romanticismo polÍtico en chile (1842-1859). correcciÓn 2011 (reparado)

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Universidad Diego Portales Tesis para optar al grado de Licenciado en Historia De la ‘democracia’ y el ‘progreso moral’ al romanticismo en Chile, a partir del análisis de las obras de Eusebio Lillo y Guillermo Matta durante 1842 – 1859. 1

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Page 1: ROMANTICISMO POLÍTICO EN CHILE (1842-1859). CORRECCIÓN 2011 (Reparado)

Universidad Diego PortalesTesis para optar al grado de Licenciado en Historia

De la ‘democracia’ y el ‘progreso moral’ al romanticismo en Chile, a partir del análisis

de las obras de Eusebio Lillo y Guillermo Matta durante 1842 – 1859.

Profesor guíaLuis G. de Mussy Roa

1

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NombreClaudio A. Véliz Rojas

2008

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“Fuiste el nuevo cometa del siglo XIX. Amenazaste a los hombres con un

estrago horroroso, diste de que hablar y en que devanarse los sesos a todas las

naciones del universo. Pero de repente desapareciste sin que nadie hubiese podido

comprenderte, y dejando en paz al mundo, Oh fantástico romanticismo”.

Salvador Sanfuentes, “El romanticismo”. El semanario de Santiago, Santiago,

1842.

“Si alguna vez amáis, oh lector mío,

dejad las sombras del dorado techo,

que el ardiente, amoroso desvaría

no quiere sujeción , límite estrecho:

buscad la soledad del bosque umbrío

y aire sinfín para el fogoso pecho:

haced como las aves vuestro nido

lejos del mundo, lejos del ruido”.

Eusebio Lillo, “Loco de amor”. Revista de Santiago, Santiago, 1848.

“Yo no sigo al romántico pedante

Ni al clásico estirado; independientemente,

Y del bello ideal tan sólo amante

Su dulce voz escucharé obediente.

Repetiré de mi alma a todo instante

O el cántico de amor o el ay doliente,

Y quédese, en buena-hora, la lógica

Con su ininteligible fraseología”.

Guillermo Matta, “Un cuento endemoniado”. Cuentos en verso, Santiago, 1853.

3

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INDICE

Agradecimientos…………………..………………………………………………….

…5

Introducción………………………………………………………………………........

...6

Marco teórico………...……………………….………………...

………………………10

Hipótesis………………………………………...

……………………………………...25

Capítulo I.……..………………...

……………………………………………….............27

Eusebio Lillo, auge y ocaso de la “flor azul”

Capítulo II...……………………………………………………..…………..

……….....53

Guillermo Matta, la facción “radical” del romanticismo

4

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Conclusiones.….…………………………………………………..…………...

…….....78

Anexos…………………….…..

………………………………………………………...83

-

Fotografías……………………………………………………………………………...8

4

-Revistas…………...…...…………..

…………………………………………………….93

-Periódicos…………...…………………………………………….

…………………….96

-Poesías……....……………………………………………………………….…..

…….106

-Anexos

biográficos…………………………………………………………………….124

Índice de Obras

Citadas…………………………………………………………........126

Bibliografía General……….………………………………………...……………..

…130

-Fuentes

primarias……………………………………………………………………...131

-Fuentes secundarias…..…………………………………..

……………………………135

5

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AGRADECIMIENTOS

Este proyecto no se podría haber realizado sin la participación de

mi profesor guía Luis G. de Mussy, quien con su labor crítica y amplia

visión me hizo comprender el real significado del trabajo metódico y

coherente. También me gustaría agradecer a los profesores Andrés

Morales, Carolina Pizarro y Consuelo Figueroa, por su especial estímulo

en la elaboración de la presente investigación; sus comentarios

acuciosos y su gran aporte bibliográfico, lograron impregnarle gran

parte del espíritu con el cual intenté desarrollar el tema de trabajo.

A su vez, el apoyo de mi familia fue determinante para el desarrollo de

la presente tesis; son ellos factores catalizadores que hicieron de esta

investigación una experiencia de gran inolvidable para convertirme -

algún día- en historiador.

A todos ellos, muchas gracias.

Claudio A. Véliz Rojas, Santiago, mayo 2008.

7

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INTRODUCCIÓN

“El mundo ha de ser romantizado. Así se encuentra el sentido original (…)

En cuanto doy un sentido obligado a lo vulgar, un porte misterioso a lo habitual,

la dignidad de lo desconocido a lo conocido, una apariencia infinita a lo finito, lo romantizo”.

Novalis, Poeticismos (1798).

El romanticismo ha sido un tema debatido en distintas épocas sin

resolverse por entero la complejidad de su ethos. Es por eso que la

interrogante que en un primer momento nos ronda es, ¿qué es el

romanticismo? De acuerdo a las distintas manifestaciones que adquirió

el movimiento en su plano mundial, pareciera ser acertada la

proposición del crítico español Eugenio Vega Latapie, al exponer que

dependiendo de cada nación tendremos la expresión de un

romanticismo diferente1. Es así como podemos observar distintos

ejemplos de esta situación. Por una parte y a modo de ejemplificar lo ya

expuesto, el distanciamiento tanto conceptual como ideológico entre el

romanticismo social francés y el romanticismo alemán, lo podemos

apreciar a través de la diferencia entre clases sociales. El estamento

social alemán que se apropió de la propuesta romántica fue la

aristocracia, la cual viendo en el romanticismo una vía legitima para

salir del letargo en el cual habría caído el régimen de los principados,

hizo parte de sí un movimiento de composición fantástica, fuertemente

influenciado por las ideas nacionalistas; en contraposición a ésto, el

romanticismo social francés se adhirió más bien a la clase burguesa-

1 Vega Latapie, Eugenio, Romanticismo y democracia. (Editorial Cultura española, Santander, 1938) p. 80.

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popular, la cual orientó su pensamiento a la regeneración del pueblo,

siendo su propuesta, una democratización radical de la escena política

decimonónica. Esta situación, en parte explica por qué el romanticismo

surgió en Alemania con mayor prontitud que en el resto del continente2.

En este sentido y tomando otros casos para ejemplificar la

diferenciación existente entre los distintos tipos de romanticismo, el

movimiento italiano también se manifestó como una fuerza totalmente

distinta respecto al desarrollo del romanticismo inglés. La expresión de

esta diferencia se ve en las distintas temporalidades a las cuales se

suscribieron estas otras dos versiones. El del romanticismo italiano tuvo

lugar entre los años 1830 a 1870, mientras que el romanticismo inglés

corresponde a un fenómeno de fines de siglo XVIII. Así también, otro

ejemplo que explica estos distintos “modernismos” son las

circunstancias políticas que los motivaron a las siguientes diferencias:

para el caso italiano, el romanticismo surge como una respuesta al

proceso de unificación nacional, en contraposición al movimiento

inglés, el cual se vinculó más bien a un fenómeno circunscrito al

replanteamiento de la teoría política inglesa a partir del fenómeno de la

Revolución francesa como, al mismo tiempo, el desarrollo de una

“nueva lírica” representada en la voz de distintos poetas Wordsworth,

Keats, Byron, Shelley. Es decir, basado en la apreciación de de estos

dos últimos casos podemos percibir que existe una brecha entre la

aplicación del romanticismo italiano a la escena política, en

contraposición al planteamiento, más bien teórico, existente en el

movimiento inglés.

Para ello, nuestro marco teórico se encuentra orientado a introducir los

enfoques a través de los cuales se ha establecido la investigación y, a su

vez, de que forma se han aplicado estas perspectivas al desarrollo del

romanticismo en Chile. Sobre la base de lo anterior, esta primera

2 Blechman, Max (edit.), Revolutionary romanticism. (City Lights Books, San Francisco, 1999) p. 85.

9

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sección de mi trabajo desarrollará el concepto de historia cultural e

historia intelectual a través de argumentos expertos de Peter Burke y

Roger Chartier para el caso de la Historia cultural como de Quentin

Skinner y Elías Palti para el caso de la Historia intelectual. En un

segundo momento, revisaré el aporte alemán para el desarrollo del

movimiento; precisaremos la definición de Victor Hugo para la

conceptualización de romanticismo; repasaremos la expresión del

movimiento en España en tanto romanticismo tardío validado como un

prototipo ‘historicista’ del mismo; expondremos la determinante

presencia del fenómeno en Latinoamérica a través de distintos

elementos, resaltando entre ellos, el valioso aporte de la “generación de

1837” argentina y su radiación directa al plano chileno. A su vez, y

como conclusión de esta revisión, realizaremos un análisis cruzado de

lo que la crítica ha entendido por ‘romanticismo chileno’ o, en su

defecto, ‘romanticismo en Chile’.

De allí que la presente investigación pretende dilucidar parcialmente la

influencia de estos romanticismos en Chile durante los años 1842 a

1859, como un puente de entendimiento entre el acontecer romántico

político mundial de la época y, al mismo tiempo, el desarrollo del

movimiento como una fuente de recambio en las ideas de un grupo

específico dentro de la intelectualidad chilena de este periodo. De esta

forma, sobre la base de dos conceptos claves para el movimiento

romántico como son el ‘progreso’ entendido en su vertiente moral, y la

idea de ‘democracia’, comprendida como una manifestación política

enfocada hacia la lucha por la ‘igualdad’, veremos a través del estudio

de caso de los autores Eusebio Lillo (1826-1910) y Guillermo Matta

(1829-1899), una posible vía de análisis para la observación del influjo

romántico político en Chile.

En forma complementaria, se dará a conocer la metodología utilizada

por el investigador Eduardo Devés-Valdés, denominada “redes

intelectuales”. Siguiendo a Devés en sus análisis relacionados al

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fenómeno ‘Arielista’ en América Latina y el impacto de las políticas

‘cepalianas’ para la década del 50 en nuestro continente, la

metodología utilizada por este historiador intelectual, permite

comprender el influjo de las ideas románticas en Chile para la mitad del

siglo XIX. Es a través de este tipo de análisis que las relaciones entre

Francisco Bilbao, Eusebio Lillo, Guillermo Matta, entre otros

intelectuales, se hacen un patrón reconocible para la identificación de

ideas románticas que se aplicaron al escenario político chileno durante

el gobierno de Manuel Montt.

El primer capítulo se encuentra enfocado en el estudio de Eusebio Lillo

y su participación en la revolución de 1851 como una forma de exponer

a través de su accionar político, la recepción de ideas románticas

europeas. La idea es remitirse esencialmente a su implicancia en la

revolución, identificando los caracteres romántico-revolucionarios

presentes tanto en la acción como en el pensamiento del autor.

Utilizando los mecanismos de investigación provenientes de la historia

intelectual, intentaremos revisar entre otros factores: sus lecturas de

niñez, las filiaciones del poeta con distintos componentes de la

denominada generación de 1842 (José Victorino Lastarria, Francisco

Bilbao, Santiago Arcos, Miguel Luis Amunátegui, entre otros), su

participación en la revolución del 51 y sus motivos para romper con el

ideario poético, como distintas señales encaminadas a explicar el rol de

Lillo en nuestra historia, como uno de los posibles prototipos

románticos clásicos del siglo XIX chileno3.

En este mismo sentido, el tercer capítulo analiza la presencia del

romanticismo en Chile, dando cuenta de la participación de Guillermo

Matta como actor clave para el desarrollo de la revolución de 1859 y,

sobre la base de ésto, la aplicación de pensamiento romántico europeo

3 Como se verá a través de la investigación, esta argumento es compartido tanto por el historiador Benjamín Vicuña Mackenna como por el crítico literario Fernando Alegría.

11

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al plano político nacional. Esta revolución articulada por Guillermo

Matta y su cenáculo político-intelectual, ha sido representada como el

golpe fulminante contra el orden instaurado por el poder conservador

en Chile. Dicha revolución, a través de latentes manifestaciones

románticas tales como la reivindicación del pueblo, la obtención de la

igualdad, la apelación al ‘progreso moral’, entre otros elementos,

contribuyen a exponer en Matta y su accionar, una muestra clara de la

recepción de ideas políticas románticas alemanas y francesas, en el

pensamiento del autor. Es así como la fuerte presencia política de

Matta sumada a su extensa producción poética, son elementos

imprescindibles para la comprensión del impacto del romanticismo

europeo en la escena nacional.

De todo lo anterior, la presente investigación busca ampliar el análisis

del fenómeno romántico, intentando conclusiones respecto a los

posibles significados del movimiento y su influencia sobre las ideas

nacionales desarrolladas en la manifestación del romanticismo político

en Chile.

12

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MARCO TEÓRICO

“El romanticismo fue un movimiento literario, pero asimismo fue una moral, una erótica, una política.

Si no fue una religión fue algo más que una estética y una filosofía: una manera de pensar, de sentir, de enamorarse, combatir, viajar.

Una manera de vivir y una manera de morir”.

Octavio Paz, Los hijos del limo (1993).

Partiendo de la base que el romanticismo es ciertamente un

concepto difícil de abarcar, no es gratis lo planteado por el premio

Nóbel de literatura Octavio Paz a través de su obra, Los hijos del limo,

como un organismo que es capaz de abarcar el amplio campo de la

vida, vale decir, política, sociedad, experiencia, cultura, es decir, un

todo. Es esta concepción de mundo imbuida en un ethos moderno que

conlleva una perpetua tradición de la ruptura4, lo que entendemos

desde una primera aproximación por romanticismo, es decir un todo

interrelacionado que dada su dialéctica destructiva, deviene en una

4 “Lo que distingue a nuestra modernidad de las otras épocas no es la celebración de lo nuevo y lo sorprendente, aunque también eso cuente, sino el ser ruptura: crítica del pasado inmediato, interrupción de la continuidad”. Paz, Octavio, Los hijos del limo. (Editorial Seix Barral, Barcelona, 1993) p. 20.

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contradicción permanente como elemento primordial de las sociedades

modernas occidentales.

De lo anterior, si bien el romanticismo tradicionalmente ha sido

definido como un fenómeno rupturista de la realidad, no es sino contra

el canon de composición clásico que el romanticismo se habría

conformado, específicamente. En este sentido, valido es preguntarse,

¿a qué se le llamó canon clásico? Bajo el análisis extraído del

investigador Roger Picard, lo clásico obedeció esencialmente al patrón

postulado por Aristóteles a través de su Poética y reafirmado por los

neoclásicos de la literatura francesa tales como Racine, Boileau, entre

otros, en el que se enfatizó un modelo de composición basado en el

ideal de belleza griego, es decir, la estructura de la obra debía

sostenerse sobre la proporción y la medida exacta5. No obstante, el

romanticismo no creó tan solo una grieta en el canon clásico de

composición literaria, sino también conformó una nueva postura del

sujeto frente a la vida. El siglo XVIII estuvo profundamente marcado

por la filosofía y el escepticismo propio del plano racionalista inspirado

por la escena ‘iluminista’. En este sentido, el romanticismo se presentó

como la exuberante exaltación del sentimiento por sobre la razón.

Tomando en cuenta lo anterior, la definición contemporánea de

romanticismo desde Baudelaire6 hasta nuestros días sigue siendo

compleja. El poeta francés desde su época ya nos dio a conocer una

definición de romanticismo, que si bien puede ser asociada a un

carácter identificable dentro de la sociedad como es la belleza, este

mismo concepto al adquirir una redefinición que pareciera perpetua, se

5 Hugo, Víctor, Manifiesto romántico. (Ediciones Península, Barcelona, 1971). 6“Pour moi, le romantisme est l’expression la plus récente, la plus actuelle du beau. Il y a autant de beautés qu’il y a de manières habituelles de chercher le bonheur”. Baudelaire, Charles, Ouvres complètes de Charles Baudelaire. Volume II. Curiosités esthétiques. (Calmann Levy, Editeur, Paris, 1880) p. 85. “Para mi, el romanticismo es la expresión más reciente, y más actual de lo bello. Hay tantas bellezas como formas habituales de buscar la felicidad”.

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torna un término etéreo. De esta forma que para establecer la discusión

en torno al romanticismo, en primer lugar he decidido establecer los

límites teóricos por los cuales transitará el presente trabajo en busca de

la explicación del concepto, para luego tomar las definiciones más

características que se le ha dado al término y, a partir de éstas, exponer

el contexto propio al cual pertenecieron estas definiciones. Finalmente,

a través del análisis del contexto americano, introduciremos la

discusión del romanticismo en Chile, tanto en su factibilidad como en

sus propuestas.

1.1._ Enfoques teóricos y definiciones para el trabajo del romanticismo.

Los enfoques utilizados por esta investigación son dos: la historia

cultural y la historia intelectual. Entenderemos por historia cultural el

estudio de las prácticas significativas tanto para el individuo como para

la comunidad, en relación al tejido social de interpretaciones. Esta

definición de historia cultural se ha elaborado bajo los distintos aportes

entregados por el enfoque disciplinar sostenido por Roger Chartier,

Peter Burke y Robert Danton, esencialmente. Por otra parte, la historia

intelectual se entenderá a partir de la reflexión teórica establecida por

Quentin Skinner y Elías Palti, es decir, la historia intelectual como el

análisis de las obras en su interrelación continua entre el contexto y el

texto propiamente tal. En este sentido el uso de la historia cultural y su

vinculación a la significación que el espacio social otorga en un

determinado momento a los conceptos, nos permitirá analizar, por una

parte, el impacto de las ideas del romanticismo europeo como son los

conceptos de ‘democracia’ y ‘progreso moral’, sobre los intelectuales

chilenos decimonónicos mediante el análisis de sus obras. Por otra

parte, la nueva historia intelectual, será una herramienta fundamental

para abordar el hábeas intelectual de los autores Eusebio Lillo y

Guillermo Matta, analizando por medio de su pensamiento político-

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estético, el influjo romántico europeo en este determinado grupo de la

intelectualidad chilena decimonónica.

A su vez, la metodología utilizada para el estudio del corpus intelectual

tanto de Lillo como de Matta, será las “redes intelectuales”. Esta

metodología trabajada en extenso por el investigador Eduardo Devés

Valdés, se entenderá como:

“(…) el conjunto de personas ocupadas en los quehaceres del

intelecto que se contactan, se conocen, intercambian trabajos,

se escriben, elaboran proyectos comunes, mejoran los canales

de comunicación y sobre todo establecen lazos de confianza

recíproca”7.

De esta forma, esta metodología será utilizada como una herramienta

de unificación y análisis de las distintas relaciones sostenidas tanto por

Matta como por Lillo, con otros intelectuales de la escena nacional. A

su vez y como forma de respaldar nuestras argumentaciones, veremos

los casos de distintos intelectuales nacionales (Bilbao, Lastarria, entre

otros) vinculados al pensamiento romántico, como conectores de las

ideas europeas hacia el plano nacional.

1.2._ Definiciones del romanticismo europeo aplicadas al escenario

intelectual chileno para la segunda mitad del siglo XIX

Ahora bien, claramente el romanticismo se constituyó como un

movimiento europeo. En un primer lugar tenemos el caso alemán.

Alemania fue una de las primeras naciones en despertar al fenómeno

romántico teniendo su apogeo intelectual durante los años 1770 a 1810.

Ahora bien, delimitando el aporte alemán a la comprensión del

fenómeno, entendemos que el romanticismo en su esencia filosófica

emanó claramente de la corriente idealista alemana. Pensadores tales

7 Devés-Valdés, Eduardo, Redes intelectuales en América Latina. (Colección IDEA, Santiago, 2007) p. 22.

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como Hegel, Schiller, Schilling, le entregaron al movimiento un marco

conceptual sólido sobre el cual los literatos alemanes se movieron

tomando gran parte de los elementos aportados por estos intelectuales.

La defensa de una lengua nacional, la acentuación de la tradición como

soporte de la identidad nacional, la creación de un ser individual que

correspondió a la encarnación de la nación en si, son elementos

discutidos por estos intelectuales alemanes e incorporados por la obra

de literatos germanos como fue el caso puntual del escritor Johann

Goethe.

Por otra parte y aludiendo al caso francés propiamente tal, si bien J. J.

Rousseau y su tiempo son un ángulo predominante para comprender la

evolución del romanticismo hacia un organismo esencialmente social,

no será sino con Victor Hugo y su cenáculos políticos, el advenimiento

definitivo del romanticismo a la escena francesa. En este sentido, el

siglo XIX ofreció a la política la oportunidad predilecta para establecer

una estrecha alianza entre la acción social y la literatura; tanto de

periódicos, obras de teatro como novelas, fueron herramientas para que

jóvenes como Hugo protestasen y expusiesen sus pensamientos

respecto de la sociedad. En este sentido, no es de extrañar que el

prefacio a la obra Hernani (1830), fuese un escándalo en su época8 y, al

mismo tiempo, una primera aproximación a lo que hoy identificamos

como romanticismo social francés. Hugo expuso su visión del fenómeno

señalando lo siguiente: “El romanticismo tan a menudo mal definido, no

es en el fondo, y esta es su verdadera definición, más que el liberalismo

en la literatura” 9. Este romanticismo político de Hugo, este “liberalismo

en literatura”, es una actitud que podemos asumir como la

8 “La ocasión fue el estreno del drama de Victor Hugo Hernani, que dio lugar a una verdadera batalla campal, en el teatro (donde apenas pudo terminarse la primera representación) y fuera de él”. Prefacio, Nuestra señora de París. (Editorial Aguilar, 1963). pp. 15-16. 9 “Le romantisme, tant de fois mal défini, n’est, à tout prendre, et c’est la’ sa définition réelle, si l’on ne l’envisage que sous son côte militant, que le libéralisme en litterature”. Hugo, Victor, op. cit. pp. 3-4. El énfasis es del autor.

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manifestación de mayor amplitud y base para nuestra investigación.

Hugo expresó la definición del fenómeno, no tan solo como una postura

literaria, sino también como un movimiento integral de la sociedad

francesa misma, el cual se suscribió directamente al plano de la esfera

pública, estableciendo su propia propuesta política. De esta forma,

participante en las revoluciones de 1830 y 1848, siempre a la

vanguardia del pueblo y con el pueblo, Victor Hugo se expuso a si

mismo como el tribuno político representante de la rebeldía popular

frente al poder establecido.

No obstante, uno de los caso de romanticismo de mayor influencia para

Chile, luego del francés ciertamente, lo encontramos en los hispanos.

De acuerdo al análisis de Guillermo Díaz Plaja, la presencia de

romanticismo al interior de España no se limitó tan solo al periodo

comprendido por el análisis tradicional del fenómeno, vale decir, 1830

a 1850, sino más bien corresponde a una tendencia que marcó el

espíritu decimonónico español. Ahora bien, ¿que es lo que diferencia al

romanticismo español, de los otros casos europeos? En este sentido, el

investigador Derek Flitter a través de un acabado estudio del

romanticismo español a lo largo del siglo XIX, nos da a conocer los

elementos que estructuraron al fenómeno decimonónico en España.

Como puntos relevantes y característicos del fenómeno hispano, Flitter

destaca al movimiento como una manifestación intelectual de carácter

“schlegeliano”, vale decir, un romanticismo historicista basado en las

tradiciones españolas y, al mismo tiempo, con un profundo vínculo

cristiano orientado por un idealismo intenso10. Este movimiento

consiguió finalmente, irradiar al plano hispanoamericano.

1.3._ El romanticismo en América y su aplicación al escenario nacional.

¿Apropiación o reproducción?

10 Flitter, Derek, Teoría y crítica del romanticismo español. (Cambridge University Press, Cambridge, 1995) p. 241.

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a) Latinoamérica

El caso del romanticismo americano es ciertamente discutible. En

Hispanoamérica, este movimiento se ha estudiado desde distinta

vertientes, destacándose, entre ellas, la crítica literaria. Distintos

autores han visto en el romanticismo hispanoamericano la existencia

del discurso público como la gran manifestación de la intelectualidad

americana durante el siglo XIX (José Miguel Oviedo, 2002; Emilio

Carilla, 1970). En este sentido, no debemos olvidar que durante el

mencionado siglo la forma de crear identidad y cultura se dio,

esencialmente, por medio de la literatura y la historia; en

Hispanoamérica el republicano deseaba romper con la tradición

española buscando la reinvención de su identidad autóctona en otras

fronteras europeas11. Dicho proceso, frente a la ausencia de directrices,

se llevó en gran medida a través de la imitación de modelos. De lo

anterior, ya comenzamos a divisar un romanticismo que no se

manifestó con fuerza en el ámbito estético, sino más bien, a través de

su vertiente política. Es en este sentido que autores tales como Martín

de Riquer y José María Valverde, entenderán el aspecto de nuestra

literatura decimonónica social en los siguientes términos: “El poema

romántico hispanoamericano, aún cuando hable de la intimidad del

poeta, no dejará de ser un largo discurso público”12. De allí que es que

a través de esta calidad ‘política-pública’ de nuestra realidad social,

identificamos la mayor impronta romántica latinoamericana. Al

respecto, Emilio Carilla parafraseando al influyente trabajo de Roger

Picard en torno al romanticismo francés, entenderá el romanticismo

11 “Hasta el romanticismo, la literatura americana, en especial la poesía, miró casi exclusivamente a España. El romanticismo mira a Francia e Inglaterra, a la vez que a la vieja metrópoli. Sin duda se ha exagerado la influencia de franceses e ingleses en los primeros románticos americanos; pero el cambio de orientación es un hecho innegable”. Becco, Horacio Jorge, El romanticismo en América. (Edicom, Bs. As., 1970) p. 10.12 Riquer, Martín de y Valverde, José María, Historia de la literatura universal. Tomo VII. (Editorial Planeta, Barcelona, 1999) p. 259.

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latinoamericano como un romanticismo de carácter social en el sentido

que si bien es egotista en forma mínima, es predominantemente

político13.

Por su parte, Marta Pena en su obra Romanticismo y política, propone

analizar el romanticismo hispanoamericano a través de 5 puntos

esenciales: 1) un movimiento cristiano, 2) espiritualista en

confrontación con el materialismo, 3) social y civilizador, 4) creyente en

el progreso y 5) encaminado hacia el plano democrático y popular14. El

carácter cristiano del movimiento vino dado por la matriz religiosa

impuesta en América por parte de la conquista y colonia española; el

espiritualismo romántico se identificó a través del idealismo

representado por la propuesta política de los sujetos latinoamericanos.

Por su parte, tanto los aspectos sociales como civilizadores de nuestros

románticos, los podemos observar a través del ejemplo de intelectuales

tales como Faustino Sarmiento, Vicente Fidel López, Esteban

Echeverría, entre otros, quienes en su continuo intento por alcanzar el

status de civilización propuesto por el modelo europeo, pretendieron

articular una sociedad hispanoamericana imbricada tanto en elementos

americanos como europeos. Finalmente, el ‘progreso’ en pos de la

‘democracia’ se encontró presente en fenómenos tales como la lucha

del siglo XIX por la ampliación de la base electoral y la continua

convocación de ciertos grupos intelectuales decimonónicos americanos

(Francisco Bilbao, José Heredia, Simón Rodríguez15, entre otros) hacia

la participación popular. Luego de los puntos ya citados para definir las

principales características del romanticismo político hispanoamericano

13 Lo egotista es entendido por Carilla, como el énfasis hacia la aparición de un hablante lírico extremadamente individualista; el ‘Yo’ del romanticismo. Carilla, Emilio, El romanticismo en la América hispánica. (Editorial Gredos, Madrid, 1975) pp. 192-193.14 Pena de Matsushita, Marta E., Romanticismo y política. (Ediciones Docencia, Bs. As. 1985).15 Para mayor información en torno a la relevancia de Simón Rodríguez para el desarrollo del movimiento americano, véase anexo 34.

20

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(cristiano; espiritualista; social y civilizador; progresista; democrático y

popular), la autora es determinante al señalar que:

“En Hispanoamérica el romanticismo fue esencialmente

político, y ese carácter tuvieron los enfrentamientos literarios

entre clásicos y románticos, de modo especial, en el Río de la

Plata y Chile. Las condiciones para una lucha entablada en

Europa en el plano literario no estaban dadas, de modo que la

pugna estética se convertía en política como la librada entre

conservadores y liberales”16.

De esta forma, la realización política del romanticismo en

Hispanoamérica a falta del desarrollo literario en el continente, resulta

ser una propuesta de gran apoyo para nuestra investigación. En ese

sentido, si tomamos el argumento ya expuesto por Victor Hugo en el

cual expone el romanticismo como la manifestación del liberalismo en

la literatura, estamos en condiciones de proponer, a través de los

argumentos de Pena, que las letras como arma política en la escena

americana de mediados de siglo XIX conformaron la aplicación efectiva

de los planteamientos de Hugo viendo a la literatura como una

manifestación política de la realidad. En este sentido, el trasfondo de

esta pugna –conservadores contra liberales- nos entrega interesantes

elementos para comenzar a comprender que bajo la superficie de estas

rivalidades faccionarias, se escondió la confrontación de proyectos

nacionales sustentados, por una parte, sobre un romanticismo de corte

liberal progresista y, por otra, un romanticismo estructurado en base al

proyecto conservador clásico orientado a la defensa de la tradición.

Ahora bien, ¿de que forma el romanticismo hispanoamericano pudo

haber fomentado el desarrollo del movimiento en Chile? Esta

problemática puede ser entendida, esencialmente, a través del aporte

16 Pena, Marta, op. cit. p. 523.

21

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de la “generación de 1837” argentina17. Si bien durante el siglo XIX,

Chile se configuró como el punto de llegada de distintos intelectuales

americanos -Andrés Bello, Simón Rodríguez, Rafael Valdés, Casimiro

Olañeta, entre otras figuras- fue con la generación de 1842 y su

interacción con los emigrados trasandinos, que el aporte romántico

americano se hizo presente en nuestro país. Por medio de figuras tales

como Domingo Faustino Sarmiento, José María Gutierrez, Fidel López,

entre otros intelectuales, se conformó un nivel desconocido de debate

hasta entonces para nuestra nación, posicionando y creando fuertes

reacciones entre las distintas esferas políticas. Ejemplo de esta

situación fue la denominada “polémica del romanticismo” (1842), la

cual contando con la participación de escritores argentinos y chilenos,

Domingo Faustino Sarmiento, Vicente Fidel López, Salvador

Sanfuentes, José Joaquín Vallejo (Jotabeche), entre otros, logró

exacerbar los ánimos del pequeño círculo intelectual chileno. A través

de la concepción problemática que causó el concepto de romanticismo

en la escena mundial, los escritores argentinos se posicionaron en

defensa del romanticismo, mientras que los escritores nacionales se

establecieron como facción condenatoria ante el movimiento romántico

y a sus aportes. En este sentido, es válido resaltar que si bien el

romanticismo habría desaparecido de la escena mundial de acuerdo al

testimonio de los propios participantes, el fenómeno seguía causando

revuelo en nuestra escena político-literaria.

De lo anterior, los elementos concretos que podemos ver en el aporte

de la generación argentina para el desarrollo del movimiento romántico

en Chile fueron, 1) la polemización que ellos mismos le dieron al

concepto tanto al interior de la discusión ya expuesta, como 2) la puesta

en practica de los principios románticos. Entre ellos podemos dar

cuenta de, la imbricación del americano con la naturaleza, el

17 Para mayor información en torno a la generación de 1837 y su aporte al desarrollo del fenómeno romántico hispanoamericano, véase anexo 36.

22

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rompimiento con la tradición hispánica, la búsqueda identitaria, entre

otros, a través de su propias obras. Al respecto, no olvidemos que es

Argentina la zona americana en la que el movimiento tuvo un mayor

desarrollo; la novela La cautiva (1837) de Esteban Echeverría es

reconocida frente a la crítica como el primer manifiesto del

romanticismo americano. De allí que, por medio de la conexión de todo

este círculo de influencias trasandinas, podemos observar con claridad

el notable aporte generado por el grupo del 37’ para el desarrollo de la

propia impronta romántica nacional.

