega información detallada de las 94 “manchas” de proyectos colonizadores ABC1 para cada una de las seis variables incluidas en nuestras conjeturas. El análisis nos lleva a concluir que estas presunciones encuentran respaldo empírico, aun-que de manera parcial. El análisis nos permite de-tectar rasgos no anticipados del fenómeno. Entre los principales, destacan las colonizaciones no-pe-riféricas con resultado de expulsión de vecinos de extracción popular.

A pesar de la variedad de situaciones encontradas, predominan tres modalidades de gentrificación de hogares ABC1 cercanas a barrios populares:

Con un 21 por ciento estimado de los hogares “gen-trificadores”, están las colonizaciones de gran esca-la, periféricas, cerradas y con buena conectividad al sistema urbano, conformadas por “hijos del barrio alto” y mayoritariamente sin efectos expulsores de los antiguos residentes del área (“casillas 3” en Ta-bla 5)

Con otro 21 por ciento de los hogares, se cuentan las colonizaciones pequeñas, no-periféricas, también cerradas y con buena conectividad (aunque algo menor que las anteriores), integradas por hogares provenientes de procesos de movilidad social fuera del “barrio alto” y con efectos expulsores aprecia-bles (“casillas 2” en Tabla 5); y

Con un 10 por ciento de los hogares, están las co-lonizaciones de pequeña escala, cerradas, con baja conectividad urbana, no periféricas, con residentes que no provienen del barrio alto y con un equilibrio en el efecto de expulsión de hogares populares (“casillas 1” en Tabla 5).

Page 15: Sabatini_Gentrificación sin expulsión, fuerza de transformación de las ciudades latinoamericanas

179Tendencias de la Segregación en las Principales Ciudades Chilenas

Variables de análisis del total de casos (94 manchas)

Análisis muestra de casos (25 manchas)

Escala Cerra-miento

Conecti-vidad

Macrolo-cación

Origen colonización Expulsión

Comuna

Cod. "Manchas" o coloniza-

dores pequ

eña

gran

de

cerr

ado

abie

rto

alta

baja

no p

erife

ria

perif

eria

mov

ilida

d so

cial

em

erge

nte

hijo

s de

l ba

rrio

alto

expu

lsió

n

sin

expu

lsió

n

SantiagoSTG-16 1 1 1 1 1 1STG-18 1 1 1 1 1 1IND-08 2 2 2 2

MaipúMP-11 1 1 1 1MP-12 1 1 1 1MP-22 4 4 4 4

Las Condes LAC-01 1 1 1 1 1 1

Macul-Ñuñoa

Ñ-01 1 1 1 1(M-05) 2 2 2 2M-15 2 2 2 2M-18 2 2 2 2M20 2 2 2 2

San BernardoSB-03 1 1 1 1SB-08/09 5 5 5 5SB-20 2 2 2 2

Sector El Llano

SM-01 2 2 2 2SM-03 1 1 1 1SM-14 1 1 1 1SM-15 1 1 1 1SM-20 4 4 4 4SM-22 2 2 2 2SM-23 2 2 2 2 2 2SM-25 2 2 2 2PAC-03 5 5 5 5PAC-11 5 5 5 5LC-01 1 1 1 1 1 1LC-05 2 2 2 2LC-09 1 1 1 1LC-11 1 1 1 1EB-01 2 2 2 2

La FloridaLF-01 2 2 2 2 2 2LF-02 2 2 2 2 2 2

La Florida LF-28 5 5 5 5Lo Barnechea LB-01 2 2 2 2

RecoletaRE-06 1 1 1 1 1 1RE-14 2 2 2 2RE-17 2 2 2 2

Quinta Normal QN-02 2 2 2 2San Joaquín SJ-09 5 5 5 5Conchalí C-06 1 1 1 1Independencia IND-14 4 4 4 4

Tabla 5: Santiago 1992-2002: tipologia de colonizaciones abc1 en áreas populares

CONTINÚA

Page 16: Sabatini_Gentrificación sin expulsión, fuerza de transformación de las ciudades latinoamericanas

180 Tendencias de la Segregación en las Principales Ciudades Chilenas

Variables de análisis del total de casos (94 manchas)

Análisis muestra de casos (25 manchas)

