romanticismo polÍtico en chile (1842-1859). correcciÓn 2011 (reparado)
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Universidad Diego PortalesTesis para optar al grado de Licenciado en Historia
De la ‘democracia’ y el ‘progreso moral’ al romanticismo en Chile, a partir del análisis
de las obras de Eusebio Lillo y Guillermo Matta durante 1842 – 1859.
Profesor guíaLuis G. de Mussy Roa
1
NombreClaudio A. Véliz Rojas
2008
2
“Fuiste el nuevo cometa del siglo XIX. Amenazaste a los hombres con un
estrago horroroso, diste de que hablar y en que devanarse los sesos a todas las
naciones del universo. Pero de repente desapareciste sin que nadie hubiese podido
comprenderte, y dejando en paz al mundo, Oh fantástico romanticismo”.
Salvador Sanfuentes, “El romanticismo”. El semanario de Santiago, Santiago,
1842.
“Si alguna vez amáis, oh lector mío,
dejad las sombras del dorado techo,
que el ardiente, amoroso desvaría
no quiere sujeción , límite estrecho:
buscad la soledad del bosque umbrío
y aire sinfín para el fogoso pecho:
haced como las aves vuestro nido
lejos del mundo, lejos del ruido”.
Eusebio Lillo, “Loco de amor”. Revista de Santiago, Santiago, 1848.
“Yo no sigo al romántico pedante
Ni al clásico estirado; independientemente,
Y del bello ideal tan sólo amante
Su dulce voz escucharé obediente.
Repetiré de mi alma a todo instante
O el cántico de amor o el ay doliente,
Y quédese, en buena-hora, la lógica
Con su ininteligible fraseología”.
Guillermo Matta, “Un cuento endemoniado”. Cuentos en verso, Santiago, 1853.
3
INDICE
Agradecimientos…………………..………………………………………………….
…5
Introducción………………………………………………………………………........
...6
Marco teórico………...……………………….………………...
………………………10
Hipótesis………………………………………...
……………………………………...25
Capítulo I.……..………………...
……………………………………………….............27
Eusebio Lillo, auge y ocaso de la “flor azul”
Capítulo II...……………………………………………………..…………..
……….....53
Guillermo Matta, la facción “radical” del romanticismo
4
Conclusiones.….…………………………………………………..…………...
…….....78
Anexos…………………….…..
………………………………………………………...83
-
Fotografías……………………………………………………………………………...8
4
-Revistas…………...…...…………..
…………………………………………………….93
-Periódicos…………...…………………………………………….
…………………….96
-Poesías……....……………………………………………………………….…..
…….106
-Anexos
biográficos…………………………………………………………………….124
Índice de Obras
Citadas…………………………………………………………........126
Bibliografía General……….………………………………………...……………..
…130
-Fuentes
primarias……………………………………………………………………...131
-Fuentes secundarias…..…………………………………..
……………………………135
5
6
AGRADECIMIENTOS
Este proyecto no se podría haber realizado sin la participación de
mi profesor guía Luis G. de Mussy, quien con su labor crítica y amplia
visión me hizo comprender el real significado del trabajo metódico y
coherente. También me gustaría agradecer a los profesores Andrés
Morales, Carolina Pizarro y Consuelo Figueroa, por su especial estímulo
en la elaboración de la presente investigación; sus comentarios
acuciosos y su gran aporte bibliográfico, lograron impregnarle gran
parte del espíritu con el cual intenté desarrollar el tema de trabajo.
A su vez, el apoyo de mi familia fue determinante para el desarrollo de
la presente tesis; son ellos factores catalizadores que hicieron de esta
investigación una experiencia de gran inolvidable para convertirme -
algún día- en historiador.
A todos ellos, muchas gracias.
Claudio A. Véliz Rojas, Santiago, mayo 2008.
7
INTRODUCCIÓN
“El mundo ha de ser romantizado. Así se encuentra el sentido original (…)
En cuanto doy un sentido obligado a lo vulgar, un porte misterioso a lo habitual,
la dignidad de lo desconocido a lo conocido, una apariencia infinita a lo finito, lo romantizo”.
Novalis, Poeticismos (1798).
El romanticismo ha sido un tema debatido en distintas épocas sin
resolverse por entero la complejidad de su ethos. Es por eso que la
interrogante que en un primer momento nos ronda es, ¿qué es el
romanticismo? De acuerdo a las distintas manifestaciones que adquirió
el movimiento en su plano mundial, pareciera ser acertada la
proposición del crítico español Eugenio Vega Latapie, al exponer que
dependiendo de cada nación tendremos la expresión de un
romanticismo diferente1. Es así como podemos observar distintos
ejemplos de esta situación. Por una parte y a modo de ejemplificar lo ya
expuesto, el distanciamiento tanto conceptual como ideológico entre el
romanticismo social francés y el romanticismo alemán, lo podemos
apreciar a través de la diferencia entre clases sociales. El estamento
social alemán que se apropió de la propuesta romántica fue la
aristocracia, la cual viendo en el romanticismo una vía legitima para
salir del letargo en el cual habría caído el régimen de los principados,
hizo parte de sí un movimiento de composición fantástica, fuertemente
influenciado por las ideas nacionalistas; en contraposición a ésto, el
romanticismo social francés se adhirió más bien a la clase burguesa-
1 Vega Latapie, Eugenio, Romanticismo y democracia. (Editorial Cultura española, Santander, 1938) p. 80.
8
popular, la cual orientó su pensamiento a la regeneración del pueblo,
siendo su propuesta, una democratización radical de la escena política
decimonónica. Esta situación, en parte explica por qué el romanticismo
surgió en Alemania con mayor prontitud que en el resto del continente2.
En este sentido y tomando otros casos para ejemplificar la
diferenciación existente entre los distintos tipos de romanticismo, el
movimiento italiano también se manifestó como una fuerza totalmente
distinta respecto al desarrollo del romanticismo inglés. La expresión de
esta diferencia se ve en las distintas temporalidades a las cuales se
suscribieron estas otras dos versiones. El del romanticismo italiano tuvo
lugar entre los años 1830 a 1870, mientras que el romanticismo inglés
corresponde a un fenómeno de fines de siglo XVIII. Así también, otro
ejemplo que explica estos distintos “modernismos” son las
circunstancias políticas que los motivaron a las siguientes diferencias:
para el caso italiano, el romanticismo surge como una respuesta al
proceso de unificación nacional, en contraposición al movimiento
inglés, el cual se vinculó más bien a un fenómeno circunscrito al
replanteamiento de la teoría política inglesa a partir del fenómeno de la
Revolución francesa como, al mismo tiempo, el desarrollo de una
“nueva lírica” representada en la voz de distintos poetas Wordsworth,
Keats, Byron, Shelley. Es decir, basado en la apreciación de de estos
dos últimos casos podemos percibir que existe una brecha entre la
aplicación del romanticismo italiano a la escena política, en
contraposición al planteamiento, más bien teórico, existente en el
movimiento inglés.
Para ello, nuestro marco teórico se encuentra orientado a introducir los
enfoques a través de los cuales se ha establecido la investigación y, a su
vez, de que forma se han aplicado estas perspectivas al desarrollo del
romanticismo en Chile. Sobre la base de lo anterior, esta primera
2 Blechman, Max (edit.), Revolutionary romanticism. (City Lights Books, San Francisco, 1999) p. 85.
9
sección de mi trabajo desarrollará el concepto de historia cultural e
historia intelectual a través de argumentos expertos de Peter Burke y
Roger Chartier para el caso de la Historia cultural como de Quentin
Skinner y Elías Palti para el caso de la Historia intelectual. En un
segundo momento, revisaré el aporte alemán para el desarrollo del
movimiento; precisaremos la definición de Victor Hugo para la
conceptualización de romanticismo; repasaremos la expresión del
movimiento en España en tanto romanticismo tardío validado como un
prototipo ‘historicista’ del mismo; expondremos la determinante
presencia del fenómeno en Latinoamérica a través de distintos
elementos, resaltando entre ellos, el valioso aporte de la “generación de
1837” argentina y su radiación directa al plano chileno. A su vez, y
como conclusión de esta revisión, realizaremos un análisis cruzado de
lo que la crítica ha entendido por ‘romanticismo chileno’ o, en su
defecto, ‘romanticismo en Chile’.
De allí que la presente investigación pretende dilucidar parcialmente la
influencia de estos romanticismos en Chile durante los años 1842 a
1859, como un puente de entendimiento entre el acontecer romántico
político mundial de la época y, al mismo tiempo, el desarrollo del
movimiento como una fuente de recambio en las ideas de un grupo
específico dentro de la intelectualidad chilena de este periodo. De esta
forma, sobre la base de dos conceptos claves para el movimiento
romántico como son el ‘progreso’ entendido en su vertiente moral, y la
idea de ‘democracia’, comprendida como una manifestación política
enfocada hacia la lucha por la ‘igualdad’, veremos a través del estudio
de caso de los autores Eusebio Lillo (1826-1910) y Guillermo Matta
(1829-1899), una posible vía de análisis para la observación del influjo
romántico político en Chile.
En forma complementaria, se dará a conocer la metodología utilizada
por el investigador Eduardo Devés-Valdés, denominada “redes
intelectuales”. Siguiendo a Devés en sus análisis relacionados al
10
fenómeno ‘Arielista’ en América Latina y el impacto de las políticas
‘cepalianas’ para la década del 50 en nuestro continente, la
metodología utilizada por este historiador intelectual, permite
comprender el influjo de las ideas románticas en Chile para la mitad del
siglo XIX. Es a través de este tipo de análisis que las relaciones entre
Francisco Bilbao, Eusebio Lillo, Guillermo Matta, entre otros
intelectuales, se hacen un patrón reconocible para la identificación de
ideas románticas que se aplicaron al escenario político chileno durante
el gobierno de Manuel Montt.
El primer capítulo se encuentra enfocado en el estudio de Eusebio Lillo
y su participación en la revolución de 1851 como una forma de exponer
a través de su accionar político, la recepción de ideas románticas
europeas. La idea es remitirse esencialmente a su implicancia en la
revolución, identificando los caracteres romántico-revolucionarios
presentes tanto en la acción como en el pensamiento del autor.
Utilizando los mecanismos de investigación provenientes de la historia
intelectual, intentaremos revisar entre otros factores: sus lecturas de
niñez, las filiaciones del poeta con distintos componentes de la
denominada generación de 1842 (José Victorino Lastarria, Francisco
Bilbao, Santiago Arcos, Miguel Luis Amunátegui, entre otros), su
participación en la revolución del 51 y sus motivos para romper con el
ideario poético, como distintas señales encaminadas a explicar el rol de
Lillo en nuestra historia, como uno de los posibles prototipos
románticos clásicos del siglo XIX chileno3.
En este mismo sentido, el tercer capítulo analiza la presencia del
romanticismo en Chile, dando cuenta de la participación de Guillermo
Matta como actor clave para el desarrollo de la revolución de 1859 y,
sobre la base de ésto, la aplicación de pensamiento romántico europeo
3 Como se verá a través de la investigación, esta argumento es compartido tanto por el historiador Benjamín Vicuña Mackenna como por el crítico literario Fernando Alegría.
11
al plano político nacional. Esta revolución articulada por Guillermo
Matta y su cenáculo político-intelectual, ha sido representada como el
golpe fulminante contra el orden instaurado por el poder conservador
en Chile. Dicha revolución, a través de latentes manifestaciones
románticas tales como la reivindicación del pueblo, la obtención de la
igualdad, la apelación al ‘progreso moral’, entre otros elementos,
contribuyen a exponer en Matta y su accionar, una muestra clara de la
recepción de ideas políticas románticas alemanas y francesas, en el
pensamiento del autor. Es así como la fuerte presencia política de
Matta sumada a su extensa producción poética, son elementos
imprescindibles para la comprensión del impacto del romanticismo
europeo en la escena nacional.
De todo lo anterior, la presente investigación busca ampliar el análisis
del fenómeno romántico, intentando conclusiones respecto a los
posibles significados del movimiento y su influencia sobre las ideas
nacionales desarrolladas en la manifestación del romanticismo político
en Chile.
12
MARCO TEÓRICO
“El romanticismo fue un movimiento literario, pero asimismo fue una moral, una erótica, una política.
Si no fue una religión fue algo más que una estética y una filosofía: una manera de pensar, de sentir, de enamorarse, combatir, viajar.
Una manera de vivir y una manera de morir”.
Octavio Paz, Los hijos del limo (1993).
Partiendo de la base que el romanticismo es ciertamente un
concepto difícil de abarcar, no es gratis lo planteado por el premio
Nóbel de literatura Octavio Paz a través de su obra, Los hijos del limo,
como un organismo que es capaz de abarcar el amplio campo de la
vida, vale decir, política, sociedad, experiencia, cultura, es decir, un
todo. Es esta concepción de mundo imbuida en un ethos moderno que
conlleva una perpetua tradición de la ruptura4, lo que entendemos
desde una primera aproximación por romanticismo, es decir un todo
interrelacionado que dada su dialéctica destructiva, deviene en una
4 “Lo que distingue a nuestra modernidad de las otras épocas no es la celebración de lo nuevo y lo sorprendente, aunque también eso cuente, sino el ser ruptura: crítica del pasado inmediato, interrupción de la continuidad”. Paz, Octavio, Los hijos del limo. (Editorial Seix Barral, Barcelona, 1993) p. 20.
13
contradicción permanente como elemento primordial de las sociedades
modernas occidentales.
De lo anterior, si bien el romanticismo tradicionalmente ha sido
definido como un fenómeno rupturista de la realidad, no es sino contra
el canon de composición clásico que el romanticismo se habría
conformado, específicamente. En este sentido, valido es preguntarse,
¿a qué se le llamó canon clásico? Bajo el análisis extraído del
investigador Roger Picard, lo clásico obedeció esencialmente al patrón
postulado por Aristóteles a través de su Poética y reafirmado por los
neoclásicos de la literatura francesa tales como Racine, Boileau, entre
otros, en el que se enfatizó un modelo de composición basado en el
ideal de belleza griego, es decir, la estructura de la obra debía
sostenerse sobre la proporción y la medida exacta5. No obstante, el
romanticismo no creó tan solo una grieta en el canon clásico de
composición literaria, sino también conformó una nueva postura del
sujeto frente a la vida. El siglo XVIII estuvo profundamente marcado
por la filosofía y el escepticismo propio del plano racionalista inspirado
por la escena ‘iluminista’. En este sentido, el romanticismo se presentó
como la exuberante exaltación del sentimiento por sobre la razón.
Tomando en cuenta lo anterior, la definición contemporánea de
romanticismo desde Baudelaire6 hasta nuestros días sigue siendo
compleja. El poeta francés desde su época ya nos dio a conocer una
definición de romanticismo, que si bien puede ser asociada a un
carácter identificable dentro de la sociedad como es la belleza, este
mismo concepto al adquirir una redefinición que pareciera perpetua, se
5 Hugo, Víctor, Manifiesto romántico. (Ediciones Península, Barcelona, 1971). 6“Pour moi, le romantisme est l’expression la plus récente, la plus actuelle du beau. Il y a autant de beautés qu’il y a de manières habituelles de chercher le bonheur”. Baudelaire, Charles, Ouvres complètes de Charles Baudelaire. Volume II. Curiosités esthétiques. (Calmann Levy, Editeur, Paris, 1880) p. 85. “Para mi, el romanticismo es la expresión más reciente, y más actual de lo bello. Hay tantas bellezas como formas habituales de buscar la felicidad”.
14
torna un término etéreo. De esta forma que para establecer la discusión
en torno al romanticismo, en primer lugar he decidido establecer los
límites teóricos por los cuales transitará el presente trabajo en busca de
la explicación del concepto, para luego tomar las definiciones más
características que se le ha dado al término y, a partir de éstas, exponer
el contexto propio al cual pertenecieron estas definiciones. Finalmente,
a través del análisis del contexto americano, introduciremos la
discusión del romanticismo en Chile, tanto en su factibilidad como en
sus propuestas.
1.1._ Enfoques teóricos y definiciones para el trabajo del romanticismo.
Los enfoques utilizados por esta investigación son dos: la historia
cultural y la historia intelectual. Entenderemos por historia cultural el
estudio de las prácticas significativas tanto para el individuo como para
la comunidad, en relación al tejido social de interpretaciones. Esta
definición de historia cultural se ha elaborado bajo los distintos aportes
entregados por el enfoque disciplinar sostenido por Roger Chartier,
Peter Burke y Robert Danton, esencialmente. Por otra parte, la historia
intelectual se entenderá a partir de la reflexión teórica establecida por
Quentin Skinner y Elías Palti, es decir, la historia intelectual como el
análisis de las obras en su interrelación continua entre el contexto y el
texto propiamente tal. En este sentido el uso de la historia cultural y su
vinculación a la significación que el espacio social otorga en un
determinado momento a los conceptos, nos permitirá analizar, por una
parte, el impacto de las ideas del romanticismo europeo como son los
conceptos de ‘democracia’ y ‘progreso moral’, sobre los intelectuales
chilenos decimonónicos mediante el análisis de sus obras. Por otra
parte, la nueva historia intelectual, será una herramienta fundamental
para abordar el hábeas intelectual de los autores Eusebio Lillo y
Guillermo Matta, analizando por medio de su pensamiento político-
15
estético, el influjo romántico europeo en este determinado grupo de la
intelectualidad chilena decimonónica.
A su vez, la metodología utilizada para el estudio del corpus intelectual
tanto de Lillo como de Matta, será las “redes intelectuales”. Esta
metodología trabajada en extenso por el investigador Eduardo Devés
Valdés, se entenderá como:
“(…) el conjunto de personas ocupadas en los quehaceres del
intelecto que se contactan, se conocen, intercambian trabajos,
se escriben, elaboran proyectos comunes, mejoran los canales
de comunicación y sobre todo establecen lazos de confianza
recíproca”7.
De esta forma, esta metodología será utilizada como una herramienta
de unificación y análisis de las distintas relaciones sostenidas tanto por
Matta como por Lillo, con otros intelectuales de la escena nacional. A
su vez y como forma de respaldar nuestras argumentaciones, veremos
los casos de distintos intelectuales nacionales (Bilbao, Lastarria, entre
otros) vinculados al pensamiento romántico, como conectores de las
ideas europeas hacia el plano nacional.
1.2._ Definiciones del romanticismo europeo aplicadas al escenario
intelectual chileno para la segunda mitad del siglo XIX
Ahora bien, claramente el romanticismo se constituyó como un
movimiento europeo. En un primer lugar tenemos el caso alemán.
Alemania fue una de las primeras naciones en despertar al fenómeno
romántico teniendo su apogeo intelectual durante los años 1770 a 1810.
Ahora bien, delimitando el aporte alemán a la comprensión del
fenómeno, entendemos que el romanticismo en su esencia filosófica
emanó claramente de la corriente idealista alemana. Pensadores tales
7 Devés-Valdés, Eduardo, Redes intelectuales en América Latina. (Colección IDEA, Santiago, 2007) p. 22.
16
como Hegel, Schiller, Schilling, le entregaron al movimiento un marco
conceptual sólido sobre el cual los literatos alemanes se movieron
tomando gran parte de los elementos aportados por estos intelectuales.
La defensa de una lengua nacional, la acentuación de la tradición como
soporte de la identidad nacional, la creación de un ser individual que
correspondió a la encarnación de la nación en si, son elementos
discutidos por estos intelectuales alemanes e incorporados por la obra
de literatos germanos como fue el caso puntual del escritor Johann
Goethe.
Por otra parte y aludiendo al caso francés propiamente tal, si bien J. J.
Rousseau y su tiempo son un ángulo predominante para comprender la
evolución del romanticismo hacia un organismo esencialmente social,
no será sino con Victor Hugo y su cenáculos políticos, el advenimiento
definitivo del romanticismo a la escena francesa. En este sentido, el
siglo XIX ofreció a la política la oportunidad predilecta para establecer
una estrecha alianza entre la acción social y la literatura; tanto de
periódicos, obras de teatro como novelas, fueron herramientas para que
jóvenes como Hugo protestasen y expusiesen sus pensamientos
respecto de la sociedad. En este sentido, no es de extrañar que el
prefacio a la obra Hernani (1830), fuese un escándalo en su época8 y, al
mismo tiempo, una primera aproximación a lo que hoy identificamos
como romanticismo social francés. Hugo expuso su visión del fenómeno
señalando lo siguiente: “El romanticismo tan a menudo mal definido, no
es en el fondo, y esta es su verdadera definición, más que el liberalismo
en la literatura” 9. Este romanticismo político de Hugo, este “liberalismo
en literatura”, es una actitud que podemos asumir como la
8 “La ocasión fue el estreno del drama de Victor Hugo Hernani, que dio lugar a una verdadera batalla campal, en el teatro (donde apenas pudo terminarse la primera representación) y fuera de él”. Prefacio, Nuestra señora de París. (Editorial Aguilar, 1963). pp. 15-16. 9 “Le romantisme, tant de fois mal défini, n’est, à tout prendre, et c’est la’ sa définition réelle, si l’on ne l’envisage que sous son côte militant, que le libéralisme en litterature”. Hugo, Victor, op. cit. pp. 3-4. El énfasis es del autor.
17
manifestación de mayor amplitud y base para nuestra investigación.
Hugo expresó la definición del fenómeno, no tan solo como una postura
literaria, sino también como un movimiento integral de la sociedad
francesa misma, el cual se suscribió directamente al plano de la esfera
pública, estableciendo su propia propuesta política. De esta forma,
participante en las revoluciones de 1830 y 1848, siempre a la
vanguardia del pueblo y con el pueblo, Victor Hugo se expuso a si
mismo como el tribuno político representante de la rebeldía popular
frente al poder establecido.
No obstante, uno de los caso de romanticismo de mayor influencia para
Chile, luego del francés ciertamente, lo encontramos en los hispanos.
De acuerdo al análisis de Guillermo Díaz Plaja, la presencia de
romanticismo al interior de España no se limitó tan solo al periodo
comprendido por el análisis tradicional del fenómeno, vale decir, 1830
a 1850, sino más bien corresponde a una tendencia que marcó el
espíritu decimonónico español. Ahora bien, ¿que es lo que diferencia al
romanticismo español, de los otros casos europeos? En este sentido, el
investigador Derek Flitter a través de un acabado estudio del
romanticismo español a lo largo del siglo XIX, nos da a conocer los
elementos que estructuraron al fenómeno decimonónico en España.
Como puntos relevantes y característicos del fenómeno hispano, Flitter
destaca al movimiento como una manifestación intelectual de carácter
“schlegeliano”, vale decir, un romanticismo historicista basado en las
tradiciones españolas y, al mismo tiempo, con un profundo vínculo
cristiano orientado por un idealismo intenso10. Este movimiento
consiguió finalmente, irradiar al plano hispanoamericano.
1.3._ El romanticismo en América y su aplicación al escenario nacional.
¿Apropiación o reproducción?
10 Flitter, Derek, Teoría y crítica del romanticismo español. (Cambridge University Press, Cambridge, 1995) p. 241.
18
a) Latinoamérica
El caso del romanticismo americano es ciertamente discutible. En
Hispanoamérica, este movimiento se ha estudiado desde distinta
vertientes, destacándose, entre ellas, la crítica literaria. Distintos
autores han visto en el romanticismo hispanoamericano la existencia
del discurso público como la gran manifestación de la intelectualidad
americana durante el siglo XIX (José Miguel Oviedo, 2002; Emilio
Carilla, 1970). En este sentido, no debemos olvidar que durante el
mencionado siglo la forma de crear identidad y cultura se dio,
esencialmente, por medio de la literatura y la historia; en
Hispanoamérica el republicano deseaba romper con la tradición
española buscando la reinvención de su identidad autóctona en otras
fronteras europeas11. Dicho proceso, frente a la ausencia de directrices,
se llevó en gran medida a través de la imitación de modelos. De lo
anterior, ya comenzamos a divisar un romanticismo que no se
manifestó con fuerza en el ámbito estético, sino más bien, a través de
su vertiente política. Es en este sentido que autores tales como Martín
de Riquer y José María Valverde, entenderán el aspecto de nuestra
literatura decimonónica social en los siguientes términos: “El poema
romántico hispanoamericano, aún cuando hable de la intimidad del
poeta, no dejará de ser un largo discurso público”12. De allí que es que
a través de esta calidad ‘política-pública’ de nuestra realidad social,
identificamos la mayor impronta romántica latinoamericana. Al
respecto, Emilio Carilla parafraseando al influyente trabajo de Roger
Picard en torno al romanticismo francés, entenderá el romanticismo
11 “Hasta el romanticismo, la literatura americana, en especial la poesía, miró casi exclusivamente a España. El romanticismo mira a Francia e Inglaterra, a la vez que a la vieja metrópoli. Sin duda se ha exagerado la influencia de franceses e ingleses en los primeros románticos americanos; pero el cambio de orientación es un hecho innegable”. Becco, Horacio Jorge, El romanticismo en América. (Edicom, Bs. As., 1970) p. 10.12 Riquer, Martín de y Valverde, José María, Historia de la literatura universal. Tomo VII. (Editorial Planeta, Barcelona, 1999) p. 259.
19
latinoamericano como un romanticismo de carácter social en el sentido
que si bien es egotista en forma mínima, es predominantemente
político13.
Por su parte, Marta Pena en su obra Romanticismo y política, propone
analizar el romanticismo hispanoamericano a través de 5 puntos
esenciales: 1) un movimiento cristiano, 2) espiritualista en
confrontación con el materialismo, 3) social y civilizador, 4) creyente en
el progreso y 5) encaminado hacia el plano democrático y popular14. El
carácter cristiano del movimiento vino dado por la matriz religiosa
impuesta en América por parte de la conquista y colonia española; el
espiritualismo romántico se identificó a través del idealismo
representado por la propuesta política de los sujetos latinoamericanos.
Por su parte, tanto los aspectos sociales como civilizadores de nuestros
románticos, los podemos observar a través del ejemplo de intelectuales
tales como Faustino Sarmiento, Vicente Fidel López, Esteban
Echeverría, entre otros, quienes en su continuo intento por alcanzar el
status de civilización propuesto por el modelo europeo, pretendieron
articular una sociedad hispanoamericana imbricada tanto en elementos
americanos como europeos. Finalmente, el ‘progreso’ en pos de la
‘democracia’ se encontró presente en fenómenos tales como la lucha
del siglo XIX por la ampliación de la base electoral y la continua
convocación de ciertos grupos intelectuales decimonónicos americanos
(Francisco Bilbao, José Heredia, Simón Rodríguez15, entre otros) hacia
la participación popular. Luego de los puntos ya citados para definir las
principales características del romanticismo político hispanoamericano
13 Lo egotista es entendido por Carilla, como el énfasis hacia la aparición de un hablante lírico extremadamente individualista; el ‘Yo’ del romanticismo. Carilla, Emilio, El romanticismo en la América hispánica. (Editorial Gredos, Madrid, 1975) pp. 192-193.14 Pena de Matsushita, Marta E., Romanticismo y política. (Ediciones Docencia, Bs. As. 1985).15 Para mayor información en torno a la relevancia de Simón Rodríguez para el desarrollo del movimiento americano, véase anexo 34.
20
(cristiano; espiritualista; social y civilizador; progresista; democrático y
popular), la autora es determinante al señalar que:
“En Hispanoamérica el romanticismo fue esencialmente
político, y ese carácter tuvieron los enfrentamientos literarios
entre clásicos y románticos, de modo especial, en el Río de la
Plata y Chile. Las condiciones para una lucha entablada en
Europa en el plano literario no estaban dadas, de modo que la
pugna estética se convertía en política como la librada entre
conservadores y liberales”16.
De esta forma, la realización política del romanticismo en
Hispanoamérica a falta del desarrollo literario en el continente, resulta
ser una propuesta de gran apoyo para nuestra investigación. En ese
sentido, si tomamos el argumento ya expuesto por Victor Hugo en el
cual expone el romanticismo como la manifestación del liberalismo en
la literatura, estamos en condiciones de proponer, a través de los
argumentos de Pena, que las letras como arma política en la escena
americana de mediados de siglo XIX conformaron la aplicación efectiva
de los planteamientos de Hugo viendo a la literatura como una
manifestación política de la realidad. En este sentido, el trasfondo de
esta pugna –conservadores contra liberales- nos entrega interesantes
elementos para comenzar a comprender que bajo la superficie de estas
rivalidades faccionarias, se escondió la confrontación de proyectos
nacionales sustentados, por una parte, sobre un romanticismo de corte
liberal progresista y, por otra, un romanticismo estructurado en base al
proyecto conservador clásico orientado a la defensa de la tradición.
Ahora bien, ¿de que forma el romanticismo hispanoamericano pudo
haber fomentado el desarrollo del movimiento en Chile? Esta
problemática puede ser entendida, esencialmente, a través del aporte
16 Pena, Marta, op. cit. p. 523.
21
de la “generación de 1837” argentina17. Si bien durante el siglo XIX,
Chile se configuró como el punto de llegada de distintos intelectuales
americanos -Andrés Bello, Simón Rodríguez, Rafael Valdés, Casimiro
Olañeta, entre otras figuras- fue con la generación de 1842 y su
interacción con los emigrados trasandinos, que el aporte romántico
americano se hizo presente en nuestro país. Por medio de figuras tales
como Domingo Faustino Sarmiento, José María Gutierrez, Fidel López,
entre otros intelectuales, se conformó un nivel desconocido de debate
hasta entonces para nuestra nación, posicionando y creando fuertes
reacciones entre las distintas esferas políticas. Ejemplo de esta
situación fue la denominada “polémica del romanticismo” (1842), la
cual contando con la participación de escritores argentinos y chilenos,
Domingo Faustino Sarmiento, Vicente Fidel López, Salvador
Sanfuentes, José Joaquín Vallejo (Jotabeche), entre otros, logró
exacerbar los ánimos del pequeño círculo intelectual chileno. A través
de la concepción problemática que causó el concepto de romanticismo
en la escena mundial, los escritores argentinos se posicionaron en
defensa del romanticismo, mientras que los escritores nacionales se
establecieron como facción condenatoria ante el movimiento romántico
y a sus aportes. En este sentido, es válido resaltar que si bien el
romanticismo habría desaparecido de la escena mundial de acuerdo al
testimonio de los propios participantes, el fenómeno seguía causando
revuelo en nuestra escena político-literaria.