No obstante, ¿fue el romanticismo americano un modelo de apropiación

o reproducción cultural? De acuerdo al investigador Bernardo

Subercaseaux, el proceso de conformación identitaria americana puede

ser entendido por medio de dos vertientes: la apropiación cultural y la

reproducción cultural. Apropiar, por una parte, se refiere a hacer parte

íntegra de nuestra cultura un modelo exterior a través de nuestra

originalidad. Por otro lado, la reproducción hace alusión a la neta copia

del modelo exterior18. En este sentido y en torno a la caracterización

del romanticismo americano, podemos establecer que este movimiento

si bien no experimentó el nivel de originalidad literaria expuesto por el

movimiento europeo, si respondió a un desarrollo distinto del fenómeno

propuesto por Europa. La ruptura con la tradición hispánica, el

carácter predominantemente político que adquirió en el continente, la

búsqueda por una identidad autóctona, entre otros elementos, son

factores derivados del epicentro cultural europeo, sin embargo, con

una constitución propiamente americana. En este sentido, el fenómeno

romántico americano, bajo lo visto en esta revisión, correspondió a un

modelo de apropiación americana, más que a un sistema de

reproducción cultural.

18 Subercaseux, Bernardo, “La apropiación cultural en el pensamiento y la cultura de América Latina”. En revista de Estudios Públicos, Santiago, N° 30, 1988. www.cepchile.cl.

23

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b) Chile

Por otra parte, el tema del romanticismo en Chile, tampoco ha estado

exento de debate. Como lo pudimos apreciar anteriormente, con la

‘polémica del romanticismo’19 en 1842, el debate ya habría alcanzó una

importante notoriedad.

Sin embargo, no todos los especialistas concuerdan en la trascendencia

del movimiento. Tanto para Bernardo Subercaseaux, Alfredo Jocelyn-

Holt como para Alone (Hernán Díaz Arrieta), entre otros críticos, el

romanticismo fue un fenómeno que a nivel nacional estuvo marcado por

la mediocridad en su aporte, desmereciendo su relevancia. Por otra

parte, críticos a favor del accionar positivo del romanticismo al interior

de nuestro país tales como Hernán Godoy, Ana María Stuven y Ricardo

Latcham, han visto en el fenómeno romántico un elemento de aporte al

plano nacional, en virtud del carácter rupturista que poseyó el

movimiento.

De esta forma y frente a las divergentes posturas existentes frente a la

apreciación del romanticismo en Chile, expondremos el siguiente

esquema de argumentación: en un primer momento, observaremos el

análisis de aquellos especialistas –Ricardo Latcham, Hernán Godoy, Ana

María Stuven- quienes aprecian positivamente el impacto de las ideas

románticas en el plano nacional; luego daremos a conocer la postura

intermedia de Raúl Silva Castro quien describió el fenómeno romántico

como un movimiento multi-epocal, para, finalmente, contrastar estos

argumentos con la perspectivas de aquellos autores quienes rechazan

tanto la existencia del movimiento (Alfredo Jocelyn-Holt), como su

19 Pinilla, Norberto, La polémica del romanticismo. (Editorial Americalee, Bs. As. 1943).

24

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impacto en la escena intelectual nacional (Alone, Bernardo

Subercaseaux).

En este sentido, uno de nuestros primeros autores en proclamar la

positiva acción del romanticismo en nuestro país fue Ricardo Latcham.

Ya en la primera mitad del siglo XX, el crítico literario Ricardo Latcham

(1903-1965) a través de su compilación de estudios críticos en torno a

la literatura chilena, Escalpelo (1925), debatirá en torno al fenómeno.

Para el autor, la existencia de un periodo romántico es clara; éste

habría tenido lugar durante la mitad del siglo XIX y, a su vez, liderada

por intelectuales tales como Salvador Sanfuentes, Eusebio Lillo o

Francisco Bilbao, representó la mancomunión de diferentes enfoques

los que lograron darle: “(…) un gran impulso artístico al inyectarle vida

al cuerpo de la poesía autóctona”20.

A este respecto, hemos de aclarar que tanto Latcham como otros

autores presentes en esta discusión exponen su postura desde la

perspectiva literaria. De esta forma, si bien el influjo de las ideas

románticas a través de lo que puede ser la estética de la literatura,

manifestó un cambio real en las letras nacionales, el mayor impacto, a

mi entender, lo encontramos en la renovación de las ideas políticas que

inspiraron los románticos decimonónicos chilenos. Es debido a esto

que, aún cuando Latcham exponga que el romanticismo es clave como

quiebre en la continuidad monótona de la poesía chilena, vale

preguntarse, ¿qué es lo histórico de este movimiento? Al respecto, el

crítico José Miguel Oviedo ha entendido el romanticismo

hispanoamericano con una doble función: “La esfera privada y la

pública se conectan sin dificultad a través de una concepción heroica y

20 Latcham, Ricardo, “Algo sobre el romanticismo”. En Escapelo: ensayos críticos. Impr. de San José, Santiago, 1925, p. 122. www.memoriachilena.cl [Última visita 17 de marzo de 2010].

25

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grandiosa de la vida, según la cual el poeta o el artista es también un

hombre cívico, un atrevido soñador y un ciudadano responsable”21.

Este ‘atrevido soñador’ y ‘ciudadano responsable’ lo podemos ver a

través de la misma obra literaria del político nacional, José Victorino

Lastarria. El discurso para la apertura de una sociedad literaria (1842)

manifiesta la “postura ciudadana” del autor por cuanto expresa su

deseo implícito por integrar el sistema político nacional como un

agente liberal americano, sin embargo, también expone un postura

idealista en tanto que el objetivo del intelectual chileno se orientó hacia

una meta concreta: “(…) que la literatura no sea el exclusivo

patrimonio de una clase privilegiada”22. Estos dos fines sociales propios

del pensamiento “lastarriano” de primera época, vale decir, la

ampliación de las bases intelectuales chilenas y, por otra parte, la

orientación de la vía política chilena hacia la refundación nacional, son

elementos que, en base a lo ya expuesto por Oviedo, resultan del todo

aplicables a algunos intelectuales decimonónicos chilenos. De esta

forma, este actor social, creador y fomentador del movimiento del 42’,

no sólo obedeció a una función rupturista en el plano literario, sino

también se constituyó como un sujeto activo del cambio social.

La postura del sociólogo Hernán Godoy, por su parte, corresponde más

bien a un espíritu de imbricación entre el romanticismo y la ilustración.

Según nos expone Godoy, el romanticismo en Chile se entiende bajo los

siguientes parámetros:

“Como ocurrió con los estilos barroco y neoclásico, la

orientación romántica tuvo también en Chile matices

particulares. En general fue menos acentuada que en los

21 Oviedo, José Miguel, Historia de la literatura hispanoamericana. (Alianza Editorial, Madrid, 2001) p. 339.22 Lastarria, J.V., Discurso de incorporación a una sociedad de literatura de Santiago en la sesión del 3 de mayo de 1842. (Valparaíso, Imprenta de M. de Rivadeneira, 1842). Vol. 338, Pieza 1ª, 16 Págs. Archivo Nacional, Fondo Varios. p. 14.

26

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movimientos similares de Europa o América y apareció más

tardíamente. Estuvo marcada por una atmósfera temperada, en

que la típica exaltación fue atenuada por el pragmatismo del

carácter chileno. Por esta razón, la transición desde el

neoclasicismo precedente y el transito al realismo del último

tercio de siglo es un proceso fluido, sin cortes bruscos, donde

cada estilo se agrega a un carácter nacional ya perfilado, que

da la tónica a la sociedad”23.

De allí que el romanticismo sobre el cual expone Godoy es un fenómeno

esencialmente dominado por un clima transicional, en el cual el

‘carácter temperado del chileno’ logró la fusión entre lo clásico y lo

conservador bajo la cúpula del romanticismo. En este sentido, nuestro

romanticismo se distinguiría por su carácter ‘termidoriano’, es decir, el

movimiento como un proceso en plena transición; no plenamente

clásico, no plenamente romántico. Es un romanticismo chileno

ilustrado.

Siguiendo esta línea argumentativa, la historiadora Ana María Stuven

entiende la recepción de las ideas románticas por parte nuestra escena

política decimonónica como un elemento de tensión política. Para

Stuven, el romanticismo al interior del plano público nacional fue una

clara representación del clima de dualidad partidista por el que

atravesó la clase dirigente de nuestro país durante el siglo XIX. A

través de un análisis conceptual del discurso de la elite en torno al

romanticismo y, al mismo tiempo, de los elementos que el movimiento

aportó al desarrollo de nuestra clase política –vale decir, la postura

adánica, la voluntad de independencia política y cultural, la afinidad a

la idea de progreso, entre otras variables- Stuven nos explica su visión

referente al impacto del ideario romántico en la escena nacional. De

acuerdo al análisis de la historiadora, el romanticismo se configuró

23 Godoy, Hernán, La cultura chilena. (Editorial Universitaria, Santiago, 1984) p. 294.

27

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como un movimiento de contradicción conceptual entre sus orígenes

europeos contrastados con sus progresos americanos. Así pues, la

aplicación de sus aportes al desarrollo del liberalismo criollo permitió

la ruptura simbólica, tanto de América como de Chile con la madre

patria24, la misma recepción de ideas románticas europeas,

posibilitaron la búsqueda de una identidad cultural propia –distinta de

nuestro padre- al interior de las jóvenes naciones25.

Por otra parte, el académico Raúl Silva Castro en su artículo “El

romanticismo y la literatura chilena” (1962), manifestó una postura

‘diferente’ a lo ya expuesto. Según Castro el romanticismo chileno debe

ser comprendido desde una conceptualización multi-temporal, vale

decir, entendiendo el romanticismo como un movimiento que no

necesariamente ha de corresponder a un periodo determinado pues,

toda época podría contener caracteres románticos26. Álvaro Melián

Lafinur, autor de El romanticismo literario (1958), respondió a dichas

afirmaciones señalando que si bien todas las épocas pueden contener

elementos románticos, es en la segunda mitad del siglo XIX en que

estos tópicos se manifiestan con mayor agudeza. ¿De qué forma? La

melancolía, la tristeza, el acucioso sentimiento del mal dù siecle

persigue a los autores románticos al punto que, como señala Alfred De

Musset refiriéndose al periodo: “Nada nos engrandece tanto, como un

gran dolor”.

24 “A diferencia de Europa, en América, el romanticismo sirvió a la finalidad de la independencia cultural y política; el corte del cordón umbilical que le ataba con la Madre Patria”. Stuven, Ana María, La seducción de un orden. Las elites y la construcción de Chile en las polémicas culturales y políticas del siglo XIX. (Ediciones Universidad Católica de Chile, Santiago, 2000).25 “En Hispanoamérica, particularmente en Chile, el romanticismo sirvió propósitos de reivindicación de una autonomía intelectual, y de creación de una identidad cultural”. Ibíd. p. 200.26 “Creo que el romanticismo no es un hecho puramente cronológico sino además del más elevado orden espiritual, que se presentó en determinadas fechas pero que puede repetirse en otras sucesivas; y que escritores románticos avant la lettre pueden darse y sin duda se dan en varios grupos literarios que regularmente no pasan por románticos”. Silva Castro, Raúl, El romanticismo y la literatura chilena. www.memoriachilena.cl. p. 148. El énfasis es del autor.

28

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Sin embargo, si bien por un lado encontramos distintos autores que se

suscriben a favor de la incidencia positiva del romanticismo en el plano

nacional como son los casos ya expuestos de Stuven y Godoy, la crítica

a la irrelevancia del movimiento, por su parte, se ha mostrado tajante.

Casos como el del crítico literario Alone, del historiador liberal Alfredo

Jocelyn-Holt, como del investigador Bernardo Subercaseaux, analizan

al romanticismo en Chile como un fenómeno de dudosa influencia tanto

en el ámbito estético como en el político. Para Hernán Díaz Arrieta

(1891-1984) -más conocido por su seudónimo Alone-, por ejemplo, el

fenómeno romántico es un: “(…) capítulo que pudiera suprimirse

perfectamente, sin que se perdiera nada de importancia”27.

A su vez, si bien la crítica de Alone puede ser válida para el ámbito

literario, es a través del juicio crítico del historiador Alfredo Jocelyn-

Holt, que el romanticismo como elemento sustancial para la escena

política, pierde peso. Jocelyn-Holt en su artículo “El liberalismo

moderado chileno siglo XIX”, expone su tesis señalando que es el

liberalismo moderado y su accionar a lo largo del siglo XIX, el

mecanismo por el cual la elite logró estabilizar el tenso panorama

político sostenido por la clásica disputa entre liberales y

conservadores28. Específicamente respecto al tema del romanticismo,

Jocelyn-Holt es explicito al exponer que son el ‘personalismo

napoleónico’ y el ‘romanticismo’, los cuales el espíritu moderado liberal

se mostró receloso29. En este sentido, los quiebres políticos acontecidos

ya desde la década de 1840, son vistos por la perspectiva de Jocelyn-

Holt como coyunturas representativas del malestar en el cual habría

caído la clase política, producto del autoritarismo y el fraccionamiento

creciente del espectro político. De lo anterior, tanto el actuar de

27 Díaz Arrieta, Hernán, Historia personal de la literatura chilena. (Editorial Zig-Zag, Santiago, 1954) p. 203.28 Jocelyn-Holt, Alfredo, “El liberalismo chileno siglo XIX”. En Revista Estudios Públicos, Santiago, N° 69, 1998, p. 449. www.cepchile.com, [Última visita 17 de marzo de 2010]. 29 Ibíd. p. 449.

29

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Lastarria como Bilbao durante esta década son interpretados por el

autor como la manifestación del liberalismo en su aspecto radical y

doctrinario, respectivamente30.

Por otro lado, Bernardo Subercaseaux y su concepción del

romanticismo en Chile, ciertamente, es una perspectiva que se ha

mostrado negativa respecto a la real manifestación del fenómeno en el

plano político nacional. En su obra Historia de las ideas y la cultura en

Chile (1997), al referirse a la obra de José Victorino Lastarria, el autor

no duda en señalar que: “(…) el caso de Lastarria ejemplifica, tal vez

mejor que ningún otro, que en Hispanoamérica, la concepción utilitaria

de la literatura obedece a un programa liberal de emancipación y no a

un programa artístico de filiación romántica”.31

Esta interesante postura nos invita, por una parte, a reflexionar sobre

la posibilidad de separar ámbitos como lo estético y lo político y, por

otra, a reconocer que si bien existen características románticas en los

escritos intelectuales de la época, estas no necesariamente se expresan

a través de un discurso totalmente romántico. De lo anterior, ya se

señaló que, para el caso de las personalidades aquí analizadas, estos se

mueven en ambas esferas, es decir, la producción poética y la

participación social. En este sentido y haciendo eco de la afirmación de

Victor Hugo, el obedecer a programas liberales no significa que el

movimiento no haya tenido una orientación estética32.30 Ibíd. p. 443.31 Subercaseux, Bernardo, Historia de las ideas y la cultura en Chile. (Editorial Universitaria, Santiago, 1997) p. 97. El énfasis es nuestro.32 Continuando con esta argumentación, tenemos la perspectiva de Picard, quien en su clásica obra El romanticismo social francés enfatiza los siguientes aspectos respecto al fenómeno romántico: “El liberalismo es el resorte principal del romanticismo, y según su doctrina, debe trascender tanto la sociedad como la literatura y el mundo moral tanto como el de los intereses materiales (…) El liberalismo se une así a la reivindicación de justicia; se apoya también en la del progreso tan característico del pensamiento romántico”. Picard, Roger, El romanticismo social. (Editorial Fondo de Cultura Económica, México DF., 1947) pp.49-50. Esta obra constituye un clásico al momento de analizar el desarrollo del romanticismo social francés. Citado tanto por Bernardo Subercaseux como por Emilio Carilla para respaldar sus respectivos argumentos entorno al influjo romántico francófono, Picard, sigue siendo un referente

30

Page 31: ROMANTICISMO POLÍTICO EN CHILE (1842-1859). CORRECCIÓN 2011 (Reparado)

De lo anterior, mi posición frente a lo establecido por los parámetros de

estudio utilizados por Subercaseaux, es que el análisis del historiador

apunta esencialmente hacia ‘una’ de las posibles vertientes de la

investigación. Subercaseaux entiende al romanticismo como un

movimiento de expresión predominantemente artística, más no, como

discurso político, parámetro bajo el cual se ha sometido el concepto en

esta investigación. El camino seguido por Subercaseaux a través de la

reducción analítica hecha por el teórico Arthur Lovejoy, encamina el

fenómeno romántico a diluirse como una manifestación estética y, en

este sentido, guía al autor para optar por ‘un’ enfoque de la

problemática. Ejemplo de esta opción metodológica es la siguiente cita

del investigador, orientada a distinguir el plan liberal que habría tenido

la intelectualidad chilena en desmedro del dominante carácter estético

que poseería el movimiento romántico. Analicemos la cita:

“Pero también es cierto que la óptica con que los

hispanoamericanos leen y seleccionan esas ideas se encuentran

condicionadas por una visión política (la construcción de la

nación) y que en general, lo que vértebra a esa visión son las

características del liberalismo criollo”33.

Esta afirmación de Subercaseaux, como señal de la superficialidad del

romanticismo frente la estructura liberal de los intelectuales chilenos,

ante la perspectiva del historiador Federico Chabod resulta invertida.

Para el historiador italiano, tanto la nación como su construcción,

fueron aspectos funcionales al fenómeno romántico propiamente tal34,

¿en que sentido? De acuerdo a lo expuesto por Chabod en su texto Idea

para desarrollar la presente temática de estudio. 33 Subercaseaux, Bernardo, La historia de las ideas y la cultura en Chile. op. cit. pp. 95-96.34 Chabod, Federico, La idea de nación. (Fondo de Cultura Económica, México, 1997) p. 86.

31

Page 32: ROMANTICISMO POLÍTICO EN CHILE (1842-1859). CORRECCIÓN 2011 (Reparado)

de nación, el romanticismo fue precursor directo de la construcción del

concepto de nación, expresándose por medio de distintos elementos,

entre los que vale mencionar, el culto heroico, el carácter naturalista

trabajado por Rousseau, el aspecto fantástico del movimiento, entre

otros.

De allí que la presente investigación entiende su aporte a la

comprensión del movimiento romántico en Chile, no como una

pretensión para cerrar el tema, sino como una forma diferente de

enfocar el análisis del discurso político romántico en Chile durante el

siglo XIX. Por otra parte e intentando vincular las ideas ya expuestas

por los otros autores revisados, es la intención de esta tesis demostrar

la existencia de un modelo de reproducción de las ideas románticas, al

interior de un determinado grupo de elite intelectual nacional

(Lastarria, Lillo, Matta, Bilbao, entre otros). Estas nuevas ideas se

constituyeron en una carga significativa de pensamiento revolucionario

propagado por los ya mencionados grupos de la generación política,

para el rompimiento con el patrón hispánico y la construcción de un

ideario distinto al planteado por la corriente liberal como por la facción

conservadora.

32

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HIPÓTESIS

La presente investigación argumenta que el romanticismo en

Chile en su expresión híbrida –hibridez expresada a través de

componentes hispanos, alemanes y esencialmente franceses- fue una

influencia clave para la reorientación conceptual de las ideas políticas

de ciertos intelectuales chilenos vinculados a la generación política de

1842. Ideas románticas expuestas fundamentalmente en el corpus

intelectual de a lo menos 2 elementos de esta generación como fueron

los casos de Eusebio Lillo y Guillermo Matta. A su vez, estas formas de

manifestación crítico-utópicas se configuraron como expresión del

constante intento de un determinado sector de la generación de 1842

para romper con el sistema político conservador, instaurado por el

régimen portaliano. En este sentido, dentro de los elementos

importantes incorporados por el romanticismo político en Chile

destacamos las ideas de ‘progreso’ y ‘democracia’.

Por de pronto, se puede pensar que la idea de ‘progreso’ se plasmó casi

genéricamente en el optimismo social de la época. Ejemplo de esta

situación es el pensamiento de estos dos intelectuales decimonónicos

chilenos -Guillermo Matta y Eusebio Lillo- quienes enfocados en un

prototipo ideal del hombre, propusieron el proyecto de una sociedad

33

Page 34: ROMANTICISMO POLÍTICO EN CHILE (1842-1859). CORRECCIÓN 2011 (Reparado)

más justa. A su vez y basados en el ‘progreso moral’ alcanzado por el

modelo europeo, este pequeño subconjunto de la generación de 1842

proyectó una nueva comprensión del concepto sustentándose, sobre

todo, en la perfectibilidad ideal del espíritu humano expresado por el

ideario romántico de la época.

Por otra parte, el segundo término analizado será la idea de la

‘democracia’: entendida como un pensamiento orientado hacia la

ampliación de la participación nacional y hacia la apertura de espacios

para la acción de la clase popular. Este concepto se encontró

representado a través de los intentos esporádicos, tanto del grupo

“liberal rojo”35 como del movimiento “igualitarista chileno”36, por

conquistar la paridad de los derechos políticos de los hombres.

Asociaciones a las que pertenecieron tanto Lillo como Matta.

Es así como, intentaremos argumentar que fueron estas ideas extraídas

de “progreso moral” y “democracia”, las que se convirtieron en las

banderas de lucha tanto de Eusebio Lillo como de Guillermo Matta y, a

su vez, en objetivos no tan sólo literarios, sino también, en fundamentos

políticos para reconfigurar el escenario intelectual del siglo XIX chileno.

En síntesis, la intención de esta hipótesis es revisar la concepción

esencialista del romanticismo como una vertiente estrictamente

literaria, tomando la acepción política del fenómeno y aplicándola a

nuestro escenario intelectual decimonónico. De esta manera el discurso

romántico-político desarrollado por Eusebio Lillo y Guillermo Matta,

será analizado como una forma de dar cuenta de la hibridez de

influencias que adquirió el fenómeno romántico en Chile de mediados

del siglo diez y nueve.

35 Bajo este apelativo fueron denominados Matta y sus correligionarios por la prensa de la época.36 Nombre utilizado por el historiador Cristián Gazmuri para denominar a los grupos intelectuales chilenos seguidores de los sucesos revolucionarios de 1848 en Francia. Gazmuri, Cristián, El 48’ chileno. (Editorial Universitaria, Santiago, 1999).

34

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Capítulo I. Eusebio Lillo, auge y ocaso de la “flor azul”

“Independiente Chile, Somos ya ciudadanos,

Pero hay nuevos tiranosY triunfa la maldad!

Venid, chilenos, todos; Unidos combatamos:

Triunfemos o muramosVivando la Igualdad!”

Eusebio Lillo, La igualitaria (1851).

35

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¿Quien es el autor de la canción nacional? ¿por qué se le asoció a

Francisco Bilbao y la “Sociedad de la Igualdad”? Ciertamente, la figura

de Eusebio Lillo no es un nombre que pasó desapercibido para el siglo

XIX chileno. El objetivo de este capítulo es ver si es posible identificar

caracteres románticos en el accionar de este intelectual chileno a

través del análisis de su obra y dar a conocer, de esta forma, la

existencia del pensamiento romántico en un específico grupo de la elite

del pensamiento decimonónico nacional.

2.1._ Sociabilidad y lecturas

El primer punto a tratar en torno al análisis de la obra de Eusebio Lillo,

serán sus redes de sociabilidad. Los años de estudiante para el autor,

ciertamente, los podemos observar como un proceso edificante en su

trayectoria. El Instituto Nacional, sede educadora de la intelectualidad

chilena del siglo XIX37, al mismo tiempo que acogió a Lillo en sus aulas,

fue escenario para célebres personajes de la futura construcción del

pensamiento nacional. Los hermanos Matta, Pedro León Gallo, los

hermanos Blest Gana, los hermanos Bilbao, los hermanos Bello (Juan y

Carlos), Diego Barros Arana, Benjamín Vicuña Mackenna, entre otros,

fueron figuras que, si bien constituyeron influencias determinantes

para el desarrollo intelectual del joven poeta, también representaron

amistades que Lillo conservó por el resto su vida. En este sentido es

que podemos observar en el colegio, tanto un espacio de expresión

para la intelectualidad chilena, como también un terreno abierto de

sociabilidad para niños como Lillo. A través de una semblanza realizada

por el historiador Miguel Luis Amunátegui, éste destacó la niñez del

autor bajo la siguiente apreciación:

37 De acuerdo a la testimonio de Benjamín Vicuña Mackenna: “En ese tiempo, como hoy (…) el Instituto era un semillero, pero la Universidad no era todavía un cementerio ni la literatura patria un cadáver. Nacía, al contrario, la historia nacional, y alboradas lucientes iluminaban su cuna”. Vicuña Mackenna, Benjamín, Los girondinos chilenos, Prólogo de Cristián Gazmuri. (Editorial Universitaria, Santiago, 1989) p. 26.

36

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“Era un niño despierto y alegre; muy precoz en el

desenvolvimiento de su inteligencia y de su sensibilidad;

sumamente querido aun mismo tiempo de sus maestros y de

sus condiscípulos cosa que sucede pocas veces en un colegio;

tenía lo que vulgarmente se llama sangre ligera; recuerdo que

todos proclamaban su alta capacidad sin envidia, con

complacencia aún”38.

Esta “ligereza de sangre” desde ya nos expresa algo de la personalidad

de Lillo, como un sujeto con grandes dotes para sociabilizar. Este

carácter descrito por Amunátegui, si bien exalta la gran afabilidad del

poeta frente a sus compañeros, incluso ante sus profesores, no deja de

ser una nota de valor al momento de proyectar a Lillo como un sujeto

dispuesto a entablar y mejorar la convivencia en la sociedad.

Sin embargo, en cuanto a la niñez del autor, sus datos biográficos no

son abundantes39. Más allá de la biografía realizada por Amunátegui, o

las mismas escuetas declaraciones realizadas por el mismo Lillo a las

distintas revistas en las cuales participó40, la información no resulta

completa para la dilucidación de su periodo infantil. De allí que, y como

un esfuerzo por explotar las divergentes temáticas que nos muestran

indicios acerca de la infancia del poeta, hacemos eco de la biografía

realizada por Silva Castro a Lillo. Según nos da a conocer Castro,

existe una cierta semejanza entre la niñez de Lillo y el relato del

novelista criollo, Alberto Blest Gana a través de su obra El loco estero.

El “ñato Díaz”, uno de los personajes principales de la obra, se da a

conocer al interior del texto como un joven ‘simpático’ y ‘astuto’,

aspectos coincidentes con las características planteadas por

Amunátegui al elaborar su propio relato. En este sentido y de acuerdo

38 Amunátegui, Miguel Luís. “Don Eusebio Lillo”. Revista del Pacífico. 25 de agosto de 1858, Valparaíso. p. 257. El énfasis es del autor.39 Para una mayor información respecto a la infancia de Eusebio Lillo, véase anexo 37. 40 Referencias biográficas del autor pueden encontrarse en la las siguientes revistas: Revista del Pacífico, América Poética, El Crepúsculo y Revista chilena.

37

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al análisis realizado por Castro en relación a las vinculaciones del autor

con Blest Gana, esta descripción correspondería a la personalidad de

Lillo durante sus años de pre-adolescencia41.

Ahora bien, Lillo como miembro de la denominada ‘generación de

1842’42, lo podemos apreciar tempranamente participando de la

actividad sociocultural de este grupo intelectual chileno. “La Sociedad

Literaria”, este foco del pensamiento nacional liderado por el futuro

político José Victorino Lastarria, se manifestó para 1842 como un

movimiento de destacada agitación intelectual con patentes objetivos

orientados hacia la regeneración nacional, sin embargo, basado en el

contexto del incipiente esplendor cultural señalado por el ‘progreso

moral’ y la estabilidad política43 del país. En este sentido, tanto Godoy

como la investigadora Ana Figueroa han visto en la generación del

1842 un grupo político-cultural resultante de la liberalización social

propia del gobierno de Manuel Bulnes, en confrontación a lo que

significó el régimen portaliano44.

41 Según nos expone Castro y su investigación respecto a la infancia de Lillo, el poeta habría conocido a Alberto Blest Gana a la edad de 13 años (1839) un año después que se encontrase con Amunátegui en las aulas del Instituto Nacional. Silva Castro, Raúl, op. cit. p. 17.42 Se entenderá por generación a las categorías de estudio empleadas por el teórico de la historia Julio Aróstegui para referirse a: “Una generación tiene su presente propio, que no queda definido, sin embargo, en interacción constante con las otras generaciones coexistentes”. El destacado es del autor. Al interior de este análisis entendemos a la generación como un producto de dos elementos fundantes; por una parte, el “hecho biológico”, es decir, el recambio ineludible de las generaciones y por otra parte, el “hecho generacional”, el cual le entrega el carácter experencial al concepto, vale decir, la entelequia contenida por las distintas generaciones. Aróstegui, Julio, La historia vivida: Historia del presente. (Editorial Taurus, Madrid, 2004) p. 110. 43 Godoy, Hernán, op. cit. p. 290. Sin embargo, según nos indica Godoy, no debemos sobredimensionar a la “Sociedad Literaria” como un fenómeno que remeciese las conciencias chilenas. Según el autor, las propuestas de estos 40 estudiantes del Instituto Nacional no pasaron de ser manifestaciones entusiastas. Más aún, el mismo Lastarria reconoció la escasa importancia de su discurso para el año de su creación “(…) los miembros de la Sociedad lo recibieron con marcado interés, pero el público guardó profundo silencio. Ni el periódico oficial ni otro alguno dijeron una sola palabra”. Godoy, Hernán, op. cit. pp. 321-322. 44 Figueroa, Ana, Ensayistas del movimiento literario de 1842. (Ediciones Universidad de Santiago, Santiago, 2004) p. 24.

38

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Para ese entonces, Lillo ya comenzaba a hacer de la lectura novelesca

parte de su vida. Autores representativos de esta etapa y de gran parte

de su trayectoria serán, el poeta revolucionario José de Espronceda

predominantemente a través de sus obras El estudiante de Salamanca,

El diablo mundo y el poeta oficial del romanticismo conservador

español, Vicente Zorrilla por medio de su obra, Don Juan. Ambos

escritores no serán tan solo una lectura pasajera para Lillo pues, muy

por el contrario, el poeta nacional intentará imitar las actitudes de

estos románticos españoles como una forma de imbuirse en los ideales

representados por estos intelectuales. En este sentido, el caso de

Zorrilla es en particular representativo de esta situación; Zorrilla se

hizo conocido en la escena literaria española al leer sus propios versos

en el funeral del aclamado articulista de costumbres, Mariano José de

Larra. Por su parte, y en directa relación con la actuación de Zorrilla,

Lillo apareció en el mundo lírico nacional al ofrendar su despedida a la

muerte del político José Miguel Infante, a través del poema “A la

memoria de Don José Miguel Infante”45.

A partir de lo anterior es que queremos volver a explicitar la faceta del

romanticismo en su carácter de sistema de vida, ¿en que sentido?

Como ya se esbozó en la exposición de nuestro marco teórico, los

actores románticos fuera de limitarse tan solo a la propagación de los

planteamientos socio-políticos (discursos, propagandas, literatura de

corte social, entre otros), encarnaron el espíritu de sus propuestas. Sus

vestimentas, sus actitudes, sus ideales, todo este conjunto de

elementos, integraron una forma de vida que fue más allá, tanto de la

‘nueva propuesta literaria’, como del discurso político. En este sentido,

nuestro análisis textual a la obra de Lillo y al contexto de ésta, toma un

nuevo realce, ¿de que forma? Tanto el ‘texto’ como el ‘con-texto’, según

los análisis de Palti como de Skinner, deben ser comprendidos en su

45 Latcham, Ricardo, op. cit. p. 124. Este hecho se encuentra citado tanto el artículo de Latcham, como en el homenaje hecho por Luis Amunátegui a Eusebio Lillo.