Escala Cerra-miento

Conecti-vidad

Macrolo-cación

Origen colonización Expulsión

Comuna

Cod. "Manchas" o coloniza-

dores pequ

eña

gran

de

cerr

ado

abie

rto

alta

baja

no p

erife

ria

perif

eria

mov

ilida

d so

cial

em

erge

nte

hijo

s de

l ba

rrio

alto

expu

lsió

n

sin

expu

lsió

n

Santiago

STG-09 2 2 2 2STG-10 2 2 2 2 2 2STG-11 2 2 2 2 2 2STG-12 2 2 2 2STG-20 2 2 2 2STG-21 2 2 2 2STG-23 2 2 2 2

Maipú-PudahuelMP-04 4 4 4 4P-05 4 4 4 4

Estación Central-Pudahuel

P-01 5 5 5 5 5 5EC-10 3 3 3 3

QuilicuraQ-06 6 6 6 6 6 6Q-08 6 6 6 6

San Bernardo SB-10 5 5 5 5

Peñalolen

PÑ-01 3 3 3 3 3 3PÑ-05 5 5 5 5 5 5PÑ-06 5 5 5 5PÑ-07 5 5 5 5(M-16) 5 5 5 5(M-17) 3 3 3 3

Maipú(MP-06) 3 3 3 3MP-20 6 6 6 6 6 6MP-25 6 6 6 6

MaipúMP-01 6 6 6 6MP-02 5 5 5 5 5 5(MP-07) 5 5 5 5

Maipú MP-03 3 3 3 3

La FloridaLF-21 5 5 5 5LF-22 7 7 7 7

HuechurabaH-01 5 5 5 5 5 5H-02 5 5 5 5H-03 3 3 3 3 3 3

Puente Alto

PA-03/04 5 5 5 5PA-05 5 5 5 5PA-07 7 7 7 7PA-10 7 7 7 7PA-23 7 7 7 7PA-15 7 7 7 7

La FloridaLF-24 7 7 7 7LF-25 7 7 7 7LF-26 7 7 7 7 5 5

Quilicura Q-12 3 3 3 3 3 3San Bernardo SB-15 3 3 3 3 3 3

Tabla 5: Santiago 1992-2002: tipologia de colonizaciones abc1 en áreas populares

CONTINÚA

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181Tendencias de la Segregación en las Principales Ciudades Chilenas

Variables de análisis del total de casos (94 manchas)

Análisis muestra de casos (25 manchas)

Escala Cerra-miento

Conecti-vidad

Macrolo-cación

Origen colonización Expulsión

Comuna

Cod. "Manchas" o coloniza-

dores pequ

eña

gran

de

cerr

ado

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alta

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alto

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lsió

n

sin

expu

lsió

n

Cerrillos CE-11 2 2 2 2

ConchalíC-01 2 2 2 2 2 2C-02 2 2 2 2 2 2

El Bosque EB-04 1 1 1 1San Bernardo SB-11 5 5 5 5Quinta Normal QN-03 5 5 5 5Santiago STG-15 5 5 5 5Recoleta RE-03 1 1 1 1 1 1Peñalolen PÑ-10 5 5 5 5Renca R-02 5 5 5 5

Tabla 5: Santiago 1992-2002: tipologia de colonizaciones abc1 en áreas populares

Page 18: Sabatini_Gentrificación sin expulsión, fuerza de transformación de las ciudades latinoamericanas

182 Tendencias de la Segregación en las Principales Ciudades Chilenas

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183Tendencias de la Segregación en las Principales Ciudades Chilenas

Conclusiones

Hemos constatado la riqueza de los procesos de gentrificación que están teniendo lugar en las áreas populares Santiago. Aunque nos hemos concentra-do en las colonizaciones a cargo del estrato ABC1, correspondiente al decil de más altos ingresos de los hogares, el panorama que se registra es uno de transformación urbana de gran vitalidad y diversi-dad.

Nuestra conjetura más relevante desde el punto de vista de la integración social urbana, cuestión tan relevante hoy cuando se verifican procesos genera-lizados de “guetización” de los barrios populares, era que esta gentrificación latinoamericana no im-plica necesariamente la expulsión de los residentes de menor condición social de las áreas afectadas, como ocurre con la gentrificación que también se expande en las ciudades de países más ricos. Y lo hemos confirmado: la gentrificación en el medio ur-bano latinoamericano puede consistir en una gen-trificación “sin expulsión”.

Sin embargo, no porque la expulsión de residentes de menor condición social no sea un efecto seguro de la gentrificación, debemos pasar por alto que es una amenaza real. De hecho, está teniendo lugar en no pocas colonizaciones. Lo importante es que el desarrollo de nuestras ciudades y su peculiar estruc-tura urbana hacen que la expulsión sea evitable.

Resulta algo paradójico que en las colonizaciones integradas por los “hijos del barrio alto” — proba-blemente por su mayor escala, condición periférica y por la ausencia de problemas de “adolescencia urbana”—sea donde menos ocurre la expulsión de antiguos residentes de las clases populares, y que la reducción de la segregación pueda consolidarse en el tiempo y no ser sólo una situación transitoria.