De lo anterior, los elementos concretos que podemos ver en el aporte
de la generación argentina para el desarrollo del movimiento romántico
en Chile fueron, 1) la polemización que ellos mismos le dieron al
concepto tanto al interior de la discusión ya expuesta, como 2) la puesta
en practica de los principios románticos. Entre ellos podemos dar
cuenta de, la imbricación del americano con la naturaleza, el
17 Para mayor información en torno a la generación de 1837 y su aporte al desarrollo del fenómeno romántico hispanoamericano, véase anexo 36.
22
rompimiento con la tradición hispánica, la búsqueda identitaria, entre
otros, a través de su propias obras. Al respecto, no olvidemos que es
Argentina la zona americana en la que el movimiento tuvo un mayor
desarrollo; la novela La cautiva (1837) de Esteban Echeverría es
reconocida frente a la crítica como el primer manifiesto del
romanticismo americano. De allí que, por medio de la conexión de todo
este círculo de influencias trasandinas, podemos observar con claridad
el notable aporte generado por el grupo del 37’ para el desarrollo de la
propia impronta romántica nacional.
No obstante, ¿fue el romanticismo americano un modelo de apropiación
o reproducción cultural? De acuerdo al investigador Bernardo
Subercaseaux, el proceso de conformación identitaria americana puede
ser entendido por medio de dos vertientes: la apropiación cultural y la
reproducción cultural. Apropiar, por una parte, se refiere a hacer parte
íntegra de nuestra cultura un modelo exterior a través de nuestra
originalidad. Por otro lado, la reproducción hace alusión a la neta copia
del modelo exterior18. En este sentido y en torno a la caracterización
del romanticismo americano, podemos establecer que este movimiento
si bien no experimentó el nivel de originalidad literaria expuesto por el
movimiento europeo, si respondió a un desarrollo distinto del fenómeno
propuesto por Europa. La ruptura con la tradición hispánica, el
carácter predominantemente político que adquirió en el continente, la
búsqueda por una identidad autóctona, entre otros elementos, son
factores derivados del epicentro cultural europeo, sin embargo, con
una constitución propiamente americana. En este sentido, el fenómeno
romántico americano, bajo lo visto en esta revisión, correspondió a un
modelo de apropiación americana, más que a un sistema de
reproducción cultural.
18 Subercaseux, Bernardo, “La apropiación cultural en el pensamiento y la cultura de América Latina”. En revista de Estudios Públicos, Santiago, N° 30, 1988. www.cepchile.cl.
23
b) Chile
Por otra parte, el tema del romanticismo en Chile, tampoco ha estado
exento de debate. Como lo pudimos apreciar anteriormente, con la
‘polémica del romanticismo’19 en 1842, el debate ya habría alcanzó una
importante notoriedad.
Sin embargo, no todos los especialistas concuerdan en la trascendencia
del movimiento. Tanto para Bernardo Subercaseaux, Alfredo Jocelyn-
Holt como para Alone (Hernán Díaz Arrieta), entre otros críticos, el
romanticismo fue un fenómeno que a nivel nacional estuvo marcado por
la mediocridad en su aporte, desmereciendo su relevancia. Por otra
parte, críticos a favor del accionar positivo del romanticismo al interior
de nuestro país tales como Hernán Godoy, Ana María Stuven y Ricardo
Latcham, han visto en el fenómeno romántico un elemento de aporte al
plano nacional, en virtud del carácter rupturista que poseyó el
movimiento.
De esta forma y frente a las divergentes posturas existentes frente a la
apreciación del romanticismo en Chile, expondremos el siguiente
esquema de argumentación: en un primer momento, observaremos el
análisis de aquellos especialistas –Ricardo Latcham, Hernán Godoy, Ana
María Stuven- quienes aprecian positivamente el impacto de las ideas
románticas en el plano nacional; luego daremos a conocer la postura
intermedia de Raúl Silva Castro quien describió el fenómeno romántico
como un movimiento multi-epocal, para, finalmente, contrastar estos
argumentos con la perspectivas de aquellos autores quienes rechazan
tanto la existencia del movimiento (Alfredo Jocelyn-Holt), como su
19 Pinilla, Norberto, La polémica del romanticismo. (Editorial Americalee, Bs. As. 1943).
24
impacto en la escena intelectual nacional (Alone, Bernardo
Subercaseaux).
En este sentido, uno de nuestros primeros autores en proclamar la
positiva acción del romanticismo en nuestro país fue Ricardo Latcham.
Ya en la primera mitad del siglo XX, el crítico literario Ricardo Latcham
(1903-1965) a través de su compilación de estudios críticos en torno a
la literatura chilena, Escalpelo (1925), debatirá en torno al fenómeno.
Para el autor, la existencia de un periodo romántico es clara; éste
habría tenido lugar durante la mitad del siglo XIX y, a su vez, liderada
por intelectuales tales como Salvador Sanfuentes, Eusebio Lillo o
Francisco Bilbao, representó la mancomunión de diferentes enfoques
los que lograron darle: “(…) un gran impulso artístico al inyectarle vida
al cuerpo de la poesía autóctona”20.
A este respecto, hemos de aclarar que tanto Latcham como otros
autores presentes en esta discusión exponen su postura desde la
perspectiva literaria. De esta forma, si bien el influjo de las ideas
románticas a través de lo que puede ser la estética de la literatura,
manifestó un cambio real en las letras nacionales, el mayor impacto, a
mi entender, lo encontramos en la renovación de las ideas políticas que
inspiraron los románticos decimonónicos chilenos. Es debido a esto
que, aún cuando Latcham exponga que el romanticismo es clave como
quiebre en la continuidad monótona de la poesía chilena, vale
preguntarse, ¿qué es lo histórico de este movimiento? Al respecto, el
crítico José Miguel Oviedo ha entendido el romanticismo
hispanoamericano con una doble función: “La esfera privada y la
pública se conectan sin dificultad a través de una concepción heroica y
20 Latcham, Ricardo, “Algo sobre el romanticismo”. En Escapelo: ensayos críticos. Impr. de San José, Santiago, 1925, p. 122. www.memoriachilena.cl [Última visita 17 de marzo de 2010].
25
grandiosa de la vida, según la cual el poeta o el artista es también un
hombre cívico, un atrevido soñador y un ciudadano responsable”21.
Este ‘atrevido soñador’ y ‘ciudadano responsable’ lo podemos ver a
través de la misma obra literaria del político nacional, José Victorino
Lastarria. El discurso para la apertura de una sociedad literaria (1842)
manifiesta la “postura ciudadana” del autor por cuanto expresa su
deseo implícito por integrar el sistema político nacional como un
agente liberal americano, sin embargo, también expone un postura
idealista en tanto que el objetivo del intelectual chileno se orientó hacia
una meta concreta: “(…) que la literatura no sea el exclusivo
patrimonio de una clase privilegiada”22. Estos dos fines sociales propios
del pensamiento “lastarriano” de primera época, vale decir, la
ampliación de las bases intelectuales chilenas y, por otra parte, la
orientación de la vía política chilena hacia la refundación nacional, son
elementos que, en base a lo ya expuesto por Oviedo, resultan del todo
aplicables a algunos intelectuales decimonónicos chilenos. De esta
forma, este actor social, creador y fomentador del movimiento del 42’,
no sólo obedeció a una función rupturista en el plano literario, sino
también se constituyó como un sujeto activo del cambio social.
La postura del sociólogo Hernán Godoy, por su parte, corresponde más
bien a un espíritu de imbricación entre el romanticismo y la ilustración.
Según nos expone Godoy, el romanticismo en Chile se entiende bajo los
siguientes parámetros:
“Como ocurrió con los estilos barroco y neoclásico, la
orientación romántica tuvo también en Chile matices
particulares. En general fue menos acentuada que en los
21 Oviedo, José Miguel, Historia de la literatura hispanoamericana. (Alianza Editorial, Madrid, 2001) p. 339.22 Lastarria, J.V., Discurso de incorporación a una sociedad de literatura de Santiago en la sesión del 3 de mayo de 1842. (Valparaíso, Imprenta de M. de Rivadeneira, 1842). Vol. 338, Pieza 1ª, 16 Págs. Archivo Nacional, Fondo Varios. p. 14.
26
movimientos similares de Europa o América y apareció más
tardíamente. Estuvo marcada por una atmósfera temperada, en
que la típica exaltación fue atenuada por el pragmatismo del
carácter chileno. Por esta razón, la transición desde el
neoclasicismo precedente y el transito al realismo del último
tercio de siglo es un proceso fluido, sin cortes bruscos, donde
cada estilo se agrega a un carácter nacional ya perfilado, que
da la tónica a la sociedad”23.
De allí que el romanticismo sobre el cual expone Godoy es un fenómeno
esencialmente dominado por un clima transicional, en el cual el
‘carácter temperado del chileno’ logró la fusión entre lo clásico y lo
conservador bajo la cúpula del romanticismo. En este sentido, nuestro
romanticismo se distinguiría por su carácter ‘termidoriano’, es decir, el
movimiento como un proceso en plena transición; no plenamente
clásico, no plenamente romántico. Es un romanticismo chileno
ilustrado.
Siguiendo esta línea argumentativa, la historiadora Ana María Stuven
entiende la recepción de las ideas románticas por parte nuestra escena
política decimonónica como un elemento de tensión política. Para
Stuven, el romanticismo al interior del plano público nacional fue una
clara representación del clima de dualidad partidista por el que
atravesó la clase dirigente de nuestro país durante el siglo XIX. A
través de un análisis conceptual del discurso de la elite en torno al
romanticismo y, al mismo tiempo, de los elementos que el movimiento
aportó al desarrollo de nuestra clase política –vale decir, la postura
adánica, la voluntad de independencia política y cultural, la afinidad a
la idea de progreso, entre otras variables- Stuven nos explica su visión
referente al impacto del ideario romántico en la escena nacional. De
acuerdo al análisis de la historiadora, el romanticismo se configuró
23 Godoy, Hernán, La cultura chilena. (Editorial Universitaria, Santiago, 1984) p. 294.
27
como un movimiento de contradicción conceptual entre sus orígenes
europeos contrastados con sus progresos americanos. Así pues, la
aplicación de sus aportes al desarrollo del liberalismo criollo permitió
la ruptura simbólica, tanto de América como de Chile con la madre
patria24, la misma recepción de ideas románticas europeas,
posibilitaron la búsqueda de una identidad cultural propia –distinta de
nuestro padre- al interior de las jóvenes naciones25.
Por otra parte, el académico Raúl Silva Castro en su artículo “El
romanticismo y la literatura chilena” (1962), manifestó una postura
‘diferente’ a lo ya expuesto. Según Castro el romanticismo chileno debe
ser comprendido desde una conceptualización multi-temporal, vale
decir, entendiendo el romanticismo como un movimiento que no
necesariamente ha de corresponder a un periodo determinado pues,
toda época podría contener caracteres románticos26. Álvaro Melián
Lafinur, autor de El romanticismo literario (1958), respondió a dichas
afirmaciones señalando que si bien todas las épocas pueden contener
elementos románticos, es en la segunda mitad del siglo XIX en que
estos tópicos se manifiestan con mayor agudeza. ¿De qué forma? La
melancolía, la tristeza, el acucioso sentimiento del mal dù siecle
persigue a los autores románticos al punto que, como señala Alfred De
Musset refiriéndose al periodo: “Nada nos engrandece tanto, como un
gran dolor”.
24 “A diferencia de Europa, en América, el romanticismo sirvió a la finalidad de la independencia cultural y política; el corte del cordón umbilical que le ataba con la Madre Patria”. Stuven, Ana María, La seducción de un orden. Las elites y la construcción de Chile en las polémicas culturales y políticas del siglo XIX. (Ediciones Universidad Católica de Chile, Santiago, 2000).25 “En Hispanoamérica, particularmente en Chile, el romanticismo sirvió propósitos de reivindicación de una autonomía intelectual, y de creación de una identidad cultural”. Ibíd. p. 200.26 “Creo que el romanticismo no es un hecho puramente cronológico sino además del más elevado orden espiritual, que se presentó en determinadas fechas pero que puede repetirse en otras sucesivas; y que escritores románticos avant la lettre pueden darse y sin duda se dan en varios grupos literarios que regularmente no pasan por románticos”. Silva Castro, Raúl, El romanticismo y la literatura chilena. www.memoriachilena.cl. p. 148. El énfasis es del autor.
28
Sin embargo, si bien por un lado encontramos distintos autores que se
suscriben a favor de la incidencia positiva del romanticismo en el plano
nacional como son los casos ya expuestos de Stuven y Godoy, la crítica
a la irrelevancia del movimiento, por su parte, se ha mostrado tajante.
Casos como el del crítico literario Alone, del historiador liberal Alfredo
Jocelyn-Holt, como del investigador Bernardo Subercaseaux, analizan
al romanticismo en Chile como un fenómeno de dudosa influencia tanto
en el ámbito estético como en el político. Para Hernán Díaz Arrieta
(1891-1984) -más conocido por su seudónimo Alone-, por ejemplo, el
fenómeno romántico es un: “(…) capítulo que pudiera suprimirse
perfectamente, sin que se perdiera nada de importancia”27.
A su vez, si bien la crítica de Alone puede ser válida para el ámbito
literario, es a través del juicio crítico del historiador Alfredo Jocelyn-
Holt, que el romanticismo como elemento sustancial para la escena
política, pierde peso. Jocelyn-Holt en su artículo “El liberalismo
moderado chileno siglo XIX”, expone su tesis señalando que es el
liberalismo moderado y su accionar a lo largo del siglo XIX, el
mecanismo por el cual la elite logró estabilizar el tenso panorama
político sostenido por la clásica disputa entre liberales y
conservadores28. Específicamente respecto al tema del romanticismo,
Jocelyn-Holt es explicito al exponer que son el ‘personalismo
napoleónico’ y el ‘romanticismo’, los cuales el espíritu moderado liberal
se mostró receloso29. En este sentido, los quiebres políticos acontecidos
ya desde la década de 1840, son vistos por la perspectiva de Jocelyn-
Holt como coyunturas representativas del malestar en el cual habría
caído la clase política, producto del autoritarismo y el fraccionamiento
creciente del espectro político. De lo anterior, tanto el actuar de
27 Díaz Arrieta, Hernán, Historia personal de la literatura chilena. (Editorial Zig-Zag, Santiago, 1954) p. 203.28 Jocelyn-Holt, Alfredo, “El liberalismo chileno siglo XIX”. En Revista Estudios Públicos, Santiago, N° 69, 1998, p. 449. www.cepchile.com, [Última visita 17 de marzo de 2010]. 29 Ibíd. p. 449.
29
Lastarria como Bilbao durante esta década son interpretados por el
autor como la manifestación del liberalismo en su aspecto radical y
doctrinario, respectivamente30.
Por otro lado, Bernardo Subercaseaux y su concepción del
romanticismo en Chile, ciertamente, es una perspectiva que se ha
mostrado negativa respecto a la real manifestación del fenómeno en el
plano político nacional. En su obra Historia de las ideas y la cultura en
Chile (1997), al referirse a la obra de José Victorino Lastarria, el autor
no duda en señalar que: “(…) el caso de Lastarria ejemplifica, tal vez
mejor que ningún otro, que en Hispanoamérica, la concepción utilitaria
de la literatura obedece a un programa liberal de emancipación y no a
un programa artístico de filiación romántica”.31
Esta interesante postura nos invita, por una parte, a reflexionar sobre
la posibilidad de separar ámbitos como lo estético y lo político y, por
otra, a reconocer que si bien existen características románticas en los
escritos intelectuales de la época, estas no necesariamente se expresan
a través de un discurso totalmente romántico. De lo anterior, ya se
señaló que, para el caso de las personalidades aquí analizadas, estos se
mueven en ambas esferas, es decir, la producción poética y la
participación social. En este sentido y haciendo eco de la afirmación de
Victor Hugo, el obedecer a programas liberales no significa que el
movimiento no haya tenido una orientación estética32.30 Ibíd. p. 443.31 Subercaseux, Bernardo, Historia de las ideas y la cultura en Chile. (Editorial Universitaria, Santiago, 1997) p. 97. El énfasis es nuestro.32 Continuando con esta argumentación, tenemos la perspectiva de Picard, quien en su clásica obra El romanticismo social francés enfatiza los siguientes aspectos respecto al fenómeno romántico: “El liberalismo es el resorte principal del romanticismo, y según su doctrina, debe trascender tanto la sociedad como la literatura y el mundo moral tanto como el de los intereses materiales (…) El liberalismo se une así a la reivindicación de justicia; se apoya también en la del progreso tan característico del pensamiento romántico”. Picard, Roger, El romanticismo social. (Editorial Fondo de Cultura Económica, México DF., 1947) pp.49-50. Esta obra constituye un clásico al momento de analizar el desarrollo del romanticismo social francés. Citado tanto por Bernardo Subercaseux como por Emilio Carilla para respaldar sus respectivos argumentos entorno al influjo romántico francófono, Picard, sigue siendo un referente
30
De lo anterior, mi posición frente a lo establecido por los parámetros de
estudio utilizados por Subercaseaux, es que el análisis del historiador
apunta esencialmente hacia ‘una’ de las posibles vertientes de la
investigación. Subercaseaux entiende al romanticismo como un
movimiento de expresión predominantemente artística, más no, como
discurso político, parámetro bajo el cual se ha sometido el concepto en
esta investigación. El camino seguido por Subercaseaux a través de la
reducción analítica hecha por el teórico Arthur Lovejoy, encamina el
fenómeno romántico a diluirse como una manifestación estética y, en
este sentido, guía al autor para optar por ‘un’ enfoque de la
problemática. Ejemplo de esta opción metodológica es la siguiente cita
del investigador, orientada a distinguir el plan liberal que habría tenido
la intelectualidad chilena en desmedro del dominante carácter estético
que poseería el movimiento romántico. Analicemos la cita:
“Pero también es cierto que la óptica con que los
hispanoamericanos leen y seleccionan esas ideas se encuentran
condicionadas por una visión política (la construcción de la
nación) y que en general, lo que vértebra a esa visión son las
características del liberalismo criollo”33.
Esta afirmación de Subercaseaux, como señal de la superficialidad del
romanticismo frente la estructura liberal de los intelectuales chilenos,
ante la perspectiva del historiador Federico Chabod resulta invertida.
Para el historiador italiano, tanto la nación como su construcción,
fueron aspectos funcionales al fenómeno romántico propiamente tal34,
¿en que sentido? De acuerdo a lo expuesto por Chabod en su texto Idea
para desarrollar la presente temática de estudio. 33 Subercaseaux, Bernardo, La historia de las ideas y la cultura en Chile. op. cit. pp. 95-96.34 Chabod, Federico, La idea de nación. (Fondo de Cultura Económica, México, 1997) p. 86.
31
de nación, el romanticismo fue precursor directo de la construcción del
concepto de nación, expresándose por medio de distintos elementos,
entre los que vale mencionar, el culto heroico, el carácter naturalista
trabajado por Rousseau, el aspecto fantástico del movimiento, entre
otros.
De allí que la presente investigación entiende su aporte a la
comprensión del movimiento romántico en Chile, no como una
pretensión para cerrar el tema, sino como una forma diferente de
enfocar el análisis del discurso político romántico en Chile durante el
siglo XIX. Por otra parte e intentando vincular las ideas ya expuestas
por los otros autores revisados, es la intención de esta tesis demostrar
la existencia de un modelo de reproducción de las ideas románticas, al
interior de un determinado grupo de elite intelectual nacional
(Lastarria, Lillo, Matta, Bilbao, entre otros). Estas nuevas ideas se
constituyeron en una carga significativa de pensamiento revolucionario
propagado por los ya mencionados grupos de la generación política,
para el rompimiento con el patrón hispánico y la construcción de un
ideario distinto al planteado por la corriente liberal como por la facción
conservadora.
32
HIPÓTESIS
La presente investigación argumenta que el romanticismo en
Chile en su expresión híbrida –hibridez expresada a través de
componentes hispanos, alemanes y esencialmente franceses- fue una
influencia clave para la reorientación conceptual de las ideas políticas
de ciertos intelectuales chilenos vinculados a la generación política de
1842. Ideas románticas expuestas fundamentalmente en el corpus
intelectual de a lo menos 2 elementos de esta generación como fueron
los casos de Eusebio Lillo y Guillermo Matta. A su vez, estas formas de
manifestación crítico-utópicas se configuraron como expresión del
constante intento de un determinado sector de la generación de 1842
para romper con el sistema político conservador, instaurado por el
régimen portaliano. En este sentido, dentro de los elementos
importantes incorporados por el romanticismo político en Chile
destacamos las ideas de ‘progreso’ y ‘democracia’.
Por de pronto, se puede pensar que la idea de ‘progreso’ se plasmó casi
genéricamente en el optimismo social de la época. Ejemplo de esta
situación es el pensamiento de estos dos intelectuales decimonónicos
chilenos -Guillermo Matta y Eusebio Lillo- quienes enfocados en un
prototipo ideal del hombre, propusieron el proyecto de una sociedad
33
más justa. A su vez y basados en el ‘progreso moral’ alcanzado por el
modelo europeo, este pequeño subconjunto de la generación de 1842
proyectó una nueva comprensión del concepto sustentándose, sobre
todo, en la perfectibilidad ideal del espíritu humano expresado por el
ideario romántico de la época.
Por otra parte, el segundo término analizado será la idea de la
‘democracia’: entendida como un pensamiento orientado hacia la
ampliación de la participación nacional y hacia la apertura de espacios
para la acción de la clase popular. Este concepto se encontró
representado a través de los intentos esporádicos, tanto del grupo
“liberal rojo”35 como del movimiento “igualitarista chileno”36, por
conquistar la paridad de los derechos políticos de los hombres.
Asociaciones a las que pertenecieron tanto Lillo como Matta.
Es así como, intentaremos argumentar que fueron estas ideas extraídas
de “progreso moral” y “democracia”, las que se convirtieron en las
banderas de lucha tanto de Eusebio Lillo como de Guillermo Matta y, a
su vez, en objetivos no tan sólo literarios, sino también, en fundamentos
políticos para reconfigurar el escenario intelectual del siglo XIX chileno.
En síntesis, la intención de esta hipótesis es revisar la concepción
esencialista del romanticismo como una vertiente estrictamente
literaria, tomando la acepción política del fenómeno y aplicándola a
nuestro escenario intelectual decimonónico. De esta manera el discurso
romántico-político desarrollado por Eusebio Lillo y Guillermo Matta,
será analizado como una forma de dar cuenta de la hibridez de
influencias que adquirió el fenómeno romántico en Chile de mediados
del siglo diez y nueve.
35 Bajo este apelativo fueron denominados Matta y sus correligionarios por la prensa de la época.36 Nombre utilizado por el historiador Cristián Gazmuri para denominar a los grupos intelectuales chilenos seguidores de los sucesos revolucionarios de 1848 en Francia. Gazmuri, Cristián, El 48’ chileno. (Editorial Universitaria, Santiago, 1999).
34
Capítulo I. Eusebio Lillo, auge y ocaso de la “flor azul”
“Independiente Chile, Somos ya ciudadanos,
Pero hay nuevos tiranosY triunfa la maldad!
Venid, chilenos, todos; Unidos combatamos:
Triunfemos o muramosVivando la Igualdad!”
Eusebio Lillo, La igualitaria (1851).
35
¿Quien es el autor de la canción nacional? ¿por qué se le asoció a
Francisco Bilbao y la “Sociedad de la Igualdad”? Ciertamente, la figura
de Eusebio Lillo no es un nombre que pasó desapercibido para el siglo
XIX chileno. El objetivo de este capítulo es ver si es posible identificar
caracteres románticos en el accionar de este intelectual chileno a
través del análisis de su obra y dar a conocer, de esta forma, la
existencia del pensamiento romántico en un específico grupo de la elite
del pensamiento decimonónico nacional.
2.1._ Sociabilidad y lecturas
El primer punto a tratar en torno al análisis de la obra de Eusebio Lillo,
serán sus redes de sociabilidad. Los años de estudiante para el autor,
ciertamente, los podemos observar como un proceso edificante en su
trayectoria. El Instituto Nacional, sede educadora de la intelectualidad
chilena del siglo XIX37, al mismo tiempo que acogió a Lillo en sus aulas,
fue escenario para célebres personajes de la futura construcción del
pensamiento nacional. Los hermanos Matta, Pedro León Gallo, los
hermanos Blest Gana, los hermanos Bilbao, los hermanos Bello (Juan y
Carlos), Diego Barros Arana, Benjamín Vicuña Mackenna, entre otros,
fueron figuras que, si bien constituyeron influencias determinantes
para el desarrollo intelectual del joven poeta, también representaron
amistades que Lillo conservó por el resto su vida. En este sentido es
que podemos observar en el colegio, tanto un espacio de expresión
para la intelectualidad chilena, como también un terreno abierto de
sociabilidad para niños como Lillo. A través de una semblanza realizada
por el historiador Miguel Luis Amunátegui, éste destacó la niñez del
autor bajo la siguiente apreciación:
37 De acuerdo a la testimonio de Benjamín Vicuña Mackenna: “En ese tiempo, como hoy (…) el Instituto era un semillero, pero la Universidad no era todavía un cementerio ni la literatura patria un cadáver. Nacía, al contrario, la historia nacional, y alboradas lucientes iluminaban su cuna”. Vicuña Mackenna, Benjamín, Los girondinos chilenos, Prólogo de Cristián Gazmuri. (Editorial Universitaria, Santiago, 1989) p. 26.
36
“Era un niño despierto y alegre; muy precoz en el
desenvolvimiento de su inteligencia y de su sensibilidad;
sumamente querido aun mismo tiempo de sus maestros y de
sus condiscípulos cosa que sucede pocas veces en un colegio;
tenía lo que vulgarmente se llama sangre ligera; recuerdo que
todos proclamaban su alta capacidad sin envidia, con
complacencia aún”38.
Esta “ligereza de sangre” desde ya nos expresa algo de la personalidad
de Lillo, como un sujeto con grandes dotes para sociabilizar. Este
carácter descrito por Amunátegui, si bien exalta la gran afabilidad del
poeta frente a sus compañeros, incluso ante sus profesores, no deja de
ser una nota de valor al momento de proyectar a Lillo como un sujeto
dispuesto a entablar y mejorar la convivencia en la sociedad.
Sin embargo, en cuanto a la niñez del autor, sus datos biográficos no
son abundantes39. Más allá de la biografía realizada por Amunátegui, o
las mismas escuetas declaraciones realizadas por el mismo Lillo a las
distintas revistas en las cuales participó40, la información no resulta
completa para la dilucidación de su periodo infantil. De allí que, y como
un esfuerzo por explotar las divergentes temáticas que nos muestran
indicios acerca de la infancia del poeta, hacemos eco de la biografía
realizada por Silva Castro a Lillo. Según nos da a conocer Castro,
existe una cierta semejanza entre la niñez de Lillo y el relato del
novelista criollo, Alberto Blest Gana a través de su obra El loco estero.
El “ñato Díaz”, uno de los personajes principales de la obra, se da a
conocer al interior del texto como un joven ‘simpático’ y ‘astuto’,
aspectos coincidentes con las características planteadas por
Amunátegui al elaborar su propio relato. En este sentido y de acuerdo
38 Amunátegui, Miguel Luís. “Don Eusebio Lillo”. Revista del Pacífico. 25 de agosto de 1858, Valparaíso. p. 257. El énfasis es del autor.39 Para una mayor información respecto a la infancia de Eusebio Lillo, véase anexo 37. 40 Referencias biográficas del autor pueden encontrarse en la las siguientes revistas: Revista del Pacífico, América Poética, El Crepúsculo y Revista chilena.
37
al análisis realizado por Castro en relación a las vinculaciones del autor
con Blest Gana, esta descripción correspondería a la personalidad de
Lillo durante sus años de pre-adolescencia41.
Ahora bien, Lillo como miembro de la denominada ‘generación de
1842’42, lo podemos apreciar tempranamente participando de la
actividad sociocultural de este grupo intelectual chileno. “La Sociedad
Literaria”, este foco del pensamiento nacional liderado por el futuro
político José Victorino Lastarria, se manifestó para 1842 como un
movimiento de destacada agitación intelectual con patentes objetivos
orientados hacia la regeneración nacional, sin embargo, basado en el
contexto del incipiente esplendor cultural señalado por el ‘progreso
moral’ y la estabilidad política43 del país. En este sentido, tanto Godoy
como la investigadora Ana Figueroa han visto en la generación del
1842 un grupo político-cultural resultante de la liberalización social
propia del gobierno de Manuel Bulnes, en confrontación a lo que
significó el régimen portaliano44.