39

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conjunto. Desde esta perspectiva, Lillo no solamente produjo obras de

corte romántico sino que reprodujo, bajo la nomenclatura de

Subercaseaux, lo expuesto por su medio para llevarlo a cabo como una

propuesta práctica. Es decir, el autor no solo leyó a Zorrilla, sino que lo

imitó en su misma forma de aparecer frente a la escena pública. Es en

este punto donde podemos observar el carácter social de la literatura

romántica, la cual, más allá de entretener a su público, invita a sus

lectores para formar parte del proyecto expuesto en la obra.

Reafirmando lo dicho, tenemos la representación que nos expone un

testimonio del siglo XIX chileno para observar a sus personajes. El

historiador Cristián Gazmuri, rescatando una observación de época

proveniente de Iñiguez Vicuña, señala que:

“Francisco Bilbao y Santiago Arcos usaban diariamente el frac

con botones de metal dorado, del corte llamado de Robespierre;

sombreros de felpa de copa baja, como el que usaba Camilo

Desmoulins y pantalones blancos ajustados, como los que

introdujeron los convencionales que proclamaron los más

avanzados principios republicanos. Largas cabelleras en forma

de melena que cubrían sus cabezas hacia atrás, como las de los

filósofos y poetas románticos entregados a profundos

pensamientos46”.

De esta forma, cuando hablamos de atmósfera romántica nos estamos

refiriendo a este escenario en el cual las lecturas se mezclan con un

sentimiento de época. Cabelleras largas, altos ideales, son elementos

que se encuentran imbricados en este sistema que abarcó y subsumió a

determinados intelectuales nacionales.

Es por esto que, si bien la infancia y la atmósfera intelectual en la cual

se desarrolló Lillo, constituyen elementos de suma relevancia para la 46 Gazmuri, Cristián, op. cit. p. 81.

40

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comprensión del autor y su posterior accionar romántico, no son sino

su juventud y época de “girondino chileno”47 el periodo en el cual se

enmarca el interés de la presente investigación.

2.2._ Igualdad, educación del pueblo y “Redes intelectuales”

Para 1844 nos encontramos en presencia de un joven poeta, quien

tempranamente publicaba sus versos y artículos en las páginas de la

prensa nacional. De allí que, entre los diferentes diarios y revistas en

que Lillo participó podemos nombrar: El Siglo48, El Crepúsculo49

(1843), El Entreacto (1845), La Gaceta de Comercio (1842-1845), La

Revista de Santiago (1848), El Progreso y El Timón durante el año

1849, y los periódicos La Barra y El Amigo del Pueblo durante 1850-

1851. Esta amplia divagación de Lillo por estas publicaciones, se

suscribió esencialmente a su participación como poeta, periodista y

redactor de prensa.

No obstante lo anterior, Lillo no dedicaría su vida de forma exclusiva a

la explotación de su veta periodística. Sin precisar demasiado en la

actividad que el autor realizó al interior del Ministerio del Interior

(1846), Silva Castro nos da cuenta de Lillo como un activo agente de la

escena estatal nacional, al mismo tiempo que el poeta compartía su

tiempo siendo corresponsal del periódico El Mercurio. En este sentido,

para el año 1848 Lillo fue promovido a la Oficina de Estadísticas del

gobierno, no obstante, sin dejar de lado su poesía. Muy por el

contrario, para 1847, Lillo se dedicó en tiempo completo a la escritura

de la ‘Canción nacional’, siendo esta composición, una de las obras más

47 Vicuña Mackenna, Benjamín, op. cit.48 Para una mayor referencia respecto al ‘Prospecto’ de esta periódico y, a su vez, la participación de Lillo en él, véase anexo 14. Para mayor aclaración de esta referencia, el ‘prospecto’ de de una obra, se refiere a la presentación de objetivos, ya sea político, literarios como sociales, que realiza una publicación en su primer número de edición. 49 Para mayor referencia respecto a la portada y temática que trato este periódico, véase anexo 16.

41

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logradas del joven poeta. Este himno que se perpetuó como la estampa

lírica de Lillo hasta nuestros días, claramente es una invocación

romántica a la gesta nacional de 1810 a 1818, la libertad y la simbiosis

con la naturaleza humana. De allí que, a través de esta continua

divagación por parte de Lillo en los asuntos de materia pública, vale

decir, literatura, prensa, gobierno, podemos comprender de que forma

el autor fue adquiriendo mayor realce en la escena política nacional,

hasta llegar a convertirse en el revolucionario que el 20 de abril de

1851 conoció.

Por una parte, a través de la abierta lucha declarada por el periódico El

Timón de facción ‘vialista’ en contra de El Corsario (periódico pro-

Montt50) comenzamos a observar las duras críticas propinadas por

parte de Lillo al ala conservadora nacional. Como ya lo indicase Silva

Castro en su estudio, al interior de este periódico se hizo reconocible el

estilo de Lillo a través de los satíricos versos dedicados por el autor a la

facción conservadora. De acuerdo su ‘Prospecto’, El Timón desde un

primer momento expresó su carácter confrontacional contra el

gobierno de turno. Con la participación en él tanto de Lillo como del

escritor Hermógenes de Irisarri (amigo de Lillo) tenemos las siguientes

palabras:

“Contra Cosario, Timón. Los ministeriales tienen el barco y

nosotros el timón, es decir, que ellos ocupan la proa, las

bodegas y las cofas, y nosotros nos defendemos sobre el castillo

de popa, ocupamos la cámara y damos dirección a la nave”51.

50 El escenario de agitación política a partir de la renuncia del ministro de Bulnes (junio de 1849), Vial, habían constituido un fuerte ambiente de polarización entre quienes respaldaban al ministro Vial como el futuro candidato a la presidencia y quienes optaban por Montt y su grupo de conservadores.51 Editorial, El Timón, Santiago, 25 de julio de 1849. p.1. Tanto Hermógenes de Irisarri como Eusebio Lillo participaron al interior de esta publicación como poetas. Por otra parte, para una ampliación de la línea argumentativa seguida por esta publicación, véase anexo 16.

42

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Estas líneas, como bien lo indica Silva Castro, señalaron la intención

del Ministro Vial y sus allegados para seguir representado una férrea

oposición al gobierno de Montt. Es en este sentido que podemos

apreciar de qué forma ese clima de tensión entre liberales y

conservadores poco a poco se hizo sentir en la atmósfera política

nacional como un conflicto que tarde o temprano habría de estallar. No

obstante, y debido al limitado tiempo que duró el periódico vialista

(inició actividades el 25 de julio de 1849 y culminó el 6 de septiembre

de 1849), el rumbo político del autor tomaría una nueva dirección; esta

vez, su objetivo se sostuvo en franco camino al cambio social, a la

revolución.

Ahora bien, volviendo al tema central de nuestra hipótesis, ciertamente,

la utilización de los conceptos de ‘democracia’ y ‘progreso’ por parte de

Lillo, no fue un carácter manifiesto tanto en su actuar periodístico como

en su obra poética. En este sentido, resulta pertinente expresar que

Lillo respecto a la producción de lírica de Matta, se mostró bastante

inferior. Es por esto que, utilizando el restrictivo corpus de fuentes que

tenemos del autor, vale decir, su participación en diarios, revistas,

como su escasa composición poética, pretenderemos analizar la

utilización de estos términos al interior de su producción intelectual y,

de esta forma, develar el carácter romántico de Lillo al interior del la

generación de 1842.

Como aparición directa del autor en la escena periodística nacional,

tenemos a Lillo encargado de la redacción de los periódicos El Amigo

del Pueblo, para 1849, y de La Barra, para 1850. En este sentido, el

‘Prospecto’ de El Amigo del Pueblo a cargo de Lillo, nos da una

perspectiva certera respecto al nivel de compromiso del autor con el

cambio social pero, sobre todo, un testimonio explícito del trato del

término de ‘progreso’ por el ideario del autor:

43

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“(…) Proclamemos en alta voz la revolución y aceptemos el

título de revolucionarios: pero hagamos conocer a la nación

entera que odiamos la revolución por la violencia, y que

nuestro único objeto es el progreso de las ideas con ayuda de la

propaganda escrita y hablada sirviéndonos de medios

pacíficos”52.

Este progreso de ideas, es un aspecto significativo del autor para el

trato del término, debido a su compromiso con la prensa escrita de la

época. La libertad para expresar el pensamiento en la sociedad, es

decir, la libre circulación de las ideas, es un elemento que nos deriva a

la comprensión del término de ‘progreso’, en el caso de Lillo, como la

expresión del término en tanto perfectibilidad espiritual del hombre.

No olvidemos que existió un sólido vínculo sostenido entre Lillo con

Francisco Bilbao. En este sentido, claramente vemos que Lillo junto a

Francisco Bilbao y la “Sociedad de la Igualdad”, fueron agentes

culturales que proclamaron con fuerza el principio de ‘progreso’ como

la equivalencia intelectual del optimismo social de la época.

Sin embargo, si bien Lillo poseyó un trato directamente revolucionario

del concepto ‘progreso’, la concreción de este término obedeció a una

vía específica, la educación. A través de su poema titulado “La

Escuela”, el autor explicó de que forma su ‘idea de progreso’ en la

sociedad se ve claramente influenciada por la educación del pueblo.

Según Lillo, es ésta la forma bajo la cual ‘los pueblos escapan del

sometimiento y de la obediencia provocada por los poderes

despóticos53’. Observemos las apreciaciones del autor respecto al influjo

de la educación en el popular:

“Aquel que a la fortuna52 Lillo, Eusebio, El Amigo del Pueblo, Santiago, 1 de abril de 1850. p. 1. Para una mayor ampliación respecto al contenido del ‘Prospecto’ de esta publicación, véase Anexo documental nº 3.5. 53 Lillo, Eusebio, Poesías. (Editorial Nacimiento, Santiago, 1923) p. 118.

44

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Nunca mereció halagos,

Que vio desde su cuna

Sombras y humillación

En la tenaz batalla

De su vida, en la escuela

Valor y fuerzas halla,

Y noble redención”54.

Claramente, al referirse a “aquel que a la fortuna, nunca mereció

halagos”, Lillo está aludiendo al rol de los desposeídos en la sociedad

chilena. Son ellos en contraposición de aquellos quienes poseían las

herramientas para sustentar una situación acomodada en la sociedad,

los hombres y mujeres capaces de alcanzar su plenitud social a través

de esta herramienta del ‘progreso’ como fue la educación. En este

sentido y en un parangón de Lillo con Guillermo Matta y Victor Hugo,

podemos apreciar que para estos tres autores, el concepto de educación

popular no es un tema ausente. Por una parte, Matta a través de

distintas poesías tales como “El progreso y la escuela”, “Ciencia y

progreso” (1893) o en sus mismas lecturas propiciadas en la Unión

liberal, “La educación del pueblo” (1863), expuso de manifiesto la

necesidad de educar al pueblo como una forma de lograr la realización

política de este ente social55. Siguiendo esta idea, Picard en torno al

pensamiento de Victor Hugo, argumenta que: “También es cierto que a

Hugo le habría gustado ver más la educación del pueblo procediendo al

sufragio universal (…)”56. En este sentido, claramente, la educación

popular como herramienta de ‘progreso político’ fue un elemento

compartido por esto tres autores asociados al movimiento romántico

decimonónico.

54 Ibíd. p. 116. El énfasis es nuestro.55 “(…) al pueblo no le está vedado los banquetes de la inteligencia, y que aquel que consagra sus esfuerzos a enseñar al pueblo y a levantar su alma para darle la luz de la instrucción, no debe descender a las vulgaridades mezquinas ni servir de un lenguaje impropio para expresar esas verdades y enseñarle esa instrucción”. Matta, Guillermo, La educación del pueblo. (Imprenta de “La Voz de Chile”, Santiago, 1863) p. 6.56 Picard, Roger, op. cit. p. 113. El énfasis es nuestro.

45

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No obstante y como una forma de contrastar lo anteriormente dicho,

valido resulta preguntarnos, ¿Qué se entendió en esta época por

‘progreso’? Para este caso, utilizaremos la apreciación establecida por

Stuven, quien explicita la ‘idea de progreso’ para el siglo XIX bajo el

siguiente planteamiento:

“Los términos de “progreso”, “evolución” y “desarrollo” eran

sinónimos en el siglo XIX, por lo cual era inevitable que la idea

de progreso trajese aparejada una nueva visión del tiempo y del

espacio. Era un espacio vacío, un reino de imprevisibilidad

permanente”57.

De lo anterior, la ‘idea de progreso’ según la investigadora, no se

circunscribió a ninguna definición específica, sino más bien a un

término con el cual simbolizar el rompimiento de los chilenos con el

pasado colonial español y, a su vez, la esperanza de la intelectualidad

nacional en el presente. De esta forma, la ‘idea de progreso’ basada

tanto en la perfectibilidad del hombre como en la aplicación del término

a la educación, son formas de actuar asumidas por parte de Lillo ante

este ambiente de ‘imprevisibilidad’ frente al cual se debía construir un

nuevo modelo de realidad, en contraposición al antiguo modelo

hispánico. De lo anterior, podemos concluir que la ‘idea de progreso’

propuesta por Lillo no correspondió a un pensamiento de apropiación

cultural debido a que este concepto representó, más bien, el panorama

de incerteza social producido por la ruptura de Latinoamérica con el

patrón español, es decir, ‘un idea de progreso’ apropiada por el modelo

americano y no nacional, propiamente, de Lillo.

En cuanto a la ‘idea de democracia’ sostenida por el Lillo, claramente

podemos ver tanto por sus filiaciones como por medio de sus propios

57 Stuven, Ana María, op. cit. p. 112.

46

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testimonios, que el ideario intelectual del autor se aplicó más bien a

una conceptualización ‘radical’ del afán democrático. De lo anterior no

debemos olvidar que fueron Francisco Bilbao, Eusebio Lillo, Santiago

Arcos, Manuel Recabarren, entre otros intelectuales de la época,

quienes por excelencia predicaron las virtudes del sufragio universal y,

así, manifestaron un rasgo claro del romanticismo político; la igualdad.

La igualdad entendida bajo el signo del romanticismo político es

ilustrada para el siglo XIX, como un derivado implícito de la

denominada ‘democracia radical’. Norberto Bobbio a través de su obra,

Liberalismo y democracia, nos explica de qué forma esta ‘democracia

radical’ se encontró expresada idealmente en el carácter de la

igualdad, debido a que este concepto logró una acepción de

comunitarismo total, en contraposición al extremo individualismo

defendido por el liberalismo. Es en este sentido y aplicándolo al

escenario nacional, que la ‘democracia radical’ poseyó una clara

tendencia al socialismo político58. Este socialismo político, para el caso

francés se basó esencialmente en un ideal humanitario, orientado por

una filosofía social apoyada en nociones de justicia, progreso y

libertad59. Sobre esta base es que podemos comprender lo expuesto por

Stuven al señalar que: “El socialismo en su apropiación local, sirvió

como uno de los vínculos establecidos entre liberales y románticos”60.

De esta forma, este concepto que comienza a ser utilizado con fuerza

luego del 48 francés, convocó, según nos informa Gazmuri, a los

medios de prensa chilenos a denominar a este grupo, como los

58 “Mientras los liberales democráticos y los democráticos liberales terminarán por coincidir en la promoción gradual de las diversas etapas, más o menos numerosas y rápidas, de la ampliación de los derechos políticos hasta llegar al sufragio universal, los democráticos puros se encontrarán cercanos a los primeros movimientos socialistas (…)”. Bobbio, Norberto, Liberalismo y democracia. (Fondo de Cultura Económica, México DF, 1989) p. 58. En este sentido, Marta Pena reafirma esta situación señalando que: “El romanticismo robusteció la corriente ideológica liberal al procurarle un mayor realismo y al esforzarse por superar la democracia meramente formal”. Pena, Marta, op. cit. p. 524.59 Picard, Roger, op. cit. p. 47.60 Stuven, Ana María, op. cit. p. 199.

47

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“igualitaristas”61. Son estos “igualitaristas chilenos”, los que avalarán

la revolución de 51’ en contra el gobierno de Montt propagando un

ambiente de gran efervescencia popular.

Al aplicar estas categorías conceptuales a nuestro análisis, la obra lírica

del autor se nos expone con elementos preclaros de pensamiento

socialista en Lillo. A través de su poema elegiaco, “José Romero”, el

poeta rescata la figura de un héroe obrero al cual la vida le fue adversa,

sin embargo, este sujeto se presenta como un campeón de la causa

popular. Analicemos un extracto del poema:

“Si tu moral espíritu, Romero,

Sobre la tierra silenciosa gira,

Al pueblo laborioso, al pueblo obrero,

Justas ideas de virtud inspira”62.

Este héroe popular capaz de inspirar al obrero en su más hondo sentir,

es descrito por Lillo, al igual que en el poema anterior, como un sujeto

de humilde cuna el cual a través de su propia moral, reagrupa el sentir

del ‘pueblo laborioso’. Bajo nuestro análisis, válido resulta enfatizar la

gran preocupación de Lillo hacia el pueblo debido al estrecho nexo que

el romanticismo político francés, estableció con este ente social. Como

tema que se profundizará más adelante, el romántico social francés

(caso emblemático fue Michelet) glorificó al pueblo pues vio en él, la

gran fuerza que debió llevar a la sociedad hacia su progreso último63.

En este sentido, este igualitarismo expresado por el poeta en su más

ardua fase revolucionaria, da cuenta de la gran importancia que tuvo el

romanticismo político en su variante democrática. Prosiguiendo el

argumento, a través del himno La igualitaria compuesto por el poeta

61 Como una forma de dar cuenta acerca del pensamiento igualitarista de Lillo al interior de la “Sociedad de la Igualdad”, véase anexo 25.62 Lillo, Eusebio, op. cit. p. 84.63 Blechman, Max, Revolutionary romanticism. op. cit. pp. 87-88

48

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para la guía de la “Sociedad de la Igualdad” en el camino de la

revolución, Lillo continuó poniendo de manifiesto sus objetivos políticos

a favor de la paridad nacional:

“¡Naciste patria amada,

Gritando libertad!

¡Por ti morir sabremos

O triunfa la Igualdad!”64.

Estas estrofas compuestas por Lillo, realzan el carácter ‘igualitario’ que

cubrió al autor en su fase revolucionaria. Tanto los conceptos de

‘igualdad’ como ‘libertad’ son asociados en este poema como elementos

por los cuales, la vida está dispuesta a sacrificarse en aras del valor

supremo que adquieren estas ideas. Este ideal sacrificial propiamente

romántico, constituye otra de las características del ideario de Lillo en

su recepción de ideas europeas. En este sentido y como lo veremos más

adelante, el autor no funcionó tan solo como el poeta intelectual de

movimiento del 51, sino también como ente activo de la revolución,

como una encarnación de la propuesta romántica.

Por otra parte, si bien el autor no firmó propiamente todas las

editoriales a las cuales la crítica le suscribió, claramente podemos

asociar sus escritos a la redacción de distintos periódicos del

pensamiento político de la época. En este sentido, frente la clausura de

El Amigo del Pueblo, el cenáculo igualitarista, ciertamente, no dejó de

funcionar, pasando rápidamente a continuar su denuncia social a través

del periódico La Barra. Según las investigaciones de Castro y Gazmuri,

la redacción de La Barra fue confiada tanto al futuro novelista Manuel

64 Vicuña Mackenna, Benjamín, Historia de la jornada del 20 de abril de 1851. Prólogo de Cristián Gazmuri. (Instituto de Historia PUC, Santiago, 2003) p. 151-152. Para la apreciación del himno en forma completa, véase anexo 25.

49

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Bilbao como al poeta Lillo. La línea editorial de esta publicación

prosiguió la crítica de su antecesor65:

“Si el bien de la patria es mirado con tanto desprecio por los

hombres del poder, si abrigan odios encarnizados hacia la

república social, liguémonos con el pueblo i por el pueblo, los

que amamos a esa república como la madre que nos alimentó

con su leche, los que esperamos el triunfo de los buenos

principios i tenemos fe en el porvenir, los que deseamos la luz i

la abundancia para el artesano; liguémonos bajo una sola

bandera i emprendamos la cruzada de la rejeneración política

de Chile”66.

Ciertamente, esta cita contiene un gran número de elementos relevantes

para esta investigación. Un primer actor que aparece de manera

preponderante, una vez más es el pueblo. De lo anterior, a través de este

párrafo claramente podemos observar que esta cita es un llamamiento a

la defensa del pueblo frente a los ataques de la política conservadora, es

decir, un llamamiento de la “Sociedad de la Igualdad” a la realización de

la denominada ‘república social’. Esta “república social” como ideal de la

sociedad, reunió la quimera de este grupo político en pos de la

igualación de los derechos políticos del artesanado nacional. En este

sentido, valido es hacer mención referente a que, el actor social que

tomó la sociedad como prototipo de sus demandas fue, específicamente,

el ‘artesano’. De allí que debemos recordar que al interior de este club

político, los artesanos tuvieron voz y voto, al igual que el resto de los

integrantes de la sociedad, siendo los artesanos personajes claves al

momento de estallar la revolución de 1851. Por otra parte y como cierre

de este párrafo, el llamada a la ‘regeneración política de Chile’

65 La autentificación de la participación de Lillo como editor y redactor de este periódico lo encontramos en la argumentación tanto de Cristián Gazmuri como de Raúl Silva Castro, en sus respectivas obras expuestas a través de esta investigación. 66 Editorial, La Barra. Santiago, 4 de junio de 1850. Como ya se explicó con anterioridad, tanto a Manuel Bilbao como a Eusebio Lillo, son atribuidas las editoriales de este periódico.

50

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constituye un elemento de por si interesente para evaluarlo en su

contexto. Este extracto, ‘regeneración política de Chile’, definió con

claridad el movimiento revolucionario que propagó el espíritu de la

generación de 1842; tanto en el discurso de la Sociedad literaria en

184267, como en la Sociedad de la Igualdad, este espíritu de

regeneración es un elemento presente que apela a la constitución

política del panorama vivido en Chile post-Portales. Esta generación

integrada por Lastarria, Lillo, Matta y Bilbao, fue el signo de una época

que pretendió cambiar el panorama político impuesto por el gobierno

conservador de Portales, a través de mecanismos tales como el

enfrentamiento en la prensa, la disputa en el campo cultural y,

finalmente, la confrontación directa contra el régimen establecido por

medio dos revoluciones, 1851 y 1859, que recorrieron el gobierno de

Montt.

No obstante, la propuesta del autor, no se trasmitió tan solo en aspectos

literarios y políticos. Lillo para 1853, en compañía de Guillermo Matta y

Diego Barros Arana, se dedicó a la publicación de un periódico literario

político, El Museo (1853). A través de esta publicación Barros Arana

comenzó a editar su Historia de Chile, al mismo tiempo, tanto Lillo como

Matta, se dedicaron a la crítica del espacio cultural nacional. En una de

sus críticas hacia el estado de las bellas artes en Chile, el poeta Lillo

señaló:

“Pero inútiles y vanas serán las tentativas del genio para la

prosperidad de esas nobles artes en Chile, si ha de faltarles el

estímulo de la gloria y la riqueza (…) Cuando los capitalistas

67 “Apenas ha amanecido para nosotros el 18 de septiembre de 1810, estamos en la alborada de nuestra vida social, y no hay un recuerdo tan sólo que nos halague, ni un lazo que nos una a lo pasado antes de aquel día. Durante el coloniaje no rayó jamás la luz de la civilización en nuestro suelo”. A partir de esta proclama, podemos entender la determinante decisión de Lastarria para que la literatura fuese ser propia, es decir, una regeneración social y literaria. No debemos olvidar que para esta primera etapa, Lastarria se sustenta en la afirmación del crítico francés Louis de Bonald, para quien, “la literatura debe ser la expresión de su sociedad”. Lastarria, J.V., op. cit. p. 7.

51

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gusten de adornar con buenos cuadros y ricas esculturas, y

cuando sigan todos el ejemplo dado ya por algunos de levantar

edificios esplendidos en vez de miserables casuchas, entonces

podrá el artista consagrar sus horas al estudio y afrontar la

miseria en el aprendizaje, seguro de alcanzar fama y oro,

cuando sea capaz de crear obras dignas de aprecio”68.

Esta crítica frente al estado lamentable en el cual habría caído el arte

debido a la falta de interés de la clase dirigente por comprar las obras de

los artistas chilenos, la podemos apreciar como una seria postura al

sistema aristocrático. En un primer término, el autor criticó

directamente la ineficiencia del ‘capitalista’ y su poco interés en

fomentar las bellas artes; relevante es señalar para nuestro caso, que el

término empleado por Lillo, “capitalista”, ya que el poeta se encontró

manipulando un vocabulario que busca confrontar a quienes ostentan el

poder, en contraposición a la ‘miseria del artista’.En un segundo lugar,

el autor admitió el carácter ontológicamente pobre de los artistas,

quienes bajo sus condiciones paupérrimas, se encontrarían

condicionados a encontrar su lugar en la sociedad como aclamados

sujetos o artistas olvidados. En definitiva, esta crítica solapada contra

una elite indiferente al desarrollo de las artes, claramente nos expone la

situación política del autor como una protesta contra la clase dirigente y

su manejo poder. De esta forma, Lillo implícitamente nos transmitió su

deseo de democratizar el arte como una forma combatir, contra estos

capitalistas, quienes ostentan en sus manos el destino del artista

miserable.

Ahora, volviendo a la evaluación del ideario democrático propuesto por

Lillo al interior de su obra, podemos observar claramente que, si bien el

autor posee una propuesta en la cual la igualdad política es su consigna

en contraposición a la rigidez del gobierno conservador, su pensamiento

68 Lillo, Eusebio, “Bellas Artes”. El Museo, Santiago, 13 de agosto de 1853. p. 159.

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no correspondió al campo de la apropiación cultural propuesto por

Subercaseaux, ¿en que sentido? El pensamiento de Lillo no ejerció una

diferenciación entre la separación existente entre las condiciones

sociopolíticas que dividieron a Europa del plano chileno para la

realización de esta ‘democratización radical’. La tradición revolucionaria

europea, la fuerte presencia de pensamiento ilustrado en Europa, la

existencia de una burguesía formada en el viejo continente, fueron

elementos que no se encontraron presentes en el análisis de Lillo, como

diferencia entre los distintos panoramas. De lo anterior, podemos

interpretar que el poeta accionó políticamente en relación a la escasa

ilustración que llegó a su círculo intelectual –ilustración proveniente de

Francia, esencialmente-, sin terminar de comprender por completo las

condiciones socioculturales a las cuales se enfrentó durante la

revolución de 1851.

De lo anterior podemos concluir que no existió apropiación por parte

de Lillo, tanto del ideario de progreso como de democracia. Sin

embargo, aún resulta justificado preguntarnos, ¿por qué esta actitud

revolucionaria que consignó dichas ideas, no se manifestó con fuerza

anteriormente en nuestro país? En este sentido, podemos explicar que

si bien con el abundante arribo de intelectualidad extranjera al país, es

decir, Simón Rodríguez, la generación de 1837 argentina, José Joaquín

de Mora, entre otros focos del pensamiento hispanoamericano, tuvimos

una cierta recepción indirecta de ideas avanzadas en tópicos político-

románticos69, no fue sino con la presencia de Francisco Bilbao,

Santiago Arcos, Manuel Guerrero y su grupo político, a través de

quienes logramos identificar una conexión intelectual directa con las

69 A través de Simón Rodríguez, tenemos por una parte, la acentuación del concepto de igualdad; por parte de José Joaquín de Mora y su espíritu liberal, extrapolamos el aporte del desarrollo de la estructura democrática. Finalmente por medio de la “generación de 1837”, entendemos fuertemente la utilización de la prensa como medio de combate y las obras literarias, como mecanismo de edificación moral. Ejemplo de esto último, es la obra de Faustino Sarmiento, Civilización i barbarie: Vida de Juan Facundo Quiroga i aspecto físico, costumbres i hábitos de la República Argentina editada en Chile, el año 1845.

53

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ideas revolucionarias europeas románticas. Son estos hombres y sus

relaciones a nivel de pensamiento, ‘una’ de las vías principales para la

comprensión del romanticismo social francés y su desarrollo en Chile.

En este sentido y de acuerdo al potencial impacto que estas conexiones

intelectuales tuvieron para el caso del autor, es válido preguntarnos,

¿Hasta que punto se encontraba Lillo vinculado a la escena intelectual

chilena? De lo anterior, aplicando la metodología ya explicitada con

anterioridad, procederemos a realizar un ejercicio con el fin de dar a

conocer los vínculos intelectuales del autor con otros focos

identificables de pensamiento a nivel nacional. Siguiendo la

metodología utilizada por Devés-Valdés, intentaremos visualizar los

puntos de conexión entre los autores estudiados y reconocidos

personajes de la escena intelectual chilena, de forma de poder

acercarnos a identificar estas distintas relaciones que vincularon al

autor con su contexto. Por su parte, la selección de los autores se

justificó mediante, en un primer momento, la opinión de la crítica

especializada, la cual en alguna medida, ha reconocido en estos autores

figuras románticas del pensamiento nacional70. Por otra parte, un

segundo punto que justificó esta selección, se dio por medio del

continuo uso a lo largo de esta tesis, del accionar de estos hombres

como ilustración de la recepción de ideas románticas al interior de

nuestra escena nacional. Ahora bien, la explicación del modelo obedece

a la siguiente relación: cada número corresponde al reconocimiento de

algún tipo de nexo intelectual entre autores, llámese: 1) encuentros

70 Para el caso de Lastarria, tenemos los análisis tanto de Ana María Stuven como Bernardo Subercaseaux, quienes reconocen en el pensamiento ‘lastarriano’ de primera época, un cierto jacobinismo político. Por otro lado, gran parte de la crítica ha visto en la figura de Francisco Bilbao, un prototipo de romántico americano; entre ellos contamos a Gonzalo Fernández Meriggio, Emilio Carilla, Cristián Gazmuri, todos ellos afirmantes de la actitud romántica del autor. Finalmente, Guillermo Matta y su pensamiento, son elementos integrantes de esta tesis, la cual intenta validar la obra ‘mattiana’ de primera época (1847-1859), como un elemento romántico dentro de la escena nacional. En este sentido, tampoco desconocemos la evaluación tanto de Cristián Gazmuri como de Marta Pena, quienes han visto en el pensamiento de Matta un prototipo romántico ‘radical’, en la versión política del término.

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cara a cara, 2) correspondencia entre autores, 3) participación en los

mismos congresos, 4) comentario, presentación de libros, 5) publicación

en los mismos medios, 6) participación en las mismas campañas, 7)

diálogos, polémicas, 8) Citaciones recíprocas, 9) Otras posibles. Todos

estos elementos se han establecido con el fin de identificar la

profundidad de relaciones que vincularon a estos intelectuales, con

Lillo.

1) Cara a cara

2) Correspondencia

3) Participación en los mismos congresos

4) Comentario, presentación de libros

5) Publicación en los mismos medios

6) Participación en las mismas campañas

7) Diálogos, polémicas

8) Citaciones recíprocas

9) Otras posibles

De esta forma, los vínculos entre el grupo nacional, tradicionalmente,

asociado al romanticismo -Lastarria, Bilbao, Lillo y Matta-, lo podemos

analizar por medio del siguiente cuadro:

(Figura 1)

Eusebio

Lillo

Guillermo

Matta

Francisco

Bilbao

José

Victorino

Lastarria

Eusebio

Lillo

1,2,4,5,6,7,

9

1,2,5,6,7,8,

9

1,2,3,5,6,9

Guillermo

Matta

1,2,4,5,6,7,

9

1,2,6,9 1,2,3,5,8,9

Francisco 1,2,3,5,6,8, 1,2,5,8,9 1,3,5,9

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Page 56: ROMANTICISMO POLÍTICO EN CHILE (1842-1859). CORRECCIÓN 2011 (Reparado)

Bilbao 9

José

Victorino

Lastarria

1,3,5,9 1,2,5,9 1,3,5,9

Como podemos apreciar a través de este esquema, la conexión

intelectual entre los autores seleccionados proviene de distintas

vertientes. Por parte de las relaciones sostenidas por Lillo con los otros

componentes de este grupo, podemos observar una gran cercanía

intelectual entre el autor, Bilbao, Matta y Lastarria. Como ya se explicó

con anterioridad, Lillo ya desde su niñez se apreció entre sus pares

como una figura de gran capacidad para socializar. En este sentido, no

debemos olvidar la poderosa influencia que el Instituto Nacional

propició como instancia creadora de alianzas intelectuales pues, caso

ejemplificador es Lillo quien compartiendo clases junto a Matta, Bilbao,

al mismo tiempo, optaba por la cátedra de Historia dictada por un joven

José Victorino Lastarria. En este sentido y prosiguiendo con nuestro

análisis, desde ya tenemos la visión del poeta como un elemento de

gran trascendencia para el desarrollo de las redes intelectuales, vistas

en este análisis.