La mayor variedad y riqueza de situaciones halladas en relación con lo que afirmaban las seis conjetu-ras que hacíamos sobre las colonizaciones ABC1 no cuestionan, sin embargo, nuestra noción acerca de la gentrificación latinoamericana de las primeras páginas. Los hallazgos confirman el carácter espa-cial y socialmente generalizado del fenómeno. La gentrificación de áreas populares no sólo está a car-go de los “hijos del barrio alto” sino que también de hogares ABC1 emergentes en otras partes de la ciudad y, aún más, a cargo de hogares del estrato medio-alto (C2) que tienden a replicar el patrón de localización del ABC1.

Por otra parte, los proyectos que contribuyen a la formación de zonas gentrificadas en Santiago de-muestran no ser, necesariamente, polígonos de gran tamaño. El diseño del condominio cerrado y la conexión con las autopistas pueden facilitar, aún

por parte de proyectos de tamaño moderado, la co-lindancia de grupos tan disimiles socialmente como los ABC1 y los D y E.

Desde el punto de vista de la conformación social del espacio de la ciudad, los cambios podrían apre-ciarse como marginales. El “barrio alto” no ha des-aparecido ni se ha debilitado, y la mayor parte de los hogares ABC1 que se mudan de municipio siguen prefiriendo sus comunas como lugar de destino.

Sin embargo, hay comunas que están cambiando significativamente su composición social. Son jus-tamente aquellas que están siendo colonizadas por las clases medias y altas. En estas comunas la segre-gación social del espacio se está reduciendo, y au-mentando con ello las oportunidades de contacto social por encima de las barreras sociales.

En términos prácticos, esta aproximación física en-tre grupos sociales podría generar conflictos y pro-blemas lo mismo que oportunidades de integración social (en lo funcional) y de cohesión social, o senti-do de identidad y pertenencia al cuerpo social. Por una parte, la elevación de los precios del suelo en las áreas gentrificadas produce temor entre los re-sidentes antiguos, que dudan si con sus menguados ingresos podrán seguir viviendo en un barrio que se vuelve más caro; y, por otra, la llegada de residen-tes de mayores ingresos abre nuevas posibilidades de acceso a servicios y equipamientos de calidad, lo mismo que oportunidades laborales, fuera de los beneficios más subjetivos de la cohesión social.

La palabra la tienen las autoridades, que podrían definir políticas de integración social urbana con mejores posibilidades de éxito. Tendrían que repa-rar en las transformaciones en curso en el patrón de segregación residencial y, específicamente, en su componente de gentrificación “sin expulsión”, así como tomar en cuenta que las movilizaciones populares urbanas están sustiyendo el eje del dere-cho a la “casa propia” de décadas atrás por el del derecho a la ciudad. La localización intra-urbana se está volviendo cada vez más importante para los hogares de extracción popular.

Por novedosa y rupturista que parezca, la actual transformación de las ciudades a que la gentrifica-ción está contribuyendo tiene puntos de contacto con transformaciones pretéritas del patrón de se-gregación. Habría que estudiar en qué medida po-demos identificar procesos de gentrificación “sin expulsión” en la propia historia de nuestras ciuda-des.

De hecho, las zonas geográficas en que se formaron los conos de alta renta en las ciudades latinoame-ricanas, no estaban necesariamente desocupadas. Los procesos más tempranos de suburbanización

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184 Tendencias de la Segregación en las Principales Ciudades Chilenas

de las elites que ocurrieron en Chile fueron los de Viña del Mar dentro de la actual área metropolitana de Valparaíso y el del “barrio alto” en el área metro-politana de Santiago. Ambas áreas estaban parcial-mente ocupadas por población de bajos ingresos vinculada a la economía urbana. Los procesos de gentrificación de estas áreas populares se fueron articulando de manera compleja, en distintas esca-las espaciales, con procesos tempranos y persisten-tes de penetración de los nuevos barrios elegantes por parte de estratos medios. En las épocas de crisis económica, la penetración también la ejecutan las

clases populres a través de las “tomas” de terrenos o los loteos ilegales.

En suma, las implicancias prácticas de los proce-sos de gentrificación que hemos analizado para la ciudad de Santiago, y que al inicio del capítulo postulamos conceptualmente como “gentrifica-ción latinoamericana”, se refieren sobre todo a las oportunidades que dichos procesos ofrecen para la aplicación de instrumentos y políticas de reducción de la segregación y el fomento de espacios urbanos más integrados socialmente.

Referencias

Glass, R. (1964). London: Aspects of Change. Londres: Centre for Urban Studies – Mac Gibbon & Kee.

Jargowsky, P. (1997). Poverty and Place; Ghettos, Ba-rrios, and the American City. Nueva York: Ras-sell Sage Foundation.

Lees, L., Slater, T. y Wyly, E. (2008). Gentrification. Nueva York: Routledge.

Smith, N. (1996). The New Urban Frontier; Gentrifica-tion and the Revanchist City. Londres y Nueva York: Routledge.