41 Según nos expone Castro y su investigación respecto a la infancia de Lillo, el poeta habría conocido a Alberto Blest Gana a la edad de 13 años (1839) un año después que se encontrase con Amunátegui en las aulas del Instituto Nacional. Silva Castro, Raúl, op. cit. p. 17.42 Se entenderá por generación a las categorías de estudio empleadas por el teórico de la historia Julio Aróstegui para referirse a: “Una generación tiene su presente propio, que no queda definido, sin embargo, en interacción constante con las otras generaciones coexistentes”. El destacado es del autor. Al interior de este análisis entendemos a la generación como un producto de dos elementos fundantes; por una parte, el “hecho biológico”, es decir, el recambio ineludible de las generaciones y por otra parte, el “hecho generacional”, el cual le entrega el carácter experencial al concepto, vale decir, la entelequia contenida por las distintas generaciones. Aróstegui, Julio, La historia vivida: Historia del presente. (Editorial Taurus, Madrid, 2004) p. 110. 43 Godoy, Hernán, op. cit. p. 290. Sin embargo, según nos indica Godoy, no debemos sobredimensionar a la “Sociedad Literaria” como un fenómeno que remeciese las conciencias chilenas. Según el autor, las propuestas de estos 40 estudiantes del Instituto Nacional no pasaron de ser manifestaciones entusiastas. Más aún, el mismo Lastarria reconoció la escasa importancia de su discurso para el año de su creación “(…) los miembros de la Sociedad lo recibieron con marcado interés, pero el público guardó profundo silencio. Ni el periódico oficial ni otro alguno dijeron una sola palabra”. Godoy, Hernán, op. cit. pp. 321-322. 44 Figueroa, Ana, Ensayistas del movimiento literario de 1842. (Ediciones Universidad de Santiago, Santiago, 2004) p. 24.
38
Para ese entonces, Lillo ya comenzaba a hacer de la lectura novelesca
parte de su vida. Autores representativos de esta etapa y de gran parte
de su trayectoria serán, el poeta revolucionario José de Espronceda
predominantemente a través de sus obras El estudiante de Salamanca,
El diablo mundo y el poeta oficial del romanticismo conservador
español, Vicente Zorrilla por medio de su obra, Don Juan. Ambos
escritores no serán tan solo una lectura pasajera para Lillo pues, muy
por el contrario, el poeta nacional intentará imitar las actitudes de
estos románticos españoles como una forma de imbuirse en los ideales
representados por estos intelectuales. En este sentido, el caso de
Zorrilla es en particular representativo de esta situación; Zorrilla se
hizo conocido en la escena literaria española al leer sus propios versos
en el funeral del aclamado articulista de costumbres, Mariano José de
Larra. Por su parte, y en directa relación con la actuación de Zorrilla,
Lillo apareció en el mundo lírico nacional al ofrendar su despedida a la
muerte del político José Miguel Infante, a través del poema “A la
memoria de Don José Miguel Infante”45.
A partir de lo anterior es que queremos volver a explicitar la faceta del
romanticismo en su carácter de sistema de vida, ¿en que sentido?
Como ya se esbozó en la exposición de nuestro marco teórico, los
actores románticos fuera de limitarse tan solo a la propagación de los
planteamientos socio-políticos (discursos, propagandas, literatura de
corte social, entre otros), encarnaron el espíritu de sus propuestas. Sus
vestimentas, sus actitudes, sus ideales, todo este conjunto de
elementos, integraron una forma de vida que fue más allá, tanto de la
‘nueva propuesta literaria’, como del discurso político. En este sentido,
nuestro análisis textual a la obra de Lillo y al contexto de ésta, toma un
nuevo realce, ¿de que forma? Tanto el ‘texto’ como el ‘con-texto’, según
los análisis de Palti como de Skinner, deben ser comprendidos en su
45 Latcham, Ricardo, op. cit. p. 124. Este hecho se encuentra citado tanto el artículo de Latcham, como en el homenaje hecho por Luis Amunátegui a Eusebio Lillo.
39
conjunto. Desde esta perspectiva, Lillo no solamente produjo obras de
corte romántico sino que reprodujo, bajo la nomenclatura de
Subercaseaux, lo expuesto por su medio para llevarlo a cabo como una
propuesta práctica. Es decir, el autor no solo leyó a Zorrilla, sino que lo
imitó en su misma forma de aparecer frente a la escena pública. Es en
este punto donde podemos observar el carácter social de la literatura
romántica, la cual, más allá de entretener a su público, invita a sus
lectores para formar parte del proyecto expuesto en la obra.
Reafirmando lo dicho, tenemos la representación que nos expone un
testimonio del siglo XIX chileno para observar a sus personajes. El
historiador Cristián Gazmuri, rescatando una observación de época
proveniente de Iñiguez Vicuña, señala que:
“Francisco Bilbao y Santiago Arcos usaban diariamente el frac
con botones de metal dorado, del corte llamado de Robespierre;
sombreros de felpa de copa baja, como el que usaba Camilo
Desmoulins y pantalones blancos ajustados, como los que
introdujeron los convencionales que proclamaron los más
avanzados principios republicanos. Largas cabelleras en forma
de melena que cubrían sus cabezas hacia atrás, como las de los
filósofos y poetas románticos entregados a profundos
pensamientos46”.
De esta forma, cuando hablamos de atmósfera romántica nos estamos
refiriendo a este escenario en el cual las lecturas se mezclan con un
sentimiento de época. Cabelleras largas, altos ideales, son elementos
que se encuentran imbricados en este sistema que abarcó y subsumió a
determinados intelectuales nacionales.
Es por esto que, si bien la infancia y la atmósfera intelectual en la cual
se desarrolló Lillo, constituyen elementos de suma relevancia para la 46 Gazmuri, Cristián, op. cit. p. 81.
40
comprensión del autor y su posterior accionar romántico, no son sino
su juventud y época de “girondino chileno”47 el periodo en el cual se
enmarca el interés de la presente investigación.
2.2._ Igualdad, educación del pueblo y “Redes intelectuales”
Para 1844 nos encontramos en presencia de un joven poeta, quien
tempranamente publicaba sus versos y artículos en las páginas de la
prensa nacional. De allí que, entre los diferentes diarios y revistas en
que Lillo participó podemos nombrar: El Siglo48, El Crepúsculo49
(1843), El Entreacto (1845), La Gaceta de Comercio (1842-1845), La
Revista de Santiago (1848), El Progreso y El Timón durante el año
1849, y los periódicos La Barra y El Amigo del Pueblo durante 1850-
1851. Esta amplia divagación de Lillo por estas publicaciones, se
suscribió esencialmente a su participación como poeta, periodista y
redactor de prensa.
No obstante lo anterior, Lillo no dedicaría su vida de forma exclusiva a
la explotación de su veta periodística. Sin precisar demasiado en la
actividad que el autor realizó al interior del Ministerio del Interior
(1846), Silva Castro nos da cuenta de Lillo como un activo agente de la
escena estatal nacional, al mismo tiempo que el poeta compartía su
tiempo siendo corresponsal del periódico El Mercurio. En este sentido,
para el año 1848 Lillo fue promovido a la Oficina de Estadísticas del
gobierno, no obstante, sin dejar de lado su poesía. Muy por el
contrario, para 1847, Lillo se dedicó en tiempo completo a la escritura
de la ‘Canción nacional’, siendo esta composición, una de las obras más
47 Vicuña Mackenna, Benjamín, op. cit.48 Para una mayor referencia respecto al ‘Prospecto’ de esta periódico y, a su vez, la participación de Lillo en él, véase anexo 14. Para mayor aclaración de esta referencia, el ‘prospecto’ de de una obra, se refiere a la presentación de objetivos, ya sea político, literarios como sociales, que realiza una publicación en su primer número de edición. 49 Para mayor referencia respecto a la portada y temática que trato este periódico, véase anexo 16.
41
logradas del joven poeta. Este himno que se perpetuó como la estampa
lírica de Lillo hasta nuestros días, claramente es una invocación
romántica a la gesta nacional de 1810 a 1818, la libertad y la simbiosis
con la naturaleza humana. De allí que, a través de esta continua
divagación por parte de Lillo en los asuntos de materia pública, vale
decir, literatura, prensa, gobierno, podemos comprender de que forma
el autor fue adquiriendo mayor realce en la escena política nacional,
hasta llegar a convertirse en el revolucionario que el 20 de abril de
1851 conoció.
Por una parte, a través de la abierta lucha declarada por el periódico El
Timón de facción ‘vialista’ en contra de El Corsario (periódico pro-
Montt50) comenzamos a observar las duras críticas propinadas por
parte de Lillo al ala conservadora nacional. Como ya lo indicase Silva
Castro en su estudio, al interior de este periódico se hizo reconocible el
estilo de Lillo a través de los satíricos versos dedicados por el autor a la
facción conservadora. De acuerdo su ‘Prospecto’, El Timón desde un
primer momento expresó su carácter confrontacional contra el
gobierno de turno. Con la participación en él tanto de Lillo como del
escritor Hermógenes de Irisarri (amigo de Lillo) tenemos las siguientes
palabras:
“Contra Cosario, Timón. Los ministeriales tienen el barco y
nosotros el timón, es decir, que ellos ocupan la proa, las
bodegas y las cofas, y nosotros nos defendemos sobre el castillo
de popa, ocupamos la cámara y damos dirección a la nave”51.
50 El escenario de agitación política a partir de la renuncia del ministro de Bulnes (junio de 1849), Vial, habían constituido un fuerte ambiente de polarización entre quienes respaldaban al ministro Vial como el futuro candidato a la presidencia y quienes optaban por Montt y su grupo de conservadores.51 Editorial, El Timón, Santiago, 25 de julio de 1849. p.1. Tanto Hermógenes de Irisarri como Eusebio Lillo participaron al interior de esta publicación como poetas. Por otra parte, para una ampliación de la línea argumentativa seguida por esta publicación, véase anexo 16.
42
Estas líneas, como bien lo indica Silva Castro, señalaron la intención
del Ministro Vial y sus allegados para seguir representado una férrea
oposición al gobierno de Montt. Es en este sentido que podemos
apreciar de qué forma ese clima de tensión entre liberales y
conservadores poco a poco se hizo sentir en la atmósfera política
nacional como un conflicto que tarde o temprano habría de estallar. No
obstante, y debido al limitado tiempo que duró el periódico vialista
(inició actividades el 25 de julio de 1849 y culminó el 6 de septiembre
de 1849), el rumbo político del autor tomaría una nueva dirección; esta
vez, su objetivo se sostuvo en franco camino al cambio social, a la
revolución.
Ahora bien, volviendo al tema central de nuestra hipótesis, ciertamente,
la utilización de los conceptos de ‘democracia’ y ‘progreso’ por parte de
Lillo, no fue un carácter manifiesto tanto en su actuar periodístico como
en su obra poética. En este sentido, resulta pertinente expresar que
Lillo respecto a la producción de lírica de Matta, se mostró bastante
inferior. Es por esto que, utilizando el restrictivo corpus de fuentes que
tenemos del autor, vale decir, su participación en diarios, revistas,
como su escasa composición poética, pretenderemos analizar la
utilización de estos términos al interior de su producción intelectual y,
de esta forma, develar el carácter romántico de Lillo al interior del la
generación de 1842.
Como aparición directa del autor en la escena periodística nacional,
tenemos a Lillo encargado de la redacción de los periódicos El Amigo
del Pueblo, para 1849, y de La Barra, para 1850. En este sentido, el
‘Prospecto’ de El Amigo del Pueblo a cargo de Lillo, nos da una
perspectiva certera respecto al nivel de compromiso del autor con el
cambio social pero, sobre todo, un testimonio explícito del trato del
término de ‘progreso’ por el ideario del autor:
43
“(…) Proclamemos en alta voz la revolución y aceptemos el
título de revolucionarios: pero hagamos conocer a la nación
entera que odiamos la revolución por la violencia, y que
nuestro único objeto es el progreso de las ideas con ayuda de la
propaganda escrita y hablada sirviéndonos de medios
pacíficos”52.
Este progreso de ideas, es un aspecto significativo del autor para el
trato del término, debido a su compromiso con la prensa escrita de la
época. La libertad para expresar el pensamiento en la sociedad, es
decir, la libre circulación de las ideas, es un elemento que nos deriva a
la comprensión del término de ‘progreso’, en el caso de Lillo, como la
expresión del término en tanto perfectibilidad espiritual del hombre.
No olvidemos que existió un sólido vínculo sostenido entre Lillo con
Francisco Bilbao. En este sentido, claramente vemos que Lillo junto a
Francisco Bilbao y la “Sociedad de la Igualdad”, fueron agentes
culturales que proclamaron con fuerza el principio de ‘progreso’ como
la equivalencia intelectual del optimismo social de la época.
Sin embargo, si bien Lillo poseyó un trato directamente revolucionario
del concepto ‘progreso’, la concreción de este término obedeció a una
vía específica, la educación. A través de su poema titulado “La
Escuela”, el autor explicó de que forma su ‘idea de progreso’ en la
sociedad se ve claramente influenciada por la educación del pueblo.
Según Lillo, es ésta la forma bajo la cual ‘los pueblos escapan del
sometimiento y de la obediencia provocada por los poderes
despóticos53’. Observemos las apreciaciones del autor respecto al influjo
de la educación en el popular:
“Aquel que a la fortuna52 Lillo, Eusebio, El Amigo del Pueblo, Santiago, 1 de abril de 1850. p. 1. Para una mayor ampliación respecto al contenido del ‘Prospecto’ de esta publicación, véase Anexo documental nº 3.5. 53 Lillo, Eusebio, Poesías. (Editorial Nacimiento, Santiago, 1923) p. 118.
44
Nunca mereció halagos,
Que vio desde su cuna
Sombras y humillación
En la tenaz batalla
De su vida, en la escuela
Valor y fuerzas halla,
Y noble redención”54.
Claramente, al referirse a “aquel que a la fortuna, nunca mereció
halagos”, Lillo está aludiendo al rol de los desposeídos en la sociedad
chilena. Son ellos en contraposición de aquellos quienes poseían las
herramientas para sustentar una situación acomodada en la sociedad,
los hombres y mujeres capaces de alcanzar su plenitud social a través
de esta herramienta del ‘progreso’ como fue la educación. En este
sentido y en un parangón de Lillo con Guillermo Matta y Victor Hugo,
podemos apreciar que para estos tres autores, el concepto de educación
popular no es un tema ausente. Por una parte, Matta a través de
distintas poesías tales como “El progreso y la escuela”, “Ciencia y
progreso” (1893) o en sus mismas lecturas propiciadas en la Unión
liberal, “La educación del pueblo” (1863), expuso de manifiesto la
necesidad de educar al pueblo como una forma de lograr la realización
política de este ente social55. Siguiendo esta idea, Picard en torno al
pensamiento de Victor Hugo, argumenta que: “También es cierto que a
Hugo le habría gustado ver más la educación del pueblo procediendo al
sufragio universal (…)”56. En este sentido, claramente, la educación
popular como herramienta de ‘progreso político’ fue un elemento
compartido por esto tres autores asociados al movimiento romántico
decimonónico.
54 Ibíd. p. 116. El énfasis es nuestro.55 “(…) al pueblo no le está vedado los banquetes de la inteligencia, y que aquel que consagra sus esfuerzos a enseñar al pueblo y a levantar su alma para darle la luz de la instrucción, no debe descender a las vulgaridades mezquinas ni servir de un lenguaje impropio para expresar esas verdades y enseñarle esa instrucción”. Matta, Guillermo, La educación del pueblo. (Imprenta de “La Voz de Chile”, Santiago, 1863) p. 6.56 Picard, Roger, op. cit. p. 113. El énfasis es nuestro.
45
No obstante y como una forma de contrastar lo anteriormente dicho,
valido resulta preguntarnos, ¿Qué se entendió en esta época por
‘progreso’? Para este caso, utilizaremos la apreciación establecida por
Stuven, quien explicita la ‘idea de progreso’ para el siglo XIX bajo el
siguiente planteamiento:
“Los términos de “progreso”, “evolución” y “desarrollo” eran
sinónimos en el siglo XIX, por lo cual era inevitable que la idea
de progreso trajese aparejada una nueva visión del tiempo y del
espacio. Era un espacio vacío, un reino de imprevisibilidad
permanente”57.
De lo anterior, la ‘idea de progreso’ según la investigadora, no se
circunscribió a ninguna definición específica, sino más bien a un
término con el cual simbolizar el rompimiento de los chilenos con el
pasado colonial español y, a su vez, la esperanza de la intelectualidad
nacional en el presente. De esta forma, la ‘idea de progreso’ basada
tanto en la perfectibilidad del hombre como en la aplicación del término
a la educación, son formas de actuar asumidas por parte de Lillo ante
este ambiente de ‘imprevisibilidad’ frente al cual se debía construir un
nuevo modelo de realidad, en contraposición al antiguo modelo
hispánico. De lo anterior, podemos concluir que la ‘idea de progreso’
propuesta por Lillo no correspondió a un pensamiento de apropiación
cultural debido a que este concepto representó, más bien, el panorama
de incerteza social producido por la ruptura de Latinoamérica con el
patrón español, es decir, ‘un idea de progreso’ apropiada por el modelo
americano y no nacional, propiamente, de Lillo.
En cuanto a la ‘idea de democracia’ sostenida por el Lillo, claramente
podemos ver tanto por sus filiaciones como por medio de sus propios
57 Stuven, Ana María, op. cit. p. 112.
46
testimonios, que el ideario intelectual del autor se aplicó más bien a
una conceptualización ‘radical’ del afán democrático. De lo anterior no
debemos olvidar que fueron Francisco Bilbao, Eusebio Lillo, Santiago
Arcos, Manuel Recabarren, entre otros intelectuales de la época,
quienes por excelencia predicaron las virtudes del sufragio universal y,
así, manifestaron un rasgo claro del romanticismo político; la igualdad.
La igualdad entendida bajo el signo del romanticismo político es
ilustrada para el siglo XIX, como un derivado implícito de la
denominada ‘democracia radical’. Norberto Bobbio a través de su obra,
Liberalismo y democracia, nos explica de qué forma esta ‘democracia
radical’ se encontró expresada idealmente en el carácter de la
igualdad, debido a que este concepto logró una acepción de
comunitarismo total, en contraposición al extremo individualismo
defendido por el liberalismo. Es en este sentido y aplicándolo al
escenario nacional, que la ‘democracia radical’ poseyó una clara
tendencia al socialismo político58. Este socialismo político, para el caso
francés se basó esencialmente en un ideal humanitario, orientado por
una filosofía social apoyada en nociones de justicia, progreso y
libertad59. Sobre esta base es que podemos comprender lo expuesto por
Stuven al señalar que: “El socialismo en su apropiación local, sirvió
como uno de los vínculos establecidos entre liberales y románticos”60.
De esta forma, este concepto que comienza a ser utilizado con fuerza
luego del 48 francés, convocó, según nos informa Gazmuri, a los
medios de prensa chilenos a denominar a este grupo, como los
58 “Mientras los liberales democráticos y los democráticos liberales terminarán por coincidir en la promoción gradual de las diversas etapas, más o menos numerosas y rápidas, de la ampliación de los derechos políticos hasta llegar al sufragio universal, los democráticos puros se encontrarán cercanos a los primeros movimientos socialistas (…)”. Bobbio, Norberto, Liberalismo y democracia. (Fondo de Cultura Económica, México DF, 1989) p. 58. En este sentido, Marta Pena reafirma esta situación señalando que: “El romanticismo robusteció la corriente ideológica liberal al procurarle un mayor realismo y al esforzarse por superar la democracia meramente formal”. Pena, Marta, op. cit. p. 524.59 Picard, Roger, op. cit. p. 47.60 Stuven, Ana María, op. cit. p. 199.
47
“igualitaristas”61. Son estos “igualitaristas chilenos”, los que avalarán
la revolución de 51’ en contra el gobierno de Montt propagando un
ambiente de gran efervescencia popular.
Al aplicar estas categorías conceptuales a nuestro análisis, la obra lírica
del autor se nos expone con elementos preclaros de pensamiento
socialista en Lillo. A través de su poema elegiaco, “José Romero”, el
poeta rescata la figura de un héroe obrero al cual la vida le fue adversa,
sin embargo, este sujeto se presenta como un campeón de la causa
popular. Analicemos un extracto del poema:
“Si tu moral espíritu, Romero,
Sobre la tierra silenciosa gira,
Al pueblo laborioso, al pueblo obrero,
Justas ideas de virtud inspira”62.
Este héroe popular capaz de inspirar al obrero en su más hondo sentir,
es descrito por Lillo, al igual que en el poema anterior, como un sujeto
de humilde cuna el cual a través de su propia moral, reagrupa el sentir
del ‘pueblo laborioso’. Bajo nuestro análisis, válido resulta enfatizar la
gran preocupación de Lillo hacia el pueblo debido al estrecho nexo que
el romanticismo político francés, estableció con este ente social. Como
tema que se profundizará más adelante, el romántico social francés
(caso emblemático fue Michelet) glorificó al pueblo pues vio en él, la
gran fuerza que debió llevar a la sociedad hacia su progreso último63.
En este sentido, este igualitarismo expresado por el poeta en su más
ardua fase revolucionaria, da cuenta de la gran importancia que tuvo el
romanticismo político en su variante democrática. Prosiguiendo el
argumento, a través del himno La igualitaria compuesto por el poeta
61 Como una forma de dar cuenta acerca del pensamiento igualitarista de Lillo al interior de la “Sociedad de la Igualdad”, véase anexo 25.62 Lillo, Eusebio, op. cit. p. 84.63 Blechman, Max, Revolutionary romanticism. op. cit. pp. 87-88
48
para la guía de la “Sociedad de la Igualdad” en el camino de la
revolución, Lillo continuó poniendo de manifiesto sus objetivos políticos
a favor de la paridad nacional:
“¡Naciste patria amada,
Gritando libertad!
¡Por ti morir sabremos
O triunfa la Igualdad!”64.
Estas estrofas compuestas por Lillo, realzan el carácter ‘igualitario’ que
cubrió al autor en su fase revolucionaria. Tanto los conceptos de
‘igualdad’ como ‘libertad’ son asociados en este poema como elementos
por los cuales, la vida está dispuesta a sacrificarse en aras del valor
supremo que adquieren estas ideas. Este ideal sacrificial propiamente
romántico, constituye otra de las características del ideario de Lillo en
su recepción de ideas europeas. En este sentido y como lo veremos más
adelante, el autor no funcionó tan solo como el poeta intelectual de
movimiento del 51, sino también como ente activo de la revolución,
como una encarnación de la propuesta romántica.
Por otra parte, si bien el autor no firmó propiamente todas las
editoriales a las cuales la crítica le suscribió, claramente podemos
asociar sus escritos a la redacción de distintos periódicos del
pensamiento político de la época. En este sentido, frente la clausura de
El Amigo del Pueblo, el cenáculo igualitarista, ciertamente, no dejó de
funcionar, pasando rápidamente a continuar su denuncia social a través
del periódico La Barra. Según las investigaciones de Castro y Gazmuri,
la redacción de La Barra fue confiada tanto al futuro novelista Manuel
64 Vicuña Mackenna, Benjamín, Historia de la jornada del 20 de abril de 1851. Prólogo de Cristián Gazmuri. (Instituto de Historia PUC, Santiago, 2003) p. 151-152. Para la apreciación del himno en forma completa, véase anexo 25.
49
Bilbao como al poeta Lillo. La línea editorial de esta publicación
prosiguió la crítica de su antecesor65:
“Si el bien de la patria es mirado con tanto desprecio por los
hombres del poder, si abrigan odios encarnizados hacia la
república social, liguémonos con el pueblo i por el pueblo, los
que amamos a esa república como la madre que nos alimentó
con su leche, los que esperamos el triunfo de los buenos
principios i tenemos fe en el porvenir, los que deseamos la luz i
la abundancia para el artesano; liguémonos bajo una sola
bandera i emprendamos la cruzada de la rejeneración política
de Chile”66.
Ciertamente, esta cita contiene un gran número de elementos relevantes
para esta investigación. Un primer actor que aparece de manera
preponderante, una vez más es el pueblo. De lo anterior, a través de este
párrafo claramente podemos observar que esta cita es un llamamiento a
la defensa del pueblo frente a los ataques de la política conservadora, es
decir, un llamamiento de la “Sociedad de la Igualdad” a la realización de
la denominada ‘república social’. Esta “república social” como ideal de la
sociedad, reunió la quimera de este grupo político en pos de la
igualación de los derechos políticos del artesanado nacional. En este
sentido, valido es hacer mención referente a que, el actor social que
tomó la sociedad como prototipo de sus demandas fue, específicamente,
el ‘artesano’. De allí que debemos recordar que al interior de este club
político, los artesanos tuvieron voz y voto, al igual que el resto de los
integrantes de la sociedad, siendo los artesanos personajes claves al
momento de estallar la revolución de 1851. Por otra parte y como cierre
de este párrafo, el llamada a la ‘regeneración política de Chile’
65 La autentificación de la participación de Lillo como editor y redactor de este periódico lo encontramos en la argumentación tanto de Cristián Gazmuri como de Raúl Silva Castro, en sus respectivas obras expuestas a través de esta investigación. 66 Editorial, La Barra. Santiago, 4 de junio de 1850. Como ya se explicó con anterioridad, tanto a Manuel Bilbao como a Eusebio Lillo, son atribuidas las editoriales de este periódico.
50
constituye un elemento de por si interesente para evaluarlo en su
contexto. Este extracto, ‘regeneración política de Chile’, definió con
claridad el movimiento revolucionario que propagó el espíritu de la
generación de 1842; tanto en el discurso de la Sociedad literaria en
184267, como en la Sociedad de la Igualdad, este espíritu de
regeneración es un elemento presente que apela a la constitución
política del panorama vivido en Chile post-Portales. Esta generación
integrada por Lastarria, Lillo, Matta y Bilbao, fue el signo de una época
que pretendió cambiar el panorama político impuesto por el gobierno
conservador de Portales, a través de mecanismos tales como el
enfrentamiento en la prensa, la disputa en el campo cultural y,
finalmente, la confrontación directa contra el régimen establecido por
medio dos revoluciones, 1851 y 1859, que recorrieron el gobierno de
Montt.
No obstante, la propuesta del autor, no se trasmitió tan solo en aspectos
literarios y políticos. Lillo para 1853, en compañía de Guillermo Matta y
Diego Barros Arana, se dedicó a la publicación de un periódico literario
político, El Museo (1853). A través de esta publicación Barros Arana
comenzó a editar su Historia de Chile, al mismo tiempo, tanto Lillo como
Matta, se dedicaron a la crítica del espacio cultural nacional. En una de
sus críticas hacia el estado de las bellas artes en Chile, el poeta Lillo
señaló:
“Pero inútiles y vanas serán las tentativas del genio para la
prosperidad de esas nobles artes en Chile, si ha de faltarles el
estímulo de la gloria y la riqueza (…) Cuando los capitalistas
67 “Apenas ha amanecido para nosotros el 18 de septiembre de 1810, estamos en la alborada de nuestra vida social, y no hay un recuerdo tan sólo que nos halague, ni un lazo que nos una a lo pasado antes de aquel día. Durante el coloniaje no rayó jamás la luz de la civilización en nuestro suelo”. A partir de esta proclama, podemos entender la determinante decisión de Lastarria para que la literatura fuese ser propia, es decir, una regeneración social y literaria. No debemos olvidar que para esta primera etapa, Lastarria se sustenta en la afirmación del crítico francés Louis de Bonald, para quien, “la literatura debe ser la expresión de su sociedad”. Lastarria, J.V., op. cit. p. 7.
51
gusten de adornar con buenos cuadros y ricas esculturas, y
cuando sigan todos el ejemplo dado ya por algunos de levantar
edificios esplendidos en vez de miserables casuchas, entonces
podrá el artista consagrar sus horas al estudio y afrontar la
miseria en el aprendizaje, seguro de alcanzar fama y oro,
cuando sea capaz de crear obras dignas de aprecio”68.
Esta crítica frente al estado lamentable en el cual habría caído el arte
debido a la falta de interés de la clase dirigente por comprar las obras de
los artistas chilenos, la podemos apreciar como una seria postura al
sistema aristocrático. En un primer término, el autor criticó
directamente la ineficiencia del ‘capitalista’ y su poco interés en
fomentar las bellas artes; relevante es señalar para nuestro caso, que el
término empleado por Lillo, “capitalista”, ya que el poeta se encontró
manipulando un vocabulario que busca confrontar a quienes ostentan el
poder, en contraposición a la ‘miseria del artista’.En un segundo lugar,
el autor admitió el carácter ontológicamente pobre de los artistas,
quienes bajo sus condiciones paupérrimas, se encontrarían
condicionados a encontrar su lugar en la sociedad como aclamados
sujetos o artistas olvidados. En definitiva, esta crítica solapada contra
una elite indiferente al desarrollo de las artes, claramente nos expone la
situación política del autor como una protesta contra la clase dirigente y
su manejo poder. De esta forma, Lillo implícitamente nos transmitió su
deseo de democratizar el arte como una forma combatir, contra estos
capitalistas, quienes ostentan en sus manos el destino del artista
miserable.
Ahora, volviendo a la evaluación del ideario democrático propuesto por
Lillo al interior de su obra, podemos observar claramente que, si bien el
autor posee una propuesta en la cual la igualdad política es su consigna
en contraposición a la rigidez del gobierno conservador, su pensamiento
68 Lillo, Eusebio, “Bellas Artes”. El Museo, Santiago, 13 de agosto de 1853. p. 159.
52
no correspondió al campo de la apropiación cultural propuesto por
Subercaseaux, ¿en que sentido? El pensamiento de Lillo no ejerció una
diferenciación entre la separación existente entre las condiciones
sociopolíticas que dividieron a Europa del plano chileno para la
realización de esta ‘democratización radical’. La tradición revolucionaria
europea, la fuerte presencia de pensamiento ilustrado en Europa, la
existencia de una burguesía formada en el viejo continente, fueron
elementos que no se encontraron presentes en el análisis de Lillo, como
diferencia entre los distintos panoramas. De lo anterior, podemos
interpretar que el poeta accionó políticamente en relación a la escasa
ilustración que llegó a su círculo intelectual –ilustración proveniente de
Francia, esencialmente-, sin terminar de comprender por completo las
condiciones socioculturales a las cuales se enfrentó durante la
revolución de 1851.