¿En qué aspectos concretos de la vida intelectual, Lillo se vinculó con

estas figuras del pensamiento nacional? Lillo cumplió tempranamente

un rol relevante al interior de la prensa nacional participando

activamente junto a Matta en la publicación de 3 periódicos Revista de

Santiago (1848), El Museo71 (1853), La Voz de Chile72 (1862), y al

71 Para una mayor referencia respecto al ‘Prospecto’ que contuvo esta publicación, véase anexo 19.72 Para una mayor referencia respecto al ‘Prospecto’ que contuvo esta publicación, véase anexo 22.

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mismo tiempo, no dejo de lado su amistad y compromiso junto a

Francisco Bilbao con quien editó una revista El Crepúsculo (1843-1844)

y dos periódicos El Amigo del Pueblo (1849-1850) y La Barra (1850-

1851).

Por otra parte y ya en como agente del plano político directo, Lillo en

asociación a Bilbao y Lastarria se debatió al interior del grupo político

de la “Sociedad de la Igualdad”, siendo designado como presidente del

club político durante su primera reunión (1849). Al interior de este

cenáculo de política revolucionaria, el autor entrará en contacto directo

con el pensamiento de Bilbao y Santiago Arcos, ambos compañeros de

acción para el advenimiento del conflicto armado desatado durante el

candente año 1851.

2.3._La “Sociedad de la Igualdad” y el camino a la revolución

Ciertamente uno de los puntos fuertes vinculantes entre Lillo y la

recepción de las ideas románticas europeas fue, sin duda, Francisco

Bilbao. Francisco Bilbao (1823-1865), intelectual y revolucionario

chileno, formó parte de las juventudes chilenas que viajaron a partir de

1825, a estudiar a Paris. A partir de este foco del pensamiento

romántico, Bilbao logró construir en Europa sus propias ‘redes

intelectuales’ en relación a connotados librepensadores franceses.

Asistió a las cátedras de historia dictadas por Edgard Quinet; participó

de las clases dirigidas por Jules Michelet a sus estudiantes franceses.

Sin embargo, es Lamennais el factor clave para comprender el

desarrollo del espíritu romántico en el joven Bilbao. Según nos informa

el análisis realizado tanto Gazmuri como el estudio de Gonzalo

Fernández Meriggio de la vida y obra del revolucionario chileno,

Lamennais se dirigía a Bilbao como un ‘padre a un hijo’, dándonos a

conocer un espacio de intercambio cultural de gran fluidez entre el

abate revolucionario y el joven aprendiz. Es a partir de este personaje,

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icono del romanticismo social francés73, de quien Bilbao aprendió su

forma particular de comprender el camino al cambio social. A través de

íconos de la literatura romántico-social francesa como son Palabras de

un creyente (1834) y El libro del pueblo (1837), Bilbao interpretó la

Biblia como un camino a la redención del pueblo. Las palabras de un

creyente, fue una obra que invocando a ‘la Biblia’ y al ‘amor’ como los

caminos sagrados para llegar a Dios, utilizó la palabra cristiana como

forma de lucha contra los tiranos y, al mismo tiempo, como medio de

unificación del pueblo frente a la amenaza de los déspotas74. Estas

palabras fueron tomadas por Bilbao, incluso publicadas en parte a

través de su periódico revolucionario El Amigo del Pueblo75, como un

mecanismo de educación a la sociedad nacional en torno a los abusos

que el sistema dominante conservador habría impuesto sobre la

sociedad chilena.

De esta forma, Bilbao volvió a Chile el 12 de febrero de 185076 de

Europa después de haber presenciado y actuado en la revolución de

1848 en Francia. No obstante, debemos tener en cuenta que ya antes

de su partida, éste enigmático revolucionario nacional había propagado

un gran escándalo a nivel sociopolítico producto de su aclamado ensayo

Sociabilidad chilena (1844). Este ensayo fuertemente influenciado por

la obra Palabras de un creyente de Lamennais, llevó a Bilbao a ser

condenado por el gobierno de Chile (por la sociedad conservadora

específicamente) bajo los cargos de ‘blasfemia’, ‘inmoralidad’, ‘injuria’

y ‘sedición’77. De allí que, con estos antecedentes y altamente

sugestionado por la realidad revolucionaria europea, Bilbao a su

73 Picard posee una mención especial para Lamennais bajo sus distintas irradiaciones para el plano revolucionario francés de 1848.74 Lamennais, Felicité de, El dogma de los hombres libres: Palabras de un creyente. (Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, Alicante, 2003). www.cervantesvirtual.com75 En el número del, 26 de abril de 1850 de El Amigo del Pueblo, Francisco Bilbao comenzó a publicar esta obra de Lamennais.76 Vicuña Mackenna, Benjamín, Historia de la jornada del 20 de abril de 1851. Prólogo de Cristián Gazmuri. op. cit. p. 83.77 Jaksic, Iván, Andrés Bello: La pasión por el orden. (Editorial Universitaria, Santiago, 2001) p. 168.

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Page 59: ROMANTICISMO POLÍTICO EN CHILE (1842-1859). CORRECCIÓN 2011 (Reparado)

regreso a Chile trazó junto a su compañero de infancia Eusebio Lillo,

los lineamientos generales que guiaron la redacción del periódico El

Amigo del Pueblo y, al mismo tiempo, estableció los pilares de la

denominada “Sociedad de la Igualdad”. Es así como desde ese

momento, ambos intelectuales comenzarían a tramar la posibilidad

fáctica para la realización de la “igualdad” en el pueblo chileno.

Por otra parte y luego de la breve existencia del periódico

revolucionario El Amigo del Pueblo clausurado por la influencia de un

sacerdote vinculado al grupo del 42’ (José Ignacio Victor Eyzaguirre78),

Lillo y su cenáculo político, como ya lo apreciamos anteriormente, no

rindieron su causa comenzando a editar otra de sus polémicas

publicaciones para junio de 1850, La Barra79. Al interior de este

periódico, se opondrían “balas con estrofas”, como lo aseverase Vicuña

Mackenna. La Barra continuando la línea editorial sostenida por El

Amigo del Pueblo a través de titulares como “Instrucciones para el

pueblo. “El sufragio universal”, “Por qué queremos la revolución”, “Los

igualitarios”, entre otros, consiguió dar cuenta del pensamiento

revolucionario orientado al servicio del pueblo propugnado por los

redactores de ésta publicación. Con una aguda crítica social

característica del pensamiento de Bilbao, este periódico continuamente

publicó titulares enfocados a mostrar ante la sociedad, los logros de

una revolución en progreso y los mecanismos que poseía el pueblo ante

el ataque de los déspotas80. De esta forma, a través de las páginas de

esta publicación podemos comprender cual es el hito que habría de

definir gran parte del rol que marcó la trayectoria de Lillo y lo llevó a

reafirmar su condición romántica; “La Sociedad de la Igualdad”. Este

connotado club político estudiado a través de distintos enfoques por la

78 Silva Castro, Raúl, op. cit. p. 54.79 Para obtener una referencia respecto a la presentación del periódico en su primera publicación, véase anexo 18.80 ‘De la esclavitud moderna por F. Lamennais’; ‘Declaración de los Derechos del Hombre por Maximilien Robespierre’ y ‘Historia de la revolución de 1848 por Lamartine’, fueron, entre otros, titulares publicadas por éste periódico.

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historiografía nacional81, ciertamente, constituye un referente obligado

al momento de precisar los motivos intelectuales que incitaron la

revolución de 1851.

Ahora bien, “La Sociedad de la Igualdad” fue instaurada mediante la

participación de Francisco Bilbao, Santiago Arcos, Eusebio Lillo,

Manuel Guerrero, Rafael Vial, José Zapiola durante la última semana de

marzo de 1850, con el objetivo primordial de cambiar el rumbo político

sostenido por el gobierno instaurado. Sobre la base de lo anterior, el

carácter político rupturista que revistió a esta agrupación fue, según

Gazmuri, la exposición por primera vez en la historia del pensamiento

nacional, la instauración del ideario social de la modernidad integrando

en sus filas un sector ajeno a la oligarquía política82. En este sentido, la

concretización de todo este ideario político se llevó a cabo,

esencialmente, mediante la publicación de La Barra. De esta forma, a

través de duras propagandas políticas en contra del gobierno de Montt

tales como: “Aquí yace el diez i ocho de septiembre de 1810, asesinado

por los tiranos de Chile 1850”83 o “¡En Chile reina el orden! Y el pueblo

se halla sin libertad política ni social, ¡Chile está tranquilo! Honor al

despotismo: gloria a la esclavitud”84, este medio de prensa

continuamente expresó sus ideas avanzadas, golpeando a la facción

conservadora, “los tiranos de 1850”, al mismo tiempo que narró los

principales puntos de discusión sostenidos al interior de la “Sociedad”.

De allí que es por medio del ya citado periódico, la forma en que

81 Benjamín Vicuña Mackenna, Historia de la jornada del 20 de abril de 1851, op. cit.; Julio Cesar Jobet, Santiago Arcos Arlegui y la Sociedad de la Igualdad. (Imprenta Cultura, Santiago, 1942); Raúl Silva Castro, op. cit.; Cristián Gazmuri, op. cit., entre otros.82 “(…) la sociedad de la igualdad había nacido siendo una amalgama entre una nueva forma de sociabilidad política, de carácter populista y modernizante, abierta a sectores populares y un órgano instrumental de lucha contingente contra el gobierno, financiado por la oposición oligárquica y, en particular, por el grupo del ex Ministro Vial”. Gazmuri, Cristián, op. cit. pp. 85-86.83 Editorial, La Barra, Santiago, 18 de septiembre de 1850.84 Editorial, La Barra, Santiago, 20 de diciembre de 1850.

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podemos seguir paso a paso la constante marcha de Lillo y el grupo

revolucionario, al enfrentamiento del 20 de abril de 185185.

Por otra parte, en cuanto a la participación fáctica del autor en la

revolución, debemos recalcar que las diferentes crónicas coinciden en

un punto relevante para esta investigación; Lillo fue pieza fundamental

para la resistencia revolucionaria. Así es! El poeta encarnó su

propuesta romántica, es decir, no contento con ser el vocero del

movimiento igualitario, su participación en la revolución lo conminó

tanto al exilio como a la condena a muerte por parte del gobierno. Una

vez más, el autor integró el romanticismo como una propuesta de vida,

más allá que el discurso político. Es en este sentido que podemos

retomar los escritos ya analizados del autor: “¡Naciste patria amada,/

Gritando libertad!/ ¡Por ti morir sabremos/ O triunfa la Igualdad!”, y

ver, a través de estas líneas, el punto final al cual estuvo dispuesto

Lillo, para someterse al designio fatal de la revolución.

De lo anterior, la acción de Lillo al interior de la revolución no se limitó

a la propaganda o a la mera crónica del combate; el autor participó

activamente como soldado al interior del motín, disparando contra las

fuerzas oficiales y arengando a sus compañeros de lucha. Testimonio

de la presencia de Lillo en el combate de Santiago, son tanto la crónica

de Daniel Riquelme La revolución del 20 de abril de 1851 como los

testimonios de Benjamín Vicuña Mackenna en Historia de la jornada

del 20 de abril de 1851 como en la conmemoración ofrecida por el

periódico El Nuevo Ferrocarril al general Manuel Baquedano. El

encuentro entre el general y Lillo, es rescatado por Silva Castro en el

siguiente apartado:

85 En La Barra es fácil seguir el desarrollo de la Sociedad de la Igualdad, ya que en diversos números se da cuenta de la asistencia a las sesiones y se registra la incorporación de nuevos afiliados”. Es así como Castro señala la factibilidad de utilizar el periódico La Barra, para comprender el avance de Lillo y la “Sociedad de la Igualdad”, hacia la revolución de 1851. Silva Castro, Raúl, Eusebio Lillo, op. cit. p. 57.

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“De repente ese oficial de Granaderos detiene su caballo: lleva

la palma de su mano izquierda a la visera de su morrión, como

para prolongar la visual de su mirada en el piélago de confusas

cabezas que lo rodea, y luego, como quien, ha descubierto a

alguien a quien ama y quiere salvar a toda costa, lanza su

caballo bien hacia delante, y abriéndose paso con el ancho

pecho del bruto y su sable, que blande con la actitud del ángel

de la guarda, acercase al joven que acaudillaba los últimos

pelotones de combatientes, y cuyos labios ennegrecidos por la

pólvora, le acusan de haber mordido más de un cartucho.

-¡Compadre! – le grita él de un caballo, al adalid de pie.

-¡Compadre! – le responde el último, reconociendo que aquél

venía a salvarle.

-¡Huye!- grítale el último, y señalándole con la punta del sable

el rumbo de una de las calles del sur, que todavía no estaba

guardada por las tropas vencedoras, le deja escapar de la

cárcel y del lazo, llamando a sus jinetes hacia un rumbo

opuesto “86.

Una vez más, este episodio reafirma lo dicho por Amunátegui llamando

la atención en torno a la característica afable del Lillo frente a sus

compañeros de generación. Clara ilustración respecto a la ‘ligereza de

sangre’ de Lillo, es la impresión que causó el autor en la figura de

Baquedano, quien sobreponiéndose a sus órdenes, da el paso libre para

el escape de Lillo, debiéndose a los antiguos lazos de amistad que

ataban a estos dos personajes de la escena decimonónica nacional.

Sin embargo, el desenlace de la batalla de Santiago fue un punto a

favor del gobierno de Montt y, por ende, la perdida para la facción de

86 Vicuña Mackenna, Benjamín, El Nuevo Ferrocarril. Santiago, 8 de julio de 1880. El énfasis es nuestro. Por otra parte, la mención realizada por Vicuña Mackenna del joven Lillo, es descrita bajo las siguientes líneas: “Eusebio Lillo se había quedado de paseo en la Alameda, como el sitio de noviembre, juzgándose victorioso, salvó por la generosidad de su amigo y “compadre” el capitán Baquedano, que recorriendo con su tropa el recinto de combate, le encontró y le rogó que huyera”. Vicuña Mackenna, Benjamín, Historia de la jornada del 20 de abril de 1851. op. cit. p. 360.

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Lillo. De esta forma y luego de fracasada la revolución, el poeta fue

relegado por el gobierno a Chiloé. Allí, el autor nos dará muestra de

una estadía sin complicaciones. En la entrevista sostenida por el

escritor Carlos Silva Vildosola, 60 años después de ocurrido los sucesos

de 1850, el mismo Lillo recordará dicha experiencia bajo el siguiente

argumento:

“-Si, en el mes de noviembre de ese año (1850) el gobierno me

relegó a Chiloé, es decir, que me mandaron a veranear a esa

isla donde había entonces una temperatura deliciosa. Me

ordenaron residir en Castro, donde me trataron muy bien y

pasé muy agradablemente (…)”87.

En esta ‘particular forma de recordar el exilio’, Lillo avanza por medio

de sus recuerdos dando una connotación cómica a su relato, restándole

importancia a sus implicancias políticas. Sin embargo, y a la luz de lo

que podemos interpretar, la acción del poeta se encontró lejos de ser

irrelevante para el gobierno de ese entonces.

Ya avanzado el conflicto en la capital, la llama de la revolución no tardó

en irradiar hacia las provincias. Durante el enfrentamiento del 8 de

diciembre de 1851 en la localidad de “Loncomilla”, el autor volvió a

asumir una posición de franca lucha contra el gobierno de Montt. En

sus recuerdos de la batalla, Lillo elaboró una reflexión profunda

respecto a los caídos y, al mismo tiempo, la muerte de sus ilusiones

como revolucionario. En su poema titulado “Recuerdos del proscrito”,

Lillo nos dará a conocer este aspecto de la batalla, donde el testimonio

proviene de la facción de los vencidos:

“(…) Así en la mente mía

A sus sueños de patria y de ventura,

87 Lillo, Eusebio, op. cit. pp. 15-16. El énfasis es nuestro.

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La realidad sucédese sombría:

Y entonces cruza como una nube oscura

Los campos de la vaga fantasía

El penoso recuerdo de esa guerra

Que ensangrentó nuestra querida tierra

Y la que dieron pábulo y aliento

Discordias y ambición y odio sangriento”88.

Esta ‘ambición de poder, odio y discordias’, claramente están enfocadas

en la persona de Montt y su régimen ultramontano. La filiación de Lillo

a las ideas de la “Sociedad de la igualdad” y a su amigo Francisco

Bilbao, son elementos de sólida base para apreciar en el autor, un joven

revolucionario entregado a la lucha por una causa idealista, de la cual

no habría de recuperarse. Es por ello que aún cuando este poema

aparezca durante 1853, el recuerdo del horror no palidece frente al

paso del tiempo.

Luego de esta derrota definitiva a los revolucionarios del 51’, Lillo será

señalado por el gobierno como uno de los cabecillas del movimiento y,

en este sentido, sentenciado a muerte debido a su accionar anti-estatal.

El poeta respecto a este movimiento, recordó que:

“-Volví a Santiago a principios de abril del 51’, precisamente

para verme mezclado en el movimiento revolucionario del 20 de

ese mes. Entonces la cosa se puso un poco más seria y como

supe que el gobierno tenía intenciones de echarme la mano

encima, anduve por ahí a salto de mata y logré embarcarme

para el Perú en un bergantín donde hice una navegación

malísima, sufriendo mucho a bordo. Fui condenado a muerte y

esto me obligó a permanecer algún tiempo fuera del país.

Después puede decirse que no me he mezclado en política”89.

88 Ibíd. p. 134. El énfasis es nuestro. Para la obtención de una mayor referencia acerca del contenido de este poema, véase anexo 23.89 Ibíd. p. 16. El énfasis es nuestro.

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Así es! De las palabras mismas de Miguel Amunátegui respecto al

ambiente al que se refirió el poeta, “el escenario político se encrespó”90.

De esta forma, estando Lillo condenado a muerte por los hechos de la

jornada del 20 de abril de 1851 y, al mismo tiempo por su acción en la

batalla de “Loncomilla”, el autor se vio en la obligación de exiliarse en

el Perú. Sin embargo, el ostracismo de Lillo no sería eterno.

Posteriormente y con la tolerancia por parte de las autoridades el poeta

volvería oculto al país. Con el armisticio de 1857, Lillo recibió el perdón

por parte del gobierno, siendo la batalla de “Loncomilla” la última

‘iniciativa revolucionaria’ propiamente pública en la cual el autor

tomase parte91.

2.4._ Conclusión: El alejamiento de la arena política, la muerte de la

“flor azul”

Por otra parte, y ya apegados al espectro político de Lillo, si bien

seguimos teniendo presencia del autor como corresponsal de guerra al

interior de la guerra del Pacífico (1879-1884), así como también,

integrante del gabinete conformado por el gobierno de José Manuel

Balmaceda para 1891, el mismo Lillo92 no tardará en explicarnos que su

ascenso a la causa pública, no es más que, en un primer lugar, la

llamada del deber patriótico y en un segundo lugar, el ofrecimiento de

ayuda hacia un “antiguo amigo”93. En este sentido, Lillo, en su carácter

90 Amunátegui, Luis, op. cit. p. 276.91 La derrota espiritual del autor después de los sucesos de ‘Loncomilla’, será un tópico omnipresente en toda su escasa composición posterior. Muestra de ello es el poema “A la señorita FF”, en el cual el autor señaló: “Vi luchar en mi patria a los hermanos/ Y a lanzar de dolor el triste acento/ La lira se escapó de entre mis manos/ Y el pesar apagó mi pensamiento (…)”. Esta ‘lira que se escapa’ lo podemos entender como la poesía que muera, como el ideal que se extinguió para el autor. El Museo, Santiago, 9 de julio de 1853. Para una referencia más completa de éste poema, véase anexo 24. 92 Ilustraciones de Lillo para su época de declinamiento revolucionario, véase los anexos 1, 2, 3, 4 y 5. 93 Lillo, Eusebio, op. cit. p. 62.

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político, puede ser comprendido como la mímesis del pensamiento

romántico alemán, ¿de que forma? En un símil con los románticos

alemanes quienes vieron triunfar y fracasar los ideales que la

‘revolución francesa’ pretendió defender, el poeta a partir de su

derrota revolucionaria se convirtió en un escéptico frente al poder

constituido. Frente a la caída de la causa revolucionaria, la muerte de la

flor azul es inevitable.

Ahora bien, en torno al análisis del romanticismo político del autor,

pudimos observar que Lillo si bien encarnó los ideales de ‘progreso’ y

‘democracia radical’, sin embargo, no logró apropiarlos. El concepto de

‘progreso’ fue utilizado por el autor como la expresión de la evolución

espiritual humana a través de la educación popular. Lillo estaba

convencido, al igual que Matta, que este progreso de acepción moral

sólo habría de ser alcanzado a través de la educación, y con especial

énfasis, con la educación popular. En este sentido, el autor tomó el

concepto de ‘progreso’ y lo aplicó como herramienta educadora, pero

sin la especificación del el lugar al cual estaba destinada la aplicación

de esta idea.

Por otra parte, su impronta igualitaria y la defensa de la democracia en

su acepción radical, como ya lo explicitamos a través de la

conceptualización que Bobbio hizo del concepto, son aspectos que lo

hacen un sujeto receptor de las ideas románticas europeas. Si bien Lillo

no viajó a Europa como gran parte de su generación lo hizo (incluido

Matta como lo veremos a continuación), el poeta fue receptor indirecto

del romanticismo social francés por parte de su asociación con

Francisco Bilbao. El ideario igualitarista de Bilbao y la defensa que

realizó su club político, “La Sociedad de la Igualdad”, en torno a la

persecución de la paridad de política para el pueblo, fue un elemento

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que recorrió ampliamente el ideario del poeta Lillo. Sin embargo, si

bien la idea igualitarista se encuentra presente en el pensamiento del

autor, el concepto no logró ser adaptado a la realidad nacional, vale

decir, Lillo y su grupo no lograron entregarle el giro autóctono que

necesitó este concepto para su aplicación a la liberación del artesanado

nacional. Tanto en sus diarios como en sus consignas, Lillo

constantemente asoció la situación vivida en Francia durante la

revolución de 1848, con la escena nacional. Esta reflexión representó

tres problemas de gran envergadura para la puesta en practica de la

propuesta igualitaria: 1) desconoció la inexistencia de la burguesía

nacional conformada al nivel que la clase social francesa ya tenía para

entonces, 2) desconoció el carácter conservador de nuestra sociedad, y

3)desconoció, sobre todo, la escasa ilustración existente en el pueblo

chileno. De esto se desprende que, si bien Lillo sirvió al idealismo

democrático radical basado en la idea de igualdad, no logró procesar

este aspecto del ideario romántico.

Es de esta forma, que comprendemos que el entendimiento de progreso

expresado por medio de la educación del pueblo sumado a su fuerte

impronta igualitarista, son conceptos que si bien lograron instaurarse

con fuerza en el pensamiento de Lillo, al mismo tiempo, constituyeron

elementos que no reflejaron ningún tipo de originalidad, respecto al

contexto europeo de donde provenían dichas ideas.

Ahora bien, Lillo no solo fue receptor de ideas románticas a nivel del

pensamiento, sino también receptor de patrones de comportamiento

romántico. En este sentido, el autor se constituyó en un romántico

tanto en el corpus intelectual que le aportó el romanticismo social

francés como también en romántico, por cuanto imitó y fue recipiente

del ideario romántico español de Espronceda y Zorrilla. A través de la

lectura de estos poetas, Lillo comprendió el romanticismo como una

forma política en la cual la poesía y la vida se fusionan como una

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propuesta frente a la sociedad. De allí que podemos concluir que el

romanticismo en Lillo tuvo una existencia efectiva, sin embargo, no de

apropiación. Tanto la lucha por la igualdad, su escepticismo frente al

poder a la caída de la revolución de 1851, su vida al servicio del

proyecto nacional, su convergencia de la vida y la literatura como un

mismo organismo, su devoción sacrificial en pos de la flor azul94, fueron

elementos que conformaron parte integral de su personalidad y que lo

llevaron a ser uno de los personajes prototípicos del romanticismo en

Chile95.

94 Este clásico símbolo del romanticismo alemán (die blaue blume) creado por el poeta filósofo Novalis (1772-1802) representa el objetivo siempre anhelado y nunca alcanzado tanto en el amor como en la poesía. Ilse M. de Brugger (selección.), Los románticos alemanes. (Centro Editor de América Latina S.A., Bs. As., 1968) pp. 5-6.95 “Es posible que las antologías del futuro no acojan sino muy pocos de sus versos (sin embargo) La personalidad del poeta continuará, no obstante, siendo objeto de veneración, por que Eusebio Lillo es una de las figuras más típicamente románticas –en el sentido heroico de la palabra- del siglo XIX chileno”. ? Alegría, Fernando, Historia de la poesía chilena. (Fondo de Cultura Económica, México, 1954) p. 261. El énfasis es nuestro.

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Capítulo II. Guillermo Matta, la facción “radical” del

romanticismo

“Yo no sigo al romántico pedanteNi al clásico estirado; independientemente,

Y del bello ideal tan sólo amanteSu dulce voz escucharé obediente.

Repetiré de mi alma a todo instanteO el cántico de amor o el ay doliente,

Y quédese, en buena-hora, la lógicaCon su ininteligible fraseología”.

Guillermo Matta, Un cuento endemoniado (1851-1852).

El objetivo del presente capítulo es dar a conocer a través del análisis

de la vida y obra del poeta-político Guillermo Matta, de qué forma

algunos de los caracteres románticos pasaron a formar parte integral

del pensamiento político nacional durante el siglo XIX.

3.1._Origen social y contexto intelectual de Matta

Basados en la hipótesis principal de esta investigación, orientada al

análisis del desarrollo de las ideas románticas de ‘progreso’ y

‘democracia’ en el pensamiento nacional de mitad de siglo XIX, una

primera interrogante respecto a nuestro segundo caso de estudio -

Guillermo Matta- resulta ser, ¿de donde provino el acerbo intelectual

para la formación del ideario político de Matta? En este sentido y como

bien lo puntualizó Hernán Godoy en su obra La cultura chilena, a partir

de 1825 nuestro gobierno conjuntamente con la elite local, comenzó a

impulsar un programa de proyección al extranjero, orientado hacia la

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educación de los jóvenes aristócratas chilenos en el espíritu y valores

europeos96. Esta información se encuentra presente ya en los

Recuerdos del pasado del cronista Vicente Pérez Rosales, quien, como

uno de los primeros jóvenes que participase en este programa, nos

relata la siguiente experiencia:

“Antes pues, que se notificase a los chilenos la benévola

disposición del gobierno francés para con los jóvenes

americanos, habían salido Carlos Pérez Rosales y Juan Enrique

Ramírez, el primero para Inglaterra y para Escocia el segundo,

y el 16 de enero de 1825 daba a vela del puerto de Valparaíso

para Francia, y cargado de jóvenes chilenos, el transporte de

Mosselle de la marina de guerra francesa”97.

Ciertamente, esta iniciativa no constituyó un proyecto novedoso para la

época. Como hemos podido apreciar previamente, tanto Europa como

Francia –predominantemente- fueron comprendidas en la América

Latina del XIX como “el” modelo de civilización por excelencia. En este

sentido, si hemos de continuar utilizando las categorías de análisis

aplicadas por Bernardo Subercaseaux para comprender la recepción de

las ideas románticas en nuestro continente, entendemos que

claramente el modelo a reproducir se extrajo del plano europeo98. De

esta forma, el imaginario americano que utilizó los componentes

republicanos conquistados en gran medida por la revolución francesa,

fueron construidos a partir de la idealización del prototipo de

racionalidad del viejo continente.

Sobre la base de lo anterior, si bien el viaje efectuado por los hermanos

Matta al viejo continente (Manuel Antonio y Guillermo), partió como

96 Godoy, Hernán, op. cit. p. 296.97 Pérez Rosales, Vicente, Recuerdos del pasado. (Editorial Andrés Bello, Santiago, 1980) p. 84. 98 Antes de proseguir, debemos recordar que el plano europeo al cual nos referimos para este caso se limita a Inglaterra, Francia y Alemania, predominante. Becco, Horacio Jorge, op. cit. p. 9.

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una iniciativa común en relación a los otros jóvenes aristócratas99

(Blest Gana, Bilbao, Amunátegui, Vicuña Mackenna, entre otros), la

orientación tanto geográfica como intelectualmente de los copiapinos,

tomó un rumbo diferente; para el caso de nuestro autor, Alemania. El

arribo de Guillermo Matta a Alemania, en este sentido, lo podemos

comprender con un fin de gran relevancia para el desarrollo intelectual

de nuestra escena nacional, esencialmente por su conocimiento de otra

lengua. El acceso a la lengua germana fue una ventaja comparativa

para el accionar de políticos-intelectuales como Matta quienes,

aprendiendo un idioma distinto al castellano, pudieron romper con las

limitantes de su propio contexto y comenzar a “escribir-pensar” a partir

de otro lugar social100. De esta forma, Goethe, Heine, Schopenhauer,

entre otros, fueron leídos por Matta directamente del alemán, sin

intermediarios.

De lo anterior, resulta fundamental ubicar el ‘lugar social’ en el cual

nuestro sujeto desarrolló su pensamiento de primera época, es decir, la

Alemania de 1840. Este segmentado territorio que luchaba por

unificarse, vivió un acelerado proceso de revolución industrial para

entonces; Alemania buscaba realizar en medio siglo, las

modernizaciones hechas por Inglaterra en 3 siglos de revolución. Fue

en este escenario que el joven Matta -espectador del proceso-

presenció la gestación de Alemania como la gran potencia nórdica. Bajo

la luz de un territorio en expansión económica y experimentación

99 “Había partido para el Viejo Continente (Manuel Antonio Matta) en compañía de su hermano (Guillermo Matta) y de Francisco Bilbao a fines de 1844. Juntos llegaron a París y comenzaron sus estudios”. Gazmuri, Cristián, op. cit. p. 71. 100 En palabras del historiador Michel De Certeau, esta operación historiográfica implica: “(…) la relación entre un lugar (un reclutamiento, un medio, un oficio, etc.), varios procedimientos de análisis (una disciplina) y la construcción de un texto (una literatura)”. De esta forma, la procedencia del pensamiento de Matta ya no se encontraría suscrito al transitado París de mitad del siglo XIX, por el contrario, la elección de Alemania como destino cultural, abre una brecha entre el viaje de Matta y el resto de su generación. Alemania fue la instancia del autor para apropiarse de una “institución” de pensamiento como sería la filosofía alemana, y de una lengua que en si, poseía una mayor reflexión a nivel filosófico. De Certeau, Michel, La escritura de la historia. (Universidad Iberoamericana, México, 1993) p. 68.

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industrial, el chileno pudo observar gran parte de las conductas que

conscientemente planeó como ideales para la sociedad chilena.

No obstante lo anterior, la modernización material alemana no fue el

único elemento determinante para la visión de Matta. Este escenario, a

su vez que causó conmoción en su concepción económica de la

sociedad, también lo condujo frente al camino de la filosofía germana.