De lo anterior podemos concluir que no existió apropiación por parte
de Lillo, tanto del ideario de progreso como de democracia. Sin
embargo, aún resulta justificado preguntarnos, ¿por qué esta actitud
revolucionaria que consignó dichas ideas, no se manifestó con fuerza
anteriormente en nuestro país? En este sentido, podemos explicar que
si bien con el abundante arribo de intelectualidad extranjera al país, es
decir, Simón Rodríguez, la generación de 1837 argentina, José Joaquín
de Mora, entre otros focos del pensamiento hispanoamericano, tuvimos
una cierta recepción indirecta de ideas avanzadas en tópicos político-
románticos69, no fue sino con la presencia de Francisco Bilbao,
Santiago Arcos, Manuel Guerrero y su grupo político, a través de
quienes logramos identificar una conexión intelectual directa con las
69 A través de Simón Rodríguez, tenemos por una parte, la acentuación del concepto de igualdad; por parte de José Joaquín de Mora y su espíritu liberal, extrapolamos el aporte del desarrollo de la estructura democrática. Finalmente por medio de la “generación de 1837”, entendemos fuertemente la utilización de la prensa como medio de combate y las obras literarias, como mecanismo de edificación moral. Ejemplo de esto último, es la obra de Faustino Sarmiento, Civilización i barbarie: Vida de Juan Facundo Quiroga i aspecto físico, costumbres i hábitos de la República Argentina editada en Chile, el año 1845.
53
ideas revolucionarias europeas románticas. Son estos hombres y sus
relaciones a nivel de pensamiento, ‘una’ de las vías principales para la
comprensión del romanticismo social francés y su desarrollo en Chile.
En este sentido y de acuerdo al potencial impacto que estas conexiones
intelectuales tuvieron para el caso del autor, es válido preguntarnos,
¿Hasta que punto se encontraba Lillo vinculado a la escena intelectual
chilena? De lo anterior, aplicando la metodología ya explicitada con
anterioridad, procederemos a realizar un ejercicio con el fin de dar a
conocer los vínculos intelectuales del autor con otros focos
identificables de pensamiento a nivel nacional. Siguiendo la
metodología utilizada por Devés-Valdés, intentaremos visualizar los
puntos de conexión entre los autores estudiados y reconocidos
personajes de la escena intelectual chilena, de forma de poder
acercarnos a identificar estas distintas relaciones que vincularon al
autor con su contexto. Por su parte, la selección de los autores se
justificó mediante, en un primer momento, la opinión de la crítica
especializada, la cual en alguna medida, ha reconocido en estos autores
figuras románticas del pensamiento nacional70. Por otra parte, un
segundo punto que justificó esta selección, se dio por medio del
continuo uso a lo largo de esta tesis, del accionar de estos hombres
como ilustración de la recepción de ideas románticas al interior de
nuestra escena nacional. Ahora bien, la explicación del modelo obedece
a la siguiente relación: cada número corresponde al reconocimiento de
algún tipo de nexo intelectual entre autores, llámese: 1) encuentros
70 Para el caso de Lastarria, tenemos los análisis tanto de Ana María Stuven como Bernardo Subercaseaux, quienes reconocen en el pensamiento ‘lastarriano’ de primera época, un cierto jacobinismo político. Por otro lado, gran parte de la crítica ha visto en la figura de Francisco Bilbao, un prototipo de romántico americano; entre ellos contamos a Gonzalo Fernández Meriggio, Emilio Carilla, Cristián Gazmuri, todos ellos afirmantes de la actitud romántica del autor. Finalmente, Guillermo Matta y su pensamiento, son elementos integrantes de esta tesis, la cual intenta validar la obra ‘mattiana’ de primera época (1847-1859), como un elemento romántico dentro de la escena nacional. En este sentido, tampoco desconocemos la evaluación tanto de Cristián Gazmuri como de Marta Pena, quienes han visto en el pensamiento de Matta un prototipo romántico ‘radical’, en la versión política del término.
54
cara a cara, 2) correspondencia entre autores, 3) participación en los
mismos congresos, 4) comentario, presentación de libros, 5) publicación
en los mismos medios, 6) participación en las mismas campañas, 7)
diálogos, polémicas, 8) Citaciones recíprocas, 9) Otras posibles. Todos
estos elementos se han establecido con el fin de identificar la
profundidad de relaciones que vincularon a estos intelectuales, con
Lillo.
1) Cara a cara
2) Correspondencia
3) Participación en los mismos congresos
4) Comentario, presentación de libros
5) Publicación en los mismos medios
6) Participación en las mismas campañas
7) Diálogos, polémicas
8) Citaciones recíprocas
9) Otras posibles
De esta forma, los vínculos entre el grupo nacional, tradicionalmente,
asociado al romanticismo -Lastarria, Bilbao, Lillo y Matta-, lo podemos
analizar por medio del siguiente cuadro:
(Figura 1)
Eusebio
Lillo
Guillermo
Matta
Francisco
Bilbao
José
Victorino
Lastarria
Eusebio
Lillo
1,2,4,5,6,7,
9
1,2,5,6,7,8,
9
1,2,3,5,6,9
Guillermo
Matta
1,2,4,5,6,7,
9
1,2,6,9 1,2,3,5,8,9
Francisco 1,2,3,5,6,8, 1,2,5,8,9 1,3,5,9
55
Bilbao 9
José
Victorino
Lastarria
1,3,5,9 1,2,5,9 1,3,5,9
Como podemos apreciar a través de este esquema, la conexión
intelectual entre los autores seleccionados proviene de distintas
vertientes. Por parte de las relaciones sostenidas por Lillo con los otros
componentes de este grupo, podemos observar una gran cercanía
intelectual entre el autor, Bilbao, Matta y Lastarria. Como ya se explicó
con anterioridad, Lillo ya desde su niñez se apreció entre sus pares
como una figura de gran capacidad para socializar. En este sentido, no
debemos olvidar la poderosa influencia que el Instituto Nacional
propició como instancia creadora de alianzas intelectuales pues, caso
ejemplificador es Lillo quien compartiendo clases junto a Matta, Bilbao,
al mismo tiempo, optaba por la cátedra de Historia dictada por un joven
José Victorino Lastarria. En este sentido y prosiguiendo con nuestro
análisis, desde ya tenemos la visión del poeta como un elemento de
gran trascendencia para el desarrollo de las redes intelectuales, vistas
en este análisis.
¿En qué aspectos concretos de la vida intelectual, Lillo se vinculó con
estas figuras del pensamiento nacional? Lillo cumplió tempranamente
un rol relevante al interior de la prensa nacional participando
activamente junto a Matta en la publicación de 3 periódicos Revista de
Santiago (1848), El Museo71 (1853), La Voz de Chile72 (1862), y al
71 Para una mayor referencia respecto al ‘Prospecto’ que contuvo esta publicación, véase anexo 19.72 Para una mayor referencia respecto al ‘Prospecto’ que contuvo esta publicación, véase anexo 22.
56
mismo tiempo, no dejo de lado su amistad y compromiso junto a
Francisco Bilbao con quien editó una revista El Crepúsculo (1843-1844)
y dos periódicos El Amigo del Pueblo (1849-1850) y La Barra (1850-
1851).
Por otra parte y ya en como agente del plano político directo, Lillo en
asociación a Bilbao y Lastarria se debatió al interior del grupo político
de la “Sociedad de la Igualdad”, siendo designado como presidente del
club político durante su primera reunión (1849). Al interior de este
cenáculo de política revolucionaria, el autor entrará en contacto directo
con el pensamiento de Bilbao y Santiago Arcos, ambos compañeros de
acción para el advenimiento del conflicto armado desatado durante el
candente año 1851.
2.3._La “Sociedad de la Igualdad” y el camino a la revolución
Ciertamente uno de los puntos fuertes vinculantes entre Lillo y la
recepción de las ideas románticas europeas fue, sin duda, Francisco
Bilbao. Francisco Bilbao (1823-1865), intelectual y revolucionario
chileno, formó parte de las juventudes chilenas que viajaron a partir de
1825, a estudiar a Paris. A partir de este foco del pensamiento
romántico, Bilbao logró construir en Europa sus propias ‘redes
intelectuales’ en relación a connotados librepensadores franceses.
Asistió a las cátedras de historia dictadas por Edgard Quinet; participó
de las clases dirigidas por Jules Michelet a sus estudiantes franceses.
Sin embargo, es Lamennais el factor clave para comprender el
desarrollo del espíritu romántico en el joven Bilbao. Según nos informa
el análisis realizado tanto Gazmuri como el estudio de Gonzalo
Fernández Meriggio de la vida y obra del revolucionario chileno,
Lamennais se dirigía a Bilbao como un ‘padre a un hijo’, dándonos a
conocer un espacio de intercambio cultural de gran fluidez entre el
abate revolucionario y el joven aprendiz. Es a partir de este personaje,
57
icono del romanticismo social francés73, de quien Bilbao aprendió su
forma particular de comprender el camino al cambio social. A través de
íconos de la literatura romántico-social francesa como son Palabras de
un creyente (1834) y El libro del pueblo (1837), Bilbao interpretó la
Biblia como un camino a la redención del pueblo. Las palabras de un
creyente, fue una obra que invocando a ‘la Biblia’ y al ‘amor’ como los
caminos sagrados para llegar a Dios, utilizó la palabra cristiana como
forma de lucha contra los tiranos y, al mismo tiempo, como medio de
unificación del pueblo frente a la amenaza de los déspotas74. Estas
palabras fueron tomadas por Bilbao, incluso publicadas en parte a
través de su periódico revolucionario El Amigo del Pueblo75, como un
mecanismo de educación a la sociedad nacional en torno a los abusos
que el sistema dominante conservador habría impuesto sobre la
sociedad chilena.
De esta forma, Bilbao volvió a Chile el 12 de febrero de 185076 de
Europa después de haber presenciado y actuado en la revolución de
1848 en Francia. No obstante, debemos tener en cuenta que ya antes
de su partida, éste enigmático revolucionario nacional había propagado
un gran escándalo a nivel sociopolítico producto de su aclamado ensayo
Sociabilidad chilena (1844). Este ensayo fuertemente influenciado por
la obra Palabras de un creyente de Lamennais, llevó a Bilbao a ser
condenado por el gobierno de Chile (por la sociedad conservadora
específicamente) bajo los cargos de ‘blasfemia’, ‘inmoralidad’, ‘injuria’
y ‘sedición’77. De allí que, con estos antecedentes y altamente
sugestionado por la realidad revolucionaria europea, Bilbao a su
73 Picard posee una mención especial para Lamennais bajo sus distintas irradiaciones para el plano revolucionario francés de 1848.74 Lamennais, Felicité de, El dogma de los hombres libres: Palabras de un creyente. (Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, Alicante, 2003). www.cervantesvirtual.com75 En el número del, 26 de abril de 1850 de El Amigo del Pueblo, Francisco Bilbao comenzó a publicar esta obra de Lamennais.76 Vicuña Mackenna, Benjamín, Historia de la jornada del 20 de abril de 1851. Prólogo de Cristián Gazmuri. op. cit. p. 83.77 Jaksic, Iván, Andrés Bello: La pasión por el orden. (Editorial Universitaria, Santiago, 2001) p. 168.
58
regreso a Chile trazó junto a su compañero de infancia Eusebio Lillo,
los lineamientos generales que guiaron la redacción del periódico El
Amigo del Pueblo y, al mismo tiempo, estableció los pilares de la
denominada “Sociedad de la Igualdad”. Es así como desde ese
momento, ambos intelectuales comenzarían a tramar la posibilidad
fáctica para la realización de la “igualdad” en el pueblo chileno.
Por otra parte y luego de la breve existencia del periódico
revolucionario El Amigo del Pueblo clausurado por la influencia de un
sacerdote vinculado al grupo del 42’ (José Ignacio Victor Eyzaguirre78),
Lillo y su cenáculo político, como ya lo apreciamos anteriormente, no
rindieron su causa comenzando a editar otra de sus polémicas
publicaciones para junio de 1850, La Barra79. Al interior de este
periódico, se opondrían “balas con estrofas”, como lo aseverase Vicuña
Mackenna. La Barra continuando la línea editorial sostenida por El
Amigo del Pueblo a través de titulares como “Instrucciones para el
pueblo. “El sufragio universal”, “Por qué queremos la revolución”, “Los
igualitarios”, entre otros, consiguió dar cuenta del pensamiento
revolucionario orientado al servicio del pueblo propugnado por los
redactores de ésta publicación. Con una aguda crítica social
característica del pensamiento de Bilbao, este periódico continuamente
publicó titulares enfocados a mostrar ante la sociedad, los logros de
una revolución en progreso y los mecanismos que poseía el pueblo ante
el ataque de los déspotas80. De esta forma, a través de las páginas de
esta publicación podemos comprender cual es el hito que habría de
definir gran parte del rol que marcó la trayectoria de Lillo y lo llevó a
reafirmar su condición romántica; “La Sociedad de la Igualdad”. Este
connotado club político estudiado a través de distintos enfoques por la
78 Silva Castro, Raúl, op. cit. p. 54.79 Para obtener una referencia respecto a la presentación del periódico en su primera publicación, véase anexo 18.80 ‘De la esclavitud moderna por F. Lamennais’; ‘Declaración de los Derechos del Hombre por Maximilien Robespierre’ y ‘Historia de la revolución de 1848 por Lamartine’, fueron, entre otros, titulares publicadas por éste periódico.
59
historiografía nacional81, ciertamente, constituye un referente obligado
al momento de precisar los motivos intelectuales que incitaron la
revolución de 1851.
Ahora bien, “La Sociedad de la Igualdad” fue instaurada mediante la
participación de Francisco Bilbao, Santiago Arcos, Eusebio Lillo,
Manuel Guerrero, Rafael Vial, José Zapiola durante la última semana de
marzo de 1850, con el objetivo primordial de cambiar el rumbo político
sostenido por el gobierno instaurado. Sobre la base de lo anterior, el
carácter político rupturista que revistió a esta agrupación fue, según
Gazmuri, la exposición por primera vez en la historia del pensamiento
nacional, la instauración del ideario social de la modernidad integrando
en sus filas un sector ajeno a la oligarquía política82. En este sentido, la
concretización de todo este ideario político se llevó a cabo,
esencialmente, mediante la publicación de La Barra. De esta forma, a
través de duras propagandas políticas en contra del gobierno de Montt
tales como: “Aquí yace el diez i ocho de septiembre de 1810, asesinado
por los tiranos de Chile 1850”83 o “¡En Chile reina el orden! Y el pueblo
se halla sin libertad política ni social, ¡Chile está tranquilo! Honor al
despotismo: gloria a la esclavitud”84, este medio de prensa
continuamente expresó sus ideas avanzadas, golpeando a la facción
conservadora, “los tiranos de 1850”, al mismo tiempo que narró los
principales puntos de discusión sostenidos al interior de la “Sociedad”.
De allí que es por medio del ya citado periódico, la forma en que
81 Benjamín Vicuña Mackenna, Historia de la jornada del 20 de abril de 1851, op. cit.; Julio Cesar Jobet, Santiago Arcos Arlegui y la Sociedad de la Igualdad. (Imprenta Cultura, Santiago, 1942); Raúl Silva Castro, op. cit.; Cristián Gazmuri, op. cit., entre otros.82 “(…) la sociedad de la igualdad había nacido siendo una amalgama entre una nueva forma de sociabilidad política, de carácter populista y modernizante, abierta a sectores populares y un órgano instrumental de lucha contingente contra el gobierno, financiado por la oposición oligárquica y, en particular, por el grupo del ex Ministro Vial”. Gazmuri, Cristián, op. cit. pp. 85-86.83 Editorial, La Barra, Santiago, 18 de septiembre de 1850.84 Editorial, La Barra, Santiago, 20 de diciembre de 1850.
60
podemos seguir paso a paso la constante marcha de Lillo y el grupo
revolucionario, al enfrentamiento del 20 de abril de 185185.
Por otra parte, en cuanto a la participación fáctica del autor en la
revolución, debemos recalcar que las diferentes crónicas coinciden en
un punto relevante para esta investigación; Lillo fue pieza fundamental
para la resistencia revolucionaria. Así es! El poeta encarnó su
propuesta romántica, es decir, no contento con ser el vocero del
movimiento igualitario, su participación en la revolución lo conminó
tanto al exilio como a la condena a muerte por parte del gobierno. Una
vez más, el autor integró el romanticismo como una propuesta de vida,
más allá que el discurso político. Es en este sentido que podemos
retomar los escritos ya analizados del autor: “¡Naciste patria amada,/
Gritando libertad!/ ¡Por ti morir sabremos/ O triunfa la Igualdad!”, y
ver, a través de estas líneas, el punto final al cual estuvo dispuesto
Lillo, para someterse al designio fatal de la revolución.
De lo anterior, la acción de Lillo al interior de la revolución no se limitó
a la propaganda o a la mera crónica del combate; el autor participó
activamente como soldado al interior del motín, disparando contra las
fuerzas oficiales y arengando a sus compañeros de lucha. Testimonio
de la presencia de Lillo en el combate de Santiago, son tanto la crónica
de Daniel Riquelme La revolución del 20 de abril de 1851 como los
testimonios de Benjamín Vicuña Mackenna en Historia de la jornada
del 20 de abril de 1851 como en la conmemoración ofrecida por el
periódico El Nuevo Ferrocarril al general Manuel Baquedano. El
encuentro entre el general y Lillo, es rescatado por Silva Castro en el
siguiente apartado:
85 En La Barra es fácil seguir el desarrollo de la Sociedad de la Igualdad, ya que en diversos números se da cuenta de la asistencia a las sesiones y se registra la incorporación de nuevos afiliados”. Es así como Castro señala la factibilidad de utilizar el periódico La Barra, para comprender el avance de Lillo y la “Sociedad de la Igualdad”, hacia la revolución de 1851. Silva Castro, Raúl, Eusebio Lillo, op. cit. p. 57.
61
“De repente ese oficial de Granaderos detiene su caballo: lleva
la palma de su mano izquierda a la visera de su morrión, como
para prolongar la visual de su mirada en el piélago de confusas
cabezas que lo rodea, y luego, como quien, ha descubierto a
alguien a quien ama y quiere salvar a toda costa, lanza su
caballo bien hacia delante, y abriéndose paso con el ancho
pecho del bruto y su sable, que blande con la actitud del ángel
de la guarda, acercase al joven que acaudillaba los últimos
pelotones de combatientes, y cuyos labios ennegrecidos por la
pólvora, le acusan de haber mordido más de un cartucho.
-¡Compadre! – le grita él de un caballo, al adalid de pie.
-¡Compadre! – le responde el último, reconociendo que aquél
venía a salvarle.
-¡Huye!- grítale el último, y señalándole con la punta del sable
el rumbo de una de las calles del sur, que todavía no estaba
guardada por las tropas vencedoras, le deja escapar de la
cárcel y del lazo, llamando a sus jinetes hacia un rumbo
opuesto “86.
Una vez más, este episodio reafirma lo dicho por Amunátegui llamando
la atención en torno a la característica afable del Lillo frente a sus
compañeros de generación. Clara ilustración respecto a la ‘ligereza de
sangre’ de Lillo, es la impresión que causó el autor en la figura de
Baquedano, quien sobreponiéndose a sus órdenes, da el paso libre para
el escape de Lillo, debiéndose a los antiguos lazos de amistad que
ataban a estos dos personajes de la escena decimonónica nacional.
Sin embargo, el desenlace de la batalla de Santiago fue un punto a
favor del gobierno de Montt y, por ende, la perdida para la facción de
86 Vicuña Mackenna, Benjamín, El Nuevo Ferrocarril. Santiago, 8 de julio de 1880. El énfasis es nuestro. Por otra parte, la mención realizada por Vicuña Mackenna del joven Lillo, es descrita bajo las siguientes líneas: “Eusebio Lillo se había quedado de paseo en la Alameda, como el sitio de noviembre, juzgándose victorioso, salvó por la generosidad de su amigo y “compadre” el capitán Baquedano, que recorriendo con su tropa el recinto de combate, le encontró y le rogó que huyera”. Vicuña Mackenna, Benjamín, Historia de la jornada del 20 de abril de 1851. op. cit. p. 360.
62
Lillo. De esta forma y luego de fracasada la revolución, el poeta fue
relegado por el gobierno a Chiloé. Allí, el autor nos dará muestra de
una estadía sin complicaciones. En la entrevista sostenida por el
escritor Carlos Silva Vildosola, 60 años después de ocurrido los sucesos
de 1850, el mismo Lillo recordará dicha experiencia bajo el siguiente
argumento:
“-Si, en el mes de noviembre de ese año (1850) el gobierno me
relegó a Chiloé, es decir, que me mandaron a veranear a esa
isla donde había entonces una temperatura deliciosa. Me
ordenaron residir en Castro, donde me trataron muy bien y
pasé muy agradablemente (…)”87.
En esta ‘particular forma de recordar el exilio’, Lillo avanza por medio
de sus recuerdos dando una connotación cómica a su relato, restándole
importancia a sus implicancias políticas. Sin embargo, y a la luz de lo
que podemos interpretar, la acción del poeta se encontró lejos de ser
irrelevante para el gobierno de ese entonces.
Ya avanzado el conflicto en la capital, la llama de la revolución no tardó
en irradiar hacia las provincias. Durante el enfrentamiento del 8 de
diciembre de 1851 en la localidad de “Loncomilla”, el autor volvió a
asumir una posición de franca lucha contra el gobierno de Montt. En
sus recuerdos de la batalla, Lillo elaboró una reflexión profunda
respecto a los caídos y, al mismo tiempo, la muerte de sus ilusiones
como revolucionario. En su poema titulado “Recuerdos del proscrito”,
Lillo nos dará a conocer este aspecto de la batalla, donde el testimonio
proviene de la facción de los vencidos:
“(…) Así en la mente mía
A sus sueños de patria y de ventura,
87 Lillo, Eusebio, op. cit. pp. 15-16. El énfasis es nuestro.
63
La realidad sucédese sombría:
Y entonces cruza como una nube oscura
Los campos de la vaga fantasía
El penoso recuerdo de esa guerra
Que ensangrentó nuestra querida tierra
Y la que dieron pábulo y aliento
Discordias y ambición y odio sangriento”88.
Esta ‘ambición de poder, odio y discordias’, claramente están enfocadas
en la persona de Montt y su régimen ultramontano. La filiación de Lillo
a las ideas de la “Sociedad de la igualdad” y a su amigo Francisco
Bilbao, son elementos de sólida base para apreciar en el autor, un joven
revolucionario entregado a la lucha por una causa idealista, de la cual
no habría de recuperarse. Es por ello que aún cuando este poema
aparezca durante 1853, el recuerdo del horror no palidece frente al
paso del tiempo.
Luego de esta derrota definitiva a los revolucionarios del 51’, Lillo será
señalado por el gobierno como uno de los cabecillas del movimiento y,
en este sentido, sentenciado a muerte debido a su accionar anti-estatal.
El poeta respecto a este movimiento, recordó que:
“-Volví a Santiago a principios de abril del 51’, precisamente
para verme mezclado en el movimiento revolucionario del 20 de
ese mes. Entonces la cosa se puso un poco más seria y como
supe que el gobierno tenía intenciones de echarme la mano
encima, anduve por ahí a salto de mata y logré embarcarme
para el Perú en un bergantín donde hice una navegación
malísima, sufriendo mucho a bordo. Fui condenado a muerte y
esto me obligó a permanecer algún tiempo fuera del país.
Después puede decirse que no me he mezclado en política”89.
88 Ibíd. p. 134. El énfasis es nuestro. Para la obtención de una mayor referencia acerca del contenido de este poema, véase anexo 23.89 Ibíd. p. 16. El énfasis es nuestro.
64
Así es! De las palabras mismas de Miguel Amunátegui respecto al
ambiente al que se refirió el poeta, “el escenario político se encrespó”90.
De esta forma, estando Lillo condenado a muerte por los hechos de la
jornada del 20 de abril de 1851 y, al mismo tiempo por su acción en la
batalla de “Loncomilla”, el autor se vio en la obligación de exiliarse en
el Perú. Sin embargo, el ostracismo de Lillo no sería eterno.
Posteriormente y con la tolerancia por parte de las autoridades el poeta
volvería oculto al país. Con el armisticio de 1857, Lillo recibió el perdón
por parte del gobierno, siendo la batalla de “Loncomilla” la última
‘iniciativa revolucionaria’ propiamente pública en la cual el autor
tomase parte91.
2.4._ Conclusión: El alejamiento de la arena política, la muerte de la
“flor azul”
Por otra parte, y ya apegados al espectro político de Lillo, si bien
seguimos teniendo presencia del autor como corresponsal de guerra al
interior de la guerra del Pacífico (1879-1884), así como también,
integrante del gabinete conformado por el gobierno de José Manuel
Balmaceda para 1891, el mismo Lillo92 no tardará en explicarnos que su
ascenso a la causa pública, no es más que, en un primer lugar, la
llamada del deber patriótico y en un segundo lugar, el ofrecimiento de
ayuda hacia un “antiguo amigo”93. En este sentido, Lillo, en su carácter
90 Amunátegui, Luis, op. cit. p. 276.91 La derrota espiritual del autor después de los sucesos de ‘Loncomilla’, será un tópico omnipresente en toda su escasa composición posterior. Muestra de ello es el poema “A la señorita FF”, en el cual el autor señaló: “Vi luchar en mi patria a los hermanos/ Y a lanzar de dolor el triste acento/ La lira se escapó de entre mis manos/ Y el pesar apagó mi pensamiento (…)”. Esta ‘lira que se escapa’ lo podemos entender como la poesía que muera, como el ideal que se extinguió para el autor. El Museo, Santiago, 9 de julio de 1853. Para una referencia más completa de éste poema, véase anexo 24. 92 Ilustraciones de Lillo para su época de declinamiento revolucionario, véase los anexos 1, 2, 3, 4 y 5. 93 Lillo, Eusebio, op. cit. p. 62.
65
político, puede ser comprendido como la mímesis del pensamiento
romántico alemán, ¿de que forma? En un símil con los románticos
alemanes quienes vieron triunfar y fracasar los ideales que la
‘revolución francesa’ pretendió defender, el poeta a partir de su
derrota revolucionaria se convirtió en un escéptico frente al poder
constituido. Frente a la caída de la causa revolucionaria, la muerte de la
flor azul es inevitable.
Ahora bien, en torno al análisis del romanticismo político del autor,
pudimos observar que Lillo si bien encarnó los ideales de ‘progreso’ y
‘democracia radical’, sin embargo, no logró apropiarlos. El concepto de
‘progreso’ fue utilizado por el autor como la expresión de la evolución
espiritual humana a través de la educación popular. Lillo estaba
convencido, al igual que Matta, que este progreso de acepción moral
sólo habría de ser alcanzado a través de la educación, y con especial
énfasis, con la educación popular. En este sentido, el autor tomó el
concepto de ‘progreso’ y lo aplicó como herramienta educadora, pero
sin la especificación del el lugar al cual estaba destinada la aplicación
de esta idea.
Por otra parte, su impronta igualitaria y la defensa de la democracia en
su acepción radical, como ya lo explicitamos a través de la
conceptualización que Bobbio hizo del concepto, son aspectos que lo
hacen un sujeto receptor de las ideas románticas europeas. Si bien Lillo
no viajó a Europa como gran parte de su generación lo hizo (incluido
Matta como lo veremos a continuación), el poeta fue receptor indirecto
del romanticismo social francés por parte de su asociación con
Francisco Bilbao. El ideario igualitarista de Bilbao y la defensa que
realizó su club político, “La Sociedad de la Igualdad”, en torno a la
persecución de la paridad de política para el pueblo, fue un elemento
66
que recorrió ampliamente el ideario del poeta Lillo. Sin embargo, si
bien la idea igualitarista se encuentra presente en el pensamiento del
autor, el concepto no logró ser adaptado a la realidad nacional, vale
decir, Lillo y su grupo no lograron entregarle el giro autóctono que
necesitó este concepto para su aplicación a la liberación del artesanado
nacional. Tanto en sus diarios como en sus consignas, Lillo
constantemente asoció la situación vivida en Francia durante la
revolución de 1848, con la escena nacional. Esta reflexión representó
tres problemas de gran envergadura para la puesta en practica de la
propuesta igualitaria: 1) desconoció la inexistencia de la burguesía
nacional conformada al nivel que la clase social francesa ya tenía para
entonces, 2) desconoció el carácter conservador de nuestra sociedad, y
3)desconoció, sobre todo, la escasa ilustración existente en el pueblo
chileno. De esto se desprende que, si bien Lillo sirvió al idealismo
democrático radical basado en la idea de igualdad, no logró procesar
este aspecto del ideario romántico.
Es de esta forma, que comprendemos que el entendimiento de progreso
expresado por medio de la educación del pueblo sumado a su fuerte
impronta igualitarista, son conceptos que si bien lograron instaurarse
con fuerza en el pensamiento de Lillo, al mismo tiempo, constituyeron
elementos que no reflejaron ningún tipo de originalidad, respecto al
contexto europeo de donde provenían dichas ideas.
Ahora bien, Lillo no solo fue receptor de ideas románticas a nivel del
pensamiento, sino también receptor de patrones de comportamiento
romántico. En este sentido, el autor se constituyó en un romántico
tanto en el corpus intelectual que le aportó el romanticismo social
francés como también en romántico, por cuanto imitó y fue recipiente
del ideario romántico español de Espronceda y Zorrilla. A través de la
lectura de estos poetas, Lillo comprendió el romanticismo como una
forma política en la cual la poesía y la vida se fusionan como una
67
propuesta frente a la sociedad. De allí que podemos concluir que el
romanticismo en Lillo tuvo una existencia efectiva, sin embargo, no de
apropiación. Tanto la lucha por la igualdad, su escepticismo frente al
poder a la caída de la revolución de 1851, su vida al servicio del
proyecto nacional, su convergencia de la vida y la literatura como un
mismo organismo, su devoción sacrificial en pos de la flor azul94, fueron
elementos que conformaron parte integral de su personalidad y que lo
llevaron a ser uno de los personajes prototípicos del romanticismo en
Chile95.
94 Este clásico símbolo del romanticismo alemán (die blaue blume) creado por el poeta filósofo Novalis (1772-1802) representa el objetivo siempre anhelado y nunca alcanzado tanto en el amor como en la poesía. Ilse M. de Brugger (selección.), Los románticos alemanes. (Centro Editor de América Latina S.A., Bs. As., 1968) pp. 5-6.95 “Es posible que las antologías del futuro no acojan sino muy pocos de sus versos (sin embargo) La personalidad del poeta continuará, no obstante, siendo objeto de veneración, por que Eusebio Lillo es una de las figuras más típicamente románticas –en el sentido heroico de la palabra- del siglo XIX chileno”. ? Alegría, Fernando, Historia de la poesía chilena. (Fondo de Cultura Económica, México, 1954) p. 261. El énfasis es nuestro.
68
Capítulo II. Guillermo Matta, la facción “radical” del
romanticismo
“Yo no sigo al romántico pedanteNi al clásico estirado; independientemente,
Y del bello ideal tan sólo amanteSu dulce voz escucharé obediente.
Repetiré de mi alma a todo instanteO el cántico de amor o el ay doliente,
Y quédese, en buena-hora, la lógicaCon su ininteligible fraseología”.
Guillermo Matta, Un cuento endemoniado (1851-1852).
El objetivo del presente capítulo es dar a conocer a través del análisis
de la vida y obra del poeta-político Guillermo Matta, de qué forma
algunos de los caracteres románticos pasaron a formar parte integral
del pensamiento político nacional durante el siglo XIX.
3.1._Origen social y contexto intelectual de Matta
Basados en la hipótesis principal de esta investigación, orientada al
análisis del desarrollo de las ideas románticas de ‘progreso’ y
‘democracia’ en el pensamiento nacional de mitad de siglo XIX, una
primera interrogante respecto a nuestro segundo caso de estudio -
Guillermo Matta- resulta ser, ¿de donde provino el acerbo intelectual
para la formación del ideario político de Matta? En este sentido y como
bien lo puntualizó Hernán Godoy en su obra La cultura chilena, a partir
de 1825 nuestro gobierno conjuntamente con la elite local, comenzó a
impulsar un programa de proyección al extranjero, orientado hacia la
69
educación de los jóvenes aristócratas chilenos en el espíritu y valores
europeos96. Esta información se encuentra presente ya en los
Recuerdos del pasado del cronista Vicente Pérez Rosales, quien, como
uno de los primeros jóvenes que participase en este programa, nos
relata la siguiente experiencia:
“Antes pues, que se notificase a los chilenos la benévola
disposición del gobierno francés para con los jóvenes
americanos, habían salido Carlos Pérez Rosales y Juan Enrique
Ramírez, el primero para Inglaterra y para Escocia el segundo,
y el 16 de enero de 1825 daba a vela del puerto de Valparaíso
para Francia, y cargado de jóvenes chilenos, el transporte de
Mosselle de la marina de guerra francesa”97.
Ciertamente, esta iniciativa no constituyó un proyecto novedoso para la
época. Como hemos podido apreciar previamente, tanto Europa como
Francia –predominantemente- fueron comprendidas en la América
Latina del XIX como “el” modelo de civilización por excelencia. En este
sentido, si hemos de continuar utilizando las categorías de análisis
aplicadas por Bernardo Subercaseaux para comprender la recepción de
las ideas románticas en nuestro continente, entendemos que
claramente el modelo a reproducir se extrajo del plano europeo98. De
esta forma, el imaginario americano que utilizó los componentes
republicanos conquistados en gran medida por la revolución francesa,
fueron construidos a partir de la idealización del prototipo de
racionalidad del viejo continente.
Sobre la base de lo anterior, si bien el viaje efectuado por los hermanos
Matta al viejo continente (Manuel Antonio y Guillermo), partió como
96 Godoy, Hernán, op. cit. p. 296.97 Pérez Rosales, Vicente, Recuerdos del pasado. (Editorial Andrés Bello, Santiago, 1980) p. 84. 98 Antes de proseguir, debemos recordar que el plano europeo al cual nos referimos para este caso se limita a Inglaterra, Francia y Alemania, predominante. Becco, Horacio Jorge, op. cit. p. 9.
70
una iniciativa común en relación a los otros jóvenes aristócratas99
(Blest Gana, Bilbao, Amunátegui, Vicuña Mackenna, entre otros), la
orientación tanto geográfica como intelectualmente de los copiapinos,
tomó un rumbo diferente; para el caso de nuestro autor, Alemania. El
arribo de Guillermo Matta a Alemania, en este sentido, lo podemos
comprender con un fin de gran relevancia para el desarrollo intelectual
de nuestra escena nacional, esencialmente por su conocimiento de otra
lengua. El acceso a la lengua germana fue una ventaja comparativa
para el accionar de políticos-intelectuales como Matta quienes,
aprendiendo un idioma distinto al castellano, pudieron romper con las
limitantes de su propio contexto y comenzar a “escribir-pensar” a partir
de otro lugar social100. De esta forma, Goethe, Heine, Schopenhauer,
entre otros, fueron leídos por Matta directamente del alemán, sin
intermediarios.
De lo anterior, resulta fundamental ubicar el ‘lugar social’ en el cual
nuestro sujeto desarrolló su pensamiento de primera época, es decir, la
Alemania de 1840. Este segmentado territorio que luchaba por
unificarse, vivió un acelerado proceso de revolución industrial para
entonces; Alemania buscaba realizar en medio siglo, las
modernizaciones hechas por Inglaterra en 3 siglos de revolución. Fue
en este escenario que el joven Matta -espectador del proceso-
presenció la gestación de Alemania como la gran potencia nórdica. Bajo
la luz de un territorio en expansión económica y experimentación
99 “Había partido para el Viejo Continente (Manuel Antonio Matta) en compañía de su hermano (Guillermo Matta) y de Francisco Bilbao a fines de 1844. Juntos llegaron a París y comenzaron sus estudios”. Gazmuri, Cristián, op. cit. p. 71. 100 En palabras del historiador Michel De Certeau, esta operación historiográfica implica: “(…) la relación entre un lugar (un reclutamiento, un medio, un oficio, etc.), varios procedimientos de análisis (una disciplina) y la construcción de un texto (una literatura)”. De esta forma, la procedencia del pensamiento de Matta ya no se encontraría suscrito al transitado París de mitad del siglo XIX, por el contrario, la elección de Alemania como destino cultural, abre una brecha entre el viaje de Matta y el resto de su generación. Alemania fue la instancia del autor para apropiarse de una “institución” de pensamiento como sería la filosofía alemana, y de una lengua que en si, poseía una mayor reflexión a nivel filosófico. De Certeau, Michel, La escritura de la historia. (Universidad Iberoamericana, México, 1993) p. 68.
71
industrial, el chileno pudo observar gran parte de las conductas que
conscientemente planeó como ideales para la sociedad chilena.
No obstante lo anterior, la modernización material alemana no fue el
único elemento determinante para la visión de Matta. Este escenario, a
su vez que causó conmoción en su concepción económica de la
sociedad, también lo condujo frente al camino de la filosofía germana.
Como ya se mencionó con anterioridad, Heine, Goethe, Schiller, entre
otros pensadores, fueron lecturas directas realizadas por el autor. El
idealismo alemán y sus divergentes actores, de esta forma, se
constituyeron en partes esenciales de la poesía de Matta. Reafirmando
esta posición, Matta fue catalogado por sus pares (José Victorino
Lastarria) como: “(…) el profundo pensador en verso”101.
Por otra parte, si bien el rol que jugó la procedencia intelectual de
Matta para la gestación de su ideario romántico es vital para el
desarrollo de nuestra investigación, el objetivo de este trabajo hace
necesaria la explicación de la atmósfera intelectual en la cual el poeta
desarrolló y aplicó gran parte de su pensamiento político. De lo
anterior, y como ya previamente se argumentó, las letras (entiéndase
por letras la categorización amplia del siglo XIX, vale decir, la filosofía,
historia y literatura) funcionaron como uno de los caminos más
utilizados para la expresión de los políticos americanos. A este
respecto, al analizar el periodo en el cual se desarrollaron
intelectualmente Matta como Lillo, podemos constatar que en dicho
periodo, es decir, el segmento temporal que corresponde a los años
1841 a 1851 (gobierno de Bulnes), el área cultural se vio claramente
incrementada102. Testimonio de este hecho fue la masiva aparición de
101 ? Lastarria, José Victorino, Recuerdos literarios. op. cit. p. 287.102 Así lo resaltó José Victorino Lastarria al entregarnos el siguiente testimonio: “No necesitamos repetir aquella historia, pero entra en los propósitos de estos Recuerdos el hacer merito de la postración en que había caído la producción literaria por causas de las misma influencias de la reacción (designación por parte de Lastarria al gobierno de Montt), la cual había paralizado el movimiento literario que tanto había
72
periódicos y revistas de índole fundamentalmente política, literaria y
económica, los cuales dieron cuenta del interés por parte del gobierno
para fomentar el desarrollo de la escasa ilustración en nuestro país.
Entre dichas publicaciones podemos mencionar: El Progreso (1842), El
Semanario de Santiago (1842), El Siglo (1844), La Gaceta de Comercio
(1842), El Crepúsculo (1843), El Entreacto (1845), La Revista de
Santiago (1848), entre otros medios de información.
Ahora bien, el contexto específico al cual nos referimos, es una escena
dominada por las lecturas folletinescas las cuales invitaban a los
jóvenes a soñar y ser ciudadanos pero, por sobre todo, a soñar. De lo
anterior, el análisis realizado por Subercaseaux en su obra La historia
del libro en Chile si bien cumple con informarnos el estado lamentable
de ilustración en el cual se encontraba nuestro país, no desconoce, por
otra parte, la existencia de ciertos indicadores culturales que destacan
un mayor interés de la intelectualidad nacional, en un determinado tipo
de lecturas. El investigador señala que para 1845 la novela–folletín ya
había triunfado en los diarios del país103. Esta apreciación es
corroborada por Gazmuri quien nos comunica que:
“La novela romántica que sería leída en Chile tenía sus mejores
representantes, además del citado Lamartine, en Victor Hugo,
Musset, George Sand. Pero quizás más importante era la
literatura de folletín, publicada por entregas en la mayoría de
los diarios de la época entre 1848 y 1851”104.
extendido su acción en 1849”. De esta forma, este movimiento literario que adquirió su máximo esplendor durante el decenio de Bulnes, tuvo su ocaso bajo el mandato de Manuel Montt. Lastarria, José Victorino, Recuerdos literarios. (Editorial Lom, Santiago, 2001) p. 223. 103 Subercaseux, Bernardo, Historia del libro en Chile. (Editorial Lom, Santiago, 2000) p. 39.104 Vicuña Mackenna, Benjamín, Los girondinos chilenos, Prólogo de Cristián Gazmuri. op. cit. p. 11. Ilustrando el formato de los folletines que se publicaban en los periódicos del país, véase anexos 14, 16, 17, 18.
73
Bajo este imaginario intelectual creado, en gran medida, por la fuerte
presencia de la literatura folletín del romanticismo francés, resultó
evidente el impacto de estas novelas de contenido sugerentemente
social, para jóvenes mentalidades como Matta y Lillo. La historia de los
girondinos de Alphonse Lamartine fue un libro leído con rapidez e
interés por esta juventud integrada por Francisco Bilbao, Benjamín
Vicuña Mackenna, Federico Errazuriz, Eusebio Lillo, entre otros,
quienes no ocultaron sus deseos por ‘romantizarse’ a la moda de París.
Es en este sentido que gran parte de los analistas que han tomado el
tema del romanticismo en Chile, no han perdido oportunidad para
señalar el impacto de esta novela (en particular), como un elemento
que pone de manifiesto la existencia del pensamiento romántico al
interior de nuestra sociedad, y al mismo tiempo, la admiración que
causó la revolución francesa de 1848 en nuestra juventud intelectual.
Vicuña Mackenna en su obra Los girondinos chilenos, señaló la
efervescencia que provocó este texto al interior de sus amigos,
exponiendo de que forma esta lectura fue incorporada como
reproducción de vida para los distintos intelectuales de la escena
nacional. “Así, Lastarria fue Brissot; Francisco Bilbao, Vergniaud;
Eusebio Lillo, Rouget de L’Isle; Pedro Ugarte, Danton; Manuel Bilbao,
Saint-Just; y Santiago Arcos, Marat”105. Matta, por su parte, al interior
de su obra poética también reservó un lugar para Lamartine,
proclamando la obra de éste político francés como una motivante texto
de juventud.
3.2._Análisis de la obra del autor. ¿Romántico, clásico o positivista
americano?
No obstante lo anterior, si bien el contexto histórico, como ya lo hemos
reiterado anteriormente, puede influir en el desarrollo de la obra y
fundamentalmente en las ideas que éste expresa, a su vez, se hace
105 Stuven, Ana María, op. cit. p. 198.
74
necesario examinar el contenido del ‘texto’ con el fin de evaluar ambos
campos de creación intelectual –contexto y texto- para su análisis total.
De lo anterior, tomando en cuenta tanto la limitante temporal del
presente estudio (1842-1859) como el objetivo de esta investigación
para demostrar la presencia de ideas románticas en Guillermo Matta y
su impacto en la arena política nacional, he decidido examinar la
primera etapa de creación del autor, vale decir, los años 1847 a 1859.
Analicemos pues esta primera etapa. Los “Cuentos en Verso”, obra
publicada el año 1853, es una composición en la cual el autor se
debatió entre las influencias del romántico inglés Lord Byron como, a
su vez, la fuerte presencia española de José de Espronceda. Ambas
tendencias románticas impregnaron las páginas de esta obra, dándole
toques demoníacos a los escritos de Matta. Tanto el cuento “La Mujer
Misteriosa” como “Un cuento endemoniado” fueron obras receptoras
directas del Don Juan de Byron como de El diablo mundo de
Espronceda. El ambiente medieval, la oscuridad del relato, la
manifiesta proposición anticatólica de ambos escritos, entre otros
tópicos de estos poemas, son elementos que logran delatar las
divergentes influencias europeas sobre el poeta. Profundizando en
estas influencias, podemos observar que tanto la obra de Byron como
Espronceda, son composiciones con un toque caballeresco oscuro que
el mismo autor intentó reproducir, sin embargo, siempre reconociendo
enfáticamente la influencia de sus predecesores. En este sentido, la
misma utilización de los epígrafes, pies de páginas, así como las citas
en el mismo texto, ponen de manifiesto la admiración de Matta frente a
estos románticos europeos106.
106 “Es la razón un tormento/ Y vale más delirar/ Sin juicio, que el sentimiento/ Cuerda mente analizar, /Fijo en el, el pensamiento”, epígrafe proveniente de José de Espronceda. “Peuples esclaves qu’hésitez a abattre ces oiseaux Mogueure, imitant la voux du maître du mond ? Sontils pas restés long temps perches sur n leur arbre Elève ? Nous sommes encore chasses para ces his boux, et nous prenons pour des aigles ces ignobles oiseaux, quand le sent not de liberté suffirait por les Mettre en fuite, comme leur peur vous le demantre Trop bien!”, epígrafe proveniente de Lord Byron. Matta, Guillermo, Poesías de Guillermo Matta, Tomo I. (Imprenta de la América, Madrid, 1858) pp. 1-194. La cita en francés al poeta inglés Lord Byron, delata la precaria situación bajo la cual se encontraba la ilustración nacional; aún
75
De lo anterior es válido resaltar que, si bien Matta reconoció
implícitamente la influencia de los románticos europeos en sus
narraciones, al consultarse a si mismo respecto a su posición frente al
romanticismo, el poeta señaló que:
“Yo no sigo al romántico pedante
Ni al clásico estirado; independientemente,
Y del bello ideal tan sólo amante
Su dulce voz escucharé obediente.
Repetiré de mi alma a todo instante
O el cántico de amor o el ay doliente,
Y quédese, en buena-hora, la lógica
Con su ininteligible fraseología”107.
Esta acusación de originalidad, “yo nos sigo al romántico estirado”,
será demolida a lo largo del relato. Su filiación con el clasicismo,
claramente es un elemento descartable debido al estilo “rupturista”
que Matta sostuvo con los aspectos composicionales y emocionales del
canon clásico. Sin embargo, “el ahí doliente” como el “cántico de
amor”, son elementos que continuaron presentes en su poesías como
puntos propiamente románticos. Sumado a esto, la presencia constante
de los factores ya citados vinculados al romanticismo europeo tales
como el discurso orientado a la ‘regeneración del pueblo’, el panteísmo
religioso, la lucha por la democracia, el concepto de héroe, entre otros
elementos, fueron una impronta que hizo de Matta una figura
totalmente calificada para portar seudónimos tales como el “Byron
americano”, o ver en el autor “un poeta oscuro”108. De lo anterior, las
lecturas de juventud de Matta y la posterior aplicación de éstas a su
Matta quien siendo un poeta con los recursos necesarios para solventar sus lecturas, al interior de su obra cita constantemente a Goethe y Byron en francés. 107 Ibíd. p. 4.108 Santana, Francisco, Poesía romántica chilena. (Ediciones Flor Nacional, Santiago, 1953) p. 29.
76
pensamiento, resultan ser tópicos relevantes para la presente
investigación.
Así es como el historiador Roger Chartier, a través de sus diversos
estudios respecto al “libro” y su impacto en la sociedad – interés por lo
demás reflejado en obras tales como El orden de lo libros, El juego de
las reglas, Libros, lecturas y lectores en la Edad Moderna, entre otras-
nos señala el importante rol de estos ‘artefactos culturales’ para el
contexto en el cual se desarrollan. De acuerdo al análisis realizado por
Justo Serna a la obra del autor, Serna indica la definición de Chartier
hacia el libro con el siguiente párrafo:
“Ese artefacto (el libro) se introduce en un proceso de
comunicación, con emisores que lo producen y con receptores
que lo decodifican dentro de un espacio cultural saturado por
múltiples objeto y actos significativos”.
A partir de ésto y aplicando los elementos teóricos expuestos por el
análisis de Chartier –vale decir, el entendimiento del libro como un
artefacto modificador de conciencias y, a su vez, la obra como
representadora de mentalidades-, podemos apreciar los poemas de
juventud de Matta en dos niveles: por una parte, como indicios de
ciertas ideas que arribaron a nuestro país, así como, en un segundo
nivel, como parte del pensamiento de primera época del autor. De esta
forma, el análisis de la obra de Matta nos da a conocer un primer
apronte para la comprensión del valor de las ideas románticas
transmitidas, a través del lenguaje novelesco del siglo XIX. Este
carácter literario, para el caso del romanticismo, fue más allá de la
simple intención estética como ya lo pudimos apreciar por medio de la
descripción de Victor Hugo respecto al movimiento. De allí que y
aplicando la concepción del poder discursivo del libro en la sociedad,
77
podemos apreciar la obra de Matta como el resultado de su propia
afinidad lectora.
Sobre la base de lo anterior, y dando un ejemplo de este caso, podemos
comprender como es que el autor, correspondiendo al apelativo dado
por sus pares poetas como el “Byron americano”, fue víctima de la
profusa lectura de la obra del lírico inglés al momento de componer su
propio corpus poético. Por lo demás y como ya se expuso
anteriormente, gran parte de las poesías de Matta son epígrafes hacia
Byron y sus aventuras. Por otra parte, José de Espronceda -al igual que
para el caso de Lillo- fue un referente para Matta a la hora de escribir y
elogiar. Al interior de su obra lírica Poesías de Guillermo Matta (1858),
el autor dedicó una sección especial a los grandes escritores y
personajes históricos, titulada “Celebridades”. Al interior de este
“pequeño parnaso propio”, no faltó, ciertamente, una oda al poeta
español:
“Espronceda, cantar fue tu destino,
Como Byron cantar la acerba dura;
El anhelo de un mundo más divino
La lid del alma y la materia ruda! (...)
¡Pobre cantor y desdichado amante!
Bello arcángel sin cielo y sin diadema,
Ya tu voz se extinguió, ya no hay quien cante (…)
La expresión de tu vida es tu poema;
Poema de dolor fragmento santo,
De una vida más noble de otro canto (…)”109.
109 Matta, Guillermo, Poesías de Guillermo Matta. Tomo II. op. cit. p. 287. El énfasis es nuestro. Para una mayor ampliación de este poema dedicado por Matta a Espronceda, véase anexo 31.
78
Esta forma de elogiar a un poeta revolucionario110, nos induce a ver en
Espronceda el prototipo político que Matta persiguió a lo largo de su
vida. La poesía ‘esproncediana’ se encuentra plena de exaltación y
coraje al igual que la composición lírica de Matta; tópicos como el
hombre desafiante a los designios de la vida, la crítica al dogmatismo
católico y, por sobre todo, la ‘poesía como la expresión de la vida’ son
elementos presentes en la producción de los dos poetas. Como ejemplo
de esta patente influencia tenemos tanto los poemas narrativos La
mujer misteriosa (1850) de Matta, como El estudiante de Salamanca
(1840) de Espronceda. Para el caso de nuestro autor, este canto coloca
en un escenario de profunda reflexión los conceptos de vida-mujer y de
que forma la conquista de ella, es una relación que se encuentra
supeditada a la perdición del hombre. Por su parte, Espronceda al
interior de su obra, desarrolló la temática de un hombre quien es capaz
de atravesar el infierno con el fin caer en la perdición femenina. En
breve síntesis, entendemos que: 1) Ambos relatos presentan oscuridad
en su descripción escénica, 2) ambos poemas presentan un hombre que
capaz de enfrentarse a todo por la persecución del ideal y 3) ambos
relatos presentan a la mujer, como la perdición del hombre. De esta
forma es que podemos comprende la influencia de estos autores
románticos, como una clave para explicar el accionar político de Matta
al interior de su senda revolucionaria. Son Byron y Espronceda
sumados a Victor Hugo111, agentes precisos para comprender el
desarrollo de Matta en la escena política.
110 Espronceda a lo largo de su vida, permaneció vinculado a un accionar político determinantemente revolucionario. En España para el año 1823, junto a su grupo de conspiradores, “Los Numantinos”, fue condenado por conjurar en contra de Fernando VII. Posteriormente, en París, participó en las barricadas para derrocar a la monarquía de 1830. Luego de esta acción, participó en la invasión de España a manos de Joaquín de Pablos, rebelión que por cierto, es derrotada. Desde esta perspectiva, el elogio de Matta cobra validez al establecer la vida y obra de Espronceda, como un solo elemento imbricado. Véase, Espronceda, José de, El estudiante de Salamanca. Prólogo de Joaquín del Moral Ruiz. (Club internacional del libro, Madrid, 1998) pp. 5-9. 111 Matta al interior de su dedicatoria a Victor Hugo le otorgará el siguiente fragmento: “Más brilla tu corona de proscrito/ Que la imperial diadema. / La tuya en la justicia se ha bendito; / La otra en anatema”. Ibíd. p. 290.
79
Por otra parte y en un análisis más profundo en torno a los elementos
románticos que constituyeron la obra de Matta, claramente la voz de
autor la podemos identificar por medio de su marcado énfasis hacia lo
social, hacia al pueblo. Es a partir de este momento que comenzamos a
vislumbrar los caracteres románticos de Matta. En un primer lugar, el
autor desde sus comienzos como poeta político, se manifestó
completamente a favor de los derechos del pueblo. Matta en su
temprana producción lírica -vertiente que por cierto explotará al lo
largo de su vida- hizo patente su íntima vinculación con el pueblo.
Analicemos un extracto de su poema “Himno a la democracia” (1858):
“Si miedo huelle impávido
De su deber la senda;
Y crezca en lo magnánimo
Su noble corazón!
De hoy más leyes tiránicas.
No incensarán al crimen,
Y temblaran los déspotas
Que con el vicio oprimen:
El pueblo es pura víctima!
El pueblo es redención!”112
Un primer elemento que surge, en este sentido, es el título del poema,
“Himno a la democracia”. Este término, inmediatamente, entra a
dialogar con nuestra hipótesis preguntando, ¿de que forma entiende
Matta el concepto de ‘democracia’? Para estos efectos, debemos
entender la totalidad del párrafo. En éste, se nos señala básicamente la
‘idea de democracia’ como un concepto que apela directamente a la
igualación del pueblo en sus derechos políticos, es decir, la liberación
del pueblo del yugo despótico. De esta forma, la gran simpatía 112 Matta, Guillermo, Nuevas poesía de Guillermo Matta. Tomo I. (F.A. Brockhaus, Leipzig, 1887) p. 27. El énfasis es nuestro. Para la apreciación del himno completo, véase anexo 26.
80
manifestada por el autor hacia al pueblo -actitud que prolonga a lo
largo de su poema- nos recuerda el culto rendido por el historiador
francés Jules Michelet, a este ser colectivo. Ambos autores ven al
pueblo como el actor principal de los procesos y, al mismo tiempo, la
“victima” de los sistemas opresivos. Matta, en este sentido, no perderá
oportunidad de ofrendar un palabra de elogio a Michelet, llegando a
dedicarle un poema en el cual se le señaló bajo el seudónimo de “ave
de Michelet”113. Este enfoque social de la realidad compartido tanto por
Matta como por Michelet, fue validado por Víctor Hugo –sumo pontífice
del romanticismo social francés- conjuntamente con Alphonse
Lamartine, al proclamar al pueblo como “el gran público” al cual
estaban dirigidos sus discursos114.
En segundo lugar, el enfático panteísmo en contraposición con el
dogma católico se vio representado por Matta tanto en sus artículos de
corte social pro pueblo, como por los versos y cuentos en los cuales el
autor no omitió su propia concepción anticatólica de la religión. De allí
que Marta Pena rescate la figura de Matta como el representante de
una:
“(…) rebelión que trascendía el ámbito propiamente literario
pues, en sus Cuentos en verso (1853), expresaba una falta de
sentimientos religiosos tan marcada, que provocó escándalo”115.
Así es! Al sumergirnos en las páginas tanto de la Revista de Santiago
(1848), como en el mismo periódico ya citado El Timón (1849), vemos
la presencia de una pugna siempre presente con la Revista Católica.
113 “Pensador y demócrata, te impones/ A esos rudos sectarios del encono;/ Heredero de antiguas tradiciones/ Que no adoran altar ni adoran trono,/ Tu cadáver domina/ La gran ciudad! Las calles atraviesa,/ Y pueblo y pueblo de afluir no cesa/ Y devoto ante el féretro se inclina”. Matta, Guillermo, Nuevas poesía de Guillermo Matta. Tomo II. (F.A. Brockhaus, Leipzig, 1887) p. 547. 114 “La liberación de la miseria que oprime al pueblo es la finalidad de los románticos sociales, así como la emancipación del espíritu y la defensa del ciudadano contra los poderes”. Picard, Roger, op. cit. p. 43.115 Pena, Marta, op. cit. p. 408. El énfasis es del autor.
81
Este organismo, al mismo tiempo que fortalecía su poder en torno al
sector católico dogmático de la sociedad, fue la ‘punta de lanza’
predilecta del poder conservador para exigir la preservación de los
patrones tradicionales de la sociedad. De lo anterior, Lillo como Matta
formaron parte de la oposición a la Revista Católica por cuanto
visualizaron en este organismo, y en la institución detrás de esta
publicación, la limitación al pensamiento de la sociedad chilena. Sobre
la base esto es que la postura anti-católica de Matta se hizo expresa al
señalar lo siguiente:
“! Yo no puedo creer en la miseria
Con que el dogma católico intimida;
En la tumba separa la materia
Y da solo al espíritu otra vida.
Libre del cuerpo ya, la aeria
En un vacío pierdese y se olvida;
La forma corporal aquí se aloja;
Libado el vino la alforja se arroja”116
Esta larga composición titulada “Fragmento de un poema inédito”, nos
da muestras claras de la inclinación del autor hacia una religiosidad
más bien interior que exterior bajo la cual, el dogma católico se
quiebra. El Dios descrito por Matta es una divinidad que tiende más
bien a una concepción protestante, en contraposición con el ‘anatema’,
representado por el Dios del viejo orden. La religiosidad expresada por
el autor, como se puede observar a través de este poema, esta puesta
sobre un Dios que no se limita tan solo al espíritu católico, sino más
bien a una visión omni-comprensora de la divinidad, un ‘Dios
panteísta’117. En este sentido, la concepción de Dios propuesta por
116 Matta, Guillermo, Poesías de Guillermo Matta, Tomo I. op. cit. p. 283-346. El énfasis es nuestro.117 En este sentido, la postura anticatólica como requisito romántico es una postura sostenida tanto por Eugenio Vega en cuanto a la expresión del fenómeno europeo. Véase Vega, Eugenio, op. cit. Para una mayor ejemplificación de la postura religiosa por parte de Matta a través de su obra, véase anexo 27.
82
Matta, por una parte, obedece al lugar social del cual derivó su
pensamiento como es la Alemania de mitad de siglo XIX y, por otra,
esta fe panteísta también hace eco de los grupos ‘liberales radicales’ de
su época, los cuales, bajo el signo de la liberación, se mantendrían
firme frente al conservadurismo de la Iglesia católica nacional. De allí
que todo este ideario religioso propio de Matta y sus influencias, son
entendidos como elementos propios del romanticismo político, en la
medida que presentaron un signo rupturista de los “liberales rojos” con
el grupo conservador nacional y su afiliación a la Iglesia. El
anticatolicismo como elemento romántico se encuentra expresado
fundamentalmente en el análisis del crítico español Vega Latapie, toda
vez que este factor da cuenta del espíritu de ruptura que propagó el
romanticismo a nivel mundial contra la propuesta clásica europea. Por
otra parte, no debemos olvidar lo ya expuesto por Pena al referirse al
movimiento romántico americano. Bajo éste análisis, el movimiento
romántico americano responde a un fenómeno de sustrato progresista
frente al que el elemento católico representó la facción inmovilista de
la sociedad.