Como ya se mencionó con anterioridad, Heine, Goethe, Schiller, entre

otros pensadores, fueron lecturas directas realizadas por el autor. El

idealismo alemán y sus divergentes actores, de esta forma, se

constituyeron en partes esenciales de la poesía de Matta. Reafirmando

esta posición, Matta fue catalogado por sus pares (José Victorino

Lastarria) como: “(…) el profundo pensador en verso”101.

Por otra parte, si bien el rol que jugó la procedencia intelectual de

Matta para la gestación de su ideario romántico es vital para el

desarrollo de nuestra investigación, el objetivo de este trabajo hace

necesaria la explicación de la atmósfera intelectual en la cual el poeta

desarrolló y aplicó gran parte de su pensamiento político. De lo

anterior, y como ya previamente se argumentó, las letras (entiéndase

por letras la categorización amplia del siglo XIX, vale decir, la filosofía,

historia y literatura) funcionaron como uno de los caminos más

utilizados para la expresión de los políticos americanos. A este

respecto, al analizar el periodo en el cual se desarrollaron

intelectualmente Matta como Lillo, podemos constatar que en dicho

periodo, es decir, el segmento temporal que corresponde a los años

1841 a 1851 (gobierno de Bulnes), el área cultural se vio claramente

incrementada102. Testimonio de este hecho fue la masiva aparición de

101 ? Lastarria, José Victorino, Recuerdos literarios. op. cit. p. 287.102 Así lo resaltó José Victorino Lastarria al entregarnos el siguiente testimonio: “No necesitamos repetir aquella historia, pero entra en los propósitos de estos Recuerdos el hacer merito de la postración en que había caído la producción literaria por causas de las misma influencias de la reacción (designación por parte de Lastarria al gobierno de Montt), la cual había paralizado el movimiento literario que tanto había

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periódicos y revistas de índole fundamentalmente política, literaria y

económica, los cuales dieron cuenta del interés por parte del gobierno

para fomentar el desarrollo de la escasa ilustración en nuestro país.

Entre dichas publicaciones podemos mencionar: El Progreso (1842), El

Semanario de Santiago (1842), El Siglo (1844), La Gaceta de Comercio

(1842), El Crepúsculo (1843), El Entreacto (1845), La Revista de

Santiago (1848), entre otros medios de información.

Ahora bien, el contexto específico al cual nos referimos, es una escena

dominada por las lecturas folletinescas las cuales invitaban a los

jóvenes a soñar y ser ciudadanos pero, por sobre todo, a soñar. De lo

anterior, el análisis realizado por Subercaseaux en su obra La historia

del libro en Chile si bien cumple con informarnos el estado lamentable

de ilustración en el cual se encontraba nuestro país, no desconoce, por

otra parte, la existencia de ciertos indicadores culturales que destacan

un mayor interés de la intelectualidad nacional, en un determinado tipo

de lecturas. El investigador señala que para 1845 la novela–folletín ya

había triunfado en los diarios del país103. Esta apreciación es

corroborada por Gazmuri quien nos comunica que:

“La novela romántica que sería leída en Chile tenía sus mejores

representantes, además del citado Lamartine, en Victor Hugo,

Musset, George Sand. Pero quizás más importante era la

literatura de folletín, publicada por entregas en la mayoría de

los diarios de la época entre 1848 y 1851”104.

extendido su acción en 1849”. De esta forma, este movimiento literario que adquirió su máximo esplendor durante el decenio de Bulnes, tuvo su ocaso bajo el mandato de Manuel Montt. Lastarria, José Victorino, Recuerdos literarios. (Editorial Lom, Santiago, 2001) p. 223. 103 Subercaseux, Bernardo, Historia del libro en Chile. (Editorial Lom, Santiago, 2000) p. 39.104 Vicuña Mackenna, Benjamín, Los girondinos chilenos, Prólogo de Cristián Gazmuri. op. cit. p. 11. Ilustrando el formato de los folletines que se publicaban en los periódicos del país, véase anexos 14, 16, 17, 18.

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Bajo este imaginario intelectual creado, en gran medida, por la fuerte

presencia de la literatura folletín del romanticismo francés, resultó

evidente el impacto de estas novelas de contenido sugerentemente

social, para jóvenes mentalidades como Matta y Lillo. La historia de los

girondinos de Alphonse Lamartine fue un libro leído con rapidez e

interés por esta juventud integrada por Francisco Bilbao, Benjamín

Vicuña Mackenna, Federico Errazuriz, Eusebio Lillo, entre otros,

quienes no ocultaron sus deseos por ‘romantizarse’ a la moda de París.

Es en este sentido que gran parte de los analistas que han tomado el

tema del romanticismo en Chile, no han perdido oportunidad para

señalar el impacto de esta novela (en particular), como un elemento

que pone de manifiesto la existencia del pensamiento romántico al

interior de nuestra sociedad, y al mismo tiempo, la admiración que

causó la revolución francesa de 1848 en nuestra juventud intelectual.

Vicuña Mackenna en su obra Los girondinos chilenos, señaló la

efervescencia que provocó este texto al interior de sus amigos,

exponiendo de que forma esta lectura fue incorporada como

reproducción de vida para los distintos intelectuales de la escena

nacional. “Así, Lastarria fue Brissot; Francisco Bilbao, Vergniaud;

Eusebio Lillo, Rouget de L’Isle; Pedro Ugarte, Danton; Manuel Bilbao,

Saint-Just; y Santiago Arcos, Marat”105. Matta, por su parte, al interior

de su obra poética también reservó un lugar para Lamartine,

proclamando la obra de éste político francés como una motivante texto

de juventud.

3.2._Análisis de la obra del autor. ¿Romántico, clásico o positivista

americano?

No obstante lo anterior, si bien el contexto histórico, como ya lo hemos

reiterado anteriormente, puede influir en el desarrollo de la obra y

fundamentalmente en las ideas que éste expresa, a su vez, se hace

105 Stuven, Ana María, op. cit. p. 198.

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necesario examinar el contenido del ‘texto’ con el fin de evaluar ambos

campos de creación intelectual –contexto y texto- para su análisis total.

De lo anterior, tomando en cuenta tanto la limitante temporal del

presente estudio (1842-1859) como el objetivo de esta investigación

para demostrar la presencia de ideas románticas en Guillermo Matta y

su impacto en la arena política nacional, he decidido examinar la

primera etapa de creación del autor, vale decir, los años 1847 a 1859.

Analicemos pues esta primera etapa. Los “Cuentos en Verso”, obra

publicada el año 1853, es una composición en la cual el autor se

debatió entre las influencias del romántico inglés Lord Byron como, a

su vez, la fuerte presencia española de José de Espronceda. Ambas

tendencias románticas impregnaron las páginas de esta obra, dándole

toques demoníacos a los escritos de Matta. Tanto el cuento “La Mujer

Misteriosa” como “Un cuento endemoniado” fueron obras receptoras

directas del Don Juan de Byron como de El diablo mundo de

Espronceda. El ambiente medieval, la oscuridad del relato, la

manifiesta proposición anticatólica de ambos escritos, entre otros

tópicos de estos poemas, son elementos que logran delatar las

divergentes influencias europeas sobre el poeta. Profundizando en

estas influencias, podemos observar que tanto la obra de Byron como

Espronceda, son composiciones con un toque caballeresco oscuro que

el mismo autor intentó reproducir, sin embargo, siempre reconociendo

enfáticamente la influencia de sus predecesores. En este sentido, la

misma utilización de los epígrafes, pies de páginas, así como las citas

en el mismo texto, ponen de manifiesto la admiración de Matta frente a

estos románticos europeos106.

106 “Es la razón un tormento/ Y vale más delirar/ Sin juicio, que el sentimiento/ Cuerda mente analizar, /Fijo en el, el pensamiento”, epígrafe proveniente de José de Espronceda. “Peuples esclaves qu’hésitez a abattre ces oiseaux Mogueure, imitant la voux du maître du mond ? Sontils pas restés long temps perches sur n leur arbre Elève ? Nous sommes encore chasses para ces his boux, et nous prenons pour des aigles ces ignobles oiseaux, quand le sent not de liberté suffirait por les Mettre en fuite, comme leur peur vous le demantre Trop bien!”, epígrafe proveniente de Lord Byron. Matta, Guillermo, Poesías de Guillermo Matta, Tomo I. (Imprenta de la América, Madrid, 1858) pp. 1-194. La cita en francés al poeta inglés Lord Byron, delata la precaria situación bajo la cual se encontraba la ilustración nacional; aún

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De lo anterior es válido resaltar que, si bien Matta reconoció

implícitamente la influencia de los románticos europeos en sus

narraciones, al consultarse a si mismo respecto a su posición frente al

romanticismo, el poeta señaló que:

“Yo no sigo al romántico pedante

Ni al clásico estirado; independientemente,

Y del bello ideal tan sólo amante

Su dulce voz escucharé obediente.

Repetiré de mi alma a todo instante

O el cántico de amor o el ay doliente,

Y quédese, en buena-hora, la lógica

Con su ininteligible fraseología”107.

Esta acusación de originalidad, “yo nos sigo al romántico estirado”,

será demolida a lo largo del relato. Su filiación con el clasicismo,

claramente es un elemento descartable debido al estilo “rupturista”

que Matta sostuvo con los aspectos composicionales y emocionales del

canon clásico. Sin embargo, “el ahí doliente” como el “cántico de

amor”, son elementos que continuaron presentes en su poesías como

puntos propiamente románticos. Sumado a esto, la presencia constante

de los factores ya citados vinculados al romanticismo europeo tales

como el discurso orientado a la ‘regeneración del pueblo’, el panteísmo

religioso, la lucha por la democracia, el concepto de héroe, entre otros

elementos, fueron una impronta que hizo de Matta una figura

totalmente calificada para portar seudónimos tales como el “Byron

americano”, o ver en el autor “un poeta oscuro”108. De lo anterior, las

lecturas de juventud de Matta y la posterior aplicación de éstas a su

Matta quien siendo un poeta con los recursos necesarios para solventar sus lecturas, al interior de su obra cita constantemente a Goethe y Byron en francés. 107 Ibíd. p. 4.108 Santana, Francisco, Poesía romántica chilena. (Ediciones Flor Nacional, Santiago, 1953) p. 29.

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pensamiento, resultan ser tópicos relevantes para la presente

investigación.

Así es como el historiador Roger Chartier, a través de sus diversos

estudios respecto al “libro” y su impacto en la sociedad – interés por lo

demás reflejado en obras tales como El orden de lo libros, El juego de

las reglas, Libros, lecturas y lectores en la Edad Moderna, entre otras-

nos señala el importante rol de estos ‘artefactos culturales’ para el

contexto en el cual se desarrollan. De acuerdo al análisis realizado por

Justo Serna a la obra del autor, Serna indica la definición de Chartier

hacia el libro con el siguiente párrafo:

“Ese artefacto (el libro) se introduce en un proceso de

comunicación, con emisores que lo producen y con receptores

que lo decodifican dentro de un espacio cultural saturado por

múltiples objeto y actos significativos”.

A partir de ésto y aplicando los elementos teóricos expuestos por el

análisis de Chartier –vale decir, el entendimiento del libro como un

artefacto modificador de conciencias y, a su vez, la obra como

representadora de mentalidades-, podemos apreciar los poemas de

juventud de Matta en dos niveles: por una parte, como indicios de

ciertas ideas que arribaron a nuestro país, así como, en un segundo

nivel, como parte del pensamiento de primera época del autor. De esta

forma, el análisis de la obra de Matta nos da a conocer un primer

apronte para la comprensión del valor de las ideas románticas

transmitidas, a través del lenguaje novelesco del siglo XIX. Este

carácter literario, para el caso del romanticismo, fue más allá de la

simple intención estética como ya lo pudimos apreciar por medio de la

descripción de Victor Hugo respecto al movimiento. De allí que y

aplicando la concepción del poder discursivo del libro en la sociedad,

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podemos apreciar la obra de Matta como el resultado de su propia

afinidad lectora.

Sobre la base de lo anterior, y dando un ejemplo de este caso, podemos

comprender como es que el autor, correspondiendo al apelativo dado

por sus pares poetas como el “Byron americano”, fue víctima de la

profusa lectura de la obra del lírico inglés al momento de componer su

propio corpus poético. Por lo demás y como ya se expuso

anteriormente, gran parte de las poesías de Matta son epígrafes hacia

Byron y sus aventuras. Por otra parte, José de Espronceda -al igual que

para el caso de Lillo- fue un referente para Matta a la hora de escribir y

elogiar. Al interior de su obra lírica Poesías de Guillermo Matta (1858),

el autor dedicó una sección especial a los grandes escritores y

personajes históricos, titulada “Celebridades”. Al interior de este

“pequeño parnaso propio”, no faltó, ciertamente, una oda al poeta

español:

“Espronceda, cantar fue tu destino,

Como Byron cantar la acerba dura;

El anhelo de un mundo más divino

La lid del alma y la materia ruda! (...)

¡Pobre cantor y desdichado amante!

Bello arcángel sin cielo y sin diadema,

Ya tu voz se extinguió, ya no hay quien cante (…)

La expresión de tu vida es tu poema;

Poema de dolor fragmento santo,

De una vida más noble de otro canto (…)”109.

109 Matta, Guillermo, Poesías de Guillermo Matta. Tomo II. op. cit. p. 287. El énfasis es nuestro. Para una mayor ampliación de este poema dedicado por Matta a Espronceda, véase anexo 31.

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Esta forma de elogiar a un poeta revolucionario110, nos induce a ver en

Espronceda el prototipo político que Matta persiguió a lo largo de su

vida. La poesía ‘esproncediana’ se encuentra plena de exaltación y

coraje al igual que la composición lírica de Matta; tópicos como el

hombre desafiante a los designios de la vida, la crítica al dogmatismo

católico y, por sobre todo, la ‘poesía como la expresión de la vida’ son

elementos presentes en la producción de los dos poetas. Como ejemplo

de esta patente influencia tenemos tanto los poemas narrativos La

mujer misteriosa (1850) de Matta, como El estudiante de Salamanca

(1840) de Espronceda. Para el caso de nuestro autor, este canto coloca

en un escenario de profunda reflexión los conceptos de vida-mujer y de

que forma la conquista de ella, es una relación que se encuentra

supeditada a la perdición del hombre. Por su parte, Espronceda al

interior de su obra, desarrolló la temática de un hombre quien es capaz

de atravesar el infierno con el fin caer en la perdición femenina. En

breve síntesis, entendemos que: 1) Ambos relatos presentan oscuridad

en su descripción escénica, 2) ambos poemas presentan un hombre que

capaz de enfrentarse a todo por la persecución del ideal y 3) ambos

relatos presentan a la mujer, como la perdición del hombre. De esta

forma es que podemos comprende la influencia de estos autores

románticos, como una clave para explicar el accionar político de Matta

al interior de su senda revolucionaria. Son Byron y Espronceda

sumados a Victor Hugo111, agentes precisos para comprender el

desarrollo de Matta en la escena política.

110 Espronceda a lo largo de su vida, permaneció vinculado a un accionar político determinantemente revolucionario. En España para el año 1823, junto a su grupo de conspiradores, “Los Numantinos”, fue condenado por conjurar en contra de Fernando VII. Posteriormente, en París, participó en las barricadas para derrocar a la monarquía de 1830. Luego de esta acción, participó en la invasión de España a manos de Joaquín de Pablos, rebelión que por cierto, es derrotada. Desde esta perspectiva, el elogio de Matta cobra validez al establecer la vida y obra de Espronceda, como un solo elemento imbricado. Véase, Espronceda, José de, El estudiante de Salamanca. Prólogo de Joaquín del Moral Ruiz. (Club internacional del libro, Madrid, 1998) pp. 5-9. 111 Matta al interior de su dedicatoria a Victor Hugo le otorgará el siguiente fragmento: “Más brilla tu corona de proscrito/ Que la imperial diadema. / La tuya en la justicia se ha bendito; / La otra en anatema”. Ibíd. p. 290.

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Por otra parte y en un análisis más profundo en torno a los elementos

románticos que constituyeron la obra de Matta, claramente la voz de

autor la podemos identificar por medio de su marcado énfasis hacia lo

social, hacia al pueblo. Es a partir de este momento que comenzamos a

vislumbrar los caracteres románticos de Matta. En un primer lugar, el

autor desde sus comienzos como poeta político, se manifestó

completamente a favor de los derechos del pueblo. Matta en su

temprana producción lírica -vertiente que por cierto explotará al lo

largo de su vida- hizo patente su íntima vinculación con el pueblo.

Analicemos un extracto de su poema “Himno a la democracia” (1858):

“Si miedo huelle impávido

De su deber la senda;

Y crezca en lo magnánimo

Su noble corazón!

De hoy más leyes tiránicas.

No incensarán al crimen,

Y temblaran los déspotas

Que con el vicio oprimen:

El pueblo es pura víctima!

El pueblo es redención!”112

Un primer elemento que surge, en este sentido, es el título del poema,

“Himno a la democracia”. Este término, inmediatamente, entra a

dialogar con nuestra hipótesis preguntando, ¿de que forma entiende

Matta el concepto de ‘democracia’? Para estos efectos, debemos

entender la totalidad del párrafo. En éste, se nos señala básicamente la

‘idea de democracia’ como un concepto que apela directamente a la

igualación del pueblo en sus derechos políticos, es decir, la liberación

del pueblo del yugo despótico. De esta forma, la gran simpatía 112 Matta, Guillermo, Nuevas poesía de Guillermo Matta. Tomo I. (F.A. Brockhaus, Leipzig, 1887) p. 27. El énfasis es nuestro. Para la apreciación del himno completo, véase anexo 26.

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manifestada por el autor hacia al pueblo -actitud que prolonga a lo

largo de su poema- nos recuerda el culto rendido por el historiador

francés Jules Michelet, a este ser colectivo. Ambos autores ven al

pueblo como el actor principal de los procesos y, al mismo tiempo, la

“victima” de los sistemas opresivos. Matta, en este sentido, no perderá

oportunidad de ofrendar un palabra de elogio a Michelet, llegando a

dedicarle un poema en el cual se le señaló bajo el seudónimo de “ave

de Michelet”113. Este enfoque social de la realidad compartido tanto por

Matta como por Michelet, fue validado por Víctor Hugo –sumo pontífice

del romanticismo social francés- conjuntamente con Alphonse

Lamartine, al proclamar al pueblo como “el gran público” al cual

estaban dirigidos sus discursos114.

En segundo lugar, el enfático panteísmo en contraposición con el

dogma católico se vio representado por Matta tanto en sus artículos de

corte social pro pueblo, como por los versos y cuentos en los cuales el

autor no omitió su propia concepción anticatólica de la religión. De allí

que Marta Pena rescate la figura de Matta como el representante de

una:

“(…) rebelión que trascendía el ámbito propiamente literario

pues, en sus Cuentos en verso (1853), expresaba una falta de

sentimientos religiosos tan marcada, que provocó escándalo”115.

Así es! Al sumergirnos en las páginas tanto de la Revista de Santiago

(1848), como en el mismo periódico ya citado El Timón (1849), vemos

la presencia de una pugna siempre presente con la Revista Católica.

113 “Pensador y demócrata, te impones/ A esos rudos sectarios del encono;/ Heredero de antiguas tradiciones/ Que no adoran altar ni adoran trono,/ Tu cadáver domina/ La gran ciudad! Las calles atraviesa,/ Y pueblo y pueblo de afluir no cesa/ Y devoto ante el féretro se inclina”. Matta, Guillermo, Nuevas poesía de Guillermo Matta. Tomo II. (F.A. Brockhaus, Leipzig, 1887) p. 547. 114 “La liberación de la miseria que oprime al pueblo es la finalidad de los románticos sociales, así como la emancipación del espíritu y la defensa del ciudadano contra los poderes”. Picard, Roger, op. cit. p. 43.115 Pena, Marta, op. cit. p. 408. El énfasis es del autor.

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Este organismo, al mismo tiempo que fortalecía su poder en torno al

sector católico dogmático de la sociedad, fue la ‘punta de lanza’

predilecta del poder conservador para exigir la preservación de los

patrones tradicionales de la sociedad. De lo anterior, Lillo como Matta

formaron parte de la oposición a la Revista Católica por cuanto

visualizaron en este organismo, y en la institución detrás de esta

publicación, la limitación al pensamiento de la sociedad chilena. Sobre

la base esto es que la postura anti-católica de Matta se hizo expresa al

señalar lo siguiente:

“! Yo no puedo creer en la miseria

Con que el dogma católico intimida;

En la tumba separa la materia

Y da solo al espíritu otra vida.

Libre del cuerpo ya, la aeria

En un vacío pierdese y se olvida;

La forma corporal aquí se aloja;

Libado el vino la alforja se arroja”116

Esta larga composición titulada “Fragmento de un poema inédito”, nos

da muestras claras de la inclinación del autor hacia una religiosidad

más bien interior que exterior bajo la cual, el dogma católico se

quiebra. El Dios descrito por Matta es una divinidad que tiende más

bien a una concepción protestante, en contraposición con el ‘anatema’,

representado por el Dios del viejo orden. La religiosidad expresada por

el autor, como se puede observar a través de este poema, esta puesta

sobre un Dios que no se limita tan solo al espíritu católico, sino más

bien a una visión omni-comprensora de la divinidad, un ‘Dios

panteísta’117. En este sentido, la concepción de Dios propuesta por

116 Matta, Guillermo, Poesías de Guillermo Matta, Tomo I. op. cit. p. 283-346. El énfasis es nuestro.117 En este sentido, la postura anticatólica como requisito romántico es una postura sostenida tanto por Eugenio Vega en cuanto a la expresión del fenómeno europeo. Véase Vega, Eugenio, op. cit. Para una mayor ejemplificación de la postura religiosa por parte de Matta a través de su obra, véase anexo 27.

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Matta, por una parte, obedece al lugar social del cual derivó su

pensamiento como es la Alemania de mitad de siglo XIX y, por otra,

esta fe panteísta también hace eco de los grupos ‘liberales radicales’ de

su época, los cuales, bajo el signo de la liberación, se mantendrían

firme frente al conservadurismo de la Iglesia católica nacional. De allí

que todo este ideario religioso propio de Matta y sus influencias, son

entendidos como elementos propios del romanticismo político, en la

medida que presentaron un signo rupturista de los “liberales rojos” con

el grupo conservador nacional y su afiliación a la Iglesia. El

anticatolicismo como elemento romántico se encuentra expresado

fundamentalmente en el análisis del crítico español Vega Latapie, toda

vez que este factor da cuenta del espíritu de ruptura que propagó el

romanticismo a nivel mundial contra la propuesta clásica europea. Por

otra parte, no debemos olvidar lo ya expuesto por Pena al referirse al

movimiento romántico americano. Bajo éste análisis, el movimiento

romántico americano responde a un fenómeno de sustrato progresista

frente al que el elemento católico representó la facción inmovilista de

la sociedad.

Siguiendo la argumentación anterior, durante esta primera etapa el

autor consolidó un concepto el cual será sinónimo, en muchos aspectos,

de su pensamiento político-social; el ‘progreso’. Este concepto será

tratado por Matta tanto en su base material, vale decir, la definición

del término en condición del avance tecnológico, como también por su

vertiente espiritual, es decir, el concepto como sinónimo del ‘optimismo

social’ al cual propendería la sociedad. Sin embargo, una vez más

deberemos preguntarnos ¿que entendió el autor respecto al concepto

de ‘progreso’ como tal? De gran ayuda a la hora de interpretar el

pensamiento de la generación del 42, ciertamente, fue la figura de

Lastarria. El político liberal en relación al término de ‘progreso’ señaló

lo siguiente:

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“La unidad del progreso social se cumplía naturalmente, a

pesar de la poderosa tendencia de la reacción a reestablecer el

orden moral del viejo régimen. Abajo el amparo de la reacción

se habían desarrollado todos los intereses del orden activo, y

en consecuencia se operaba un progreso material que hacía

olvidar los intereses morales, o que más bien quería sojuzgarlos

para sofocar la independencia del espíritu y la aspiración a la

libertad, dos peligros para su quietud y para sus goces. Sin

embargo, la empresa era imposible. No se opera un progreso

considerable en una esfera de la actividad social, sin que este

cambio no prepare un progreso análogo en las demás. Por eso

son siempre vanos los esfuerzos que hace el despotismo que se

apoya en el progreso material para sofocar la libertad,

aprisionando el orden moral ciertos dogmas, en ciertas reglas

de conveniencia, o en ciertas doctrinas artificiosas: el progreso

moral se emancipa para siempre y tiende a desarrollarse

paralelamente con el material, tanto más cuando ya de ante

mano ha encontrado su quicio en la independencia del espíritu,

como había sucedido entre nosotros desde 1837 a 1850”118.

Es en este sentido que podemos comprender a través del testimonio de

Lastarria, que si bien muchos de los conceptos utilizados para entonces

no estaban esclarecidos en su totalidad (ya lo vimos con anterioridad

en la “polémica el romanticismo”), el término de ‘progreso’, por su

parte, poseía ya una dilucidación importante para su discusión en los

círculos de la época. De lo anterior, podemos apreciar en Lastarria un

hombre que acepta los términos del progreso moral, siempre y cuando

esté se encuentre asociado con el avance moral. Esa posición fue

reafirmada por Matta a través del siguiente extracto:

“Morir es transformarse en vida nueva,

Progresar, es morir al egoísmo.

El hombre transformándose se eleva,

118 Lastarria, José Victorino, Recuerdos literarios. op. cit. p. 225. El énfasis es nuestro.

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Y progresando, educase a sí mismo”119.

Al contemplar este fragmento de su poesía “Progreso”, comprendemos

que si bien su etapa de revolucionario del 59’ había concluido para la

fecha de composición de esta pieza lírica120, su postura continuó

basándose en un gran ‘optimismo social’ por el cual habría de transitar

la sociedad una vez superada su etapa de ignorancia.

No obstante lo anterior, aun resulta poco plausible establecer el

planteamiento de la idea de ‘progreso moral’ a todo un grupo

determinado de la intelectualidad nacional, más aun, a una generación.

De allí que resulte pertinente preguntarnos, ¿fue la idea de progreso

moral conocida por otros intelectuales de la época? ¿que sucedió con el

resto de la generación propia del autor? ¿cuál es su cercanía a la obra

de los poetas, filósofos y literatos alemanes? Respondiendo estas

preguntas, el análisis realizado por Subercaseaux a la obra de Lastarria

durante el periodo que funcionó la “Sociedad literaria” (1842), mostró

que este político liberal y los miembros de este club literario basaron

sus lecturas en distintas temáticas relativas al romanticismo, vale decir,

Victor Hugo, Michelet, Thiers, De Musset, entre otros. En este sentido,

Subercaseaux hace notar que todos estos autores fueron lecturas de

común conocimiento para esta incipiente escena cultural121. Al interior

de este cuadro de lecturas seleccionadas, encontramos a uno de los

gestores del pensamiento romántico alemán y precursor de la idea de

‘progreso moral’: Herder. Este filósofo alemán, pensador determinante

para la teoría de la nación, a través de su obra Ideas para una filosofía

de la historia de la humanidad (1784-1791) expuso distintas temáticas

119 Matta, Guillermo, Nuevas poesías de Guillermo Matta. Tomo II. op. cit. p. 147. El énfasis es nuestro. 120 Este poema fue compuesto entre los años 1862 a 1876, según lo señalara el propio autor.121 Subercaseaux, Bernardo, Historia de las ideas y la cultura en Chile. Vol. I. op. cit. p. 51.

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relativas a la conformación del Estado Nacional, sin embargo, con una

conceptualización única propia de su época:

“En Alemania el optimismo del progreso inspiró a Herder en

Ideen zur Philosophie der Geschichte der Menschheit, 1784, y

en Briefe zur Beförderung des Humanität 1793-7, y a Kant en

Idee einer Universalgeschichte von des kosmopolitischen

Standpunkt, 1784, donde el progreso en su conjunto está

subordinado al progreso moral”122.

Esta obra de Herder (Ideas para una filosofía de la historia de la

humanidad), si bien fue leída como una traducción del alemán al

francés por parte de la “Sociedad literaria”, no deja de entregarnos

argumentos sustanciales a la hora de examinar la recepción del

pensamiento romántico, y específicamente la recepción del concepto de

“progreso moral”, al interior de nuestra joven intelectualidad. Esta

concepción de ‘progreso’ basada por sobre todo en su vertiente moral

como ya lo apreciamos previamente, fue un carácter que se repitió

tanto en el pensamiento de Lastarria como en Matta, exponiéndonos

una muestra significativa de la preponderancia del discurso romántico

al interior de nuestro reducido grupo de pensadores nacionales123.

Como propuesta de esta investigación y siguiendo la línea anterior,

podemos comenzar a ver tanto en la obra de Lastarria, Bilbao, como

Matta, el desarrollo de la idea de ‘progreso moral’ como una puerta

alternativa al tema de la recepción ilustrada de los intelectuales

chilenos. Esta nueva entrada al problema, nos permite ampliar

nuestras perspectivas de análisis ya no limitándonos tan sólo al

enfoque del liberalismo criollo, sino también apreciando al potencial

aporte del romanticismo político al plano nacional.

122 Le Goff, Jacques, Pensar la historia. (Editorial Paidos, Barcelona, 1997) p. 212.123 A su vez, el énfasis puesto por Herder en la ‘evolución de los pueblos’ y ‘el espíritu nacional’, es visto por Federico Chabod como la orogénesis de la idea de nación. Chabod, Federico, op. cit. p. 80.

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No obstante y frente a su manifiesta tendencia a favorecer el ‘progreso’

como concepto guía de la sociedad, aun cabe preguntarnos, ¿es Matta

un romántico con un ideal amplio de ‘progreso’ o más bien constituye

un claro ejemplo de proto-positivismo americano? En este sentido, la

separación no se nos hace simple; sin embargo, este problema puede

ser explicado por la clasificación de las etapas atravesadas por el

pensamiento de Matta. Para una primera etapa marcada tanto por la

producción poética como por la acción política -como lo veremos más

adelante- el predominio del romanticismo como base de vida es latente

en el autor. En este sentido, la primera época de Matta–época

romántica del autor- la observamos a través de su obra, fuertemente

influenciada por Byron y Espronceda, como por su accionar

revolucionario durante los hechos de 1859. En una segunda etapa pos

revolucionaria, sin embargo, la imagen de Matta respondió más bien a

un hombre orientado hacia un ideal positivista de la realidad; esto es,

un fuerte énfasis en la razón y la praxis como herramientas del

‘progreso social’. De allí que comprendemos el pensamiento de Matta a

la vuelta de su etapa de destierro (1862), como una reflexión filosófica

dominada por el positivismo y por su designio de la sociedad con los

conceptos de ciencia y razón. Ejemplo de ello fue uno de los subtítulos

de su obra poética Nuevas Poesías (1887), designada por el nombre de

‘Poesías modernas’. Según la aclaración de Matta, este título en su

forma primera estuvo destinado a titularse ‘Poesías científicas’, sin

embargo, el autor resolvió abstenerse de esta catalogación debido a la

“pedantería’ que señalaría esta decisión editorial124.

3.3._ Matta y sus “Redes intelectuales”

Ahora bien, en cuanto a la aplicación del concepto de “redes

intelectuales” para el caso de Matta, podemos establecer que,

124 Matta, Guillermo, Nuevas poesías de Guillermo Matta. Tomo II. op. cit. p. 257.

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ciertamente, el autor no se encontró distante de su par político-lírico,

Eusebio Lillo. Matta, como lo podemos apreciar a través del diagrama

(véase figura 1), también poseyó un denso lazo con los librepensadores

–Lastarria y Bilbao- citados en este ejercicio. Junto a Lillo, el poeta

participó activamente en el desarrollo de la prensa escrita ya citada;

siendo poeta y redactor de la Revista de Santiago125 (1848-1855), Matta

supo desenvolver al interior de esta publicación, sus nexos con distintas

personalidades de la intelectualidad chilena, incluidos Lillo y Bilbao. En

este sentido, el poeta es claro al expresar sus cercanías con los

distintos intelectuales vinculados al diagrama ya expuesto, ¿de que

forma? tanto al interior de sus poesías como en las mismas

dedicatorias, Matta no olvidó la mención a sus antiguos compañeros de

lucha. Ejemplo de esto es que sus Nuevas poesías (1887) se encuentran

firmadas por Matta para su ‘antiguo amigo’ Eusebio Lillo126. Por otra

parte y hacia Bilbao, el autor expresó una calurosa reverencia frente al

revolucionario nacional dedicándole distintas poesías elegiacas.