Siguiendo la argumentación anterior, durante esta primera etapa el
autor consolidó un concepto el cual será sinónimo, en muchos aspectos,
de su pensamiento político-social; el ‘progreso’. Este concepto será
tratado por Matta tanto en su base material, vale decir, la definición
del término en condición del avance tecnológico, como también por su
vertiente espiritual, es decir, el concepto como sinónimo del ‘optimismo
social’ al cual propendería la sociedad. Sin embargo, una vez más
deberemos preguntarnos ¿que entendió el autor respecto al concepto
de ‘progreso’ como tal? De gran ayuda a la hora de interpretar el
pensamiento de la generación del 42, ciertamente, fue la figura de
Lastarria. El político liberal en relación al término de ‘progreso’ señaló
lo siguiente:
83
“La unidad del progreso social se cumplía naturalmente, a
pesar de la poderosa tendencia de la reacción a reestablecer el
orden moral del viejo régimen. Abajo el amparo de la reacción
se habían desarrollado todos los intereses del orden activo, y
en consecuencia se operaba un progreso material que hacía
olvidar los intereses morales, o que más bien quería sojuzgarlos
para sofocar la independencia del espíritu y la aspiración a la
libertad, dos peligros para su quietud y para sus goces. Sin
embargo, la empresa era imposible. No se opera un progreso
considerable en una esfera de la actividad social, sin que este
cambio no prepare un progreso análogo en las demás. Por eso
son siempre vanos los esfuerzos que hace el despotismo que se
apoya en el progreso material para sofocar la libertad,
aprisionando el orden moral ciertos dogmas, en ciertas reglas
de conveniencia, o en ciertas doctrinas artificiosas: el progreso
moral se emancipa para siempre y tiende a desarrollarse
paralelamente con el material, tanto más cuando ya de ante
mano ha encontrado su quicio en la independencia del espíritu,
como había sucedido entre nosotros desde 1837 a 1850”118.
Es en este sentido que podemos comprender a través del testimonio de
Lastarria, que si bien muchos de los conceptos utilizados para entonces
no estaban esclarecidos en su totalidad (ya lo vimos con anterioridad
en la “polémica el romanticismo”), el término de ‘progreso’, por su
parte, poseía ya una dilucidación importante para su discusión en los
círculos de la época. De lo anterior, podemos apreciar en Lastarria un
hombre que acepta los términos del progreso moral, siempre y cuando
esté se encuentre asociado con el avance moral. Esa posición fue
reafirmada por Matta a través del siguiente extracto:
“Morir es transformarse en vida nueva,
Progresar, es morir al egoísmo.
El hombre transformándose se eleva,
118 Lastarria, José Victorino, Recuerdos literarios. op. cit. p. 225. El énfasis es nuestro.
84
Y progresando, educase a sí mismo”119.
Al contemplar este fragmento de su poesía “Progreso”, comprendemos
que si bien su etapa de revolucionario del 59’ había concluido para la
fecha de composición de esta pieza lírica120, su postura continuó
basándose en un gran ‘optimismo social’ por el cual habría de transitar
la sociedad una vez superada su etapa de ignorancia.
No obstante lo anterior, aun resulta poco plausible establecer el
planteamiento de la idea de ‘progreso moral’ a todo un grupo
determinado de la intelectualidad nacional, más aun, a una generación.
De allí que resulte pertinente preguntarnos, ¿fue la idea de progreso
moral conocida por otros intelectuales de la época? ¿que sucedió con el
resto de la generación propia del autor? ¿cuál es su cercanía a la obra
de los poetas, filósofos y literatos alemanes? Respondiendo estas
preguntas, el análisis realizado por Subercaseaux a la obra de Lastarria
durante el periodo que funcionó la “Sociedad literaria” (1842), mostró
que este político liberal y los miembros de este club literario basaron
sus lecturas en distintas temáticas relativas al romanticismo, vale decir,
Victor Hugo, Michelet, Thiers, De Musset, entre otros. En este sentido,
Subercaseaux hace notar que todos estos autores fueron lecturas de
común conocimiento para esta incipiente escena cultural121. Al interior
de este cuadro de lecturas seleccionadas, encontramos a uno de los
gestores del pensamiento romántico alemán y precursor de la idea de
‘progreso moral’: Herder. Este filósofo alemán, pensador determinante
para la teoría de la nación, a través de su obra Ideas para una filosofía
de la historia de la humanidad (1784-1791) expuso distintas temáticas
119 Matta, Guillermo, Nuevas poesías de Guillermo Matta. Tomo II. op. cit. p. 147. El énfasis es nuestro. 120 Este poema fue compuesto entre los años 1862 a 1876, según lo señalara el propio autor.121 Subercaseaux, Bernardo, Historia de las ideas y la cultura en Chile. Vol. I. op. cit. p. 51.
85
relativas a la conformación del Estado Nacional, sin embargo, con una
conceptualización única propia de su época:
“En Alemania el optimismo del progreso inspiró a Herder en
Ideen zur Philosophie der Geschichte der Menschheit, 1784, y
en Briefe zur Beförderung des Humanität 1793-7, y a Kant en
Idee einer Universalgeschichte von des kosmopolitischen
Standpunkt, 1784, donde el progreso en su conjunto está
subordinado al progreso moral”122.
Esta obra de Herder (Ideas para una filosofía de la historia de la
humanidad), si bien fue leída como una traducción del alemán al
francés por parte de la “Sociedad literaria”, no deja de entregarnos
argumentos sustanciales a la hora de examinar la recepción del
pensamiento romántico, y específicamente la recepción del concepto de
“progreso moral”, al interior de nuestra joven intelectualidad. Esta
concepción de ‘progreso’ basada por sobre todo en su vertiente moral
como ya lo apreciamos previamente, fue un carácter que se repitió
tanto en el pensamiento de Lastarria como en Matta, exponiéndonos
una muestra significativa de la preponderancia del discurso romántico
al interior de nuestro reducido grupo de pensadores nacionales123.
Como propuesta de esta investigación y siguiendo la línea anterior,
podemos comenzar a ver tanto en la obra de Lastarria, Bilbao, como
Matta, el desarrollo de la idea de ‘progreso moral’ como una puerta
alternativa al tema de la recepción ilustrada de los intelectuales
chilenos. Esta nueva entrada al problema, nos permite ampliar
nuestras perspectivas de análisis ya no limitándonos tan sólo al
enfoque del liberalismo criollo, sino también apreciando al potencial
aporte del romanticismo político al plano nacional.
122 Le Goff, Jacques, Pensar la historia. (Editorial Paidos, Barcelona, 1997) p. 212.123 A su vez, el énfasis puesto por Herder en la ‘evolución de los pueblos’ y ‘el espíritu nacional’, es visto por Federico Chabod como la orogénesis de la idea de nación. Chabod, Federico, op. cit. p. 80.
86
No obstante y frente a su manifiesta tendencia a favorecer el ‘progreso’
como concepto guía de la sociedad, aun cabe preguntarnos, ¿es Matta
un romántico con un ideal amplio de ‘progreso’ o más bien constituye
un claro ejemplo de proto-positivismo americano? En este sentido, la
separación no se nos hace simple; sin embargo, este problema puede
ser explicado por la clasificación de las etapas atravesadas por el
pensamiento de Matta. Para una primera etapa marcada tanto por la
producción poética como por la acción política -como lo veremos más
adelante- el predominio del romanticismo como base de vida es latente
en el autor. En este sentido, la primera época de Matta–época
romántica del autor- la observamos a través de su obra, fuertemente
influenciada por Byron y Espronceda, como por su accionar
revolucionario durante los hechos de 1859. En una segunda etapa pos
revolucionaria, sin embargo, la imagen de Matta respondió más bien a
un hombre orientado hacia un ideal positivista de la realidad; esto es,
un fuerte énfasis en la razón y la praxis como herramientas del
‘progreso social’. De allí que comprendemos el pensamiento de Matta a
la vuelta de su etapa de destierro (1862), como una reflexión filosófica
dominada por el positivismo y por su designio de la sociedad con los
conceptos de ciencia y razón. Ejemplo de ello fue uno de los subtítulos
de su obra poética Nuevas Poesías (1887), designada por el nombre de
‘Poesías modernas’. Según la aclaración de Matta, este título en su
forma primera estuvo destinado a titularse ‘Poesías científicas’, sin
embargo, el autor resolvió abstenerse de esta catalogación debido a la
“pedantería’ que señalaría esta decisión editorial124.
3.3._ Matta y sus “Redes intelectuales”
Ahora bien, en cuanto a la aplicación del concepto de “redes
intelectuales” para el caso de Matta, podemos establecer que,
124 Matta, Guillermo, Nuevas poesías de Guillermo Matta. Tomo II. op. cit. p. 257.
87
ciertamente, el autor no se encontró distante de su par político-lírico,
Eusebio Lillo. Matta, como lo podemos apreciar a través del diagrama
(véase figura 1), también poseyó un denso lazo con los librepensadores
–Lastarria y Bilbao- citados en este ejercicio. Junto a Lillo, el poeta
participó activamente en el desarrollo de la prensa escrita ya citada;
siendo poeta y redactor de la Revista de Santiago125 (1848-1855), Matta
supo desenvolver al interior de esta publicación, sus nexos con distintas
personalidades de la intelectualidad chilena, incluidos Lillo y Bilbao. En
este sentido, el poeta es claro al expresar sus cercanías con los
distintos intelectuales vinculados al diagrama ya expuesto, ¿de que
forma? tanto al interior de sus poesías como en las mismas
dedicatorias, Matta no olvidó la mención a sus antiguos compañeros de
lucha. Ejemplo de esto es que sus Nuevas poesías (1887) se encuentran
firmadas por Matta para su ‘antiguo amigo’ Eusebio Lillo126. Por otra
parte y hacia Bilbao, el autor expresó una calurosa reverencia frente al
revolucionario nacional dedicándole distintas poesías elegiacas.
Finalmente, y en relación a Lastarria, Matta no dudó en reconocer en la
figura del político liberal, a uno de los célebres personajes del mundo
ilustrado nacional. El autor, en dicho sentido, a través de su volumen de
Nuevas poesías -apartado titulado ‘Poesías modernas’- dedicó
directamente a Lastarria este capítulo como una forma de recordar:
“(…) las enseñanzas que han sido, en los últimos 25 años, como la
forma sustancial de nuestra acción política, social y literaria en
Chile”127. Por medio de estos guiños a otros pensadores de su época, es
que podemos observar en Matta una figura intelectual decimonónica
vinculada a distintas corrientes de la “intelligentsia” nacional, no de
una forma aleatoria, sino como organismo participativo de los distintos
nichos del pensamiento liberal-romántico.
125 Para una ilustración en torno a la etapa de Matta como redactor de la Revista de Santiago (1855), véase anexo 11.126 “A Eusebio Lillo en testimonio de antigua amistad y mucho cariño de Guillermo”. El destacado es mío. Matta, Guillermo, Nuevas poesías de Guillermo Matta. op. cit. 127 Estas poesías fueron compuestas según Matta durante los años 1870-1880. Matta, Guillermo, Nuevas poesías de Guillermo Matta. Tomo II. op. cit. p. 257-258.
88
No obstante, y de acuerdo a la naturaleza de esta investigación, son los
vínculos entre Matta y Lillo los puntos relevantes que nos develan el
desarrollo de las ideas románticas de ‘democracia’ y ‘progreso’ al
interior de un determinado grupo de la intelectualidad chilena
decimonónica. De lo anterior, un primer punto a señalar es que, como
ya lo pudimos apreciar anteriormente, ambos poetas poseyeron una
escena de sociabilidad en común. En este sentido, Francisco Bilbao fue
un tema vinculante tanto para Lillo como para Matta. A través de
distintos poemas elegiacos compuestos por los liricos nacionales en
dedicatoria al revolucionario nacional, Lillo y Matta se nos muestran
como ‘hermanos’ de Bilbao. Una vez más cabe hacer mención que
Bilbao para el caso americano es, ciertamente, la representación de la
figura romántica. Sus viajes a Europa y su desarrollo del ideario
romántico basado en la igualdad, la justicia y el progreso espiritual del
hombre, son elementos que se encuentran presentes, en gran medida,
en la obra del revolucionario nacional. De esta forma, la hermandad
entre Bilbao, Lillo y Matta puede ser entendida -esencialmente- a través
de la lucha por las causas justas sostenidas por estos tres intelectuales.
Matta a través de su poema “Soliloquios mentales” compuesto a la
muerte de Bilbao (1865), se refiere al revolucionario bajo los siguientes
parámetros:
“Profeta, amigo, apóstol (…)
Ya no me oirás cuando te llame hermano!
Hermano, cuantas veces,
Con noble anhelo en el corazón latía,
Al recibir tus cartas,
En que tu santo espíritu venía”128.
128 Matta, Guillermo, Nuevas poesías de Guillermo Matta. Tomo I. op. cit. p. 249. Para una ampliación del contenido expresado en éste poema, véase anexo 28.
89
En este sentido, la afirmación de hermandad entre Matta y Bilbao se
manifestó de manera concreta a través de este poema. Su pasado
común trabajando en la publicación de La Revista del Nuevo Mundo
(1857)129, nos lleva a comprender, en parte, el vínculo entre el
revolucionario y el poeta como una amistad en la causa de la liberación
americana. Tanto Bilbao como Matta profesaban la unión americana
como arma de defensa contra los intereses americanos y europeos. A
partir de lo anterior, podemos apreciar el carácter especial del vínculo
que compartieron estos intelectuales. Sin ir más lejos, Lamennais -
mentor espiritual del joven Bilbao- fue leído y admirado por Matta al
punto de otorgarle un sitial de elegía a este particular cristiano
socialista130 al interior de su panteón poético. De allí que el ideal
democrático defendido por estos tres autores-Lillo, Matta y Bilbao- fue
un eje que los unificó en su objetivo político. Bilbao quien predicase el
ideal igualitarista junto a Lillo; Lamennais quién vio en la
democratización de los derechos políticos del pueblo la realización de
la voluntad divina y Matta, quien apeló permanentemente a la
‘democracia’ como la forma de realizar la justicia social para el pueblo.
Todos ellos son elementos que señalan los criterios igualitaristas de
estos tres autores.
3.4._ De “La Asamblea Constituyente” a la revolución del norte
Ahora bien, ¿de que forma son estos elementos aplicados a la arena
política de mitad de siglo XIX? En el curso de su pensamiento, Matta
129 Desafortunadamente, las noticias que tenemos del funcionamiento de esta publicación se la debemos a dos fuentes indirectas. Estos escritos son, el homenaje realizado por los compañeros del partido radical hacia Matta, y la biografía realizada por Gonzalo Fernández Meriggio a Francisco Bilbao. Véase Fernández Meriggio, Gonzalo, Francisco Bilbao: Héroe romántico de América. (Casa Editorial de Valparaíso, Valparaíso, 1998). 130 “Con nuevas teorías/ La nueva religión, tú la enseñabas;/ Tú, las razas unías/ Y en sólo un Dios los pueblos enlazabas./ Apóstol extraviado,/ Nadie enfriaba tu fervor constante;/ Sólo, proscrito, odiado,/ Iba siempre tu planta hacia delante”. Matta, Guillermo, Nuevas poesías de Guillermo Matta. Tomo II. op. cit. p. 522. Para la apreciación de este poema en su formato completo, véase anexo 30.
90
nunca dejó de ver sus ideas como organismos aplicables a la realidad
política. En este sentido, Matta y su cenáculo político, ciertamente, no
fueron hombres que actuaron a favor del gobierno de Montt. Es por
esto que bajo este clima de exaltación espiritual, podemos comprender
de qué forma hombres con el capital necesario como fueron el caso del
grupo de los Matta y los Gallo, no tardaron en hacer resonar su voz en
el ámbito público por medio de su participación en un periódico
específico; La Asamblea Constituyente131 (1858). A través de las líneas
de esta publicación, el autor y su grupo político fundaron las bases del
incipiente Partido Radical, poniendo gran énfasis en la realización de
severas críticas contra el gobierno establecido. Con artículos
incendiarios tales como “¡El desenlace ¡La dictadura o la
Constituyente” o “Portales y Montt, parangón político”, Vicuña
Mackenna, Isidoro Errazuriz, Domingo Arteaga Alemparte, Ángel
Custodio Gallo132, entre otros dirigentes políticos, llamaron al
alzamiento del pueblo chileno contra un gobierno que bajo los
preceptos de este grupo, fue visto como una dictadura. De lo anterior y
ante ‘su’ descripción de la situación política del país para 1858, Matta
proclamó:
“¿Que quiere decir este despertamiento uniforme, esta cruzada
de porvenir que se levanta en todos los pueblos de la
República, en nombre de la justicia, en nombre de la libertad?
Todo eso significa que marchamos, todo eso significa que una
fuerza interior nos empuja irresistiblemente hacia otras sendas;
todo eso significa que el espíritu del progreso, el espíritu de la
vida, circula en la atmósfera de un esta agitación, para ayudar
a las grandes ideas que traen las grandes transformaciones
sociales y políticas”133.
131 Para la revisión del ‘Prospecto’ editado por este periódico, véase anexo 20. 132 Como muestra de la vinculación fáctica existente entre estos distintos personajes del ámbito público decimonónico, véase anexo 8.133El énfasis es nuestro. En esta línea editorial el autor se muestra enfático en utilizar el concepto de ‘progreso’ en su acepción moral. La Asamblea Constituyente, Santiago, 4 de diciembre de 1858. p. 1. Para una comprensión de la postura de Matta en una
91
Como podemos apreciar a través de esta cita, una vez más el autor
impregnó su discurso bajo la concepción del ‘progreso’ entendido como
‘elemento de vida’. Este párrafo es explícito para comprender la
percepción del autor, como la de su grupo político, encarnando los
ideales de ‘luz del progreso’ y las ‘nuevas ideas’ para el escenario
socio-político nacional. Ahora bien, el gran cambio político que motivó
puntualmente a estos “liberales rojos” se basó en la “reforma
constitucional”. Según nos informa el investigador Peter Snow, gran
parte de los cambios pretendidos por esta incipiente célula radical se
ciñeron al:
“(…) fortalecimiento de la legislatura y una disminución
paralela del poder del Presidente. Quería suprimir el poder del
veto del Primer Magistrado y amplia reducción de sus
facultades extraordinarias. Exigían que el Congreso tuviera las
atribuciones de convocar o prorrogar sus sesiones en vez de
tener que esperar que el Presidente lo hiciera. Además del
fortalecimiento del Congreso a expensas del ejecutivo, los
Radicales querían que la nueva constitución suprimiera el
Consejo de Estado y proveyera una mayor autonomía provincial
y la elección popular de los jueces. También propugnaban la
simplificación de la maquinaria administrativa, lazos más
fuertes con los otros países de América Latina y, lo más
importante, un aumento de libertad electoral y extensión del
sufragio”134.
Este último elemento descrito por el Snow, vale decir, el aumento de la
“libertad electoral” y la “extensión del sufragio”, si bien son elementos
que formaron parte de las demandas radicales, para el caso de esta
investigación son conceptos marcaron, por sobre todo, la influencia de
mayor amplitud, véase anexo 21. 134 Snow, Peter, Radicalismo chileno. (Editorial Francisco de Aguirre, Bs. As., 1972) pp. 19-20. El énfasis es nuestro.
92
la ‘idea democrática romántica’. La ampliación del sufragio como una
forma de abrir la puerta política a la participación del popular, fue un
elemento defendido tanto por Matta y su grupo político como un arma
heredera de la lucha equivalente sostenida por Victor Hugo y
Lamartine en Francia durante la revolución de 1848. En este sentido,
Picard es enfático para señalar que: “(…) las preocupaciones sociales
de los grandes autores románticos los llevaron a la democracia, para
acabarlos por unirlos definitivamente a ella”135. De lo anterior,
comprendemos que la idea de democracia romántica basada,
esencialmente, en la ampliación del sufragio universal correspondió a
la conceptualización propia del término por parte de los movimientos
románticos sociales franceses y, a su vez, se implementó como una
demanda proclamada por Matta y su grupo político.
Bajo el signo de estas demandas, la convocatoria para el comicio
popular del 12 de diciembre de 1858 desató definitivamente la
tolerancia que hasta entonces, había tenido el gobierno de Montt
contra la protesta del movimiento revolucionario. Con la interpretación
de los cantos del himno de La Constituyente Matta, Errazuriz, Rafael
Vial, entre otros políticos de ‘ideas avanzadas’, marcharon desde el
norte con un objetivo primordial; imponer sus demandas a la
administración de Montt:
“La constituyente: Canción popular
Coro
Alcemos nuestras voces,
Cantemos la esperanza,
Luchando por la alianza
De patria y libertad.
Que el voto noble y santo
135 Picard, Roger, op. cit. p. 25. El énfasis es nuestro.
93
Que pida una Asamblea
Constituyente sea
El canto popular.
(…)
Esa carta mezquina y tirana,
Vil resabio de una era sangrienta,
De que abusa el poder que sustenta,
Que se llama Constitución,
Venga abajo la hipócrita carta,
Que a un solo hombre el poder ha confiado,
Con sus leyes, que ha dado
Los estados de sitio también.
Que el poder se reforme y que libre
Pueda el pueblo escoger sus congresos,
Sus cabildos, sus jueces y aún esos
Mandatarios que hoy nombra solo él.
Las palabras (hoy vanas quimeras)
Democracia y justicia serán:
Y volviendo a la patria sus fueros
Se alce Chile con noble entereza” 136.
Claramente, apelando a la historia y a la gloria de la revolución de la
independencia, Matta creó este himno con el fin de protestar contra el
despotismo del gobierno de Montt. A través de ideales que se reiteraron
tanto en su obra literaria como política (la justicia social, el panteísmo
religioso, la libertad y la democracia), el autor no dejó de llamar al
pueblo para que fuese éste quien se levantase contra el tirano. Bajo los
conceptos de ‘justicia’ y ‘democracia’, la voz popular, según la
perspectiva del autor, debería levantarse y hacer la unión necesaria 136 Matta, Guillermo, La constituyente: Canción popular. (Imp. Del Pueblo, 1859). El destacado pertenece al autor. Para la lectura de este himno en su formato completo, véase anexo 33.
94
para concretar la ansiada “Asamblea Constituyente”. La acusación
contra el gobierno, en este sentido, es clara; Matta y su grupo de
‘liberales rojos’ atacaron a la constitución, “Esa carta mezquina y
tirana/ Vil resabio de una era sangrienta”, la cual, elaborada bajo la era
portaliana, debía de ser derrocada para que el pueblo tuviera la
libertad de elegir a sus propios representantes, es decir, para que
fueran ‘ellos’ y no los “déspotas”, como los llamó Matta, quienes
decidan su propio destino. En este sentido, y retomado el aporte de
Skinner, podemos comprender que las ideas utilizadas por Matta para
atacar el régimen de Montt, se encuentran totalmente impregnadas por
la situación social a la cual se suscribió este himno. Por una parte el
rechazo a la carta de la Constitución de 1833, se presenta con la misma
intensidad con la que gran parte de la generación de 1842 rechazó la
dureza del régimen portaliano. Esta “era sangrienta” bajo la que el
poder del ministro Portales poseyó una fuerza absoluta, se consolidó
bajo una serie de ‘estados de sitio’ como ya lo proclamase Matta; de allí
que la analogía realizada por Matta entre las épocas de Montt y el
periodo de Portales, es evidente. El autor intentó dar cuenta de la
comparación política existente entre el abuso despótico tanto del
régimen de Portales como Montt. Titulares publicados por La Asamblea
Constituyente tales como “Portales y Montt, parangón político”,
ciertamente no son hechos aleatorios. Por otra parte, el afán
democrático del himno resulta explícito; Matta abiertamente está
llamando al retorno de la ‘justicia’ y la ‘democracia’ como bienes
preciados de la nobleza de chilena. Siguiendo lo anteriormente dicho,
una vez más el concepto de democracia para Matta fue claro: “Que el
poder se reforme y que libre/ Pueda el pueblo escoger sus congresos”,
es decir, el concepto democrático para Matta se explicó en la libre
elección del pueblo de sus representantes, es decir, la validación
política del pueblo por medio del sufragio universal.
95
Ya en el enfrentamiento a la guerra, fueron los Matta, los Alemparte,
los Errazuriz, entre otras familias de ‘ideas avanzadas’ quienes se
preocuparon por levantar la opinión en contra el gobierno de la capital.
Sin embargo, fue Pedro León Gallo y sus mineros, quienes se
distinguieron como el brazo armado de la revolución avanzando en
columnas hacia Santiago. El primer combate sostenido por las fuerzas
oficialistas en oposición al ejército del norte, se dio en el cerro “Los
Loros” en las cercanías de la Serena (14 de marzo de 1859); si bien el
enfrentamiento fue arduo y desgastador para ambas facciones, fue el
caudillo minero quien venció en esta primera oportunidad al gobierno.
No obstante, el triunfo no duró mucho; las fuerzas oficialistas, luego de
un largo acecho a las tropas del norte, lograron cruzar el cerco
impuesto por los mineros, venciendo a Gallo en el desarrollo de la
batalla de “Cerro Grande” (29 de abril de 1859). Claramente la guerra
fue resuelta a favor de la facción gobernante; como consecuencia
lógica de este suceso, Matta y sus correligionarios debían de hacer
frente a la pena muerte. Sin embargo, otorgándoles la opción del exilio,
el grupo radical (al igual que Lillo en su oportunidad) fue retirado del
país. Éstos, a bordo de la fragata británica Luisa Braginton, se
embarcaron en dirección a Liverpool sin saber bien cuando sería el
retorno. Al respecto, Matta en su poema “El buque naufrago” recordó
de esta forma su partida al exilio:
“Y nosotros, proscritos, desterrados,
Por déspotas malvados
A este buque arrojados, como reos,
Y de patria y familia separados (…)
Y así, como la nube tenebrosa,
De ricos meteoros se ilumina,
Así el alma virtuosa
Que malvados y déspotas oprimen,
96
Vence las sombras que le arroja el crimen!
Y así en la humanidad la eterna idea
Activa siempre, lo que es grande crea!...
Los proscritos se abrazan, ya no gimen!
Y a la luz de esa llama misteriosa,
Que en ráfaga divina
El porvenir, lo justo, reverbera
Nuestro labio bendice; y se ilumina
El alma en la libertad del bien que espera!”137.
Ciertamente, la frustración frente a la derrota propinada por el
gobierno de Montt a los revolucionarios del norte, es un recuerdo que
acompañó a Matta durante toda su vida. La separación de su núcleo
familiar y la desesperanza fruto del fallido intento por cambiar la
realidad socio-política de Chile, son factores que este poema logra
expresar con claridad. Son estos “déspotas” quienes condenando a
Matta hacia el exilio, fueron recordados por el autor como los verdugos
del 59’, sin embargo, como entes que lograron ser vencidos con el
tiempo. Si bien el dolor del poeta es profundo, éste no se dejó abatir
por su presente inmediato develando la esperanza de estar “venciendo
las sombras que el crimen arroja”. De allí que, asumiendo un enfoque
más ‘textualista’ de la obra (retomando el concepto ya trabajado a
través de Elías Palti y Skinner), podemos entender esta condición
‘proscrita’ proclamada por Matta al interior del poema como una
temática clave para comprender la influencia romántica en el
pensamiento del autor. Byron en su época fue visto como el
“pendenciero”, el héroe singular; Espronceda, por su parte, participó
en cada movimiento revolucionario por el cual atravesó la España de
primera mitad de siglo XIX; Victor Hugo, a su vez, marchó tanto en la
revoluciones de 1830 como en las barricadas de 1848 contra el
régimen establecido. Sumado a lo anterior, podemos ver al mismo
137 Matta, Guillermo, Nuevas Poesía de Guillermo Matta. Tomo I. op. cit. p. 137. El énfasis es nuestro.
97
Eusebio Lillo quien no perdió oportunidad para hacerse llamar así
mismo “proscrito” de sus propias batallas138. De esta forma y
basándonos en los antecedentes de Matta, vale decir, un seguidor de
Byron (un ‘campeón del pueblo’) al mismo tiempo que un “profundo
pensador en verso”, podemos comprender en el autor, la visión de un
hombre con una profunda herida proporcionada por el ostracismo al
cual debió asirse, sin embargo, también como un sujeto que se
encontraba viviendo su propia historia llena de ‘romanticismo’ (en la
conceptualización de ‘sistema de vida’).
Una cosa es que debemos separar antes de proseguir con esta analogía
y es que a diferencia de Lillo, Matta no abandonó la arena de la
práctica pública. A su regreso del exilio en el año 1862, luego de haber
recorrido Alemania, España e Italia, Matta retornó al país fundando un
periódico en Compañía de su hermano Manuel Antonio y con
esporádicas apariciones del Lillo; La Voz de Chile (1862). Al interior de
esta publicación, el camino de Matta y Lillo se cruzaron para
sustentarse en el desenvolvimiento del partido radical chileno. Por otra
parte, miembro de la Sociedad masónica de Chile y de la agrupación de
Bomberos de Chile, Matta no solo continuó sus debates en la arena
política sino que hizo suyos todos los caminos que le ofreció la vocación
del servicio público. En 1864 fue nombrado miembro de la Facultad de
Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile. En 1866, fundó la
Sociedad de Unión Americana, fruto de la guerra contra España (1865-
1866). En 1867 se postuló al cargo de diputado por el departamento de
Linares sin tener mayor repercusión. En 1870 fue elegido como
representante del Congreso por el departamento de Ancud. En 1875
fue nombrado Intendente de la región de Atacama. En 1879 entró a la
guerra del Pacífico (1879-1884) como Oficial de enlace, sin embargo,
en 1881 abandonó su puesto al interior del conflicto. En 1882 fue
138 Para una mayor explicación respecto a las percepciones de Lillo y su concepto de proscrito, véase anexo 23.
98
nombrado Ministro de Chile en Alemania y luego en Italia. En 1887 fue
nombrado Ministro Plenipotenciario de la República ante las naciones
del Plata, Uruguay y Argentina. En 1889 fue comisionado como
representante de Chile ante el Congreso de Montevideo. Para la
revolución de 1891, durante su estadía en Buenos Aires, se declaró
servidor del gobierno de Balmaceda. En 1894 fue proclamado como
senador por la provincia de Atacama. En 1897 como integrante de la
Sociedad de Unión Americana, cooperó para la liberación de Cuba.