Finalmente, y en relación a Lastarria, Matta no dudó en reconocer en la

figura del político liberal, a uno de los célebres personajes del mundo

ilustrado nacional. El autor, en dicho sentido, a través de su volumen de

Nuevas poesías -apartado titulado ‘Poesías modernas’- dedicó

directamente a Lastarria este capítulo como una forma de recordar:

“(…) las enseñanzas que han sido, en los últimos 25 años, como la

forma sustancial de nuestra acción política, social y literaria en

Chile”127. Por medio de estos guiños a otros pensadores de su época, es

que podemos observar en Matta una figura intelectual decimonónica

vinculada a distintas corrientes de la “intelligentsia” nacional, no de

una forma aleatoria, sino como organismo participativo de los distintos

nichos del pensamiento liberal-romántico.

125 Para una ilustración en torno a la etapa de Matta como redactor de la Revista de Santiago (1855), véase anexo 11.126 “A Eusebio Lillo en testimonio de antigua amistad y mucho cariño de Guillermo”. El destacado es mío. Matta, Guillermo, Nuevas poesías de Guillermo Matta. op. cit. 127 Estas poesías fueron compuestas según Matta durante los años 1870-1880. Matta, Guillermo, Nuevas poesías de Guillermo Matta. Tomo II. op. cit. p. 257-258.

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No obstante, y de acuerdo a la naturaleza de esta investigación, son los

vínculos entre Matta y Lillo los puntos relevantes que nos develan el

desarrollo de las ideas románticas de ‘democracia’ y ‘progreso’ al

interior de un determinado grupo de la intelectualidad chilena

decimonónica. De lo anterior, un primer punto a señalar es que, como

ya lo pudimos apreciar anteriormente, ambos poetas poseyeron una

escena de sociabilidad en común. En este sentido, Francisco Bilbao fue

un tema vinculante tanto para Lillo como para Matta. A través de

distintos poemas elegiacos compuestos por los liricos nacionales en

dedicatoria al revolucionario nacional, Lillo y Matta se nos muestran

como ‘hermanos’ de Bilbao. Una vez más cabe hacer mención que

Bilbao para el caso americano es, ciertamente, la representación de la

figura romántica. Sus viajes a Europa y su desarrollo del ideario

romántico basado en la igualdad, la justicia y el progreso espiritual del

hombre, son elementos que se encuentran presentes, en gran medida,

en la obra del revolucionario nacional. De esta forma, la hermandad

entre Bilbao, Lillo y Matta puede ser entendida -esencialmente- a través

de la lucha por las causas justas sostenidas por estos tres intelectuales.

Matta a través de su poema “Soliloquios mentales” compuesto a la

muerte de Bilbao (1865), se refiere al revolucionario bajo los siguientes

parámetros:

“Profeta, amigo, apóstol (…)

Ya no me oirás cuando te llame hermano!

Hermano, cuantas veces,

Con noble anhelo en el corazón latía,

Al recibir tus cartas,

En que tu santo espíritu venía”128.

128 Matta, Guillermo, Nuevas poesías de Guillermo Matta. Tomo I. op. cit. p. 249. Para una ampliación del contenido expresado en éste poema, véase anexo 28.

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En este sentido, la afirmación de hermandad entre Matta y Bilbao se

manifestó de manera concreta a través de este poema. Su pasado

común trabajando en la publicación de La Revista del Nuevo Mundo

(1857)129, nos lleva a comprender, en parte, el vínculo entre el

revolucionario y el poeta como una amistad en la causa de la liberación

americana. Tanto Bilbao como Matta profesaban la unión americana

como arma de defensa contra los intereses americanos y europeos. A

partir de lo anterior, podemos apreciar el carácter especial del vínculo

que compartieron estos intelectuales. Sin ir más lejos, Lamennais -

mentor espiritual del joven Bilbao- fue leído y admirado por Matta al

punto de otorgarle un sitial de elegía a este particular cristiano

socialista130 al interior de su panteón poético. De allí que el ideal

democrático defendido por estos tres autores-Lillo, Matta y Bilbao- fue

un eje que los unificó en su objetivo político. Bilbao quien predicase el

ideal igualitarista junto a Lillo; Lamennais quién vio en la

democratización de los derechos políticos del pueblo la realización de

la voluntad divina y Matta, quien apeló permanentemente a la

‘democracia’ como la forma de realizar la justicia social para el pueblo.

Todos ellos son elementos que señalan los criterios igualitaristas de

estos tres autores.

3.4._ De “La Asamblea Constituyente” a la revolución del norte

Ahora bien, ¿de que forma son estos elementos aplicados a la arena

política de mitad de siglo XIX? En el curso de su pensamiento, Matta

129 Desafortunadamente, las noticias que tenemos del funcionamiento de esta publicación se la debemos a dos fuentes indirectas. Estos escritos son, el homenaje realizado por los compañeros del partido radical hacia Matta, y la biografía realizada por Gonzalo Fernández Meriggio a Francisco Bilbao. Véase Fernández Meriggio, Gonzalo, Francisco Bilbao: Héroe romántico de América. (Casa Editorial de Valparaíso, Valparaíso, 1998). 130 “Con nuevas teorías/ La nueva religión, tú la enseñabas;/ Tú, las razas unías/ Y en sólo un Dios los pueblos enlazabas./ Apóstol extraviado,/ Nadie enfriaba tu fervor constante;/ Sólo, proscrito, odiado,/ Iba siempre tu planta hacia delante”. Matta, Guillermo, Nuevas poesías de Guillermo Matta. Tomo II. op. cit. p. 522. Para la apreciación de este poema en su formato completo, véase anexo 30.

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nunca dejó de ver sus ideas como organismos aplicables a la realidad

política. En este sentido, Matta y su cenáculo político, ciertamente, no

fueron hombres que actuaron a favor del gobierno de Montt. Es por

esto que bajo este clima de exaltación espiritual, podemos comprender

de qué forma hombres con el capital necesario como fueron el caso del

grupo de los Matta y los Gallo, no tardaron en hacer resonar su voz en

el ámbito público por medio de su participación en un periódico

específico; La Asamblea Constituyente131 (1858). A través de las líneas

de esta publicación, el autor y su grupo político fundaron las bases del

incipiente Partido Radical, poniendo gran énfasis en la realización de

severas críticas contra el gobierno establecido. Con artículos

incendiarios tales como “¡El desenlace ¡La dictadura o la

Constituyente” o “Portales y Montt, parangón político”, Vicuña

Mackenna, Isidoro Errazuriz, Domingo Arteaga Alemparte, Ángel

Custodio Gallo132, entre otros dirigentes políticos, llamaron al

alzamiento del pueblo chileno contra un gobierno que bajo los

preceptos de este grupo, fue visto como una dictadura. De lo anterior y

ante ‘su’ descripción de la situación política del país para 1858, Matta

proclamó:

“¿Que quiere decir este despertamiento uniforme, esta cruzada

de porvenir que se levanta en todos los pueblos de la

República, en nombre de la justicia, en nombre de la libertad?

Todo eso significa que marchamos, todo eso significa que una

fuerza interior nos empuja irresistiblemente hacia otras sendas;

todo eso significa que el espíritu del progreso, el espíritu de la

vida, circula en la atmósfera de un esta agitación, para ayudar

a las grandes ideas que traen las grandes transformaciones

sociales y políticas”133.

131 Para la revisión del ‘Prospecto’ editado por este periódico, véase anexo 20. 132 Como muestra de la vinculación fáctica existente entre estos distintos personajes del ámbito público decimonónico, véase anexo 8.133El énfasis es nuestro. En esta línea editorial el autor se muestra enfático en utilizar el concepto de ‘progreso’ en su acepción moral. La Asamblea Constituyente, Santiago, 4 de diciembre de 1858. p. 1. Para una comprensión de la postura de Matta en una

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Como podemos apreciar a través de esta cita, una vez más el autor

impregnó su discurso bajo la concepción del ‘progreso’ entendido como

‘elemento de vida’. Este párrafo es explícito para comprender la

percepción del autor, como la de su grupo político, encarnando los

ideales de ‘luz del progreso’ y las ‘nuevas ideas’ para el escenario

socio-político nacional. Ahora bien, el gran cambio político que motivó

puntualmente a estos “liberales rojos” se basó en la “reforma

constitucional”. Según nos informa el investigador Peter Snow, gran

parte de los cambios pretendidos por esta incipiente célula radical se

ciñeron al:

“(…) fortalecimiento de la legislatura y una disminución

paralela del poder del Presidente. Quería suprimir el poder del

veto del Primer Magistrado y amplia reducción de sus

facultades extraordinarias. Exigían que el Congreso tuviera las

atribuciones de convocar o prorrogar sus sesiones en vez de

tener que esperar que el Presidente lo hiciera. Además del

fortalecimiento del Congreso a expensas del ejecutivo, los

Radicales querían que la nueva constitución suprimiera el

Consejo de Estado y proveyera una mayor autonomía provincial

y la elección popular de los jueces. También propugnaban la

simplificación de la maquinaria administrativa, lazos más

fuertes con los otros países de América Latina y, lo más

importante, un aumento de libertad electoral y extensión del

sufragio”134.

Este último elemento descrito por el Snow, vale decir, el aumento de la

“libertad electoral” y la “extensión del sufragio”, si bien son elementos

que formaron parte de las demandas radicales, para el caso de esta

investigación son conceptos marcaron, por sobre todo, la influencia de

mayor amplitud, véase anexo 21. 134 Snow, Peter, Radicalismo chileno. (Editorial Francisco de Aguirre, Bs. As., 1972) pp. 19-20. El énfasis es nuestro.

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la ‘idea democrática romántica’. La ampliación del sufragio como una

forma de abrir la puerta política a la participación del popular, fue un

elemento defendido tanto por Matta y su grupo político como un arma

heredera de la lucha equivalente sostenida por Victor Hugo y

Lamartine en Francia durante la revolución de 1848. En este sentido,

Picard es enfático para señalar que: “(…) las preocupaciones sociales

de los grandes autores románticos los llevaron a la democracia, para

acabarlos por unirlos definitivamente a ella”135. De lo anterior,

comprendemos que la idea de democracia romántica basada,

esencialmente, en la ampliación del sufragio universal correspondió a

la conceptualización propia del término por parte de los movimientos

románticos sociales franceses y, a su vez, se implementó como una

demanda proclamada por Matta y su grupo político.

Bajo el signo de estas demandas, la convocatoria para el comicio

popular del 12 de diciembre de 1858 desató definitivamente la

tolerancia que hasta entonces, había tenido el gobierno de Montt

contra la protesta del movimiento revolucionario. Con la interpretación

de los cantos del himno de La Constituyente Matta, Errazuriz, Rafael

Vial, entre otros políticos de ‘ideas avanzadas’, marcharon desde el

norte con un objetivo primordial; imponer sus demandas a la

administración de Montt:

“La constituyente: Canción popular

Coro

Alcemos nuestras voces,

Cantemos la esperanza,

Luchando por la alianza

De patria y libertad.

Que el voto noble y santo

135 Picard, Roger, op. cit. p. 25. El énfasis es nuestro.

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Que pida una Asamblea

Constituyente sea

El canto popular.

(…)

Esa carta mezquina y tirana,

Vil resabio de una era sangrienta,

De que abusa el poder que sustenta,

Que se llama Constitución,

Venga abajo la hipócrita carta,

Que a un solo hombre el poder ha confiado,

Con sus leyes, que ha dado

Los estados de sitio también.

Que el poder se reforme y que libre

Pueda el pueblo escoger sus congresos,

Sus cabildos, sus jueces y aún esos

Mandatarios que hoy nombra solo él.

Las palabras (hoy vanas quimeras)

Democracia y justicia serán:

Y volviendo a la patria sus fueros

Se alce Chile con noble entereza” 136.

Claramente, apelando a la historia y a la gloria de la revolución de la

independencia, Matta creó este himno con el fin de protestar contra el

despotismo del gobierno de Montt. A través de ideales que se reiteraron

tanto en su obra literaria como política (la justicia social, el panteísmo

religioso, la libertad y la democracia), el autor no dejó de llamar al

pueblo para que fuese éste quien se levantase contra el tirano. Bajo los

conceptos de ‘justicia’ y ‘democracia’, la voz popular, según la

perspectiva del autor, debería levantarse y hacer la unión necesaria 136 Matta, Guillermo, La constituyente: Canción popular. (Imp. Del Pueblo, 1859). El destacado pertenece al autor. Para la lectura de este himno en su formato completo, véase anexo 33.

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para concretar la ansiada “Asamblea Constituyente”. La acusación

contra el gobierno, en este sentido, es clara; Matta y su grupo de

‘liberales rojos’ atacaron a la constitución, “Esa carta mezquina y

tirana/ Vil resabio de una era sangrienta”, la cual, elaborada bajo la era

portaliana, debía de ser derrocada para que el pueblo tuviera la

libertad de elegir a sus propios representantes, es decir, para que

fueran ‘ellos’ y no los “déspotas”, como los llamó Matta, quienes

decidan su propio destino. En este sentido, y retomado el aporte de

Skinner, podemos comprender que las ideas utilizadas por Matta para

atacar el régimen de Montt, se encuentran totalmente impregnadas por

la situación social a la cual se suscribió este himno. Por una parte el

rechazo a la carta de la Constitución de 1833, se presenta con la misma

intensidad con la que gran parte de la generación de 1842 rechazó la

dureza del régimen portaliano. Esta “era sangrienta” bajo la que el

poder del ministro Portales poseyó una fuerza absoluta, se consolidó

bajo una serie de ‘estados de sitio’ como ya lo proclamase Matta; de allí

que la analogía realizada por Matta entre las épocas de Montt y el

periodo de Portales, es evidente. El autor intentó dar cuenta de la

comparación política existente entre el abuso despótico tanto del

régimen de Portales como Montt. Titulares publicados por La Asamblea

Constituyente tales como “Portales y Montt, parangón político”,

ciertamente no son hechos aleatorios. Por otra parte, el afán

democrático del himno resulta explícito; Matta abiertamente está

llamando al retorno de la ‘justicia’ y la ‘democracia’ como bienes

preciados de la nobleza de chilena. Siguiendo lo anteriormente dicho,

una vez más el concepto de democracia para Matta fue claro: “Que el

poder se reforme y que libre/ Pueda el pueblo escoger sus congresos”,

es decir, el concepto democrático para Matta se explicó en la libre

elección del pueblo de sus representantes, es decir, la validación

política del pueblo por medio del sufragio universal.

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Ya en el enfrentamiento a la guerra, fueron los Matta, los Alemparte,

los Errazuriz, entre otras familias de ‘ideas avanzadas’ quienes se

preocuparon por levantar la opinión en contra el gobierno de la capital.

Sin embargo, fue Pedro León Gallo y sus mineros, quienes se

distinguieron como el brazo armado de la revolución avanzando en

columnas hacia Santiago. El primer combate sostenido por las fuerzas

oficialistas en oposición al ejército del norte, se dio en el cerro “Los

Loros” en las cercanías de la Serena (14 de marzo de 1859); si bien el

enfrentamiento fue arduo y desgastador para ambas facciones, fue el

caudillo minero quien venció en esta primera oportunidad al gobierno.

No obstante, el triunfo no duró mucho; las fuerzas oficialistas, luego de

un largo acecho a las tropas del norte, lograron cruzar el cerco

impuesto por los mineros, venciendo a Gallo en el desarrollo de la

batalla de “Cerro Grande” (29 de abril de 1859). Claramente la guerra

fue resuelta a favor de la facción gobernante; como consecuencia

lógica de este suceso, Matta y sus correligionarios debían de hacer

frente a la pena muerte. Sin embargo, otorgándoles la opción del exilio,

el grupo radical (al igual que Lillo en su oportunidad) fue retirado del

país. Éstos, a bordo de la fragata británica Luisa Braginton, se

embarcaron en dirección a Liverpool sin saber bien cuando sería el

retorno. Al respecto, Matta en su poema “El buque naufrago” recordó

de esta forma su partida al exilio:

“Y nosotros, proscritos, desterrados,

Por déspotas malvados

A este buque arrojados, como reos,

Y de patria y familia separados (…)

Y así, como la nube tenebrosa,

De ricos meteoros se ilumina,

Así el alma virtuosa

Que malvados y déspotas oprimen,

96

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Vence las sombras que le arroja el crimen!

Y así en la humanidad la eterna idea

Activa siempre, lo que es grande crea!...

Los proscritos se abrazan, ya no gimen!

Y a la luz de esa llama misteriosa,

Que en ráfaga divina

El porvenir, lo justo, reverbera

Nuestro labio bendice; y se ilumina

El alma en la libertad del bien que espera!”137.

Ciertamente, la frustración frente a la derrota propinada por el

gobierno de Montt a los revolucionarios del norte, es un recuerdo que

acompañó a Matta durante toda su vida. La separación de su núcleo

familiar y la desesperanza fruto del fallido intento por cambiar la

realidad socio-política de Chile, son factores que este poema logra

expresar con claridad. Son estos “déspotas” quienes condenando a

Matta hacia el exilio, fueron recordados por el autor como los verdugos

del 59’, sin embargo, como entes que lograron ser vencidos con el

tiempo. Si bien el dolor del poeta es profundo, éste no se dejó abatir

por su presente inmediato develando la esperanza de estar “venciendo

las sombras que el crimen arroja”. De allí que, asumiendo un enfoque

más ‘textualista’ de la obra (retomando el concepto ya trabajado a

través de Elías Palti y Skinner), podemos entender esta condición

‘proscrita’ proclamada por Matta al interior del poema como una

temática clave para comprender la influencia romántica en el

pensamiento del autor. Byron en su época fue visto como el

“pendenciero”, el héroe singular; Espronceda, por su parte, participó

en cada movimiento revolucionario por el cual atravesó la España de

primera mitad de siglo XIX; Victor Hugo, a su vez, marchó tanto en la

revoluciones de 1830 como en las barricadas de 1848 contra el

régimen establecido. Sumado a lo anterior, podemos ver al mismo

137 Matta, Guillermo, Nuevas Poesía de Guillermo Matta. Tomo I. op. cit. p. 137. El énfasis es nuestro.

97

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Eusebio Lillo quien no perdió oportunidad para hacerse llamar así

mismo “proscrito” de sus propias batallas138. De esta forma y

basándonos en los antecedentes de Matta, vale decir, un seguidor de

Byron (un ‘campeón del pueblo’) al mismo tiempo que un “profundo

pensador en verso”, podemos comprender en el autor, la visión de un

hombre con una profunda herida proporcionada por el ostracismo al

cual debió asirse, sin embargo, también como un sujeto que se

encontraba viviendo su propia historia llena de ‘romanticismo’ (en la

conceptualización de ‘sistema de vida’).

Una cosa es que debemos separar antes de proseguir con esta analogía

y es que a diferencia de Lillo, Matta no abandonó la arena de la

práctica pública. A su regreso del exilio en el año 1862, luego de haber

recorrido Alemania, España e Italia, Matta retornó al país fundando un

periódico en Compañía de su hermano Manuel Antonio y con

esporádicas apariciones del Lillo; La Voz de Chile (1862). Al interior de

esta publicación, el camino de Matta y Lillo se cruzaron para

sustentarse en el desenvolvimiento del partido radical chileno. Por otra

parte, miembro de la Sociedad masónica de Chile y de la agrupación de

Bomberos de Chile, Matta no solo continuó sus debates en la arena

política sino que hizo suyos todos los caminos que le ofreció la vocación

del servicio público. En 1864 fue nombrado miembro de la Facultad de

Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile. En 1866, fundó la

Sociedad de Unión Americana, fruto de la guerra contra España (1865-

1866). En 1867 se postuló al cargo de diputado por el departamento de

Linares sin tener mayor repercusión. En 1870 fue elegido como

representante del Congreso por el departamento de Ancud. En 1875

fue nombrado Intendente de la región de Atacama. En 1879 entró a la

guerra del Pacífico (1879-1884) como Oficial de enlace, sin embargo,

en 1881 abandonó su puesto al interior del conflicto. En 1882 fue

138 Para una mayor explicación respecto a las percepciones de Lillo y su concepto de proscrito, véase anexo 23.

98

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nombrado Ministro de Chile en Alemania y luego en Italia. En 1887 fue

nombrado Ministro Plenipotenciario de la República ante las naciones

del Plata, Uruguay y Argentina. En 1889 fue comisionado como

representante de Chile ante el Congreso de Montevideo. Para la

revolución de 1891, durante su estadía en Buenos Aires, se declaró

servidor del gobierno de Balmaceda. En 1894 fue proclamado como

senador por la provincia de Atacama. En 1897 como integrante de la

Sociedad de Unión Americana, cooperó para la liberación de Cuba.

Guillermo Matta Goynechea, finalmente falleció el 27 de enero de 1899

en Santiago.

3.5._ Conclusión: La lucha por el progreso en la “radicalidad” política

Como podemos observar, los caminos tanto de Matta como de

Lillo, pretendiendo ideales semejantes culminaron en desenlaces

distintos. Matta, entregó su vida al cambio y a la reforma política

siendo condenado por su conducta, sin embargo, nunca abandonó la

causa. Hasta su postrera producción literaria, el autor siguió llamando

al ‘pueblo’ para que tomase su lugar al interior del ‘progreso’ tanto

material como moral. Debatió intensamente contra aquellos quienes no

creyeron en este ‘ente social’ como el organismo vivo que su mirada

romántica vio durante sus años de vida. Sin embargo, esta visión del

pueblo como organismo vivo no correspondió a la concepción

romántica política alemana en la cual se observó al Estado y a sus

ciudadanos como un todo orgánico139, sino más bien a la idea que el

139 En cita del historiador Mario Góngora a uno de los principales tratadistas románticos alemanes, Adam Müller, extraemos el siguiente argumento: “El Estado no es una manufactura, una granja, una sociedad de seguros o mercantil. Es la conexión íntima de todas las necesidades físicas y espirituales, de toda la vida interior y exterior de una nación, para constituir un gran todo enérgico e infinitamente movido y vivaz”. Citado por Góngora, Mario, Romanticismo y tradicionalismo. www.memoriachilena.cl

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propio Michelet defendió durante su vida respecto al rol del pueblo

como organismo primordial para el ‘progreso social’140.

Por otra parte, y en cuanto a las ideas que Matta tuvo respecto a los

conceptos de ‘democracia’ y ‘progreso’, el dictamen es equivalente al

de Lillo. Utilizando la conceptualización de propuesta por Bernardo

Subercaseaux podemos señalar que no hubo apropiación cultural por

parte del poeta respecto del ideario romántico político. Si bien Matta

propuso una idea más delineada del ‘progreso’ en tanto su acepción

moral -comprendiendo el concepto por medio de la aspiración del

progreso como forma de aspirar al desarrollo ideal del hombre-, aún así

el autor no fue capaz de superar mayormente el trato original del

concepto. Si lo hicieron otros intelectuales como él, tal fue el caso de

José Victorino Lastarria. Matta distinguió la diferencia entre el aspecto

material del progreso y su vertiente moral, sin embargo, durante su

primera fase de pensamiento, no produjo una idea original respecto al

área específica a la cual esta idea de ‘progreso’ sería aplicada.

En cuanto a su ‘idea de democracia’, claramente el pensamiento de

Matta fue heredero de la “fusión romántica política-liberal”. Liberal, en

tanto que el autor proclamó al individuo y su conciencia como sujetos

libres para actuar en la sociedad, evitando democratizar en extremo el

panorama político, a diferencia de Lillo, quien si extremó su posición a

través de una continua apelación por la ampliación del sufragio

universal. Bajo las categorías de Norberto Bobbio, Matta se encontró

aplicando el término de la ‘igualdad’, en el único punto al cual el

liberalismo puede prestar cobijo, es decir, la igualdad en la libertad141.

140 Según nos da cuenta el análisis de Arthur Mitzman, Michelet ve en el pueblo, la rehabilitación del instinto natural, la vuelta a la naturaleza que habría sido quebrada por el advenimiento del cristianismo. En este sentido, el avance conjunto de una sociedad, depende de su conexión con este ‘genio popular’ que sería, bajo la mirada del historiador francés, el causante de las grandes revoluciones y la aspiración a seguir como la unificación de las naciones. Blechman, Max, Revolutionary romanticism. op. cit. pp. 87-88. 141 Bobbio, Norberto, Liberalismo y democracia. op. cit. p. 41

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Matta, sin embargo, también fue receptor de romanticismo político en

el sentido que, si bien no llegó tan lejos en sus demandas como el

grupo “igualitarista” de Eusebio Lillo y Francisco Bilbao, 1) si alzó al

pueblo como un ente supremo, asimilando la propuesta de Michelet, 2)

si puso de manifiesto su religiosidad panteista por sobre el dogma

católico y, finalmente, 3) si apeló a la ruptura política revolucionaria,

contra un sistema que no fue capaz de renovarse como fue el caso de la

administración de Montt. En síntesis y siguiendo a Gazmuri en su

caracterización del perfil político de Pedro León Gallo, Matta

correspondió al prototipo radical142.

Es así como podemos comprender a Matta como una matriz romántica

de reproducción activa al interior del subconjunto intelectual de 1842.

Un político quien, sin subastar sus ideales, fue capaz de adaptarse al

sistema con la firme creencia en el cambio social. En este sentido, más

que un romántico alemán prototípico, el autor se apegó a la figura de

Victor Hugo y el romanticismo social francés. Matta lo podemos asociar

con el sujeto romántico que nunca se separó del poder que la gente le

entregó y que, superando todo tipo de escollo social, se mantuvo como

el vate de su comunidad; como la ‘voz del pueblo’143.

142 “(…) tomó posiciones políticas de un avanzado liberalismo, antiautoritarismo, espíritu “societario” y anticlericalismo, con ciertos rasgos de sensibilidad social cargada de romanticismo. En suma, <<radicales>>”. Gazmuri, Cristián, op. cit. 129. El énfasis es nuestro.143 “(...) un ser superior, genial, cuasi divino, incomprendido por el vulgo y solitario en la sociedad. Su trabajo es entendido como de responsabilidad histórica que está más allá de la comprensibilidad de los hombres: es el conductor de masas; el propagador de la virtud y de los altos valores de la nacionalidad”. ? Promis Ojeda, José, Poesía romántica chilena. op. cit. p. 13. Para comprender la propia visión que posee Matta de la función del poeta en la sociedad, véase anexo 29.

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Conclusiones

“Muere el día en verano. De sus flores cubierto,vierte el campo a lo lejos un perfume embriagante.

Con los ojos cerrados y el oído entreabierto,dormimos en un sueño más claro y fascinante.

Es más grata la sombra y el lucero es más puro.Una luz imprecisa los espacios colora,

y el alba dulce y pálida, esperando su hora,vaga toda la noche al pie del cielo oscuro”.

Victor Hugo, Noche de junio (1831).

“Muere el día en verano”, como ya lo enfatizase Victor Hugo, y

nosotros volvemos en busca del ideal, en la búsqueda por el significado

de la “flor azul” en la escena nacional decimonónica. Esta “flor azul”

esquiva, se ha cubierto de distintos oropeles, pero bajo un signo de

‘igualdad’ y ‘progreso’. De lo anterior y como esta investigación ha

pretendido demostrar, el romanticismo se expresó como un

pensamiento derivado de la influencia híbrida del romanticismo

hispano, alemán y, por sobre todo, francés, a través de los casos de

Guillermo Matta y Eusebio Lillo. Estos componentes híbridos derivados

de estas tres corrientes específicas –igualdad, importancia del vate en

la comunidad, divinización del pueblo, la prensa como espacio de

enfrentamiento ideológica, entre otros-, fundaron su presencia en el

ámbito intelectual nacional a través de la permanente

conceptualización de los términos de democracia expresada en su

sustrato igualitario y de la idea de progreso basada en su acepción

moral, como formas de protesta contra el orden portaliano y su

representación en la administración de Manuel Montt.

En este sentido, si bien la discusión historiográfica nacional ha

sostenido una extensa disputa ante la real existencia del romanticismo

en Chile, como ya lo hemos apreciado previamente en nuestro marco

teórico, este trabajo ha pretendido demostrar la existencia de

elementos románticos en Eusebio Lillo y Guillermo Matta como un

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signo político y, a su vez, como un sistema de vida. Por una parte, el

ambiente de apertura cultural patrocinado por el gobierno de Bulnes

como, por otra parte, la reducción de la libertad política y cultural

durante el gobierno de Montt, son escenarios distintos que logran

darnos cuenta de un espacio de experiencia en el cual se prepararon

nuestros sujetos para causar dos golpes fulminantes al régimen

conservador chileno decimonónico: las revoluciones de 1851 y 1859. El

romanticismo político, en este sentido, funcionó como pieza

articuladora entre el traspaso de lo conservador al modelo liberal. Esta

tesis, si bien no coincide con la argumentación de Alfredo Jocelyn-Holt

respecto a la función neutralizadora del liberalismo moderado en la

realidad nacional144, si toma, por su parte, la argumentación de Ana

María Stuven para ver en el ideario político romántico en Chile, un

elemento clave para comprender de qué forma este fenómeno de gran

amplitud conceptual, pudo dar cabida a conservadores ultramontanos

como liberales conservadores bajo una misma cúpula145.

A su vez, el romanticismo como discurso político, nos mostró una forma

de explicar el carácter exaltado propio de la década del 1850’ en Chile

a través de los intentos esporádicos tanto de Eusebio Lillo como de

Guillermo Matta, por romper con el sistema político conservador

instaurado por el gobierno de Manuel Montt. Basados en la

argumentación anterior es que pudimos ver en Eusebio Lillo al

intelectual romántico quien destacándose entre su generación como un

sujeto de gran vitalidad y juicio crítico al interior de la prensa de la

época, esencialmente a través de El Amigo del Pueblo y La Barra,

adquirió una gran notoriedad en la revolución de 1851 encarnando los

ideales igualitaristas propuesto por la “Sociedad de la Igualdad”. En

cuanto a la recepción específica por parte de Lillo de ideas romántico-

políticas, pudimos observar que el autor utilizó el concepto de progreso

144 Jocelyn-Holt, Alfredo, op. cit. p. 449.145 Stuven, Ana María, op. cit. p. 206-207.

103

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como una conceptualización del hombre que se desarrolla

espiritualmente en su sociedad. La aplicación práctica de esta idea, se

plasmó en el énfasis de Lillo hacia la implementación de la educación

como una herramienta de desarrollo e integración del pueblo, en la

sociedad chilena decimonónica. Por otra parte, el poeta trabajó la idea

de democracia en su acepción radical estableciendo un puente entre el

liberalismo y el socialismo146, dando ésto como producto, un

igualitarismo exacerbado. Ambos conceptos –democracia y progreso-

fueron aprendidos y utilizados por el pensamiento de Lillo como

modelos reproducción cultural, ésto bajo las categorías de análisis

impuestas por Subercaseaux, debido a la aplicación mimética realizada

por el autor de estos principios románticos europeos a la realidad

chilena de medio siglo XIX.