Guillermo Matta Goynechea, finalmente falleció el 27 de enero de 1899
en Santiago.
3.5._ Conclusión: La lucha por el progreso en la “radicalidad” política
Como podemos observar, los caminos tanto de Matta como de
Lillo, pretendiendo ideales semejantes culminaron en desenlaces
distintos. Matta, entregó su vida al cambio y a la reforma política
siendo condenado por su conducta, sin embargo, nunca abandonó la
causa. Hasta su postrera producción literaria, el autor siguió llamando
al ‘pueblo’ para que tomase su lugar al interior del ‘progreso’ tanto
material como moral. Debatió intensamente contra aquellos quienes no
creyeron en este ‘ente social’ como el organismo vivo que su mirada
romántica vio durante sus años de vida. Sin embargo, esta visión del
pueblo como organismo vivo no correspondió a la concepción
romántica política alemana en la cual se observó al Estado y a sus
ciudadanos como un todo orgánico139, sino más bien a la idea que el
139 En cita del historiador Mario Góngora a uno de los principales tratadistas románticos alemanes, Adam Müller, extraemos el siguiente argumento: “El Estado no es una manufactura, una granja, una sociedad de seguros o mercantil. Es la conexión íntima de todas las necesidades físicas y espirituales, de toda la vida interior y exterior de una nación, para constituir un gran todo enérgico e infinitamente movido y vivaz”. Citado por Góngora, Mario, Romanticismo y tradicionalismo. www.memoriachilena.cl
99
propio Michelet defendió durante su vida respecto al rol del pueblo
como organismo primordial para el ‘progreso social’140.
Por otra parte, y en cuanto a las ideas que Matta tuvo respecto a los
conceptos de ‘democracia’ y ‘progreso’, el dictamen es equivalente al
de Lillo. Utilizando la conceptualización de propuesta por Bernardo
Subercaseaux podemos señalar que no hubo apropiación cultural por
parte del poeta respecto del ideario romántico político. Si bien Matta
propuso una idea más delineada del ‘progreso’ en tanto su acepción
moral -comprendiendo el concepto por medio de la aspiración del
progreso como forma de aspirar al desarrollo ideal del hombre-, aún así
el autor no fue capaz de superar mayormente el trato original del
concepto. Si lo hicieron otros intelectuales como él, tal fue el caso de
José Victorino Lastarria. Matta distinguió la diferencia entre el aspecto
material del progreso y su vertiente moral, sin embargo, durante su
primera fase de pensamiento, no produjo una idea original respecto al
área específica a la cual esta idea de ‘progreso’ sería aplicada.
En cuanto a su ‘idea de democracia’, claramente el pensamiento de
Matta fue heredero de la “fusión romántica política-liberal”. Liberal, en
tanto que el autor proclamó al individuo y su conciencia como sujetos
libres para actuar en la sociedad, evitando democratizar en extremo el
panorama político, a diferencia de Lillo, quien si extremó su posición a
través de una continua apelación por la ampliación del sufragio
universal. Bajo las categorías de Norberto Bobbio, Matta se encontró
aplicando el término de la ‘igualdad’, en el único punto al cual el
liberalismo puede prestar cobijo, es decir, la igualdad en la libertad141.
140 Según nos da cuenta el análisis de Arthur Mitzman, Michelet ve en el pueblo, la rehabilitación del instinto natural, la vuelta a la naturaleza que habría sido quebrada por el advenimiento del cristianismo. En este sentido, el avance conjunto de una sociedad, depende de su conexión con este ‘genio popular’ que sería, bajo la mirada del historiador francés, el causante de las grandes revoluciones y la aspiración a seguir como la unificación de las naciones. Blechman, Max, Revolutionary romanticism. op. cit. pp. 87-88. 141 Bobbio, Norberto, Liberalismo y democracia. op. cit. p. 41
100
Matta, sin embargo, también fue receptor de romanticismo político en
el sentido que, si bien no llegó tan lejos en sus demandas como el
grupo “igualitarista” de Eusebio Lillo y Francisco Bilbao, 1) si alzó al
pueblo como un ente supremo, asimilando la propuesta de Michelet, 2)
si puso de manifiesto su religiosidad panteista por sobre el dogma
católico y, finalmente, 3) si apeló a la ruptura política revolucionaria,
contra un sistema que no fue capaz de renovarse como fue el caso de la
administración de Montt. En síntesis y siguiendo a Gazmuri en su
caracterización del perfil político de Pedro León Gallo, Matta
correspondió al prototipo radical142.
Es así como podemos comprender a Matta como una matriz romántica
de reproducción activa al interior del subconjunto intelectual de 1842.
Un político quien, sin subastar sus ideales, fue capaz de adaptarse al
sistema con la firme creencia en el cambio social. En este sentido, más
que un romántico alemán prototípico, el autor se apegó a la figura de
Victor Hugo y el romanticismo social francés. Matta lo podemos asociar
con el sujeto romántico que nunca se separó del poder que la gente le
entregó y que, superando todo tipo de escollo social, se mantuvo como
el vate de su comunidad; como la ‘voz del pueblo’143.
142 “(…) tomó posiciones políticas de un avanzado liberalismo, antiautoritarismo, espíritu “societario” y anticlericalismo, con ciertos rasgos de sensibilidad social cargada de romanticismo. En suma, <<radicales>>”. Gazmuri, Cristián, op. cit. 129. El énfasis es nuestro.143 “(...) un ser superior, genial, cuasi divino, incomprendido por el vulgo y solitario en la sociedad. Su trabajo es entendido como de responsabilidad histórica que está más allá de la comprensibilidad de los hombres: es el conductor de masas; el propagador de la virtud y de los altos valores de la nacionalidad”. ? Promis Ojeda, José, Poesía romántica chilena. op. cit. p. 13. Para comprender la propia visión que posee Matta de la función del poeta en la sociedad, véase anexo 29.
101
Conclusiones
“Muere el día en verano. De sus flores cubierto,vierte el campo a lo lejos un perfume embriagante.
Con los ojos cerrados y el oído entreabierto,dormimos en un sueño más claro y fascinante.
Es más grata la sombra y el lucero es más puro.Una luz imprecisa los espacios colora,
y el alba dulce y pálida, esperando su hora,vaga toda la noche al pie del cielo oscuro”.
Victor Hugo, Noche de junio (1831).
“Muere el día en verano”, como ya lo enfatizase Victor Hugo, y
nosotros volvemos en busca del ideal, en la búsqueda por el significado
de la “flor azul” en la escena nacional decimonónica. Esta “flor azul”
esquiva, se ha cubierto de distintos oropeles, pero bajo un signo de
‘igualdad’ y ‘progreso’. De lo anterior y como esta investigación ha
pretendido demostrar, el romanticismo se expresó como un
pensamiento derivado de la influencia híbrida del romanticismo
hispano, alemán y, por sobre todo, francés, a través de los casos de
Guillermo Matta y Eusebio Lillo. Estos componentes híbridos derivados
de estas tres corrientes específicas –igualdad, importancia del vate en
la comunidad, divinización del pueblo, la prensa como espacio de
enfrentamiento ideológica, entre otros-, fundaron su presencia en el
ámbito intelectual nacional a través de la permanente
conceptualización de los términos de democracia expresada en su
sustrato igualitario y de la idea de progreso basada en su acepción
moral, como formas de protesta contra el orden portaliano y su
representación en la administración de Manuel Montt.
En este sentido, si bien la discusión historiográfica nacional ha
sostenido una extensa disputa ante la real existencia del romanticismo
en Chile, como ya lo hemos apreciado previamente en nuestro marco
teórico, este trabajo ha pretendido demostrar la existencia de
elementos románticos en Eusebio Lillo y Guillermo Matta como un
102
signo político y, a su vez, como un sistema de vida. Por una parte, el
ambiente de apertura cultural patrocinado por el gobierno de Bulnes
como, por otra parte, la reducción de la libertad política y cultural
durante el gobierno de Montt, son escenarios distintos que logran
darnos cuenta de un espacio de experiencia en el cual se prepararon
nuestros sujetos para causar dos golpes fulminantes al régimen
conservador chileno decimonónico: las revoluciones de 1851 y 1859. El
romanticismo político, en este sentido, funcionó como pieza
articuladora entre el traspaso de lo conservador al modelo liberal. Esta
tesis, si bien no coincide con la argumentación de Alfredo Jocelyn-Holt
respecto a la función neutralizadora del liberalismo moderado en la
realidad nacional144, si toma, por su parte, la argumentación de Ana
María Stuven para ver en el ideario político romántico en Chile, un
elemento clave para comprender de qué forma este fenómeno de gran
amplitud conceptual, pudo dar cabida a conservadores ultramontanos
como liberales conservadores bajo una misma cúpula145.
A su vez, el romanticismo como discurso político, nos mostró una forma
de explicar el carácter exaltado propio de la década del 1850’ en Chile
a través de los intentos esporádicos tanto de Eusebio Lillo como de
Guillermo Matta, por romper con el sistema político conservador
instaurado por el gobierno de Manuel Montt. Basados en la
argumentación anterior es que pudimos ver en Eusebio Lillo al
intelectual romántico quien destacándose entre su generación como un
sujeto de gran vitalidad y juicio crítico al interior de la prensa de la
época, esencialmente a través de El Amigo del Pueblo y La Barra,
adquirió una gran notoriedad en la revolución de 1851 encarnando los
ideales igualitaristas propuesto por la “Sociedad de la Igualdad”. En
cuanto a la recepción específica por parte de Lillo de ideas romántico-
políticas, pudimos observar que el autor utilizó el concepto de progreso
144 Jocelyn-Holt, Alfredo, op. cit. p. 449.145 Stuven, Ana María, op. cit. p. 206-207.
103
como una conceptualización del hombre que se desarrolla
espiritualmente en su sociedad. La aplicación práctica de esta idea, se
plasmó en el énfasis de Lillo hacia la implementación de la educación
como una herramienta de desarrollo e integración del pueblo, en la
sociedad chilena decimonónica. Por otra parte, el poeta trabajó la idea
de democracia en su acepción radical estableciendo un puente entre el
liberalismo y el socialismo146, dando ésto como producto, un
igualitarismo exacerbado. Ambos conceptos –democracia y progreso-
fueron aprendidos y utilizados por el pensamiento de Lillo como
modelos reproducción cultural, ésto bajo las categorías de análisis
impuestas por Subercaseaux, debido a la aplicación mimética realizada
por el autor de estos principios románticos europeos a la realidad
chilena de medio siglo XIX.
Por otra parte, Guillermo Matta y su lema de ‘progreso-libertad’, fueron
ideales expuestos por el autor en la revolución de 1859. El pensamiento
de Guillermo Matta reafirmó la llegada de ideas románticas a Chile
tanto en su versión francesa a través de ideales tales como la
valorización del pueblo y la democracia, como en la recepción de
modelos alemanes (conciencia del poeta como voz de su comunidad, el
surgimiento de lo nacional, la lucha por la cultura). Matta luego de su
viaje por Europa (1844-1849) y su asentamiento en Alemania,
experimentó una nueva visión del romanticismo orientada hacia la
reflexión y la revolución, siendo estas posturas aplicadas tanto a su
poesía de corte filosófico, como en su corpus intelectual político,
resaltando, sobre todo, su idea de progreso moral. De allí que, fruto de
su alianza social con distintos políticos nortinos y, al mismo tiempo,
debido a su pertenencia a la generación de 1842, Matta se embarcó en
la lucha contra el gobierno de Montt con un objetivo común: la
formación de “La Asamblea Constituyente”. De esta forma que 146 Retomamos el argumento tratado previamente por Stuven, en el cual argumenta en base al nexo que significó el socialismo como punto vinculante entre el liberalismo y el romanticismo. Ibíd. p. 199.
104
proclamando la necesidad de progreso como sistema de vida y
demandando la ampliación del voto como la apertura de la política
hacia las bases populares, este grupo proto radical –Guillermo Matta,
M. A. Matta, Ángel Custodio Gallo, Pedro León Gallo, Juan Nepomuceno
Espejo- a través de su continua crítica contra el gobierno, plasmó su
protesta en el estallido revolucionario de 1859.
Por otra parte, su idea de democracia obedeció más bien a un
romanticismo político-liberal. Esta articulación conceptual se hizo
posible debido al carácter ‘radical’ del autor al interior de la política147;
carácter que, por lo demás, explícitamente lo llevó a 1) exaltar al
pueblo como el receptor obligatorio de la idea de progreso, 2)
demandar la ampliación del sufragio universal y, 3) apelar por la
reforma de constitución de la república. En este sentido, tanto el ideal
democrático de Matta como su idea de progreso, fueron elementos
correspondientes a modelos de reproducción cultural bajo la
nomenclatura ya expuesta de Subercaseaux. Como ya lo apreciamos en
el capítulo dedicado al político y su obra, la idea de progreso entendida
en su vertiente moral, ya habría sido trabajada por Lastarria
extensamente. Por otra parte, la democracia en la exaltación del pueblo
fue un ideal llevado con anterioridad en el pensamiento de otros
políticos nacionales tales como Simón Rodríguez, Francisco Bilbao y
Santiago Arcos. Finalmente, la ampliación del sufragio universal
correspondió a una idea prototípica del pensamiento liberal, la cual,
siendo bandera de lucha por excelencia de los grupos liberales más
extremos, no representó en el pensamiento de Matta un desarrollo
original. En definitiva, si bien el trato de estas ideas por Matta no
superó mayormente la originalidad impuesta por el modelo europeo, su
desarrollo de los conceptos correspondió a una reproducción activa,
147 El concepto ‘radical’ utilizado en esta apreciación, se encuentra circunscrito a su acepción de Partido Político Radical.
105
debido a la reflexión y aplicación de ellos al escenario revolucionario de
1859 por parte del autor.
En este sentido e intentando una evaluación conjunta del corpus
intelectual romántico de estos dos autores (10 obras literarias, 11
periódicos, 3 revistas y 1 discurso), podemos concluir que, I) tanto
Matta como Lillo desarrollaron por medio de una reproducción activa
las ideas románticas de ‘progreso’ y ‘democracia’, sin embargo, con
variantes autónomas en la conceptualización de los términos. Si bien,
ambos autores entendieron el concepto de progreso asociado a la
evolución ideal del humano, vale decir, el trabajo del término en virtud
del optimismo social del siglo XIX nacional, la idea de democracia, por
su parte, poseyó distintos niveles analíticos al interior del pensamiento
de los autores. Por una parte, Matta le dio una aplicación liberal al
concepto, por cuanto su ideal igualitarista se baso netamente en el
aspecto libertario, mientras que, por otro lado, el concepto igualitarista
trabajado por Lillo correspondió a una igualación total de la clase
popular en sus derechos políticos y sociales.
II) Por otra parte, a través de nuestro análisis pudimos observar que
ambos autores se encontraron influenciados por ideas románticas
españolas, siendo el escritor hispánico José de Espronceda, la gran
influencia intelectual en el accionar político-literario de Lillo y Matta.
En base a lo anterior, debemos entender el aporte de esta corriente
romántica desde una senda práctica más que teórica, es decir, la
adscripción de ambos autores a la acepción del romanticismo en cuanto
a sistema de vida, practicando el concepto a través de sus actitudes, de
su accionar político como también de su estética. Es en esta variante
que comprendemos la asociación de Lillo y Matta con el concepto de
románticos de acción siendo ambos participantes de las revoluciones de
1851 y 1859, respectivamente. Este espíritu de cambio proclamado en
estos dos sujetos, resultó ser una diferencia clave al momento de
106
evaluar el compromiso político que adquirieron tanto Lillo como Matta
con el cambio social.
III) En referencia a la influencia directa del romanticismo al ideario
político romántico de estos autores, podemos establecer que,
ciertamente, Francisco Bilbao fue un sujeto clave en el desarrollo
intelectual de ambos. De lo anterior, si bien Matta no poseyó el
contacto estrecho que tuvo Lillo con Francisco Bilbao, a través de esta
investigación pudimos demostrar que Matta tuvo nexos intelectuales
con el revolucionario nacional. Esta situación la constatamos por medio
de su participación junto a Bilbao en una publicación de corte político,
la Revista del Nuevo Mundo, como también, en el testimonio poético de
Matta hacia su “hermano” Bilbao. De esta forma, podemos establecer
que tanto Lillo como Matta fueron representantes de la recepción
indirecta del romanticismo social francés, producto del influjo del
pensamiento de Francisco Bilbao.
Ahora bien y para concluir, algunas de las proyecciones futuras que la
presente investigación ofrece para el desarrollo del tema son, por una
parte, la puesta en discusión/aplicación del término de biopolítica como
concepto ‘foucaultiano’ posible de ser puesto en práctica en el espectro
del romanticismo. Es decir, el fenómeno fuera de desarrollarse como un
movimiento lírico, o bien político, para el caso de esta investigación,
también podría poseer claros caracteres de una propuesta de sistema
de vida, vale decir, la representación del romanticismo como una
aplicación orgánica a la función política. En un segundo término,
encontramos tanto en el análisis de la obra de los autores como en las
obras leídas por los sujetos estudiados, exposiciones novedosas para
explicitar las ideas románticas que predominaron en el la segunda
mitad del siglo XIX chileno. Para estos efectos, ratificamos lo anterior a
través de nuestro marco teórico, en el cual trabajando los enfoques de
la historia intelectual y la historia cultural, como la metodología de las
107
“redes intelectuales” planteada por Devés-Valdés, señalamos la
existencia de elementos significativos para la comprensión de ideas
románticas, vale decir, análisis de texto y contexto, vinculaciones
intelectuales, interpretación de la escena cultural, entre otros, como
herramientas de gran apoyo para interpretar los conceptos de
democracia y progreso utilizados por Lillo y Matta, en el espacio de 17
años cubierto por esta investigación.
De esta forma, este estudio lejos de cerrar el tema del influjo romántico
europeo en la cultura nacional, pretendió de ser un aporte para seguir
recavando información sobre las distintas facetas del fenómeno
romántico en Chile, el cual obedeció a un sentido mucho más literario.
Es por ello que la presente tesis expuso la existencia real de un
pensamiento romántico político al interior de un subconjunto de la
generación 1842 graficado a través de los casos de Eusebio Lillo como
Guillermo Matta. De esta manera, este trabajo persiguió ser un grano
de arena más, en el vasto océano del pensamiento intelectual chileno
decimonónico asociado a la generación de 1842.
108
ANEXOS
Fotografías
Eusebio Lillo (1826-1910)
Anexo 1._ Archivo Fotográfico y Digital (fotografía de Lillo)
109
Anexo 2._ Diccionario biográfico de Chile / por Pedro Pablo Figueroa.
4a. ed. ilustrada con retrs. Santiago: Impr., Litografía y Encuadernación
Barcelona, 1897-1901. 3 v (Santiago: Luis Fernando Rojas).
110
Anexo 3._ Archivo Fotográfico y Digital (Litografía de Lillo) Biblioteca
Nacional.
111
Anexo 4._ La Revista Cómica. Santiago: [s.n.], 1895-1905. (Santiago:
L.F. Rojas). Biblioteca Nacional.
112
Anexo 5._ Fotografía de Eusebio Lillo en su estudio. Biblioteca
Nacional.
113
114
Guillermo Matta (1829-1899)
Anexo 6._ Guillermo Matta 1829-1899. Archivo Fotográfico. Biblioteca
Nacional
115
Anexo 7._ Guillermo Matta Goyenechea vestido de bombero. Archivo
Fotográfico. Museo Histórico.
116
117
Anexo 8._ J. I. Gallo, Guillermo Matta, Isidoro Errazuriz, Juan Espejo
(sentado)
118
Anexo 9._ Guillermo Matta 1829-1899. Biblioteca Nacional
119
Revistas
Anexo 10._ La Sílfide. Imprenta Chilena. Santiago, 19 de diciembre de
1850. “A los artistas franceses”.
* Esta publicación de marcado carácter artístico, según su propia
portada, se orientó hacia cuatro secciones esenciales como son la
literatura, vale decir, costumbres, novelas, poesías; las bellas artes, es
decir, pintura, música, teatro; y finalmente, a la expresión de las modas,
como también a las efemérides. De allí que esta revista, la cual contase
120
con la participación de intelectuales como Victor Magallanes y
Guillermo Matta en el plano poético, se presentase frente a la sociedad
como un órgano de difusión cultural, ejerciendo múltiples actividades
tales como el comentario de la llegada de las compañías teatrales al
país, traduciendo guiones de operas que se exponían en la escena
cultural de la época o bien la reproducción de lírica francesa.
Anexo 11._Revista de Santiago. Imprenta Chilena, calle Valdivia Nº 21.
Santiago, 1 de junio de 1855.
* Por su parte, la revista en este segundo periodo si bien toca temáticas
similares, la parte pertinente a esta investigación es que la crónica
correrá a cargo de Guillermo Matta. A través de continuos ataques al
121
gobierno y las lúgubres elecciones parlamentarias y presidenciales,
Matta seguirá apelando al pueblo como órgano legitimador de todo
proceso político de esta época. De lo anterior, se comprende como es
que en este periodo la Revista de Santiago posee una marcada
propuesta política orientada hacia el plano democrático. Este
argumento se sustenta principalmente en los artículos de Francisco
Marín Recabarren, El obrero y su trabajo y La democracia es por
esencia religión y, al mismo tiempo, en las crónicas redactadas por
Guillermo Matta. A su vez, colaboradores frecuentes de la revista para
este segundo periodo son Guillermo Matta, Andrés Bello, Eusebio Lillo,
Francisco Marín Recabarren, M. A. Matta.
Anexo 12._Revista del Pacífico. Imprenta y librería de El Mercurio, De
Santos Tornero y Ca. Valparaíso, 1 de junio de 1858. Portada.
* Ciertamente, esta revista comprende un océano de conocimiento más
amplio que las anteriores publicaciones comentadas. La Revista del
122
Pacífico, se ocupó tanto de darle un lugar al estudio de las ciencias
duras, como es el caso de los estudios de Ignacio Domeyko, como
también preocuparse del auge de las letras. En este sentido, grandes
participantes tuvo esta revista, entre los que contamos a Alberto Blest
Gana y sus novelas, Andrés Bello, Miguel Luis Amunátegui (uno de los
primeros en graficar la labor de la generación de 1842), Benjamín
Vicuña Mackenna Y Daniel Barros Grez quien desenvolvió su actividad,
esencialmente, a través de sus artículos de costumbres. Por su parte, la
crónica de la revista estuvo a cargo, a lo menos durante el año 1858, de
Guillermo Blest Gana; este punto tentaría a poner en duda la tradicional
visión que se ha tenido de Blest Gana como un poeta apartado de la
política. Temas recurrentes en la revista son aquellos que giraron en
torno a la política y la educación. En esta revista la labor de Matta se
remitió a la poesía, poesía que, sin embargo, muestra claros ribetes de
contenido social y político. Un ejemplo de esto, es la publicación al
interior de la revista, de su Himno a la democracia.
Periódicos
Anexo 13._ El Crepúsculo. Periódico literario y científico. Imprenta
liberal, Santiago, 1 de junio de 1844. “Filosofía. Artículo décimo. De la
extraposición”.
123
* En este número, se publicó el polémico artículo de Francisco Bilbao,
Sociabilidad chilena. Este ensayo por el cual será expulsado del
Instituto Nacional y acusado de blasfemo y sedicioso, pretendió ser un
ataque directo contra el poder conservador específicamente contra la
Iglesia y su control de la sociedad chilena. A cargo de su redacción
gravitaron Eusebio Lillo y Juan N. Espejo. Espejo, participa tanto en las
revolución de 1851 al lado de Lillo como en el movimiento de 1859, al
lado de Matta. En la fotografía 1.8 de este anexo, lo encontramos
sentado, rodeado por Guillermo Matta, Ángel Custodio Gallo y Isidoro
Errazuriz.
124
Anexo 14._El Siglo. Diario comercial, político y literario. Santiago, 5 de
abril de 1844. “Prospecto”.
* En este sentido, respecto a la participación de Lillo en esta
publicación, Lastarria señaló lo siguiente: “El Siglo además servía
desde su fundación como órgano de los poetas y prosadores
principiantes, que aun no tenían la corrección y el buen gusto de los
que eran colaboradores de El Crepúsculo. Sin embargo, entre aquellos
ya se hacía notar Eusebio Lillo, desde las primeras poesías que publicó
en El Siglo, y más todavía por un canto al día de la patria, el cual
obtuvo el premio en el certamen de en ese año celebro la Sociedad
Literaria. Los alumnos de los curso superiores del Instituto habían
125
renovado esta institución, siguiendo la tradición de los primitivos
fundadores”148.
Anexo 15._El Progreso. Diario comercial, político y literario. Imprenta
del Progreso. Santiago, 25 de mayo de 1848. “Noticias del vapor.
Revolución francesa. ¡Viva la república!”.
* Como el año propio de los movimientos revolucionarios europeos de
1848, este hito será tratado en extenso por los columnistas del
periódico. Como una forma de corroborar o desmentir sus propias
148 Lastarria, José Victorino, op. cit. p. 207.
126
impresiones, los editores de la publicación imprimirán la visión de otros
periódicos extranjeros respecto a los acontecimientos del 48’. Se
tocarán temas tales como el comunismo, el concepto de revolución,
revolución, entre otros. En este sentido, durante este periodo el
carácter literario de la publicación se encontrará a cargo, mayormente,
de los folletines románticos franceses.
Anexo 16._El Timón. Diario político, literario y de novedades. Imprenta
del Progreso, plaza de la Independencia Nº 32. Santiago, 25 de julio de
1849. “Prospecto. Contra Corsario, Timón”.
* Es a esta publicación a la que podríamos atribuir la incipiente veta
revolucionaria de Lillo. Desde su prospecto, “El Timón” se muestra
como un periódico que deseó marcar el signo de “igualdad, libertad y
127
fraternidad en Chile”. La razón del título del diario, se explica
claramente en el comienzo del prospecto: “Los ministeriales tienen el
barco y nosotros el timón, es decir, que ellos ocupan la proa, las
bodegas y las cofas; y nosotros nos defendemos sobre el castillo de
popa, ocupamos la cámara, brindaremos dirección a la nave149”. De esta
forma explicando el marcado aspecto político de este periódico,
observamos debates divergentes en el transcurso de su publicación.
“Jotabeche y el godo”, “Guerra a los godos”, son títulos de ataque
directo a la política conservadora.
Anexo 17._ El Amigo del Pueblo. “Bien aventurados los han hambre y
sed de justicia, por que ellos serán hartos”. Imprenta del Progreso,
plaza de la Independencia Nº 32. Santiago, 1 de abril de 1850. “A los
republicanos de Chile”.
149 Ibíd. 25 de julio de 1849.
128
* Periódico revolucionario, El Amigo de Pueblo nace con un objetivo
definido: la revolución. La concentración de Lillo, Arcos y Bilbao en esta
publicación indican claramente la connotación social que adquiere el
periódico, golpeando la entonces opinión pública con titulares tales
como “Godos y retrógrados”, “Opresión e impotencia”, “Por el pueblo y
con el pueblo”, entre otros. La actividad de este periódico popular,
proclama constantemente los problemas de la clase más baja y la
inutilidad del régimen imperante frente a dichos asuntos. Por otra
parte, entre algunas de las publicaciones extranjeras con las cuales El
Amigo del Pueblo acompañará su redacción, encontramos el folletín
romántico francés, El collar de la reina de Dumas y, por otra parte con
un cariz totalmente político, Palabras de un creyente del maestro
francés de Bilbao, Lamennais.
129
Anexo 18._La Barra. Diario político y popular. Imprenta del Progreso,
plaza de la Independencia Nº 32. Santiago, 4 de junio de 1850. “La
Barra”.
* La Barra fue la continuación de El Amigo del Pueblo; este es un hecho
testimoniado por los mismos editores, quienes al dirigir su despedida a
sus lectores, dan a conocer que La Barra será su podio para seguir
apelando a la defensa del pueblo. Con mayor fuerza que el periódico
anterior, la revolución será el objetivo primordial de esta publicación.
Titulares tales como: “Marchamos a la revolución”, “Porque queremos
la revolución”, “Los revolucionarios”, entre otros encabezados de
prensa, son temáticas que enfocan directamente la rebelión contra el
sistema establecido. De esta forma, el periódico una vez más recurrirá a
Lamennais y su Palabras de un creyente, para sustentar su discurso a
favor de la revolución. La propaganda creada por los editores es una
130
clara muestra del malestar de los redactores frente al sistema
establecido: “Aquí yace el diez y ocho de septiembre de 1810, asesinado
por los tiranos de Chile 1850”150, clara alusión al régimen de Montt.
Anexo 19._El Museo. Periódico científico y literario. Imprenta Chilena.
Santiago, 11 de junio de 1853. “Prospecto”.