Por otra parte, Guillermo Matta y su lema de ‘progreso-libertad’, fueron

ideales expuestos por el autor en la revolución de 1859. El pensamiento

de Guillermo Matta reafirmó la llegada de ideas románticas a Chile

tanto en su versión francesa a través de ideales tales como la

valorización del pueblo y la democracia, como en la recepción de

modelos alemanes (conciencia del poeta como voz de su comunidad, el

surgimiento de lo nacional, la lucha por la cultura). Matta luego de su

viaje por Europa (1844-1849) y su asentamiento en Alemania,

experimentó una nueva visión del romanticismo orientada hacia la

reflexión y la revolución, siendo estas posturas aplicadas tanto a su

poesía de corte filosófico, como en su corpus intelectual político,

resaltando, sobre todo, su idea de progreso moral. De allí que, fruto de

su alianza social con distintos políticos nortinos y, al mismo tiempo,

debido a su pertenencia a la generación de 1842, Matta se embarcó en

la lucha contra el gobierno de Montt con un objetivo común: la

formación de “La Asamblea Constituyente”. De esta forma que 146 Retomamos el argumento tratado previamente por Stuven, en el cual argumenta en base al nexo que significó el socialismo como punto vinculante entre el liberalismo y el romanticismo. Ibíd. p. 199.

104

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proclamando la necesidad de progreso como sistema de vida y

demandando la ampliación del voto como la apertura de la política

hacia las bases populares, este grupo proto radical –Guillermo Matta,

M. A. Matta, Ángel Custodio Gallo, Pedro León Gallo, Juan Nepomuceno

Espejo- a través de su continua crítica contra el gobierno, plasmó su

protesta en el estallido revolucionario de 1859.

Por otra parte, su idea de democracia obedeció más bien a un

romanticismo político-liberal. Esta articulación conceptual se hizo

posible debido al carácter ‘radical’ del autor al interior de la política147;

carácter que, por lo demás, explícitamente lo llevó a 1) exaltar al

pueblo como el receptor obligatorio de la idea de progreso, 2)

demandar la ampliación del sufragio universal y, 3) apelar por la

reforma de constitución de la república. En este sentido, tanto el ideal

democrático de Matta como su idea de progreso, fueron elementos

correspondientes a modelos de reproducción cultural bajo la

nomenclatura ya expuesta de Subercaseaux. Como ya lo apreciamos en

el capítulo dedicado al político y su obra, la idea de progreso entendida

en su vertiente moral, ya habría sido trabajada por Lastarria

extensamente. Por otra parte, la democracia en la exaltación del pueblo

fue un ideal llevado con anterioridad en el pensamiento de otros

políticos nacionales tales como Simón Rodríguez, Francisco Bilbao y

Santiago Arcos. Finalmente, la ampliación del sufragio universal

correspondió a una idea prototípica del pensamiento liberal, la cual,

siendo bandera de lucha por excelencia de los grupos liberales más

extremos, no representó en el pensamiento de Matta un desarrollo

original. En definitiva, si bien el trato de estas ideas por Matta no

superó mayormente la originalidad impuesta por el modelo europeo, su

desarrollo de los conceptos correspondió a una reproducción activa,

147 El concepto ‘radical’ utilizado en esta apreciación, se encuentra circunscrito a su acepción de Partido Político Radical.

105

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debido a la reflexión y aplicación de ellos al escenario revolucionario de

1859 por parte del autor.

En este sentido e intentando una evaluación conjunta del corpus

intelectual romántico de estos dos autores (10 obras literarias, 11

periódicos, 3 revistas y 1 discurso), podemos concluir que, I) tanto

Matta como Lillo desarrollaron por medio de una reproducción activa

las ideas románticas de ‘progreso’ y ‘democracia’, sin embargo, con

variantes autónomas en la conceptualización de los términos. Si bien,

ambos autores entendieron el concepto de progreso asociado a la

evolución ideal del humano, vale decir, el trabajo del término en virtud

del optimismo social del siglo XIX nacional, la idea de democracia, por

su parte, poseyó distintos niveles analíticos al interior del pensamiento

de los autores. Por una parte, Matta le dio una aplicación liberal al

concepto, por cuanto su ideal igualitarista se baso netamente en el

aspecto libertario, mientras que, por otro lado, el concepto igualitarista

trabajado por Lillo correspondió a una igualación total de la clase

popular en sus derechos políticos y sociales.

II) Por otra parte, a través de nuestro análisis pudimos observar que

ambos autores se encontraron influenciados por ideas románticas

españolas, siendo el escritor hispánico José de Espronceda, la gran

influencia intelectual en el accionar político-literario de Lillo y Matta.

En base a lo anterior, debemos entender el aporte de esta corriente

romántica desde una senda práctica más que teórica, es decir, la

adscripción de ambos autores a la acepción del romanticismo en cuanto

a sistema de vida, practicando el concepto a través de sus actitudes, de

su accionar político como también de su estética. Es en esta variante

que comprendemos la asociación de Lillo y Matta con el concepto de

románticos de acción siendo ambos participantes de las revoluciones de

1851 y 1859, respectivamente. Este espíritu de cambio proclamado en

estos dos sujetos, resultó ser una diferencia clave al momento de

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evaluar el compromiso político que adquirieron tanto Lillo como Matta

con el cambio social.

III) En referencia a la influencia directa del romanticismo al ideario

político romántico de estos autores, podemos establecer que,

ciertamente, Francisco Bilbao fue un sujeto clave en el desarrollo

intelectual de ambos. De lo anterior, si bien Matta no poseyó el

contacto estrecho que tuvo Lillo con Francisco Bilbao, a través de esta

investigación pudimos demostrar que Matta tuvo nexos intelectuales

con el revolucionario nacional. Esta situación la constatamos por medio

de su participación junto a Bilbao en una publicación de corte político,

la Revista del Nuevo Mundo, como también, en el testimonio poético de

Matta hacia su “hermano” Bilbao. De esta forma, podemos establecer

que tanto Lillo como Matta fueron representantes de la recepción

indirecta del romanticismo social francés, producto del influjo del

pensamiento de Francisco Bilbao.

Ahora bien y para concluir, algunas de las proyecciones futuras que la

presente investigación ofrece para el desarrollo del tema son, por una

parte, la puesta en discusión/aplicación del término de biopolítica como

concepto ‘foucaultiano’ posible de ser puesto en práctica en el espectro

del romanticismo. Es decir, el fenómeno fuera de desarrollarse como un

movimiento lírico, o bien político, para el caso de esta investigación,

también podría poseer claros caracteres de una propuesta de sistema

de vida, vale decir, la representación del romanticismo como una

aplicación orgánica a la función política. En un segundo término,

encontramos tanto en el análisis de la obra de los autores como en las

obras leídas por los sujetos estudiados, exposiciones novedosas para

explicitar las ideas románticas que predominaron en el la segunda

mitad del siglo XIX chileno. Para estos efectos, ratificamos lo anterior a

través de nuestro marco teórico, en el cual trabajando los enfoques de

la historia intelectual y la historia cultural, como la metodología de las

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“redes intelectuales” planteada por Devés-Valdés, señalamos la

existencia de elementos significativos para la comprensión de ideas

románticas, vale decir, análisis de texto y contexto, vinculaciones

intelectuales, interpretación de la escena cultural, entre otros, como

herramientas de gran apoyo para interpretar los conceptos de

democracia y progreso utilizados por Lillo y Matta, en el espacio de 17

años cubierto por esta investigación.

De esta forma, este estudio lejos de cerrar el tema del influjo romántico

europeo en la cultura nacional, pretendió de ser un aporte para seguir

recavando información sobre las distintas facetas del fenómeno

romántico en Chile, el cual obedeció a un sentido mucho más literario.

Es por ello que la presente tesis expuso la existencia real de un

pensamiento romántico político al interior de un subconjunto de la

generación 1842 graficado a través de los casos de Eusebio Lillo como

Guillermo Matta. De esta manera, este trabajo persiguió ser un grano

de arena más, en el vasto océano del pensamiento intelectual chileno

decimonónico asociado a la generación de 1842.

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ANEXOS

Fotografías

Eusebio Lillo (1826-1910)

Anexo 1._ Archivo Fotográfico y Digital (fotografía de Lillo)

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Anexo 2._ Diccionario biográfico de Chile / por Pedro Pablo Figueroa.

4a. ed. ilustrada con retrs. Santiago: Impr., Litografía y Encuadernación

Barcelona, 1897-1901. 3 v (Santiago: Luis Fernando Rojas).

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Anexo 3._ Archivo Fotográfico y Digital (Litografía de Lillo) Biblioteca

Nacional.

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Anexo 4._ La Revista Cómica. Santiago: [s.n.], 1895-1905. (Santiago:

L.F. Rojas). Biblioteca Nacional.

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Anexo 5._ Fotografía de Eusebio Lillo en su estudio. Biblioteca

Nacional.

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Guillermo Matta (1829-1899)

Anexo 6._ Guillermo Matta 1829-1899. Archivo Fotográfico. Biblioteca

Nacional

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Anexo 7._ Guillermo Matta Goyenechea vestido de bombero. Archivo

Fotográfico. Museo Histórico.

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Anexo 8._ J. I. Gallo, Guillermo Matta, Isidoro Errazuriz, Juan Espejo

(sentado)

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Anexo 9._ Guillermo Matta 1829-1899. Biblioteca Nacional

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Revistas

Anexo 10._ La Sílfide. Imprenta Chilena. Santiago, 19 de diciembre de

1850. “A los artistas franceses”.

* Esta publicación de marcado carácter artístico, según su propia

portada, se orientó hacia cuatro secciones esenciales como son la

literatura, vale decir, costumbres, novelas, poesías; las bellas artes, es

decir, pintura, música, teatro; y finalmente, a la expresión de las modas,

como también a las efemérides. De allí que esta revista, la cual contase

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con la participación de intelectuales como Victor Magallanes y

Guillermo Matta en el plano poético, se presentase frente a la sociedad

como un órgano de difusión cultural, ejerciendo múltiples actividades

tales como el comentario de la llegada de las compañías teatrales al

país, traduciendo guiones de operas que se exponían en la escena

cultural de la época o bien la reproducción de lírica francesa.

Anexo 11._Revista de Santiago. Imprenta Chilena, calle Valdivia Nº 21.

Santiago, 1 de junio de 1855.

* Por su parte, la revista en este segundo periodo si bien toca temáticas

similares, la parte pertinente a esta investigación es que la crónica

correrá a cargo de Guillermo Matta. A través de continuos ataques al

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gobierno y las lúgubres elecciones parlamentarias y presidenciales,

Matta seguirá apelando al pueblo como órgano legitimador de todo

proceso político de esta época. De lo anterior, se comprende como es

que en este periodo la Revista de Santiago posee una marcada

propuesta política orientada hacia el plano democrático. Este

argumento se sustenta principalmente en los artículos de Francisco

Marín Recabarren, El obrero y su trabajo y La democracia es por

esencia religión y, al mismo tiempo, en las crónicas redactadas por

Guillermo Matta. A su vez, colaboradores frecuentes de la revista para

este segundo periodo son Guillermo Matta, Andrés Bello, Eusebio Lillo,

Francisco Marín Recabarren, M. A. Matta.

Anexo 12._Revista del Pacífico. Imprenta y librería de El Mercurio, De

Santos Tornero y Ca. Valparaíso, 1 de junio de 1858. Portada.

* Ciertamente, esta revista comprende un océano de conocimiento más

amplio que las anteriores publicaciones comentadas. La Revista del

122

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Pacífico, se ocupó tanto de darle un lugar al estudio de las ciencias

duras, como es el caso de los estudios de Ignacio Domeyko, como

también preocuparse del auge de las letras. En este sentido, grandes

participantes tuvo esta revista, entre los que contamos a Alberto Blest

Gana y sus novelas, Andrés Bello, Miguel Luis Amunátegui (uno de los

primeros en graficar la labor de la generación de 1842), Benjamín

Vicuña Mackenna Y Daniel Barros Grez quien desenvolvió su actividad,

esencialmente, a través de sus artículos de costumbres. Por su parte, la

crónica de la revista estuvo a cargo, a lo menos durante el año 1858, de

Guillermo Blest Gana; este punto tentaría a poner en duda la tradicional

visión que se ha tenido de Blest Gana como un poeta apartado de la

política. Temas recurrentes en la revista son aquellos que giraron en

torno a la política y la educación. En esta revista la labor de Matta se

remitió a la poesía, poesía que, sin embargo, muestra claros ribetes de

contenido social y político. Un ejemplo de esto, es la publicación al

interior de la revista, de su Himno a la democracia.

Periódicos

Anexo 13._ El Crepúsculo. Periódico literario y científico. Imprenta

liberal, Santiago, 1 de junio de 1844. “Filosofía. Artículo décimo. De la

extraposición”.

123

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* En este número, se publicó el polémico artículo de Francisco Bilbao,

Sociabilidad chilena. Este ensayo por el cual será expulsado del

Instituto Nacional y acusado de blasfemo y sedicioso, pretendió ser un

ataque directo contra el poder conservador específicamente contra la

Iglesia y su control de la sociedad chilena. A cargo de su redacción

gravitaron Eusebio Lillo y Juan N. Espejo. Espejo, participa tanto en las

revolución de 1851 al lado de Lillo como en el movimiento de 1859, al

lado de Matta. En la fotografía 1.8 de este anexo, lo encontramos

sentado, rodeado por Guillermo Matta, Ángel Custodio Gallo y Isidoro

Errazuriz.

124

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Anexo 14._El Siglo. Diario comercial, político y literario. Santiago, 5 de

abril de 1844. “Prospecto”.

* En este sentido, respecto a la participación de Lillo en esta

publicación, Lastarria señaló lo siguiente: “El Siglo además servía

desde su fundación como órgano de los poetas y prosadores

principiantes, que aun no tenían la corrección y el buen gusto de los

que eran colaboradores de El Crepúsculo. Sin embargo, entre aquellos

ya se hacía notar Eusebio Lillo, desde las primeras poesías que publicó

en El Siglo, y más todavía por un canto al día de la patria, el cual

obtuvo el premio en el certamen de en ese año celebro la Sociedad

Literaria. Los alumnos de los curso superiores del Instituto habían

125

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renovado esta institución, siguiendo la tradición de los primitivos

fundadores”148.

Anexo 15._El Progreso. Diario comercial, político y literario. Imprenta

del Progreso. Santiago, 25 de mayo de 1848. “Noticias del vapor.

Revolución francesa. ¡Viva la república!”.

* Como el año propio de los movimientos revolucionarios europeos de

1848, este hito será tratado en extenso por los columnistas del

periódico. Como una forma de corroborar o desmentir sus propias

148 Lastarria, José Victorino, op. cit. p. 207.

126

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impresiones, los editores de la publicación imprimirán la visión de otros

periódicos extranjeros respecto a los acontecimientos del 48’. Se

tocarán temas tales como el comunismo, el concepto de revolución,

revolución, entre otros. En este sentido, durante este periodo el

carácter literario de la publicación se encontrará a cargo, mayormente,

de los folletines románticos franceses.

Anexo 16._El Timón. Diario político, literario y de novedades. Imprenta

del Progreso, plaza de la Independencia Nº 32. Santiago, 25 de julio de

1849. “Prospecto. Contra Corsario, Timón”.

* Es a esta publicación a la que podríamos atribuir la incipiente veta

revolucionaria de Lillo. Desde su prospecto, “El Timón” se muestra

como un periódico que deseó marcar el signo de “igualdad, libertad y

127

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fraternidad en Chile”. La razón del título del diario, se explica

claramente en el comienzo del prospecto: “Los ministeriales tienen el

barco y nosotros el timón, es decir, que ellos ocupan la proa, las

bodegas y las cofas; y nosotros nos defendemos sobre el castillo de

popa, ocupamos la cámara, brindaremos dirección a la nave149”. De esta

forma explicando el marcado aspecto político de este periódico,

observamos debates divergentes en el transcurso de su publicación.

“Jotabeche y el godo”, “Guerra a los godos”, son títulos de ataque

directo a la política conservadora.

Anexo 17._ El Amigo del Pueblo. “Bien aventurados los han hambre y

sed de justicia, por que ellos serán hartos”. Imprenta del Progreso,

plaza de la Independencia Nº 32. Santiago, 1 de abril de 1850. “A los

republicanos de Chile”.

149 Ibíd. 25 de julio de 1849.

128

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* Periódico revolucionario, El Amigo de Pueblo nace con un objetivo

definido: la revolución. La concentración de Lillo, Arcos y Bilbao en esta

publicación indican claramente la connotación social que adquiere el

periódico, golpeando la entonces opinión pública con titulares tales

como “Godos y retrógrados”, “Opresión e impotencia”, “Por el pueblo y

con el pueblo”, entre otros. La actividad de este periódico popular,

proclama constantemente los problemas de la clase más baja y la

inutilidad del régimen imperante frente a dichos asuntos. Por otra

parte, entre algunas de las publicaciones extranjeras con las cuales El

Amigo del Pueblo acompañará su redacción, encontramos el folletín

romántico francés, El collar de la reina de Dumas y, por otra parte con

un cariz totalmente político, Palabras de un creyente del maestro

francés de Bilbao, Lamennais.

129

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Anexo 18._La Barra. Diario político y popular. Imprenta del Progreso,

plaza de la Independencia Nº 32. Santiago, 4 de junio de 1850. “La

Barra”.

* La Barra fue la continuación de El Amigo del Pueblo; este es un hecho

testimoniado por los mismos editores, quienes al dirigir su despedida a

sus lectores, dan a conocer que La Barra será su podio para seguir

apelando a la defensa del pueblo. Con mayor fuerza que el periódico

anterior, la revolución será el objetivo primordial de esta publicación.

Titulares tales como: “Marchamos a la revolución”, “Porque queremos

la revolución”, “Los revolucionarios”, entre otros encabezados de

prensa, son temáticas que enfocan directamente la rebelión contra el

sistema establecido. De esta forma, el periódico una vez más recurrirá a

Lamennais y su Palabras de un creyente, para sustentar su discurso a

favor de la revolución. La propaganda creada por los editores es una

130

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clara muestra del malestar de los redactores frente al sistema

establecido: “Aquí yace el diez y ocho de septiembre de 1810, asesinado

por los tiranos de Chile 1850”150, clara alusión al régimen de Montt.

Anexo 19._El Museo. Periódico científico y literario. Imprenta Chilena.

Santiago, 11 de junio de 1853. “Prospecto”.

* Como el prospecto de su primera edición lo índica, este periódico no

encontrará su cosecha en el quehacer político, sin más bien funciona

como un órgano de prensa orientado a ampliar el espacio para el

desarrollo de la literatura nacional y como un escenario para mostrar

150 Ibíd. 18 de septiembre de 1850.

131

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los aspectos relevantes de la literatura universal. Ahora bien, en el

interior de sus filas este periódico contará con notables personalidades,

tales como los ya mencionados Eusebio Lillo y Guillermo Matta, sin

embargo, también en sus paginas escribirán Diego Barros Arana,

Andrés Bello, Victor Magallanes, Joaquín Blest Gana, Blanco Cuartín,

Salvador Sanfuentes, entre otras notables figuras de el siglo XIX

chileno.

Anexo 20._La Asamblea Constituyente. Periódico político. Imprenta del

País. Santiago. 29 de octubre de 1858. “El programa.-La redacción”.

132

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* El ‘Prospecto’ del periódico contiene la explicación dada por el grupo

de Matta al público lector, en torno al objetivo político puntual de la

publicación, vale decir, la creación de una Asamblea Constituyente con

el fin de frenar la profunda crisis en la cual estaría cayendo el país

producto de la administración de Montt y su posible reelección.

133

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Anexo 21._ La Asamblea Constituyente. Periódico político. Imprenta del

País. Santiago. 4 de diciembre de 1858. “Nuestra situación política”.

* A través de esta editorial, se puede apreciar la línea general

argumentativa utilizada por el autor para plasmar explícitamente el

carácter de movilización que adquiere la sociedad a través de los

ideales ya descritos de libertad y progreso.

134

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Anexo 22._La Voz de Chile. Imprenta del Correo, calle de las Agustinas

9V. Santiago, 8 de febrero de 1862. “Prospecto”.

* Este periódico se declaró desde su prospecto como un medio

abiertamente político que, si bien abre espacios para el desarrollo de la

literatura nacional, novelas costumbristas y folletines románticos

internacionales, definió su objetivo como periódico de marcado

programa político. Los principales objetivos que resaltó este periódico

fue mejorar el sistema de educación y plantear una franca ampliación

del sufragio. Tema recurrente entre sus tópicos políticos, es la condena

135

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al régimen Montt-varista y la glorificación de la revolución de 1859.

Tanto a través de la poesía política como por medio de ensayos

históricos entorno a la revolución del 59’, los editores del periódico

lucharon por mantener el ideal de cambio vivo.

Poesías

Eusebio Lillo

Anexo 23. Recuerdos del proscrito151

(Fragmentos)

V

(…)Así en la mente mía

A sus sueños de patria y de ventura,

La realidad sucédese sombría:

Y entonces cruza como una nube oscura

Los campos de la vaga fantasía

El penoso recuerdo de esa guerra

Que ensangrentó nuestra querida tierra

Y la que dieron pábulo y aliento

Discordias y ambición y odio sangriento.

(…)Y el puro sol que brilla

Sobre los verdes, extendidos llanos

Que baña el Loncomilla,

Al resbalar por la azulada esfera,

Alumbrar los cadáveres hermanos

Muertos lidiando bajo el sol igual bandera.

VI

Allí como esforzados han caído

151 Lillo, Eusebio, op. cit. 134-143.

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Sin lanzar una queja, un gemido

Esos soldados fieles y valientes,

Que afrentan los peligros indolentes,

Que marchan a batirse sin temores

Y cruzan en el humo y la matanza,

Sin abrigar acaso otra esperanza

Que cambiar de librea y de señores.

A esos hijos del pueblo, desgraciado,

La voz de la ambición jamás los guía:

Desde el pobre taller salen soldados;

Y si en la guerra impía,

Sin abrigar temores, luchan serenos,

No es por servir a la ambición soñada,

Sino porque al estruendo del combate,

La sangre hierve, el alma se demuda

Y el noble corazón, valiente late,

Cuando es el alma y el corazón chilenos.

VII

Tal vez que en la lucha fraticida

Como enemigos sin temor lidiaron,

Y entregado al azar la frágil vida

Triunfo o muerte buscaron,

Al estrecharse examines

En la sangrienta y removida tierra,

Olvidaron las iras de la guerra,

Y se han reconocido,

Y hermanos se han llamado

Y acaso al expirar se han abrazado

Para dormir el sueño del olvido.

137

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* A través de este fragmento, apreciamos la argumentación general que

recorre el recuerdo de Lillo, respecto a su actuación en la batalla de

Loncomilla. Esta temática de corte melancólico ciertamente, nos ilustra

el carácter de decepción que adquiere el poeta frente a la posibilidad

de cambiar los terminos en los cuales transitaron los mecanismos

sociopolíticos de Chile durante el siglo XIX.

Anexo 24. A la señorita FF152

Como autora de una pieza para piano titulada “Loncomilla”

(Fragmentos)

“Vi luchar en mi patria a los hermanos

Y a lanzar de dolor el triste acento

La lira se escapó de entre mis manos

Y el pesar apagó mi pensamiento

Teñida en sangre y entregada al duelo

Mire mi patria ajada y abatida;

Por eso ausente del paterno suelo

Busco la libertad, busco la vida (…)”

* Al igual que la poesía anterior, la producción lírica de Lillo, para esta

época, se encuentra cubierta por el matiz sombrío que el fracaso de la

revolución del 1851 ha dejado en su experiencia.

Anexo 25. La elaboración de “La Igualitaria” y su letra

152 El Museo. Periódico científico y literario. Imprenta chilena, calle San Carlos (Huérfanos) Nº 43. Santiago, 9 de julio de 1853.

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“El 26 de octubre (1851) lanzaba, en efecto, aquella asociación (Junta

Directiva de la Sociedad de la Igualdad) el Canto de la igualdad, que

fue para ella el canto del cisne, porque al modularlo en sus labios, el

club murió. Esta composición fue cantada más tarde al estampido del

cañón por los soldados de la revolución del norte, especialmente

durante el sitio que sufrió la ínclita Serena. Atribuyóse a la inspiración

popular de Eusebio Lillo, y su letra sencilla y adecuada a la entonación

marcial del pueblo armado, decía como sigue:

La Igualitaria

Canción

CORO

¡Naciste patria amada,

Gritando libertad!

¡Por ti morir sabremos

O triunfa la Igualdad!

I

De independencia el grito

Mezclóse en las batallas

Al silvo de metrallas

Y al tiro del cañón.

El cetro de un monarca

Cayó despedazado:

Su ejército domado

Pidió nuestro perdón!

II

139

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Independiente Chile,

Somos ya ciudadanos,

Pero hay nuevos tiranos

Y triunfa la maldad!

Venid, chilenos, todos;

Unidos combatamos:

Triunfemos o muramos

Vivando la Igualdad!

III

¡Que viva la República!

¡Que viva la Reforma!

Sea esta nuestra norma

Y el símbolo de Unión.

Que caiga el despotismo

De la pandilla infame

Y que este voto inflame

De Chile el corazón.

IV

La sangre de los libres

No ha sido derramada

Para ser ultrajada

Con nuestra esclavitud.

Corrió esa sangre pura

Por nuestra libertad

Que se alce la Igualdad

Que triunfe la virtud.

CORO

¡Naciste patria amada,

Gritando libertad!

140

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¡Por ti morir sabremos

O triunfa la Igualdad!”153.

* De esta forma, Benjamín Vicuña Mackenna describe la gestación de

este himno durante la revolución de 1851 y su aplicación efectiva en el

sitio de la Serena para 1859. Esta canción es el signo del pensamiento

expresado en “Sociabilidad Chilena” la cual exponiendo fuertemente

los caracteres igualitaristas que guiaron a Lillo, Bilbao, Arcos entre

otros, para el enfrentamiento del 20 de abril de 1851, forma parte

significativa del pensamiento revolucionario romántico del autor. En

torno a la autoría de Lillo sobre este himno, tanto Silva Castro como

Benjamín Vicuña Mackenna, proclaman al poeta como el compositor de

esta obra.

Guillermo Matta

Anexo 26. Himno de la democracia154

(Puesto en música por el maestro Mulder para ser cantada en el teatro

de Valparaíso el 18 de septiembre de 1858)

Coro

Como un radiante espíritu,

Idea, tú caminas,

Y siempre con los mártires

Y con los héroes vas.

De Europa y de la América

Los pueblos iluminan,

153 Vicuña Mackenna, Benjamín, Historia de la jornada del 20 de abril de 1851.op. cit. p. 151-152.154 Matta, Guillermo, Nuevas Poesía de Guillermo Matta. Tomo I. (F.A. Brockhaus, Leipzig, 1887) p. 26-27.

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Y el fin contra los déspotas

El triunfo nos darás.

Estrofas

I

El pueblo es libre! El cántico

La voz del pueblo sea.

De su esperanza símbolo,

Del porvenir idea!

Un himno leal y enérgico

De patria y libertad

La voz que antiguos héroes

Ya celebró triunfante,

Con la del pueblo unísono

Solamente cante;

Y por sonora atmósfera

Retumbe su igualdad!

II

La frente del demócrata

En luz de amor encienda,

Si miedo huelle impávido

De su deber la senda;

Y crezca en lo magnánimo

Su noble corazón!

De hoy más leyes tiránicas.

No incensarán al crimen,

Y temblaran los déspotas

Que con el vicio oprimen:

El pueblo es pura víctima!

El pueblo es redención!

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III

No torpe grey, estúpida,

Seamos, ciudadanos;

Con fe en el pueblo, amémonos,

Llamándonos “hermanos”;

Y a nuestra patria démosle

Justicia y libertad.

Honrad así a los héroes

Que nuestros padres fueron.

En su valor patriótico

Jamás desfallecieron;

Y en vano abrió sus cárceles,

Sus tumbas, su maldad.

IV

La lid con la metrópoli

Paso! –La gran memoria

De esas hazañas célebres

En nuestra propia gloria.

Lo que ha iniciado esa época.

Al fin se ha de cumplir.

En los trofeos públicos

El pueblo libre vea,

La patria unida en júbilo,

Al hombre con la idea;

Y en su pasado histórico

Brillando el porvenir!

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* Este himno compuesto por Matta ilustra distintos caracteres

románticos pertenecientes a la producción del autor tales como, la

igualdad, la exacerbación de la idea democrática y con especial énfasis,

el endiosamiento del pueblo.

Anexo 27. Poeta y sacerdote155

(Fragmento)

“(…) Tal es mi Dios, suprema

Luz, caridad, justicia bienhechora!

Compáralo a tu Dios, que es anatema,

Sombra, maldad, justicia aterradora.

Tus ojos, al buscarlo, ven lo triste,

Ven lo horrible en las noches de la muerte;

Los míos, al hallarlo, en lo que existe

Ven los rayos de un alba que convierte

Las noches del sepulcro en clara aurora.

Tu niegas y yo afirmo! Al mundo espanto

Entregas tu alma que vacila y llora.

La mía bendice, y bendiciendo canto

Himnos de amor! Y en todo, refulgente,

Visión sublime, tu grandeza veo,

Dios de la humanidad, Dios de mi mente!

Póstrate ante ese Dios y su creyente;

Sacerdote, que tu eres el ateo!”

* Exposición clara de la religiosidad del poeta y al mismo tiempo, en

una relación de alteridad, el cuestionamiento del dogma católico y su

corta visión respecto a la capacidad de la inteligencia y el progreso. En

este poema Matta expone claramente su percepción de lo que es la 155 Matta, Guillermo, Nuevas Poesía de Guillermo Matta. Tomo I. (F.A. Brockhaus, Leipzig, 1887) p. 404-406.

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religión como una fuerza que está dada universalmente y en la cual el

culto a la inteligencia es ciertamente preponderante.

Anexo 28. Soliloquios mentales156

Al recibir la noticia de la muerte de Francisco Bilbao

(Fragmentos)

I

Profeta, amigo, apóstol (…)

Ya no me oirás cuando te llame hermano!

Hermano, cuantas veces,

Con noble anhelo en el corazón latía,

Al recibir tus cartas,

En que tu santo espíritu venía.

Tú me hablabas de Chile,

De sus valles de luz y de su historia;

Me hablabas de sus héroes,

Soñando en el futuro su gloria.

(…) La acción era tu atmósfera;

Nunca abatido y siempre resignado.

Amigo de la infancia,

Hermano en el deber, Ah! No es el llanto

Homenage a tu nombre,

Llévele lauros honroso, excelso canto!

II

Apóstol de América,

156 Ibíd. p. 249-254.

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En tu vida de mártir, que no has visto! (…)

Obrero infatigable

Con la suerte mezquina siempre en la guerra (…)

III

Brazo de la justicia

Y voz del pensamiento americano,

La espada del espíritu

Vibró en tus labios y brilló en tu mano.

Con ella combatías

Necia ignorancia y opresión menguada

Y fue entre nieblas y duelos

Verbo de amor y luminosa espada.

IV

Virtud, ideal, martirio,

Era tu ser, tu mente; tu vida era.

La igualdad tu divisa

La libertad tu escudo y tu bandera.

Donde sufría un pueblo

Tiránica opresión de infame yugo,

La voz de un hombre libre

Iba turbar el sueño del verdugo.

* Este elogio al recuerdo de Francisco Bilbao, acentúa la apreciación de

Matta como un sujeto vinculante a la actividad revolucionaria del

igualitario nacional. La admiración expresada por Matta a la vida y obra

de Bilbao se hace manifiesta en cada párrafo de estas líneas.

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29. Misión del poeta157

Estrofas dedicadas a mi padre en 1858

(Fragmentos)

Y canta con el que llora

Y va a mostrar al que ignora

La senda que ha de seguir.

Y para todos hermano

Es de bienes franca mano

Y boca del provenir.

(…)Con la fuerza de la ciencia

Lleva al arte su poder.

Poeta canta! Tu canto

Vaya a secar todo llanto

Y abatir toda maldad.

Si un pueblo a tu canto falta,

Crea un pueblo! En voz bien alta

Cantando la libertad!

* Estas estrofas nos dan a conocer el entendimiento que poseyó Matta

respecto al poder del poeta. Una vez más, estas líneas sirven como

prueba para identificar a Matta como un sujeto consciente de la calidad

de vate, que debería portar el poeta en su comunidad, a través de

versos tales “como boca de porvenir” o bien, la idea de creación de un

pueblo en la designación de la ‘libertad’ son elementos propios del

ideario romántico.

157 Ibíd. p. 528-530.

147

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Anexo 30. Lamennais158

Tu mente un mundo crea,

Le das vida y potencia y movimiento;

Escultor de la idea,

Es tu mármol tu propio pensamiento.

Con nuevas teorías

La nueva religión, tú la enseñabas;

Tú, las razas unías

Y en sólo un Dios los pueblos enlazabas.

Apóstol extraviado,

Nadie enfriaba tu fervor constante;

Sólo, proscrito, odiado,

Iba siempre tu planta hacia delante.

Y cuando Roma mueve

En tu contra, las hienas de la curia,

Y te ultrajaba la plebe

Y gritándote “apostata” te injura;

Tú, ni acusas, ni clamas;

A los que así te befan compadeces;

Y a lo viles infamas,

Que se erijen en déspotas y jueces.

El viejo mundo en ruinas

Busca una luz, la humanidad la espera;

Brillarán en tus doctrinas?

Luce allí el alba de la nueva era?

158 Matta, Guillermo, Nuevas Poesía de Guillermo Matta. Tomo II. op. cit. p. 522.

148

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* Este poema da cuenta, por una parte, de la apreciación de la obra de

Lamennais por el pensamiento de Matta y por otro lado, la vinculación

de ideas que unificaron Bilbao y Matta en la causa común de la libertad

para el pueblo, sin embargo, por distintos caminos.

Anexo 31. A Espronceda159

(Fragmento)

Espronceda, cantar fue tu destino,

Como Byron cantar la acerba dura;

El anhelo de un mundo más divino

La lid del alma y la materia ruda!...

Consuelos necesitaba en su camino

La noble humanidad, huérfana, vivida;

Y ella pide cantores que la ensalcen,

Que amantes de su gloria al trono alcen.

¡Pobre cantor y desdichado amante!

Bello arcángel sin cielo y sin diadema,

Ya tu voz se extinguió, ya no hay quien cante

Anhelo, amor, agitación suprema.

Rayo de ingenio, exhalación brillante,

La expresión de tu vida es tu poema;

Poema de dolor fragmento santo,

De una vida más noble de otro canto (…)

* A través de este fragmento podemos dar cuenta del contexto a partir

del cual se extrajo la cita. Como podemos apreciar, la actitud

fundamental que elogio Matta respecto a Espronceda, es la

representación de la obra del poeta español, en la vida misma.

159 Ibíd. p. 286-289.

149

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Anexo 32. Misantropía y filantropía160

(Fragmentos)

Lejos, lejos del hombre! Ya me cansa

Do grosero interés, su vil codicia.

No es posible vivir donde se apaga

Todo rayo de amor en la inmundicia;

No es posible vivir donde resuena

Eternamente el orgullo humano

La atronante algaraza, rabia loca

Cuya espuma mefítica envenena

Y el fruto varonil pudre en la boca.

Lejos, lejos! A todo indiferente

Busquemos en calladas soledades

Alguna piedra de posar la frente

Sin oír el rumor de las ciudades

Del bosque inmenso la sagrada calma,

El rugir de las torvas tempestades

Arrastrarán la inteligencia y mi alma

A la eterna mansión de las verdades.

Lejos, lejos! Busquemos otro ambiente

Donde respire libremente el pecho;

Donde el sereno espíritu se lance

En pos de otra región que siempre anhela.

Sin que burle su anhelo el muro estrecho

Sin que el temor en tierra lo afiance!...

Oh! Ya velo en el espíritu; Ya veo

160 Ibíd. p. 534-539.

150

Page 151: ROMANTICISMO POLÍTICO EN CHILE (1842-1859). CORRECCIÓN 2011 (Reparado)

Entre sombras un mundo misterioso,

Que aparece en un cerco luminoso.

Es la luz de un crepúsculo indeciso,

Bosquejo de un futuro paraíso.

Y es una aurora tenue que blanquea

Las dos cimas del tiempo inasequible

En cuyo fin el ojo deletrea

La eterna forma de la eterna idea

Y la augusta razón de lo invisible!...

Solos inmensos, infinitos orbes,

Oh! Espacios inmortales peregrinos,

Oh! Dios de satélites divinos,

Fuerzas del universo, creadoras

Sustancias infinitas, impalpables

Atracciones magnéticas, sonoras

Olas de luz, fluidos inflamables

Suprema ley de unión, que enlaza, que anida,

Los gérmenes eternos de la vida!...

Arrebatad mi mente, mis terrenos

Ojos en luz bañada, y en luz pura

Fíjense contemplándola serenos.

Naturaleza su divino arcano

Revele a mi anhelar, la verdad luzca,

Y alguna vez el pensamiento humano

Su pensamiento en sílabas traduzca.

(…) El poder cimentado en fuerza bruta

Cede a la acción, a la igualdad se postra,

Y un mando augusto al déspota reemplaza.

Oh no haya miedo que el poder tuerza

Mientras el corazón su influjo ejerza

151

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En el grandioso círculo abraza…

Tienda en ramas la egoísta ciencia

Y a todos frutos, ilumine

Como el ojo de Dios toda la existencia;

Y como eterno faro en la creencia,

Palanca audaz de la razón domine (…)

* Este fragmento de la obra mattiana de primera época, da cuenta de

distintos elementos románticos que el autor hace parte de su lírica.

Este poema dedicado a Francisco Bilbao, nos muestra el espíritu

libertario del autor y su deseo de igualdad de los pueblos. El poeta

manifiesta su repulsa a la codicia y la mundaneidad de la sociedad;

contra esto es su protesta. En esta etapa temprana etapa de

composición del poeta, los sentimientos aún se sobreponen a la razón.

Anexo 33. La constituyente: Canción popular161

Coro

Alcemos nuestras voces,

Cantemos la esperanza,

Luchando por la alianza

De patria162 y libertad.

Que el voto noble y santo

Que pida una Asamblea

Constituyente sea

El canto popular.

La nación ¡Oh chilenos! Que un día

Vencedora paseo su bandera,

161 Matta, Guillermo, La constituyente: Canción popular. (Imp. Del Pueblo, 1859) El destacado pertenece al autor.162

152

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La que libre y dichosa se viera

Del progreso en la vía de marchar;

Esa patria que un yugo extranjero

Destrozó combatiendo incansable

Oh vergüenza! Un mandón miserable

Hoy la obliga de nuevo a luchar.

De los hombres que patria nos dieron

Con su patria el ejemplo sigamos;

Libertad y justicia heredamos:

Nuestros hijos las tengan también.

Vindiquemos la patria los fueros

Que el poder vilipendia ceñudo;

Con la unión general ese rudo

Despotismo sabremos vencer.

No con sangre de hermanos manchemos

Nuestro suelo, mansión de bravos:

No merecen los pobres esclavos

Del tirano la guerra encender;

Que la unión, la justicia, el derecho

Con nosotros están en batalla,

Y ellos nunca osaran esa valla

Atacar en su triple poder.

Esa carta mezquina y tirana,

Vil resabio de una era sangrienta,

De que abusa el poder que sustenta,

Que se llama Constitución,

Se reforma por hombres patriotas,

Ilustrados en el pueblo proclame;

Los tesoros que allí se derrame

153

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De justicia, libertad y unión.

Venga abajo la hipócrita carta,

Que a un solo hombre el poder ha confiado,

Con sus leyes, que ha dado

Los estados de sitio también.

Que el poder se reforme y que libre

Pueda el pueblo escoger sus congresos,

Sus cabildos, sus jueces y aún esos

Mandatarios que hoy nombra solo él.

Cese el pueblo de ser el juguete

De mandones sin ley: verdaderas

Las palabras (hoy vanas quimeras)

Democracia y justicia serán:

Y volviendo a la patria sus fueros

Se alce Chile con noble entereza,

Y sus hijos con fe a su cabeza

Un gobierno ilustrado tendrán.

Abril de 1859

* Este himno fue la proclama a viva voz de la marcha revolucionaria

desde el norte. Este poema representa el contexto en el cual Matta se

ve inmerso en la revolución de 1859. La convocación del pueblo a la

Asamblea Constituyente, son evidencia sustanciosa para comprender

las ideas por las que el autor abogó durante la revolución. En este

sentido. La conexión de esta canción popular con la presente

investigación es evidente dado el carácter altamente político en que

Matta convoca a la derogación de la Constitución y, al mismo tiempo,

hace un llamado constante a la democracia y la justicia para el pueblo.

154

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Anexos biográficos

Anexo 34. Simón Rodríguez

Simón Rodríguez, connotado intelectual venezolano, arribó a Chile

durante pleno proceso independentista. Es él quien traduce la obra de

René de Chautebriand, “Atala” (escrito de romanticismo conservador

francés) y al mismo tiempo contiene en su pensamiento rasgos de

protosocialismo. Véase, Gazmuri, Cristián, El “48” chileno. (Editorial

Universitaria, Santiago, 1999); Arciniegas, Germán, Cuando América

completó la Tierra. (Ecuador, 2004).

Anexo 35. José Joaquín de Mora

Este intelectual gaditano llegado a Chile durante el gobierno de los

liberales, 1828, si bien posee un pasar efímero por nuestro país (es

expulsado por el gobierno de Chile el año 1831), su accionar en el

pensamiento nacional llevará a Lastarria a reconocer en él, al “maestro

intelectual”. José Joaquín de Mora previa su llegada a Chile, sostuvo

una connotada disputa en España entorno al romanticismo español con

el crítico alemán-español Faber Von Böhl, en la cual Mora ocupó el rol

155

Page 156: ROMANTICISMO POLÍTICO EN CHILE (1842-1859). CORRECCIÓN 2011 (Reparado)

opositor al movimiento. Sin embargo, con su posterior emigración a

Inglaterra durante los años 1823-1827 reestructuró sus ideas entorno al

romanticismo, aprobando gran parte de lo que abiertamente había

condenado frente a Böhl. De esta forma, es bajo estos ideales que llega

a Chile, creando la denominada “constitución moralista” de 1828 y

dictando cátedra en el Instituto Nacional, al mismo tiempo que

Lastarria fuese su alumno. Véase, Subercaseaux, Bernardo, op. cit.;

Flitter, Derek, op. cit.

Anexo 36. Generación de 1837 argentina

Claramente, la influencia de los emigrados argentinos, todos ellos

escapados de la dictadura de Rozas, fueron una influencia determinante

para el desarrollo del pensamiento nacional. Tanto Sarmiento, Fidel

López, Alberdi, entre otros intelectuales conformadores de la

denominada “generación de 1837”, sostuvieron relevantes debates

entorno a la vigencia del concepto de romanticismo, la gramática, entre

otros temas, todos los cuales nos dan cuenta de la abierta confrontación

que existió entre los distintos proyectos nacionales. Por último, Esteban

Echeverría, parte de dicha generación, es contemplado a nivel

americano como el primer autor auténticamente romántico; a través de

su obra La cautiva (1837), la historia de la literatura hispanoamericana

ha comprendido en este escrito el primer manifiesto romántico

americano. Véase, Carilla, Emilio, El romanticismo en la América

hispánica. (Editorial Gredos, Madrid, 1975); Figueroa, Ana, op. cit.

Anexo 37. Infancia de Eusebio Lillo

Eusebio Lillo Robles nació en Santiago el 14 de agosto de 1826, fruto

de la unión de Dolores Robles Álvarez de Toledo y Agustín Lillo. A la

muerte de su padre, el autor quedó bajo el alero de su madre, sin

embargo, no por mucho tiempo; Dolores Robles contrajo segundas

156

Page 157: ROMANTICISMO POLÍTICO EN CHILE (1842-1859). CORRECCIÓN 2011 (Reparado)

nupcias con don José Agustín Cousiño. De esta forma, al lado de su

madre biológica y su padre adoptivo, la infancia del poeta transcurrió

relativamente serena163.

Anexo 38. Guillermo Matta: Infancia y procedencia social

Guillermo Matta Goynechea, nació en la ciudad de Copiapó el año

1829. Hijo de Eugenio de Matta y Petronila Mercedes Goynechea, el

niño Matta al lado de sus tres hermanos Francisco de Paula, Felipe

Santiago y Manuel Antonio, poseyó una infancia tranquila y acomodada

debido a la relevante situación económica que su familia sustentó en el

norte chileno. La participación de la familia Matta en la extracción

minera consiguió ofrecer tempranamente una buena posición a

Guillermo tanto en el círculo social capitalino como nortino.

De lo anterior, si bien la familia Matta fue considerada celebre por su

participación en el desarrollo económico del país, su rol al interior del

espacio político-intelectual chileno, no deja de ser relevante. Francisco

de Paula al interior del escenario legal, Manuel Antonio y Felipe

Santiago en el plano de la política, Guillermo Matta en el ámbito lírico-

político, son distintas personalidades las cuales se conformaron en

parte de la elite intelectual del 42’. Es esta generación y sus

integrantes, factores claves para comprender el desarrollo de las bases

del renacimiento cultural del Chile post-Portales y, por sobre todo, para

entender el establecimiento de un nuevo proyecto de ciudadanía164.

Índice de obras citadas

Introducción

163Véase Silva Castro, Raúl, Eusebio Lillo. (Editorial Universitaria, Santiago, 1964) pp. 13-14.164 “Como he venido diciendo, lo que intentó el Movimiento del 42 no sólo fue el inventar una narrativa nacional identitaria, sino también modelos culturales de comportamiento que sirvieran para organizar ciudadanía”. Figueroa, Ana, op. cit. p. 51.

157

Page 158: ROMANTICISMO POLÍTICO EN CHILE (1842-1859). CORRECCIÓN 2011 (Reparado)

-Blechman, Max (edit.), Revolutionary romanticism. (City Lights Books,

San Francisco, 1999).

-Vega Latapie, Eugenio, Romanticismo y democracia. (Cultura España,

Santander, 1938).

Marco teórico

-Baudelaire, Charles, Ouvres complètes de Charles Baudelaire. Volume

II. Curiosités Esthétiques. (Calmann Levy, Editeur, París, 1880).

-Becco, Horacio Jorge, El romanticismo en América. (Edicom, Bs. As.,

1970).

-Chabod, Federico, La idea de nación. (Fondo de Cultura Económica,

México, 1997).

-Devés-Valdés, Eduardo, Redes intelectuales en América Latina.

(Colección IDEA, Santiago, 2007)

-Díaz Arrieta, Hernán, Historia personal de la literatura chilena.

(Editorial ZIG-ZAG, Santiago, 1954).

-Díaz-Plaja, Fernando, La vida cotidiana en la España romántica.

(Editorial Edaf, Madrid, 1993).

-Flitter, Derek, Teoría y crítica del romanticismo español. (Cambridge

University Press, Cambridge, 1995).

-Godoy, Hernán, La cultura chilena. (Editorial Universitaria, Santiago,

1984).

-Hausser, Arnold, Historia social de la literatura y el arte, Vol. II.

(Editorial Debate, 1998).

-Hugo, Victor, Hernani. (Emile Testard et Cie., Editeurs, París, 1887).

-__________, Nuestra señora de París. (Editorial Aguilar, 1963).

-__________, Manifiesto romántico. (Ediciones Península, Barcelona,

1971).

-Jocelyn-Holt, Alfredo, El liberalismo chileno siglo XIX.

www.cepchile.cl.

-Lastarria, J.V., Discurso de incorporación a una sociedad de literatura

de Santiago en la sesión del 3 de mayo de 1842. (Valparaíso, Imprenta

158

Page 159: ROMANTICISMO POLÍTICO EN CHILE (1842-1859). CORRECCIÓN 2011 (Reparado)

de M. de Rivadeneira, 1842). Vol. 338, Pieza 1ª, 16 Págs. Archivo

Nacional, Fondo Varios.

- Latcham, Ricardo, Algo sobre el romanticismo.

www.memoriachilena .cl.

-Oviedo, José Miguel, Historia de la literatura hispanoamericana.

(Alianza Editorial, Madrid, 2001).

-Paz, Octavio, Los hijos del limo. (Editorial Seix Barral, Barcelona,

1993).

-Pena de Matsushita, Marta E., Romanticismo y política. (Ediciones

Docencia, Bs. As. 1985).

-Picard, Roger, El romanticismo social. (Editorial Fondo de Cultura

Económica, México DF., 1947).

-Pinilla, Norberto, La polémica del romanticismo. (Editorial Americalee,

Bs. As. 1943).

-Riquer, Martín de y Valverde, José María, Historia de la literatura

universal. Tomo VII. (Editorial Planeta, Barcelona, 1999).

-Stuven, Ana María, La seducción de un orden. Las elites y la

construcción de Chile en las polémicas culturales y políticas del siglo

XIX. (Ediciones Universidad Católica de Chile, Santiago, 2000).

-Subercaseux, Bernardo, Historia de las ideas y la cultura en Chile.

(Editorial Universitaria, Santiago, 1997).

-________________, La apropiación cultural en el pensamiento y la cultura

de América Latina. www.cepchile.cl.

-Vega Latapie, Eugenio, Romanticismo y democracia. (Cultura España,

Santander, 1938).

Hipótesis

-Gazmuri, Cristián, El 48’ chileno. (Editorial Universitaria, Santiago,

1999).

Capítulo I: Eusebio Lillo, auge y ocaso de la “flor azul”

159

Page 160: ROMANTICISMO POLÍTICO EN CHILE (1842-1859). CORRECCIÓN 2011 (Reparado)

-Alegría, Fernando, Historia de la poesía chilena. (Fondo de Cultura

Económica, México, 1954).

-Aróstegui, Julio, La historia vivida: Historia del presente. (Editorial

Taurus, Madrid, 2004).

-Bobbio, Norberto, Diccionario de política. Tomo II. (Editorial Siglo XXI,

México, 1997).

- ______________, Liberalismo y democracia. (Fondo de Cultura

Económica, México, 1989).

-Figueroa, Ana, Ensayistas del movimiento literario de 1842. (Ediciones

Universidad de Santiago, Santiago, 2004).

-Gazmuri, Cristián, El “48” chileno. (Editorial Universitaria, Santiago,

1999).

-Godoy, Hernán, La cultura chilena. (Editorial Universitaria, Santiago,

1984).

-Jaksic, Iván, Andrés Bello: La pasión por el orden. (Editorial

Universitaria, Santiago, 2001).

-Lamennais, Felicité de, El dogma de los hombres libres: Palabras de un

creyente. (Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, Alicante, 2003).

www.cervantesvirtual.com

-Lastarria, J.V., Discurso de incorporación a una sociedad de literatura

de Santiago en la sesión del 3 de mayo de 1842. (Valparaíso, Imprenta

de M. de Rivadeneira, 1842). Vol. 338, Pieza 1ª, 16 Págs. Archivo

Nacional, Fondo Varios.

-___________, Recuerdos literarios. (Editorial Lom, Santiago, 2001).

-Latcham, Ricardo, Algo sobre el romanticismo.

www.memoriachilena .cl .

-Lillo, Eusebio, Poesías. (Editorial Nacimiento, Santiago, 1923).

-M. de Brugger, Ilse (selección), Los románticos alemanes. (Centro

Editor de América Latina, Bs. As., 1968).

-Matta, Guillermo, Educación del pueblo (Imprenta de “La Voz de

Chile”, Santiago, 1863).

160

Page 161: ROMANTICISMO POLÍTICO EN CHILE (1842-1859). CORRECCIÓN 2011 (Reparado)

-Pena de Matsushita, Marta E., Romanticismo y política. (Ediciones

Docencia, Bs. As. 1985).

-Picard, Roger, El romanticismo social. (Editorial Fondo de Cultura

Económica, México DF., 1947).

-Silva Castro, Raúl, Eusebio Lillo. (Editorial Universitaria, Santiago,

1964).

-Subercaseaux, Bernardo, Historia de las ideas y de la cultura en Chile.

Vol. I. (Editorial Universitaria, Santiago, 1997).

-Vicuña Mackenna, Benjamín, Historia de la jornada del 20 de abril de

1851. Prólogo de Cristián Gazmuri. (Instituto de Historia PUC,

Santiago, 2003).

-_______________________, Los girondinos chilenos. Prólogo de Cristián

Gazmuri. (Editorial Universitaria, Santiago, 1989).

Capítulo II: Guillermo Matta, la facción radical del romanticismo

-Becco, Horacio Jorge, El romanticismo en América. (Edicom, Bs. As.,

1970).

-Blechman, Max (edit.), Revolutionary romanticism. (City Lights Books,

San Francisco, 1999).

-Chabod, Federico, La idea de nación. (Fondo de Cultura Económica,

México, 1997).

-De Certeau, Michel, La escritura de la historia. (Universidad

Iberoamericana, México, 1993).

-Espronceda, José de, El estudiante de Salamanca. (Club internacional

del libro, Madrid, 1998).

-Fernández Meriggio, Gonzalo, Francisco Bilbao: Héroe romántico de

América. (Casa Editorial de Valparaíso, Valparaíso, 1998)

-Figueroa, Ana, Ensayistas del movimiento literario de 1842. (Ediciones

Universidad de Santiago, Santiago, 2004).

-Godoy, Hernán, La cultura chilena. (Editorial Universitaria, Santiago,

1984).

161

Page 162: ROMANTICISMO POLÍTICO EN CHILE (1842-1859). CORRECCIÓN 2011 (Reparado)

-Góngora, Mario, Tradicionalismo y romanticismo.

www.memoriachilena.cl

-Gazmuri, Cristián, El “48” chileno. (Editorial Universitaria, Santiago,

1999).

-Lastarria, José Victorino, Recuerdos literarios. (Editorial Lom,

Santiago, 2001).

-Le Goff, Jacques, Pensar la historia. (Editorial Paidos, Barcelona,

1997).

-Matta, Guillermo, Poesías de Guillermo Matta, Tomo I. (Imprenta de la

América, Madrid, 1858).

-______________, La constituyente: Canción popular. (Imp. Del Pueblo,

1859).

-______________, Nuevas poesías de Guillermo Matta. Tomo I. (F.A.

Brockhaus, Leipzig, 1887).

-______________, Nuevas poesías de Guillermo Matta. Tomo II. (F.A.

Brockhaus, Leipzig, 1887).

-Pena de Matsushita, Marta E., Romanticismo y política. (Ediciones

Docencia, Bs. As. 1985).

-Pérez Rosales, Vicente, Recuerdos del pasado. (Editorial Andrés Bello,

Santiago, 1980).

-Picard, Roger, El romanticismo social. (Editorial Fondo de Cultura

Económica, México DF., 1947).

-Promis Ojeda, José, Poesía romántica chilena. (Editorial Nacimiento,

Santiago, 1975).

-Santana, Francisco, Poesía romántica chilena. (Ediciones Flor

Nacional, Santiago, 1953).

-Snow, Peter, Radicalismo chileno. (Editorial Francisco de Aguirre, Bs.

As., 1972).

-Subercaseux, Bernardo, Historia del libro en Chile. (Editorial Lom,

Santiago, 2000).

-__________________, Historia de las ideas y de la cultura en Chile. Vol. I.

(Editorial Universitaria, Santiago, 1997).

162

Page 163: ROMANTICISMO POLÍTICO EN CHILE (1842-1859). CORRECCIÓN 2011 (Reparado)

-Vega Latapie, Eugenio, Romanticismo y democracia. (Cultura España,

Santander, 1938).

-Vicuña Mackenna, Benjamín, Los girondinos chilenos. Prólogo de

Cristián Gazmuri. (Editorial Francisco de Aguirre, Santiago, 1989).

Conclusión

-Jocelyn-Holt, Alfredo, El liberalismo chileno siglo XIX.

www.cepchile.cl.

-Stuven, Ana María, La seducción de un orden. Las elites y la

construcción de Chile en las polémicas culturales y políticas del siglo

XIX. (Ediciones Universidad Católica de Chile, Santiago, 2000).

163

Page 164: ROMANTICISMO POLÍTICO EN CHILE (1842-1859). CORRECCIÓN 2011 (Reparado)

BIBLIOGRAFIA GENERAL

Fuentes primarias165

165 Las fuentes primarias de esta investigación, se encuentran extraídas de dependencias de la Biblioteca Nacional de Chile. De esta forma, se adjunta la

164

Page 165: ROMANTICISMO POLÍTICO EN CHILE (1842-1859). CORRECCIÓN 2011 (Reparado)

Guillermo Matta (1829-1899)

Poesía

Ciencia y progreso (Universidad de Chile, Santiago, 1893). Sección

chilena. 11;(981-15); p.3. / 39 pp.

Nuevas Poesías de Guillermo Matta (F.A. Brockhaus, Leipzig, 1887).

Salón de investigadores. 11(1100-12) y 11(1100-13). / 2 volúmenes.

La conciencia (El autógrafo americano, Santiago, 1876). Salón de

investigadores. 9;(196-27) / 1 p.

Apoteosis del sabio. (Imprenta del Ferrocarril, Santiago, 1866).

Salón de investigadores. 9;(167-41) / 13 p.

A la patria. (Imprenta de “La voz de Chile”, Santiago, 1864). Salón

de investigadores. 9;(223-11) / 15 p.

La constituyente: Canción popular (Imprenta del Pueblo, 1859). Sala

Barros Arana. A-4-5(26):p.3 / 1 p.

Poesías. Cuentos en verso. Fragmentos de un poema inédito.

(Imprenta de las Américas, Madrid, 1858). Salón de investigadores.

9;(40-14) y 9;(40-15) / 2 volúmenes.

Cuentos en verso. (Imprenta Chilena, Santiago, 1853). Salón de

investigadores. 9;(162-36) p.1 / 285 p.

Discursos

catalogación y el número de paginas de cada obra revisada.

165

Page 166: ROMANTICISMO POLÍTICO EN CHILE (1842-1859). CORRECCIÓN 2011 (Reparado)

Educación del pueblo (Imprenta de “La Voz de Chile”, Santiago,

1863). Salón de investigadores. 11;(822-50) / 102 p.

Revistas

Revista de Santiago. Imprenta Chilena, Calle Valdivia Nº 21.

Santiago, 1850; 1855. 8 volúmenes/ Sala de microformatos. RCH 5.

La Sílfide. Imprenta Chilena. Santiago, 1850-1851. 8 números/Sala

de microformatos. RCH 5-6.

Revista del Pacífico. Valparaíso. Imprenta y Librería de El Mercurio,

De Santos Tornero y Ca. 1858. 8 volúmenes/ Sala de microformatos.

RCH 6-7.

Periódicos

El Museo. Periódico Científico literario. Imprenta Chilena. Santiago.

1853. 28 números/ Sala de microformatos. RCH 6-7.

La Asamblea Constituyente. Periódico político. Imprenta del País.

Santiago. 1858. 13 números/ Sala de microformatos. RCH 11.

La Voz de Chile. Imprenta del Correo. Santiago. 1862-1864. 5

volúmenes / Sala de microformatos. PCH 142, PCH 143, PCH 144.

166

Page 167: ROMANTICISMO POLÍTICO EN CHILE (1842-1859). CORRECCIÓN 2011 (Reparado)

Eusebio Lillo (1826-1910)

Poesía

Poesías. (Editorial Nacimiento, Santiago, 1923). Sección chilena. 11;

(1038-30) / 213 p.

Discurso

Hacia la eterna paz (1890). Archivo del escritor. Lillo, Eusebio 01 alf.

/ 1 p.

Revistas

Revista de Santiago. Imprenta Chilena, calle Valdivia Nº 21.

Santiago, 1848. 8 volúmenes/ Sala de microformatos. RCH 3-4.

Periódicos

El Progreso. Diario comercial, político y literario. Imprenta del

Progreso. Santiago, 1842; 1848. 9 tomos/ Sala de microformatos.

PCH 1 y PCH 7.

El Crepúsculo. Periódico literario y científico. Imprenta liberal,

Santiago, 1843-1844. 7 números/ Sala de microformatos.

El Siglo. Diario comercial, político y literario. Santiago, 1844. 383

números/ Sala de microformatos. PCH 128 y PCH 129.

167

Page 168: ROMANTICISMO POLÍTICO EN CHILE (1842-1859). CORRECCIÓN 2011 (Reparado)

Gaceta de Comercio. Imprenta del Comercio, Valparaíso. 1844 -

1845. 738 números166.

El Entreacto. Periódico semanal. Santiago, 1845. 10 números/ Sala

Barros Arana. AAE5672.

El Timón. Diario político, literario y de novedades. Imprenta del

Progreso, plaza de la Independencia Nº 32. Santiago, 1849. 37

números/ Sala de microformatos. MIC 270-278a.

El Amigo del Pueblo. “Bien aventurados los han hambre y sed de

justicia, por que ellos serán hartos”. Imprenta del Progreso, plaza de

la Independencia Nº 32. Santiago, 1850. 53 números/ Sala de

microformatos. PCH 445.

La Barra. Diario político y popular. Imprenta del Progreso, plaza de

la Independencia Nº 32. Santiago, 1850-1851. 175 números/ Sala de

microformatos. PCH 445.

El Museo. Periódico Científico literario. Imprenta Chilena. Santiago.

1853. 28 números/ Sala de microformatos. RCH 6-7.

La Voz de Chile. Imprenta del Correo. Santiago. 1862-1864. 5

volúmenes / Sala de microformatos. PCH 142, PCH 143, PCH 144.

166 Esta publicación se encuentra disponible en la Biblioteca del Congreso Nacional de Chile.

168

Page 169: ROMANTICISMO POLÍTICO EN CHILE (1842-1859). CORRECCIÓN 2011 (Reparado)

Fuentes secundarias

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Bobbio, Norberto, Diccionario de política. Tomo I y II. (Editorial

Siglo XXI, México, 1997).

______________, Liberalismo y democracia. (Fondo de Cultura

Económica, México, 1989).

Burke, Peter, Formas de historia cultural. (Alianza Editorial, Madrid,

2000).

Certeau de, Michel, La escritura de la historia. (Universidad

Iberoamericana, México, 1993).

Chabod, Federico, La idea de nación. (Fondo de Cultura Económica,

México, 1997).

169

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Chartier, Roger, El mundo como representación. Historia cultural:

práctica y representación. (Editorial Gedisa, Barcelona, 2002).

Colmenares, Germán, Las convenciones contra la cultura. (Centro de

Investigaciones Barros Arana, Santiago, 2006).

Darnton, Robert, La gran matanza de gatos y otros episodios en la

historia cultural francesa. (Fondo de Cultura Económica, México,

2005).

Granados, Aimer y Marichal, Carlos (comp.), Construcción de

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XIX y XX. (Centro de Estudios del Colegio de México, México DF.,

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Le Goff, Jacques, Pensar la historia. (Editorial Paidos, Barcelona,

1997).

Palti, Elías, Giro lingüístico e historia intelectual. (Universidad

Nacional de Quilmes, Bs. As. 1998).

Schmitt, Carl, Romanticismo político. Reedición (Universidad

Nacional de Quilmes, Bs. As. 2005).

Serna, Justo y Pons, Anaclet, La historia cultural. Autores, obras y

lugares. (Ediciones Akal, Madrid, 2005).

170

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Todorov, Tzvetan, Nosotros y los otros. (Editorial Siglo XXI, México,

1991).

Whatmore, Richard y Young, Brian, Palgrave advances in intellectual

history. (Palgrave Macmillan, New York, 2006).

Historia

Arciniegas, Germán, Cuando América completó la Tierra. (Ecuador,

2004).

Blechman, Max (edit.), Revolutionary romanticism. (City Lights

Books, San Francisco, 1999).

Cabeza Sánchez-Albornoz, Sonsoles, Los movimientos

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