* Como el prospecto de su primera edición lo índica, este periódico no
encontrará su cosecha en el quehacer político, sin más bien funciona
como un órgano de prensa orientado a ampliar el espacio para el
desarrollo de la literatura nacional y como un escenario para mostrar
150 Ibíd. 18 de septiembre de 1850.
131
los aspectos relevantes de la literatura universal. Ahora bien, en el
interior de sus filas este periódico contará con notables personalidades,
tales como los ya mencionados Eusebio Lillo y Guillermo Matta, sin
embargo, también en sus paginas escribirán Diego Barros Arana,
Andrés Bello, Victor Magallanes, Joaquín Blest Gana, Blanco Cuartín,
Salvador Sanfuentes, entre otras notables figuras de el siglo XIX
chileno.
Anexo 20._La Asamblea Constituyente. Periódico político. Imprenta del
País. Santiago. 29 de octubre de 1858. “El programa.-La redacción”.
132
* El ‘Prospecto’ del periódico contiene la explicación dada por el grupo
de Matta al público lector, en torno al objetivo político puntual de la
publicación, vale decir, la creación de una Asamblea Constituyente con
el fin de frenar la profunda crisis en la cual estaría cayendo el país
producto de la administración de Montt y su posible reelección.
133
Anexo 21._ La Asamblea Constituyente. Periódico político. Imprenta del
País. Santiago. 4 de diciembre de 1858. “Nuestra situación política”.
* A través de esta editorial, se puede apreciar la línea general
argumentativa utilizada por el autor para plasmar explícitamente el
carácter de movilización que adquiere la sociedad a través de los
ideales ya descritos de libertad y progreso.
134
Anexo 22._La Voz de Chile. Imprenta del Correo, calle de las Agustinas
9V. Santiago, 8 de febrero de 1862. “Prospecto”.
* Este periódico se declaró desde su prospecto como un medio
abiertamente político que, si bien abre espacios para el desarrollo de la
literatura nacional, novelas costumbristas y folletines románticos
internacionales, definió su objetivo como periódico de marcado
programa político. Los principales objetivos que resaltó este periódico
fue mejorar el sistema de educación y plantear una franca ampliación
del sufragio. Tema recurrente entre sus tópicos políticos, es la condena
135
al régimen Montt-varista y la glorificación de la revolución de 1859.
Tanto a través de la poesía política como por medio de ensayos
históricos entorno a la revolución del 59’, los editores del periódico
lucharon por mantener el ideal de cambio vivo.
Poesías
Eusebio Lillo
Anexo 23. Recuerdos del proscrito151
(Fragmentos)
V
(…)Así en la mente mía
A sus sueños de patria y de ventura,
La realidad sucédese sombría:
Y entonces cruza como una nube oscura
Los campos de la vaga fantasía
El penoso recuerdo de esa guerra
Que ensangrentó nuestra querida tierra
Y la que dieron pábulo y aliento
Discordias y ambición y odio sangriento.
(…)Y el puro sol que brilla
Sobre los verdes, extendidos llanos
Que baña el Loncomilla,
Al resbalar por la azulada esfera,
Alumbrar los cadáveres hermanos
Muertos lidiando bajo el sol igual bandera.
VI
Allí como esforzados han caído
151 Lillo, Eusebio, op. cit. 134-143.
136
Sin lanzar una queja, un gemido
Esos soldados fieles y valientes,
Que afrentan los peligros indolentes,
Que marchan a batirse sin temores
Y cruzan en el humo y la matanza,
Sin abrigar acaso otra esperanza
Que cambiar de librea y de señores.
A esos hijos del pueblo, desgraciado,
La voz de la ambición jamás los guía:
Desde el pobre taller salen soldados;
Y si en la guerra impía,
Sin abrigar temores, luchan serenos,
No es por servir a la ambición soñada,
Sino porque al estruendo del combate,
La sangre hierve, el alma se demuda
Y el noble corazón, valiente late,
Cuando es el alma y el corazón chilenos.
VII
Tal vez que en la lucha fraticida
Como enemigos sin temor lidiaron,
Y entregado al azar la frágil vida
Triunfo o muerte buscaron,
Al estrecharse examines
En la sangrienta y removida tierra,
Olvidaron las iras de la guerra,
Y se han reconocido,
Y hermanos se han llamado
Y acaso al expirar se han abrazado
Para dormir el sueño del olvido.
137
* A través de este fragmento, apreciamos la argumentación general que
recorre el recuerdo de Lillo, respecto a su actuación en la batalla de
Loncomilla. Esta temática de corte melancólico ciertamente, nos ilustra
el carácter de decepción que adquiere el poeta frente a la posibilidad
de cambiar los terminos en los cuales transitaron los mecanismos
sociopolíticos de Chile durante el siglo XIX.
Anexo 24. A la señorita FF152
Como autora de una pieza para piano titulada “Loncomilla”
(Fragmentos)
“Vi luchar en mi patria a los hermanos
Y a lanzar de dolor el triste acento
La lira se escapó de entre mis manos
Y el pesar apagó mi pensamiento
Teñida en sangre y entregada al duelo
Mire mi patria ajada y abatida;
Por eso ausente del paterno suelo
Busco la libertad, busco la vida (…)”
* Al igual que la poesía anterior, la producción lírica de Lillo, para esta
época, se encuentra cubierta por el matiz sombrío que el fracaso de la
revolución del 1851 ha dejado en su experiencia.
Anexo 25. La elaboración de “La Igualitaria” y su letra
152 El Museo. Periódico científico y literario. Imprenta chilena, calle San Carlos (Huérfanos) Nº 43. Santiago, 9 de julio de 1853.
138
“El 26 de octubre (1851) lanzaba, en efecto, aquella asociación (Junta
Directiva de la Sociedad de la Igualdad) el Canto de la igualdad, que
fue para ella el canto del cisne, porque al modularlo en sus labios, el
club murió. Esta composición fue cantada más tarde al estampido del
cañón por los soldados de la revolución del norte, especialmente
durante el sitio que sufrió la ínclita Serena. Atribuyóse a la inspiración
popular de Eusebio Lillo, y su letra sencilla y adecuada a la entonación
marcial del pueblo armado, decía como sigue:
La Igualitaria
Canción
CORO
¡Naciste patria amada,
Gritando libertad!
¡Por ti morir sabremos
O triunfa la Igualdad!
I
De independencia el grito
Mezclóse en las batallas
Al silvo de metrallas
Y al tiro del cañón.
El cetro de un monarca
Cayó despedazado:
Su ejército domado
Pidió nuestro perdón!
II
139
Independiente Chile,
Somos ya ciudadanos,
Pero hay nuevos tiranos
Y triunfa la maldad!
Venid, chilenos, todos;
Unidos combatamos:
Triunfemos o muramos
Vivando la Igualdad!
III
¡Que viva la República!
¡Que viva la Reforma!
Sea esta nuestra norma
Y el símbolo de Unión.
Que caiga el despotismo
De la pandilla infame
Y que este voto inflame
De Chile el corazón.
IV
La sangre de los libres
No ha sido derramada
Para ser ultrajada
Con nuestra esclavitud.
Corrió esa sangre pura
Por nuestra libertad
Que se alce la Igualdad
Que triunfe la virtud.
CORO
¡Naciste patria amada,
Gritando libertad!
140
¡Por ti morir sabremos
O triunfa la Igualdad!”153.
* De esta forma, Benjamín Vicuña Mackenna describe la gestación de
este himno durante la revolución de 1851 y su aplicación efectiva en el
sitio de la Serena para 1859. Esta canción es el signo del pensamiento
expresado en “Sociabilidad Chilena” la cual exponiendo fuertemente
los caracteres igualitaristas que guiaron a Lillo, Bilbao, Arcos entre
otros, para el enfrentamiento del 20 de abril de 1851, forma parte
significativa del pensamiento revolucionario romántico del autor. En
torno a la autoría de Lillo sobre este himno, tanto Silva Castro como
Benjamín Vicuña Mackenna, proclaman al poeta como el compositor de
esta obra.
Guillermo Matta
Anexo 26. Himno de la democracia154
(Puesto en música por el maestro Mulder para ser cantada en el teatro
de Valparaíso el 18 de septiembre de 1858)
Coro
Como un radiante espíritu,
Idea, tú caminas,
Y siempre con los mártires
Y con los héroes vas.
De Europa y de la América
Los pueblos iluminan,
153 Vicuña Mackenna, Benjamín, Historia de la jornada del 20 de abril de 1851.op. cit. p. 151-152.154 Matta, Guillermo, Nuevas Poesía de Guillermo Matta. Tomo I. (F.A. Brockhaus, Leipzig, 1887) p. 26-27.
141
Y el fin contra los déspotas
El triunfo nos darás.
Estrofas
I
El pueblo es libre! El cántico
La voz del pueblo sea.
De su esperanza símbolo,
Del porvenir idea!
Un himno leal y enérgico
De patria y libertad
La voz que antiguos héroes
Ya celebró triunfante,
Con la del pueblo unísono
Solamente cante;
Y por sonora atmósfera
Retumbe su igualdad!
II
La frente del demócrata
En luz de amor encienda,
Si miedo huelle impávido
De su deber la senda;
Y crezca en lo magnánimo
Su noble corazón!
De hoy más leyes tiránicas.
No incensarán al crimen,
Y temblaran los déspotas
Que con el vicio oprimen:
El pueblo es pura víctima!
El pueblo es redención!
142
III
No torpe grey, estúpida,
Seamos, ciudadanos;
Con fe en el pueblo, amémonos,
Llamándonos “hermanos”;
Y a nuestra patria démosle
Justicia y libertad.
Honrad así a los héroes
Que nuestros padres fueron.
En su valor patriótico
Jamás desfallecieron;
Y en vano abrió sus cárceles,
Sus tumbas, su maldad.
IV
La lid con la metrópoli
Paso! –La gran memoria
De esas hazañas célebres
En nuestra propia gloria.
Lo que ha iniciado esa época.
Al fin se ha de cumplir.
En los trofeos públicos
El pueblo libre vea,
La patria unida en júbilo,
Al hombre con la idea;
Y en su pasado histórico
Brillando el porvenir!
143
* Este himno compuesto por Matta ilustra distintos caracteres
románticos pertenecientes a la producción del autor tales como, la
igualdad, la exacerbación de la idea democrática y con especial énfasis,
el endiosamiento del pueblo.
Anexo 27. Poeta y sacerdote155
(Fragmento)
“(…) Tal es mi Dios, suprema
Luz, caridad, justicia bienhechora!
Compáralo a tu Dios, que es anatema,
Sombra, maldad, justicia aterradora.
Tus ojos, al buscarlo, ven lo triste,
Ven lo horrible en las noches de la muerte;
Los míos, al hallarlo, en lo que existe
Ven los rayos de un alba que convierte
Las noches del sepulcro en clara aurora.
Tu niegas y yo afirmo! Al mundo espanto
Entregas tu alma que vacila y llora.
La mía bendice, y bendiciendo canto
Himnos de amor! Y en todo, refulgente,
Visión sublime, tu grandeza veo,
Dios de la humanidad, Dios de mi mente!
Póstrate ante ese Dios y su creyente;
Sacerdote, que tu eres el ateo!”
* Exposición clara de la religiosidad del poeta y al mismo tiempo, en
una relación de alteridad, el cuestionamiento del dogma católico y su
corta visión respecto a la capacidad de la inteligencia y el progreso. En
este poema Matta expone claramente su percepción de lo que es la 155 Matta, Guillermo, Nuevas Poesía de Guillermo Matta. Tomo I. (F.A. Brockhaus, Leipzig, 1887) p. 404-406.
144
religión como una fuerza que está dada universalmente y en la cual el
culto a la inteligencia es ciertamente preponderante.
Anexo 28. Soliloquios mentales156
Al recibir la noticia de la muerte de Francisco Bilbao
(Fragmentos)
I
Profeta, amigo, apóstol (…)
Ya no me oirás cuando te llame hermano!
Hermano, cuantas veces,
Con noble anhelo en el corazón latía,
Al recibir tus cartas,
En que tu santo espíritu venía.
Tú me hablabas de Chile,
De sus valles de luz y de su historia;
Me hablabas de sus héroes,
Soñando en el futuro su gloria.
(…) La acción era tu atmósfera;
Nunca abatido y siempre resignado.
Amigo de la infancia,
Hermano en el deber, Ah! No es el llanto
Homenage a tu nombre,
Llévele lauros honroso, excelso canto!
II
Apóstol de América,
156 Ibíd. p. 249-254.
145
En tu vida de mártir, que no has visto! (…)
Obrero infatigable
Con la suerte mezquina siempre en la guerra (…)
III
Brazo de la justicia
Y voz del pensamiento americano,
La espada del espíritu
Vibró en tus labios y brilló en tu mano.
Con ella combatías
Necia ignorancia y opresión menguada
Y fue entre nieblas y duelos
Verbo de amor y luminosa espada.
IV
Virtud, ideal, martirio,
Era tu ser, tu mente; tu vida era.
La igualdad tu divisa
La libertad tu escudo y tu bandera.
Donde sufría un pueblo
Tiránica opresión de infame yugo,
La voz de un hombre libre
Iba turbar el sueño del verdugo.
* Este elogio al recuerdo de Francisco Bilbao, acentúa la apreciación de
Matta como un sujeto vinculante a la actividad revolucionaria del
igualitario nacional. La admiración expresada por Matta a la vida y obra
de Bilbao se hace manifiesta en cada párrafo de estas líneas.
146
29. Misión del poeta157
Estrofas dedicadas a mi padre en 1858
(Fragmentos)
Y canta con el que llora
Y va a mostrar al que ignora
La senda que ha de seguir.
Y para todos hermano
Es de bienes franca mano
Y boca del provenir.
(…)Con la fuerza de la ciencia
Lleva al arte su poder.
Poeta canta! Tu canto
Vaya a secar todo llanto
Y abatir toda maldad.
Si un pueblo a tu canto falta,
Crea un pueblo! En voz bien alta
Cantando la libertad!
* Estas estrofas nos dan a conocer el entendimiento que poseyó Matta
respecto al poder del poeta. Una vez más, estas líneas sirven como
prueba para identificar a Matta como un sujeto consciente de la calidad
de vate, que debería portar el poeta en su comunidad, a través de
versos tales “como boca de porvenir” o bien, la idea de creación de un
pueblo en la designación de la ‘libertad’ son elementos propios del
ideario romántico.
157 Ibíd. p. 528-530.
147
Anexo 30. Lamennais158
Tu mente un mundo crea,
Le das vida y potencia y movimiento;
Escultor de la idea,
Es tu mármol tu propio pensamiento.
Con nuevas teorías
La nueva religión, tú la enseñabas;
Tú, las razas unías
Y en sólo un Dios los pueblos enlazabas.
Apóstol extraviado,
Nadie enfriaba tu fervor constante;
Sólo, proscrito, odiado,
Iba siempre tu planta hacia delante.
Y cuando Roma mueve
En tu contra, las hienas de la curia,
Y te ultrajaba la plebe
Y gritándote “apostata” te injura;
Tú, ni acusas, ni clamas;
A los que así te befan compadeces;
Y a lo viles infamas,
Que se erijen en déspotas y jueces.
El viejo mundo en ruinas
Busca una luz, la humanidad la espera;
Brillarán en tus doctrinas?
Luce allí el alba de la nueva era?
158 Matta, Guillermo, Nuevas Poesía de Guillermo Matta. Tomo II. op. cit. p. 522.
148
* Este poema da cuenta, por una parte, de la apreciación de la obra de
Lamennais por el pensamiento de Matta y por otro lado, la vinculación
de ideas que unificaron Bilbao y Matta en la causa común de la libertad
para el pueblo, sin embargo, por distintos caminos.
Anexo 31. A Espronceda159
(Fragmento)
Espronceda, cantar fue tu destino,
Como Byron cantar la acerba dura;
El anhelo de un mundo más divino
La lid del alma y la materia ruda!...
Consuelos necesitaba en su camino
La noble humanidad, huérfana, vivida;
Y ella pide cantores que la ensalcen,
Que amantes de su gloria al trono alcen.
¡Pobre cantor y desdichado amante!
Bello arcángel sin cielo y sin diadema,
Ya tu voz se extinguió, ya no hay quien cante
Anhelo, amor, agitación suprema.
Rayo de ingenio, exhalación brillante,
La expresión de tu vida es tu poema;
Poema de dolor fragmento santo,
De una vida más noble de otro canto (…)
* A través de este fragmento podemos dar cuenta del contexto a partir
del cual se extrajo la cita. Como podemos apreciar, la actitud
fundamental que elogio Matta respecto a Espronceda, es la
representación de la obra del poeta español, en la vida misma.
159 Ibíd. p. 286-289.
149
Anexo 32. Misantropía y filantropía160
(Fragmentos)
Lejos, lejos del hombre! Ya me cansa
Do grosero interés, su vil codicia.
No es posible vivir donde se apaga
Todo rayo de amor en la inmundicia;
No es posible vivir donde resuena
Eternamente el orgullo humano
La atronante algaraza, rabia loca
Cuya espuma mefítica envenena
Y el fruto varonil pudre en la boca.
Lejos, lejos! A todo indiferente
Busquemos en calladas soledades
Alguna piedra de posar la frente
Sin oír el rumor de las ciudades
Del bosque inmenso la sagrada calma,
El rugir de las torvas tempestades
Arrastrarán la inteligencia y mi alma
A la eterna mansión de las verdades.
Lejos, lejos! Busquemos otro ambiente
Donde respire libremente el pecho;
Donde el sereno espíritu se lance
En pos de otra región que siempre anhela.
Sin que burle su anhelo el muro estrecho
Sin que el temor en tierra lo afiance!...
Oh! Ya velo en el espíritu; Ya veo
160 Ibíd. p. 534-539.
150
Entre sombras un mundo misterioso,
Que aparece en un cerco luminoso.
Es la luz de un crepúsculo indeciso,
Bosquejo de un futuro paraíso.
Y es una aurora tenue que blanquea
Las dos cimas del tiempo inasequible
En cuyo fin el ojo deletrea
La eterna forma de la eterna idea
Y la augusta razón de lo invisible!...
Solos inmensos, infinitos orbes,
Oh! Espacios inmortales peregrinos,
Oh! Dios de satélites divinos,
Fuerzas del universo, creadoras
Sustancias infinitas, impalpables
Atracciones magnéticas, sonoras
Olas de luz, fluidos inflamables
Suprema ley de unión, que enlaza, que anida,
Los gérmenes eternos de la vida!...
Arrebatad mi mente, mis terrenos
Ojos en luz bañada, y en luz pura
Fíjense contemplándola serenos.
Naturaleza su divino arcano
Revele a mi anhelar, la verdad luzca,
Y alguna vez el pensamiento humano
Su pensamiento en sílabas traduzca.
(…) El poder cimentado en fuerza bruta
Cede a la acción, a la igualdad se postra,
Y un mando augusto al déspota reemplaza.
Oh no haya miedo que el poder tuerza
Mientras el corazón su influjo ejerza
151
En el grandioso círculo abraza…
Tienda en ramas la egoísta ciencia
Y a todos frutos, ilumine
Como el ojo de Dios toda la existencia;
Y como eterno faro en la creencia,
Palanca audaz de la razón domine (…)
* Este fragmento de la obra mattiana de primera época, da cuenta de
distintos elementos románticos que el autor hace parte de su lírica.
Este poema dedicado a Francisco Bilbao, nos muestra el espíritu
libertario del autor y su deseo de igualdad de los pueblos. El poeta
manifiesta su repulsa a la codicia y la mundaneidad de la sociedad;
contra esto es su protesta. En esta etapa temprana etapa de
composición del poeta, los sentimientos aún se sobreponen a la razón.
Anexo 33. La constituyente: Canción popular161
Coro
Alcemos nuestras voces,
Cantemos la esperanza,
Luchando por la alianza
De patria162 y libertad.
Que el voto noble y santo
Que pida una Asamblea
Constituyente sea
El canto popular.
La nación ¡Oh chilenos! Que un día
Vencedora paseo su bandera,
161 Matta, Guillermo, La constituyente: Canción popular. (Imp. Del Pueblo, 1859) El destacado pertenece al autor.162
152
La que libre y dichosa se viera
Del progreso en la vía de marchar;
Esa patria que un yugo extranjero
Destrozó combatiendo incansable
Oh vergüenza! Un mandón miserable
Hoy la obliga de nuevo a luchar.
De los hombres que patria nos dieron
Con su patria el ejemplo sigamos;
Libertad y justicia heredamos:
Nuestros hijos las tengan también.
Vindiquemos la patria los fueros
Que el poder vilipendia ceñudo;
Con la unión general ese rudo
Despotismo sabremos vencer.
No con sangre de hermanos manchemos
Nuestro suelo, mansión de bravos:
No merecen los pobres esclavos
Del tirano la guerra encender;
Que la unión, la justicia, el derecho
Con nosotros están en batalla,
Y ellos nunca osaran esa valla
Atacar en su triple poder.
Esa carta mezquina y tirana,
Vil resabio de una era sangrienta,
De que abusa el poder que sustenta,
Que se llama Constitución,
Se reforma por hombres patriotas,
Ilustrados en el pueblo proclame;
Los tesoros que allí se derrame
153
De justicia, libertad y unión.
Venga abajo la hipócrita carta,
Que a un solo hombre el poder ha confiado,
Con sus leyes, que ha dado
Los estados de sitio también.
Que el poder se reforme y que libre
Pueda el pueblo escoger sus congresos,
Sus cabildos, sus jueces y aún esos
Mandatarios que hoy nombra solo él.
Cese el pueblo de ser el juguete
De mandones sin ley: verdaderas
Las palabras (hoy vanas quimeras)
Democracia y justicia serán:
Y volviendo a la patria sus fueros
Se alce Chile con noble entereza,
Y sus hijos con fe a su cabeza
Un gobierno ilustrado tendrán.
Abril de 1859
* Este himno fue la proclama a viva voz de la marcha revolucionaria
desde el norte. Este poema representa el contexto en el cual Matta se
ve inmerso en la revolución de 1859. La convocación del pueblo a la
Asamblea Constituyente, son evidencia sustanciosa para comprender
las ideas por las que el autor abogó durante la revolución. En este
sentido. La conexión de esta canción popular con la presente
investigación es evidente dado el carácter altamente político en que
Matta convoca a la derogación de la Constitución y, al mismo tiempo,
hace un llamado constante a la democracia y la justicia para el pueblo.
154
Anexos biográficos
Anexo 34. Simón Rodríguez
Simón Rodríguez, connotado intelectual venezolano, arribó a Chile
durante pleno proceso independentista. Es él quien traduce la obra de
René de Chautebriand, “Atala” (escrito de romanticismo conservador
francés) y al mismo tiempo contiene en su pensamiento rasgos de
protosocialismo. Véase, Gazmuri, Cristián, El “48” chileno. (Editorial
Universitaria, Santiago, 1999); Arciniegas, Germán, Cuando América
completó la Tierra. (Ecuador, 2004).
Anexo 35. José Joaquín de Mora
Este intelectual gaditano llegado a Chile durante el gobierno de los
liberales, 1828, si bien posee un pasar efímero por nuestro país (es
expulsado por el gobierno de Chile el año 1831), su accionar en el
pensamiento nacional llevará a Lastarria a reconocer en él, al “maestro
intelectual”. José Joaquín de Mora previa su llegada a Chile, sostuvo
una connotada disputa en España entorno al romanticismo español con
el crítico alemán-español Faber Von Böhl, en la cual Mora ocupó el rol
155
opositor al movimiento. Sin embargo, con su posterior emigración a
Inglaterra durante los años 1823-1827 reestructuró sus ideas entorno al
romanticismo, aprobando gran parte de lo que abiertamente había
condenado frente a Böhl. De esta forma, es bajo estos ideales que llega
a Chile, creando la denominada “constitución moralista” de 1828 y
dictando cátedra en el Instituto Nacional, al mismo tiempo que
Lastarria fuese su alumno. Véase, Subercaseaux, Bernardo, op. cit.;
Flitter, Derek, op. cit.
Anexo 36. Generación de 1837 argentina
Claramente, la influencia de los emigrados argentinos, todos ellos
escapados de la dictadura de Rozas, fueron una influencia determinante
para el desarrollo del pensamiento nacional. Tanto Sarmiento, Fidel
López, Alberdi, entre otros intelectuales conformadores de la
denominada “generación de 1837”, sostuvieron relevantes debates
entorno a la vigencia del concepto de romanticismo, la gramática, entre
otros temas, todos los cuales nos dan cuenta de la abierta confrontación
que existió entre los distintos proyectos nacionales. Por último, Esteban
Echeverría, parte de dicha generación, es contemplado a nivel
americano como el primer autor auténticamente romántico; a través de
su obra La cautiva (1837), la historia de la literatura hispanoamericana
ha comprendido en este escrito el primer manifiesto romántico
americano. Véase, Carilla, Emilio, El romanticismo en la América
hispánica. (Editorial Gredos, Madrid, 1975); Figueroa, Ana, op. cit.
Anexo 37. Infancia de Eusebio Lillo
Eusebio Lillo Robles nació en Santiago el 14 de agosto de 1826, fruto
de la unión de Dolores Robles Álvarez de Toledo y Agustín Lillo. A la
muerte de su padre, el autor quedó bajo el alero de su madre, sin
embargo, no por mucho tiempo; Dolores Robles contrajo segundas
156
nupcias con don José Agustín Cousiño. De esta forma, al lado de su
madre biológica y su padre adoptivo, la infancia del poeta transcurrió
relativamente serena163.
Anexo 38. Guillermo Matta: Infancia y procedencia social
Guillermo Matta Goynechea, nació en la ciudad de Copiapó el año
1829. Hijo de Eugenio de Matta y Petronila Mercedes Goynechea, el
niño Matta al lado de sus tres hermanos Francisco de Paula, Felipe
Santiago y Manuel Antonio, poseyó una infancia tranquila y acomodada
debido a la relevante situación económica que su familia sustentó en el
norte chileno. La participación de la familia Matta en la extracción
minera consiguió ofrecer tempranamente una buena posición a
Guillermo tanto en el círculo social capitalino como nortino.
De lo anterior, si bien la familia Matta fue considerada celebre por su
participación en el desarrollo económico del país, su rol al interior del
espacio político-intelectual chileno, no deja de ser relevante. Francisco
de Paula al interior del escenario legal, Manuel Antonio y Felipe
Santiago en el plano de la política, Guillermo Matta en el ámbito lírico-
político, son distintas personalidades las cuales se conformaron en
parte de la elite intelectual del 42’. Es esta generación y sus
integrantes, factores claves para comprender el desarrollo de las bases
del renacimiento cultural del Chile post-Portales y, por sobre todo, para
entender el establecimiento de un nuevo proyecto de ciudadanía164.
Índice de obras citadas
Introducción
163Véase Silva Castro, Raúl, Eusebio Lillo. (Editorial Universitaria, Santiago, 1964) pp. 13-14.164 “Como he venido diciendo, lo que intentó el Movimiento del 42 no sólo fue el inventar una narrativa nacional identitaria, sino también modelos culturales de comportamiento que sirvieran para organizar ciudadanía”. Figueroa, Ana, op. cit. p. 51.
157
-Blechman, Max (edit.), Revolutionary romanticism. (City Lights Books,
San Francisco, 1999).
-Vega Latapie, Eugenio, Romanticismo y democracia. (Cultura España,
Santander, 1938).
Marco teórico
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-Stuven, Ana María, La seducción de un orden. Las elites y la
construcción de Chile en las polémicas culturales y políticas del siglo
XIX. (Ediciones Universidad Católica de Chile, Santiago, 2000).
163
BIBLIOGRAFIA GENERAL
Fuentes primarias165
165 Las fuentes primarias de esta investigación, se encuentran extraídas de dependencias de la Biblioteca Nacional de Chile. De esta forma, se adjunta la
164
Guillermo Matta (1829-1899)
Poesía
Ciencia y progreso (Universidad de Chile, Santiago, 1893). Sección
chilena. 11;(981-15); p.3. / 39 pp.
Nuevas Poesías de Guillermo Matta (F.A. Brockhaus, Leipzig, 1887).
Salón de investigadores. 11(1100-12) y 11(1100-13). / 2 volúmenes.
La conciencia (El autógrafo americano, Santiago, 1876). Salón de
investigadores. 9;(196-27) / 1 p.
Apoteosis del sabio. (Imprenta del Ferrocarril, Santiago, 1866).
Salón de investigadores. 9;(167-41) / 13 p.
A la patria. (Imprenta de “La voz de Chile”, Santiago, 1864). Salón
de investigadores. 9;(223-11) / 15 p.
La constituyente: Canción popular (Imprenta del Pueblo, 1859). Sala
Barros Arana. A-4-5(26):p.3 / 1 p.
Poesías. Cuentos en verso. Fragmentos de un poema inédito.
(Imprenta de las Américas, Madrid, 1858). Salón de investigadores.
9;(40-14) y 9;(40-15) / 2 volúmenes.
Cuentos en verso. (Imprenta Chilena, Santiago, 1853). Salón de
investigadores. 9;(162-36) p.1 / 285 p.
Discursos
catalogación y el número de paginas de cada obra revisada.
165
Educación del pueblo (Imprenta de “La Voz de Chile”, Santiago,
1863). Salón de investigadores. 11;(822-50) / 102 p.
Revistas
Revista de Santiago. Imprenta Chilena, Calle Valdivia Nº 21.
Santiago, 1850; 1855. 8 volúmenes/ Sala de microformatos. RCH 5.
La Sílfide. Imprenta Chilena. Santiago, 1850-1851. 8 números/Sala
de microformatos. RCH 5-6.
Revista del Pacífico. Valparaíso. Imprenta y Librería de El Mercurio,
De Santos Tornero y Ca. 1858. 8 volúmenes/ Sala de microformatos.
RCH 6-7.
Periódicos
El Museo. Periódico Científico literario. Imprenta Chilena. Santiago.
1853. 28 números/ Sala de microformatos. RCH 6-7.
La Asamblea Constituyente. Periódico político. Imprenta del País.
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166 Esta publicación se encuentra disponible en la Biblioteca del Congreso Nacional de Chile.
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